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Rojas Rangel Liliana

El fascismo en México durante el siglo XX

El fascismo fue un fenómeno internacional que se esparció por todo el mundo en


el periodo entre guerras e incluso hasta nuestros días, tuvo un impacto enorme en
la historia mundial, movilizo, involucro y afectó la vida de millones de personas, así
como revoluciono la manera de entender y practicar la política dibujando un
panorama cultural nuevo. En los países donde el fascismo surgió había una
tensión debido a la perspectiva internacional y las condiciones locales, debido a
que estas determinaban las posibilidades de que estos movimientos llegaran a
evolucionar hasta ser partidos con una buena estructura y popularidad hasta así
llegar al poder.

En América Latina los esfuerzos fascistas fueron intensos, la Italia fascista


aprovecho la presencia de vastas comunidades italianas en el continente, de
movimientos y regímenes fascistas y autoritarios adecuados a la alianza con
Roma. Pero los resultados fueron decepcionantes y todo lo invertido en
propaganda no llevaron a ningún resultado práctico, aunque si sirvió para la
fortalecer la estructuración de grupos fascistas locales. Por su parte la propaganda
nazi circulo ampliamente y algunos grupos fascistas veían con simpatía la
Alemania de Hitler, pero su exagerado racismo y agresivo imperialismo no era del
agrado de los fascistas del continente. La Falange española realizo su propaganda
dirigida a los descendientes de españoles y a los movimientos próximos del
continente, pero al igual que el proyecto italiano, termino siendo un discurso de
palabras huecas debido a la precaria realidad económica y militar de España. 1

Pasando particularmente a México la palabra “fascismo” ha sido reducida a un


mero insulto, suele aplicarse a presidentes, gobernadores, lideres etc. También es
común la asociación del término con la “derecha”, muchas veces en la fórmula de
la “extrema derecha”. En América Latina se solapa con el fenómeno populista y se
suele confundir con algunos regímenes militares que en su momento asumieron

1
Cf. João Fábio Bertonha, Los fascismos en América Latina. Ecos europeos y valores nacionales
en una perspectiva comparada, p.38-41.
un carácter fascista. En México y en otras partes el fascismo se sumó a una gran
cantidad de movimientos y agrupaciones radicales nacionalistas que cuentan con
diferentes características.

México es un caso emblemático de la difusión del fascismo fuera de Europa, el


fascismo italiano era un modelo disponible y este fue aprovechado discretamente
por los diversos gobiernos desde Obregón a Cárdenas. Probablemente quien más
influencias recibió fue el Partido Nacional Revolucionario (PNR) el cuál desde
1928 se desempeñó como punto de convergencia y expresión institucional de toda
la Revolución Mexicana. Aparte de que su similitud con el “Partito Nazionale
Fascista” italiano (PNF) fue reconocido por observadores en Italia. De igual
manera el fuerte liderazgo de Plutarco Elías Calles, denominado “Maximato” por el
título de “Jefe Máximo” que ostentaba, evocando un modelo mussoliniano, pero en
México no era posible establecer una dictadura abierta y de larga duración por la
Revolución que se justificaba en el derrocamiento de una dictadura y por el
principio establecido de “No reelección” como norma inquebrantable. Aparte de
que Elías Calles no fue un líder carismático capaz de hablarle a las masas como
Mussolini en Italia, Lázaro Cárdenas si lo fue pero tuvo una inclinación hacia el
populismo y sus decisiones geopolíticas lo mantuvieron alejado del fascismo
italiano.2

