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¿Jezabel en la Iglesia?

Emilio A. Martínez Pérez


JEZABEL EN LA IGLESIA

ISBN:

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expreso del autor.

Diagramación:
Basilio Guzmán

IMPRESO EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


Índice
¿Jezabel en la Iglesia?
Emilio A. Martínez Pérez
Índice
PRÓLOGO
Dedicatoria
Agradecimiento
INTRODUCCIÓN
Confirmación profética del llamado: ¡Cumpliendo el propósito!
Rumores y traición
Protocolo y reglamento congregacional
La hermana “Belinda”
Capacitación en la consejería pastoral
La Adivina de Endor
El común acuerdo con la autoridad establecida por Dios ante el
discernimiento divino
Levantamiento ministerial: La Pastoral
Un ex santero convertido al Evangelio
El procesamiento de nuestra humana condición
Abraham antes de hacer su pacto con Dios
Nehemías hizo su parte, haz tu parte
Jezabel, en nuestro campo de batalla espiritual
Jezabel como una aparente autoridad profética
Adoración fingida
Cuando un líder se enseñorea de la grey
Ser guiados por el Espíritu Santo
Mi pueblo perece por falta de conocimiento
Guerra espiritual como un servicio
El evangelista que vendía joyas y productos naturales
Realidad ineludible
Corazón de pastor a toda hora y en todo lugar
Heridas abiertas en el alma
Los dones del Espíritu en la tarea de consejería pastoral
Desenmascarando al espíritu de Jezabel
Adoctrinamiento jezabélico subliminal
El culto a María como estrategia de Jezabel
Volvamos a Lorenza
La Unción de Restauración Profética
Otro ejemplo de “Operador silencioso”
Eunucos: Castración Biológica y Espiritual
Judas Iscariote y el espíritu de Jezabel
“13” Significa Restauración.
Confrontar es esencial
Jezabel en la iglesia-Visión Espiritual
Legalismo Pastoral
El Cartel contra ataca
Homosexualidad en la iglesia
Dios es amor y es fuego consumidor
El hedonismo griego influyó sobre la mentalidad de conquista
universal romana
Laodicea: Una iglesia aventajada, vomitada por la boca de Dios
Nicolaismo pastoral y doctrinal
Esmirna es encarcelada y Sardis falla en su encomienda
Jonás y el espíritu de crítica
La unción que restaura
La estrategia de Espíritu Santo
El pastor invitado
La imperfección e inmadurez de Sardis
Epílogo
Acerca del Autor
PRÓLOGO
Cuando comencé con la tarea de escribir movido, dirigido e
inspirado por el Espíritu Santo de Dios, -sin su dirección e
inspiración no hay nada que podamos comunicar con sentido o
propósito en relación a los asuntos que atañen a lo eterno y a la vida
que Jesús el Salvador estableció para sus hijos aquí en la tierra-- y
cómo vivir conforme a su perfecta voluntad, -- jamás imaginé cuan
duro podía ser.
Ni las destrezas académicas e intelectuales ni el
conocimiento humano fueron suficientes herramientas para concluir
con éxito esta noble empresa: la de expresar de forma escrita el
pensamiento divino con las limitadas e imperfectas cualificaciones
humanas. No obstante, el esfuerzo humano invertido en
cooperación única con el Espíritu Santo de Dios, concretaron lo que
parecía interminable, cuesta arriba e imposible.
La carátula y el título del libro fueron revelados por el Espíritu
Santo. No hay mérito alguno en mí, no hay destreza humana
académica e intelectual alguna en mi persona que pueda dar
significado y crédito alguno a esta obra escrita. ¡Toda la Gloria es
para Dios!
De entre todas las cosas que atentaron arrestar la
encomienda de escribir, además de la confrontación continua al
espíritu de Jezabel quien me amenazaba de muerte continuamente,
--puedo recordar el dolor, la frustración, la desesperación y el enojo
cuando inadvertidamente surgían apagones de luz y perdía
fácilmente tres y hasta ocho horas de trabajo escrito sobre el teclado
(no tenía un “battery back-up” entonces) o la explosión en llamas,
“sin razón aparente” de dos monitores de fábrica recién adquiridos.
De hecho, el monitor con el cual pude concluir el trabajo era un
monitor en desuso, olvidado y lleno de polvo que me obsequió un
amigo. ¡Creo que aquí cabe hacer hincapié en que Dios se glorifica
en lo que otros desechan o es aparentemente inútil o cae en
desuso! ¡Soy como ese monitor!
Recuerdo palpar la ira de los demonios—las manifestaciones
demoniacas eran continuas—no solo en este asunto de los
monitores sino estos operando en contra de mi propia vida cuando
en una ocasión fui sacudido en mi silla por estos, intentando
disuadirme de mi encomienda mientras escribía. En otra ocasión,
luego de trabajar sentado por largas horas sufrí un colapso de la
espalda, cayendo al suelo con un dolor insoportable durante tres
días consecutivos sin poder moverme ni contar con ayuda por lo que
nadie pudo enterarse de lo ocurrido o asistirme médicamente. Dios
me levantó al tercer día en oración y pude reincorporarme sano para
continuar con la labor frente al monitor.
Esto, sumado al hecho de engavetar lo escrito, retomar el
contenido de lo escrito y volver al proceso de redacción fueron solo
algunas de las constantes que enfrenté al responder en obediencia
al llamado de escribir sobre el espíritu de Jezabel. Este espíritu de
control y manipulación es real y está metido en muchas
congregaciones. Es un espíritu tóxico y problemático que necesita
ser confrontado en el nombre de Jesús si queremos alcanzar la
plenitud de lo que Dios anhela para la iglesia: una iglesia santa y
limpia de toda contaminación espiritual engañosa. Con este libro “le
ponemos el cascabel al gato” y exponemos el engaño espiritual al
que hicimos frente durante siete años mientras ejercía mi llamado a
la pastoral en obediencia al llamado del Espíritu Santo de Dios.
Muchas veces quise abandonar el manuscrito con enojo y
decepción pues me quebrantaba al no ver cumplidas mis propias
expectativas humanas de éxito. Extravié el manuscrito, me preocupé
mucho ante la posibilidad de no volver a encontrarlo, lo encontré
nuevamente con gozo, se estropeó con agua, se manchó con café
derramado y fue leído a medias e ignorado por otros igualmente.
Sobrevivió en oración por la misericordia y la gracia de Dios. Estoy
convencido de que está aquí, impreso en este libro para guiarte en
tu relación con Dios, le ames, le sirvas y confíes solo en Él pues te
ama y anhela guiarte a toda verdad y a toda justicia, Juan 16: 13-15.
Sé igualmente que es un legado a una generación necesitada de
saber lo que ocurre en la iglesia próxima a ser levantada. ¡Él viene
pronto!
“Este mismo Jesús que fue tomado de vosotros al cielo en
una nube asimismo vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Hch.
1:11 ¡Sí, ven Señor Jesús! Apocalipsis 22: 20.
¡Espero en oración, si no le conoces, que lo recibas hoy
como Dios, Señor y Salvador de tu vida, tu iglesia, familia y tu
nación! “Y el que tiene oido, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias…” Apocalipsis 2: 1
¡MARANATHA CRISTO VIENE!
Dedicatoria
Dedico esta publicación a los profetas del Señor de la iglesia
del presente siglo 21. Reconozco y dedico, asimismo, el legado de
los profetas del tiempo antiguo desde Noé hasta el profeta Juan,
desterrado en la isla de Patmos, y a aquellos a los cuales la gracia
de Dios ha alcanzado, otorgándoles el privilegio del llamado hoy.
Ustedes han hecho posible para la Gloria de Dios que el
Reino de su amado Hijo Jesucristo sea extendido y dado a conocer
sobre la faz de la tierra guiados por el poder del Espíritu Santo y del
mismo modo, harán posible su continua extensión para salvación de
los hombres pecadores hasta el arrebatamiento de la iglesia y su
segunda venida.
Agradecimiento
No puedo olvidar agradecer primero a mi amoroso y amado
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo quien lo ha hecho todo posible, a
mis amigos y hermanos en Cristo, a mi familia, en especial a mi
mamá, Isabel Pérez Vélez y a mi padrastro, el licenciado Herminio
Martínez Tirado. Ustedes han hecho posible que pueda concluir este
llamado con su amor desinteresado, aceptación, detalles y cariño.
¡Gracias! ¡Los amo en Jesucristo!
INTRODUCCIÓN
Cortando con Jezabel
Durante más de dos décadas sostuve un vínculo con una
familia de origen hispano-centro americano. Fue un tiempo para
lidiar con procesos de sanidad y liberación en mi propia vida antes
de retomar mi llamado al ministerio, aunque el tiempo invertido con
esta, se centraba en conversaciones y diálogos con una de sus
hijas, soltera.
Ellos no eran creyentes cristianos. Aunque no compartían mi
misma fe, su aparente aceptación todos esos años llegó a
resultarme extraña. Creí que era empatía y apertura al evangelio.
Pensé que algún día vendrían a salvación en Cristo, pero nunca
mostraron compromiso o interés alguno en entregar sus vidas al
Señor.
Cuando inicié este vínculo con ellos fue con la intención de
darles testimonio y servirles en el amor de Cristo. No obstante, la
aparente amistad que surgió luego, y años más tarde, en medio de
mi proceso compartido con una de sus hijas, se convirtió en una
oportunidad para hablar de mis convicciones cristianas y así tener
momentos en compañía de una familia que se mostraba confiable y
además eran vecinos cercanos.
Mi proceso conllevó ser transparente y revelar detalles de mi
vida íntima, aunque fue solo a su hija, “mi aparente amiga”.
Siempre supe del riesgo de exponer cosas o detalles de mi
vida que podrían revertirse en mi contra en manos del enemigo,
pero al mismo tiempo sabía que saldría de mi proceso y que lo que
exponía de mi vida no significaba en manera alguna que estuviese
depositando mi confianza en ella, sino más bien, que mi honestidad
y transparencia eran la base para lo que un día sería un testimonio
de sanidad y restauración personal para la gloria de Dios en
Jesucristo.
Mi quebranto sexual en el proceso de enfrentar mi condición
durante este tiempo, me dieron la oportunidad, de, por medio de esa
confesión, obtener libertad del temor al rechazo y tener auto
aceptación, así como comprender el origen de mi atadura.
Sabía que Dios me procesaba y que debía esperar en su
tiempo para mi redención total. Aunque a veces me resultaba muy
duro hablar abiertamente del origen espiritual de eventos vinculados
a prácticas de pecado sexual con miembros de mi propio sexo en el
pasado, entendía que hablar de ello con libertad era parte del
proceso para alcanzar liberación.
Durante esos años nunca dejé de asistir a la iglesia ni de
orar. Buscaba anhelante mi liberación en ayuno y oración. Había
puesto dolorosamente una pausa en mi llamado al ministerio de
parte de Dios mismo, para lidiar con estas ataduras, pero no dejaba
de aprovechar cada oportunidad para recibir consejo pastoral,
ministración profética a través de la palabra de Dios y la oración. Al
cabo de doce años, el día anhelado llegó y recibí mi liberación.
¡Gloria a Dios!
La relación con mi “amiga” ya no era la misma para mí por
razones evidentes. Ya no tenía “material” para dialogar o conversar
sobre las experiencias sexuales pasadas, aunque seguía
hablándole de Dios y de lo que Dios había hecho conmigo.
Pasados unos años, luego del vínculo con esta familia y su
hija, tuve un sueño donde veía un pequeño ratón. Comencé a orar
para buscar entendimiento profético sobre el mismo y a pedir a Dios
que removiera todo obstáculo a sus propósitos en mi vida. Vi al
ratón como como una amenaza al fruto espiritual.
Ese día, de regreso a mi casa, me tropiezo en el camino con
el cuerpo de una rata descompuesta, con su osamenta expuesta y
su piel seca. Moscas sobrevolaban sus restos. Me impactó
profundamente.
El Espíritu Santo estaba utilizando el escenario natural para
traer revelación espiritual. La rata muerta era el equivalente profético
de la respuesta a la oración. El Espíritu Santo me revelaba que el
pequeño ratón de mi sueño la noche anterior había sido removido o
muerto como respuesta a la oración de fe.
¡El ratón de mi sueño era el obstáculo a mi madurez y
crecimiento espiritual!
Durante un tiempo devocional en mi casa recibí una llamada
de esta “amiga” para invitarme a un café. Siempre era su costumbre
y yo empezaba a incomodarme cada vez más dado a que tenía que
interrumpir mi tiempo devocional de oración y estudio bíblico para
aceptar su invitación.
No quería que pensara que la rechazaba si decía que no, por
lo que siempre terminaba en su casa o conversando con sus padres
o con ella.
A pesar de que era aceptado en su casa, siempre mantuve
mis reservas sobre las verdaderas motivaciones de estos al
permitirme entrar a su casa.
Siempre traté de guardar mi compostura como creyente
cristiano y aunque reciprocaba la aceptación recibida con respeto,
sabía que no practicaban mi misma fe en el Señor Jesucristo y era
inevitable tocar el tema de la fe y la Biblia temas tomados algunas
veces con incredulidad y mofa.
Durante esa invitación a su casa, generalmente tomábamos
un café. Fueron años transcurridos hasta darme cuenta y comenzar
a tomar nota de ciertas conductas carentes de juicio y contrastes
culturales, sobre todo en mi “amiga”, que me resultaban insólitos y a
veces insultantes.
Ella era materialista y bastante narcisista, pero en su interior
había profundas heridas de rechazo y fracasos amorosos que la
convertían en una mujer envidiosa, al igual que a sus padres, que
eran sumamente envidiosos y vivían de las apariencias.
Mi amiga buscaba atraer y tener relaciones con otros
hombres mucho más jóvenes que ella, que terminaban en ruptura y
fracaso. A pesar de que se refería a mi como su “mejor amigo y
decía que me quería mucho”, en realidad no era su mejor amigo. De
hecho, detestaba que lo dijera porque no era verdad, al menos de
mi parte. No me quería mucho; yo le era útil y conveniente.
No tenía amigos porque sus complejos de inferioridad,
agresividad y temor al rechazo le impedían abrirse a lo que ella
alegaba era una amistad entre nosotros. Esto la volvía controladora
en sus relaciones y su relación con sus padres era además infantil.
Usaba un tono aniñado para conversar con ellos.
Entre otras cosas, esta “amiga” evitaba que le hiciera
preguntas. Por ejemplo, no permitía que le hiciera preguntas sobre
el bienestar de algún familiar o preguntas meramente con un interés
empático que son las que fomentan y fortalecen la amistad y la
confianza.
Ella parecía mantenerme siempre al margen y comencé a
sentirme suspicaz. No obstante, mantuvimos ese vínculo “amistoso”
durante todos esos años; mi amistad con esta mujer tuvo su fin.
¡Dios me mostró que esta “amiga” era el ratón de mi sueño!
Todo terminó un día en el que conversábamos como de
costumbre, después de confrontarla con su manipulación. Ella
adjudicaba su conducta a que era reservada y poco comunicativa.
No era reservada y poco comunicativa, era manipuladora y
deshonesta.
Pretendía obtener información en silencio sin tener que
comprometerse a hacer lo mismo que yo hacía, que era mostrarme
transparente y honesto, virtudes básicas que forjan la amistad.
Al negarse a responder una pregunta que le hacía, con todo
el derecho de hacerla, en base a los años compartidos, decidí
responderle airado, indignado y de manera confrontante.
Al sentirse ofendida (se hizo la víctima ante el señalamiento)
y me echó de su casa. Luego se disculpó al darse cuenta de su
error. Después de esto Dios me dio instrucciones de cortar todo
vínculo con sus padres y con ella misma. Así que me retiré de esta
familia incluso evitando el saludo en lo sucesivo por orden de Dios.
Tuve, incluso, que pedirles a los padres de mi amiga que se
mantuvieran en su espacio y que respetaran el mío, luego de que
estos hicieran una alianza con un vecino para desprestigiar mi
ministerio junto a su hija por desquite, para lo cual llamaron a la
policía alegando falsamente que les alteraba la paz con mis actos
proféticos y mis “raras conductas”.
No les alteraba la paz, sentían pánico y temor porque los
demonios que estaban en ellos no resistían la voz del Espíritu Santo
exponiendo su maldad.
El Espíritu Santo les despojaba de su autoridad, la que
habían alcanzado sobre mi territorio físico. El Espíritu Santo
desalojaba y desplazaba a sus demonios del dominio espiritual. ¡Era
una pugna por el poder en el territorio!
Agradecí la visita de los policías quienes me dijeron: “No les
dirijas la palabra, que a ellos les diré lo mismo. De lo contrario, se
tendrá que ir a un tribunal.” Decidí no hacer alegaciones en contra
de ellos y perdonarlo.
Dios me mostraba que eran un obstáculo en mi llamado al
ministerio. No solo eran un obstáculo, sino que el Espíritu Santo
comenzó a revelar sus vínculos ocultos con la magia negra, la
santería africana, la santería caribeña y la macumba con una
mezcla de la religión católica.
Sabía de antemano que hacían ciertos rituales de despedida
de año, eran supersticiosos y muy discretos a la hora de hablar
sobre sus creencias o hablar con naturalidad de sus vidas y siempre
pensaba que eran inofensivos.
Recuerdo en una ocasión que la madre de mi “amiga” me
entregó unas tijeras y me pidió que yo cortara el cordón del cabo de
una vela con ellas. En el discernimiento de espíritus pude ver que
me hacía un “amarre” para ligarme a su familia.
A través de los años nunca sentí nada que me hiciera peligrar
espiritualmente hasta que Dios me mostró el obstáculo a través del
ratón de mi sueño. ¡Ellos eran un peligro al acecho!
“El Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y
los defiende.” Salmo 34:7.
Luego de haber cortado con esta familia, un día en particular
voy a hacer unas compras. Pasando por el pasillo de artículos para
el hogar y la cocina, veo una sola taza roja de café, en el escaparate
de tazas para el café.
Escuché la voz de Dios que me inquietó a comprar esa taza.
“¡Con esta taza de café rompes tu contrato con Jezabel!” fueron las
palabras del Espíritu Santo.
Sabía que la taza era un símbolo profético y que su color rojo
representaba proféticamente el poder de la sangre de Cristo, y que
sería utilizado por el Espíritu Santo para quebrar una ligadura
almática que me ataba emocional y espiritualmente a esta familia.
Al comprar la taza, renunciaba a la taza en la cual me era
servido el café en un lugar por personas consagradas al servicio de
Satanás.
A veces ocurrían cosas extrañas en esa casa como, por
ejemplo, que las fotos salían distorsionadas y en otra ocasión se
esparció por la atmósfera un hedor pestilente.
La casa era algo oscura en su interior y todo parecía estar
limpio, preservado e intacto como en un museo. El lugar vibraba con
una pesada y extraña energía.
En una ocasión antes de conocerles vi cuando sacaron a una
persona muerta de su casa. Dios me mostraba que era un sacrificio
humano a cambio de poder espiritual demoniaco.
Sabía que les gustaba consultar fuentes ocultistas como el
espiritismo y la santería y hacían referencias a esas prácticas. En
una ocasión intentaron manipularme para que tocara y tomara en
mis manos un libro de magia negra que alegadamente habían
encontrado en su propia casa envuelto dentro de un plástico.
Después de romper mis vínculos con estas personas, las
manifestaciones demoniacas se intensificaron el doble.
Nos costó años de ayuno y oración hasta obtener liberación
total de sus demonios y derribar sus altares al rechazar por el
Espíritu, todo vínculo amistoso con ellos. Tuve visitación de
hechiceros poderosos, pero en oración el Espíritu Santo nos
concedió destruir sus conjuros mortales y sus altares en regiones
espirituales remotas.
Una noche me levanté, y vi en visión una vela negra
encendida y una osamenta craneal frente a mi puerta. Sabía que
enviaban conjuros de muerte continuamente, incluso de locura, de
pobreza, de encarcelamiento, triunfo judicial humano y creación de
problemas, protección demoniaca del territorio y de sus
pertenencias, entre muchos otros conjuros a los cuales tuvimos que
hacer frente prolongadamente, reprender y desactivar en oración en
el nombre de Jesús.
¡La iglesia tiene que ser más persistente que su enemigo si
va a poseer la tierra y arrebatar la bendición!
El Espíritu Santo me mostró que el conjuro de muerte
enviado a mi persona llegó sobre un vecino cercano y al siguiente
día la madre de mi amiga algo turbada y acobardada se acercó a
preguntar si sabía que el vecino cercano había muerto.
Dios comenzó a revelar por discernimiento profético que
estas personas eran anatema y obstáculo en la extensión del reino
de Dios en mi territorio físico y en la ciudad. De hecho, el estado
espiritual de ellos era de blasfemia. Hijos de perdición como lo
reveló el Espíritu Santo.
A pesar de que les perdoné, Dios me mostraba que estaban
bajo una poderosa maldición que los condenaría en el infierno.
Aunque pedí misericordia, Dios me dejaba saber que no eran mi
responsabilidad nunca más y que los cortaba de mi lado.
Si serán salvos no lo sé. Existe una gran posibilidad de que
no. ¡Ellos prefieren los altares de adoración a sus demonios!
Hoy puedo contar que pude escapar gracias a la misericordia
de Dios y que era un plan perfecto para testificar sobre el peligro de
muerte que acecha a quienes hacen pacto o vínculos ajenos a la
palabra de Dios en Jesucristo como lo es el espíritu de Jezabel.
Mi “amiga” y su familia mantenían un vínculo de control y
manipulación por el espíritu de Jezabel con sus hechicerías para
mantenerme atado a su familia y a su servicio.
Esta familia en evidente fornicación y adulterio espiritual con
Jezabel, Ap. Cap. 2: 18- 29, tenía la apariencia de cristiana y de
aparentes buenos ciudadanos. Era la carnada espiritual demoniaca,
ocultando un regimen espiritual corrompido a la espera de esclavizar
y esparcir maldición sobre la tierra en la atmósfera espiritual.
Eran escarnecedores, murmuradores, ruidosos y gritones,
utilizaban música sensual y oriunda de su país de procedencia en
tonos elevados y perturbadores, además de que les gustaba indagar
en la vida de otros. Se reían burlona y sarcásticamente entre ellos,
en sus reuniones impías de manera escandalosa y perturbadora.
Incluso, por medio del don de ciencia y discernimiento de espíritus,
Dios me reveló que la madre de mi “amiga” se reía en alta voz con
una risa grotesca y destemplada con la que invocaba y esparcía
demonios en la atmósfera.
Eran gente de clase media baja con ínfulas de ricos. Siempre
oraba para Dios que me desvinculara de esa “amistad” pero siempre
accedía a compartir con ellos en su casa porque no quería que
pensaran que era un mal cristiano.
De no haber contado con el respaldo divino durante ese
tiempo visitando esa casa, jamás hubiese sido libre de las garras de
los demonios y de su ataque de destrucción por el espíritu de
Jezabel al cortar con ellos por orden divina.

Una ligadura almática


Una ligadura almática o una ligadura o atadura emocional y
espiritual se forma a través del hábito, lo que se vuelve familiar o
costumbre. Por ejemplo, las endorfinas u hormonas o transmisores
neuroquímicos que provocan el sentimiento de placer o bienestar en
el cerebro trabajan unidas a las memorias y recuerdos.
Cuando el Espíritu Santo rompe ligaduras de iniquidad
vinculadas al placer o al sentimiento de bienestar es necesario
identificar esas memorias o recuerdos al instante y comenzar a orar
en el Espíritu para romper y desligar el espíritu de la influencia de
esas emociones placenteras, con las cuales los demonios obtienen
ventaja para oprimir y eventualmente poder entrar a ocupar la casa
espiritual como lo dice el libro de Lucas 11: 24: 26
El perdón en arrepentimiento, la consejería pastoral, los
dones del Espíritu y el poder liberador de la sangre de Cristo son
imprescindibles en procesos de liberación y restauración espiritual.
Hubo que cerrar puertas y brechas espirituales que se
abrieron durante todas mis vistas y compartir tomando café con
ellos.
Ella solo quería una amistad para tomar café y se mantenía
en control de la amistad con su aparente aceptación de mi persona
junto a su familia sin rendir sus vidas al compromiso de los valores
como lo es la honestidad y la verdad transparente.
Dice la Palabra de Dios: “¿Andarán dos juntos, si no
estuvieren de acuerdo? Am. 3: 3.
No es posible mezclar lo santo y lo profano. No es posible la
amistad con Dios y con el mundo. El choque definitivo entre la luz y
las tinieblas, al cabo del tiempo, fue inevitable.

Espíritus Territoriales
Satanás pensaba que mi vínculo con ella era un acuerdo
amistoso con el espíritu de Sodoma. Aunque pudiese ser
interpretado de esa manera lo que no sabían era que el Espíritu de
Dios estaba obrando en mi vida en lo secreto, una liberación y una
sanidad espiritual.
Lo que ellos pensaban era una alianza conmigo, era una
estrategia de entrenamiento espiritual profético que me llevó a
comprender otras dimensiones y el proceder del reino espiritual
demoniaco invisible operando en esta familia sobre el territorio físico
incluso toda la ciudad.
En medio de una contienda espiritual el Espíritu Santo me
dijo: “espíritus territoriales”.
Comprendía que esta familia había invocado por años a
Satanás y que mi territorio estaba cautivo con su influencia
espiritual.
Dios me mostró en oración que principados y potestades
centenarios operando desde la Edad Media, gobernaban y regían
sus vidas con asignaciones ancestrales para maldecir a la iglesia de
Jesucristo.
Ellos obtenían poder adquisitivo a través de su influencia
espiritual demoniaca e impedían la prosperidad material de otros
con envidia y hechicerías, Gál. 5: 19- 21.
Solo en oración e intercesión en el culto a Dios, el gobierno

del Espíritu Santo, sujetos a la autoridad profética ministerial,

haciendo oración en el Espíritu, así como llevar a cabo actos

proféticos, ungir con aceite y ondear bandera dirigidos por el Espíritu


Santo fue el complemento indispensable en la liberación del

territorio físico y espiritual.


Este relato es un aviso de peligro a los cristianos ajenos al
ámbito espiritual invisible donde hay un gobierno espiritual
corrompido y demoniaco, impidiendo la extensión del reino de Dios,
afectando y destruyendo a muchos creyentes y que solo puede ser
removido en el nombre de Jesús por una iglesia militante, fiel y
obediente a las instrucciones en la palabra de Dios por nuestro
Comandante en Jefe: ¡JESUCRISTO EL REY DE REYES Y SEÑÓR
DE SEÑORES! por medio del Espíritu Santo de Dios.
¡Gloria a Dios!
Escribiendo estas líneas terminaba mi café mañanero con
aquella misma taza roja que el Espíritu Santo me inquietó a adquirir.
Declaramos que todo contrato con el espíritu de Jezabel,
espíritu de control y manipulación a través de la influencia de
espíritus territoriales demoníacos en mi ciudad es roto ahora en el
nombre de Jesús y por el poder liberador de la sangre de Jesucristo,
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Amén.
Confirmación profética del llamado:
¡Cumpliendo el propósito!
Recuerdo que Dios me llamaba a mi primera experiencia
misionera después de completar un arduo proceso de ayuno y
oración durante el cual viví intensos contratiempos. En aquel
momento Dios me ordenaba a hacer arreglos para salir a la
República Dominicana, mientras buscaba en oración el consejo de
Dios para mi futuro laboral y económico. En mi trabajo secular, en el
cual asistía como consejero pastoral en una empresa de cuidados a
pacientes en el hogar, se me pedía que redactara información falsa,
cambiando las fechas requeridas para las visitas a fin de cobrar a
los planes médicos, entre otras irregularidades fraudulentas y
administrativas, lo que generaba un gran pesar en mí, además de la
ausencia del sentido de propósito que comenzaba a experimentar.
Si bien amaba mi trabajo y sabía que se constituía en una
plataforma para dar testimonio de mi fe en Jesucristo, fue una
respuesta a la oración y un importante sustento económico. Dios me
encaminaba a una dependencia total de su Espíritu sin la atadura
laboral de las ocho horas y del fraude al que me negaba igualmente
a participar.
En Dios y en su obra requerimos, no solo de más de ocho
horas de trabajo para hacer su voluntad, sino de caminar en verdad
y en justicia. Más adelante Dios confirmaría mi encomienda
misionera mediante una palabra a través del don de ciencia,
mientras miraba la programación de una cadena de televisión
cristiana.
La palabra me era dada por un profeta del Señor y la misma
decía: “Hay un varón que me ve y el Señor le dice: “¡Yo haré lo que
me he propuesto hacer en mi corazón contigo en esta hora!” ¡Para
mi reposo, gozo y paz en el Señor, sabía que salía bajo la
aprobación y la guía divina!
Rumores y traición
Si bien al regreso de mi viaje y de dar testimonio de la visión
misionera a la congregación, fui acusado a mis espaldas de
“encontrarme atado por el homosexualismo, de haber ido sólo a
dormir durante mi viaje misionero, de ser espiritualmente inmaduro y
que no podría regresar para nada al país”.
La misma puerta que Dios me había abierto, fue el evento
que me resultó casi devastador emocional y espiritualmente. Jamás
me hubiera imaginado que fuera posible experimentar tal maldad de
parte de quien creí podría ayudarme a crecer y a guiarme a ejercer
mi llamado ministerial. Sabía con convicción que seguía un mandato
por orden del Espíritu Santo y que cumplía con todas las
expectativas para la encomienda del Señor.
Los rumores, los cuales también resultaban corrompidos e
insólitos porque yo vivía justificado por la sangre de Jesucristo,
perdonado y consagrado a Dios, fueron esparcidos en mi
congregación por quien llamaré la hermana Belinda. Casi me
arrebatan la vida por la desesperanza y consternación. Lloré
profunda y amargamente.
En mi turbación y desconsuelo anhelaba morir e irme a la
presencia de Dios preguntando al Señor, con amargura, qué me
ocurría y porqué. El Espíritu de Dios habló a mi corazón: “¡Estás
muriendo de dolor!”.
Literalmente sentía que mi alma abandonaría mi cuerpo en
un proceso de muerte física, conmoción emocional y espiritual. No
podía comprender lo que consideraba un despiadado ataque. Las
acusaciones hechas eran por una mujer cristiana a quien yo
consideraba una mujer “cristiana ungida”, entregada a la causa
misionera que yo tanto anhelaba llevar a cabo, íntegra y
obedientemente en el nombre de Jesús.

El poder destructivo de la lengua


Luego de esto, Dios habló a mi vida ordenándome quedarme
en reposo y oración en mi casa, aunque quería olvidarlo, pues
discernía en mi espíritu que todo era un contraataque espiritual del
reino de las tinieblas para detener el curso de mi llamado. Quería
permanecer en mi congregación y continuar adorando a Dios con
mis hermanos a pesar del trato anticristiano recibido, pero Dios no
me lo concedió.
Fui a recibir visión del campo misionero, con serias
expectativas en mi iglesia local y concluí casi consumido por la
tristeza y la desilusión, a pesar de la gran necesidad de volver a
adorar a Dios en mi congregación para dar testimonio de mi
experiencia.
Nunca había considerado el poder destructor de la
murmuración entre cristianos, pero aprendí una importante y
poderosa lección. Dios guardó mi vida, pero pensé que moriría
espiritualmente al no poder regresar a la congregación y que
sucumbiría víctima de la apatía, la amargura y el amor frío. ¡Pero no
fue así!
Dios me impartió paz y confianza ante la incertidumbre y el
desconsuelo. ¡Gloria a Dios! Supe que lo acontecido obraría para
bien, a pesar del inesperado momento de crisis durante mis
primeros cinco años de servicio cristiano, en plena faena de
consagración, santidad y de obediencia.
Recuerdo que, estando de rodillas buscando una respuesta
clara ante la inusitada embestida del Acusador de las almas a través
de la murmuración, sentir el poder de Dios que fluía en mi cuerpo
como corrientes de agua viva. Era la gloriosa presencia del Dios
vivo para confirmar sus cuidados de manera personal e individual
durante aquella repentina tempestad espiritual. Un ataque contra mi
testimonio de obediencia e integridad como varón de Dios.
Protocolo y reglamento congregacional
Mi congregación nunca me consideró un miembro oficial al
apoyarme al amparo de la denominación cristiana a la que
pertenecía, razón por la cual me instaron a ejercer el llamamiento
misionero de forma independiente.
Si bien, yo había gestionado la membresía en la iglesia local
por dirección de Dios, al cabo de esperar dos años de servicio,
diezmando y apoyando con regularidad a la iglesia local, el
reglamento y el protocolo ético de ese concilio establecía que solo
me podían apoyar en la tarea misionera bajo el amparo
denominacional, con dos años como miembro en plena comunión.
Yo solo contaba con un año como miembro formal oficialmente y
otro año de gracia, durante el cual perseveré fielmente en esta
iglesia, esperando aprobación de Dios en oración para formalizar mi
membresía.
Fui presionado por el pastor, antes de que Dios aprobara mi
estadía como miembro formal en la congregación. Aquel año de
espera hasta obtener la membresía oficial por dirección de Dios, fue
deshonestamente descartado y deshonrado, tal como se descarta
un plato sanitario de papel después de darle uso.
Cumplía moralmente ante Dios y ante los hombres con los
requisitos del reglamento y del protocolo (dos años congregado y
uno de estos como miembro oficial) para obtener el respaldo de la
denominación, pero pudo más el legalismo burocrático eclesiástico y
ciego, que el sentido común, la obediencia y el discernimiento de
espíritus.
Aunque Dios me removió de la congregación para tratar
individualmente mis necesidades espirituales más apremiantes, fui
desatendido por los lideres e ignorado con desinterés, descuido,
indiferencia, maldad y deslealtad, no solo antes de mi viaje
misionero dado al control manipulador y burocrático en el aspecto
administrativo, sino después del mismo ante la traicionera acción de
la extraña hermana Belinda con su murmuración al hermano de la
congregación a la que pertenecía.

Fariseísmo congregacional
Solo Dios es testigo de la indiferente y orgullosa religiosidad,
mezquindad e hipocresía, las ansias de poder manipulador y
controlador, así como la deshonestidad de quienes administraban
los asuntos de Dios en mi congregación, los mismos que una vez
me sonrieron tendiéndome la diestra en señal de compañerismo
cristiano, luego tornándose extrañamente en enemigos al iniciar
gestiones con mi primera experiencia misionera y, luego, ante la
indiferencia enajenada de estos líderes en relación al ataque contra
mi testimonio de obediencia y sujeción.
Ni al hermano en la congregación que escuchó y recibió el
rumor de Belinda ni a la hermana Belinda se le pidieron cuentas por
esta acción impía y corrompida en presencia de líderes
responsables, maduros y piadosos.

Trato pastoral ambivalente


Durante mis dos años de servicio en la congregación, en
general todo marchaba aparentemente bien. Nunca renuncié a mi
membresía formal, a pesar de haber sido enviado, sin respaldo
denominacional, después de escuchar el rumor del hermano hecho
por Belinda. Creo que es importante destacar la conducta del que
fue mi pastor antes de mi viaje, quien en ocasiones parecía
alentarme espiritualmente y en otras parecía incomodarse cuando
me veía saludar a algunos de los hermanos.
Yo me percataba, también, de que la junta de oficiales casi
ejercía equivalentemente la silla de la autoridad pastoral por sí
misma, ante las decisiones que tocaban al pastor sobre mi petición
de respaldo congregacional. No encuentro una palabra adecuada
para definir lo que pienso; se constituye en una vergüenza para un
pastor el que este sea pastoreado por su junta de oficiales, lo que yo
llamaría un “eunuco” en sentido espiritual. ¿Para qué Dios
constituye pastores si estos no pueden pastorear ni siquiera a la
junta?
Una de las oposiciones más vergonzosas, antes de mi salida
al viaje misionero, fue por parte de la presidenta de la junta de
oficiales, recién electa, al momento de tomar decisiones sobre mi
salida misionera, algo que iba a repercutir en contra de mi llamado
en la congregación.
Fue esta malévola líder de la congregación, la recién electa
presidenta, la que movió las fichas del tablero de juego
“denominacionalista”, en lugar del pastor a la hora de la toma de
decisiones para salir a mi primer experiencia misionera. Debo
señalar que también existían conflictos de intereses ajenos a los
asuntos de la iglesia, como el noviazgo recién iniciado entre los hijos
de ambos (era más importante mantener la cordialidad con la madre
del novio de la hija sin contradecirla en su puesto), además del celo
religioso que permeaba en el liderazgo de la iglesia local para
salvaguardar el protocolo y el reglamento ético denominacional.
Evidentemente, el pastor jamás hubiese violentado el
protocolo, aunque Dios mismo fuera quien se lo solicitara. El celo
religioso falso se caracteriza por la negación y la duda. Muy
difícilmente el Espíritu Santo puede operar entre cristianos
exhibiendo esta conducta suspicaz, escéptica y solapada.
He dejado en manos de Dios las razones que movieron a mi
pastor en ese entonces a mostrarse tan errático, ambivalente e
impredecible en su trato con mi persona y tan laxo y auto-indulgente
sobre las prioridades espirituales y administrativas de la
congregación, pero el Espíritu Santo también daba testimonio a mi
espíritu de un insensato y disimulado afán de competencia, para
hacer lucir su liderazgo pastoral ante los presentes, cuando me
presentaba al lugar de reunión a saludar a algunos de los hermanos
(celos ministeriales).
Durante una reunión que solicité para discutir algunos de los
pormenores de mi salida misionera, expresó delante de todos, que
yo sería apoyado en todo, cuando sorpresivamente, esta presidenta
recién electa salta de su silla para oponerse a la determinación del
pastor. (Por eso le llamé malévola hace unos segundos). Según ella,
no había suficientes finanzas para ayudarme en mi salida misionera.
Evidentemente era un pretexto utilizado como un ardid,
disfrazado de déficit en el presupuesto, para hacer lucir su nuevo
puesto como presidenta, haciendo alarde de poder y autoridad,
además de que era oprimida por celos espirituales junto al pastor.
Los celos espirituales se caracterizan, como mencioné, por una
actitud de prepotencia, desafío, desdén y suspicacia (envidia o
rebeldía).
Hice un intento de objeción durante la reunión, pero el pastor
me denunció a traición ante los demás, expresándome que Dios “no
era mío solamente”. Más que sorprendido, al notar que el pastor
actuaba hipócritamente, impredecible y con ira, incliné la cabeza,
porque una palabra más de mi parte hubiese sido catalogada como
una altiva falta de sujeción.
Así se considera muchas veces livianamente, a los siervos y
siervas de Dios que no están dispuestos a ser cómplices de seguir
la corriente tibia y secularizada de los imperios religiosos y la
infraestructura económica creada por ellos para su propio beneficio,
mediante el mollero humano.
Dios no era el último recurso de la alacena, como quiso mi
pastor, con su desacertado comentario para ilustrar a sus líderes.
Era una declaración sin sustancia con la cual se contradecía a sí
mismo ante su junta de oficiales cuando, en realidad, lo que yo
deseaba era compartir a Dios con mi visión con la congregación, la
cual aparentemente me apoyaba cuando me había ofrecido, unas
semanas antes, una posición como co-pastor y me había dado su
aval para movilizar las misiones en la congregación local.
Es descorazonador cuando un líder pastoral no puede
ejecutar la voluntad de Dios de forma plena, cuando su autoridad es
influenciada por un liderazgo malévolo, en este caso, el de una
presidenta inmadura, celosa, engreída y prepotente tomando el
control de la junta de oficiales.
Dolorosamente me percataba de que desconocían los
pormenores de la naturaleza del llamado que Dios me hacía.
Cuando le pregunté al anterior presidente de la junta de oficiales, del
cual tenía su apoyo, qué ocurriría, decepcionantemente se hizo el
desentendido expresando que se acababa su término en la
presidencia.
Mi moral cristiana se congelaba en el frío de la desesperanza
y la indiferente traición a mi llamado ministerial por estos hermanos
en la fe.

Control Financiero
Sabía que el pastor no quería que abandonara mi trabajo
secular para irme a las misiones, según me lo había aconsejado
antes de la profecía que confirmaba mi salida al campo misionero,
pues en un momento dado me hallé en la disyuntiva de tener que
renunciar a mi trabajo secular ante el llamado del Señor.
En el ínterin, cité al pastor en su oficina y le pedí su consejo
sobre lo que debía hacer, porque sabía que Dios me llamaba a las
misiones, pero también sabía la importancia de tener la convicción
de ser sustentando por mi fe en Dios y no quería ser una carga para
mis padres al no poder aportar económicamente —aunque no lo
necesitaran— ya fuera de mi casa, pues vivía con ellos, ni dar
motivo alguno para escandalizar el evangelio del Señor al regresar
en el momento que tuviera que hacerlo.
Mi deseo era hacer todo en el orden establecido y en
obediencia a Dios, pero me preguntaba en ese momento: ¿Quién se
supone que me guíe en mis anhelos de servicio misionero al cual
Dios me ha llamado, sino este pastor y estos hermanos que yo
entendía amaban y servían a Dios?
Contradictoriamente, antes de considerar salir de mi trabajo
secular y siendo ya un miembro oficial en plena comunión, mi pastor
no había mostrado objeciones durante mi tiempo de servicio en la
congregación. Todo comenzó a tornarse en mi contra durante el
tiempo de elecciones de junta y cuando, repentinamente, se me
informó que debía abandonar mi trabajo secular.
Lamento comentar el hecho de que el pastor mostró
egoístamente un mayor interés en el aspecto económico, reteniendo
injustamente las finanzas de la iglesia, que en buscar el consejo de
Dios oportunamente para corroborar si, en efecto, mi salida era
genuinamente un llamado de parte de Dios.
Así hubiera objetado justamente, como hubiera sido la acción
propia del ángel de la iglesia, la oposición de la nueva presidenta,
además de haber tenido el detalle de consultar sobre mi
planteamiento a la junta de oficiales anterior y a su presidente.
Pero lo que considero una carencia crasa de autoridad y
liderazgo, le impidieron hacer justicia ante el importuno cambio de
presidentes de junta de oficiales, aplazando la urgencia de un
consenso justo en discernimiento de espíritus, antes de tomar la
decisión de enviarme sin el respaldo de la congregación. (Estupor y
sordera espiritual).
¿Acaso el Espíritu Santo se equivocó al llamarme? ¿Por qué
no se percató de que había elecciones de junta o no se había dado
cuenta de que las arcas financieras en la congregación eran
manipuladas, a fin de conceder beneficios preferenciales al pastor, a
la junta y a la infraestructura física? Además, ¿pasó por alto el temor
que tenía el pastor al déficit en el presupuesto económico?
¿Ignoraba que el “reglamento del concilio” debía prevalecer ante el
propósito de Dios?
Dios no tiene la culpa de la tacañería o codicia personal de
sus líderes. ¿Cómo, pues, pagarle al pastor y a su junta beneficios
preferenciales como un salario o un médico para que tengan
servicios de salud con los diezmos y ofrendas de la iglesia? Algunos
pastores se mantienen en su posición ministerial por los beneficios
materiales y el reconocimiento secular y proselitista que reciben, no
por velar por nuestras almas.
Dios no se responsabiliza de pagarle una póliza de seguro de
vida o accidente, ni planes de retiro a cambio de que vele por el
mantenimiento de la infraestructura física del templo de bloque y de
cemento; tampoco por seguir un reglamento que excluye la base
profética del evangelio de salvación. ¿Ofrecen acaso garantía de
salvación, salud, santidad y vida eterna de nuestras almas las
paredes de concreto y facturas de servicio de agua, electricidad o
arrendamiento?
Lamentablemente, esto ocurre en las iglesias donde el
énfasis está en el mantenimiento del templo físico, no en el
mantenimiento del templo espiritual compuesto de almas, que son
las “piedras vivas”. El evangelio no es un trueque lucrativo ni un
contrato de servicios prestados para mantener edificios,
manipulando económicamente, sino un deber santo y privilegiado de
fidelidad a Dios, con consecuencias de vida o muerte espiritual de
las almas por las cuales Jesucristo derramó su sangre preciosa,
dando su vida en expiación por los pecados de la humanidad. Jn. 3:
16.
¿Acaso seremos tan irrespetuosos, con Dios y con su
Espíritu Santo, para darles permiso para hablar, luego de las
elecciones de la junta de gobierno de la iglesia o cuando las facturas
estén al día? ¿No es la iglesia de Jesucristo un templo compuesto
de piedras vivas, siendo Jesucristo la cabeza, fundamento y sostén
de la misma? ¿No es el Señor Jesús, Señor y Sustentador de la
iglesia y quien debiera guiar sus pasos, no las estadísticas ni los
métodos de iglecrecimiento y, menos aún, el estado de cuenta
bancario?
Ciertamente en ese entonces yo no contaba con la autoridad
pastoral para señalar y dilucidar sus humanas, perezosas y
mañosas truhanerías administrativas y eclesiásticas, por lo que tuve
que obedecer a Dios al salir a mi primera experiencia misionera, con
el vergonzoso, escaso e incrédulo apoyo espiritual que recibí.
Me sentí totalmente abandonado y, aunque fui encomiado sin
objeciones a salir de forma independiente, su despedida en oración
y su falta de compromiso, su escasa y casi obligada ayuda
financiera, es lo que sentí, acompañado de un resonado puntapiés.
Las palabras del pastor en una carta que redactó, junto con el
vergonzoso y tibio cheque (espiritualmente hablando), me indicaban
que mi perseverancia me ayudaría en mi llamado. Creo que pensó
que no me percataría de su cinismo con esta acción,
desvinculándose de la responsabilidad pastoral y rompiendo la
unidad del cuerpo de Cristo de manera sutil y solapada. “¡Allá tú,
arréglatelas como puedas, resuélvete con esta “ofrendita”!
No obstante, Dios usó el contacto en mi congregación (el
esposo de la presidenta de la junta de oficiales) con el ministerio de
la hermana Belinda para recibirme en las facilidades de su
ministerio. También añadió, fuera de la congregación, lo que faltaba
para el costo total del pasaje y otros detalles. Pero era evidente que
me sentía huérfano dentro de mi familia espiritual, como un
“mendigo” de la fe cristiana.

Un comentario aclaratorio
Quiero esclarecer que no es despecho personal, ni mi
intención es hacer un énfasis protagónico en mi llamado ministerial
ni señalar, condenar o sentenciar o que medie un enfoque
financiero, como si el dinero fuese la base para emprender un
llamado en la iglesia. Solo he querido, por orden del Espíritu Santo,
exponer aquellas cosas que han de aportar a la visión de la obra
misionera en la iglesia, a fin de que estemos apercibidos de los
errores que perpetúan una maldición espiritual sobre esta y sus
líderes, no solo sobre su economía. Tu deber es ser copartícipe en
Jesucristo al rescate de sus propósitos. El Espíritu del Señor nos
dice en esta hora: ¡No toleres a Jezabel!
La hermana “Belinda”
Dios me mostró por el discernimiento de espíritus, que la
hermana Belinda, la misionera en República Dominicana, pensó que
yo salía en este viaje a sufragar sus gastos financieros, ignorando
que yo iba en una encomienda ministerial propia;
decepcionantemente para ella, pues yo no cumplía con sus
expectativas personales ni las expectativas de lucro para su
ministerio, eso fue lo que provocó el ataque contra mi persona.
La frustración e impotencia de Belinda evidenciaron su
avaricia y su corrompida percepción del propósito de Dios para mi
llamado al ministerio.
Dice un refrán secular: “Poderoso caballero es don dinero.”
No en vano Dios lo llama raíz de todos los males, amar a este
maleable e impredecible “señor”. 1 Tim. 6: 10.

Unidad y Común Acuerdo: Claves para la Multiplicación


Jesús nos dio una lección clave para la multiplicación de los
recursos económicos basados en la unidad y en el común acuerdo.
Sin importar cuantos recursos económicos haya, si se troncha el
pacto de unidad y común acuerdo con la palabra profética dada por
el Espíritu, la provisión divina escaseará y, peor aún, no servirá para
hacer cumplir el propósito evangelizador, restaurador y santificador.
Después de mi viaje pude aprender la importancia de este principio
espiritual establecido por Dios en su palabra escrita, con el fin de
lograr la victoria en el aspecto administrativo económico, para así
sostener con integridad y justicia la obra misionera.
Aunque Dios suplió lo que faltaba para salir al viaje y así
suplir ayuda en el campo misionero, tuve que acercarme a un
hermano pastor para pedirle, avergonzado, que me ayudara a pagar
mi almuerzo antes de tomar el vuelo de regreso a mi país. Después
de ayunar y orar previo a mi salida, el hambre me devoraba. Aunque
la dignidad de mi fe se hubiese visto malinterpretada y
distorsionada, fue el precio que tuve que pagar para comprender
que tener que pedir de comer, en ese momento, se constituía en el
equivalente al pacto tronchado con la autoridad que Dios había
establecido en mi congregación.
Dios me enseñaba de una forma clara y contundente la
manera en que había sido afectado mi ministerio y mi testimonio
ante la ignorancia y desobediencia de este principio por el pastor y
los líderes de mi iglesia, así como la inacción pastoral ante las
burocráticas elecciones, el parcializado y precipitado cambio de
presidentes de la junta de oficiales, quienes deshonraron el común
acuerdo bíblico al momento de mi llamado, así como el hecho de
haber sido el objeto de un ataque demoniaco a la integridad de mi
testimonio, dentro y fuera de mi congregación, por la llamada
hermana Belinda y por el hermano esposo de la presidenta de la
junta de oficiales, quien esparció el rumor.

Cinco panes y dos peces


“Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos
peces. Él les dijo: Traédmelos acá. Entonces mandó a la gente
recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos
peces, y levantado los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes
a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y
se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas
llenas.” Mt. 14: 17- 20.
Cinco panes: El equivalente a la unidad ministerial de los
cinco ministerios dados por el Espíritu:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a
otros evangelistas; a otros pastores y maestros.” Ef. 4: 11
“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz.” Ef. 4: 3
Y dos peces: El equivalente al común acuerdo con la
autoridad profética dada por el Espíritu.
“Otra vez os digo, que, si dos o más de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que
pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque
donde están dos o más congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.” Mt. 18: 19- 20.
Esta escritura establece que, la provisión sobreabundante e
ilimitada de Dios en el milagro de provisión de los panes y los peces,
para alimentar a la multitud de más de cinco mil personas a partir de
solamente cinco panes y dos peces, vino como consecuencia
directa de la palabra profética dada a Jesús por el Espíritu Santo a
sus discípulos.
Si bien mi provisión fue desatada en un nivel esencial, tener
que pedir a un compañero pastor para comer, fue una acción vista
como un desatino y una debilidad personal en la fe y no como un
asunto de una jurisprudencia congregacional administrado mediante
una jerarquía de sabotaje jezabélico demoniaco, espiritualmente
tibia, logrando traer escándalo y tropiezo a mi vida y a la obra
misionera iniciada con mi llamado ministerial en la congregación y el
cuerpo de Cristo.

Satanás apelando a un pasado


Satanás conocía mi vida pasada, antes de mi conversión al
Evangelio y de ciertas batallas personales en relación a mi
sexualidad. Era evidente que podía acusarme con ciertas
experiencias del pasado, pese a que vivía consagrado a Dios,
sirviéndole fiel e íntegramente antes, durante y después de mi viaje
misionero. Una vez el Espíritu Santo rompe el vínculo que Belinda
quería formalizar con el hermano de la iglesia, quien me puso en
contacto con esta para subyugarlo como a su lazarillo financiero de
lucro ministerial, surgen las acusaciones.
Pienso que había un negocio no esclarecido entre este
hermano y Belinda, pues supe luego que era a él a quien ella
deseaba invitar a la obra ministerial en la República Dominicana,
pero el hermano, movido por Dios, me extendió a mí la invitación en
su lugar. Recuerdo, que casi tan pronto como me acerqué a las
facilidades de su ministerio, la noche del siguiente día, la hermana
Belinda invitó a unos hermanos a la mesa para cenar y comenzó a
hablar, con un tono malévolo en su voz, sobre alegados juicios de
destrucción que caían sobre los que retenían las ofrendas de Dios.
Tal vez pensó, ingenua o pretensiosamente, que el esposo de
la presidenta de la junta de oficiales de mi congregación le enviaba
una ofrenda a través de mí. Enseguida pude discernir, con
indignación, que se refería a mi persona, sintiéndome avergonzado
de conocer a quien catalogo como a una misionera “traficante”,
haciéndose llamar cristiana, con aspecto de “dama bohemia”
(vividora y cómoda).
Hasta ese momento Dios no me había inquietado a hacer
ofrenda alguna, ni aun a ella, a sabiendas de que me recibía en las
facilidades de su ministerio. Me sentía como una “mula” mientras al
otro lado esperaban la “mercancía”. Supongo que comprenden esta
analogía que ilustra el “modus operandi” en el narcotráfico.
Comencé a orar a Dios para pedir dirección sobre si debía
darle una ofrenda, porque ella estaba ansiosa, pero el Espíritu Santo
de Dios me redarguyó, confirmándome en no consentir en darle la
ofrenda que pedía con violencia y hostilidad, bajo un espíritu de
manipulación. Aun así, la ayudé en el ministerio en asuntos que solo
Dios pudo ver y por los cuales nunca mostró agradecimiento alguno.
Después de pedir a Dios entendimiento sobre el origen de la
conducta de Belinda y de su ataque contra mi persona, comencé a
recordar momentos específicos en los que Dios me ponía alerta,
prevenido a las preguntas en tono sospechoso de Belinda, que lejos
de mostrar un interés en conocerme, eran más bien hechas como
para tabular los resultados de una encuesta de mercadeo, porque
era evidente su marcado interés, no en mi persona o llamamiento al
ministerio, sino en lo que pudiera echar en su alcancía.
La escuché expresar, con sarcasmo y cinismo, que “la gente
se creía que ella era rica”. Sabía que quería sojuzgar mi madurez
espiritual, prejuiciadamente, midiendo el tiempo de mi conversión
preguntándome, en una ocasión, desde cuando yo había sido
salvado. Dios puso en mi corazón que le respondiera que era “salvo
desde la fundación del mundo”, Mt. 25: 34.
Ahora me sonrío recordando la respuesta que le ofrecí.
Belinda reaccionó con un mudo silencio. ¡Qué error el de la hermana
Belinda! ¡El tiempo o lo años de conversión no es una regla para
medir la madurez o la riqueza espiritual de un creyente cristiano! Las
bendiciones son gratuitas, por gracia y son impartidas en obediencia
al Espíritu Santo cuando caminamos sujetos a la palabra de Dios.
En otra ocasión, la hermana Belinda me sugirió con exigencia
que me cambiara de ropa, porque en la noche se celebraría un culto
en la iglesia. Dios me inquietó a quedarme en oración, rechazando
su invitación. Ese día, Dios me había llevado a evangelizar y
ministrar bajo el sol que bañaba las calles polvorientas de aquel
barrio de la República Dominicana, que mi Salvador amaba, donde
pude hospedarme cuatro maravillosos días. Vi a Dios moverse, de
manera especial, a través de la visitación y presencia de sus
ángeles, mientras iba de casa en casa invitando a las almas a
escuchar la Palabra de Dios.
Belinda creyó que podía estar en control de la agenda del
desconocido, (desconocido para ella) misionero visitante, pero Dios
no solo quería darme visión del campo misionero, la cual obtuve de
forma inesperada y dolorosa, sino que quebrantó el orgullo de
Belinda con las obstinadas decisiones del joven ministro, al que ella
catalogó de ocioso, de estar atado por el homosexualismo,
inmaduro y recién llegado al campo misionero.
Pude entender luego, que Dios se proponía quebrantar el
espíritu de Mamón (lucro financiero) que se ocultaba en sus
motivaciones al recibirme en las facilidades de su ministerio. Esto
sin añadir a la historia el letargo de los líderes de mi congregación.
¡Doble emboscada en contra de mi llamado al ministerio! La ofrenda
que la hermana Belinda, esperaba con desesperación, la recibió tan
pronto Dios me lo pidió, luego de que esta me hiciera una ofrenda.
Supe en ese momento que Dios no la hubiera bendecido con una
ofrenda hasta tanto ella no respondiera en fe dando el primer paso.

El indecoroso rumor de Belinda


Sobre el falso rumor de que no podía regresar a la República
Dominicana por ocioso, etc. y, en particular, por estar atado por el
homosexualismo, sabía que necesitaba revelación del Espíritu
Santo, dado a que personalmente sí traía en mis memorias, antes
de mi conversión, dolorosas vivencias sexuales pasadas de este
tipo, pero sabía que esto jamás atentó contra mi desempeño
pastoral ni en mi llamado al ministerio. Por el contrario, pude asistir
a personas atadas espiritualmente a este tipo de pecado y con los
problemas emocionales y espirituales que los caracteriza.
Mi familia y yo siempre hemos creído y enseñado los valores
de la familia y la heterosexualidad, no la homosexualidad y estas
siempre han sido mis convicciones, aun cuando no era un creyente
cristiano, viviendo ajeno a la revelación de Jesucristo por la palabra
Dios.
Cuando intenté traer a consideración los rumores de Belinda
a mi pastor, éste comentó: ¡Siempre se dirán cosas! Estuve
inconforme con su respuesta, porque supe que necesitaba
profundizar en el conocimiento de la consejería de liberación y de
guerra espiritual. Evidentemente, el pastor estaba desprovisto de
madurez y de ese conocimiento de revelación espiritual.
Mientras oraba, sintiéndome compungido sin saber el rumbo
que tomaba mi vida después de conocer el empobrecido ministerio
de Belinda y de este ataque espiritual para detener el curso de mi
llamado, tuve una visión en la que veía a algunos hermanos, a
quienes había aprendido a amar durante ese tiempo, diciéndome
adiós. Así me fue revelado lo que pasaría: ¡Abandonaba mi
congregación! Dios me llevaría a solas a una mayor revelación y
comprensión del conocimiento de liberación y de guerra espiritual.
Capacitación en la consejería pastoral
Durante tres años, después de mi salida de la congregación,
busqué cobertura pastoral antes de comenzar el llamado al
pastorado. Transcurrieron cinco años en total de la espera para
recibir capacitación y entrenamiento en el área de la guerra
espiritual contra el espíritu de Jezabel. Al cabo de algunos años
supe cómo Dios desató juicio contra la presidenta de la junta de
oficiales y de su esposo, quien canalizó mi contacto misionero con
Belinda y, a su vez, esparció el rumor. Ambos fueron afligidos
trágicamente perdiendo sus pertenencias por el paso de un evento
climatológico y, posteriormente, el esposo de la presidenta de la
junta de oficiales murió azotado por una enfermedad terminal. El
juicio fue contundente. En cuanto a Belinda, espero que haya
desistido a tiempo de sus contaminadas e inmaduras posturas
ministeriales.
Sobre mis memorias acerca de mis experiencias sexuales
pasadas, pude entender que, si bien no eran un obstáculo para
cumplir la encomienda o el trabajo misionero, Satanás tomaba
ventaja para acusarme y causar destrucción. Yo tenía bajo llave
estos asuntos, en una gaveta espiritual, reprimiendo conflictos de
tipo emocional. Quería agradar a Dios en santidad, pero al mismo
tiempo, tenía temor de hablar de mis carencias emocionales
afectivas, exponiéndome innecesariamente a alguna de esas
personas, dentro de la iglesia, propensas a ser como cualquiera de
los creyentes que mancillan la reputación de otros en las iglesias,
cautivos de percepciones torcidas acerca de Dios y de sus
propósitos de santidad, sanidad y restauración.
Lamentablemente, algunos de los hermanos que yo entendía
ejercían prácticas ministeriales serias, nunca fueron genuinos
modelos de autoridad profética de restauración en amor. Estaban
llenos de temores, eran ociosos y pasivos espiritualmente, estaban
preocupados por su egoísta provisión personal, mientras ignoraban
el propósito de Dios hacia un alma en necesidad de restauración,
renuentes a dar la cara en batalla por un alma para ser encaminada
ministerialmente, aunque solo se interesaban en recaudar fondos
“pro templo”.
Cristianos como éstos, crédulos o indiferentes, ingenuos o
aletargados, enajenados o llenos de duda, escepticismo, morbo,
murmuración, inmadurez ministerial, necesitan liberación y
conocimiento espiritual para ellos mismos, antes de poder opinar o
ministrar sobre algún asunto en la iglesia. Por ejemplo, el pastor
preocupado e indeciso sobre sus deberes, con un temor carnal por
el alegado déficit de los diezmos y ofrendas, siendo manipulado y
gobernado por la presidenta de la junta con intereses alternos.

Espíritu de adivinación
Mencioné que Belinda era oprimida por un espíritu de
adivinación y voy a explicar el porqué. El espíritu de adivinación
trabaja de forma similar al discernimiento de espíritus y al don de
profecía, porque al igual que estos, puede identificar acciones
demoniacas o humanas interviniendo sobre un hecho del pasado, el
presente o a ser efectuado en el futuro. Satanás puede discernir
igualmente cuando el Espíritu Santo de Dios es manifestado y, de la
misma manera, Dios le permite aparecer en escena, como en el
caso de Belinda.
También el espíritu de adivinación, que opera en una persona
bajo la influencia de la mente humana carnal o influenciada bajo
opresión espiritual demoniaca, indistintamente que alegue ser un
creyente, puede predecir o conocer causas, hechos o resultados en
personas y circunstancias que, a su vez, puede controlar y
manipular.
El horóscopo o la astrología, ciencia pagana de la
adivinación, tiene una gran acogida en el mundo secular
anticristiano y, entre algunos creyentes cristianos desobedientes,
porque no tienen una relación fundamentada en la Palabra de Dios
en oración. Acaban sucumbiendo a una peligrosa curiosidad en
indagar misterios ocultos, considerando que esos misterios ocultos
les han sido dados, con aparente lógica, sobre algunos aspectos de
sus vidas. Pero como creyentes cristianos nacidos de nuevo,
sabemos que estas prácticas paganas, idolátras y anticristianas
llevan olor de muerte en la presencia del Dios vivo y santo y que
toda sabiduría ha sido entregada y revelada a Jesucristo. Ap. 5: 12.
Aunque Satanás no puede leer el pensamiento del ser
humano, conoce su naturaleza caída, pues lo poseyó en el Edén,
cuando lo sedujo cediendo a la tentación en el huerto. Él sabe que
puede confundirlo o distraerlo con argumentos, usando el disfraz de
aparente justicia. Es necesario obedecer la palabra de Dios,
edificados por el fruto del Espíritu, así como por los dones del
Espíritu para disipar los pensamientos que Satanás quiere controlar
y manipular en la mente de un creyente.
Oremos en un común acuerdo:
Padre Celestial: En el nombre de Jesús vengo delante de tu
presencia para presentar esta lectura junto a mi amado amigo lector
y hermano en Jesucristo. Nos cubrimos con tu preciosa sangre y
pedimos nos perdones de toda falta o pecado, aún que reveles
aquellos que nos son ocultos o desconocidos, para arrepentimiento,
sanidad y restauración de nuestras vidas. Asimismo, pedimos que
perdones nuestras ofensas y perdonamos a todos aquéllos que nos
han ofendido. En el nombre de Jesús. Atamos todo espíritu
inmundo. Lo reprendemos, echándolo fuera ahora, en el nombre de
Jesús. Oramos que seamos desatados en espíritu, alma y cuerpo de
todo cautiverio de impiedad por un espíritu de control y de toda
manipulación por el espíritu de Jezabel contra nuestras vidas,
familias, naciones e iglesia. Enviamos una palabra de perdón,
liberación, sanidad, restauración y vida por la sangre del Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. En el nombre de Jesús.
Creemos, establecido por la fe en la palabra de Dios, por el
poder del Espíritu Santo y por la resurrección de Jesucristo de entre
los muertos, el derramamiento de su sangre preciosa para el perdón
de nuestros pecados, salvación y vida eterna.
Te pedimos impartas el don de discernimiento de espíritus,
así como los dones dados por tu Espíritu Santo, según tu voluntad,
para edificación de la iglesia, de modo que estos puedan operar
eficazmente en la unidad del cuerpo de Cristo en el vínculo de la
paz, rechazando toda obra de Satanás mediante las obras de la
carne, desarraigando toda raíz de amargura para restauración plena
de nuestras vidas en espíritu, alma y cuerpo en función de tus
propósitos de salvación, sanidad, santificación, restauración y
evangelización por tu Santo Espíritu, mediante los cinco ministerios
(apóstol, profeta, pastor, evangelista y maestro) en el nombre de
Jesús.
Oramos, pidiendo que tu presencia en medio nuestro sea
salvaguardando la unidad del Espíritu en el cuerpo de Cristo, en el
vínculo de la paz y que las almas arrepentidas de sus pecados
vengan al conocimiento de la fe en Jesucristo, tanto por la palabra
profética revelada a sus vidas, así como por el testimonio de
obediencia, santidad, vida, gozo y paz por el fruto del Espíritu Santo
en nuestras vidas en el nombre de Jesús.
Proclamo la santidad y el señorío de Jesucristo y de su
Palabra sobre nuestras vidas y servicio cristiano y pedimos fruto
espiritual, así como provisión de todo lo que falte a nuestras vidas,
familias, iglesias y ministerios a tales fines.
Te pedimos añadas revelación, sabiduría, discernimiento y
ciencia para toda palabra revelada y compartida en este libro, para
la gloria única de Dios en Jesucristo. En el nombre de Jesús.
Gracias, Señor. Amén.
La Adivina de Endor
Dios le permitió a la adivina de Endor ofrecer una “consulta
síquica astral gratuita” al rey Saúl, logrando esta coincidir con
precisión con aspectos de la vida del profeta Samuel, que ya había
muerto. 1 Sam. 28: 3- 11. Así mismo contenía aspectos de la vida
de David, la situación espiritual del reino en Israel y la condición
espiritual de Saúl ante Dios. 1 Sam. 28: 3- 25.
El relato bíblico nos enseña que ya Dios no hablaba al rey
Saúl ni mediante sueños, ni por el sacerdocio profético, ni por los
profetas. 1 Sam. 28: 6. Fue por esta razón que el rey Saúl, un
hombre ungido de Dios, escogido por Dios para ser rey de Israel,
acudió por ayuda espiritual y consejo a una mujer con espíritu de
adivinación.
En la ley dice: “No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo
o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni
sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago
(astrólogo), ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación
para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones delante de ti.
Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones
que vas a heredar, a agoreros y adivinos oyen; mas a ti no te ha
permitido esto Jehová tu Dios”. Dt. 18: 10.
“Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos, o
se entregare a la adivinación; ha de morir; serán apedreados; su
sangre será sobre ellos.” Lv. 20: 27.
Nuestro deber durante la guerra espiritual en oración, es
poder identificar estas obras para echar fuera este espíritu que
falsifica la profecía y el don de discernimiento de espíritus. De lo
contrario, continuará ejerciendo opresión e influencia por un espíritu
de control y manipulación para cautivar a los inocentes con una
máscara de aparente santidad, justicia y verdad. El espíritu de
adivinación es ejercido de manera anárquica y aislada al elemento
de unidad y común acuerdo con la autoridad pastoral y profética,
señalada por Dios mediante su Santo Espíritu, al cuerpo de Cristo
en el nombre de Jesús.

