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Basilio Guzmán
Espíritus Territoriales
Satanás pensaba que mi vínculo con ella era un acuerdo
amistoso con el espíritu de Sodoma. Aunque pudiese ser
interpretado de esa manera lo que no sabían era que el Espíritu de
Dios estaba obrando en mi vida en lo secreto, una liberación y una
sanidad espiritual.
Lo que ellos pensaban era una alianza conmigo, era una
estrategia de entrenamiento espiritual profético que me llevó a
comprender otras dimensiones y el proceder del reino espiritual
demoniaco invisible operando en esta familia sobre el territorio físico
incluso toda la ciudad.
En medio de una contienda espiritual el Espíritu Santo me
dijo: “espíritus territoriales”.
Comprendía que esta familia había invocado por años a
Satanás y que mi territorio estaba cautivo con su influencia
espiritual.
Dios me mostró en oración que principados y potestades
centenarios operando desde la Edad Media, gobernaban y regían
sus vidas con asignaciones ancestrales para maldecir a la iglesia de
Jesucristo.
Ellos obtenían poder adquisitivo a través de su influencia
espiritual demoniaca e impedían la prosperidad material de otros
con envidia y hechicerías, Gál. 5: 19- 21.
Solo en oración e intercesión en el culto a Dios, el gobierno
Fariseísmo congregacional
Solo Dios es testigo de la indiferente y orgullosa religiosidad,
mezquindad e hipocresía, las ansias de poder manipulador y
controlador, así como la deshonestidad de quienes administraban
los asuntos de Dios en mi congregación, los mismos que una vez
me sonrieron tendiéndome la diestra en señal de compañerismo
cristiano, luego tornándose extrañamente en enemigos al iniciar
gestiones con mi primera experiencia misionera y, luego, ante la
indiferencia enajenada de estos líderes en relación al ataque contra
mi testimonio de obediencia y sujeción.
Ni al hermano en la congregación que escuchó y recibió el
rumor de Belinda ni a la hermana Belinda se le pidieron cuentas por
esta acción impía y corrompida en presencia de líderes
responsables, maduros y piadosos.
Control Financiero
Sabía que el pastor no quería que abandonara mi trabajo
secular para irme a las misiones, según me lo había aconsejado
antes de la profecía que confirmaba mi salida al campo misionero,
pues en un momento dado me hallé en la disyuntiva de tener que
renunciar a mi trabajo secular ante el llamado del Señor.
En el ínterin, cité al pastor en su oficina y le pedí su consejo
sobre lo que debía hacer, porque sabía que Dios me llamaba a las
misiones, pero también sabía la importancia de tener la convicción
de ser sustentando por mi fe en Dios y no quería ser una carga para
mis padres al no poder aportar económicamente —aunque no lo
necesitaran— ya fuera de mi casa, pues vivía con ellos, ni dar
motivo alguno para escandalizar el evangelio del Señor al regresar
en el momento que tuviera que hacerlo.
Mi deseo era hacer todo en el orden establecido y en
obediencia a Dios, pero me preguntaba en ese momento: ¿Quién se
supone que me guíe en mis anhelos de servicio misionero al cual
Dios me ha llamado, sino este pastor y estos hermanos que yo
entendía amaban y servían a Dios?
Contradictoriamente, antes de considerar salir de mi trabajo
secular y siendo ya un miembro oficial en plena comunión, mi pastor
no había mostrado objeciones durante mi tiempo de servicio en la
congregación. Todo comenzó a tornarse en mi contra durante el
tiempo de elecciones de junta y cuando, repentinamente, se me
informó que debía abandonar mi trabajo secular.
Lamento comentar el hecho de que el pastor mostró
egoístamente un mayor interés en el aspecto económico, reteniendo
injustamente las finanzas de la iglesia, que en buscar el consejo de
Dios oportunamente para corroborar si, en efecto, mi salida era
genuinamente un llamado de parte de Dios.
Así hubiera objetado justamente, como hubiera sido la acción
propia del ángel de la iglesia, la oposición de la nueva presidenta,
además de haber tenido el detalle de consultar sobre mi
planteamiento a la junta de oficiales anterior y a su presidente.
Pero lo que considero una carencia crasa de autoridad y
liderazgo, le impidieron hacer justicia ante el importuno cambio de
presidentes de junta de oficiales, aplazando la urgencia de un
consenso justo en discernimiento de espíritus, antes de tomar la
decisión de enviarme sin el respaldo de la congregación. (Estupor y
sordera espiritual).
¿Acaso el Espíritu Santo se equivocó al llamarme? ¿Por qué
no se percató de que había elecciones de junta o no se había dado
cuenta de que las arcas financieras en la congregación eran
manipuladas, a fin de conceder beneficios preferenciales al pastor, a
la junta y a la infraestructura física? Además, ¿pasó por alto el temor
que tenía el pastor al déficit en el presupuesto económico?
¿Ignoraba que el “reglamento del concilio” debía prevalecer ante el
propósito de Dios?
Dios no tiene la culpa de la tacañería o codicia personal de
sus líderes. ¿Cómo, pues, pagarle al pastor y a su junta beneficios
preferenciales como un salario o un médico para que tengan
servicios de salud con los diezmos y ofrendas de la iglesia? Algunos
pastores se mantienen en su posición ministerial por los beneficios
materiales y el reconocimiento secular y proselitista que reciben, no
por velar por nuestras almas.
Dios no se responsabiliza de pagarle una póliza de seguro de
vida o accidente, ni planes de retiro a cambio de que vele por el
mantenimiento de la infraestructura física del templo de bloque y de
cemento; tampoco por seguir un reglamento que excluye la base
profética del evangelio de salvación. ¿Ofrecen acaso garantía de
salvación, salud, santidad y vida eterna de nuestras almas las
paredes de concreto y facturas de servicio de agua, electricidad o
arrendamiento?
Lamentablemente, esto ocurre en las iglesias donde el
énfasis está en el mantenimiento del templo físico, no en el
mantenimiento del templo espiritual compuesto de almas, que son
las “piedras vivas”. El evangelio no es un trueque lucrativo ni un
contrato de servicios prestados para mantener edificios,
manipulando económicamente, sino un deber santo y privilegiado de
fidelidad a Dios, con consecuencias de vida o muerte espiritual de
las almas por las cuales Jesucristo derramó su sangre preciosa,
dando su vida en expiación por los pecados de la humanidad. Jn. 3:
16.
¿Acaso seremos tan irrespetuosos, con Dios y con su
Espíritu Santo, para darles permiso para hablar, luego de las
elecciones de la junta de gobierno de la iglesia o cuando las facturas
estén al día? ¿No es la iglesia de Jesucristo un templo compuesto
de piedras vivas, siendo Jesucristo la cabeza, fundamento y sostén
de la misma? ¿No es el Señor Jesús, Señor y Sustentador de la
iglesia y quien debiera guiar sus pasos, no las estadísticas ni los
métodos de iglecrecimiento y, menos aún, el estado de cuenta
bancario?
Ciertamente en ese entonces yo no contaba con la autoridad
pastoral para señalar y dilucidar sus humanas, perezosas y
mañosas truhanerías administrativas y eclesiásticas, por lo que tuve
que obedecer a Dios al salir a mi primera experiencia misionera, con
el vergonzoso, escaso e incrédulo apoyo espiritual que recibí.
Me sentí totalmente abandonado y, aunque fui encomiado sin
objeciones a salir de forma independiente, su despedida en oración
y su falta de compromiso, su escasa y casi obligada ayuda
financiera, es lo que sentí, acompañado de un resonado puntapiés.
Las palabras del pastor en una carta que redactó, junto con el
vergonzoso y tibio cheque (espiritualmente hablando), me indicaban
que mi perseverancia me ayudaría en mi llamado. Creo que pensó
que no me percataría de su cinismo con esta acción,
desvinculándose de la responsabilidad pastoral y rompiendo la
unidad del cuerpo de Cristo de manera sutil y solapada. “¡Allá tú,
arréglatelas como puedas, resuélvete con esta “ofrendita”!
No obstante, Dios usó el contacto en mi congregación (el
esposo de la presidenta de la junta de oficiales) con el ministerio de
la hermana Belinda para recibirme en las facilidades de su
ministerio. También añadió, fuera de la congregación, lo que faltaba
para el costo total del pasaje y otros detalles. Pero era evidente que
me sentía huérfano dentro de mi familia espiritual, como un
“mendigo” de la fe cristiana.
Un comentario aclaratorio
Quiero esclarecer que no es despecho personal, ni mi
intención es hacer un énfasis protagónico en mi llamado ministerial
ni señalar, condenar o sentenciar o que medie un enfoque
financiero, como si el dinero fuese la base para emprender un
llamado en la iglesia. Solo he querido, por orden del Espíritu Santo,
exponer aquellas cosas que han de aportar a la visión de la obra
misionera en la iglesia, a fin de que estemos apercibidos de los
errores que perpetúan una maldición espiritual sobre esta y sus
líderes, no solo sobre su economía. Tu deber es ser copartícipe en
Jesucristo al rescate de sus propósitos. El Espíritu del Señor nos
dice en esta hora: ¡No toleres a Jezabel!
La hermana “Belinda”
Dios me mostró por el discernimiento de espíritus, que la
hermana Belinda, la misionera en República Dominicana, pensó que
yo salía en este viaje a sufragar sus gastos financieros, ignorando
que yo iba en una encomienda ministerial propia;
decepcionantemente para ella, pues yo no cumplía con sus
expectativas personales ni las expectativas de lucro para su
ministerio, eso fue lo que provocó el ataque contra mi persona.
La frustración e impotencia de Belinda evidenciaron su
avaricia y su corrompida percepción del propósito de Dios para mi
llamado al ministerio.
Dice un refrán secular: “Poderoso caballero es don dinero.”
No en vano Dios lo llama raíz de todos los males, amar a este
maleable e impredecible “señor”. 1 Tim. 6: 10.
Espíritu de adivinación
Mencioné que Belinda era oprimida por un espíritu de
adivinación y voy a explicar el porqué. El espíritu de adivinación
trabaja de forma similar al discernimiento de espíritus y al don de
profecía, porque al igual que estos, puede identificar acciones
demoniacas o humanas interviniendo sobre un hecho del pasado, el
presente o a ser efectuado en el futuro. Satanás puede discernir
igualmente cuando el Espíritu Santo de Dios es manifestado y, de la
misma manera, Dios le permite aparecer en escena, como en el
caso de Belinda.
También el espíritu de adivinación, que opera en una persona
bajo la influencia de la mente humana carnal o influenciada bajo
opresión espiritual demoniaca, indistintamente que alegue ser un
creyente, puede predecir o conocer causas, hechos o resultados en
personas y circunstancias que, a su vez, puede controlar y
manipular.
El horóscopo o la astrología, ciencia pagana de la
adivinación, tiene una gran acogida en el mundo secular
anticristiano y, entre algunos creyentes cristianos desobedientes,
porque no tienen una relación fundamentada en la Palabra de Dios
en oración. Acaban sucumbiendo a una peligrosa curiosidad en
indagar misterios ocultos, considerando que esos misterios ocultos
les han sido dados, con aparente lógica, sobre algunos aspectos de
sus vidas. Pero como creyentes cristianos nacidos de nuevo,
sabemos que estas prácticas paganas, idolátras y anticristianas
llevan olor de muerte en la presencia del Dios vivo y santo y que
toda sabiduría ha sido entregada y revelada a Jesucristo. Ap. 5: 12.
Aunque Satanás no puede leer el pensamiento del ser
humano, conoce su naturaleza caída, pues lo poseyó en el Edén,
cuando lo sedujo cediendo a la tentación en el huerto. Él sabe que
puede confundirlo o distraerlo con argumentos, usando el disfraz de
aparente justicia. Es necesario obedecer la palabra de Dios,
edificados por el fruto del Espíritu, así como por los dones del
Espíritu para disipar los pensamientos que Satanás quiere controlar
y manipular en la mente de un creyente.
Oremos en un común acuerdo:
Padre Celestial: En el nombre de Jesús vengo delante de tu
presencia para presentar esta lectura junto a mi amado amigo lector
y hermano en Jesucristo. Nos cubrimos con tu preciosa sangre y
pedimos nos perdones de toda falta o pecado, aún que reveles
aquellos que nos son ocultos o desconocidos, para arrepentimiento,
sanidad y restauración de nuestras vidas. Asimismo, pedimos que
perdones nuestras ofensas y perdonamos a todos aquéllos que nos
han ofendido. En el nombre de Jesús. Atamos todo espíritu
inmundo. Lo reprendemos, echándolo fuera ahora, en el nombre de
Jesús. Oramos que seamos desatados en espíritu, alma y cuerpo de
todo cautiverio de impiedad por un espíritu de control y de toda
manipulación por el espíritu de Jezabel contra nuestras vidas,
familias, naciones e iglesia. Enviamos una palabra de perdón,
liberación, sanidad, restauración y vida por la sangre del Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. En el nombre de Jesús.
Creemos, establecido por la fe en la palabra de Dios, por el
poder del Espíritu Santo y por la resurrección de Jesucristo de entre
los muertos, el derramamiento de su sangre preciosa para el perdón
de nuestros pecados, salvación y vida eterna.
Te pedimos impartas el don de discernimiento de espíritus,
así como los dones dados por tu Espíritu Santo, según tu voluntad,
para edificación de la iglesia, de modo que estos puedan operar
eficazmente en la unidad del cuerpo de Cristo en el vínculo de la
paz, rechazando toda obra de Satanás mediante las obras de la
carne, desarraigando toda raíz de amargura para restauración plena
de nuestras vidas en espíritu, alma y cuerpo en función de tus
propósitos de salvación, sanidad, santificación, restauración y
evangelización por tu Santo Espíritu, mediante los cinco ministerios
(apóstol, profeta, pastor, evangelista y maestro) en el nombre de
Jesús.
Oramos, pidiendo que tu presencia en medio nuestro sea
salvaguardando la unidad del Espíritu en el cuerpo de Cristo, en el
vínculo de la paz y que las almas arrepentidas de sus pecados
vengan al conocimiento de la fe en Jesucristo, tanto por la palabra
profética revelada a sus vidas, así como por el testimonio de
obediencia, santidad, vida, gozo y paz por el fruto del Espíritu Santo
en nuestras vidas en el nombre de Jesús.
Proclamo la santidad y el señorío de Jesucristo y de su
Palabra sobre nuestras vidas y servicio cristiano y pedimos fruto
espiritual, así como provisión de todo lo que falte a nuestras vidas,
familias, iglesias y ministerios a tales fines.
Te pedimos añadas revelación, sabiduría, discernimiento y
ciencia para toda palabra revelada y compartida en este libro, para
la gloria única de Dios en Jesucristo. En el nombre de Jesús.
Gracias, Señor. Amén.
La Adivina de Endor
Dios le permitió a la adivina de Endor ofrecer una “consulta
síquica astral gratuita” al rey Saúl, logrando esta coincidir con
precisión con aspectos de la vida del profeta Samuel, que ya había
muerto. 1 Sam. 28: 3- 11. Así mismo contenía aspectos de la vida
de David, la situación espiritual del reino en Israel y la condición
espiritual de Saúl ante Dios. 1 Sam. 28: 3- 25.
El relato bíblico nos enseña que ya Dios no hablaba al rey
Saúl ni mediante sueños, ni por el sacerdocio profético, ni por los
profetas. 1 Sam. 28: 6. Fue por esta razón que el rey Saúl, un
hombre ungido de Dios, escogido por Dios para ser rey de Israel,
acudió por ayuda espiritual y consejo a una mujer con espíritu de
adivinación.
En la ley dice: “No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo
o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni
sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago
(astrólogo), ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación
para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones delante de ti.
Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones
que vas a heredar, a agoreros y adivinos oyen; mas a ti no te ha
permitido esto Jehová tu Dios”. Dt. 18: 10.
“Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos, o
se entregare a la adivinación; ha de morir; serán apedreados; su
sangre será sobre ellos.” Lv. 20: 27.
Nuestro deber durante la guerra espiritual en oración, es
poder identificar estas obras para echar fuera este espíritu que
falsifica la profecía y el don de discernimiento de espíritus. De lo
contrario, continuará ejerciendo opresión e influencia por un espíritu
de control y manipulación para cautivar a los inocentes con una
máscara de aparente santidad, justicia y verdad. El espíritu de
adivinación es ejercido de manera anárquica y aislada al elemento
de unidad y común acuerdo con la autoridad pastoral y profética,
señalada por Dios mediante su Santo Espíritu, al cuerpo de Cristo
en el nombre de Jesús.
Discernimiento de espíritus
El don de discernimiento de espíritus (1 Cor. 12: 10), debe
funcionar, en sujeción a la autoridad profética del Espíritu, para
liberación y restauración. No puede haber discernimiento genuino
sin el común acuerdo con la autoridad profética delegada por Dios
para ministrar restauración a la persona que es objeto de la opresión
y/o posesión demoniaca.
He visto y escuchado evangelistas predicar, llenos de
perturbación, ira y espanto más que de autoridad divina desde el
púlpito, lanzando ataques bajo un alegado discernimiento de pecado
o de espíritus demoniacos, enviando a su vez una maldición sobre
la persona en la cual alegan haber discernido dicha actividad
espiritual demoniaca. En lugar de ministrar restauración y liberación
a esa vida, han ministrado oprobio, condenación y rechazo desde el
púlpito.
Tristemente, la cultura latina machista o influenciada por el
sexismo patriarcal, adolece de un concepto de disciplina inspirado
en el temor, en el rechazo y en el castigo, razón por la cual se
proyecta, en ocasiones, este estilo rudimentario desde el púlpito. El
reto divino para el rescate de las almas y restauración del liderazgo
en la iglesia, no puede utilizarse de pretexto en la plataforma
evangelística para hacer un alarde de avivamiento, utilizando el
castigo o, lo que ellos llaman disciplina de Dios o juicio, estando
estos también en una posición vulnerable, necesitando ser libres del
espíritu de adivinación, temor, culpa y rechazo en su propias vidas y
ministerios.
Estos llamados ministros, hombres o mujeres del evangelio, a
veces con cierta fama o reconocimiento en muchas iglesias. luego
de ser invitados por los pastores a exponer el mensaje a la
congregación, se bajan del púlpito, probablemente ajenos a lo que
han causado o probablemente no y abandonan la iglesia con
ofrendas en dinero, dejando oprimida, desconsolada y confundida a
esa vida sobre la cual lanzaron su despiadado ataque en falsa
santidad legalista y farisaica. Dejan también al liderazgo de la iglesia
contaminado espiritualmente y bajo pronunciamientos de maldición
en forma de murmuración, crítica y errados augurios de juicio, sin
que nadie asuma responsabilidad por lo dicho contra esa ovejita
herida en la iglesia, afectando a otros al margen de lo ocurrido.
De esta manera continua la ceguera espiritual, afirmando
estos que el Espíritu de Dios se ha movido en la iglesia,
perpetuando la misma actividad contaminada y demonizada en cada
culto ofrecido a Dios con la etiqueta falsa de avivamiento. No en
vano hay tantas vidas en la iglesia, aún antiguos creyentes,
buscando el consejo divino y restauración para sus vidas. Estando
llenos de amargura, se rehúsan a encontrar ayuda en el área de la
ministración de oración, guerra espiritual y la liberación espiritual
demoniaca a través de la consejería pastoral.
Siguen cautivos del escepticismo, del temor a la
murmuración, la condenación, la crítica mancilladora y a la común y
torcida percepción de la venganza divina, como piensan
eventualmente los que han sido heridos por este espíritu
calumniador y falsificador de la vida espiritual santa, justa y piadosa;
en fin, por el espíritu de Jezabel. ¡Qué muchos evangelistas
mentirosos, con falso temor a Dios (miedosos) y prepotentes ocupan
los púlpitos santos!
He escuchado creyentes silenciados por el espíritu de
Jezabel en la congregación, con un falso temor reverencial a Dios,
que aseveran que hay que callar no importa lo que veas en la
congregación, usando el pretexto de que no hay iglesia perfecta.
Esto es un engaño peligroso, porque si bien es cierta la premisa de
que hay que orar, discernir y esperar antes de hablar, cuando Dios
expone un engaño a la luz, hay que hablar de ello y confrontarlo
oportuna y diligentemente en el Espíritu, para erradicar o arrancar la
raíz que perpetuará maldición en la congregación y así traer sanidad
y restauración en el nombre de Jesús. Amén.
Lorenza
Si bien conocer a Lorenza fue decepcionante, me preguntaba
ingenuamente por qué había titubeado sorprendida. Dios le quitaba
el reconocimiento que se había atribuido hasta ese momento,
cuando le pregunté si conocía a alguien que pudiese ofrecerme
cobertura pastoral y por qué había esperado tanto tiempo para
dejarme saber que conocía a alguien que sí contaba con la
autoridad pastoral, con las herramientas del Espíritu Santo para
ayudarme en aquella necesidad que Dios quería suplir a mi vida.
Lorenza ni siquiera mencionó estar sujeta a un pastor o
pertenecer a alguna congregación. Yo llegué a pensar seriamente
que ella era la autoridad profética que Dios había señalado para mí,
pues ella hablaba en lenguas, profetizaba y tenía visiones
espirituales. Además, pensé equivocadamente que esto, unido a su
ancianidad, sus canas y largo cabello, era el equivalente a
sabiduría, autoridad profética y a madurez espiritual. Las
apariencias engañan. Hay muchos con apariencia de santidad, pero
su corazón está muy lejos de Dios.
En Lorenza quise recibir ayuda honradamente, en el nombre
de Jesús. Hubiera querido que así fuera, pues al principio me
impartió respeto y llegué a amarle genuinamente en el Señor.
Lorenza mantuvo en secreto, muy adrede, la importancia de la
autoridad pastoral a la cual Dios quería sujetarme, cuando decidió,
fría e insensiblemente, cortar su vínculo conmigo al adentrarme en
su vida. Curiosamente, luego corto su cabello. Seguí visitándola,
pero desconocía a ciencia cierta, en ese entonces, el porqué de su
conducta y sus exabruptos, hasta que el Espíritu Santo trajo
revelación y discernimiento sobre eso.
El espíritu de Jezabel entraba, con Lorenza, a usurpar el
trono de la verdadera autoridad pastoral y profética para bloquear,
bajo manipulaciones, el llamado de Dios, no solo perpetuando el
mismo patrón de acusación de Belinda a través de creyentes
vinculados a ella, que también asistían y frecuentaban su casa,
sucumbiendo al mismo espíritu, sino porque influía sutilmente a que
esos creyentes no se acercaran a nuestro ministerio, con lo cual
obtenía control de las circunstancias, mostrándose incómoda
cuando Dios me movía a invitar a otros a participar en unidad del
Espíritu de las actividades del ministerio.
Fueron muchas y continuas las manifestaciones de este
espíritu de control y manipulación a través de la conducta y de las
acciones de cristianos ejerciendo prácticas ministeriales en una
necesidad de sanidad y restauración, subyugados a este espíritu y a
la autoridad usurpadora de Lorenza. A partir de Lorenza, enfrenté
varios años de acusaciones y confrontaciones con este espíritu
insidioso, inmoral e irreverente.
La insensata presencia del espíritu de Jezabel contra mi vida
personal y llamamiento a la pastoral y los esfuerzos de la oración
intercesora en unidad del Espíritu, fueron casi aniquilados con su
poder y su maldad. Algunos hermanos se acercaron con el mismo
pretexto: venían a compartir en compromiso ministerial con el
alegado deseo de recibir o buscar ayuda o ministración. Algunos por
simple curiosidad o solo a indagar con un espíritu de sospecha e
intriga, al salir por la puerta. En ocasiones anticipábamos, por el
discernimiento de espíritus, que no cumplíamos con sus propias y
prejuiciadas expectativas de lo que ellos buscaban espiritualmente
de forma desordenada e improvisada.
Algunos fueron confrontados por el Espíritu Santo, quien
revelaba su conducta extraviada. Al hacerlo, en ocasiones
arremetían con algún improperio hacia mi persona o mostraban una
arrogante indiferencia, restando valor a la confrontación pastoral.
Algunos buscaban apoyo a sus entremetidas andanzas
ministeriales, pero Dios nos trazaba límites, no permitiéndonos
compartir con ellos, aun anhelando la unidad del Espíritu con ellos.
Estos creyentes eran de diversas iglesias o trasfondo
denominacional, o bien en pleno aprendizaje y discipulado, por lo
que era de esperarse que manipularan, torcieran o trastornaran
información, distorsionando el sentido espiritual correcto de las
cosas, lo que abría puertas a espíritus inmundos de demonios,
aliados al espíritu de Jezabel para usurpar la autoridad pastoral.
Volveremos más adelante a comentar sobre las
contaminadas acciones jezabélicas de Lorenza, así como a ilustrar
con otros ejemplos, cómo se manifiesta este espíritu demoniaco de
control y manipulación espiritual y de usurpación de la autoridad
pastoral profética.
Un ex santero convertido al Evangelio
Baldomero había recibido a Jesucristo después de haber
servido a Satanás. Había consumido sangre animal en rituales de
santería africana. En algunas de nuestras reuniones Baldomero
solía interrumpir, hablando con ojos de espanto, alegando olfatear a
la distancia el aroma del café preparado por alguna hechicera de la
santería o el olor a maíz tostado, según él mismo percibía en la
atmósfera espiritual que circundaba su propio territorio.
Su voz se tornaba grave, gutural y quería centrar y desviar el
orden pautado en nuestras reuniones de oración con sus
percepciones místicas del mundo de la santería, no para ilustrarnos,
a fin de comprender con mayor profundidad el campo de batalla
espiritual invisible, sino porque aún tenía un temor malsano y
enfermizo a los demonios y a las prácticas ocultistas, si bien
sabíamos que eran verdades contundentes sobre el reino de las
tinieblas.
Aunque nos resultaba de interés que fuesen develadas las
intenciones del enemigo, para hacerle frente a través de la oración
en el Espíritu en la guerra espiritual y le concedíamos espacio para
expresarse, sus relatos estaban arraigados en un temor insano al
mal y al mismo tiempo presumía con ínfulas de reconocimiento de
ser una autoridad en lo espiritual. Baldomero fue instrumento del
adversario de las almas para desprestigiar nuestro ministerio, en sus
inicios, expresando que yo no era pastor ni pertenecía a alguna
congregación.
Baldomero llegó hasta mi casa en una ocasión como invitado
por un joven con problemas de adicción a drogas a quien le
habíamos ministrado la palabra de Dios en oración y el consejo
pastoral. Baldomero, el día que nos conocimos quiso ungirme con
aceite, imponiendo sus manos sobre mi cabeza, cosa en la cual
hubiese consentido sin problemas de no haber escuchado la voz del
Espíritu Santo, quien me alertó de su acción desordenada,
contaminada e impulsiva, por lo cual no consentí a que me ungiera
con aceite. Baldomero y su amigo pertenecían a una iglesia
cercana.
Eran ovejitas heridas con sed espiritual que, inestables y
rebeldes, buscaban un lugar de adoración. Quise cerciorarme que
pertenecieran a dicha congregación y me comuniqué con la pastora
encargada de modo que regresaran a su congregación para ser
pastoreados y discipulados en su lugar de procedencia, aunque
siempre les atendí cuando lo solicitaron.
Eventualmente Dios nos abrió una puerta para reunirnos en
un local prestado, iniciando el grupo de estudio bíblico y oración.
Baldomero levantó una alianza con un evangelista invitado
recientemente a una de nuestras reuniones, en represalia personal,
saboteando la obra que estábamos levantando en aquél lugar. Al
cabo de un tiempo, Dios nos reveló el origen del ataque. Baldomero
estaba airado al no acceder a la imposición de sus manos sobre mi
persona, además de que siempre tenía un extraño e insolente
interés en mi pasado, preguntándome e insinuando insistente y
continuamente si yo había sido homosexual, cosa que nunca accedí
a contestar.
Dios me mostraba que Satanás le hacía creer que era usado
por el Espíritu Santo. En realidad, era usado por un espíritu de
adivinación. Al permanecer firmes en no acceder a su interés,
Satanás lo movió con la misma acusación sobre la alegada atadura
de la homosexualidad que señalaba Belinda. Algunos de los
hermanos que inicialmente asistían a las reuniones optaron por
seguir esta alianza impía y dejaron de asistir a las reuniones en el
local. Esto a pesar de que reuní a la dueña del local y al resto de los
hermanos para notificarles la decisión de movernos de ese lugar,
algo que explicaré luego en mi relato.
El procesamiento de nuestra humana condición
Ejerciendo el liderazgo no podemos idealizar nuestra
autoridad suponiendo que podemos desarrollar una visión de
totalitarismo, dictadura cristiana, de perfección utópica, al querer
exponer estas circunstancias en seres humanos, vulnerables e
imperfectos y darles por la cabeza sin misericordia. Hacer esto es
incorrecto y se constituiría en sí en una acción jezabélica. Todos
podemos equivocarnos en el caminar cristiano y Dios nos concede
oportunidad para enmendar nuestras faltas en amor, pues el amor
cubrirá multitud de faltas.
“Sepa que el que haga volver al pecado—(y creyentes
cristianos como líderes en posiciones usurpadas de autoridad--) de
su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de
pecados”. Stgo. 5: 20
Si pretendemos ministrar restauración, es preciso el
aprendizaje al ejercer el discernimiento divino para administrar
adecuadamente la gracia y los asuntos que atañen al reino de Dios
en justicia sobre la tierra Ef. 3: 16. De esta manera vamos a
reconocer el ataque de nuestro adversario el diablo, para destruir
sus obras y ser libres de su yugo de corrupción espiritual. Tenemos
que dejarnos enseñar por Dios si deseamos ver su obra en nuestras
vidas y que esta no sea retrasada por nuestra inconsistencia
espiritual y falta de revelación en el fruto del amor. Solo así
podremos cumplir el propósito restaurador y santificador en nuestras
vidas mediante nuestro llamado ministerial profético.
Todos hemos pasado por procesos de sujeción a la autoridad
profética pastoral con el fin de alcanzar restauración, si es que
hemos anhelado crecer. Pero sabemos, por estos relatos
testimoniales, que no siempre es ni ha sido así.
Cuando enfrentamos situaciones en la iglesia, pruebas,
obstáculos inadvertidos, sanando heridas, lastimaduras o
levantándonos de algún tropiezo personal o atacados por una
autoridad usurpada o jezabélica, es necesario y seguro que
tengamos que sujetarnos a la autoridad de un ministerio de
enseñanza y/o consejería pastoral mediante un proceso que
requerirá ser vigilado en oración y ayuno, para alcanzar restauración
personal o ya sea retomar o reiniciar el llamamiento ministerial
indistintamente que este sea independiente o bajo las normas de
algún concilio de iglesias que enseñe la sana doctrina, claro está,
(Ef. 5: 21; Stgo. 5: 16) lo cual no exime de ser oprimido o poseído
por el espíritu de Jezabel igualmente.
En relación al momento de ejercer mi llamado a la pastoral,
Dios nos habló anticipadamente para decirnos que llevaría a
predicar al púlpito predicadores y ministros en una condición de
pecado, para ser confrontados para restauración por la autoridad
profética pastoral, no para avergonzarlos con una confrontación
carnal o de manera alguna con murmuraciones, que casi siempre
salen a relucir con el disfraz de la revelación divina en reuniones
secretas o públicas, en cultos de oración, entre creyentes inmaduros
como hemos relatado que ocurre dentro de la iglesia, sino para
impartir el orden en la congregación según la estrategia dada a la
autoridad profética pastoral correspondiente, por el Espíritu Santo
de Dios, para restaurar y sanar al liderazgo herido o en pecado.
El vínculo entre pastores con el resto de los ministerios del
Espíritu sujetos a la autoridad en Jesucristo en común acuerdo, es
vital al momento de poder desenmascarar el espíritu de Jezabel
usurpando la autoridad profética en la iglesia. Solo así podremos
impartir sanidad al liderazgo en pecado, herido y oprimido por esta
falsa autoridad, la cual oprimía tristemente a Lorenza, a Belinda, al
que fue mi pastor, a la presidenta de la junta de oficiales y a su
esposo, así como a Baldomero y al evangelista en su alianza con
este.
Si bien Satanás intentará despojarte de tu autoridad en
Jesucristo, apelando a un pasado limpio en la sangre de Jesucristo
y que usará si es posible a cristianos y cristianas para escandalizar
el Cuerpo de Cristo, detener tu llamado y avergonzar el evangelio
del Señor, es importante entender y comprender en la misericordia
de Dios (no justificarlo ciegamente porsupuesto) nuestra condición
humana dentro de una vida espiritual, la cual Dios anhela restaurar
en amor.
Cuando asumimos en obediencia el llamamiento de Dios no
obstante estemos en un cuerpo humano sujeto a pasiones
humanas, podemos decir confiadamente, luego de pasar por el
proceso de restauración mediante sujeción a la autoridad profética
señalada por el Espíritu Santo, que “el que comenzó —amén— la
buena obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Fil. 1: 6.
El profeta Elías en su llamamiento, dice la Biblia:
“…era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las
nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre
la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio
lluvia, y la tierra produjo su fruto.” Stgo. 5: 17.
¿No es alentador leer esta palabra, amados amigos lectores
y hermanos en la fe? Confiemos en el llamamiento divino y
despojémonos de la falsa autoridad de Jezabel para impedir,
obstaculizar nuestras vidas, ministerios y servicio cristiano.
Abraham antes de hacer su pacto con Dios
Abraham, conocido como el padre de la fe, salió de su tierra y
de su parentela hacia la tierra que Dios le había prometido para
hacer de él una nación que fuese especial tesoro en la tierra, Ex. 19:
5. Sin embargo, Abraham no había sido circuncidado. Era un
“incircunciso”, lo que implicaba, casi despectivamente, que era tan
pagano como cualquiera de los habitantes de su tierra. Su
incircuncisión era equivalente a la tarea no concluida por el Espíritu
Santo.
Pero su incircuncisión no fue un obstáculo para obedecer el
llamado de Dios. Abraham no necesitó de requerimientos de
membresía, ni de afiliación, ni de oficiales, ni de juntas conciliares, ni
protocolo eclesiástico, ni se le tuvo que girar con endechas, un
cheque al portador a nombre de una cuenta bancaria provista de
ofrendas y limosnas, que, o bien se han robado o pedido indigna y
deshonestamente. ¡Sé propicio, Señor Jesús! Abraham solo
necesitó de su obediencia para cumplir su llamado pues permanecer
en su tierra (o congregación), implicaría permanecer en la idolatría y
en la tibieza espiritual de los que le rodeaban y habitaban su tierra.
Los que hemos tenido la oportunidad de estudiar a este
patriarca israelita de la fe llamado Abraham, sabemos que tuvo que
pasar por un duro procesamiento de su humanidad, de guía divina,
de trato personalizado, de mucha oposición, donde Dios pondría a
prueba su fidelidad una y otra vez. Fue hasta cumplirse la promesa
de Dios por hacer su parte en obediencia (y de haber caído, al no
creer a Dios y tener un hijo fuera del vínculo conyugal), que
finalmente recibió la señal del pacto con Dios en su cuerpo mediante
la circuncisión, Gn. 17: 24.
La circuncisión de Abraham en ese momento es el
equivalente de la obra concluida del Espíritu Santo, de la obra
restauradora del Espíritu y del llamamiento de Dios a ser ejercido
para edificación de la iglesia. Rom. 4: 11-12; Col. 2: 10-23.
El plan de Dios era guiarle hacia el cumplimiento de su
promesa para la humanidad mediante su fe en él, sin
requerimientos, sin obras, solo por fe. Es solo su obediencia y
sujeción durante el proceso, razón por lo cual finalmente fue
consumada esa obra de restauración en su vida, siendo la
circuncisión la señal del pacto entre él y Dios.
“En Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra.”,
Gn. 12: 3.
Fue de la simiente de Abraham que Jesús nació para redimir
a la humanidad por el derramamiento de su sangre preciosa. ¡Gloria
a Dios! ¡Aleluya! Jesús pagó el precio de nuestra circuncisión sobre
el madero de la expiación. “Consumado es.” Jn. 19: 30.
Ya no tenemos que circuncidarnos como señal de pacto de
fidelidad y obediencia a Dios. Cuando Jesucristo quita mediante su
sangre, la carga de pecado y de iniquidad por la fe en él, sabemos
que así como lo hizo con Abraham, Dios habrá de completar la obra
de restauración a través de las promesas de su Palabra viva por
nuestra obediencia a la obra del Espíritu Santo a fin de que
podamos servir a los propósitos del evangelio de salvación en
Jesucristo al lugar donde Dios nos haya llamado a amarle, servirle y
adorarle en “espíritu y en verdad” porque a tales adoradores busca
nuestro Padre celestial que le adoren.” Jn. 4: 23- 24.
Así que nuestra autoridad pastoral profética no dependerá a
fin de cuentas, de nuestra propia visión de santidad, de acepción de
personas o por el intelecto humano y religioso de los entremetidos y
en necesidad de restauración y sanidad interior, prepotentes, aliados
al espíritu de Jezabel, que retrasan y obstaculizan el proceso de
orden y sujeción en la iglesia de Jesucristo, He. 13: 17; Col. 2: 18,
sino de la obediencia a la autoridad profética y al uso eficaz de los
dones del Espíritu y del fruto del Espíritu en unidad del Espíritu, Ef.
4: 3.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para
la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tes. 5: 23.
Solo de esta manera podremos alcanzar la prosperidad de
Dios —éxito ministerial en todas las áreas de nuestra vida espiritual:
espíritu, alma, cuerpo— como consecuencia de la obediencia a su
Palabra viva para restauración en santidad.
