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Tema de Investigación:
Referimiento y Principio de Celeridad en la Jurisdicción Inmobiliaria de la
Provincia la Altagracia 2011-2012
Sustentado Por:
Lic. Deyby Osiris Rodríguez Santana.
Es por esto que surge el Referimiento que significa, referir y que es un recurso
rápido y sencillo tendente a obtener una ordenanza del presidente del tribunal
civil o de la jurisdicción inmobiliaria, una ordenanza que resuelva
provisionalmente una incidencia, sin decidir sobre el fondo del asunto, por lo
tanto en el desarrollo de esta investigación nos hemos propuesto hacer un
enfoque real y efectivo de las diferentes modalidades de Referimiento, muy
especialmente en lo relativo a la Jurisdicción Inmobiliaria por tratarse este de
una figura nueva en este ámbito.
Considerando sin temor a equívocos que los elementos arrojados por esta
investigación pueden ser de gran importancia para solucionar las
desavenencias existentes entre ambos procedimientos, por lo que creemos que
esta más que justificado haber elegido tan importante tema. Finalmente esta
investigación es de gran importancia porque se está consciente de que las
investigaciones pueden contribuir al mejoramiento del Derecho Inmobiliario en
la República Dominicana.
1.2.1. IMPORTANCIA.-
Se pretende de manera objetiva y clara aportar datos que puedan contribuir a
dar soluciones lo que ha sido un desacierto del legislador, en lo que respecta
al Referimiento en el ámbito de la Jurisdicción Inmobiliaria con relación al
Referimiento de Derecho Común. Esta incongruencia que ostenta el
Referimiento inmobiliario con el Referimiento del Derecho común, impone por
demás que se hagan investigaciones a los fines de que se pueda corregir la
diferencia de proceder en ambos Referimiento.
1.2.2. APORTES
Señalar posibles enmiendas para que de esta manera se puedan dar
soluciones a tan importante figura jurídica llamada a resolver de forma rápida
aunque provisional a daños inminente que pudieran ocurrir.
1.2.3. MOTIVOS.-
La presente investigación ha sido direccionada por el impulso pasional de
indagar y formular posible enmienda sobre el tema de EL REFERIMIENTO,
considerando que se pueden aportar grandes soluciones, que contribuyan a
que se puedan corregir ciertos desaciertos existentes, en la legislación sostén
de la presente.
DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
Se refiere a la estrategia que opta el investigador para responder al problema,
existes varios diseños de investigación, sin embargo en lo presente se estará
presentando el diseños de investigación bibliográfica, este se fundamenta en la
revisión sistemática, rigurosa y profunda de material documental de cualquier
clase.
TIPO DE INVESTIGACIÓN
El tipo de investigación se refiere a la clase de estudio que se va a realizar.
Orienta sobre la finalidad general del estudio y sobre la manera de recoger las
informaciones o datos necesarios. Se estará poniendo en práctica en lo que
precede la investigación documental, la cual Arias (1997) (p. 47) señala que es
aquella que se basa en la obtención y análisis de datos provenientes de
materiales impresos u otros tipos de documentos. Por otra parte
Ramirez,1998,p.66, expresa que se está en presencia de una investigación
documental cuando al fuente principal de información está integrada por
documentos que representan la población y cuando el interés del investigador
es analizarlos como hechos en sí mismos o como documentos que brindan
información sobre hechos.
NIVEL DE INVESTIGACIÓN
El nivel de investigación tal y como lo describe Arias, 1997, p. 47, se refiere al
grado de profundidad con que se aborda un objeto o fenómeno, los niveles son
varios más sin embargo en este caso se estará viendo el: Descriptivo: Se
refiere a la etapa preparatoria del trabajo que permita ordenar el resultado de
las observaciones de las conductas, las características, los factores, los
procedimientos, y otras variables de fenómenos y hechos. Este tipo de
investigación no tiene hipótesis exacta.
MODALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN
Se entiende como el modelo de investigación que se adopte para ejecútala, en
el presente caso proyectos especiales, destinados a la creación de productos
que puedan solucionar deficiencias, se caracterizan por su valor innovador y
aporte significativo en cualquier área del conocimiento.
POBLACIÓN OBJETO
Segunda Fase (Analítica): Esta fase estará compuesta por escuetas, que es
una técnica destinada a obtener datos de varias personas cuyas opiniones
interesan al investigador. En este caso se utilizaran dos encuentra, una para
los 61 abogados resultantes en la fórmula de muestreo, y otra para los jueces
del tribunal de jurisdicción original de Higüey.
a. Diseño Encuesta a los Abogados: este diseño estará orientada a un
guion de entrevista formalizada, focalizada en una entrevista a expertos,
con un tipo de cuestionario mixto, puesto que este constara de
preguntas abiertas, así como preguntas cerradas.