Discernimiento de espíritus
El don de discernimiento de espíritus (1 Cor. 12: 10), debe
funcionar, en sujeción a la autoridad profética del Espíritu, para
liberación y restauración. No puede haber discernimiento genuino
sin el común acuerdo con la autoridad profética delegada por Dios
para ministrar restauración a la persona que es objeto de la opresión
y/o posesión demoniaca.
He visto y escuchado evangelistas predicar, llenos de
perturbación, ira y espanto más que de autoridad divina desde el
púlpito, lanzando ataques bajo un alegado discernimiento de pecado
o de espíritus demoniacos, enviando a su vez una maldición sobre
la persona en la cual alegan haber discernido dicha actividad
espiritual demoniaca. En lugar de ministrar restauración y liberación
a esa vida, han ministrado oprobio, condenación y rechazo desde el
púlpito.
Tristemente, la cultura latina machista o influenciada por el
sexismo patriarcal, adolece de un concepto de disciplina inspirado
en el temor, en el rechazo y en el castigo, razón por la cual se
proyecta, en ocasiones, este estilo rudimentario desde el púlpito. El
reto divino para el rescate de las almas y restauración del liderazgo
en la iglesia, no puede utilizarse de pretexto en la plataforma
evangelística para hacer un alarde de avivamiento, utilizando el
castigo o, lo que ellos llaman disciplina de Dios o juicio, estando
estos también en una posición vulnerable, necesitando ser libres del
espíritu de adivinación, temor, culpa y rechazo en su propias vidas y
ministerios.
Estos llamados ministros, hombres o mujeres del evangelio, a
veces con cierta fama o reconocimiento en muchas iglesias. luego
de ser invitados por los pastores a exponer el mensaje a la
congregación, se bajan del púlpito, probablemente ajenos a lo que
han causado o probablemente no y abandonan la iglesia con
ofrendas en dinero, dejando oprimida, desconsolada y confundida a
esa vida sobre la cual lanzaron su despiadado ataque en falsa
santidad legalista y farisaica. Dejan también al liderazgo de la iglesia
contaminado espiritualmente y bajo pronunciamientos de maldición
en forma de murmuración, crítica y errados augurios de juicio, sin
que nadie asuma responsabilidad por lo dicho contra esa ovejita
herida en la iglesia, afectando a otros al margen de lo ocurrido.
De esta manera continua la ceguera espiritual, afirmando
estos que el Espíritu de Dios se ha movido en la iglesia,
perpetuando la misma actividad contaminada y demonizada en cada
culto ofrecido a Dios con la etiqueta falsa de avivamiento. No en
vano hay tantas vidas en la iglesia, aún antiguos creyentes,
buscando el consejo divino y restauración para sus vidas. Estando
llenos de amargura, se rehúsan a encontrar ayuda en el área de la
ministración de oración, guerra espiritual y la liberación espiritual
demoniaca a través de la consejería pastoral.
Siguen cautivos del escepticismo, del temor a la
murmuración, la condenación, la crítica mancilladora y a la común y
torcida percepción de la venganza divina, como piensan
eventualmente los que han sido heridos por este espíritu
calumniador y falsificador de la vida espiritual santa, justa y piadosa;
en fin, por el espíritu de Jezabel. ¡Qué muchos evangelistas
mentirosos, con falso temor a Dios (miedosos) y prepotentes ocupan
los púlpitos santos!
He escuchado creyentes silenciados por el espíritu de
Jezabel en la congregación, con un falso temor reverencial a Dios,
que aseveran que hay que callar no importa lo que veas en la
congregación, usando el pretexto de que no hay iglesia perfecta.
Esto es un engaño peligroso, porque si bien es cierta la premisa de
que hay que orar, discernir y esperar antes de hablar, cuando Dios
expone un engaño a la luz, hay que hablar de ello y confrontarlo
oportuna y diligentemente en el Espíritu, para erradicar o arrancar la
raíz que perpetuará maldición en la congregación y así traer sanidad
y restauración en el nombre de Jesús. Amén.

Saúl, un rey cautivo de una autoridad usurpada y falsa


Saúl, quien fue rey de Israel creyó que hablaba con el profeta
Samuel, ya muerto y salido de su tumba. Pero la Biblia enseña
claramente que consultar a un muerto es abominación a Dios. Saúl
había perdido la capacidad para discernir la verdad espiritualmente,
llevando a cabo un pecado en un común acuerdo secreto con una
mujer con espíritu de adivinación. El falso contacto de esta mujer
con espíritu de adivinación con el espíritu del profeta Samuel, era el
contacto con un espíritu falsificador demoniaco llamado entre los
espiritistas y santeros “espíritu familiar”, usurpando rasgos de la
personalidad física de Samuel, su nombre y su ministerio y conocía
detalles genuinos e íntimos de su vida.
En una ocasión, mientras yo oraba en el altar, una hermana
me expresó haber tenido una visión mientras estaba, igualmente, en
oración en el altar de la misma iglesia. Me expresó que en la visión
escuchó mi voz que le llamaba, vestido como un monje
encapuchado, ocultando mi rostro, con vestiduras negras. Decidí
llevar ante la consideración del pastor y de testigos su revelación.
En oración Dios le reveló a una pastora que era una estratagema de
Satanás, quien imitó mi tono de voz, usando un disfraz, para
desacreditar mi llamado al ministerio ante la congregación.
Como ven, aún Satanás se revela a creyentes bien
intencionados, haciéndoles dudar de los ministros llamados por
Dios, para detener la expansión del Evangelio e impedir la
restauración del cuerpo de Cristo. En el común acuerdo en oración
con la pastora, quien tuvo discernimiento de espíritus, fue
quebrantada la fortaleza espiritual que se quería establecer para
detener la influencia de mi ministerio en la congregación.
El discernimiento que opera sin el común acuerdo en el
Espíritu, (Mt. 18: 19-20) se constituye en un acto de adivinación y
hechicería, una obra de la carne (Ga. 5: 16) que, como vemos que
ocurrió con Saúl, fue desechado de la presencia de Dios.
El discernimiento divino debe ser ejercido en la iglesia para
edificación y restauración de las almas, por las cuales Jesucristo
derramó su preciosa sangre, dando su vida en propiciación por los
pecados de la humanidad. El ministro ha sido llamado a traer la
gloria a Dios en Jesucristo en la unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz, Ef. 4: 3. ¡Amén!

Obras muertas de las tinieblas


Samuel, aparecido en la visión falsificada de la adivina de
Endor, es tipo de las obras muertas de las tinieblas de las que Dios
nos ha redimido con la sangre preciosa de Jesucristo.
Las acusaciones y apelaciones por el espíritu de adivinación
del pasado, que fue limpio con la sangre de Jesucristo, deben ser
discernidas por el don de discernimiento de espíritus y no ser
permitidas ni toleradas por la autoridad pastoral o profética en la
iglesia. El pastor debe velar que su iglesia sea limpia y libre de esa
contaminación espiritual demoniaca. Debemos ser modelos de
santidad, del amor, del fruto espiritual, no de contaminación,
desorden ni de un temor malsano, enfermizo o torcido hacia el
pecado y los demonios.
Como pasó con Saúl, pasa en las Iglesias. Ministros de Dios,
oprimidos y subyugados por una falsa autoridad espiritual en la
iglesia, regida por el liderazgo maquiavélico y de sabotaje espiritual
de la jerarquía del espíritu de Jezabel. La adivina de Endor era una
mujer nerviosa, llena de temores y espantos. 1 Sam. 28: 9-13.
Sé de creyentes usurpadores que, aislando la autoridad
pastoral profética, llevan a cabo consultas espirituales en reuniones
de oración acerca de lo que, ellos aseguran, Dios les muestra el
pecado oculto de otros líderes y creyentes cristianos. Esto en nada
difiere de una consulta espiritual como la que le ofreció la mujer con
espíritu de adivinación al rey Saúl. Estos son creyentes hechiceros
con un local de “consulta privada” montado dentro de la iglesia,
envenenando y destruyéndolo todo desde sus “lugares altos” o
“escondites secretos”, movilizando acción demoniaca de maldición
con sus revelaciones espirituales, mediante sus lenguas detractoras
y mancilladoras. ¡Alerta, santos de Dios!
En una ocasión, recibí la visita de dos hermanas que me
pidieron acompañarlas, porque iban a confrontar a cierto evangelista
bajo el pretexto de una revelación de pecado. De inmediato, el
Espíritu Santo me hizo declinar la invitación revelándome, al mismo
tiempo, que era una trampa de seducción jezabélica para asumir
una autoridad que no les correspondía, porque no eran enviadas por
el Espíritu Santo, sino por un espíritu de no sujeción a la autoridad
profética de restauración. Era una alianza creada por el espíritu de
Jezabel, convirtiendo la alegada revelación de pecado en un chisme
y en una traición a la obra de restauración del Espíritu Santo.
Los dones del Espíritu tienen que ser sometidos al escrutinio
del don de discernimiento de espíritus y ser manifestados en el
orden pautado por el Espíritu Santo. Satanás imita y falsifica los
dones mediante la hechicería y la adivinación, cuando las personas
no se sujetan a la autoridad profética de Dios en Jesucristo. Es
importante hacer respetar la autoridad profética que Dios ha llamado
y capacitado para tan especial tarea, al confrontar el espíritu de
Jezabel en la iglesia.
El reto de la iglesia que anhela ejercer autoridad en santidad
y orden, es identificar y discernir, en oración, interviniendo con la
estrategia del Espíritu para rechazar todo vínculo de común acuerdo
con otra autoridad que exprese, alegue o parezca asumir dicha
autoridad profética.
La clave para la multiplicación es el común acuerdo con la
autoridad genuina que Dios ha señalado en la iglesia para restaurar.
No deseamos más apóstoles, profetas, evangelistas, pastores ni
maestros en las iglesias contaminados con este espíritu de
falsificación y usurpación de la autoridad. Anhelamos ver una iglesia
amorosa y santa, restauradora del fruto espiritual en el poder de
Dios en Jesucristo, por su sangre, para llevar el evangelio de
salvación, impregnado con el olor grato de la santidad, sin la cual
nadie podrá ver a Dios.
Ciertos ministerios continúan trayendo escándalo y tropiezo a
creyentes que Dios anhela levantar en un ministerio, porque a su
vez han sido heridos por el mismo espíritu hechicero, aliado a las
prepotentes, mañosas y mentirosas acusaciones que se hacen, a
veces, en la iglesia desde el púlpito. A estos hay que
desenmascarar y confrontar, oportunamente, en la presencia de
Dios y de los hermanos, para que aprendan a no blasfemar el
camino de la verdad, 1 Tim. 1: 19-20.
Ciertamente Dios aborrece el pecado. No obstante, hay
maneras justas y establecidas por el Espíritu Santo de Dios, en su
Palabra, para manejar las consecuencias del pecado y obtener
victoria sobre estas. Los métodos errados y contaminados de la
autoridad religiosa, nerviosa, perturbada, espantada, escandalizada
y falsa por el espíritu de Jezabel, solamente endurecen el corazón
con soberbia y altivez, llevando al cautiverio de la incredulidad y,
muy posible y peligrosamente, a la blasfemia contra el Espíritu
donde no existe oportunidad, ni en esta vida ni en la venidera, para
el perdón, Mt. 12: 31.
El común acuerdo con la autoridad establecida
por Dios ante el discernimiento divino
“Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús,
sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se
revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto
tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas
veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes
hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo:
Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el
padre del muchacho clamó y dijo: Creo, ayuda mi incredulidad. Y
cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu
inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él,
y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y
sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo
que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús tomándole de la
mano, le enderezó; y se levantó. Cuando el entró en su casa, sus
discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos
echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con
oración y ayuno”. Mc. 9: 14-29.
En el relato del muchacho en el cual Jesús pudo discernir un
espíritu inmundo sordo y mudo, afligiéndole a él y a su padre, al ver
la condición de su hijo, vemos como Jesús se pone de acuerdo con
la autoridad paterna, no con la multitud ni con los discípulos.
Con esta acción no da pie a la intromisión ni a la curiosidad
mórbida y amarillista de la multitud que se agolpaba, reprendiendo
de inmediato al espíritu inmundo, concluyendo con el escándalo
innecesario y bochornoso que se suscitaba en su entorno.
Jesús quería tratar con el origen del problema al preguntar al
padre desde cuando le ocurrían a su hijo los arrebatos de
esquizofrenia paranoide o depresión bipolar, con rasgos sicóticos, lo
que sería su equivalente hoy. La maldición que pesaba sobre este
joven tuvo origen en su infancia. Jesús quería lidiar con la raíz del
problema; quería responsablemente llegar al fondo de las razones
espirituales y emocionales que atormentaban al joven, para obrar el
milagro de sanidad, restauración y liberación de los sentidos de la
audición y del habla.
Inmediatamente que la autoridad paterna se pone de acuerdo
con Jesús, la autoridad pastoral profética, admitiendo el problema
de la incredulidad y carencia de fe, Jesús obró el milagro de sanidad
y liberación. Vemos como Jesús quería, ante todo, tratar con la
condición emocional y espiritual del corazón del padre, con su
carencia de fe, con su incredulidad.
Vemos al Señor Jesús, nuestro Maestro, Pastor y Consejero,
trabajando en tres áreas o aspectos específicos al ministrar
restauración a estas vidas: la autoridad paterna y el muchacho,
representando el aspecto familiar y el individual a considerar, el
aspecto congregacional con los discípulos, que representan a la
iglesia en conflicto espiritual y el aspecto social-religioso con la
multitud, tipo del mundo pecador y los cristianos carnales e
incrédulos que distorsionan el sentido espiritual correcto de las
cosas.
Muchos en la multitud comentaban la muerte del muchacho
equivocadamente, que es equivalente a lo que ocurre en la iglesia
cuando no hay una autoridad profética que represente, en
obediencia la madurez espiritual en el manejo adecuado de los
asuntos que atañen al ámbito espiritual. Estos ignoran la presencia
de espíritus inmundos o demonios, que oprimen y poseen a los
seres humanos con dolencias físicas, emocionales, espirituales y
otras circunstanciales.
Los discípulos fueron instruidos sobre la importancia del
ayuno y la oración para ejercer eficazmente el llamado apostólico y
pastoral profético, con el fin de impartir sanidad, salvación,
liberación y restauración en el nombre de Jesús.
A veces, la misma autoridad en la iglesia da crédito a los
comentarios incrédulos o contaminados procedentes de la
murmuración de creyentes de entre la multitud, antes de poder
prestar atención a lo que Dios ha dicho y hecho en una vida en
particular. El proceso de restauración en este relato fue uno en
orden y sujeción a la autoridad, de modo que las obras de Dios
fuesen glorificadas en Jesucristo. Así tanto la familia, como la
multitud y los discípulos, fueron edificados en el nombre de Jesús.
El comentario indignado del Señor Jesús puso de manifiesto la
injusticia e ineficacia con la cual se estaba manejando el proceso de
restauración espiritual del muchacho, de su padre y de su familia:
“¡Oh, generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?” Mc. 9: 19.
Dios se hastía de los creyentes y ministros de entre la
multitud, que solo sirven para estorbar y retrasar la obra de
restauración, sanidad y liberación. Perversión e Incredulidad. ¡Hay
demasiado de esto en entre creyentes cristianos esparcidos entre la
multitud!

Lorenza: Jezabel toca a la puerta


Determinado a levantarme, en una búsqueda independiente
fuera de mi congregación anterior, continué esperando en Dios. Dios
usó el proceso de ayuno y de oración antes de mi viaje a la
República Dominicana para impartirme fortaleza en el proceso de
incertidumbre y casi aislamiento de mi congregación. Luego de
haber recibido visión del campo misionero durante mi estadía,
estando en una ocasión en mi hogar, recibí una visita repentina de
dos hermanas en la fe. Algo extrañado por la sorpresiva visita, las
recibí con expectativas de gozo, pero algo aprehensivo al notar en el
rostro de una de ellas, a quien llamaré Lorenza, un espíritu de
incredulidad y altivez, mientras conversaba con ella, me miraba por
encima del hombro con las cejas arqueadas.
Si bien recibí eventualmente un trato amistoso, bondadoso y
de aceptación cuando comencé a visitarla, después de su visita a mi
casa, mi carga fue aliviada por Dios mediante su apoyo de oración,
pero no pudo asistirme plenamente según mis expectativas de
restauración, tampoco la guía espiritual responsable que buscaba
para mi vida después del golpe contra mi llamado al ministerio en mi
congregación local anterior.
Lorenza me recibía en su casa sin reproches cuando le
solicitaba su tiempo de consejería y oración, pero repentinamente
me quitó el “salvavidas”, sin una aparente razón, mientras me
hallaba sumergido en medio del embravecido mar de olas en el que
me encontraba, negándose con intrigas a conversar conmigo en lo
sucesivo. Entendí que Lorenza no contaba con la madurez espiritual
para ser consejera pastoral, aunque me hizo creer que sí durante
algún tiempo. Después de numerosas visitas a su casa y llamadas
telefónicas para ministración de la oración intercesora, me hizo
sentir como inoportuno y un desconsiderado.
Lorenza era una mujer de unos setenta años. La hermana a
través de la cual la conocí la había invitado bajo el pretexto de que
quería que conociera a un joven con una gran necesidad de amor;
esa era su motivación o pretexto para invitarla y llevarla hasta la
puerta de mi casa.
Inicialmente tuvo una aparente pretensión de amor y de
restauración, pero pude identificar en el proceso una condición
espiritual que urgía el consejo de amor, restauración y guía pastoral
profética genuina en el conocimiento de la palabra de Dios, para ella
misma y para la otra hermana. Lorenza había sufrido, víctima de
adulterio por su segundo esposo, quien se vinculó a una relación
homosexual con un amigo de ambos, dejándola en la ruina
económica tras su divorcio.
Básicamente, Lorenza arrastraba activamente, aún después
de pasados treinta años, heridas de rechazo y abandono, incluso las
infligidas durante su infancia por su padre y luego, un segundo
matrimonio, ambos adúlteros y abusivos, además de haber sufrido
violación sexual por un miembro, de raza negra, de la congregación
a la que asistía de niña. Terminó devolviéndome, como pago el dolor
y la amargura de sus propias heridas, producto de sus severos
traumas emocionales personales del pasado. También tenía
reservas contra las personas de la raza negra.
Comprendí, igualmente, el compromiso con Dios de preservar
este vínculo en amor, amistad y unidad, aunque posteriormente
estorbara con violencia y agresividad, en momentos cruciales, el
llamado que Dios me hiciera al pastorado, poniendo obstáculos y
tropiezos durante el inicio de nuestro ministerio.
Lorenza se constituyó en el vínculo que abrió la puerta a
quien identificaremos como el espíritu de Jezabel, una fortaleza
espiritual de iniquidad y contaminación espiritual que utiliza el poder
del ego, el control y la manipulación, manifestando actividad oculta
demoniaca dado a las heridas sin sanar para obtener lucro, poder o
control de las vidas en su entorno espiritual. Este espíritu ejerce el
control y la manipulación en cualquier esfera de la vida espiritual,
económica, política o religiosa, usualmente ataviada con el disfraz
de la piedad, la justicia o el manto de la religiosidad, la filantropía, el
humanismo o la espiritualidad.
Aunque Belinda fue instrumento de iniquidad para acusar y
mancillar la reputación, con la murmuración del hermano en mi
congregación anterior, su vínculo de adulterio espiritual con el
espíritu de Jezabel fue juzgado por Dios con los eventos trágicos
que azotaron a la mujer quien presidía la junta de oficiales y al
esposo de ésta, muerto posteriormente como consecuencia de una
enfermedad terminal.
Estoy convencido en el Señor que el que fuera el pastor de la
congregación que tuve que abandonar, por dirección del Espíritu
Santo, pudo haber evitado estos trágicos eventos si tan solo hubiese
orado y buscado el rostro de Dios y obrado con honestidad y
autoridad espiritual. Si hubiese tenido “los pantalones espirituales en
su sitio”, —por hablar más coloquialmente— para hacerle frente de
guerra a esta potestad espiritual demoniaca en la congregación que
pastoreaba y que le arrebató la vida a aquel creyente, afectando a
su esposa y familia. Además, le robó la plenitud de su llamado a
evangelizar a las naciones desde la congregación local, mediante su
llamamiento ministerial como pastor de esa congregación.
Un tiempo después vi a este pastor sentado en una de las
bancas, donde anteriormente me congregaba a adorar a Dios en
esa misma iglesia, después de que el concilio para el cual trabajaba
le concediera el retiro pastoral. Lucía ocioso, como un mueble
polvoriento, sobrante e inútil estorbando en una elegante y limpia
sala. Parecía un visitante desconocido. Debo decir que me dio
vergüenza ajena y sentí cierta compasión por él. De alguna manera
sabía que Dios no se agradaba plenamente de su adoración, porque
era una adoración ociosa, laxa, perezosa y carente de un propósito
evangelizador y profético.
Años más tarde Dios, mediante el don de ciencia, me reveló
que su llamado era enseñando la palabra como maestro-
evangelista, no en la pastoral y que incluso su esposa había errado
su llamado, pues había sido llamada como pastora a las misiones
transculturales, pero al contraer nupcias con este hombre de Dios,
hizo un yugo ministerial desigual y a destiempo, fuera de la voluntad
de Dios.
Este pastor murió repentinamente algunos años luego de su
retiro bajo el azote de una enfermedad terminal. Espero en Dios en
oración que su viuda pueda retomar o reconocer su llamado original
a las misiones transculturales. Nunca es tarde cuando Dios nos
hace un llamado al arrepentimiento por haber accedido al control y a
la manipulación por el espíritu de Jezabel, la hechicera. Dios
restaura y sana, aun lo que el diablo ha robado por años a los
creyentes.
Conozco el testimonio de un pastor, evangelista y maestro,
sentenciado a dos cadenas perpetuas en una prisión de Puerto
Rico, un homicida, antes de ser un cristiano nacido de nuevo, con
un sustancial registro penal, desahuciado por expertos en el análisis
de la conducta humana, a quien Dios salvó y rescató, luego de que
le fuera dada una palabra profética en prisión, por un ministro de
Dios que le dijo que saldría de prisión y serviría a Dios en el
ministerio.
Nadie creía que eso era posible, pero el Dios de los cielos
avergonzó la incredulidad de quienes sofocaban la revelación con
sus dudas. La palabra tuvo cumplimiento en el tiempo de Dios y hoy
anuncia el reino de justicia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,
tal como le fue profetizado por el ministro de Dios en prisión.
Conocí el caso de una mujer espiritista que durante rituales
de santería rindió su corazón a Cristo, reconociendo su extravío
espiritual al escuchar la voz de Dios que le decía que le pidiera a
solo a Él, luego de sesenta años en el pecado del lesbianismo. Hoy,
arrepentida, escribe testimonios del amor y la misericordia de Dios
en Jesucristo, totalmente alejada de su vida anterior.
Como vemos, nunca es tarde para rendir el corazón
arrepentido, mientras Dios nos seduce con su Espíritu y nos llama
amorosamente para tener cuidado de nuestras vidas y salvarnos de
las consecuencias de enfermedad y muerte que trae consigo el
vínculo de impiedad con la falsa religión, que promueve e impregna
el espíritu de Jezabel a sus eunucos, almas desprovistas del
conocimiento de salvación y de la autoridad profética por el
evangelio de salvación y restauración en Jesucristo.
Aunque Belinda lanzó su rumor en espíritu de adivinación y
falso discernimiento —ya expliqué la diferencia entre don de
discernimiento de espíritus y espíritu de adivinación— yo no contaba
con autoridad pastoral para confrontarla, además de mi necesidad
de reposo en Dios en oración. Efesios 6.
No fue hasta comenzar a ejercer la pastoral que Dios habló a
mi vida, instándome a enfrentar la realidad de la guerra espiritual
contra la rebelión, la iniquidad y la desobediencia que desata juicio
de enfermedad y muerte espiritual por el espíritu de Jezabel, un
agente espiritual religioso que falsifica el fruto del Espíritu Santo.
Recuerdo, sorprendido, las palabras del Espíritu Santo
mientras me encontraba tomando una ducha: ¡Pelearás con
Jezabel! En ese mismo instante sentí una opresión espiritual que
casi logra despojarme de todo el aliento. Los demonios me
oprimieron con espíritu de violencia y muerte. Es curioso que el
Espíritu Santo usara el escenario del baño y de la ducha, pero
ciertamente me estaba dejando saber que, así como en la ducha
nos aseamos y nos renovamos físicamente, asimismo el Espíritu
Santo asea y renueva a la iglesia con su santidad, por medio de la
palabra viva de Dios en Jesucristo, despojando la iniquidad,
impiedad y suciedad del espíritu de Jezabel en la iglesia. ¡De
nuestro interior correrán ríos de agua viva!
¡Señor, limpia y vivifica nuestras vidas y congregaciones por
el poder de tu Espíritu Santo mediante tu Palabra viva! En el nombre
de Jesús. Amén.
Corresponde al ángel de la iglesia, en su posición de
autoridad pastoral profética, enfrentar este espíritu de control y
manipulación por el espíritu de Jezabel para traer orden, sanidad y
restauración al liderazgo herido y contaminado en la iglesia de
Jesucristo. Ap. 2: 18.
Cuando Dios desenmascaró el espíritu de Jezabel en
Lorenza, comenzó a forjar el entendimiento espiritual para ser eficaz
en la tarea de guerra espiritual, mediante los dones del Espíritu,
para confrontar el infiltrado espíritu de falsa y usurpada autoridad
jezabélica en el cuerpo de Cristo, en la congregación.
Después de que Lorenza se resistió a continuar siendo una
fuente de apoyo pastoral, espiritual y emocional para mi vida, le
pregunté si sabía de alguien que pudiese pastorearme. Enmudecida
y titubeante me refirió a una congregación evangélica protestante
independiente donde, finalmente, fui asistido por una pastora
llamada al ministerio de liberación, una autoridad pastoral profética
genuina. Gloria a Dios en Jesucristo por ese esencial tiempo de
Dios para adorarle allí en unidad congregacional y por la ungida
mujer al frente de ese ministerio independiente, libre de la atadura
denominacional de los concilios que anteponen sus gráficas
numerales, reglamentos y protocolos a la labor del Señor de la mies.
¡Aleluya!
“La mies es mucha más los obreros pocos, orad pues al
Señor de la mies que envíe obreros a su mies, porque la mies es
mucha más los obreros pocos.” Mt. 9: 37.
Levantamiento ministerial: La Pastoral
Después de salir de mi congregación anterior y ser asistido
en la consejería pastoral mediante la oración, comencé a sentir una
carga especial por las almas en necesidad de recibir sanidad y
liberación.
Personalmente sé lo que es sentirse atado por demonios y
ligaduras sexuales de pecado, como la homosexualidad, ataduras
ancestrales de maldición, además de haber incursionado en la
práctica de las ciencias ocultas, antes de venir al conocimiento de
salvación y redención por la sangre de Jesucristo, el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
¡Ser ungido a la pastoral ha tenido su precio! Dar por gracia
lo que por gracia he recibido al mismo tiempo que ser forjado,
dirigido y moldeado por el Alfarero, aunque doloroso en ocasiones,
es la gloriosa obra de santificación que lleva a cabo el Espíritu Santo
de Dios en nuestras vidas.
¡Te amo Jesús, mi Especial Tesoro en los cielos y en mi
corazón!
Dios me llamó a la pastoral, luego de este árido proceso para
predicar restauración integral en espíritu, alma y cuerpo. ¡Predica
restauración!, exclamó el Espíritu Santo.

Lorenza
Si bien conocer a Lorenza fue decepcionante, me preguntaba
ingenuamente por qué había titubeado sorprendida. Dios le quitaba
el reconocimiento que se había atribuido hasta ese momento,
cuando le pregunté si conocía a alguien que pudiese ofrecerme
cobertura pastoral y por qué había esperado tanto tiempo para
dejarme saber que conocía a alguien que sí contaba con la
autoridad pastoral, con las herramientas del Espíritu Santo para
ayudarme en aquella necesidad que Dios quería suplir a mi vida.
Lorenza ni siquiera mencionó estar sujeta a un pastor o
pertenecer a alguna congregación. Yo llegué a pensar seriamente
que ella era la autoridad profética que Dios había señalado para mí,
pues ella hablaba en lenguas, profetizaba y tenía visiones
espirituales. Además, pensé equivocadamente que esto, unido a su
ancianidad, sus canas y largo cabello, era el equivalente a
sabiduría, autoridad profética y a madurez espiritual. Las
apariencias engañan. Hay muchos con apariencia de santidad, pero
su corazón está muy lejos de Dios.
En Lorenza quise recibir ayuda honradamente, en el nombre
de Jesús. Hubiera querido que así fuera, pues al principio me
impartió respeto y llegué a amarle genuinamente en el Señor.
Lorenza mantuvo en secreto, muy adrede, la importancia de la
autoridad pastoral a la cual Dios quería sujetarme, cuando decidió,
fría e insensiblemente, cortar su vínculo conmigo al adentrarme en
su vida. Curiosamente, luego corto su cabello. Seguí visitándola,
pero desconocía a ciencia cierta, en ese entonces, el porqué de su
conducta y sus exabruptos, hasta que el Espíritu Santo trajo
revelación y discernimiento sobre eso.
El espíritu de Jezabel entraba, con Lorenza, a usurpar el
trono de la verdadera autoridad pastoral y profética para bloquear,
bajo manipulaciones, el llamado de Dios, no solo perpetuando el
mismo patrón de acusación de Belinda a través de creyentes
vinculados a ella, que también asistían y frecuentaban su casa,
sucumbiendo al mismo espíritu, sino porque influía sutilmente a que
esos creyentes no se acercaran a nuestro ministerio, con lo cual
obtenía control de las circunstancias, mostrándose incómoda
cuando Dios me movía a invitar a otros a participar en unidad del
Espíritu de las actividades del ministerio.
Fueron muchas y continuas las manifestaciones de este
espíritu de control y manipulación a través de la conducta y de las
acciones de cristianos ejerciendo prácticas ministeriales en una
necesidad de sanidad y restauración, subyugados a este espíritu y a
la autoridad usurpadora de Lorenza. A partir de Lorenza, enfrenté
varios años de acusaciones y confrontaciones con este espíritu
insidioso, inmoral e irreverente.
La insensata presencia del espíritu de Jezabel contra mi vida
personal y llamamiento a la pastoral y los esfuerzos de la oración
intercesora en unidad del Espíritu, fueron casi aniquilados con su
poder y su maldad. Algunos hermanos se acercaron con el mismo
pretexto: venían a compartir en compromiso ministerial con el
alegado deseo de recibir o buscar ayuda o ministración. Algunos por
simple curiosidad o solo a indagar con un espíritu de sospecha e
intriga, al salir por la puerta. En ocasiones anticipábamos, por el
discernimiento de espíritus, que no cumplíamos con sus propias y
prejuiciadas expectativas de lo que ellos buscaban espiritualmente
de forma desordenada e improvisada.
Algunos fueron confrontados por el Espíritu Santo, quien
revelaba su conducta extraviada. Al hacerlo, en ocasiones
arremetían con algún improperio hacia mi persona o mostraban una
arrogante indiferencia, restando valor a la confrontación pastoral.
Algunos buscaban apoyo a sus entremetidas andanzas
ministeriales, pero Dios nos trazaba límites, no permitiéndonos
compartir con ellos, aun anhelando la unidad del Espíritu con ellos.
Estos creyentes eran de diversas iglesias o trasfondo
denominacional, o bien en pleno aprendizaje y discipulado, por lo
que era de esperarse que manipularan, torcieran o trastornaran
información, distorsionando el sentido espiritual correcto de las
cosas, lo que abría puertas a espíritus inmundos de demonios,
aliados al espíritu de Jezabel para usurpar la autoridad pastoral.
Volveremos más adelante a comentar sobre las
contaminadas acciones jezabélicas de Lorenza, así como a ilustrar
con otros ejemplos, cómo se manifiesta este espíritu demoniaco de
control y manipulación espiritual y de usurpación de la autoridad
pastoral profética.
Un ex santero convertido al Evangelio
Baldomero había recibido a Jesucristo después de haber
servido a Satanás. Había consumido sangre animal en rituales de
santería africana. En algunas de nuestras reuniones Baldomero
solía interrumpir, hablando con ojos de espanto, alegando olfatear a
la distancia el aroma del café preparado por alguna hechicera de la
santería o el olor a maíz tostado, según él mismo percibía en la
atmósfera espiritual que circundaba su propio territorio.
Su voz se tornaba grave, gutural y quería centrar y desviar el
orden pautado en nuestras reuniones de oración con sus
percepciones místicas del mundo de la santería, no para ilustrarnos,
a fin de comprender con mayor profundidad el campo de batalla
espiritual invisible, sino porque aún tenía un temor malsano y
enfermizo a los demonios y a las prácticas ocultistas, si bien
sabíamos que eran verdades contundentes sobre el reino de las
tinieblas.
Aunque nos resultaba de interés que fuesen develadas las
intenciones del enemigo, para hacerle frente a través de la oración
en el Espíritu en la guerra espiritual y le concedíamos espacio para
expresarse, sus relatos estaban arraigados en un temor insano al
mal y al mismo tiempo presumía con ínfulas de reconocimiento de
ser una autoridad en lo espiritual. Baldomero fue instrumento del
adversario de las almas para desprestigiar nuestro ministerio, en sus
inicios, expresando que yo no era pastor ni pertenecía a alguna
congregación.
Baldomero llegó hasta mi casa en una ocasión como invitado
por un joven con problemas de adicción a drogas a quien le
habíamos ministrado la palabra de Dios en oración y el consejo
pastoral. Baldomero, el día que nos conocimos quiso ungirme con
aceite, imponiendo sus manos sobre mi cabeza, cosa en la cual
hubiese consentido sin problemas de no haber escuchado la voz del
Espíritu Santo, quien me alertó de su acción desordenada,
contaminada e impulsiva, por lo cual no consentí a que me ungiera
con aceite. Baldomero y su amigo pertenecían a una iglesia
cercana.
Eran ovejitas heridas con sed espiritual que, inestables y
rebeldes, buscaban un lugar de adoración. Quise cerciorarme que
pertenecieran a dicha congregación y me comuniqué con la pastora
encargada de modo que regresaran a su congregación para ser
pastoreados y discipulados en su lugar de procedencia, aunque
siempre les atendí cuando lo solicitaron.
Eventualmente Dios nos abrió una puerta para reunirnos en
un local prestado, iniciando el grupo de estudio bíblico y oración.
Baldomero levantó una alianza con un evangelista invitado
recientemente a una de nuestras reuniones, en represalia personal,
saboteando la obra que estábamos levantando en aquél lugar. Al
cabo de un tiempo, Dios nos reveló el origen del ataque. Baldomero
estaba airado al no acceder a la imposición de sus manos sobre mi
persona, además de que siempre tenía un extraño e insolente
interés en mi pasado, preguntándome e insinuando insistente y
continuamente si yo había sido homosexual, cosa que nunca accedí
a contestar.
Dios me mostraba que Satanás le hacía creer que era usado
por el Espíritu Santo. En realidad, era usado por un espíritu de
adivinación. Al permanecer firmes en no acceder a su interés,
Satanás lo movió con la misma acusación sobre la alegada atadura
de la homosexualidad que señalaba Belinda. Algunos de los
hermanos que inicialmente asistían a las reuniones optaron por
seguir esta alianza impía y dejaron de asistir a las reuniones en el
local. Esto a pesar de que reuní a la dueña del local y al resto de los
hermanos para notificarles la decisión de movernos de ese lugar,
algo que explicaré luego en mi relato.
El procesamiento de nuestra humana condición
Ejerciendo el liderazgo no podemos idealizar nuestra
autoridad suponiendo que podemos desarrollar una visión de
totalitarismo, dictadura cristiana, de perfección utópica, al querer
exponer estas circunstancias en seres humanos, vulnerables e
imperfectos y darles por la cabeza sin misericordia. Hacer esto es
incorrecto y se constituiría en sí en una acción jezabélica. Todos
podemos equivocarnos en el caminar cristiano y Dios nos concede
oportunidad para enmendar nuestras faltas en amor, pues el amor
cubrirá multitud de faltas.
“Sepa que el que haga volver al pecado—(y creyentes
cristianos como líderes en posiciones usurpadas de autoridad--) de
su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de
pecados”. Stgo. 5: 20
Si pretendemos ministrar restauración, es preciso el
aprendizaje al ejercer el discernimiento divino para administrar
adecuadamente la gracia y los asuntos que atañen al reino de Dios
en justicia sobre la tierra Ef. 3: 16. De esta manera vamos a
reconocer el ataque de nuestro adversario el diablo, para destruir
sus obras y ser libres de su yugo de corrupción espiritual. Tenemos
que dejarnos enseñar por Dios si deseamos ver su obra en nuestras
vidas y que esta no sea retrasada por nuestra inconsistencia
espiritual y falta de revelación en el fruto del amor. Solo así
podremos cumplir el propósito restaurador y santificador en nuestras
vidas mediante nuestro llamado ministerial profético.
Todos hemos pasado por procesos de sujeción a la autoridad
profética pastoral con el fin de alcanzar restauración, si es que
hemos anhelado crecer. Pero sabemos, por estos relatos
testimoniales, que no siempre es ni ha sido así.
Cuando enfrentamos situaciones en la iglesia, pruebas,
obstáculos inadvertidos, sanando heridas, lastimaduras o
levantándonos de algún tropiezo personal o atacados por una
autoridad usurpada o jezabélica, es necesario y seguro que
tengamos que sujetarnos a la autoridad de un ministerio de
enseñanza y/o consejería pastoral mediante un proceso que
requerirá ser vigilado en oración y ayuno, para alcanzar restauración
personal o ya sea retomar o reiniciar el llamamiento ministerial
indistintamente que este sea independiente o bajo las normas de
algún concilio de iglesias que enseñe la sana doctrina, claro está,
(Ef. 5: 21; Stgo. 5: 16) lo cual no exime de ser oprimido o poseído
por el espíritu de Jezabel igualmente.
En relación al momento de ejercer mi llamado a la pastoral,
Dios nos habló anticipadamente para decirnos que llevaría a
predicar al púlpito predicadores y ministros en una condición de
pecado, para ser confrontados para restauración por la autoridad
profética pastoral, no para avergonzarlos con una confrontación
carnal o de manera alguna con murmuraciones, que casi siempre
salen a relucir con el disfraz de la revelación divina en reuniones
secretas o públicas, en cultos de oración, entre creyentes inmaduros
como hemos relatado que ocurre dentro de la iglesia, sino para
impartir el orden en la congregación según la estrategia dada a la
autoridad profética pastoral correspondiente, por el Espíritu Santo
de Dios, para restaurar y sanar al liderazgo herido o en pecado.
El vínculo entre pastores con el resto de los ministerios del
Espíritu sujetos a la autoridad en Jesucristo en común acuerdo, es
vital al momento de poder desenmascarar el espíritu de Jezabel
usurpando la autoridad profética en la iglesia. Solo así podremos
impartir sanidad al liderazgo en pecado, herido y oprimido por esta
falsa autoridad, la cual oprimía tristemente a Lorenza, a Belinda, al
que fue mi pastor, a la presidenta de la junta de oficiales y a su
esposo, así como a Baldomero y al evangelista en su alianza con
este.
Si bien Satanás intentará despojarte de tu autoridad en
Jesucristo, apelando a un pasado limpio en la sangre de Jesucristo
y que usará si es posible a cristianos y cristianas para escandalizar
el Cuerpo de Cristo, detener tu llamado y avergonzar el evangelio
del Señor, es importante entender y comprender en la misericordia
de Dios (no justificarlo ciegamente porsupuesto) nuestra condición
humana dentro de una vida espiritual, la cual Dios anhela restaurar
en amor.
Cuando asumimos en obediencia el llamamiento de Dios no
obstante estemos en un cuerpo humano sujeto a pasiones
humanas, podemos decir confiadamente, luego de pasar por el
proceso de restauración mediante sujeción a la autoridad profética
señalada por el Espíritu Santo, que “el que comenzó —amén— la
buena obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Fil. 1: 6.
El profeta Elías en su llamamiento, dice la Biblia:
“…era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las
nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre
la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio
lluvia, y la tierra produjo su fruto.” Stgo. 5: 17.
¿No es alentador leer esta palabra, amados amigos lectores
y hermanos en la fe? Confiemos en el llamamiento divino y
despojémonos de la falsa autoridad de Jezabel para impedir,
obstaculizar nuestras vidas, ministerios y servicio cristiano.
Abraham antes de hacer su pacto con Dios
Abraham, conocido como el padre de la fe, salió de su tierra y
de su parentela hacia la tierra que Dios le había prometido para
hacer de él una nación que fuese especial tesoro en la tierra, Ex. 19:
5. Sin embargo, Abraham no había sido circuncidado. Era un
“incircunciso”, lo que implicaba, casi despectivamente, que era tan
pagano como cualquiera de los habitantes de su tierra. Su
incircuncisión era equivalente a la tarea no concluida por el Espíritu
Santo.
Pero su incircuncisión no fue un obstáculo para obedecer el
llamado de Dios. Abraham no necesitó de requerimientos de
membresía, ni de afiliación, ni de oficiales, ni de juntas conciliares, ni
protocolo eclesiástico, ni se le tuvo que girar con endechas, un
cheque al portador a nombre de una cuenta bancaria provista de
ofrendas y limosnas, que, o bien se han robado o pedido indigna y
deshonestamente. ¡Sé propicio, Señor Jesús! Abraham solo
necesitó de su obediencia para cumplir su llamado pues permanecer
en su tierra (o congregación), implicaría permanecer en la idolatría y
en la tibieza espiritual de los que le rodeaban y habitaban su tierra.
Los que hemos tenido la oportunidad de estudiar a este
patriarca israelita de la fe llamado Abraham, sabemos que tuvo que
pasar por un duro procesamiento de su humanidad, de guía divina,
de trato personalizado, de mucha oposición, donde Dios pondría a
prueba su fidelidad una y otra vez. Fue hasta cumplirse la promesa
de Dios por hacer su parte en obediencia (y de haber caído, al no
creer a Dios y tener un hijo fuera del vínculo conyugal), que
finalmente recibió la señal del pacto con Dios en su cuerpo mediante
la circuncisión, Gn. 17: 24.
La circuncisión de Abraham en ese momento es el
equivalente de la obra concluida del Espíritu Santo, de la obra
restauradora del Espíritu y del llamamiento de Dios a ser ejercido
para edificación de la iglesia. Rom. 4: 11-12; Col. 2: 10-23.
El plan de Dios era guiarle hacia el cumplimiento de su
promesa para la humanidad mediante su fe en él, sin
requerimientos, sin obras, solo por fe. Es solo su obediencia y
sujeción durante el proceso, razón por lo cual finalmente fue
consumada esa obra de restauración en su vida, siendo la
circuncisión la señal del pacto entre él y Dios.
“En Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra.”,
Gn. 12: 3.
Fue de la simiente de Abraham que Jesús nació para redimir
a la humanidad por el derramamiento de su sangre preciosa. ¡Gloria
a Dios! ¡Aleluya! Jesús pagó el precio de nuestra circuncisión sobre
el madero de la expiación. “Consumado es.” Jn. 19: 30.
Ya no tenemos que circuncidarnos como señal de pacto de
fidelidad y obediencia a Dios. Cuando Jesucristo quita mediante su
sangre, la carga de pecado y de iniquidad por la fe en él, sabemos
que así como lo hizo con Abraham, Dios habrá de completar la obra
de restauración a través de las promesas de su Palabra viva por
nuestra obediencia a la obra del Espíritu Santo a fin de que
podamos servir a los propósitos del evangelio de salvación en
Jesucristo al lugar donde Dios nos haya llamado a amarle, servirle y
adorarle en “espíritu y en verdad” porque a tales adoradores busca
nuestro Padre celestial que le adoren.” Jn. 4: 23- 24.
Así que nuestra autoridad pastoral profética no dependerá a
fin de cuentas, de nuestra propia visión de santidad, de acepción de
personas o por el intelecto humano y religioso de los entremetidos y
en necesidad de restauración y sanidad interior, prepotentes, aliados
al espíritu de Jezabel, que retrasan y obstaculizan el proceso de
orden y sujeción en la iglesia de Jesucristo, He. 13: 17; Col. 2: 18,
sino de la obediencia a la autoridad profética y al uso eficaz de los
dones del Espíritu y del fruto del Espíritu en unidad del Espíritu, Ef.
4: 3.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para
la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tes. 5: 23.
Solo de esta manera podremos alcanzar la prosperidad de
Dios —éxito ministerial en todas las áreas de nuestra vida espiritual:
espíritu, alma, cuerpo— como consecuencia de la obediencia a su
Palabra viva para restauración en santidad.
A pesar de que Abraham engendró un hijo con Agar, (quien
representa servidumbre, oprobio, esclavitud y yugo desigual) la
sierva de Sara, (Sara era estéril y eligió remedialmente en
incredulidad, darle a su sierva en un concubinato consentido) para
que Abraham le diera un hijo a través de ella queriendo ayudar a
Dios a cumplir su pacto, la promesa de un hijo en su vejez ,--Dios,
en su misericordia cumple su promesa al darles a ambos un hijo
legítimo en el tiempo señalado, finalmente, dándole a su hijo de
sangre Isaac. Fue después de Abraham errar y desobedecer que
Dios pacta con él —aún pacta con Ismael, el hijo ilegítimo— a través
de la circuncisión, pues aun lo que nos parece ilógico, producto del
rechazo, el error y la desobediencia o pecado humano Dios lo
bendice para sanarlo, bendecirlo y restaurarlo. Dios es un Dios de
promesas de restauración y vida. ¡Solo caminemos sujetos a su
plan, en obediencia y él consumará la obra que comenzó para gloria
de su nombre por Jesucristo! Fil. 1:6.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Jn. 1: 2.
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a
sus profetas, y seréis prosperados.” 2 Cr. 20: 20.
“No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis
profetas.” 1 Cr. 16: 22.
Nehemías hizo su parte, haz tu parte
Trabajamos en la edificación, unidad y común acuerdo con la
autoridad que Dios ha señalado en el cuerpo de Cristo mientras
caminamos por fe hacia la meta de restauración de nuestros
ministerios, nuestras vidas personales, familias, naciones e iglesias
aunque no veamos una señal física, o no veamos la manifestación
de un fruto espiritual, o no obtengamos una respuesta inmediata a la
oración de fe, o bien porque en el camino el espíritu de Jezabel
haya herido, atacado o subyugado a la autoridad profética en la
iglesia.
Nehemías es un ejemplo de cómo se pelea la guerra
espiritual en el ámbito espiritual invisible. Mientras los enemigos de
la restauración y reconstrucción del templo (Jezabel y sus falsos
profetas) acechaban con entrometerse en la labor para impedirla y
detenerla, ninguno de los que tenían un acuerdo con Nehemías (la
iglesia de Jesucristo) dirigido por el Espíritu Santo, (en nuestro caso
la autoridad profética en Jesucristo por el Espíritu Santo), soltaba su
espada (la espada del Espíritu, la oración en el Espíritu y la
ejecución en obediencia de la palabra de Dios).
“Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que
cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la
espada”. Neh. 4: 17.
Mientras caminas, iglesia, día a día rumbo a esa obra de
restauración, acarreando (sirviendo), trabajando, (testificando tu
salvación en Jesucristo al mundo), y cargando (intercediendo en
oración), usando su palabra viva, (la espada del Espíritu, nuestra
espada o arma de guerra), por el poder del Espíritu Santo, Dios
levantará bandera (obtendrás victoria a favor de sus propósitos en
ti), llevándote a la plenitud de tu llamado, para guiar a otros a
salvación y restauración en el nombre y por la sangre de Jesucristo.
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre
bajo al cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Hch.
4: 12.
Ciertamente, como mencionamos, no todos han permitido el
proceso de confrontación y de restauración, rebelándose a la voz
profética, tomando livianamente su palabra viva y ejerciendo una
autoridad usurpada, pero sabemos para gloria de Dios en
Jesucristo, que habrá de ayudar a bien nuestro si nos mantenemos
sujetos al orden y a la guía del Espíritu por la obediencia a la
palabra viva de Dios para restauración.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
(obediencia a su palabra) son llamados.” Rom. 8:28.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios.” Rom. 3:23.
“Así, los primeros serán postreros, y los postreros; primeros;
porque muchos son los llamados, mas pocos escogidos.” Mt. 20:16
¡Muchos escogen ver su propia gloria y pocos ver la gloria de
Dios!
Alabamos a Dios dándole gloria y gracias por su fidelidad.
Estamos convencidos en el Señor por esta Palabra de que
recogeremos para gloria de nuestro Señor Jesucristo, el fruto de las
semillas de restauración profética que Dios sembró en los
corazones a través de la confrontación profética pastoral.
Ciertamente, Satanás no quedó ni quedará conforme con una
vida de obediencia y de autoridad divina en nuestras vidas y se
enfrascará en continuos intentos por desmentir y restar valor a cada
uno de los esfuerzos ministeriales y la obra de restauración que
Dios comenzó y concluirá para su gloria (si decides obedecer). Esta
ha sido la respuesta de Dios: ¡No toleres a Jezabel!
Jezabel, en nuestro campo de batalla espiritual
Durante la guerra espiritual los dones del Espíritu, 1 Cor. 12:
7- 11, serán indispensables para identificar y reconocer todo aquéllo
que opera ocultamente en contra de la restauración del cuerpo de
Cristo, el templo espiritual y del liderazgo herido llamado por Dios.
No pretendemos sanar o restaurar a Jezabel porque esta no quiere
arrepentirse, pero si se arrepiente, habremos logrado la encomienda
para la gloria de Dios por amor.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
arrepentirse de su fornicación”. Ap. 2: 21.
Un corazón arrepentido, contrito y humillado a Dios por haber
pecado, Sal. 51: 17; Sal. 34: 18, es fundamental para obtener
libertad del juicio o sentencia de enfermedad y muerte a quienes
este espíritu somete.
“He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, sino se arrepienten de las obras de ella. Y a sus
hijos heriré de muerte, y todas las Iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras.” Ap. 2: 20.
Nuestro objetivo o más bien el objetivo de nuestro Dios es
sanar la autoridad que el espíritu de Jezabel les ha robado a
creyentes cristianos para continuar operando infiltrada entre
creyentes genuinos que son advertidos por su Espíritu de no
adulterar con ella al aliarse o tolerar un señorío ajeno a los
propósitos del evangelio de restauración y de santidad en nuestras
vidas. En la guerra espiritual el Espíritu Santo mediante el don de
discernimiento de espíritus, revela las estrategias espirituales con
las que este espíritu demoniaco de control y de manipulación
obtiene el poder.
Un creyente con un trasfondo pasado delictivo o de violencia,
ocultista, religioso idolátrico o sectario que no ha logrado renunciar
del todo a sus falsas creencias o pactos antiguos en contra de la
sana doctrina de Jesucristo, un falso temor a Dios, una falsa piedad,
mezclas sincréticas del cristianismo con enseñanzas paganizantes,
filosofías místicas, el espíritu crítico del legalismo farisaico, que
justifica la fe en Dios por la ley o requerimientos humanos, creyentes
sinceros que no han sido bautizados en el Espíritu Santo ni tienen
entendimiento del mundo espiritual invisible ni de los dones del
Espíritu, un creyente que no ha completado el proceso de consejería
pastoral, un creyente que aún necesita liberación de opresión o
posesión demoniaca o no tiene un conocimiento bíblico doctrinal
sano sobre sanidad espiritual, emocional o física en sus vida es un
objeto o presa vulnerable de este espíritu de falsa autoridad
profética en la iglesia.
Para ilustrarlo, como recordarán, en el caso de Belinda
durante mi estadía temporal en las facilidades de su ministerio en la
República Dominicana, pude escucharle relatar su lucha contra los
varones en la iglesia para poder levantarse en un ministerio. En su
caso, pude entender que la usurpación de la autoridad a espaldas
mías con sus murmuraciones, estaba íntimamente ligada a sus
heridas de rechazo aún sin sanar pues en el inicio de su labor
misionera, el ministerio de la mujer en la iglesia presentaba mayores
escollos para ser honrado por el varón en el liderazgo.
Estos creyentes oprimidos por la autoridad falsa de Jezabel,
como lo era Belinda, ejerciendo una autoridad usurpada, tienen la
necesidad de trabajar con sus propias heridas y resentimientos bajo
la autoridad del consejo pastoral profético, pues son creyentes que
actúan bajo espíritu de envidia y traición —por envidia entregaron a
Jesús, Mt. 27: 1— como una estrategia demoniaca de defensa para
poder compensar sus sentimientos de auto-rechazo, provocados a
su vez por las heridas del rechazo.
Necesitan trabajar el perdón hacia sí mismos y extender el
perdón hacia los que persiguen en la iglesia impíamente con celos,
envidia, amargura e ira. Sus propias heridas de rechazo crean y
abren heridas de rechazo hacia los demás, abriendo igualmente
puertas espirituales a poderes demoniacos a través de las obras de
iniquidad de la carne, Ef. 4: 26.
Son almas heridas muy conscientes y sensitivas de su propio
dolor, en la mayoría de los casos, que han endurecido su corazón
con amargura por lo que suelen mostrar posturas ofensivas y
defensivas continuamente, para protegerse del dolor del trauma
emocional que cargan en sus almas lastimadas, a veces de forma
imperceptible que solo revela el Espíritu Santo. Similarmente, les
pasa como al muchacho del relato bíblico: no pueden oír ni hablar a
su Padre celestial metiéndose en el Agua de Vida, que es la palabra
de Dios, para contaminarla o torcerla ni en el fuego del Espíritu para
apagarlo. Dios obre por su misericordia un milagro de liberación,
sanidad, salud espiritual y física, así como restauración profética en
sus vidas en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
Su estrategia para compensar estas carencias emocionales,
faltas o debilidades, es asumir un rol de autoridad o de sumisión a
este espíritu controlador y manipulador. Solo el perdón y el
arrepentimiento pueden romper el pacto con Jezabel para sanar y
restaurar esas heridas, para así dar a luz el sentido de propósito y
de plenitud de vida en el Espíritu.
Cuando nos sentimos justificados por el perdón de Dios por la
fe en Jesucristo y de su preciosa sangre, recibiendo su paz, (Rom.
5: 1; 5: 9; 6; 7; 8: 30; 8: 33; Ti. 3: 7; Gal. 5: 4), no requerimos de la
autoridad para el control de un ministerio o de una vida, exponiendo
en desobediencia sus debilidades, indecorosa y deshonestamente,
fuera del orden que establece la escritura, para obtener un consuelo
auto-gratificante y perverso puesto que, además, esto siempre trae
vergüenza y escándalo al evangelio de restauración.
Cuando se busca obtener el control y la autoridad fuera de
los canales que Dios ha establecido por su Palabra, no solo se invita
a la manifestación de espíritus de adivinación mediante las obras de
la carne, sino que se invita a abrir la puerta a los demonios que
buscan pactar con los seres humanos y con creyentes
desobedientes y tibios o carnales mediante la idolatría, el amor al
dinero o al apego de las cosas materiales, de las pasiones carnales
terrenales del ego, del mollero humano, finalmente atrayendo
enfermedad y muerte física o espiritual como consecuencia.
La forma contraria a un espíritu de autoridad jezabélica es un
espíritu pasivo (de aparente humildad) con heridas similares o
traumas emocionales que tolera la autoridad enfermiza y
contaminante del espíritu de Jezabel en la iglesia. Dios aborrece los
ídolos, 1 Jn. 5:21. Ese es su carácter celoso y santo, Ex. 20:5; Ap.
3:19; 1 Pe. 1:15-16. Un Dios que transforma el corazón es un Dios
que anhela la libertad de ese yugo de corrupción espiritual religioso
e idolátrico que engendra falso sentido de santidad, falso sentido de
culpa, falso sentido de temor y auto-rechazo por las heridas que
inflige al alma desprovista de la autoridad pastoral profética genuina
en el nombre de Jesucristo, 1 Jn. 4:18.
Satanás aborrece la guerra espiritual porque durante la
guerra espiritual nos despojamos de su poder de corrupción
espiritual demoniaco y falsamente religioso, de la contaminación de
los ídolos espirituales ocultos, del pecado y de la amargura que ha
logrado sembrar en las almas heridas para extraviarles del camino a
la eternidad con Jesucristo, He. 12:13-16.
Jezabel como una aparente autoridad profética
El espíritu de Jezabel intentará imitar la autoridad profética
para robarnos la plenitud del llamado y apropiarse de las almas que
Dios desea rescatar de las garras de maldición. Por ejemplo,
ministerios de enseñanza acerca del mover profético en la guerra
espiritual, el don de profecía y el uso de los dones del Espíritu en
general o ministerios de enseñanza en el manejo de la economía
para impartir estrategias de liberación demoniaca de maldición
sobre la economía, han sido arruinados por la intervención de la
falsa autoridad profética del espíritu de Jezabel logrando que, lo que
en principio era voluntad de Dios para manifestar el poder y la
revelación profética genuina sobre estas áreas de la vida espiritual
de la iglesia y de las almas por quienes Jesucristo dio su vida, ahora
sean objeto de rechazo de maldición para quienes han cedido a sus
engañosas y también llenas de adulación enseñanzas. Hemos visto
la justicia de Dios para corregir a tales ministerios.
Las enseñanzas divinas sobre el manejo del dinero en la
iglesia fueron para bendecir a la iglesia pero la autoridad mediante
el espíritu de Jezabel se apropió de las enseñanzas e hizo errar al
pueblo para que no recibiese la plenitud de lo que nos pertenece en
Jesucristo logrando que la codicia y la ambición así como la lujuria,
la lascivia y la vanagloria de este mundo o su extremo acérrimo
fanático legalista vinculado a un espíritu de falso fruto de humildad,
carnal y religiosa, de escases miserable, permearan el carácter de
santidad y autoridad, sofocando la voz profética con sus religiosas
herejías seductoras y estrategias infectadas por el germen del
control y la manipulación.
Quienes han hecho pacto o alianza con el espíritu de Jezabel
en sus dos extremos legalistas y errados alegan que la riqueza es el
reflejo de la gracia y del favor divino o un mal pecaminoso y carnal
por lo que hay que justificar la escasez miserable como fruto de
humildad y piedad. Puedo recordar por lo que registra la historia a
los tristes, falsos e idolátricos votos de pobreza que hicieron los
frailes dominicos (militares religiosos) en la República Dominicana
durante la (guerra político-religiosa) inquisición española. De allí que
hayan bautizado como República Dominicana a esta nación en
honor a ese sacerdote católico romano con voto monástico, Fray
Domingo de Jesús, para luchar por el sistema político religioso
paganizante al cual perteneció.
Un país que adolece de una enorme pobreza, aunque
sabemos que se predica y enseña igualmente el evangelio de las
inescrutables riquezas del reino de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. Oremos por esta nación y por la nuestra para que Dios
complete la obra que comenzó en su iglesia en Puerto Rico y la
República Dominicana y salve las almas perdidas y subyugadas por
este voto de pobreza ancestral que aun afecta a miles de
generaciones. Oramos al Señor de la mies que envíe obreros a su
mies, de modo que tengan la oportunidad de ser libres en el nombre
poderoso de Jesucristo.
Tanto la escasez miserable como su extremo opuesto bajo el
pretexto teológico, son afirmaciones o postulados heréticos y
ocultan tras sí heridas de rechazo, ira y raíces de amargura.
Rechazo por temor a depender absolutamente del poder de Dios o
rechazo a vivir de acuerdo a las circunstancias que Dios permite
para probar nuestra fidelidad en dependencia de él por la fe en él.
De ambas maneras se roba a Dios, ya sea rechazando las
bendiciones o abundancia de Dios (riqueza material) para justificar
la falsa piedad o humildad o bien para justificar la pobreza con otro
interés oculto o bien apropiándose de la abundancia o riqueza
material de Dios para administrarlas para lujuriosos, egocéntricos e
idolátricos intereses ministeriales, religiosos o políticos como suplir
aparentes necesidades sin el consentimiento divino para gloria de
sus posiciones humanas, políticas o religiosas lo que también se
constituye en una tibieza espiritual que no opera el propósito
profético de evangelización, sanidad, santidad y restauración
profética.
¿De qué vale suplir las necesidades de otros si no estamos
ministrando salvación bajo la autoridad pastoral profética genuina,
guiados por el Espíritu Santo? 1 Cor. 13.
Dios es soberano y en su soberanía puede escoger que
seamos despojados de todas nuestras posesiones o economía o
bien escoger suplir todas las cosas abundantemente. En ambas
circunstancias Dios debe ser honrado y glorificado porque él
siempre actúa con propósitos de amor, restauración y salvación
eterna, aunque nos duela sujetarnos a su voz y a la autoridad
profética genuina en la iglesia.
Manipular carnalmente las riquezas es una acción del espíritu
de Jezabel y esto, mis amados lectores del Señor, ocurre no solo en
el mundo secular religioso católico si no también protestante
evangélico y de sectas o movimientos heréticos que se auto
denominan cristianos no siendo cristianos como el Mormonismo, el
Adventismo del Séptimo Día y La Torre del Vigía o “Watch Tower
Society” entre otros que pretenden predicar y enseñar la sana
doctrina. Muchos de ellos son condenables por enseñar y creer el
error y la mentira, aunque honestamente creen en estas como la
verdad. Dios nos hace responsables de escudriñar la palabra de
Dios y velar que nadie nos engañe, según lo que Jesús nos advirtió
para estos tiempos que vivimos. Mt. 24.
¡Mucha teo-loco-gía! Quise decir teología, sin señales de
arrepentimiento, sin el fruto del nuevo nacimiento espiritual ni el fruto
espiritual por el poder del Espíritu Santo de Dios.
“Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”
Job 1:21.
En todo somos enseñados a depender de sus fieles y
preciosas promesas de restauración espiritual y económica
igualmente.
“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.”
Hag. 2:8.
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.”
Fil. 4:12-13
Adoración fingida
En una ocasión observaba una promoción televisada de un
ministerio de enseñanza de la prosperidad divina contaminado con
el evangelio del materialismo y la pompa. En una de las tomas
televisadas aparecía uno de los pastores de ese popular y adulado
concilio de iglesias postrado con el rostro en el suelo alfombrado del
altar. Me sorprendí de verle en una actitud reverente y de
humillación a Dios cuando de repente el Espíritu Santo me
redarguye exclamando: ¡Se postra ante Mamón! Lc. 16: 3
Comprendí que su aparente adoración era el reflejo de su condición
espiritual de idolatría y amor al dinero. Un gesto de aparente piedad,
su alianza con el espíritu de Jezabel.
Mientras muchos en la iglesia no saben cómo obtener libertad
a través del poder de Dios por la fe en Jesucristo, la autoridad que
adora fingidamente mediante su pacto de hechicería con la
autoridad usurpada mediante el espíritu de Jezabel, esta entretiene
al pueblo con el atractivo del dinero y con las ideas seductoras de la
prosperidad o por el contrario enseñando una espiritualidad de
pobreza, escasez miserable, un falso y aparente fruto de humildad,
enseñando confusión y conformismo al pueblo que no puede
discernir correcta y apropiadamente esta condición en las almas
perdidas y en el liderazgo herido y confundido.
¡Cuántas iglesias agendadas con el ritual del mundo tomando
decisiones no respaldadas por el Espíritu Santo que tuvieron la
oportunidad de ser fuente de bendición y verdadera riqueza en
Jesucristo hoy se encuentran atados, oprimidos, desaparecidos o
heridos por negarse a escuchar la voz de la autoridad pastoral
profética! Su vana ambición personal y su falsa piedad generó
desorden, burla y desilusión en las almas por quienes Jesús
derramó su preciosa sangre.
Conocí a la autoridad profética, una anciana ungida de Dios
que fue echada de la iglesia cuando profetizó hace más de
veinticinco años que el pastor fundador para el cual trabajaba el
ministro (su propio hijo) postrado ante Mamón, estaba errando su
visión. Dios la trajo a un culto de liberación que ofrecíamos en una
marquesina prestada veinticinco años después para testificarlo y
para confirmar lo que había enseñado a mi espíritu sobre esta
iglesia y sobre la importancia de humillarse, reconocer y sujetarse a
la autoridad de la voz pastoral profética en la iglesia en el nombre de
Jesús. Esta iglesia se dividió por pecado de adulterio y continúan al
momento de redactar estas líneas postrados ante Mamón, el dios
falso de las riquezas de este mundo.
Cuando un líder se enseñorea de la grey
Hay pastores que tienen la costumbre de predicar solamente
ellos en sus congregaciones. Cuidado con esta costumbre porque
puede hacer vulnerable a ese pastor al espíritu de Jezabel en su
vida. Cuando un pastor o pastora excluye irresponsablemente la
participación de otros ministerios en su iglesia está dando lugar a un
espíritu de control y manipulación y probablemente el espíritu de
temor o rechazo se haya infiltrado. Los pastores ni ningún ministerio
llamado por Dios genuinamente deben temer que nadie les quite su
autoridad porque su autoridad no les pertenece a ellos sino a Dios.
Los pastores deben aprender sujeción igualmente
acercándose a otros ministerios a participar en unidad del Espíritu
siempre y cuando tenga el discernimiento de espíritus, no sea que
sin querer haga una alianza jezabélica, que contamine
espiritualmente a la congregación y al pastor. El espíritu de Jezabel
puede falsificar la unidad del Espíritu (ecumenismo, aparente
unidad) y el fruto del amor igualmente (aparente amor o aparente
aprobación). Hay ministros que ceden a presiones externas para
predicar o llevar un mensaje a lugares donde el espíritu de Jezabel
rige a su liderazgo con el pretexto de la unidad y del amor o para
aparecer ante otros como respetables, buscando reputación y
reconocimiento, auto-promoverse a sí mismos o al nombre de su
denominación o concilio. Creo que esta conducta es una de tibieza
espiritual y tolerancia peligrosa para el pueblo menos capacitado
para discernir esta estrategia del espíritu de Jezabel para parecer
justa o piadosa.
Cuando se es maduro espiritualmente no es necesario
poseer un grado teológico en un seminario ni se necesita tener la
aprobación de los hombres en la iglesia y si se tiene, igualmente. La
obediencia nos lleva a la experiencia de la autoridad profética en el
nombre de Jesús. La madurez genuina es la que origina en la
obediencia a la voz de Dios ante las circunstancias. La madurez
definida según la autoridad profética de Jezabel es condicionada y
controlada y es el resultado empírico de esfuerzos humanos, no el
resultado de la obediencia a la voz del Espíritu.
Por ejemplo, Dios me permitió en una ocasión ver y oír
ministrando a un niño junto a su padre y a una niña junto a su madre
en el altar de una iglesia donde fui invitado a ministrar en una
ocasión. Ambos niños oraron en lenguas, en el don del Espíritu. Fue
a mí a quien ministraron ambos en cada una de las circunstancias.
Ser inmaduro espiritualmente hubiera sido pensar que un niño no
tiene capacidad espiritual ni autoridad para ministrar en la iglesia por
ser un niño. ¡Claro está, los niños estaban a su vez sujetos a la
autoridad profética del Espíritu, y a sus propios padres!
¡Hay que honrar y sujetarse a los padres espirituales en la
iglesia y esto no tiene que ver con edad ni tiempo de conversión!
“Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis; porque de
los tales es el reino de Dios.” Lc. 18:16 ¡Gloria a Dios por los niños
con autoridad en el Espíritu!
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne
(autoridad profética), y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones.” Joel 3:28.
“Sacrificio y ofrenda no te agrada: Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí
vengo; El hacer tu voluntad Dios mío me ha agradado, y tu ley está
en medio de mi corazón.” Salmo 40:6-8.
Dios solo quiere nuestro corazón y oídos determinados a oír
su voz, no a los reclamos y parámetros humanos de hombres y
mujeres usurpando la autoridad e inmiscuidos en los asuntos
administrativos de la autoridad pastoral profética para desviar el
orden del Espíritu establecido para la iglesia del Señor.
Ser guiados por el Espíritu Santo
La Biblia enseña claramente en el caso de Pablo en el libro
de Hechos 16: 5- 8 que el Espíritu Santo no le permitió predicar en
Asia en determinada ocasión. Dice en unos versículos anteriores,
Hch. 16: 5, que las Iglesias eran confirmadas en la fe, que
aumentaban en número día a día y eran fortalecidas por el Espíritu
Santo, tenían paz y eran edificadas en el temor del Señor.” Hch. 9:
31 Es bien importante lo que señala esta palabra porque dice que
las iglesias eran confirmadas en la fe y eran fortalecidas por el
Espíritu Santo, no sustentadas por ofrendas ni diezmos, ni el plan de
la súper teología secularizante, como si Dios se estudiara como
parte de un programa de literatura comparada de cuatro años, ni las
estrategias humanas de iglecrecimiento para hacer crecer a la
iglesia.
Las ofrendas y diezmos no son el eje del sustento sino la vida
en el Espíritu. La unidad del Espíritu verdadera se sujeta a la
autoridad en obediencia a Dios. Si en un pastor hay temor de que el
Espíritu revele la condición de su corazón ese pastor debe en
oración, ayuno y humillación genuina a Dios, admitir su pecado y
pedir la cobertura pastoral profética hasta ser restaurado o
restaurada. Si no lo hace, Dios se encargará de hacerlo y eso será
probablemente mucho más costoso o doloroso.
Es mejor humillarse para arrepentimiento que ser
quebrantados en el orgullo por endurecer el corazón a Dios. Los
pastores no deben temer las falsas profecías o la falsa autoridad si
puede distinguirlas de las que son genuinas. Si has sido llamado al
pastorado tienes el deber y la responsabilidad de poder distinguir
una autoridad profética genuina, enviada por Dios de una autoridad
profética falsa.
“La bendición de Jehová es la que enriquece y no añade
tristeza con ella.” Proverbios 10:22.
No puedes jactarte ni gloriarte en las bendiciones de Dios ni
querer enseñar a otros a cómo obtenerlas cuando no has sanado
esas áreas ocultas o lastimadas de tu corazón ni has hallado el
balance para aplicar la verdad con amor con autoridad profética. Si
no has sanado, vas a arruinar el propósito sanador y restaurador de
Dios en tu vida, en los tuyos, tu familia y también dentro de tu iglesia
y congregación.
No se puede enseñar prosperidad a la manera de Dios y
mucho menos enseñar liberación y guerra espiritual cuando el
corazón está herido o no ha encarado esas áreas de debilidad.
Cuando el liderazgo se resiste a recibir sanidad, consejo o
restauración, el espíritu de Jezabel tomará ventaja para infiltrarse
contaminando con sus seducciones y sed de poder y
reconocimiento.
La Biblia enseña en el libro del profeta Juan —el apóstol— la
urgencia y el anhelo de Jesús en oración antes de subir al Padre su
interés en la unidad perfecta en el amor a fin de que el mundo
incrédulo sea salvo. Pero el espíritu de Jezabel tiene a la iglesia
dividida por lo cual el mundo incrédulo se va sirviendo tras las
mentiras de Jezabel, el sustituto contaminado de la fe auténtica y de
la santidad y la piedad como fruto espiritual de una relación personal
íntegra con Dios.
La guerra espiritual es la oportunidad del creyente dirigido por
el Espíritu para sanar esas áreas de debilidad antes de poder
asumir un rol corrector y disciplinario en santidad en un llamado del
Espíritu en la iglesia.
La iglesia fiel debe aprender a vivir en plena y absoluta
dependencia divina sujeta al Espíritu sin mirar quien aprueba o no
su caminar con Dios en la encomienda que de él haya recibido. La
iglesia fiel no depende de la honra de los hombres ni de los concilios
humanos. La iglesia depende de lo que Dios por su Espíritu está
haciendo para glorificar el nombre de Jesucristo en su vida, no el de
su propia persona, denominación o grupo. La iglesia depende de la
expectativa de lo que Dios ha de confirmar para su gloria en
Jesucristo. Solo así recibiremos de él honra y exaltación, 1 Sam.
2:30; Stgo. 4:10; 1 Pe. 5:6.
“Humillaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que él
os exalte cuando fuere tiempo”. Pe. 5:6.
Mi pueblo perece por falta de conocimiento
Vamos a ministrar a Dios con nuestro servicio y vida como
cristianos en adoración congregacional en unidad y armonía, pero
Dios conoce todos nuestros defectos, heridas y escondidos traumas
y situaciones dolorosas del pasado. Así que una cosa es adorar a
Dios en el servicio y vida cristiana en la congregación en unidad y
armonía y otra cosa es tomar las riendas de un ministerio, el cual
Dios nos dará en la medida que nos mantengamos sujetos al orden
y hagamos la guerra espiritual dando fruto espiritual, Ga. 5:22-23,
como lo hizo Nehemías, el restaurador del templo en Israel, aunque
siempre estemos sujetos a pasiones semejantes a las del profeta
Elías.
Por eso una cosa es estar sujeto a pasiones semejantes a las
de Elías y otra cosa es no estar restaurados. Estar restaurados no
implica en manera alguna que no estemos sujetos a las debilidades
de la carne o a la tentación. La restauración es un proceso que hay
que cuidar en disciplina de obediencia diaria porque la naturaleza de
pecado puede manifestarse.
Muchos en la iglesia están sin pastor que “vele por sus
almas” sirviendo de tropezadero en la iglesia por desconocer estos
detalles tan esenciales porque irresponsablemente desconocen el
manejo de la autoridad desde la perspectiva de la restauración
personal primero, o bien porque se han llamados ellos mismos o
ellas mismas o bien porque están forzados a seguir el reglamento
de su concilio antes de asumir el llamado fiel del Señor al ministerio.
A veces hay que detener el ministerio a tiempo para buscar
restauración y sanidad interior del alma bajo cobertura pastoral
profética y luego continuar el llamado. Sé de quienes continúan el
llamado después de haber cometido una falta grave y decir aquí no
ha pasado nada o bien usando el pretexto de desenmascarar al
diablo y a los demonios sin haberse auto aplicado una disciplina
espiritual de restauración para ellos mismos.
Por ejemplo, conocí a una pastora que con el pretexto
genuino pero carnal de santidad que quiso corregir desde el púlpito
para recriminar públicamente el pecado de fornicación que
alegadamente estaba cometiendo una joven que asistía a esa
congregación. La joven posteriormente trató de quitarse la vida
después de que fuera avergonzada públicamente en la iglesia. Dios
desató juicio sobre ese ministerio.
La pastora predicadora invitada a llevar el mensaje allí cayó
al piso mientras ministraba, justamente en el lugar contaminado
desde el cual hizo su pronunciamiento contra una ovejita que Dios
anhelaba restaurar, muriendo luego en el hospital. Vi después de
corroborar los hechos un lazo negro colocado en la puerta del lugar
de reunión. La mujer predicadora muerta se supo, luego, que estaba
en una relación de adulterio.
Yo andaría con cuidadito en ese lugar donde se adora a Dios.
Pero Dios fue fiel en cumplir su palabra enjuiciando a su liderazgo
jezabélico.
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree...” Rom. 1:16.
No es voluntad de Dios destruir ni herir los corazones
trayendo muerte espiritual y física cuando nuestra posición
ministerial debiera ser de liberación, vida y salud espiritual. Oremos
por el fruto de la humildad en nuestras vidas y ministerios.
Sabemos, instruidos por el consejo de Dios en su palabra que
la autoridad pastoral profética genuina se humillará a Dios después
de reconocer haber traído vergüenza a su testimonio delante de las
almas y admitirá sus faltas y pecados contra quienes ha herido,
humillado, destruido y perseguido con el pretexto de la santidad.
Solo así Dios le devolverá el llamado si Dios en su soberanía así lo
decide, a pastorear con una genuina, renovada y transformada
visión de santidad y del amor de Dios para sanar, salvar y restaurar
a las almas en el nombre de Jesús. Amén.
Las lecciones de corrección de Dios son dolorosas cuando
sus propósitos son preservar la vida de Jesucristo en la iglesia para
salvación de las almas.
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento.” Oseas 4:6
Aquí está implicada la vida o la muerte espiritual del liderazgo
profético en la iglesia.
“Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la
ley (el testimonio de la palabra de Dios por el Espíritu) es
bienaventurado.” Prov. 29:18.
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la
multitud de consejeros hay seguridad.” Prov. 11:14.
Aunque Jezabel asume el rol de maestra, pastora y profeta
(todos los ministerios) el Espíritu Santo se encargará de revelar, Jn.
16:13, sus torcidos caminos para exponer a luz la verdad en justicia
de restauración, su reino de poder usurpado.
Por ejemplo, dentro de movimientos fundamentalistas de
enfoque en la santidad externa y extremada (forzada, utópica,
legalista e inútil, sin poder espiritual en el Espíritu), vi en una
ocasión como se levantaron ciertos líderes respetados de una
iglesia “en-pescozá-lista”, digo, pentecostalista, ni evangelista ni
pentecostal quise expresar, que desprestigiaban el mover profético y
las enseñanzas de liberación sobre la guerra espiritual usando la
imagen de la Biblia para obtener su autoridad como una estrategia
engañosa de manipulación. Estos, involucrados en contiendas
carnales sobre asuntos que ellos mismos no comprendían,
afirmaban ciegamente que hacer guerra espiritual no es un
ministerio.
Guerra espiritual como un servicio
Amados, ministerio es todo aquello que se constituya en un
servicio para traer gloria a Dios en Jesucristo usando todas las
capacidades, dones y talentos que Dios ha impartido al creyente en
la iglesia. Los cinco ministerios del Espíritu, Ef. 4:11-12, no serían
útiles en la guerra espiritual sin la manifestación de los dones para
traer restauración y sanidad a las almas, a la iglesia y al liderazgo
herido.
Asi como la milicia armada sirve a una nación para
protegerse durante las guerras así en el ámbito espiritual invisible
servimos a Jehová de los Ejércitos en el nombre de Jesús y por la
sangre de Jesucristo con las armas de nuestra milicia espiritual, 2
Cor.10:4-6 cristiana para proteger y hacer frente contra lo que
detiene los propósitos de salvación eterna y el diseño de Dios para
las almas, así como a la iglesia de Jesucristo militando sobre el
planeta.

