Está en la página 1de 11

Sobre los agentes semióticos

Miguel Santagada, 2023

1. Introducción
La semiótica estudia cualquier clase de intercambio de comunicación e información entre
toda clase de entidades y objetos. John Locke fue quien introdujo el término semiótica en
la filosofía del siglo XVII, pero quien es considerado el fundador de la semiótica moderna
es el filósofo norteamericano Charles Sanders Pierce (1839-1914).
Otras importantes contribuciones al desarrollo de la semiótica moderna proceden del
lingüista suizo Ferdinand de Saussure, del psicólogo conductista norteamericano Charles
Morris, del lingüista danés Louis Hjelmslev y en los últimos tiempos del italiano Umberto
Eco. En este trabajo ofrecemos un breve bosquejo de la semiótica de Pierce y la de Eco,
con especial énfasis en las ideas de Eco acerca de la producción de signos en el teatro.
Nuestro objetivo consiste en caracterizar al espectador como un astuto intérprete-productor
de signos que no sólo se apoya en sus competencias teatrales o literarias, sino que echa
mano de mecanismos semióticos que el propio espectáculo le proporciona o que el propio
espectador cree encontrar. Ilustraremos los conceptos de las teorías semióticas que
expondremos mediante ejemplos de puestas teatrales.

2. La Semiótica de Pierce: terceridad e infinito


"...puesto que el hombre sólo puede pensar mediante palabras u otros símbolos
externos, éstos podrán replicar : tú no significas nada que no te hayamos enseñado
nosotros y por tanto sólo significas en la medida en que diriges alguna palabra como
interpretante de tu pensamiento(...) la palabra o el signo que el hombre usa es el
hombre mismo..." (Ch. S. Peirce, Collected Papers,1868)
Según Pierce, todo proceso intelectual requiere de signos: utilizamos signos no sólo cuando
hablamos, sino cuando pensamos. Pero la particularidad reside en que los signos son tan
indispensables para hablar y entender, para pensar o planificar, que conforman un proceso
sin fin, que Peirce llama “semiosis infinita”. En términos menos impresionantes, podemos
decir que cualquier fenómeno deviene un signo que conlleva germinalmente un texto, y
que es el agente semiótico quien a partir de un fenómeno despliega un texto según las
circunstancias, su propia astucia y el cálculo de necesidades y recursos que hago en cada
caso.
Lo que explica este proceso de producción a partir de un fenómeno es el concepto de
interpretante, que corresponde a la teoría de Peirce. Un signo es cualquier fenómeno que
lleva a pensar a alguien en algo distinto de ese mismo fenómeno. En otras palabras, “el
signo es algo que está en lugar de otra cosa, y que es comprendido por alguien o tiene
significado para alguien”(Oehler, 1987). La estructura de un signo comprende tres aspectos
fundamentales:
(i) el objeto o referente,
(ii) el representamen o aspecto perceptual o susceptible de ser intuido del signo,
(iii) el interpretante, o significado del signo
La relación general entre el signo y el objeto puede ser entendida como ícono, índice o
símbolo. En un ícono el representamen comparte ciertas propiedades visuales del objeto
que representa el signo; un índice es un signo cuyo representamen se relaciona por su
continuidad física con el objeto representado, tal como un señalador o una marca; un
símbolo es un signo cuyo representamen sólo está relacionado con el objeto por una
convención, sin tener ningún parecido físico con él.
Ejemplos de íconos son los dibujitos de árboles individuales (marcados con los números 4,
5, 6 y 7) en la Figura 2.2. Con un poco de buena voluntad, comprobamos que de alguna
manera estos dibujitos se parecen a las copas de unos árboles vistos desde arriba.

