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Elsa Felder

Primera edición: 2000 ejemplares, junio de 1997

I.S.B.N.: 950-768-151-5

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CONOCIENDO A BORGES
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APROXIMACIÓN A SU VIDA
Y A SU OBRA
Estas páginas intentan presentar, sencillamente, al lec-
tor no especializado en literatura, la vida y la obra del
gran escritor argentino Jorge Luis Borges a través de una
especie de autobiografía entresacada de sus escritos en
prosa o en versos que lo muestran a veces como una per-
sona y Otras como personaje.
La intención es que el acercamiento al Borges real, ne-
cesario para interpretar su mensaje literario, se pueda ir
logrando a través de la delectación con que vayamos gus-
tando el sabor y la hondura de sus frases y de sus versos
de los que sólo transcribimos versiones fragmentarias, in-
sinuando el acceso a sus versiones completas.
Se puede decir que Borges vivió para escribir y escribió
para vivir, por sobre las vicisitudes de su vida, que lo lle-
varon a marginarse de una existencia sólidamente apoya-
da en la vida real para trasladarlo a un mundo de evoca-
ciones, recuerdos, imaginaciones y recreaciones de su yo
como personaje, como “el otro”, como el que está perdi-
do en un laberinto o sólo se reconoce en su imagen re-
flejada en un espejo.
Pero su obra, en prosa y en verso, es de sólida origina-
lidad, lo que se ha materializado en su fama internacio-
nal que lo suele arrancar hasta del lazo profundo que lo
une a su tierra de origen, proyectándolo a lo universal.

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|
Para quien sienta apetencia por conocer su obra, estas
páginas pretenden ser un primer escalón, un atisbo pre-
paratorio, un bosquejo de acercamiento, que no sólo pi-
de ser completado con la lectura de su obra total, sino
con la de muchas páginas de excelentes biógrafos y críti-
cos que se han ocupado de comprender las contradiccio-
nes de su accionar y la profundidad de su producción li-
teraria.
Ni en su vida ni en su obra es Borges un ser fácil de
captar: en su vida porque se refugió tras su timidez y su
ironía punzante, y osciló entre las convicciones más con-
tradictorias; en su obra, porque oscila entre la sencilla
evocación del barrio y su arrabal y los recovecos de anti-
guas y extrañas historias nórdicas o filosofías orientales,
de la aparente simplicidad de muchos de sus cuentos
breves a las elucubraciones fantásticas de otros, del len-
guaje popular de la milonga al poema de hondas metáfo-
ras.
A este Borges tan humano, por ser tan contradictorio,
pretendemos acercarnos a través de estas páginas que ca-
si podríamos llamar autobiográficas, si no nos hubiéra-
mos entrometido como guía para iniciados, en el laberin-
to de su obra y de su existencia.
CONOCIENDO A BORGES

PRIMEROS PASOS
POR LA VIDA
El decurso de una vida consagrada
menos a vivir que a leer.

Jorge Luis Borges

Nace Jorge Luis Borges con el finalizar del siglo XIX,


el 24 de agosto de 1899, en el seno de una familia de abo-
lengo patricio pero con el aditamento de una abuela in-
glesa, en cuya casa de la calle Tucumán entre Esmeralda
y Florida, de la ciudad de Buenos Aires, vio la luz.
Esa abuela y su madre serán las dos mujeres claves de
su vida: por la una entroncará con la tradición sajona y
con su idioma; a la larga vida de la otra quedará unido
como por un cordón umbilical hecho de afecto, admira-
ción y dependencia.
A ella dedica su obra casi completa, ya famoso, como
por cumplimiento cordial de una deuda hacia sus desve-
los por él. Yle dice evocando la lejana niñez y el transcur-
so de su convivencia:

“A Leonor Acevedo de Borges.


Estoy hablando de algo ya remoto y perdido, los días de mi
santo, los más antiguos. Yo recibía los regalos y yo pensaba que
no era más que un chico, que no había hecho nada, absoluta-
mente nada, para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije; la ni-
ñez es tímida. Desde entonces me has dado tantas cosas y son
»

tantos los años y los recuerdos. Padre, Norah, los abuelos, tu me-
moria, y en ella la memoria de los mayores... las compartidas cla-
ridades y sombras, tu fresca ancianidad... Madre, vos misma”.

De su padre nos deja breves pero marcados rasgos que


definen su cultura, su filosofía idealista, su anarquismo
casi romántico, su empaque de librepensador... Mi padre
trabajó como abogado. Era un anarquista filosófico -un alum-
no de Spencer- y también era profesor de psicología en la Escuela
Normal de Lenguas Vivas, donde daba su curso en inglés...”. A
él le debe, sobre todo, su primera biblioteca y su destino
de escritor. Y un vínculo doloroso: la común ceguera.
Dirá, tras la muerte de su progenitor:

Te hemos visto morir sonriente y ciego.


Nada esperabas ver del otro lado.
Pero tu sombra acaso ha divisado
los arquetipos que Platón el Griego
soñó y que me explicadas...

La abuela británica, Frances Haslam, nunca completa-


mente afincada en la tierra en la que contrajo matrimo-
nio y nacieron sus hijos, imponía su idioma en las conver-
saciones familiares y su Biblia en la relación con el nieto,
su Georgie, receptivo e imaginativo. Llegada a la Argen-
tina como acompañante de su hermana y su cuñado,
quien introdujo en el país el primer tranvía a caballos,
había quedado románticamente prendada del airoso co-
ronel Francisco Borges, que vislumbrara por primera vez
desde su balcón, cuando marchaba al frente del regi-
CONOCIENDO A BORGES

miento que defendía.a Paraná de los “montoneros”.


Tras el flechazo mutuo, el matrimonio y los dos hijos,
Francisco y Jorge, la muerte inexplicable de ese abuelo,
casi la entrega a ella tras la derrota, apenas sobrepasados
los cuarenta años.
Así lo evocará su nieto:

“En las complicadas circunstancias que rodearon a su derro-


ta en La Verde, marchó lentamente a lomo de caballo, envuelto
en su poncho blanco y seguido por diez o doce de sus hombres, ha-
cia las líneas enemigas, donde fue alcanzado por dos balas Re-
minglon...”.

Y, con la ironía casi humorística que el escritor y el ha-


blista Jorge Luis no dejarán nunca de emplear, añade:

“Era la primera vez que los rifles Remington se utilizaron en


la Argentina, y excita mi fantasía el pensar que la firma que me
afeita cada mañana lleva el mismo nombre que la que mató a
mi abuelo”.

Entre las dos mujeres, el padre, Francisco Borges, con


sus aficiones literarias y su romántico anarquismo se des-
dibuja, y, a pesar de la relación respetuosa y hasta tierna
con él, quizás no pueda olvidar nunca, en el futuro, que
le debe las dos experiencias más traumáticas de su vida:
su iniciación sexual y su debilidad visual.
Cuando el niño tiene dos años, la familia se muda a
una casona de la calle Serrano 2135, en lo que entonces
era el arrabal palermitano, donde pueden mantener su
empaque aristocrático sin medios de fortuna, aislándose
tras las rejas protectoras del ambiente “orillero”.
Esa casona con su jardín tras un enrejado con puntas
de lanza y la biblioteca paterna serán la burbuja en que
se cría Jorge Luis junto con su hermana Norah y Padre y
Madre, como siempre los nombró, sin asistencia a la es-
cuela pública por temor a malos contactos y completan-
do la instrucción hogareña con la de una institutriz in-
glesa.
Esa visión de un mundo extraño atisbado más que co-
nocido, transformado en un mito de casas humildes, ca-
llejones barrosos y malevo junto al farol, formará luego
la faz porteña de su obra y una de las facetas, junto con
la de sus antepasados militares, de su culto al coraje co-
mo algo admirado pero ajeno a su propia vida.
De ese habitáculo cerrado de su infancia, de ese apar-
tamiento del vulgo, quedarán bosquejos en sus poemas:

Recuerdo mío del jardín de casa...

Palmera la más alta de aquel cielo


y conventillo de gorriones;
parra firmamental de uva negra...

Molino colorado:
remota rueda laboriosa en el viento
honor de nuestra casa, pues a las otras
iba el río bajo la campanita del aguatero.
CONOCIENDO A BORGES

Tus contadas varas de fondo


se nos volvieron geografía...

Jardín, yo cortaré mi emoción


para seguir sempre acordándome...

Ése era su más acá, su señorío de alturas demarcatorias


de prestigio: la más alta palmera del barrio, el alto moli-
no que brindaba el agua al hogar.
El más allá, la extensa pampa inaccesible, será entrevis-
ta como el horizonte del suburbio, y le dirá:

Pampa:
Yo sé que te desgarran
surco y callejones y el viento que te cambia.
sufrida y macha que ya estás en los cielos,
no sé si eres la muerte.
Sé que estás en mi pecho.

Pero es el interior de la casona lo que dejará huellas


imborrables en el niño: la madre sobreprotectora y la bi-
blioteca paterna, los juegos infantiles con su hermana y
el compartir el gozo de la lectura de los Cuentos de los
hermanos Grimm... Y allí siente, a los seis años, según
nos lo dice, su vocación nunca desmentida de escritor. Y
la que dice ser su primera obra, lo extraña de su patria
de origen: una recreación de historias de mitología grie-
ga escrita en inglés: HANDBOOK OF GREEK MYTHO-
LOGY. Britania y el Oriente mitológico iniciándolo en su
obsesión por la palabra impresa, tanto que dice no recor-
dar tiempo en que no supiera leer ni escribir.
A los siete años se nos presenta como autor de un
cuento con cierta truculencia: LA VISERA FATAL, y ya
en su título hay algo de premonición: esa visera, esa pro-
tección de la vista contra la luz fuerte y cegadora de la
realidad. A los nueve años traduce del inglés EL PRÍNCL
PE FELIZ, de Oscar Wilde, esa estatua viviente que en su
entrega total se despoja hasta de sus ojos.
El Jorge Luis Borges que conoceremos después a través
de su obra ya estaba siendo trazado librescamente en
aquellos intentos infantiles.
Pero aún, antes del desarraigo de la familia por su tras-
lado a Europa, otro traspié marca su infancia a contrama-
no. A los nueve años recién es enviado a la escuela públi-
ca y allí es objeto de la mofa y de la incomprensión que
aumentarán su innata timidez.
La madre envía al niño bien”vestido a lo aristócrata in-
glés, con “el cuello y la corbata de Eton...”. Y, rememora más
tarde, *...la acogida resultó una chacota desastrosa y fenome-
nal...”.. Además, luego, las clases de gimnasia lo ponen
en un plano de inferioridad que aumentará su aislamien-
to. “Bien, mi vista era mala; era muy débil y yo quedaba gene-
ralmente derrotado”. :
Pero, como contrapartida, él se sentía el príncipe de su
pequeño reino familiar, la promesa que en él vistumbra-
ba sobre todo su madre.

10
CONOCIENDO A BORGES

RAÍCES
No haber caído,
como otros de mi sangre,
en la batalla.
Ser en la vana noche
el que cuenta las sílabas.

Jorge Luis Borges

Viviendo desde niño más hacia adentro que hacia


afuera, Jorge Luis Borges busca rastrear afanosamente
en sus antepasados el misterio de su propio ser. Por eso
es también menester recordarlos al bosquejar su biogra-
fía.
Primero, los nebulosos, los que no han dejado nom-
bres en el recuerdo pero sí vínculos en la sangre:

“...los sajones, los árabes y los godos


que, sin saberlo, me engendraron...”.

O aquéllos a los que vagamente une el común apelli-


do, el que constituiría luego su marca viviente y literaria,
el paterno Borges:

“Nada o muy poco sé de mis mayores


portugueses, los Borges, vaga gente
que prosigue en mi carne, oscuramente,
sus hábitos, rigores y temores...”.

11
5

Son Portugal, son la famosa gente


que forzó las murallas del Oniente...”.

Pero es por la familia materna, los Acevedo, los Suárez,


que le llegan los parentescos recordables, los del terruño
nativo, extendido a su accionar en la América sureña y
quizás a su propio existir, ya que su indagación le hace
meditar acerca de cuál es el momento del verdadero na-
cer, el de la concepción o el del alumbramiento. Y enton-
ces nos recuerda que había sido concebido en tierra uru-
guaya, en la quinta amiga de los Haedo.
Francisco Narciso de Laprida, el abogado que presidie-
ra el Congreso de Tucumán que declaró nuestra inde-
pendencia, era un ascendiente de su madre. Y lo recuer-
da en emocionados versos que revelan su sentir de que el
pensamiento muere derrotado por la barbarie como cla-
ve del destino sudamericano:

Yo, que estudié las leyes y los cánones,


yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
... Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes,
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano...

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CONOCIENDO A BORGES

Y no falta el ascendiente poeta, en su caso Juan Crisós-


tomo Lafinur, el que cantó a la aurora de la patria.
Del bisabuelo Isidoro Acevedo, con el que convivió
siendo muy pequeño, nos dirá:

Es verdad que lo ignoro todo sobre él


salvo los nombres de lugar y las fechas:
fraudes de la palabra-
pero con temerosa piedad he rescatado su último día...

Pero, antes de darnos ese final, quiere presentárnoslo


viviente tal como sin duda a él se lo bosquejaron los re-
cuerdos familiares:

... Adicto a la conversación porteña del truco,


alsimista y nacido del buen lado del Arroyo del Medio,
comisario de frutos del país en el mercado antiguo del
Once,
comisario de la tercera,
se batió cuando Buenos Atres lo quiso
en Cepeda, en Pavón y en la Playa de los Corrales.

Figura, como se ve, destacada en la gran aldea que era


la ciudad porteña de su entonces. Y hombre de armas lle-
var, como casi todos los antepasados que recuerda, en ge-
nealógica antítesis.
Ese último día anunciado nos lo muestra envuelto en
un delirio en medio del cual comanda las tropas de sus
recuerdos.

13
...en el dormitorio que miraba al jardín
munó en un sueño por la patria.

Y para unirlo más a su evocación, se introduce, hecho


niño, en los versos del poema:

En metáfora de viaje me dijeron su muerte; no la creí.


Yo era chico, yo no sabía entonces de muerte, yo era
inmortal;
yo lo busqué por muchos días por los cuartos sin luz.

Menos personal es el recuerdo que dedica a su otro bi-


sabuelo, el coronel Isidoro Suárez, protagonista en la his-
toria grande de la patria, ya que peleó en Chacabuco y en
Maipú como oficial de granaderos, salió con vida de la
sorpresa de Cancha Rayada, a los veinticuatro años diri-
gió la carga de la caballería peruana y boliviana, que re-
sultó decisiva para lograr la victoria americana de Junín,
y en Ayacucho lo ascendieron a coronel en el campo de
batalla.
Aunque se dice que era primo de Juan Manuel de Ro-
sas debió expatriarse por su condición de unitario.
En forma de INSCRIPCIÓN SEPULCRAL, nos presen-
ta su semblanza:

“Dilató su valor sobre los Andes.


Contrastó montañas y ejércitos.
La audacia fue costumbre de su espada.
Impuso en la llanura de Junín
término venturoso a la batalla

14
CONOCIENDO A BORGES

y a las lanzas del Perú dio sangre española.


Escribió su censo de hazañas
en prosa rígida como los cañones belísonos.
Elgió el borroso destierro.
Ahora es un poco de ceniza y de gloria”.

Y como para borrar tanta solemnidad, aparecerá el


otro lejano antepasado, de cuyo nombre quizás quisiera
olvidarse como incurable salvaje unitario, en frase iróni-
ca:

“...un abuelo de mis abuelos era antepasado de Rosas. El he-


cho no tiene nada de singular si consideramos la escasez de la
población y el carácter casi incestuoso de nuestra historia”.

15
0 Pao.
e ua
CONOCIENDO A BORGES

LA INICIACIÓN EUROPEA
..sin otro título oficial que un vago
bachillerato ginebrino que la crítica
sigue pesquisando.