Militando en un ejército equivocado


¿Sabían que los espiritistas y santeros usan los salmos
bíblicos para sus trabajos de hechicería?
En una ocasión, conocí a una mujer a quien le prediqué el
evangelio de Jesucristo, que practicaba el espiritismo quien me
explicó en detalles un trabajo de hechicería para contra atacar a los
enemigos recitando un salmo bíblico bajo el sol del mediodía.
Jesús venció el temor y la superstición por su sangre y
muerte en el madero. La superstición es reflejo del temor, no de la
autoridad profética en el nombre de Jesús. Los rituales de la
santería que usan la Biblia son un sincretismo de costumbres
cristianas y paganas. Satanás usó la palabra profética escrita en los
Mandamientos y en los Salmos fuera del contexto profético sano en
contra de Jesús para tentarle, seducirle y entramparle.
“Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito
está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos
tus caminos; en las manos te sostendrán, para que tu pie no
tropiece en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No
tentarás al Señor tu Dios.” Lc. 4:9-12.
Jesús supo discernir la mentira detrás de esta palabra
profética bíblica en boca de su enemigo, venciendo el error y la
mentira que le profetizaba. Jesús podía discernir la palabra profética
falsa por el Espíritu y usar con autoridad la palabra profética
genuina. Jesús sabía que él era Dios encarnado en un cuerpo de
hombre de carne y sangre humano por lo cual sabía que Dios no
podía ser tentado por el mal, Stgo. 1:13. Así nosotros cuando
usamos la espada del Espíritu por el Espíritu Santo. Amén.
El espíritu de Jezabel utiliza el lenguaje bíblico y de liberación
e incluso habla de Satanás y alega tener conocimiento espiritual
sobre esto, pero estas enseñanzas seductoras no pasan el cedazo
del discernimiento de espíritus ante el escrutinio divino y son
desechadas, censuradas y reprobadas por el Espíritu Santo de Dios.
“Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a
cuantos nos tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos
llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré
otra carga”.
¿Sentimos la carga de parte de Dios de desplazar por el
Espíritu a toda autoridad que usurpa a la autoridad profética en el
Espíritu en la iglesia?
Oremos:
Padre eterno. Que pueda usar la espada del Espíritu que es
tu palabra viva para poder distinguir la palabra profética falsa de la
palabra profética genuina y así vencer toda tentación de modo que
podamos militar en tu ejército en contra de los enemigos infiltrados
en tu reino y rescatar a tus rehenes para tu gloria en el nombre de
Jesús. Amén.
Estos hermanos en un liderazgo inmaduro y acobardado en
alianza con el espíritu de Jezabel para derribar el mover profético
sobre guerra espiritual eran posiblemente bien intencionados pero
negligentes e irresponsables, movidos por el temor acobardado a lo
incomprendido, la falta de fe, la condenación, la crítica y la
murmuración (inmadurez y tibieza espiritual). Destruían el anhelo de
conocimiento y crecimiento espiritual en la iglesia evitando sanar y
restaurar a las almas cautivas en necesidad de ser ministrada con
revelación del Espíritu.
Hay que rescatar para el Señor Jesucristo a las almas y al
liderazgo herido por el espíritu de Jezabel, sanar y restaurar
haciendo guerra espiritual en oración en contra de:
Falsa santidad o espíritu de religiosidad (dogmatismo);
jerarquías espirituales con estructura piramidal y burocracia
eclesiástica carnal, celo legalista, fanático y ciego.
Ciencias ocultas; magia negra, santería y espiritismo,
paganismo, sincretismo teológico; mezclas espirituales
paganas con la verdad bíblica.
Falsa Teología bíblica; espíritu de error; interpretaciones
aisladas de la sana doctrina bíblica.
La murmuración, la crítica enjuiciante y las hipócritas o
inventadas sentencias de juicio de condenación, enfermedad
y muerte.
Las obras de la carne y el amor al dinero.
Escasez miserable (maldiciones espirituales sobre la
economía).
Enfermedad y muerte como consecuencia a la alianza al
espíritu de Jezabel.
Recuerdo que, en una ocasión mientras leía la palabra de
Dios, oía al Espíritu Santo decir: “Mi pueblo justifica sus caminos
con mi palabra, no mi palabra con sus caminos.” Es decir, queremos
que la Biblia apoye nuestras opiniones personales, no que
transforme o cambie nuestras exclusivas opiniones o posturas
espirituales personales.
Hay una clara y evidente necesidad de obedecer el llamado
profético para hacer la guerra espiritual en oración por la palabra de
Dios a fin de alcanzar la plenitud del propósito de Dios sobre
nuestras vidas como individuos, familias, nación e iglesia, Jer. 46:3.
Una cosa es escudriñarlo y examinarlo todo reteniendo lo
bueno, 1 Tes. 5:21, y otra cosa es creer que Dios nos lo ha revelado
todo sin haber tomado el tiempo diligentemente en el conocimiento
de la Escritura en oración y ayuno para discernir y juzgar
correctamente lo que nos resulta inadecuado e indebido o contrario
a nuestra propia visión de santidad y justicia acerca de la revelación
profética bíblica.
Escuché a un hermano pentecostal muy respetado relatar
como un sacerdote satanista se había sentado entre cristianos en
una congregación. El pastor no se había percatado de que se
encontraba un adorador de Satanás en medio del culto a Dios,
cuando el mañoso visitante le comunica que estaba ayunando y
orando a su maligno dueño.
El hombrecillo le preguntó a la autoridad pastoral profética
que cómo era posible que ningún creyente ni siquiera el pastor de
esa congregación se percatara de ello. Finalmente aconsejó al
pastor y a la congregación a orar y a ayunar. ¡Qué ironía y qué
vergüenza para ese pastor y su congregación! ¿No somos acaso
llamados a desechar las tinieblas de este siglo?
“La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos,
pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos de las armas de luz.”
Rom. 13:12.
Nos quejamos a veces de las cosas absurdas y espantosas
que se comenta ocurren y también ocurren muchas veces en las
iglesias cristianas e ignoramos que todo tiene origen en el intento e
interés insistente de este espíritu de miedo, religiosidad y fanatismo
en desmentir y pervertir la autoridad de la voz profética que impide a
la iglesia despojarse de las herejías que ha creído con la
proclamación de un evangelio liberal, mundano y secularizante o un
evangelio que enseña miseria en una santidad legalista en un
espíritu de control y manipulación o una mezcla de ambos, pasando
por alto asuntos tan reveladores como el mencionado anteriormente.
Muchos ministros laxos, indiferentes, incrédulos o
contenciosos contribuyen a nutrir el espíritu de amargura, miedo y
postración por la forma y manera en que ejercen su autoridad e
influencia profética en la iglesia en relación al uso de los dones del
Espíritu. Mientras tanto, Satanás continúa manipulando en sus vidas
y ministerios con su reino de oscuridad, contaminación espiritual y
maldición sobre la tierra. Ap. 2:18-19 ¡Los extremos son
perjudiciales siempre! Ni legalista, ni extremista ciego, ni liberal:
¡FIEL!
El evangelista que vendía joyas y productos
naturales
Recuerdo a un evangelista itinerante con su esposa e hijos,
recién acogido por el pastor en una congregación donde asistía en
los Estados Unidos. El hermano tenía a mi entender un testimonio
impactante de liberación y predicaba continuamente a la
congregación. Creo que era tenido como un ministro respetable y
serio. En su testimonio de liberación narraba como había sido
poseído por demonios que le causaron locura luego de entrar en
desobediencia un templo budista siendo ya cristiano.
El hermano evangelista siempre tenía un cordial saludo para
mí y me mostraba un trato deferente. Yo anhelaba capacitación en
los asuntos de guerra espiritual por lo que deseaba conocer más de
cerca al hermano quien un día, inesperada y sorpresivamente, me
invitó a su casa a cenar junto a su esposa. El día de la invitación me
sentí inquieto y preocupado, pero no sabía específicamente por qué.
La invitación, en lugar de impartirme gozo, me provocó
desasosiego e intranquilidad, pero aun así quise asistir. Mi interés
en conocer y dialogar con el hermano era mayor que la alerta de
peligro de parte de Dios. Habiendo llegado a su casa me recibieron
con una bienvenida inusual. Insistieron en que me despojara de mis
zapatos para que me sintiera más cómodo, aunque comodidad fue
lo menos que sentí, porque para mí fue como una invasión íntima a
mi territorio y a mi privacidad.
Luché con el sentimiento y pensé que era algo que debía
vencer y finalmente accedí. El hermano, en lugar de los zapatos, me
colocó unas sandalias, sintiéndome más inquieto y preocupado aún,
recordando que me había señalado en una ocasión que con mi
sonrisa espantaba hasta los demonios. Si recuerdan al actor
norteamericano Jack Nickolson, interpretando a un hechicero
satanista que seduce a tres mujeres al mismo tiempo en la película
Las Brujas de Eastwick, podrán imaginar cómo era su propia
sonrisa, maliciosa y aduladora.
Tomé esa conducta como la de alguien con afecto fraternal
de intenciones benévolas y me senté cómodamente a conversar,
mientras esperábamos la cena que preparaba su esposa. Durante la
plática inicial, mirando alrededor, me percato de algo novedoso y
curioso: una pintura muy bien hecha sobre tela de saco de una
mujer, mostrando sus senos, colgada sobre una pared al fondo del
lugar. Pensé: ¡Qué extraña costumbre en el seno de un hogar
cristiano!
Uno por lo general no espera ver una pintura de alguien
desnudo en un hogar cristiano por más natural que nos resulte, ver
el cuerpo desnudo, pero no comenté nada al respecto y comencé a
compartir algunas inquietudes personales y batallas espirituales
personales a fin de profundizar en mis conocimientos y en mi
victoria.
Finalizamos en oración sosegadamente y me sentí ministrado
de parte de Dios. Después de orar, mi curiosidad insistió y me llevó
a preguntarle por qué tenía esa pintura colgada allí. En mi corazón
nunca me propuse juzgarlo y mucho menos acusarlo de nada ni
ante nadie, pero le expresé mi apreciación personal dado que
entendía que, desde la perspectiva bíblica, la desnudez expuesta
públicamente es deshonra, Gen. 3:7.
Mi deseo en saber su motivación y opinión era con el objeto
de entender las cosas espirituales, y discernir correctamente el
sentimiento de aprehensión que me provocó este hecho ante lo que
me decía la palabra de Dios. Me respondió muy tranquilamente que
había obtenido la pintura hecha en tela de saco en una aldea
indígena del Amazonas en la que había evangelizado donde la
desnudez era vista como algo no censurable.
Tal parece que vivía aún refugiado enajenadamente en las
memorias de su convivencia entre los indios. No pensé en darle
mayor importancia al asunto, aunque siguió significando un hecho
bastante inusual como cristiano, para mí. Cenamos finalmente y
continuamos lo que para mí era una edificante confraternización
espiritual y plática amistosa. ¡Qué ingenuidad la mía!
Al siguiente día y para mi sorpresa, se había convocado una
reunión en la oficina del pastor a la cual yo había sido llamado en
presencia de dos ministros de la congregación y del pastor sin
imaginar de qué se podía tratar el asunto. Me sentí asaltado y
sobrecogido por lo que era evidentemente un ataque contra mi
persona y mi ministerio.
Le pedí con toda calma al pastor y a los dos ministros,
aunque me sentía sumamente molesto e indignado en mi interior por
una conducta tan impropia y fuera de toda la ética bíblica de parte
del pastor, al convocar una junta sin el testigo principal presente,
que era el evangelista que había predicado entre indios. El hermano
evangelista no solo había traicionado el orden bíblico y a mi
persona, sino que había comentado públicamente lo que le había
expresado en relación a mis inquietudes y batallas espirituales en
oración.
El pastor y los dos ministros querían indagar en lo que yo
había compartido al evangelista, que nada tenía que ver con ellos ni
con la congregación. Llorando, incrédulo por lo ocurrido, esa misma
noche la esposa del pastor advirtió a su esposo pastor, de tener
cuidado en cómo se estaba manejando el asunto y comenzaron a
discutir sobre opiniones como para recrudecer la vergüenza y la
impotencia que yo sentía ante lo ocurrido.
En ese momento vi en el ámbito espiritual invisible demonios
en forma de dragón, mientras los pastores me transportaban a mi
casa en su auto, pasando frente a un restaurante oriental. Dios
parecía usar el escenario del momento para confirmar la
intervención demoniaca que desató el evangelista itinerante con su
acción infamatoria y traicionera que, evidentemente, tenía unas
vivencias no sanadas en relación a su pasado de locura, pues
asocié de inmediato al dragón con el budismo, el templo budista al
cual había entrado en desobediencia, quedando enloquecido según
lo había relatado en su testimonio.
El pastor y los dos hermanos presentes enmudecieron
cuando mandé llamar al evangelista, al negarme a hacer
expresiones en presencia de estos dos y del pastor, para que se
personase al lugar de la convocatoria pastoral, pero decidieron
descartar el asunto. Supongo que sabían que habían trastocado el
orden bíblico, así que optaron por no llamar al evangelista a la junta
con los tres testigos que habían convocado a mis espaldas.
El evangelista hacía una alianza de manipulación de orden
jezabélico con el pastor, como una estrategia de manipulación, para
no revelar en presencia de esos mismos testigos convocados a la
oficina del pastor, el espíritu de fornicación espiritual y adulterio que
se encontraba oculto detrás de la colgada pintura de saco de una
mujer indígena mostrando su desnudez.
Aunque nunca mencioné nada al pastor o a la iglesia, no volví
a ver al evangelista quien se ausentó de la congregación luego de
esto el resto del tiempo que estuve congregándome allí. La
estrategia del espíritu de Jezabel fue defender el territorio del
evangelista lanzando un ataque anticipado con temor de que fuera a
ser descubierto y confrontado por el anatema de la pintura de la
mujer que colgaba en su pared pues yo había descubierto, —sin
permiso de Dios— delante de él mismo, mientras estaba en su casa,
la puerta de acceso de los demonios en su vida. Este hombre junto
a su esposa obtenía ganancias vendiendo joyas y productos
naturales en espíritu de manipulación y espíritu de fornicación
espiritual.
Sé lo que digo, pues yo adquirí uno de estos productos
naturales y vi la muestra de joyas a la venta, las cuales trató de
venderme en un espíritu inescrupuloso. Contradictoriamente, lo
escuché hablar de remedios naturales al pastor, el mismo que
predicaba sanidad en el nombre de Jesús. No estoy en contra del
naturismo ni de la ciencia, las cuales Dios puede usar, pero la iglesia
no depende ni comercializa oportunistamente, manipulando a los
demás con pócimas naturales ni con fármacos o joyas ni ningún tipo
de mercantilismo para obtener la salud, sino por la oración de fe que
salvará y sanará al enfermo, Stgo. 5:14-15, en el nombre de Jesús.
Sabía que era un evangelista recién llegado a la
congregación y que predicaba en cualquier iglesia que le daba la
oportunidad, por lo que no contaba con el suficiente tiempo en la
congregación para evaluar su fruto y su testimonio personal, cosa
que Dios me quiso advertir. Al cabo de algunos años meditando
sobre los hechos, Dios habló a mi corazón para decirme que el
evangelista había sido llevado hasta allí por Satanás luego de que
me estableciera como miembro, teniendo la gracia y el favor de Dios
ante la congregación y el pastor para destruir y desprestigiar mi
testimonio y servicio en la congregación.
No solo contra mi persona, sino también a los hermanos que
quedaron oprimidos por un espíritu de murmuración, calumnia y
desilusión que llegaron a mirarme con tristeza, sospecha y
suspicacia, dado que el hermano, aparentemente contaba con
mayor honra de parte del pastor que yo ante la iglesia.
Concluido mi tiempo en la congregación abordé un avión y, lo
que pudo ser una despedida gozosa por el grato tiempo en el Señor
allí compartido en unidad espiritual, terminó siendo un
decepcionante final marcado por la traición del evangelista adulador
que sonreía como el hechicero satanista interpretado por el actor
Jack Nicholson en la película Las brujas de Eastwick.
Fue mucho el tiempo en oración, “Orad sin cesar.” 1 Tes.
5:17, que necesité para sanar esa herida causada por este espíritu
maligno de usurpación de la autoridad llamado el espíritu de Jezabel
que trajo consigo decepción, amargura y tropiezo. Ahora puedo
recordarlo, habiéndolo perdonado en el amor restaurador de
Jesucristo. Y lo que Dios había alertado para mi bien fue una
inolvidable lección sobre la importancia de escuchar la voz profética
mediante la alerta del Espíritu Santo a mi vida de no acceder a
cenar con el evangelista y mucho menos solicitarle la oración y su
consejo compartiéndole mis inquietudes y luchas íntimas a alguien
sin autoridad pastoral profética genuina sobre mi vida.
Realidad ineludible
En un principio no comprendía porqué enfrascarme en esta
recia batalla espiritual en mi vida, que consideraba injusta y sin
tregua. Hoy puedo constatar que de no haber asumido la autoridad
nadie lo hubiera hecho en mi lugar mejor que yo mismo,
obedeciendo a la palabra de Dios con la ayuda del Espíritu Santo,
pues solo aprendiendo de nuestras victorias y batallas es que
podemos reconocer a nuestro enemigo cuando viene con sus
artimañas o máscaras de justicia.
Nuestra meta es defender el plan y el diseño de Dios para
restaurar y sanar nuestras vidas dentro de nuestro servicio cristiano
o funciones ministeriales. Solo así podremos defender el rol del
liderazgo ministerial profético dentro del sacerdocio divino, 1 Pe. 2:9
en el cuerpo de Cristo.
Ha sido esta batalla la oportunidad para recibir el consejo de
Dios, así como revelación y aplicación personal del carácter de
nuestro Señor Jesucristo en nuestro testimonio personal de
consagración a Dios para el crecimiento del fruto espiritual. Durante
la guerra espiritual con el espíritu de Jezabel obtenemos una
vislumbre más exacta de la persona de Jesucristo, de nuestras
carencias y debilidades, de la gracia divina y del poder de Dios para
mostrarnos su amor restaurador y sus misericordias.
Nuestra dependencia de él en oración y nuestra fidelidad al
consejo bíblico de la palabra de Dios durante la batalla, nos dará la
respuesta para asumir con madurez y responsablemente la
autoridad que nos ha dado en el llamamiento ministerial profético en
el nombre de Jesucristo. De no sujetarnos primeramente a la
disciplina de la oración y al consejo bíblico y luego a una autoridad
profética sana y genuina, podremos ser destruidos, heridos de
muerte o confundidos en batalla. La desobediencia al llamado a
hacer la guerra espiritual para identificar y vencer el espíritu de
usurpación de la autoridad, nos llevará cautivos de la ceguera
espiritual y como consecuencia a la derrota, o a una vida espiritual
escasa o estéril espiritualmente, y en el peor de los casos, a
enfermedad y a muerte espiritual.
En el caso de Lorenza, así como los que sostuvieron vínculos
de adulterio espiritual con el espíritu de Jezabel, trayendo sospecha,
suspicacia y duda cuando obedecía el llamado al pastorado,
retrasaron el propósito de unidad en el nombre de Jesús.
Si bien, durante el retraso pude apreciar las dimensiones
hermosas del amor de Dios y de su perdón al manifestar sus
misericordias sobre estas vidas heridas por el temor, arrastrando
cadenas ocultas de dolor, amargura y pecado, heridos por otros
igualmente en la iglesia, Dios les otorgaba la misma oportunidad de
arrepentimiento para retomar el camino de la sujeción a través del
llamado que asumí en obediencia.
Pero sus heridas y traumas del pasado sin sanar, les hicieron
extraviarse en algún momento, mientras intentábamos sostener
vínculos de amistad y de unidad del Espíritu. Esto, debido a que
Dios comenzaba a revelar áreas de necesidad para ministrar
cobertura pastoral, que casi siempre iba acompañada de
confrontación para restauración, cosa que desagrada en especial a
quienes ejercen una autoridad usurpada, así como a quienes
defienden su liderazgo manipulador y adulador. El rey Acab
aborrecía al profeta Micaías porque le confrontaba con palabra
profética que él no quería oír. 1 Reyes 22:8.
Lorenza me recibía en su casa y era común que me llamara
en ocasiones para ayudarle a satisfacer ciertas necesidades
materiales cosa que acostumbraba hacer con quienes cayeran en
su juego manipulativo engañoso. Yo no tenía problema alguno con
suplir o ministrar sus necesidades y siempre que el Espíritu Santo
me movía con convicción, lo hacía con gusto, en obediencia, -
aunque en ocasiones en contra de mi propia voluntad,
percatándome de su abuso de poder persuasivo, tomando ventaja
del pretexto de su ancianidad y de su soledad, algo que sabía por el
Espíritu, le costaría la salvación de no venir a arrepentimiento.
Fueron muchas las ocasiones en que el Espíritu me
mostraba, ante mi consternación, como iba rumbo al infierno
mientras alegaba ministrar en amor con abrazos y lenguas fingidas,
reunida en cultos de ayuno y oración. Yo me angustiaba en el
Espíritu e intercedía en oración, porque llegué a amarle
genuinamente en el Señor. Lorenza se mantenía complacida y
sonriente cuando era ministrada con profecías de provisión
económica o cuando eran asuntos de su mero interés personal o
caprichos —muchas veces era ministrada con falsas profecías, las
que ella misma atraía a su vida con ese espíritu manipulador y
controlador, que nunca se cumplieron, trayéndole amargura sobre
su vida, testificado por ella misma—, más cuando el Espíritu Santo
comenzaba a tocar ciertas heridas ocultas, junto a su percepción
torcida de la autoridad o a señalar sus erradas decisiones pasadas
para guiarla a restauración y a sanidad, se rebelaba.
Dios me mostró que vendría una confrontación final y
decisiva hacia ella porque mientras recibía algunas ofrendas de
parte nuestro ministerio, supimos que comentaba a traición y en
murmuración, que yo quería pastorear a todo el mundo y que yo no
era su pastor. La amábamos y nos preocupábamos junto a otros
hermanos por su bienestar, a pesar de saber de su conducta
pesimista, llena de amargura, traición y soberbia.
La confrontación final tuvo lugar en su propia casa en
presencia de otra hermana durante un estudio bíblico al cual no
quiso sujetarse, haciendo preguntas desafiantes con el fin de
sabotear el objetivo de la visita, exigiéndome que solamente
ministrara la oración a la hermana presente pues quería evitar la
palabra profética que Dios traía mediante el estudio bíblico. Yo
desconocía el por qué Dios me llevaba ese día a su casa, solo sabía
que iba a compartir el estudio de la palabra de Dios en amor y
edificación. El estudio bíblico trataba la restauración de quienes han
traicionado el propósito de Dios usando a Judas, el discípulo que se
ahorcó, en la visión de restauración.
Quise continuar con el estudio sin demoras, cuando la
hermana presente, en un ademán de repudio, expresó: “¡No
hablemos de Judas!”. Cuando intenté atraer la atención de ambas,
después de la interrupción de la hermana presente para proseguir
tranquilamente con el estudio bíblico, Lorenza enfadada, me mandó
a salir de su casa. Finalmente tuve que interrumpir yo mismo el
estudio para expresarle que en todo caso el enfadado tenía que ser
yo porque su acción era un reflejo de su soberbia.
Escuché la voz del Espíritu que me decía: ¡Llévate la ofrenda
que le acabas de traer! Tomé la ofrenda y me marché rápidamente.
Desde la salida de su casa, avergonzado, quise, indignado,
expresarle que así no iba para el cielo, pero mis palabras, sentí que
eran sofocadas en el ámbito espiritual por una mordaza invisible,
atadas en el aire por cadenas y esparcidas sobre el espacio abierto
alrededor de mí. La violencia mediante la rebelión espiritual
demoniaca que se desató fue tal, que la hermana presente al ver
que no me marchaba, mientras trataba de hablarle a Lorenza,
figurando la manera de traerle a conciencia, a paz y a reflexión,
amenazó con llamar a las autoridades policiacas.
Aún bajo amenazas insistí, tratando de comunicarle algo que
la moviera a convicción, pero esta última lo rechazó nuevamente
diciéndome adiós, soplando la palma abierta de su mano para
enviarme un beso al aire. Curiosamente, era la acción equivalente al
beso de Judas a Jesús. Finalmente me marché expresándole en
alta voz: ¡Te amo en el Señor!
La hermana hacía una alianza impía, un evidente pacto con
el espíritu de Jezabel y tenía toda razón en no querer escuchar
hablar de Judas durante el estudio bíblico pues el Espíritu Santo
tocaba su herida supurante. Inmediatamente supe que el acto de
retirarle la ofrenda a Lorenza era la confrontación final que me había
anticipado el Espíritu Santo después de varios intentos por corregir
su conducta ensoberbecida para que se diera cuenta de que no se
puede obtener ventaja o provecho de la obra del Señor cuando se
trataba de hermanos en la fe, su familia en Dios y de hacer respetar
la palabra de Dios mediante la autoridad pastoral profética en la
iglesia, sin que tuviera que asumir consecuencias como las
anteriores, cuando Dios mismo se encargó de retirarle la confianza y
la ayuda que recibía de nuestro ministerio, la cual obtenía también
con sus manipulaciones, 1 Tim. 5:20.
Vemos la intervención del Espíritu Santo en el libro de
Hechos Cap. 5 el caso de Ananías y Safira, una pareja de esposos
que se lucraron en secreto de la venta de una propiedad, pues de
manera oportunista vieron que podían obtener ganancia inmediata
aprovechando que la iglesia, en ese instante histórico, movida en el
Espíritu y en su primer amor a Dios por Jesucristo, vendían sus
propiedades para suplir las necesidades de los demás.
Cuando Pedro por el Espíritu Santo discierne esa ganancia
deshonesta Ananías cae muerto a sus pies al igual que su esposa, y
vino temor de Dios sobre la iglesia y sobre los que oían estas cosas.
Dios quería establecer que la iglesia no es un sistema económico,
que era lo que Satanás planificaba establecer entre los cristianos
con aquella mercadería oportunista. Cuando se pierde el temor de
Dios, los seres humanos comercializan con el dinero inescrupulosa
e insensiblemente en la iglesia, corrompiendo el propósito
restaurador de Dios. ¡Dios juzga igualmente hoy a quienes hacen lo
mismo con sus llamamientos y ministerios!
Volviendo a la hermana Lorenza, previo a este incidente,
Lorenza, unos años antes había intervenido obstaculizando una
encomienda ministerial de discipulado como estrategia de
restauración a la hermana presente el día del estudio bíblico que
Dios le otorgaba, alegando altivamente que el ministerio de folletos
o tratados evangelísticos no era para la hermana. La hermana había
accedido entusiasmada inicialmente, pero Lorenza atacó con sus
filosas garras depredadoras, subyugando a la hermana quien
desistió de aceptar la encomienda ministerial que abriría las puertas
de la restauración para su vida bajo nuestra cobertura pastoral.
La hermana continuó siendo objeto de sus manipulaciones,
así como otros hermanos que no lograron ser libres de su yugo de
corrupción, aceptando suplir los rebeldes caprichos de Lorenza
quien se encontraba en un estado de incredulidad, blasfemia y
desobediencia, contribuyendo a su perdición eterna.
Corazón de pastor a toda hora y en todo lugar
Cuando Dios delega una responsabilidad ministerial profética
entre los cinco ministerios, es importante cuidar que tal
responsabilidad sea llevada a cabo en unidad y común acuerdo, en
el nombre de Jesús. La sujeción pastoral es vital pues solo de esa
manera puede entrar en función eficazmente el servicio, mediante
los dones del Espíritu.
Cuando un pastor ve en un alma u ovejita una necesidad
particular, debe intervenir inmediatamente en unidad y común
acuerdo con la palabra profética. con el plan y estrategia del
Espíritu, para ubicar y guiar a esa alma u ovejita descarriada o
herida, a fin de cumplir con la encomienda de su llamado a
pastorear o dentro de uno de los cinco ministerios.
Es lamentable cuando un creyente utiliza el pretexto de su
alegado llamado ministerial para impartir revelaciones proféticas que
no han sido discernidas por el Espíritu. Hemos visto repetidamente
como de esta manera se corrompe el orden y la autoridad en la
iglesia, por ese espíritu de manipulación y control, escandalizando el
rebaño y esparciendo contaminación espiritual, con rumores e
información torcida y trastocada, paralizando la obra de restauración
y sanidad, dividiendo el cuerpo de Jesucristo.
Dice la Biblia que “todo asunto sea decidido en presencia de
dos o tres testigos.”, 2 Cor. 13:1 “ni se admita acusación contra un
anciano (autoridad profética) sino en presencia de dos o tres
testigos.” 1 Tim. 5:9, igualmente, a fin de que todo sea juzgado
ordenadamente y en santidad. La presencia del pastor es vital para
traer orden y unidad.
Al impartir cobertura pastoral se está velando por el alma en
necesidad de sanidad interior, restauración y salvación. Desautorizar
la autoridad pastoral profética para revelar información o pecados o
debilidades ocultas de una persona, trae tropiezo y escándalo a la
iglesia o congregación. Es esencial que la iglesia comprenda la
importancia de vigilar este orden establecido divinamente por la
Palabra de Dios y de no intervenir de forma indecorosa en la visión
de restauración de Dios, dada al pastor para la iglesia o
congregación o para una vida en particular, como lo hizo Lorenza,
oponiéndose a que la hermana asumiera responsabilidad en el
ministerio de repartición de folletos evangelísticos.
Ir en contra del orden trae maldición y división al cuerpo de
Cristo. Es ahí cuando el pastor tiene el deber santo y la
responsabilidad de confrontar a quienes se rebelan en esa
dirección, para traer orden y evitar el tropiezo. “¿No es mi palabra
como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Jer. 23:29.
La autoridad pastoral profética quebranta la piedra que el
espíritu de usurpación de la autoridad, por el espíritu de Jezabel,
pone en el camino de la autoridad pastoral profética en Jesucristo.
En el caso de Lorenza, quien en su orgullo obstinado y rebelde no
aceptó recibir la palabra de confrontación para guiarle a
restauración, resistiendo la autoridad pastoral profética, vimos cómo
se añadieron más testimonios corroborando sus acciones de
impiedad y rebelión, quedando avergonzada en su testimonio como
cristiana ante otros creyentes.
Tener una cerviz endurecida conduce al mismo ciclo de
tropiezo de este tipo de creyentes cristianos, quienes quedan
expuestos al juicio divino, de no venir a arrepentimiento
oportunamente. He visto la cerviz endurecida de cristianos y
ministros que sujetan el crecimiento y la madurez de otros creyentes
a su propio tiempo, poniendo tropiezo al anhelo ministerial de
quienes quieren ministrar y servir a Dios en la iglesia, pues las
apariencias y el prejuicio han sustituido la fe en el poder de Dios y
en el amor para transformar y restaurar.
Dice la Biblia que “Dios todo lo hizo hermoso en su tiempo”,
—no el nuestro. Ec. 3:11. Dios es soberano en determinar el tiempo
para iniciar o completar una obra. No estorbemos lo que Dios quiere
hacer en alguien que no cumple con nuestras expectativas
ministeriales, por nuestras humanas presunciones de santidad,
espiritualidad o de vejez en el liderazgo ministerial.
Recuerdo una ocasión en que dirigía un devocional en la
iglesia y le di parte a una invitada, reunida en el culto devocional
para dirigirnos en oración. De repente, una de las ancianas de la
iglesia me interrumpió abruptamente, antes de que la hermana se
decidiera a orar, la cual era un poco tímida y solo necesitaba un
apoyo congregacional para que nos acercara a Dios en oración
unánime. La anciana de la iglesia oró en su lugar, arrebatándole
osadamente la oportunidad que Dios quería darle para integrarla en
la unidad del Espíritu a la congregación. ¡Qué presunción y qué
arrogancia! Una clara manifestación del espíritu de Jezabel en esta
creyente, con un evidente y marcado ego espiritual.

Consecuencias de la confrontación
Hubiera deseado que, aquellos que huyeron cuando
recibieron confrontación pastoral por su conducta de rebelión e
insubordinación en la iglesia, formaran parte de lo que Dios se
proponía hacer en nuestras vidas en ese momento, bajo la
cobertura pastoral de nuestro ministerio.
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él
os exalte cuando fuere tiempo.” 1 Pe. 5:6.
Heridas abiertas en el alma
Dijimos que el espíritu de Jezabel toma ventaja espiritual
mediante las heridas del alma sin sanar y restaurar, aliándose a
otros en la misma condición, promoviendo el escándalo, el tropiezo,
la desilusión y la deslealtad entre los hermanos, quebrantando el
pacto de unidad y común acuerdo en Jesucristo.
El espíritu de Jezabel se enseñorea, creando un ciclo de
perversión y de distorsión de los hechos que esparce la impureza y
la suspicacia y abre las puertas a la murmuración y al chisme. Hay
que considerar, en oración y en discernimiento de espíritus, a quien
o a quiénes vamos a honrar a la hora de confiarle nuestras cargas e
inquietudes, pecados o faltas, pues tal confesión podría obrar en
contra de nuestra sanidad y restauración muy innecesariamente.
Sabemos que Satanás, el acusador (mentiroso) de los
hermanos, como es fiel y auténticamente llamado, (Ap. 12:10) usará
toda la información obtenida en su poder, aun sin que medie un
interlocutor humano, con el fin de idear su estrategia para debilitar la
autoridad profética y dividir la unidad del cuerpo de Cristo,
desalentar la fe y retrasar el proceso de restauración. Esta
información llegará a oídos de cristianos que, incluso, alegarán que
la información les ha sido revelada por el Espíritu Santo de Dios.
Luego de iniciar el grupo de oración y mi llamado a pastorear,
conocí a un hermano que vino hasta mi casa, para comentarnos que
él conocía a cierta hermana a quien había escuchado hacer
expresiones acerca de mi persona. El hermano sintió la urgencia de
revelarme el comentario de esta hermana, pues ella era miembro de
su iglesia y había sido expuesta por el Espíritu Santo en su
congregación por el pecado de murmuración. Comencé a orar,
entendiendo de parte de Dios que se trataba de un ataque del
enemigo para detener y debilitar la iniciativa de oración, cuando
escuché a Dios en voz audible que me expresaba: ¡Date a respetar!
Cuando llegó el día señalado para el culto de oración, me
dirigí a la hermana para confrontarla, quien admitió los hechos en
una actitud de arrogancia y desafío, casi con una expresión alegre
en el rostro. Le expresé que tuviera cuidado, porque eso que había
expresado sobre mi persona era un chisme, (1 Tim. 5:20, Tit. 2:15,
Ap. 3:9, Tit. 1:13-16). Me contestó que era la primera persona que le
había dicho tal cosa. Agradecí al hermano que desenmascarara la
hipocresía de esta hermana a tiempo, pues esta estaba vinculada a
la hermana que nos había prestado el lugar.
Cuando decidí cambiar las reuniones de vuelta a mi hogar, le
pedí a la dueña del local trabajar en nuestro ministerio, pero nunca
nos dio una respuesta afirmativa, con lo que pudimos corroborar que
quería ejercer el control de forma astuta, oculta y silenciosa,
haciéndonos creer que caminaba en unidad y común acuerdo
aprovechándose de la influencia de nuestro ministerio a su favor.
También se opuso a la confrontación contra la hermana chismosa,
expresando que no se debía revolver el “hormiguero”.
De hecho, más tarde abrió una iglesia cerca de su propiedad
y el hormiguero luego se revolvió allí. Se supo que la hermana
infiltrada en nuestras reuniones, amiga de esta, la que fue señalada
por la autoridad profética de su iglesia por el pecado de la
murmuración y que el hermano desenmascaró alertándome de su
conducta, fue juzgada por Dios. Fue encontrada casi moribunda
dentro de ese templo, recién construido y se divulgaron testimonios
escandalosos de su propia familia, porque estaba ministrando en
pecados de adulterio y lesbianismo ocultos en la iglesia; murió un
tiempo más tarde.
Junto a estos testimonios se unieron otros testimonios de
juicio contra Baldomero, el que hizo una alianza impía con el
evangelista invitado a una de nuestras reuniones, de quien se
descubrió que tenía una adicción activa a la pornografía y que
también estuvo encarcelado una noche, después que cuatro
individuos le intervinieron, dándole una paliza callejera mientras
recorría solo, las calles de su barrio. Es evidente que eran
instrumento de Satanás, el Acusador, no solo para destruir sus vidas
testimoniales en la congregación, sino para destruir el llamado y la
autoridad que Dios nos hacía e impartía para ejercer el ministerio
pastoral. Finalmente, como pueden ver, es él, nuestro enemigo,
expuesto a vituperio.
A la tribu de Gad se le profetizó lo siguiente: “Gad, ejército lo
acometerá; mas el acometerá al fin”. Gén. 49:19.
¡Al final, Dios pelea por sus hijos y les da la victoria!
Al escribir estas doloras memorias y vivencias me preguntaba
por qué las relataba, pues eran recuerdos con un mal sabor que
creía debía olvidar y perdonar. Dios me respondió: ¡Con este libro le
pones el cascabel al gato!
De inmediato entendí, por esas palabras del Espíritu a mi
vida, cuán importante es que sepamos reconocer quiénes son
enviados de parte de Dios y quiénes no lo son, aún entre creyentes
aparentemente bienintencionados para apoyarnos, guiarnos o
colaborar con nuestro ministerio o vida espiritual, pues el espíritu de
Jezabel acecha con iniquidad y ambición, con sus ansias carnales
de poder y manipulación espiritual.
Los creyentes heridos y en rebelión, que suelen manifestar
temor al castigo, con orgullo, ego exaltado, ceguera espiritual o
tibieza espiritual (oscilación entre el mundo secular y la iglesia, entre
la carnalidad y la espiritualidad), evitan que el Espíritu Santo haga
su labor en sus vidas, resisten y rechazan la confrontación del
Espíritu Santo, sin humillación a Dios. Cuando, ante la confrontación
del Espíritu Santo para exponer el pecado y corregirlo, se hacen
expresiones como “es mejor no revolver el hormiguero”, se actúa la
inmadurez espiritual, corriendo el peligro de ser poseído por el
espíritu de Jezabel.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
arrepentirse de su fornicación.” Ap. 2:21.
Cuando hay temor a la confrontación, suelen existir agendas
ocultas que promueven eventualmente la manifestación de herejías,
falsas enseñanzas o enseñanzas aparentemente sanas de espíritu
de error, tronchando y mancillando el fruto del Espíritu de la
autoridad pastoral profética que confronta, corrige, disciplina en
santidad, pero que, a su vez sana y restaura por amor, Tit. 1:5; 3:10;
2 Tim. 2:5; Pr. 16:16; 2 Tim. 3:16-17; 4:1-2.
Cuando confrontamos la manifestación del espíritu de
Jezabel en la congregación o iglesia, proclamamos la restauración
del cuerpo de Cristo. No hacerlo destruye la oportunidad del Espíritu
para impartir la vida de Jesucristo en la iglesia mediante la unidad
del cuerpo de Cristo. Si por algo es importante “poner el cascabel al
gato” es por esta razón. Los que parecen ser enviados de Dios
pudieran destruir lo que Dios desea sanar y restaurar. ¡No toleres a
Jezabel, Iglesia!, pues te llevará a la tibieza y serás vomitado del
cuerpo de Cristo. He. 12:11; 8; 13:15; Ap. 3:16.
De entre las muchas experiencias de confrontación contra
este espíritu de control y manipulación en Lorenza, recuerdo que le
pedí usar su hogar para ofrecer un culto evangelístico, a lo cual
accedió. Llegado el día, entré a la sala de su casa, cuando
inmediatamente el Espíritu Santo me indicó que dirigiera a la iglesia
a orar de rodillas. Lorenza me exigió que fuera por más sillas
reaccionando airada, expresándome que no diera órdenes.
Sorprendido, por su rebelde indiferencia, le respondí en voz
muy baja que si deseaba un espectáculo frente a todos. Lorenza se
volteó, dándome la espalda, por lo que opté discretamente por
delegar el culto a otra pastora invitada. Me sentí muy cerca de
cancelar la reunión ante lo sucedido. Entendí por dirección de Dios
que debía marcharme pues estaba en su propiedad, además de que
el evangelista invitado, así como las almas sedientas y necesitadas
de una palabra, estaban al margen de lo ocurrido. A pesar de no
encontrarme (dolorosamente para mi) entre los presentes, se logró
la encomienda divina. El pueblo fue bendecido por la ministración de
la palabra de Dios a través del evangelista.
Al día siguiente regresé a conversar con Lorenza, pero esta
se negó a hacerlo, alegando que yo debía buscar a alguien de mi
edad para pastorearla. Me quedé realmente consternado y
sorprendido. Para algunas cosas mi ministerio era beneficioso, pero
era evidente que mi juventud era solo un pretexto, una excusa para
evitar, por orgullo, la confrontación pastoral. Me mantuve alejado de
Lorenza durante algún tiempo, pero Dios en su trato de misericordia
nos acercó de nuevo, sin resultados de cambio en su conducta
soberbia e impía.
En otra ocasión, luego de este incidente, reunidos en oración
en su casa, Dios me permitió ministrar una palabra en oración a una
hermana presente, a quien Lorenza despidió con una ofrenda en
dinero. Bajo el don de discernimiento de espíritus, pude apreciar las
intenciones manipulativas de Lorenza hacia la hermana, quien era
profetiza del Señor.
Lorenza siempre mostraba sumo interés en profecías que le
hablaran de su futuro en relación a las finanzas y quería ser el
centro de atención en las reuniones con ese fin. Cualquier cosa que
objetara o hiciera peligrar, con autoridad profética, que ella fuera el
centro de atención, se convertía en el blanco de su repudio y de su
desprecio personal.
Siempre se mostraba insatisfecha o manifestaba alguna
queja en contra del orden en las reuniones e interrumpía con
preguntas llenas de escepticismo. Incluso, llegué a escucharla
reprochando no sentirse complacida después de que se le
ministrara la oración en una necesidad particular donde Dios se
había movido de manera especial a su favor. Expresó
cortantemente: ¡Me quedé igualita!
No podía creer cómo alguien podía actuar con tanta
irreverencia e irrespeto hacia un hermano movido en fe y en amor
en el nombre de Jesús, a orar genuina y desprendidamente por su
necesidad. Sus reacciones frías e insensibles creo que enmudecían
a Dios mismo, quien de verdad anhelaba bendecirle. Era su manera
de llamar la atención a fin de que otros cedieran a su manipulación.
Brincaba de iglesia en iglesia y nunca estaba satisfecha.
Dios trataba de establecer un común acuerdo, en
mansedumbre y humildad con mi persona, para luchar a favor de
sus bendiciones a través de mi llamado como pastor. Esa es la
importancia de sujetarse a la autoridad profética pastoral. Solo así
Dios responde a la oración. Lorenza, al manifestar su descontento
carnal, rompía el común acuerdo y quebrantaba la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz.
Es por esa razón que Dios le advirtió juicio de enfermedad y
muerte, a quienes han hecho alianza con el espíritu de Jezabel, si
no vienen a arrepentimiento, pues solo así se sacuden sus
estructuras pervertidas de autoridad y señorío diabólico espiritual,
Ap. 2:18-29.
Vi a Lorenza padecer punzantes momentos de soledad y de
quebranto en su salud, así como precarias y diversas situaciones de
pobreza, penuria y miseria, como ejemplo, que aguas negras de su
propia cañería inundaran su casa y luego las de su vecino, así como
verla desesperada y oprimida con música sensual, demoniaca y
perturbadora que escuchaban a todo volumen sus vecinos impíos.
Vimos a Dios levantarla de estas circunstancias cuando
intercedíamos a su favor, pero ni los momentos de quebranto
parecían doblegar su dura cerviz.
No temas en confrontar a Jezabel. Solo así asumes tu rol
restaurador para liberar a otros de su yugo demoniaco de impiedad.
Procura estar limpio en la presencia de Dios, caminando en
obediencia, pues Dios te otorga su autoridad para obtener la victoria
y la libertad en el nombre de Jesús.
Los dones del Espíritu en la tarea de consejería
pastoral
La Biblia nos enseña que la manifestación de los dones del
Espíritu, son para provecho de la iglesia. 1 Cor. 12:1-12. Jezabel es
hechicera, fornicaria y adúltera y opera en el poder de las obras de
la carne. Ap. 2:20-21. Así que será vital que pidamos a Dios en
oración y hagamos uso de los dones del Espíritu, porque la vida
espiritual de la iglesia se ve en peligro de enfermedad y muerte
física y espiritual como consecuencia de tolerar su autoridad
profética contaminada y usurpada, porque como lo fue Judas,
también es ladrona y logrará que otros renuncien al amor y a la vida
en el poder de nuestro Señor Jesucristo.

Definición de hechicería, fornicación y adulterio espiritual

Hechicería
Es el uso del poder del control y la manipulación y conciencia
humana, eventualmente bajo el poder de los demonios sobre el
criterio y el pensamiento político, económico, religioso, filosófico,
científico y cultural fuera de la palabra y el consejo de Dios por su
palabra escrita. La hechicería no solo está vinculada a rituales o a la
magia sino a acciones libres del elemento esotérico o metafísico
ritual, inspirado por demonios. Está también ligada a la simple
inteligencia humana que busca obtener el control o el favor propios
fuera de la dirección del Espíritu Santo y del conocimiento escrito de
la Palabra de Dios.

Fornicación
Es el uso de la capacidad sexual sin el componente del
compromiso —fidelidad hacia el diseño de Dios, hombre y mujer—
para la sexualidad del individuo y la pareja, como sería tener más de
un compañero o compañera sexual.

Fornicación espiritual
Es todo aquello que se constituye en sustitutos de la
adoración a Dios, a la fe o al conocimiento de Dios en Jesucristo,
para glorificarle y exaltarle por encima de lo que ha sido establecido
por el Dios creador de los cielos y de la tierra en su Palabra viva y
escrita.
Toda práctica que no se ciña al modelo bíblico cristiano de
adoración a Dios es fornicación espiritual. Podemos poner como
ejemplo el uso de parafernalia idolátrica, escapularios, rosarios,
amuletos, velas, rituales, crucifijos, ofrendas a estatuas o imágenes,
ceremonias religiosas fuera del contexto bíblico, así como música
cristiana infectada por el espíritu del mundo y la sensualidad y las
modas del mundo, rigiendo la apariencia o el atavío físico de los
cristianos (manera desviada de vestir).
Los no cristianos son llamados a vivir en santidad, pero los
cristianos deben reflejar santidad en su atavío físico, porque han
venido de muerte a vida. Los no cristianos aún operan en el espíritu
del mundo y en muerte espiritual. Los cristianos nacidos de nuevo
ya no imitan al mundo, sino que son transformados y regenerados
en su manera de actuar, incluyendo su atavío físico.

Adulterio
Es abandonar el compromiso hacia el diseño de Dios de
fidelidad para con el cónyuge, obteniendo al mismo tiempo otro
vínculo de beneficio o compromiso fuera del diseño de Dios para la
pareja y la familia.

Adulterio espiritual
Un ejemplo de adulterio espiritual son las falsas religiones y
los cultos donde se rinde reconocimiento a otras deidades o
divinidades procedentes del culto pagano, que desconoce y
deshonra al único y verdadero Dios, excluyendo a Jesucristo como
el enviado del Padre celestial a salvar la humanidad. Juan 3:16.
También lo es servir al diablo al mismo tiempo que se pretende
servir a Dios, Lc. 16:13.
Es vivir en desobediencia a la palabra de Dios al mismo
tiempo que enseñas la palabra de Dios. Es querer santificar lo
profano, queriendo ser santo y mundano al mismo tiempo. Es vivir
de acuerdo a los apetitos de la carne, negándose a conciencia o en
ignorancia, por desconocimiento bíblico sano, asumir
responsabilidad hacia el compromiso con Dios y su palabra en
santidad y consagración.
Es vivir una doble vida: santo en la iglesia y pecador en la
casa o viceversa. Es usar un micrófono en la boca para predicar en
la iglesia, pero en lo oculto usar la boca para otras tareas que a Dios
no glorifican. Podemos establecer como un ejemplo de adulterio
espiritual la adopción de niños por parejas homosexuales,
reconocidas legalmente como esposos y padres de estos por el
estado y el matrimonio entre parejas de un mismo sexo.
El hecho de que el estado les otorgue derechos a estos o les
ampare la ley, no implica, en manera alguna que, ante Dios, si bien
cobijados por su amor y misericordia, su pecado sea ignorado o
sojuzgado en las Cortes Celestiales. La levadura de su pecado
corrompe, en lo oculto, el propósito y el diseño divino para la
sexualidad humana, afectando a la iglesia debilitada en el
conocimiento de Dios y sin autoridad profética para impartir
restauración.
Es triste ver en el púlpito en la iglesia a hombres o mujeres
predicando, oprimidos por espíritus de homosexualidad o
lesbianismo y de seducción sexual a través de su atavío físico y
conducta sexual de género.
Los pastores no deben permitir que nadie que no reciba
aprobación y dirección del Espíritu Santo, asuma la responsabilidad
de ejercer un ministerio formal en la iglesia. Una cosa es poner
bozal al buey que trilla y otra cosa es permitir que estos hombres y
mujeres demonicen a las personas con sus ataduras espirituales.
No puedes ejercer un ministerio formal sin antes haber recibido
restauración total.
Pastores: no les den parte a jóvenes inmaduros con una
necesidad de aprobación o reconocimiento. He visto como se les da
parte a jóvenes a enseñar en la iglesia y a ministrar en un ministerio,
por el simple hecho de que estudian carreras universitarias o tienen
profesiones distinguidas en el mundo secular o bien porque hablan
en lenguas, gritan o dan patadas y brincos o profetizan.
Muchas veces no tienen el grado de madurez espiritual en el
fruto o no conocen casi nada acerca del ministerio de liberación ni
escudriñan las Escrituras, afectando de manera contraproducente la
visión y la vida de la iglesia de Jesucristo para futuras generaciones.
Hay una generación jezabélica de jóvenes ministros,
apropiándose de la autoridad profética en la iglesia, sin el respaldo
divino. Pastor, cerciórese de que es el Espíritu Santo el que vela por
el orden del culto mediante su pastoral, pues todos pueden
participar en el debido orden y en el tiempo señalado por Dios
mediante su Espíritu Santo.

La Gran Ramera o la Gran Fornicaria


Así como la fornicación y el adulterio afligen y destruyen el
propósito de Dios para la sexualidad dentro del diseño divino para el
individuo y para la familia, el espíritu de Jezabel corrompe el vínculo
entre Dios y la iglesia. Por eso Dios llama a este sistema de
adulterio y fornicación espiritual, por el espíritu de Jezabel, Gran
Ramera. Ap. 17:19.
La Gran Ramera es la alianza corrompida de la iglesia
apóstata con la política, la religión y con el mundo. Más adelante
ilustraré con ejemplos la manifestación de este espíritu de adulterio
y de fornicación espiritual por el espíritu de Jezabel, en el caso del
arresto de Jesús por las autoridades políticas y religiosas y en otro
evento testimonial.

Los dones del Espíritu


“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el
mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios que hace todas las
cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la
manifestación del Espíritu para provecho. Porque a este es dada por
el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro,
profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros
de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas
cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere.: 1 Cor. 12:4-11.
“Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un
camino aún más excelente.” 1 Cor. 12:31.
Cuando ejercemos los dones espirituales a la vez que
manifestamos el fruto del Espíritu, caminamos en la excelencia del
servicio a Dios para restauración en amor. Es de vital importancia,
durante una función o llamado ministerial o de servicio espiritual,
manifestar el fruto del Espíritu en el amor de Dios, (Gal. 5:22-23)
junto a la manifestación de los dones del Espíritu estando sujetos a
la autoridad pastoral profética señalada por Dios. El común acuerdo
debe proveer el acceso a la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz.
Las siguientes son definiciones de cada uno de los dones del
Espíritu. Satanás imita, —juega con estos— y falsifica el uso de
estos dones.

Sabiduría
El don de sabiduría es la aplicación correcta del conocimiento
bíblico revelado, dado por el Espíritu. El libro de Proverbios y las
Parábolas de Jesús son un ejemplo del don de sabiduría.

Ciencia
El don de ciencia provee acceso a la revelación y aplicación
del conocimiento no revelado y omnisciente de la mente de Dios,
dado por el Espíritu. Un ejemplo del don de ciencia lo vemos
manifestado a través de Jesús, cuando podía ver con claridad lo que
estaba en la mente y el corazón de los hombres, (Juan 2:24-25) y en
Pablo, cuando vio en visión al varón macedonio, a quien no conocía
ni había visto nunca en su vida, clamando por apoyo en oración en
el Espíritu (Hechos 16:9).

Fe
El don de fe es la manifestación de una convicción
sobrenatural revelada para llevar a cabo los propósitos de Dios
creyendo lo humanamente imposible dado por el Espíritu. Por
ejemplo, cuando Pablo exhortó, convencido sobrenaturalmente, de
que los que iban con él en la nave en medio de una tempestad, ante
la posibilidad de naufragio en medio del mar, que no tuvieran temor
porque llegarían a salvo a tierra, (Hechos 27:22-23) y en Jesús,
cuando supo, convencido sobrenaturalmente, que Lázaro resucitaría
al cuarto día, como respuesta a su oración al Padre celestial Juan
11:41-44.

Sanidades
El don de sanidad o sanidades dado por el Espíritu, es la
manifestación sobrenatural para restaurar la salud íntegramente en
sus tres fases o dimensiones: espiritual (espíritu), emocional (alma)
y físicamente (cuerpo). Jesús sanando a la mujer del flujo de sangre
cuando esta tocó su manto, (Lucas 8:43-44). La liberación del
endemoniado de Gadara, (Lucas 8:26-39) y la liberación de la hija
de la mujer sirofenicia, (Marcos 7:24-30), son ejemplos de liberación
demoniaca y sanidad física, emocional, mental y espiritual. El
ministerio de Jesús se caracterizó primordialmente por la
manifestación de este don en su vida ministerial. Lo vemos a través
de todo el relato bíblico en los Evangelios y en el libro de los
Hechos.