CAPITULO II:
ORIGEN DE LA LEGISLACIÓN INMOBILIARIA EN LA
REPÚBLICA DOMINICANA
1
Ciprian, Rafael. Tratado de Derecho Inmobiliario… Edición 2003. Editora Centenario, S.A.
Republica Dominicana. Pág. 128-129
principales del gobierno, que fueron constituyendo en todas las comunidades
primitivas una clase dominante o aristocrática.
Esto explica por qué, desde el inicio de los tiempos históricos más
antiguos de que se tiene noticia, las clases aristocráticas se esforzaron por
hacer reconocer, aún de los monarcas, el respeto del derecho de propiedad.
Los jefes guerreros recibían con frecuencias donaciones en tierras después de
las guerras victoriosas, dentro de las propias comunidades o en las nuevas
comarcas conquistadas.
8
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 151
9
Ciprian, Rafael. Op. Cit. Pág. 151-152
10
Ruiz T, M. R. (1990). Estudio sobre la propiedad inmobiliaria. Segunda Edición. Santo
Domingo: Publicaciones de ediciones de Taller. P. 26-27
De acuerdo a nuestro orden constitucional solo existían estas dos
disposiciones respecto a la regulación del derecho de propiedad. Y su
regulación permaneció regida por el Código Civil Napoleónico, herencia de la
ocupación haitiana. Como no había ninguna ley que regulara el régimen
inmobiliario, el Código Civil era la única herramienta disponible para enfrentar
el problema. Algo que, sin embargo, generaba mucho más problemas, debido a
que el procedimiento ordinario establecido en el Código de Procedimiento Civil,
era incompatible con la especialidad con que debía ser tratado un
procedimiento tan complejo como era en ese momento la partición de sitios
comuneros. Como sabemos, el procedimiento contradictorio establecido en el
procedimiento civil, nos obliga a que una solicitud de partición de un terreno
comunero debía ser notificada a todos los accionistas que figuraran en el sitio
comunero, medida que se traducía en el riesgo de que ya establecida la
partición, apareciera al final del procedo un accionista del sitio, reclamando un
derecho que, por obligación debía ser reconocido, o cuanto menos, ponderado
por las autoridades para ver si cumplía con los requisitos.
11
Amiama, M.A. (1986). Notas de Derecho Constitucional. Ed. Tiempo, S.A. Santo Domingo.
romana: “Prior tempore, potior jure”. (Primero en el tiempo mejor en el
derecho).
12
Biaggi Lama, J. A. (2002). 15 años Jurisprudencias Dominicana de Tierras 1988-2002.
Ediciones Jurídicas Trajano Potentini. Santo Domingo, R.D.
establecían, por medio de maniobras fraudulentas, la prioridad en el Registro,
con lo cual despojaban de sus derechos a los legítimos propietarios.13
Por esto, el 1ro de julio de 1920 fue dictada la Orden Ejecutiva No. 511,
publicada en la Gaceta Oficial No. 3138 del citado año. Con esta Ordenanza se
establece el Sistema Torrens, como sistema registral de la propiedad
inmobiliaria en la República Dominicana.
2.4.1.- La publicidad
La publicidad se produce con toda una fuente de informaciones que se
crea sobre el inmueble. Desde el sistema de notificaciones y avisos durante el
16
Ciprián, R. (2001). Constitucionalidad y Derechos del Ciudadano. Ed. Centenario, S.A. Santo
Domingo.
proceso de saneamiento catastral, hasta la inscripción de los derechos en el
Libro-Registro.
2.4.2.- La legalidad
Para que no se registre y no se transmita ningún derecho que no haya
sido previamente depurado; es decir, como consecuencia de una decisión o
fallo del Tribunal de Tierras, producto del proceso del saneamiento. Este
elemento encuentra su consagración legal en el artículo primero de la Ley
actual que define el objeto de la Ley; y en aquellas disposiciones que se
refieren a la competencia del Tribunal en el Artículo No. 86 de la citada Ley.
2.4.4.- La especialidad
Esta resulta como una de las características del sistema Torrens, para la
individualización del inmueble por la mensura catastral y del hecho de
reservarle en el Libro Registro un lugar especial a cada inmueble, lo que viene
a ser algo así como la prueba del estado civil de ese inmueble, desde que se
hizo el primer registro.
17
Ciprián, R. (2007). Temas Constitucionales y Legales. Ed. Conaej. Santo Domingo.
