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Fascismo en Uruguay

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Ejemplar del 3 de octubre de 1935 de " La Mañana " que informa sobre unos 100 voluntarios
uruguayos enviados por el gobierno para unirse a la invasión italiana de Etiopía.

El fascismo ha estado históricamente presente en Uruguay tanto en su forma clásica como en


variantes locales.

Desde el ascenso al poder de Benito Mussolini el gobierno fascista italiano intentó influir en la
política de otros países, particularmente entre la población migrante en América. A través de varias
campañas propagandísticas y de la fundación de diferentes instituciones, el gobierno italiano
intentó incorporar a los ítalo-uruguayos a la ideología fascista, eventualmente fomentando el
desarrollo de movimientos autóctonos.12

Comunidad italiana

Los inmigrantes italianos constituían la mayor parte de la población migrante uruguaya y, por lo
tanto, las relaciones diplomáticas y los vínculos culturales entre ambos países habían sido
históricamente fuertes. Además, el caudillo italiano Giuseppe Garibaldi había luchado en la Guerra
Grande, donde se había vuelto una figura clave de la identidad nacional uruguaya. La diplomacia
fascista italiana buscó "despertar" un percibido "orgullo nacional" perdido de la comunidad
migrante, con la intención de propagar el fascismo en América Latina. Esta iniciativa, sin embargo,
no tuvo tanto éxito como inicialmente se esperaba debido a la prevalencia de las ideas de
izquierda entre los inmigrantes de clase trabajadora.1

En 1924, el príncipe Humberto de Saboya visitó el país y expresó su interés en promover las
relaciones diplomáticas entre Uruguay e Italia, propuesta que fue bien vista tanto por los locales
como por los inmigrantes. La legación italiana, bajo el liderazgo de Giovanni Giuriati, trabajaría
luego ampliamente para influir en la política local y promover el fascismo entre los descendientes
de italianos en el país.1

Actividad institucional

La legación italiana intentó replicar la organización totalitaria fascista en territorio uruguayo


mediante la creación de diversas instituciones sociales. En 1923 se fundó el fascio de Montevideo
bajo el patrocinio de diplomáticos italianos.1 El movimiento aseguraba no perseguir objetivos
políticos, y se presentaba como una asociación de carácter estrictamente cultural y social.3 El
fascio estaba dirigido por el coronel Ioanello Matteucci, el conde Alberto Compagnucci y el capitán
Mario Longhini. Entre la comunidad italiana también se desarrolló una organización juvenil
fascista, la Gioventù Italiana del Littorio al Estero.2

Teatro Solís, donde el Fascio de Montevideo organizaba sus celebraciones.

El fascio estaba directamente relacionado con la obra Dopolavoro local. La Dopolavoro, una
organización fascista de ocio y cultura para adultos en Italia, abrió una filial en Uruguay con el fin
de servir a los inmigrantes italianos y propagar la ideología fascista entre ellos. La asociación había
comenzado sus actividades con un periódico en 1934 y abrió su sede oficial en 1938. En el acto de
inauguración estuvo presente el presidente Gabriel Terra. La Dopolavoro abrió una sucursal nueva
y más grande en 1939, ubicada en la Avenida 8 de Octubre, inaugurada con un partido de fútbol
entre el Liceo Italiano y la Liga Deportiva Germánica.2

Varios diplomáticos italianos visitaban regularmente lugares e instituciones asociados a la


comunidad, tanto en Montevideo como en el interior. Los movimientos fascistas también
participaron en actividades culturales y de caridad entre los inmigrantes, utilizándolas como
propaganda encubierta. La legación invitaba frecuentemente a importantes figuras culturales a dar
discursos en Montevideo y alquilaba teatros locales para celebrar los días festivos italianos.
Algunos de los famosos banquetes celebrados por organizaciones fascistas vinculadas al gobierno
italiano contaron con la presencia de relevantes políticos locales.2

Alberto Bellardi Ricci, plenipotenciario italiano en Montevideo entre 1938 y 1942.

Los fascistas también intentaron influir en el sistema educativo uruguayo mediante la celebración
de mítines y actos políticos en el Scuola Italiana de Montevideo.1 La escuela experimentó una
transformación total durante la era fascista, viéndose obligada a adoptar el programa y la disciplina
educativa italiana impuesta por órdenes del gobierno europeo.2 Un documento del Consejo de
Educación Primaria de la dictadura de Gabriel Terra llegaba a afirmar que "el fascismo admite y
fomenta el sentimiento de familia, el de nacionalidad, el de tradición, sentimientos todos ellos
favorables a la cohesión y a la continuación de la organización social característica de la civilización
de Occidente".4

Los fascistas de la comunidad italiana también dirigieron un amplio número de medios de prensa
en el país, tales como "Fiamma Italica" y "Fascismo" en Salto, "SPQR" en Melo, y "L'Italiano",
"Marcia su Roma", "Il Piave", "La Verità", "L'Era Nuova", "Italia Nova", "Il Piccolo", "La Voce
d'Italia", "Il Messagero d'Italia" y "Il Dopolavorista" en Montevideo. 2

