Está en la página 1de 113

República Dominicana

Universidad Autonomía De Santo Domingo


(UASD)
Extensión Higüey

Facultad De Ciencias Jurídicas Y Políticas


Escuela De Derecho
Dirección de Posgrado

Tesis de Grado, Para Optar por el Titulo de:


Maestría Profesionalizante en Derecho Inmobiliario.

Tema de Investigación:
Referimiento y Principio de Celeridad en la Jurisdicción Inmobiliaria de la
Provincia la Altagracia 2011-2012

Sustentado Por:
Lic. Deyby Osiris Rodríguez Santana.

Asesor Metodológico: Los conceptos y teorías en la


presente investigación son
Jaime Francisco Rodríguez, MA. de la responsabilidad de la
sustentante.
Asesor de contenido:
Prof. Robinson Cuello.

Salvaleón de Higüey, Provincia La Altagracia Republica Dominicana


Diciembre 2018
INTRODUCCIÓN
En la República Dominicana los procedimientos de derecho tienden a ser
perdurables, por lo que en la mayoría de las ocasiones surgen ciertas
dificultades de carácter inmediato que constituirían una gran dificultad, si para
su solución habría que esperar una sentencia que haya adquirido la autoridad
de las cosas irrevocablemente juzgada. El Referimiento viene a subsanar esta
dificultad, ya que el legislador ha entendido la necesidad de buscar una
solución para aquellos eventos que en el transcurso de una demanda necesitan
de una rápida solución.

Es por esto que surge el Referimiento que significa, referir y que es un recurso
rápido y sencillo tendente a obtener una ordenanza del presidente del tribunal
civil o de la jurisdicción inmobiliaria, una ordenanza que resuelva
provisionalmente una incidencia, sin decidir sobre el fondo del asunto, por lo
tanto en el desarrollo de esta investigación nos hemos propuesto hacer un
enfoque real y efectivo de las diferentes modalidades de Referimiento, muy
especialmente en lo relativo a la Jurisdicción Inmobiliaria por tratarse este de
una figura nueva en este ámbito.

En el desarrollo de esta investigación expondremos la aplicación práctica de


ese recurso rápido y sencillo, haciendo uso de la interpretación doctrinal y
jurisprudencia, que abarcan desde el Referimiento civil, llegando a lo
modificado por los artículos de la Ley 834 del 15 julio del 1978 hasta lo
expuesto por la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario del 23 de marzo del 2005 y
haciendo uso de los conocimientos que hemos adquirido tanto de las Leyes,
jurisprudencias y doctrinas relacionadas con el Referimiento.
CAPÍTULO I: ASPECTOS TEÓRICOS – METODOLÓGICO GENERALES
1.1. PLANTEAMIENTO EL PROBLEMA

1.1.1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN


El Referimiento, instancia de soluciones rápida con carácter provisional sin
autoridad de cosa juzgada y juez de materia única y especia cuyas
imposiciones no pueden perjudicial el fondo, lleva muchos años en nuestro país
formando parte de la practica litigiosa de los tribunales civiles y aun así,
construye un instrumento legal poco entendido por la clase jurídica dominicana.

Prima génesis fue introducido formal y especialmente al territorio de santo


domingo en el gobierno interventor haitiano mediante el código de
procedimiento civil napoleónico durante el año 1822; pues para esa época Haití
era una colonia francesa regida por la normativas jurídicas de Francia, siendo,
por consiguiente a partir de la fecha de la ocupación haitiana donde comienza
aplicarse en los tribunales civiles dominicanos la figura del Referimiento, dado
que el código Napoleón impuesto por el régimen haitiano lo contenida en su art.
809 y 810, dichas atribuciones solo eran conferidas al juez presidente de la
Cámara Civil del Tribunal de Primera Instancia.

Materializada la independencia nacional el día 27 de febrero del año 1844, el


Referimiento fue incorporado en nuestra legislación por efecto de los cambios
de los gobernantes independentistas al sustituir los códigos haitianos por los
códigos franceses del 1816, nombrado como código de la restauración, los
cuales sustituyeron en Francia los de 1806, y para el caso, fueron los códigos
que adoptaron los dominicanos 1845, aplicándose estos en todo el territorio
nacional en el idioma francés hasta 1884, donde el legislador dominicano
procedió a traducir y adecuar los códigos del idioma francés al español.

El Referimiento en la actualidad ha mantenido su vigencia a través de la ley


834 del 15 julio del año 1978, texto legal con el cual el legislador dominicano
logra ponerse a tono con los avances legislativos de sus colegas franceses el
cual en el periodo que va del 1971 al 1976, había creado un nuevo código de
procedimiento civil e introducido diversas modificaciones a los textos que
formaban esta figura. En la actualidad la 108-05 de Registro Inmobiliario trae
consigo una gama de revolución implementando la figura del Referimiento
donde viene a formar parte del proceso llevado a cabo por ante los tribunales
de jurisdicción inmobiliaria, regulados por los Art. Del 50 al 53 de la ley 108-05
de Registro Inmobiliario y los Art. 74 al 76, 163 al 170, del Reglamento de los
Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria logrando con esto un valioso espacio
donde los juristas y especialistas en la materia pueden dirimir contestaciones
que demandan medida provisionales de carácter urgente en el quehacer diario
de la materia procesal inmobiliaria, con mayor precisión jurídica.

1.1.2. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA.-


El Referimiento ha sido una figura jurídica, que ha existido en el procedimiento
de derecho común de la República Dominicana, El art. 111 de la Ley 834,
establece que este procedimiento es extensivo a todas las materias. Su
fundamento principal es la celeridad y la urgencia, alternativa esta que se elige
ante la necesidad de una vía rápida, que permite obtener ligeramente una
justicia inmediata en todos los casos urgentes.

El legislador dominicano, en la conformación de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario. Vio la necesidad de buscar un elemento que viniera a satisfacer la
urgencia y la celeridad y es por esto que ha insertado en esta materia, la figura
del Referimiento, como un recurso para satisfacer la necesidad de la urgencia
cuando haya una turbación de un derecho.

El problema ha sido que en la práctica, el Referimiento inmobiliario se ha


desvinculado de las causas o motivos que le dieron origen, como son la
celeridad, la urgencia y lejos de cumplir con estos cometidos se ha convertido
en un recurso largo y tedioso en esta materia.

Frente a esta situación cabria formular las siguientes preguntas:


1. ¿Cuál es el nivel de Cumplimiento que ha tenido El Referimiento
inmobiliario ente el Tribunal de Jurisdicción Original 2011-2013?
2. ¿Cuáles son los factores que influyen en una demanda de referimiento
en los tribunales de Jurisdicción Original de la jurisprudencia Higüey?
3. ¿Cuáles modificaciones relativas al Referimiento deberían ser aplicadas
a la ley 108-05?

1.1.3. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA.


El Referimiento ha sido una figura jurídica, que ha existido en el procedimiento
de derecho común de la República Dominicana, desde tiempos inmemorables.
Su fundamento principal es la celeridad y la urgencia, alternativa esta que se
elige ante la necesidad de una vía rápida, que permite obtener ligeramente
una justicia inmediata en todos los casos urgentes. El problema ha sido que
en la práctica, el Referimiento Inmobiliario se ha desvinculado de las causas o
motivos que le dieron origen, como son la celeridad, la urgencia y lejos de
cumplir con estos cometidos se ha convertido en un recurso largo y tedioso en
esta materia.

1.1.4. REVISIÓN DE LITERATURA.-


En cuanto a las historias de de los grandes destacados letrados como:
PERROT, el gran maestro francés ha indicado con respecto al Referimiento,
que se trata de un procedimiento que tiende a obtener rápidamente del tribunal
una decisión que tiene un carácter provisional, que presenta tres caracteres
específicos: Rapidez, Juez único y Carácter provisional’’.

En la República Dominicana el profesor Artagñan Pérez Méndez, ha definido el


Referimiento diciendo que ‘’ es un procedimiento excepcional, al cual se acude
en caso de urgencia y para las dificultades de ejecución de una sentencia o
de un título ejecutorio’’. Agregando más adelante este ilustre jurisconsulto, que
también se puede acudir al juez de los Referimiento para que este prescriba
una medida conservatoria para prevenir un daño inminente o para hacer cesar
una turbación manifiestamente ilícita (su obra sobre procedimiento civil, tomo 1,
edición de 1989, página 207). La Suprema Corte de Justicia ha manifestado
sobre el Referimiento fuera del curso de instancia estableciendo lo siguiente:
“Considerando, que en cuanto a la contradicción de motivos denunciada en el
tercer medio por el recurrente, es preciso puntualizar, según se desprende de
la sentencia impugnada, que la motivación de ese fallo referente a que el juez
de los Referimiento tiene competencia para acordar medidas precautorias,
provisionales, no solo cuando existe una contestación principal pendiente de
solución, sino todas las veces, aún sin instancia principal, que se pretenda
prevenir un daño inminente o neutralizar una turbación ilícita”.

1.2. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.-


En la presente investigación se pretende de manera objetiva y clara aportar
datos que puedan contribuir a dar soluciones a lo que ha sido un desacierto
del legislador, en lo que respecta al Referimiento en el ámbito de la Jurisdicción
Inmobiliaria con relación al Referimiento de Derecho Común. Esta
incongruencia que ostenta el Referimiento inmobiliario con el Referimiento del
Derecho común, impone por demás que se hagan investigaciones a los fines
de que se pueda corregir la diferencia de proceder en ambos Referimiento.

Considerando sin temor a equívocos que los elementos arrojados por esta
investigación pueden ser de gran importancia para solucionar las
desavenencias existentes entre ambos procedimientos, por lo que creemos que
esta más que justificado haber elegido tan importante tema. Finalmente esta
investigación es de gran importancia porque se está consciente de que las
investigaciones pueden contribuir al mejoramiento del Derecho Inmobiliario en
la República Dominicana.

1.2.1. IMPORTANCIA.-
Se pretende de manera objetiva y clara aportar datos que puedan contribuir a
dar soluciones lo que ha sido un desacierto del legislador, en lo que respecta
al Referimiento en el ámbito de la Jurisdicción Inmobiliaria con relación al
Referimiento de Derecho Común. Esta incongruencia que ostenta el
Referimiento inmobiliario con el Referimiento del Derecho común, impone por
demás que se hagan investigaciones a los fines de que se pueda corregir la
diferencia de proceder en ambos Referimiento.
1.2.2. APORTES
Señalar posibles enmiendas para que de esta manera se puedan dar
soluciones a tan importante figura jurídica llamada a resolver de forma rápida
aunque provisional a daños inminente que pudieran ocurrir.

1.2.3. MOTIVOS.-
La presente investigación ha sido direccionada por el impulso pasional de
indagar y formular posible enmienda sobre el tema de EL REFERIMIENTO,
considerando que se pueden aportar grandes soluciones, que contribuyan a
que se puedan corregir ciertos desaciertos existentes, en la legislación sostén
de la presente.

La motivación está fundamentada en el hecho de que, el Referimiento ha


surgido como figura en la ley 108-05 de Registro Inmobiliario y conociendo que
en la aplicación de esta jurisdicción, no cumple con el propósito establecido en
la ley 834 del 15 de julio del año 1978. Por lo que partiendo de este hecho, se
pretende contribuir con esta investigación para proporcional los medios
necesarios para que el procedimiento en la jurisdicción inmobiliaria tenga
mayor agilidad y que de esta forma, esta nueva figura de la jurisdicción
inmobiliaria (EL REFERIMIENTO) pueda cumplir con el propósito que le dio
origen, en el procedimiento de Derecho Común. Otro motivo en que se
pretende contribuir a que no exista dicotomía entre lo que expresa el Código
Civil Dominicano y La Ley 834 de 15 de julio de 1978, con lo establecido en la
Ley 108-05 de Registro Inmobiliario.
1.3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN.
1.3.1. OBJETIVO GENERAL.-
Analizar el cumplimiento del propósito que dio origen al Referimiento.

1.3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS.-


1.- Identificar el nivel de cumplimiento del Referimiento inmobiliario por ante
el tribunal de jurisdicción original 2011-2013.
2.- Identificar cuáles son los Factores que influyen en una demanda de
referimiento en la jurisdicción original de la provincia de Higüey.
3.- Identificar cual es el nivel de cumplimiento del propósito que le dio origen
al Referimiento.
4.- Describir cuales son las posibles causas que han llevado al referimiento
inmobiliaria a la situación procesal del periodo 2011-2013.
5.- Describir posibles modificaciones a la ley 108-05 relativa al referimiento.

1.4. MARCO TEÓRICO


1.4.1. REFERENCIAS DE ESTUDIOS ANTERIORES AL TEMA
1.- Capitán Henri. “Vocabulario jurídico”.- 6ta. Edición, editorial de palma,
Buenos Aires argentina, 1977.
2.- Pérez Méndez Artagñan. “Procedimiento Civil”, tomo I, Editora Corripio,
C. por A., Santo Domingo, 2008.
3.- Sentencia del 1 de junio de 1988, J B 932, p. 889.
4.- Tavares Hijo, Florián. “Elemento de Derecho Procesal Civil”, 8va. Edición
V.II, Santo Domingo, 2000.
5.- Luciano Pichardo Rafael, “El Referimiento”, Gaceta Judicial, año 2003, 1
al 17 de enero, año No. 6, revista No. 149.
6.- El Referimiento Inmobiliario, visión legal, doctrina jurisprudencial y
formulario, pagina 40, Primera edición 2010, Eladio miguel Pérez,
agenda continental S. A.
7.- Espasa-Calpe. “vocabulario jurídico” 9na. Edición, editorial de Palma,
Buenos Aire Argentina, 2007.
8.- Sentencia de fecha 10 de Marzo del 1999, BJ, 160, b. 58-67.
9.- Código de Procedimiento Civil de la Republica Dominicana, Novena.
Edición, Preparada por el Dr. Linio Terrero Peña, Editora Corripio, C. por
A; Santo Domingo, 2010
10.- Derecho Registral Y Jurisdiccional Inmobiliario, Primera Edición, Junio
2006, Víctor Livio Cedeño, Ediciones Jurídicas Trajano Pontentini, Santo
Domingo, Republica Dominicana

1.4.2. DESARROLLOS TEÓRICOS ATINENTES AL TEMA


1.- Para Capitán, 1977 “el Referimiento es un trámite sencillo y rápido
tendente a obtener del presidente del tribunal civil o de comercio una
ordenanza que resuelva provisionalmente una incidencia sin decidir
sobre el fondo del asunto, y en caso o de dificultad en la ejecución
forzosa de un titulo ejecutivo”.
2.- Para Pérez Méndez, 2008 “es un procedimiento excepcional al que se
acude en caso de urgencia y para las dificultades de ejecución de una
sentencia de una sentencia o de un titulo ejecutorio o para que se
prescriba una medida conservatoria para prevenir un daño inminente o
para hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita”.
3.- En ese sentido y con relación a la urgencia la jurisprudencia ha
establecido como criterio constante que la urgencia es una cuestión de
hecho que se encuentra abandonada a la apreciación del juez y que
escapa al control de la casación.
4.- Para Tavares Hijo 2000 “la ordenanza de Referimiento son decisiones
provisionales dictadas en forma contradictoria, que en principio, no
prejuzgan lo principal, no tienen autoridad de la cosa juzgada sobre lo
principal. El Referimiento es una forma de proceso que la ley autoriza
para obtener instantáneamente del juez una decisión un decisión
puramente provisional sobre una cuestión urgente”.
5.- Para Pichardo 2003 “es la solución de cuestiones urgentes que no
puede resolver el tribunal apoderado del fondo, que procede en los
casos: de urgencia y cuando hay dificultad en la ejecución de un titulo o
de una sentencia”.
6.- Para Pérez 2010 el Referimiento inmobiliario “el Referimiento es una
proceso contradictorio, sencillo expedito rápido y especial que tiene
como finalidad la obtención de una ordenanza, por medio de la cual el
juez resuelve con carácter provisional, conservatorio y urgente una
incidencia jurídica que decide sobre el fondo del asunto, para prevenir
un daño eminente o para ser cesar una turbación manifiestamente
ilícita o excesiva”.
La enciclopedia jurídica de esparza nos trae una regla de oro para
determinar cuál es el tribunal competente en materia de Referimiento “el
juez competente en materia de Referimiento es el mismo juez que
resultaría competente para estatuir sobre el fondo del litigio. Esta regla
nos deja detener cierto inconvenientes entre nosotros pues la escritura
de los tribunales de “gran instance” que es equivalente a nuestro
tribunal de primera instancia es colegiado, mientras que el nuestro es
unipersonal”.El carácter de provisionalidad significa que las ordenanzas
que emite el juez de lo procedimiento no pueden prejuzgar el fondo, no
ligan de ninguna la forma al juez de lo principal, ni tiene autoridad de la
cosa juzgada por que son evidente mente provisionales.

El código de procedimiento civil en la práctica ha sido objeto de


cuestionamiento como resultado del anegable confusión que ha originado la
redacción de artículo 101 de la ley 834 del 15 julio del 1978, al señalar que la
ordenanza el Referimiento es una decisión provisional rendida al solicitud de
una parte la otra presente o citada en que la ley confiera un juez que no esté
apoderado de lo principal, el poder de ordenar inmediatamente las medidas
necesarias.

Para Cedeño 2006, cita que el Referimiento es una medida dependiendo la


celeridad o urgencia aplicable para garantizar con esta que el daño eminente
previsto a ocurrir ocurrido sea paralizado o vitado de una forma rápida
expedita sin juzgar el fondo de la acción que la provoca.
1.5. METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN
La metodología hace referencia al conjunto de procedimientos racionales
utilizados para alcanzar una gama de objetivos que rigen una investigación
científica, una exposición doctrinal o tareas que requieran habilidades,
conocimientos o cuidados específicos (Eyssautler De La Morla, Maurice, 2006).
Puede definirse como el estudio o elección d método pertinente para un
determinado objetivo (instituto superior politécnico “José Antonio Echevarría “,
1982).

La investigación a realizar en la presente contempla los ámbitos de la


metodología de investigación cuantitativa, esta presenta como estrategia de
investigación el empirismo o positivismo metodológico, es decir, se centra en
los aspectos observables de cuantificación y utiliza la estadística para el
análisis de datos. Dentro de esta esta metodología se aplicara el método
interpretativo, que es el que se fundamenta en la opinión del investigador
respecto al hecho estudiado.
TÉCNICA DE INVESTIGACIÓN
Etimológicamente técnica proviene del griego technikos, que significa propio
del arte. De ahí que el vocablo técnica se relaciona con el cómo de la
investigación. Técnica es el procedimiento particular, reflexivo y confiable
aplicado al empleo de un instrumento, al uso de material, al manejo de una
determinada situación. Las técnicas de investigación se agrupan en dos,
técnicas analíticas y técnica de interrelaciones, esta última en la cual se
basara la investigación que se precede, la misma se emplea para recoger y
registrar datos e información.

DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
Se refiere a la estrategia que opta el investigador para responder al problema,
existes varios diseños de investigación, sin embargo en lo presente se estará
presentando el diseños de investigación bibliográfica, este se fundamenta en la
revisión sistemática, rigurosa y profunda de material documental de cualquier
clase.

TIPO DE INVESTIGACIÓN
El tipo de investigación se refiere a la clase de estudio que se va a realizar.
Orienta sobre la finalidad general del estudio y sobre la manera de recoger las
informaciones o datos necesarios. Se estará poniendo en práctica en lo que
precede la investigación documental, la cual Arias (1997) (p. 47) señala que es
aquella que se basa en la obtención y análisis de datos provenientes de
materiales impresos u otros tipos de documentos. Por otra parte
Ramirez,1998,p.66, expresa que se está en presencia de una investigación
documental cuando al fuente principal de información está integrada por
documentos que representan la población y cuando el interés del investigador
es analizarlos como hechos en sí mismos o como documentos que brindan
información sobre hechos.

NIVEL DE INVESTIGACIÓN
El nivel de investigación tal y como lo describe Arias, 1997, p. 47, se refiere al
grado de profundidad con que se aborda un objeto o fenómeno, los niveles son
varios más sin embargo en este caso se estará viendo el: Descriptivo: Se
refiere a la etapa preparatoria del trabajo que permita ordenar el resultado de
las observaciones de las conductas, las características, los factores, los
procedimientos, y otras variables de fenómenos y hechos. Este tipo de
investigación no tiene hipótesis exacta.

La investigación descriptiva busca especificar las propiedades, características y


rasgos importantes de cualquier fenómeno que se analice (Hernández,
Fernández y Baptista, pp. 119).

MODALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN
Se entiende como el modelo de investigación que se adopte para ejecútala, en
el presente caso proyectos especiales, destinados a la creación de productos
que puedan solucionar deficiencias, se caracterizan por su valor innovador y
aporte significativo en cualquier área del conocimiento.

POBLACIÓN OBJETO

La población es el conjunto de unidades de las cuales se a de obtener


información sobre la que se van a generar conclusiones.

La población objeto de la presente se encuentra ubicado en La provincia de La


Altagracia, municipio de Higüey, más específicamente los abogados
ejercientes en el tribunal tierras de la jurisdicción original de Higüey, así como
los jueces del tribunal de tierras de la jurisdicción original de Higüey.

TÉCNICA DE RECOLECCIÓN DE DATOS


La Recolección de Datos Constara de Dos Fases:

Primera Fase (Documental): Está orientada a datos secundarios, de los


cuales se obtendrán las siguientes informaciones:
 Datos históricos sobre el comportamiento del referimiento, basados en la
evolución del referimiento en la historia, que se obtendrá de la ley 108-
05, desde su emisión y toda su modificación hasta el periodo 2011-
2013.

 Tiempo de respuesta del tribunal para emitir las sentencias de


referimiento, basados en las Sentencias emitidas por el tribunal de
tierras de la jurisdicción original de Higüey en demandas de
referimiento. De esta manera también se obtendrá de estas sentencias
la cantidad total de Referimiento sometidos al tribunal y cuantos en
realidad cumplieron con el carácter de urgencia que redacta el código de
procedimiento civil dominicano, edición oficial del 1884, Art. 809.

Segunda Fase (Analítica): Esta fase estará compuesta por escuetas, que es
una técnica destinada a obtener datos de varias personas cuyas opiniones
interesan al investigador. En este caso se utilizaran dos encuentra, una para
los 61 abogados resultantes en la fórmula de muestreo, y otra para los jueces
del tribunal de jurisdicción original de Higüey.
a. Diseño Encuesta a los Abogados: este diseño estará orientada a un
guion de entrevista formalizada, focalizada en una entrevista a expertos,
con un tipo de cuestionario mixto, puesto que este constara de
preguntas abiertas, así como preguntas cerradas.
CAPITULO II:
ORIGEN DE LA LEGISLACIÓN INMOBILIARIA EN LA
REPÚBLICA DOMINICANA

2.1.- Origen de la Legislación Inmobiliaria en la República Dominicana


Para abordar la historia de la propiedad inmobiliaria en nuestro país,
necesariamente tenemos que trasladarnos al momento histórico más
importante ocurrido en nuestra isla, y que a su vez transformo para siempre
nuestra suerte de nuestra conformación social. La conclusión sobre esta
afirmación nos la hacemos cada uno de nosotros de acuerdo a como
percibimos los hechos que forjaron nuestra realidad. Lo cierto es que la
doctrina ha plasmado la colonización española como la época en que se dio el
primer periodo del régimen de la propiedad inmobiliaria, el cual ocurrió cuando
el cuestionado Santo Padre Alejandro VI, nombra a los Reyes de España como
los propietarios de las tierras descubiertas y por descubrir, a través de la
célebre Bula, de fecha 3 de mayo de 1493. 1 Para el estudio de esta reseña
histórica, nosotros seguiremos la misma regla que ha seguido la doctrina,
dividiendo en períodos cada uno de los estadios de nuestro régimen de
propiedad.

Cuando en el derecho constitucional se habla del derecho de propiedad


se hace referencia a la propiedad de toda naturaleza, pero muy particularmente
a la propiedad territorial o inmueble. En las comunidades primitivas, poco
pobladas y debido al desconocimiento o a lo rudimentario de la agricultura, la
tierra, especialmente fuera de las poblaciones constituía, al parecer una
propiedad común.

En un período de mayor población y de aprecio de la tierra como base


de cultivo y producción, la tierra que formaba el soporte de las comunidades
políticas, fue tomada en propiedad por el rey o caudillo y por los personajes

1
Ciprian, Rafael. Tratado de Derecho Inmobiliario… Edición 2003. Editora Centenario, S.A.
Republica Dominicana. Pág. 128-129
principales del gobierno, que fueron constituyendo en todas las comunidades
primitivas una clase dominante o aristocrática.

Esto explica por qué, desde el inicio de los tiempos históricos más
antiguos de que se tiene noticia, las clases aristocráticas se esforzaron por
hacer reconocer, aún de los monarcas, el respeto del derecho de propiedad.
Los jefes guerreros recibían con frecuencias donaciones en tierras después de
las guerras victoriosas, dentro de las propias comunidades o en las nuevas
comarcas conquistadas.

Por esta circunstancia, de todos los derechos individuales que hoy


conocemos, el de propiedad es el de más antigua formación, porque en su
reconomiento y consagración como una prerrogativa intangible, intervinieron
las clases aristocráticas. En una u otra forma, este derecho ha existido en
todos los regímenes constitucionales.

Con el nacimiento en los pueblos occidentales de Europa, después de la


Edad Media, de regímenes absolutos y dado el mayor valor que había ido
adquiriendo la tierra, se produjeron frecuentes arbitrariedades de parte de los
monarcas, especialmente en los período de confusión y guerra civil, que
indujeron a las clases aristocráticas, principales dueñas de la riqueza territorial,
a hacer reconocer por los reyes de un modo solemne e irrevocable la ilegalidad
de la expropiación sin compensación.

En los tiempos modernos, este derecho está explícitamente consagrado


en todas las Constituciones democráticas, como una prerrogativa de todos los
habitantes, sin distinción de clase. En nuestro país, el nacimiento de la
República el 27 de febrero del 1844, da origen a la propiedad inmobiliaria
propiamente dicha. Nuestra primera Constitución así lo señala en el artículo 2,
más adelante en el artículo 21, otorga al derecho de propiedad la calidad de un
derecho inherente a la personalidad humana, es decir, no concibe la propiedad
sin la personalidad humana.
Anterior a esta disposición constitucional, no existía en nuestro país
ningún texto que le diera esa calidad al derecho de propiedad mucho menos
alguna oficina pública con facultad para recibir todo lo relativo a la transmisión
del derecho de propiedad.

