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JOSÉ ZORRILLA

SU VIDA, SUS OBRAS, SU MUERTE,


EL H O M E N A J E NACIONAL
TRIBUTADO Á SU MEMORIA.

XÍ..GJ Anécdotas, versos-suyos escogidos, artículos pAjl


QJ^necrológicos y epiceyos de reputadísimos autores, ^r-flx

DEL ÚLTIMO POETA ROMÁNTICO ESPAÑOL


RECOPILADOS POK

UN GACETILLERO DE « L 1 H I 3 L I C I D A D »
Y D E D I C A D O S P O R E L M I S M O

Á L A S BLASONADAS É I L U S T R E S DAMAS
que protegieron en vida al incomparable cantor
de las tradiciones patrias,

. Á las Sociedades y Cor por aciones


que lo honraron vivo ó muerto,
Á L O S L I T E R A T O S T O D O S

A J^A PKKiXSA J«
T X GENERAL.

Ést. Tipográfico de I\ Gómez de la Cruz.


Calle del Ángel, número 7,
1893.
losé lorrilla.
SU V I D A , SU SOBRAS, SU M U E R T E ,

E L HOMENAJE NACIONAL
TRIBUTADO Á SU MEMORIA.
Su Ylda, sus obras, su muerte,
EL HOMENAJE NACIONAL
TRIBUTADO Á SU MEMORIA

*• ANÉCDOTAS, VERSOS SUYOS ESCOGIDOS,


ALGUNOS DE ELLOS INÉDITOS,
ARTÍCULOS NECROLÓGICOS Y EPICEYOS DE
REPUTADOS AUTORES

DATOS PARA LA BIOGRAFÍA


DEL ÚLTIMO POETA ROMÁNTICO ESPAÑOL

R E C O P I L A D O S POR

m GACETILLERO DE « L A P U B L I C I D A D »

GRANADA.
Est. Tipográfico de F . G ó m e z d e la C r u z
Calle del Ángel, núm. 7.
1893.
Es propiedad del
editor.
Queda heeJw el de-
pósito que marca la
Ley.
Dos palatoul lector.
Con m o t i v o de la muerte del i n -
signe poeta Z o r r i l l a , la prensa es-
pañola ha publicado, intercalándo-
los con poesías suyas escogidas y
algunas inéditas, numerosos ó i n -
teresantes artículos necrológicos y
epicedios, anécdotas, rasgos b i o g r á -
ficos, crónicas prolijas de su e n -
tierro y de las sentidas y cariñosas
manifestaciones de duelo nacional
tributadas á su m e m o r i a ; trabajos
en su mayor parte debidos á los más
reputados ingenios, que así han de-
jado escritas hermosas y brillantes
páginas, que á la v e z honran y
enaltecen los singulares méritos
del que fué nuestro ú l t i m o trova-
dor, y á esta noble patria, á la cual
dedicó casi íntegramente las mará-
— G —

villosas proel acciones de su i n e o m -


parable estro, cantando sus g l o r i a s
y tradiciones.
Nosotros, que deseamos como e l
que más, rendir nuestro homenaje
de admiración y cariño hacia e l au-
tor precelentísimo de Granada, h e -
mos ideado un medio de realizar t a n
patriótico s e n t i m i e n t o , sin escribir
n i n g u n a elegía, que por brotar de
nuestra torpe pluma, más b i e n fue-
ra a g r a v i o que alabanza para e l g e -
n i o que, al abandonar la tierra» ha
entrado á ocupar merecido puesto
e n e l t e m p l o de la i n m o r t a l i d a d ,
n i siquiera lamentando en cuatro
v e r s o s octosílabos, que la m u e r t e
n o respete á hijos tan exclarecidos
de las Musas; sino de un modo m u y
sencillo que nadie habrá de t a c h a r -
nos, y que muchos amantes de las
L e t r a s nos agradecerán sin d u d a :
reuniendo en este modesto l i b r o
aquellos trabajos literarios d e d i c a -
dos al g r a n poeta, expresiones d e -
— 7 —

licadas y bellas de los afectos de


amor y gratitud que el pueblo ibe-
ro siente hacia aquel esclarecido
hijo suyo á quien, si la muerte
arrebató, no pudo llevarse con él
sus admirables obras, sus singula-
res méritos y su glorioso y g r a t í s i -
mo recuerdo, pues le queda un cul-
to de simpatía entusiasta y du-
radera como su patria, en todos los
corazones. Recopilados esos artícu-
los y versos magníficos, consegui-
remos hacerlos peremnes, que es e l
mayor honor que pudiéramos t r i -
butar á Zorrilla, pues ya se sabe que
los periódicos, después que se leen
no suelen conservarse, y , además,
que es difícil reunir todos los que
á nosotros nos han servido al objeto
antes dicho.
A esto se reduce nuestro trabajo,
en el que no nos hemos quebrado
la cabeza, como se suele decir; pero
tampoco reclamamos que se nos r e -
conozca un esfuerzo intelectual que
— G —

no hemos tenido necesidad de ha-


cer: no pretendemos, pues, nada; si
acaso que se j u z g u e q u e n u e s t r o
pensamiento es eficaz, patriótico y
loable.
Ha sobrevivido á su época... Nació
en Valladoüd en 21 de Febrero de 1817,
cinco años después del autor de Juan
Lorenzo, del cual había de ser cariñoso
a m i g o , y en compañía del cual debía
recorrer alguna vez la senda del arte
escénico. Fué su madre doña N i c o m e -
des Moral; fué su padre D. José Z o r r i -
lla, alcalde de casa y corte en Madrid,,
en tiempo de Calomarde, magistrado
después, hombre de carácter entero,
de genio adusto, de principios autori-
tarios, recto y probo, mal avenido con
todo movimiento reformador del G o -
bierno ni de las costumbres; de aque-
llos varones que juzgando el poder p a -
ternal menos un derecho de la Natura-
— 10 —
leza que una institución política, e n -
cubren las ternuras del corazón, bajo
los acentos de la s e v e r i d a d . Era l o q u e
l l a m a m o s hoy un h o m b r e chapado á la
a n t i g u a ; de los que sólo q u e d a n sus
retratos en las salas de r e c i b o , g r a c i a s
al pincer de los Goyas y los L ó p e z , y
que nos inspiran respeto aún desde e l
lienzo en que aparecen tan insensibles
c o m o cuando v i v i e r o n forrados en su
t o g a y adornados con el blanco encaje
de sus v u e l i l l o s . Conviene detenerse á
m i r a r este retrato del padre de nues-
t r o poeta, p o r q u e su r i g i d e z y su i n -
t r a n s i g e n c i a , v i r t u d e s de tal época
respetables para todos y más para su
hijo, decidieron al fin de su porvenir y
d e su v i d a .
En 1827 los padres de Zorrilla v i n i e -
r o n á Madrid y ésle ingTesó en el Real
S e m i n a r i o de N o b l e s . Hubo que hacer
para ello i n f o r m a c i ó n de nobleza; y fá-
c i l m e n t e se repara que esta i n f o r m a -
ción quedó hecha no tan sólo en el a r -
c h i v o del s e m i n a r i o sino también d e s -
pués en sus o b r a s , todas llenas del e s -
píritu caballeresco. T u v o allí Z o r r i l l a
por compañeros k los más encumbrados
títulos y r e c i b i ó la educación inútil y
b r i l l a n t e del noble. Dibujar, tirar a l a s
— 11 —
armas, leer á escondidas libros de ame-
na literatura y hacer versos; he aquí
sus ocupaciones predilectas. Leía á
W a l t e r Scott, á Fenimore Cooper, á
Chateaubriand. Estos autores fueron
las nodrizas de su entendimiento. Había
sido fundado el colegio y era d i r i g i d o
por los jesuítas que adivinaron al poe-
ta, celebraron sus versos y gustaban
de oírle declamar en el teatrito donde
se celebraban los exámenes, algunas
comedias <ie Lope y Calderón, refundí- "
das, y sin duda mejoradas por los pa-
dres. Zorrilla era primer actor de aquel
teatro; circunstancia digna de recor-
dación, pues nos indica el origen de
sus aficiones al drama antiguo y nos
explica su especial manera de leer el
verso, que no es propia lectura sino
recitación y casi, casi, música.
Salió del Seminario el año'52; y más
tarde, muerto ya Fernando V I I y e n -
cendida la guerra civil, fué á estudiar
leyes á la Universidad de Toledo. Su
padre se encontraba á la sazón deste-
rrado en Lerma. Sus impresiones de
Toledo viven con hermosos colores en
sus Leyendas y en sus primeras poe-
sías. Estudiaba las ruinas y las tradi-
ciones: leía las obras de Víctor H u g o ,
— 12 —

de E s p r o n c e d a , de A l e j a n d r o D a m a s .
Leía también el Romancero, Jusn de Me-
na y J o r g e Manrique. El espíritu de la
r e v o l u c i ó n e n v u e l t o en ia dalmática es-
pañola, esta era su musa p o r entonces,
en e f e c t o . Mientras su padre le creía
un l e g i s t a , él se complacía en no s e r
más que un r o m á n t i c o . I m a g i n é m o n o s
un j o v e n d e l g a d o , pálido, descuidada-
m e n t e v e s t i d o , con una caballera s a l -
vaje, miradas animadas por la e x c i t a -
ción del insomnio y la centella del g e -
nio; un tipo de afectada g r a n d i o s i d a d ,
p r e m e d i t a d a m e n t e e x c é n t r i c o . Quedá-
base p a s m a d o mirando los rosetones
g ó t i c o s de la catedral como si fuesen
las claraboyas del P a r a í s o , vagaba p o r
los cementerios á la media noche, c o -
m o si quisiera estudiar la vida en el
vacío de ío^s c r á n e o s ; ponía sobre los
p r i n c i p i o s políticos y r e l i g i o s o s y la
autoridad paterna!, los delirios d e la
revolución y las dudas de los e n c i c l o -
p e d i s t a s . ¡En su e x t r a v í o llegó hasta
c o n t r a e r amistad con Miguel de l o s
.Santos A l v a r e z ! S u m e r g i d o , pues, v o -
l u n t a r i a m e n t e en tan supremos h o r r o -
r e s , debía considerarse poeta. Y no s e
engañaba, que lo era á pesar de e s t o .
E l resultado de tales e x t r a v í o s estaba
Ya previsto por Jos entendimientos diá-
íanos: Zorrilla no podía ser jurista,
probablemente no pasaría de ser un
pobre diablo ó un loco. El mismo r e -
nunció á los estudios y se negó á los
exámenes. L e encajaron, pues, en una
gatera de retorno para L e r m a y á c a r -
g o del mayoral; pero él, sin ser visto,
montó sobre una yegua que pastaba
suelta en el campo; l l e g ó á Valladolid,
vendió la y e g u a , tomó pasaje para Ma-
drid en una galera y tres dias después
entraba en la corte. Había roto con el
pasado, con la autoridad paternal y
con su conciencia; estaba, pues, huér-
fano y pobre. A la luz del sol ¡cuántas
esperanzas le acariciaron sin duda! p e -
r o . . . en sus noches ¡qué triste debió
ofrecérsele el porvenir!
Zorrilla mismo ha contado que en
aquella época vivió difícilmente de su
lápiz y de su pluma, que se dio á p r e -
dicar una política de locos sobre las
mesas del Gafó Nuevo y que fundó un
j^eriódieo tan acepto al Gobierno que
éste envió la justicia para prender á t o -
dos los r e d a c t o r e s . Zorrilla se escapó
por un balcón, disfrazóse luego de j i -
tano y burló así la persecución de los
aguaciles. El movimiento revoluciona-
— l i -

r i o que v i n o después le p e r m i t i ó v o l -
v e r á M a d r i d pocos días antes de la
m u e r t e y entierro de L a r r a , fecha d o -
b l e m e n t e m e m o r a b l e para la prosa y
la poesía. Cierto i t a l i a n o , al s e r v i c i o
del infante don Sebastián, le s u g i r i ó
la idea de hacer unos versos al g r a n
escritor cuyo suicidio era c o n v e r s a c i ó n
y a s o m b r o de M a d r i d . — Y o haré q u e
se p u b l i q u e n — l e d i j o — y quizá puedan
v a l e r a l g o . — V i v í a Zorrilla entonces
en el z a q u i z a m í de un c e s t e r o , y d i c e
que c o m p u s o los v e r s o s á la luz de una
vela que él m i s m o había c o m p r a d o ; y
que no teniendo pluma ni tinta a c o m o -
dó, al objeto, un m i m b r e y se s i r v i ó
del tinte azul con que los m i m b r e s se te-
ñ í a n . A n t e s Zorrilla en compañía de San-
tos A l v a r e z habíase l l e g a d o á v e r el
cadáver de L a r r a , expuesto en la b ó -
veda de S a n t i a g o , buscando i n s p i r a -
ciones en la c o n t e m p l a c i ó n lastimosa
d e la humana miseria. A la mañana
s i g u i e n t e se verificó el e n t i e r r o , d i r i -
g i é n d o s e la c o m i t i v a al camposanto d e
la puerta de F u e n c a r r a l . Era una t a r -
d e de F e b r e r o que unía su tristeza á
las t r i z t e z a s de los espíritus. E l g r a n
s a t í r i c o , m á s t e m i d o que amado en v i -
da., parecía h a b e r dado á sus p r o p i a s
— 15 —
enemigos, destruyéndose, una terrible
reparación; el duelo era universa!, I lo -
ránbanle cuantos habían penetrado en
los rincones de su alma, para la amis-
tad y el amor adornados y floridos;la-
mentaban los demás su juventud y t a -
lento malogrados; dejaba en todos los
labios sed de su amargura. L l e g a d a
que fué la comitiva al cementerio, el
Sr. Roca d s T o g o r e s , después marqués
de Molins, pronunció ante el ataúd una
oración fúnebre, nuevo motivo de d o -
lor y de lágrimas. Iba el cortejo á d i s -
persarse cuando un incidente inopina-
do le detuvo. Un joven desconocido, p á -
lido, trémulo, de armoniosa voz, de
mirada sublime, recitaba unos versos,
y en ellos se difundían por aquel tris-
te recinto la duda, el desconsuelo, la
desesperación de L a r r a : universales
sentimientos de aquella juventud y de
aquella solemnidad. Esta composición
era una blasfemia lanzada sobre !a
tumba de un suicida.—Desde ese día
Zorrilla fué poeta; desde ese día su
melena larga, su tez pálida, su o r g u -
lloso desaliño no parecieron un r i p i o .
Fué lo que ya era en realidad, un g e -
nio.
Bien pronto le admitieron en su
— 16 —
a m i s t a d y le aposentaron en su c o r a -
zón, Bretón, Ventura de la V e g a , Gil
y Z a r a t e , García G u t i é r r e z , Hartzen-
busch, Donoso Cortés, Pastor Díaz, Es-
cosura, Pacheco, Espronceda, V i l l a l t a ,
Mesonero R o m a n o s y otras i l u s t r a c i o -
nes, lo cual le dio esa brillantez social
d e q u e se paga la juventud y que hace
m e n o s sensible las inquietudes del
h a m b r e . No taidó mucho t i e m p o , sin
e m b a r g o , en abandonar la tertulia de
Espronceda. Este A p o l o del r o m a n t i c i s -
m o se le presentaba g r a n d i o s o en su
h e r m o s u r a ; p e r o i n c o m p r e n s i b l e . El
r o m a n t i c i s m o de Zorrilla era puramen-
t e un f u e g o del espíritu y el de E s -
pronceda un v e r d a d e r o t e m p e r a m e n t o ;
la duda filosófica era para el joven p o e -
ta un tema poético y para el autor d e
El Diablo Muníio una llaga del c o r a -
zón. La mujer se le presentaba al uno
c o m o habitadora de un j a r d í n , llena el
halda de flores; el otro parecía no v e r
en ella sino una copa de b a r r o , h e n c h i -
da del v i n o de los placeres. No podía
c o m p r e n d e r Z o r r i l l a , entonces, todo el
d o l o r , y por lo tanto, toda la poesía de
aquel b r i l l a n t e c í n i c o . La c h i s m o g r a -
fía de la sociedad le hastiaba: le r e -
pugnaban las a g i t a c i o n e s p o l í t i c a s : su
- - 17 —
corazón virgen pedía luz, frescura, e n -
tusiasmo, ilusiones, a l g o más d i g n o
del espíritu y más sublime. No ie veía
en los demás y se encerró en su b u h a r -
dilla á contemplar su alma y a l i m e n -
tarse y hermosearse con ella. Niño por
su inocencia, pareció un viejo por su
conducta. Trabajaba sin cesar, marti-
rizaba su inspiración. Su musa era bella
sin duda, pero desmelenada, descom-
puesta, desfallecida, muchas veces; inco-
rrecta, siempre: musa, al fin, j o r n a l e r a .
Tenia Zorrilla veinticuatro años por
esta época y buscando siempre h o r i -
zontes para la vida, propuso á García
Gutiérrez escribir una obra dramática
en colaboración. Con Juan Dándolo, y
en compañía tan excelente dio c o m i e n -
zo á sus triunfos escénicos. García G u -
tiérrez era ya el aplaudido poeta de
"El Trovador.. El aplauso que obtuvo
Juan Dáudalo decidió á Zorrilla por e l
teatro, que cultivó, entonces, con p r e -
ferencia. Antes ele considerar á Z o r r i -
lla como autor dramático, consideré-
mosle como poeta lírico. Esta conside-
ración es conveniente y también n e c e -
saria, pues sus dramas no son más que
dilatadas poesías, poemas de t r o v a d o r ;
leyendas.

2
— 18 —
Un crítico eminente, ha dicho al e s -
c r i b i r la biografía del duque de R i v a s ,
q u e el autor del Don Alvaro había s i d o
eí último poeta e s p a ñ o l . Y o me p e r m i -
to reclamar este puesto para Z o r r i l l a :
en él concluye la dinastía de nuestros
poetas nacionales. Si bien debe sus p r i -
m e r a s inspiraciones al r o m a t i c i s m o
francés, bien pronto su carne española
y sus huesos españoles; los r e c u e r d o s
de su infancia; la nostalgia de su h o -
g a r ; la efusión de su fe r e l i g i o s a y sus
supersticiones; la austera sombra de
su padre; los d e s l u m b r a m i e n t o s que l e
produjeron las pasadas g r a n d e z a s de la
patria; su educación entre nobles; las
comedias de capa y espada y los d r a -
m a s de C a l d e r ó n y L o p e que r e p r e s e n -
tó de niño; el énfasis de su acento y de
su e s t i l o ; su i m a g i n a c i ó n oriental; su
v a g a b u n d e z llena de aventuras de G i l
Blas y desventuras de Quijote, todo le
l l e v ó , no tan solo á ser poeta nacional,
sino á ser el poeta de la tradición. E n -
t r e Don Alvaro y Don Juan Tenorio,
que sintetizan perfectamente los c a r a c -
teres poéticos del duque de R i v a s y de
Z o r r i l l a , es sin duda el Don Alvaro,
m á s - b e l l o , pero no más castizo. Sin p r o -
p ó s i t o de afirmar esta indicación h a r é
— 19 —
Juego algunas consideraciones, que pu-
dieran confirmarla. Zorrilla es poeta
español, nacional, tradicional, cristia-
no y católico. Mientras que el coro de
poetas sin fe que presidía Espronceda,
entonaba un canto á la humanidad que
parecía un lamento, él visitaba las r u i -
nas de las catedrales, de los monaste-
rios, de los palacios, de las ciudades
castellanas: y sentado sobre una rota
columna, evocaba reyes, caballeros, t o -
gados, inquisidores, frailes, monjas, j u -
g l a r e s , mágicos... al popular i g n o r a n -
te é inquieto; no para escarnecerlos,
sino para coronarlos coa luz de la i n s -
piración cristiana, con la llama del fa-
natismo, á veces Tiene de poeta con-
temporáneo lo que debe á su s i g l o : el
lenguaje, la posesión de Jos tesoros de
cinceladas palabras que los antiguos
poetas le han legado; tiene de poeta
universal las fórmulas concretas y vehe-
mentes del sentimiento; la intuición de
los destinos de la humanidad; la elec-
ción instintiva de lo bello.
E s tan castizo, que sus defectos son
como sus bellezas, españoles; la ima-
ginación predomina en él sobre el sen-
timiento; la descripción sobre la acción,
la g a l l a r d í a sobre la naturalidad; la
— 20 —
m a g n i f i c e n c i a sobre todas sus otras
c u a l i d a d e s . C o n m u e v e menos que a d -
m i r a . Es más feliz en la pintura de l a N a -
turaleza que en la de los pensamientos;
es m á s artista que pensador y más c o -
lorista q u e dibujante; más vario que
p r o f u n d o ; pomposo en bojas y flores;
siente mejor al h o m b r e que á la m u -
j e r , y mejor que al hombre á Dios. Z o r r i -
l l a no tiene sitio en la poética del s i -
g l o X I X , si no se le permite sentarse
s o b r e el sepulcro de la poesía e s p a ñ o -
l a . N i n g ú n país, n i n g u n a literatura le
reconocería p o r suyo y sólo sería r e c i -
bido con j ú b i l o , donde ya lo fué otras
v e c e s , en otras E s p a ñ a s , en nuestro
antíg'uo t e r r i t o r i o a m e r i c a n o .
E n la colección de sus poesías, las
p r i m e r a s son de escaso v a l o r . El p o e -
ta busca su c a m i n o entre las s o m b r a s .
E l pensamiento no encuentra su natu-
r a l vestidura, y se cubre con un traje
z u r c i d o de riquísimas telas y de hara-
p o s . A g í t a s e el estilo en c o n v u l s i v o s
e s t r e m e c i m i e n t o s , cortando su canto
m a r a v i l l o s o con repetidas disonancias.
A l r e b e l a r s e contra su padre, p a r e c e
h a b e r s e rebelado también contra Dios.
U n e s c e p t i c i s m o sin trascendencia, s u -
j e t a su inspiración á la tierra y al s i -
glo. Guando vuelve los ojos hacia el
pasado, sus palabras caen sordamente
c o m o piedras en un abismo. Así se r e -
tuerce buscando la fórmula poética que
debe abrir los tesoros de que siente
llena su imaginación. Un día, por fin,
exclama: [Bello es vivir, la vida es la
armonia\ y al sonar esta divina frase,
la inspiración surge y le dice: ¡Heme
aquí, poeta! El raudal brota claro, a r -
m o n i o s o , abundante... Ya no se verá
la Naturaleza recubierta por él de p i e -
dras falsas, de flores de trapo, de pen-
samientos artificiosos, de versos infla-
dos-, de imágenes monstruosas, de re-
miniscencias torpemente incrustadas;
la creación será pintada por él con la
m i s m a luz del sol y los mismos c o l o -
res de las flores; su voz será la del pá-
j a r o en el amor; la del trueno en las
pasiones; su fecundidad, como la d é l a
tierra, inagotable; su magnificencia
paradisiaca. A partir de este m o m e n -
to, el que i m i t ó tendrá imitadores; se-
rá el poeta de la aristocracia como del
pueblo, y durante un siglo vivirán de
la cadencia de sus. versos, de la c o m -
binación más ó menos ingeniosa de
sus i m á g e n e s , de la falsificación de su
estilo, del saqueo, en fin, de su caudal
— 22 —
poético, muchos que l l a m a r e m o s t a m -
bién grandes poetas. L o s que q u i e r a n
pasar por o r i g i n a l e s , tendrán ya que
saquear á los extranjeros. Él fija, e n -
tonces, su destino; promete c o n s a g r a r -
se á la patria en que nació y á la r e l i -
g i ó n en que v i v e ; tiene á m e n g u a c a n -
t a r á Hércules y á Leónidas, á H o r a c i o
Goclés y á Julio César, habiendo en
nuestra historia un Cid, un P e d r o A n -
súrez, un García P a r e d e s , un H e r n á n
Cortés .. María llorando al pie de la
cruz, las fastuosas c e r e m o n i a s de la
Iglesia católica parécenle más d i g n a s
de un poeta, que Venus y las fiestas de
B a c o . Su propósito era este; p e r o á d e -
cir verdad, y para ser español sobre
todo, no fué el poeta de la r e l i g i ó n , s i -
no de las supersticiones. L o prueban
Para verdades el tiempo, A buen juez
mejor testigo, Recuerdos de Valladolid,
Las dos rosas, El capitán Montoya. Jus-
ticias del rey D. Pedro, Una aventura
de 1360, llar garita la Tornera. Basta-
ría, para declararle por uno de l o s
m á s g r a n d e s poetas nacionales, !a p e r -
fección á que l e v a n t ó en estas Leyendas
el m e t r o g e n u i n a m e n t e español: el
r o m a n c e . E s un romancista popular,
en el sentido de que recibiendo sus
— 23 —-
inspiraciones de la tradición, y hasta
sus g i r o s v u l g a r e s , los devuelve al
pueblo enriquecidos por el a r l e ; v i g o -
rizados por el estilo; afiligranados por
la fantasía con primorosos colores,
más musicales y hasta más españoles.
Todas las obras líricas y dramáticas
de Z o r r i l l a , podrán ser olvidadas con
el tiempo; pero sus romances serán
eternas páginas de nuestra Biblia poé-
tica: del Romancaro. No temen la c r í -
tica ni la comparación. Son narracio-
nes del pasado, que serpean como la
llama, se deslizan como el arroyo y
susurran como el viento: música de
palabras, fuegos artificiales de ideas á
-que responden otras músicas y otras
ideas g e m e l a s en nuestra alma. P a r e -
ce que este metro lleva en sí la g e n e -
ración de la sabiduría, pues cuando
Zorrilla nos habla en romance, todo
lo intenta, todo lo dice, todo lo sabe...
Una florecí lia que nace y cuelga de
un muro, la cazoleta de una espada,
la pluma de un c h a m b e r g o , la escar-
cela de un paje, el tapiz de un p ó r t i -
c o , los dibuja colora y detalla con tal
brío, que parecen seres vivientes é i m -
portantísimos personajes de sus cuen-
t o s y dramas. Y cuando toca en pun-
— 24 —
tos más altos; desafíos, bodas, torneos,
r o m e r í a s , procesiones... ¡Corno p a r e c e
dilatarse nuestra vida y g o z a r p l e n a -
m e n t e de los s i g l o s por él descriptos
con tanta m a g n i f i c e n c i a ! Z o r r i l l a no-
es tan solo nuestro ú l t i m o poeta: es et
ú l t i m o trovador. La fe se e x t i n g u e con
é l ; el pueblo de sus romances m u e r e .
H a b l e m o s , ahora, del autor d r a m á -
tico. Es hablar t a m b i é n del poeta. Si
debe atenderse al j u i c i o de la p o s t e r i -
dad con preferencia al efe los a u t o r e s
y al de los críticos, Zorrilla es solo a u -
tor de un d r a m a : Don Juan Tenorio.
E/ zapatero y el rey. Traidor, inconfesa
y mártir, no han sido vaciados en el
m o l d e de la belleza eterna; e t e r n a m e n -
te c o m p r e n s i b l e ; digna de eterna a d -
m i r a c i ó n . Sobre El burlador de Sevilla
y la refundición de El convidado de
piedra, se propuso Zorrilla escribir un
d r a m a . En las interesantes y n o v e l e s -
cas M e m o r i a s que nos deja para ilus-
tración d e aquellos t i e m p o s y de sus
obras, encontramos noticias r e l a t i v a s
á la confección del Don Juan, y el j u i -
c i o crítico que á su m i s m o autor l e
m e r e c e . Zorrilla se c o m p r o m e t i ó á es-
c r i b i r el d r a m a en v e i n t e días; fiado
¿ólo en su intuición de poeta y en su
— 25 —
extraordinaria facultad de versificar.
El resultado de esta audacia fué, sin
e m b a r g o , tan glorioso, que no hay
obra en nuestro teatro español, anti-
g u o ni moderno, que le haya obtenido
mayor. Don Juan Tenorio se represen-
ta en España todos ios años por todas
las compañías de verso; sus represen-
taciones duran quince días, con otros
tantos llenos, corno si se ofreciese at
público la más interesante novedad;
no hay español de alguna ilustración
que no le haya visto ó leído; no hay
español ni americano que no conozca
este nombre, y este tipo, y por ellos,
al poeta. Cuarenta y siete años de con-
tinuo aplauso le forman magnífica ovac
ción. Ni se adivina el término de las
admiraciones, pues cada año se extien-
d e con el número de teatros. Hasta Ja
infancia le aprende ante los tinglados
donde le representan muñecos de palo.
Ha venido á ser un drama conmemo-
rativo, nacional, universal. ¡Extraño
conjunto de elementos sociales, litera-
rios y r e l i g i o s o s ; que no todos los es-
pectadores comprenden, pero que to-
dos admiran y aplauden 1 Don Juan
Tenorio ha matado las demás obras de
Zorrilla, y en v a n o ha sido que éste
haya p r e t e n d i d o l u e g o sobrepasarla.
T o d a ' s u vida se ha c o n s u m i d o en i n -
útiles esfuerzos; diríase que vació s o -
b r e los m o l d e s d e Don Juan T e n o r i o y
de Doña I n é s , su corazón y su c e r e b r o .
El pueblo, que no debo d e c i r el públi-
co, d i j o al poeta: ¡No irás más allál...
Y el poeta se d e t u v o a l l í , s e n t i d o , a i r a -
do, protestando de su m i s m o t r i u n f o ,
d e s p r e c i a n d o las o v a c i o n e s y á las
multitudes q u e se las tributaban, i n -
c r e p á n d o s e á sí p r o p i o , pidiendo en
n o m b r e de la mrsma literatura y de su
propia g l o r i a la d e m o l i c i ó n de esa e s -
tatua; señalando al e l o g i o otras p r o -
ducciones suyas por m e j o r e s . L a o p i -
nión le deja r e t o r c e r s e con desespera-
ción, y simboliza su g e n i o con este
n o m b r e l e g e n d a r i o : Don Juan Teno-
rio.
Don Juan Tenorio es una l e y e n d a
d r a m á t i c a . El apasionamiento del pú-
b l i c o por ella está justificado p o r el
m i s m o poeta, pues ese m i s m o t i p o apa-
rece en casi todas sus narraciones poé-
ticas, y p r i n c i p a l m e n t e en El Capitán
Montoya y en Margarita la Tornera.
N o ha debido, pues, a d m i r a r en Z o r r i -
lla de h a b e r hacho sentir al pueblo lo
que también llenaba su c o r a z ó n . D a -
das sus condiciones de artista, la su-
perioridad estaba en saber e l e g i r . A l
fijarse en El burlador de Sevilla encon-
tró no solo un tema d i g n o de su p o e -
sía, sino el tipo más característico de
la nacionalidad española. Sin apreciar
l a s razones por qué Don Juan r e p r e -
sentaba nuestro carácter, él oía latir
bajo su justillo de terciopelo el cora-
zón de España; el corazón del r o m a n -
ticismo nacional, el suyo propio. A l
restaurar, pues, la antigua figura, na-
da necesitaba para conmover; y para
deslumhrar, y para obtener aplausos,
le bastaba enriquecerla con su m a r a -
villosa fantasía. Busquemos los o r í g e -
nes de este tipo en la sociedad espa-
ñola, de la cual directamente sin duda
la entresacó su p r i m e r poeta Tirso de
Molina: esta investigación podrá ex-
plicarnos su é x i t o .
Terminada la Reconquista, estable-
cida la Inquisición, sacrificados los co-
muneros, ©1 pueblo quedaba inactivo,
el pensamiento sin hoiizontes, el des-
potismo afirmado. Habíase acostum-
brado el pueblo á la idea de que sólo
era nobleza digna de estimación la de
las armas. A ella debía la posesión de
la patria, y esta creencia había debido
— 28 —
a r r a i g a r necesariamente en su corazón
durante s i g l o s , en los cuales sólo ei
valor, la audacia, la temeridad, m e r e -
cían alabanza y recompensa. El l i b r o ,
manuscrito y encerrado en la b i b l i o t e -
ca de a l g ú n g r a n señor, en la celda de
un m o n j e ó en el laboratorio de a l g ú n
alquimista, sospechoso de m a g i a , era
un g o c e particular y p e l i g r o s o ; las
prensas no podían difundir sino el e s -
píritu del catolicismo e x t r e m a d o p o r
las caprichosas e x a g e r a c i o n e s de cien
comentadores fanáticos, historiadores
de todo m i l a g r o y superstición. Ser
buen cristiano y ser valiente eran las
dos virtudes y las dos obligacienes del
caballero; ser buen cristiano la del
v i l l a n o . Dispensábasele á éste del v a -
lor por considerársele don p r o v i d e n -
cial, superior á su c a t e g o r í a . Ociosi-
dad, i g n o r a n c i a , supersticiones: hé
a q u í el l e g a d o d o l o s g r a n d e s reinados
de Isabel y Carlos V. L o s hidalgos v i -
vieron s e d e n t a r i a m e n t e , v i s t i e n d o c o n
o r g u l l o los harapos de la miseria, se
esparcieron por Europa y por A m é r i -
ca, buscando en nuevas g u e r r a s n u e -
v o s honores, ó p i d i e r o n la paz del
cuerpo y del espíritu á los conventos.
El pueblo se e n t r e g ó con más tranqui-
— 29 —
lidad al cultivo de los campos y á la
satisfacción de la pereza; pero, conser-
vando aún respeto á los antiguos idea-
les, entretuvo la ociosidad con la na-
rración de antiguas hazañas, de sus
héroes muertos, que poetizó en sus
consejos. Considerándose digno de ser
despreciado, despreciándose á sí m i s -
m o ; juzgando el despotismo como úni-
co gobierno humano y política de Dios,
la dureza de los impuestos, el orgullo
de los nobles, la injusticia de la j u s t i -
cia, un destello de luz divina que
siempre fulgura desde algún recóndito
seno de la conciencia hasta en el hom-
bre más embrutecido, le hacían aco-
g e r con júbilo cualquier agresión con-
tra los principios sociales. Sin deseos
de reivindicar una. libertad cuya me-
moria no guardaba, deslumhrándole la
perspectiva de un ennoblecimiento po-
sible, nunca negado al villano por
las armas, ya fueran empleadas éstas
©n ayuda del rey, ya contra sus pode-
res y leyes. El valor y la fuerza eran
siempre su admiración, y no dejaban
de serlo, antes le causaban oculto pla-
cer, empleados contra los g o b i e r n o s ;
sabía que para llegar á ser noble, tan
bueno era como ser soldado ser bandi-
— S O -
tlo. Con frecuencia eran llevados á la
m i l i c i a y á sus'más altos puestos i n -
s i g n e s bandoleros, que habían f a t i g a d o
alguna comarca con sus partidas, d a n -
do así la autoridad, pública y escan-
dalosa sanción á sus crímenes. Y si
l o s p o d e r e s políticos relajaban la m o -
ral, tampoco la r e l i g i ó n procuraba
sustentarla. L o s conventos y las e r -
m i t a s llenos estaban de bandidos j u b i -
lados en reputación de santidad; no
había ladrón ni asesino que no se p r e -
parase á las rapiñas y á sus m u e r t e s
con oraciones, y que no tuviese a c o t a -
do un sitio en el Paraíso, al lado del
santo de su devoción, ó j u n t o al coro
de ángeles de la V i r g e n M a r í a . N o p o -
día faltarle m i e n t r a s llevase al pecho
un escapulario y tuviese intención de
a r r e p e n t i r s e . Saber evitar el c a s t i g o en
Ja tierra; tener un a b o g a d o en el Gielo,
hé aquí la moral y la r e l i g i ó n del pue
b l o español en la época de su m a y o r
i m p e r i o . A d v i é r t a s e que la pasión del
pueblo por los g r a n d e s bandidos r e c o -
nocía t a m b i é n la m i s m a causa de su
v e n e r a c i ó n á la nobleza; ésta y aqué-
llos se burlaban y se i m p o n í a n á lo que
él temía y detestaba m á s : á los a l g u a -
ciles, á los jueces, á la j u s t i c i a . Bajo
— 51 —
©1 reinado de ¡Felipe I I crecieron su
ignorancia, su envilecimiento y su fa-
natismo, y con ellos su respeto á la
fuerza, su extravío moral y su afición
á lo maravilloso. En tales momentos
históricos, hombres como Don Juan
Tenorio que representaban todos los
cultos, todas las pasiones, todos los
errores del pueblo, debieron existir y
ser populares y de su historia ó de sus
historias debió formarse una leyenda
que dramatizó, por fin, un fraile poeta.
Llámese Don Juan de Manará, Don
Juan Tenorio, el capitán Montoya ó
Don Juan de Alarcón, como el raptor
de Margarita la Tornera, es la juven-
tud española de muchos siglos: nació
del orgullo y de la hermosura, se crió
á los pechos de la ignorancia, rompió
la ley con la fuerza, buscó furiosamen-
te el placer, dudó de Dios, se arrepin-
tió al morir y está en la Gloria. Toda-
vía hoy si nuestra razón le condena,
nuestro corazón y nuestra fantasía le
encuentran hermoso. El día en que
esa realidad histórica produzca repug-
nancia en nuestro pueblo, cualquiera
que sea su ropaje poético, el día en que
anunciándose Don Juan Tenorio estén
vacíos los teatros, España habrá llega-
— 32 —
do á su completa civilización; pero no
será E s p a ñ a .
Duran los efectos y permanece, pues,
el encanto; es hoy, s e g u r a m e n t e , ma-
y o r <{ue nunca; siéntese la realidad
del personaje y t i e n e , sin e m b a r g o ,
p r e s t i g i o y m i s t e r i o de t r a d i c i ó n . C r í -
ticos d i s t i n g u i d o s han dado la p r e f e -
r e n c i a al drama de T i r s o sobre los
d e m á s escritos con el m i s m o asunto,
p o r su c l a r i d a d , unidad y sencillez. Su
elección es aceptada filosóficamente, y
j u z g a n d o solo en esos d r a m a s la figura
de Don Juan. P e r o las creaciones tea-
t r a l e s , como los h o m b r e s de sociedad,
sólo pueden presentarse con el traje
del día. Une el Don Juan de Zorrilla á
la novedad de su traje, la luz poética
que refleja en él Doña I n é s , v e r d a d e r a
creación y v i g o r o s o contraste de T e -
n o r i o . Es la Margarita de este Fausto
m e r i d i o n a l , y si nc arranca uno á uno
los pétalos d e una flor para saber si es
ó no es querida, pasa y repasa entre
sus dedos las cuentas de su r o s a r i o ,
una por Don Juan y utra por Dios- Es
la encarnación de la mujer española.
P o r esto el drama de Zorrilla es o r i g i -
nal sin haber p e r d i d o el p r e s t i g i o de
su n a c i o n a l i d a d ; por esto l l e v a un s e -
— 33 —
lio de indestructible permanencia; por
esto, aunque su obra sea desordenada
en conjunto, contradictoria en el ca-
rácter de Don Juan, incorrecta en su
versificación, monstruosa muchas v e -
ces, es la que v i v e , la que conmueve,
la que se representa.
¡Magnífica leyenda en v e r d a d ! En
ella aparece con brillantísimo color el
hombre del Mediodía, orgulloso, i g n o -
rante y brutal. Necesita amar y nece-
sita creer. Poco le importa si lo que
ama es digno de a m o r ; basta que con-
mueva su corazón y recree sus o j o s ;
ni en cuál superstición ponga su fé;
basta que sea maravillosa. Sus p a s i o -
nes buscarán el placer hasta en el c r i -
men; no ha de faltarle el perdón en s u
última hora. Cuanto más espantable
sea el delito le atraerá con mayor fas-
cinación: matando gozará su crueldad;
profanando la casa de Dios se d e l e i t a -
rá en el sacrilegio. Sólo falta que la
organización política favorezca tam-
bién los extravíos di? sus pasiones.
Don Juan pudo arrojarse á todo; era
noble y rico, sobre valiente y hermoso.
Don Juan es la más espléndida p e r s o -
nificación del vicio, y Zorrilla nos le
presenta como un sátiro engalanado
3
— 34 —
d e flores y piedras preciosas. E s un
d e m o n i o que se ha propuesto robar án-
g e l e s al cielo, aunque él no c r e e , p o r
de p r o n t o , ni e n el cielo ni en el i n -
fierno. E l amor m i s m o no ha sido has-
ta ahora en él más que un beso dado
s o b r e las rosas de un j a r d í n para m a r -
c h i t a r l a s . . . Es h e r m o s o , es n o b l e , r i -
co audaz, ¿qué más d i g n a misión pue-
}

