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El documento describe la historia de los 10 mandamientos según la Biblia, desde que Dios se los reveló a Moisés en el Monte Sinaí hasta su importancia en la religión católica. También resume brevemente cada uno de los 10 mandamientos y su significado para los cristianos.
El documento describe la historia de los 10 mandamientos según la Biblia, desde que Dios se los reveló a Moisés en el Monte Sinaí hasta su importancia en la religión católica. También resume brevemente cada uno de los 10 mandamientos y su significado para los cristianos.
El documento describe la historia de los 10 mandamientos según la Biblia, desde que Dios se los reveló a Moisés en el Monte Sinaí hasta su importancia en la religión católica. También resume brevemente cada uno de los 10 mandamientos y su significado para los cristianos.
también llamado "Decálogo" o "Los 10 mandamientos de Dios", hacen referencia a una guía de comportamiento que, según los creyentes, Dios reveló a Moisés en el Monte Sinaí. La Iglesia Católica reconoce estas leyes como una serie de pautas que marcan la buena conducta de todos los cristianos, de modo que desobedecerlas implica alejarse del buen camino que se les ha encomendado. Cabe destacar que entre los mismos fieles hay algunas reticencias a decir "mandamientos", ya que consideran que Dios no obliga a hacer nada, sino que da consejos a los cristianos sobre cómo llevar una buena vida. Asimismo, no hay que confundir los 10 mandamientos con los cinco mandamientos de la Iglesia Católica, por los que se dicta: Ir a misa los domingos La confesión de los pecados Comulgar Abstenerse de comer carne los días indicados por la Iglesia Ayudar a la Iglesia en sus necesidades Los diez mandamientos se dividen en los referentes al amor hacia Dios (que son los tres primeros) y el amor hacia el prójimo (que son los siete restantes). Cada mandamiento alude a prácticas concretas de la vida cotidiana a las que el cristiano debe atenerse.
Cuáles son los 10 mandamientos y su significado
Siguiendo el orden del Decálogo de la Iglesia Católica, los 10 mandamientos son los siguientes: AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Este mandamiento parte de la creencia de que solo existe un Dios, creador y todopoderoso. Las religiones monoteístas como el cristianismo reconocen y veneran a esta figura como una Divinidad que no se puede comparar con nada ni nadie y, por lo tanto, es el único Dios al que hay que adorar. NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO El creyente no debe jamás usar el nombre de Dios para maldecir, blasfemar o jurar. A veces se suele utilizar su nombre en frases malsonantes, lo que es considerado por el cristianismo una enorme falta de respeto al Creador. Además, este mandamiento apela a que todas las acciones de los cristianos en nombre de Dios deben contribuir a glorificar su nombre. SANTIFICARÁS LAS FIESTAS Este punto es muy importante para la práctica cotidiana de los cristianos, ya que se refiere a los descansos en los días señalados para ello. Según el Decálogo, los creyentes trabajarán seis días y al séptimo reposarán y honrarán a Dios. Esto también implica asistir a misa los domingos. HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE Uno de los mandamientos de Dios más relevantes hoy en día, pues se refiere a la práctica diaria de los creyentes en sus relaciones familiares y personales. Los progenitores son la base de la pirámide de la vida de un cristiano, pues son los primeros en educarles con amor para seguir el buen camino de Dios, motivo por el cual merecen todo el respeto y el amor. No matarás El asesinato va contra los preceptos del buen comportamiento que ha dictado Dios, por lo que este acto, así como otros actos de violencia, se consideran pecado. Cabe recordar que para los cristianos la vida es el regalo más preciado de Dios a los mortales, por lo que no está en nuestras manos arrebatársela a nadie. NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS Este mandamiento apela los actos sexuales de las personas fuera del matrimonio y la deslealtad hacia el cónyuge. En la religión católica existen comportamientos moralmente inaceptables relacionados con la sexualidad, y este mandamiento es un claro ejemplo de ello. NO ROBARÁS En el cristianismo el robo está duramente condenado, ya que se parte de la idea de que el fiel que comete robo no está tratando de forma justa a sus hermanos. Lo mismo sucede con la palabra, ya que los cristianos consideran que prometer algo y no cumplirlo es inadmisible a ojos de Dios. NO MENTIRÁS El octavo mandamiento alude a que debemos ser honrados y no mentir ni dar falso testimonio para beneficiar nuestro interés propio y/o hacer daño a los demás. Los creyentes rechazan cualquier tipo de mentira e intentan vivir una vida honesta y sincera con ellos mismos y con los demás.
