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Moderación y Traducción

Cjuli2516zc

Corrección y Revisión Final

*Andreina F*

Diseño

Euma
Sinopsis

Dolly Jennings ha querido a un hombre desde que tenía dieciséis


años, pero él la ha mantenido al alcance de su brazo. El tiempo ha
pasado y ella ya es toda una adulta ahora, con un cuerpo que él no
puede ignorar.
Brandon Knight ha querido a Dolly por más tiempo del que debería,
pero pensó que ella merecía a alguien mejor. Ya no puede controlar sus
deseos, está renunciando a mantenerse alejado, y reclamando a su
mujer.
Cuando Brandon finalmente cede, ¿puede demostrarse que es digno
de Dolly? ¿Dolly lanzará descaro y refranes del sur por todo el lugar?
¡Absolutamente!

Advertencia: Esta breve historia está llena de mucho cabello, gran


actitud y grandes curvas. Dolly mantiene su posición, pero el héroe
siempre termina encima. *guiño lento* Coge tus botas y sombrero de
vaquero...
¡Tenemos un par de cerezas para estallar!
Dedicatoria

El libro de Dolly está dedicado a mi yo de diecisiete años...


Sé paciente, él vale la espera.
1

— Johnnie Walker. Puro —digo, apoyándome contra la barra, sin


querer sentarme. Estuve en una silla de montar todo el día cabalgando a
lo largo de las líneas de la cerca después de la fuerte tormenta que
tuvimos, y sentarme es lo último que quiero hacer ahora mismo. De
hecho, lo único que quiero hacer es tomar whisky hasta que mi cuerpo
me haga sentarme. Entonces puedo arrastrarme al hotel de al lado y
estrellarme en un colchón que probablemente ha visto mejores días.
Pero no me importa. Por una noche lejos de la granja Johnson, dormiría
en una cama de clavos.
Joder, odio ese lugar. Un segundo creo que estoy consiguiendo lo que
quiero, y el siguiente estoy en un infierno. Todo lo que siempre quise era
ser capataz y tal vez tener mi propia granja un día. Puse el tener mi
propia granja en segundo plano y me concentré en dirigir la granja
Johnson para Cash McCallister, pero últimamente las cosas se han
vuelto un infierno y estoy empezando a preguntarme si quizás es hora de
avanzar.
Cash compró la tierra hace algunos años porque la granja corría a lo
largo de la suya. Yo estuve a cargo de la misma desde que el viejo
Johnson la poseía, pero al final se volvió demasiado para que su familia
la pudiera manejar. La vendió a Cash, y seguí dirigiéndola para él. He
estado al lado de Cash por tanto tiempo como puedo recordar. Me
enseñó todo lo que sé sobre el trabajo de una granja, pero esto ya no
funciona para mí.
Cuando Cash la compró, dejó que los dueños mantuvieran la casa con
un pedazo de tierra a su alrededor, pero hace poco más de un año, la
hija de Johnson, June, regresó a casa después de un amargo divorcio.
Ella es la razón por la que la granja se ha vuelto tan insoportable
últimamente. Me vuelve loco. Estoy esperando que un fin de semana
lejos me dé tiempo para reiniciar. Alojarse en un hotel de mierda por
unos días suena como el paraíso en este momento. Cualquier cosa para
evitar las garras de June en mí. Sólo hay una mujer a la que quiero tener
clavándome sus uñas.
El rostro de Dolly Jennings aparece en mi mente, y quiero gemir. Todo
ese cabello rojo del que nunca puedo apartar mis ojos, y esos
grandes hoyuelos que toman sus mejillas llenas. Se ve tan malditamente
dulce. Por mucho que lo intente, nunca permanece lejos de mis
pensamientos. El camarero, Jimmy, deja mi vaso en la barra, sacándome
de mi hechizo. Me ha traído lo único que me puede hacer olvidar a la
mujer que no puedo tener. Ese pequeño petardo que se encuentra fuera
de mi liga. Demasiado dulce para un hombre de mi edad. Demasiado
buena para estarla pensando. Demasiado pura para todas las cosas que
quiero hacerle. Pero ha sido así desde que entró en mi vida hace años,
fácilmente captando mi atención. Nadie perdía a Dolly. Ella encendía una
noche sin luna solo sonriendo.
Recojo el vaso de whisky y lo tiro hacia atrás, sintiendo la quemadura
del alcohol moverse a través de mí. Lo dejo caer de nuevo en la vieja
barra de madera, rezando para hacer desaparecer la imagen de ella.
Aunque en el fondo no quiero que se vaya. Me detengo un segundo y
luego decido ordenar otro trago cuando June se pone delante de mí.
Genial. Aquí vamos.
—Hola, vaquero. Qué suerte verte por aquí. —Me guiña, inclinándose
contra la barra y parándose un poco demasiado cerca. Su perfume de lujo
llena mis pulmones, haciendo que mi garganta queme más de lo que el
whisky lo hizo. Ella siempre es así. Nunca entiendo lo que June hace.
Esta noche va vestida con botas vaqueras y pantalones cortos tan
cortos que no estoy seguro de que pueda llamarlos así. Ella juega
la imagen de vaquera en la manera que se viste, pero nunca la he visto
trabajar en la tierra un día en su vida.
Es una vaquera de Beverly Hills, si existe siquiera tal cosa. June no
parece que pudiera durar una hora haciendo trabajo real. Nunca tiene su
recto cabello rubio platinado fuera de lugar y lleva su cara cubierta de
demasiado maquillaje. June quiere jugar a fingir, y quiere que yo finja
con ella, algo que no tengo ninguna intención de hacer.
—June —digo, dando un paso atrás, pero me sigue.
—Brandon. —Pone los ojos en blanco, como si bromeara o
estuviéramos jugando algún juego de coqueteo. Su mano viene a mi
pecho—. ¿Aún no puedes llamarme JJ? Todos lo hacen.
Su falsa sonrisa ilumina su rostro. Sé que puede encenderla y apagarla
en un instante. La vi hacerlo una y otra vez a sus propios padres. Ella fue
la razón por la que perdieron su granja para empezar. Tuvieron que
venderla para limpiar tras su hija. June podría gastar dinero más rápido
de lo que un perro podría lamer sus bolas.
—No soy todos —le digo, dando un paso atrás y dejando caer su
mano. No quiero darle la idea equivocada. Creo que lo hice cuando
regresó primero a casa para vivir con sus padres. Era un puto desastre,
para ponerlo suavemente, y me sentí mal por ella una noche cuando me
pilló en mi porche. Habló sobre cómo todo lo que quería hacer era
encontrar un buen hombre y establecerse, tener algunos niños y todo
eso.
Le dije que quería lo mismo. Porque lo hacía. Después de pasar años
con Cash y su esposa, Clare, supe que quería lo que tenían. Una familia
era algo que realmente nunca tuve. Todo lo que tuve fue un padre
borracho, y lo único que sentí por él fue alivio cuando murió. Yo tenía
dieciocho años en ese momento, y me sentía agradecido de no tener
que preocuparme más por él. Era jodido, pero años de limpieza tras él lo
convirtieron en una bendición cuando falleció. Ninguno de los dos tenía
que ser miserable más.
June lo tomó para decir que era algo que podríamos tener juntos, y he
estado tratando de hacerle ver que no quise decir que quisiera formar
una familia con ella. Pero June siempre ha conseguido lo que quiere
desde que era una niña, así que no puede entender cuando la gente le
dice que no. Ella puede sacudir esas lágrimas y pucheros una y otra vez,
pero no hace nada para mí.
Miro alrededor de la barra, viendo a muchos hombres observando a
June. No sé por qué tiene sus ojos puestos en mí. No veo por qué no
intenta en otro lugar.
—No, definitivamente no eres todos —dice con una voz ronca, y me
pregunto si eso realmente funciona para ella. Tal vez lo haga, con la
forma en que los hombres que nos rodean siguen mirándola.
Cuando empiezo a tirar de mis ojos de nuevo a June, me
congelo cuando veo a Dolly de pie delante de mí. Su mano descansa en
su ancha cadera y sus brillantes ojos azules se estrechan en mí. Esos
hoyuelos que amo se han ido hace tiempo. Luce enojada. Normalmente
es toda sonrisas cuando me ve. Incluso coquetea conmigo en ocasiones.
Trato de evitarlo, porque a diferencia de June, jodidamente amo cuando
Dolly me presta atención. Lo anhelo, y es algo que no me debería gustar.
Es demasiado joven para mí. Me lo repito cada noche cuando me
acuesto en la cama y me acaricio al pensar en ella.
Mi favorito, el que me ha estado matando recientemente, es lo que
pasaría con esos hoyuelos cuando esté de rodillas delante de mí, mi
polla en su boca mientras me chupa por su garganta. ¿Desaparecerían,
o los vislumbraría a medida que hacia su camino de arriba abajo por mi
polla?
Joder. Trato de empujar el pensamiento de mi cabeza, sintiendo mi
polla endurecerse. Ni siquiera debería estar aquí. Aún tiene un año para
cumplir veintiuno. Pensé que estaría a salvo en un bar, pero aquí está,
de pie delante de mí. Luciendo más enojada que un gato con su cola en
llamas.
—Eres demasiado joven para estar aquí, Dolly —le digo, mirándola.
Jesús, es hermosa. Solo quiero extenderme y tocarla. Pasar mi mano
por su piel cremosa. Ver si es tan suave como siempre he pensado que
sería con todas esas curvas. Está construida para un hombre. El tipo de
mujer que quieres al volver a casa cada noche. Para ver de pie en tu
cocina, descalza y redonda con tu hijo. Sin una mancha de maquillaje en
su rostro, y su cabello salvaje de perseguir a tus hijos todo el día. Me
duele el pecho cuánto quiero que esa imagen se haga realidad.
—Supongo que será mejor que te alejes de esta puta y me sigas.
Asegurarte de que estoy a salvo mientras estoy aquí. —Guiña antes de
girarse y dejarme de pie allí. No debería seguirla, pero tiene razón. Hay
demasiadas pollas oscilantes en este lugar para dejarla vagar por su
cuenta. Sólo la observaré. Asegurarme de que llegue a casa bien.
June intenta agarrarme mientras sigo a Dolly, pero la ignoro. Sigo
caminando, viendo el culo exuberante de Dolly en sus ajustados jeans
todo el camino de regreso a su asiento. La veo sentarse con una chica
de cabello oscuro, y me siento al otro lado de ella.
—Supongo que lo manejaste —dice la chica morena, mirándome.
—Nadie jode con lo que es mío —dice Dolly.
Agarro el lado de la barra ante sus palabras, luchando para evitar
tocarla. Dolly siempre ha hecho comentarios así en broma a lo largo de
los años. Solía pensar que era sólo un enamoramiento que tenía sobre
mí, algo que superaría. De ninguna manera una chica como ella querría
estar atada con alguien diez años mayor que ella. Alguien que ni siquiera
tenía un nombre por aquí. Su familia es bien conocida. Todo el mundo
conoce a la familia Jennings.
Si sigue tirándome esa mierda, puede que no le guste lo que consiga.
Ella piensa que es lindo y divertido, pero un hombre sólo puede tomar
tanto. Y con el infierno que he estado soportando últimamente, me
encantaría perderme en Dolly y olvidarme de todo lo demás.
Dolly coge un vaso y empieza a beber. Debería detenerla, pero nada
realmente detiene a Dolly. Hace exactamente lo que quiere. Siempre me
ha gustado eso de ella. No sólo hace lo que quiere, sino que no espera
que se lo entreguen. Trabaja por ello. Va como un toro salvaje, nunca
realmente seguro de lo que podría hacer. Renunciaría a todo por solo un
pequeño paseo. Sé que podría estar con ella si dejo que suceda, pero sé
que me arruinaría. Diablos, hay una parte de mí que ya ha arruinado.
Nunca querré a nadie más que a ella.
La veo beber y reír con su amiga. Lentamente acercándome a ella. No
me gusta que los hombres comiencen a mirarla. Ella se ve feliz, y se lo
está pasando bien. Quiero verla y perderme en esto. Podría
emborracharme de ella. La idea de otro whisky ha desaparecido hace
mucho tiempo. Esto es todo lo que necesito.
Los das se ponen de pie para ir a bailar, y estoy en mis pies. Pero antes
de que pueda cortarles el paso, Blake, el hermano de Dolly, se halla ahí
golpeando a un hombre que trató de agarrar a la morena. Cuando se da
la vuelta, sus ojos van hacia ella.
—Santa mierda. Nunca he visto a Blake perder su temperamento
antes. —Dolly dice exactamente lo que yo pensaba. Blake siempre es
relajado y tranquilo—. Está tan amarrado.
Sé que Dolly se refiere a la morena con la que ha estado riendo y
bebiendo toda la noche. Creo que tiene razón.
—Jimmy. Vamos a hablar después sobre ti sirviéndoles —grita Blake.
Eso era algo que planeaba hacer una vez que el bar se vaciara. No
quería pensar en Dolly entrando aquí otra vez y no tenerme para
vigilarla. Sé que la gente de los pueblos pequeños tiende a hacer lo que
quiere, pero me iba a asegurar de que Jimmy no le sirviera.
—Voy a llevar a Dolly a casa, Blake. Asegurarme de que llegue a salvo
—le digo, viendo que ya tiene sus manos llenas. Además, quiero
asegurarme de que llegue a casa. Ella no se quedará aquí.
—Gracias, Brandon. Lo agradecería —me dice Blake. Dolly cruza sus
brazos, y me pregunto si va a luchar conmigo en esto—. ¿Seguro que no
queda demasiado lejos de tu camino?
—No, está bien. Cualquier cosa para conseguir un descanso de la
granja Johnson. Sabes cómo es June. —Ruedo los ojos, y Dolly frunce
los labios ante la mención de June. Extiendo la mano, agarrando el
brazo de Dolly y sintiendo su cálida y suave piel bajo mis dedos. No
puedo dejar de preguntarme cómo voy a llevarla a casa sin tocarla.
2

