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Fascismo

El fascismo es un movimiento político y social que nació en Italia de la mano de Benito


Mussolini tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Se trata de un movimiento
totalitario y nacionalista, cuya doctrina (y las similares que se desarrollaron en otros
países) recibe el nombre de fascista. Desde 1922 hasta 1943 fue cuando el citado
dictador italiano se convirtió en el primer ministro de su país. Fecha aquella última en
la que fue depuesto y posteriormente encarcelado, aunque en prisión estuvo muy poco
tiempo pues recibió la ayuda de la Alemania nazi para escapar de dicho lugar. No
obstante, dos años después, en 1945, finalmente moriría tras ser ejecutado. El
fascismo se propuso como una tercera vía ante las democracias liberales (como la
estadounidense) y el socialismo (la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).
Además del régimen de Mussolini en Italia, se califica como fascistas a la Alemania de
Adolf Hitler y la España de Francisco Franco.

El fascismo se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del


pueblo. La población no debe, por lo tanto, buscar nada fuera del Estado, que está en
manos de un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la
violencia, la represión y la propaganda (incluyendo la manipulación del sistema
educativo).

El líder fascista es un caudillo que aparece por encima de los hombres comunes.
Mussolini se autodenominaba como Il Duce, que deriva del latín Dux (“General”). Se
trata de liderazgos mesiánicos y autoritarios, con un poder que se ejerce de manera
unilateral y sin ningún tipo de consulta.

Además de todo ello hay que resaltar el hecho de que el Fascismo en Italia llevó a que
se desarrollaran y promulgaran las que se dieran en llamar “leyes raciales”. Estas eran
un compendio de medidas de discriminación y de persecución hacia todas aquellas
personas que fueran o estuvieran en relación con los judíos italianos.Dicha legislación
dio lugar no sólo a que se llegara a hablar de una raza italiana “pura” sino también a
que se abrieran campos de concentración donde los judíos eran recluidos, sometidos
a trabajos forzosos, objetivos de todo tipo de torturas y abusos e incluso algunos de
ellos fueron también asesinados.

En Alemania, el fascismo está asociado al nazismo. Este movimiento tuvo un fuerte


componente racial, que promulgaba la superioridad de la raza aria y buscaba el
exterminio de otras colectividades, como los judíos, los gitanos y los negros.
Nazismo

El nazismo es, en su origen, la ideología oficial del NSDAP (Partido Nacionalsocialista


de los Trabajadores Alemanes) comúnmente conocido como Partido Nazi. Su
fundamento no tuvo excesiva elaboración teórica, apropiándose, en gran medida, de
las ideas fascistas según las cuales el Estado, para reservar su cohesión y unidad,
debía de ser totalitario. Para el nazismo, este argumento fue compaginado con la
máxima racista de superioridad de la raza aria sobre el resto. La admiración por la
fuerza bruta y el culto al jefe único fueron otras dos nuevas aportaciones del nazismo.
La situación social y económica de Alemania después de la Primera Guerra Mundial y
el oportunismo de Hitler hicieron el resto. Hitler y el Partido Nazi lograron un apoyo
popular de gran magnitud como para animar a Alemania a lanzarse a la conquista de
Europa, en lo que fue la Segunda Guerra Mundial.Desde sectores de izquierda el
nazismo ha sido denunciado como un producto inevitable del capitalismo y, sobre
todo, como fruto de las tendencias imperialistas de los Estados más fuertes. Según
estas impresiones, el germen capitalista que impregna la sociedad hace posible
expresiones de este tipo que cíclicamente atenazan a la humanidad...

La Revolución Fascista en Italia

Causas de la revolución fascista: nacionalismo frustrado.