Jorge Luis Borges

Acuciada por la progresiva ceguera del padre y quizás


también por la heredada debilidad visual del hijo, la fa-
milia se embarca para Europa y se instala en Ginebra, se-
de de famosos oculistas.
Pero se traslada también a un continente que se verá
desquiciado por los horrores de la Primera Guerra Mun-
dial, a punto de declararse.
Época de profundos cambios sociales, de guerra y pos-
guerra, le tocará vivir al adolescente Jorge Luis, mientras
hace sus estudios de bachillerato en una afamada escue-
la suiza fundada por Juan Calvino, donde, además del la-
tín mejora su francés, lo que le abre la puerta a la nove-
lística y a la poética galas.
Y es en el islote suizo donde, según su propia confe-
sión, va a acceder a la poesía propia:

Cuando en Ginebra o Zúnch, la fortuna


quiso que yo también fuera poela.

Conmovido por la novela naturalista y por la realista,


producto de la guerra, así como por la eclosión de la
poesía simbolista, inmerso en un cosmopolitismo idio-

1
Ñ

mático, duda acerca de la lengua en que habrá de reali-


zar su Obra. Escribe sonetos en inglés y alguno en francés
con este alertador título: “Poéme pour étre recité avec un
accent russe”, que respondía a sus simpatías por la revo-
lución en marcha y quizás también intentara escribir en
alemán de cuya literatura fue atento lector.
Es en alemán que descubre al norteamericano Walt
Whitman, que lo deslumbra. Y, al final de la guerra, cuan-
do se declara comunista, intenta aprender el ruso. Pero
al cabo, y sobre todo a través de sus estudios de lingúísti-
ca, la decisión favorece al castellano.
No es de extrañar sus dudas ya que en la biblioteca de
su casa no prevalecían las obras españolas y menos las ar-
gentinas, que eran miradas con desdén. Nos confiesa:

“Mi madre me prohibió la lectura del Martín Fierro porque lo


consideraba un libro sólo adecuado para rufianes y que nada
hablaba de los verdaderos gauchos. También éste lo leí a escondi-
das. Los sentimientos de mi madre se originaban en que Her-
nández había sido partidario de Rosas y, en consecuencia, un
enemigo de nuestros antepasados unitarios”.

Además, la prensa europea, en la que los sucesos ar-


gentinos no contaban, hacía que la-imagen de su patria
se desdibujara.
Por eso es sobre todo de las lecturas inglesas que pro-
vendrá su afición por la literatura de lo extraño, las rare-
zas, la fascinación del crimen y los misterios del laberin-
to y el arte del cuento corto que será perdurable en su
Obra.

18
CONOCIENDO A BORGES

Pero el joven Borges no sólo ha de leer, también debe


vivir la realidad y su padre se constituye en el mentor de
su iniciación sexual. Es su guía hacia cierta casa de la ca-
lle Dufour que dejará su cicatriz imborrable en el inicia-
do. El fracaso de un acto sexual impuesto casi como una
obligación signará toda su posterior vida amatoria. Co-
mo hombre será un eterno enamorado pero no logrará
ser un completo amante.
El sacudimiento de la revolución rusa lo lleva a expre-
sar que “desea cantar a la fraternidad de todos los hombres por-
que el poeta de nuestro tiempo no puede dar la espalda a su épo-
da y planea escribir un libro que titulará LOS HIM-
NOS ROJOS o LOS RITMOS ROJOS. Y pergeña versos
como éstos:

Bajo estandartes de silencio pasan muchedumbres


y el sol crucificado en los ponientes
se pluraliza en la vocinglería de las torres del Kremlin.
El mar vendrá nadando a esos ejércitos
que envolverán sus torsos
en todas las praderas del continente.
En el cuerno salvaje de un arco tris
clamaremos su gesta,
bayonetas,
que portan en la punta las mañanas.

Estos poemas juveniles le valieron, más tarde, en la


época del maccartismo, la negación de su visa para en-
trar a Estados Unidos.
Concluida la guerra y ya aplomado en su vocación, Jor-

19
ge Luis Borges viaja a España y allí se entrelaza con el cír-
culo intelectual de vanguardia liderado por el ultraísta
Rafael Cansino Asséns con el que lo consustanciaría su
pasión de lector:

“...Cansino Asséns se jactaba de poder saludar a las estrellas


en catorce idiomas clásicos y modernos. Era un hombre que ha-
bía leído todos los libros del mundo; por lo menos ésa era la im-
presión que a mí me daba cuando hablada con él”.
.. - A, 2332

Y Cansino Asséns lo recordará en su Evocación de Jorge


Luts Borges, a través de las reuniones en el Café Colonial,
que reunía en torno de sus mesas a la vanguardia de la
juventud intelectual.
A su regreso a Buenos Aires, traerá Borges consigo to-
dos los ismos que conmovían a los europeos y que abri-
rán el camino a su prosa y a sus versos en las revistas de
vanguardia porteñas.
Retorna Borges a su país seguro de su ligazón a la len-
gua materna, en la que volcará su poesía hecha de un ín-
timo yo y de una inquisición del misterio de la existencia.
Y sabiendo que, por esa lengua, está indisolublemente
unido a España, aunque la juzgue a veces menos rica en
expresión que la lengua inglesa y menos proclive a la sín-
tesis que la alemana o menos tradicional que el antiguo
sajón, en el estudio del cual consumiera sus últimos días.
Por eso le dice:

Más allá de los símbolos,


más alla de la pompa y la ceniza de los aniversarios...
estás, España silenciosa, en nosotros.

20
CONOCIENDO A BORGES

RETORNO
A LA CIUDAD NATAL
... quello fue más que un regreso;
fue un redescubrimiento.

Jorge Luis Borges

Son casi siete años los de su extrañamiento de la ciu-


dad natal, y en ellos Buenos Aires se había extendido ha-
cia la pampa, se había hecho entusiasmo juvenil con los
ecos de la Reforma Universitaria gestada en Córdoba, y
se había ensangrentado en la Semana Trágica. La gran
aldea estaba quedando relegada por la ciudad cosmopo-
lita y debe pasearla casi como un turista para volver a ha-
cerla suya, realmente, y no a través de la imaginación de
un niño que la atisba tras las rejas que cierran su jardín.

Nos echamos a caminar por las calles


como por una recuperada heredad.

Y no es la zona residencial de palacetes a la francesa o


a la italiana, la que llevará a sus poemas. De la gran ciu-
dad lo que rescatará con más hondura será la vida de sus
suburbios, aunque dé la espalda a dos de los grandes en-
tusiasmos que emergen de esa zona: el del fútbol y el de
Gardel. Y hasta tratará de acercarse a la vasta llanura de
su pampa y a sus paisanos, en el vistumbre de alguna es-
tancia o a través de las obras de Hernández y Guiraldes.

21
Ya en su primer libro, costeado por su padre, FERVOR
DE BUENOS AIRES, expresa:

Las calles de Buenos Aires


ya son m entraña.
No las ávidas calles,
incómodas de turba y de ajetreo
sino las calles desganadas del barrio...
..-Hacta el Oeste, el Norte y el Sur
se han desplegado -y son también la patria
las calles:
ojalá en los versos que trazo
estén esas banderas.

En ese primer libro de poemas va a mostrar su juven-


tud florecida en amor, un amor sentimental y recatado,
tal como el que siguió viviendo a través de sus largos años
sin poderlo lograr en hondura, ya que siempre sigue con-
Jugándolo con su tema obsesivo de la soledad.

En la sala severa
se buscan como ciegos nuestras dos soledades.

E
que ayer eras toda la hermosura
eres también todo el amor, ahora.

Esto ocurre en el ámbito de la publicación libresca, ya


que en su actuación en los círculos literarios es uno de
los líderes juveniles de un ultraísmo a la argentina, que

po
CONOCIENDO A BORGES

se nutre en el Lunario Sentimental de Leopoldo Lugones


al que acata y repudia al mismo tiempo, sobre todo por
su pose de dictador del habla. Y en su desafío juvenil, lle-
ga a llamarlo burlonamente Leogoldo Lupones.
Resultado de esa militancia juvenil en la vanguardia li-
teraria son sus colaboraciones en las revistas Prisma, Proa,
Inicial o Martín Fierro, publicación y asociación que se
quiso suponer opuesta a Boedo, tachando a la una de eli-
tista y a la otra de populista. Borges, con su habitual iro-
nía, sostuvo que no se trataba sino de un solo intento re-
novador, el de Floredo.
Las antologías que aparecieron con motivo de ese mo-
vimiento dieron a conocer al ambiente literario toda una
generación de nuevos escritores entre los que estaba in-
cluido Jorge Luis Borges.
Pero su paso por el ultraísmo fue breve y recordado
luego como un pecado de juventud. Lo que sobrevive de
esa primera jornada de poeta en la Argentina es su reen-
cuentro con el porteñismo y con la raíz nativa a través de
sus antepasados criollos.

...y Sentí Buenos Altres.


Esta ciudad que yo creí m pasado
es mi porventr mi presente;
los años que he vivido en Europa son tlusorios,
yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Atres.

Y en tal amplitud la siente que le incorpora la otra ciu-


dad rioplatense que formó siempre parte de sus afectos:
Montevideo. '

23
“Eres el Buenos Atres que tuvimos, el que en los años se alejó
quietamente.
Eres nuestra y fiestera, como la. estrella que duplican las
aguas.
...Claror desde donde la mañana nos llega, sobre las dulces
agua turbias”.

24
CONOCIENDO A BORGES

PRIMEROS LIBROS
...Olvidadizo de que ya lo era, quise
también ser argentino.

Jorge Luis Borges

Los primeros libros de Borges, una trilogía compuesta


por poemas que ya muestran su genial originalidad, se
refiere a FERVOR DE BUENOS AIRES, ya comentado,
LUNA DE ENFRENTE y CUADERNO SAN MARTÍN.
En LUNA DE ENFRENTE, además de la frase del epí-*
grafe y la indicación de haber adquirido un diccionario
de argentinismos para dar color local a su obra, hace la
confesión de su porteñismo:

“Pienso y se me hace voz ante las casas


la confesión de mi pobreza:
no he mirado los ríos ni la mar ni la sierra
pero intimó conmigo la luz de Buenos Atres
y yo forjo los versos de mi vida y mi muerte
con esa luz de calle”.

Trata de ligarse al resto del país a través de la gesta de


sus antepasados a los que siempre honró en el culto de
un coraje que no pudo hacer suyo. Y se acerca así a la
pampa de ayer, a la aún indómita:

“Ona amistad hicieron mis abuelos


con esta lejanía...

25
.. Fueron soldados y estancieros...
...Uno peleó contra los godos,
otro en el Paraguay cansó su espada...
...y fue sumisa a su querer la campaña”.

Sin embargo, debe confesar que sus caminos no lo ale-


jan de la ciudad porteña y sus suburbios, y que el caballo
O la carreta en que patriaron sus ancestros se ha conver-
tido en el traqueteante tranvía que lo conduce a la quie-
tud de una biblioteca.

...S0y un pueblero y ya no sé de esas cosas.


Soy hombre de ciudad, de barrio, de calle:
los tranvías lejanos me ayudan la tristeza
con esa queja larga que sueltan en las tardes.

La única escapada hacia el interior del país va a produ-


cir, sin embargo, un poema insoslayable: EL GENERAL
QUIROGA VA EN COCHE AL MUERE.

“...Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!”.

El nombre de CUADERNO SAN MARTÍN merece una


aclaración. En aquellas épocas en que los escolares aún
estaban orgullosos de su guardapolvo blanco y la escuela
de la enseñanza pública, desde los primeros palotes se
usaban unos cuadernitos de pocas hojas que ostentaban
sobre sus tapas rosas o celestes la efigie de San Martín y
que hoy los mayores recuerdan con nostalgia. En ellos sin
duda pergeñó el poeta sus borradores y los unió enton-
ces a su obra.

26
CONOCIENDO A BORGES

Se abre este CUADERNO con una secuencia de mo-


mentos existenciales de Buenos Aires, desde su funda-
ción y es el poema que lleva precisamente el título de
FUNDACIÓN MÍTICA DE BUENOS AIRES.

¿Y fue por ese río de sueñera y de barro


que las proas vinieron a fundarme la patria?

Esa patria que quiere suponer iniciada en la manzana


que es entonces su mundo, puesto que contiene a su ho-
gar, a sus afectos y a la biblioteca que lo iniciara en el vi-
cio de leer.

Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,


durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.

Una manzana entera pero en mitá del campo


expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.

Adueñado así de la ciudad natal, va a conquistarla pa-


seándola, gustándola en sus casitas suburbanas, en sus
portones, en sus patios, en sus esquinas rosadas con faro-
les, en sus orillas y en sus orilleros. Y encerrando esa pa-
sión ciudadana en los poemas de sus libros juveniles.

Así voy devolviéndole a Dios unos centavos


del caudal infinito que me pone en las manos.

97
V

Y, pese a sus vagabundeos por el mundo, es siempre a


esa ciudad a la que volverá en su presente o en futuros ci-
clos. Lo afirma así:

No sé sí volveremos en un ciclo segundo


como vuelven las cifras de una fracción periódica;
pero sé que una oscura rotación pitagórica
noche a noche me deja en un lugar del mundo.

Que es de los arrabales. Una esquina remota


que puede ser del norte, del sur o del oeste,
pero que tiene sempre una tapia celeste,
una higuera sombría y una vereda rota.

Ahí está Buenos Atres. El tiempo que a los hombres


trae el amor o el oro, a mí apenas me deja
esta rosa apagada, esta vana madeja
de calles que repiten los pretéritos nombres
de mi sangre: Laprida, Cabrera, Solex, Suárez...

Y en su amplio recorrido porteño que va de la vida a la


muerte, llegará a enfrentar las muertes aristocráticas de
la Recoleta, con las humildes y populares de la Chacari-
ta, para poner por sobre ellas la perennidad de su ciu-
dad:

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:


la juzgo tan eterna como el aire y el viento.

28
CONOCIENDO A BORGES

EL CÍRCULO AMISTOSO
...Quiero ser recordado menos
como poeta que como amigo.

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges fue un eterno enamorado, pero su


existencia se realizó más por la amistad que por el amor.
Desde su primera juventud, sus vínculos más fuertes se-
rán- con los jóvenes intelectuales que se nuclean en las
asociaciones o en redacciones de las revistas de la van-
guardia poética en la que milita o las relaciones con per-
sonajes que le despiertan personal admiración. Uno de
ellos será Macedonio Fernández, amigo de su padre y su-
yo, a quien Borges convertirá casi en un mito.
Con él, con su charla ingeniosa, con su búsqueda de
expresiones sorprendentes y novedosas para la creación
de un nuevo lenguaje poético, se sentirá consustanciado
el joven, infaltable a sus reuniones de los sábados en la
confitería La Perla, en el barrio del Once. Lo siente a
Macedonio como un padre espiritual amistosamente li-
gado a su vida y le dedicará una persistente evocación.
Sin embargo, más afín a los temas de sus poemas ini-
ciales resulta el ambiente en que lo inicia un asiduo con-
currente a su casa, el poeta de la Canción del Barrio, Eva-
risto Carriego.
Carriego es su guía en el descubrimiento del arrabal
porteño y de sus gentes, ya sea directamente como a tra-
vés de sus composiciones poéticas, aunque manifieste

a
Borges abominar del excesivo sentimentalismo de algu-
nos de sus temas como el de La costurerita que dio aquel
mal paso. En cambio, le ayuda a rescatar con rasgos realis-
tas al malevo, al compadrito, a la gente humilde del su-
burbio, al gringo pintoresco, al tango, a las costumbres
suburbanas que ve ir desapareciendo, y por eso dedica a
su biografía uno de sus primeros textos en prosa.
Además le adjudica categoría de precursor en la pintu-
ra de la vida suburbana: “Creo que fue el primer espectador de
nuestros barnos pobres y que para la historia de nuestra poesía,
eso importa. El primero, es decir el descubridor, el inventor”.
Otra de sus admiraciones, tanto a la obra como a la
persona, es la despertada por Ricardo Guúiraldes, a quien
retratará en un sentido epitafio lírico, y a quien ha de de-
ber su visión de la pampa, así como a Carriego la del
arrabal porteño.

Nadie podrá olvidar su cortesía:


era la no buscada, la primera
forma de su bondad, la verdadera
cifra de un alma clara como el día.

En £ptlogo, está el emocionado recuerdo de sus andan-


zas juveniles con el poeta Francisco Luis Bernárdez:

¿Qué habrá sido de aquellos dos muchachos


que hacia mil novecientos veintitantos
buscaban con ingenua fe platónica
por las largas aceras de la noche
del Sur o en la guitarra de Paredes
CONOCIENDO A BORGES

o en fábulas de esquina y de cuchillo


o en el alba, que no ha tocado nadie,
la secreta ciudad de Buenos Aires?