— No me hagas ningún favor —digo, tirando de mi brazo del contacto


de Brandon.
Dios, todo lo que quiero hacer es escalar su cuerpo grande y duro y
frotarme contra él. Soy como un oso en celo con la forma en que quiero
acurrucarme y tener sexo con él. Pisoteo a mi camioneta y agarro la
manija. Pero, de repente, la mano de Brandon viene encima de la mía y
se coloca peligrosamente cerca de mí otra vez.
Mirando hacia sus grandes ojos marrones, puedo decir que me quiere.
Lo he sabido desde hace mucho tiempo. Yo podría ser joven, pero mi
mamá siempre decía que tenía un alma vieja. Los chicos de mi edad
nunca me interesaron, y siempre odié eso. Quería encajar y encontrar el
amor, pero nunca sucedió. El día que vi a Brandon en la granja Johnson
hilando heno sin camisa, supe que mi cuerpo finalmente encontró su
libido.
Tenía dieciséis años y mi hermano Ty necesitaba entregar algunos
equipos para Brandon que le pidió prestados. Recuerdo haberlo visto
saltar desde la parte trasera de su camioneta, todo sudoroso y
bronceado. Nunca sentí tanto como un pulso entre mis piernas antes de
eso, pero la vista de Brandon ese día tenía a los latidos de mi corazón
tamborileando un ritmo en mi clítoris. Tuve que cruzar las piernas para
encontrar un poco de alivio, presionando la costura de mis jeans
ajustados hacia mí. Cuando llegó a mi lado de la camioneta y se quitó el
sombrero, ese greñudo cabello rubio cayó alrededor de sus ojos, y tuve
que morderme el labio para no gemir.
Brandon ha protagonizado todas las fantasías que he tenido. Me he
masturbado con ese hombre tantas veces, nombré a mi vibrador como
él. Sin embargo, es una pequeñita sensación, y por lo que he visto en el
contorno de su jeans, mi Papito está empacando algo de calor.
—No te estoy haciendo ningún favor, Dolly. Has tomado algunas copas
y quiero asegurarme de que llegues a casa a salvo. —Su voz es
profunda y las arrugas besadas por el sol alrededor de sus ojos lo hacen
parecer a Brad Pitt en Legends of the Fall.
—¿También vendrás a meterme en la cama? —digo, empujando
audazmente contra su cuerpo, que se encuentra tan cerca al mío. He
tomado unas copas, así que la manera coqueta que generalmente
adopto cuando estoy alrededor de él está en sobremarcha—. Pero
tendrás que tener cuidado, sin embargo, porque duermo desnuda. No
querría que hicieras algo que no quieres.
Veo su mandíbula contraerse, y le doy una sonrisa perversa. Nada me
hace más feliz que calentarlo.
—Maldita sea —dice, envolviendo su mano alrededor de mi muñeca y
tirando de mí detrás de él a su camioneta.
—No hay necesidad de ponerse todo malhumorado. Puedes dormir
desnudo también, si te hace sentirte mej... —Mis palabras son cortadas,
y suelto un pequeño chillido mientras él me agarra por las caderas y me
levanta en su camioneta—. Gracias por el impulso, Papi.
—No me llames así —dice con los dientes apretados.
Me dice eso cada vez que se lo digo. O bien lo llamo Papito o
simplemente Papi. Parece que se le mete bajo la piel como ninguna otra
cosa, así que por supuesto lo sigo haciendo. Al azar lo llamé Papito un
día cuando salió a la granja de Blake para recoger un caballo. Había
pasado la tarde en el rancho, así que naturalmente yo también. En un
momento me hallaba alimentando a uno de los corderos y me
preguntó si podía sentarse conmigo. Bromeé que el cordero era nuestro
hijo, y por un momento ambos nos reímos y jugamos con el pequeñín
fingiendo ser padres. Fue una tontería, pero algo en mi corazón creció
ese día, y no he podido dejarlo ir desde entonces.
Al verlo agitado, me río y levanto las cejas, y él aprieta su mandíbula
mientras se sube. Cierra de golpe la puerta de la camioneta y deja
escapar un profundo suspiro antes de girar hacia mí.
»Dolly, juro por todo lo que es santo, esa boca tuya te va a meter en
problemas un día. Un día muy pronto. —La mirada en sus ojos es tan
intensa, no puedo dejar de empujar un poco más.
—¿Puedes decirme cuánto tiempo más? Una chica tiene necesidades.
—Apoyo mi mano en su muslo, y él se sacude bajo mi toque.
Este es un movimiento atrevido para mí, viendo cómo nunca he puesto
una mano sobre un hombre antes, y menos sobre Brandon, el
protagonista de todas mis fantasías sucias. Pero el tequila me hace
sentir cierto tipo de valentía, y por eso voy por todo. Inclinándome,
susurro contra su cuello y le pregunto algo que siempre he querido
saber.
»¿Te enoja que te llame Papi porque no te gusta, o te enoja porque lo
hace? —Mis labios están tan cerca de su cuello que rozan su piel cálida,
y se estremece bajo mi toque.
Quiero empujarlo más duro y más lejos para que admita la verdad,
pero no tengo la oportunidad. Antes de saber lo que sucede, estoy
de espaldas en la cabina de su camioneta, con su gran cuerpo sobre mí.
Mi cuerpo se enciende, pero estoy desequilibrada. Una cosa es empujar
los botones de Brandon, pero otra es finalmente tener una reacción de
él. Mi cuerpo y mi cabeza no pueden mantenerse al día, y estoy sin
palabras mientras siento su delicioso peso sobre mí.
—Sabes que me gusta —dice con los dientes apretados—. Sabes
malditamente bien que más que me gusta cuando me llamas así. Porque
me recuerda todo lo que quiero hacer contigo.
Una de sus manos viene a mi cadera, y me aprieta tan fuerte que es
casi doloroso. Pero no me atrevo a decir una palabra y romper este
momento. Es todo lo que he soñado. Finalmente. Finalmente, va a hacer
el amor conmigo y darme lo que no-tan-silenciosamente he estado
pidiendo durante todos estos años.
»Pero soy demasiado viejo para ti, Dolly. Y eres demasiado buena
para mí. Mereces un hombre que te pueda dar el mundo, y no conformarte
con la primera persona con la que tuviste un flechazo.
Un arrepentimiento oscuro llena sus ojos, y me dan ganas de llorar.
Quiero enroscarme en una bola y gemir ante su rechazo, pero no me crié
de esa manera. No soy el tipo de chica que derrama una lágrima, y
malditamente seguro que no será por un hombre. No lloré cuando me
caí de un caballo cuando tenía nueve años y todos mis hermanos
miraban. No lloré cuando mi primera vaca de mascota, Missy, murió
cuando yo tenía doce años. Así que estoy malditamente segura de que
no estaré llorando porque Brandon Knight tiene un palo en el culo sobre
follarme.
Me siento y lo empujo fuera de mí. Sé que no hay manera de que sea
físicamente capaz de hacer eso, así que me permite hacerlo y me
permite tener mi espacio. Podría ser un idiota, pero al menos tiene
algunos modales.
—Sólo llévame a casa para que tu buena acción pueda estar hecha por
el día, ya que ahora soy un caso de caridad.
—Dolly, no es así. —Agarra el volante con tanta fuerza que estoy
sorprendida de que no proteste.
—Recibí tu mensaje, Brandon. —Pronuncio lentamente su nombre,
exagerando cada sílaba.
Resopla a través de su perfecta nariz antes de poner la camioneta en
marcha y salir del estacionamiento. Está oscuro allá atrás, así que
afortunadamente nadie fue testigo de nuestro intercambio. No es que
hubiera nada bueno que ver.
Tengo los dientes apretados todo el camino a casa, y no le digo ni una
palabra. Empieza a hablar un par de veces, porque veo su boca abrirse y
luego cerrarse. Debe saber que estoy enfadada, porque no intenta
empujar.
Llegamos a mi camino y conducimos bajo el arco metálico que
dice Rancho La Reina Lechera. Mi granja lechera es una de las mejores
de Texas y todo el mundo lo sabe. Tengo las mejores vacas, en la mejor
tierra, con el mejor equipo. Tomo el título de Reina Lechera en serio,
aunque algunos lo vean como una broma.
Cuando llegamos al frente de la casa, detiene la camioneta y empiezo
a salir, pero antes de poder hacerlo, Brandon bloquea las cerraduras,
deteniéndome de salir.
—¿Qué? —pregunto, sin mirarlo. Miro fijamente por la ventana, no
queriendo hacer contacto visual.
—Mírame, cordero.
Cierro los ojos, tanto odiando como amando ese apodo. Porque es a
partir de ese día. El día en que me enamoré de él. No era sólo el
encaprichamiento de una niña con un chico mayor; era yo viéndolo por lo
que él realmente era mientras sostenía a ese diminuto animal y se reía
conmigo. Él me llamó su cordero ese día, y no creo que realmente
entendiera lo que eso me hizo.
No puedo hacerlo. No puedo dar la vuelta y afrontarlo, así que
mantengo los ojos cerrados y espero a que diga lo que quiere para poder
largarme de esta camioneta. Esta noche se ha convertido en una
absoluta mierda, y necesito que acabe.
»Hay tantas cosas que quiero decir ahora mismo, pero necesito
dejarte caminar en esa casa.
—¿Y si no lo haces? —espeto, volviéndome hacia él. Mi enojo está
sacando lo mejor de mí esta noche, y culpo al tequila.
—Si no te dejo alejarte de mí ahora, podría no ser capaz de hacerlo
nunca —confiesa, y casi divide mi corazón en dos, porque justo mientras
lo dice, desbloquea las puertas.
Agarro la manija más fuerte, lista para salir pero no lista para dejarlo.
No tenemos muchos momentos como estos, y odio que se haya
convertido en esto.
Quiero con todo mi corazón arrojarme contra él, pero no seré yo la que
lo persiga. Por mucho que lo quiera, soy el cordero, no el león. Y él lo
sabe condenadamente bien.
—Escúchame, Papi. Cuando saques la cabeza de tu culo, sabes
dónde encontrarme. No soy el tipo de chica que se sentará y esperará,
pero te prometo esto ahora mismo; nunca habrá un hombre que quiera
más que tú.
Con eso, tiro de la manija y salgo de la camioneta, cerrando la puerta
de golpe detrás de mí. Pisoteo a través de mi entrada y en mi porche,
abro la puerta de un tirón y entro. La cierro de una patada con fuerza y
me inclino contra ella. Espero cinco minutos para ver si viene detrás de
mí, pero al final oigo el rugido de la camioneta mientras se va.
La peor parte es, sé que esta noche cuando me acueste, todavía
pensaré en él cuando me toque.
3

Veo a Dolly entrar en su casa y cerrar la puerta. No quiero nada más


que llevarla a la casa yo mismo. Pensamientos de una noche en el
pueblo, donde la llevo a bailar y ella bebe un poco demasiado antes
de que la traiga a casa y pase horas amando su cuerpo, destellan a
través de mi mente.
Salgo de mi camioneta y subo a su porche, comprobando que cerró la
puerta. Me paro y la escucho fijar la alarma, antes de que finalmente me
obligue irme. Me retiro de su casa y entro en mi camioneta.
Ni siquiera estoy a mitad de camino de su largo camino y
estoy estacionando mi camioneta rápidamente, apagando el encendido y
dejando que todas las luces mueran en la cabina. Agarro mi teléfono de la
consola central y recorro mis fotos hasta encontrar la que estoy
buscando.
Es una foto de Dolly de la semana pasada. Ella se halla de pie fuera
de la cafetería de Mick, riendo, sus hoyuelos en plena exhibición. Con su
cabeza echada hacia atrás, esa melena roja y rizada por todas partes.
Lleva un vestido violeta que la abraza en todos los lugares correctos, y
sus botas marrones de vaquera que parecen rasgadas y gastadas. Todo
lo que me dicen es que Dolly está dispuesta a ensuciarse las manos.
Quiero esas manos sobre mí. Joder, parece que he querido esas
manos sobre mí toda mi vida, incluso antes de que entrara en ella y
comenzara a consumir todos mis pensamientos.
Antes de que lo sepa, tengo mi polla en mi mano, bombeando. El
líquido pre-seminal ya goteando de la punta mientras pienso en tenerla
fijada debajo de mí. Dios, tendría que conseguir una medalla por
alejarme. Dejarla ir fue lo más difícil que he tenido que hacer. Era una
imagen con la que he estado soñando durante años, y era como si
finalmente estuviera llegando a hacerse realidad; su cabello rojo
extendido a su alrededor y su pequeño cuerpo curvilíneo atrapado
debajo de mí. Esa pequeña toma de aliento casi me envió por el borde.
Estoy a punto de correrme todo sobre mí. Agarro mi polla más fuerte,
los golpes casi dolorosos como un castigo por querer algo que no
debería.
Papi.
La pequeña palabra revolotea por mi mente, y ya no puedo contener
mi corrida. El placer ardiente lame mi espina dorsal y fuera de mi verga
mientras semen mana de mí. Gimo su nombre, mi cabeza cayendo de
nuevo en el reposacabezas mientras intento recuperar el aliento. El
placer pulsa a través de mi cuerpo como nada que haya sentido antes.
Todavía puedo olerla en mi camioneta. Trato de respirarlo todo como si
todavía estuviera aquí conmigo.
No sé cuánto tiempo me siento allí en su camino de entrada, una
mano agarrando mi polla mientras el semen que derramé sobre mí se
seca. Finalmente, abriendo los ojos, miro hacia mi otra mano y veo el
teléfono con su imagen todavía mostrándose. Mi polla vuelve a la vida
con la visión, y gimo.
Acabo de tener el orgasmo más duro de mi vida y el mero
pensamiento de Dolly tiene a mi polla lista para otra ronda. Podría hacer
esto toda la noche y nunca estaríamos satisfechos. Estaría en carne viva
antes de que se cansara de ella.
¿Qué voy a hacer? Lanzo el teléfono al tablero y me arreglo antes de
volver a poner en marcha la camioneta y dirigirme hacia el resto del
camino. Cuando llego al final, simplemente me siento allí, poco
dispuesto a irme. Agarro el volante con tanta fuerza que mis manos
comienzan a doler.
Con todo el autocontrol que puedo reunir, me obligo a salir de su
calzada, regresando a la granja en lugar del hotel en el que planeé
quedarme. Queda más cerca de mi corderito y mi control se está
deshaciendo.
Es demasiado joven para ti, me digo una y otra vez. No importa cuánto
te quiera. Esto es lo mejor para ella. Debería dejarla ir, pero incluso
pensar eso es como un puñetazo a mi intestino.
Sus últimas palabras tampoco ayudan. Que siempre me querrá a mí,
pero que me no esperará. Si sé una cosa sobre Dolly, siempre dice lo
que realmente quiere decir. Creo que me mataría verla en el brazo de
otro hombre. ¿Pero no es eso lo que quería? ¿Para que se alejara de
mí? ¿Que olvide este enamoramiento de colegiala y encuentre un
hombre más adecuado para ella?
Cuando finalmente estaciono en mi casa, salgo de mi camioneta y
miro el edificio. No se parece en nada a un verdadero hogar. No como la
de Dolly, donde las flores rodean toda la casa. Donde las sillas se sitúan
en el porche delantero, y lindos pequeños ornamentos te dan la
bienvenida. Es evidente que alguien la ama.
La mía no tiene nada. No se ve nada parecido a habitada. Es sólo una
simple cabaña de madera. Quizás es porque nunca supe realmente
cómo lucía una casa, así que no puse mucho en ella. Fui de un hogar
en ruinas en el que vivía con mi padre, a un barracón con un montón de
otros hombres. Entonces, finalmente, a este lugar.
Nunca pensé mucho en ello antes de esta noche. Hasta que estuve en
el porche de Dolly y vi sus cosas. Era un lugar hecho para una familia.
Uno en el que probablemente criara a la suya.
—¡Joder! —grito, antes de conducir mi puño a mi puerta principal. El
dolor se dispara a través de mi mano, y es una distracción agradable de
pensar en mi corderito teniendo una familia con otro hombre. Haciendo
crecer a su bebé en su vientre.
Tengo que dejar de pensar en ella con alguien más, porque eso no es
algo que pueda soportar ver. Tal vez es hora de seguir adelante. Salir
como el infierno de este pueblo y lo más lejos posible de todo este dolor
que sube sobre mí.
4