de proponerse que d i v i n i z a r el v i c i o ?
¿Qué necesita para el l o g r o de su p r o -
pósito? Una espada para matar. El la
c i ñ e . No p o n g á i s los ojos en sus a m o -
r e s , ni la palabra en su honra, ni c o n -
tra su carta en el j u e g o , ni en duda su
palabra, ni le rocéis con el codo al pa-
sar el callejón, ni seáis tan necio que
os p o n g á i s delante de su paso y de su
capricho. ¿Qué necesita á más de su
hoja toledana? O r o , mucho o r o , para
apilarlo en las mesas de sus festines,
y hacerlo rodar sobre los manteles ai
e x t e n d e r borracho, sobre ellos, sus
l a r g a s botas de retorcidas espuelas;
o r o q u e arrojar en saquillos sobre los
mostradores de los mercaderes, á cam-
bio de los terciopelos y rasos de sus
justillos y t a b a r d o s , de los encajes de
sus g o l a s , de las plumas de sus s o m -
b r e r o s , de los diamantes de sus h e b i -
— 35 —
lias y del puño de sus espadas. V a -
lor, riqueza, hermosura, desprecio del
mundo, de los hombres y de Dios,
¿qué más se necesita para ser tirano?
Pero tiene irregularidades en su p r o -
ceder que son grandes, como fuera de
la conducta universal; hasta hace una
buena acción si hay p e l i g r o y no hay
provecho en hacerla. La difamación,
el escándalo, la muerte, van con é l ;
pero va también con él el corazón de
las mujeres. Es el vicio en su más d e s -
lumbrador florecimiento, y ellas van á
posarse en su cáliz, plegando sus alas
de purísimos colores.
Pero ha llegado un día solemne pa-
ra los cortesanos de su valor y su f o r -
tuna. Sevilla le recibe con nuevas ad-
miraciones, y le rodea en la hostería
de Buttarelli, para escuchar de sus
propios labios la recapitulación de un
año de desafueros, contra los desafueros
del mismo año que recapitula también
Don Luis M e g í a . ¡32 muertes! ¡72
mujeres burladas!... No es para a d m i -
rarse según su cuenta. ¡Las enamora en
un día, las consigue en otro, las aban-
dona al siguiente, las sustituye en dos
y las olvida en una hora!... Sin e m b a r -
g o , está para casarse con Doña Inés de
— 36 —
U l l o a ; boda hecha por los padres, que
sólo miran los intereses. Presencian la
escena de la hostería, y dan por robo
el c o m p r o m i s o . Don Juan no se casará
con Doña Inés; pero ju>a seducirla y
r o b a r l a . Entra en el convento y la r o -
ba, trasladándola á una quinta, o r i l l a s
del G u a d a l q u i v i r . Entonces aparece
t r a n s f o r m a d o . El león se ha dejado
vencer por la d u l z u r a , la timidez, y la
inocencia de la g a c e l a . Todavía puede
reconciliarse con la sociedad y con
Dios. Todavía puede ser dichoso sin
ser c r i m i n a l . Ha entrevisto en la t i e r r a
un oasis donde se ama con el a m o r s e -
reno, puro y eterno de los á n g e l e s .
¡Redención por el amor de Doña I n é s ! . .
Vedla, cuan bella, cuan adorable. Si
al tocarla él se ha estremecido de a d -
m i r a c i ó n y de ternura, ¿quién no !a
a d m i r a r á , quién no la amará como él?
¡ P o b r e a v e c i l l a encerrada en una celda
casi desde el nacer, por un padre aus-
t e r o que lleva su corazón enterrado
bajo la cruz de una e n c o m i e n d a ! Es
candida, es a m o r o s a , es i g n o r a n t e , es
b u e n a . L a s voces del placer se e s t r e -
llan contra las tapias de su c o n v e n t o ,
y ella no las entiende: ha nacido en la
j a u l a , y sus a l a m b r e s son el t é r m i n o
— 37 —
del mundo. Escucha con simpatía las
descripciones del v i v i r tranquilo d é l a
virtud que la pinta la abadesa, y p i e n -
sa que un hogar es un convento, y
que dentro y fuera sólo se vive para
rezar. Si le hablan alguna vez de los
hombres, lo dicen que no han nacido
para ser queridos per ser amantes, s i -
no para sor obedecidos como esposos.
De tedas maneras, monja ó dama , si no
se olvida de sus oraciones diarias, si
respeta á sus padres, si confiesa y c o -
m u l g a , será dichosa. Pero esta leyen-
da del Mediodía tiene también un M e -
fistófeles: la dueña. No le trae una caja
con joyas, le trae un horario, y entre
sus hojas una carta de Don Juan. A l
tocarla siente ella un fuego que anima
su sangre y la devora. Por ser linda,
por ser ignorante, por ser noble, una
mujer no deja de ser mujer. El espíri-
tu no ve si no le educan, pero la carne
siempre es carne. Sombras turban su
cerebro; ráfagas brillantes pasan de-
lante de sus ojos; inquietudes miste-
riosas las conmueven; su corazón pre-
cipita sus latidos; el pensamiento lleno
de recuerdos y de esperanzas, se pierde
para Dios y sólo ve á Don Juan T e n o -
rio. L e vio y le amó, le o y ó y se en-
t r e g ó á é l . L e habían dicho que era el
h o m b r e destinado para ser su esposo:
disculpa fué que pudo invocar su p a -
sión al entregarse'. Mas no hubo lucha
entre su virtud y su a m o r . Su a l m a
estaba llena, y con un beso de Don
Juan se desbordó. Así debió aparecer
la creación cuando Dios d i j o : ¡hágase
la luz! y la l u z fué hecha. Tanta i n g e -
n u i d a d , tanta pasión, tanta pureza en
la falta, conmovieron al fin las e n t r a -
ñas de L u z b e l , y amó t a m b i é n . Se
a r r o d i l l ó ante el Comendador é i m p l o -
ró al cielo. ¿Quién puede creer en la
m a n s e d u m b r e del lobo? N o escuchéis
sus g e m i d o s . ¡ L l a m a d á vuestros m a s -
tines, acorraladle, m a t a d l e ! . . . Pero Don
Juan no debe m o r i r aún. Mata al C o -
mendador, mata á Megía, y se arroj|a
al Guadalquivir, blasfemando.—\Jus-
ticia por Don * Inésl—claman todos. Y
ella contesta:—¡Vero no contra él\—
¡ P o b r e corderilla, derribada con la
fuerza de las t e m p e s t a d e s que te han
cercado; tú te alzarás por fin al cielo,
llevando en tus brazos el cuerpo san-
g r i e n t o de tu Don Juan! T o d o esto que
es sublime, sentido por el corazón, es
a b s u r d o , es r e p u g n a n t e para la s e r e -
nidad de la filosofía, y para la r e l i g i ó n
— 59 —
de un Dios justo. P e r o el arte ha sido
siempre irrespetuoso con la moral:
acepta el ejemplo de la Naturaleza, que
suele encerrar almas deformes en car-
ne hermosa. El arte no es un juez; su
misión es ganar dominios para la be-
lleza: es un conquistador.
Ningún crítico ha sido ni podrá ser
tan cruel con este drama como Z o r r i -
lla. Ha escrito cuanto la pasión podía
inventar contra él. Su protesta no será
oída. Don Juan Tenorio es la más i m -
portante de sus poesías, la más g r a n -
diosa de sus leyendas, y encierra toda
su personalidad poética. Sus caracte-
res son nacionales aún. Cualquier es-
pañol se cree capaz de ser un T e n o r i o .
Cualquiera dama una Dona Inés.
El último drama de Zorrilla fué
Traidor, inconfeso y mártir; el único
de que su autor se declara satisfecho:
elogiado justamente por los críticos,
que aplaudió el público repetidamente,
ya cuando fué representado por Ro-
mea, ya cuando lo fué también por
Catalina; pero uno de los que el pú-
blico actual más desconoce y el que
cita como una obra maestra, por cos-
tumbre, bajo la responsabilidad de los
sabios. Zorrilla tenía escritas ya veinte
obras d r a m á t i c a s , todas aplaudidas,
ocho t o m o s de versos, que habían m e -
recido la r e i m p r e s i ó n ; y tres de los
Cantos del trovador, que guardan m u -
chas incomparables leyendas. Había
l l e g a d o a u n a g r a n reputación por un
camino fácil para éi y que r e c o r r i ó
p r e c i p i t a d a m e n t e . Contento del p ú b l i -
co, no lo estaba de sí p r o p i o todavía.
Sin duda las comedias y d r a m a s de
o t r o s autores contemporáneos más dis-
c r e t o s , más t í m i d o s , más clásicos en
la construcción y en la forma reunían
condiciones que envidiaba. Buscaba la
cantemplación y perfeccionamiento de
sus facultades. La circunstancia de es-
cribir este d r a m a para Julián R o m e a ,
c u y o talento artístico era de índole
tan opuesta al de OárloS La torre., de-
bía llevarle á dar m a y o r solidez á su
nueva obra: los arranques í'ogosos de
L a l o r r e podían cubrir ios vacíos que
dejaría descubiertos la minuciosa, sen-
cilla y verídica declamación de n u e s -
tro g r a n comediante.
Estudiando Zorrilla la causa del pas-
t e l e r o de M a d r i g a l , c o m p r e n d i ó q u e
este personaje podía ser a l t a m e n t e
d r a m á t i c o si le fundía con el rey don
Sebastián. H e dicho que Traidor, i n-
r
— 41 —
confeso y mártir es el drama que pre-
fiere Zorrilla entre todos los suyos: en
sus Memorias así lo manifiesta... Pero
este drama, el más perfecto del autor
por su estructura, fué escrito pensan-
do en los determinados actores que
habían de darle realce y color. En él,
por otra parte, ha renunciado Zorrilla
á su impetuosidad poética: hay lógica
y proporción, hay progresión, hay sen-
cillez; está mojar confeccionado que
sus dramas anteriores; la versificación
es más lenta; el estilo menos hinchado;
hasta hay afectación de prosaísmo en
el d i a l o g ó . ; . Circunstancias son éstas
de realce mayor en las tablas que en
la lectura. Se ve que no quiso dejarse
dominar p i r su temperamento poético,
sino dominarle. Cansado de oirse lla-
mar g e n i o , aspiró á no ser más que
hombre de talento. Aunque la figura
de Gabriel no hable tanto como Don.
Juan Tenorio al sentimiento popular,
resulta hermosa, tiene relieve, poesía,
dignidad, misterio. Como rey entra
Gabriel en la hostería; como rey sube
al cadalso. Aurora, Santularia, César,
son personajes que ofrecen v i g o r o s o s
contrastes, sobrado fuertes quizás. De-
bió causar esta obra singular e x t r a ñ e -
za en el p ú b l i c o : el desorden llorido,
los extravíos afortunados del autor de
Don Juan, Tenorio, habían sido r e e m -
plazados por una labor reflexiva y clá-
sica.
A l g ú n t i e m p o después residió en
Burdeos y P a r í s , y en una y otra ciu-
dad trabajó en su poema Granada...
Pesares y desventuras i g n o r a d a s , lle-
v á r o n l e á ocultar su tristeza y deses-
peración en A m é r i c a . F u é esto en 1855.
En ella encontró hospitalidad cariñosa:
allí v i v i ó entre aplauso i n t e r m i n a b l e ,
y allí t a m b i é n Don Juan Tenorio a b r u -
m ó todas sus otras creaciones con su
v a l e n t i a y p o m p a . i l años le poseyeron
los antiguos d o m i n i o s españoles, ya
h u é s p e d en el palacio de a l g ú n poten-
t a d o , ya en las soledades y en las c h o -
zas indias; dichoso más que nunca cuan-
d o sin libros ni papel, sin pluma ni tinta,
c r e y é n d o s e o l v i d a d o de todos, conse-
g u í a t a m b i é n o l v i d a r s e de sí m i s m o .
V o l v i ó en 1866; y su llegada á Madrid
fué un r e l á m p a g o g l o r i o s o , algo como
apoteosis... Mas ¡ayS si el poeta v i v í a ,
su época n o . De su poesía habían na-
cido otros poetas; de las literaturas
extranjeras había traído la moda otras
•formas; los versificadores mecánicos
— 43 —

habían rehabilitado la prosa... ¡Su a l -


ma poétiea se había difundido uní v e r -
sal mente como un perfume; pero sin
que nadie se acordase y a de dónde ese
aroma v e n í a ! . . . ¡Si al v o l v e r á su pa-
tria soñó con la g r a t i t u d d e su s i g l o ,
tristemente despertó de su sueño! ¡ P o -
bres poetas! El destino les arroja s o -
bre la tierra diciéndoles: « ¡ H a c e d d i -
chosos, p e r o ser desdichados!»
L o s artículos publicados entonces
por Zorrilla, exponían c l a r í s i m a m e n t e
la nueva situación del poeta. Muchas
veces, sonriendo con sarcasmo, trazó
en aquel t i e m p o la perspectiva de su
p o r v e n i r : el Hospital ó el M a n i c o m i o . . .
Había producido sus más famosas obras
cuando no existía la ley de propiedad
literaria; había v e n d i d o por u n pedazo
de pan Don Juan Tenorio, que ha pro-
ducido y produce m i l l o n e s : había en-
riquecido á editores, libreros y e m p r e -
sas teatrales de las dos Españas; pero
él nada tenía sino el aplauso. E n 1871
acudió al m i n i s t r o de Estado, D. C r i s -
tino Marios, solicitando su protección
para emprender la Leyenda del Cid,
obra de largo aliento; el m i n i s t r o le
dio una Comisión de archivos y b i b l i o -
tecas en Italia; protesto para una p e n -
— 44 —
sión de treinta y seis mil reales ai a ñ o .
P e r o esta pensión fué suprimida más
tarde por otro m i n i s t r o , y si bien hubo
de ser restablecida, lo fué con g r a n d e
m e r m a . El p o e t a , fatigado ya por la
edad y por las desventuras, v o l v i ó á
luchar por la e x i s t e n c i a . P u b l i c ó en la
prensa los recuerdos de su t i e m p o ; g i -
rones de su vida, con muchas l á g r i m a s
y muchas g o t a s de s a n g r e y do hiél.
T i e m p o s más bonancibles l l e g a b a n
para él: las Cortes le señalaron una
pensión decorosa; pensión que habíale
anticipado ya la amistad de su a m i g a
íntima la duquesa de Medinaceü.
Y otro m a y o r homenaje le esperaba
en 24 de Junio de 1889: la coronación.
Verificóse en Granada, ciudad á la cual
había dado una nueva A l h a m b r a en un
p o e m a . El d e l e g a d o r e g i o puso la co-
rona de o r o sobre la frente de Zorrilla
y dijo: « E n n o m b r e de S. M. la reina
r e g e n t e y de su aug-usto hijo D. A l -
fonso X I I I ! . . . » P e r o mejor aún pudo
d e c i r : « ¡ E n n o m b r e de sesenta m i l l o -
nes de hombres q u e hablan el español,
c u y o corazón ha llenado de ternura y ,
cuya fantasía espléndidamente ha d e -
leitado!...
Con este acto entraba Zorrilla en la
— 45 —
i n m o r t a l i d a d . Sus nuevas poesías fue-
ron leídas ya con menos admiración
que cariño. Sus lecturas públicas, al-
g u n a s famosas, como la que dio en el
Ateneo de Los gnomos de la Alhambra,
eran fiestas patriarcales de la l i t e r a -
ture .
A s o m b r a d o él m i s m o de encontrar-
s e entre generaciones que discutían si
la forma poética está llamada á d e s -
aparecer, quiso transformarse y can-
tar en versos tan proscáicos como p u -
diera desearlos este fin de s i g l o . Y sus
poesías han sido desde entonces a l g o
e x t r a ñ o , contradictorio de su persona-
lidad; piedras finas de los antiguos co-
llares de su musa, deslustradas y rotas
y métrica escritura de ironía, dudas y
dolor!
El Liberal le había ofrecido con r e s -
peto sus péginas d i a r i a s . El viejo poeta
las aceptó, y en ellas ha encontrado su
inspiración, su j u v e n t u d , sus magnifi-
cencias a! cantar la patria. Su última
poesía la publicó el I . ° de año:

En ella decía:
«Cuando me falte tierra donde fijar mi plarta,
cuando me falte cielo donde tomar la luz,
— 46 —
tras tanta gloria efímera, tras experiencia tanta,
ni en la alma lia de faltarme de Cristo la fe santa
ui fosa en que me entierren á sombra de una cruz.»

¡Versos tristes, hermosos, suyos, que


según iba e s c r i b i é n d o l o s , iba y a , l e -
y e n d o la Muerte!
Fernanflor.
IliflS HITOS DE ZORRILLA
—*-^mso¡—

Desde el medio día d e ! 22 fueron ad-


quiriendo terribles proporciones l o s
síntomas de gravedad que el e n f e r m o
presentaba, hasta el punto de que á
las pocas horas entró Zorrilla en el
angustioso período d e la a g o n í a , q u e
fué para éi serena y tranquila.
L a s energías vitales del paciente se
iban e x t i n g u i e n d o por instantes, sin
que el poeta moribundo exhalara en
sus últimos momentos queja ni l a m e n -
to a l g u n o que revelase las torturas de
un acerbo sufrir.
Redeábanle su esposa y sus deudos,
al lado de uno de los m é d i c o s que le
han asistido en su postrera e n f e r m e -
dad.
Todos ocultaban las l á g r i m a s que
— 48 —

pugnaban por brotar de sus ojos, á fin


de no a m a r g a r el hálito de vida q u e
restaba á Zorrilla, cuya clara inteli-
gencia ha b r i l l a d o sin eclipse hasta el
trists instante de e x t i n g u i r s e para
siempre.
A las dos y media de la m a d r u g a d a
anunció el facultativo de cabecera que
se acercaba el trance fatal y se d i s p u -
so i n m e d i a t a m e n t e que se corriera en
busca de los ú l t i m o s auxilios e s p i r i -
tuales.
Volóse á la parroquia inmediata;
p e r o todo fué en v a n o .
A las tres menos cuarto, y después
de un aparente descanso, abrió Z o r r i -
lla los ojos, y con voz l i m p i a , pero en
extremo débil, exclamó:
— ¡ C ó m o he d o r m i d o , y cuánto he
escrito!
Fueron sus ú l t i m a s palabras.
A los pocos instantes, las tres m e -
nos diez m i n u t o s , nuestro g r a n d e h o m -
bre había dejado de e x i s t i r .
ZORRILLA.
Principales fechas de su vida y lista
de sus obras más notables.

1817 (21 d e F e b r e r o ) Nace en V a l l a -


dolid.
1827 I n g r e s a en el Seminario de N o -
bles de Madrid.
1833 Sale del S e m i n a r i o y va á L e r -
m a , donde v i v í a su padre desterrado.
1834 L l e g a á V a l l a d o l i d . donde e m -
pieza sus estudios de j u r i s p r u d e n c i a .
1835 Publica en el periódico titulado
El A rusta su p r i m e r a poesía titulada
Elvira.
Í836 Emancipado de la autoridad
paterna, v i e n e á Madrid.
1837 (15 de F e b r e r o ) L e e ante la
tumba de L a r r a su famosa poesía que
le da rápido y universal r e n o m b r e .
1837 (Julio) Aparece su p r i m e r t o m o
d e poesías, m u y discutido por la c r í -
tica.
— 50 —
1838 E s c r i b e sus leyendas A buen
juez mejor tzsligo y Para verdades el
tiempo.
1840 (Marzo) Se pone en escena en
Madrid la p r i m e r a parte del grandioso
drama El zapatero y el rey-.
1844 Escribe en Madrid el drama
Don Juan Tenorio.
1858 Es e l e g i d o académico de la E s -
pañola sin l l e g a r á tomar posesión del
cargo.
1849 Publica el poema religioso Ma-
ría .
1850 Se estrena el drama Traidor,
inconfeso y mártir, en el beneficio de
la i n s i g n e actriz Matilde D i e z .
1854 Emprende su viaje á Méjico,
donde permanece alejado casi por com-
pleto de los trabajos literarios.
1866 R e g r e s a á M a d r i d y publica el
Álbum de un loco. Su aparición en el
teatro español es m o t i v o de g r a n d i o -
sas d e m o s t r a c i o n e s de admiración pú-
blica.
1867 Da á la imprenta El drama del
alma.
1877 Solemne lectura en el A t e n e o .
1879 (13 Octubre) Empieza á p u b l i -
car en Los lunes de El Lmparcial, sus
— 51 —
notas autobiográficas tituladas Recuer-
dos del tiempo viejo.
1885 (31 M a r z o ) I n g r e s a en la Acá.-»
demia Española.
1886 Publica su libro Gnomos y mu-
jeres*
1888 Última lectura en el A t e n e o .
I m p r i m e sus p o e m a s De Murcia al
cielo y A escape y al vuelo.
1889 (22 Junio) Verificóse en el pa-
lacio de Carlos V , de la A l h a m b r a , de
Granada, el acto de la coronación por
el Duque de R i v a s , en representación
de la Reina R e g e n t e .
1893 (23 de E n e r o ) Fallece en Ma-
drid.
IPoeaías Sirieas.
«Cantos del trovador; V i g i l i a s d e l
estío; Cuento de cuentos; Granada;
Cuentos de un loco; María; Un cuento
de amores; Leyenda del Cid; Á l b u m de
un loco; El drama del alma; C o m p o s i -
ciones diversas; Ecos de las m o n t a -
ñas; El bufón de V i d i a g o ; Gnomos y
m u j e r e s ; De Murcia al c i e l o ; A escape
y al v u e l o ; Mi última b r e g a . »
Obras dramáticas.
« V i v i r loco y m o r i r m á s ; Más vale
l l e g a r á t i e m p o que rondar un año;
— 52 —

Ganar p e r d i e n d o ; C a d a cual con su


r a z ó n ; L e a l t a d d e una m u j e r ; E l z a -
p a t e r o y el r e y ; El eco del t o r r e n t e ;
L o s dos v i r r e y e s ; El m o l i n o de G u a d a -
lajara; Sancho Garcia; Caín; Un a ñ o y
un día; L a reina y los f a v o r i t o s ; El ca-
b a l l o del rey Don Sancho; Don Juan
T e n o r i o ; El e x c o m u l g a d o ; El puñal d e l
g o d o ; La calentura; Sofronía; L a o l i v a
y el laurel; La copa de marfil; El a l -
calde R o n q u i l l o ; T r a i d o r , i n c o n f e s o y
m á r t i r ; L a creación y el d i l u v i o . »
EL POETA ZORRILLA
J U Z G A D O POR LOS HOMBRES E M I N E N T E S

E l poeta nacional
H a muerto el poeta h o y ; pero ha r e -
v i v i d o su poesía. La m u e r t e de los i n -
m o r t a l e s no m e apena: su tránsito del
h o g a r m o r t u o r i o , d o n d e ha concluido
la vida de un m o m e n t o , al s e p u l c r o ,
donde les aguarda el á n g e l de la h i s -
t o r i a para inscribir en la e t e r n i d a d
sus n o m b r e s , parécese á las h o r a s
transcurridas desde las t i n i e b l a s del
V i e r n e s Santo al repique d e las t o r r e s
y al cántico d e los ó r g a n o s c e l e b r a n d o
el Sábado de Gloria. L l e g ó al p u e r t o
de la muerte. Ya no podrá la e n v i d i a
m o r d e r l e , ni asaltarle la m i s e r i a , n i
h e r i r l e la crítica, ni m e d i r el v u l g o p o r
la estatura visible de su c u e r p o , r e d u -
cido y d i m i n u t o , la i n v i s i b l e g r a n d e z a
d e su alma, que proyectaba luz ideal
e n lo infinito. V i s t á m o n o s de b l a n c o y
u n a m o s nuestra v o z , sin lamentos ni
— 54 —

plañidos, ni tristezas, al coro e l e v a d o


por todas las cosas creadas en loa del
s u b l i m e poeta, r e v e l a d o r de los idea-
les, resplandecientes sobre cada cual,
c o m o una lengua de fuego llovida por
el Espíritu Santo, y anotador de la
música compuesta con sus notas de
átomos y de sonidos y de aromas y de
i r i s e n el concierto universal de las
esferas.
Zorrilla no era un poeta; era toda
una poesía. Sus obras hubieran basta-
do á constituir por sí solas la l i t e r a t u -
ra de todo un pueblo. A l g u n a s , las l e -
yendas por e j e m p l o , alcanzan p e r f e c -
ción tan extraña y s i n g u l a r , que no
han tenido m o d e l o a l g u n o en lo pasa-
do, ni encontrarán en lo p o r v e n i r i m i -
tación posible, á manera de aquellas
estatuas g r i e g a s , j a m á s destronadas
de sus pedestales eternos, ni sustitui-
das p o r v e i n t i c i n c o s i g l o s de i m i t a d o -
res constantes. Y sobre todo y ante
t o d o , su v i r t u d m á g i c a estaba en libar
la miel escondida bajo los e s c o m b r o s
de t o d o el suelo español y en e v o c a r
las almas de todas las g e n e r a c i o n e s
m u e r t a s . Diríase que su g e n i o era el
sauce y el ciprés de nuestros panteo-
nes. A i r a d o contra e l o l v i d o , en que
- 55 —
los pueblos, m u y fatigados por la g l o -
ria, tienen á sus héroes, entraba el an-
g e l de la poesía en los sepulcros s e -
pultados bajo tierra y desconocidos,
encendiendo antorchas de i n s p i r a c i o -
nes, con c u y o s centelleos iluminaba
la oscuridad, y batiendo alas de c o l o -
res á cuya v i b r a n t e agitación se iban
m u r c i é l a g o s con lechuzas y se e r g u í a n
los r e d i v i v o s heroicos seres á oír,
acompañada p o r los sonidos de tan c e -
leste lira, la epopeya de su h i s t o r i a . Él
encontró la tumba de Don R o d r i g o ; él
r e d i m i ó á Don P e d r o ; él salvó á Don
Juan; él prestó la lengua de su v e n c e -
d o r á Boabdil, enseñándole á pedir á
las g o l o n d r i n a s vueltas de A n d a l u c í a ,
los píos aprendidos en el susurro de
los laureles del Generalife y d© las c o -
rrientes del Darro para llorar sus n o s -
t a l g i a s ; porque, así como nuestros pa-
dres abrieron la g r a n d e A l i a m a c o r d o -
besa para poner en su centro una ca-
tedral gótica y bordaron la Iglesia ma-
y o r de T o l e d o con alicatados árabes,
él puso en nuestras letras todo el
Oriente, y reconcilió en su g e n i o á los
vencedores con los v e n c i d o s , como se
han j u n t a d o sus cenizas en el j u g o de
la m i s m a tierra y sus poesías en las
— D e -
cadencias de nuestros r o m a n c e s y en
los esmaltes de n u e s t r o c i e l o .
P o r todo esto debe ser su e n t i e r r o
una inmensa f e s t i v i d a d , la cual t e n g a
en sus austeridades cristianas el a i r e
de las apoteosis y de las d i v i n a c i o n e s
a n t i g u a s . P u e s t o que nuestras m u j e -
res han r e z a d o con las estancias á la
V i r g e n del poeta y nuestros m o z o s r e -
q u e r i d o s de a m o r e s á sus predilectas
con los versos á Doña Inés de El burla*
dar de Sevilla y nuestras aldeas r e s o -
nado con las escenas de El puñal del
godo y nuestros veteranos referido sus
hazañas en Á f r i c a y en A s i a y en A m é -
rica, con los poemas que iba dejando
el e r r a n t e t r o v a d o r en su c a m i n o , p r e -
cisa que nosotros, v i v o s , i n t e r p r e t e -
m o s la g r a t i t u d i n e x t i n g u i b l e de los
m u e r t o s por su cantor y nos a d e l a n t e -
m o s al o r g u l l o que habrán de sentir
los venideros por sus o b r a s . Q u e retum-
b e n todos nuestros cañones, que d o -
blen todas nuestras campañas, que t o -
das las banderas bajen á media asta,
que canten lamentaciones sin fin todos
nuestros poetas, que las flores de nues-
tras campiñas c a i g a n s o b r e su c u e r p o
y las bendiciones do nuestros labios
s o b r e su m e m o r i a ; porque nunca se
— 37 —
r e v e l a tanto la identidad entre los c i u -
dadanos y la satisfacción de pertene-
cer al m i s m o pueblo y la consustan-
cialidad de la s a n g r e que corre por
todas nuestras v e n a s , y la confusión de
l o s que íueron con los que serán en la
m i s m a unidad n a c i o n a l y la existencia
patentísima de las g r a n d e s naciones,
como al revelarse por m i l a g r o de la
inspiración el alma de nuestra España
en obras i n m o r t a l e s y por el culto
prestado á sus hijos grandes y g l o r i o -
sos, el ferviente a m o r de todos los e s -
pañoles á la m a d r e patria.
EMILIO CASTELAR.

E n Ka m u e r t e d e Z o r r i l l a .
H a m u e r t o , y d e s d e a h o r a , sus despojos
y a se v e r á n , m á s q u e de p i e , de h i n o j o s .
CAMPOAMOR.

El roniantioiimo.
Con Zorrilla ha muerto el último r e -
presentante de la escuela romántica,
de la escuela que r o m p i ó osadamente
los moldes del arte clásico y cerró p a -
ra siempre á los dioses de Grecia y
— 58 —
Roma las puertas de la poesía. D i v i -
dióse la escuela en dos g r u p o s : el uno,
e c o de lo pasado, el o t r o , v o z del s i g l o ;
el uno, c r e y e n t e ; el o t r o , escéptico;
el uno, patriota; el o t r o , h u m a n o . El
p r i m e r g r u p o lo acaudillaron Saave-
dra y - Z o r r i l l a ; el s e g u n d o , E s p r o n -
ceda y Santos A l v a r e z . D e s a p a r e c i e -
ron he ce ya m u c h o s años E s p r o n -
ceda y el duque de R i v a s ; en los ú l t i -
m o s tres meses Zorrilla y A l v a r e z .
N o por esto desaparecerá la obra de
la escuela. L i b r e la poesía de la s e r v i -
d u m b r e á que la habían condenado los
a n t i g u o s preceptistas, seguirá ajustan-
do el r i t m o á la índole y al desarrollo
de sus sentimientos. No levantará del
sepulcro á la t r a g e d i a . Se consagrará
preferentemente al drama, fiel e x p r e -
sión de los contrastes de nuestra v i d a .
N o s i e m p r e respetará las unidades de
t u g a r y t i e m p o . Buscará la belleza de
la forma pero sin menoscabo de la ver-
d a d ni la e n e r g í a .
A d e l a n t a r á la poesía en su c a m i n o y
l l e n a r á su fin social haciéndose la pre-
cursora de los g r a n d e s m o v i m i e n t o s
porque en días no muy lejanos pasa-
r á n los pueblos. A ella p r i n c i p a l m e n t e
— 59 —

incumbe conducir ia humanidad al


c u m p l i m i e n t o de sus destinos.
F. Pi Y M A R G A L L .

I S a i l a m u e r t e d e 28*. «José Z o r r i l l a .
S O N E T O .
N o deis t r e g u a al d o l o r e n e s t e d í a ;
musas de iberia, desatad el llanto:
e l q u e fué v u e s t r o o r g u l l o y n u e s t r o e n c a n t o
á m á s a l t a r e g i ó n sus pasos g u i a .
De aquelia inagotable fantasía,
engendradora de prodigio tanto;
de aquel sublime y armonioso canto
q u e al p a r r e g o c i j a b a y c o n m o v í a ,
un eco solo, c o m o v o z l e j a n a ,
v i v e , se e x t i e n d e , y al o l v i d o r e t a ,
r e v e l a d o r d e la g r a n d e z a h u m a n a ;
y u n n o m b r e q u e , c l a v a d o en el p l a n e t a ,
m o r i r á con el h a b l a c a s t e l l a n a ,
q u e s u s t e s o r o s p r o d i g ó al p o e t a .
M A N U E L D E L P A L A C I O .

Dos figuras.
De cuantos seres trajo á la realidad
del arte la fantasía creadora ds Z o r r i -
lla, n i n g u n o me cautiva y entusiasma
como Gabriel Espinosa, el mártir i n -
confeso, el misterioso reo de alta t r a i -
ción, que n e g a n d o obstinadamente su
majestad, la deja traslucir en su r e -
signación estoica y en la suprema ele-
g a n c i a de su l e n g u a j e .
_ 60 —
Su figura es triste y hondamente
d r a m á t i c a , c o m o que lleva en sí la
n o s t a l g i a de la perdida realeza y un
h u m o r i s m o fino y v i b r a n t e , que es e l
oro puro de la forma p o é t i c a . ¡No h a y ,
no, en el teatro a n t i g u o y m o d e r n o ,
nada que aventaje á esta c r e a c i ó n .
P e r o el Pastelero de Madrigal no g o -
za de la popularidad d e l T e n o r i o , el
cual debe á sus desafueros r e v e s t i d o s
de espléndida poesía, á su b r a v u r a i n -
solente, á su desprecio d e todas las l e -
y e s , y sobre todo., á la g r a c i a i n a u d i t a
con q u e se procura una redención p o r
a m o r , la simpatía inefable de la raza
que le cuenta e n t r e los s u y o s .
Espinosa se salva p o r sus m é r i t o s :
e s un i m i t a d o r de C r i s t o . A D. Juan
l é v a l e una r e c o m e n d a c i ó n p a r a c o n s e -
g u i r el m i s m o fin sin fin.
Una y otra idea palpitan en las e n -
trañas de la raza.
Cuando v e m o s p a r t i r para la i n s o n -
dable e t e r n i d a d ai poetazo que nos ha
«lado estas bellezas, q u e t a m b i é n son
v e r d a d e s , sentimos i m p r e s i ó n d e f r í o
y m i e d o , como si nos q u i t a r a n , d e
g o l p e , toda la parte de d i v i n i d a d c o n -
cedida á nuestra n a t u r a l e z a .
B . PÉREZ GALDÓS.
— 61 —
L a m u s a está v i u d a y s o l a ;
m u r i ó el vate castellano
y, al c r i s p á r s e l e la m a n o ,
r o m p i ó la l i r a e s p a ñ o l a .
LEOPOLDO GANO.

Ileeuerdos.
N o voy á e s c r i b i r una biografía ni
un j u i c i o de Zorrilla. Su vida, en cuan-
to puede interesar la de un escritor,
referida está por él de mano m a e s t r a ,
y su e l o g i o más elocuente es la sincera
explosión d e dolor con que España
entera lamenta en estos instantes la
muerte de su poeta más g r a n d e , más
popular y más q u e r i d o . Sólo trato de
fijar en el papel los recuerdos p e r s o -
nales que en este momento acuden á
mi m e m o r i a .
Y o conocía y admiraba desde n i ñ o á
Zorrilla c o m o todo el m u n d o : por sus
obras; pero ni mi insignificancia m e
había proporcionado oportunidad de
a p r o x i m a r m e á él, ni en mis tareas l i -
terarias había tenido ocasión de m a n i -
festar el entusiasmo que su g e n i o m e
inspiraba. I m a g í n e s e cuál sería m i
asombro cuando á fines de 1876, h a -
blando un día con su hermano político,
supe que m i ídolo m e contaba en el
— 62 —
n ú m e r o de sus más encarnizados d e -
t r a c t o r e s . Quién pudo infundirle idea
tan desatinada, ni entonces lo supe ni
después he l o g r a d o saberlo.
La cosa era para mí de m á x i m a g r a -
vedad, y no podía quedar a s í . El m i s -
m o que me había comunicado la n o t i -
cia, me llevó en el acto á casa del poe-
ta, que diez minutos después era y ha
s e g u i d o siendo hasta su ú l t i m o i n s -
tante uno de mis más cariñosos a m i -
g o s . A u n no hace cuatro s e m a n a s q u e ,
por entrada de año, me envió una t a r -
jeta con cuatro líneas de aquella l e t r a
hermosa, clara y segura c o m o ios s e n -
t i m i e n t o s de ferviente afecto que en
ella m e expresaba.
En la época m á s aciaga d e mi v i d a ,
la amistad de Zorrilla fué uno de m i s
m a y o r e s consuelos. El recuerdo d e
aquellos días está profundamente g r a -
bado en mi alma, y en él se destaca la
s i m p á t i c a i m a g e n del g r a n poeta c o m o
la de un g e n i o benéfico en m e d i o d e
un horizonte tenebroso. Durante t o d o
un otoño y todo un i n v i e r n o entraba
cada día en mi r e t i r o como un rayo d e
sol en una caverna; y allí aquel g r a n
m a g o de la palabra desplegaba t o d o s
los recursos de su i r r e s i s t i b l e fascina-
— 03 —
ción p r o d i g á n d o m e los tesoros de su
fantasía, de su m e m o r i a y de su afecto
en una conversación á veces candida
como la de un niño, á veces f a m i l i a r -
m e n t e inspirada como la de un profeta
y siempre clara, espontánea y sedativa
c o m o el m u r m u l l o de un manantial
inagotable.
E n aquellas l a r g a s confidencias m e
referia entre otras mil cosas las e s c e -
nas más novelescas de su niñez y de
su j u v e n t u d . Y o le excitaba p a r a que
las e s c r i b i e r a , y él m e ofrecía h a c e r l o ;
pero nunca llegaba la hora de e m p e -
zar. Un día entró en mi cuarto con
m e n o s locuacidad que de c o s t u m b r e .
L e p r e g u n t é si tenía algún sinsabor y
m e dijo riendo que no. Pero al través
de su aparente animación descubría
y o la sombra de una preocupación que
en vano procuraba él d i s i m u l a r . AI íin,
después de muchos r u e g o s , p u d e c o n -
s e g u i r que me confiara un secreto. Se
trataba pura y s i m p l e m e n t e de uno de
l o s infinitos apuros pecuniarios que
en España son la salsa habitual en q u e
m o j a m o s el pan de cada día cuantos
v i v i m o s exclusivamente á expensas del
trabajo l i t e r a r i o . L a cosa, pequeña
c o m o dato a r i t m é t i c o , era g r a v e c o m o
— 64 —
caso d o m é s t i c o , por la p e r t u r b a c i ó n
q u e podía causar en sus hábitos t r a n -
q u i l o s y laboriosos: porque c o n t r a lo
q u e a l g u n o s i m a g i n a n / Z o r r i l l a era
uno de los h o m b r e s más caseros y m á s
trabajadores del m u n d o . A l d e s p e d i r -
nos, le r o g u é que no dejara de v o l v e r
al día s i g u i e n t e .
P o r la noche m e fui á casa de E d u a r -
do Gasset, á quien encontré solo en su
despacho fumando el c i g a r r o de s o b r e -
m e s a frente á un e n o r m e j a r d í n de ca-
n a r i o s que ocupaba el centro de h a b i -
tación.
— D é m e V . sesenta y cinco d u r o s —
l e dije por p r i m e r saludo.
Gasset se l e v a n t ó , m e echó el b r a z o
por la espalda, m e l l e v ó á su mesa de
e s c r i t o r i o , a b r i ó un cajón donde había
en abundancia monedas y billetes, y
m e dijo volviéndose á su c o n t e m p l a c i ó n
ornitológica:
— T o m e V . lo que quiera y no se
q u e d e corto.
Y o conté quince monedas de c i n c o
d u r o s , m e las g u a r d é y a l a r g á n d o l e la
l l a v e del cajón, le d i j e :
— L e advierto á V . que no son para
mí.
— S o b r a la a d v e r t e n c i a — m e c o n t e s -
— C S -
t ó . — Y a sabe usted que puede disponer
de todo sin e x p l i c a c i o n e s .
— E s que cuando y o le diga el n o m -
b r e de quien lo recibirá dentro de m e -
dia hora sin sospechar el paso que d o y
en este m o m e n t o , tendrá usted de s e -
g u r o dos satisfacciones: una por rni y
o t r a por é!.
— E s o ya pica mi curiosidad. ¿De
quién se trata?
— D e un pájaro que no es de cuenta
p o r q u e nunca ha sabido ajustar las su-
y a s ; pero que en c a m b i o canta m e j o r
que l o s encerrados en esa j a u l a .
Y le referí el caso.
Gasset quería duplicar la cantidad,
p e r o ante mi n e g a t i v a cedió diciendo
al d e s p e d i r m e :
— D i g a usted á Z o r r i l l a que mi b o l -
sillo y mi periódico están á su d i s p o -
sición.
Y así fué c o m o Zorrilla, sin haber
pensado en tal cosa, empezó á p u b l i -
car en El Jmparcial sus Recuerdos del
tiempo viejo.
El público l o s saboreó con delicia
desde el p r i m e r o hasta el ú l t i m o ; y o
los había saboreado antes más á g u s t o
en el desorden de la conversación y
c o n dos condimentos que no se p r e p a -
5
— 66 —
ran en el tintero: la m í m i c a sobria y
expresiva de aquel rostro a g u i l e n o y
el t i m b r e de aquella v o z sonora y v i -
b r a n t e c o m o una campana de cristal.
En el curso de nuestras l a r g a s c o n -
f e r e n c i a s , ajustamos una v e z la c u e n -
ta de sus ganancias totales desde F e -
b r e r o de 1837 hasta Enero de 1880. E n
cuarenta y tres años de g l o r i a y t r a -
bajo, no salía el poeta m á s popular d e
nuestro s i g l o á cuatro m i l pesetas
anuales. L o admirable es que haya t o -
davía quien coja una pluma en E s -
paña.
Nuestros únicos altercados eran á
propósito de Don Juan Tenorio, siem-
p r e atropellado por él y defendido por
m í . Una sola explicación he l o g r a d o
hallar á la inquina de Z o r r i l l a contra
aquel hijo p r ó d i g o de su g e n i o : ese
d r a m a que cada año, en la p r i m e r a
semana de N o v i e m b r e , lleva seis ú
o c h o mil duros á la gaveta del e d i t o r ,
había p r o d u c i d o al autor diez mil rea-
les al cabo de cuarenta años, dos r e -
fundiciones y un pleito. Un día que ha-
bía Zorrilla extremado hasta lo a b s u r -
do su j u i c i o adverso á la obra, e m -
p r e n d í y o con más calor que nunca la
defensa de ese drama, cuya p o p u l a r i -
— 67 —
dad sin e j e m p l o es por sí sola bastante
prueba del aliento que lo vivifica, á
pesar de todos sus defectos. El poeta
m e o y ó durante quince minutos sin
pestañear; pero cuando concluido el
a l e g a t o esperaba y o v e r l o rendido á
m i s razones, e x c l a m ó sacudiendo la
melena con cómica i n d i g n a c i ó n :
No puedo más escucharte,
V i l don Juan, p o r q u e r e c e l o
Q u e hay a l g ú n r a y o en el c i e l o
Preparado á aniquilarte.

