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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


Sotelo, gracias K. Cross & Botton
La apariencia. La tengo a raudales.
Dinero. Me sale por las orejas.
Poder. Soy CEO de un gran banco de inversión en Texas. ¿Necesito
decir más?
Lástima que falte algo.
Mis hermanos MC me mantienen con los pies en la tierra, pero estoy
nadando en un mar de soledad. Una noche fría y lluviosa, me detengo
para ayudar a una automovilista varada y me llevo el susto de mi vida.
Mi alma gemela lleva meses viviendo delante de mis narices, pero
nunca nos hemos cruzado.
Por desgracia, al conocerla, mi mente se tambalea y mi encantadora
personalidad no aparece por ningún lado. Cuando acabo insultando a
mi preciosa y curvilínea chica, me pone en mi sitio y se marcha.
Puede que se empeñe en tacharme de otro imbécil engreído, pero haré
lo que sea necesario para hacerla mía. Incluso si tengo que luchar un
poco sucio.

Estos tejanos ricos lo tienen todo: dinero, apariencia, poder, sus MC y


hermanos. Lo único que les falta es alguien con quien compartirlo
todo. Hay una escasez de damas elegibles en la ciudad, pero estos
hombres decididos no dejarán que eso los frene. Estos hermanos del
MC van a poner patas arriba el pueblo de Silver Spoon Falls, Texas,
en busca de sus curvilíneas almas gemelas.
Nichole Rose y Loni Ree te traen Silver Spoon MC y esta no es la típica
serie romántica de MC. A Nichole y Loni les gusta mantener las cosas
ligeras. Acompáñanos en este salvaje viaje de instalove.

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Capítulo 1
CASH

—Hijo de puta. — Me froto la nuca mientras el Dr. Tate “Hands”


Grimes, mi vicepresidente, me explica el espectáculo de mierda que se
está produciendo en el recinto de Silver Spoon MC. Hemos estado
lidiando con un imbécil de Prospect que no parece capaz de encontrar
su propio culo con las dos manos. Cada vez que suena mi teléfono,
espero otra cagada de “Brady”. El problema de hoy me va a llevar al
límite. Evidentemente, el mierdecilla se olvidó de decirnos sobre su
orden de arresto pendiente, y nuestra investigación estándar no la
recogió ya que el juez de la pequeña ciudad solo la listó localmente.
Brady se metió en una pelea de bar hace dos años y fue condenado a
unos días de cárcel y a pagar una indemnización. Cuando el imbécil
se mudó y aún le debía al dueño del bar veinte mil dólares, el juez
emitió una orden de arresto. El condado actualizó recientemente su
sistema informático, volviendo a emitir todas las órdenes de detención
pendientes a nivel nacional. Hoy, el sheriff Armstrong se ha
presentado en el recinto buscando al Prospect. Traer la ley a nuestra
puerta es una puta estupidez. No somos un MC fuera de la ley, y
mantenemos nuestras narices limpias.
Elegimos a Brady como un favor a su hermano, el alcalde de
Silver Spoon Falls. Intentar mantener nuestra amistad con Chris
Branson me va a costar la cordura. Cuando la familia Brighton se
cansó de lidiar con las cagadas de la oveja negra, decidió compartir su
dolor con nosotros.

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—Cuando encuentren al mierdecilla, háganle saber que esto ha
sido la gota que derramó el vaso. — rujo. He llegado a mi límite con el
imbécil.
— ¿Cuándo me convertí en tu lacayo? — quiere saber Hands.
—Eres mi vicepresidente. — le recuerdo.
—También soy el cirujano pediátrico más ocupado de la ciudad.
— Mi arrogante mejor amigo sonríe.
—Estoy jodido hasta las cejas de caimanes. — Suspiro.
Hands respira profundamente y lo suelta lentamente. —Lo sé,
hombre. Pero ahora mismo tengo la agenda de cirugías del infierno.

— ¿Está Cowboy por aquí?— Landon Cowboy Rickman es el


Enforcer del club. También es el propietario del Silver Spoon Ranch,
que ha pertenecido a su familia durante varias generaciones. Cuando
empezamos el club, todos los hermanos aportaron y compraron la
tierra junto al rancho para nuestro complejo.
—Se fue a Houston esta mañana. — me informa Hands. —Le
pediré que vigile al imbécil cuando vuelva.
—Gracias. Iré al complejo cuando pueda escaparme.
—Nos vemos ahí. — acepta Tate y cuelga.
Que me jodan. Un problema más añadido a mi larga lista de
mierda. Agarro el pisapapeles plateado de motocicleta que está en el
borde de mi escritorio y lo arrojo al otro lado de la habitación antes de
ser capaz de controlar la ira que corre por mi sangre.
Rulie, mi asistente personal, asoma la cabeza por la puerta y
refunfuña: — ¿Qué se te ha metido por el culo?
—Te daré una suposición.
El motociclista de mediana edad y tatuado entra en mi despacho
y se acerca a recoger el pisapapeles abollado. —Esta cosa tiene más
kilómetros que tu moto de verdad. — Sonríe y sacude la cabeza. —
¿Qué ha hecho el tonto esta vez?

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—Esta vez ha ido más allá. — Respiro profundamente y le explico
la situación a mi amigo. —Siento que me viene un puto aneurisma. —
gruño.
Se encoge de hombros tranquilamente. — ¿Puedo quedarme con
tu coche y tu cueva de hombre cuando mueras? — Se deja caer en la
silla frente a mi escritorio y me mira fijamente. No hay muchos CEOs
que sean moteros fornidos, pero siempre he sido un poco diferente.
Mis célebres padres nos criaron a mí y a mis dos hermanos para que
eligiéramos nuestros propios caminos en el mundo. Cuando mi abuelo
fundó Montoya Investments hace cincuenta años, pensó que su hijo
se haría cargo del negocio cuando él se retirara. Pero mi padre tenía
otros planes. Desafió las convenciones y las expectativas de su propio
padre y siguió a mi madre a Hollywood.
Cuando la carrera de mi madre despegó, el abuelo perdió toda
esperanza de que volvieran a Silver Spoon Falls. Una serie de niñeras
nos criaron mientras mis padres disfrutaban de la fama. Crecer con
padres famosos me enseñó a anhelar la paz y la tranquilidad. Asistí a
un pequeño colegio privado cerca de mi abuelo, y después de
graduarme me trasladé a Silver Spoon Falls para trabajar en Montoya
Investments. Cuando mi abuelo se jubiló hace tres años, yo era el
candidato ideal para el puesto de CEO. Murió dos años después,
contento con mis planes para la empresa que había construido
durante toda su vida.
Mis dos hermanos menores tomaron sus propios caminos. Zane
estudió derecho en Nueva York y trabaja en un elegante bufete de
Manhattan, mientras que mi hermana pequeña, London, es editora de
moda en Curvy Cuties Magazine. Busco en el cajón de mi escritorio, saco
el rollo de antiácidos y me meto dos en la boca. —Gracias por
preocuparte. — gruño después de masticar. —Al menos sé a qué
atenerme contigo.
—No hay problema. — Se encoge de hombros y lo fulmino con la
mirada. —En serio, dejas que esta mierda te haga trabajar demasiado.
Tienes la mejor edad para que un ataque al corazón te sorprenda.
—Jódete. — Le doy la espalda a mi amigo. —Solo tengo treinta y
siete años.

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—No tengo nada que decir. — Sacudiendo la cabeza, Rulie
suspira antes de levantar el pulgar. —Entre el MC y la mierda de Brady
— levanta otro dedo— tratando de dirigir las vidas de Zane y London
a larga distancia — mira fijamente sus tres dedos antes de mirar para
levantar una ceja—. Y el miedo a que la metedura de pata de Vincent
Romano vuelva y te muerda en el culo, estás demasiado estirado.
Respiro profundamente, dándome cuenta de que Rulie tiene
razón. Como el mayor, siempre he velado por mis dos hermanos
menores. Es difícil dar un paso atrás y dejar que lleven sus propias
vidas, pero mi plato está desbordado por las tonterías.
Mi abuelo aceptó ayudar a su buen amigo, Vincent Romano, a
sacar a su tambaleante empresa de sus problemas. Cuando los grupos
ecologistas investigaron a Romano International, descubrieron que los
vertidos apenas legales de la empresa estaban causando una tonelada
de contaminación global. La avalancha de publicidad negativa que
siguió al descubrimiento hundió sus acciones al caer la confianza del
público. Con los accionistas en pie de guerra, Vincent entró en pánico
y pidió ayuda al abuelo. Le pedí a mi abuelo que se mantuviera alejado
del desastre, pero se negó a dar la espalda a su amigo de toda la vida.
Los viejos idearon un plan que me ha causado innumerables dolores
de cabeza. Vincent estiró la pata dejando a su hijo, Playboy, como
CEO. Me enfrenté a este testarudo, que resulta ser uno de mis
hermanos MC, pero se las arregló para conseguir un milagro y sacar
a Romano International del abismo. Lo que abrió toda una nueva lata
de gusanos, pero estoy dejando que Playboy se ocupe de ellos.
Mientras no afecten a Montoya Investments, puede preocuparse por
sus ex socios comerciales y las molestias de sus hermanas pequeñas.
Suena mi móvil y veo la foto de Gloria en la pantalla mientras
contesto. — ¿Dónde está ese grano en el culo mío? — refunfuña por la
línea.
—Aquí mismo. — Sonrío y le paso el teléfono a Rulie. —Te llama
tu jefa. — bromeo. Todos sabemos quién lleva los pantalones en esa
familia. Gloria se ocupa de todos mis hermanos MC y nos mantiene
en línea mientras le hace correr a su esposo por su dinero.
—No. — refunfuña y se levanta para recorrer mi despacho.
Mirando hacia la pantalla de mi computadora, ignoro su humillación
y escaneo mis correos electrónicos. —Lo siento, Pookie Poo. — Hago

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ruidos de arcadas en el fondo mientras mi asistente personal suplica
por su vida.
Después de colgar, Rulie se dirige a mí. —Hombre, la he cagado.
— Se pasa la mano por la nuca y se agarra la larga y canosa cola de
caballo. —Ayer fue mi puto aniversario y Gloria se olvidó de
recordármelo. — Mierda. Es carne muerta. Me lo imagino durmiendo
en el sofá y trayendo perritos calientes y judías para comer el resto de
la semana. —Ella quería que lo recordara por mi cuenta. — Hace una
mueca.
—Eso es el karma por echarme mierda sobre mi edad. — le digo.
Soy un gran creyente del karma.
—No lo sé. Será mejor que pida flores y chocolates. — dice
mientras sale corriendo de mi despacho.
Apoyando la cabeza en la silla, miro al techo preguntándome
cómo mi vida se ha vuelto tan loca. Ah, es cierto. Me mudé a Silver
Spoon Falls, acepté un trabajo estresante y luego cofundé un club de
motociclistas.

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Capítulo 2
HADLEY

—Love Bug, mamá puede haber cometido un error. — Miro por


el espejo retrovisor y suspiro. Mi pequeño pequinés de color canela
levanta una ceja antes de llevarse la pata a la boca. Mientras se lame
lentamente la almohadilla de la pata, vuelvo a centrar mi atención en
la carretera, preguntándome cómo he podido estropear las
instrucciones del Sr. Davis. Seguramente, la sede del club Silver
Spoon MC no está demasiado lejos.
La lluvia cae sobre mi parabrisas y tiemblo. Ha sido un lunes
típico. La tienda de la que soy copropietaria con mi hermana, Petal
Pushers, ha estado ocupada toda la mañana, y yo estaba deseando
darme un largo baño y ver un poco de televisión para relajarme. Justo
antes de cerrar, recibimos un pedido urgente de un hombre frenético
que me rogaba que hiciera una entrega de última hora para salvar su
vida. Me explicó que había olvidado su aniversario y que necesitaba
que le entregáramos un arreglo floral de disculpa lo antes posible.
Como la tarde había sido tan lenta, Kyra envió a Rachel, una de
nuestras empleadas a tiempo parcial, a casa temprano y le dijo al
repartidor que se tomara la tarde libre. Queriendo demostrar a mi
sobreprotectora hermana gemela que puedo cumplir con mi parte del
negocio, ignoré su oferta de encargarse de la entrega y decidí hacerlo
yo misma. Después de coger las flores y a Luv Bug, salgo en medio de
una tormenta cegadora.
Suena mi teléfono móvil y presiono el botón del volante para
responder a la llamada por Bluetooth. — ¿Dónde estás?— La voz
preocupada de Kyra resuena en mi pequeño coche.

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—Me he perdido. — admito. Es inútil mentir a mi gemela. Mi
pésimo sentido de la orientación no es un secreto.
—De acuerdo. — Mi gemela, muy sensata, suspira. —Buscaré tu
ubicación y te daré las indicaciones. — Gracias a Dios por la tecnología
moderna. —Te has saltado el desvío una milla más o menos atrás. —
Eso no me sorprende en absoluto. — ¿Puedes encontrar algún lugar
para dar la vuelta?— Su voz se quiebra cuando la recepción se
interrumpe.
La llamada se corta y me doy cuenta de que estoy sola. Seguro
que puedo encontrar el camino.
Desde que nos mudamos a Silver Spoon Falls hace cuatro meses,
Kyra siempre se ha encargado de las entregas que nuestro conductor
no puede hacer. Quiero decir, soy conocida por mi horrible sentido de
la orientación. Como la única floristería en cuarenta y cinco millas,
Petal Pushers hace un negocio en auge. En realidad, anunciamos
nuestro floreciente negocio. La tía Poppy eligió este pequeño pueblo de
Texas para abrir su floristería hace más de cuarenta años por su
conveniente ubicación y sus amables y adinerados residentes.
Cuando Kyra y yo estábamos en la escuela primaria, nuestros
abuelos murieron en un accidente de avión y la tía Poppy se convirtió
en nuestra abuela sustituta. Pasamos los veranos trabajando junto a
ella en la floristería de Silver Spoon Falls, Texas. Nuestros padres
hippies se retiraron a Alaska cuando terminamos el instituto y
decidimos ir a la universidad en Houston para estar cerca de nuestra
tía abuela. Hace seis meses, nuestra querida tía Poppy falleció tras
luchar contra el cáncer durante varios años.

Oigo el te lo dije de Kyra resonando en mi mente mientras me


muerdo la uña del pulgar y debato mis opciones.
En mi pequeño coche suena un fuerte ruido de estallido antes
de que el volante se mueva bruscamente hacia la derecha. Oh, no. —
No te preocupes, Luv Bug. — le digo a mi bebé peludo mientras busco
un lugar seguro para detenerme.
Entre los cristales empañados y la lluvia torrencial, no puedo
distinguir nada en la oscuridad que me rodea. Al mirar hacia abajo,
veo cero barras en la línea superior de mi teléfono móvil y gimoteo.
Tengo problemas.

