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rmxz

Published: 2023
Source: https://www.wattpad.com

• Prólogo •
— ❝Admito que abandonaría mi apellido y la corona por vivir
eternamente contigo.❞ —
Corea es gobernado por dos reinos.
El reino del sur ♕ [El reino blanco]
y
El reino del norte ♛ [El reino negro]
Kim Taehyung pertenece al reino blanco, siendo hijo mayor el que
heredará la corona blanca.
Por otro lado está Jeon Jungkook, príncipe del norte, que heredará la
corona negra.

Eso era lo que se esperaba que sucediera.
Pero, ambos reyes llegaron a un trato; hacer una sola Corea, así juntando
sus fuerzas y reinos.
El trato consistía en el matrimonio de sus hijos, pero no casarían a dos
hombres, porque eso estaba prohibido, por fortuna el reino negro tenía una
princesa, la única hija mujer en ambas familias, así que comprometerían a
Kim Taehyung con Jeon Eunha, hermana menor de Jungkook.
Pero nada salió como ellos pensaron, Taehyung conoció a su hermano
mayor, no pensó que se enamoraría tan pérdidamente de él y Jeon Jungkook
tampoco imaginó sentirse así por el prometido de su hermana.

❝Sí el amor lo puede todo, ¿hablamos de capacidad o destrucción?❞

• Tae pasivo - Jungkook activo.
• Leve lenguaje español, colonial, con referencias actuales, de todo un
poco.
• Drama, demasiado romántico, lemon dulce, algo de fantasía.
• Capítulos más largos 2,000 palabras.
• advertencia; muertes.
lxs amo.
@ Rapmonsterxxxz
Desde aquí les presentaré a las familias y sus edades:
Kim SeokJin 40 años: rey del reino blanco; Corea del Sur, esposo de
Dara 37 años.
Kim Taehyung 20 años: hijo mayor de los Kim, del reino blanco. 2
hermanos: Kim Hoseok 17 años y Kim Jimin con 1 año es el menor.
Jeon Namjoon 40 años: rey del reino negro; Corea del Norte, esposo de
Tiffany de 35 años.
Jeon Jungkook 20 años: hijo mayor de los Jeon, del reino negro. 2
hermanos: Jeon Eunha con apenas 15 años y por último Jeon Yoongi el
menor con tan sólo 2 años.
______________ E D I T A D A _____________
¹


Año 1600 d.C.
Corea ha estado dividido por siglos, nada cambiaría eso, pasarían las
generaciones y generaciones por la corona, Taehyung debía subir al poder
en el reino blanco, al igual que Jungkook debía tener el trono en el reino
negro. Eso era lo que se esperaba al llegar su determinado momento.
Pero, el reino negro estaba pasando momentos difíciles, hablando
económicamente. Sus cultivos eran escasos, el comercio se caía a pedazos y
cada vez era más complicado mantener al reino con los lujos y la
comodidad con la que lo han mantenido durante siglos, estaban dejando de
producir fortuna lentamente.
El rey Jin se enteró de ésta situación en el reino contrario, comenzaba a
tener una gran idea.
Kim conocía bien a los príncipes Jeon, sabía que estaban conformados por
dos varones y una princesa de 15 años apenas. Usaría la desventaja de su
reino para el beneficio del suyo.
Conocía el nombre de Jeon Jungkook, sabía desde antes quién era el
chico, jamás hubo un hombre tan prodigioso como lo es él. Talento en todo
lo que se podía imaginar, una inteligencia imposible de vencer, fuerza como
la de ningún soldado, los chismes llegaban y resonaban a lo alto cuando se
trataba de tal príncipe.
Las malas lenguas decían que si Jeon Jungkook llegaba a tocar el trono,
armaría una guerra para derribar al castillo blanco, apoderándose de todo
Corea. El chico sería capaz de hacerlo, tenía el potencial de aquella victoria.
Aunque eran sólo habladurías que lograban llegar a los oídos del rey, no
permitiría dejarlo al aire, era poner en riesgo a toda la dinastía Kim, a sus
príncipes y al reino por el cual sus antepasados dieron la vida.
Su idea consistía en acorralar a la familia Jeon, al punto en el que les
propondrían algo a lo que no se podían negar. Unir reinos, volver a Corea
una sola así los Kim podrían compartir de sus riquezas, su fructífera
agricultura con ellos. Así salvándolos del hundimiento económico. Y todo
ésto sería a través de un casamiento entre la única princesa de ambos reinos;
Eunha y su hijo mayor; Kim Taehyung.
Jin tiene muy claro que el verdadero poder en un reino, lo tiene el rey así
que pondría a su hijo Taehyung en la corona y descartaría a Jungkook para
el puesto, así que la vida de su familia estaría a salvo pues es lo que más le
importa. Y como sus intenciones parecerían bastante claras, decidió agregar
al trato el nombre de Jungkook, poniéndolo en la mano derecha de
Taehyung, sería su general, el segundo con mayor poder en todo el reino,
así serían una fuerza totalmente indestructible.
Escribió la carta con su propio puño, haciendo la propuesta, sabía en que
en la situación en la que estaban no se podrían negar, esperaba que no lo
hiciera pues el plan les convenía a ambos y era perfecto, según Kim.
Por la noche en el castillo Jeon, la carta había sido entregada.
Namjoon se encerró en su habitación de trabajo, con la carta cerrada en
las manos, se sentó sobre su gran silla y se dispuso a leerla.
Encontrándose indignado. Quería a su príncipe en el poder, él se lo
merecía, pero no era una decisión fácil de tomar.
Sabía que ésto era ceder el poder completamente pero la verdad era
imposible decirle que no, era aceptar y mantener al menos el reino y a sus
habitantes o dejar que se cayera al vacío, como rey su deber es cuidar el
reino y sacarlo adelante de la forma en la que sea.
Aceptó, por su familia, por sus habitantes, era lo más inteligente.
Escribió una carta también a su propia mano, aceptando. La selló y la
guardó, tenía exactamente en la mente a quién mandaría a entregarla.

—¿no seré rey?— Jungkook con el ceño fruncido.
—esa fue la proposición y yo la aceptaré, tendrás tu puesto cómo el
segundo al mando.— su padre sacó la carta de su gran abrigo negro,
extendiéndola.
Jungkook la tomó. —si es vuestra voluntad la respetaré y defenderé con
mi vida si es necesario.— puso su otra mano en su corazón, sobre su traje
negro de seda, inclinándose ante su rey y padre.
—ahora llevarás mi respuesta al reino blanco, al ser algo tan delicado
quiero que seas tú el que la entregue, te escoltarán mis propios guardias ya
que al regresar traerán con vosotros una carreta de oro que él ha
prometido.— Namjoon dijo con orgullo.
Jungkook hizo una reverencia y se retiró, se pondría en camino al reino
blanco, tal como se ha indicado.
Namjoon está orgulloso de su prodigioso hijo, ése que nunca lleva la
contraria, el que acata órdenes y es bueno para cada cosa que se le pide y no
perdería ni una oportunidad para alardear sobre ello.
Trajeron el caballo negro de Jungkook, detrás de él venían 7 guardias con
armaduras negras impecables y uno por cada costado del príncipe.
Asintió, y empezó su viaje.
El camino de reino a reino era todo un descuido, lleno de arbustos sin
forma, árboles altos y ramas. Nadie acomodaba absolutamente nada pues no
era comúnmente transitado, aunque el viejo camino de tierra para llegar de
lado a lado seguía ahí.
Por fin llegó al reino blanco. Tenía que recorrer al menos unos minutos
de aldea para llegar al castillo.
Con su caballo negro, traje del mismo color y los numerosos guardias era
imposible no llamar la atención.
La gente los veía con mucho coraje y confusión, es bien sabido que
ambos reinos tenían conflictos y a los pueblerinos no se les había avisado
aún sobre el acuerdo, así que ellos creían que venían a molestar de vuelta.
Pero sin embargo Jeon no miraba más abajo de su caballo, no le importaba
lo mal que lo miraran o lo que dijeran, el seguía su camino con el rostro en
alto, orgulloso de su apellido.
Llegó hasta el gran castillo blanco de los Kim.
Bajó de su caballo y fue hacía la puerta de los Kim, donde un guardia
estaba parado, protegiendo la puerta, esperando el asunto que él fuera a dar.
—mi nombre es Jeon Jungkook, príncipe del norte negro, me gustaría
hablar con el rey blanco.— dijo con un buen tono y autoridad.
—Esperad, veré si el rey está en disposición de recibirle.— entró rápido
al castillo y sólo era cuestión de minutos para que regresara.
—El rey Kim Seok Jin ha dicho que usted puede pasar, pero sus soldados
no.—
Jeon miró a sus hombres, quienes lo miraron, esperando respuesta. —
Esperen aquí, pero no seáis tan pacientes.— dijo, dejándoles en claro que si
tardaba mucho pasaran a buscarlo por la fuerza y por la seguridad de él.
Ellos entendieron.
Entró sólo.
Estaba en un salón principal enorme, casi todo era blanco dentro del
castillo, cosa que a su gusto no le parecía agradable, totalmente
acostumbrado a la poca luz de su paleta de colores oscuros.
Miraba todo a su alrededor, hasta que una voz lo distrajo.
—¿quién eres?— curioso, nada menos que Taehyung, el mayor de los
hijos Kim, bajando las escaleras.
Antes de que Jeon se anunciara, Kim volvió a hablar.
—¿te atreves a pisar mi blanco castillo vestido de negro? bastante
ofensivo.— Taehyung bajó todos los escalones, se paró delante de él, con un
tono serio.
Jungkook estaba apunto de responderle, pero de nuevo fue interrumpido.
—sólo bromeo, hablé con mi padre del trato ésta mañana, sabíamos que
no podían negarse pero llegaron incluso más rápido de lo que yo esperaba,
soldado negro.— Habló rápido, parecía que trataba de molestarlo.
Jeon lo miró de pies a cabeza, juzgando su manera de actuar y hablar,
porque claramente era el príncipe Kim del que su padre le habló ésta
mañana.
—no soy un soldado.— Jungkook sonrió de lado. —soy Jeon Jungkook
príncipe del reino negro —
Taehyung extendió su mano para ofrecerle un apretón a Jeon. —Kim
Taehyung hijo mayor de los Kim.— sonrió.
Jungkook aceptó el apretón, lo soltó rápidamente.
Después de soltarse ambos se miraban callados, con miradas desafiantes,
Kim lo miró de arriba abajo, con una mirada ruda pero al mismo tiempo
juguetona y burlona.
—Jungkook está aquí.—Jin dijo llegando por la habitación izquierda, con
un tono amable y una gran sonrisa.
Se separaron un paso más, por respeto Jungkook se inclinó, después de
unos segundos se levantó, fue hasta él y le dio la carta.
—¡Perfecto! preparen las carretas para este buen joven llenas de oro, el
trato está hecho.— dijo Jin felizmente, salió de la habitación con sus
guardias, asesoría que las hicieran.
Taehyung miró a Jungkook, puso sus manos detrás de él y habló; —aquí
eres toda una leyenda, fue un placer conocerte.— pasó por su lado y volvió
a subir las escaleras.
Dejó a Jungkook confundido por esas palabras.
Lo llamaron nuevamente a la entrada.
Donde ya se encontraba Jin y 5 carretas llenas de oro.
—gracias.— Jeon se inclinó una vez más a Jin.
Este asintió suavemente. —decidí poner una carreta más de regalo,
llevarás saludos de mi parte para vuestro padre, Jungkook. —
Jeon asintió, subió a su caballo y emprendió un viaje de vuelta a su
castillo.

A la hora de cenar la mesa de los Jeon siempre estaba en silencio a
excepción por los ruidos naturales del menor de los príncipes; Yoongi.
Ésta noche le dirían a Eunha que estaba comprometida, ni siquiera había
una forma sutil de decirlo y a Namjoon no le importaba ser sutil en lo
absoluto.
—la situación en el reino no es favorable, nuestros agricultores,
comerciantes, súbditos están desvaneciéndose con la escases y todos los
demás problemas en el reino.— Nam comenzó a decir, con un tono serio.
Todos en la mesa prestaron atención.
—he hablado con el rey del Sur, Kim SeokJin, él ha propuesto un trato
que beneficia al reino entero, pero por desgracia, no a nuestra familia,
juntaremos nuestro reino con el suyo, con una boda.— Nam miró a Eunha.
—te casarás con el príncipe mayor del reino blanco.— sin sensibilidad.
Eunha abrió de más los ojos, anonadada miró a su madre quien ni
siquiera la miró. —pero.— ella inconforme con un tono débil.
—es una orden.— Namjoon bebió de su copa.
A la princesa no le parecía justo, no quería, se negaba a hacerlo y no
quedaría quedarse callada como siempre. —papá, no..— suplicando.
Todos estaban sorprendidos de aquello, pero Namjoon comenzaba a
ponerse furioso. —no he hecho una pregunta, lo harás.— respondió con un
fuerte tono.
—Jungkook.— ella miró a su hermano, suplicando ayuda.
El mayor limpió con su servilleta sus labios y la dejó al lado de la mesa,
miró a su hermana y respondió; —es tu deber como princesa hacer ésto por
la responsabilidad con tu reino, compórtate a la altura.— serio.
Namjoon sonrió ante la respuesta de su hijo.
Eunha sacó aire, pasó saliva, asintió acatando las órdenes, terminó de
cenar y fue a su cuarto a llorar en silencio y a tragárselo. Es su
responsabilidad.

²


Al día siguiente, Kim Taehyung iba en su carroza vestido de un lindo
traje blanco con boina del mismo color.
Acompañado de su hermano Hoseok y del más pequeño Jimin en brazos
de una criada.
Tae miraba por la ventana de la carroza, viendo el paisaje enredado,
perdido en sus pensamientos, tenía bastantes temas girando en su cabeza,
tomar el poder, conocer a los reyes negros y a su familia, conocer a su
futura esposa, su comportamiento, bastante frustrante.
—¿pasa algo hermano? actúas más raro que de costumbre.— Hoseok
preocupado por su mayor.
Taehyung le dirigió la mirada, pero venía aquella jóven cuidando de
Jimin con ellos, así que no podía decir algo fuera de lugar.
—solamente estoy ansioso por conocer a mi futura esposa.— sonrió con
compromiso.
Hoseok no replicó más aquella respuesta.
Por fin llegaban a las grandes puertas del castillo negro, después de un
largo viaje en carroza.
En la entrada principal del castillo estaba el Rey Nam con su corona bien
colocada, acompañado de su esposa con su mejor vestido y corona puesta
de la misma forma.
Junto al rey estaba una joven chica preciosa, con un vestido negro opaco,
Taehyung suponía que esa debía ser Jeon Eunha; la princesa de la cual se le
habló.
Y sobre los brazos de su madre estaba un pequeño príncipe, jugando con
un caballo de madera.
Taehyung buscó a Jungkook con la mirada pero no lo encontró y se
preguntaba por qué no estaba ahí.
Bajaron de las carrozas.
Jin se colocó frente a ellos, con sus hijos y su esposa de la mano.
Ambos reyes se inclinaron levemente ante el otro, las esposas e hijos de
ambos hicieron lo mismo.
—¡Familia Kim! Seáis bienvenidos al reino del norte negro, es un honor.
— el rey Nam empezó, con un buen tono.
—el honor es nuestro Jeon, es un reino hermoso no lo puedo negar,
permítame presentar a mis hijos.— Jin se movió dejando ver a los 3 bonitos
y elegantes jovencitos detrás de él.
—el pequeño es Kim Jimin.— señaló al nene en los brazos de aquella
criada.
—él es Kim Hoseok, mi segundo hijo.— señaló al antes mencionado y éste
hizo reverencia.
—y él, es Kim Taehyung, mi primogénito.— señaló al más grande el cuál
también reverenció.
—es todo un gusto conocerlos, son unos grandes príncipes.— Nam
halagó.

Ahora me gustaría presentar a los míos, el pequeño es Jeon Yoongi, el
menor de mis hijos y ésta joya, es mi princesa; Eunha, la segunda de mis
hijos.— señaló a cada uno.
Eunha, puso las manos una sobre la otra sobre el frente de su vestido
inclinándose, hacia Jin.
—hijo, vuestra futura esposa.— Jin con una sonrisa brillante le dijo a
Tae.
Taehyung hizo una reverencia corta hacia Eunha. —un placer.— sin
tanto humor.
Ella sonrió con compromiso y reverenció igual. Ambos padres estuvieron
complacidos con aquella interacción.
—por aquí tendremos la merienda.— Nam se dió la vuelta y empezó a
caminar, esperando que lo siguieran.
La servidumbre abrió la puerta para ellos, entraron al castillo, los dos
mayores hijos de la familia Kim admiraron todo dentro, las paredes
obscuras, los cuadros y decoración elegante y sombría sin duda era muy
lindo.
Llegaron a la entrada principal del jardín.
Donde había mesas y bancas acompañados de cobijas y cojines para
pasar un rato agradable sobre el jardín.
Los reyes mandaron a Eunha y Taehyung al pasto sobre una linda seda y
cojines a conversar, pues tenían que conocerse si quiera.
Hoseok cargaba con una libreta y un lápiz de grafito para dibujar el
paisaje delante de sus ojos, se colocó sobre una banca a pintar.
Las madres estaban bajo el techo del castillo, sentadas en una banca
conociéndose y cuidando de los dos pequeños frente a ellas en un cunero
(Jimin y Yoongi).
Los padres estaban conversando cosas de los reinos, compartiendo una
copa de vino juntos.
Tae miraba a todos los integrantes convivir sin problema alguno,
enfocado en eso no hablaba, ni probaba un poco de la merienda y Eunha lo
miraba con curiosidad.
—¿te pasa algo?— ella habló primero con respeto.
Él la miró rápido. —solamente creo que es increíble como nuestras
familias estubieron peleando muchos años y de un día para otro convivimos
como si fuésemos cercanos, que ironía, hasta hace parecer que nuestros
conflictos anteriores no tuvieron razón.— comentó Taehyung.
Ella asintió, sin saber que decir, parece que Tae dijo todo acerca del tema
y que era inútil agregar algo más.
Kim sintió que ella no entendió o que no le importó eso así que bebió un
poco de jugo de uva, para poder cambiar el tema. —háblame de ti, quiero
conocerte más.—
—mmm, ¿qué le gustaría saber de mí, señor?— ella con timidez.
—lo que te gusta hacer, lo que te gusta comer, no sé lo que sea y por
cierto, no me digas señor, no estoy tan grande como mi padre.— bromeó
como lo suele hacer.
Pero ella no captó, parecía burlarse de su padre y ella no sabía reaccionar
a aquello, sin duda ella y Jungkook nunca dirían nada parecido. Aún seria
respondió. —me gusta dibujar, cantar, leer poesía y me gustan las galletas,
muchísimo.—
—excelente, también me gusta la poesía, es la mejor forma de expresar
un sentir, sobre dibujo, mi hermano Hoseok es todo un artista, después le
mostraré sus obras.—le sonrió.
Eunha le sonrió se vuelta, asintiendo.
Se escuchó un ruido de caballo, el mayor de los Jeon, a toda velocidad, se
dirigía a donde se encontraban ambos reyes.
Atrajo la mirada de Taehyung y Eunha.
El mayor de los Jeon traía una camisa de seda azul marino, mayas
blancas con un detalle negro pegado a la cadera y botas negras altas.
Se quitó el casco, movió su cabello un poco, estaba algo agotado, bajo del
caballo le dio el casco a un sirviente y fue hacia su padre.
—Jungkook ¿verdad?— Taehyung dijo sin quitarle la vista de encima.
—sí, mi hermano mayor.— Eunha respondió también viéndolo.
Mientras tanto Jungkook hizo reverencia a ambos reyes. —Una disculpa
por mi tardanza altezas, la cabalgata se prolongó.— se reincorporó recto de
nuevo.
—también talento con el caballo, ¿eh?— Jin, levantando una ceja,
creyendo que lo del chico prodigio era verdad cada vez más.
—talento en todo, flecha, espada, ajedrez, damas, mi hijo Jungkook es el
mejor.— Nam no perdía ni una oportunidad para presumir.
—¡Increíble!— Jin sólo eso dijo, no podía sentirse más aliviado de haber
hecho tal trato.
Jeon sonrió en agradecimiento el halago.
Namjoon movió su mano, indicando que se fuese, él obedeció,
apartándose de ellos. Observó a su hermana por un momento y ella le pidió
que se acercara con ambos con su mano.
Jungkook se acercó con un buen humor; —¿cómo va la merienda?—
pues hace un par de momentos atrás habían comenzado a comer.
— bien, ¿quieres sentarte?— Taehyung haciéndose a un lado.
Jungkook negó con el rostro. —disfruten su tiempo de calidad, yo iré a
tomar un baño y colocarme un traje limpio, hoy levantamos mucha tierra.
— hizo una pequeña reverencia y se dió la vuelta, directo al castillo.
Lo vieron irse.
Taehyung miró a Eunha; —¿cabalga en grupo?— confundido de lo
último que dijo.
La princesa negó con el rostro. —Jungkook es maestro de cabalgata una
vez por semana con los niños del pueblo, cree que todos los pueblerinos
deben estar preparados en toda materia y actividad que exista.— explicó.
Taehyung se sorprendió, no había pensado en algo así. En esa
perspectiva, de la que él lo abordaba. —que grandioso es tu hermano.—
dijo con sutileza.
—gracias, lo es.— Eunha sonrió.
Jungkook fue a cambiarse y arreglarse, ahora bajó con un traje negro de
seda con insignias, el cabello acomodado hacia los lados con suavidad.
Observó a Hoseok, quien dibujaba arduamente la única flor rosa pastel
del jardín. Decidió acercarse a ver su talento, pues se veía concentrado.
—muy bonita.— dijo al observar su cuaderno con tanto talento plasmado
en él.
—gracias.— Hoseok mirándolo, no se había percatado de su presencia
aún.
Al levantar la vista, se topó con su mandíbula definida, ojos profundos y
algo grandes, nariz ancha pero de acuerdo a su rostro y buena expresión,
cualquier artista y persona con ojos, admitiría la belleza de éste hombre.
—¿podría dibujarte?— Hoseok sin más.
—claro, ¿cómo tengo que posar?— Jungkook con respeto.
Hoseok le pidió que se parara frente a una pared de rosas, mirando hacia
su derecha, mientras él lo comenzaba a dibujar.
Taehyung los miraba, sin duda se veía bien, era increíble Jeon Jungkook,
podría pasar viéndolo mucho tiempo y aún así creería que no acaba de
definirlo, con esa expresión seria en su rostro con esa figura recta y toda la
educación que desbordaba, no cambia duda que es el príncipe de la
perfección.
Eunha por su lado miraba a Hoseok, tenía en sus ojos la gran pasión por
el dibujo que ella también tenía y eso lo admiraba.
Pero cuando el príncipe que modelaba los miró dejaron de observarlos y
empezaron a mantener una charla, conociéndose más pues tenían que
hacerlo.
Mientras Hoseok seguía pintando, decidió hablar; —trato de darme
prisa, para que no te canses de estar parado.— con algo de preocupación.
—no tienes que preocuparte por eso, mi hermana menor también es
artista y suelo modelar para ella, conozco el protocolo, dibuja con
tranquilidad.— Jungkook en un tono agradable, manteniendo la pose sin
molestia.
—gracias.— Hoseok relajándose.
Jin y Nam miraban a sus familias, se sentían cómodos de ver a sus hijos
conocerse pues se casarían, a sus esposas reír juntas, a sus dos bebés jugar
juntos y a los dos jóvenes pasando el rato recreativo.
—Hoseok es un artista, lo considero el mejor pintor de mi reino, él hace
los cuadros de mí.— Jin comentó mientras los miraban a ellos.
—en mí reino, Eunha lo es, tiene talento en sus delicadas manos.—
Namjoon respondió.
Jin posó su vista en Jungkook, pensando que todos los rumores eran
ciertos, tal Jeon era un príncipe impecable, se notaba desde su postura,
mirada fría y educación. Jamás se sintió más tranquilo al haber hecho el
trato y sutilmente lo expresó; —Namjoon, estoy tan complacido de unir
nuestros reinos, es un gran momento para que la paz se haga.— miró al
otro rey.
Jeon lo miró, él no es un rey tonto, no se tragaba el cuento de que el trato
era inocente pero aún no descifraba sus intenciones así que chocó su copa
con la de él, con una sonrisa.
—que se haga la paz.—
Continuaron pasando el rato juntos.
Eunha y Taehyung seguían conociéndose sin crear un lazo realmente
fuerte, son tan distintos ella es un azul cielo y Kim un rojo al vivo,
claramente no se entendían. Lo cuál podía ser un problema, ninguno se
estaba enamorando.
Pasó el día, al momento de despedirse todos fueron educados unos con
otros, haciendo sus determinadas reverencias.
Subieron a sus carrozas de vuelta, cuando Jin detuvo a Taehyung de
subirse a la suya. —Taehyung ven, tú irás con nosotros de regreso.—
Obedeció, subió junto su padre y madre.
En el camino, cuando cruzaban para regresar a su reino Jin fue el que
rompió el silencio en la carroza. —¿qué tal fueron las cosas con la
princesa?— curioso.
Taehyung lo miró y sin cambiar su expresión dijo; —bien.—
—¿sólo bien?— Dara preguntó, con un tono ofendido.
—sí madre, la acabo de conocer apenas hace unas horas, es imposible
crear una imagen de ella aún o enamorarme, si esa es la respuesta que
quieren.— Taehyung insolente. Lo cuál no es una sorpresa, siempre
responde así cosa que Dara odia y no comprende por qué Jin lo permite.
—no habléis en ese tono, Taehyung.— Dara firme.
—hijo.— Jin sujetó la mano de su esposa, calmándola. —sé que estás
furioso porque te casarás a la fuerza pero debes comprender que tienes una
responsabilidad como príncipe que sube al trono, es por el bien del pueblo
y de nuestra dinastía.— siendo suave con él.
Taehyung lo miró serio, no quería. No es un príncipe común, su sueño no
es subir al poder como el de todos, el suyo era ser feliz, hacer su propia vida
y camino, eso quería él, no una corona, él quería cederlo a Hoseok, pero sus
padres no querían escucharlo. Decidió no responder a lo que seguramente
generaría una discusión. Miró por la ventana.
Jin lo dejó, como siempre, siendo demasiado permisivo con él. Cosa que
a Dara no le parecía, ella fue criada de una recta forma y quería lo mismo
para sus hijos, sin embargo Jin no los educaba así, fingía ser firme con ellos
cuando en la realidad los dejaba hacer lo que quisieran.
Ella decidió no molestarse más, agregando la idea de nietos a su cabeza,
sonrió y lo expresó; —si hay algo bueno en ésto es que la jovencita es
preciosa y tú eres apuesto, sus hijos también lo serán.— juntó sus manos
con ilusión.
Jin asintió acerca de eso, que no le parecía tan importante.
Taehyung miró rápido a su madre y con espanto respondió. —no esperáis
que sea pronto ¿cierto? ella apenas tiene 15, es una niña a mi lado.—
Dara se puso seria, siempre tenía Taehyung que responder todo y dijo; —
para ella no debería ser extraño, cuando su padre se casó con Tiffany, el
tenía 21 y ella apenas 15, tuvo su primer hijo a esa edad.—
—eso a mí no me importa, yo no quiero eso para ella, ni para mí.—
Taehyung imponiéndose.
—no me respondas así, respétame. Tendrás hijos con ella.— Dara
molesta.
—a eso no pueden obligarme.— el príncipe se cruzó de brazos.
Dara levantó la palma, para abofetearlo por la falta de respeto pero Jin la
agarró, negando con el rostro, mientras la miraba con un rostro tranquilo.
—basta, a la mediante él tendrá hijos con ella, así sea el primer año de
casados o los siguientes, pero lo hará.— Jin se dirigió a ambos. Después
sólo a Taehyung. —y no le hables así a tu madre.—
Taehyung no deshizo el cruce de brazos, giró su rostro a la ventana
nuevamente, observando como llegaban al reino blanco.
Dara enojada, también cruzó los brazos y miró por la ventana.
Jin sacó aire con frustración por la actitud de ambos. Cuando por fin
llegaron al castillo, su hijo mayor corrió a su cuarto, sin decirles nada y
Dara se lo reprochó a Jin. Al parecer los reyes ésta noche también
discutirían sobre el comportamiento de Taehyung.

³


Pasó una semana.
Muy temprano, Taehyung se despertó, se puso ropa bastante ligera y
sencilla para un príncipe.
Se colocó la última bota, cuando tocaron su puerta. —Adelante.—
Pasaron las dos sirvientas que lo ayudarían a vestirse. Mirándose entre
ellas confundidas pues él ya estaba arreglado, otra vez.
Taehyung se paró sonriendo. —hoy tampoco chicas.—
Ambas asintieron, inclinándose y después saliendo de la habitación.
Taehyung también salió, corriendo bajó las escaleras y sin más, salió de
las puertas del castillo dónde Baekhyun, su mejor amigo desde hace 6
largos años ya, lo esperaba. —vámonos.— enseguida le dijo.
Ambos comenzaron a caminar, a las afueras del reino, por donde se
encontraba la división de reinos, donde todo era arbustos y árboles
descuidados había un lugar, escondido.
Un lago donde las grandes y altas paredes de arbustos eran su protección,
con el tiempo Taehyung lo descubrió, en un par de escapadas con Baek lo
cuidaron, manteniéndolo limpio y bello, inclusive convenció a su amigo de
llevar una banca al lugar. Ellos iban a veces por las tardes a nadar juntos y
merendar, ésto sin que nadie más supiera, el lugar era totalmente suyo.
Hoy irían a nadar, tardaron algo en llegar al lugar pero por fin se
encontraban ahí, enseguida se desvistieron, quedando en su simple ropa
interior de seda delgada, se metieron a nadar juntos.
Jugaban a mojarse entre sí y bromear. Después de pasar un gran rato
conviviendo con su mejor amigo y aún estando empapados decidieron
vestirse de nuevo.
—¿entonces te casarás?— Baekhyun con las cejas rectas, confundido.
—sí, no por gusto, créeme.— Taehyung colocándose camisa, sin
abotonarla.
—desearía también tener un matrimonio arreglado, así no tendría que
pasar el tiempo preocupado por enamorarme o enamorar a alguien.—
Baek colocándose sus botas.
—¿acaso bromeas? creo que eso es mejor, nunca me he enamorado pero
debe sentirse genial, todos mis libros de poesía cobrarían vida y sentido.—
Taehyung se colocó el pantalón de tiro alto. —eres afortunado por poder
elegir tu destino.— dijo con sinceridad.
—aún sigo queriendo que me comprometan con una princesa.— Baek
dijo riéndose.
Taehyung también se rió, le dió un golpecito en el hombro por la broma,
él se la devolvió, comenzaron a hacerse cosquillas mutuamente, Baekhyun
terminó sobre Kim, haciéndolo reír hasta dolerle la panza.
Mientras tanto, Jungkook iba en camino al reino del Sur, venía en su
caballo con una velocidad lenta pues pensaba acerca de todo lo que en tan
corto tiempo estaba sucediendo.
El que ya no sería rey estaba atormentando su cabeza, la boda de su
hermana menor, todo parecía imposible de creer, pero más ruidosos que sus
pensamientos comenzó a escuchar un tipo de sollozo o queja.
Prestó atención, sacó su espada y escuchó con atención; —¡basta! ¡me
duele!—
Jungkook identificó la voz del príncipe Taehyung, acercó su caballo de
donde provenía el ruido y bajó de él de un brinco. Pasó al lugar,
encontrándose con Taehyung en el suelo y sobre él un tipo el cuál parecía
¿lastimarlo?
Se acercó a ellos y puso la espada casi tocando el cuello de Baek. —
déjalo ya.— serio amenazó.
Baekhyun levantó las manos, asustado se puso de pie, aún con la espada
amenazando su garganta.
—wow.— Taehyung desde abajo, se paró rápidamente. —noo.— puso la
mano en el brazo de Jeon, con el cuál sostenía su espada.
—te estaba lastimando, escuché tus gritos.— Jungkook firme, mirando a
Baek.
—no lo hacía, estábamos jugando, estoy bien.— Taehyung explicó.
Jungkook sin quitar la posición miró a Kim confundido. —¿jugando?—
no entendía.
—Taehyung, ¿éste tipo puede quitar su espada de mi cuello?— Baek
desesperado.
Jeon se la acercó más. —¿por qué le hablas en ese tono a un príncipe,
pueblerino?— firme.
Taehyung jaló a Jungkook, quitándole la espada de las manos. —
¡tranquilo! él es mi amigo Baekhyun.— le sonrió.
Baek por fin pudo respirar.
Jungkook le quitó la espada a Taehyung y la guardó en su funda
nuevamente, sin responderle nada acerca del tema, comenzó a mirar todo el
lugar, lo bonito y espacioso que era, aparte de ser tan discreto y apartado de
todo.
Taehyung lo miró observarlo todo y miró a Baek quien sin tener los ojos
de Jungkook encima, movió sus labios diciéndole a Tae; —está loco.—
Kim soltó una risa, atrayendo la mirada de Jungkook; —¿qué hacéis
aquí?— le dijo, observándolo de pies a cabeza, con la camisa abierta, con el
cabello empapado y así de desalineado.
Taehyung abrochó su camisa, respondiendo; —¿qué haces tú aquí? éste
es nuestro lugar.—
Cuando dijo "nuestro" Jungkook observó momentáneamente a Baek
terminar de vestirse y regresó la vista a Taehyung; —venía pasando por
aquí, escuché tu voz y vine suponiendo que estabas en peligro, me dirigía a
vuestro reino.— respondió serio.
—¿a mí reino? ¿para qué?— Taehyung terminó de vestirse.
Jungkook comenzó a cuestionarse por qué se vestía, miró el largo e
instantáneamente pudo deducir que había nadado con el otro sujeto aquí, lo
que no entendía era por qué lo hacía, no era algo que él como príncipe
haría. Decidió no decirle nada al respecto y contestar su pregunta; —mi
padre los ha invitado por la tarde al castillo, cree que es momento de que
lleven a Eunha por su vestido de novia y en las pasadas conversaciones de
nuestras madres, la tuya expresó su deseo por ayudarla a elegirlo.—
Taehyung frunció el ceño. —¿tan pronto?—
Jungkook asintió.
—Taehyung ya vámonos, ésta vez si tengo hambre.— Baek interrumpió,
con un tono de reclamo.
Jungkook se encontró indignado por aquello, con molestia miró a
Taehyung. —¿por qué permites que te hable de tal forma?—
Taehyung se rió. —es mi mejor amigo, tenemos confianza.— explicó. —
¿traes caballo? ¿vienes solo?—
Jungkook asintió serio.
—¿puedes llevarnos al reino?— Taehyung señaló a Baek y después a sí
mismo.
Jeon levantó las cejas. —¿los tres en mí caballo?—
—sí.— Taehyung con una sonrisa.
—no, eso sería una tortura para mi animal.— Jungkook al instante.
—por favor, nos harías caminar hasta el castillo y estamos agotados por
nadar.— Kim con un tono consentido.
Jungkook suspiró rendido. —podría llevarte a ti porque eres un Kim,
prometido de mi hermana y tengo una responsabilidad ética contigo, pero a
tu amigo no.—
—trato hecho.— Taehyung sonrió.
Baek levantó las cejas y se quedó boquiabierto mirando a Tae.
Kim lo miró de vuelta y dijo; —perdóname, tengo que llegar rápido al
castillo.—
Baek giró los ojos. —está bien, te veré después.— se marchó de una vez.
Jungkook miró a Kim de nuevo. —¿eres muy poco ortodoxo, cierto?—
Taehyung se quedó boquiabierto, levantó una ceja y respondió ofendido;
—no voy a responder a eso..— después con una sonrisa terminó diciendo;
—porque ni siquiera sé qué significa, ¿nos vamos?—
Jungkook se rió de lado, resultándole interesante la forma de ser de éste
príncipe. Caminó hacia afuera, Taehyung lo siguió y se subieron ambos en
el caballo, tomando rumbo al castillo con prisa.
Al llegar a las puertas del castillo, bajaron ambos.
Antes de que Jungkook anunciara que habían llegado Taehyung lo
detuvo. —una cosa más.—
Jeon le prestó atención a lo que fuese a decir.
—gracias pero no le digas a mi papá dónde me viste y que me trajiste.—
Taehyung dijo y corrió hacia la vuelta del castillo, sin esperar respuesta,
dejándolo completamente confundido pues Jeon pensaba que tenía permiso
de hacer lo que estaba haciendo.
Se sorprendió y miró a los guardias de la puerta, los cuales no lo miraron,
ni hicieron algún ruido, decidió tocar y decirles que anunciaran su llegada.
Enseguida lo recibió Jin en la sala principal.
—jóven Jeon, es un honor recibirte pero ¿cuál es el motivo de vuestra
visita?—
Jungkook se reverenció ante la presencia del rey blanco, se levantó y
respondió; —mi rey desea invitar a vuestra familia al castillo por la tarde,
así ambas reinas podrán ayudar a elegir el vestido de bodas para Eunha.—
—excelente.— Jin miró el reloj. —¿podríamos irnos contigo de una vez?
— con ánimo.
Jungkook asintió.
—llamen a mis príncipes y preparen las carrozas, saldremos en unos
momentos más.— Jin a sus guardias. —podéis tomar asiento, no
tardaremos.— a Jungkook.
Jeon hizo caso, sentándose en el sofá que estaba a un lado de la puerta
principal, donde quedaban directas las escaleras.
Jin subió las escaleras, topándose con su hijo mayor, el cuál se estiró y
bostezó, diciendo; —ah, he dormido hasta tarde hoy, buenos días.—
mentiroso.
—buenos días Taehyung, enseguida saldremos.— Jin pasó a su lado
dirigiéndose aún arriba.
Jungkook observó eso y levantó una ceja, no aprobaba que dijera
mentiras, un príncipe no hace eso y muchísimo menos a su padre; el rey.
Lo observó bajar con una sonrisa victoriosa y con otra ropa hacia él, se
sentó a su lado.
—¿mientes siempre?— Jeon le dijo a Taehyung en cuanto tomó asiento a
su lado.
—no sé de qué hablas, yo dormí hasta tarde.— Kim dijo con una sonrisa.
Jungkook dejó de mirarlo, incrédulo de tal actitud.
Por fin bajó toda la demás familia; Hoseok, Dara con Jimin y Jin, todos
listos para ir.
Jin otorgó a uno de sus guardias el caballo de Jungkook para que lo
llevase detrás de ellos para el castillo negro, mientras colocó en una carroza
a Jungkook con sus dos hijos mayores, Jimin iba con ellos en la otra
carroza.
Dentro de la carroza, Taehyung venía al lado de Jungkook y en frente de
ellos Hoseok, con su libreta en manos, por su costado un morral con demás
lápices para dibujar.
—¿sueles escaparte seguido?— Jungkook a Taehyung.
El mayor de los Kim boquiabierto miró a Jungkook luego a Hoseok
quien también los miraba. —yo soy incapaz de ..— decía mientras su
hermano menor lo interrumpió.
—por favor, papá sabía que no estabas en el castillo desde temprano.—
Hoseok.
—¿quién le dijo?— Taehyung enseguida quitando la expresión anterior.
—nadie, no es fácil de engañar.— Hoseok.
Jungkook les ponía atención.
—igual sé que no me castigará.— Taehyung con una expresión relajada y
complacida.
Hoseok giró el rostro con desaprobación y se enfocó en su libreta de
dibujos de nuevo.
Jeon estaba tan perdido, las cosas en su castillo no funcionaban así sin
duda, Eunha y él jamás se atreverían a llevarle la contra a su padre, hablar
así de él o escaparse, pero su misma educación no le permitía decir nada
pues no juzgaría o condenaría al rey Kim por la manera en la que educaba a
sus hijos o dirigía su castillo.