Y salió de estampía, dejándome con


la palabra en la boca.
Poco t i e m p o después v o l v i ó á Cata-
luña, d o n d e publicó la Leyenda del Cid
y dio a l g u n a s lecturas m i s e r a b l e m e n t e
retribuidas. Desde allí m e escribió dos
ó tres cartas que, bajo el desenfado del
estilo, dejaban v e r la congoja de un
espíritu a n g u s t i a d o por las c o n t r a r i é *
dades de la fortuna.
La proposición de ley presentada por
el Sr. Baró c o n c e d i e n d o una pensión
al g r a n poela, y p a t r o c i n a d a por Cas-
telar, por Cánovas, p o r Sagasta, por
todas las potestades parlamentarias,
sufrió i n n u m e r a b l e s r e t r a s o s y tardó
a ñ o s , antes de l l e g a r á g r a n a z ó n . Una
i l u s t r e da m a , la duquesa de Medinaceli
g r a n d e a d m i r a d o r a de todo lo g r a n -
d e , suplió ese descuido de la suerte,
abriendo y encabezando una s u s c r i p -
ción entre v a r i a s señoras de la a r i s t o -
cracia. Z o r r i l l a a g r a d e c i ó con toda su
a l m a esa delicada muestra de afecto y
e s t i m a c i ó n ; y g r a c i a s á ella desde e n -
tonces hasta la votación de la r e c o m -
pensa nacional v i v i ó , c o m o me decía
con c ó m i c o g r a c e j o , « h e c h o el r e y d e
los chulos, m a n t e n i d o por m u j e r e s . »
En estos ú l t i m o s años, sus achaques
y m i s ocupaciones m e h a n i m p e d i d o
c u l t i v a r su trato con la frecuencia de
otros t i e m p o s ; pero el cariño no ha
m e n g u a d o un átomo entre el i l u s t r e
poeta y el oscuro a d m i r a d o r de su g e -
n i o . A ñ o s llevaba de no asistir por e n -
f e r m o á la A c a d e m i a Española, cuando
en una noche de Diciembre salió de sus
casillas para no faltar á ta votación d e
m i candidatura. Guando al día s i g u i e n -
te fui á reñirle por esa, temeridad c a -
paz de c o m p r o m e t e r su vida, me dijo
a b r a z á n d o m e con los ojos arrasados d e
l á g r i m a s : — « P a r a mí hay en el mundo
m u y pocas cosas que sean Balart. Gito
la frase en toda su textual o r i g i n a l i -
dad, no p o r v a n a g l o r i a de m i amistad,
sino p o r q u e la m i s m a inutilidad de mi
— 69 —
afecto acredita el desinterés de aquel
a l m a i n d i f e r e n t e á toda razón de
conveniencia personal y sólo sensible
á las estériles efusiones del c a r i ñ o .
L a popularidad de Zorrilla es la más
constante y la más universal que se
ha conocido en nuestra poesia desde
los t i e m p o s d e L o p e . La m u e r t e , lejos
de e x t i n g u i r l a , la acrecerá y la conso-
lidará para siempre.
La prensa, el A t e n e o , la A c a d e m i a
Española, el g o b i e r n o , todas las r e -
presentaciones más l e g í t i m a s de la so-
c i e d a d , toman parte activa en la g r a n
manifestación de duelo que España
c o n s a g r a h o y á su poeta p r e d i l e c t o .
T r i b u t o de honor tan g r a n d e c o m o me-
recido.
P e r o mientras los admiradores a b -
sortos fijan la vista en la tumba d e l
g e n i o , séanos lícito á los a m i g o s v o l -
v e r con inquietud los ojos á la m o d e s -
ta morada donde llora á las puertas d e
l a i n d i g e n c i a la digna compañera q u e
endulzó con su cariño los ú l t i m o s años
del i l u s t r e a n c i a n o .
Llamar la atención hacia ese h o g a r
m e d i o a p a g a d o , es acto aún más p a -
triótico que h u m a n i t a r i o ; p o r q u e p a -
t r i o t i s m o es a h o r r a r á España la v e r -
— 70 —
güenza de o l v i d a r en su d e s a m p a r o á
la que c o m p a r t i ó tantos años con el
poeta las angustias y estrecheces que
entre nosotros suelen ser a m a r g a c o m -
pensación de la g l o r i a literaria.
Y a que estamos á t i e m p o , e v i t e m o s
la i g n o m i n i a con que d a m o s en rostro
á los c o n t e m p o r á n e o s de Cervantes.
FEDERICO BALART.

A n t e e i c a d á v e r d e JZorrfilís.
E n vano la m u e r t e b r a v a
tocó tu ungida cabeza:
la vida del g e n i o e m p i e z a
cuando la del h o m b r e a c a b a .

EUGENIO SELLES.

Genio inmortal, gloria imperecede-


ra de la poesia castellana, raudal i n a -
g o t a b l e de harmonía, foco de luz y de
c o l o r e s , d o m a d o r sin i g u a l de la r i m a ,
c a n t o r p r o d i g i o s o de nuestras g T a n d e -
zas históricas, espíritu r e l i g i o s o y ca-
b a l l e r e s c o , g i g a n t e por la i n s p i r a c i ó n ,
n i ñ o por e l a l m a , para d e c i r todo lo
que fuiste, basta pronunciar tu n o m -
b r e : fuiste Z o r r i l l a . T e a d m i r é d e s d e
l e j o s , t e quise c o m o a m i g o l e a l d e s d e
— 71 —

cerca, y h o y que no sé si estás cerca ó


lejos, te mando mi adiós de despedida;
ojalá l l e g u e á t í .
JOSÉ ECHEGARAY.

Afiuerto
E r a de aquella raza de gigantes
q u e t r a j o el s i g l o e n s u f e l i z c o m i e n z o ,
genios sublimes y á n i m o s constantes
q u e d e j a r o n sus h u e l l a s p a l p i t a n t e s
e n e l l i b r o , e n el m á r m o l y en el l i e n z o .
Fundidos fueron del m e t a l búhente
q u e d e l a p a t r i a r e c u b r i ó Ja t i e r r a
d e s d e el v o l c á n a b i e r t o d e r e p e n t e ;
l a f o r t a l e z a l e s s e l l ó la f r e n t e ,
l o s t r a j o e l r a y o , y los t e m p l ó la g u e r r a .

¿Qué fué Z o r r i l l a ? N u e s t r o g e n i o e n t e r o ,
q u e e n é l se h i z o h o m b r e , y m u e r t o l e a c o m -
paña.
P o r eso, á i m p u l s o d e l d o l o r s i n c e r o ,
l l o r a á su t r o v a d o r u n p u e b l o e n t e r o ,
y e s n u e s t r o l u t o la v i u d e z d e E s p a ñ a .
EMILIO FERRARI.

El poeta que acabamos de perder es


tan g r a n d e , que para no repetir cosas
mil veces dichas y encontrar a l g o que
no sea enteramente i n d i g n o de su g l o -
ria, es preciso meditar a l g o y aún m u -
cho, y no e n t r e g a r s e á los caprichos
de la i m p r o v i s a c i ó n .
M . MENENDEZ PELOAY.
E s n I » isisserte d@I g r a n p s s e t a
Zorrilla.
¡ L l o r a r t e , lo j u z g o l o c o ! . . .
q u e si es d o l o r y q u e b r a n t o
p e r d e r lo q u e v a l e t a n t o . . .
¡sólo el l l o r a r t e , es b i e n p o c o '
B i e n p o c o . ¡ Q u e el s e n t i m i e n t o
ni con l á g r i m a s restaña
q u e se h a y a h u n d i d o en E s p a ñ a
corazón y pensamiento.
A m b a s fibras sostenía
el nob/e v a t e español
y a l e c l i p s a r s e su sol
m u e r e e l a r t e y la p o e s í a .
¡¡Mueren!' Y celebre en tanto
3a m o d a d e sus i d e a l e s . . .
¡las m u s a s . . . e n t r e c r i s t a l e s !
¡el A r t e . . . e n e l c a m p o s a n t o !

A . Vico.
— —
C o m o c o n o c í á Z o r r i l l a . (1)
¡Alas! Poor Yorick...
Shakespeare.

L a reverencia y entusiasmo que i n s -


piran los g r a n d e s escritores obedece á

(1) Q u e s e m e p e r d o n e si e v o c o d e e s t e
r e c u e r d o p e r s o n a l , p u e s la u r g e n c i a c o n q u e
t e n g o q u e t r a z a r estas l í n e a s no p e r m i t e o t r a
cosa.
— 73 —
una le}' contrapuesta á la atracción;
aumenta en razón directa de la m a y o r
distancia. Nunca he dejado de r e v e r e n -
ciar el esplendoroso g e n i o poético de
Z o r r i l l a , pero en mis años juveniles no
era reverencia, era culto lo que me
inspiraba. Después, sucedió lo que su-
ceder debía, y lo que está bien que s u -
ceda: leí más poetas, muchos poetas,
casi me atrevo á decir que la m a y o r
parte de los g r a n d e s poetas que han
arrullado, deleitado ó suscitado á la
humanidad, y el astro de Zorrilla t o m ó
el puesto que le correspondía en la so-
berana constelación de sus hermanos.
¡Pero en aquel entonces! Solo seis ú
ocho poetas me cabían en el a l m a . . . y
mi alma se desbordaba, con su c a n d o -
rosa frescura, su savia infantil y su
florescencia de blancos sueños y a u r ó -
rales ilusiones. Al regresar Z o r r i l l a de
Méjico, una de las p r i m e r a s hermosas
tonterías que debieron caer sobre su
bufete fueron unos versos (detestables
¡ah!) de la poetisa de catorce años que,
toda penetrada de Margarita la Torne-
ra del Capitán Montoya y de las r e d o n -
dillas, décimas y quintillas de Don
Juan, saludaba con efusión la v u e l -
ta á España del pájaro maravillo-
so, el quetzal de flotante plumaje de
esmeralda, el colibrí que hace n i d o en
las lianas y se c o l u m p i a sobre la c i m a
de las p a l m e r a s . . .
Y pasaron l a r g o s días sin que á Z o -
rrilla conociese. Más de tres lustros
después tuve ese g u s t o , en la Goruña.
Y a otros poetas y otras a d m i r a c i o n e s
se disputaban el señorío de mi e s p í r i -
t u ; no obstante, desde que la e m b a r -
cación que traía á b o r d o á Z o r r i l l a fon-
deó en la bahía de mi pueblo natal, r e -
s o l v i e r o n mis padres, como suele d e -
cirse, «echar la casa p o r la v e n t a n a . »
A l m i s m o buque e n v i é un m e n s a j e r o ,
e n c a r g a d o de p r e g u n t a r al poeta, cuán-
do pensaba honrar el techo hospitala-
r i o donde se tenderían á sus pies por
alfombra todo un j a r d í n de rosas, lilas
y v i o l e t a s . Ahora que m e d i t o en este
i n s i g n i f i c a n t e episodio de la vida de
Z o r r i l l a , c o m p r e n d o cuan j u v e n i l era
todavía m i entusiasmo, cuan ensoña-
dor y b o n i t o m i homenaje. P a r e c í a m e
que á Z o r r i l a , como á las i m á g e n e s de
la V i r g e n en Ma3 o, c o m o á las m u j e r e s
r

en quienes sobresale la b e l l e z a , c o m o
á las amadas, solo se le podían o f r e c e r
flores y más flores; que habia que r o -
d e a r l e de flores y de a r o m a s y de colori-
do p r i m a v e r a l , que á su paso, como Dante
— 75 —
la de Beatriz, todos debían lanzar una
exclamación:
¡Manibus o date lilia plenisl
Zorrilla contestó a mi enviado que
vendría en persona á t r a e r m e la r e s -
puesta, y así lo hizo, en efecto, á las
pocas horas.
Le esperábamos, como se espera á
los reyes,' en la puerta. L e a c o g i m o s ,
c o m o á los a m i g o s , con la sonrisa e n
los ojos y en la mano el corazón. Y
cuando salió, en vez de la a l e g r í a espe-
rada, yo r e c o g í una de las penas des-
interesadas, objetivas, m a y o r e s que en
mi vida me acongajaron.
¿Por qué?
Z o r r i l l a acababa de d e c i r m e lo s i -
g u i e n t e . . . y hoy, al referirlo, casi v u e l -
v o á sentir, más que la presente m e -
lancolía, de la despedida eterna, la me-
lancolía pasada de aquel p r i m e r cho-
que brutal entre mis dorados pensa-
mientos y las g r i s e s realidades del
v i v i r . . . Z o r r i l l a , repito, acababa de
decirme q u e , por una serie de circuns-
tancias c u y o relato s u p r i m o , había
l l e g a d o á contratarse lo m i s m o que se
contrata, no el cantante, que se reser-
va el derecho de h a l a g a r con su voz á
quien quiera que sea fuera de las ta-
- 76 —
blas, sino el fenómeno curioso á quien
el barnum enseña de barraca en barra-
ca y de pueblo en pueblo,y al cual solo
el bar-num puede mostrar, pues . s u (

presencia es o r o , oro su palabra, o r o


su vista. « H e q u e r i d o saber lo que p o -
día v a l e r Zorrilla, y todo se ha coti-
zado en m í . . . Sin autorización de
sus dueños, sin p e r m i s o de sus e m p r e -
sarios, el viejo poeta no leerá en su
casa de usted... ni en n i n g u n a . »
¡Alas\ ¡Poor Yorik! pensaba y o cuan-
do el poeta se hubo marchado. ¡Pobre
r e y de comedia, envuelto en su púrpu-
ra de loco y de j u g l a r ! P o b r e ensarta-
dor de p e r l a s , pobre l a p i d a r i o de d i a -
m a n t e s , p o b r e j a r d i n e r o de tulipanes
misteriosos, pobre A l a d i n o ' d e la cueva
m á g i c a , pobre t r o v a d o r , que en vez d e
p e d i r hospitalidad en los castillos y
t e m p l a r allí su g u z l a , pisa las tablas
de los teatros y canta endechas á la
castellana fea y v i e j a — l a m u l t i t u d !
A la noche Z o r r i l l a d e c l a m ó en el
« c o l i s e o » n a r i n e d i n o . Y de p r o n t o , e n
m i t a d de la función, ábrase de go\p .
r
t

con empuje la puerta de m i palco, y


entra rebosando caballeresca g a l a n t e -
r í a — s í , caballeresca, no r e t i r e la p a l a -
b r a — l a persona que por e n c a r g o del
S r . Ducazcal acompañaba á Zorrilla en
su tourneé. Las frases del Sr. Ducazcal,
trasmitidas por su e n c a r g a d o , eran
frases de hombre que, á lo servicial y
generoso, añade lo rendido con las d a -
mas. Me ofrecía á Zorrilla para leer lo
que yo quisiese... A g r a d e c í ; r o g u é que
se me hiciese el nuevo favor de dejar
el asunto en manos del ilustre p e r e -
g r i n o , á fin de que procediese con e n -
tera libertad... y á los dos días ó m e -
jor dicho, á las dos noches, Z o r r i l l a
declamaba en mi casa, ante una con-
currencia muy escogida, que invita-
mos, previa la indicación de asistir de
etiqueta r i g u r o s a .
Gomo si el pobre Y o r i k no trajese
corona de espinas, insistimos enabru-
marle con ñores. Quedó arrasada la
granja de M e i r á s . Desde el portal, por
la escalera, en el g r a n reciDimiento,
en el salón azul, en todas partes á don-
de Z o r r i l l a volviese los ojos, solo e n -
contraba rosas, rosas té, rosas b l a n -
cas, rosas rojas de s a n g r i e n t o corazón,
rosas oscuras, violadas, las raras v a -
riedades traídas por mi m a d r e , de A n -
g u l e m a y Bruselas; y como la estación
era p r i m a v e r a ! , bajo las rosas se
amontonaban lilas, v i o l e t a s de P a r m a ,
— 78 —
m a g n o l i a s , las últimas c a m e l i a s , los
j a c i n t o s , las tuberosas, entre g u i r n a l -
das de follaje v e r d e . . . Un a r d i e n t e a d -
m i r a d o r de Z o r r i l l a , que de fijo á estas
horas está inconsolable, Rafael de N i e -
va, decía al día siguiente, en una c r ó -
nica de -la v e l a d a : « L a s rosas l l e g a b a n
hasta la c a l l e . »
N o censuro á los q u e contrataron á
Z o r r i l l a . H e recordado e l m e l a n c ó l i c o
e p i s o d i o , porque hay en estas penas de
la vida a l g o que consuela de la m u e r -
te. ¿Cuál hubiese sido preferible para
nuestro lord Tennysón: morir joven
c o m o m u e r e n los predilectos de los
Dioses, ó a r r a s t r a r la pluma, y las
alas tantos años?
E M I L I A PARDO B A Z Á N .

Z o r r i l l a , s u b e al c i e l o . A l l i d e fijo
m i p a d r e e s t á . Si á r e c i b i r t e sale
con los brazos a b i e r t o s , l l o r a y dale
u n a b r a z o y u n b e s o d e su h i j o .
RICARDO DE LA VEGA.

SSeeaaersSo cíe san t i e m p o s u e n o »


viejo.
P o r uno ele los r e c u e r d o s más g r a -
tes de m i vida t e n g o la casualidad
— 79 —
que m e hizo compañero de hospedaje
de Zorrilla durante cierto t i e m p o y
que me p e r m i t e hoy dar algunos deta-
lles de la vida intima del g r a n poeta,
circunstancia única bastante á a u t o r i -
zar ésta mi cooperación en el homena-
j e tributado por tantas ilustres p l u -
mas al g e n i o que corporalmente d e s -
aparece de entre nosotros.
Mis referencias no son m u y c e r c a -
nas; se remontan al año 1872. En una
casa de huéspedes establecida en la
calle de la Cruz habitaba D. L u i s P a -
checo, hermano político de Zorrilla, y
un día los demás pupilos de la casa
hubimos de saber, con satisfacción,
que el cantor inmortal de las patrias
leyendas se contaba entre nosotros.
T u v e la fortuna, ó por mi j u v e n t u d
ó por mi sincera admiración, y desde
l u e g o por su mucha bondad, de i n s p i -
rarle simpatías, y la confianza por
ellas motivada me permitió enterarme
del estado de ánimo del g r a n poeta y
de la penosa labor á que por entonces
fiaba su subsistencia y la de su fami-
lia, á la cual había dejado lejos de Ma-
drid.
Una casa editorial de Barcelona ha-
bía contratado con Zorrilla la p u b l i c a -
— 80 —

ción de una serie de l e y e n d a s , que ba-


j o el título Ecos délas montañas salían
á luz con g r a n lujo t i p o g r á f i c o é ilus-
tradas con grabados de Gustavo D o r é .
L a s planchas de aquellos g r a b a d o s ha-
bían sido adquiridas d e d a n c e ; así, en
v e z de ser el g r a b a d o hecho para la
l e y e n d a , ésta había d e ser escrita para
el g r a b a d o , condición q u e s o m e t í a á
insoportable tortura el espíritu del m á s
espontáneo y genial de nuestros p o e -
tas.
Ocupaba Zorrilla un g a b i n e t e de la
fachada eon dos alcobas; en la una de
éstas había establecido su g a b i n e t e d e
trabajo. No habia allí otro m u e b l e ni
objeto alguno, sino una mesa y una
silla. El i n s i g n e v a t e necesitaba d e
aquella desnudez del recinto para c o n -
centrar su fatigada atención s o b r e la
lámina, o b l i g a d o t e m a de la l e y e n d a
que se veía precisado á escribir. L e -
vantábase muy de mañana, y e n c e -
rrándose en aquella oscura pieza, t r a -
zaba sus s i e m p r e bellos y sonoros v e r -
sos á la luz de una b u g í a . A q u e l l a l a -
bor, más i n d u s t r i a l que poética, ha-
cíala con una fuerza de voluntad i n -
c r e í b l e en naturaleza tan delicada c o -
m o la suya. E n t r e doce y una de la
— 81 —
t a r d e ponía término á su j o r n a d a ; mas
c u a n d o salía al comedor para tomar el
almuerzo, era fácil conocer en la e x -
presión de su rostro la dura tensión
nerviosa á que su cerebro había estado
sometido.
P o r lo g e n e r a l , la huella de ia fatiga
desaparecía pronto y la tendencia e x -
p a n s i v a de aquel espíritu siempre j o -
v e n , se mostraba en una regocijada
verbosidad en la que se atropellaban
las deliciosas narraciones de episodios
de su vida, los recuerdos y las e s p e -
ranzas. Otras veces esta feliz reacción
no se producía y entonces la c o n v e r -
sación del vate, enojado por las con-
trariedades de la existencia, tomaba
tinte sombrío y los sarcasmos contra
la poeoía y la g l o r i a y la sociedad y el
mundo salían de aquellos labios como/
nube de aceradas flechas.
Por dicha se hospedaba en la m i s m a
casa un d i s t i n g u i d o jefe de i n g e n i e r o s ,
ayudante de D. A m a d e o , y deudo mu y
cercano de D. Manuel Ruiz Zorrilla, á
la sazón presidente del Consejo de M i -
n i s t r o s . El d i s t i n g u i d o m i l i t a r y el
g r a n poeta se conocieron y e s t i m a r o n ,
y haciendo i n d a g a c i o n e s g e n e a l ó g i c a s
vinieron á resultar a l g o parientes. El
G
— 82 —

p r i m e r o habló del s e g u n d o con el j e f e


del g o b i e r n o , y pocos días después l e
presentaba en casa de este h o m b r e p ú -
b l i c o . A l g u n a s semanas más tarde Z o -
rrilla r e c i b í a la credencial del destino
q u e fué l u e g o á d e s e m p e ñ a r en I t a l i a .
N o s lo notificó más parlero y j o v i a l
que nunca. Su alegría era la del pájaro
que escapa d e la estrecha j a u l a . T o d o s
lo c e l e b r a m o s c o m o cosa nuestra; p o r -
que aquella naturaleza v e r d a d e r a m e n t e
excepcional s i e m p r e dejaba en pos d e
sí una estela de luz y de c a r i ñ o .
MANUEL TRO Y ANO.

M u e r t o el p o e t a d e i n d e c i b l e e n c a n t o ,
d e E s p a ñ a o r g u l l o y de. las l e t r a s g l o r i a ,
no he d e ser y o q u i e n v a y a con m i c a n t o
á p r o f a n a r , o s a d o , su m e m o r i a .
T u r b e q u i e n t e n g a el á n i m o m á s f u e r t e
d e a b i e r t a fosa la t r a n q u i l a c a l m a . . .
Y o , r e s p e t a n d o e l f a l l o d e la m u e r t e ,
¡ l l o r o al p o e t a y r e z o p o r su a l m a '
VITAL AZA.

ILia v i d » d e l p o e t a .
E l anciano ilustre, el patriarca de
las musas era para la g*eneración n u e -
va Un muerto v i v o , una sombra q u e r i -
da y n e r a d a . L a s g e n t e s le veían i r
V e
— 83 —
por las calles e n v u e l t o en su capota,
cubierta la cabeza con su sombrero
n e g r o de castor flexible, los ojos apa-
g a d o s , el paso corto y lento, y sentían
un respeto cariñoso hacia aquel h o m -
bre que se había s o b r e v i v i d o á sí
mismo.
El lo decía: « Y o no existo y¡x. E s t o y
enterrado. Pero el sepulturero m e d e -
j ó una mano fuera y en ella una p l u -
m a . Si alguna vez me ponen delante
un papel escribo. Mas no escribo y o :
escribe el Zorrilla que ha desaparecido
y yo le sirvo de a m a n u e n s e . »
E l día p r i m e r o del último Diciembre
m e escribía larga y cariñosa carta, y
de este documento, de inapreciable va-
lor para m í , copio a l g u n o s párrafos:
« H a c e ya meses que me he e l i m i n a -
do de la sociedad por las e n f e r m e d a -
des y aflicciones que acosan mi vejez.
H o y m e está preparando el doctor Ga-
no para la quinta y sexta operación en
la cabeza, que no puedo ya presentar
descubierta por repugnante y ridicula,
por lo cual habrá usted notado que no
he podido tomar parte en n i n g ú n acto
del Centenario.»
« A h o r a , hace tres meses que no pue-
do trabajar porque las curaciones d o -
— 84 —
lorosas y los baldeos continuos con que
m e ajofifan la chola no me lo p e r m i -
ten.»)
« Y o ya he m u e r t o , mi q u e r i d o toca-
y o ; mi e x t e m p o r á n e a é i n v e r o s í m i l
coronación fué m i m u e r t e c i v i l y t e n g o
que a g u a r d a r la p r ó x i m a m u e r t e defi-
nitiva en el silencio y la o s c u r i d a d . »
Profeta de sus tristezas y de su fin
p r ó x i m o , víctima de las e n f e r m e d a d e s
q u e se habían cebado en lo más noble
y a d m i r a b l e del p o e t a , en su cabeza
g e n i a l y hermosísima, lleno de a m a r -
g u r a s , p o b r e p o r q u e la pensión d e 30
m i l r e a l e s que el Estado le servía no
bastaba á los g a s t o s de su e x i s t e n c i a
v a l e t u d i n a r i a , le v i m o s por última v e z
en la puerta de su casa de la calle d e
Santa T e r e s a , el m i s m o día en que por
v e z postrera salió del sepulcro en q u e
se había e n c e r r a d o .
P e r o no es este el poeta, no es este
el Z o r r i l l a de universal r e n o m b r e , de
fantasía p r o d i g i o s a , de p l u m a fecunda,
i n a g o t a b l e , de vida aventurera; no es
este el t r o v a d o r de las leyendas n a c i o -
nales, á quiera a d m i r a n cuantos saben
leer en castellano y sentir en e s p a ñ o l .
P a r a que la m e n t e reconstituya la i n -
teresante silueta de D. José Z o r r i l l a ,
— 85 —
h a y que verle en la serie no i n t e r r u m -
pida de triunfos y desastres, de apo-
teosis y desventuras que forman el
t e g i d o de su biografía, brillantísima á
trechos, oscura en ocasiones, c o m o
esos tapices orientales que gustaba de
poner hajo los pies de sus heroínas
cristianas ó a r á b i g a s .
Hay que verle errante sobre una
muía de dueño desconocido por la p o l -
vorienta carretera que une á Valladolid
con la corte, personaje de aventurera
historia que recuerda las páginas m e -
j o r e s de Gil Blas ó del Marcos de Obre-
gón; ó ya en la catedral de B u r g o s ,
postrado en muda oración, rimando su
fe de creyente, los e s t r e m e c i m i e n t o s
de su alma de poela y sus tristezas de
hijo p r ó d i g o ; hay que v e r l e ante la
tumba de Larra, pálido, convulso, d e -
jando caer de sus labios la s a i e l a m a r -
g a de su poesía melancólica y de sus
ojos el llanto de una intensa e m o c i ó n
estética; hay que verle en la puente
del navio en que hizo su viaje á A m é -
rica soñando con la g l o r i a y la fortu-
na; en la corte de Maximiliano r e q u e -
rido de las clamas, adorado de los p a -
latinos y del pueblo; cabalgando en
i n d ó m i t o potro como un g a u c h o por la
sierra andina, la g e n t i l cabeza oculta
por a n c h í s i m o s o m b r e r o , la rica m e l e -
na al v i e n t o , el poncho ondeando al
c o m p á s de la m a r c h a ; hay que v e r l e
p r o s t e r n a d o en é x t a s i s ante las palmas
de piedra de la catedral sevillana ó a n -
te las c o l u m n a t a s de la A l h a m b r a .
Z o r r i l l a p o e t a , Zorrilla aventurero,
Z o r r i l l a desterrado, Zorrilla errante, se
completan en un todo, y ese todo cons-
t i t u y e su fisonomía, su inspiración, su
fuerza s u g e s t i v a , su p r e s t i g i o evoca-
dor. Vecllo en a m p l i o y e l e g a n t e salón
lleno .de d i s t i n g u i d o público. El poeta
va á leer. ¿Dónde estamos? ¿Kn Madrid,
en el A t e n e o ó en Méjico en el P a l a c i o
de Maximiliano? ¿En P a r í s en el hotel
de un acaudalado banquero ó en V a l l a -
dolid en un teatro? Donde quiera y
c u a n d o q u i e r a q u e Z o r r i l l a iba á leer, el
p ú b l i c o acudía con e n t u s i a s m o . Ya se
pone en p i é , s o n r í e , se lleva la mano á
la cabeza, empuja hacia atrás su m e l e -
na undosa y bella c o m o la de una m u -
j e r y de sus labios vuelan los p r i m e r o s
v e r s o s . i Q ® corrientes de r e l i g i o s o
u

respeto i n v a d e n al a u d i t o r i o ! Los c o -
r a z o n e s d e b i l i t a n su g o l p e o y las r e s -
r a c i o n e s se p a r a n ; un soplo helado
P H r e m e o e al o y e n t e : es la i n s p i r a c i ó n
es
— 87 —
que pasa, y el espíritu se dispone á
r e n d i r l e homenaje aun sin q u e r e r .
Aquella voz suave, musical, dulcísima,
rica de tonos varios; aquella voz de
o r o que vibra y llora y pinta y manda,
se enseñorea del espacio y del p ú -
blico.
La leyenda de Margarita la Tornera
recitada, ó mejor dicho, cantada por
Zorrilla, no es una obra poética, es la
poesía misma. V e m o s el templo o s c u -
r o , donde acude á r e f u g i a r s e la pobre
monja después de sus desastres y amo-
r í o s , y del cielo desciende á la t i e r r a
un. rayo de luz que trae el perdón p a r a
D . Juan el asesino, el dilapidador, el
perjuro; para Margarita, is traidora
esposa de Jesús; para cuantos han o l -
v i d a d o a Dios y han a m a d o . Quien no
haya oído á Zorrilla en una de estas
inolvidables recitaciones desconoce el
poder de la v o z humana, más eficaz
que toda música de artificioso instru-
mento para t r a s m i t i r del alma al alma
las ondulaciones v a g a s y misteriosas
d e la idea.
Zorrilla va por la vida sin plan, sin
propósito, obedeciendo una fuerza i n -
terior de que no puede darse cuenta.
El viento lo empuja, y lo lleva y lo
— 88 —
t r a e c o m o á esas flores plumosas d e
c i e r t a s plantas creadas por !a natura-
leza para flotar e n la atmósfera y b r i -
l l a r reflejando en sus flequillos a t e r -
ciopelados la luz del sol. Así va de
V a l l a d o l i d , donde nació el 21 de Fe-
b r e r o de 1817 á B u r g o s y á M a d r i d ;
desde L e r m a , donde un padre s e v e r í -
s i m o v e í a en las i r r e g u l a r i d a d e s de la
vida del poeta casi un c r i m e n , á S e -
v i l l a , donde el a m o r y el arte lo pasean
en triunfo, e n t r e el perfume de a r i s t o -
cráticas beldades y los aplausos de r i -
cos a d m i r a d o r e s ; desde España á A m é -
r i c a ; desde las místicas estepas de
Castilla á las esplendorosas sierras
m e j i c a n a s ; desde la r e g u l a r i d a d de una
v i d a casi monástica entre l i b r o s á la
a n d a r i e g a , romancesca y nómada aven-
tura entre conspiradores, truhanes y
b a i l a r i n a s ; empezando una semana en
la orgía más desenfrenada y conclu-
yéndola en la labor p r o d i g i o s a , f e -
cunda é incansable de un benedictino.
L e e d los Recuerdos del tiempo viejo
que escribió para Los Lunes de El Lm-
parcial y allí v e r é i s contado por él m i s -
m o y c o m o él solo podría hacerlo el
i n v e r o s í m i l y d r a m á t i c o relato de su
historia.
— 89 —
Madrid debe h o n r a r la m e m o r i a del
poeta con algún testimonio de pública
y perdurable r e m e m b r a n z a .
Guando no se enseña al pueblo á
respetar sus propias g l o r i a s , se le e n -
seña á ser i n g r a t o .
J . ORTEGA MUNILLA.

A Zorrilla.
A l resonar tu a c e n t o p o d e r o s o
d e j a n d o su r e p o s o
y el polvo sacudiendo del olvido
despiértanse los m u e r t o s ,
y en un m u n d o d e l i m i t e s i n c i e r t o s
g o z a n y p e n a n los q u e n u n c a h a n s i d o .

Mezcla de realidad y d e q u i m e r a s
vivirán, aunque mueras,
esos héroes q u e t i e n e n con tu historia
su f a n t á s t i c a h i s t o r i a c o n f u n d i d a :
t ú l e s d i s t e la v i d a ,
y ellos eu c a m b i o v e l a r á n lu g l o r i a .

R I V A PALACIO.

E l ú l t i m o p l a n del poeta.
Hablando a y e r de nuestro g r a n p o e -
ta muerto, con el h o y único i n t é r p r e t e
de sus o b r a s — A n t o n i o V i c o , — n o s dijo
el g r a n actor que acaso poseía él los
— 90 —
últimos versos del bardo que todos l l o -
ramos.
F i g ú r e s e el lector la curiosidad de
leer aquellos versos inéditos y el d e -
seo de p o s e e r l o s que en nosotros se
despertaría, y A n t o n i o V i c o , q u e c o n o -
ció lo que sentíamos, se b r i n d ó á b u s -
car aquellos v e r s o s e n t r e sus p a p e l e s ,
y t u v i m o s la suerte de dar con e l l o s .
N o son solo v e r s o s , es una c a r t a
curiosísima escrita hace poco por Zo-
rrilla á V i c o p r o p o n i é n d o l e una r e f u n -
dición de la p r i m e r a parte de El zapa-
tero y elrey, la cual p r i m e r a p a r t e n o
se hace e n teatro a l g u n o . En esta carta,
de la que no hemos q u e r i d o s u p r i m i r
ni una sola letra para que c o n s e r v e
t o d o su sabor i n t i m o , se r e t r a t a el
poeta de cuerpo entero.
E x p o n e p r i m e r o la idea de la r e f u n -
d i c i ó n , s i g u e l u e g o i n d i c a n d o el n u e v o
asunto, y á lo m e j o r , t r a b a d o por la
r i g i d e z de la prosa, contnúa en v e r s o ;
v u e l v e un m o m e n t o á la prosa y de
nuevo encaja en la r i m a lo que puede
l l a m a r s e tesis de la que hubiera sido
una obra d r a m á t i c a m á s , de h a b e r n o s
Dios concedido la ventura de no l l e -
vársenos al poeta.
A pesar de los años, á pesar del c a u -
— 91 —

dal copiosísimo derrochado por Z o r r i -


lla, aun le quedaban g e n i o y aliento
suficientes para s e g u i r luchando en el
teatro que tanta g l o r i a le clió.
Lean ahora los lectores la carta de
Z o r r i l l a recibida p o r V i c o en 11 de
Enero y que d e b e m o s á su exquisita
galantería:
Enero 1 1 — 9 5 .
Sr. O. A n t o n i o V i c o .
Mi estimado a m i g o : Juana ha s e g u i -
do en cama hasta ayer, y yo hace c i n c o
semanas que no salgo de casa; quería
i r á hablar del caso con V . veinte m i -
nutos, pero mientras puedo salir, ahí
v a n estos r e n g l o n e s .
He resuelto hacer nueva y no r e f u n -
d i r la primera parte. La t r i l o g í a tiene
que llevar un plan que haga h o m o g é -
neas las tres partes, y c o m o m i p r i m e -
ra parte vieja es un desatino falto de
estudio y de verdad históricos, y e x -
cepto los zapateros y Colmenares, t o -
dos los personajes tienen que ser n u e -
vos en la refundición, prefiero hacer el
trabajo n u e v o .
Quedará, pues, y aumentado, todo el
misterio de los dos primeros actos y
io humorístico que á V . le g u s t a con
— 92 —
u
n a c t o tercero del m a y o r efecto p o s i -
ble, no en audiencia en el p a l a c i o , sino
e
n la ruinosa y abandonada n a v e del
t e m p l o en donde se reúnen los falsos
m u e r t o s . L e costará á V . una d e c o r a -
ción por el tal t e m p l o : tiene m u c h a s
tumbas y mausoleos que se a b r e n , y
los muertos del rey s u r g e n e n t r e l o s
m u e r t o s de la c o n s p i r a c i ó n .
¿Comprende V?
D. P e d r o tiene v e i n t i t r é s años: l l e v a
siete de reinado, y en estos siete se le
han rebelado su m a d r e , su tutor A l -
b u r q u e r q u e , sus hermanos, sus g r a n -
des de Castilla, A n d a l u c í a y G a l i c i a , y
hasta su mujer con los l i g u e r o s de T o -
ro, que le tendieron una celada v i l l a -
n a : después d e esta L i g a para la a c -
ción de la primera parte, motiva y
e m p i e z a n las v e n g a n z a s y justicias de
D . P e d r o , que d i c e :
Mi m a d r e , tia y esposa,
señuelos de r e b e l d í a
y anzuelos de bandería,
son c o n t r a m í , y es y a cosa
p o r la q u e no p a s a el r e y :
con r a z ó n ó á s i n r a z ó n ,
v a á ser l a ley del talión
del r e y D o n P e d r o l a l e y .
Las mujeres vivirán
enjauladas: y uno á uno
los b a s t a r d o s , si á mi alguno
— 93 —
no m e mata, m o r i r á n .
( V i v e Dios! H i j o y r e y soy
solo l e g i t i m o , ¡lia!
m i r e i n a d o es d e p e l e a
y á l i d i a r con t o d o s v o y .
Y á Roma, á Aragón y á Francia
las daré lo que m e den:
m a l por m a l y bien p o r bien
y hierro por arrogancia.

T a l es m i e m p r e s a y c a m p a ñ a ;
de Setubal á Figueras
s o l o un r e i n o s i n f r o n t e r a s
y solo un r e y en E s p a ñ a .
P o d r é en m i e m p r e s a m o r i r ,
m a s si e n e s t a m ; a i n s i s t o
y la p l a n t e o . . . ¡ p o r C r i s t o !
q u e a l g ú n r e y l a ha d e c u m p l i r .
¿ D í g a m e usted, qué Ieparece la a m -
plitud de esta idea?
¡Sáatesls.
P o r q u e ¿quién va á c r e e r que cuantos
le arrastraron á ser cruel,
acosándole entre tantos,
e r a n t o d o s unos santos,
y e l c r i m i n a l s o l o él?
P u e s q u é , ¿ f u e r o n q u e él m e j o r e s
de infamias y \icios fardos,
de honra y tierras salteadores,
los siete veces t r a i d o r e s
y a d u l t e r i n o s bastardos?
P u e s , ¿peores q u e él no son
aquel gran r e y de A r a g ó n ,
y aquel r e y de Portugal,
y aquel papa de Aviñón
q u e le t r a t a r o n t a n m a l ?
P o r ahí va. Es p r e c i s o que nos vea-
mos. D í g a m e á q u é hora está usted en
casa y cuándo se v a ; y suyo
•ZORRILLA.

Los últimos días del gran poeta.


SL;% postrer visita.
L a última vez que sa lió de su casa
— s e g ú n La Época,—fué para i r al aris-
tocrático palacio que se levanta en la
esquina del P r a d o do San F e r m í n (el
de la duquesa de M e d i n a c e l i . ) E n t r ó
en los salones a p o y a d o en el brazo del
que consideraba su hijo i n t e l e c t u a l ,
del poeta F e r r a r i , y encontró allí á A n -
tonio Grilo y al duque de T a m a m e s ,
que f i g u r a b a n entre sus más e n t u s i a s -
tas a d m i r a d o r e s .
Después de la comida, el poeta c o r -
dobés y . el linajudo aristócrata, q u e
declama de un m o d o admirable, r e c i -
taron versos de Z o r r i l l a .
— ¡ M ú s i c a , m ú s i c a ! — d e c í a el g r a n
poeta, i n c l i n a n d o melancólicamente la
cabeza.
— P e r o música g r a n d i o s a , — l e d e -
c í a n : — m ú s i c a q u e es el himno de la
patria, inspirado en nuestra historia,
en nuestra r e l i g i ó n , en todo lo que te-
nemos de g r a n d e y en todo io que p o -
demos evocar como g l o r i o s o .
Guando se retiró, la duquesa le
acompañó, como de costumbre, hasta
la escalera, como hacen los Grandes
de España cuando reciben en sus p a -
lacios la visita de los reyes.
— H a s t a muy pronto, mi g r a n poeta,
— l e dijo, despidiéndole c a r i ñ o s a m e n -
te, la dama.
— Y o , cuando me despido,—contestó
Zorrilla, besando galantemente ¡a m a -
no que le tendían,—ya no puedo decir
hasta cuándo.
--•fa¿nr$»j—
IíOS iaStf b i i o s v e r s o s .
Tenía preparada una leyenda de Se-
govia con destino á El Liberal para lo
que había hecho ios estudios y d i s -
puesto el a r g u m e n t o .
Hé aquí dicho trabajo preparatorio
que da cierta idea de como se las a r r e -
glaba Zorrilla para escribir l u e g o sus
magníficas composiciones:

Segovia - 7 9 Ayuntamientos, j L

bepulveda-80 . más pollada


Riaza —54 Coca-(Cauca) poinmonH
Ss n t a M a r í a d e N i e v a — 5 5 g s m o n ' a
Cuellar—57-(Colenda) ] n
*
o s a
R o léanla un valle que riega al N . el
Ere sin a y al Sur, el a r r o y o Ciamores
que se unen al O. y entre él y la c i u -
dad se levantan al Oriente y Mediodía
las montañas ele Peñalara, Siete P i c o s ,
la F o m b r í a y Peña-del~Oso, fortifica-
ciones naturales que protejen la c i u -
d a d . L l a m á r o n l a y a l o s latinos Secu-
v i a ó S e c o v i a , n o m b r e s estraños ai
g r i e g o y al r o m a n o , y tiene más rela-
ción con S e g o n t i a - d e Secab y Secob,
palabras hebreas que significan r e p o -
so: este absurdo trae su e t i m o l o g í a .
De t u g e r m e n v i t a l , de t u s o r í g e n e s
¿ q u i é n en la t u r b i a o s c u r i d a d p e n e t r a ?
Q u i é n p e r c i b e la l u z de tu a l b o r a d a
d e tu p r i m e r a e d a d ea las tinieblas?