Han pasado un par de días, y finalmente he terminado de


enfurruñarme. No quiero perseguir a Brandon, y no lo haré, pero seguro
que duele no tenerlo correspondiendo mis sentimientos. O por lo menos
no admitirlos. Él me quiere tan mal como yo lo quiero, eso es
condenadamente seguro. Simplemente no cree que sea lo
suficientemente bueno para mí. Y lo más triste, es que, mientras crea
eso, tiene razón.
No puedo perseguirlo. Normalmente puedo luchar por las cosas que
quiero, pero lo he estado esperando durante años, y no lo perseguiré.
Él sabe cómo me he sentido siempre. No es como si lo hubiera
estado escondiendo. No se necesita mucho para que la gente vea
cuando quiero algo, porque lo dejo saber.
No quiero que mi Papito piense que no es lo suficientemente bueno
para mí. Quiero que Brandon me trate como a una reina, me folle como
si le perteneciera, y me ame como una diosa. ¿Es eso mucho pedir? Tal
vez lo sea. Tal vez ese es el problema. Tal vez Brandon no me quiere
tanto como creía que lo hacía. Sé que no soy fea a la vista, pero mi boca
y actitud son un rodeo completamente diferente.
Siempre digo lo que pienso. Sólo sale de mi boca. Creciendo con tres
hermanos y más rancheros de los que podía contar, mi lenguaje no es el
mejor, y puedo ser tan cruda como el mejor vaquero, incluso si mi virtud
sigue intacta. No es que quiera que lo esté. Seguí pensando que
Brandon vendría a tomarla. He pensado en mil maneras diferentes en
que podrían suceder. Algunos de ellos ásperos y duros, que salen de la
nada, y otros una lenta y dulce seducción. Me gustan las dos opciones,
porque de cualquier manera, lo consigo a él, que es todo lo que siempre
he querido.
Decido comenzar mi semana libre con una nueva actitud y prepararme
para el trabajo. Podría dejarme pensar en esto todo el día si no me
detengo. Tiro de unos jeans viejos y me pongo una camiseta sin mangas
antes de recoger mi cabello en una cola de caballo y ponerme mis botas.
Salto en mi todoterreno y me dirijo a los graneros para comprobar a mis
chicas.
Mi granja lechera no es más que vaquillas Jersey. Desde que mi
hermano mayor Ty me consiguió una vaca lechera para mi sexto
cumpleaños, he estado obsesionada con las hermosas vacas morenas
con grandes ojos brillantes. No duele que malditamente ame el queso.
Mi mamá y mi papá comenzaron esta granja lechera antes de que
fallecieran. Tenían todo en su lugar, y mis hermanos lo mantuvieron
funcionando hasta que cumplí dieciocho y quise tomarlo a tiempo
completo por mi cuenta. A pesar de que todavía me empujaban a ir a la
universidad y tomaba algunas clases en línea sólo para mantenerlos
fuera de mi culo, sabía que era donde quería estar.
¿Por qué todo el mundo parecía pensar que sabían lo que era mejor
para mí y que no tenía una mente propia? Nadie se enojó cuando mis
hermanos no fueron a la universidad. Estoy segura como la mierda de
que ninguna chica que alguna vez trataron de invitar a salir dijo que no
podían hacerlo por cualquier tipo de motivo.
Cuando llego al granero, Mark, mi capataz, saluda. Me da el resumen
para el día, y miro a través de la producción, asegurándome de que todo
está en línea como debe ser. La Reina Lechera opera en su mayoría sin
mí ahora, porque tengo buenas personas en su lugar. Tenemos una
rutina, y funciona. Tomó un poco de dinero y un montón de trabajo duro
para llegar aquí, pero ahora todo tiene un buen flujo. Pero el granjero en
mí siempre se levanta antes del sol para controlar las cosas. Lo he
tenido taladrado en mí desde que era un bebé, y no tiene sentido
cambiarlo ahora.
Camino de un lado a otro por los compartimientos, diciendo hola a las
señoras siendo ordeñadas y dándoles golosinas. El resto de la manada
está en el pasto desayunando. Justo antes de irme, Mark me da algunas
malas noticias. Su mamá se enfermó y tiene que regresar a Arkansas
para ayudar a cuidarla. Odio verlo irse, pero entiendo completamente.
Ha estado trabajando aquí desde que mis padres comenzaron el lugar, y
voy a estar triste por verlo salir, pero la familia siempre viene primero. No
creo que jamás podría apartarme de la mía. No estoy segura de cómo lo
ha hecho durante todos estos años. Apenas puedo estar un día o dos sin
comprobar a mis hermanos, asegurándome de que no necesitan nada.
Especialmente Blake y Trace. Ty tiene a MJ ahora y no me necesita
tanto, pero Blake no puede cocinar ni para salvar su vida y moriría de
hambre sin mí, y Trace probablemente se olvidaría de cómo hablar si
alguien no le saca la conversación como yo.
Louis, el capataz de apoyo, puede manejarlo durante un corto tiempo
sin él, pero no es una posición que pueda dejarse vacía a largo plazo.
Louis es mayor, y ha dicho en numerosas ocasiones que no se siente
interesado en tener más responsabilidades aquí. Quiere estar en casa a
las cinco, disfrutando de la cena que su esposa pone en la mesa para él.
Es feliz de ser el segundo al mando. Mark era el encargado de las
operaciones diarias, y se mantenía al día con el personal aquí,
trabajando largas horas cuando era necesario. No tengo el deseo de
meterme en sus zapatos, así que tengo que encontrar a alguien para
llenarlo. Me gusta comprobar a mis chicas y asegurarme de que todo
está en orden, pero soy una cuidadora por naturaleza. Al igual que lo soy
con mis hermanos, no puedo evitar asegurarme de que todos estén bien.
Tanto como amo mi granja, conozco mis fortalezas y debilidades, y
micro-gestionar las operaciones no es mi estilo. Soy más adecuada para
el departamento creativo.
Mark y yo hablamos por un rato, y cuando terminamos de resolver las
cosas de cuándo tiene que irse, me dirijo a la oficina. Tengo un pequeño
edificio cerca de la entrada de mi tierra donde mi secretaria, Cathy,
maneja las cosas de oficina que odio tratar.
—¡Hola, bella dama! —dice Cathy mientras entro y tomo una taza de
café, cubriéndola con un poco de crema.
—Hola. Mark me contó las malas noticias. Me está dando una semana
de aviso.
Cathy asiente, no sorprendida por esto. Siempre anda cinco pasos por
delante, y por eso la quiero. —¿Quieres que tantee un poco el terreno y
vea quién está disponible?
—Sí, tenemos que cubrir su posición. No quiero que se quede vacante
demasiado tiempo.
—He oído que Brandon Knight anda diciendo que se marcha
del lugar de los Johnson. Tal vez esté disponible —dice Cathy, haciendo
que casi me ahogue con mi café.
—¿Qué dijiste? —Toso, limpiando mi boca con el dorso de mi
mano. —¿Se marcha? Ha estado trabajando con Cash por todo el
tiempo que puedo recordar.
—Parece que le dijo a Cash que había llevado la granja lo más lejos
que pudo y entregó su aviso.
Mi estómago cae mientras me desplomo en la silla más
cercana. ¿Brandon se va? Sabía que no era feliz allí últimamente. Podía
verlo escrito en su rostro. Demonios, todo el maldito pueblo lo hacía.
Pero nunca esperé que se marchara. ¿Significa eso que se va del
pueblo? Nunca pensé que fuera acojonarse en hacerme suya.
La decepción se convierte en ira, y tengo ganas de darle puñetazos en
su hermosa boca.
»Por lo que he oído —dice Cathy, casualmente escribiendo en el
ordenador, sin mirarme—, se está quedando en una de las literas de Ty
por el momento.
Estoy fuera de mi asiento y fuera de la puerta antes de que Cathy
termine su oración. Mientras salgo disparada de la oficina, escucho a
Cathy gritar desde detrás de mí—: Ten cuidado, Dolly. Dile a Mary-Jane
que dije hola.
Llevo al todoterreno de vuelta a mi casa, corro adentro, y cojo el
teléfono. Suena un par de veces, y zapateo mi pie mientras espero.
Finalmente, Mary-Jane responde, y empiezo con las preguntas.
—¿Es verdad que se encuentra en tu casa? —Me detengo por medio
segundo, no suficiente tiempo para que responda, antes de hacer otra
pregunta—. ¿Cuándo pensabas decirme que estaba allí? MJ, pensé que
éramos hermanas. —MJ es la única amiga que tengo realmente, y nos
hemos vuelto cercanas desde que se casó con mi hermano Ty y empezó
a parir a sus bebés. La mayoría de las chicas con las que crecí se
hallaban en la universidad o ya estaban casadas y vivían una vida que
yo quería.
—Más despacio, Dolly —dice al teléfono, pero su voz es silenciosa—.
Te llamé tres veces esta mañana, pero no me contestaste. —Oigo una
puerta cerrarse, y su voz se alza—. Él apareció aquí ayer hablando con
Ty. No podía escuchar lo que decían, pero algo sucede. Intenté sacárselo
a Ty anoche, pero ninguno de mis trucos funcionó.
—Ew. Asqueroso. Salta esa parte —digo, ansiosa para que evite el
hecho de que ha tenido sexo con mi hermano.
MJ se ríe entre dientes. —Lo que sea. Te dejé un mensaje, pero te lo
diré de todos modos. Haré la cena esta noche, y tú vas a aparecer cerca
de las seis y mágicamente unirte a nosotros. ¿Comprendes?
—Actúas como si eso no fuera a suceder de todos modos —
digo, rodando los ojos.
—Sólo trae tu culo aquí y agradéceme después. Tengo que regresar
antes de que Ty venga a buscarme.
—Cambio y fuera —digo, colgando.
Mi mamá siempre dijo que el camino hacia el corazón de un hombre es
a través de su estómago. Pero me gusta pensar que dejó la parte de
faldas cortas y escote porque era demasiado joven para escucharlo. Un
plan se forma en mi cabeza, y sé exactamente por dónde empezar.
Regreso a mi habitación y abro mi armario, cavando en la parte de
atrás. Dije que no haría la persecución, y no lo haré. Pero seguro como
el infierno que puedo darle algo para mirar mientras él toma una
decisión. Creo que es hora de que aparezca para torturarlo un poco y ver
hasta qué punto puedo empujarlo antes de que finalmente consiga una
reacción.
Me quito la ropa de trabajo, la arrojo al cesto y me dirijo a la ducha.
Voy a afeitar, lustrar y pulir cada centímetro de mí antes de ir a la casa
de Ty. Si Brandon quiere seguir adelante, bien. Pero le mostraré
exactamente lo que se va a perder.
5