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Empiezo a entrar en pánico, respiro hondo y me digo a mí misma
que me calme. Está oscuro, hace frío y llueve. Por suerte, estoy en una
zona segura, pero eso no ayuda al hecho de que estoy destrozada con
mi indefensa bolita de pelo y no tengo ni idea de si mi hermana ha
enviado a alguien a buscarme. Uf.
Unos minutos más tarde, estoy a punto de ceder a las lágrimas
que se agolpan en el fondo de mis ojos cuando veo un destello en mi
espejo retrovisor. Cuando el enorme todoterreno pasa por delante de
mí, parpadeo las luces con la esperanza de llamar la atención del
conductor.
Respiro aliviada cuando el vehículo se detiene y da marcha atrás.
Una figura enorme sale de un salto en la noche lluviosa y camina hacia
mi coche, lo que hace que el miedo me invada. O esta persona me ayuda o
me asesina y esconde el cadáver.
El desconocido golpea mi ventanilla, haciendo que mi perrito
gruña. Bajo la ventanilla un par de centímetros y jadeo cuando veo
bien a mi héroe. Es caliente. Ni siquiera lo normal hace que mi corazón
se acelere. Oh, no. Este gigante es una maravilla que hace que se te
caigan las bragas del cuerpo y te conviertas en un charco. Su camisa
blanca empapada se amolda a su ancho y musculoso pecho. Tiene las
mangas remangadas lo suficiente como para dejarme ver un
impresionante tatuaje negro que le recorre el brazo. Santa vaca. Una
mirada a él y mi cerebro se apaga.
Trago saliva y le dedico una sonrisa forzada. —Hola. Estoy, uh,
perdida y creo que mi coche se ha pinchado. — consigo tartamudear
mientras sus profundos ojos marrones se clavan en los míos. Luv Bug
sigue ladrando y empiezo a preguntarme si acabo de encontrar a un
asesino con hacha.
— ¿Qué demonios haces aquí sola? — ruge, y mis nervios se
elevan. — ¿Estás loca? No es seguro correr por ahí en una tormenta
eléctrica. ¿Has intentado pedir ayuda? — Cuando continúo mirándolo
en silencio, suelta: —Contéstame. — El imbécil caliente me mira
fijamente y me retuerzo en el asiento. Entonces mi indignación se
apodera de mí. ¿Cómo se atreve?
—No soy una idiota. — le digo. —Mi teléfono no tiene señal. —
Levanto el aparato inútil para que lo vea. —Ninguna buena acción

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queda sin castigo. — Parpadea mientras mi historia sale a la luz. —
Estaba siendo amable, aceptando un pedido de flores de última hora
para salvar el matrimonio de un hombre, y ahora tengo una rueda
pinchada en medio de la nada y tú te portas mal conmigo. Gran
imbécil. — grito mientras mi boca se olvida de mi situación y se pone
en marcha sin consultar a mi cerebro. Las lágrimas son inminentes.
El Sr. Imbécil Caliente parpadea varias veces antes de pasarse
una mano por la cara empapada. Al ver cómo una gota de lluvia se
desliza por su cincelada mandíbula, las ganas de lamer el agua de su
cálida piel superan mi miedo y mi ira. Mis ojos descienden
automáticamente por su enorme cuerpo y noto un enorme bulto que
cubre la parte delantera de sus pantalones de vestir grises. Creía que
los hombres se encogían en las regiones del sur cuando tenían frío y
estaban mojados. ¿Qué demonios? ¡Cálmate!
Luv Bug ladra con fuerza, mostrando sus pequeños dientes
blancos a nuestro aspirante a salvador. El guapo parpadea varias
veces y sacude la cabeza antes de gruñir: —Toma al ruidoso y ven a
sentarte en mi todoterreno donde hace calor mientras te miro la rueda.
—Uh. — Todavía no sé si es un asesino con hacha, pero sí sé que
es un imbécil. —Estoy bien aquí.
—Mire, señora. — Incluso en la oscuridad, puedo distinguir la
mancha roja que se mueve sobre sus mejillas. —Me estoy empapando
aquí tratando de ayudarte. — retrocede y abre mi puerta. —Deja de
ser un grano en el culo.
—Deja de ser un gran imbécil. — Cierro la puerta del coche y la
cierro con llave. —Si no quieres ayudarme, aléjate. — Luv Bug gime
en el asiento trasero por mis valientes palabras. Si el bombón me deja
aquí sola, no estoy segura de lo que haremos.
Mi corazón se desploma cuando vuelve corriendo a su
todoterreno. Muffin de chocolate. Esta vez sí que he metido la pata.
Debatiré rápidamente mis opciones. Quizá debería tragarme mi
orgullo y saltar del coche para perseguirlo. La idea de disculparme y
suplicar ayuda no me gusta. Por suerte, el imbécil sexy no me deja.
Coge algo de su vehículo y se dirige a mi coche. No soy capaz de
distinguir lo que lleva en la mano, y el miedo me invade. ¿Es una
pistola? ¿Va a matarme o a secuestrarme?

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El alivio me recorre cuando la luz brilla en el extremo del objeto
y me doy cuenta de que es una linterna. Mi idiota-héroe se arrodilla
junto a mi coche y lo pierdo de vista. Volviéndome, intento consolar a
mi perrito. —No te preocupes. — le digo. —Mamá nos sacará del
apuro. — Espero no estar mintiendo a Luv Bug.

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Capítulo 3
CASH

Sé que es mía. Las emociones locas y extrañas me golpean por


todos lados. La lluvia me azota el costado de la cara mientras la miro
fijamente. Dios. Es la mujer más impresionante que he visto nunca.
Incluso a través del cristal empañado, soy capaz de distinguir su
hermoso rostro en forma de corazón. Las pecas que le salpican la nariz
y las mejillas gritan chica de al lado, mientras que sus deliciosas
curvas son toda una zorra caliente. La visión de su larga melena rubia
sobre la piel pálida que asoma por el borde de su top de encaje me
hace soñar con fantasías sucias. Mi polla se expande sin cesar en mis
pantalones de vestir mojados mientras mi mente se tambalea. Creo
que esta chica me ha robado el corazón. Joder. Quiero echármela al
hombro y esconderla para que ningún otro hombre vuelva a acercarse
a ella. Me pellizco la nariz mientras lucho contra estos locos
pensamientos. Ni siquiera sé su nombre.
La noche tormentosa desaparece cuando una visión vaporosa
invade mi mente.

El agua caliente gotea por sus deliciosas curvas, atrayendo mis ojos hacia sus
apetecibles tetas. Sus grandes ojos azules brillan mientras una pequeña sonrisa recorre
sus labios carnosos. Se echa el pelo por encima del hombro y los mechones rubios
gotean más agua sobre sus tetas, antes de sorprenderme cuando se arrodilla. Veo cómo
sus delicadas uñas rosadas me rozan los muslos y no puedo controlar el escalofrío que
me recorre todo el cuerpo.

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La lujuria se apodera de mí cuando envuelve mi dureza con su suave mano y
se inclina para lamer la punta, haciendo que mi pulso se dispare. Un escalofrío me
recorre la espalda y...
La ruidosa bolita de pelo del asiento trasero gruñe, haciendo que
mi vívida fantasía se evapore. El agua fría me resbala por la cara
mientras parpadeo, intentando despejar mi nublada mente. Sus
pupilas dilatadas y el rubor que mancha su pálida piel dicen que
también le afecto, pero la ira que brilla en sus ojos azul aguamarina
me dice que tengo mucho trabajo por hacer.
Cuando mi testaruda gatita rechaza mi oferta de esperar en mi
todoterreno, me siento orgulloso de ella por velar por su propia
seguridad a partes iguales y me cabrea que no me deje cuidar de ella.
Después de inspeccionar el neumático y las condiciones en el
lado de la carretera, me doy cuenta de que puedo cambiarlo fácilmente
por ella. Me dirijo a su ventanilla y espero a que la abra un poco. —
Puedo cambiar tu rueda pinchada, pero no puedo hacerlo contigo en
el coche. No es seguro. Necesito que esperes en mi todoterreno. — Saco
mi llavero del bolsillo y lo meto por la ventanilla. —Toma. Puedes
cerrar la puerta detrás de ti. — le digo, esperando aliviar sus temores.
No tiene ni idea de cómo me siento. Preferiría cortarme la polla antes
de ver que algo le hace daño.
Me mira en silencio durante unos instantes y luego se muerde el
jugoso labio inferior. —Tengo que llevarme a Luv Bug. — Señala al
perro. —Se asustaría en el coche sola. — explica. Sonrío y asiento
mientras pongo los ojos en blanco al escuchar el nombre del animal.
Se inclina en el asiento trasero y se pone a jugar con algo detrás
del perrito antes de agarrarlo. —Gracias. — dice por encima del
hombro y corre hacia mi todoterreno. Cuando me aseguro de que está
instalada en el vehículo caliente, me pongo a trabajar para cambiarle
la rueda.
Para cuando termino el trabajo, estoy empapado. Pongo el
neumático pinchado en el maletero y dejo las herramientas junto a él.
Mañana haré que uno de los chicos lo lleve al taller de Drake para que
lo reparen.

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Siento que sus ojos se mueven sobre mí mientras me dirijo al
todoterreno. Tras golpear la ventanilla del pasajero, espero
pacientemente mientras ella encuentra el botón para abrirla. —Todo
listo, gatita. — le digo y siento una divertida sensación de opresión en
el pecho. Mi gatita siseante ha convertido mi polla en piedra.
—Gracias. — El perro me gruñe y ella hace callar a la pequeña
mierda antes de poner sus expresivos ojos en blanco. —Siento lo de
Luv Bug. No se lleva bien con los extraños. — Señala mi camisa. —Y
siento lo de tu ropa. — La lluvia ha disminuido, pero mi traje está
empapado. La hermosa chica se inclina y recorre con sus ojos la parte
delantera de mi cuerpo, haciendo que mi sangre se caliente. —Te
pagaré por cambiarme la rueda y por la limpieza en seco. — me ofrece.
—Eso no es necesario. — Entonces se me ocurre una idea. —
¿Por qué no dejas que te lleve a cenar como pago?
—Uh. — Sus ojos se abren de par en par antes de parpadear
varias veces. —Que me invites a cenar no es exactamente un pago por
ayudarme.
—Pasar tiempo contigo compensará con creces un poco de
trabajo. — Le guiño un ojo y veo cómo el adorable rubor vuelve a
aparecer en sus mejillas. No ha abierto la puerta y no quiero perder
terreno con ella, así que me presento a través de la rendija de la
ventana. —Soy Jason Montoya, pero mis amigos me llaman Cash. —
Me mira fijamente durante unos segundos y empiezo a sudar.
Mi testaruda chica con curvas desbloquea y abre la puerta antes
de extender la mano. —Hadley Eaton. — Sonríe tímidamente.
—Encantado de conocerte, Hadley. — Levanto su mano hacia mi
boca y le doy un suave beso en los nudillos.
—A ti, uh — se aclara la garganta—. También — Entonces retira
la mano, mira su reloj y jadea. —Oh, diablos. Necesito entregar mi
arreglo. Tal vez podamos hablar de la cena en otro momento.
Recordando que me dijo que estaba perdida, le pregunto: —
¿Qué dirección intentas encontrar? — No me gusta la idea de que mi
chica se acerque a la puerta de un desconocido, así que busco
cualquier motivo para evitar que se vaya. Me dice la dirección del

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complejo y me siento aliviado. —Esa es mi lugar. — le digo, y parpadea
varias veces mientras la sospecha llena sus ojos.
Hadley estrecha los ojos y traga. —El señor Davis encargó las
flores.
—Rulie Davis es mi amigo y empleado. Soy el presidente de Silver
Spoon MC. — Intento tranquilizarla. —Gloria, la esposa de Rulie, es
nuestra ama de llaves en la casa club. — Ahora parece aún más
sospechosa. —Me dirijo ahí ahora mismo. — le explico, pero no parece
creerme. Saco mi licencia de conducir y le indico mi dirección, y veo
cómo la tensión desaparece de su curvilínea figura. Para preservar mi
intimidad, tengo un apartamento en la ciudad, junto a mi oficina, en
el que paso la mayor parte del tiempo, pero utilizo el complejo como
domicilio legal.
La belleza se muerde el labio mientras mira mi licencia, luego me
mira. La sospecha se ha desvanecido de sus impresionantes ojos
azules. — ¿Podría indicarme cómo llegar?— Sonríe.
—Si quieres seguirme, te llevaré hasta ahí.
Coge la bola de pelo y sonríe. —Gracias. Parece que estás
decidido a salvarme de nuevo.
Mantenerla a salvo y feliz es mi objetivo para el futuro.
La veo abrochar a la bolita de pelos en su asiento de coche para
perros, y luego subo a mi todoterreno. La pantalla de mi teléfono brilla
y veo un mensaje de Hands. Su operación se ha retrasado y no estará
en el recinto esta noche. Mientras conduzco lentamente por el largo y
sinuoso carril que lleva al recinto, no dejo de mirar por el retrovisor
para asegurarme de que sigue detrás de mí.
La pequeña metedura de pata de Rulie dejó caer a mi alma
gemela justo en mi regazo.
Nos detenemos frente a la casa blanca de dos pisos, estilo
plantación. Cuando decidimos construir nuestra casa club junto al
Silver Spoon Ranch, uno de nuestros hermanos, Lynch, intervino para
ayudar a diseñar un edificio que complementara las estructuras del
rancho de al lado. Después de pasar por la entrada circular, estaciono
delante del garaje para cuatro coches. Salgo del todoterreno y le hago
una señal a Hadley para que se detenga en la entrada circular.

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Mientras me dirijo a su pequeño coche compacto azul, respiro
profundamente varias veces para calmar mis deseos furiosos. Los
cinco minutos de viaje con la ropa fría y húmeda no han servido para
calmar el hambre que ruge en mi sangre. Hadley señala con el dedo y
le dice a la bolita de pelo que se comporte, y mi dureza aumenta. Mi
puta polla cree que le está hablando. —Vuelvo enseguida, Luv Bug. —
Pone una rendija en la ventanilla y salta del coche, sosteniendo un
gran ramo de rosas. Hombre, Rulie ha metido la pata hasta el fondo.
Y ahora lo está pagando: ese arreglo tuvo que costarle unos cuantos
dólares.
—Gracias por mostrarme el camino. — Se acerca a mí y sonríe.
Casi gimo mientras mi erección se pone aún más dura.
—Es un placer, gatita. — Coloco mi mano en la parte baja de su
espalda y siento un temblor que recorre su curvilínea figura. La
satisfacción me invade mientras subimos los escalones de ladrillo. —
Gloria. — grito al abrir la puerta principal.
La ama de llaves del club, que es una pseudo-madre, sale
corriendo de la cocina. —Cash. — Gloria sonríe. —No sabía que ibas
a traer compañía. — Sus ojos se iluminan cuando ve a Hadley a mi
lado. —Oh mi Dios, ¿qué te ha pasado?— Jadea al ver mi estado de
desaliño. Le doy a Gloria un breve resumen de la situación antes de
que Hadley le entregue las flores.
—Siento que lleguen más tarde de lo que le prometimos al señor
Davis cuando llamó antes. — Mi gatita se encoge de hombros. —Me
perdí, luego se me pinchó una rueda y Cash se paró a ayudarme. —
divaga adorablemente.
—No te disculpes, querida. No deberías haber salido con esta
tormenta solo para entregar flores. — Gloria hace caso omiso de su
disculpa. —Son preciosas. — Sonríe y las coloca en la mesa auxiliar.
Mientras lee la tarjeta, me dirijo a Hadley. —Ahora, sobre la cita
que me prometiste. — No voy a dejar que se vaya de aquí sin planes
concretos.

