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LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE

MARCOS 7:1-23
1 Los líderes religiosos enviaron investigadores desde su sede en Jerusalén para que
observaran a Jesús. No les gustó lo que encontraron, porque Jesús los increpó por
guardar la Ley para parecer santos y no para honrar a Dios. El profeta Isaías acusó de lo
mismo a los líderes religiosos de sus días (Isaías 29:13) Jesús usó las palabras de Isaías
para acusar a esos hombres.
3,4 Marcos explicó estos rituales porque escribía a personas que no eran judías. Antes
de cada comida, los judíos devotos llevaban a cabo una breve ceremonia, lavándose
manos y brazos de cierta manera. Para ellos eran símbolos de que estaban limpios de
cualquier contacto que pudieran haber tenido con alguna cosa considerada impura, Jesús
dijo que los fariseos estaban equivocados al pensar que serían aceptos a Dios solo
porque se lavaban por fuera.
Los judíos realizaban una rutina para lavarse las manos que implicaba varios pasos:
vertía agua en una jarra sobre ambas manos con los dedos señalando hacia arriba
(corriendo sobre la muñeca).
Se vertía agua otra vez con los dedos hacia abajo
Se frotaba cada mano con el puño de la otra mano
Cuando dice “todos los judíos” no es un término estricto sino que general. No todos los
judíos hacían esta práctica; lo que Marcos quiere decir es que no se trataba solo de los
escribas y fariseos sino que en general, los judíos practicaban el lavado de manos.
Vr. 4: “y volviendo de la plaza, si no se lavan no comen”
La “plaza” según el término original en griego quiere decir literalmente “mercado”, el cual
era el centro de reunión de mucha gente - el judío creía que en el mercado podía tocar a
cualquier gentil entonces debían someterse a un estricto ritual de lavamiento de manos.
(Estas ideas son probablemente costumbres adquiridas debido a las leyes respecto de la
inmundicia ceremonial como por ejemplo tocar a una mujer con flujo de sangre o
situaciones similares)
También tenían rituales respecto a lavamiento de utensilios como jarros, de beber y otros
de metal… era una serie de regulaciones que habían sido transmitidos en una
determinada época y fueron escritas en un documento llamado Mishná en el siglo II a.C.
La tradición había llegado a tal punto que algunos rabinos llegaron a enseñar que un
demonio llamado Shiba se sentaba sobre las manos de las personas mientras dormían,
entonces debían “retirar el demonio” para poder comer, sino se endemoniaban.
6,7 Hipocresía es pretender ser algo que no se es, sin tener intención de serlo. Jesús
llamó a los fariseos hipócritas porque adoraban a Dios no porque lo amaran, sino porque
les beneficiaba, los hacía parecer santos y fortalecía su posición social en la comunidad.
8,9 Los fariseos agregaron cientos de sus reglas y regulaciones insignificantes a las
santas leyes de Dios, y trataban de forzar a la gente a que las obedecieran. Decían que
conocían la voluntad de Dios para cada detalle de la vida.
Al final de todo no son las tradiciones en si, lo que está mal, existen muchas tradiciones
que probablemente eran buenas porque tenían como objetivo regular ciertas cosas — Por
ejemplo el libro de Corintios nos narra la costumbre que seguían al tomar la mesa del
Señor, se hacía con cierto orden, recordando ciertas palabras, esperando a los demás.
Recordemos que en la Biblia no hay lineamientos exactos para recibir la cena del Señor.
En palabras de Strauss:
Primero hay que hacer una clara distinción entre “tradición” y “tradicionalismo''. La tradición es
algo bueno y necesario en la vida. No tendríamos leyes que gobernaran nuestra sociedad si no
fuera por las tradiciones relacionadas con el orden y el gobierno. Somos particularmente duros
con los fariseos en lo que respecta a sus muchas tradiciones, pero su motivación era noble. La
ley del AT no podía cubrir todas las áreas de la vida, ni podía explicar las nuevas y cambiantes
circunstancias. Los líderes religiosos judíos por tanto buscaban “poner una valla en torno a la
Torá”, tanto para guardarla de violaciones como para definir sus limitaciones específicas.
Marcos 7:7–8 RVR60
7 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los
lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

El verdadero problema de las tradiciones es lo que dice el versículo 7 y 8, en primer lugar,


enseñan como doctrinas mandamientos de hombres. y “dejan el mandamiento de Dios” a eso se
le llama legalismo, cuando una costumbre se exalta al nivel de mandamiento de Dios.
10,11 Los fariseos usaban a Dios como excusa para no ayudar a sus familiares; sobre todo a sus
padres. ²Creían que era más importante dar dinero al templo que ayudar a los padres
necesitados, no obstante que la ley de Dios dice específicamente que debemos honrar a
nuestros padres (Éxodo 20.12) y cuidarlos en sus necesidades (Levítico 25.35-43) (para una
explicación del Corbán, Mateo 15.5-6). El corbán es una ofrenda designada especialmente para
Dios y que, por lo tanto, estaba prohibido utilizarla para otra cosa (Mar 7:11). Jesús se refirió a
algunos que de manera errónea y deliberada evitaban proveerles a sus padres el cuidado
necesario declarando que el dinero o los elementos que podían proporcionar para dicho
cuidado eran “corbán”. En consecuencia lo que comenzó como un acto religioso de ofrenda
finalmente se convirtió en una maldición cuando se les negaba los beneficios a los propios
padres.
18,19 Según interpretaban las leyes sobre la comida (Levítico 11), los judíos creían que podían
ser puros delante de Dios 0por lo que dejaban de comer. Pero Jesús dijo que el pecado
comienza por las actitudes y en las intenciones de la persona. No abrogó la ley, sino que
pavimentó el camino para el cambio acelerado en Hechos 10.9-29 cuando Dios quitó las
restricciones culturales respecto a la comida
20-23 Una mala acción comienza con un simple pensamiento. Por eso, Pablo aconseja en
Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensad.”
Podemos decir que es idolatría pretender que nuestra interpretación de la Palabra de Dios es
tan importante como la Palabra de Dios misma. Es sobre todo peligroso fijar parámetros no
bíblicos para que otros los cumplan. No nos engañemos a nosotros mismos y en nuestras vidas
andemos como hipócritas.
Somos hipócritas si…
1. Damos más importancia a la reputación que al carácter
2. Cumplimos con rigor ciertas prácticas religiosas, pero dejamos que nuestros corazones se
mantengan lejos de Dios
3. Destacamos nuestras virtudes y los pecados de los demás
En lugar de eso busquemos en Cristo la dirección para nuestra conducta y dejemos que Él guíe
a los demás en los detalles de sus vidas.
Por otra parte, debemos dar dinero y tiempo a Dios, pero nunca debemos usar a Dios como
excusa para dejar de cumplir nuestros deberes. Ayudar a quienes lo necesitan es una de las
formas más importantes para honrar a Dios.
En cuanto a la pureza, los hechos externos no nos purifican, sino que llegamos a ser puros en
el interior cuando Cristo renueva nuestras mentes y nos conforma a su imagen. En definitiva,
una mala acción comienza con un simple pensamiento ¿Qué tipos de pensamientos están
presentes hoy en día en nuestras mentes? ¿envidia? ¿rencor? ¿odio?. Nuestros pensamientos
nos contaminan, llevándonos al pecado.

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