Nuestra actual Carta Magna lo consagra en el inciso 13, del artículo 8


según su texto, la propiedad privada cual que sea su naturaleza, no puede ser
tomada por el Estado ni por otras personas autorizadas por el Estado, sino por
causa debidamente justificada de utilidad pública o interés social y previa justa
indemnización.

Según esto, la posibilidad de tomar la propiedad privada en tales casos


no corresponde al antiguo concepto de la expropiación, sino más bien a la
figura jurídica de la enajenación o venta forzosa. La introducción del interés
social como justificante de esta enajenación forzosa en nuestro ordenamiento
constitucional data de la reforma del año 1942.

Significa que el Estado puede ordenar la expropiación remunerada no


sólo para obras destinadas a ingresar y permanecer en el patrimonio del
Estado, sino también para resolver problemas en provecho de ciertos grupos o
núcleos de la comunidad necesitados de un asiento territorial para fines de
habitación o de trabajo.

El texto constitucional permite que en los casos de calamidad pública, la


indemnización pueda ser no previa. En los casos ordinarios, la indemnización
debe preceder a la enajenación y debe ser justa, lo que se ha interpretado
siempre en el sentido de que corresponda cuando menos al valor al momento
de la expropiación y que sea fijada por tribunales en forma contradictoria.

El mismo texto prohíbe la confiscación general de bienes, adviértase


bien que la confiscación prohibida por la Constitución es la de carácter general;
pero no la de ciertos bienes, lo que sí puede disponerse en los casos de
crímenes y delitos comunes para cuanto haya servido para la comisión de esas
infracciones. Es la confiscación especial que figura en varios casos previstos
por el Código Penal y otras leyes represivas.

2.1.1.- Primer periodo de la propiedad inmobiliaria.


Como sabemos, la época del descubrimiento ocurre el 5 de diciembre de
1492 cuando Colon llega a nuestra isla y, amparado en el acuerdo pactado con
los reyes de España, denominado las Capitulaciones de Santa Fe, 2 se
comporta como un verdadero Rey, reglamentando cuanto se le ocurría y
disponiendo como dueño de todo, como si fuera la persona de un monarca.
“Pero lo que más nos interesa en este estudio fueron los repartimientos de
tierras e indios que hizo Colon. Valiéndose de las Capitulaciones, que no lo
facultaban claramente, se abrogo el derecho de entregar porciones de tierras a
los españoles que estaban en la isla. Y, como ha sido norma en todos los
tiempos, les dio las tierras en una mayor cantidad y calidad a sus favoritos. A
los otros, los españoles que no entraban en el círculo de sus íntimos, les
repartió porciones insignificantes para no dejarlos sin nada y para que no se
quejaran.”3

El régimen de nuestra propiedad inmobiliaria comienza cuando el Santo


Padre Alejandro VI en su supuesta investidura como representante de Dios en
la tierra emite la Bula del 3 de mayo de 1493 que se denominó Noverum
Universi cuando en verdad debió llamársele Inter Caetera. Con este documento
el Santo Padre invistió como propietario de estas tierras a los Reyes de España
Isabel y Fernando. “En lo adelante, España justificaría en esas Bulas papales
sus derechos inmobiliarios en el Nuevo Mundo. Lo prueba el hecho de que
todos los documentos que suscribió posteriormente, fundamentaba sus
derechos inmobiliarios en las susodichas Bulas papales”4
2.1.2.- Segundo Periodo de la Propiedad Inmobiliaria.
Nuestro segundo periodo del régimen de tenencia de la propiedad
inmobiliaria se inicia con la ley de Amparo Real dictada en 1578. Esta fue
emitida por los reyes de España con el objeto de subsanar varias dificultades
2
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 130.
3
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 133
4
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 130.
que al parecer eran impostergables su solución. Dicha ley, tiene como principal
objetivo reivindicar para la Corona todas las tierras que se tuviesen con títulos
falsos. Además, creo un procedimiento que tenía como objetivo realizar la
depuración de los títulos bajo los cuales se poseía la tierra.

La ley recibe el nombre de “ley de Amparo Real”, probablemente por la


terminología usada en ella; y porque ella daba lugar a una especie de decisión
judicial o de sentencia para “amparar” el derecho de quien se hubiese ajustado
a ese procedimiento. “El Amparo Real no es pues más que un mandamiento,
una orden, una decisión de la autoridad competente, dictada en virtud de una
disposición legal, como consecuencia de un procedimiento realizado y
cumplido.5 Hay quienes opinan que el procedimiento seguido en esta ley se
asemeja bastante al proceso de saneamiento que se lleva en la actualidad,
puesto que al igual que este, el proceso que establecía la Ley de Amparo Real,
era un verdadero proceso de depuración de títulos que terminaba con una
sentencia que finalmente adjudicaba el derecho de propiedad a quien en verdad
pertenecía.

Con esta Ley, los Reyes Católicos lograron una reordenación en la


propiedad y ocupación de las tierras de nuestra isla. Recordemos que por
medio de mercedes la Corona cedió, donó y transfirió porciones de tierras a
favor de los colonos españoles que se habían radicado aquí. Pero resulta que
debido a la distancia que media entre España y estos territorios, la Corona no
podía evitar que algunos de sus favorecidos ocuparan más tierras que las que
les correspondían.6
Ciertamente esta ley benefició grandemente a los Reyes de España,
quienes recuperaron grandes extensiones de tierras que estaban en manos de
personas que no tenían título, que los habían falsificado o que habían sido
otorgados por autoridades que no tenían la facultad para emitir títulos de
propiedad.7
5
Ruiz Tejada M., Estudio de la propiedad inmobiliaria de la Republica Dominicana. Segunda
edición. Santo Domingo. Ediciones se taller. 1990. 14-15 p.
6
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 149-150.
7
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 15-16
Estamos contestes en que dada la importancia histórica que representa
esta Ley, la misma debe ser objeto de más investigaciones. Sus implicaciones
marcaron un precedente que se extrapolo hasta el momento de nuestra
independencia en 1844. “Basta con significar que con ella termino el primer
periodo y comenzó el segundo de la historia del derecho de propiedad en la
Republica Dominicana, y que provoco otras legislaciones no menos
importantes como la Ley que trataba Composición de los terrenos de 17 de
mayo de 1631, que confirmo posteriormente los nuevos títulos y ocupaciones
de tierras.”8

2.1.3.- Tercer periodo de la Propiedad Inmobiliaria.


Este periodo de nuestra historia está protagonizado por el periodo de la
independencia que se da en 1844. “Con la proclamación de su independencia,
la Republica Dominicana adquirió por derecho propio todas las tierras que
pertenecieran a los Reyes Católicos. Estos pierden todo derecho inmobiliario
porque la Republica Dominicana los absorbe conforme a las normas del
derecho internacional. Pero también por las mismas causas que pudieran
alegar los españoles con su descubrimiento, conquista y colonización. (Ciprian,
2003)9
Por medio de nuestra constitución consagramos en dos de sus artículos
la definitiva decisión de nuestro pueblo de ejercer el dominio en todo el
territorio, algo indispensable para la existencia de un Estado. Independizada la
patria, nuestra Carta magna establece en su artículo 2do que; “La Proción que
constituye la española y sus islotes contiguos conforman el espacio de la
Republica Dominicana… El art. 21 de la citada Constitución consagra la
propiedad como algo congénito a la calidad humana, y dispone que nadie
pueda ser expropiado sino por causa de utilidad pública, previa justa
indemnización.”10

8
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 151
9
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 151-152
10
Ruiz T, M. R. (1990). Estudio sobre la propiedad inmobiliaria. Segunda Edición. Santo
Domingo: Publicaciones de ediciones de Taller. P. 26-27
De acuerdo a nuestro orden constitucional solo existían estas dos
disposiciones respecto a la regulación del derecho de propiedad. Y su
regulación permaneció regida por el Código Civil Napoleónico, herencia de la
ocupación haitiana. Como no había ninguna ley que regulara el régimen
inmobiliario, el Código Civil era la única herramienta disponible para enfrentar
el problema. Algo que, sin embargo, generaba mucho más problemas, debido a
que el procedimiento ordinario establecido en el Código de Procedimiento Civil,
era incompatible con la especialidad con que debía ser tratado un
procedimiento tan complejo como era en ese momento la partición de sitios
comuneros. Como sabemos, el procedimiento contradictorio establecido en el
procedimiento civil, nos obliga a que una solicitud de partición de un terreno
comunero debía ser notificada a todos los accionistas que figuraran en el sitio
comunero, medida que se traducía en el riesgo de que ya establecida la
partición, apareciera al final del procedo un accionista del sitio, reclamando un
derecho que, por obligación debía ser reconocido, o cuanto menos, ponderado
por las autoridades para ver si cumplía con los requisitos.

En el año 1844 nace como Estado independiente la República


Dominicana y según se evidencia en el derecho vigente, el Sistema Registral
imperante hasta el 1890, fue el Sistema Informal, ya que las operaciones sobre
bienes inmuebles no estaban sujetas a ninguna formalidad de registro para la
transferencia de los derechos, sino que eran realizadas en muchos casos por
medio de contratos verbales, fundamentados en la buena fe de los
contratantes. Fueron frecuentes las contestaciones judiciales, ya que, un
simple detentador que pudiese aparentar ser propietario podía transferir a un
tercero, que no tenía como comprobar que su vendedor no era el legítimo
propietario.
El 21 de junio de 1890 se promulga en el país la Ley Sobre Registro y
Conservaduría de Hipotecas, Ley No. 2914, con la cual entra en
funcionamiento el Sistema Ministerial, de origen francés. Esta norma estaba
inspirada en la Ley dictada en Francia en fecha 23 de Marzo de 1855, con la
única diferencia que en aquel país europeo la transcripción era obligatoria y en
la República Dominicana era facultativa.
La función del Conservador era transcribir actos y percibir los tributos
establecidos por la ley. Era un sistema de Registro de Actos únicamente
declarativo de derechos, pues no depuraba los derechos que eran transcritos.

Por la naturaleza del registro de actos era complicado obtener


informaciones sobre la existencia de cualquier afectación o transferencia sobre
los objetos de registro. La Transcripción no se efectuaba en todos los casos,
por lo cual, no siempre era posible determinar quiénes eran los titulares y poder
realizar el tracto sucesivo.11

Bajo este sistema, antes de adquirir, era necesario determinar si existían


actos previos de la misma naturaleza o afectaciones que pesaren sobre el
inmueble, pero era imposible establecer con certeza la duplicidad de los
derechos por las razones antes expuestas. Por lo general los adquirientes se
percataban de la existencia de afectaciones después de haber adquirido, ante
la reclamación de quien se veía perjudicado por la operación.

La ausencia, en este período, de una delimitación real de los inmuebles


era uno de los problemas más serios del sistema, puesto que los inmuebles
que se vendían no estaban mensurados en su mayoría, siendo insuficientes las
informaciones sobre la extensión y los límites de los mismos. Era frecuente que
los límites se establecieran por apreciación del titular o tomando como
referencia, ríos, arroyos, trochas, árboles, cercas y caminos que se
encontraban en los alrededores del inmueble. Pero no usar las mismas
referencias, o utilizar referencias difusas o circunstanciales para establecer los
límites, producía confusión en la descripción del objeto, lo que permitía que la
misma cosa fuese transferida varias veces.

Como en todos los sistemas registrales, la inscripción establece la fecha


cierta de los derechos y los hace oponibles a los terceros. En el Sistema
Ministerial se cumple el principio de prioridad, que garantiza la preferencia de
los derechos que han llegado primero al registro, cumpliéndose con la máxima

11
Amiama, M.A. (1986). Notas de Derecho Constitucional. Ed. Tiempo, S.A. Santo Domingo.
romana: “Prior tempore, potior jure”. (Primero en el tiempo mejor en el
derecho).

Como la trascripción era facultativa y los elementos esenciales de los


derechos (en particular el sujeto y el objeto) no siempre estaban bien
determinados, eran frecuentes los conflictos con respecto al derecho de
propiedad de los inmuebles.12

En el año 1911, se promulga la Ley sobre División de Terrenos


Comuneros, la cual tenía por finalidad eliminar la copropiedad existente en los
terrenos comuneros, propiedad que se expresaba en cuotas porcentuales,
llamadas acciones de peso. Esta situación se presentaba en la mayoría de los
terrenos del país, debido a que los mismos se encontraban indivisos y carentes
de mensuras que indicaran sus límites.

Con esta ley se pretendía determinar e individualizar los predios,


estableciendo sus límites y la extensión superficial de los mismos, a través de
los trabajos de los agrimensores, quienes, autorizados por el Juez de Primera
Instancia, conjuntamente con un notario realizarían el procedimiento de
partición de los derechos, mensurando los predios y dejando en manos de los
titulares una copia auténtica del procedimiento de partición. La Ley sobre
División de Terrenos Comuneros es considerada el primer gran esfuerzo del
Estado por regularizar y normar la propiedad inmobiliaria en la República
Dominicana.

Sin embargo, la crisis de la propiedad inmobiliaria seguía siendo muy


grave. El Sistema Ministerial entrañaba grandes riesgos para la el crédito
territorial y la movilización de los derechos. Puesto que en el país operaban
bandas de falsificadores que alteraban las inscripciones en los libros del
Registro y Conservaduría de Hipotecas, haciendo inscripciones que

12
Biaggi Lama, J. A. (2002). 15 años Jurisprudencias Dominicana de Tierras 1988-2002.
Ediciones Jurídicas Trajano Potentini. Santo Domingo, R.D.
establecían, por medio de maniobras fraudulentas, la prioridad en el Registro,
con lo cual despojaban de sus derechos a los legítimos propietarios.13

Desde el 1916 hasta 1924, los Estados Unidos de Norteamérica ocupan


la República Dominicana, período en que procuran establecer un nuevo
sistema registral que garantice las inversiones inmobiliarias en el país, ya que
desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, grandes corporaciones
estadounidenses se habían establecido en el país con la finalidad de construir
centrales azucareras, y explotar las tierras nacionales con el cultivo de la caña
de azúcar, por lo cual muchas operaciones de estas compañías habían sido
afectadas por el clima de inseguridad jurídica imperante.

Por esto, el 1ro de julio de 1920 fue dictada la Orden Ejecutiva No. 511,
publicada en la Gaceta Oficial No. 3138 del citado año. Con esta Ordenanza se
establece el Sistema Torrens, como sistema registral de la propiedad
inmobiliaria en la República Dominicana.

Este sistema tiene una presunción de exactitud, puesto que el contenido


del asiento registral se presume exacto, y no admite prueba en contrario
cuando se trata de terceros adquirentes de buena fe y a título oneroso.

El Sistema Torrens parte del principio de que el Estado es el propietario


originario de todas las tierras, y los particulares deben probar su derecho en un
proceso judicial: el saneamiento. Como resultado del proceso de saneamiento,
el tribunal interviniente adjudica la propiedad a quién corresponda, y ordena la
emisión de un Certificado de Título, que es el documento oficial que acredita la
existencia del derecho y quien es su titular; este documento es un título
inatacable (principio de autenticidad característico del Sistema), y el derecho
por él contenido es imprescriptible y goza de la garantía del Estado.

En la exposición de motivos de la referida Ordenanza se expresan


algunas razones que justifican la adopción del Sistema, citamos:
13
Biaggi Lama, J. A. (2005). Suplemento Jurisprudencial 2003-2004. Ed. Jurídico Trajano
Potentini. Santo Domingo, R.D.
 "Por cuanto: es notorio el hecho de que muchos títulos de terrenos en la
Provincia La Altagracia son tan confusos y dudosos que impiden el
fomento de la riqueza del país, se prestan al fraude y al chantaje en gran
escala, y dan origen a que los verdaderos dueños se vean despojados
de sus tierras, lo cual da lugar a desordenes y alteraciones de la paz y a
que se pierda la confianza en el gobierno;

 Por cuanto: este estado de cosas se ha dado a conocer anteriormente,


en varias proclamas, decretos leyes; pero han resultado infructuosas y
de poca o ninguna utilidad cuantos esfuerzos se han hecho, por medio
de las leyes, y de otros modos, con el fin de remediar el mal; Por cuanto:
para remediar este estado de cosas, establecer la confianza en los
derechos de propiedad, y devolver la tranquilidad al país, es necesaria
una medida enérgica que determine los verdaderos derechos de
propiedad de las tierras y obligue a su registro según un método
científico; Por cuanto: los tribunales existentes están sobre cargados de
trabajo, con asuntos criminales y civiles, y se hace sentir la necesidad de
un tribunal especial que se ocupe exclusivamente en solucionar el
problema de los títulos de propiedad a fin que se resuelva de un modo
satisfactorio."

Es sobre este esquema que se establece el Sistema Torrens en la


República Dominicana, creándose tribunales especializados para los asuntos
concernientes a la propiedad inmobiliaria.
2.2.- Clasificación del Derecho de Propiedad
El derecho de propiedad es el derecho real mobiliario o inmobiliario,
según el objeto sobre el cual recae, que confiere a su titular la prerrogativa de
usar, gozar y disponer de la cosa.14

El derecho de uso está constituido por la prerrogativa que tiene el


propietario de una cosa para servirse de la cosa según sus necesidades y
posibilidades. El derecho de goce se relaciona con prerrogativa que da facultad
14
Castellanos, V. J. (2005). Consulta de Jurisprudencia Constitucional Dominicana. Ed.
Jurídica Trajano Potentini, Santo Domingo, República Dominicana.
al titular del derecho de propiedad para recibir los frutos naturales y civiles que
la cosa produce.

Algunos autores entre los que se encuentra Ciprian (2003, P.112).


clasifican el derecho de propiedad en:
 a) Derecho de propiedad mobiliario
 b) Derecho de Propiedad inmobiliario
 c) Derecho intelectual
El derecho de propiedad mobiliario es el derecho que relaciona a una
persona con la cosa mueble. Los muebles son aquellos objetos que se pueden
trasladar, que tienen movilidad.

El derecho de propiedad inmobiliario es el derecho que relaciona a una


persona con un objeto inmueble. Inmuebles es la tierra y todo lo adherido a ella
de manera permanente o afectada con un carácter de movilidad.

El derecho de propiedad intelectual es un producto del derecho


moderno. Este derecho no recae ni sobre un objeto ni sobre una persona.
Recae sobre una cosa inmaterial. Por ejemplo el derecho de autor o el derecho
de invención. El titular del derecho puede publicar, modificar o destruir su
creación.

2.3.- Antecedente del Sistema Torren:


El Sistema Torrens deriva su nombre de su autor Sir Robert Torrens, de
Australia del Sur, a quien le preocupaban los inconvenientes y contratiempos
que surgían en Inglaterra para la mutación de la propiedad inmobiliar, por la
falta de un documento firme e inatacable justificativo del derecho de propiedad,
la carencia de un registro científico de la propiedad inmobiliar y de las grandes
exigencias requeridas para la realización de cualquier operación jurídica,
debido a la imperfección de los sistemas de registro hasta entonces en vigor,
deficiencias de que adolecía también el Sistema francés vigente en nuestro
país.15
15
Ciprián, R. (2003). Tratado de Derecho Inmobiliario (Base legales, Jurisprudencia, Doctrina y
Procedimiento. Ed. Centenario, S.A. Santo Domingo.
Pensó que podía establecerse un procedimiento o sistema similar al que
se operaba con los barcos para su registro y venta, lo que se hacía con relativa
facilidad y seguridad, pues bastaban, en caso de una operación de esa
naturaleza, con examinar los registros públicos para saber quién era el dueño
de la nave y después de realizada la operación hacer un nuevo registro a favor
del comprador y cancelar el registro anterior, conservándose así una fuente
permanente de donde todo el mundo pudiera cerciorarse de quien era el
propietario actual de la nave y el origen de ese derecho.

Sir Robert Torrens preparó un proyecto de Ley contentivo de su idea y


después de una serie de luchas y de gran oposición logró al fin que su proyecto
se convirtiera en realidad y fuera implantado en Australia en el año de 1858,
con tan buen éxito que poco a poco ese sistema ha sido adoptado por muchos
países, entre ellos la República Dominicana.

2.4.- Diferentes sistemas Torrens


Son muchos los países que usan el Sistema Torrens para garantizar el
registro de los derechos inmobiliarios. Entre ellos, está Australia del Sur, que
fue su cuna, Inglaterra y Canadá; a algunos estados de los Estados Unidos de
América y algunas colonias francesas; Argelia, Madagascar, Túnez, entre
otros. Se aplicó por primera vez en Australia del Sur a partir del 2 de julio del
1859, aunque la Ley fue aprobada el 27 de enero del mismo año, la cual fue
denominada "Real Property Act".16

Todo sistema bien organizado debe reunir cuatro principios o


características que encontramos en el sistema torrens: publicidad, legalidad,
autenticidad y especialidad.

2.4.1.- La publicidad
La publicidad se produce con toda una fuente de informaciones que se
crea sobre el inmueble. Desde el sistema de notificaciones y avisos durante el
16
Ciprián, R. (2001). Constitucionalidad y Derechos del Ciudadano. Ed. Centenario, S.A. Santo
Domingo.
proceso de saneamiento catastral, hasta la inscripción de los derechos en el
Libro-Registro.

Consiste en organizar una fuente de información para los terceros; es


decir, cuando se transcribe el Decreto de Registro por ante el Registrador de
Títulos correspondiente; el cual consiste en copiarlo in extenso en el libro
registro en la oficina de Registro de Títulos; es de ahí que los actos
constitutivos o traslativos de derechos reales, a fin de que sean oponibles a
terceros deban ser sometidos a los requisitos de publicidad, principalmente
aquellos actos que recaen sobre los inmuebles. Los artículos 185 y 186 de la
Ley de Registro de Tierras disponen que luego del primer registro, cualquier
acto que se relacione con los derechos registrados solamente surtirá efectos
frente a los terceros cuando se haya cumplido con las formalidades previstas
por esas disposiciones legales, y desde entonces son oponibles a terceros.

La jurisprudencia y la doctrina han sentado el criterio de que a partir de


la sentencia final del saneamiento, los terrenos en cuestión se consideraran
registrados, sin importar que el registro material no se haya efectuado en el
libro registro. Esto se debe a que a partir de la sentencia final de saneamiento,
ya los derechos están depurados y reconocidos.

2.4.2.- La legalidad
Para que no se registre y no se transmita ningún derecho que no haya
sido previamente depurado; es decir, como consecuencia de una decisión o
fallo del Tribunal de Tierras, producto del proceso del saneamiento. Este
elemento encuentra su consagración legal en el artículo primero de la Ley
actual que define el objeto de la Ley; y en aquellas disposiciones que se
refieren a la competencia del Tribunal en el Artículo No. 86 de la citada Ley.

La expresión empleada por la Ley "SANEARÁ el título relativo a dichos


terrenos", frase que reproduce la misma idea contenida en el Artículo No. 70 de
la Ley de Registro de Tierras de 1920, cuando decía: "todos los intereses
encontrados serán resueltos por el tribunal", convierte al Juez en un elemento
activo en el procedimiento, por oposición al papel pasivo que desempeña el
Juez en los tribunales ordinarios. Lo obliga a analizar todas las pretensiones de
los reclamantes, aún buscando prueba que ellos no le hayan presentado, con
el propósito de dar el derecho a quien realmente lo tiene aunque no lo haya
solicitado.

De ahí que ante el Tribunal de Tierras pueda resultar adjudicataria de un


derecho una persona que no lo haya reclamado. Esa misma disposición obliga
al Juez a hacer una investigación amplia, plena, en relación con el inmueble
objeto del saneamiento y sus mejoras, y en relación con todos los derechos
reales que puedan afectar esa propiedad y que deban ser objeto de registro,
hipotecas, anticresis, servidumbres, medianeria entre otros, sin exclusión
alguna, puesto que la forma general empleada por la Ley no excluye ningún
derecho. Esto obliga también al Juez a aplicar de oficio disposiciones legales
que en el derecho común sólo podrían aplicarse si las partes lo solicitan, por
ejemplo, la prescripción. El principio de la legalidad se cumple, al depurar el
Tribunal por su sentencia el derecho cuyo registro se ordena.
2.4.3.- Autenticidad
La autenticidad le viene del Certificado de Título, que es oponible a todo
el mundo, incluyendo al Estado. Y tiene la garantía de éste. Para que la
persona titular de ese derecho; acto que, por emanar de un funcionario
competente para expedirlo, deba tener fe; es decir la autenticidad queda
otorgada por el Certificado de Títulos que es expedido por el Registrador de
Títulos del departamento correspondiente una vez se haya transcrito el
correspondiente Decreto de Registro. Este documento tiene fuerza legal de
conformidad con el Artículo 173 de la Ley de Registro de Tierras. Por
consiguiente, el Estado pone en manos de la persona que ha saneado
catastralmente su inmueble un documento auténtico, el Certificado de Título, el
cual le da o le reconoce en todo momento su derecho frente a todo el mundo,
de manera que tiene un carácter erga omne, es imprescriptible, irrevocable e
inatacable. Hace prueba legal ante todos los Tribunales de la República.

Ese acto, por satisfacer todas las exigencias de la ley, y emanar de un


funcionario creado para otorgarlo, es un acto auténtico. Su fuerza probatoria es
absoluta. El principio de la autenticidad puede concretarse en esta idea: la
autenticidad es una consecuencia de la legalidad y la publicidad y resulta del
hecho de investir a una persona del derecho registrado por medio de un
documento que expide el oficial público que está autorizado para ello, con
todos los requisitos que la ley exige para el caso.

2.4.4.- La especialidad
Esta resulta como una de las características del sistema Torrens, para la
individualización del inmueble por la mensura catastral y del hecho de
reservarle en el Libro Registro un lugar especial a cada inmueble, lo que viene
a ser algo así como la prueba del estado civil de ese inmueble, desde que se
hizo el primer registro.

La especialidad consiste en la correcta determinación e individualización


de los sujetos, objetos y causas del derecho a registrar.
2.5.- El Sistema Torrens adaptado en la República Dominicana
El Sistema Torrens adoptado en la República Dominicana tiene su
origen la ley de la Isla Filipinas de 1902. En nuestro país fue promulga bajo el
nombre de la Ley de Registro de Tierras al igual que la Ley sobre División de
Terrenos Comuneros del año 1911, son los dos grandes esfuerzos legislativos
hechos en el país con el propósito de resolver el problema de las tierras
comuneras y de organizar un sistema de registro de la propiedad inmobiliar, de
carácter científico y permanente, lo que en la primera de estas leyes se ha
logrado como una conquista jurídica en materia de registro inmobiliar que honra
y distingue a la República Dominicana entre aquellos países de más avanzada
legislación en ese aspecto, ya que los títulos que se adquieren de conformidad
con dicha Ley, tienen un carácter de irrevocables, perpetuos y absolutos como
una consecuencia lógica y obligada de las condiciones de publicidad,
autenticidad, legalidad y especialidad del Sistema Torrens, y sobre los cuales,
por tanto, no pueden surgir transcurrido cierto tiempo, conflictos de ninguna
naturaleza en cuanto al derecho de propiedad se refiere y cuyo título tiene la
garantía del Estado.

