Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
0 3 Tercer Tema Eleccion Incondicional - ADICIONAL NO ENVIADO
0 3 Tercer Tema Eleccion Incondicional - ADICIONAL NO ENVIADO
(1) En consultación con su único Hijo, como nos atrevemos a visualizar los
procedimientos, predeterminan remedios, los que incluyen la encarnación del
Hijo, con el propósito de que éste experimente en carne propia la condición
humana y provea, mediante su cuerpo inmolado a manera de “Cordero sin
mancha”, la vía de reconciliación y restauración (Filipenses 2:5-11).
(2) Esto es lo que Dios propuso “en sí mismo” en aquel tiempo (Efesios
1:9). Formuló un “designio”, y su poderosa “voluntad” haría que se cumpliera,
por “puro afecto” a los humanos, su benigno “propósito” para ellos.
(3) Fue predeterminado que este maravilloso “propósito” sería logrado mediante
Cristo. Él es quien implementaría, en virtud de su sacrificio, fidelidad y sublime
santidad, el plan divino de rescatar a seres humanos que pudieran
estar “delante” de Dios como “hijos adoptados”.
¿Qué “plan” es el suyo? En lo tocante al ser humano, el mismo se recoge
concisamente en la fraseología de la “Gran Comisión”: “El que creyere y fuere
bautizado, será salvo” (Marcos 16:15-16). Así que, lo que predeterminó, o
predestinó, la Deidad, definitivamente incluye acciones que el ser humano ha de
cumplir si desea ser adoptado hijo de Dios.
Fue predeterminado, “antes de la fundación del mundo”, que, durante la Era
Cristiana, “el que creyere y fuere bautizado”, sería “salvo”.
Por lo tanto, todo el que cree y es bautizado bíblicamente (por inmersión y “para
perdón de los pecados”), habiéndose arrepentido también (Hechos 2:38), ha sido
escogido “antes de la fundación del mundo” para estar “delante de él”, o sea,
delante de Dios, en santidad “y sin mancha”. Ha sido predestinado para ser
adoptado hijo de Dios.
(4) Recapitulamos.
(a) “Nos escogió… antes de la fundación del mundo…” ¿Cómo? “…en él”, es
decir, reiteramos, “en Cristo”. ¿De qué manera “en él”? A través de “la obediencia
a la verdad” (1 Pedro 1:22). ¿Qué cosa enseña esta “verdad”? “El que creyere y
fuere bautizado, será salvo…” “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de
vida” (Apocalipsis 2:10). Por consiguiente, solo el que obedece a esta “verdad” es
escogido.
(b) “…habiendo sido predestinados…” ¿Cómo? “…conforme al propósito del
que hace todas las cosas según el designio de su voluntad…” ¿Qué es
esta “voluntad”? “…reunir todas las cosas en Cristo…” ¿Cómo “en Cristo”?
Conforme a la plena “potestad” de Cristo (Mateo 28:18).
Pues, ¿qué ordena Cristo? “Id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mateo 28:19-20).
Por consiguiente, solo el que se hace discípulo de Cristo, se bautiza como manda el
Señor y guarda “todas las cosas” que él manda, es predestinado a ser adoptado
hijo de Dios. Armonizan con esta afirmación infinidad de textos tales como
Gálatas 3:25-27.
“Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe
Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo están
revestidos.”
¿Qué hacer para estar “en Cristo”? ¡Bautizarse! Por inmersión. “Para perdón
de los pecados” (Hechos 2:38). “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.” ¿Qué hacer antes de ser bautizado? ¡Creer!
Allá, en algún punto de la eternidad que precede la creación del universo material,
cuando la Deidad está planificando crear a los seres humanos, y, visualizándolos,
prevé su desobediencia, concuerdan en que el único Hijo de Dios bajaría al planeta
Tierra en “el cumplimiento del tiempo” (Gálatas 4:4) con el propósito de efectuar
un rescate espiritual.