Suevos, Vándalos y A l a n o s — g u e r r a s
c o n t i n u a s — r e y e s bautizados por p o l í -
tica—confusión—Honorio, y Valenti-
niano bajo la regencia de Placidia, año
4 2 4 — H e r e g í a s — a m b i c i ó n del c l e r o —
d e g e n e r a c i ó n del c r i s t i a n i s m o — e l c l e -
ro peí-seguido y p e r s e g u i d o r — p á g . 20.
Leovigildo y Hermenegildo: Todo
e l l o nieblas m u y difíciles de penetrar.
T o m a de M a d r i d por A l í o n s o V I .
L o s segovianos al mando de Diaz Sauz
y Fernán García: Asalto de la torre, le
d a n al r e y la v i c t o r i a , el r e y dio á
— 97 —
Fer-García por empresa de su escudo
una torre azul con guirnalda y una es-
trella e n c i m a , cinco a l m e n a s , dos
puertas una abierta y otra cerrada y
el título de la torre, á Díaz Sanz el de-
recho de usar las a r m a s de C a s t i l l a . —
(1083 y 1088)—Martín-Muñoz, B u r g a -
l e s , pobló y dio n o m b r e á Martin M u -
ñoz, Blasco Muñoz, Gutiérrez Muñoz y
A r m u ñ a , (su hija) pueblos de la p r o -
v i n c i a ( p á g . 38).
Riquezas de la Iglesia Segoviana por
las donaciones de r e y e s y particula-
r e s — (42 y 4 3 ) .
Muerte de E n r i q u e V I . Malos ante-
cedentes de Isabel la C." 70-71 y 7 2 .
La I n q u i s i c i ó n — I n g r a t i t u d de la
reina con S e g o v i a — C a b r e r a — G r a n a d a
— E x p u l s i ó n de los judíos, para quitar
á la nobleza el a p o y o de sus riquezas
— O r d e n en el clero y en los t r i b u t o s .
— E l 1494 estuvo el rey m u y malo en
S e g o v i a . Confirmación de los p r i v i l e -
g i o s de la ciudad, salvo atacarlos
cuando c o n v i n i e s e á los reyes, según
su costumbre (76 y 7 ) . El obispo Don
Juan A r i a s del V i l l a r . Misal S e g o v i a -
no-76.
L a princesa Juana y Felipe el h e r -
m o s o en S e g o v i a , mandatos r a r o s —
7
— 98 —
p r i m e r a s señales de locura de doña
Juana—1503.
V e n g a n z a s y barbaridades en S e g o -
v i a en la ausencia de D. Carlos al co-
r o n a r s e en A l e m a n i a 77.

T e r r i t o r i o — r i q u e z a en maderas 83 y
84 A r b o l a d o — P a s t o s — h e r b a j e s R í o s ,
si se esplotasen tus r i o s ,
y a r r o y o s de tus c o m a r c a s
serías de las comarcas abarcas.

Partida de bautismo de Zorrilla.


D. Gaspar Francés, p á r r o c o de San
Martin y San Benito el V i e j o de esta
ciudad de Va liado lid;
Certifico, á petición de D. Mariano
M a r t í n F e r n á n d e z : que en un l i b r o
d e bautizados de esta parroquia, que
p r i n c i p i ó en diez de Octubre de mil
setecientos n o v e n t a y s i e t e , al folio
c i e n t o sesenta y seis, se halla la p a r t i -
da s i g u i e n t e :
En p r i m e r o de M a r z o de m i l o c h o -
c i e n t o s diez y siete, Y o el i n f r a s c r i p t o
cura p r o p i e t a r i o de la parroquial d e
San Martín y San Benito el V i e j o de e s -
— "cr-
ia ciudad de Valladolid, exorcizó é i m -
puse los Santos Oleo, y Chrisma á Josef
Maximiano, que nació el veinte y uno
de F e b r e r o p r ó x i m o y a quien bautizó
en caso de necesidad D. Lucas Dueñas,
cirujano de esta dicha ciudad, hijo l e -
g í t i m o del Licenciado D. Josef Zorrilla,
relator de esta real Cnancillería, y na-
tural de la villa de T o r q u e m a d a , o b i s -
pado de Patencia, y de doña N i c o m e -
des Moral, natural de Quintanilla S o -
mu ñoz, Diócesi de B u r g o s ; Abuelos
paternos D. A n t o n i o Zorrilla y doña
Nicolasa Caballero, naturales de la
expresada Villa de Torquemada; m a -
ternos el licenciado D. Manuel Moral,
difunto, natural del referido Quintani-
lla Somuñoz y doña Jerónima R e v e n -
g a , natural de T o r d o m a r , de dicha
Diócesi de B u r g o s . Fueron padrinos
D. Zoilo Moral y doña Jerónima R e -
v e n g a , su tío y abuela materna; y t e s -
t i g o s el licenciado D. Pedro Lezcano y
Cortés, Mariano Blanco y Víctor Her-
nández.— Francisco Garcimartin y Es-
c u d e r o . = A s í , á la letra, resulta del
libro y folios citados. V a l l a d o l i d vein-
titrés de Enero de mil ochocientos n o -
venta y t r e s . = D r . Gaspar Francés. =
Es copia exacta del o r i g i n a l . Hay un
- 100" —

sello que d i c e : Parroquia de San Mar-


tín y San B e n i t o el Viejo = V a l l a d o l i d .

El testamento de Zorrilla.
C o p i a literal.
NUMERO VEINTITRÉS.
En la ciudad ele Vallaclolid á diez y
n u e v e de Enero de mil o c h o c i e n t o s
o c h e n t a y cuatro, ante m í D Justo
Melón Sánchez, censor p r i m e r o de la
Junta directiva del Ilustre C o l e g i o N o -
tarial del T e r r i t o r i o del m i s m o C o l e g i o
por n o haber t o m a d o posesión el e l e c -
to, y N o t a r i o especial del E x c e l e n t í s i m o
A y u n t a m i e n t o de esta ciudad, con d o -
m i c i l i o y fija residencia en ella, y t e s -
t i g o s r o g a d o s y llamados para este
aeto.—
El E x c m o . Sr. D José Z o r r i l l a y M o -
r a l , de edad de sesenta y seis a ñ o s ,
r e s i d e n t e a c c i d e n t a l m e n t e en esta c i u -
d a d , Hotel de F r a n c i a número q u i n c e ,
c u a r t o p r i n c i p a l , situado en la calle d e
T e r e s a - G i l , numero veintitrés y vecino
d e la ciudad de Barcelona, p r o v i s t o d e
c é d u l a personal de octava clase, n ú -
m e r o doscientos setenta, expedida en
d o s del corriente mes por el A d m i n i s -
— 101 —
trador de P r o p i e d a d e s é Impuestos de
aquella p r o v i n c i a , hallándose en m i
estudio calle de la Constitución n ú m e -
r o siete, piso principal de la i z q u i e r d a ,
bueno y en el c o m p l e t o uso de sus fa-
cultades intelectuales y p o r tanto c o n
capacidad l e g a l á mi j u i c i o , para t e s -
tar dijo que deseando formalizar su
ú l t i m a y deliberada voluntad o t o r g a el
presente t e s t a m e n t o nuncupativo en la
forma c o n t e n i d a en las cláusulas s i -
guientes:
1.
a
Declara el testador que ha v i v i -
d o y que m o r i r á cristiano, por convic-
ción de que con la doctrina de Jesu-
c r i s t o si la s i g u i é r a m o s los que nos
d a m o s p o r cristianos bastaría para
hacer un P a r a í s o de la tierra: que es
natural de esta ciudad, bautizado en la
Parroquia de San Martín, hijo de don
José Zorrilla Caballero y doña N i c o m e -
des Moral d e R e v e n g a , difuntos, v e c i -
nos que fueron de T o r q u e m a d a , en la
Provincia de P a l e n c i a . —
Deja todo lo referente á su f u -
neral y demás piadioso á la disposición
y voluntad de su actual esposa doña
Juana Pacheco, vecina hoy de Barcelo-
na.—
3.
a
El testador suplica al E x c e l e n -
— 102 —

tísimo A y u n t a m i e n t o de esta ciudad de


V a l l a d o l i d y le autoriza para ello, que
apenas ocurra su defunción r e c l a m e su
cadáver si muere fuera de su ciudad
natal, y le dé sepultura en su c e m e n -
t e r i o : pero ordenándole e x p r e s a m e n t e
deposite su cuerpo en una caja modes-
ta de madera blanca forrada de paño,
sin t e r c i o p e l o , seda, or o, ni adorno
n i n g u n o de v a l o r : y con absoluta p r o -
h i b i c i ó n de e m b a l s a m a m i e n t o ni de in-
yección arterial que tienda á e v i t a r ó
d i l a t a r la corrupción y d e s c o m p o s i c i ó n
de su c u e r p o , á menos que d i s p o s i c i o -
nes legales lo prohiban: cuya caja será
envuelta y enterrada en el suelo y en
t i e r r a sin panteón, ni alegoría m u n -
dana que pretenda vida ni g l o r i f i c a -
c i ó n p o s t u m a . — M u e r e c r i s t i a n o y quie-
r e q u e su polvo mortal vuelva á ser
p o l v o , para obedecer á Dios que dijo á
A d a m : «ptclvis est, et in púlverem rever-
teris-.D Sobre su sepultura no ha d e p o -
nerse m á s que una losa de piedra c o -
m ú n , y por único recuerdo esta i n s -
cripción:

« E L P O E T A JOSÉ Z O R R I L L A
HIJO DE VALLADOLID.»
A l r e d e d o r de la fosa, se pondrá una
— 103 —
pequeña verja de hierro para evitar
las profanaciones: y de esta fosa no
p e r m i t i r á j a m á s el A y u n t a m i e n t o , que
sus restos sean exhumados, so protes-
to de trasladarlos á panteón Nacional
ni otro lug*ar alguno de mundana o s -
tentación.—Corno es probable por la
e d a d que alcanza el testador, que no
g o c e m u c h o s años del sueldo que como
Cronista le ha señalado la misma Cor-
poración Municipal, la suplica que si
e s posible, se le continúe dando á su
viuda si le s o b r e v i v e ; por si apesar de
su previsión sus editores y los libreros
hallan medio de hacer con sus obras
póstum Í S . I O que con las que ha e s c r i -
t o en vi.d;i.—
4 a
Declara estuvo casado en p r i -
meras nupcias con D . Matilde F l o r e n -
a

tina de O ' R e y l l i de quien no tuvo s u -


cesión, como tampoco la tiene de su
actual y segunda esposa D. Juana Pa- a

checo, por lo cual se halla facultado


por las L e y e s para disponer libremente
de sus bienes.—-
5. a
Deja todos sus papeles manus-
critos, notas, trabajos literarios sin
concluir y memorias postumas al Abo-
g a d o D. Manuel Mata Maneja, vecino
de la ciudad de Barcelona para que
— 104 —
q u e m e toda su correspondencia, c o n -
cluya ó dé á concluir sus obras no c o n -
cluidas, cuyos productos deberá de par-
tir á m e d i a s con su viuda doña Juana
Pacheco.—
6.a
L o s p l i e g o s y paquetea ©erra-
dos que quedan bajo el s o b r e s c r i t o
«post mortem meam* los l e g a y manda
t a m b i é n al expresado A b o g a d o D. Ma-
nuel de Mata y Maneja á condición de
que los e n v i é tal c o m o los halle al E x -
c e l e n t í s i m o A y u n t a m i e n t o de esta c i u -
dad de V a l l a d o l i d , en c u y o a r c h i v o
p e r m a n e c e r á n cerrados un año al cabo
del cual se a b r i r á n en presencia del
señor de Mata y Maneja ó de un d e l e -
g a d o suyo l e g a l m e n t e a u t o r i z a d o ; y si
el señor Mata y Maneja n o se a v i n i e r a
p o r razones políticas, r e l i g i o s a s ó s o -
cíales, á darles el empleo que bajo e l
sobre que les c o n t i e n e déjase o r d e n a d o
que se les d é , v o l v e r á n á c e r r a r s e y
a r c h i v a r s e en V a ü a d o l i d : t o m a n d o y
publicando la nota de lo que c o n t i e n e n
y de lo que el testador ordene que se
h a g a con el c o n t e n i d o , hasta que haya
quien con sus condiciones se a v e n g a ,
en c u y o caso el valor de su v e n t a , ó
productos de su publicación, los p a r t i -
r á n ©1 E d i t o r y su m u j e r D.* Juana,
— 105 —
por partes iguales, y en ausencia ó fa-
llecimiento de ésta, su sobrina d o ñ a
Blanca A r i m ó n y Pacheco, hija de sus
cuñados D. José A r i m ó n y D . Julia a

Pacheco.—
7.
a
Como es probable qua el testa-
dor quede en deber según contrato á
sas editores a l g u n a s cantidades más ó
menos usurariamente facilitadas de
e d i t o r á autor, es su voluntad y á car-
g o y responsabilidad de su conciencia
ante Dios, que su mujer se n i e g u e á
reconocerlas y se resista á p a g a r l a s ,
si la honradez, la conciencia y la h i -
dalguía de sus editores no les inspira
la obligación de perdonárselas; por r a -
zón d e la lesión e n o r m í s i m a que con
todos sus contratos le han inferido le-
galmente y en consideración á que la
larga vida que Dios le ha concedido,
les ha permitido g o z a r tantos años del
producto de su i n g e n i o y de que aun
les p e r m i t e la ley seguir g o z a n d o . E n
sus notas y m e m o r i a s postumas se ha-
llarán más pormenores á p r o p ó s i t o de
este deseo postumo s u y o : p e r o es tam-
bién su voluntad que si sus editores ó
sus herederos son generosos con los
s u y o s , se suprima y se queme el capí-
tulo de sus m e m o r i a s postumas q u e
— 106 —
c o n t i e n e los indicados pormenores.
8.
a
I n s t i t u y e y n o m b r a p o r su h e -
r e d e r a única y u n i v e r s a l , d e todos sus
b i e n e s , derechos y a c c i o n e s , presentes
y futuros, con e x c l u s i ó n absoluta de
tados sus parientes p a t e r n o s y m a t e r -
nos, que j a m á s han hecho nada ni p o r
su p a d r e , ni por el testador, á su s e -
g u n d a mujer l e g í t i m a Doña Juana P a -
c h e c o ; á quien pertenecerán desde la
h o r a de su m u e r t e , todo el d i n e r o ,
m u e b l e s , alhajas, c r é d i t o s y derechos
que de su pertenencia y en su favor
e x i s t e n : c o m o a s i m i s m o el sesenta por
c i e n t o que según escritura le c o r r e s -
p o n d e , de ios p r o d u c t o s de la edición
ilustrada y monumental q u e está p u -
b l i c a n d o en las oficinas de l a Sociedad
de Crédito Intelectual, paseo de Gracia
noventa y uno, Barcelona, c u y o actual
D i r e c t o r es Don L e o p o l d o B r e m ó n . Y
si esta edición alcanza el é x i t o que se
espera, l e g a a s i m i s m o á su l e g í t i m a
m u j e r Doña Juana P a c h e c o , el d e r e c h o
de t r a t a r de la st?gunda y s i g u i e n t e s
e d i c i o n e s de dichas sus obras c o m p l e -
tas, con dicha Sociedad de C r é d i t o I n -
telectual, bajo las condiciones que m e -
j o r e s c r e a , salva la de e n a g e n a r p o r
c o m p l e t o la propiedad L i t e r a r i a . T o j o s
— 107 —
los derechos que de él herede Doña
Juana Pacheco, es su voluntad, que
pasen á su fallecimiento á la citada su
sobrina Doña Blanca A r i m ó n y Pache-
c o : pudiendo su viuda, Doña Juana,
v o l v e r á casar cuándo, cómo y con
quien fuese su v o l u n t a d , g o z a n d o en
su segundo m a t r i m o n i o de cuanto h e -
rede del testador, y por sus derechos
pudiere adquirir; pero á condición de
trasmitírselos á su fallecimiento, no á
sus hijos si los tuviere ni á su m a r i d o ,
ni á ningún individuo de la familia de
éste, sino a la sobrina de ambos D o ñ a
Blanca A r i m ó n . —
9.
a
N o m b r a por sus albaceas testa-
mentarios y cumplidores de esta su
última voluntad á su esposa Doña Jua-
na Pacheco, á Don José A r i m ó n y Cruz,
vecino de P u e r t o - R i c o , y á Don Ma-
n u e l de Mata y Maneja, v e c i n o y A b o -
g a d o del C o l e g i o de Barcelona, á los
tres juntos y á cada uno iii sólidum,
para que después de su fallecimiento
se apoderen de sus bienes, créditos y
papeles, y por si y sin intervención de
justicia, ni autoridad alguna, pues que
desde ahora prohibe toda mediación
judicial, cumplan con cuanto lleva d i s -
puesto á la m a y o r brevedad p o s i b l e . —
— 108 —
10.
a
Y por ú l t i m o , el testador r e -
voca y anula, da por nulos y de n i n g ú n
v a l o r ni efecto, todos los t e s t a m e n t o s ,
c o d i c i l o s , y d e m á s disposiciones t e s -
tamentarias q u e antes de ahora haya
hecho, por e s c r i t o , de palabra, ó en
otra forma q u e no q u i e r e v a l g a n ni
hagan fe en j u i c i o ni fuera de é l , y sí
s o l o el presente que se habrá d e obser-
v a r y c u m p l i r en todo su c o n t e n i d o ,
c o m o su última y deliberada v o l u n -
tad.—
A s í lo o t o r g a el Sr. D. José Z o r r i l l a
y Moral ante m i dicho N o t a r i o , y l o s
t e s t i g o s r o g a d o s y llamados c o m o v a
d i c h o , que lo son Don H o r a c i o M o r a n ,
su profesión c o m e r c i a n t e , Don L o r e n z o
Caballero N o a l , p r o f e s o r dentista, y
Don José A g u s t í n de Beitia y T a l l a e -
c h e , p r o p i e t a r i o , vecinos de esta c i u -
dad, que a s e g u r a n no tener i m p e d i -
m e n t o l e g a l para e l l o . —
Enterados unos y otros del d e r e c h o
que la L e y le concede., para leer por sí
m i s m o s , este i n s t r u m e n t o ú o í r m e l e
leer, por acuerdo de todos lo v e r i f i q u é
y o el n o t a r i o í n t e g r a m e n t e y en alta
v o z , el cual aprobó el testador m a n i -
festando q u e cuanto contiene es su ú l -
tima y deliberada voluntad.—
— 109 —
Y dicho testador á quien yo el N o -
tario doy íe conozco, con la vecindad
y circunstancias expresadas, y tam-
bién de h¡dlarse en su c o m p l e t o j u i c i o ,
lo firma en un solo acto con dichos
t e s t i g o s , ahora M I J O son las dos menos
cuarto do la tarde y s i g n o y firmo, ha-
ciéndolo también con su rúbrica el
testador en el m a r g e n izquierdo y por
la cara del sello en los dos p l i e g o s an-
te rió res==JosÉ ZoRRiLLA==Horacio Mo-
r á n = L o r e n z o Caballero=José Agustín
de B e i t i a — H a y un s i g n o : Justo Melón
Sánchez.

Versos inéditos.
Guando Zorrilla hacía la corte á la
que fué su segunda esposa, doña Jua-
na Pacheco, allá por el año 1869, r e -
g a l ó á la predilecta d e su corazón un
ejemplar de la hermosa leyenda El
drama del alma, en la que escribió dos
redondillas de su puño y l e t r a .
La primera de ellas, que figura en
la portada del libro, dice así:
Á JUANA PACHECO.
L a fe d e m i corazón
destilé en este p a p e l :
lee, J u a n a , c o n a t e n c i ó n
y p i e n s a e n m i al l e e r e n é l .
El Autor.
L a otra r e d o n d i l l a va escrita al final
de la leyenda y está concebida en e s -
tos t é r m i n o s :
Cuando hayas llegado aqui,
J u a n a , m i l i b r o al c e r r a r ,
¿te p o d r é y o p r e g u n t a r
qué es l o q u e piensas d e m í ?
J. Zorrilla.

La primen mujer de Zorrilla.


E l 22 de A g o s t o de 1839 contrajo
m a t r i m o n i o Z o r r i l l a con la señora doña
F l o r e n t i n a O ' R e i l l y , de 38 años de
edad y viuda d e D. José Berna 1.
L e s desposó en la parroquia de San
Sebastián el teniente cura D. José P u -
lido Espinosa.
El poeta tenía á la sazón 22 años.
T u v o Z o r r i l l a con doña F l o r e n t i n a
una hija, que falleció á los tres meses
de su n a c i m i e n t o .
L a p r i m e r a esposa del cantor de
Qranada dejó de e x i s t i r en 1864.
— 1i I —

Lo que dicen de Zorrilla


los americanos.

(De El Liberal, de Madrid.)


En casi todas las fiestas del Cente-
nario ha llevado la voz de las R e p ú b l i -
cas americanas un elocuente orador y
un insigne poeta a m e r i c a n o ; el Z o r r i -
lla de San Martín, m i n i s t r o del U r u -
guay.
Suyo es el s i g u i e n t e artículo, que
nos ha enviado en honor del i n m o r t a l
poeta de Granada:
« Z o r r i l l a es para mí ( d i g a m o s para
nosotros) una melodía q u e nos acari-
cia desde la infancia; es la V i r g e n , la
m a d r e , el cielo transparentó, el a i r e
embalsamado, todo ello flotante en el
ambiente de la Patria.
¿No parece que aun en sus g r i t o s
de gloria deja el canto del viejo t r o v a -
dor una resonancia tierna? ¿No parece
que aun entre el polvo de los combates
que narra y describe, hay a l g o de p e r -
fume, de incienso, que incita ai r e c o -
g i m i e n t o y á la plegaria?
Zorrilla es más que un poeta: es el
poeta.
— 112 —

Se invocan c o m o p r e c e d e n t e s de e s -
t o , hermosn apoteosis del g r a n poeta
español, los n o m b r e s de T e n n y s o n y
Víctor Hugo.
Sí: pero T e n n y s ó n era el poeta i n s -
pirado y correcto de la c o r t e ; V í c t o r
H u g o , g r a n poeta de i m a g i n a c i ó n , fué
político, propagandista y la v o l u b i l i -
dad de sus opiniones hizo a b i g a r r a d a
e n el fondo su poesía y quitó m u c h o
carácter á su alta p e r s o n a l i d a d .
Zorrilla, en c a m b i o , es la emanación
espontánea y g e n u i n a del alma de E s -
paña: es el pájaro que canta su no
aprendida canción posado en las r u i -
nas; es la flor que brota en ellas d e s -
pués de la l l u v i a , sin más r i e g o que e l
del cielo, sin m á s interés que el de
obedecer la ley de su ser, sin m á s e s -
peranza que la de m a r c h i t a r s e en el
seno de la m i s m a ruina á que l l e v ó un
poco de a l e g r í a . Z o r r i l l a es s i e m p r e el
mismo: cristiano y español.
La apoteosis de Z o r r i l l a es una hon-
ra de España: es la apoteosis del poeta,
solo del poeta, es decir, del i d e a l .
N o d i g a m o s , pues, que se han aca-
bado los poetas de su noble t i e r r a . De-
cía Shakespeare de las l á g r i m a s d e La-
d y Macbet, me parece, que al tocar el
— 113 —
suelo, se convertían en serpientes. Y o
creo que las l á g r i m a s españolas que
hoy caen en la tumba recién abierta al
t r o v a d o r rendido por la muerte, bien
pueden, al evaporarse, transformarse
en estrofas y en cantos d i g n o s de los
mejores tiempos, porque tienen e! c a -
lor de almas capaces de llorar, porque
m u r i ó el p o e t a . »
JUAN ZORRILLA DE SAN MARTÍN.
Ministro plenipotenciario del Uruguay.

•{Jh TEJLEQÍ^AJMA D E ^RANADA.

E l que ha e n v i a d o el L i c e o de Gra-
nada á la viuda de Z o r r i l l a dice así:
Granada 24 (12-45 t . )
Señora viuda de D. José Z o r r i l l a .
El L i c e o de Granada, que escribió
una de las más brillantes p á g i n a s de
su historia coronando al e g r e g i o poeta
cuya p é r d i d a llora ho3 España entera,
r

envía á usted e l t e s t i m o n i o de su p r o -
fundo dolor.
Con su muerte ha p e r d i d o la poesía
castellana la más l e g í t i m a de sus g l o -
r i a s . — E l p r e s i d e n t e , francisco Blan-
co Conslans.
114 —

EL CADÁVER DE ZORRILLA
E n la mañana del 23 yacía el c a d á -
v e r en una modesta cama i n m e d i a t a
al sillón donde había fallecido el p o e t a .
Cuando se supo en el Ateneo que Z o -
r r i l l a estaba á punto de espirar, s u r -
g i ó entre v a r i o s socios la idea de q u e
se c o n v i r t i e r a en capilla m o r t u o r i a el
salón de cátedras, para e x p o n e r allí el
cadáver.
P e r o la A c a d e m i a E s p a ñ o l a había
concebido idéntico plan y con o b j e t o
de r e a l i z a r l o , v i s i t ó el día 25 á las ocho
d e la mañana, á la viuda de Z o r r i l l a ,
r o g á n d o l a en n o m b r e de la citada Cor-
poración que le dispensaran la honra
de hacerse c a r g o del c a d á v e r y de o r -
g a n i z a r y disponer su e n t i e r r o .
La demanda fué o t o r g a d a y a c o g i d a
con sincera g r a t i t u d .
P o c o después se reunió en la casa d e
la calle de Val v e r d e una Comisión e s -
pecial, compuesta de los Sres. T a m a y o ,
Castro y S e r r a n o y Fabié, q u i e n e s
a c o r d a r o n que el sepelio se v e r i f i c a r a
en el cementerio áe San Justo; que s e
c o n v i r t i e r a en capilla ardiente el s a -
— 115 —
lón principal de la A c a d e m i a , y que se
p e r m i t i e r a la entrada al público en é l ,
cuando ya estuviera c o n v e n i e n t e m e n t e
colocado el cada 'er.
Este se Malla vestido de frac, con la
banda de la g r a n cruz d e Carlos I I I y
la medalla de académico.

LA TRASLACIÓN DEL CADÁVER


A las doce y media fué sacado el f é -
r e t r o de la casa mortuoria, en la calle
de Santa Teresa, y conducido al edifi-
cio de la A c a d e m i a en un furgón d e
una empresa fúnebre, detrás del cual
iban, á pió, el Sr. Escobar, sobrino po-
lítico del finado; el Sr. Calderón, su
a m i g o , y el doctor Forns.
N o hay frases c o n q u e pintar la d e s -
garradora escena que o c u r r i ó en el
hogar donde ha pasado sus ú l t i m o s
años el poeta, á la salida del cadáver.
El féretro era de ébano, con doble
tapa y llevaba en la superior y en r e -
lieve, un precioso crucifijo.
Antes de que el cadáver, que no ha
sido embalsamado, quedara colocado
en la capilla ardiente, los escultores
Sres. Barran y C a r r e t e r o , sacaron una
mascarilla del difunto.
— 116 —

F u é instalada en'el salón de actos


de la A c a d e m i a , c o l g a d o todo de paños
n e g r o s , adornados con flecos de o r o .
Rodeaban el féretro infinidad de
candelabros dorados, que sostenían se-
tenta luces.
A la i z q u i e r d a del túmulo se d i s p u -
so un altar, ©n el que se d i g e r o n m i -
sas el 24 y 25, p o r el alma del finado.
L a capilla fué pública y estuvo abier-
ta e l 23 desde las cuatro de la t a r d e
hasta las diez de la noche, habiéndola
v i s i t a d o considerable número de p e r -
sonas.
Para m a n t e n e r el orden se envió allí
una sección del cuerpo de S e g u r i d a d
y v a r i o s a g e n t e s de v i g i l a n c i a .
Eli E N T I E R R O
Se verificó ©l m i é r c o l e s 25, á las
dos de la tarde, é i n v i t a r o n al fú-
n e b r e acto el Gobierno, la A c a d e m i a
Española y la familia de Z o r r i l l a .
La Comisión especial de aquel alto
cuerpo t o m ó tasnbién los siguie-
tes acuerdos: que la A c a d e m i a no
depositara corona alguna fúnebre s o -
bre el f é r e t r o , en tendiendo que no la
— 117 —
habría d i g n a de tan excelso poeta, y
que el camino qu& siguiera el e n t i e r r o ,
desde la calle de Val verde al c e m e n t e -
rio de la Sacramental de San Justo,
fuera el más directo posible.
He aquí el i t i n e r a r i o del cortejo fú-
nebre:
Por la calle de Val verde, Desen-
g a ñ o y Montera, á la Puerta del Sol y
por la calle Mayor y Cuesta de la V ega r

al c e m e n t e r i o .
E l ateneo
L a Junta directiva del A t e n e o t o -
m ó ios siguientes acuerdos:
1.° Que asistieran al entierro todos
sus individuos y los que forman las
Mesas de las secciones.
2.° I n v i t a r , por medio de circula-
res, á todos los socios para que c o n -
currieran al m i s m o a c t o .
3.° Que se cerrase media puerta en
señal de luto, y se colgase el balcón
principal del edificio con n e g r o s c r e s -
pones.
4.° Depositar sobre el féretro una
g r a n corona.
5.° Celebrar una s o l e m n e velada
poética en honor de Z o r r i l l a .
Y 6.° E x p o n e r á la Junta g e n e r a l
— 118 —

la conveniencia de que el A t e n e o , en
homenaje á la m e m o r i a del i n s i g n e
poeta, tomara la i n i c i a t i v a para a b r i r
una suscripción pública cuyos p r o d u c -
tos se destinen á e l e v a r un m o n u m e n -
to á Z o r r i l l a .
Con objeto de o r g a n i z a r la v e l a d a ,
se verificó en el A t e n e o una Junta
el 25, á las nueve d e la n o c h e , á la
que fueron i n v i t a d a s , entre a l g u n a s
otras personas, los Sres. C a m p o a m o r ,
Nuñez de A r c e , Balatt, Va lera, Menén-
clez P e l a y o , Sánchez Moguel, Selles,
Ferrari, Echegaray, Moret, Palacio
( D . Manuel), F e r n á n d e z S h a w , G r i l o ,
González Serrano y C a m p i l l o ; y los
señores g e n e r a l R i v a Palacio, m i n i s -
t r o de M é x i c o ; Z o r r i l l a d e San M a r t í n ,
d e l U r u g u a y ; y P e r a l t a , de Costa R i c a ,
quienes á su cualidad de d i p l o m á t i c o s
a m e r i c a n o s unen la de ser m u y d i s t i n -
g u i d o s poetas.
El martes, á las nueve y media, se
reunió dicha c o r p o r a c i ó n en Junta
g e n e r a l e x t r a o r d i n a r i a para dar c u e n -
ta de una proposición presentada para
h o n r a r p e r p e t u a m e n t e la m e m o r i a d e l
g r a n poeta nacional.
— 119 —

L a Sociedad
de Escritores y Artistas.
A c o r d ó también dedicar al finado
una g r a n corona, disponer que asis-
tiera al entierro una numerosa comi-
tiva de socios que llevase su r e p r e s e n -
tación y favorecer con un buen d o n a t i -
v o á la viuda de Z o r r i l l a .
Para formalizar estos acuerdos y
algunos otros, se reunió la Junta d i -
rectiva, á las once de la mañana de d i -
cho día; y todas las demás Sociedades
de Madrid, que tienen carácter litera-
rio ó ai tístico,se hallaban animadas de
a n á l o g o s propósitos.
El fjoisiern©
Una Comisión de la Academia, c o m -
puesta de los Sres. T a m a y o y F a b i é ,
visitó por la mañana al ministro
de Fomento para darle cuenta del fa-
llecimiento del i n s i g n e poeta y pedir-
le que el Cobierno contribuyera á la
suntuosidad del intierro del i n m o r -
tal Zorrilla.
El Sr. Moret se asoció desde l u e g o á
los deseos de la A c a d e m i a , y como la
indisposición que sufría le impedía
salir á la calle, llamó p o r teléfono al
presidente del Consejo, con el que c e -
l e b r ó una conferencia, ocupándose en
ella de la f o r m a e n que el Gobierno se
asociaría al duelo nacional por la
m u e r t e del g r a n poeta.
El Sr. Sagast$, admirador de Z o r r i -
lla, y amig'o particular suyo desde ha-
ce muchos años, autorizó al m i n i s t r o
de F o m e n t o para que dispusiera, á
n o m b r e del G o b i e r n o , todo el h o m e n a -
j e del duelo que consintieran los p r e -
cedentes.
Después de esa autorización, confe-
r e n c i ó el Sr. Moret también por telé-
fono con el m i n i s t r o de la Guerra, y
éste oíreció que concurriría al e n t i e r r o
la fuerza pública que se estimara ne-
cesa ria.
El señor Moret e x a m i n ó los p r e -
cedentes del único caso a n á l o g o que
e x i s t e . V i o el m i n i s t r o de F o m e n t o
cuanto se hizo en el entierro de Quin-
tan-a, poeta que en vida mereció ios
honores d e la coronación igual que
Zorrilla.
P e r o entonces el G o b i e r n o se l i m i t ó
á i n v i t a r á las corporaciones oficiales
á que asistieran al e n t i e r r o de Quin-
t a n a , acto fúnebre que presidió el d i -
— 121 —
rector de Instrucción Pública, no c o n -
curriendo á él n i n g u n o de los m i n i s -
tros.
P o r cierto que esa ausencia de los
consejeros de la corona fué muy c e n -
surada por la prensa.
Ahora el Gobierno quiso rendir ma-
y o r tributo de admiración á la m e m o -
ría del poeta nacional, y asistió a i e n -
tierro haciendo él las invitaciones, no
sólo al elemento oficial, sino á todas
las personas y corporaciones que debían
figurar en el cortejo.
Contribuyó el Gobierno á costear
los g a s t o s del entierro; i n v i t ó á las
i g l e s i a s para que doblen las campanas,
y dispuso que fuerza de la guardia
civil formara parte de la comitiva en
idéntica forma que lo hizo en el e n t i e -
rro del señor Martos.

Zorrilla y Sagasta
Y a hemos dicho que el presidente
del Consejo es admirador entusiasta
del i n m o r t a l poeta y hace muchísimos
años que le trataba con i n t i m i d a d .
Se conocieron el año 1843, una n o -
che que en el teatro de la Cruz se re-
presentaba El zapatero y el rey.
El público aclamó á Zorrilla y le lla-
mó a escena muchas v e c e s .
Entonces lo v i o por primera vez el
señor Sagasta, a l u m n o á la sazón de
la Escuela de I n g e n i e r o s , y entusias-
mado con las g r a n d e z a s de la obra, fué
al escenario á felicitar al a u t o r .
P o c o después eran dos buenos a m i -
g o s , y esa amistad no se i n t e r r u m p i ó
ni un solo i n s t a n t e .
Z o r r i l l a v i s i t ó mucho la casa de Sa-
gasta, y le escribió en distintas ocasio-
nes en v e r s o y prosa.
El ú l t i m o a u t ó g r a f o de Zorrilla que
ha r e c i b i d o el S r . S e g a s l a , es una tar-
jeta e n la que en letra c l a r í s i m a se lee
lo s i g u i e n t e :
«JOSÉ Z O R R I L L A ,
que no v i v e ya en el mundo social ni
en el l i t e r a r i o , desea á su a m i g o y am-
p a r a d o r , D. P r á x e d e s M. Sagasta, mil
felicidades en el día de hoy, y á su
hija E s p e r a n z a una vida l a r g a y que
no la cueste una sola l á g r i m a .
21 Julio de i 892.*
L a c a s a ele Zorrilla
Es tal el n ú m e r o de personas que
acudió al d o m i c i l i o donde v i v í a el p o e -
— 123 —
ta, q u e la familia del difunto se vio en
el caso de abstenerse de recibir v i s i -
tas de c u m p l i m i e n t o .
Solo estuvieron el 23 en la casa l o s
a m i g o s de confianza.
La reproducción de las listas dé v i -
sitantes que c o n s i g n a r o n en ellas sus
nombres* -sería i n t e r m i n a b l e .
A las seis y media de la tarse se
presentó el ¿eñor conde de Guaqui á
dar el pésame á la viuda de Z o r r i l l a ,
a l a que al despedirse e n t r e g ó con los
ojos inundados de l á g r i m a s una carta
de su esposa, que contenía sentidas
frases de dolor por la pérdida del a m i -
g o querido y una i m p o r t a n t e cantidad
para lutos y tocas.
L a inconsolable viuda a c o g i ó e m o -
cionad.) y llorosa el donativo, dando
e x p r e s i v a s g r a c i a s á la ilustre dama
por la merced que acababa de recibir.
¡Bien por la bondosa c< ndesa de
Guaqui!
Zorrilla ha m u e r t o p o b r e y al a l e - ,
jarse del mundo sólo ha dejado en su
hogar cincuenta duros.
A las siete de la tarde se presentó
en la casa del duelo un criado de Pala-
cio con objeto de hacer entrega de una
preciosa y g i g a n t e s c a corona de flores
— 124 —

naturales, adornada de riquísimas cin-


tas, c o m o tributo de admiración con-
sagrado por la reina r e g e n t e á la me-
m o r i a de Z o r r i l l a .
La corona fué llevada después á la
capilla ardiente de la A c a d e m i a .

Ei testamento fie Zorrilla


L o o t o r g ó hace seis años en V a l l a -
d o l i d , ante el notario de dicha c a p i t a l ,
señor Melons.
En él i n s t i t u y e heredera universal,
á su viuda doña Juana Pacheco, con-
s i g n a n d o que á su muerte transfiera
esta sus derechos á su sobrina doña
Blanca A r i m ó n y P a c h e c o .
No deja Z o r r i la bienes de fortuna,
p e r o l e g a la propiedad de sus obras,
hoy enajenada y r e v e s t i b l e á sus here-
deros después de t r a n s c u r r i d o s 25
años de la m u e r t e del autor, s e g ú n
se halla t a x a t i v a m e n t e establecido p o r
la l e y .
— 12o —

En iierro do Zorrilla

(De La Correspondencia de España


del día 26 de E n e r o ) :
El día ha estado espléndido, el cielo»
tantas veces cantado por ei inmortal
poeta, ha lucido su hermoso color azul
y el sol brillaba como las estrofas de
o r o del cantor de Granada.
El cuerpo del poeta ha pasado entre
flores el último día de su estancia en el
m u n d o , pues la cama i m p e r i a l en que
estaba colocado, desaparecía bajo las
g a r d e n i a s , las camelias, las violetas,
los pensamientos, las orquídeas y las
rosas, que iban á rendir tributo ai que
las ha cantado tantas v e c e s .
A l lado del cadáver se ha continua-
d o diciendo misas toda la mañana,
uniéndose las preces de la iglesia por
el cantor inspirado do Afaria, á los elo-
g i o s que han salido de todos los labios
y que han brotado de todas las plu-
mas.
— 126 —
Nunca ha habido en la A c a d e m i a
Española tanto aroma de flores; ellas
han dado incienso para e l . f é r r e t r o de
Zorrilla.
A las doce fué pi'eciso c e r r a r las
puertas de la Academia para c o n t e n e r
á la g e n t e que quería entrar y para
ocuparse en los p r e p a r a t i v o s del e n -
tierro.
A la una ya ocupaba un n u m e r o s o
g e n t i o la calle de Val verde y se veían
allí representantes de todas las clases
sociales. L o s ancianos que representa-
ron en sus años j u v e n i l e s las obras del
poeta; los j ó v e n e s que han a p r e n d i d o
al m i s m o t i e m p o que á hablar y que á
leer, sus versos; mujeres del p u e b l o ,
señoras de la clase media, damas de la
a r i s t o c r a c i a , de todo se veia allí y se
oian c u r i o s o s d i á l o g o s , todos r e l a l i v o s
al poeta.
Unos hablaban de cuando le c o n o c i e -
r o n , otros de la impresión que les h a -
bían causado sus obras; un g r u p o de
estudiantes recitaba versos, otros íeiari
los e l o g i o s fúnebres de los p e r i ó d i c o s .
T o d o eran frases de duelo, de s e n t i -
m i e n t o y de alabanza.
A s í ha trascurrido el tiempo e n que
se ha o r g a n i z a d o la c o m i t i v a . P o r las
— -127 —
calles del tránsito el g e n t í o era i n m e n -
so, y no había un solo balcón sin g e n -
te, y se puede asegurar que todo Ma-
drid ha tomado parte en el e n t i e r r o ,
ya formando en el duelo, ya presencian-
do el paso de la comitiva, en la qus se
destacaban al lado de los uniformes, la
blusa del o b r e r o , el g a b á n del b u l g u é s ,
los roa ateos de los sacerdetes; cuanto
representa, en fin á la sociedad espa-
t

ñola.