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Capítulo 4
HADLEY

Tragando, intento recuperar mi ingenio disperso. En la


oscuridad, era precioso. Ahora que lo veo bajo las luces del club, me
doy cuenta de que este hombre es impresionante. Mis partes
femeninas se estremecen al estar a escasos centímetros del hombre
más guapo que he visto nunca. La ropa mojada que se adhiere a su
enorme cuerpo deja poco a la imaginación.
— ¿Cuándo estás libre para cenar?— Cuando sus ojos marrones
oscuros me sonríen, mi mente se hace papilla.
— ¿El viernes por la noche?— Me sale lo primero que pienso.
Gran trabajo. Qué manera de hacerse la dura.
—Genial. — Sus ojos se iluminan mientras sonríe, y siento que
el entusiasmo corre por mis venas. —Dame tu número de teléfono y te
llamaré cuando tenga nuestros planes preparados.
Mi lado obstinado entra en acción al recordar su anterior actitud
arrogante. —Pero realmente quiero pagarte por todas las molestias. Y
no tienes que llevarme a cenar.
Me siento como un bicho bajo un microscopio mientras me mira
fijamente en silencio durante unos segundos. La sorpresa me recorre
cuando alarga la mano para colocarme un mechón de mi largo pelo
rubio detrás de la oreja.
—No me debes nada. — Se inclina cerca y mi pulso se acelera.
—Pero me gustaría tener la oportunidad de conocerte. Por favor,
déjame llevarte a cenar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Es el por favor lo que lo hace. Mi capacidad para resistirme a él
se evapora y mis hormonas toman el control.
—De acuerdo. — acepto.
Después de intercambiar números, me dice: —Se hace tarde. Te
llevaré a casa. — Abro la boca para discutir, pero me pone un dedo en
los labios. —Está lloviendo y no conoces las carreteras. — Niega. —De
ninguna manera te dejaré conducir sola con una rueda de repuesto.
Gloria saluda con la mano y sonríe. —Seguro que nos vemos
pronto. — Nos guiña un ojo mientras salimos por la puerta.
Luv Bug refunfuña y aparta la cabecita cuando paso por mi
coche para cogerla. Cash se acerca y pregunta: — ¿Qué quieres llevar?
Señalo mi bolso. —Es todo lo que necesito.
Me lleva hasta su todoterreno y me ayuda a subir al enorme
aparato. Luv Bug gruñe y se me corta la respiración cuando Cash se
inclina sobre mí para enganchar el cinturón de seguridad. Su cálido y
masculino aroma me envuelve, me calienta las entrañas y me
convierte en una sustancia viscosa. —Cállate. — le digo a mi perro.
Cuando Cash se sienta en el asiento de al lado, respiro hondo e intento
calmar mis hormonas enloquecidas mientras acaricio a mi perra para
calmar sus plumas erizadas.
Mi mente aletargada funciona lo suficiente como para seguir la
conversación mientras conducimos hacia Silver Spoon Falls. Cash
promete devolverme el coche una vez que haya reparado mi
neumático. Toda esta situación es una locura. Esta noche he salido a
entregar flores y he acabado conociendo al hombre más guapo que he
visto nunca. Mientras conduce, le doy instrucciones para llegar al
apartamento que comparto con mi hermana por encima de Petal
Pushers. Insiste en acompañarme hasta la puerta y me da un suave
beso en los labios. —Te veré pronto, gatita. — Me sonríe.
— ¿Dónde demonios has estado?— Kyra se pasea por el salón.
—He estado frenética. — Corre a abrazarme, y veo las líneas de estrés
alrededor de sus ojos. —Estoy tentada de darte una patada en el culo
por haberme matado de un susto. — Mi gemela idéntica es solo once
minutos mayor que yo, pero actúa como mi madre.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo siento. — le digo. —No tuve recepción y fue todo un
desastre. — La arrastro hasta nuestro sofá floral descolorido y le
explico toda la situación. Los ojos de mi hermana se abren de par en
par cuando le cuento mi cita con Cash Montoya el viernes.
— Santa vaca. — Jadea. —Sabía que tenía que haber hecho esa
entrega. — se burla Kyra.

Al día siguiente, estoy trabajando en el arreglo de la Sra. Jackson


cuando mi teléfono zumba en mi bolsillo. Miro la pantalla y veo un
mensaje de texto.

Buenos días, gatita. Nos vemos pronto.

Me paso la tarde esperando a que llegue. Luv Bug gruñe desde


su cama junto al mostrador, y alzo la vista para ver mi coche azul
detenido frente a la tienda. Mi corazón se acelera al verlo desplegar
desde mi pequeño coche.
El timbre que hay sobre la puerta de cristal suena cuando él
entra en la pequeña tienda. El aire se llena de electricidad. —Hola,
gatita. — Cash se acerca y coloca mis llaves en el mostrador —Tu
coche está listo para salir. — Lleva un traje de negocios gris y una
camisa de vestir blanca brillante. A la luz del día, puedo ver bien su
apuesto rostro y notar las ligeras canas mezcladas con su pelo negro
azabache en la sien. Su delicioso aroma despierta mis partes
femeninas.
—Gracias. — Sonrío. — ¿Cuánto te debo?— Pregunto y doy un
paso atrás para buscar mi bolso debajo del mostrador. Necesito
distanciarme un poco de él antes de autocombustionar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—La cena. — Me guiña un ojo. —Después de todo, lo prometiste.
— Tenerlo tan cerca hace que mi pulso se dispare.
Kyra elige ese momento para interrumpir. —Hola. — Extiende su
mano y las cejas de Cash se disparan. —Soy Kyra, la hermana de
Hadley.
—Hola. — Le estrecha la mano. —Encantado de conocerte.
—Igualmente. — Mi hermana le devuelve la sonrisa. El timbre de
la puerta suena cuando entra un cliente. Kyra se aleja para ayudarle
y me vuelvo hacia Cash.
—Gracias de nuevo por arreglar mi neumático.
—De nada. — Se inclina y me da un beso en los labios. —Te
recogeré el viernes a las seis y media de la noche. — Mi cerebro deja
de funcionar en el momento en que nuestros labios se tocan. Su dedo
roza ligeros círculos a lo largo de mi clavícula y un escalofrío me
recorre la espalda.
—Genial. — Caramba. Sueno como una idiota. —Estaré lista. —
Sonrío torpemente.
El resto de la semana se alarga mientras espero y temo mi cita
con Cash. El jueves, después de cerrar la tienda, Kyra me convence de
pasar por la boutique The Runway para comprar un traje nuevo. —
Vamos. — Me arrastra a la tienda.
La mayoría de los negocios del centro de la ciudad cierran
temprano. Solo los bares y restaurantes permanecen abiertos hasta
tarde. Miro el reloj y me doy cuenta de que la boutique cierra en treinta
minutos. —No tenemos tiempo de encontrar nada. — argumento. —
Me pondré mi vestido negro. — Odio gastar dinero en ropa.
—No. — Mi hermana me arrastra hasta un perchero de trajes de
colores brillantes. —Hace mucho que no tienes una cita. Te voy a
comprar algo para que te pongas. — Para hacer feliz a Kyra, elijo un
nuevo vestido de jersey y unos zapatos a juego.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Viernes por la tarde, la tienda está muerta, y mi hermana me
dice que me vaya temprano. —Ve a prepararte para tu cita caliente. —
Mueve las cejas y me río.
Los nervios están a punto de comerme viva. Tengo miedo de a
dónde va esto. Me aterroriza que él me destroce el corazón.
A las seis y veinte, estoy paseando por un hueco en la alfombra
del salón, esperando que llamen a la puerta. Luv Bug ha dejado de
intentar seguirme el ritmo hace unos minutos y se ha acurrucado en
el sillón para dormir. Me paso las manos por la parte delantera del
vestido y me limpio el sudor de las palmas. Me miro en el espejo del
pasillo y compruebo mi aspecto por última vez. Me he dejado el pelo
suelto alrededor de los hombros, pero me arrepiento de esa decisión
al notar un rizo errante que se niega a cooperar. Después de pegarlo
detrás de la oreja, cojo mi brillo rosa y me aplico otra capa. La mano
me tiembla ligeramente por los nervios y respiro hondo intentando
calmarme. Una vez que estoy satisfecha con mi aspecto, vuelvo a
pasearme.
— ¿Quieres parar?— Kyra entra en la sala de estar. —Estás
haciendo un agujero en la alfombra. — Se deja caer en el sofá y
empieza a cambiar de canal en la televisión. —Recuerda, envíame un
mensaje de texto con nuestra señal si necesitas que te salve.
—Dudo que necesite que me ayudes. — Me río. Cuando
estábamos en el instituto, mi sobreprotectora hermana inventó un
mensaje secreto que significa que necesito ayuda. Si envío un
mensaje, no recuerdo haber apagado mi plancha, mi hermana sabe
que estoy en una mala cita. Para rescatarme, me llama e inventa una
excusa para que vuelva a casa.
Llaman a la puerta y me miro por última vez en el espejo antes
de abrir. Cash entra y me da un suave beso en los labios. —Hola,
gatita. — Me muerdo el labio y lo miro fijamente. Esta noche lleva
pantalones negros y un jersey gris. Me alegro de haber derrochado en
el nuevo vestido cuando veo que sus ojos oscuros se mueven
lentamente por mis curvas. —Estás jodidamente guapa.
Derretida. Soy oficialmente una pila de pegamento. —Hola. —
chillo, sonando como un personaje de dibujos animados. Me da otro
suave beso en los labios, lo que acelera mi pulso, y luego se acerca a

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


acariciar a Luv Bug en la cabeza. Pongo los ojos en blanco cuando la
pequeña apestosa se pone de espaldas para darle acceso a su
estómago.
—La traeré a casa a una hora razonable. — mira a Kyra y la
tranquiliza. Me doy cuenta de que ya se ha ganado a mi gemela.
—Que se diviertan. — Nos hace un gesto para que nos vayamos.

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Capítulo 5
CASH

Cuando mi gatita abrió la puerta, casi me tragué la lengua. Mis


ojos se movieron sobre su delicioso marco mientras la dureza de abajo
crecía. La forma en que el vestido de jersey ajustado abraza sus curvas
envió cada gota de sangre de mi cuerpo directamente a mi erección.
Después de ayudarla a sentarse en el asiento delantero, me dirijo
lentamente hacia el todoterreno, dándome tiempo para refrescarme.
—Estoy deseando probar el Broadway Steakhouse. — Hadley se vuelve
hacia mí y sonríe. Todavía veo la cautela en sus impresionantes ojos
azules, pero pienso conquistarla esta noche. Mantengo una
conversación ligera durante el resto del camino hasta el restaurante,
intentando tranquilizarla.
Estaciono delante y me bajo. Le paso las llaves al valet antes de
rodear el todoterreno para dejar salir a mi chica. —Parece que hay
mucho trabajo. — Tomo su suave mano entre las mías y la conduzco
al interior del asador.
El local está lleno hasta los topes, y sostengo a Hadley mientras
nos abrimos paso entre la multitud de gente que espera en la puerta
principal. La anfitriona nos lleva directamente a la mesa privada que
he reservado. Mis ojos se mueven por la sala, advirtiendo a los demás
hombres que mantengan sus ojos y pensamientos para sí mismos.
Después de hacer nuestros pedidos, me dirijo a mi chica. —
¿Qué tal tu semana?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Estuvo bien. No pasó nada emocionante. — Se encoge de
hombros y su jersey se desliza hacia un lado, dejándome ver su
deliciosa piel.
Extendiendo la mano por encima de la mesa, la tomo entre las
mías y le rozo los nudillos con el pulgar. Después de darle un beso en
el dorso de la mano, le hablo de mi larga semana. —Esperar toda la
semana para volver a verte fue una tortura.
Sus impresionantes ojos se abren de par en par mientras toma
un sorbo de su vino. El camarero se acerca a la mesa,
interrumpiéndonos. Sus ojos vuelven a mirar a Hadley, lo que me pone
los pelos de punta. Cuando se va, me dirijo a mi chica.
Mientras comemos, le hablo de mi trabajo y del MC. —Así que —
se muerde el labio inferior — ¿eres el presidente de un club de
motociclistas? — La inquietud es evidente en sus expresivos ojos.
Después de dar un sorbo a mi cerveza, sonrío y le explico: —Solo
somos un grupo de chicos que comparten el amor por la carretera y
han forjado una hermandad. Todos sabemos lo que es tener
constantemente todas las miradas puestas en nosotros. A la mayoría
de mis hermanos les cuesta confiar en los de afuera, ya que nuestra
riqueza nos convierte en objetivos. Es bueno saber que mis hermanos
me cubren la espalda. — No parece convencida. —Hacemos campañas
de caridad y nos divertimos juntos, pero nada ilegal.
— ¿No te molesta que la gente asuma que son criminales?— Un
ceño fruncido cruza sus labios de puchero.
—La verdad es que no. Este pueblo nos conoce a la mayoría, y
nunca hemos causado grandes problemas. — Le guiño un ojo. A
medida que avanza la noche, mi chica se relaja. El camarero sigue
tentando a la suerte mirando a Hadley cada vez que pasa por la mesa.
Cuando le entrego mi tarjeta de crédito, le dirijo una oscura mirada
que transmite mi desagrado.
Mientras volvemos a su casa, mi humor se ensombrece. En unos
minutos, tendré que dejar a Hadley en su apartamento mientras me
voy a casa solo. Con la necesidad de convencer a mi chica de tener
una segunda cita, le pregunto: — ¿Te gustaría dar un paseo este fin
de semana? Podríamos ir a Silver Spoon Falls Riviera para hacer un
picnic. — El lago de las afueras de la ciudad es un lugar de moda, pero

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


conozco una pequeña zona escondida que es el lugar perfecto para
llevar a mi chica a una cita.
—Suena divertido. — acepta, y respiro aliviado. Quedamos para
comer en el lago. En Texas estamos a principios de la primavera y la
hora de la cena puede ser fría.
Acompaño a Hadley hasta la puerta de su casa y la estrecho
entre mis brazos. Mientras su cuerpo curvilíneo se derrite contra el
mío, mi erección crece. —Me lo he pasado muy bien. — le digo antes
de besarla. El hambre recorre mi cuerpo y casi pierdo el control. Le
paso la lengua por el borde de los labios y ella se abre para mí.
Mientras nuestras lenguas se enredan, ella se funde conmigo y desliza
sus manos por mi espalda. Gimo en su boca antes de obligarme a
separar mis labios de los suyos. Apoyo mi frente en la suya y miro sus
impresionantes ojos. —Te recogeré mañana a las doce.
—Nos vemos entonces. —Sonríe y se gira para abrir la puerta.
La veo entrar antes de bajar las escaleras.
Como mi apartamento en la ciudad no encaja en mis planes
futuros con Hadley, me reúno con un agente inmobiliario a la mañana
siguiente para comenzar el proceso de compra de una propiedad cerca
de la casa club.
Me detengo en Rodeo Drive Market para recoger el almuerzo y el
vino que pedí esta mañana. Tras meter la bolsa en mi alforja, me dirijo
al apartamento de mi gatita. Kyra abre la puerta y retrocede para
dejarme entrar. —Por favor, ten cuidado con Hadley. — Cruza los
brazos sobre el pecho y levanta una ceja. —Mi hermana nunca ha
montado en motocicleta.
—Nunca haría nada que la dañara. — la tranquilizo. —La
protegería con mi vida. — Mi chica ya lo es todo para mí.
—Bien. — Kyra camina por el corto pasillo y llama: —Hadley, tu
motociclista está aquí.
Cuando mi chica sale de la habitación con unos vaqueros
ajustados y una camiseta negra, casi autocombustiono. Tener sus
deliciosas curvas apretadas contra mi espalda durante todo el camino
hasta Silver Spoon Falls Riviera será una tortura. Después de abrazar
a su hermana, Hadley me coge de la mano y me sigue hasta la moto.

