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El líder fascista es un caudillo que aparece por encima de los hombres comunes.
Mussolini se autodenominaba como Il Duce, que deriva del latín Dux (“General”). Se
trata de liderazgos mesiánicos y autoritarios, con un poder que se ejerce de manera
unilateral y sin ningún tipo de consulta.
Además de todo ello hay que resaltar el hecho de que el Fascismo en Italia llevó a que
se desarrollaran y promulgaran las que se dieran en llamar “leyes raciales”. Estas eran
un compendio de medidas de discriminación y de persecución hacia todas aquellas
personas que fueran o estuvieran en relación con los judíos italianos.Dicha legislación
dio lugar no sólo a que se llegara a hablar de una raza italiana “pura” sino también a
que se abrieran campos de concentración donde los judíos eran recluidos, sometidos
a trabajos forzosos, objetivos de todo tipo de torturas y abusos e incluso algunos de
ellos fueron también asesinados.
La primera de las naciones de Europa Occidental que repudió los ideales liberales y
democráticos fue Italia. Esto puede parecer extraño vista de que los italianos habían
combatido en la Gran Guerra del lado de los vencedores. Pero debe recordarse que
Italia había sido víctima durante años de un nacionalismo frustrado. Una y otra vez sus
ambiciones imperiales y de poder nacional habían sido rudamente desbaratadas. En
1981, su esperanza de anexar Túnez fue repentinamente burlada por la ocupación
francesa. Sus esfuerzos realizados en 1896 por conquistar a Abisinia, habían
desembocado en una aplastante derrota a manos de los abisinios en la batalla de
Adua. En efecto estos reveses en el ánimo de los italianos fue una sensación de
humillación y vergüenza, especialmente las generaciones más jóvenes, que se
volvieron llenas de desprecio contra el régimen político vigente, descargando sobre él
antes que sobre las naciones extranjeras toda la responsabilidad del fracaso. Los
miembros de la clase gobernante eran públicamente ridiculizados y escarnecidos, se
los calificaba de viejos reblandecidos y cínicos, vacilantes, cobardes, derrotistas y
corrompidos. Mucho antes de estallar la primera Guerra Mundial se hablaba ya en
Italia de revolución, de la necesidad de una limpieza a fondo que librara al país de la
peste de sus gobernantes incompetentes y corruptos.
Nadie que sustentara una filosofía definida podría haber cambiado de opinión tan a
menudo. No sólo execró el imperialismo sino que, una y otra vez, antes de la guerra,
difamó a la Iglesia, vilipendió al Rey y llamó a la bandera italiana "un harapo digno de
ser plantado en un estercolero".En 1914, al estallar la primera Guerra Mundial,
Mussolini sostuvo la necesidad de que Italia permaneciera neutral. Pero apenas
acababa de adoptar esta posición al parecer terminante, cuando comenzó a propugnar
la participación italiana del lado de los aliados. En 1914, se había trasladado todo su
equipaje al campo intervencionista. Privado de su cargo de director del Avanti, fundó
un nuevo periódico, Il Popolo d´Italia, cuyas columnas dedicó de lleno a exaltar y
azuzar el ardor bélico de Italia.
Evolución Fascista
La Plataforma primitiva del movimiento fascista fue redactada por Mussolini en 1919.
Se trataba de un documento asombrosamente radical que imponía, entre otras
demandas, la necesidad del sufragio universal, la abolición del senado, el
establecimiento por ley de la jornada laboral de 8 horas, fuertes gravámenes al capital,
un alto impuesto a la herencia, la confiscación del 85% de los beneficios de guerra, el
ingreso de Italia en la Sociedad de las Naciones, la "oposición a toda clase de
imperialismos" y la anexión de Filme y Dalmacia. Esta Plataforma se mantuvo más o
menos oficialmente en vigencia hasta el mes de Mayo de 1920, en que fue
reemplazada por una nueva, mucho más conservadora. En realidad, el nuevo
programa omitía toda referencia a las reformas económicas y se reducía meramente a
condenar el "socialismo de los políticos" y a introducir algunas vagas afirmaciones
acerca de la "reivindicación" de los principios por los cuales había sido librada de la
guerra. Con ninguna de éstas plataformas consiguieron el éxito político. Aún después
de las elecciones de 1921, el número de sus representantes en la Cámara de
Diputados no pasaba de treinta y cinco.