CAPITULO III:
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES Y DERECHO DE PROPIEDA
18
Prats, Eduardo Jorge. (2004). Derecho constitucional dominicano". Volumen
1. Editorial Gaceta Judicial. Santo Domingo.
teoría, lo que desea la colectividad. Sólo se lleva a la práctica con el
cumplimiento del principio de la Supremacía de la Constitución.
Esto es, que la Carta Magna es la Ley de leyes, la madre de todas las
disposiciones legales y que ninguna, sin excepción, puede reñir con ella, en
ninguno de sus aspectos. De modo que toda disposición legal, sin importar la
autoridad de la cual emane, tiene que sujetarse a la Constitución para que sea
válida.
19
Ravelo de la Fuente, F. E. (1995). Jurisprudencia del Tribunal Superior de
Tierras. Tomo II, Ed. Centenario, Santo Domingo.
Esto plantea que en caso de litigio todo apoderado jurídico está
compelido en primer lugar a determinar si la Constitución como norma
sustantiva, resuelve por sí misma el caso de que se trate, y en segundo lugar
debe determinar si las normas propuestas son o no contrarias a la Constitución,
para descartar aquella que le sea contrarias.
De esta menara vemos que los límites impuestos por la ley en relación al
modo de ejercer el derecho de propiedad se derivan de los siguientes criterios:
Limitaciones en cuanto a la función social del derecho de propiedad
(teorías del abuso de los derechos): por virtud de esta limitación se
busca que el propietario ejerza sus derechos de un modo serio, justo y
legítimo, con tal de que sus actuaciones no perjudiquen al prójimo.
Limitaciones establecidas en interés de la colectividad, o en interés
general, dentro de la cual se encuentra incluido el derecho de
expropiación que tiene el Estado Dominicano.
Los límites que imponen las relaciones de vecindad, como son las
servidumbres legales del artículo 640 del Código Civil, en cuanto a las
aguas del predio superior, las del artículo 649 y siguientes del mismo
Código que derivan del derecho urbanísticos.
Igualmente, el artículo 545 del Código Civil establece que: "nadie pueda
ser obligado a ceder su propiedad, si no es por causa de utilidad pública, previa
justa indemnización".20
20
Ruiz Tejada, M. R. (1952). Estudio sobre la Propiedad Inmobiliaria en la
República Dominicana. Ed. del Caribe, C. Por A. República Dominicana.
el llamado derecho de uso inocuo y la omisión de la diligencia necesaria para
impedir daños a terceros en la construcción, vigilancia o cuidado de las cosas
sujetas al derecho de propiedad, omisión que puede general
responsabilidades.
Es decir, que esta Ley contiene una garantía expresa sobre los derechos
económicos que tiene el titular, es un mandato al Registrador de Títulos, no
una facultad, por lo que esa disposición viene a positivisar el "justo valor" que
establece la Constitución Dominicana.
Ese poder les viene, por una parte, de la Constitución y de las leyes, y,
por otra parte, de la voluntad manifiesta, autorizada por la Ley, de los
interesados en la solución de conflictos que tiene trascendencia jurídica.
Porque si bien existe la competencia que le impone a las partes, por ser de
orden público; también existe, con carácter privado, la competencia que las
partes pueden atribuir a determinado tribunal.
21
Santana Polanco, V. (1998). Los Recursos ante el Tribunal de Tierras. Ed.
Centenario, S.A. República Dominicana.
Ninguna persona puede ser privada de su propiedad, sino por causa
justificada de utilidad pública o de interés social, previo pago de su justo
valor, determinado por acuerdo entre las partes o sentencia de tribunal
competente, de conformidad con lo establecido en la ley. En caso de
declaratoria de Estado de Emergencia o de Defensa, la indemnización
podrá no ser previa;
En razón del territorio, por aplicación de la regla general actor sequitur forum
rei, que resulta de la primera parte del artículo 59 del Código de Procedimiento
Civil de la República Dominicana, el Juzgado de Primera Instancia competente
para conocer de la demanda en referimiento es aquél donde tiene ubicado su
domicilio real la parte demandada. Si no tiene, por ante el de su residencia. Sin
embargo, esa competencia queda excluida en determinados casos en los
cuales textos especiales determinan una competencia territorial distinta, tal
como en materia de embargo en reivindicación (artículo 829 CPC), o del lugar
donde está el mobiliario en caso de inventario o venta de los muebles de una
sucesión, o del juez del Juzgado de Primera Instancia donde se efectúa la
fijación de sellos (artículo 921 CPC). De igual manera, el Juzgado de Primera
Instancia competente es el del lugar donde la medida debe ser aplicada. Se
entiende que esta competencia es concurrente con la del domicilio del
demandado.