A pesar de que Abraham engendró un hijo con Agar, (quien
representa servidumbre, oprobio, esclavitud y yugo desigual) la
sierva de Sara, (Sara era estéril y eligió remedialmente en
incredulidad, darle a su sierva en un concubinato consentido) para
que Abraham le diera un hijo a través de ella queriendo ayudar a
Dios a cumplir su pacto, la promesa de un hijo en su vejez ,--Dios,
en su misericordia cumple su promesa al darles a ambos un hijo
legítimo en el tiempo señalado, finalmente, dándole a su hijo de
sangre Isaac. Fue después de Abraham errar y desobedecer que
Dios pacta con él —aún pacta con Ismael, el hijo ilegítimo— a través
de la circuncisión, pues aun lo que nos parece ilógico, producto del
rechazo, el error y la desobediencia o pecado humano Dios lo
bendice para sanarlo, bendecirlo y restaurarlo. Dios es un Dios de
promesas de restauración y vida. ¡Solo caminemos sujetos a su
plan, en obediencia y él consumará la obra que comenzó para gloria
de su nombre por Jesucristo! Fil. 1:6.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Jn. 1: 2.
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a
sus profetas, y seréis prosperados.” 2 Cr. 20: 20.
“No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis
profetas.” 1 Cr. 16: 22.
Nehemías hizo su parte, haz tu parte
Trabajamos en la edificación, unidad y común acuerdo con la
autoridad que Dios ha señalado en el cuerpo de Cristo mientras
caminamos por fe hacia la meta de restauración de nuestros
ministerios, nuestras vidas personales, familias, naciones e iglesias
aunque no veamos una señal física, o no veamos la manifestación
de un fruto espiritual, o no obtengamos una respuesta inmediata a la
oración de fe, o bien porque en el camino el espíritu de Jezabel
haya herido, atacado o subyugado a la autoridad profética en la
iglesia.
Nehemías es un ejemplo de cómo se pelea la guerra
espiritual en el ámbito espiritual invisible. Mientras los enemigos de
la restauración y reconstrucción del templo (Jezabel y sus falsos
profetas) acechaban con entrometerse en la labor para impedirla y
detenerla, ninguno de los que tenían un acuerdo con Nehemías (la
iglesia de Jesucristo) dirigido por el Espíritu Santo, (en nuestro caso
la autoridad profética en Jesucristo por el Espíritu Santo), soltaba su
espada (la espada del Espíritu, la oración en el Espíritu y la
ejecución en obediencia de la palabra de Dios).
“Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que
cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la
espada”. Neh. 4: 17.
Mientras caminas, iglesia, día a día rumbo a esa obra de
restauración, acarreando (sirviendo), trabajando, (testificando tu
salvación en Jesucristo al mundo), y cargando (intercediendo en
oración), usando su palabra viva, (la espada del Espíritu, nuestra
espada o arma de guerra), por el poder del Espíritu Santo, Dios
levantará bandera (obtendrás victoria a favor de sus propósitos en
ti), llevándote a la plenitud de tu llamado, para guiar a otros a
salvación y restauración en el nombre y por la sangre de Jesucristo.
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre
bajo al cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Hch.
4: 12.
Ciertamente, como mencionamos, no todos han permitido el
proceso de confrontación y de restauración, rebelándose a la voz
profética, tomando livianamente su palabra viva y ejerciendo una
autoridad usurpada, pero sabemos para gloria de Dios en
Jesucristo, que habrá de ayudar a bien nuestro si nos mantenemos
sujetos al orden y a la guía del Espíritu por la obediencia a la
palabra viva de Dios para restauración.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
(obediencia a su palabra) son llamados.” Rom. 8:28.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios.” Rom. 3:23.
“Así, los primeros serán postreros, y los postreros; primeros;
porque muchos son los llamados, mas pocos escogidos.” Mt. 20:16
¡Muchos escogen ver su propia gloria y pocos ver la gloria de
Dios!
Alabamos a Dios dándole gloria y gracias por su fidelidad.
Estamos convencidos en el Señor por esta Palabra de que
recogeremos para gloria de nuestro Señor Jesucristo, el fruto de las
semillas de restauración profética que Dios sembró en los
corazones a través de la confrontación profética pastoral.
Ciertamente, Satanás no quedó ni quedará conforme con una
vida de obediencia y de autoridad divina en nuestras vidas y se
enfrascará en continuos intentos por desmentir y restar valor a cada
uno de los esfuerzos ministeriales y la obra de restauración que
Dios comenzó y concluirá para su gloria (si decides obedecer). Esta
ha sido la respuesta de Dios: ¡No toleres a Jezabel!
Jezabel, en nuestro campo de batalla espiritual
Durante la guerra espiritual los dones del Espíritu, 1 Cor. 12:
7- 11, serán indispensables para identificar y reconocer todo aquéllo
que opera ocultamente en contra de la restauración del cuerpo de
Cristo, el templo espiritual y del liderazgo herido llamado por Dios.
No pretendemos sanar o restaurar a Jezabel porque esta no quiere
arrepentirse, pero si se arrepiente, habremos logrado la encomienda
para la gloria de Dios por amor.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
arrepentirse de su fornicación”. Ap. 2: 21.
Un corazón arrepentido, contrito y humillado a Dios por haber
pecado, Sal. 51: 17; Sal. 34: 18, es fundamental para obtener
libertad del juicio o sentencia de enfermedad y muerte a quienes
este espíritu somete.
“He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, sino se arrepienten de las obras de ella. Y a sus
hijos heriré de muerte, y todas las Iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras.” Ap. 2: 20.
Nuestro objetivo o más bien el objetivo de nuestro Dios es
sanar la autoridad que el espíritu de Jezabel les ha robado a
creyentes cristianos para continuar operando infiltrada entre
creyentes genuinos que son advertidos por su Espíritu de no
adulterar con ella al aliarse o tolerar un señorío ajeno a los
propósitos del evangelio de restauración y de santidad en nuestras
vidas. En la guerra espiritual el Espíritu Santo mediante el don de
discernimiento de espíritus, revela las estrategias espirituales con
las que este espíritu demoniaco de control y de manipulación
obtiene el poder.
Un creyente con un trasfondo pasado delictivo o de violencia,
ocultista, religioso idolátrico o sectario que no ha logrado renunciar
del todo a sus falsas creencias o pactos antiguos en contra de la
sana doctrina de Jesucristo, un falso temor a Dios, una falsa piedad,
mezclas sincréticas del cristianismo con enseñanzas paganizantes,
filosofías místicas, el espíritu crítico del legalismo farisaico, que
justifica la fe en Dios por la ley o requerimientos humanos, creyentes
sinceros que no han sido bautizados en el Espíritu Santo ni tienen
entendimiento del mundo espiritual invisible ni de los dones del
Espíritu, un creyente que no ha completado el proceso de consejería
pastoral, un creyente que aún necesita liberación de opresión o
posesión demoniaca o no tiene un conocimiento bíblico doctrinal
sano sobre sanidad espiritual, emocional o física en sus vida es un
objeto o presa vulnerable de este espíritu de falsa autoridad
profética en la iglesia.
Para ilustrarlo, como recordarán, en el caso de Belinda
durante mi estadía temporal en las facilidades de su ministerio en la
República Dominicana, pude escucharle relatar su lucha contra los
varones en la iglesia para poder levantarse en un ministerio. En su
caso, pude entender que la usurpación de la autoridad a espaldas
mías con sus murmuraciones, estaba íntimamente ligada a sus
heridas de rechazo aún sin sanar pues en el inicio de su labor
misionera, el ministerio de la mujer en la iglesia presentaba mayores
escollos para ser honrado por el varón en el liderazgo.
Estos creyentes oprimidos por la autoridad falsa de Jezabel,
como lo era Belinda, ejerciendo una autoridad usurpada, tienen la
necesidad de trabajar con sus propias heridas y resentimientos bajo
la autoridad del consejo pastoral profético, pues son creyentes que
actúan bajo espíritu de envidia y traición —por envidia entregaron a
Jesús, Mt. 27: 1— como una estrategia demoniaca de defensa para
poder compensar sus sentimientos de auto-rechazo, provocados a
su vez por las heridas del rechazo.
Necesitan trabajar el perdón hacia sí mismos y extender el
perdón hacia los que persiguen en la iglesia impíamente con celos,
envidia, amargura e ira. Sus propias heridas de rechazo crean y
abren heridas de rechazo hacia los demás, abriendo igualmente
puertas espirituales a poderes demoniacos a través de las obras de
iniquidad de la carne, Ef. 4: 26.
Son almas heridas muy conscientes y sensitivas de su propio
dolor, en la mayoría de los casos, que han endurecido su corazón
con amargura por lo que suelen mostrar posturas ofensivas y
defensivas continuamente, para protegerse del dolor del trauma
emocional que cargan en sus almas lastimadas, a veces de forma
imperceptible que solo revela el Espíritu Santo. Similarmente, les
pasa como al muchacho del relato bíblico: no pueden oír ni hablar a
su Padre celestial metiéndose en el Agua de Vida, que es la palabra
de Dios, para contaminarla o torcerla ni en el fuego del Espíritu para
apagarlo. Dios obre por su misericordia un milagro de liberación,
sanidad, salud espiritual y física, así como restauración profética en
sus vidas en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
Su estrategia para compensar estas carencias emocionales,
faltas o debilidades, es asumir un rol de autoridad o de sumisión a
este espíritu controlador y manipulador. Solo el perdón y el
arrepentimiento pueden romper el pacto con Jezabel para sanar y
restaurar esas heridas, para así dar a luz el sentido de propósito y
de plenitud de vida en el Espíritu.
Cuando nos sentimos justificados por el perdón de Dios por la
fe en Jesucristo y de su preciosa sangre, recibiendo su paz, (Rom.
5: 1; 5: 9; 6; 7; 8: 30; 8: 33; Ti. 3: 7; Gal. 5: 4), no requerimos de la
autoridad para el control de un ministerio o de una vida, exponiendo
en desobediencia sus debilidades, indecorosa y deshonestamente,
fuera del orden que establece la escritura, para obtener un consuelo
auto-gratificante y perverso puesto que, además, esto siempre trae
vergüenza y escándalo al evangelio de restauración.
Cuando se busca obtener el control y la autoridad fuera de
los canales que Dios ha establecido por su Palabra, no solo se invita
a la manifestación de espíritus de adivinación mediante las obras de
la carne, sino que se invita a abrir la puerta a los demonios que
buscan pactar con los seres humanos y con creyentes
desobedientes y tibios o carnales mediante la idolatría, el amor al
dinero o al apego de las cosas materiales, de las pasiones carnales
terrenales del ego, del mollero humano, finalmente atrayendo
enfermedad y muerte física o espiritual como consecuencia.
La forma contraria a un espíritu de autoridad jezabélica es un
espíritu pasivo (de aparente humildad) con heridas similares o
traumas emocionales que tolera la autoridad enfermiza y
contaminante del espíritu de Jezabel en la iglesia. Dios aborrece los
ídolos, 1 Jn. 5:21. Ese es su carácter celoso y santo, Ex. 20:5; Ap.
3:19; 1 Pe. 1:15-16. Un Dios que transforma el corazón es un Dios
que anhela la libertad de ese yugo de corrupción espiritual religioso
e idolátrico que engendra falso sentido de santidad, falso sentido de
culpa, falso sentido de temor y auto-rechazo por las heridas que
inflige al alma desprovista de la autoridad pastoral profética genuina
en el nombre de Jesucristo, 1 Jn. 4:18.
Satanás aborrece la guerra espiritual porque durante la
guerra espiritual nos despojamos de su poder de corrupción
espiritual demoniaco y falsamente religioso, de la contaminación de
los ídolos espirituales ocultos, del pecado y de la amargura que ha
logrado sembrar en las almas heridas para extraviarles del camino a
la eternidad con Jesucristo, He. 12:13-16.
Jezabel como una aparente autoridad profética
El espíritu de Jezabel intentará imitar la autoridad profética
para robarnos la plenitud del llamado y apropiarse de las almas que
Dios desea rescatar de las garras de maldición. Por ejemplo,
ministerios de enseñanza acerca del mover profético en la guerra
espiritual, el don de profecía y el uso de los dones del Espíritu en
general o ministerios de enseñanza en el manejo de la economía
para impartir estrategias de liberación demoniaca de maldición
sobre la economía, han sido arruinados por la intervención de la
falsa autoridad profética del espíritu de Jezabel logrando que, lo que
en principio era voluntad de Dios para manifestar el poder y la
revelación profética genuina sobre estas áreas de la vida espiritual
de la iglesia y de las almas por quienes Jesucristo dio su vida, ahora
sean objeto de rechazo de maldición para quienes han cedido a sus
engañosas y también llenas de adulación enseñanzas. Hemos visto
la justicia de Dios para corregir a tales ministerios.
Las enseñanzas divinas sobre el manejo del dinero en la
iglesia fueron para bendecir a la iglesia pero la autoridad mediante
el espíritu de Jezabel se apropió de las enseñanzas e hizo errar al
pueblo para que no recibiese la plenitud de lo que nos pertenece en
Jesucristo logrando que la codicia y la ambición así como la lujuria,
la lascivia y la vanagloria de este mundo o su extremo acérrimo
fanático legalista vinculado a un espíritu de falso fruto de humildad,
carnal y religiosa, de escases miserable, permearan el carácter de
santidad y autoridad, sofocando la voz profética con sus religiosas
herejías seductoras y estrategias infectadas por el germen del
control y la manipulación.
Quienes han hecho pacto o alianza con el espíritu de Jezabel
en sus dos extremos legalistas y errados alegan que la riqueza es el
reflejo de la gracia y del favor divino o un mal pecaminoso y carnal
por lo que hay que justificar la escasez miserable como fruto de
humildad y piedad. Puedo recordar por lo que registra la historia a
los tristes, falsos e idolátricos votos de pobreza que hicieron los
frailes dominicos (militares religiosos) en la República Dominicana
durante la (guerra político-religiosa) inquisición española. De allí que
hayan bautizado como República Dominicana a esta nación en
honor a ese sacerdote católico romano con voto monástico, Fray
Domingo de Jesús, para luchar por el sistema político religioso
paganizante al cual perteneció.
Un país que adolece de una enorme pobreza, aunque
sabemos que se predica y enseña igualmente el evangelio de las
inescrutables riquezas del reino de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. Oremos por esta nación y por la nuestra para que Dios
complete la obra que comenzó en su iglesia en Puerto Rico y la
República Dominicana y salve las almas perdidas y subyugadas por
este voto de pobreza ancestral que aun afecta a miles de
generaciones. Oramos al Señor de la mies que envíe obreros a su
mies, de modo que tengan la oportunidad de ser libres en el nombre
poderoso de Jesucristo.
Tanto la escasez miserable como su extremo opuesto bajo el
pretexto teológico, son afirmaciones o postulados heréticos y
ocultan tras sí heridas de rechazo, ira y raíces de amargura.
Rechazo por temor a depender absolutamente del poder de Dios o
rechazo a vivir de acuerdo a las circunstancias que Dios permite
para probar nuestra fidelidad en dependencia de él por la fe en él.
De ambas maneras se roba a Dios, ya sea rechazando las
bendiciones o abundancia de Dios (riqueza material) para justificar
la falsa piedad o humildad o bien para justificar la pobreza con otro
interés oculto o bien apropiándose de la abundancia o riqueza
material de Dios para administrarlas para lujuriosos, egocéntricos e
idolátricos intereses ministeriales, religiosos o políticos como suplir
aparentes necesidades sin el consentimiento divino para gloria de
sus posiciones humanas, políticas o religiosas lo que también se
constituye en una tibieza espiritual que no opera el propósito
profético de evangelización, sanidad, santidad y restauración
profética.
¿De qué vale suplir las necesidades de otros si no estamos
ministrando salvación bajo la autoridad pastoral profética genuina,
guiados por el Espíritu Santo? 1 Cor. 13.
Dios es soberano y en su soberanía puede escoger que
seamos despojados de todas nuestras posesiones o economía o
bien escoger suplir todas las cosas abundantemente. En ambas
circunstancias Dios debe ser honrado y glorificado porque él
siempre actúa con propósitos de amor, restauración y salvación
eterna, aunque nos duela sujetarnos a su voz y a la autoridad
profética genuina en la iglesia.
Manipular carnalmente las riquezas es una acción del espíritu
de Jezabel y esto, mis amados lectores del Señor, ocurre no solo en
el mundo secular religioso católico si no también protestante
evangélico y de sectas o movimientos heréticos que se auto
denominan cristianos no siendo cristianos como el Mormonismo, el
Adventismo del Séptimo Día y La Torre del Vigía o “Watch Tower
Society” entre otros que pretenden predicar y enseñar la sana
doctrina. Muchos de ellos son condenables por enseñar y creer el
error y la mentira, aunque honestamente creen en estas como la
verdad. Dios nos hace responsables de escudriñar la palabra de
Dios y velar que nadie nos engañe, según lo que Jesús nos advirtió
para estos tiempos que vivimos. Mt. 24.
¡Mucha teo-loco-gía! Quise decir teología, sin señales de
arrepentimiento, sin el fruto del nuevo nacimiento espiritual ni el fruto
espiritual por el poder del Espíritu Santo de Dios.
“Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”
Job 1:21.
En todo somos enseñados a depender de sus fieles y
preciosas promesas de restauración espiritual y económica
igualmente.
“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.”
Hag. 2:8.
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.”
Fil. 4:12-13
Adoración fingida
En una ocasión observaba una promoción televisada de un
ministerio de enseñanza de la prosperidad divina contaminado con
el evangelio del materialismo y la pompa. En una de las tomas
televisadas aparecía uno de los pastores de ese popular y adulado
concilio de iglesias postrado con el rostro en el suelo alfombrado del
altar. Me sorprendí de verle en una actitud reverente y de
humillación a Dios cuando de repente el Espíritu Santo me
redarguye exclamando: ¡Se postra ante Mamón! Lc. 16: 3
Comprendí que su aparente adoración era el reflejo de su condición
espiritual de idolatría y amor al dinero. Un gesto de aparente piedad,
su alianza con el espíritu de Jezabel.
Mientras muchos en la iglesia no saben cómo obtener libertad
a través del poder de Dios por la fe en Jesucristo, la autoridad que
adora fingidamente mediante su pacto de hechicería con la
autoridad usurpada mediante el espíritu de Jezabel, esta entretiene
al pueblo con el atractivo del dinero y con las ideas seductoras de la
prosperidad o por el contrario enseñando una espiritualidad de
pobreza, escasez miserable, un falso y aparente fruto de humildad,
enseñando confusión y conformismo al pueblo que no puede
discernir correcta y apropiadamente esta condición en las almas
perdidas y en el liderazgo herido y confundido.
¡Cuántas iglesias agendadas con el ritual del mundo tomando
decisiones no respaldadas por el Espíritu Santo que tuvieron la
oportunidad de ser fuente de bendición y verdadera riqueza en
Jesucristo hoy se encuentran atados, oprimidos, desaparecidos o
heridos por negarse a escuchar la voz de la autoridad pastoral
profética! Su vana ambición personal y su falsa piedad generó
desorden, burla y desilusión en las almas por quienes Jesús
derramó su preciosa sangre.
Conocí a la autoridad profética, una anciana ungida de Dios
que fue echada de la iglesia cuando profetizó hace más de
veinticinco años que el pastor fundador para el cual trabajaba el
ministro (su propio hijo) postrado ante Mamón, estaba errando su
visión. Dios la trajo a un culto de liberación que ofrecíamos en una
marquesina prestada veinticinco años después para testificarlo y
para confirmar lo que había enseñado a mi espíritu sobre esta
iglesia y sobre la importancia de humillarse, reconocer y sujetarse a
la autoridad de la voz pastoral profética en la iglesia en el nombre de
Jesús. Esta iglesia se dividió por pecado de adulterio y continúan al
momento de redactar estas líneas postrados ante Mamón, el dios
falso de las riquezas de este mundo.
Cuando un líder se enseñorea de la grey
Hay pastores que tienen la costumbre de predicar solamente
ellos en sus congregaciones. Cuidado con esta costumbre porque
puede hacer vulnerable a ese pastor al espíritu de Jezabel en su
vida. Cuando un pastor o pastora excluye irresponsablemente la
participación de otros ministerios en su iglesia está dando lugar a un
espíritu de control y manipulación y probablemente el espíritu de
temor o rechazo se haya infiltrado. Los pastores ni ningún ministerio
llamado por Dios genuinamente deben temer que nadie les quite su
autoridad porque su autoridad no les pertenece a ellos sino a Dios.
Los pastores deben aprender sujeción igualmente
acercándose a otros ministerios a participar en unidad del Espíritu
siempre y cuando tenga el discernimiento de espíritus, no sea que
sin querer haga una alianza jezabélica, que contamine
espiritualmente a la congregación y al pastor. El espíritu de Jezabel
puede falsificar la unidad del Espíritu (ecumenismo, aparente
unidad) y el fruto del amor igualmente (aparente amor o aparente
aprobación). Hay ministros que ceden a presiones externas para
predicar o llevar un mensaje a lugares donde el espíritu de Jezabel
rige a su liderazgo con el pretexto de la unidad y del amor o para
aparecer ante otros como respetables, buscando reputación y
reconocimiento, auto-promoverse a sí mismos o al nombre de su
denominación o concilio. Creo que esta conducta es una de tibieza
espiritual y tolerancia peligrosa para el pueblo menos capacitado
para discernir esta estrategia del espíritu de Jezabel para parecer
justa o piadosa.
Cuando se es maduro espiritualmente no es necesario
poseer un grado teológico en un seminario ni se necesita tener la
aprobación de los hombres en la iglesia y si se tiene, igualmente. La
obediencia nos lleva a la experiencia de la autoridad profética en el
nombre de Jesús. La madurez genuina es la que origina en la
obediencia a la voz de Dios ante las circunstancias. La madurez
definida según la autoridad profética de Jezabel es condicionada y
controlada y es el resultado empírico de esfuerzos humanos, no el
resultado de la obediencia a la voz del Espíritu.
Por ejemplo, Dios me permitió en una ocasión ver y oír
ministrando a un niño junto a su padre y a una niña junto a su madre
en el altar de una iglesia donde fui invitado a ministrar en una
ocasión. Ambos niños oraron en lenguas, en el don del Espíritu. Fue
a mí a quien ministraron ambos en cada una de las circunstancias.
Ser inmaduro espiritualmente hubiera sido pensar que un niño no
tiene capacidad espiritual ni autoridad para ministrar en la iglesia por
ser un niño. ¡Claro está, los niños estaban a su vez sujetos a la
autoridad profética del Espíritu, y a sus propios padres!
¡Hay que honrar y sujetarse a los padres espirituales en la
iglesia y esto no tiene que ver con edad ni tiempo de conversión!
“Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis; porque de
los tales es el reino de Dios.” Lc. 18:16 ¡Gloria a Dios por los niños
con autoridad en el Espíritu!
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne
(autoridad profética), y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones.” Joel 3:28.
“Sacrificio y ofrenda no te agrada: Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí
vengo; El hacer tu voluntad Dios mío me ha agradado, y tu ley está
en medio de mi corazón.” Salmo 40:6-8.
Dios solo quiere nuestro corazón y oídos determinados a oír
su voz, no a los reclamos y parámetros humanos de hombres y
mujeres usurpando la autoridad e inmiscuidos en los asuntos
administrativos de la autoridad pastoral profética para desviar el
orden del Espíritu establecido para la iglesia del Señor.
Ser guiados por el Espíritu Santo
La Biblia enseña claramente en el caso de Pablo en el libro
de Hechos 16: 5- 8 que el Espíritu Santo no le permitió predicar en
Asia en determinada ocasión. Dice en unos versículos anteriores,
Hch. 16: 5, que las Iglesias eran confirmadas en la fe, que
aumentaban en número día a día y eran fortalecidas por el Espíritu
Santo, tenían paz y eran edificadas en el temor del Señor.” Hch. 9:
31 Es bien importante lo que señala esta palabra porque dice que
las iglesias eran confirmadas en la fe y eran fortalecidas por el
Espíritu Santo, no sustentadas por ofrendas ni diezmos, ni el plan de
la súper teología secularizante, como si Dios se estudiara como
parte de un programa de literatura comparada de cuatro años, ni las
estrategias humanas de iglecrecimiento para hacer crecer a la
iglesia.
Las ofrendas y diezmos no son el eje del sustento sino la vida
en el Espíritu. La unidad del Espíritu verdadera se sujeta a la
autoridad en obediencia a Dios. Si en un pastor hay temor de que el
Espíritu revele la condición de su corazón ese pastor debe en
oración, ayuno y humillación genuina a Dios, admitir su pecado y
pedir la cobertura pastoral profética hasta ser restaurado o
restaurada. Si no lo hace, Dios se encargará de hacerlo y eso será
probablemente mucho más costoso o doloroso.
Es mejor humillarse para arrepentimiento que ser
quebrantados en el orgullo por endurecer el corazón a Dios. Los
pastores no deben temer las falsas profecías o la falsa autoridad si
puede distinguirlas de las que son genuinas. Si has sido llamado al
pastorado tienes el deber y la responsabilidad de poder distinguir
una autoridad profética genuina, enviada por Dios de una autoridad
profética falsa.
“La bendición de Jehová es la que enriquece y no añade
tristeza con ella.” Proverbios 10:22.
No puedes jactarte ni gloriarte en las bendiciones de Dios ni
querer enseñar a otros a cómo obtenerlas cuando no has sanado
esas áreas ocultas o lastimadas de tu corazón ni has hallado el
balance para aplicar la verdad con amor con autoridad profética. Si
no has sanado, vas a arruinar el propósito sanador y restaurador de
Dios en tu vida, en los tuyos, tu familia y también dentro de tu iglesia
y congregación.
No se puede enseñar prosperidad a la manera de Dios y
mucho menos enseñar liberación y guerra espiritual cuando el
corazón está herido o no ha encarado esas áreas de debilidad.
Cuando el liderazgo se resiste a recibir sanidad, consejo o
restauración, el espíritu de Jezabel tomará ventaja para infiltrarse
contaminando con sus seducciones y sed de poder y
reconocimiento.
La Biblia enseña en el libro del profeta Juan —el apóstol— la
urgencia y el anhelo de Jesús en oración antes de subir al Padre su
interés en la unidad perfecta en el amor a fin de que el mundo
incrédulo sea salvo. Pero el espíritu de Jezabel tiene a la iglesia
dividida por lo cual el mundo incrédulo se va sirviendo tras las
mentiras de Jezabel, el sustituto contaminado de la fe auténtica y de
la santidad y la piedad como fruto espiritual de una relación personal
íntegra con Dios.
La guerra espiritual es la oportunidad del creyente dirigido por
el Espíritu para sanar esas áreas de debilidad antes de poder
asumir un rol corrector y disciplinario en santidad en un llamado del
Espíritu en la iglesia.
La iglesia fiel debe aprender a vivir en plena y absoluta
dependencia divina sujeta al Espíritu sin mirar quien aprueba o no
su caminar con Dios en la encomienda que de él haya recibido. La
iglesia fiel no depende de la honra de los hombres ni de los concilios
humanos. La iglesia depende de lo que Dios por su Espíritu está
haciendo para glorificar el nombre de Jesucristo en su vida, no el de
su propia persona, denominación o grupo. La iglesia depende de la
expectativa de lo que Dios ha de confirmar para su gloria en
Jesucristo. Solo así recibiremos de él honra y exaltación, 1 Sam.
2:30; Stgo. 4:10; 1 Pe. 5:6.
“Humillaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que él
os exalte cuando fuere tiempo”. Pe. 5:6.
Mi pueblo perece por falta de conocimiento
Vamos a ministrar a Dios con nuestro servicio y vida como
cristianos en adoración congregacional en unidad y armonía, pero
Dios conoce todos nuestros defectos, heridas y escondidos traumas
y situaciones dolorosas del pasado. Así que una cosa es adorar a
Dios en el servicio y vida cristiana en la congregación en unidad y
armonía y otra cosa es tomar las riendas de un ministerio, el cual
Dios nos dará en la medida que nos mantengamos sujetos al orden
y hagamos la guerra espiritual dando fruto espiritual, Ga. 5:22-23,
como lo hizo Nehemías, el restaurador del templo en Israel, aunque
siempre estemos sujetos a pasiones semejantes a las del profeta
Elías.
Por eso una cosa es estar sujeto a pasiones semejantes a las
de Elías y otra cosa es no estar restaurados. Estar restaurados no
implica en manera alguna que no estemos sujetos a las debilidades
de la carne o a la tentación. La restauración es un proceso que hay
que cuidar en disciplina de obediencia diaria porque la naturaleza de
pecado puede manifestarse.
Muchos en la iglesia están sin pastor que “vele por sus
almas” sirviendo de tropezadero en la iglesia por desconocer estos
detalles tan esenciales porque irresponsablemente desconocen el
manejo de la autoridad desde la perspectiva de la restauración
personal primero, o bien porque se han llamados ellos mismos o
ellas mismas o bien porque están forzados a seguir el reglamento
de su concilio antes de asumir el llamado fiel del Señor al ministerio.
A veces hay que detener el ministerio a tiempo para buscar
restauración y sanidad interior del alma bajo cobertura pastoral
profética y luego continuar el llamado. Sé de quienes continúan el
llamado después de haber cometido una falta grave y decir aquí no
ha pasado nada o bien usando el pretexto de desenmascarar al
diablo y a los demonios sin haberse auto aplicado una disciplina
espiritual de restauración para ellos mismos.
Por ejemplo, conocí a una pastora que con el pretexto
genuino pero carnal de santidad que quiso corregir desde el púlpito
para recriminar públicamente el pecado de fornicación que
alegadamente estaba cometiendo una joven que asistía a esa
congregación. La joven posteriormente trató de quitarse la vida
después de que fuera avergonzada públicamente en la iglesia. Dios
desató juicio sobre ese ministerio.
La pastora predicadora invitada a llevar el mensaje allí cayó
al piso mientras ministraba, justamente en el lugar contaminado
desde el cual hizo su pronunciamiento contra una ovejita que Dios
anhelaba restaurar, muriendo luego en el hospital. Vi después de
corroborar los hechos un lazo negro colocado en la puerta del lugar
de reunión. La mujer predicadora muerta se supo, luego, que estaba
en una relación de adulterio.
Yo andaría con cuidadito en ese lugar donde se adora a Dios.
Pero Dios fue fiel en cumplir su palabra enjuiciando a su liderazgo
jezabélico.
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree...” Rom. 1:16.
No es voluntad de Dios destruir ni herir los corazones
trayendo muerte espiritual y física cuando nuestra posición
ministerial debiera ser de liberación, vida y salud espiritual. Oremos
por el fruto de la humildad en nuestras vidas y ministerios.
Sabemos, instruidos por el consejo de Dios en su palabra que
la autoridad pastoral profética genuina se humillará a Dios después
de reconocer haber traído vergüenza a su testimonio delante de las
almas y admitirá sus faltas y pecados contra quienes ha herido,
humillado, destruido y perseguido con el pretexto de la santidad.
Solo así Dios le devolverá el llamado si Dios en su soberanía así lo
decide, a pastorear con una genuina, renovada y transformada
visión de santidad y del amor de Dios para sanar, salvar y restaurar
a las almas en el nombre de Jesús. Amén.
Las lecciones de corrección de Dios son dolorosas cuando
sus propósitos son preservar la vida de Jesucristo en la iglesia para
salvación de las almas.
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento.” Oseas 4:6
Aquí está implicada la vida o la muerte espiritual del liderazgo
profético en la iglesia.
“Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la
ley (el testimonio de la palabra de Dios por el Espíritu) es
bienaventurado.” Prov. 29:18.
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la
multitud de consejeros hay seguridad.” Prov. 11:14.
Aunque Jezabel asume el rol de maestra, pastora y profeta
(todos los ministerios) el Espíritu Santo se encargará de revelar, Jn.
16:13, sus torcidos caminos para exponer a luz la verdad en justicia
de restauración, su reino de poder usurpado.
Por ejemplo, dentro de movimientos fundamentalistas de
enfoque en la santidad externa y extremada (forzada, utópica,
legalista e inútil, sin poder espiritual en el Espíritu), vi en una
ocasión como se levantaron ciertos líderes respetados de una
iglesia “en-pescozá-lista”, digo, pentecostalista, ni evangelista ni
pentecostal quise expresar, que desprestigiaban el mover profético y
las enseñanzas de liberación sobre la guerra espiritual usando la
imagen de la Biblia para obtener su autoridad como una estrategia
engañosa de manipulación. Estos, involucrados en contiendas
carnales sobre asuntos que ellos mismos no comprendían,
afirmaban ciegamente que hacer guerra espiritual no es un
ministerio.
Guerra espiritual como un servicio
Amados, ministerio es todo aquello que se constituya en un
servicio para traer gloria a Dios en Jesucristo usando todas las
capacidades, dones y talentos que Dios ha impartido al creyente en
la iglesia. Los cinco ministerios del Espíritu, Ef. 4:11-12, no serían
útiles en la guerra espiritual sin la manifestación de los dones para
traer restauración y sanidad a las almas, a la iglesia y al liderazgo
herido.
Asi como la milicia armada sirve a una nación para
protegerse durante las guerras así en el ámbito espiritual invisible
servimos a Jehová de los Ejércitos en el nombre de Jesús y por la
sangre de Jesucristo con las armas de nuestra milicia espiritual, 2
Cor.10:4-6 cristiana para proteger y hacer frente contra lo que
detiene los propósitos de salvación eterna y el diseño de Dios para
las almas, así como a la iglesia de Jesucristo militando sobre el
planeta.
Consecuencias de la confrontación
Hubiera deseado que, aquellos que huyeron cuando
recibieron confrontación pastoral por su conducta de rebelión e
insubordinación en la iglesia, formaran parte de lo que Dios se
proponía hacer en nuestras vidas en ese momento, bajo la
cobertura pastoral de nuestro ministerio.
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él
os exalte cuando fuere tiempo.” 1 Pe. 5:6.
Heridas abiertas en el alma
Dijimos que el espíritu de Jezabel toma ventaja espiritual
mediante las heridas del alma sin sanar y restaurar, aliándose a
otros en la misma condición, promoviendo el escándalo, el tropiezo,
la desilusión y la deslealtad entre los hermanos, quebrantando el
pacto de unidad y común acuerdo en Jesucristo.
El espíritu de Jezabel se enseñorea, creando un ciclo de
perversión y de distorsión de los hechos que esparce la impureza y
la suspicacia y abre las puertas a la murmuración y al chisme. Hay
que considerar, en oración y en discernimiento de espíritus, a quien
o a quiénes vamos a honrar a la hora de confiarle nuestras cargas e
inquietudes, pecados o faltas, pues tal confesión podría obrar en
contra de nuestra sanidad y restauración muy innecesariamente.
Sabemos que Satanás, el acusador (mentiroso) de los
hermanos, como es fiel y auténticamente llamado, (Ap. 12:10) usará
toda la información obtenida en su poder, aun sin que medie un
interlocutor humano, con el fin de idear su estrategia para debilitar la
autoridad profética y dividir la unidad del cuerpo de Cristo,
desalentar la fe y retrasar el proceso de restauración. Esta
información llegará a oídos de cristianos que, incluso, alegarán que
la información les ha sido revelada por el Espíritu Santo de Dios.
Luego de iniciar el grupo de oración y mi llamado a pastorear,
conocí a un hermano que vino hasta mi casa, para comentarnos que
él conocía a cierta hermana a quien había escuchado hacer
expresiones acerca de mi persona. El hermano sintió la urgencia de
revelarme el comentario de esta hermana, pues ella era miembro de
su iglesia y había sido expuesta por el Espíritu Santo en su
congregación por el pecado de murmuración. Comencé a orar,
entendiendo de parte de Dios que se trataba de un ataque del
enemigo para detener y debilitar la iniciativa de oración, cuando
escuché a Dios en voz audible que me expresaba: ¡Date a respetar!
Cuando llegó el día señalado para el culto de oración, me
dirigí a la hermana para confrontarla, quien admitió los hechos en
una actitud de arrogancia y desafío, casi con una expresión alegre
en el rostro. Le expresé que tuviera cuidado, porque eso que había
expresado sobre mi persona era un chisme, (1 Tim. 5:20, Tit. 2:15,
Ap. 3:9, Tit. 1:13-16). Me contestó que era la primera persona que le
había dicho tal cosa. Agradecí al hermano que desenmascarara la
hipocresía de esta hermana a tiempo, pues esta estaba vinculada a
la hermana que nos había prestado el lugar.
Cuando decidí cambiar las reuniones de vuelta a mi hogar, le
pedí a la dueña del local trabajar en nuestro ministerio, pero nunca
nos dio una respuesta afirmativa, con lo que pudimos corroborar que
quería ejercer el control de forma astuta, oculta y silenciosa,
haciéndonos creer que caminaba en unidad y común acuerdo
aprovechándose de la influencia de nuestro ministerio a su favor.
También se opuso a la confrontación contra la hermana chismosa,
expresando que no se debía revolver el “hormiguero”.
De hecho, más tarde abrió una iglesia cerca de su propiedad
y el hormiguero luego se revolvió allí. Se supo que la hermana
infiltrada en nuestras reuniones, amiga de esta, la que fue señalada
por la autoridad profética de su iglesia por el pecado de la
murmuración y que el hermano desenmascaró alertándome de su
conducta, fue juzgada por Dios. Fue encontrada casi moribunda
dentro de ese templo, recién construido y se divulgaron testimonios
escandalosos de su propia familia, porque estaba ministrando en
pecados de adulterio y lesbianismo ocultos en la iglesia; murió un
tiempo más tarde.