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Se tensa cuando nos acercamos a mi moto negra. —Nunca he
hecho esto antes. — admite.
—No te preocupes. — la tranquilizo. —Yo me ocuparé de ti. —
Agarro el casco extra que até a mi motocicleta esta mañana y la ayudo
a ponérselo y asegurarlo. Luego le doy algunas instrucciones. —Iremos
despacio por la ciudad. — Después de asegurarme de que los
micrófonos funcionan y de que ella está bien pegada a mí, arrancamos.
Mi chica es natural.
A los pocos minutos, relaja su agarre mortal sobre mí. Sus dedos
comienzan a hacer lentos círculos en mi estómago y mi polla crece
detrás de la cremallera.
Giro hacia la carretera que lleva al lago y ella me sujeta con más
fuerza. — ¿Estás bien?— Le pregunto.
—Esto es muy divertido.
Sonriendo para mí, me dirijo a la parte trasera del lago, donde
va poca gente. El gran lago artificial tiene un club de campo a un lado
y un parque de atracciones al otro lado del lago. La parte más alejada
del lago tiene menos tráfico ya que no hay servicios. Después de
encontrar un lugar para estacionar bajo los árboles, ayudo a Hadley a
bajar de la moto y luego cojo nuestro almuerzo y la manta que he
guardado en mi alforja.
—Vamos a colocar esto ahí. — Señalo un lugar fuera de la vista
de la mayor parte del lago. El tiempo de principios de primavera es
perfecto. Hace 25 grados con una ligera brisa.
Después de extender la manta de cuadros rojos y azules, me
siento en el suelo junto a mi chica. Ella se estira y me mira. —El paseo
ha sido increíble.
Le sonrío. —Me alegro de que lo hayas disfrutado.
Mientras comemos, me explica cómo ella y Kyra heredaron la
floristería de su tía abuela. —Siempre nos gustó pasar los veranos aquí
con la tía Poppy. — Se encoge de hombros. Me alegro de que hayan
tomado esa decisión, pero lamento no haber conocido a mi chica hace
meses. En pocos días, ella se ha convertido en lo más importante de
mi vida.

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Capítulo 6
HADLEY

Miro fijamente sus cálidos ojos marrones y siento que mis


entrañas se vuelven papilla. Mis partes femeninas no utilizadas me
suplican que haga un movimiento con el atractivo motociclista, pero
no sé ni por dónde empezar. Mientras debato mis opciones, él se
acerca y me pasa el dedo por el labio inferior. Se me pone la piel de
gallina cuando me inclino hacia su contacto.
No me resisto cuando me rodea la nuca con su gran mano y me
acerca para besarme. Su lengua se introduce en mi boca y me derrito
contra su duro pecho. Cash desliza su cálida mano bajo mi camiseta
y la desliza lentamente por mi espalda, y me olvido de todo lo que nos
rodea.
Gime y se echa hacia atrás, tirando de mí sobre él. Mis piernas
se separan automáticamente y abrazan sus duras caderas mientras
su lengua explora mi boca. Paso las manos por sus hombros
musculosos y las enredo en su pelo oscuro. Cash me muerde
ligeramente el labio inferior y me besa suavemente en el cuello.
Me olvido de mi falta de experiencia y me lanzo con fuerza.
Cuando frota su dureza contra mi pelvis, el miedo pasa por mi mente
aletargada. Me retiro y miro fijamente sus ojos hambrientos. —Lo
siento. — Mordiéndome el labio inferior, le explico: —No tengo mucha
experiencia en esto.
Cash me mira en silencio a los ojos durante unos instantes antes
de preguntar finalmente: — ¿Qué quieres decir?

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Genial, ahora tengo que explicar que soy una virgen de
veinticuatro años. Qué humillante. —Nunca he hecho nada de esto
antes.
—Gracias a Dios. — Me besa de nuevo, y olvido mi vergüenza
cuando su lengua toca la mía. Cash teje un hechizo a mí alrededor y
me pierdo en su beso.
Me pone de nuevo en la cubierta y gime. —Tenemos que parar
antes de que pierda el control. — Asiento, sin saber a qué estoy
accediendo. Mi cerebro se convirtió en papilla cuando empezó a
tocarme. — ¿Por qué no vamos a dar un paseo para ayudar a despejar
nuestras mentes?— también lee la mente.
—Me parece bien. — acepto, y se levanta antes de cogerme la
mano.
Mientras caminamos por el sendero que rodea el lago, me habla
de sus hermanos. —Oh, Dios mío. — No puedo creer que Bender
Valentine, la estrella del rock, sea uno de sus hermanos MC. —Me
encanta su música. — Cash me mira, y me pregunto qué ha hecho
que esa mirada de enojo se traslade a su apuesto rostro. Dejo de
caminar y le pongo una mano en el brazo. — ¿Va todo bien?— Le
pregunto.
—Soy un maldito imbécil celoso. No puedo soportar la idea de
que otro hombre tenga tu atención. — Sonríe mientras mi boca se
queda abierta. —Bender se alegrará de saber que eres su fan. —
Continúa hablándome de sus hermanos MC, y no reconozco a nadie
más. Uno de sus hermanos es un príncipe. Un príncipe de verdad.
Damien “Angel” De Angelis es de un pequeño país de Europa del que
nunca he oído hablar. Otro hermano, Cormac “Giant” Carmichael, es
dueño de una empresa de seguridad que contrata a grandes
celebridades. Rafe “Lynch” Soracco es el arquitecto que diseñó la
Ópera de Silver Spoon Falls. También está Tate “Hands” Grimes, un
cirujano pediátrico local. Landon “Cowboy” Rickman es el propietario
de un rancho local. Andreas “Playboy” Romano es el CEO de Romano
Shipping. Jude “Fifth” Despora es el abogado del club, de ahí su
nombre. Siempre a la defensiva, su frase favorita, al parecer, es: ‘Me
acojo a la quinta enmienda’. Incluso tienen un genio de la informática,
Finn “Hacker” Taylor. Mi mente está enloquecida. ¿Cómo voy a
mantener a todos estos hombres en orden? Con suerte, conocerlos y

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ponerle cara a los nombres ayudará. Los solteros ricos se esconden a
plena vista aquí en Silver Spoon Falls.
Cuando me dice que sus padres son Lucy Delta y Thomas
Martin, me quedo alucinada. La bella estrella se hizo un hueco en
Hollywood interpretando a una divertida rubia tonta en varias
películas populares. Su apuesto marido es un conocido productor.
— ¿Cómo mantienen su vida fuera de los medios de
comunicación?— le pregunto. He visitado Silver Spoon Falls muchas
veces a lo largo de los años, antes de mudarme aquí hace meses, y
nunca he oído un murmullo sobre los famosos que viven a pocos
kilómetros de la carretera.
—Hacemos todo lo posible por proteger nuestra privacidad. —
Después de hablarme de los obstáculos por los que pasan sus
hermanos para mantenerse al margen de la opinión pública, me
explica cómo sus padres han hecho de la privacidad de su familia un
arte.
—Gracias por contármelo. — Le aprieto la mano.
—Gatita, no te ocultaré nada. — jura. —Eres demasiado
jodidamente importante para mí.
— ¿Puedo decírselo a mi hermana?— Mi gemela sabe
instintivamente cuando le oculto algo, y esto es demasiado grande
para intentarlo.
—Por supuesto. — Me besa la nariz.
Para cuando volvemos, mi mente se arremolina con todo. Tengo
mucho que procesar. Mientras caminamos hacia la moto, finalmente
pregunto: — ¿Y las mujeres? — Hay un pensamiento que me preocupa
desde que me enteré de que está en un club de moteros. Los moteros
son notoriamente mujeriegos.
—Gatita, eso es algo de lo que no tienes que preocuparte nunca.
— Cash se inclina y me mira fijamente a los ojos. —Eres la única mujer
en el mundo que significa algo para mí. — Eso me tranquiliza
definitivamente. Cash me explica que los miembros del MC están
demasiado ocupados para preocuparse por las citas o ya están
casados.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


El viaje a casa es mucho más fácil ahora que sé qué esperar.
Cuando llegamos a mi apartamento, vuelve a insistir en acompañarme
hasta la puerta. —Me he divertido. — le digo. Le rodeo la cintura con
los brazos y me agarro con fuerza.
Se inclina para besarme. —Yo también. ¿Cuándo puedo volver a
verte? — Vaya. Este rico y apuesto CEO realmente quiere pasar tiempo
conmigo.
— ¿Te gustaría cenar con Kyra y conmigo mañana por la noche?
Es mi noche para cocinar.
—Claro. — Sonríe ampliamente. — ¿A qué hora quieres que
venga?
Hacemos los arreglos y luego me besa una vez más antes de irse.
Me apoyo en la puerta cerrada, intentando calmar mi mente acelerada.
Ahora tengo que explicarle a mi gemela que he hecho planes para las
dos.

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Capítulo 7
HADLEY

Remuevo la olla de salsa de espaguetis mientras hierven los


fideos. Quería probar una nueva receta esta noche, pero mi sensata
gemela me convenció de que cocinara una comida ya probada para
que fuera más fácil. Ahora, los nervios me están comiendo viva, y me
alegro de haber escuchado su consejo.
— ¿Estás casi lista?— Llamo a mi hermana. Cash debería llegar
en quince minutos, y hace un rato todavía estaba sentada en el sofá
viendo la televisión. Casi tuve que ponerme de cabeza para
convencerla de que se duchara y se vistiera.
—Ya voy. — Entra en la cocina y pone los ojos en blanco. —Deja
de estresarte. He visto cómo te miraba Cash. Ese hombre está
perdidamente enamorado de ti. Podrías ponerte una maldita bolsa de
basura y él sería feliz. — Sé que me he enamorado mucho de él, y
espero que él sienta lo mismo. —Ahora tenemos que ver si me presenta
a Bender Valentine. — bromea. Mi gemela es fan de Bender desde el
instituto.
—Ahora mismo me pongo a ello. — Pongo los ojos en blanco.
Kyra saca a Luv Bug a dar un paseo rápido para ir al baño mientras
yo termino.
Llama a la puerta unos minutos después, y respiro
profundamente antes de contestar. —Hola, gatita. — Me rodea con sus
fuertes brazos y se inclina para besarme, luego me entrega una caja
de chocolates. —Pensé en traer flores, pero pensé que nunca
encontraría un arreglo tan hermoso como el tuyo.

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—Aww. — Kyra jadea detrás de mí. —Qué dulce.
—Gracias. — le digo. — ¿Quieres algo de beber? La cena está
casi lista.
Cash se coloca en la barra y nos habla mientras yo termino de
preparar nuestra comida. Lo veo llevarse una botella de cerveza a los
labios y mi imaginación se dispara. Con la necesidad de refrescarme,
me lavo las manos y dejo que el agua fría corra por mis muñecas.
Mientras comemos, Cash encanta a mi hermana. Para cuando
sirvo el postre, ella es una gran fan suya. Cuando terminamos de
limpiar la cocina, anuncia: —Bueno, niños, ha sido un día largo y
tengo que levantarme temprano para abrir la tienda, así que me voy a
la cama. — Recoge a Luv Bug de la cama para perros del rincón. —Me
llevaré a este pequeño terror conmigo.
Cuando mi hermana nos deja solos, Cash se inclina y me besa.
—Espero no haber alejado a Kyra y a Luv Bug.
—En absoluto. — lo tranquilizo. —Nos turnamos para abrir la
tienda, y mañana es su día.
—Entonces tienes un poco más de tiempo para estar conmigo.
— Me sonríe.
—Sí. — Lo conduzco al salón. — ¿Quieres ver una película?
—No hay forma de que pueda resistirme a pasar tiempo con mi
chica.
Me deja elegir el programa. — ¿Quieres ver la nueva película de
tu madre?— Le pregunto.
—Si quieres, pero las he visto todas varias veces. — Sonríe. Ojeo
la guía de canales y encuentro una película que ninguno de los dos ha
visto nunca. Cuando me siento a su lado en el sofá, su muslo se apoya
en el mío, calentándome desde adentro. Su dedo recorre pequeños
círculos en mi nuca, lanzando chispas de electricidad a lo largo de mis
nervios sobreestimulados. Me pasa el brazo por los hombros,
acercándome, y yo me relajo a su lado.
Por mucho que intente resistirme, los ojos me empiezan a pesar
y no puedo evitar que un bostezo salga de mis labios. Se inclina para

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susurrar: —Tengo que irme y dejarte dormir. — y su cálido aliento
roza la sensible piel de mi oreja.
Estoy tentada de discutir, pero apenas mantengo los ojos
abiertos.
— ¿Me dejarías llevarte de nuevo mañana? — me pregunta
cuando lo acompaño a la puerta.
—No puedo. — Odio rechazarlo, pero los lunes es mi noche de
club de lectura. —Tengo planes. — Sus ojos se oscurecen y me
apresuro a explicarle. —Pertenezco a un club de lectura en Gatsby
Books.
Cash retrocede y me sonríe. — ¿Qué tal el martes, entonces?—
Cuando acepto, me besa por última vez antes de irse.
Mientras camino por el pasillo, mi hermana llama a través de su
puerta cerrada: —Maldita sea. El maldito calor que estaban echando
casi incendia el apartamento. — Entro en su habitación y me tumbo
a su lado en la enorme cama de matrimonio. Luv Bug se acuesta entre
nosotras y empieza a roncar.
—Creo que me estoy enamorando de él. — le digo a mi gemela
mientras acaricio a mi perezoso perro.
—Chica, ese barco ha zarpado. —se ríe. —Caíste con fuerza hace
días. — Hablamos unos minutos más y mis ojos se cierran mientras
me duermo. Cuando su alarma suena a la mañana siguiente, me
despierto con el pelo alborotado y el maquillaje corrido. Mierda. Me he
quedado dormida sin tomarme el tiempo de prepararme para ir a la
cama.
—Tienes que lavar mis sábanas. — Kyra me golpea en la cabeza
con una almohada. —Has dejado manchas de rímel en mi funda de
almohada nueva. — Le saco la lengua mientras se aleja.
Mientras ella se ducha, meto las sábanas en la lavadora y la
escucho chillar cuando se acaba el agua caliente. El viejo calentador
de agua de nuestro edificio no puede hacer más que un trabajo a la
vez. Upss. Mi culpa.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 8
CASH