La primera de las naciones de Europa Occidental que repudió los ideales liberales y
democráticos fue Italia. Esto puede parecer extraño vista de que los italianos habían
combatido en la Gran Guerra del lado de los vencedores. Pero debe recordarse que
Italia había sido víctima durante años de un nacionalismo frustrado. Una y otra vez sus
ambiciones imperiales y de poder nacional habían sido rudamente desbaratadas. En
1981, su esperanza de anexar Túnez fue repentinamente burlada por la ocupación
francesa. Sus esfuerzos realizados en 1896 por conquistar a Abisinia, habían
desembocado en una aplastante derrota a manos de los abisinios en la batalla de
Adua. En efecto estos reveses en el ánimo de los italianos fue una sensación de
humillación y vergüenza, especialmente las generaciones más jóvenes, que se
volvieron llenas de desprecio contra el régimen político vigente, descargando sobre él
antes que sobre las naciones extranjeras toda la responsabilidad del fracaso. Los
miembros de la clase gobernante eran públicamente ridiculizados y escarnecidos, se
los calificaba de viejos reblandecidos y cínicos, vacilantes, cobardes, derrotistas y
corrompidos. Mucho antes de estallar la primera Guerra Mundial se hablaba ya en
Italia de revolución, de la necesidad de una limpieza a fondo que librara al país de la
peste de sus gobernantes incompetentes y corruptos.

Las ideas contradictorias de Benito Mussolini

Probablemente, lo más acertado sea considerar que el radicalismo de Mussolini nunca


tuvo su origen en una convicción sincera y reflexiva sino en la necesitada vital de su
personalidad de dar cauce a sus inclinaciones rebeldes.

Nadie que sustentara una filosofía definida podría haber cambiado de opinión tan a
menudo. No sólo execró el imperialismo sino que, una y otra vez, antes de la guerra,
difamó a la Iglesia, vilipendió al Rey y llamó a la bandera italiana "un harapo digno de
ser plantado en un estercolero".En 1914, al estallar la primera Guerra Mundial,
Mussolini sostuvo la necesidad de que Italia permaneciera neutral. Pero apenas
acababa de adoptar esta posición al parecer terminante, cuando comenzó a propugnar
la participación italiana del lado de los aliados. En 1914, se había trasladado todo su
equipaje al campo intervencionista. Privado de su cargo de director del Avanti, fundó
un nuevo periódico, Il Popolo d´Italia, cuyas columnas dedicó de lleno a exaltar y
azuzar el ardor bélico de Italia.

La decisión del gobierno italiano en la primavera siguiente, de entrar en la contienda


del lado de los aliados de la Entente, fue considerada como una victoria personal por
Mussolini, que se incorporó a las filas como soldado raso en 1915, conquistando las
jinetas de cabo.

En 1917, fue herido en acción de guerra por la explosión de un obús y se le permitió


reincorporarse a la vida civil para que reasumiera la dirección de Il Popolo d´Italia, con
la esperanza de que pudiera estimular con su prédica el escaso entusiasmo bélico del
pueblo italiano. Desde entonces, Mussolini luchó afanosamente desde las páginas de
su diario a favor de una revolución fascista.

Evolución Fascista

El término fascismo tiene un doble origen. Proviene en parte de la expresión latina


fasces, el hacha rodeada de un manojo de cuerdas que simbolizaba la autoridad del
estado romano y, del italiano fascino, o sea, grupo o bando. Los fasci fueron
organizados ya en octubre de 1914 como células de agitación cuya misión era
propiciar y difundir la necesidad de que Italia se volcara a la causa de la Entente.
Estos grupos políticos estaban formados por jóvenes idealistas, futuristas,
nacionalistas fanáticos, aburridos oficinistas e inadaptados de todo género y especia.
Mussolini se constituyó en el jefe máximo del fascino milanés. Una vez que Italia entró
en la guerra, los bandos fascistas se consagraron de lleno a combatir el derrotismo.
Luego vino el período del escuadrismo (1919-1921). Las actividades escuadritas
comprendían una campaña terrorista contra los "enemigos del pueblo". Los métodos
consistían en tácticas brutales de la peor espacie, como apalear a la víctima hasta
dejarla inconsciente, extraerle los dientes o administrarle grandes dosis de aceite de
ricino. El rapto y el asesinato eran dos de las armas preferidas de las células
terroristas. La mayoría de estos ataques fueron perpetrados contra los radicales, pero
en algunos casos las víctimas eran usureros o terratenientes que se negaban a reducir
el monto de sus arriendos. En Florencia, algunos tenderos tercos fueron apaleados y
sus negocios clausurados con candados, exhibiéndose en su frente grandes carteles
con leyendas que decían: "Cerrado por robo reiterado". Mussolini mismo declaró en
una ocasión que: "Unos cuantos cerdos colgados de los pies en postes del alambrado,
representarían un buen ejemplo". Pero todos estos intentos de atraer a las clases más
pobres no hallaron una respuesta muy vehemente por parte del proletariado, pues en
la mayoría de las regiones de Italia los hijos de industriales acaudalados o de
hacendados eran hartos conocidos como fervientes discípulos de Mussolini.

