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ERIC HOBSBAWM HISTORIA DEL SIGLO XX Critica GRUJALBO MONDADORI BUENOS AIRES ‘Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente probibida, sin la autorizacién eserita de los ttulares del copy right, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total o parcial de sla obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fotocopia y el tratamiento informatio. Titulo original EXTREMES, THE SHORT TWENTIETH CENTURY 1914-1991 Michael Joseph Ltd, Londres Esta traduceién se publica por acuerdo con Pantheon Books, una divisién de Randon House, Ine Traduccién castellana de JUAN FACI, JORDI AINAUD y CARME CASTELLS. ‘Tapa de la primera edicion espanola: Enric Satué Redisefio de tapa: SERGIO KERN Iustracién: Fernand Léger, Los constructores (1950) © 1994; E, J, Hobsbawm © 1998 de la traduccién castellana para Espafa y América CRITICA (Grijalbo Mondadori, S. A), Av. Belgrano 1256, (1093) Buenos Aires - Argentina Primera edictin argentina: septiembre de [998 Primera reimpresién: noviembre de 1998 Segunda reimpresion: diciembre de 1998 Tercera reimpresién: mayo de 1999 ISBN 987-9317-03-3 Hecho el depdsito que previene la ley 11.723 Impreso en la Argentina 1999 - Imprenta de los Buenos Ayres 8. A. Ly C Carlos Berg 3449 (1437) Buenos Aires, Tercera parte EL DERRUMBAMIENTO Capitulo XIV LAS DECADAS DE CRISIS El otto dia me preguntaron acerca dela competitvidad de los Estados Unidos, y yo respondi que no pienso en absoluto en ella, Fn la NCR nos cconsideramos una empresa competitiva mundial, que prevé tener st sede central en los Estados Unidos. JONATIIAN SCHL, NY Newsday (1993) Uno de los resultados eruciales (del desempleo masivo) puede ser el de que los jovenes se aparten progresivamente de la sociedad. Segiin cencuestas recientes, estos jovenes siguen queriendo trabajo, por dificil ue les resulte obtenerlo,y siguen aspirando también a tener una carrera importante, En general, puede haber alg peligro de que en la préxima dévada se dé una sociedad en la que no s6lo «osotros» estemos progresivamente dividides de «ellos» (representando, cada una de estas ivisiones, a grandes rasgos, la fuerza de trabajo y la administracién), sino en que la mayoria de los grupos estén cada vez mis fragmentados;, ‘una sociedad en la que los jévenes y los relativamente desprotegidos ‘estén en las antipadas de los individuos mis experimentados y mejor protegidos de la fuerza de trabajo. El secretario general de la OCDE (diseurso de investidura, 1983, p. 15) La historia de los veinte aos que siguieron a 1973 es la historia de un mundo que pperdié su rumbo y se deslizé hacia la inestabilidad y la erisis. Sin embargo, hasta la década de los ochenta no se vio con claridad hasta qué punte estaban minados los cimientos de la edad de oro. Hasta que una parte del mundo —la Unién Soviética y Ja Europa oriental del usocialismo 404 EL DERRUMBAMIENTO reab>— se colapso por completo, no se percibié la naturaleza mundial dela crisis, ni se admitié su existencia en las regiones desarrolladas no comunistas. Durante ‘muchos afios los problemas econémicos siguieron siendo «recesiones», No se habia superado todavia el tabi de mediados de siglo sobre el uso de los términos ‘adepresiéa» 0 «crisis», que recordaban la era de las catistrofes. El simple uso de la palabra podia conjurar la cosa, aun cuando las «recesiones» de los ochenta fuesen ‘las mas graves de los limos cincuenta afios», frase con la que se evitaba mencionar los aos treinla, La civilizacién que habia transformado las frases ‘magicas de los anunciantes en principios basicos de la economia se encontraba atrapada en su propio mecanismo de engafio. Hubo que esperar a principios de los aos noventa para que se admitiese —vomo, por ejemplo, en Finlandia— que los problemas econémicos del momento eran peores que los de los afios treinta Esto resultaba extrato en muchos sentides. Por qué el mundo econémico era ‘ahora menos estable? Como han sefilado los economistas, los elementos cstabilizadores de la economia eran mas fuertes ahora que antes, « pesar de que algunos gobiernas de libre mercado —como los de los presidentes Reagan y Bush en. los Estados Unidos, y el de la sefiora Thatcher y el de su sucesor en el Reino Unide— hubiesen tratado de debilitar algunos de ellos (World Economic Survey, 1989, pp. 10-11). Los controles de almacén informatizados, a mejora de las ‘comunicaciones y Ia mayor rapidez de los transportes redujeron la importancia del Aielo de stocks» [inventory cycle} de la vieja produccién en masa, que creaba terandes reservas de mercancias para el caso de que fuesen necesarias en los ‘momentos de expansin, y las frenaba en seco en épocas de contraccién, mientras se saldaban los stocks. El mievo método, posible por las tecnologias de los afios setenta « impulsado por los japoneses, permitia tener stocks menores, producir lo suficiente para atender al momento a los compradores y tener una capacidad mucho mayor de adaptarse a corto plazo a los cambios de la demanda. No estibamos en la época de Henry Ford, sino en la de Benetton, Al mismo tiempo, el considerable peso del consumo gubemamental y de la parte de los ingresos privados que procedian del gobicmo («transferencias» como la