Durante las siguientes semanas, cortejo a mi gatita y pasamos


casi todas las noches juntos. La frustración sexual me está comiendo
vivo, y mi polla está cansada de mi propia mano y de las duchas frías,
pero me niego a apurar a Hadley. Los pensamientos sobre su delicioso
y curvilíneo cuerpo me mantienen despierto la mayoría de las noches,
pero ignoro el dolor mientras me recuerdo que todo el sufrimiento
merecerá la pena una vez que la haga mía para siempre.
Los miércoles tengo mi reunión del club, pero desde hace unas
semanas me escapo temprano para pasar tiempo con mi chica. —
¿Cómo está funcionando Brady en el rancho?— Me dirijo a Cowboy.
—El cabroncete es un cabeza dura, pero ya aprenderá. — Mi
hermano se encoge de hombros.
Después de todo el fiasco de la orden judicial, nos aseguramos
de que el imbécil pagara su deuda con el bar de Georgia. Luego, Fifth,
el abogado de nuestro club, se encargó de que realizara su servicio
comunitario en Silver Spoon Falls. Esta es la última oportunidad que
el mierdecilla tendrá de nosotros. Brady tiene que agradecer a su
hermano nuestra generosidad. Quería echarlo y dejar que la ley lo
tuviera. Después de arreglar todo el desastre, le pedí a Cowboy que lo
pusiera a trabajar en el rancho. Con suerte, aprovechará esta última
oportunidad para quedarse en el club.
Miro la hora y veo que se hace tarde. Hemos terminado los
asuntos importantes, así que empaco para salir.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Mis hermanos no son tontos. Saben por qué me voy. —Esta chica
sí que te tiene atado.
Hands tose violentamente antes de sujetarse el estómago y
gemir. Su cara, normalmente bronceada, está pálida y con líneas, y su
ropa parece que ha dormido con ella. —Estás hecho una mierda. — le
digo.
Me hace una mueca, luego se queja por lo bajo de mi rudeza.
Están un poco molestos porque no la he traído a conocerlos, pero no
he encontrado tiempo. Entre mi trabajo, el de ella y los asuntos del
club, me estoy atrapando en ambas direcciones y paso todo mi tiempo
libre cortejando a mi gatita.
—No es una chica cualquiera; es mi alma gemela. Mi futuro. —
le digo y hago una mueca cuando le entra otro ataque de tos.
—Nos gustaría conocerla. — me dice Playboy mientras se aleja
de Hands.
—La traeré. — le prometo. La sede del club ha estado casi vacía.
Bender está en Europa de gira, Giant está fuera de la ciudad en una
misión de seguridad, y Angel está en Belldonnia para las elecciones de
su país. Hemos ido en tantas direcciones diferentes que no he tenido
tiempo de presentar a Hadley a mis hermanos. —La amo. — admito
en voz alta por primera vez. En el momento en que nos conocimos,
supe que era mi alma gemela, pero aún no lo he compartido con nadie.
—Ella me tiene atado con tantos nudos que sé que nunca seré libre.
— confieso y una mirada de sorpresa pasa entre mis hermanos. —Por
primera vez en mi vida, sé lo que se siente con los celos, y todavía me
estoy acostumbrando a la sensación.
— ¿Alguien va por tu chica?— Fifth frunce el ceño.
—No. — Sacudo la cabeza. —Ese es el problema. No soporto la
idea de que otros hombres estén cerca de ella. — Me pregunto si estoy
perdiendo la cabeza. —Mi gatita me ha convertido en una bestia
territorial.
—Maldita sea. Si alguna vez me convierto en él, por favor,
dispárame. — gime Hands, y le doy la vuelta. En las últimas semanas,
he aprendido a mantenerlo bajo control, pero al principio fue un toque
y una locura.

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—Felicidades, hombre. — Playboy se levanta y camina alrededor
de la habitación para evitar a Hands. Me da una palmada en la
espalda. — ¿Cuándo podemos conocerla?
—Pronto. — Señalo a mi hermano enfermo. —En cuanto se le
pase el bicho que tenga.
—Estoy bien. — argumenta Hands, y luego empieza a toser de
nuevo.
—Tienes aspecto de estar hecho una mierda. — le digo mientras
Playboy y Fifth asienten. Esta es la primera reunión a la que asiste
Playboy en varias semanas. El último espectáculo de mierda que está
ocurriendo en Romano Shipping lo tiene hasta los ojos de caimanes.
— Hombre, será mejor que no estés enfermo de gripe. — dice
Fifth. Como abogado del club y uno de los mejores abogados de Texas,
también tiene un plato lleno.
—Nunca me pongo enfermo. — insiste Hands.
—Famosas últimas palabras. — me burlo de mi amigo. —Me
parece recordar la gran enfermedad de 2019. — Le recuerdo la vez que
trajo la gripe a casa, y ésta hizo rondas por todos, excepto por Rulie y
Gloria.

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Capítulo 9
CASH

Unos días después, la perra Karma me da un puñetazo entre los


ojos por burlarme de Hands la otra tarde. En medio de mi reunión de
la tarde, el sudor me recorre la frente mientras mi estómago refunfuña
y se revuelve. Para cuando escapo de la monotonía y arrastro mi culo
de regreso a la planta ejecutiva, me estoy congelando y mis tripas
intentan salirse de mi cuerpo.
—Joder. Estás blanco como un malvavisco. — Rulie echa un
vistazo al sudor que rueda por mi cara y se apresura a abrir la puerta
de mi despacho. —Maldita gripe.
Le echo un vistazo por encima del hombro mientras corro hacia
mi baño privado. Minutos, horas, días después, no estoy seguro de
cuánto tiempo he estado tumbado en la fría baldosa de mármol, mi
estómago se calma lo suficiente como para intentar sentarme. Cuando
la habitación deja de dar vueltas, consigo arrastrarme hasta el sofá de
mi despacho.
— ¿Qué puedo hacer por ti?— Rulie entra con el cuello de la
camisa subido sobre la boca y me da una toalla húmeda para que me
limpie la cara. —Estás hecho una mierda. — Se mueve para colocarse
al otro lado de la habitación.
—Gracias. — refunfuño. Recostando la cabeza hacia atrás, miro
al techo intentando recomponerme. —El imbécil de mi mejor amigo
médico me ha contagiado la gripe. — digo lo obvio.

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—Sí. — asiente Rulie. —Apuesto a que hace rondas por la sede
del club. — Sacude la cabeza. —No puedo esperar a tratar con
hombres adultos que se comportan como niños pequeños.
Mientras refunfuña sobre su salario, me asalta un pensamiento.
Joder. No hay manera de exponer a mi chica a esta mierda. Tendré
que cancelar nuestra cita de esta noche. Me cuesta tres intentos, pero
consigo sacar el móvil del bolsillo y marcar el número de Hadley.
—Hola. — Su dulce voz hace que el hambre recorra mi cuerpo
enfermo. —Me acabo de arreglar el pelo para esta noche.
—No puedo esperar a verlo. — grazno. —Pero no será esta noche.
— ¿Qué pasa?— Su encantadora voz tiembla. — ¿Estás bien?
—He cogido el bicho de Hands. — admito. —Estoy enfermo. —
Dios. ¿Sueno como un niño llorón?
— ¿Dónde estás? — pregunta, y oigo que se mueve en el fondo.
—Iré a buscarte. No deberías estar solo ahora.
—No. — me niego. De ninguna manera dejaré que mi mujer se
contagie de esta mierda. —No quiero que te toque esto.
— ¿Estás en la oficina?
Le digo: —Rulie me va a llevar a la sede del club. Ya tienen una
sala de enfermos preparada para Tate. — Para evitar que esta mierda
se extienda, lo pusimos en los cuartos vacíos del fondo del primer piso.
Nos hemos turnado para dejarle líquidos y medicamentos sin receta
en la puerta. El hosco imbécil ha estado enfermo durante tres días,
así que asumo que eso es lo que puedo esperar. Joder.
Prometo llamarla con frecuencia, entonces Rulie me ayuda a
bajar al garaje y me mete en el asiento trasero de mi todoterreno. —
Debes de estar enfermo si me dejas conducir. — resopla, pero el paseo
hasta abajo me ha agotado. No tengo energía para responder.
El resto de la noche es un borrón. En algún momento, me meto
bajo las sábanas y me desmayo. Puede que mi cuerpo esté agotado,
pero mi mente sigue pasando la noche fantaseando con las deliciosas
curvas de mi chica.

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Durante los dos días siguientes, alterno entre la lucha contra la
gripe y el rezo para morir. Gloria me mantiene hidratado y me mete
medicamentos para la fiebre en la garganta de vez en cuando. —
¿Cómo está Tate?— Le pregunto cuando viene a ver cómo estoy.
—Molestando mucho. Estamos a punto de sortear quién puede
asfixiarlo con una almohada. — bromea, y yo intento reírme pero me
duele demasiado.
Un rato después, Rulie entra y me golpea el móvil contra la oreja.
—A la señorita le preocupa que vayas a croar. — Pone los ojos en
blanco. —Asegúrale que te mantenemos con vida.
—Hola, gatita. — Dios, mi voz suena como papel de lija. —Te
echo de menos. — le digo.
— ¿Estás bien?— La preocupación oscurece su voz. —
¿Necesitas algo?
—No, Rulie y Gloria me están cuidando. — Hablamos durante
unos minutos mientras la bebo. He echado de menos a mí gatita.
Cuando mis ojos empiezan a caer, le prometo a Hadley que hablaré
con ella pronto y cuelgo de mala gana.
Esa noche, duermo como un muerto y me despierto sintiéndome
mucho mejor, pero tres días de infierno me han dejado débil como un
recién nacido.
—Tu pequeño petardo pide hablar contigo. — Rulie entra en el
dormitorio y deja caer mi portátil sobre la cama. —Le dije que le harías
una videoconferencia en treinta minutos. De nada por pensar sobre
mis pies y darte tiempo para ducharte. — Se estremece en falso. —Te
ves como el infierno recalentado.
Le doy la vuelta antes de arrastrar mi culo muerto al baño. Diez
minutos después, estoy limpio y totalmente agotado. Mientras me
ducho, Rulie pone el portátil sobre mi cama y establece la conexión.
Maldita sea. Tengo que pagar más a ese hombre.

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Tras dejarme caer en la cama, coloco el ordenador sobre mi
regazo y marco a Hadley. Su cara sonriente aparece en la pantalla, y
al instante me siento mejor. —Hola, gatita.
—Hola. — Se acerca. — ¿Estás bien?
—Estoy de regreso entre los vivos. — Suspiro.
— ¿Quieres que vaya a cuidarte?— La extraño como un loco,
pero la idea de que se enferme me mata. No hay manera de que la
exponga a esta mierda.
—Me muero por verte, pero no puedo correr el riesgo de que te
contagies. — Me niego a que venga aquí mientras esta mierda recorre
la casa.
Ella discute, pero me mantengo firme. Durante mi tiempo de
inactividad, he tenido un montón de tiempo en mis manos, y he
pensado un poco. Hago planes para llevar a Hadley a un pequeño viaje
una vez que me recupere. Descubrir que mi chica es virgen encendió
mi gen territorial. Necesito hacerla mía y solo mía, y luego quiero atarla
a mí de por vida.
Durante los dos días siguientes, mi estado mejora. Casi he vuelto
a la normalidad cuando Rulie y Gloria son víctimas de la enfermedad.
Tate y yo intervenimos y cuidamos de nuestros amigos mientras
sufren. Dos semanas después, declaramos el recinto libre de gripe.
Después de todo este tiempo sin mi chica, tengo un gran síndrome de
abstinencia.
Como Rulie y Gloria nos cuidaron antes de contraer la
desgraciada enfermedad, les organizo unas vacaciones de dos
semanas en Tahití. Mis amigos están muy agradecidos, pero mis
hermanos refunfuñan por mi generosidad. Les preocupa que la casa
club se desmorone sin Gloria y Rulie. Después de decirles a los niños
grandes que crezcan, añado dos días a las vacaciones.

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Capítulo 10
HADLEY

Después de una larga y ocupada semana, estoy lista para tener


un par de días libres. Hay dos grandes bodas en Silver Spoon Falls
este fin de semana, y hemos estado trabajando horas extras para tener
todas las flores listas. También estoy echando de menos a Cash como
loca. Esta semana ha sido una locura, y para cuando terminamos por
las noches, lo único que quiero hacer es dejarme caer en la cama.
Cuando hablé con él anoche, me prometió que pasaríamos todo el fin
de semana solos para compensar todo el tiempo que hemos estado
separados últimamente.
Petal Pushers abre hasta el mediodía los sábados y cierra los
domingos. Devin, nuestra segunda empleada a tiempo parcial, solo
trabaja los sábados, ya que aún está en el instituto. Kyra y yo
alternamos el turno de cuatro horas del fin de semana con Devin.
Mañana es mi día libre y estoy deseando pasar tiempo con Cash. Ha
estado insinuando que tiene algo especial planeado para este fin de
semana, y me muero por ver su sorpresa. Espero que se trate de algo
caliente y pesado. He estado lanzando señales de que estoy lista para
llevar nuestra relación al siguiente nivel, pero mi guapo motociclista
las ha ignorado. Mis partes femeninas están a punto de rebelarse si
no tomo cartas en el asunto y me lanzo sobre él.
Mientras trabajamos en los últimos arreglos, mi gemela no deja
de mirarme con una mirada divertida. Ha estado burlándose de mi
frustración sexual en los últimos días, y me estoy poniendo un poco
de mal humor por ello.

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—De acuerdo. — La fulmino con la mirada. — ¿Qué te pasa?—
No puedo soportarlo más. El sentido común me dice que algo pasa con
ella.
—Nada. — Se encoge de hombros y se gira para terminar el
pequeño ramo.
Después de cerrar la tienda, Kyra me sigue por las escaleras
hasta nuestro apartamento. Me quedo boquiabierta cuando abro la
puerta y veo una maleta en el vestíbulo.
Miro a mi gemela y le señalo el equipaje. — ¿Qué es eso?
—Una maleta. — Se encoge de hombros inocentemente.
—Ya veo que es una maleta. ¿Qué hace ahí?— Gruño.
—Esperándote. —guiña un ojo.
—Ugh. — Levanto las manos. —Deja de ser un dolor en el trasero
y explícamelo.
—Yo me encargo a partir de aquí. — Cash se acerca por detrás
de nosotras, sorprendiéndome. No me resisto cuando me rodea con
sus brazos y me acerca. —Hola, gatita. — Me sonríe. —Te he echado
de menos. — Kyra hace ruidos de arcadas y se dirige a su dormitorio.
—Yo también te he echado de menos. — Me inclino hacia arriba
y beso su barbilla con barba. —Ahora, dime qué pasa con la maleta.
Cash se inclina y coloca su boca junto a mi oído. —Tengo una
sorpresa para ti. — Su cálido aliento me roza el costado del cuello y
me hace saltar chispas de electricidad. —Te voy a tener toda para mí
durante los próximos cuatro días.
—Espera. — Me inclino hacia atrás para mirarlo fijamente
mientras el arrepentimiento fluye a través de mí. —No puedo dejar la
tienda ni a Luv Bug durante tanto tiempo.
—Ya está todo solucionado. — Me guiña un ojo y se acerca a
coger la maleta. —Tu hermana ha hecho la maleta por ti, y está
cuidando de la bolita de pelo mientras estamos fuera. — Cash se gira
y me coge la mano. —He conseguido que Gloria ocupe tu lugar en Petal
Pushers para que Kyra tenga ayuda. Solo tienes que preocuparte de
mí. — Mueve las cejas y me río.

