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LA SALVACIÓN EN JESÚS

“Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo único; no para


condenar al mundo, sino para salvar al mundo.” Juan. 3,16-17

Cuando no había esperanza alguna de solución al problema más grave del


hombre, entonces brilló una luz en medio de las tinieblas: Dios cumplió su
promesa de salvación.
Para cada uno de nosotros hay una solución, se llama Jesús que quiere decir
“Yahveh Salva”. Él mismo es la salvación, siendo médico y medicina al mismo
tiempo.

Salvación del pecado


Jesús es el cordero de Dios que se ofreció como ofrenda para quitar de raíz
el pecado del mundo.
Nosotros debíamos a Dios una cuenta por habernos comido el fruto
prohibido, y no teniendo con que pagar, debíamos ir al infierno, pero, Jesús
se acercó hasta nosotros, tomó la nota de cargo que había contra nosotros y
la clavó en su cruz. El Padre, al ver tanto amor de su Hijo por nosotros,
canceló nuestra cuenta. Por tanto, ya estamos en paz con
Dios porque ya nada le debemos. Nuestro Dios es el Dios
de los perdones: Nehemías 9,17.
Entonces podemos estar convencidos que no pesa sobre
nosotros ninguna condenación, nuestros pecados han sido
borrados con la sangre que Cristo derramó por nuestra
salvación y no solo han sido borrados sino también
olvidados.
No tenemos a un Dios que lleva la cuenta de cuántos pecados cometemos y
los va escribiendo en su lista negra; tenemos un Dios que sólo tiene una cosa
mala: mala memoria con los pecados que hemos cometido. Jamás nos lo
recuerda o echa en cara.
Ahora bien, esta obra de salvación no solo se limita a quitarnos los pecados,
también nos libera de ellos, nos capacita para ya no pecar.
Para ser libres nos libertó Cristo (Gálatas 5,1) Contamos ahora con la
fuerza de Dios para vencer el pecado y este ya perdió todo su poder de
influencia sobre nosotros.
Como se realizó nuestra salvación
a. Por su Encarnación
Jesús por cuánto poder le fue conferido como Hijo del Altísimo tomó
la condición de siervo y se hizo carne, es decir hombre entre los
hombres haciéndose semejante en todos a
nosotros menos en el pecado: Hebreos 4,15.
Asumió todas nuestras limitaciones humanas y
vivió plenamente nuestra vida: lloró, se sintió solo,
tuvo angustia y temor, así como vivió felices
momentos que compartió con sus amigos a quienes
llamó siempre hermanos. En fin, al hacerse hombre unió toda la vida de
hombre y toda la vida de Dios en sí mismo, venciendo el pecado que fue la
división entre Dios y el hombre.

b. Por su Muerte
Jesús no fue asesinado, Él voluntariamente se entregó
a la muerte por amor a nosotros. Tomó sobre sí
nuestros pecados y al morir en la cruz, murió con
Él nuestro pecado, y al morir el pecado murieron
también todas las consecuencias que conlleva como la
violencia, el afán de poder y riquezas, el miedo, la
angustia, etc.

c. Por su Resurrección
La obra salvífica de Jesús no terminó en la cruz, lo que
siguió fue aún más admirable, ya que al tercer día de
muerto y sepultado, el poder de Dios lo resucitó de
entre los muertos, quedando para siempre muerto
nuestro pecado mientras que Jesús resucitaba con
una Nueva Vida, con su resurrección vence a la
peor de todas las consecuencias del pecado: la
muerte.

La Salvación es algo serio.


Jesús nos salvó de la muerte eterna, consecuencia de nuestro pecado. Esta
maravillosa salvación incluye reconciliación con Dios, regeneración
(adquisición de una nueva vida, la vida divina) y nuestra glorificación en
virtud de esa regeneración. Al hacemos partícipes de la vida divina, Dios nos
fortalece, ennoblece, engrandece, eleva y glorifica. Se cumplen con ello las
palabras de Cristo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
plenitud” (Juan 10, 10).
La salvación es algo que se experimenta.