Eunha estaba en sus aposentos, observando su tocado, su vestimenta, que
todo estuviera perfecto para la llegada de la familia Kim.
Aún no quería casarse, Taehyung era un chico agradable pero no quería
contraer matrimonio con él pero tal y como todos decían ella se comportaría
a la altura de la situación, no haría un drama de ello.
Salió de su habitación y bajó a la sala principal, su sirvienta iba tras ella.
Pasó por el harem, donde están todas las criadas esperando ser sirvientas,
observó a la encargada del harem; Sunny hablando con todas, dándoles
indicaciones. Sabía bien qué significaba tanto movimento en ésa área,
claramente estaban preparándose para elegir una nueva favorita para el rey.
La favorita, era la mujer con la que se acostaba el rey aún teniendo reina,
era la ley y su derecho según las normas. El rey elegía a una criada y la
convertía en favorita, en otras palabras una amante, de la que la reina tenía
conciencia y prohibido espetar.
Eunha enfurecía por ésto, lo consideraba una total humillación a la reina,
a su madre y eso no le gustaba, no se quería casar pero si lo haría
definitivamente no quería el mismo futuro.
Se dirigió a los aposentos de su madre y pidió permiso para entrar, una
vez ahí se sentó con ella en su sofá. —madre, están preparando una
ceremonia para ..—
—lo sé.— Tiffany no la dejó terminar, le dolía escucharlo en cierto punto.
—no me parece justo.— confesó.
—hija, no importa lo que nosotras pensemos acerca del tema, las leyes
están escritas y así se harán, necesitas comprender desde ahora que no
puedes decir nada al respecto, aprenderás a callar y a sufrir en silencio,
ese es nuestro papel.— Tiffany acomodó tras su oreja el cabello de su hija.
La cual no estaba satisfecha con la respuesta de su madre, pero no espetó
más pues no hubo tiempo, las llamaron pues los Kim, habían llegado.


Al llegar los reyes no perdieron ni un poco el tiempo, ambas parejas de
reyes se marcharon con Eunha a elegir telas y el diseño de su vestido de
bodas, dejando a los demás príncipes en el castillo cuidando a los más
pequeños porque al ser miembros de la familia real no podían dejarlos
ciegamente con la servidumbre.
En la sala de estar se encontraban, habían traído anteriormente un gran
cunero para ambos, aunque Jungkook mecía a su hermano menor en sus
brazos.
Taehyung tenía en los suyos a Jimin quien lo quería jalar y él no dejaba
de quejarse.
Hoseok estaba sentado en un sofá, coloreaba su dibujo, agregándole
sombreado, estaba demasiado entretenido.
—¿por qué tenemos que cuidarlos nosotros?— Tae moviendo a Jimin en
sus brazos con algo de rudeza, sacó de su morral su recipiente con leche y
se lo puso en la boca, sólo así Jimin se quedó quieto.

—nuestros padres ordenaron que los vigilaramos bien.— Jeon, dejó con
delicadeza a Yoongi, sentándolo sobre el suave cunero.
Taehyung dejó caer a Jimin de espaldas sin intención, gracias a lo
acolchonado no se golpeó, se sentó, observando a Yoongi, que estaba frente
a él jugando con sus caballos de madera.
Jungkook los observaba, con tranquilidad y atención, verdaderamente
cuidándolos. Lo contrario al mayor de los Kim, quien ya se había
desesperado de observarlos haciendo nada.
Tae levantó la vista y recorrió toda la habitación con ella, viendo los
interesantes cuadros de toda la familia Jeon, insignias y trofeos, además de
esa paleta de colores oscuros y sombríos que le provocaban interés y
curiosidad al príncipe el cuál terminó diciéndole a Jungkook. —¿puedes
mostrarme tu castillo?—
—ahora no, estamos cuidando a los niños.— se limitó a responder, sin
apartar la vista de los menores.
Taehyung se desesperó. —pero no están haciendo nada, deja a alguna
sirvienta viéndolos y vamos.—
—no seáis irresponsable Kim, a los niños de la realeza no se les deja sin
la supervisión de un miembro de la misma.— Jungkook serio, mirándolo a
él.
—aquí está Hoseok, que él los vigile con tus criadas.— Taehyung
insistente.
—dije que no, yo si respeto las órdenes de mi padre.— dijo firme.
—maldita sea ¿siempre eres tan correcto?— Taehyung cruzándose de
brazos.
Jeon sintió que era irónico y grosero. —¿disculpa? Ésta es la actitud que
debéis mostrar tú también, no uses ese lenguaje en mi presencia, mucho
menos en mí castillo.— cruzándose de brazos también, estresado.
Empezaron a discutir sobre educación.
Mientras eso sucedía, Jimin se acercó a Yoongi, dándole su recipiente con
leche, metiéndoselo a fuerza a la boca, Yoongi al principio se negó, pero
después de beber un poco, no lo quería dejar, el pequeño Kim también
quería tomarle y Jeon no se lo quería devolver.
Jimin empezó a llorar. Llamando la atención de ambos.
—genial, ahora vuestro hermano le quitó el chupete el mío.— Taehyung
en queja.
—pero si Yoongi no usa chupete.— Jungkook confundido.
Taehyung quiso tomar las manos de Yoongi, para quitárselo, pero Jeon
atrapó su mano antes de hacerlo. —no te atrevas a colocar tu mano sobre
mi pequeño hermano.—
—no lo iba a dañar, solamente le quitaría el chupete de mí hermano,
pues lo ha hecho llorar.—
Jungkook se lo quitó a Yoongi, dándoselo a Taehyung quien se lo dió a su
hermano, haciendo que Yoongi llorara y Jimin parara el llanto.
Jeon se preocupó de ver a su hermano llorar, miró a una sirvienta. —trae
un chupete para el príncipe.—
Ella asintió, corriendo a la cocina.
Jungkook cargó a Yoongi, meciéndolo mientras trataba de calmarlo y con
su mano acariciaba con dulzura el rostro de su hermanito.
Taehyung miró con curiosidad a Jungkook, no sabía que podía llegar a
ser dulce con la cara de seriedad que cargaba. Sintió ternura.
—¿dónde está el chupete que ordené?— Jungkook algo desesperado de
no poder tranquilizarlo.
—lo lamentamos, no tenemos chupetes en el castillo, señor.— la sirvienta
sin mirarlo a los ojos.
Jungkook suspiró, después de unos segundos de pensar dijo; —trae mi
violín, por favor.—
Enseguida lo trajeron, él sentó a Yoongi en el cunero y tomó el violín en
sus manos, lo colocó en la posición correcta.
Hoseok quien dibujaba un cuadro de la habitación lo miró cuando
comenzó a tocar de manera hermosa aquella dulce melodía, la cuál parecía
tener el poder de tranquilizar.
Después de unos segundos de tocar calmó a Yoongi, quien ahora lo
miraba, tranquilo y entretenido.
Taehyung quedó asombrado con la canción.
Jimin no tardó en soltar su chupete, mirando y escuchando también a
Jungkook tocar, ambos bebés se comenzaban a quedaban dormidos, al ritmo
de la tranquila melodía del mayor de los Jeon.
Hoseok dibujaba a Jeon, porque lo hacía con elegancia, porte y belleza,
como todo lo que el jóven hace.
Por su lado Taehyung, estaba parado, inclinado con ambos codos en el
cunero, con sus manos sosteniendo su rostro, mirando a Jeon con una
fascinación increíble, no sólo porque se veía bien, si no porque tocaba
precioso, lo hacía sentirse tranquilo y en paz, cosa que nada puede hacer
sentir a éste Kim.
Jeon desvío la mirada de las cuerdas, para el cunero, deteniéndose al ver
que ambos bebés yacían dormidos ya, Jungkook sonrió pues había logrado
desaparecer la tristeza de su hermano menor; Yoongi.
—¿hay algo que no hagas bien?— Taehyung enseguida, admirado de
Jungkook.
Jungkook sonrió naturalmente por primera vez frente de Kim. —aún
estoy buscando.— bromeó sutilmente.
Tae se rió suavemente también. Observó como él iba a dejar el violín en
la mesa de un costado y habló; —¿puedes tocar más para mí?—
Hoseok miró extraño a su hermano, eso era algo que tal vez una dama
pedía, no un príncipe a otro príncipe.
Jeon también sintió eso extraño, pero de parte de éste Kim, todo le
parecía inusual así que aceptó. —claro.—
Regresó a crear una dulce melodía, que ambos hermanos disfrutaron.
Taehyung se sentía cautivado, es un príncipe sencillo, que si siente algo
lo dice, que si quiere algo lo pide, que no se avergüenza de nada y el
sentirse cautivado por Jungkook era algo que comenzaba a sentir, empezaba
a sentir cierto tipo de atracción por él y no era voluntario, simplemente era
así.
Pasó el tiempo, tan rápido, se hizo tarde enseguida.
Llegaron de vuelta sus padres con Eunha.
Los Kim se despidieron, Tae no pudo despegar su vista de Jungkook,
mientras éste observaba a la demás familia sin notar la mirada embriagante
del príncipe sobre él.
Taehyung deseaba conocer más acerca de él, quería observarlo,
escucharlo, aprender de él, sabía que no se trataba de una simple
admiración.
En fin, toda la familia Jeon despidió a los Kim y entraron juntos a la sala
principal de nuevo.
Namjoon miró a Tiffany y con la mano indicó que se retirara
discretamente.
Ella hizo reverencia, teniendo dormido entre sus brazos a Yoongi y le
dijo a Eunha que se fuesen a sus aposentos.
Jungkook pensaba irse a los suyos, pero las manos del rey en sus
hombros lo distrajeron.
—¿sí? ¿padre?— girándose a mirarlo.
—elegiré favorita esta noche.— Namjoon dijo con una sonrisa,
caminando al harem.
Jungkook tenía que seguirlo pues aún hablaba con él.
—y ahora, sé que te sientes algo desanimado porque no serás rey, así
que .. tal vez, una bella jovencita pueda hacerte olvidar eso por un rato.—
abrieron las puertas.
Las mujeres más preciosas del reino negro se encontraban ahí, las más
curveadas, sensuales, bailando, tratando de seducirlos por la vista a ambos.
Jungkook simplemente se sintió incómodo, después de todo su enfoque
principal eran sus responsabilidades como príncipe, no había considerado
casarse aún o buscar pareja, pero fue incapaz de espetar pues nunca le ha
negado algo a su padre.
—vamos, hijo.— Namjoon entró, habían dos sillas preparadas al fondo,
en medio del harem.
Jungkook lo siguió escuchando todo tipo de comentarios.
—es guapísimo.—
—no puedo creerlo, el príncipe Jungkook está aquí.—
—me gusta tanto.—
—su belleza es tan varonil.—
Jungkook ignoró eso, sabía que todas eran chicas que deseaban estar a su
lado para conseguir salir de criadas, porque no sabían nada profundo acerca
de él que les pudiese gustar.
Se sentó al lado de su padre, quien dió dos palmadas y la música en vivo
empezó a sonar.
Nam estiró su mano a su hijo mayor, entregándole un pañuelo negro de
gamuza, susurrando. —si alguna te agrada, dáselo.—
Él lo tomó entre sus manos, en desacuerdo pero sin replicar.
Todas las chicas empezaron a bailar para ellos, moviendo sus caderas al
ritmo de la música, parecía que era una coreografía practicada y sí lo era,
Sunny las había hecho ensayar, seleccionó a las 5 más bellas para ponerlas
al centro.
Todo el grupo criadas que bailaban se agacharon al suelo, dejando a sólo
dos de ellas paradas, una en dirección del rey y la otra frente al príncipe, a
unas distancias considerables.
La que estaba frente a Namjoon se llama Seolhyung.
Y la que bailaba para Jungkook es Mina.
Ambas son preciosas y estaban vestidas de la manera más provocativa
posible.
Namjoon miraba con felicidad y deseo a la joven delante él, pero
Jungkook no podía hacerlo, no se supone que así quería las cosas, llámenle
tonto si quieren, llámenle infantil, pero él no quería tener relaciones con
alguien sin amarla realmente.
Casi terminaba la canción, ambas se acercaron a las sillas, tirándose justo
en los pies de ambos miembros de la realeza.
NamJoon no tardó en aventar el pañuelo a Seolhyung, haciéndola sonreír
sin levantar la vista.
Jungkook lo pensó, si le daba el pañuelo significaba que tendría que
pasar la noche con ella, haciendo lo que obviamente se tendría que hacer.
El rey miró de re ojo a Jungkook, esperando que se lo diese, fue un buen
baile y ella era preciosa, no lo podían negar.
Pero Jungkook no lo haría, no se prestaría a aquello. Tuvo que dejar en
claro que ella no le agradó, con su mano izquierda hizo señas de que se
retirara, mientras giró su rostro, simulando que ese baile y ella no le habían
gustado.
Ella sin alzar el rostro se hizo hacia atrás, apartándose del camino del
príncipe.
Jeon trato de pararse, pero su padre puso una mano sobre la suya, así
impidiéndolo, regresó a sentarse.
Namjoon no se sintió complacido, aplaudió, todas se levantaron, y el rey
movió sus manos, señalando que todas bailasen, para ver quien seducía al
príncipe.
Y obedecieron, todas bailaban.
Jeon Jungkook necesitaba más que una simple cara bonita para poder
llevársela a la cama.
Jungkook empezó a notar el enfado de su padre y el que no lo dejaría ir
hasta que consiguiese mujer.
Miró entre ellas, una chica bonita, con una belleza delicada pero tan sutil
que su actitud no se destacara demasiado.
Le habló a su padre a susurros.
—la quiero a ella— la señaló, consiguiendo que Namjoon mirase a la
joven.
Le regresó el mensaje a susurros.
—mientras sales de aquí, deja frente a ella el pañuelo, yo haré que la
preparen para ti y la lleven a tus aposentos.—
Jungkook asintió, levantándose, haciendo una reverencia a su padre y
caminando a la salida.
Todas le abrían paso, se detuvo frente a la bella jovencita y ella se colocó
a un costado para no estorbar.
Jeon resopló, dejando el pañuelo caer delante de ella.
Todas se sorprendieron.
Namjoon mandó a que le pusieran un buen vestido, un buen tocado y una
buena fragancia para ir a ver a Jungkook.
Jungkook siguió su camino, al llegar a su habitación se quitó el traje casi
que arrancándolo de coraje.
Se colocó la pijama y esperó a que ella llegara, pensando en un plan,
hasta conseguirlo, el hombre es brillante.
La chica tocó, entrando a la habitación.
Jeon miraba por el balcón, entro de vuelta al cuarto, viéndola, lo más
arreglada que podía estar.
Se miraron a los ojos, ella no se movió, él tenía que permitirle hacerlo.
—Acércate.— Jungkook.
Ella fue hacia él, nerviosa.
—¿cuál es tu nombre?— Jeon con un tono sutil, haciéndola sentir
cómoda.
—Jisoo.— ella dijo con respeto.
—Jisoo, no haremos nada esta noche y te daré monedas de oro por decir
que sí tuvimos algo que ver.— Jungkook directo.
—pero señor, el reglamento ...— preocupada.
—yo conozco el reglamento, pero esto te beneficia a ti, conservarás tu
pureza, ganarás monedas de oro, serás nombrada favorita pero si no
aceptas, te irás de aquí como la criada que no me complació y no alcanzó a
gustarme del todo, con tu mismo puesto y humillada.—
Jeon Jungkook nunca se comportaba de ésta manera, pero lo consideraba
necesario.
—está bien mi señor, ¿me marchó ahora? — Jisoo miró al suelo.
Jungkook lo pensó y tenía que calcular el tiempo y sus acciones, para que
fuese creíble. —dame tu collar y vestido, te quedarás solamente con el
fondo de vestir también esperarás conmigo unos momentos más, después
podrás retirarte.—
Jisoo asintió, quitando su collar y su vestido, quedando simplemente con
el fondo de este.
Se quedó un rato con Jungkook, conversaron muy poco pero él fue muy
amable, educado y respetuoso con ella. Hasta que pasó el tiempo necesario
y le pidió retirarse después de haberle otorgado sus monedas de oro que a
Jisoo en realidad no le importaban tanto.


Después de otra semana.
Se encontraban los reyes blancos desayunando junto sus hijos, Taehyung
molestaba a Hoseok apretando su brazo mientras sus padres no observaban,
Jimin hacía todo un desastre al comer embarrándose comida y tirándola, las
criadas lo limpiaban.
Jin y Dara conversaban entre sí.
—podrían ordenar que Taehyung que se detenga, por favor.— Hoseok
enojado.
—bla bla bla, no llores, estamos jugando.— Tae apretando su pecho,
para después reír.
—fue suficiente, Taehyung.— Dara, seria.
Taehyung giró los ojos y se acomodó bien, comiendo normalmente,
dejando tranquilo a su hermano, pero Hoseok no se lo había devuelto, así
que apretó la pierna de su hermano por debajo de la mesa.
—¡ouch!, respétame soy mayor.— Taehyung pegándole con la palma en
el hombro.
—oye.— Hoseok le devolvió el golpe de la misma forma.
—maldito.— Taehyung le pegó más fuerte en el hombro con su puño.
—maldito tú.— Hoseok empezó a pegarle también, convirtiéndolo en una
pelea.
—¡Taehyung! ¡Hoseok! No puedo creer que ni siquiera nuestra
presencia respetan.— Dara alzando la voz, molesta.
Ambos se dejaron de golpear, guardando la compostura. Jin se rió
burlonamente de sus hijos y bebió de su copa.
Tras el silencio Jin decidió hablar. —Taehyung, Eunha lucirá hermosa
con el vestido que diseñaron para ella.— dijo de buena forma.
Taehyung no levantó la vista del plato, molesto.
Hoseok notó eso. —¿no te quieres casar, hermanito?— burlándose de
Tae.
El mayor se molestó más. —por qué no te enfocas en tus propios
problemas, ¿acaso ya hablaste con los reyes de Mariam?— respondió.
Hoseok abrió más los ojos, negando discretamente con el rostro.
Taehyung bebió de su copa con una sonrisa complacida y burlona por la
cara de preocupación de su hermano.
—¿quién es Mariam, Hoseok?— Jin, interesado.
—nadie.— Hoseok nervioso.
—¿tienes concubina?— Dara, sorprendida.
—ahh.— Hoseok, pensando en qué decir, pensando en que lo iban a
reprender.
Taehyung estaba listo para reírse a carcajadas de Hoseok cuando lo
hicieran terminar con aquella chica, pero su sonrisa se borró cuando
escuchó a su padre:
—¡estupendo!— Jin sonrió.
Dara aplaudió de felicidad.
—¿qué?— El hijo mayor de los Kim ofendido de tal reacción.
—es una gran noticia hijo, Hoseok pronto podrá formalizar.— Dara dijo
acerca del tema.
Hoseok sonrió, miró a Taehyung complacido.
Taehyung miró a los 3 en desacuerdo.
—eso no es justo, yo también debería elegir con quién me casaré.—
Taehyung golpeó la mesa con sus manos.
Ambos reyes lo miraron, desaprobando esa acción. Jin habló; —todos
salgan, déjenme hablar con Taehyung.— dijo serio.
Todos, incluyendo a Hoseok, Dara y Jimin.
—deberías alegrarte por tu hermano, deberías compadecerlo, él no será
rey, puede al menos elegir quién será su esposa.— Ya solos Jin comenzó a
decir.
—si es por el trono, creo que es más conveniente que cases a Hoseok con
Eunha, ellos son casi de la edad, sería mejor.— Taehyung aún con el tono
fuerte.
—¿estáis dispuesto a renunciar a la corona por un capricho?— Jin
comenzaba a molestarse.
—no es un capricho, estoy siendo justo y lógico, yo soy demasiado
grande para ella y no quiero ser rey, quiero ser feliz y libre.— con
sinceridad.
—haz enloquecido ya, ¿qué piensas que dirá el rey Jeon acerca de ésto?
No le hará feliz saber que mi hijo rechazó a su hija, no podemos
humillarlos de esa forma.—
—no, inclusive le alegrará, así no se menosprecia a su hijo Jungkook y
ambos mayores de ambos reinos dejan el poder, siendo justa la situación
porque ... —
—¡No!— interrumpió a Taehyung con enojo. —¿cómo te atreves a
cuestionar mis órdenes?—
—padre, perdón pero pienso que tomó la decisión incorrecta.— confesó
con valentía.
—¡Taehyung! ¡respétame! Te casarás y no quiero ni un lloriqueo más
acerca del tema, es una orden.—
Taehyung enfureció no se sentía escuchado, se levantó, hizo una
reverencia y salió de la habitación, subiendo por las escaleras tronando los
pies sobre los escalones molesto.
Taehyung golpeaba su cama, enfadado por sentirse tan asfixiado.
Fue hacia su balcón, sobre la pared que adornaba el costado del balcón
estaba un detalle de madera, que le permitía bajar por ahí con mucho
cuidado, si caía podía morir, pero el joven ha hecho esto tantas veces que ya
no es complicado para él escapar así.
Bajó, salió a toda prisa corriendo, antes de que alguien lo viese y dijera
algo. Se dirigió a su lugar favorito, aquel lugar escondido del lago donde
podía conseguir paz.
Por fin llegaba al lugar, cortaba ramas mientras maldecía para sí mismo.
—malditas responsabilidades de príncipe, quien las creó puede irse al
infierno.— enojado decía, se calló hasta escuchar el sonido de violín que
venía entre los arbustos.
Se dió prisa y observó por los pequeños espacios que había entre los
arbustos que formaban esa gran pared. Vió a Jeon Jungkook tocando violín
de pie, quien se detenía mirando las notas sobre la banca, seguía anotando y
borrando más.
Taehyung se calmó y pensó que era increíble, él estaba componiendo
música.
Kim sin hacer ruido corrió a entrar, mientras gritó; —¡tocas muy bien!—
Jungkook quien tenía los ojos cerrados se espantó, dejó caer el violín al
suelo, rompiéndose.
—lo siento tanto.— Taehyung corrió a levantarlo, pensó que Jeon
explotaría de coraje y le gritaría, pero no.
Jungkook tocó su hombro. —no hay problema, tengo más de esos.—
sorprendentemente estaba relajado.
Aún así Kim se levantó con el violín partido en dos en las manos.
Jungkook lo tomó, guardando lo que quedaba en el estuche. —¿qué
hacéis aquí?—
—yo debería preguntar eso Jungkook, tú ya sabes que éste es mi lugar.—
Taehyung con tranquilidad.
—bueno, desde que te encontré aquí pensé que era un tranquilo lugar
para relajarse, así que vine a escribir un poco de música pero no te
preocupes ya iba de salida.— Jungkook se colgó el estuche, caminó hacia
afuera y Taehyung lo siguió.
—¿a dónde vas?— Taehyung con curiosidad, siguiéndolo hasta su
caballo, el cuál era distinto al del otro día.
—tengo que dar clases de matemáticas.— Jungkook se subió a su caballo
pero sin avanzar aún.
—¿también das clases de matemáticas?— Taehyung sorprendido.
—doy todas las materias por ejemplo: matemáticas, literatura,
geografía, también de equitación.— Jungkook con seriedad.
—wooow, ¿puedo ir contigo?— Taehyung interesado.
—¿a tomar clases?— Jeon levantó una ceja. —creo que sí te hacen falta.
— bromeó y se rió de su propio comentario.
Taehyung se rió irónicamente. —¿sí o no?— se cruzó de brazos,
mirándolo hacia arriba pues estaba encima del caballo.
Jungkook sonrió de lado. —está bien, puedes ir a observar.— estiró su
mano, extendiéndola a Taehyung, la cuál él tomó y lo ayudó a subirse tras
él.
—no hablaré, los niños no son lo mío.— Kim riéndose. —como das
equitación, debes ser excelente conduciendo caballos.— puso sus manos al
rededor de Jungkook suavemente.
—soy muy bueno conduciendo a mis caballos, pero agárrate bien, éste es
nuevo.— Jeon dijo comenzando a avanzar a toda velocidad.
Llegaron a uno de los pueblos del reino negro.
Bajaron del caballo, iban caminando ambos al lado de él, pues Jungkook
se dirigía a donde daba clases y Taehyung lo seguía. Teniendo pláticas
vagas, donde se conocían un poco más.
Llegaron a un lugar donde habían muchos niños reunidos, esperando a
Jungkook.
Él amarro a su caballo en la rama baja de un árbol, fue directo a los niños
los cuales parecían tener de 6 -10 años. Se alegraron muchísimo al verlo
llegar y Jungkook también se puso feliz de verlos.
Taehyung lo miraba con fascinación.
Empezó la clase, todos los niños estaban sentados sobre un tapete y
Jungkook frente a ellos, Taehyung decidió sentarse detrás de los niños a
observar a Jeon dar la clase.
—¿en qué nos quedamos la semana pasada?— preguntó.
Levantaron la mano para poder responder, Jungkook eligió a una niña y
ella respondió; — contábamos hasta el 5.—
—correcto, ¿todos saben contar hasta el 5 ya?— Jeon preguntó y ellos
dijeron que sí.
Taehyung se sorprendió de saber que apenas sabían contar hasta el 5.
La ignorancia que había en los pueblos era grande es bien sabido que la
educación es un privilegio que sólo la nobleza y los adinerados
comerciantes tienen, el hijo de un criado no tenía la oportunidad de
aprender pues apenas los criados y agricultores adultos sabían lo que es el
comercio y cuánto valían las cosas, al tener tal desconocimiento era lo que
provocaba que abusaran de ellos y no se les recompensara como debería.
—contemos juntos.— levantó su mano en puño, levantó un dedo y los
niños dijeron "uno", levantó el segundo y los niños dijeron "dos" y así
sucesivamente con todos los dedos de la mano.
Lo hicieron bien. —ahora podemos seguir, ésta clase nuestro objetivo es
aprender a contar 10.— aunque hablaba con niños Jungkook no perdía el
porte ni el tono de respeto y educación con el que se dirigía siempre. —
tenemos dos manos, cada una tiene cinco dedos y si los contemos todos
tenemos diez, ahora es así .. — comenzó a contar sus dedos desde el 1 al 10
una y otra vez.
Los niños comenzaban a imitarlo, eran tranquilos y educados como
Jungkook.
Taehyung los veía tan anonadado de la experiencia pues nunca había
visto algo así, ni siquiera imaginado, él se educó en casa y educaron a
Hoseok de la misma forma, jamás pensó en la educación afuera del castillo
como Jungkook la practicaba.
Jeon los dejó practicando en pares supervisándolos y corrigiendo si se
equivocaban.
Se agachó a ayudar personalmente a uno de los niños más pequeños,
sostuvo sus manos y le indicó de nuevo los números, lo hizo repetir.
Kim sabía que él tenía una vista diferente para la vida y nunca había
encontrado alguien que también la viera de otro modo, pero justo ahora lo
conocía, alguien que no veía las cosas como los demás, que veía más allá de
los límites y eso le gustaba. Miraba a Jungkook fijamente.
Una de las niñas más grandes se acercó a Taehyung. —disculpe, ¿podría
decirme si estoy bien?— con respeto.
Taehyung desvío la vista a la niña, asintió y le prestó atención.
Ella comenzó a contar, trabándose en el siete.
Kim con sutileza levantó el siguiente dedo de la menor. —sigue el ocho.
— con paciencia, cosa que es extraña en Taehyung pues la paciencia no es
una de sus virtudes.
—¿después el nueve?— ella levantó el siguiente.
—sí, ¿el último es?— Taehyung haciendo una expresión agradable.
—diez.— ella lo levantó.
Taehyung asintió.
—gracias.— hizo una pequeña reverencia y regresó con sus compañeros
a seguir practicando con ellos.
Kim levantó la vista y Jungkook se acercó con él, suavemente le susurró.
—no son lo tuyo.— repitiendo sus palabras de hace unos momentos.
Taehyung sonrió y no pudo responder pues Jungkook no se quedó más
con él, siguió con los niños, dándoles ejemplos con pequeñas piedras,
haciendo que reconocieran bien cuál es el 6, el 7, el 8, el 9 y también el 10
por separado.
Es algo que sonaría fácil para todo aquel que ha recibido educación la
mayor parte de su vida, pero para éstos niños que han tenido de 6-10 años
sin haber estudiado nada parecía ser complicado pero no imposible, aparte
de tener las ganas de estudiar en sus ojos.
Terminó la sesión de estudio. —su tarea es practicarlo en casa.—
Jungkook dijo antes de verlos irse.
Taehyung y Jungkook caminaron al caballo de vuelta, Kim no podía
callarse las ganas de hablar sobre eso; —¿por qué haces ésto?—
—necesitamos un pueblo educado.— desamarró su caballo y siguieron
caminando.
—¿crees eso?— Taehyung mirándolo.
—sí, para avanzar como reino tienen que estar listos para cualquier
situación ya que cuando ellos crezcan, sabrán negociar, administrarse,
invertir, con todo eso levantarán la economía del reino y eso nos pondría en
un lugar favorable tal vez como potencia.—
Taehyung resoplo levemente, encontrando la lógica en lo que él decía,
porque era así el conocimiento siempre será una gran arma y si su pueblo
está preparado eso los pondría un paso adelante de todos los demás reinos.
—además no queremos tener un reino lleno de niños irrespetuosos y mal
educados.— lo miró con las cejas arriba y una sonrisa insinuante.
Kim se rió pero respondió; —¿qué tratas de decirme?— tomándolo a que
lo suponía de él.
Jungkook se rió, llegaron al final del pueblo.
—¿quieres ir a ver a Eunha?— Jeon dijo subiéndose en su caballo
nuevamente.
—¿para qué?— Taehyung frunciendo el ceño.
—ammm, probablemente porque es tu prometida, pensé que querrías
visitarla.— Jungkook confundido.
—ah, claro, me encantaría.— fingiendo.
De nuevo tomó la mano de Jungkook y subió detrás de él en el caballo,
sintió algo de emoción al agarrarse de nuevo a él para no caerse, pudo sentir
su abdomen marcado bajo la ropa pensamiento que lo hizo ruborizarse pero
gracias al cielo que Jeon no podía observarlo pues le daba la espalda.
Llegaron al castillo negro.
Bajaron y entraron a la sala principal, topándose con Tiffany, ambos
jóvenes hicieron reverencia ante la reina.
—Taehyung, que gusto tenerte aquí.— ella dijo enseguida.
—gracias.— Tae con una sonrisa.
—ha venido a ver a Eunha, iré a avisarle que estás aquí, no tardo.—
Jungkook fue rápidamente por las escaleras.
Taehyung se quedó ahí con Tiffany, lo cuál era algo incómodo pues
ninguno hablaba, no había qué decirse, el silencio inundaba la habitación
hasta que bajó de nuevo Jungkook. —te llevaré a su habitación.—
Kim siguió al mayor de los Jeon, hasta el pasillo donde estaba la
habitación de ella.
Taehyung iba observando todo, al final, a lo muy lejos del pasillo había
una puerta. —¿allá qué hay?— la señaló.
Jungkook observó de lo que se refería y respondió; —esa es mí
habitación.—
Después de tocar en la puerta de Eunha, volvió a escuchar la voz de
Taehyung hablándole; —mmm, ¿algún día la podré ver?—
El príncipe lo miró con confusión al hacer esa pregunta pero antes de
poder cuestionarlo, Eunha abrió.
—hola Taehyung.— Dijo con educación.
Él saludó amable.
Jungkook los dejó solos.
Él estaba adentro con ella, tenía un vestido azul de seda, con un tipo de
mandil sobre su falda donde guardaba sus pinceles y limpiaba el exceso de
pintura, la observaba pintar con su caballete y su lienzo, por la pared de su
habitación tenía muchas obras terminadas.
—¿todas las acabas de hacer?— Taehyung sorprendido, eran muchas y
se veían frescas aún.
Eunha asintió. —suelo pintar mucho cuando me siento nerviosa o
molesta.— siguió pintando sin mirarlo.
—¿y estás nerviosa o furiosa?— dijo con humor, sentándose en el sofá
de su cuarto.
Ella se rió por la pequeña rima y sintiéndose cómoda lo miró. —estoy
nerviosa, en unos días será nuestra fiesta de compromiso.—
—también me pone nervioso tener que proponerlo frente a todos, pero no
tienes que preocuparte por aquello, sólo tienes que decir que sí.—
Taehyung siendo muy amable, hacía que se creara esa atmósfera de
confianza en la que Eunha se sentía cómoda.
Ella no respondió, siguió pintando.
—¿puedo preguntarte algo?— Taehyung después de unos momentos.
—claro.— ella lo miró, prestándole atención.
—¿tú te quieres casar?— Kim fue bastante sensible al preguntar pues no
quería ofenderla.
Eunha suspiró. —cumpliré con mi responsabilidad de princesa.—
admitió y Taehyung entendió a la perfección que era un claro "no".
Se sintió aliviado. —yo tampoco quiero.— confesó enseguida.
Eunha se rió por su manera directa de decir las cosas, fue a sentarse con
él y de buen humor dijo; —lastimosamente tenemos que hacerlo.—
—lo sé, mis padres no me han dejado respirar ni un momento con el
tema, que quieren nietos, que tu vestido, que lo que diré en la fiesta de
compromiso, todo eso.— Taehyung.
—¿ni-nietos?— Eunha asustada.
Kim la observó y la calmó negando con el rostro. —ellos quieren, pero
yo no, creo que aún eres demasiado joven, no me mal entiendas eres
bellísima .. sólo que no quiero hijos tan rápido.— explicó en pánico.
Ella por fin pudo respirar. —me alegra oír eso, tampoco quiero hijos
ahora.—
Ambos sonrieron mutuamente de estar de acuerdo, primer cosa en la que
ambos coincidían.
—no sabes como me tranquiliza estar en sintonía contigo sobre nuestro
matrimonio, supongo que así será más sencillo llevarlo.— Taehyung
agregó.
Eunha se quedó pensando y habló; —¿entonces es momento para hablar
sobre lo que queremos?— en éste momento sentía que podía hablar de todo
con él y que estaba bien pues eso es lo que él transmitía.
Taehyung asintió, esperando que continuara.
—quisiera, si vuestra voluntad está de acuerdo .. no tener favoritas ..—
Eunha dijo con valor.
Taehyung quedó anonadado. —¿Esa regla aún existe? En mi reino no,
desde hace dos generaciones atrás.— confesó.
—sí, mi padre tiene tres favoritas ahora mismo e hizo que Jungkook
eligiese una también.— ella lucía realmente molesta acerca del tema y
quería compartirlo con alguien ya que nunca tenía con quién desahogarse.
—¿Jungkook tiene favorita?— Taehyung sorprendido, sonaba algo
ofendido.
Eunha se quedó confundida ante la inusual reacción. Pues esperaba que
le sorprendiera que el rey tuviese tres favoritas y no Jungkook que sólo
tenía una.
Taehyung sintió demasiado silencio en el momento y habló. —claro que
no haría eso, cuando suba al trono quitaré la norma definitivamente.—
Ella sonrió, ignorando lo anterior. —gracias.—
Él también le sonrió, dándose cuenta que por su propia reacción, supo y
confirmó que Jungkook le gusta, si no la noticia de que tenía favorita no le
hubiera dolido así sin razón.


Mientras tanto Jungkook se marchó a su habitación, quería leer para
pasar el rato.
Decidió no ordenar que trajeran un libro para él de la biblioteca, podría ir
él mismo, se levantó de su sofá y se dispuso a caminar por el extenso
pasillo.
Bajó y tomó el que más fuese de su agrado, subió de nuevo para leerlo en
la comodidad de su cama.
Subiendo las escaleras, se topó con su padre, quien las iba bajando, hizo
una reverencia.
—¿cómo estáis, Jungkook?— el rey Nam al verlo.
—me encuentro feliz, hoy los niños del pueblo aprendieron rápido son
br..— Jungkook le contaba con emoción.
No pudo terminar porque Namjoon levantó la mano y dijo; —no me
interesa.— con franqueza pues él pensaba que la educación era un
privilegio que los menos afortunados no merecían recibir.
—disculpe.— Jungkook con respeto.
—acabo de estar con Eunha y Taehyung, que gusto que esté aquí.—
cambió el tema.
—sí, yo crucé caminos con él y lo traje a ver a Eunha, con lo del
compromiso pensé que podrían tener tanto tiempo juntos como sea posible,
si se llegan a enamorar sería más sencillo para ella contraer matrimonio.