—¿Cuánto tiempo te quedarás? —pregunta Ty, tomando un trago de


cerveza.
—¿Tratando de deshacerte de mí ya? —Me inclino hacia atrás en mi
silla, cruzando mis pies.
—Joder, no. He estado tratando de pensar en una manera de hacer
que te quedes aquí.
—Ya tienes un capataz en jefe —le recuerdo, tomando un sorbo de mi
bebida, disfrutando de la quemadura fría de la cerveza después de
un largo día de trabajo. No trabajaba para Ty, pero mientras me quede
aquí, lo ayudaré y lo tendré todo el día. No puedo evitarlo. Era eso o
caminar de un lado a otro en mi habitación pensando en Dolly. Era más
fácil simplemente agotarme y caer en la cama al final del día que pensar
en todas las maneras en que lo jodí con ella. O cómo iba a arreglarlo. No
podía seguir así.
—Siempre puedo usar más manos, y sé que las tuyas son buenas
— dice, y sé que tiene razón.
Siempre hay trabajo más que suficiente, pero no es por eso que estoy
aquí. Realmente no estoy seguro de lo que voy a hacer con el trabajo,
pero tengo más de diez años de ahorros, así que no me preocuparé por
eso en este momento. Hay algo más importante para manejar ahora, y es
la razón por la que vine a la casa de Ty para empezar. Por qué, poco
después de dejar la casa de Dolly, renuncié a mi trabajo. Eso y el hecho
de que me ofreció un lugar cuando se enteró de que dejé la granja
Johnson y me quedaba en el único motel en el pueblo. No hubiera sido
demasiado malo si June no hubiera descubierto que me quedaba allí.
Pensé que cuando saliera de la granja Johnson, habría terminado con
tener que tratar con ella, pero no parecía ser el caso.
»¿O tenías otro tipo de trabajo en mente? —Ty se inclina en su silla, y
ambos sabemos que no habla de un trabajo. Me nivela con una dura
mirada—. No estoy seguro de que esté tan inclinado a que te metas con
mi hermana.
—¿Me meta? —Gruño. No me gusta cómo lo puso. Ni una puta pizca.
Se encoge de hombros, evidentemente sin importarle que me esté
cabreando. —Así es como lo llamo. Muchos hombres intentan llamar su
atención, pero todos fracasan.
Ahora Ty tiene toda mi atención. Me siento. —¿Quién ha estado
tratando de llamar su puta atención?
Estoy en pie antes de que lo sepa. Nunca he oído una palabra de Dolly
saliendo con alguien, y no estoy seguro de que me hubiera enterado si lo
hubiera hecho. Esa mierda probablemente me habría matado, lo cual no
tiene ningún sentido porque me he estado diciendo a mí mismo durante
años que no era lo suficientemente bueno para ella y que debería
encontrar a alguien digno de ella. Pero aquí estoy, enojado como una
serpiente cabeza de cobre sólo de pensar en la posibilidad de que
alguien trate de salir con ella.
—Demonios, me retracto. Inténtalo. Tengo la sensación de que no va a
caer en tu regazo. Ya no, por lo menos. Podría ser divertido de ver.
Dejo de dar vueltas por el porche y lo miro. Entonces me golpea como
una tonelada de ladrillos de mierda.
»Sí, ahora lo entiendes —dice, tomando otro trago de su cerveza.
Me dejo caer de nuevo en mi silla. Quiero que ella tenga el
mundo, pero yo soy el que la mantiene alejada de él.
—Soy un bastardo —murmuro, más para mí que para él.
Ty deja escapar un profundo suspiro. —Ella ha sido demasiado joven
durante mucho tiempo, así que no te tortures con eso. Ustedes dos han
estado bailando uno alrededor del otro por un tiempo, pero tú esperaste.
Eso no te hace un bastardo en mi libro. Eso te convierte en lo que yo
llamo vivo, porque te habría puesto seis pies bajo tierra si hubieras ido
tras ella antes. Pero ya no es una adolescente.
No, no lo es. Pero apenas. —Es demasiado buena para mí.
—Lo es —concuerda Ty.
—Pero nadie la tratará mejor que yo. Voy a pasar toda mi vida
demostrándoselo si me lo permite —le digo. Porque lo haré. Ya me había
hecho esa promesa cuando entregué mi renuncia a Cash en la granja
Johnson. No podía quedarme allí más tiempo, solo moviéndome por la
rutina. Me comía vivo lentamente. Sentí que no podía respirar allí, y
desde que he llegado a la tierra de Ty, he sentido que finalmente algo de
oxígeno entró en mis pulmones. Estoy más cerca de ella, y puedo
sentirlo. También sabía que me hallaba en el camino de tenerla.
—Pensé que lo harías. Diablos, hago la misma maldita cosa todos los
días. Nunca seré lo suficientemente bueno para mi MJ, pero de ninguna
jodida manera dejaré que su lindo pequeño culo se vaya. Y me
aseguraré de que nunca tenga motivos para querer irse.
—Puedo hacer más que eso —prometo.
El sonido de un vehículo acercándose a la entrada nos tiene a ambos
volviéndonos para mirar.
—Parece que lo intentarás más temprano que tarde. Creo que voy a
necesitar otra cerveza para disfrutar de este espectáculo.
6

Salgo de mi camioneta y enderezo mi falda antes de cerrar la puerta.


Tengo un par de lindos botines color gris oscuro que me hacen sentir
sexy, así que me siento bastante segura mientras me pavoneo a través de
la grava y en el porche de mi hermano, fingiendo que ni siquiera veo a
Brandon. Si él puede pretender que nada sucede con nosotros, entonces
haré lo mismo.
Siento a Brandon junto a mí, con sus ojos quemando mi cuerpo con
sus miradas. Pero no le echo un vistazo mientras veo a mi hermano
Ty inclinarse para levantarse de su mecedora y sacudir la cabeza. Él
sabe claramente lo que sucede. Nunca he sido discreta de querer a
Brandon. En parte porque, bueno, hablo mucho y en parte porque quería
que todos supieran que es mío.
—¿Quieres una cerveza, Dolly? —pregunta Ty, y lo sigo dentro de
la casa.
Si Brandon quiere fingir que nada sucede entre nosotros, entonces por
Dios, haré lo mismo y lo haré mejor. Pero cuando doy un paso por la
puerta, lo oigo decir mi nombre.
—Dolly. —Su voz se encuentra en algún lugar entre la conmoción y la
exasperación. Bien, puede sentirse exasperado, porque yo lo he estado
sintiendo durante meses.
—Oh, hola, Brandon —tiro por encima del hombro, mirándolo de arriba
abajo tan rápido como puedo.
Está vestido con jeans desteñidos y una camiseta blanca con cuello en
V. Su sombrero de vaquero se halla en la silla junto a él, y sus greñudos
mechones rubios están empujados fuera de sus ojos. Sus ojos chocolate
me miran, evaluando mi atuendo.
Decidí mantenerlo simple, pero mucho más sexy de lo que
normalmente me pongo delante de nadie. Tenía algunas cosas ajustadas
en la parte posterior de mi armario para las que no había tenido mucho
uso, y esta parecía una oportunidad perfecta para sacarlas. Estoy
usando una camiseta sin mangas negra de corte bajo en la parte
delantera y encajes en la espalda. Las finas cuerdas entrecruzadas
muestran todo desde mis hombros hasta la parte superior de mi culo.
Mis tetas decidieron aparecer cuando me encontraba en noveno grado
y no he dejado de hacer girar cabezas desde entonces. Cuando trabajas
en granjas, estás alrededor de hombres todo el tiempo. Las mujeres son
pocas y distantes entre sí. En su mayor parte las mantengo enjauladas
con buenos sujetadores y tops con ayuda incorporada. Así que esta
noche pensé en dejar que las niñas se divirtieran un poco y fui sin
sujetador. La camiseta realmente lo pedía, con la espalda abierta y todo.
La profunda caída de mi top y el material suelto alrededor de mis pechos
tiene a Brandon tomándose su tiempo mientras sus ojos permanecen en
ellas.
—¿Qué demonios llevas puesto? —dice con los dientes apretados. Mi
corazón revolotea poniéndose alterado. Estoy sacando esto en él.
Lo veo empuñar sus puños a su lado, y me muerdo el labio para no
dejar que se me escape una risita. Miro a mi top y la falda de mezclilla
cortada que llevo, y me encojo de hombros. El movimiento le llama la
atención mientras mis pechos dan una pequeña sacudida, y él da un
paso adelante.
—Sólo pensé en venir a cenar con mi familia esta noche. Oí que
algunos miembros del equipo se unirían a nosotros. ¿Vienes, Papi?
Tiro las palabras sobre mi hombro mientras me vuelvo y
camino dentro de la casa. Normalmente los chicos de Ty no comen todos
juntos, pero MJ dijo que estaría haciendo una gran comida para todos
ellos. Esto va a ser como sostener un fósforo sobre un balde de
gasolina, pero estoy cansada de esperar para que comience mi vida
amorosa. Patearé esta mierda a toda marcha.
Siento su calor detrás de mí mientras entro en la casa y me dirijo
directamente a la cocina. De los gruñidos bajos, no parece aprobar mi
elección de atuendo, y me hace sonreír. Un punto para Dolly.
Mary-Jane está en la cocina, y empiezo a ayudarla enseguida, sobre
todo para evitar la mirada de Brandon, pero todavía la siento en mí todo
el tiempo. Por mucho que esto sea por él, no quiero que sepa eso. Si me
quiere, va a tener que venir por mí, porque no lo perseguiré más.
—Si Brandon no te asesina por ese traje, tu hermano lo va a hacer —
me susurra MJ mientras llevamos la comida afuera a la larga mesa de
picnic.
—A Ty puedo manejarlo —digo, mirando nerviosamente a mí
alrededor. He perdido de vista a Brandon, y no quiero que me escuche
—. Papito, por otro lado, es una incógnita. —Parece más alterado de lo
que creí que se pondría, pero tal vez la otra noche lo envió por el borde.
—Es probable que se le salga un globo ocular con la forma en que te
mira esta noche. Espero que sepas lo que haces, Dolly —dice MJ y me
guiña. Si alguien sabe lo que es un hombre celoso, es MJ. Tardó un rato
en que Ty dejara a sus hombres acercarse a su casa. Sé que tengo esa
raya en mí, también. Simplemente no pensé que sentir todo tipo de
cosas territoriales era algo que Brandon habría hecho, pero parece que
podría estar equivocada, y algo acerca de sus celos me hace todo tipo
de cosas maravillosas.
Mi falda está suelta en mis caderas, y muestra una pulgada o menos
de mi vientre mientras me estiro alrededor de la mesa para poner los
platos. Tengo que inclinarme mucho para llegar al otro lado, y mis tetas
rebotan por todas partes. Estoy empezando a pensar que el top fue un
error cuando me doy la vuelta, divisando a Brandon. Se encuentra de pie
en las sombras a un lado. Sus mejillas se ven enrojecidas, y parece que
estuviera respirando con dificultad, pero por lo demás es una estatua,
sus ojos nunca dejándome.
Pronto el equipo aparece, y algunos de ellos vienen a saludar. A la
mayoría de ellos los conozco por nombre, habiendo estado alrededor de
ellos durante años. Uno de los chicos mayores se acerca para darme un
abrazo, pero de repente Brandon se coloca delante de mí, haciéndole una
pregunta sobre algún tipo de semilla de grano que piensa que debe
comenzar a usar. Está claramente asegurándose de que el hombre no
se aproxime a mí.
Después de eso, Brandon no se queda a más de una o dos
pulgadas de mí. Cada movimiento que hago, permanece pegado a mi
lado, pero nunca me toca. Todo el mundo parece saber que debe
permanecer lejos de mí. Ninguno de los hombres se encontrará con mis
ojos más. Brandon podría también orinar un círculo alrededor de mí, y no
estoy segura de cómo me siento acerca de eso. Una parte de mí ama
sus celos y que no quiera que nadie esté cerca de mí, porque, infiernos,
yo tampoco quiero a ninguna mujer cerca de él, pero otra parte de mí se
está volviendo loca.
¿No quiere estar conmigo, pero no me va a dejar estar con nadie? No
es que quiera estar con alguien. La idea de otro hombre no me hace
nada. De hecho, me duele el corazón simplemente pensarlo, pero él no
consigue sacar esa mierda.
Ty me trae una cerveza, y comparte una mirada con Brandon. Tomo un
trago y miro entre ellos, sin entender lo que pasa. Sé que algo pasa entre
ellos y tiene algo que ver conmigo. Puedo sentirlo. Estoy a punto de
preguntar, cuando MJ sale y anuncia que es hora de comer.
Voy a tomar asiento al otro lado de la mesa, queriendo alejarme de
Brandon por un momento, pero él agarra mi codo y me conduce al
extremo opuesto, lejos del equipo y junto a MJ y Ty.
—Siéntate —dice, y hay un borde en su voz. Como que de no hacerlo,
van a haber consecuencias.
—Creo que me has confundido con tu caballo —digo, tirando mi brazo
fuera de su agarre y mirándolo. Camino hacia el otro lado de la mesa,
pero él viene a mi lado al instante, no dándome espacio.
Fue un error empujarlo. Su expresión luce llena de furia. Puedo casi
saborear la cólera saliendo de él mientras da un paso más cerca de mí.
Decido intentar otra táctica.
Suavizando mi voz, me inclino hacia él, así que cuando hablo, sólo él
puede oírlo.
»Sabes, con toda esta actitud que me das esta noche, diría que o bien
estás realmente hambriento o realmente caliente.
Se inclina de modo que nuestras narices están a sólo una pulgada de
distancia, y sé que todo el mundo nos mira. Su aliento golpea mis labios,
y Dios me ayude y a mis hormonas, porque quiero agarrarlo. Mi plan
definitivamente no funciona. Brandon es mucho más intenso de lo que
pensé que sería. Ha desaparecido la fachada suave que alguna vez
tuvo, y el verdadero él está sangrando.
—Oh, es ambos, corderito. Y tan pronto como estés alimentada, vas a
conseguir lo que has estado pidiendo.
Agarra mi codo de nuevo y me lleva de nuevo a mi lugar original y me
dice que me siente. Esta vez hago lo que dice, sintiendo el palpitar entre
mis piernas estar de acuerdo con él.
Santa mierda, ¿quiso decir lo que dijo? Mi estómago se estremece, y
no sé si podré comer ahora. De repente quiero que toda esta cena
termine para que pueda averiguar exactamente lo que quiere decir. No
tenía ni idea de que él mandándome así me excitara. Debería estar
enojada, diciéndole que voy a meter mi bota en su culo, pero todo lo que
siento es necesidad. Necesidad tan gruesa y abrumadora que no sé qué
hacer con ella, así que simplemente me siento allí tratando de recuperar
el control.
Todo el mundo toma sus asientos y comienza a pasar los cuencos, al
estilo familiar. Cuando algo vine hacia mí, Brandon lo toma y me sirve.
Antes de que pueda decir algo, mi plato está lleno de comida y todo el
mundo empieza a comer.
Siento que la mano áspera y caliente de Brandon se desliza sobre mi
muslo mientras se inclina, poniendo sus labios en mi oído.
»Come tu cena, corderito. Vas a necesitar tu fuerza.
Mis piernas tiemblan y mi respiración se detiene mientras miro a MJ y
a mi hermano, comprobando si escucharon algo. MJ se halla en el
regazo de Ty y ambos se alimentan mutuamente, perdidos de lo que
pasa a su alrededor.
Brandon se inclina hacia atrás y toma un bocado de su comida, pero su
mano persiste en mi muslo. Cojo mi tenedor y recojo unas papas justo
cuando su mano empieza a subir el dobladillo de mi falda. Alzo la vista,
sin moverme un centímetro mientras sus dedos recorren el interior de mi
muslo y me aprieta allí, tirando hacia él y abriéndome.
Lo miro, y él está teniendo una conversación como si la tierra no
acabara de dejar de moverse y su mano no abriera mis piernas para él.
Parece completamente relajado mientras come su cena con una sola
mano y habla con uno de los trabajadores de la granja de Ty sobre cómo
el invierno va a ser duro este año.
¿Es este mi castigo por burlarme de él con mi traje? ¿Y por qué el
pensamiento de que me castigue por ser una mocosa hace que el
hormigueo entre mis piernas sea aún peor? Tomo aliento y trato de no
dejar que mi mente corra mientras empiezo a comer y fingir que no pasa
nada debajo de la mesa. Nada en absoluto. Nada más que mi cuerpo
prácticamente ardiendo por su toque.
Hace una pausa en su mano, y yo abro mis piernas, doblando mi
barbilla para ocultar mi rubor. No puedo creer que esté haciendo esto. Él
espera y luego me mira y asiente hacia mi comida.
—Come —dice y luego vuelve a su conversación.
Tomo un bocado, y él acaricia el interior de mi pierna
aprobadoramente. Tomo otro bocado, y desliza su mano hacia arriba un
poco más. Me detengo a tomar un trago de mi cerveza, y sus dedos
ásperos avanzan aún más.
Me trago el jadeo cuando dos de sus dedos tocan mi coño desnudo, y
se congela. No creo que esperara que yo estuviera sin ropa interior,
y como que me gusta haberlo sorprendido. Él voltea de golpe su mirada
en la mía, y con todo el descaro que puedo reunir, le guiño, sintiendo
como si acabara de ganar una pequeña victoria.
—¿Algo malo en tu cena? —pregunto, lo suficientemente bajo para
que solo él me escuche.
—Ni una cosa, corderito. Acabo de empezar.
Con sus palabras, separa mis pliegues húmedos fácilmente y frota mi
clítoris. Tengo que morderme el labio para no gemir mientras desliza sus
dedos ahora resbaladizos por mi humedad. No hay forma de ocultar lo
excitada que estoy, y estoy casi avergonzada por lo húmedo que está mi
coño. Ni siquiera sabía que podía mojarme así, pero incluso mis muslos
se hallan empapados con mi excitación por él.
Al estar tan cerca de él, puedo oler su aroma de cuero, y quiero subir a
su regazo y frotarme contra él. En su lugar, llego hasta donde tiene su
mano, y coloco mi mano encima de la suya. No quiero que deje de
tocarme. Nunca quiero que se detenga.
Me acaricia lentamente mientras come, e intento seguir su ejemplo.
Pretendo actuar casual, como si nada estuviera sucediendo. Es sólo un
simple toque, pero tan jodidamente perfecto que en realidad estoy
escalando hacia un orgasmo. Ya puedo decir que va a ser más grande y
más fuerte que cualquier cosa que me he dado, y no sé cómo voy a
controlarlo. No creo que pueda permanecer tranquila si me corro.
Como si Brandon supiera exactamente lo que estoy pensando, detiene
sus dedos, luego acaricia mi coño suavemente, antes de quitar su mano.
Quiero gruñir de frustración, pero correrme con él por primera vez no
es algo que quiero experimentar en público. Levanto la mirada y lo veo
discretamente llevar sus dedos a su boca y lamerlos antes de tomar un
sorbo de su cerveza. Me mira y veo cómo se mueve su manzana de
Adán mientras traga. Me lamo los labios pensando en cómo quiero
probarlo allí, y en todas partes, antes de que mis ojos vuelvan a los suyos.
Son tan oscuros, y hay un hambre allí. Una corriente subyacente de
deseo que podría no ser capaz de controlar por mucho más tiempo.
No es así como me imaginé esta noche. Pensé que iba a aparecer y
burlarme de él y luego terminar saliendo de la misma manera que
siempre lo hago. Pero algo ha cambiado, es como si Brandon no estuviera
luchando contra esa necesidad dentro de él que yo sabía que se
encontraba allí todo el tiempo. Pero, ¿debo permitir que me tome tan
fácilmente? ¿Un toque de mi coño y lo dejo tenerme? Lo quiero más de
lo que quiero mi próximo aliento, pero no soy fácil, y no soy juguete de
nadie. Mis sentimientos por él son de por vida, y no lo dejaré pensar que
puede apaciguarme y a mis deseos burlándose de mí. Esto significa todo
para mí.
No soy una aventura. Podría romper mi corazón en un millón de piezas
si no tengo cuidado.
Puedo hablar de un juego fuerte, pero no sé cómo volvería de tener a
Brandon por unos hermosos días maravillosos, sólo para que él se
alejara de mí. Me arruinaría. Me siento bien y enojada en cuestión de
segundos, y ya no siento ganas de quedarme. Tomo mi plato casi vacío y
me levanto. Esto no es un juego para mí. Tal vez jugaba cuando llegué
aquí, pero claramente he mordido más de lo que puedo masticar.
—Gracias por una gran cena, chicos, pero tengo que empezar mañana
temprano —le digo a la mesa.
Brandon se levanta a mi lado con su propio plato. Toma el mío y lo
apila. —La cena fue genial, MJ. Gracias.
Todo el mundo se despide cuando Brandon agarra mi codo y me lleva
de nuevo a la casa. No quiero causar una escena, así que lo dejo, pero
tan pronto como estamos en la cocina, me libero de su agarre. Él
lentamente coloca los platos en el fregadero, y me alejo de él. Hay una
rigidez en sus hombros, en el músculo grande que se conecta a su
cuello. Es el lugar que quiero probar más. Quiero morderlo mientras me
toma.
Sacudo ese pensamiento de mi cabeza y doy un paso atrás cuando se
vuelve para mirarme a través de ojos entrecerrados.
—Bueno, supongo que te veré luego —digo, tratando de actuar como
si no estuviera asustada y encendida por lo que él podría hacer a
continuación. Tratando de lucir tranquila.
—Dolly. —La forma en que dice mi nombre, es como una advertencia
—. No vas a ir a ninguna parte excepto conmigo.
Sus palabras me cabrean y me encuentro enojándome otra vez.
—¿Qué te hace pensar que quiero ir contigo? He estado detrás de ti
como un perrito perdido desde que tenía dieciséis. ¿Ahora decides que
quieres un pedazo de mi coño y crees que voy a estar de acuerdo con
ello? Sabes, siempre pensé que tenías una gran polla, pero debes tener
un juego de pelotas del tamaño de Texas para asumir que estaría tan
desesperada por atención. Que solo cedería y tomaría las sobras que
me lances.
Se encuentra sobre mí antes de que pueda respirar, tirándome sobre
su hombro y saliendo de la casa. Grito y empiezo a golpear su espalda,
pero él sigue adelante, pisoteando a través del patio. Cuando se detiene,
oigo abrirse la puerta de una camioneta, y me pone dentro antes de
cerrarla de golpe. Voy a agarrar la manija, pero saca sus llaves y hace
clic en las cerraduras. Lo miro mientras se aleja, y golpeo el cristal,
gritándole a su espalda. Después de un segundo lo veo desaparecer en
las sombras y me quedo sola.
—¿Qué diablos acaba de pasar? —me pregunto mientras soplo un
rizo rojo de mi cara.
7