Estos títulos son pues, imprescriptibles e inatacables y de ahí la inmensa


ventaja del saneamiento catastral. Sólo así, con esa gran ventaja pudo
imponerse en el país un procedimiento y una legislación totalmente distinta a la
imperante por siglos, en cuanto al sistema de registro de la propiedad
inmobiliar se refiere.17

2.6.- Características del Sistema Torrens dominicano


Los cuatro principios de publicidad, legalidad, especialidad y
autenticidad, que constituyen la base, el fundamento de todo sistema de
registro científicamente organizado y que son la piedra angular del Sistema
Torrens, se encuentra formalmente incorporado al Sistema Torrens
dominicano, no solamente por el conjunto de sistema, sino por disposición
expresa de una serie de artículos de la Ley de Registro de Tierras.

17
Ciprián, R. (2007). Temas Constitucionales y Legales. Ed. Conaej. Santo Domingo.
CAPITULO III:
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES Y DERECHO DE PROPIEDA

3.1.- Principio de la Supremacía de la Constitución:


Se entiende por principio al concepto o idea esencial que sirve de base a
un orden. Este orden puede ser social, jurídico, económico, de conocimiento, o
de razonamiento.

Los principios constitucionales pueden ser definidos como aquellos


principios generales del Derecho, que derivan de los , en cuanto que
especificación de los mismos, que vienen reconocidos en el ámbito de las
normas constitucionales.

Los principios constitucionales son los conceptos socios-jurídicos-


políticos que dan fundamento a los cánones que establece la Constitución. Sin
ellos, la Carta Magna carecería de sustancia. Todas las naciones civilizadas del
mundo tienen normas que se ajustan a su forma de gobierno, a su estructura
social, a sus bases económicas y a su régimen jurídico.18

Este es el más importante, esencial y trascendente de todos los


principios constitucionales. Tanto es así que sin él los demás principios
quedarían anulados, o por lo menos no tendrían una verdadera aplicación. La
supremacía de la Constitución garantiza el respecto a los cánones
constitucionales. Si no se cumple este principio la Carta Magna pasa a ser un
simple pedazo de papel.

Cuando se respeta verdaderamente el principio de la Supremacía de la


Constitución podemos afirmar que existe un orden de garantía constitucional.
La Constitución, como Pacto Fundamental de la sociedad, recoge las
aspiraciones sociales en un programa político. Y su contenido representa, en

18
Prats, Eduardo Jorge. (2004). Derecho constitucional dominicano". Volumen
1. Editorial Gaceta Judicial. Santo Domingo.
teoría, lo que desea la colectividad. Sólo se lleva a la práctica con el
cumplimiento del principio de la Supremacía de la Constitución.

Siendo la Constitución, como es, el pacto jurídico, social y político más


trascendente que pueden suscribir los miembros de una nación, es evidente
que todas las disposiciones legales que se dicten deberán estar sometidas a
los cánones constitucionales. De ahí surge el principio de la Supremacía de la
Constitución el cual está consagrado en las disposiciones de su artículo 46. En
el que establece "que toda norma jurídica que sea contraria a la Carta
Sustantiva, es nula de pleno derecho".19

Esto es, que la Carta Magna es la Ley de leyes, la madre de todas las
disposiciones legales y que ninguna, sin excepción, puede reñir con ella, en
ninguno de sus aspectos. De modo que toda disposición legal, sin importar la
autoridad de la cual emane, tiene que sujetarse a la Constitución para que sea
válida.

Esto significa ante todo que el primer eslabón de la cadena normativa


que integra el razonamiento jurídico sobre le cual se fundamenta, se exige o se
sugiere una decisión del poder público; es la primera pieza con la que arranca
un razonamiento jurídico práctico, con el cual se busca legitimar un acto de
autoridad, un reclamo ante autoridad o un comportamiento ínter subjetivo; es el
primer material normativo, que de entrada, brinda contenidos obligacionales
sustantivos a todos los órganos públicos y a todos los particulares.

La Constitución, en consecuencia no es solo norma superior que


determina como se crean las normas inferiores, sino que es la fuente por
excelencia de contenidos sustantivos que priman lógica o axiológicamente
sobre las demás normas.

19
Ravelo de la Fuente, F. E. (1995). Jurisprudencia del Tribunal Superior de
Tierras. Tomo II, Ed. Centenario, Santo Domingo.
Esto plantea que en caso de litigio todo apoderado jurídico está
compelido en primer lugar a determinar si la Constitución como norma
sustantiva, resuelve por sí misma el caso de que se trate, y en segundo lugar
debe determinar si las normas propuestas son o no contrarias a la Constitución,
para descartar aquella que le sea contrarias.

En tanto que es ley suprema, la Constitución es jerárquicamente


superior a toda regla de derecho no importa cuál sea su naturaleza, privada,
interna o internacional. Es en este sentido que la Constitución define una
jerarquía de normas, fundada en un orden jurídico que concierne, por prioridad
y principalmente las normas internas como las leyes, los decretos y las
resoluciones.

Tratándose de normas externas, es de reconocimiento más que de


jerarquía, de lo que debe hablarse, en este caso la supremacía de la
Constitución radica en que sólo ella determina la incorporación de la norma
externa en el ordenamiento jurídico interno, asignándole un determinado rango
de jerarquía.

La vulneración de la supremacía constitucional puede, provenir: de un


cuerpo o persona revestida de autoridad pública o de cualquiera de los
integrantes de la sociedad política, o bien del atropello de la forma organizativa
de la ley fundamental, o al infringir la esencia del ideal de derecho que la
Constitución pretende traducir y afirmar, y las garantías de libertad e igualdad y
demás derechos que asegura a los asociados.

Para que la supremacía de la Constitución no sea un principio


puramente doctrinario, y alcance vigencia efectiva, el sistema jurídico debe
proporcionarle los medios de imponer su respeto, es decir, de lograr que toda
actividad que se desarrolle en el Estado, ya se realice por los órganos de éste
o por los miembros de la sociedad política, se produzca dentro de las bases
sentadas en la ley fundamental.
La Suprema Corte de Justicia ha sido firme y coherente al momento de
reconocer la supremacía de la Constitución sobre las normas adjetivas y de
declarar sin valor jurídico alguno las normas contrarias a la Carta Magna, esto
en virtud de la aplicación del inciso 1 del artículo 67 de la Constitución de la
República, que dispone que nuestro más alto tribunal ejerce el control de la
constitucionalidad de las normas infraconstitucionales.

3.2.- Principio de igualdad de todos ante la Ley:


La regla social obligatoria no se crea para ser aplicadas a unos y a otros
no. La ley tampoco debe surtir efectos bajo graduaciones, esto es, afectando a
unos más que a otros. La ley rige igual para todos.

De acuerdo con artículo 8, de la Constitución de la República


Dominicana, es deber del Estado ofrecer a sus habitantes la garantía de
igualdad, de manera que se garantice el disfrute de sus derechos y brinde
iguales medios de defensa. La igualdad puede plantearse desde tres
perspectivas: igualdad política, igualdad jurídica e igualdad social. En cuanto a
los derechos políticos, la Constitución plantea que todos los ciudadanos
dominicanos pueden ejercer su derecho al sufragio, así como ejercer cualquier
cargo público.

Jurídicamente, todos los ciudadanos dominicanos son iguales ante la


ley, teniendo la misma posibilidad de acudir ante las autoridades pertinentes
para hacer valer los derechos y garantías reconocidos por la Constitución. De
igual forma deben tener las mismas posibilidades de defensa, que garanticen al
individuo un resultado justo en base a un trato igualitario.

Según la Constitución dominicana, la igualdad no se limita a un marco


jurídico o político sino que se extiende al ámbito social, dentro del cual
establece que los ciudadanos dominicanos no podrán ser víctimas de
discriminación. El artículo 100 de la Constitución condena todo privilegio y toda
situación que tienda a quebrantar la igualdad de todos los dominicanos, entre
los cuales no deben contar otras diferencias que las que resulten de los
talentos o de las virtudes y en consecuencia, ninguna entidad de la República
podrá conceder títulos de nobleza ni distinciones hereditarias.

3.3.- La propiedad en la Constitución:


Dentro del modelo constitucional dominicano, los derechos y deberes
fundamentales están consagrados expresamente en la Carta Magna. Se
entiende, que lo que hace que el derecho sea fundamental es que esté en la
Constitución, idea que es tomada del movimiento constitucional
norteamericano. Ahora bien, la Constitución no sólo establece estos derechos,
sino que impone al Estado la obligación de velar por su cumplimiento.

Así lo establece el artículo 8 de nuestra Carta Magna: "se reconoce


como finalidad principal del Estado la protección efectiva de los derechos de la
persona humana y el mantenimiento de los medios que le permitan
perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad individual y de
justicia social, compatible con el orden público, el bienestar general y los
derechos de todo…". Jorge Prats, se refiere a este tópico al comentar que:

El Estado está obligado a garantizar los derechos de todas las personas


dentro del territorio de la República Dominicana. Cuando no los protege,
entonces las personas tienen derecho a reclamar su salvaguarda, mediante las
llamadas "garantías". A nivel individual, la garantía básica de los derechos
fundamentales reside en la facultad para toda persona víctima de la violación
de sus derechos de poder obtener justicia. (2004, P. 385).

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante "La Corte


Interamericana") ha establecido que las garantías sirven para proteger,
asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho. Como los
Estados Partes tienen la obligación de reconocer y respetar los derechos y
libertades de la persona, también tienen la de proteger y asegurar su ejercicio a
través de las respectivas garantías vale decir, de los medios idóneos para que
los derechos y libertades sean efectivos en toda circunstancia.
El derecho de propiedad inmobiliaria representa una garantía
constitucional amparada en el texto de nuestra Ley Sustantiva. El derecho de
propiedad, por tanto, deviene en un puntal esencial para la estabilidad y
desarrollo de la sociedad dominicana, porque todo su sistema jurídico,
económico, social y político se fundamenta de manera especial en ese
derecho.

El derecho de propiedad como derecho fundamental tiene su base en el


artículo 8 numeral 13 de la Constitución dominicana, y como derecho objetivo,
el mismo ha sido positivizado en el artículo 544 del Código Civil ante descrito.
Este derecho es de naturaleza constitucional y está contenido además, en los
tratados internacionales que reconocen derechos fundamentales como son: La
Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 17, artículo 21
de la Convención Interamericana de los Derechos Humanos.

El objeto del derecho de propiedad son las cosas materiales


susceptibles de posesión, entre lo que encontramos, el derecho de propiedad
sobre inmuebles registrados.

3.4.- Limitación al Derecho de Propiedad Privada:


Las teorías modernas del derecho de propiedad han venido a establecer
una serie de límites al mismo como derecho absoluto, y en nuestro
ordenamiento jurídico interno de manera especial encontramos esas
limitaciones en el artículo 544 parte infine del Código Civil, el cual nos señala el
derecho absoluto que tenemos sobre la propiedad siempre "que no se haga de
ella un uso prohibido por las leyes y reglamentos".

De esta menara vemos que los límites impuestos por la ley en relación al
modo de ejercer el derecho de propiedad se derivan de los siguientes criterios:
 Limitaciones en cuanto a la función social del derecho de propiedad
(teorías del abuso de los derechos): por virtud de esta limitación se
busca que el propietario ejerza sus derechos de un modo serio, justo y
legítimo, con tal de que sus actuaciones no perjudiquen al prójimo.
 Limitaciones establecidas en interés de la colectividad, o en interés
general, dentro de la cual se encuentra incluido el derecho de
expropiación que tiene el Estado Dominicano.

 Los límites que imponen las relaciones de vecindad, como son las
servidumbres legales del artículo 640 del Código Civil, en cuanto a las
aguas del predio superior, las del artículo 649 y siguientes del mismo
Código que derivan del derecho urbanísticos.

 Limitaciones introducidas en el contenido normal del derecho sobre


determinada actuaciones legales o convencionales, como son,
prohibiciones de dispocisión y de constitución de derecho o garantía
reales.

3.5.- Expropiación del Derecho de Propiedad:


La Constitución Dominicana incluye en su artículo 8, numeral 13, el
derecho de propiedad como un derecho fundamental, pero a la vez establece
las limitaciones al carácter absoluto del mismo cuando dice que: "nadie puede
ser privado de ella sino por causa justificada de utilidad pública o de interés
social, previo pago de su justo valor determinado por sentencia del tribunal
competente".

Igualmente, el artículo 545 del Código Civil establece que: "nadie pueda
ser obligado a ceder su propiedad, si no es por causa de utilidad pública, previa
justa indemnización".20

La propiedad, como todos los derechos, tiene límite genéricos o


institucionales, los que prohíben el abuso del derecho y su ejercicio de mala fe,
así como limitaciones derivadas de la ley, que pueden recaer sobre las
facultades e uso o de goce del propietario o sobre las de disposición, siendo
también fuentes mayores o menores de limitaciones, los vínculos de vecindad,

20
Ruiz Tejada, M. R. (1952). Estudio sobre la Propiedad Inmobiliaria en la
República Dominicana. Ed. del Caribe, C. Por A. República Dominicana.
el llamado derecho de uso inocuo y la omisión de la diligencia necesaria para
impedir daños a terceros en la construcción, vigilancia o cuidado de las cosas
sujetas al derecho de propiedad, omisión que puede general
responsabilidades.

La propiedad privada se limita por el derecho prevalerte de los demás,


siendo de estricta necesidad, la facultad de usarla de un modo ordenado,
pacífico, rentable y libre. Salvo las excepciones que establecen la Constitución
y las Leyes.
La ley de Registro Inmobiliario no contiene entre sus disposiciones ningún
procedimiento relativo a la expropiación del derecho de propiedad, por lo que
sigue prevaleciendo la Ley 344, de fecha 31 de julio del 1943, que instituye un
procedimiento especial para las expropiaciones intentadas por el Estado.

Lo que si establece la Ley 108-05 en su artículo 97, párrafo III, es que


cuando un inmueble sea objeto de expropiación, el Registrador de Títulos no
procederá a registrar la transmisión de ningún derecho sobre el inmueble hasta
que se haya mostrado que el titular del derecho registrado ha percibido la
totalidad del importe correspondiente.

Es decir, que esta Ley contiene una garantía expresa sobre los derechos
económicos que tiene el titular, es un mandato al Registrador de Títulos, no
una facultad, por lo que esa disposición viene a positivisar el "justo valor" que
establece la Constitución Dominicana.

Por su parte, el artículo 186 del Reglamento General de Mensuras


Catastrales establece que cuando una parte de la parcela registrada es
declarada de utilidad pública y sujeta a expropiación, se debe proceder a
separar la parte a expropiar mediante el procedimiento de subdivisión, y la
parte resultante se registrará a nombre del propietario originario, a menos que
el Estado demuestre que ha pagado la totalidad del valor sobre el referido
inmueble.

3.6.- Competencia para conocer de la expropiación del derecho de


propiedad inmobiliario:
a competencia es el ejercicio de la función jurisdiccional del Estado, que
la Ley delega en un tribunal específico para que conozca de determinados
asuntos que tienen un carácter legal y una trascendencia jurídica.

Ese poder les viene, por una parte, de la Constitución y de las leyes, y,
por otra parte, de la voluntad manifiesta, autorizada por la Ley, de los
interesados en la solución de conflictos que tiene trascendencia jurídica.
Porque si bien existe la competencia que le impone a las partes, por ser de
orden público; también existe, con carácter privado, la competencia que las
partes pueden atribuir a determinado tribunal.

Por ser una Jurisdicción de excepción la jurisdicción inmobiliaria tiene


una competencia a las cuestiones que de manera expresa la Ley le atribuye.
No le corresponde conocer ni decidir asuntos que el Legislador de manera
especifica no le haya señalado, ni puede dejar de instruir y fallar aquellos casos
que la Ley pone a su cargo. La competencia de los Tribunales Inmobiliarios
está contemplada en la Ley 108-05 de Registro Inmobiliario, conforme al
artículo 1, que dice:
 Art. 1.- Objeto de la ley. La presente ley se denomina "Ley de Registro
Inmobiliario" y tiene por objeto regular el saneamiento y el registro de
todos los derechos reales inmobiliarios, así como las cargas y
gravámenes susceptibles de registro en relación con los inmuebles que
conforman el territorio de la República Dominicana y garantizar la
legalidad de su mutación o afectación con la intervención del Estado a
través de los órganos competentes de la Jurisdicción Inmobiliaria.

La misma Ley, otorga competencia exclusiva a la jurisdicción inmobiliaria


para conocer todo lo relativo al derecho de propiedad inmobiliario, siempre que
tal acción tienda a modificar o extinguir o cualquier otro medio que tienda a
vulnerar ese el derecho, al tenor del artículo: "Art. 3.- Competencia. La
Jurisdicción Inmobiliaria tiene competencia exclusiva para conocer de todo lo
relativo a derechos inmobiliarios y su registro en la República Dominicana,
desde que se solicita la autorización para la mensura y durante toda la vida
jurídica del inmueble, salvo en los casos expresamente señalados en la
presente ley".

Sin embargo, en caso de expropiación de un inmueble registrado o no, la


Ley 13-07, del 17 de enero del 2007, que crea el Tribunal Contencioso
Administrativo y su competencia, otorga la competencia a éste Tribunal para
conocer del procedimiento de expropiación de un inmueble, al establecer en su
artículo 1, párrafo lo siguiente:
 "Extensión de Competencias.- El Tribunal Contencioso Tributario y
Administrativo tendrá competencia además para conocer: (a) de la
responsabilidad patrimonial del Estado, de sus organismos autónomos,
del Distrito Nacional, de los municipios que conforman la provincia de la
Provincia La Altagracia, así como de sus funcionarios, por su
inobservancia o incumplimiento de las decisiones emanadas de
autoridad judicial competente, que diriman controversias relativas a
actos inherentes a sus funciones; (b) los actos y disposiciones de las
corporaciones profesionales adoptados en el ejercicio de potestades
públicas; (c) los procedimientos relativos a la expropiación forzosa por
causa de utilidad pública o interés social; y (d) los casos de vía de hecho
administrativa, excepto en materia de libertad individual.

Es decir, que la competencia del Tribunal Contencioso administrativo es


de atribución, otorgada por la Ley 13-07. El tribunal contencioso administrativo,
de acuerdo a su ley, es un tribunal de excepción. Únicamente tiene
competencia para conocer de los casos que concretamente determine la Ley.
Por consiguiente cualquier otro tribunal es incompetente para conocer de
esos mismos casos, así como lo es el referido tribunal para conocer de
cualquier caso que no esté específicamente determinado por su Ley de origen.

Las disposiciones del Artículo 127 de la Ley 108-05 de Registro


Inmobiliario que modifica el artículo 2 de la ley 344 sobre procedimiento de
expropiación, del 29 de julio del año 1943, que establece el procedimiento de
expropiación fue derogado por el artículo 11 de la Ley 13-07, que reza: "
Derogación general. Quedan derogadas toda ley o parte de ley que sea
contraria a la presente ley."

3.7.- Demanda en nulidad por ante la jurisdicción Inmobiliaria del decreto


de expropiación:
Cuando el terreno registrado ha sido objeto de un decreto de
expropiación por causa de utilidad pública o interés social, o ha intervenido una
sentencia dictada por los Tribunales, la cual justiprecie el terreno objeto de la
expropiación por parte del Poder Ejecutivo; contra dicho decreto se puede
demandar su nulidad por la vía principal por los siguientes motivos y razones:
 Si no cumple el decreto de expropiación con los fines de utilidad pública
o interés social, es decir, si se comprueba que el mismo tiene fines
comerciales;

 Si el Estado o sus instituciones no cumplieron con el pago; en virtud de


lo establecido por el inciso décimo tercero del artículo 8 de la
Constitución de la República.

 Cuando por inobservancia del Registrador de Títulos correspondiente,


se ha transferido a favor del Estado, el inmueble que fue objeto de
expropiación sin cumplir con el procedimiento que establece la Ley 344.

Este tipo demanda en nulidad se intenta mediante una instancia dirigida


por ante la Secretaría del Despacho Judicial del Tribunal de Jurisdicción
Original territorialmente competente.
El Juez seguirá al efecto el mismo procedimiento que se sigue para el
caso de una litis sobre derechos registrados, tomando las mismas medidas que
entienda de lugar, donde el derecho común recobra su imperio; la decisión que
dicte será susceptible del recurso de apelación conforme los artículo 79 y
siguientes de la Ley de Registro Inmobiliario y el Reglamento de los Tribunales
de la Jurisdicción Inmobiliaria.

Nuestra Suprema Corte de Justicia ha cambiado de orientación en el


sentido de que la Jurisdicción Inmobiliaria era competente para conocer de la
inconstitucionalidad de un decreto de expropiación por causa de utilidad
pública, cuando el mismo persigue fines comerciales; y en este sentido el pleno
del más alto tribunal de justicia sostiene que:
 En los casos de expropiación de inmueble por causa de utilidad pública
que se disponga en virtud de la Constitución y de la Ley, se trata del
ejercicio de una facultad que la Ley substantiva del Estado confiere al
Poder Ejecutivo, cuyo decreto al respecto no puede al mismo tiempo
resultar inconstitucional; que la falta de pago previo el ejercicio de la
acción en declaratoria de inconstitucionalidad a que se contrae la
instancia impetrante, dado que, tratándose en tales casos de una venta
forzosa, el expropiado puede demandar el pago del precio convenido o
establecido y en relación con las irregularidades en que se haya
incurrido en el procedimiento de expropiación, incluyendo el decreto, la
acción pertinente es la nulidad y no la de inconstitucionalidad. Pleno, 3
de octubre del 2001, B.J. 1091, pág. 6.

3.8.- Modos de Protección del Derecho de Propiedad:


El derecho de propiedad tiene un carácter económico-privado, y es por
esto que las leyes disponen de una serie de acciones cuya finalidad es la
protección de la misma y la represión de los ultrajes o perturbaciones de que
pueda haber sido objeto.

Aparece, en primer lugar, la acción reivindicatoria que compete a un


propietario no poseedor contra quien posee de forma indebida una cosa
determinadas; es una acción de condena y de carácter restitutorio. En segundo
término se encuentra la acción declarativa, tendente a que el demandado
reconozca el derecho del propietario y la de negación, tendente a lograr que se
declare la inexistencia de un derecho o de gravámenes sobre la cosa cuya
propiedad se discute.

La Ley 108-05 contiene una serie de procedimientos tendientes a


salvaguardar el derecho de propiedad y los demás derechos reales
inmobiliarios, garantizando la legalidad de su afectación, de manera concreta,
la ley dispone todo un sistema de publicidad inmobiliario en todos los aspectos
y en todo tipo de relación legal o convencional que se pueda llevar a cabo
sobre los inmuebles registrados, estableciendo las instituciones pertinentes
para salvaguardar la eficacia, legalidad y transparencia de los procesos y
procedimientos que en ella están contenidos.

La base legal por excelencia de protección del derecho de propiedad lo


encontramos en la Ley de Registro Inmobiliario No. 108-05, y sus
Reglamentos, la cual viene a regular este derecho por mandato de la
Constitución y por virtud de la calidad que establece el artículo 544 del Código
de Civil.

3.10.- El Recurso de Amparo en el Derecho Inmobiliario:


El derecho de Amparo aquel que implica la afirmación más categórica de
la protección judicial de los derechos individuales contra las restricciones de la
autoridad a esos derechos, por lo que es una protección eficaz que el
ordenamiento constitucional brinda a los ciudadanos para el ejercicio y goce de
los derechos fundamentales que les son reconocidos como instrumento no solo
contra actos de las autoridades públicas, sino también contra los actos de los
particulares violatorios de los derechos humanos.

Según la Enciclopedia Microsoft Encarta (2007, P. 620), El Recurso de


amparo es la acción más efectiva para la protección de los derechos
fundamentales, que ha de gozar de ciertas garantías de eficacia y urgencia,
sobre todo teniendo en cuenta el tradicional retraso en la toma de decisiones
jurisdiccionales.

El recurso de amparo tiene sus orígenes en el Derecho hispano:


concretamente, en la Constitución de México de 1917 y en la de la II República
española (1931). Esta garantía se predica frente a los ataques que los poderes
públicos pudieran realizar frente a nuestros derechos constitucionales.

El recurso o acción en amparo es un procedimiento mediante el cual se


pretende garantizar la protección de los derechos fundamentales contenidos en
la Constitución. Es el mecanismo mediante la cual quien sufre o está en peligro
inminente de sufrir una violación de algún derecho fundamental reclama ante
los tribunales del orden judicial la protección de sus derechos. El amparo, como
garantía constitucional, constituye la medida idónea para hacer valer la
protección de los derechos constitucionalmente establecidos.

La Constitución vigente no consagra expresamente la acción de amparo


como medio judicial expedito y sumario para la protección de los ciudadanos
frente a violaciones a sus derechos fundamentales. Sólo la libertad física y
corporal, como decimos, contaba hasta hace poco, a través del habeas corpus,
de la garantía de este instituto de protección.

Pero, como la Constitución de la República en párrafo del artículo 3


reconoce y aplica las normas del Derecho Internacional General y Americano
en la medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado, resulta evidente
que la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José
de Costa Rica, de 1969, de la que el país es signatario, quedó convertida en
Ley de la Nación, la cual consagra en una de sus disposiciones más
relevantes, la acción de amparo. Su artículo 25.1 dispone lo siguiente:
 Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun
cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio
de sus funciones oficiales.

El amparo se utiliza cuando el derecho tutelado es de carácter fundamental


(entiéndase constitucional), o conectado a éste con un lazo muy directo. Siendo
el derecho de propiedad un derecho de carácter constitucional, la clasificación
que de este se desprende, entre ellas el derecho de propiedad inmobiliario está
protegido por la acción o recurso de amparo, siempre que no exista dentro de
la legislación alguna disposición que contemple procedimientos urgentes
similar o semejante al referimiento a los que habría de darse preferencia.
La Ley 437-06 de Recurso de Amparo, en su artículo 10, otorga
competencia a otras jurisdicciones para conocer del recurso de amparo, al
establecer que:
 Los demás estamentos jurisdiccionales especializados existentes o los
que pudieran establecerse en nuestra organización judicial, podrán
conocer también acciones de amparo, cuando el derecho fundamental
vulnerado guarde afinidad o relación directa con el ámbito jurisdiccional
específico que corresponda a ese tribunal de excepción, debiendo
seguirse, en todo caso, el procedimiento especial instituido por la
presente ley.