Figura 2.A Un mapa como texto donde conviven signos


Ejemplos de índices son las coordenadas que representan la ubicación en el mapa (400 N,
200 E; 500N, 200E). Ejemplos de símbolos es el punto verde identificado con el número 8,
que porque a mí se me ocurre está marcando un puesto de control. Hay signos que
representan casas (signos 1, 2, 3), o cercos (signos 9, 10, 11), que podrían ser considerados
íconos o símbolos según el objeto específico que ellos representan. Si estos signos
reproducen de alguna manera propiedades visuales de las casas, entonces no son del todo
arbitrarios, y no son símbolos sino íconos.
Otro aspecto fundamental de los signos es la relación del signo con su interpretante o
significado. El interpretante puede ser rema, dicente o argumento.
(i) es rema el interpretante que condensa solamente los caracteres del objeto, y que
por ende sólo contiene información acerca del objeto. Si tomamos como
ejemplo la Bandera norteamericana, el rema se limitaría a los rasgos que
distinguen tanto la bandera de otros símbolos. como los colores emblemáticos.
(ii) Es dicente el interpretante que representa a su objeto con respecto a la existencia
real y sus relaciones contextuales y temporales. El dicente tiene que ver con
cualesquiera de los contextos en que puede aparece la bandera norteamericana,
en tanto signo: en un barco, en un edificio, al comenzar la jornada escolar,
cuando está a media asta por duelo, cuando alguien la quema, etc.
(iii) el argumento implica razonamientos planteados a partir de la información
contextual y que llega hasta donde cada espectador quiera ir con sus
razonamientos, más allá de la mera información y las interpretaciones
convencionales.
Un rema es cualquier signo que no es ni verdadero ni falso; un dicente es un signo que
puede se traducido a una proposición; un argumento es “un signo cuya necesidad racional
debe ser reconocida” (Oehler, 1987). Ejemplos de remas son las palabras individuales tales
como “Street” en la Figura 2.2: solo contiene información básica. La mayoría de los
símbolos gráficos de un mapa son ejemplos de dicentes, puesto que expresan relaciones
verificables. Como ejemplo, el símbolo identificado con 2 está por “una casa rectangular
con un lado más largo en la dirección Este-Oeste”. Dado que los argumentos son
interpretantes que dependen de los espectadores, no es posible dar ejemplos de ellos en
grafos tales como los mapas.
Más arriba indicamos que un signo tiene un objeto. Hay dos clases de objetos:
(i) el objeto inmediato
(ii) el objeto dinámico
El objeto inmediato es el objeto tal y como lo representa el signo. La existencia del objeto
inmediato depende de la representación que de él hace el representamen. El objeto
dinámico es el objeto cuya existencia es independiente del signo. Por ejemplo: todo objeto
está sometido a un proceso de cambio, pero el signo lo representa en un momento
cristalizado de ese proceso. Cuando mostramos una foto de un bebé, suponemos que el
bebé (objeto inmediato) sigue siendo bebé. Pero si esa foto es de cualquiera de nosotros
cuando éramos un bebé (objeto dinámico), comprendemos que el objeto siguió su curso
independientemente del signo.