Milagros
El don de milagros es la manifestación sobrenatural para
ejecutar la dimensión creativa, ilimitada e inigualable del poder de
Dios dado por el Espíritu. Un ejemplo de este don lo vemos
manifestado en Jesús cuando multiplicó los panes y los peces,
(Mateo 15:36-38), en el ministerio de Moisés cuando se desataron
las plagas contra Egipto y cuando abrió el Mar Rojo usando su vara,
por la orden divina, para que el pueblo de Israel saliera libre del
cautiverio de Egipto hacia la tierra prometida.

Profecía
El don de profecía es la manifestación sobrenatural para
revelar de forma hablada o escrita y confirmar de forma inspirada
por el Espíritu Santo, la Palabra escrita, el propósito divino para el
ser humano y la creación en tiempo pasado, presente y futuro dado
por el Espíritu. Un ejemplo de este don lo vemos en Daniel y en
Juan, a ambos les fue revelado el libro de Daniel y el libro de
Apocalipsis respectivamente.
También en Jesús en Mateo 24 que profetizó la crisis que se
manifestará en el planeta Tierra antes de su segunda venida y en el
profeta Agabo, en Hechos 21:11 quien advirtió al apóstol Pablo el
peligro de muerte a manos de los judíos que enfrentaría a su
regreso a Jerusalén.

Discernimiento de espíritus
El discernimiento de espíritus es la manifestación
sobrenatural para poder distinguir con claridad una conducta que es
humana, de una conducta o manifestación espiritual que es
inspirada o propiciada por agentes demoniacos, de las
manifestaciones espirituales que son genuinas manifestaciones del
Espíritu Santo, la presencia de Dios o de sus ángeles dado por el
Espíritu. Jesús manifestó el don de discernimiento de espíritus
cuando reprendió a Satanás quien intentaba convencerlo mediante
la pena y la culpa a no permitir que muriera, cuando Pedro le
aconseja sin revelación del Espíritu, a no permitir su muerte, Mateo
16:23.

Diversos géneros de lenguas


El don de diversos géneros de lenguas es la manifestación
sobrenatural para orar o hablar de forma inspirada en uno o diversos
lenguajes espirituales o idiomas dado por el Espíritu Santo de Dios.
Los vemos en el libro de Hechos 2:4-11.

Interpretación de lenguas
El don de interpretación de lenguas es la manifestación
sobrenatural para revelar de forma inspirada el significado espiritual
a nuestro entendimiento espiritual humano dado por el Espíritu
Santo, 1 Cor. 13:1; Hechos 2:8-11.
Desenmascarando al espíritu de Jezabel
Hablamos de alianzas y de vínculos humanos dentro de las
iglesias con las tinieblas (pactos con el mundo), pues el espíritu de
Jezabel opera infiltrado entre los creyentes, dentro de la iglesia. Es
una fortaleza espiritual demoniaca que rige desde la iglesia y desde
el seno del liderazgo religioso espiritualmente contaminado y falso.
Ap. 2:18-29.
En 1 y 2 del libro de Reyes en la palabra de Dios hallamos el
registro en la historia de la ocupación del reino en Israel por el rey
Acab y por su esposa, la reina Jezabel. Vemos como el reino ha
venido decayendo moral y espiritualmente, debido a la
desobediencia a Dios desde tiempos del rey Salomón, quien hizo
pactos o alianzas con mujeres extranjeras, mujeres que no conocían
al Dios que le había dado el poder para gobernar la nación.
Dice la palabra de Dios que, a estas mujeres se unió
Salomón con amor, 1 Rey. 11:1-10. Si nos preguntamos el porqué
de la conducta de Salomón, siendo un hombre con la sabiduría
espiritual de Dios en su vida, podemos remontarnos a los orígenes
de las acciones que precedieron su reinado mientras David, su
padre, reinaba sobre Israel. Por consiguiente, podemos comprender
que Salomón traía consigo desde el vientre de su madre, profundas
heridas o huellas que había dejado la conducta pecaminosa de su
padre en su espíritu, su alma y su cuerpo al nacer.
La carga ancestral de pecado aún estaba allí. Fue notorio,
durante el reinado de David, sus excesos con mujeres y el
derramamiento de sangre, cosas que le fueron censuradas por la
voz profética, (2 Sam. 12:10; 1 Crónicas 22:8-9) y que evitaron que
pudiera edificarle templo a Jehová. Si bien Dios contempló justo
delegar la tarea de la edificación del templo físico a su hijo Salomón,
las bases del templo espiritual no habían sido restauradas.
Los pecados de David su padre, así como los suyos, fueron
estableciendo un cimiento espiritual frágil, que llevaron a la
apostasía y a la perversión idolátrica de Israel. Más adelante vemos
la manifestación del reinado impío del rey Acab y de su malvada
esposa, la reina Jezabel, 1 Reyes 6; 1 Reyes 16:29-31.
Las consecuencias de los pecados nos pueden alcanzar,
cuando no hemos renunciado a aquéllas cosas que Dios reprueba
de nuestras vidas, aún aquellas ocultas que no han sido confesadas
por temor al rechazo y por orgullo. Pese a que Salomón tuvo la
oportunidad, mediante la voz profética, de renunciar a su pecado, él
mismo optó por continuar sus relaciones consensuales con mujeres
contaminadas por la perversión espiritual idolátrica.
Mucho cuidado, varones de Dios, con unirse en yugo
desigual con damas que frecuentan a los adivinos y a los astrólogos
a consultar e indagar su vida futura, a través de una fuente
contaminada, oculta y demoniaca como el horóscopo y que las
seducen para llevar a cautiverio de perdición sus almas, las cuales
Dios anhela salvar. Ore a Dios para que le dé esa ayuda idónea a
usted, varón de Dios, o a usted, mujer, espere en Dios para unirse a
un hombre señalado por Dios para ser su esposo. No confíe en su
propia prudencia para unirse en matrimonio con alguien, aun dentro
de la iglesia o entre quienes se hacen pasar por creyentes cristianos
piadosos. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá.” Jer. 17:9.
Dios en su gran amor nos ofrece el tiempo y la gracia
oportuna para renunciar al pecado, confrontar y denunciar la
condición de nuestro corazón para sanar y restaurar las heridas
ocultas en nuestra alma. Gloria a Dios por Jesucristo quien por su
Espíritu nos lleva a la plenitud de su gracia en el nombre de Jesús.
Permitamos que Jesucristo limpie nuestra casa espiritual de toda
contaminación espiritual de idolatría y de impiedad por medio de su
preciosa sangre, (Mc. 4:22-25). En el nombre de Jesús. Amén.

Operador Silencioso “smooth operator”


Un operador silencioso “smooth operator” es un agente
disimulador. Un espíritu aliado a un operador silencioso actúa
diferente a como se piensa, pero su actuar es parte de un
intencionado plan para ejecutar un objetivo. Cuando se trata de
ejecutar su plan de autodefensa, su estrategia engañosa es la de
asumir una postura de víctima.
Como una víctima fingida puede lograr temporalmente su
meta, pero pondrá en evidencia uno de sus roles estelares
predilectos como el de iracunda victimaria, dado que la
manifestación de su ira origina en su despecho, una vez percibe que
ha perdido el poder e influencia que su sigiloso reino de poder, bajo
el control y la manipulación le ha dado, se ha desarticulado o venido
abajo. El espíritu de Jezabel tiene cualidades histriónicas
insuperables y asombrosas que cualquier actor lleno de codicia
lujuriosa y ambiciosa anhelaría a fin de conquistar la fama impía
dentro del mundo secular del cine y de la actuación.
Y no hablo de actores consagrados a Dios, a los cuales Dios
honra con reconocimiento por su profesión. Hay artistas impíos
movidos por demonios y hay artistas consagrados y comprometidos
con Dios para llevar su palabra al mundo pecador, movidos por el
Espíritu Santo de Dios.
Como hemos visto, el espíritu de Jezabel intenta desvirtuar a
toda costa el valor de la autoridad profética y del orden divino,
porque no quiere arrepentirse. Una persona herida, hiere a los
demás. El espíritu de Jezabel tomará ventaja de la condición
vulnerable, manipulable, frágil y sensible del corazón herido,
debilitado y lastimado de los seres humanos.

Compañía de Jesús
El movimiento religioso de los miembros de la congregación
de los llamados Jesuitas, llamado la “Compañía de Jesús” y su líder
fundador Ignacio de Loyola, sucede a la división del clero católico
por Martin Lutero, un ex sacerdote católico que vivió durante la Edad
Media.
Ignacio de Loyola fue un militar religioso que, durante un
combate de guerra en Europa, fue herido trágicamente. La historia
registra que el militar perdió una de sus piernas y, más adelante
decide fundar un cuerpo de militares de guerra al servicio de las
autoridades del clero papal, al que pertenecía el sacerdote católico
Martín Lutero. Evidentemente Satanás conocía la amargura y el
quebranto emocional de Ignacio, contra quienes le habían volado
esa pierna en combate de guerra. Es así como Satanás le inspira
para idear una estrategia de defensa militar, usando la religión como
cohorte.
De allí surge la contra-reforma católica, (guerra santa o
inquisición) inspirada por Satanás para perseguir a aquellos que el
Espíritu Santo dio autoridad y voz profética para arremeter con
valentía contra la apostasía del clero católico medieval y de su
religión bélico-paganizante. Un hombre en un estado de quebranto
emocional fue la estrategia del infierno para ordenar un ejército
militar monástico y escolástico, para permanecer en el poder
político, económico y religioso y derramar la sangre de sus
contrarios, a costa de su asignación religiosa católica imperial.

AS-Ignació-N
Si analizamos la motivación o “as-ignació-n” de Ignacio de
Loyola a la luz de la palabra de Dios, sabemos que su proceder fue
contrario a lo que establece la Biblia. Hacer alianzas de guerra
contra el pueblo de Dios tiene consecuencias fatales para la nación
y para los creyentes. En el caso anterior, mientras los cristianos se
negaban a hacer alianza con el clero apóstata con la acción valiente
de Don Martín Lutero, movido a convicción por el Espíritu Santo, el
clero militar político católico (oculto) al servicio del clero religioso
apóstata, les perseguía para silenciarlos, acabar con ellos o
asesinarlos.
Las inquisiciones políticas o guerras santas, bajo el mando o
asignación del poder religioso del papado católico romano en el
medioevo, fueron evidentes y crasas alianzas al espíritu de Jezabel
contra la iglesia de Jesucristo y almas que fueron compradas a
precio de sangre por el Salvador de las almas. No eran guerras
santas, eran almas bajo quebranto emocional con sed de venganza,
ignorancia, ceguera espiritual, sangre derramada y muerte.
Martín Lutero fue acusado injustamente de antisemita o
antijudío, para tratar de oscurecer su aportación a la expansión del
Evangelio, pero la literatura registra que tenía una conciencia
evangelística hacia el pueblo judío, al cual deseaba ganar con amor,
para el evangelio de Jesucristo, indistintamente de que se sintiera
indignado contra estos, en algún momento, por su dureza para la
conversión.
En ninguna manera puede invalidarse su legado por el hecho
de denunciar u objetar a los judíos por esto. Decir que era
antisemita u odiaba a los judíos sería desacertado e infiel a la
verdad. Si bien es cierto que su interés en ganarlos para el
cristianismo mermó porque no pudo convertirlos, esto ha sido
sacado injustamente de contexto por religiosos y fanáticos para
negar y deshonrar lo que Dios hizo a través de su acción profética
contra las mentiras del sistema católico romano de su época que
repercuten a favor de la iglesia hoy.
De todos modos, no se trata de Martín Lutero sino de lo que
Dios hizo por medio de Jesucristo a través de él a pesar de sus
opiniones sobre el inconquistable pueblo judío que por supuesto
rechazaba al sistema católico romano idolátrico por razones
evidentes. Los judíos fueron perseguidos, vituperados y muertos por
sus enemigos en este sistema y por esta razón son tan escépticos
hacia el cristianismo porque han confundido al sistema católico
romano idolátrico, con el cristianismo que les ama y ora por ellos
para que reciban la salvación en Jesucristo. Amamos al pueblo judío
en el nombre de Jesús. ¡Gloria a Dios!
“Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te
aman.” Salmo 122:6

El comunismo
El Sistema Comunista de Gobierno fue concebido
intelectualmente por el cuerpo militar jesuita con el fin de perseguir a
aquellos que se rebelaran a esa forma inquisitorial de gobierno y de
abuso de poder. Hitler, el líder nazi alemán es un ejemplo
contundente del vínculo jezabélico de poder político religioso. Detrás
de este gobierno inquisitorial estaba el consejo de los militares
jesuitas sirviendo al Papa, honrando enseñanzas y doctrinas de
demonios como la infalibilidad papal, la veneración de los santos
católicos, la adoración a la virginidad de María, enseñanzas
contrarias a lo que nos dice y enseña la palabra de Dios.
Hitler y su gobierno nazi asesinaron a más de 6,000,000 de
judíos en su empeño por destruir a la simiente de Dios en su pueblo
judío. Hitler practicaba la cábala judía (ocultismo). El Comunismo,
en esencia, es el producto de un sincretismo (mezcla) social-
religiosa por medio de la alianza social política, para obtener el
control de la economía y la política, por el espíritu de Jezabel.
El comunismo es un abuso de poder en contra de la libertad
individual que suprime los derechos de la nación para reprimir los
bienes y las libertades con las que podemos contar en países donde
existe una democracia. El Capitalismo y el Comunismo serán
enemigos, en tanto y en cuanto sus intereses no respondan a la
naturaleza de Dios en el corazón del hombre humillado y
arrepentido en su presencia, sabiendo que Dios es Dios de ricos y
de pobres. Dios hace llover sobre justos e injustos. Que Dios
bendice como él quiere, a quien él quiera y que esa labor de
administración de justicia le corresponde a Dios, no a los gobiernos
corrompidos, aliados a los intereses políticos y económicos detrás
de la religión falsa, de la apostasía de los hombres sin Dios en su
empeño por administrar las riquezas del mundo.
Solo Dios puede dar y quitar. No es deber de los gobiernos
dar y quitar, inquisitorialmente, lo que Dios le ha dado a un individuo
o a una nación, con el pretexto de la igualdad entre los seres
humanos. El ser humano sin Dios nunca será igual a sus
semejantes, sino que hará lo posible por controlarlo y subyugarlo a
su control, dominio y poder.
La iglesia tiene la gran responsabilidad de orar por las
naciones y sus gobernantes. Así como existe un gobierno oculto
espiritual de maldad detrás de algunos gobiernos humanos para
matar, robrar y destruir así también un gobierno espiritual de luz
mediante la voz profética para anunciar salvación a las naciones y
vida eterna y vida abundante por medio de la preciosa sangre de
Jesucristo, el Cordero de Dios, Rey y Señor de la Iglesia, Rey de
reyes y Señor de señores.
Jezabel es cautelosa solo hasta que el manto profético de
Elías sobre los profetas, revela o trae a la luz su manipulación, Ef.
5:13. Jezabel suele ser envidiosa, iracunda, rencorosa, codiciosa,
mentirosa, sabotea, extorciona y soborna. Puede parecer una
amiga, pero su estrategia es sacar provecho de una relación o
amistad o circunstancia para aumentar su influencia, conocimiento o
poder a fin de permanecer infiltrada y así poder sembrar la semilla
que traerá fruto de perdición como las herejías destructoras que
provocan rechazo y división en el pueblo de Dios.
Cuando asumimos la responsabilidad ministerial con
autoridad profética en mansedumbre y en humildad del Espíritu
como hizo el Espíritu Santo con la obediencia y valentía espiritual de
Lutero, despojamos a Jezabel de su señorío espiritual diabólico, Ap.
2:26 para que el mundo cautivo tenga acceso a la verdad que
liberta, salva y sana en el nombre poderoso de Jesucristo por su
sangre.
La iglesia tiene autoridad y voz profética para hablar en el
nombre de Jesús y advertir de la maldición que viene como
consecuencia de las alianzas espirituales corruptas ajenas al
propósito de salvación y redención por la sangre de Jesucristo, Ap.
22: 20-23.
He escuchado comentarios sin fundamento y críticas
ingenuas contra líderes con autoridad profética que intervienen para
señalar u objetar las agendas corruptas de candidatos políticos a la
gobernación o cargos públicos de servicio. Criticar la voz profética
por hacerlo es querer callar la voz de Dios. Como cristianos
debemos tener el cuidado de orar por los candidatos que abogan
por el aborto, la legalidad de las drogas y los estilos corruptos en la
sexualidad para que Dios quebrante las fortalezas espirituales
demoniacas arraigadas y ocultas detrás de estos por el pecado y
por la desobediencia.
Apoyar o no a hombres con derecho al voto,
democráticamente para gobernar la nación es una acción que solo
debe obedecer a la convicción por el Espíritu Santo para hacerlo o
no hacerlo, pues es Dios quien pone y quita reyes, con o sin nuestro
derecho a ejercer el voto. Dios levanta profetas para bendecir a la
nación, de modo que esta se vuelva de sus torcidos caminos.
No se trata de hacer alianzas humanas en la política sino de
salvaguardar la nación del castigo y del juicio divino por la
predicación del evangelio mediante la autoridad de la voz profética.
Dice la poderosa palabra de Dios: “Bienaventurada la nación cuyo
Dios es Jehová.” Salmo 33:12.
Dios puede poner a gobernar a cristianos nacidos de nuevo
para la gloria y la honra de Dios. Oremos para que Dios coloque a
cristianos nacidos de nuevo comprometidos con Jesucristo y con su
palabra viva, no con los intereses corrompidos en la política, la
economía y la religión del sistema de este mundo. Si, por el
contrario, no nos gusta el candidato elegido porque no es creyente
cristiano, debemos orar por él y amarlo para que el propósito de
Dios sea llevado a cabo. ¡A la iglesia la rige el gobierno del Espíritu
Santo, no los gobiernos terrenales y siempre será pastoreada en
justicia! Salmo 23. ¡Mi voto electoral será siempre para Jesucristo!
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre el
mundo entero, para probar a los que moran sobre la faz de la tierra.”
Ap. 3:10.
Adoctrinamiento jezabélico subliminal
Durante mi infancia sentía fascinación por la Mujer Maravilla.
Cada semana la esperaba con ansias al sintonizar la serie
televisada de una hora de duración. Las hazañas sobrenaturales de
la Mujer Maravilla me deslumbraban al punto de admirarla hasta la
idolatría. Luego de mi conversión a Jesucristo, en oración, el
Espíritu Santo comenzó a limpiar mi vida de los ídolos y de las
cosas que contaminaban mi relación con Dios.
Una de esas contaminaciones era la afición que traía de niño
al poder jezabélico que impartía a mi entendimiento de la justicia.
Dios, en su discernimiento, habló a mi vida diciéndome que la Mujer
Maravilla era el equivalente al espíritu de Jezabel. Sabía que era un
personaje de ficción, no obstante, identificar el mal en un personaje
que, además de fascinarme me inspiraba con su belleza física, la
actriz que encarnaba el personaje y sus proezas para hacer el bien,
me resultaba contradictorio y decepcionante pero, finalmente, el
Espíritu de Dios pudo derribar una percepción errada sobre el
concepto de justicia que había infiltrado el personaje de esta serie
de televisión durante mi infancia y pude ser libre de su
contaminación espiritual y emocionalmente.
La Mujer Maravilla ocultaba en su disfraz de aparente justicia
una simbología pagana diabólica contraria a la santidad y a la
justicia de Dios.
Diana Prince, alias “Mujer Maravilla” es una amazona, una
mujer que viene de una isla llamada Isla Paraíso. Su nombre “Diana
Prince” es su nombre entre los mortales humanos, pues en el lugar
de nacimiento y procedencia de la “Mujer Maravilla” solo cohabitan
mujeres amazonas inmortales. En historia de la mitología griega,
Safo es la divinidad poética de amor entre dos mujeres o amor
lésbico. En la isla griega de Lesbos, de allí el calificativo de lesbiana,
dice la historia de las humanidades cohabitaban mujeres guerreras
tal como en Isla Paraíso, en la serie televisiva, el lugar de
procedencia de “Diana Prince”.
Una manera subliminal demoniaca para adoctrinar
sicológicamente sobre el manejo de la autoridad y la conducta
sexual. En el mundo de mujeres de “Diana Prince” los hombres
mortales son solo súbditos y colaboradores en relación a la fuente
de su poder “invencible”. “Diana” significa Luna, y “Prince” significa
príncipe, el equivalente a Príncipe de la Oscuridad o la Tinieblas,
Príncipe de la Luna.

Diana Prince
“Diana Prince” es un agente infiltrado en una agencia de
inteligencia militar en los Estados Unidos en tiempos de la
ocupación nazi durante la primera y segunda guerra mundiales. Su
transformación es generada al voltearse sobre sí misma girando
varias veces hasta producir un estallido de luz. La transformación
incluye el cambio de indumentaria, fuerza y destreza sobrenaturales
y la habilidad de falsear el timbre de voz de femenino a masculino.
Girar sobre sí misma apela al espíritu de control y de
manipulación sobre la tierra y el estallido de luz apela a luz del sol,
haciendo referencia al paganismo persa donde el culto a Mitra, una
divinidad solar, ejerció influencia sobre la mitología romana. Roma
pagana fue influenciada por una mentalidad de conquista universal.
Muchos de los crueles y sanguinarios conquistadores romanos
promulgaron esta filosofía de conquista universal en su faena militar.
El cinto de oro entre los elementos de la indumentaria de la
Mujer Maravilla tiene el poder para doblegar a quienes ha capturado
a responder con la información solicitada. Un símbolo que apela
directamente al poder del oro para comprar alianzas a cambio de
información, poder, influencia política o religiosa.
La estrella roja en su diadema dorada, cuando es frotada con
su dedo índice, le imparte la capacidad para proyectarse
astralmente, trasladándose virtualmente hasta Isla Paraíso a fin de
comunicarse con la fuente materna, porque no existe consenso con
la parte paterna, porque no existe, aislando en un adoctrinamiento
subliminal a la autoridad masculina paterna indicándole el camino en
momentos de dificultad para Diana Prince. La estrella roja en su
diadema dorada hace referencia directa a Lucero el cual describe el
libro de Isaías, “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero! (estrella, hijo de
la mañana). Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las
naciones.” Is. Cap. 14:12.
Esa es la manera de debilitar a las naciones, usurpando,
debilitando o desplazando la autoridad de Dios Padre, a través de
su influencia sobre la iglesia en la tierra. Vemos como la figura
masculina en Isla Paraíso está ausente. Es precisamente eso lo que
hace el espíritu de Jezabel en la iglesia: lograr que la autoridad
profética esté ausente, debilitada o desplazada en su presencia,
volviéndoles, a quienes ceden a su influencia o anhelo de poder de
conquista universal, como a uno de sus servidores eunucos,
complacientes, acobardados y pasivos.
El culto a María como estrategia de Jezabel
El sistema católico romano es dirigido por el Espíritu de
Jezabel mediante el culto idolátrico de deificación a María. María fue
la madre humana de Jesús, tuvo más hijos con su marido José,
murió en su cuerpo humano mortal y espera ser resucitada de entre
los muertos para vida eterna, junto con la iglesia lavada en la sangre
de Jesucristo en la primera resurrección.
Poner a María en la posición de omnipotencia, omnipresencia
y omnisciencia de Dios y rendirle culto, adoración y veneración es
equivalente a ofrecerle culto a un ídolo. Esta es una de las
estrategias mentirosas e idolátricas más grandes y viles que
Satanás, padre y creador de mentiras, haya propuesto a las almas
perdidas y religiosas sin el conocimiento de salvación en Jesucristo,
Jn. 8:44.
Cuando el Espíritu Santo nos imparte el don de
discernimiento de espíritus Dios nos guía a renunciar a aquello que
pretende mantenernos subyugados, cautivos de la mentira, de
falsos ideales de justicia, sexualidad, santidad y espiritualidad.
En series televisivas como la Mujer Maravilla nunca vemos
que se consume una relación natural entre un hombre y una mujer.
Es curioso como a veces los personajes protagonistas de estas
tramas evitan sostener un vínculo de compromiso con alguien del
sexo opuesto. Esta es una manera subliminal demoniaca para
adoctrinar las mentes de los seres humanos y así atarlas y guiarlas
en contra del diseño de Dios sobre la conducta sexual y las
relaciones entre los seres humanos en general.
Volvamos a Lorenza
En el caso de Lorenza quien resistía el cuidado pastoral de
nuestro ministerio alegando que yo forzaba a todo el mundo a
sujetarse a la autoridad pastoral pudimos constatar como Dios le
puso un tapabocas a Lorenza cuando Dios me concedió la
oportunidad de conocer y ministrar la oración al hombre que ella
alegaba era su pastor. En una palabra profética, que Dios le impartía
al pastor, Dios lo amonestaba, exhortándolo a impartir orden en la
congregación y a hablar con autoridad profética el mensaje del
Espíritu a su congregación.
En su congregación este pastor era objeto de la manipulación
y no hacía nada al respecto. Justo después de impartirle esa
palabra profética de exhortación por el Espíritu, Dios levantó otro
vaso para confirmar la misma palabra profética que se le había dado
al compañero pastor. El hombre recibió la palabra sin objeciones y
oramos en un común acuerdo por cada uno de nuestros ministerios.
En este caso, ni este pastor ni sus ovejas estaban siendo
pastoreadas justamente en este asunto.
En cierta ocasión tuve que intervenir como consejero, en un
caso donde la falta de discernimiento y conocimiento con base
bíblica sobre la guerra espiritual en Lorenza, estaban generando
deslealtad y división entre una hermana y un hermano que Dios
tenía unidos trabajando ministerialmente. Dios me mostraba que
Lorenza era instrumento de oposición a la figura de autoridad del
hermano, quien descubrió la conducta manipulativa y la soberbia de
Lorenza a quien este confrontó, a la vez que intentó abrir los ojos a
la hermana que estaba unida a él en una labor ministerial, la cual
accedía a llevarle provisiones materiales bajo su juego manipulador.
Me cercioré de que el caso fuese llevado a los pastores de
ambos. No obstante, la hermana dijo no sentir confianza en su
pastor (algo muy lamentable por demás) por lo que intervine.
Lorenza estaba asumiendo la responsabilidad de la consejería
pastoral con la hermana, distorsionando los hechos e impartiendo
un consejo equivocado.
Cuando fui a visitar a Lorenza, tal parece que pudo anticipar
que iba a ser confrontada y amonestada de mi parte y me acusó de
chismoso y de no saber lo que hacía. Le respondí respetuosamente,
ante su falta de respeto que, a mi parecer, era ella la que no estaba
preparada para asumir la consejería pastoral con los hermanos, (1
Tim. 5:1-2). Molesta e insistente, me pidió que me marchara de su
casa y no pude compartirle el consejo de Dios, de modo que pudiera
apoyar a la hermana con base bíblica sana, porque no usaba base
bíblica ni discernimiento de espíritus para aconsejarla.
Era evidente que tenía temor de que se le señalara que ya
había sido confrontada por el hermano, por tener subyugada a la
hermana a sus caprichos pedidos. El hermano nos comentó luego
que Lorenza evitó que el pastor al cual ella manipulaba y por el cual
habíamos orado en su propia casa, no la invitara a la iglesia a
predicar nuevamente, deteniendo intencionalmente la expansión del
ministerio del hermano. Una obra maestra de manipulación y de
perversión de la autoridad. ¿Es o no importante confrontar a
Jezabel?
Lorenza pretendía que yo colgara el abrigo profético al entrar
por su puerta para así silenciar la voz y la autoridad profética, pero
quería tomar ventaja de toda influencia de la gente para obtener un
beneficio personal con el pretexto de estar sujeta a un pastor, pero
negándose a humillar su corazón rebelde y desobediente. Dios me
guiaba, sin yo percatarme, con conciencia justificativa del llamado,
que asumía un rol pastoral con ella, pues era un rol que otros no
estaban llevando a cabo eficazmente, por lo cual, de manera
irrespetuosa me llamaba chismoso.
Lorenza destruía la oportunidad de la unidad del Espíritu en
el vínculo de la paz, (Ef. 4:3) para que la iglesia no fuese ministrada
en unidad del Espíritu, pero ella despojaba al redil de esa
oportunidad, impidiendo la unidad del Espíritu a fin de continuar
siendo el objeto de atención y de ministración de necesidades
materiales, al asumir el rol de consejería pastoral de forma usurpada
con otras vidas para obtener un provecho de índole material y/o
espiritual manipulativo y caprichoso y de autocomplacencia.

Volvamos a Jezabel y al rey Acab


Leyendo el registro bíblico en la historia de los reyes de Israel
vemos a la esposa del rey Acab, Jezabel, tomando decisiones en
lugar de su esposo, el rey de Israel. El rey Acab deseaba comprar la
viña de Nabot para cosechar hortalizas, pero Nabot se negó a
venderle su viña al Rey. El Rey deseaba elaborarse un huerto allí
pues la propiedad de Nabot era cercana a su palacio. No solo
vemos la actitud poco esforzada y cómoda del Rey Acab, sino su
poco temple y su holgazanería. Un viñedo requería de esmero,
esfuerzo y dedicación, pero esto parecía no importarle en lo
absoluto y quería, de manera oportunista y fácil, disfrutar del
esfuerzo y del trabajo de otros, en este caso, el de la viña de Nabot.

Pusilanimidad del rey Acab


El rey Acab dependía emocionalmente del apoyo y la
aprobación aduladora de su mujer, por lo que era de esperarse que
le fuera con el reporte (el chisme) a su esposa, quien
inmediatamente conspira contra Nabot para despojarlo de su viña y
entregarla al rey Acab, mandando a matar a su dueño Nabot. 1
Reyes 21:1-16.
La viña de Nabot, como su herencia, era su posesión de más
valor la cual representa el fruto de todo lo que le pertenece a Dios,
de las semillas que hemos sembrado en su reino de amor en el
nombre de Jesús. Es evidente que Nabot estaba muy consciente de
que no podía vender lo que Dios le había dado por herencia. La viña
estaba cerca del palacio real.
Nabot representa la voz de la autoridad profética. El territorio
físico donde estaba ubicada la viña de Nabot representa el lugar de
influencia donde Dios nos ha plantado a predicar el evangelio de
Jesucristo y las uvas son el equivalente al gozo del Espíritu Santo,
el mosto de Dios, el vino nuevo en odres nuevos, la unción profética
que trae convicción de pecado, salva, sana y restaura en el nombre
de Jesús.
Como Nabot, tenemos la responsabilidad de dar testimonio
del gozo del Señor que es nuestra fortaleza, (quien nos cubre en la
guerra) y la visión profética como obreros en la mies, hablando la
palabra de Dios con autoridad profética donde Dios nos haya
plantado para la ardua y gozosa tarea de la evangelización, Mc. 16.
“Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del
pueblo. Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron
delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra
Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al
rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad, y lo apedrearon y murió.” 1
Reyes 21:12-13.
Me estremece el relato de la muerte de Nabot. ¡En ayuno fue
acusado de blasfemar contra Dios, asesinado por una intensa lluvia
de piedras! La estrategia jezabélica real para sacar a Nabot del
panorama, era una forma fingida de piedad, utilizando el ayuno para
que el pueblo ciego pensara que Nabot era enemigo del pueblo de
Dios y de Israel. ¿No les resulta familiar esta estrategia carnal,
desviada y demoniaca en la iglesia?
Me pregunto cuántas veces se hace lo mismo entre creyentes
cristianos de toda denominación,-- se apedrea con el prejuicio, el
rechazo, la murmuración, la crítica enjuiciante, el chisme y la
condenación a las almas desde un púlpito o foro religioso, las cuales
no conocen, por revelación personal, el testimonio de amor de Dios
a través de la iglesia ni tienen conocimiento revelado de su palabra
e incluso contra quienes intentan levantarse en un ministerio,
después de haber caído en pecado, estando ellos —los que señalan
el pecado— en una necesidad de restauración y sanidad interior de
las heridas del pecado en sus propias vidas.
Si verdaderamente el cristiano quiere ser libre de este falso
yugo profético tiene que aprender a discernir y a desenmascarar el
espíritu de Jezabel en la iglesia.
Son muchos los líderes como Acab, en sumisión pasiva,
ejerciendo un ministerio de autoridad profética, negociando su viña
santa al no atreverse a tomar decisiones guiados por el Espíritu
Santo por simple holgazanería o bien por buscar la honra y la
aprobación de los reyes (hombres en posiciones influyentes) o bien
dentro de los grandes concilios llenos de escombros equivalentes al
palacio de Acab.
Amado hermano, su viña es santa, no es de su pertenencia,
pero Dios se la encargó Dios a usted, no a los reyes ocupando el
palacio real de un concilio dirigido por el poder de los hombres y no
por el poder de Dios. Sea responsable con su viña, con la unción,
con la autoridad y la voz profética que Dios le impartió con su
llamado. Sea un obrero esforzado y obediente ganando almas para
el reino de Dios, produciendo un fruto abundante en la mies del
Señor para la gloria de Jesucristo, no para la gloria terrenal de
ningún concilio humano carnal y en rebelión a Dios en la tierra.
¿Venderás tu viña a quienes usan tu liderazgo para sus
propios intereses económicos conciliares o la guardarás y trabajarás
para que Jesucristo ocupe la posición de Rey y Señor del
llamamiento celestial y de toda tu vida?
Confía en la guía, el poder y la capacitación del Espíritu
Santo en tu vida para enfrentar, desafiar, corregir, y confrontar la
autoridad profética falsa del espíritu de Jezabel en la iglesia.
Recuerda el peligro de enfermedad y muerte del cual el Espíritu
Santo nos alerta y previene como consecuencia de hacer alianza
con este espíritu inicuo, al permitir sus estrategias controladoras,
diversas manipulaciones y engaños espirituales.

¡Te saco de Sardis!


Por dirección del Espíritu pertenecí a una iglesia de concilios
donde me estacioné un corto tiempo, mientras asistía a estudios
ministeriales para obtener credenciales como ministro capellán.
Trabajé solícitamente el tiempo de mi estadía allí, pero nunca pude
recibir apoyo a mi ministerio, dado que no tenía el aval del pastor ni
de la denominación, por nunca haber pertenecido a ese concilio. Por
dirección de Dios tuve que salir de ese concilio, cumpliéndose la
palabra profética por el Espíritu, quien me había expresado: ¡Te
saco de Sardis!
Si leen el libro de Apocalipsis a la iglesia en Sardis, Dios
llama a algunos de los que se congregan allí como quienes tienen
nombre de que viven, pero están muertos, Ap. 3:1-2. Luego de
concluir mi tiempo de servicio en esa congregación, Dios me revela
sobre la autoridad reconocida en esa iglesia de concilios, que quien
era llamada a pastorear era su esposa y el llamado pastor tenía un
llamado como maestro de la Palabra.
A mí me resultaba obvio pensar que esa desobediencia se
originaba en la acción rigurosa de su concilio, al no honrar el
liderazgo de la mujer en la pastoral. Ambos creyentes cristianos
erraban sus llamados ministeriales en la congregación. Este pastor
se mostraba continuamente cansado y lucía hastiado y su esposa
tenía una enfermedad incapacitante (murió tiempo más tarde). Tenía
que ser sostenida con enorme dificultad al bajarse de su vehículo
para caminar.
Luego de salir de este concilio, el Espíritu Santo me mostró la
raíz de ese azote, originado en su desobediencia, al estar
subyugados al rigor paralizante de “su santísimo concilio”, errando
sus llamados y ministerios. Vivían, pero estaban muertos al llamado
profético genuino que Dios tenía para sus vidas. La enfermedad de
su esposa y el estado anímico del pastor, eran el reflejo de un juicio
de enfermedad y muerte que estaba siendo desatado sobre sus
vidas por su pacto con el espíritu de Jezabel con su obediencia al
concilio regido por normas humanas y de santidad legalista.
Cualquiera podría pensar, si les hubiera visto, que ambos
eran admirables seres humanos que se entregaban a la causa del
evangelio, luchando en medio de la enfermedad. Luchaban por
amor a Dios, pero ignorando las órdenes del Comandante en Jefe,
Jesucristo. Dios siente vergüenza, ira y tristeza con semejante falta
de autoridad y liderazgo profético, paralizado y postrado por su
obstinación, ignorancia, sordera, ceguera y desobediencia.
Es el Espíritu Santo quien capacita al líder o al ángel de la
iglesia, que es a quien Jesús mismo se dirige en el libro de
Apocalipsis, para advertir a las iglesias de la peligrosa presencia del
espíritu de Jezabel en las iglesias. Es inminente la acción del
Espíritu para identificarle, desenmascararle y denunciarle, a fin de
tomar medidas de corrección mediante la unción profética de
restauración.
La Unción de Restauración Profética
Jesús mismo dijo que cuando Elías viniera restauraría todas
las cosas, Mc. 9:12. La unción de Elías es la unción que está sobre
la iglesia para sanar y restaurar. Elías, según el mismo Jesús, es
también un equivalente espiritual profético en la figura de Juan
Bautista en su sacerdocio profético, (Mt. 17:12-13) para anunciar
con Jesucristo el camino a la restauración del pacto, roto por la
desobediencia y el pecado del ser humano. Jesús también
establece que, a pesar de que Elías, tanto el Elías equivalente a
Juan Bautista, como el Elías profeta en tiempos del reinado apóstata
de Acab y Jezabel, quienes vinieron en una encomienda de
restauración profética, que él mismo, (Jesús) sería desechado tal
como estos lo fueron por cuanto así estaba escrito, Mc. 8:31.
Jesús quiere dejar esclarecido que el interés por parte de los
apóstoles en ver la restauración del reino en Israel como nación (el
templo físico) correspondía saberlo solo al Padre, conforme a su
tiempo señalado y soberano, Hch. 1:6-7, no obstante el reino de
Dios (el templo espiritual) en la tierra, (1 Cor. 3:16-19, Ap. 1:5) como
iglesia salvada y rescatada del pecado, lavada con la sangre de
Jesucristo, sería rescatada con un precio de vida, anunciando el
evangelio en medio de la apostasía del ser humano, su incredulidad,
su orgullo, su obstinación, su sordera espiritual y su rebelión,
cuando su pueblo Israel, sostenía vínculos con la Roma pagana e
idólatra.
Los profetas del Antiguo Testamento, también anunciaban,
profetizando el cumplimiento de la profecía del nacimiento del
Salvador de todas las almas, el Mesías prometido a las ovejas
perdidas de la casa de Israel, Stgo. 5:10, 1 Ped. 1:10 en medio de la
dureza del corazón, la desobediencia y la apostasía e idolatría de su
pueblo.
Jesús mismo tuvo que pagar un precio doloroso, derramando
su sangre, enclavado sobre un madero y muerto en propiciación por
los pecados de la humanidad tomando nuestro lugar, 1 Cor. 6:20. La
restauración espiritual de las naciones así como el templo espiritual,
en su relación personal e individual con Dios, cuesta un precio de
obediencia, consagración a Dios por la palabra escrita, aunque nos
cueste someter esta carne con dolor o nos cueste el poder político
imperial del clero religioso apóstata o el reconocimiento público o la
aprobación de los hombres sin revelación profética que no conocen
la sana doctrina en la palabra de Dios.
¡Gloria y gracias a Dios por su sacrificio de amor eterno
mediante la gracia de restauración en Jesucristo!
“Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
Samaria y hasta lo último de la tierra.” Hch. 1:8.
Es el poder de Dios en Jesucristo, mediante el bautismo de
fuego (fuego espiritual) del Espíritu Santo, quien nos imparte
autoridad profética para libertarnos de la autoridad espiritual del
espíritu de Jezabel entre creyentes corrompidos en la iglesia de
Jesucristo.
Amados católicos: ¿Por qué celebrar un ritual donde se mata
a Jesús cada domingo durante la misa al tomar la eucaristía durante
la celebración de la misa católica, cuando el poder de su
resurrección nos ha dado la libertad?, Lc. 22:19. Cuando la Biblia
nos enseña: “Haced esto en memoria de mi” —refiriéndose a su
cuerpo como pan de vida y a su sangre como el vino, (comida y
bebida espiritual)— se refiere a que recordemos de modo que no se
nos olvide.
El pan es el equivalente al alimento espiritual encontrado en
la palabra de Dios y el vino es el equivalente al gozo impartido por
una vida perdonada, consagrada y regida por esta misma palabra
por el poder del Espíritu Santo, un gozo que solo puede surgir
cuando recibimos la justificación por la fe en Jesucristo, cuando
venimos a un nuevo nacimiento en él, movidos al arrepentimiento
por una genuina convicción de pecado para su gloria y en su
nombre.
Enseñar que el pan y el vino son, literalmente, convertidos en
sangre y carne durante la celebración del ritual católico romano, es
una herejía que perpetúa la muerte reiterada de Jesucristo en cada
celebración del ritual místico de la misa. Jesucristo resucitó y ya no
tiene un cuerpo de carne y sangre humano sino un cuerpo de gloria
resucitado sentado a la diestra del Padre celestial como Sumo
Sacerdote, (Hebreos 4:14 e Intercesor, Romanos 8:34).
¿Cómo, pues, puede volver a un cuerpo mortal en la citada
transubstanciación mística de su cuerpo en un pedazo de pan y un
sorbo de vino? Enseñar que podemos comer la carne humana de
Jesús junto con su sangre, es una alegoría simbólica y en esencia
canibalismo en todo su contexto interpretativo. ¡Qué espantosa y
abominable pagana herejía!
Recuerdo una conversación con una amiga sicóloga
argentina, muy devota de sus convicciones religiosas en el seno de
la iglesia católica romana, que me expresó haber sentido en su boca
el sabor a sangre después de ingerir la oblea eucarística durante la
celebración de una misa a la cual había asistido en su país. Aunque
quise evitar a toda costa ponerme en una posición de juicio o crítica,
fue inevitable confrontarle en su momento. Evitó posteriormente
todo diálogo con mi persona y me retiró su amistad, aún a pesar de
que compartíamos empáticamente muchas enseñanzas y verdades.
Aunque en este preciso instante, el Espíritu Santo me revela
que algún día nos encontraremos en el cielo en amistad con Jesús y
que me dará las gracias por el tiempo de confraternización que
sostuvimos honestamente en relación a nuestros anhelos
espirituales y devoción a la obra de Dios y que mi confrontación fue
el fundamento de una obra iniciada por el Espíritu Santo para
llevarla a una genuina adoración a Dios en espíritu y en verdad.
¡Dios te bendiga, hermana en Jesucristo!
Si contrastamos su “experiencia mística”, esta es totalmente
opuesta a la sana doctrina bíblica. La sangre, a través de toda la
Biblia, nunca es parte de la dieta en los sacrificios sacerdotales. En
el libro de Hechos se hace una clara mención sobre apartarse del
consumo de sangre entre otras cosas que eran —y aún hoy—
común de la idiosincracia de la Roma pagana e idólatra, Hch. 15:20.
Siempre el motivo de la restauración es el amor porque el
interés de nuestro Salvador y Señor Jesucristo es libertar las almas
de la esclavitud a la cual los somete la falsa enseñanza del espíritu
de Jezabel y de su usurpada, herética e idolátrica autoridad
profética. Quienes se someten a su yugo corrompido no temen a
Dios sino al espíritu de Jezabel proclamándose profetiza del Señor.
Quise tocar algunos ejemplos antes de entrar al ejemplo de
“smooth operator” u operador silente. Veamos algunos ejemplos de
este caso a continuación y cómo obtiene ventaja de las
circunstancias para parecer justa o piadosa. Es por esta razón que
el Señor Jesús revela que el espíritu de Jezabel se autoproclama
como profetiza, Ap. 2:20. Debo añadir antes que el varón puede ser
objeto de una conducta jezabélica, no solo la mujer. La distinción de
roles es un importante factor a la hora de poder distinguir la
procedencia de la autoridad de forma clara.
Dios nos imparte autoridad a ambos géneros, varón o mujer,
pero Dios anhela hacerlo dentro del sano contexto de los roles
diseñados por Dios respectivamente. Somos sacerdocio santo, 1
Pe. 2:9 pero Cristo es la cabeza del varón, 1 Cor. 11:3 así como el
varón es cabeza de la mujer y la mujer debe ser tratada y aceptar
ese trato como vaso más frágil, 1 Pe. 3:7. En el caso de la mujer
casada, esta está sujeta a su marido, Rom. 7:2 Este es el diseño de
Dios para el orden y el manejo de la autoridad desde el aspecto de
los roles de género para el manejo de la autoridad en la iglesia.
Muchas veces ignoramos que los conflictos que se originan
en el manejo de la autoridad tienen que ver con la desobediencia y
distorsión de este diseño y orden divino de los roles para ambos
géneros dados y definidos por Dios en su Palabra.
La sexualidad humana y la distorsión de los roles entre el
varón y la mujer son factores indispensables a considerar al detectar
fallas para restauración de la autoridad sacerdotal o ministerial
dentro del cuerpo de Cristo como iglesia que debe vivir en santidad,
consagración y obediencia. Estamos en una gran necesidad de
reubicarnos en los roles diseñados y destinados por Dios para el
hombre y para la mujer respectivamente dentro de la familia, así
como dentro del cuerpo de Cristo en función del servicio cristiano
como luz y sal de la tierra, Mt. 5:13-14. La sal preserva y la luz
ilumina. ¿Pero cómo vamos a poder asumir semejante encomienda
divina?
En estos días vemos como los hombres se feminizan o ceden
su esencia masculina viril, las mujeres se masculinizan rechazando
el trato femenino correspondiente asumiendo roles y conducta
contrarias a su naturaleza de vaso más frágil, (no digo que el varón
no sea frágil, solo que es menos frágil que la mujer) renunciando
ambos a su naturaleza de género actuando auto indulgentemente y
siendo arrastrados por el sin fin de luchas entre géneros que les
alejan a ambos de su deber para con Dios, la sociedad y la familia.
El espíritu de Jezabel ha influenciado sobre innumerables
autores que enseñan y seducen con la enseñanza que parece
lógica, que convence, pero que es errada en su contexto al ser
contrastada por la autoridad de las Escrituras en la Biblia,
expresando al hombre como a la mujer que las cosas marchan bien,
que nos aceptemos tal como somos y mantengamos el entusiasmo:
“I’m ok, you are ok.” ¿Me siguen amados lectores? Esa mentalidad
es de engaño y fracaso pues las cosas no están bien del todo.
La voluntad de Dios es convencernos de que sin él nada
podemos hacer, Jn. 15:5. Necesitamos ser restaurados y sanados
de las heridas infligidas sobre la sexualidad y sobre los roles de
género a fin de manejar la autoridad desde la justa perspectiva. Una
herida sin sanar perpetua destrucción, muerte y maldición, Gn. 4:23.
Comencemos por admitirlo lectores amados. Si bien bíblicamente se
establece que ya no hay varón ni hembra en Jesucristo porque
somos uno solo en él, Ga. 3:28 esto es solo ante el hecho de que
ambos géneros asumen la responsabilidad de predicar el Evangelio,
pero nunca aislando la esencia de los roles y las distinciones
impartidas por Dios a ambos géneros.
El legalismo anti-bíblico es aquel que se vale de la cita bíblica
anterior para reclamar derechos que nunca fueron establecidos por
Dios como lo es reclamar igualdad entre los géneros. ¡Nada más
errado! Esto no es equilibrio. Cristo es cabeza del varón, el varón es
cabeza de la mujer y la mujer debe sujetarse al marido como vaso
más frágil y en la iglesia esto no puede variar. Ambos tienen el
privilegio de compartir la tarea de evangelización, pero un sano
contexto de los roles. El Espíritu Santo es el encargado de
restaurarnos, (Jn. 16:13). Es el Espíritu Santo quien revela cómo
corregir y dirigir o encaminar esas debilidades y carencias y suplir
toda necesidad en este sentido a través de la oración y el consejo
de la palabra de Dios. “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera
a mi camino.” Salmo 119:105.
La Biblia establece el rol pastoral como consejero en la
consecución de la restauración o sanidad de esa ovejita herida o
alma en necesidad en humilde sujeción a su pastor puesto por Dios,
Ef. 5:21, Heb. 13:17. Tanto es así que lo propone como quien vela
por nuestras almas. Pero nos preguntamos si en verdad nuestros
pastores velan por nuestras almas cuando muchos de ellos ya no
cuentan con el tiempo para trabajar en la restauración de las almas
mediante consejería para la cual se requiere de un tiempo vital y un
nivel exigente de compromiso.
Esto, además de muchas veces carecer de la autoridad para
confrontar el espíritu de Jezabel por tener temor al rechazo de su
congregación, familia o de su junta, que si bien esperamos sean
hermanos y hermanas sinceras en su devoción y servicio a Dios,
muchas veces no tienen el grado de sujeción ni madurez para
apoyar la visión del pastor para su congregación. No hablo de que el
pastor actúe sin considerar el criterio de quienes trabajan junto a él,
aunque no sean maduros, sino de que muchas veces el pastor toma
determinaciones que atentan contra su propio llamado,
desobedeciendo a Dios o bien desconociendo que es Dios quien
debe determinar el curso de su llamado y el de la congregación, no
la junta ni los oficiales de la congregación.
Quienes trabajan junto al pastor deben apoyar la visión divina
dada al pastor, recibiendo el testimonio del Espíritu que confirme
esa visión pastoral para trabajar unánimes por la causa del
Evangelio, Ef. 4:3. Lamentablemente una parte de la iglesia no
recibe testimonio del Espíritu en sus vidas porque solo piensan en el
programa de televisión que van a ver cuando salgan de la iglesia o
bien porque buscan un pastor que pastoree sus caprichos e
intereses personales.
Jesucristo reveló a Juan en la isla de Patmos el mensaje
dado al ángel de la iglesia en cada una de las siete Iglesias en la
revelación de Apocalipsis capítulos 2 y 3 el cual contenía un
mensaje restaurador. Jesucristo no hizo un consenso con los
creyentes para aprobar y desaprobar lo que era una determinación y
consejo de Dios Padre para la iglesia. Es hora de levantarnos y
comenzar a velar por el rebaño y las almas que Dios anhela
restaurar y libertar del yugo espiritual engañoso y fraudulento de
Jezabel dentro de la iglesia. El pastor debe fungir como una bisagra
espiritual sobre la cual gire el resto de los ministerios unidos en el
Espíritu a la tarea de restauración del templo espiritual en
Jesucristo.
Prepárense apóstoles, profetas, pastores, evangelistas y
maestros. ¡Nuestra guerra espiritual es real! Jezabel es fuerte y
astuta: te desafiará, te desmentirá y te amenazará, aún de muerte.
¿Cuentas con la autoridad en el Espíritu en el nombre de Jesús para
despojarla de su usurpado señorío?
Otro ejemplo de “Operador silencioso”
El siguiente caso presenta los conceptos de una mente que
distorsiona el fin de la autoridad asumiendo una postura de índole
jezabélica. El caso de una hermana que trabajó voluntariamente en
nuestro ministerio como parte de una estrategia dada por el Espíritu
para restauración pero que rechazó y renunció al camino de
sujeción a la autoridad cuando fue confrontada por desobedecer en
un momento dado los canales y las pautas de orden del ministerio.
Esta hermana quiso desprestigiar la autoridad pastoral
profética mediante cartas a través de correo electrónico a otros
ministerios posterior a la confrontación. Alegó que había sido
entrampada de nuestra parte cuando le ofrecimos una nueva opción
de trabajo para canalizar en el aspecto administrativo una función
específica, luego de la confrontación. De esta manera evitaríamos el
retraso innecesario en la tarea ministerial.
Entendimos que se sintió entrampada porque distorsionó y
asumió prerrogativas que nunca le fueron planteadas ni eran su
responsabilidad o deber. Rechazó con rebelión la acción dirigida a
mantener la perspectiva o la visión del ministerio, aún a pesar de
que nunca se le pidió la renuncia, solo se le reubicó, para llevar a
cabo una labor sustituta en lo que se esclarecía el malentendido.
Siempre he creído en un liderazgo de integridad, que
encamina y ayuda a capacitar en sana unidad y dependencia divina
a quienes el Espíritu Santo ha revelado un llamado. No obstante, fui
tenido como tiránico, arrogante y malcriado en el proceso de traer
orden y unidad del Espíritu. Los epítetos y sobrenombres
peyorativos que además usó para alegadamente desenmascararme,
solo eran el reflejo de antiguas heridas de rechazo aún sin sanar y
un corazón con amargura. Me señaló y atribuyó en esas cartas de
tener un carácter arrogante, soberbio, altivo y orgulloso, cuando tuvo
que ser reprendida y amonestada.
Evidentemente, para mí, la hermana no pudo distinguir las
razones ni las motivaciones que fueron utilizadas en el proceso de
corrección para sanar y restaurar sus antiguas heridas de rechazo.
De alguna manera idealizó el proceso, evadiendo la sujeción
pastoral y la disciplina de amonestación. Fue igualmente evidente
cuanta ira y dolor le producían el rendir su ego obstinado y batalló
hasta el fin para protegerse así misma de la decepción, la ira y el
rechazo al punto de evitar toda reconciliación con nosotros y de
buscar la paz del Señor en la unidad del Espíritu. Más adelante
comentaré sobre este mismo caso en detalles.

¡No me aconsejes!
En una ocasión una hermana nos visitó para buscar ayuda en
nuestro ministerio. De forma inesperada expresó: ¡No me aconsejes!
La hermana no resistía el consejo que la movía asumir
responsabilidad de lo que eran consecuencias de sus propias y
erradas decisiones del pasado. Quería ser consolada, aprobada,
mas no obtener liberación negándose a hacer ajustes decisivos para
que su vida fuera transformada mediante el consejo de la palabra de
Dios para su vida.

¡No tienes amor!


Esta aseveración la escuché con frecuencia cuando hablaba
sobre reprensión o de señalar una conducta indebida para crear
sentido de culpa a fin de debilitar la fuerza de la autoridad profética
pastoral o anular la reacción de ira natural hacia la injusticia. Se
podría pensar que el que imparte la corrección o manifiesta ira
natural hacia la injusticia es inmaduro en el fruto espiritual.
El espíritu de Jezabel a veces utiliza argumentación bíblica
fuera del contexto como por ejemplo alegar que Jesús perdonó a
sus enemigos. Es evidente que el perdón es esencial para restaurar
la relación con Dios o con nuestro prójimo o semejantes pero el fin
de esta manipulación es distraer el foco de atención que es la
acción impía y desordenada para la cual hay que establecer una
estrategia de corrección mediante confrontación pastoral profética,
que debe traer como resultado fruto espiritual, transformación y
restauración del gozo del Señor, Ef. 6: 4, Heb. 12:11.
Cuando el liderazgo profético se ve amenazado con
argumentación bíblica fuera del contexto de la sana doctrina es
importante poder discernir la inmadurez, rebelión, el espíritu de
temor y rechazo ocultos en estos argumentos que tienen como fin
resistir, rechazar y menoscabar la autoridad profética.
Es vital pedir en oración que sean arrancadas por el Espíritu
las raíces de amargura que generan temor y rechazo regidos por
espíritu de temor u orgullo. Discerniendo estos espíritus podemos
asumir autoridad contra el espíritu de Jezabel quien desea debilitar
la autoridad y su liderazgo ministerial profético, “El amor echa fuera
el temor.” 1 Jn. 4:18.
Jezabel se enmascara. Pero hoy en común acuerdo con el
Espíritu de la profecía, que está en los profetas, bajo la unción y el
poder de Dios por el Espíritu Santo en la iglesia de Jesucristo,
vamos a desenmascararla en el nombre de Jesús. A Jezabel le
encantará insinuar o expresar abiertamente que hemos perdido la
cordura como una de sus estrategias predilectas para hacer debilitar
la autoridad profética. Así que no temamos sus amenazas porque
sabemos que nuestra autoridad opera en un sano equilibrio con el
fruto del amor y de la humildad en el nombre de Jesús para echarla
fuera.
El amor que opera sin confrontación y obediencia a la voz de
la autoridad profética es ineficaz en la tarea de restauración, más
aún, cuando enfrentamos la rebelión y la desobediencia en seres
humanos que no permiten la obra de restauración del Espíritu en
sus vidas. Jezabel no tolera la reprensión porque sabe que
contribuye a la restauración y a la sanidad por lo que prefiere
mantenerse infiltrada y escondida para así promover la tibieza
espiritual y detener el mover profético del Espíritu en la iglesia.
Cuando vamos a la historia que relata la muerte de Jezabel
en 2 Reyes 9:30-37 vemos como el rey Jehú corrobora el
cumplimiento de la palabra profética revelada mediante el profeta
Elías diciendo:
“Esta es la palabra de Dios, la cual el habló diciendo: En la
heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel, y el
cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la
heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es
Jezabel.” 2 Reyes 9:36-37.
El rey Jehú había tomado su carro tan pronto Jezabel salió
por la ventana para seducirle. Jehú acababa de entrar por la puerta
cuando ya la malvada reina había iniciado su estrategia de
seducción y de adulación a fin de traicionar la autoridad. La puerta
es también el equivalente a Jesús, la Puerta. Tan pronto Jesús nos
abre la puerta el espíritu de Jezabel asomará su cabeza por la
ventana, lista para controlar y seducir mediante sus manipulaciones
y seducciones y así despojarnos de nuestra autoridad para impedir
que podamos hablar con autoridad la palabra profética que traerá
sanidad y restauración en el nombre de Jesús.
Al Jezabel ser arrojada por la ventana por sus propios
servidores eunucos al pedido de Jehú, su sangre salpicó el muro y
así pasándole por encima la arroyó con su carro. Los restos
mortales de la malvada Jezabel fueron comidos por perros. Solo
quedó de ella su calavera, las palmas de sus manos y sus pies, 2
Reyes 9:35. Ni los perros quisieron las sobras. Esto mismo ocurre al
espíritu de Jezabel ante la autoridad profética. Las palmas de las
manos en señal de que ya no tocará a los profetas, las plantas de
sus pies en señal de que ya no podrá usurpar el lugar de autoridad
de manera sigilosa y entremetida y la calavera en señal de que sus
estrategias de seducción han sido reveladas para ser juzgadas en
justicia divina.
Jehú había sido ungido por rey de Israel antes de poder
asumir la encomienda real por el profeta Eliseo. Solo una autoridad
real podía confrontar la autoridad reinante en Jezabel porque el rey
Acab penosamente, no tenía ninguna. El rey Acab dice la Biblia hizo
lo malo ante los ojos de Jehová más que todos los que reinaron
antes de él cometiendo los pecados de Jeroboam, 1 Reyes 14:22-
24, hijo de Salomón quien había levantado altares a Asera y
estatuas e imágenes para adorarles, permitiendo además el pecado
de Sodoma en el territorio de su reino.
Acab tomó a Jezabel hija de Et-baal, rey de los sidonios.
Asera era una divinidad sexual femenina, el equivalente a la
divinidad lunar femenina, diosa de la fertilidad, también conocida
como la reina del cielo, Jer. 7:18 y como si fuera poco edificó un
altar a Baal, una divinidad sexual masculina, representada con la
imagen del celo (símbolo de un pene en erección) equivalente del
obelisco egipcio, Ezequiel 8:5 también representado como la
divinidad solar masculina y a quien se le ofrecían en sacrificios
rituales niños quemados vivos al fuego. Vemos esta imagen del celo
situada en ciudad Vaticano en la Plaza San Pedro y en Washington,
D.C., E.U.A. Una divinidad a la cual adoraban la despiadada Jezabel
junto a su padre, 2 Reyes 16:3, para completar su culto idolátrico y
pagano de perversión sexual cosas que provocaron a ira santa al
Dios de Israel, 1 Reyes 16:32-33 y por lo cual vino juicio de sequía y
hambre sobre la faz de la tierra, 1 Reyes 17:1, 1 Reyes 18:2 aunque
vimos a Dios moverse a misericordia mediante la voz profética para
impartir sanidad y restauración a la tierra y a sus moradores
eventualmente, 1 Reyes 18:1.
La pasividad, permisividad y desobediencia de Acab le
llevaron a derrota y muerte, 1 Reyes 22:38 Su sangre fue lamida por
los perros en el lugar que usaban las rameras para lavarse de su
inmundicia. Es decir, el equivalente profético espiritual de su
condición ante Dios al momento de su muerte. Un lugar idóneo para
el crecimiento de bacterias y gérmenes patógenos que desatan
enfermedad y muerte. Dios nos libre de tan espantosa y vergonzosa
manera de morir por causa de la pasividad, pusilanimidad,
permisividad y desobediencia a la palabra de Dios mediante la voz
profética. Todo por un capricho carnal pues tuvo por cosa ligera
cometer los pecados de Jeroboam juntándose con esta mujer.
No hay cosa liviana o ligera delante de Dios cuando se trata
de violentar los principios de la Palabra de Dios descaradamente
que no tenga consecuencias fatales espiritual y físicamente como lo
profetiza el libro de Apocalipsis contra aquéllos que hacen alianza
con el espíritu de Jezabel dentro de la iglesia, Ap. 2:22-23. Acab
tuvo por cosa ligera, trivial, el permitir que su mujer asesinara la voz
profética, 1 Reyes 18:4 y le deshonrara como rey delegando en ella
su autoridad. Su error le costó la vida a los profetas que Dios
enviaba a su favor y murió como su mujer de manera trágica.
Nabot es el equivalente a los profetas silenciados por el
espíritu de Jezabel en la iglesia por concilios, sectas e iglesias con
pactos con hombres deshonrando su pacto eterno con Dios por
medio de la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Somos real sacerdocio en Jesucristo. “Y nos has hecho
para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”
Ap. 5:10.
“Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…” 1 Pedro
2:9.
Como vimos, los eunucos fueron quienes arrojaron a Jezabel
por la ventana al pedido de Jehú. Los eunucos son aquéllos que le
honraban y le servían. Eran sus servidores complacientes porque
carecían de autoridad masculina y viril y autoridad profética
espiritual para contradecirle.
Eunucos: Castración Biológica y Espiritual
Los eunucos eran castrados para evitar que su naturaleza
masculina fuera manifestada en su servicio a la reina. Es decir, se
les removía los testículos afectando así el flujo hormonal de la
testosterona, hormona que imparte rasgos físicos y emocionales en
el carácter y la fortaleza física viril para así evitar que fueran
seducidos sexualmente a su reina y pudiesen estar sometidos
incondicionalmente a su servicio. Gracias a Dios por los profetas
enviados por el Espíritu Santo para devolverle la autoridad a los
eunucos espirituales en el nombre de Jesús. Amén.
Jesús habló de aquéllos que se hacen eunucos espirituales
por causa del reino de los cielos porque solo desean ser seducidos
por el Espíritu Santo de Dios, que es muy diferente a ser castrados
biológicamente y no poder casarse. Ser un eunuco espiritual por
causa del reino de los cielos no impide tener un esposo o esposa e
implica ser fieles a Dios en todo lo que este demande dentro de esa
relación para su gloria. “...y hay eunucos que así mismos se hicieron
eunucos por causa del reino de los cielos...” Mateo 19:12. Se puede
ser un eunuco para Dios, tanto siendo soltero, como estando casado
porque en ambas circunstancias somos seducidos por el Espíritu
Santo de Dios.
Dios advierte juicio de enfermedad y muerte en el libro de
Apocalipsis 2:22-23 a quienes permanecen sirviendo complacidos a
este espíritu de control y manipulación espiritual de la autoridad. ¿Te
has vuelto un eunuco espiritual tolerando las demandas de Jezabel
en tu vida personal, ministerio e iglesia?
Cuando Jehú atropelló a Jezabel con su carro, lo hizo movido
por el Espíritu, como el cumplimiento profético de la palabra hablada
por el profeta Elías, no fue una motivación provocada por celos
ministeriales, ni acepción de persona o ambición personal de poder
ni fue un consenso hecho por una junta eclesiástica presuntuosa,
elitista, altiva y tibia. Su proceder fue uno dado en la autoridad de la
revelación de la palabra profética, 2 Reyes 9:36-37. La profecía
relataba en detalles la forma en que se haría juicio contra la asesina
de la autoridad viril y profética durante el reinado del rey Acab en
Israel, 1 Reyes 21:12-13
Es la revelación profética la que nos guiará a tomar medidas
de justicia profética contra la manifestación del espíritu de Jezabel
en las iglesias. Jehú conocía la profecía. Pastor, pastora, ministro de
Dios: ¿Tienes la revelación de la estrategia del Espíritu Santo para
confrontar y atropeyar el espíritu de Jezabel sobre tu nación, iglesia,
vida personal o ministerio?
Judas Iscariote y el espíritu de Jezabel
Judas es otro ejemplo de como el espíritu de Jezabel opera
dentro de la iglesia. La traición de Judas a Jesús se originó en su
codicia personal pues se apropiaba del contenido de las arcas o
finanzas del ministerio de Jesús y los apóstoles. Fue la ambición
personal de Judas lo que abrió la puerta a la seducción del espíritu
de Jezabel en su vida, Jn 12:6 guiándole a abandonar y rechazar su
posición como apóstol y profeta. Si recordamos la palabra profética
hablada por Elías sobre el final de la malvada Jezabel podemos
observar que la muerte de Judas fue igualmente profetizada:
“Sean sus días pocos; tome otro su oficio.” Salmo 109:8, Hch.
1:20
Y también murió trágicamente, de forma similar: “Este, pues,
con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de
cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se
derramaron, Hch 1:18.
“Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, fue y se
ahorcó.” Mt. 27:5

Salario de iniquidad
Vivir indiferentemente de los negocios del Señor con pecados
ocultos y secretos.

Adquirió un campo
Lucrarse, apropiarse o beneficiarse personalmente de los
bienes ajenos.

Cayó de cabeza
El peso del pecado sobre la conciencia le hará tropezar y
caer.

Se reventó por la mitad


El bien y el mal van a ser discernidos, identificados y
expuestos.