Antes de cerrarlo y tomar su decisión el juez puede ordenar todas las medidas
de instrucción legalmente admisibles, así como ordenar un informativo
testimonial o la comparecencia personal de las partes o de un técnico, o la
comunicación de piezas no producidas espontáneamente. Conviene finalmente
recordar en este breve prontuario, que las reglas generales del procedimiento
civil son en principio aplicables en esta materia y que la instancia que se
desarrolla ante el juez es susceptible de dar lugar a los incidentes propios de
todo procedimiento, pero que éste debe estar advertido de que el
procedimiento del referimiento tiene sus Características que le son suyas y que
lo diferencia netamente del procedimiento ordinario, a las cuales nos hemos ya
referido, características que, si bien no lo obligan a estatuir el mismo día que se
conoce en audiencia, el uso que se sigue en el país de donde hemos tomado
esta institución, hoy tan extendida y aceptada entre nosotros, es que el asunto,
salvo incidentes, quede en estado y aplazar el pronunciamiento de la decisión
para una fecha los más próxima posible.
Los debates son esencialmente orales. Pero las partes pueden depositar
conclusiones escritas si ambas están presentes o representadas, y sin que
nada desnaturalice la rapidez que ha de caracterizar a este tipo especial de
procedimiento. Los incidentes de la instancia de derecho común podrían
perfectamente suscitarse también en materia de referimiento (excepciones de
procedimiento, medios de inadmisión, demandas en intervención, demandas
adicionales, demandas reconvencionales, etc.) El juez puede ordenar,
asimismo, a solicitud de parte, cualquier medida de instrucción (informativo,
comparecencia personal, comunicación de piezas, peritaje, etc.) El asunto
queda en estado de fallo tan pronto terminan los debates. Ese fallo debe ser
dictado lo más rápido posible, en virtud de las características que el mismo
reviste. Los jueces acostumbran, en la práctica, a otorgar plazos breves, que
oscilan entre dos y cinco días, para que las partes depositen escritos
justificativos de sus conclusiones.
El juez podría ser competente pero debe rehusar pronunciarse sobre la medida
solicitada si las condiciones requeridas para ordenar lo pedido no se
encuentran presentes en el asunto, caso en el cual no debe hablarse de
incompetencia sino de falta de poder y, si se está frente a una situación en que
el demandante no justifica un interés suficiente para actuar o carece de la
calidad necesaria para intentar la acción, la demanda deberá ser descartada,
no por incompetencia o por falta de poder, sino como inadmisible o irrecibible.
Como ya ha sido dicho, el juez de los referimientos, es una emanación del juez
de primera instancia en lo civil y comercial, lo que hizo necesario la
intervención del legislador para extender su competencia a otras jurisdicciones,
como hemos visto. Se hace imperativo por tanto, deslindar finalmente el ámbito
de aplicación del artículo 111 de la Ley No. 834 de 1978, cuyo alcance, en
ocasiones, se ha tratado de ampliar con la errada interpretación de que los
poderes de ese magistrado se pueden extender a toda jurisdicción, al disponer
que “los poderes del presidente del tribunal de primera instancia previstos en
los dos artículos precedentes (109 y 110), se extienden a todas las materias
cuando no exista procedimiento particular de referimiento”, lo cual quiere decir
que la competencia del juez de los Referimientos está restringida a los litigios
cuyo conocimiento en cuanto al fondo pertenece a los tribunales civiles,
siempre que la materia de que se trate no haya sido atribuida a un juez
determinado dentro del mismo tribunal de primera instancia cuando tiene una
composición colegiada, caso en el cual asume los poderes de juez de los
Referimientos.
La doctrina mejor acabada del país ha dicho que con esa sentencia nuestro
más alto tribunal de justicia quiso manifestar que era posible que el Presidente
de la Corte de Apelación, en referimiento, en el curso de esa instancia,
dispusiese la suspensión de la ejecución provisional de derecho, si la decisión
recurrida se había obtenido en violación al derecho de defensa, tal y como lo
hizo constar en su sentencia de fecha 31 de octubre de 1990.
