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adoptando la misma actitud que tuvo él y estén listos para sufrir también. Pues,
si han sufrido físicamente por Cristo, han terminado con el pecado. 2 No [a]
pasarán el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarán
ansiosos de hacer la voluntad de Dios.
Aca podemos ver que no se nos dice que no sufriremos, sino que sufriremos
igualmente, pero con una actitud que surge de una mentalidad renovada.
Cristo murió y en su muerte terminó con el pecado, y todo creyente que esté unido a
Cristo va a sufrir y en su sufrimiento ha roto con el pecado. Cuando nuestra manera
de pensar es esta, cuando buscamos vivir como Cristo y no nos importa lo que
tengamos que pasar en nuestra vida sino que sólo nos importa agradar a Dios,
entonces rompimos con el pecado, porque Cristo está viviendo en nosotros. Esto no
significa que no vamos a pecar más, pero sí que el pecado no nos domina más; que ya
no somos más esclavos del pecado. Además, cuanto más sufrimos por causa de ser
cristianos, el pecado pierde cada vez más su atractivo. En nuestra guerra como hijos
de Dios, ¿qué es lo peor que el mundo puede hacernos? ¿O qué era lo peor que podía
pasar a esta gente? ¡Que los maten! Pero si morían, lo único que iban a lograr era dejar
de pecar definitivamente, porque una vez muertos ya no podemos pecar más, sino
que estaremos en el cielo. Entonces armémonos con este pensamiento, para poder
decirle no al pecado y poder resistirlo, cosa que cuando no éramos hijo de Dios no
podíamos hacer. Con esto no quiero decir que el sufrimiento es lindo; no conozco a
nadie que esté con una sonrisa de oreja a oreja por sufrir. Tampoco digo que
llamemos al sufrimiento. Pero, si preparémonos.
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En el pasado, han tenido más que suficiente de las cosas perversas que les
gusta hacer a los que no tienen a Dios: inmoralidad y pasiones sexuales,
parrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoración a ídolos.
El tiempo de vivir como el mundo quiere se terminó. Uno puede decir «bueno, quiero
disfrutar más de este mundo y después, sí, seguir de lleno a Dios». Pedro les decía
¡Basta ya! Y uno puede decir, “yo no hice nada tan grave como lo que dice la carta”,
cosas que hacían antiguamente los lectores de esa carta. Sin embargo, es la misma
aplicación: ¡Basta! Sin importar si creíste que no fuiste «tan malo», que no mataste a
nadie, que no hiciste nada tan «grave» ¡Basta ya! No importa cuánto pudimos haber
pecado, ya sea mucho o ya sea muy poco, cualquier cantidad de pecado es suficiente.
Por eso armémonos con este pensamiento: Si tenemos que sufrir, suframos, pero
dejemos de lado el pecado. Y al mundo le va a parecer locura que no queramos vivir
así (1 Pedro 4:4, 2 Timoteo 3:12) Baste ya. Y aunque por este mismo motivo nos van a
maltratar y vamos a tener que sufrir, sobre todo cuando tengamos que predicar el
evangelio y denunciar el pecado, el v5 nos dice:
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No es de extrañarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que
ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos
hacen. Por eso los calumnian,
pero recuerden que ellos tendrán que enfrentarse con Dios, quien está listo
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Otro motivo para armarnos de este pensamiento, para vivir en santidad en esta vida y
dejar de pecar. Tarde o temprano todos vamos a morir; eso es una realidad. ¿Dónde
queremos estar el día en que no estemos más en esta tierra? No miremos con agrado
el pecado ni queramos vivir como los que nos maltratan porque «parece irles bien»,
pero sabemos cuál es su fin. Uno no tiene que desear que los que nos maltraten por
no vivir en pecado sean condenados al infierno; al contrario. Tenemos que predicarles
para que sean salvos. Pero es una realidad que, si no somos hijos de Dios, ese es
nuestro fin. No vamos a ir al cielo si no nacimos de nuevo. Recordemos esta es una
guerra y tenemos que prepararnos; dejar todo lo que no nos sirve atrás y armarnos
para poder pelear.
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Por esta razón, la Buena Noticia fue predicada a los que ahora están muertos;
aunque fueron destinados a morir como toda la gente, ahora vivirán para
[b] [c]
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Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada
uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros. 11 ¿Has recibido
el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera
hablando por medio de ti. ¿Has recibido el don de ayudar a otros? Ayúdalos con
toda la fuerza y la energía que Dios te da. Así, cada cosa que hagan traerá gloria
a Dios por medio de Jesucristo. ¡A él sea toda la gloria y todo el poder por
siempre y para siempre! Amén.
Preparémonos. Recordemos que estamos en una guerra y para eso tenemos que
prepararnos adecuadamente para poder pelear. Dejemos atrás nuestra vida vieja y
vivamos como Cristo vivió.
A lo largo de la historia, cuando la iglesia se armó de esto, el resultado fue que el Reino
de Dios fuera expandido más y más.
Muchas entidades religiosas hoy en día empiezan con «Pare de Sufrir», «deje de vivir
derrotado», «todos sus problemas se van a solucionar». Y no estoy diciendo que
llamemos al sufrimiento, o que no pidamos a Dios en nuestros problemas, lo que sí
digo es que cuando nos preparamos para esto, vamos a vivir en santidad y ser
victoriosos en toda situación, y aun si nos tienen que matar por ser cristianos,
entonces nos encontraríamos en la gloria de Dios y no hay más pecado que
cometamos.
Pidamos a Dios todos los días que nos enseñe a tener esta manera de pensar, que nos
prepare, que nos arme para poder vivir como a él le agrada y aún en los momentos
más difíciles salir y predicar el evangelio.