Sus entrañas se derramaron


El fruto de muerte y maldición será visible para los
desobedientes escépticos e incrédulos.
El espíritu de Jezabel, así como Judas lo hizo, busca
apropiarse de la autoridad al costo que sea. Todavía se echan
suertes como hicieron los discípulos, a fin de restaurar y reubicar el
puesto profético que ha sido rechazado, afectado y abandonado por
la ambición jezabélica de control y manipulación de la autoridad
profética sobre los ministerios y las finanzas en la iglesia.
Judas entregó a Jesús, su autoridad profética a la autoridad
del espíritu de Jezabel, aunque de igual manera sabemos que Jesús
se entregó así mismo motivado por el amor eterno a sus ovejas y
que nadie pudo tomar esa iniciativa sin el consentimiento divino del
Padre Celestial. El Autor de la vida vendría de la muerte a
resurrección al tercer día para así cumplir la profecía que expresaba
que sería nuestro sustituto al ser la ofrenda viva por el pecado de la
humanidad, derramando su sangre sobre un madero, entregando su
vida como sacrificio de paz, Hch. 2:29-39, pues Jesús fue la ofrenda
a Dios por el pecado de la humanidad que jamás hubiéramos podido
ofrecer a Dios para ser libres de la condenación y de la muerte
eternas, Isaías 53. ¡Aleluya!
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su
Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna”. Jn. 3:16.
Jezabel fue despojada de su imperio en la resurrección de
Jesucristo. ¿Has descendido de tu primer amor a Jesús, tu
Salvador, Pastor y Maestro? Regresa: ¡Hay victoria en Cristo para ti!
Ap. 2:4-5.

Visión de Amor
En una ocasión tuve una visión donde vi a Jesús
acompañado de un ángel parados ambos frente a mí. Tenían
vestiduras blancas. Jesús señalaba tras sí invitándome a ver el
lugar: un espacio abierto y sobre la superficie del suelo miles de
pedazos rotos de barro. Eran desechos de barro cocido, piezas
rotas de barro. Rápidamente me pregunté el significado de lo que
Jesús me enseñaba a mi espíritu y de inmediato comprendí la
respuesta: ¡El campo del alfarero! Mateo 27:6-10 fue lo que el
Espíritu Santo me enseñó.
El lugar donde Judas fue hallado muerto según lo expresa el
libro de Hechos 1:18. El campo del alfarero fue el lugar adquirido
con las treinta monedas de plata que Judas había recibido de
quienes buscaban a Jesús para apresarle. Es decir, las autoridades
políticas y sacerdotales en Roma con judíos desobedientes y
desleales a la ley judía, romanos paganizantes, así como creyentes
en Jesucristo, judíos, gentiles y romanos.
El campo del alfarero era el lugar donde se arrojaban los
desechos “inservibles” del trabajo de alfarería que luego fue utilizado
como un cementerio para enterrar a los extranjeros en la ciudad
pues el dinero no podía gastarse o depositarse en las arcas del
templo donde adoraban los judíos, judíos prosélitos y sacerdotes
porque eran “precio de sangre”, Mt. 27:6. Las autoridades
sacerdotales que honraban al imperio del César con sus tributos,
reconocieron que era un dinero “enfangado” y que no podía
“lavarse” en el templo “santo”. Aunque comprendí el significado de lo
que el Señor enseñó a mi espíritu, no hallaba aplicación de esto
para mi vida por lo que pedí entendimiento espiritual para aplicarlo a
mi propia vida.
De inmediato veo una mano que deposita sobre mi mano
extendida, treinta monedas de plata. Sorprendido y aprehensivo de
que fuera en mi mano sobre la cual se depositaran esas treinta
monedas de plata, identifiqué el sentir de Dios hacia aquellos que
han traicionado sus propósitos. Sentí la culpa de la traición como si
yo hubiera ocupado el lugar de Judas, entregando a mi Señor y
Maestro. Turbado y ansioso, no podía deshacerme de ese
sentimiento y supliqué en oración a Dios me fuera quitada esa carga
insoportable. Mientras Jesús señalaba el campo del alfarero, me
expresaba: ¡Yo también di mi vida por ellos!
Dios me mostraba su voluntad para aquellos que habían
traicionado sus propósitos, como yo lo traicioné una vez cuando
caminaba perdido en mis delitos y pecados ignorando y rechazando
la salvación y el conocimiento del evangelio de Jesucristo. Sabía
que había oportunidad de restauración para estos a través del
arrepentimiento y el perdón de Dios en Jesucristo.
Sentí que Dios, mediante su Espíritu Santo, me confiaba la
responsabilidad de orar por sanidad y restauración por las almas
quebradas como barro, alejadas de Dios, en rebelión y
desobediencia, desechadas como pedazos rotos de barro, no solo
por la mano de hombres impíos e incrédulos a un lugar de muerte
espiritual y física sino dentro de la iglesia por los apóstatas de la fe,
controlando manipulativamente los asuntos del reino de Dios en la
iglesia de Jesucristo.
No era la voluntad de Dios que Judas arremetiera contra su
propia vida, sino que recibiera en arrepentimiento el perdón de
Jesús para así renunciar al yugo de muerte al que fue sometido por
los sacerdotes aliados al imperio político de Roma traicionando
tristemente la verdad, la vida y la justicia en Jesucristo.
Probablemente el orgullo de Judas era muy arraigado y se
negó a ser expuesto humillantemente aislándose de su entorno ante
sus hermanos en la fe para así evitar que le vieran en su fracaso o
derrota espiritual. Judas había sido instruido por el Maestro a orar al
Padre celestial, no obstante, fue oprimido por el sentido de culpa y
auto rechazo quitándose la vida. En Jesús contaba con una
oportunidad de vida con tan solo elevar una oración de
arrepentimiento al Padre celestial. Su sentido de culpa encegueció
sus pensamientos y se hundió asimismo en la pena y en la
vergüenza terminando con su vida física.
El espíritu de Jezabel movido por la mano misma de Satanás
quien ya había entrado en él, Lc. 22:3 suele usar el sentido de culpa
como una estrategia para terminar con la autoridad profética, tal
como lo hizo con el apostolado de Judas, el discípulo. ¡Judas fue un
profeta destruido por el espíritu de Jezabel! Las almas oprimidas por
este mismo espíritu llevarán una carga de iniquidad y culpa
angustiosa y solo el perdón en el poder del Espíritu Santo puede
destruir ese yugo espiritual de iniquidad para reintegrarles sanos
restaurados al cuerpo de Cristo si vienen al arrepentimiento,
aceptando el perdón de Dios. El suicidio no es solo quitarse la
propia vida sino también representa a la traición, un acto de traición
consciente y voluntario al propósito de Dios movido por Satanás.
¡Escapa por tu vida, ven a Jesús y sé libre de tu alianza con el
espíritu de Jezabel en el nombre de Jesús!

El suicidio de Judas
“Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, fue y se
ahorco.”
Existen tres factores de iniquidad en la acción de Judas al
quitarse la vida. Arrojar las piezas de plata en el templo es
equivalente a adjudicar responsabilidad a otros. Salir es equivalente
a huir por temor u orgullo y el ahorcarse es equivalente a los propios
métodos de redención o auto-redención, auto-justicia. De esta
manera se busca consolación inmediata, evitando el proceso de
confrontación y de sujeción a la autoridad profética en Jesucristo.
La palabra profética que revelaba la acción corrompida de
Judas, escrita en el libro de los Salmos, no llevaba su nombre. Bien
pudo negarse a sucumbir a la tentación del suicidio. La profecía no
establecía que se quitaría la vida, sino que sus días serían pocos y
bien podríamos decir que se hacía referencia en esa profecía a que
sus días serían pocos, pero en su posición ministerial. Decir que
estaba escrito que se suicidaría, aunque Dios lo supiera de
antemano, sería decir que Dios había señalado juicio sin
misericordia contra Judas. ¡Y eso no lo decía la palabra de Dios! La
profecía podía cumplirse sin necesidad de que Judas optara por el
suicidio.
El mismo Jesús le anticipó a Judas que lo entregaría, Mt
26:24. Allí mismo pudo aceptar la misericordia de Dios, pero su
determinación y visión espiritual inmadura y carnal del reino de Dios
era mucho más fuerte que su apego por las cosas celestiales que
Jesús le había revelado y presenciado como rescatar y salvar,
perdonar, amar, sanar, libertar y restaurar al perdido junto al resto de
sus hermanos en la fe, los discípulos.
La confrontación a Judas por la palabra profética por parte de
Jesús marcó el angustioso final de este dándonos un ejemplo a fin
de anticipar el peligro existente de huir de la confrontación profética
sin antes no haber asumido la responsabilidad del arrepentimiento
oportuno en humillación a Dios. Ciertamente no podemos efectuar
juicio sobre el destino eterno de Judas ni de nadie que se quite la
vida a menos que el Espíritu Santo lo revele así. Judas ciertamente
fue llamado hijo de perdición por corromper su posición ministerial a
cambio de dinero, pero ello no implicaba su perdición eterna sin
oportunidad de arrepentimiento.
Espero que entendamos con esto que Dios es un Dios de
oportunidades y misericordia por lo que sí podemos anticipar el
peligro inminente del infierno eterno y hacer algo al respecto
oportunamente en el nombre de Jesús pues este espíritu de
enfermedad y muerte continúa con sus asechanzas a la iglesia y a
quienes traicionan la Palabra de Dios, renegando o rechazando
seguir la santidad y la justicia de Dios en Jesucristo.
He escuchado testimonios de almas rumbo al infierno,
clamando en su espíritu mientras tienen vida, ser rescatadas por la
mano misericordiosa de Jesucristo, el Creador de las almas y
vueltas a la vida. Cabe señalar que el único apóstol que señala a
Judas como ladrón es Juan, escritor del libro de Apocalipsis porque
Jesús mismo se lo revela, Jn 13:23-26. Una clara evidencia sobre el
rasgo enfático de la misión profética genuina: Señalar e identificar el
pecado oportunamente —y a quien lo comete— para traer
restauración y vida.
No existe un departamento purgatorial, como lo estableció el
clero papal demoniaco del medioevo y para el cual aún se pagan
indulgencias con dinero para ayudar a salir del purgatorio a quienes
vagan en un limbo espiritual después de la muerte.
La oportunidad real para recibir salvación, sanidad y
restauración es ahora y garantizada por la sangre de Jesucristo, el
precio pagado por nuestra salvación.
“En tiempo aceptable te he oído, y en el día de salvación te
he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el
día de salvación.” 2 Cor. 6:2
Jesús confrontó a Judas sin necesidad de acusarle. Existe
una línea muy fina y paralela entre la confrontación profética y la
acusación demoniaca. El profeta puede distinguir una de la otra. El
compromiso de obediencia a la palabra de Dios demanda exponer el
pecado a la luz para implementar la derrota de Satanás a fin de
impartir en amor la restauración. Mientras una acusación demoniaca
añade dolor a una herida de pecado abierta y la deja sin sanar, Lc.
10: 32 como en el caso de la traición, la murmuración y el chisme, la
confrontación profética de restauración en amor, aunque puede abrir
una herida dolorosa provee a su vez el camino a la restauración y a
la sanidad en unidad del Espíritu en el vínculo de la paz en el
nombre poderoso de Jesús, Ef. 4:3, Pr. 27:6, Is. 19:22, Pr. 27:5.
Elijamos someternos a la confrontación profética, aunque nos
duela. Después de la muerte no hay oportunidad garantizada para
elegir salvación eterna ni limbo espiritual o purgatorio ni dejarás de
existir eternamente. En el día del juicio final la sentencia ya está
escrita para aquellos que aceptaron la salvación tanto para aquellos
que la rechazaron, Ap. 20:11-15.
“Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” Hebreos 9:27
Oremos en unidad del Espíritu en el vínculo de paz por las
almas cautivas en la iglesia y por un mundo sin Dios y sin salvación.
Depositemos confiadamente a través de la oración nuestras vidas,
creyendo en fe al sacrificio eterno de amor de nuestro Salvador y
Señor Jesucristo a fin de que seamos guiados a convicción genuina
de pecado, Jn 16:3; no para que renunciemos a la oportunidad de
vida en Jesucristo sino para que volvamos a la vida arrepentidos de
nuestros pecados, a un servicio en adoración santa y agradable a
Dios en Jesucristo, quien pagó mediante el derramamiento de su
sangre y de su muerte y resurrección, vida eterna en su nombre.
¡Aleluya! ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Te amo, Jesús!
“13” Significa Restauración
La elección del apóstol Pablo y su ministerio de restauración
hacia el pueblo gentil
Aunque Matías fue contado con los once discípulos, Matías
fue elegido por los discípulos, no por la mano de Dios. Si bien los
discípulos habían presentado en oración la decisión de elegir al
sustituto del puesto vacante de Judas entre Justo y Matías para que
Dios mostrase quien habría de ser contado entre estos dos como
discípulos, siendo testigos ambos de la resurrección de Jesucristo,
al echar suertes obre estos, Hch. 1:20—26 Matías fue elegido por
un método remedial, carente de revelación profética.
Con Matías, fueron las suertes y el consejo de los hombres lo
que prevaleció ante la revelación profética, aún a pesar de haber
mediado un acuerdo de oración. Sabemos, según el viejo pacto, que
se echaban suertes sobre los sacerdotes y levitas para saber el
turno del servicio de estos y probablemente su elección tuvo base
en el orden seguido en el templo judío para elegir a los sacerdotes y
levitas.
¡Cuántas veces se hace lo mismo en las iglesias cuando se
eligen puestos ministeriales o se toman decisiones con el pretexto
de haber orado sin haber esperado el tiempo indicado por el Espíritu
Santo!
Judas, el discípulo, fue elegido por Dios mismo, Lc. 6:13-15 y
era Dios mismo quien debía restaurar ese puesto, señalando a
quien se habría de elegir. Los discípulos solo contaban con dos
candidatos elegidos: Justo y Matías. Ambos llenaban las
expectativas prejuiciadas de los apóstoles (me resultaría más
sensato elegir a Justo por su nombre que a Matías) y además
habían sido testigos en la resurrección del Maestro, pero Dios ya
tenía a su propio candidato elegido y separado, el que no cumplía
con las expectativas de los apóstoles y peor aún, no sabía quién era
Jesús, ni caminó con él y tampoco le había visto resucitado.
La elección de Matías fue un remedio temporal, que tuvo que
valerse de un “juego humano religioso”, mas no por revelación
divina, aunque hubiesen orado a Dios. Dios mismo sería quien
llevaría a cabo la restauración profética con la elección del apóstol
Pablo. Pablo vino a ocupar el puesto vacante de Judas de modo que
su elección en el tiempo indicado por Dios, vino a constituirse en la
restauración profética de los “13”, Jesús y sus doce discípulos
representando a las doce tribus de Israel por lo cual “13” significa
restauración. El número “13” ya dejó de ser un augurio profético de
maldición y superstición con la elección profética y apostólica de
Pablo, ministro judío al pueblo gentil. ¡Gózate en el nombre de
Jesús!
Las doce tribus de Israel mencionadas en el libro de
Apocalipsis incluye a la tribu de Manasés. Esta tribu representa a los
gentiles dentro del pacto de la gracia de Dios por la sangre de
Jesucristo. Sabemos que José, el representante de esta tribu, tuvo
hijos en una mujer pagana egipcia de donde procedían las tribus de
Efraín y de Manasés, este último el primogénito, Gn. 41:50-52. Dios
alcanzó a los gentiles en su plan de redención mediante el pacto de
sangre en Jesucristo restaurando así la unidad entre su pueblo
Israel por cuanto Israel había pactado desobedientemente con
pueblos y dioses extranjeros, haciendo de estos, judíos y gentiles un
solo cuerpo en Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo.
Dios levantó el ministerio apostólico profético de Pablo para
restaurar la iglesia gentil con la predicación del evangelio de
salvación en Jesucristo, Rom. 15:15, mientras el apostolado
profético de Pedro fue levantado para predicar salvación a los judíos
inconversos, Ga. 2: 7 para así edificar un solo cuerpo, una sola
iglesia de judíos y gentiles, la Israel espiritual en Jesucristo, Ef. 2:14.
Pablo no llenaba las expectativas de los apóstoles pues
Pablo era judío persecutor de la iglesia, Hch. 22:4; 26:11. Las
suertes que el apóstol Pedro y los demás apóstoles echaron sobre
sus dos exclusivos candidatos resultaron ser inadecuadas y
obsoletas ante el propósito de Dios. Pablo fue restaurado al ser
confrontado por Dios por su conducta impía e inquisitorial de
rechazo y de prejuicios contra quienes consideraba no aptos para
servir a Dios, Hch. 9:3-6. Un buen consejo a los líderes conciliares
sería el que no trataran de imponer requisitos para ejercer un
llamado. Dios es quien llama y Dios es quien capacita y escoge a
estos, aún a los que parecen menos aptos. La manera en que Dios
elige capacitar a un hombre o mujer llamado a servirle es en su
diseño soberano, aunque a veces sea fuera de los estándares
establecidos por los líderes sin visión profética de restauración en la
iglesia.
Quienes ejercen una labor ministerial madura y comprenden
que el tiempo de los hombres no es el tiempo de Dios, saben
discernir ese trato soberano de Dios a fin de no estorbar, no solo el
proceso de restauración de esa vida, sino la intervención de Dios
para hacer como quiere en esa vida ese proceso de sanidad y
restauración. El fruto del Espíritu no es una obra fomentada por el
criterio humano de algún concilio o denominación particular sino una
manifestación llevada a cabo solamente por la gracia y la obra de
redención y de restauración que el Espíritu Santo opera en el
creyente sujeto a la autoridad de la Palabra y de su consejo
profético, Ga. 5:22-23.
Un verdadero pastor o ministro debe aprender a discernir
este proceso en alguien que ha sido llamado en contra de los
estándares establecidos y ocuparse en velar guiado por el Espíritu
el cumplimiento de ese llamado, 1 Cor. 12:28, no por las alianzas
jezabélicas e intereses creados por los hombres carnales en el
liderazgo ministerial administrando el orden de la iglesia. Y no estoy
hablando de que no debe haber un orden pautado o un reglamento
aplicado a esa congregación paralelo con las demandas bíblicas de
conducta, 1 Cor. 14:40, Hch. 20:28 sino de que el verdadero orden
es aquel que ha sido establecido, confirmado y corroborado por el
Espíritu Santo para caminar sujetos a él y a su guía en la
congregación, operando bajo la gracia divina así como fue guiado
por Dios el pueblo de Israel en el desierto durante el día como
columna de nube y en la noche como columna de fuego, Éxodo
13:21.
Es un error engañoso, peligroso y mortal subyugar la
dirección del Espíritu a las agendas programadas de antemano por
hombres careciendo de revelación profética en la iglesia, ignorando
o desconociendo la voluntad plena de Dios para su rebaño, 1 Cor.
14:29-33, 1 Cor 14:37-40. Vimos como ofrecer resistencia a la voz
profética por parte de Pablo llevó a Esteban al deceso temporal de
su ministerio en la tierra, Hch. 51:7-60. Digo temporal porque ahora
ministra en la presencia de Dios en el cielo. No es la voluntad de
Dios el deceso anticipado de ningún ministerio.
El ministerio de Nabot, la heredad que Jezabel le quiso
arrebatar por la fuerza dándole muerte, tanto como el ministerio de
Esteban, fueron bloqueados y aniquilados prematuramente por las
autoridades corrompidas y jezabélicas así como por el liderazgo
carnal de Pablo persiguiendo a los cristianos antes de ser
transformado por Jesucristo. Esteban y Nabot, aunque están
ministrando en el cielo a Dios en adoración, aún siguen testificando
al mundo de hoy mediante lo que registra la Biblia por el Espíritu
Santo que fueron sus vidas temerosas, piadosas, consagradas y
fieles a Dios hasta la muerte.
No obstante, sus muertes trajeron gloria al nombre de Dios
por su fidelidad, pudieron haber vivido por más tiempo en la tierra de
no haber sido por la presencia inquisitorial del espíritu de Jezabel.
¿No les parece, amados lectores y ministros?
Somos responsables de buscar la sujeción al consejo del
Espíritu Santo. Sobre esto en particular se ha creado confusión en
las iglesias por temor. Cuando no existe el don de discernimiento de
espíritus es muy difícil distinguir con precisión una voz profética
genuina también imitada por los demonios mentirosos falsificadores
y la voz humana enseñoreándose con su mollero humano carnal. De
la muerte de Nabot y de Esteban podemos aprender una relevante
lección.
Las consecuencias de ofrecer resistencia a la voz profética y
la incapacidad para discernirla, dejó al apóstol Pablo inválido, ciego
y en estado de postración durante tres días a fin de ser quebrantado
y redirigido en su misión apostólica profética. ¿Te ha quebrantado
Dios por razones similares? Si aún no, pídele que te quebrante de
modo que puedas proclamar como Pablo lo hizo por el Espíritu: “Es
mejor obedecer a Dios antes que a los hombres.” Hch. 5:29.
La voluntad de Dios era más bien que Pedro quien presidió el
proceso de elección ministerial entre Matías y Justo mediante
suertes, Hch 1:15, esperase el tiempo indicado por el Espíritu para
señalar quien habría de ocupar el puesto vacante por Judas. El
momento más propicio para esta elección era el día de Pentecostés
cuando los ciento veinte se encontraban reunidos dentro del
aposento alto, donde serían investidos de poder de lo alto, Hch. 1:8;
momento donde la iglesia se encontraba más fortalecida en la fe y
en unidad del Espíritu después de la trágica y lamentable pérdida
ministerial de Judas y poco antes de esto por el evento que
entristeció a los creyentes cuando presenciaron a Jesús ascender al
cielo para ir a la presencia del Padre Celestial a fin de interceder por
la iglesia militante aquí en la tierra.
A partir de Pentecostés, ese momento profético, la iglesia ya
se encontraba encaminada para la eventual tarea y movimiento
profético evangelístico a todas las naciones, comisionada por
Jesucristo y por el Espíritu Santo, Mc. 16:15-20.

“Tome otro su oficio” Salmo 109:8


Así habla la profecía sobre el puesto vacante de Judas. Pablo
vino a ser la elección profética restauradora del ministerio apóstolico
de Judas tomando su oficio por lo cual el número trece es
equivalente a restauración apostólica y profética de las doce tribus
en Israel incluyendo a la iglesia lavada con la sangre de Jesucristo,
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, con la tribu de
Manasés representando a los gentiles.

Sobre la elección de Matías


Con la elección de Matías aún no se había manifestado la
restauración apostólica profética. Solo había once discípulos desde
la perspectiva de restauración. La elección de Pablo por el mismo
Dios, completó ese proceso de restauración apostólica. Fue con la
elección de Pablo, Hch. 9:5 que la autoridad profética fue honrada
dentro del ministerio apostólico de las doce tribus representada con
los doce apóstoles sujetos a la autoridad profética y al liderazgo en
Jesucristo, Ap. 21:12, 14.
La elección de Matías fue previa al cumplimiento de la
promesa de investidura de poder de lo alto por el Espíritu Santo,
Hch. 1:8, que es el evento más transcendental de la iglesia
apostólica restaurada y la señal más contundente del cumplimiento
de la promesa de restauración a todas las naciones de la tierra
hasta el retorno de Jesucristo a la tierra, Hch. 1:11. La elección de
Matías invalida esa elección profética del puesto apostólico dejado
por Judas.
Elegir a Matías mediante suertes fue un proceso remedial,
apresurado, humano, carnal y carente de discernimiento profético. Y
si bien es cierto que aún no había venido sobre ellos la investidura
de poder de lo alto en ese momento, cuando elegían mediante
suertes quien sería el discípulo elegido entre Justo y Matías, el
mismo Jesús ya había soplado el Espíritu a los discípulos
inmediatamente después de haber resucitado, señalando la
restauración profética del pueblo de Israel como nación con un
propósito evangelizador.
Desde ese mismo día hasta el día de Pentecostés, Hch. 2:1
ya contaban con autoridad apostólica profética en plena certidumbre
de fe a través de la guía de Dios en la persona de Jesucristo en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo dentro y desde
ellos, 1 Jn. 5:7. A partir de este momento tenían en su haber la
oportunidad y la responsabilidad de hacer una elección profética
genuina antes de elegir a Matías mediante el remedio de las suertes
(remedio obsoleto) para señalar al candidato apostólico elegido por
la gracia divina en Jesucristo. ¡Maravilloso es saber que aún a pesar
nuestro, Dios en su gracia puede ordenar y corregir errores basados
en la falta de visión o madurez! Ecl. 3:15
Creo que Dios se ríe de este tipo de errores infantiles en la
iglesia. Soberanamente Dios sabe cómo deshacer el juego
inmaduro y humano de los apóstoles y honrará, por amor de su
nombre, a los rechazados y considerados menos aptos ante la
burocracia cristiana tibia y remedial.
“Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que
no es, para deshacer lo que es.” 1 Cor. 1:28.
Dios nos libre de echar suertes sobre nuestros ministerios,
decisiones personales o bien sobre nuestros potenciales candidatos
o candidatas al ministerio. Aunque no pretendo menoscabar ni
sojuzgar la función de Matías de entre los doce apóstoles ni a nadie
elegido de manera similar en la iglesia hoy, sí deseo hacer hincapié
en la importancia de poder ocupar, administrar, levantar, capacitar,
entrenar y trabajar con, en y por ministerios que trasciendan lo mera
y evidentemente humano para operar y trabajar en la revelación
profética de restauración en la que se mueve el Dios poderoso al
que servimos y honramos en el nombre de Jesús.
Escribiendo estas líneas el Espíritu Santo me deja sentir la
tristeza y la decepción que siente nuestro Padre celestial ante la
dejadez y la inmadurez de la iglesia cautiva en la complacencia
carnal, la ceguera y el crecimiento raquítico de ministerios echados
mediante suertes humanas. ¡Ten misericordia de las almas y de la
iglesia en esta condición espiritual Señor Jesús! En el nombre de
Jesús es mi oración a Dios que podamos con convicción y autoridad
profética genuina establecer e implementar la acción profética
restauradora integral sobre nuestras vidas u oficios dados por Dios
al creyente y discípulo en Jesucristo en la iglesia.
El libro de Hechos contiene testimonios maravillosos, Hch.
1:2; 11:28; 13:2; 16:7; 20:23; 21:11 de cómo se mueve el Espíritu
Santo hoy para impartir dirección y fortaleza espiritual en medio de
la oposición a la autoridad profética ministerial. La misma oposición
que enfrentaron los discípulos y apóstoles con las autoridades
políticas corrompidas y religiosas, las alianzas jezabélicas
inquisitoriales movidas por un celo legalista, falso, prejuiciado y
fanatizado que también operan hoy en cristianos o personas que se
hacen llamar apóstoles y a quienes Dios igualmente anhela
restaurar y libertar, evitándoles el quebranto innecesario. De estas
autoridades Dios anhela darnos libertad cuando ignoran, tuercen,
menoscaban, resisten o desafían osadamente la autoridad y la
visión profética genuina dada por Dios a la iglesia, subyugando y
seduciendo a otros en un espíritu de control y de manipulación
carnal o magia espiritual.
Gloria y gracias a Dios por su Espíritu Santo y por la
investidura de poder que hemos recibido en el nombre de Jesús
para confrontar en su nombre todas las estructuras de iniquidad que
suele levantar el espíritu de Jezabel aún entre creyentes genuinos
seducidos por su alegado pero falso fruto de justicia y santidad.

Pablo
Pablo perteneció a la tribu de Benjamín, Fil. 3:5. La tribu de
Benjamín había recibido la bendición profética por el Espíritu Santo
a través de Moisés, Deut. 33:12 así también por medio de Jacob,
Gn. 49:27 y ambas bendiciones proféticas tuvieron cumplimiento en
el llamado de Pablo a servir a Dios en Jesucristo. Leamos las
profecías en detalle.
“A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado
cerca de él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará.” Deut.
33:12.
“Benjamín es lobo arrebatador, a la mañana comerá la presa,
y a la tarde repartirá los despojos.” Gn 49:27.
Como vemos, Pablo fue “amado de Jehová” al mismo tiempo
que fue un “lobo arrebatador” persiguiendo a la iglesia. Al ser
confrontado por Dios camino a Damasco, Hch. 9:4, le hizo “repartir
los despojos”, que es el equivalente a las almas salvadas por la
gracia divina a través de la predicación del evangelio restaurador y
santificador mediante su llamado al ministerio y apostolado al pueblo
gentil.
Dios conocía el corazón endurecido, incrédulo, e injuriador de
Pablo, como el de un lobo arrebatador, pero en su plan y diseño
amoroso y perfecto le tuvo como objeto de su gracia y misericordia
restauradora haciendo cumplir en él la palabra profética dada a la
tribu de su procedencia.
Jesucristo fue la manifestación de esa palabra de vida
revelada, él es Emanuel, Dios con nosotros, Is. 7:14, Mt. 1:23, la
cual es su anhelo revelar al mundo perdido en su delitos y pecados,
Mc. 16:15-16.
La confrontación divina a Pablo cuando iba rumbo a
Damasco, hizo posible que se cumpliera la palabra profética para la
vida del apóstol, Hch. 9:4-6.
Es mi oración a Dios en el nombre de Jesús que mediante la
voz de su Espíritu Santo sea desatada en ti voz y revelación
profética para su gloria. Desato en ti iglesia en el nombre de Jesús y
por los méritos de su sangre las bendiciones proféticas habladas a
cada tribu pues tú eres una representación viviente de la Israel
espiritual y física en el cielo y en la tierra de entre todas las
naciones. Tú eres la Iglesia lavada en la sangre de Jesucristo,
“Bendecida con toda bendición en los lugares celestiales en
Jesucristo.”, Ef. 1:3. Sí, Amén.

La intercesión en oración como base para la restauración


que imparte salvación
Aunque Judas era hijo de perdición, Jn 17:12 pues su
corazón endurecido le movió a entregar a Jesús y con esto dió
cumplimiento a la profecía de los Salmos, Salmo 109:8, Jesús, unos
instantes antes acababa de obtener liberación para la humanidad
antes de ser enclavado sobre un madero. ¿Cómo lo hizo? ¡Lo hizo
de rodillas primero!, Lc. 2:39-45. Allí estaba Judas, incluido en su
clamor quien rechazó voluntariamente la promesa de ver a Jesús
resucitado quitándose la vida.
Jesús había confrontado a Judas en varias ocasiones antes
de su suicidio. Fue confrontado en casa del leproso, Jn. 12:7-8,
durante la cena pascual, Jn. 13:26-27, y durante el arresto de Jesús,
Mt. 26:50. En cada oportunidad Jesús confrontó a Satanás, quien se
valía del corazón humano engañoso de Judas. En casa del leproso,
Judas hizo un comentario murmurador en contra del gesto de María
de Betania cuando esta derramó ungüento de nardo puro sobre los
pies de Jesús. Jesús lo confrontó diciéndole: “Déjala. Para el día de
mi sepultura ha guardado esto.
En la segunda ocasión Satanás entró en él. Tal parece que
en esta ocasión no tiene parte el dicho: “A la tercera va la vencida”
pues fue en este momento donde Jesús confronta a Judas con sus
verdaderas intenciones de que sería el quien lo entregaría. Es
interesante observar que Jesús responde al pedido de Juan quien a
su vez es inquirido por Pedro a fin de conocer y delatar
públicamente al detractor apostólico.
El Señor Jesús no tiene secretos ni confidencias innecesarias
cuando se trata de exponer la iniquidad y la injusticia oportunamente
mediante la voz profética cuando es preciso hacerlo. En la tercera
ocasión Jesús confronta a Judas finalmente diciéndole: ¿A qué
vienes amigo? al Judas entrar en compañía de los emisarios
gubernamentales señalando a Jesús con un beso, Lc. 22:48. La
sutileza del beso parecería una acción benévola. El espíritu de
Jezabel se oculta muchas veces detrás de gestos fingidos como por
ejemplo el beso o un abrazo tal vez una muestra de afecto o de
lealtad falsas. La adulación traicionera mediante obsequios o
muestras de aparente ética para despistar o distraer los ojos de las
intenciones ocultas y mostrarse justa o piadosa.
Aprovecharé el momento para ampliar el testimonio de
operador silencioso, el caso de la hermana ejerciendo una posición
voluntaria dentro de nuestro ministerio. Esta hermana, luego de ser
confrontada y redirigida en su tarea ministerial voluntaria con
nosotros, redactó y envió un documento vía correo electrónico, a
manera de resumé, presumiendo de contar con unas destrezas para
una labor de traducción que habíamos iniciado y para la cual había
sido considerada inicialmente, pero nada había sido formalmente
concretado en común acuerdo.
Esta hermana no imaginó o anticipó que sería confrontada a
pesar de habernos notificado su acción. Se le confrontó pues esta
había desobedecido los canales y el proceder ético al enviar una
carta sin nuestro consentimiento y aprobación de su contenido,
asumiendo y atribuyéndose una confianza no constatada por
nosotros, suponiendo las cosas.
Al ver semejante ausencia de ética y de respeto me moví a
tratar el asunto sin perjudicar la relación ministerial por lo cual decidí
reenviar una carta al ministerio al cual ella había enviado la carta
para replantear como se estaba trabajando en el proyecto de
traducción pero nunca para especificar nombramientos formales con
nombres, como ella lo había decidido pretensiosamente hacer por
su cuenta, carta que recibió con copia a su correo electrónico por
error pues la carta era solo para el ministerio con el cual comencé la
relación ministerial y no quería que ella supiera nuestro sentir para
evitarle el dolor y la decepción. Pienso que Dios quería confrontar
con toda verdad y toda justicia permitiendo que ella recibiera
involuntariamente de mi parte, copia de la carta por “error”.
Aunque ella había afirmado haber enviado esa carta, quise
pedirle copia de la misma para leer su contenido. Evitó responder a
mi pedido por algunos días por lo que decidí insistir con más
pedidos vía correo electrónico usando en el último mensaje
tipografía en letras mayúsculas. Después de la notificación final en
letras rojas y agrandadas nos escribe un mensaje para decirnos que
para que quería copia de la carta y porque tanta insistencia.
Era evidente que fingía no saber o estaba totalmente ajena
irresponsablemente de que había hecho las cosas fuera de la ética y
del orden ministerial. Su aparente ignorancia o error en falta de
sujeción, así como su falta de cooperación e intrigas me resultaron
sumamente incómodas, pero en reiterada paciencia continuamos
esperando su copia de la carta. Finalmente envió copia.
Inmediatamente el Espíritu Santo me indicó que cortara toda
comunicación con ella vía correo electrónico en lo sucesivo. Al
siguiente día recibimos una llamada telefónica suya donde intenté
esclarecer la ética ministerial si bien no hice mención de cuan
incómodo me hizo sentir su proceder porque pensé que así daba
margen a la comprensión, al amor y al perdón. Quería que supiera
que a pesar de todo seguíamos respetándole, aunque sí le deje
saber que, al descontinuar la comunicación vía correo electrónico
con ella, lo hacía por entender que la comunicación cibernética me
resultaba ineficaz.
Entendí que debía otorgarle mayor tiempo de prueba para
consolidar la confianza a fin de poder continuar el proyecto de
traducción formalmente con la seriedad que este requería. Accedió
a trabajar con el proyecto de traducción voluntario, pero lo rechazó
luego al percatarse de que era un trabajo de traducción sustituto, no
el mismo trabajo de traducción para el cual había sido considerada
inicialmente y alegó que había sido entrampada de nuestra parte.
Con su respuesta pude corroborar que al rechazar el trabajo de
traducción sustituto manifestaba heridas de rechazo aún sin sanar.
En lugar de asumir la oportunidad con humildad con lo cual
hubiese demostrado que su error anterior no había sido intencional,
hubiera podido, además, no solo terminar el trabajo sustituto de
traducción sino el trabajo de traducción al cual había sido
considerada bajo nuestra supervisión. No pudo aplicarse a sí misma
la disciplina de corrección reaccionando con ira y dolor contra la
acción pastoral para impartir orden.
Nos escribió violentando el acuerdo último de no utilizar la
comunicación vía correo electrónico y sin haber presentado una
renuncia formal ni de forma verbal o con una carta a su trabajo
voluntario evitó todo dialogo personal y plagió gran parte del
lenguaje utilizando en consejería con su persona, apelando a este
en mi contra para expresar que mi posición de autoridad era una de
manipulación y de control por el espíritu de Jezabel.
Más adelante rechazó una nueva oportunidad al diálogo con
nuestro ministerio y formuló un documento con un listado de más de
ciento treinta y ocho declaraciones difamatorias de mi persona
alegando tener en su poder información revelada espiritualmente
sobre mi falsa conversión a Jesucristo y mi falso ministerio además
de afirmar discernir pecados sexuales ocultos de homosexualidad y
dones espirituales contaminados por espíritu de hechicería.
La carta circuló el internet y llegó a manos de otro ministerio
del cual sustrajo su dirección de documentos nuestros con las
intenciones de exponerme públicamente bajo el pretexto profético
de exponer el pecado oculto a la luz. Esta hermana hizo una alianza
con ese ministerio, el cual rechazó un acuerdo en oración para
hacerle frente a este ataque demoniaco al ministerio y a mi
testimonio de integridad como pastor.
Más adelante supe que la hermana que rechazó sin motivos
aparentes el común acuerdo en oración y a quien yo conocía
personalmente antes que a la hermana confrontada, fue demandada
y emplazada por la hermana en los tribunales. La hermana
confrontada en los tribunales sabía que habíamos sido objeto de un
ataque similar al que ahora ella repetía con esta. Un claro ejemplo
de transferencia espiritual demoniaca. Los demonios que se
desataron en mi contra ahora visitaban a la hermana que rechazó
orar a nuestro pedido.
Aún recuerdo con suma tristeza el entrampamiento del
espíritu de Jezabel sobre esta hermana y contra la otra hermana en
alianza con esta durante plena tarea ministerial de restauración.
Satanás, aliado al espíritu de Jezabel tomaba represalia vengativa
contra nosotros tal como lo hizo Jezabel contra Elías, al este
deshacerse de los profetas de Baal en el Monte Carmelo, 1 Reyes
18:19-40, 1 Reyes 19:2. porque confrontábamos su desobediencia.
La acción ignorante y presuntuosa de esta hermana,
totalmente enajenada irresponsablemente hacia las expectativas de
sujeción de nuestro ministerio la llevaron a deshonrar públicamente
el grado de aceptación y de amor impartidos previamente.
Evidentemente sus expectativas era otras muy diferentes y aunque
no estábamos ajenas a ellas del todo pues el discernimiento nos
permite ver más allá de lo que ven nuestros ojos naturales y sabía
que venía arrastrando heridas de un pasado de rechazo sin sanar ni
restaurar, las habíamos cubierto en amor esperando posteriormente
un rendimiento mayor del fruto espiritual conforme al vínculo
espiritual que nos llevó a trabajar unidos en el nombre de Jesús por
un año y medio anterior.
Nuestra amiga cristiana subestimó la autoridad tomándola
livianamente, pero al ser confrontada se mostró iracunda y en
rebelión al descubrir que habíamos señalado su proceder al
ministerio al cual ella había enviado una carta sin nuestra
autorización por lo cual fue descubierta y desenmascarada. Cuando
le conocimos había llegado hasta nuestro ministerio destruida por la
ira y el rechazo y no se atrevía a participar del memorial de la cena
del Señor. En nuestra encomienda pastoral de impartir sanidad y
restauración la insté a tomar los elementos de la cena del Señor si
sentía genuino arrepentimiento de su conducta antes de llegar hasta
nuestro ministerio.
Pero su arrepentimiento no fue el fruto de una transformación
genuina sino de un pretexto hasta este momento dilucidado con su
repentina ira en rebelión. Cuando se procede en un fruto digno de
arrepentimiento podemos sujetar las pasiones o emociones a
nuestro espíritu si es que no existe un desajuste emocional más
profundo que requiera de terapia consecuente, sanidad y liberación
espiritual, emocional, fisica y sicológica, 1 Cor. 14:32, Ga. 5:22-26.
Tengo que relatar que esta hermana, al momento de llegar a
ayudar nuestro ministerio, venía lidiando con el hecho de haber
asediado a su médico de cabecera, un hombre casado
(alegadamente un hombre de familia y convicciones cristianas), al
que acusó de tener una relación de adulterio con su secretaria,
confesándonos que había determinado “fastidiarle” (no me es
posible expresar la palabra original debido a su sentido peyorativo).
En ocasiones expresaba que su llamado a las naciones le instaba a
denunciar el pecado. Terminó siendo intervenida en los tribunales
bajo una orden de protección viéndose obligada a mantenerse
alejada de su médico.
Si bien no puse en duda su llamado profético a exponer el
pecado contra este médico de familia cristiana quien atentó contra
su vida (intencionalmente) revelado en el Espíritu por el don de
ciencia y discernimiento, dándole una receta médica equivocada, su
estrategia profética estaba estrechamente ligada a sus pasiones
femeninas y a su despecho de índole personal contra su médico
quien no prestaba atención a su prédica profética. No sería raro,
desde mi experiencia como consejero pastoral, que solo quería
llamar la atención de su médico bajo el pretexto de su misión
profética.
Esta hermana venía arrastrando cadenas de rechazo sexual
en su juventud universitaria pues no pudo consumar una relación
sana dentro del plan y diseño de Dios con un joven de quien se
había enamorado en el pasado. Esta también asistía a consultas
siquiátricas mientras venía a nuestro ministerio. Sus heridas de auto
rechazo y de rechazo sexual la hacían muy sensible al rechazo y
autoridad de los hombres, a quienes perseguía con el pretexto de su
revelación profética.
En una ocasión, recuerdo haberle advertido de tener cuidado
en como manejaba su misión profética, porque con ella podía
destruir a otros hombres, en lugar de guiarlos a salvación y
restauración. En un momento dado mostró interés en aprender
cómo opera el espíritu de Jezabel e incluso llegamos a orar, estudiar
e identificar las manifestaciones y características de este espíritu en
su propia vida. Creo que, al obtener un conocimiento sobre este
espíritu, aún no era madura para discernir y distinguir y discernir la
autoridad profética de la autoridad controladora y manipuladora del
espíritu de Jezabel en su vida.
¿Qué vemos aquí? ¿A una audaz misionera y profetiza
ungida del Señor o al espíritu de Jezabel persiguiendo a la iglesia?
¿Seremos capaces de discernir en el Espíritu qué movió a
Jesús a la confrontación, así como fue confrontada esta hermana en
una posición voluntaria en nuestro ministerio? ¿No debió Jesús
dejar todo como estaba si de todos modos estaba escrito que así
sería? ¿Por qué confrontó a Judas? ¿Por qué no evitó un encuentro
con él si después de todo era traidor y la profecía establecía lo que
pasaría con él? ¿No pudo evitar Jesús el suicidio de Judas si no le
hubiera confrontado?
Sabemos que el amor de Jesús por los suyos fue hasta el fin,
Jn. 13:1 Jesús llamo a Judas amigo, pero igualmente le confrontó
porque le amaba. Cuando Jesús nos confronta sus motivaciones
serán siempre el amor. Escogemos voluntariamente someternos al
proceso de la confrontación o rebelarnos con ira e indignación con lo
cual atentamos contra nuestra posición profética ministerial.
Oremos:
Señor, me arrepiento de haber accedido a rebelarme a tu
voluntad escogiendo rechazar y evitar la confrontación profética y la
autoridad pastoral. Perdóname en el nombre de Jesús y enséñame
a distinguir una autoridad profética genuina de una autoridad
profética jezabélica y falsa a fin de caminar en obediencia, dando el
fruto de restauración y salvación en mi vida para ser un obrero
eficaz y un testigo fiel en tu Reino de Justicia, de tu Palabra ante ti,
mi familia, mi nación y la iglesia en el nombre poderoso de Jesús.
Amén.
Confrontar es esencial
La voz profética en Jesús quien reveló a sus discípulos la
corrupta agenda secreta de Judas, fue esencial para que los
discípulos pudieran hacer provisión espiritual como bien pudo
hacerlo el mismo Judas mediante la oración, a fin de resistir la oferta
de Satanás para negar a Jesús o quitarse la vida y así enfrentar la
crisis espiritual que se avecinaba para los discípulos. Pero la tristeza
les venció, Lc. 22:45. Más adelante vemos como su descuido
espiritual les arrebató la fe y la confianza en su Maestro. La Biblia
relata que un joven que les sigue, dejando las sábanas huye
desnudo, Mc. 14:51-52 de quien se ha comentado era uno de los
doce (Juan) y otro de sus discípulos le niega (Pedro), Mt. 26:69-72
quién también, como Judas, fue puesto en evidencia confrontado
por Jesús antes de negarle, Mt. 26:34.
La oración debe ser la llave que abra la puerta a la liberación
que viene como consecuencia de la confrontación al reino espiritual
demoniaco invisible operando en los aires por el príncipe de la
potestad del aire, Ef. 2:2 al asumir una responsabilidad ministerial
dentro de un ministerio como apóstol, profeta, pastor, evangelista y
maestro, Ef. 4:11. Solo así podremos implementar nuestra victoria
en la iglesia, desarraigando con autoridad profética genuina la
autoridad profética usurpada y falsa por el Espíritu de Jezabel en la
iglesia. Amén.
¡Santo, Aleluya!
Fue en Getsemaní que nuestro Señor y Salvador oró e
intercedió que se hiciera la voluntad del Padre celestial, cosa que le
costó morir a su “yo” humano al ser fortalecido por la mano de un
ángel. Jesús siendo Dios mismo en un cuerpo de carne y sangre
humano mortal anticipó los malestares y agravios a los que tuvo que
sujetarse después de su arresto al confrontar a las huestes
espirituales de maldad con su propia autoridad, la autoridad que
había recibido del Padre como el Mesías Judío y el Salvador de la
humanidad, Jn 3: 16; Ef. 6:12.
Jesús confrontó a las huestes espirituales de maldad
manifestadas sobre la alianza política pagana y religiosa entre
romanos y judíos inconversos habitando a la Roma Imperial, tanto
así como la debilidad espiritual de sus discípulos quienes le
abandonaron al no cumplir estos con las expectativas de la
disciplina de oración e intercesión requeridas para no caer en la
humana tentación de negarle y huir de su presencia, Mt. 26:41.
“Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y
estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como
grandes gotas de sangre que caían a tierra.” Lc. 22:43-44.

La sangre perfecta de Jesús


Dice la Biblia que su sudor caía a tierra como grandes gotas
de sangre. La tierra donde cayó la sangre de Jesús es equivalente a
la creación misma, el polvo de la tierra, del cual fuimos formados.
Gn. 2:7. Su sudor vertido como grandes gotas de sangre es el
equivalente a su esfuerzo en oración intercesora, la intercesión
profética que imparte salvación, salud y vida en su nombre. Cuando
Jesús expresó en oración que se hiciera la voluntad del Padre y no
la suya, hacía intercesión profética. Oraba conforme a la dirección y
a la necesidad, propósito, plan y diseño de Dios en el Espíritu en su
situación personal, Rom. 8:26-27 como el enviado del Padre
amoroso para salvar, sanar y restaurar la relación del hombre
pecador con Dios mediante su decisión de dar su vida y derramar su
sangre en propiciación por los pecados de la humanidad.
Jesús anticipó su victoria en oración intercesora con ese
mismo sudor que cayó en tierra como grandes gotas de sangre,
efecto fisiológico como consecuencia de la intensa agonía que
sufría. La misma sangre que sería vertida por completo con su
muerte física, enclavado sobre un madero en el Monte Calvario,
para redimir a la humanidad. Esas grandes gotas de sangre fueron
el efecto de la redención de la humanidad primeramente
conquistada en oración. Vemos dos tipos de muerte en Jesús.
Su muerte física, con ella conquistando la vida eterna, (Jn.
19:17-19) y la muerte emocional de su ego o raciocinio humanos
conquistando por la fe, mediante la oración intercesora, el milagro
de su resurrección, Mc. 8:34. Nosotros solo tenemos que morir a
nuestro yo (obras de la carne) o ego o raciocinio humanos haciendo
la voluntad de Dios, reclamando sus promesas en esta vida, porque
la vida eternal fue conquistada por Jesús para los que por la fe han
aceptado a Jesucristo, lavando sus pecados en su sangre preciosa,
Ap. 1:18.
La intercesión y la oración de la iglesia es la manera de morir
al yo, ego o raciocinio humanos, negando la voluntad de la carne y
de sus apetitos para resucitar espiritualmente. Esto, cuando nos
permitimos, después de haber nacido de nuevo, ser dirigidos por el
Espíritu en nuestro caminar con Dios, obedeciendo a su Palabra.
Nuestra resurrección espiritual viene con el entendimiento y la
aplicación de la revelación profética a nuestras vidas en el nombre
de Jesús. La resurrección física de este cuerpo de carne será
llevada a cabo el día de la resurrección de todos los muertos, unos
resucitados para salvación y gozo eternal, otros para condenación,
lloro y castigo eternos, Jn. 5:28-29.
¿Estás dispuesto a morir a tu ego humano por causa del
evangelio de salvación para heredar la vida eterna con Jesús, quien
pagó un precio de sangre comprándote para otorgarte salvación y
vida eterna, o te vas a consumir por la tristeza o por tus propios
errores o pecados dejándote turbar por el enemigo de las almas o
por lo que digan los demás? ¿Vas a abandonar tu llamado
ministerial por la ira y la soberbia de tu corazón? ¿Harás como
Judas, negándote una oportunidad de vida? ¿Vas a negar a Dios
delante de tus amigos, familiares o de quienes te rodean, ocultando
que eres un cristiano salvado y lavado por la sangre de Jesucristo?
Comienza a hacer tu parte en oración e intercesión,
reclamando las promesas de salvación y victoria para ti y para los
tuyos, tu iglesia y tu nación en el nombre de Jesús. Mientras su
gracia amorosa te guía y te otorga una oportunidad de vida en su
Precioso Nombre por su Santo Espíritu. Amén.
Tres encuentros proféticos de confrontación
Quiero volver unos instantes a la escena o momentos en que
Judas fue intervenido o confrontado por Jesús en tres ocasiones
distintas antes de elegir el suicidio como una opción demoniaca de
arrepentimiento. Como leímos, su primer encuentro profético de
confrontación fue en casa de Simón el leproso, el segundo
encuentro profético de confrontación durante la cena pascual y de
entre los más decisivos, se encuentra el tercer encuentro profético
de confrontación, el que Jesús llevó a cabo contra Judas durante su
arresto, cuando este le entregó con un beso. Con cada encuentro
profético de confrontación Jesús establecía las bases para sanar y
restaurar su vida. Es decir, la confrontación desataba autoridad
profética, con ello quebrantando en su nombre la autoridad
demoniaca y jezabélica.

Judas y Pedro en igualdad de condiciones


Judas y Pedro recibieron un trato igual. Ambos lloraron
amargamente después de admitir su injusticia al ser confrontados
por Jesús, solo que Pedro tenía un mayor interés en Jesús que
Judas, quien cayó en la tentación de valorar ambiciosa y
engañosamente el beneficio temporal comercial que Jesús podía
traerle, Mt. 14:28-29, Jn. 12:4-6
La confrontación es esencial a la hora de implementar el
reino de Dios en justicia y verdad sobre la tierra, Ap. 5:10 antes de
poder heredar cielo y tierra nuevas, Ap. 21:1 Dios usará la
confrontación para sanarnos de nuestras propias injusticias.
“Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me
dure el espíritu dentro de mi madrugaré a buscarte; porque luego
que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo
aprenden justicia.” Isaías 26:9.
“Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol
siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare
Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que el causó.” Isaías
30:26.
No puede haber oportunidad para sanidad y restauración si
no hay confrontación profética.
Yo fui confrontado por la voz de un ángel antes de cometer
un pecado en mi juventud desobedeciendo a su voz. ¡No lo hagas!
Exclamó aquella voz desconocida. Pagué las consecuencias de
manera dolorosa. Estuve alrededor de cinco años, luego de haber
aceptado a Jesucristo como mi Salvador, bajo un juicio de Dios en el
que experimentaba ansiedad y ausencia de paz, turbación y
confusión. El ángel fue enviado a advertirme de no hacer uso de un
cigarrillo de marihuana. Ignoré la voz del ángel de Jehová porque
estaba decidido a divertirme. Ignoraba que el fumar aquél cigarrillo
de marihuana me provocaría aquél estado de turbación y ansiedad
prolongados casi mortal porque Satanás quiso inducirme al suicidio.
Dios me sanó al cabo de cinco años, dándome una última
oportunidad de servirle.
Sin haber sido nunca un cristiano nacido de nuevo, supe que
esa última oportunidad me señalaba que fuera de sus caminos no
tendría oportunidad de libertad y salvación. La confrontación divina
fue ignorada y cuestionada antes del juicio. Contaba solo con
veintidós años, pero desde ese momento me propuse hacer su
voluntad. Aunque posteriormente pecara tantas veces como era
posible hacerlo, estaba decidido a levantarme todas las veces que lo
necesitara para vivir de acuerdo a la justicia de Dios en Cristo
Jesús. Gracias a Dios por su confrontación. Esta es la importancia
de recibir la confrontación divina. Tenemos a un Dios que nos ama,
perdona y nos redime de la esclavitud y el oprobio del pecado para
darnos nueva vida, paz y gozo en el Espíritu Santo en el nombre de
Jesús. “Y curaron la herida con liviandad diciendo: paz, paz; y no
hay paz”. Jer. 8:11.
Como pueden leer en el verso anterior, cuando se toman las
cosas livianamente como lo hizo el casi rey Acab, tomando a
Jezabel como esposa para que reinara con él como si nada
ocurriera, “déjalo así”, asimismo hoy, cuando Dios nos dirige o
encamina a asumir autoridad profética en la iglesia muchas veces
nos encontramos esperando a que sea Dios quien lo haga sin que
tengamos que hacer nada. Esa actitud autoindulgente y presuntuosa
propicia la atmósfera de tibieza dejando las heridas de pecado
abiertas sin recibir la debida atención espiritual, logrando que el
espíritu de Jezabel tome ventaja, usurpando el lugar de autoridad,
impidiendo, sofocando, apagando e imitando o fingiendo el flujo
profético de la unción para sanar y restaurar, 1 Reyes 21:12-13, Ap.
2:20.
Si no sabemos discernir o reconocer la obra del Espíritu
Santo para confrontar la influencia de la autoridad espiritual
jezabélica en la iglesia no seremos aptos para aprender justicia.
Leímos en la cita de Isaías 26 verso 9 que es con sus juicios—
confrontación profética—tanto los que Dios desata sin preguntarnos
como los que desata mediante la confrontación profética ministerial
del Espíritu a través de los dones del Espíritu y de los cinco
ministerios, que los moradores de la tierra aprenden justicia,
incluyendo a la iglesia.
He visto en televisión cristiana manifestaciones de una unción
aparente donde Satanás imita las demostraciones y dones del
Espíritu Santo en la iglesia. Hay que tener sumo cuidado con este
tipo de ministerios, (auto proclamados apóstoles y profetas) vasos
de una unción ministerial aparente. Siento náuseas en mi espíritu de
solo recordar a este “ministro del evangelio televisivo”. Y por favor,
no especulen. También hay ministros televisivos ungidos y genuinos
honrados por Dios a quienes espero Dios siga usando
poderosamente bajo la unción profética de restauración. “Honra a
quien honra merece dice la Biblia”. El mismo Judas tuvo una honra
merecida de parte de Dios en Jesucristo quien lo eligió como apóstol
de restauración junto con los demás apóstoles y discípulos antes de
caer en aquélla deshonra pública, asesinado por la corrupción de
Jezabel en su vida.
Recuerdo que me encontraba en el estado de California y
miraba a Benny Hinn en televisión con especial duda y escepticismo
por su peinado o corte de cabello cuando de repente, el Espíritu
Santo me reprendió: El Señor me dijo: ¡Benny Hinn es mi siervo!
Esto fue base esencial para poder recibir enseñanza, capacitación y
ministración profética vitales para mi conocimiento y victoria como
creyente y ministro cristiano en lo sucesivo, de parte de este
ministerio para mi vida. Y quiero aclarar: Ningún ministerio está
absolutamente exento de cometer errores o equivocaciones.
No estoy hablando de poner nuestra confianza y apoyo
espiritual en algún ministro o ministerio que puede pecar sino de
apoyar dirigidos por el Espíritu Santo a quien Dios levanta
indistintamente de que no coincida con nuestras propias
expectativas humanas de santidad o consagración. Solo el Espíritu
Santo dará testimonio de lo que él apoya y levanta para su gloria. La
unción profética no es manipulable como una varita de poder
mágico en manos de algunos que creen tener a Dios a su servicio
particular. Iglesia, no cedas a la apostasía invisible de seducción
jezabélica. Discierne la unción profética genuina de aquella que es
usurpada, falsa y apóstata.
He escuchado a algunos devotos de la iglesia católica
hacernos llamar a los protestantes evangélicos hermanos
separados. Mucho cuidado con estar cortando orejas como Pedro, a
quienes se desvinculan de su exclusiva visión celestial de santidad y
unidad cristiana. ¡No somos hermanos separados porque estamos
unidos a la cabeza que es Cristo!

La casa de Simón el leproso


La casa de Simón el leproso representa la casa del impío y
del pecador. La lepra es tipo de pecado, Lev. 13-14. Fue allí donde
la mujer pecadora derrama el perfume de nardo puro sobre los pies
de Jesús a fin de preparar a Jesús para la sepultura. Es decir, la
acción de esta mujer en casa de Simón el leproso y de los que allí
estaban, desató la palabra de salvación para la casa de Simón y
para el resto, pues fue allí donde Jesús les anuncia su muerte como
propiciación por los pecados de la humanidad.
De Jesús no haber confrontado la acción de Judas contra
esta mujer en casa de Simón el leproso, la palabra profética no
hubiera sido hablada y estos no hubieran recibido conocimiento
profético sobre el propósito y la revelación de Dios en Jesucristo al
tener que morir por nuestros pecados. El mal olor de un cuerpo
leproso esparcido sobre la atmosfera de la casa, fue desvanecido
por el rico perfume de nardo puro derramado sobre los pies de
Jesús. ¡Aleluya! Somos olor grato de santidad en Jesucristo, 2 Cor.
2:15.

La cena pascual
La cena pascual representa el lugar de adoración de la
iglesia. Cuando Jesús entrega el pan a Judas, Satanás entra en él y
lo señala formalmente como el que le iba a entregar. Le confronta
nuevamente y le pide que lo que va a hacer lo haga cuanto antes,
Jn. 13:27. Aún en el lugar de adoración Satanás puede entrar en los
corazones de aquellos que están participando de la cena
indignamente. Es por esa razón que es tan vital la confrontación de
parte de la autoridad profética en Jesucristo a la iglesia porque a
veces la conciencia humana no es suficiente para apelar a las
injusticias propias y es necesaria una “sacudida” por el Espíritu para
evitar el juicio, 1 Cor. 11:29-31.
A Judas esa sacudida sirvió de ejemplo al resto de los
discípulos pues al Judas no hacer provisión espiritual para su
debilidad humana de codicia, fue seducido por Satanás mediante el
espíritu de Jezabel, el espíritu de traición y muerte espiritual y física.
Cuando confrontamos el espíritu de seducción jezabélica en el lugar
de adoración en la iglesia, evitamos que otros sean presa de
opresión espiritual y posesión demoniaca como lo fue Judas
tomando la cena indignamente, en pecado. De no haber habido una
confrontación profética contra Judas durante la cena pascual, el
lugar de adoración entre creyentes, los discípulos no hubiesen
estado apercibidos de la ocupación demoniaca, no solo en contra de
Judas sino contra los demás discípulos para despojarles de su
autoridad, robarles su fe y terminar con sus vidas y ministerios
desde el ámbito de la guerra espiritual invisible, Jn. 10:10.
En relación a esta realidad, supe de la repentina muerte de
una maestra de escuela dominical a la que conocía. Se mostraba
una mujer respetuosa con las cosas del Señor, cosa que me causó
algo de conmoción. En oración, el Espíritu Santo me reveló que su
muerte sobrevino como consecuencia de tomar la cena del Señor
indignamente. “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre
vosotros, y muchos duermen.” 1 Cor. 11:30-34.

¡Yo soy!
El lugar de arresto de Jesús representa el territorio físico que
el espíritu de Jezabel intentará usurpar. Recordemos a Jezabel junto
con Acab tratando de despojar a Nabot de su viña, 1 Reyes 21:7
Satanás y sus demonios tienen como meta única controlar los
territorios para gobernar desde allí, Efesios 6:12 por el espíritu de
Jezabel, Ap. 2:13, 2:21 Satanás tiene un trono y varios púlpitos
también. ¡Alerta pueblo de Dios!
Judas fue confrontado por Jesús tan pronto aparece este
acompañado de sus verdugos, los ancianos, los alguaciles o
autoridades gubernamentales y le dice: ¿Judas, con un beso
entregas al Hijo del Hombre? Vuelve y confronta, pero esta vez a la
alianza espiritual jezabélica entre los ancianos y alguaciles y les
responde, Lc. 22:52-53:
“¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?
Habiendo estado con vosotros todos los días en el templo, no
extendisteis las manos contra mí, mas esta es vuestra hora y la
potestad de las tinieblas.”
Aquí Jesús está confrontando el pecado de traición de Judas
ante los ancianos y alguaciles cuando expone el beso de Judas
como un acto de hipocresía y de traición. El beso fue una conocida
modalidad de lo que era la mafia siciliana cuando decretaba muerte
para el acto infame de la traición entre alguno de sus miembros.
Y de nuevo Jesús confronta a estas autoridades mostrándose
indignado de esta injusticia pues le resultaba inaudito y absurdo que
aparecieran haciendo semejante escándalo, trayendo palos y
espadas como si fuese un asesino en serie escapado de la cárcel
cuando en realidad podían encontrarlo visitando el templo
tranquilamente cada día. Aparentemente no todos los emisarios
gubernamentales conocían a Jesús, solo habían oído de él, pero lo
conocieron de inmediato tan pronto Jesús desenmascara a Judas
delante de ellos, exponiendo su acción corrompida mediante un
beso, no sin antes cerciorarse de que era a él, a Jesús, a quien
buscaban y no a un ladrón. Cuando Jesús pregunta a los alguaciles
y ancianos a quien estaban buscando, ellos contestaron: ¡A Jesús!
Fue cuando les respondió: ¡Yo soy!
Jesús arremete contra estas autoridades jezabélicas al
contestarles y todos caen a tierra. Me sorprendo de como Jesús
tuvo el detalle de averiguar que era a él a quien buscaban y no a un
ladrón. Ciertamente Jesús no iba a asumir una culpa ajena o que se
le atribuyera injusticia alguna —no hablo de que renegara de su
misión salvífica— sino de que en todo caso y para salvaguardar la
responsabilidad de justicia de restauración profética era Judas quien
tenía que asumir esa culpa ante las autoridades eclesiásticas y la
ley, pues era Judas el ladrón, el que sustraía del dinero del
ministerio de Jesús y los apóstoles, aunque Jesús personalmente
nunca acusó a Judas de ladrón.
Supongo que no lo hizo para darle margen al arrepentimiento,
aun cuando fue confrontado con sus debilidades, las que le
condujeron luego a robar y a entregar a Jesús. Tan poderosa es la
autoridad profética de Jesús al confrontarles con esta injusticia, que
todos cayeron a tierra. Ninguno en toda su autoridad bajo el poder
del imperio romano y sacerdotal pudo despojarle de su justicia y de
su autoridad para llevárselo arrestado sin previo aviso, sin ser
confrontados antes. ¿Cuánto más no hará Jesús por nosotros, en
nosotros y a través de nosotros? Jn. 16:33 ¡Aleluya!
Él mismo eligió sujetarse al proceso de ser sojuzgado y se
entregó luego de confrontarles porque conocía el plan profético de
su misión salvífica de restauración en contra del imperio espiritual
del pecado y de la muerte como consecuencia del ser humano de
espaldas a Dios. De no haber confrontado Jesús a Judas, a los
ancianos y alguaciles en alianza imperial jezabélica, Pedro ni los
apóstoles hubieran recibido la palabra profética del perdón y del
amor restaurador en sujeción de obediencia a Dios en medio de la
injusticia, Lc. 22:50, Jn. 18:10-11 pues en el caso de Pedro le vimos
herir a su prójimo con violencia frenética, carnal y fanática cuando
venían a arrestar al Salvador.
Hay quienes bajo el pretexto de la confrontación y de la
santidad cortan orejas a cuantos se les paran de frente. Una cosa es
confrontar, otra cosa es provocar un trauma o una herida de tipo
irreversible que solo un milagro en Jesús puede sanar y restaurar
para salvación y vida en él. Al caer todos a tierra, Jesús les
despojaba de su trabajo secular gubernamental y el Espíritu Santo
les hacía rendirse a la verdadera autoridad, sin espadas ni palos ni
derramamiento de sangre.
Fueron vencidos sus acusadores con liberación espiritual
antes de ser llevado a la justicia humana. Vimos a Jesús devolverle
la oreja a Malco, un ayudante gubernamental del imperio espiritual
de Jezabel, Lucas 22:51. ¡Me pregunto si mientras llevaban a Jesús
esposado, no estarían todos orando y adorando a Dios después de
caer a tierra, arrepentidos y llorando por tener que llevar a la cárcel
al mismo que les confrontó cuando caen todos a tierra, rendidos a la
presencia de Dios!