—eso no importa, se casará enamorada o no, pero eso es tan
considerado de tu parte y por lo que veo estás tomándote lo de la unión de
una gran manera, no esperaba menos de ti.— Namjoon dió un par de
palmadas a los hombros de Jungkook.
Él sonrió como su ánimo se lo permitió hacerlo. —es mi deber.—
—estoy orgulloso de ti.— Namjoon se dispondría a seguir bajando pero
se detuvo de nuevo. —olvidé preguntarte, ¿qué tal la noche con tu actual
favorita?—
Jungkook sin ánimo respondió. —bien.—
—¿sólo bien? si necesitas elegir otra más podría preparar ..— Namjoon
comenzó a decir.
—no, no, no es necesario, con ella me siento totalmente complacido y
feliz.— Jungkook no solía mentir pero no quería más favoritas.
—¿seguro?— El rey con una ceja arriba.
—totalmente.— Jungkook sonrió.
Con esa sonrisa le otorgó tranquilidad a su padre, quien no insistió más.
Se marchó a sus propios aposentos.
Jungkook dejó salir un suspiro pesado cuando lo perdió de vista entre los
grandes pasillos del castillo.
Se dió la vuelta, subió y enseguida estaba la puerta del cuarto de Eunha,
sobre de ella Taehyung estaba recargado con los brazos cruzados mirándolo
con una ceja arriba, diciéndo; —así que tienes favorita.—
—¿escuchast..? sabes que es de mala educación escuchar
conversaciones ajenas.— Jungkook algo serio.
—no escuché nada, lo de tu favorita me lo dijo tu hermana,
completamente anticuado tenerlas.— Taehyung cruzándose de brazos.
—es la ley, aquí las respetamos.— Jungkook acercándose más a él para
no tener la necesidad de hablar fuerte por la distancia.
—y .. ¿de verdad te hace feliz?— Taehyung cuestionando.
—¿no dijiste que no habías escuchado?— Jeon evadiendo.
—tal vez sí escuché un poco.— Kim se rió un poco. —pero quisiera que
me respondieras, ¿te hace feliz?— intrigado sobre la respuesta.
Jungkook no pudo mentir, se quedó callado y Taehyung lo supo entender.
—es una completa pena que no seas feliz, eres alguien que merece serlo,
siempre tan complaciente con todos, al menos por una vez deberías
complacerte a ti.— Kim dijo sin pena o traba alguna, siempre dice lo que
quiere.
—siendo un miembro de la realeza las opciones no existen y el deber es
la única realidad que tenemos.— Jungkook respondió al instante.
—sabes que no estoy de acuerdo con ese pensamiento, nosotros
podríamos hacer que tener el apellido que tenemos no sea una condena.—
Taehyung.
—¿cómo?—
—haciendo lo que deseas hacer.—
Jungkook se rió de lado, le parecía una barbaridad tan sólo imaginarlo,
algo completamente imposible, su padre jamás permitiría que se dirigieran
por la vida a placer.
Taehyung observó cómo se rió y siguió hablando; —digo, ¿tienes algo
que perder? no quiero ofenderte ni nada por el estilo pero, ya no serás rey,
al menos podrías disfrutar de la vida.—
Jeon dejó de sonreír al escucharlo.
Llegó un guardia del castillo y se dirigió a Taehyung; —la carroza está
lista.— se retiró enseguida.
Taehyung pasó al lado de Jungkook pero no sin antes detenerse a decirle
en voz baja. —deberías considerarlo, nos vemos después.— se marchó,
Namjoon había pedido una carroza para que lo llevase a su reino de vuelta.
Jungkook decidió sacar aquella idea de su cabeza y concentrarse en su
libro, se dirigió a su cuarto, se sentó en su escritorio, tratando de leer pero
su mente era ruidosa nuevamente.
Aquella idea de tener esperanza para alcanzar la felicidad se había metido
en su cabeza, Taehyung la había metido ahí, cuestionando si tenía algo que
perder y no, no lo tenía. Toda su vida se preparó, estudió y se esforzó por
ser rey, por cambiar a su reino y levantarlo, ahora esa ya no era una
posibilidad, ya no lo sería y por lo tanto no veía más razones por las cuales
seguir el ritmo que llevaba.
Lo entristecía el hecho de no ser rey, lo anhelaba con todo su ser y de
repente fue arrebatado de sus manos, no tenía otra meta en su cabeza y eso
sin duda lo hacía cuestionar todo lo demás.
Dejó de leer porque las palabras comenzaban a revolverse en su cabeza y
no lo disfrutaba, se recargó en su silla, solamente pensando en aquella
charla, en aquel chico, tratando de descifrarlo a él también, tan libre que
Jeon no lograba saber cómo podía comportarse de la manera en la que lo
hacía sin tener represalias.
Admirado.
Tocaron la puerta y él salió de su trance de pensamientos, permitiendo el
paso.
Era Jisoo, entró, fue hasta el escritorio con él, reverenció y dejó con
cuidado en la tabla el tazón con fruta preparada que hizo.
—gracias.— Jungkook al ver el tazón.
—yo soy la que debe agradecerle a usted, la vida pinta de manera
diferente para mí como favorita, gracias por darme el honor de ascender.
— Jisoo con ternura.
Jeon apenas y le pudo sonreír.
—¿se encuentra bien?— Jisoo notándolo.
—sí, sólo un poco distraído el día de hoy.— Jungkook fingió que volvía a
leer el libro.
—¿necesita algo? podría traerlo para usted.— ella siendo dulce.
—con la fruta es más que suficiente.— Jungkook con amabilidad.
Ella le sonrió. —sé que no tenemos permitido tocarnos pero, ¿podría
darle un abrazo?— con pena.
Él no vió lo malo en aquello, asintió, ella puso sus manos en los hombros
del príncipe y de ahí las bajó por su pecho hasta abrazarlo por detrás,
recargando su rostro en su hombro pues él estaba aún sentado en su silla.
Jungkook sintió confort pues no se sentía del todo fuerte hoy y sin duda
lo necesitaba, un abrazo de parte de quien sea, así que sostuvo la mano de
Jisoo sobre su pecho, deteniéndola unos momentos más abrazándolo.
Ella estaba totalmente encantada, le gusta Jungkook pero el sentimiento
no es mutuo.

Al siguiente día.
En el castillo Kim, Taehyung se encontraba en la puerta con su padre Jin,
arreglado y muy feliz, juntaba sus manos con emoción, esperando.
De pronto un carruaje entró por las gran puertas de metal del castillo,
rodeando la fuente de la entrada, llegando a la entrada principal.
Del carruaje bajó Leeteuk.
Taehyung enseguida corrió a abrazarlo, muy feliz. —te extrañé.—
confesó.
—yo también Taehyung.— dijo el mayor con dulzura, se separó de Tae.
—bienvenido Leeteuk, ¿qué tal el viaje?— Jin también fue a saludarlo.
—algo largo, he terminado los inventarios de cada aldea del reino como
ordenó.— Le respondió.
—que bueno que haz vuelto, tengo tanto que contarte.— Taehyung dijo
queriendo llevárselo pero Jin los detuvo.
—será después, ahora necesito que me entregue un informe.— Jin se fue
con él a los aposentos dónde tenía su escritorio y se encargaba de los
asuntos del reino.
Taehyung fue a su habitación, a esperar que terminaran con lo suyo para
poder hablar con Leeteuk.
Después de un prolongado rato, tocaron su puerta y sabía quién era, lo
dejó pasar.
Enseguida Leeteuk entró e hizo una pequeña reverencia para Taehyung
quien enseguida comenzó a hablar; —todo fue un caos desde que saliste de
viaje.— suspiró sentado en su cama.
—¿habláis del trato que vuestro padre hizo con los reyes del norte?—
Taehyung asintió.
—sí me lo comentó, al igual que la serie de rabietas que habéis hecho
respecto al tema.— Leeteuk poniéndose algo serio.
—¿puedes culparme? Me están obligando a casarme.— Taehyung algo
molesto.
—lo entiendo, no es justo pero es necesario por tu familia, por el reino,
por toda la dinastía blanca, créeme que si pudiese ser de otra forma yo
mismo intercedo por ti pero no puedo, tal como está escrito se hará.— se
sentó a su lado y con tacto explicó.
Taehyung giró los ojos, recargó su cabeza en el hombro de su mayor. —
ni siquiera quiero ser rey.—
—yo lo sé, pero es tu deber y no todo es malo, siendo el rey tu palabra
será la ley y con ese peso de poder en tus manos podrías hacer lo que
quieras.— Leeteuk dijo como consuelo.
—¿de verdad?— Taehyung levantó el rostro con cierto brillo en sus ojos.
Él asintió.
—¿podría hacer que la educación sea para todos? realeza, nobleza y
proletariado.— Dijo enseguida.
—sí .. — confundido. —¿de dónde sacaste esa idea?—
—por ahí ..— Taehyung con una sonrisa pura, pensando en lo que
Jungkook le había explicado el día de ayer.
—¿estás listo para tus clases de literatura?— Leeteuk levantándose.
Taehyung giró los ojos y se recostó en su cama, suspirando. —sí.— dijo
con desánimo.
—anda, levántate y sígueme.— Leeteuk salió de su habitación y
Taehyung a duras penas fue tras él, lo llevó a la biblioteca a estudiar.
El día pasó, entre estudios, conversaciones vagas y cena familiar, por fin
la noche había caído, las estrellas y la luna habían salido a alumbrar todo el
paisaje.
Taehyung no tenía sueño, yacía acostado para dormir, pero no podía
conciliar el sueño, por más que lo intentara no podía dormir, tenía una
pequeña espina de nombre Jungkook y no entendía por qué no dejó de
pensar en él todo el día, con que fin los suspiros se escapan de su boca para
dedicarse a aquél varón.
Decidió levantarse, tomó un libro, fue a su balón y decidió leer ahí, la luz
de la luna era brillante, alcanzaba a leer tenuemente aquellas letras de
poesía que Taehyung tanto amaba recitar.
Leía mientras pensaba.
“Seríamos ese caos de los que llenan al mundo, pero de los que poco se
sabe. Y quizás el nuestro sería un poco diferente.
Nos conocimos sin querer, estaba más que claro que aquello no podía ser,
por todo lo que rodea nuestras vidas. Porque eso es todo lo que el mundo
conoce; los límites.
Seríamos todo aquello que desborde ropa interior y lágrimas mezcladas de
felicidad con tristeza, funcionaría como algo especial. Pero decidimos no
hablarlo, no escucharnos y funciona por el día, pero en cuanto la noche
aparece nos aferramos a lo que no podremos ser.
Podríamos si te atrevieras, pero no.”
Terminó de leer y suspiró, dejando de lado aquel libro, no lo había
ayudado mucho. Estaba confundido, pues los sentimientos son
involuntarios pero jamás había leído un caso como el de él y no lo dejaba
tener paz.
Al no conseguir nada, decidió salir, bajó de la misma forma,
escabulléndose por aquella gran decoración de madera, fue hasta el establo
y sacó a su caballo, tratando de no hacer tanto ruido.
Pudo salir sin que se dieran cuenta que estaba ahí.
Fue a casa de Baekhyun y lanzó una piedrita a la ventana que sabía con
anterioridad que era la de él.
El adormecido amigo abrió la ventana y se asomó. —¿mmm?—
—Baek, ven, necesito hablar.— Taehyung trató de decir en el tono más
bajo y audible que pudo.
—dormía ya, ¿podemos hablar en la mañana?— Baek dió un bostezo.
—baja ahora mismo.— Taehyung en el mismo nivel.
—mañana trabajaré con mi madre desde temprano, necesito descansar,
te veré mañana hermano, buenas noches.— Baekhyun dijo y cerró la
ventana.
—maldito.— Taehyung sin molestarse realmente.
Sin hacer más ruido decidió subir nuevamente a su caballo y dirigirse a
las orillas del reino él sólo.
Al llegar a su lugar observó que había otro caballo atado ahí. Bajó del
suyo y lo dejó ahí también, poniéndole atención nuevamente a la dulce pero
melancólica tonada de violín que provenía del pequeño lago, observó de
nuevo por los orificios y vió sin más ni menos al príncipe Jungkook,
tocando arduamente.
Se recargó de ese lado de la pared, de espaldas, deleitándose con la
melodía que el príncipe entonaba, tenía tanto sentimiento, la música
siempre nos dice algo, es el método de expresión más sincero y claro que
hay.
Y sonaba triste, no como sus anteriores tonadas que pintaban un color
neutro, la que estaba sonando tenía el color azúl, tan triste.
De repente dejó de tocar.
Taehyung esperaba eso para entrar, no quería ayudar a romperle otro, con
sutileza entró al lugar con él. —¿de nuevo aquí?—
Jungkook había dejado el violín en su estuche y tenía las notas en sus
manos pues escribía, levantó la vista de ellas para ver a Taehyung entrar.
Rió con suavidad. —lo lamento si te sientes invadido, no había encontrado
lugar tan bello y alejado donde fluyera la música para mí como aquí.—
—no importa, podría compartirlo contigo.— Taehyung se acercó
sintiendo cierta emoción en su estómago.
Jungkook guardaba sus notas, estaban regadas por doquier y creía que era
hora de irse.
—no, por favor sigue tocando.— Taehyung puso su mano sobre la de él,
pero no duró mucho ahí, se apartó rápido.
Jeon lo escuchó, dejó sus partituras afuera, sujetó su violín y siguió
tocando.
Kim se quedó admirándolo y no lo podía evitar, la grandeza del hombre
era increíble, su talento igual y su belleza no dejaba dudas ni quejas.
Terminó de tocar junto con un suspiro.
—bravo, cualquiera se enamoraría de escucharte tocar así.— Taehyung
dijo sin pena.
Dejando a Jungkook confundido. —¿gracias?—
—pero, ¿por qué suena tan triste?— Taehyung curioso.
Jeon miró el arco en sus manos y con pena respondió; —a veces los
instrumentos traicionan y hablan por sí mismos sobre lo que queremos
transmitir.—
Taehyung lo entendió. —¿estás triste?—
—no tienes que preocuparte por ello ..— Jungkook guardó sus notas,
evadiendo las miradas de Tae sobre él.
—me interesa saberlo, quiero escucharte, estoy aquí para ti.— Taehyung
dió un paso más hacia él.
Jungkook detuvo lo que estaba haciendo, se colocó recto y lo miró,
sorprendido.
A la hora de consuelo o escuchar, generalmente él es el que escucha, jamás
alguien se había interesado por oírlo a él, preguntarle qué le pasaba,
prestarle atención. Además los ojos de Kim reflejaban sinceridad y
confianza.
—¿de verdad?— Jungkook atónito.
Taehyung asintió a la brevedad. —vamos a sentarnos.— ayudó a
Jungkook a guardar sus cosas y se sentó a su lado en la banca, poniéndole
atención.
♕♛


—¿por dónde que debo empezar?— Jungkook, sin saber cómo decirle a
Tae todo lo que le pasaba por la cabeza, todo eso que llevaban días siendo
una tormenta.
—por lo más importante, lo que más duela.— Taehyung con sutileza.
—verás Taehyung, yo realmente quería ser rey.— con desánimo, al
confesarlo ni siquiera pudo mirarlo a los ojos.
—eso .. yo lo lamento.— Kim tampoco lo miró.
—tampoco fue culpa tuya, los reyes decidieron eso por el bien de los
reinos y trato de aceptarlo, pero es difícil, tenía muchos planes cuando la
corona fuese mía, nuevos sistemas educativos, tantos planes.— mirando
adelante, con un tono sensible.
—sé que lo hubieses hecho bien, nadie merecía más el título que tú ..
¿hablaste con tu padre sobre cómo te sientes?—
—no, jamás he replicado alguna de sus órdenes, además no creo que las
cosas cambien pues el trato está hecho.—
—si te pudiese ceder la corona, lo haría.— confesó.
—¿qué?— sorprendido.
—sí, créeme que yo llegue al poder es un mal destino. No soy ni la mitad
de gran príncipe que eres tú, no sabré llevar los reinos .. pero, viendo el
lado bueno, tú serás mi mano derecha y creo que como rey podría escuchar
todos tus planes pues no dudo que sean realmente buenos.— con su hombro
dió un pequeño empujón al hombro de Jungkook, mientras le sonreía.
Jungkook le devolvió la sonrisa. —eso significaría mucho para mí.—
—entonces así se hará, no te lamentes más, luces mucho mejor cuando
sonríes así.— Taehyung dijo porque al ver la sonrisa de Jungkook quedó
atrapado en su magnificencia.
Jungkook se sintió halagado y sentía todo el confort que Kim le ofrecía
con su compañía y no era nada desagradable sentirse así de cómodo. —eres
muy dulce, estoy feliz de que hermana va a casarse contigo.—
La sonrisa de Taehyung desapareció, miró al suelo y no fue una acción a
propósito
Jungkook lo notó. —¿dije algo malo?—
—no, sólo es que ..— miró de nuevo a Jungkook a los ojos y guardó
silencio, Jeon lo supo interpretar.
—oh.— Jungkook apartó la vista.
—¿estás furioso?— Taehyung con miedo de haberlo ofendido de alguna
manera.
—no, por lo poco que sé de ti sé que no sigues las órdenes y que estés
cumpliendo con ésta responsabilidad como debe ser, me hace respetarte,
sientas lo que sientas.— Jeon dijo al instante.
—no me mal entiendas, Eunha es preciosa como ningúna otra chica pero
... —
—lo comprendo, tal vez a la mediante lleguen a sentir amor, eso es lo que
les deseo.— Jungkook se agachó y tomó una piedrita, la aventó al lago
donde Tae nadaba aquel día.
Taehyung suspiró, creyendo esa opción imposible. —¿y tú? ¿Crees que
te enamorarás de tu favorita?— con curiosidad.
—no lo sé, ella es linda y suave conmigo pero no me inspira a suspirar,
ni a besarla, nada del estilo.—
—te entiendo.—
Ambos se miraron, sabiendo que se refería a Eunha y fue un momento
algo cómico, se rieron.
Pero Taehyung se detuvo para cuestionar. —espera, ¿cómo la nombraste
favorita si no quieres hacer nada de eso?— es bien sabido que la favorita
está para cumplir en su mayoría el deseo sexual del hombre.
Jungkook suspiró. —mi padre insistía en que yo tuviese una, hice un
trato con ella donde le pago para que diga que sí pasó y mi padre esté
complacido.— admitió, se sentía en confianza con él.
Taehyung estaba boquiabierto. —¿mentiste?—
—no le digas a nadie, por favor.— algo apenado.
Kim se rió. —wow, no es algo que esperaba de ti, estoy genuinamente
sorprendido, Jungkook.—
—es la primera vez que lo hago y no me siento bien al respecto.— Jeon
con el mismo buen humor de Taehyung.
—después de un par, se vuelve fácil.— Kim guiñando un ojo.
Jeon negaba con el rostro; —eso no está bien.—
—no pero es divertido.—
Jungkook sonrió. —¿es divertido hacer lo que tú quieres?— lo miró.
—mucho, sólo viviremos una vez y la juventud no es por siempre.—
levantó las manos.
—me gusta tu filosofía.— Jungkook puso su mano sobre la banca, a un
lado de sus piernas.
—deberías aplicarla también.— Taehyung también puso su mano sobre
la banca, justo al lado de la de Jungkook.
Jeon observó la mano de Tae, como era tan delicada y delgada, lucía
suave y su tono canela era el tono perfecto de piel.
Taehyung observó la mano de Jeon, tan marcada y tan blanca, con las
venas marcadas sutilmente, eran lindas.
Ante el silencio y las miradas mutuas al otro, levantaron el rostro,
viéndose. Quedaban realmente cerca, pero no se sentían incómodos de
aquello, sentían la respiración del contrario sobre sí, parecía que sus mentes
se apagaron por un segundo y permitían que la distancia se hiciera más y
más pequeña.
Jungkook reaccionó antes de que algo sucediera comprometedor, se
levantó y tomó su estuche. —tengo que regresar, se hace más tarde.— con
nervios.
Taehyung también se levantó. —sí, también yo.—
—gracias por escuchar, te veré en el baile de compromiso.— Jeon con
sus cosas en mano salió sin esperar respuesta.
Taehyung reaccionó unos segundos después, corriendo tras él,
encontrándoselo arriba de su caballo, solamente dijo; —gracias por confiar
en mí.—
Jungkook lo miró y con una sonrisa respondió; —tú lo hiciste primero.—
Se marchó.
Taehyung lo vio irse, tocó su nuca y se dijo a sí mismo cuando estubo
sólo; —¿qué fue eso?— sobre lo que sintió recorrer todo su cuerpo como
una chispa.
Subió a su caballo y decidió volver a su reino.
Trato de no hacer ruido cuando llego, subió por la pared de madera otra
vez, pasando por el balcón, enseguida prendió una lámpara de fuego y la
colgó donde estaba su escritorio, escribiendo en una hoja.
“donde el silencio y las
miradas fijas no son incómodas,
ahí es.”

Un día antes del baile de compromiso.
Por la tarde.
Jungkook se sentía mejor después de haber tenido esa conversación, se
sentía liberado pues se desahogó por fin.
El baile de compromiso en realidad era para la entrega de anillos y así
para avisar a los reinos sobre el compromiso y la unión que se aproximaba.
Se festejaría en el castillo negro a petición de NamJoon.
Jungkook preparó una canción para Eunha y Taehyung como regalo para
el baile, tocada en violín. Eunha se lo pidió y sabía que a él le gustaría pues
disfruta de oírlo tocar.
Escribió las últimas notas, se levantó y con el violín en mano se dirigía al
cuarto de Eunha, quería mostrársela de una vez. Tocó.
—adelante.— escuchó la voz de su hermana menor y entró.
Viéndola en fondo de dormir, sobre de ella tenía las piezas de lo que
parecía ser su vestido, con la falta tan abultada que sería imposible
acercarse a ella, con los detalles de la cintura de encaje sobrepuestos al
igual que los de las pegadas mangas y el corsé con algunas joyas, aún no
estaba terminado.
—wow.— Jungkook.
—hola.— Eunha con una sonrisa, mientras tenía al equipo de costura al
rededor de ella, acomodando las piezas y colocando alfileres para hacerlo a
medida.
—luce hermosa ¿cierto?— su madre quien la admiraba unos pasos
adelante.
—muy hermosa.— Jungkook con respeto.
—gracias.— Eunha alegre pues es fanática de los hermosos vestidos y
ver que sería grandioso le generaba gusto.
—Eun, terminé la canción, la tocaré para ti ..— se acomodaba el violín.
Su hermana bajó de la base de madera de un brinco. —no, no, no.—
detenido sus manos.
—¡no te muevas!— Tiffany al verla hacer eso y tumbar lo que estaban
acomodando.
—quiero escucharla en la fiesta, con Taehyung.— Ella pensando en él
como un gran amigo.
Jungkook asintió.
Tiffany se emocionó por el comentario, creyendo que comenzaba a
gustarle.
—ahora te necesito quieta querida.— fue por ella y la llevó a la base de
nuevo, mientras comentaba; —¿ya tienes emoción por el príncipe
Taehyung?—
—sí.— Eunha mintió porque sabía que madre la regañaría si lo negaba.
—esplendido, es mejor que comiences a tomarle el gusto pues cuando se
casen tu padre quiere que tengan hijos a la brevedad.— Tiffany ayudaba a
sostener el corsé en ella.
Jungkook se quedó callado observándolas.
—eso no sucederá, hablé con él sobre tener hijos y quedamos que no
queremos apresurarnos.— ella dijo complacida.
Tiffany la apretó del brazo. —Eunha, una señorita no toca esos temas,
compórtate como dama.— como regaño.
—ouch.— Eunha. La soltó y ella miró a Jungkook pidiéndole ayuda con
los ojos pero su hermano no se metió como siempre, prefirió darle la razón
a sus padres apartándose de la situación, reverenció y salió de la habitación.
Eunha de nuevo se decepcionó.
Jungkook dejó el violín en su estuche, leía partituras de un libro,
concentrado.
Lo interrumpió un guardia, avisándole que el rey lo llamaba.
Él enseguida bajó y fue a los aposentos de trabajo de su padre, tocó para
pedir permiso de pasar.
—adelante.— Namjoon desde adentro.
Cuando Jungkook pasó su padre le pidió cerrar la puerta tras él y eso
hizo, después se giró e hizo una reverencia. —¿me necesitaba?—
—acércate.— Dijo desde su escritorio donde contemplaba sus propias
obras.
Namjoon creaba joyería, sabía manejar bien los materiales para hacerlo,
tenía un nato talento para hacer accesorios preciosos.
Fue hasta él y observó un juego de un collar y dos aretes de piedras
naranjas las cuales parecían aprisionar fuego dentro de sí.
—son hermosas.— Jungkook enseguida.
—lo sé, a tu madre le encantará.— complacido.
—¿son para ella?— Jeon sonrió, era muy romántico de parte de su
padre.
—el collar sí, los aretes son para mi nueva favorita; Seolhyun.—
Namjoon sin importarle un poco la sensibilidad.
Jungkook lo miró atónito, no le parecía justo, ni correcto, pero no le daría
la contraria, se limitó a no responder nada acerca del tema.
—éste es para Taehyung.— Nam sacó de uno de sus cajones un trozo de
seda en el que venía envuelto un anillo de oro, con una piedra blanca
preciosa, brillaba tanto que se asimilaba a una gota.
—es hermoso.— Jungkook lo sostuvo en sus manos.
—lo es, Jin y yo quedamos en que yo haría el anillo de Taehyung de
compromiso y él se encargaría del anillo para Eunha.— tomó el anillo de
las manos de Jungkook y lo guardó de nuevo.
—admiro vuestro talento en joyería, padre.— Jungkook poniendo sus
manos atrás.
—gracias.— Nam se levantó y fue hasta Jungkook. —te llamé para
darte permiso.—
—¿de qué?— Jungkook con algo de nervios.
—mañana es el baile, como dices que tu favorita te hace fan feliz, puede
ser tu acompañante el día de mañana.— Nam le dió palmadas en los
hombros.
—oh.— fue su reacción.
—pide que le den un buen vestido, un tocado precioso y la presentarás
como lo que es, tu favorita.— Namjoon siguió hablando.
—gracias, le diré, ¿puedo retirarme?— Jungkook.
Namjoon no respondió, sólo accedió moviendo su mano.
Jungkook hizo una reverencia y salió de la habitación, directo al Harem.


Jungkook llegó al Harem.
Vio a Jisoo sentada en el sofá de las favoritas comiendo uvas y hablando
con las 3 de su padre; Solji, su favorita principal, después Gayoon y la más
reciente Seolhyun.
—¡el príncipe Jungkook está aquí!— lo anunciaron.
Todas se levantaron y se formaron, agachando el rostro, en forma de
respeto.
Jungkook se acercó a ella, sostuvo su mentón y lo levantó para mirarla
directo a los ojos.
—Jisoo, tú no tienes que bajar el rostro en mi presencia.—
Las favoritas de su padre, que estaban al costado de Jisoo, lo escucharon,
sorprendidas.
Jisoo le sonrió y Jungkook le devolvió la sonrisa. Después Jeon esquivó
la vista, dirigiéndose a Sunny, la encargada del Harem. —acércate.—
Ella obedeció, acercándose a ambos.
—Jisoo me acompañará al baile de mañana, quiero que la arregles con
el mejor vestido y el mejor tocado, digno de un hermoso rostro.— dijo en un
tono algo serio.
—entendido, príncipe.— Sunny asintió.
Jisoo se puso muy feliz, había sido dulce con ella y lo acompañaría al
baile mañana, la emocionaba.
Jungkook miró una última vez a su favorita y se dio la vuelta, saliendo
del Harem.
Todas le hicieron reverencia al marcharse.
Solji se giró con Jisoo y brincó de emoción. —¡eso fue tan dulce! Si las
cosas siguen así tal vez te haga su esposa.— sujetó las manos de la menor.
Las mejillas de Jisoo ardieron al rojo vivo.
—sólo la haría su esposa si ella le da un príncipe.— Gayoon dijo en un
tono más sutil.
—ya, sigan con sus cosas.— Sunny a todas pues estaban hablando entre
ellas mientras miraban a Jisoo.

El siguiente día llegó.
Taehyung traía puesto su traje blanco de gala, con sus insignias de su
reino bien colocadas.
Estaba nervioso camino al castillo del norte, aunque había repasado lo
que diría una y otra vez, no le parecía suficiente ensayo, temía congelarse
con los nervios.
Movía su pierna sin parar, chocando su suela con el suelo de la carroza.
—¿puedes detenerte? Me das dolor de cabeza.— Hoseok, estresado de
ese ruido que había durado desde que salieron del castillo.
Después de oírlo, Taehyung estrellaba a propósito los pies.
Hoseok agarró haciendo un puño el saco de Taehyung, dispuesto a
pegarle, pero la mano libre de Leeteuk lo detuvo. —señor, el traje de el
príncipe Taehyung no puede estar en malas condiciones.— mientras
cargaba a Jimin.
—cuando acabe tu fiesta, te daré tu merecido.— Hoseok quitándole la
mano de encima, mirando por la ventana.
Jimin al ver a Taehyung estiró sus manos, pidiéndole que lo cargara y el
mayor hizo caso, sosteniendo al menor de los Kim entre sus brazos,
meciéndolo.
El menor sin poder quedarse quieto, agarró una de las insignias de
Taehyung, tratando de jalarla del traje.
—no bebé, nos matan a ambos.— el mayor lo levantó a la altura de su
cara.
Jimin ahora jaló su cabello.
Taehyung se quejó y lo quitó de encima de él, se lo pasó a Hoseok,
diciendo; —ten, carga a tu hermano.—
—también es tú hermano.— Hoseok meciéndolo.
—pero arruina mi imagen, lo abrazo después.— Taehyung dijo mientras
Leeteuk con una risa se los quitaba, volviendo a cargarlo él.
Por fin llegaban al reino negro, donde los esperaban ya.
Bajaron de ambas carrozas, primero Jin, después Dara y de la segunda
carroza bajó primero Hoseok, después Leeteuk y por último Taehyung.
Jin miró a su hijo mayor y le acomodó la insignia que Jimin
anteriormente había jalado, asegurándose así que estuviese perfecto.
Ingresaron al salón de baile, donde sería la celebración, increíblemente
grande y lindo, no habían escatimado con las decoraciones.
Jimin estiró de nuevo sus manos a Taehyung, parecía que sólo quería ser
abrazado por él y ante que lo pasaran de largo comenzaría a llorar.
Taehyung no toleraría verlo llorar así que lo cargo en sus brazos,
calmando su llanto y haciéndolo sonreír con sus rojas y regordetas mejillas.
—¿practicando?— escuchó la voz de NamJoon que venía llegando con
ellos y a su lado su familia completa.
Tiffany a su lado con Yoongi en brazos, atrás de ellos Eunha y Jungkook,
que venía con una mujer abrazada a su fuerte brazo.
Taehyung le pasó a Jimin a su madre, con pánico. —no.— respondió
rápido.
Al escuchar la forma en la que respondió Taehyung, Jin se paró delante
de él y le dijo a Nam; —siempre es un placer verlos.— atrayendo la
atención.
—lo mismo digo.— Namjoon ignorando lo anterior. —¿nos acompañan?
— se dirigió únicamente a los dos reyes los cuales asintieron, inclusive
Leeteuk se fue tras ellos pues él cuidaba a Jimin.
Eunha enseguida se agarró del brazo de Taehyung, comenzaron a saludar
y a caminar juntos por la fiesta.
Perdiéndose de Jungkook y la chica que venía con él.
La conversación fluía, pero nada interesante. Taehyung buscaba con la
vista a Jungkook pues había mucha gente y se llegaba a perder entre tantas
personas lo cuál era un poco enfadoso.
Por fin lo encontró, en este momento estaba jugando con Yoongi y Jimin,
cargándolos a ambos y haciéndolos reír.
Adorable.
—¿pasa algo?— Eunha, se dió cuenta que veía demasiado tiempo un
punto en específico, pero ella no observaba qué.
—nada, lo siento, mi cabeza está en otro lado.— Taehyung miró su copa.
Ella suspiró aliviada. —también me siento así, son sólo nervios, pedir mi
mano se acerca cada vez más.— mirando a otro lado en la fiesta.
Taehyung asintió, sintiendo toda la presión.
Miró de nuevo a Jungkook, después de bajar a los dos nenes, la mujer que
venía con él volvió a abrazar su brazo y él le sonrió.
—Eunha, ¿ella es su favorita?— Kim enseguida cuestionó.
—¿quién? — Eunha confundida, no los estaba viendo.
Taehyung señaló discretamente a Jungkook.
—sí, su nombre es Jisoo, mi padre ordenó que la trajera como su
acompañante.— Eunha susurró en su oído.
Tae decidió no responder nada.
—la conozco muy poco aunque mi sirvienta dice que es noble y
agradable, así que vamos a saludar.— Eunha tomó del brazo a Taehyung,
lo llevó con su hermano y la favorita del mismo.
Llegaron y se pararon delante de ellos, al tenerlos de frente, Jisoo hizo
una reverencia y Jungkook igual pero sólo con el rostro.
—¿qué tal la fiesta?— Jungkook a Taehyung.
—bien.— Taehyung miró a Jisoo un segundo.
Ella se sintió algo intimidada por la mirada tan pesada que el príncipe
tenía.
Jungkook lo interpretó como una petición para presentarlos y eso hizo;
—ella es Jisoo, mi favorita.— la señaló a ella, quien le sonrió a Tae.
Después siguió diciéndo; —y él es Taehyung, príncipe blanco y
prometido de mi hermana.— se dirigió a ella.
Taehyung la miró de pies a cabeza, fingiendo tener un rostro agradable,
dedujo que sí, era bonita, delgada, su rostro fino y aquellas joyas le lucían
demasiado bien, parecía de la realeza también por el tipo de
comportamiento que tenía.
—Jisoo, ven conmigo, vamos a degustar los bocadillos.— Eunha amable,
quería conocerla más y saber qué clase de persona era.
—¿puedo ir?— Jisoo a Jungkook.
Jungkook se soltó de ella con cuidado y al instante respondió; —claro
que sí.—
—como lo desee, princesa.— Jisoo hizo reverencia para ambos príncipes
y después se fue hablando con Eunha.
Taehyung y Jungkook se quedaron solos, ellas se fueron conversando por
ahí.
—príncipe, ¿no le gustaría un poco de aire fresco? — Taehyung, viendo
como Jungkook veía por todos lados al rededor de la fiesta.
—por favor.— Jungkook suspirando, tanta gente le frustraba un poco.
Salieron juntos al jardín, el cuál tenía solo un par de invitados.
—luces cómodo al lado de vuestra favorita, ¿le haz tomado cariño?—
Taehyung curioso.
—sólo soy educado, ella es tan dulce y buena conmigo que no puedo
tratarla mal pero sin duda lo que siento por ella no es amor.— Jungkook,
aflojando el traje de su cuello.
—oh.— Taehyung se quedó anonadado en aquella palabra "amor" y
pensaba tantas cosas que el silencio lo invadía.
—¿alguna vez te has enamorado?— Jungkook a Taehyung.
—mmm, no lo sé.— Taehyung lo miró con cierta emoción dentro de él.
Jungkook no decidió decir nada más respecto a eso pues se adentraban en
los jardines ocultos del reino negro, donde sólo habían flores y se perdían
de la vista de los invitados, aunque hubo alguien que los vió entrar ahí:
Leeteuk, que no pensó mal ni un momento.
Caminando, llegaron a una banca y se sentaron ambos, lado a lado, con
sus piernas pegadas pues no era tan espaciosa.
—Jungkook, ¿puedo preguntar algo?— Taehyung con valor, aún tenía
intriga acerca del tema.
—adelante.— Jeon con calma.
—¿cómo sabes si sientes amor por alguien o es sólo cariño?— Kim
hablaba de su propia situación.
Pero Jungkook no lo notó, respondiendo con sinceridad. —Cariño es
cuando deseas proteger a alguien, hacer a esa persona feliz, pero no te
inspira a besarla, tocarla o tenerla entre tus brazos.— no lo miró al
responder.
—¿y el amor?— Tae sí lo miraba a él.
—El amor es algo difícil de explicar, príncipe, es eso que te eriza la piel
cuando ni siquiera te han tocado, el amor es algo tan grande guardado en
cosas tan pequeñas, como lo es un beso, un anillo, una carta, el amor es
sentir que deseas con toda tu alma tener aquel ser humano entre tus brazos,
por siempre, que cuando aquella persona está contigo, lo demás del mundo
no importa y que sin ella, la vida pierde su sentido, que lucharías contra el
mundo por ella, el amor es estar en las llamas, pero sin quemarte.—
Taehyung se quedó sin palabras y ahí entendió todo lo que le pasaba
porque su piel se erizó sin siquiera haber sido tocado.
Jungkook ante su silencio lo miró.
Y cuando ese choque de miradas se hizo, las pupilas de Taehyung se
dilataron.
Quedaron cerca, pues Taehyung inconscientemente, escuchándolo hablar,
se acercó más a él.
Jeon no entendía lo que estaba sucediendo, el lenguaje corporal de
Taehyung ahora es tan confuso y para nada desagradable.
Tenía a Taehyung cerca, pero no había problema con eso.
—amor es exactamente lo que siento por ti, Jungkook.— Taehyung no
dudó en decirlo.
—¿qué?— Jungkook confundido de lo que acaba de confesar sin ningún
problema.
Taehyung se acercó más al príncipe negro, puso su mano en la nuca del
mismo y al mismo tiempo posó sus labios sobre los de él, lo besó, lo besó
detenidamente, si un pico aquel beso se pudiera llamar.
Porque lo deseaba, porque desde que lo vio, llenó todo su vacío y eso
habla más de la grandeza de Jungkook, que del vacío de Taehyung.
Por un segundo, el mundo se detuvo, a que Jungkook procesara la
información, Taehyung delante de él, con los ojos cerrados, recargando sus
labios en los suyos.
Jungkook correspondió el beso mientras subía su mano al rostro de
Taehyung para sujetarlo, pero antes de tocar su piel se alejó, no quería
llevarlo más allá, porque su mente por fin reaccionó levantándose de la
banca, mirando a Taehyung con preocupación, tocando su cabeza.
¿Qué había pasado?
Tan sólo 5 segundos después, Leeteuk se hizo presente. —Oh príncipe
Taehyung, venga, es momento de pedir la mano de la princesa Eunha.—
Jeon se preocupó de que haya visto o escuchado algo de lo que acababa
de suceder.
Taehyung se sentía perdido, estaban sucediendo tantas cosas en su
cabeza, en todo su cuerpo la sensación de la chispa seguía ahí
descontrolada.
Al ver a Taehyung así Leeteuk se preguntó a sí mismo qué había
sucedido, parecía que ¿discutían? No lo entendía pero tampoco se detuvo a
saberlo, tomó a Taehyung del brazo y se lo llevó, pues tenía que presentarse
en el salón de baile ahora mismo.
Dejó a Jungkook ahí, desbordando pensamientos. Se sentía desesperado,
mal, frustrado, atónito pues no le pareció desagradable, quería besarlo
también y eso es lo que más lo saca de sus casillas.
Mientras tanto, Taehyung iba caminando con Leeteuk, éste le explicaba
lo que tenía que hacer, pero él estaba mirando al suelo, sin poder escucharlo
con claridad, mientras la voz de su mente predominaba la situación.
Confundido. ¿por qué lo dijo? ¿por qué lo hizo? Seguro Jungkook lo odia
ahora mismo, por la reacción de espanto que tenía en el rostro.
Entraron al salón, donde todos lo esperaban. Las personas le abrían paso,
poniéndose a sus costados.
Al fondo de todos ellos estaba Eunha, con sus padres y con los de él,
sentía que la panza se le revolvía.
Practicó la pedida de mano, pero ahora mismo le era imposible hablar.
Caminó, sintiendo como sus piernas temblaban, pero lo hizo, llegó
delante de Eunha, ella le susurró. —¿estás bien?— confundida al ver ese
rostro perplejo.
Taehyung asintió guardando (como pudo) las apariencias.
Respiró profundo e hizo lo que pudo; —Reyes, queridos invitados a esta
ceremonia, hoy, yo Kim Taehyung, me encuentro contento por tener la
oportunidad de despistar a un miembro de la familia Jeon, como lo es
Eunha, pero para esto, necesito la bendición de ambos padres.— dijo lo
más alto que su voz le permitió hablar.
Se giró, se agachó, una rodilla doblada y la otra sobre el suelo, frente
ambos reyes, con una mano al corazón, dijo; —¿me dan el privilegio y la
bendición?—
—levántate hijo.— Jin, siguiendo el protocolo.
Taehyung se levantó y miró a su padre a los ojos, sintió todo el peso de
su culpa, quiso salir corriendo, pero el rey Jin sacó de su traje una caja
pequeña, donde venía el anillo de Eunha y de lo entregó. —estoy orgulloso
de ti, tienes mi bendición.—
Jin abrazó a Taehyung.
Mientras eso sucedía Namjoon tomó las manos de Eunha. —Cariño, la
luz de luna de mi noche larga, estoy alegre de que vayas a contraer
matrimonio con un Kim, como lo es Taehyung, tienen mi bendición.— sacó
el anillo para Taehyung y se lo dió, también la abrazó.
Al separarse, Eunha y Taehyung se giraron colocándose frente a frente el
uno con el otro. Se colocaron los anillos mutuamente y se tomaron de las
manos.
—algún día, ambos serán reyes, representando nuestro legado, haciendo
así que nuestros reinos se fundan en uno mismo.— Jin dijo concluyendo la
ceremonia.
Todos aplaudieron. Siguieron con la fiesta, cada quién en sus
conversaciones.
Ellos aún de las manos, Eunha notó que Taehyung sudaba frío y al
mirarlo a los ojos él no resistió la mirada. —¿te pasa algo, Taehyung?—
—necesito aire.— Taehyung mareado.
Eunha tomó a Taehyung del brazo, para llevarlo a tomar aire, pero justo
iban saliendo, cuando se toparon a Jungkook entrando.
Taehyung y él se miraron fijamente unos segundos, unas miradas
verdaderamente indescriptibles.
Eunha los miró sin entender, totalmente confundida de que hace unos
segundos parecían llevarse excelente.