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—Entonces, ¿qué estamos esperando?— Mis partes femeninas
esperan que esto signifique que finalmente va a prestar atención a
todas las señales que he estado lanzando durante semanas.
Esperaba alojarme en un bonito hotel cerca de Silver Spoon
Falls, pero dos horas después, estamos en un pequeño jet privado que
se dirige a la isla caribeña del príncipe Damien. —Wow. — La emoción
fluye a través de mí. —No puedo creer que vayamos a tener toda la isla
para nosotros.
—Tengo planes para ti, gatita. Y tienen que ver con el dormitorio.
— Se lleva mi mano a los labios. —Puede que no veas mucho de la
isla. — Cash me guiña un ojo antes de inclinarse sobre mí para
reclinar mi asiento. —Duerme un poco. No pienso dejarte dormir más
tarde. — Mueve las cejas y las mariposas revolotean en mi estómago.
—Promesas, promesas. — Apoyo la cabeza en su hombro y le
sonrío, sabiendo que debería estar aterrada, pero no lo estoy. Confío
en este hombre con mi corazón y mi cuerpo.

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Capítulo 11
HADLEY

Acabo durmiendo el resto del vuelo, y me despierto cuando el


pequeño avión comienza a descender. Los nervios me hacen un nudo
en el estómago. Después de aterrizar, Cash me coge de la mano y me
lleva al Jeep estacionado junto a la pista. Me ayuda a subir al vehículo
y me engancha el cinturón de seguridad antes de cargar nuestras
maletas en la parte trasera. — ¿Has estado aquí antes?— le pregunto
mientras conduce por la oscura y sinuosa carretera.
—Unas cuantas veces. — Me mira y me sonríe. —Damien nos la
presta para escaparnos.
Vaya. Nunca imaginé ser amiga de alguien que tiene una isla.
Nos detenemos frente a una impresionante y moderna casa de playa,
y Cash utiliza un mando para abrir la puerta del garaje. —Ya hemos
llegado. — Me ayuda a salir del vehículo y me conduce al interior de
la casa. — ¿Por qué no echas un vistazo mientras traigo nuestras
maletas? — Asiento y paso de la cocina al gran salón abierto. La pared
frontal está formada por ventanas del suelo al techo y, aunque oigo el
sonido de las olas cerca, la oscuridad del exterior me impide ver lo que
hay más allá del cristal.
—He puesto nuestras maletas en el dormitorio principal. — Cash
se acerca por detrás de mí y me rodea la cintura con sus fuertes
brazos. —Puedo ponerte en el dormitorio de invitados si lo prefieres.
— me ofrece, pero niego. De ninguna manera voy a dejar pasar esta
oportunidad de entregarme finalmente a él.

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—Prefiero estar contigo. — Me muerdo el labio y lo miro por
encima del hombro.
—Gracias a Dios. — Me gira en sus brazos y se inclina para
besarme. Su lengua se desliza en mi boca y me derrito contra él.
—Ahora, ¿podrías dejar de perder el tiempo y llevarme a la
cama?— Susurro contra sus labios.
—No tienes que pedírmelo dos veces. — Se inclina para
levantarme en sus brazos.
Chillo mientras la habitación gira a mí alrededor. — ¿Qué estás
haciendo?
—Llevándote a mi cama. — Me pasa la lengua por la mandíbula
y casi autocombustiono mientras se precipita por el pasillo.
Me pone de pie y retrocede. Decido tomar cartas en el asunto.
Deslizo la mano entre nuestros cuerpos y paso los dedos por la dureza
que presiona la parte delantera de sus vaqueros. Un escalofrío recorre
a Cash y su cabeza cae sobre los hombros. Su reacción alivia mis
temores, y busco su cremallera y la bajo. —Gatita, me estás matando.
— Se inclina y me muerde suavemente el lateral del cuello.
—Por favor, mantente vivo el tiempo suficiente para usar esto. —
le ruego y le doy un apretón a su enorme erección. La erección salta
en mi mano y paso el pulgar por la humedad que se acumula en la
punta.
— ¿Tienes idea de lo que me hace tu contacto? —Me muerde el
labio inferior.
— ¿Hace esto difícil? —Deslizo mi mano hasta la base y aprieto
antes de empezar a acariciarlo. Nunca he hecho esto, pero sus
gemidos me dicen que lo está disfrutando. Enrolla sus dedos en mi
largo cabello e inclina mi cabeza para recibir su áspero beso.
—Estoy a punto de correrme en tu suave mano. — Se retira y
apoya su frente en la mía. —Esta noche, por fin eres toda mía. — Cash
me coge de la mano y me lleva a la enorme cama. —No puedo esperar
más. — Me da un pequeño empujón y me dejo caer sobre el edredón
gris y sedoso. Casi me trago la lengua cuando empieza a arrancarse la
ropa. Hay un tatuaje negro que recorre su hombro y baja por su brazo

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musculoso. La humedad gotea de mi centro mientras contemplo su
enorme cuerpo. Se desabrocha los pantalones y los deja caer al suelo,
y me quedo con la boca abierta cuando veo su enorme y dura polla. El
miedo me golpea entre los ojos. ¿Cómo van a manejarlo mis partes
femeninas no utilizadas?
—Uh. — Trago para superar mi garganta repentinamente seca.
—Eres enorme. — Lo miro a los ojos divertida.
— ¿Es un cumplido o una queja? —Sonríe y se inclina para
acariciar su dureza. Mi mente se queda en blanco viendo su actuación.
—Hazme saber con qué estoy trabajando.
—Estás trabajando con un montón. — Señalo su polla.
— ¿Piensas ponerle fin a esto? — pregunta. —Ahora es el
momento de hacerlo si tienes dudas.
Sacudo la cabeza y sonrío. —Ni por asomo. Ahora fóllame. — Sus
ojos se abren de par en par ante mi lenguaje grosero.
—Puede que tenga que azotarte por ese tipo de lenguaje, gatita.
— Se acerca a mí y se me calienta la sangre.
—Sigues haciendo todas esas promesas. — me burlo de él con
valentía.
Cash gime y me tira de la camisa por encima de la cabeza. Sus
ojos se oscurecen al mirar mi sujetador blanco de encaje. Pasa su
lengua por el sedoso material y gimo mientras el placer me recorre la
sangre.
Metiendo la mano entre nosotros, la alejo y acaricio su dureza.
— ¿Piensas usar esto pronto? —Me recuesto y le doy un pequeño tirón.
— Espera el viaje. — Me guiña un ojo y me desabrocha el
sujetador. — Todo jodidamente mío. — susurra Cash contra mi piel
antes de que sus labios se cierren sobre mi pezón.
—Oh, Dios. — consigo chillar mientras me lame el pecho hasta
llegar al otro.
—Llámame amo o papi. — Sonríe alrededor de mi pezón y le da
un pequeño mordisco. Levanto la cabeza y lo miro fijamente a los ojos,
divertida.

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— ¿Qué tal Cavernícola?— Le devuelvo la broma.
—Si eso te hace feliz. — Comienza a besar su camino por mi
estómago. —Tu puto cuerpo es perfecto. Y estoy a punto de hacerlo
mío para siempre. — gruñe. —Mataré a cualquier imbécil que intente
tocarte. — Desliza una mano entre mis piernas y las abre.
—Soy toda tuya. — le prometo. Me mira a los ojos y presiona un
dedo grande dentro de mi abertura. Me aprieta mucho, y mis dudas
anteriores vuelven a asaltarme.
Me olvido de mis reservas cuando su lengua se enrosca alrededor
de mi clítoris. —Eres muy bueno en eso. — le digo.
—Me alegro de que te guste. — Gira un poco el dedo y mis ojos
se cierran. Veo estrellas detrás de mis párpados cerrados mientras me
recorren aleteos de placer.
—Jódeme. — gruñe y desliza un segundo dedo dentro de mí, y
mis paredes internas se estiran alrededor de sus dedos. Cash cierra
sus dientes sobre mi clítoris mientras me acaricia, y me deshago.
—Vaya, mi amigo a pilas no tiene nada que ver contigo. — Jadeo.
Cash levanta la cabeza y me mira fijamente. — ¿Tienes un
vibrador?— Se arrastra por mi cuerpo y me deposita un beso en los
labios, dejándome el sabor de mí misma en los labios.
—Soy una mujer moderna. — Le doy el mismo discurso que me
dio Kyra cuando insistió en que comprara el pequeño vibrador. —
Somos capaces de ocuparnos de nuestro propio placer.
—Ya no tienes que preocuparte por eso. — Se mete entre
nosotros y coloca su dura polla en mi abertura. —Me aseguraré de que
tengas todo el placer que quieras a partir de ahora. — Presiona hacia
delante, y mis músculos internos se estiran para acomodar su
tamaño.

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Capítulo 12
CASH

Su coño me tiene estrangulado. El apretado y húmedo agarre


podría hacerme perder la cabeza. Me clava sus afiladas uñas en los
hombros cuando acelero. No puedo creer que estuviera celoso de un
pequeño trozo de plástico, pero su delicioso coño es mío. Todo mío.
Sus sedosas paredes empiezan a agitarse en torno a mi polla, y
meto la mano entre nosotros para frotar su clítoris y hacerla llegar al
límite. Grita mi nombre cuando el orgasmo recorre su cuerpo
curvilíneo. Tras unos cuantos empujones más, la suelto y me corro
con ella. Mientras mi polla se vacía en su apretado coño, le susurro al
oído: —Te amo. — antes de darle un suave beso en el cuello. Miro
fijamente sus ojos azules y veo que le saltan las lágrimas.
—Yo también te amo. — Su sonrisa acuosa me calienta por
dentro.
Apoyo mi frente en la suya y le prometo: —Nunca te dejaré ir.
—Bien. — Me pasa la mano por el pelo. —Porque tendría que
hacerte daño si lo hicieras.
—No hace falta que me hagas daño. — le digo y me pongo de
espaldas. Después de poner a mi gatita a mi lado, miro al techo
mientras su respiración se estabiliza y se queda dormida. Me acerco a
ella y apago la pequeña luz de la mesilla de noche.
Cuando me despierto, el sol caribeño brilla a través de las
cortinas abiertas. Mi cuerpo, más grande, está acurrucado alrededor
de la pequeña y curvilínea figura de Hadley. Su respiración profunda

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y uniforme me dice que la luz del sol no la ha despertado. Deslizo mi
mano desde su cadera por sus curvas hasta llegar a su deliciosa teta.
Le aprieto el apretado pezón y gime: —Buenos días.
—Buenos días, gatita. — Mientras le beso la nuca, mi polla se
endurece contra su suave culo. —Me encanta despertarme contigo en
mis brazos. — Le muerdo suavemente el lóbulo de la oreja y ella
contonea sus curvas en mi abrazo. El hambre ruge en mi sangre
cuando ella se echa hacia atrás y rodea mi polla con su suave mano.
—Tenemos que hacer algo al respecto. — La aprieta y casi me
corro en su mano. —Pero no creo que mis partes femeninas estén
preparadas para la acción después del entrenamiento que tuvieron
anoche.
—He estado caminando con esa cosa desde el primer momento
en que puse mis ojos en ti. — le digo. —Puede esperar a que tu coñito
se cure.
Mi gatita mira por encima del hombro y se muerde el labio
inferior. —Quizá no tenga que esperar. — Se da la vuelta y me empuja
hacia la espalda. —Déjame ver si puedo ayudarte. — Mi chica se
desliza bajo las sábanas y me agarra la polla. Me recuesto y miro el
techo mientras mi corazón late en mi pecho. El cálido aliento de
Hadley roza mi sensible piel un segundo antes de que pase su lengua
de la base a la punta.
—Joder. — gruño y le agarro la nuca. Mis ojos se cierran
mientras ella cierra los labios alrededor de mi dureza y chupa. Su
talentosa boquita podría matarme. Cuando se acerca a acariciar mis
huevos, casi estallo. —No voy a aguantar que me hagas esas cosas.
Mi gatita con curvas me mira mientras su lengua juega con la
punta de mi polla. El hambre brilla en sus ojos azul aguamarina
mientras sonríe alrededor de mi carne antes de aumentar sus
esfuerzos.
—Me voy a correr. — Le doy una última advertencia, pero no se
detiene. Cada músculo de mi cuerpo se tensa mientras me corro en su
garganta. Se tumba a mi lado y desliza su suave mano por mi pecho.
Los dos acabamos durmiendo hasta que el hambre nos obliga a salir
de la cama a la una y media.

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Después de comer, la llevo a dar una vuelta. Conducimos hasta
el otro extremo de la isla, y casi me pierdo el desvío hacia la ensenada
de la playa y la laguna. Hacía tiempo que no venía por aquí, y el
camino lateral está parcialmente escondido. Estaciono bajo un árbol
y busco en el asiento trasero la manta que puse ahí antes. Ayudo a mi
gatita a salir del vehículo y la tomo de la mano. —La playa está a unos
cientos de metros por ese camino. — Le aprieto la mano y le pregunto:
— ¿Te apuntas al paseo?
Se ha movido con cierta cautela desde que salimos de la cama y
no quiero causarle más dolor. —Por supuesto. —Me sonríe. —No
puedo esperar a verlo.
—No puedo esperar a verte en bikini. — Muevo las cejas. Cuando
nos vestimos para esta pequeña excursión, mi chica sacó un bikini
amarillo pálido de su maleta, y casi me corro en mis pantalones cortos.
—Entonces será mejor que nos pongamos en marcha. —me
devuelve la sonrisa.
Después de unos minutos, oímos el sonido de las olas golpeando
la orilla delante de nosotros. Salimos a la abertura y vemos el agua
azul brillante de la laguna.
Miramos un poco a nuestro alrededor antes de colocar la manta
sobre la hierba en el borde de la arena. — Esto es tan bonito. No puedo
creer que tengamos todo el paraíso tropical para nosotros. — Se quita
la camiseta blanca y mi polla se endurece en mi bañador. Las
pequeñas tiras de tela apenas cubren sus deliciosas curvas, y se me
hace agua la boca.
—Nada es tan impresionante como tú. — La ayudo a sentarse en
la manta y busco en mi mochila el protector solar. —Sé que nos
aplicamos un poco en la casa, pero no quiero arriesgarme con tu piel
blanca. — le digo y me quito la camiseta antes de dejarme caer a su
lado. Mientras froto la crema blanca en la piel pálida de sus hombros,
ella coge el tubo y se echa un poco en la palma de la mano.

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—Tú también necesitas un poco. — Me guiña un ojo y empieza
a frotar la línea de piel por encima de mi cintura. Mi polla salta dentro
del bañador cuando su meñique roza mi sensible erección.
—Puede que no sobreviva a que me frotes todo eso. — le digo con
sinceridad. —Soy un anciano y mi corazón no ha visto un
entrenamiento como este en años.
—Oh, vamos. —levanta la vista y se encoge de hombros. —No
puedes tener más de cuarenta y cinco o seis años.
Cuando me sonríe inocentemente, me acerco a ella y la atraigo
hacia mi regazo. —Llevas pidiendo estos azotes desde que nos
conocimos. — Chilla y se contonea, pero la sujeto y golpeo una de sus
deliciosas nalgas. —Tú. — Bofetada. — Descarada. — Bofetada. —
Pequeña. — Bofetada. —Gatita. — Bofetada. Mi polla está llorando en mis
pantalones cuando termino de azotar su curvilíneo culo. Me meto
entre sus piernas y siento la humedad cubriendo mis dedos. —Creo
que a mi gatita le gusta la sensación de mi palma golpeando su culo.
— gimo mientras se contonea contra mi regazo.