El proselitismo fascista se redujo considerablemente tras el estallido de la Segunda Guerra


Mundial. La amplia mayoría de los movimientos relacionados con el gobierno italiano fueron
disueltos en 1940 por la Ley de Asociaciones Ilícitas.1

Primeros movimientos locales

El primer movimiento fascista local fue la Organización Patriótica Uruguaya, fundada en 1929 y de
influencia principalmente dentro del Ejército Nacional. Más adelante, la organización evolucionaría
hasta convertirse en el Frente Patriótico de Defensa Nacional en 1935. Hubo algunos intentos de
crear un partido fascista nacional como el Partido Reformista o la Acción Nacional. Posteriormente,
la Cámara de Representantes inició una investigación sobre estos movimientos, acusándolos de
estar financiados por el gobierno alemán.5

La mayoría de los primeros fascistas uruguayos admiraban alIntegralismo brasileño y seguían a la


AIB como modelo. El rechazo a la inmigración judía fue un tema recurrente entre las primeras
agrupaciones.6

La popularización del corporativismo como reacción al reformismo batllista entre los círculos
intelectuales uruguayos condujo a la creación de dos partidos agrarios favorables a este sistema
económico, el Partido Agrario y el Partido Ruralista, que a pesar de no ser explícitamente fascistas
veían un modelo a seguir en el régimen de Mussolini. Los partidos abogaban por el desarrollo de
un sistema de intervención dirigista que diera prioridad al campo.6

Revisionismo

Adolfo Agorio, 1921.

Una de las principales figuras intelectuales del fascismo uruguayo fue el escritor Adolfo Agorio.
Agorio fue el fundador de la Acción Revisionista del Uruguay, originalmente una organización
explícitamente fascista que luego se uniría al Partido Colorado. La Acción editaba una revista
llamada "Corporaciones" sobre teoría económica corporativa.6

La Acción tenía un vínculo cercano con la Acción Integralista Brasileña, la cual veía como su
principal modelo de inspiración,7 y también incorporó elementos del nazismo.8 La revista
Corporaciones solía incluir textos de Gustavo Barroso, Plínio Salgado y otros referentes
integralistas. La escritura del prólogo del libro de Barroso O integralismo e o mundo fue encargada
a Agorio. El primero ya había escrito sobre el revisionismo uruguayo, ubicándolo dentro de una ola
fascista global en la que también se encontraba el integralismo. Muchos líderes revisionistas como
Ernesto Bauzá o el propio Agorio se habían comunicado a través de cartas con Barroso, a quien
admiraban como su modelo político. Los brasileños vieron en el movimiento uruguayo a una forma
de legitimar fácilmente la tesis de Salgado acerca de la naturaleza inherentemente apropiada del
fascismo para América del Sur, y estaba en línea con el deseo del Chefe de unificar América Latina
bajo una confederación integralista.7

Varios intelectuales de renombre formaron parte del movimiento. Los revisionistas buscaron
desarrollar una corriente política nacionalista que sirviera como alternativa a los partidos
tradicionales. El movimiento era profundamente antisemita y se consideraba inspirado en Simón
Bolívar.79

O integralismo eo mundo, libro de Gustavo Barroso prologado por Agorio.

En 1934 Agorio escribió su libro "Roma y el espíritu de Occidente", en defensa del fascismo
italiano. Agorio veía al fascismo desde una posición idealista, considerándolo sucesor de una
tradición milenaria dentro de la política occidental. El fascismo y el corporativismo, según Agorio,
representaban fielmente el espíritu de los occidentales y continuaban la tendencia histórica de
dicha civilización. La obra también destaca el rol del fascismo en la derrota tanto del comunismo
como del capitalismo, y critica la profesionalización de la política uruguaya.6

Agorio se convertiría posteriormente en un destacado vocero de la propaganda nacionalsocialista


en Uruguay. Fue invitado por diplomáticos alemanes a viajar en el LZ 129 Hindenburg y participó
de numerosas reuniones políticas organizadas por la legación nazi.5

Otra figura relevante de los primeros años del fascismo uruguayo fue Teodomiro Varela de
Andrade. También miembro de la Acción Revisionista, Varela había sido batllista en su juventud y,
tras algunos años de militancia conservadora, adhirió públicamente al fascismo en los años
treinta.6
Varela era un corporativista acérrimo y presentó varios proyectos fallidos de reforma constitucional
tanto al gobierno como al Partido Colorado. Admiraba la abolición de los partidos políticos llevada
adelante por la dictadura de Getúlio Vargas, aunque no quería un sistema similar para Uruguay.
Varela apoyaba un sistema bicameral, compuesto por una asamblea corporativa y una cámara
electa partidariamente. Su proyecto también incluía la creación de 3 nuevos ministerios, dedicados
al Trabajo, al Crédito y a las Corporaciones, así como el fortalecimiento del poder presidencial.6

Marzismo

Marcha sobre Montevideo y golpe de Estado

Marcha sobre Montevideo, 1933.