Volviendo a entrar hecho una furia a la casa, voy directamente a la


bolsa que traje esta noche. No estaba muy seguro de cómo irían las
cosas. Mary-Jane se halla de pie al lado de la sala de estar, sólo
mirándome, y sé que quiere decir algo. Lo veo escrito en toda su cara.
No es que la culpe. Probablemente parezco que estoy a punto de
perderlo, algo que nunca hago. Siempre estoy tranquilo y en control,
pero Dolly sabe cómo romper eso.
—Dolly puede soltar su lengua como uno de los chicos —dice
finalmente, y una sonrisa tira de mis labios, sabiendo lo cierto que es.
Dolly creció rodeada de hombres, su boca inteligente es prueba de ello.
Es algo que siempre me ha gustado de mi corderito. Dice lo que piensa y
va por lo que quiere.
No hay ninguna lectura entre las líneas con ella. La cabreas y lo
sabes, junto con cualquier persona dentro de una milla de distancia.
»Dicho esto, ella es toda mujer en su corazón. Se preocupa por todos y
todo. Las personas que se preocupan así tienen corazones
suaves. ¿Escuchas lo que digo? —añade Mary-Jane.
Más que oigo lo que dice. Necesito tener cuidado de no lastimar su
corazón. Se rompería mucho más fácil de lo que la mayoría pensaría.
Siempre he sabido que Dolly es todo corazón. Es evidente en todo lo
que hace.
—Voy a pasar el resto de mi vida compensándole los últimos años.
Arreglar cualquier herida que pudiera haberle causado si la hice creer
que no la quería, siquiera por un momento.
—Bueno. Me gustaría tener una sobrinita o un sobrinito pronto. —Con
eso, se da la vuelta y me deja de pie en la sala de estar. Imágenes de mi
corderito hinchada con nuestro hijo destellan a través de mi mente y casi
me llevan a mis rodillas. Mis sentimientos están demasiado exaltados
ahora mismo para pensar en eso. Pensar en tener una familia. Nunca lo
he tenido antes. Una como donde creció Dolly, donde todo el mundo se
preocupa y se ama. Lo único que he conocido de una familia fue un
padre borracho que fue un mejor padre para mí muerto que estando vivo.
Sé que con Dolly, lo tendría todo. El tipo de familia que un hombre como
yo solo puede soñar. El tipo que nunca en mi vida pensé que podría
tener.
Pasando mi mano sobre mi cara, trato de ponerme bajo control antes
de que salga y enfrente a Dolly una vez más. Necesitamos hablar de ese
maldito atuendo, de cómo estuvo jodiendo mis intenciones esta noche.
Tengo el olor de su coño por toda la mano, y me estoy muriendo de
necesidad. Me tiene tan tenso esta noche, ya siento que estoy a punto
de estallar de por sí.
Todavía no puedo jodidamente creer que hice eso en la mesa con todo
el mundo sentado alrededor. No sé qué me pasó, pero la necesidad de
tocarla era demasiado fuerte. Había visto a todas los rancheros de Ty
mirándola, y necesitaba un recordatorio de que ella era mía. Sólo mía
para tocar. Algo que enfríe mi temperamento y me impida golpear a
alguien justo en la boca por mirarla.
Me senté allí hablando con Chuck mientras jugaba con su coño. Ni
siquiera puedo recordar una maldita cosa de lo que hablamos. Pero
cuando sentí el pequeño coño de Dolly empujando hacia un clímax, fue
como si una carga de agua fría me hubiera caído encima. Fue entonces
cuando recordé dónde me encontraba y lo que hacía.
Nadie puede ver esa mierda, excepto yo. He esperado años de
mierda para este momento, y no voy a compartirlo con nadie. Esa
mierda es mía, igual que ella lo va a ser, y voy a saborear verla correrse
por primera vez. He pasado demasiados años luchando contra esta
atracción hacia ella, pensando que estaba mal, y ahora que estoy
dejándome llevar, no creo que pueda compartir su atención muy bien.
Probablemente ni siquiera la dejaré salir de la habitación durante un mes,
absorbiendo cada gota que pueda conseguir. Eso es lo único que me va
a calmar en este punto. Conseguirla toda para mí durante un tiempo.
Cuando salió primero de la camioneta esta noche, sentí que alguien
me había dado un puñetazo en el estómago. Nunca en mi vida la he
visto vestirse así antes. No podía lidiar con eso. Entonces, cuando
descubrí que algunas de los trabajadores venían, tuve que irme al baño
para controlarme.
Todo lo que realmente conseguí fue mi polla en mi mano mientras
trataba de tranquilizarme de toda la lujuria que sentía. Apenas me
acaricié y me estaba corriendo por toda la mano. Dolly seguro como la
mierda que ya no era una niña. La chica que apareció esta noche era
toda una mujer y buscaba una cosa. No estoy tan seguro de que fuera
feliz cuando lo consiguió, porque se salió de aquí jodidamente enojada,
pensando que podía alejarse de mí.
Oh, Dolly está a punto de conseguir lo que ha estado pidiendo durante
todos estos años. Las compuertas se abrieron, y nada me impedirá
tenerla ahora. Ni siquiera ella.
8