La Plataforma Fascista de 1919

La Plataforma primitiva del movimiento fascista fue redactada por Mussolini en 1919.
Se trataba de un documento asombrosamente radical que imponía, entre otras
demandas, la necesidad del sufragio universal, la abolición del senado, el
establecimiento por ley de la jornada laboral de 8 horas, fuertes gravámenes al capital,
un alto impuesto a la herencia, la confiscación del 85% de los beneficios de guerra, el
ingreso de Italia en la Sociedad de las Naciones, la "oposición a toda clase de
imperialismos" y la anexión de Filme y Dalmacia. Esta Plataforma se mantuvo más o
menos oficialmente en vigencia hasta el mes de Mayo de 1920, en que fue
reemplazada por una nueva, mucho más conservadora. En realidad, el nuevo
programa omitía toda referencia a las reformas económicas y se reducía meramente a
condenar el "socialismo de los políticos" y a introducir algunas vagas afirmaciones
acerca de la "reivindicación" de los principios por los cuales había sido librada de la
guerra. Con ninguna de éstas plataformas consiguieron el éxito político. Aún después
de las elecciones de 1921, el número de sus representantes en la Cámara de
Diputados no pasaba de treinta y cinco.

La Revolución Fascista
Ésta habría de ser sólo la primera etapa de la Revolución Fascista, puesto que el
fascismo implicaba no sólo el control personal del aparato político del Estado, sino una
serie de arrolladores cambios, que sacudirían hasta los cimientos la estructura política
y económica. En 1923, en julio, Mussolini hizo que el Parlamento distara una nueva
Ley electoral que estipulaba que el partido que reuniera la mayoría de los sufragios
nacionales tendría automáticamente derecho a disponer de las dos terceras partes de
la cámara de diputados.

En la primera elección convocada después de haber entregado con vigor la nueva ley,
los fascistas obtuvieron no sólo más sufragios que ningún otro partido concurrente sino
alrededor del 66% del total general de los votos emitidos. Cuando el nuevo Parlamento
abrió en Mayo de 1924 el período de sesiones, el dirigente socialista Mateotti acusó a
los dirigentes fascistas de haber apelado al fraude y la violencia para ganar las
elecciones. En Junio, una pandilla de "Camisas Negras" cumpliendo órdenes de
miembros del ministerio fascista raptó y asesinaron al dirigente socialista. EL crimen
produjo una violenta reacción acompañada de enérgicas demandas de que los
fascistas dejaran el poder, pero a la larga la tormenta amainó y Mussolini pudo seguir
adelante con su plan de reestructuración radical del sistema política. En 1925 retiró a
todos los abogados antifascistas la matrícula para ejercer su profesión y abolió el
gobierno autónomo en las ciudades y pueblos. Al año siguiente las reformas
culminaron con una disposición por la cual se declaraba la ilegalidad de todos los
partidos políticos con la sola y natural excepción de aquel del cual era jefe, y que
abolía formalmente el régimen ministerial. A partir de ese momento al primer ministro
sería responsable sólo ante el Rey, en tanto que la labor del parlamento quedaría
restringida a la mera ratificación de decretos.