3. La Semiótica de Eco: Producción de signos


Eco considera que la semiótica estudia todo lo que puede ser usado para mentir.
Argumenta que si algo no puede ser usado para mentir, entonces tampoco pude utilizarse
para decir la verdad; y por eso no puede ser utilizado para “decir” nada.
Eco identifica las siguientes parte del campo semiótico: conducta comunicativa de
entidades no-humanas (zoosemiótica ), signos olfativos, comunicación táctil, códigos de
gusto, paralingüística (sonidos sin estructura lingüística), síntomas de enfermedad,
gestualización, códigos musicales, lenguajes formalizados, lenguajes antiguos, lenguajes
naturales, comunicación visual (que incluye mapas geográficos y topográficos),
mecanismos de comunicación (semáforos), estructura argumental, teoría textual, códigos
culturales, textos estéticos, comunicación de masas y retóricas. La semiótica pretende
abarcar todos estos fenómenos, que tienen un sistema de significación y/o de comunicación.
Eco (1976): 21 señala:
Hay un sistema de significación... cuando existe la posibilidad socialmente
convencionalizada de generar signos-función, ya sea que los funtivos de tal función
sean unidades discretas llamadas signos o vastas porciones de discurso, dado que la
correlación ha sido previamente planteada por una convención social. Hay, en
cambio, proceso de comunicación cuando las posibilidades provistas por un sistema
de significación son explotadas para producir físicamente expresiones para muchos
propósitos prácticos.
Un sistema de significación se define como un constructo autónomo que tiene un modo
abstracto de existencia independiente de cualquier acto comunicativo que lo hace posible.
El signo-función toma lugar cuando dos funtivos, expresión y contenido, entran en una
correlación mutua, convirtiéndose así en un funtivo diferente, y originando un nuevo signo-
función. La semiótica estudia todos los procesos culturales como un proceso de
comunicación.
Para Eco, un signo es “algo que está por algo sobre la base de una convención social
previamente establecida”, y diferencia entre las señales que son objeto de la Teoría de la
Información y los signos: “las señales son unidades de transmisión que pueden ser
computadas cuantitativamente, sin que importe su posible significado.”
Eco identifica dos componentes básicos de la semiótica: la teoría de códigos, y la teoría de
producción de signos. El propósito de la teoría de códigos es estudiar la estructura del
signo-función; el resultado final es el desarrollo de un modelo teórico. El propósito de la
teoría de los modos de producción de signos es desarrollar una clasificación. Desarrollamos
en el próximo parágrafo un resumen de esta teoría.

3.2 Teoría de los modos de producción de signos1


El concepto de signo-función que venimos viendo abarca toda clase de signos, y desde ese
punto de vista no sería necesario diferenciar entre signos verbales y no-verbales en la
teoría de los códigos. Desde el punto de vista de la producción de signos, sin embargo, es
importante reconocer las diferencias que hay entre estas dos clases de signos.
Algunos conceptos pueden ser expresados tan eficientemente con signos verbales como
con no-verbales. Sin embargo, algunos conceptos son expresados más eficientemente por
signos verbales y otros conceptos lo son por signos no-verbales. El concepto «el chico está
remontando un barrilete» puede expresarse por un dibujo (una expresión no-verbal) tan
eficientemente como sería expresada por la expresión verbal; el concepto «me siento muy
incómodo» no puede ser expresado tan eficientemente por una expresión no-verbal como lo
es por una verbal; la posición de control vertical de la figura 2.2 no puede ser expresada tan
eficientemente por una expresión verbal como lo es por el mapa (una expresión no-verbal).
Garroni (1973) señala que hay un conjunto (V) de contenidos que son expresados por
expresiones verbales y otro conjunto (NV) de contenidos que son expresados por
expresiones no-verbales; que ambos conjuntos se intersectan y que al subconjunto definido
por esta intersección pertenecen todos aquellos conceptos que pueden ser expresados por
expresiones verbales y no-verbales. La intersección deja a un lado una vasta porción de
contenidos inexpresables mediante el lenguaje verbal , y del otro lado una vasta porción de
contenidos sólo expresables mediante el lenguaje verbal.
La teoría de los modos de producción de signos se basa en tres consideraciones básicas:
(i) existen diferentes clases de signos o modos de producción de signos.
(ii) Muchos de estos signos tienen una estructura profunda y una relación con su
contenido que no es el mismo que el de los signos verbales.
(iii) Una teoría de los modos de producción de signos puede comprender todas
estas clases diferentes de signos recurriendo al mismo aparato categorial
La más importante característica de ciertos signos-vehículo o representamen es su
replicabilidad o reproducción. La replicabilidad es la capacidad de duplicarse de un signo-
vehículo. Dependiendo de la clase de signo-vehículo, el resultado de la réplica es muy
diferente. Si una palabra es repetida muchas veces, cada réplica es una copia exacta sin
diferencias importantes; como cualquier objeto industrial, cuyas réplicas preservan su valor.
Un cuadro de Rafael, en cambio es considerado imposible de ser replicado. En
consecuencia, como indica Eco:
Hay tres clases de relaciones entre la ocurrencia concreta de una expresión y su
modelo:
1
Ver la tabla al final del capítulo.
(i) Signos cuyas ocurrencias pueden ser indefinidamente reproducidas de
acuerdo con su tipo. (el sonido del timbre, por ejemplo)
(ii) Signos cuyas ocurrencias, aunque son producidas de acuerdo con un mismo
tipo, presentan cierta cualidad de unicidad material. (la manera de golpear la
puerta, según el estado de ánimo del visitante)
(iii) Signos cuya ocurrencia es su tipo, o signos en los que el tipo y las ocurrencias
son idénticos. Aunque cualquier ejemplo invalidaría la definición, ya que un
ejemplo es una generalización (una descripción del tipo), y se confundiría con
la ocurrencia, que es idéntica a aquél), considérese la sonrisa con que
pretende seducirnos alguien que nos ve por primera vez

