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Te explicamos qué es fascismo y cómo se originó. Además, cuáles son sus características
principales, cómo actuaba ante la oposición y qué fue el Holocausto.
fascismo nazi
Uno de los casos más emblemáticos del fascismo fue la Alemania nazi de Adolf Hitler.
¿Qué es el fascismo?
El fascismo fue un movimiento político que surgió en Europa en la década de 1920 y gobernó
diferentes países hasta 1945. Se oponía a los movimientos liberales que promovían la
democracia y a los movimientos obreros que surgieron bajo los modelos del marxismo y del
anarquismo.
Como movimiento político, nació en Italia ligado a la figura de Benito Mussolini, y tomó por
primera vez el poder en Roma en 1922. El rápido triunfo de Mussolini provocó que el uso del
término fascismo se extendiera para referirse a los movimientos totalitarios de extrema
derecha que nacieron en el período de entreguerras en Europa.
El ejemplo más relevante fue la versión alemana encabezada por Adolf Hitler, el
nacionalsocialismo o nazismo. En España, el falangismo, y en cierta medida, la dictadura de
Francisco Franco tuvieron rasgos típicos del fascismo.
Por extensión, y a veces de forma poco apropiada, la palabra fascismo se utiliza para referirse
a todo tipo de movimientos autoritarios de extrema derecha que han ido surgiendo en el
mundo en épocas posteriores.
Preguntas frecuentes
En Italia, el fascismo surgió con los grupos paramilitares llamados “camisas negras”.
El fascismo nació en sociedades afectadas por la Primera Guerra Mundial (1914-1918), debido
a diversos factores:
La existencia de millones de excombatientes con una ideología autoritaria, antidemocrática e
hipernacionalista.
El miedo de las clases medias y altas al triunfo de una revolución comunista, tal como había
pasado en Rusia en 1917.
En Italia, el fascismo tuvo sus orígenes con un poeta italiano llamado Gabriele D’Annunzio, que
fue soldado durante la Primera Guerra Mundial y defendía ideas nacionalistas.
Al finalizar la Primera Guerra, los países aliados que resultaron ganadores (Estados Unidos,
Inglaterra, Francia e Italia) se repartieron los territorios conquistados.
Los italianos consideraron que habían sido perjudicados en el reparto, ya que no habían
recibido los territorios que reclamaban. En este contexto, D’Annunzio tomó por la fuerza la
ciudad de Fiume (actual territorio de Croacia), con un ejército de 2000 soldados.
En 1920 D’Annunzio, junto con el sindicalista Alceste de Ambris, escribió una constitución
llamada La carta de Carnaro e instauró en Fiume un régimen particular en el que se atribuyó
poderes especiales, ignorando la democracia. Creó un grupo de militares de camisa negra que
se encargaba de reprimir y torturar a cualquier persona que criticara o se opusiera al régimen.
En paralelo, otro militar italiano llamado Benito Mussolini estaba adquiriendo cada vez más
poder. Mussolini aprovechó la situación de descontento social por la crisis económica y los
pocos beneficios que Italia había obtenido tras la guerra. Se oponía a los movimientos
socialistas y comunistas italianos, y atacó a sus militantes con un ejército paramilitar, también
llamado camisas negras. Tras acceder al poder, Mussolini se inspiró en muchas de las ideas y
medidas tomadas por D’Annunzio en Fiume.
En 1933 el militar austrohúngaro Adolf Hitler tomó el poder en Alemania, adoptando la visión
fascista con un fuerte agregado de racismo contra todos aquellos que no pertenecían a la raza
aria, considerada superior.
En 1936 el militar Francisco Franco lideró un golpe de Estado en España. Como en la ciudad
capital el golpe no tuvo éxito, se desencadenó la guerra civil española, que enfrentó a
republicanos y sublevados o revolucionarios.
En 1939 los sublevados resultaron victoriosos tras contar con una fuerte unidad militar e
instalaron una dictadura, que duró hasta 1975. Su gobierno tuvo varios rasgos que compartió
con los regímenes de Mussolini y de Hitler.
Fascismo
Totalitarismo. El partido oficial era el único permitido, y las personas debían subordinarse al
Estado. El uso de la fuerza y la figura del gran líder fueron fundamentales para ejercer el
control de la sociedad.
Antiliberalismo. El liberalismo era considerado una ideología débil, que atentaba contra los
ideales de disciplina y obediencia.
Antimarxismo. El fascismo creía que la sociedad debía ser una nación homogénea y creía que
las ideas marxistas de la “lucha de clases” atentaban contra su unidad. Las organizaciones
socialistas, comunistas y anarquistas fueron perseguidas.
Autoritarismo y militarismo. La sociedad era pensada como una organización militar, en la que
la disciplina y el orden eran fundamentales. La policía y las fuerzas militares se encargaban de
mantener la obediencia de la sociedad a través de la violencia.
