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Cómo Un Grupo de Jóvenes Ingenieros Consiguió Convertir A Taiwán en Una Potencia de Microchips
Cómo Un Grupo de Jóvenes Ingenieros Consiguió Convertir A Taiwán en Una Potencia de Microchips
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Los microchips han liderado el increíble ascenso económico de Taiwán.
Article information
• Author,Rupert Wingfield-Hayes
• Role,BBC News, Taiwán
• 22 diciembre 2023
https://www.bbc.com/mundo/articles/c872jpyz5d1o
Cómo se preparó Hamás junto con otros grupos armados para realizar el
mortífero ataque a Israel el 7 de octubre
•
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Shih Chin-tay lideró la incursión de Taiwán en la fabricación de microchips en la
década de 1970.
Durante los dos años siguientes a su graduación, Shih estuvo diseñando chips
de memoria en Burroughs Corporation, segunda después de IBM en
fabricación de computadoras.
Por aquel entonces, Taiwán estaba buscando una nueva industria nacional tras
la crisis petrolera que había golpeado sus exportaciones. El silicio parecía una
posibilidad, y Shih pensó que podía ayudar: "Pensé que era hora de volver a
casa".
A finales de la década de 1970 se unió a los mejores y más brillantes
ingenieros eléctricos de Taiwán en un nuevo laboratorio de investigación: el
Instituto de Investigación de Tecnología Industrial, que desempeñaría un
enorme papel en la remodelación de la economía de la isla.
El trabajo comenzó en Hsinchu, una pequeña ciudad al sur de Taipei, hoy
centro mundial de electrónica, dominado por las enormes plantas de
fabricación de TSMC.
Estas fábricas de chips, cada una del tamaño de varios campos de fútbol, se
encuentran entre los lugares más limpios del planeta. Los detalles más finos de
fabricación son un secreto bien guardado, y no se permite que entren cámaras.
La fábrica más nueva, la "Fab 18", de casi US$20.000 millones construida en el
sur de Taiwán, pronto comenzará a producir chips de tres nanómetros
destinados a los iPhones de próxima generación.
Todo esto va mucho más allá de lo que Shih y sus colegas imaginaron
cuando abrieron una fábrica experimental en los años 1970. Tenían
esperanzas porque tenían autorización para manufacturar tecnología de un
importante fabricante de productos electrónicos de Estados Unidos pero, para
sorpresa de todos, la factoría superó a su matriz.
Es difícil explicar el porqué y, hasta el día de hoy, la fórmula precisa del éxito
de Taiwán sigue siendo escurridiza.
El recuerdo del Shih es más prosaico: "La producción fue mejor que la de la
planta RCA original, con costos más bajos. Esto le dio al gobierno la confianza
de que quizás podríamos hacer algo de verdad".
El gobierno taiwanés aportó el capital inicial, primero para United Micro-
electronics Corporation y luego, en 1987, para lo que se convertiría en la mayor
fábrica de chips del mundo: TSMC.
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Donde empezó todo: la sede de TSMC en el parque científico de Hsinchu.
Pero el joven, que no quiso revelar su nombre ni el de la empresa, afirma que
las empresas taiwanesas tienen otra ventaja.
"En comparación con los ingenieros de software en Estados Unidos, incluso en
las mejores empresas, aquí a los ingenieros se les paga bastante mal",
afirmó.
"Pero en comparación con otras industrias en Taiwán, el salario es bueno. Por
lo tanto, si trabajas para una gran empresa electrónica, tras unos años podrás
pedir una hipoteca, comprar un automóvil o podrás casarte. Así que la gente lo
aguanta".
Según el ingeniero, su semana de seis días comenzaba cada día con una
reunión a las 07:30 y normalmente duraba hasta las 19:00. También lo
llamaban los domingos o feriados si había algún problema en la planta.
"Si la gente no estuviera dispuesta a hacer el trabajo, la empresa estaría
acabada. Estas empresas tienen éxito porque la gente está dispuesta a
soportar las dificultades".