—¿pasó algo?— Ella a ambos, confundida.
—no, hermana, iré a mi cuarto porque me siento mal.— Jungkook miró
a Eunha, tocó su hombro y se fue sin esperar respuesta, prácticamente
corriendo.
Taehyung se sintió peor escucharlo decir eso.
Ella llevó a Taehyung a sentarse, éste respiraba tranquilo, mirando hacia
abajo. Simplemente analizando todo de nuevo.
Namjoon buscó a Jungkook con la vista, claramente no lo encontró,
llamó a un guardia y en un susurro le dió una orden; —busca a Jungkook,
dile que traiga su violín, es momento de que les toque su canción de regalo.
— pidió pues Tiffany le había comentado sobre eso.
Y este fue por Jungkook, lo encontró lavando su rostro con abundante
agua, le otorgó el mensaje que su padre había dado y bajó con él, con su
violín en manos.
Temblaba un poco, nadie más que ellos dos sabían lo sucedido pero la
mente es traicionera, Jungkook sentía que cualquiera podría saberlo con tan
sólo mirarlo a los ojos, por eso evitaba la vista de todos en el salón,
luciendo incómodo mientras caminaba entre la gente para llegar a su
familia.
Leeteuk se acercó a Taehyung, sostuvo su rostro con respeto. —¿todo
bien?— con algo de preocupación.
Taehyung asintió, quitándole la vista y moviendo su rostro a otro lado.
Kim sostuvo la mano de Eunha y le sonrió, disimulando que todo estaba
en orden aunque no era así.
—¡atención!— un guardia en la fiesta.
Todos se callaron y le prestaron atención aquel sujeto parado delante de
Jungkook, enseguida se hizo a un lado, dejando al príncipe hablar.
—mi nombre es Jeon Jungkook, hermano mayor de Eunha, estoy
contento por el compromiso de mi hermana con el príncipe Kim, he escrito
una canción para ellos yo mismo y es el momento perfecto para tocarla.—
Jungkook aún tenía porte sin mirar a nadie más, puso los ojos en su violín,
colocándolo de la forma indicada sobre su hombro y debajo de su barbilla.
Comenzó a tocar, una bella melodía algo acelerada, alegre y de repente
eran agudos y bajos pesados.
Pero Jungkook no mintió cuando dijo que los instrumentos traicionaban y
hablaban por sí mismos transmitiendo lo que el músico realmente quería
decir, lo supo cuando la primer cuerda se reventó, al igual que las cosas en
su mente.
Todos en el salón se sorprendieron de que perdiera una cuerda y no se
detuviese.
Jungkook tocaba con más concentración y cuando trato de hacerlo con
cuidado y delicadeza sus ojos lo delataron dirigiendo la vista un momento a
Taehyung y a sus labios.
Al igual que su cordura, la segunda cuerda se rompió y Jungkook cerró
los ojos, queriendo cohibirse.
Seguía tocando, no se detendría, tenía que acabar la canción, no podía
simplemente detenerse y salir corriendo, aunque deseaba hacerlo.
Pero la canción expresaba bien lo que estaba sucediendo en Jungkook
ahora mismo, un hermoso caos pues la canción era agradable al oído pero
sus altibajos dejaban impresionado.
Taehyung interpretaba bien todo lo que la canción decía entre notas pues
sus sentimientos estaban completamente igual.
La canción casi terminaba y perdió la tercera cuerda, todos en el salón
estaban sorprendidos sobre la situación.
Jungkook retuvo un gruñido y miró la última cuerda, arreglándose para
terminarla con la restante y terminarla bien.
Lo hizo, pudo terminar la canción con una sola cuerda, todos comenzaron
a aplaudir con ganas y admiración por tal talento, siguieron en lo suyo,
comentando lo que acababa de pasar.
Jungkook pudo respirar, retenía la respiración sin haberse dado cuenta,
observo los dedos con los que sostenía las cuerdas para tocar y estaban
verdaderamente rojos pues se reventaron en él.
Dejó de mirarlos cuando se acercaron ambos reyes con él, aplaudiendo.
—estoy sorprendido de verdad, tienes un talento innato, eres un
verdadero músico, pudiste seguir después de perder tres cuerdas ... wow.—
Jin.
Namjoon estaba complacido de oír los halagos a su príncipe, puso una
mano sobre el hombro de Jungkook. —estoy tan orgulloso.— con una
brillante sonrisa.
Cuando Jin se dió la vuelta y fue con Dara a seguir hablando de lo que
acababan de oír fue estupendo, Nam le quitó el violín de las manos y le
susurró. —¿qué sucedió? ¿las cuerdas eran viejas?—
Jungkook asintió, sin darle más explicaciones.
—necesitas uno nuevo.— con el mismo tono y se lo entregó a uno de sus
guardias, se dió la vuelta y fue con Jin a seguir conversando.
Jisoo llegó con Jungkook, abrazándolo con respeto pues el príncipe tenía
la mirada perdida. —príncipe.—
—iré a mi habitación.— Jungkook separándose de ella.
—¿lo acompaño?— ella con interés, siendo dulce.
—no, sólo dile a mi padre que me he sentido mal del estómago y me iré a
mi habitación a descansar, pídele disculpas a la familia Kim de mi parte
por no quedarme ni despedirme.—
Jisoo asintió.
Jungkook se dió la vuelta y salió rápidamente.
Taehyung y Eunha venían caminando hacia ellos, donde solamente
llegaron con Jisoo.
—¿y mi hermano a dónde va?— Eunha a Jisoo, viendo como Jungkook
se perdía entre la gente.
—no se sentía bien, fue a sus aposentos a descansar, por cierto él pide
disculpas a vuestra familia por no poder quedarse ni despedirse.— se
dirigió a Taehyung en eso último que dijo.
—no tengo inconveniente.— Taehyung sin mirarla.
—iré a comentárselo a los reyes.— Jisoo hizo una reverencia para ambos
y fue a decírselos.
Ninguno tuvo problema con aquello, la celebración sólo duró unos
momentos más, después cada quién volvió a su hogar, incluyendo a la
familia Kim, volvieron rápido a su castillo.
Y cada uno de los Jeon regresó a sus aposentos, menos Jungkook pues él
desde antes se encontraba ahí, recostado en su cama, pensando.
Hoy era noche de favoritas así que vendría Jisoo y seguirían la rutina de
siempre, pero después de analizarlo durante un buen tiempo Jungkook
quería borrar los pensamientos que tenía sobre el prometido de su hermana
en su cabeza.
Y lo intentaría con Jisoo.
Tocaron la puerta, ella entró. Después de hacer una reverencia y saludar
cordialmente al príncipe, se sentó en su sofá a esperar que pasara el tiempo
correcto para poder retirase nuevamente.
Jungkook se levantó de su cama y fue a pararse delante de ella, extendió
su mano y ella la tomó, la levantó justo frente a él.
Ella se sintió apenada de tenerlo a ésta distancia, bajó el rostro ante ello.
Jungkook le levantó el rostro con su mano, buscó su mirada y al
encontrarla, conectó su vista con los labios de la mujer y la besó.
Jisso estaba confundida, el príncipe jamás la había besado, pero sin duda
le gustaba que lo hiciera pues ella sí siente cosas por él y ésto era un
verdadero sueño.
Jungkook tomó su cintura, dió un pequeño apretón sobre ellas, pasó su
mano a la espalda de Jisoo, con la mano detrás de ella empezó a quitarle el
vestido.
Ésta noche pasaría, lo haría con ella. Deseando con todas sus fuerzas que
las dudas y que el nombre de Kim Taehyung se marcharan de su mente.

Mientras tanto con los Kim.
Taehyung no mencionó palabra en todo el caminó y al llegar por fin,
subió a sus aposentos.
Su familia se quedó confundida por aquella acción, Leeteuk fue tras él.
Taehyung estaba recargado en su puerta, después de haber puesto el
seguro, escuchó a Leeteuk tocar. —Taehyung.— con un tono sutil.
—dime.— Kim sentado en el suelo, con su espalda en la puerta.
—¿estáis bien? ¿deseas hablar?— Con tacto.
—no, por ahora estoy cansado, dormiré.— Taehyung sintiendo cómo la
primer lágrima bajaba de su mejilla.
—sabes que puedes hablar conmigo sobre lo que sea ¿está bien?— dijo
en voz baja.
Escuchó los pequeños sollozos del otro lado de la puerta, acertando en
que Tae lloraba, suponía que era porque no quería casarse y lo estaban
obligando así que le dió su espacio para desahogarse sobre tal dolor.
—te quiero mucho Taehyung, buenas noches.— dijo y se fue a su cuarto.
Taehyung entre lágrimas se levantó y fue a su cama.
Lloraba porque no quería estar en ésta situación, no quería sentirse de esa
forma por el hermano de su prometida y más porque no obtuvo una buena
reacción al besarlo.
Seguramente lo odiaba y no quería ser odiado por él, cuando Taehyung sólo
sacaba suspiros en nombre de Jungkook.
Lamentaba haberlo hecho, se arrepentía tanto y sus lágrimas lo
reflejaban.
Lloró en pequeños y no ruidosos, sollozos. Así fue hasta quedarse
dormido.

Esa misma noche, la madrugada parecía larga.
Cuando todo el acto acabó entre Jungkook y Jisoo, ella se quedó dormida
entre las sábanas del príncipe.
Jeon se colocó la ropa de nuevo, se sentó en la orilla de la cama, miró sus
manos, temblaban y no hacía frío.
Le preocupaba que no se había sentido bien, como él esperaba, el cuerpo
de Jisoo no era desagradable, por lo contrario, ella es bella y esbelta pero
no, simplemente no, no causó una emoción en él tocarla, su piel jamás se
erizó, su cuerpo simplemente reaccionó al toque como naturalmente sucedía
pero eso era todo.
Detestaba el hecho de que las cosas en su mente no cambiaron, ni
siquiera se callaron un momento.
Pero lo que más detestaba es que no podía cerrar sus ojos ni un momento
para intentar dormir porque cada vez que lo hacía la imagen de aquel
príncipe estaba ahí, la sensación de su respiración y de sus suaves labios
volvía a revivir y quería evitarlo.
No fue hasta que su cuerpo se agotó y sus ojos no resistieron más, hasta
ese punto pudo dormir.

Los siguientes días.
Taehyung había estado muy ocupado en su escritorio, pasando horas y
horas ahí, escribiendo poesía y versos que no lo llevaban a ningún lado.
Él sólo tenía una cosa en su cabeza, y era un Jeon, pero no era su futura
esposa, era Jungkook y es que, no podía ignorar la magnificencia de ese
chico de ojos un poco más grandes que los de él, con un café profundo y
precioso, con un brillo natural que dejaría deslumbrado a cualquiera,
simplemente no podía ignorar la belleza de su figura, bien delineada,
marcada con tanto porte de lo que es un príncipe, cabellos obscuros como la
noche pero bonito como la luna.
Era imposible de ignorar, o al menos para Taehyung lo era.
Taehyung seguía escribiendo y no hay mejor libertad para un alma
enamorada, que tinta y papel, es cuando todos sabemos ser poetas aunque
no tengamos ni la mínima idea de cómo serlo.
“estás lejos de mi alcance, si tu amor es mí enfermedad, te suplico m•・.

No pudo terminar, la tinta se le acabó, tanto ha sido su desfogue por
escribir que la tinta se terminó y no se había percatado de aquello.
Él no pediría que se la trajeran, podía ir por ella.
Dejó el libro abierto, aún estaba fresco.
Pasó por el pasillo de las criadas, después de eso estaba la bodega de
materiales.
Todas se formaron al observarlo, agachando la cabeza, como señal de
respeto.
Taehyung se detuvo, prestando atención al sonido en medio de su
formación. —¿estáis llorando?— le dijo a una de ellas, a aquella de la que
se escuchaba su sollozo.
Ella no levantó el rostro, estaba avergonzada, era una de las criadas más
pequeñas que había en el reino, con unos 13 o tal vez 15 años.
—¡el príncipe Taehyung te hizo una pregunta!— la encargada de las
criadas habló.
Taehyung levantó una mano, callándola pues no le pareció correcto.
Kim sostuvo su rostro y lo levantó, viéndola llorar, sintiendo pena por
aquella niña. —¿cuál es la razón de tu llanto?— fue sensible en su tono.
—El príncipe Hoseok, a ordenado que castiguen a mi hermana mayor
golpeando su espalda con el látigo.— confesó con tristeza, consiguiendo un
poco de calma.
—¿Hoseok qué?— Taehyung se sorprendió de mala manera. —¿por qué
Hoseok haría algo como eso? explícame qué sucedió.—
—mi hermana y yo atendíamos en sus aposentos mientras él se
encontraba con su concubina, la señorita Mariam y ella quiso darle una
orden a mi hermana, quien se negó pues según las normas no seguimos las
órdenes del proletariado sólo de la realeza.— ella explicaba.
Taehyung asintió, tenía razón, nadie más que un miembro oficial podía
ordenar y las criadas sólo debían obedecer a todo aquel que formara parte
de la dinastía y Mariam no lo era.
—entonces el príncipe enfureció y mandó a castigarla por no obedecer a
su concubina.— terminó de decir.
Kim se molestó, no le parecía razón suficiente para dictar un castigo con
esa magnitud. —¿dónde está siendo castigada?— serio.
—en el patio principal de la servidumbre.— respondió.
Taehyung se dirigió sin decir nada más.
Entró y vio a la chica con sangre sobre su espalda, sujetada y seguían
golpeándola.
—¡detente!— Taehyung sin acercarse más.
Toda la servidumbre notó la presencia del hijo mayor de los Kim,
comenzaron a quitarse de su camino, haciendo reverencia.
El que la latigaba se detuvo, miró a Hoseok, quien veía junto a Mariam lo
sucedido desde el segundo piso, en la orilla tras el barandal.
Hoseok asintió, haciendo que le pegaran de nuevo.
Taehyung se acercó y le quitó el látigo al hombre. —¿mis órdenes no
fueron claras? ordené que pararas— Sonando firme.
—el príncipe Hoseok ordenó que continuara..— el hombre miró hacia
abajo.
Taehyung miró a Hoseok, con desaprobación y molestia.
Al conectar miradas con Hoseok, que tenía a Mariam abrazada por la
cintura, le levantó las cejas desafiante a Taehyung, eso fue suficiente para
sacarlo de sus casillas.
Taehyung se giró al hombre que anteriormente la castigaba. —llévala a
sanar de inmediato, es una orden.—
Tomaron a la chica de los brazos, no se podía mantener de pie, la llevaron
a sanar.
Le habían pegado un par de veces únicamente pero su complexión era
delgada y pequeña, por eso fue devastador para ella.
Taehyung subió las escaleras y llegó hasta su hermano menor. —¿por
qué habéis hecho ésto, Hoseok? quiero escuchar algo razonable.—
—Hermano, esa criada se negó a obedecer a mí concubina Mariam.—
Hoseok haciéndose hacia adelante, separándose de Mariam, colocándola
detrás de él.
—no tiene que obedecerla, solo un miembro oficial de la dinastía puede
dar órdenes y Mariam será tu concubina pero no ha dejado de ser parte del
proletariado, no puede ordenar nada.—
—yo le he dado el permiso de dar ordenes.— Hoseok levantándole el
tono a Taehyung.
—¿tú con qué derecho habéis hecho eso? sólo el rey otorga tal poder.—
Taehyung subiendo más el tono.
—ésto estubo muy mal Hoseok, se lo informaré a mi padre y escuchame
bien.— se acercó a su hermano menor para que sólo los dos escuchasen lo
que tenía que decir. —sé que tú no eres así y si tu concubina tiene algo que
ver con ésta decisión, yo mismo la castigaré a ella.—
Consiguió molestarlo.
Taehyung se dio la vuelta y bajó las escaleras.
—¿cómo te atreves?— Hoseok aún desde arriba, molesto por la amenaza.
Taehyung se detuvo de nuevo en medio de toda la demás servidumbre. —
si el príncipe Hoseok, vuelve a pedir que se le reprenda a alguien, primero
pedirán la autorización del rey, si no lo hacen, el que siga la orden de mi
hermano sin consultarlo antes, será reprendido en su lugar.— dijo para
todos y salió.
Dejando a Hoseok molesto, con su concubina a un lado.
Taehyung se olvidó de la tinta.
Fue a buscar a su padre, pero había salido de paseo con su madre Dara,
con el pequeño Jimin y con Leeteuk, por supuesto.
Lo esperaría, Taehyung desaprobaba totalmente este tipo de conductas y
más en su hermano menor.

¹


Hoseok se había despedido de su favorita momentos antes, pidiendo que
la llevaran a su casa con anticipación.
Taehyung estaba en la puerta, esperando a que bajaran de la carroza pues
venían llegando, su hermano menor llegó y se paró justo a su lado.
Entre ellos se miraron rápidamente, con las dos miradas desafiantes.
Bajó primero Leeteuk, dándole la mano a Dara para que bajara pues tenía
a Jimin en brazos, después bajó Jin por su cuenta.
El rey observó a ambos de sus príncipes con esos rostros que parecían
insinuar algo. —¿pasó algo?— se acercó a ambos.
—sí, tengo que hablar con usted.— Taehyung respondió con respeto.
Y Hoseok enseguida de él también habló; —yo también quiero hablar
con usted.—
El mayor miró a su hermano y dijo; —ah, ¿les dirás tú?— cuestionante.
—sí, porque éste no es tu problema, entrometido.— Hoseok con un tono
grosero.
Taehyung se quedó boquiabierto. —¿entrometido? maldito injusto.—
Comenzaron a gritarse ambos.
—¡cállense!— Jin firme y ambos obedecieron, guardando silencio.
Leeteuk puso una mano en el hombro de Taehyung.
Jin suspiró agotado. —Dara, ve con Jimin adentro, necesito hablar con
ellos y saber qué es lo que sucedió ahora.—
Dara obedeció, marchándose a sus aposentos con el más pequeño de sus
hijos.
Jin los llevó a la habitación donde trataba todos los asuntos del reino,
junto con Leeteuk.
Sentaron a Taehyung y a Hoseok en un par de sillas frente al escritorio de
Jin, Leeteuk estaba parado al lado del rey.
—empiecen a hablar.— Jin con paciencia.
—vamos Hoseok, dile tú.— Taehyung provocando a su hermano menor a
estallar.
—me quiero casar con Mariam.— Hoseok dijo ante el pánico de ser
reprendido y con el propósito de proteger a su concubina.
Dejando a Taehyung boquiabierto.
Jin se confundió acerca de pensar en que ese era el problema entre
ambos, pero no le molestó aquello. —¿eso es lo que pasa?—
Hoseok asintió.
—todavía estás jóven y necesitamos conocerla un poco más, pero si eso
es lo que deseas.— el rey se limitó a decir.
Leeteuk frunció el ceño, tampoco comprendiendo mucho la situación.
—¿qué? eres un mentiroso.— miró a Hoseok y después se dirigió a su
papá. —Hoseok ha hecho una injusticia.— sonando molesto.
—¿Cuál ha sido la injusticia de la cual habláis?— Jin.
—Ordenó que una criada fuese golpeada con el látigo sólo por negarse
a obedecer una orden de su concubina, cuando aquella mujer no tiene
ningún derecho a mandar aquí.— Confesó sin dudar.
—¿con el látigo?— Jin sorprendido, no lo podía creer, miró a Leeteuk
quien tenía una cara de desaprobación en el rostro.
—¿eso es cierto, Hoseok?— se dirigió a su hijo, muy serio.
—lo hice pero ella le respondió de una horrenda manera, es mi
concubina merece respeto.— Hoseok se justificó enseguida.
Jin levantó la mano, callándolo y él eso hizo.
—no puedo creerlo Hoseok, ese no es el comportamiento digno de un
príncipe blanco, un principe blanco es justo, amable, bondadoso pero
inteligente para que las demás personas no se aprovechen de él.— Jin
enojado. —¿verdad, Leeteuk?— lo miró.
Leeteuk quien tenía los brazos cruzados habló. —sí, según nuestro libro
de normas sólo un miembro de la dinastía tiene derecho a dar órdenes y
vuestra concubina no lo es, si la criada se negó fue por lealtad ya que no
pueden obedecer a nadie más que a la realeza, fue una injusticia.— serio.
Taehyung miró a Hoseok con altanería, sabía que tenía la razón y sonrió.
—puedo entender mi error pero Taehyung ha amenazado castigar a
Mariam por ésto, ella no tiene la culpa yo fui el que dió la orden.— alegó
pues estaba enojado con su hermano por dicha amenaza.
—seguro ella te pidió hacerlo, yo sé que tú no te comportarías así, ella
sólo quiere poder se nota en la prepotencia de su mirada.— Taehyung sin
medir el tono.
—¡ella no es así Taehyung, no todos tenemos princesas como
prometidas!— Hoseok le reprochaba.
—adivina qué, ¡no estoy comprometido por gusto!—
—¡paren! por Dios, respeten mi presencia, soy su padre, pero no olviden
que también soy el rey y frente a mí no alzaran más la voz.—
—lo siento.— ambos hijos a la par.
—Hoseok, no te permitiré casarte pronto, necesitamos conocer más a tu
concubina, eres un Kim, no puedes casarte con cualquier persona.—
Hoseok miró al suelo, triste y enojado.
—tendremos que compensárselo a la criada, ahora mismo te irás con
Leeteuk y memorizarás letra por letra todo el libro de normas para que
nunca vuelvas a cometer el mismo error.— Jin fue firme.
El príncipe menor se levantó y Leeteuk se lo llevó a cumplir con lo que el
rey había dicho.
Después de verlos salir, Jin suspiró y miró a su otro hijo. —y tú
Taehyung, no puedes reprender a la concubina de Hoseok por una orden
que él dió.—
—ella lo aconsejó, estoy seguro, Hoseok no se comporta así.— trató de
defender.
—a la mediante nos daremos cuenta de eso, por ahora compadece a tu
hermano y demos una oportunidad, necesito pensar la forma en la que
compensaremos a la criada ¿qué tan mal estaba?— Jin sonaba harto de
tener que lidiar con aquellos problemas.
—demasiado, aunque pude intervenir, su espalda sangraba sin
detenerse, también he dejado claro a los sirvientes, para que esto no se
vuelva a repetir, cuando Hoseok pida que alguien sea castigado, que
primero se le pida permiso a su majestad.— Taehyung con calma.
—al menos me llena de alegría saber que interveniste y diste solución al
problema de inmediato, ahora puedes irte necesito pensar.—
Taehyung se levantó, hizo una reverencia y salió de ahí.

Mientras tanto en el castillo del norte.
Namjoon había salido de paseo con su favorita Solji, dejando a Tiffany
en el castillo cuidando a Yoongi.
Jungkook había salido a dar sus clases de historia para los pequeños,
también funcionaba como distracción para él ya que en su cabeza no podía
dejar de dar vueltas sobre un tema en específico, sobre ese hombre.
Desde su baile de compromiso, Eunha se convirtió más unida a Jisoo, su
sirvienta le había dicho que la chica era dulce y agradable y no se equivocó,
Jisoo lo era.
Caminaban por el castillo juntas, conversando y riendo, como un par de
buenas amigas, irían al jardín para sentarse ahí y pasar un buen rato.
El jardín estaba pasando la biblioteca, una de las entradas al jardín, por
ahí saldrían Eunha y Jisoo, topándose con la reina, quien veía para el jardín
con la mano derecha sobre su pecho.
Ambas hicieron reverencia, pero solamente Eunha habló; —hola madre,
¿que hacéis?— se paró a su lado, viendo que observaba a las criadas
teniendo un día de campo donde la familia Jeon también los tenía.
Observó rápidamente como la más reciente favorita les mostraba sus
aretes a otra de las favoritas, después miró a su mamá y ella en su mano
tenía el anillo que completaba el juego de joyería con esos aretes.
—mamá .. — Eunha mirándola a los ojos, interpretando aquella vista de
dolor.
Tiffany salió de su trance y con los ojos cristalizados miró el libro que
tenía en la otra de sus manos. —vine por un libro para leer mientras Yoongi
dormía, tengo que regresar antes de que despierte.— salió de la habitación
casi corriendo.
Eunha se llenó de coraje, era una total falta de respeto haberles dado el
juego a las dos, Namjoon cometió una humillación a la reina y aparte de
aquello, tenía a sus otras dos favoritas teniendo un alegre día de campo
donde ellos como familia los tenían, totalmente aberrante, así lo veía ella.
Jisoo también lo notó pero no dijo nada, evitó hacerlo por la cara de furia
que comenzaba a reflejarse en el rostro de la princesa Eunha.
Quien pensaba irse, pero al dar la vuelta e ignorarlo como siempre lo
hace, pero al escucharlas reir la habían sobrepasado, recordó que ella es una
Jeon, con derecho a pedir respeto y lo haría.
Fue hacia ellas y Jisoo la siguió.
Ambas favoritas en cuanto la vieron acercarse, se levantaron e hicieron
reverencia.
—¿se divierten?— Eunha sonando ruda.
Ninguna respondió pues estaban intimidadas, nunca habían cruzado
palabra con la princesa, si se encontraban ahí era porque Namjoon les dió
permiso de estar ahí al irse con la otra de ellas.
—estoy hablando con vosotras, su risa llega hasta el pasillo y me
molesta.— Eunha seria, juntando sus manos.
—le ofrecemos una disculpa, princesa.— Gayoon apenada.
—váyanse al Harem ahora mismo, su día de campo terminó.— Eunha se
daría la vuelta para irse, pero se detuvo al escuchar la voz altanera de una
de ellas.
—él rey nos ha dado permiso de estar aquí.— Seolhyun, con un tono
algo firme.
Jisoo se sorprendió levantando ambas cejas, miró al suelo, incómoda de
la situación.
—¿disculpa?— Eunha levantó una ceja, sorprendida de tal reacción.
Gayoon sujetó el brazo de Seolhyun y le susurró; —cállate.— después se
dirigió a Eunha; —lo sentimos, nos marcharemos ahora mismo al Harem.—
tratando de ser sutil.
Del brazo se llevó a Seolhyun quien no agachó el rostro en ningún
momento.
Eunha se giró a las criadas que atendían a las favoritas. —quemen éstas
telas y consigan unas nuevas, más preciosas.—
Eunha perdió los estribos cuando aquella favorita le hablo de esa manera,
levantó su vestido un poco y caminó rápido y muy molesta al Harem.
—¡princesa!— Jisoo tras ella, pues sabía que lo que se avecinaba no era
nada bueno.
—¡atención, la princesa Eunha está aquí!— La anunciaron, todas se
pusieron en formación, mirando abajo.

Sunny se colocó en el lugar que le corresponde, enfrente, al lado de todas.


—Es un privilegio tenerla aquí princesa, digame, ¿qué podemos hacer por
usted?—
—quiero dejarte algo muy claro, las favoritas tienen prohibido hacer su
día de campo donde la familia real lo hace, si desobedecen a la orden,
serán castigadas.— Eunha firme y con un tono alto, para que las favoritas
de su padre la escucharan.
—disculpe, mi princesa.— Sunny, no la miró a los ojos. —el rey ha
otorgado el permiso.—
—¿no estoy siendo lo suficientemente clara?— su molestia era bastante
notoria. —queda prohibido y yo lo decreto.— queriendo imponer su palabra
a la del rey.
Sunny no respondió nada, miró a Jisoo con una ceja levantada y ella le
desvío la mirada, miró de nuevo a Eunha que caminaba directo a Seolhyun.
Extendió la mano. —dame esos aretes.— por ningún motivo toleraría que
la reina y ella trajeran lo mismo.
Seolhyung no obedeció, se quedó quieta, mirándola.
—dame esos aretes, Seolhyung, es una orden.— Eunha a trona dientes.
—el rey me los ha obsequiado, no puedo dárselos.— Seolhyun en un tono
desafiante.
Eunha estalló. Puso sus manos sobre Seolhyung y le quitó los aretes a la
fuerza, ella gritó, aunque no la lastimó.
Todas estaban sorprendidas por la situación.
Eunha con los aretes en mano caminó hacia el centro del Harem, donde
todas las criadas observaban. Mostró los aretes. —Aunque sean las favoritas
del rey, jamás serán igual que la reina, no se confundan y tomen su lugar.—
dejó los aretes en el suelo, levantó sólo un poco su vestido y con su tacón,
pisó los aretes, rompiéndolos, haciendo que la joya botara de ellos.
—¡no!— Seolhyung al ver eso, se acercó a Eunha y la empujó hacia
atrás, para quitarla de encima de lo que quedaba de sus joyas, mientras se
desplomó en el suelo, tomando los restos entre sus manos.
Todas hicieron sonido de asombro, acaba de agredir físicamente a un
miembro de la familia Jeon, eso queda prohibido en el reglamento.
Jisoo corrió hacia Eunha y Sunny corrió a Seolhyun levantándola,
mientras tenía los restos en sus manos.
Eunha miró a los guardias. —¡al calabozo!— gritó con fuerza.
Ellos están encargados de obedecer a la dinastía Jeon así que enseguida
fueron por Seolhyun y la sujetaron.
—¡no puede mandarme al calabozo, soy favorita! ¡el rey se enterará de
esto!— Seolhyung alegaba mientras se la llevaban a la fuerza.
Eunha se acercó sólo a quitarle los restos, sacudió su vestido, se marchó
del Harem sin decir nada más, ni siquiera a Jisoo.

Después de una hora de aquel acontecimiento, llegó Jungkook al castillo
al igual que Namjoon.
Jungkook dejaba sus libros en su escritorio con calma sin conocer aún lo
que había pasado.
Tocaron a su puerta y el permitió el paso, observó que era Jisoo.
Se acercó a ella y después abrazarla, dejó un beso sobre sus labios y
habló; —¿cómo te encuentras hoy?— Jungkook, de un gran humor.
—bien.— Jisoo respondió sin la sonrisa que siempre llevaba.
Jungkook lo notó, dejó de abrazarla y lo cuestionó; —¿segura? ¿sucedió
algo mientras no estaba?—
—sí, verá .. se presentó una situación horrible en ausencia suya y en la
del rey.— Jisoo comenzó a hablar con tacto.
—cuéntame, ¿te han faltado al respeto?— Jungkook se giró y siguió
acomodando sus libros mientras la escuchaba.
—no, yo estoy bien, esto concierne a la princesa Eunha y a las demás
favoritas.— confesó.
Jungkook se giró a mirarla al ser algo delicado, Jisoo le explicó cómo
estubo toda la situación.
El príncipe suspiró con algo de estrés. —Eunha.— dijo, sabiendo que eso
fue una equivocación.
—príncipe, estoy algo preocupada por ella, Sunny ha ido a contarle al
rey y temo por tal reacción, sobre todo porque Eunha dió una prohibición
sobrepasando la palabra del rey.— Jisoo con sinceridad.
Jungkook puso una mano sobre sus labios, escuchándola mientras
pensaba, tenía que hablar con Eunha sin duda.
—no tienes de que preocuparte, ve a tus aposentos y gracias por
decirme, necesito ir con mi hermana.— sujetó las manos de Jisoo.
Ella asintió, hizo reverencia y salió de la habitación, con ella salió
Jungkook, dirigiéndose al cuarto de Eunha donde después de pedir permiso
entró.
—Jungkook.— Eunha lo abrazó al entrar, tenía los ojos cristalizados, con
lágrimas que estaban a punto de salir.
Jungkook la separó. —sé lo que pasó.— algo serio.
—¿me reprocharás? tenía que hacer algo, el rey fue tan irrespetuoso con
nuestra madre, debiste haber visto su cara, ella de verdad sufre.— Eunha
con algo de coraje aún.
—yo lo sé Eun, también me duele pero no podemos entrometernos, no
podemos ir en contra de la ley de nuestro padre.— Jungkook siendo firme.
—pero.— Eunha.
Jungkook la calló, siendo algo rudo. —no, sobre todo quisiste pasar
sobre la palabra del rey, no podemos hacer eso Eunha, ninguna voz tiene
más peso que la de él, no puedes cuestionarlo, va a enfurecer.—
—ya lo hice y no me arrepiento, guardé los malditos restos de esos
aretes.— Eunha fue a su tocador y buscó entre sus cosas.
—no maldigas.— Jungkook dijo rápidamente.
Eunha los saco y se los mostró a Jungkook. —deberías apoyarme, sabes
que es una injusticia, ellas no pueden merendar donde lo hacemos nosotros,
también es vuestra madre.—
Jungkook se cruzó de brazos, observando aquellos restos en sus manos,
cuestionando la situación, no respondió más cuando tocaron la puerta de
nuevo.
El príncipe mayor de los Jeon se apartó de la puerta, colocándose a la
derecha de Eunha.
Anunciaron la presencia del rey en el cuarto de Eunha y Jungkook sabía
que no significaba nada bueno pues al verlo entrar lucía furioso. —cierra la
puerta.— se dirigió a su guardia.
Cerraron la puerta, dejando únicamente dentro a los 3 miembros de la
familia Jeon.
Ambos hijos hicieron reverencia ante su presencia, Jungkook se cruzó de
brazos.
Eunha pasó saliva.
—saqué del calabozo a Seolhyun ¿cómo te atreves a tratar así a una
favorita mía?— Namjoon comenzó serio, pareciendo retenerse todo el
coraje.
La princesa, se armó de valentía y respondió con osadía; —¿cómo se
atrevió usted a hacerle eso a mi madre?— extendió su mano, mostrándole
los restos ahora a él.
Jungkook tocó su frente no debió haber respondido así.
No debió haber respondido así. Namjoon sujetó la muñeca extendida de
Eunha, con fuerza, haciendo que soltase los restos por el suelo. —
irrespetuosa, todavía te atreves a querer interponer tu ley a la mía, mereces
ser castigada.— dijo muy agresivo.
Eunha sollozó sobre la manera en la que la sujetó.
Jungkook mordió su labio, no quería meterse, sabía que Eunha se
equivocó, aunque no le estaba pareciendo la forma en la que sujetaba su
muñeca, la lastimaba.
—no está siendo justo.— Eunha dijo empezando a llorar, tratando de
liberarse del agarre de su padre.
Namjoon se sintió ofendido, jamás había sido tanto su atrevimiento, no lo
permitiría, levantó la mano para abofetearla.
Pero Jungkook no lo toleró más, antes de que Namjoon pusiera su mano
sobre Eunha, detuvo su brazo y con la otra mano quitó su agarre de la
muñeca de su hermana.
—Jungkook.— Namjoon bajó la mano, sorprendido.
—perdóneme, de verdad perdóneme.— Jungkook sobre detenerlo, dejó
de sujetarlo. —le ruego que me reprenda a mí en su lugar.—
Namjoon se hizo un paso atrás, sujetando el puente de su nariz,
suspirando, molesto, jamás esperó tal reacción de Jungkook.
—quítate de inmediato.—
—padre.— Jungkook firme, sin moverse un centímetro, parecía que lo
retaba aunque en sus ojos suplicaba parar tal situación pero no se movería.
—tienen prohibido meterse con alguna de mis favoritas y respetarán las
cosas que yo diga, porque la próxima vez que vayan en contra de mí, no
dudaré en reprenderte a ti.— señaló directo al rostro de Jungkook y después
a Eunha quien lloraba tras él. —y ni siquiera Jungkook podrá interponerse
en vuestro merecido.— a ambos. —¿entendido?—
Jungkook asintió mirando al suelo, Eunha también.
Namjoon se marchó de la habitación, estrellando la puerta detrás de él.
Jungkook pudo respirar bien, se giró y abrazó a Eunha, quien lloraba
mientras sostenía con su otra mano su muñeca que había tomado un color
rojo.
Ella se hundió en el pecho de su hermano mayor, tomando consuelo.
Jungkook pensaba en lo que acababa de suceder.
Estuvieron unos segundos así, hasta que Eunha un poco más tranquila se
separó. —gracias.— dijo entre sollozos.
Jungkook suspiró. —no me volveré a meter en problemas por ti,
compórtate a la altura de ahora en adelante.— dió un par de toques en sus
hombros y se dió la vuelta, saliendo de sus aposentos.
Dejándola sola, mientras continuó a llorar.
Aprendió, no podía ir en contra de las reglas aunque fuese lo justo, no
podía hablar y opinar, ni siquiera Jungkook la apoyaría, decidió no volver a
hacerlo, se comportaría a la altura, reteniendo todo el dolor.