Junto a estos testimonios se unieron otros testimonios de
juicio contra Baldomero, el que hizo una alianza impía con el
evangelista invitado a una de nuestras reuniones, de quien se
descubrió que tenía una adicción activa a la pornografía y que
también estuvo encarcelado una noche, después que cuatro
individuos le intervinieron, dándole una paliza callejera mientras
recorría solo, las calles de su barrio. Es evidente que eran
instrumento de Satanás, el Acusador, no solo para destruir sus vidas
testimoniales en la congregación, sino para destruir el llamado y la
autoridad que Dios nos hacía e impartía para ejercer el ministerio
pastoral. Finalmente, como pueden ver, es él, nuestro enemigo,
expuesto a vituperio.
A la tribu de Gad se le profetizó lo siguiente: “Gad, ejército lo
acometerá; mas el acometerá al fin”. Gén. 49:19.
¡Al final, Dios pelea por sus hijos y les da la victoria!
Al escribir estas doloras memorias y vivencias me preguntaba
por qué las relataba, pues eran recuerdos con un mal sabor que
creía debía olvidar y perdonar. Dios me respondió: ¡Con este libro le
pones el cascabel al gato!
De inmediato entendí, por esas palabras del Espíritu a mi
vida, cuán importante es que sepamos reconocer quiénes son
enviados de parte de Dios y quiénes no lo son, aún entre creyentes
aparentemente bienintencionados para apoyarnos, guiarnos o
colaborar con nuestro ministerio o vida espiritual, pues el espíritu de
Jezabel acecha con iniquidad y ambición, con sus ansias carnales
de poder y manipulación espiritual.
Los creyentes heridos y en rebelión, que suelen manifestar
temor al castigo, con orgullo, ego exaltado, ceguera espiritual o
tibieza espiritual (oscilación entre el mundo secular y la iglesia, entre
la carnalidad y la espiritualidad), evitan que el Espíritu Santo haga
su labor en sus vidas, resisten y rechazan la confrontación del
Espíritu Santo, sin humillación a Dios. Cuando, ante la confrontación
del Espíritu Santo para exponer el pecado y corregirlo, se hacen
expresiones como “es mejor no revolver el hormiguero”, se actúa la
inmadurez espiritual, corriendo el peligro de ser poseído por el
espíritu de Jezabel.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere
arrepentirse de su fornicación.” Ap. 2:21.
Cuando hay temor a la confrontación, suelen existir agendas
ocultas que promueven eventualmente la manifestación de herejías,
falsas enseñanzas o enseñanzas aparentemente sanas de espíritu
de error, tronchando y mancillando el fruto del Espíritu de la
autoridad pastoral profética que confronta, corrige, disciplina en
santidad, pero que, a su vez sana y restaura por amor, Tit. 1:5; 3:10;
2 Tim. 2:5; Pr. 16:16; 2 Tim. 3:16-17; 4:1-2.
Cuando confrontamos la manifestación del espíritu de
Jezabel en la congregación o iglesia, proclamamos la restauración
del cuerpo de Cristo. No hacerlo destruye la oportunidad del Espíritu
para impartir la vida de Jesucristo en la iglesia mediante la unidad
del cuerpo de Cristo. Si por algo es importante “poner el cascabel al
gato” es por esta razón. Los que parecen ser enviados de Dios
pudieran destruir lo que Dios desea sanar y restaurar. ¡No toleres a
Jezabel, Iglesia!, pues te llevará a la tibieza y serás vomitado del
cuerpo de Cristo. He. 12:11; 8; 13:15; Ap. 3:16.
De entre las muchas experiencias de confrontación contra
este espíritu de control y manipulación en Lorenza, recuerdo que le
pedí usar su hogar para ofrecer un culto evangelístico, a lo cual
accedió. Llegado el día, entré a la sala de su casa, cuando
inmediatamente el Espíritu Santo me indicó que dirigiera a la iglesia
a orar de rodillas. Lorenza me exigió que fuera por más sillas
reaccionando airada, expresándome que no diera órdenes.
Sorprendido, por su rebelde indiferencia, le respondí en voz
muy baja que si deseaba un espectáculo frente a todos. Lorenza se
volteó, dándome la espalda, por lo que opté discretamente por
delegar el culto a otra pastora invitada. Me sentí muy cerca de
cancelar la reunión ante lo sucedido. Entendí por dirección de Dios
que debía marcharme pues estaba en su propiedad, además de que
el evangelista invitado, así como las almas sedientas y necesitadas
de una palabra, estaban al margen de lo ocurrido. A pesar de no
encontrarme (dolorosamente para mi) entre los presentes, se logró
la encomienda divina. El pueblo fue bendecido por la ministración de
la palabra de Dios a través del evangelista.
Al día siguiente regresé a conversar con Lorenza, pero esta
se negó a hacerlo, alegando que yo debía buscar a alguien de mi
edad para pastorearla. Me quedé realmente consternado y
sorprendido. Para algunas cosas mi ministerio era beneficioso, pero
era evidente que mi juventud era solo un pretexto, una excusa para
evitar, por orgullo, la confrontación pastoral. Me mantuve alejado de
Lorenza durante algún tiempo, pero Dios en su trato de misericordia
nos acercó de nuevo, sin resultados de cambio en su conducta
soberbia e impía.
En otra ocasión, luego de este incidente, reunidos en oración
en su casa, Dios me permitió ministrar una palabra en oración a una
hermana presente, a quien Lorenza despidió con una ofrenda en
dinero. Bajo el don de discernimiento de espíritus, pude apreciar las
intenciones manipulativas de Lorenza hacia la hermana, quien era
profetiza del Señor.
Lorenza siempre mostraba sumo interés en profecías que le
hablaran de su futuro en relación a las finanzas y quería ser el
centro de atención en las reuniones con ese fin. Cualquier cosa que
objetara o hiciera peligrar, con autoridad profética, que ella fuera el
centro de atención, se convertía en el blanco de su repudio y de su
desprecio personal.
Siempre se mostraba insatisfecha o manifestaba alguna
queja en contra del orden en las reuniones e interrumpía con
preguntas llenas de escepticismo. Incluso, llegué a escucharla
reprochando no sentirse complacida después de que se le
ministrara la oración en una necesidad particular donde Dios se
había movido de manera especial a su favor. Expresó
cortantemente: ¡Me quedé igualita!
No podía creer cómo alguien podía actuar con tanta
irreverencia e irrespeto hacia un hermano movido en fe y en amor
en el nombre de Jesús, a orar genuina y desprendidamente por su
necesidad. Sus reacciones frías e insensibles creo que enmudecían
a Dios mismo, quien de verdad anhelaba bendecirle. Era su manera
de llamar la atención a fin de que otros cedieran a su manipulación.
Brincaba de iglesia en iglesia y nunca estaba satisfecha.
Dios trataba de establecer un común acuerdo, en
mansedumbre y humildad con mi persona, para luchar a favor de
sus bendiciones a través de mi llamado como pastor. Esa es la
importancia de sujetarse a la autoridad profética pastoral. Solo así
Dios responde a la oración. Lorenza, al manifestar su descontento
carnal, rompía el común acuerdo y quebrantaba la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz.
Es por esa razón que Dios le advirtió juicio de enfermedad y
muerte, a quienes han hecho alianza con el espíritu de Jezabel, si
no vienen a arrepentimiento, pues solo así se sacuden sus
estructuras pervertidas de autoridad y señorío diabólico espiritual,
Ap. 2:18-29.
Vi a Lorenza padecer punzantes momentos de soledad y de
quebranto en su salud, así como precarias y diversas situaciones de
pobreza, penuria y miseria, como ejemplo, que aguas negras de su
propia cañería inundaran su casa y luego las de su vecino, así como
verla desesperada y oprimida con música sensual, demoniaca y
perturbadora que escuchaban a todo volumen sus vecinos impíos.
Vimos a Dios levantarla de estas circunstancias cuando
intercedíamos a su favor, pero ni los momentos de quebranto
parecían doblegar su dura cerviz.
No temas en confrontar a Jezabel. Solo así asumes tu rol
restaurador para liberar a otros de su yugo demoniaco de impiedad.
Procura estar limpio en la presencia de Dios, caminando en
obediencia, pues Dios te otorga su autoridad para obtener la victoria
y la libertad en el nombre de Jesús.
Los dones del Espíritu en la tarea de consejería
pastoral
La Biblia nos enseña que la manifestación de los dones del
Espíritu, son para provecho de la iglesia. 1 Cor. 12:1-12. Jezabel es
hechicera, fornicaria y adúltera y opera en el poder de las obras de
la carne. Ap. 2:20-21. Así que será vital que pidamos a Dios en
oración y hagamos uso de los dones del Espíritu, porque la vida
espiritual de la iglesia se ve en peligro de enfermedad y muerte
física y espiritual como consecuencia de tolerar su autoridad
profética contaminada y usurpada, porque como lo fue Judas,
también es ladrona y logrará que otros renuncien al amor y a la vida
en el poder de nuestro Señor Jesucristo.
Hechicería
Es el uso del poder del control y la manipulación y conciencia
humana, eventualmente bajo el poder de los demonios sobre el
criterio y el pensamiento político, económico, religioso, filosófico,
científico y cultural fuera de la palabra y el consejo de Dios por su
palabra escrita. La hechicería no solo está vinculada a rituales o a la
magia sino a acciones libres del elemento esotérico o metafísico
ritual, inspirado por demonios. Está también ligada a la simple
inteligencia humana que busca obtener el control o el favor propios
fuera de la dirección del Espíritu Santo y del conocimiento escrito de
la Palabra de Dios.
Fornicación
Es el uso de la capacidad sexual sin el componente del
compromiso —fidelidad hacia el diseño de Dios, hombre y mujer—
para la sexualidad del individuo y la pareja, como sería tener más de
un compañero o compañera sexual.
Fornicación espiritual
Es todo aquello que se constituye en sustitutos de la
adoración a Dios, a la fe o al conocimiento de Dios en Jesucristo,
para glorificarle y exaltarle por encima de lo que ha sido establecido
por el Dios creador de los cielos y de la tierra en su Palabra viva y
escrita.
Toda práctica que no se ciña al modelo bíblico cristiano de
adoración a Dios es fornicación espiritual. Podemos poner como
ejemplo el uso de parafernalia idolátrica, escapularios, rosarios,
amuletos, velas, rituales, crucifijos, ofrendas a estatuas o imágenes,
ceremonias religiosas fuera del contexto bíblico, así como música
cristiana infectada por el espíritu del mundo y la sensualidad y las
modas del mundo, rigiendo la apariencia o el atavío físico de los
cristianos (manera desviada de vestir).
Los no cristianos son llamados a vivir en santidad, pero los
cristianos deben reflejar santidad en su atavío físico, porque han
venido de muerte a vida. Los no cristianos aún operan en el espíritu
del mundo y en muerte espiritual. Los cristianos nacidos de nuevo
ya no imitan al mundo, sino que son transformados y regenerados
en su manera de actuar, incluyendo su atavío físico.
Adulterio
Es abandonar el compromiso hacia el diseño de Dios de
fidelidad para con el cónyuge, obteniendo al mismo tiempo otro
vínculo de beneficio o compromiso fuera del diseño de Dios para la
pareja y la familia.
Adulterio espiritual
Un ejemplo de adulterio espiritual son las falsas religiones y
los cultos donde se rinde reconocimiento a otras deidades o
divinidades procedentes del culto pagano, que desconoce y
deshonra al único y verdadero Dios, excluyendo a Jesucristo como
el enviado del Padre celestial a salvar la humanidad. Juan 3:16.
También lo es servir al diablo al mismo tiempo que se pretende
servir a Dios, Lc. 16:13.
Es vivir en desobediencia a la palabra de Dios al mismo
tiempo que enseñas la palabra de Dios. Es querer santificar lo
profano, queriendo ser santo y mundano al mismo tiempo. Es vivir
de acuerdo a los apetitos de la carne, negándose a conciencia o en
ignorancia, por desconocimiento bíblico sano, asumir
responsabilidad hacia el compromiso con Dios y su palabra en
santidad y consagración.
Es vivir una doble vida: santo en la iglesia y pecador en la
casa o viceversa. Es usar un micrófono en la boca para predicar en
la iglesia, pero en lo oculto usar la boca para otras tareas que a Dios
no glorifican. Podemos establecer como un ejemplo de adulterio
espiritual la adopción de niños por parejas homosexuales,
reconocidas legalmente como esposos y padres de estos por el
estado y el matrimonio entre parejas de un mismo sexo.
El hecho de que el estado les otorgue derechos a estos o les
ampare la ley, no implica, en manera alguna que, ante Dios, si bien
cobijados por su amor y misericordia, su pecado sea ignorado o
sojuzgado en las Cortes Celestiales. La levadura de su pecado
corrompe, en lo oculto, el propósito y el diseño divino para la
sexualidad humana, afectando a la iglesia debilitada en el
conocimiento de Dios y sin autoridad profética para impartir
restauración.
Es triste ver en el púlpito en la iglesia a hombres o mujeres
predicando, oprimidos por espíritus de homosexualidad o
lesbianismo y de seducción sexual a través de su atavío físico y
conducta sexual de género.
Los pastores no deben permitir que nadie que no reciba
aprobación y dirección del Espíritu Santo, asuma la responsabilidad
de ejercer un ministerio formal en la iglesia. Una cosa es poner
bozal al buey que trilla y otra cosa es permitir que estos hombres y
mujeres demonicen a las personas con sus ataduras espirituales.
No puedes ejercer un ministerio formal sin antes haber recibido
restauración total.
Pastores: no les den parte a jóvenes inmaduros con una
necesidad de aprobación o reconocimiento. He visto como se les da
parte a jóvenes a enseñar en la iglesia y a ministrar en un ministerio,
por el simple hecho de que estudian carreras universitarias o tienen
profesiones distinguidas en el mundo secular o bien porque hablan
en lenguas, gritan o dan patadas y brincos o profetizan.
Muchas veces no tienen el grado de madurez espiritual en el
fruto o no conocen casi nada acerca del ministerio de liberación ni
escudriñan las Escrituras, afectando de manera contraproducente la
visión y la vida de la iglesia de Jesucristo para futuras generaciones.
Hay una generación jezabélica de jóvenes ministros,
apropiándose de la autoridad profética en la iglesia, sin el respaldo
divino. Pastor, cerciórese de que es el Espíritu Santo el que vela por
el orden del culto mediante su pastoral, pues todos pueden
participar en el debido orden y en el tiempo señalado por Dios
mediante su Espíritu Santo.
Sabiduría
El don de sabiduría es la aplicación correcta del conocimiento
bíblico revelado, dado por el Espíritu. El libro de Proverbios y las
Parábolas de Jesús son un ejemplo del don de sabiduría.
Ciencia
El don de ciencia provee acceso a la revelación y aplicación
del conocimiento no revelado y omnisciente de la mente de Dios,
dado por el Espíritu. Un ejemplo del don de ciencia lo vemos
manifestado a través de Jesús, cuando podía ver con claridad lo que
estaba en la mente y el corazón de los hombres, (Juan 2:24-25) y en
Pablo, cuando vio en visión al varón macedonio, a quien no conocía
ni había visto nunca en su vida, clamando por apoyo en oración en
el Espíritu (Hechos 16:9).
Fe
El don de fe es la manifestación de una convicción
sobrenatural revelada para llevar a cabo los propósitos de Dios
creyendo lo humanamente imposible dado por el Espíritu. Por
ejemplo, cuando Pablo exhortó, convencido sobrenaturalmente, de
que los que iban con él en la nave en medio de una tempestad, ante
la posibilidad de naufragio en medio del mar, que no tuvieran temor
porque llegarían a salvo a tierra, (Hechos 27:22-23) y en Jesús,
cuando supo, convencido sobrenaturalmente, que Lázaro resucitaría
al cuarto día, como respuesta a su oración al Padre celestial Juan
11:41-44.
Sanidades
El don de sanidad o sanidades dado por el Espíritu, es la
manifestación sobrenatural para restaurar la salud íntegramente en
sus tres fases o dimensiones: espiritual (espíritu), emocional (alma)
y físicamente (cuerpo). Jesús sanando a la mujer del flujo de sangre
cuando esta tocó su manto, (Lucas 8:43-44). La liberación del
endemoniado de Gadara, (Lucas 8:26-39) y la liberación de la hija
de la mujer sirofenicia, (Marcos 7:24-30), son ejemplos de liberación
demoniaca y sanidad física, emocional, mental y espiritual. El
ministerio de Jesús se caracterizó primordialmente por la
manifestación de este don en su vida ministerial. Lo vemos a través
de todo el relato bíblico en los Evangelios y en el libro de los
Hechos.
Milagros
El don de milagros es la manifestación sobrenatural para
ejecutar la dimensión creativa, ilimitada e inigualable del poder de
Dios dado por el Espíritu. Un ejemplo de este don lo vemos
manifestado en Jesús cuando multiplicó los panes y los peces,
(Mateo 15:36-38), en el ministerio de Moisés cuando se desataron
las plagas contra Egipto y cuando abrió el Mar Rojo usando su vara,
por la orden divina, para que el pueblo de Israel saliera libre del
cautiverio de Egipto hacia la tierra prometida.
Profecía
El don de profecía es la manifestación sobrenatural para
revelar de forma hablada o escrita y confirmar de forma inspirada
por el Espíritu Santo, la Palabra escrita, el propósito divino para el
ser humano y la creación en tiempo pasado, presente y futuro dado
por el Espíritu. Un ejemplo de este don lo vemos en Daniel y en
Juan, a ambos les fue revelado el libro de Daniel y el libro de
Apocalipsis respectivamente.
También en Jesús en Mateo 24 que profetizó la crisis que se
manifestará en el planeta Tierra antes de su segunda venida y en el
profeta Agabo, en Hechos 21:11 quien advirtió al apóstol Pablo el
peligro de muerte a manos de los judíos que enfrentaría a su
regreso a Jerusalén.
Discernimiento de espíritus
El discernimiento de espíritus es la manifestación
sobrenatural para poder distinguir con claridad una conducta que es
humana, de una conducta o manifestación espiritual que es
inspirada o propiciada por agentes demoniacos, de las
manifestaciones espirituales que son genuinas manifestaciones del
Espíritu Santo, la presencia de Dios o de sus ángeles dado por el
Espíritu. Jesús manifestó el don de discernimiento de espíritus
cuando reprendió a Satanás quien intentaba convencerlo mediante
la pena y la culpa a no permitir que muriera, cuando Pedro le
aconseja sin revelación del Espíritu, a no permitir su muerte, Mateo
16:23.
Interpretación de lenguas
El don de interpretación de lenguas es la manifestación
sobrenatural para revelar de forma inspirada el significado espiritual
a nuestro entendimiento espiritual humano dado por el Espíritu
Santo, 1 Cor. 13:1; Hechos 2:8-11.
Desenmascarando al espíritu de Jezabel
Hablamos de alianzas y de vínculos humanos dentro de las
iglesias con las tinieblas (pactos con el mundo), pues el espíritu de
Jezabel opera infiltrado entre los creyentes, dentro de la iglesia. Es
una fortaleza espiritual demoniaca que rige desde la iglesia y desde
el seno del liderazgo religioso espiritualmente contaminado y falso.
Ap. 2:18-29.
En 1 y 2 del libro de Reyes en la palabra de Dios hallamos el
registro en la historia de la ocupación del reino en Israel por el rey
Acab y por su esposa, la reina Jezabel. Vemos como el reino ha
venido decayendo moral y espiritualmente, debido a la
desobediencia a Dios desde tiempos del rey Salomón, quien hizo
pactos o alianzas con mujeres extranjeras, mujeres que no conocían
al Dios que le había dado el poder para gobernar la nación.
Dice la palabra de Dios que, a estas mujeres se unió
Salomón con amor, 1 Rey. 11:1-10. Si nos preguntamos el porqué
de la conducta de Salomón, siendo un hombre con la sabiduría
espiritual de Dios en su vida, podemos remontarnos a los orígenes
de las acciones que precedieron su reinado mientras David, su
padre, reinaba sobre Israel. Por consiguiente, podemos comprender
que Salomón traía consigo desde el vientre de su madre, profundas
heridas o huellas que había dejado la conducta pecaminosa de su
padre en su espíritu, su alma y su cuerpo al nacer.
La carga ancestral de pecado aún estaba allí. Fue notorio,
durante el reinado de David, sus excesos con mujeres y el
derramamiento de sangre, cosas que le fueron censuradas por la
voz profética, (2 Sam. 12:10; 1 Crónicas 22:8-9) y que evitaron que
pudiera edificarle templo a Jehová. Si bien Dios contempló justo
delegar la tarea de la edificación del templo físico a su hijo Salomón,
las bases del templo espiritual no habían sido restauradas.
Los pecados de David su padre, así como los suyos, fueron
estableciendo un cimiento espiritual frágil, que llevaron a la
apostasía y a la perversión idolátrica de Israel. Más adelante vemos
la manifestación del reinado impío del rey Acab y de su malvada
esposa, la reina Jezabel, 1 Reyes 6; 1 Reyes 16:29-31.
Las consecuencias de los pecados nos pueden alcanzar,
cuando no hemos renunciado a aquéllas cosas que Dios reprueba
de nuestras vidas, aún aquellas ocultas que no han sido confesadas
por temor al rechazo y por orgullo. Pese a que Salomón tuvo la
oportunidad, mediante la voz profética, de renunciar a su pecado, él
mismo optó por continuar sus relaciones consensuales con mujeres
contaminadas por la perversión espiritual idolátrica.
Mucho cuidado, varones de Dios, con unirse en yugo
desigual con damas que frecuentan a los adivinos y a los astrólogos
a consultar e indagar su vida futura, a través de una fuente
contaminada, oculta y demoniaca como el horóscopo y que las
seducen para llevar a cautiverio de perdición sus almas, las cuales
Dios anhela salvar. Ore a Dios para que le dé esa ayuda idónea a
usted, varón de Dios, o a usted, mujer, espere en Dios para unirse a
un hombre señalado por Dios para ser su esposo. No confíe en su
propia prudencia para unirse en matrimonio con alguien, aun dentro
de la iglesia o entre quienes se hacen pasar por creyentes cristianos
piadosos. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá.” Jer. 17:9.
Dios en su gran amor nos ofrece el tiempo y la gracia
oportuna para renunciar al pecado, confrontar y denunciar la
condición de nuestro corazón para sanar y restaurar las heridas
ocultas en nuestra alma. Gloria a Dios por Jesucristo quien por su
Espíritu nos lleva a la plenitud de su gracia en el nombre de Jesús.
Permitamos que Jesucristo limpie nuestra casa espiritual de toda
contaminación espiritual de idolatría y de impiedad por medio de su
preciosa sangre, (Mc. 4:22-25). En el nombre de Jesús. Amén.
Compañía de Jesús
El movimiento religioso de los miembros de la congregación
de los llamados Jesuitas, llamado la “Compañía de Jesús” y su líder
fundador Ignacio de Loyola, sucede a la división del clero católico
por Martin Lutero, un ex sacerdote católico que vivió durante la Edad
Media.
Ignacio de Loyola fue un militar religioso que, durante un
combate de guerra en Europa, fue herido trágicamente. La historia
registra que el militar perdió una de sus piernas y, más adelante
decide fundar un cuerpo de militares de guerra al servicio de las
autoridades del clero papal, al que pertenecía el sacerdote católico
Martín Lutero. Evidentemente Satanás conocía la amargura y el
quebranto emocional de Ignacio, contra quienes le habían volado
esa pierna en combate de guerra. Es así como Satanás le inspira
para idear una estrategia de defensa militar, usando la religión como
cohorte.
De allí surge la contra-reforma católica, (guerra santa o
inquisición) inspirada por Satanás para perseguir a aquellos que el
Espíritu Santo dio autoridad y voz profética para arremeter con
valentía contra la apostasía del clero católico medieval y de su
religión bélico-paganizante. Un hombre en un estado de quebranto
emocional fue la estrategia del infierno para ordenar un ejército
militar monástico y escolástico, para permanecer en el poder
político, económico y religioso y derramar la sangre de sus
contrarios, a costa de su asignación religiosa católica imperial.
AS-Ignació-N
Si analizamos la motivación o “as-ignació-n” de Ignacio de
Loyola a la luz de la palabra de Dios, sabemos que su proceder fue
contrario a lo que establece la Biblia. Hacer alianzas de guerra
contra el pueblo de Dios tiene consecuencias fatales para la nación
y para los creyentes. En el caso anterior, mientras los cristianos se
negaban a hacer alianza con el clero apóstata con la acción valiente
de Don Martín Lutero, movido a convicción por el Espíritu Santo, el
clero militar político católico (oculto) al servicio del clero religioso
apóstata, les perseguía para silenciarlos, acabar con ellos o
asesinarlos.
Las inquisiciones políticas o guerras santas, bajo el mando o
asignación del poder religioso del papado católico romano en el
medioevo, fueron evidentes y crasas alianzas al espíritu de Jezabel
contra la iglesia de Jesucristo y almas que fueron compradas a
precio de sangre por el Salvador de las almas. No eran guerras
santas, eran almas bajo quebranto emocional con sed de venganza,
ignorancia, ceguera espiritual, sangre derramada y muerte.
Martín Lutero fue acusado injustamente de antisemita o
antijudío, para tratar de oscurecer su aportación a la expansión del
Evangelio, pero la literatura registra que tenía una conciencia
evangelística hacia el pueblo judío, al cual deseaba ganar con amor,
para el evangelio de Jesucristo, indistintamente de que se sintiera
indignado contra estos, en algún momento, por su dureza para la
conversión.
En ninguna manera puede invalidarse su legado por el hecho
de denunciar u objetar a los judíos por esto. Decir que era
antisemita u odiaba a los judíos sería desacertado e infiel a la
verdad. Si bien es cierto que su interés en ganarlos para el
cristianismo mermó porque no pudo convertirlos, esto ha sido
sacado injustamente de contexto por religiosos y fanáticos para
negar y deshonrar lo que Dios hizo a través de su acción profética
contra las mentiras del sistema católico romano de su época que
repercuten a favor de la iglesia hoy.
De todos modos, no se trata de Martín Lutero sino de lo que
Dios hizo por medio de Jesucristo a través de él a pesar de sus
opiniones sobre el inconquistable pueblo judío que por supuesto
rechazaba al sistema católico romano idolátrico por razones
evidentes. Los judíos fueron perseguidos, vituperados y muertos por
sus enemigos en este sistema y por esta razón son tan escépticos
hacia el cristianismo porque han confundido al sistema católico
romano idolátrico, con el cristianismo que les ama y ora por ellos
para que reciban la salvación en Jesucristo. Amamos al pueblo judío
en el nombre de Jesús. ¡Gloria a Dios!
“Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te
aman.” Salmo 122:6
El comunismo
El Sistema Comunista de Gobierno fue concebido
intelectualmente por el cuerpo militar jesuita con el fin de perseguir a
aquellos que se rebelaran a esa forma inquisitorial de gobierno y de
abuso de poder. Hitler, el líder nazi alemán es un ejemplo
contundente del vínculo jezabélico de poder político religioso. Detrás
de este gobierno inquisitorial estaba el consejo de los militares
jesuitas sirviendo al Papa, honrando enseñanzas y doctrinas de
demonios como la infalibilidad papal, la veneración de los santos
católicos, la adoración a la virginidad de María, enseñanzas
contrarias a lo que nos dice y enseña la palabra de Dios.
Hitler y su gobierno nazi asesinaron a más de 6,000,000 de
judíos en su empeño por destruir a la simiente de Dios en su pueblo
judío. Hitler practicaba la cábala judía (ocultismo). El Comunismo,
en esencia, es el producto de un sincretismo (mezcla) social-
religiosa por medio de la alianza social política, para obtener el
control de la economía y la política, por el espíritu de Jezabel.
El comunismo es un abuso de poder en contra de la libertad
individual que suprime los derechos de la nación para reprimir los
bienes y las libertades con las que podemos contar en países donde
existe una democracia. El Capitalismo y el Comunismo serán
enemigos, en tanto y en cuanto sus intereses no respondan a la
naturaleza de Dios en el corazón del hombre humillado y
arrepentido en su presencia, sabiendo que Dios es Dios de ricos y
de pobres. Dios hace llover sobre justos e injustos. Que Dios
bendice como él quiere, a quien él quiera y que esa labor de
administración de justicia le corresponde a Dios, no a los gobiernos
corrompidos, aliados a los intereses políticos y económicos detrás
de la religión falsa, de la apostasía de los hombres sin Dios en su
empeño por administrar las riquezas del mundo.
Solo Dios puede dar y quitar. No es deber de los gobiernos
dar y quitar, inquisitorialmente, lo que Dios le ha dado a un individuo
o a una nación, con el pretexto de la igualdad entre los seres
humanos. El ser humano sin Dios nunca será igual a sus
semejantes, sino que hará lo posible por controlarlo y subyugarlo a
su control, dominio y poder.
La iglesia tiene la gran responsabilidad de orar por las
naciones y sus gobernantes. Así como existe un gobierno oculto
espiritual de maldad detrás de algunos gobiernos humanos para
matar, robrar y destruir así también un gobierno espiritual de luz
mediante la voz profética para anunciar salvación a las naciones y
vida eterna y vida abundante por medio de la preciosa sangre de
Jesucristo, el Cordero de Dios, Rey y Señor de la Iglesia, Rey de
reyes y Señor de señores.
Jezabel es cautelosa solo hasta que el manto profético de
Elías sobre los profetas, revela o trae a la luz su manipulación, Ef.
5:13. Jezabel suele ser envidiosa, iracunda, rencorosa, codiciosa,
mentirosa, sabotea, extorciona y soborna. Puede parecer una
amiga, pero su estrategia es sacar provecho de una relación o
amistad o circunstancia para aumentar su influencia, conocimiento o
poder a fin de permanecer infiltrada y así poder sembrar la semilla
que traerá fruto de perdición como las herejías destructoras que
provocan rechazo y división en el pueblo de Dios.
Cuando asumimos la responsabilidad ministerial con
autoridad profética en mansedumbre y en humildad del Espíritu
como hizo el Espíritu Santo con la obediencia y valentía espiritual de
Lutero, despojamos a Jezabel de su señorío espiritual diabólico, Ap.
2:26 para que el mundo cautivo tenga acceso a la verdad que
liberta, salva y sana en el nombre poderoso de Jesucristo por su
sangre.
La iglesia tiene autoridad y voz profética para hablar en el
nombre de Jesús y advertir de la maldición que viene como
consecuencia de las alianzas espirituales corruptas ajenas al
propósito de salvación y redención por la sangre de Jesucristo, Ap.
22: 20-23.
He escuchado comentarios sin fundamento y críticas
ingenuas contra líderes con autoridad profética que intervienen para
señalar u objetar las agendas corruptas de candidatos políticos a la
gobernación o cargos públicos de servicio. Criticar la voz profética
por hacerlo es querer callar la voz de Dios. Como cristianos
debemos tener el cuidado de orar por los candidatos que abogan
por el aborto, la legalidad de las drogas y los estilos corruptos en la
sexualidad para que Dios quebrante las fortalezas espirituales
demoniacas arraigadas y ocultas detrás de estos por el pecado y
por la desobediencia.
Apoyar o no a hombres con derecho al voto,
democráticamente para gobernar la nación es una acción que solo
debe obedecer a la convicción por el Espíritu Santo para hacerlo o
no hacerlo, pues es Dios quien pone y quita reyes, con o sin nuestro
derecho a ejercer el voto. Dios levanta profetas para bendecir a la
nación, de modo que esta se vuelva de sus torcidos caminos.
No se trata de hacer alianzas humanas en la política sino de
salvaguardar la nación del castigo y del juicio divino por la
predicación del evangelio mediante la autoridad de la voz profética.
Dice la poderosa palabra de Dios: “Bienaventurada la nación cuyo
Dios es Jehová.” Salmo 33:12.
Dios puede poner a gobernar a cristianos nacidos de nuevo
para la gloria y la honra de Dios. Oremos para que Dios coloque a
cristianos nacidos de nuevo comprometidos con Jesucristo y con su
palabra viva, no con los intereses corrompidos en la política, la
economía y la religión del sistema de este mundo. Si, por el
contrario, no nos gusta el candidato elegido porque no es creyente
cristiano, debemos orar por él y amarlo para que el propósito de
Dios sea llevado a cabo. ¡A la iglesia la rige el gobierno del Espíritu
Santo, no los gobiernos terrenales y siempre será pastoreada en
justicia! Salmo 23. ¡Mi voto electoral será siempre para Jesucristo!
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre el
mundo entero, para probar a los que moran sobre la faz de la tierra.”
Ap. 3:10.
Adoctrinamiento jezabélico subliminal
Durante mi infancia sentía fascinación por la Mujer Maravilla.
Cada semana la esperaba con ansias al sintonizar la serie
televisada de una hora de duración. Las hazañas sobrenaturales de
la Mujer Maravilla me deslumbraban al punto de admirarla hasta la
idolatría. Luego de mi conversión a Jesucristo, en oración, el
Espíritu Santo comenzó a limpiar mi vida de los ídolos y de las
cosas que contaminaban mi relación con Dios.
Una de esas contaminaciones era la afición que traía de niño
al poder jezabélico que impartía a mi entendimiento de la justicia.
Dios, en su discernimiento, habló a mi vida diciéndome que la Mujer
Maravilla era el equivalente al espíritu de Jezabel. Sabía que era un
personaje de ficción, no obstante, identificar el mal en un personaje
que, además de fascinarme me inspiraba con su belleza física, la
actriz que encarnaba el personaje y sus proezas para hacer el bien,
me resultaba contradictorio y decepcionante pero, finalmente, el
Espíritu de Dios pudo derribar una percepción errada sobre el
concepto de justicia que había infiltrado el personaje de esta serie
de televisión durante mi infancia y pude ser libre de su
contaminación espiritual y emocionalmente.
La Mujer Maravilla ocultaba en su disfraz de aparente justicia
una simbología pagana diabólica contraria a la santidad y a la
justicia de Dios.
Diana Prince, alias “Mujer Maravilla” es una amazona, una
mujer que viene de una isla llamada Isla Paraíso. Su nombre “Diana
Prince” es su nombre entre los mortales humanos, pues en el lugar
de nacimiento y procedencia de la “Mujer Maravilla” solo cohabitan
mujeres amazonas inmortales. En historia de la mitología griega,
Safo es la divinidad poética de amor entre dos mujeres o amor
lésbico. En la isla griega de Lesbos, de allí el calificativo de lesbiana,
dice la historia de las humanidades cohabitaban mujeres guerreras
tal como en Isla Paraíso, en la serie televisiva, el lugar de
procedencia de “Diana Prince”.
Una manera subliminal demoniaca para adoctrinar
sicológicamente sobre el manejo de la autoridad y la conducta
sexual. En el mundo de mujeres de “Diana Prince” los hombres
mortales son solo súbditos y colaboradores en relación a la fuente
de su poder “invencible”. “Diana” significa Luna, y “Prince” significa
príncipe, el equivalente a Príncipe de la Oscuridad o la Tinieblas,
Príncipe de la Luna.
Diana Prince
“Diana Prince” es un agente infiltrado en una agencia de
inteligencia militar en los Estados Unidos en tiempos de la
ocupación nazi durante la primera y segunda guerra mundiales. Su
transformación es generada al voltearse sobre sí misma girando
varias veces hasta producir un estallido de luz. La transformación
incluye el cambio de indumentaria, fuerza y destreza sobrenaturales
y la habilidad de falsear el timbre de voz de femenino a masculino.
Girar sobre sí misma apela al espíritu de control y de
manipulación sobre la tierra y el estallido de luz apela a luz del sol,
haciendo referencia al paganismo persa donde el culto a Mitra, una
divinidad solar, ejerció influencia sobre la mitología romana. Roma
pagana fue influenciada por una mentalidad de conquista universal.
Muchos de los crueles y sanguinarios conquistadores romanos
promulgaron esta filosofía de conquista universal en su faena militar.
El cinto de oro entre los elementos de la indumentaria de la
Mujer Maravilla tiene el poder para doblegar a quienes ha capturado
a responder con la información solicitada. Un símbolo que apela
directamente al poder del oro para comprar alianzas a cambio de
información, poder, influencia política o religiosa.
La estrella roja en su diadema dorada, cuando es frotada con
su dedo índice, le imparte la capacidad para proyectarse
astralmente, trasladándose virtualmente hasta Isla Paraíso a fin de
comunicarse con la fuente materna, porque no existe consenso con
la parte paterna, porque no existe, aislando en un adoctrinamiento
subliminal a la autoridad masculina paterna indicándole el camino en
momentos de dificultad para Diana Prince. La estrella roja en su
diadema dorada hace referencia directa a Lucero el cual describe el
libro de Isaías, “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero! (estrella, hijo de
la mañana). Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las
naciones.” Is. Cap. 14:12.
Esa es la manera de debilitar a las naciones, usurpando,
debilitando o desplazando la autoridad de Dios Padre, a través de
su influencia sobre la iglesia en la tierra. Vemos como la figura
masculina en Isla Paraíso está ausente. Es precisamente eso lo que
hace el espíritu de Jezabel en la iglesia: lograr que la autoridad
profética esté ausente, debilitada o desplazada en su presencia,
volviéndoles, a quienes ceden a su influencia o anhelo de poder de
conquista universal, como a uno de sus servidores eunucos,
complacientes, acobardados y pasivos.
El culto a María como estrategia de Jezabel
El sistema católico romano es dirigido por el Espíritu de
Jezabel mediante el culto idolátrico de deificación a María. María fue
la madre humana de Jesús, tuvo más hijos con su marido José,
murió en su cuerpo humano mortal y espera ser resucitada de entre
los muertos para vida eterna, junto con la iglesia lavada en la sangre
de Jesucristo en la primera resurrección.