A veces aunque se trate de un derecho de carácter fundamental, como


una disputa entre dos propietarios, se supone que no es el amparo la vía a
utilizar, porque ahí lo que hay es un conflicto entre dos personas que se
consideran titulares de un derecho o interés. Pero si a una persona el Estado le
está confiscando su propiedad, o se la está reduciendo en su valor por una
acción administrativa, no hay duda de que el mecanismo que debe ser utilizado
es el amparo.

3.11.- Principios Garantes del Derecho de Propiedad Inmobiliaria de la Ley


108-05:
Los principios del Derecho Registral Inmobiliario son los criterios básicos
que disciplinan un Sistema de Publicidad Jurídica en materia Inmobiliaria. De
acuerdo con la doctrina, estos Principios son:
 Principio de Inscripción: este principio se refiere al valor y efecto de la
inscripción en relación con la constitución, transmisión, modificación o
extinción de los derechos reales. Se distingue así, entre una inscripción
constitutiva, que supone una fase necesaria para que el acto jurídico
produzca sus efectos, de la inscripción declarativa que solo se requiere
frente a los terceros.

 Principio de Oponibilidad: De acuerdo con este principio, los títulos


registrados se imponen frente a los que no lo están, y los que no están
inscrito no pueden perjudicar a terceros.

 Principio de Legitimación: Se expresa mediante la presunción de que el


contenido del Registro refleja fielmente la realidad jurídica, mientras los
Tribunales no declaren firmemente su inexactitud. Esta presunción
general de veracidad beneficia al derecho inscrito, a favor de su propia
existencia, pero también la titularidad y contenido jurídico con que se
publica. Negativamente, significa que si un asiento se encuentra
cancelado en el Registro, se presume extinguido el derecho del que se
trata.

 Principio de Fe Pública: El principio de fe pública expresa una


presunción jure de jure, a favor del contratante que negocia con el titular
del derecho, inscrito fundamentándose en la presunción.

 Principio de Legalidad: El principio de legalidad, comprende dos fases, la


primera, implica la necesidad de titulación o documentación pública,
para que pueda realizarse el registro. La segunda, se refiere a la labor
de calificación que hace el Registrador en lo concerniente al fondo y la
forma del título depositado.

 Principio de Tracto Sucesivo: De acuerdo a este principio, se exige que


cada nueva inscripción se sustente en la anterior; es decir, es necesario
para el registro de inmuebles, que se encuentre previamente inscrito o
anotado al título de la persona titular.

 Principio de Especialidad: Este principio postula la necesidad de que, en


un primer momento, se identifique el objeto sobre el cual habrá de
recaer las sucesivas inscripciones; y luego, se determine rigurosamente,
el tener y alcance del derecho que pretende registral.

 Principio de Rogación: En materia Registral, el procedimiento se inicia a


petición de parte. En este sentido. El Registrador debe ceñirse al
principio de Rogación, puesto que tiene un deber de congruencia.
 Principio de consentimiento formal: Al tenor de este principio, la
modificación, alteración o novación del derecho de propiedad, suponen
la declaración de voluntad del titular afectado.

 Principio de Abstracción: Según este principio, el título jurídico que sirve


de base a la inscripción, no es la compraventa, la hipoteca u otra
operación pactada, sino el negocio unilateralmente otorgado por el titular
mediante el cual autoriza al Registrador a modificar sus derechos.

 Principio de Causalidad: Se expresa por medio de la necesidad de que


los actos, contratos o derechos a registrar respondan a causas concreta;
es una mutación jurídica real externa, anterior, simultánea o posterior a
la inscripción.

 Principio de Prioridad: Postula que la persona que primero inscribe


tendrá preferencia sobre la que inscriba después.
 Principio de Publicidad: este principio consiste en que el Registro de
Títulos debe estar abierto para los que tengan un interés legítimo en
consultar sus libros, un interés en concordancia con la finalidad del
registro que es la seguridad de las transacciones inmobiliarias.

En consecuencia, el derecho inmobiliario dominicano, podría definirse


como el conjunto de normas y principios que regulan la organización, el
funcionamiento y los efectos de la publicad registral, en función de la
constitución, transmisión, modificación y extinción de los derechos reales sobre
inmuebles.21

Artículo 51 de la Constitución Dominicana:


El Estado reconoce y garantiza el derecho de propiedad. La propiedad
tiene una función social que implica obligaciones. Toda persona tiene derecho
al goce, disfrute y disposición de sus bienes.

21
Santana Polanco, V. (1998). Los Recursos ante el Tribunal de Tierras. Ed.
Centenario, S.A. República Dominicana.
 Ninguna persona puede ser privada de su propiedad, sino por causa
justificada de utilidad pública o de interés social, previo pago de su justo
valor, determinado por acuerdo entre las partes o sentencia de tribunal
competente, de conformidad con lo establecido en la ley. En caso de
declaratoria de Estado de Emergencia o de Defensa, la indemnización
podrá no ser previa;

 El Estado promoverá, de acuerdo con la ley, el acceso a la propiedad, en


especial a la propiedad inmobiliaria titulada; 28

 Se declara de interés social la dedicación de la tierra a fines útiles y la


eliminación gradual del latifundio. Es un objetivo principal de la política
social del Estado, promover la reforma agraria y la integración de forma
efectiva de la población campesina al proceso de desarrollo nacional,
mediante el estímulo y la cooperación para la renovación de sus
métodos de producción agrícola y su capacitación tecnológica;

 No habrá confiscación por razones políticas de los bienes de las


personas físicas o jurídicas;

 Sólo podrán ser objeto de confiscación o decomiso, mediante sentencia


definitiva, los bienes de personas físicas o jurídicas, nacionales o
extranjeras, que tengan su origen en actos ilícitos cometidos contra el
patrimonio público, así como los utilizados o provenientes de actividades
de tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas o relativas
a la delincuencia transnacional organizada y de toda infracción prevista
en las leyes penales;

 La ley establecerá el régimen de administración y disposición de bienes


incautados y abandonados en los procesos penales y en los juicios de
extinción de dominio, previstos en el ordenamiento jurídico.

Artículo 59 de la Constitución Dominicana:


Toda persona tiene derecho a una vivienda digna con servicios básicos
esenciales. El Estado debe fijar las condiciones necesarias para hacer efectivo
este derecho y promover planes de viviendas y asentamientos humanos de
interés social. El acceso legal a la propiedad inmobiliaria titulada es una
prioridad fundamental de las políticas públicas de promoción de vivienda.
CAPÍTULO IV:
EL REFERIMIENTO.

4.2. DEFINICIÓN, CONCEPTO, ORIGEN Y EVOLUCIÓN


4.2.1. DEFINICIÓN DEL REFERIMIENTO
El Referimiento es un procedimiento rápido, sencillo y expedito, de carácter
contencioso, mediante el cual se persigue que un juez ordene aquellas
medidas provisionales que la ley le permite, sin perjuicio de lo principal, a
través de una ordenanza ejecutoria de pleno derecho. Eladio Miguel Pérez,
2010.

4.2.2. ORIGEN DEL REFERIMIENTO.


La palabra Référé proviene de la voz francesa refère. Esta a su vez viene del
latín referé que significa relativamente referir. Pero esto es alto conocimiento el
hecho de el referimiento como institución jurídica no es de origen romano si no
de origen francés. Lo único que ella ha tomado de roma es el vocablo, la
palabra, puesto que la lengua francesa proviene del latín vulgar hablado
antiguamente en esta. El referimiento fue reglamentado en Francia por primera
vez en Francia durante el edicto real del 22 de enero del 1685, aunque ya
existía en Paris mucho antes de esta fecha. Luego quedo plasmado
estructuralmente en el código de procedimiento civil napoleónico del 1804 del
el Art. 806-811 El referimiento es una acción rápida y sencilla para obtener del
Presidente del tribunal una ordenanza que resuelva provisionalmente una
incidencia sin decidir el fondo del asunto.

4.2.3. EVOLUCIÓN DEL REFERIMIENTO


En Francia, desde su organización en el sistema judicial, el referimiento se
conoce bajo el nombre de “Référé”. En este país cuando a un juez de los
referimiento se le apodere de una cuestión que le compete conocerlo a un juez
de fondo, este no se declara incompetente sino, que conversa con el juez
competente para conocer del asunto y luego le comunica a las partes que ellas
tienen audiencia fijada para una fecha y que vuelvan ese día y ante ese juez,
sin la parte tener que demandar en la octava franca y sin tener que citar a la
otra parte, esto es lo que en Francia se le llama procedimiento puente.
4.3. TRIBUNAL COMPETENTE DE LA JURISDICCIÓN INMOBILIARIA
4.3.1. COMPETENCIA EN RAZÓN DE LA MATERIA

En razón de la materia, para el referimiento ordinario que prevén los artículos


101 al 112 de la Ley No. 834, de 1978, es el Juzgado de Primera Instancia de
la jurisdicción competente. No sólo porque dicha jurisdicción es de derecho
común, y, por ende, con aptitud para conocer de todo asunto no atribuido
expresamente por la ley a un tribunal de excepción, sino también porque
incluso así resulta textualmente del artículo 109 de la ley ya indicada. Aunque
ese artículo habla del “Presidente del Tribunal de Primera Instancia”, hay que
admitir que se trata de una misma realidad que resulta del carácter unipersonal
que tiene en República Dominicana ese órgano jurisdiccional del Estado.

4.3.2. COMPETENCIA EN RAZÓN DEL TERRITORIO

En razón del territorio, por aplicación de la regla general actor sequitur forum
rei, que resulta de la primera parte del artículo 59 del Código de Procedimiento
Civil de la República Dominicana, el Juzgado de Primera Instancia competente
para conocer de la demanda en referimiento es aquél donde tiene ubicado su
domicilio real la parte demandada. Si no tiene, por ante el de su residencia. Sin
embargo, esa competencia queda excluida en determinados casos en los
cuales textos especiales determinan una competencia territorial distinta, tal
como en materia de embargo en reivindicación (artículo 829 CPC), o del lugar
donde está el mobiliario en caso de inventario o venta de los muebles de una
sucesión, o del juez del Juzgado de Primera Instancia donde se efectúa la
fijación de sellos (artículo 921 CPC). De igual manera, el Juzgado de Primera
Instancia competente es el del lugar donde la medida debe ser aplicada. Se
entiende que esta competencia es concurrente con la del domicilio del
demandado.

En la pág. 348 de la revista mencionada, indican, esos renombrados


jurisconsultos, que “es necesario recordar que en materia de referimiento existe
una regla de oro que permite explicar la competencia en términos generales. El
Juez de los Referimiento competente es aquél de la jurisdicción que eso sería
competente para estatuir sobre el fondo del litigio conforme a los principios
propios que señalan la competencia de cada tribunal”. Esa regla viene a aclarar
las confusiones que trajo consigo el artículo 101 de la Ley 834 de 1978, cuando
ésta fue puesta en vigencia, pues se entendía que no era posible apoderar
como Juez de los Referimiento al mismo juez que ya estaba apoderado del
fondo del litigio, encontrando esta tesis fuertes correligionarios.

4.4. PROCEDIMIENTO ORDINARIO Y SU CARÁCTER EJECUTORIO.

4.4.1. PROCEDIMIENTO ORDINARIO Y SU CARÁCTER EJECUTORIO.

En líneas muy generales, los rasgos particulares del procedimiento del


Referimiento son derivados de la naturaleza y finalidad que con éste se
persigue, esencialmente orientada sobre la celeridad y la eficacia. Es
características gobiernan las condiciones de recibilidad o admisión, de
asistencia y de representación de las partes, la instrucción del asunto, así
como el régimen de los recursos. Las partes en la instancia. Son requeridas en
materia de referimiento las condiciones ordinarias de admisibilidad de la acción
en justicia. La calidad, la capacidad y el interés para actuar deben encontrarse
presente en este procedimiento, aunque conviene señalar que ello es así pero
en forma menos rigurosa que en el procedimiento ordinario, en razón del
carácter de urgencia que le es propio y, además, por lo provisional de las
medidas que pueden ser ordenadas.

4.4.2. APLICACIÓN DEL PROCEDIMIENTO EN EL REFERIMIENTO


La demanda en referimiento se introduce mediante citación, que es el día que,
por Auto colocado a principios de cada año en la puerta principal del tribunal, el
Juez de Primera Instancia, en tales atribuciones, reserva para esos fines. Así
no hay que obtener, obviamente, su previa autorización para demandar en
referimiento. Pero en los distritos judiciales donde no existe establecido ese día
habitual, se impone solicitar al Juez de Primera Instancia autorización para citar
en referimiento. Asimismo, en aquellos asuntos especiales que requieren de
extrema celeridad (párrafo 2 del artículo 102 de la Ley 834, de 1978), el juez de
los referimientos puede permitir citar, a hora fija, aun los días feriados o de
descanso, sea en el local de las audiencias o en su propia morada pero con las
puertas abiertas. Se ha indicado que el legislador quiso decir aquí extrema
urgencia en vez de extrema celeridad, por las circunstancias explicadas más
arriba, pues el concepto de celeridad se ha reservado especialmente para las
demandas a breve término u otros procedimientos afines.

En ocasiones el procedimiento empieza por acta levantada por Oficial Público


competente, cuando en cumplimiento de sus funciones, encuentra algún
obstáculo serio, remitiendo a las partes por ante el Juez de los Referimientos
con miras a solucionarlo, como acontece en los casos previstos por los
artículos 607, 843, 844, 921 y 944 del Código de Procedimiento Civil. A esto es
que tradicionalmente se le llama referimiento sobre acta.

El carácter contradictorio del referimiento implica que el demandado, en la


demanda introductiva, sea advertido del procedimiento iniciado contra él, a fin
de que pueda preparar su defensa y comparecer ante el juez. Es importante
asegurarse de la regularidad de la notificación contentiva de la citación, sobre
todo cuando el demandado no ha comparecido, a fin de que se pueda verificar
si éste ha tenido tiempo para preparar su defensa considerándose a este
respecto que un plazo de tres días es el plazo mínimo, salvo los casos de
referimiento de hora a hora, de lo contrario una reasignación puede ser
ordenada por el juez. Puede ser introducido de cuatro maneras: a) por citación
a la audiencia que se celebra los días y horas habituales de los referimientos
(art. 102, Ley No. 834, de 1978).

Se habla aquí del referimiento sobre placet; b) en virtud de un permiso especial


del juez si el caso requiere celeridad, a hora fija aún los días feriados o de
descanso, sea en la audiencia, sea en su domicilio con las puertas abiertas.
Este es conocido en la práctica, como referimiento de hora a hora; c) por
comparecencia voluntaria de las partes, sin ningún procedimiento ni formalidad
judicial, como ocurre ante el juzgado de paz; y d) por citación de las partes por
un oficial público o ministerial que se enfrenta a una dificultad en ocasión de la
ejecución de un acto o de un título, en cuyo caso adopta el apelativo de
referimiento sobre proceso-verbal.

4.4.3 INSTRUCCIÓN DE LA CAUSA.-


El asunto se lleva a la audiencia sin instrucción previa y los debates son orales
pero las conclusiones pueden ser depositadas por escrito. Si el juez estima que
el demandado ha tenido tiempo suficiente para preparar su defensa, el debate
debe desarrollarse sin interrupción.

Antes de cerrarlo y tomar su decisión el juez puede ordenar todas las medidas
de instrucción legalmente admisibles, así como ordenar un informativo
testimonial o la comparecencia personal de las partes o de un técnico, o la
comunicación de piezas no producidas espontáneamente. Conviene finalmente
recordar en este breve prontuario, que las reglas generales del procedimiento
civil son en principio aplicables en esta materia y que la instancia que se
desarrolla ante el juez es susceptible de dar lugar a los incidentes propios de
todo procedimiento, pero que éste debe estar advertido de que el
procedimiento del referimiento tiene sus Características que le son suyas y que
lo diferencia netamente del procedimiento ordinario, a las cuales nos hemos ya
referido, características que, si bien no lo obligan a estatuir el mismo día que se
conoce en audiencia, el uso que se sigue en el país de donde hemos tomado
esta institución, hoy tan extendida y aceptada entre nosotros, es que el asunto,
salvo incidentes, quede en estado y aplazar el pronunciamiento de la decisión
para una fecha los más próxima posible.

4.4.4. ¿COMO SE LLEVAN A CABO LOS DEBATES?

Los debates son esencialmente orales. Pero las partes pueden depositar
conclusiones escritas si ambas están presentes o representadas, y sin que
nada desnaturalice la rapidez que ha de caracterizar a este tipo especial de
procedimiento. Los incidentes de la instancia de derecho común podrían
perfectamente suscitarse también en materia de referimiento (excepciones de
procedimiento, medios de inadmisión, demandas en intervención, demandas
adicionales, demandas reconvencionales, etc.) El juez puede ordenar,
asimismo, a solicitud de parte, cualquier medida de instrucción (informativo,
comparecencia personal, comunicación de piezas, peritaje, etc.) El asunto
queda en estado de fallo tan pronto terminan los debates. Ese fallo debe ser
dictado lo más rápido posible, en virtud de las características que el mismo
reviste. Los jueces acostumbran, en la práctica, a otorgar plazos breves, que
oscilan entre dos y cinco días, para que las partes depositen escritos
justificativos de sus conclusiones.

4.4.5. LOS PLAZOS DEL PROCEDIMIENTO.

La ley no ha establecido plazo alguno entre la citación y la audiencia. El artículo


103 de la Ley 834 de 1978 se ha limitado a decir que el juez se debe de
asegurar que entre un hecho y otro la parte demandada haya podido preparar
sus medios de defensa. En materia de referimiento, las partes tienen que estar
representadas por Abogados, tras la entrada en vigencia de la Ley 91 de 1983,
que creó el Colegio Dominicano de Abogados. La audiencia se celebra como
cualquier otra, en el local del Juzgado de Primera Instancia, o en los casos de
extrema urgencia, en la morada misma del juez. Esa audiencia es pública, a
menos que se trate de un asunto que la ley manda que se conozca a puertas
cerradas.

4.4.6. CARÁCTER EJECUTORIO

El carácter ejecutorio de pleno derecho de la ordenanza, prohíbe al presidente


de la corte de apelación detener la ejecución, aunque esta pueda entrañar
consecuencias manifiestamente excesivas. La jurisprudencia de nuestra
Suprema Corte de Justicia, sin embargo, ha atemperado este rigor y ha
identificado casos específicos en que la ejecución provisional de pleno derecho
de esas decisiones, puede ser detenida. Así, la suspensión es posible: a)
cuando se advierta o compruebe que la decisión recurrida está afectada de una
nulidad evidente; b) si ha sido producto de un error grosero; c) si ha sido
pronunciada en violación al derecho de defensa; d) si el juez se ha excedido en
los poderes que le son atribuidos por la ley, y e) si ha sido dictada por un juez
incompetente a quien la ley no ha otorgado la facultad de estatuir en
referimiento (véase B. J. Nos.1049 y 1051, abril y junio 1998, págs. 65 y
125).Distinción entre competencia y los poderes de la jurisdicción de
referimiento.- La cuestión ha dado lugar a mucha confusión. Algunos
magistrados emplean indistintamente la terminología que identifica las nociones
de competencia, poderes y admisibilidad y se declaran incompetentes muchas
veces cuando debían rechazar la demanda o declararla inadmisible. Conviene,
por tanto, aclarar estos conceptos.

La competencia del juez de los referimientos reside en su aptitud para conocer


del asunto con relación a los otros jueces y, particularmente, a las otras
jurisdicciones de referimiento existentes. Esta aptitud está ligada tanto a la
naturaleza del asunto (competencia de atribución o material) como al lugar o
asiento del juez (competencia territorial). Los poderes del juez de los
referimientos es otra cosa. Esto está vinculado a las medidas que está
autorizado a ordenar dentro de la esfera de sus atribuciones. El ejercicio de
estos poderes está subordinado a la comprobación de la existencia de ciertas
condiciones (tales como la urgencia, la ausencia de contestación seria, la
existencia de un diferendo o de una turbación manifiestamente ilícita, etc.), las
cuales constituyen las condiciones de fondo del referimiento y varían de
acuerdo al tipo de referimiento y en función del fundamento jurídico invocado.

El juez podría ser competente pero debe rehusar pronunciarse sobre la medida
solicitada si las condiciones requeridas para ordenar lo pedido no se
encuentran presentes en el asunto, caso en el cual no debe hablarse de
incompetencia sino de falta de poder y, si se está frente a una situación en que
el demandante no justifica un interés suficiente para actuar o carece de la
calidad necesaria para intentar la acción, la demanda deberá ser descartada,
no por incompetencia o por falta de poder, sino como inadmisible o irrecibible.
Como ya ha sido dicho, el juez de los referimientos, es una emanación del juez
de primera instancia en lo civil y comercial, lo que hizo necesario la
intervención del legislador para extender su competencia a otras jurisdicciones,
como hemos visto. Se hace imperativo por tanto, deslindar finalmente el ámbito
de aplicación del artículo 111 de la Ley No. 834 de 1978, cuyo alcance, en
ocasiones, se ha tratado de ampliar con la errada interpretación de que los
poderes de ese magistrado se pueden extender a toda jurisdicción, al disponer
que “los poderes del presidente del tribunal de primera instancia previstos en
los dos artículos precedentes (109 y 110), se extienden a todas las materias
cuando no exista procedimiento particular de referimiento”, lo cual quiere decir
que la competencia del juez de los Referimientos está restringida a los litigios
cuyo conocimiento en cuanto al fondo pertenece a los tribunales civiles,
siempre que la materia de que se trate no haya sido atribuida a un juez
determinado dentro del mismo tribunal de primera instancia cuando tiene una
composición colegiada, caso en el cual asume los poderes de juez de los
Referimientos.

Es el caso en Francia, por ejemplo, donde el juez de los asuntos matrimoniales


es sólo el competente, en tanto que el juez de los referimientos, con exclusión
del presidente del tribunal de primera instancia durante el desarrollo de la
instancia y hasta la apertura de los debates. La institución del referimiento ha
sido y sigue siendo una de las más importantes piezas de nuestro sistema
procesal. Su utilidad es indiscutible y su estudio, imprescindible.

4.5. EL REFERIMIENTO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA


4.5.1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS
El Referimiento es un procedimiento en virtud del cual, ante la urgencia de
proteger un derecho o de hacer cesar una perturbación manifiestamente ilícita,
se obtiene del Presidente del Tribunal apoderado una decisión de carácter
provisional que tienda a asegurar el derecho amenazado. Es decir, se acude a
los referimientos para prevenir un daño inminente o
para hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita, sin que la decisión
influya en el fondo del asunto

4.5.2. OPINIONES DE ALGUNOS AUTORES RELATIVA AL REFERIMIENTO


En la obra “Vocabulario Jurídico” de Henri Capitant, se lee, textualmente, que el
“Referimiento” es un “trámite rápido y sencillo tendente a obtener del presidente
del tribunal civil o de comercio una ordenanza que resuelva provisionalmente
una incidencia, sin decidir sobre el fondo del asunto, y en caso urgente o de
dificultad en la ejecución forzada de un título ejecutivo.

1. El profesor Artagnán Pérez Méndez, ha definido el referimiento


diciendo que es un procedimiento excepcional, al cual se acude en caso
de urgencia y para las dificultades de ejecución de una sentencia o de
un título ejecutorio agregando más adelante este ilustre jurisconsulto,
que “también se puede acudir al juez de los referimientos para que éste
prescriba una medida conservatoria para prevenir un daño inminente o
para hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita” (su obra sobre
Procedimiento Civil, tomo 1, edición de 1989, página 207).

2. Jacinto Bienvenido Valdez, en su libro Las Vías de Recursos, 1999,


página 60, citando a M. Perrot, ha indicado que este maestro francés
adujo, respecto al referimiento que se trataba de un procedimiento que
tiende a obtener rápidamente del Tribunal una decisión que tiene un
carácter provisional. y que presenta .tres caracteres específicos:
Rapidez, juez único, carácter provisional

3. Héctor A. Cordero Frías, en “Competencia del Juez en Atribuciones de


Referimiento 1981, página 7, opina que dicha institución es ... una vía de
acción que permite obtener ligeramente una justicia inmediata en todos
los casos urgentes y para todas las dificultades de títulos ejecutorios
agregando que “es un procedimiento abreviado.

4.6. LA EJECUCIÓN PROVISIONAL DE PLENO DERECHO

4.6.1. LA EJECUCIÓN PROVISIONAL DE PLENO DERECHO

La ejecución provisional de derecho es aquélla que resulta por expreso


mandato de la ley. En ocasiones, ésta, la ley, otorga dicho beneficio de la
ejecución provisional a algunas decisiones rendidas con motivo de procedi-
mientos verdaderamente especiales, y en ese caso no es ni siquiera necesario
que el juez así lo ordene de modo expreso en su sentencia, aunque sería lo
más saludable en términos jurídicos a fines de evitar posibles confusiones. Tal
es el caso, por ejemplo, de las propias ordenanzas en referimiento. Así lo dice
el párrafo primero del artículo 105 de la Ley 834 de 1978, y lo reitera con mayor
ahínco el párrafo segundo del artículo 127 de esa misma Ley, el cual otorga
además dicho beneficio “a las decisiones que prescriben medidas provisionales
para el curso de la instancia así como las que ordenan medidas conservatorias.