Por otra sentencia de fecha 24 de Junio de 1998, Boletín Judicial No. 1051,
páginas 125 y siguientes, la Primera Cámara de nuestro más alto tribunal de
justicia, decidió sobre el asunto en el orden siguiente:- “Considerando, que si
bien, como alega el recurrente, el artículo 137 de la Ley 834 de 1978, sólo
permite al Presidente de la Corte, estatuyendo en Referimiento y en caso de
apelación, suspender la ejecución provisional: 1ro.) Si está prohibida por la ley,
y 2do.) si hay riesgo de que entrañe consecuencias manifiestamente excesivas,
los poderes de que está investido el presidente, en virtud de los artículos 140 y
141 de la misma ley, le han sido conferidos para evitar la comisión de daños
irreparables, proteger el derecho, mantener la lealtad en los debates y evitar la
violación a la ley; que es por ello que excepcionalmente, aún cuando se trate
de una sentencia cuya ejecución provisional es de pleno derecho, como las
ordenanzas de Referimiento, el Presidente de la Corte puede, en el curso de la
instancia de apelación ordenar la suspensión, si la decisión obtenida en
primera instancia lo ha sido por violación flagrante de la ley, por un error
manifiesto de derecho o cuando el juez ha excedido los poderes que le son
atribuidos por la ley, A través de esas decisiones, la Suprema Corte de Justicia
ha establecido en la actualidad un criterio general en relación con la ejecución
provisional de derecho, en el orden de que el Presidente de la Corte de
Apelación, en Referimiento y en el decurso de dicha instancia, puede,
perfectamente, disponer la suspensión de este tipo de ejecución provisional,
pero a condición de que compruebe que la sentencia impugnada está afectada
de una nulidad palpable y manifiesta, o cuando ella ha sido resultado de un
error grosero, o bien cuando la misma es el fruto de una violación flagrante de
la ley o de un claro exceso de poder de parte del juez que la libró, o, sencilla-
mente, cuando el fallo recurrido ha sido evacuado en violación del derecho de
defensa, dada la naturaleza constitucional o sustantiva de éste.
La Ley No. 834 de 1978 habla todo el tiempo del Presidente de la Corte de
Apelación, en el curso de esa instancia, para los poderes o atribuciones
especiales de Referimiento que le son conferidos por ella. Está claro entonces
que ese concepto es legal y lógicamente aplicable a las decisiones rendidas
por los juzgados de Primera Instancia, en tanto que es la Corte de Apelación su
jurisdicción de segundo grado, conforme con nuestra organización judicial.
Pero surge entonces la siguiente interrogante: Qué se haría en el caso de que
la sentencia impugnada haya sido rendida por el Juzgado de Paz. Se sabe que
una Sentencia dictada por el Juzgado de Paz que se refiera a acciones
personales o mobiliarias cuya cuantía sobrepase la suma de VEINTE MIL
PESOS (RD$ 20,000.00) es susceptible de apelación, y que, por nuestra
organización judicial, la jurisdicción competente para conocer acerca de dicho
recurso, lo es el Juzgado de Primera Instancia, que en ese caso especial
fungiría como tribunal de segundo grado.
Como los Poderes atribuidos por la Ley 834 de 1978 al Presidente de la Corte
de Apelación, en referimiento, ponen como condición precisamente la previa
apertura de la instancia de alzada, es obvio entonces que para las sentencias
dictadas por el Juzgado de Paz, dicho Presidente no podría ejercer los poderes
indicados, porque el tribunal competente para conocer del correspondiente
recurso de apelación no es la Corte sino el Juzgado de Primera Instancia,
estatuyendo como jurisdicción de alzada (en Francia es diferente porque de la
apelación de las sentencias del Juzgado de Paz conoce la Corte).
Es así como se ha dicho que para estas sentencias dictadas por el Juzgado de
Paz, por sentido común, por analogía y como necesaria consecuencia de
nuestra organización judicial, corresponde al Juez de Primera Instancia ejercer,
en referimiento, los poderes especiales de que habla la Ley 834 de 1978, en
sus artículos 137, 140 y 141. Hace tiempo que el ilustre jurisconsulto Juan
Manuel Pellerano Gómez dijo al respecto que es preciso reconocer al Juez de
Primera Instancia cuando se encuentra en curso la apelación contra una
sentencia del Juez de Paz, los mismos poderes que corresponden al
Presidente, en atribuciones de Juez de los Referimientos, otros doctrinarios
como Artagnán Pérez Méndez se pronunciaron contra este enfoque de Juan
Manuel Pellerano Gómez, aunque la práctica judicial, no obstante ciertas
confusiones y contradicciones, apuntaba a lo inverso.
La condición que exigen los artículos 137, 140 y 141 de la Ley 834 de 1978
para que puedan ser ejercidos, en referimiento, los poderes del Presidente del
tribunal de segundo grado en el curso de dicha instancia, es precisamente la
previa interposición o introducción del correspondiente recurso de apelación.