Y no es olvidado tampoco el vínculo cordial que lo


uniera a Alfonso Reyes, de quien dirá en IN MEMO-
RIAM A.R.:

El vago azar o las precisas leyes


que rigen este sueño, el universo,
me permitieron compartir un terso
trecho del curso con Alfonso Reyes.

...No profane mi lágrima este verso


que nuestro amor imscribe a su memoria.

Estos homenajes a los amigos idos, como la gran amis-


tad que lo unirá de por vida a Adolfito, el escritor Adol-
fo Bioy Casares, muestran una profunda faz de la porte-
nidad de Borges.
Él mismo lo dirá:

*...lo que no pasa, lo que tal vez será inagotable, es el placer


que da la contemplación de la felicidad y de la amistad”.
“Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen
a la admiración el caso del hombre (generalmente un periodista)
que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a
la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y
la policía una mafia, siente que ese héroe es un incomprensible
canalla”.

al
»

Una amistad abierta, pero profunda y duradera, anu-


dada entranablemente a sus afectos y a su obra es ésta
con Bioy Casares.
Se conocen en la casa de Victoria Ocampo y enlazan su
relación por medio de los libros que ambos han leído y
gustado. Borges, ya en la treintena, se admira de todo lo
que ha atesorado en lecturas el joven Bioy, y en la comu-
nidad de la mutua afición se hacen inseparables.
Tanto que más tarde escribirán asiduamente en cola-
boración, desde un primer folleto sobre la cuajada de La
Martona (establecimiento de los padres de Bioy y llama-
do así por su madre, Marta), hasta cuentos policiales de
suma originalidad y gracia como son los SEIS PROBLE-
MAS PARA DON ISIDRO PARODI, firmados por un tal
Bustos Domecq, personaje de ficción cuyos dos apellidos
se deben a la unión de otros tantos pertenecientes a la fa-
milia de uno y otro colaborador. Junto con CRÓNICAS
DE BUSTOS DOMECQ y UN MODELO PARA LA
MUERTE, también surgidas de esa colaboración, consti-
tuyen un material de lectura recomendable por su ame-
nidad y muestran la faceta menos conocida comúnmen-
te de la obra de Borges: su literatura policial. Esa estre-
cha colaboración ha llevado a que se le atribuya al dúo
creador Bioy-Borges la denominación unitiva de Biorges.
En la asiduidad del trato, pues Borges cenaba diaria-
mente en casa de los Bioy Casares con Adolfo y su espo-
sa Silvina Ocampo, y en la constante colaboración en
obras y formación de antologías y colecciones como la fa-
mosa del Séptimo Círculo, se mantiene viva hasta la
muerte de Borges esta amistad. Y se cree que fue con

32
CONOCIENDO A BORGES

Bioy Casares con quien Borges tuvo la última conversa-


ción telefónica, desde Ginebra, poco antes de su fin.
Y no podemos dejar de citar una amistad que tuvo sus
altibajos, pero que también se señaló signada por el do-
lor común que se expresa en estos versos que le dedica:

Manuel Mujica Láimez alguna vez tuvimos


una patria -¿recuerdas?- y los dos la perdimos.

30
CONOCIENDO A BORGES

BORGES Y EL ARRABAL
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.

Jorge Luis Borges

Es Borges un espectador del arrabal de compadres


que hacían culto del coraje, de un arrabal que iba desa-
pareciendo junto con sus últimos faroles, y es también
uno de los creadores de su mito.
Desde sus primeros a sus últimos libros, es constante la
aparición de esos personajes orilleros, a veces evocados
sólo por la resonancia de un nombre. Si bien a veces mi-
rados con un cierto desdén por el “cajetilla” porteño,
son la mayor parte de las veces admirados por su valor se-
reno, por su desprecio a la muerte, por un coraje que pa-
ra Borges los reivindica de sus faltas. Y eso pese a la con-
frontación con su madre, que expresaba: “Estoy disgusta-
da por tu comportamiento. Los describes como si fueran valien-
tes, pero los “guapos” no son otra cosa que una banda de vaga-
bundos”.
Pero el joven Borges no se dejará coaccionar ni aún
por esa madre tan respetada y amada y es así que los re-
creará constantemente en prosa o en versos y hasta los
llevará al cancionero en sus milongas PARA LAS SEIS
CUERDAS, de gustoso sabor popular, a algunas de las
cuales les pondrá música Astor Piazzola. No está de más
recordar que Borges, quien manifestara repetidas veces
no gustar del tango, consideraba a la milonga como la

39
música propia del arrabal porteño.
Precisamente uno de los cuentos que contribuyó más
tempranamente al conocimiento popular de Borges fue
HOMBRE DE LA ESQUINA ROSADA, relato cuyos per-
sonajes son cuchilleros del suburbio y está ambientado
en el hoy perdido arroyo Maldonado, a la vera del cual
se asentaban los ranchos del pobrerío y del malevaje, y al
que con gran justeza describe así:

E...reseco y amanllo zanjón, estirándose sin destino desde la


Chacarita y que por un milagro espantoso pasaba de la muerte
de sed a las disparatadas extensiones de agua violenta que
arreaban con el rancherío moribundo de las orillas”.

Recordemos que el director René Mugica adaptó ese


cuento para el cine.
El eje del cuento es, precisamente, el culto al coraje
que enaltece o mata al hombre más que la muerte verda-
dera a través del relato de un personaje que podríamos
creer de segundo orden, si al final no se nos presentara
como verdadero protagonista de los trágicos sucesos de
esa noche de bailongo magistralmente evocada. Aunque
Borges manifestara a veces cierto desapego por esta
obra, su perfecta estructura atrapa al lector y hasta lo lla-
ma a la relectura.
En un libro posterior, EL INFORME DE BRODIE, se
retomarán los personajes como complementando aque-
lla historia con el destino del que aflojó ante el desafío,
cargando con el desprecio de los que habían creído en
su valor. Esto ocurre en el cuento HISTORIA DE RO-

36
CONOCIENDO A BORGES

SENDO SUÁREZ. También recreará en otro relato,


JUAN MURANA, la imagen del cuchillero de Palermo.
HOMBRE DE LA ESQUINA ROSADA constituye el
broche de oro de una serie de relatos que publicó Bor-
ges en el diario Crítica, y que luego fuera recogida en li-
bro con el título de HISTORIA UNIVERSAL DE LA IN-
FAMIA, relatos que protagonizan delincuentes, asesinos
y malevos.
Otro cuento por el que sí Borges manifiesta preferen-
cia es EL SUR, que, aunque referido a la campaña bo-
naerense y no al arrabal, podemos citarlo en este capítu-
lo ya que se desenlaza con una acción de cuchilleros se-
mejante a aquéllas que tienen por fondo el suburbio por-
teno. Y lo reafirma esta frase de su texto:

“Nadie ignora que el Sur comienza


del otro lado de Rivadavia”.

La primera parte del relato es totalmente autobiográ-


fica: el protagonista sufre el accidente que tuvo a Borges
al borde de la muerte, es decir la herida en la cabeza que
le provoca una septicemia, trauma de intenso sufrimien-
to que es descripto casi como un descenso al infierno.
El malevaje corajudo llega también a su poesía, no só-
lo la escrita en populares octosílabos como sus milongas,
sino la gestada en versos de arte mayor.

Nada. Sólo el cuchillo de Muraña.


Sólo en la tarde gris la historia trunca.
No sé por qué en las tardes me acompaña
este asesino que no he visto nunca.

37
Es por la resonancia orillera del nombre que no pue-
de dejar de evocarlo:

Y de aquel mercenario cuyo austero


oficio era el coraje no ha quedado
más que una sombra y un fulgor de acero.
Que el tiempo que los mármoles empaña
salve este firme nombre, Juan Muraña.

Así como hace renacer las sombras de los que:

Siguen apuntalando la recova


del paseo de Julto...

en su evocación de LOS COMPADRITOS MUERTOS.


Hasta llega a comentar, luego de su propia recopila-
ción callejera, en LAS INSCRIPCIONES DE LOS CA-
RROS, las sentencias o balandronadas que los carreros
inscriben en los costados de sus carros y cuya tradición
perdura aún hoy en la culata de los camiones.
Rescata “el genuino tono de corralón” en: “Qué le importa a
la vieja que la hija me quiera”, o la insolencia de “Qué mara,
envidioso” o el desdén filosófico de “Quién lo diría” o:

Yo lo digo y lo sostengo
que a nadie envidia le tengo.

Y los recuerda en estos versos a la gran aldea ya hecha


ciudad:

38
CONOCIENDO A BORGES

Los carros de costado sentencioso


franqueaban tu mañana...

Aún en sus últimos libros ha de constar esa extraña fas-


cinación con que lo marcara el entrevisto arrabal y vuel-
ve al ritmo milonguero en MILONGA DEL FORASTE-
RO y MILONGA DEL PUÑAL.
Y dirá como en un epitafio, tras el cuadro de un duelo
criollo sólo concertado para aquilatar el valor y la des-
treza:

Para esa prueba vivieron


toda su vida estos hombres;
ya se han borrado las caras,
ya se borrarán los nombres.

93
q CE
PEUA pon
CONOCIENDO A BORGES

BORGES
Y EL MARTÍN FIERRO
A lo largo del tiempo nuestra memoria va formando
una biblioteca dispar, hecha de libros o de páginas
cuya lectura fue una dicha para nosotros
y que nos gustaría compartir.

Jorge Luis Borges

El del Martín Fierro fue un tema recurrente en la obra


de Borges. Lo trató repetidamente en ensayos, cursos y
conferencias e imaginó en cuentos el destino de los apar-
ceros Fierro y Cruz.
Borges manifestó siempre una actitud dual ante el
poema de José Hernández: le pareció un gran logro co-
mo obra literaria pero lo desdeñó como libro señero de
la argentinidad y aún como representación del gaucho.

“Derivar la literatura gauchesca de su materia, el gaucho, es


una confusión que desfigura la notoria verdad. No menos nece-
sario para la formación de ese género que la pampa y que las cu-
chillas fue el carácter urbano de Buenos Atres y de Montevideo.
Las guerras de la Independencia, la guerra del Brasil, las gue-
rras anárquicas, hicieron que hombres de cultura civil se compe-
netraran con el gauchaje; de la azarosa conjunción de esos dos
estilos vitales, del asombro que uno produjo en otro, nació la li-
teratura gauchesca”.

41
Para Borges, el Martín Fierro es una novela que se lee
con placer y que él relee evitando al Viejo Vizcacha cuyo
cinismo de malandrín no le causa gracia sino disgusto. Y
en lo que es además una larga payada verá la triste histo-
ria individual de un gaucho perseguido y convertido en
matrero, cantada con maestría por Hernández, autor clu-
dadano. Y afirma que la payada verdaderamente gau-
chesca de la obra es la que sostienen hacia el final Fierro
y el Moreno.

“Creo que el Martín Fierro es la obra más perdurable que he-


mos escrito los argentinos; y creo, con la misma intensidad, que
no podemos suponer que el Martín Fierro es, como algunas veces
se ha dicho, nuestra Biblia, nuestro libro canónico”.

Y a partir de esta aseveración va a defender el derecho


del escritor argentino o americano a apartarse del color
local en su obra, lo que no le impedirá ser un exponen-
te de su nacionalidad. Y, como para llevar su tesis a la ac-
ción, se referirá a su cuento LA MUERTE Y LA BRÚJU-
LA, cuyo ambiente es notoriamente el de la quinta de
Adrogué donde pasaba la familia los veranos y que él ha
traspuesto a un caserón de la Rue de Toulon.

“¿Cuál es la tradición argentina? Creo que podemos contestar


fácilmente y que no hay problema en esta pregunta. Creo que
nuestra tradición es toda la cultura occidental, y creo también
que tenemos derecho a esta tradición, mayor que el que pueden
tener los habitantes de una u otra nación occidental”.
*...los nacionalistas simulan venerar las capacidades de la

42
CONOCIENDO A BORGES

mente argentina pero quieren limitar el ejercicio poético de esa


mente a algunos pobres temas locales como si los argentinos sólo
pudiéramos hablar de orillas y estancias y no del universo”.

Y lo probó con su propia obra, de temática marcada-


mente universal, que, sin embargo, no ha dejado de ha-
cer reconocer a Jorge Luis Borges como un gran escritor
argentino.
Sin embargo identificará al argentino con el gaucho
cuando expresa que, pese a su historia basada en accio-
nes militares...

“El argentino hallaría su símbolo en el gaucho y no en el mi-


litax porque el valor cifrado en aquél por las tradiciones orales
no está al servicio de una causa y es puro. El gaucho y el com-
padre son imaginados como rebeldes; el argentino... no se iden-
tifica con el Estado... el argentino es un individuo, no un ciu-
dadano”.

Y quizás esa rebeldía que lo lleva constantemente a


destruir ídolos sea una de las facetas argentinas de Bor-
ges.
Pero volvamos a la temática del Martín Fierro. El poe-
ma le sugerirá dos excelentes cuentos: EL FIN y BIO-
GRAFÍA DE TADEO ISIDORO CRUZ, insertos respecti-
vamente en sus libros FICCIONES y EL ALEPH.
En EL FIN, asistimos a un nuevo encuentro de Martín
Fierro y el Moreno, en el que se producirá el duelo evi-
tado en el poema porque, según Fierro, ante los hijos...

43
“...no quise mostrarme como un hombre que anda a las puña-
ladas”.

Pero en el relato de Borges, el duelo criollo se hace


efectivo y se resuelve en pocas frases precisas:

“Se entreveraron y el acero filoso rayó y marcó la cara del ne-


gro”.
»

El destino no ha marcado su fin sino el del otro:

“Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un ha-


chazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que pe-
netró en el vientre. ...y Fierro no se levantó. Inmóvail, el negro pa-
recía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrenta-
do en el pasto y volvió a las casas con lentitud, sin mirar para
atrás”.

El otro relato crea una imaginaria biografía del Sar-


gento Cruz, el defensor y luego amigo de Fierro y, a tra-
vés de ella, la vida de otros gauchos que se le asemejaron.
Pero considera que toda la vida de Cruz cobra sentido
para llegar a una sola noche, aquélla en que, llegando co-
mo sargento de una partida policial para aprehender a
un gaucho matrero...

=...comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro gregario;


comprendió que el otro era él. Amanecía en la desaforada llanu-
ra; Cruz arrojó por tierra el quepis, gritó que no iba a consentir
el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear con-
tra los soldados, junto al desertor Martín Fierro”.

44
CONOCIENDO A BORGES

Así vemos consustanciado con nuestra tradición al mis-


mo escritor que se sentirá hermanado también con la
tradición británica y sus raíces germanas y sajonas y con
el amplio panorama del mundo oriental.

45
CONOCIENDO A BORGES

BORGES Y SUS SÍMBOLOS


No soy un metafísico, ojalá lo fuera.
Yo creo que soy una persona que ha aprovechado
las posibilidades literarias de la metáfora.

Jorge Luis Borges

Desde muy pequeño su imaginación fue creando sím-


bolos a partir de las cosas, los hechos o las situaciones
que lo impresionaban y uno de los primeros, presente a
la largo de toda su existencia, fue el del tigre. Y no cual-
quier tigre sino el de presencia soberana, el amarillo y ra-
yado tigre de Bengala.

“En la infancia yo ejercí con fervor la adoración del tigre: no


el tigre overo de los camalotes del Paraná y de la confusión ama-
zónica, sino el tigre rayado, asiático, real, que sólo pueden
afrontar los hombres de guerra, sobre un castillo encima de un
elefante. Yo solía demorarme sin fin ante una de sus jaulas en
el Zoológico; yo apreciaba las vastas enciclopedias y los libros de
historia natural por el esplendor de sus tigres. ...Pasó la infan-
cia, caducaron los tigres y su pasión, pero todavía están en mis
sueños”.
*...sueña el puñal su sencillo sueño de tigre...”, dirá en EL
PUNAL, pero en sus meditaciones de LA REFUTACIÓN
DEL TIEMPO el símbolo cobrará inusitada relevancia:
“El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río
que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza,
pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el

47
fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciada-
mente, soy Borges”.