¹¹


Taehyung quería hablar con Jungkook, lo necesitaba. Necesitaba saber
qué pensaba él acerca de lo que mantenía intranquilo a su corazón, quería
ver sus ojos, oír su voz, lo necesitaba totalmente.
Se llenó de valor y decidió que le mandaría una carta al príncipe
Jungkook.
Al intentar escribirla se cuestionó; ¿qué diría? Habían tantas cosas por
expresar, que las palabras sobraban pero a la vez se quedaban tan cortas.
Sentía la necesidad de resolver cada duda en persona, porque tenía la
osadía de hacerlo, la valentía de mirarlo a los ojos y decirle que está
cautivado por él y que lo desea tener con todas sus fuerzas, sin importarle
las consecuencias que podría tener.
Eso quería y la carta eso pediría; verse.
Decidió citarlo en aquel lugar alejado de ambos reinos, donde nadie
sabría que se ven, donde nadie los escucharía más que las viejas hojas de
los arbustos que ya guardan muchos secretos.
Al decidirlo las letras comenzaron a fluir.
"Jeon Jungkook, he tenido el atrevimiento de escribir una carta porque
necesito respuestas por lo de aquel día y seré claro, me gustaría verte.
Hoy al caer la noche, en el lugar secreto donde siempre coincidimos, si no
llegas, creo que las cosas ya se han dicho.
Kim Taehyung."
Selló la carta, con el sello oficial del palacio blanco.
La carta por fin estaba lista, la cuestión era entregarla, no quería llevarla
el mismo pues desconocía la situación y no quería un conflicto, tenía que
ser entregada por algún mensajero.
No es cualquier cosa así que no podía ser entregada a manos de quien
sea.
Taehyung pensaba, durante un par de minutos dió unas vueltas en su
habitación, eligiendo al mejor candidato para la tarea.
Tocaron la puerta de sus aposentos y no respondió cuando aquella voz
tras la puerta sonó nuevamente. —¿desea merendar?— conocía esa voz, su
confiable niñero Leeteuk.
Taehyung tuvo una gran idea.

Por el momento, en el castillo del norte.
Jungkook se encontraba en el jardín con Jisoo, estaban teniendo un día de
campo, bajo los finos rayos de sol. La pareja compartía bocado
entregándolo en los labios del otro y riendo mientras conversaban.
No habían vuelto a tocarse, como aquel día, solamente los besos no se
habían detenido y su convivencia era respetuosa y dulce.
—príncipe, el día es bello ¿no lo cree?— ella con buen humor,
observando lo claro del azul del cielo.
—lo es, Jisoo.— Jungkook tomó otro pastelillo y se lo dió a probar.
—todo ésto es delicioso pero, se me antoja comer fresas.— Jisoo dulce.
Había un manjar delante de ellos y ese gusto de repente era inusual, pero
Jungkook no le prestó mucha atención, llamó a una sirvienta con su mano y
cuando se acercó le pidió traer las deseadas fresas para su favorita.
Jisoo estaba complacida, el príncipe era dulce con ella, atento,
caballeroso y ni hablar de lo atractivo que es, porque es imposible no caer
ante sus encantos, comenzaba a enamorarse de él.
Cuando las fresas llegaron, Jisoo comió un par y después le sonrió a
Jungkook. —gracias.—
Jungkook se acercó a ella con tacto, trató de hacerlo especial, movió su
cabello hacia atrás, acercó su rostro a ella y la besó. Esperando sentir esa
chispa que sintió al conectar sus labios con aquel príncipe.
Aquella chispa que no lo dejaba descansar por las noches en insomnios
insoportables e injustos.
Después de separarse, no, de nuevo no estaba ahí, no importaba cuántas
veces intentara besar a Jisoo y recrear tal sensación, jamás funcionaba y el
problema no es Jisoo, sin duda. Trató de simular que todo estaba bien, no
dejó que Jisoo observara tal desánimo por ser caballero.
Después de aquel beso, llegó un guardia haciendo reverencia. —lamento
mucho interrumpir vuestra merienda querido príncipe, pero hay un hombre
en la entrada que desea verlo.—
—dile que venga más tarde, estoy ocupado ahora.— Jungkook sin
interés.
—es un hombre del reino blanco, dijo que era importante reunirse con
usted.—
Jungkook pensó enseguida en Taehyung, se alteró enseguida, parándose.
Jisoo también se levantaría pero Jungkook extendió las manos. —no te
levantes, volveré enseguida.—
Jisoo asintió, quedándose sentada, esperándolo ahí, mientras lo veía
caminando detrás del guardia, quien lo llevaría a él.
Jungkook llegó a la entrada principal del castillo, topándose con aquel
hombre que llegó en momento inoportuno aquel día, cuestionándose la
razón de su presencia aquí.
Leeteuk al verlo hizo reverencia.
—¿qué es lo que pasa?— Jungkook un tanto a la defensiva.
Leeteuk miró a los guardias.
Jungkook entendió que pedía discreción, serio habló; —vayamos a mis
aposentos.—
Él lo siguió y sobra decir que mientras caminaba a su habitación sus
piernas temblaban, imaginando y suponiendo mil y una cosas ¿los había
visto o escuchado? venía a tratar algún chantaje o en el peor de los casos,
¿Taehyung le había contado sobre aquel beso? Cualquier cosa que fuera a
decir, lo tenía alterado.
Al entrar al cuarto Jungkook lo dejó entrar primero y cerró la puerta tras
él. —podéis hablar.— manteniendo el porte.
—mi nombre es Leeteuk, fiel sirviente de la corona blanca.— se presentó
con amabilidad.
—¿a qué haz venido?— Jungkook directo, con el rostro frío pero tan
asustado.
Leeteuk levantó una ceja, sin comprender tal actitud. —he venido aquí
porque el príncipe Taehyung confía mucho en mí y me ha pedido total
discreción .. — hizo una pequeña pausa de silencio.
Jungkook dejó salir aire, tenso por lo que fuese a decir.
Leeteuk sacó de su saco un sobre, se lo extendió a Jungkook mientras
terminaba de decir; —me ha pedido que entregue ésta carta directamente
en vuestra mano.—
Jeon miró la carta y la sujetó.
—¿qué más sabes?— Jungkook enseguida.
—sólo eso, el príncipe no habló más conmigo, desconozco la razón y
sólo hago mi trabajo.— confesó con sinceridad.
Jeon decidió relajarse y creer en él, bajando la hostilidad le agradeció y le
pidió irse.
Aunque con algo de temor, necesitaba leerla de inmediato, para conseguir
paz.
Observó unos prolongados segundos el sello, sintiendo como en su
estómago se revolvía.
Pero la abrió y por fin, la leyó.
Acabó de leerla y aún así se quedó contemplando unos segundos más,
pasando la yema de sus dedos por las letras ya secas, despegó la vista y
miró por la ventana, tomando aire.
¿qué tenía que hacer?
Todo era confuso, quería ir pero al mismo tiempo lo aterraba el hecho de
pararse delante de él, no sabía en qué podía terminar eso, pero suponía que
en nada bueno.
Fue a su cama, al lado de ella había un mueble, en un cajón bajo llave, la
guardó ahí, no quería que nadie más lo leyera.
Tras respirar profundamente, salió al jardín de nuevo, donde Jisoo lo
esperaba con paciencia.
—¿todo está bien?— Ella al notar aquel semblante distinto en los ojos de
Jungkook.
—sí, nada importante, ¿de qué hablábamos?-— Jungkook tomando más
de su copa.

La noche finalmente cayó.
Taehyung no había dejado de temblar desde su habitación mientras se
vestía para escaparse.
Ahora se encontraba en el lugar acordado, sudando frío, era tan
silencioso que las hojas de los arbustos moviéndose por el viento eran el
ruido más fuerte que abundaba el lugar.
Mientras que la cabeza de Taehyung era un caos, no podía dejar de
pensar en lo que sucedería cuando se vieran, si es que él llegaba a venir. Y
esperar no es algo que al príncipe blanco le gusta hacer, la paciencia no va
con él.
Se encontraba sentado, con la luz de la luna sobre él, jugueteando con los
anillos de sus manos, desesperado.
Al avanzar la noche, Jungkook tal vez no iba a llegar.
Taehyung se hartó, se puso de pie y trató de ser un poco positivo y hablar
con él mismo para calmarse. —voy a practicar un poco.—Sacó la segunda
carta que hizo, de su saco y la desdobló con cuidado.
Si escribió lo que diría fue para poder ordenarlo, eran tantas cosas que
escribiéndolas podían apenas tomar forma, suspiró profundo y empezó a
recitar. —"Sé que sobre mí recaen muchos deberes, pero más que un
príncipe, soy un humano, que siente, que se enoja, que se alegra, que tiene
días malos y días donde parece que el sol sólo se aparece para mí, es difícil
admitirlo, porque ambos somos varones, pero cuando vi tus ojos, me
enamoré, no pude evitarlo, adoro tu respiración y cuando hablas me mareo
porque eres todo lo que necesito, espero estar siendo demasiado claro, mis
manos están temblando, jamás me había sentido así por alguien más, no
sabía lo que éste sentimiento era hasta escucharte hablar, cuando me
explicaste lo que es amor, lo supe, cuando te besé fue con amor, espero te
sientas igual, porque estoy dispuesto a abandonar mi apellido y la corona
por vivir eternamente contigo."— la terminó de leer. —Sí, suena increíble,
me gusta.— se dijo a sí mismo.
Guardó la carta en su bolsillo de nuevo.
Miraba al cielo, si es que el magnífico existía y lo estaba escuchando, le
pedía que Jungkook viniese, con todas sus fuerzas lo deseó.
Cada vez hacía más frío, estaba parado al lado de un lago, lo cuál hace
que el frío aumente.
Juntaba sus manos y soplaba en medio de ellas, para obtener calefacción
al menos un poco, caminaba en circulos pero después de un par de vueltas,
se sentó de nuevo en la banca.
El tiempo pasaba.
Taehyung se frustraba más, empezó a creer que no llegaría, eso le
empezó a doler, la desilusión se hizo presente y su corazón comenzaba a
crujir.
Pero el coraje se llenó en él, se levantó frustrado con sí mismo, se
reprochaba el haber tenido tan locas ideas. —¿en serio creíste que iba a
venir? Vamos Taehyung, se trata de Jungkook el maldito príncipe más
responsable de todo el mundo, soy un idiota.— lamentándose.
Se agachó y sujetó una piedra, se paró justo a un lado del lago y con
coraje la aventó adentro, diciéndo; —demonios, demonios, demonios.—
De pronto apareció Jungkook, diciendo. —para de maldecir, por favor.—
serio, no le gustan las maldiciones.
Taehyung se giró a verlo y se quedó sin voz, no supo que decir, porque
toda la serenidad que había juntado se había desvanecido hace unos
momentos, se quedó viéndolo, él es guapo incluso sólo a la luz de la luna,
con aquel rostro serio, el porte de esa manera en la que estaba parado con su
traje tinto con negro y ambas manos en los bolsillos de sus pantalones, lo
era todo.
Jungkook decidió venir, porque entre más se hacía tarde, menos podía
conciliar el sueño, se giraba en su cama pero sin éxito, debía ir, acabar con
todo ese asunto de una vez para tener paz, por eso fue.
—jamás habías estado tanto tiempo callado en mi presencia.— Jungkook
habló después de que se miraron el uno al otro en completo silencio.
Taehyung seguía observándolo detenidamente, sin responder aquello,
atónito, como si jamás fuera suficiente llenarse los ojos de él.
Jeon levantó una ceja, pues parecía inmóvil ante él, pero sus ojos
claramente reflejaban ese brillo de admiración con el que lo veía y no le
desagradó, frustrado por eso habló nuevamente. —¿tenéis algo que decir?
— con un tono algo rudo.
Taehyung por fin salió de su trance pero los nervios seguían presentes. —
oh, sí, preparé algo, espera.— balbuceó, trató de sacar la carta de su
bolsillo pero al estar temblando y no sostenerla bien se le cayó al agua que
estaba justo a su lado.
—¡no!— Taehyung se agachó y la sacó, pero las letras estaban corridas y
el papel se deshacía. —¡Maldición!— frustrado.
—para de maldecir.— Jungkook se cruzó de brazos, parecía enojado y
era así porque no sabía lidiar con la situación.
Taehyung lo miró desde abajo. —esto se arruinó.—
—¿qué era?— sin cambiar la posición.
—había escrito lo que diría.— Taehyung se sintió intimidado por el
porte.
—¿no lo recuerdas?—
—Mmm, era algo así como yo soy el príncipe que tiene días malos ¡no!
no era así, con tu respiración me mareo, ¡no! Así tampoco.— Kim puso una
mano en su frente, poniéndose de pie.
Jungkook lo miraba con una ceja arriba y la otra recta, no entendía nada
de todos sus balbuceos y se comenzaba a sentir agobiado por sus propias
ganas de acercarse a él. —¿me haz llamado aquí, para hacerme perder el
tiempo? yo me largo.—
Se dió la vuelta, tratando de huir, Taehyung no dejaría que se fuera sin
escucharlo, necesitaba sacarlo porque se ahogaba en sus propios
sentimientos, corrió hacía él y sujetó su brazo, girándolo.
Jungkook se dió la vuelta, observándolo directamente a esos filosos ojos
cafés.
Escuchando a Taehyung decir en un tono desesperado y molesto. —es
que es difícil contigo frente a mí, mirándome con esos ojos que wow, son
tan .. no espero que lo comprendas porque ni siquiera yo lo comprendo,
pero es más que notorio para qué te pedí que vinieras aquí, quiero
declararte lo que siento, deseo quererte, deseo apreciarte, no sólo deseo
sostener tu mano, deseo darte mi alma y tener la tuya, deseo unirme a ti, te
lo digo porque, una vez leí que los deseos se piden a la cara y no a las
estrellas.— lo miró a directo a los ojos, Jungkook estaba apunto de hablar,
pero ni siquiera lo dejó, continuó. —y ni siquiera lo menciones, sé que está
mal lo supe desde antes de besarte aquel día, pero las reglas no son para
mí, por ti podría romperlas una y otra vez, sin detenerme, porque jamás me
he detenido y después de pasarme la vida corriendo, alguien por fin me
atrapó y eres tú.— terminó de confesar dejando escapar ese suspiro pesado
que cargó durante días.

¹²


Había silencio, ambos trataban de procesar lo que Taehyung dijo. Sí,
inclusive Taehyung lo digería.
—Taehyung, yo ...— Jungkook se giró, le dio la espalda, no podía verlo a
los ojos después de ésto.
—¿inspiré tu rechazo?— Taehyung lo soltó, con una voz sensible.
—¿acaso ves todo lo que arriesgamos? nos estaríamos condenando a
muerte.— se giró a decirle directamente. —ni siquiera quiero pensar en lo
que los reyes dirán.— conectando sus miradas con preocupación.
—podemos mantenerlo en secreto, nadie tiene que saberlo, pero sólo si
te sientes igual, podríamos estar juntos.— Taehyung con valentía.
Jungkook agachó el rostro, se quedó pensándolo, todo en su cabeza
sonaba mal y tan enredado.
—¿te sientes igual?— Taehyung poniendo una mano en su hombro.
Jungkook ni siquiera lo miró, sabía que no resistiría tal mirada, se sentía
en caos.
—mírame, quiero ver los ojos más hermosos del mundo.— Taehyung,
sostuvo la barbilla de Jungkook, haciendo él mismo que lo mirara. —¿te
sientes igual?— repitió.
Jungkook lo miraba justo a los ojos, sabía que la llama estaba ahí, él lo
sabía.
Taehyung es lo que él quiere, no puede obligarse a sí mismo a cambiar de
opinión no importa cuántas veces lo intentara y es que él es como un sueño,
un sueño color canela, con ojos juguetones, labios naturalmente carmín, ya
se veían apetitosos por sí mismos, toda la dulzura en su rostro de ángel,
increíble, sí in- creíble, pero por suerte existe y está justo frente a él,
proponiendo algo que seguro se los llevaría a ambos al infierno. Pero él
quería decirle que sí, bajó la mirada a sus labios por un segundo, deseando
besarlo nuevamente, deseando estar con él, pero desvío la vista a sus ojos
de nuevo.
Jungkook suspiró. —me siento igual.— confesó, no podía cargar más con
aquello que sabía hace varias noches atrás.
Taehyung sonrió, lo hacía feliz al menos poder saborear la idea de
tenerlo.
Kim, quien tenía una mano sosteniendo la barbilla de Jungkook, acercó su
rostro al de él y dejó un fugaz beso sobre sus labios, tan rápido que
Jungkook ni siquiera había podido disfrutarlo.
Y quería besarlo más, lo sostuvo bien, había deseado tanto poner sus
manos sobre él, puso cada mano en sus caderas, lo acercó a él y lo besó, con
detenimiento sintió aquella chispa en su cuerpo que sólo con Taehyung
sentía, la suavidad de esos labios no se comparaba con ningún otro, él era lo
que necesitaba y su corazón se lo pedía.
Lo mejor era entenderse tan bien sin necesidad de llevar una dirección,
sus labios tenían una perfecta sincronía, cerrar los ojos era parte de toda la
magia.
Después de unos momentos de besos, se fueron a sentar a la banca,
Taehyung recargó su cabeza en el hombro de Jungkook, mientras
conversaban.
—está muy mal.— Jungkook decía, mientras veía como su mano y la de
Taehyung estaban entrelazadas.
Taehyung se rió con suavidad. —un poco, la felicidad no daña a nadie.

—secreto ¿cierto?—
—¿quieres gritarlo?— sarcasmo, levantó su rostro de su hombro, para
mirarlo. —lo más sensato es mantenerlo en secreto.—
—para que lo sepas, me gustaría poder gritarlo.— Jungkook empujó
con su hombro suavemente el de Taehyung. —seríamos reyes juntos, así la
unión seguiría en pie.—
—sería bellísimo tener la posibilidad gobernar a tu lado, todo sería más
fácil, tú pondrías la inteligencia y yo pondría la bondad.—
—oye, también soy bondadoso.— Jeon aclaró.
—sí, sé que como rey tu serías perfecto pero también debo poner algo
yo.— Taehyung le dijo con un tono divertido.
Ambos se rieron.
—amanecerá pronto.— Jungkook se puso de pie.
Taehyung se levantó a su par.
—tenemos que volver a nuestros castillos antes de que el sol se ponga y
noten nuestra ausencia.— Jungkook.
Taehyung lo abrazo, por arriba de los hombros. —¿puedo verte mañana?

Jungkook asintió. —en éste mismo lugar, a la misma hora.—
abrazándose a su contorneada cintura.
—espléndido, hasta mañana.— Taehyung lo besó rápidamente de nuevo,
se dispondría a irse y subir a su caballo para partir a su castillo de nuevo.
Pero Jungkook lo detuvo, regresándolo a él de un tirón para nada
agresivo, besándolo de nuevo, con tanta pasión y necesidad, al separarse
ambos re soplaron, con sus sonrisas brillantes.
Taehyung agachó la vista, sintiéndose rojo.
—estoy seguro de querer estar contigo.— Jungkook dijo con sinceridad.
Taehyung sólo pudo sonreír ante eso y salió casi corriendo del lugar.
Jungkook regresó a su castillo con paz en él, después de aceptar sus
innegables sentimientos por Taehyung por fin podía dormir como si en las
nubes se encontrara.
Después de ésto, sus encuentros no se detuvieron, cada noche por la
madrugada comenzaron a salir a verse, los besos no se detenían, pasaban el
tiempo abrazados y recitando sus líneas de amor cada que podían, estando
el uno con el otro sólo tenían felicidad.

Habían pasado una semana así.
Inclusive ésta noche se habían visto, regresaron a sus castillos un poco
más temprano hoy pues desvelarse cada noche comenzaba a cobrarles
factura y el cansancio se hacía evidente, así que decidieron irse antes, para
dormir bien.
Jungkook acababa de llegar, se quitó las botas y se sentó en su cama, por
un momento pensó en que acababa de ver a Taehyung, en ese último beso
que le dió antes de despedirse, en el que sutilmente mordió sus labios.
Jeon pasó las yemas de tres de sus dedos, sobre su labio inferior,
recordándolo. Se sintió ruborizado, sonrió para sí mismo con esa reciente
memoria dejándose caer recostado cubriendo su cara.
Se sentía entre las nubes, el amor de Taehyung lo tenía ahí arriba, su
cuerpo agotado no se levantó para colocarse ropa de dormir, sólo se giró y
se quedó dormido en su cama.
—¡Sunny!— gritó Jisoo, se había levantado de golpe en plena
madrugada.
La antes mencionada llegó a la brevedad. —¿qué pasa, Jisoo? ¿qué son
esos gritos?— recién levantada.
—me siento mal, quiero ..— Jisoo no pudo terminar de decir, se giró y
vomitó al lado de su cama.
—¡llama al médico!— Sunny a un guardia.
Tocaron a la puerta de Jungkook muy alarmantemente.
Jeon prácticamente se acababa de dormir así que con cansancio se
levantó y abrió.
Era Sunny, enseguida comenzó a hablar. —señor, sé que debería esperar
a la mañana pero no puedo, debo notificarle que la señorita Jisoo, se
encuentra enferma, ahora mismo está la doctora con ella, se desmayó.—
—llévame con ella.— Jungkook respondió, fue a colocarse de nuevo sus
botas pues no se había quitado la ropa y la siguió hasta los aposentos de
Jisoo donde después de anunciarlo, lo dejaron entrar.
La doctora que estaba ahí y un par de criadas, le hicieron reverencia al
entrar.
Jisoo trató de levantarse y hacerle reverencia.
El caminó rápido a su cama. —tranquila, no te esfuerces.— sujetó la
mano de Jisoo.
—ella apenas volvió a estar en sí señor, parece que tiene fiebre y vomitó
por los escalofríos que le dieron.— La doctora le explicó a Jungkook.
El príncipe pasó su mano por la mejilla de Jisoo. —estás muy débil,
¿cenaste?—
Jisoo negó con el rostro.
—por favor Sunny, trae algo para que coma.— Jungkook mirando a
Jisoo, preocupado por tal palidez.
—los cocineros están dormidos ahora.— Sunny.
—despiértalos entonces.— Jungkook mirándola y usando un tono serio.
Ella asintió y fue a obedecerlo.
—después de cenar a le mediante te sentirás bien, me siento exhausto,
necesito dormir.— Jungkook le dijo a Jisoo para después bostezar.
—príncipe, por favor no me deje sola.— Jisoo sujetó su mano, con un
tono de súplica.
Era verdad que Jungkook había estado distante con ella desde hace una
semana ya, desde que se ve con Taehyung no había vuelto a prestarle tanta
atención a Jisoo, ni la había vuelto a besar por eso ella rogó por su atención
y compañía.
Y Jungkook consciente de eso, asintió.
Se sentó en la cama, justo a su lado.
Trajeron comida para ella, ella comió y cuando terminó se sentía mucho
mejor.
—¿aún soy necesaria?— La doctora dijo parándose frente la cama.
—todos pueden retirarse, serán llamados si pasa algo.— Jungkook dijo
para cada persona en la habitación.
Todos salieron, sólo dos guardias se quedaron cuidando la puerta de la
habitación de Jisoo.
—me siento mejor príncipe, usted está conmigo.— Ella dijo sosteniendo
levemente la mano de Jungkook.
Él sonrió. —me quedaré hasta que vuelvas a dormir para asegurarme de
que estés bien.—
Ella asintió, empezó a tratar de dormir, los ojos de Jungkook pesaban
después de tantas desveladas y el silencio no le ayudaba, se quedó dormido
incluso antes que Jisoo.

A la mañana siguiente.
Sunny le avisó a Eunha el estado en el que Jisoo se encontraba y la mala
noche que pasó.
Decidió ir a verla pues se ha convertido en una amiga para ella.
Cuando llegó a la puerta sus aposentos, los guardias hicieron una
reverencia, ella levantó la mano para tocar pero uno de los dos guardias
habló; —princesa, el príncipe Jungkook y la señorita Jisoo aún se
encuentran dormidos.— avisó.
Eunha se sorprendió, ¿Jungkook dormido aquí? Curiosa por aquello, tocó
y entró sin permiso, pero tampoco le importaba no tenerlo.
Vio a su hermano acostado en la cama de Jisoo, con su brazo al rededor
de ella, abrazándola y ella felizmente acurrucada a él.
—¡Espléndidos!— Eunha dijo juntando sus manos con un gran volumen
el cuál levantó a ambos.
Jungkook abrió los ojos quitando la posición que habían tomado mientras
dormían. —¿qué haces aquí?— tallándose los ojos.
—buenos días, yo sólo venía a ver el estado de salud de Jisoo pero ¿qué
haces tú aquí hermanito?— Eunha con una sonrisa cómplice.
Jisoo sonrió de vuelta, mirando a Jungkook.
—es mi favorita, tengo derecho de estar aquí.— Jungkook respondió
enseguida sentándose en la cama.
Jungkook se paró y se estiró. —las dejaré conversar, iré a mi habitación
a descansar unos momentos más. — bostezó.
Caminó a la puerta y Eunha lo detuvo con una mano en su hombro. —
Jungkook, debes prepararte la familia Kim vendrá por la tarde.— dijo en
voz baja.
—si me dijo.— Jungkook soñoliento, respondió en el mismo tono bajo.
—¿quién te dijo?— Eunha confundida.
Jungkook abrió los ojos más, pues ayer que estuvieron juntos Taehyung
se lo comentó.
Pero el mayor excusó. —sólo lo suponía, no te preocupes estaré ahí cuando
sea la hora, por ahora necesito dormir.— aún más bajo.
—príncipe, gracias por estar conmigo eso significó mucho para mí.—
Jisoo, tierna.
—es mi deber cuidarte, ahora por favor no te sobre esfuerces.—
Jungkook salió del cuarto y se fue al suyo a dormir un par de horas más por
lo menos.
—¿qué te ha pasado?— Eunha se acercó a la cama de Jisoo y se sentó en
la esquina de la misma.
—fiebre según los médicos, vomité por los escalofríos que tenía por la
madrugada.— Jisoo estaba sentada.
—debes cuidarte mucho, se nota que le importas a mi hermano.— Eunha
dijo en base a lo que acababa de ver.
—el príncipe es un caballero, no me dejó sola en toda la noche, siento
que es amor, él es atento conmigo y tan dulce.— Jisoo tocó su pecho con su
palma, suspirando.
—el amor es tan lindo, que fortuna la suya.— Eunha levantándose.
—¿usted se siente igual con el príncipe Taehyung?— Jisoo curiosa.
Eunha sonrió mirando hacia abajo. —algo así.— simplemente respondió,
sonando un poco a sarcasmo.
Jisoo empezó a sentir náuseas de vuelta, tenía un bote al lado de ella, lo
tomó y vomitó.
Eunha gritó a la puerta. —guardias, llamen a la doctora de vuelta.—
Los guardias obedecieron, Eunha se acercó a Jisoo, tomó su cabello y lo
recogió hacia atrás. —tranquila.—
Después tocó la frente de Jisoo. —¿fiebre? pero si estás helada.—

Jungkook dormía cómodamente en su cuarto, sin haberse percatado de la
hora, pero por fin había descansado.
Tocaron la puerta sutilmente y aquel leve ruido fue suficiente para
levantarlo.
Se puso de pie, talló sus ojos y fue a abrir.
—es tarde ¿aún dormías?— Tiffany al verlo.
—me desvele un poco por la madrugada Jisoo enfermó, me quedé con
ella.— Jeon parándose recto, sin quitarse del marco de la puerta.
Tiffany no insistió en pasar de igual forma, dijo. —le avisaron a tu padre
sobre eso, mandó a traer buenos médicos para ella, ahora necesita otros
cuidados.— con una sonrisa cómplice.
Jungkook no entendió ni le preocupó el mensaje detrás de aquellas
palabras. —cuando vea mi padre se lo agradeceré personalmente.— se
limitó a decir.
—vístete, los Kim no tardan en llegar al castillo para la comida que tu
padre organizó.— Tiffany dijo sin más.
Jungkook hizo reverencia y su madre se fue.
Él se metió a bañar.
Mientras estaba en la tina, pensaba en Taehyung, sin duda le parecía una
verdadera locura, pero no podía evitar sonreír cuando recordaba el tiempo
que había pasado con él toda la semana por las noches.

Taehyung estaba igual, no podía dejar de pensar que era una locura, la
más grande que había hecho, pero estaba bien, se sentía realmente lindo
amar a Jungkook de la manera en la que lo hacía.
—¿por qué sonríes así de fuerte?— Hoseok mirando a Tae, mientras iban
en su carroza.
—estoy encantado, deseo más que nunca ver a los Jeon.— Taehyung
tratando de ocultar toda la felicidad que desbordaba de él.
—hace días llorabas por no querer casarte, ¿y ahora tienes tanto
entusiasmo?— dijo confundido.
—cuando el amor te toma entre sus manos, es difícil escapar.—
Taehyung aprovechó para admitir mientras Leeteuk no estaba pues se
encontraba con sus padres y Jimin en la otra carroza.
—¿te enamoraste ya?— Hoseok aún más confundido.
—el amor es una emoción increíble, potente, rápida y duradera cuando
es sincero, me ha capturado con esa increíble belleza que sólo ese ser
humano maravilloso posee.— brillaron los ojos del príncipe imaginándose a
Jungkook.
—wow, Eunha te ha hechizado.— Hoseok sonriéndole, era adorable ver a
su hermano mayor así.
—sí, Eunha.— Taehyung con desánimo regresando a su realidad, miró
por la ventana y observó que habían llegado ya.
Enseguida bajó toda su familia.
—Bienvenidos.— Tiffany dijo, en la entrada estaban Eunha y ella, con su
sirvienta que cargaba al pequeño Jeon quienes fueron las que los recibieron.
—es un placer reunirnos, ¿y el rey Jeon?— Jin al saludar.
—una disculpa, al rey se le ha presentado un percance, no tardará,
adelante por favor.— Tiffany dijo, moviéndose para que entraran juntos.
Eunha miró unos segundos a su madre, se notaba la pequeña molestia en
el rostro de la princesa quien sabía que en realidad Namjoon no estaba
atendiendo un "percance" si no que estaba pasando tiempo con una de sus
favoritas.
La familia Kim pasó detrás de la reina.
Eunha se quedó unos momentos atrás para entrar a la par de Taehyung,
tomando su brazo.
Estaban en la sala principal, a punto de dirigirse al comedor.
Jungkook venía corriendo bajando las escaleras, con los primeros
botones de la camisa desabrochados, dejando de ver algo de su bien
marcado pecho.
Se podía jurar que a Taehyung al verlo le brillaron los ojos y sólo no
babeo porque tenía la boca cerrada.
—disculpen.— dijo e hizo una reverencia, dejando observar a todos
delante de él fugazmente esa figura marcada que poseía por lo flojo y
desabrochado de su camisa.
Jin le sonrió. —no hay problema.—
Jungkook le sonrió, miró a su madre quien al chocar vistas lo miró
directo y luego abajo, señalando sutilmente su camisa abierta.
Jungkook lo olvidó, rápidamente los empezó a abrochar.
Jimin miró a Jungkook, extendió sus manos hacia él, pidiendo que lo
cargara.
—Jiminie, no bebé.— Dara le dijo al bebé en brazos de Leeteuk.
Jungkook estiró los brazos también hacia Jimin. —no me molestaría ¿me
permite?—
Dara asintió dejando que Jungkook cargara a Jimin, el mayor es dulce,
Jimin no paraba de reír y sonreír viendo los gestos de Jungkook, Yoongi
estaba dormido en los brazos de la sirvienta principal de Tiffany.
Pero por el ruido de la risa de Jimin se despertó, vio que su hermano
tenía a Jimin en brazos, también quería ser cargado por él, estiró los brazos
a su hermano mayor.
Jungkook accedió cargar a ambos bebés, tenía brazos fuertes así que
sostenía a cada uno en ellos, les sonreía y ellos hacían lo mismo.
Totalmente adorable, Taehyung inclusive se mordió el labio
discretamente, pensando que se veía tan tierno, con esa sonrisa y aire
paternal, tan cautivador.
De pronto en la habitación entró Namjoon. —¡Kim! lamento tardar ,
estaba algo ocupado.— acomodó el cuello de su traje.
Por el fondo de la habitación, casi desapercibida pasó una mujer, con el
rostro cubierto hasta los ojos; Seolhyun.
Ambas familias la observaron sin decir nada.
Jin estaba algo sorprendido, claramente era una favorita, pero ¿seguían
teniéndolas aquí? Esa no es la cultura con la que educó a sus hijos, esa
norma no la aprobaba y no quería que se aplicara para Taehyung.

Díganme qué opinan de la nueva versión, porque en lo personal siento
que está mejor hecha pero quiero saber qué opinan y si están molestas
porque la cambié.
ʕ´•ᴥ•'ʔ
¹³


—Jungkook realmente tiene un gran talento cuidando niños, vean lo
adoran.— Dara comentó ante el tan evidente silencio incómodo.
Todos lo observaron haciendo pequeños comentarios aludiendo a eso.
Jungkook devolvió a Jimin a los brazos de Leeteuk y pasó a Yoongi a su
madre.
Namjoon puso las manos en los hombros de Jungkook y sonriendo dijo;
—el don de padre está en ti.—
El mayor de los príncipes no supo interpretar ni la sonrisa ni el
comentario que parecía insinuar algo. Confundido.
—sin perder más tiempo, vamos a la mesa.— Namjoon se dirigió a
todos.
Ambas familias se fueron al comedor de la realeza y se sentaron juntos.
En la mesa.
En una orilla estaba el rey Jeon, en la otra orilla el rey Kim, cada rey
tenía a su derecha a su esposa y al lado de cada esposa estaba una silla
especial para los bebés. Jin tenía a su izquierda a Leeteuk. Al lado de la silla
de bebé para Jimin estaba Hoseok, después Taehyung, al lado de él Eunha.
Al lado de la silla de Yoongi se encontraba Jungkook, a su lado un
espacio vacío y después Leeteuk, cerrando el óvalo.
Cada quién tenía una conversación con otra persona, así los comentarios
que alguien podría hacer pasaban desapercibidos.
En el lugar vacío llegó Jisoo a ocuparlo, sentándose mientras sujetaba la
mano de Jungkook.
Taehyung la vio unos segundos, con una mirada verdaderamente pesada,
nadie lo notó, excepto Jungkook quien comenzaba a sentirse presionado.
Kim decidió no frustrarse más con aquello y miró a Eunha, conversando
con ella. —¿la mujer que venía con vuestro padre, es ..?— susurró, para
ambos.
—su favorita.— ella respondió con algo de coraje.
La comida fue servida, también una ronda de copas, con vino o jugo de
uva, según su edad.
Convivían con facilidad, como si la unión llevará décadas de haberse
trazado.
Jin observaba de vez en cuándo a Jisoo, pues era el único rostro que no
ubicaba claramente, la había visto en la fiesta de compromiso con Jungkook
pero no más, quería saber si era princesa o realeza también ya que se
encontraba ahí sujetando la mano del hijo mayor.
Así que sin ningún tipo de pena y con una voz algo audible dijo; —no me
mal interpretes Jeon, que esa no es mi intención pero podréis presentarnos
bien a la jovencita de una vez.—
Namjoon se rió bajando su copa a la mesa. —Jungkook.— se limitó.
Pero sólo eso basto para que Jungkook supiera que era una indicación
para presentarla él.
—ella es Jisoo, mi favorita.— Jungkook dijo con un tono débil,
señalándola pues sabía que entre Taehyung y él se sentía incomodidad por
ese tema.
—¿favorita?— Jin no perdió la oportunidad de cuestionar.
—vamos, no me digas que tú no tienes.— Namjoon sin tomárselo mal,
con un tono divertido.
—de hecho no, esa ley desapareció hace varías décadas en mi reino.— el
rey blanco no lo dijo en el mismo tono que él.
—así es la ley aquí.— Namjoon respondió sin sonreír.
—entonces tendremos que elegir cuidadosamente las leyes para el nuevo
reino.— Jin dijo algo serio, bebiendo de su copa.
El aire se convirtió en algo pesado, se notaba el desacuerdo del tema y la
incomodidad invadía el silencioso aire.
Jungkook bebió de su copa mirando a Taehyung, quien estaba delante de
él y le devolvió la misma mirada incómoda que él le dió.
Jisoo sujetó la mano de Jungkook cuando éste la volvió a dejar sobre la
mesa, pues ella se sentía algo mal por el tema ya que eso era ella, una
favorita y ponerlo en cuestión era ponerla en cuestión a ella.
Si alguien fue valiente para romper el silencio, fue Eunha, comentando;
—aunque, después de la nueva noticia del médico, creo que Jisoo no será
más la favorita de Jungkook.— aligerando el humor.
Todos le prestaron atención, intrigados.
—pasará a ser su concubina.— Eunha dijo con una sonrisa.
Taehyung tenía en su mano su copa, la comenzó a apretar fuerte por la
noticia.
Jungkook estaba genuinamente sorprendido, desconocía aquella decisión
y se preguntaba por qué Eunha era la que lo mencionaba así que miró
rápidamente a su padre, pidiendo respuesta con los ojos.
Namjoon entendió y dijo con un mejor humor; —es cierto, Jisoo ahora
es tu concubina está embarazada.— sonrió.
En la cabeza de Jungkook todo se empezó a poner en cámara lenta,
inclusive sintió que quedó aturdido. Ambas parejas de reyes los felicitaban
al igual que Leeteuk, Hoseok y Eunha.
Jisoo tomó su mano y muy al fondo escuchó que le dijo; —tendré a
vuestro príncipe.—
Jungkook parecía olvidar cómo sonreír, no le alegraba, sólo tenía una
cosa en su cabeza y era Taehyung.
Taehyung.
Quien quedó atónito, no salía palabra, ni sonido de su boca, su rostro
estaba en blanco, no podía interpretarse de ninguna manera. Pero dentro de
él sucedían tantas cosas y una de ellas era sentir el corazón caerse en
pedazos y la llama del coraje estaba encendida en él, tanto que ni siquiera
había notado la gran fuerza ejercida en su frágil copa de cristal, la presión
cada vez se hacía más y nadie lo notaba pues todos estaban hablando y
felicitando a la pareja.
Hubo un lapso en el que Taehyung se perdió, sólo observó a Leeteuk
pararse casi corriendo hacia él, sujetando su mano.
Cayó de nuevo en sí cuando observó que había reventado la copa en su
mano, aún después de reventar Taehyung siguió apretando
inconscientemente, profundizando las heridas en él, chorreaba sangre a
presión, alarmante.
Leeteuk quitó los pedazos más grandes de un tirón, tomó la servilleta de
tela de la mesa y detenía el sangrado.
Llamaron al médico. Taehyung fue atendido en otra sala, fue llevado a
donde estaban los materiales necesarios para limpiar y curar su herida.
Afuera de aquella habitación estaban todos, los reyes hablaban entre sí,
Tiffany con su bebé en brazos, les pidió disculpas pensando que la copa
había sido demasiado frágil pero los reyes blancos no estaban molestos en
lo absoluto, entendían que era un accidente y que ya estaba siendo atendido.
Eunha y Hoseok hablaban con Leeteuk mientras él cargaba a Jimin.
Jungkook estaba sentado en un sofá con Jisoo, algo alejados del resto.
Jisoo notaba esa cara de Jungkook que claramente no reflejaba felicidad
y eso la entristecía, pensó que lo tomaría de otra manera.
El príncipe no se había percatado de su propia reacción, estaba
demasiado preocupado por lo que diría Taehyung acerca del tema y sobre su
mano también, acción que dijo mucho por sí mismo.
Jisoo tocó su hombro. —príncipe.—
—¿sí?— prestándole atención.
—no luce feliz, lamento si la noticia no ha sido agradable para usted.—
Jisoo miró abajo, con cierta tristeza reflejada.
Jungkook consciente sabía que tenía que aparentar, aparte de que Jisoo
era tan dulce con él que sería injusto tratarla mal. Así que la abrazó
colocando su brazo al rededor de ella y tocó su mejilla con un pequeño
beso. —claro que me llena de felicidad saber que tendremos un hijo,
lamento si mi reacción no fue la esperada, con lo del accidente me distraje
y me preocupa el bienestar del príncipe.—
Jisoo sonrió, sintiéndose mejor por aquello.
—gracias por ser tan bueno conmigo, ahora si me permite me gustaría irme
a dormir, me siento agotada.—
—adelante.— Jungkook dejó de abrazarla.
Ella se paró e hizo reverencia, marchándose a sus aposentos.
El príncipe mayor de los Jeon suspiró pesado, pasando las manos por su
rostro hasta el cabello, frustrado.
Por fin Taehyung salió de la habitación, con la mano llena de vendas y su
rostro reflejaba algún rastro de que había llorado.
Cuando sus padres le preguntaron él respondió que fue por el dolor de
sacar los pequeños cristales de su mano y en parte era cierto, pero también
lloraba porque le dolía.
No era cualquier cosa, un bebé no es cualquier cosa.
Jungkook se acercó con los demás, trató de buscar la mirada de Taehyung
pero no logró conectarlas, Kim no lo permitió, miró a todos los demás,
incluso pidió irse, excusándose en que se sentía mal y quería descansar ya.
Sus padres lo escucharon, ambas familias se despidieron, los escoltaron
hasta la puerta, observándolos irse.
Jungkook fue el último en caminar de regreso al castillo cuando los veían
irse, Namjoon lo observó y regresó por él, sujetando sus hombros. —estoy
feliz por ti, es momento de que tengas familia, serás un excelente padre.—
se metieron juntos.
Jungkook agradeció y sonrió de lado, fue lo máximo que su humor le
permitió.
Comenzó a caminar a su habitación, con una expresión de desagrado en
su rostro, topándose con Eunha, quien lo detuvo del hombro y habló; —no
se necesita mucho para saber que no estás nada contento con la noticia.—
seria.
—no es precisamente lo que yo más deseo.— Jungkook con algo de
enfado.
—eso no importa, Jisoo es una mujer bella, dulce y ahora te dará un
hijo, sé amable y compórtate a la altura.— Eunha dió dos palmadas suaves
en la mejilla de su hermano y fue ruda como él lo era con ella al momento
de darse apoyo.
Jungkook se quitó y caminó más rápido a su habitación.