El escudo de silicio
En diciembre de 2022, TSMC inició la construcción de una planta de
US$40.000 millones en el estado estadounidense de Arizona. La noticia fue
celebrada por el presidente Joe Biden como una señal de que la fabricación de
alta tecnología estaba regresando a suelo estadounidense.
Desde entonces los titulares han sido algo menos positivos.
“No nos escucharon: dentro de la problemática planta de chips de Arizona”,
destacó uno. Otro señaló que “TSMC tiene dificultades para reclutar
trabajadores mientras enfrenta el rechazo de los sindicatos”.
La producción de chips debía comenzar el próximo año. Ahora se ha retrasado
hasta 2025.
Chang, expresidente de TSMC, se mostró profundamente escéptico desde el
principio. El año pasado describió la expansión de la producción de chips en
Estados Unidos como un "ejercicio inútil, costoso y derrochador" porque
fabricar chips en Estados Unidos sería un 50% más caro que en Taiwán.
Pero la destreza de Taiwán para fabricar chips lo ha colocado en el centro de la
guerra tecnológica entre Estados Unidos y China.
Washington quiere impedir que Taiwán suministre a China los chips más
avanzados, ya que teme que Pekín los pueda utilizar para acelerar sus
programas de armas y avanzar en su inteligencia artificial.
Después de la invasión rusa de Ucrania, que estranguló el suministro de gas a
Europa, los políticos estadounidenses están nerviosos respecto a Taiwán.
Temen que la enorme concentración de producción de chips de alta gama en la
isla convierta a la economía estadounidense en rehén de una hipotética
invasión china.
Pero las empresas taiwanesas ven pocas ventajas económicas en trasladar la
producción fuera de la isla. Lo hacen a regañadientes bajo presión política.
A los taiwaneses les molesta la idea de que tengan que ser culpables de su
éxito, y de que Taiwán tenga que debilitar voluntariamente lo que muchos
consideran su "escudo de silicio", mientras el resto del mundo duda sobre si
merece la pena proteger a la isla y su sociedad democrática de una agresión
china.
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La torre Taipei 101 en la moderna capital taiwanesa.
Shih afirma que quienes buscan reestructurar por la fuerza la producción
mundial de chips malinterpretan su éxito.
"Si nos fijamos en la historia de los semiconductores, ningún país domina esta
industria", afirma. "Puede que Taiwán domine el sector manufacturero, pero
existe una cadena de suministro muy larga y la innovación en cada parte de
ella contribuye al crecimiento de la industria".
Gran parte del silicio en bruto del mundo proviene de China, aunque la mayor
parte se destina a la industria solar. Alemania y Japón dominan los productos
químicos necesarios para procesar las placas.
Carl Zeiss, una empresa alemana de optoelectrónica, más conocida por
fabricar gafas y lentes para cámaras, produce los dispositivos ópticos que se
utilizan en las máquinas de litografía fabricadas por una empresa holandesa
líder, ASML.
La laboriosa fabricación se basa en diseños que se originan en empresas
estadounidenses o en Arm, con sede en el Reino Unido.
Shih dudade que Pekín pueda recrear esta cadena de suministro -desde
los materiales hasta el diseño y la producción de alta gama- dentro de China.
"Si quieren crear un modelo diferente, les deseo suerte", dice encogiéndose de
hombros. "Porque si quieres innovar realmente, necesitas trabajar juntos desde
todas partes del mundo. No se trata de una sola empresa o un solo país".
Tiene las mismas dudas sobre excluir a China, tal y como ha estado haciendo
Estados Unidos.
"Creo que probablemente sea un gran error", asegura. "Cuando miro hacia
atrás, me siento afortunado de haber sido testigo del extraordinario crecimiento
de la economía de Taiwán y de este largo período de paz. Ahora veo conflictos
en otras partes del mundo y me preocupa que pueda llegar a Asia”, afirma.
"Espero que la gente aprecie el valioso esfuerzo que hicimos y no lo destruya".