La g u a r d i a c i v i l custodió el cadáver
hasta el m o m e n t o de o r g a n i z a r s e el
triste cortejo.
A las dos de la tarde l l e g ó á la A c a -
demia Española el clero de San I l d e -
fonso y Santa Bárbara.
En la cámara mortuoria rezó un res-
ponso por el eterno descanso del i n s -
pirado vate.
Media hora después era conducido el U
f é r r e t r o al coche fúnebre, descubrién-
dose al pasar la apiñada multitud de
hombres e m i n e n t e s que había acudido
ya á rendir al i n s i g n e trovador el ú l t i - ^ j
mo homenaje de cariño y a d m i r a c i ó n ^ ! ;
128 —
En las cercanías de la A c a d e m i a n o -
tábase gran m o v i m i e n t o .
Masas de escolares s© a g i t a b a n , á fin
de constituir g r u p o s por f a c u l t a d e s .
I n m e n s o público procuraba c o l o c a r s e
en los mejores sitios para v e r el e n -
tierro.
Los balcones eran estrechos p a r a
contener tanta g e n t e .
Sobre la n e g r a colgadura que o b s -
tentaba eí balcón principal do la A c a -
demia destacábanse varios g u a r d i a s ci-
v i l e s de los que en la noche a n t e r i o r
velaron á Z o r r i l l a .

A las dos y m e d i a quedó o r g a n i z a d o


el triste cortejo en esta forma:
A b r í a n la marcha batidores de la
guardia civil.
S e g u í a n una sección de orden públi-
co y otra de g u a r d i a civil á caballo, con
u n i f o r m e de g a l a .
Detrás iba la b a n d a del r e g i m i e n t o
de infantería de Baleares.
En pos f m m a b a n en la c o m i t i v a tres
numerosos g r u p o s de estudiantes de
Derecho, Medicina y Filosofía y L e t r a s ,
yendo al frente de ellos una c o m i s i ó n
portadora de una corona dedicada á Z o -
rrilla, con cintas de los colores de la
facultad.
Llevaban las coronas los Sres. B r a -
v o y Goyena, Marti y Dehesa, Pérez y
P é r e z y Obrejón, alumnos de d e r e c h o ;
L ó p e z Soa, Ferrufino y San P e d r o , de
m e d i c i n a : P o m a r y Martín Raso, de
filosofía y letras.
Marchaban detrás dos landos llenos
de coronas.
E n t r e e l l a s figuraban las s i g u i e n t e s .
« A n t o n i o y Joaquina Cánovas del
Castillo, al g r a n poeta Z o r r i l l a . »
«Homenaje de admiración y cariño
d e la duquesa de Medinaceli á s u e g r e -
g i o amigo Zorrilla.»
xEl A t e n e o de M a d r i d á Z o r r i l l a . »
«E¿ Liberal á Z o r r i l l a . »
«Ztf España Moaerria á D. José Z o -
rrilla. »
«Jenaro P e r o g o r d o . tributo de a n t i -
gua amistad.»
« L o s artistas del T e a t r o d e la Come-
dia á D. José Z o r r i l l a . »
« E l humilde escritor portugués R a -
m a l l o O r t i g a o á D. José Z o r r i l l a . »
« E l Concejo de Instrucción Pública
á D. José Z o r r i l l a . »
9
— 130 —
«Juan A n t o n i o Cabestany al i n m o r -
tal poeta Z o r r i l l a . »
« E l L i c e o de Granada al g r a n poeta
Zorrilla.»
«Emilio Ferrari, ú timo tributo de
veneración y cariño.»
« E l Blanco y Negro á D. José Z o r r i -
lla.»
«El m i n i s t r o de Colombia al i n m o r -
tal poeta Z o r r i l l a . »
«Montaher y S i m ó n al g r a n poeta
Zorrilla.»
« L a orden agusliniana al g r a n c a n -
tor de las tradiciones p a t r i a s . »
« A l i n o l v i d a b l e Zorrilla su a m i g o
Semprún.»
« A l i n m o r t a l Zorrilla su a m i g o L e -
tamendi.»
« E l teatro de la Zarzuela al g r a n
Zorrilla.»
« L a U n i v e r s i d a d Central á - Z o r r i l l a . »
« E l C i r c u l o T e l e g r á f i c o á D . José
Zorrilla.»
« E l Círculo A r t í s t i e o L i t e r a r i o á don
José Z o r r i l l a . »
« L a empresa del teatro Apolo ( 2 3 d e
e n e r o 93) á Z o r r i l l a . »
« El Jmparcial á Z o r r i l l a . »
« E l Centro del Ejercito y A r m a d a á
Zorrilla.»
— 131 —
«El Círculo de Bellas Artes azorri-
lla. »
«Murcia á su cantor Z o r r i l l a . »
« A l popular poeta Zorrilla su a m i g o
y paisano José Muro.»
« L a empresa y artistas dal teatro
Español á Z o r r i l l a . »
«El Cronista de Barcelona al g r a n
poeta español.»
« L o s artistas del teatro de A p o l o á
Zorrilla.»
« E l A y u n t a m i e n t o de Valladolid al
g r a n vate Z o r r i l l a . »
« L a A s o c i a c i ó n de E s c r i t o r e s y A r -
tistas á Z o r r i l l a . »
«La prensa de b u r g o s al g r a n poeta
Zorrilla.»
Seguía la banda de i n g e n i e r o s .
El Clero de San Ildefonso y Santa
Bárbara precedía al coche fúnebre.
Este era la magnífica carroza imperial
de La Sole lad, Desengaño, 10, a r r a s -
trada por ocho hermosos caballos, ser-
v i d o s por lacayos enlutados.
A uno y otro lado del férretro iban
porteros de Fomento, de la A c a d e m i a
y del A t e n e o , doce marineros del Mu-
seo N a v a l y agentes de orden público.
Presidía el duelo el señor marqués
de H o y o s , en n o m b r e S. M. la reina.
El duque de R i v a s declinó tan h o n r o s a
representación p o r hallarse d e l i c a d o
de salud.
T a m b i é n presidían los m i n i s t r o s de
Estado, Gobernación Hacienda G u e r r a
y U l t r a m a r ; el Sr. Cánovas, en c a l i d a d
de presidente de la A c a d e m i a de Ju-
risprudendia; Martínez Campos, P i d a l ,
p a d r e s M i r y T a m a y o y Baus.
L l a v a b a n las cintas del t e r r e r o l o s
señores V i c e n t i , director de I n s t r u c -
ción pública; Menéndsz P e l a y o , a c a d é -
mico de la Historia; V a r g a s , cíe la s o -
ciedad de E s c r i t o r e s y A r t i s t a s ; m a r -
qués de V a l d e i g l e s i a s , en representa-
ción de la prensa; P i n t ó , teniente a l -
calde de V a l l a d o l i d ; E c h e g a r a y , en la
del A t e n e o ; Vaiera de la Academia d e
la L e n g u a y Caltañazor y V i c o , en
nombre de l o s actores españoles.
Detrás del duelo iba la banda de
cornetas del 1 4 . t e r c i o de la g u a r d i a
a

c i v i l , la música del r e g i m i e n t o de Z a -
r a g o z a y la fuerza de la g n a r d i a civil
de la comandancia del N o r t e .

*
L a c o m i t i v a así organizada se diri-
g i ó por las calles de V a l v e r d e , D e s e n -
— 133 —
g a ñ o , Fuencarral y Montera, Puerta
del Sol y calle Mayor á la Cuesta de la
Vega.
Público inmenso vio en el trayecto
el paso de la c o m i t i v a , descubriéndose
todos ante el féretro.
La banda del r e g i m i e n t o de Balea-
res ha interpretado el Adiós madre mía
de A . de la Rubia; Una lágrima, de
Juarranz, y Mi 7iijo, de G a r r i d o , m a r -
chas y pasos dobles fúnebres, y la ban-
da de I n g e n i e r o s las marchas de Jua-
rranz tituladas Pobre, Ha muerto y
Mercedes.
A l pasar el fúnebre cortejo por la
c o l l e del Desengaño, se arrojaron al
féretro desde los balcones ds la casa
núm. 11, ejemplares impresos de los
siguientes versos:

A %ORRX3CX»A
IMPROVISACIÓN

Murió el canoro vate, lumbrera de !a hisicria,


el que cantó á Granada con estro sin igual;
pero sus cantos beüos y su renombre y gloría
proclaman á Zorrilla poeta sin rival.
Ya doblan ¡as campanas, >á todo es desconsuelo
y cúbrese la patria con fúnebre crespón,,,
— 134 —
quizá Zorriiía el anto contempie desde el cielo
y envíe á nuestra Esparta su amante bendición.

EDUARDO ALRALADEJO.

En la Puerta del Sol se d i s t r i b u y e -


r e n fotografías del e x c l a r e c i d o v a t e .
A l l í se unieron á la c o m i t i v a los s e ñ o -
res A l m a g r o y m a r q u é s de Sardoal,
d e s p u é s de depositar en uno de los
l a n d o s la preciosa corona dedicada al
g r a n poeta por el A y u n t a m i e n t o de
Granada.
L o s balcones del Centro I n s t r u c t i v o
d e l O b r o r o (calle M a y o r , 18 y 20) esta-
ban cubiertos con una c o l g a d u r a n e -
g r a con galones dorados, en el c e n t r o
d e la cual se leía esta i n s c r i p c i ó n :
« E l Centro i n s t r u c t i v o del Obrero á
D . José Z o r r i l i a . »
Sobre el carro fúnebre arrojaron los
s o c i o s flores deshojadas.
A l pasar el cortejo por la plaza de la
V i l l a , la banda de música de San B e r -
n a r d i n o , que estaba desde una hora
a n t e s preparada al efecto, ejecutó m a -
— 135 —
g i s t r a l m e n t e la preciosa marcha fúne-
b r e t i t u l a d a «¡Descanse en p a z ! »
El municipio de Madrid dispuso que
los balcones de la Gasa Consistorial se
cubriesen con sus ricas c o l g a d u r a s ,
sobre las cuales se destacaban n e g r o s
crespones.
En la T o r r e de los Lujanes, d o m i c i -
lio de dos A c a d e m i a s , ondeaba á m e -
dia asta la bandera nacional.
Desde los balcones del A y u n t a m i e n -
to se cubrió de flores la fúnebre c a r r o -
za. En ella se depositó una corona d e -
dicada por la corporación m u n i c i p a l
al i n s i g n e v a l e .

A l l l e g a r la c o m i t i v a frente á la A l -
mudena hizo alto y la presidencia se
colocó delante de la igdesia para p r e -
senciar el desfile, quedando p o r cierto
el cadáver algún tanto o l v i d a d o .
El a c o m p a ñ a m i e n t o , que no tenía
noticia de que el desfile hubiera de v e -
rificarse allí se detuvo t a m b i é n y la
g u a r d i a civil de caballería, encargada
de mantener el orden y la circulación,
trató de abrir paso á la infantería q u e
cerraba el cortejo, ocasionando c o n el
m o v i m i e n t o de los caballos g r a n c o n -
fusión y no pocas apreturas, aunque,
afortunadamente, no hubo d e s g r a c i a s
que l a m e n t a r .
El orden quedó, por fin, r e s t a b l e c i -
d o , desfilando la c o m i t i v a hacia la
Cuesta de la V e g a , d o n d e t o m a r o n los
carruajes para s e g u i r al c e m e n t e r i o .
Durante el desfile, la orquesta y c o -
ros del teatro R e a l , q u e se hallaban
colocados sobre una p l a t a f o r m a d e n -
t r o del r e c i n t o de las o b r a s d e la Cate-
dral y detrás del d u e l o , ejecutaron,
bajo la dirección del m a e s t r o Mancine-
Hi « M a r c h a fúnebre» de C h o p i n , el Ré-
quiem, ocompanado d e coros, del m a e s -
tro Mateos, y otra v e z la « M a r c h a f ú -
n e b r e » de Chopin.
Una inmensa m u c h e d u m b r e a g l o -
merada en Jas i n m e d i a c i o n e s de la
Cuesta de la V e g a p r e s e n c i ó el desfile
y no abandonó a q u e l l o s a l r e d e d o r e s ,
hasta que, t e r m i n a d o é s t e , e m p r e n d i ó
de n u e v o la marcha ai c e m e n t e r i o el
coche fúnebre y tras él los coches de
r e s p e t o y los de la p r e s i d e n c i a , q u e
subió á ellos e n d i c h o l u g a r .
— 137 —
Cerraban la comitiva más de 300 c a -
rruajes particulares. En p r i m e r t é r m i -
no iba uno de la casa r e a l , otro de g a -
la del Senado, otro del Congreso y
otro de la Diputación provincial.
En representación de la Sociedad ele
Escritores y A r t i s t a s , han concurrido
al entierro los Sres. V i d a r t , P u e b l a ,
Cortón, Soler, Ossorio y Bernad, Zoza-
ya, Guerra, de A l a r c ó n , Gisbert, Ro-
mero Quiñones y C o m b a ; del Consejo
de Instrucción Pública, los Sres. P a -
lou, Sanromá, H e r r e r o s , Rada y Del-
g a d o , R i a ñ o , Garagarza y González
Valledor; de la Academia de San Fer-
nando, los Sres. Zubiavrre, A v a l o s ,
Peña y Goñi, Gubells y A m a d o r de los
R í o s ; de la Historia, Sres. Danvila,
Fernández D u r o y Sánchez M o g u e l ; de
la Ciencias Morales y Políticas, s e ñ o -
res duque de Mandas, Sil vela (D. F . )
V i l l a v e r d e , Sánchez Toca y visconde
de Campo Grande; de la U n i v e r s i d a d
Central, Sres. Hinojosa, Morayta, C a m -
pillo, Juste, Fernández y González,
Carracido Olmedilla, R o b l e s , Sánchez
;

Herreros y Solier; de la Escuela d e


P i n t u r a , señores Lozano, A r r o y o y
P a r a d a ; del Instituto G e o g r á f i c o , e i
S r . A l v a r e z Sereix y del A y u n t a m i e n -
— 158 —
to de Vallado-lid, S r e s . S i l i ó y Cortés.
El Sr. Dato Iradier p r e s i d í a una c o -
misión de la A c a d e m i a d e J u r i s p r u -
dencia .
L a Diputación provincial de M a d r i d
y el A y u n t a m i e n t o c o n c u r r i e r o n en
masa, presididos, r e s p e c t i v a m e n t e , por
los señores España y conde de San
Bernardo.
P r e c e d í a n los m a c e r e s á dichas
c o r p o r a c i o n e s . A l frente de c o m i s i o -
nes m i l i t a r e s constituidas p o r mas de
500 j e f e s y oficiales, iban en el corte-
j o los g e n e r a l e s B e r m ú d e z Beina, P a l a -
cios, Calleja, Sánchez G ó m e z , H e r r e r a
Dávila. M a r t i t e g u i , B o r r e r o , Salcedo,
Monleón y L i n a r e s .
E l señor c o n d e ele Cheste ha a c o m -
pañado al c a d á v e r hasta el c e m e n t e r i o .
Ha i d o en c o c h e desde la A c a d e m i a
Española.
Sobre el ataúd iban dos coronas: la
de la R e i n a y la de la familia del fi-
nado.
A l e n t i e r r o han concurrido e n t r e
m i l l a r e s de p e r s o n a s , los señores:
Castelar, Casa-Valencia, Guaqui, Co-
melerán, Palacio ( D . M.), Mellado,
B a r n u e v o , L i n a r e s R i v a s , duque de
Béjar, T a m a m e s , N a v a r r o R o d r i g o ,
— 139 —
Almenara, Ramalho Ortigao, minis-
tros de Colombia y H a i t i , Galiana,
Millán, Orti y L a r a , Cuceño, Ordax,
P é r e z ( D . F e l i p e ) , E g u i l a z , Quesada,
Escoriaza, m i n i s t r o de Santo D o m i n -
g o , Pirala, O v e j e r o , Fernández B r e -
m ó n , Iturralde, Victoria de Lecea, m i -
nistro de Costa Rica,Marcoartú, Conde
y L u q u e , Muro ( D . J. y D. M . ) , P i q u e -
ras, Ferrari, Santero, marqués de
Seoane, R e t o r t i l l o , Nuñez de Prado,
Mesonero Romanos, Campos, R u i z
Martínez, Cárdenas (D. R a m ó n ) , Saa-
vedra, ( D . Eduardo), P é r e z de la Oliva,
Cánovas y V a l l e j o (D. J. y D . A . ) , S e -
lles, Blanco Asenjo, González ( D . A l -
fonso), Solsona, Becerre de B e n g o a ,
A l o n s o Castrillo, Fernandez y González
( D . M o d e s t o ) , Jimeno de Lerma, B o r r e l l
Juan), Salvan», Planelles, R a m o s Ca-
rrión, Picón, Moya, Núñez ( D . E.),
A g u i l a r (D* B l a s ) , Baldesano, T a b e a -
da, Tolosa Latoar, Bofíll, Torres ( D . J.)
T o r r e s Campos, Laucara, B u r g o s (don
X a v i e r ) , Vela (D. Eduardo), Mestre
Martínez, Miguez, Cavia, N o v i l l o Parri-
lla, Retes, Lustonó, Cilla, García San-
tisteban, Sierra, ( D . Eusebio;, V e g a ,
D. Ricardo de la), Estremerà, L o n y
A l b a r e d a , Menendez, Neira, Alderete,
— 140 —
Sportorno, Trovarlo, Gutiérrez A b a s -
cal, Santa María de Paredes, A z c á r r a -
g a , Roland, Ortega García, S e r r a n o
( D . E m i l i o ) , Liñan, B r i o n e s , V i l l e g a s ,
A g u i l a r ( I o n Juan R a m ó n ) , C l e m e n -
ciu, B o g u e r i n i , marqués de Viana,
m a r q u é s de Guadalets, B a r r o s o , D o n e t ,
B e t e g ó n , Maldonado Macanaz, Y u s t e *
Fernández Arias, Ortiz de P i n e d o ,
N a v a r r o Gonzalvo, V i d a l , B e t a n c o u r t ,
A r r a d o l ( D . F. J a v i e r ) , Muñoz E s c a -
mez, López Ballesteros, Rodrigo,
T r o m p e t a , Z ú n i g a , Sinesio D e ! g a d o y

B u s t ü l o , Dicenta, L ó p e z S i l v a y o t r o s
m u c h í s i m o s que ni caben en nuestra
m e m o r i a , ni en nuestras c o l u m n a s .

Desde la cuesta de la V e g a hasta el


c e m e n t e r i o , la g e n t e se a g o l p a b a en
p r o d i g i o s o n ú m e r o á uno y o t r o l a d o
del c a m i n o . Parecía q u e M a d r i d e n t e -
r o se había d e s p o b l a d o para r e n d i r
con su presencia un t r i b u t o de a d m i -
ración al vate c a s t e l l a n o .
L a guardia civil hacía g r a n d e s e s -
fuerzos para apartar la g e n t e q u e s e
apiñaba; pero, á p e s a r d e t o d o , e l
141 —

tránsito se hizo poco menos que impo-


sible.
A I l l e g a r a ! Puente de Segovia, y dar
la vuelta por el camino del c e m e n t e -
r i o sevió que las alturas estaban c o -
ronadas de curiosos, que formaban
apretadas hileras y ofrecían un aspec-
to c u r i o s í s i m o .
Ni siquiera cuando l l e g ó el fúnebre
cortejo al cementerio a m e n g u ó l a g e n -
te, que de todas partes acudía. El mu-
ro de contención de la cuesta que da
acceso á la sacramental de San Justo
estaba cubierto de valientes de los dos
sexos, que corrían g r a v e p e l i g r o de
perecer estrellados, m o v i d o s de la cu-
riosidad.
En el pórtico del c e m e n t e r i o había
multitud de bellas y distinguidas se-
ñoritas.
L o s coches que conducían las cora-
nas se quedaron á la puerta de la c i u -
dad de los muertos; que las g l o r i a s
terrenas no pasan del usibral del ce-
menterio.
Pasó el cadáver en hombros de seis
de sus admiradores, y allí la i g l e s i a
e l e v ó sus preces á Dios por el alma del
Poeta.
Después el cortejo se encaminó l e n -
— 142 —

tamente en busca de la sepultura. A I


pasar por el s e g u n d o patio de t u m o a s
d i s t i n g u i m o s la de A y a l a , que ^uiza
desde el fondo de su s a r c ó f a g o dio la
b i e n v e n i d a ú su hermano en el arte.
La multitud s i g u i ó adelante hasta
l l e g a r al patio de Santa G e r t r u d i s , en
una de cuyas sepulturas, la marcada
con el número 142, v o l v i ó á la tierra
el poeta más popular de nuestro s i g l o .
T o d o s nos d e s p e d i m o s con pena de
aquellos restos queridos y v e n e r a d o s .
A l salir nos encontramos toda la e x -
planada llena de coches galoneados^
c a r r o s de c o r o n a s , y uniformes, y al
pensar el contraste que f o r m a b a la
g l o r i a y vida que palpitaba fuera, con
el silencio y la m u e r t e del i n t e r i o r no
p u d i m o s menos de r e c o r d a r la sabia
m á x i m a : Pulvis, cinis, nihil.
La prensa de Granada en la muerte
C o m o expresión del duelo i n m e n s o
que produjo en esta ciudad la t r i s t e
nueva del fallecimiento de Z o r r i l l a ,
véase a l g o de lo que ha publicado la
prensa:
" ¡ Z o r r i l l a ha muerto.! ¡El cantor.de
Granada; el bardo de nuestras t r a d i -
ciones l e g e n d a r i a s ; el poeta español
del s i g l o X I X , el que con sus estrofas
enseñó á sentir y á querer á los espa-
ñoles de esta generación, ha m u e r t o !
Su labor titánica, su trabajo d e j i -
g a n t e , que en cualquiera otro pueblo
le hubiese valido, á mas de la fortuna,
la consideración de todosi aquí, en su
patria, en esta tierra de las g r a n d e s
indiferencias, sólo se ha conquistado
el cariño de los buenos. Poeta y h o m -
bre á la a n t i g u a , enamorado de otros
tiempos y de otras ideas, era una e n -
carnación viva de los buenos dias de
nuestra g r a n d e z a , por los que hubiese
cambiado el bueno de Don José este
tan decantado s i g l o de luces, que ha
— 144 —
v e n i d o á quitarnos todas nuestras
c r e e n c i a s y todos nuestros g r a n d e s
respetos, r a s g o d i s t i n t i v o de nuestro
a n t i g u o carácter, sin a t r a e r n o s i d e a -
les nuevos á cuya sombra y á c u y o
a m p a r o el trabajo y las m i s e r i a s d e la
v i d a SO;JII tránsito á otro m u n d o m e -
jor.
D r a m á t i c o , l í r i c o y épico, ha sido el
poeta m á s universal de España e n e s -
tos dos ú l t i m o s s i g l o s , y c o m o d i c e
D. M a r c e l i n o M e n e n d e z P e l a y o , en el
s i g l o q u e v i e n e sabrán los españoles
el p o e t a que fué autor del «Canto d e l
R o m e r o » y de «iMargarita la T o r n e r a . »
y lo que representa su labor l i t e r a r i a .
G r a n a d a ha perdido con Z o r r i l l a el
m á s entusiasta de sus a d m i r a d o r e s :
sus v e r s o s m a r a v i l l o s o s han c o n t r i -
b u i d o no poco á acrecentar su fama;
los g n o m o s de la A l h a m b r a , con los
q u e tanto trato t u v o el poeta, no serán
los q u e m e n o s llorarán su m u e r t e : y a
n o tienen éstos á quien hacerle sus
fantásticas y brillantes r e v e l a c i o n e s . . .
¡Dios, en su infinita m i s e r i c o r d i a ,
haya a c o g i d o al que echó al m u n d o
para r e g o c i j o de las musas y prez y
g l o r i a de su p a t r i a !
El Popular.
— 145 —

«Esa p a z d e s c a n s e .
Z o r r i l l a , el cantor de Granada, el
poeta nacional que ha producido v e r -
daderos monumentos l i t e r a r i o s , ha fa-
llecido en Madrid.
El famoso v a t e se ha ido en el tren
de la eternidad, pero deja para r e g o c i -
j o y g l o r i a de su patria sus versos
m a r a v i l l o s o s ; de suerte que su recuer-
do será, como sus obras, imperecede-
r o , y su n o m b r e se pronunciará s i e m -
pre por los españoles, con la a d m i r a -
c i ó n y el o r g u l l o que el de Cervantes,
el de Calderón, el de L o p e de V e g a ,
3' otros t a n t o s , con justicia reputados
de príncipes del i n g e n i o .
Pero sobre todo, donde Zorrilla v i -
v i r á en los recuerdos cariñosos y e n -
tusiastas, será en Granada, cuyas tra-
diciones tan a d m i r a b l e m e n t e cantó, y
cuya incomparable A l h a m b r a fué pa-
ra el vate i n s i g n e , i n a g o t a b l e fuente
de divina i n s p i r a c i ó n .
A d i ó s , poeta por excelente; ¿á que
te hemos de llorar ni sentir, si en
realidad no has muerto?

*
* *
10
— 146 —
El ayuntamiento de Granada, en su
sesión del miércoles 25, t o m ó el p l a u -
sible acuerdo de n o m b r a r una c o m i -
sión compuesta d é l o s Sres. Peña É n -
trala, R o d r í g u e z A g u i l e r a y F e r n a n -
dez Jimónes, para que colabore con el
L i c e o en las solemnidades que han d e
celebrarse en honor del e g r e g i o c a n -
tor de esta Ciudad.
A d e m á s ha acordado e n v i a r una c o -
rona á los funerales de Z o r r i l l a , y d e -
s i g n a r para que lo represente en d i c h o
acto á los exsenadores y e x d i p u t a d o s
D. M e l c h o r A l m a g r o , conde de las I n -
fantas, marqués de Sardoal y R i a ñ o .
E l alcalde i n t e r i n o D. P a b l o Peña
les ha t e l e g r a f i a d o en tal s e n t i d o .
La Sociedad el L i c e o ha n o m b r a -
do para que le represente en los fune-
rales y depositen una corona, al conde
de las Infantas y á los señores Díaz
D o m í n g u e z y Guevara.
T a m b i é n el L i c e o , en su sesión
d e la noche del citado dia, nombró á su
v e z una c o m i s i ó n compuesta de l o s
p r e s i d e n t e s de las sesiones de L i t e r a -
t u r a , Música y declamación, señores
A f á n de R i v e r a , Valladar y Mendoza,
r e s p e c t i v a m e n t e , la cual ha r e c i b i d o
el e n c a r g o de o r g a n i z a r la velada q u e
— 147 —
se p r o y e c t a y otros solemnes actos a l
expresado fin.
L a sociedad E¡ F o m e n t o de las A r -
tes también ha n o m b r a d o un d e l e g a d o
que la represente en el entierro 'y ha
acordado celebrar una solemne sesión
necrológica.
La m i s m a sociedad, en n o m b r e de
los obreros g r a n a d i n o s , ha d i r i g i d o
un t e l e g r a m a de pésame á la v i u d a
del poeta,
L o propio han hecho la A c a d e -
m i a j u r í d i c a y la universitaria, en
nombre de todos los e s t u d i a n t e s .
Por ú l t i m o éstos organizan una v e -
lada.
La Publicidad.
HOMENAJE tifflUL
De los c o l a b o r a d o r e s de las « R e v i s t a s C ó m i c a s »
de El Liberal, de Madrid.

A y e r , y m u y de mañana,
un a m i g o á o t r o leia
t m periódico del dia
en la plaza de Santa Ana.
Y Don, Pedro Calderón,
que, por virtud especial,
desde el alto pedestal
oia la relación,
exacta, breve y sencilla,
en q u e el p e r i ó d i c o d a b a
cuenta de cómo exhalaba
su ú l t i m o a l i e n t o Z o r r i l l a ,
dicen que dijo:—(Pues yo
n o l o sé; m e l o h a n c o n t a d o ) :
— « E s p a ñ a n u n c a ha o l v i d a d o
á q u i e n sus g l o r i a s c a n t ó .
Y con p o m p a s funerales,
d i g n a s d e un r e y , ha de h o n r a r
á aquel cantor singular
d e las g l o r i a s n a c i o n a l e s .
¡ A s i se h o n r a al g e n i o , asi!
¡Necia ingratitud humana!
Su e n t i e r r o s e r á m a ñ a n a .
¡ Y o lo veré desde aqui!
Y con cariñoso afán
— 149 —
saludaré respetuoso,
al c r e a d o r portentoso
d e Espinosa y d e Don Juan*
Sumido en honda a m a r g u r a
c a l l ó Don Pedro un m o m e n t o ,
y siguió escuchando atento
la c o m e n z a d a l e c t u r a .
Y al e n t e r a r s e con p e n a
d e q u e aquel a s t r o , aquel sol
que honró al t e a t r o Español
y f u é o r g u l l o d e su e s c e n a ,
d e su t e m p l o l o a p a r t a b a n
los q u e asi h a c e r l o p o d í a n ,
y q u e si u n d e b e r c u m p l i a n ,
otro deber olvidaban,
sin p o d e r s e contener
f u é á l a n z a r un j u r a m e n t o . . .
C a l l ó s e : l l o r ó un m o m e n t o ,
y e x c l a m ó : — « ¡ C o m o ha de s e r ' »

VITAL AZA.

Astro r e y d e la poesia
q u e á n u e s t r a p a t r i a has h o n r a d o
y un s i g l o e n t e r o has l l e n a d o
d e l u z , c o n tu f a n t a s í a :
sea t u n o m b r e e t e r n o s o l , ,
y , la t u m b a q u e t e e s p e r a ,
cúbrala nuestra bandera,
g u á r d e l a el l e ó n e s p a ñ o l .

JAVIER DE B U R G O S .
— 150 —
¡ R o m p i é r o n s e las c u e r d a s
-de a q u e l l a ú d s o n o r o ,
f o r m a d a s con el oro
d e l sol m e r i d i o n a l !
¡Crespón espeso c u b r a
las a r m a s de C a s t i l l a ,
q u e ha m u e r t o c o n Z o r r i l l a
la musa nacional!
SINESIO DELGADO.

A s í dijo la m u s a d e las l e y e n d a s ,
l a de la fantasía pura española:
— i N o t e n g o quien m e t r a i g a ricas o f r e n d a s !
¡ H a y de m i , q u e m e q u e d o h u é r f a n a y sola!
¡ H a m u e r t o el g r a n Z o r r i l l a ' ¡Mi r e i n o a c á
(ba
q u e é l e r a , con sus g a l a s y sus p r i m o r e s ,
el p a l a d í n postrero q u e m e quedaba,
el m á s galán de todos m i s t r o v a d o r e s .
JOSÉ ESTREMERA.

Dios le m a n d ó c i e r t o d i a
bajar, y cantar aqui,
como prueba de que habia
un cielo, y q u e Dios tenia
otro Dios, cantando alli.
Casi sin t o c a r al suelo
v a g ó , con la g l o r i a en pos,
y a l c i e l o t e n d i ó su v u e l o .
iQué a l e g r e se p o n d r á Dios
a l v e r l e e n t r a r e n el c i e l o !
CONSTANTINO GIL.
— 151 —
Lo que compone ef cálculo, y la paciencia labra,
y lo qua ei arte solo transmita la palabra,
quedan de muestra Úrica después de morir él:
la inspiración que rompe la luz en mil colores,
ía vena suelta y viva, los fáciles primoros,
tras de su entierro marchan en fúnebre tropel.
Su estrofa esíá de flores, y aroma, y luces, hecha,
ya es tétrico su canto, ya es mística su endecha,
ya tiene de los templos la grave magestadj
á veces se enfurece de horrísonos estruendos,
y en tonces repercuten sus órganos tremendos
«I eco rudo y bronco de fiera tempestad.
Está su estrofa orlada de flecos y colgantes,
de campanillas de oro sutiles y triunfantes
que tienen del idilio de ovejas ei sonar;
en ellas se combinan arcadas arabescas,
audaces columnatas y estancias siempre frescas
con caracteres cúficos é historias de Alhamar.
Herética y cristiana, feroz y pendenciera,
en ella Rota siempre la bélica bandera
de España con sus hechos, su fe y su religión:
las cota*, las espuelas, las plumas, las espadas,
desfilan por sus versos, brillantes y animadas,
entre estruendosas músicas y viva confusión.
Buril, pincel, pentagrama es su flexible pluma,
robusta como el bronce, ligera cual la pluma,
irisa, esculpe, canta con voz sencilla y fiel:
dentro de cada estrofa susurran las abajas,
y van sobre las flores azules y bermejas
del verso elaborando los dejos y la miel.
Muerto el brillante genio, ¿quién cartará de España
el campo, el so!, el cielo, la selva y la montaña,
y el mundo en que palpita el aura popular?
El se llevó las cuerdas, él se llevó las notas,
tes mallas de su estilo están por siempre rotas,
jy solo nuestras liras aciertan á llorar!
SALVADOR RUEDA.
De la selva m o r a d o r e s ,
dejan el dulce misterio
d e sus s o m b r í o s v e r d o r e s ,
y a l l á v a n los ruiseñores
c a m i n o del c e m e n t e r i o .

Al pie d e una cruz escueta,


del a r p a en las c u e r d a s r o t a s
p á r a s e la t u r b a i n q u i e t a .
¡ V a n á p a g a r l e las n o t a s
q u e le d e b e n a l p o e t a !
JOSÉ JACKSÓN VEYÁN.

¿ P o r q u é l l e g a el p i g m e o a n t e el g i g a n t e ?
¿ P o r q u é e l g u s a n o v i l se a t r e v e a l á g u i l a ?
C o n fría i n s p i r a c i ó n de t o r p e musa
n o vengo á profanar grandeza tanta.
D e p e n a y a m a r g u r a el p e c h o r o t o ,
p o r p l u m a el c o r a z ó n , p o r t i n t a l á g r i m a s ,
la prafunda expresión de m i respeto
v e n g o á b o r r o n e a r s o b r e esta l á p i d a
^ u e tus y e r t o s despojos m a l e n c i e r r a . . .
¡ N u n c a e s t a r á tu fosa bien c e r r a d a !
A. t r a v é s d o l a s v e t a s d e l o s m á r m o l e s
y d e las duras rocas m á s c o m p a c t a s ,
s e filtrarán l o s r a y o s d e t u g l o r i a
y l o s sonoros ecos d e tu f a m a ,
q u e con o r g u l l o a c o g e r á en sus vuelos
la v i s t o s a bandera de tu España.
RAFAEL MARÍA LIERN.
— 153 —
¡ M u r i ó e l g e n i o ! ¡ C u a n p r o n t o d e su c r á n e o
legiones de gusanos harán nido,
en tan dulces r e c u e r d o s d e a r m o n í a s
y ecos d e n o t a s d e c a l o r s u a v í s i m o ! . . .
¡Los g u s a n o s ! . . . No v a n contigo todos,
q u e aún quedan por el m u n d o g u s a n i l l o s . . .
¡ C u á n t o s q u e h o y t e a c o m p a ñ a n á la t u m b a
t u n o m b r e r o e r á n en el c a m i n o ! . . .
J. López S i l v a ,

A la vieja tradición,
con r e l i g i o s o i n t e r é s
tu cristiana inspiración
hizo piadosa después,
y Don Juan y Doña Inés,
t e d e b e n su s a l v a c i ó n .

Hoy D o ñ a Inés y D o n Juan,


q u e p o r t í e n el c i e l o e s t á n ,
a l c e r r a r la n o c h e o b s c u r a
desús tumbas surgirán,
y á r e z a r p o r tí v e n d r á n
al pie de tu sepultura
Miguel Ramos Carrion.

L l o r a r , no m á s q u e l l o r a r ,
y q u e s ó l o ose c a n t a r
al g e n i o q u e nos d e j ó ,
aquel que pueda v o l a r
tan alto c o m o él v o l ó .
Eusebio S i e r r a .
— 154 —

¡Si no has m u e r t o . . . no es v e r d a d !
¿ P u e d e n t r o c a r s e en la n a d a
l a voz d e la t e m p e s t a d ,
el ocaso, l a a l b o r a d a ,
los c i e l o s , la i n m e n s i d a d ? . . .
Di q u e h a s q u e r i d o e c l i p s a r t e
p o r q u e el P a r n a s o e s p a ñ o l
fuera lloroso i buscarte.
j O h sol del cielo del a r t e ,
t o r n a á b r i l l a r c o m o el sol!
A s t r o d e tal m a g n i t u d ,
a s t r o c u y a luz a s o m b r a
y e s p a n t a á la m u l t i t u d ,
¿ p u e d e s u m i r l o e n la s o m b r a
u n m i s e r a b l e ataúd?...
Q u e d e él te s a q u e n no e x i j a s .
¡Deja q u e c l a v e n la t a p a !
¿Qué te i m p o r t a ? ¡ N o te aflijas;
q u e la luz d e l sol se e s c a p a
á t r a v é s d e las r e n d i j a s !
E. NAVARRO GONZALVO.

P a r a E s p a ñ a de l u t o e s este d i a ;
m a s é l y a p u d o r e a l i z a r su a n h e l o ,
q u e en sus h e r m o s o s v e r s o s s i e m p r e h a b í a
a n s i a s del a l m a p o r s u b i r al c i e l o ;
y e r a c a n t a n d o s i e m p r e y s i e m p r e en
(guerra
con la m u n d a n a m i s e r a b l e escoria,
u n á n g e l d e s t e r r a d o , q u e en la t i e r r a
s u f r í a Ja n o s t a l g i a d e la g l o r i a .
FELIPE PÉREZ Y GONZÁLEZ.
— 155 —
En un b a l c ó n d e l q u e a ú n es
nuestro T e a t r o Español,
l a s figuras b a ñ a e l sol
d e Don Juan y Doña Inés.
Dan las d o s y ' d a n las t r e s ,
y l a c a l l e t r i s t e y sola,
la bandera no trela:
¿ p o r q u é el g r a n v a t e n o p a s a
p o r d e l a n t e d e su c a s a ,
q u e f u é l a escena espinóla' . 1

Es t a n t a la i n d i g n a c i ó n ,
^ u e el p u e b l o , e n f u r o r d e s h e c h o ,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón.
Esto dijo C a l d e r ó n
e n el h a b l a d e C a s t i l l a :
Z o r r i l l a e n el d r a m a b r i l l a ;
p e r o la Academia en m a s a
d i c e : « N o i m p o r t a : n o pasa
p o r los t e a t r o s Z o r r i l l a » .

P o c o a m a n l o s inmortales
el a rte de moratin,
q u e h i z o p r o g r e s a r al fin
las costumbres nacionales.
Mal s i e n t a n d e s p r e c i o s t a l e s ,
que causan profunda p e n a :
m a s si su d e b e r n o l l e n a
la d o c t a c o r p o r a c i ó n
o l v i d a n d o su m i s i ó n ,
¡Dios salve á la patria escenal
RICARDO DE LA V E G A
LA GRAH POESÍA DE ZORRILLA.

Sin e m b a r g o de q u e m á s a d e l a n -
te p u b l i c a r e m o s a l g u n a s o t r a s poe-
sías del i n s i g n e v a t e q u e a c a b a d e
fallecer, d a m o s preferencia en este
libro á la que m a y o r publicidad h a
a l c a n z a d o en t o d o el m u n d o , p o r
haber sido a c o g i d a con v e r d a d e r o
entusiasmo por la prensa en g e n e -
r a l y e n c o m i a d a p o r el p ú b l i c o .
Dice así la j o y a literaria á que
aludimos, que se titula:

L A I G M O H A N C I A .

i.