Luego de la crisis de 1929, el modelo diárquico del poder ejecutivo uruguayo fue duramente
criticado por su mal manejo de la situación económica. Percibiendo al gobierno como ineficaz, la
élite económica uruguaya fundó el Comité de Vigilancia Económica como grupo de presión, con la
intención de promover un cambio en las políticas económicas y el retorno del presidencialismo.

El presidente electo Gabriel Terra encabezó un golpe de Estado y disolvió el Parlamento y el


Consejo Nacional de Administración en 1933. Terra ya había expresado opiniones filofascistas
previamente.1

Como muestra de apoyo público al golpe, importantes figuras políticas uruguayas como Luis
Alberto de Herrera convocaron a una "Marcha sobre Montevideo" (similar a la Marcha sobre Roma
encabezada por Mussolini) en abril de 1933 con el apoyo de intelectuales y medios conservadores.
Apoyada por losagraristas que se habían opuesto a las reformas batllistas anteriores, la Marcha fue
vista por sus defensores como una "cruzada ruralista " contra una ciudad corrupta moralmente. La
manifestación fue comparada con una exhibición similar organizada por Getúlio Vargas. En el
medio de crecientes tensiones entre el campo y las zonas urbanas, los periódicos locales habían
presentado la Marcha como una revolución de regeneración nacional que derrotaría a la "ciudad
corrompida" y destruiría su "miseria moral".10

¡Marchar sobre Montevideo! ¡Esa es la voz que, como un reguero de pólvora, se extiende por la
campaña, desde Colonia a Cerro Largo, desde Artigas hasta Rocha, por los cuatro marcos de la
patria!10¡Sí, marchar sobre Montevideo, con armas o sin ellas! ¡Acabar con el Colegiado antes de
que el Colegiado acabe con el país! Tal la consigna de esta hora trágica y supremamente
decisiva.10
Período fascista (1933-1942)

Gabriel Terra en su escritorio, firmando un autógrafo para una revista local.

Los seguidores de Gabriel Terra fueron conocidos como marzistas debido a su adherencia a la
"Revolución de Marzo", el nombre oficial del golpe.11

El régimen de Marzo convocó a elecciones de la asamblea constituyente que redactó la


Constitución de 1934, entre acusaciones de fraude. La nueva constitución establecía una
representación parlamentaria de 50-50 para los dos partidos más votados (llamada del "medio y
medio") y abolía el Consejo Nacional de Administración. El gobierno persiguió y desterró a
múltiples opositores políticos.11

La constitución, inspirada en principios corporativistas, reconocía formalmente los derechos


humanos a la educación, la salud y el trabajo, así como la libertad de reunión y asociación. El
gobierno también instituyó la Corte Electoral para asegurar la transparencia de las futuras
elecciones.11 El referéndum constitucional fue boicoteado por los batllistas colorados.

Terra rompió relaciones diplomáticas con la URSS y la Segunda República Española, convirtiendo a
Uruguay en uno de los primeros países en reconocer a la España franquista.1 El régimen de Marzo
también desarrolló políticas antiinmigratorias, tales como el control de la inmigración judía y el
establecimiento de un mínimo del 80% de mano de obra uruguaya en las obras públicas.5

Motor eléctrico producido en Uruguay dentro del plan de industrialización dirigista iniciado por
Terra.

Terra buscó la implementación de políticas corporativistas,12 que incluían la introducción de


negociaciones tripartitas para los trabajadores de la industria y la construcción.13 A pesar de tener
opiniones favorables al sistema, la asamblea constituyente de 1934 rechazó la implementación
plena del corporativismo en Uruguay por considerarlo demasiado radical.14 El régimen marzista ha
sido descrito como "una vía liberal al fascismo".11 De todos modos, el gobierno hizo uso de la
representación corporativa a través del Consejo Superior del Trabajo, compuesto por
representantes de los sindicatos reconocidos por el Estado. Muchos corporativistas como Morelli,
Chioza, Podestá o el mismo Varela de Andrade colaboraron activamente con la administración
económica del nuevo gobierno.4
Como Terra había llegado al gobierno con el apoyo del ruralismo, su política económica se orientó
primeramente hacia el sector agropecuario. El objetivo inicial del gobierno era el "resurgimiento
de la campaña y la estabilización financiera del país". Terra aprobó un plan de "medidas de
emergencia" destinado a aliviar o condonar la deuda de los agricultores y pequeños productores.
El gobierno también promovió activamente la producción y exportación de ganado.15 El posterior
desarrollo de proyectos industrialización con el apoyo del Estado llevó a los ruralistas a retirar su
apoyo al régimen a favor del golpe de Estado de 1942 por parte del presidente Alfredo Baldomir.16

Terra describió sus políticas económicas como solidaristas o socialistas de Estado. El gobierno
promovió activamente lascooperativas (el presidente había escrito anteriormente un libro de
teoría económica llamado "Socialismo y Cooperativismo") dado que Terra las consideraba una
forma fácil de reducir el costo de vida. A través de una activa intervención estatal, los marzistas
intentaron asegurar la competencia interna manteniendo al mismo tiempo un fuerte control
proteccionista.11