En este contexto ocurrencia se define como una unidad semántica establecida por el
sistema semántico. Es necesario distinguir entre réplicas absolutas y parciales. Una réplica
absoluta es un una ocurrencia que tiene todas las propiedades pertinentes de otra; es un
signo para el que el tipo y la ocurrencia son idénticos. Un doble solo puede ser obtenido
cuando toda la producción de reglas del modelo-objeto son conocidas; en cambio, en una
réplica parcial el tipo y la ocurrencia son diferentes. El tipo sólo proporciona las
características esenciales, mientras que el signo debe ser identificado como una réplica
buena. La relación entre el tipo y la ocurrencia es expresada como «ratio», que es la
relación que rige a las réplicas con su tipo.
Hay dos clases importantes de relación tipo/ocurrencia: la ratio facilis y la ratio difficilis.
Según Eco, la ratio facilis se establece cuando una expresión-ocurrencia está en acuerdo
con la expresión-tipo exactamente registrada por una expresión-sistema, y como tal, está
prevista por un código determinado. El mejor ejemplo son las palabras, escritas o
pronunciadas por cualquier persona.
El caso de ratio difficilis se establece cuando la expresión-ocurrencia está directamente en
acuerdo con su contenido (la expresión tipo coincide con el semema que conlleva la
expresión-ocurrencia). El mejor ejemplo es la huella, cuya forma y dirección (expresión)
tienen que ver con la forma del pie y la trayectoria del animal (contenido).

Eco propone una clasificación de los modos de producción (y de interpretación ) que se


atiene a cuatro consideraciones. Intuitivamente, podemos enumerarlas mediante un ejemplo
tomado de la vida cotidiana.
Cuando producimos un signo, efectuamos un determinado tipo de trabajo físico o mental
(tocamos el timbre de una casa, por ejemplo) [1]; el sonido que produce el timbre no es
único e irrepetible: forma parte de una clase de eventos y gracias a eso al oír una chichara
advertimos que alguien llama a la puerta y no nos preguntamos aterrorizados por el origen
de tan insólito ruido [2]; el sonido conduce a pensar en alguien que pulsó el timbre porque
el tipo de fenómeno que es nuestra llegada a una casa se conforma por materialidades
diferentes de las que generan el sonido [3]. Por último, el evento “sonido del timbre” es
comprensible dado que destaca en medio de otros eventos perceptuales: “ladrido de un
perro”, “chiflido”, etc.
Estos cuatro ejes de consideración pueden describirse como:
(i) el trabajo necesario para producir la expresión o el signo; Pulsar el timbre, por
ejemplo, es un trabajo. No es para extenuarse, pero es un trabajo semiótico.
Pero también oír el timbre y asociar esa chicharra con cualquiera de estos
juicios es un tipo de trabajo semiótico: “por la manera de tocar, seguro que es
el ansioso de mi suegro, que viene a cobrar lo que le debo”; “no, hoy también
vienen los Testigos de Jehová”, etc.
(ii) la relación tipo-ocurrencia (ratio facilis o difficilis); Distinguimos con
facilidad la chicharra del timbre de, por ejemplo, la señal acústica del
microondas, o la cadena del baño. Tampoco nos resulta extraño el sonido del
timbre, porque entre otras cosas más útiles o complejas nuestra mente ha
almacenado el conjunto de rasgos distintivos de la chicharra del timbre.
(iii) el continuum a formar, que puede ser homomatérico (la expresión está
formada por la misma materia que el referente), o heteromatérico. El sonido
del timbre y nuestra llegada están hechos con materias diferentes. Pero hay
signos-función en los que contenido y expresión son de la misma materia.
Por ejemplo, el director de coreografía tiene dos opciones para comunicar a
sus bailarines un determinado paso: o lo describe gráfica o verbalmente
(continuum heteromatérico), o ejecuta esos pasos ante sus bailarines
(continuum homomatérico).
(iv) el modo de articulación y su complejidad (que comprende desde los sistemas
en los que están determinadas la unidades combinatorias tales como las
palabras hasta los que, como las artes visuales, presentan textos
inanalizables).