En consecuencia, están enmarcadas dentro de esta categoría todas las
sentencias susceptibles de dicha vía ordinaria de recurso, tales como las
sentencias contradictorias y las sentencias reputadas contradictorias, sin
importar que fueren sentencias definitivas sobre el fondo, o que fueren
sentencias definitivas sobre incidentes (si la que versa sobre el fondo es
apelable, a excepción de algunas hipótesis, como la prevista en materia de
competencia por el artículo 454 del Código de Procedimiento Civil modificado
por la Ley 834 de 1978), o bien que fueren sentencias interlocutorias, o bien
que fueren sentencias provisionales (que se pueden apelar inmediatamente y
sin necesidad de aguardar la sentencia definitiva). Inclusive, estos juicios son
también aplicables a las sentencias dictadas en materia de incidentes de
embargo inmobiliario, en los casos en que éstas son susceptibles de apelación,
ya que ninguna disposición de carácter legal así lo prohíbe. El tratamiento para
las sentencias preparatorias es diferente, porque éstas sólo se podrían apelar
conjuntamente con la decisión definitiva, según lo establece la primera parte
del artículo 451 del Código de Procedimiento Civil de República Dominicana.
Más abajo, refiere éste que “en Francia, varios meses después de la entrada
en vigencia del nuevo Código de Procedimiento Civil, el legislador intervino,
para llenar la laguna del nuevo Código sobre el aspecto que comentamos, se le
agregó un párrafo que dice así:- “El mismo poder pertenece, en caso de
oposición, al juez que ha rendido la decisión. Pero, como ya se ha indicado,
nuestra legislación nada ha dicho sobre el asunto, teniendo que hacerlo, sin
embargo, la Suprema Corte de Justicia, a través de una muy comen-
tada sentencia que rindiera en fecha 14 de noviembre de 1994, en la que, a
pesar de todo, la situación para el Juzgado de Paz no fue tampoco prevista,
limitándose la misma a abordar las situaciones especiales de la Corte de
Apelación y del Juzgado de Primera Instancia.
Es cierto, como lo sostiene nuestro más alto tribunal de justicia, que el plazo y
el recurso mismo de oposición (como vía ordinaria que es), surten un inmediato
efecto suspensivo con relación al fallo impugnado, y que, igualmente, ninguna
jurisdicción de segundo grado podría disponer la ejecución provisional de su
propia sentencia, en razón de que ese beneficio sólo ha sido previsto para las
decisiones rendidas por las jurisdicciones de primer grado (las sentencias
susceptibles de casación, como regla general y salvo las excepciones de ley,
son de ejecución inmediata, a menos que se demande su suspensión, luego de
interpuesto dicho recurso, en base al artículo 12 de la Ley de Casación).
Pero y si lo hace (tal cual sucede a cada rato), cómo se detendría la ejecución
provisional de una sentencia rendida en defecto por un tribunal de segundo
grado y que ha sido objeto de un recurso de oposición? Tenemos el firme
convencimiento de que, en la práctica, aquella parte que haya sido beneficiada
con una sentencia en defecto provista de la fórmula de la ejecutoriedad
provisional, por una jurisdicción de segundo grado, pese al efecto suspensivo
del recurso de oposición, tratará siempre de ejecutar esa sentencia bajo
cualquier circunstancia. Y es ahí donde el sentido común indica que de alguna
manera se tendría que detener una ejecución provisional de semejantes
características y obviamente ordenada en inobservancia de la ley, tal y como
se ha dicho para los casos en que se haya dispuesto ese beneficio especial
para el aspecto civil de sentencias rendidas por tribunales represivos. De lo
contrario, se estaría a merced de la intención y de la comprensión de la parte
aprovechada con una decisión de esta índole.
En consecuencia, entendemos que cuando una jurisdicción de segundo grado
ha dictado una sentencia en defecto con el beneficio de la ejecución
provisional, y esa sentencia ha sido impugnada mediante el recurso ordinario
de oposición, es posible atribuir al Presidente de dicha jurisdicción de segundo
grado, los mismos poderes y facultades que le otorgan los artículos 137, 140 y
141 de la Ley 834 de 1978, para el curso de la instancia de apelación. Este
criterio ha sido incluso admitido por la Suprema Corte de Justicia para el
Juzgado de Primera Instancia, actuando en sus atribuciones normales de
primer grado, a través de la misma sentencia analizada, al exponer que:
Considerando, que es evidente que el referido artículo (el 155 del Código de
Procedimiento Civil) se refiere a las sentencias en defecto dictadas en primera
instancia susceptibles de oposición o de apelación, según sean o no reputadas
contradictorias; que son esas sentencias las que pueden ser ejecutorias
provisionalmente, ya sea de pleno derecho o por haber sido ordenado por el
juez, caso en el cual el recurso de oposición o de apelación no es suspensivo
de la ejecución de la sentencia; que cuando se trata de una sentencia en
defecto cuya ejecución provisional ha sido ordenada, dictada por un tribunal de
primer grado, es el juez de ese mismo tribunal, estatuyendo en referimiento, el
único que tiene competencia para conocer de la demanda en suspensión de la
ejecución de dicha sentencia, en la misma forma y condiciones que el artículo
137 de la Ley 834 del año 1978, faculta al Presidente de la Corte de Apelación,
en el caso de apelación.