Y en sus años de vejez física, ya que su mente se conser-


vó siempre joven y alerta, el tigre volverá a aflorar en EL
ORO DE LOS TIGRES, con su amarillo, que será el úni-
co color que le deja vislumbrar su ceguera.

Hasta la hora del ocaso amarillo


cuántas veces habré mirado
al poderoso tigre de Bengala...

“¿Por qué tigres y no leopardos o jaguares? Sólo puedo contes-


tar que las manchas me desagradan y no las rayas”.

Y entre los felinos le desagrada el león que no tiene:

Ni el esplendor del cadencioso tigre


ni del jaguar los signos prefijados
ni del gato el sigilo...

Un animal que se parece a un perro


come la presa que le trae la hembra.

También erigió Borges en símbolo la espada, para él


representante del valor de los que forjaron nuestra pa-
tria, de sus antepasados que la ciñeron con honra y, aún
más allá, de los antiguos guerreros que la usaron en ges-
tas heroicas. Y aún achicada en el puñal de los cuchille-
ros, representó para él, el coraje y la hombría.

48
CONOCIENDO A BORGES

Le canta:

Déjame, espada, usar contigo el arte;


yo, que no he merecido manejarte.

Y se reprocha la pasividad de su tarea de escritor, de


poeta, de su vida retraída de cualquier belicismo:

No haber caído
como otros de mi sangre
en la batalla.
Ser en la vana noche
el que cuenta las sílabas.

Sin embargo las dictaduras, foráneas o locales, logra-


ron hacer desaparecer aquella aureola de gloria que, se-
gún había creído, formaba la aureola de la espada y le hi-
zO confesar:

“En el mundo hay actualmente un error al que propendemos


todos, del que yo también he sido culpable: ese error se llama na-
cionalismo. Y es el causante de muchos males. Yo, por ejemplo,
hasta hace poco me sentía orgulloso de mis ascendientes milita-
res. Ahora no. Cuando yo empecé a escribir se me conocía como
el meto del coronel Borges. Felizmente ahora el coronel Borges es
mi abuelo”.

Símbolo opuesto es la rosa:

delicada imagen del amor y la ternura.


la rosa inalcanzable.

49
También símbolo del paraíso y de la eternidad puesto
que la muestra renaciendo de sus cenizas en LA ROSA
DE PARACELSO. Y la evoca en su ceguera, a través de
UNA ROSA Y MILTON, el poeta también ciego que la
sostiene en su mano antes de morir.

...Oh tú, bermeja o amarilla


o blanca rosa de un jardín borrado,
deja mágicamente tu pasado
inmemorial y en este verso brilla...

Los espejos son la obsesión que lo espanta y lo atrae a


_la.vez desde su infancia. En su juventud los titula LOS ES-
PEJOS ABOMINABLES y los acusa de multiplicar una
existencia cuya finalidad no se logra comprender.

“La tierra que habitamos es un error, una incomprensible pa-


rodta.
Los espejos y la paternidad son abominables porque la multi-
plican y afirman”.

De su lectura de los comentaristas de la Biblia extrae


su ensayo EL ESPEJO DE LOS ENIGMAS que aparece
en OTRAS INQUISICIONES.
Yen EL HACEDOR, se referirá a LOS ESPEJOS VELA-
DOS retornando a recuerdos infantiles:

“Yo conocí de chico ese horror a una duplicación o multipli-


cación espectral de la realidad... Su infalible y continuo funcio-
namiento, su persecución de mis actos, su pantomima cósmica,

50
CONOCIENDO A BORGES

eran sobrenaturales entonces, desde que anochecía. Uno de mis


insistidos ruegos a Dios y al ángel de mi guarda era el de no so-
ñar con espejos”.

Más tarde, en su relación con una muchacha sombría,


su imagen en el espejo lo convertirá en espectro de la lo-
cura:

=...acabo de saber que se ha enloquecido y que en su dormito-


rio los espejos están velados pues en ellos ve mi reflejo, usurpan-
do el suyo, y tiembla y calla y dice que yo la persigo mágicamen-
»
te.

Como en todos los relatos de Borges es difícil deslin-


dar lo real de lo que ha aportado su imaginación creado-
ra, pero en todos los casos está presente la malignidad de
la imagen del espejo.

..«Hoy, al cabo de tantos y perplejos


años de errar bajo la vana luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.

...Dios ha creado las noches que se arman


de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman.

Esa imagen del hombre en el espejo es quizás, para


Borges, la única realidad y por eso juzga que los hombres
idos son sólo nuestra memoria...

Dl
...ese montón de espejos rotos.

Y, por último, el mayor símbolo, el que encierra la vi-


da toda: el laberinto. Símbolo que hallaremos en sus
cuentos más profundos, en sus ensayos, en sus poemas y
en la infinita biblioteca que es para él el universo. Nos
presentará un laberinto de intrincados corredores, con
innumerables escaleras y puertas u otro que es sólo un
desierto en que los pasos del hombre extraviado lo for-
man con sus huellas.
Está el laberinto de senderos en EL JARDÍN DE SEN-
DEROS QUE SE BIFURCAN yel laberinto del templo de
un dios maligno, por el que vagan los hombres que el
azar dirige en LA LOTERIA DE BABILONIA.

... Sigo el odiado


camino de monótonas paredes
que es mi destino.

En el sueño, según Borges, forjamos también laberin-


tos que a veces nos aterrorizan. Y tal vez también la muer-
te sea un errar por senderos extraviados.

¿Qué errante laberinto, qué blancura


ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?

52
CONOCIENDO A BORGES

BORGES Y EL CUENTO
Mis cuentos quieren distraer y
conmover y no persuadir.

Jorge Luis Borges

La faz más duradera y brillante de la obra en prosa de


Borges la constituyen sus cuentos. En el prólogo de EL
INFORME DE BRODIE, libro por el que recomiendo co-
menzar la lectura de Borges, porque los cuentos que
contiene son quizás los más accesibles, expresa el autor:

“He intentado, no sé con qué fortuna, la redacción de cuen-


tos directos. No me atrevo a afirmar que son sencillos; no hay en
la tierra una sola página, una sola palabra, que lo sea, ya que
todas postulan el universo, cuyo más notorio atributo es la com-
plejidad”.
La mayor parte de esos cuentos tienen por escenario el
arrabal o la campaña bonaerense, y a todos, en mayor o
menor grado los recorre un sentimiento de lo trágico
que parece surgir naturalmente de los hechos más bana-
les, como pareciera serlo la muerte de la mujer que da
pie al título LA INTRUSA. Se vuelve a la evocación de los
cuchilleros en JUAN MURANA y en EL INDIGNO o en
la HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ. O se recrea un
país de ficción, el de los yahoos, en el relato, supuesta-
mente de un misionero, que constituye el último de los
cuentos: EL INFORME DE BRODIE.

53
Acerca del lenguaje que Borges emplea en sus relatos
del suburbio, dirá él mismo en el prólogo:

“Imparcialmente me tienen sin cuidado el Diccionario de la


Real Academia... y los gravosos diccionarios de argentinismos.
Todos, los de éste y los del otro lado del max, propenden a acen-
tuax las diferencias y a desintegrar el idioma. Recuerdo a este
propósito que a Roberto Arlt le echaron en cara su desconoci-
miento del lunfardo y que replicó: Me he criado en Villa Luro,
entre gente pobre y malevos, y realmente no he tenido tiempo de
estudiar esas cosas”.”

Borges se burla de los lenguajes inventados para dar


color local a las narraciones que tienen por escenario el
suburbio. Para él:

“El lunfardo, de hecho, es una broma literaria inventada por


sammeteros y por compositores de tangos y los orilleros lo ignoran,
salvo cuando los discos de fonógrafo los han adoctrinado”.

Y al mismo tiempo fustiga a la Academia por ciertas re-


formas lingúísticas que pretenden hacer más simple
nuestro idioma pero que, según él, lo desfiguran. Tal es
la supresión del conjunto inicial ps, en términos como
psiquis, de lo cual dice:

“Deliberadamente escribo psalmos. Los individuos de la Real


Academia Española quieren imponer a este continente sus inca-
pacidades fonéticas; nos aconsejan el empleo de formas rústicas:
neuma, sicología, síquico. Últimamente se les ha ocurrido escri-

54
CONOCIENDO A BORGES

bir vikingo por viking. Sospecho que muy pronto oiremos hablar
de la obra de Kiplingo”.

Pero, volviendo a sus cuentos, añadiría a la introdu-


ción en la cuentística de Borges, el ya comentado HOM-
BRE DE LA ESQUINA ROSADA, el breve pero contun-
dente relato llamado EPISODIO DEL ENEMIGO y el
que ha dado origen a dos versiones cinematográficas:
EMMA ZUNZ. Además los dos autobiográficos: EL
OTRO y VEINTICINCO DE AGOSTO, 1983.
Luego, cuando ya nuestra relación con la cuentística
de Borges sea más profunda, nos podremos sentir atraí-
dos a leer pausadamente y a meditar sus cuentos de crea-
ción fantástica basados en doctrinas filosóficas universa-
les O en sus propias doctrinas acerca del universo, de la
condición indescifrable del ser humano, de la finalidad
de la vida, del profundo misterio del más allá, de todo lo
que constituye la esencia del laberinto borgiano.
Entonces podremos abordar FICCIONES, con su ad-
mirable creación de un nuevo orbe basado en la previa
redacción de una enciclopedia y en un idealismo que ha-
ce tabla rasa con la realidad, tal como se nos presenta en
TLON, UQBAR, ORBIS TERTITUS. O convivir con el ma-
go de LAS RUINAS CIRCULARES que cree hacer reali-
dad el sueño por el que crea un hombre, que será sólo
un fantasma, y al fin de su obra comprueba que él mismo
es un sueño de otro que está sonándolo.
O el mero azar gobernando las vidas humanas en LA
LOTERÍA DE BABILONIAola terrible imagen de nues-
tro universo que es LA BIBLIOTECA DE BABEL.

55
Y para la meditación, el análisis y la controversia, nos
podremos remitir a sus ensayos, en los que iremos descu-
briendo nuevas facetas de su mente privilegiada. Porque
es tarea tan compleja llegar al conocimiento de la obra
de Borges y del autor mismo, como lo demuestran los in-
numerables trabajos críticos que, en vida y tras su muer-
te, se le han dedicado y se le dedican.
Volviendo ahora a la simplicidad de la anécdota no es-
tá de más recordar que a Borges no le gustaba el califica-
tivo de borgeana o algún otro similar como síntesis de su
obra. Decía:

“A Cervantes cuando escribió el Quijote no se le ocurrió ser


cervantino, ni a Kant kantiano ni a Goethe, goethiano”.

E interrogado acerca de si su obra debiera llamarse


borgeana o borgesana, respondió:

“Debe ser nombrada, simplemente, como la obra de Borges”.

Y con su acostumbrada burla irónica añadirá luego:

¿Por qué no hablamos entonces de la obra “Goséortegaygasse-


teana” o de la obra “marcelinamenéndezypelayesca?”.

Para esta faz humorística de Borges remitimos a los lec-


tores a un texto de quien fuera uno de sus juveniles ami-
gos y acompañantes y que ha recopilado dichos y anéc-
dotas que retratan a un Borges muy alejado de la figura
meláncolica del anciano ciego, inclinado sobre su bastón
que nos muestra su última iconografía. El libro se titula
EL HUMOR DE BORGES y su autor es Roberto Alifano.
56
CONOCIENDO A BORGES

BORGESY EL TANGO
Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía.

Jorge Luis Borges

Borges, que sintió la atracción del suburbio y de los


orilleros, desdeñó el tango, al que no consideraba melo-
día de arrabal sino danza de burdel. En HISTORIA DEL
TANGO hace esta referencia:

“MAS asesores concordaban en un hecho esencial: el origen


del tango en los lupanares. ...El instrumental primitivo de las
orquestas, -piano, flauta, violín, después bandoneón- confirma,
por el costo, ese testimonio; es una prueba de que el tango no sur-
gió en las orillas, que se bastaron siempre, nadie lo ignora, con
las seis cuerdas de la guitarra. Otras confirmaciones no faltan:
la lascivia de las figuras, la connotación evidente de ciertos tí-
tulos (El Choclo, El Fierrazo), la circunstancia que de chico pu-
de observar en Palermo y años después en la Chacarita y en Boe-
do, de que en las esquinas lo bailaban parejas de hombres, por-
que las mujeres del pueblo no querían participar en un baile de
perdularias”.

Por eso, según Borges, le costó tanto al tango ser admi-


tido en el barrio Norte y sólo lo logró cuando volvió de
París ya muy adecentado. Con todo, sostiene que nunca

57
perdió su índole sexual y pendenciera.
Pero no todo es negativo en estas primeras apreciacio-
nes de Borges sobre el tango. Por eso añade:

“...El tango puede discutirse, y lo discutimos, pero encterra,


como todo lo verdadero, un secreto. ...Diríase que sin atardeceres
y noches de Buenos Atres no puede hacerse un tango y que en el
cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango, su
forma untversal, ...y que esa especie venturosa tiene, aunque hu-
milde, su lugar en el universo”.

Y va a confesar que, estando en el extranjero con su


madre, les fue dado escuchar unos tangos y ambos llora-
ron de emoción. Y, si bien cuando escribió letras para la
musicalización prefirió la milonga, que consideraba más
afín al pueblo, el tango le inspiró versos que manifiestan
un reconocimiento de sus valores.
Como cuando en EL TANGO se pregunta:

¿Dónde estará (repito) el malevaje


que fundó en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?

Y se responde:

Aunque la daga hostil o esa otra daga,


el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.

58
CONOCIENDO A BORGES

Cuartetos que podrían pasar a constituir estrofas de


una letra de tango.
Y cuando poetiza la evolución de Buenos Aires desde
su fundación, no deja de interpolar como rasgo caracte-
rístico del suburbio:

...Algún piano mandaba tangos de Saborido.

De joven había aprendido a bailar el tango, tal vez con


Ricardo Guiraldes, que tenía fama de excelente bailarín
y se dice que su entusiasmo de muchacho lo llevó a escri-
bir uno que musicalizó Octavio Portela, y que tituló nada
menos que Biaba con Caldo, lo que, traducido del lunfar-
do significaría paliza con sangre.
Pero, dejado luego el tango de lado, su afición a la can-
ción popular lo llevó a escribir las letras de milonga que
reunió en PARA LAS SEIS CUERDAS, que hoy podemos
saborear acompañadas por la melodía de excelentes mú-
sicos y aún otras que aparecen en sus últimos libros, mos-
trando su apego por ese ritmo.
Y es en forma de milonga que canta, en su último li-
bro, ATLAS, al coraje del muchachito de tierra adentro,
enviado a morir en unas islas glaciales, empujado por va-
nas arengas patrioteras.
Y le pone el responso con las palabras con que cierra
las muertes de JUAN LÓPEZ y JOHN WARD, en el mis-
mo absurdo conflicto:

“El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos en-


tender”.

39
coin sto
CONOCIENDO A BORGES

BORGES Y LOS LIBROS


Yo que me figuraba el paraíso
bajo la especie de una biblioteca...

Jorge Luis Borges

Dice Borges no recordar el tiempo en que no supiera


leer ni escribir. La magia de la palabra se posesionó de él
junto con la luz del entendimiento y no lo abandonó a
través de su larga existencia. Y el cofre del tesoro de la pa-
labra fue el libro y su templo, la biblioteca. Pocas veces se
nos presenta actuando, pero nos lo encontramos siempre
leyendo, escribiendo, disertando, creando con el instru-
mento sin par de la palabra.
Su padre le proporcionó la primera biblioteca y le legó
su fanatismo por las enciclopedias. Recordemos que uno
de los más famosos cuentos de Jorge Luis Borges, TLON,
UQBAR, ORBIS TERTIUS, se basa en la creación de un
nuevo orbe basado en la formación previa de una gran
enciclopedia.
En la realidad tanto como en sus cuentos, la biblioteca
será su compañera constante. Recordemos su primer em-
pleo en una biblioteca municipal del barrio de Almagro,
sus años como Director de la Biblioteca Nacional, los vo-
lúmenes de su biblioteca particular y los que atesoraba en
su prodigiosa memoria. Otro de sus cuentos famosos, LA
BIBLIOTECA DE BABEL, comienza así:

“El universo (que otros llaman la Bibhoteca)...”.