No es solamente con impuestos que se resuelven los intensos males de una crisis nunca igualada
en nuestro país (...) Es necesario preocuparse de la situación de esas industrias protegiéndolas; es
necesario preocuparse de dar los medios para desenvolver rápidamente la industria agrícola (...)
Ayer el diputado Jude denunció a la Cámara que se había formado un trust de artículos
alimenticios. Dos fórmulas he presentado a estudio de mis compañeros: una fórmula preventiva
que es la cooperativa de consumos, que disminuye el 30 por ciento como está probado
científicamente, el costo de vida en todas partes, proyecto que duerme–aunque en estos últimos
días estaba para informarse–en las carpetas de la Comisión (...) y otra fórmula, la fórmula
represiva, la que castiga el trust de los artículos alimenticios que podría muy bien aplicarse.11

Terra también llevó adelante un proyecto de reforma agraria . Para abordar la improductividad de
los latifundios, el gobierno aprobó una serie de Leyes de Cultivo Obligatorio que forzaban a los
grandes terratenientes a utilizar sus propiedades de manera eficiente. El Estado también financió la
división de grandes propiedades en explotaciones más pequeñas17 y distribuyó semillas y equipos
agrícolas a los pequeños productores. En 1935, el régimen de Marzo creó el Ministerio de
Ganadería y Agricultura. También se realizó una activa promoción de la silvicultura, y se encargó al
Instituto de Química Industrial la producción de fertilizantes para los agricultores nacionales. El
gobierno logró así revertir la tendencia de éxodo rural que el país llevaba experimentado durante
casi 60 años, aumentando la tenencia de la tierra en un 13% y el número de empleo agrícola en
31.000 trabajadores durante la época, recuperando a su vez 350.000 hectáreas de tierras baldías.
El número de cabezas de ganado aumentó en más de un millón entre 1930 y 1937.18

El ministro César Charlone de pie frente a un avión de PLUNA.


La figura principal del proyecto económico marzista fue César Charlone, ministro de Economía,
quien ya había mostrado posturas filofascistas y llamado a una adaptación del corporativismo
autoritario italiano para adaptarse mejor a las necesidades del Uruguay. Charlone impulsó la
introducción de la negociación colectiva siguiendo de la Carta del Trabajo de Mussolini.4

La dictadura llevó a cabo una política monetaria intervencionista con el fin de solucionar los
profundos problemas financieros provocados por la crisis internacional. En 1935 se creó el Fondo
Nacional de Divisas como mecanismo regulador del curso legal, distorsionado por la crisis.18
Después de años de una política activamente deflacionaria por parte de la administración anterior,
Charlone promulgó una serie de "Leyes de Revalúo" mediante las cuales el peso uruguayo fue
intencionalmente inflado por medio de emisión monetaria con el fin de resolver la crisis de
deflación y promover las exportaciones. El gobierno realizó también una agresiva política crediticia
para promover la inversión interna.15 Las importantes reservas de oro que mantenía el gobierno
uruguayo ayudaron a mantener estable la moneda y la mayor parte del dinero emitido se destinó a
obras públicas.18

La administración financiera de Charlone ha sido elogiada por su gestión eficaz de la crisis.15


Desde 1933 hasta el retiro de Terra en 1939, el PIB per cápita nacional creció un 29,43%.19

Vínculos con Italia y Alemania

Serafino Mazzolini, legado italiano en Montevideo (1932-1937)

En 1932, Serafino Mazzolini fue designado ministro plenipotenciario de Italia en Uruguay. Fascista
de férreas convicciones, Mazzolini buscó fortalecer los lazos diplomáticos entre la dictadura
marzista y el régimen italiano. Los diplomáticos peninsulares habían acogido favorablemente el
golpe como una victoria de la disciplina autoritaria sobre los partidos políticos. A pesar de que los
intentos originales del personal italiano de propagar el fascismo en Uruguay no habían tenido el
éxito que se esperaba, la buena relación de Mazzolini con Terra le permitió difundir propaganda
fascista medios tanto radiofónicos como de prensa, con mejores resultados que sus predecesores.
Italia y Uruguay firmaron un tratado comercial en 1935 y otro acuerdo en 1936. Tres años más
tarde, Terra visitaría Italia en un viaje diplomático.1

Luego de la invasión italiana a Etiopía y la Segunda Guerra Ítalo-Etíope, Uruguay no condenó el


accionar de Italia como había pedido hacerlo la Sociedad de Naciones y mantuvo sus relaciones
económicas con la nación europea. Mazzolini abandonó Uruguay en 1937, luego de que Italia fuera
expulsada definitivamente de la Liga.1
El senador Luis Alberto de Herrera visitó la Italia fascista en 1937, invitado por el gobierno
europeo. Tras reunirse con Benito Mussolini y con el rey, se le concedió la Gran Cruz de la Orden de
la Co

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Ejemplar del 3 de octubre de 1935 de " La Mañana " que informa sobre unos 100 voluntarios
uruguayos enviados por el gobierno para unirse a la invasión italiana de Etiopía.