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Capítulo 13
HADLEY

¿Quién sabía que me excitaban los azotes? Yo no. No tenía ni


idea de que la sensación de su áspera palma de la mano golpeando mi
trasero iba a disparar chispas de placer por todo mi cuerpo. Me olvido
del ligero escozor en mis partes femeninas y me agacho para sacar su
enorme erección de la cintura. Mi chico se sienta y me deja
arrastrarme sobre su regazo. Cuando me hundo sobre su dureza, mis
músculos internos protestan un poco, pero ignoro el dolor. Sus cálidas
palmas rodean mis caderas y utiliza su agarre para subirme y bajarme
lentamente. Colocando mis manos en sus musculosos hombros, me
aferro al rápido recorrido. Solo hacen falta unas pocas caricias para
que los dos nos corramos juntos. Me desplomo contra su pecho y
siento nuestra humedad combinada goteando de mi cuerpo.
Cuando nos recuperamos de nuestro pequeño ejercicio, Cash me
lleva al agua caliente. Se aleja un buen trecho de la orilla y me deja
caer. Me deja caer sin previo aviso en el agua caliente y salada. Salgo
a la superficie, chapoteando, y salgo persiguiéndolo por el oleaje.
Nuestro forcejeo lleva a otra ronda de ejercicios, y mis partes
femeninas están acabadas. No hay nada que hacer. Cuando volvemos
a la casa, Cash me prepara un baño caliente mientras prepara la cena.
El resto del fin de semana transcurre con más natación y juegos,
pero sin ejercicio de las partes femeninas. Pasarán unos días antes de
que pueda hacerlo. Mientras hacemos las maletas para irnos, me doy
cuenta de que voy a echar de menos dormir acurrucada en los brazos

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de Cash. Solo han hecho falta unos días para que desarrolle una
adicción a mi guapo CEO motero.

Cuando llegamos a casa, Cash me sube la maleta al


apartamento. Encontramos a Kyra y a Luv Bug acurrucados en el sofá
viendo la televisión. —Hola. — Le pregunto a mi hermana: — ¿Cómo
ha ido todo mientras yo no estaba?
—Muy bien. — Se acerca a abrazarme. Cuando me agacho para
coger a mi perrito, me enseña los dientes y me gruñe.
— ¿Qué pasa, Luv Bug?— Arrullo, y mi obstinado animal me da
la espalda e ignora mis intentos de hablarle.
—Creo que está un poco enfadada porque la dejaste aquí y te
fuiste a un paraíso tropical. — Kyra sonríe. Parece que mi hermana
también está un poco celosa.
— ¿Tú crees?— Refunfuño mientras Cash se acerca a darme un
beso de despedida. Le da a mi perrita traidora una caricia en la cabeza,
y la apestosa incluso se revuelve sobre su espalda para él. Oh, bueno,
tendrá que superar su pequeño arrebato. El tiempo a solas con él ha
merecido la pena por las molestias que me da el animal malcriado.
Rodeo a Cash con mis brazos y lo miro a los ojos sonrientes. —Te amo.
— le digo y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura para abrazarlo
con fuerza. — ¿Cuándo volveré a verte?— Me preocupa un poco que
las cosas se enfríen ahora que hemos vuelto a la vida real.
—Mañana. — Me besa la nariz. —No puedo pasar un día sin mi
chica. — Mi hermana empieza a emitir sus molestas arcadas, pero la
ignoro y lo acompaño a la salida. En el momento en que se va, agarro
a mi perrita y hago lo posible por compensar mi ausencia ante ella.
Aun así, mi terca perrita tarda dos días en perdonarme.
Fiel a su palabra, Cash se asegura de que nos veamos todos los
días.

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El viernes siguiente al regreso de nuestro viaje, Cash me lleva a
la sede del club para que conozca a sus hermanos. Al menos los cuatro
que están en la ciudad. —Espero que les guste. — Me preocupo
mientras nos dirigimos a la puerta principal.
—No te preocupes, gatita. — Me besa la nariz. —Les encantarás.
Empuja la puerta y me lleva al salón. Trago saliva cuando veo a
todos los machos calientes en la sala. Santa vaca. Es como una mezcla
heterogénea de hombres altos, guapos y ricos.
Uno de ellos se gira y me sonríe. —Hola. — Extiende su mano.
—Soy Tate Grimes, pero puedes llamarme Hands. — Le tiendo la
mano, pero Cash me detiene.
—Si quieres seguir usando esas manos para hacer cirugía, las
mantendrás alejadas de mi chica. — le gruñe a su amigo.
—Abajo, chico. — El otro hombre echa la cabeza hacia atrás
riéndose. Supongo que está acostumbrado a Cash porque no parece
molesto ni ofendido en absoluto. —Siempre has sido un imbécil
egoísta.
—Deja de irritarlo. — Otro hombre se acerca y saluda. —No
cometeré el error de tocarte. — Sonríe. —Soy Landon Rickman, pero
por favor llámame Cowboy. — Los otros dos hombres también se
acercan para presentarse. Andreas “Playboy” Romano me resulta
familiar, y me pregunto si me lo he encontrado en la ciudad. Rulie
Davis es un dulce hombre mayor que ayuda a cuidar de estos
hombres.
Gloria entra en la habitación para decirnos que la cena está lista.
Cash me abraza mientras nos dirigimos a la mesa. Cuando me siento
entre él y Rulie, Cash mete la mano bajo la mesa y me la pone en la
rodilla. Me late el pulso cuando su dedo se desliza por mi piel en
pequeños círculos. No pruebo ni un bocado del filete y estoy a punto
de explotar cuando Gloria sirve el pastel de chocolate de postre.
Cuando salimos, Cash se inclina sobre mí para engancharme el
cinturón de seguridad, y casi salto sobre sus huesos. La frustración
sexual inducida por Cash me ha puesto de mal humor. —Fuiste muy
grosero con tus hermanos. Solo querían darme la mano. — refunfuño
mientras conduce hacia el pueblo.

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—Esta noche he descubierto que no puedo soportar la idea de
que otro hombre te toque. Mis hermanos tendrán que superarlo. — Me
mira. —Jodidamante te amo, y otros hombres no pueden tocarte.
—Bueno, yo también te amo. — le doy la razón. —Tampoco dejes
que otras mujeres te toquen. — Lo que es bueno para el ganso es
bueno para la gansa.
—No tienes que preocuparte. — me asegura. —Eres la única
mujer que voy a desear.

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Capítulo 14
HADLEY

Estoy echando de menos a Cash. Ha estado enterrado bajo


problemas en el trabajo, y no lo he visto durante tres días. Se fue
inesperadamente ayer para volar a Nueva York para una reunión de
emergencia. Me llamó y prometió explicarme todo una vez que llegue
a casa. Estoy preocupada por lo que está pasando con la empresa de
Cash mientras lo echo de menos como una loca.
Al día siguiente, estoy dando los últimos toques a un arreglo
floral cuando suena mi teléfono. La foto de Cash parpadea en la
pantalla, y el alivio fluye a través de mí.
—Hola. — respondo.
—Hola, gatita. — Suena agotado.
— ¿Cómo va tu viaje?— Espero que ya haya terminado.
—En realidad estoy de regreso en la ciudad. — me dice, y hago
un pequeño baile de felicidad ante su noticia. —Y te echo de menos
como un loco.
—Yo también te echo de menos.
Esa noche, me quedo con él en su apartamento de la ciudad, y
me explica por qué ha tenido que hacer el viaje de última hora.
Evidentemente, uno de los abogados que trabaja para Montoya
Investments y el club metió la pata hasta el fondo. Por eso, Cash ha
estado haciendo todas las horas extra últimamente. Fue a Nueva York
para reunirse con su hermano. Fifth ha ofrecido a Zane un puesto en

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su bufete de abogados, y Cash quería hablar con su hermano sobre el
trabajo. Puedo ver la emoción en sus ojos mientras explica la
situación. Mi bombón guapo espera que su hermano se mude a Silver
Spoon Falls.

En los días siguientes, mi estómago empieza a rebelarse. Todo el


tiempo. Cuando tengo hambre, nada me apetece, y me cuesta mucho
obligarme a comer. Mi hermana finalmente me lleva a un lado. —Estás
embarazada. — Pone los ojos en blanco y empiezo a contar fechas.
—Dios mío. — ¿Cómo he podido pasar por alto esa posibilidad?
Me he preocupado por cualquier otra cosa en el mundo que pudiera
hacerme sentir así, pero ni una sola vez consideré eso.
—Le diré a Rachel que vigile la tienda mientras voy a la farmacia
de Silver Spoon Falls a buscarte una prueba. — Mi gemela toma el
control. —Tú siéntate ahí y decide cómo le vas a decir a ese grandulón
que te ha dejado embarazada.
Vuelve un rato después con una bolsa llena de pruebas. —El Sr.
Ackley, de la farmacia, cree que soy una mujer suelta. —mira y mueve
una ceja. —Has arruinado mi reputación. — Kyra saca una de las
pruebas y me la entrega. —Tendré que hacer algo para ganarme la
letra escarlata en el pecho.
—Estoy segura de que se te ocurrirá algo. — Dejo el bastón sobre
la encimera y empiezo a pasearme mientras cuenta el tiempo.
Una hora, una botella de agua y tres pruebas después, estoy a
punto de hiperventilar. —Sí, definitivamente es una segunda línea. —
Kyra mira el palito de plástico blanco que tiene en la mano y sacude
la cabeza. —Bien. Has orinado en tres palos, y los tres han dado
positivo. — Se sienta en el pequeño sillón y me echa un brazo por
encima de los hombros. —Voy a ser tía. — Y yo voy a ser madre. Al
menos una de las personas más importantes de mi vida está
emocionada. Ahora, vamos a ver cómo se lo toma el amor de mi vida.

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Después de cerrar la tienda, me dirijo al apartamento para
esperar a que pase Cash, y mi hermana me dice: —Voy a salir para
ver si me gano la mala fama que me has dado.
Sacudo la cabeza, demasiado abrumada para hablar.
—Hey. — Mi gemela me abraza. —Deja de preocuparte. Cash
está perdidamente enamorado de ti. — Me asegura: —Va a estar
encantado. — Espero que tenga razón. No hemos hablado de niños. —
Llámame si necesitas apoyo.
—Gracias. — Agradezco que mi gemela me dé apoyo y privacidad,
pero soy un desastre emocional. La abrazo antes de que se vaya y
luego camino por el apartamento hasta que Cash entra por la puerta.
—Dios, te he echado de menos. — Me atrae hacia sus fuertes brazos y
se inclina para besarme.
Coloca sus dedos bajo mi barbilla y me hace mirarlo a los ojos
preocupado. — ¿Qué pasa?
—Estoy embarazada. — Vaya. Qué manera de soltarlo.
— ¿Qué?— Su boca se abre y se cierra un par de veces, y empiezo
a preocuparme. —Mierda. — Cash se arrodilla frente a mí y me rodea
la cintura con los brazos. Cuando levanta la vista, veo la felicidad
nadando en sus ojos marrón oscuro. —Soy un hombre afortunado. —
Se levanta y me atrae hacia sus brazos. —Jodidamante te amo. — Sus
cálidos labios se acercan a los míos y sé que todo va a salir bien.
—Vamos. — Me coge de la mano y me lleva hasta su todoterreno.
—Tengo algo que enseñarte.
Mientras conduce en dirección al complejo, le envío un mensaje
de texto a mi hermana con el pulgar hacia arriba. Cash me sorprende
cuando pasa por el recinto y gira por un camino de tierra. — ¿Adónde
vamos?
—Te lo contaré todo en un minuto. — Me mira y me guiña un
ojo.
Se adentra en una abertura entre los árboles y se detiene. Miro
a mí alrededor y veo un gran campo despejado. —Compré esta
propiedad la semana que nos conocimos — explica—. Para nuestro
nuevo hogar. — Vaya por Dios. Me quedo con la boca abierta mientras

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continúa. —Ya está listo. Solo necesito que te reúnas con Lynch y le
hagas saber lo que quieres.
Me quedo sin palabras. Sale de un salto y se acerca al
todoterreno. Tras abrir la puerta, mete la mano en la guantera y saca
una cajita azul. Me quedo boquiabierta cuando la abre y veo un
enorme diamante que me guiña el ojo.
—Lo compré la misma semana que el terreno. He estado
esperando el momento adecuado para dártelo.
—Oh, Dios mío. — Estoy ligeramente abrumada pero locamente
feliz.
—Por favor, di que harás de mí un hombre honesto.
—Supongo que sí. Si insistes. — No puedo dejarlo ir tan
fácilmente.
— Jodidamente insisto. — Cash se ríe contra mis labios antes de
besarme hasta convertirme en un montón de babas, y luego desliza la
enorme roca en mi dedo.
Cash me ayuda a salir del todoterreno y me abraza. —Me estás
dando el mundo. — Se inclina para colocar su cálida palma sobre mi
vientre. —Soy el hombre más afortunado del mundo.
—Te amo. — Le rodeo el cuello con los brazos y resoplo.
—Yo también te amo, gatita. — Me abraza con fuerza. —Ahora,
tienes dos semanas para planear esta boda o te arrastraré a Las Vegas.
Lo miro con el ceño fruncido, preguntándome si está bromeando.