Esta clasificación no pretende describir tipos de signos, sino modos de producción o


«tipos de actividades productivas». Hay cuatro tipos de trabajo que produce la expresión
o el signo: Reconocimiento, Ostensión, Reproducción, Invención.
Reconocimiento –
Este tipo de trabajo que tiene lugar cuando un evento es interpretado por un espectador
(como la expresión de un contenido dado) en virtud de una correlación prevista por un
código, o por una que establece inferencialmente el propio espectador. Este acto de
reconocimiento permite identificar el objeto en tanto que huella, síntoma o indicio.
 Reconocimiento de Huellas– Para que podamos leer huellas necesitamos un
aprendizaje previo: el cazador debe aprender a distinguir entre las huellas de una
liebre y las de un conejo. En general, deberá seguir las enseñanzas de otro cazador
para reconocer las huellas de un animal que él nunca ha visto. Para Eco, las huellas
no son signos sino elementos a integrar en una función semiótica, o signo-función.
Normalmente, somos los espectadores quienes asociamos una expresión y un
contenido al interpretar una huella, leer al mismo tiempo la dirección de la marcha,
el peso del animal, y otros aspectos. En teatro, por ejemplo, se utilizan “huellas” que
llevan a inferir situaciones no expuestas en la escena: el habla aguardentosa y
trabada lleva a pensar en la borrachera, hay maquillajes que simulan heridas,
quemaduras, etc. En los comics, luego de una pelea, los contendientes exhiben unas
vendas, a modo de protección de las heridas causadas durante la refriega .
«Considerada como huella y vector, una huella no da lugar a la simple expresión de
una unidad de contenido (como un gato, un soldado enemigo, un caballo), sino a todo
un discurso («un caballo ha pasado por aquí hace tres días y andaba en este
dirección») ; por esta razón, decimos en general que la huella es un texto. »
Agreguemos que toda huella está motivada doblemente: tanto por la organización de su
contenido, o por la relación con su causa. (la huella de un gato en el barro está formada por
una materia que no tiene nada que ver con la materia con la que está formado el gato). En
ese sentido, la huella es de ratio difficilis.

 Reconocimiento de Síntomas - Los síntomas remiten a un fenómeno que sin ellos


permanecería oculto. Entre los espectadores de teatro, al igual que en muchos
aspectos de la vida cotidiana es forzoso reconocer ciertos síntomas. Un aplauso,
risas, carcajadas, silencio, murmullo, etc., implican comportamientos que refieren
estados de ánimos particulares del resto de los espectadores, y que orienta o
convalida el comportamiento propio. No hay que olvidar que estamos hablando de
los espectadores y de cómo estos reconocen signos-vehículo o representámenes que
perciben. En la escena, algunos puestistas se valen de síntomas (en general ruidos)
para transmitir determinados contenidos jocosos o procaces. Los que reconocen este
síntomas son los espectadores; en este caso los puestitas realizan otro trabajo
semiótico, que se denomina “reproducción de estímulos programados”.
Hay que destacar que no es posible hablar de «iconicidad de los síntomas » porque éstos no
son similares a sus contenidos. ¿En qué puede parecerse el bostezo al apetito, por ejemplo?