Mientras tanto en la familia Kim.
De regreso, en la segunda carroza iban Taehyung, Hoseok y Leeteuk.
Jimin iba con sus padres.
Taehyung iba totalmente callado, mirando la ventana, incluso ignoraba
las pequeñas provocaciones de su hermano para hacerlo enojar y comenzar
una pequeña pelea.
Leeteuk prestó atención a eso, conocía a Taehyung desde que nació, sabía
que éste comportamiento era extraño y que no tenía que ver con la herida,
porque Taehyung al ser un niño muy travieso se ha lastimado antes y no
tiene esa reacción emocional que reflejaba ahora.
Atardecer acababa de comenzar a caer, llegaron al castillo blanco.
Al bajar de ambas carrozas el primero en hablar fue Taehyung, diciendo
que se sentía agotado y que se iría a dormir desde ahora.
Debido a lo que ocurrió Jin no tuvo problema, dejándolo marchar a su
habitación sin ningún problema.
Se marchó, Leeteuk estaba muy preocupado pero también confundido
sobre qué tenía al príncipe en éste estado.

Al día siguiente.
Taehyung quiso desayunar en su habitación, al igual que la merienda, no
salió de sus aposentos para nada y el día seguía pasando.
Nadie lo notaba excepto Leeteuk, quien trató de ir a visitarlo por un rato
durante el día, entre platicas sin importancia tratar de adivinar qué sucedía
pero Taehyung no daba pie a tener una conversación, comenzaba a ser
cortante.
Taehyung terminó por pedirle a Leeteuk que lo dejara sólo, dormiría por
la tarde. Y él obedeció.
Trató de darle su espacio para descansar porque verdaderamente estaba
durmiendo, así que se marchó al mercado a comprar cosas personales.
Caminaba por ahí, incluso fue a hablar con Baek, pero el chico
desconocía la razón también, diciéndole que llevaba días sin hablar con el
príncipe.
Leeteuk quería saber y no con mala intención si lo que él quiere es la
felicidad de Taehyung, su deber es cuidarlo y cuidar su felicidad para él
también lo conllevaba.
Caminaba de regreso al castillo, cuando de pronto llegó un sujeto en
caballo, que al parecer era el guardia del castillo negro que fue a avisarle a
Jungkook de su presencia el otro día, lo reconoció de inmediato, pero no
entendía que era lo que quería hasta escucharlo.
—Leeteuk.— habló con respeto.
—¿sí?—
—me ha enviado el príncipe Jungkook a buscarlo, desea verlo en éste
instante.— dijo enseguida.
Leeteuk pensó que eso era extraño, pero comenzaba a conectar puntos en
su cabeza, sonando interesante, accedió, subió en el caballo con aquel
guardia quien lo llevó al castillo negro.
Llegaron y con discreción lo llevó a los aposentos de Jungkook.
—¿deseaba verme?— Leeteuk cuando entró al cuarto de Jungkook, fue lo
primero que dijo tras cerrar la puerta tras él.
El príncipe el verlo parecía aliviado, se acercó a él. —sí, sé que eres
confiable, necesito que ahora le lleves una carta mía al príncipe, como la
anterior vez, total discreción.— Jungkook la sacó de su bolsillo y se la
extendió.
Jungkook pidió traerlo especialmente a él porque si Taehyung se había
atrevido a mandarle aquella carta con él, significaba que era de su confianza
y necesitaba esa discreción, ahora él pedirle verse, así que la mejor opción
era él.
Leeteuk la miró, tenía el sello oficial del reino negro, no dijo nada, sólo
asintió y la guardó en su ropa. —será un placer.— hizo una reverencia y se
marchó de nuevo.
Jungkook le pidió al mismo guardia llevarlo de vuelta al reino blanco,
obedeció.
Leeteuk todo el camino pensaba, preguntándose a sí mismo lo que
comunicaban aquellas cartas, pero nunca daría un vistazo ya que su
educación, respeto y moral se lo impedía.
Lo que sí era extraño era que Taehyung aún no le ha comentado nada
acerca del príncipe Jeon, ya sea alguna discusión o algún tipo de charla,
Taehyung le contaba todo.
Llegó al castillo de nuevo.
Fue a sus aposentos, observaba la carta cerrada, la ocultó en un cajón
bajo llave y fue al cuarto de Taehyung, él aún dormía así que no podía
dársela aún. Tenía que esperar.
Pero con la intriga se hacía eterno el tiempo, el atardecer caía
convirtiéndose en obscuridad de noche.
Leeteuk guardó la carta en su traje, fue a los aposentos de Taehyung y
tocó la puerta.
Y recibió respuesta; —no deseo ver a nadie.—
Al menos estaba despierto.
—soy Leeteuk.— dijo con tacto.
—lo siento, no quiero hablar.— Taehyung desde adentro levantándose de
la cama y caminando a su escritorio.
Leeteuk suspiró, miró a todos lados, no había nadie al rededor, se agachó
y por debajo de la puerta la pasó, dejándola adentro, se puso de pie y de
marchó.
Taehyung observó cómo recorrió ese espacio hasta adentro y se acercó
por ella, la sujetó en su mano sana.
Observando el sello oficial del reino del norte, sabía que era de
Jungkook, se quedó unos momentos admirándola ya que no sabía si quería
leerla o no, estaba lleno de coraje con él.
Volvieron a tocar y él desde su posición de molestia gritó; —¡que no
quiero ver a nadie, maldita sea!—
De pronto la puerta de abrió aún así, era su padre. —¡no hables así!—
Él por instinto pasó la carta detrás de él, ocultándola pero fue muy obvio
y Jin lo notó. —¿qué tienes ahí?—
—nada.— Taehyung rápido.
—déjame ver.— Jin extendió la palma de su mano.
—no.— firme.
—muéstrame ahora mismo Taehyung.— dió dos pasos más a él.
Taehyung tuvo una idea, le mostró la carta aún cerrada, del lado del sello
y habló; —es una carta de Eunha, nos mandamos cartas de amor, sería
vergonzoso que usted la lea.—
Jin retrocedió. —oh, si es así, me da gusto, no invadiré tu privacidad.—
Después de que Taehyung suspiró, Jin volvió al tono serio. —no quiero
que contestes de esa manera de nuevo, no importa quién toque tu puerta,
siempre responde con educación.—
—no lo volveré a hacer.— Taehyung mirando abajo.
—bien, ahora baja, cenaremos todos en familia y necesitas estar
presente, después de cenar tendremos que volver a limpiar tu herida para
que no se infecte.— Jin caminando a la puerta.
—enseguida bajo.—
Jin asintió, saliendo de su habitación, dejándolo sólo nuevamente.
Más aliviado, Taehyung abrió la carta y la leyó.
" Taehyung, necesito hablar contigo sobre lo sucedido, sé que es una
emergencia, me gustaría verte donde son nuestros encuentros, espero
asistas que mi corazón no soportaría ser plantado.
Jeon Jungkook."

¹⁴


Taehyung cenaba silenciosamente, al rededor de él estaba su familia,
hablando como comúnmente lo hacían.
Hoseok se percató de el silencio de su hermano mayor, golpeó su hombro
con suavidad, buscando que comenzara una pequeña pelea como la de cada
cena familiar.
Taehyung lo vió mal pero no reaccionó.
—¿junto con la sangre que perdiste ayer, también perdiste tu buen
humor?— Hoseok tratando de aligerar el humor.
—esa broma no es graciosa, Hoseok, en serio me lastimé.— Taehyung
serio.
Hubo silencio después de tal contestación, pero sólo un momento
después de eso Taehyung se puso de pie; —he terminado de cenar, me
siento cansado ¿puedo retirarme?— se dirigió a su padre.
Jin asintió lentamente. —pero antes busca a Leeteuk para que lave tu
herida.—
Taehyung hizo una reverencia y salió del comedor.
Dara miró a Jin, con una ceja arriba y él le regresó la mirada, después de
un par de segundos más Hoseok le habló a Jin; —papá, ¿mañana puedo
merendar con Mariam en el jardín del castillo?— con una sonrisa.
Cambiando el tema.
—no creo que sea posible, ayer cuando hablaba privadamente con
Namjoon en la mesa me dijo que mañana recibirán a los reyes de China,
nos invitó y quiero conocerlos.— Jin respondió.
Hoseok asintió, sin armar revuelo por ello.

Taehyung fue a los aposentos de Leeteuk y tocó la puerta, pidiendo
permiso para pasar a lo que él accedió enseguida.
El príncipe entró, observando como él se levantaba de su escritorio,
estaba leyendo. —Taehyung, por fin saliste de tu cuarto.— con una sonrisa
al verlo.
—mi padre me mandó a que me ayudes a limpiar mi mano.— respondió.
Leeteuk asintió. —siéntate.— señaló su cama.
Taehyung fue a sentarse.
Había silencio mientras Leeteuk buscaba lo necesario para ayudarlo.
Acercó la pequeña mesa que tenía a la altura de la cama, la colocó frente
a Taehyung, colocó un recipiente de metal, junto con vendas nuevas y otro
tipo de menjurjes naturales usados para la sanación en tal época.
Después de dejar todo preparado, levantó las mangas de su traje,
doblándolas.
El silencio comenzaba a ser abrumador para Taehyung, ahora Leeteuk ni
siquiera lo miraba a los ojos, lo ponía nervioso porque sabía que iba a doler
y no podría lloriquear.
—dame tu mano.— Leeteuk extendió su palma sobre el recipiente de
metal.
Taehyung se la dió.
Leeteuk comenzó a quitarla, con todo el cuidado que podía tener pero se
había pegado ya a la sangre y a la supuración de su herida.
Kim se quejó pero Leeteuk no se detuvo, sabía que iba a doler.
Taehyung apretó la mandíbula por el último segundo en el que quitó la
última vuelta de la venda, respiró profundo.
Tenía cortadas en tres de sus dedos y la más grande en su palma,
comenzaba a cicatrizar.
Podía mover bien la mano pero prefería no hacerlo ya que le dolía.
Miró a Leeteuk ir a tirar la venda y habló; —¿sabes tanto de medicina?—
—para ser el sirviente más útil del reino tengo que estar preparado.—
Leeteuk regresó a pararse frente a la mesa, abrió una de las botellas con un
contenido que Tae desconocía pero olía a hierbas.
Sujetó su muñeca y la puso más centrada al recipiente, después tomó la
botella con su otra mano, bañaría su mano en aquel menjurje para
desinfectar y que pudiese seguir sanando como lo hacía.
Antes de que lo echara encima Taehyung se asustó de como le pudiese
doler. —¡no, ah!— Jaló su mano hacia atrás, lastimándose.
—Taehyung.— Leeteuk puso la mano en su brazo. —tranquilo, te arderá
pero el dolor se irá.— le dió una mirada tranquila.
Kim le dió su mano de nuevo, mirándolo vulnerable, se sentía triste y
adolorido, no quería hablar con nadie pero después de estar con Leeteuk
unos momentos se dió cuenta de que necesitaba su apoyo, como cada día
desde que nació.
Leeteuk sujetó con más firmeza su muñeca. —todas las heridas tienen
que curarse.—
Comenzó a derramar el contenido de la botella sobre su mano,
haciéndolo sollozar pero tenía a Leeteuk sujetándolo así que no pudo quitar
su mano. El dolor pasó, su mano se sintió fresca y más agradable, después
de que naturalmente de secó, colocó la nueva venda de nuevo. —sanarás
pronto, eres joven y fuerte, terminamos.—
Taehyung sólo observó, Leeteuk quitó la mesa delante de él, dejándolo
irse.
El príncipe se levantó, sintiéndose algo distante. —gracias.—
—en lo que te pueda ayudar.— Leeteuk sonrió, entregándole esa
confianza de siempre.
Kim se iba a marchar, pero regresó cerrando la puerta, Leeteuk lo miró
curioso de lo que fuese a decir.
—¿incluso las heridas que no podemos ver se curan?— cuestionó,
refiriéndose a lo que él sentía rasgado dentro de él.
—cualquier herida tiene que desaparecer, a veces pueden tardar poco o
mucho, dependiendo su profundidad y que tanto daño nos haga.—
enseguida.
—no estoy hablando de mi mano.— Taehyung confesó, vulnerable.
—lo sé.— Leeteuk tomó la silla de su escritorio y la giró, se la señaló a
Taehyung, mientras decía; —¿hay algo que quieras contarme?—
—no puedo decirte nada ahora, siento que hay cosas en mi mente que no
comprenderías.— sentándose donde se lo indicó.
Leeteuk se recargó en su escritorio y cruzó los brazos. —respeto tu
privacidad, siempre lo he hecho pero también te he comprendido, si vuestro
padre supiese cuantas cosas te he cubierto me mandaría a colgar.—
Taehyung sonrió ante escuchar eso y recordar su niñez. —lo sé, pero ésto
no trata de mis pequeñas travesuras, probablemente es la más enorme.—
dejó de sonreír.
Leeteuk miró al príncipe, tratando de suponer lo que pasaba y tenía una
idea revuelta en su cabeza, se puso de cuclillas frente a Taehyung en el
asiento.
—no sé que está pasando, a la mediante me lo dirás, sé que es algo de
aquí.— señaló el corazón de Taehyung. —está bien, puedes confiar en mí,
porque seré tu escudo y protegeré de ti con mi vida, sobre todo y todos, ¿de
acuerdo?— lleno de paz, sentía un cariño de hijo con él, tan fuerte y real.
Taehyung se sintió cobijado, Leeteuk era casi un padre para él, en cada
recuerdo de su infancia él estaba ahí, cuidándolo, haciéndolo feliz,
enseñándole cosas nuevas, sentía esa calidez de padre con él y su apoyo
incondicional valía oro puro para el príncipe.
Quien tenía un nudo en la garganta de oírlo decir aquello, se sentía tan
vulnerable que se le quebró la voz y al no poder responder nada, se acercó a
abrazarlo mientras un par de lágrimas llenas de amor recorrían sus mejillas.
Leeteuk lo abrazó de vuelta, se puso recto de nuevo sin romper el abrazo
y levantó a Taehyung con él, acarició sus cabellos.
Se separaron.
Taehyung se sentía más tranquilo, limpió el par de lágrimas y le sonrió,
obteniendo una sonrisa de vuelta. —¿no importa qué haga? ¿seguirás
teniendo esa imagen buena de mí?—
—claro, porque sé que no es una imágen, realmente eres un chico bueno.

—gracias.— Taehyung caminó a la puerta. —creo que me iré a dormir.—
—buenas noches .... por cierto, Taehyung.— Leeteuk antes de verlo
marchar.
Kim se dió la vuelta, viéndolo mientras esperaba lo que fuese a decir.
—¿qué traen el príncipe Jungkook y tú?— sonaba confundido.
Taehyung pasó saliva y su primera reacción fue responder con otra
pregunta. —¿por qué me cuestionas eso?—
—porque el día que los encontré en los jardines parecían alterados,
pensé que discutían, después me han pedido llevarles cartas ... si tienes
problemas con él, es normal digo, debe estar celoso de que no será rey él,
pero no es motivo de pelear entre ustedes.— Leeteuk.
Taehyung se tranquilizó al escuchar su suposición. —en lo absoluto,
somos amigos y lo de las cartas es necesario, a veces hablamos cosas
delicadas del reino y no queremos que cualquiera las lea.— miró al suelo y
tocó su nuca con su mano sana. —como esa comunicación que debemos
tener porque será mi mano derecha al subir al poder y sus propuestas para
el reino me agradan, es todo, buenas noches.— se dió la vuelta y salió casi
corriendo de la habitación.
Leeteuk lo escuchó con un rostro de seriedad, después de que se fue, sólo
trajo una cosa en su cabeza.
“Cuando Taehyung me está mintiendo siempre mira al suelo y toca su
nuca.”


Jisoo por la noche paseaba por los pasillos del castillo, mientras tenía un
libro en manos, leía con felicidad.
Llegó al harem y se acercó a donde las demás favoritas estaban sentadas
juntas.
Se sentó con ellas, cerrando su libro.
—oímos lo del bebé.— Gayoon la miró, emocionada.
—felicidades.— Solji.
—gracias.— Jisoo sonrojada.
—cuando le de un bebé yo también al rey, las cosas probablemente
cambien.— Seolhyun dijo.
Solji se rió, Gayoon giró los ojos. —eso no va a suceder, nosotras nunca
damos a luz, si llegas a embarazarte harán que lo pierdas con ruda, es
parte de la ley.— explicó, tenía que hacerlo ya que Seolhyun era nueva
favorita y acababa de llegar al reino en la más reciente ronda de criadas.
Jisoo tocó su estómago. —¿eso no es peligroso?—
—cuando se dan cuenta de que el embarazo tiene mucho tiempo, tienen
que intervenir y a veces el cuerpo de las favoritas no soportan aquello,
mueren.— Gayoon algo seria.
—así perdimos a Mina.— Solji, sonaba algo triste.
Seolhyun se quedó boquiabierta. —¿te harán perderlo?— a Jisoo.
—¡no!, eso creo.— Jisoo asustada. —¡Sunny!— La encargada del Harem
fue enseguida.
—¿me harán perder a mi bebé?— Jisoo le preguntó asustada en cuanto la
vió.
—no, ¿de dónde sacaste esa idea?— Sunny levantando una ceja.
Jisoo miró a las otras favoritas.
—¿por qué a ella no y nosotras sí?— Seolhyun cruzándose de brazos.
—porque es favorita del príncipe, no del rey, al rey sólo puede darle
príncipes la reina, por eso ustedes no pueden tenerlos. Y como el príncipe
Jungkook no es rey, ni tiene reina, puede tener hijos con cualquiera de sus
favoritas.— Sunny explicó.
Jisoo se sintió tranquila por el hecho de saber que no perdería a su bebé
pero como terminó su oración no le gustó, habló; —¿cualquiera de sus
favoritas? si sólo me tiene a mí y ahora soy su concubina.—
Solji y Gayoon se miraron entre ellas, levantando las cejas.
—eres su concubina pero aún así él sigue siendo un miembro de la
dinastía, tiene derecho a tener las que él quiera.— Sunny le aclaró.
—no lo haría, el príncipe me quiere sólo a mí.— Jisoo, firme.
Todas se rieron.
—mira querida, he visto pasar generaciones completas de la dinastía
por aquí y te lo aseguro, no eres la única, ni lo serás.— Sunny acarició su
cabello. —mejor ve asimilándolo, porque una nueva ronda de favoritas
llegará pronto y habrá selección de nuevo.—
Jisoo se molestó, se puso de pie y casi en un grito le dijo a Sunny en el
rostro; —el príncipe es mío.— no esperó respuesta y se fue molesta a sus
aposentos.

Cada vez estaba más cerca la hora en la que citó a Taehyung, Jungkook
se escapó y en su caballo a toda velocidad se dirigía al lugar.
Pensaba en lo que le diría, sabía que las excusas serían difíciles de tragar
y la verdad no tenía un por qué hacerlo, más que sintió miedo de
enamorarse del prometido de su hermana, así que se acostó con ella y eso
aún sonaba a basura, Taehyung no lo iba a perdonar, diga lo que diga.
Llegó al lugar acordado, el príncipe Kim aún no estaba ahí, nervioso, fue
a sentarse a la banca.
Cada segundo parecía durar más que el anterior, seguro Taehyung no
vendría, no tenía por qué.
Si él estuviese en su lugar, también se odiaría y era justificable.
Todo pasaba por su cabeza. Pero sobre todo lo que estaba ahí era su amor
y deseo por aquel Kim, esas ganas de tenerlo entre sus brazos y desgastar
sus labios de los besos tan gloriosos que se daban, de decirle que lo quiere
con cada latido de su corazón y que ésto era un error, anhelaba su perdón
como su su vida dependiese de eso.
Entre todo el caos en su mente, vio la silueta de aquel lindo príncipe
blanco llegar. Con ambas manos detrás de él, el rostro serio, ojos filosos y
llenos de llamas.
Jamás vio a Taehyung con tanto porte y furia como la tenía ahora.
Se levantó y fue hacia él, quería abrazarlo, sentirlo.
Pero.
Taehyung dio un paso hacia atrás, impidiendo que se acercara a él más de
dos pasos. —un bebé.— directo.
—Taehyung.— Jungkook trató de acercarse, con un tono suplicante.
Kim no lo permitió, dio otro paso hacia atrás. —un bebé, Jungkook.— su
tono era rudo.
—déjame abrazarte por favor, lo necesito.— Jeon dando otro pasó,
suplicante.
Taehyung volvió a retroceder. —¡un bebé, maldición!— se molestó, gritó
porque tenía que sacar toda la rabia que sentía y como se desplomaba por
verlo a los ojos.
Jungkook se desesperó. —¡ni siquiera quieres escucharme, no sabes
cómo sucedieron las cosas y no maldigas!—
—Oh maldición, créeme que sí sé, ambos estaban desnudos, entonces
ella con las piernas abiertas y tú sobre ella, entonces tu miem..— Taehyung
siendo muy expresivo.
—¡Taehyung! — lo interrumpió. —no lo digas, suena inapropiado.—
frustrado.
—más inapropiado hacerlo y lo hiciste.— enojado pero sobre todo se
sentía dolido, en la última parte de su oración su voz se quebró, queriendo
llorar.
—debes sentirte furioso conmigo y lo entiendo, no quería que ésto
pasara, fue antes de ésto.— Jungkook los señaló a ambos. —tenía miedo de
enamorarme de ti, pensé que estando con ella olvidaría lo bien que se
sintió besarte, pero no fue así, ella no eres tú.—
—¿esperas que lo justifique?— Se cruzó de brazos.
—no, sé que ni siquiera lo merezco, pero tengo la esperanza en que lo
entiendas.—
Taehyung re sopló, lo observaba directamente, aún tenía el rostro
enmarcado de mala forma, las cejas rectas, los ojos aún tenían esa llama
ardirnte, estaba molesto.
—por favor no me mires así, de pronto todo en mi vida se fue hacia
abajo y tú eres lo único bueno que tengo de todo ésto, estoy tan enamorado
de ti, ten piedad de éste pobre amante que sólo ve tu magnificencia,
necesito que me mires con amor de nuevo, de verdad te necesito, necesito
abrazarte, besarte, que no te apartes de mi lado, por favor, eres lo único
que he deseado en mi vida y por lo que estoy dispuesto a luchar.—
Jungkook se acercó mas a Taehyung, suplicando.
Taehyung le permitió acercarse, relajó la expresión, porque su coraje se
transformó en profunda tristeza, quería llorar.
Jungkook tomó la cintura de Kim, lo atrajo hacia él, teniendo cuidado
con su mano lastimada, sujetó la otra, necesitaba un beso, sabía que
Taehyung también, cerraron sus ojos y se besaron.
Una lágrima cayó por la mejilla de Taehyung, no resistió más, con su
mano sana separó a Jungkook de un brusco empujón.
—no puedo.— entre lágrimas, salió de ahí corriendo, subió a su caballo y se
marchó.

¹⁵


Jungkook se quedó atónito. Ni siquiera podía pasar saliva del gran nudo
en su garganta.
Quería golpear todo, gritar y arrancarse el traje, pero no hacía ese tipo de
escenas. Suspiró pesado mientras retenía las lágrimas que se formaban en
sus ojos.
Sabía que se había equivocado, estaba furioso con él mismo, Taehyung
tenía toda la razón en molestarse, en dejarlo, la tenía aunque eso destrozara
a Jungkook.
Después de intentar calmarse a sí mismo, fue a su caballo, se subió y se
marchó a su castillo, entró a su cuarto, al recostarse en su cama lloró, no
pudo retenerlo más, lloró por Taehyung.
Así pasó la noche.

Más tarde, por el amanecer llegó una carroza de tierras lejanas al reino
negro.
Bajó una pareja de reyes, entraron inmediatamente al castillo, después de
ellos bajó una joven, bella, con facciones ligeramente rasgadas, cabellos
negros tan profundos como la noche, con unas curvas elegantes pero
deslumbrantes, piel algo bronceada.
Entró detrás de sus padres.
Namjoon y Tiffany fueron despertados por su llegada, después de todo
tenían que recibirlos, son familia a la que no veían en un largo tiempo.
Tessa; hermana menor de la madre de Tiffany se casó con el príncipe de
China; Sying, que a la mediante se convirtió en rey junto con ella y tuvieron
una dulce niña; Hwasa, que ha crecido y ahora tiene 18, al ser hija única
heredará el trono sin importar que sea mujer.
Tiffany tuvo la idea de invitarlos a venir unos días y pasar tiempo con su
aún jóven tia ya que no se ven desde que Jungkook nació, al igual que
Namjoon aprovecharía para tratar de hacer un trato de comercio con China,
ya que el trato con Jin estaba rindiendo sus frutos y tenía la disponibilidad
de hacerlo.
Namjoon y Tiffany les dieron la bienvenida y rápidamente los llevaron a
sus aposentos a descansar, el viaje había sido largo y la pasaron sentados.
Fueron a dormir un par de horas más.

Taehyung lloró durante la noche, así fue como se quedó dormido.
Cuando amaneció completamente, Jin le pidió a Leeteuk levantar a
Taehyung para que tuviera una práctica de espada.
Leeteuk fue al cuarto del príncipe, tocó pero al no obtener respuesta, se
pasó, asumiendo que no había despertado aún.
Cerró la puerta tras él y fue a su cama, él estaba boca abajo dormido.
—príncipe, es hora de despertarse.— dijo con suavidad.
Taehyung giró el rostro para el lado contrario a él.
—Taehyung, tu padre dijo que tengo que llevarte a practicar con la
espada temprano, por favor levántate.— Leeteuk moviéndolo de la espalda.
El príncipe se levantó con la fuerza de uno de sus brazos sobre el colchón
y se arrodilló en la cama mirando a Leeteuk con los ojos entreabiertos.
Leeteuk se quedó sorprendido al ver sus ojos un poco hinchados, no lucía
así al levantarse normalmente. —¿tienes alergia?—
Taehyung negó con el rostro.
Leeteuk suspiró. —¿lloraste?—
El príncipe asintió y fue abrazado, con cariño y confort. —¿por qué
lloraste?—
—no quiero hablar de eso.— Taehyung hundiendo su rostro en la camisa
del contrario.
—entonces por ahora lo olvidaremos, levántate, prepararé tu baño con
un buen té, desayunarás e iremos a practicar espada, así no pensarás más
en lo que te hace estar triste.— Leeteuk se separó de él, con una sonrisa y
salió de su habitación.
Taehyung suspiró y se levantó.
Tal como fue mencionado, se dió un baño relajante teniendo cuidado con
su mano, bebió té con su ligero y delicioso desayuno.
Llegó la hora de practicar espadas, salieron al jardín principal trasero,
Leeteuk cargaba dos espadas, la propia y la de Taehyung para practicar.
—¿podemos practicar después? mi mano duele.— Taehyung excusando
que no quería hacerlo.
—sé que eres bueno con ambas manos, no la necesitas.— Leeteuk se
quitó el saco, le dió la espada a Taehyung.
Taehyung la sujetó con su mano sana; la izquierda. Kim es bueno con
ambas, pero la zurda es la que predomina.
Leeteuk sujetó la suya, brillante y un poco más larga. —bien, ahora te
atacaré, sabes que no te haría daño pero tienes que sentir que sí, porque tus
sentidos tienen que estar despiertos para poder anticipar el aire en cada
movimiento que haré, la lección es mejor sin que cuentes con esa mano,
ahora empecemos.—
Ambos se colocaron en la posición correcta, Leeteuk lo comenzó a atacar
y Taehyung defendía bien.
Leeteuk pasó rápidamente su espada de lado a la altura del cuello del
príncipe, Taehyung enseguida puso su espada ejerciendo fuerza,
deteniéndolo.
Ahora Leeteuk la bajó, tratando de llegar al estómago del príncipe y él la
giró hacia otra dirección con un choque de la suya. —¡Ja! soy excelente.—
gritó con una sonrisa.
Leeteuk sonrió de lado y comenzó a ser más rápido.
Taehyung empezó a defender con más concentración.
Leeteuk atacaba de lado a lado sin orden, podía dar dos a la derecha,
cuatro a la izquierda, después uno y uno, no era sencillo de predecir.
Kim se agotó y en un movimiento en el que se puso lento, Leeteuk le
voló la espada, después se puso recto. —en una pelea no hay tiempo para
distraerse.—
Taehyung asintió algo apenado.
Leeteuk fue por la espada del príncipe. —si alguna vez peleas con un
soldado de otro reino o alguien con más experiencia en espada, tienes que
ser feroz, tienes que llenarte de coraje y no dudar en arrancar la vida del
otro porque esa persona no dudará en quitarte la tuya.— se la dió en la
mano izquierda de nuevo.
Taehyung miró su espada y después a Leeteuk, se puso en posición al
igual que él.
—ahora pelearemos a mí nivel.—
El príncipe suspiró y apretó fuertemente la base de donde sostenía la
espada. —¿y si te lastimo por accidente?—
—sé que no lo harás, puedo esquivar, ahora quiero que tomes todo el
coraje que tienes, pelea con el corazón y con furia, quiero ver eso en ti, es
la única forma en la que podrás cuidar de ti.— Dió dos pasos, hacia un
lado.
Taehyung hizo lo mismo pero para el otro lado. —bien.—
Comenzaron a pelear tan rápido que parecía imposible saber quién
atacaba y quién defendía, ambos parecían atacar y ambos defendían.
Kim comenzó a sacar de él todo el coraje que Jungkook lo había hecho
sentir, toda esa rabia, tenía sus sentidos tan alerta que olvidó que su mano
estaba herida.
Sujetó con su mano vendada la camisa de Leeteuk mientras con su
espada chocaba la de él.
Se detuvieron al darse cuenta. —ouch.— Taehyung levemente dijo.
—príncipe.— Leeteuk bajó la guardia con preocupación.
Taehyung aprovechó para volarle la espada a él. —¡Ja! no hay tiempo
para distracciones.— sonrió.
Leeteuk sonrió. —no es válido, un enemigo no se preocupará por tu
mano herida, ¿estás bien?—
El príncipe mayor, que fingía estar a la perfección y no haber sentido
nada, le dolió como el infierno, no pudo ocultarlo más, sollozó. —me dolió
mucho.—
—hay que parar.— Leeteuk lo llevó a sentar. —me mostraste el coraje
del cual te hablaba, estoy orgulloso de ti.—
Taehyung le sonrió.
Al jardín llegó Jin con ellos. —¿qué tal la práctica de hoy?—
Ambos se levantaron e hicieron reverencia.
—perfecta su majestad, Taehyung ha tenido un avance bastante notorio.
— Leeteuk respondió.
—me llena de alegría saber eso, ahora por favor ve a alistarte, iremos a
merendar al castillo de los negros en unos minutos más.— Jin a Taehyung.
El mayor de sus hijos de quedó boquiabierto, no quería ver a Jungkook.
—¿por qué?— en un tono altanero.
—no respondas así, porque nos han invitado a conocer a los reyes de
China, ahora obedece, tengo que hablar con Leeteuk.—
Taehyung giró los ojos y su mirada paró en Leeteuk quien con una
sonrisa tranquilizante le asintió. Sólo así el príncipe dejó de replicar y fue a
hacerlo después de hacer una reverencia a su padre.

Por fin llegaban un poco tarde la hora acordada la familia Kim al castillo
negro, pues Hoseok no se había alistado por aferrarse a la idea de terminar
la obra de arte que estaba pintando.
En la entrada se encontraba solamente Namjoon.
Bajaron de ambas carrozas, Jin se disculpó por la hora y explicó la razón
de su tardanza, Namjoon para sorpresa de todos se encontraba de un
excelente humor, ya que toda la mañana estubo hablando con el rey de
China y llegaron a un par de buenos acuerdos.
Como también Jin tenía que ver al contribuir indirectamente con los
ingresos, Namjoon no se molestaría con él.
En fin, los llevó al comedor y les explicó que todos los demás ya se
encontraban ahí, pero que aún los esperaban para comer.
Al ingresar al comedor, Tiffany, su tia, ambas princesas, la concubina y
el príncipe se pusieron de pie, haciendo reverencia a la presencia de
NamJoon y Jin entrando.
Tomaron sus asientos de ésta forma.
NamJoon.
Jin Sying
Dara Tessa
Hoseok Tiffany
Eunha Hwasa
Taehyung Jungkook
Leeteuk Jisoo
Y&J
Cabe recalcar que ambos bebés (Yoongi & Jimin) estaban juntos a la
orilla porque tenían sirvientas que los atenderían y también Leeteuk
cuidaría especialmente a ellos, aparte de que no quería que estuviesen
haciendo ruido mientras los reyes conversaban.
En fin.
Jin observó a ambos reyes, lucían jóvenes y bastante agradables, su ropa
se veía lujosa con esa pedrería sobre ella.
La reina; Tessa tenía un vestido azul marino, del más oscuro, su piel era
blanca, similar a la de Tiffany, sus tocados y joyas eran al rojo vivo.
El rey: Sying era de tez mucho más morena, no tenía facciones rasgadas,
el tenía unos ojos algo grandes y profundos, su vestimenta variaba en los
mismos colores.
Y por último estaba la joven, tenía un velo rojo sobre le cabeza, el cuál
era tan largo que llegaba al final de su espalda, cabe mencionar que tenía un
cubrebocas que es parte de este, su vestimenta en sí sólo dejaba ver sus ojos
oscuros, la poca piel que se veía era algo bronceada, venía vestida
totalmente de rojo.
Hoseok analizaba a la jovencita, le intrigaba lo bellos y profundos ojos
que portaba, cuando ella dirigió su mirada de NamJoon a él, desvío la vista
enseguida, los ojos de ella son filosos.
Nadie hablaba más que los 3 reyes, pláticas variadas.
Servían la comida para todos.
Jungkook miró por un segundo a Taehyung, estaba justo frente a él, le era
imposible sólo ignorarlo.
Taehyung tenía su rostro totalmente concentrado en lo que le servían.
Parecía que él sí lo podía ignorar a él.
Jungkook mordió su labio inferior ladeó su rostro hacia la izquierda,
topándose con la mirada de Jisoo, quien puso con delicadeza una mano
sosteniendo la barbilla del príncipe y le sonrió.
Justo en ese momento Taehyung los observó y le dolió, miró a Namjoon
pues hace un par de segundos aplaudió.
Cuando acabaron de servir la comida.
—Familias, me encuentro contento de poder presentar a nuestra
maravillosa familia, ellos son como de un reino hermano, es la familia Ahn,
reyes de China, esperamos que su estadía aquí sea agradable, a mi familia
ya la conocen, así que dejaré que Kim presente a su familia.— Namjoon.
—es todo un honor conocerlos, mi nombre es Kim Seok Jin, ella es mi
hermosa reina Dara.— Señaló con respeto a la dama sentada a su lado.
—Él es Kim Taehyung, el mayor de mis príncipes y el prometido de
Eunha.—
Taehyung hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
—Él es Hoseok, mi segundo príncipe.—
Hoseok hizo reverencia de la misma forma.
—Y por último él es Jimin, mi bebé.— Jin señaló al bebé al otro lado de
la mesa.
—Es realmente adorable como ustedes tienen hijos de las edades.—
Tessa comentó. —ella es nuestra única hija, hija adelante.—
La jóven se quitó el velo junto el cubrebocas, dejando ver su rostro, de
los más bonitos que estas paredes hayan presenciado, su mirada es filosa
junto con esos labios carmín. —un placer, mi nombre es Ahn Hwasa, soy
princesa de China.— Se presentó con un tono firme pero respetuoso.