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Capítulo 15
CASH

Después de que mi Gatita embarazada acepte casarse conmigo,


todo se mueve a velocidad de vértigo. Cuando las náuseas matutinas
dejan a Hadley con el culo al aire, me pongo a planificar. Por suerte,
Gloria y Kyra me ayudan. No hay manera de dejar que la hierba crezca
bajo mis pies. Es hora de darle mi nombre y sellar nuestra unión.
Durante las dos semanas siguientes, Gloria, Kyra y mis
hermanos me ayudan a planificar todo. Cuando explico la situación a
mis padres, deciden asistir por videoconferencia. Tememos que la
prensa se entere de nuestros planes si alguien en Silver Spoon Falls
reconoce a mis famosos padres. Al menos, mi hermano y mi hermana
estarán aquí. London y Zane planean volar el día antes de la
ceremonia. Todos mis hermanos MC, excepto Giant, estarán en la
boda. El imbécil está fuera en una misión y no puede volver a tiempo.
— ¿Te molesta que tus padres no estén aquí?— pregunto
mientras paso la mano por el sedoso pelo de mi gatita. Sus padres se
negaron a hacer el largo viaje desde Alaska y decidieron asistir
también por vídeo. Me cabrea que los idiotas la traten así, pero me
aseguraré de que mi chica no eche de menos su presencia.
—No me sorprende. —apoya su cabeza en mi hombro. —Todos
los importantes estarán aquí. — Esos malditos. Sabía que no eran
cercanos a las gemelas, pero perderse la boda de tu hija con una
excusa tan endeble es imperdonable. Sus acciones egoístas están
dañando a mi gatita, pero haré lo que sea necesario para asegurarme

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de que no los eche de menos. —La única persona que necesito en
nuestra boda eres tú. — Se encoge de hombros. —Bueno, y mi gemela.
Nos mataría si lo hiciéramos sin ella.
Al final, todo sale bien. Montamos una carpa blanca en el jardín
trasero del complejo, y la empresa de Giant se encarga de toda la
seguridad, a pesar de que está atrapado en Europa por una misión.
Mi genial hermano, Hacker, se ha asegurado de que todo el equipo de
vídeo sea a prueba de piratas informáticos, discreto y alejado del
camino. Nuestros padres tendrán una gran vista de la ceremonia, pero
no serán evidentes para nuestros invitados.
—Parece que una botella de Pepto ha vomitado en esta carpa. —
se inclina Zane para susurrar mientras estamos bajo el arco floral
rosa, esperando que aparezca mi chica. —No me lo creí hasta que lo
vi por mí mismo. — Sacude la cabeza. —Realmente eres un hijo de
puta azotado.
Miro fijamente a mi hermano e ignoro sus burlas. Sí, puede que
las chicas se hayan pasado un poco con las flores rosas, el lazo y la
tela. De acuerdo, tiene razón. Parece que una botella de Pepto ha
explotado aquí. Y no podría estar más feliz. Estoy a punto de hacer
mío ael amor de mi vida para siempre, y no me importa si es en una
carpa rosa o en una sucia esquina. Lo único que importa es tenerla
para el resto de mi vida.
Levanto la vista y veo la visión más impresionante caminando
hacia mí. Su vestido blanco abraza sus curvas, y gimo mientras mi
polla se pone dura tras la cremallera. Hadley lleva el pelo largo y rubio
recogido en una elegante trenza con algunos mechones colgando
alrededor de su elegante garganta. Cuando se acerca a mí, me inclino
y le doy un beso en la clavícula.
—Ya habrá tiempo para eso más tarde. — El juez se aclara la
garganta.
Tomo su suave mano entre las mías y me vuelvo hacia él.
—Date prisa. Estoy listo para empezar. — Mis hermanos se ríen
detrás de mí, pero los ignoro mientras el juez Harrison dice las
palabras que harán que Hadley sea mía para siempre.

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Después de besar a mi esposa hasta casi matarla, la conduzco a
través de la carpa llena de rosas. La recepción es una tortura. Me veo
obligado a permitir que todos mis hermanos se turnen para bailar con
ella, lo que me pone los pelos de punta. —Eres un imbécil azotado por
el coño. — Hands se ríe mientras aprieta un vaso de bourbon en mi
puño cerrado.
—Ese es el rumor. — Bebo un trago, esperando que el caro licor
me refresque un poco.
—Espero que alguien se apiade de mí y me dispare si alguna vez
empiezo a actuar como tú. — gime.
—Espera. — le advierto. —Ya llegará tu hora.
—Joder, no, no lo es. — Se aleja pisando fuerte mientras Rulie
se acerca a mí.
—Ese imbécil está retando al Karma a intervenir.
—Deja que la perra se encargue de él. — Le doy mi vaso a mi
amigo. —Me voy a robar a mi chica antes de tener que romperle el
brazo a un imbécil.
—Ese es mi chico. — dice detrás de mí.
Una hora más tarde, me inclino y susurro contra el oído de mi
esposa: —Estoy listo para tenerte para mí.
—Gracias a Dios. — Me besa la barbilla. —Estoy lista para
quitarme este vestido.
—Tus deseos son órdenes para mí. — La levanto contra mi pecho
y salgo corriendo. Al diablo, nuestros invitados pueden entretenerse
solos.

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Capítulo 16
CASH

Rulie entra rápidamente en mi despacho y, por su mirada pálida


y demacrada, me doy cuenta de que ha ocurrido algo malo. —Ha
habido un accidente. — El corazón se me desploma en el pecho cuando
el mundo se detiene. No mi chica. No puede estar herida porque sé
que nunca sobreviviría a perderla.
— ¿Está bien?— Mi segundo pensamiento es el bebé. No puedo
perder a mi hijo antes de conocerlo.
—Vamos. — Rulie se precipita detrás de mi escritorio y pone su
mano en mi hombro. —Te llevaré al hospital.
— ¿Está bien Hadley?— Dejo que me guíe mientras el
entumecimiento fluye por mi cuerpo. Todo mi estrés laboral
desaparece al instante mientras la preocupación por mi esposa me
abruma.
—No lo sé. — me dice mientras nos apresuramos hacia mi
todoterreno. —Gloria ha llamado y ha dicho que Hadley ha tenido un
accidente y que la lleva al hospital rápidamente.
Oírle confirmar que está herida hace que el dolor recorra cada
molécula de mi cuerpo. El viaje parece eterno. —Estacionaré el coche
e iré a buscarte. — me dice cuando entramos en el estacionamiento
del hospital.
Cuando Rulie llega a la puerta de Urgencias, salgo corriendo del
coche y entro en el hospital. El olor a desinfectante me golpea en la

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cara mientras miro a mí alrededor en busca de alguien que me dé
información.
Una enfermera de mediana edad se detiene y me pregunta si
puede ayudarme y suelto: —Mi esposa ha tenido un accidente. — La
enfermera me lleva a un mostrador en la pared del fondo y empieza a
hacerme preguntas. Como en piloto automático, le respondo.
—Espere un segundo y haré que un médico venga a hablar con
usted. — Quiero rogarle que me diga que Hadley está bien, pero mi
mente se apaga. Sacudo la cabeza y la veo alejarse.
— ¿Sr. Montoya?— Un médico canoso me llama por mi nombre
y corro hacia él. Dejo que me conduzca a una pequeña habitación al
final del pasillo y me siento en la silla de color canela cuando me la
señala. Parece una eternidad antes de que hable por fin. —Su esposa
ha tenido un accidente de coche hoy.
Empieza a explicar el accidente, pero eso no me importa. Solo
quiero saber una cosa. — ¿Está bien mi esposa?
El médico asiente, y el dolor de mi corazón se alivia un poco. —
Se va a poner bien. — Me da unas palmaditas en el brazo. —Tiene un
golpe en la cabeza y probablemente estará dolorida durante unos días,
pero no tiene ninguna lesión grave.
— ¿Y el bebé?— Necesito saberlo.
—El bebé tiene buen aspecto. Le hemos hecho una ecografía y
un análisis de sangre, y todo parece estar bien. — Me da una
palmadita en el hombro mientras las lágrimas de alivio caen por mis
mejillas. —La mantendremos toda la noche para asegurarnos, pero
deberías poder llevártela a casa mañana.
Después de darle las gracias, le envío un mensaje a Rulie para
ver dónde está. Me devuelve el mensaje para decirme que ha hablado
con Gloria y que ella le ha dicho que vaya a la sede del club y les
cuente a mis hermanos lo que está pasando. Unos minutos después,
una enfermera entra para darme instrucciones para subir a la planta
de maternidad. — ¿Por qué está ahí?— Me pregunto si algo ha
cambiado.
—Ponemos a todas las embarazadas en la planta de maternidad
para que estén vigiladas. — me tranquiliza. Solo tardo unos minutos

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en encontrar la habitación de Hadley, pero me parece una eternidad.
Empujo la puerta y me apresuro a entrar en la habitación rosa y azul.
Cuando veo a mi esposa sentada en la cama del hospital, soy
capaz de tomar el primer aliento real desde que Rulie entró corriendo
en mi despacho. — ¿Estás bien?— Me siento en la cama junto a ella y
me llevo su suave mano a los labios.
Hadley sonríe y lleva mi mano a su estómago ligeramente
distendido. —Estamos bien. — Gimo y me inclino para besar sus
suaves labios. Por unos instantes, pienso que no podré volver a hacer
esto.
Me retiro, apoyo mi frente en la suya y le pregunto. — ¿Qué ha
pasado?
—Un chico estaba enviando mensajes de texto y se saltó un
semáforo. — La ira se apodera de mí. —Golpeó la parte trasera del
coche y me hizo girar.
Esto podría haber sido mucho peor. Paso mis manos suavemente
por su cuerpo curvilíneo, asegurándome de que realmente está bien.
—Me voy a asegurar de que ese cabrón pierda la licencia. — gruño.
—No. — Mi esposa me agarra la mano y me obliga a mirarla a
los ojos. —No puedes.
Haría cualquier cosa por ella, pero no puedo dejar pasar esto. —
Él tiene que pagar por esto. — le digo.
—Es joven y tomó una mala decisión. Y nosotros estamos bien.
— me recuerda.
Decido cambiar de tema, ya que mi esposa ha pasado por
muchas cosas hoy, y me niego a añadirle más estrés. —Hablaremos
de todo esto más tarde. Ahora mismo, quiero que descanses y te
mejores. — insisto.

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A la tarde siguiente, su obstetra le da el alta con instrucciones
estrictas de que se tome las cosas con calma durante al menos una
semana. Eso no será un problema. Pienso asegurarme de que la
cuiden el resto de mi vida.
Una vez recuperada, Hadley me convence de que no sea tan duro
con el imbécil que causó el accidente de coche. Me recuerda que
nuestros hijos serán conductores adolescentes algún día.
Toma un sorbo de su té caliente antes de decirme: —Necesitarás
todo el buen karma que puedas conseguir cuando nuestros hijos sean
mayores. — Acabamos de desayunar y estoy a punto de dirigirme al
trabajo.
—Entonces, ¿piensas tener más de un bebé? — Le acaricio la
barriguita y le doy un beso en la nariz. No estaba seguro de que
quisiera volver a pasar por esto. Entre las náuseas matutinas y el
accidente, este embarazo no ha sido fácil para ella.
—Bueno. Tengo algo que decirte. — Se muerde el labio y me
pregunto qué quiere decir. —Parece que tengo el gen de los gemelos.
— Mi visión se oscurece cuando Hadley se encoge de hombros.
Después de dejarme caer en un taburete, mi esposa me abanica con
un paño de cocina durante unos minutos hasta que la habitación deja
de dar vueltas.
— ¿Dos?
—Sí. Tienes un dos por uno. — Se ríe.
—Jodidamante te amo. — Me acerco a ella y siento cómo su
suave y curvilíneo cuerpo se relaja contra el mío.
—Yo también te amo. — Levanta la vista y sonríe.
—Vas a mantenerme alerta, ¿no es así?
—Cuenta con ello.

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Siete meses después

Mientras miro a mi hijo recién nacido, el corazón casi se me sale


del pecho. Miro a mi impresionante esposa. Hadley casi me da un
ataque al corazón cuando se puso de parto cuatro semanas antes de
lo previsto, pero mi chica es dura. Aguantó doce horas de parto
seguidas de dos horas de empuje como una campeona. Mi
impresionante esposa dio a luz a nuestros dos hijos sanos sin
rechistar. Bueno, me dejó moretones en las manos por su fuerte
agarre, pero los considero heridas de guerra.
— ¿Cómo sigues tan guapa después de dar a luz a dos seres
humanos hace menos de una hora?
Hadley pasa su dedo por la naricita de nuestro otro hijo y me
sonríe. —Mentiroso. — Se ríe. —No me he duchado en dos días. Mi
pelo es un nido de ratas y me siento como si me hubiera atropellado
un semirremolque.
—Y estás más guapa que nunca. — le aseguro.
Kyra entra por la puerta y empieza a emitir sus náuseas. —No le
mientas. — Me da una palmada en el hombro. —Es tan guapo. — Se
le llenan los ojos de lágrimas mientras mira fijamente a mi hijo. —Por
favor, dime que has cambiado de opinión sobre los nombres.
—No. — Hadley mira al bebé en sus brazos. —Este es Harley. —
Luego me mira. —Y David está en los brazos de su papá.
—Jesús. — refunfuña Kyra. — ¿Por qué no les cuelgas carteles
de patéame en la espalda?— Me quita a David y lo abraza contra su
pecho mientras murmura para sí misma. —Ojalá sean gigantes como
su padre, o estos pobres chicos recibirán patadas en el culo a diario.
Después de que mi cuñada abraza a los dos bebés, se va y deja
que mis hermanos entren de uno en uno para ver a los niños. El
hospital solo permite una visita a la vez, y la mayoría tarda unas horas
en llegar. Cuando mi esposa empieza a decaer, pongo fin a las visitas.
—Lo siento. — se disculpa Hadley.
—No tienes nada que lamentar. — Le doy un beso en la frente y
busco a mi hijo. —Descansa. Yo me encargaré de todo.

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—Lo sé.
Tres días después, llevo a mi familia a casa desde el hospital y
comienza la verdadera diversión.

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Epílogo
HADLEY

Diez años después…


Miro fijamente el palito de plástico que tengo en la mano y gimo.
Mi esposo se va a volver loco. Después de dos pares de gemelos en
cuatro años, se puso firme y dijo que no habría más hijos. En ese
momento, estuve totalmente de acuerdo con esa decisión. Tenemos
dos niños idénticos, dos niñas fraternas, y la vida es buena.
La prueba de embarazo que tengo en la mano dice que el karma
no había acabado del todo con mi esposo. —Mamá, Harley no quiere
cargar el lavavajillas. — La voz de mi hija resuena en la puerta.
Meto el palito bajo el fregadero y abro la puerta para enfrentarme
a mis monstruos. —Tú has tus tareas y no te preocupes porque Harley
haga las suyas. — Mando a Marilyn, mi hija mayor, a seguir su camino
antes de ir a buscar a mi hijo mayor, nuestro alborotador.
Me guardo mi secreto hasta que los niños estén metidos en la
cama. —Así que — me siento en el sofá junto a Cash y apoyo mi cabeza
en su hombro—. Creo que deberíamos tener otro bebé.
Coge el mando a distancia y apaga la televisión. — ¿Qué?
—Me gustaría tener otro bebé. — le digo, tratando de ver cómo
se siente al respecto. No estoy segura de lo que haré si él protesta
vehementemente por tener otro bebé.
—Fue aquella vez en la ducha, ¿no?— ya lo sabe. —Sabía que el
Karma tenía algunos trucos más en la manga. — Se acerca a mí para

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estrecharme entre sus brazos. —Tú y los niños son lo mejor que me
ha pasado nunca. — Me besa la nariz. —Tendría cien hijos si eso te
hace feliz. — Un intenso alivio me invade. Todo irá bien. —Amaré a
estos dos bebés tanto como al resto de ustedes.
—Yo también te amo. Mucho. — Me acerca y me besa hasta que
me olvido de todo lo demás.
Un rato después, estamos tumbados en la cama, y le tomo la
mano y enlazo nuestros dedos. —No sabemos que son gemelos. — le
digo. —Acabo de hacer una prueba casera esta mañana. Ni siquiera
he ido al médico.
—Vamos. — Se ríe. —Hemos pasado por esto dos veces. No hay
duda. Hay dos niños ahí dentro.
Parece que el Karma tenía una sorpresa más para mi esposo.
Seis meses después, doy a luz trillizos. Dos niñas y un niño. Son
pequeños pero absolutamente perfectos. Es la primera vez que mi
esposo se desmaya en un parto.

Fin…

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