Espina Desgarradora
“Y nunca más será la casa de Israel espina desgarradora, ni
aguijón que le de dolor, en medio de cuantos la rodean y la
menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.” Ezequiel 28:24.
Volvamos al caso de la hermana que en una ocasión nos dijo
con ira que no la aconsejáramos. Ella fue la misma hermana que
nos amenazó con llamar a las autoridades policiacas cuando
confronté a Lorenza en su hogar durante una reunión de estudio
bíblico, si recuerdan. El Espíritu Santo había confrontado a la
hermana hacía unos instantes y le había hablado mediante un
consejo profético en ciencia y discernimiento de espíritus en relación
a no pelear espiritualmente con sus propias manos permitiéndole a
Dios obrar en esas circunstancias personales y particulares por las
que atravesaba.
Ella parecía estar conforme y sosegada con el consejo de
restauración, pero luego, después de presenciar su inesperada
reacción, al amenazarme con llamar a las autoridades policiacas, al
confrontar a Lorenza en su casa, Dios me mostró en don de ciencia
y discernimiento de espíritus que esta tenía una “espina” enclavada
en contra de mi persona desde el día que nos expresó con desdén e
ira que no le aconsejara.
Debo aclarar que el día de la confrontación a Lorenza en su
hogar y al momento de esta acción en rebelión de esta hermana, no
me encontraba en la propiedad de Lorenza sino al pie de las
escaleras de entrada de su residencia en la misma propiedad de
alquiler donde moraban otros creyentes cristianos. Su amenaza, una
estrategia corrompida de represalia vengativa y maliciosa por el
espíritu de Jezabel para usurpar la autoridad profética fue una maña
viciosa para desvincularse de mi persona y del consejo pastoral
porque en una ocasión me negué a orar por su petición de oración
en una cesión de consejería pastoral, cosa que le causó
descontento, marchándose furiosa, verbalizando improperios en mi
contra con marcada amargura en su rostro.
La razón era que Dios me mostraba en visión una máquina
de monedas de casino revelándome al mismo tiempo que su visita
era con el fin de manipular el orden del ministerio para forzarnos a
darle una palabra profética en oración. Entendimos, por revelación
del Espíritu Santo, que buscaba una consolación forzada, no admitir
en consejería su condición extraviada sobre sus asuntos
personales. Cuando Dios nos dirigió con una palabra de consejo
para encaminarla al orden, Dios confrontaba a esta hermana,
exponiendo y desenmascarando su agenda personal oculta a fin de
manipular y controlar la autoridad para su propio beneficio, no
respetando el orden ni la ética pastoral, destruyendo e ignorando el
vínculo de unidad en el Espíritu.
Esta hermana quería sanidad y restauración a su manera, no
a la manera de Dios. Quería oir una palabra al azar, buscando un
consejo que se acomodara a sus propias expectativas. Buscaba en
la profecía mediante la oración que me solicitaba, un premio de
lotería, no deseaba el proceso del consejo que le llevaría a exponer
sus propias heridas y su orgullo para llevar a cabo un proceso de
sanidad y restauración en un común acuerdo en oración con la
autoridad pastoral y profética ministerial, Mt. 18:19.
Quería estar de acuerdo consigo misma, no con el consejo en
común acuerdo con mi persona como pastor, aislándome del
proceso para protegerse del temor al rechazo en un espíritu de
orgullo y soberbia. ¡Qué visión tan corrompida de los dones del
Espíritu y de la autoridad pastoral profética! como si el consejero o
profeta de Dios fuera un canalizador manipulable del mundo
espiritual como bien lo sería un “medium” en el mundo de la santería
y el espiritismo.
La palabra profética que quiso obtener de manera
manipulativa y caprichosa así como se manipula una máquina traga
monedas de casino, pero no obtuvo cuando nos visitó, ofreciendo
resistencia al consejo pastoral, le fue dada en el consejo último en el
hogar de Lorenza, cuando Dios le exhortó a no pelear con sus
propias manos o entendimiento humanos porque evidentemente
peleaba con el mismo Dios, dando golpes al aire, enajenada,
deambulando en su vida espiritual, rechazando incrédula y rebelde
que Dios le guiaba e instruía en justicia. Pero su “espina” la tenía a
flor de piel aún y, al identificarse con Lorenza, cuando fue
confrontada, desplazó su oculto y rabioso enojo vengativamente,
amenazando con llamar a las autoridades policiacas.
La Biblia enseña claramente que los asuntos de la iglesia se
traten entre creyentes en la iglesia, no ante los tribunales de los
hombres porque esto trae escarnio y vituperio al evangelio, Amos
5:12-13, 1 Cor. 6:1-7 Demás está comentarles lo vergonzoso que
puede resultar lidiar con los procesos de justicia y corrección en la
iglesia. No solo me resultó una conducta vergonzosa —jamás me lo
hubiera esperado de ella, sí de Lorenza— una conducta onerosa,
avasalladora tanto como blasfema y me provocó un profundo dolor y
gran decepción.
No puedo negar que también sentí gran ira, la cual contuve
hasta poder llegar a la presencia secreta de Dios en oración, para
pedirle me ayudara a batallar victoriosamente contra Satanás, ante
el resultado de la confrontación al espíritu de Jezabel oprimiendo a
esta hermana presente en el hogar de Lorenza. Entiendo que su
salud mental era objetable en ese instante y que su rebelión era el
reflejo de una mente comenzando a extraviarse en su lógica y
raciocinio humanos.
La palabra de Ezequiel 28:24 al inicio de este capítulo nos
habla de una espina desgarradora. Así son las acciones de ira y
rebelión que genera el espíritu de Jezabel infiltrado en la iglesia:
producen dolor. Israel en su rebelión e insurrección era como una
espina desgarradora generando ira, rechazo, amargura y dolor.
Israel, que es el equivalente espiritual de la iglesia, se hacía daño a
sí misma tronchando su misión evangelizadora, Gn 22:18. Dios
demandaba de Israel que esta no hiciera alianzas o pactos ajenos
con pueblos paganos, incrédulos e idólatras. Pero este siempre
faltaba a Dios en sus deberes y responsabilidades espirituales
corrompiendo el pacto, los estatutos, los mandamientos y
ordenanzas establecidas por Dios, Jueces 2:1-3.
Damos gracias a Dios por esta promesa de restauración
profética en Ezequiel 28: 24 para Israel y la iglesia lavada con la
sangre de Jesucristo. Confiamos en que la palabra de confrontación
pastoral profética dada a la hermana en el hogar de Lorenza, que no
quería ser aconsejada, sirva para que Dios pueda sacar esa espina
desgarradora que la llevó a rebelarse al proceso de sujeción a la
autoridad pastoral profética a fin de que pudiera renunciar a los
vínculos con la autoridad fingida y usurpada con el espíritu de
Jezabel a través de Lorenza en la iglesia y así ser libre, sana y
restaurada.
Finalmente, luego de un tiempo, Dios logró que se pudiera
mediar entre ambos el perdón y dejó de visitar a Lorenza, con ello
testificando el Espíritu Santo que la batalla bien valió la pena.
Continuó su proceso de sanidad y restauración en una iglesia a la
que asistió luego de un tiempo de ocurridos los hechos, donde tuvo
que someterse a la autoridad profética en un ministerio de
consejería pastoral.
Jezabel en la iglesia-Visión Espiritual
En una ocasión me encontraba mirando la programación de
una televisora cristiana y de repente vi al varón que decía ser el
pastor y apóstol de esa iglesia parado en frente de las gradas que
conectaban con el altar y el púlpito, que extendía su brazo izquierdo
hacia arriba con elegante cortesía y que sonreía ensimismado con la
regia e impresionante presencia de quien parecía hacia alarde de
una corona obtenida en un reinado de belleza, con ojos maquillados
extravagantemente con sombra oscura en sus ojos, ataviada con un
ceñido vestido confeccionado con delgadas láminas cuadradas de
acero dando la impresión de una armadura al mismo tiempo.
Con evidente éxtasis y arrobo el ministro subyugado le
invitaba a descender de las gradas desde el púlpito para presentarla
a los presentes, determinado y complaciente. La atmósfera era
lujuriosa y frívola que apelaba a lo que podríamos llamar una
reunión de gala en la noche. ¿Quién es esta mujer que desciende
desde el púlpito? pregunté al Señor mientras la veía descender del
púlpito tomando la mano del llamado apóstol y pastor.
Es Jezabel, fue su inmediata respuesta. Me sentí
sobrecogido por la visión, pero entendí que el Espíritu Santo quería
mostrarme el estado o condición espiritual de ese lugar que
congregaba almas en ese lugar llamándose pastor y apóstol en la
congregación. Mi oración, amados lectores del Señor Jesús es que
la iglesia pueda identificar por el don de discernimiento de espíritus
la presencia del espíritu de Jezabel, un espíritu inmundo de
seducción con el disfraz de la piedad dentro de la iglesia que
promueve la idolatría y la tibieza espiritual.
Unos años más tarde este ministro abandonó el país y a la
congregación después de ser revelado públicamente que sostenía
vínculos de adulterio con una mujer en su mismo rebaño y
contaminara a sus fieles con la glorificación del dinero, el becerro de
oro, en el mundo empresarial dentro de la iglesia.
Un sacerdote católico
Conocí personalmente a un sacerdote católico con quien
había iniciado una relación amistosa. Su apertura al diálogo y su
sentido común hacía cómoda la conversación con su persona.
Nuestro trasfondo espiritual era divergente por lo cual se podía
anticipar que pudieran surgir debates o que no fuera posible
ponernos de acuerdo en materia teológica. Empero, me invitó a
conversar a su casa en dos ocasiones, aunque la plática giraba en
torno a temas mucho más cotidianos que los relacionados con la fe
cristiana protestante o católica respectivamente.
El amigo sacerdote conocía mi trasfondo cristiano
denominacional y parecía aprobar mi experiencia y testimonio. Su
apertura me resultaba fascinante y novedosa y pensé en lo
importante de su actitud frente al reto de evangelizar a mi nuevo
amigo católico y guiarle a un encuentro con Jesucristo o al menos
sembrar una semilla en su vida para la gloria de Dios. Conocía
suficientemente bien su doctrina católica como para saber que
caminaba en tinieblas espirituales y me regocijaba el hecho de
poder ser un instrumento del Señor en la tarea evangelizadora. Así
que comencé a interceder en oración por mi amigo sacerdote.
Una tarde me encontraba en mi casa y buscando entre mis
pertenencias hallé un folleto evangelístico que detallaba el ritual de
la transubstanciación del vino durante la misa, según la enseñanza
católica en contraste con el acto memorial de la cena instituida del
Señor según lo establece la palabra del Señor, Lucas 22:19. Cuando
lo leí escuché la voz del Espíritu Santo que me pidió que le hiciera
llegar el tratado o folleto al amigo sacerdote. Pensé para mis
adentros con sorpresa y gozo:
“Que tremenda oportunidad, seguramente esta es la ocasión
oportuna que me da el Señor, luego de orar por convicción y
revelación de la verdad por su vida, para llegar con un mensaje
profético de revelación. Ciertamente, continué pensando, su actitud
de apertura le permitirá analizar el contenido del folleto evangelístico
y podrá percatarse inmediatamente del error de su liturgia espiritual
herética creyendo que el vino y el pan se convierten literalmente en
la carne y la sangre de Jesús durante el ritual católico de la misa.”
Partí de inmediato a su casa a hacerle entrega por orden del
Señor el folleto evangelístico o tratado quien lo tomó para mi
sorpresa agradecido. De allí partí a hacer una nueva visita pastoral y
ya de regreso a mi casa me re encuentro con mi amigo católico
quien con un gesto de invitación cortés y una amplia sonrisa en su
rostro me pidió que me acercara. Pensé que había leído el tratado y
que deseaba intercambiar impresiones respetuosas sobre el mismo
y me alegré anticipadamente de mi labor cristiana evangelística,
pensando que Dios había respondido a mi oración.
Al acercarme, con un grito fúrico, deshizo frente a mi rostro el
folleto en múltiples pedacitos de papel arrojándolos al viento
resguardado tras las rejas de su residencia. ¡Parecía un ebrio
desenfrenado y buscapleitos! Sorprendido, decepcionado y
entristecido le escuché prohibirme hablarle ni dirigirme a su persona
con palabra alguna en lo sucesivo.
Si bien no luché con resentimiento alguno ante semejante
maltrato pues me entrampó haciéndome creer que venía en son de
paz, a Dios gracias, permanecí orando por él, sabiendo que mi
proceder al entregarle el tratado fue en obediencia al Espíritu Santo.
No pasó mucho tiempo antes de que Dios desatara juicio de
enfermedad y muerte sobre este sacerdote católico quien actuó
desmesurado, irrespetuoso e irreflexivo.
Supimos luego de su acción impía y rebelde que había sido
ingresado de emergencia a un hospital en estado crítico. Nos
reunimos a orar por su recuperación y un corto tiempo después le
vimos superar la crisis, pero en esta ocasión era él quien dirigía
hacia mi persona el saludo que me había prohibido hacerle un
tiempo atrás. Desde entonces me saluda cordialmente en cada
ocasión. “He aquí yo arrojo en cama y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, sino se arrepienten de las obras de ella.” Ap.
2:22.
Dios intervino con justicia divina haciendo cumplir la palabra
anterior otorgándole otra oportunidad de arrepentimiento a nuestro
amigo católico en su estado de postración y de enfermedad.
Continuamos orando que el Espíritu Santo continúe y culmine la
obra de restauración que comenzó el día de la confrontación
profética contra el espíritu de Jezabel con el tratado evangelístico
usado por el Espíritu Santo para derribar la herejía jezabélica
católica sobre el verdadero significado de la cena instituida por el
Señor en su palabra. Agraciadamente vimos la actitud de
arrepentimiento y murió unos años más tarde.
Reflexionando sobre estos hechos ocurridos en el umbral del
nuevo milenio, imagino el calvario que sufrieron los cristianos del
medioevo perseguidos hasta la muerte por el mismo espíritu
inquisitor. El espíritu de Jezabel a través de este sacerdote actuó
con soberbia, fanatismo, ira carnal, rebelión, ceguera espiritual e
ignorancia.
El mismo espíritu que acabó con el ministerio de muchos de
los cristianos señalados como herejes por el sistema católico de la
Edad Media que solo proclamaban el evangelio de la gracia y de la
libertad en Jesucristo por la fe en su sangre como una experiencia
personal, no una experiencia supervisada ni controlada por la liturgia
y las proclamas del sistema supersticioso que regía la mentalidad de
las masas ajenas al evangelio y del clero corrupto en el poder del
sistema católico romano del siglo XV. “Vi a la mujer ebria de la
sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y
cuando le vi quedé asombrado con gran asombro.” Ap. 17:6.
No subestimemos el poder corrompido del espíritu de Jezabel
en la iglesia. Sigue tan vivo y vigente hoy como en el siglo quince y
en época de Martín Lutero. Pero tampoco subestimes tu autoridad
en el nombre de Jesús para obtener la victoria en su poderoso
nombre.
“He aquí yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que
dicen ser judíos (católicos y protestantes y/o cualquiera que alegue
ser creyente) y no lo son, sino que mienten; he aquí yo haré que
vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.”
Ap. 3:9.
Legalismo Pastoral
Una de las experiencias que más me ha marcado en la lucha
por el control y sed de poder espiritual en contra de la iglesia por el
espíritu de Jezabel, ocurrió para principios de 1990. Yo tenía poco
más de un año como un creyente nacido de nuevo en Jesucristo y
estaba experimentando la presencia de Dios de manera especial y
poderosa en la iglesia a la que pertenecía pues fue estando
congregado en esta iglesia pentecostal que recibí contestación a mi
oración de ser lleno del Espíritu Santo. Allí dancé en el Espíritu y
recibí el don de lenguas, Marcos 16:17. Gloria a Dios por mis
hermanos y hermanas pentecostales. Ellos ayudaron a canalizar un
fundamento profético en mi vida y ministerio en el nombre de Jesús
que jamás será removido en mi llamado a testificar del poder de
Dios por el Espíritu Santo y a evangelizar a las naciones en el
nombre de Jesús.
Para ese entonces asistía a la Universidad, sintiéndome muy
solo, no solo porque la atmosfera secular humanista universitaria me
cargaba espiritualmente, sino porque mis compañeros de estudio y
mis amigos se alejaban gradualmente de mi lado por mi conversión
a Jesucristo. Si bien nunca intenté apartarme de ellos, permanecía
orando para que me fueran devueltos como amigos cristianos
nacidos de nuevo.
En el transcurso e inicio de mi nueva vida en Cristo una
amiga cristiana me obsequió una Biblia de estudio adquirida en una
librería cercana administrada por una mujer cristiana con un llamado
genuino a la pastoral de quien les comentaré y a quien conocí
personalmente. Esta hermana me empleó en su librería, luego de
conocerla, durante el verano. Inicialmente fue una experiencia
maravillosa no solo porque esta mujer era ungida por el Espíritu
Santo para impartir palabra de ciencia y palabra profética de
restauración sino porque tuve algo digno que hacer durante el
verano dedicando mi tiempo a conocer el mover del Espíritu en su
ministerio. La literatura cristiana es un poderoso instrumento
evangelístico. Allí tuve la oportunidad de crecer tremendamente en
el Señor.
Aunque asistía a una congregación pentecostal maravillosa
donde me sentía pleno y lleno del poder de Dios sabía por el
testimonio del Espíritu a mi vida que mis amigos universitarios a
quienes quería invitar a mi congregación no serían tocados por Dios
en mi congregación sino en las reuniones en el hogar de la hermana
administrando el ministerio de literatura cristiana con un llamado a
pastorear.
Desde el inicio supe convencido por el Espíritu Santo, que no
debía moverme de mi iglesia ni del programa de mi iglesia sin la
cobertura profética de mi pastor así que obtuve su respaldo para
asistir a las reuniones de la hermana pastora en su hogar.
Agraciadamente, las reuniones no confligían con los cultos regulares
de mi congregación.
Llegado el esperado día para invitar a mis amigos al culto,
acordaron asistir conmigo a la reunión al hogar de la hermana. A la
semana siguiente regresaron y entregaron sus vidas al Señor.
¡Aleluya! Tenía a mis amigos de vuelta. Satanás estaba furioso, por
supuesto. Dios le arrebataba tres almas de su pertenencia. ¡Toda la
gloria para Dios!
Pero comenzaron los problemas con esta hermana una vez el
espíritu de Jezabel le sedujo y tomó el control de su llamado a la
pastoral. Llegado uno de los días de culto cuando me reuniría con
mis hermanos y amigos, la hermana pastora me llama aparte para
pedirme cortantemente que abandonara a mi pastor y a mi
congregación, que tenía que decidirme entre mi pastor y mi iglesia o
su ministerio. Fue una de las decisiones más duras que jamás haya
tenido que hacer en el nombre de Jesús.
Personalmente había ignorado comentarios y críticas que
hacía contra otros ministerios, mi iglesia y mi pastor, aún después
de que mi pastor la honrara con una invitación a predicar a mi
iglesia. Yo pensaba que eran debilidades sin importancia pues yo
solo me enfocaba en el hecho de que Dios la usaba poderosamente
y que tenía un peculiar estilo al predicar. Su carácter o personalidad
eran una mezcla de histrionismo y melodrama con un matiz de
cinismo jocoso. Era dramática y teatral en su prédica.
Creo que eso Dios lo sabía muy bien al llevar hasta allí a mis
amigos. Su estilo histriónico, unido a la palabra ungida, movieron a
convicción para arrepentimiento, a tres apasionados e incrédulos
estudiantes universitarios de actuación dramática. Sabía que debía
elegir a mi congregación y pastor y que no podía asistir más a las
reuniones de oración donde era tremendamente edificado en el
Señor. Ahora sentía que era yo quien abandonaría a mis amigos,
preocupado por el bienestar espiritual de sus vidas, sin saber qué
ocurriría después.
Aún no había tomado la decisión de quedarme en mi
congregación y me presenté durante uno de los cultos durante el
cual comenzó a actuar extrañamente. En un arranque de cólera
inadvertida nos expresaba que cerraba el ministerio, cosa que, con
pedidos y súplicas de los presentes, incluidos mis amigos y otros
hermanos visitantes, desistió de hacer, aunque finalmente logró
separarnos alegando que mis amigos y yo no podíamos caminar
juntos. Yo me sentía avergonzado y consternado. Sentía que esa
medida era inverosímil y que Dios no podía separar o dividir al
cuerpo de Cristo de manera tan violenta, cruel y repentina.
No solo me pidió que me separara de mis amigos sino que
comenzó una persecución en mi contra y a mis espaldas alegando
que mi condición espiritual era objetable con lo que logró
indisponerme ante mis amigos y familiares de estos, aún a mi
madre, a quien quiso indisponer con comentarios y revelaciones
intrigantes sobre mi persona, minando la confianza, el respeto y el
amor que le tenía, aunque en el fondo, valoraba su llamado,
testimonio, buenas intenciones y celo espiritual y seguía amándole
en el Señor.
De alguna manera sabía que me amaba en el Señor, a pesar
de sus debilidades, que de no haber recibido cobertura pastoral en
mi iglesia me hubieran hecho un daño espiritual profundo y severo.
Debo admitir que cometí el error de ceder a su anhelo de poder, al
hablarle de ciertas experiencias y vivencias personales en mi
inmadurez espiritual, algo similar a lo ocurrido con el evangelista del
que les hablé anteriormente, que los demonios usaron
vengativamente contra mi persona usando a esta hermana furiosa y
despechada cuando me negué rotundamente a abandonar a mi
pastor e iglesia, la autoridad profética genuina a la cual estaba
sujeto en mi congregación.
Más adelante, en mi inquietud y anhelo de la bendición que
allí recibía, antes de la transformación demoniaca de esta hermana,
me presenté a la reunión en su casa, pero me ordenó que me
marchara. Decepcionado y totalmente desmoralizado, veía incrédulo
la conducta de la hermana que tanta bendición había aportado a mi
vida espiritual y quien canalizó el propósito de salvación en mis
amigos como una respuesta a mi oración.
Pasé duros momentos ausente de la bendición que recibía en
el hogar de esta pastora, en compañía de mis amigos y ahora
hermanos en la fe, y me sentía devastado. El tiempo transcurrió
sanando mis heridas en oración en el amor perdonador de
Jesucristo. Dios regresó a mis tres amigos de vuelta quienes nunca
renunciaron a su fe y a su conversión a Jesucristo. Ellos narraron
sus propias experiencias con la ya no oculta perversión en el
corazón de esta mujer llamada a la pastoral, legalista y exacerbada,
quien quiso controlar sus vidas y a mi persona, forzándome a elegir
entre ella y mi pastor, rompiendo y dividiendo la unidad del cuerpo
de Cristo.
No era un asunto de orden, pues yo mismo como pastor, he
tenido que exhortar a ciertas ovejitas a regresar a su redil y
comprendo que esto puede ser válido como una medida del Espíritu
Santo para impartir orden en la iglesia, pero yo contaba con la
aprobación de Dios bajo la autoridad profética de mi pastor por el
Espíritu, sabiendo que se cumplía un propósito de Dios en estas
vidas. La voluntad de Dios no era separarnos, sino que esta
hermana llamada al pastorado, en su falta de liderazgo, no
respetaba que yo estaba bajo una cobertura pastoral y que su deber
era confraternizar en unidad ministerial del Espíritu para pastorear a
mis tres amigos.
Pero su percepción corrompida de la autoridad le hizo querer
aislarme de mi pastor y de mi congregación para atender la
responsabilidad ella solamente y no permitirnos participar y aportar
al crecimiento de mis amigos en unidad del Espíritu.
Finalmente, después de escandalizar el rebaño cambió de
domicilio y cerró su ministerio. Uno de mis amigos, que asistía a las
reuniones en su casa, nos cuenta que su conducta se torció al punto
tal que durante la celebración de un retiro en ayuno y de oración
pedía a Dios que su hija abortara por medios naturales a una
criatura concebida en fornicación. Era el equivalente de lo ocurrido.
Con su airada soberbia desataba juicio de muerte contra una
criatura “no nacida” así como el grupo de creyentes que se reunía
en su casa, que no había nacido aún en unidad del Espíritu,
logrando separarnos con violencia impía, a fin de mantenerse sola
en el poder y en la autoridad.
Supe del caso de una mujer adicta a las drogas que estando
en una prisión, otra compañera confinada evitó que esta abortara su
bebé con su consejo, sugiriéndole que lo ofreciera en adopción. La
criatura fue adoptada por un matrimonio cristiano. Hoy día ese bebé
es un evangelista y pastor misionero que predica el evangelio de
Jesucristo glorificando a Dios con su testimonio de salvación. “Mi
embrión vieron tus ojos.” Salmo 139:16.
Pedir un aborto en oración no es una acción digna del Dador
de vida. ¡Dios es un Dios de salvación y restauración!

Cuando se confronta
En ocasiones, cuando se confronta con autoridad profética se
desata violencia espiritual en los aires. Muchas veces los demonios
han entrado en estas vidas confrontadas dado a que ya existían
puertas abiertas de un pasado sin sanar. Puertas abiertas a los
demonios alojados en sus vidas por traumas sicológicos recibidos
en el pasado , sucesos en la crianza durante la infancia y la
adolescencia, o luego, durante una ruptura matrimonial o evento de
crisis emocional, que abrieron las puertas espirituales de
destrucción que perturbaron el desarrollo sicológico, sexual,
emocional y espiritual en sus vidas o bien heridas de rechazo
provocadas dentro del liderazgo en la iglesia como le ocurrió si
recuerdan, a la hermana Belinda, misionera puertorriqueña en la
Republica Dominicana, rechazada por el liderazgo masculino de su
época en la iglesia.
Satanás puede difamar o atribuir la confrontación profética a
descontrol o a una manifestación de locura en el ministro que
corrige a fin de debilitar su autoridad profética. Las manifestaciones
de descontrol son contrarias al fruto del Espíritu, empero, no
debemos confundir el uso de la autoridad profética con la ausencia
de mansedumbre, de humildad, de paciencia o de amor, como ya
hemos mencionado anteriormente.
El espíritu de Jezabel hará gala de sus torcidos conceptos de
la sicología secular para obtener ventaja en el terreno de la
autoridad e intentará atribuirle algún mal asociado a la salud mental
o espiritual o alegando también un pecado secreto sexual oculto no
existente igualmente. Es por esta razón que resulta imprescindible
ejercer el uso y la manifestación de los dones del Espíritu como el
don de discernimiento de espíritus dado a que esta confrontación
espiritual desatará a los demonios en una contienda de poder y será
necesario discernir la diferencia entre una manifestación carnal,
emocional y humana de una manifestación espiritual demoniaca.
Ambas se manifestarán juntas y habrá que proceder en la guía del
Espíritu para impartir restauración y liberación espiritual a esa vida
sin dañar su corazón ni sus emociones con alguna acción de
reprensión equivocada, inmadura y sin misericordia.
Oramos que la confrontación profética sea dirigida siempre
por el Espíritu Santo en quien ministra, no por la razón u opinión
humana ni los demonios en común acuerdo con los sentidos
carnales o las pasiones humanas de ese ministro o apóstol sin
compasión espiritual, entrenamiento, madurez, santidad ni
restauración espiritual.
No tener autoridad es ser pusilánimes y esto no es humildad.
El fruto del Espíritu del dominio propio es aquel que se atreve a
confrontar sin temor a represalias ni amenazas. La mansedumbre y
la humildad no riñen ni contradicen el ejercicio de la autoridad
profética pastoral, Ga. 5:22-23.
Salud mental es atreverse a plantear que las cosas no
siempre marchan correctamente en la iglesia por lo que hay que ser
determinantes a la hora de implementar por el Espíritu Santo los
cambios y las transformaciones que testificarán justamente a favor
del evangelio de restauración y de salvación en Jesucristo, el
evangelio que el espíritu de Jezabel adultera para resistir la
autoridad profética genuina.
El espíritu de Jezabel en la iglesia te desafiará, te ofrecerá
resistencia y finalmente destruirá tu influencia y tu autoridad
profética ministerial si no asumes una posición de autoridad contra
ella en el Espíritu.
¡Pastores, despierten y comiencen a orar y a ejercer su
autoridad ministerial profética para derribar su corrompida y
usurpada autoridad!
El Cartel contra ataca0
En una ocasión fuimos advertidos por un vecino quien bajo
amenaza nos expresó que sacaría la gente de mi casa, al entregarle
un folleto evangelístico con nuestra dirección, que detallaba día y
horas de reunión de cultos y oración. Estábamos muy conscientes
de que la zona residencial no cumple con los requerimientos en ley
para edificar las facilidades de un templo y no pretendíamos
violentar la misma, aunque sí recibíamos visitas de cristianos,
amigos y familiares continuamente en mi hogar y orábamos como
de costumbre.
Al poco tiempo, fuimos acusados de tener un templo ilegal a
pesar de haber demostrado con evidencias que mi casa no era un
templo en el “sentido arquitectónico” de templo pues aunque
corregimos el malentendido, porque el folleto generó esa confusión
en nuestro vecino, aun así alguien insistió en decir que sí teníamos
un templo ilegal, así que nos fue enviado un emisario del gobierno
estatal que se negó a aceptar la invitación a entrar a nuestra casa
para corroborar que nuestra casa no era un templo físico ilegal e
hizo un reporte falseado, tomando fotos y datos del lugar. Luego se
nos envió otro agente que exhibía un inmenso cartel con una
imagen fotografiada de una estatua de yeso de una mujer con un
bebe en brazos que cubría el cristal obstaculizando la visión al
interior del vehículo —de hecho, acción ilegal en sí misma—
evidenciando su fe católica con orgullo y desdén en contra de la fe
protestante.
Los devotos católicos saben muy bien que los cristianos
evangélicos protestantes no acostumbramos a utilizar imágenes
para adorar a Dios o apelar a la fe cristiana porque la consideramos
una práctica meramente humana, carente de poder para santificar el
alma como los ídolos o imágenes de los cuales nos habla
claramente en su contra la Palabra de Dios, Ex. 20:3-6, Hch. 15:20,
1 Jn. 5:21, indistintamente de las intenciones de quienes lo hacen.
La persecución nos llevó a reafirmarnos en la idea de hasta
qué punto pueden estar contaminadas las agencias
gubernamentales de turno con alianzas espirituales de orden
jezabélico que se oponen prejuiciadamente al derecho a la libertad
de culto de los cristianos evangélicos aún desde sus propias casas y
vecindarios.
Era evidente que la visita inesperada de estos emisarios
“eunucos de Jezabel”, y este último con su cartel, sirviendo al
gobierno del espíritu de Jezabel a través de esta agencia
gubernamental, respondía a otros intereses espirituales ocultos. La
acusación del templo ilegal era una mentira de Satanás a fin de
amedrentarnos y oprimirnos para así evitar que continuáramos
recibiendo visitas de familia y de cristianos para orar y adorar a Dios
en mi hogar y desalentar la fe en Dios.
Los católicos celebran novenas y rosarios y diferentes
ceremoniales desde sus propiedades o casas y nunca he
escuchado que se les ha acusado, como se nos acusó a nosotros,
por hacer sus actividades religiosas en sus casas y vecindarios. Soy
testigo de eso en mi vecindario.
Este atropello y abuso de autoridad no dejó de provocarnos
momentos de tensión continua, preguntándonos en qué vendría a
parar todo aquello. Durante ese periodo de persecución, pues
nuestras reuniones de oración eran llevadas a cabo cuidando de no
incomodar a los incrédulos innecesariamente con el sonido de
alguna guitarra que se escuchara junto a la adoración mediante
cánticos. Nos resultaba increíble que velando por el orden tan
estrictamente surgiera semejante acusación y distorsión de los
hechos. Me hace recordar el escandaloso e injusto arresto de Jesús
con espadas y palos. ¡Nos gozamos, por haber sido tenidos por
dignos de haber sufrido persecución, por causa de Jesucristo!
El espíritu de Jezabel atentó contra la autoridad profética en
nuestro territorio de influencia, el que quiso reclamar como suyo a
través de nuestro vecino, manifestado ocultamente detrás del cartel
con la fotografía del ídolo católico romano de la mujer con el bebé
en sus brazos pegado a la ventanilla del auto del emisario del
gobierno estatal, enviado a escandalizarnos. Finalmente, la
acusación de nuestro vecino a esta entidad del gobierno estatal fue
juzgada en los tribunales y le fue probado por ley que las facilidades
de un templo arquitectónico en la dirección señalada (mi casa) no
eran las que nuestro vecino y esta agencia, injustamente intentaron
alegar falsamente existían.
Después de este atropello, Dios sacó a la luz pública a través
de los periódicos del país que el director de esta agencia estatal
había sido sorprendido por agentes policiacos encubiertos
solicitando favores sexuales por dinero a una prostituta en las calles
de otro pueblo. ¡Jezabel desenmascarada y atropellada! Aquél
vecino impío, persecutor de la iglesia, abandonó su residencia luego
de esto. La que fuera su casa está deshabitada y vacía en la
actualidad.
“Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu
morada.” Salmo 91:9-10 ¡Gloria a Dios! ¡Él sacó a nuestro enemigo
y prevalecimos en el mismo lugar! ¡Gracias, Señor Jesús!
La insistente persecución tenía sus motivos. Satanás estaba
molesto al saber que nuestras reuniones de oración eran un
obstáculo en su reino usando a nuestro vecino como a unos de los
eunucos de Jezabel. Con nuestras reuniones de oración
conmovíamos la autoridad impía del espíritu de Jezabel mediante
una autoridad contaminada por el pecado sexual de adulterio y
fornicación y el paganismo idolátrico. Es decir, la agencia estatal con
su dirigente en alianza espiritual oculta con un eunuco de Jezabel
sirviendo al sistema católico romano con la imagen de yeso de la
“virgen María y el niñito Jesús en brazos” que no es otra cosa que la
evolución idolátrica pagana de la representación de Semiramis y
Tamuz (Nimrod) divinidades babilónicas. Nimrod es conocido en la
Biblia como el primer poderoso en la tierra y su esposa- madre,
Semiramis la madre de todos los dioses en la tradición cultica
idolátrica babilónica.
Los ídolos de la iglesia católica son representaciones anti-
bíblicas de lo que fueran cultos babilónicos. Por ejemplo, a una
estatua que representa al dios romano Neptuno en ciudad Vaticano
se le bautizó con el nombre de Pedro, el apóstol. Esto es herejía.
Los demonios detrás de esas imágenes e ídolos babilónicos tienen
cautiva a la humanidad que pacta con estas en su idolatría y culto
religioso católico anti-bíblico.
Amo a mis amigos y vecinos católicos. No pretendo
menoscabar la reputación de nadie que se identifique con los
cristianos católicos. Solo pretendo con evidencias demostrar cómo
puede la justicia ser corrompida aún entre quienes se proclaman
santos dentro de la iglesia (católica o evangélica protestante
igualmente) sirviendo o trabajando para agencias gubernamentales
en su país desde la congregación.
El Espíritu Santo no requiere de las facilidades de un templo
físico legal para llevar a cabo sus propósitos de salvación y vida.
Somos el templo espiritual en Jesucristo, su cuerpo, y contra este
templo solo Dios puede intervenir para darnos su autoridad y
permanecer victoriosos.
Gloria a Dios por esta victoria y por preservar la autoridad
profética en medio nuestro en el nombre maravilloso de Jesús,
nuestro Señor y Salvador. ¡Todos cayeron a tierra! Si, Amén.
¡Aleluya!
El espíritu de Jezabel tratará de descentralizar el foco de
atención de sus acciones para evitar que se identifique su falsa
santidad. Buscará la forma de no asumir responsabilidad inmediata
como ocurrió en el caso de la hermana que abandonó por despecho
su posición en nuestro ministerio, en la labor voluntaria de
traducción ante la confrontación, y la hermana que rechazó la
oportunidad de recibir consejo pastoral porque deseaba una palabra
profética inmediata de consolación a su antojo.
Homosexualidad en la iglesia
En una ocasión tuve la oportunidad de iniciar un vínculo
ministerial bajo contrato de consejería pastoral a un varón referido a
nuestro ministerio por la co-pastora de su iglesia, aunque
desconocía lo que ocurría tras bastidores en la vida de este joven
atado por el homosexualismo. Esta revelación vino por el
discernimiento de espíritus y el don de ciencia, por lo que quise
aceptar a guiarlo a un proceso de confrontación, restauración y
sanidad interior mediante el común acuerdo con la copastora de su
iglesia.
El joven mostró interés en asistir a las cesiones de consejería
pastoral para escuchar sobre la revelación —la cual no quise
compartir al joven vía teléfono— y comencé a orar para poder
implementar la estrategia de consejería pastoral de restauración a
su vida. Si bien no le compartí en su primera cita de consejería lo
que el Espíritu Santo me había revelado sobre la homosexualidad,
pues consideré que debía esperar, al percatarme de que no era apto
para comunicarle la revelación en ese momento y así se lo expresé,
nos limitamos a un estudio bíblico sobre la relación entre alma,
cuerpo y espíritu, el fruto del Espíritu y las obras de la carne.
Se abrió al diálogo por momentos y compartió sus
resentimientos e ira en contra de su madre y contra quienes le
habían mostrado rechazo durante su vida y en contra de quienes
sentía deseos de vengarse. Le hablé sobre el infierno para aquellos
que se resisten a perdonar. Finalizando la cesión, al preguntarle
sobre lo discutido durante la primera cesión y cuál era su
apreciación personal sobre el consejo bíblico impartido, lo catalogó
de legalista (me imagino que porque mencioné la palabra infierno) y
en un espíritu de refutación rechazaba abiertamente el objetivo de la
consejería hablando sobre teóricos de la sicología secular
mencionando con desdén que muchas de las cosas que compartí en
consejería ya las sabía de antemano, que solo le refrescaba la
memoria aunque también mencionó que mi parte como consejero le
resultaba desafiante (el Espíritu Santo comenzaba a confrontarle).
Aparte de esto, mencionó otros asuntos que, si bien canalicé
para fomentar la confianza y el diálogo, no fueron suficientes para
hablarle sobre la revelación en relación a su pecado de
homosexualidad. No pareció molesto por reservarme la revelación
en el momento. Más adelante, según lo acordado bajo un contrato
firmado por él, le llamamos para citarle a una nueva cesión de
consejería pastoral, pero expresó que lo pensaría. Me preguntaba
qué le había hecho cambiar de parecer pues se mostraba reacio a
continuar con futuras cesiones de consejería.
Pensé que el hecho de no comunicarle la revelación ese día
pudo decepcionarle, pero aun así le llamamos en tres ocasiones
subsiguientes dejando un mensaje en su grabadora pidiéndole que
se comunicara al ministerio, pero no tuvimos respuesta suya alguna
hasta el día que nos hizo una llamada para pedirnos cortantemente
que nos retiráramos de su vida alegando que le hacíamos daño,
expresando que me devolvía la llamada ante nuestra insistencia. Le
recordé que actuaba conforme a mi responsabilidad pastoral bajo
las estipulaciones del contrato de consejería pastoral que había
firmado y que según lo acordado nos debía razones honestas por
escrito del porqué de su evasión y renuncia a las sesiones de
consejería pastoral. Expresó que no confiaba en mi ministerio
alegando deshonestidad en mi posición como consejero. Acusación
que me resultó desencajada e insólita, pero Dios mismo se encargó
de sacar a la luz los hechos que corroboraron su difamación.
El alegado daño que le hacíamos se debía a que en mi
carácter de pastor y consejero había tenido que solicitar a otro
varón, ministro, igualmente bajo un contrato separado de consejería
con nosotros, a que cortara todo vínculo con su persona pues este
era objeto de su asedio sexual según sus declaraciones en cesiones
de consejería pastoral. El ministro, en obediencia, rompió ese
vínculo dejándole saber que no podía continuar su amistad con su
persona la cual le había entrampado en un nivel espiritual peligroso.
El ministro estaba siendo atormentado por tentaciones sexuales
homosexuales con el fin de guiarlo a una relación homosexual con
el otro ministro. El ministro anterior nos acusó en una última
conversación telefónica de haber interferido en su “bella amistad”.
Nos preguntamos ahora, ¿de quién habría que desconfiar?
A pesar de que el ministro, quien en obediencia rompe su
vínculo amistoso con el otro ministro, ya había sido poseído por un
demonio. Durante una cesión de consejería posterior a estos
hechos, fue ministrado en oración, luego de su manifestación como
consecuencia de la puerta abierta al vínculo con el espíritu de
Jezabel en su vida a través de esta relación ministerial. Durante la
manifestación espiritual demoniaca el hermano se levantó
violentamente tomándome por el cuello mientras decía: ¡Te voy a
matar! Testificó, luego de la ministración de liberación, escuchar una
voz que le decía: ¡Mátalo! Finalmente y con la ayuda de un hermano
presente, recuperó la compostura marchándose junto con este,
después de concluir todos en oración.
La seducción o entrampamiento jezabélico a este ministro del
evangelio lo llevó a perder la perspectiva sobre su responsabilidad
de no acceder a ministrar con este hermano ministro ni permitir que
le ministrara, quien junto con su co pastora le presionaban
continuamente para sacarlo de su casa y llevárselo a orar a otros
lugares y ministrar por doquier sin la dirección del Espíritu Santo. El
ministro de Dios estaba frenético, ansioso y desorientado ante estos
hechos. Dios nos reveló por el don de ciencia y discernimiento de
espíritus que estaba en desobediencia en Puerto Rico pues Dios le
quería ejerciendo una labor ministerial en su país natal.
Cerré el expediente del hermano que no confiaba en nuestro
ministerio cuando su co-pastora le comunicó a su pastora que le iba
a transferir de forma escrita la información redactada y recopilada en
el expediente sobre su caso para que continuara ella la labor de la
consejería ya que el ministro acobardado indicó que nos
denunciaría, pero este ignoraba y olvidaba que que mediaba un
contrato firmado el cual nos protegía.
Tuvo la oportunidad de arrepentimiento, la cual rechazó y
ministraba la palabra de Dios, ejerciendo funciones de capellanía,
así como predicar en una emisora cristiana. Emplazamos a la que
asumía una posición de pastora en esta congregación para dilucidar
los hechos formalmente, pero esta también evitó la confrontación
aun sabiendo que ese hermano iba a iniciar un proceso de
consejería pastoral en nuestro ministerio e igualmente se negó a
creer los hechos cometidos contra el hermano asediado por este
miembro de su congregación.
Tuvimos la oportunidad de orar por la co pastora y a un grupo
de creyentes de su iglesia después de estos manifestar sentirse
oprimidos espiritualmente y en estado depresivo posteriormente al
permitir el contacto físico del hermano seducido por el
homosexualismo al este imponerle sus manos y quien también
usaba magnetos en terapias de kinesiología para impartir armonía
magnética al cuerpo, 1 Tim. 6:20.
A este se le permitía ministrar en su iglesia sin que nadie
interviniera con autoridad profética en su proceso de sanidad y
restauración estando en necesidad de sujetarse a una cobertura
profética pastoral genuina.
Gloria a Dios por la sangre del Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo en el nombre de Jesús. ¡Jesús es nuestra ciencia
perfecta!
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de
variación”. Stgo. 1:17
“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando
las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la
falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se
desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.” 1 Tim 6:20-21.
¿Qué clase de cuidado pastoral podía obtener en un lugar
donde le era permitido ministrar sin recibir el debido consejo de
restauración, peor aún, donde la autoridad desmentía lo ocurrido
dentro de su congregación, tronchando la unidad del Espíritu al
negarse a ayudar a este ministro con nuestra ayuda?
Pregunto, ¿quién pudo posicionar a esta mujer dentro de un
llamado al pastorado y bajo qué pretextos asumía semejante
responsabilidad?
¿Es la reacción de esta mujer en la posición de pastora fruto
de unidad del Espíritu?
¿Qué puede reflejar su reacción a los hechos sino cobardía o
ignorancia?
Lo ocurrido es una manifestación contundente de cómo opera
el espíritu de Jezabel entre creyentes inmaduros. La autoridad
pastoral en este caso es incapaz de manejar con autoridad profética
este asunto, evadiendo su deber en unidad del Espíritu para
implementar una estrategia de restauración a una de las ovejas de
su redil.
He escuchado muy desacertadamente citar la escritura que
dice: “Maldito el hombre que confía en otro hombre…” Jer. 17: 5 con
el fin de desvirtuar el anhelo de comunión espiritual entre creyentes
para así infiltrar el espíritu de sedición, esceptiscimo, duda,
sospecha y suspicacia contrarios al fruto de la confianza que viene
con el amor de Dios que debe caracterizar las relaciones entre
creyentes cristianos genuinos provocando desdicha, decepción y
rechazo. Si bien es cierto que nuestra fe está fundamentada en la
palabra de Dios, no es menos cierto que Dios nos integra o injerta,
Rom. 11:17, a una gran familia espiritual en la cual debemos confiar
reconociendo sus méritos y propósito a esos fines. ¿Acaso no
tenían confianza entre sí los creyentes en la iglesia de Filadelfia?,
Ap. 3:7-13.
Filadelfia es una palabra de origen griego que significa amor
entre hermanos. Filadelfia es la iglesia en el libro de Apocalipsis o
congregación de fieles creyentes a la cual Dios abre una puerta que
nadie—ni siquiera los que asumen puestos de autoridad en la iglesia
y desconfían y desvirtúan tu autoridad en Dios—puede cerrar.
A Jezabel le conviene que creamos que ella puede cerrar esa
puerta porque solo cuando entramos por la puerta del amor en
Jesucristo ella debe salir. Al espíritu de Jezabel le conviene
hacernos creer que no podemos confiar en el liderazgo profético
genuino porque de esa manera proliferan las acusaciones sobre el
cuerpo de Cristo mediante la intriga, la guerra, la insidia y la crítica
legalista farisaica y destructiva entre creyentes que deben amarse
como hermanos, no traicionándose ni desacreditándose
mutuamente sus testimonios personales, lo cual hacen aún desde
su púlpito.
Comencemos a amarnos y pidamos arrepentidos el perdón a
Dios por dudar, desprestigiar y el maltratar el liderazgo fiel, aún el
liderazgo herido o derribado, para herirlo y confundirlo aún más.
Oremos que podamos contar con ministerios que impartan cobertura
y autoridad para amonestar y corregir mediante la palabra profética
para así trabajar y ministrar en común acuerdo por el rescate de las
almas para sanidad y restauración por la sangre y los méritos del
nombre de Jesucristo nuestro Salvador.
Cuando Jesucristo asume el control y la autoridad en
nuestras vidas no debemos temer a los hombres o mujeres aún en
la congregación a que estos puedan fallarnos o atentar contra el
propósito de Dios en nuestra vida pues nuestra confianza está
arraigada en nuestra confianza en Dios y en su palabra. La
confianza entre hermanos implica comunión con los hermanos
santos, no los desobedientes, desleales y rebeldes a no ser que
Dios te utilice como instrumento de restauración para estos y con
quienes debes tener el cuidado de conducir a restauración sin
lastimarles según la guía específica del Espíritu para cada situación
dentro de tu responsabilidad mediadora de restauración en amor en
Jesucristo.
Hay muchas relaciones que pudieron ser fortalecidas en
confianza y en amor mediante la confrontación correctora pero el
temor, la condenación, el juicio y la crítica farisaica destruyeron o
dividieron lo que pudo ser restaurado para la gloria de Dios. Hemos
criticado y juzgado (el que no esté libre de esta tentación o haya
caído en ella, que tire la primera piedra), hemos sido
autoindulgentes en la tarea de corrección mediante la confrontación
que sana y restaura por el Espíritu Santo.
El espíritu de Jezabel tiene a muchos cautivos del temor,
influenciados e impresionados con su falso disfraz de piedad y
usurpada y falsa unción, pero sabemos desde hoy, que solo oprimirá
a sus servidores y servidoras eunucos espirituales.
El espíritu de Jezabel utiliza sutilezas para enmascarar su
anhelo de poder, logrando debilitar y despojar de la autoridad
profética y de la dignidad de su autoridad a su oponente, pero la
persona bajo la influencia y cautiverio del espíritu de Jezabel
proyectará su propio resentimiento, ira y auto-rechazo cuando se
disciernen sus propósitos y motivaciones.
Una persona herida por el espíritu de Jezabel asume
posturas de ofensiva continua, logrando perpetuar el ciclo de
rechazo y maltrato, hiriendo a los demás de la misma forma.
Satanás se prepara a firmar un contrato con derecho legal sobre
estas vidas, que hieren y son heridos hasta tanto no se rompa ese
ciclo de perversión de la autoridad y de sujeción a ésta bajo la
unción de la autoridad profética pastoral en Jesucristo. Dios
establece en su palabra que la maldición no vendrá sin causa, Prov.
26:2. Siempre habrá un motivo ulterior que origine las circunstancias
que promueven la manifestación del espíritu de Jezabel en la
iglesia.
Quienes perpetúan el ciclo de amargura en la iglesia son el
reflejo de lo que han aprendido o vivido a través de sus vidas.
Evidentemente vivencias que dieron curso a la maldición de la cual
son ahora objeto para dañar y atentar contra el plan de Dios para
sus propias vidas y las de otros, rechazando la unción profética de
Elías, mediante la autoridad establecida por Dios en la iglesia a su
liderazgo apostólico y profético.
La autoridad jezabélica que no ha sido confrontada abre
puertas a las manifestaciones y flujo demoniacos que operan en la
ira pecaminosa, la desobediencia y la rebelión que esparcen y
contaminan con amargura. El espíritu de Jezabel contamina las
relaciones entre creyentes y hermanos y destruye el afecto natural
en las almas inconversas, lo que establece la desconfianza contra el
liderazgo apostólico y profético.
Estas almas desconfiadas del liderazgo apostólico profético,
con las cuales Dios tiene propósitos especiales (si se lo permiten)
en su desesperado intento por pelear con sus propias fuerzas contra
Dios y contra el orden profético establecido, nunca logran
establecerse en ese propósito profético arrastrando a otros a su
desdicha personal, movidos por represiones emocionales ocultas e
involucrándoles en continuas contiendas y persecución, en un
espíritu de venganza y auto justicia. Es preciso ver que esto, mis
amados lectores, no solo ocurre entre niños como sería propio
esperarlo de estos, sino entre adultos con serias responsabilidades
dentro de la iglesia.
Hay casos donde este espíritu jezabélico compite por la
atención promoviendo los estímulos que le llevarán a auto-gratificar
o reafirmar su propio sentido de autoridad contra el género
masculino y viceversa. Si es mujer menoscabará el rol masculino
como cabeza y si es varón menoscabara el rol femenino como
ayuda idónea y vaso más frágil. El discernimiento de espíritus es
vital a la hora de identificar las áreas vulnerables de la personalidad
y la conducta de quien ejerce un puesto de autoridad dentro de la
iglesia para así evitar que se abran puertas a la influencia
demoniaca para contaminar y atacar las relaciones entre creyentes
y derribar el señorío profético de Jesucristo contra los cinco
ministerios en la iglesia.
En mi experiencia como pastor, el confrontar y amonestar no
siempre ha sido una experiencia aceptada, bienvenida o recibida. A
muy pocos he visto doblegarse o humillarse ante Dios cuando han
sido confrontados con autoridad profética desde el púlpito mediante
la autoridad pastoral.
Lamentablemente en algunos casos, bien intencionadamente,
prefiero pensar, pero incorrectamente, he sido juzgado como
enemigo del evangelio de la santidad y del amor, al asumir posturas
de confrontación abierta y directa contra el espíritu de Jezabel en la
iglesia.

Raíz de la patología de la conducta


Volviendo al caso de la hermana en un puesto voluntario
dentro de nuestro ministerio, recuerdo con cuanta violencia fui
señalado como envidioso, celoso e insultante. Fue con mucho dolor
y aprehensión que leí las declaraciones en mi contra cuando de
inmediato, meditando en oración sobre los hechos, Dios comenzó a
traer a mi memoria un momento particular durante una cesión de
consejería pastoral que le concedimos, cuando nos relató que, en
sus años de Universidad, en compañía de un grupo de intercambio
estudiantil, visitó una iglesia ubicada en una cultura donde la mujer
no acostumbraba a hablar en la congregación. Esta provenía de una
cultura en el marco occidental contrario a lo que acostumbran ver
las mujeres de esa cultura en las posturas del varón en la iglesia.
Sabemos que es usual, en este lado del mundo, (occidental)
que la mujer goce de los mismos privilegios que el varón en la
iglesia en el debido orden, aunque sabemos que no siempre es así,
igualmente, lamentablemente. Y fue así como una mujer de esa
cultura le hizo creer que tenía cerebro de varón—así le fue
expresado por una hermana de esa iglesia—dado a que su soltura y
fluidez en la congregación donde estaba de visita, le resultaba
similar a la que ejercían los hombres o varones en autoridad en esa
iglesia. Esta mujer le hizo creer desde su perspectiva cristiana
personal, que su proceder era el mismo al del varón de esa cultura.
Dios trajo a mi memoria esta vivencia de consejería pastoral
para permitirme entender el origen del conflicto de esta hermana. Su
experiencia de intercambio cultural universitario en lugar de
contribuir a restaurar el aspecto de roles de género en el orden de
Dios, desvió su corazón a tal punto de adjudicarle una injusticia a mi
confrontación pastoral alegando que mis motivaciones eran la
envidia, la cobardía y los celos ministeriales. Dios me revelaba el
origen del conflicto de personalidad de esta hermana iracunda, que
solo se disputaba como en una competencia, la autoridad en la
iglesia.
Su posición voluntaria en el ministerio era solo una forma de
enlistarse en un juego olímpico para conseguir una medalla de
reconocimiento y auto-gratificación como mujer ante el ministerio al
cual envió el documento sin aprobación ni autorización previa de su
contenido. La acción de esta hermana logró socavar la autoridad
con sus cartas trayendo intriga para provocar la dispersión del
rebaño. La iniquidad espiritual desató el temor y logró que otros
vieran la confrontación como una acusación contra una oveja
inocente por parte de una autoridad sexual y emocionalmente
“vulnerable”.
Hay mujeres (también alguna que otra cristiana) que acusan
a algunos hombres por estos no ceder a su seducción sexual,
incluso poniendo en duda con murmuraciones su preferencia sexual.
Hay unas cuantas amiguitas de la esposa de Potifar
husmeando por el redil, Gn. 39. De hecho, esta hermana nos
comentó en una ocasión que su propia madre había acusado con
insinuaciones a su propio padre de ser homosexual. De aquí
podemos deducir el conflicto en su desarrollo femenino y su
mancillada percepción sobre el sexo masculino a través de la
trastocada reputación paterna desde el seno de su propio hogar.
El rebaño inmaduro (sin pastor) se atemoriza y huye. El
espíritu de Jezabel es experto en impartir sospecha e intriga a fin de
desvirtuar la reputación y la integridad con escándalos y falsos
rumores.

El rey Jaime de Inglaterra


El rey Jaime o “King James” de Inglaterra le dió un duro golpe
a la manifestación del espíritu de Jezabel en la iglesia cuando
decidió que la palabra de Dios debía ser leída por el pueblo para lo
cual creó la conocida versión bíblica en inglés “King James” que es
la versión más apreciada y valorada de las escrituras traducidas al
inglés durante la Reforma Protestante así como lo es para el mundo
hispano protestante la versión traducida al castellano de las
Escrituras, la versión bíblica “Reina Valera”.
El rey Jaime fue conocido por su esfuerzo en erradicar el uso
del tabaco, cosa que, por supuesto, le acarreó bastantes enemigos.
Un hombre expulsado del parlamento por su persecución
iniciada contra el rey, jura vengarse de este y no fue hasta poco
después de la muerte de Jaime que esparció falsos rumores sobre
este, alegando que el rey era homosexual. Con esta acción
pretendiendo obstaculizar y desprestigiar sin resultados
prevalecientes, el trabajo de la traducción bíblica de la versión King
James, que pondría en manos del pueblo con la palabra de
salvación y vida en Jesucristo.
Esta es una sencilla evidencia histórica de como Satanás usa
violentamente la difamación para desvirtuar lo que Dios ha
establecido en la iglesia para nuestro bien, como lo es el orden y la
autoridad profética pastoral en la iglesia y en el caso del Rey Jaime,
el sabotaje al proyecto de traducción bíblica en la versión en inglés
King James.
El espíritu de Jezabel logra que sus aliados y vulnerables a
su autoridad hagan distorsión a fin de confundir las intenciones de la
autoridad profé tica en Jesucristo. Una cosa es control y
manipulación otra cosa muy diferente es ejercer autoridad contra el
espíritu de control y manipulación al cual son sometidos sus
cautivos en contra de la autoridad profética pastoral en Jesucristo.
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa
fuera el temor; porque el temor lleva en si castigo. De donde el que
teme no ha sido perfeccionado en el amor.” 1 Juan. 4:18.
La autoridad de Dios produce amor en aquel que reconoce a
Dios como a un Padre amoroso y corrector. El temor produce
amargura y orgullo en aquellos que rechazan la amonestación
correctora de su Padre celestial.
Oremos a fin de que Dios rompa los yugos del temor y de
amargura aún los esparcidos sobre las víctimas heridas por el
espíritu de Jezabel en la iglesia.

El espíritu de Jezabel y un ego exaltado


Un ego exaltado es terreno fértil para el espíritu de Jezabel.
El ego exaltado desarrolla una conducta jezabélica que falsifica el
fruto espiritual y suprime la personalidad. He visto la manifestación
del espíritu de Jezabel con el fin de desmentir y traicionar todo
aquello cuyo fin es noble y puro. Muchas veces la televisión secular
con sus programas de prensa amarillista de farándula, mantiene
bajo cautiverio en este espíritu moviendo a la población que se
entretiene con estos programas, a ejecutar un juicio sin pruebas,
contaminado y enturbiado con morbo, sospecha y suspicacia el
buen juicio de la población.
He visto a la iglesia convertirse en víctima y no dudo que
aliada también, a fin de promoverse en público con esta
abominación, participando de sus presentaciones en televisión
secular y anticristiana para esclarecer entre estos, los escándalos y
situaciones a los cuales han sido expuestos públicamente por haber
sido descubiertos o señalados justa o injustamente por alguna falta
o pecado, el cual se complacen en promover en sus programas de
televisión, en un espíritu de sorna y escarnio, que son los rumores
que mayormente generan aceptación o atención del público
anticristiano televisivo el cual han convertido en un mercado
demoniaco con el pretexto de “informar”.
¿Acaso es el público secular o el mundo quien promueve o
santifica un ministerio? ¿o lo es el Espíritu de Dios mediante la
edificación de los dones y de los cinco ministerios del Espíritu,
mediante la unción de la autoridad pastoral profética?
¿Acaso hay creyentes cristianos complacidos y conformes e
indiferentes, que se gozan en este mismo espíritu de sorna y
escarnio de lo que se hace en estos espectáculos públicos, baratijas
de las comunicaciones televisadas, mediante el rumor y el chisme?
Quienes patrocinan sus programas dan el sustento de pan a
estos perpetuando el estilo injusto, parcializado y ridiculizante en el
manejo de la verdad y la justicia. Yo espero que no haya creyentes
cristianos participando de la mesa de los demonios en este
proceder, 1 Cor. 10:21.
“Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mi esta
noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán
dispersadas.” Mc. 14:27
Jesús mismo fue objeto de tropiezo y de escándalo cuando
fue arrestado por la alianza jezabélica entre el imperio romano y los
servidores eunucos espirituales del templo. Jesús fue herido,
atacado y amancillado en su reputación, no obstante, su proceder
hizo la diferencia. El fruto de la humildad fue el arma infalible al
vencer al espíritu de Jezabel. Solo movidos por el fruto del Espíritu
podremos ejercer una función ministerial victoriosa.
Mientras un ego exaltado ejerce autoridad con violencia impía
(con su lengua chismosa y calumniadora), la seducción y la
manipulación sutil de los hechos, el fruto del Espíritu de la humildad,
en autoridad profética nos llevará a proceder con paciencia y
esperar el momento oportuno para ejercer dicha autoridad profética
contra el espíritu de Jezabel.
El espíritu de Jezabel se mostrará manso y humilde pero
realmente falsifica el fruto espiritual. Solo bajo el poder de la unción
del Espíritu Santo, en discernimiento de espíritus, podremos
distinguir un verdadero testimonio de justicia y santidad, propiciada
por el fruto del Espíritu de la humildad.
1 Corintios 12:5-12 es el capítulo de la Biblia que nos habla
sobre los dones que capacitan al creyente en la labor de justicia y
restauración espiritual en la iglesia para provecho personal. Amén.
En el libro de Apocalipsis Jesús se revela así mismo como el
que escudriña la mente y el corazón, quien tiene ojos como llama de
fuego, Ap.2:18, 23. Solo Jesús, mediante el Espíritu, puede
escudriñar y ver en lo íntimo. Cuando nos expresa en su palabra:
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque
mi yugo es fácil y ligera mi carga.” Mt. 11:29, nos expresa con
claridad que el alma mansa y humilde no vive comentando,
esparciendo un rumor que lastima el corazón, generando turbación,
ansiedad, amargura, tormento, desconfianza, rebelión y sospecha,
sino que vive experimentando descanso y reposo espiritual. Una
vida espiritual que solo ha podido hallar en Jesucristo. Si queremos
aprender de Jesús, el Maestro y recibir su conocimiento para guiar a
otros a su justicia y vivir en reposo, tenemos que aprender a ser
mansos y humildes de corazón, como Jesús.
El Espíritu Santo me ilustra en este momento que la ira tiene
obstaculizado y bloqueado el crecimiento de este fruto espiritual en
la vida de muchos, despojándoles de su autoridad profética pastoral
y ministerial en la iglesia. “…porque la ira del hombre no obra la
justicia de Dios.” Stgo. 1:20
Oremos:
Padre eterno, te pido me perdones por haber guardado ira en
mi corazón. Rompe las cadenas que impiden el crecimiento en
justicia del fruto de tu Santo Espíritu en mi vida ministerial, de modo
que pueda asumir autoridad profética para la evangelización de las
naciones y restauración de la iglesia herida. En el nombre de Jesús.
Amén.
Humildad y Mansedumbre de Jesús
La humildad y la mansedumbre de Jesús no le desubicó ni le
hizo ser autoindulgente consigo mismo en su encomienda divina.
Ser mansos y humildes no implica estar desprevenidos.
“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed,
pues, prudentes como serpientes, y sencillos como paloma.” Mt.
10:16.
Jesús conocía el objetivo de su encomienda y visión
restauradora pero jamás su humildad y mansedumbre le llevaron a
retroceder ante la perversión que le rodeaba ni menguó su amor por
nosotros. Se sujetó al quebranto y a las heridas recibidas,
superando cada obstáculo, recibiendo y ejerciendo toda autoridad
sobre el mal. Su sabia humildad y su mansedumbre no lo
enajenaron de su entorno ni lo convirtieron en un ser sumiso,
pusilánime, tonto o estúpido.
Aprendamos de Jesús en mansedumbre y en humildad del
Espíritu y hallaremos el descanso que nos permitirá el conocimiento
de guerra espiritual, que nos guiará a la victoria contra la presencia
del espíritu de Jezabel en la iglesia movido por el mollero humano
carnal y sus demonios.
“Jesús les llamó la atención a sus discípulos inquiriendo: ¿Así
que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para
que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto,
pero la carne es débil.” Mt. 26:40.
La humildad ni la mansedumbre calla cuando es preciso
confrontar para traer un asunto a reflexión y a conciencia, que
repercutirá para restauración y vida espiritual de la iglesia como lo
hizo Jesús, al confrontar a sus discípulos sobre la importancia de la
oración, porque estos descuidaban en un momento crucial su
relación con Dios. Cuando descuidamos la lengua para comentar o
hablar sobre lo que Dios no nos ha pedido que comentemos o
hablemos sobre alguien en particular, somos arrastrados a la
tentación, descuidando la importancia de la intercesión en oración
en el nombre de Jesús.
Cuando Jesús nos pidió poner la otra mejilla, Mt. 5:39,
entregar la capa, Mt. 5:40 o correr la milla extra, Mt. 5: 41 nos lo
pide por el bien del impío y del pecador lastimados por el pecado.
Nuestra justicia viene del cielo, más el pecador no arrepentido no
conoce ni aprecia el testimonio de la verdad en Jesucristo. Al hacer
lo que Jesús nos pide en la palabra anterior, lo hace porque somos
nosotros ese ejemplo de amor, movidos por el arrepentimiento,
gracia, misericordia y perdón en Jesucristo en la iglesia.
Cuando tratamos de corregir y disciplinar a las almas cautivas
del espíritu de Jezabel lo hacemos en el ámbito de la congregación,
lo que repercutirá sobre todo el entorno secular no cristiano por el
bien de este. Es necesario por amor a la verdad, 1 Cor. 13:26 por
causa de aquel que se ha extraviado del amor a la verdad. ¿Si
somos llamados como iglesia de Jesucristo a juzgar a los ángeles
en aquel día, cuanto más aún no juzgaremos con verdadera justicia
los asuntos que atañen al reino de Dios en la tierra?, 1 Cor. 6:2.
El creyente maduro sí sabe y sí puede juzgar aun cuando sea
joven en el Señor porque la verdad le ha sido revelada por el
Espíritu de nuestro Dios. Ni el cristiano impío ni el pecador no
arrepentido cuentan con ese privilegio ministerial por lo que tenemos
ser ejemplo de justicia en la iglesia como luz y sal de la tierra,
amando y confrontando en amor, Mt. 5:13-14.
He presenciado a creyentes de mucho tiempo en la iglesia,
de muchos años militando en el evangelio antes que yo, actuar
equivocadamente ante la responsabilidad de juzgar con justicia
algún asunto, por tener temor al rechazo y a la no aprobación de los
hombres. Es lamentable que existan creyentes holgazanes que no
sepan proceder con autoridad profética en el fruto del Espíritu ante
los atropellos que se cometen dentro y contra la iglesia del Señor
Jesucristo.
Dios no nos hubiera dado su Espíritu Santo sino hubiera sido
con el propósito de guiarnos en medio de este mundo de injusticias
aún entre creyentes que dicen ser cristianos. El Espíritu Santo ha
recibido la inigualable encomienda de guiarnos a toda verdad y a
toda justicia, Jn. 16:7-13 No hay porqué temer a ejercer la autoridad
profética cuando contamos con la guía del Espíritu para hacerlo
conforme a su justicia.
Jesús adquirió el fruto de la humildad al experimentar en su
cuerpo humano el dolor físico y emocional, así como la tentación.
Adquirimos el fruto de la humildad cuando reconocemos nuestra
debilidad e impotencia, que no significa no ejercer autoridad—así
como cuando comenzamos a depender totalmente de la palabra de
Dios en medio de la crisis y la tentación. Nuestra autoridad profética
no es un mérito personal sino el poder de Dios operando en
nosotros la santificación y la justicia divina, repercutiendo sobre
nuestro entorno congregacional, social y circunstancial. 1 Cor. 1:24-
25; 1 Cor. 2:4-5.
Las almas cautivas del Espíritu de Jezabel obstinadamente
resisten y rechazan el consejo cuando son confrontadas por la
autoridad profética, exponiendo sus almas al juicio divino. El amor y
la misericordia de Dios dentro de la gracia divina, le otorgan el
tiempo justo para proceder en arrepentimiento, pero no quiere.
… “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no
quiere arrepentirse de su fornicación.” Ap. 2:21.
Evidentemente un corazón endurecido no les permite
manifestar humildad y por ende arrepentimiento a sus almas
cautivas. Solo Dios puede transformar la naturaleza humana. Una
alianza con el espíritu de Jezabel puede peligrosamente llevar a un
estado de blasfemia donde no existe oportunidad para la salvación.
Faraón endurecía su corazón una y otra vez aun cuando Dios le
concedía la oportunidad de retractarse, sucumbiendo a la ira, a la
venganza y al rencor, retrocediendo a su obstinación y sordera a fin
de permanecer en su señorío de control, manipulación y poder
sobre el pueblo de Israel a quien abusaba, forzándole a producir
bajo esclavitud para su imperio económico, político y religioso.
“Por tanto os digo: Todo pecado o blasfemia será perdonado
a los hombres, más la blasfemia contra el Espíritu no les será
perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del
hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu
Santo, no le será perdonado ni en este siglo ni en el venidero. O
haced el árbol bueno y su fruto bueno, o haced el árbol malo y su
fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de
víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos? Porque de la
abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno del buen
tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo saca del
corazón malas cosas. Mas yo os digo que toda palabra ociosa que
hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque
por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado.” Mt. 12:31-37.
“Yo conozco tus obras, y tu tribulación y pobreza (pero tú eres
rico), y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son, sino
sinagoga de Satanás.” Ap. 2:9. “He aquí yo entrego de la sinagoga
de Satanás a los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten;
he aquí yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan
que yo te he amado.” Ap. 3:9.
“Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno
adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente y en
su mano, él también beberá el vino de la ira de Dios, que ha sido
vaciado en el cáliz de su ira; y será ATORMENTADO (A) con fuego y
azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su
tormento sube por lo siglos de los siglos. Y no tienen reposo ni de
día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni NADIE
que reciba la MARCA de su nombre.” Ap. 14:9-11.
La palabra citada anteriormente claramente nos advierte de
no rechazar ni hablar en contra de Su Espíritu Santo hablando a la
iglesia mediante la unción dada a la autoridad profética apostólica
en Jesucristo. La imagen que recibe adoración de la bestia es la
autoridad jezabélica que recibe honra y distinción de sus fieles. Solo
aquellos que renuncian y rechazan la autoridad y el señorío del
Espíritu Santo en sus vidas, serán atormentados bajo el juicio de
Dios por haber pactado con las mentiras del imperio de Jezabel.
La marca de la bestia es el pacto con las tinieblas que rigen
al hombre carnal bajo el señorío profético falso del espíritu de
Jezabel, con la iglesia apóstata, para honrar hombres y mujeres
usurpando la autoridad y la unción profética. La frente nos habla de
sus intenciones y pensamientos y la mano de sus acciones. Cuando
nos rebelamos al señorío profético del Espíritu Santo hablando a la
iglesia, no queriendo oir obstinadamente su voz, la marca de la
bestia se crea de forma invisible con sus pensamientos, intenciones
y acciones la cual terminará siendo una marca visible, so pena de
muerte, sobre la frente o sobre la mano derecha, honrando,
adorando y siriviendo al imperio de Jezabel y la bestia, durante el
reinado del Anticristo, sino viene a arrepentimiento. ¡Hoy es el día
de salvación para ti!
“He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se
dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que
vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.”
Apocalipsis 3:9.
Dios ha prometido honrar a sus hijos que sirven fieles a la
Palabra de Dios.