La Revolución Fascista
Ésta habría de ser sólo la primera etapa de la Revolución Fascista, puesto que el
fascismo implicaba no sólo el control personal del aparato político del Estado, sino una
serie de arrolladores cambios, que sacudirían hasta los cimientos la estructura política
y económica. En 1923, en julio, Mussolini hizo que el Parlamento distara una nueva
Ley electoral que estipulaba que el partido que reuniera la mayoría de los sufragios
nacionales tendría automáticamente derecho a disponer de las dos terceras partes de
la cámara de diputados.
En la primera elección convocada después de haber entregado con vigor la nueva ley,
los fascistas obtuvieron no sólo más sufragios que ningún otro partido concurrente sino
alrededor del 66% del total general de los votos emitidos. Cuando el nuevo Parlamento
abrió en Mayo de 1924 el período de sesiones, el dirigente socialista Mateotti acusó a
los dirigentes fascistas de haber apelado al fraude y la violencia para ganar las
elecciones. En Junio, una pandilla de "Camisas Negras" cumpliendo órdenes de
miembros del ministerio fascista raptó y asesinaron al dirigente socialista. EL crimen
produjo una violenta reacción acompañada de enérgicas demandas de que los
fascistas dejaran el poder, pero a la larga la tormenta amainó y Mussolini pudo seguir
adelante con su plan de reestructuración radical del sistema política. En 1925 retiró a
todos los abogados antifascistas la matrícula para ejercer su profesión y abolió el
gobierno autónomo en las ciudades y pueblos. Al año siguiente las reformas
culminaron con una disposición por la cual se declaraba la ilegalidad de todos los
partidos políticos con la sola y natural excepción de aquel del cual era jefe, y que
abolía formalmente el régimen ministerial. A partir de ese momento al primer ministro
sería responsable sólo ante el Rey, en tanto que la labor del parlamento quedaría
restringida a la mera ratificación de decretos.
La idea del Estado Corporativo fue uno de los elementos fundamentales de la doctrina
fascista, pero de ninguna manera el único. Los restantes pueden ser brevemente
definidos así:
La Economía
El régimen fascista no cambió su estructura de la economía italiana. El capital privado
continuó gozando de todas sus prerrogativas. Las empresas fueron respaldadas a
cambio de subordinarse a las directivas políticas del régimen.
Son destacables en los primeros años los esfuerzos para impulsar la producción y
para creas más fuentes de trabajo. La "Batalla del Trigo", tendiente a emancipar el
país de los abastecimientos extranjeros, culminó con gran aumento en las cifras de la
producción, aunque con elevados costos y a expensas de otros rubros más rentables
como frutas y legumbres.
Nadie que esté libre de prejuicios podría negar la hora del régimen fascista en Italia.
En junio de 1940, cuando Italia resolvió finalmente intervenir en la Segunda Guerra
Mundial, el gobierno de Mussolini, había conseguido reducir notablemente los índices
nacionales de analfabetismo y había arribado a lo que parecía ser una solución
satisfactoria de la antigua querella con el Papado, había prácticamente liquidado a la
mafia o "mano negra" en Sicilia, e introducido grandes mejoras en la esfera
económica.
Pero el "libro mayor" del fascismo tiene también su hoja del "debe". El movimiento
oficial en pro del autoabastecimiento nacional había redundado en un alto porcentaje
de encarecimiento en ciertos renglones de la industria. Aunque la marcha de los
negocios y el nivel de la ocupación eran indudablemente mucho más estables que en
los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial, no existían indicios
de que los trabajadores hubieran mejorado sus condiciones de vida. Los salarios
habían subido, pero debido a la alza de precios y a la campaña de fomento del trabajo
caben realmente serias dudas sobre la existencia de un aumento real del nivel de
salarios. Además, los italianos habían sido obligados por el régimen a comprar la
estabilidad y el orden al precio de una mortal uniformidad de pensamiento y acción,
estado que el mismo Mussolini había descrito en 1914 como de "aburrimiento e
imbecilidad".
Agreguemos aquí que el gobierno fascista se lanzó durante su régimen a dos costosas
aventuras: la conquista de Etiopía en 1935- 1936 y la intervención en la Guerra Civil
Española 1936- 1939.
. Etapas de consolidación del poder de Mussolini