Esta intervención de Cristo fue predeterminada, “antes de la fundación del
mundo”.
¿Quiere usted ser uno de los “predestinados”? ¿Uno de los “elegidos”? La clave es
colocarse en el lugar espiritual donde ellos se encuentran. En el lugar espiritual
predeterminado por la Deidad. En la “iglesia del Señor, la cual él ganó por su
propia sangre” (Hechos 20:28).
¡Todos los que suben a bordo de este barco espiritual destinado al cielo son
“predestinados” a ir al cielo! Y llegarán, con tal de no abandonar el “barco”.
El “destino” del barco “Iglesia” ha sido predeterminado. No será cambiado. Por lo
tanto, el que en él va está “predestinado” a ir al cielo.
La invitación de ser “pasajero” en el barco “Iglesia” Dios se la ha hecho extensiva
a todo ser humano, pues claramente dice el Espíritu Santo acerca de él y su
voluntad que él “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento
de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4). No unos pocos sino “todos”. De ahí que su Hijo
Jesucristo abre la puerta a todos, diciendo: “El que creyere y fuere bautizado, será
salvo” (Marcos 16:16). El tal será contado entre los “elegidos”; será contado como
“predestinado”.
I. La base bíblica.
Si los hombres son totalmente depravados y, sin embargo, algunos se salvan, entonces
es obvio que la razón de que algunos se salven y otros se pierdan descansa enteramente
en Dios. Todo el género humano que continuaría perdido si quedara abandonado a sí
mismo y Dios no escogiera a algunos para que se salvaran.
a. Juan 6,37,39
Jesús prometió a sus oyentes, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mi
viene, no le echo fuera… y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: que de todo lo
que me diere, no pierda yo nada sino que lo resucite en el día postrero.
Se ve muy claramente que aquellos que resucitarán en el último día, todos los creyentes
verdaderos, el Padre se los da a Cristo. Y solo aquellos que el Padre da a Cristo pueden
venir a él. La salvación esta por completo en las manos del Padre. El es quien se los da
a Jesús para que se salven. Una vez que hayan sido entregados a Jesús, éste se
preocupara entonces de que ninguno de ellos se pierda. Así pues, la salvación depende
por completo de que el Padre entregue a algunos a Cristo. Esto no es más que la
elección incondicional.
b. Juan 15,16
Cristo dijo, No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegi a vosotros. Si hay algún
texto ue señale claramente la elección incondicional es este. El arminiano dice que el
escoge a Cristo. Cristo dice, “No, vosotros no me elegisteis a mí. Al contrario, yo os
elegí a vosotros.
Es cierto que el cristiano elige a Cristo. Cree en él. Es decisión suya. Y sin embargo
Cristo dice, “No, no me elegisteis vosotros a mí. La observación negativa de Cristo es
una forma contundente de decir que si bien el cristiano cree a veces que el mismo es el
factor decisivo en elegir a Cristo, la verdad es que, en último término, es Cristo quien
escoge al creyente. Y entonces, después de esto, el creyente elige a Cristo. Nosotros
pensamos que todas cosas buenas que en la vida, tal como creer en Cristo las logramos
por nuestros propios medios; pero debemos recordar que Dios es quien produce en
nosotros tanto el como el hacer, según su buena voluntad, (filipenses 2:12,13) Juan lo
expresó de otra forma en su primera carta, “Nosotros le amamos a Él, porque él nos
amó primero. El amor de Dios es anterior al amor del hombre. Este es el amor
selectivo de Dios
c. Hechos 13:48
Lucas informó, “Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”
He aquí otro texto de una claridad total para quienquiera que lea la Biblia sin nociones
preconcebidas acerca de la elección. Lucas cuenta las conversiones ocurridas en
Antioquía donde Pablo y Bernabé habían predicado. Al informar acerca de los
resultados del ministerio de ellos, emplea las palabras del texto citado.
Esto ha turbado a los arminianos hasta tal punto