 Reconocimiento de Indicios Existe cierto tipo de fenómenos, llamados rastros o


indicios que se distinguen de las huellas o de los síntomas por el hecho de que
componen complejos de significación que permiten inferir la acción ya terminada
de un agente, que los ha dejado más allá de su deliberación. El reconocimiento de
los indicios es diferente del de los síntomas: un síntoma es reconocido como
motivado por una fuerza ciega, tal como una enfermedad o una tormenta.
Reconocemos indicios entre varios rastros que dejó un agente, aún no queriendo, o
aún tratando de evitarlos. A partir de la contigüidad que plantean los rastros (el
objeto y su poseedor, las motivaciones y el crimen, etc.), concluimos por
razonamiento abductivo cuál ha sido la acción eventual de un agente. Hay diversos
ejemplos de indicios concretos en novelas policiales. En teatro, por ejemplo, se
colocan “rastros” que permiten a los espectadores ubicar la acción escénica en
tiempo, espacio, situación histórica, clima familiar, etc. Un almanaque con la fecha
“17 de octubre de 1945” es toda una invitación para que los espectadores
desarrollen sus abducciones. También en la presentación de los personajes, en el
decorado y hasta en el programa de mano se opera sobre la capacidad inferencial de
los espectadores mediante el suministro de rastros sobre que los espectadores
pueden operar, en busca de indicios.
En todos estos casos hay que recordar que el trabajo de reconocimiento es de los
espectadores. La astucia de saber elegir y manipular elementos para presentar la intriga,
para generar climas, para transmitir emociones es de los artistas, quienes pueden elegir
entre ostensión, reproducción o invención .

Ostensión. Muchas veces, para hacernos entender evitamos usar palabras y directamente
mostramos el objeto al que pretendemos referirnos. En lugar de una engorrosa descripción
acerca de la textura o el estampado de una pieza de tela, lo mejor es obtener una muestra de
ella para exhibirla cuando sea necesario. Esta forma de trabajo constituye el primer nivel
de significación activa, puesto que es el agente semiótico el que manipula la expresión. La
adquisición del lenguaje demanda sistemáticamente de la ostensión. Por ejemplo, se cuenta
una historia en la que ciertos sabios de un lugar imaginario transportaban en sus morrales
todos los objetos de los que querían hablar.
«A veces, la ostensión comunica todo un discurso. Si muestro mis zapatos a alguien
con un gesto imperativo, puedo querer decir «Lústrelos». En ese caso, el objeto es al
mismo tiempo el significante o signo vehículo y el referente de un acto referencial. En
otros términos, es como si comunicara: zapatos + [ostensión ] + estos [index en
función referencial] + zapatos [referente] ».
Otra característica de la ostensión es que puede funcionar como sustantivo (expresión
convencional de una unidad cultural: un cigarrillo significa «cigarrillo») o funcionar como
descripción intensional de las propiedades del semema vehiculado (el cigarrillo es un tubo
de papel relleno con tabaco). Dicho de otra manera, la ostensión puede ser un caso de
sinécdoque: designar un objeto para expresar la clase de la que es miembro. O designar una
parte solamente de un objeto para expresarlo por completo, y es el caso de las muestras (o
una sinécdoque del tipo «pars pro toto »).
 Ostensión de patrones o ejemplos: en cierta clase de filosofía, el profesor dice que
el conocimiento humano sólo avanza gracias a que existen buenas preguntas. Un
estudiante muy motivado le pregunta “¿y qué es una buena pregunta?”, a lo que el
profesor responde: “Bueno, esa es una buena pregunta”. En cierto teatro didáctico se
utilizan los ejemplos de comportamientos, deseables o indeseables, con el objetivo
de enseñar ciertos valores. Desde la antigüedad, se ha juzgado más instructivo el
procedimiento de mostrar un comportamiento malo (por ejemplo, hurtar la
cartuchera a un compañero) y su consecuente castigo, que la descripción taxativa
del valor: “La propiedad es inviolable, y por eso no debes hurtar nada a nadie”.
 Ostensión de muestras y de muestras ficticias: En la vida cotidiana utilizamos las
muestras a fin de obtener productos cuya descripción verbal es muy laboriosa
problemática. Para conseguir un botón, por ejemplo, llevamos uno de muestra.