S o m o s doce m i l l o n e s d e españoles
q u e no s a b e m o s l e e r ¡dato i n a u d i t o !
S i a ú n nos q u e d a v a l o r , h o n r a y v e r g ü e n z a ,
es m e n e s t e r p r o b a r l o ó d e s m e n t i r l o :
y si p r o b a d o e s t á , m e t e r l u z p r o n t r o
d e i g n o r a n c i a y b a l d ó n e n ese a b i s m o ,
ó al fin d e l s i g l o d e l a l u z , á o s c u r a s
— 157 —
n o s q u e d a m o s sin v e r y s i n s e r v i s t o s .
Y o s o y e l e s p a ñ o l dn m e n o s f u s t e ,
p e r o el m á s español d e los h o y v i v o s ,
y E s p a ñ a n o p >drá j a m á s t o m a r m e
por desertor, rebelde ó tornadizo.
La v i d a m e p a s é g l o r i f i c a n d o
l a p r e z d e España j sus v a r o n e s í n c l i t o s ;
saqué la cara y enristré la p l u m a
p a r a l o a r d o q u i e r hasta e l m a l q u e h i z o .
Sus creencias canté y superticiones,
p o r q u e e s e es d e m i p u e b l o e l s i m b o l i s m o :
c r e e r y pelear, soñar c o n o r o ,
p e d i r l i m o s n a al s o n d e un g u i t a r r i l l o ,
desperdiciar el bien q u e Dios le envia,
y e n D i o s fiando y su v a l o r n a t i v o ,
explotarse dejar por quien le halague
c o n t a n d o c u e n t o s lúbricos ó místicos.
Cada c u a l es c o m o e s ; h a y , á h o m b r e 6 p u e -
(blo,
q u e t o m a r c o m o Dios h a c e r l e q u i s o :
y o he cantado á m i patria sesenta años,
á m i modo de ver, c o m o la he visto:
g l o r i o s a con sus fastos m i l i t a r e s ,
g r a n d e c o n sus v i r t u d e s y s u s v i c i o s ,
p r e n d i d a c o n sus t o c a s d e c a s t a ñ o s ,
d e nogales, de almendros, y d e olivos,
c o n su m a n t o d e m i e s e s y v i ñ e d o s
y el c i n t u r ó n d e p l a t a d e sus r í o s ,
p i a d o s a c o n la fe d e s u s m a y o r e s ,
g a y a c o n su c a r á c t e r e x p a n s i v o ,
y h e r m o s a c o n su v e l l o y sus l u n a r e s ,
m o r e n a tez y mosqueadores rizos.
Puede ser q u e l a gente venidera,
y aun la d e h o y , al j u z g a r m i s p o b r e s libros,
íes niegue utilidad y trascendencia,
m a s no podrá n e g a r su e s p a ñ o l i s m o .
A m é á m i patria c o m o a m é á m i m a d r e ;
— 158 —
ni t i e r r a n i m u j e r p a r a m i ha h a b i d o
m e j o r e s q u e ellas dos, y s i e m p r e he estado
d i s p u e s t o p o r su h o n o r á d a r e l m i ó :
y h o y q u e d e E s p a ñ a , p o r Jo q u e o i g o y l e o r

r o e un g u s o n o el c o r a z ó n d o r m i d o ,
v o y á v e r si m i v o z se l e d e s p i e r t a ,
y si n o o y e m i v o z , á d a r l a un g r i t o .
T e n g o a q u í poco t i e m p o y poco e s p a c i o : •
conque h a y claro q u e hablar y j u g a r limpio,,
q u e á m i y a ni m e e n g a ñ a n c h a c h a r e r o s
ni c o m u l g o c o n ruedas d e m o l i n o .

II

¿Somos doce m i l l o n e s de espñoles


q u e n o s a b e m o s l e e r ? ¿Si? P u e s ¡ p o r C r i s t o f
¿qué han hecho en sesenta años de p r o g r e s o
y libertad maestros y ministros?
¿ N o h a b í a m o s q u e d a d o en q u e los p u e b l o s
en ignorancia estúpida sumidos
estaban en España p o r a q u e l l o
que d i m o s en l l a m a r oscurantismo?
¿ N o h a b í a m o s q u e d a d o e n q u e el s i s t e m a
parlamentario, desoldando grillos,
r o m p i e n d o celosías y enverjados,
rasgando velos y apagando cirios,
iba aire, luz, salubridad y vida
á d a r á i n t e l i g e n c i a s y edificios,
é íbamos todos á a p r e n d e r al menos
á escribir bien ó m a l y á leor corrido?
Y o c r e í q u e t o d o eso e s t a b a h e c h o ;
q u e a l fin d e t a n t a l i d y t a n t o s t i r o s ,
de lanta l e y y de discursos tantos,
é instalar tal s i n n ú m e r o de circuios,
colegios, asambleas, g r e m i o s , centros,
logias, clubs, ateneos y casinos f
— 159 —
y a e r a el p u e b l o e s p a ñ o l , c o m o l o s o t r o s ,
ilustrado y c a p a z . . . y ahora salimos
con que hay doce m i l l o n e s de españoles
q u e n o s a b e m o s l e e r . ¡ G r a n fin d e s i g l o '
¿Qué hay que i m p i d a a p r e n d e r á n u e s t r o
(pueblo?
¿es su i n c a p a c i d a d ? ¿es m a l e f i c i o ?
¿hay á q u i e n i n t e r e s e q u e no aprenda?
¿ P o r q u é , p u e s y a h a y m a e s t r o s , n o ha
(aprendido?
¿Por q u é á a p r e n d e r á l e e r no le han f o r z a d o
l o s q u e á a p r e n d e r l e f u e r z a n su s e r v i c i o ?
Si á a p r e n d e r en pro a g e n a se le o b l i g a ,
¿ p o r q u é n o h a d e a p r e n d e r p a r a sí m i s m o ?
¿Por qué el l e g i s l a d o r , el gobernante,
el g r e m i o , la p a r r o q u i a , el M u n i c i p i o ,
t o d o el q u e g e n t e d o n d e q u i e r r e ú n e
p a r a darla trabajo, pan ó asilo,
e n t a l l e r e s , e n o b r a s , en c u a r t e l e s ,
cárceles, hospitales y presidios,
no consigna el leer o b l i g a t o r i o
y el a p r e n d e r á leer c o m o principio?
E l q u e no sabe leer, no sabe nada;
l a l u z , la i d e a , el a l m a e s t á e n el l i b r o :
el E v a n g e l i o , nuestra historia patria,
el C ó d i g o c i v i l , el c a t e c i s m o .
E l q u e n o s a b e l e e r , l e e r no p u e d e e s o ,
y ni aun sabe r e z a r m á s q u e de o i d o :
n o sabe o r a r á Dios, n o le conoce,
la i g n o r a n c i a s o f o c a h a s t a el i n s t i n t o .
El q u e n o s a b e l e e r , n o a d q u i e r e i d e a s :
piensa con las que le hayan i m b u i d o :
¿Quiénes? P r o b a b l e m e n t e los que quieran
explotarle ó hacérsele propicio,
y si E v a e n g a ñ ó á A d á n , y e s t a b a n s o l o s ,
y h a b i t a b a n aún el paraíso,
¿que h a r á n en nuestros pueblos i g n o r a n t e s
- 160 —
l a a u d a c i a , la a m b i c i ó n y el f a n a t i s m o ?
E l q u e no lee, no s a b e : y q u i e n no sabe,
del q u e sabe en p o d e r c o n s t i t u i d o ,
s ó l o e s t á d e la a c é m i l a á la a l t u r a ;
e s c o m o el asno y c o m o el b u e y s u m i s o ;
y e s e e s t á s i e m p r e ó a l s e ñ o r ó al p u e b l o
ó á los que m á s q u e él saben s o m e t i d o ;
y a u u q u e bestia i g n o r a n t e , es bestia ú t i l ,
p u e s del c o m ú n trabaja en beneficio.
E l f e r o z , el r e b e l d e , e l q u e n o e n t i e n d e
r a z ó n , contra las leyes levantisco
y e l p r o g r e s o s o c i a l es u n a b e s t i a
c o n q u i e n l a s o c i e d a d r o m p e sus v í n c u l o s .
A ese hay que e c h a r l e de e l l a . . . ó s u p r i m i r l e
p o r q u e el q u e n a d a sabe es un p e r d i d o
q u e , d e t o d o i n c a p a z , e m p i e z a en v a g o ,
d e s d e e l o c i o h a r a g á n , c a e e n el v i c i o ,
y l u e g o e n l a m i s e r i a , y e n el c r i m e n
d e s p u é s , y al fin un j u e z le echa a l p a t í b u l o .
Es la historia ¿ e l h o m b r e no e d u c a d o
m o n t a r a z c o m o e l lobo y el erizo,
q u e h u y e la s o c i e d a d , y a l q u e l e a b o r d a
le presenta no m á s dientes ó pinchos.
E s e no supo l e e r y nada supo;
j a m á s c o m p r e n d i ó b i e n f r a s e ni d i c h o :
l o q u e d e lo q u e o y ó r e c o g i ó al v u e l o
fué l o t r u n c o no m á s , lo sin s e n t i d o ;
y c o m o nada concibió á derechas,
se echó á t r a v é s d e todo, á todo e s q u i v o :
y a t r a v é s d e su b á r b a r a i g n o r a n c i a ,
s i n i d e a d e D i o s , f u é su a l m a á j u i c i o .
Y e s o es e l q u e n o l e e : l a b e s t i a h u m a n a .
¿Por qué hay doce millones de individuos
q u e l e e r no s a b e m o s en E s p a ñ a
y de la e s c u e l a y el m a e s t r o huímos?
Comprendo bien que alcaldes y caciques
p o r el m a e s t r o a l v e r s e c o r r e g i d o s
— 161
( p o r q u e e l m a e s t r o a l fin s a b e m á s q u e e l l o s )
c o b r e n á los m a e s t r o s o m e c i l l o :
de g r a m á t i c a parda profesores,
v e n c o n d e s d é n l o s a b i o y lo c i e n t í f i c o ,
y v a n i d a d no existe m á s i n d ó m i t a
q u e l a s o b e r b i a r u i n d e los. p a r d i l l o s .
Mas q u e en v i l l a s de rollo y en c i u d a d e s
m i r e n c o n t a l d e s d é n los m u n i c i p i o s
á l o s m a e s t r o s ; q u e á p a g a r se n i e g u e n
l o s p o c o s r e a l a s d e su h a b e r m e z q u i n o ;
q u e i m p a s i b l e s t o l e r e n los g o b i e r n o s
q u e y a a s c i e n d a -1 m i l l o n e s lo d e b i d o ;
q u e a n d e n y a los m a e s t r o s s e ñ a l a d o s
de miseria ridicula por tipos,
y al l á p i z , á la p l u m a y en la escena
se l e s p o n g a a n t e el p ú b l i c o en r i d í c u l o ,
e n t r e b u e n o s c r i s t i a n o s se m e a n t o j a
sandia c o n d u c t a y p r o c e d e r i n i c u o .
¿A q u i é n e s t o r b a r p u e d e n l o s maestro;-',
ni á quiénes tener hoy p o r enemigos?
S i los t i e n e n , q u i t á r s e l o s d e e n m e d i o ,
q u e a m p a r o ante la l e y les d a su título.
¿ E s q u ^ no t i e n e n los g o b i e r n o s f u e r z a
ni m a n d a n p a r a ser obedecidos?
Q u i e n o r d e n a al m a e s t r o a b r i r l a e s c u e l a
q u e o b l i g u e á e n t r a r en e l l a á l o s d i s c í p u l o s .
¿ Q u é e s , p u e s , e n q u é se b a s a , q u i é n f o m e n t a
e l odio i n v e r o s í m i l , e l i n s t i n t o
d e a d v e r s i ó n á la l e t r a y al m a e s t r o
q u e d e m u e s t r a e n E s p a ñ a el c a m p e s i n o ?
¿Qué hay bajo esta v e r g ü e n z a q u e r e v e l a
este reciente cálculo estadístico
del país, q u e nos deja estupefactos
á los q u e e n él l e e m o s y escribimos?

ii
— 162 —

III.

C r e ó e l g o b i e r n o la instrucción p r i m a r i a ,
r e c l a m ó el c l e í o la instrucción d e l niño,
centros y clubs la del o b r e r o pobre,
los sabios j e s u í t a s l a d e l r i c o ,
l a del c e n t r o burgués los Escolapios,
y cientos de hermanitas y hermanitos,
p o r santos institutos y c o v e n t o s
c » n objeto tan santo r e p a r t i d o s ,
la de las vendedoras d e l m e r c a d o ,
la d e los c a m a r e r o s , los m e n d i g o s ,
asilados, zinzayas, costureras,
todo lo p e r d u l a r i o y p e r v e r t i d o ,
todo lo suelto, abandonado y prófugo,
t o d o , e n fin, l o e x t r a v i a d o y l o p e r d i d o . . .
Í¡¡Y aun h a y doce m i l l o n e s de españoles
q u e n o sabemos l e e r ' ! ! Pues... es un m i t o .

IV

¿Por qué?—Señor Sagasta y Señor Cánovas,


si u s t e d e s n o l o s a b e n , a v e r i g ü e n l o :
p o r q u e si á l e e r á E s p a ñ a n o e n s e ñ a m o s
v e r á n l o q u e e s la E s p a ñ a fin de siglo.
Y o ya no lo he de v e r : y o y a del mundo,
c o m o d i j o e l j i t a n o , me las guillo:
m a s si á u s t e d e s l e s c o j e d e s o r p r e s a ,
n o es p o r q u e y o al m o r i r n o se lo a v i s o .
EL MONUMENTO Á ZORRILLA

Calientes aún los restos del g r a n


t r o v a d o r nacional, ha comenzado á
g e r m i n a r la idea de un g r a n m o n u -
m e n t o en que la nación honre y p e r -
petúe al que cantó sus g l o r i a s con la
dulce voz de la poesía.
No pueden faltar nuestro voto ni
nuestro a p o y o al propósito de rendir
este tributo de admiración á Z o r r i l l a
m u e r t o , cuando hace algún tiempo
lo pedimos desde las columnas de El
Resumen para Zorrilla v i v o .
Y es de oportunidad repetir ahora lo
que entonces, en N o v i e m b r e del año
90, decia aqui uno de los más distin-
g u i d o s colaboradores de nuestro p e -
riódicos.
Zorrilla es el poeta de las g l o r i a s
castellanas; el poeta que refiere nues-
tras interesantes y v i v a s tradiciones,
el que de más cerca s i g u e nuestro e s -
píritu de raza, el que v i s t e con más
lozana inspiración sus pensamientos,
adornándolos con todas las g a l a s de la
poesía.
— 164 —
Zorrilla no es moderno ni ha i n v e n -
tado filosofías c o m o Goethe, ni ha i m -
puesto sus ideales al mundo c o m o B y -
r o n , ni quiso d i v i n i z a r s e c o m o V í c t o r
Hugo.
N o se inflama como L e o p a r d i ni
analiza c o m o los prosélitos de m o d e r -
n í s i m a s escuelas: Z o r r i l l a es un poeta
que perfuma y abrillanta cuanto sus
m a n o s t o c a n ; un español que descu-
b r e sin cesar el a l m a de su patria;
un h o m b r e h u m i l l a d o por el peso de su
g l o r i a . R e n i e g a de su trabajo y t r a b a -
j a sin cesar; esperando la m u e r t e con
c a l m a , no d e s a p r o v e c h a los g o c e s más
t r i v i a l e s de la v i d a ; escribe y habla
c o m o cualquiera, dejándonos en sus
Recuerdos del tiempo viejo un f á r r a g o
d e p e s a d e c e s y falsedades; pero en sus
h e r m o s a s leyendas, en su teatro, e n -
sartando romances y p r i m o r o s a s e s c e -
n a s , e l e s p í r i t u nacional díctale sus
i n s p i r a c i o n e s : Z o r r i l l a no es un poeta
g l o r i o s o , es el g e n i o de la patria e n -
c a r n a d o e n un h o m b r e .
Había en la ú l t i m a E x p o s i c i ó n de
pintura y escultura una preciosa r e -
p r e s e n t a n d o La tradición, obra de don
V e n a n c i o V a l m i t j a n a , que r e c i b i ó por
ella un p r i m e r p r e m i o .
_ 165 —
Junto á La tradición habían puesto
casualmente un busto de Zorrilla, y
esta coincidencia hizo pensará muchos
en lo fácil que seria combinar con a m -
bas esculturas un precioso m o n u m e n t o
q u e patentizara la fama del poeta.
Y o no sé—aunque temo que nadie
haya vuelto á r e c o r d a r l o — s i los q u e
tienen o b l i g a c i ó n de tener presentes
tales cosas, acarician la idea que ins-
t i n t i v a m e n t e asaltó á muchos amantes
del arte y de las g l o r i a s patrias; pero
h a g o este recuerdo, por si a l g o v a l e .
A h o r a bien. ¿Qué nos dice á todos,
corazones frios, y mal c o n v e n c i d o s
por una falta de educación, el éxito d e
Don Juan Tenorio, s i e m p r e franco y
entusiasta?
Nos dice claramente lo que nunca
m e cansaré de repetir; que cuando en
el teatro se muestra el espíritu n a c i o -
nal, hay público entusiasta y prospe-
lidades halagadoras, y que en un tea-
t r o donde no palpite cada noche sobre
las tablas el espíritu del p u e b l o , es lo
que sería la misa cuando el espíritu de
Dios no se ofreciera cada día en l a
hostia.
E L AMIGO F R I T Z .
De El Resumen.
ía f o z d e B i a n a d a
En el p e r i ó d i c o d e e s t a c i u d a d ,
q u e así se d e n o m i n a , v i o la luz pú-
b l i c a , e l £8 d e E n e r o , el s i g u i e n t e
artículo, que n o s ha p a r e c i d o c o n -
v e n i e n t e i n s e r t a r á p a r t e d e lo q u e
antes transcribimos de la prensa
local:

ZORRILLA
P o b r e c o m o todos los g e n i o s espa-
ñoles ha bajado á la tumba el más p o -
p u l a r d e los poetas nacionales. Con
su m u e r t e p e r d i ó l a l i t e r a t u r a el m a s
p r e c l a r o de sus hijos y las letras e s -
pañolas el único poeta que mantenía e n
las lides de la i n t e l i g e n c i a el espíritu
d e nuestro pueblo sacudiéndose de lo
v u l g a r q u e oscurece y d e s p r e s t i g i a pa-
r a elevarse á lo s u b l i m e que e n g r a n -
dece y g l o r i f i c a .
— 167 —
La redacción de La Voz de Granada
s i e m p r e dispuesta á rendir justo t r i -
buto al m é r i t o , duélese hoy al ocupar-
se por tan funesto m o t i v o dol poeta
que ayer a d m i r ó cantando á Granada
y admira s i e m p r e leyendo sus obras;
el h o m b r e m u r i ó , pero el g e n i o , eco
que se repercute en las edades, v i v i r á
s i e m p r e despertando á los g n o m o s de
la Álhambra que dejaron de r e p e t i r
los n o m b r e s de las huríes que h a b i t a -
ron en el P a l a c i o de N a z a n t a para c a n -
tar la inmortalidad del poeta que les
dio nombre, sacándolos de las tinieblas
de la supertición y dándole en su e s -
píritu, vida ideal.
Educado con los hijos de Garlos V .
el entusiasta corazón de nuestro g r a n
artista, fué siempre fiel á los recuerdos
de su infancia.
De ello da elocuente testimonio un
lujoso ejemplar del poema Granada
edición de P i l l e t (la primera, según
c r e o ) , que se conserva preciosamente
en la biblioteca del Palacio L o r e d á n ,
y que está enriquecida con la s i g u i e n -
te dedicatoria autógrafa al señor c o n -
de de Montemolín:
«Serenísimo Señor: Los recuerdos
de la n i ñ e z son i n d e l e b l e s . Educado
— 168 —

yo en el R e a l Seminario de Nobles de
M a d r i d , c o n s e r v ó l a m e m o r i a de V . A .
R . entre m i s recuerdos de niño, y h a -
l a g a mi amor p r o p i o el titulo de
condiscípulo de V . A . R. Por si en los
r e v u e l t o s dias del s i g l o que a l c a n z a -
m o s pueden s e r v i r de consuelo á V .
A . R . los cantos de un poeta que cele-
b r a la fó y la g l o r i a de su patria, m e
atrevo á ofrecer á V . A . R . un e j e m -
plar de m i poema Granada. Si el
influjo de sus v e r s o s a l i g é r a l a l e n t i -
tud de a l g u n a s horas de las de V . A .
R . y p r o c u r a d autor un recuerdo g r a -
to en ¡su corazón, m e cunsideraré sufi-
ciente r e c o m p e s a d o con el honor de
haber e x i s t i d o unos m o m e n t o s en la
m e m o r i a de V . A . R .
« P a r i s , D i c i e m b r e 8 de 1862.—A los
reales pies de V . A . R., José Zorrilla.»
El recuerdo que m o d e s t a m e n t e s o -
licitaba el p o e t a de A Mamar de Naza-
Hta del señor Conde de M o n t e m o l i n ,
persiste i m p r e g n a d o d e afectuosa a d -
m i r a c i ó n en el á n i m o de su a u g u s t o
h e r e d e r o , el Duque de Madrid, quien
conserva este e j e m p l a r del poema Gra-
nada c o m o una verdadera j o y a de su
biblioteca;
V e i n t i n u e v e años habían transcurrí-
— 169 —
do desde la impresión del a d m i r a b l e
poema o r i e n t a l .
Corrían los p r i m e r o s días del m e s
de Marzo de 1876 y en la v e r t i e n t e
francesa de los P i r i n e o s , en la estación
de Orthez, hallábase formado pié á tie-
rra, un b r i l l a n t í s i m o escuadrón c a r -
lista.
Era el escuadrón del real cuerpo
de Guardias á caballo, m o d e l o de
disciplina y de pundonor, constante y
fidelísima escolta de D. Carlos, que en
L a c a r vestía su elegante u n i f o r m e , y
que, conservando su m a n d o s u p r e m o ,
le había dado por j e f e s inmediatos á
los oficiales de su mayor confianza: el
m a r q u é s de V a l l e c e r r a t o , coronel; don
Manuel de la Cruz, teniente coronel;
don Isidro García, comandante.
El escuadrón, después de la desga-
rradora despedida de Maulcón, espera-
ba en Orthez la formación de un tren
especial que debía conducirle á su d e -
pósito de Mónt de Marsán directamen-
te, sin pararse más que una sola v e z
á m i t a d del c a m i n o , casa en despobla-
do para temar agua la locomotora.
Caía la tarde al l l e g a r á aquella eta-
pa forzosa, una tarde desapasible y
triste, en que la p r i m a v e r a se anun-
— 170 —
ciaba y a c o n lo pesado de la t e m p e r a -
tura, mientras que el I n v i e r n o se des-
pedía con r á f a g a s pertinaces de l l u v i a .
L o s oficiales envueltos en sus l a r g o s
capotes, dormitaban en el fondo de l o s
v a g o n e s ; descansando de las m a r c h a s
forzadas que les habían i m p u e s t o las
autoridades francesas d e s d e los A l d u i -
des hasta O r t h e z , sin m á s que b r e v e s
paradas en Mauleón y en N a v a r r e n a ,
cuando todos fueron sacudidos de su
sonnolencia por una v i b r a n t e y s i m -
pática v o z que g r i t a b a : « ¡ E s p a ñ o l e s ,
aquí hay un p a i s a n o ! »
A b r i ó s e la portezuela d e l v a g ó n m á s
i n m e d i a t o que iba o c u p a d o por el d i g -
n í s i m o m é d i c o del escuadrón D. I l d e -
fonso Nuñíz Blanco y por los b i z a r r o s
oficiales Sres. Espejo C a r r a s c o y R o -
m e r o y todas las manos estrecharon
con efusión las que, subido en el e s t r i -
bo del coche, a l a r g a b a un desconocido
d e penetrante y franca m i r a d a , y q u e
por lo e n é r g i c o de sus ademanes y e l
c o r t e de su b i g o t e y p e r i l l a , e n t r e oro
y plata, t o m a r o n al p r i n c i p i o por un
m i l i t a r , hasta que él m i s m o les sacó
de su duda e x c l a m a n d o : « S o y José Z o -
r r i l l a ; sé lo que pasa p o r c o r a z o n e s
españoles cuando se alejan de a q u e l l a
— 171 —
t i e r r a bendita, y más en las circuns-
tancias de V d s . y al saber que debían
pararse a q u í , he querido venir á e s t r e -
charles la mano, y mi mujer no habia
de dejarme solo, pues es más que e s -
pañola: es aragonesa.
En efecto; al lado del g r a n poeta
apareció una señora de d i s t i n g u i d o
aspactoy dulce expresión, que unió sus
frases afectuosas á las de su m a r i d o .

Granada que coronó al poeta, pen-


samiento iniciado por don Rafael G a g o
y P a l o m o , autor d é l a preciosa n o v e l a
María y llevado poco t i e m p o después
á la práctica por el «L¡oeo>> de esta c i u -
dad., guardándole siempre cariño al
ilustre vate, ha enviado para que la
represente en sus funerales á los s e -
ñores Conde de las Infantas, Marqués
de Sardoal, A l m a g r o y R i a ñ o ; el ayun-
t a m i e n t o suspendió su sesión del m i é r -
coles, por este m o t i v o , consignando un
v o t o de g r a c i a s al señor Peña Éntrala
por la actividad c o n q u e desarrolló e s -
te pensamiento á fin de que nuestra
capital t u v i e s e d i g n a representación
e n el entierro del g r a n Z o r r i l l a ; todas
— 172 —
las sociedades han e n v i a d o t e l e g r a m a s
de pésame y el F o m e n t o de las a r t e s y
el L i c e o proyectan celebrar v e l a d a s
n e c r o l ó g i c a s en honor del cantor de
Granada.
RÁMIR© RAMÍREZ.
a coronación de loirilla.

Y a que no d e d i q u e m o s g r a n e s -
pacio á la g l o r i o s a fecha en que se
verificó la coronación del poeta i n -
m o r t a l de nuestro s i g l o , por t r a -
t a r s e de un acontecimiento conoci-
do en todo el mundo, d a r e m o s c a -
bida, á continuación á algunos t r a -
bajos referentes á tan s o l e m n e
acto.
L a p r i m e r a poesía que i n s e r t a -
m o s , tal c o m o está en el o r i g i n a l
escrito por Z o r r i l l a , pasó después
en algunas estrofas á f o r m a r p a r t e
de la composición leída por él m i s -
m o en Granada, en el acto de su
coronación.
Son estas unas octavillas p r e c i o -
sas, entre las que se encuentra
también una de las incluidas en la
composición citada. « S e ha dicho
— 174 —

t a l v e z que u n d í a — c u e n t o s y c a n -
tares hice »
C o m o se o b s e r v a p o r la l e c t u r a ,
debió ser escrita poco tiempo d e s -
p u é s d e l a v u e l t a de Méjico.
E n e l l a está, a u n q u e a l g o diferen-
t e d e c o m o q u e d ó d e s p u é s , l a Sal-
mondia que incluyó Z o r r i l l a en la
poesía de la coronación:

F i á b a m e y o e n lajs ñ o r e s
que por c l i m a s tan extraños
m e han seguido tantos años:
p e r o m e abandonan hoy;
y el cuento c u y o s p r i m o r e s
e s p e r é q u e os e n c a n t a r a
á contaros, cara á cara,
s o l o y s i n m i s flores v o y .

¡Loco de m i q u e olvidaba
q u e los p i m p o l l o s de rosa
de mi juventud bíriosa
se d e b í a n d e secar!
¡Loco de mi que esperaba
q u e nunca la v i d a m í a
j u v e n t u d y poesía
debian abandonar.

Y o os h a b í a o f r e c i d o u n c u e n t o
fresco, risueño, florido:
último que había querido
v e n i r á España á contar:
e r a el postrer p e n s a m i e n t o
q u e en el santuario d e l a l m a
— 175 —
había l o g r a d o en c a l m a
de las borrascas s a l v a r .

P o r traérosle, afanoso,
a r r a s t r a n d o los a z a r e s
de odios, guerra, peste y mares
medio mundo atravesé:
y tal v e z de m í quejoso
m á s alia del Océano
d e j e á un n o b l e s o b e r a n o
á quien debo a m p a r o y fé.

Mas m i s f l o r e s q u e se a l e j a n
eran m í último elemento
para haceros de mi cuento
la anhelada relación:
y pues solo aquí m e dejan
debiendo satisfaceros
v o y mis alientos postreros
á sacar del c o r a z ó n .

V o y un r e c u e r d o f a n t á s t i c o
á invocaros de mi infancia,
que sirva á mi jactancia
de disculpa y de razón
q u e no os p a r e z c a e n c o m i á s t i c o :
al exhibir mi persona,
e l ser quien soy no m e abona,
s i n o el s e r m i o b l i g a c i ó n .

S e dice tal v e z q u e un día


cuentos y cantares hice
c o n q u e al p u e b l o s a t i s f i c e
q u e entonces m e los o y ó :
h o y , falta m i poesía
de encantos con q u e os h e c h i c e , .
— 176 —
os d i r é lo q u e s e d i c e
q u e en a q u e l t i e m p o hice yo.

Vosotros d i r é i s «son sueños


del poeta que delira,
e s a s flores s o n m e n t i r a ,
no han e x i s t i d o j a m á s !
m a s d e c i d : si e s o s r i s u e ñ o s
delirios encantadores,
si e s o s s u e ñ o s n o son flores
¿ q u é son? ¿ L o s a b é i s q u i z á s ?

El a r t e , la poesía,
son no m á s m e n t i r a s b e l l a s :
algunos v a m o s con ellas
d e s l u m h r a n d o á los d e m á s :
y t a l v e z , flores un d i a ,
desengarzadas estrellas,
p a s a m o s . . . sin dejar huellas
d e n u e s t r o paso quizás.

Mas d e c i d : d e s d e la cuna
a l s e p u l c r o ¿ q u e es l a v i d a ?
una guirnalda tegida
Con flores d e h u m o y v a p o r ;
c a d a día nace alguna,
m a s c a d a d i a se a g i t a
algún viento que, marchita,
n í a s a r r a n c a u n a flor.

A s i c a e n hoja p o r h o j a
d e nuestros bellos abriles,
l o s capullos juveniles
de ambición, gloria, valor;
a s i el t i e m p o nos deshoja
y á l a e t e r n i d a d nos l a n z a
177 —
l a s flores d e la e s p e r a n z a ,
Jas g u i r n a l d a s d e l a m o r .

Y o h e a m a d o el a r t e m i ó
e o m o un r e g a l o d e l c i e l o :
fué d e este m u n d o en el s u e l o
l u z d e la q u e fui d e t r á s ;
y c o n e l l a ni e n e l d i a
de m i más amargo duelo
de esperanza y de consuelo
m e f a l t ó un r a y o j a m á s .

Y e n l a e d a d e n q u e la v i d a
n o s a b r e sus p u e r t a s d e o r o
s o b r e un p o r v e n i r , t e s o r o
de esperanza y de ilusión,
m i a l m a de flores henchida
se o s t e n t ó e n p e r e n n e m a y o ,
f e c u n d a d a p o r un r a y o
d e l sol d e l a i n s p i r a c i ó n .

E L P Q K T A E S P A Ñ O L

( D E L DISCURSO PRONUNCIADO EN LA A L -
H A M B R A EN E L ACTO DE LA CORONACIÓN
D E ZORRILLA.)

Canta, como cantan las avesj


como el torrente se despeña, como el
sol alumbra, c o m o el viento g i m e . N o
12
— 178 —
l e pidáis al canto de las aves r i t m o
i g u a l , ni al m u g i d o del t o r r e n t e sones
acompasados, ni á la luz del sol r e s -
plandores idénticos ni al incendio l l a -
maradas uniformes, n i al v i e n t o c a -
dencia r e g u l a r . N o p i d á i s al genio de
Z o r r i l l a molde fijo, ni r e g l a i n v a r i a b l e ;
él o r i g i n a l m e n t e p r o d u c e al m i s m o
t i e m p o y cada v e z la i m a g e n y la for-
m a , el m e t r o y la r i m a , la c o m b i n a c i ó n
y el número, la r e g l a y la h a r m o n í a ; y
es ave que cada día saluda con nuevos
g o r g e o s y s i e m p r e m e l o d i o s o s , la v e -
nida de la aurora, y t o r r e n t e que salta
y muje según la roca que se le opone,
y luz que se quiebra s e g ú n el objeto
que la recibe, y v i e n t o que g i m e s e g ú n
el árbol que azota ó la concavidad en
que se e s t r e l l a .

E n sus obras, maravilla d e l a r t e ,


late el corazón d e la p a t r i a . En ellas
nuestro carácter caballeresco nunca
desmentido, nuestros galanes genero-
sos y discretos, nuestras damas dulces y
honestas, nuestras fiestas v i v a s y a l e -
g r e s , nuestras c o s t u m b r e s sencillas y
f r a n c a s , nuestras g a l l a r d a s aventuras,
nuestro espíritu r e l i g i o s o , nuestra a c -
— 179 —
tiva independencia, nuestros h o g a r e s
purificados por el amor y el sacrificio,
nuestros temples levantados sobre la
piedad, nuestros campos bañados de
sol y cubiertos de flores., nuestras d u -
das presentes, acaso hierro que la
m u e r t e tiene ya clavado en nuestras
entrañas, ó acaso g e r m e n de renova-
ción y de p r o g r e s o ; nuestro pasado
explendor, que por no consentir la
m a s l e v e sombra, ni aún las de la n o -
che lo e n v o l v í a n , por que h i c i m o s al
sol esclavo de nuestros d o m i n i o s ;
nuestro indomable valor g u e r r e r o ,
que tiene en cada m u r o una huella de
nuestra s a n g r e y en cada pecho un
culto y en cada página de la historia
un himno.
ANTONIO LÓPEZ MUÑOZ.

AL S U B L I M E POETA DON J O S E Z O R R I L L A
EN SU CORONACIÓN

SONETO PREMIADO POR EL LICEO DE GRANADA.


E l hálito de Dios besó tu f r e n t e
y brotaron raudales de poesía;
dos m u n d o s inundastes de a r m o n í a
con el estro s u b l i m e de tu m e n t e .
— 180 —
E r e s sol d e l p a r n a s o , r e f u l g e n t e
que brilla en Margarita y en María;
i l u m i n a n d o la s a g r a d a v í a
q u e nos l l e v a con D i o s e t e r n a m e n t e .
T u inspiración a g r e g i a tan gigante,
l a c i u d a d d e los c á r m e n e s d i v i n a
i n s c r i b e con H o m e r o y con el D a n t e ,
y con o r o d e l D a r r o á t i se i n c l i n a
coronando t u f r e n t e tan brillante
en la mágica A l h a m b r a granadina.
N . CALLEJA.
G r a n a d a , J u n i o 14, 1889.

Al inmortal poeta don José Zorrilla.


iVate sublime! ¡Egregio trovador!
q u e h i c i s t e s M a r g a r i t a la T o r n e r a ,
con luz d i v i n a d e la azul e s f e r a ,
con besos d e t u m a d r e y t u c a n d o r .
C o n t u e s t r o d i v i n o y su e s p l e n d o r
cantastes á tu Dios con fé sincera
y á tu patria cantastes de m a n e r a
q u e a u m e n t a s t e s sus g l o r i a s c o n tu a m o r .
D e t u p l e c t r o s a g r a d o la a r m o n í a ,
a r r o b a el a l m a e n celestial anhelo
rindiendo corazones á Maria.
D i o s m i s m o t e o r d e n ó bajar al suelo
A i n u n d a r los dos m u n d o s d e p o e s í a ,
c u m p l i d a tu misión... iVuelves al cielo!
NICOLÁS CALLEJA.

A z u a g a , E n e r o 29 1893.

•JÉIS HONOR I>E¡ Z O R R I L L A

V é a s e c o m o d e s c r i b e La Corres-
pondencia de España, c o r r e s p o n d i e n t e
a l d i a % d e F e b r e r o d e 1893, l a q u e
t u v o l u g a r en el A t e n e o de M a d r i d ,
p a r a h o n r a r la m e m o r i a del e g r e -
g i o cantor de nuestras tradiciones
patrias:

« O r g a n i z a d a más bien que c o n e n -


tusiasmo con fervoroso culto por la
m e m o r i a del gran poeta, la velada del
Ateneo debía resultar y resultó, en
efecto, un tributo de admiración uná-
n i m e y solemne.
Durante todo el dia de a y e r se e s t u -
vieron recibiendo en la docta casa p e -
didos Je papeletas para asistir al acto,
y eran las p r i m e r a s horas de la tarde
cuando y a no quedaba ni un solo b i -
llete.
A las n u e v e en punto t o m ó asiento
en el sillón presidencias el señor m i -
nistro de F o m e n t o y ocuparon el estra-
— 182 —
do los señores E c h e g a r a y , P a l a c i o , V a -
lera, F e r r a r i , C a m p i l l o , Palau y F e r -
nández Shaw, que debían leer v a r i a s
poesías del m u e r t o i l u s t r e , c u y o g e n i o
se honraba.
E n el salón no cabía ni una persona
m á s ; las e l e g a n t e s g a l e r í a s estaban
ocupadas p o r completo por el a u d i t o r i o
femenino.
El medallón d o n d e el pincel de M o -
l i d a representó la Poesía, estafea cu-
b i e r t o con n e g r a g a s a , y allá sobre el
fondo rojo del dosel presidencial se
destacaba, r o d e a d o d e hojas de laurel,
el retrato de Z o r r i l l a , Z o r r i l l a en su j u -
v e n t u d , con las m e l e n a s n e g r a s , el
r o s t r o sin una a r r u g a , la figura, en fin,
de aquel j o v e n q u e apareció una t r i s t e
t a r d e de i n v i e r n o al b o r d e de la lumba
de L a r r a .

*. *•

El Sr. Morefc empezó su discurso.


N a d i e m e j o r para r e p r e s e n t a r al Estado
e n la velada de anoche que el e l o c u e n -
te orador que s a b e o l v i d a r l o s p r o s a í s -
m o s de la p o l í t i c a y e l e v a r s e , cuando
el caso llega, á las r e g i o n e s del a r t e :
— 183 --
« Z o r r i l l a , decía con i n i m i t a b l e pala-
bra el Sr. Moret, era el representante
del r o m a n t i c i s m o histórico, como E s -
pronceda lo fué del romanticismo s u b -
j e t i v o en España, y A l f r e d o de Muset
e n Francia. E n t r e a m b o s r o m a n t i c i s -
mos hay una línea divisoria marcada
e n é r g i c a m e n t e : los versos d e E s p r o n -
ceda eran acicate de nuestro pensa-
m i e n t o , por asimilarnos las t r i s t e -
zas del poeta, y como si su musa
s i e m p r e melancólica envolviera en den-
sas brumas nuestro espíritu, d e s p e r t a -
ba en los lectores un eco de dolor y
a m a r g u r a . En Z o r r i l l a el subjetivismo
no e x i s t e ; gusta solamente el poeta
de resucitar mundos muertos, de r e -
construir las ruinas, y j a m á s mezcla
para nada su propia personalidad en
lo que escribe: sucede con él que q u i -
zá no despierta g r a n número ele ideas,
pero halaga y encanta con el r i t m o de
sus versos, c o m o la fuente cuyo r u m o r
escuchamos, y sin que nada nos á i g a
nos atrae y subyuga con su suave
murmullo.
Sobre la tumba de B y r o n , de Espron-
ceda y Muset, debia colocarse la ima-
g e n triste de la musa del dolor: j u n t o
al sepulcro del cantor de Granada esta-
— 184 —

ra siempre la musa a l e g r e d e los amo-


r e s , de la fe en'otra v i d a , y de un ideal
risueño c o m o el ideal del Paraíso al
t é r m i n o de la m o r t a l j o r n a d a . . . »
...Decía asi el Sr. Moret, mucho m e -
j o r que yo lo escribo, y necesitaría y o
d i s p o n e r de más t i e m p o y más espacio
para extractar detenidamente su h e r -
moso dírcurso.
Unos de sus párrafos más i n i m i t a -
bles fue aquel e n que explicó la e s p e -
c i e de p a n t e í s m o artístico del g r a n
poeta, que c o n s e r v a n d o siempre la
p u r a tradición c r i s t i a n a , presentaba
ante nuestros ojos en a m a l g a m a mara-
villosa la media luna de los árabes, la
c r u z de los c r e y e n t e s , los e s c o m b r o s
de las m e z q u i t a s , los m u r o s seculares
de los m o n a s t e r i o s . . . Y e s — a ñ a d í a el
Sr. M o r e t — q u e en su s a n g r e llevaba
Z o r r i l l a , c o m o l l e v a m o s todos los e s -
p a ñ o l e s , diluida la ciencia de las c i v i -
lizaciones o r i e n t a l e s ; p o r eso solo po-
drá ser o l v i d a d o el poeta cuando esta
raza á que p e r t e n e c e m o s pierda su
carácter y la fantasía se e x t i n g a y el
corazón se a t r o f i e .
— 185 —
El Sr. Moret fué muy aplaudido... y
e m p e z ó la lectura de poesías.
En descargo de m i conciencia, debo
decir ahora que la velada resultó, á
p a r t i r de este punto, solemne per se
y a l g o deslucida per aecidens. Solemne
por lo que significaba, deslucida por
que los lectores lo hicieron... ¿lo d i -
g o ? . . . pues lo hicioron bastante m a l .
El público no podía menos de s o n -
reírse al ver los apuros que pasaba el
Sr. V a l e r a al leernos un f r a g m e n t o del
l i b r o de Las Perlas, y como después
los señores Menéndez P e l a y o , Campillo
y a l g u n o s otros lectores hicieron bue-
no al inimitable autor de Pepita Ji-
ménez, el auditorio se decía por lo b a -
j o : ¡Qué bien escriben estos señores!
¡ P e r o cuidado que leen mal!
D. José E c h e g a r a y , que por saber
de todo sabe hasta recitar, F e r r a r i ,
P a l a c i o y Fernández S h a w , c u m p l i e -
ron c o m o buenos y nos proporciona-
ron poco después el desquite.

