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Hoy en día poner en marcha el motor de un vehículo es tan sencillo como girar la llave
de contacto o pulsar un botón de encendido. A lo sumo, pisar de manera simultánea uno de
los pedales que nos indique la pantalla digital situada en el cuadro de mandos.
Pero ello es posible gracias al inmenso avance que la tecnología ha realizado en el último
siglo, especialmente en todo lo relacionado con los motores de combustión. Así, lo que en
la actualidad es una sencilla operación, hace poco más de un siglo suponía esfuerzo y maña.
Hasta 1911, los vehículos debían arrancarse mediante el giro de una palanca que a su
vez hacía rotar el cigüeñal. Sin embargo, en esa fecha General Motors patentó un sistema
de encendido del motor automatizado para el Cadillac Touring Edition, que poco después la
filial Delco comenzó a producir en serie por orden de la propia Cadillac.
A su vez, el motor de arranque está formado por siete piezas principales que permiten
transformar la energía eléctrica de la batería en cinética, es decir, en movimiento. El
principio bajo el que se rige este motor eléctrico es el de inducción: la corriente eléctrica
necesaria para producir torsión se genera por inducción electromagnética del campo
magnético.
También debemos tener en cuenta que las escobillas son los elementos de mayor desgaste, por
lo que suele ser necesario sustituirlas a partir de los 150.000 km aproximadamente. Otra opción es
la acumulación de suciedad en el rotor, impidiendo que este gire a un mínimo de 400 rpm.
Finalmente, si la corona se ha desgastado, no podrá engranarse con el volante motor y el giro del
cigüeñal no se producirá.
El motor de arranque consiste básicamente en ser un motor eléctrico auxiliar alimentado por
corriente continua con imanes de tamaño reducido, empleado para facilitar el encendido del
motor de combustión interna, es decir, facilita las explosiones de la cámara de combustión en el
interior de los cilindros. Por otro lado es importante recalcar que el motor de arranque es puesto
en funcionamiento gracias a la batería del auto, ya que esta le genera la corriente eléctrica
necesaria para que este produzca a su vez energía mecánica que transmite al motor haciéndolo
poner en marcha.