En el Norte y en el área del Golfo de México se detectan impulsos más claros


hacia las formas fascistas. En el estado de Sonora el gobernador Rodolfo Elías
Calles, hijo mayor de Plutarco Elías Calles, en los años treinta implementa un
programa eugenésico para “limpiar” el Estado de los inmigrantes chinos,
apuntando a “conservar la pureza de la raza mexicana”. El trato persecutorio que
se le dio a los chinos en el marco de una retórica racialista evoca a la situación en
Alemania con la llegada al poder del nacionalsocialismo de Hitler. El gobernador
del estado de Tabasco, Tomás Garrido Canabal estuvo más cerca de un perfil
fascista al formar una milicia de “camisas rojas” y con su propaganda modernista
revolucionario enfocado en el nacionalismo y el anticlericalismo. Aun bajo el
gobierno de Cárdenas se tuvo notable presencia de gobernadores con estilo
2
Cf. Franco Savarino, Los avatares del fascismo en México, pp. 155-156.
fascista, como Román Yocupicio en Sonora quien por sus adversarios era
apodado como “el Mussolini de México” carismático líder nacionalista antiyanqui y
antisemita, quien tuvo el apoyo de la anticomunista Unión Nacional de Veteranos
de la Revolución (UNVR). Otros como Joaquín Amaro, Saturnino Cedillo y Juan
Andrew Almazán se acercaron al fascismo.3

Dentro de los círculos intelectuales mexicanos el fascismo igualmente tuvo


influencia, como el escritor y político José Vasconcelos proveniente de una
formación positivista apuntaba al surgimiento de una América Latina nueva y
fuerte encaminada a la unidad y a modernizarse con sus propios parámetros,
corrigiendo su ruta hacia la decadencia y sacudiéndose la carga extranjera.

Los grupos radicales de derecha, seculares o religiosos fueron otro espacio de


difusión de ideas y sugestiones fascistas, aunque algunos de estos en realidad no
pueden ser clasificados como fascistas, fueron vistos de esta manera por sus
militantes, sus enemigos y por la opinión pública.

El Partido Fascista Mexicano (PFM) fue el primer movimiento de esta índole,


fundado en 1922 por el periodista y productor de cine Gustavo Sáenz de Sicilia.
Surgió por una ola de curiosidad y simpatía por el movimiento fascista de
Mussolini, aunque se podría decir que se trataba más de una moda que de una
difusión real de este fenómeno ya que el fascismo era conocido de una manera
muy vaga y parcial. De igual manera el PFM de inmediato atrajo a personajes y
grupos hostiles al gobierno, y alarmo a los ambientes gubernamentales y
sindicales donde se vio como un peligro inmediato. Pero el PFM fue efímero,
durante 1923 se debilito y definitivamente de disolvió en 1924. Tras la llegada de
Lázaro Cárdenas a la presidencia, en 1936 Sáenz de Sicilia y una parte de la
antigua militancia fascista fundan con tendencias conservadoras y anticomunistas
un nuevo grupo denominado “Confederación de la Clase Media” (CCM), así como
otras agrupaciones que surgieron como: el Partido Socialdemócrata Mexicano, el
Comité Pro-Raza, la Acción Cívica Mexicana, el Frente Anticomunista y,
destacadamente, la Acción Revolucionaria Mexicanista (ARM). 4
3
Ibid., pp.157-158.
4
Ibid., pp. 161-163.
La Acción Revolucionaria Mexicanista, llamados “Las Camisas Doradas” fue
fundada en el seno del Comité Pro-Raza del Distrito Federal el 25 de septiembre
de 1933. Su fundamental objetivo era el engrandecimiento moral y material de
México. Esta organización estableció que sus armas de lucha serían el boicot, la
propaganda oral y escrita, la manifestación pública y la gestión legal. Como
símbolo distintivo adoptaron una águila roja de trazos modernistas con alas
extendidas dentro de un rombo apoyada en uno de sus vértices. Los hombres
vestían de dorado con un pañuelo al cuello, sombrero de cowboy y la insignia en
el brazo, el saludo era levantando un brazo con el puño cerrado y usaban un
garrote con una cinta de cuero en la mano izquierda. Es sus discursos se
destacaba la importancia de la familia, la religión y la moral. 5