El fascismo ha estado históricamente presente en Uruguay tanto en su forma clásica como en


variantes locales.

Desde el ascenso al poder de Benito Mussolini el gobierno fascista italiano intentó influir en la
política de otros países, particularmente entre la población migrante en América. A través de varias
campañas propagandísticas y de la fundación de diferentes instituciones, el gobierno italiano
intentó incorporar a los ítalo-uruguayos a la ideología fascista, eventualmente fomentando el
desarrollo de movimientos autóctonos.12

Comunidad italiana

Los inmigrantes italianos constituían la mayor parte de la población migrante uruguaya y, por lo
tanto, las relaciones diplomáticas y los vínculos culturales entre ambos países habían sido
históricamente fuertes. Además, el caudillo italiano Giuseppe Garibaldi había luchado en la Guerra
Grande, donde se había vuelto una figura clave de la identidad nacional uruguaya. La diplomacia
fascista italiana buscó "despertar" un percibido "orgullo nacional" perdido de la comunidad
migrante, con la intención de propagar el fascismo en América Latina. Esta iniciativa, sin embargo,
no tuvo tanto éxito como inicialmente se esperaba debido a la prevalencia de las ideas de
izquierda entre los inmigrantes de clase trabajadora.1

En 1924, el príncipe Humberto de Saboya visitó el país y expresó su interés en promover las
relaciones diplomáticas entre Uruguay e Italia, propuesta que fue bien vista tanto por los locales
como por los inmigrantes. La legación italiana, bajo el liderazgo de Giovanni Giuriati, trabajaría
luego ampliamente para influir en la política local y promover el fascismo entre los descendientes
de italianos en el país.1

Actividad institucional

La legación italiana intentó replicar la organización totalitaria fascista en territorio uruguayo


mediante la creación de diversas instituciones sociales. En 1923 se fundó el fascio de Montevideo
bajo el patrocinio de diplomáticos italianos.1 El movimiento aseguraba no perseguir objetivos
políticos, y se presentaba como una asociación de carácter estrictamente cultural y social.3 El
fascio estaba dirigido por el coronel Ioanello Matteucci, el conde Alberto Compagnucci y el capitán
Mario Longhini. Entre la comunidad italiana también se desarrolló una organización juvenil
fascista, la Gioventù Italiana del Littorio al Estero.2

Teatro Solís, donde el Fascio de Montevideo organizaba sus celebraciones.

El fascio estaba directamente relacionado con la obra Dopolavoro local. La Dopolavoro, una
organización fascista de ocio y cultura para adultos en Italia, abrió una filial en Uruguay con el fin
de servir a los inmigrantes italianos y propagar la ideología fascista entre ellos. La asociación había
comenzado sus actividades con un periódico en 1934 y abrió su sede oficial en 1938. En el acto de
inauguración estuvo presente el presidente Gabriel Terra. La Dopolavoro abrió una sucursal nueva
y más grande en 1939, ubicada en la Avenida 8 de Octubre, inaugurada con un partido de fútbol
entre el Liceo Italiano y la Liga Deportiva Germánica.2

Varios diplomáticos italianos visitaban regularmente lugares e instituciones asociados a la


comunidad, tanto en Montevideo como en el interior. Los movimientos fascistas también
participaron en actividades culturales y de caridad entre los inmigrantes, utilizándolas como
propaganda encubierta. La legación invitaba frecuentemente a importantes figuras culturales a dar
discursos en Montevideo y alquilaba teatros locales para celebrar los días festivos italianos.
Algunos de los famosos banquetes celebrados por organizaciones fascistas vinculadas al gobierno
italiano contaron con la presencia de relevantes políticos locales.2

Alberto Bellardi Ricci, plenipotenciario italiano en Montevideo entre 1938 y 1942.

Los fascistas también intentaron influir en el sistema educativo uruguayo mediante la celebración
de mítines y actos políticos en el Scuola Italiana de Montevideo.1 La escuela experimentó una
transformación total durante la era fascista, viéndose obligada a adoptar el programa y la disciplina
educativa italiana impuesta por órdenes del gobierno europeo.2 Un documento del Consejo de
Educación Primaria de la dictadura de Gabriel Terra llegaba a afirmar que "el fascismo admite y
fomenta el sentimiento de familia, el de nacionalidad, el de tradición, sentimientos todos ellos
favorables a la cohesión y a la continuación de la organización social característica de la civilización
de Occidente".4

Los fascistas de la comunidad italiana también dirigieron un amplio número de medios de prensa
en el país, tales como "Fiamma Italica" y "Fascismo" en Salto, "SPQR" en Melo, y "L'Italiano",
"Marcia su Roma", "Il Piave", "La Verità", "L'Era Nuova", "Italia Nova", "Il Piccolo", "La Voce
d'Italia", "Il Messagero d'Italia" y "Il Dopolavorista" en Montevideo. 2