seguridad social y otros beneticios del estado del bienestar) estabilizaban la economia, Bn conjunte sumaban casi un tercio del PIB, y crecian en tiempo de crisis, aunque sélo fuese por el aumento de los costes del desempleo, de las pensiones y de la atencién sanitaria, Dado que esto perdura aim a fines del siglo XX, tendremos tal vez que aguardar unos alos para que los economistas puedan usar, para damos una explicacién convincente, el arma definitiva de los historiadores, la perspectiva a largo plazo. La comparacién de los problemas econémicos de las décadas que van de los aiios setenta a los noventa con los del periodo de entreguerras es incorrecta, aun cuando el temor de otra Gran Depresién fuese constante durante todos esos fos. «Puede ‘currir de nuevo?» era la pregunta que muchos se hacian, especialmente después del nueva y espectacular hundimiento en 1987 de la bolsa en Estados Unidos (y en todo el mundo) y de una crisis de los LAS DECADAS DE CRISIS. 405 cambios internacionales en 1992 (Temin, 1993, p. 99). Las adécadas de crisis» que siguieron a 1973 no fueron una «Gran Depresiém, a la manera de la de 1930, como no To habian sido las que siguieron a 1873, aunque en su momento se las hubiese ealificado ccon el mismo nombre, La economia global no quebr6, ni siquiera momentineamente, aunque la edad de oro finalizase en 1973-1975 con algo muy parecido a a clisica depresién eilica, que redujo en un 10 por 100 la produccién industrial en las «economias desarolladas de mercado», y el eomercio internacional en un 13 por 100 (Armstrong y Glyn, 1991, p. 225). Fn el mundo capitlista avanzado continus el desarrollo econémico, ungue a un ritmo mis lento que en la edad de oro, a excepeién de algunos de los «paises de industrializacion reciente» (Fundamentalmente asiétices), cuya revolucién industrial hhabia empezado en la década de los sesenta, El crecimiento del PIB colectivo de las conomias avanzadas apenas fue interumpido por cortos periodos de estancamiento en los aos de recesién de 1973-1975 y de 1981-1983 (OCDE, 1993, pp. 18-19). El comercio intemacional de productos mamufacturados, motor del crecimiento mundial, continad, © incluso se aceler, en los présperos aflos ochenta, a un nivel comparable al de la edad de coro. A fines del siglo XX los paises del mundo capitalista desarollado eran, en conjunto, ‘mas rioos y productivos que a principios de los setenta y la economia mundial de la que seguian sicndo el nicleo central era mucho mas dinémica, Por otra parte, la situaciin en zonas concretas del planeta era bastante menos halagiiefia. En Aftica, Asia occidental y América Latina, cl erecimiento del PIB se estancé. La mayor parte de la gente perdié poder adquisitivo y la produccin cayé en las dos primeras de estas 2onas durante gran parte de la década de los ochenta, y en algunos aos también en la itima (World Economic Survey, 1989, pp. 8 y 26). Nadie dudaba de que en «estas zonas de] mundo la década de los ochenta fusse un periodo de grave depresién. En la antigua zona del «ocialisme rab» de Oxcidente, las cconomias, que abian experimentado un modesto crecimiento en los ochenta, se husdieron’ por completo después de 1989. En este caso resulta totalmente apropiada la comparacién de la ersis posterior 2 1989 con la Gran Depresin, y todavia queda por debajo de To que fue el hhundimicnto de principios de los noventa, El PIB de Rusia cayé un 17 por 100 en 1990- 1991, un 19 por 100 en 1991-1992 y un 11 por 100 en 1992-1993. Polonia, aunque principios de los afios noventa experiments cirta estabilizacién, pedi6 un 21 por 100 de su PIB en 1988-1992; Checoslovaquia, casi un 20 por 100; Rumania y Bulgaria, un 30 por 100 0 mis. A mediados de 1992 su produccién industrial se ciffaba entre la mited y los dos tercios de la de 1989 (Financial Times, 24-2-1994; E1B Papers, noviembre de 1992, p. 10) 'No sucedié Jo mismo en Oriente, Nada resulta més sorprendente que el contraste entre la desintegracién de las economias de la zona soviética y el execimiento espectacular de Ja economia china en el mismo periodo. En este pais, y en gran parte de los paises del surestey del este astieos, queen los aos setenta se convirtieron en la regién econémica ‘is dindmica de la eco- 406 EL DERRUMBAMIENTO nomia mundial, el témino «depresién» carecia de significado, excepto, curio- samente, en el Japon de principios de los noventa, Sin embargo, si la economia ‘mundial capitalista prosperaba, ne lo hacia sin problemas. Los problemas que habian dominado en la critica al capitalismo de antes de la guerra, y que la edad de oro hhabia climinado en buens medida durante una generecién —la pobreza, cl paro, la miseria y la inestabilidad (véase la p. 270)— reaparecieron was 1973. El crecimiento volvié a verse interrumpido por graves crisis, muy distintas de las ‘urecesiones menores», en 1974-1975, 1980-1982 y a fines de los ochenta. En la Europa occidental el desempleo erecié de un promedio del 1, 5 por 100 en los seseata hasta un 4, 2 por 100 ea los setenta (Van der Wee, 1987, p. 77). En cl momento culminante de la expansidn,a finales de los ochenta, era de un 9, 2 por 100 La mitad de los en la Comunidad Europea y de un 11 por 100 en 1993,

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