Poner a María en la posición de omnipotencia, omnipresencia
y omnisciencia de Dios y rendirle culto, adoración y veneración es
equivalente a ofrecerle culto a un ídolo. Esta es una de las
estrategias mentirosas e idolátricas más grandes y viles que
Satanás, padre y creador de mentiras, haya propuesto a las almas
perdidas y religiosas sin el conocimiento de salvación en Jesucristo,
Jn. 8:44.
Cuando el Espíritu Santo nos imparte el don de
discernimiento de espíritus Dios nos guía a renunciar a aquello que
pretende mantenernos subyugados, cautivos de la mentira, de
falsos ideales de justicia, sexualidad, santidad y espiritualidad.
En series televisivas como la Mujer Maravilla nunca vemos
que se consume una relación natural entre un hombre y una mujer.
Es curioso como a veces los personajes protagonistas de estas
tramas evitan sostener un vínculo de compromiso con alguien del
sexo opuesto. Esta es una manera subliminal demoniaca para
adoctrinar las mentes de los seres humanos y así atarlas y guiarlas
en contra del diseño de Dios sobre la conducta sexual y las
relaciones entre los seres humanos en general.
Volvamos a Lorenza
En el caso de Lorenza quien resistía el cuidado pastoral de
nuestro ministerio alegando que yo forzaba a todo el mundo a
sujetarse a la autoridad pastoral pudimos constatar como Dios le
puso un tapabocas a Lorenza cuando Dios me concedió la
oportunidad de conocer y ministrar la oración al hombre que ella
alegaba era su pastor. En una palabra profética, que Dios le impartía
al pastor, Dios lo amonestaba, exhortándolo a impartir orden en la
congregación y a hablar con autoridad profética el mensaje del
Espíritu a su congregación.
En su congregación este pastor era objeto de la manipulación
y no hacía nada al respecto. Justo después de impartirle esa
palabra profética de exhortación por el Espíritu, Dios levantó otro
vaso para confirmar la misma palabra profética que se le había dado
al compañero pastor. El hombre recibió la palabra sin objeciones y
oramos en un común acuerdo por cada uno de nuestros ministerios.
En este caso, ni este pastor ni sus ovejas estaban siendo
pastoreadas justamente en este asunto.
En cierta ocasión tuve que intervenir como consejero, en un
caso donde la falta de discernimiento y conocimiento con base
bíblica sobre la guerra espiritual en Lorenza, estaban generando
deslealtad y división entre una hermana y un hermano que Dios
tenía unidos trabajando ministerialmente. Dios me mostraba que
Lorenza era instrumento de oposición a la figura de autoridad del
hermano, quien descubrió la conducta manipulativa y la soberbia de
Lorenza a quien este confrontó, a la vez que intentó abrir los ojos a
la hermana que estaba unida a él en una labor ministerial, la cual
accedía a llevarle provisiones materiales bajo su juego manipulador.
Me cercioré de que el caso fuese llevado a los pastores de
ambos. No obstante, la hermana dijo no sentir confianza en su
pastor (algo muy lamentable por demás) por lo que intervine.
Lorenza estaba asumiendo la responsabilidad de la consejería
pastoral con la hermana, distorsionando los hechos e impartiendo
un consejo equivocado.
Cuando fui a visitar a Lorenza, tal parece que pudo anticipar
que iba a ser confrontada y amonestada de mi parte y me acusó de
chismoso y de no saber lo que hacía. Le respondí respetuosamente,
ante su falta de respeto que, a mi parecer, era ella la que no estaba
preparada para asumir la consejería pastoral con los hermanos, (1
Tim. 5:1-2). Molesta e insistente, me pidió que me marchara de su
casa y no pude compartirle el consejo de Dios, de modo que pudiera
apoyar a la hermana con base bíblica sana, porque no usaba base
bíblica ni discernimiento de espíritus para aconsejarla.
Era evidente que tenía temor de que se le señalara que ya
había sido confrontada por el hermano, por tener subyugada a la
hermana a sus caprichos pedidos. El hermano nos comentó luego
que Lorenza evitó que el pastor al cual ella manipulaba y por el cual
habíamos orado en su propia casa, no la invitara a la iglesia a
predicar nuevamente, deteniendo intencionalmente la expansión del
ministerio del hermano. Una obra maestra de manipulación y de
perversión de la autoridad. ¿Es o no importante confrontar a
Jezabel?
Lorenza pretendía que yo colgara el abrigo profético al entrar
por su puerta para así silenciar la voz y la autoridad profética, pero
quería tomar ventaja de toda influencia de la gente para obtener un
beneficio personal con el pretexto de estar sujeta a un pastor, pero
negándose a humillar su corazón rebelde y desobediente. Dios me
guiaba, sin yo percatarme, con conciencia justificativa del llamado,
que asumía un rol pastoral con ella, pues era un rol que otros no
estaban llevando a cabo eficazmente, por lo cual, de manera
irrespetuosa me llamaba chismoso.
Lorenza destruía la oportunidad de la unidad del Espíritu en
el vínculo de la paz, (Ef. 4:3) para que la iglesia no fuese ministrada
en unidad del Espíritu, pero ella despojaba al redil de esa
oportunidad, impidiendo la unidad del Espíritu a fin de continuar
siendo el objeto de atención y de ministración de necesidades
materiales, al asumir el rol de consejería pastoral de forma usurpada
con otras vidas para obtener un provecho de índole material y/o
espiritual manipulativo y caprichoso y de autocomplacencia.
¡No me aconsejes!
En una ocasión una hermana nos visitó para buscar ayuda en
nuestro ministerio. De forma inesperada expresó: ¡No me aconsejes!
La hermana no resistía el consejo que la movía asumir
responsabilidad de lo que eran consecuencias de sus propias y
erradas decisiones del pasado. Quería ser consolada, aprobada,
mas no obtener liberación negándose a hacer ajustes decisivos para
que su vida fuera transformada mediante el consejo de la palabra de
Dios para su vida.
Salario de iniquidad
Vivir indiferentemente de los negocios del Señor con pecados
ocultos y secretos.
Adquirió un campo
Lucrarse, apropiarse o beneficiarse personalmente de los
bienes ajenos.
Cayó de cabeza
El peso del pecado sobre la conciencia le hará tropezar y
caer.
Visión de Amor
En una ocasión tuve una visión donde vi a Jesús
acompañado de un ángel parados ambos frente a mí. Tenían
vestiduras blancas. Jesús señalaba tras sí invitándome a ver el
lugar: un espacio abierto y sobre la superficie del suelo miles de
pedazos rotos de barro. Eran desechos de barro cocido, piezas
rotas de barro. Rápidamente me pregunté el significado de lo que
Jesús me enseñaba a mi espíritu y de inmediato comprendí la
respuesta: ¡El campo del alfarero! Mateo 27:6-10 fue lo que el
Espíritu Santo me enseñó.
El lugar donde Judas fue hallado muerto según lo expresa el
libro de Hechos 1:18. El campo del alfarero fue el lugar adquirido
con las treinta monedas de plata que Judas había recibido de
quienes buscaban a Jesús para apresarle. Es decir, las autoridades
políticas y sacerdotales en Roma con judíos desobedientes y
desleales a la ley judía, romanos paganizantes, así como creyentes
en Jesucristo, judíos, gentiles y romanos.
El campo del alfarero era el lugar donde se arrojaban los
desechos “inservibles” del trabajo de alfarería que luego fue utilizado
como un cementerio para enterrar a los extranjeros en la ciudad
pues el dinero no podía gastarse o depositarse en las arcas del
templo donde adoraban los judíos, judíos prosélitos y sacerdotes
porque eran “precio de sangre”, Mt. 27:6. Las autoridades
sacerdotales que honraban al imperio del César con sus tributos,
reconocieron que era un dinero “enfangado” y que no podía
“lavarse” en el templo “santo”. Aunque comprendí el significado de lo
que el Señor enseñó a mi espíritu, no hallaba aplicación de esto
para mi vida por lo que pedí entendimiento espiritual para aplicarlo a
mi propia vida.
De inmediato veo una mano que deposita sobre mi mano
extendida, treinta monedas de plata. Sorprendido y aprehensivo de
que fuera en mi mano sobre la cual se depositaran esas treinta
monedas de plata, identifiqué el sentir de Dios hacia aquellos que
han traicionado sus propósitos. Sentí la culpa de la traición como si
yo hubiera ocupado el lugar de Judas, entregando a mi Señor y
Maestro. Turbado y ansioso, no podía deshacerme de ese
sentimiento y supliqué en oración a Dios me fuera quitada esa carga
insoportable. Mientras Jesús señalaba el campo del alfarero, me
expresaba: ¡Yo también di mi vida por ellos!
Dios me mostraba su voluntad para aquellos que habían
traicionado sus propósitos, como yo lo traicioné una vez cuando
caminaba perdido en mis delitos y pecados ignorando y rechazando
la salvación y el conocimiento del evangelio de Jesucristo. Sabía
que había oportunidad de restauración para estos a través del
arrepentimiento y el perdón de Dios en Jesucristo.
Sentí que Dios, mediante su Espíritu Santo, me confiaba la
responsabilidad de orar por sanidad y restauración por las almas
quebradas como barro, alejadas de Dios, en rebelión y
desobediencia, desechadas como pedazos rotos de barro, no solo
por la mano de hombres impíos e incrédulos a un lugar de muerte
espiritual y física sino dentro de la iglesia por los apóstatas de la fe,
controlando manipulativamente los asuntos del reino de Dios en la
iglesia de Jesucristo.
No era la voluntad de Dios que Judas arremetiera contra su
propia vida, sino que recibiera en arrepentimiento el perdón de
Jesús para así renunciar al yugo de muerte al que fue sometido por
los sacerdotes aliados al imperio político de Roma traicionando
tristemente la verdad, la vida y la justicia en Jesucristo.
Probablemente el orgullo de Judas era muy arraigado y se
negó a ser expuesto humillantemente aislándose de su entorno ante
sus hermanos en la fe para así evitar que le vieran en su fracaso o
derrota espiritual. Judas había sido instruido por el Maestro a orar al
Padre celestial, no obstante, fue oprimido por el sentido de culpa y
auto rechazo quitándose la vida. En Jesús contaba con una
oportunidad de vida con tan solo elevar una oración de
arrepentimiento al Padre celestial. Su sentido de culpa encegueció
sus pensamientos y se hundió asimismo en la pena y en la
vergüenza terminando con su vida física.
El espíritu de Jezabel movido por la mano misma de Satanás
quien ya había entrado en él, Lc. 22:3 suele usar el sentido de culpa
como una estrategia para terminar con la autoridad profética, tal
como lo hizo con el apostolado de Judas, el discípulo. ¡Judas fue un
profeta destruido por el espíritu de Jezabel! Las almas oprimidas por
este mismo espíritu llevarán una carga de iniquidad y culpa
angustiosa y solo el perdón en el poder del Espíritu Santo puede
destruir ese yugo espiritual de iniquidad para reintegrarles sanos
restaurados al cuerpo de Cristo si vienen al arrepentimiento,
aceptando el perdón de Dios. El suicidio no es solo quitarse la
propia vida sino también representa a la traición, un acto de traición
consciente y voluntario al propósito de Dios movido por Satanás.
¡Escapa por tu vida, ven a Jesús y sé libre de tu alianza con el
espíritu de Jezabel en el nombre de Jesús!
El suicidio de Judas
“Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, fue y se
ahorco.”
Existen tres factores de iniquidad en la acción de Judas al
quitarse la vida. Arrojar las piezas de plata en el templo es
equivalente a adjudicar responsabilidad a otros. Salir es equivalente
a huir por temor u orgullo y el ahorcarse es equivalente a los propios
métodos de redención o auto-redención, auto-justicia. De esta
manera se busca consolación inmediata, evitando el proceso de
confrontación y de sujeción a la autoridad profética en Jesucristo.
La palabra profética que revelaba la acción corrompida de
Judas, escrita en el libro de los Salmos, no llevaba su nombre. Bien
pudo negarse a sucumbir a la tentación del suicidio. La profecía no
establecía que se quitaría la vida, sino que sus días serían pocos y
bien podríamos decir que se hacía referencia en esa profecía a que
sus días serían pocos, pero en su posición ministerial. Decir que
estaba escrito que se suicidaría, aunque Dios lo supiera de
antemano, sería decir que Dios había señalado juicio sin
misericordia contra Judas. ¡Y eso no lo decía la palabra de Dios! La
profecía podía cumplirse sin necesidad de que Judas optara por el
suicidio.
El mismo Jesús le anticipó a Judas que lo entregaría, Mt
26:24. Allí mismo pudo aceptar la misericordia de Dios, pero su
determinación y visión espiritual inmadura y carnal del reino de Dios
era mucho más fuerte que su apego por las cosas celestiales que
Jesús le había revelado y presenciado como rescatar y salvar,
perdonar, amar, sanar, libertar y restaurar al perdido junto al resto de
sus hermanos en la fe, los discípulos.
La confrontación a Judas por la palabra profética por parte de
Jesús marcó el angustioso final de este dándonos un ejemplo a fin
de anticipar el peligro existente de huir de la confrontación profética
sin antes no haber asumido la responsabilidad del arrepentimiento
oportuno en humillación a Dios. Ciertamente no podemos efectuar
juicio sobre el destino eterno de Judas ni de nadie que se quite la
vida a menos que el Espíritu Santo lo revele así. Judas ciertamente
fue llamado hijo de perdición por corromper su posición ministerial a
cambio de dinero, pero ello no implicaba su perdición eterna sin
oportunidad de arrepentimiento.
Espero que entendamos con esto que Dios es un Dios de
oportunidades y misericordia por lo que sí podemos anticipar el
peligro inminente del infierno eterno y hacer algo al respecto
oportunamente en el nombre de Jesús pues este espíritu de
enfermedad y muerte continúa con sus asechanzas a la iglesia y a
quienes traicionan la Palabra de Dios, renegando o rechazando
seguir la santidad y la justicia de Dios en Jesucristo.
He escuchado testimonios de almas rumbo al infierno,
clamando en su espíritu mientras tienen vida, ser rescatadas por la
mano misericordiosa de Jesucristo, el Creador de las almas y
vueltas a la vida. Cabe señalar que el único apóstol que señala a
Judas como ladrón es Juan, escritor del libro de Apocalipsis porque
Jesús mismo se lo revela, Jn 13:23-26. Una clara evidencia sobre el
rasgo enfático de la misión profética genuina: Señalar e identificar el
pecado oportunamente —y a quien lo comete— para traer
restauración y vida.
No existe un departamento purgatorial, como lo estableció el
clero papal demoniaco del medioevo y para el cual aún se pagan
indulgencias con dinero para ayudar a salir del purgatorio a quienes
vagan en un limbo espiritual después de la muerte.
La oportunidad real para recibir salvación, sanidad y
restauración es ahora y garantizada por la sangre de Jesucristo, el
precio pagado por nuestra salvación.
“En tiempo aceptable te he oído, y en el día de salvación te
he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el
día de salvación.” 2 Cor. 6:2
Jesús confrontó a Judas sin necesidad de acusarle. Existe
una línea muy fina y paralela entre la confrontación profética y la
acusación demoniaca. El profeta puede distinguir una de la otra. El
compromiso de obediencia a la palabra de Dios demanda exponer el
pecado a la luz para implementar la derrota de Satanás a fin de
impartir en amor la restauración. Mientras una acusación demoniaca
añade dolor a una herida de pecado abierta y la deja sin sanar, Lc.
10: 32 como en el caso de la traición, la murmuración y el chisme, la
confrontación profética de restauración en amor, aunque puede abrir
una herida dolorosa provee a su vez el camino a la restauración y a
la sanidad en unidad del Espíritu en el vínculo de la paz en el
nombre poderoso de Jesús, Ef. 4:3, Pr. 27:6, Is. 19:22, Pr. 27:5.
Elijamos someternos a la confrontación profética, aunque nos
duela. Después de la muerte no hay oportunidad garantizada para
elegir salvación eterna ni limbo espiritual o purgatorio ni dejarás de
existir eternamente. En el día del juicio final la sentencia ya está
escrita para aquellos que aceptaron la salvación tanto para aquellos
que la rechazaron, Ap. 20:11-15.
“Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” Hebreos 9:27
Oremos en unidad del Espíritu en el vínculo de paz por las
almas cautivas en la iglesia y por un mundo sin Dios y sin salvación.
Depositemos confiadamente a través de la oración nuestras vidas,
creyendo en fe al sacrificio eterno de amor de nuestro Salvador y
Señor Jesucristo a fin de que seamos guiados a convicción genuina
de pecado, Jn 16:3; no para que renunciemos a la oportunidad de
vida en Jesucristo sino para que volvamos a la vida arrepentidos de
nuestros pecados, a un servicio en adoración santa y agradable a
Dios en Jesucristo, quien pagó mediante el derramamiento de su
sangre y de su muerte y resurrección, vida eterna en su nombre.
¡Aleluya! ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Te amo, Jesús!
“13” Significa Restauración
La elección del apóstol Pablo y su ministerio de restauración
hacia el pueblo gentil
Aunque Matías fue contado con los once discípulos, Matías
fue elegido por los discípulos, no por la mano de Dios. Si bien los
discípulos habían presentado en oración la decisión de elegir al
sustituto del puesto vacante de Judas entre Justo y Matías para que
Dios mostrase quien habría de ser contado entre estos dos como
discípulos, siendo testigos ambos de la resurrección de Jesucristo,
al echar suertes obre estos, Hch. 1:20—26 Matías fue elegido por
un método remedial, carente de revelación profética.
Con Matías, fueron las suertes y el consejo de los hombres lo
que prevaleció ante la revelación profética, aún a pesar de haber
mediado un acuerdo de oración. Sabemos, según el viejo pacto, que
se echaban suertes sobre los sacerdotes y levitas para saber el
turno del servicio de estos y probablemente su elección tuvo base
en el orden seguido en el templo judío para elegir a los sacerdotes y
levitas.
¡Cuántas veces se hace lo mismo en las iglesias cuando se
eligen puestos ministeriales o se toman decisiones con el pretexto
de haber orado sin haber esperado el tiempo indicado por el Espíritu
Santo!
Judas, el discípulo, fue elegido por Dios mismo, Lc. 6:13-15 y
era Dios mismo quien debía restaurar ese puesto, señalando a
quien se habría de elegir. Los discípulos solo contaban con dos
candidatos elegidos: Justo y Matías. Ambos llenaban las
expectativas prejuiciadas de los apóstoles (me resultaría más
sensato elegir a Justo por su nombre que a Matías) y además
habían sido testigos en la resurrección del Maestro, pero Dios ya
tenía a su propio candidato elegido y separado, el que no cumplía
con las expectativas de los apóstoles y peor aún, no sabía quién era
Jesús, ni caminó con él y tampoco le había visto resucitado.
La elección de Matías fue un remedio temporal, que tuvo que
valerse de un “juego humano religioso”, mas no por revelación
divina, aunque hubiesen orado a Dios. Dios mismo sería quien
llevaría a cabo la restauración profética con la elección del apóstol
Pablo. Pablo vino a ocupar el puesto vacante de Judas de modo que
su elección en el tiempo indicado por Dios, vino a constituirse en la
restauración profética de los “13”, Jesús y sus doce discípulos
representando a las doce tribus de Israel por lo cual “13” significa
restauración. El número “13” ya dejó de ser un augurio profético de
maldición y superstición con la elección profética y apostólica de
Pablo, ministro judío al pueblo gentil. ¡Gózate en el nombre de
Jesús!
Las doce tribus de Israel mencionadas en el libro de
Apocalipsis incluye a la tribu de Manasés. Esta tribu representa a los
gentiles dentro del pacto de la gracia de Dios por la sangre de
Jesucristo. Sabemos que José, el representante de esta tribu, tuvo
hijos en una mujer pagana egipcia de donde procedían las tribus de
Efraín y de Manasés, este último el primogénito, Gn. 41:50-52. Dios
alcanzó a los gentiles en su plan de redención mediante el pacto de
sangre en Jesucristo restaurando así la unidad entre su pueblo
Israel por cuanto Israel había pactado desobedientemente con
pueblos y dioses extranjeros, haciendo de estos, judíos y gentiles un
solo cuerpo en Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo.
Dios levantó el ministerio apostólico profético de Pablo para
restaurar la iglesia gentil con la predicación del evangelio de
salvación en Jesucristo, Rom. 15:15, mientras el apostolado
profético de Pedro fue levantado para predicar salvación a los judíos
inconversos, Ga. 2: 7 para así edificar un solo cuerpo, una sola
iglesia de judíos y gentiles, la Israel espiritual en Jesucristo, Ef. 2:14.
Pablo no llenaba las expectativas de los apóstoles pues
Pablo era judío persecutor de la iglesia, Hch. 22:4; 26:11. Las
suertes que el apóstol Pedro y los demás apóstoles echaron sobre
sus dos exclusivos candidatos resultaron ser inadecuadas y
obsoletas ante el propósito de Dios. Pablo fue restaurado al ser
confrontado por Dios por su conducta impía e inquisitorial de
rechazo y de prejuicios contra quienes consideraba no aptos para
servir a Dios, Hch. 9:3-6. Un buen consejo a los líderes conciliares
sería el que no trataran de imponer requisitos para ejercer un
llamado. Dios es quien llama y Dios es quien capacita y escoge a
estos, aún a los que parecen menos aptos. La manera en que Dios
elige capacitar a un hombre o mujer llamado a servirle es en su
diseño soberano, aunque a veces sea fuera de los estándares
establecidos por los líderes sin visión profética de restauración en la
iglesia.
Quienes ejercen una labor ministerial madura y comprenden
que el tiempo de los hombres no es el tiempo de Dios, saben
discernir ese trato soberano de Dios a fin de no estorbar, no solo el
proceso de restauración de esa vida, sino la intervención de Dios
para hacer como quiere en esa vida ese proceso de sanidad y
restauración. El fruto del Espíritu no es una obra fomentada por el
criterio humano de algún concilio o denominación particular sino una
manifestación llevada a cabo solamente por la gracia y la obra de
redención y de restauración que el Espíritu Santo opera en el
creyente sujeto a la autoridad de la Palabra y de su consejo
profético, Ga. 5:22-23.
Un verdadero pastor o ministro debe aprender a discernir
este proceso en alguien que ha sido llamado en contra de los
estándares establecidos y ocuparse en velar guiado por el Espíritu
el cumplimiento de ese llamado, 1 Cor. 12:28, no por las alianzas
jezabélicas e intereses creados por los hombres carnales en el
liderazgo ministerial administrando el orden de la iglesia. Y no estoy
hablando de que no debe haber un orden pautado o un reglamento
aplicado a esa congregación paralelo con las demandas bíblicas de
conducta, 1 Cor. 14:40, Hch. 20:28 sino de que el verdadero orden
es aquel que ha sido establecido, confirmado y corroborado por el
Espíritu Santo para caminar sujetos a él y a su guía en la
congregación, operando bajo la gracia divina así como fue guiado
por Dios el pueblo de Israel en el desierto durante el día como
columna de nube y en la noche como columna de fuego, Éxodo
13:21.
Es un error engañoso, peligroso y mortal subyugar la
dirección del Espíritu a las agendas programadas de antemano por
hombres careciendo de revelación profética en la iglesia, ignorando
o desconociendo la voluntad plena de Dios para su rebaño, 1 Cor.
14:29-33, 1 Cor 14:37-40. Vimos como ofrecer resistencia a la voz
profética por parte de Pablo llevó a Esteban al deceso temporal de
su ministerio en la tierra, Hch. 51:7-60. Digo temporal porque ahora
ministra en la presencia de Dios en el cielo. No es la voluntad de
Dios el deceso anticipado de ningún ministerio.
El ministerio de Nabot, la heredad que Jezabel le quiso
arrebatar por la fuerza dándole muerte, tanto como el ministerio de
Esteban, fueron bloqueados y aniquilados prematuramente por las
autoridades corrompidas y jezabélicas así como por el liderazgo
carnal de Pablo persiguiendo a los cristianos antes de ser
transformado por Jesucristo. Esteban y Nabot, aunque están
ministrando en el cielo a Dios en adoración, aún siguen testificando
al mundo de hoy mediante lo que registra la Biblia por el Espíritu
Santo que fueron sus vidas temerosas, piadosas, consagradas y
fieles a Dios hasta la muerte.
No obstante, sus muertes trajeron gloria al nombre de Dios
por su fidelidad, pudieron haber vivido por más tiempo en la tierra de
no haber sido por la presencia inquisitorial del espíritu de Jezabel.
¿No les parece, amados lectores y ministros?
Somos responsables de buscar la sujeción al consejo del
Espíritu Santo. Sobre esto en particular se ha creado confusión en
las iglesias por temor. Cuando no existe el don de discernimiento de
espíritus es muy difícil distinguir con precisión una voz profética
genuina también imitada por los demonios mentirosos falsificadores
y la voz humana enseñoreándose con su mollero humano carnal. De
la muerte de Nabot y de Esteban podemos aprender una relevante
lección.
Las consecuencias de ofrecer resistencia a la voz profética y
la incapacidad para discernirla, dejó al apóstol Pablo inválido, ciego
y en estado de postración durante tres días a fin de ser quebrantado
y redirigido en su misión apostólica profética. ¿Te ha quebrantado
Dios por razones similares? Si aún no, pídele que te quebrante de
modo que puedas proclamar como Pablo lo hizo por el Espíritu: “Es
mejor obedecer a Dios antes que a los hombres.” Hch. 5:29.
La voluntad de Dios era más bien que Pedro quien presidió el
proceso de elección ministerial entre Matías y Justo mediante
suertes, Hch 1:15, esperase el tiempo indicado por el Espíritu para
señalar quien habría de ocupar el puesto vacante por Judas. El
momento más propicio para esta elección era el día de Pentecostés
cuando los ciento veinte se encontraban reunidos dentro del
aposento alto, donde serían investidos de poder de lo alto, Hch. 1:8;
momento donde la iglesia se encontraba más fortalecida en la fe y
en unidad del Espíritu después de la trágica y lamentable pérdida
ministerial de Judas y poco antes de esto por el evento que
entristeció a los creyentes cuando presenciaron a Jesús ascender al
cielo para ir a la presencia del Padre Celestial a fin de interceder por
la iglesia militante aquí en la tierra.
A partir de Pentecostés, ese momento profético, la iglesia ya
se encontraba encaminada para la eventual tarea y movimiento
profético evangelístico a todas las naciones, comisionada por
Jesucristo y por el Espíritu Santo, Mc. 16:15-20.
Pablo
Pablo perteneció a la tribu de Benjamín, Fil. 3:5. La tribu de
Benjamín había recibido la bendición profética por el Espíritu Santo
a través de Moisés, Deut. 33:12 así también por medio de Jacob,
Gn. 49:27 y ambas bendiciones proféticas tuvieron cumplimiento en
el llamado de Pablo a servir a Dios en Jesucristo. Leamos las
profecías en detalle.
“A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado
cerca de él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará.” Deut.
33:12.
“Benjamín es lobo arrebatador, a la mañana comerá la presa,
y a la tarde repartirá los despojos.” Gn 49:27.
Como vemos, Pablo fue “amado de Jehová” al mismo tiempo
que fue un “lobo arrebatador” persiguiendo a la iglesia. Al ser
confrontado por Dios camino a Damasco, Hch. 9:4, le hizo “repartir
los despojos”, que es el equivalente a las almas salvadas por la
gracia divina a través de la predicación del evangelio restaurador y
santificador mediante su llamado al ministerio y apostolado al pueblo
gentil.
Dios conocía el corazón endurecido, incrédulo, e injuriador de
Pablo, como el de un lobo arrebatador, pero en su plan y diseño
amoroso y perfecto le tuvo como objeto de su gracia y misericordia
restauradora haciendo cumplir en él la palabra profética dada a la
tribu de su procedencia.
Jesucristo fue la manifestación de esa palabra de vida
revelada, él es Emanuel, Dios con nosotros, Is. 7:14, Mt. 1:23, la
cual es su anhelo revelar al mundo perdido en su delitos y pecados,
Mc. 16:15-16.
La confrontación divina a Pablo cuando iba rumbo a
Damasco, hizo posible que se cumpliera la palabra profética para la
vida del apóstol, Hch. 9:4-6.
Es mi oración a Dios en el nombre de Jesús que mediante la
voz de su Espíritu Santo sea desatada en ti voz y revelación
profética para su gloria. Desato en ti iglesia en el nombre de Jesús y
por los méritos de su sangre las bendiciones proféticas habladas a
cada tribu pues tú eres una representación viviente de la Israel
espiritual y física en el cielo y en la tierra de entre todas las
naciones. Tú eres la Iglesia lavada en la sangre de Jesucristo,
“Bendecida con toda bendición en los lugares celestiales en
Jesucristo.”, Ef. 1:3. Sí, Amén.
La cena pascual
La cena pascual representa el lugar de adoración de la
iglesia. Cuando Jesús entrega el pan a Judas, Satanás entra en él y
lo señala formalmente como el que le iba a entregar. Le confronta
nuevamente y le pide que lo que va a hacer lo haga cuanto antes,
Jn. 13:27. Aún en el lugar de adoración Satanás puede entrar en los
corazones de aquellos que están participando de la cena
indignamente. Es por esa razón que es tan vital la confrontación de
parte de la autoridad profética en Jesucristo a la iglesia porque a
veces la conciencia humana no es suficiente para apelar a las
injusticias propias y es necesaria una “sacudida” por el Espíritu para
evitar el juicio, 1 Cor. 11:29-31.
A Judas esa sacudida sirvió de ejemplo al resto de los
discípulos pues al Judas no hacer provisión espiritual para su
debilidad humana de codicia, fue seducido por Satanás mediante el
espíritu de Jezabel, el espíritu de traición y muerte espiritual y física.
Cuando confrontamos el espíritu de seducción jezabélica en el lugar
de adoración en la iglesia, evitamos que otros sean presa de
opresión espiritual y posesión demoniaca como lo fue Judas
tomando la cena indignamente, en pecado. De no haber habido una
confrontación profética contra Judas durante la cena pascual, el
lugar de adoración entre creyentes, los discípulos no hubiesen
estado apercibidos de la ocupación demoniaca, no solo en contra de
Judas sino contra los demás discípulos para despojarles de su
autoridad, robarles su fe y terminar con sus vidas y ministerios
desde el ámbito de la guerra espiritual invisible, Jn. 10:10.
En relación a esta realidad, supe de la repentina muerte de
una maestra de escuela dominical a la que conocía. Se mostraba
una mujer respetuosa con las cosas del Señor, cosa que me causó
algo de conmoción. En oración, el Espíritu Santo me reveló que su
muerte sobrevino como consecuencia de tomar la cena del Señor
indignamente. “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre
vosotros, y muchos duermen.” 1 Cor. 11:30-34.
¡Yo soy!
El lugar de arresto de Jesús representa el territorio físico que
el espíritu de Jezabel intentará usurpar. Recordemos a Jezabel junto
con Acab tratando de despojar a Nabot de su viña, 1 Reyes 21:7
Satanás y sus demonios tienen como meta única controlar los
territorios para gobernar desde allí, Efesios 6:12 por el espíritu de
Jezabel, Ap. 2:13, 2:21 Satanás tiene un trono y varios púlpitos
también. ¡Alerta pueblo de Dios!
Judas fue confrontado por Jesús tan pronto aparece este
acompañado de sus verdugos, los ancianos, los alguaciles o
autoridades gubernamentales y le dice: ¿Judas, con un beso
entregas al Hijo del Hombre? Vuelve y confronta, pero esta vez a la
alianza espiritual jezabélica entre los ancianos y alguaciles y les
responde, Lc. 22:52-53:
“¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?
Habiendo estado con vosotros todos los días en el templo, no
extendisteis las manos contra mí, mas esta es vuestra hora y la
potestad de las tinieblas.”
Aquí Jesús está confrontando el pecado de traición de Judas
ante los ancianos y alguaciles cuando expone el beso de Judas
como un acto de hipocresía y de traición. El beso fue una conocida
modalidad de lo que era la mafia siciliana cuando decretaba muerte
para el acto infame de la traición entre alguno de sus miembros.
Y de nuevo Jesús confronta a estas autoridades mostrándose
indignado de esta injusticia pues le resultaba inaudito y absurdo que
aparecieran haciendo semejante escándalo, trayendo palos y
espadas como si fuese un asesino en serie escapado de la cárcel
cuando en realidad podían encontrarlo visitando el templo
tranquilamente cada día. Aparentemente no todos los emisarios
gubernamentales conocían a Jesús, solo habían oído de él, pero lo
conocieron de inmediato tan pronto Jesús desenmascara a Judas
delante de ellos, exponiendo su acción corrompida mediante un
beso, no sin antes cerciorarse de que era a él, a Jesús, a quien
buscaban y no a un ladrón. Cuando Jesús pregunta a los alguaciles
y ancianos a quien estaban buscando, ellos contestaron: ¡A Jesús!
Fue cuando les respondió: ¡Yo soy!
Jesús arremete contra estas autoridades jezabélicas al
contestarles y todos caen a tierra. Me sorprendo de como Jesús
tuvo el detalle de averiguar que era a él a quien buscaban y no a un
ladrón. Ciertamente Jesús no iba a asumir una culpa ajena o que se
le atribuyera injusticia alguna —no hablo de que renegara de su
misión salvífica— sino de que en todo caso y para salvaguardar la
responsabilidad de justicia de restauración profética era Judas quien
tenía que asumir esa culpa ante las autoridades eclesiásticas y la
ley, pues era Judas el ladrón, el que sustraía del dinero del
ministerio de Jesús y los apóstoles, aunque Jesús personalmente
nunca acusó a Judas de ladrón.
Supongo que no lo hizo para darle margen al arrepentimiento,
aun cuando fue confrontado con sus debilidades, las que le
condujeron luego a robar y a entregar a Jesús. Tan poderosa es la
autoridad profética de Jesús al confrontarles con esta injusticia, que
todos cayeron a tierra. Ninguno en toda su autoridad bajo el poder
del imperio romano y sacerdotal pudo despojarle de su justicia y de
su autoridad para llevárselo arrestado sin previo aviso, sin ser
confrontados antes. ¿Cuánto más no hará Jesús por nosotros, en
nosotros y a través de nosotros? Jn. 16:33 ¡Aleluya!
Él mismo eligió sujetarse al proceso de ser sojuzgado y se
entregó luego de confrontarles porque conocía el plan profético de
su misión salvífica de restauración en contra del imperio espiritual
del pecado y de la muerte como consecuencia del ser humano de
espaldas a Dios. De no haber confrontado Jesús a Judas, a los
ancianos y alguaciles en alianza imperial jezabélica, Pedro ni los
apóstoles hubieran recibido la palabra profética del perdón y del
amor restaurador en sujeción de obediencia a Dios en medio de la
injusticia, Lc. 22:50, Jn. 18:10-11 pues en el caso de Pedro le vimos
herir a su prójimo con violencia frenética, carnal y fanática cuando
venían a arrestar al Salvador.
Hay quienes bajo el pretexto de la confrontación y de la
santidad cortan orejas a cuantos se les paran de frente. Una cosa es
confrontar, otra cosa es provocar un trauma o una herida de tipo
irreversible que solo un milagro en Jesús puede sanar y restaurar
para salvación y vida en él. Al caer todos a tierra, Jesús les
despojaba de su trabajo secular gubernamental y el Espíritu Santo
les hacía rendirse a la verdadera autoridad, sin espadas ni palos ni
derramamiento de sangre.
Fueron vencidos sus acusadores con liberación espiritual
antes de ser llevado a la justicia humana. Vimos a Jesús devolverle
la oreja a Malco, un ayudante gubernamental del imperio espiritual
de Jezabel, Lucas 22:51. ¡Me pregunto si mientras llevaban a Jesús
esposado, no estarían todos orando y adorando a Dios después de
caer a tierra, arrepentidos y llorando por tener que llevar a la cárcel
al mismo que les confrontó cuando caen todos a tierra, rendidos a la
presencia de Dios!
Espina Desgarradora
“Y nunca más será la casa de Israel espina desgarradora, ni
aguijón que le de dolor, en medio de cuantos la rodean y la
menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.” Ezequiel 28:24.
Volvamos al caso de la hermana que en una ocasión nos dijo
con ira que no la aconsejáramos. Ella fue la misma hermana que
nos amenazó con llamar a las autoridades policiacas cuando
confronté a Lorenza en su hogar durante una reunión de estudio
bíblico, si recuerdan. El Espíritu Santo había confrontado a la
hermana hacía unos instantes y le había hablado mediante un
consejo profético en ciencia y discernimiento de espíritus en relación
a no pelear espiritualmente con sus propias manos permitiéndole a
Dios obrar en esas circunstancias personales y particulares por las
que atravesaba.
Ella parecía estar conforme y sosegada con el consejo de
restauración, pero luego, después de presenciar su inesperada
reacción, al amenazarme con llamar a las autoridades policiacas, al
confrontar a Lorenza en su casa, Dios me mostró en don de ciencia
y discernimiento de espíritus que esta tenía una “espina” enclavada
en contra de mi persona desde el día que nos expresó con desdén e
ira que no le aconsejara.
Debo aclarar que el día de la confrontación a Lorenza en su
hogar y al momento de esta acción en rebelión de esta hermana, no
me encontraba en la propiedad de Lorenza sino al pie de las
escaleras de entrada de su residencia en la misma propiedad de
alquiler donde moraban otros creyentes cristianos. Su amenaza, una
estrategia corrompida de represalia vengativa y maliciosa por el
espíritu de Jezabel para usurpar la autoridad profética fue una maña
viciosa para desvincularse de mi persona y del consejo pastoral
porque en una ocasión me negué a orar por su petición de oración
en una cesión de consejería pastoral, cosa que le causó
descontento, marchándose furiosa, verbalizando improperios en mi
contra con marcada amargura en su rostro.