₁₆


No había persona en la sala que no admirara la belleza de dicha jóven.
Sobre todo Hoseok la miraba demasiado, pensaba en el éxtasis que sería
dibujarla, como todo un artista, amaba el arte y la perfección.
Y Hwasa es arte y perfección, cada parte de su rostro es bello, necesitaba
dibujarla.
Cada vez que ella lo miraba de vuelta, él se sentía intimidado de tanta
belleza.
Todos siguieron con sus conversaciones y comenzaron a comer.
—hace tanto tiempo no venían a visitarnos.— Tiffany a Tessa.
Todos prestaron atención aquello.
—lo sé, desde que Jungkook nació, tu padre estaba realmente brillante
cuando tuvieron a su primer varón, hizo una gran fiesta para recibirte.— se
dirigió a Jungkook.
Jungkook sonrió con algo de pena.
—pero no fuimos invitados a la celebración por el nacimiento de Eunha.
— Sying dijo, mirando a Namjoon.
—porque no hubo, no fui varón.— Eunha respondió sonriendo con un
toque de hostilidad y resentimiento.
Tiffany y Namjoon la miraban con algo de molestia por hablar así.
Hubo unos segundos de incomodidad en la mesa, unos miraban a otro
lado, otros bebían de sus copas y otros simplemente comían.
—eso no es una lástima, eres una joven preciosa.— Tessa con
amabilidad, rompiendo la incomodidad.
—gracias.— Eunha bebió de su copa.
Después de ese duro momento, los reyes comenzaron a hablar entre sí,
las reinas igual, así dejando a los jóvenes también tener sus propias
conversaciones.
Taehyung en un tono bajo se giró a Eunha. —¿estás bien?—
—sí.— ella giró el rostro y siguió comiendo, no hablaría más del tema.
Jisoo por su parte, teniendo a Yoongi y a Jimin en sus sillas especiales
justo a su lado, comenzó a ayudar a Leeteuk a limpiarlos mientras les daban
de comer.
—parece que serás una gran madre.— Leeteuk.
—a la mediante que así sea, me emociona bastante.— Jisoo, sentándose
recto, tomando la mano de Jungkook, quien no quitó la mano.
Quien sólo pudo sonreír sin mostrar los dientes y girar el rostro a otro
lado, tratando de concentrarse en la conversación que tenían Eunha y
Hwasa sobre pasar un rato en el jardín.
—entonces, ¿qué disfrutáis hacer en vuestro tiempo libre?— Eunha.
—me gusta leer, bailar y tengo clases de violín, soy una gran
admiradora de los artistas que pintan, yo no poseo tal talento.— Hwasa
respondió.
—maravilloso, Jungkook también toca violín y el príncipe Hoseok y yo
pintamos.— Eunha señaló con respeto y momentáneamente al chico a su
izquierda.
—espléndido, a la mediante y podré ver sus obras.— le sonrió a ambos.
Hoseok se sintió ruborizado cuando ella lo miró y sonrió.
—¿y usted? ¿qué talento posees?— Hwasa se dirigió a Taehyung.
Taehyung simplemente estaba callado, observándolos hablar, tratando y
fracasando en ignorar a Jungkook ahí. Levantó ambas cejas y respondió; —
lamento decirle que no tengo talento alguno.—
Jungkook levantó las cejas y miró a su copa, pensando en que Taehyung
era el ser humano más talentoso ahí, siendo el completo amo de la poesía,
no sólo su don se basaba en letras y palabras, él hacía poesía con sus labios
unidos a los de él, con sus manos, en cada abrazo y en esas miradas
brillantes le regalaba los mejores versos que alguna vez se escribirían. Pero
no diría nada, sólo se quedó pensando.
—¿verdad, Jungkook?— Hwasa a él.
Jeon no había puesto atención. —¿disculpa?—
Hwasa lo miró unos segundos y habló como si nada. —decía, que el
príncipe Taehyung debería tener un talento, todos lo tenemos, ¿cierto?—
—sí.— miró a Taehyung directo a los ojos y él le devolvía la mirada. —
no tengo ninguna duda en que Taehyung debe estar repleto de talentos.—
con una pequeña sonrisa.
Kim habló con una mezcla de coraje. —al igual que tú, equitación,
profesor, tocas violín, el gran talento de ser padre, también debes saber
volar ...—
Eunha se rió al igual que Hwasa y Hoseok. Jungkook levantó ambas
manos y las cejas, mirando abajo.
Leeteuk puso una mano en la pierna de Taehyung, ya que lucía alterado.
Kim lo miró y relajó su respiración.
—Hwasa, si no es muy atrevido de mi parte.— Hoseok a la jóven. —¿por
qué comes con los guantes colocados?—
Todos pusieron atención, ella los tenía en sus manos todo el tiempo.
—me gusta usarlos.— Hwasa dijo rápido y bebió de su copa.
No cuestionaron más acerca del tema pues los tres reyes se colocaron de
pie, todos los demás en la sala también lo hicieron, por respeto.
—entonces vámonos.— Namjoon a los dos reyes a sus costados.
Ellos lo siguieron fuera del comedor, todos hicieron reverencia.
Las reinas también estaban conscientes de aquella conversación en la que
acordaron salir ahora mismo de paseo antes de que la noche los alcance.
Las tres también se colocaron de pie, fueron las que les avisaron a los
jóvenes sobre ésta salida, de que los dejarían solos y que se llevarían a
ambos bebés y a Leeteuk con ellos.
Se marcharon.
Los jóvenes terminaron de comer enseguida.
Eunha se llevó a Hwasa y a Jisoo al jardín, por el lado de la biblioteca a
sentarse ahí y conversar.
Cuando la oportunidad de estar sólo con Jungkook se presentaba
Taehyung corría con Hoseok, quería evitarlo ya que sabía lo difícil que iba a
ser. Así que acompañó a su hermano menor a una banca del mismo jardín,
donde de lejos él admiraba a las tres jóvenes, dibujando a una de ellas en su
pequeña libreta.
A Hwasa, Taehyung lo observaba hacerlo, aburriéndose pero no viendo
más opción.
Ellas conversaban como si de tres amigas se tratara.
Hablaron sobre libros por un momento, decidiendo que podían ir a elegir
alguno para leer juntas, turnándose para leer en voz alta para las otras dos,
corrieron a la biblioteca las tres.
Jungkook las vió entrar a la biblioteca mientras él salía al jardín, observó
a ambos principes sentados en la banca, había un espacio libre en ella, al
lado de Taehyung.
No dudó en irse a sentar a su lado. —¿qué dibujas?— Jungkook
recargándose un poco más en Taehyung, tratando de ver la libreta,
aprovechando que no podía gritar ni apartarle pues estaba Hoseok ahí.
Taehyung tomó aire, tenía tan cerca a Jungkook que podía oler su
particular olor a loción, tan varonil y fuerte que a Kim le encantaba, mordió
su labio y trató de moverse más al lado de Hoseok.
Hoseok quien agregaba detalles le mostró la libreta, ignorando lo que
pasaba ya que no se había percatado de ello.
—bellísimo.— Jungkook sentándose recto, separándose de Taehyung,
quien por fin pudo respirar.
—¿creen que se sienta ofendida porque la he dibujado sin su
consentimiento?— Hoseok preocupado, mirando su propio dibujo.
—probablemente sí, eso es invadirla.— Taehyung respondió mirando a
Jungkook.
Jeon levantó una ceja, se abrió un poco de piernas, pegándose con la de
Taehyung. —no lo creo así, a ella le encantará.— miró al mayor de los
príncipes blancos.
Taehyung sintió todo el caos en su cabeza nuevamente, se levantó
enseguida, diciendo; —iré por un libro.—
Jungkook no pudo ir tras él porque seguía manteniendo una conversación
con Hoseok.
Taehyung entró a la biblioteca cuando sólo Jisoo y Eunha salieron al
jardín de nuevo.
Hwasa seguía observando libros, se había quitado el guante derecho, ya
que con ellos no podía cambiar las hojas.
El principe blanco no habló con ella, sólo se puso a buscar libros en
donde sabía que se encontraban los de poesía.
Ella se paró a su izquierda. —¿alguna recomendación?— con un tono
serio.
Al parecer ella seguía buscando un libro, no le había gustado el que ellas
eligieron.
—ammm .. ¿haz leído a John Dryden?— Taehyung pensó en su poeta
favorito.
—sí, su poesía es una crítica literaria fascinante.— Ella mejoró la
expresión.
—pienso lo mismo.— Taehyung le sonrió. —deben tener algo de él aquí.

Ambos comenzaron a buscar entre el estante de libros.
Al mismo tiempo, pusieron la vista sobre el mismo en un nivel no tan
alto, ambos extendieron la mano a tomar el libro Taehyung con un poco
más de rapidez en su mano zurda, haciendo que Hwasa chocara su mano
con la de él, piel con piel.
Ella separó su mano de un toque, cubrió su boca con ambas manos, miró
a Taehyung.
Kim la miró confundido, tomando el libro en sus manos. —¿pasa algo?

Ella lo vió todo, al tocar su mano directamente, así que destapó su boca y
lo primero que salió de ella fue una pregunta; —¿Jungkook?— sorprendida.
Taehyung abrió los ojos de más. —¿qué? hablábamos de libros.—
tratando de cambiar la conversación.
—sí, estoy .. , creo que me iré con ellas.— Hwasa se colocó su guante de
nuevo y salió a paso apresurado de la biblioteca, sin esperar respuesta.
Taehyung se quedó confundido, tomó el libro entre sus manos y lo abrió
en una página al azar, pero no podía distraer a su mente de lo que acababa
de suceder, era bastante extraño, no lo entendía.
Entre sus pensamientos, llegó aquel jóven príncipe Jeon a su lado, se
paró dando la espalda al jardín. —¿podemos ...—
—no.— cerró el libro.
—Taehyung.— Jungkook bajó el tono, sonando suplicante.
—por favor.— Taehyung tenía la mirada vulnerable, sin esperar respuesta
fue al jardín al costado de su hermano a leer, si es que su paz se lo permitía.
Jungkook suspiró, miró al suelo y decidió irse a su habitación, dándole su
espacio.
Hwasa pensaba, mirando al pasto, sin notarlo ignoraba a las dos mujeres
a su lado.
—sigue usted.— Eunha le dió el libro.
Ella lo tomó, apenas comenzaría a leer cuando bajó el libro y miró a
Jisoo; —¿cuánto tienes de embarazo?—
Eunha y Jisoo se miraron confundidas por tan de repente pregunta, pero
aún así respondió. —un par de semanas.—
—vaya ... — Hwasa giró el rostro al libro, empezó a leer para ellas.
Terminó su turno, le dió el libro a Jisoo y ella comenzó a leer, ambas
ponían atención.
Hasta que Hwasa conectó miradas con Taehyung, ambos tenían la mirada
firme, como si de una pequeña guerra de miradas se tratase.
El mayor de los príncipes Kim, no resistió.
Se sentía invadido por alguna extraña razón, colocó el libro frente a su
cara.

A la mediante llegaron los reyes al anochecer, enseguida los Kim se
marcharon a su castillo no sin antes invitar a los reyes de China a visitar
durante un día su reino.
En el reino negro, ambas familias decidieron irse a dormir, el día había
sido largo y querían descansar.

₁₇


Al día siguiente.
La familia Ahn decidió aceptar la invitación de Jin, así que desde la
mañana partieron al reino blanco, donde aquella familia ya los esperaba.
Leeteuk acomodaba el traje de Taehyung, acababa de revisar su herida la
cuál lucía bien, sanaba cada vez mejor.
—Leeteuk.— Taehyung habló primero.
—dime.— él abrochó los botones de su manga izquierda.
—no me agrada la princesa Hwasa.— confesó, ya que estaban solos en
la habitación del príncipe.
—¿por qué no?— Leeteuk terminó de arreglarlo.
—bueno, me da miedo.—
Leeteuk soltó una pequeña risa, pensando en que Taehyung estaba
jugando, la joven era agradable y muy atenta, no lo entendió.
Antes de que Taehyung pudiese decir algo más, tocaron a su puerta,
avisando que los reyes de China venían llegando.
Los dos bajaron a recibirlos, enseguida ambas familias salieron de paseo
juntos por el reino.
En dos carrozas.
En una iban las dos parejas de reyes, mientras que en la otra viajaban los
tres príncipes, la princesa y Leeteuk.
Taehyung se aburría de ir solamente observando por la ventana su reino
que bien conoce, Leeteuk venía cuidando a Jimin y Hoseok trataba de
conversar mucho con Hwasa, del tema que fuese y aparte de eso se ponía
nervioso.
El mayor de los príncipes supo que era suficientemente notorio cuando
Hoseok terminó una de esas pequeñas charlas con un; —seguro, usted es
preciosa.—
Taehyung levantó una ceja y miró a Leeteuk, quien le devolvió la misma
mirada.
Hwasa bajo ese telo sintió que se ponía roja.
Ante el silencio Hoseok habló de nuevo; —lo digo con todo el respeto
que es posible.—
Rieron.
—gracias.— Hwasa, quien venía sentada al lado de Taehyung.
Miró al chico a su lado, sus vendas sobre la mano, la cual había visto
desde el día de ayer, pero ahora tenía la oportunidad perfecta para preguntar
sobre aquello y eso hizo; —¿qué le pasó a vuestra mano?—
—accidentalmente una copa reventó en mi mano.— Taehyung respondió.
—los accidentes no existen.— ella enseguida dijo, muy segura. —el
universo es perfecto y siempre tendrá un por qué, todo está escrito.—
Hoseok y Leeteuk estaban sorprendidos por la profundidad de tal
respuesta.
—entonces ¿por qué se rompió esa copa en mi mano?— Taehyung
cuestionando, serio.
—créeme que tú lo sabes mejor que yo.— Hwasa mirándolo directo a los
ojos.
Taehyung levantó las cejas y miró de nuevo por la ventana.
Leeteuk miró a Taehyung unos segundos, teniendo sus dudas también,
pero se concentró en seguir cuidando a Jimin y Hoseok siguió conversando
con Hwasa así pasaron el resto del paseo.
Llegaron al castillo y convivieron unos momentos más todos juntos,
resaltando que Hwasa tenía una vibra y una vista diferente para Taehyung
que para el resto.

Por fin ese día pasó.
Era un día como cualquier otro en el castillo blanco.
Taehyung necesitaba calmarse, tenía tantas cosas fuertes sucediendo en
su cabeza que salir a nadar con Baekhyun sonaba al paraíso.
Sabía con anterioridad que Jungkook no estaría ahí, ya que tenía la
esperanza de que sus padres lo tendrían entretenido con la visita de los
reyes de China y aunque sólo era una suposición, era cierto, en ese preciso
momento Jungkook tocaba violín para los reyes.
Así que Taehyung se escapó un rato por la tarde, buscó a su amigo y
prepararon la merienda para pasarla ahí un buen rato.
Llegaron al precioso lugar, después de acomodar las telas en el suelo y la
merienda sobre ella al lado del lago, se desvistieron e ingresaron a nadar
juntos.
Lo cual era refrescante para Taehyung. Le gustaba mucho estar al lado de
Baek, era su mejor amigo, siempre lo hacía reír, lo entendía y no le
importaba que fuese un príncipe, no lo trataba como tal, lo trataba como a
cualquier otro ser humano y eso le agradaba.
Después de nadar un largo rato, Baekhyun fue el primero en cansarse,
salió y se sentó en la tela.
—¿no nadarás más?— Taehyung aún desde adentro del lago.
—no y por cierto, ¿está bien que nades con eso? debe dolerte.— Baek
señalando su mano, mientras sacaba las cosas de la canasta para hacerse un
sándwich.
—es muy incómodo pero puedo soportarlo.— Taehyung sin recargarse en
ella, usaba sus brazos.
Baekhyun siguió en lo suyo.
Taehyung se quedó observándolo, él era de su máxima confianza y quería
ayuda, se la pediría, no de la forma más directa pero lo haría. —¿puedo
preguntar algo?—
—sí.— terminó de hacérselo, le dió una mordida después de hablar.
—si llega tu verdadero amor, ¿harías lo que fuera por estar con ella?—
hábilmente preguntó.
—seguro.— contestó con la boca llena.
—tienes que pensarlo.— Taehyung al ver la rapidez con la que habló.
—Taehyung, no tengo que pensarlo.— Ya había terminado su bocado.
—¿y ... si estuviera prohibido que te estés con ella?— Kim levantó una
ceja.
—no hay imposibles, si ella también quiere estar conmigo, estaremos
juntos.— dió otra mordida a su sándwich.
—¿aún en secreto?—
—si es lo que nos funciona, sí.— Baek ladeando el rostro.
—¿y si ella está embarazada de otro, pero quiere estar contigo?—
Baekhyun mordió su sándwich frunciendo el ceño, confundido. —¿algo
como que la casaron con alguien a la fuerza y la embarazó pero me ama a
mí y quiere estar conmigo?— cuestionó porque en sus tiempos era muy
normal saber sobre padres que vendían a sus hijas y ellas se casaban a la
fuerza con su comprador aunque podían no amarlos, de ahí sacó la
conclusión.
Taehyung asintió. —algo así.—
—no importa, quiere estar conmigo, me ama a mí.— Baekhyun con
tranquilidad.
—¿tan sólo así? ¿y tus sentimientos? ¿qué tal si ella tambi ... ?—
Taehyung perdiendo la calma.
Baekhyun lo interrumpió. —¿qué otra clausura le quieres agregar, que
aparte es ciega, sorda y muda? eso no importa cuando hablas de tu amor
verdadero, porque si mi corazón me dice que es ella, haría lo que sea y
soportaría lo que sea.—
Taehyung se quedó callado, pensando en lo que dijo, encontrando paz por
primera vez en días, en esas palabras.
—porque si por besarla tuviera que después ir al infierno, lo haría. Así
después podré presumir a los demonios de haber estado en el paraíso sin
nunca entrar.— Baek dijo en un tono romántico.
Taehyung lo entendió a la perfección. —tienes tanta razón.—
—¿sí? lo leí en un libro de mi madre ayer.— dijo ahora en un tono
divertido, su madre vende libros.
El príncipe giró los ojos y le aventó un poco de agua mientras se reía.
Salió y se sentó con él. —¿me haces uno?— refiriéndose al sándwich.
—házlo tú.— Baekhyun ignorándolo.
Taehyung se rió y lo hizo él, siguió disfrutando su tiempo con su mejor
amigo, el cual sin saber había otorgado tanta paz a su corazón y lo había
ayudado a sanar un poco.

Jungkook terminó su presentación de violín para ambos reyes.
Regresó a su habitación, tenía que dejar a Taehyung pero no podía, ni
quería. Lo quería demasiado como para que tan sólo sean amantes de
semana.
Lucharía por él, ésto es lo que hacen los verdaderos enamorados.
Tenía una perfecta idea, pero necesitaba comprar un par de cosas
primero. Tomó dinero y pidió que se preparase su caballo.
Cuando saldría camino al mercado, se topó a Eunha y Hwasa, la princesa
de China fue la que habló primero; —¿a dónde vas?—
—iré al mercado del pueblo.— Jungkook dijo y se subió a su caballo.
—que bien, ¿puedo ir?— Hwasa parándose al lado del caballo.
—si ambas desean ir puedo pedir una carroza para ambas.— Jungkook
con un tono neutro.
—yo no quiero ir.— Eunha enseguida.
—una carroza sería demasiado, podemos ir en tu caballo.— Hwasa
extendió la mano para que la ayudara a subir.
Jungkook suspiró rendido, tomó su mano y la ayudó a subir tras él.
—no tienes de qué preocuparte Hwasa, mi hermano es excelente en
equitación.— Eunha con una sonrisa.
—entonces ¿nos vamos?— Jungkook.
Hwasa contestó que sí y se marcharon al mercado.

—me trajiste sólo a comprar cosas que tú necesitas.— Hwasa caminando
detrás de él.
Desde que llegaron amarraron al caballo por la entrada, bajaron y a pie
recorrían el mercado, sólo haciendo compras.
Jungkook se rió suavemente. —tú fuiste la que quiso venir.— observaba
los diferentes tipos de frutas que compraría.
—¿para qué es todo esto?— Hwasa curiosa.
—son cosas que necesito— sin dar más explicación, eligió lo que
llevaría.
Cerezas, frambuesas y fresas.
Aunque él no la vió, Hwasa levantó una ceja al escucharlo, giró el rostro
a un lado, observando que a unos cuántos pasos tenían pájaros en jaulas. —
woow, que lindos ¿podemos acercarnos a tocarlos?—
—son de venta, no te permitirán tocarlos a menos que compres, aparte
estamos ocupados.— Jungkook pagó la fruta.
—terrible que sólo vine a acompañarte a preparar tu cita.— Hwasa sonó
irritada, comenzó a revisar el puesto de al lado, donde vendían libros.
Jungkook la volteó a ver rápidamente, con el ceño fruncido. —¿cita?—
—compramos velas, suaves mantas, fruta y vino, es para una cita, ¿no?
— ella lo observó.
—oh, no, para nada.— Jungkook trató de disimular.
Hwasa se rió de lado, sacó un libro y se lo dejó sobre las cosas que
cargaba que anteriormente había comprado; —cómprale ese, le va a
encantar.—
Jungkook tenía una mano libre, lo tomó y leyó el título; “todo por amor
de John Dryden”. La miró confundido, dejó el libro en su lugar y habló; —
no es para una cita, disfruto de las veladas solitarias.—
Hwasa pasó a su lado, acercándose a decirle de la manera más breve; —
mentiroso.— comenzó a caminar.
Jungkook se dió la vuelta y fue tras ella. —¿a dónde vas? ya terminamos
las compras.—
—ahora yo quiero comprar algo.— firme.
Jeon suspiró, él tenía muchas cosas cargando ya, se agotaría y así fue,
Hwasa hizo que recorrieran varias calles del mercado y no compró más que
un par de quesos de merienda.
Fueron de vuelta al caballo de Jungkook y él le cargó sus compras. Jeon
subió al caballo casi de un brinco.
Hwasa lo miró hacia arriba. —dime una cosa, ¿sí tienes una cita?— puso
una mano extendida por su frente porque hacía algo de sol y calaba en sus
ojos.
—no.— Jungkook serio, extendió la mano para ayudarla a subir.
Ella miró su mano y tuvo una idea. Junto sus manos e iba a quitar su
guante para tomar su mano piel con piel, pero se detuvo, con el guante le
dió la mano, subiéndola detrás de él.
—si es una sorpresa para Jisoo juro que no le diré.— Hwasa dijo con
diversión tras él.
Jungkook se río de lado.
Se marcharon al castillo de nuevo.
Jeon tenía todo listo debajo de su cama en una canasta, ahora tenía que
hacer la carta, en la que le pediría que se vieran, dejando toda su esperanza
y rezos en aquel papel.
“ Querido Taehyung.
Amor, no puedo dejar de pensar en ti, pero ¿podrías culparme? Eres
magnífico, en tus labios he saboreado el amor y la verdadera felicidad, no
puedo quedarme sin ti.
Anhelo con todo el corazón que todavía seas mío, solamente mío como yo
soy sólo de ti.
Te extraño mucho.
A la mediante, deseo verte hoy al caer la noche si es que vuestro corazón es
noble y se apiada de mi alma.
J. Jungkook.”

Tengo cuenta de ig para el wattpad, ahí subiré portadas que nunca mostré
o adelantos. Cualquier duda también podrían hacerla ahí ya que esa app sí
me notifica los mensajes. (. ❛ ᴗ ❛.)
El usuario es @rmxxz._
₁₈


Taehyung regresó de su tarde con Baekhyun, el atardecer apenas cubría el
cielo de colores naranjas y rojizos bellos.
Ahora mismo salía del cuarto de Leeteuk quien lo llamó de nuevo a
limpiar su herida, que no tardaba en estar bien. Por las escaleras del castillo
se encontró a Hoseok con una caja en manos, por molestarlo se la arrebató.
—¿qué es ésto?—
Hoseok giró los ojos. —un regalo.—
—¿para mí? que dulce.— Taehyung sarcástico.
Hoseok hizo una risa falsa.
El príncipe mayor abrió la caja observando un juego de joyas sumamente
lujosas y brillantes, se quedó boquiabierto.
—son lindas, ¿cierto?— Hoseok quitándole la caja de la mano.
—son demasiado caras ¿para quien son?— Taehyung levantó una ceja.
—Mariam, ella me dijo que siempre quiso joyas pero no las podía pagar
así que yo le regalaré unas, ella las merece.— Hoseok sonrió.
Taehyung tenía una cara de disgusto e inconformidad con todo lo que
escuchó. —es ..— estaba a punto de comenzar una discusión con él, pero
por su cabeza giró su comportamiento con Hwasa, así que prefirió exponer
el tema. —pensé que eran para Hwasa.—
—¿por qué pensaste eso?— Hoseok frunció el ceño.
—porque es claro que ella te llama la atención, no dejabas de halagarla
y te ponías nervioso en su presencia, pero tu amada Mariam, hipocresía.—
Taehyung cruzó sus brazos, levantando una ceja.
Hoseok balbuceó un poco, para después cambiar su expresión a molestia.
—Hwasa me agrada, quiero una amistad con ella ¿eso está mal?—
Taehyung se rió. —en lo absoluto pero, si quieres mí opinión, prefiero
que seas pareja de Hwasa que es princesa de China y heredará trono.—
—no quiero tu opinión.— Hoseok dijo con un tono rudo y bajo corriendo
las escaleras.
El mayor sólo lo observó irse, cuando lo perdió de vista se giró y siguió
subiendo las escaleras a sus aposentos.
Taehyung tomó un relajante baño de tina, en cuanto salió fue a sus
aposentos a vestirse con algo cómodo, ropa de dormir. Aún era algo
temprano, pero después de nadar y caminar tanto con Baek durante el día,
su cuerpo se sentía agotado.
Estaba sentado frente su escritorio, acomodaba las cartas que tenía, ya
que lucía como un verdadero desastre sin organización.
Observó la última carta que Jungkook le había mandado, la dobló de
nuevo, vió la lámpara de fuego a su lado, pensó en quemarla.
Pero no tuvo el valor de hacerlo, se levantó y fue guardarla en un cajón
de su armario.
Tocaron su puerta. —¿puedo entrar?— Taehyung supo por la voz que era
Leeteuk.
—adelante.— se paró al lado de su cama.
Él entró, cerró la puerta detrás de él con cautela. —¿qué sucede?—
Taehyung habló primero.
—honestamente, no tengo idea ..— Leeteuk dijo acercándose a
Taehyung, parecía serio.
Taehyung frunció el ceño, su expresión dejaba clara su confusión.
Leeteuk sacó de su saco otra carta y la extendió a él, diciendo; —el
príncipe Jungkook me mandó a llamar de nuevo, me dió ésto para usted.—
El príncipe la tomó entre sus manos y levantó la vista a Leeteuk quien le
hablaba de nuevo; —acaso ustede-... —
Kim interrumpió. —¿estáis pensando mal de mí?— con un tono
indignado.
—no, en lo absoluto.— Leeteuk enseguida.
—entonces gracias.— Taehyung sonrió falsamente, era más que claro
que con ese agradecimiento él estaba terminando la conversación.
Leeteuk boquiabierto, sólo salió de la habitación.
Taehyung se sintió un poco mal por haberlo tratado así, pero tenía miedo
aún de decirle cuando ni siquiera el sabía con claridad lo que sucedía con
ambos. Observó la carta en sus manos y la abrió rápidamente, casi
destrozando el sobre en el que venía.
La leyó, suspiró pesado, la dejó en su cama y cubrió su rostro con una
mano, pensando.
Tomó la carta, de nuevo la dobló y la guardo donde había dejado la
anterior, se quitó la bata para dormir que traía colocada.
Rápidamente abrió la puerta de su closet y comenzó a cambiarse.

Namjoon había ordenado que hoy no quería ser molestado, que estaría
con su reina y quería total privacidad.
Inclusive mando a Yoongi a dormir a la habitación de Eunha, Hwasa
también dormiría en su habitación voluntariamente para ayudarla a
cuidarlo, harían un tipo de fiesta nocturna discreta, llevaron merienda a su
habitación.
En lo que concierne a Jungkook, dijo que dormiría desde temprano
exigiendo que nadie fuese a interrumpir su sueño, antes de la hora acordada,
logró escabullirse y salir, con todo listo para tener una noche especial.

Taehyung llegó al lugar, a la hora acordada.
Inusualmente Jungkook estaba afuera del lugar escondido, donde dejaban
a sus caballos cada vez que iban, él le estaba dando comida al suyo.
En cuanto Taehyung detuvo a su caballo, se acercó y lo amarró donde
estaba el de él, después le extendió su mano para ayudarlo a bajar pero Kim
no aceptó, se bajó sólo.
Jungkook suspiró, acercándose a él. —sin ti los días son difíciles.—
Taehyung abrió la boca, justo para responderle de manera ruda y seca,
pero Jeon ni siquiera dió la oportunidad de eso, continúo hablando.
—ni siquiera he intentado sacarte de mi mente, porque sé que es una
lucha en la que no voy a ganar, prefiero estar aquí delante de ti luchando
tanto como si perderte me costara la vida.— Jungkook admitió al
momento.
Taehyung pasó saliva, apretó la mandíbula durante un momento al
escucharlo y tras un profundo suspiro respondió; —tendrás un bebé con tu
concubina, no lo puedo soportar.— fue capaz de decir.
—me equivoqué pero quiero estar contigo, lo deseo más que a nada en la
vida, mírame estoy enloquecido por ti, si tuviese tres deseos uno lleva tu
nombre y los otros dos te los obsequio, porque contigo en mis manos lo
tendría todo, perdóname.— a Jungkook se le quebró la voz cuando pidió
perdón, estaba hablando desde lo que su corazón sentía, tan vulnerable y
real.
Taehyung se quedó callado, se miraban fijamente con las miradas débiles,
con las lágrimas al borde de tan sólo tener la fugaz idea de que todo podría
terminar hoy.
Hubo demasiado silenció y la expresión de Taehyung no cambió,
Jungkook dio un paso atrás, dejó caer la primer lágrima, apretando los
labios.
—no quiero que en mi silencio llegues a sentir que te adoro menos, aún
eres todo eso que habita mi alma y es por eso que mi corazón se rompe al
verte con ella, ver como sujeta tu rostro con confianza, cómo te declara
suyo al tomar tu mano.—
—lamento tanto que las cosas tengan que ser así, si estuviese en mis
manos gritaría cada día por el reino que te pertenezco tanto como tú me
perteneces a mí, pero no podemos.— Jungkook se limpió las lágrimas con
su mano. —solo perdóname, prometo que no te volveré a fallar, déjame
amarte como anhelo hacerlo y me desharé de ese bebé si eso es lo que
quieres.—
Taehyung negó enseguida con el rostro. —ni siquiera lo digas, ese bebé
será tu hijo, tienes que amarlo.—
Jungkook mordió su labio inferior, mirando hacia abajo, no lo sentía así,
no lo quería, porque ahora sólo pensaba en Taehyung.
Tras el silencio de resignación de Jungkook, Taehyung suspiró, era
imposible para él apartar los ojos de el príncipe Jeon, dejar de quererlo
como lo quiere parecía una pesadilla, un infierno. Aunque quiere jurar
olvidarlo y apartarse del cuento, cada vez se sentía más de rodillas por él,
rendido en tantos encantos que el jóven posee, podría correr justo ahora
pero jamás escaparía de él y como dijo Baekhyun, estamos hablando de su
verdadero amor.
Con su mano izquierda, tomó su barbilla y lo hizo verlo. En esa mirada
sabía que estar a su lado podía joderlo, pero tan sólo quería ser destrozado
si eso iba a ser en brazos de Jungkook. —te harás responsable de tu hijo,
tengo soportar verte con ella porque así debe ser pero, no sueltes mi mano
en ningún momento.— sonaba suplicante.
—te lo juro y de garantía va mi vida.— Jungkook tomando la mano con
la que lo sostenía, lo jaló hacia él con poca rudeza. —déjame besarte.—
—por favor házlo.— Taehyung tomó la camisa del contrario con su mano
zurda mientras que pasaba la derecha por encima de su hombro,
abrazándolo y sintiendo como Jungkook tomaba su pequeña cadera entre
sus brazos, apretándolo justo lo necesario, acercándose a él, permitiendo
que pudiera oler su fragancia, deliciosa.
Lentamente inclinó su rostro un poco hacia la derecha y lo besó.
Ambos cerraron sus ojos. Lo necesitaban tanto, Tae apretó la camisa
mientras lo sentía pasar su lengua por su labio inferior.
Se separaron, ambos con una sonrisa, Jungkook tomó su mano, lo llevó
adentro, donde fue totalmente una sorpresa, las preciosas telas estaban en su
lugar, con los aperitivos encima, las velas prendidas dándole un ambiente
acogedor.
Taehyung miró a Jungkook, boquiabierto se detuvo.
—me hiciste mucha falta y ahora tenía que ser especial.— Jeon sonrió.
—ésto es lindo, ¿qué habrías hecho con todo si me hubiese negado desde
la entrada?— Taehyung con una sonrisa burlona.
—hubiera quemado todo el lugar.— Jungkook contestó muy serio.
A Kim se le esfumó la sonrisa de la boca, asustado.
Jungkook se rió. —estoy bromeando, sólo tenía mucha esperanza.—
sujetó la cadera de Taehyung y lo llevó a sentarse sobre las suaves mantas.
Jungkook serviría vino, pero sus manos temblaban al servir las copas.
Taehyung dio una pequeña risa.
—yo lo haré.— le quitó la botella de las manos.
Jeon suspiró. —lo siento, sólo que estoy demasiado contento.—
Él no respondió, sólo sirvió las copas y le dió una de ellas. —por
nosotros.— Taehyung acercó su copa, proponiendo un brindis.
—para siempre.— Jungkook chocó su copa suavemente con la de él.
Ambos bebieron, Taehyung bajó la copa saboreando con un audible
“mmm”. —ésto es delicioso.—
—es mi segundo sabor favorito.— Jungkook dejó su copa a un lado.
—¿y el primero?— Taehyung curioso.
—eres tú.— Jungkook sintió pena al decir aquello en voz alta, en su
mente sonaba suave.
Taehyung se quedó boquiabierto sin saber que responder, sus mejillas
ardían.
Jungkook se rió levemente. —lo siento.—
—me gustó.— dijo en un tono provocador, se acercó a él y dejó un suave
pico de beso sobre sus labios sabor vino.
Ahora las mejillas de Jungkook se coloraron.
—¿quieres?— para evadir la pena, sacó los frutos que había comprado.
Taehyung tomó una de las rojas y deliciosas fresas, saboreando, repitió
aquel sonido de gozo que anteriormente hizo.
—¿y cómo sigue tu mano? supongo que también es mi culpa.—
Jungkook decaído, tomó una frambuesa.
—sí lo es pero no hay de que preocuparse, está bien y Leeteuk dice que
no dejará más que delgadas líneas de cicatrices en la palma.— Taehyung
se recargó en su hombro al responder.
—lo siento, es una lástima porque tus manos son preciosas.— tomó su
mano sana, la admiró unos segundos y después dejó un dulce beso en ella.
Taehyung tomó una cereza y se la dió en la boca, diciendo; —no importa.

Jungkook la comió, después hizo lo mismo con Taehyung y una cereza.
Entre conversaciones vagas y con pausas para darse mutuamente bocados
el uno al otro, llegó el momento en el que le tocaba al principe Jeon darle
una cereza a Taehyung en la boca.
La tomó y la acercó a la boca de su amado, pero cada que Kim trataba de
acercarse a comerla él la hacía para atrás como un pequeño juego, en el que
él se acercó tanto a Jungkook que quedó justo enfrente de su rostro.
Se le dió por fin, Taehyung sin romper su contacto visual, la comió,
dejando apenas una pequeña lamida en sus dedos. Por alguna razón había
cierta tensión y no de la que es incómoda, aquella lamida fue
completamente sexy ya que fue lenta y con ese toque de reto en su mirada.
Mientras terminaba de comérsela, Jungkook suspiró mientras levantó su
mano para enrollar los cabellos de Taehyung en sus dedos y con suavidad
atraerlo a él para besarlo con una necesidad inmensa.
Taehyung se dejó besar, siguió el ritmo de los labios y lengua, lo disfrutó
cerrando sus ojos, inconscientemente su cuerpo se acercaba más a él, hasta
quedar encima, con una pierna a cada lado del otro, sentado sobre su
regazo. Y por supuesto Jungkook no espetó, lo besó con más pasión, tanta
que comenzaba a meter su lengua descaradamente y las mordidas habían
intensificado su tono.
Se separaron porque les hacía falta respirar. Batallando para hacerlo. —
mmm, cereza.— Jungkook dijo pasando su lengua por el propio labio
interior.
Se rió apenado como respuesta. Sin bajarse de Jungkook lo abrazó,
fuertemente, amando hacerlo, deseando con cada parte de sí mismo
quedarse aquí, así con él. Estando juntos era tan sencillo despegarse del
suelo de éste mundo y llegar a tocar el cielo cada vez que unían sus manos,
sus cuerpos, sus labios y sus miradas.
Se separaron y no duraron tanto así, Jungkook volvió a traerlo a él ahora
en un calmado, lento y dulce beso. De los que gritan “te necesité” en cada
movimiento, besar a éste Kim era tal vez su cosa favorita en el mundo,
porque todo su cuerpo reaccionaba y sus cinco sentidos se volvían locos
cada vez que lo hacían.
El olfato, como al acercarse demasiado podía percibir el delicioso aroma
del otro, ese aroma a vainilla dulce que caracteriza sólo a Taehyung. La
vista se apagaba porque la comodidad era tanta que no necesitaba ver, era
como un sueño y soñamos con los ojos cerrados. El oído, era fascinante el
sonido que creaban al besarse, tan desprolijo, tan indescriptible y mágico
porque es un sonido suyo, que sólo puede salir cuando juntan sus bocas de
esa manera. El tacto, poder colocar sus manos sobre él lo enloquecía, tiene
un cuerpo perfecto a su vista, cuando tomaba su pequeña cadera o sujetaba
la suavidad de su rostro se sentía como las nubes y el gusto, Dios ese la
mejor parte, el saborear sus dulces y esponjosos labios, poder lamer su
inquieta lengua y probar en él lo dulce del amor es el éxtasis.
Poco a poco Jungkook los llevó atrás a ambos sin romper el beso,
dejando caer con cuidado su espalda en la manta.
Taehyung se intentó separar, no quería aplastarlo al recostarse
completamente en él pero, el de abajo lo detuvo. —quédate ahí, eres
pequeño.— y lo era, no se refería a la altura, ambos están algo parejos, a lo
que se refería es a que su cuerpo es pequeño, sus brazos, piernas, todo, es
delgado y delicado, así que no pesaba sobre él.
Kim obedeció, quedándose cómodo en él, recargando su rostro por el
lado izquierdo de Jungkook.
Entre disfrutar la compañía del otro, el príncipe Jeon tomó la mano de
Taehyung y la entrelazó con su derecha, levantándolas un poco, dejándolas
con el fondo de la noche llena de estrellas brillantes, juntas lucían preciosas,
Jungkook las admiró unos segundos y le agradeció al cielo por poder estar
sosteniéndolo así.
Siguieron toda la noche juntos, hablando, riendo, dándose muchísimos
besos, disfrutando de los manjares que Jungkook trajo y acabándose la
botella.
Estaba tan cómodos el uno con el otro, que ni siquiera se habían
percatado que estaba amaneciendo.
Taehyung había comenzado a bostezar y no era de aburrimiento pues no
estaba aburrido en lo absoluto, era sólo su cuerpo pidiendo descanso.
Jungkook fue el que dijo “es hora de ir”.
Cada uno tomó rumbo a su reino después de darse un dulce y caluroso
abrazo, acompañado de un delicioso beso.