Regresa más rápido de lo que esperaba, con una bolsa de lona tirada
sobre su hombro y una dura mirada en su rostro. La lanza en la parte de
atrás de la camioneta y luego se acerca al lado del conductor y entra.
—Brandon, ¿qué demonios haces? Déjame salir de esta camioneta —
le digo bruscamente, pero no hay poder real detrás de mis palabras. Ni
siquiera intenté salir cuando volvió a entrar en la casa. No sé si fue
porque todavía me sentía aturdida o porque no quería ponerlo a prueba.
—Nop —dice, sin mirarme mientras la arranca y sale de la calzada
de Ty.
Cruzo mis brazos y suelto un resoplido, y sólo me toma un
momento para darme cuenta de hacia dónde nos dirigimos.
—¿Me llevas a casa? —casi chillo. Bueno, ¿no es eso un gran “vete a
la mierda”? Sus celos son tan gruesos que quiere asegurarse de que mi
culo permanece en casa. Solo.
No habla mientras sale, agarra su bolsa de lona y la lanza sobre un
hombro. Se acerca a mi lado y desbloquea la puerta. Protesto, y él rueda
sus ojos, sacándome y tirándome sobre su otro hombro como si no
pesara nada.
»Me pones abajo en este segundo o juro por Dios, que voy a llamar a
mis hermanos y les haré sacar tu culo de mi tierra —le lanzo la
amenaza.
¡SLAP!
Mi culo quema, y suelto un chillido. ¡No puedo creer que acabe de
azotarme! Un nuevo lado de Brandon apareció esta noche, y no estoy
segura de qué hacer con esto.
—Cálmate, corderito. Vamos a charlar.
Me muerdo el labio porque tanto como eso duele, como que me gustó,
y temo que si lo hace de nuevo, podría gemir.
Desbloquea mi puerta principal y me lleva dentro, cerrando la puerta de
una patada y luego poniendo la alarma.
—¿Cómo sabías el código? —Hago una pausa mientras mis
pensamientos se ponen al día—. ¡Oye! ¿Tienes una maldita llave? —
pregunto, seriamente preocupada por mi seguridad aquí.
—No hay una maldita cosa que no sepa sobre ti.
Tira su bolso en la sala de estar y finalmente me pone abajo,
parándome frente a él. Pongo mis manos en mis caderas mientras el
fuego se levanta en mi pecho. Quiero abofetearlo y besarlo todo al
mismo tiempo.
—Bran…
—No —dice, cortándome—. Déjame hablar. Necesitas oír lo que tengo
que decir.
Ruedo mis ojos y golpeteo mi pie, esperando, fingiendo que no me
importa, cuando realmente por dentro me estoy volviendo loca. Lo que
siempre tiene que decir es que soy demasiado joven o mierda como esa.
Pensando que sabe lo que es mejor para mí. O lo que es peor, ¿qué
pasa si dice algo sobre que tengamos una aventura y sacar esto de
nuestros sistemas? Creo que sería peor que él diciendo que soy
demasiado joven. Al menos eso significaba que se preocupaba por mí.
Que le importo. Pero la idea de una aventura hace que todo se sienta
barato. Que no tiene estos sentimientos de amor como yo lo hago y que
todo esto es sólo lujuria para él. Eso rompería mi corazón.
»Te he querido desde el momento en que te vi. Cuando eras
demasiado malditamente joven para que yo estuviera pensando en ti
como lo hacía. Esperé y aguardé mi tiempo. Cuando cumpliste dieciocho
años, lo único que quería hacer era finalmente reclamarte y hacerte mía.
Me has estado volviendo loco con cómo me llamas Papi y la forma en
que juegas conmigo. Absolutamente te encanta empujar mis botones y
probar mi paciencia. —Toma aliento, cerrando los ojos como si todavía
estuviera imaginándolo—. Pero creí que te merecías alguien mejor que
yo, así que no tomé lo que quería. Más que quererlo. Tenía respeto por
tus hermanos y por ti, y no quería arruinarte, Dolly. Quería que
permanecieras limpia y pura. No estar con algún bastardo que ni siquiera
sabe cómo comenzar a darte una familia. Ni siquiera sé qué es una
familia. Y sé qué es lo que quieres. Valla blanca y niños corriendo por
todo el lugar, todo eso.
—Pero…
Levanta una mano, cortándome. —Pero entonces me di cuenta de que
nadie será lo suficientemente bueno para ti, ni siquiera yo. —Veo la
mirada oscura en sus ojos mientras da un paso hacia mí—. Pero también
es cierto que nunca nadie te querrá más que yo. Y nadie te amará nunca
más que yo.
Se deja caer sobre una rodilla delante de mí y saca una simple banda de
oro con un diamante en ella de su bolsillo.
—Brandon —susurro, mis manos van a mi boca. No puedo creer lo
que sucede. Me está abriendo su corazón. Odio que pensara que no era
lo suficientemente bueno para mí y que no cree que se merezca una
familia.
—Quiero demostrarte que no voy a ir a ninguna parte. Arrastré mis
pies para darte la oportunidad de cambiar de opinión acerca de mí,
aunque mis sentimientos nunca cambiaron. No hay nada sobre ti que no
ame. Eres ruidosa, el centro de atención en cada habitación, y puedo
sentarme y verte brillar. Eres más fuerte y trabajas más duro que nadie
que haya conocido jamás.
No digo una palabra mientras se estira, tomando mi mano y deslizando
el anillo.
»Te vas a casar conmigo, Dolly, no porque lo esté pidiendo, no lo
hago, sino porque no hay otra opción que permita. Eres mía. Lo has sido
desde el primer día. Sellaste tu destino la primera vez que giraste tus
ojos hacia mí y destellaste esos hoyuelos. Crees que me iré a algún
lado, pero no lo haré. La única dirección en la que me he dirigido alguna
vez es hacia ti.
Quiero llorar, quiero reír, y quiero caer al suelo con él, todo al
mismo tiempo. Pero estoy congelada en mi lugar. Él me ha dado todos
mis deseos, y no sé cómo procesar la obtención de mi felices para
siempre.
»Ahora —dice, saliendo del piso y recogiéndome—. Voy a llevarte a la
cama y agotarte.
9

La espalda de Dolly golpea la cama, y estoy sobre ella, rasgando su


top. El material no es ningún rival para mi necesidad por ella, o mi ira
contra la camiseta. El sonido del material rasgándose es fuerte en la
habitación, y me pone aún más duro. Mi boca va directamente a lo que ha
estado burlándose de mí toda la noche desde que apareció en este traje.
Sus pechos llenos se derraman, y me inclino, prendiéndome a su pezón.
Voy a asegurarme de que estas ropas nunca vuelvan a ver la puta luz
del día.
Mis manos se enganchan en sus caderas mientras como su
cuerpo, deseando saber cómo sabe en todas partes. Necesitando saber.
Todos estos años de necesidad empujan hacia abajo en mí, y trato de
recordarme ir lento, pero parece que no puedo parar. Lo necesito todo.
—Brandon. —Gime, sus dedos deslizándose en mi cabello mientras su
espalda se arquea fuera de la cama.
—¿Te entregas a mí, corderito? —pregunto, mirándola. Mis manos en
sus caderas se entierran más profundo en pura posesión. Parece que no
puedo dejarla ir.
—Me entregué a ti hace mucho tiempo —admite, y sus palabras se
hunden en lo profundo. Ella me pertenece. Siempre lo ha hecho. Nunca
ha habido otra opción. Fuimos hechos el uno para el otro. Voy a pasar mi
vida demostrando que soy el hombre para ella, y sé que me dará la vida
que he estado soñando.
Sus piernas se abren, y la falda que tiene puesta se amontona
alrededor de sus caderas. Su coño desnudo presiona contra mí, y sólo
mis jeans me mantienen de estar dentro de ella. No sé si los odio o los
amo ahora mismo. Me hacen reducir la velocidad, porque de otro modo
ya tendría toda mi polla empujada dentro de su pequeño coño apretado,
derramándome profundamente dentro de ella, tratando de hacer que
todos esos pensamientos de ella hinchada con nuestro hijo se hagan
realidad.
—Así que dices que esto me pertenece. —Empujo contra ella, la
cresta dura bajo mis jeans frotándose contra su coño.
—Dios, sí. —Gime, tratando de moverse contra mí. A regañadientes,
suelto sus caderas y me inclino hacia atrás, mirándola. Todo lo que tiene
es la falda de mezclilla empujada todo el camino hasta alrededor de su
cintura, y sus pequeñas botas grises.
Sus caderas se levantan, tratando de recuperar la fricción que acabo
de robarle. Me agarra, queriendo tirar de mí hacia ella. La nivelo con una
dura mirada. Ella se detiene, sus ojos se ensanchan antes de caer de
nuevo sobre sus codos.
Mi mano ahueca su coño antes de frotar mi pulgar arriba y abajo de su
hendidura, amando que esté desnuda aquí. Nada interponiéndose en mi
camino hacia ella.
—¿Afeitaste esto para mí, corderito? —pregunto mientras mi pulgar se
detiene en su clítoris. Sus ojos comienzan a caer cerrados mientras
disfruta del placer que le estoy dando. Lentamente, froto de un lado a otro,
deteniéndome cuando no me responde. Sus ojos se abren de golpe
mientras sacude sus caderas en busca de mi pulgar.
»Respóndeme. —Gruño. Mi propia necesidad se apodera de mí
mientras la veo, extendida en una cama debajo de mí, su salvaje
cabello rizado rojo por todas partes mientras disfruta del placer que le
doy.
—Sí, lo hice para ti —admite finalmente, estrechando sus ojos en mí.
—Pero entonces llevabas una falda que mostraba a todos lo que era
mío. —Ahueco su coño de nuevo, no gustándome la idea de que alguien
más lo vea. Es mío, y la idea de que otro hombre le eche un vistazo me
hace desear azotar su culo de nuevo.
—¡Es tu culpa! Tuve que usar la falda. Así que si quieres estar enojado
con alguien... —Sus palabras se detienen abruptamente cuando mi
mano en su coño se eleva y desciende, abofeteando su sexo.
Sus ojos se agrandan y un jadeo sale de su boca. Pero abre las piernas
aún más.
—No puedo creer que...
Golpeo su coño de nuevo. Esta vez cuando mi mano aterriza, sus
caderas se empujan fuera de la cama, encontrándome a medio camino.
Luego cae plana sobre la cama, un gemido saliendo de su boca.
Joder. A ella le gusta esto. Me siento respirando fuerte, gustándome el
sonido de mi mano golpeando su piel caliente. Pensamientos de
conseguir a Dolly enfadada y doblándola sobre la superficie más cercana
por unas nalgadas para ponerla bajo control inundan mi mente.
»Dime que lo sientes y que no lo volverás a hacer, corderito.
—Lo siento, Papi —dice descaradamente, y todo mi cuerpo se
congela. Algo pasa entre nosotros. Algo nuevo y primitivo y correcto. Ella
se lame los labios. Joder, esa palabra me mata. No sé por qué, pero
cuando sale de su boca me hace algo. Algo crudo.
Llego a la hebilla de mi cinturón y la suelto, y luego voy al botón de mis
jeans para liberarme.
Envuelvo una mano alrededor de mi polla y la acaricio. Los ojos de
Dolly van allí, y se lame sus regordetes labios. Semen gotea de la
cabeza de mi polla, lista para derramarse en cualquier momento. No
tomará mucho. Nunca lo hace con ella.
—Quieres la polla de Papi, ¿no? —No es una pregunta. Ella menea
sus caderas, y miro la humedad que cubre su coño. Se muere de ganas.
Se siente tan necesitada como yo.
Froto la punta de mi polla dolorida a lo largo de su hendidura,
golpeando su clítoris y haciéndola sacudirse. Un doloroso suspiro escapa
de su boca, y yo gruño con ella.
—Por favor, sí, lo quiero —suplica.
—Creo que necesito marcarte. Si vas a correr por ahí en faldas cortas,
creo que es mejor que lo hagas cubierta de la corrida de Papi. Así todos
sabrán que perteneces a alguien. Que tu coño no necesita atención
porque ya la recibe en casa.
—Por favor, sí, sí, lo necesito —suplica desesperadamente, un suave,
dulce gemido en su voz.
Con una sola mano, abro sus labios un poco mientras deslizo la
cabeza de mi polla a través de sus pliegues húmedos, golpeando su
clítoris, y ambos gemimos.
—Ruégame. —Gruño, necesitando oír que me quiere más de lo que
necesito mi próximo aliento. Nunca he sido necesitado en mi vida por
alguien, y conseguir eso de Dolly es como volver a casa.
—¡Por favor, Papi, hazme correr! —grita, ya cayendo sobre el borde.
Me lleva con ella mientras semen se derrama de mi polla y aterriza sobre
su coño virgen. Lo froto en su piel, cubriéndola y asegurándome de que
cada centímetro de su coño está cubierto con su hombre.
Satisfacción como nunca he sentido me llena. Si pensaba que me
había ido antes, no tenía ni puta idea cuan ido por ella realmente me
encontraba.
10