61
»

Y tras hacernos perder en su laberinto infinito nos in-


forma:

“Quizás me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la


especie humana -la única- está por extinguirse y que la Bibliote-
ca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente in-
móvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, se-
creta”.

Hemos pasado una somera revista a los libros que fue-


ron formando su amor a la lectura en los primeros años.
Ya en las puertas de la vejez, puso prólogo general y pró-
logos particulares a una colección de textos que se edi-
taron bajo el título de Biblioteca Personal y que son un
índice de las preferencias de Borges.
Dice en el Prólogo de la citada colección:

“A lo largo del tiempo, nuestra memoria va formando una bi-


bioteca dispar hecha de libros, o de páginas, cuya lectura fue
una dicha para nosotros, y que nos gustaría compartir”.
“Que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escri-
bir; yo me jacto de aquéllos que me fue dado leer”.
“Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido
entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta
que da con su lectox con el hombre destinado a sus símbolos.
Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese mis-
terio que no descifran ni la psicología ni la retórica”.
“Ojalá seas el lector que este libro aguardaba”.

62
CONOCIENDO A BORGES

En el POEMA DE LOS DONES, presenta como el más


precioso el de los libros, pero ¡ay! cuando con mayor de-
lectación podía gustar de ese don divino, la ceguera se lo
arrebata en gran parte. Por eso su reprimido lamento:

Nadte rebaje a lágrima o reproche


esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía,
me dio a la vez los libros y la noche.

Esos libros que siente partes inseparables de su propio


ser, y que le son negados como lo es su propia imagen:

Mis libros (que no saben que yo existo)


son tan parte de mí como este rostro
de sienes grises y de grises ojos
que vanamente busco en los cristales
y que recorro con mi mano cóncava.

Y si la ironía de Dios le insufló el amor a los libros para


luego condenarlo a la ceguera, la ironía de los hombres
lo hizo, ya ciego, Director de la mayor biblioteca de su
país.
Sin embargo el sólo contacto con los libros hacía su fe-
licidad y llegó a conocer de manera sorprendente sus ubi-
caciones, y aprendió a guiarse por el laberinto de los co-
rredores del complicado edificio.
Y se sintió tan soberano del tesoro libresco que fue pa-
ra él una pérdida crucial de su existencia la jubilación a
que lo obligara la disidencia política con el régimen que

63
»

volvía a su patria. Una vez lo había apartado de una bi-


blioteca el nombramiento de Inspector de Aves, ahora lo
hacía esa jubilación concedida en pocos días.
Desde entonces su biblioteca fue ambulante: sus últi-
mos años se consumieron en un constante viajar por el
mundo, en giras de conferencias o para recibir los nume-
rosos títulos de “Doctor Honoris Causa”, casi todos los
premios excepto el Nobel, condecoraciones y honores.
No sabemos si fue bastante compensación para haber
perdido el goce pleno de sus amados libros.

64
CONOCIENDO A BORGES

BORGESY EL AMOR
Y, sin embargo, es mucho haber amado
haber sido feliz, haber tocado
el viviente jardín, siquiera un día.

Jorge Luis Borges

Hay un Borges del intelecto y un Borges del sentimien-


to íntimamente unidos. Ese Borges sentimental se prodi-
gó en la amistad y en el amor. Pero si la amistad fue cons-
tante en prodigarle horas felices, el amor las empañó
con desilusiones, con desencantos.
A Borges siempre lo rodearon las mujeres, cuya com-
pañía le resultaba muy grata y cuyo elogio hizo repetidas
veces. Amigas, alumnas, acompañantes, admiradoras...
toda una corte de la que repetidas veces surgió la elegi-
da, la que era prenda de amor.
Fue un eterno enamorado y están las dedicatorias de
sus poemas para certificarlo, sus noviazgos truncos, su
primer matrimonio desdichado, su matrimonio final con
la compañera de sus últimos años. Y están los poemas
que nos revelan púdicamente sus amores.
Pero en su relación íntima con la mujer ha de arrojar
siempre su sombra la fracasada experiencia de la inicia-
ción sexual, recordada aún en sus últimos años de vida:

“ ..aquella mujer ya madura, que me enseñó el amor en un


departamento de Lúbeck, hace ya tantos años. (Traté de recor-
darla y sólo pude recobrar el empapelado, que era amarillo, y la

65
claridad que venía de la ventana. Este primer fracaso hubiera
debido anticiparme los otros)”.

La amada ausente, una amada de su juventud, es la


musa de sus primeros dolores de amar:

¿En qué hondonada esconderé mi alma


para que no vea tu ausencia
que, como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?

A C.G. le dice:

En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas.
da
que ayer eras toda la hermosura
eres también todo el amor, ahora.

Pero llega la hora de la separación, del alejamiento, de


la despedida que será el muro en que la pasión se estre-
lle:

Entre mi amor y yo han de levantarse


trescientas noches como trescientas paredes...

Y no le queda sino el sueño del amor plenamente sa-


tisfecho que poetiza en AMOROSA ANTICIPACIÓN:

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta


ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y

66
CONOCIENDO A BORGES

tácito de niña,
* n la sucesión de tu vida asumiendo palabras o
silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.

O el recuerdo de una tarde que la noche convirtió en


una inexorable despedida:

Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda


intimdad de los besos...
Tarde que dura vívida como un sueño
entre las otras tardes.

Y no le falta a sus amores el romanticismo de iluminar-


los con la imagen fantasmagórica de la luna que se insi-
núa en los atardeceres:

Según se sabe, esta mudable vida


puede, entre tantas cosas, ser muy bella
y hubo así alguna tarde en que con ella
te miramos, oh luna compartida.

En el poema que titula 1964, fecha clave de un desen-


gaño amoroso, la desilusión parece haber terminado con
su constante anhelo de amar:

Adiós las mutuas manos y las sienes


que acercaba el amor. Hoy sólo trenes

67
la fiel memoria y los desiertos días.
...La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada...
Sólo me queda el goce de estar triste.

Sin embargo, en el OTRO POEMA DE LOS DONES


dará gracias al ser divino que forja el destino humano...

...por el amor, que nos deja ver a los otros


como los ve la divinidad...

A veces el amor lo asusta porque no le trae la paz sino


la zozobra y exclama:

Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Y se interroga universalizando su apetencia de amor:

¿Por qué precisa el hombre que una mujer lo quiera?

Y ya alejado de los entusiasmos de su juventud aún so-


ñnará con la ternura compartida, aún conservará su espe-
ranza, tal como lo expresa en LO PERDIDO:

Pienso también en esa compañera


que me esperaba, y que tal vez me espera.

El logro poético, la búsqueda de la belleza que es toda


poesía y que es su propia poesía sólo puede compararse
para Borges con el amor:

68
CONOCIENDO A BORGES

“El hecho estético es algo tan evidente, tan inmediato, tan 1n-
definible como el amor... Sentimos la poesía como sentimos la cer-
canía de una mujer...”.

Y en esa cercanía van a transcurrir los postreros años,


tras tantos fracasos, con una compañera de su elección
que compartirá sus últimas ternuras y sus aficiones inte-
lectuales y a la que dedica su libro LA CIFRA:

“Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. Cuántas


mañanas, cuántos mares, cuántos jardines del Oriente y del Oc-
cidente, cuánto Virgilio”.

Y expresa en LA DICHA:

Loado sea el amor en el que no


hay poseedor ni poseída
pero los dos se entregan.

En su última obra, ATLAS, la dedicatoria proclama ese


lazo que lo unió hasta el fin a aquella mujer:

“María Kodama y yo hemos compartido con alegría y con


asombro el hallazgo de sonidos, de idiomas, de crepúsculos, de
ciudades, de jardines y de personas, siempre distintas y Únicas.
Estas páginas querrían ser monumentos de esa larga aventura
que prosigue”.

Y en las primeras estrofas de LOS DONES prima, entre


lo que le fue dado como gracia, junto con la poesía y el
infinito, el amor y una mujer:

69
Le fue dada la música invisible
que es don del tiempo y que en el tiempo cesa;
le fue dada la trágica belleza,
le fue dado el amor, cosa terrible.
Le fue dado saber que entre las bellas
mujeres de la tierra sólo hay una;
pudo una tarde descubrir la luna
y con la luna el álgebra de estrellas.

O pudo seguir perdido en el laberinto de la vida “..en


cuya red de piedra se perdieron tantas generaciones como María
Kodama y yo nos perdimos en aquella mañana y seguimos per-
didos en el tiempo, ese otro laberinto”.

“Querido Borges, que la paz y mi amor sean con usted.


Hasta entonces”.
M.K.

70
CONOCIENDO A BORGES

BORGES POR BORGES


.. he consagrado mi ya larga vida a las
letras, a la cátedra, al ocio, a las
tranquilas aventuras del diálogo, a la
filología, que ignoro, al misterioso
hábito de Buenos Aires y a las
perplejidades que, no sin alguna
soberbia, se llaman metafísica.

Jorge Luis Borges

Borges se autobiografía a través de toda su obra, ya di-


rectamente, ya a través de personajes simples o desdobla-
dos que representan algunas de sus facetas. Y ha sido to-
mado como personaje de una obra novelesca del semió-
logo Umberto Eco, que adquirió rápida fama y fue lleva-
da al cine con éxito: EL NOMBRE DE LA ROSA.
Pero el Jorge Luis Borges que parece representar el
clérigo Jorge de Burgos, no es sino una imagen muy ex-
terna. No lo contiene ese sacerdote fanático de una reli-
gión severa, inquisitorial, que no vacila ante el crimen en
frío para salvaguardar su doctrina, incapaz de ternura ni
de humorismo y que no ha sabido de amores ni amista-
des. Del Borges real sólo tiene la ceguera, el apego a los
libros, su conocimiento enciclopédico, y la laberíntica bi-
blioteca que en el autor es sólo imaginaria y en el perso-
naje es real. Sin embargo todo Borges está en la novela
de Umberto Eco, si lo completamos con el personaje que
parece serle antagónico: Guillermo de Baskerville.
“En ese otro clérigo de origen británico, con idéntico

71
»

amor al saber y al libro, pero abierto a la vida y a la doc-


trina, amigo y profesor a la vez, pesquisa de fino olfato,
hombre de irónico humor, vemos su complemento y le
añadimos el espíritu a esa simple imagen corpórea que
es Jorge de Burgos.
Y para completar la semblanza borgiana con la obra
del poeta, el nombre de la novela surge del de estos ver-
sos suyos:

Si como el griego afirma en el Cratilo


el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo.

Pero el real conocimiento de Borges se extrae de su


misma obra, tal como lo hemos venido haciendo en esta
semblanza en que buscamos aproximarlo sencillamente
a nuevos lectores.
Quizás hasta aquí lo hemos presentado más a través de
su poesía que de su prosa y, sin embargo, es Borges más
famoso por sus cuentos y sus ensayos que por sus poemas
plenos de logros poéticos.
Precisamente en uno de esos cuentos EL OTRO, que
abre EL LIBRO DE ARENA, nos presenta desdoblado en
el escritor juvenil que hace sus primeros tanteos litera-
rios y el escritor viejo ya famoso y con vasta experiencia,
a un Borges representado por dos interlocutores.

“El hecho ocurrió en el mes de febrero de 1969. ...Yo estaba re-


costado en un banco frente al río Charles. ...En la otra punta de
mt banco alguien se había sentado”.

Te
CONOCIENDO A BORGES

El recién llegado, un joven, silba una melodía que el


viejo recuerda y por eso lo interroga. Así sabe que es ar-
gentino pero vive en Ginebra en la misma casa en que él
vivió cuando joven.

“En tal caso -le dije resueltamente- usted se llama Jorge Luis
Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges...”.

Y de su diálogo va a surgir una desesperanzada síntesis


biográfica que pretende diseñar sus existencias 0, mejor
dicho, la existencia única del único Borges.
El primer recuerdo que los une es el del origen común
a través de un mate de plata traído del Perú por el bisa-
buelo; luego, las comunes lecturas del niño que fueron,
la familia, Madre y Padre y hermana; los cambios de la
patria común que siente en decadencia; por último la
realidad de su encuentro que no quiere confundir con
un sueño. Pero esa realidad se rompe y las presencias se
desencuentran.

“Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de


personas de miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que
no podíamos entendernos”.

El Borges de la vejez ha renunciado a los entusiasmos


y quimeras del Borges juvenil, a cuya evocación no pue-
de renunciar.

“El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un


sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la ut-
gilia y todavía me atormenta el recuerdo”.

73
En BORGES YYO, también se desdobla en su ser co-
tidiano y su imagen literaria, mintiéndonos ser dos. Así
nos va diciendo:

“Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas ...de Bor-


ges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de
profesores o en un diccionano biográfico. ...Sería exagerado afir-
mar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir pa-
ra que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me jus-
tifica.
...Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías
del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos
juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. ...No
sé cuál de los dos escribe esta página”.

Ideó entonces, tal vez, su obra oral, la que se despren-


de de sus conferencias, de sus charlas,
de sus diálogos pe-
riodísticos, de sus salidas humorísticas. Con su ironía
burlona a flor de piel creó una imagen risueña del mis-
mo Borges que había sostenido:

He cometido el peor de los pecados


que un hombre puede cometer. No he sido feliz...

Y afirma que hay que buscar empeñosamente la pe-


quenña felicidad de cada día y la rubrica con tantas foto-
grafías en que se retrata su sonrisa o su amplia carcajada.
No entenderá a Borges quien no sepa reunir los distin-
tos colores de su existir en la tela de Arlequín que lo dis-
fraza y que lo hace tan humanamente impredecible, ese

74
CONOCIENDO A BORGES

humorismo que lo lleva a burlarse de sí mismo para so-


brevivir.
Tanto el amor nunca plenamente logrado como su ce-
guera son objetos de lamentación unas veces, de risueña
ironía, otras.

Nadhte rebaje a lágrima o reproche


esta declaración de la. maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me di0 a la vez los libros y la noche.

Si a veces medita seriamente en el misterio de la vida,


otras veces la reduce a lo banal de su valor, ya que su bre-
vedad la hace menos perdurable que las cosas que la han
acompañado:

¡Cuántas cosas...
nos Sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extranamente sigulosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos 2do.

Por eso pide que su lápida mortuoria sea tan simple co-
mo lo es el fin ineludible de los humanos:

... Y en el confín la no gustada muerte.


Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.

qe
»

El 14 de junio de 1986, muere Borges en Ginebra, y es


enterrado en el cementerio de Plain-Palais. Descansa ba-
jo una lápida que no tiene la sencillez de la que había es-
perado. Grabada en una de sus caras aparecen dos versos
de una saga noruega que fueran acápite de su cuento
ULRICA, dedicado a María Kodama, luego su esposa:

Él tomó su espada, Gram,


y colocó el metal desnudo entre los dos.

y como firma la dedicatoria de personaje a personaje:


“De Ulnca a Javier Otárola” acompañada por la imagen de
una nave vikinga con la vela desplegada. La otra cara os-
tenta el nombre completo: Jorge Luis Borges, y un me-
dallón con ocho guerreros que llevan armas rotas y estas
palabras en sajón: “Las puertas del cielo se abrieron para él”.
Luego una cruz galesa y recién las dos fechas pedidas:
1899-1986.
Quizás su sombra habrá sabido burlarse de tanta sim-
bología y solemnidad en su muerte con la misma sorna y
el tonito cachador con que lo hace en su milonga, EL TÍ-
TERE:

Manuel Flores va a mort,


eso es moneda corriente,
montr es una costumbre
que sabe tener la gente.
Un balazo lo tumbó
en Thames y Triunvirato;
se mudó a un barrio vecino,
el de la Quinta del Ñato.

76
CONOCIENDO A BORGES

No falta ni el nombre burlesco con el que el ingenio


popular nombra al cementerio de la Chacarita ni la soca-
rronería criolla en la somera descripción de esa muerte
de arrabal. Y, como complemento, la referencia burlona
a la imagen de los muertos magnificada post mortem,
que aporta otra de sus milongas: ¿DÓNDE SE HABRÁN
IDO»:

No se aflija, en la memoria
de los tiempos venideros
también nosotros seremos
los tauras y los promeros.