El Gólgota
Cuando Jesús murió clavado sobre el madero ubicado en el
Monte Calvario, Lugar de la Calavera o Gólgota en hebreo, quedó
implicada la derrota de Jezabel. Gólgota significa calavera, para
designar la semejanza de este monte a un cráneo humano, 1 Pe.
2:24 Si recordamos la muerte de Jezabel, registrada en el libro de 2
Reyes 9:32-37, la calavera de Jezabel fue una de las tres partes que
dejaron los perros que comieron sus restos mortales. La muerte de
nuestro Señor Jesucristo enclavado sobre ese madero ubicado en el
Monte Calvario, al redimirnos del poder de la maldición de la ley y
del poder del pecado, nos concedió poder y victoria sobre el “ego
humano”, 1 Cor. 1:18; Ga. 3:13-14; 1 Cor. 15:56-57.
La cabeza es el lugar del cuerpo físico donde originan los
pensamientos, la identidad y la personalidad. Cuando morimos al
“yo” o al “ego” para que Cristo viva en nosotros, si asumimos
nuestra autoridad profética responsablemente, también muere
Jezabel. Es decir, la despojamos de su autoridad usurpada y nos
deshacemos de su influencia seductora, del poder de su ley. Jezabel
busca un ego humano exaltado, herido, debilitado o inutilizado.
A un ego exaltado le imparte autoridad en su reino y a un ego
debilitado e inutilizado le hace su súbdito sumiso, obediente y fiel,
aunque a veces este no se percate del dominio que ejerce
ocultamente sobre su vida. En el centro yace ella dando órdenes e
impartiendo directrices a ambos. Jezabel invade y usurpa el reino de
Dios mientras sus cautivos y cautivas se alimentan de los rumores,
los cuales ella promueve con complacencia solapada, celos,
envidias, iras, enemistades, pleitos y todas las obras de la carne,
Ga. 5:19-21.
La autoridad profética contraria a las estrategias del espíritu
de Jezabel en su reino de impiedad es diligente en buscar el rostro
de Dios en ayuno y oración donde prevalecerá el fruto del Espíritu,
el amor, la mansedumbre y la humildad en su testimonio público, en
su vida espiritual personal y liderazgo espiritual profético dentro de
la iglesia en santidad. Hay que hacer claro a la autoridad jezabélica
que no contendemos dentro de su mismo territorio.
Jezabel parecerá aliada pero tan pronto el liderazgo profético
comienza a ejercer su autoridad en el poder de Dios, Ro. 15:18-19,
en el lugar de autoridad que ha usurpado a la autoridad profética
genuina, mostrará su rebelión. Dios, en su rico amor y misericordia
le ofrece tiempo oportuno de arrepentimiento para enmendar sus
faltas. Es por esto necesario ejercer nuestra autoridad en Jesucristo.
Solo así Dios le provee la oportunidad de ser libre de esa maldición
porque de lo contrario continuará infiltrada, obstinada, establecida y
firme en su trono espiritual demoniaco.
Muchos no han logrado ejercer su autoridad profética a fin de
despojar a Jezabel de sus ministerios, porque sencillamente no han
conquistado el importante fruto de la humildad, contendiendo en su
mismo territorio de juego de ego exaltado y de rebelión. ¡Avanza
ministro, varón o varona de Dios y concluye la obra a la cual Dios te
llamó en el nombre poderoso de Jesús!

La Autoridad prometida a Tiatira


La autoridad prometida a Tiatira es una de poder e influencia
mundial. Es una iglesia que trabaja manifestando el fruto del amor,
fe y paciencia. Es una iglesia que crece a través del servicio a su
prójimo sin embargo es una iglesia que tolera a Jezabel y no ha
hecho nada al respecto. Mientras las cosas aparentan marchar
correctamente según las expectativas de orden de esta iglesia,
Jezabel controla y manipula a sus miembros mediante sus
habilidades y capacidades proféticas usurpadas aun nombrándose
como apóstol del milenio sacando provecho o ventaja de su adulada
posición para enseñar las maneras del mundo secular no cristiano,
enseñando a fornicar física y espiritualmente, comiendo cosas
sacrificadas a los ídolos.
No se puede comer con cualquiera y tampoco se debe comer
todo lo que se nos antoje, cayendo en la lascivia del comer y en la
glotonería. La santidad debe incluso ser reflejada en los hábitos del
comer o beber. Jesús comía y bebía con aquellos a quienes quería
salvar, no para congraciarse, aliarse o confabularse con el pecado
de ninguno, Lc. 7:33-34.
El espíritu de Jezabel es el prototipo de la mujer (y el hombre)
impía/o, una profetiza nicolaíta que parece santa porque actúa como
una creyente entre creyentes cristianos. Jezabel tiene vínculos con
el mundo y sus deseos e intenta muchas veces santificar lo
insantificable. Eso no es posible porque el sentir de la carne siempre
será corrupción, Ro. 6:12-13; Ro. 7:24. No se puede perfumar un
cadáver putrefacto sin que su hedor se esparza en la atmósfera.
Eso es lo que hace Jezabel, perfumar la carne podrida. Solo los
profetas del Señor pueden oler esa inmundicia y removerla en el
nombre de Jesús y por su sangre.
Puedo recordar dos experiencias vividas para ilustrar como
entra en función la autoridad profética contra el gobierno de
corrupción de Jezabel cuando en una ocasión tuve que remover de
dos hogares un perro muerto ya rígido y un gato muerto, en estado
de descomposición. En el primer hogar, habitado por una madre y
su hija, ninguna se atrevía a sacar a su querida mascota fallecida.
En la segunda ocasión, era una casa abandonada y accedí
como un favor solicitado por una vecina del lugar, que tampoco se
atrevía por asco y cobardía y porque no quería delegar en el hombre
de la casa, a sacar el podrido cuerpo del felino. ¡Mis hermanos y
hermanas, en la iglesia pasa igual! Como en estas vidas, en la
iglesia nadie se atreve mientras la contaminación del reino de
Jezabel daña y enferma a una gran parte de la congregación en la
iglesia. Muchos líderes se enfrentan en pugnas por el poder y la
autoridad, como el perro y el gato, en contiendas carnales, tomando
livianamente su autoridad o llamado profético, pero como estos,
también podrían terminar tiesos y putrefactos espiritual y físicamente
de no venir a arrepentimiento.
¿Qué harás al respecto líder de Dios? ¿Cederás tu autoridad
a Jezabel, perfumando su reino de enfermedad y muerte ¿o
permitirás con humildad que Dios haga la obra completa de
restauración y sanidad interior en tu vida antes de asumir tu
privilegiada posición en el liderazgo profético en Jesucristo en la
iglesia?
El espíritu de Jezabel puede ejercer su influencia sobre
hombres y mujeres que viven en un acérrimo torcido concepto de
santidad lo cual es fanatismo ciego con la máscara de aparente
santidad, el llamado legalismo farisaico, lo que Jesús llamó el poder
de la maldición de la ley. ¡Cuántos cristianos y cristianas amados y
bienintencionados han caído en esa trampa de iniquidad, movidos
por la mano inquisitorial del espíritu de Jezabel! Estos ministros
suelen ser hombres y mujeres que actúan aparentemente alejados
de las formas del mundo, pero su servicio a Dios suele estar
contaminado con ira y amargura, crítica y condenación.
Continuamente tengo que levantarme de la silla frente a mi
televisor porque sencillamente es casi imposible hallar ministerios
que prediquen la sana doctrina sin que exhiban el germen del
legalismo farisaico perpetuando patrones reciclados de antaño
creados por los hombres o bien indiferentes o laxos a la prédica en
santidad y en el orden del Espíritu Santo. Recuerdo a un ministro
evangelista de unos ochenta años que alegadamente por el Espíritu
dijo que no quería la televisión en mi casa. Con todo gusto hubiera
descartado el aparato sino hubiese sabido de antemano que su
profecía era inspirada por el espíritu del legalismo farisaico, no por
el Espíritu Santo de Dios.
Si bien no puse en duda que Dios lo llamara a predicar sobre
la iniquidad y el pecado que esparcen las ondas televisivas con su
programación secular, pregonaba su mensaje arbitraria y
generalizadamente pasando por alto la televisión cristiana como
instrumento de evangelización a las naciones, mandando a quemar
en la hoguera a mi televisor que tanta bendición había ministrado a
mi vida mediante la programación cristiana.
Tanto hoy la televisión como el Internet son medios de
comunicación masiva, poderosos instrumentos para sembrar la
preciosa semilla de la palabra de Dios y por supuesto, para despojar
a Jezabel de su posición usurpada de autoridad en la televisión
igualmente. Si fuera a otorgarle algún mérito a la “profecía” de este
cristiano amado, bienintencionado y celoso de las cosas del Señor
(pero fanático y equivocado) ciertamente sería por el hecho de que,
si sacara la televisión de mi casa, lo haría por tanta programación
cristiana contaminada por el evangelio jezabélico mundano, las
herejías destructoras y por el fanatismo legalista con el disfraz de la
piedad.
Es cierto que la televisión secular es sumamente opresiva y
contaminante, pero si somos dueños de nuestras acciones por el
poder del Espíritu Santo, la programación secular no puede
movernos de nuestro fundamento de santidad y menos aún
robarnos el fruto espiritual a no ser que cedamos a sus trampas de
seducción. El espíritu legalista es un espíritu de temor carnal, no de
temor a Dios. Es un temor que destruye en lugar de traer
restauración en amor. El fruto del amor contrasta notablemente con
la manera de proceder de este tipo de creyentes. Algunos de ellos
han recibido el juicio divino y Dios saca a la luz sus debilidades
propias y pecados ocultos.
Dios es un Dios justo. Seremos medidos con la misma vara
que midamos a otros, Mt. 7:2 Hay que tener sumo cuidado con
señalar el pecado o debilidades ajenas sin haber permitido que Dios
antes obre restauración de esas debilidades propias ocultas sin
confesar aún. Satanás acusa continuamente a los hermanos, Ap.
12:10. Ese es su trabajo. El promueve nuestras debilidades y
conoce de donde salimos por lo que nos quiere de vuelta con él.
Cuando asumimos la autoridad profética en el nombre de
Jesús, podemos experimentar acusaciones diversas por lo que de
no haber recibido corrección y restauración de las debilidades
propias podríamos sucumbir al ataque y a la acusación,
retrocediendo a la anterior vida de pecado, o cayendo en rebelión
mediante herejías destructoras. Antes de asumir una posición de
autoridad en un liderazgo profético en la iglesia de Jesucristo, es
necesario identificar nuestras debilidades y trabajar con estas
dirigidos por el Espíritu Santo, mediante una autoridad pastoral
profética de modo que cuando experimentemos el ataque podamos
salir siempre victoriosos en el nombre de Jesús.
“He aquí, yo hare que vengan y se postren a tus pies, y
reconozcan que yo te he amado.” Ap. 3:9.
Esta es una maravillosa promesa de reinvindicación profética
para aquellos que se han comprometido a vivir la palabra de Dios
fielmente, dentro de su llamado al ejercer una función profética
ministerial, recibida de parte del mismo Dios y con su autoridad.

¡La obra de Satanás es robar y pervertir el propósito de Dios


en el ser humano!
“El ladrón no viene sino a hurtar y matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Jn. 10:10
No hay mejor ilustración en la palabra de Dios para enseñar
esto que la utilizada por nuestro Salvador en su palabra en la
parábola del sembrador:
“Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el
diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se
salven.” Lc. 8:11-15
¡Cuidado con los falsos profetas que enseñan que la
salvación no se puede perder! Satanás puede robar la semilla de la
palabra de Dios para que el ser humano no encuentre el camino a la
salvación y a la restauración. ¡Así también hay algunos ministerios
pastorales y proféticos, sembrados como una semilla junto al
camino, pues Satanás estorbó su crecimiento, desarrollo y madurez
espiritual!

Hurtar, matar y destruir en cuerpo, alma y espíritu


Espíritu: Destruir espiritual y físicamente:
Destruir la salud y la funcionalidad del raciocinio, la memoria,
los procesos mentales lógicos y de aprendizaje, los procesos
creativos o de inspiración musical o expresión artística en general, el
aprendizaje de las destrezas básicas de la comunicación hablada
y/o escrita en el proceso de adquirir, procesar y usar el
conocimiento, destruir la identidad de género sexual, sus roles y
diferencias intrínsecas e innatas, el sentido de justicia y la capacidad
de distinguir el bien del mal en general mediante estados de
tormento mental y/o debidos a opresión espiritual demoniaca y/o
ataduras almáticas (arraigados y errados pensamientos o
estructuras filosóficas de pensamiento personal incluso aún no
discernidos).

Alma: Matar espiritual y físicamente:


Matar la salud y la funcionalidad de las emociones y la mente,
los sentimientos, la personalidad y el fruto del Espíritu mediante
estados de tormento mental y/o debidos a opresión espiritual
demoniaca y/o ataduras almáticas (arraigados y errados
pensamientos o estructuras filosóficas de pensamiento personal
incluso aún no discernidos) originados en la manifestación de las
obras de la carne debido a la naturaleza humana caída de pecado,
enajenada de una relación restaurada en Jesucristo con nuestro
Padre celestial.

Cuerpo: Hurtar espiritual y físicamente:


Hurtar la salud física en general y la funcionalidad del cuerpo:
metabólica y bioquímicamente: piel, sistema nervioso, pulmonar,
cardiovascular, linfático-sanguíneo, glandular-hormonal, hormonal
sexual (flujo de progesterona, hormona sexual femenina y
testosterona, hormona sexual masculina, renal, óseo, digestivo,
genético (celular). Incluso mutilación o castración física genital física
masculina o femenina.
Los cinco sentidos: visión, olfato, tacto, gusto y audición,
provocando enfermedades y/o la muerte física prematura mediante
estados de opresión espiritual demoniaca o tormento mental y/o
ataduras almáticas (arraigados y errados pensamientos o
estructuras filosóficas de pensamiento personal incluso aún no
discernidos).
Soy testigo del obrar poderoso de Dios para levantar, sanar y
restaurar en espíritu, alma y cuerpo, pero en tanto y en cuanto
estemos en un cuerpo con sentidos físicos carnales tendremos que
continuar sembrando la preciosa semilla de la palabra de Dios,
aunque esta caiga junto al camino y sea hurtada por Satanás.
Sabemos en el Espíritu, que la buena semilla caerá en buen terreno
y dará su fruto en un corazón bueno y recto que la retenga con
perseverancia. Estos son los que se sujetan a la autoridad profética
en la iglesia, resisten y batallan en medio de cualquier circunstancia
sacando provecho para la gloria de Dios, aunque las circunstancias
y resultados presentes parezcan contradecirlo. Lc. 8:15

Obras de La Carne Ga. 5:19-21

Espíritu:
En el espíritu se encuentra la capacidad para distinguir o
discernir el bien del mal. Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías.

Alma:
El alma es el reflejo de la mente, las emociones y los
sentimientos. Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disenciones.

Cuerpo:
En el cuerpo se encuentran los sentidos físicos: la visión, el
tacto, el gusto, el olfato y la audición. Herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías y cosas semejantes a estas.
Como vemos en esta tabla comparativa, todo el ser humano
integral en espíritu, alma y cuerpo está vinculado a las obras de la
carne, las cuales son dieciocho en total, incluyendo “cosas
semejantes a estas” en el verso 21 del libro de Gálatas, Capitulo 5.
Interesante me resulta el hecho de que dividir las dieciocho
(18) obras de la carne entre 3 (tres), es decir, las tres (3) partes que
componen el ser humano integral, espíritu, alma y cuerpo, obtienes
el número seis (6) tres (3) veces, 6+6+6. Evidentemente es la marca
de la bestia de la que nos habla el libro de Apocalipsis, la marca
vinculada e implicada en la naturaleza caída del hombre de
espaldas a Dios, no arrepentido, muerto en sus delitos y pecados.

El fruto del Espíritu Ga. 5: 22

Espíritu:
Amor, gozo, paz

Alma:
Paciencia, bondad, benignidad

Cuerpo:
Fe, mansedumbre, templanza
Vemos, después de estudiar esta tabla comparativa que,
mediante el fruto del Espíritu, abarcamos las tres esferas de la
composición humana integral. El fruto del Espíritu, luego de haber
recibido el perdón mediante arrepentimiento por la sangre de
Jesucristo, es la medicina espiritual para contrarrestar la influencia
de la marca de la bestia (666) en la naturaleza caída sin Jesucristo
sin redimir ni restaurar.
Vimos anteriormente que la iglesia en Tiatira tiene algo de
fruto espiritual: amor, fe y paciencia, Ap. 2:9. El fruto, como leímos,
tiene nueve componentes espirituales en total: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, Ga.
5:22.
A la iglesia en Tiatira le falta la plenitud del fruto. El amor, la
fe y la paciencia no son suficientes para retener la plenitud del fruto
de la semilla de la palabra de Dios en su vida de servicio ministerial.
Le falta el gozo, la paz, la benignidad, la bondad, la mansedumbre y
la templanza. La amistad con el mundo es enemistad contra Dios,
Stgo. 4:4.
Los que adoran a los ídolos como lo hacen los hijos y los
amantes de Jezabel, a veces suelen actuar como Saúl, revelando
con sus hechos asuntos ocultos relacionados a carencias sexuales
y/o afectivas en su conducta. La pureza sexual y espiritual en
obediencia a la Palabra de Dios por el poder y la gracia otorgados
por el Espíritu Santo, es vital a la hora de confrontar el espíritu de
Jezabel con eficacia. Jesús mismo nos habló de que no es posible
que el reino de Satanás prevalezca si este se echa fuera así mismo.
No se puede echar fuera Satanás si se es aliado suyo o si
éste toma ventaja de las heridas de pecado ocultas en el alma para
poner tropiezo en el liderazgo herido sin sanar y restaurar. Nuestra
infidelidad a Dios se constituirá en prostitución, adulterio o
fornicación espiritual en manos del espíritu de Jezabel.
Conocí una pareja de lesbianas al frente de un grupo de
personas que son atraídas a miembros del mismo sexo, en el que
se usa y enseñan doctrinas bíblicas y se invita a participar en su
reuniones y cultos tanto a heterosexuales y homosexuales y
lesbianas por igual.
Enseñaban en su culto a una mujer presente en el grupo, a
que esperara en Dios para que le concediera un esposo. Para una
mujer heterosexual este es un consejo bíblicamente correcto pero la
pregunta es: ¿Cómo puede enseñar y modelar la enseñanza bíblica
con lo que ella misma no vive, modelando una relación contraria a la
voluntad de Dios entre dos mujeres y no entre un hombre y una
mujer?
Aunque contradictoriamente, al confrontarla, me expresó que
cree que Dios puede cambiar la orientación de género de una
persona. Una cosa es estar convencidos de que Dios puede hacer
algo y otra cosa es vivirlo o experimentarlo en carne propia. No
digas ni enseñes que Dios puede cambiar a un homosexual o
lesbiana desde una postura ministerial como la pastoral. Si tú eres
homosexual o lesbiana, no puedes pastorear almas si vives en una
relación sexual con alguien de tu propio sexo. ¡Eso es vivir en
desobediencia bíblica que repercutirá en una confusión doctrinal y
una herejía! Cuando se está en una relación de esa naturaleza
(homosexualidad o lesbianismo) y Dios hace un llamado al
ministerio, lo propio es obtener liberación de ese pecado (y muy
probablemente de los demonios), que en el caso de estas dos
lesbianas en pareja seguramente se encuentran escondidos debajo
del “podio” donde ponen su “Biblia”, “oran” y “cantan” a “Dios”.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en
el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1
Corintios 6:9-11.
¡Apártate del pecado de la homosexualidad o el lesbianismo
en el nombre de Jesucristo, para que puedas ser libre y predicar
salvación en su nombre poderoso y santo!
Hay mujeres y varones que han sido seducidos y
entrampados por demonios de homosexualidad y lesbianismo y han
abandonado su compromiso matrimonial. ¡Aún hay tiempo si vienes
a los pies de Jesús, el Maestro! Él te restaurará y te otorgará una
nueva oportunidad de vida en Cristo Jesús si obedeces hoy su voz.
Busca a Dios en oración y en su consejo bíblico sano y
aléjate de las ofertas del imperio de Jezabel y de su inmundicia
espiritual demoniaca.
Dios demanda que se asuma responsabilidad con la
autoridad que ha delegado a estos creyentes en la iglesia en Tiatira,
Ap. 2:24-25, porque esta es una congregación que pastorea el
rebaño por haber alcanzado algo del fruto del Espíritu, cierta
madurez por lo que ejerce su influencia entre estos creyentes allí
congregados.
Jesús le promete autoridad sobre las naciones si guardare
sus obras hasta el fin. Es decir, si guarda con perseverancia su
palabra para seguir dando el resto del fruto. Le promete además
regir con vara de hierro; no para oprimir, subyugar o esclavizar sino
para encaminar con libertad, rectitud, firmeza y justicia, Ap. 2:26-27.
El hierro de Dios no se doblega a la iniquidad ni a la mentira ni cede
a su autoridad con apariencia de piedad, de oculta deslealtad a la
autoridad profética ministerial en Jesucristo como, por ejemplo,
enseñar que la autoridad profética puede ser sustituida por un
diseño contrario al diseño de Dios para la pareja.
Dios establece que varón y hembra los creó, no hembra con
hembra ni varón con varón. Al arca de Noé entraron parejas de
varón y hembra aún de entre todos los animales.
Vemos en el mensaje de Jesús a la iglesia en Tiatira que
Jesús proclama que las naciones serán quebradas como vaso de
alfarero con la misma autoridad que Jesús ha recibido de su Padre
celestial. Es decir, Tiatira tendrá la misma autoridad de Jesús para
ejercer su función profética para confrontar el espíritu de Jezabel y
erradicarlo de su cuerpo, si permanece fiel a su palabra, dando el
fruto espiritual en obediencia en el nombre de Jesús.
Las fortalezas que levanta el espíritu de Jezabel tienen su
origen en el pecado oculto sin sanar ni restaurar. La amistad con el
mundo y los torcidos conceptos de disciplina, corrección y autoridad,
los cuales mezcla, inspirada en el mundo secular contaminado con
sus formas y maneras carentes de un fundamento escritural sólido y
de fruto del Espíritu.
Dentro de la iglesia en Tiatira existen creyentes obedientes
que no han cedido a contaminarse con el espíritu de Jezabel, pero
claramente confrontan el aviso de parte del Espíritu de Dios hasta
que Jesús retorne a la tierra a buscar a la iglesia lavada en su
sangre, de lo contrario se exponen al peligro de enfermedad y
muerte que amenaza a los amantes y seguidores fieles a la
influencia del espíritu de Jezabel sus vidas. A Jezabel hay que
identificarle y desenmascararle para evitar que el juicio de
enfermedad y muerte se desate sobre esos creyentes heridos y
seducidos, manipulados y regidos por este espíritu de falsa, fingida
y usurpada autoridad profética espiritual.

Tiatira y Pérgamo en adulterio y fornicación espiritual


Si en Tiatira la influencia autoritaria del espíritu de Jezabel,
Ap. 2:22-23, ejerce dominio e influencia, en Pérgamo la doctrina de
Balaam se une con esta para procrear hijos, Ap. 2:22-23. Vemos el
vínculo de seducción entre el elemento viril y el elemento erótico
femenino en ambas congregaciones lo que implica espiritualmente
“matrimoniarse con el mundo” para perpetuar maldición entre
creyentes. Ambos se seducen y se atraen porque en ambos
proliferan el culto idolátrico por medio de la comida, la fornicación
espiritual o física, la enseñanza herética y el amor al dinero.
Comer no solo implica satisfacer el hambre física carnal con
alimentos, implica también participar o pactar en un acto de
naturaleza carnal no conforme a la conciencia en el Espíritu
mediante la sana doctrina, es decir, la dirección del Espíritu Santo, 1
Tim. 1:9-11.
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
estos son hijos de Dios.” Rom. 8:14.
Jesús vendrá como ladrón en la noche por las vírgenes
prudentes que esperaron a su Señor con sus lámparas encendidas!
Mt. 25:1-13.
Es sabido que muchos acuerdos o pactos entre comerciantes
o negociantes son cerrados o sellados con una cena o comida. En
Tiatira, Jezabel sella su pacto con sus fieles mediante ofertas
plagadas de rituales, dogmas y reglamentos creados con el ingenio
o destreza humana, con aparente autoridad, y en Pérgamo, por
medio de la enseñanza que pone tropiezo por causa del dinero.
Pérgamo es una iglesia evangelística y Tiatira es una iglesia que
pastorea.
Vemos de esa manera el vínculo entre pastores y
evangelistas para traer maldición sobre el pueblo poniendo cargas
financieras que Dios no ha puesto o haciendo ofertas de
prosperidad y lujos o bendiciones (o maldiciones) que no ha dicho
que traerá. ¿Recuerdan a la hermana Lorenza y a los que cedían a
sus manipulaciones para recibir de ellos provisión material? 2 Pe.
Cap. 2.
El amor al dinero es la raíz de todos los males. El amor al
dinero es idolatría y tibieza. El amor al dinero promueve la
seducción del mundo y sus deseos. …”Porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Tim
6:10.
El dinero, ni nada que podamos ofrecer a cambio, puede
conseguir el fruto de la salvación, el poder del Espíritu ni adquirir el
favor divino de la autoridad profética. ¡Solo la fe y la obediencia a la
palabra viva de Dios en el nombre de Jesucristo, el Unigénito Hijo
de Dios!
“Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque
has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tu
parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto
delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de este tu mal, y ruega a Dios,
si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en
hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estas.” Hch. 2:20-
23.
Vemos como la palabra de Dios confirma el origen maligno de
una mentalidad que intenta usurpar la autoridad y sus beneficios. La
hiel de amargura que representa el dolor que una herida de pecado
oculta sin sanar, tenía bajo cautiverio a Simón, un alma con ansias
de poder controlador y manipulador. No era para menos, pues era
mago de profesión antes de ser confrontado por el evangelio y le
hacía creer a la gente que su poder provenía de Dios, haciendo
alarde de triunfo ante el pueblo, Hch. 8:9-10.
Los magos controlan y manipulan a sus espectadores con su
espectáculo engañoso y mentiroso. ¡Alertas y sensible a la voz del
Espíritu! ¡Alertas a los simones y simonas que frecuentan los altares
de Dios para cautivar y atraer a sus espectadores!
Pedro le habló con autoridad profética a Simón advirtiéndole
de venir a arrepentimiento antes de que fuera demasiado tarde. Hay
quienes repudian y menosprecian las profecías o las alertas de
juicio de parte de Dios mediante los profetas porque les conviene
permanecer en una posición tibia y acomodaticia donde no tengan
que verse desafiados a hacer cambios genuinos ni tengan que
someterse a la autoridad profética.
Algunos se esclavizan con deudas en las cuales Dios no los
ha metido. He visto ministros forzados a convertir su ministerio en
un negocio con un capital. Es así como se ven obligados a
anteponer el dinero, contaminando el ministerio de sanidad y
restauración, mientras muchos, como lo estuvo Simón el mago,
continúan sin poder salir de sus prisiones de maldad.
En una ocasión el Espíritu Santo me mostró, mientras
observaba predicar en televisión a una sierva de Dios ungida y muy
amada y admirada en el pueblo cristiano, que ésta tomaba una
considerable suma de dinero de las ofrendas del Señor para ataviar
las uñas de sus manos. ¡Qué verguenza! Una cosa es lucir bien y
otra cosa muy diferente es malgastar el dinero de las ofrendas del
Señor en vanidades y lujos de los cuales nos hemos apropiado.
Esto es vanidad, lujuria y lascivia. Dios hará juicio sobre estos
creyentes bajo esta influencia propiciada por el espíritu de Jezabel
sino obedecen a los profetas que, por su bien, señalan sus
debilidades y errores como bien lo hizo Pedro con Simón, el mago.
“Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu
Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de
toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás
de trastornar los caminos rectos del Señor? Hch. 13:9-10.
Mis amados lectores, tomemos de ejemplo de autoridad y de
confrontación profética contra el espíritu de Jezabel la acción de
Pedro contra Simón y la de Pablo contra Elimas. Simón había creído
en el mensaje de Jesucristo y si bien fue confrontado con autoridad
profética por Pedro, no se desató juicio de enfermedad y muerte
sobre su vida, sino que la reprensión o confrontación profética fue la
oportunidad de volverse de su error, de su percepción torcida de la
autoridad profética de Jesucristo sobre el apóstol Pedro.
Contrario a como ocurre con Elimas, otro mago, quien ofrecía
resistencia a la voz profética, no solo se le reveló su perversión al
tratar de apartar de la fe a un alma para que no escuchara el
evangelio de Jesucristo mediante la autoridad profética, sino que,
como consecuencia de su desenfado e indiferencia a la autoridad
profética en Pablo, fue desatado un doloroso juicio sobre su propia
vida quedando ciego al instante, Hch. 13:11.
Su ceguera, efecto del juicio profético sobre el espíritu de
Jezabel oprimiendo su vida, era el equivalente espiritual
manifestado sobre su salud física, revelando su condición espiritual
ante Dios, incapaz de ver, reconocer y sujetarse a la autoridad
profética para llevar a otros a la salvación en el nombre de Jesús.
La palabra de Dios establece que Dios desea nuestra
prosperidad en todas las cosas según prospera nuestra alma. Es
decir, según crecemos y maduramos en el conocimiento y
discernimiento del bien y del mal, dando fruto del Espíritu, no al
revés. Dios es un Dios de enfoque y balance. Lamentablemente, en
nuestra condición humana inmadura anhelamos la prosperidad de
todas las cosas o la autoridad de un ministerio antes de que
prospere nuestra alma.
Esta codicia espiritual engañosa abre las puertas al señorío e
influencia del espíritu de Jezabel en la iglesia. No confundamos
prosperidad con excentricismos o lujos vanagloriosos. Ser próspero
no implica tener nuestros deseos y caprichos a la mano. Vivir plena
y abundantemente es vivir de acuerdo a la voluntad de Dios aun
cuando parezca no haber escuchado nuestro clamor u oración o
peticiones. Una vida plena y abundante es una vida de confianza,
gozo y paz en medio de cualquier situación porque sabemos que
Dios hará lo que conviene hacer en nuestra vida a fin de prosperar
nuestra vida espiritual, nuestra alma, para luego suplir nuestras
necesidades físicas, espirituales y materiales, no nuestros
caprichos.
Y, si sirves a Dios en una condición de riqueza material, más
vale que sea con el fin de agradarlo con éstas. De que valen tus
riquezas y bienes materiales en el banco si en el banco del cielo no
puedes girar un solo cheque por insuficiencia de fondos ni crédito
alguno.
“…sino haceos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.” Mt. 6:20
“El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo
bueno, y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Mt. 12:35
El mundo espiritual es un mundo real y tangible. Si bien es un
mundo invisible podemos sentir sus efectos espirituales físicamente
mediante los cinco sentidos. Los pensamientos, la mente, las
emociones y la razón como capacidades impartidas por Dios en
nuestra naturaleza humana mediante los cinco sentidos físicos, se
constituyen en el vehículo de los sentidos espirituales en este plano
existencial terreno.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para
la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama el cual
también lo hará.” 1 Tes. 5:23.
No es hasta tanto tenemos los sentidos o percepciones del
mundo tangible educados conforme a la justicia de Dios en
obediencia a la palabra de Dios en santidad, irreprensibles en
espíritu, alma y cuerpo, que podremos hacer uso de esa capacidad
dada por Dios para discernir entre el bien y el mal de manera eficaz
a fin de que podamos ejercer una función ministerial íntegra, con
genuina autoridad profética.
…”; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado
madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en
el discernimiento del bien y del mal.” He. 35:14.
La palabra de Dios es clara cuando nos revela que solo
cuando se alcanza madurez y entendimiento de la voluntad de Dios
en el uso de los sentidos para discernir el bien y el mal, es que
somos aptos para comprender el mundo espiritual sobre el ámbito
espiritual invisible, nuestro entorno físico o material, en todo nuestro
ser integral en espíritu, alma y cuerpo y de qué manera operan
estos alterando de forma positiva o negativa a través de estos pues
sabemos que no solo los demonios sino los ángeles de Dios operan
en el ámbito espiritual invisible.
El caso a continuación ilustrará la manera en que el mundo
espiritual invisible puede alterar el espíritu, el alma y el cuerpo
mediante la percepción de la realidad. Aun cuando una persona
haya recibido la verdad o venido a entendimiento de las cosas
espirituales, necesita ser ejercitada o capacitada en el uso del
discernimiento del bien y del mal. ¡Satanás y su gobierno espiritual
de corrupción mediante la autoridad profética por el espíritu de
Jezabel es un imitador y un falsificador por excelencia de las cosas
espirituales! 2 Co. 11:14.
¡Existen muchos creyentes oprimidos por un espíritu de falsa
autoridad en la iglesia!

El Rey Saúl
El rey Saúl es un ejemplo de una persona ungida por Dios
para gobernar y ejercer autoridad profética, que puede ser
extraviada de la verdad y atormentada por el mal. “El espíritu de
Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de
parte de Jehová.” 1 Sam. 16:14.
Saúl tenía un carácter impulsivo y altivo aunque su
arrogancia era el reflejo de su pobre estima personal, 1 Sam. 15:17.
Dios le concedió a Saúl el privilegio de gobernar, de regir sobre
Israel pero debido a sus debilidades y carencias sin sanar y
restaurar ni sujetar a la autoridad profética fue despojado a su vez
de su autoridad y de su función como rey sobre el reino en Israel, 1
Sam. 10:1.
Samuel el profeta le había dado instrucciones a Saúl de
esperar un plazo de siete días para ofrecer el sacrificio, los cuales
esperó, pero excluyendo al profeta Samuel de su ejecutoria
sacerdotal, asumiendo por sí solo la responsabilidad del sacrificio.
Samuel, al percatarse de la desobediencia e impulsividad del rey
Saúl, objetó su proceder como uno alocado, obstinado y rebelde, 1
Sam. 13:8-14. De inmediato y como consecuencia, el profeta y
sacerdote Samuel, le profetiza el término final de su reino como rey
en Israel. Su posición u oficio dado por Dios sería ocupado por otro
rey, uno conforme al corazón de Dios, el rey David.
Oremos:
Señor Jesús, envía obreros conforme a tu corazón, sensibles
y obedientes a la autoridad profética en Jesucristo. Conforme a tu
voluntad, sana y restaura hoy el corazón de los que, como Saúl, se
han extraviado y han desocupado su ministerio y sacerdocio en el
hogar. Y si aún han sido desechados o descalificados del ministerio,
si es tu voluntad, reciban una oportunidad de restauración y vida
para servirte con integridad en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como
ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra
de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” 1
Sam. 15:23.
La acción impulsiva y tenida en poco de parte del rey Saúl al
ofrecer el sacrificio por su cuenta, irrespetando el orden pautado por
la autoridad profética dada por Dios al profeta Samuel, abrió las
puertas a un tormento espiritual demoniaco sobre su vida que le
transformaron en un hombre manipulador, mentiroso, agresivo,
iracundo y cruel.
También observamos como surgen a la luz argumentos
ocultos en relación a su insatisfecha relación conyugal con la madre
de Jonatán, 1 Sam. 20:30-33 denotando su incapacidad o su
problema personal en el área de la conducta sexual como varón, al
no tener una relación honesta y piadosa con su esposa o mujer
llamándola perversa y rebelde, maltratándole, porque su hijo
Jonatán no cumplía con sus propias expectativas al este favorecer
al Rey David.
Jonatán ciertamente sentía que David era como un padre
para él porque sencillamente Saúl no era un modelo a emular para
su hijo. ¿Será posible que los pastores o líderes que no respetan la
autoridad profética en la iglesia tengan como el rey Saúl, algunos
problemas sin tratar o confrontar en el área de su sexualidad?
La respuesta a esta pregunta es responsabilidad de la
autoridad profética en la iglesia a fin de poder establecer en un
común acuerdo con el pastor, la estrategia de restauración
adecuada, que ha de ser impartida a esta vida por la palabra de
Dios en el poder del Espíritu Santo, la unción de Elías para sanar y
restaurar.
La personalidad del rey Saúl quedó cautiva de este espíritu
maligno atentando contra la vida del futuro rey David y la de su
propio hijo Jonatán, 1 Sam. 19:2; 6; 20:30-33, y terminó degradado
moral y espiritualmente, consultando una fuente profética
contaminada mediante un espíritu de adivinación, 1 Sam 28:7.
El rey Saúl fue el objeto de una transferencia espiritual
demoniaca, quedando desechado de su propia autoridad real en
presencia del Dios de Israel. La rebelión y obstinación de Saúl,
reflejo de un ego exaltado y un carácter impulsivo, desataron sobre
sí el pecado de la idolatría y la adivinación. Apostató de la verdad
por una herejía destructora. Aunque su autoridad le había sido dada
de parte de Dios mismo y había sido mudado o transformado en otro
hombre, capacitado para servir a Dios como rey en Israel, 1 Sam.
10:1,6 y 7, no procedió en arrepentimiento para sujetar y corregir
sus debilidades mediante las advertencias de la autoridad profética
dadas por el profeta Samuel.
He sido testigo de una conducta similar en pastores que se
disputan el poder y la autoridad con otros pastores, enseñoreándose
del rebaño bajo el común pretexto del celo protector de las ovejas,
evitando así compartir su responsabilidad con sus compañeros
ministros, faltando a su misión correctora ante esta injusticia contra
el propósito de unidad y la necesidad de compañerismo cristiano
para edificación y crecimiento de la iglesia.
Estos pastores y líderes como Saúl, fueron llamados, pero en
su rebelión e inmadurez en el ejercicio del discernimiento del bien y
el mal en el nombre de su congregación, concilio o denominación o
su propio nombre, presumen altivamente de ser el centro exclusivo
de poder, unción y de autoridad, quebrantando así el común
acuerdo en unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, vitales para el
crecimiento y restauración del cuerpo de Cristo sobre la faz de la
tierra. Jn. Cap. 17.
Cuando un hombre o mujer, pastor o ministro de Dios,
congregación o concilio insiste en excluir o perseguir a quienes Dios
no ha mandado a excluir ni a perseguir, acosar o acechar en un
espíritu de murmuración y difamación y rehúsa igualmente a
imponerse a sí mismo y a su iglesia una disciplina espiritual para
restauración en contra de esta conducta inmadura e irresponsable,
va terminar consultando fuentes de poder profético contaminadas
por el espíritu de Jezabel, espíritu de adivinación o murmuración,
exponiéndose a sí mismo y a su iglesia, denominación o concilio, a
la transferencia espiritual demoniaca, corriendo el peligro inminente
de blasfemar el Espíritu Santo, quedando cautivo de la apostasía, la
incredulidad, la herejía y el subsecuente tormento espiritual
demoniaco, influyendo sobre otras iglesias y ministros llevándoles a
perdición y al error, provocando juicio de enfermedad y muerte sobre
sobres sus vidas y ministerios. ¡Dejen de jugar el juego
denominacional de los concilios palaciegos!

Confrontación
Invitamos en una ocasión a un evangelista junto a su esposa
a traer el mensaje del culto de la noche junto con las alabanzas. Su
esposa acababa de sacar a la venta su primera grabación musical y
él, su primera publicación escrita, las cuales fueron adquiridas por
algunos de los hermanos. El evangelista, además, tenía pautado un
programa de televisión en una tele-cadena cristiana a través del cual
le conocimos y mediante el cual recibimos una vital palabra profética
para nuestro ministerio, razón que nos movió a hacerle la invitación
a compartir el mensaje del evangelio al grupo que yo comenzaba a
pastorear.
Al examinar y hacer lectura de su libro, el que vendió entre
los presentes, y ver la inmensa foto suya en la portada de inmediato
el Espíritu Santo me alertó de un espíritu de error en la enseñanza,
así como en su motivación personal para escribir. Supe que Dios
quería que hablase personalmente con el hermano y lo llamé para
compartir la revelación del Espíritu en relación a su enseñanza y
motivaciones personales para publicar su libro.
Este hermano utilizaba innumerable cantidad de citas bíblicas
con hermosos mensajes a fin de impartir sutilmente matices
personalistas y de corte triunfalista humano a la sana doctrina. La
lectura introducía encubiertamente un espíritu de error.
Curiosamente, halagó el atractivo visual del lugar donde se ofreció
el culto esa noche denotando con el comentario bajo discernimiento
de espíritus, un espíritu oculto de orgullo y codicia.
Nada tiene de malo describir la belleza de un lugar bien
arreglado, bonito o bien decorado, claro está. Pero su prédica
estaba siendo influenciada u oprimida por un espíritu vanidoso y de
orgullo. ¿Qué importancia podía tener el hacer un comentario de
esa naturaleza ante el hecho contrastante del valor de las almas
presentes de modo que estas vieran la belleza del corazón de Dios,
la cual Dios anhelaba revelar con una palabra por el Espíritu Santo a
través del evangelio de amor y de salvación?
Una expresión aduladora hacia paredes bonitas e inanimadas
de frío concreto, levantaban una fortaleza de iniquidad oculta. El
Espíritu Santo revelaba el sutil desbalance de su enseñanza
anteponiendo el éxito de la prosperidad material a la obra de
restauración que viene con el quebranto del ego, el arrepentimiento
y la humillación que llevan al fruto del Espíritu que embellece a la
iglesia, que embellece el alma con un corazón lavado con la sangre
de Jesucristo.
No fue fácil emprender la encomienda profética, pero en amor
y en obediencia conversé con el hermano con el fin de exhortarle
con el mensaje del Espíritu que señalaba un error en su motivación
como escritor. Cuando concluí el mensaje o exhortación, el hermano
respondió con ira diciéndome: “¡El libro no se escribió para
cristianos como tú!” Mencionó, entre otros detalles llenos de
vanagloria, que el predicaba a miles de personas en estadios,
confirmándonos el sentir extraviado de su corazón.
Si bien este hermano en la fe se constituyó en un instrumento
de Dios para ministrarnos previamente una palabra de aliento, al
mismo tiempo Dios quería encaminarle a restauración. Su reacción
airada fue discernida por el don de discernimiento de espíritus, la
cual tenía arraigo en raíces de amargura, heridas abiertas de
rechazo a la autoridad.
Si el libro no fue escrito para cristianos como yo, ¿qué
aplicación correcta puede hallar para su propia vida un inconverso,
una enseñanza que no fue escrita para quienes somos llamados a
predicar la sana doctrina del evangelio de salvación en Jesucristo, y
más aún, cuando su autor se hace llamar cristiano? Su respuesta y
reacción me resultaron incoherentes y dolorosas pues casi me
cuelga el teléfono, dejándome a traición en expectativa e
incertidumbre.
Amados, debemos tener sumo cuidado de no vender
oportunistamente el evangelio con el fin de congraciarnos con las
gentes o de acaparar la atención de los oyentes. El evangelio no
requiere de amortiguadores ni atractivos sobre la doctrina de
santidad ya sea para impartir una palabra de confrontación profética
o de consolación y aliento. De lo contrario, la predicación se tornará
en un acto de tibieza espiritual, una tentadora oferta demoniaca
contaminante que conduce o abre las puertas al entrampamiento e
influencia del espíritu de Jezabel en la vida de la iglesia de
Jesucristo.
Dios es amor y es fuego consumidor
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Heb. 12:29 “El
que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Jn. 4:8.
Dios es un Dios de amor que consume todo aquello que nos
desea robar la plenitud de su presencia y el amor a la verdad de su
palabra cuando le permitimos dirigirnos a toda verdad y a toda
justicia en el fruto del amor y en humildad. Dejemos que el Señor
nos limpie y nos sane de toda impiedad, iniquidad e injusticia
mediante la autoridad profética, aunque esa autoridad ministerial
sea respaldada por unos pocos miembros en la congregación, no
por la multitud dentro de un estadio.
El amor se goza en la verdad, 1 Cor. 13:6. Dios no mide la
autoridad profética ni su respaldo a un ministerio en la iglesia por la
manifestación de multitudes o de seguidores en una cruzada sino
más bien por la obediencia y fidelidad a la voz profética fiel en
Jesucristo.
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes
poca fuerza (es decir, pocos), has guardado mi palabra, y no has
negado mi nombre.” Ap. 3:8.

El nicolaísmo como elemento de cohesión entre Pérgamo y


Tiatira
Nicolaismo, palabra de origen etimológico griego se compone
del prefijo “nico”, de dominio e influencia y del sufijo “laos” que
significa gente o pueblo. Nicolaismo es entonces, ejercer influencia
o dominio, control o manipulación o influencia sobre la gente o el
pueblo. Jesucristo aborrece la doctrina de los “nicolaítas”, Ap.2:6.
Durante el imperio romano, los “nicolaítas” eran conocidos
como los creyentes que, deseosos de no apartarse del estilo de vida
paganizante, aceptaban compartir con ellos (no el evangelio) los
banquetes celebrados entre divinidades y templos paganos. Por
ejemplo, durante la Edad Media, para el siglo XI, el anárquico
sistema católico religioso romano se apropió del poder político para
comprar y vender tierras.
Muchos alcanzaron puestos entre la jerarquía religiosa
católica mediante la doctrina del “nicolaísmo”, el cual se constituyó
en el comercio corrompido de cargos de influencia político-religiosa.
Estos ejerciendo puestos jerárquicos en la iglesia se les llamaba
“nicolaítas”. De la jerarquía religiosa católica política romana se
destacó el papado católico, constitucionalizado por el primer
mandatario religioso y emperador y político romano, predecesor y
creador de la religión católica, Constantino.
Este puesto político religioso que rige a la jerarquía religiosa
católica aún influye sobre la economía, política y religiones del
mundo, promoviendo entre estos la falsa (aparente) unidad del
cuerpo de Cristo mediante el ecumenismo.
Este puesto jerárquico es denominado infalible por los
religiosos adeptos del sistema no obstante ha sido ocupado y
transferido por hombres pecadores hacia hombres pecadores. De
hecho, es sabido que algunos de estos papas llamados infalibles o
irrefutables, han sido señalados de perversión y de inmoralidad
sexual para deshonra de lo que anhelaban ser dignos
representantes de sus, tal vez, honestos ideales religiosos y morales
en esa posición económica, política y religiosa.
¿Cómo es posible llamar infalible o irrefutable a un hombre
en una posición o silla jerárquica que ha sido transferida de un
hombre pecador hacia hombres pecadores? No existen hombres
dignatarios de tal virtud. En todo caso somos sentados a la diestra
de Jesucristo en los lugares celestiales, Ef. 1:3, pero jamás como
único vicario representante o cabeza del trono de autoridad en la
tierra. Solo Jesús es la cabeza infalible y dignatario de tal virtud, y
nosotros su cuerpo, Col. 1:18 Los hombres con autoridad profética
en la iglesia nunca fueron llamados “Papas”. En todo caso Jesús los
llamó “siervos” y, posteriormente, “amigos”. Jn. 15:15.
Así que, los “nicolaítas” como ejecutores por excelencia de la
influencia de Jezabel en la iglesia, han utilizado mediante control y
la manipulación toda su influencia religiosa, económica y política
mundial mediante sus negociaciones corruptas, para adquirir
puestos de influencia comercial o política, desde su posición
comprada a cambio de dinero o viceversa; a cambio de dinero,
funciones de orden comercial, político o religioso.
Además de la castración física, emocional y sicológica a la
cual han sido sometidos hombres y mujeres con un genuino anhelo
de agradar y servir a Dios con el falso voto de castidad del anti-
bíblico celibato, enseñado por la tradición de la Roma Imperial
Católica, como requisito a su “clero monástico” y la enseñanza del
“purgatorio”, con la cual se ha enriquecido económicamente su
sistema desde los tiempo del Medio Evo a través del pago de misas
o celebraciones litúrgicas oficiadas por un miembro del clero
sacerdotal católico por el descanso eterno de las almas que ellos
alegan estar en un limbo sin rumbo, buscando reposo, las cuales
solo Dios puede saber y juzgar su destino eterno en Jesucristo, y si
murieron o no arrepentidos de sus pecados.
Utilizar un puesto de influencia espiritual o religiosa para lucro
o beneficio personal y en el caso de la iglesia católica para justificar
medidas de castidad y consagración anti-bíblicas, es decir, fuera del
contexto interpretativo profético correcto es en esencia una práctica
nicolaíta y de orden jezabélico.
La doctrina del celibato, según roma católica, es un requisito
fundamental para ejercer el sacerdocio, no así el don de
continencia, que es un don dado exclusivamente por Dios por el
Espíritu Santo, no mediante un dogma o doctrina constitucionalizado
por ninguna autoridad humana en el servicio o el sacerdocio
profético en la iglesia de Jesucristo 1 Cor. 7:9; Mt. 19:12.
Roma Católica Imperial fue y sigue siendo un errado y
antiguo Sistema de gobierno monárquico y religioso de creencias
que continúa contaminando la sana doctrina del Evangelio de
Salvación en Jesucristo con sus falsas, heréticas, anti-bíblicas e
idolátricas enseñanzas y enriqueciéndose a costa de la ignorancia
espiritual de sus adeptos con un temor malsano hacia Dios y hacia
el propósito restaurador de la autoridad profética en la iglesia.
El “nicolaismo protestante” también existe y es una práctica
similar e igualmente corrompida con una agenda denominacional
diferente, Ap. 3:17-13. Jesús te ha abierto una puerta que nadie
puede cerrar. ¡Corre y escapa por tu vida hermano y amigo querido
hacia Jesucristo, el Salvador!

Efeso y la caída del primer amor


Solo la iglesia en Éfeso mostraba repudio por las obras de los
nicolaítas, aunque su desaliento le había llevado a la inacción
perdiendo la eficacia, el amor, el fervor y la pasión por Jesucristo.
Solo nuestra pasión por Jesús nos devolverá la autoridad profética
para erradicar la doctrina de los nicolaítas dentro de la iglesia de
Jesucristo. La iglesia en Pérgamo retenía su doctrina, no había
renunciado a su influencia tanto así que Jezabel establece sus
enseñanzas de seducción en la iglesia en Tiatira.
Recordemos que el cuerpo de Cristo es uno solo. Las iglesias
como miembros de un solo cuerpo son afectadas directamente por
las acciones de sus miembros. El “nicolaismo” es una práctica que
afecta todo el cuerpo de Cristo y abre puertas al señorío espiritual
demoniaco de control y manipulación del espíritu de Jezabel.
Juan el discípulo y apóstol fue desterrado a la isla de Patmos,
donde recibió la visión y revelación profética del libro de Apocalipsis
para tiempos finales y decisivos actuales. ¡Así me sentí yo, como
Juan en Patmos, después de la persecución espiritual demoniaca
que desató Belinda contra mi vida y llamamiento ministerial!
Probablemente también te sientas desterrado, en una isla espiritual
y solitaria. ¡Solo confía! ¡No desmayes, Jehová de los ejércitos
pelea a tu favor!, Jer. 20:11
¿Puedes identificar y exponer las obras de los nicolaítas y de
su influencia espiritual religiosa con el espíritu de Jezabel en tu
iglesia, familia, nación o ciudad hoy?
Amados amigos lectores comencemos a orar por
restauración para volver al primer amor y a la predicación de la sana
doctrina del Evangelio de salvación, edificados por los dones y el
fruto del Espíritu Santo.
Pérgamo y el trono de Satanás
En la ciudad de Pérgamo la iglesia estaba ubicada en un
centro de culto pagano llamado el “Trono de Satanás”, Ap. 2:13. Por
ejemplo, durante la historia de la formación del Imperio Católico
Romano en que los emperadores comienzan a hacerse llamar
“señores” a fin de recibir adoración, a reconocerse al nivel de Dios,
obligaron así a los cristianos a escoger entre el culto al “Emperador”,
posteriormente con el disfraz de la jerarquía papal, o su entrega a
Jesucristo so pena de graves castigos, injustas y crueles sentencias
judiciales así como la muerte acompañada de torturas físicas y
emocionales.
La iglesia de Pérgamo es impactada e influenciada por la
corriente paganizante aún a pesar de contar con el testimonio de
Antipas, conocido como el primer “mártir” o perseguido hasta morir,
dentro de la iglesia de Pérgamo por causa de su fidelidad y entrega
al evangelio de amor en Jesucristo. Mártir es una palabra de origen
griego, “martus”, que traducida significa testigo. Mártir o muerto
dando testimonio de la verdad en el primer amor por Jesucristo.
He escuchado expresiones llenas de escepticismo y tibieza
contra creyentes recién convertidos, hechas por cristianos de mayor
tiempo en la congregación aseverar con lástima: “¡Ay, bendito, es
que está en el primer amor!”, hablando de cristianos que, en su
espíritu lavado y justificado por la sangre de Jesucristo, llenos de
gozo y pureza en el alma, alaban a Dios continuamente,
anticipándoles maldición y derrota espiritual. ¡Pena tengo yo de
estos creyentes que hablan así! ¡El primer amor jamás se pierde si
caminas en fidelidad y obediencia a la palabra de Dios mediante el
poder de su Espíritu Santo en medio de las circunstancias!

Baco o Pas
Podríamos inferir que el nombre de Antipas implicaría
contrario a Pas. Pas es conocido como Baco, el dios de las orgías
sexuales y las borracheras, que adoraban los habitantes del imperio
romano, el dios de la juerga pachanguera, según lo expresarían
algunos. Podemos añadir también que el nombre de Antipas implica
lo contrario a todo lo que ofrece amistad con el mundo y sus deseos,
los deseos de la carne y la vanagloria de los ojos con el disfraz de
piedad religiosa y espiritualidad, 1 Jn. 2:16.
Como ejemplo, recuerdo en mi infancia a los artistas invitados
a la plaza pública a cantar, los bingos y las verbenas, así como la
venta de frituras y comida en el patio de la iglesia católica del pueblo
en honor a San Judas, patrono católico del pueblo, durante las
fiestas patronales.
En Pérgamo había creyentes que participaban de ciertas
ceremonias paganizantes y también de tipo sexual, lucrativo y
económico con la doctrina del profeta Balaam, Dt. 23:3-4; Núm.
24:13; Ap. 2:14; 2 Pe. 2:14-16 que amenazaban con destruir el
testimonio de santidad de la iglesia para hacerla caer en el
descrédito o en la tibieza desalentadora, logrando así la caída del
primer amor. Antipas fue muerto injustamente por causa de su fe y
fidelidad al evangelio restaurador de santidad en amor en
Jesucristo.
“Como caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la mañana.
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las naciones.” Is. 14:12.
Cuando veo la condición de la iglesia en Efeso y de muchas
iglesias en esa misma condición hoy me acuerdo de lo que le
sucedió a Lucero, arrojado del cielo a la tierra junto a todas sus
huestes espirituales de perversión y maldad.