Liderazgo carismático. La figura del jefe (duce en Italia, führer en Alemania, caudillo en España)
reunía el poder absoluto sobre el partido, el Estado y la sociedad. El carisma del líder era
difundido a través de un sistema de propaganda que alimentaba el culto a la personalidad.
Empleo del terror. Quienes se oponían al régimen totalitario eran amenazados, tomados
prisioneros o asesinados.
Benito Mussolini fue el líder del fascismo italiano que tomó el poder en 1922.
Con el apoyo político y económico de estos sectores, en 1921 creó el Partido Nacional Fascista.
Al año siguiente, lideró un golpe de Estado, conocido como “la marcha sobre Roma”. El
gobierno liberal democrático dimitió y el rey Victor Manuel III traspasó el gobierno a Mussolini.
A partir de 1924 Mussolini profundizó las políticas fascistas para instalar un régimen totalitario:
abolió los partidos políticos y los sindicatos, suprimió libertades de expresión política (como las
huelgas) y se proclamó Duce (que significa “guía” o “líder”). Adquirió las funciones de jefe de
gobierno, primer ministro y secretario de Estado. En adelante, la propaganda sistemática llevó
a la exaltación de la figura del Duce como líder carismático de la Italia fascista.
En términos sociales, reformó el sistema educativo para controlar las ideas y los valores que se
enseñaban en la escuela. Los docentes y profesores universitarios debieron vestir camisas
negras (como los fasci) y jurar fidelidad al régimen.
En este contexto, hacia mediados de la década de 1930, Mussolini comenzó su política exterior
expansionista y reclamó territorios en diferentes partes de África. En 1935, invadió Abisinia
(actual Etiopía) y en 1936, pactó con Alemania una alianza militar.
El nacionalsocialismo alemán
El ascenso del nazismo contó con el apoyo de diferentes sectores de la población alemana.
Luego de la Primera Guerra Mundial, se desató en Alemania una crisis económica, política y
social sin precedentes. La República de Weimar (gobierno democrático liberal) no pudo hacer
frente a los continuos reclamos de los diferentes sectores de la sociedad y con la
profundización de la crisis se fue debilitando. En ese contexto, tanto los partidos de
ultraizquierda y como los de ultraderecha se popularizaron.
Adolf Hitler dirigió el Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán desde 1921. Era un partido
nacionalista, antisemita y crítico de las consecuencias en Alemania que tuvo la firma del
Tratado de Versalles. En 1923, durante una corta estancia en la cárcel, Hitler escribió “Mein
Kampf” (que significa “mi lucha”), el libro que resume su ideología .
La crisis de 1929 y su brutal repercusión en Alemania permitieron que Hitler se ganara el apoyo
del gran capital alemán y amplios grupos de la población. En las elecciones de 1933, el partido
nazi obtuvo el 45 % de los votos, y Hitler fue nombrado canciller. En 1934 alcanzó los votos
necesarios en el Parlamento para obtener plenos poderes y la facultad de dictar leyes. Ante el
fallecimiento del presidente Hindenburg, Hitler concentró todo el poder en sus manos (las
funciones de presidente y de canciller) y se autoproclamó Führer del Tercer Reich de Alemania.
Desde entonces, Hitler impuso un régimen totalitario: prohibió los partidos, eliminó libertades
políticas y cívicas, y organizó a persecución violenta y sistemática de sus adversarios a través
de los grupos paramilitares del partido (las SA y las SS), y la policía secreta (la Gestapo).
Los nazis buscaron homogeneizar la sociedad alemana imponiendo su ideología en todos los
aspectos de la vida y en todos los sectores sociales. Para ello, se implementó la propaganda
masiva que fomentaba el racismo, el antisemitismo, el anticomunismo y el nacionalismo.
Además, se alimentó el culto al líder a través de la educación, y los desfiles y grandes eventos,
en los que se mostraban fotos de Hitler, cruces esvásticas y banderas nazis.
El racismo fue un aspecto clave de la ideología y las políticas nazis. La discriminación racial se
oficializó con el ascenso del gobierno nazi y se profundizó en los años posteriores. Al comienzo,
la discriminación fue racial y propagandística. Luego, con las leyes de Nuremberg firmadas en
1935, se asentaron las bases legales para desarrollar la segregación espacial y cívica. Se
crearon guetos barriales y se limitó la libertad de circulación de las personas de origen o
práctica judía. La discriminación racial también alcanzó a los gitanos y otras minorías étnicas de
la población alemana.
Con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, la población de los guetos fue movilizada a
campos de concentración y obligada a realizar trabajos forzados, en condiciones de vida
atroces. Esto implicó el diseño de un sistema sofisticado para la explotación de las personas
prisioneras. Hacia el final de la guerra, el gobierno nazi dictaminó la “solución final del
problema judío”, que implicó el asesinato sistemático de los prisioneros judíos a través de
cámaras de gas e inanición. Al genocidio del pueblo judío se lo conoce hoy en día como
Holocausto, e implicó el asesinato de más de 6 millones de personas.