El ruin será generoso


y el flojo será valiente.
No hay cosa como la muerte
para mejorar la gente.

Y así, entre veras y burlas, va a redactar como epílogo


de EL ORO DE LOS TIGRES, una nota biográfica que
supuestamente aparecería en una Enciclopedia Sudame-
ricana editada en Santiago de Chile en el año 2074. Esa
nota se refiere, a modo de un relato de ciencia ficción, a
un tal:

“BORGES, JOSÉ FRANCISCO ISIDORO LUIS: autor y au-


todidacta, nacido en la ciudad de Buenos Atres, a la sazón ca-
pital de la Argentina, en 1899. La fecha de su muerte se igno-
ra, ya que los periódicos, género literario de la época, desapare-
cieron durante los magnos conflictos que los historiadores locales
ahora compendian”.

77
»

Luego, entre datos familiares o de su actuación como


profesor o de su obra como literato, de sus afinidades so-
ciales y políticas, se llega a su valoración como autor.

“El renombre de que Borges gozó durante su vida, documen-


tado por un cúmulo de monografías y de polémicas no deja de
asombrarnos ahora. Nos consta que el primer asombrado fue él
y que siempre temió que lo declararan un impostor o un chapu-
cero o una singular mezcla de ambos. Indagaremos las razones
de ese renombre que hoy nos resulta misterioso”.

Que este EPÍLOGO cuya lectura recomendamos para


la iniciación que proponemos en el conocimiento deJor-
ge Luis Borges y su obra, nos sirva de epílogo también
para este libro en que hemos querido acercarlo a nuevos
lectores que esperamos se convertirán en lectores apasio-
nados de tantas de sus páginas que hoy son patrimonio
del mundo entero.

78
CONOCIENDO A BORGES

- DESPEDIDA
La obra de Borges no recorre una simple línea recta:
es un laberinto como aquéllos que fueron la obsesión de
su vigilia y de sus sueños. Pero recorrerlo proporciona
múltiples satisfacciones. Encontramos en sus vueltas y re-
vueltas la pasión humana, la vida libresca, la indagación
del misterio, la narración que conmueve, que simple-
mente entretiene o que nos conduce a profunda medita-
ción. Y nos deleitamos con los más variados temas poétl-
cos ya épicos, ya líricos, trasuntos de melancolía o de fe-
licidad ocasional.
Pero sigan el consejo del Borges profesor: sólo lean lo
que les produzca placer, jamás se obliguen a la lectura;
sólo acudan a ella cuando verdaderamente la sientan ne-
cesarla y grata.
La obra de Borges es un mundo que no nos cansamos
de pasear, un mundo en cuyo umbral he deseado colo-
carlos con estas páginas y cuyos senderos invito a reco-
rrer en su totalidad.

79
AA
CONOCIENDO A BORGES

EN RECUERDO...
LAS COSAS

El bastón, las monedas, el llavero,


la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada


violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora, ¡cuántas cosas,


limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas;


durarán más allá de nuestro olvido:
no sabrán nunca que nos hemos ido.

81
JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD
Les tocó en suerte una época extraña. El
planeta había sido parcelado en distintos
países, cada uno provisto de lealtades, de
queridas memorias, de un pasado sin duda
heroico, de agravios, de derechos, de una
mitología peculiar de antiguas o recientes
tradiciones, de próceres de bronce, de ani-
versarios, de demagogos y de símbolos. Esa
división, cara a los cartógrafos, auspiciaba
las guerras.
López había nacido en una ciudad junto
al río inmóvil; Ward en las afueras de la
ciudad por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad que le había sido
revelado en un aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez ca-
ra a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de
los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los co-
nocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no pode-
mos entender.

Jorge Luis Borges, 1982

82
CONOCIENDO A BORGES

CRONOLOGÍA
1899 - 24 de agosto. Nace en Buenos Aires Jorge Luis
Borges, en la calle Tucumán 840, entre Esmeralda
y Florida.
1901 - La familia se traslada a Serrano 2135, Palermo,
entonces arrabal porteño.
- Infancia y comienzo de adolescencia en Palermo.
- 4 de marzo. Nacimiento de su hermana Leonor
Fanny, apodada luego Norah.
1907 - Primeros escritos: HANDBOOK OF GREEK
MYTHOLOGYy traducciones del inglés.
LA VISERA.
1914 - Viaje a Europa con su familia. Instalación en
Ginebra para consultar a los oculistas suizos sobre
la incipiente ceguera del padre.
Habitan en el 17 de la rue Malgnou, hoy
Ferdinand Holder.
- Bachillerato en el Collége Calvin, el de más pres-
tigio de Ginebra.
- Iniciación de la Primera Guerra Mundial.
1918 - Traslado de la familia a Lugano tras una crisis
emocional de Jorge Luis. Muerte de la abuela
materna, Leonor Suárez de Acevedo.
- A fines del año se trasladan a Barcelona, España.
1919 - Residencia en Palma de Mallorca y Valldemosa.
- Poemas como CATEDRAL y una crónica erótica:
CASA ELENA.
- Instalación de la familia en Sevilla y luego en
Madrid.

83
- Contacto con el ultraísmo a través de su propul-
sor Rafael Cansino Asséns. Importantes amistades
literarias.
- Escribe LOS NAIPES DEL TAHÚR, ensayos y
LOS SALMOS ROJOS, poemas.
- Traducciones de poetas alemanes.
1920 - El periódico Grecia publica el poema TRIN-
CHER de elogio a la revolución rusa.
1921 - Su padre autoedita, en Mallorca, una novela de
su autoría: EL CAUDILLO que luego distribuye
entre los amigos.
- Visita a Lisboa, Portugal.
- Regreso a Buenos Aires. Trasmisión de las
novedades literarias europeas a nuestro medio.
- Habitación en Bulnes 2216, casi enfrente de la
Penitenciaría.
- Publicación de la revista mural Prismas en co-
laboración con otros escritores.
- Admiración por Macedonio Fernández.
1922 - Cofundador de la revista literaria Proa.
- Antología Ultraísta en la que aparece su poema
SÁBADOS.
- La revista Tableros, de Madrid publica su poema
ESCAPARATES.
- Tertulias literarias en casa de Norah Lange.
- Noviazgo con Concepción Guerrero.
1923 - FERVOR DE BUENOS AIRES, libro de poesías
ilustrado por Norah Borges.
- Segundo viaje a Europa.
1923 - 1938 - POEMAS.

84
CONOCIENDO A BORGES

1923 - 1964 - OBRA POÉTICA.


1923 --1976- OBRA POÉTICA.
- Viaje de la familia a Europa para una operación
de la vista del padre en Zurich o Ginebra.
- Visita a Londres y París.
- Residen sucesivamente en Andalucía, Mallorca y
Portugal.
- Ramón Gómez de la Serna comenta muy favora-
blemente FERVOR DE BUENOS AIRES en la Re-
vista de Occidente.
- Regreso a Buenos Aires y residencia en Quinta-
na 222, en la zona llamada cinco esquinas, cruce
de Libertad, Juncal y Quintana.
- Segunda etapa de publicación de la revista Proa.
Colaboraciones.
- Fundación por Evar Méndez de la revista Martín
Fierro. Colaboraciones en que aparece el arrabal
y lo porteño.
- Publicación de dos poemas en inglés.
- Aparición de la revista Martín Fierro fundada
por Evar Méndez. Se formará allí el núcleo de Flo-
rida.
1925 - LUNA DE ENFRENTE, poesías, ilustradas por
Xul Solar.
- INQUISICIONES, ensayos.
- Prologa el libro de poemas de Norah Lange: “La
Calle de la Tarde”.
1926 - EL TAMAÑO DE MI ESPERANZA, ensayos.
- La revista Martín Fierro inaugura su sede “desde
el tercer piso de una casa con ventanas a Florida DE

85
ahí el nombre que se le dará a sus escritores:
grupo Florida.
1927 - Extinción de la revista Martín Fierro por diver-
gencias políticas.
- Funda con amigos el Comité Yrigoyenista de
Intelectuales Jóvenes.
- Operación exitosa de cataratas. Primera de las
ocho que se le efectuarán entre esta fecha y 1950.
- Propone matrimonio a Elsa Astete Millán.
- Aparecen obras de Borges en tres antologías:
“Antología de la Poesía Argentina Moderna”, de
Julio Noé; “Índice de la Nueva Poesía Americana”,
de Alberto Hidalgo, con un prólogo de Borges; y
“Exposición de la Actual Poesía Argentina”, de
Pedro Vignale y César Tiempo.
- Boceto del futuro cuento HOMBRE DE LA
ESQUINA ROSADA.
1928 - EL IDIOMA DE LOS ARGENTINOS, ensayo
ilustrado por Xul Solar.
- Conferencia en el Instituto Popular de
Conferencias leída en su lugar por Pedro
Henríquez Ureña.
- Casamiento de Norah Borges con Guillermo de
Torre. :
1929 - Residencia en la esquina de la calle Las Heras y
Pueyrredón.
- CUADERNO SAN MARTÍN, poesías, que recibe
el Segundo Premio Municipal.
1930 - EVARISTO CARRIEGO, estudio biográfico.
- Prologa el libro de poemas Reposo, de Elvira de
Alvear.

86
CONOCIENDO A BORGES

1930 - 1967 - EL OTRO, EL MISMO, poesías.


1931 - Encuentro y amistad perdurable con Adolfo Bioy
Casares.
- Aparición de la revista Sur, de Victoria Ocampo,
con Borges en el directorio y como principal co-
laborador.
- Artículo sobre ASCASUBI.
- Aparición de la revista Imán, de Elvira de Alvear,
con colaboraciones de Borges.
- Aparición en el Apéndice de la Enciclopedia
Espasa Calpe de una nota biográfica de Borges,
con su retrato.
- Huésped, en la ciudad uruguaya de Salto, del
poeta Enrique Amorim. Conoce la campaña
oriental.
1932 - DISCUSIÓN, ensayos y crítica literaria publica-
dos entre 1928 y 1931.
- Colaboraciones en la revista El Hogar: una
sección sobre libros nacionales y otra sobre
libros extranjeros.
1933 - Comienzo de su carrera de cuentista con la pu-
blicación en el suplemento de los sábados del dia-
rio Crítica, la Revista Multicolor, de una serie de
historias de crímenes.
- En esa serie se destaca HOMBRE DE LA ESQUI-
NA ROSADA.
- Críticas en el mismo periódico acerca de autores
argentinos, uruguayos y brasileños y versiones de
sus autores favoritos.
- LAS KENNINGAR, ensayo.

87
- La revista Megáfono publica “Discusión sobre
Jorge Luis Borges”.
1934 - Nota YO JUDÍO en la revista Megáfono.
1935 - Aparecen en forma de libro las historias publi-
cadas en Crítica bajo el nombre de HISTORIA
UNIVERSAL DE LA INFAMIA.
- Intento de suicidio en un hotel de Adrogué.
- Muerte de la abuela paterna Fanny Haslam, cie-
ga.
1936 - HISTORIA DE LA ETERNIDAD, ensayos.
- Comienzo de la colaboración con Bioy Casares
en un folleto sobre la cuajada de La Martona.
- Publicación en colaboración de la revista men-
sual DESTIEMPO.
1936 - 1939 - TEXTOS CAUTIVOS, ensayos y reseñas
en la revista El Hogar. A cargo de la sección “Li-
bros y autores extranjeros” de dicha revista.
1937 - Empleo de auxiliar en la Biblioteca Miguel Cané,
dependiente de la Municipalidad, en la calle Car-
los Calvo 4319, en el barrio de Almagro, para con-
feccionar un catálogo.
1938 - 24 de febrero. Muerte repentina de su padre.
- Septicemia provocada por una herida en la fren-
te. Episodio recordado en su cuento EL SUR.
1939 - Residencia familiar en Anchorena 1670.
- Finaliza su colaboración en El Hogar.
1940 - 1948 - Dirige, junto con Bioy Casares, la colección
de novelas policiales de Emecé, EL SEPTIMO
CIRCULO.
- Casamiento de Bioy Casares con Silvina Ocampo.
- Comienza su rutina de cenar en casa de los Bioy.

88
CONOCIENDO A BORGES

1941 - EL JARDÍN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFUR-


CAN, ficción. Segundo Premio Municipal de la
Ciudad de Buenos Aires.
- LA BIBLIOTECA DE BABEL que inspirará a
Umberto Eco su novela “El Nombre de la Rosa”.
- ANTOLOGÍA POÉTICA ARGENTINA, en cola-
boración con Adolfo Bioy Casares.
1942 - Residencia familiar en Quintana 263.
- SEIS PROBLEMAS PARA DON ISIDRO PARODI,
ficción policial en colaboración con Bioy Casares
bajo el seudónimo de H. (Honorio) Bustos
Domecq.
1943 - POEMAS (1922-1943) publicados por Losada.
- Proposición de matrimonio a Estela Canto, la que
fue llamada “la novia de Borges”.
- Tras la revolución del 4 de junio, aparece en La
Nación su POEMA CONJETURAL de intención
política.
- Antología: LOS MEJORES CUENTOS POLICIA-
LES, en colaboración con Bioy Casares, en edi-
ción de Emecé, cimiento de la famosa colección
de novelas policiales, El Séptimo Círculo.
- Cartas de amor a Elsa Astete que su hijo venderá
años después a un coleccionista.
1944 - Pasa a habitar, solo con su madre, el departa-
mento de Maipú 994, esquina Charcas.
- FICCIONES, Gran Premio de Honor de la Socie-
dad Argentina de Escritores, prosa.
- Cartas de amor a Estela Canto, que ésta publica-
rá tras la muerte del autor.

89
1945 - ANTOLOGÍA DE CUENTOS POLICIALES, en
colaboración con Bioy Casares.
- EL COMPADRITO, SU DESTINO, SUS BA-
RRIOS Y SU MÚSICA, antología en colaboración
con Silvina Bulrich.
1946 - El Intendente Siri, bajo el gobierno de Juan
Domingo Perón, lo separa del cargo trasladándo-
lo al de agente en la Escuela de Avicultura de la
Intendencia. Renuncia de Borges.
- Desagravio a Borges. Discurso de Leónidas
Barletta, presidente de la Sociedad Argentina de
Escritores, y agradecimiento de Borges, piezas pu-
blicadas en la revista Argentina Libre del 15 de
agosto.
- Nombramiento de profesor en la Asociación
Argentina de Cultura Inglesa.
- Conferencista sobre literatura clásica norteame-
ricana en el Colegio Libre de Estudios Superiores
- Director de la revista Anales. Le hace publicar el
primer cuento a Julio Cortázar: “CasaTomada”.
Crea en colaboración con Bioy Casares una sección
titulada MUSEO bajo el seudónimo de Lynch Da-
vis.
- Recorre la Argentina y el Uruguay como con-
ferencista.
- DOS FANTASÍAS MEMORABLES, ficción en co-
laboración con Bioy Casares, bajo el seudónimo
H. Bustos Domecq.
- UN MODELO PARA LA MUERTE, ficción en
colaboración con Bioy Casares, bajo el seudóni-
mo de Suárez Lynch.

90
CONOCIENDO A BORGES

1947 - NUEVA REFUTACIÓN DEL TIEMPO, ensayo.


- LA FIESTA DEL MONSTRUO, de Borges y Bioy
Casares, cuento que corre clandestino.
1948 - Prisión durante un mes de la hermana de Borges
y reclusión domiciliaria de la madre por protestar
contra la reforma de la Constitución.
- Prólogo al libro de Emma Risso Platero,
“Arquitecturas del Insomnio”.
1949 - EL ALEPH, ficción, colección de cuentos.
1950 - Es elegido presidente de la Sociedad Argentina
de Escritores.
- Dicta un curso sobre Filosofías Orientales.
- ASPECTOS DE LA LITERATURA GAUCHES-
CA, ensayo.
1951 - LA MUERTE Y LA BRÚJULA, cuentos.
- Dos guiones cinematográficos en colaboración
con Bioy Casares: LOS ORILLEROS y EL PARA-
ÍSO DE LOS CREYENTES.
- ANTIGUAS LITERATURAS GERMÁNICAS, en
colaboración con Delia Ingenieros.
- Roger Caillois publica en París su versión de
FICCIONES, lo que populariza la obra de Borges
en el ámbito internacional.
1952 - OTRAS INQUISICIONES, estudios y ensayos
sobre todo acerca de autores ingleses. Profesor
de literatura inglesa.
- EL LENGUAJE DE BUENOS AIRES, en colabo-
ración con José Clemente.
1953 - EL MARTÍN FIERRO, en colaboración con
Margarita Guerrero.