Reproducciones
En la ostensión las funciones semióticas establecidas por una expresión y un contenido se
vinculan esporádicamente. En la reproducción, la función semiótica es preexistente:
pertenece a un s-código y por tanto no requiere gran elaboración por parte del agente
semiótico. Existe una pluralidad de situaciones en que reproducimos signos. Es preciso
destacar que no todos los signos verbales están regidos por ratio facilis, como podría
parecer. Las palabras (denominados deícticos) como ahora, yo, aquí, ayer, dependen de la
situación en que se enuncian o del punto de vista del enunciador. Por eso están regidos por
ratio difficilis..
La reproducción incluyes unidades combinatorias, estilizaciones y vectores. Las unidades
combinatorias de un s-código se distinguen entre sí en virtud que cada una presenta una
estructura de rasgos pueden ser combinados con otros para formar forma una funtivo
reconocible. Estos rasgos pertenecen a elementos de dos articulaciones diferentes. Los
vectores no presentan una estructura de rasgos que se combinen con rasgos del mismo
sistema, pero sí pueden colaborar con rasgos de otro sistema para conformar una
expresión. Ejemplos de unidades combinatorias son los lenguajes, donde los morfemas se
combinan para producir palabras, y las palabras se combinan para producir oraciones,
etc.
 Reproducción de vectores. Los vectores son como los deícticos: su contenido
motiva la expresión. La flecha de girar a la izquierda siempre está a la izquierda de
un punto de vista, pero no de todos. La salida de emergencia siempre está en el
mismo lugar, pero como los agentes semióticos cambian de posición, la indicación
que conduce a la salida no siempre marca el mismo lado. La palabra yo se refiere a
quien enuncia, pero, felizmente no siempre enuncia el mismo agente.
 Reproducción de unidades combinatorias –Las unidades combinatorias más
significativas son los sonidos de la lengua, los ideogramas, los emblemas
(banderas, escarapelas), las notas de música, las señales de tránsito, los símbolos de
la lógica formal o matemática... En todos estos casos, la reproductibilidad de las
expresiones se efectúa según niveles diferentes de pertinencia y puede estar
sometida a una o a muchas articulaciones.
 Reproducción de estilizaciones– La estilización es un tipo de expresión resultante
de prácticas y costumbres inveteradas. El propósito con que un agente semiótico
utiliza las estilizaciones puede ser sólo decorativo o comunicativo. La ambientación
escénica, la combinación de ciertas prendas, los disfraces, las máscaras, etc. Son un
ejemplos de estilizaciones
 Reproducción de estimulos programados y pseudo-unidades combinatorias -
Eco presenta estos tipos de artificios como poco definidos por la semiología y que
constituyen una suerte de umbral ambiguo. A mitad del camino entre les
reproducciones y las invenciones, hay «un conjunto de elementos no semióticos
destinados a provocar un reacción en el espectador». Algunos ejemplos son les
sinestesias que aparecen en poesía, música, pintura, etc. , los signos expresivos
teorizados por los artistas (Kandinsky), los estímulos substitutivos, etc. Como
siempre, es la astucia del agente semiótico lo que confiere sentido a la utilización de
estos materiales semióticos. En los shopings, por ejemplo, se instalan mecanismos
de reproducción de música, a fin de tapar el murmullo incesante que produce el
gentío. Los clientes pueden verse mutuamente, pero como dirigen la vista hacia las
vitrinas de los locales, se ignoran y no cobran dimensión de la multitud que transita
por los pasillos. Esta falta de percepción visual se estimula gracias a una música de
fondo que enmascara a la muchedumbre y su infaltable gesto de presencia, que es el
murmullo. Acompaña este estímulo sonoro, apenas perceptible como tal, pero
intensamente eficaz, el estímulo olfativo, logrado mediante la difusión de fragancias
delicaas a través de los mecanismos de refrigeración o calefacción.