La razón era que Dios me mostraba en visión una máquina
de monedas de casino revelándome al mismo tiempo que su visita
era con el fin de manipular el orden del ministerio para forzarnos a
darle una palabra profética en oración. Entendimos, por revelación
del Espíritu Santo, que buscaba una consolación forzada, no admitir
en consejería su condición extraviada sobre sus asuntos
personales. Cuando Dios nos dirigió con una palabra de consejo
para encaminarla al orden, Dios confrontaba a esta hermana,
exponiendo y desenmascarando su agenda personal oculta a fin de
manipular y controlar la autoridad para su propio beneficio, no
respetando el orden ni la ética pastoral, destruyendo e ignorando el
vínculo de unidad en el Espíritu.
Esta hermana quería sanidad y restauración a su manera, no
a la manera de Dios. Quería oir una palabra al azar, buscando un
consejo que se acomodara a sus propias expectativas. Buscaba en
la profecía mediante la oración que me solicitaba, un premio de
lotería, no deseaba el proceso del consejo que le llevaría a exponer
sus propias heridas y su orgullo para llevar a cabo un proceso de
sanidad y restauración en un común acuerdo en oración con la
autoridad pastoral y profética ministerial, Mt. 18:19.
Quería estar de acuerdo consigo misma, no con el consejo en
común acuerdo con mi persona como pastor, aislándome del
proceso para protegerse del temor al rechazo en un espíritu de
orgullo y soberbia. ¡Qué visión tan corrompida de los dones del
Espíritu y de la autoridad pastoral profética! como si el consejero o
profeta de Dios fuera un canalizador manipulable del mundo
espiritual como bien lo sería un “medium” en el mundo de la santería
y el espiritismo.
La palabra profética que quiso obtener de manera
manipulativa y caprichosa así como se manipula una máquina traga
monedas de casino, pero no obtuvo cuando nos visitó, ofreciendo
resistencia al consejo pastoral, le fue dada en el consejo último en el
hogar de Lorenza, cuando Dios le exhortó a no pelear con sus
propias manos o entendimiento humanos porque evidentemente
peleaba con el mismo Dios, dando golpes al aire, enajenada,
deambulando en su vida espiritual, rechazando incrédula y rebelde
que Dios le guiaba e instruía en justicia. Pero su “espina” la tenía a
flor de piel aún y, al identificarse con Lorenza, cuando fue
confrontada, desplazó su oculto y rabioso enojo vengativamente,
amenazando con llamar a las autoridades policiacas.
La Biblia enseña claramente que los asuntos de la iglesia se
traten entre creyentes en la iglesia, no ante los tribunales de los
hombres porque esto trae escarnio y vituperio al evangelio, Amos
5:12-13, 1 Cor. 6:1-7 Demás está comentarles lo vergonzoso que
puede resultar lidiar con los procesos de justicia y corrección en la
iglesia. No solo me resultó una conducta vergonzosa —jamás me lo
hubiera esperado de ella, sí de Lorenza— una conducta onerosa,
avasalladora tanto como blasfema y me provocó un profundo dolor y
gran decepción.
No puedo negar que también sentí gran ira, la cual contuve
hasta poder llegar a la presencia secreta de Dios en oración, para
pedirle me ayudara a batallar victoriosamente contra Satanás, ante
el resultado de la confrontación al espíritu de Jezabel oprimiendo a
esta hermana presente en el hogar de Lorenza. Entiendo que su
salud mental era objetable en ese instante y que su rebelión era el
reflejo de una mente comenzando a extraviarse en su lógica y
raciocinio humanos.
La palabra de Ezequiel 28:24 al inicio de este capítulo nos
habla de una espina desgarradora. Así son las acciones de ira y
rebelión que genera el espíritu de Jezabel infiltrado en la iglesia:
producen dolor. Israel en su rebelión e insurrección era como una
espina desgarradora generando ira, rechazo, amargura y dolor.
Israel, que es el equivalente espiritual de la iglesia, se hacía daño a
sí misma tronchando su misión evangelizadora, Gn 22:18. Dios
demandaba de Israel que esta no hiciera alianzas o pactos ajenos
con pueblos paganos, incrédulos e idólatras. Pero este siempre
faltaba a Dios en sus deberes y responsabilidades espirituales
corrompiendo el pacto, los estatutos, los mandamientos y
ordenanzas establecidas por Dios, Jueces 2:1-3.
Damos gracias a Dios por esta promesa de restauración
profética en Ezequiel 28: 24 para Israel y la iglesia lavada con la
sangre de Jesucristo. Confiamos en que la palabra de confrontación
pastoral profética dada a la hermana en el hogar de Lorenza, que no
quería ser aconsejada, sirva para que Dios pueda sacar esa espina
desgarradora que la llevó a rebelarse al proceso de sujeción a la
autoridad pastoral profética a fin de que pudiera renunciar a los
vínculos con la autoridad fingida y usurpada con el espíritu de
Jezabel a través de Lorenza en la iglesia y así ser libre, sana y
restaurada.
Finalmente, luego de un tiempo, Dios logró que se pudiera
mediar entre ambos el perdón y dejó de visitar a Lorenza, con ello
testificando el Espíritu Santo que la batalla bien valió la pena.
Continuó su proceso de sanidad y restauración en una iglesia a la
que asistió luego de un tiempo de ocurridos los hechos, donde tuvo
que someterse a la autoridad profética en un ministerio de
consejería pastoral.
Jezabel en la iglesia-Visión Espiritual
En una ocasión me encontraba mirando la programación de
una televisora cristiana y de repente vi al varón que decía ser el
pastor y apóstol de esa iglesia parado en frente de las gradas que
conectaban con el altar y el púlpito, que extendía su brazo izquierdo
hacia arriba con elegante cortesía y que sonreía ensimismado con la
regia e impresionante presencia de quien parecía hacia alarde de
una corona obtenida en un reinado de belleza, con ojos maquillados
extravagantemente con sombra oscura en sus ojos, ataviada con un
ceñido vestido confeccionado con delgadas láminas cuadradas de
acero dando la impresión de una armadura al mismo tiempo.
Con evidente éxtasis y arrobo el ministro subyugado le
invitaba a descender de las gradas desde el púlpito para presentarla
a los presentes, determinado y complaciente. La atmósfera era
lujuriosa y frívola que apelaba a lo que podríamos llamar una
reunión de gala en la noche. ¿Quién es esta mujer que desciende
desde el púlpito? pregunté al Señor mientras la veía descender del
púlpito tomando la mano del llamado apóstol y pastor.
Es Jezabel, fue su inmediata respuesta. Me sentí
sobrecogido por la visión, pero entendí que el Espíritu Santo quería
mostrarme el estado o condición espiritual de ese lugar que
congregaba almas en ese lugar llamándose pastor y apóstol en la
congregación. Mi oración, amados lectores del Señor Jesús es que
la iglesia pueda identificar por el don de discernimiento de espíritus
la presencia del espíritu de Jezabel, un espíritu inmundo de
seducción con el disfraz de la piedad dentro de la iglesia que
promueve la idolatría y la tibieza espiritual.
Unos años más tarde este ministro abandonó el país y a la
congregación después de ser revelado públicamente que sostenía
vínculos de adulterio con una mujer en su mismo rebaño y
contaminara a sus fieles con la glorificación del dinero, el becerro de
oro, en el mundo empresarial dentro de la iglesia.
Un sacerdote católico
Conocí personalmente a un sacerdote católico con quien
había iniciado una relación amistosa. Su apertura al diálogo y su
sentido común hacía cómoda la conversación con su persona.
Nuestro trasfondo espiritual era divergente por lo cual se podía
anticipar que pudieran surgir debates o que no fuera posible
ponernos de acuerdo en materia teológica. Empero, me invitó a
conversar a su casa en dos ocasiones, aunque la plática giraba en
torno a temas mucho más cotidianos que los relacionados con la fe
cristiana protestante o católica respectivamente.
El amigo sacerdote conocía mi trasfondo cristiano
denominacional y parecía aprobar mi experiencia y testimonio. Su
apertura me resultaba fascinante y novedosa y pensé en lo
importante de su actitud frente al reto de evangelizar a mi nuevo
amigo católico y guiarle a un encuentro con Jesucristo o al menos
sembrar una semilla en su vida para la gloria de Dios. Conocía
suficientemente bien su doctrina católica como para saber que
caminaba en tinieblas espirituales y me regocijaba el hecho de
poder ser un instrumento del Señor en la tarea evangelizadora. Así
que comencé a interceder en oración por mi amigo sacerdote.
Una tarde me encontraba en mi casa y buscando entre mis
pertenencias hallé un folleto evangelístico que detallaba el ritual de
la transubstanciación del vino durante la misa, según la enseñanza
católica en contraste con el acto memorial de la cena instituida del
Señor según lo establece la palabra del Señor, Lucas 22:19. Cuando
lo leí escuché la voz del Espíritu Santo que me pidió que le hiciera
llegar el tratado o folleto al amigo sacerdote. Pensé para mis
adentros con sorpresa y gozo:
“Que tremenda oportunidad, seguramente esta es la ocasión
oportuna que me da el Señor, luego de orar por convicción y
revelación de la verdad por su vida, para llegar con un mensaje
profético de revelación. Ciertamente, continué pensando, su actitud
de apertura le permitirá analizar el contenido del folleto evangelístico
y podrá percatarse inmediatamente del error de su liturgia espiritual
herética creyendo que el vino y el pan se convierten literalmente en
la carne y la sangre de Jesús durante el ritual católico de la misa.”
Partí de inmediato a su casa a hacerle entrega por orden del
Señor el folleto evangelístico o tratado quien lo tomó para mi
sorpresa agradecido. De allí partí a hacer una nueva visita pastoral y
ya de regreso a mi casa me re encuentro con mi amigo católico
quien con un gesto de invitación cortés y una amplia sonrisa en su
rostro me pidió que me acercara. Pensé que había leído el tratado y
que deseaba intercambiar impresiones respetuosas sobre el mismo
y me alegré anticipadamente de mi labor cristiana evangelística,
pensando que Dios había respondido a mi oración.
Al acercarme, con un grito fúrico, deshizo frente a mi rostro el
folleto en múltiples pedacitos de papel arrojándolos al viento
resguardado tras las rejas de su residencia. ¡Parecía un ebrio
desenfrenado y buscapleitos! Sorprendido, decepcionado y
entristecido le escuché prohibirme hablarle ni dirigirme a su persona
con palabra alguna en lo sucesivo.
Si bien no luché con resentimiento alguno ante semejante
maltrato pues me entrampó haciéndome creer que venía en son de
paz, a Dios gracias, permanecí orando por él, sabiendo que mi
proceder al entregarle el tratado fue en obediencia al Espíritu Santo.
No pasó mucho tiempo antes de que Dios desatara juicio de
enfermedad y muerte sobre este sacerdote católico quien actuó
desmesurado, irrespetuoso e irreflexivo.
Supimos luego de su acción impía y rebelde que había sido
ingresado de emergencia a un hospital en estado crítico. Nos
reunimos a orar por su recuperación y un corto tiempo después le
vimos superar la crisis, pero en esta ocasión era él quien dirigía
hacia mi persona el saludo que me había prohibido hacerle un
tiempo atrás. Desde entonces me saluda cordialmente en cada
ocasión. “He aquí yo arrojo en cama y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, sino se arrepienten de las obras de ella.” Ap.
2:22.
Dios intervino con justicia divina haciendo cumplir la palabra
anterior otorgándole otra oportunidad de arrepentimiento a nuestro
amigo católico en su estado de postración y de enfermedad.
Continuamos orando que el Espíritu Santo continúe y culmine la
obra de restauración que comenzó el día de la confrontación
profética contra el espíritu de Jezabel con el tratado evangelístico
usado por el Espíritu Santo para derribar la herejía jezabélica
católica sobre el verdadero significado de la cena instituida por el
Señor en su palabra. Agraciadamente vimos la actitud de
arrepentimiento y murió unos años más tarde.
Reflexionando sobre estos hechos ocurridos en el umbral del
nuevo milenio, imagino el calvario que sufrieron los cristianos del
medioevo perseguidos hasta la muerte por el mismo espíritu
inquisitor. El espíritu de Jezabel a través de este sacerdote actuó
con soberbia, fanatismo, ira carnal, rebelión, ceguera espiritual e
ignorancia.
El mismo espíritu que acabó con el ministerio de muchos de
los cristianos señalados como herejes por el sistema católico de la
Edad Media que solo proclamaban el evangelio de la gracia y de la
libertad en Jesucristo por la fe en su sangre como una experiencia
personal, no una experiencia supervisada ni controlada por la liturgia
y las proclamas del sistema supersticioso que regía la mentalidad de
las masas ajenas al evangelio y del clero corrupto en el poder del
sistema católico romano del siglo XV. “Vi a la mujer ebria de la
sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y
cuando le vi quedé asombrado con gran asombro.” Ap. 17:6.
No subestimemos el poder corrompido del espíritu de Jezabel
en la iglesia. Sigue tan vivo y vigente hoy como en el siglo quince y
en época de Martín Lutero. Pero tampoco subestimes tu autoridad
en el nombre de Jesús para obtener la victoria en su poderoso
nombre.
“He aquí yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que
dicen ser judíos (católicos y protestantes y/o cualquiera que alegue
ser creyente) y no lo son, sino que mienten; he aquí yo haré que
vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.”
Ap. 3:9.
Legalismo Pastoral
Una de las experiencias que más me ha marcado en la lucha
por el control y sed de poder espiritual en contra de la iglesia por el
espíritu de Jezabel, ocurrió para principios de 1990. Yo tenía poco
más de un año como un creyente nacido de nuevo en Jesucristo y
estaba experimentando la presencia de Dios de manera especial y
poderosa en la iglesia a la que pertenecía pues fue estando
congregado en esta iglesia pentecostal que recibí contestación a mi
oración de ser lleno del Espíritu Santo. Allí dancé en el Espíritu y
recibí el don de lenguas, Marcos 16:17. Gloria a Dios por mis
hermanos y hermanas pentecostales. Ellos ayudaron a canalizar un
fundamento profético en mi vida y ministerio en el nombre de Jesús
que jamás será removido en mi llamado a testificar del poder de
Dios por el Espíritu Santo y a evangelizar a las naciones en el
nombre de Jesús.
Para ese entonces asistía a la Universidad, sintiéndome muy
solo, no solo porque la atmosfera secular humanista universitaria me
cargaba espiritualmente, sino porque mis compañeros de estudio y
mis amigos se alejaban gradualmente de mi lado por mi conversión
a Jesucristo. Si bien nunca intenté apartarme de ellos, permanecía
orando para que me fueran devueltos como amigos cristianos
nacidos de nuevo.
En el transcurso e inicio de mi nueva vida en Cristo una
amiga cristiana me obsequió una Biblia de estudio adquirida en una
librería cercana administrada por una mujer cristiana con un llamado
genuino a la pastoral de quien les comentaré y a quien conocí
personalmente. Esta hermana me empleó en su librería, luego de
conocerla, durante el verano. Inicialmente fue una experiencia
maravillosa no solo porque esta mujer era ungida por el Espíritu
Santo para impartir palabra de ciencia y palabra profética de
restauración sino porque tuve algo digno que hacer durante el
verano dedicando mi tiempo a conocer el mover del Espíritu en su
ministerio. La literatura cristiana es un poderoso instrumento
evangelístico. Allí tuve la oportunidad de crecer tremendamente en
el Señor.
Aunque asistía a una congregación pentecostal maravillosa
donde me sentía pleno y lleno del poder de Dios sabía por el
testimonio del Espíritu a mi vida que mis amigos universitarios a
quienes quería invitar a mi congregación no serían tocados por Dios
en mi congregación sino en las reuniones en el hogar de la hermana
administrando el ministerio de literatura cristiana con un llamado a
pastorear.
Desde el inicio supe convencido por el Espíritu Santo, que no
debía moverme de mi iglesia ni del programa de mi iglesia sin la
cobertura profética de mi pastor así que obtuve su respaldo para
asistir a las reuniones de la hermana pastora en su hogar.
Agraciadamente, las reuniones no confligían con los cultos regulares
de mi congregación.
Llegado el esperado día para invitar a mis amigos al culto,
acordaron asistir conmigo a la reunión al hogar de la hermana. A la
semana siguiente regresaron y entregaron sus vidas al Señor.
¡Aleluya! Tenía a mis amigos de vuelta. Satanás estaba furioso, por
supuesto. Dios le arrebataba tres almas de su pertenencia. ¡Toda la
gloria para Dios!
Pero comenzaron los problemas con esta hermana una vez el
espíritu de Jezabel le sedujo y tomó el control de su llamado a la
pastoral. Llegado uno de los días de culto cuando me reuniría con
mis hermanos y amigos, la hermana pastora me llama aparte para
pedirme cortantemente que abandonara a mi pastor y a mi
congregación, que tenía que decidirme entre mi pastor y mi iglesia o
su ministerio. Fue una de las decisiones más duras que jamás haya
tenido que hacer en el nombre de Jesús.
Personalmente había ignorado comentarios y críticas que
hacía contra otros ministerios, mi iglesia y mi pastor, aún después
de que mi pastor la honrara con una invitación a predicar a mi
iglesia. Yo pensaba que eran debilidades sin importancia pues yo
solo me enfocaba en el hecho de que Dios la usaba poderosamente
y que tenía un peculiar estilo al predicar. Su carácter o personalidad
eran una mezcla de histrionismo y melodrama con un matiz de
cinismo jocoso. Era dramática y teatral en su prédica.
Creo que eso Dios lo sabía muy bien al llevar hasta allí a mis
amigos. Su estilo histriónico, unido a la palabra ungida, movieron a
convicción para arrepentimiento, a tres apasionados e incrédulos
estudiantes universitarios de actuación dramática. Sabía que debía
elegir a mi congregación y pastor y que no podía asistir más a las
reuniones de oración donde era tremendamente edificado en el
Señor. Ahora sentía que era yo quien abandonaría a mis amigos,
preocupado por el bienestar espiritual de sus vidas, sin saber qué
ocurriría después.
Aún no había tomado la decisión de quedarme en mi
congregación y me presenté durante uno de los cultos durante el
cual comenzó a actuar extrañamente. En un arranque de cólera
inadvertida nos expresaba que cerraba el ministerio, cosa que, con
pedidos y súplicas de los presentes, incluidos mis amigos y otros
hermanos visitantes, desistió de hacer, aunque finalmente logró
separarnos alegando que mis amigos y yo no podíamos caminar
juntos. Yo me sentía avergonzado y consternado. Sentía que esa
medida era inverosímil y que Dios no podía separar o dividir al
cuerpo de Cristo de manera tan violenta, cruel y repentina.
No solo me pidió que me separara de mis amigos sino que
comenzó una persecución en mi contra y a mis espaldas alegando
que mi condición espiritual era objetable con lo que logró
indisponerme ante mis amigos y familiares de estos, aún a mi
madre, a quien quiso indisponer con comentarios y revelaciones
intrigantes sobre mi persona, minando la confianza, el respeto y el
amor que le tenía, aunque en el fondo, valoraba su llamado,
testimonio, buenas intenciones y celo espiritual y seguía amándole
en el Señor.
De alguna manera sabía que me amaba en el Señor, a pesar
de sus debilidades, que de no haber recibido cobertura pastoral en
mi iglesia me hubieran hecho un daño espiritual profundo y severo.
Debo admitir que cometí el error de ceder a su anhelo de poder, al
hablarle de ciertas experiencias y vivencias personales en mi
inmadurez espiritual, algo similar a lo ocurrido con el evangelista del
que les hablé anteriormente, que los demonios usaron
vengativamente contra mi persona usando a esta hermana furiosa y
despechada cuando me negué rotundamente a abandonar a mi
pastor e iglesia, la autoridad profética genuina a la cual estaba
sujeto en mi congregación.
Más adelante, en mi inquietud y anhelo de la bendición que
allí recibía, antes de la transformación demoniaca de esta hermana,
me presenté a la reunión en su casa, pero me ordenó que me
marchara. Decepcionado y totalmente desmoralizado, veía incrédulo
la conducta de la hermana que tanta bendición había aportado a mi
vida espiritual y quien canalizó el propósito de salvación en mis
amigos como una respuesta a mi oración.
Pasé duros momentos ausente de la bendición que recibía en
el hogar de esta pastora, en compañía de mis amigos y ahora
hermanos en la fe, y me sentía devastado. El tiempo transcurrió
sanando mis heridas en oración en el amor perdonador de
Jesucristo. Dios regresó a mis tres amigos de vuelta quienes nunca
renunciaron a su fe y a su conversión a Jesucristo. Ellos narraron
sus propias experiencias con la ya no oculta perversión en el
corazón de esta mujer llamada a la pastoral, legalista y exacerbada,
quien quiso controlar sus vidas y a mi persona, forzándome a elegir
entre ella y mi pastor, rompiendo y dividiendo la unidad del cuerpo
de Cristo.
No era un asunto de orden, pues yo mismo como pastor, he
tenido que exhortar a ciertas ovejitas a regresar a su redil y
comprendo que esto puede ser válido como una medida del Espíritu
Santo para impartir orden en la iglesia, pero yo contaba con la
aprobación de Dios bajo la autoridad profética de mi pastor por el
Espíritu, sabiendo que se cumplía un propósito de Dios en estas
vidas. La voluntad de Dios no era separarnos, sino que esta
hermana llamada al pastorado, en su falta de liderazgo, no
respetaba que yo estaba bajo una cobertura pastoral y que su deber
era confraternizar en unidad ministerial del Espíritu para pastorear a
mis tres amigos.
Pero su percepción corrompida de la autoridad le hizo querer
aislarme de mi pastor y de mi congregación para atender la
responsabilidad ella solamente y no permitirnos participar y aportar
al crecimiento de mis amigos en unidad del Espíritu.
Finalmente, después de escandalizar el rebaño cambió de
domicilio y cerró su ministerio. Uno de mis amigos, que asistía a las
reuniones en su casa, nos cuenta que su conducta se torció al punto
tal que durante la celebración de un retiro en ayuno y de oración
pedía a Dios que su hija abortara por medios naturales a una
criatura concebida en fornicación. Era el equivalente de lo ocurrido.
Con su airada soberbia desataba juicio de muerte contra una
criatura “no nacida” así como el grupo de creyentes que se reunía
en su casa, que no había nacido aún en unidad del Espíritu,
logrando separarnos con violencia impía, a fin de mantenerse sola
en el poder y en la autoridad.
Supe del caso de una mujer adicta a las drogas que estando
en una prisión, otra compañera confinada evitó que esta abortara su
bebé con su consejo, sugiriéndole que lo ofreciera en adopción. La
criatura fue adoptada por un matrimonio cristiano. Hoy día ese bebé
es un evangelista y pastor misionero que predica el evangelio de
Jesucristo glorificando a Dios con su testimonio de salvación. “Mi
embrión vieron tus ojos.” Salmo 139:16.
Pedir un aborto en oración no es una acción digna del Dador
de vida. ¡Dios es un Dios de salvación y restauración!
Cuando se confronta
En ocasiones, cuando se confronta con autoridad profética se
desata violencia espiritual en los aires. Muchas veces los demonios
han entrado en estas vidas confrontadas dado a que ya existían
puertas abiertas de un pasado sin sanar. Puertas abiertas a los
demonios alojados en sus vidas por traumas sicológicos recibidos
en el pasado , sucesos en la crianza durante la infancia y la
adolescencia, o luego, durante una ruptura matrimonial o evento de
crisis emocional, que abrieron las puertas espirituales de
destrucción que perturbaron el desarrollo sicológico, sexual,
emocional y espiritual en sus vidas o bien heridas de rechazo
provocadas dentro del liderazgo en la iglesia como le ocurrió si
recuerdan, a la hermana Belinda, misionera puertorriqueña en la
Republica Dominicana, rechazada por el liderazgo masculino de su
época en la iglesia.
Satanás puede difamar o atribuir la confrontación profética a
descontrol o a una manifestación de locura en el ministro que
corrige a fin de debilitar su autoridad profética. Las manifestaciones
de descontrol son contrarias al fruto del Espíritu, empero, no
debemos confundir el uso de la autoridad profética con la ausencia
de mansedumbre, de humildad, de paciencia o de amor, como ya
hemos mencionado anteriormente.
El espíritu de Jezabel hará gala de sus torcidos conceptos de
la sicología secular para obtener ventaja en el terreno de la
autoridad e intentará atribuirle algún mal asociado a la salud mental
o espiritual o alegando también un pecado secreto sexual oculto no
existente igualmente. Es por esta razón que resulta imprescindible
ejercer el uso y la manifestación de los dones del Espíritu como el
don de discernimiento de espíritus dado a que esta confrontación
espiritual desatará a los demonios en una contienda de poder y será
necesario discernir la diferencia entre una manifestación carnal,
emocional y humana de una manifestación espiritual demoniaca.
Ambas se manifestarán juntas y habrá que proceder en la guía del
Espíritu para impartir restauración y liberación espiritual a esa vida
sin dañar su corazón ni sus emociones con alguna acción de
reprensión equivocada, inmadura y sin misericordia.
Oramos que la confrontación profética sea dirigida siempre
por el Espíritu Santo en quien ministra, no por la razón u opinión
humana ni los demonios en común acuerdo con los sentidos
carnales o las pasiones humanas de ese ministro o apóstol sin
compasión espiritual, entrenamiento, madurez, santidad ni
restauración espiritual.
No tener autoridad es ser pusilánimes y esto no es humildad.
El fruto del Espíritu del dominio propio es aquel que se atreve a
confrontar sin temor a represalias ni amenazas. La mansedumbre y
la humildad no riñen ni contradicen el ejercicio de la autoridad
profética pastoral, Ga. 5:22-23.
Salud mental es atreverse a plantear que las cosas no
siempre marchan correctamente en la iglesia por lo que hay que ser
determinantes a la hora de implementar por el Espíritu Santo los
cambios y las transformaciones que testificarán justamente a favor
del evangelio de restauración y de salvación en Jesucristo, el
evangelio que el espíritu de Jezabel adultera para resistir la
autoridad profética genuina.
El espíritu de Jezabel en la iglesia te desafiará, te ofrecerá
resistencia y finalmente destruirá tu influencia y tu autoridad
profética ministerial si no asumes una posición de autoridad contra
ella en el Espíritu.
¡Pastores, despierten y comiencen a orar y a ejercer su
autoridad ministerial profética para derribar su corrompida y
usurpada autoridad!
El Cartel contra ataca0
En una ocasión fuimos advertidos por un vecino quien bajo
amenaza nos expresó que sacaría la gente de mi casa, al entregarle
un folleto evangelístico con nuestra dirección, que detallaba día y
horas de reunión de cultos y oración. Estábamos muy conscientes
de que la zona residencial no cumple con los requerimientos en ley
para edificar las facilidades de un templo y no pretendíamos
violentar la misma, aunque sí recibíamos visitas de cristianos,
amigos y familiares continuamente en mi hogar y orábamos como
de costumbre.
Al poco tiempo, fuimos acusados de tener un templo ilegal a
pesar de haber demostrado con evidencias que mi casa no era un
templo en el “sentido arquitectónico” de templo pues aunque
corregimos el malentendido, porque el folleto generó esa confusión
en nuestro vecino, aun así alguien insistió en decir que sí teníamos
un templo ilegal, así que nos fue enviado un emisario del gobierno
estatal que se negó a aceptar la invitación a entrar a nuestra casa
para corroborar que nuestra casa no era un templo físico ilegal e
hizo un reporte falseado, tomando fotos y datos del lugar. Luego se
nos envió otro agente que exhibía un inmenso cartel con una
imagen fotografiada de una estatua de yeso de una mujer con un
bebe en brazos que cubría el cristal obstaculizando la visión al
interior del vehículo —de hecho, acción ilegal en sí misma—
evidenciando su fe católica con orgullo y desdén en contra de la fe
protestante.
Los devotos católicos saben muy bien que los cristianos
evangélicos protestantes no acostumbramos a utilizar imágenes
para adorar a Dios o apelar a la fe cristiana porque la consideramos
una práctica meramente humana, carente de poder para santificar el
alma como los ídolos o imágenes de los cuales nos habla
claramente en su contra la Palabra de Dios, Ex. 20:3-6, Hch. 15:20,
1 Jn. 5:21, indistintamente de las intenciones de quienes lo hacen.
La persecución nos llevó a reafirmarnos en la idea de hasta
qué punto pueden estar contaminadas las agencias
gubernamentales de turno con alianzas espirituales de orden
jezabélico que se oponen prejuiciadamente al derecho a la libertad
de culto de los cristianos evangélicos aún desde sus propias casas y
vecindarios.
Era evidente que la visita inesperada de estos emisarios
“eunucos de Jezabel”, y este último con su cartel, sirviendo al
gobierno del espíritu de Jezabel a través de esta agencia
gubernamental, respondía a otros intereses espirituales ocultos. La
acusación del templo ilegal era una mentira de Satanás a fin de
amedrentarnos y oprimirnos para así evitar que continuáramos
recibiendo visitas de familia y de cristianos para orar y adorar a Dios
en mi hogar y desalentar la fe en Dios.
Los católicos celebran novenas y rosarios y diferentes
ceremoniales desde sus propiedades o casas y nunca he
escuchado que se les ha acusado, como se nos acusó a nosotros,
por hacer sus actividades religiosas en sus casas y vecindarios. Soy
testigo de eso en mi vecindario.
Este atropello y abuso de autoridad no dejó de provocarnos
momentos de tensión continua, preguntándonos en qué vendría a
parar todo aquello. Durante ese periodo de persecución, pues
nuestras reuniones de oración eran llevadas a cabo cuidando de no
incomodar a los incrédulos innecesariamente con el sonido de
alguna guitarra que se escuchara junto a la adoración mediante
cánticos. Nos resultaba increíble que velando por el orden tan
estrictamente surgiera semejante acusación y distorsión de los
hechos. Me hace recordar el escandaloso e injusto arresto de Jesús
con espadas y palos. ¡Nos gozamos, por haber sido tenidos por
dignos de haber sufrido persecución, por causa de Jesucristo!
El espíritu de Jezabel atentó contra la autoridad profética en
nuestro territorio de influencia, el que quiso reclamar como suyo a
través de nuestro vecino, manifestado ocultamente detrás del cartel
con la fotografía del ídolo católico romano de la mujer con el bebé
en sus brazos pegado a la ventanilla del auto del emisario del
gobierno estatal, enviado a escandalizarnos. Finalmente, la
acusación de nuestro vecino a esta entidad del gobierno estatal fue
juzgada en los tribunales y le fue probado por ley que las facilidades
de un templo arquitectónico en la dirección señalada (mi casa) no
eran las que nuestro vecino y esta agencia, injustamente intentaron
alegar falsamente existían.
Después de este atropello, Dios sacó a la luz pública a través
de los periódicos del país que el director de esta agencia estatal
había sido sorprendido por agentes policiacos encubiertos
solicitando favores sexuales por dinero a una prostituta en las calles
de otro pueblo. ¡Jezabel desenmascarada y atropellada! Aquél
vecino impío, persecutor de la iglesia, abandonó su residencia luego
de esto. La que fuera su casa está deshabitada y vacía en la
actualidad.
“Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu
morada.” Salmo 91:9-10 ¡Gloria a Dios! ¡Él sacó a nuestro enemigo
y prevalecimos en el mismo lugar! ¡Gracias, Señor Jesús!
La insistente persecución tenía sus motivos. Satanás estaba
molesto al saber que nuestras reuniones de oración eran un
obstáculo en su reino usando a nuestro vecino como a unos de los
eunucos de Jezabel. Con nuestras reuniones de oración
conmovíamos la autoridad impía del espíritu de Jezabel mediante
una autoridad contaminada por el pecado sexual de adulterio y
fornicación y el paganismo idolátrico. Es decir, la agencia estatal con
su dirigente en alianza espiritual oculta con un eunuco de Jezabel
sirviendo al sistema católico romano con la imagen de yeso de la
“virgen María y el niñito Jesús en brazos” que no es otra cosa que la
evolución idolátrica pagana de la representación de Semiramis y
Tamuz (Nimrod) divinidades babilónicas. Nimrod es conocido en la
Biblia como el primer poderoso en la tierra y su esposa- madre,
Semiramis la madre de todos los dioses en la tradición cultica
idolátrica babilónica.
Los ídolos de la iglesia católica son representaciones anti-
bíblicas de lo que fueran cultos babilónicos. Por ejemplo, a una
estatua que representa al dios romano Neptuno en ciudad Vaticano
se le bautizó con el nombre de Pedro, el apóstol. Esto es herejía.
Los demonios detrás de esas imágenes e ídolos babilónicos tienen
cautiva a la humanidad que pacta con estas en su idolatría y culto
religioso católico anti-bíblico.
Amo a mis amigos y vecinos católicos. No pretendo
menoscabar la reputación de nadie que se identifique con los
cristianos católicos. Solo pretendo con evidencias demostrar cómo
puede la justicia ser corrompida aún entre quienes se proclaman
santos dentro de la iglesia (católica o evangélica protestante
igualmente) sirviendo o trabajando para agencias gubernamentales
en su país desde la congregación.
El Espíritu Santo no requiere de las facilidades de un templo
físico legal para llevar a cabo sus propósitos de salvación y vida.
Somos el templo espiritual en Jesucristo, su cuerpo, y contra este
templo solo Dios puede intervenir para darnos su autoridad y
permanecer victoriosos.
Gloria a Dios por esta victoria y por preservar la autoridad
profética en medio nuestro en el nombre maravilloso de Jesús,
nuestro Señor y Salvador. ¡Todos cayeron a tierra! Si, Amén.
¡Aleluya!
El espíritu de Jezabel tratará de descentralizar el foco de
atención de sus acciones para evitar que se identifique su falsa
santidad. Buscará la forma de no asumir responsabilidad inmediata
como ocurrió en el caso de la hermana que abandonó por despecho
su posición en nuestro ministerio, en la labor voluntaria de
traducción ante la confrontación, y la hermana que rechazó la
oportunidad de recibir consejo pastoral porque deseaba una palabra
profética inmediata de consolación a su antojo.
Homosexualidad en la iglesia
En una ocasión tuve la oportunidad de iniciar un vínculo
ministerial bajo contrato de consejería pastoral a un varón referido a
nuestro ministerio por la co-pastora de su iglesia, aunque
desconocía lo que ocurría tras bastidores en la vida de este joven
atado por el homosexualismo. Esta revelación vino por el
discernimiento de espíritus y el don de ciencia, por lo que quise
aceptar a guiarlo a un proceso de confrontación, restauración y
sanidad interior mediante el común acuerdo con la copastora de su
iglesia.
El joven mostró interés en asistir a las cesiones de consejería
pastoral para escuchar sobre la revelación —la cual no quise
compartir al joven vía teléfono— y comencé a orar para poder
implementar la estrategia de consejería pastoral de restauración a
su vida. Si bien no le compartí en su primera cita de consejería lo
que el Espíritu Santo me había revelado sobre la homosexualidad,
pues consideré que debía esperar, al percatarme de que no era apto
para comunicarle la revelación en ese momento y así se lo expresé,
nos limitamos a un estudio bíblico sobre la relación entre alma,
cuerpo y espíritu, el fruto del Espíritu y las obras de la carne.
Se abrió al diálogo por momentos y compartió sus
resentimientos e ira en contra de su madre y contra quienes le
habían mostrado rechazo durante su vida y en contra de quienes
sentía deseos de vengarse. Le hablé sobre el infierno para aquellos
que se resisten a perdonar. Finalizando la cesión, al preguntarle
sobre lo discutido durante la primera cesión y cuál era su
apreciación personal sobre el consejo bíblico impartido, lo catalogó
de legalista (me imagino que porque mencioné la palabra infierno) y
en un espíritu de refutación rechazaba abiertamente el objetivo de la
consejería hablando sobre teóricos de la sicología secular
mencionando con desdén que muchas de las cosas que compartí en
consejería ya las sabía de antemano, que solo le refrescaba la
memoria aunque también mencionó que mi parte como consejero le
resultaba desafiante (el Espíritu Santo comenzaba a confrontarle).
Aparte de esto, mencionó otros asuntos que, si bien canalicé
para fomentar la confianza y el diálogo, no fueron suficientes para
hablarle sobre la revelación en relación a su pecado de
homosexualidad. No pareció molesto por reservarme la revelación
en el momento. Más adelante, según lo acordado bajo un contrato
firmado por él, le llamamos para citarle a una nueva cesión de
consejería pastoral, pero expresó que lo pensaría. Me preguntaba
qué le había hecho cambiar de parecer pues se mostraba reacio a
continuar con futuras cesiones de consejería.
Pensé que el hecho de no comunicarle la revelación ese día
pudo decepcionarle, pero aun así le llamamos en tres ocasiones
subsiguientes dejando un mensaje en su grabadora pidiéndole que
se comunicara al ministerio, pero no tuvimos respuesta suya alguna
hasta el día que nos hizo una llamada para pedirnos cortantemente
que nos retiráramos de su vida alegando que le hacíamos daño,
expresando que me devolvía la llamada ante nuestra insistencia. Le
recordé que actuaba conforme a mi responsabilidad pastoral bajo
las estipulaciones del contrato de consejería pastoral que había
firmado y que según lo acordado nos debía razones honestas por
escrito del porqué de su evasión y renuncia a las sesiones de
consejería pastoral. Expresó que no confiaba en mi ministerio
alegando deshonestidad en mi posición como consejero. Acusación
que me resultó desencajada e insólita, pero Dios mismo se encargó
de sacar a la luz los hechos que corroboraron su difamación.