Jesús solo salva


La Palabra de Dios es bien clara: “no hay salvación en ningún otro, pues
bajo el cielo no se ha dado a los hombres ningún otro nombre por el que
debamos ser salvados” (Hechos de los apóstoles. 4, 12). Sólo Jesús
salva. Él es Dios salva (Mateo 1, 21), es el único que tiene poder para
liberar. Tenemos un Dios que hace maravillas, que realiza portentos, para
quien “nada es imposible” (Lucas 1, 37). Jesús es “el camino, la verdad y
la vida” (Juan 14,6), no hay otro camino. Él es “el único mediador entre
Dios y los hombres” (1 Timoteo 2, 5).

Deja tus temores


Arriesgarse a ser libre requiere valor, es un acto de fe, pues es mucho más
fácil seguir siendo un esclavo de los demás y de las propias ataduras que nos
dominan. Hasta nos sentimos conformes y lo consideramos “normal” para
nosotros vivir sometidos.
La libertad se conquista a fuerza de sacrificios, y es más difícil aún
mantenerla. ¿Cuántas veces hemos querido romper las cadenas de nuestro
egoísmo, orgullo, resentimientos, hábitos descontrolados, supersticiones, y
no lo hemos logrado? ¡Es que hemos sido nosotros mismos los que quisimos
libramos! Y eso no era posible. Para nadie lo es.
Sólo Jesús salva: “Si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente
libres” (Juan 8, 36).
Ser libre significa ser yo mismo, tener personalidad, ser maduro, decir “sí”
a la voluntad de Dios y decir “no” al pecado. Tú eres un hijo de Dios, y no
puedes vivir, como el hijo pródigo, cuidando los “chanchos” de tus pecados y
debilidades, cuando fuiste llamado a ser libre: “Cristo nos liberó para ser
libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de
la esclavitud” (Gálatas. 5, 1).

Salvados por la fe en Cristo


Si crees que Jesús es el salvador, permítele que te salve a ti también. De
nada te valdrá que Jesús haya muerto en la cruz y resucitado, si es que tú
no le permites salvarte. Su sacrificio y resurrección, en tu caso, habrían
sido en vano. Jesús ya ganó la salvación para ti. Él hizo todo lo que tenía que
hacer para que seas salvo; es por ello que exclamó en la cruz:

“todo está cumplido” JUAN 19, 30


CONCLUSIÓN. - Si Jesús no nos salva hoy, es porque ya nos salvó desde
hace dos mil años por su muerte y resurrección, ciertamente su salvación si
es hoy para cada uno de nosotros. Sólo debemos aceptarlo, Él es el mismo
ayer, hoy y siempre, y tiene ganada la victoria sobre el pecado y todo el mal
del mundo.
Cuestionario
1. En las siguientes frases encontrarás quién es Jesús y su misión:
¿Por qué se llama Jesús? (Mateo 1, 21)
………………………………………………………………………………………………………………………………….
¿Qué dijo Juan Bautista de Jesús? (Juan 1, 29)
…………………………………………………………………………………………………………………………………..
¿Cómo proclamó Tomás a Jesús resucitado? (Juan 20, 28)
……………………………………………………………………………………………………………………………………

2. Cristo Jesús es el…………………….……… mediador entre…………..….………………………y


………………………………………… (1 Timoteo 2, 5).

3. Consultando la cita bíblica, responde Sí o No. Jesús...:

 Juan 3, 17: Vino a salvar al mundo Sí No

 Juan 10, 10: Vino a traer vida en abundancia Sí No

 Hechos 4, 12: Es el único Salvador Sí No

 Mateo 9, 13: Vino a llamar a los pecadores Sí No

4. Medita para qué fue enviado Jesús, según Lucas 4, 18—19:

5. Jesús fue entregado por……………………………………………. Y Jesús fue resucitado


para……………………………………………….…………… (Romanos 4,25).

6. La justificación (salvación) viene por:

 Efesios 2, 8—9: nuestras buenas obras Sí No

 Efesios 2, 5: la gracia de Dios Sí No

 Gálatas 2, 16: la observancia de la Ley Si No


 Romanos 5, 1—2: la fe en Jesucristo Sí No

 Efesios 2, 8: la fe es un don de Dios Sí No

7. ¿Qué le ocurre al que cree en Jesús?

 Marcos 16, 16:


………………………………………………………………………………………………………………………………

 Juan 11,25:
……………………………………………………………………………………………………………………………..

 Hechos de los apóstoles 16, 31:


……………………………………………………………………………………………………………………………..

8. ¿Qué debemos hacer para ser salvados y recibir el don del Espíritu
Santo? (Hechos de los apóstoles 2, 38)

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