En República Dominicana, nuestra Suprema Corte de Justicia ha observado


una postura que ha ido variando en el curso del tiempo, hasta sentar las líneas
generales que hoy mantiene al respecto, según se verá más adelante. En
efecto, ese alto tribunal de justicia empezó indicando que el Presidente de la
Corte de Apelación está facultado para suspender la ejecución provisional de
pleno derecho de una sentencia, en el ejercicio de los poderes que le confieren
los artículos 140 y 141 de la citada Ley No. 834”, sobre la base de que para
esta jurisdicción, tanto las sentencias provistas de ejecución provisional por
mandato de la ley, como las sentencias que gozan de este beneficio por
disposición del juez (ejecución provisional facultativa) están sometidas al
mismo procedimiento. Sin embargo, dicho órgano jurisdiccional adoptó al
respecto una nueva postura, bastante equilibrada, mediante sentencia del 31
de octubre de 1990, al indicar que el Presidente del tribunal de segundo grado,
en referimiento y en el curso de la instancia de apelación, no está facultado por
la ley para disponer “la suspensión de la ejecución provisional de una
sentencia, cuando como ocurre en el presente caso, la fuerza ejecutoria
provisional de la decisión es de pleno derecho porque está expresamente
señalada por la ley (aunque haya urgencia y peligro en dicha ejecución),
excepto cuando se compruebe que la decisión recurrida ha sido pronunciada
en violación del derecho de defensa. Un poco más tarde cambió drásticamente
de enfoque, al considerar, que “la suspensión contemplada por dicho texto
legal sólo podría recaer sobre la sentencia cuya ejecución provisional ha sido
ordenada por el juez; que es de principio que la sentencia ejecutoria
provisionalmente de pleno derecho, no está sujeta a dicha suspensión.

La doctrina mejor acabada del país ha dicho que con esa sentencia nuestro
más alto tribunal de justicia quiso manifestar que era posible que el Presidente
de la Corte de Apelación, en referimiento, en el curso de esa instancia,
dispusiese la suspensión de la ejecución provisional de derecho, si la decisión
recurrida se había obtenido en violación al derecho de defensa, tal y como lo
hizo constar en su sentencia de fecha 31 de octubre de 1990.

4.6.2. CRITERIO JURISPRUDENCIAL

El criterio jurisprudencial que predomina al respecto en la actualidad en


República Dominicana, ha sido ya constantemente reiterado por la Cámara
Civil y Comercial de la actual Suprema Corte de Justicia a través de múltiples
decisiones. Es el caso, por ejemplo, de la sentencia dictada por ella en fecha
22 de abril del año de 1998, Boletín Judicial No. 1049, páginas 83 y siguientes,
donde se exponen y exteriorizan estas razones o motivaciones:- Considerando,
que efectivamente, los artículos 127 a 141 de la Ley No. 834, de 1978, relativos
a la ejecución provisional de la sentencia, distinguen entre las sentencias que
están revestidas de tal carácter de pleno derecho, como las dictadas en
materia de referimiento, y aquéllas otras cuya ejecución provisional resulta de
una disposición del juez, pero está distinción está circunscrita a la circunstancia
de que las primeras son ejecutorias provisionalmente aún cuando el juez no
haya dispuesto nada al respecto, mientras que en las segundas tal
ejecutoriedad debe ser ordenada por el juez, pero, desde el punto de vista de
los medios que pueden ser empleados para obtener la suspensión de la
ejecución provisional, ambos tipos de sentencias están sometidas al mismo
procedimiento; que, consecuentemente, el Presidente de la Corte de Apelación
está facultado, en ejercicio de los poderes que le confieren los artículos 140 y
141 de la citada Ley No. 834 para suspender la ejecución provisional de pleno
derecho de una sentencia, pero, en este caso, sólo cuando advierta o
compruebe que la decisión recurrida está afectada de una nulidad evidente, o
si ha sido producto de un error grosero o pronunciada en violación del derecho
de defensa de la parte que demanda la suspensión.

Por otra sentencia de fecha 24 de Junio de 1998, Boletín Judicial No. 1051,
páginas 125 y siguientes, la Primera Cámara de nuestro más alto tribunal de
justicia, decidió sobre el asunto en el orden siguiente:- “Considerando, que si
bien, como alega el recurrente, el artículo 137 de la Ley 834 de 1978, sólo
permite al Presidente de la Corte, estatuyendo en Referimiento y en caso de
apelación, suspender la ejecución provisional: 1ro.) Si está prohibida por la ley,
y 2do.) si hay riesgo de que entrañe consecuencias manifiestamente excesivas,
los poderes de que está investido el presidente, en virtud de los artículos 140 y
141 de la misma ley, le han sido conferidos para evitar la comisión de daños
irreparables, proteger el derecho, mantener la lealtad en los debates y evitar la
violación a la ley; que es por ello que excepcionalmente, aún cuando se trate
de una sentencia cuya ejecución provisional es de pleno derecho, como las
ordenanzas de Referimiento, el Presidente de la Corte puede, en el curso de la
instancia de apelación ordenar la suspensión, si la decisión obtenida en
primera instancia lo ha sido por violación flagrante de la ley, por un error
manifiesto de derecho o cuando el juez ha excedido los poderes que le son
atribuidos por la ley, A través de esas decisiones, la Suprema Corte de Justicia
ha establecido en la actualidad un criterio general en relación con la ejecución
provisional de derecho, en el orden de que el Presidente de la Corte de
Apelación, en Referimiento y en el decurso de dicha instancia, puede,
perfectamente, disponer la suspensión de este tipo de ejecución provisional,
pero a condición de que compruebe que la sentencia impugnada está afectada
de una nulidad palpable y manifiesta, o cuando ella ha sido resultado de un
error grosero, o bien cuando la misma es el fruto de una violación flagrante de
la ley o de un claro exceso de poder de parte del juez que la libró, o, sencilla-
mente, cuando el fallo recurrido ha sido evacuado en violación del derecho de
defensa, dada la naturaleza constitucional o sustantiva de éste.

4.6.3. SENTENCIAS DICTADAS POR EL JUZGADO DE PAZ

La Ley No. 834 de 1978 habla todo el tiempo del Presidente de la Corte de
Apelación, en el curso de esa instancia, para los poderes o atribuciones
especiales de Referimiento que le son conferidos por ella. Está claro entonces
que ese concepto es legal y lógicamente aplicable a las decisiones rendidas
por los juzgados de Primera Instancia, en tanto que es la Corte de Apelación su
jurisdicción de segundo grado, conforme con nuestra organización judicial.
Pero surge entonces la siguiente interrogante: Qué se haría en el caso de que
la sentencia impugnada haya sido rendida por el Juzgado de Paz. Se sabe que
una Sentencia dictada por el Juzgado de Paz que se refiera a acciones
personales o mobiliarias cuya cuantía sobrepase la suma de VEINTE MIL
PESOS (RD$ 20,000.00) es susceptible de apelación, y que, por nuestra
organización judicial, la jurisdicción competente para conocer acerca de dicho
recurso, lo es el Juzgado de Primera Instancia, que en ese caso especial
fungiría como tribunal de segundo grado.

Como los Poderes atribuidos por la Ley 834 de 1978 al Presidente de la Corte
de Apelación, en referimiento, ponen como condición precisamente la previa
apertura de la instancia de alzada, es obvio entonces que para las sentencias
dictadas por el Juzgado de Paz, dicho Presidente no podría ejercer los poderes
indicados, porque el tribunal competente para conocer del correspondiente
recurso de apelación no es la Corte sino el Juzgado de Primera Instancia,
estatuyendo como jurisdicción de alzada (en Francia es diferente porque de la
apelación de las sentencias del Juzgado de Paz conoce la Corte).

Es así como se ha dicho que para estas sentencias dictadas por el Juzgado de
Paz, por sentido común, por analogía y como necesaria consecuencia de
nuestra organización judicial, corresponde al Juez de Primera Instancia ejercer,
en referimiento, los poderes especiales de que habla la Ley 834 de 1978, en
sus artículos 137, 140 y 141. Hace tiempo que el ilustre jurisconsulto Juan
Manuel Pellerano Gómez dijo al respecto que es preciso reconocer al Juez de
Primera Instancia cuando se encuentra en curso la apelación contra una
sentencia del Juez de Paz, los mismos poderes que corresponden al
Presidente, en atribuciones de Juez de los Referimientos, otros doctrinarios
como Artagnán Pérez Méndez se pronunciaron contra este enfoque de Juan
Manuel Pellerano Gómez, aunque la práctica judicial, no obstante ciertas
confusiones y contradicciones, apuntaba a lo inverso.

La Primera Cámara de la actual Suprema Corte de Justicia, mediante sentencia


de Octubre de 1997, Boletín Judicial número 1043, ha venido a aclarar
definitivamente el panorama, al proclamar que “las sentencias que ordenan la
suspensión de la ejecución provisional, son siempre dictadas por un tribunal de
segundo grado, actuando como tribunal de apelación; que ese criterio se
reafirma después de la entrada en vigor de la Ley No.834 de 1978, cuyos
artículos 137, 140 y 141, facultan al Presidente de la Corte de Apelación,
estatuyendo en referimiento y en los casos previstos por el citado artículo 137,
a ordenar la suspensión, en caso de apelación, de la ejecución provisional de
las sentencias de los Juzgados de Primera Instancia, son aplicables al
Presidente de estos tribunales cuando actúan como jurisdicción de segundo
grado respecto de las sentencias de los Juzgados de Paz.

4.7. RECURSOS CONTRA LA ORDENANZA EN REFERIMIENTO.


4.7.1. LAS VÍAS DE RECURSOS.-
En principio, las vías de recurso habituales pueden ser utilizadas para atacar a
las ordenanzas de referimiento. Sin embargo, nuestra Ley No. 834, de 1978, en
su artículo 106, prescribe que tales ordenanzas no son susceptibles de
oposición, pero sí de apelación, a menos que emane del presidente de la corte
de apelación. Y tanto en el país de origen de esta institución como entre
nosotros, por una constante y reiterada jurisprudencia, se ha establecido que
cuando la ordenanza es rendida por el presidente de la corte, ésta puede ser
atacada mediante un recurso de casación, únicamente. Pero, en Francia, para
lo cual fue necesario modificar por decreto del 14 de marzo de 1986, el artículo
490 del Nuevo Código de Procedimiento Civil, la ordenanza rendida en último
recurso y en defecto, debe ser impugnada mediante recurso de oposición y no
de casación .La jurisprudencia tendrá la tarea de resolver esta cuestión entre
nosotros, en ausencia de un texto que así lo disponga.

4.7.1.1. RECURSO CONTRA LA ORDENANZA

El único recurso posible contra ellas es el recurso ordinario de apelación, nunca


el de oposición. El plazo para apelar es de quince días a contar de la
notificación de la ordenanza El juez de los referimientos puede, en fin, de
conformidad con las disposiciones del artículo 108 de la Ley de que se trata,
pronunciar condenaciones a astreintes, liquidándolas a título provisional. Pero
la Suprema Corte de Justicia, mediante sentencia de fecha 31 de Mayo de
1989, B.J. 942, página 713, ha dicho que ello sólo es posible para los casos en
que se trata de obtener el cumplimiento de obligaciones de hacer, más no para
los casos en que lo que se pretende es el pago de determinadas sumas de
dinero. También está facultado, dicho juez, para estatuir respecto a las costas
procesales, como se hace en la forma común.

4.7.1.2. RECURSO DE APELACIÓN

La condición que exigen los artículos 137, 140 y 141 de la Ley 834 de 1978
para que puedan ser ejercidos, en referimiento, los poderes del Presidente del
tribunal de segundo grado en el curso de dicha instancia, es precisamente la
previa interposición o introducción del correspondiente recurso de apelación.
En consecuencia, están enmarcadas dentro de esta categoría todas las
sentencias susceptibles de dicha vía ordinaria de recurso, tales como las
sentencias contradictorias y las sentencias reputadas contradictorias, sin
importar que fueren sentencias definitivas sobre el fondo, o que fueren
sentencias definitivas sobre incidentes (si la que versa sobre el fondo es
apelable, a excepción de algunas hipótesis, como la prevista en materia de
competencia por el artículo 454 del Código de Procedimiento Civil modificado
por la Ley 834 de 1978), o bien que fueren sentencias interlocutorias, o bien
que fueren sentencias provisionales (que se pueden apelar inmediatamente y
sin necesidad de aguardar la sentencia definitiva). Inclusive, estos juicios son
también aplicables a las sentencias dictadas en materia de incidentes de
embargo inmobiliario, en los casos en que éstas son susceptibles de apelación,
ya que ninguna disposición de carácter legal así lo prohíbe. El tratamiento para
las sentencias preparatorias es diferente, porque éstas sólo se podrían apelar
conjuntamente con la decisión definitiva, según lo establece la primera parte
del artículo 451 del Código de Procedimiento Civil de República Dominicana.

De ahí se ha partido para que algunos tratadistas hayan señalado que, en


principio, el Presidente del tribunal de segundo grado carece de facultad legal
para ejercer los poderes que le son otorgados en referimiento por los textos
indicados, en el curso de la instancia de apelación, cuando la sentencia
intervenida no es susceptible de ser impugnada a través de esta vía ordinaria
de recurso, sin embargo, que no se podría invocar la inadmisibilidad o
irrecibilidad de la demanda en referimiento por ante el Presidente del tribunal
de segundo grado sobre el fundamento de que el recurso de apelación también
lo es, al estar dirigido contra una decisión no susceptible del mismo. Primero,
porque de la admisibilidad o no de ese recurso ha de decidir el tribunal de
alzada o de segundo grado, que es la jurisdicción que se supone ha sido
apoderada para ello, y, por tanto, la jurisdicción competente ratione materiae. Y
segundo, porque tal postura colocaría a dicho Presidente en la posición de
prejuzgar o de tocar lo principal, que es lo que precisamente no le permite el
artículo 140 de la Ley 834. En consecuencia, aún en la hipótesis de que la
sentencia impugnada no sea susceptible de apelación, el Presidente del
tribunal de segundo grado puede ejercer, con la prudencia debida y por los
efectos indirectos de la denominada teoría de la apariencia, los poderes que le
confieren los artículos 137, 140 y 141 de la Ley 834 de 1978, en caso de que
haya sido apoderado para tales fines, en el curso de dicha instancia,
independientemente de que el referido recurso sea, como se ha dicho,
inadmisible, o bien nulo o infundado, aspectos éstos de los que habrá de
decidir en su oportunidad ese tribunal de alzada. Cuando se trata de una
sentencia en defecto que ha sido recurrida en oposición, el legislador
dominicano no ha previsto los poderes o facultades en referimiento de que
hablan los textos legales citados en el párrafo anterior, especialmente si esa
sentencia goza de ejecución provisional.

Procede el recurso de oposición cuando se trata de sentencias en defecto por


falta de comparecer contra la parte demandada, rendidas en única o última
instancia, siempre que dicha parte no haya sido citada en persona o en manos
de su representante legal. En el tribunal con que mayor frecuencia podría esto
acontecer es ante el Juzgado de Paz, el cual conoce en instancia única sobre
todas las acciones puramente personales o mobiliarias..., tanto en materia civil
como comercial, hasta concurrencia de la suma de veinte mil pesos, y con
cargo de apelación hasta el valor de veinte mil pesos. Ante la Corte de
Apelación podría ello suscitarse (aunque con menor posibilidad que ante el
Juzgado de Paz), porque precisamente la Corte es una jurisdicción de segundo
grado que está sujeta, como regla general, a estatuir en última instancia, y,
muy excepcionalmente, en instancia única. Ante el Juzgado de Primera
Instancia todo ello es más difícil, porque “son muy escasos los asuntos que se
ventilan sin posibilidad de apelación, recurso éste que es excluyente del de
oposición Dice, al respecto, ese prestante jurisconsulto, en la misma página de
la revista mencionada, que cabe descartar de plano la intervención del
Presidente de la Corte en aplicación de los artículos 141 y 137 antes
transcritos, pues no estamos en el curso de una instancia de apelación, sino en
el curso de un recurso de oposición.

Más abajo, refiere éste que “en Francia, varios meses después de la entrada
en vigencia del nuevo Código de Procedimiento Civil, el legislador intervino,
para llenar la laguna del nuevo Código sobre el aspecto que comentamos, se le
agregó un párrafo que dice así:- “El mismo poder pertenece, en caso de
oposición, al juez que ha rendido la decisión. Pero, como ya se ha indicado,
nuestra legislación nada ha dicho sobre el asunto, teniendo que hacerlo, sin
embargo, la Suprema Corte de Justicia, a través de una muy comen-
tada sentencia que rindiera en fecha 14 de noviembre de 1994, en la que, a
pesar de todo, la situación para el Juzgado de Paz no fue tampoco prevista,
limitándose la misma a abordar las situaciones especiales de la Corte de
Apelación y del Juzgado de Primera Instancia.

En torno a la Corte de Apelación, constan en la sentencia comentada, las


siguientes puntualizaciones:- “Considerando, que las sentencias contradictorias
dictadas en única o en última instancia en grado de apelación son siempre
ejecutorias de manera inmediata, a menos que se interponga contra las
mismas un recurso de casación que sea suspensivo de pleno derecho, como
en materia de divorcio, de separación de bienes, de nulidad de matrimonio, de
cancelación de hipoteca, de inscripción en falsedad o de una ejecución
suspendida por la Suprema Corte de Justicia, a solicitud del recurrente en
casación, todo en virtud de lo que dispone el artículo 12 de la Ley sobre
Procedimiento de Casación; que cuando la sentencia de apelación es en
defecto, el recurso de oposición es suspensivo de la ejecución de la sentencia,
independientemente de que dicho recurso sea inadmisible, nulo o infundado;
que el Presidente de la Corte de Apelación no está facultado para suspender la
ejecución de dicha sentencia, por no tratarse de la hipótesis prevista por el
artículo 137 de la Ley 834 de 1978, que exige que se trate de una sentencia de
primer grado, cuya ejecución provisional haya sido ordenada, contra la cual se
hubiera interpuesto un recurso de apelación y que la ejecución provisional de
dicha sentencia esté prohibida por la ley o haya riesgos de que entrañe
consecuencias manifiestamente excesivas.

Es cierto, como lo sostiene nuestro más alto tribunal de justicia, que el plazo y
el recurso mismo de oposición (como vía ordinaria que es), surten un inmediato
efecto suspensivo con relación al fallo impugnado, y que, igualmente, ninguna
jurisdicción de segundo grado podría disponer la ejecución provisional de su
propia sentencia, en razón de que ese beneficio sólo ha sido previsto para las
decisiones rendidas por las jurisdicciones de primer grado (las sentencias
susceptibles de casación, como regla general y salvo las excepciones de ley,
son de ejecución inmediata, a menos que se demande su suspensión, luego de
interpuesto dicho recurso, en base al artículo 12 de la Ley de Casación).

Pero y si lo hace (tal cual sucede a cada rato), cómo se detendría la ejecución
provisional de una sentencia rendida en defecto por un tribunal de segundo
grado y que ha sido objeto de un recurso de oposición? Tenemos el firme
convencimiento de que, en la práctica, aquella parte que haya sido beneficiada
con una sentencia en defecto provista de la fórmula de la ejecutoriedad
provisional, por una jurisdicción de segundo grado, pese al efecto suspensivo
del recurso de oposición, tratará siempre de ejecutar esa sentencia bajo
cualquier circunstancia. Y es ahí donde el sentido común indica que de alguna
manera se tendría que detener una ejecución provisional de semejantes
características y obviamente ordenada en inobservancia de la ley, tal y como
se ha dicho para los casos en que se haya dispuesto ese beneficio especial
para el aspecto civil de sentencias rendidas por tribunales represivos. De lo
contrario, se estaría a merced de la intención y de la comprensión de la parte
aprovechada con una decisión de esta índole.
En consecuencia, entendemos que cuando una jurisdicción de segundo grado
ha dictado una sentencia en defecto con el beneficio de la ejecución
provisional, y esa sentencia ha sido impugnada mediante el recurso ordinario
de oposición, es posible atribuir al Presidente de dicha jurisdicción de segundo
grado, los mismos poderes y facultades que le otorgan los artículos 137, 140 y
141 de la Ley 834 de 1978, para el curso de la instancia de apelación. Este
criterio ha sido incluso admitido por la Suprema Corte de Justicia para el
Juzgado de Primera Instancia, actuando en sus atribuciones normales de
primer grado, a través de la misma sentencia analizada, al exponer que:
Considerando, que es evidente que el referido artículo (el 155 del Código de
Procedimiento Civil) se refiere a las sentencias en defecto dictadas en primera
instancia susceptibles de oposición o de apelación, según sean o no reputadas
contradictorias; que son esas sentencias las que pueden ser ejecutorias
provisionalmente, ya sea de pleno derecho o por haber sido ordenado por el
juez, caso en el cual el recurso de oposición o de apelación no es suspensivo
de la ejecución de la sentencia; que cuando se trata de una sentencia en
defecto cuya ejecución provisional ha sido ordenada, dictada por un tribunal de
primer grado, es el juez de ese mismo tribunal, estatuyendo en referimiento, el
único que tiene competencia para conocer de la demanda en suspensión de la
ejecución de dicha sentencia, en la misma forma y condiciones que el artículo
137 de la Ley 834 del año 1978, faculta al Presidente de la Corte de Apelación,
en el caso de apelación.

Pese a que la sentencia comentada sólo habla de la ejecución provisional,


preciso es admitir, entonces, en tales casos, todos los poderes y facultades que
son otorgados, en referimiento, por la Ley No. 834 de 1978, no sólo en su
artículo 137, como lo refiere dicha sentencia, sino también en sus artículos 138,
139, 140 y 141.

En el Juzgado de Paz la situación es un poco más confusa porque ante el


mismo no existe la institución jurídica del referimiento, dada su naturaleza
especialmente celérica y expedita. En consecuencia, si ese tribunal dicta una
sentencia en defecto, susceptible del recurso de oposición y con el beneficio de
la ejecución provisional, para detener dicha ejecución se podría intentar,
conjuntamente con dicho recurso, o luego de interpuesto e intentado éste, una
demanda provisional a tales fines, que podría generar a su vez una sentencia
provisional revestida de ejecución provisional de derecho, conforme con el
segundo párrafo del artículo 127 de la Ley 834 de De otro lado, ha sido
admitido que “todo el que se sienta perjudicado por una sentencia, aún cuando
no haya sido parte en el litigio, tiene derecho de acudir al Juez de los
Referimientos y solicitar la modificación de medidas ordenadas por él o de un
fallo que le haya causado agravios; que en esa virtud, la demanda en
referimiento, era admisible por el Presidente, en funciones de Juez de los
Referimientos, y, por tanto, competente para ordenar la suspensión de la
sentencia impugnada, de conformidad con lo que establecen los artículos 137,
140 y 141 de la Ley No. 834 de 1978, pero esta decisión ha sido severamente
criticada en razón de que choca de frente con el criterio tradicional de que sólo
la parte que ha sucumbido y contra la cual la ejecución provisional ha sido
pronunciada puede, en caso de apelación de su parte, actuar sobre el
fundamento del artículo 137 de la Ley 834 de 1978, resultando que, para la
interposición de esta demanda, la condición de parte apelante es una condición
sine qua non. Asimismo, “cuando se ha interpuesto un recurso de tercería y la
Corte queda nuevamente apoderada, el Presidente se puede apoderar
nuevamente en referimiento

4.7.2 PODERES ATRIBUIDOS AL PRESIDENTE DE LA CORTE DE


APELACIÓN

Los poderes atribuidos al presidente en la instancia de la Corte de Apelación


restringidos sin lugar a dudas a determinados casos expresamente previstos
por la ley, ha venido a llenar una necesidad en la práctica judicial. Esos
poderes del Presidente de la Corte están claramente previstos y regulados en
los artículos 136, 137, 138, 139, 140 y 141 de la Ley 834 de 1978, los cuales
constituyen, entre nosotros, una verdadera novedad legislativa. Se trata, en sí,
de un tipo especial de referimiento reservado exclusivamente al Presidente de
la Corte en el curso de la instancia de apelación, el cual, aun cuando coincide
en muchos aspectos con el denominado referimiento ordinario que se produce
ante el Juez de Primera Instancia, tiene, no obstante, su propia naturaleza y
sus propios principios. De hecho, la Primera Cámara de la Suprema Corte de
Justicia, por la citada sentencia de fecha 1ro. De Octubre de 1997, Boletín
Judicial No. 1043, se ha referido a las diferencias ostensibles que separan al
referimiento del Juez de Primera Instancia, regulado por los artículos 101 a 112
de la Ley No. 834, de 1978, y al referimiento ante el Presidente de la Corte de
Apelación, en el decurso de dicha instancia, regulado, a su vez, por los
artículos 137, 140 y 141 de esa misma Ley. No obstante, en este referimiento
del Presidente de la Corte, la urgencia es también condición esencial e
imprescindible. Se trata pues de la misma urgencia que se requiere para el
referimiento ordinario de que conoce el Juez de Primera Instancia.

Su admisibilidad está subordinada a la previa existencia de un recurso de


apelación por ante el pleno de la Corte correspondiente. Entonces, procede
primero el recurso, y luego procede la demanda. Lo inverso hace que ésta
resulte irrecibible. Se estima y se considera que la instancia de apelación se
abre con la sola notificación del acto contentivo del recurso. Pero es necesario
además que la Corte de Apelación aún esté apoderada de dicho recurso, pues
si ésta ya ha fallado se desapodera, y cesan así también las facultades del
Presidente para estatuir o decidir en referimiento. Es por ello que el legislador
precisa con claridad que las atribuciones del Presidente de la Corte, en
referimiento, están limitadas o reservadas a la instancia de apelación.

En sujeción a las disposiciones que resultan del artículo 140 de la Ley 834, en
todos los casos de urgencia, el presidente podrá ordenar en referimiento, en el
curso de la instancia de apelación, todas las medidas que no colidan con
ninguna contestación seria o que justifique la existencia de un diferendo. Ese
artículo 140 de la Ley 834 de 1978, repite el contenido del artículo 109 de la
misma ley, que se refiere a los poderes, en referimiento, del Juez de Primera
Instancia. En éstos se advierte el factor urgencia como un factor determinante o
sine aqua non. Y, como ya consta, la urgencia ante el Presidente de la Corte es
idéntica a la urgencia ante el Presidente del Juzgado de Primera Instancia.
Del artículo 140 de la Ley 834, de 1978, se desprende con claridad que el
Presidente de la Corte, en atribuciones de referimiento y en el curso de la
instancia de apelación, no puede tampoco perjudicar lo principal, no puede
prejuzgar. Como consta en la obra de F. Taváres, Elementos de Derecho
Procesal Civil Dominicano, vol. 11, página 95, éste “no podría pues ordenar en
referimiento una medida que, aunque urgente, fuera susceptible de darle una
solución a la litis.