Invención - La invención es un modo de producción que exige que el productor de la


función semiótica seleccione un continuum material, todavía no segmentado en función de
las intenciones que se propone, y sugiera una nueva forma de estructurarlo para operar las
transformaciones de los elementos pertinentes de un tipo novedoso de contenido. En otras
palabras, la invención consiste en proponer una correlación y en hacerla aceptable, tarea
difícil, ya que se supone que no existen precedentes en cuanto a la manera de poner en
correlación la expresión y el contenido. La invención puede entenderse como
constitución de un código – Este modo de producción también consiste en hacer que algo
sea transformado a partir de otra cosa que no ha sido todavía definida. Una situación bien
conocida por los semiólogos que conduce a la cuestión muy familiar de los orígenes de
lenguaje y del surgimiento de las convenciones semióticas. Eco propone que los textos
inventivos » son estructuras laberínticas en la que están entremezcladas la invención , las
reproducciones y las ostensiones. Esta circunstancia lleva a constatar que toda nueva
proposición cultural se organiza sobre el fondo de la cultura ya organizada.

De esta manera, mediante la invención es un novedoso material expresivo es utilizado para


o bien producir una nueva función-signo, o bien para introducir un nuevo elemento del
contenido en una forma novedosa. Por esta razón todo caso de invención es un casa de ratio
difficilis. Podemos hablar de dos tipos de invención: la moderada y la radical. La
invención moderada es el caso en que el agente semiótico proyecta directamente un
continuum expresivo novedoso a partir de una representación perceptual. Es el caso de la
pintura figurativa. En la invención radical el agente semiótico esquiva o abstrae su modelo
perceptual modelo y conforma un continuum expresivo proyectando su percepción
organizda d eun modo muy personal it” (Eco, 1976). Un ejemplo de invención moderada es
el célebre retrato de Leonado, la “Mona Lisa.” Se trata de una invención porque ese tipo de
pintura era novedoso en aquella época; Es una invención moderada porque la imagen en el
lienzo es bastante próxima a la realidad. Ejemplos de invención radical lo aporta la pintura
impresionista inicial que representaba la realidad de un modo muy diferente del establecido
por los cánones de representación de la época.
Hay tres tipos de invenciones: las congruencias, las proyecciones y los grafos. En las
congruencias la invención consiste en hacer que a cada segmento del objeto le corresponda
un segmento de igual longitud. En semiótica el término congruencia significa la
transformación que realiza un agente semiótico en la cual a un punto del espacio físico de la
expresión corresponde a cada punto del espacio de un objeto real,” (Eco, 1976). Un
ejemplo de esto es lo que hace el dentista al tomar las medidas de nuestro paladar en un
molde de yeso.
La proyección, en cambio consiste en transformaciones proyectivas y de similaridad, no de
congruencia exacta. Mediante la proyección el agente semiótico “señala en el espacio
expresivo puntos que corresponden a porciones seleccionadas en el espacio de
toposensitivo de la percepción o de los modelos semánticos”. Un ejemplo de proyección es
la cinematografía y la fotografía.
Mediante los grafos (que en rigor son transformaciones topológicas) el agente semiótico
transforma los puntos espaciales del objeto en puntos en de una relación no topo sensitiva.
El diagrama de un sistema ferroviario, el organigrama de una empresa, etc, son ejemplos
grafos.
Trabajo material Reconocimiento Ostensión Reproducción Invención
requerido para la
producción de la
expresión
Ratio Huella Vect Congruencias
Difícilis or
Relación tipo/
ocurrencia

Proyecciones

Patrones o Muestra Muestra Grafos


Ratio Síntoma Indicio ejemplos Ficticia Estilizaci Unidad Estímulos
Facilis ón combinatoria Programados
Continuum Heteromatérico motivado Homomatérico Heteromatérico arbitrario

Modo de Unidades gramaticalizadas preestablecidas, codificadas e hipercodificadas con diferentes Textos hipocodificados
articulación modalidades de pertinentización

También podría gustarte