Nicolaísmo
El nicolaísmo promueve acciones que provocan el desaliento
de la iglesia, la caída del primer amor. El primer amor es la
experiencia de conversión y salvación en Jesucristo, la justificación
por la fe que produce el perdón llevándonos a una nueva vida que
lleva fruto espiritual en obediencia a su palabra. Cuando los santos
mueren perseguidos injustamente por el espíritu de Jezabel
mediante el gobierno y la misma iglesia, se pone una mordaza a la
voz profética en la iglesia, corriendo el riesgo de perder su eficacia y
la manifestación del primer amor en Jesucristo.
Jesús, Dios en cuerpo de hombre caminando sobre Israel, (y
camina entre nosotros ahora) confrontó las acciones e hipocresía de
los nicolaítas, de los saduceos y los fariseos y lo hace hoy por su
Espíritu Santo y la autoridad apostólica y profética en la iglesia. Los
saduceos negaban y rechazaban mediante sus enseñanzas y
doctrinas falsas la presencia de los ángeles y la resurrección de los
muertos.
Estos influenciaron al pueblo a arrojar a Jesús por un
despeñadero, le acusaron de blasfemo y le pusieron por
sobrenombre “Belzebú”, alegando que cuando ejercía autoridad
profética sobre los demonios para echarlos fuera, lo hacía en el
nombre de la divinidad demoniaca cananea pagana llamada
“Belzebú” o “Baal Zebub”, príncipe de las moscas, Mt. 10:25; 12:24.
Finalmente lo clavaron sobre un madero, que le causó la
muerte. ¡Gloria y adoración a Jesucristo nuestra causa de vida!
“Baal Zebub” fue derrotado sobre el cuerpo de Jesucristo en el
madero de la expiación y en su resurrección, para darnos vida
eterna en su nombre! ¡Aleluya!
El nicolaísmo ejerciendo su autoridad e influencia, consigue
desprestigiar la sana doctrina del evangelio de salvación en
Jesucristo en su empeño por implementar métodos de autoridad
contaminados con mentira, traición, soborno, engaño, sabotaje,
lucro codicioso y ambición triunfalista de competencia desleal,
extorción, coacción, coerción, suspicacia y la seducción.
En esta condición el nicolaíta se enaltece a fin de lograr
acaparar la atención y la mirada del pueblo. El nicolaismo busca
congraciarse con un credo religioso para buscar el favor político o a
la inversa, buscar el favor político mediante una influencia religiosa o
aparentemente cristiana, apostatando de la verdad. Dios es quien
único puede poner en gracia al hombre con el pueblo.
Pero muchos se apropian de su influencia o autoridad
profética para obtener el favor de políticos en el estrado político, no
con el fin de llevar el mensaje de salvación a los políticos sino de
obtener un beneficio lucrativo o personal.
Cuando Jesús fue llevado ante Poncio Pilato y de su gobierno
paganizante quedó perplejo ante la templada reacción de Jesús
ante las falsas acusaciones en su contra al mismo tiempo que le
escuchaba hablar con autoridad en su testimonio lleno de verdad y
justicia, Mc. 15:4-5; 14 pudiendo discernir su total inocencia, aun
así, mandándole a azotar, cediendo al reclamo de la multitud
frenética que pedía le sentencia de la crucifixión.
Pilato se lavó las manos para demostrar que no era
responsable de la perversión e injusticia del pueblo judío aliado al
imperio romano. No obstante, aunque trató infructuosamente de
disuadir la petición del pueblo frenético e impío, su corazón
continuaba enceguecido y enturbiado en su condición espiritual. El
agua que utilizó para lavarse las manos no era suficiente para
limpiar su pecado, indistintamente de que, con su insensato sentido
de justicia, desplegara aparentemente una máscara democrática.
Su aparente empatía hacia Jesús estaba enturbiada,
influenciada u obstaculizada por sus deberes políticos en la posición
jerárquica de autoridad que ejercía sobre el pueblo romano y los
judíos viviendo entre estos. La mujer de Pilato le advirtió a este de
no tener nada que ver con Jesús, pues durante un sueño, Dios le
revela que Jesús era un hombre justo e inocente, Mateo 27:19
¡Pilato solo podía ser limpio con la sangre del Cordero que quita el
pecado del mundo! Ef. 1:7; Rom. 3:25; Jn. 18:37-38.
“Le dijo entonces Pilato: ¿Luego eres tu rey? Respondió
Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto
he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel
que oye la verdad oye mi voz.” Jn. 18:37.
Pilato y la nación que pretendía gobernar, necesitaban el
poder del nuevo nacimiento en Jesucristo, el bautismo de
arrepentimiento, una conversión de los ídolos al Dios vivo a fin de
poder desvincularse de intereses que entibian el corazón, apagando
la llama del primer amor a Jesucristo, la pasión por la verdad de
salvación en Jesucristo.
El nicolaismo se alimenta o nutre de un ego subyugado por el
triunfalismo, la vanagloria de este mundo y sus deseos, el
reconocimiento de los aplausos, la adulación y la auto-gratificación
público-política de estos, operando desde sus sectas o
denominaciones seudo-cristianas o religiosas, aunque ore, ayune y
diga que vaya a la iglesia.
El culto al ego, a la sabiduría y a la filosofía que nunca deja
de filosofar y de buscar por simple ego o placer carnal, fatigando al
hombre con su incansable e insaciable búsqueda del conocimiento
desconocido, nuevo o misterioso, el culto a los estereotipos de
belleza física, el culto a la juventud, el culto al misticismo religioso
aunque se desconozca o ignore el origen o el carácter de la deidad
adorada, son solo algunas de las manifestaciones que influyen
oprimiendo a los nicolaítas infiltrados en la iglesia ejerciendo
influencia.
Sabemos que Jesús sembró en el corazón de Pilato una
semilla de verdad y justicia que esperamos haya permitido que
creciera en su corazón politizado para salvación. No es de dudarlo
pues observamos en su proceder una apertura o buena disposición
para escuchar la verdad de la palabra de Dios. Si bien pudo de
inmediato recibir allí mismo la libertad de su cautiverio espiritual
político, pues tenía delante de sí al mismo y suficiente Salvador,
Presidente, Dueño, Creador, y Gobernador eficáz de las almas:
JESUCRISTO, EL UNIGÉNITO HIJO DE DIOS Y SALVADOR DE
TODOS LOS HOMBRES.
“Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto,
salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en el ningún delito”.
Jn. 18:38.
El hedonismo griego influyó sobre la mentalidad
de conquista universal romana
Los emperadores romanos con su visión de ser adorados
como Dios y para quienes los excesos eran su placer (hedonismo),
han perpetuado una mentalidad de conquista universal plagada de
vanidad y vanagloria. No podemos negar que vivimos en un mundo
hedonista, vanidoso, de apego a las cosas del mundo.
Los nicolaítas buscan su propio bienestar a costa de su
reconocimiento con fines convenientes lucrativos o de algún
beneficio no obtenido por el favor de Dios sino por su propia
propaganda, distrayendo al pueblo y a la humanidad con sus
modelos de tibia y vomitiva espiritualidad.
En el mundo de las comunicaciones, de la moda y las
corrientes literarias que influyen sobre el pensamiento secularizante
humanístico permea la misma corriente. Los nicolaítas pueden dar
la errada impresión de querer el bienestar del pueblo, pero son solo
instrumentos que se valen del poder persuasivo del intelecto o de
sus sentidos sensuales humanos para conseguir sus propósitos aun
usando la Biblia y a Dios como pretexto.
El líder a quien Dios llama debe ser dirigido por el Espíritu
Santo y llevar al pueblo a entrar por la puerta angosta de la
santidad, enseñándoles a caminar libres de la contaminación del
pecado a fin de que los hombres y mujeres no se extravíen del
camino de la verdad y comiencen a adorar a Dios en espíritu y en
verdad. La gracia divina no es una licencia de carácter permanente
(pues el ser humano es mortal) para la salvación sino la oportunidad
suficiente de vida que recibimos en este mundo para aceptar
oportunamente el perdón de Dios mediante el evangelio de
salvación, a través del cual seremos juzgados un día en la presencia
del Dios vivo en los cielos (y aquí también en la tierra Is. 26:9).
Satanás recibe adoración y honra con las acciones nicolaítas
y muy pronto levantará a un líder mundial con el fin de cautivar a la
humanidad y forzarla a adorarle, Ap. 13. ¡Decide hoy a quien
servirás! El nicolaismo es la doctrina del anticristo, Jezabel su
pastora y profetiza inspirada por Satanás, la serpiente Antigua,
creando una falsa, engañosa y usurpada adoración religiosa.
El señor Jesús dice en su palabra: “Yo soy la puerta; el que
por mi entrare, entrará y saldrá y hallará pastos.” Jn. 10:9.
La puerta amplia conduce a la perdición eterna. El nicolaismo
utiliza las diferentes formas de idolatría y de liderazgo secularizante
y mundano, de apego a lo terrenal, dando origen a la maldición y a
la contaminación espiritual. El nicolaíta no tiene un compromiso con
Dios ni con su vida por la palabra escrita de Dios sino con los
intereses de la mayoría acaparadora y carnal.
Es el camino de la puerta amplia, una corriente que conduce
a un camino fácil de obtención de oportunidades y beneficios y
ventajas que debieran, en lugar de apartarnos del camino de la
verdad y de la justicia en Jesucristo, llevarnos a agradecer a Dios
por sus dádivas recibidas para traer gloria a su nombre, mientras
nos ha guiado como ovejas por verdes pastos, perdonándonos de
todo pecado y maldad, aun viviendo una vida alejados de su
presencia, sin fe y sin esperanza en este mundo, Ef. 2:12.
Laodicea: Una iglesia aventajada, vomitada por la
boca de Dios
La iglesia en Laodicea lo tenía todo, pero ante la presencia
de Dios era vista como pobre, ciega, miserable, desventurada y
desnuda, Ap. 3:14-22. Había evitado entrar por la puerta angosta,
rechazando las estrategias y el consejo divino mediante la autoridad
profética apostólica, para agradarse a sí misma. Pobre, porque no
depende de la palabra de Dios para sus necesidades y sustento
sino por su mollero humano únicamente. Ciega porque ignora sus
carencias y necesidades espirituales.
Desventurada porque su sentido de propósito o supervivencia
consiste en ver su gloria terrenal no la eternal, obstaculizando y
distorsionando el propósito de vida abundante que prometió Jesús.
Desnuda porque exhibe la vergüenza de su desnudez ante Dios,
caminando sobre el altar, en la presencia de Dios, sin haber
experimentado genuino arrepentimiento de sus pecados e impiedad
ni sanidad interior ni liberación de demonios.
El verdadero evangelio requiere siempre de sacrificar el
compromiso con los hombres para agradar a Dios. Es Dios por
causa del hombre no el hombre por causa de Dios. Dios tiene en su
plan y en su poder a través de su Palabra escrita por su Espíritu
Santo la forma y manera de bendecirnos sin requerir de los
intereses contaminados ajenos al fruto de la santidad o piedad de la
justicia de Dios en Jesucristo.
El modelo escritural establece que la bendición material o
económica era traída a los pies de los apóstoles, los apóstoles no la
buscaban en el mundo, sino que era traída a sus pies, Hch. 4:35.
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a
vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a
este señaló Dios el Padre.” Jn. 6:27.
Mientras haya creyentes en apego a las cosas del mundo, a
sistemas de religiosidad y sectarismo cristiano, contaminados con
herejías destructoras y filosofías de pensamiento secularizantes o
paganizantes, habrá creyentes influenciados por los nicolaítas,
fornicarios y adúlteros espirituales, abriendo las puertas al espíritu
de Jezabel en la iglesia de Jesucristo, desatando juicio de
enfermedad y muerte como consecuencia directa de la influencia en
la iglesia de esta falsa y fingida autoridad espiritual profética.
“No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni
ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación.” Ex. 30:9.
Dios no se agrada del servicio contaminado del sacerdocio ni
de los líderes que usurpan la autoridad entre creyentes pues estos
ofrecen incienso extraño en su servicio extraviado a Dios. Mientras
existan nicolaítas en Pérgamo, Tiatira procreará hijos e hijas, es
decir, otras iglesias plagadas de herejías, mundanalidad, pecado y
tibieza espiritual por lo cual Laodicea seguirá siendo el objeto de la
censura o confrontación profética del Padre celestial, quien nos
invita a cenar a su mesa, Ap. 3:20, y sentarnos junto a su trono, Ap.
3:21 donde hemos de recibir la verdadera vida espiritual de riqueza
en el nombre de Jesús. Amén.
Nicolaismo pastoral y doctrinal
Recuerdo a un pastor que durante un estudio del libro de
Apocalipsis preguntó al grupo reunido qué pensaba de la revelación
de Jesús dada a Juan estando en su destierro político en la isla de
Patmos para las siete iglesias en Asia y si el mensaje era en efecto,
para las iglesias que estaban ubicadas en esa región geográfica
específicamente.
Creí tener la respuesta que el pastor esperaba y levanté mi
mano para responder. Cuando le respondí que entendía que la
aplicación del mensaje a las siete iglesias sigue siendo vigente al
día de hoy, gritó furioso: ¡Eso no es así! Enmudecí ante la
inesperada y sorpresiva refutación pastoral, pero sabía que el pastor
reñía en su lógica doctrinal contra la sana doctrina del evangelio.
El mensaje revelado a las iglesias en Asia al profeta Juan,
sufriendo el destierro en Patmos, sería esparcido por los profetas
por toda la creación con el poder del Espíritu Santo para preservar
el mensaje de salvación y vida hasta el presente, Col. 1:23. En Asia
solo existen ruinas donde estuvieron una vez asentadas las siete
iglesias del Apocalipsis. Empero, ¿acaso no dice la Escritura que los
cielos y la tierra pasarán, más mi Palabra no pasará? Lc. 21:33.
Las siete iglesias en Asia tal vez solo sean ruinas hoy, pero el
mensaje de salvación y arrepentimiento que les fue revelado en ese
entonces sigue estando vigente a todas las edades y épocas hasta
el día del Gran Juicio del Trono Blanco, Ap. 3:21.
La refutación del pastor a la interpretación de la profecía del
Apocalipsis nunca fue considerada en un planteamiento de estudio y
de análisis ante los presentes para dar margen a la aportación del
grupo sino una acción impuesta de manera agresiva e inquisitiva.
Luego de esto, supimos que quiso destruir o sabotear el proyecto
para edificar un grupo de obreros de oración para ser capacitados
en la guerra espiritual que depositamos en sus manos, para que lo
encaminara bajo su supervisión y apoyar su ministerio con el
nuestro al grupo que este hombre de Dios pastoreaba.
Oramos por este asunto antes de confrontar al pastor por su
acción nicolaíta quien quiso, a espaldas nuestras, ganar influencia
por encima de la visión profética dada a nuestro ministerio para
aportar apoyando su visión como pastor. Mientras compartía la
inquietud a una hermana consejera en oración, vi en el cielo en
visión a Jesús escribiendo una carta. En la visión Jesús me
mostraba que escribiera una carta de renuncia por lo que no puede
llegar al grupo con la aportación ministerial.
Confronté al pastor quien, furioso, reaccionó con despecho
hacia la persona que me puso sobreaviso de su acción traicionera.
Su esposa se disculpó conmigo por la indiscreción de su esposo
dado a que este nunca asumió su responsabilidad por los
comentarios ni siquiera para desmentirlos. Supe luego, por un
familiar cercano suyo, que delegó la pastoral a otros que le robaron
y murió antes de tiempo, azotado por una enfermedad.
Otra hermana perteneciente a ese remanente me confirmó
los hechos atestiguando la injusticia permitida eventualmente por la
autoridad pastoral profética puesta en esa congregación. El pastor
sustituto tenía el mismo espíritu nicolaíta e igualmente se resistía a
la ayuda.
Dios tuvo bajo juicio a estos creyentes en un estado de
postración espiritual, sordera y obstinación entre los cuales se
suscitaron trágicos eventos de muerte y de enfermedad,
perpetuando el mismo espíritu perverso, difamando a la autoridad
profética bajo prejuicios, resistiendo el trato de Dios para sanar y
restaurar.
Esmirna es encarcelada y Sardis falla en su
encomienda
En cuanto a la iglesia en Esmirna, esta iglesia es la iglesia
profética encarcelada y probada. Evidentemente no es mucho lo que
este tipo de creyentes puede hacer encarcelado tras las rejas
experimentando tribulación (a menos que como Pablo, escriba
epístolas inspirado y dirigido por el Espíritu Santo). La iglesia en
Esmirna es una iglesia que se siente pobre espiritualmente, Ap. 2:8-
11. Podemos poner como ejemplo de este tipo de creyentes a Juan
Bautista el profeta, posteriormente encarcelado.
Muchos teólogos tienden a santificar exageradamente al
profeta al pasar por alto las razones o motivos que le llevaron a su
encarcelamiento, Mt. 14:3. Juan Bautista no fue llevado a la cárcel
por causa del evangelio ni de su santidad ni por causa de
Jesucristo, sino por lo que operó como una crítica legalista o un
señalamiento influenciado por el espíritu de los fariseos. Si bien
decía la verdad, pues identificaba el pecado de adulterio de Herodes
con Herodías.
A mi parecer, si Juan bautista hubiera hablado a Herodes de
Jesús en lugar de enfocarse en la relación adúltera de este con la
mujer de su hermano, creo que las cosas hubieran terminado de
manera distinta en su misión profética. La Biblia nos enseña que
Juan Bautista y sus discípulos tenían discrepancias doctrinales en
relación al ayuno, Mt. 9:14.
La voz profética de Juan Bautista fue acallada a partir de lo
que resultó ser un señalamiento o una crítica legalista y farisaica. Si
notan, en la pregunta de los discípulos de Juan a Jesús estos
alegan e inquieren al mismo Jesús, demandando el por qué los
discípulos de Jesús no ayunaban pues ellos y los fariseos ayunaban
muchas veces. La respuesta ofrecida por el Señor del ayuno le hizo
frente al espíritu crítico o el señalamiento farisaico legalista, Mt. 9:15
¿Cómo pueden ayunar los que están de fiesta junto al esposo
(Jesús)? Esa respuesta de Jesús me provoca gozo.
Los fariseos ejercían poder e influencia espiritual sobre el
ministerio apostólico profético de Juan y de sus discípulos. Juan
Bautista creyó que debía menguar, con ello, poniendo en evidencia
sus sentimientos de impotencia y frustración hacia el surgimiento del
propio ministerio de Jesús. Su proclamación, “Es necesario que el
crezca y que yo mengue…” solo puso en evidencia que su ministerio
ya no contaría con el mismo reconocimiento. Y cuando expresó “no
sentirse digno de desatar la correa de su calzado” sucumbió a la
tentación de restarse valor propio y autoridad profética, también
menguando su fe.
No es lo mismo hacer algo para Jesús con mérito humano
propio que por el mérito que lo hizo posible en el madero, cuando
Jesús derramó su sangre preciosa. Haríamos bien en reconocer que
nada somos sin Jesucristo y que morir al yo, negándonos a nosotros
mismos para hacer su voluntad, es nacer y vivir a la vida en el
espíritu y morir a los deseos de la carne, como también pudo pensar
Juan Bautista con esta expresión, “es necesario que el crezca pero
que yo mengue…” Jn. 3:30.
Pero en nuestra posición de hijos adoptivos, haríamos mucho
mejor en comprender que ante todo somos el objeto del amor
perfecto de Dios en la persona de Jesucristo. Jesús nunca hará que
nos restemos valor y autoridad profética cuando surge una autoridad
profética con una visión profética mucho más completa. Somos
importantes en su servicio, Jn. 12:26.
En Jesucristo somos justificados. Nos prometió hacer cosas
mayores en su nombre, Jn. 14:12 pero para su gloria, no para
nuestro reconocimiento ministerial. Estar al lado o caminar junto a
Jesús nada tiene que ver con comparaciones o pugnas por el poder
y el reconocimiento. Juan Bautista, en lugar de estar lamentándose
o expresando que iba a menguar y que no se sentía digno, bien
pudo caminar junto a Jesús siguiéndole junto a sus discípulos desde
el mismo momento en que entendió por revelación divina, cuando le
bautizó en el río Jordán, que Jesús era el unigénito hijo de Dios
señalado y enviado por el Padre celestial en el cual estaba su
complacencia.
Juan Bautista y sus discípulos tenían que permanecer al lado
de Jesús y de sus discípulos en unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz, no divididos por riñas o refutaciones doctrinales, en este
caso, como el deber de ayunar o de no ayunar. Cuando existen
confrontaciones de esta naturaleza, el poder de la ley está siendo
quebrantado para morir y dar paso a la gracia divina en Jesucristo.
El espíritu de Jezabel y los nicolaítas frustran las
motivaciones proféticas genuinas como lo hizo con el profeta Juan
Bautista (Herodías era, en este caso, el espíritu de Jezabel
manifestado y Herodes, la contraparte, el rey Acab) y es el
equivalente a las obras de la ley que están para morir a fin de que
se cumpla la promesa de un nuevo y mejor pacto fundado sobre
mejores promesas, He. 8:6.
Jesús nos sienta en lugares celestiales en él, Ef. 2:6 pero la
percepción diría yo, inmadura de revelación de Juan Bautista, de su
autoridad apostólica profética y del plan de Salvación para Herodes
y Herodías, le llevó a lo que resultó ser un señalamiento, una crítica
enjuiciante de su pecado en lugar de impartir restauración,
llevándole a los pies del Maestro y Mesías Salvador.
La crítica y el juicio de las faltas, errores y pecados a un ser
humano (acusaciones) provienen de un corazón inmaduro en el
fruto, inconforme, incrédulo e insatisfecho. Un corazón crítico y
enjuiciante necesita ser restaurado en su auto estima o valor propio
pues con su acción crítica pone en evidencia su carencia de
revelación personal del amor de Dios y de su propósito de
restauración hacia su propia vida y hacia las almas que Jesucristo
vino a salvar para darles vida eterna en su nombre.
Juan Bautista era un hombre sujeto a pasiones, no un santo
perfecto en su sentido legalista, es decir, justificado por las obras de
la ley y tenía una lección de amor más que aprender estando tras
las rejas. Quiero pensar que ese quebranto o situación debió haber
producido un cambio fundamental en su temperamento y carácter
humano y en su visión profética, así como en el fruto espiritual. Al
apóstol Pablo, la cárcel le ayudó a forjar su carácter y
temperamento. Lo vemos en su ministerio profético caracterizado
por el fruto del amor en su epístola a los Corintios, 1 Cor, 13, la cual
escribe desde sus prisiones.
Jesús le dio a la mujer samaritana en pecado de fornicación y
de adulterio el Agua de Vida, impartiéndole en su necesidad
espiritual una palabra de restauración. ¿Acaso Herodes o Herodías
no tenían las mismas necesidades espirituales que la mujer
samaritana? Jesús no se presentó a esta como el que critica,
señala, acusa, el que expone lo que dice la ley, el que objeta un
pecado con reproche y malicia sino como el que restaura.
No le expresó ¡no te es licito!, en otras palabras, no le
expresó: ¡la ley condena tu conducta!, sino más bien le dejó saber
que si bien él sabía de su pecado, no le era necesario censurarlo
con un señalamiento crítico, cosa que no habría significado nada
para esta, sin antes poder mostrarle con hechos el carácter amoroso
y perdonador de su Padre celestial.
El impacto profético fue llevado a cabo cuando le fue ofrecida
de manera gratuita el Agua de Vida, una vez le fue impartida una
visión profética madura del carácter amoroso, no enjuiciador del
Padre celestial en la persona de Jesucristo. Un señalamiento crítico,
exponiéndole la ley y no el perdón, hubiera sido una reprimenda
matizada por el rechazo que, en lugar de sanar y restaurar las
heridas de rechazo reflejadas en su insatisfecha sexualidad o
relación, hubieran obstaculizado el proceso de sanidad interior, así
como el fruto del Espíritu en su vida que Jesucristo quería obrar en
ella.
El pecado no se canjea o negocia a cambio de observar la ley
o de lograr la santidad por la fuerza o el mollero humano carnal
porque no hay nada que nos justifique en la presencia de Dios salvo
la sangre de Jesucristo y su sacrificio de amor. Solo Jesús fue el
trueque divino a cambio de nuestro pecado porque solo su sangre
era perfecta y sin pecado.
Solo siendo fieles a la obra del Espíritu Santo en nuestras
vidas podemos ser fieles al propósito de santidad y restauración del
fruto del Espíritu para guiarnos a sanidad del alma y ser
conformados en santidad y a la imagen de Jesucristo. La mujer
samaritana tenía una errada percepción de Dios como Padre y de
cómo adorar, Jn 4:20-26 que era la necesidad más profunda de esta
mujer y la cual Jesús quería encaminar y restaurar.
Ella necesitaba saber que los verdaderos adoradores adoran
en espíritu y en verdad, que no dependen de un lugar ni de como
establezcan los religiosos, nicolaítas de Jezabel, hipócritas profetas
del desaliento, digan cuándo, cómo y dónde se debía adorar. Jesús
estaba frente a ella para guiarle a la adoración directa a Dios través
de su persona, lección espiritual que no hubiera sido posible impartir
si Jesús se hubiera puesto a corregirla en su pecado de adulterio
como lo hizo Juan Bautista con Herodes, hablándole de lo que decía
la Ley.
Jesús, como el Restaurador, trató el origen de su sed
espiritual y de su pecado usando un método de confrontación
profética para la samaritana ajustado a la revelación del Espíritu
Santo en ese momento sin necesidad de culparla por no haber
seguido ni obedecido la ley para los judíos. Para muestra de la
eficacia del ministerio de Jesús para sanar y restaurar a la mujer
samaritana, esta comenzó a testificar de Jesucristo inmediatamente
olvidando que tenía que llevar un encargo a su concubino Jn. 4:7-
29.
La mujer samaritana abandonó su pecado voluntariamente
porque Jesús impartió convicción a su vida de quiénes son los que
adoran al Padre, los que adoran en espíritu y en verdad, cuando
viene convicción y revelación del Espíritu Santo al corazón, al alma,
al espíritu. Cuando adoramos a Dios en espíritu y en verdad, el
Espíritu de Dios trae a nuestro entendimiento y conocimiento el
pecado de nuestros corazones y nos lleva a arrepentimiento en el
nombre de Jesús.
Jesús expresó que el más pequeño en el reino de los cielos
era mayor que Juan Bautista, Mt. 11:11, con esto señalando
claramente que la predicación de señalamiento crítico y de culpa
mediante su estilo influenciado por el espíritu de la ley y de los
fariseos, hizo menguar su ministerio, aun cuando se cumplió la
palabra profética en su vida en relación a ser el profeta más
importante de entre los profetas nacidos pues es Juan Bautista
quien abre el camino para señalar y confirmar el surgimiento del
Mesías prometido a las ovejas perdidas de la casa de Israel en la
persona de Jesús, su primo hermano.
Ante el surgimiento del ministerio de Jesús, el ministerio de
Juan Bautista quedó minimizado por la imperfección de su
humanidad, y que cualquiera que siguiera el camino de la verdad en
Jesucristo, movido por el fruto del Espíritu del amor y no la ley, sería
mayor que él. Solo el que sirve es mayor, no el que se sirve a sí
mismo con el fin de permanecer obstinadamente en el poder o
influyendo a través de un llamado ministerial que está para morir
porque Dios le ha de llevar a un nivel de revelación del amor de Dios
mucho mayor por su gracia. Juan Bautista dudó estando
encarcelado de que Jesús fuera el enviado de Dios aun cuando le
fuera revelado por Dios mismo que Jesús era el enviado del Padre,
su Unigénito, Mt. 17:5.
Cabe señalar que el padre de Juan Bautista, Zacarías, fue
objeto de un juicio divino quedando mudo por dudar de la profecía
que le dio el ángel sobre su hijo Juan, que sería el profeta que
señalaría el camino hacia el Mesías prometido a la casa de Israel,
pues al ser ambos de edad avanzada puso en duda que su mujer
Elizabeth, quien además era estéril, podían engendrar un hijo.
Dios restauró el habla de Zacarías cuando confirma el
nombre de su hijo al preguntarle qué nombre daría a su bebé, Juan,
que significa Dios es fiel. Si hubiera dado el nombre a su hijo
cuando el ángel le habló la profecía, hubiera evitado el juicio.
Creo que Juan Bautista cargaba una ligadura almática similar
a la de su padre pues también dudó de que Jesús fuera el enviado
de Dios dado a que fue encarcelado en medio de su función
ministerial. No había roto espiritualmente con esa ligadura por lo que
fue vulnerable en medio de la prueba en la cárcel dudando de la
misión profética de Jesús.
La confesión de las promesas de la Palabra de Dios o
profecías en nuestra vida testificarán que Dios es fiel. ¡Confesemos
a Jesucristo y no enmudezcamos este Evangelio de perdón,
salvación y vida al mundo pecador!
A los seguidores de Juan Bautista, profetas del desaliento les
pregunto: Si Juan Bautista fue encarcelado por causa de Jesucristo,
¿por qué la duda de éste estando encarcelado? Es interesante
contrastar el testimonio de Juan Bautista con el de Juan el discípulo
desterrado a la isla de Patmos (encarcelado igualmente) quien en
un espíritu de servicio no ofrece resistencia ni se replantea si era
Jesús quien le revelaba la profecía de Apocalipsis, después de
haber caminado —la misma oportunidad tuvo Juan Bautista— a su
lado, antes de Jesús subir al Padre Celestial.
Nuestro ministerio o llamado profético debe ir acompañado
del fruto del Espíritu del amor bajo la cobertura de la gracia divina
que imparte sanidad, restauración, sanidad y vida en el nombre de
Jesús. Solo así podremos salir libres bajo fianza por el poder de la
sangre de Jesucristo para llevar la palabra profética, el evangelio
anunciado a los pobres, aunque hayamos tenido que sufrir o
experimentar la tribulación o ser encarcelados físicamente.
Si bien Juan Bautista reconoció a Jesús como el enviado del
Padre y le bautizó en el Río Jordán, su fe en él fue probada en la
cárcel en medio de prueba y tribulación. Ante la desesperación de la
duda que sentía Juan Bautista, Jesús, manso, templado y humilde le
manda a decir: Díganle a Juan Bautista lo que ocurre acá afuera: “la
gente se sana y el Evangelio es anunciado a los pobres”. En otras
palabras: “Juan, no te preocupes por nada, que tu trabajo profético
inicial ha dado su fruto y no fue en vano, aunque estés siendo
probado de esa manera.”
Si Juan le hubiera dado esa misma respuesta a Herodes, es
decir, “la gente se sana y el evangelio es anunciado a los pobres en
Jesucristo, cuando le señaló su pecado en un señalamiento crítico
farisaico, enjuiciante y legalista, expresándole que “no era lícito lo
que hacía” no habría tenido que morir de esa manera.
Una cosa es sufrir tribulación por causa del evangelio de
Jesucristo y otra cosa es sufrir las consecuencias del juicio que se
desata sobre los criticones, los que hacen señalamientos críticos
influenciados por la teología de sabotaje de los legalistas fariseos,
movidos por la mano inquisitoria del espíritu de Jezabel en la iglesia
a consecuencia de una mala interpretación de la gracia amorosa de
salvación o una revelación incompleta o inmadura del evangelio y de
la palabra profética.
No he dicho que Juan Bautista era un criticón, pero su “no te
es lícito” se tornó en un señalamiento, en una crítica enjuiciante por
carecer de revelación de perdón y restauración en Jesucristo,
aunque decía la verdad sobre el pecado de adulterio entre Herodes
y Herodías.
Tampoco he dicho que no se predica o señala el pecado en la
iglesia o congregación. Hay que predicar contra del pecado, pero
movidos por el fruto del Espíritu Santo y en obediencia, no por el
celo religioso personal, inmadurez o falta de sabiduría o revelación
en el Espíritu.
Pablo estando encarcelado, le ministró al carcelero de Filipos
una palabra de restauración y salvación a toda su familia muy
diferente: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa.”
Le habló de Jesús y le hizo una oferta gratuita de salvación a toda
su casa. No le fue con el casi “castrante” “no te es licito” de Juan
Bautista. Inmediata y milagrosamente Pablo y los prisioneros son
recompensados con la libertad y sus vidas, igualmente preservadas
por la gracia divina para exponer el evangelio a los gentiles, a todos
los que también era adúlteros y pecadores como Herodes y
Herodías. ¡Qué distinto el estilo y destino profético de predicación de
Pablo contrastado con el del profeta Juan Bautista! ¿No es cierto?
Para ello existen razones evidentes.
Jesús libró de la cárcel a Pablo y lo hace contigo y con tu
casa hoy y con tu vida ministerial si tan solo dejas fluir el poder de
su gracia con autoridad profética en el fruto del Espíritu por la
sangre de Jesucristo. Permanece creyendo que la obra que
comenzó en ti y y en los tuyos habrá de terminarla y perfeccionarla
hasta el día de Jesucristo, Fil. 1:6.
Es mi oración a Dios en Jesucristo que puedas llegar con una
palabra de vida a quienes caminan en prisiones de oscuridad y
muerte por el pecado, y que comprendas al mismo tiempo su gracia
amorosa y suficiente para restaurar.
Cuando descansamos en fe en Dios y lo que Jesús hizo por
nosotros sobre el madero, lo que no entendemos de su trato
personal en nuestras vidas y circunstancias cobra otro sentido y es
así cuando comienza a surgir la fe y la esperanza junto con el amor.
Nuestra fe en Dios y en su Palabra, la Acción-el Verbo permanente y
eterno, es nuestra Ancla Espiritual cuando nuestra incapacidad para
entender y aplicar la gracia y la justicia divina para salvación a otros
y aún a nosotros mismos, es limitada por nuestra humana
capacidad.
Dile a Dios en oración: Señor, no entiendo nada de lo que
haces o permites en mi vida y en la vida de otros, pero creo y confío
en ti y en tus planes conmigo y para con las almas para salvación,
Jer. 29:11 Enséñame a ministrar bajo la cobertura de tu gracia de
amor a las almas, al prójimo, a mi propia vida, familia, nación e
iglesia en el nombre de Jesús. Amén.
Cuando nos detenemos a juzgar la gracia de Dios sobre otros
y el por qué Dios permite unas cosas en unos y en otros no, la
respuesta de Jesús será la misma que le ofreció Jesús a Pedro
cuando este le inquirió sobre el destino de Juan, el discípulo. Este le
dijo: “¿qué a ti?, ¡sígueme tú!” En otras palabras: ¡Qué importa lo
que hago yo con Juan o si no lo entiendes! ¡No me cuestiones lo
que voy a hacer con él, sígueme tú! ¡Ríndeme cuentas a mí de tu
vida! ¡No te toca indagar ni juzgar en el trato personal e
individualizado que tengo con él!, Jn. 21:22.
Pedro sentía que Jesús tenía un trato preferencial con su
amigo Juan y sentía celos. Así nos pasa a nosotros cuando vemos
que Dios no parece santificar ni corregir el pecado de otros y nos
molestamos porque no es ni parece tan santo en la iglesia como
nosotros o como debiera ser o proceder en su conducta santa o
porque Dios bendice aparentemente el esfuerzo de otros y no
parece bendecir el nuestro haciéndonos sentir desplazados en
desventaja, envidiosos y rezagados.
Cuando esto ocurre es hora de ser decapitados (como Juan
Bautista) humillándonos y reconociendo nuestro pecado e
incapacidad para entender la gracia y el amor divinos, el trato de
Dios para rescatar y buscar la revelación profética de la voluntad de
Dios a través de las circunstancias que nos resultan difíciles de
apreciar y de entender porque se han de entender en el Espíritu.
Jesús llegó al corazón de Juan Bautista para alentar su fe en
la cárcel, no para asegurarle que saldría de allí, porque
sencillamente su estadía en la cárcel fue la estrategia del Espíritu
Santo a fin de refinar su testimonio de fe y ser entrenado y
capacitado para conocer la revelación completa del amor
restaurador de Dios en todas las dimensiones que era necesario
que la conociera antes de morir.
Herodes y Herodías sabían que pecaban (la ley judía se lo
recordaba y Juan Bautista se lo señalaba), pero no era eso lo que
necesitaban saber pues ellos eran romanos, que no conocían ni se
regían por la ley ni vivían por la ley judía, sino que Jesús venía a
morir por sus pecados. Pero la duda de Juan bautista evitó que
pudiera ministrarles proféticamente a estos, aún desde su cárcel
pues le fue cortada su cabeza.
No obstante, si obtuvo oportunidad de rectificar en la cárcel
su visión profética evangelizadora, probablemente le anunció a
Herodes y a Herodías acerca de lo que pasaba afuera de la prisión
con el ministerio de Jesús, pero esto no está registrado en el relato
Bíblico, solo queda el contundente y real hecho de su muerte y
decapitación en prisión. ¿Cuántas cosas tendrá Dios que decapitar y
hacer morir de nuestras vidas antes de poder recibir la verdadera
misión profética de restauración en Jesucristo?
Jonás y el espíritu de crítica
Otro ejemplo típico de una mentalidad de crítica lo hallamos
en Jonás. Jonás fue motivado por un fuerte espíritu de crítica por el
hecho de que Dios perdonó el pecado de la cruel e insensible
ciudad de Nínive. Jonás anhelaba el cumplimiento de la profecía de
destrucción que había sido hablada para Nínive y sus habitantes,
pero estos procedieron oportunamente en arrepentimiento.
Esta bondadosa acción divina provocó en Jonás el
desaliento, sintiéndose como Juan Bautista, desalentado. Pero
vemos a Dios como le reprocha duramente. Dios anhelaba el
arrepentimiento de esta ciudad, no desatar el juicio que le fuera
advertido por el profeta Jonás, la autoridad profética señalada y
enviada por el Espíritu de Dios para la pecadora y cruel ciudad de
Nínive.
El profeta, como un ministerio dado por el Espíritu para
edificar la iglesia y los profetas en la iglesia de Esmirna deben
comprender que Dios hará prevalecer la misericordia por encima del
juicio y de la crítica legalista cuando el corazón arrepentido se ha
rendido a Dios. Solo Dios sabe cuándo un corazón se ha rendido a
él en el silencio. No somos quienes para juzgar si las almas están o
no arrepentidas porque no nos parecen arrepentidas. Le hablo a los
profetas del desaliento. El Espíritu Santo hace su trabajo: convence
al mundo de pecado, de justicia y de juicio, Jn 16:8.
No quieras refutar o negar lo que el Espíritu Santo ha logrado
sin tu ayuda, porque sencillamente no has sido capaz de ver en el
Espíritu la obra que Dios ha producido en un alma que no se ajusta
a tus parámetros o moldes creados de santidad por el entendimiento
humano, sino por la gracia que justifica e imparte convicción
individual de pecado ante Dios.
Muchos de los profetas del desaliento tienen el “complejo del
termómetro”, como si su función profética fuera únicamente medir el
nivel de santidad o arrepentimiento en una vida. Deja que el Espíritu
Santo imparta la cura a la fiebre espiritual. Un termómetro es solo
eso, un instrumento para medir la fiebre pero que en nada
contribuye a su cura.
Dios no desatará juicios sin antes ofrecer la oportunidad de
gracia, amor y perdón oportunos. Los creyentes atribulados en
Esmirna tendrán la oportunidad de enmendar faltas en medio de su
prueba. A Juan Bautista tristemente se le corta la cabeza.
Ciertamente tenemos que ser decapitados espiritualmente
para que la cabeza que es Jesús, gobierne todos nuestros
pensamientos y percepciones equivocadas del llamado apostólico y
profético que Dios ha hecho a nuestras vidas. Así como le pasó a
Juan Bautista les pasará a los creyentes que se queden en el
arrebatamiento de la iglesia porque han cedido a las mentiras
proféticas y a la influencia del espíritu de Jezabel en la iglesia a
causa de su rebelión, desobediencia, indiferencia, ceguera y pereza
espiritual. Tendrán que dar su cabeza a cambio de su salvación Ap.
20:4.
La Babel espiritual regida por el anticristo, los Nicolaítas y la
influencia del espíritu de Jezabel en tu vida pedirán tu cabeza por no
caminar al lado de Jesús, así como por dar paso a la autocompasión
y la auto-justicia que te conducirán al desaliento y a la inútil
indignación del ego humano y carnal. Los creyentes fieles habrán de
ser librados de la hora de prueba que ha de venir sobre el mundo
entero por haber sido obedientes al cumplir su encomienda
profética.
No hablo de los fieles a sus concilios o juntas movidos por los
puestos jerarquizados, el dinero y la infraestructura. Hablo de
quienes podrán llevar el evangelio de salvación, venciendo
obstáculos e impedimentos, ejerciendo la autoridad correctora bajo
la unción apostólica y profética en santidad, movidos por el fruto del
Espíritu en el nombre de Jesús, Ap. 3:8.
¡Jesús les abre una puerta a los fieles que nadie puede
cerrar!
“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.” 1 Cor.
14:20.
Juan bautista abrió una puerta al espíritu de Jezabel con su
incredulidad e inmadurez ministerial estando encarcelado. El espíritu
de Jezabel oprimía a Herodías, mujer del hermano de Herodes, a
quien Juan Bautista objetó señalando en lo que resultó ser una
crítica. Mientras Juan Bautista dudaba de que Jesús fuera el
escogido del Padre para salvar a la humanidad, Satanás fraguaba
una trama de destrucción contra su ministerio profético mediante el
espíritu de Jezabel pidiendo su cabeza. Satanás y sus demonios
olfatearon su duda a la distancia.
Habrá un tipo de creyentes librado de la hora de prueba que
ha de venir sobre el mundo entero en su amor a Jesucristo y a su
misión profética restauradora en la autoridad del Espíritu. Nuestra
fidelidad y nuestro amor no es a nuestros concilios palaciegos o o
denominaciones religiosas tampoco lo es el cumplir el rigor de la ley
porque solo Jesús cumplió el rigor de la ley, sino fidelidad y amor y
obediencia a la obra del Espíritu Santo para encaminar a la oveja
perdida para ser rescatada por Jesucristo el Salvador y Maestro. Ap.
3:10.
Herodes, en pecado de adulterio con Herodías, tenía la
necesidad de ser rescatado para Jesucristo, no de ser señalado,
enjuiciado u objetado con una crítica. Juan Bautista fue medido con
la misma vara con que les midió a estos siendo Juan Bautista un
hombre con la misma naturaleza humana no exenta de cometer el
mismo pecado.
El ayuno, al cual se sometía Juan Bautista y sus discípulos
no así Jesús y sus discípulos es una poderosa arma de guerra en el
Espíritu y haríamos bien en ayunar siempre que el Espíritu nos dirija
a hacerlo, pero no santifica por virtud propia. Aun así, ni siquiera el
ayuno pudo librarle de la prueba y del ataque hacia su ministerio
público porque sencillamente un ayuno sin revelación o por
devoción propia es una manera de afligirse en vano.
A veces el tiempo de Dios para hacer algo en nuestras vidas
pasa de largo debido a nuestra incapacidad para buscar la
revelación oportunamente antes de que venga la prueba. A veces
Dios da múltiples oportunidades, pero a veces también da
“ultimátums”, no más oportunidades para volver atrás. A veces hay
que aprender con los golpes.
No se pretende sentenciar, señalar, culpar, criticar, condenar
o juzgar a aquél que Dios permite poner a prueba de esta manera,
solo identificamos aquellas cosas que nos ayudarán a alcanzar
madurez en medio de las circunstancias para la gloria de Dios en
Jesucristo, la salvación de las almas y el progreso del evangelio
sobre la faz de la tierra.
La unción que restaura
Jesús enseñó que Elías restauraría todas las cosas pues el
manto profético es uno de restauración y de reconciliación con Dios
en Jesucristo. Juan Bautista bajo el manto o la unción de Elías,
antes de su señalamiento o crítica y de ser decapitado, hizo cumplir
la palabra profética de restauración en su ministerio al bautizar a
Jesús y llevar a otros a recibirle como el enviado del Padre:
“E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para
hacer volver el corazón de los padres a los hijos y de los rebeldes a
la prudencia de los justos, para preparar el Señor un pueblo bien
dispuesto.” Lc. 1:17
Hay un marcado contraste entre los creyentes en Filadelfia y
Esmirna. Mientras en Esmirna, (no todos en Esmirna) son probados
y encarcelados, Ap. 2:10, los creyentes en Filadelfia tienen una
puerta abierta, el evangelio anunciado a los pobres, Ap. 3:8 que
nadie puede cerrar. Es el grupo restante que no requirió de ser
probado de la manera en que lo fue Esmirna.
Si bien hay creyentes piadosos, perseguidos y encarcelados
e igualmente muertos por causa del testimonio de Jesucristo, esto
dista mucho de ser probados espiritual y físicamente con azotes y
pruebas que han sobrevenido como consecuencia de abrir la puerta
a la crítica farisaica que trae condenación y un falso sentido de
culpa y santidad originados en el auto rechazo. Aprendamos a
discernir la diferencia entre ambos tipos de circunstancias para
probar la fe del creyente.
Si la voluntad de Dios requiere que seamos probados en la
cárcel cerciorémonos en oración que no seamos llevados a ser
probados en la cárcel por causa de nuestra crítica, sino, más bien,
por nuestra fidelidad a Jesucristo en el amor que restaura, de modo
que podamos entrar por la puerta que nadie puede cerrar, Ap. 3: 8.
Pedro salió ileso de sus prisiones, así como Pablo porque sirvieron
con fidelidad una vez probados. ¡Jesús tiene en su poder las llaves
de toda prisión!, Ap. 3:7.
Cuando los creyentes en Esmirna salen de su prueba a no
ser que tengan que morir en su prueba dando su vida física, es
preciso obtener ventaja del tiempo para apreciar y valorar su riqueza
espiritual en Jesucristo de modo que otros sean rescatados para
salvación de toda pobreza espiritual. La crítica legalista jamás
tendrá el poder para restaurar ni para santificar.
Para ilustrar el objeto censurable de una crítica legalista y
farisaica que puede encarcelar a su víctima voy a narrar un evento
ocurrido a un joven celoso de la obra evangelística que repartía
tratados. Este joven en una ocasión utilizando un tratado que
hablaba acerca de la homosexualidad se acerca al hogar de otro
creyente cristiano para dejarle en su buzón un tratado de estos con
ello insinuando que ese creyente era homosexual y que tenía que
arrepentirse. El creyente cristiano era fiel a Dios y un hombre
consagrado pero el otro creyente presentía, sospechaba o asumía
que existía un pecado oculto de esta naturaleza en este hermano.
Cuando el otro joven abrió el buzón, encontró el tratado con
el mensaje en contra del pecado de la homosexualidad. Para
sorpresa del hombre cristiano el Espíritu Santo le reveló, mediante
el don de ciencia, el nombre de la persona que había dejado el
tratado en su buzón cuando este le preguntó a Dios quien había
sido enviado a dejar ese tratado en el buzón. El joven cristiano,
llegado el momento, confronta al hermano para corroborar si había
sido él en efecto, quien había depositado el tratado en su buzón
pues el joven entendía que la acción del hermano se constituía en
un ataque personal.
Más adelante, el joven que depositó el tratado le confiesa al
hermano que él había sido el autor y no solo eso, sino que le
confiesa igualmente que también se sentía atraído hacia él. El
hermano le confesó que estaba siendo oprimido por demonios de
homosexualidad y que había cometido este pecado en varias
ocasiones con otros hombres en la calle y fantaseado sexualmente
también con el hermano cristiano, cometiendo actos de lascivia
encendida a través de la masturbación.
La crítica farisaica del hermano repartidor de tratados le
entrampó al punto de ser señalado de su pecado. No se puede
pretender exponer el pecado de nadie sin no hay autoridad profética
o no se está sanado y restaurado porque como en el caso que
hemos considerado anteriormente las consecuencias serán de juicio
y encarcelamiento, es decir, Dios sacará a luz la verdad y juzgará
las motivaciones ocultas.
Luego Dios le restauró dándole una esposa cristiana, pero
tuvo que pasar por la confrontación profética de ser decapitado en
un encarcelamiento espiritual para venir a sanidad y a restauración.
Lo propio hubiera sido que este hermano tratara con su debilidad
antes de asumir una responsabilidad profética ministerial para
confrontar y corregir proféticamente una conducta que fuese de
pecado de así haber sido enviado por el Espíritu Santo de Dios.
Aún si el Espíritu Santo le hubiera mostrado un pecado o
herida de pecado oculto o una atadura de homosexualidad en ese
hermano, lo propio hubiera sido hacerlo en el tiempo de Dios para
que ambos pudieran reconocer el pecado ante Dios y pedir sanidad,
restauración y liberación en un común acuerdo a Dios en oración,
asistidos bajo una cobertura pastoral profética dirigida por el Espíritu
Santo de Dios. Amén.
No nos toca hacer juicio de porqué Juan Bautista no salió de
su encarcelamiento físico como lo fue Pedro o Pablo, pero
ciertamente puedo afirmar que su celo y su pasión personal por
servir a Dios como profeta fueron reajustados en su enfoque y que
justo antes de ser decapitado, al escuchar el testimonio de Jesús
desde la cárcel, entrega su vida al mismo que reconoce como el
Mesías durante la fase inicial de su misión profética más importante
al bautizar a Jesús.
Si bien invalidó la obra del Espíritu Santo en un momento de
duda, obtuvo la salvación de su alma entregando su vida hasta la
muerte. Pidamos a Dios en oración que podamos ser fieles hasta la
muerte de ser probados como Juan Bautista después de dudar del
propósito del Salvador de las almas para salvar, sanar y restaurar.
Amén.
La estrategia de Espíritu Santo
En una ocasión llegó una sierva de Dios acompañada de un
hermano en la fe solicitando la consejería y la oración para el
hermano. El hermano alegaba que no podía orar como lo hizo una
vez en el pasado. El hombre era de unos cuarenta años, casado y
con hijos. Mientras este me compartía detalles de su vida, en
discernimiento de espíritus y don de ciencia el Espíritu Santo
comenzó a revelarme el origen de la angustia espiritual del
hermano.
Sorprendido, pensé que la revelación contradecía los hechos
pues la raíz de su aflicción o padecimiento espiritual estaban
vinculados a la homosexualidad. Me sentía aprehensivo y cauteloso.
Quería atender la necesidad en obediencia a mi llamado pastoral de
consejería de manera eficaz, decorosamente y en orden.
No sabía cómo y cuándo intervenir de manera que comencé
a orar pidiendo dirección al Espíritu Santo, meditando en silencio
para impartir guía y consejo sin errar el propósito del Señor. Por
momentos me negaba a hacerlo, pero sabía que debía confrontar.
Me sentí enmudecido porque no sabía cómo abordar la situación,
pero finalmente el Espíritu Santo levantó esa carga de mi
indicándome que escribiera sobre una tira de papel la palabra
“sodomía” y que se la mostrara para que él mismo leyera lo escrito.
Al preguntarle sobre lo escrito en la tira de papel me miró
desconectado y desubicado. No parecía en absoluto identificarse
con el pecado de sodomía y comencé a sentir temor y algo de
vergüenza. En lo profundo de mi espíritu me negaba a dudar de la
revelación, pero convencido insistí con firmeza pidiéndole que se
esforzara en recordar. Hubo una brecha de silencio e incertidumbre
eternas.
Me mantenía en espera cuando de forma inadvertida salió de
su boca la expresión: ¡ahora lo recuerdo! (el pecado de sodomía
olvidado), exponiendo a la luz el pecado sin confesar. Un pecado
cometido antes de unirse a su esposa y de tener hijos para el cual
no había mediado la confesión a Dios en oración impidiéndole
sanidad interior y restauración espiritual. ¡Gloria a Dios por los
dones del Espíritu y el ministerio de consejería pastoral!
En común acuerdo pedimos a Dios en oración guiando a este
hermano a la confesión y al perdón por el pecado olvidado,
cometido en el pasado y sin confesar. El hermano se lanzó al piso
en humillación a Dios y comenzó a clamar con lágrimas de profundo
arrepentimiento. El Espíritu Santo cayó de forma sobrenatural sobre
esta vida y comenzó a alabar a Dios con gozo, el mismo gozo que
una vez perdió en su camino de servicio a Jesucristo. ¡Ahora sí
podía adorar a Dios en santidad!
Un tiempo más tarde, visitamos la congregación a la cual
pertenecía y nos tendió la mano, lleno de gozo, agradecido de la
ayuda recibida mediante el ministerio de consejería pastoral
profética de restauración para la gloria de Dios en Jesucristo. ¡Gloria
y alabanzas al único que lo hizo posible en Jesucristo por el poder
del Espíritu Santo, mi Amigo y Ayudador el Espíritu Santo! Amén.
Es el Espíritu Santo quien tiene la estrategia que guiará a la
iglesia a restauración y a santidad a fin de devolverle el gozo que el
pecado les ha robado a las almas que Jesús vino a libertar y a
restaurar.
Cuando se toma el tiempo prudente para buscar la dirección
del Espíritu Santo se evitan situaciones y circunstancias que en
lugar de impartir sanidad y restauración del gozo de un alma herida,
traen mayor desilusión, decepción y dolor mediante los métodos
infligidos por el espíritu de control y manipulación que el espíritu de
Jezabel utiliza para poner descrédito y avergonzar a las almas en
necesidad de ser guiados al consejo de restauración mediante la
consejería pastoral profética y los dones del Espíritu para edificación
de la iglesia.
En el caso anterior, jamás me hubiera atrevido a compartir la
revelación del Espíritu a nadie sino solo a la persona que acudió en
busca del consejo bíblico. A creyentes movidos por el espíritu de
Jezabel les encanta hacer alarde de revelaciones de pecado oculto
usadas para acusar y mancillar la reputación impartiendo dolor y
vergüenza en lugar de gozo restaurador con lo cual evitan que las
almas se levanten en su llamado o caída en los casos donde exista
algún pecado sin confesar.
Hace falta pedir a Dios en oración mucha compasión y
misericordia para evitar caer en este juego demoniaco y carnal de
pugna por el poder y la autoridad profética que mancilla y troncha el
propósito de unidad, orden y el fruto espiritual de la vida
congregacional en santidad. ¡Las revelaciones de Jezabel hieden!
El pastor invitado
En una ocasión invitamos a un pastor a una vigilia de oración
para que compartiera un mensaje al grupo presente como lo hemos
hecho por costumbre. Luego de esta vigilia, en otro de nuestros
servicios de oración, recibimos como visita a una hermana miembro
activo de la congregación del pastor invitado anteriormente
fungiendo como diaconisa en su iglesia.
Cuando me dirigí a la hermana para recibirla y saludarla y
darle la bienvenida, el Espíritu Santo me pidió que le preguntara
quién la había invitado a la reunión. Me sentí sobresaltado por el
pedido del Espíritu Santo porque sentía que la pregunta podría ser
malinterpretada. No entendía por qué el Señor quería que le hiciera
la pregunta.
Su pastor ya nos conocía, aunque no conocíamos a la
diaconisa y las puertas de nuestro ministerio están abiertas a todo
aquel que Dios envíe por lo que nos sentimos accesibles y en
unidad del Espíritu en la iglesia. Preguntar aquello me resultaba
obvio. Sin embargo, la reacción de la “diaconisa” ante la respuesta
también nos sorprendió. Comenzó a titubear y no sabía cómo
responder.
Después de pensar demasiado la respuesta expresó que
había sido invitada por otra hermana que asistía a las reuniones de
oración que ofrecíamos en un hogar cercano y que estaba visitando
su congregación, pero luego cambia la respuesta diciendo que el
Espíritu Santo la había llevado.
Pasado algún tiempo la hermana que la llevó hasta nuestro
culto de oración nos testificó de cuánta bendición había sido para su
vida la visita al culto de oración. Siempre nos gozamos con estos
testimonios porque edifican nuestra fe y une en un mismo sentir a la
iglesia en el nombre de Jesús. Esa noche particularmente hubo una
manifestación sobrenatural del Espíritu como polvo de oro sobre el
piso y la ropa de algunos hermanos. La gloria de Dios se dejó sentir
de manera especial en esos días.
Supimos que la “diaconisa” tenía un testimonio diferente,
alegando que había visto homosexualidad en mi persona y que le
sugería a la hermana que no regresara a nuestras reuniones. Una
vez más ante el mismo ataque sabía que lo propio era responder a
la calumnia en presencia de testigos así que llamamos a la
diaconisa a su número de teléfono y le dejamos un mensaje en su
grabadora.
La otra hermana, testigo de lo ocurrido, le llama de nuevo
pidiéndole que se personara y aceptara hablar con mi persona en
presencia de testigos para dar fe respecto a sus declaraciones las
cuales también habían turbado a la hermana, pero se negó a
hacerlo alegando que no quería darle color al asunto. ¡Una vez más
Satanás lanzaba su ataque para despojarnos de la autoridad
profética pastoral y bloquear el culto de oración semanal!
Dada la negativa y el rechazo de la hermana a ser
confrontada en el orden bíblico correspondiente, de forma personal
e individual primeramente y luego con testigos presenciales, nos
pusimos en oración. El Espíritu Santo me mostró en visión a la
hermana que se negó a expresar en presencia de testigos su
difamación, frente a una bola de cristal con un pañuelo blanco en su
cabeza.
El Espíritu Santo comenzó a hablar de nuevo mostrando el
pecado de la hermana movida por espíritu de adivinación (Jezabel).
Quisimos invitar a su pastor a comparecer en presencia de testigos,
pero salió en defensa de su diaconisa, o pitonisa, corrijo y se negó a
nuestro pedido de hablar ante testigos y probar la autenticidad del
rumor esparcido por la hermana y su motivación personal al hacerlo,
de modo que este pudiera ser juzgado ante la lupa inequívoca del
discernimiento divino.
Sorprendido ante la negativa y rechazo del pastor igualmente,
quise redactar una carta para el pastor para dejarle saber que
violentaba los principios de unidad y común acuerdo y que
demandaba su renuncia a la pastoral, pues defendía y honraba a un
miembro de su congregación que había hecho expresiones
infamatorias que estaban trayendo escándalo y tropiezo al rebaño
que yo atendía, creando división, tronchando y estorbando la obra
de restauración en unidad ministerial del Espíritu.
Después de redactar la carta deseché la idea porque el Señor
me inquietó a dejar el asunto en sus manos. Luego, la hermana que
había invitado a la diaconisa a nuestras reuniones fue alertada y
advertida por el pastor prohibiéndole acercarse a mi persona, cosa
que le llenó de indignación por lo que se negó a aceptar su pedido
dado a que nos conocíamos antes de esta frecuentar su
congregación como miembro activo.
Le aconsejé a la hermana a no moverse de su iglesia a no
ser que fuera el Espíritu Santo quien se lo indicara. Entre otras
cosas le pedí por dirección de Dios que se sujetara a su pastor y
diera testimonio de su fidelidad a Dios allí en su congregación
poniendo su mirada solo en el Señor.
Continué mi trabajo pastoral y las reuniones y cultos
semanales de oración, pero la hermana sin yo tener conocimiento
de su decisión en ese entonces, dejó de asistir a su iglesia. Supe
luego por la hermana que el pastor había prohibido a su
congregación a hacer lectura de libros que tocasen el tema de
liberación y guerra espiritual y que todo hermano tenía que tener
aprobación previa del pastor para leer todo libro antes de poder ser
leídos por los hermanos.
Más tarde el pastor se obsesionó con la idea de que la
hermana visitaba nuestro ministerio desobedeciéndole y le confrontó
delante de su congregación preguntándole si su ausencia previa se
debía a que estaba visitando nuestros cultos de oración. La
hermana lo desmintió públicamente y terminó siendo expulsada de
la congregación.
Luego de esto continué en oración por este pastor y su
iglesia. Dado a que el pastor comenzó a imponerse tan
agresivamente en su rebaño me sentí responsable de hacer algo al
respecto. Así que comencé a pedir la oración a intercesores en
oración para exponer ante Dios este abuso de poder. Francamente
ya no me preocupaba que se pudiera rumorar para desacreditar mi
trabajo en el Señor.
He aprendido a anticiparlo y a continuar con la misma
consagración, seriedad y entrega con la cual asumí la
responsabilidad desde el momento en que obedecí el llamado. Sí
me preocupaba el orden en la congregación y sostener con firmeza
la autoridad de mi llamado ante el ataque a la reputación y evitar el
inminente peligro de la división del rebaño por causas juzgadas en
el poder del alma y las pasiones engañosas del corazón que
esparce el hedor el espíritu de Jezabel contra la autoridad profética
y contra la sana doctrina en relación al tema de la guerra espiritual
con el poderoso recurso de las publicaciones cristianas las cuales
también suele censurar mediante el control y la manipulación
espiritual y sicológica.
Además de mi preocupación por las almas que se reunían y
seguían a su pastor siendo atormentadas y subyugadas por el temor
a leer y escudriñar la literatura de guerra espiritual. Algunos de los
títulos que este pastor prohibía se han constituido en baluarte en
materia de enseñanza de la sana doctrina sobre el tema de la
guerra espiritual en importantes ministerios de restauración y
liberación. Un tanto lleno de coraje e indignación le expresé a la
hermana expulsada y con todo respeto: ¿Acaso esos hermanos en
la fe adolecen de algún tipo de retardación mental (junto a su
pastor)?
Lamentablemente, a ese estado de turbación y castración
sicológica estaba guiando a su rebaño. Vi a dos miembros de su
iglesia esconderse de mi persona. También supe que estos
hermanos tenían que rendir cuentas al pastor de todo lo que hacían,
de dónde venían y a dónde iban. ¿No es esto una evidente
manifestación de un espíritu de control y manipulación? ¿Hasta
dónde debe llegar la autoridad de un pastor o pastora?
Ciertamente la autoridad de un pastor o pastora llega hasta
donde la libertad individual y personal sean invadidas por ese pastor
o pastora o ministro de Dios. El Espíritu Santo nunca impone con
violencia, cortando orejas, sino que convence, espera y redarguye,
Jn. 16:8; Jn. 8:46; 2 Tim. 3:16.
Impedir que la grey o congregación lea y escudriñe el
contenido de lo que lee es contrario a lo que establece la palabra de
Dios quien nos instruye a escudriñarlo todo y a retener lo bueno, 1
Tes. 5:21. Impedir que los hermanos confraternicen en unidad del
Espíritu, sin evidencia corroborable del motivo, es un acto de
oprobio al hermano y una rebelión al consejo bíblico, Mt. 18:16.
Luego de estos contratiempos que el espíritu de Jezabel
promovió con complacencia contra la hermana expulsada y hacia
nuestro ministerio por la hermana diaconisa miembro de la
congregación de este pastor, Dios me inquietó a llamar al pastor. No
sin antes haber puesto el asunto en oración de modo que las
motivaciones de la llamada fueran motivadas por la pureza y el amor
de Dios.
Por supuesto, mi actitud no era de indiferencia así que
anticipé el conflicto espiritual demoniaco que desataría mi acción
con esa llamada y até en el nombre de Jesús a todo espíritu
inmundo, Mt. 18:18 y pedí a Dios en el nombre de Jesús que se
sujetara a la sabiduría y al conocimiento de Dios en su palabra, Ef.
3:10.
Después de la difícil y larga introducción para explicarle el
motivo de mi llamada, le pregunté que si era cierto que en su
congregación había prohibido la lectura de ciertos libros en relación
al tema de guerra espiritual. Fúrico, alegó que él no tenía que rendir
cuentas a nadie, entre otras cosas, expresándome que me quedara
con la hermana expulsada.
En su reiterada y enajenada insistencia en proceder con
desdén y rechazo le expresé cordialmente que renunciara al espíritu
de Jezabel porque se había enseñoreado del rebaño. Me gritaba
con rabia, histéricamente, que cancelaba todo lo que le expresaba
llamándome embustero, falso profeta e hipócrita, expresándome que
me movía en el espíritu de Absalón (espíritu de usurpación de la
autoridad) y que hacía un espectáculo desafiándome en un tono de
sarcasmo a que le colgara el teléfono. Terminó él mismo colgando el
teléfono (yo no lo iba a colgar jamás) supongo que impotente a la
reprensión y a los reclamos que el Espíritu Santo le hacía por
teléfono con mi llamada.
Concluí con un enorme agotamiento físico, pero con un gran
gozo. La confrontación requirió un gran esfuerzo espiritual y físico
contra esa potestad demoniaca enseñoreada de este pastor por el
Espíritu de Jezabel. Sabía que no contendía con el pastor o su
persona sino contra un espíritu demoniaco de abierta rebelión,
autoproclamándose apóstol, profeta y maestro.
Mi gozo era el reflejo de la justicia a la que el Espíritu Santo
me llevó en obediencia, permitiendo que ni un solo argumento
cayera a tierra a fin de confrontar su manipulación, control y abuso
de poder. Si en algo tuvo razón este hombre mientras me insultaba
era que le despojaba de su herética autoridad pastoral para
establecer la autoridad apostólica y profética en la iglesia en el
nombre de Jesús. Amén. Mi agotamiento valió la pena.
Puedo recordar una visión que Dios me dio unos instantes
luego de haber concluido la difícil encomienda, un águila inmensa
que descendía a tierra con sus garras abiertas mientras me
encontraba en oración y meditación. El Señor rejuveneció mis
fuerzas como las del águila, Salmo 103:105. La fuerza rejuvenecida
del águila es una virtud profética esencial a la hora de confrontar al
espíritu de Jezabel en el nombre poderoso de Jesús. ¡Recibe ahora
la fuerza renovada del águila en el nombre de Jesús!
No pasó mucho tiempo cuando este pastor y su ministerio fue
arrojado por la ventana por los eunucos de Jezabel cuando se le
señalara públicamente, mediante prensa televisiva el uso
fraudulento de finanzas en su ministerio. Años más tarde estuvo al
borde de la muerte al ser intervenido en una sala quirúrgica. Dios
tuvo misericordia de su estado espiritual concediéndole otra
oportunidad de vida. Si habrá aprendido la lección, no lo sabemos.
Solo Dios conoce el corazón, pero ciertamente el juicio de Dios
sobre su vida fue desatado conforme a la palabra de Dios.
“He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus
hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras.” Apocalipsis 2:22-23.
La imperfección e inmadurez de Sardis
Sardis es inmadura, imperfecta, Ap. 3:16. Un proceder
sárdico sería por ejemplo el de Pedro cortándole la oreja a Malco.
Algunos creyentes en la iglesia en Sardis necesitan recibir
restauración como Pedro, antes de que se les pueda confiar un
ministerio.
Pedro era un hombre sin letras, del vulgo, un hombre rústico,
rudo, imprudente y corajudo, pero lloró arrepentido, cuando fue
confrontado para restauración, reconociendo su cobardía, falta de fe
e hipocresía al negar que conocía personalmente a Jesús.
Los creyentes en Sardis, reprobados por Jesús en su
mensaje a las iglesias en Apocalipsis, es un tipo de creyentes que
suelen ofrecer resistencia con desafío y violencia carnal al punto de
lastimar o herir verbal o físicamente, Mt. 14:71; Jn. 18:10 a fin de
proteger su territorio o proteger su propio sentido de identidad o
seguridad personal, aunque sus acciones estén desenfocadas de la
verdad. Este tipo de creyentes suele ofender con insolencia,
entregan su fe egoístamente a fin de obtener su propia vida y
deseos o ambiciones personales como infantes “aferrados a mamá”
porque aún no han alcanzado adultez sicológica, emocional y
espiritual.
Pedro dependía de la seguridad que le ofrecía la compañía
de Jesús, su líder invencible, no obstante, la voluntad de Dios era
restaurar y revelar la victoria a través del camino de la entrega, la
negación del yo y muerte al pecado que viene como respuesta a la
fidelidad a Dios, poniendo la otra mejilla, corriendo la milla extra,
entregando la capa y la túnica, amando y perdonando a sus
opositores y enemigos. ¡Estrecha es la puerta, nos dice el Señor en
esta hora!
Pedro cometió un error infantil al cortarle o mutilarle la oreja a
Malco, pero vimos a Jesús ante todos los presentes, dándole una
lección de amor restaurador a Pedro, sujetándose al plan de Dios
sin ofrecer resistencia humana carnal.
Los creyentes reprobados de Sardis se encuentran en la
disyuntiva entre renunciar a sus enfoques personales y exclusivos
de su percepción del evangelio y vivir una vida de consagración a
Dios en oración y obediencia a su palabra a fin de poder recibir un
enfoque adecuado de su misión profética y restauradora en
Jesucristo, Ap. 3:2.
Los creyentes de Sardis tienen que aprender una lección de
amor. Solo así alcanzarán la madurez sicológica o emocional y el
fruto espiritual para cumplir con la inigualable encomienda del
evangelio de salvación y restauración.
Los creyentes reprobados de Sardis están muertos en la
presencia de Dios, aun cuando ellos mismos opinan lo contrario
creyendo que dan lo mejor de sí mismos a Dios. Estos creyentes
suelen ser sectaristas y dogmáticos que se rigen por las etiquetas
de sus denominaciones y grupos sectaristas. Amados lectores,
jamás llevemos a nadie a ninguna denominación o grupo.
Llevemos las almas a los pies de Jesús. Amén. Jesús guio a
Pedro a un enfoque correcto de la voluntad de Dios para su vida
preguntándole: ¿Pedro, me amas más que estos? Pedro responde
en humildad y mansedumbre afirmativamente luego de haber
experimentado la amarga y vergonzosa experiencia de reconocer su
hipocresía, su traición y su mentira cuando le negó delante de los
hombres.
Hasta este momento Pedro había sido forjado en su carácter
y moldeado conforme a la voluntad de Dios. Su carácter,
previamente impulsivo y receloso fue transformado en un carácter
fructífero de mansedumbre y humildad. Es en este momento que
Jesús al hacerle la pregunta anterior, le encomienda la
responsabilidad de cuidar al rebaño pidiéndole que pastoree a sus
ovejas. Jesús con el mismo amor que le tuvo cuando le amó aún a
pesar de que este le negó en tres ocasiones diferentes, le impartió
la honra del ministerio llamándolo al pastorado.
Jesús te pregunta en esta hora: ¿Me amas? No importa
cuánto me hayas negado, yo te otorgo una nueva oportunidad de
servir en mi reino de salvación y restauración mediante el perdón, la
verdad, la justicia y el amor. Vé, cuéntales a todos cuanto les amo,
de mi dádiva de amor al dar mi vida para perdonar sus pecados y
librarlos de la condenación eterna en el infierno.
Epílogo
Muerte de Lorenza
Este libro concluye con el deceso de Lorenza. Luego de
recibir el juicio divino permaneció postrada en cama donde recibía
atenciones de un personal de enfermería porque perdió su
capacidad para ser independiente y tener el control físico de su vida.
Su obstinación, su sordera espiritual, su incredulidad e indiferencia a
la voz profética fueron objeto del juicio divino. Fui a hacerle varias
visitas y a corroborar como su estado de salud humilló su rostro
altivo y autosuficiente. Escuché que en sus últimos momentos
entregó su corazón a Jesús.
No tengas en poco la corrección y la disciplina del Espíritu.
Sé obediente a su voz y a su dirección. Entrégale tu corazón
arrepentido, sepárate para Dios, congrégate y espera en él. Confía
en sus cuidados y protección fiel. Levántate con autoridad en él para
cumplir la encomienda ministerial si el Espíritu de Dios te ha
llamado, comisionado y enviado en el nombre de Jesús.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas no desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo
dondequiera que tú vayas.” Josué 1:9.
TE AMO JESÚS
¡Adelante con Jesús!
¡NO TOLERES A JEZABEL!
MARANATA CRISTO VIENE
Acerca del Autor
Emilio Antonio Martínez Pérez nació en la ciudad de San
Antonio, estado de Texas, Estados Unidos en Fort Sam Houston,
una Base Militar.
Su padre fue un instructor de vuelo privado y mecánico de
aviación en la fuerza aérea norteamericana y su madre, una ama de
casa entregada a las faenas del hogar y la educación de sus hijos,
escritora y poetisa.
Ambos padres influyeron positivamente en el carácter y la
educación de Emilio, el mayor y único varón de tres hijos.
Posteriormente, le toca vivir el dolor de ver la separación abrupta de
sus padres e integrarse difícilmente a un hogar reconstituido junto a
sus dos hermanas.
La gracia divina le otorga a la familia una nueva oportunidad
de superarse. Su madre se convierte en secretaria legal junto a su
ahora padrastro, un abogado notario con práctica en los Estados
Unidos y bufete propio en Puerto Rico, ambos, parte importantísima
dentro del llamado que posteriormente Dios le haría como ministro
de Dios.
Emilio cursó estudios universitarios conducentes al
Bachillerato en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río
Piedras en la facultad de Humanidades en el Departamento de
Drama, tiempo para el cual Dios le inspira a abandonar sus metas
como actor y cantante.
Obtuvo una certificación como Técnico Quirúrgico y de
Asepsia Industrial y trabajó en Puerto Rico y Estados Unidos,
ejerciendo esta profesión, la cual trajo inmensas satisfacciones a su
vida.
En Estados Unidos se incorpora al campo laboral secular
exitosamente, en una Agencia de Servicios Sociales, utilizando
como herramienta sus conocimientos en el arte dramático y se
capacita para impartir conferencias acerca de la prevención del
SIDA en escuelas y empresas. Abandona su empleo para reunirse
con su para entonces novia en el estado de California y así
consumar los planes de ambos de unirse en matrimonio.
Dios tenía otros planes y su relación de noviazgo no se
consumó.
Obligadamente, aún soltero y de vuelta a Puerto Rico en
busca de oportunidad de sustento económico, obtiene un empleo
como consejero en un novedoso programa de hospicio dando
asistencia pastoral a pacientes terminales en el hogar, viajando a
catorce pueblos de la isla de Puerto Rico.
Luego de haberse constituido en un valioso recurso para la
empresa tuvo que abandonar su empleo tras objetar abiertamente el
fraude de la empresa pues debía mentir, dando fechas falsas para
cobrar a los seguros, cosa a la cual se negó a consentir entre otras
cosas como la tiranía administrativa que le imponía una carga
irresponsable de labores que mermaron su interés en continuar
laborando para la empresa.
Luego de esto, transcurrió un año, tiempo en el cual Dios le
inquieta a permanecer en oración y ayuno y allí recibe confirmación
en su congregación para salir a un viaje misionero en República
Dominicana con el cual logra desarrollar su visión del campo
misionero y lugar al cual tuvo la oportunidad de regresar para asistir
a una misionera dominicana en Puerto Rico, en la apertura de un
templo, así como colaborar en el área de evangelismo personal.
Emilio es, además, autor de varios tratados o folletos
evangelísticos que tratan los temas de la homosexualidad, la sangre
de Cristo, la salvación, la niñez, la mujer y la vida cristiana.
Regresando a su congregación para continuar su labor en la
iglesia local, Dios le llama y le capacita con un llamado
independiente, fuera del ámbito de concilios, a la pastoral por siete
años.
Durante este tiempo, igualmente es llamado a escribir sobre
la manifestación del espíritu de Jezabel en la iglesia y cómo opera a
través y en contra de esta.
En el ínterin, se gradúa y obtiene un Grado Asociado en
Consejería Pastoral en Capellanía en una Asociación de Capellanía
misionera en su ciudad, predicando y asistiendo en consejería a
pacientes de la tercera edad y envejecientes.
Posteriormente Dios le abre una puerta en una cadena de
televisión conocida como La Cadena del Milagro Internacional del
evangelista Yiye Ávila para dar testimonio de su llamado al
ministerio en el legendario programa de Madres Unidas en Clamor a
Dios, liderado por la hermana Gloria Velázquez.
Actualmente, vive en la ciudad de Levittown, en el pueblo de
Toa Baja, Puerto Rico y ha retomado su llamado al pastorado por
orden de Dios.

Información de contacto:
Emilio A. Martínez Pérez
Urb. Lagos de Plata, F-32 Calle 3 Levittown
Toa Baja Puerto Rico 00949
Dirección de correo electrónico: apocalipsis1211@yahoo.com
Teléfono: 787- 326- 4486

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