Dice, al respecto, Artagnán Pérez Méndez (Revista Estudios Jurídicos,


volumen V, número 3, septiembre a diciembre de 1995, página 425), que la
contestación seria equivale, según algunos maestros, a un derecho mani-
fiestamente indiscutible. La medida provisional ordenada por el Presidente de
la Corte, en referimiento, no debería ni aniquilar ni entorpecer ese derecho
manifiestamente indiscutible. Se ha indicado así que .desde que exista
incertidumbre, por débil que ésta sea, sobre lo que decidiría el juez del fondo,
no se podría hablar de contestación seria (ver página 426 de la revista
mencionada en el párrafo anterior). Más adelante, en la página 427 de dicha
revista, Pérez Méndez afirma: Al Presidente, en referimiento, le está prohibido
dictar medidas que choquen con una contestación seria y también que esas
medidas justifiquen la existencia de un diferendo, porque de ser así..., el
conocimiento del fondo no tendría razón de ser. Asimismo, el artículo 141 de la
Ley 834, de 1978, establece que el Presidente podrá igualmente, en el curso
de la instancia de apelación, suspender la ejecución de las sentencias
impropiamente calificadas en última instancia, o ejercer los poderes que le son
conferidos en materia de ejecución provisional.

Este texto legal contiene pues dos partes bien diferenciadas que ameritan sus
respectivos análisis por separado. En cuanto a la primera parte, se puede decir
que el Presidente de la Corte de Apelación, en el transcurso de esa
instancia, tiene un poder de control sobre la calificación de las sentencias
impropiamente calificadas en última instancia, y en caso de que ésta sea
errada, puede suspender la ejecución de la sentencia, hasta que la
admisibilidad del recurso sea apreciada por la Corte de Apelación (F. Taváres,
Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano, volumen 11, página número
95).

Obviamente que aun en esta circunstancia también se impone, antes que nada,
la interposición del correspondiente recurso de apelación, para luego
apoderarse al Presidente de la Corte, en el curso de dicha instancia. En cuanto
a la segunda parte, que se refiere a los poderes conferidos al Presidente de la
Corte en materia de ejecución provisional, se impone tomar en consideración,
primero, las tres situaciones que resultan de las disposiciones de los artículos
137, 138 y 139 de la Ley 834, y segundo, la situación especial que prevé el
artículo 136 de la ley mencionada. En efecto, el artículo 137 de la Ley 834 de
1978 especifica que “cuando la ejecución provisional ha sido ordenada, no
puede ser detenida, en caso de apelación, más que por el presidente
estatuyendo en referimiento y en los casos siguientes: 1ro) Si está prohibida
por la ley; y 2do) Si hay riesgo de que entrañe consecuencias manifiestamente
excesivas; en este último caso, el juez apoderado podrá también tomar las
medidas previstas en los artículos 130 a 135.

Constituye un acontecimiento de suma importancia para nuestro sistema


jurídico procesal, la inclusión del referido texto, pues mediante éste se permite
acudir por ante el Presidente de la Corte de Apelación, en referimiento y en el
curso de dicha instancia, a fines de que éste disponga la suspensión de la
ejecución provisional de una sentencia cuando tal beneficio o facultad está
prohibida por la ley. Cuanto tiene que hacer dicho Magistrado es cerciorarse en
el sentido de determinar si la ejecución provisional de la sentencia apelada está
o no está prohibida por la ley, y en caso de que así sea, debe él disponer su
inmediata suspensión. La prohibición de la ejecución provisional de una
sentencia puede resultar de expreso mandato de la ley, o bien pudiere resultar
tácitamente, cuando ello entre en contradicción con la lógica aplicación de
algún texto legal. Asimismo, dicha prohibición podría afectar a toda una
sentencia o sola una parte de ella, como acontece, por ejemplo, en el caso
especialmente previsto por la parte in fine del artículo 128 de la Ley 834, de
1978, que expresa que la ejecución provisional nunca se puede ordenar por los
costos, o la especie tratada en forma indirecta.

En la obra LA EJECUCIÓN PROVISIONAL de Alfredo Pina Martínez, 1997,


San Francisco de Macorís, página 18, consta que este beneficio especial está
particular y expresamente prohibido “en materia de orden (artículo 765 C.P.C.),
o cuando la rapidez del procedimiento la hacen poco necesaria; en materia de
publicidad inmobiliaria, la decisión que estatuye rechazando el depósito o la
desestimación de formalidad proveniente del conservador de hipoteca no es
susceptible de ejecución provisional; en materia comercial en los asuntos
tratados en el ordinal 7º del 2.1.

Para Sergio Germán Medrano (Revista Estudios Jurídicos, enero a abril de


1996, volumen VI, número 1, página No. 111), el artículo 130 de la Ley 834 de
1978 es un texto legal imperativo. Pone a cargo del juez una obligación
positiva, no una obligación negativa, puesto que no establece prohibiciones. No
prohíbe la ejecución provisional, sino que le impone al juez la obligación de
ordenar la constitución de una garantía cada vez que beneficia su sentencia
con ella. Por argumento a contrario no pueden existir dudas entonces en el
sentido de que cuando el juez la ordena y simultáneamente no establece la
garantía que deberá prestar el beneficiario, la ejecución provisional deberá ser
suspendida por violación del citado artículo. En nuestro vigente sistema judicial
no es posible que un tribunal represivo pronuncie u ordene la ejecución
provisional del aspecto civil de su sentencia, cuando este aspecto es llevado
accesoriamente a la acción pública.

Primero, porque la ejecución provisional es una institución enteramente de


derecho civil, no contemplada, por ende, para los asuntos penales, a no ser en
los casos limitativamente previstos en algunos textos especiales (artículo 206
del Código de Procedimiento Criminal Y, segundo, porque en los casos en que
la acción civil es llevada accesoriamente a la acción penal, esa acción civil está
enteramente subordinada a todas las reglas que gobiernan a aquélla (la acción
penal), para la que, latu sensu, no está prevista la ejecución provisional.

Como bien lo ha dicho Reynaldo Ramos Morel (Estudios Jurídicos, volumen V,


número 2, mayo a agosto de 1995, página 276), no puede entonces ejecutarse
primeramente el aspecto civil, cuando todavía no se ha resuelto el penal, que
es el principal.

Agregando éste más adelante que el carácter suspensivo absoluto del recurso
de apelación en materia penal, se aplica a todo el contenido de la sentencia
rendida, lo que incluye necesariamente la condenación civil.

El efecto suspensivo del recurso de apelación es de orden público, sobre todo


si se trata de la materia penal, como una necesaria y lógica consecuencia de la
protección al sagrado derecho de defensa previsto en el artículo 8 ordinal J de
la Constitución de la República Dominicana.

Cuando acontece que un juez represivo dispone la ejecución provisional del


aspecto civil de su sentencia, se está entonces frente al caso en que dicha
ejecución no está permitida por la ley, lo que abre la posibilidad de acudir por
ante el Presidente de la Corte de Apelación, en referimiento, en el curso de
dicha instancia, para detener esa ejecución provisional, El Dr. Rafael Tulio
Pérez de León, actuando como Presidente de la Cámara Civil y Comercial de la
Corte de Apelación de Santo Domingo, llegó a librar sendas Ordenanzas en
fechas 18 de Julio de 1994 y 21 de marzo de 1995, en las que sentó el criterio
de que: Las condenaciones civiles obtenidas en materia penal tendentes a
reparar los daños morales causados como consecuencia de la comisión de un
crimen, un delito, o un cuasidelito, pueden llevarse accesoria y conjuntamente
con la acción pública, pero, para su ejecución, deben agotarse todas las
instancias a que puede estar sujeto el juicio penal, ya que como demanda
accesoria está subordinada y sujeta al procedimiento penal y a sus reglas
determinantes.
Por tanto, como en materia penal el recurso de apelación es absoluto, es decir,
es suspensivo por sí mismo en todas las condenaciones impuestas, las penas
accesorias como lo son en este caso las condenaciones civiles, corren la
misma suerte de las penas principales y están sujetas a las reglas de aquéllas,
inclusive y muy principalmente a las consecuencias que se derivan del recurso
de apelación ejercido contra la sentencia condenatoria. Adujo éste, por dichas
Ordenanzas, que “el Presidente de la Corte es el único funcionario judicial
competente para suspender la ejecución provisional de las sentencias, todo en
virtud de las disposiciones de la Ley 834 del 15 de julio de 1978, pero para ello
es necesario que esté en curso, un recurso de apelación, del cual esté
apoderada la Corte.

En aquellas Cortes de Apelación divididas en Cámaras, dicha facultad


descansa en manos del Presidente de la Cámara Civil y Comercial, porque el
referimiento, según se ha dicho, es una institución jurídica enteramente propia
del derecho privado. Poco importa, para ello, que sea la Cámara Penal de
dicha jurisdicción de segundo grado la que se encuentre apoderada del
correspondiente recurso de apelación, pues resulta que conforme al artículo 43
de la Ley de Organización Judicial No. 821-27, nuestros juzgados de Primera
Instancia tienen plenitud de jurisdicción, y podrán estar divididos en Cámaras.
La Corte de Apelación es el tribunal de segundo grado con competencia para
conocer de las apelaciones de las sentencias del Juzgado de Primera
Instancia, de acuerdo a lo prescrito por el artículo 71-1 de la Constitución. De
esa manera también las cortes de Apelación gozan de plenitud de jurisdicción”;
circunstancia que lleva invariablemente a la conclusión de que “no es válido
pretender que por el hecho de que el recurso de apelación se ha interpuesto en
la forma de los asuntos penales, el Presidente de la Cámara Civil de una Corte
de apelación no tenga competencia para ejercer los poderes que le confieren
los artículos 140, 141 y 137 de la Ley 834-78, al no existir recurso ordinario de
apelación ante dicha Cámara, pues sólo hay una Corte, y la ha sido apoderada
por un recurso de apelación).
Se estila, primero, que en todos los casos precedentemente tratados, bien sea
cuando la ejecución provisional esté prohibida por la ley, o bien sea cuando
entonces sencillamente no esté permitida, o cuando, en fin, haya sido ordenada
no siendo de derecho sin la constitución de la garantía que refiere el artículo
130 de la Ley 834 de 1978, es posible requerir al Presidente de la Corte, en la
instancia de apelación y en atribuciones de referimiento, la inmediata
suspensión de esa ejecución provisional, al amparo del primer párrafo del
artículo 137 de dicha ley; y, segundo, que la urgencia queda sobreentendida.
Por otra parte, si la ejecución provisional ha sido dispuesta por el Juez de
Primera Instancia (en sentido lato, juez de primer grado), dentro de las
facultades que le confiere el artículo 128 de la Ley 834 de 1978, sin haber
sopesado cuidadosamente la medida, aun cuando ella no esté prohibida por la
ley, es obvio que se podrían derivar o generar, de dicha ejecución, riesgos o
efectos de consecuencias manifiestamente excesivas.

Es así como se puede acudir por ante el Presidente de la Corte, en


referimiento, en el curso de la instancia de apelación, a fines de que éste
disponga la suspensión de la ejecución provisional ordenada bajo tales circuns-
tancias. Dicho magistrado habrá de sopesar si las consecuencias de la
ejecución provisional de la sentencia apelada serían mucho más perniciosas
que no permitir la misma.

La jurisprudencia francesa ha considerado que la ejecución provisional de una


sentencia puede suspenderse cuando la decisión del primer grado ha
intervenido en condiciones que hace dudar de la regularidad del procedimiento,
especialmente en los casos de violación del derecho de la defensa; cuando el
deudor se encuentra actualmente en una situación económica sana y el
embargo y la venta del material de la explotación correría el riesgo de paralizar
o hacer desaparecer la empresa.

Se asume entonces que hay riesgos de consecuencias manifiestamente


excesivas en una sentencia cuya ejecución provisional ha sido dispuesta sobre
la base de un grosero desconocimiento del legítimo derecho de defensa.
También cuando dicha medida no ha sido suficiente y adecuadamente
motivada por el juez que la ordenó. En los casos en que el Presidente de la
Corte de Apelación, estatuyendo en referimiento, en el curso de dicha
instancia, resuelve disponer la suspensión de la ejecución provisional de la
sentencia recurrida A esas medidas también se refiere el artículo 136 de dicha
ley, por lo que ello se habrá de abordar en un solo cuerpo más adelante.

El artículo 138 de la Ley 834 de 1978 precisa y consagra que cuando la


ejecución provisional ha sido rehusada, no puede ser acordada, en caso de
apelación, más que por el Presidente estatuyendo referimiento. En este caso,
sin embargo, parece exigirse la urgencia, como condición sine aqua non. Un
hecho nuevo susceptible de modificar la situación de las partes ocurrido
posteriormente a la sentencia del primer grado, o cuando el riesgo de
insolvencia del deudor se manifiesta en el curso de la instancia de apelación,
son cuestiones que facilitan la justificación de la urgencia.
De su lado, el artículo 139 de la Ley más arriba mencionada, establece lo
siguiente: Cuando la ejecución provisional no ha sido solicitada, o si,
habiéndolo sido, el juez haya omitido estatuir, no podrá ser acordada en caso
de apelación, más que por el Presidente estatuyendo en referimiento. Se ha
expresado al respecto que en estos casos la urgencia no parece ser imprescin-
dible o luce sobreentendida, y también que la ejecución provisional ordenada
por el Presidente de la Corte, en referimiento, en el curso de la instancia de
apelación, bajo las circunstancias especialmente previstas por el citado artículo
139 de la Ley 834 de 1978, produce sus efectos jurídicos a partir de la fecha en
que fue dictada la sentencia apelada por el juez de primer grado, y no a partir
del momento en que es librada la ordenanza correspondiente disponiéndose
dicha ejecución provisional, agregando sobre el asunto Artagnán Pérez
Méndez, que, según su criterio, tan pronto se solicita la ejecución, todo queda
paralizado hasta que el Presidente decida sobre la petición.

4.8. INICIO DEL REFERIMIENTO EN LA JURISDICCIÓN INMOBILIARIA


4.8.1. CONCEPTO
El Referimiento es un procedimiento especial establecido con la finalidad de
que todo aquel que lo entienda procedente pueda obtener de forma rápida una
medida provisional en caso de urgencia. Los artículos del 50 al 53 de la Ley
108-05 y del 163 al 170 del Reglamento de Tribunales Superiores de Tierras y
Jurisdicción Original contienen las disposiciones relativas al Referimiento
inmobiliario. El artículo 50 establece que “el Juez del Tribunal de Tierras
apoderado del caso puede conocer en Referimiento de toda medida urgente y
de carácter provisional que se deba tomar respecto al inmueble”. Para los fines
de la demanda en Referimiento es necesario analizar qué debemos entender
por urgencia, la manera de determinarla y el carácter de provisionalidad de la
ordenanza.

En ese sentido, y con relación a la urgencia, la jurisprudencia ha establecido


como criterio constante que la urgencia es una cuestión de hecho que se
encuentra abandonada a la apreciación del juez y que escapa al control de la
casación (Ver Sentencia del 1 de julio de 1988, JB 932, p. 889). Por su parte, la
jurisprudencia francesa ha establecido que la noción de urgencia se encuentra
subordinada a los siguientes aspectos: a) Cuando es necesario prevenir una
turbación potencial, susceptible de producirse en cualquier momento. b)
Cuando un retardo en la obtención de la decisión pudiere comprometer los
intereses del demandante. c) Cuando por falta de una medida inmediata la
situación denunciada conduciría a un perjuicio inminente. (Ver Ley 834
Comentada y Anotada por Napoleón R. Estévez Lavandier, edición 2004, pp.
244-245, apartados 681 al 684). Como podemos ver, la urgencia es el requisito
fundamental para determinar la procedencia del referimiento, en ese sentido,
los Magistrados Samuel Arias Arzeno y Alexis Read, en su obra Fondo
Jurisprudencial de la Cámara Civil, p. 411, apartado 165.9, dicen que “aquel
que invoca un estado de urgencia debe hacerlo sobre la base de hechos y
circunstancias que no pueden ser producto de su creación ni tampoco
cuestionables.

4.8.2. INSERCIÓN DEL REFERIMIENTO EN LA JURISDICCIÓN


INMOBILIARIA.

El derecho inmobiliario es una de las más complejas y apasionantes de ramas


del Derecho. Su estudio se hace cada día más necesario y obligatorio, tanto
para los juristas y abogados en ejercicio, como para todas las personas que
procuran aumentar su patrimonio con ciertas seguridades jurídicas y de
inversión. En ella se introduce, por primera vez, en la legislación dominicana la
figura jurídica del referimiento, de conformidad con lo que dispone el artículo 50
de la ley No. 108-05, sobre Registro Inmobiliario. En virtud de tal disposición, el
demandante puede citar por acto de alguacil de la jurisdicción inmobiliaria a la
parte demandada para que el Juez de Jurisdicción Original apoderado del caso,
pueda conocer de toda medida urgente y de carácter provisional que se deba
tomar respecto a un inmueble para prevenir o evitar un daño inminente o para
hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita o excesiva.

4.8.3. ASPECTOS CRÍTICOS QUE PLANTEA EL REFERIMIENTO


INMOBILIARIO.

La demanda en referimiento se introduce por medio de una citación al


demandado emplazándolo a comparecer a la audiencia que se celebrará el día
y hora habilitados por el Tribunal de la Jurisdicción inmobiliaria de que se trate.
La citación al demandado deberá estar acompañada por el auto de fijación de
audiencia correspondiente. La parte demandante persigue y obtiene del juez de
los referimientos, que en este caso es el juez de Jurisdicción original que se
encuentra apoderado del asunto principal, el auto de fijación de audiencia, en el
cual constará la fecha, hora y lugar donde se celebrará la audiencia.

En la jurisdicción inmobiliaria, al iniciar la demanda en referimiento, se pierde la


esencia del referimiento, es decir, se desnaturaliza la acción. Sostenemos que
en el procedimiento establecido en la Ley No.108-05, de Registro Inmobiliario,
se desnaturaliza el referimiento, toda vez que la parte demandante debe
solicitar la autorización y fijación de audiencia a tales fines, para conocer de la
demanda. A diferencia del proceso en derecho común donde el Juez, conoce
en días habituales y sólo en los casos de hora a hora, se hace necesario
proveerse de un auto para conocer de dicha medida, en un día no habitual.

4.8.4. REQUISITOS PARA EL APODERAMIENTO DE REFERIMIENTO POR


ANTE LA JURISDICCIÓN INMOBILIARIA
EL PROCEDIMIENTO SE INICIA DE LA SIGUIENTE FORMA
1- En depositar la instancia de demanda por ante la secretaria del tribunal,

2- En que la misma llegue a las manos del juez apoderado,

3- En esperar que este dicte el auto de fijación de audiencias,

4- En retirar el indicado auto de la secretaria del tribunal y

5- En citar al demandado a comparecer a la audiencia fijada por el tribunal a los


fines requeridos, se evidencia la pérdida de un tiempo valiosísimo que destruye
el fin del referimiento, haciendo que este se vuelva un proceso lento en contra
del objetivo que persigue el referimiento que es la celeridad.

En el referimiento ordinario la parte que quiera demandar no necesita de


ninguna autorización. De los mismos términos de la ley se infiere que habrá un
día habitual de los referimientos. Ejemplo de ello es que en la Presidencia de la
Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito
Nacional, a principios de cada año se emite auto fijando los días habituales de
los referimientos. Igual costumbre rige en la Presidencia de la Cámara Civil y
Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional.

Otro aspecto a criticar sobre el referimiento en la jurisdicción inmobiliaria,


seguido conforme a la ley No. 108-05 sobre Registro Inmobiliario, es que en la
misma sólo se establece el referimiento en curso de una acción principal, es
decir, mientras exista una Litis sobre derechos registrado, cerrando así el
referimiento fuera del curso de instancia. Lo que, claramente revela, que ante la
posibilidad de hacer uso de este tipo de referimiento se debe recurrir al
procedimiento del derecho común. En el derecho común, existe tanto el
referimiento en el curso de instancia, como fuera del curso de instancia, es
decir, que se permite el llamado referimiento autónomo pues para que este
pueda ser incoado no es necesario que exista una acción principal.

Para la jurisdicción inmobiliaria el legislador de la ley 108-05, debió permitir este


referimiento fuera del curso de una litis sobre terrenos registrados, puesto que
existen situaciones en la que el juez de jurisdicción original, en atribuciones de
referimientos, podría estatuir sobre una situación de urgencia, daño inminente,
turbación manifiestamente ilícita o consecuencias excesivas, de la cual se
necesita se emita una ordenanza revestida de provisionalidad. Tal es el caso de
un procedimiento de desalojo por ante el Abogado del Estado, en el que se
necesite del otorgamiento de la fuerza pública. También en materia de
servidumbre de paso y otros tipos de dificultades. Valido es acotar en esta
parte, que la Suprema Corte de Justicia, sobre el referimiento fuera del curso de
instancia estableció lo siguiente: Considerando, que en cuanto a la
contradicción de motivos denunciada en el tercer medio por el recurrente, es
preciso puntualizar, según se desprende de la sentencia impugnada, que la
motivación de ese fallo referente a que el juez de los referimientos tiene
competencia para acordar medidas precautorias, provisionales, no solo cuando
existe una contestación principal pendiente de solución, sino todas las veces,
aún sin instancia principal, que se pretenda prevenir un daño inminente o
neutralizar una turbación ilícita. Sobre esta situación podemos señalar que una
vez promulgada, la ley es ciega, sorda y muda. Corresponderá a los operadores
del sistema jurídico darle voz, visión y oído, mediante la interpretación. Se crea
pues, entre el texto escrito y el interprete un “círculo hermenéutico.

Reconocemos que la acción en referimiento por ante la Jurisdicción


Inmobiliaria, instaurada con la Ley No. 108-05, que regula el sistema de registro
de inmuebles en la República Dominicana, ha constituido un avance, dado que
con ella se favorece al reforzamiento de los procedimientos ante la señalada
jurisdicción y resulta expedito para quien urge valerse de una medida
provisional a fin de preservar su patrimonio en riesgo. Pero las características
establecidas en la ley No. 108-05, sobre Registro Inmobiliario, corren el riesgo
de resultar ineficaces a causa del papel conservador que reflejan muchos
jueces de esa jurisdicción en sus decisiones, además, de que aún persisten
situaciones que lejos de mostrar la verdadera importancia de esta figura
jurídica, configuran un sistema poco práctico, por el temor de los juzgadores al
momento de estatuir y decidir y por las disposiciones reglamentarias que ha
dictado la Suprema Corte de Justicia, que no son las más adecuadas. Esto no
quiere decir que su utilidad en la jurisdicción inmobiliaria no tenga sentido, sino
que debe dársele la auténtica connotación jurídica que caracteriza la figura del
referimiento.

4.8.5. MARCO LEGAL DEL REFERIMIENTO EN LA JURISDICCIÓN


INMOBILIARIA
Los artículos del 50 al 53 de la Ley No. 108-05 de Registro Inmobiliario; o
artículos 46 literal “a”, 74 al 76, 94, 163 al 17 del Reglamento de los Tribunales
Superiores de Tierras y de Jurisdicción Original de la Jurisdicción Inmobiliaria; o
artículos 140 y 141
Artículo 50.- Referimiento. El Juez del Tribunal de Jurisdicción Original
apoderado del caso puede conocer en referimiento de toda medida urgente y de
carácter provisional que se deba tomar respecto al inmueble.

Párrafo 1.- En el curso de la litis sobre derechos registrados el juez de


Jurisdicción Original debe actuar a pedimento de las partes
.
Párrafo 2.- Su ordenanza como juez de los referimientos no puede prejuiciar el
fondo del asunto, no adquiere en cuanto a lo principal la autoridad de la cosa
juzgada, y es ejecutoria provisionalmente, no obstante cualquier recurso.

Artículo 51.- Competencia. El juez de Jurisdicción Inmobiliaria apoderado del


caso puede también ordenar en referimiento, todas las medidas conservatorias
que se impongan para prevenir un daño inminente o para hacer cesar una
turbación manifiestamente ilícita o excesiva.

Artículo 52.- Procedimiento. El demandante en referimiento debe citar por acto


de alguacil de la Jurisdicción Inmobiliaria a la parte demandada para que en el
plazo de un (1) día franco comparezca por ante el juez apoderado, quien debe
dictar su decisión en un plazo no mayor de quince (15) días contados a partir de
la fecha de la audiencia.

Artículo 53.- Vías de Recurso. La medida dictada en referimiento es recurrible


por ante el Tribunal Superior de Tierras correspondiente. El plazo para recurrir
las medidas dictadas en referimiento es de quince (15) días contados a partir de
la notificación de la decisión. El presidente del Tribunal Superior de Tierras tiene
las mismas facultades previstas en los Artículos 140 y 141 de la Ley 834, del 15
de julio de 1978, que abroga y modifica ciertas disposiciones en materia de
Procedimiento Civil y hace suyas las más recientes y avanzadas reformas del
Código de Procedimiento Civil Francés.

4.9. CARÁCTER PROVISIONAL DE LA ORDENANZA EN EL


REFERIMIENTO INMOBILIARIO.
4.9.1. SU CARÁCTER PROVISIONAL
El carácter de provisionalidad significa que las ordenanzas que emite el Juez de
los Referimientos no pueden prejuzgar el fondo, no ligan de ninguna forma al
juez de lo principal, ni tienen autoridad de cosa juzgada, porque son
eminentemente provisionales (Ver Sentencia de fecha 10 de marzo del 1999,
BJ, 1060, p. 58 al 67). En ese sentido, el párrafo 2 del artículo 50 de la Ley 108-
05 dispone que la ordenanza del juez de los referimientos no puede prejuiciar el
fondo del asunto, ni adquiere en cuanto a lo principal autoridad de la cosa
juzgada y es ejecutoria provisionalmente, no obstante cualquier recurso.
4.9.2. TRIBUNAL COMPETENTE
El tribunal competente para conocer la demanda en referimiento es de
Jurisdicción Original que se encuentre apoderado del caso de manera principal,
lo cual quiere decir que de no existir una instancia principal, no procede la
demanda en referimiento, a diferencia del procedimiento civil ordinario, donde sí
se puede demandar en referimiento aunque no exista una demanda principal
cursando en el tribunal apoderado.

4.9.3. FINALIDAD DEL REFERIMIENTO


La figura del referimiento, en nuestro derecho común, así como en la Ley 108-
05, tiene la finalidad de poner en manos del juzgador las herramientas legales
necesarias para que pueda tomar todas las medidas conservatorias para
prevenir un daño inminente, o para hacer cesar una turbación manifiestamente
ilícita o excesiva, de manera tal, que de no tomarse las previsiones de lugar, el
daño pudiera ser irreparable
4.9.4. ¿PUEDEN SER ORDENADA DE OFICIO LAS ORDENANZAS EN
REFERIMIENTO?
No, primero porque se trata de un asunto de puro interés privado, y segundo,
por el principio de justicia rogada que rige nuestro ordenamiento jurídico interno.
En tal sentido, si el juez emite las ordena de oficio se está excediendo en sus
poderes y en sus funciones.