Ol
- Guión para ballet: LA IMAGEN PERDIDA, en
colaboración con Bettina Edelberg.
1954 - El oculista comunica a Borges su inminente
ceguera.
- Leopoldo Torre Nilson lleva al cine su cuento
EMMA ZUNZ, bajo el título “Días de Odio”.
1955 - Es designado Director de la Biblioteca Nacional.
- Nueva edición de HISTORIA DEL TANGO.
- 1973 - Durante este período escribe en el
Suplemento Literario de La Nación y en la revis-
ta Sur. Cátedra de Literatura Inglesa en la Facul-
tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Bue-
nos Aires.
- Designación de Académico de Número por la
Academia Argentina de Letras.
- Aparece en el periódico Marcha, de Montevi-
deo, el cuento LA FIESTA DEL MONSTRUO.
- LOS ORILLEROS y EL PARAÍSO DE LOS
CREYENTES, ficciones en colaboración con Bioy
Casares.
- LEOPOLDO LUGONES, en colaboración con
Bettina Edelberg.
- LA HERMANA DE ELOÍSA, en colaboración
con Luisa Mercedes Levinson.
1956 - FICCIONES, cuentos. Gran Premio de Honor
creado por la SADE (Sociedad Argentina de
Escritores).
- Recibe el Primer Premio Nacional de Literatura.
- Es designado “Doctor Honoris Causa” por la
Universidad de Cuyo, por la Universidad de los

gm
CONOCIENDO A BORGES

Andes, de Colombia y por la Universidad de


Oxford.
- Es invitado por el Servicio Cultural del Ministerio
de Instrucción Pública de Montevideo para dar
una conferencia sobre literatura gauchesca. Fue
leída por el profesor Díaz.
1957 - René Mugica lleva al filme su cuento HOMBRE
DE LA ESQUINA ROSADA.
- MANUAL DE GEOGRAFÍA FANTÁSTICA, en
colaboración con Margarita Guerrero.
1958 - POEMA DE LOS DONES, con el anuncio de su
irremediable ceguera.
1960 - EL HACEDOR, ensayos, poemas, poesías y en
MUSEO, miscelánea con un epílogo confesional.
1961 - Obtiene, junto con Samuel Beckett, el Premio
Internacional de Literatura otorgado por el
Congreso Internacional de Editores en Formen-
tor, Mallorca.
- MACEDONIO FERNÁNDEZ, ensayo.
- Condecorado con la orden italiana de “Gran
Commendatore”.
- Es invitado a dictar literatura argentina en la
Universidad de Texas. Viaje por Estados Unidos
dando conferencias.
- Visita a las Universidades de Harvard, Yale y
Columbia.
- Disertaciones en la Biblioteca del Congreso y en
la Organización de Estados Americanos.
- Charla grabada con Zuleta Álvarez y Cleoh
Capsas.

93
1962 - Es elegido miembro de la Academia Argentina de
Letras y recibido en acto solemne.
- El gobierno francés presidido por De Gaulle le
otorga la insignia de “Commandeur de l'Ordre
des Lettres et des Arts”.
1963 - Invitado por el Reino Unido da conferencias en
Inglaterra y Escocia.
- Visita a Madrid y a su maestro Cansino Asséns.
- Recibe el Gran Premio del Fondo Nacional de las
Artes.
- La revista francesa Cahiers de L'Herne le dedica
todo un número.
1964 - ELOTRO, EL MISMO, compilación de poesías.
- Es invitado a un coloquio en Berlín Occidental,
al Congreso por la Libertad de la Cultura y a un
congreso de poetas de la negritude.
- La República Federal Alemana le regala un viaje
de placer por toda Alemania Federal. Visita a
Berlín Oriental.
- Visita a Dinamarca.
- Viaje a París por invitación de la Unesco, para
hablar en el homenaje a Shakespeare en el cuarto
centenario de su nacimiento.
- Reportaje por la Radiotelevisión Francesa.
- Visita a Chartres y vuelo a Londres. Visita a York.
- Viaje a Escocia, visita de Edimburgo.
- Visita a Suecia: Estocolmo y Góteborg.
- Paso por Madrid y Santiago de Compostela.
Visita a las rías gallegas desde Finisterre hasta Tuy
y a Alcalá de Henares.

94
CONOCIENDO A BORGES

- Regreso a Buenos Aires.


- Reordenamiento de su OBRA POÉTICA y nuevo
libro de poemas: EL OTRO, EL MISMO.
1965 - Viaje a Perú: Lima, Cuzco y Macchu Picchu.
- Es condecorado con la “Orden del Sol”, máxima
orden peruana.
- PARA LAS SEIS CUERDAS, letras de milongas.
- Recibe la Insignia de “Caballero de la Muy
Distinguida Orden del Imperio Británico”, otorga-
da por la Reina.
- Medalla de Oro del IX Premio de Poesía de la
Ciudad de Florencia.
- Viaje a Colombia y a Chile invitado por las
respectivas universidades.
- LITERATURAS GERMÁNICAS MEDIEVALES,
en colaboración con María Esther Vázquez.
- INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA INGLE-
SA, en colaboración con María Esther Vázquez.
1967 - Casamiento con Elsa Astete Millán. El matrimo-
nio pasa a residir en la calle Belgrano cerca de la
Iglesia de Monserrat.
- CRÓNICAS DE BUSTOS DOMECQ, ficción en
colaboración con Bioy Casares.
- El Commune de Milán le otorga el IX Premio
Internacional Madonnina. :
- La Fundación Ingram Merril de Nueva York le
concede el Premio Literario.
- Viaje a Estados Unidos invitado por la
Universidad de Harvard como profesor de poesía.
- Curso sobre autores argentinos y conferencias en
distintos estados.

99
- Conferencia en Chicago por Invitación del
Departamento de Lenguas romances.
- Recibe en Boston la denominación de miembro
honorario extranjero de la Academia de Artes y
Ciencias de Estados Unidos.
- INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA
NORTEAMERICANA, en colaboración con
Esther Zemborain de Torres.
1968 - Retorno a Buenos Aires.
- EL LENGUAJE DE BUENOS AIRES, que
incluye EL IDIOMA DE LOS ARGENTINOS y
LAS ALARMAS DEL DOCTOR AMÉRICO CAS-
TRO y LAS INSCRIPCIONES DE LOS CARROS.
- Otorgamiento de las insignias de la Orden del
Mérito de la República Italiana en el grado de
Gran Oficial.
1969 - Visita a Tel Aviv y Jerusalén invitado para dar
conferencias.
- ELOGIO DE LA SOMBRA, prosa y poesía.
- Reedición de sus POEMAS con el agregado de
PARA LAS SEIS CUERDAS.
- Se estrena en Nueva York un documental en co-
lores: “El Mundo Interior de Jorge Luis Borges” >

de Harol Mantell. 7
- La Universidad de Oxford lo designa “Doctor
Honoris Causa”.
- El 24 de agosto, día en que cumple setenta años,
recibe un homenaje multitudinario en la Sociedad
Hebraica Argentina.
- Documental de la Televisión Francesa realizado
por André Camp y José María Berzosa.

96
CONOCIENDO A BORGES

- Nueva partida a Estados Unidos para asistir a un


simposio sobre su obra organizado por Norman
Di Giovanni y la Universidad de Oklahoma.
1970 - Borges abandona el domicilio conyugal y vuelve
a habitar con su madre en el departamento de
Maipú y Charcas.
- Recibe en Brasil el Premio Interamericano de
Literatura Matarazzo Sobrinho, el más importan-
te del país.
- EL INFORME DE BRODIE, cuentos breves.
- BORGES ORAL, ensayos.
- AUTOBIOGRAFÍA compilada por Thomas Di
Giovanni y publicada por The New York.
- En la Bienal de Venecia se estrenan dos filmes
para la televisión basados en cuentos suyos: “La
Estrategia de la Araña”, de Bertolucci, sobre el
TEMA DEL TRAIDOR Y DEL HÉROEy una
adaptación de EMMA SUNZ de Alain Magrou.
- Viaja a Brasil para recibir el Premio Literario
Interamericano, concedido por el gobernador de
San Pablo.
- Por medio de una encuesta mundial, el Corriere
de la Sera revela que Borges es el candidato más
votado para el Premio Nobel, pero la Academia
Sueca lo otorga a Solzhenitsyn.
- Ciclo de conferencias en la ciudad de Córdoba.
1971 - Viaje a Estados Unidos. Es designado “miembro
honorario” de la Academia Norteamericana de
Letras y del Instituto Nacional de Artes y Letras.
- “Doctor Honoris Causa” por la Universidad de
Columbia. Simposio.

97
- “Una velada con Borges” en la Universidad de
Yale.
- Vuelo a Israel para recibir el Premio Jerusalén.
- Conferencias en Escocia y Londres invitado por
el Instituto de Arte Contemporáneo.
- Otorgamiento de un “Honoris Causa” en Ox-
ford.
- Regreso a Buenos Aires y aparición del cuento
EL CONGRESO publicado por Cuadernos Del
Archibrazo Editor.
1972 - Separación de Elsa Astete Millán.
- Viaje a Estados Unidos. La Universidad de
Michigan le otorga el título de “Doctor Honoris
Causa” en Humanidades.
- Inaugura un curso sobre literatura hipanoame-
ricana en New Hampshire, Durham.
- Comenta sus poemas en el Poetry Center de
Nueva York.
- ELORO DE LOS TIGRES, poesías y ensayos.
- Edición de los prólogos de Borges para LA BL
BLIOTECA DE BABEL, por la editorial Ricci, de
Parma, Italia.
1973 - La Municipalidad lo nombra “Ciudadano Ilustre
de Buenos Aires”.
1973 - Ante un nuevo gobierno peronista debe renun-
ciar a su cargo de Director de la Biblioteca
Nacional y pedir la jubilación.
- Recibe en México el premio Alfonso Reyes.
- Reportaje a Borges por María Esther Vázquez.
1974 - Edición de sus OBRAS COMPLETAS por Emecé
Editores.

98
CONOCIENDO A BORGES

- Edición de EL CONGRESO, por Ricci, en Milán,


en la colección 1 Segni dell'Uomo. Cronología y
bibliografía borgiana.
1974 - 1975 - Siete diálogos de Jorge Luis Borges y
Ernesto Sábato, actualmente grabados.
- Muerte de su sobrina nieta Angélica de Torre.
1975 - 8 de julio. Muerte de Leonor Acevedo, madre de
Borges.
- LA ROSA PROFUNDA, poemas y prólogo con
ilustraciones de Horacio Butler.
- EL LIBRO DE ARENA, cuentos y un epílogo.
- PRÓLOGOS CON UN PRÓLOGO DE
PRÓLOGOS, ensayos.
- Conferencias en Coronel Pringles y Coronel
Suárez.
1976 - Estada de Borges en East Lessing invitado por la
Universidad de Michigan como artista residente.
Conferencias y seminario sobre literatura argenti-
na.
- Simposio sobre su obra en la Universidad de
Maine.
- “Doctorado Honoris Causa” de la Universidad de
Cincinnati.
- Nombramiento de “Caballero de Mark Twain”.
- Viaje a Chile. Es recibido como miembro hono-
rario por la Academia Chilena de la Lengua.
- Recibe en Santiago la “Gran Cruz de la Orden al
Mérito Bernardo O'Higgins”.
- LA MONEDA DE HIERRO, poesías.
- ¿QUÉ ES EL BUDISMO?, en colaboración con
Alicia Jurado.

90
1977 - ROSA Y AZUL, poesía y prosa, con epílogo.
- 25 DE AGOSTO, 1983; cuento en el que pre-
supone su suicidio en esa fecha.
- ADROGUÉ DE MIS LIBROS, conferencia.
- NUEVOS CUENTOS DE BUSTOS DOMECQ,
en colaboración con Bioy Casares.
- Viaje a París, Venecia, Milán, Roma y Ginebra.
- Diálogo publicado en La Nación, entre Borges y
Raimundo Lida.
- Regreso a París para participar en un homenaje
a Ricardo Guúiraldes, dar una charla en la Sorbona
e inaugurar una exposición de Xul Solar.
- HISTORIA DE LA NOCHE, poesías.
-ADROGUÉ, poemas ilustrados por Norah
Borges.
- Visita México invitado por la televisión oficial.
- Recibe las llaves de la ciudad de Bogotá.
- Asiste en Quito a un congreso de literatura his-
panoamericana.
1978 - BREVE ANTOLOGÍA ANGLOSAJONA, en
colaboración con María Kodama.
- Regresa a París para recibir el doctorado honoris
causa de la Sorbona.
- Vuelve a Ginebra.
- Cruza África y visita Egipto. Recorre El Cairo
como turista.
1979 - Viaje a París para el homenaje a Victoria
Ocampo organizado por la Unesco.
- Los diarios y cadenas de televisión de todo el
mundo le consagran grandes espacios al cumplir
los ochenta años.

100
CONOCIENDO A BORGES

- La República Federal Alemana lo condecora con


la Gran Cruz.
- La Academia Francesa le envía una medalla de
oro.
- Islandia lo condecora con la Cruz del Halcón.
- La República Dominicana le otorga el premio
Canoabo de oro.
- La Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos
Aires le rinde un gran homenaje en el Teatro
Nacional Cervantes.
- Es intervenido quirúrgicamente por una prosta-
t1tis.
- Visita el Japón.
- Aparecen las OBRAS COMPLETAS EN COLA-
BORACIÓN.
- Testamento a favor de Epifanía Uveda de
Robledo y María Kodama.
1980 - SIETE NOCHES, conferencias dadas en el teatro
Coliseo en 1977. Fondo de Cultura Económica de
México.
- 15 de mayo - Publica en Clarín LA MEMORIA
DE SHAKESPEARE, su último cuento.
- El Rey de España le entrega el Gran Premio
Cervantes de la Real Academia Española junto
con Gerardo Diego.
- 12 de agosto - Firma en una solicitada en Clarín
sobre los desaparecidos, también firmada por
Sábato.
- Recibe en París el premio Cino del Duca.
1981 - LA CIFRA, poesías.

101
- Retorno a Estados Unidos en visita a Nueva
Orleans.
- Recepción en Milán del Premio Balzan.
- Recibe en Cambridge el doctorado “Honoris cau-
sa” de la Universidad de Harvard.
- Doctor “Honoris Causa” por la Universidad de
Puerto Rico.
- Visita a Milán para presidir el Congreso de los
Laberintos.
- Recibe en México el Premio Ollin Yoliztli otor-
gado por el Festival Cervantino “por su aporte a la
literatura escrita en lengua española”.
- Invitación de Germán Arciniegas para ir a
Colombia a dictar un curso en la Universidad de
Los Andes, viaje que no pudo realizar.
- Firma con Adolfo Pérez Esquivel y otros una
declaración reclamando “la vigencia del Estado de
Derecho y el pleno imperio de la Constitución”.
1982 - NUEVE ENSAYOS DANTESCOS, editado por
Espasa Calpe en Madrid.
- LA CIFRA, poemas.
- El diario Clarín publica su milonga sobre la gue-
rra de las Malvinas.
- Viaje a Alemania Federal. .
- Madrid: quemaduras por intento de suicidio.
- Autorización para la incineración de su cuerpo
en caso de muerte.
1983 - 25 DE AGOSTO, 1983 Y OTROS CUENTOS,
ficción.
-- Dos viajes a Estados Unidos.