El alegado daño que le hacíamos se debía a que en mi
carácter de pastor y consejero había tenido que solicitar a otro
varón, ministro, igualmente bajo un contrato separado de consejería
con nosotros, a que cortara todo vínculo con su persona pues este
era objeto de su asedio sexual según sus declaraciones en cesiones
de consejería pastoral. El ministro, en obediencia, rompió ese
vínculo dejándole saber que no podía continuar su amistad con su
persona la cual le había entrampado en un nivel espiritual peligroso.
El ministro estaba siendo atormentado por tentaciones sexuales
homosexuales con el fin de guiarlo a una relación homosexual con
el otro ministro. El ministro anterior nos acusó en una última
conversación telefónica de haber interferido en su “bella amistad”.
Nos preguntamos ahora, ¿de quién habría que desconfiar?
A pesar de que el ministro, quien en obediencia rompe su
vínculo amistoso con el otro ministro, ya había sido poseído por un
demonio. Durante una cesión de consejería posterior a estos
hechos, fue ministrado en oración, luego de su manifestación como
consecuencia de la puerta abierta al vínculo con el espíritu de
Jezabel en su vida a través de esta relación ministerial. Durante la
manifestación espiritual demoniaca el hermano se levantó
violentamente tomándome por el cuello mientras decía: ¡Te voy a
matar! Testificó, luego de la ministración de liberación, escuchar una
voz que le decía: ¡Mátalo! Finalmente y con la ayuda de un hermano
presente, recuperó la compostura marchándose junto con este,
después de concluir todos en oración.
La seducción o entrampamiento jezabélico a este ministro del
evangelio lo llevó a perder la perspectiva sobre su responsabilidad
de no acceder a ministrar con este hermano ministro ni permitir que
le ministrara, quien junto con su co pastora le presionaban
continuamente para sacarlo de su casa y llevárselo a orar a otros
lugares y ministrar por doquier sin la dirección del Espíritu Santo. El
ministro de Dios estaba frenético, ansioso y desorientado ante estos
hechos. Dios nos reveló por el don de ciencia y discernimiento de
espíritus que estaba en desobediencia en Puerto Rico pues Dios le
quería ejerciendo una labor ministerial en su país natal.
Cerré el expediente del hermano que no confiaba en nuestro
ministerio cuando su co-pastora le comunicó a su pastora que le iba
a transferir de forma escrita la información redactada y recopilada en
el expediente sobre su caso para que continuara ella la labor de la
consejería ya que el ministro acobardado indicó que nos
denunciaría, pero este ignoraba y olvidaba que que mediaba un
contrato firmado el cual nos protegía.
Tuvo la oportunidad de arrepentimiento, la cual rechazó y
ministraba la palabra de Dios, ejerciendo funciones de capellanía,
así como predicar en una emisora cristiana. Emplazamos a la que
asumía una posición de pastora en esta congregación para dilucidar
los hechos formalmente, pero esta también evitó la confrontación
aun sabiendo que ese hermano iba a iniciar un proceso de
consejería pastoral en nuestro ministerio e igualmente se negó a
creer los hechos cometidos contra el hermano asediado por este
miembro de su congregación.
Tuvimos la oportunidad de orar por la co pastora y a un grupo
de creyentes de su iglesia después de estos manifestar sentirse
oprimidos espiritualmente y en estado depresivo posteriormente al
permitir el contacto físico del hermano seducido por el
homosexualismo al este imponerle sus manos y quien también
usaba magnetos en terapias de kinesiología para impartir armonía
magnética al cuerpo, 1 Tim. 6:20.
A este se le permitía ministrar en su iglesia sin que nadie
interviniera con autoridad profética en su proceso de sanidad y
restauración estando en necesidad de sujetarse a una cobertura
profética pastoral genuina.
Gloria a Dios por la sangre del Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo en el nombre de Jesús. ¡Jesús es nuestra ciencia
perfecta!
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de
variación”. Stgo. 1:17
“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando
las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la
falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se
desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.” 1 Tim 6:20-21.
¿Qué clase de cuidado pastoral podía obtener en un lugar
donde le era permitido ministrar sin recibir el debido consejo de
restauración, peor aún, donde la autoridad desmentía lo ocurrido
dentro de su congregación, tronchando la unidad del Espíritu al
negarse a ayudar a este ministro con nuestra ayuda?
Pregunto, ¿quién pudo posicionar a esta mujer dentro de un
llamado al pastorado y bajo qué pretextos asumía semejante
responsabilidad?
¿Es la reacción de esta mujer en la posición de pastora fruto
de unidad del Espíritu?
¿Qué puede reflejar su reacción a los hechos sino cobardía o
ignorancia?
Lo ocurrido es una manifestación contundente de cómo opera
el espíritu de Jezabel entre creyentes inmaduros. La autoridad
pastoral en este caso es incapaz de manejar con autoridad profética
este asunto, evadiendo su deber en unidad del Espíritu para
implementar una estrategia de restauración a una de las ovejas de
su redil.
He escuchado muy desacertadamente citar la escritura que
dice: “Maldito el hombre que confía en otro hombre…” Jer. 17: 5 con
el fin de desvirtuar el anhelo de comunión espiritual entre creyentes
para así infiltrar el espíritu de sedición, esceptiscimo, duda,
sospecha y suspicacia contrarios al fruto de la confianza que viene
con el amor de Dios que debe caracterizar las relaciones entre
creyentes cristianos genuinos provocando desdicha, decepción y
rechazo. Si bien es cierto que nuestra fe está fundamentada en la
palabra de Dios, no es menos cierto que Dios nos integra o injerta,
Rom. 11:17, a una gran familia espiritual en la cual debemos confiar
reconociendo sus méritos y propósito a esos fines. ¿Acaso no
tenían confianza entre sí los creyentes en la iglesia de Filadelfia?,
Ap. 3:7-13.
Filadelfia es una palabra de origen griego que significa amor
entre hermanos. Filadelfia es la iglesia en el libro de Apocalipsis o
congregación de fieles creyentes a la cual Dios abre una puerta que
nadie—ni siquiera los que asumen puestos de autoridad en la iglesia
y desconfían y desvirtúan tu autoridad en Dios—puede cerrar.
A Jezabel le conviene que creamos que ella puede cerrar esa
puerta porque solo cuando entramos por la puerta del amor en
Jesucristo ella debe salir. Al espíritu de Jezabel le conviene
hacernos creer que no podemos confiar en el liderazgo profético
genuino porque de esa manera proliferan las acusaciones sobre el
cuerpo de Cristo mediante la intriga, la guerra, la insidia y la crítica
legalista farisaica y destructiva entre creyentes que deben amarse
como hermanos, no traicionándose ni desacreditándose
mutuamente sus testimonios personales, lo cual hacen aún desde
su púlpito.
Comencemos a amarnos y pidamos arrepentidos el perdón a
Dios por dudar, desprestigiar y el maltratar el liderazgo fiel, aún el
liderazgo herido o derribado, para herirlo y confundirlo aún más.
Oremos que podamos contar con ministerios que impartan cobertura
y autoridad para amonestar y corregir mediante la palabra profética
para así trabajar y ministrar en común acuerdo por el rescate de las
almas para sanidad y restauración por la sangre y los méritos del
nombre de Jesucristo nuestro Salvador.
Cuando Jesucristo asume el control y la autoridad en
nuestras vidas no debemos temer a los hombres o mujeres aún en
la congregación a que estos puedan fallarnos o atentar contra el
propósito de Dios en nuestra vida pues nuestra confianza está
arraigada en nuestra confianza en Dios y en su palabra. La
confianza entre hermanos implica comunión con los hermanos
santos, no los desobedientes, desleales y rebeldes a no ser que
Dios te utilice como instrumento de restauración para estos y con
quienes debes tener el cuidado de conducir a restauración sin
lastimarles según la guía específica del Espíritu para cada situación
dentro de tu responsabilidad mediadora de restauración en amor en
Jesucristo.
Hay muchas relaciones que pudieron ser fortalecidas en
confianza y en amor mediante la confrontación correctora pero el
temor, la condenación, el juicio y la crítica farisaica destruyeron o
dividieron lo que pudo ser restaurado para la gloria de Dios. Hemos
criticado y juzgado (el que no esté libre de esta tentación o haya
caído en ella, que tire la primera piedra), hemos sido
autoindulgentes en la tarea de corrección mediante la confrontación
que sana y restaura por el Espíritu Santo.
El espíritu de Jezabel tiene a muchos cautivos del temor,
influenciados e impresionados con su falso disfraz de piedad y
usurpada y falsa unción, pero sabemos desde hoy, que solo oprimirá
a sus servidores y servidoras eunucos espirituales.
El espíritu de Jezabel utiliza sutilezas para enmascarar su
anhelo de poder, logrando debilitar y despojar de la autoridad
profética y de la dignidad de su autoridad a su oponente, pero la
persona bajo la influencia y cautiverio del espíritu de Jezabel
proyectará su propio resentimiento, ira y auto-rechazo cuando se
disciernen sus propósitos y motivaciones.
Una persona herida por el espíritu de Jezabel asume
posturas de ofensiva continua, logrando perpetuar el ciclo de
rechazo y maltrato, hiriendo a los demás de la misma forma.
Satanás se prepara a firmar un contrato con derecho legal sobre
estas vidas, que hieren y son heridos hasta tanto no se rompa ese
ciclo de perversión de la autoridad y de sujeción a ésta bajo la
unción de la autoridad profética pastoral en Jesucristo. Dios
establece en su palabra que la maldición no vendrá sin causa, Prov.
26:2. Siempre habrá un motivo ulterior que origine las circunstancias
que promueven la manifestación del espíritu de Jezabel en la
iglesia.
Quienes perpetúan el ciclo de amargura en la iglesia son el
reflejo de lo que han aprendido o vivido a través de sus vidas.
Evidentemente vivencias que dieron curso a la maldición de la cual
son ahora objeto para dañar y atentar contra el plan de Dios para
sus propias vidas y las de otros, rechazando la unción profética de
Elías, mediante la autoridad establecida por Dios en la iglesia a su
liderazgo apostólico y profético.
La autoridad jezabélica que no ha sido confrontada abre
puertas a las manifestaciones y flujo demoniacos que operan en la
ira pecaminosa, la desobediencia y la rebelión que esparcen y
contaminan con amargura. El espíritu de Jezabel contamina las
relaciones entre creyentes y hermanos y destruye el afecto natural
en las almas inconversas, lo que establece la desconfianza contra el
liderazgo apostólico y profético.
Estas almas desconfiadas del liderazgo apostólico profético,
con las cuales Dios tiene propósitos especiales (si se lo permiten)
en su desesperado intento por pelear con sus propias fuerzas contra
Dios y contra el orden profético establecido, nunca logran
establecerse en ese propósito profético arrastrando a otros a su
desdicha personal, movidos por represiones emocionales ocultas e
involucrándoles en continuas contiendas y persecución, en un
espíritu de venganza y auto justicia. Es preciso ver que esto, mis
amados lectores, no solo ocurre entre niños como sería propio
esperarlo de estos, sino entre adultos con serias responsabilidades
dentro de la iglesia.
Hay casos donde este espíritu jezabélico compite por la
atención promoviendo los estímulos que le llevarán a auto-gratificar
o reafirmar su propio sentido de autoridad contra el género
masculino y viceversa. Si es mujer menoscabará el rol masculino
como cabeza y si es varón menoscabara el rol femenino como
ayuda idónea y vaso más frágil. El discernimiento de espíritus es
vital a la hora de identificar las áreas vulnerables de la personalidad
y la conducta de quien ejerce un puesto de autoridad dentro de la
iglesia para así evitar que se abran puertas a la influencia
demoniaca para contaminar y atacar las relaciones entre creyentes
y derribar el señorío profético de Jesucristo contra los cinco
ministerios en la iglesia.
En mi experiencia como pastor, el confrontar y amonestar no
siempre ha sido una experiencia aceptada, bienvenida o recibida. A
muy pocos he visto doblegarse o humillarse ante Dios cuando han
sido confrontados con autoridad profética desde el púlpito mediante
la autoridad pastoral.
Lamentablemente en algunos casos, bien intencionadamente,
prefiero pensar, pero incorrectamente, he sido juzgado como
enemigo del evangelio de la santidad y del amor, al asumir posturas
de confrontación abierta y directa contra el espíritu de Jezabel en la
iglesia.
El Gólgota
Cuando Jesús murió clavado sobre el madero ubicado en el
Monte Calvario, Lugar de la Calavera o Gólgota en hebreo, quedó
implicada la derrota de Jezabel. Gólgota significa calavera, para
designar la semejanza de este monte a un cráneo humano, 1 Pe.
2:24 Si recordamos la muerte de Jezabel, registrada en el libro de 2
Reyes 9:32-37, la calavera de Jezabel fue una de las tres partes que
dejaron los perros que comieron sus restos mortales. La muerte de
nuestro Señor Jesucristo enclavado sobre ese madero ubicado en el
Monte Calvario, al redimirnos del poder de la maldición de la ley y
del poder del pecado, nos concedió poder y victoria sobre el “ego
humano”, 1 Cor. 1:18; Ga. 3:13-14; 1 Cor. 15:56-57.
La cabeza es el lugar del cuerpo físico donde originan los
pensamientos, la identidad y la personalidad. Cuando morimos al
“yo” o al “ego” para que Cristo viva en nosotros, si asumimos
nuestra autoridad profética responsablemente, también muere
Jezabel. Es decir, la despojamos de su autoridad usurpada y nos
deshacemos de su influencia seductora, del poder de su ley. Jezabel
busca un ego humano exaltado, herido, debilitado o inutilizado.
A un ego exaltado le imparte autoridad en su reino y a un ego
debilitado e inutilizado le hace su súbdito sumiso, obediente y fiel,
aunque a veces este no se percate del dominio que ejerce
ocultamente sobre su vida. En el centro yace ella dando órdenes e
impartiendo directrices a ambos. Jezabel invade y usurpa el reino de
Dios mientras sus cautivos y cautivas se alimentan de los rumores,
los cuales ella promueve con complacencia solapada, celos,
envidias, iras, enemistades, pleitos y todas las obras de la carne,
Ga. 5:19-21.
La autoridad profética contraria a las estrategias del espíritu
de Jezabel en su reino de impiedad es diligente en buscar el rostro
de Dios en ayuno y oración donde prevalecerá el fruto del Espíritu,
el amor, la mansedumbre y la humildad en su testimonio público, en
su vida espiritual personal y liderazgo espiritual profético dentro de
la iglesia en santidad. Hay que hacer claro a la autoridad jezabélica
que no contendemos dentro de su mismo territorio.
Jezabel parecerá aliada pero tan pronto el liderazgo profético
comienza a ejercer su autoridad en el poder de Dios, Ro. 15:18-19,
en el lugar de autoridad que ha usurpado a la autoridad profética
genuina, mostrará su rebelión. Dios, en su rico amor y misericordia
le ofrece tiempo oportuno de arrepentimiento para enmendar sus
faltas. Es por esto necesario ejercer nuestra autoridad en Jesucristo.
Solo así Dios le provee la oportunidad de ser libre de esa maldición
porque de lo contrario continuará infiltrada, obstinada, establecida y
firme en su trono espiritual demoniaco.
Muchos no han logrado ejercer su autoridad profética a fin de
despojar a Jezabel de sus ministerios, porque sencillamente no han
conquistado el importante fruto de la humildad, contendiendo en su
mismo territorio de juego de ego exaltado y de rebelión. ¡Avanza
ministro, varón o varona de Dios y concluye la obra a la cual Dios te
llamó en el nombre poderoso de Jesús!
Espíritu:
En el espíritu se encuentra la capacidad para distinguir o
discernir el bien del mal. Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías.
Alma:
El alma es el reflejo de la mente, las emociones y los
sentimientos. Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disenciones.
Cuerpo:
En el cuerpo se encuentran los sentidos físicos: la visión, el
tacto, el gusto, el olfato y la audición. Herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías y cosas semejantes a estas.
Como vemos en esta tabla comparativa, todo el ser humano
integral en espíritu, alma y cuerpo está vinculado a las obras de la
carne, las cuales son dieciocho en total, incluyendo “cosas
semejantes a estas” en el verso 21 del libro de Gálatas, Capitulo 5.
Interesante me resulta el hecho de que dividir las dieciocho
(18) obras de la carne entre 3 (tres), es decir, las tres (3) partes que
componen el ser humano integral, espíritu, alma y cuerpo, obtienes
el número seis (6) tres (3) veces, 6+6+6. Evidentemente es la marca
de la bestia de la que nos habla el libro de Apocalipsis, la marca
vinculada e implicada en la naturaleza caída del hombre de
espaldas a Dios, no arrepentido, muerto en sus delitos y pecados.
Espíritu:
Amor, gozo, paz
Alma:
Paciencia, bondad, benignidad
Cuerpo:
Fe, mansedumbre, templanza
Vemos, después de estudiar esta tabla comparativa que,
mediante el fruto del Espíritu, abarcamos las tres esferas de la
composición humana integral. El fruto del Espíritu, luego de haber
recibido el perdón mediante arrepentimiento por la sangre de
Jesucristo, es la medicina espiritual para contrarrestar la influencia
de la marca de la bestia (666) en la naturaleza caída sin Jesucristo
sin redimir ni restaurar.
Vimos anteriormente que la iglesia en Tiatira tiene algo de
fruto espiritual: amor, fe y paciencia, Ap. 2:9. El fruto, como leímos,
tiene nueve componentes espirituales en total: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, Ga.
5:22.
A la iglesia en Tiatira le falta la plenitud del fruto. El amor, la
fe y la paciencia no son suficientes para retener la plenitud del fruto
de la semilla de la palabra de Dios en su vida de servicio ministerial.
Le falta el gozo, la paz, la benignidad, la bondad, la mansedumbre y
la templanza. La amistad con el mundo es enemistad contra Dios,
Stgo. 4:4.
Los que adoran a los ídolos como lo hacen los hijos y los
amantes de Jezabel, a veces suelen actuar como Saúl, revelando
con sus hechos asuntos ocultos relacionados a carencias sexuales
y/o afectivas en su conducta. La pureza sexual y espiritual en
obediencia a la Palabra de Dios por el poder y la gracia otorgados
por el Espíritu Santo, es vital a la hora de confrontar el espíritu de
Jezabel con eficacia. Jesús mismo nos habló de que no es posible
que el reino de Satanás prevalezca si este se echa fuera así mismo.
No se puede echar fuera Satanás si se es aliado suyo o si
éste toma ventaja de las heridas de pecado ocultas en el alma para
poner tropiezo en el liderazgo herido sin sanar y restaurar. Nuestra
infidelidad a Dios se constituirá en prostitución, adulterio o
fornicación espiritual en manos del espíritu de Jezabel.
Conocí una pareja de lesbianas al frente de un grupo de
personas que son atraídas a miembros del mismo sexo, en el que
se usa y enseñan doctrinas bíblicas y se invita a participar en su
reuniones y cultos tanto a heterosexuales y homosexuales y
lesbianas por igual.
Enseñaban en su culto a una mujer presente en el grupo, a
que esperara en Dios para que le concediera un esposo. Para una
mujer heterosexual este es un consejo bíblicamente correcto pero la
pregunta es: ¿Cómo puede enseñar y modelar la enseñanza bíblica
con lo que ella misma no vive, modelando una relación contraria a la
voluntad de Dios entre dos mujeres y no entre un hombre y una
mujer?
Aunque contradictoriamente, al confrontarla, me expresó que
cree que Dios puede cambiar la orientación de género de una
persona. Una cosa es estar convencidos de que Dios puede hacer
algo y otra cosa es vivirlo o experimentarlo en carne propia. No
digas ni enseñes que Dios puede cambiar a un homosexual o
lesbiana desde una postura ministerial como la pastoral. Si tú eres
homosexual o lesbiana, no puedes pastorear almas si vives en una
relación sexual con alguien de tu propio sexo. ¡Eso es vivir en
desobediencia bíblica que repercutirá en una confusión doctrinal y
una herejía! Cuando se está en una relación de esa naturaleza
(homosexualidad o lesbianismo) y Dios hace un llamado al
ministerio, lo propio es obtener liberación de ese pecado (y muy
probablemente de los demonios), que en el caso de estas dos
lesbianas en pareja seguramente se encuentran escondidos debajo
del “podio” donde ponen su “Biblia”, “oran” y “cantan” a “Dios”.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en
el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1
Corintios 6:9-11.
¡Apártate del pecado de la homosexualidad o el lesbianismo
en el nombre de Jesucristo, para que puedas ser libre y predicar
salvación en su nombre poderoso y santo!
Hay mujeres y varones que han sido seducidos y
entrampados por demonios de homosexualidad y lesbianismo y han
abandonado su compromiso matrimonial. ¡Aún hay tiempo si vienes
a los pies de Jesús, el Maestro! Él te restaurará y te otorgará una
nueva oportunidad de vida en Cristo Jesús si obedeces hoy su voz.
Busca a Dios en oración y en su consejo bíblico sano y
aléjate de las ofertas del imperio de Jezabel y de su inmundicia
espiritual demoniaca.
Dios demanda que se asuma responsabilidad con la
autoridad que ha delegado a estos creyentes en la iglesia en Tiatira,
Ap. 2:24-25, porque esta es una congregación que pastorea el
rebaño por haber alcanzado algo del fruto del Espíritu, cierta
madurez por lo que ejerce su influencia entre estos creyentes allí
congregados.
Jesús le promete autoridad sobre las naciones si guardare
sus obras hasta el fin. Es decir, si guarda con perseverancia su
palabra para seguir dando el resto del fruto. Le promete además
regir con vara de hierro; no para oprimir, subyugar o esclavizar sino
para encaminar con libertad, rectitud, firmeza y justicia, Ap. 2:26-27.
El hierro de Dios no se doblega a la iniquidad ni a la mentira ni cede
a su autoridad con apariencia de piedad, de oculta deslealtad a la
autoridad profética ministerial en Jesucristo como, por ejemplo,
enseñar que la autoridad profética puede ser sustituida por un
diseño contrario al diseño de Dios para la pareja.
Dios establece que varón y hembra los creó, no hembra con
hembra ni varón con varón. Al arca de Noé entraron parejas de
varón y hembra aún de entre todos los animales.
Vemos en el mensaje de Jesús a la iglesia en Tiatira que
Jesús proclama que las naciones serán quebradas como vaso de
alfarero con la misma autoridad que Jesús ha recibido de su Padre
celestial. Es decir, Tiatira tendrá la misma autoridad de Jesús para
ejercer su función profética para confrontar el espíritu de Jezabel y
erradicarlo de su cuerpo, si permanece fiel a su palabra, dando el
fruto espiritual en obediencia en el nombre de Jesús.
Las fortalezas que levanta el espíritu de Jezabel tienen su
origen en el pecado oculto sin sanar ni restaurar. La amistad con el
mundo y los torcidos conceptos de disciplina, corrección y autoridad,
los cuales mezcla, inspirada en el mundo secular contaminado con
sus formas y maneras carentes de un fundamento escritural sólido y
de fruto del Espíritu.
Dentro de la iglesia en Tiatira existen creyentes obedientes
que no han cedido a contaminarse con el espíritu de Jezabel, pero
claramente confrontan el aviso de parte del Espíritu de Dios hasta
que Jesús retorne a la tierra a buscar a la iglesia lavada en su
sangre, de lo contrario se exponen al peligro de enfermedad y
muerte que amenaza a los amantes y seguidores fieles a la
influencia del espíritu de Jezabel sus vidas. A Jezabel hay que
identificarle y desenmascararle para evitar que el juicio de
enfermedad y muerte se desate sobre esos creyentes heridos y
seducidos, manipulados y regidos por este espíritu de falsa, fingida
y usurpada autoridad profética espiritual.
El Rey Saúl
El rey Saúl es un ejemplo de una persona ungida por Dios
para gobernar y ejercer autoridad profética, que puede ser
extraviada de la verdad y atormentada por el mal. “El espíritu de
Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de
parte de Jehová.” 1 Sam. 16:14.
Saúl tenía un carácter impulsivo y altivo aunque su
arrogancia era el reflejo de su pobre estima personal, 1 Sam. 15:17.
Dios le concedió a Saúl el privilegio de gobernar, de regir sobre
Israel pero debido a sus debilidades y carencias sin sanar y
restaurar ni sujetar a la autoridad profética fue despojado a su vez
de su autoridad y de su función como rey sobre el reino en Israel, 1
Sam. 10:1.
Samuel el profeta le había dado instrucciones a Saúl de
esperar un plazo de siete días para ofrecer el sacrificio, los cuales
esperó, pero excluyendo al profeta Samuel de su ejecutoria
sacerdotal, asumiendo por sí solo la responsabilidad del sacrificio.
Samuel, al percatarse de la desobediencia e impulsividad del rey
Saúl, objetó su proceder como uno alocado, obstinado y rebelde, 1
Sam. 13:8-14. De inmediato y como consecuencia, el profeta y
sacerdote Samuel, le profetiza el término final de su reino como rey
en Israel. Su posición u oficio dado por Dios sería ocupado por otro
rey, uno conforme al corazón de Dios, el rey David.
Oremos:
Señor Jesús, envía obreros conforme a tu corazón, sensibles
y obedientes a la autoridad profética en Jesucristo. Conforme a tu
voluntad, sana y restaura hoy el corazón de los que, como Saúl, se
han extraviado y han desocupado su ministerio y sacerdocio en el
hogar. Y si aún han sido desechados o descalificados del ministerio,
si es tu voluntad, reciban una oportunidad de restauración y vida
para servirte con integridad en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como
ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra
de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” 1
Sam. 15:23.
La acción impulsiva y tenida en poco de parte del rey Saúl al
ofrecer el sacrificio por su cuenta, irrespetando el orden pautado por
la autoridad profética dada por Dios al profeta Samuel, abrió las
puertas a un tormento espiritual demoniaco sobre su vida que le
transformaron en un hombre manipulador, mentiroso, agresivo,
iracundo y cruel.
También observamos como surgen a la luz argumentos
ocultos en relación a su insatisfecha relación conyugal con la madre
de Jonatán, 1 Sam. 20:30-33 denotando su incapacidad o su
problema personal en el área de la conducta sexual como varón, al
no tener una relación honesta y piadosa con su esposa o mujer
llamándola perversa y rebelde, maltratándole, porque su hijo
Jonatán no cumplía con sus propias expectativas al este favorecer
al Rey David.
Jonatán ciertamente sentía que David era como un padre
para él porque sencillamente Saúl no era un modelo a emular para
su hijo. ¿Será posible que los pastores o líderes que no respetan la
autoridad profética en la iglesia tengan como el rey Saúl, algunos
problemas sin tratar o confrontar en el área de su sexualidad?
La respuesta a esta pregunta es responsabilidad de la
autoridad profética en la iglesia a fin de poder establecer en un
común acuerdo con el pastor, la estrategia de restauración
adecuada, que ha de ser impartida a esta vida por la palabra de
Dios en el poder del Espíritu Santo, la unción de Elías para sanar y
restaurar.
La personalidad del rey Saúl quedó cautiva de este espíritu
maligno atentando contra la vida del futuro rey David y la de su
propio hijo Jonatán, 1 Sam. 19:2; 6; 20:30-33, y terminó degradado
moral y espiritualmente, consultando una fuente profética
contaminada mediante un espíritu de adivinación, 1 Sam 28:7.
El rey Saúl fue el objeto de una transferencia espiritual
demoniaca, quedando desechado de su propia autoridad real en
presencia del Dios de Israel. La rebelión y obstinación de Saúl,
reflejo de un ego exaltado y un carácter impulsivo, desataron sobre
sí el pecado de la idolatría y la adivinación. Apostató de la verdad
por una herejía destructora. Aunque su autoridad le había sido dada
de parte de Dios mismo y había sido mudado o transformado en otro
hombre, capacitado para servir a Dios como rey en Israel, 1 Sam.
10:1,6 y 7, no procedió en arrepentimiento para sujetar y corregir
sus debilidades mediante las advertencias de la autoridad profética
dadas por el profeta Samuel.
He sido testigo de una conducta similar en pastores que se
disputan el poder y la autoridad con otros pastores, enseñoreándose
del rebaño bajo el común pretexto del celo protector de las ovejas,
evitando así compartir su responsabilidad con sus compañeros
ministros, faltando a su misión correctora ante esta injusticia contra
el propósito de unidad y la necesidad de compañerismo cristiano
para edificación y crecimiento de la iglesia.
Estos pastores y líderes como Saúl, fueron llamados, pero en
su rebelión e inmadurez en el ejercicio del discernimiento del bien y
el mal en el nombre de su congregación, concilio o denominación o
su propio nombre, presumen altivamente de ser el centro exclusivo
de poder, unción y de autoridad, quebrantando así el común
acuerdo en unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, vitales para el
crecimiento y restauración del cuerpo de Cristo sobre la faz de la
tierra. Jn. Cap. 17.
Cuando un hombre o mujer, pastor o ministro de Dios,
congregación o concilio insiste en excluir o perseguir a quienes Dios
no ha mandado a excluir ni a perseguir, acosar o acechar en un
espíritu de murmuración y difamación y rehúsa igualmente a
imponerse a sí mismo y a su iglesia una disciplina espiritual para
restauración en contra de esta conducta inmadura e irresponsable,
va terminar consultando fuentes de poder profético contaminadas
por el espíritu de Jezabel, espíritu de adivinación o murmuración,
exponiéndose a sí mismo y a su iglesia, denominación o concilio, a
la transferencia espiritual demoniaca, corriendo el peligro inminente
de blasfemar el Espíritu Santo, quedando cautivo de la apostasía, la
incredulidad, la herejía y el subsecuente tormento espiritual
demoniaco, influyendo sobre otras iglesias y ministros llevándoles a
perdición y al error, provocando juicio de enfermedad y muerte sobre
sobres sus vidas y ministerios. ¡Dejen de jugar el juego
denominacional de los concilios palaciegos!
Confrontación
Invitamos en una ocasión a un evangelista junto a su esposa
a traer el mensaje del culto de la noche junto con las alabanzas. Su
esposa acababa de sacar a la venta su primera grabación musical y
él, su primera publicación escrita, las cuales fueron adquiridas por
algunos de los hermanos. El evangelista, además, tenía pautado un
programa de televisión en una tele-cadena cristiana a través del cual
le conocimos y mediante el cual recibimos una vital palabra profética
para nuestro ministerio, razón que nos movió a hacerle la invitación
a compartir el mensaje del evangelio al grupo que yo comenzaba a
pastorear.
Al examinar y hacer lectura de su libro, el que vendió entre
los presentes, y ver la inmensa foto suya en la portada de inmediato
el Espíritu Santo me alertó de un espíritu de error en la enseñanza,
así como en su motivación personal para escribir. Supe que Dios
quería que hablase personalmente con el hermano y lo llamé para
compartir la revelación del Espíritu en relación a su enseñanza y
motivaciones personales para publicar su libro.
Este hermano utilizaba innumerable cantidad de citas bíblicas
con hermosos mensajes a fin de impartir sutilmente matices
personalistas y de corte triunfalista humano a la sana doctrina. La
lectura introducía encubiertamente un espíritu de error.
Curiosamente, halagó el atractivo visual del lugar donde se ofreció
el culto esa noche denotando con el comentario bajo discernimiento
de espíritus, un espíritu oculto de orgullo y codicia.
Nada tiene de malo describir la belleza de un lugar bien
arreglado, bonito o bien decorado, claro está. Pero su prédica
estaba siendo influenciada u oprimida por un espíritu vanidoso y de
orgullo. ¿Qué importancia podía tener el hacer un comentario de
esa naturaleza ante el hecho contrastante del valor de las almas
presentes de modo que estas vieran la belleza del corazón de Dios,
la cual Dios anhelaba revelar con una palabra por el Espíritu Santo a
través del evangelio de amor y de salvación?
Una expresión aduladora hacia paredes bonitas e inanimadas
de frío concreto, levantaban una fortaleza de iniquidad oculta. El
Espíritu Santo revelaba el sutil desbalance de su enseñanza
anteponiendo el éxito de la prosperidad material a la obra de
restauración que viene con el quebranto del ego, el arrepentimiento
y la humillación que llevan al fruto del Espíritu que embellece a la
iglesia, que embellece el alma con un corazón lavado con la sangre
de Jesucristo.
No fue fácil emprender la encomienda profética, pero en amor
y en obediencia conversé con el hermano con el fin de exhortarle
con el mensaje del Espíritu que señalaba un error en su motivación
como escritor. Cuando concluí el mensaje o exhortación, el hermano
respondió con ira diciéndome: “¡El libro no se escribió para
cristianos como tú!” Mencionó, entre otros detalles llenos de
vanagloria, que el predicaba a miles de personas en estadios,
confirmándonos el sentir extraviado de su corazón.
Si bien este hermano en la fe se constituyó en un instrumento
de Dios para ministrarnos previamente una palabra de aliento, al
mismo tiempo Dios quería encaminarle a restauración. Su reacción
airada fue discernida por el don de discernimiento de espíritus, la
cual tenía arraigo en raíces de amargura, heridas abiertas de
rechazo a la autoridad.
Si el libro no fue escrito para cristianos como yo, ¿qué
aplicación correcta puede hallar para su propia vida un inconverso,
una enseñanza que no fue escrita para quienes somos llamados a
predicar la sana doctrina del evangelio de salvación en Jesucristo, y
más aún, cuando su autor se hace llamar cristiano? Su respuesta y
reacción me resultaron incoherentes y dolorosas pues casi me
cuelga el teléfono, dejándome a traición en expectativa e
incertidumbre.
Amados, debemos tener sumo cuidado de no vender
oportunistamente el evangelio con el fin de congraciarnos con las
gentes o de acaparar la atención de los oyentes. El evangelio no
requiere de amortiguadores ni atractivos sobre la doctrina de
santidad ya sea para impartir una palabra de confrontación profética
o de consolación y aliento. De lo contrario, la predicación se tornará
en un acto de tibieza espiritual, una tentadora oferta demoniaca
contaminante que conduce o abre las puertas al entrampamiento e
influencia del espíritu de Jezabel en la vida de la iglesia de
Jesucristo.
Dios es amor y es fuego consumidor
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Heb. 12:29 “El
que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Jn. 4:8.
Dios es un Dios de amor que consume todo aquello que nos
desea robar la plenitud de su presencia y el amor a la verdad de su
palabra cuando le permitimos dirigirnos a toda verdad y a toda
justicia en el fruto del amor y en humildad. Dejemos que el Señor
nos limpie y nos sane de toda impiedad, iniquidad e injusticia
mediante la autoridad profética, aunque esa autoridad ministerial
sea respaldada por unos pocos miembros en la congregación, no
por la multitud dentro de un estadio.
El amor se goza en la verdad, 1 Cor. 13:6. Dios no mide la
autoridad profética ni su respaldo a un ministerio en la iglesia por la
manifestación de multitudes o de seguidores en una cruzada sino
más bien por la obediencia y fidelidad a la voz profética fiel en
Jesucristo.
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes
poca fuerza (es decir, pocos), has guardado mi palabra, y no has
negado mi nombre.” Ap. 3:8.
Baco o Pas
Podríamos inferir que el nombre de Antipas implicaría
contrario a Pas. Pas es conocido como Baco, el dios de las orgías
sexuales y las borracheras, que adoraban los habitantes del imperio
romano, el dios de la juerga pachanguera, según lo expresarían
algunos. Podemos añadir también que el nombre de Antipas implica
lo contrario a todo lo que ofrece amistad con el mundo y sus deseos,
los deseos de la carne y la vanagloria de los ojos con el disfraz de
piedad religiosa y espiritualidad, 1 Jn. 2:16.
Como ejemplo, recuerdo en mi infancia a los artistas invitados
a la plaza pública a cantar, los bingos y las verbenas, así como la
venta de frituras y comida en el patio de la iglesia católica del pueblo
en honor a San Judas, patrono católico del pueblo, durante las
fiestas patronales.
En Pérgamo había creyentes que participaban de ciertas
ceremonias paganizantes y también de tipo sexual, lucrativo y
económico con la doctrina del profeta Balaam, Dt. 23:3-4; Núm.
24:13; Ap. 2:14; 2 Pe. 2:14-16 que amenazaban con destruir el
testimonio de santidad de la iglesia para hacerla caer en el
descrédito o en la tibieza desalentadora, logrando así la caída del
primer amor. Antipas fue muerto injustamente por causa de su fe y
fidelidad al evangelio restaurador de santidad en amor en
Jesucristo.
“Como caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la mañana.
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las naciones.” Is. 14:12.
Cuando veo la condición de la iglesia en Efeso y de muchas
iglesias en esa misma condición hoy me acuerdo de lo que le
sucedió a Lucero, arrojado del cielo a la tierra junto a todas sus
huestes espirituales de perversión y maldad.
Nicolaísmo
El nicolaísmo promueve acciones que provocan el desaliento
de la iglesia, la caída del primer amor. El primer amor es la
experiencia de conversión y salvación en Jesucristo, la justificación
por la fe que produce el perdón llevándonos a una nueva vida que
lleva fruto espiritual en obediencia a su palabra. Cuando los santos
mueren perseguidos injustamente por el espíritu de Jezabel
mediante el gobierno y la misma iglesia, se pone una mordaza a la
voz profética en la iglesia, corriendo el riesgo de perder su eficacia y
la manifestación del primer amor en Jesucristo.
Jesús, Dios en cuerpo de hombre caminando sobre Israel, (y
camina entre nosotros ahora) confrontó las acciones e hipocresía de
los nicolaítas, de los saduceos y los fariseos y lo hace hoy por su
Espíritu Santo y la autoridad apostólica y profética en la iglesia. Los
saduceos negaban y rechazaban mediante sus enseñanzas y
doctrinas falsas la presencia de los ángeles y la resurrección de los
muertos.