La política exterior fue la clásica de esos Estados que buscaban descargar en el


exterior todas las reales o posibles tensiones internas. El propósito fue hacer crecer el
Imperio Colonial. En Libia se llevó a cabo una intensa política de colonización, se la
presentó como una experiencia piloto de la eficacia colonizadora. La política agresiva
se inició el 3 de octubre de 1935 con el ataque a Abisinia. La diferencia de equipo y de
adiestramiento dio una abrumadora superioridad sobre los primitivos contingentes
abisinios. El 5 de Mayo de 1936 las fuerzas comandadas por el mariscal Badoglio se
apoderaron de la capital Addis Abbeba; el emperador (Negus) Haile Selassie perdió su
trono y se procedió a la proclamación del Rey de Italia, Victor Manuel III, como
Emperador de Abisinia. La censura de la Sociedad de las Naciones así como las
sanciones resultaron totalmente inefectivas.
La educación basada en la disciplina y la obediencia era uno de los pilares de
mantenimiento del régimen.

La preocupación nacionalista se manifestaba en la tendencia a aumentar la población


italiana. Se estimuló la natalidad concediendo primas a las familias numerosas, se
prohibió la inmigración y se hizo propaganda para obtener el regreso de los
emigrantes.

El principio corporativista implicaba asimismo el repudio definitivo del laissez faire.


Aunque la propiedad privada seguí manteniéndose estructuralmente y los capitalistas
eran reconocidos en su carácter de "clase socialmente productora", los principios
tradicionales de una economía clásica fueron desterrados definitivamente. Toda
actividad económica de ciudadano estaba sujeta a control del Estado que podía
incautarse de cualquier empresa comercial o industrial si así lo demandaban los
intereses de la nación.

La filosofía del fascismo.

Antes de analizar la filosofía de este fenómeno, deberíamos primero explicar sus


características en líneas generales.

Se ha dicho repetidamente que el fascismo no constituye una doctrina, y se citan las


propias palabras de Mussolini: "nuestra doctrina es el hecho", o "los fascistas tenemos
el valor de rechazar todas las teorías políticas tradicionales; somos aristócratas y
demócratas, revolucionarios y reaccionarios, proletariados y anti proletarios, pacifistas
y anitpacifistas. Nos basta con tener un solo punto de referencia: la Nación."

 La desigualdad de clases es natural y provechosa.


 La democracia igualitaria y el sufragio universal suponen la ley del número
prevaleciendo sobre la calidad. Son las elites dirigentes las que deben
gobernar.
 El Estado tiene absoluta e indiscutible primacía sobre el individuo. Los
principios de disciplina, autoridad y jerarquía deben dominar en la organización
del Estado. "La nación- dice Mussolini- es creada por el Estado, que da al
pueblo, consciente de su propia unidad moral, una voluntad y, por
consiguiente, una existencia efectiva".
 La lucha es fundamental para la supervivencia. Se debe vivir peligrosamente
para probar la superioridad.
 Las libertades individuales no son derechos, sino concesiones que hace el
Estado, siempre y cuando no sean perjudiciales.
 La guerra no es un azote, ni una maldición, sino un ideal; el pacifismo no es
sino una muestra de debilidad.
 La teoría marxista de la lucha de clases es falsa; es necesaria la creación de
un orden social jerárquico.
 Los principios liberales y democráticos deben ser sustituidos por la exaltación
del Estado totalitario, fundado en el sentimiento colectivo y en la mística del
jefe.
 Italia debe tener un lugar de primer plano en el mundo, como continuadora de
la grandeza romana.

La idea del Estado Corporativo fue uno de los elementos fundamentales de la doctrina
fascista, pero de ninguna manera el único. Los restantes pueden ser brevemente
definidos así:

 Totalitarismo. El Estado demanda la suma de interés y de la lealtad de sus


miembros. No debe existir "nada por encima del Estado, nada contra el
Estado". Debido a que el Estado no puede orientarse hacia sus altos fines sino
en la medida en que sus miembros estén identificados con un objetivo común,
sólo puede haber un Partido Fascista, una prensa fascista y una educación
fascista.
 Nacionalismo. La nación es la forma de sociedad más elevada que la raza
humana haya elaborado jamás. Tiene una vida y un alma propia, aparte de las
vidas y almas de los individuos que la componen. No puede haber jamás
armonía de intereses entre dos o más pueblos distintos. El internacionalismo
es, por lo tanto, sólo una burda perversión del progreso humano. La nación
debe ser conducida hacia la cima de su fuerza si su grandeza mediante el
autoabastecimiento, la creación de un ejército poderoso y la consecución de un
índice de natalidad de rápido crecimiento.
 Idealismo. La filosofía del fascismo puede ser calificada de idealista en el
sentido de que renunciaba a una interpretación materialista de la historia.
Según Mussolini, la nación podía convertirse en lo que se propusiera, ya que
su destino no estaba de ningún modo sellado fatalmente por su posición
geográfica o por el volumen de sus recursos naturales. El idealismo se
desarrolla principalmente como una protesta contra el pesimismo característico
de los anteriores gobernadores de Italia que argumentaban que el país estaba
irremediablemente condenado, por la falta de recursos carboníferos, a seguir
siendo una potencia de tercer orden.
 Romanticismo. La razón no puede ser jamás el instrumento más adecuado
para la solución de los grandes problemas nacionales. El intelecto humano
necesita el complemento indispensable de la fe mística, del autosacrificio y del
culto de heroísmo y de la fuerza. "El espíritu fascista es voluntad, no intelecto".
 Autoritarismo. La soberanía del estado es absoluta. El ciudadano no tiene
derechos, sino deberes. Lo que las naciones necesitan no es libertad, sino
trabajo, orden, prosperidad. La libertad es un "cadáver de putrefacción", un
gastado dogma heredado de la Revolución Francesa. El Estado debe ser
gobernado por una elite que haya demostrado su derecho a gobernar mediante
su fuerza y su superior comprensión de los ideales nacionales.
 Militarismo. La lucha está en el origen de todas las cosas. Las naciones que no
se expanden, acaban por marchitarse y morir. La guerra exalta y ennoblece al
hombre y regenera a los pueblos perezosos y decadentes.

Las Relaciones con la Iglesia

El anticlericalismo de los primeros tiempos de Mussolini ya había desaparecido antes


de su acceso al poder. Una vez en él, no olvidó la importancia que tenía el catolicismo
en la sociedad italiana y Roma en todo el mundo católico. Su propósito de llegar a un
arreglo en el conflicto que enfrentaba al Estado con la Iglesia en momento de la unidad
italiana coincidió con igual propósito del Papa Pío XI, quien desde su acenso al trono
pontificio, había mostrado una actitud favorable hacia Mussolini, quizá influido por su
antiliberalismo y anticomunismo.

Después de largas y reservadas negociaciones se llegó finalmente a la firma del


Acuerdo de Letrán, el 11 de febrero de 1929.

Poco después de la firma del Acuerdo, ya comenzaron a plantearse problemas, pues


Mussolini lo interpretaba en un sentido restrictivo de los poderes de la Iglesia. Al
presentarlo a la ratificación del Parlamento, declaraba, entre otros conceptos: El
Estado Fascista reivindica totalmente el derecho de fijar normas morales. Es católico
pero es fascista ante todo, exclusivamente, esencialmente fascista".

La Economía
El régimen fascista no cambió su estructura de la economía italiana. El capital privado
continuó gozando de todas sus prerrogativas. Las empresas fueron respaldadas a
cambio de subordinarse a las directivas políticas del régimen.

Son destacables en los primeros años los esfuerzos para impulsar la producción y
para creas más fuentes de trabajo. La "Batalla del Trigo", tendiente a emancipar el
país de los abastecimientos extranjeros, culminó con gran aumento en las cifras de la
producción, aunque con elevados costos y a expensas de otros rubros más rentables
como frutas y legumbres.

La hora del Régimen fascista.

Nadie que esté libre de prejuicios podría negar la hora del régimen fascista en Italia.
En junio de 1940, cuando Italia resolvió finalmente intervenir en la Segunda Guerra
Mundial, el gobierno de Mussolini, había conseguido reducir notablemente los índices
nacionales de analfabetismo y había arribado a lo que parecía ser una solución
satisfactoria de la antigua querella con el Papado, había prácticamente liquidado a la
mafia o "mano negra" en Sicilia, e introducido grandes mejoras en la esfera
económica.