El proselitismo fascista se redujo considerablemente tras el estallido de la Segunda Guerra


Mundial. La amplia mayoría de los movimientos relacionados con el gobierno italiano fueron
disueltos en 1940 por la Ley de Asociaciones Ilícitas.1

Primeros movimientos locales

El primer movimiento fascista local fue la Organización Patriótica Uruguaya, fundada en 1929 y de
influencia principalmente dentro del Ejército Nacional. Más adelante, la organización evolucionaría
hasta convertirse en el Frente Patriótico de Defensa Nacional en 1935. Hubo algunos intentos de
crear un partido fascista nacional como el Partido Reformista o la Acción Nacional. Posteriormente,
la Cámara de Representantes inició una investigación sobre estos movimientos, acusándolos de
estar financiados por el gobierno alemán.5

La mayoría de los primeros fascistas uruguayos admiraban alIntegralismo brasileño y seguían a la


AIB como modelo. El rechazo a la inmigración judía fue un tema recurrente entre las primeras
agrupaciones.6

La popularización del corporativismo como reacción al reformismo batllista entre los círculos
intelectuales uruguayos condujo a la creación de dos partidos agrarios favorables a este sistema
económico, el Partido Agrario y el Partido Ruralista, que a pesar de no ser explícitamente fascistas
veían un modelo a seguir en el régimen de Mussolini. Los partidos abogaban por el desarrollo de
un sistema de intervención dirigista que diera prioridad al campo.6

Revisionismo

Adolfo Agorio, 1921.

Una de las principales figuras intelectuales del fascismo uruguayo fue el escritor Adolfo Agorio.
Agorio fue el fundador de la Acción Revisionista del Uruguay, originalmente una organización
explícitamente fascista que luego se uniría al Partido Colorado. La Acción editaba una revista
llamada "Corporaciones" sobre teoría económica corporativa.6

La Acción tenía un vínculo cercano con la Acción Integralista Brasileña, la cual veía como su
principal modelo de inspiración,7 y también incorporó elementos del nazismo.8 La revista
Corporaciones solía incluir textos de Gustavo Barroso, Plínio Salgado y otros referentes
integralistas. La escritura del prólogo del libro de Barroso O integralismo e o mundo fue encargada
a Agorio. El primero ya había escrito sobre el revisionismo uruguayo, ubicándolo dentro de una ola
fascista global en la que también se encontraba el integralismo. Muchos líderes revisionistas como
Ernesto Bauzá o el propio Agorio se habían comunicado a través de cartas con Barroso, a quien
admiraban como su modelo político. Los brasileños vieron en el movimiento uruguayo a una forma
de legitimar fácilmente la tesis de Salgado acerca de la naturaleza inherentemente apropiada del
fascismo para América del Sur, y estaba en línea con el deseo del Chefe de unificar América Latina
bajo una confederación integralista.7

Varios intelectuales de renombre formaron parte del movimiento. Los revisionistas buscaron
desarrollar una corriente política nacionalista que sirviera como alternativa a los partidos
tradicionales. El movimiento era profundamente antisemita y se consideraba inspirado en Simón
Bolívar.79

O integralismo eo mundo, libro de Gustavo Barroso prologado por Agorio.

En 1934 Agorio escribió su libro "Roma y el espíritu de Occidente", en defensa del fascismo
italiano. Agorio veía al fascismo desde una posición idealista, considerándolo sucesor de una
tradición milenaria dentro de la política occidental. El fascismo y el corporativismo, según Agorio,
representaban fielmente el espíritu de los occidentales y continuaban la tendencia histórica de
dicha civilización. La obra también destaca el rol del fascismo en la derrota tanto del comunismo
como del capitalismo, y critica la profesionalización de la política uruguaya.6

Agorio se convertiría posteriormente en un destacado vocero de la propaganda nacionalsocialista


en Uruguay. Fue invitado por diplomáticos alemanes a viajar en el LZ 129 Hindenburg y participó
de numerosas reuniones políticas organizadas por la legación nazi.5

Otra figura relevante de los primeros años del fascismo uruguayo fue Teodomiro Varela de
Andrade. También miembro de la Acción Revisionista, Varela había sido batllista en su juventud y,
tras algunos años de militancia conservadora, adhirió públicamente al fascismo en los años
treinta.6
Varela era un corporativista acérrimo y presentó varios proyectos fallidos de reforma constitucional
tanto al gobierno como al Partido Colorado. Admiraba la abolición de los partidos políticos llevada
adelante por la dictadura de Getúlio Vargas, aunque no quería un sistema similar para Uruguay.
Varela apoyaba un sistema bicameral, compuesto por una asamblea corporativa y una cámara
electa partidariamente. Su proyecto también incluía la creación de 3 nuevos ministerios, dedicados
al Trabajo, al Crédito y a las Corporaciones, así como el fortalecimiento del poder presidencial.6

Marzismo

Marcha sobre Montevideo y golpe de Estado

Marcha sobre Montevideo, 1933.