4.9.5. CALIDAD PARA DEMANDAR EN REFERIMIENTO


La calidad es el poder en virtud del cual una persona ejerce una actuación en
justicia, o el título con que una parte figura en el procedimiento. Tiene calidad
para demandar en referimiento todo aquel que sea parte de una litis sobre
derechos registrados en primera instancia y que entienda necesario e inminente
proteger el mismo de cualquier medida que pueda ser de consecuencias
manifiestamente excesivas e irreparables. Y en caso de apelación, todo aquel
que haya sucumbido en justicia y contra la cual se haya ordenado la ejecución
provisional. A petición de parte, el Juez puede aplazar la audiencia a breve
término con la finalidad de darle oportunidad a las partes de que puedan
presentar cualquier documentación que en ese momento no tienen a mano, o
para hacer cualquier otra diligencia necesaria para el proceso, quedando esta
medida abandonada a la prudencia y soberanía del juez.

Si no se presenta ningún inconveniente en el transcurso de la audiencia, las


partes harán la presentación de sus respectivas pruebas. Finalizada la
audiencia, el Juez fijará a breve término la audiencia de fondo. El día de la
audiencia de fondo, la parte demandante fundamentará la urgencia de sus
peticiones. El demandado hará las réplicas de lugar y quedará la demanda en
estado de fallo, o en plazo.

4.9.6. FUERZA LEGAL DE LA ORDENANZA DE REFERIMIENTO


La ordenanza de Referimiento es ejecutoria provisionalmente no obstante
cualquier recurso, y sin prestación de fianza, sin perjuicio de que el Juez pueda
ordenar alguna medida de garantía como requisito para la ejecutoriedad.
4.10. EL REFERIMIENTO POR ANTE EL TRIBUNAL SUPERIOR DE
TIERRAS

4.10.1. EL REFERIMIENTO POR ANTE EL TRIBUNAL SUPERIOR DE


TIERRAS
El plazo de apelación de las ordenanzas de referimiento es de 15 días, a partir
de la notificación de la misma, por acto de alguacil de la Jurisdicción
Inmobiliaria. En caso que la ordenanza de referimiento sea objeto de recurso de
apelación, el tribunal competente para conocer de dicho recurso lo es el Tribunal
Superior de Tierras territorialmente competente, por virtud de las disposiciones
contenidas en los artículos 53 de la Ley 108-05, y 169 del Reglamento de
Tribunales.

El Presidente del Tribunal Superior de Tierras es el competente para ordenar la


suspensión de la ejecución de la ordenanza recurrida, siempre que lo estime
necesario y conveniente, mediante el apoderamiento de manera independiente
de la demanda en suspensión. La Jurisprudencia ha establecido que si la Corte
se constituye en Pleno para conocer de la demanda en suspensión en materia
de referimientos, violenta las reglas de la competencia de atribución, excede sus
poderes y los límites de su competencia, porque la Corte a-qua es una
Jurisdicción diferente a la del Presidente de la misma, por lo tanto, cuando se
constituye sin tener facultad para ello, de la demanda en suspensión de la
ejecución de la sentencia, función que es exclusiva del Presidente, actuando
como juez de los referimientos por virtud de las disposiciones del artículo 137 de
la Ley 834, la sentencia así pronunciada es nula.

Una vez apoderado el Tribunal Superior de Tierras sobre el Recurso de


Apelación, la Secretaría General procederá a remitir el expediente al Presidente
del Tribunal Superior de Tierras, quien a su vez deberá emitir el correspondiente
auto de fijación de audiencia. Es necesario destacar el hecho de que la Ley no
establece de manera clara cuál es el plazo en que debe fijarse la audiencia de
referimiento a partir del apoderamiento, sólo establece que se emplazará a
comparecer en un día franco. En ese sentido, el artículo 103 de la Ley 834
establece que el Juez se asegurará de que haya transcurrido tiempo suficiente
entre la citación y la audiencia para que la parte citada haya podido preparar su
defensa. La Jurisdicción Inmobiliaria debe acogerse a estas disposiciones y
determinar de manera soberana “el plazo prudente” aquí establecido.

El Recurso de Apelación debe ser notificado por acto instrumentado por un


alguacil de la Jurisdicción Inmobiliaria, emplazando en el plazo de un día franco
a comparecer por ante el Tribunal Superior de Tierras. El procedimiento de la
audiencia es el establecido para las litis sobre derechos registrados, adaptado al
aspecto sumario del referimiento. La decisión sobre el referimiento será dictada
en un plazo no mayor de quince (15) días laborables, a partir de la fecha de la
audiencia de fondo, conforme al artículo 52 de la Ley 108-05 y el artículo 166
del Reglamento de los Tribunales. Cuando se demanda la suspensión de una
Ordenanza de Referimiento, el presidente de Tribunal Superior de Tierras,
cuenta con las mismas facultades previstas en los artículos 140 y 141 de la Ley
834, que establecen que en todos los casos de urgencia, el presidente podrá
ordenar en referimiento todas las medidas que no coliden con ninguna
contestación seria o que justifiquen la existencia de un diferendo. Puede
suspender la ejecución de las sentencias impropiamente calificadas en última
instancia, o ejercer los poderes que le son conferidos en materia de ejecución
provisional.

El artículo 137 de la Ley 834 dice: “Cuando la ejecución provisional ha sido


ordenada, no puede ser detenida, en caso de apelación, más que por el
Presidente Si la ejecución está prohibida por la Ley. Si hay riesgo que entrañe
consecuencias manifiestamente excesivas. En los casos en que la sentencia es
ejecutoria de pleno derecho, el Presidente del Tribunal Superior de Tierras está
sujeto al cumplimiento estricto del artículo 141 de la Ley 834, cuya aplicación ha
sido ampliada por la Suprema Corte de Justicia, cuando dice que “la posibilidad
de suspensión de la ejecución provisional depende de que advierta o
compruebe que la decisión recurrida se encuentre afectada de una nulidad
evidente, como la ausencia total de motivación, o ha sido producto de un error
grosero, o pronunciada en violación al derecho de defensa de la parte que
demanda la suspensión, o ha sido obtenida en violación flagrante de la ley, o en
sus poderes que le son atribuidos, o cuando la sentencia recurrida haya sido
dictada por un juez incompetente .

4.10.2. VÍAS DE RECURSOS


La ordenanza en referimiento dictada por el Juez de Jurisdicción Original es
susceptible de ser recurrida en apelación. El plazo para apelar es de quince (15)
días, contados a partir de la notificación de la ordenanza. El recurso de
apelación será conocido por una terna del Tribunal Superior de Tierras
territorialmente competente. Cuando el referimiento se interpone en el curso del
conocimiento de un recurso de apelación de apelación, éste es conocido por el
presidente del Tribunal Superior de Tierras del Departamento, que se encuentra
apoderado de la apelación. La decisión dictada por el Presidente del Tribunal
Superior de Tierras, en atribuciones de referimientos, sólo puede ser recurrida
mediante el recurso de casación, conforme lo establecido en la Ley sobre
Procedimiento de Casación.

4.11. DE LAS CRÍTICAS AL REFERIMIENTO INMOBILIARIO

1.11.1. CRITICAS AL REFERIMIENTO INMOBILIARIO.

La demanda en referimiento se introduce por medio de una citación al


demandado emplazándolo a comparecer a la audiencia que se celebrará el día
y hora habilitados por el Tribunal de la Jurisdicción inmobiliaria de que se trate.
La citación al demandado deberá estar acompañada por el auto de fijación de
audiencia correspondiente. La parte demandante persigue y obtiene del juez de
los referimientos, que en este caso es el juez de Jurisdicción original que se
encuentra apoderado del asunto principal, el auto de fijación de audiencia, en el
cual constará la fecha, hora y lugar donde se celebrará la audiencia.

En la jurisdicción inmobiliaria, al iniciar la demanda en referimiento, se pierde la


esencia del referimiento, es decir, se desnaturaliza la acción. Se sostiene que
en el procedimiento establecido en la Ley No.108-05, sobre Registro
Inmobiliario, se desnaturaliza el referimiento, toda vez que la parte demandante
debe solicitar la autorización y fijación de audiencia a tales fines, para después
emplazar a la parte demandada para conocer de la acción. En estos trámites,
es decir, 1.- En depositar la instancia de demanda principal por ante la
secretaria del tribunal; 2.- Agotar el trámite para designar juez para conocer
del fondo del asunto (implicando la notificación de la demanda); 3.- Luego
de designado el juez depositar la instancia de demanda en referimiento por
ante la secretaria del tribunal apoderado; 4.- Esperar el Juez dicte el auto de
fijación de audiencias, 5.- Retirar el indicado auto de la secretaria del tribunal; y
6.- Citar y notificar el acto contentivo del acto introductorio de la demanda ante
el juez de los referimientos.

Se evidencia la pérdida de un tiempo valiosísimo, que atenta contra la celeridad


y la urgencia del proceso en referimiento, haciendo que este se vuelva un
proceso lento y probablemente ineficaz. No es posible comprender el uso de
este mecanismo, el cual resulta desatinado, ya que es generador de un sistema
de instrucción desastroso, siendo el referimiento una institución jurídica
especial, cuya pertinencia y estabilidad deben ser conservadas en todo
momento.

En el referimiento ordinario la parte que quiera demandar no necesita de


ninguna autorización. De los mismos términos de la ley se infiere que habrá un
día habitual de los referimientos. Ejemplo de ello es que en la Presidencia de
la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito
Nacional, a principios de cada año se emite auto fijando los días habituales de
los referimientos. Igual costumbre rige en la Presidencia de la Cámara Civil y
Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional. Lo práctico sería que
a inicios de cada año los jueces de referimientos de la jurisdicción inmobiliaria
fijen, mediante auto el o los días en que se celebrarán las audiencia habituales
de referimiento, como lo hacen los jueces de los tribunales indicados en el
párrafo anterior, sin necesidad de tener que emitir un auto por cada demanda
en referimiento para fijar audiencias.

Otro aspecto a criticar sobre el referimiento en la jurisdicción inmobiliaria,


seguido conforme a la ley No. 108-05 sobre Registro Inmobiliario, es que en la
misma sólo se establece el referimiento en curso de una acción principal, es
decir, mientras exista una litis sobre derechos registrado, cerrando así el
referimiento fuera del curso de instancia. Lo que, claramente revela, que ante la
posibilidad de hacer uso de este tipo de referimiento se debe recurrir al
procedimiento del derecho común. En el derecho común, existe tanto el
referimiento en el curso de instancia, como fuera del curso de instancia, es
decir, que se permite el llamado “referimiento autónomo”, pues para que este
pueda ser incoado no es necesario que exista una acción principal.

Para la jurisdicción inmobiliaria el legislador de la ley 108-05, debió permitir


este referimiento fuera del curso de una lítis sobre terrenos registrados, puesto
que existen situaciones en la que el juez de jurisdicción original, en atribuciones
de referimientos, podría estatuir sobre una situación de urgencia, daño
inminente, turbación manifiestamente ilícita o consecuencias excesivas, de la
cual se necesita se emita una ordenanza revestida de provisionalidad. Tal es el
caso de un procedimiento de desalojo por ante el Abogado del Estado, en el
que se necesite del otorgamiento de la fuerza pública. También en materia de
servidumbre de paso y otros tipos de dificultades. Valido es acotar en esta
parte, que la Suprema Corte de Justicia, sobre el referimiento fuera del curso
de instancia estableció lo siguiente: Considerando, que en cuanto a la
contradicción de motivos denunciada en el tercer medio por el recurrente, es
preciso puntualizar, según se desprende de la sentencia impugnada, que la
motivación de ese fallo referente a que el juez de los referimientos tiene
competencia para acordar medidas precautorias, provisionales, no solo cuando
existe una contestación principal pendiente de solución, sino todas las veces,
aún sin instancia principal, que se pretenda prevenir un daño inminente o
neutralizar una turbación ilícita.

Sobre esta situación podemos señalar que una vez promulgada, la ley es
ciega, sorda y muda. Corresponderá a los operadores del sistema jurídico darle
voz, visión y oído, mediante la interpretación. Se crea pues, entre el texto
escrito y el intérprete un círculo hermenéutico. Se reconoce que la acción en
referimiento por ante la Jurisdicción Inmobiliaria, instaurada con la Ley No. 108-
05, que regula el sistema de registro de inmuebles en la República Dominicana,
ha constituido un avance, dado que con ella se favorece al reforzamiento de los
procedimientos ante la señalada jurisdicción y resulta expedito para quien urge
valerse de una medida provisional a fin de preservar su patrimonio en riesgo.

Pero las características establecidas en la ley No. 108-05, sobre Registro


Inmobiliario, corren el riesgo de resultar ineficaces a causa del papel
conservador que reflejan muchos jueces de esa jurisdicción en sus decisiones,
además, de que aún persisten situaciones que lejos de mostrar la verdadera
importancia de esta figura jurídica, configuran un sistema poco práctico, por el
temor de los juzgadores al momento de estatuir y decidir y por las
disposiciones reglamentarias que ha dictado la Suprema Corte de Justicia, que
no son las más adecuadas. Esto no quiere decir que su utilidad en la
jurisdicción inmobiliaria no tenga sentido, sino que debe dársele la auténtica
connotación jurídica que caracteriza la figura del referimiento.

4.12. “LAS DEMANDAS EN REFERIMIENTO EN LA JURISDICCIÓN


INMOBILIARIA EN EL DECURSO DE LAS LITIS SOBRE DERECHOS
REGISTRADOS.”
4.12.1. Fundamento jurídico del Referimiento en la Jurisdicción
Inmobiliaria.
El referimiento por ante los tribunales de la jurisdicción inmobiliaria esta
recogida por los artículos 50, 51,52 y 53 de la Ley de Registro Inmobiliaria, 74,
75, 76, 94, 163 al 170 del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras
y de Jurisdicción Original.

El Referimiento es un procedimiento excepcional por ante los Tribunales de la


Jurisdicción Inmobiliaria, al cual se acude en caso de urgencia en ara de
ordenar una medida conservatoria la cual tienda a evitar o prevenir un daño
inminente o para hacer cesar una turbación manifiestamente ilícita.

Cuando la Ley de Registro Inmobiliario en lo relativo al Referimiento ha querido


acudir al Código de Procedimiento Civil lo ha hecho de manera vinculante y no
supletoria, para que se apliquen en determinado momento procesal
disposiciones de la Ley 834 de 1978, y lo ha establecido en los términos
previstos por la parte infine del artículo 53 de la Ley de Registro Inmobiliario el
cual dispone entre otras cosas que el presidente del Tribunal Superior de
Tierras tiene las mismas facultades previstas en los artículos 140 y 141 de la
Ley 834, del 15 de julio de 1978.

La demanda en referimiento debe interponerse por ante el Juez de Jurisdicción


Original que esta apoderado de la litis sobre la litis sobre derecho registrado o
de la demanda al, que el interesado deberá solicitarle un auto de fijación de
audiencia para conocer de la demanda en referimiento, los tribunales de la
Jurisdicción Inmobiliaria, específicamente los tribunales de la jurisdicción
original, son incompetentes para conocer de la demandas en referimientos si
estos no están apoderados de una demanda principal, salvo las excepciones
previstas por alguna disposición legal.

Este procedimiento se torna contradictorio toda vez que el adversario debe ser
citado, ya que la demanda en referimiento se introduce por medio de una
citación al demandado emplazándolo a comparecer a la audiencia que ha fijado
el Juez mediante auto, el cual deberá acompañar el acto de citación. El plazo
que debe transcurrir ente la citación y la audiencia que deba conocer el tribunal
es de un (1) dia franco, es decir tres días, en cumplimiento de lo dispuesto en
el artículo 165 del Reglamento de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria.

4.12.2. Categoría o clase de Referimiento en la Jurisdicción Inmobiliaria.


Felizmente, la ley 108-05 de 23 de marzo de 2005, despeja la duda que
planeaba en jurisprudencia y doctrina sobre la existencia del referimiento en la
jurisdicción inmobiliaria. Pero (el pero insidioso), la felicidad no es completa,
porque el legislador de la ley 108-05 perdió la valiosa oportunidad de
enriquecer el referimiento inmobiliario, esclareciendo aspectos oscuros o
confusos del referimiento de derecho común. No se trata de la inclinación
banileja del legislador por la economía (apenas 4 artículos) Estas glosas
pretenden poner de relieve algunos aspectos del referimiento inmobiliario.

1.-Referimiento en curso de instancia


En Francia, país en que se origina el referimiento, durante el siglo XIX y la
primera década del siglo XX, no era posible apoderar al juez de referimiento, si
previamente se había apoderado al juez del fondo. En una palabra, solo existía
el referimiento fuera del curso de instancia. Un autor, escribía en 1827:

“El artículo 806 del Código de Procedimiento Civil solo indica el referimiento
(…) 1º. antes de toda contestación o demanda y 2º. Después de la
contestación, sobre la ejecución de una sentencia o de otro acto equivalente.
De ahí que el legislador no ha querido que pueda proveer en referimiento
durante la duración de una contestación, por urgente que fueses obtener una
decisión pronta y provisional”.

Habría que esperar el año 1910 para que la Cámara Civil de la Corte de
Casación francesa diera un vuelco a favor del referimiento en curso de
instancia. El fallo auroral, en su parte capital es del tenor siguiente:

“Atendido que el artículo 806 del Código de Procedimiento atribuye


competencia al juez de los referimientos en todos los casos de urgencia. Que
los términos generales de esta disposición no permiten sustraer a su
aplicación el caso en que las partes están ya vinculadas en un litigio ante los
jueces del fondo (bastardillas mías, A. R ).

A partir de esta sentencia el referimiento en curso de instancia adquirió carta de


naturaleza en Francia hasta la actualidad. Entre nosotros la Suprema Corte de
Justicia reconoció ese referimiento en su sentencia de fecha 3 de marzo de
2004.
La ley 108-05, parece desconocer el referimiento en curso de instancia. El
artículo 50, primera parte de dicha ley expresa que:

“El Juez del Tribunal de Jurisdicción Original apoderado del caso”, etc. Y el
artículo 51:

“El Juez de Jurisdicción inmobiliaria apoderado del caso”, etc.


Una interpretación literal nos convencería de que el legislador eliminó de cuajo
el referimiento fuera del curso de instancia,

No participo de esa solución farisaica. Me aferro al principio VIII de la misma


ley:
“Para suplir duda oscuridad, ambigüedad o carencia de la presente ley, se
reconoce el carácter supletorio del derecho común y la facultad legal que tienen
los Tribunales Superiores de Tierras y la Suprema Corte de Justicia a estos
fines”.

El derecho común de la materia está contenido en los artículos 101 y siguientes


de la ley 834-78 de 15 de julio de 1978 ninguno de cuyos textos establece la
existencia previa de una demanda principal como condición indispensable para
accionar en referimiento. No obstante, frente a la letra, de la ley 108-05 habrá
que esperar que los jueces de referimiento de la jurisdicción inmobiliaria tengan
la suficiente audacia para superar la mezquindad de la ley y abran la puerta del
referimiento en curso de instancia, liberando a los litigantes de la carga de abrir
una instancia sobre lo principal, en muchos casos en que las medidas no se
relacionan con un problema de fondo.

2.- Prejuicio a lo principal. Como se recordará el artículo 809 del Código de


Procedimiento Civil, ya derogado consagraba que “Los autos a causa de
demandas en referimiento no perjudican en nada a lo principal “.

El perjuicio a lo principal, que, según el profesor Roger Perrot tuvo su época de


gloria (4), tenía la desventaja de la imprecisión y la ambigüedad que fueron
denunciadas en su momento por la doctrina (5), y, para superar esas
desventajas los redactores de las reformas procesales francesas que
confluyeron en el nuevo Código de Procedimiento Civil, eliminaron el “perjuicio
a lo principal” y lo sustituyeron- en un afán de modernizar el lenguaje- por el de
noción de contestación seria.
No obstante, el legislador de la ley 108-05, resurreccionó una noción enterrada
entre nosotros desde el 15 de julio de 1978, al introducir en el artículo párrafo 2
del artículo 50 el perjuicio al fondo:

“Su ordenanza como juez de los referimientos no puede prejuiciar el fondo del
asunto”.

De manera que, el legislador dominicano, invirtiendo el consejo bíblico, echó


vino viejo en odre nuevo.

3.- Competencia y poderes.- El artículo 51 de la ley 108-05 anuncia en su título,


“competencia”, pero cuando se lee se advierte fácilmente que no se refiere a la
competencia del juez de referimientos, sino a sus poderes. Así dice, en su
primera parte:

“EL juez de Jurisdicción Inmobiliaria apoderado del caso puede también


ordenar en referimiento” etc.

Es del abecé del Procedimiento Civil, que competencia no equivale a poder. La


competencia es la aptitud que tiene cada jurisdicción de juzgar determinado
tipo de litigio con respecto a otras jurisdicciones; el poder es la capacidad que
tiene el juez de referimientos para adoptar medidas, medidas provisionales.

4.- Procedimiento rápido y sencillo

Una de las características salientes del referimiento es la sencillez del


procedimiento. Tanto que el Reglamento de la ley 108-05, en su artículo 76,
dispone que las demandas se conocerán en no más de dos (2) audiencias”.

Pues bien, el artículo 75 de dicho reglamento dispone que las audiencias


tendrán lugar el día fijado por el juez, y, el párrafo del artículo 164 agrega un
requisito innecesario: la citación debe estar “acompañada por el auto de fijación
de audiencia”.
Lo práctico sería que a comienzo de cada año, los jueces de referimiento de la
jurisdicción inmobiliaria fijen, mediante auto el día ó los días en que se
celebrarán las audiencias habituales de referimiento, como lo hacen los jueces
de referimiento del Distrito Nacional, sin necesidad de tener que emitir un auto
por cada audiencia. Se ahorra energía y papeles.

4.12.3. Distinción entre Competencia y Poderes de la Jurisdicción de


Referimiento – sus características y procedimientos para apoderar al Juez
de los Referimiento en la Jurisdicción Inmobiliaria.
El juez de Jurisdicción Inmobiliaria apoderado del caso puede También ordenar
en referimiento, todas las medidas conservatorias que se impongan para
prevenir un daño inminente o para hacer cesar una turbación manifiestamente
ilícita o excesiva.

El demandante en referimiento debe citar por acto de alguacil de la Jurisdicción


Inmobiliaria a la parte demandada para que en el plazo de un (1) día franco
comparezca por ante el juez apoderado, quien debe dictar su decisión en un
plazo no mayor de quince (15) días contados a partir de la fecha de la
audiencia.

4.12.3.1. Características
La medida dictada en referimiento es recurrible por ante el Tribunal Superior de
Tierras correspondiente. El plazo para recurrir las medidas dictadas en
referimiento es de quince (15) días contados a partir de la notificación de la
decisión. El presidente del Tribunal Superior de Tierras tiene las mismas
facultades previstas en los Artículos 140 y 141 de la ley 834, del 15 de julio de
1978, que abroga y modifica ciertas disposiciones en materia de Procedimiento
Civil y hace suyas las más recientes y avanzadas reformas del Código de
procedimiento civil francés.

4.12.3.2. Apoderamiento en el decurso de una Litis.


El hecho de que una persona haya registrado un inmueble y obtenido el
Certificado de Título, no constituye obstáculo en caso de litis, para que los
jueces aprecien el verdadero alcance o naturaleza de lo convenido, máxime si
existen dos contratos de venta sobre un mismo inmueble, uno de los cuales es
una venta de cosa ajena. No. 15, Ter., Abr. 2012, B.J.1217.

4.12.4 Las Audiencias y Las Medidas de Instrucción.


En las audiencias de referimiento por ante los tribunales de la jurisdicción
inmobiliaria, deberán ser cumplidas todas las formalidades y requisitos exigidos
por la ley de Registro Inmobiliario y el Reglamento de dichos tribunales. Al ser
la demanda en referimiento un procedimiento de orden privado, el mismo se
conocerá en no más de dos audiencias, una de sometimientos de pruebas, y
otra de conclusiones, entre las cuales transcurrirá un plazo no mayor de cinco
días.

En la audiencia de sometimiento de pruebas las partes deberán darle lectura la


inventario de los documentos que harán valer en apoyo de los actos y hechos
relativos a su demanda, ya que de conformidad con el artículo 1315 del Código
Civil todo el que alega un hecho en justicia está en la obligación de probarlo,
por consiguiente el demandante debe probar los hechos y actos que alega en
apoyo de su demanda, que en virtud de ese mismo principio el demandado
debe probar los hechos y actos que alega en apoyo a su defensa o de los
medios de inadmisión y excepciones que opone al demandante como
fundamento de su liberación, por tanto si el demandante no suministra la
prueba el Juez está obligado de rechazarla.

La prueba fundamental en referimiento es la urgencia de la medida solicitada,


si la parte demandante no aporta la prueba referente a la urgencia el juez está
en la obligación de rechazarle la demanda ya que la urgencia es el elemento
fundamental para determinar la procedencia del referimiento. Una vez
concluida la audiencia sobre sometimiento de prueba el juez fijara la audiencia
sobre el fondo la cual quedara fijada en la audiencia de sometimiento de
pruebas, entre la audiencia de sometimiento de prueba y la audiencia de fondo
no debe transcurrir un plazo mayor de cinco días.

Las ordenanzas en referimiento


Las ordenanza dictadas por los jueces de la jurisdicción inmobiliaria en
atribuciones de referimiento no pueden prejuiciar el fondo del asunto, no
adquieren en cuanto a lo principal la autoridad de la cosa juzgada, y es
ejecutoria provisionalmente, no obstante cualquier recurso las mismas deben
ser notificadas mediante acto de alguacil. Las ordenanzas en referimiento
tienen un carácter provisional, toda vez de que las mismas no deciden sobre el
derecho, sino simple medidas para prevenir un daño inminente.

4.12.5. Principales Funciones del Juez de los Referimiento en la


Jurisdicción Inmobiliaria.
El Referimiento es un es un trámite rápido y sencillo tendiente a obtener del
presidente del tribunal civil o de comercio una ordenanza que resuelva
provisionalmente una incidencia, sin decidir sobre el fondo del asunto, y en
caso urgente o de dificultad en la ejecución forzada de un título.

La ordenanza de Referimiento como decisión provisional rendida a solicitud de


una parte, la otra presente o citada, en los casos en que la ley confiere a un
Juez que no está apoderado de lo principal el poder de ordenar
inmediatamente las medidas necesarias, están tipificados en los artículos 101
hasta el 112 de la Ley 834.