Siento el hormigueo de las olas de placer fluir a través de mí, y es


diferente a cualquier orgasmo que he tenido. Todos palidecen en
comparación con lo que acabo de experimentar, y llamar a este un
orgasmo es realmente un eufemismo. Era más como un volcán en
erupción, pero por la sensación de la humedad caliente entre mis
piernas, Brandon fue el que hizo la erupción.
—Guau. —Respiro, abriendo los ojos para mirarlo.
Él se inclina, presionando sus labios contra los míos, y su lengua
empuja dentro. Exige que me entregue a él, y de ninguna manera en el
infierno lo detendría. No ahora. Finalmente he conseguido todo lo que
siempre he querido de él, y todo está pasando tan rápido.
Jadeo ante su sabor, pasando mis dedos por su enmarañado cabello
rubio. Él descansa su peso sobre mí, y la sensación de eso me enciende.
Su polla está dura entre nosotros, presionándose en mis pliegues y
buscando entrada. Extiendo mis piernas más anchas mientras la cabeza
de ella me penetra, y me estremezco un poco cuando llega a mi
virginidad.
Él me siente tensa y rompe el beso para mirarme.
—Te he amado durante mucho tiempo, Dolly. Pero incluso antes de
conocerte, creo que te esperaba.
—Yo también, Papi —digo, con las mejillas encendidas por el
rubor. Me encanta llamarlo así mientras estamos así. Es tan íntimo y
real.
—Nunca estuve así con nadie antes, y sé que tú tampoco, así que no
voy a usar nada para separarnos. Eres mía, y yo me encargaré de ti.
Para siempre. —Asiente al anillo en mi dedo y luego toma mi mano y la
besa—. No hay manera de escapar de mí ahora.
La mirada en sus ojos es oscura, y mi cuerpo responde a ello
levantando mis caderas e invitándolo a tomarme más profundo. Quiero
ser toda su obsesión. Quiero ser lo único en lo que piensa, noche y día.
Quiero cada gramo de su atención, y no quiero que sus manos jamás
dejen mi cuerpo.
Toma mis muñecas y los fija por encima de mi cabeza. Mi respiración
se alza. Su posesión aumenta mi excitación y aprieto los tobillos
alrededor de su cintura.
—¿Te has estado guardando para mí todos estos años? ¿Es por eso
que todavía eres virgen? —pregunto, levantando una ceja hacia él. El
hecho de que haya aceptado ser suya no significa que no pueda tirar un
poco de descaro hacia él. Además, le encanta. No puedo creer que
nunca haya estado con una mujer, pero una pequeña parte dentro de mí
se revuelca en ello. Soy tan egoísta cuando se trata de él, así que me
encanta que sólo ha hecho esto conmigo.
—He estado esperando que seas legal —dice, inclinándose y
mordiendo mi pezón.
Grito de placer cuando el pequeño mordisco envía hormigueos todo el
camino a mi clítoris. La vena pesada de su polla se frota a lo largo de mi
grieta húmeda, y gimo de deseo.
—Llegas tarde. —Jadeo, tratando de recuperar el aliento y orientarme.
Mi cabeza está por todas partes, perdida en una niebla de pasión y
lujuria.
—Supongo que necesito compensar el tiempo perdido, entonces.
Termina su frase empujando completamente en mí, y siento una pizca
de dolor. Pero tan pronto como llega, pasa, principalmente debido a su
boca en mis pechos. Los tiene presionados juntos mientras lame mis dos
pezones a la vez, y es tan jodidamente caliente que no puedo pensar en
la pequeña cantidad de malestar entre mis piernas.
»Joder, no puedo contenerme —dice, retirándose y empujando de
nuevo.
Es duro y sexy, y no puedo moverme debajo de él. Su peso me sujeta
mientras sus manos me sostienen las muñecas por encima de la cabeza.
Esto es algo que no esperaba, pero la sensación de estar
verdaderamente poseída por él es suficiente para que mis deseos se
disparen.
—Papi, por favor —suplico, tan cerca del borde que puedo probarlo.
Su boca cae sobre la mía en un duro beso que lo tiene robándome el
aliento. Toma mi labio inferior en su boca y muerde un poco en él, y me
estremezco ante la sensación. No está teniendo cuidado conmigo y
tratándome como una flor delicada. Me jode como si le perteneciera, y
me corro con ello.
»Más —digo, y sus manos se aprietan con más fuerza a medida que
sus empujones empiezan a hacerse más fuertes.
Su cuerpo caliente roza contra el brillo de sudor en el mío, y es
resbaladizo contra mí. El sonido de nuestro sexo es sucio, y me siento
como un animal con él. Nunca he sido tan libre en mi vida, y cuando mi
orgasmo se acerca, las lágrimas se acumulan en mis ojos.
Ha roto todas las defensas que he puesto, cada falsa sonrisa que he
usado para esconder el dolor del rechazo. Brandon ha tirado al piso
todas mis excusas y hecho este momento tan real y poderoso que no
tengo más remedio que ceder a su cuerpo y exponer ante él lo que
exige.
Mi cuerpo se siente como que se rompe en la mitad mientras llego al
clímax. Grito el nombre de Brandon, y las lágrimas caen mientras me
corro más duro y más profundo de lo que he hecho alguna vez en mi
vida. Lo siento todavía encima de mí cuando la calidez inunda mi vientre
y encuentra su propio placer dentro de mi cuerpo.
Antes de darme cuenta de lo que sucede, sus labios están en mi
mejilla, besando las lágrimas, y dándome palabras suaves y
tranquilizadoras. Nos ha movido de modo que me sostiene en sus brazos
en su lado, y estoy enterrada en su pecho.
—Está bien, corderito. Estoy aquí. —Me acaricia el cabello y me besa
la frente mientras suelto los sollozos que repentinamente brotan dentro
de mí—. Shhh. Te tengo.
Siempre he sido la chica más ruidosa de la habitación, el centro de
atención, y con la que todos se ríen. Nunca he sido la chica que los
chicos tomaran en serio. Siempre era sólo su amiga, incluso si
secretamente querían más. Nunca me sentí como si realmente estuviera
destinada a alguien hasta que Brandon llegó. Y aunque me
mantuvo a distancia, comprendí por qué. Él no me rechazaba, me
dejaba crecer y convertirme en quien soy ahora. Daba la impresión de
ser confiada y audaz en el exterior, pero realmente en el fondo tengo mis
inseguridades y timidez al igual que todas las otras chicas. Creciendo en
el lado más pesado, odiaba la forma en que lucía. Se sentía como que
las pequeñas chicas lindas siempre obtenían a los chicos. Y como
Brandon parecía saber, yo crecí fuera de eso. Aprendí a abrazar mi
cuerpo, y amar mis curvas, pero a veces la chica gordita dentro de mí
todavía se encuentra allí. Pensé que la mejor manera de ocultar mi
miedo era siendo demasiado confiada, fuerte, y siempre haciendo
bromas, y quedarme así. Sin embargo, toda la preocupación estaba en
mi cabeza, porque en realidad, él se enamoraba de cada pedacito de mí.
Lo bueno, lo malo y lo ruidoso. ¿Y eso no es todo lo que quiere una
chica? Ser amada por su hombre tan ferozmente como ella lo ama.
Es como si Brandon entendiera todo esto y me dejara tener mi
momento emocional. Las lágrimas no son lágrimas de tristeza, sino de
alegría. Porque todas mis inseguridades están desnudas ante él, y él me
ama a causa de ellas, no a pesar de ellas.
—Recuerdo la primera vez que te vi —dice, frotando cálidos círculos
en mi espalda—. Jugamos a la casita en el granero ese día con el
pequeño cordero, y recuerdo haber pensado que tenías la risa más
hermosa que jamás escuché. Lo hiciste con todo tu corazón, y lo único
que quería hacer era escucharlo por el resto de mi vida.
Las lágrimas se han detenido, y sonrío contra su pecho, amando esta
confesión.
»Me hiciste un anillo ese día. ¿Te acuerdas? —pregunta.
Asiento y suelto una risita. Tomé un pedazo de heno de uno de los
fardos de heno y lo até alrededor de su dedo. Le dije que si él era mi
esposo, quería que la gente lo supiera.
Mete la mano en su bolsillo trasero y de repente me sorprende que
todavía tenga los jeans puestos. Supongo que no necesitaba patearlos
todo el camino para hacer lo que hicimos antes. El pensamiento me hace
sonrojar, aunque no sé por qué.
Miro por el rabillo de mi ojo mientras saca un pedacito de heno y lo
coloca en mi mano izquierda, donde una banda de bodas iría.
—Eso no puede ser —digo en shock mientras me siento. Pero
mirándolo, veo que es el mismo.
—Me casé contigo en mi corazón ese día. Sólo tenía un poco de
espera para hacer. No estaba seguro de que saldría bien, creo que sobre
todo porque tenía miedo de esperarlo. —Pasa los dedos por mi cabello y
se inclina hacia mí, besando mis labios suavemente—. Eres tan
jodidamente perfecta, Dolly. Y voy a pasar el resto de mi vida siendo el
hombre que te mereces.
11

Es la primera luz de la mañana y ya he hecho el amor con Dolly dos


veces. Supongo que nunca realmente paramos desde anoche, así que
no estoy seguro si está incluido en el total de la última noche.
—Déjame prepararte el desayuno —digo apretando su culo y
levantándome de la cama.
Ella salta conmigo. Ambos somos madrugadores, no importa
cuán poco sueño conseguimos realmente.
—¿Vas a prepararme el desayuno? Estoy escéptica, por decir
lo menos. —Me guiña y se pone unos jeans y una camiseta. Sigo el
ejemplo, sabiendo que hay trabajo por hacer en su granja hoy, y planeo
ver lo que es.
—Oh, no dirás nada cuando tu boca esté envuelta alrededor de mi
galleta.
Se acerca y pasa su mano por mi pecho y luego ahueca la parte
delantera de mis jeans. Inclinándose cerca, me mira a través de sus
pestañas mientras mi polla se endurece bajo su toque.
—¿Así es como llamaremos a esta bestia? ¿Galleta? Porque, para ser
honesta, futuro esposo, soy una especie de fan de Goliat.
Me besa en la barbilla antes de sacudir su lindo culo fuera del
dormitorio y dejarme riendo. Maldita sea, amo la tenacidad que tiene esa
mujer. Tirando de mi camisa, salgo a la cocina y ya me ha servido una
taza de café.
Me siento en el taburete y la tiro en mi regazo, besando su cuello. —
Esto es el cielo —digo, sosteniéndola hacia mí. Me tomo unos momentos
sólo para disfrutarla antes de tomar un sorbo de mi café. Tiene un poco
de azúcar y mucha crema. Exactamente como me gusta. La beso en los
labios. Sabe como un cálido día de primavera, y todo lo que quiero hacer
es arrastrarla de regreso a la habitación.
—Ojalá pudiera haberme quedado en la cama un poco más —dice
mientras la siento en el taburete, y luego voy a buscar cosas para el
desayuno en los armarios.
Sé que Dolly tiene todo lo que necesito aquí porque a mi mujer le
encanta cocinar. Pero es mi turno de cuidar de ella en lugar de que ella
siempre sea la persona que lo haga.
—¿Qué pasa? —pregunto mientras mezclo la masa.
—Necesito un nuevo capataz. Mark tiene una emergencia familiar y
necesita regresar a casa. Dijo que me daría una semana, pero quiero ser
capaz de cubrirlo antes, así no necesita preocuparse por quedarse.
Necesita ir con su familia.
Sus palabras tocan mi corazón, y es sólo otra razón por la que amo
tanto a Dolly. Siempre piensa en los demás antes de pensar en sí
misma.
—Bueno, de la forma en que lo veo, acabas de conseguir uno cuando
te puse ese anillo en el dedo.
Baja la mirada, como si de alguna manera olvidara que lo tiene allí, y
sonríe.
—¿Cuándo conseguiste esto? ¿Cómo solo sacaste esto de la nada
anoche?
Pongo las galletas en el horno y comienzo con el tocino. Ella
se acerca y envuelve sus brazos alrededor de mí desde atrás mientras
cocino.
—Corderito, he tenido ese anillo desde tu décimo octavo cumpleaños.
—¿Qué? —medio grita, y me vuelvo y sonrío—. ¿Has tenido mi anillo
contigo dos malditos años y no te me propusiste?
Inclino su barbilla y coloco un suave beso en sus labios. —Está ahí
ahora y nunca saldrá. Ahora de vuelta al trabajo. No sé mucho sobre
granjas lecheras, pero planeo estar aquí por el resto de mi vida, así que
tengo tiempo para aprender. ¿Vas a dejarme seguir tu lindo culo y
mostrarme, o tengo que conseguir a alguien más para que lo haga?
Pensar en pasar mis días y noches con Dolly a mi lado me calienta
desde adentro hacia afuera. La agarro por las caderas, levantándola
sobre el mostrador y moviéndome entre sus piernas.
—Creo que me gusta el sonido de ti mirando mi culo todo el día
— dice, presionando sus tetas contra mi pecho.
—Me gusta el sonido de eso, también. Te amo, Dolly, y quiero cuidarte
de cualquier manera que pueda. Tengo suficiente dinero que si nunca
quieres trabajar de nuevo, no tienes que hacerlo. Y si quieres manejar la
granja, entonces lo haremos juntos. Mientras estés a mi lado, tu deseo
es mi orden.
Me sonríe dulcemente y asiente. —Creo que puedo manejar
eso.Estaré feliz mientras estés conmigo, Papi.
La palabra envía mi polla a sobremarcha y quiero follarla tan mal que
duele. Saco el tocino de la sartén y apago la estufa. Luego saco las
galletas y las pongo en el mostrador. Luego me vuelvo hacia Dolly, la
agarro por la cintura y la saco del mostrador.
Me da una mirada interrogante mientras la llevo a la sala de estar y al
lado del sofá. Antes de que pueda abrir la boca para decir algo, la
empujo por el brazo y empiezo a tirar de sus jeans hacia abajo.
—Brandon, ¿qué haces? —Su voz es una mezcla de diversión y deseo
mientras empujo sus jeans hasta sus rodillas, y luego voy a la mía,
deshaciéndome del cinturón y la cremallera.
—Vas a tener que aprender a controlarte cuando me llames así,
corderito. Tú, llamándome Papi, me hace necesitar entrar en ti y
correrme.
Gime, tratando de extender sus piernas, pero sus rodillas están atadas
juntas con la mezclilla.
»Solo inclínate y tómalo como una buena chica —digo antes de meter
mis dedos en su humedad y llevarlos a mi boca, chupándolos.
Quiero el sabor de su coño en mi lengua mientras la follo, así que
no pierdo el tiempo y empujo todo el camino dentro. Ambos
respondemos, ella con un gemido, yo con un gruñido, cuando comienzo
a trabajar mi polla dentro y fuera de su canal apretado. Es casi imposible
llegar a esto, pero está tan húmeda que me deslizo dentro y fuera sin
vacilar.
—Sigues con esto y te llamaré Papi cada vez que pueda —dice en
el cojín.
Le doy una bofetada en el culo una vez, y la siento apretarse a
mi alrededor. —Eso es todo, Dolly. No te contengas.
Se pone de puntillas y levanta su culo lo más posible para poder tener
acceso completo a ella. Humedezco mi pulgar y lo presiono contra su
apretado capullo, sin entrar en ella, pero solo dándole un poco de
presión.
—Mierda. ¡Brandon! —grita, y siento su orgasmo llevarla por el borde.
La estimulación añadida era exactamente lo que necesitaba para un
clímax caliente y rápido. Me vacío en ella, incapaz de contenerme. Es
demasiado apretada y demasiado dulce para detenerme.
Inclinándome, le beso el cuello y los hombros mientras ambos
recuperamos el aliento. Fue rápido, pero fue demoledor, y quiero llevarla
de vuelta a la cama. Pero en su lugar, la ayudo a ponerse sus jeans de
nuevo y la llevo de vuelta a la cocina y me siento con ella en mi regazo.
—Ahora, ¿quieres probar mi galleta? —digo, guiñándole.
Epílogo

Cinco meses después...