La ideología de esta organización se caracterizaba por su antisemitismo y


anticomunismo, su actividad principal consistía en intimidad a huelguistas. Pronto
esta tuvo filiales en toda la República, en especial entre la clase media. El
fundador de los “Dorados” fue Nicolás Rodríguez Carrasco quien se decía antiguo
villista, quien en 1934 se convirtió en el “Jefe Supremo” de los “Camisas Doradas”.
Esta organización se formó con muchos políticos y exmilitares fracasados. Su
campaña fundamentalmente consistió en apalear comunistas y judíos, a
comunistas los atacaban incluso en sus oficinas y en varias ocasiones fueron
golpeados por dirigir o participar en huelgas o movimientos laborales. Mientras
que a los judíos los atacaron de varias maneras: a través de la prensa y
publicando folletos que recordaban a la propaganda nazi, extorsionando a los
pequeños comerciantes hebreos y mediante ataques físicos directos. 6

A pesar de su nombre y de su estilo fascistizante, tuvieron poco o quizás nada que


ver con el fascismo, sin fuerza entre las masas, sin liderazgo carismático, eran
demasiado derechistas y elitistas para ser fascistas, así lo entendieron los
observadores italianos, que se expresaron siempre con mucho desprecio hacia los
camisas doradas y su fundador Nicolás Rodríguez. Y en realidad este movimiento
5
Cf. Alicia Gojman de Backal, La Acción Revolucionaria Mexicanista y el Fascismo en México: los Dorados,
pp.292-293.

6
Ibid., p.295.
no tuvo un papel determinante en la vida política del país debido a no ser portavoz
de una parte importante del pueblo.

Alemanes, italianos y españoles conformaban el fascismo inmigrante en México.


La difusión del nacionalsocialismo entre los alemanes en México fue amplia, los
alemanes en México asumían que el nuevo régimen autoritario nacionalista en la
Madre Patria era la expresión de una renovada grandeza que se proyectaba en el
mundo y reverberaba entre todos los emigrados. Entre los españoles en México, la
Falange tuvo una notable difusión a partir de 1937, por sus lazos históricos la
comunidad española tenía una posición especial en el país, por lo que se
integraba de más fácil en las actividades políticas nacionales entre los ambientes
tradicionalistas, conservadores y anticomunistas. Los italianos en México eran
reducidos, entre ellos, el Partito Nazionale Fascista (PNF) se hizo presente a
través de la red de los fasci, los italianos aprovecharon la llegada del fascismo
para compactarse como comunidad, reforzar su identidad y levantar su orgullo
nacional.7

Aunque fue con rasgos peculiares, en México se extendió el fenómeno fascista.


Encontrando fascismo primero en el México posrevolucionario, que recibió
influencias desde Europa, particularmente de Italia, y este evoluciono como un
régimen autoritario, corporativo, nacionalista, modernizador y de masas. Pero esto
no es suficiente para incluir a el experimento político mexicano entre los fascismos
ya que un “México fascista” no surgió por razones como: la atrasada estructura
socioeconómica, un desarrollo aún rudimentario de un Estado moderno, México no
era suficientemente avanzado para tener un modelo como el fascismo. Pero aun
no siendo fascistas como tal, los gobiernos posrevolucionarios satisfacían muchos
de los logros de los regímenes fascistas como el nacionalismo económico y
cultural, la defensa contra amenazas extranjeras, y la apertura de canales para
una movilidad social ascendente. También es posible notar fascismo minoritario en
algunos grupos radicales y de comunidades extranjeras, y algunos con elementos
estéticos y superficiales como los “camisas doradas”.

7
F. Savarino, op. cit., pp.164-166.
Bibliografía

 BERTONHA, João Fábio, Los fascismos en América Latina. Ecos europeos


y valores nacionales en una perspectiva comparada, México, Escuela
Nacional de Antropología e Historia, 2013, pp. 31-65.
 GOJMAN DE BACKAL, Alicia, “La Acción Revolucionaria Mexicanista y el
Fascismo en México: los Dorados” en Jahrbuch für Geschichte
Lateinamerikas (Anuario de Historia de América Latina), núm.25, Alemania,
1988, pp-291-302.
 SAVARINO, Franco, Los avatares del fascismo en México, en Campos
López, Xóchit P. y Diego M. Velázquez Caballero (coords.). La derecha
mexicana en el siglo XX: agonía, transformación y supervivencia, Puebla,
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2017. pp.149-170.

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