Luego de la crisis de 1929, el modelo diárquico del poder ejecutivo uruguayo fue duramente
criticado por su mal manejo de la situación económica. Percibiendo al gobierno como ineficaz, la
élite económica uruguaya fundó el Comité de Vigilancia Económica como grupo de presión, con la
intención de promover un cambio en las políticas económicas y el retorno del presidencialismo.

El presidente electo Gabriel Terra encabezó un golpe de Estado y disolvió el Parlamento y el


Consejo Nacional de Administración en 1933. Terra ya había expresado opiniones filofascistas
previamente.1

Como muestra de apoyo público al golpe, importantes figuras políticas uruguayas como Luis
Alberto de Herrera convocaron a una "Marcha sobre Montevideo" (similar a la Marcha sobre Roma
encabezada por Mussolini) en abril de 1933 con el apoyo de intelectuales y medios conservadores.
Apoyada por losagraristas que se habían opuesto a las reformas batllistas anteriores, la Marcha fue
vista por sus defensores como una "cruzada ruralista " contra una ciudad corrupta moralmente. La
manifestación fue comparada con una exhibición similar organizada por Getúlio Vargas. En el
medio de crecientes tensiones entre el campo y las zonas urbanas, los periódicos locales habían
presentado la Marcha como una revolución de regeneración nacional que derrotaría a la "ciudad
corrompida" y destruiría su "miseria moral".10

¡Marchar sobre Montevideo! ¡Esa es la voz que, como un reguero de pólvora, se extiende por la
campaña, desde Colonia a Cerro Largo, desde Artigas hasta Rocha, por los cuatro marcos de la
patria!10¡Sí, marchar sobre Montevideo, con armas o sin ellas! ¡Acabar con el Colegiado antes de
que el Colegiado acabe con el país! Tal la consigna de esta hora trágica y supremamente
decisiva.10
Período fascista (1933-1942)

Gabriel Terra en su escritorio, firmando un autógrafo para una revista local.

Los seguidores de Gabriel Terra fueron conocidos como marzistas debido a su adherencia a la
"Revolución de Marzo", el nombre oficial del golpe.11

El régimen de Marzo convocó a elecciones de la asamblea constituyente que redactó la


Constitución de 1934, entre acusaciones de fraude. La nueva constitución establecía una
representación parlamentaria de 50-50 para los dos partidos más votados (llamada del "medio y
medio") y abolía el Consejo Nacional de Administración. El gobierno persiguió y desterró a
múltiples opositores políticos.11

La constitución, inspirada en principios corporativistas, reconocía formalmente los derechos


humanos a la educación, la salud y el trabajo, así como la libertad de reunión y asociación. El
gobierno también instituyó la Corte Electoral para asegurar la transparencia de las futuras
elecciones.11 El referéndum constitucional fue boicoteado por los batllistas colorados.

Terra rompió relaciones diplomáticas con la URSS y la Segunda República Española, convirtiendo a
Uruguay en uno de los primeros países en reconocer a la España franquista.1 El régimen de Marzo
también desarrolló políticas antiinmigratorias, tales como el control de la inmigración judía y el
establecimiento de un mínimo del 80% de mano de obra uruguaya en las obras públicas.5

Motor eléctrico producido en Uruguay dentro del plan de industrialización dirigista iniciado por
Terra.

Terra buscó la implementación de políticas corporativistas,12 que incluían la introducción de


negociaciones tripartitas para los trabajadores de la industria y la construcción.13 A pesar de tener
opiniones favorables al sistema, la asamblea constituyente de 1934 rechazó la implementación
plena del corporativismo en Uruguay por considerarlo demasiado radical.14 El régimen marzista ha
sido descrito como "una vía liberal al fascismo".11 De todos modos, el gobierno hizo uso de la
representación corporativa a través del Consejo Superior del Trabajo, compuesto por
representantes de los sindicatos reconocidos por el Estado. Muchos corporativistas como Morelli,
Chioza, Podestá o el mismo Varela de Andrade colaboraron activamente con la administración
económica del nuevo gobierno.4
Como Terra había llegado al gobierno con el apoyo del ruralismo, su política económica se orientó
primeramente hacia el sector agropecuario. El objetivo inicial del gobierno era el "resurgimiento
de la campaña y la estabilización financiera del país". Terra aprobó un plan de "medidas de
emergencia" destinado a aliviar o condonar la deuda de los agricultores y pequeños productores.
El gobierno también promovió activamente la producción y exportación de ganado.15 El posterior
desarrollo de proyectos industrialización con el apoyo del Estado llevó a los ruralistas a retirar su
apoyo al régimen a favor del golpe de Estado de 1942 por parte del presidente Alfredo Baldomir.16

Terra describió sus políticas económicas como solidaristas o socialistas de Estado. El gobierno
promovió activamente lascooperativas (el presidente había escrito anteriormente un libro de
teoría económica llamado "Socialismo y Cooperativismo") dado que Terra las consideraba una
forma fácil de reducir el costo de vida. A través de una activa intervención estatal, los marzistas
intentaron asegurar la competencia interna manteniendo al mismo tiempo un fuerte control
proteccionista.11