102
CONOCIENDO A BORGES

- Viaje a Munich y Berlín en la República Federal


Alemana.
- Viaje a París para recibir la “Orden de la Legión
de Honor”.
- Regreso a Buenos Aires y partida para España
para participar en los cursos de la Universidad
Internacional Menéndez y Pelayo. Recibo de la
“Gran Cruz de Alfonso el Sabio” en Santander.
- Visita a Ginebra.
- Tercer viaje en el año a Estados Unidos.
- Curso en Texas y seminario y recepción de un
doctorado “Honoris Causa” en Madison.
- Recibe en Chicago el Premio Internacional
Ingersoll de la Fundación Rockford.
- Visita a Nueva York y Nueva Orleans.
1984 - Viaje a Palermo, Sicilia, Italia, para recibir un
doctorado “Honoris Causa”. Visita a Venecia.
- Recibe en Tokio el doctorado “Honoris causa” de
la Universidad.
- Pasa a Grecia y Creta donde, en Iraklión, recibe
otro doctorado “Honoris Causa”.
- ATLAS, en colaboración con María Kodama.
- Doctorado “Honoris Causa” de la Universidad de
Roma.
- Viaje a Mar del Plata.
- Va a Washington para un banquete en el que
recibe el premio otorgado por la revista italiana
FMR, del editor Franco María Ricci.
- Homenaje en Italia efectuado por la Academia
del Lincel.

103
- Doctorado “Honoris Causa” de la Universidad de
Roma.
- Gran Cruz de la Orden de la República Italiana.
- Asistencia en Marruecos al Congreso Mundial de
Poetas.
- Paso a Lisboa donde se le otorga el “Gran Collar
de la Orden de Santiago de Espada”.
- Hace remodelar el altar de la bóveda de la
Recoleta para dar lugar a otro ataúd.
1985 - LOS CONJURADOS, poesías, su último libro.
- En Volterra, cerca de Pisa, recibe el Premio
Etruria de Literatura por el primer volumen de
sus OBRAS COMPLETAS editadas por
Mondadori.
- Diagnóstico de cáncer al hígado.
- Viaje a Ginebra.
- Viaje a California para una serie de charlas en
Santa Bárbara.
- Charlas en Milán, Barcelona y Madrid.
- Presentación por Borges del libro “Borges, sus
Días y su Tiempo”, de María Esther Vázquez.
- Conferencias en Estados Unidos invitado por la
Fundación Fullbright.
- Asistencia en Pittsburgh a un ballet llamado
Dream Tigers y basado en uno de sus cuentos.
- Regreso a Buenos Aires. Reportaje solicitado por
la Comisión de Cultura del Jockey Club de Rosa-
rio.
- Viaje a Italia donde se compromete a escribir un
guión cinematográfico.

104
CONOCIENDO A BORGES

- Instalación en un hotel de Ginebra.


- Nuevo testamento de Borges a favor de María
Kodama.
1986 - 26 de enero - Internación de Borges en el
Hospital Cantonal Universitario.
- 26 de abril - Casamiento por poder, en el Chaco
Paraguayo, con María Kodama.
- Alquiler de un departamento en la Grande Rue
28, de Ginebra.
- TEXTOS CAUTIVOS, ensayos y reseñas en la
revista El Hogar.
- Control de la traducción francesa de sus Obras
Completas para la editorial La Pléyade.
1986 - 14 de junio - Muerte de Borges en Ginebra.
- 18 de junio - Entierro en el Cementerio de
Planplais, cementerio ginebrino de celebridades.
- Publicación por Estela Canto de las cartas de
amor de Borges en Borges al Trasluz.
1988 - BIBLIOTECA PERSONAL, colección y prólogos.
- Intento familiar de repatriación de los restos del
escritor.
1989 - Prólogo a su OBRA POÉTICA publicada por
Emecé Editores.
1993 - BORGES EN LA ESCUELA FREUDIANA DE
BUENOS AIRES, ensayo.
- Reedición de EL TAMANO DE MI ESPERANZA.
1994 - Encuesta del periódico La Maga: el escritor y los
cuentos más votados resultan “Borges” y dos de
sus relatos.
1995 - “BORGES EN REVISTA MULTICOLOR”, selec-
ción de Irma Zangara.

105
1996 - Fundación Jorge Luis Borges, realizada por María
Kodama en una sede de la calle Anchorena 1660.

106
CONOCIENDO A BORGES

BIBLIOGRAFÍA
OBRAS
Borges, Jorge Luis -OBRAS COMPLETAS - Grandes Autores
Contemporáneos - Círculo de Lectores - Emecé, Bs. As. 1984

BIOGRAFÍAS Y ESTUDIOS CRÍTICOS


Llagostera, María Raquel - BOEDO Y FLORIDA - Prólogo y
Antología- Capítulo - Centro Editor de América Latina - Bs.As.
1980.
Matamoro, Blas - JORGE LUIS BORGES O EL JUEGO TRAS-
CENDENTE.
Prieto, Adolfo - BORGES Y LA NUEVA GENERACIÓN.
Ríos Patrón, José Luis - JORGE LUIS BORGES.
Sabino, Osvaldo - BORGES, UNA IMAGEN DEL AMOR Y DE
LA MUERTE.
Tamayo, Marcial y Ruiz Díaz, Adolfo - BORGES ENIGMA Y
CLAVE.
Teitelboim, Volodia - LOS DOS BORGES - Editorial Sudame-
ricana Chilena, Santiago, 1996.
Vázquez, María Esther - BORGES ESPLENDOR Y DERROTA -
Tusquet Editores.

ARTÍCULOS
LA BIBLIOTECA DE BORGES - Revista Ecos del Parque - Bs.
As., 1993.
SUPLEMENTO ESPECIAL DE LA RAZÓN - Bs. As., 13 deju-
nio de 1996.
PARA ENTENDER A BORGES - 5 - Marzo 1997 - Publicación
Mensual dirigida por Héctor O. Saldaña
Torre Borges, Miguel de - UN DÍA EN LA VIDA DE BORGES.

107
ELIT ANA
CONOCIENDO A BORGES

BORGES HECHO CANCIÓN


A continuación les ofrecemos las letras de las can-
ciones que encontrarán en el casete que se adjunta a este
libro.

FUNDACIÓN MÍTICA DE BUENOS AIRES


¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.

Pensando bien la cosa, supondremos que el río


era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.

Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron


por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.

Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,


durmieron extrañados, dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio, en Palermo.

109
Una manzana entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.

Un almacén rosado como revés de naipe


brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.

El primer organito salvaba el horizonte


con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba YRIGOYEN,
algún piano mandaba tangos de Saborido.

Una cigarrería sahumó como una rosa


el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:


la juzgo tan eterna como el agua y el aire.

MILONGA DE JACINTO CHICLANA

Me acuerdo. Fue en Balvanera,


en una noche lejana
que alguien dejó caer el nombre
de un tal Jacinto Chiclana.

110
CONOCIENDO A BORGES

Algo se dijo también


de una esquina y de un cuchillo;
los años nos dejan ver
el entrevero y el brillo.
Quién sabe por qué razón
me anda buscando ese nombre;
me gustaría saber
cómo habrá sido aquel hombre.

Alto lo veo y cabal,


con el alma comedida,
capaz de no alzar la voz
y de jugarse la vida.

Nadie con paso más firme


habrá pisado la tierra;
nadie habrá habido como él
en el amor y en la guerra.

Sobre la huerta y el patio


las torres de Balvanera
y aquella muerte casual
en una esquina cualquiera.

No veo los rasgos. Veo,


bajo el farol amarillo,
el choque de hombres o sombras
y esa víbora, el cuchillo.

11
Acaso en aquel momento
en que le entraba en la herida,
pensó que a un varón le cuadra
no demorar la partida.

Sólo Dios puede saber


la laya fiel de aquel hombre;
señores, yo estoy cantando
lo que se cifra en el nombre.

Entre las cosas hay una


de la que no se arrepiente
nadie en la tierra. Esa cosa
es haber sido valiente.

Siempre el coraje es mejor,


la esperanza nunca es vana;
vaya pues esta milonga
para Jacinto Chiclana.

BUENOS AIRES

Y la ciudad, ahora, es como un plano


de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto


me han deparado los comunes casos

112
CONOCIENDO A BORGES

de toda suerte humana; aquí mis pasos


urden su incalculable laberinto.

Aquií la tarde cenicienta espera


el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto.

MILONGA DE CALANDRIA

Servando Cardoso el nombre


y No Calandria el apodo;
no lo sabrán olvidar
los años que olvidan todo.

No era un científico de esos


que usan arma de gatillo;
era su gusto jugarse
en el baile del cuchillo.

Cuántas veces en Montiel


lo habrá visto la alborada
en brazos de una mujer
ya tenida y ya olvidada.

El arma de su afición
era el facón caronero.

113
>

Fueron una sola cosa


el cristiano y el acero.

Bajo el alero de sombra


o en el rincón de la parra,
las manos que dieron muerte
sabían templar la guitarra.
Fija la vista en los ojos,
era capaz de parar
el hachazo más taimado.
¡Feliz quien lo vio pelear!

No tan felices aquellos


cuyo recuerdo postrero
fue la brusca arremetida
y la entrada del acero.

Siempre la selva y el duelo,


pecho a pecho y cara a cara.
Vivió matando y huyendo.
Vivió como si soñara.

Se cuenta que una mujer


fue y lo entregó a la partida;
a todos, tarde o temprano,
nos va entregando la vida.

114
CONOCIENDO A BORGES

DESPEDIDA

Entre mi amor y yo han de levantarse


trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.


O tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.

ALGUIEN LE DICE AL TANGO

Tango que he visto bailar


contra un ocaso amarillo
por quienes eran capaces
de otro baile, el del cuchillo.

Tango de allá en Maldonado


con menos agua que barro,
tango silbado al pasar
desde el pescante del carro.

Despreocupado y zafado,
siempre mirando de frente,
tango que fuiste la dicha
de ser hombre y ser valiente.
115
Tango que fuiste feliz,
con vos yo también lo he sido
según me cuenta el recuerdo,
el recuerdo o el olvido.

Desde ese ayer, cuántas cosas


a los dos nos han pasado:
la partida y el pesar
de amar y no ser amado.

Yo habré muerto y seguirás


orillando en nuestra vida,
Buenos Aires no te olvida
tango que fuiste y serás.

¿DÓNDE SE HABRÁN IDO?


Según su costumbre, el sol
brilla y muere, muere y brilla
y en el patio, como ayer,
hay una luna amarilla,
pero el tiempo, que no ceja,
todas las cosas mancilla.
-Se acabaron los valientes
y no han dejado semilla.

¿Dónde están los que salieron


a libertar las naciones

116
CONOCIENDO A BORGES

o afrontaron en el Sur
las lanzas de los malones?
¿Dónde están los que a la guerra
marchaban en batallones?
¿Dónde están los que morían
en otras revoluciones?

-No se aflija. En la memoria


de los tiempos venideros
también nosotros seremos
los tauras y los primeros.
El ruin será generoso
y el flojo será valiente:
no hay cosa como la muerte
para mejorar la gente.

¿Dónde está la valerosa


chusma que pisó esta tierra,
la que doblar no pudieron
perravida y muerte perra,
los que en el duro arrabal
vivieron como en la guerra,
los Muraña por el Norte
y por el Sur los Iberra?

¿Qué fue de tanto animoso?


¿Qué fue de tanto bizarro?
A todos los gastó el tiempo,
a todos los tapa el barro.
Juan Muraña se olvidó

117
del cadenero y del carro
y ya no sé si Moreira
murió en Lobos o en Navarro.

-No se aflija. En la memoria...

EL TÍTERE

A un compadrito le canto
que era el patrón y el ornato
de las casas menos santas
del barrio de Triunvirato.

Atildado en el vestir,
medio mandón en el trato;
negro el chambergo yla ropa,
negro el charol del zapato.

Como luz para el manejo


le firmaba un garabato
en la cara al más garifo
de un solo brinco, a lo gato.

Bailarín y jugador,
no sé si chino o mulato,
lo mimaba el conventillo,
que hoy se llama inquilinato.

A las pardas zaguaneras


no les resultaba ingrato

118
CONOCIENDO A BORGES

el amor de ese valiente, -


que les dio tan buenos ratos.

El hombre, según se sabe,


tiene firmado un contrato
con la muerte. En cada esquina
lo anda acechando el mal rato.
Un balazo lo tumbó
en Thames y Triunvirato;
se mudó a un barrio vecino,
el de la Quinta del Nato.

MILONGA DE DON NICANOR PAREDES

Venga un rasgueo y ahora,


con el permiso de ustedes,
le estoy cantando, señores,
a don Nicanor Paredes.

No lo vi rígido y muerto
ni siquiera lo vi enfermo;
lo veo con paso firme
pisar su feudo, Palermo.

El bigote un poco gris


pero en los ojos el brillo
y cerca del corazón
el bultito del cuchillo.

119
El cuchillo de esa muerte
de la que no le gustaba
hablar; alguna desgracia
de cuadreras o de taba.

De atrio, mas bien. Fue caudillo,


sino me marra la cuenta,
allá por los tiempos bravos
del ochocientos noventa.

Lacia y dura la melena


y aquel empaque de toro;
la chalina sobre el hombro
y el rumboso anillo de oro.

Entre sus hombres había


muchos de valor sereno;
Juan Muraña y aquel Suárez
apellidado el Chileno.

Cuando entre esa gente mala


se armaba algún entrevero
él lo paraba de golpe,
de un grito o con el talero.

Varón de ánimo parejo


en la buena o en la mala;
“en casa del jabonero
el que no cae se refala”.

120
CONOCIENDO A BORGES

Sabía contar sucedidos,


al compás de la vihuela,
de las casas de Junín
y de las carpas de Adela.

Ahora está muerto y con él


cuánta memoria se apaga
de aquel Palermo perdido
del baldío y de la daga.

Ahora está muerto y me digo:


¿Que hará usted, don Nicanor,
en un cielo sin caballos
ni envido, retruco y flor?

MILONGA DE LOS MORENOS

Alta la voz y animosa


como si cantara flor,
hoy, caballeros, le canto
a la gente de color.

Marfil negro los llamaban


los ingleses y holandeses
que aquí los desembarcaron
al cabo de largos meses.

En el barrio del Retiro


hubo mercado de esclavos;

121
de buena disposición
y muchos salieron bravos.

De su tierra de leones
se olvidaron como niños
y aquí los aquerenciaron
la costumbre y los cariños.
Cuando la patria nació
una mañana de Mayo,
el gaucho sólo sabía
hacer la guerra a caballo.

Alguien pensó que los negros


no eran ni zurdos ni ajenos
y se formó el Regimiento
de Pardos y de Morenos.

El sufrido regimiento
que llevó el número seis
y del que dijo Ascasubi:
“Más bravo que gallo inglés”.

Y así fue que en la otra banda


esa morenada, al grito
de Soler, atropelló
en la carga del Cerrito.

Martín Fierro mató a un negro


y es casi como si hubiera
matado a todos. Sé de uno
que murió por la bandera.

Ue
CONOCIENDO A BORGES

De tarde en tarde en el Sur


me mira un rostro moreno,
trabajado por los años
y a la vez triste y sereno.

¿A qué cielo de tambores


y siestas largas se han ido?
Se los ha llevado el tiempo,
el tiempo que es el olvido.

123
CONOCIENDO A BORGES

ÍNDICE
Aproximación a su vida y a su obra
Primeros pasos por la vida
Raíces Yi

La iniciación europea 17

Retorno a la ciudad natal 21

Primeros libros 20

El círculo amistoso 29

Borges y el arrabal 35

Borges y el Martón Fierro 41

Borges y sus símbolos 47

Borges y el cuento
Borges y los libros 61

Borges y el amor 65

125
Borges por Borges 71
Despedida 79
En recuerdo 81
Cronología 83
Bibliografía 107
Borges hecho canción 109
Este libro se terminó de imprimir en
GAMA Producción Gráfica
Martín Rodríguez 545
Buenos Aires
Junio de 1997
WA TN 9073Il
311 72 04575
NT A

MNR
e libro, a co en Diove síntesis lo más desta-
o ola (oo Jorge Luis Borges, sólo
Ma E toto! ojo (oo loto
E ole sa
gustado a US de o SS oleto pos LS

- Borges no nos ha oleo autobicgrafíe


[9 (0 loteolo!¡o suyo, en prosa o en versos, contiene.
dolo Mois o lolololo(e ooo o lo o
frazado en personaje. Por eso es que se puede pre-
sentar la vida de este autor a través de sus mismos es-
A odo oo Reitero
eJolto llololoA (ooo (oh
o O A le ao oa] e
nor Mic o ls iio mo o Vo
io o o o toa a
maestros, es seguro que ha de inducir a profundizar en
LA: Elio lo MilleoRoo pro
NA A E loe eo o)
o Ne oo EN abs eel]

.S.BiN.: 950-768-151-5

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