— ¿Dónde está Dolly? —pregunto a Louis, pero simplemente se


encoge de hombros.
Salgo del granero, mirando alrededor para ver si puedo encontrarla.
Veo el camión de comida al otro lado del prado y me imagino que salió
para encontrar al chofer de entregas, Rex.
Me subo a mi caballo, tiro de mi mano, y troto a donde está
el camión, en busca de ella. Cuando la veo por el corral de
alimentación, sonrío. Pero eso se convierte en una mueca cuando veo a
un chico joven sin camisa acercarse a ella.
Golpeo mis talones contra mi caballo y acelero. Necesito revisar esta
mierda, porque definitivamente no es Rex, de ciento-ochenta-kilos, que
suele entregar la comida de las vacas.
Cuando me acerco a ellos, puedo ver que Dolly no le presta atención.
Ella está viendo una de las vacas alimentar a su bebé, sonriendo
dulcemente. El tipo se halla descargando fardos de la parte trasera de su
camión, pero lo veo mirar a Dolly de arriba abajo cada vez que se acerca
a ella.
—¿Puedo ayudarte? —ladro, lo suficientemente fuerte como para
hacer que Dolly y el ternero salten. La vaca me mira y juro que rueda sus
ojos antes de volver a su comida.
—Brandon, éste es Carl. Reemplaza a Rex mientras está de
vacaciones.
Desmonto y camino hacia ella, parándome entre Carl y mi mujer. Él es
joven, pero no me gusta nadie dándole un vistazo a Dolly, especialmente
uno sin camisa. Me mira con una expresión amable, pero lo fulmino con
la mirada. Su sonrisa cae, y da un paso atrás. Bien.
Dolly lleva cinco meses con mi niña, y los hombres todavía la miran
como si fuera la cosa más hermosa que hayan visto. Probablemente
porque lo es. Y el embarazo sólo realza eso.
—Esa es mi esposa a la que miras —digo bruscamente, y juro que
escucho a Dolly reír detrás de mí.
—Sí, señor —dice, y veo que es cauteloso. Debería serlo.
—Mantén tus ojos en tu cara y has tu trabajo.
—Eso ni siquiera tiene sentido —susurra Dolly detrás de mí.
—Pon tu culo en el todoterreno —le ladro, y ella rueda los ojos pero
hace lo que digo—. Ahora, puedes descargar esto y llevar mi caballo de
nuevo al granero. La próxima vez que vengas a nuestra tierra, mantén tu
maldita camisa y muestra algo de respeto.
—Sí, señor —dice rápidamente, y alivia algo de mi ira. Algo.
Subo al todoterreno con Dolly y arranco hacia la casa. Cuando
llegamos allí, la tomo por la muñeca y la arrastro dentro. Tengo una
ardiente necesidad de reclamar a mi mujer, y no puedo esperar otro
maldito segundo.
—En serio, Papito, estás alterado por nada. Probablemente sólo
tiene dieciséis años.
La llevo al dormitorio, agarrando una almohada y tirándola al suelo.
—Me gustaría recordarte lo que pensabas de mí a los dieciséis —digo,
mirándola fijamente. Un rubor golpea sus mejillas, y yo asiento—. Eso es
lo que pensé. Ahora ponte de rodillas.
Vacila un segundo, y sostengo sus manos mientras se baja al suelo.
Cuando se pone en posición, llega hasta el borde de su vestido de
verano y lo saca en un movimiento fluido. Luego se quita el sujetador,
dejándola sólo con un par de bragas de algodón rosa.
Tiro su cabello rojo de su cola de caballo y lo veo caer alrededor de
sus hombros. Ella lame sus labios regordetes, y mi polla está enojada de
necesidad. Extendiendo la mano, desabrocho mis jeans y saco mi dura
longitud. Sus ojos se dilatan de deseo, y lo acaricio un par de veces justo
delante de su rostro.
»Quiero que chupes mi polla tan bien que vea esos hoyuelos que amo.
Entonces quiero que te inclines para poder comer tu coño y follarte por
detrás. Tengo ganas de marcar mi territorio.
—Sí, Papi —susurra y se lame los labios de nuevo.
Se extiende, apartando mi mano, y luego toma tanto de mi polla como
puede. La sensación de su cálida boca y lengua alrededor de mi eje me
tiene cerrando mis ojos por un segundo para intentar controlarme.
Cuando los abro de nuevo, veo que tiene las mejillas hundidas y esos
malditos hoyuelos aparecen.
Quiero verla hacerlo por siempre, pero en realidad sólo puedo soportar
unos treinta segundos antes de halarla y ponerme detrás de ella para
poder saborear su coño.
»Maldita sea —sisea cuando la saco de su boca. Pero sus protestas
terminan cuando tiro sus bragas a un lado y cubro su coño con mi boca
—. Oh, sí, Papi. Eso es.
Nunca me cansaré de oírla llamarme así, y la hago repetirlo una y otra
vez mientras la como a un orgasmo.
Cuando ha terminado de darme el último de sus temblores en mi
lengua, me siento y presiono mi polla a su abertura. Empujo a casa en
un golpe largo y resbaladizo, sintiendo su increíblemente ajustado coño
apretarme.
»¿Nunca te haces más pequeño? —Jadea y empuja contra mí.
Su exuberante culo llena mis dos manos, y la agarro con fuerza
mientras la reboto contra mi polla. —Si no estuvieras tan jodidamente
apretada, no tendría que presionar mi camino dentro —digo, inclinándome
sobre su espalda y besándola en el hombro.
—Te amo —dice, y siento mi bestia calmarse.
—Jodidamente tienes toda la razón —digo y le doy un
pequeño mordisco en el hombro. Traigo mi mano a su coño y froto
su clítoris. Comienza a apretarme, y siento que su clímax viene—. Yo
también te amo, Dolly.
»Me corro. —Las palabras están fuera de mi boca, y la siento caer
conmigo. El cálido calor de nuestra pasión nos rodea, y sostengo su
cuerpo mientras tratamos de recuperar el aliento. Cada vez es como la
primera vez con ella, y no creo que alguna vez me vaya a saciar.
—Llévame a la cama, Papi.
Eso es todo lo que necesito oír antes de que la acune en mis brazos y
bese sus suaves labios. —Tu deseo es mi orden, corderito.
—Entonces, ¿por qué no azotas mi culo y me das un pastelito? —dice,
su descaro levantándose.
—Suena como nuestra noche regular del martes. Estoy dentro. —Le
guiño y luego hago exactamente lo que dice.
Epílogo

Unos años después...

— ¿Te sientes bien? —pregunta Brandon, besando mi cuello. Inclino mi


cabeza, dejándolo tener más de mí. Entierra su rostro en mi cabello por
un momento, respirando hondo.
—Estoy perfecta.
Hace un ruido como si no me creyera antes de voltearme y recogerme.
Me coloca en el mostrador de la cocina y sus manos van directamente a
mis pies. Ahí es cuando sé que estoy arruinada.
—Te quitaste tus botas.
—Tenía calor —contesto.
—Están hinchados —dispara de vuelta.
Lo están, pero no puedo parar. No hasta que haya terminado de
preparar las cosas. Quiero que todo sea perfecto para el segundo
cumpleaños de nuestra niña. Puede que esté exagerando, pero voy a
meter tanta feminidad posible. Porque sé que estos días están contados.
—Ya casi termino —le digo, mirando alrededor toda la comida que he
estado haciendo hoy. Era lo último que me quedaba por hacer. Incluso
hice el pastel yo misma. Me quedé hasta tarde haciéndolo, y se parece
más a un pastel de bodas rosa que de un cumpleaños. Pero en lugar de
haber un novio y una novia en la parte superior, hay un gigante número
dos.
—Nunca acabarás, corderito. Te conozco. Vas a ir hasta que te caigas,
y eso no sucederá. No cuando estás a punto de estallar. Vas a terminar
dando a luz a nuestros muchachos un mes antes a este ritmo. —La mano
que masajea mis pies va a mi vientre muy hinchado.
Tenemos suerte de que tengo caderas para parir niños o estos
gemelos, que parecen estar dirigiéndose al tamaño de su padre, nunca
saldrían de mí.
»No sé por qué te alteras tanto. Sabes que todos traerán comida. Hay
más que suficiente, y ya tengo todo el patio trasero decorado. Parece una
explosión rosada ahí. Incluso he alimentado a tus vacas de jarabe de
fresa esta mañana para que toda su leche salga rosa justo para la
ocasión.
Bufo con su broma.
»Este va a ser el cumpleaños de barbacoa más rosado que Texas
haya visto jamás —dice Brandon, haciéndome sonreír.
—¡Mamá, todo el mundo está aquí! —Escucho a Savannah chillar
desde la otra habitación. Brandon y yo nos reímos de su entusiasmo.
Ella ha estado rebotando en las paredes esperando a que sus primos
lleguen aquí, como si no los viera todos los días. Esos chicos son como
uña y carne.
—Creo que ella es incluso más ruidosa que yo —susurro.
—¿Crees?
—Silencio, Papito —digo juguetonamente, golpeando su pecho.
Todos entran en la casa y, como dijo Brandon, tienen montones
de platos con ellos. A todas las mujeres les encanta cocinar, y la mayoría
de los eventos familiares tienen lugar en nuestra casa. Realmente se ha
convertido en el centro de la familia, el lugar donde todo el mundo siempre
termina.
Los más pequeñitos entran disparados a la casa y salen directo a la
puerta trasera. Brandon toma un plato de mis manos y me sigue fuera.
Lo coloca en una de las mesas de picnic que ya está cubierta de comida.
—Ve a sentarte —me dice Brandon. Empiezo a protestar, pero me
nivela con una mirada fija.
—No tiene mucho poder cuando sé que no me azotarás —me burlo de
él.
—Corderito, tengo otras maneras de castigarte —susurra en mi oído.
Me agarra de la mano y me lleva a una silla. Se sienta y me lleva a su
regazo con él. Sabe que no me quedaré de pie si quiere que me siente
con él. Me relajo en su gran cuerpo caliente, viendo a todos los
pequeños corriendo. Este es el tercer cumpleaños de un niño de nuestra
gigantesca familia en las últimas seis semanas, con todos nosotros
teniendo niños todo el tiempo ahora. Es interminable y me encanta. Me
encanta cada jodido momento de ello.
—Dios, te pareces a mamá así. Recuerdo cuando estaba embarazada
de ti. Les juro que podrían ser gemelos —dice Ty, sentándose a mi lado.
Él tira a su esposa MJ en su regazo, apoyando su mano en su pequeña
protuberancia como Brandon tiene la suya en la mía.
—Ella habría amado esto. —Lo miro. Mis ojos lagrimeando, no porque
me sienta triste, sino porque estoy feliz. Todos lo somos. Esto era todo lo
que mamá siempre quiso. Que la familia fuera cercana y feliz. Sabía que
era su último deseo cuando leímos su testamento después de que
muriera. Habían dividido la tierra, pero se aseguraron de que todos nos
mantendríamos unidos. Ella consiguió lo que quería, y yo he pasado mi
vida hasta ahora asegurándome de que eso sucediera, también.
Asegurándome de que todos nos mantengamos cerca. Asegurándome
que todos mis hermanos siempre tuvieran lo que necesitaban hasta que
encontraron a sus esposas.
Apoyo mi mano sobre la de Brandon.
—Creo que estos bebés podrían ser mis últimos —digo mirando mi
vientre.
—Nah. Seguiremos pariéndolos, ni siquiera necesitaremos granjeros
ya. Sólo tendremos nuestros propios pequeños equipos —dice Ty.
Brandon se ríe antes de añadir su propio granito de arena. —Estoy
bien con tres, pero ella dijo lo mismo la última vez. Espera a que estos
muchachos comiencen a gatear y va a querer otro.
Pienso en nuestros gemelos gateando por todos lados y siento que
mi cara cae. No me gusta esa idea.
Brandon se ríe aún más fuerte. —¿Ves? Está embarazada y ya piensa
en otro bebé.
—Lo que sea —murmuro porque sé que tiene razón.
—No hace falta hacer pucheros. Puedes tener tantos bebés como
quieras, corderito.
—Bueno, definitivamente he terminado —dice MJ, y Ty sacude su
cabeza detrás de ella. Tengo que esconder mi risita.
—Yo nunca terminaré —dice la esposa de Trace, Addison, con una
sonrisa gigantesca en su rostro. Le creo. Apenas supera la marca de
seis semanas de visto bueno de un bebé y Trace tiene otro en ella. Creo
que todos estos hombres tienen fetiches de embarazo o algo así.
—Creo que estoy bien por un tiempo —dice la esposa de Blake,
Luciana, sosteniendo un bebé en sus brazos.
Sonrío, descansando mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos por un
segundo. Me siento contenta, disfrutando de los sonidos de nuestra
familia hablando y jugando, y sentir la felicidad que nos rodea.
No creo que pudiera pedir algo más que esto, y sé que Brandon tiene
razón. Esta fiesta de cumpleaños es perfecta porque tiene todo lo que
alguien podría necesitar. Amor.
Sobre la Autora

Alexa Riley son dos amigas atrevidas que se juntaron y escribieron


algunos libros sucios. Ambas son madres casadas que aman el fútbol,
donas y tienen una obsesión por los héroes de los libros.
Se especializan en historias de amor insta- love, exageradas, dulces y
cursis que no toman todo el año para leer. Si quieres algo SEGURO,
corto, y siempre con un felices para siempre, entonces, ¡Alexa Riley es
para ti!
Traducido, Corregido y Diseñado
por...

http://www.paradisebooks.org/

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