T e r m i n ó la v e l a d a .
Quedó solitario el salón, y allá s o -
b r e el fondo rojo del dosel presiden-
— 186 —
cial quedaba ei r e t r a t o de Z o r r i l l a .
Bajo él se destacaba la l i r a . Sus c u e r -
das—aunque rotas—resonaron, como
d i j o el Sr. M o r e t , d u r a n t e mucho
tiempo.
El crespón que c u b r e la i m a g e n de
la P o e s í a puede q u i t a r s e sin q u e se
c o m e t a un s a c r i l e g i o , p o r q u é Z o r r i l l a
y sus obras son i n m o r t a l e s .
L O P E Z - B ALLESTEROS . »

El m i s m o importante diario m a -
d r i l e ñ o , dice lo que s i g u e del a c t o
v e r i f i c a d o c o n a n á l o g o fin

EN EL TEATRO ESPAÑOL
« L a función o r g a n i z a d a por el A te-
neo con objeto de a l l e g a r recursos p a r a
c o n t r i b u i r á la c o n s t r u c c i ó n de un m o -
n u m e n t o al i n m o r t a l Z o r r i l l a , resultó
m u y brillante y respondió á los fines
conque fué p r e p a r a d a . L a s d i s t i n g u i -
das damas que prestaron su v a l i o s o
concurso a l a j u n t a del A t e n e o están
d e enhorabuena, pues l o g r a r o n reunir
— 187 —
en el Español á toda la aristocracia y
vender á altos precios todas las loca-
lidades, pudiéndose decir que a p r o x i -
madamente no bajaron de 10000 pese-
tas los i n g r e s o s .
Honraron la representación S. M. la
reina y S. A . la infanta I s a b e l .
El poético y sombrío drama en que
Zorrilla v u l g a r i z ó la tradición del pas-
telero de Madrigal fué interpretado
notablemente por la compañía del Es-
pañol, que d i r i g i d a por el i n s i g n e V i c o
c o n t r i b u y ó de este modo al homenaje
nacional que con la elevación de un
m o n u m e n t o se pretende rendir á Z o -
rrilla.
Terminada la representación leyeron
poesías los Sres. Palacio, Ferrari, R i -
cardo de la V e g a y P e r r í n . Este ultimo
dio lectura á un soneto de O. José
E c h e g a r a y . Los dos de Manuel del Pa-
lacio, leidos por el propio autor, son
m u y hermosos, y fueron j u s t a m e n t e
aplaudidos.
F e r r a r i leyó unas preciosas décimas.
A continuación de este suelto publica-
mos algunas.
E l festivo é ingenioso poeta D. R i -
cardo de la V e g a alcanzó muchos
aplausos con la lectura de unas q u i n -
— 188 —
tillas, g l o s a n d o con sin p a r g r a c e j a
a l g u n o s v e r s o s populares del autor d e l
Tenorio.
L a velada fué m u y a g r a d a b l e , y c o -
m o h e m o s dicho, los productos r e p r e -
s e n t a n una respetable cantidad.

...Era el arte soberano


p o r q u i e n v u e l a y se a b r i l l a n t a ,
pinta, esculpe, borda y canta
el idioma c a s t e l l a n o ;
e l q u e á un s i g n o d e su m a n o
levantó de las ruinas
las piadosas hornacinas,
las inmensas catedrales,
las portadas ojivales
y las t o r r e s b i z a n t i n a s .

E r a una v i v a explosión
d e la savia n a t u r a l ;
e r a el a l m a n a c i o n a l ,
q u e en él t u v o e n c a r n a c i ó n ;
era nuestro corazón
palpitando en sus cantares,
nuestras empresas y azares,
nuestros reveses y anhelos,
e l fulgor de nuestros cielos
y el r u m o r de nuestros m a r e s .

¡ S u p o d e r ! . . . ¿Donde la v a l l a
— 189 —
q u e le e n c i e r r e ó le resista?
H a y q u i e n h e r e d a , él c o n q u i s t a ;
h a y q u i e n r e i n a , él a v a s a l l a .
L a critica absorta calla
a h e r r e o j a d a p o r su m a n o ,
d i s c u t i r s e r í a en v a n o
su i n d e p e n d e n c i a s a l v a j e :
¿ q u i é n d i s c u t e el o l e a j e
q u e l e v a n t a el O c c e a n o ?

P r o l o n g a d a en la p r e s e n t e
p o r su g e n i o e s c l a r e c i d o ,
aun después de haberse hundido
tras las b r u m a s de Occidente,
r e f l e j á b a s e e n su f r e n t e
d e España la g l o r i a a ñ e j a ,
corno d e l sol q u e se a l e j a
c u a n d o y a en la t i e r r a f a l t a
sobre la c u m b r e m á s alta
t o d a l a l u z se r e f l e j a .
EMILIO F E R R A R I . »

E n El Baluarte, d e S e v i l l a , a p a r e -
c i ó e l 26 d e F e b r e r o la siguiente
poesía, que había sido leida en la
v e l a d a q u e se v e r i f i c ó e n el A t e n e o
de aquella ciudad:

Á ZORRILLA
i.
Hace tiempo, ilustre anciano,
q1u e e s c r i b i r t e d e s e a b a
- 190 —
una carta: p e r o en v a n o ;
c u a n d o la p l u m a t o m a b a
se e s c a p a b a d e m i m a n o .
D e i n t e n t o tal osadía
sombras de temor y pena
en m i espíritu v e r t í a ;
¿cómo saludar serena
al g e n i o d e l a p o e s í a ?
Desde que tu n o m b r e oi
c o n un a f á n m i a l m a s u e ñ a ,
afán de l l e g a r á tí;
pues y a que soy tan pequeña
que al m e n o s sepas de m i .
No por orgullo mezquino
n i a m b i b i c i ó n risible y loca,
s i e m p r e el p o l v o d e l c a m i n o
será p o l v o , a u n q u e el destino
lo l l e v e á altísima roca.
Opuestos son n o c h e y dia
y se unen, al e x t i n g u i r s e ,
en misteriosa a r m o n í a ;
asi, t u v i d a y l a m í a
p u e d e n un punto r e u n i r s e .
Mi espíritu te buscaba;
se n u t r i ó con tus c r e a c i o n e s ;
d e s p i e r t a las a d m i r a b a
y en m i sueño m e arrullaba
el eco de tus canciones.
U n a e d a d tu n o m b r e l l e n a ,
fe canta, a m o r y h e r o í s m o
tu l i r a , cuando resuena,
y fuiste r e y de la escena
y fuiste r e y del l i r i s m o .
T ú á las c a b a n a s bajaste,
t ú á los p a l a c i o s s u b i s t e ,
y d o n d e quiera dejaste
la gloria que conseguiste
— 191 —
y el g e n i o con que a d m i r a s t e .
Y aun, buscando defensor,
s e a b r a z a á tí l a p o e s í a
q u e en ti solo, t r o v a d o r ,
ella concentrar podía
su m o r i b u n d o e s p l e n d o r .
D e esta e d a d e n t r e el b u l l i r ,
e o m o en aislado proscenio
m i r a s tus h o r a s h u i r
¡Quien atesoró tu g e n i o
nunca debiera m o r i r !

Suspéndeme aquí el concierto


de quejas y de r u m o r e s
e n q u e la d e s d i c h a a d v i e r t o
¡ A y ! ¡esos t r i s t e s c l a m o r e s
v a n r e p i t i e n d o que has m u e r t o !
M i s t e r i o s son d e la s u e r t e
d e q u e es r a z ó n q u e m e a s o m b r e ;
¡en t u h o g a r , á s o r p r e n d e r t e ,
p a r e c e q u e e n t r ó la m u e r t e
p o r q u e no entrase m i n o m b r e !
II
Adiós, g e n i o creador d e la poesía!
¡Cantor d e aquellos altos ideales
q u e en esta s o c i e d a d , sin fé y sin g u í a ,
no vierten ya destellos celestiales!
¡Adiós, poeta de i n m o r t a l m e m o r i a ;
d u e r m e en p a z en l a t u m b a q u e t e e n c i e r r a ,
q u e e s t r e c h a al v e r s e p a r a t a n t a g l o r i a
d e s p a r r a m a tus v e r s o s p o r l a t i e r r a !
Ellos, de España, rítmico tesoro,
notas de tu laúd, nunca extinguidas,
e s c r i t o s son en p á g i n a s d e o r o
c o n l á g r i m a s d e un p u e b l o h u m e d e c i d a s .
A la t u m b a una edad l l e v a s c o n t i g o ,
l a q u e e n c a r n ó en t u s e r , y en t u s l e y e n d a s
y h a l l ó en tu n u m e n g e n e r o s o a m i g o
q u e c a n t a s e sus g l o r i a s y c o n t i e n d a s .
A l p a t r i o a m o r tu corazón inmolas,
y a l l í , d o n d e te a r r o j a n tus a z a r e s ,
encuentran las grandezas españolas
s u e s p e j o en tí, su l e n g u a e n t u s c a n t a r e s .
El t i e m p o , ingrato aunque tus lauros la-
(bra
y nobles c a n a s en tu sien v e n e r a ,
selló en tus labios la p o s t r e r palabra
y e n t u v i d a la p á g i n a p o s t r e r a .
R e c o g i ó la a m i s t a d tu ú l t i m o aliento,
y m o r i s t e , con l á n g u i d a agonía,
c u a l se a d u e r m e e n e l a l m a u n s e n t i m i e n t o ,
c u a l se e x t i n g u e e n e l a i r e u n a a r m o n í a .
Y f u é la q u e s i n t i ó m a t e r i a i n e r t e ,
o b s c u r i d a d , l a l u z , h i e l o la l l a m a ;
q u e d a un c u e r p o , d e s p o j o d e la m u e r t e ;
y q u e d a un h o m b r e , h e r e n c i a d e la f a m a .
Del trovador la cítara, ya muda,
d u e r m e bajo l a u r e l e s y crespones;
y a al siglo del progreso y de la duda
n o i n s p i r a r á l a fe d e sus c a n c i o n e s .
H o y t o d o se t r a n s f o r m a , todo m u e r e ;
pasaron ya creencias y heroísmo;
sólo v i b r a un l a ú d , c u a n d o lo h i e r e
torpe sarcasmo, ó negro excepticismo.
Es todo oonfunsión, todo combate,
a l g o a p a r e c e , y a l g o se d e r r u m b a ;
ese v o l c á n q u e á nuestras plantas late,
¿ s e r á a l fin n u e s t r a l u z ó n u e s t r a t u m b a ?
T ú , q u e y a v i v e s d e nosotros lejos,
t a l v e z d e l a v e r d a d e n el p l a n e t a ,
d e j a s t e a q u í los ú l t i m o s reflejos
d e tu espíritu i n m e n s o de poeta.
A l p i é d e tu r e c i e n t e s e p u l t u r a
— 193 —
t u triste Patria, que tu genio adora,
q u i e r e e x p r e s a r e n v a n o su a m a r g u r a ;
q u e si es h o n d o e l p e s a r , s ó l o se l l o r a .
T a m p o c o puede hallar mi pensamiento
v o z q u e t e c a n t e , a u n q u e el d o l o r l o i n s p i r a :
¡yo pudiera expresar m i sentimiento
si t u v i e s e u n a c u e r d a d e t u l i r a !
MERCEDES DE VE LILLA.
S e v i l l a 2 8 E n e r o , 1893.»
a—«S=sCSeS5>—-

E l j u e v e s 16 d e M a r . z o , s e v e r i f i c ó
e n e l t e a t r o P r i n c i p a l , de e s t a c i u -
dad, otra v e l a d a en honor del i n -
m o r t a l cantor de Granada, ponién-
d o s e e n e s c e n a la h e r m o s a o b r a d e
D. José Z o r r i l l a , titulada Traidor,
inconfeso y mártir, y l e y é n d o s e p o e -
sías, a l g u n a s de las cuales r e p r o -
ducimos á continuación.
El laureado poeta granadino, don
Ceyetano del Castillo, l e y ó la q u e
s i g u e , de Zorrilla, y el soneto que
r e p r o d u c i m o s d e b i d o a su c l a r o i n -
genio, cuyas composiciones, entu-
s i a s m a r o n de tal m o d o al auditorio,
q u e se o y e r o n al t e r m i n a r , n u t r i d a s
s a l v a s de aplausos:

L A. S I E S T A .
S o n las t r e s de l a t a r d e , J u l i o , C a s t i l l a .
E l sol n o a l u m b r a , q u e a r d e ; c i e g a , n o b r i l l a ;

13
— 194 —
L a l u z es u n a l l a m a q u e a b r a s a e l c i e l o ;
N i una brisa una r a m a m u e v e en el s u e l o .
D e s d e e l h o m b r e á l a m o s c a t o d o se e n e r v a ,
L a c u l e b r a se e n r o s c a b a j o l a h i e r v a ;
L a p e r d i z por la s i e m b r a suelta n o c o r r e ,
Y e l c i g ü e ñ o á l a h e m b r a d e j a en la t o r r e .
N i e l t o p o d e g a l b a n a se a s o m a á s u h o y o ,
N i el m o s c p e z se a f a n a c o n t r a e l a r r o y o ,
N i h o z a la c o m a d r e j a p o r l a m o n t a ñ a ,
N i l a b r a m i e l l a a b e j a , n i h i l a la a r a ñ a .
L a a g u a , el a i r e no a r r u g a , la m i e s n o o n d e a ,
N i l a s flores, l a o r u g a t o r p e b a b e a ;
T o d o el fuego lo agosta del seco e s t í o :
D u e r m e hasta la langosta sobre el plantío.
Solo y o velo y gozo fresco y sereno;
Solo y o de alborozo m e siento lleno;
P o r q u e m í rosa
Reclinada tn m i seno
Duerme y reposa.
V o r a z la t i e r r a tuesta sol del e s t í o ;
M a s e l b o s q u e n o s p r e s t a su t o l d o u m b r í o .
D o n d e Rosa se acuesta, brota el r o c l o ,
S u s u r r a la floresta, m u r m u r a e l r i o .
¡ D u e r m e en c a l m a tu siesta, d u l c e b i e n m í o !
¡Duerme entretanto
Q u e y o te v e l o : d u e r m e
Que yo te canto!

I.

C o m o le canta y m e c e la m a d r e
al t i e r n o
(niño
Q u e d u e r m e e n su r e g a z o , m i a m o r t e a r r u -
llará;
C o m o p a r a él l a m a d r e m i l f r a s e s d e c a r i ñ o
Inventa, mil cantares mi amor inventará.
Y o sé q u e s i e n t e , Rosa, tu corazón a m a n t e ,
— 195 —
Los versos que te canto m i e n t r a s durmiendo
(estás;
¿Qué q u i e r e s q u e te cuente?¿Qué q u i e r e s q u e
(te cante?
¿ G u á l es d e m i s c a n c i o n e s la q u e te g u s t a m á s ?
¿Prefieres a q u e l cuento del silfo q u e t e n i a
E n una r e d d e t a m o p r i s i ó n e n un r o s a l ,
Y a l c u a l t o d a s las n o c h e s á a l i m e n t a r v e n i a
L a a b e j a q u e l e a m a b a c o n m i e l d e su p a n a l ?
¿Prefieres una historia como la historia h o -
rrenda
D e a q u e l q u e f u é á su a m a d a c e l o s o á d e g o -
(Har,
C u y a cabeza trunca g u a r d ó de a m o r en p r e n d a
Y la cabeza le iba de noche un beso á dar?
Di, ¿cómo h a b l a r t e debo cuando tu s u e ñ o
(arrullo
P o r q u e m i v o z anhelo qu^ te p a r e z c a tal,
C o m o l a m i e l q u e d a b a p o s a d a e n un c a p u l l o
L a a b e j a d e m i s c u e n t o s al s i l f o d e l r o s a l ?
¡Mas d u e r m e , v i d a m i a ! m i e n t r a s t e a r r u l l o
Y o d e m i p o e s í a c o n el m u r m u l l o .
M i e n t r a s la a u r a e n t a s r i z o s j u e g a y o r e a ,
En c o n t a r t u s h e c h i z o s m i a l m a se e m p l e a .
D u e r m e , q u e te a d o r m e c e fiel m i c a r i ñ o
C o m o le c a n t a y m e c e l a m a d r e a l n i ñ o .
Duerme, que yo á m i l l a r e s pondré m i e m -
(peño
En i n v e n t a r cantares p a r a tu suaño,
L a e n r a m a d a nos p r e s t a su t o l d o u m b r í o
S u s u r r a la floresta, m u r m u r a e l r i o ,
T o d o i n v i t a á la siesta, d u e r m e , bi n m i ó ;
¡Duerme entretanto
Que yo te velo; d u e r m e
Q u e y o te c a n t o !
— 196 —

il.
Mis ojos no se sacian d e v e r t e y a d m i r a r t e .
i C u á n b e l l a estás d o r m i d a ! ¡Qué h e r m o s a t e
(nizo Dios!
N o h a y nada con que p u e d a m i i d e a c o m p a -
(rarte.
D i o s t e h i z o a s i , y n o q u i s o D i o s c o m o tú h a -
(cer dos.
Mas sé, a u n q u e estás d o r m i d a q u e escucha t u
(alma atenta
L o s versos q u e á tu oido depositando v o y ,
P o r q u e ellos son la c o p a d o n d e m i a m o r f e r -
menta
Y en e l l o s d e s t i l a d o m i c o r a z ó n te d o y .
Y o s i e n t o los latidos d e l t u y o m i e n t r a s d u e r -
(mes,
Las penas de tu suave vital respiración.
T u s m a n o s e n t r e g a d a s b a j o la m i a i n e r m e s
Y tu hálito que absorbe v o r a z m i aspiración.
M i e n t r a s q u e y o t e c a n t o , tú sientes c o m o te
(amo,
M i a m o r n o se l o h a d i c h o j a m á s á t u p u d o r ,
M á s sé q u e t u a l m - i e n s u e ñ o s r e s p o n d e á m i
(reclamo
M i e n t r a s que y o te d u e r m o con un c a n t a r d e
(amor.
Y acaso sientes Rosa c u a n d o tu sueño h a l a g o
C o n m i s p a l a b r a ? , a l g o d e la i n m o r t a l p a s i ó n ,
D e l a c a b e z a q u e i b a con un m u r m u l l o v a g o
A d a r á su v e r d u g o u n beso d e p e r d ó n .
Y o te a m o , c o m o e l m u n d o j a m á s ha a m a d o ;
C o n un a m o r p r o f u n d o d e fé d e c h a d o ;
A u n m á s que aquella santa cabeza fria
A l q u e d e su g a r g a n t a la s e g ó un d i a .
T u a m o r se m e t e d e n t r o d e m i s e n t r a ñ a s
C o m o el o r o en el c e n t r o de las m o n t a ñ a s .
— 197 —
Y o t e a m o y te e n v i ó de mis amores
L a v o z , c o m o el r o c i ó la alba á las flores.
L u e r m e , el b o s q u e n o s p r e s t a su t o l d o u m -
brío,
S u s u r r a l a floresta, m u r m u r a el r í o ;
Y o v e l a r é tú siesta, ¡ d u e r m e b i e n m i ó !
¡Duerme entretanto
Que y o te velo; d u e r m e
Que y o te canto!

III.
¡ Q u é h e r m o s a e r e s , Rosa! N a c i s t e en Sevi-
(11a.
L a g r a c i a lo r e v e l a de tu i n c o p i a b l e faz;
T u c u e r p o fué a m a s a d o c o n r o s a s d e l a o r i l l a
D e la c a m p i ñ a q u e h a c e G u a d - a l K e b í r f e r a z .
S u s á r b o l e s h a n d a d o su n o m b r e á t u s p e s t a -
ñas,
T u s p á r p a d o s s e h a n h e c h o con hojas d e su
(azahar;
L a e s e n c i a d e sus n a r d o s se e n c i e r r a en t u s
(entrañas
P o r q u e t r a s c i e n d e á e l l o s tu a l i e n t o al r e s p i -
gar.
T u s t r e n z a s m e recuerdan la perenal guir-
nalda
D e p l a n t a s s i e m p r e v e r d e s q u e toca su c i u -
(dad;
T u c u e l l o , l o g a l l a r d o d e su g e n t i l g i r a l d a ;
T u a l m a d e su c i e l o , ¡a a z u l s e r e n i d a d .
¡Que h e r m o s a estás!... m á s . . . ¿me oyes? T u
(boca m e s o n r í e ,
T u l e n g u a p u g n a en sueños palabras p o r for-
(mar.
S i son p a r a m i , d i l a s ¡ m í b i e n ' q u e m e c o n f i e
T u "amor, en sueño al m e n o s , q u e m e p u -
(diste a m a r .
— 198 —
Pronuncíalas ¡mi vida! Su plácido m u r m u l l o
D a r á á m i a l m a un n é c t a r de d u l c e d u m b r e
(tal.
C o m o la m i e l q u e d a b a p a s a d a e n un c a p u l l o
L a a b e j a de m i s cuentos al silfo del r o s a l .
Mas tu s o n r i s a , Rosa d e s a p a r e c e ;
¿Qué idea r u i n te acosa, q u e te entristece?
Un ¡ay! s e n t i r m e dejas q u e no a r t i c u l a s ;
Dá á m i oido esas quejas q u e n o f o r m u l a s .
E l c i e l o e n t u r i s u e ñ o l a b i o se a b r i a ,
j V u e l v e á aquel dulce sueño q u e sonreía!
D u e r m e , m i bien, en c a l m a que y o te v e l o ,
E n t u f a z d e t u a l m a m i r a n d o al c i e l o .
D u e r m e , e l b o s q u e n o s p r e s t a su t o l d o u m b r í o
S u s u r r a l a floresta, m u r m u r a e l r i o ,
T o d o i n v i t a á la siesta ¡ d u e r m e bien m i ó !
Duerme entretanto
Q u e y o te v e l o ; d u e r m e
Q u e yo te canto.

IV.

¡Oué idea tan h o r r i b l e ! Si e n s u e ñ o s h a l a -


(güeña
A rM n o m e s o n r í e , s i n o á f e l i z r i v a l ! . . .
jSi a l son d e m i s c a n t a r e s falaz con otro s u e -

Riéndose hasta e n sueños, de m i pasión l e a l !


¡ D i o s m í o ! si e n e l c e n t r o d e l c o r a z ó n m e
(clava
D e su d e s d é n el frío d e s g a r r a d o r p u ñ a l . . .
M i a m o r l e d a r é s i e m p r e c o m o su m i e l l e
(daba
L a a b e j a d e m i s c u e n t o s al silfo d e l r o s a l .
R o s a , p o d r á s m a t a r m e si e s q u e m e e n g a ñ a s ,
No t u a m o r a r r a n c a r m e d e m i s e n t r a ñ a s .
D e l corazón que abrigas la dueña eres;
— 199 —
M a s n u n c a m e l o d i g a s , si n ó m e q u i e r e s .
¿ Q u é h e d e h a c e r y o si al c a b o m i a l m a t e
(adora?
S i e m p r e seré tu esclavo, tú m i s e ñ o r a .
D u e r m e , que mi cariño te mece y canta
C o m o la m a d r e al niño q u e a ú n a m a m a n t a .
D u e r m e , y si á la h o r a d e ésta, d e tu a m o r
(frío.
Y a n a d a m á s m e r e s t a q u e tu d e s v i o ,
M i a l m a e s t á á t u s pies p u e s t a , d u e r m e e n
( D i o s ; fio.
Y o te amo tanto,
Que tragarse, á mis ojos
Haré mi llanto.
T ú d o r m i r á s en c a l m a ¡de m i a m o r c e n t r o !
L a s lágrimas de mi alma correrán dentro.
D u e r m e , el b o s q u e nos p r e s t a su t o l d o u m -
fbrio.
S u s u r r a l a floresta, m u r m u r a el r í o .
D u e r m e e n c a l m a tu s i e s t a , q u e e l d u e l o e s
(mió;
¡Duerme entretanto
Que y o te velo; d u e r m e
Que y o te canto!
JOSÉ ZORRILLA.

ZORRILLA.
D é l a p a t r i a v i b r ó el d i v i n o a c e n t o
e n c a d a c u e r d a d e su l i r a h o y r o t a ;
d e su d u l c e p o e s í a , c a d a n o t a
f u é g r á f i e a e x p r e s i ó n d e un s e n t i m i e n t o .
L a m u e r t e d e s c a r g ó su g o l p e c r u e n t o ,
¿mas quién del g e n i o la existencia r g o t a ,
s i i n m o r t a l su r e c u e r d o v i v e y flota
sobre el r e v u e l t o m a r del pensamiento?
C i u d a d del viejo bardo idolatrada,
200 —
p o r el p o e t a r e y l á g r i m a s v i e r t e ;
q u e al c o n j u r o d e o f r e n d a t a n p r e c i a d a ,
acaso e n t r e las s o m b r a s de la m u e r t e
l a i m a g e n j u v e n i l d e su G r a n a d a
a n i m e u n p u n t o su c e r e b r o i n e r t e .
CAYETANO DEL CASTILLO.

E n la m i s m a velada, leyó la s i -
g u i e n t e p o e s í a el j o v e n y d i s t i n g u i -
d o p e r i o d i s t a , D. L u i s M a r í a L a s a -
l a , c u y a c o m p o s i c i ó n fué l e í d a t a n
a d m i r a b l e m e n t e , que la a p l a u d i ó él
público con verdadero entusiasmo:

Á ZORRILLA
Apenas de la v i d a las puertas e n t r e a b r í a ,
C u a n d o hasta m i l l e g a r o n cuál m á g i c o r u m o r
Acentos y suspiros de extraña melodía,
Fantásticas consejas, r a u d a l e s de poesía,
Canciones inspiradas de-errante trovador.

Y o oí d e M a r g a r i t a l a t í m i d a p l e g a r i a ;
V i a b s o r t a q u e s u r g í a al son d e a q u e l l a ú d
E l b r a v o J u a n R o b l e d a , la a m a n t e P a s i o n a r i a ,
D e l conde de Castilla la s o m b r a l e g e n d a r i a *
F a v i l a el e s f o r z a d o , la h e r m o s a D o ñ a L u z .
Miniados c a m a r i n e s , alcázares feudales
Y a r á b i g a s m e z q u i t a s , se a l z a r o n a n t e m í ;
Esbeltos m i n a r e t e s , castillos colosales,
Y góticas arcadas de viejas catedrales,
Y á un m u n d o de q u i m e r a s l l e v a d a m e sentí.
— 201 —
En él a m ó á M o r a i m a m i loca fantasía;
Siguió del N a z a r i t a el v o l a d o r c o r c e l ,
Y se e m b r i a g ó a s p i r a n d o la c é l i c a a m b r o s i a
Q u é e n t r e l a s b r i s a s l e v e s á su G r a n a d a e n v í a
A l e x t e n d e r las a l a s e l á n g e l A z a e l .
L o s ecos de aquel a r p a , del v a t e las que-
rellas,
M i m e n t e f e c u n d a r o n , y á las r e g i o n e s b e l l a s
D o flotan sus d e l i r i o s , l á n c e m e c o n a f á n ,
P a r a e v o c a r m e m o r i a s , p a r a seguir las huellas
Del que mató a D. Pedro, del que salvó á don.
(Juan.
Las tuyas, bardo ilustre; mas pobre golon-
drina!
C ó m o a l c a n z a r el v u e l o n g i g a n t e d e l cóndor?
A l e s c u c h a r t u s c a n t o s , t u o r i g e n se a d i v i n a :
P o e t a , b i e n has d i c h o c o n h a b l a p e r e g r i n a :
Tu madre fué una alondra, tupadre un ruiseñor
Y son tus v e r s o s dulces c o m o el f u g a z
(murmullo
Q u e f o r m a bajo el césped oculto m a n a n t i a l ;
C u a l d e t o r c a z p a l o m a el a m o r o s o a r r u l l o :
Como la miel que daba, posada en un capullo^
La abeja de tus cuentos al silfo del rosal.
C o n esa m i e l que m a n a de t u c a n t a r d i v i n o
T ú n u t r e s y a l i m e n t a s la a c t u a l g e n e r a c i ó n ,
Y a l r e c o r r e r el m u n d o , d i c h o s o p e r e g r i n o ,
R e g u e r o s d e a r m o n í a s e ñ a l a n tu c a m i n o ,
Y brotan gayas flores de tu l a ú d al son.
¿Qué genios te enseñaron tus á r a b e s ba-
badas?;
A l l á d e o s c u r a n o c h e , e n la f e l i z q u i e t u d ,
¿Qué d i c e n á t u o í d o l a s p e r i s y l a s hadas.?;
¿ Q u é silfides t e c u e n t a n h i s t o r i a s r e g a l a d a s
Que absortos escuchamos y sólo sabes tú?
— 202 —
Quizá d e s d e ios bosques d e n á c a r y c o r a l e s
D o c í ñ e n s e con p e r l a s las f r e n t e s d e m a r f i l ,
L a s n á y a d e s te e n v i a n s u s p i r o s v i r g i n a l e s ,
Q u e c r u z a n los e b ú r n e o s p a l a c i o s d e c r i s t a l e s ,
E n v u e l t o s en l a s ondas d e l c é f i r o s u t i l .
Q u i z á s al t i b i o r a y o d e l a m e n g u a n t e l u n a ,
P a r a g e m i r d o l i e n t e s s o b r e su A l h a m b r a fiel,
E n t r e r o s a d a s n u b e s , á su c i u d a d m o r u n a
D e s c i e n d e n l a s h u r í e s l l o r a n d o su f o r t u n a ,
Y c e r c a n t e anhelosas en r á p i d o tropel.
T a l v e z a l g ú n conjuro, j u z g a n d o tus c a n t a r e s
Los mármoles rompiendo de tumbas seculares,
Altivos paladines acuden á tu v o z .
Y v í r g e n e s , ornadas de blancos azahares,
Q u e v u e l a n al i m p u l s o del h u r a c á n v e l o z .
Y v í r g e n e s y hadas, nereidas y g u e r r e r o s ,
A l son d e l m o r o a d u f e , d e l a r p a d e I s r a e l ,
En grupos impalpables suspiran lastimeros,
S u s cuitas te confian, c i r c u n d a n t e ligeros,
T u s sienes coronando de m i r t o y de l a u r e l :
É h i r i e n d o t ú las c u e r d a s d e m i s t e r i o s a l i r a .
S e c r e t o s de o t r o s m u n d o s nos l e g a s al p a s a r :
Sobre tu frente irradia la m u s a que te inspira,
D e s l u m h r a s c o n sus r a y o s al o r b e q u e te a d -
(mira,
Y cruzas victorioso los m o n t e s y la m a r . |
E r e s el a v e fénix, á q u i e n la g l o r i a a c l a m a ;
Y o , t í m i d a a v e c i l l a q u e a l m u n d o te s i g u i ó
Y s u b e a l a l t o n i d o d o n d e t u v o z la l l a m a ;
Y o sé q u e e l v i e j o f é n i x á s u s h i j u e l o s a m a ,
Y s o y e l m á s p e q u e ñ o d e sus h i j u e l o s y o .
C o b í j e n m e tus alas, a c ó j e m e i n d u l g e n t e ,
Q u e a u n q u e m i acento i n d i g n o de tu g r a n d e -
iza es,
Del fondo de m i a l m a elévase potente,
— 203 —
Y b r o t a s i n a l i ñ o , c o m o el f u g a z t o r r e n t e
Que entre peñascos rudos destrcnsase á m i s
(pies.
T u m ú s i c a a c o m p a ñ a m i s cánticos senoillos;
S i e n t o l o b e l l o y c o r r o d e la b e l l e z a e n p o s ;
Mi g u z l a c i ñ e n ?ólo r o m e r o s y t o m i l l o s ,
Y c a n t o , c o m o t r i n a n l o s t i e r n o s p a j a r i l l o s ...
Para alegrar los valles y bendecir á Dios;
N a c í e n A n d a l u c í a : sus g e n i o s i n m o r t a l e s
A ú n a m a n los p e n s i l e s q u e h a b i t a el a n d a l u z ;
S u s z a m b r a s , q u e r e c u e r d a n las zambras
(orientales,
Sus bosques olorosos de adelfas y rosales,
Su cieto, d e q u e llueven inspiración y l u z .
N a c í en A n d a l u c í a : q u i z á s a l g u n a m a g a
Bajó sobre m i cuna m i s sueños á a r r u l l a r ;
C o n t ó m e sus l e y e n d a s c o n e l o c u e n c i a v a g a ,
B e b í d e la p o e s í a el n é c t a r q u e e m b r i a g a ,
Mas sin a l i e n t o h á l l e m e para p o d e r v o l a r .
Los seres q u e t ú s u e ñ a s , son s e r e s q u e y o
(amo;
Mi a l m a y l a t u y a , h e r m a n a s p o r s e n t i m i e n t o
(son;
P o r eso c o n o r g u l l o t u h i j u e l o m e p r o c l a m o ,
T u v o z hasta m i l l e g a , a c u d o á tu r e c l a m o ,
Y á la m o n t a ñ a s u b o p i d i e n d o i n s p i r a c i ó n .
T ú eres hermosa abeja á quien el m u n d o
(alaba,
P o r q u e p o e t a s f o r m a c o n m i e l d e su p a n a l ,
Y o , e l s i l f o p r i s i o n e r o d e q u e tu c u e n t o h a b l a -
iba...
jOh!, d a m e tu m i e l d u l c e la q u e á tu silfo
(daba
Posada en un capullo, la abeja del rosal.
LA CONDESA DE PARSENT.
_ 204 —

E n a s t a acreditada revista lite-


raria, instructiva y moral, de que
e s directora y p r o p i e t a r i a la e m i -
nente poetisa granadina D. Enri- a

q u e t a L o z a n o de V i l c h e z , se p u b l i -
caron últimamente dos hermosísi-
m o s t r a b a j o s d e d i c a d o s á Zorrilla,,
o r i g i n a l e s de tan distinguida e s c r i -
tora, que nos complacemos en
reproducir á continuación:

L a s letras españolas acaban de s u -


f r i r una pérdida i r r e p a r a b l e .
Z o r r i l l a , ©1 cantor de las g l o r i a s de
Granada, el s u b l i m e poeta de los c u e n -
tos y de las tradiciones caballerescas:
el que ha d e r r a m a d o más flores en el
c a m i n o de la vida que letras tienen
sus l i b r o s , llenos de galas, de i n s p i -
r a c i ó n , de verdadera poesía; acaba d e
m o r i r ; acaba de i n c l i n a r su f r e n t e
abrumada bajo el peso d é l a e n f e r m e -
dad y los años.
Z o r r i l l a no era, á pesar de su p o d e -
— 205 —
rosa i m a g i n a c i ó n , ni político, ni c a l -
culador, ni h o m b r e de n e g o c i o s . Era
solo un poeta; pero no un poeta de
nuestra época; época en q u e se vende
y se compra y se adultera todo. N o :
Zorrilla era el trovador errante de los
s i g l o s pasados: era el pájaro que c u e l -
g a su nido en la flotante r a m a del á r -
bol que encuentra á su paso; en la t o -
r r e del alto c a m p a n a r i o ; sobre el techo
de cañas de la h u m i l d e chozaren cual-
quier parte donde haya espacio y l i -
bertad, aire y luz.
Nosotros que no poseemos ni c i e n -
cia, ni saber, ni estudio a l g u n o , no
podríamos nunca analizar ni a v a l o r a r
sus hermosas o b r a s . P e r o la p o p u l a r i -
dad de que gozan; el favor que han
obtenido donde q u i e r a ; el cariño con
que han sido a c o g i d a s s i e m p r e , es su
verdadero, su solo e l o g i o , y el m e j o r
j u i c i o crítico que de ellas se pudiera
hacer.
Decidme ¿en que rincón de España
no habrá sonado el nombre del p o p u -
lar cantor? ¿Quien no ha recitado sus
fáciles y sonoros versos? ¿Quién no loa
conoce? ¿Quién no los repite en su m e -
moria?
Y si este entusiasmo y este cariño,
— 206 —
y esta admiración i n s t i n t i v a y g e n e -
ral no fuera bastante á p r o c l a m a r l e ei
p r i m e r o de los p o e t a s españoles, b a s -
taría á c o n s i g n a r l o así, el acto g r a n -
dioso realizado, no hace muchos años,
y en honor suyo, en esta bella y n o b i -
l í s i m a Ciudad. Su s o l e m n e c o r o n a c i ó n ;
el homenaje nacional que aquí r e c i b i ó .
¡Cuan pocos ¡ a y ! , cuan pocos podrán
v a n a g l o r i a r s e de h a b e r obtenido tan
h e r m o s o triunfo; de haber alcanzado
semejante glorial g l o r i a m á s alta y
más s i g n i f i c a t i v a p o r c i e r t o si se atien-
d e á la decadencia y ai abandono en
que hoy yacen s u m i d a s las bollas l e -
tras.
Y es muy raro t a m b i é n por c i e r t o ;
es mtr¿y raro que en un s i g l o de p o s i -
t i v i s m o , de frialdad, d e cálculo y m a -
t e r i a l i s m o ; la m u e r t e de un hijo de las
musas, de un soñador, de un poeta solo,
cause tan honda pena, c o n m o c i ó n tan
dolorosa y tan p r o f u n d o duelo c o m o
España entera e x p e r i m e n t a hoy al sen-
t i r s e afligida p o r la p é r d i d a de Z o r r i -
lla.
Mucho debía valer, m u y g r a n d e d e -
bía ser el poder de su g e n i o , para a n -
g u s t i a r , para e s t r e m e c e r , para llenar
d e luto á una nación e n t e r a l
~ 207 —
Y así ha sucedido, y así es en v e r -
dad!
La m u e r t e del poeta ha sido un
acontecimiento tristísimo, que l a m e n -
tan todos los españoles, siü distinción
de ideas ni de partidos ni de o p i n i o -
nes. E l noble y el p l e b e y o , el p o d e r o -
so y el desheredado; la noble dama y
la modesta obrera; todos le lloran, t o -
dos sienten su pérdida, y . . . hasta p a -
rece que la naturaleza m i s m a , d o m i -
nada por la m a g i a de su acento q u i z á ,
ha sido piadosa con él y ha hecho en
su favor una excepción, por que su
m u e r t e no ha sido muerte; ha sido ca-
si un tráusito, que le ha hecho p a s a r
sin esfuerzo alguno de los brazos de
sus deudos y a m i g o s , hasta el reposo
del sepulcro; desde los bellos sueños
d e su mente hasta el sueño profundo
de la eternidad!
|Oh! él es ya feliz!¡ L o s g e n i o s como
el suyo no se extinguen ni se acaban,
tienen el p r i v i l e g i o de la i n m o r t a l i d a d
del recuerdo, y de la inmortalidad d e
la g l o r i a !
Y ¡quién sabe! ¡ay! quién sabe si el
que tan bien describió las m a r a v i l l a s
de la tierra, sin dejar una, no encon-
trando ya aquí objeto d i g n o de sus
— 208 —
cantos, alza ya su acento poderoso y
fuerte en otro mundo mejor e n s a l z a n -
do el poder y la g r a n d e z a infinita de
Diosl
Sí, esto debe ser! por que su pluma
no ha manchado ni las p á g i n a s q u e
escribía, ni el el corazón ni los oídos
d o n d e resonaba su v o z !
¡Su p l u m a no se ha mojado en c i e -
n o ! ¡Se ha mojado solo con el rocío de
las flores y con el llanto del a m o r !
P o r eso, lo d e c i m o s con entera fe, él
es ya f e l i z ! P e r o . . . ¿y la amorosa c o m -
pañera de su existencia? ¿3' esa triste
familia que hacía dulces y llevaderos
los ú l t i m o s días de su vejez?
¡Cuánta a m a r g u r a , cuánto pesar de-
ha rodearlas!
¡Granada entera piensa en ellas y se
asocia á su d o l o r !
Granada, á quien él c o n s a g r ó sus
m á s hermosas inspiraciones, paga hoy
una deuda de g r a t i t u d , una deuda del
alma, e n v i a n d o á su viuda la m á s a r -
d i e n t e de sus l á g r i m a s !
Quizá también él entre las flores y
los homenajes y los recuerdos que vea
en su tumba, fijará sus ojos con m á s
a m o r en la que le envía su ciudad
querida, y dirá s o n r i e n d o : «solo por
— 209 —
una corona he podido cambiar la que
en ia A l h a m b r a m e ofrecieran, porque
solo hay una de m a y o r valía! La que
he venido á buscar! La que ya poseo!
L a del c i e l o ! »
ENRIQUETA L O Z A N O DE VÍLCHEZ.

EN LA MUERTE DE ZORRILLA.
A LA CRUZ QUE GUARDA SU LOSA.
S i g n o de r e d e n c i ó n : d e l a l m a g u í a :
f a r o en el m a r de l a e x i s t e n c i a h u m a n a ,
á cuyo pie, como la espuma v a n a ,
v i e n e á m o r i r la t e m p e s t a d d e u n d í a ;
e l tesoro sin p a r q u e hoy te confia
esta N a c i ó n e n t e r a , g u a r d a u f a n a ,
q u e es s u g l o r i a m á s b e l l a y s o b e r a n a
e l c u e r p o i n e r t e q u e á t u s o m b r a fía.
D e m i p a t r i a cantor, adonde quiera
q u e alzó la voz, enalteció su h i s t o r i a :
m a s h a l l ó el m u n d o e s t r e c h o , y á o t r a e s f e r a
f u é s u n o m b r e á e s c r i b i r y su m e m o r i a ,
e, ¡á E s p a ñ a e n t e r a
r su g l o r i a !
ENRIQUETA LOZANO VÍLCHEZ
¡ANO DE VlLCHEZ.

u
La aparición de Zorrilla.
(DEL PROLOGO PARA L A PRIMERA E D I C I Ó N
DE LAS OBRAS DEL INMORTAL POETA.)

