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Práctica Profesional 1

La lectura en la escuela y sus desafíos

“Cuando se indagan las vivencias escolares, en la propia historia personal, los recuerdos surgen
caóticamente. Si los analizamos, seguramente puedan ser utilizados para mejorar la práctica cotidiana en el
aula. El poder narrarlos de una manera ordenada permitirá establecer pautas de acción para el futuro
inmediato”.1

En las siguientes líneas de expresión, nos proponemos socializar el significado de esas


vivencias escolares, de cómo fuimos construyendo nuestro “ser docente”, es decir la
“forma” de hacer camino a lo largo de nuestra trayectoria profesional, en relación con los
otros y con nosotros mismos, reconociendo algunos aspectos que tuvieron un significado
especial en nuestras vidas. El poder narrarlos nos llevaron a la reflexión y son, sin duda,
un paso que colaboró con nuestro crecimiento.

En ese proceso de formación en las prácticas, hubieron situaciones que hoy podemos
relacionar con un gran marco teórico, gracias al aporte de los diferentes autores en el
cursado de esta carrera que consideramos de suma importancia referenciar.

Después de recuperar el primer relato que significó una mirada hacia adentro, una
revisión sobre las huellas que dejaron aquellas personas con las que aprendimos juntos.

Ese relato entrama nuestra vida, profesión y sentimientos, despliegan las siguientes
categorías teóricas:

La observación: constituye un instrumento de investigación y de formación en las


prácticas.
Leer es un hábito que va en decadencia y que afecta el desempeño académico de niños y
jóvenes. Cada etapa es fundamental y marca el camino lector de una persona. Si no se
satisfacen las etapas previas, no se le puede exigir a un estudiante que cumpla con la
competencia según su edad. Conocer el nivel de comprensión en cada grado se hace
imprescindible, es por esto, que para los docentes son de suma importancia las
evaluaciones diagnósticas, indagar sobre los conocimientos previos de nuestros
estudiantes nos indica el camino a seguir, el hecho de poder detectar el origen de ciertas
ausencias, como las del hábito de leer, posibilita el desarrollo de estrategias que puedan
disminuirlas y proveer de un material adecuado para evitar frustraciones y, con ello, un
alejamiento de los libros.

1
CARINA C. CABO “Pensar y pensarse: un deber para mejorar la práctica”
El aprendizaje es absorber la información que se nos presenta, la mayoría de la cual se
adquiere a partir de un texto. Si no tenemos una buena formación en la lectura, no
podremos asimilar contenidos nuevos, lo cual hace que se pierda un aprendizaje valioso
que ayudará en todos los aspectos de la vida. La baja comprensión lectora es un mero
ejercicio mecánico que deja poco. Es un proceso a medias. Decodificar sin comprender
es, básicamente, dejar de adquirir un nuevo conocimiento, cuando lo valioso es analizar,
generar juicios de valor, criticar, justificar y, con ello, aumentar el conocimiento.
La observación como instrumento de análisis de las situaciones escolares nos posibilita
indagar, develar, descubrir para poder comprender la complejidad escolar a la cual
queremos conocer.
“La observación es un instrumento de análisis del enfoque cualitativo que nos proporciona
orientaciones de cómo recoger información, es decir, las palabras, acciones, deseos,
intereses y sentires de los observados. Supone no sólo describir sino, sobre todo,
interpretar las acciones y actividades, las prácticas de los sujetos en su situación histórica
y cultural”. 2

Transmitir el amor por la lectura a los niños: En nuestro rol docente como mediador y
promotor de lectura es un punto de apoyo fundamental, durante el proceso de la
enseñanza y adquisición de lectura como actividad que permita el goce y el conocimiento
del mundo, pero no es la solución que permitirá erradicar totalmente lo que desde tiempos
remotos la escuela ha promovido: leer para evaluar y no para disfrutar.

Es largo el camino para llegar al uso de la lectura como acción que implica disfrute. Es
decir, los docentes estamos al tanto de la falta de interés que demuestran los estudiantes
por con la lectura, a medida que nos vamos formando, entonces seremos parte de la
solución, la formación docente es la puerta para que en la escuela se inicie el cambio en
la concepción de la didáctica en materia de iniciación de la lectura.

Los docentes debemos ser: mediador, orientador que facilite de manera formal en la
escuela, el proceso de aprendizaje de la lectura para mostrar caminos, y desde este rol no
olvidar que el objetivo fundamental de la lectura es la comprensión de lo leído, teniendo
en cuenta que este hecho requiere ejercicio permanente y atención esmerada por parte
de los estudiantes inmersos en el proceso de escolaridad, amén del refuerzo en el hogar.

Los profesores deberíamos ser ejemplo, tener textos siempre accesibles en el aula, sin
ningún tipo de discriminación, permitir que el alumno pregunte, se cuestione, educar
2
Liliana Sanjurjo. “Los dispositivos para la formación en las prácticas profesionales”
desde el niño, su realidad, su edad, no perder de vista que cada estudiante tiene un
proceso de aprendizaje lector diferente y que por ello el cómo se va apropiando de las
habilidades de lectura, no obedece a una cuestión colectiva. Acercar a los estudiantes
desde el afecto, mostrar que la lectura es la vía para conocer y creer en un mundo
posible.
“El acto de leer se configura en una búsqueda por tratar de comprender el contexto
3
social mediante la asociación de la experiencia escolar con la cotidianidad del alumno”

3
Freire, Paulo, “La importancia de leer y el proceso de liberación”, México, Siglo XXI Editores. (1991)

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