El Referimiento tiene dos característica: el proceso tiene un carácter


contencioso – contradictorio y b) La decisión tiene un carácter provisional. Es
un procedimiento práctico y difiere del procedimiento ordinario en las
formalidades propias de éste, porque descartan la idea de rapidez y en que a
través del Referimiento no se dilucida el fondo del asunto.

La decisión en Referimiento tiene lugar en ocasión de un proceso principal.


Pero en Referimiento la decisión no tiene autoridad de la cosa juzgada en
cuanto a lo principal. Es decir, el Juez de los Referimientos no puede decidir el
fondo del asunto, aun cuando para determinar la existencia de la situación de
urgencia pueda ponderar, prima facie, cuestiones de fondo cuando ello se hace
indispensable para apreciar si la medida que se le solicita debía o no ser
concedida a título provisional, sin que ese tipo de comprobación se le imponga
a la hora de decidir el fondo, pues conserva su libertad para decidir lo principal
de la contestación.

Lo que da lugar a la competencia del Juez de los Referimientos es la existencia


de la urgencia. Es decir, se trata de un hecho que abandona la apreciación de
los jueces del fondo. La urgencia se caracteriza en un retardo de medidas que
trae por consecuencia los intereses del demandante o citante en Referimiento.
También cuando hay lugar a prevenir un daño potencial susceptible de
producirse en cualquier momento o cuando a falta de tomarse la medida de
manera inmediata, la situación denunciada conduciría a un perjuicio
irremediable.

La urgencia es una de las características importantes pero el Juez no puede


tomar medidas que colijan con una contestación seria ni que justifiquen la
existencia de un diferendo.

En cuanto la competencia de esta materia, el Juez de Primera Instancia es el


mismo juez de derecho común competente para conocerla. Claro está que se
rige según la competencia territorial, que es la regla "actor sequitur forum", es
decir, determina en relación con el domicilio del demandado.

Hay que tener en cuenta que en este tribunal la decisión es provisional, a


solicitud de parte, la otra presente o citada. De modo pues, que se trata de un
procedimiento contencioso. La parte que hace la solicitud en Referimiento se le
llama parte demandante o citante y a la que recibe la citación parte demandada
o citada. Incluso no hay oposición a que las personas originariamente
intervengan voluntariamente o sean llamadas en intervención forzosa.

El Juez en esta materia es apoderado por citación a una audiencia que


celebrará a este efecto el día y hora habituales de los Referimientos. Entonces
el magistrado dicta auto fijando uno o varios días a la semana como día
habitual de los Referimientos. Así, la parte interesada sólo tiene que citar a la
otra parte para esa fecha previamente fijada, sin que medie solicitud de
audiencia, bastando con que el día habitual, la parte citante solicite al alguacil
de estrados el enrolamiento de la causa.
En principio, no existe plazo entre la citación y la audiencia, pero el Juez debe
asegurarse de que entre una y otra haya transcurrido un tiempo suficiente para
que la parte citada haya podido preparar su defensa. No obstante los poderes
que el Juez tiene en esta materia, la jurisprudencia dominicana sugiere que
dicho plazo sea un día franco.

Si la situación es de tal urgencia que amerita mayor celeridad de la que puede


proveer la existencia del día habitual de los Referimientos, el Juez puede
permitir citar de hora a hora, aún los días feriados, pudiendo celebrar la
audiencia hasta en su domicilio con las puertas abiertas.

En caso de que la parte citada no comparezca o no concluya, se le juzgará en


defecto, pues para la comparecencia de la parte citada puede tener lugar
personalmente o por ministerio de abogado. Esto representantes pueden leer
sus conclusiones y el Juez podrá conceder plazos para depositar escritos de
motivación de las mismas, tal y como ocurre en materia civil ordinaria, pero
teniendo en cuenta la celeridad propia de la materia de Referimiento. Incluso
pueden ordenarse todas las medidas de instrucción que se consideren
pertinentes, tales como la comunicación de documentos, comparecencia
personal de las partes, informativos, etc.

Cuando se emite la Ordenanza en Referimiento esta es ejecutoria a título


provisional sin fianza, a menos que el juez ordene la prestación. Incluso que la
ejecución sea ordenada sobre minuta, lo cual lleva como consecuencia que no
sea necesario su registro, para fines de dicha ejecución. En especial debe
notificarse a la parte contraria, conforme a las reglas generales que rigen la
ejecución de las sentencias, en caso de necesidad puede ordenarse que la
ejecución tenga lugar a la vista de la minuta y esta se le entrega a la parte que
la vaya a ejecutar, con la obligación de reintegrarla.
La Ordenanza de Referimiento produce los mismos efectos que una decisión
en justicia y produce hipoteca judicial. Sin embargo, tiene una autoridad de
cosa juzgada muy limitada, no se impone al Juez de fondo. Posee una
autoridad relativa y provisional, en el sentido de que puede ser revisada en
Referimiento en caso de circunstancias nuevas. También puede conllevar
condenación en costas y astreintes.
Hay que tener en cuenta que la urgencia es la noción fundamental y esencial
que justifica toda la organización del procedimiento de Referimiento, así como
las reglas de forma basadas en rapidez y las reglas de fondo consistentes en el
carácter provisional de las decisiones del Referimiento. Tomando en cuenta los
términos: urgencia no es lo mismo que celeridad, pues el procedimiento puede
encontrarse acelerado por la posibilidad de citar a fecha fija con autorización
del Juez. La celeridad justifica las simplificaciones del procedimiento, pero no la
existencia de una jurisdicción excepcional.

La cuestión es que si una dificultad se presenta, normalmente la parte


interesada debe dirigirse para resolverla al Tribunal competente para estatuir
sobre el fondo, ahora bien, el Referimiento ha sido instituido para remediar las
lentitudes del procedimiento, por lo que tiene un carácter subdiario. Se acudirá
a la vía del Referimiento cuando el procedimiento ordinario sería impotente
para resolver la cuestión en el tiempo requerido. Por eso, supone un peligro, el
cual resulta, bien de las circunstancias, bien el perjuicio que los plazos
habituales del procedimiento son susceptibles de provocar a los legítimos
intereses, materiales, intelectuales o morales de quienes acuden a tal
procedimiento.

En otras palabras, cada vez que existe una situación tal que un peligro en la
demora afecte intereses legítimos de una parte, y que tal demora se vea
complicada por los plazos propios del procedimiento ordinario, se debe acudir
al Juez de los Referimientos. A pesar de todo la noción de urgencia tiene un
carácter subjetivo, lo que implica que pertenece a cada juez, en cada caso,
decidir si hay perjuicio grave tal que amerite su actuación como Juez de los
Referimientos.
La urgencia puede consistir en el hecho de facilitar un arreglo amigable. Incluso
se piensa que la antigüedad del litigio no caracteriza la urgencia, sino más bien
los retrasos, maniobras dilatorias y la mala fe del deudor. Aunque nada importa
la necesidad de la urgencia no logra justificarse si el juez de los Referimientos
se declara incompetente por perjuicio a lo principal.

Hay que tener en cuenta que la urgencia no resulta de la diligencia de las


partes, sino de la naturaleza del asunto. Claro está que el Juez de los
Referimientos está obligado a verificar si hay urgencia aun y cuando las partes
estén de acuerdo para sean ordenadas las medidas solicitadas por una de
ellas. Aunque la urgencia no es apreciada al momento de la demanda, sino al
momento en que el Juez de los Referimientos estatuye.

Debemos decir que la noción de urgencia no puede ser excluida para los casos
en que una instancia de fondo existe ante un Tribunal: es evidente que no hay
litispendencia entre la demanda que cursa ante el Tribunal del fondo y instancia
en Referimiento, pues tienen objetos diferentes: el fondo y una medida
provisional. Decimos esto, porque no se podía llevar ante el Juez de los
Referimientos una demanda que era un incidente de una instancia principal,
que en esos el Tribunal de fondo podía ordenar, por una Sentencia provisional,
las medidas necesarias.

Lo descrito anteriormente es en caso de la urgencia pero en caso de extrema


urgencia que son casos subjetivos y por tantos de hecho. Nos basta con decir
en que el Juez considera que existe extrema urgencia, el Juez puede autorizar
la citación de hora a hora, en día no laborales y celebrar audiencia en su propio
domicilio con las puertas abiertas.

Otro elemento esencial es una contestación seria.


La rapidez del procedimiento en Referimiento trae como consecuencia la
ausencia de garantías y la imposibilidad para el Juez de decidir definitivamente
el proceso. A fin de preservar los derechos de las partes y de dejar abierta la
discusión que todo litigio debe sufrir ante el Tribunal normalmente competente,
se prohibe al Juez de los Referimientos prejuiciar lo principal, prohibición que
es consecuencia de la rapidez del procedimiento en Referimiento.

Ahora bien, ¿qué es perjuicio a lo principal? Según una definición de principio:


No pertenece al Juez de los Referimientos juzgar el fondo del derecho. Pero el
Juez de los Referimientos puede fundar su decisión sobre el derecho
perteneciente a una de las partes o sobre la base de una situación de hecho,
cuando el derecho o la situación de hecho, no pueden ser seriamente
contestados. Además dicha decisión señala que no es necesario tomar partido
sobre los derechos alegados, sino que es suficiente apreciar si los hechos
constatados implican una apariencia, sea de derecho, sea de poderes, o
justifiquen una duda.

Un criterio parecido tiene la jurisprudencia dominicana cuando dice: Que


ponderar cuestiones de fondo no es decidir esas cuestiones, y no puede
censurarse que los jueces, en el procedimiento de Referimiento, se vean en la
necesidad de entrar en la ponderación, prima facha, de esas cuestiones, si,
como en el caso ocurrente, ello se hace indispensable para apreciar si la
medida que se le solicita debía o no ser concedida a título provisional.

Ahora el Juez no puede perjudicar lo principal: Es decir que no puede estatuir


sobre el fondo del derecho; no puede decir y juzgar, no posee autoridad
jurisdiccional y no puede decidir sobre una contestación que no tenga seriedad
y mucho menos puede sobre una contestación que no tenga seriedad. Por
último el Juez no puede atenerse a una apariencia de derecho.

Tenemos que tener pendiente que no es que la existencia de una contestación


seria elimina de cuajo la competencia del Juez de los Referimientos, sino por el
contrario, la existencia de tal contestación justifica las medidas tomadas por el
Juez de los Referimientos, a condición de que no decida el fondo del litigio.

El Juez de los Referimientos, sin decir el derecho, sobre la situación conflictiva


que se le somete, puede y debe hacerse una opinión sobre ella, para apreciar
la naturaleza de las medidas provisionales y urgentes que dicho conflicto
impone.

En ese orden de ideas, la noción de contestación seria puede ser tomada


desde tres ángulos, según el caso: Primero: Un obstáculo a la competencia del
Juez de los Referimientos, cuando ella exige la solución del fondo del derecho,
Segundo: La razón de ser de la intervención del Juez de los Referimientos,
Tercero: La motivación de la decisión en Referimiento.

Hay veces en que la seriedad de la contestación cierra la competencia del Juez


de los Referimientos, porque para estatuir tendría que fallar el fondo del litigio
(contestación seria – obstáculo).

Otras veces, es precisamente la existencia de esa contestación seria lo que


justifica la intervención del Juez de los Referimientos. Hay que tener en cuenta
que en todos los casos de urgencia, el presidente del tribunal de primera
instancia puede ordenar en referimiento todas las medidas que no colindan con
ninguna contestación seria o que justifique la existencia de un diferendo.

Se puede señalar que el Juez de los Referimientos no puede decidir una


contestación seria, pero que la existencia de tal contestación no solamente es
obstáculo a su intervención, sino que por el contrario, pude justificar su
intervención.

El principio es que el Juez de los Referimientos no puede ordenar medidas que


colijan con una contestación seria. La incompetencia derivada de la existencia
de tal contestación, es considerada de orden público y puede ser suplida de
oficio aún en casación.

En este caso el Juez de los Referimientos tiene algunas limitaciones: a) No


puede tomar partido sobre la regularidad de la designación de un administrador
de una sociedad. b) No puede, para decidir una demanda en fianza de
embargo retentivo entre esposos, estatuir sobre el régimen matrimonial
interpretando las cláusulas del régimen matrimonial. C) No puede pronunciarse
sobre la cuestión de saber si una acreencia es anterior o posterior a la
suspensión de las persecuciones. D)No puede decidir sobre el sentido y
alcance de una disposición legal, e) No puede interpretar un reglamento que él
declara ley entre las partes.

También la jurisprudencia dominicana ha decidido que si bien es cierto que el


juez de los referimientos pues ordenar la expulsión inmediata del ocupante de
un inmueble en caso de contestación no seria, particularmente cuando se trata
de un ocupante sin derecho ni título, esa competencia cesa cuando el
demandado alega la existencia de un contrato de inquilinato que le autoriza a
ocupar el inmueble, puesto que el juez de los referimientos carece de
competencia para pronunciarse sobre la validez de tal convención.

El Juez de los Referimientos puede tomar todas las medidas que justifiquen la
existencia de un diferendo y de esa interpretación, se deduce la existencia de
la contestación seria que justifica la intervención del Juez de los Referimientos.
Y es que en efecto, hay que precisar que la sola existencia de una contestación
seria, de un diferendo entre partes, no puede cerrar la competencia del Juez de
los Referimientos en todos los casos, pues sería el rescat in pax de esa
institución. Por el contrario, es la contestación seria lo que reviste de interés al
Referimiento, pudiendo decirse que, mientras más seria es la dificultad, más
justificada es la intervención del Juez de los Referimientos.

Si la acreencia que da lugar al embargo es seriamente contestada, esta


circunstancia debe permitir al Juez de los Referimientos ordenar la revocación
de dicho embargo. Esto nos permite abordar un tema que ha sido objeto de
controversia en la jurisprudencia dominicana.

Refiriéndonos al embargo conservatorio Código de Procedimiento Civil autoriza


al Juez de los Referimientos a ordenar la cancelación, reducción o limitación
del embargo conservatorio, en cualquier estado de los procedimientos, cuando
hubiere motivos y legítimos. Especialmente cuando motivos serios y legítimos,
es decir, tiene existir esa facultad excepcional que el legislador dominicano ha
conferido al juez de Primera Instancia, en atribuciones de referimiento, para
hacer cancelar, reducir o limitar los embargos que se realicen en virtud de la ley
5119 de 1959, no está sujeta a que sea ejercida antes de que introduzca en
validez del embargo.

Referiéndonos a las medidas conservatorias, éstas tienen por finalidad


salvaguardar un bien o una obra, las cuales pueden desembocar en medidas
de administración. En cuanto a estos criterios el Juez tiene poderes para
decidir sobre las dificultades en la ejecución de una fijación de sellos o de un
inventario. Se trata del llamado Referimiento sobre proceso verbal. Tal es el
caso de que el Juez de Paz, en ocasión de una fijación de sellos, encuentre
cerradas las puertas del lugar de su traslado. En ese caso, la parte interesada
puede acudir al Juez de los Referimientos y éste ordenar al Juez de Paz la
apertura de las puertas, para proceder a la fijación de sellos. Otro poder que
tiene es ordenar el secuestro judicial de un bien litigioso o en peligro, en virtud
del artículo 1961 del Código de Procedimiento Civil, a sabiendas que dicha
demanda no puede intentarse, tratándose de un inmueble registrado, si ya ha
sido apoderada la jurisdicción de tierras.

Ahora bien, el Referimiento también existe en otra materia del derecho,


ejemplo: Los poderes del presidente del tribunal de primera instancia previstos
en los artículos del Código del Procedimiento Civil, se extienden a todas las
materias cuando no exista procedimiento particular de referimiento. A pesar de
que ha sido ensanchando su radio de acción, tiene una naturaleza
esencialmente civil. Sin embargo, este texto abre la posibilidad de que el Juez
de Primera Instancia sea competente, como Juez de los Referimientos, en
todas aquellas materias que no exista procedimiento particular de Referimiento,
como lo sería la materia administrativa.

En lo que respecta a medidas provisionales en el curse de un saneamiento o


de una litis sobre terrenos registrados, no se aplica dicho texto, pues el artículo
9 de la Ley de Registro de Tierra le otorga al Tribunal de Tierras, en
Jurisdicción Original, el poder de ordenar, medidas provisionales que no
causen perjuicio al fondo, en los casos de urgencia, o cuando se trate de fallar
provisionalmente sobre las dificultades relativas a la ejecución de un título
ejecutivo o de una sentencia. Se trata pues, de un procedimiento particular de
Referimiento, aunque no se llame con ese nombre.

Otra característica especial del papel del Juez de los Referimientos es que éste
tiene potestad para ordenar, aún de oficio, un astreinte para asegurar la
ejecución de una decisión que emane de otra jurisdicción. Sin embargo, no
tiene competencia en estos casos para conceder indemnización por daños y
perjuicios. Por otro lado, dicho texto no autoriza al Juez de los Referimientos a
modificar el alcance del título ni sus efectos.

¿Cuándo la Ordenanza en Referimiento se ejecuta? Ésta es ejecutoria de


pleno derecho, no obstante cualquier recurso, y sin prestación de fianza, a
menos que el Juez ordene la prestación de una. Para asegurar la ejecución de
su propia decisión, el Juez de los Referimientos puede imponer astreinte y
liquidarlas a título provisional.

Por lo tanto, la Sentencia u Ordenanza en Referimiento, con o sin fianza es


ejecutoria de pleno derecho, aún y cuando el Juez no lo diga. Por tanto,
podemos afirmar que se trata de una ejecución provisional imperativa y no
facultativa.

Ahora bien, la controversia surge con la posibilidad de suspender o no la


ejecución provisional de una Sentencia u Ordenanza en Referimiento.

Refiriéndonos a la ejecución provisional, se debe previamente recurrir en


apelación la Sentencia, y demandar en Referimiento ante el Presidente de la
Corte de Apelación apoderada la suspensión de la ejecución provisional
ordenada. Ahora bien, cuando no es el Juez que ordena la ejecución
provisional, sino que esta es de pleno derecho, y por lo tanto, ordenada por el
legislador, como el caso del Referimiento, aún en ese caso puede demandarse
la suspensión de la ejecución provisional ante el Presidente de la Corte.

Hay que precisar que la ejecución provisional debe: a) ser detenida en caso de
error grosero de derecho o de violación del derecho de defensa; b) En caso de
exceso de poder manifiesto del Juez de los Referimientos; c) En caso de
ausencia total de motivación; c) En caso de duda sobre la validez del
procedimiento en el primer grado, resultante de la falta de calidad del
demandante.

Considerando que las disposiciones relativas a la ejecución provisional de las


sentencias emanadas de las atribuciones establecidas en los artículos 127 a
141 de la Ley 834 de 1978, pone de relieve que el legislador distinguió entre las
sentencias que están revestidas de ejecución provisional de pleno derecho,
como las dictadas en materia de referimiento, y aquellas otras cuya ejecución
debe ser ordenada por el juez, pero esta distinción está limitada a la
circunstancia de que las primeras tienen el carácter de ser ejecutorias
provisionalmente aun cuando el juez no lo haya ordenado, mientras que en la
segunda es preciso que la ejecución provisional resulte de una disposición del
juez, pero desde el punto de vista de los medios que pueden ser empleados
para obtener la suspensión de la ejecución provisional, ambos tipos de
sentencias están sometidos al mismo procedimiento, que en consecuencia, el
presidente de la corte de apelación está facultado para suspender la ejecución
provisional de pleno derecho de una sentencia en el ejercicio de los poderes
que el confieren los artículos 140 y 141 de la Ley 834.

Ahora, estos criterios extenuado fueron tomados en cuenta por la Suprema


Corte cuando afirma que si bien del tribunal de primera instancia, estatuyendo
en referimiento en el curso de apelación puede detener la ejecución provisional
de la sentencia cuando ha sido ordenada en caso prohibido por la ley o cuando
a su juicio, su ejecución provisional conlleva riesgos de consecuencias
manifiestamente excesivas para el recurrente, este no puede sin excederse en
sus poderes, ordenar la suspensión de la ejecución provisional de una
sentencia cuando como el caso presente, la fuerza ejecutoria provisional de la
decisión es pleno derecho porque está expresamente señalada por la ley, que
el presidente del tribunal de primera instancia sólo tiene competencia para
suspenderla en su ejecución provisional, juzgando en atribuciones de
referimiento, cuando compruebe que la decisión recurrida ha sido pronunciada
en violación del derecho de defensa de la recurrente.
CONCLUSIONES

El derecho de propiedad forma parte del catálogo de derechos fundamentales


que presenta nuestra Constitución del 2010, no obstante, esto no implica que
sea la primera vez que se encuentre protegido, pues dicho derecho ha sido
consagrado por todas las Constituciones Dominicanas desde nuestros inicios.
El artículo 51 de nuestra Constitución establece que: “El Estado reconoce y
garantiza el derecho de propiedad. La propiedad tiene una función social que
implica obligaciones. Toda persona tiene derecho al goce, disfrute y disposición
de sus bienes”.

La realidad es que a medida que va pasando el tiempo la convivencia social y


el ponerse de acuerdo con un grupo de personas se hace cada vez más difícil,
producto de ello es que surgen un sin número de situaciones violatorias a los
derechos reales de los particulares, las cuales dan lugar al procedimiento
tipificado en ley como Litis sobre Derechos Registrados.

Las causas y consecuencias del Referimientos en los procesos que se


desarrollan ante esta Jurisdicción Inmobiliaria de la Provincia La Altagracia, se
propone obtener o conseguir cual es el interés y la importancia que tienen
ambas instituciones jurídicas en los procesos Inmobiliarios, a la vez que
analizaremos la utilidad que tiene el Referimiento para el ejercicio de las
acciones que procuran o reclaman en el derecho Inmobiliario en esta
Jurisdicción y la importancia que tienen para los Abogados el manejo o dominio
de los Incidentes en primer término y los Referimientos en Segundo termino;
procuraremos presentar todos los aspectos más importantes tanto de la Litis
como de los Referimientos ante esta Jurisdicción.

Desglosando un poco los términos que describen este proceso podríamos


establecer que la palabra litis se refiere a aquella disputa o conflicto que surge
entre los particulares que necesariamente debe ser resuelta por los jueces. Así
el Código Civil Dominicano establece en su artículo 1700 que: ‘‘se reputa que la
cosa es litigiosa, desde el momento en que existe demanda y contestación
sobre el fondo del derecho’’.
En tal sentido, la Suprema Corte de Justicia ha señalado que para los fines del
referimiento en el terreno se considera registrado desde el momento en que
interviene la sentencia final del saneamiento, aún cuando la operación material
del registro no se haya efectuado. Sin embargo, lo planteado anteriormente no
quiere decir que para la redacción de los actos que realicen esos adjudicatarios
rijan ya las formalidades del art 189 de la Ley de Registro de Tierras, pues esas
formalidades están previstas específicamente para el caso en que se haya
efectuado materialmente el registro. Con esta afirmación la Suprema Corte de
Justicia establece el marco dentro del cual puede surgir el referimiento sin
ajustarla o limitarla a un caso específico. Asimismo, desde el punto de vista
jurisprudencial, se considera también registrado un terreno cuando ha sido
objeto de una adjudicación definitiva o irrevocable aunque no se haya
ejecutado dicha sentencia.
RECOMENDACIONES

Establecer que se reputa un terreno registrado cuando el Decreto de Registro


haya sido transcrito in extenso en el Libro de Registro, en la Oficina del
Registrador de Títulos del Tribunal de Tierras correspondiente.

Instaurar la figura del referimiento sobre derechos registrados, sin embargo, no


consagra una definición clara ni un concepto específico sobre ella.

Establecer que el registro se ha efectuado cuando se inscribe un derecho,


carga o gravamen en el Registro de Títulos correspondiente.

Destinar los artículos que van desde el 28 hasta el 31 a la litis sobre derechos
registrados. Con dicha ley, el legislador decidió abundar y ampliar los
conceptos establecidos en la antigua Ley 1542, llenando los vacíos
establecidos por la misma.

Abundar un poco más en cuanto a lo que se refiere al procedimiento que se


necesita para interponer una litis sobre derechos registrados, estableciendo
conceptos y detalles que habían sido omitidos anteriormente, desde la
definición esencial hasta las notificaciones requeridas.
BIBLIOGRAFÍA.

1- Artículo 164, del Reglamento de los Tribunales Superiores de Tierras y de


Jurisdicción Original, Modificado por Resolución No. 1737-2007, del 12 de julio
de 2007.

2- Alexis Read. Llover sobre mojado: Apuntes Sobre El Referimiento Inmobiliario,


Gaceta Judicial No. 272. Año 13. Julio 2009. Pág. 25.

3- Alexis Read. Llover sobre mojado: Apuntes Sobre El Referimiento Inmobiliario,


Gaceta Judicial No. 272. Año 13. Julio 2009. Pág. 24.

4- Alexis Read. Llover sobre mojado: Apuntes Sobre El Referimiento Inmobiliario,


Gaceta Judicial No. 272. Año 13. Julio 2009. Pág. 26.

5- Alexis Read. Llover sobre mojado: Apuntes Sobre El Referimiento Inmobiliario,


Gaceta Judicial No. 272. Año 13. Julio 2009. Pág. 27.

6- Artagnan Pérez Méndez, Procedimiento Civil, Tomo I, Volumen I, 11ma


edición.

7- Artagnan Pérez Méndez, Procedimiento Civil, Tomo I, Volumen I, 11ma


edición. Pág. 289.

8- Artagnan Pérez Méndez, Procedimiento Civil, Tomo I, Volumen I, 11ma


edición. Pág. 292.

9- Henri Capital, Vocabulario Jurídico, ediciones Depalma, Buenos Aires.

10- Pedro Romero Confesor, Ensayo sobre un Manual de Derecho Inmobiliario,


analogía con la Jurisprudencia, año 2007, pagina 131.

11 - Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. 46

.12- Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. Pág. 45

13- Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. Pág. 676
14- Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. 44

15- Cámara Civil de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana,


caso Gilberto Abreu vs Plaza Central, S. A., 15 de agosto de 2005.

16- Cámara Civil de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana,


caso Luís Fernández vs María Pache, S. A., 10 de mayo de 2007.

17- Cámara Civil de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana,


caso Santos Canela vs José Campusano, S. A., 3 de marzo de 2004.

18- Ley No. 108-05, de fecha 23 de marzo de 2005, sobre Registro Inmobiliario.

19 - Ley No. 834, del 15 de julio de 1978.

20 - Ley No. 108-05, de fecha 23 de marzo de 2005, sobre Registro Inmobiliario.

21-Ley No. 834, del 15 de julio de 1978.

También podría gustarte