En sujeción a las disposiciones que resultan del artículo 140 de la Ley 834, en
todos los casos de urgencia, el presidente podrá ordenar en referimiento, en el
curso de la instancia de apelación, todas las medidas que no colidan con
ninguna contestación seria o que justifique la existencia de un diferendo. Ese
artículo 140 de la Ley 834 de 1978, repite el contenido del artículo 109 de la
misma ley, que se refiere a los poderes, en referimiento, del Juez de Primera
Instancia. En éstos se advierte el factor urgencia como un factor determinante o
sine aqua non. Y, como ya consta, la urgencia ante el Presidente de la Corte es
idéntica a la urgencia ante el Presidente del Juzgado de Primera Instancia.
Del artículo 140 de la Ley 834, de 1978, se desprende con claridad que el
Presidente de la Corte, en atribuciones de referimiento y en el curso de la
instancia de apelación, no puede tampoco perjudicar lo principal, no puede
prejuzgar. Como consta en la obra de F. Taváres, Elementos de Derecho
Procesal Civil Dominicano, vol. 11, página 95, éste “no podría pues ordenar en
referimiento una medida que, aunque urgente, fuera susceptible de darle una
solución a la litis.
Este texto legal contiene pues dos partes bien diferenciadas que ameritan sus
respectivos análisis por separado. En cuanto a la primera parte, se puede decir
que el Presidente de la Corte de Apelación, en el transcurso de esa
instancia, tiene un poder de control sobre la calificación de las sentencias
impropiamente calificadas en última instancia, y en caso de que ésta sea
errada, puede suspender la ejecución de la sentencia, hasta que la
admisibilidad del recurso sea apreciada por la Corte de Apelación (F. Taváres,
Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano, volumen 11, página número
95).
Obviamente que aun en esta circunstancia también se impone, antes que nada,
la interposición del correspondiente recurso de apelación, para luego
apoderarse al Presidente de la Corte, en el curso de dicha instancia. En cuanto
a la segunda parte, que se refiere a los poderes conferidos al Presidente de la
Corte en materia de ejecución provisional, se impone tomar en consideración,
primero, las tres situaciones que resultan de las disposiciones de los artículos
137, 138 y 139 de la Ley 834, y segundo, la situación especial que prevé el
artículo 136 de la ley mencionada. En efecto, el artículo 137 de la Ley 834 de
1978 especifica que “cuando la ejecución provisional ha sido ordenada, no
puede ser detenida, en caso de apelación, más que por el presidente
estatuyendo en referimiento y en los casos siguientes: 1ro) Si está prohibida
por la ley; y 2do) Si hay riesgo de que entrañe consecuencias manifiestamente
excesivas; en este último caso, el juez apoderado podrá también tomar las
medidas previstas en los artículos 130 a 135.
Agregando éste más adelante que el carácter suspensivo absoluto del recurso
de apelación en materia penal, se aplica a todo el contenido de la sentencia
rendida, lo que incluye necesariamente la condenación civil.
Sobre esta situación podemos señalar que una vez promulgada, la ley es
ciega, sorda y muda. Corresponderá a los operadores del sistema jurídico darle
voz, visión y oído, mediante la interpretación. Se crea pues, entre el texto
escrito y el intérprete un círculo hermenéutico. Se reconoce que la acción en
referimiento por ante la Jurisdicción Inmobiliaria, instaurada con la Ley No. 108-
05, que regula el sistema de registro de inmuebles en la República Dominicana,
ha constituido un avance, dado que con ella se favorece al reforzamiento de los
procedimientos ante la señalada jurisdicción y resulta expedito para quien urge
valerse de una medida provisional a fin de preservar su patrimonio en riesgo.
Este procedimiento se torna contradictorio toda vez que el adversario debe ser
citado, ya que la demanda en referimiento se introduce por medio de una
citación al demandado emplazándolo a comparecer a la audiencia que ha fijado
el Juez mediante auto, el cual deberá acompañar el acto de citación. El plazo
que debe transcurrir ente la citación y la audiencia que deba conocer el tribunal
es de un (1) dia franco, es decir tres días, en cumplimiento de lo dispuesto en
el artículo 165 del Reglamento de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria.