Era una tarde de F e b r e r o . Un c a r r o


fúnebre caminaba por las calles de Ma-
d r i d . S e g u í a n l e en silenciosa p r o c e s i ó n
c e n t e n a r e s de j ó v e n e s con s e m b l a n t e
m e l a n c ó l i c o , con ojos a t e r r a d o s . S o b r e
aquel c a r r o un ataúd; en el ataúd l o s
r e s t o s de L a r r a ; sobre el ataúd una co-
r o n a . Era la primera que en n u e s t r o s
t i e m p o s se consagraba al t a l e n t o ; la
p r i m e r a vez acaso que se declaraba
que el g e n i o es en la sociedad una aris-
t o c r a c i a , un p o d e r .
La e n v i d i a y el odio habían c a l l a d o :
los h o m b r e s de m o r a l i d a d dejaban p a -
ra d e s p u é s la m o r a l tarea de roer l o s
huesos de un d e s g r a c i a d o , y nadie d i s -
putaba á nuestro a m i g o los honores
de su fúnebre t r i u n f o . Todos t r i s t e s ,
todos abismados en el dolor, c o n d u c í a -
m o s á nuestro poeta á su capitolio, ai
c e m e n t e r i o de la Puerta de FuencarraJ^
donde las manos de la amistad le ha-
bían preparado un nicho.
Un numeroso concurso llenaba aquel
patio p a v i m e n t a d o de huesos, i n c r u s -
t a d o de lápidas, entapizado de epita-
fios, y la descolorida luz del crepúsculo
de la tardedaba palidez y aire de s o m -
bras á todos nuestros semblantes.
C u m p l i d o ya nuestro triste deber,
un encanto inexplicable nos detenia en
derredor de aquel túmulo; y no podía-
mos seperarnos de los preciosos restos
q u e para s i e m p r e encerraba, sin d i r i -
g i r l e s aquellas solemnes palabras que
tal vez o y e n los muertos antes de ador-
m e c e r s e profundamente en su eterno
letargo.
Entonces el Sr. Roca de T c g o r e s , le-
v a n t a n d o penosamente de su alma el
pesado dolor que la oprimía, y como
revistiéndose de la sombra del ilastre
difunto alzó su v o z : Larra se despidió
de nosotros por su boca, y nos refirió
por la vez postrera la historia i n t e r e -
sante de sus borrascosos, brillantes y
m a l o g r a d o s dias. En aquel momento
nuestros corazones vibraban de un m o -
do que no se puede hacer c o m p r e n d e r
á los que no lo sientan, que los m i s -
m o s que le hayan sentido le habrán
— 212 —
ya o l v i d a d o , porque de l o s vuelos d e l
alma,,de Jos arrebatos de i e n t u s i a s m o ,
n i se forma idea, ni q u e d a memoria;
q u e en ellos el espíritu e s t á en o t r a
r e g i ó n , v i v e en o t r o m u r » d o : los o b j e -
t o s hac en i m p r e s i o n e s d i v e r s a s de las
que p r o d u c e n en el e s t a d o normal de
la vida, el alma v é c l a r o s los m i s t e r i o s
ó c r e e , p o r q u e lo s i e n t e , l o que tal v e z
n o puede comprender.

. . . N o era a m i s t a d lo q u e s e n t í a m o s :
no e r a la coucemplación profunda de
aquella m u e r t e d e s a s t r o s a , ele aquella
v i d a cortada en flor, la v i s t a de aquel
c e m e n t e r i o , la i n a u g u r a c i ó n de aquella
t u m b a , la serenidad del cielo que nos
cubría, la voz elocuente c l e l a m i g o q u e
hablaba; no era nada de e s t o , ó más que
todo esto, ó todo esto r e u n i d o para
e l e v a r n o s á aquel estado d e i n e x p l i c a -
ble m a g n e t i s m o en que u n a situación
v i v a m e n t e sentida por m u c h o s , p a r e -
cen que se ayudan todos á sostenerse
en las nubes.

Entonces, de e n m e d i o d e nesotros y
c o m o si saliera de bajo d e aquel s e p u l -
cro, v i m o s b r o t a r y a p a r e c e r un j o v e n ,
casi un n i ñ o , para todos d e s c o n o c i d o .
— 213 —
A l z ó su pálido semblante, clavó e n
aquella tumba y en el cielo una mirada
sublime, y dejando oir una voz que por
primera vez resonaba en nuestros o í -
dos, leyó en cortados y trémulos acentos
los versos que van insertos en la p r i -
mera página de esta colección, y que el
R r . Roca tuvo que arrancar de su m a -
no, porque desfallecido á la fuerza de
su emoción, el m i s m o autor no pudo
concluirlos.
Nuestro asombro fué igual á nuestro
entusiasme, y así que supimos el n o m -
bre del dichoso mortal que tan nuevas
y celestiales armonías nos había hecho
escuchar, saludamos al nuevo bardo
con la admiración religiosa d e q u e aún
estábamos poseídos, bendijimos á la
providencia, que tan ostensible hacia
aparecer un g e n i o sobro la tumba de
otro, y los mismos q u e e n fúnebre
pompa habíamos conducido al ilustre
Larra á la mansión de los muertos, sa-
l i m o s de aquel recinto llevando en
triunfo á otro poeta al mundo * de los
v i v o s y proclamando con entusiasmo
el nombre de Z o r r i l l a .
NICOMEDES PASTOR D Í A Z .
— 214 —

EL SÉQUITO DE Z O R R I L L A

L a mariposa del genio


t e n d i ó á la g l o r i a las a l a s ,
y a y e r f u é el s u b l i m e e n t i e r r o
d e la m a r c h i t a c r i s á l i d a .
F o r m a n d o un rio de oro
t r a j e s , s e r e s , flores, g a l a s ,
al féretro iba s i g u i e n d o
una ciudad enlutada.
S i t i e n e t r i u n f o s la m u e r t e ,
f u é a y e r su g l o r i a m á s a l t a ,
un r e y - p o e t a f u é el m u e r t o
y una nación lo l l o r a b a .
Detrás del séquito t r i s t e
de formas vivas y humanas,
c o n la a b s o r t a f a n t a s í a ,
lance que todo lo agranda,
d e comitiva m á s bella
v i l a s figuras p r e c l a r a ? .
Iban el c a r r o siguiendo
príncipes, reyes y damas ,
pajes de rubia guedeja
y nobles de alta p r o s a p i a .
Sin que n i n g u n o los v i e s e
m á s que m i ansiosa m i r a d a ,
desfilaron mesnaderos,
cascos, petos, plumas, lanzas.
A los g u e r r e r o s seguían
m o n j a s c o m o el l i r i o b l a n c a s ,
y abadesas y p r i o r e s
e n los labios la p l e g a r i a .
Burladores de doncellas
e n v u e l t o s e n r o j a s capas?
— 215 —
e n el b i r r e t e l a p u m a
y en e l c i n t o l a s e s p a d a s ,
escoltaban á sus v i c t i m a s ,
q u e el m u n d o r o s t r o i n c l i n a b a n
m o s t r a n d o s o b r e las s i e n e s
sus c o r o n a s d e s h o j a d a s .
Don Juan, s a c i a d o el d e s e o
de traiciones y asechanzas*
d e Doña Inés c o m o s o m b r a
iba besando l a s plantas.
Don Luis, c o n o j o s d e i r a ,
h o s c o y fiero l e r e t a b a ,
d i s p u e s t o á sacar al p u n t o
el a c e r o d e la vaina.
L e n t o el Capitán Montoya
las d u r a s p i e d r a s h o l l a b a
y e l p e n a c h o d e su p l u m a
relucía cual la l l a m a .
Duendes y gnomos inquietos,
b r u j a s d e faz d e m a c r a d a ,
hadas, ondinas, neiradas,
s o m b r a s , silfos, y fantasmas,
i b a n m o s t r a n d o ios c u e n t o s
tramados con hebras áureas,
q u e el g r a n m a g o d e l estilo
trazó con pluma bizarra.
P r i s i d i e n d o el duelo triste
una m u j e r descollaba:
¡ l a s u b l i m e Margarita^
cuerpo d e luz y hostias santas!
—¿Dónde tan brillante s é q u i t o —
dije sollozando—marcha?
¡Ha m u e r t o A p o l o , y s e e n t i e r r a
l a p s e s i a de España!
SALVADOR RUEDA.
El poeta tradicional y legendario.
(DE LA «LITERATURA ESPAÑOLA EN EL
SIGLO XIX-TOMO 1.°)

Si hay un n o m b r e que reúna y c o n "


dense las a g i t a c i o n e s y ensueños de
p e r i o d o r o m á n t i c o en España, es s i n
disputa ei de D. José Z o r r i l l a . Él s u -
p o r e g e n e r a r con ei más p u r o y s i m -
p á t i c o e s p a ñ o l i s m o la revolución que
d e s d e otros c l i m a s había penetrado en
nuestra literatura: él supo c o n v e r t i r
aquella musa i n f o r m e , v a c i l a n t e y sin
n o r t e fijo en i n t é r p r e t e del s e n t i m i e n -
to y las g r a n d e z a s nacionales, él con
m a n o s v i g o r o s a s arrancó para s i e m p r e
de) ante la planta, exótica del pseudo
c l a s i c i s m o estéril y o r g u l l o s o , y r e n o -
v ó los dias de nuestros g r a n d e s s i g i o s ,
e l X V I y el X V I I , prestando nueva v i -
da al m u n d o ideal y ya casi o l v i d a d o
.de Calderón y L o p e de V e g a .

,La historia de España, pero esa


— 217 —
historia que no se aprende en los des-
carnados cronicones, ni en los a r c h i -
vos; historia íntima y palpitante e s -
crita en el p o l v o y las ruinas de los
vetustos monumentos, fué el v e r a n o
inexhausto de dónde tomó Z o r r i l l a las
pinturas que inmortalizan su número
l e g e n d a r i o . V i a j e r o incansable por los
espacios ideales, con la mente abstraí-
da de la sociedad actual y el corazón
puesto en Ja que le hacía columbrar
sus ensueños, habla al escéptico i n d i -
ferentismo con la fervorosa credulidad
de otros días, y reproduce en su área
de trovador las aéreas y lejanas notas
que de ellos ha r e c o g i d o .

...Desde R o d r i g o hasta Isabel, desde


la fatídica rota de! Guadalete hasta la
rendición de Granada, el g e n i o creador
de Z o r r i l l a ha sabido desenvolver un
cielo poético, quizás con el fin único
de entretener ocios y dar parte á las
fantasías m e r i d i o n a l e s , pero formando
en realidad a!go superior y que no
morirá mientras exista y pueda e n t e n -
derlo la raza española. L o s encantos
de la r e l i g i ó n y las increíbles hazañas
de los paladines, los despedazados r e -
218 —
siduos de la abadía y del alcázar fron-
t e r i z o , los cantos d e l t r o v a d o r errante
y la salmodia de los monjes s o l i t a r i o s ,
ajimeces y celosía*, c a l a d o s y rosetones
g ó t i c o s , esos son los a t r a c t i v o s que
m u e v e n el corazón y la pluma de Z o -
rrilla para ofrecerlos á nuestros ojos
con el poder i r r e s i s t i b l e de la r e a l i d a d
embellocidad por el a r t e .

...Con todos sus defectos, i n c o h e r e n -


cia y d e s i g u a l d a d e s , Zorrilla alcanzará
un l u g a r e l e v a d í s i m o en la literatura
del s i g l o X I X . T u v o predecesores, y
está fuera de duda su originalidad,
o m n í m o d a ; esclavo de su i n a g o t a b l e
numen, concibió sin estudios, sin maes-
tros y sin luces obras destinadas á no
m o r i r , a l i m e n t ó con ellas á una g e n e -
r a c i ó n , sin que hayan p e r d i d o nada
de su inmarchita j u v e n t u d . L o s que
l l e g o ron después de él hubieron de pi-
sar sobre sus huellas para subir á las
r e g i o n e s de lo ideal; los que mañana
canten en la lengua de Castilla, serán
n e c e s a r i a m e n t e sus c o n t i n u a d o r e s . Zo-
r r i l l a no es el profeta de la s o c i e d a d
que nace, sino el reflejo de la que pasó,
_ 219 —
y su poesía tiene la melancólica d u l -
zura de los recuerdos. El doble lema á
que siempre ha obedecido, á pesar de
las veleidades escépticas y r e v o l u c i o -
narias que alguna vez sigue su pluma,
es la tradición, que s i r v e de guia en
las obcuras sendas del p o r v e n i r y la
fé que procede de Dios, y como Dios es
inmortal.
P. FRANCISCO B L A N C O G A P C í A
Agustino
El dulce nombre de María.
Y a que no nos sea posible p u b l i -
car completa esta h e r m o s a compo-
sición del eminente é inmortal Z o -
rrilla, i n s e r t a m o s á continuación l a
última parte del magnifico Poema,
que h e m o s visto reproducida en d i -
ferentes periódicos;

Misteriosos incógnitos rumores


q u e c o m p o n é i s la m á g i c a a r m o n í a
del globo universal: susurradores
m u r m u l l o s d e la n o c h e , m e l o d í a
d é l o s ecos d e l v a l l e z u m b a d o r e s
g e m i d o s de las auras, poesía
d e l s o n c o n q u e la h o j a , e l a g u a , e l a v e ,
e n l e n g u a h a b l a n á D i o s q u e El s o l o s a b e :
Prestad á mi garganta
el a c o r d a d o r u i d o
de vuestra lengua santa
d e E l sólo c o m p r e n d i d o :
la v o z q u e solo p a r a Dios l e v a n t a
c u a n t o c o n v o z p o r E l c r e a d o ha s i d o .
P r e s t á d m e l a un i n s t a n t e ,
p o r q u e la lengua m í a
como vosotros cante,
y m i b á r b a r a y tosca p o e s í a
e m b e l e s e la t i e r r a .
— 221 —
p r o c u r a n d o i m i t a r la m e l o d í a
•que en s u s l e t r a s s u a v í s i m a s e n c i e r r a
el dulcísimo n o m b r e de María.
N o m b r e de bendición y de esperanza,
c o m o expresivo santo,
m a y o r que todo e x t r e m o de alabanza,
de admiración y canto,
abarca y simboliza
en la e x p r e s i ó n q u e e n c i e r r a
c u a n t o la d é b i l e x i s t e n c i a h e c h i z a ,
cuanto del s u m o c i e l o á v e r a l c a n z a
e l m í s e r o m o r t a l desde la t i e r r a .
N o m b r e m á s g r a t o al a l m a y m á s s o n o r o
q u e la c o n m o v e d o r a s a l m o d i a
q u e en la n a v e del santo m o n a s t e r i o
alza de monjes r e v e r e n t e coro,
l a fiesta h o n r a n d o d e s o l e m n e d i a
c o n los s o n e s d e l ó r g a n o y s a l t e r i o ;
m á s g r a t o q u e el a r á b i g o p e r f u m e
q u e alli aventado en incensarios de oro
a n t e el a l t a r b r i l l a n t e se c o n s u m e ,
c u y o h u m o a z u l e n e s p i r a l se e l e v a
p o r el a i r e i n c o l o r o ,
q u e á las sagradas bóvedas le l l e v a .
Consuelo del que llora,
del extraviado guia,
p a r a el a l m a a p e n a d a q u e l e i m p l o r a
es á m b a r y a m b r o s i a :
y m á s que nombre bálsamo divino,
el e r i a l de la v i d a f e r t i l i z a
y e n la c a r r e r a d e l m o r t a l d e s t i n o
a l i v i a las fatigas del c a m i n o ,
y la llagas del a l m a c i c a t r i z a .
Más deliciosa q u e la m a n s a c a l m a
tras huracán bravio y estridente,
m á s q u e e n el h a z d e l a r e n a l a r d i e r i t a
l a s o m b r a d e la p a l m a .
— 222 —
¿Quién e x p l i c a r ni c o m p r e n d e r sabría,
n i c o n ^ u é á c o m p a r a r se a t r e v e r í a
en el lenguaje m u n d a n a l m e z q u i n o ,
el m i - t e r i o s e c r e t o , p e r e g r i n o
del dulcísimo n o m b r e de María?
¿Oísteis por v e n t u r a
en la n o c t u r n a s o l e d a d s e r e n a
c a n t a r en la e s p e s u r a
d e l a floresta a m e n a
á la a l e g r e y c a n o r a filomena?
¿La disteis en e l v i e n t o
m e z c l a r el s u a v e a c e n t o
d e su a m o r o s o p í o
c o n e l t r é m u l o s o n d e h\ o n d a p u r a ,
con q u e e l s o n o r o r i o
f e c u n d a d e l o s o l m o s la v e r d u r a ?
Pues m á s d u l c e es a ú n q u e la a r m o n í a
del son del agua y del c a n t a r del a e v

la melodía mística y suave


del d u l c í s i m o n o m b r e de María.
¿Habéis g u i a d o acaso
d e l m a r por las o r i l l a s
el d e s c a r r i a d o paso,
las blancas arenillas
con d i s t r a c c i ó n p i s a n d o ,
la música escuchando
y el m a n s o m o v i m i e n t o
absortos contemplando
del oleaje lento
c o n q u e la m a r e n c a l m a
d i s t r a e el p e n s a m i e n t o
é i n f u n d e , sus r e c u e r d o s i n q u i e t a n d o ,
m e m o r i a s melancólicas al alma?
¿Habéis prestado oído
al hervoroso ruido
d e la flotante e s p u m a
q u e deja en el arena,
— 223 —
y que, antes que l e suma
e n t r e sus g r a n o s , s u e n a
con bullidor m u r m u l l o ,
á cuyo vago misterioso arruyo
e m b e b e c i d a el a r m a se a d o r m e c e ?
P u e s m ú s i c a m á s dulce es t o d a v í a
q u e la d e l m a r q u e a r r u l l a d o r s e m e c e
p a r a a q u e l q u e l e i n v o c a c o n fé p i a
el d u l c í s i m o n o m b r e d e María.
¿Imagináis por suerte
del náufrago espirante
q u e lucha con la m u e r t e ,
c u á l es l a p e n e t r a n t e
y rápida alegría,
sí v e poco d i s t a n t e
la nave protectora cuyo a m p a r o
cable o p o r t u n o y salvador le envia?
¿ I m a g i n á i s el a n s i a c o n q u e a v a r o
d e salvación a p r i e t a el cabo suelto?
¿Concebís e l placer con q u e r e s p i r a
a l p e r c i b i r q u e el c a b l e l e r e t i r a
de la salobre m a r , y cuando vuelto
e n sí, s e g u r o en el bajel se m i r a ?
P u e s e s m a l d u l c e al c o r a z ó n h u m a n o
n á u f r a g o e r r a n t e p o r la m a r s o m b r í a
de la m i s e r i a y del d o l o r mundano,
i n v o c a r el a u x i l i o s o b e r a n o
del dulcísimo n o m b r e de María.
¡Dichoso quien le adora!
¡ F e l i z q u i e n e n é l fía!
D u l c e s e r á su p o s t r i m e r a h o r a
y d u l c e su a g o n í a :
y a l c e r r a r s e s o b r e él la s e p u l t u r a
para e m p r e n d e r , temblando de p a v u r a ,
d e l a t r e m e n d a e t e r n i d a d la v í a ,
M a r í a d e su a l m a p r o t e c t o r a
a l u m b r a r á su e t e r n i d a d . - o m b r í a .
— 224 —
PLEGARIA
Maria, cuyo n o m b r e
c o m o conjuro santo
a h u y e n t a con e s p a n t o
la s a ñ a d e L u z b e l ,
e s c r í b e m e e n el p e c h o
tu n o m b r e omnipotente,
porque jamás intente
aposentarse en él.
María, Soberana!
d e c u a n t o el o r b e e n c i e r r a ,
r o c i ó de la t i e r r a ,
e s t r e l l a d e la m a r ,
tu n o m b r e misterioso
s e r á el fanal t r a n q u i l o
que a l u m b r a r á el asilo
de mi terreno hogar.
Maria, cuyo nombre
es fuente de pureza
que lava la t o r p e z a
del frágil c e azón,
tu n o m b r e será el a g u a
q u e el m í o p u r i f i q u e
d e cuanta en él radique
maligna inclinación.
M a r i a , luz del c i e l o ,
cuya brillante esencia
es luz d e toda ciencia,
y del saber raudal,
tu n o m b r e sea a n t o r c h a
c a y o fulgor auyente
de mi acotada m e n t e
la lobreguez letal.
Maria, cuyo n o m b r e
es música más suave
que el cántico d e l a v e
y q u e del a g u a e l son,
t u n o m b r e sea f u e n t e
d o b e b a n su a r m o n í a
m i tosca p o e s í a ,
mi pobre inspiración.
María, á cuyo nombre
la d i v i n a j u s t i c i a
al p e c a d o r p r o p i c i a
se i n c l i n a á p e r d o n a r ,
tu n o m b r e sea, cuando
la e t e r n i d a d se m e a b r a ,
la u l t i m a p a l a b r a
q u e e x h a l e al e s p i r a r .
DOS POESÍAS DEL INMORTAL ZORRILLA

L a que v a en p r i m e r término, de
u n a belleza a d m i r a b l e , publicóla
el S r . Zorrilla en s u p r i m e r libro,
editado en M a d r i d , en 1837, y la si-
guiente es tan cadenciosa que se h a
h e c h o p o p u i a r í s i m a y no h a y quien
siendo aficionado á la poesía, no l a
sepa de m e m o r i a , y a l g u n o s de cu-
y o s versos han sido sacados á c o -
lación por los mejores literatos en
s u s articulo?; tales son estos, que
dicen;
tas lalios son un ruli,
partido por gala en dos
H e aquí, las referidas c o m p o s i -
ciones:
ORIENTAL.

C o r r i e n d o v a n p o r la v e g a
A. l a s p u e r t a s d e G r a n a d a
Hasta cuarenta Gómeles
Y el c a p i t á n q u e los m a n d a .
A l e n t r a r en l a c i u d a d ,
P a r a n d o su y e g u a b l a n c a ,
L e d i j o éste á u n a m u g e r
Q u e entre sus brazos lloraba:
— E n j u g a el l l a n t o , c r i s t i a n a
227 —
N o rae a t o r m e n í e s a s i ,
Que tengo yo, m i sultana,
Un n u e v o E d e m p a r a t i .
T e n g o un p a l a c i o en G r a n a d a ,
Tengo jardines y flores,
T e n g o una fuente d o r a d a
Con mas de cien surtidores.
Y e n la v e g a d e l G e n i l
T e n g o parda fortaleza,
Que será reina entre m i l
C u a n d o e n c i e r r e tu b e l l e z a .
Y sobre toda una o r i l l a
Extiendo mi señorío,
N i e n C ó r d o b a ni e n S e v i l l a
H a y un p a r q u e c o m o e l m i ó .
A l l í la a l t i v a p a l m e r a
Y el e n c e n d i d o g r a n a d o ,
J u n t o á la f r o n d o s a h i g u e r a
Cubren el valle y collado.
A l l i el robusto nogal,
A l l í el n ú p a l o a m a r i l l o ,
A l l i el s o m b r í o m o r a l
C r e c e n al p i é d e l c a s t i l l o .
Y o l m o s t e n g o e n mi a l a m e d a
Q u e h a s t a el c i e l o se l e v a n t a n ,
Y en redes de p l a t a y seda
T e n g o pájaros que cantan.
Y tú m i s u l t a n a e r e s ;
Que desiertos m i s salones
E s t á m i h a r e m sin m u g e r e s ,
M i s oídos sin c a n c i o n e s .
Y o te daré terciopelos
Y perfumes orientales,
De G r e c i a t e t r a e r é v e l o s ,
Y de Cachemiras chales.
Y te d a r é blancas p l u m a s
Para que adornes tu frente,
M a s blancas que las e s p u m a s
De nuestros mares de O r i e n t e ,
Y perlas para el cabello,
Y baños para el calor,
Y collares para el cuello,
P a r a los l a b i o s amor!—
— ¿ Q u é m e v a l e n tus r i q u e z a s ,
R e s p o n d i ó l e la c r i s t i a n a ,
Si m e quitas á m i p a d r e ,
Mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme moro
A m i padre y á mi patria,
Que m i s torres de León
V a l e n mas que tu G r a n a d a . —
E s c u c h ó l a en p a z e l m o r o ,
Y m a n o s e a n d o su b a r b a ,
Dijo, como quien medita.
E n la m e j i l l a una l á g r i m a . —
— S i tus castillos m e j o r e s
Q u e n u e s t r o s j a r d i n e s son,
Y son m a s b e l l a s t u s flores,
P o r ser t u y a s en L e ó n ,
Y tú diste tus amores
A a l g u n o de tus g u e r r e r o s ,
H o u r i del E d e m no llores,
V e t e con tus c a b a l l e r o s . —
Y d á n d o l a su c a b a l l o
Y la m i t a d d e su guardia,"^
E l c a p i t á n d e los m o r o s
V o l v i ó en s i l e n c i o la e s p a l d a .

ORIENTAL.
D u e ñ a d e la n e g r a t o c a ,
L a del m o r a d o m o n j i l
P o r u n beso d e t u b o c a
Diera á Granada Boabdil.
D i e r a la l a n z a m e j o r
Del Zenete más bizarro,
Y con su f r e s c o v e r d o r
Toda una orilla d e l D a r r o .
D i e r a l a s fiestas d e t o r o s ,
Y si f u e r a n en sus m a n o s ,
C o n l a s z a m b r a s d e los m o r o s
El v a l o r de los cristianos.
Diera alfombras orientales,
Y armaduras y pebetes
Y d i e r a . , ¡que tanto vales!
Hasta c u a r e n t a j i n e t e s .
P o r q u e t u s ojos s o n - b e l l o s ,
P o r q u e la l u z d e la a u r o r a
Sube al O r i e n t e desde ellos,
Y el m u n d o su l u m b r e d o r a .
T u s labios son un r u b i
Partido por gala en d o s . . .
Le arrancaron para ti
D e la c o r o n a d e D i o s .
D e t u s l a b i o s la s o n r i s a ,
La p a z , de tu lengua m a n a . . .
L e v e , aérea como brisa
De purpurina mañana.
¡Oh, q u e h e r m o s a n a z a r e n a
P a r a un h a r e m o r i e n t a l ,
S u e l t a la negr a m a l e n a
S o b r e el c u e l l o d e c r i s t a l .
E n lecho de terciopelo
E n t r e una nube d e a r o m a
Y e n v u e l t a en é l b l a n c o v e l o
De las hijas de Mahomal
Ven á Córdoba, cristiana,
Sultana serás alli,
Y el s u l t á n s e r á ¡oh s u l t a n a »
Un e s c l a v o para t i .
— 230 —
T e dará tanta riqueza,
Tanta gala tunecina,
Q u e has d e j u z g a r tu b e l l e z a
P a r a p a g a r l e , me7quina.

Dueña de la n e g r a toca,
P o r un beso d e tu boca
D i e r a su r e i n o B o a b d i l ;
Y yo por ello, cristiana,
T e d i e r a de buena gana
M i l c i e l o s , si f u e r a n m i l .

José Zorrilla.

E n el importante diario El Lióerah


de M a d r i d , correspondiente al dia
24 de E n e r o del corriente año, a p a -
reció otra p r i m o r o s a y o r i g i n a l i s i -
m a poesía que n o s c o m p l a c e m o s
en reproducir, también del e g r e g i a
cantor de G r a n a d a , y que como las
dos anteriores, se d e n o m i n a
ORIENTAL.

De la luna á los reflejos,


A lo lejos
Á r a b e t o r r e se v e ,
Y el a g u a d e l D a r r o p u r a
Bate obscura
Del m u r o el l ó b r e g o p i e .
Susurra el o l m o s o m b r í o
S o b r e el r i o ,
D a n d o al o í d o solaz,
— 231 —
Y en los j u n c o s y e s p a d a ñ a s
Y e n las c a ñ a s
Susurra ei aura fugaz.
S e a b r e e n la a r e n a a m a r í i l a
De la orilla
V e r t i e n d o a r o m a l a flor.
Y las p l u m a s de colores
E n las flores
E s t r e m e c e el r u i s e ñ o r .
V i e r t e en g o t a s c r i s t a l i n a s
Peregrinas
El r o c i ó su c r i s t a l ,
Y en cada perla de plata
Se retrata
El alcázar oriental.
Recorridas las sombrías
Celosías
Del calado t o r r e ó n ,
E s t á e n la á r a b e v e n t a n a
L a sultana
M u r m u r a n d o una c a n c i ó n .
Y e n la a t m ó s f e r a s e r e n a
Libre suena
La melancólica voz,
Y a b a j o e n la y e r b a v e r d e
A l fin la p i e r d e
Con ráfaga veloz
Y a l c o m p á s d e su g a r g a n t a
Raudo canto
C o n t e s t a n d o el c o l o r í n .
S a l t a n d o e n t r e los g a l a n e s
Tulipanes
Del e s p l é n d i d o j a r d í n .
Y al r u m o r d e l d u l c e t r i n o
Poregrino
De arpa bella y ruiseñor,
Oído prestan atento
— 232 —
Agua, viento:
O l m o , a l c á z a r , c a m p o y flor.
Así la m o r a decia,
Y respondía
E n l a r a m a el c o l o r í n ,
Y esto el m o r o l o escuchaba
Que velaba
Receloso en el j a r d í n :
« D á n m e e l á n i m o d e un m o r o ,
«Perlas y oro.
«Y coronas en la sien;
<<!Dime, flor, á m i v e n t u r a
<sY h e r m o s u r a
L o q u e falta en e l harén!
D á n m e chales los califas
Y alcatifas,
«Y g u i r n a l d a s en la sien;
« D i m e , huerto, á m i ventura
«Y hermosura
« L o q u e falta e n e l h a r é n !
« D á n m e baños y festines
«Y j a r d i n e s
« Q u e m e m i e n t e n el Edén:
«iDime rio, á mi ventura
«Y hermosura
« ¡ L o q u e f a l t a e n el h a r é n !
«Transparentes como espumas
«Dánme plumas,
«Y atan v e l o s á m i sien;
«¡Ruiseñor, di, á m i ventura
«Y hermosura
« L o q u e falta en el harén!
« N a d a a l fin q u e l e d é e n o j o s
« V e n m i s ojos,
« N a d a que a r r u g u e m i sien
« i D i m e , luna, á m i ventura
«Y hermosura
— 233 —
« L o q u e f a l t a e n el h a r é n ! »
L l e g a b a a q u i y una s o m b r a
En la a'lfombra
La l á m p a r a dibujó:
A su l a d o e n la v e n t a n a
La sultana
C o n el sultán se t o p ó .
« T i e n e s torres, dijo el m o r o ,
«Perlas y oro
» Y g u i r n a l d a s en la s i e n ;
« D i c e , h e r m o s a , á tu v e n t u r a
« Y hermosura
« L o q u e f a l t a e n el h a r é n .
¿Que h a y en e l huerto s o m b r í o ,
« Y en e l r i o ,
« Y e n e l a v e y e n la i l o r ,
« Q u e al r a y a r e l c l a r o d i a
«¡Vida mia!
« N o te traiga tu señor?
« D i , ¿ q u é falta á t u b e l l e z a ,
« A tu r i q u e z a
« O á tu loca v o l u n l a d ? » —
— « S e ñ o r , esos r u i s e ñ o r e s
« E n las flores
« T i e n e n aire y libertad»
José Z o r r i l l a .
PENSAMIENTOS.
(Sobro l a m u e r t e )
¿Por qué temer la muerte si poocuramos todo*
llegar de ella más pronto al termine fatal,
4i dárnosla inventando cien mil diversos modos
y hacer apoteosis de los que mueren mal?
¿Por qué si es tan gloriosa la muerte del guerrero
^tie muere como muera el tigre y el chacal,
tras sí de sangre é irá dejando un gran regueroj
por qué ha de ser más fea la muerte natural?
Humanidad estúpida que insana te complaces
«n inventar mil muertes de qua lanzarte en pos,
más prontas, más atroces, más feas las que tú hace»
que la tranquila y dulce y santa que hizo Dios.
¿Por qué á la que Dios hizo, que es sólo un dulce sueño,
descanso de una vida de dualo y de inquietud,
l a tienes ta! pavura y ponas tanto empeño
m rodear de asombros y miedos su ataúd?

la vida está en el aima¡ la luz está en la ciencia;


la vida es un gran viajej la tierra es un jardín}
la ciencia es un cultivo del alma y la conciencia}
ia ¡ay as la justicia; la eternidad su fin.

José Z o r r i l l a .
Primero y últimos domicilios k Zorrilla.
La casa donde nació Zorrilla, en Va-
llado! id, es la señalada con el número
3 en la calle de F r a y Luis de Granada
y consta de un piso. T i e n e un j a r d i n i t o
y una extensa corralada, y aunque su
construcción data de larga fecha, se
c o n s e r v a en muy buen estado.
L a planta alta está d i v i d i d a en las
siguientes habitaciones: una espaciosa
sala situada á mano derecha al subir la
escalera; frente á esta escalera la coci-
na y al lado izquierdo hay una puerta
que comunica con una habitación d e d i -
cada á comedor: en esta habitación hay
otra puerta que comunica con un salón
cuadrado destinado á sala de descanso.
Esta habitación comunica por medio
de una puerta secreta con la sala antes
descrita, de la que se pasa á una h a -
bitación d o r m i t o r i o , y de ésta á otra
para el mismo uso, en la cual se cree
nació el autor de D. Jibán Tenorio; t i e -
ne además otro cuartito dedicado á
g u a r d a r ropas y baúles.
Si el Ayuntamiento de Valladolid lle-
g*a áadquirir la propiedad de esta finca,
cosa no muy fácil, puesto que su p r o -
— 236 —
pietaria no se halla dispuesta á v e n -
derla, en ella, y á bien poca costa, p o -
dría instalarse una magnífica b i b l i o t e -
ca, capaz para contener muchos c i e n -
tos de v o l ú m e n e s de obras literarias.
P o r los t i e m p o s en que nació nues-
tro g r a n poeta nacional, esta calle se
l l a m ó de la « C e n i z a » , tomando poste-
r i o r m e n t e el n o m b r e de «calle de E l -
v i r a » y ú l t i m a m e n t e ei que hoy lleva.
¿ N o podría el A y u n t a m i e n t o de V a l l a -
d o l i d dar á esta calle el n o m b r e del
cantor de Granada?
S§?se «sHissasa murada
P r e s c i n d i e n d o de ultraterrenos d e s -
t i n o s al g e n i o del bien y de la poesía
g u a r d a d o s , y que en puridad c o n s t i t u -
y e la morada, verdadera después de la
m u e r t e , la última morada de Z o r r i l l a
en vida ha sido un piso tercero de la
calle de Santa Teresa, numere 3, en
la Corte. Y h o y m u e r t o , tienen sus
restos materiales m o r a d a última en la
sacramental de San Justo, y su m e m o -
ria tiene morada en tedos los buenos
corazones enamorados de lo bello y su
n o m b r e la tiene en todas las i n t e l i g e n -
cias, subj'ugadas por la inspiración
del g e n i o i n m o r t a l .
Zorrilla^ retratado por sí IÉIIIÜ,

¿QUIEN SOY?
Hé aqui lo que decía él m i s m o , de
u n a m a n e r a tan resuelta, tan ani-
m a d a y original que le retrata de
cuerpo entero:
«¿Quién s o y ? — Q u i é n sabs!—Mi ser i g n o r o ,
m á s d e a r m o n í a g u a r d o un t e s o r o ;
y siendo armónica m i condición,
á t o m o suelto, libre, sonoro
d o n d e h a l l o un e c o , p r o d u z c o u n son;
Y y a se e x h a l e d e un a r p a d e o r o ,
y a , e n una h e r m i t a , d e l e s q u i l ó n ,
y a d e l a u l l i d o d « un m u e z i n m o r o ,
y a d e las t u r b a s e n r e b e l i ó n ,
y a d e un i n s e c t o q u e e r r a n t e z u m b e ,
y a d e una g r u t a q u e h o n d a r e t u m b e ,
y a d e un t o r r e n t e q u e se d e r r u m b e . . .
y a del bramido del aquilón
q u e el r o b l e a ñ o s o c r u g i e n d o a b a t a ,
q u e atorbelline la catarata,

e n m í u n a fibra t o c a n d o a r m ó n i c a ,
« n c u e n t r a unísona r e p e t i c i ó n ;
y el son m á s d é b i l , m a s f u g i t i v o ,
m e p r e s t a el t e m a , m s d a e l m o t i v o
d e u n a p l e g a r i a ó una c a n c i ó n .
Y en una peña d e s e n c a j a d a ,
e n l a c r u z p u e s t a s o b r e un c a m i n o ,
e n una t o r r e d e s v e n c i j a d a .
— 238 —
en e l m u r m u l l o d e l m a r v e c i n o ,
e n l o s e s c o m b r o s d e un m o n a s t e r i o ,
e n l a flor ú n i c a d e u n c e m e n t e r i o ,
e n e l a r r a n q u e d e un p u e n t e h u n d i d o ,
en el f r a g m e n t o d e una i n s c r i p c i ó n :
e n algo m ó v i l q u e n o h a g a r u i d o ,
e n algo o c u l t o q u e d é un s o n i d o ,
e n algo m u c h o p u e s t o e n o l v i d o ,
fundo una historia, sondo un m i s t e r i o
de que d a r cuenta ó explicación.
•• ...........
¿ Q u i é n s o y ? — i T ú n o l o i g n o r a s ! |oh p a t r i a
(á q u i é n a d o r o !
tú c u y a s t r a d i c i o n e s son m i único t e s o r o ,
c u y a futura g l o r i a m i solo sueño d e o r o ,
c u y a afección y e s t i m a son m i único l a u r e l :
tú q u e eres sola e l g e r m e n d e m i c a n t a r s o -
(noro
que p a r a ti a c o m p a ñ a n el pastoril r a b e l ,
el caracol m a r i n o y ei t a r a b u h d e l m o r o ,
l a l i r a d e l a G r e c i a y el a r p a d e I s r a e l .
Y o soy átomo frágil á quien e l v i e n t o
(mueve
i n s e c t o s u n s u r r a n t e q u e z u m b a sin cesar,
e l t r o v a d o r e r r a n t e del siglo d i e z - y - n u e v e ,
q u e cruza m a r y tierras en brazos d e l azar.
Y o v o y , d e m i f e m á r t i r , m á s fiel á m i d e s t i n o ,
á España por do q u i e r a cantando sin cesar.

E s t o s v e r s o s carecterizan el estilo
dal g r a n poeta y s u v e n a opulenta
é inagotable. E s poesia e x t r a ñ a ;
pero es poesia, y s u m i s m a e x t r a -
ñeza hacía á Z o r r i l l a inimitable.
CONCLUSIÓN.
L a m e m o r i a célebre d e Z o r r i l l a , q u e d a h o n -
r a d a cual se m e r e c e y es nuestro p r o p ó s i t o , e n
las a n t e r i o r e s p á g i n a s , l l e n a s c o n los s e l e c t o s
escritos de d i s t i n g u i d o s l i t e r a t o s españoles, y e s -
m a l t a d a s c o n b e l l í s i m a s composiciones p o é t i c a s
del s u b l i m e c a n t o r de l a s t r a d i c i o n e s y g r a n d e -
aas p a t r i a s ; y e n eso consiste, p r e c i s a m e n t e , t o d o
el mérito del presente libro; pero creeríamos
f a l t a r á u n d e b e r de e q u i d a d y g r a t i t u d , s i n o
c o n s i g n á s e m o s a q u í u n c a r i ñ o s o recuerdo á t o -
dos l o s a u t o r e s d e l o s a r t í c u l o s a p o l o g é t i c o s
p r e i n s e r t o s ; á l a p r e n s a p e r i ó d i c a de M a d r i d y
de p r o v i n c i a s , á q u i e n c o r r e s p o n d e n l a s p r i m i -
cias d e su p u b l i c a c i ó n ; a l n o b l e , entusiasta y
patriótico pueblo madrileño, que rindió un h o -
m e n a j e d i g n o d e él y d e l g r a n poeta, á éste g e -
n i o p r e c e l e n t í s i m o , con m o t i v o de su m u e r t e ; á
l a s sociedades l i t e r a r i a s y científicas, y c o r p o .
raciones p r o v i n c i a l e s , m u n i c i p a l e s , b e n é f i c a s ,
etcétera, q u e h a n c e l e b r a d o v e l a d a s y actos p ú -
b l i c o s s o l e m n e s , p a r a r e n d i r sentidos t r i b u t o s d e
a d m i r a c i ó n y afecto a l n o m b r e g l o r i o s o d e l
autor de Don Juan Tenorio, ó q u e h a n s e ñ a l a -
do pensiones á su afligida viuda, asegurándola
así una subsistencia decorosa: mereciendo es-
pecialísima mención El Liceo de Granada, cu-
ya brillante historia registra un hecho que
constituye tal vez su más preciado timbre: el co-
ronamiento de Zorrilla, en la Alhambra.
De intento hemos dejado paralo último el es-
tender nuestro recuerdo á las nobles y blasona-
das damas de la corte, que, en vida del popular
é incomparable poeta romántico, dispensáronle?
del modo más espontáneo y generoso, su valiosa
protección, no abandonándole en sus necesida-
des y apuros nunca, sino al contrario, colmán-
dole constantemente de beneficios, que él agra-
decía con toda su alma, y por los cuales es in-
dudable que bendecirá á sus bienhechoras, desda
%l ciólo.

FIN
L a corta edición que de este libro se ha
hecho para honrar la memoria del inmortal
poeta D. José Zorrilla (q. e p. d,), se halla
de venta en la Redacción del periódico L A
P U B L I C I D A D , Ange!, 7, Granida, al precio de
dos pesetas ejemplar, puesto que el reco-
pilador de ios trabajos que contiene este v o -
lumen, sólo se propone resarcirse de los gastos
que le han ocasionado la impresión y encua-
demación del mismo.

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