Estos influenciaron al pueblo a arrojar a Jesús por un
despeñadero, le acusaron de blasfemo y le pusieron por
sobrenombre “Belzebú”, alegando que cuando ejercía autoridad
profética sobre los demonios para echarlos fuera, lo hacía en el
nombre de la divinidad demoniaca cananea pagana llamada
“Belzebú” o “Baal Zebub”, príncipe de las moscas, Mt. 10:25; 12:24.
Finalmente lo clavaron sobre un madero, que le causó la
muerte. ¡Gloria y adoración a Jesucristo nuestra causa de vida!
“Baal Zebub” fue derrotado sobre el cuerpo de Jesucristo en el
madero de la expiación y en su resurrección, para darnos vida
eterna en su nombre! ¡Aleluya!
El nicolaísmo ejerciendo su autoridad e influencia, consigue
desprestigiar la sana doctrina del evangelio de salvación en
Jesucristo en su empeño por implementar métodos de autoridad
contaminados con mentira, traición, soborno, engaño, sabotaje,
lucro codicioso y ambición triunfalista de competencia desleal,
extorción, coacción, coerción, suspicacia y la seducción.
En esta condición el nicolaíta se enaltece a fin de lograr
acaparar la atención y la mirada del pueblo. El nicolaismo busca
congraciarse con un credo religioso para buscar el favor político o a
la inversa, buscar el favor político mediante una influencia religiosa o
aparentemente cristiana, apostatando de la verdad. Dios es quien
único puede poner en gracia al hombre con el pueblo.
Pero muchos se apropian de su influencia o autoridad
profética para obtener el favor de políticos en el estrado político, no
con el fin de llevar el mensaje de salvación a los políticos sino de
obtener un beneficio lucrativo o personal.
Cuando Jesús fue llevado ante Poncio Pilato y de su gobierno
paganizante quedó perplejo ante la templada reacción de Jesús
ante las falsas acusaciones en su contra al mismo tiempo que le
escuchaba hablar con autoridad en su testimonio lleno de verdad y
justicia, Mc. 15:4-5; 14 pudiendo discernir su total inocencia, aun
así, mandándole a azotar, cediendo al reclamo de la multitud
frenética que pedía le sentencia de la crucifixión.
Pilato se lavó las manos para demostrar que no era
responsable de la perversión e injusticia del pueblo judío aliado al
imperio romano. No obstante, aunque trató infructuosamente de
disuadir la petición del pueblo frenético e impío, su corazón
continuaba enceguecido y enturbiado en su condición espiritual. El
agua que utilizó para lavarse las manos no era suficiente para
limpiar su pecado, indistintamente de que, con su insensato sentido
de justicia, desplegara aparentemente una máscara democrática.
Su aparente empatía hacia Jesús estaba enturbiada,
influenciada u obstaculizada por sus deberes políticos en la posición
jerárquica de autoridad que ejercía sobre el pueblo romano y los
judíos viviendo entre estos. La mujer de Pilato le advirtió a este de
no tener nada que ver con Jesús, pues durante un sueño, Dios le
revela que Jesús era un hombre justo e inocente, Mateo 27:19
¡Pilato solo podía ser limpio con la sangre del Cordero que quita el
pecado del mundo! Ef. 1:7; Rom. 3:25; Jn. 18:37-38.
“Le dijo entonces Pilato: ¿Luego eres tu rey? Respondió
Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto
he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel
que oye la verdad oye mi voz.” Jn. 18:37.
Pilato y la nación que pretendía gobernar, necesitaban el
poder del nuevo nacimiento en Jesucristo, el bautismo de
arrepentimiento, una conversión de los ídolos al Dios vivo a fin de
poder desvincularse de intereses que entibian el corazón, apagando
la llama del primer amor a Jesucristo, la pasión por la verdad de
salvación en Jesucristo.
El nicolaismo se alimenta o nutre de un ego subyugado por el
triunfalismo, la vanagloria de este mundo y sus deseos, el
reconocimiento de los aplausos, la adulación y la auto-gratificación
público-política de estos, operando desde sus sectas o
denominaciones seudo-cristianas o religiosas, aunque ore, ayune y
diga que vaya a la iglesia.
El culto al ego, a la sabiduría y a la filosofía que nunca deja
de filosofar y de buscar por simple ego o placer carnal, fatigando al
hombre con su incansable e insaciable búsqueda del conocimiento
desconocido, nuevo o misterioso, el culto a los estereotipos de
belleza física, el culto a la juventud, el culto al misticismo religioso
aunque se desconozca o ignore el origen o el carácter de la deidad
adorada, son solo algunas de las manifestaciones que influyen
oprimiendo a los nicolaítas infiltrados en la iglesia ejerciendo
influencia.
Sabemos que Jesús sembró en el corazón de Pilato una
semilla de verdad y justicia que esperamos haya permitido que
creciera en su corazón politizado para salvación. No es de dudarlo
pues observamos en su proceder una apertura o buena disposición
para escuchar la verdad de la palabra de Dios. Si bien pudo de
inmediato recibir allí mismo la libertad de su cautiverio espiritual
político, pues tenía delante de sí al mismo y suficiente Salvador,
Presidente, Dueño, Creador, y Gobernador eficáz de las almas:
JESUCRISTO, EL UNIGÉNITO HIJO DE DIOS Y SALVADOR DE
TODOS LOS HOMBRES.
“Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto,
salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en el ningún delito”.
Jn. 18:38.
El hedonismo griego influyó sobre la mentalidad
de conquista universal romana
Los emperadores romanos con su visión de ser adorados
como Dios y para quienes los excesos eran su placer (hedonismo),
han perpetuado una mentalidad de conquista universal plagada de
vanidad y vanagloria. No podemos negar que vivimos en un mundo
hedonista, vanidoso, de apego a las cosas del mundo.
Los nicolaítas buscan su propio bienestar a costa de su
reconocimiento con fines convenientes lucrativos o de algún
beneficio no obtenido por el favor de Dios sino por su propia
propaganda, distrayendo al pueblo y a la humanidad con sus
modelos de tibia y vomitiva espiritualidad.
En el mundo de las comunicaciones, de la moda y las
corrientes literarias que influyen sobre el pensamiento secularizante
humanístico permea la misma corriente. Los nicolaítas pueden dar
la errada impresión de querer el bienestar del pueblo, pero son solo
instrumentos que se valen del poder persuasivo del intelecto o de
sus sentidos sensuales humanos para conseguir sus propósitos aun
usando la Biblia y a Dios como pretexto.
El líder a quien Dios llama debe ser dirigido por el Espíritu
Santo y llevar al pueblo a entrar por la puerta angosta de la
santidad, enseñándoles a caminar libres de la contaminación del
pecado a fin de que los hombres y mujeres no se extravíen del
camino de la verdad y comiencen a adorar a Dios en espíritu y en
verdad. La gracia divina no es una licencia de carácter permanente
(pues el ser humano es mortal) para la salvación sino la oportunidad
suficiente de vida que recibimos en este mundo para aceptar
oportunamente el perdón de Dios mediante el evangelio de
salvación, a través del cual seremos juzgados un día en la presencia
del Dios vivo en los cielos (y aquí también en la tierra Is. 26:9).
Satanás recibe adoración y honra con las acciones nicolaítas
y muy pronto levantará a un líder mundial con el fin de cautivar a la
humanidad y forzarla a adorarle, Ap. 13. ¡Decide hoy a quien
servirás! El nicolaismo es la doctrina del anticristo, Jezabel su
pastora y profetiza inspirada por Satanás, la serpiente Antigua,
creando una falsa, engañosa y usurpada adoración religiosa.
El señor Jesús dice en su palabra: “Yo soy la puerta; el que
por mi entrare, entrará y saldrá y hallará pastos.” Jn. 10:9.
La puerta amplia conduce a la perdición eterna. El nicolaismo
utiliza las diferentes formas de idolatría y de liderazgo secularizante
y mundano, de apego a lo terrenal, dando origen a la maldición y a
la contaminación espiritual. El nicolaíta no tiene un compromiso con
Dios ni con su vida por la palabra escrita de Dios sino con los
intereses de la mayoría acaparadora y carnal.
Es el camino de la puerta amplia, una corriente que conduce
a un camino fácil de obtención de oportunidades y beneficios y
ventajas que debieran, en lugar de apartarnos del camino de la
verdad y de la justicia en Jesucristo, llevarnos a agradecer a Dios
por sus dádivas recibidas para traer gloria a su nombre, mientras
nos ha guiado como ovejas por verdes pastos, perdonándonos de
todo pecado y maldad, aun viviendo una vida alejados de su
presencia, sin fe y sin esperanza en este mundo, Ef. 2:12.
Laodicea: Una iglesia aventajada, vomitada por la
boca de Dios
La iglesia en Laodicea lo tenía todo, pero ante la presencia
de Dios era vista como pobre, ciega, miserable, desventurada y
desnuda, Ap. 3:14-22. Había evitado entrar por la puerta angosta,
rechazando las estrategias y el consejo divino mediante la autoridad
profética apostólica, para agradarse a sí misma. Pobre, porque no
depende de la palabra de Dios para sus necesidades y sustento
sino por su mollero humano únicamente. Ciega porque ignora sus
carencias y necesidades espirituales.
Desventurada porque su sentido de propósito o supervivencia
consiste en ver su gloria terrenal no la eternal, obstaculizando y
distorsionando el propósito de vida abundante que prometió Jesús.
Desnuda porque exhibe la vergüenza de su desnudez ante Dios,
caminando sobre el altar, en la presencia de Dios, sin haber
experimentado genuino arrepentimiento de sus pecados e impiedad
ni sanidad interior ni liberación de demonios.
El verdadero evangelio requiere siempre de sacrificar el
compromiso con los hombres para agradar a Dios. Es Dios por
causa del hombre no el hombre por causa de Dios. Dios tiene en su
plan y en su poder a través de su Palabra escrita por su Espíritu
Santo la forma y manera de bendecirnos sin requerir de los
intereses contaminados ajenos al fruto de la santidad o piedad de la
justicia de Dios en Jesucristo.
El modelo escritural establece que la bendición material o
económica era traída a los pies de los apóstoles, los apóstoles no la
buscaban en el mundo, sino que era traída a sus pies, Hch. 4:35.
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a
vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a
este señaló Dios el Padre.” Jn. 6:27.
Mientras haya creyentes en apego a las cosas del mundo, a
sistemas de religiosidad y sectarismo cristiano, contaminados con
herejías destructoras y filosofías de pensamiento secularizantes o
paganizantes, habrá creyentes influenciados por los nicolaítas,
fornicarios y adúlteros espirituales, abriendo las puertas al espíritu
de Jezabel en la iglesia de Jesucristo, desatando juicio de
enfermedad y muerte como consecuencia directa de la influencia en
la iglesia de esta falsa y fingida autoridad espiritual profética.
“No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni
ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación.” Ex. 30:9.
Dios no se agrada del servicio contaminado del sacerdocio ni
de los líderes que usurpan la autoridad entre creyentes pues estos
ofrecen incienso extraño en su servicio extraviado a Dios. Mientras
existan nicolaítas en Pérgamo, Tiatira procreará hijos e hijas, es
decir, otras iglesias plagadas de herejías, mundanalidad, pecado y
tibieza espiritual por lo cual Laodicea seguirá siendo el objeto de la
censura o confrontación profética del Padre celestial, quien nos
invita a cenar a su mesa, Ap. 3:20, y sentarnos junto a su trono, Ap.
3:21 donde hemos de recibir la verdadera vida espiritual de riqueza
en el nombre de Jesús. Amén.
Nicolaismo pastoral y doctrinal
Recuerdo a un pastor que durante un estudio del libro de
Apocalipsis preguntó al grupo reunido qué pensaba de la revelación
de Jesús dada a Juan estando en su destierro político en la isla de
Patmos para las siete iglesias en Asia y si el mensaje era en efecto,
para las iglesias que estaban ubicadas en esa región geográfica
específicamente.
Creí tener la respuesta que el pastor esperaba y levanté mi
mano para responder. Cuando le respondí que entendía que la
aplicación del mensaje a las siete iglesias sigue siendo vigente al
día de hoy, gritó furioso: ¡Eso no es así! Enmudecí ante la
inesperada y sorpresiva refutación pastoral, pero sabía que el pastor
reñía en su lógica doctrinal contra la sana doctrina del evangelio.
El mensaje revelado a las iglesias en Asia al profeta Juan,
sufriendo el destierro en Patmos, sería esparcido por los profetas
por toda la creación con el poder del Espíritu Santo para preservar
el mensaje de salvación y vida hasta el presente, Col. 1:23. En Asia
solo existen ruinas donde estuvieron una vez asentadas las siete
iglesias del Apocalipsis. Empero, ¿acaso no dice la Escritura que los
cielos y la tierra pasarán, más mi Palabra no pasará? Lc. 21:33.
Las siete iglesias en Asia tal vez solo sean ruinas hoy, pero el
mensaje de salvación y arrepentimiento que les fue revelado en ese
entonces sigue estando vigente a todas las edades y épocas hasta
el día del Gran Juicio del Trono Blanco, Ap. 3:21.
La refutación del pastor a la interpretación de la profecía del
Apocalipsis nunca fue considerada en un planteamiento de estudio y
de análisis ante los presentes para dar margen a la aportación del
grupo sino una acción impuesta de manera agresiva e inquisitiva.
Luego de esto, supimos que quiso destruir o sabotear el proyecto
para edificar un grupo de obreros de oración para ser capacitados
en la guerra espiritual que depositamos en sus manos, para que lo
encaminara bajo su supervisión y apoyar su ministerio con el
nuestro al grupo que este hombre de Dios pastoreaba.
Oramos por este asunto antes de confrontar al pastor por su
acción nicolaíta quien quiso, a espaldas nuestras, ganar influencia
por encima de la visión profética dada a nuestro ministerio para
aportar apoyando su visión como pastor. Mientras compartía la
inquietud a una hermana consejera en oración, vi en el cielo en
visión a Jesús escribiendo una carta. En la visión Jesús me
mostraba que escribiera una carta de renuncia por lo que no puede
llegar al grupo con la aportación ministerial.
Confronté al pastor quien, furioso, reaccionó con despecho
hacia la persona que me puso sobreaviso de su acción traicionera.
Su esposa se disculpó conmigo por la indiscreción de su esposo
dado a que este nunca asumió su responsabilidad por los
comentarios ni siquiera para desmentirlos. Supe luego, por un
familiar cercano suyo, que delegó la pastoral a otros que le robaron
y murió antes de tiempo, azotado por una enfermedad.
Otra hermana perteneciente a ese remanente me confirmó
los hechos atestiguando la injusticia permitida eventualmente por la
autoridad pastoral profética puesta en esa congregación. El pastor
sustituto tenía el mismo espíritu nicolaíta e igualmente se resistía a
la ayuda.
Dios tuvo bajo juicio a estos creyentes en un estado de
postración espiritual, sordera y obstinación entre los cuales se
suscitaron trágicos eventos de muerte y de enfermedad,
perpetuando el mismo espíritu perverso, difamando a la autoridad
profética bajo prejuicios, resistiendo el trato de Dios para sanar y
restaurar.
Esmirna es encarcelada y Sardis falla en su
encomienda
En cuanto a la iglesia en Esmirna, esta iglesia es la iglesia
profética encarcelada y probada. Evidentemente no es mucho lo que
este tipo de creyentes puede hacer encarcelado tras las rejas
experimentando tribulación (a menos que como Pablo, escriba
epístolas inspirado y dirigido por el Espíritu Santo). La iglesia en
Esmirna es una iglesia que se siente pobre espiritualmente, Ap. 2:8-
11. Podemos poner como ejemplo de este tipo de creyentes a Juan
Bautista el profeta, posteriormente encarcelado.
Muchos teólogos tienden a santificar exageradamente al
profeta al pasar por alto las razones o motivos que le llevaron a su
encarcelamiento, Mt. 14:3. Juan Bautista no fue llevado a la cárcel
por causa del evangelio ni de su santidad ni por causa de
Jesucristo, sino por lo que operó como una crítica legalista o un
señalamiento influenciado por el espíritu de los fariseos. Si bien
decía la verdad, pues identificaba el pecado de adulterio de Herodes
con Herodías.
A mi parecer, si Juan bautista hubiera hablado a Herodes de
Jesús en lugar de enfocarse en la relación adúltera de este con la
mujer de su hermano, creo que las cosas hubieran terminado de
manera distinta en su misión profética. La Biblia nos enseña que
Juan Bautista y sus discípulos tenían discrepancias doctrinales en
relación al ayuno, Mt. 9:14.
La voz profética de Juan Bautista fue acallada a partir de lo
que resultó ser un señalamiento o una crítica legalista y farisaica. Si
notan, en la pregunta de los discípulos de Juan a Jesús estos
alegan e inquieren al mismo Jesús, demandando el por qué los
discípulos de Jesús no ayunaban pues ellos y los fariseos ayunaban
muchas veces. La respuesta ofrecida por el Señor del ayuno le hizo
frente al espíritu crítico o el señalamiento farisaico legalista, Mt. 9:15
¿Cómo pueden ayunar los que están de fiesta junto al esposo
(Jesús)? Esa respuesta de Jesús me provoca gozo.
Los fariseos ejercían poder e influencia espiritual sobre el
ministerio apostólico profético de Juan y de sus discípulos. Juan
Bautista creyó que debía menguar, con ello, poniendo en evidencia
sus sentimientos de impotencia y frustración hacia el surgimiento del
propio ministerio de Jesús. Su proclamación, “Es necesario que el
crezca y que yo mengue…” solo puso en evidencia que su ministerio
ya no contaría con el mismo reconocimiento. Y cuando expresó “no
sentirse digno de desatar la correa de su calzado” sucumbió a la
tentación de restarse valor propio y autoridad profética, también
menguando su fe.
No es lo mismo hacer algo para Jesús con mérito humano
propio que por el mérito que lo hizo posible en el madero, cuando
Jesús derramó su sangre preciosa. Haríamos bien en reconocer que
nada somos sin Jesucristo y que morir al yo, negándonos a nosotros
mismos para hacer su voluntad, es nacer y vivir a la vida en el
espíritu y morir a los deseos de la carne, como también pudo pensar
Juan Bautista con esta expresión, “es necesario que el crezca pero
que yo mengue…” Jn. 3:30.
Pero en nuestra posición de hijos adoptivos, haríamos mucho
mejor en comprender que ante todo somos el objeto del amor
perfecto de Dios en la persona de Jesucristo. Jesús nunca hará que
nos restemos valor y autoridad profética cuando surge una autoridad
profética con una visión profética mucho más completa. Somos
importantes en su servicio, Jn. 12:26.
En Jesucristo somos justificados. Nos prometió hacer cosas
mayores en su nombre, Jn. 14:12 pero para su gloria, no para
nuestro reconocimiento ministerial. Estar al lado o caminar junto a
Jesús nada tiene que ver con comparaciones o pugnas por el poder
y el reconocimiento. Juan Bautista, en lugar de estar lamentándose
o expresando que iba a menguar y que no se sentía digno, bien
pudo caminar junto a Jesús siguiéndole junto a sus discípulos desde
el mismo momento en que entendió por revelación divina, cuando le
bautizó en el río Jordán, que Jesús era el unigénito hijo de Dios
señalado y enviado por el Padre celestial en el cual estaba su
complacencia.
Juan Bautista y sus discípulos tenían que permanecer al lado
de Jesús y de sus discípulos en unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz, no divididos por riñas o refutaciones doctrinales, en este
caso, como el deber de ayunar o de no ayunar. Cuando existen
confrontaciones de esta naturaleza, el poder de la ley está siendo
quebrantado para morir y dar paso a la gracia divina en Jesucristo.
El espíritu de Jezabel y los nicolaítas frustran las
motivaciones proféticas genuinas como lo hizo con el profeta Juan
Bautista (Herodías era, en este caso, el espíritu de Jezabel
manifestado y Herodes, la contraparte, el rey Acab) y es el
equivalente a las obras de la ley que están para morir a fin de que
se cumpla la promesa de un nuevo y mejor pacto fundado sobre
mejores promesas, He. 8:6.
Jesús nos sienta en lugares celestiales en él, Ef. 2:6 pero la
percepción diría yo, inmadura de revelación de Juan Bautista, de su
autoridad apostólica profética y del plan de Salvación para Herodes
y Herodías, le llevó a lo que resultó ser un señalamiento, una crítica
enjuiciante de su pecado en lugar de impartir restauración,
llevándole a los pies del Maestro y Mesías Salvador.
La crítica y el juicio de las faltas, errores y pecados a un ser
humano (acusaciones) provienen de un corazón inmaduro en el
fruto, inconforme, incrédulo e insatisfecho. Un corazón crítico y
enjuiciante necesita ser restaurado en su auto estima o valor propio
pues con su acción crítica pone en evidencia su carencia de
revelación personal del amor de Dios y de su propósito de
restauración hacia su propia vida y hacia las almas que Jesucristo
vino a salvar para darles vida eterna en su nombre.
Juan Bautista era un hombre sujeto a pasiones, no un santo
perfecto en su sentido legalista, es decir, justificado por las obras de
la ley y tenía una lección de amor más que aprender estando tras
las rejas. Quiero pensar que ese quebranto o situación debió haber
producido un cambio fundamental en su temperamento y carácter
humano y en su visión profética, así como en el fruto espiritual. Al
apóstol Pablo, la cárcel le ayudó a forjar su carácter y
temperamento. Lo vemos en su ministerio profético caracterizado
por el fruto del amor en su epístola a los Corintios, 1 Cor, 13, la cual
escribe desde sus prisiones.
Jesús le dio a la mujer samaritana en pecado de fornicación y
de adulterio el Agua de Vida, impartiéndole en su necesidad
espiritual una palabra de restauración. ¿Acaso Herodes o Herodías
no tenían las mismas necesidades espirituales que la mujer
samaritana? Jesús no se presentó a esta como el que critica,
señala, acusa, el que expone lo que dice la ley, el que objeta un
pecado con reproche y malicia sino como el que restaura.
No le expresó ¡no te es licito!, en otras palabras, no le
expresó: ¡la ley condena tu conducta!, sino más bien le dejó saber
que si bien él sabía de su pecado, no le era necesario censurarlo
con un señalamiento crítico, cosa que no habría significado nada
para esta, sin antes poder mostrarle con hechos el carácter amoroso
y perdonador de su Padre celestial.
El impacto profético fue llevado a cabo cuando le fue ofrecida
de manera gratuita el Agua de Vida, una vez le fue impartida una
visión profética madura del carácter amoroso, no enjuiciador del
Padre celestial en la persona de Jesucristo. Un señalamiento crítico,
exponiéndole la ley y no el perdón, hubiera sido una reprimenda
matizada por el rechazo que, en lugar de sanar y restaurar las
heridas de rechazo reflejadas en su insatisfecha sexualidad o
relación, hubieran obstaculizado el proceso de sanidad interior, así
como el fruto del Espíritu en su vida que Jesucristo quería obrar en
ella.
El pecado no se canjea o negocia a cambio de observar la ley
o de lograr la santidad por la fuerza o el mollero humano carnal
porque no hay nada que nos justifique en la presencia de Dios salvo
la sangre de Jesucristo y su sacrificio de amor. Solo Jesús fue el
trueque divino a cambio de nuestro pecado porque solo su sangre
era perfecta y sin pecado.
Solo siendo fieles a la obra del Espíritu Santo en nuestras
vidas podemos ser fieles al propósito de santidad y restauración del
fruto del Espíritu para guiarnos a sanidad del alma y ser
conformados en santidad y a la imagen de Jesucristo. La mujer
samaritana tenía una errada percepción de Dios como Padre y de
cómo adorar, Jn 4:20-26 que era la necesidad más profunda de esta
mujer y la cual Jesús quería encaminar y restaurar.
Ella necesitaba saber que los verdaderos adoradores adoran
en espíritu y en verdad, que no dependen de un lugar ni de como
establezcan los religiosos, nicolaítas de Jezabel, hipócritas profetas
del desaliento, digan cuándo, cómo y dónde se debía adorar. Jesús
estaba frente a ella para guiarle a la adoración directa a Dios través
de su persona, lección espiritual que no hubiera sido posible impartir
si Jesús se hubiera puesto a corregirla en su pecado de adulterio
como lo hizo Juan Bautista con Herodes, hablándole de lo que decía
la Ley.
Jesús, como el Restaurador, trató el origen de su sed
espiritual y de su pecado usando un método de confrontación
profética para la samaritana ajustado a la revelación del Espíritu
Santo en ese momento sin necesidad de culparla por no haber
seguido ni obedecido la ley para los judíos. Para muestra de la
eficacia del ministerio de Jesús para sanar y restaurar a la mujer
samaritana, esta comenzó a testificar de Jesucristo inmediatamente
olvidando que tenía que llevar un encargo a su concubino Jn. 4:7-
29.
La mujer samaritana abandonó su pecado voluntariamente
porque Jesús impartió convicción a su vida de quiénes son los que
adoran al Padre, los que adoran en espíritu y en verdad, cuando
viene convicción y revelación del Espíritu Santo al corazón, al alma,
al espíritu. Cuando adoramos a Dios en espíritu y en verdad, el
Espíritu de Dios trae a nuestro entendimiento y conocimiento el
pecado de nuestros corazones y nos lleva a arrepentimiento en el
nombre de Jesús.
Jesús expresó que el más pequeño en el reino de los cielos
era mayor que Juan Bautista, Mt. 11:11, con esto señalando
claramente que la predicación de señalamiento crítico y de culpa
mediante su estilo influenciado por el espíritu de la ley y de los
fariseos, hizo menguar su ministerio, aun cuando se cumplió la
palabra profética en su vida en relación a ser el profeta más
importante de entre los profetas nacidos pues es Juan Bautista
quien abre el camino para señalar y confirmar el surgimiento del
Mesías prometido a las ovejas perdidas de la casa de Israel en la
persona de Jesús, su primo hermano.
Ante el surgimiento del ministerio de Jesús, el ministerio de
Juan Bautista quedó minimizado por la imperfección de su
humanidad, y que cualquiera que siguiera el camino de la verdad en
Jesucristo, movido por el fruto del Espíritu del amor y no la ley, sería
mayor que él. Solo el que sirve es mayor, no el que se sirve a sí
mismo con el fin de permanecer obstinadamente en el poder o
influyendo a través de un llamado ministerial que está para morir
porque Dios le ha de llevar a un nivel de revelación del amor de Dios
mucho mayor por su gracia. Juan Bautista dudó estando
encarcelado de que Jesús fuera el enviado de Dios aun cuando le
fuera revelado por Dios mismo que Jesús era el enviado del Padre,
su Unigénito, Mt. 17:5.
Cabe señalar que el padre de Juan Bautista, Zacarías, fue
objeto de un juicio divino quedando mudo por dudar de la profecía
que le dio el ángel sobre su hijo Juan, que sería el profeta que
señalaría el camino hacia el Mesías prometido a la casa de Israel,
pues al ser ambos de edad avanzada puso en duda que su mujer
Elizabeth, quien además era estéril, podían engendrar un hijo.
Dios restauró el habla de Zacarías cuando confirma el
nombre de su hijo al preguntarle qué nombre daría a su bebé, Juan,
que significa Dios es fiel. Si hubiera dado el nombre a su hijo
cuando el ángel le habló la profecía, hubiera evitado el juicio.
Creo que Juan Bautista cargaba una ligadura almática similar
a la de su padre pues también dudó de que Jesús fuera el enviado
de Dios dado a que fue encarcelado en medio de su función
ministerial. No había roto espiritualmente con esa ligadura por lo que
fue vulnerable en medio de la prueba en la cárcel dudando de la
misión profética de Jesús.
La confesión de las promesas de la Palabra de Dios o
profecías en nuestra vida testificarán que Dios es fiel. ¡Confesemos
a Jesucristo y no enmudezcamos este Evangelio de perdón,
salvación y vida al mundo pecador!
A los seguidores de Juan Bautista, profetas del desaliento les
pregunto: Si Juan Bautista fue encarcelado por causa de Jesucristo,
¿por qué la duda de éste estando encarcelado? Es interesante
contrastar el testimonio de Juan Bautista con el de Juan el discípulo
desterrado a la isla de Patmos (encarcelado igualmente) quien en
un espíritu de servicio no ofrece resistencia ni se replantea si era
Jesús quien le revelaba la profecía de Apocalipsis, después de
haber caminado —la misma oportunidad tuvo Juan Bautista— a su
lado, antes de Jesús subir al Padre Celestial.
Nuestro ministerio o llamado profético debe ir acompañado
del fruto del Espíritu del amor bajo la cobertura de la gracia divina
que imparte sanidad, restauración, sanidad y vida en el nombre de
Jesús. Solo así podremos salir libres bajo fianza por el poder de la
sangre de Jesucristo para llevar la palabra profética, el evangelio
anunciado a los pobres, aunque hayamos tenido que sufrir o
experimentar la tribulación o ser encarcelados físicamente.
Si bien Juan Bautista reconoció a Jesús como el enviado del
Padre y le bautizó en el Río Jordán, su fe en él fue probada en la
cárcel en medio de prueba y tribulación. Ante la desesperación de la
duda que sentía Juan Bautista, Jesús, manso, templado y humilde le
manda a decir: Díganle a Juan Bautista lo que ocurre acá afuera: “la
gente se sana y el Evangelio es anunciado a los pobres”. En otras
palabras: “Juan, no te preocupes por nada, que tu trabajo profético
inicial ha dado su fruto y no fue en vano, aunque estés siendo
probado de esa manera.”
Si Juan le hubiera dado esa misma respuesta a Herodes, es
decir, “la gente se sana y el evangelio es anunciado a los pobres en
Jesucristo, cuando le señaló su pecado en un señalamiento crítico
farisaico, enjuiciante y legalista, expresándole que “no era lícito lo
que hacía” no habría tenido que morir de esa manera.
Una cosa es sufrir tribulación por causa del evangelio de
Jesucristo y otra cosa es sufrir las consecuencias del juicio que se
desata sobre los criticones, los que hacen señalamientos críticos
influenciados por la teología de sabotaje de los legalistas fariseos,
movidos por la mano inquisitoria del espíritu de Jezabel en la iglesia
a consecuencia de una mala interpretación de la gracia amorosa de
salvación o una revelación incompleta o inmadura del evangelio y de
la palabra profética.
No he dicho que Juan Bautista era un criticón, pero su “no te
es lícito” se tornó en un señalamiento, en una crítica enjuiciante por
carecer de revelación de perdón y restauración en Jesucristo,
aunque decía la verdad sobre el pecado de adulterio entre Herodes
y Herodías.
Tampoco he dicho que no se predica o señala el pecado en la
iglesia o congregación. Hay que predicar contra del pecado, pero
movidos por el fruto del Espíritu Santo y en obediencia, no por el
celo religioso personal, inmadurez o falta de sabiduría o revelación
en el Espíritu.
Pablo estando encarcelado, le ministró al carcelero de Filipos
una palabra de restauración y salvación a toda su familia muy
diferente: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa.”
Le habló de Jesús y le hizo una oferta gratuita de salvación a toda
su casa. No le fue con el casi “castrante” “no te es licito” de Juan
Bautista. Inmediata y milagrosamente Pablo y los prisioneros son
recompensados con la libertad y sus vidas, igualmente preservadas
por la gracia divina para exponer el evangelio a los gentiles, a todos
los que también era adúlteros y pecadores como Herodes y
Herodías. ¡Qué distinto el estilo y destino profético de predicación de
Pablo contrastado con el del profeta Juan Bautista! ¿No es cierto?
Para ello existen razones evidentes.
Jesús libró de la cárcel a Pablo y lo hace contigo y con tu
casa hoy y con tu vida ministerial si tan solo dejas fluir el poder de
su gracia con autoridad profética en el fruto del Espíritu por la
sangre de Jesucristo. Permanece creyendo que la obra que
comenzó en ti y y en los tuyos habrá de terminarla y perfeccionarla
hasta el día de Jesucristo, Fil. 1:6.
Es mi oración a Dios en Jesucristo que puedas llegar con una
palabra de vida a quienes caminan en prisiones de oscuridad y
muerte por el pecado, y que comprendas al mismo tiempo su gracia
amorosa y suficiente para restaurar.
Cuando descansamos en fe en Dios y lo que Jesús hizo por
nosotros sobre el madero, lo que no entendemos de su trato
personal en nuestras vidas y circunstancias cobra otro sentido y es
así cuando comienza a surgir la fe y la esperanza junto con el amor.
Nuestra fe en Dios y en su Palabra, la Acción-el Verbo permanente y
eterno, es nuestra Ancla Espiritual cuando nuestra incapacidad para
entender y aplicar la gracia y la justicia divina para salvación a otros
y aún a nosotros mismos, es limitada por nuestra humana
capacidad.
Dile a Dios en oración: Señor, no entiendo nada de lo que
haces o permites en mi vida y en la vida de otros, pero creo y confío
en ti y en tus planes conmigo y para con las almas para salvación,
Jer. 29:11 Enséñame a ministrar bajo la cobertura de tu gracia de
amor a las almas, al prójimo, a mi propia vida, familia, nación e
iglesia en el nombre de Jesús. Amén.
Cuando nos detenemos a juzgar la gracia de Dios sobre otros
y el por qué Dios permite unas cosas en unos y en otros no, la
respuesta de Jesús será la misma que le ofreció Jesús a Pedro
cuando este le inquirió sobre el destino de Juan, el discípulo. Este le
dijo: “¿qué a ti?, ¡sígueme tú!” En otras palabras: ¡Qué importa lo
que hago yo con Juan o si no lo entiendes! ¡No me cuestiones lo
que voy a hacer con él, sígueme tú! ¡Ríndeme cuentas a mí de tu
vida! ¡No te toca indagar ni juzgar en el trato personal e
individualizado que tengo con él!, Jn. 21:22.
Pedro sentía que Jesús tenía un trato preferencial con su
amigo Juan y sentía celos. Así nos pasa a nosotros cuando vemos
que Dios no parece santificar ni corregir el pecado de otros y nos
molestamos porque no es ni parece tan santo en la iglesia como
nosotros o como debiera ser o proceder en su conducta santa o
porque Dios bendice aparentemente el esfuerzo de otros y no
parece bendecir el nuestro haciéndonos sentir desplazados en
desventaja, envidiosos y rezagados.
Cuando esto ocurre es hora de ser decapitados (como Juan
Bautista) humillándonos y reconociendo nuestro pecado e
incapacidad para entender la gracia y el amor divinos, el trato de
Dios para rescatar y buscar la revelación profética de la voluntad de
Dios a través de las circunstancias que nos resultan difíciles de
apreciar y de entender porque se han de entender en el Espíritu.
Jesús llegó al corazón de Juan Bautista para alentar su fe en
la cárcel, no para asegurarle que saldría de allí, porque
sencillamente su estadía en la cárcel fue la estrategia del Espíritu
Santo a fin de refinar su testimonio de fe y ser entrenado y
capacitado para conocer la revelación completa del amor
restaurador de Dios en todas las dimensiones que era necesario
que la conociera antes de morir.
Herodes y Herodías sabían que pecaban (la ley judía se lo
recordaba y Juan Bautista se lo señalaba), pero no era eso lo que
necesitaban saber pues ellos eran romanos, que no conocían ni se
regían por la ley ni vivían por la ley judía, sino que Jesús venía a
morir por sus pecados. Pero la duda de Juan bautista evitó que
pudiera ministrarles proféticamente a estos, aún desde su cárcel
pues le fue cortada su cabeza.
No obstante, si obtuvo oportunidad de rectificar en la cárcel
su visión profética evangelizadora, probablemente le anunció a
Herodes y a Herodías acerca de lo que pasaba afuera de la prisión
con el ministerio de Jesús, pero esto no está registrado en el relato
Bíblico, solo queda el contundente y real hecho de su muerte y
decapitación en prisión. ¿Cuántas cosas tendrá Dios que decapitar y
hacer morir de nuestras vidas antes de poder recibir la verdadera
misión profética de restauración en Jesucristo?
Jonás y el espíritu de crítica
Otro ejemplo típico de una mentalidad de crítica lo hallamos
en Jonás. Jonás fue motivado por un fuerte espíritu de crítica por el
hecho de que Dios perdonó el pecado de la cruel e insensible
ciudad de Nínive. Jonás anhelaba el cumplimiento de la profecía de
destrucción que había sido hablada para Nínive y sus habitantes,
pero estos procedieron oportunamente en arrepentimiento.
Esta bondadosa acción divina provocó en Jonás el
desaliento, sintiéndose como Juan Bautista, desalentado. Pero
vemos a Dios como le reprocha duramente. Dios anhelaba el
arrepentimiento de esta ciudad, no desatar el juicio que le fuera
advertido por el profeta Jonás, la autoridad profética señalada y
enviada por el Espíritu de Dios para la pecadora y cruel ciudad de
Nínive.
El profeta, como un ministerio dado por el Espíritu para
edificar la iglesia y los profetas en la iglesia de Esmirna deben
comprender que Dios hará prevalecer la misericordia por encima del
juicio y de la crítica legalista cuando el corazón arrepentido se ha
rendido a Dios. Solo Dios sabe cuándo un corazón se ha rendido a
él en el silencio. No somos quienes para juzgar si las almas están o
no arrepentidas porque no nos parecen arrepentidas. Le hablo a los
profetas del desaliento. El Espíritu Santo hace su trabajo: convence
al mundo de pecado, de justicia y de juicio, Jn 16:8.