Los "débitos" del fascismo.

Pero el "libro mayor" del fascismo tiene también su hoja del "debe". El movimiento
oficial en pro del autoabastecimiento nacional había redundado en un alto porcentaje
de encarecimiento en ciertos renglones de la industria. Aunque la marcha de los
negocios y el nivel de la ocupación eran indudablemente mucho más estables que en
los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial, no existían indicios
de que los trabajadores hubieran mejorado sus condiciones de vida. Los salarios
habían subido, pero debido a la alza de precios y a la campaña de fomento del trabajo
caben realmente serias dudas sobre la existencia de un aumento real del nivel de
salarios. Además, los italianos habían sido obligados por el régimen a comprar la
estabilidad y el orden al precio de una mortal uniformidad de pensamiento y acción,
estado que el mismo Mussolini había descrito en 1914 como de "aburrimiento e
imbecilidad".

Agreguemos aquí que el gobierno fascista se lanzó durante su régimen a dos costosas
aventuras: la conquista de Etiopía en 1935- 1936 y la intervención en la Guerra Civil
Española 1936- 1939.
. Etapas de consolidación del poder de Mussolini

 Mussolini se reservó la presidencia del Consejo de Ministros y las carteras del


Interior y de Relaciones Exteriores.
 En su primera presentación ante la Cámara, anunció un programa y
amenazó… "Yo podría hacer de esta sala gris un campamento de soldados".
Obtuvo que el poder legislativo le otorgara plenos poderes.
 En diciembre de 1922 se crea el Gran Consejo del Fascismo, integrado por
ministros, subsecretarios, miembros de la dirección del partido y altos
funcionarios; este órgano tomaba las decisiones políticas, convirtiendo al
gobierno en mero ejecutante.
 Acto seguido fue creada la milicia voluntaria para la Seguridad Nacional,
guardia fascista que reemplazó a la disuelta guardia real.
 En 1923 se dispuso la disolución de varias disoluciones obreras; al mismo
tiempo se hicieron concesiones a la Iglesia Católica y se buscó que el Partido
Popular perdiera su apoyo.
 En abril de 1924, mientras Italia continuaba sacudida por la violencia de los
"squadristi", se celebraron las elecciones parlamentarias. Las listas fascistas
obtuvieron el 65% de los votos.
 Al anunciarse el nuevo período legislativo, el diputado socialista Mateotti fue
asesinado por los "squadristi". Esto provocó un sentimiento general de repulsa,
y el propio Mussolini precipitó algunas renuncias de dirigentes comprometidos
e inclusive algunas detenciones. Una parte de los diputados de la oposición
decidió boicotear las sesiones de la Cámara hasta tanto fueran disueltas las
milicias fascistas.
 En enero de 1925 Mussolini ya había superado la crisis, puesto que la reacción
opositora no tuvo suficiente fuerza como para conmoverlo. El 3 de enero dirigió
a la Cámara un discurso en el que declaró asumir "la responsabilidad política,
moral e histórica por todo lo que ha pasado", y anunció a estar dispuesto a un
enfrentamiento definitivo con la oposición.
 A partir de ese momento la prensa de oposición es perseguida y se procede a
la disolución de asociaciones consideradas subversivas. La violencia de las
milicias recrudece, y es puesto al frente del partido fascista su dirigente más
intransigente: Roberto Firanacci.
 En octubre de 1925, el llamado "Acuerdo del Palacio Vidoni" establece que la
representación obrera, en sus tratativas con las patronales, será monopolizada
por los sindicatos fascistas.
 La ley del 24 de diciembre de 1925 creó para Mussolini el cargo de "Jefe de
Gobierno" con la totalidad del Poder Ejecutivo, siendo sólo responsable ante el
rey; también suprimió la iniciativa parlamentaria. Un mes más tarde, otra ley
atribuye poderes legislativos al "Jefe de Gobierno".
 El 4 de noviembre de 1926 fueron aprobadas las llamadas "leyes de defensa
del Estado", conocidas como "leyes fascistísimas", con lo que concluye todo
resto de libertad. Los partidos políticos son disueltos.

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