No es solamente con impuestos que se resuelven los intensos males de una crisis nunca igualada
en nuestro país (...) Es necesario preocuparse de la situación de esas industrias protegiéndolas; es
necesario preocuparse de dar los medios para desenvolver rápidamente la industria agrícola (...)
Ayer el diputado Jude denunció a la Cámara que se había formado un trust de artículos
alimenticios. Dos fórmulas he presentado a estudio de mis compañeros: una fórmula preventiva
que es la cooperativa de consumos, que disminuye el 30 por ciento como está probado
científicamente, el costo de vida en todas partes, proyecto que duerme–aunque en estos últimos
días estaba para informarse–en las carpetas de la Comisión (...) y otra fórmula, la fórmula
represiva, la que castiga el trust de los artículos alimenticios que podría muy bien aplicarse.11

Terra también llevó adelante un proyecto de reforma agraria . Para abordar la improductividad de
los latifundios, el gobierno aprobó una serie de Leyes de Cultivo Obligatorio que forzaban a los
grandes terratenientes a utilizar sus propiedades de manera eficiente. El Estado también financió la
división de grandes propiedades en explotaciones más pequeñas17 y distribuyó semillas y equipos
agrícolas a los pequeños productores. En 1935, el régimen de Marzo creó el Ministerio de
Ganadería y Agricultura. También se realizó una activa promoción de la silvicultura, y se encargó al
Instituto de Química Industrial la producción de fertilizantes para los agricultores nacionales. El
gobierno logró así revertir la tendencia de éxodo rural que el país llevaba experimentado durante
casi 60 años, aumentando la tenencia de la tierra en un 13% y el número de empleo agrícola en
31.000 trabajadores durante la época, recuperando a su vez 350.000 hectáreas de tierras baldías.
El número de cabezas de ganado aumentó en más de un millón entre 1930 y 1937.18

El ministro César Charlone de pie frente a un avión de PLUNA.


La figura principal del proyecto económico marzista fue César Charlone, ministro de Economía,
quien ya había mostrado posturas filofascistas y llamado a una adaptación del corporativismo
autoritario italiano para adaptarse mejor a las necesidades del Uruguay. Charlone impulsó la
introducción de la negociación colectiva siguiendo de la Carta del Trabajo de Mussolini.4

La dictadura llevó a cabo una política monetaria intervencionista con el fin de solucionar los
profundos problemas financieros provocados por la crisis internacional. En 1935 se creó el Fondo
Nacional de Divisas como mecanismo regulador del curso legal, distorsionado por la crisis.18
Después de años de una política activamente deflacionaria por parte de la administración anterior,
Charlone promulgó una serie de "Leyes de Revalúo" mediante las cuales el peso uruguayo fue
intencionalmente inflado por medio de emisión monetaria con el fin de resolver la crisis de
deflación y promover las exportaciones. El gobierno realizó también una agresiva política crediticia
para promover la inversión interna.15 Las importantes reservas de oro que mantenía el gobierno
uruguayo ayudaron a mantener estable la moneda y la mayor parte del dinero emitido se destinó a
obras públicas.18

La administración financiera de Charlone ha sido elogiada por su gestión eficaz de la crisis.15


Desde 1933 hasta el retiro de Terra en 1939, el PIB per cápita nacional creció un 29,43%.19

Vínculos con Italia y Alemania

Serafino Mazzolini, legado italiano en Montevideo (1932-1937)

En 1932, Serafino Mazzolini fue designado ministro plenipotenciario de Italia en Uruguay. Fascista
de férreas convicciones, Mazzolini buscó fortalecer los lazos diplomáticos entre la dictadura
marzista y el régimen italiano. Los diplomáticos peninsulares habían acogido favorablemente el
golpe como una victoria de la disciplina autoritaria sobre los partidos políticos. A pesar de que los
intentos originales del personal italiano de propagar el fascismo en Uruguay no habían tenido el
éxito que se esperaba, la buena relación de Mazzolini con Terra le permitió difundir propaganda
fascista medios tanto radiofónicos como de prensa, con mejores resultados que sus predecesores.
Italia y Uruguay firmaron un tratado comercial en 1935 y otro acuerdo en 1936. Tres años más
tarde, Terra visitaría Italia en un viaje diplomático.1

Luego de la invasión italiana a Etiopía y la Segunda Guerra Ítalo-Etíope, Uruguay no condenó el


accionar de Italia como había pedido hacerlo la Sociedad de Naciones y mantuvo sus relaciones
económicas con la nación europea. Mazzolini abandonó Uruguay en 1937, luego de que Italia fuera
expulsada definitivamente de la Liga.1
El senador Luis Alberto de Herrera visitó la Italia fascista en 1937, invitado por el gobierno
europeo. Tras reunirse con Benito Mussolini y con el rey, se le concedió la Gran Cruz de la Orden de
la Co

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