No quieras refutar o negar lo que el Espíritu Santo ha logrado
sin tu ayuda, porque sencillamente no has sido capaz de ver en el
Espíritu la obra que Dios ha producido en un alma que no se ajusta
a tus parámetros o moldes creados de santidad por el entendimiento
humano, sino por la gracia que justifica e imparte convicción
individual de pecado ante Dios.
Muchos de los profetas del desaliento tienen el “complejo del
termómetro”, como si su función profética fuera únicamente medir el
nivel de santidad o arrepentimiento en una vida. Deja que el Espíritu
Santo imparta la cura a la fiebre espiritual. Un termómetro es solo
eso, un instrumento para medir la fiebre pero que en nada
contribuye a su cura.
Dios no desatará juicios sin antes ofrecer la oportunidad de
gracia, amor y perdón oportunos. Los creyentes atribulados en
Esmirna tendrán la oportunidad de enmendar faltas en medio de su
prueba. A Juan Bautista tristemente se le corta la cabeza.
Ciertamente tenemos que ser decapitados espiritualmente
para que la cabeza que es Jesús, gobierne todos nuestros
pensamientos y percepciones equivocadas del llamado apostólico y
profético que Dios ha hecho a nuestras vidas. Así como le pasó a
Juan Bautista les pasará a los creyentes que se queden en el
arrebatamiento de la iglesia porque han cedido a las mentiras
proféticas y a la influencia del espíritu de Jezabel en la iglesia a
causa de su rebelión, desobediencia, indiferencia, ceguera y pereza
espiritual. Tendrán que dar su cabeza a cambio de su salvación Ap.
20:4.
La Babel espiritual regida por el anticristo, los Nicolaítas y la
influencia del espíritu de Jezabel en tu vida pedirán tu cabeza por no
caminar al lado de Jesús, así como por dar paso a la autocompasión
y la auto-justicia que te conducirán al desaliento y a la inútil
indignación del ego humano y carnal. Los creyentes fieles habrán de
ser librados de la hora de prueba que ha de venir sobre el mundo
entero por haber sido obedientes al cumplir su encomienda
profética.
No hablo de los fieles a sus concilios o juntas movidos por los
puestos jerarquizados, el dinero y la infraestructura. Hablo de
quienes podrán llevar el evangelio de salvación, venciendo
obstáculos e impedimentos, ejerciendo la autoridad correctora bajo
la unción apostólica y profética en santidad, movidos por el fruto del
Espíritu en el nombre de Jesús, Ap. 3:8.
¡Jesús les abre una puerta a los fieles que nadie puede
cerrar!
“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.” 1 Cor.
14:20.
Juan bautista abrió una puerta al espíritu de Jezabel con su
incredulidad e inmadurez ministerial estando encarcelado. El espíritu
de Jezabel oprimía a Herodías, mujer del hermano de Herodes, a
quien Juan Bautista objetó señalando en lo que resultó ser una
crítica. Mientras Juan Bautista dudaba de que Jesús fuera el
escogido del Padre para salvar a la humanidad, Satanás fraguaba
una trama de destrucción contra su ministerio profético mediante el
espíritu de Jezabel pidiendo su cabeza. Satanás y sus demonios
olfatearon su duda a la distancia.
Habrá un tipo de creyentes librado de la hora de prueba que
ha de venir sobre el mundo entero en su amor a Jesucristo y a su
misión profética restauradora en la autoridad del Espíritu. Nuestra
fidelidad y nuestro amor no es a nuestros concilios palaciegos o o
denominaciones religiosas tampoco lo es el cumplir el rigor de la ley
porque solo Jesús cumplió el rigor de la ley, sino fidelidad y amor y
obediencia a la obra del Espíritu Santo para encaminar a la oveja
perdida para ser rescatada por Jesucristo el Salvador y Maestro. Ap.
3:10.
Herodes, en pecado de adulterio con Herodías, tenía la
necesidad de ser rescatado para Jesucristo, no de ser señalado,
enjuiciado u objetado con una crítica. Juan Bautista fue medido con
la misma vara con que les midió a estos siendo Juan Bautista un
hombre con la misma naturaleza humana no exenta de cometer el
mismo pecado.
El ayuno, al cual se sometía Juan Bautista y sus discípulos
no así Jesús y sus discípulos es una poderosa arma de guerra en el
Espíritu y haríamos bien en ayunar siempre que el Espíritu nos dirija
a hacerlo, pero no santifica por virtud propia. Aun así, ni siquiera el
ayuno pudo librarle de la prueba y del ataque hacia su ministerio
público porque sencillamente un ayuno sin revelación o por
devoción propia es una manera de afligirse en vano.
A veces el tiempo de Dios para hacer algo en nuestras vidas
pasa de largo debido a nuestra incapacidad para buscar la
revelación oportunamente antes de que venga la prueba. A veces
Dios da múltiples oportunidades, pero a veces también da
“ultimátums”, no más oportunidades para volver atrás. A veces hay
que aprender con los golpes.
No se pretende sentenciar, señalar, culpar, criticar, condenar
o juzgar a aquél que Dios permite poner a prueba de esta manera,
solo identificamos aquellas cosas que nos ayudarán a alcanzar
madurez en medio de las circunstancias para la gloria de Dios en
Jesucristo, la salvación de las almas y el progreso del evangelio
sobre la faz de la tierra.
La unción que restaura
Jesús enseñó que Elías restauraría todas las cosas pues el
manto profético es uno de restauración y de reconciliación con Dios
en Jesucristo. Juan Bautista bajo el manto o la unción de Elías,
antes de su señalamiento o crítica y de ser decapitado, hizo cumplir
la palabra profética de restauración en su ministerio al bautizar a
Jesús y llevar a otros a recibirle como el enviado del Padre:
“E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para
hacer volver el corazón de los padres a los hijos y de los rebeldes a
la prudencia de los justos, para preparar el Señor un pueblo bien
dispuesto.” Lc. 1:17
Hay un marcado contraste entre los creyentes en Filadelfia y
Esmirna. Mientras en Esmirna, (no todos en Esmirna) son probados
y encarcelados, Ap. 2:10, los creyentes en Filadelfia tienen una
puerta abierta, el evangelio anunciado a los pobres, Ap. 3:8 que
nadie puede cerrar. Es el grupo restante que no requirió de ser
probado de la manera en que lo fue Esmirna.
Si bien hay creyentes piadosos, perseguidos y encarcelados
e igualmente muertos por causa del testimonio de Jesucristo, esto
dista mucho de ser probados espiritual y físicamente con azotes y
pruebas que han sobrevenido como consecuencia de abrir la puerta
a la crítica farisaica que trae condenación y un falso sentido de
culpa y santidad originados en el auto rechazo. Aprendamos a
discernir la diferencia entre ambos tipos de circunstancias para
probar la fe del creyente.
Si la voluntad de Dios requiere que seamos probados en la
cárcel cerciorémonos en oración que no seamos llevados a ser
probados en la cárcel por causa de nuestra crítica, sino, más bien,
por nuestra fidelidad a Jesucristo en el amor que restaura, de modo
que podamos entrar por la puerta que nadie puede cerrar, Ap. 3: 8.
Pedro salió ileso de sus prisiones, así como Pablo porque sirvieron
con fidelidad una vez probados. ¡Jesús tiene en su poder las llaves
de toda prisión!, Ap. 3:7.
Cuando los creyentes en Esmirna salen de su prueba a no
ser que tengan que morir en su prueba dando su vida física, es
preciso obtener ventaja del tiempo para apreciar y valorar su riqueza
espiritual en Jesucristo de modo que otros sean rescatados para
salvación de toda pobreza espiritual. La crítica legalista jamás
tendrá el poder para restaurar ni para santificar.
Para ilustrar el objeto censurable de una crítica legalista y
farisaica que puede encarcelar a su víctima voy a narrar un evento
ocurrido a un joven celoso de la obra evangelística que repartía
tratados. Este joven en una ocasión utilizando un tratado que
hablaba acerca de la homosexualidad se acerca al hogar de otro
creyente cristiano para dejarle en su buzón un tratado de estos con
ello insinuando que ese creyente era homosexual y que tenía que
arrepentirse. El creyente cristiano era fiel a Dios y un hombre
consagrado pero el otro creyente presentía, sospechaba o asumía
que existía un pecado oculto de esta naturaleza en este hermano.
Cuando el otro joven abrió el buzón, encontró el tratado con
el mensaje en contra del pecado de la homosexualidad. Para
sorpresa del hombre cristiano el Espíritu Santo le reveló, mediante
el don de ciencia, el nombre de la persona que había dejado el
tratado en su buzón cuando este le preguntó a Dios quien había
sido enviado a dejar ese tratado en el buzón. El joven cristiano,
llegado el momento, confronta al hermano para corroborar si había
sido él en efecto, quien había depositado el tratado en su buzón
pues el joven entendía que la acción del hermano se constituía en
un ataque personal.
Más adelante, el joven que depositó el tratado le confiesa al
hermano que él había sido el autor y no solo eso, sino que le
confiesa igualmente que también se sentía atraído hacia él. El
hermano le confesó que estaba siendo oprimido por demonios de
homosexualidad y que había cometido este pecado en varias
ocasiones con otros hombres en la calle y fantaseado sexualmente
también con el hermano cristiano, cometiendo actos de lascivia
encendida a través de la masturbación.
La crítica farisaica del hermano repartidor de tratados le
entrampó al punto de ser señalado de su pecado. No se puede
pretender exponer el pecado de nadie sin no hay autoridad profética
o no se está sanado y restaurado porque como en el caso que
hemos considerado anteriormente las consecuencias serán de juicio
y encarcelamiento, es decir, Dios sacará a luz la verdad y juzgará
las motivaciones ocultas.
Luego Dios le restauró dándole una esposa cristiana, pero
tuvo que pasar por la confrontación profética de ser decapitado en
un encarcelamiento espiritual para venir a sanidad y a restauración.
Lo propio hubiera sido que este hermano tratara con su debilidad
antes de asumir una responsabilidad profética ministerial para
confrontar y corregir proféticamente una conducta que fuese de
pecado de así haber sido enviado por el Espíritu Santo de Dios.
Aún si el Espíritu Santo le hubiera mostrado un pecado o
herida de pecado oculto o una atadura de homosexualidad en ese
hermano, lo propio hubiera sido hacerlo en el tiempo de Dios para
que ambos pudieran reconocer el pecado ante Dios y pedir sanidad,
restauración y liberación en un común acuerdo a Dios en oración,
asistidos bajo una cobertura pastoral profética dirigida por el Espíritu
Santo de Dios. Amén.
No nos toca hacer juicio de porqué Juan Bautista no salió de
su encarcelamiento físico como lo fue Pedro o Pablo, pero
ciertamente puedo afirmar que su celo y su pasión personal por
servir a Dios como profeta fueron reajustados en su enfoque y que
justo antes de ser decapitado, al escuchar el testimonio de Jesús
desde la cárcel, entrega su vida al mismo que reconoce como el
Mesías durante la fase inicial de su misión profética más importante
al bautizar a Jesús.
Si bien invalidó la obra del Espíritu Santo en un momento de
duda, obtuvo la salvación de su alma entregando su vida hasta la
muerte. Pidamos a Dios en oración que podamos ser fieles hasta la
muerte de ser probados como Juan Bautista después de dudar del
propósito del Salvador de las almas para salvar, sanar y restaurar.
Amén.
La estrategia de Espíritu Santo
En una ocasión llegó una sierva de Dios acompañada de un
hermano en la fe solicitando la consejería y la oración para el
hermano. El hermano alegaba que no podía orar como lo hizo una
vez en el pasado. El hombre era de unos cuarenta años, casado y
con hijos. Mientras este me compartía detalles de su vida, en
discernimiento de espíritus y don de ciencia el Espíritu Santo
comenzó a revelarme el origen de la angustia espiritual del
hermano.
Sorprendido, pensé que la revelación contradecía los hechos
pues la raíz de su aflicción o padecimiento espiritual estaban
vinculados a la homosexualidad. Me sentía aprehensivo y cauteloso.
Quería atender la necesidad en obediencia a mi llamado pastoral de
consejería de manera eficaz, decorosamente y en orden.
No sabía cómo y cuándo intervenir de manera que comencé
a orar pidiendo dirección al Espíritu Santo, meditando en silencio
para impartir guía y consejo sin errar el propósito del Señor. Por
momentos me negaba a hacerlo, pero sabía que debía confrontar.
Me sentí enmudecido porque no sabía cómo abordar la situación,
pero finalmente el Espíritu Santo levantó esa carga de mi
indicándome que escribiera sobre una tira de papel la palabra
“sodomía” y que se la mostrara para que él mismo leyera lo escrito.
Al preguntarle sobre lo escrito en la tira de papel me miró
desconectado y desubicado. No parecía en absoluto identificarse
con el pecado de sodomía y comencé a sentir temor y algo de
vergüenza. En lo profundo de mi espíritu me negaba a dudar de la
revelación, pero convencido insistí con firmeza pidiéndole que se
esforzara en recordar. Hubo una brecha de silencio e incertidumbre
eternas.
Me mantenía en espera cuando de forma inadvertida salió de
su boca la expresión: ¡ahora lo recuerdo! (el pecado de sodomía
olvidado), exponiendo a la luz el pecado sin confesar. Un pecado
cometido antes de unirse a su esposa y de tener hijos para el cual
no había mediado la confesión a Dios en oración impidiéndole
sanidad interior y restauración espiritual. ¡Gloria a Dios por los
dones del Espíritu y el ministerio de consejería pastoral!
En común acuerdo pedimos a Dios en oración guiando a este
hermano a la confesión y al perdón por el pecado olvidado,
cometido en el pasado y sin confesar. El hermano se lanzó al piso
en humillación a Dios y comenzó a clamar con lágrimas de profundo
arrepentimiento. El Espíritu Santo cayó de forma sobrenatural sobre
esta vida y comenzó a alabar a Dios con gozo, el mismo gozo que
una vez perdió en su camino de servicio a Jesucristo. ¡Ahora sí
podía adorar a Dios en santidad!
Un tiempo más tarde, visitamos la congregación a la cual
pertenecía y nos tendió la mano, lleno de gozo, agradecido de la
ayuda recibida mediante el ministerio de consejería pastoral
profética de restauración para la gloria de Dios en Jesucristo. ¡Gloria
y alabanzas al único que lo hizo posible en Jesucristo por el poder
del Espíritu Santo, mi Amigo y Ayudador el Espíritu Santo! Amén.
Es el Espíritu Santo quien tiene la estrategia que guiará a la
iglesia a restauración y a santidad a fin de devolverle el gozo que el
pecado les ha robado a las almas que Jesús vino a libertar y a
restaurar.
Cuando se toma el tiempo prudente para buscar la dirección
del Espíritu Santo se evitan situaciones y circunstancias que en
lugar de impartir sanidad y restauración del gozo de un alma herida,
traen mayor desilusión, decepción y dolor mediante los métodos
infligidos por el espíritu de control y manipulación que el espíritu de
Jezabel utiliza para poner descrédito y avergonzar a las almas en
necesidad de ser guiados al consejo de restauración mediante la
consejería pastoral profética y los dones del Espíritu para edificación
de la iglesia.
En el caso anterior, jamás me hubiera atrevido a compartir la
revelación del Espíritu a nadie sino solo a la persona que acudió en
busca del consejo bíblico. A creyentes movidos por el espíritu de
Jezabel les encanta hacer alarde de revelaciones de pecado oculto
usadas para acusar y mancillar la reputación impartiendo dolor y
vergüenza en lugar de gozo restaurador con lo cual evitan que las
almas se levanten en su llamado o caída en los casos donde exista
algún pecado sin confesar.
Hace falta pedir a Dios en oración mucha compasión y
misericordia para evitar caer en este juego demoniaco y carnal de
pugna por el poder y la autoridad profética que mancilla y troncha el
propósito de unidad, orden y el fruto espiritual de la vida
congregacional en santidad. ¡Las revelaciones de Jezabel hieden!
El pastor invitado
En una ocasión invitamos a un pastor a una vigilia de oración
para que compartiera un mensaje al grupo presente como lo hemos
hecho por costumbre. Luego de esta vigilia, en otro de nuestros
servicios de oración, recibimos como visita a una hermana miembro
activo de la congregación del pastor invitado anteriormente
fungiendo como diaconisa en su iglesia.
Cuando me dirigí a la hermana para recibirla y saludarla y
darle la bienvenida, el Espíritu Santo me pidió que le preguntara
quién la había invitado a la reunión. Me sentí sobresaltado por el
pedido del Espíritu Santo porque sentía que la pregunta podría ser
malinterpretada. No entendía por qué el Señor quería que le hiciera
la pregunta.
Su pastor ya nos conocía, aunque no conocíamos a la
diaconisa y las puertas de nuestro ministerio están abiertas a todo
aquel que Dios envíe por lo que nos sentimos accesibles y en
unidad del Espíritu en la iglesia. Preguntar aquello me resultaba
obvio. Sin embargo, la reacción de la “diaconisa” ante la respuesta
también nos sorprendió. Comenzó a titubear y no sabía cómo
responder.
Después de pensar demasiado la respuesta expresó que
había sido invitada por otra hermana que asistía a las reuniones de
oración que ofrecíamos en un hogar cercano y que estaba visitando
su congregación, pero luego cambia la respuesta diciendo que el
Espíritu Santo la había llevado.
Pasado algún tiempo la hermana que la llevó hasta nuestro
culto de oración nos testificó de cuánta bendición había sido para su
vida la visita al culto de oración. Siempre nos gozamos con estos
testimonios porque edifican nuestra fe y une en un mismo sentir a la
iglesia en el nombre de Jesús. Esa noche particularmente hubo una
manifestación sobrenatural del Espíritu como polvo de oro sobre el
piso y la ropa de algunos hermanos. La gloria de Dios se dejó sentir
de manera especial en esos días.
Supimos que la “diaconisa” tenía un testimonio diferente,
alegando que había visto homosexualidad en mi persona y que le
sugería a la hermana que no regresara a nuestras reuniones. Una
vez más ante el mismo ataque sabía que lo propio era responder a
la calumnia en presencia de testigos así que llamamos a la
diaconisa a su número de teléfono y le dejamos un mensaje en su
grabadora.
La otra hermana, testigo de lo ocurrido, le llama de nuevo
pidiéndole que se personara y aceptara hablar con mi persona en
presencia de testigos para dar fe respecto a sus declaraciones las
cuales también habían turbado a la hermana, pero se negó a
hacerlo alegando que no quería darle color al asunto. ¡Una vez más
Satanás lanzaba su ataque para despojarnos de la autoridad
profética pastoral y bloquear el culto de oración semanal!
Dada la negativa y el rechazo de la hermana a ser
confrontada en el orden bíblico correspondiente, de forma personal
e individual primeramente y luego con testigos presenciales, nos
pusimos en oración. El Espíritu Santo me mostró en visión a la
hermana que se negó a expresar en presencia de testigos su
difamación, frente a una bola de cristal con un pañuelo blanco en su
cabeza.
El Espíritu Santo comenzó a hablar de nuevo mostrando el
pecado de la hermana movida por espíritu de adivinación (Jezabel).
Quisimos invitar a su pastor a comparecer en presencia de testigos,
pero salió en defensa de su diaconisa, o pitonisa, corrijo y se negó a
nuestro pedido de hablar ante testigos y probar la autenticidad del
rumor esparcido por la hermana y su motivación personal al hacerlo,
de modo que este pudiera ser juzgado ante la lupa inequívoca del
discernimiento divino.
Sorprendido ante la negativa y rechazo del pastor igualmente,
quise redactar una carta para el pastor para dejarle saber que
violentaba los principios de unidad y común acuerdo y que
demandaba su renuncia a la pastoral, pues defendía y honraba a un
miembro de su congregación que había hecho expresiones
infamatorias que estaban trayendo escándalo y tropiezo al rebaño
que yo atendía, creando división, tronchando y estorbando la obra
de restauración en unidad ministerial del Espíritu.
Después de redactar la carta deseché la idea porque el Señor
me inquietó a dejar el asunto en sus manos. Luego, la hermana que
había invitado a la diaconisa a nuestras reuniones fue alertada y
advertida por el pastor prohibiéndole acercarse a mi persona, cosa
que le llenó de indignación por lo que se negó a aceptar su pedido
dado a que nos conocíamos antes de esta frecuentar su
congregación como miembro activo.
Le aconsejé a la hermana a no moverse de su iglesia a no
ser que fuera el Espíritu Santo quien se lo indicara. Entre otras
cosas le pedí por dirección de Dios que se sujetara a su pastor y
diera testimonio de su fidelidad a Dios allí en su congregación
poniendo su mirada solo en el Señor.
Continué mi trabajo pastoral y las reuniones y cultos
semanales de oración, pero la hermana sin yo tener conocimiento
de su decisión en ese entonces, dejó de asistir a su iglesia. Supe
luego por la hermana que el pastor había prohibido a su
congregación a hacer lectura de libros que tocasen el tema de
liberación y guerra espiritual y que todo hermano tenía que tener
aprobación previa del pastor para leer todo libro antes de poder ser
leídos por los hermanos.
Más tarde el pastor se obsesionó con la idea de que la
hermana visitaba nuestro ministerio desobedeciéndole y le confrontó
delante de su congregación preguntándole si su ausencia previa se
debía a que estaba visitando nuestros cultos de oración. La
hermana lo desmintió públicamente y terminó siendo expulsada de
la congregación.
Luego de esto continué en oración por este pastor y su
iglesia. Dado a que el pastor comenzó a imponerse tan
agresivamente en su rebaño me sentí responsable de hacer algo al
respecto. Así que comencé a pedir la oración a intercesores en
oración para exponer ante Dios este abuso de poder. Francamente
ya no me preocupaba que se pudiera rumorar para desacreditar mi
trabajo en el Señor.
He aprendido a anticiparlo y a continuar con la misma
consagración, seriedad y entrega con la cual asumí la
responsabilidad desde el momento en que obedecí el llamado. Sí
me preocupaba el orden en la congregación y sostener con firmeza
la autoridad de mi llamado ante el ataque a la reputación y evitar el
inminente peligro de la división del rebaño por causas juzgadas en
el poder del alma y las pasiones engañosas del corazón que
esparce el hedor el espíritu de Jezabel contra la autoridad profética
y contra la sana doctrina en relación al tema de la guerra espiritual
con el poderoso recurso de las publicaciones cristianas las cuales
también suele censurar mediante el control y la manipulación
espiritual y sicológica.
Además de mi preocupación por las almas que se reunían y
seguían a su pastor siendo atormentadas y subyugadas por el temor
a leer y escudriñar la literatura de guerra espiritual. Algunos de los
títulos que este pastor prohibía se han constituido en baluarte en
materia de enseñanza de la sana doctrina sobre el tema de la
guerra espiritual en importantes ministerios de restauración y
liberación. Un tanto lleno de coraje e indignación le expresé a la
hermana expulsada y con todo respeto: ¿Acaso esos hermanos en
la fe adolecen de algún tipo de retardación mental (junto a su
pastor)?
Lamentablemente, a ese estado de turbación y castración
sicológica estaba guiando a su rebaño. Vi a dos miembros de su
iglesia esconderse de mi persona. También supe que estos
hermanos tenían que rendir cuentas al pastor de todo lo que hacían,
de dónde venían y a dónde iban. ¿No es esto una evidente
manifestación de un espíritu de control y manipulación? ¿Hasta
dónde debe llegar la autoridad de un pastor o pastora?
Ciertamente la autoridad de un pastor o pastora llega hasta
donde la libertad individual y personal sean invadidas por ese pastor
o pastora o ministro de Dios. El Espíritu Santo nunca impone con
violencia, cortando orejas, sino que convence, espera y redarguye,
Jn. 16:8; Jn. 8:46; 2 Tim. 3:16.
Impedir que la grey o congregación lea y escudriñe el
contenido de lo que lee es contrario a lo que establece la palabra de
Dios quien nos instruye a escudriñarlo todo y a retener lo bueno, 1
Tes. 5:21. Impedir que los hermanos confraternicen en unidad del
Espíritu, sin evidencia corroborable del motivo, es un acto de
oprobio al hermano y una rebelión al consejo bíblico, Mt. 18:16.
Luego de estos contratiempos que el espíritu de Jezabel
promovió con complacencia contra la hermana expulsada y hacia
nuestro ministerio por la hermana diaconisa miembro de la
congregación de este pastor, Dios me inquietó a llamar al pastor. No
sin antes haber puesto el asunto en oración de modo que las
motivaciones de la llamada fueran motivadas por la pureza y el amor
de Dios.
Por supuesto, mi actitud no era de indiferencia así que
anticipé el conflicto espiritual demoniaco que desataría mi acción
con esa llamada y até en el nombre de Jesús a todo espíritu
inmundo, Mt. 18:18 y pedí a Dios en el nombre de Jesús que se
sujetara a la sabiduría y al conocimiento de Dios en su palabra, Ef.
3:10.
Después de la difícil y larga introducción para explicarle el
motivo de mi llamada, le pregunté que si era cierto que en su
congregación había prohibido la lectura de ciertos libros en relación
al tema de guerra espiritual. Fúrico, alegó que él no tenía que rendir
cuentas a nadie, entre otras cosas, expresándome que me quedara
con la hermana expulsada.
En su reiterada y enajenada insistencia en proceder con
desdén y rechazo le expresé cordialmente que renunciara al espíritu
de Jezabel porque se había enseñoreado del rebaño. Me gritaba
con rabia, histéricamente, que cancelaba todo lo que le expresaba
llamándome embustero, falso profeta e hipócrita, expresándome que
me movía en el espíritu de Absalón (espíritu de usurpación de la
autoridad) y que hacía un espectáculo desafiándome en un tono de
sarcasmo a que le colgara el teléfono. Terminó él mismo colgando el
teléfono (yo no lo iba a colgar jamás) supongo que impotente a la
reprensión y a los reclamos que el Espíritu Santo le hacía por
teléfono con mi llamada.
Concluí con un enorme agotamiento físico, pero con un gran
gozo. La confrontación requirió un gran esfuerzo espiritual y físico
contra esa potestad demoniaca enseñoreada de este pastor por el
Espíritu de Jezabel. Sabía que no contendía con el pastor o su
persona sino contra un espíritu demoniaco de abierta rebelión,
autoproclamándose apóstol, profeta y maestro.
Mi gozo era el reflejo de la justicia a la que el Espíritu Santo
me llevó en obediencia, permitiendo que ni un solo argumento
cayera a tierra a fin de confrontar su manipulación, control y abuso
de poder. Si en algo tuvo razón este hombre mientras me insultaba
era que le despojaba de su herética autoridad pastoral para
establecer la autoridad apostólica y profética en la iglesia en el
nombre de Jesús. Amén. Mi agotamiento valió la pena.
Puedo recordar una visión que Dios me dio unos instantes
luego de haber concluido la difícil encomienda, un águila inmensa
que descendía a tierra con sus garras abiertas mientras me
encontraba en oración y meditación. El Señor rejuveneció mis
fuerzas como las del águila, Salmo 103:105. La fuerza rejuvenecida
del águila es una virtud profética esencial a la hora de confrontar al
espíritu de Jezabel en el nombre poderoso de Jesús. ¡Recibe ahora
la fuerza renovada del águila en el nombre de Jesús!
No pasó mucho tiempo cuando este pastor y su ministerio fue
arrojado por la ventana por los eunucos de Jezabel cuando se le
señalara públicamente, mediante prensa televisiva el uso
fraudulento de finanzas en su ministerio. Años más tarde estuvo al
borde de la muerte al ser intervenido en una sala quirúrgica. Dios
tuvo misericordia de su estado espiritual concediéndole otra
oportunidad de vida. Si habrá aprendido la lección, no lo sabemos.
Solo Dios conoce el corazón, pero ciertamente el juicio de Dios
sobre su vida fue desatado conforme a la palabra de Dios.
“He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que
con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus
hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras.” Apocalipsis 2:22-23.
La imperfección e inmadurez de Sardis
Sardis es inmadura, imperfecta, Ap. 3:16. Un proceder
sárdico sería por ejemplo el de Pedro cortándole la oreja a Malco.
Algunos creyentes en la iglesia en Sardis necesitan recibir
restauración como Pedro, antes de que se les pueda confiar un
ministerio.
Pedro era un hombre sin letras, del vulgo, un hombre rústico,
rudo, imprudente y corajudo, pero lloró arrepentido, cuando fue
confrontado para restauración, reconociendo su cobardía, falta de fe
e hipocresía al negar que conocía personalmente a Jesús.
Los creyentes en Sardis, reprobados por Jesús en su
mensaje a las iglesias en Apocalipsis, es un tipo de creyentes que
suelen ofrecer resistencia con desafío y violencia carnal al punto de
lastimar o herir verbal o físicamente, Mt. 14:71; Jn. 18:10 a fin de
proteger su territorio o proteger su propio sentido de identidad o
seguridad personal, aunque sus acciones estén desenfocadas de la
verdad. Este tipo de creyentes suele ofender con insolencia,
entregan su fe egoístamente a fin de obtener su propia vida y
deseos o ambiciones personales como infantes “aferrados a mamá”
porque aún no han alcanzado adultez sicológica, emocional y
espiritual.
Pedro dependía de la seguridad que le ofrecía la compañía
de Jesús, su líder invencible, no obstante, la voluntad de Dios era
restaurar y revelar la victoria a través del camino de la entrega, la
negación del yo y muerte al pecado que viene como respuesta a la
fidelidad a Dios, poniendo la otra mejilla, corriendo la milla extra,
entregando la capa y la túnica, amando y perdonando a sus
opositores y enemigos. ¡Estrecha es la puerta, nos dice el Señor en
esta hora!
Pedro cometió un error infantil al cortarle o mutilarle la oreja a
Malco, pero vimos a Jesús ante todos los presentes, dándole una
lección de amor restaurador a Pedro, sujetándose al plan de Dios
sin ofrecer resistencia humana carnal.
Los creyentes reprobados de Sardis se encuentran en la
disyuntiva entre renunciar a sus enfoques personales y exclusivos
de su percepción del evangelio y vivir una vida de consagración a
Dios en oración y obediencia a su palabra a fin de poder recibir un
enfoque adecuado de su misión profética y restauradora en
Jesucristo, Ap. 3:2.
Los creyentes de Sardis tienen que aprender una lección de
amor. Solo así alcanzarán la madurez sicológica o emocional y el
fruto espiritual para cumplir con la inigualable encomienda del
evangelio de salvación y restauración.
Los creyentes reprobados de Sardis están muertos en la
presencia de Dios, aun cuando ellos mismos opinan lo contrario
creyendo que dan lo mejor de sí mismos a Dios. Estos creyentes
suelen ser sectaristas y dogmáticos que se rigen por las etiquetas
de sus denominaciones y grupos sectaristas. Amados lectores,
jamás llevemos a nadie a ninguna denominación o grupo.
Llevemos las almas a los pies de Jesús. Amén. Jesús guio a
Pedro a un enfoque correcto de la voluntad de Dios para su vida
preguntándole: ¿Pedro, me amas más que estos? Pedro responde
en humildad y mansedumbre afirmativamente luego de haber
experimentado la amarga y vergonzosa experiencia de reconocer su
hipocresía, su traición y su mentira cuando le negó delante de los
hombres.
Hasta este momento Pedro había sido forjado en su carácter
y moldeado conforme a la voluntad de Dios. Su carácter,
previamente impulsivo y receloso fue transformado en un carácter
fructífero de mansedumbre y humildad. Es en este momento que
Jesús al hacerle la pregunta anterior, le encomienda la
responsabilidad de cuidar al rebaño pidiéndole que pastoree a sus
ovejas. Jesús con el mismo amor que le tuvo cuando le amó aún a
pesar de que este le negó en tres ocasiones diferentes, le impartió
la honra del ministerio llamándolo al pastorado.
Jesús te pregunta en esta hora: ¿Me amas? No importa
cuánto me hayas negado, yo te otorgo una nueva oportunidad de
servir en mi reino de salvación y restauración mediante el perdón, la
verdad, la justicia y el amor. Vé, cuéntales a todos cuanto les amo,
de mi dádiva de amor al dar mi vida para perdonar sus pecados y
librarlos de la condenación eterna en el infierno.
Epílogo
Muerte de Lorenza
Este libro concluye con el deceso de Lorenza. Luego de
recibir el juicio divino permaneció postrada en cama donde recibía
atenciones de un personal de enfermería porque perdió su
capacidad para ser independiente y tener el control físico de su vida.
Su obstinación, su sordera espiritual, su incredulidad e indiferencia a
la voz profética fueron objeto del juicio divino. Fui a hacerle varias
visitas y a corroborar como su estado de salud humilló su rostro
altivo y autosuficiente. Escuché que en sus últimos momentos
entregó su corazón a Jesús.
No tengas en poco la corrección y la disciplina del Espíritu.
Sé obediente a su voz y a su dirección. Entrégale tu corazón
arrepentido, sepárate para Dios, congrégate y espera en él. Confía
en sus cuidados y protección fiel. Levántate con autoridad en él para
cumplir la encomienda ministerial si el Espíritu de Dios te ha
llamado, comisionado y enviado en el nombre de Jesús.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas no desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo
dondequiera que tú vayas.” Josué 1:9.
TE AMO JESÚS
¡Adelante con Jesús!
¡NO TOLERES A JEZABEL!
MARANATA CRISTO VIENE
Acerca del Autor
Emilio Antonio Martínez Pérez nació en la ciudad de San
Antonio, estado de Texas, Estados Unidos en Fort Sam Houston,
una Base Militar.
Su padre fue un instructor de vuelo privado y mecánico de
aviación en la fuerza aérea norteamericana y su madre, una ama de
casa entregada a las faenas del hogar y la educación de sus hijos,
escritora y poetisa.
Ambos padres influyeron positivamente en el carácter y la
educación de Emilio, el mayor y único varón de tres hijos.
Posteriormente, le toca vivir el dolor de ver la separación abrupta de
sus padres e integrarse difícilmente a un hogar reconstituido junto a
sus dos hermanas.
La gracia divina le otorga a la familia una nueva oportunidad
de superarse. Su madre se convierte en secretaria legal junto a su
ahora padrastro, un abogado notario con práctica en los Estados
Unidos y bufete propio en Puerto Rico, ambos, parte importantísima
dentro del llamado que posteriormente Dios le haría como ministro
de Dios.
Emilio cursó estudios universitarios conducentes al
Bachillerato en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río
Piedras en la facultad de Humanidades en el Departamento de
Drama, tiempo para el cual Dios le inspira a abandonar sus metas
como actor y cantante.
Obtuvo una certificación como Técnico Quirúrgico y de
Asepsia Industrial y trabajó en Puerto Rico y Estados Unidos,
ejerciendo esta profesión, la cual trajo inmensas satisfacciones a su
vida.
En Estados Unidos se incorpora al campo laboral secular
exitosamente, en una Agencia de Servicios Sociales, utilizando
como herramienta sus conocimientos en el arte dramático y se
capacita para impartir conferencias acerca de la prevención del
SIDA en escuelas y empresas. Abandona su empleo para reunirse
con su para entonces novia en el estado de California y así
consumar los planes de ambos de unirse en matrimonio.
Dios tenía otros planes y su relación de noviazgo no se
consumó.
Obligadamente, aún soltero y de vuelta a Puerto Rico en
busca de oportunidad de sustento económico, obtiene un empleo
como consejero en un novedoso programa de hospicio dando
asistencia pastoral a pacientes terminales en el hogar, viajando a
catorce pueblos de la isla de Puerto Rico.
Luego de haberse constituido en un valioso recurso para la
empresa tuvo que abandonar su empleo tras objetar abiertamente el
fraude de la empresa pues debía mentir, dando fechas falsas para
cobrar a los seguros, cosa a la cual se negó a consentir entre otras
cosas como la tiranía administrativa que le imponía una carga
irresponsable de labores que mermaron su interés en continuar
laborando para la empresa.
Luego de esto, transcurrió un año, tiempo en el cual Dios le
inquieta a permanecer en oración y ayuno y allí recibe confirmación
en su congregación para salir a un viaje misionero en República
Dominicana con el cual logra desarrollar su visión del campo
misionero y lugar al cual tuvo la oportunidad de regresar para asistir
a una misionera dominicana en Puerto Rico, en la apertura de un
templo, así como colaborar en el área de evangelismo personal.
Emilio es, además, autor de varios tratados o folletos
evangelísticos que tratan los temas de la homosexualidad, la sangre
de Cristo, la salvación, la niñez, la mujer y la vida cristiana.
Regresando a su congregación para continuar su labor en la
iglesia local, Dios le llama y le capacita con un llamado
independiente, fuera del ámbito de concilios, a la pastoral por siete
años.
Durante este tiempo, igualmente es llamado a escribir sobre
la manifestación del espíritu de Jezabel en la iglesia y cómo opera a
través y en contra de esta.
En el ínterin, se gradúa y obtiene un Grado Asociado en
Consejería Pastoral en Capellanía en una Asociación de Capellanía
misionera en su ciudad, predicando y asistiendo en consejería a
pacientes de la tercera edad y envejecientes.
Posteriormente Dios le abre una puerta en una cadena de
televisión conocida como La Cadena del Milagro Internacional del
evangelista Yiye Ávila para dar testimonio de su llamado al
ministerio en el legendario programa de Madres Unidas en Clamor a
Dios, liderado por la hermana Gloria Velázquez.
Actualmente, vive en la ciudad de Levittown, en el pueblo de
Toa Baja, Puerto Rico y ha retomado su llamado al pastorado por
orden de Dios.
Información de contacto:
Emilio A. Martínez Pérez
Urb. Lagos de Plata, F-32 Calle 3 Levittown
Toa Baja Puerto Rico 00949
Dirección de correo electrónico: apocalipsis1211@yahoo.com
Teléfono: 787- 326- 4486