“El artículo 806 del Código de Procedimiento Civil solo indica el referimiento
(…) 1º. antes de toda contestación o demanda y 2º. Después de la
contestación, sobre la ejecución de una sentencia o de otro acto equivalente.
De ahí que el legislador no ha querido que pueda proveer en referimiento
durante la duración de una contestación, por urgente que fueses obtener una
decisión pronta y provisional”.
Habría que esperar el año 1910 para que la Cámara Civil de la Corte de
Casación francesa diera un vuelco a favor del referimiento en curso de
instancia. El fallo auroral, en su parte capital es del tenor siguiente:
“El Juez del Tribunal de Jurisdicción Original apoderado del caso”, etc. Y el
artículo 51:
“Su ordenanza como juez de los referimientos no puede prejuiciar el fondo del
asunto”.
4.12.3.1. Características
La medida dictada en referimiento es recurrible por ante el Tribunal Superior de
Tierras correspondiente. El plazo para recurrir las medidas dictadas en
referimiento es de quince (15) días contados a partir de la notificación de la
decisión. El presidente del Tribunal Superior de Tierras tiene las mismas
facultades previstas en los Artículos 140 y 141 de la ley 834, del 15 de julio de
1978, que abroga y modifica ciertas disposiciones en materia de Procedimiento
Civil y hace suyas las más recientes y avanzadas reformas del Código de
procedimiento civil francés.
En otras palabras, cada vez que existe una situación tal que un peligro en la
demora afecte intereses legítimos de una parte, y que tal demora se vea
complicada por los plazos propios del procedimiento ordinario, se debe acudir
al Juez de los Referimientos. A pesar de todo la noción de urgencia tiene un
carácter subjetivo, lo que implica que pertenece a cada juez, en cada caso,
decidir si hay perjuicio grave tal que amerite su actuación como Juez de los
Referimientos.
La urgencia puede consistir en el hecho de facilitar un arreglo amigable. Incluso
se piensa que la antigüedad del litigio no caracteriza la urgencia, sino más bien
los retrasos, maniobras dilatorias y la mala fe del deudor. Aunque nada importa
la necesidad de la urgencia no logra justificarse si el juez de los Referimientos
se declara incompetente por perjuicio a lo principal.
Debemos decir que la noción de urgencia no puede ser excluida para los casos
en que una instancia de fondo existe ante un Tribunal: es evidente que no hay
litispendencia entre la demanda que cursa ante el Tribunal del fondo y instancia
en Referimiento, pues tienen objetos diferentes: el fondo y una medida
provisional. Decimos esto, porque no se podía llevar ante el Juez de los
Referimientos una demanda que era un incidente de una instancia principal,
que en esos el Tribunal de fondo podía ordenar, por una Sentencia provisional,
las medidas necesarias.
El Juez de los Referimientos puede tomar todas las medidas que justifiquen la
existencia de un diferendo y de esa interpretación, se deduce la existencia de
la contestación seria que justifica la intervención del Juez de los Referimientos.
Y es que en efecto, hay que precisar que la sola existencia de una contestación
seria, de un diferendo entre partes, no puede cerrar la competencia del Juez de
los Referimientos en todos los casos, pues sería el rescat in pax de esa
institución. Por el contrario, es la contestación seria lo que reviste de interés al
Referimiento, pudiendo decirse que, mientras más seria es la dificultad, más
justificada es la intervención del Juez de los Referimientos.
Otra característica especial del papel del Juez de los Referimientos es que éste
tiene potestad para ordenar, aún de oficio, un astreinte para asegurar la
ejecución de una decisión que emane de otra jurisdicción. Sin embargo, no
tiene competencia en estos casos para conceder indemnización por daños y
perjuicios. Por otro lado, dicho texto no autoriza al Juez de los Referimientos a
modificar el alcance del título ni sus efectos.
Hay que precisar que la ejecución provisional debe: a) ser detenida en caso de
error grosero de derecho o de violación del derecho de defensa; b) En caso de
exceso de poder manifiesto del Juez de los Referimientos; c) En caso de
ausencia total de motivación; c) En caso de duda sobre la validez del
procedimiento en el primer grado, resultante de la falta de calidad del
demandante.
Destinar los artículos que van desde el 28 hasta el 31 a la litis sobre derechos
registrados. Con dicha ley, el legislador decidió abundar y ampliar los
conceptos establecidos en la antigua Ley 1542, llenando los vacíos
establecidos por la misma.
13- Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. Pág. 676
14- Rafael Ciprian, Tratado de Derecho Inmobiliario, segunda edición. 44
18- Ley No. 108-05, de fecha 23 de marzo de 2005, sobre Registro Inmobiliario.