NO TOLERARÁS PENSAMIENTOS Y DESEOS IMPUROS
Este mandamiento se refiere a que el creyente no debe tener pensamientos y/o deseos negativos contra él mismo u otras personas, ya que incluso en privado debe seguir el camino correcto. El noveno mandamiento se refiere especialmente a aquellos pensamientos relacionados con la sexualidad y el adulterio, ya que como dice Mateo en los versículos 5:28: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS El décimo mandamiento tiene una estrecha relación con la avaricia y la envidia, ya que no se refiere a desear necesidades sino a envidiar posesiones del prójimo. No debemos sucumbir a este mal, pues tiene consecuencias nefastas como la infelicidad, el odio y la soberbia. Puede que te interese también este otro artículo sobre Cómo explicar los diez mandamientos para que se entiendan con facilidad. La historia de los 10 mandamientos La historia de los 10 mandamientos se remonta a los orígenes del antiguo pueblo de Israel, cuando huían de la esclavitud a la que estaban condenados en Egipto. Según la Biblia, tras un largo viaje de tres meses del pueblo hebreo por Egipto, éstos llegaron a los pies del monte Sinaí para refugiarse. Moisés, un profeta al que Dios había revelado su palabra y que acompañaba al pueblo hebreo, decidió subir a la cima del monte para hablar con el Creador. Una vez allí, el profeta recibió las Tablas de la Ley, unos mandatos dirigidos al pueblo hebreo que estaban plasmados sobre dos piedras del monte. Estos mandamientos eran conocidos como la Ley Mosaica y su principal función era guiar a los israelitas por el buen camino y prepararlos para la llegada del mesías. Posteriormente, y como ya hemos visto, en la religión católica estos textos han tenido una gran importancia, ya que estas instrucciones suponen una guía esencial para el buen comportamiento cristiano en la actualidad. El asesinato de Jesús Una conspiración sin precedentes de injusticia, crueldad e intereses políticos y religiosos sentenció a un hombre inocente al más brutal método de ejecución jamás concebido. La víctima no era un hombre cualquiera. Era Jesús de Nazareth. ¿Cómo pudo ocurrir algo así? ¿Quién mata a Jesús y por qué muere? ¿Cómo es que se unen los sistemas judiciales y políticos más enemistados, en la única vez que lo hacen, para culpar a un inocente? Revivamos la más terrible e injusta sentencia sobre un ser humano significando esto, no obstante la demostración más clara de la soberanía de Dios y de la pasión de Cristo mostrando en todo su esplendor su amor por nosotros. Es fácil mirar a la cruz y concluir que ese fue el peor error judicial en la historia del mundo, y en verdad lo fue. Pero esa no es la historia completa. La Crucifixión de Cristo también fue el acto más grande de la justicia divina. El acto de más puro amor jamás efectuado. Muchos consideran a Jesús un mártir, una víctima pero lo cierto es que su muerte era el plan de Dios, el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad, y el acto de mayor amor perpetrado por un Dios que injustamente sufre por entregarnos su inocencia, siendo culpables nosotros, de su muerte.1Desde la condena a la ignominiosa crucifixión, el reo dejó de ser persona, para ser una cosa o un animal, carente de todo derecho. Padeció de forma sobrehumana, no quiso ahorrarse sufrimiento alguno. Nos asombrará la extrema crueldad de tales momentos, seremos conmovidos cuando veamos que, la causa de semejante dolor es tan solo Amor, el que Cristo derrama sobre cada uno de nosotros.2 Casi nadie duda ya, del Jesús histórico. Recordando al historiador judío, Flavio Josefo citamos: "…Vivió un hombre sabio llamado Jesús, y su conducta era buena, y era sabido que era virtuoso. Muchos…se hicieron discípulos suyos. Pilatos lo condenó a ser crucificado y a morir.3 Evidentemente, podríamos argumentar, en base a una teoría histórico crítica, que bien pudieran haber sido documentos "ad hoc" es decir, escritos a posteriori y no por Josefo, sino por seguidores interesados en que esto se escribiera. Sin embargo, debemos recordar la fuente de Josefo.4También lo podríamos deducir con los manuscritos del mar muerto y la Septuaginta en manos de devotos, que manifestaron voluntades especiales para que la hagiografía cuadrase, pero no me parece un criterio que tenga rigor histórico ni crítico. En cualquier caso, no es la intención de este estudiante en éste, su primer trabajo tratar este asunto con ese enfoque, sino más bien, acercar al lector a una injusticia real, perpetrada por el ser humano pero concebida, diseñada por Dios mismo, lo cual resulta sumamente interesante. La muerte de un ser inocente llamado ??s???, nos hablará de Dios, nos hablará de una soberanía que respeta curiosamente la voluntad humana y que es capaz de trasformar el peor crimen que se pueda imaginar en la más y mejor noticia dada a toda la creación, en estado caído o no.5 Un tema como el que presentamos, conlleva un sinfín de preguntas dignas de estudio seguramente, de forma pausada y aparte. No pretendemos dar respuesta a tales demandas, por lo menos de momento si bien, estaremos encantados con la idea de una aproximación al despertar de la conciencia y sobre todo del corazón, de la empatía que ha manifestado Jesús con cada uno de nosotros. Nos encontramos ante el argumento más fuerte y racional de la fé cristiana que apela al sentimiento de cada ser humano. Podemos repetir como el profeta Isaías: "Y si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo". A pesar de las controversias buscadas o no, sobre la vida de Jesús, resulta encomiable y produce además, un silencio universal, presenciar un juicio lleno de emotividad, siendo culpable el mismo Dios, sin merecerlo y mereciendo el hombre otra suerte, ha sido salvado, algo desde luego que merece nuestra atención. ¿Cómo fue juzgado Jesús? ¿Cuándo murió? ¿Por qué le mataron y quién o quiénes han sido los culpables? ¿Pudo haberse evitado? ¿Qué significa la muerte de Jesús? ¿Por qué tanto sufrimiento? Éstas son lagunas de las muchas cuestiones que suscita el tema que presentamos al lector con la intención de contemplar la gloria de un Dios muerto, que vive para siempre.