Jungkook llegó tratando de no hacer ruido, levantando más sus pies de lo
normal, inclusive si una aguja se cayera, se escucharía más que sus pisadas.
Para llegar a sus aposentos tenía que pasar forzosamente por la puerta de su
hermana menor y planeaba hacerlo sin levantar ruido.
Y aún con la falta de ruido, la puerta del cuarto de su hermana menor se
abrió.
Jungkook se quedó recto y quieto, mirando a quién saldría de la
habitación, pensando rápidamente en lo que diría. Salió Hwasa, con ropa
claramente de dormir. —¿cita?— ella enseguida dijo en un tono neutro.
Jungkook negó con el rostro rápidamente. —¿qué haces en los aposentos
de mi hermana?— evadiendo, aunque también estaba confundido.
—decidí quedarme con ella durante la noche para que cuidasemos juntas
a Jeon Yoongi, durmió aquí hoy ¿y tú, cuál es la historia?—
—sólo me levanté para ir por agua.— Tocó su garganta.
— Jungkook.— Ella caminó hacia él, para poder bajar la voz. —me estás
tomando como un juego, soy inteligente, sé diferenciar la mentira y la
verdad, nadie baja por agua con un traje de gala y teniendo esclavos a su
merced.— susurró.
—yo lo hago, ahora si me permites, regresaré a dormir, buen día.—
Jungkook se fue a su habitación.

¹⁹


Hoseok se levantó de la cama, con una mala sensación en su pecho, algo
que le quemaba que al ponerse de pie desapareció. Tal vez sólo fue un mal
sueño, decidió ir por algo de comer.
Bajó, topándose con su hermano mayor, con un traje de gala, con los ojos
cansados.
—¿Taehyung?— dijo algo sorprendido, aunque también algo soñoliento.
Taehyung sólo puso un dedo sobre sus labios. —shh.— susurró lo más
bajo posible.
Y trató de seguir su camino a su habitación como si nada, Hoseok sólo
alzó los hombros tomó fruta y regresó a su cuarto.
El mayor abrió la puerta de su cuarto y se pasó silenciosamente, la cerró
tras él, por fin pudo respirar. Se cambió a la ropa que anteriormente traía,
más cómoda y por fin durmió.

A las pocas horas, Jungkook trataba de descansar aún no se sentía
completamente bien, de repente sintió el sol bruscamente en su cara.
Abrió los ojos como pudo e hizo una expresión de disgusto. —¿qué?—
adormecido aún.
—habías quedado con nosotras que nos darías clases de arco durante la
mañana, la tarde se aproxima y aún no te levantas, estamos quedando mal
vistos frente a Hwasa.— la voz pertenecía a Eunha, quien después de abrir
la puerta del balcón de Jungkook, dejando entrar el sol, se paró al lado de su
cama y se cruzó de brazos.
Jungkook suspiró, había olvidado esa promesa completamente, cerró los
ojos tocando el puente de su nariz, la luz le molestaba. —cierra la puerta,
la luz.— se quejó.
Eunha cerró la puerta. —ahora levántate, estamos listas para tomar la
clase.— sonaba enfadada aún.
Jungkook la miró y su cansancio no dió para más, se dejó caer de nuevo
en su almohada. —dejémoslo para más tarde, aún deseo dormir.—
—no, ya preparamos los arcos.— Eunha parecía estar haciendo una
rabieta, no estaba de buen humor, no le gustaba la impuntualidad.
Jungkook la ignoró juntando paciencia, no le gustaban las rabietas de su
hermana menor, con su cobija cubrió hasta su rostro.
Eunha se molestó, se acercó a él y lo destapó del rostro.
El no descansar y la forma en la que se estaba dirigiendo a él, lo hizo
estallar gritándole por primera vez en su vida. —¡¿por qué eres tan
molesta?! dije que no, retírate, dormiré.— se tapó de nuevo.
Eunha se quedó dolida, salió del cuarto enseguida, entre enojada y triste.
Se topó con Hwasa en el pasillo y ella la detuvo. —Eunha, ¿entonces, la
clase?—
Ella tenía un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas que
querían salir. Entre eso y el coraje, no pudo responder.
—¿quieres hablar?— Hwasa al verla bien.
Asintió de respuesta, juntas entraron a sus aposentos y la princesa de
China fue la primera en hablar; —¿por qué estás así?—
—por mi hermano, él me gritó y lo tengo que soportar, como soporto que
no me apoya nunca y sobre todo que es el señor perfección, nada hace mal
pero yo sí.— ella admitió, empezando a llorar, frustrada.
Hwasa supo que es una niña aún por su forma de hablar, apenas con 15
años tenía todos los sentimientos sensibles y cualquier cosa podía derribarla
o alterarla, entendía eso porque estaba bien, son etapas que todos viven en
la adolescencia a ella se la habían cortado ya que la casarían tan joven,
estaba pasándola mal y sólo quería ser escuchada.
—tranquila, respira, seguramente tu hermano te quiere, analizando la
situación las cosas ahora no se ven fáciles para ninguno.— respondió
haciendo su cabello hacia atrás.
—¿a qué te refieres?— Eunha se tranquilizó
—a todo, tú te adaptas a casarte de pronto, él está esperando un bebé de
su concubina, aceptar que no será rey, hay muchas cosas que de la noche a
la mañana cambiaron.—
Eunha se quedó tranquila, pensando en que tenía razón, últimamente se
sentía más irritada que de costumbre.
Hwasa secó la última lágrima de la mejilla de Eunha. —no deberéis
llevarla en contra de Jungkook, ni él en contra de ti, son hermanos.—
Se quedó más tranquila, al escucharla aconsejarla así. —gracias.—
Eunha le sonrió, se sentía algo satisfecha de haber hablado con ella, la hizo
razonar un poco.
—no hay que agradecer, podemos simplemente jugar con los arcos y el
tiro al blanco, no debe ser difícil.— Hwasa dijo de buen humor. —vamos.—
dió un toque en su hombro.
Y ambas se marcharon a jugar juntas, con sus cuidados y precauciones,
pasaron un increíble rato como si de dos amigas se tratara.

Después de un par de horas.
Jungkook decidió levantarse, ya empezaba a ser más tarde, no podía estar
todo el día acostado aunque lo deseara.
Se dio un baño, se peinó y salió de sus aposentos, sabía que se excedió al
hablarle así a su hermana menor, así que fue a su habitación, tocó y después
de obtener permiso para entrar, pasó, viendola sentada en su tocador,
acomodando su cabello.
—Eun, lamento mucho la forma en la que te hablé en mi habitación, no
volveré a hablarte así, lo prometo.— Jungkook se acercó a ella.
Eunha sintió lindo que se disculpara con ella, así que lo vió a través de su
espejo, se levantó y fue hasta él, lo abrazó fuertemente. —te quiero.—
—y yo a ti.— Jungkook correspondiendo su dulce abrazo. —si todavía
quieren, puedo darles la clase ahora.— ofreció al separarse.
Eunha negó con el rostro. —no fue necesario, somos excelentes ahora,
jugamos toda la mañana con arcos.—
Jungkook no espetó, ni le molestó.
Bajaron juntos para encontrarse con Hwasa, Namjoon y Tiffany quienes
ya estaban en la puerta, esperando a los reyes de China del paseo al que los
habían invitado.
Hicieron reverencia al verlos.
Tiffany cansada de cargar a Yoongi lo pasó a brazos de Eunha. —cuídalo,
querida.— ella sujetó a su hermano sin espetar.
—Jungkook, hijo mío no te vi durante toda la mañana.— NamJoon,
todos lo miraron.
—dormía padre, me sentía agotado.— dijo con respeto.
Antes de que el rey pudiese decir algo al respecto, entraron los reyes de
China por la puerta principal, todos reverenciaron menos Namjoon, quien
enseguida habló; —Bienvenidos, ¿qué les pareció el paseo?—
—gracias, fue una excelente sugerencia de vuestra parte, fue divertido.—
Tessa respondió. —debiste ir.— se dirigió a su hija.
—¿qué tal las clases de arco?— su padre le dijo a Hwasa ya que esa
había sido la razón por la que no fue al viaje.
—estubieron divertidas.— Hwasa dijo sin mirar a los hermanos Jeon.
Las parejas de reyes se fueron juntos, mientras que Jungkook, Eunha y
Hwasa se quedaron.
El hijo mayor de los Jeon bostezo. —en fin, tal vez hoy no será un día
con pendientes, regresaré a mis aposentos a dormir.— Se iría a su
habitación, subía las escaleras, pero se abrió la puerta principal de nuevo.
—Señor no lo hemos anunciado.— se escuchó la voz de un guardia y
después de el un; —¡hola!— con emoción del que se hizo presente; el
príncipe Taehyung.
Jungkook dejó de subir y bajó a una velocidad más rápida, parándose al
lado de las dos chicas, todos saludaron cordialmente.
—príncipe que gusto tenerlo aquí de visita.— Hwasa habló primero.
—siempre es un placer para mí visitar a los Jeon, aparte quería ver a mi
bella prometida.— Taehyung tomó la mano de Eunha por un segundo,
fingiendo.
Eunha le sonrió levemente, Taehyung era suave con ella. —bien entonces
Hwasa, ¿me acompañarías a dejar dormido en su cunero a mi hermano?—
refiriéndose a Yoongi.
Ella asintió.
—el bebé tardará en quedarse dormido, mientras tanto, Taehyung
¿quieres ir a mis aposentos a pasar el rato sin que te aburras esperando?—
Jungkook trató de ser tan sutil como pudo.
Taehyung enseguida asintió y ambos salieron prácticamente corriendo
hacia arriba.
Eunha se quedó confundida, miró a Yoongi quien ya entrecerraba los ojos
de que era hora de su siesta, después se rió, tomando todo eso a la ligera. —
mi hermano y él tienen una amistad demasiado sólida, me gusta que estén
juntos, serán grandes colegas en el reino.— siguieron su camino a los
aposentos de sus padres, donde estaba el cunero de Yoongi.
Tocaron a la puerta del cuarto y las criadas abrieron. Eunha recostó a su
hermano y empezó a acariciar sus cabellos haciendo pequeños remolinos en
él y deshaciéndolos.
Yoongi tenía una frazada sobre sus pequeñas y blancas manos la cuál
abrazaba contra él y conciliaba el sueño apenas.

Ambos estaban en la habitación de Jeon.
Taehyung miraba todo a su alrededor, cómo era la habitación de
Jungkook es algo que le causaba curiosidad. Es tan elegante, bella y
ordenada, los colores son oscuros y algo pasionales, quedan perfecto con
todo lo que está ahí y con el príncipe mismo.
—¿estás cansado? porque yo si lo estoy, pero no me mal entiendas, valió
la pena.— el príncipe Jeon sonrió.
—solo un poco.— respondió sentado en un sofá que Jungkook tenía en su
habitación, pegado a los pies de su cama.
—luces bien hoy, no sabes cuánto deseo besarte.— Jungkook dijo, estaba
justo enfrente de él a un metro, recargado en su escritorio mientras lo
miraba.
Taehyung sonrojado, miró para abajo. —aquí no.—
—por favor, mi cuarto está alejado de todo, aunque estemos en el mismo
piso, el de Eunha y el mío no conectan sonidos, ella podría gritar y yo
apenas la escucharía.— Jungkook fue hacia él, se sentó a su lado y tomó su
barbilla, lo besó.
Después de un rato de besos inocentes y suaves. Taehyung apenas y pudo
colocar su mano sobre el muslo de Jungkook, lo cuál lo alteró muchísimo,
empezó a besarlo con un poco más de ritmo pero con algo de miedo.
Aunque sabía que cerró bien la puerta y que no se escucharía, la simple
adrenalina de lo prohibido, el lugar, el amor y el deseo que se empezaba a
generar eran suficientes para alimentar tal miedo.
Jeon sin notarlo se subía cada vez más en él, el silencio era abrumador
que sólo sus besos se escuchaban. Cuando Jungkook colocó la mano
inconscientemente entre las piernas abiertas de él, sin tocarle nada,
Taehyung se separó haciendo el rostro hacia atrás, batallando un poco para
respirar y estaba algo rojo, aunque no sabía si era excitación o pena.
Jeon también se detuvo, alejándose más, antes de que no pudiese
detenerlo. —lo siento.—
Taehyung se rió con algo de vergüenza y miró a otro lado. —me encantó,
pero ésto es peligroso.—
Jungkook sonrió, dió un par de palmadas en el muslo de Taehyung, sin
propasarse.
Tocaron a su puerta, Jeon abrió.
—Taehyung, mi hermano ha dormido, necesitas venir conmigo para que
decidas detalles de nuestra boda.— Eunha muy amable.
Taehyung se levantó, hizo una pequeña reverencia a Jungkook y se fue
con Eunha.
Jungkook sólo los miro irse, y en la pared de un costado fuera de su
habitación estaba Hwasa y lo miraba fijamente.
—¿dime?— Jungkook recargado.
—no tengo nada que decir.— Hwasa normal, le hizo una reverencia a
medias y se dio la vuelta para decir; —aún.—

²


La noche cayó, Taehyung estubo tan ocupado con Eunha, que ni siquiera
tuvo oportunidad de despedirse de Jungkook.
Jungkook había dormido bastante por el día, así que era tarde y él aún no
tenía sueño. Miraba por su balcón, la noche bella de estrellas, sintiéndose
por un segundo completo, cuando besaba a Taehyung se completaba.
Estaba definitivamente enamorado y tan feliz de que fuese así, tenía a
Taehyung y eso lo llenaba de vida.
Alguien entró a su cuarto, sin autorización, al escuchar la puerta abrir, dió
la vuelta y entró también al cuarto. Encontrándose con Hwasa sentada en su
sofá con confianza.
—¿qué hacéis aquí? es tarde.— Jungkook algo serio.
—sé que es tarde, pero al amanecer me iré y juro que necesitamos
charlar.— Hwasa parecía tranquila, sonreía con seguridad.
—¿acerca de qué tema?— Jungkook se cruzó de brazos, con confianza,
la cuál se quebró al igual que su expresión al escucharla responder a su
pregunta. —Taehyung.—
—¿qué tendríamos que hablar sobre el príncipe?— Jungkook se paró
recto y empezó a ponerse a la defensiva.
Hwasa suspiró y se puso de pie, caminó al balcón, pasando al lado del
príncipe.
Él la siguió preocupado de su silencio.
Se recargaron juntos en la barda alta del balcón y ella con un tono sutil
comenzó a hablar; —te diré un secreto, porque yo conozco el tuyo y creo
que es lo justo.—
Jungkook comenzó a sudar frío, nervioso. —no sé de qué secreto mío
habláis.—
Ella ni siquiera escuchó eso, solamente continúo hablando. —escucha
bien, no quiero que pienses que carezco de mis facultades mentales porque
no es así, desde que tengo memoria, cuando mi mano toca la mano de
alguien más, puedo ver pequeños momentos de su futuro.— confesó con
toda sinceridad.
Jeon levantó las cejas. —eso es imposible.—
—no, no lo es. El día que llegué, accidentalmente toqué un momento la
mano de Taehyung piel con piel, los vi a ambos, en un lugar lleno de
arbustos, bajo la luz de la luna y se besaban.— Hwasa no tuvo tacto ni una
pizca de pena al hablarlo.
Jungkook estaba sorprendido, se sentía en problemas, él fue tan
cuidadoso, ni siquiera entendía cómo lo sabía, ¿los había espiado? su
coraje lo invadió, enojado tomó a Hwasa del brazo, sobre su manga de
gamuza. —me seguiste.—
—no. No sé en dónde está tal lugar, estube toda la noche con la princesa
Eunha, lo vi en Taehyung, los vi a ambos juntos por ese momento y podría
haber visto más pero aparté mi mano rápido de él.— Hwasa se safo de su
agarre, con un tono firme, ella contaba la verdad.
—si fue así ¿y por qué no fuiste corriendo con el rey a decirle?—
Jungkook aún sonaba molesto, estaba completamente a la defensiva,
asustado.
—ahora mismo saldría por esa puerta a decirle al rey.— Hwasa
mirándolo directo a los ojos. —pero no lo haré.—
—¿por qué no? ¿qué es lo que quieres?— Jungkook se cruzó de brazos.
—no puedo obtener nada de ti que no tenga ya.— ella sonrió
altaneramente, tenía razón, es la princesa de China, reino más grande y rico,
no necesitaba algo como eso.
—¿entonces?— sentía que sus piernas temblaban pero se mantuvo firme.
—porque quiero que estén juntos.— Hwasa admitió, bajando el tono.
Jungkook relajó la expresión y lentamente deshacía el cruce de brazos.
Sorprendido.
—conozco muchos futuros, conozco muchos amores y nunca había visto
uno así, no me refiero a que ambos sean varones, es el sentimiento que
pude sentir al tocar la mano de Taehyung, me sorprendió, entre ustedes el
amor es tan fuerte, tan sincero y tan dulce que podría llorar.— Hwasa lo
explico con un suspiro atrapado en ella, cautivada. —el destino y el
universo no se equivoca, ha juntado sus manos con mucha razón, así tiene
que ser.—
Jungkook sintió eso como un golpe al corazón y no en un mal aspecto,
fue un golpe de seguridad, de amor, él lo sabía, no dudaba de querer a
Taehyung para él, no dudaba que ellos estaban hechos para estar juntos.
Sonrió y no encontraba las palabras perfectas para hablar.
—cuiden lo que tienen, eso es lo que quería charlar contigo.— Hwasa se
dispuso a irse, pero Jeon la detuvo, tomándola del guante ya que una idea
comenzó a rondar su cabeza. —espera, si puedes ver el futuro, dime qué
pasará con nosotros.— puso su mano frente a ella.
Hwasa suspiró. —no me gusta hacer ésto.—
—por favor, necesito saberlo.— Jungkook juntó sus manos, pidiendo.
La princesa rendida, se separó de él y fue a la barra del balcón de nuevo,
dónde después de quitarse un guante lo dejó recargado ahí.
Jungkook dejó su mano en la barra.
—si sujeto tu mano durante un largo tiempo puedo ver incluso hasta la
muerte, eso es horrible y no me gusta verlo en las personas, por eso uso
guantes.— Ella explicó antes de tocarlo. —sólo veré un poco, me detendré
en algún punto.—
Jeon asintió, nervioso. Ella colocó su mano suavemente sobre la de él, él
la observaba, mirando a la nada, quería leer sus expresiones pero no
cambiaba el rostro serio, en cambio en un momento ella apretó su mano
algo fuerte, después de un par de segundos la levantó como de un brinco,
lucía asustada.
—¿qué viste?— Jungkook al instante.
Hwasa se humectó los labios. —no debo decirte lo que vi porque no me
meto con el destino, sólo puedo aconsejarte.—
—¿es todo?— Jungkook pensaba que necesitaba saber.
Hwasa se colocaba de nuevo el guante. —serán muy felices, seguirán
juntos si tienen el cuidado necesario, guardando las apariencias pero
seguirán juntos, amándose y por cierto, serás un buen padre.—
Jungkook se sintió satisfecho por eso, él podía ser discreto, podía seguir
así, podía escucharla. —gracias.—
Hwasa le sonrió y salió de su balcón, aunque dos segundos después
regresó para decirle algo más. —cuídate de Jisoo.— advirtió algo seria.
El príncipe frunció el ceño, pero lo ignoró cuando ella volvió a hablar. —
y sorprendentemente, tu bebé con Jisoo será la adoración de Taehyung, se
ven adorables cuidándolo.— Hwasa dijo con una sonrisa de ternura y por
fin salió corriendo se sus aposentos.
Jungkook sonrió ante esa idea, ante la idea de estar bien con Taehyung,
ante la idea de tenerlo muchísimo tiempo más con él y poder disfrutarlo. Se
quedó pensándolo toda la noche. Los cuidaría, con su vida.
Se quedaba dormido diciéndose a sí mismo una y otra vez que su amor
era real, que lo que tenían era amor verdadero como ningún otro.
Por fin durmió.

A la mañana siguiente, prepararon el equipaje de los reyes de China.
—aunque estar aquí sin dudas fue una dicha, tenemos que volver, hay un
reino por dirigir, cuidar y progresar.— Sying a Namjoon.
—a la mediante, volveremos para la boda de Eunha.— Tessa dijo
despidiéndose de Tiffany.
El rey de China le agradecía a Namjoon por todo, Tiffany y Eunha
hablaban con Tessa, mientras que Hwasa se acercó y le entregó una caja de
regalo, pequeña y de color azul marino a Jungkook.
—gracias.— El príncipe hizo una reverencia.
Nadie le prestó atención a eso, Hwasa hizo reverencia de vuelta y subió
junto a sus padres a la carroza.
Partieron.
Todos regresaron a sus actividades comunes.
Jungkook corrió a su habitación, abrió la caja, había una pulsera muy, muy
pequeña de oro puro, con una corona grabada.
El mayor de los Jeon no entendía por qué era tan pequeña, era obvio que
no le quedaría.
Había una carta al fondo de la caja.
La leyó. “Vuestro bebé es un varón, será hermoso, blanco cual nieve,
cabellos oscuros como la noche y tendrá los ojos preciosos que su padre
posee.” Jungkook enseguida vio la pulsera, es para el bebé.
Sonrió, ahora sabía que su bebé era un hombre y que sería como él.

[ Quería comentar que aunque el fanfic tiene un poco de fantasía, no es el


tema principal así que sólo denlo por largo, son detalles que me interesó
poner ya que época del poco conocimiento y especulaciones sobre la
magia.][Hwasa psíquica. ]
²¹


Pasaron un par de días desde que Hwasa se marchó.
Seguían escapándose por las noches a verse.
Namjoon mandó a Jungkook por la mañana, a entregar un documento al
reino de Jin, él fue pero por desgracia no se encontró con Taehyung al ir.
Así que iba de regreso a su reino, pero se detuvo en su escondite,
teniendo la bella sorpresa de que Taehyung se encontraba ahí.
Jungkook vio a Taehyung trabajando pues su mano ya había sanado,
estaba lleno de tierra.
—¿jardinería?— fue lo primero que dijo al hacerse presente.
—Jungkook.— Taehyung lo miró con emoción. —sólo es un detalle.—
cubrió lo último de tierra, se puso de pie quitándose el sudor de la frente.
—¿qué detalle?— curioso.
—cultivé fresas, podemos comerlas juntos aquí y le dará más color a éste
lindo lugar.— Taehyung, explicándolo tan adorable.
Jungkook sonrió y fue con él, se acercó queriendo besarlo.
Taehyung se retiró, colocando su brazo de distancia. —espera, debo
limpiarme.—
Jungkook tomó su mano y lo jaló sin importar hacia él, lo besó. Al
separarse, Taehyung le sonrió, se empezó a quitar las botas y después la
ropa.
Jungkook se sorprendió. —¿q-ué ha-aces?— los nervios empezaban a
andar por todo su sistema.
—me tengo que limpiar.— Taehyung muy tranquilo, se quedó
únicamente en ropa interior muy delgada y se lanzó al lago que estaba a su
costado.
Salpicando un poco, Jungkook trató de no verlo, no quería sobrepasarse.
Pero no lo podía evitar. Lo miró, se veía tan divertido, feliz, su piel se veía
suave, era un moreno muy suave, como la canela.
Taehyung se rió y tembló. —está algo fría.—
La sonrisa de éste Kim, aligeró la tensión de Jungkook. Quien apenas se
rió. —¿trajiste más ropa?—
Taehyung asintió, señaló su morral sobre la banca. Jungkook alcanzó sus
prendas por él.
El príncipe Kim salió limpiando su rostro, sujetó su morral y sacó su
ropa, Jungkook se hizo un par de pasos atrás, sentía que estando cerca de él
así se sentiría ardiendo como el infierno, así que se alejó. Aunque no pudo
evitar moderse el labio inconscientemente cuando Taehyung se dió media
vuelta y bajó su ropa interior mojada, quedando desnudo.
Veía cada parte de esa perfecta silueta, su piel erizada por el frío, cada
suave curva, sus lunares, la fina línea de su espalda conduciendo
perfectamente a su lindo trasero, redondo y de aspecto suave. Quería
besarlo, tocarlo, se moría por hacerlo, pero le apenaba acercarse, Jungkook
miró a otro lado sintiendo sus mejillas rojas de tan sólo pensarlo,
avergonzado.
Taehyung se estaba terminando ya de vestir, se colocaba las botas, estaba
inclinado haciéndolo, al levantar el rostro fue a Jungkook. —ahora sí,
bésame.—
El príncipe Jeon no tuvo que escucharlo dos veces, envolvió su cadera
con su brazo izquierdo y con su mano derecha sujetó con delicadeza los
cabellos mojados de Taehyung, mientras él le sonreía. Jungkook no tardó
mucho en empezarlo a besar, con una pasión que jamás había
experimentado, una en donde su cuerpo entero se sentía ardiendo. Excitado.
Taehyung puso sus manos en sus hombros, los había pegado tanto que
podía sentir el miembro de Jungkook crecer, chocando con el propio que
tras el roce comenzaba a despertar.
Jungkook pasó su mano derecha a su espalda alta y la bajaba lentamente,
llegó hasta el límite de la espalda y con temor, bajó su mano al trasero de
Taehyung. El cuál no replicó, tomó la nuca de Jungkook y lo empezó a
besar con más profundidad, usó su lengua y le dejaba unas pequeñas
mordidas sobre los labios.
Ambos tenían una fuerte erección, se perdían en lo embriagador del
deseo por el otro. Jeon, aún con la mano en su trasero, lo apretó un poco y
lo repegó más a él, si es que eso se podía. Taehyung jadeó apenas audible
sobre los labios del contrario.
Taehyung los condujo hacia atrás sin romper el beso, sentó a Jungkook
en la banca y se subió en él, pasando una pierna en cada costado,
acomodándose para que ambos bultos chocaran y así empezó a mover sus
caderas creando fricción.
Jungkook después de un vaivén más de caderas y de apretar su trasero,
pasó las manos adelante, atendió a cada uno con ellas, sobando la erección
de Taehyung junto con la suya.
Se sentía bien, incluso detuvo el beso y recargó su cabeza sobre el pecho
de Taehyung y miró directamente como sus bultos se juntaban. Jadeó.
Taehyung tiró de su rostro hacia atrás, mordía su labio para evitar hacer
ruido. Pero fue demasiado cuando Jungkook posó una mano en su trasero y
la otra lo acariciaba directamente a él a lo largo de todo su miembro,
mientras su boca se dirigía a su cuello dando un par de lamidas y mordidas
inofensivas. —maldición, Jungkook.— excitado, cerrando los ojos.
Jungkook dejó su cuello y mirando su propia mano tocarle el miembro
así a Taehyung, respondió; —no maldigas.—
Taehyung giró los ojos, suspiró y tomó su rostro, lo levantó para poder
besarlo con deseo.
Mientras se besaban, Jungkook puso sus manos en los botones del
pantalón del príncipe blanco y se dispondría a liberarla, quería tocarla piel a
piel.
Pero.
—¡Taehyung!— se escuchó fuera del lugar.
Ambos se detuvieron con pánico. Jungkook como primer instinto fue
levantarse, tirando sin querer a Taehyung.
—auch.— en el suelo.
Jungkook le extendió su mano para levantarlo, pero al escuchar pasos
corrió a ocultarse detrás de un gran arbusto.
—Taehyung, ahí estás.— Baek, entrando al escondido lugar.
Taehyung tomó su morral del suelo y se levantó, lo puso enfrente de su
entrepierna, ocultando su gran problema.
—¿qué hacías en el suelo?— Baek frunció el ceño, acercándose a él.
—me caí.— Tae nervioso, un poco agitado.
—¿de dónde?— miró hacia todos lados sin ser preciso. —am, ¿estás
bien?— definitivamente era raro.
—lo estoy, ¿qué necesitas?— Taehyung tocó su nuca.
—Leeteuk te está buscando como loco, supuse que estabas aquí y vine
por ti.— le sonrió.
—así que vamos.— lo tomó del brazo.
Pero éste se safó. —adelante, enseguida te alcanzo, tengo que guardar
mi ropa.— señaló la que usó para trabajar, aún estaba en el suelo.
—está bien.— Baekhyun no hizo un drama por ello, salió dando
pequeños brinquitos de ahí.
Jungkook salió dejando salir aire pesado.
—perdóname, ¿te lastimé?— en voz baja, se acercó.
—no importa, eso estubo cerca.— Taehyung fue a guardar la ropa en su
morral. —me tengo que ir, cuídate mucho, te quiero.— le dió un corto pero
delicioso beso y caminó hacia la salida.
Jungkook aún caliente, se mordió el labio.
—¿cuándo nos volveremos a ver?—
Taehyung se detuvo. —pronto.— le dió una rápida mirada traviesa hacia
abajo, por la entrepierna aún dura de Jungkook, sonrió mirándolo a los ojos
y salió corriendo.
Jungkook suspiró cautivado, doliéndole el bulto, con ambas manos en la
cadera. —mi príncipe.—

Taehyung sintió incomodidad al no poder resolver su erección, pero
después de un tiempo se bajó.
Llegaron al reino el y Baekhyun. —ahí está Leeteuk.— señalando la
entrada del mercado, dónde el antes mencionado estaba parado con unos
guardias, mirando a todos lados.
—gracias, te debo una.— Taehyung se mezcló entre la gente y salió de
repente frente a Leeteuk. —¿me extrañaste?—
—Oh príncipe, que bueno que estáis bien, es tiempo de sus clases, su
carroza lo espera.— hizo una reverencia.
—sí, iré en un segundo, sólo necesito hablar con Baek un momento.—
Leetuk inclinó su cabeza hacia la derecha, levantando una ceja, serio,
tratando de ser firme y decir con la mirada que no.
—seré breve, ahora vuelvo.— corrió con Baek, quien estaba en el puesto
de libros de sus padres con su hermano mayor.
Lo apartó de ahí un poco, lo suficiente para hablar en privado.
—necesito que me hagas un favor.— Taehyung susurró.
—¿cuál?— interesado.
—quiero que compres un ... — se calló cuando desvío la vista a una casa
que se encontraba al fondo del pasillo del mercado. —¿esa es Mariam?—
frunció el ceño.
Ambos vieron a la jóven despidiéndose de la anciana en la puerta. Y
respondió. —sí, es su abuela, todos dicen que es una bruja pero sólo son
rumores.— respondió tranquilo.
Taehyung se quedó pensando en eso unos segundos más. Pero ambos
fueron interrumpidos por Leeteuk. —príncipe.— sonando serio.
—está bien luego te diré, vámonos.— Taehyung se fué con él, se despidió
de Baek con la mano.

El tiempo parecía volar, Jisoo cumplió 3 meses de embarazo y el
cumpleaños de Taehyung y Jungkook se acercaba.
Jungkook casi no pasaba tiempo en el castillo, daba clases o estaba con
Taehyung, teniendo un par de citas románticas. Y por suerte ésta mañana
estaba en el castillo, caminando por los pasillos, mientras leía.
Jisoo se lo encontró. —¡príncipe!— con emoción.
Jeon levantó la vista del libro que tenía en manos. —buenos días.— dijo
con un humor neutral.
Jisoo corrió y lo abrazó. Jungkook apenas y respondió el abrazo. —lo he
extrañado tanto, nos tiene muy olvidados.— tocó su panza de 3 meses.
—lo siento, he estado ocupado.— se separó de ella, no se sentía cómodo
tratándola con cariño porque él estaba ahora con Taehyung.
—pero ahora está libre, tal vez podría hablarle al bebé, para que
reconozca su voz.— Jisoo con ilusión.
Jeon levantó sólo una ceja. —estoy leyendo querida, igual después.— iba
a seguir su camino, ella lo siguió y tomó su brazo.
—también podría leerle, es importante que le hable, escuché en el
Harem que el bebé para nacer sano necesita escuchar que es amado.— Le
sonrió.
Dando vuelta en la esquina, entrando al pasillo donde se encontraban
ambos Namjoon llegó, parándose delante de Jungkook y después de que los
dos le hicieron reverencia, habló; —Jungkook acompáñame a mi cuarto de
tratos.—
Él asintió, Namjoon se adelantó, mientras él se giró a decirle. —si me
permites, tengo algo que hacer, después te iré a ver.— Se separó de ella y
fue tras su padre.
Jisoo puso las manos triste sobre su panza.
—tu padre te ama, sólo está ocupado.—

—buenos días rey.— Jungkook, al entrar tras él.
—Hijo mío, ven aquí.— Namjoon caminó al escritorio.
Jungkook dejó el libro que tenía entre manos en una mesa a su lado y fué
con su padre.
—hoy es un día importante.— lucía feliz. —llegará una nueva ronda de
criadas, para el Harem.—
Jungkook no dio una reacción a eso, ya que no lo emocionaba la idea.
Namjoon agarró sus hombros. —hijo, deberías alegrarte, sé que no haz
pasado otra noche con Jisoo ahora que está embarazada, eres un
caballero, tienes necesidades y no permitiré que no sean cumplidas.—
—Padre, disculpe pero no qui..— Jungkook trató de oponerse pero fue
inútil, Namjoon ni siquiera lo escuchaba.
—habrá una fiesta para nosotros con ellas, espero te prepares temprano,
podrías tomar hasta dos mujeres si lo deseas.— el rey sin mirarlo,
sentándose. —por cierto, tengo una tarea más para ti el día de hoy, quiero
que des un paseo por la aldea más cercana y realices el inventario para mí.

—¿en serio lo haré?— Jungkook se emocionó, siempre había querido
hacer esa tarea, es de suma importancia y era conocer más del reino.
—sí, saldrás en unos minutos, quiero que regreses temprano.— Namjoon
le extendió la mano.
Jungkook la tomó y pegó su frente a ella. —gracias, no lo decepcionaré.
— feliz.
—sé que no.— Namjoon con orgullo, levantó a Jungkook del hombro y le
confesó; —todo sería perfecto si tu hubieses llegado al poder, Eunha no
representará bien mi apellido.—
Jungkook no supo qué decir, se sentía incómodo.
—ahora ve a prepararte.— Nam ante su evidente silencio.
Jungkook asintió, hizo una reverencia y salió casi corriendo de aquel
cuarto, se marchó a hacer su muy tardada tarea.

Al llegar la noche.
Preparaban a Jungkook, con un bello traje negro.
Eunha entró a su habitación, después de haber pedido permiso para
hacerlo, observando a su hermano más arreglado que lo normal. —luces
apuesto para dormir.— sentándose en la cama.
—gracias, pero hoy habrá fiesta de nuevas favoritas.— mirándose a sí
mismo en el espejo, mientras una criada lo peinaba.
—oh, ¿también tú? que cruel.— Eunha enseguida, parecía estar
decepcionada.
Jungkook la miró enseguida, le dolía causar esa mirada en ella. —salgan
todas.— ordenó y las sirvientas obedecieron.
El mayor de los Jeon fue hacia ella y la tomó de los brazos suavemente.
—sólo cumplo con mi deber, con lo que papá quiere, no quiero otra
favorita.— admitió.
Eunha suspiró, entendiendo que eso era lo que tenía que hacer. —me iré
a dormir.— se levantó y fue a la puerta.
Jungkook la detuvo con su voz. —Eunha, ¿puedo pedirte algo para
Jisoo?—
Eunha confundida lo miró. —¿qué cosa?—
—quiero que busques una criada para ella, que sea de máxima confianza
para que la cuide, de todo, si ella quiere algo de comer o lo que sea que
necesite en el embarazo, también para que no se sienta sola mientras yo
estoy ocupado, di que yo di la orden.—
Eunha asintió, formándose una sonrisa en sus labios. —¿la quieres tanto?
— con emoción.
—sí, ninguna otra se le compararía.— Jungkook guardando las
apariencias como Hwasa le dijo.
Eunha sonrió y salió del cuarto, emocionada a buscar una criada para
ella.
—Y también para que no me esté molestando.— Jungkook se dijo a sí
mismo.
Fueron por él, la hora había llegado. Caminó por el pasillo de las criadas
pues el rey y él serían los primeros en entrar.
Miró a una de ellas, conectaron miradas unos segundos y regresó la vista
al frente.
Se sentó al lado de Nam y él le dió el pañuelo con el que elegiría mujer.
Empezó la fiesta, Jungkook estaba totalmente desinteresado, pero tenía un
plan para hoy.
Le bailaron muchas jóvenes hermosas, ninguna lo veía directo a los ojos
por respeto y por sentirse intimidadas por la belleza y profundidad de los
ojos del príncipe.
Llegó una jóven con la que conectó miradas al entrar, ella le empezó a
bailar y lo miró directo a los ojos, con picardía.
Jungkook levantó una ceja por la osadía. Miró a su padre y él estaba muy
ocupado divirtiéndose viendo a las otras.
El príncipe regresó la vista a ella, bastante atrevida, se acercó más de lo
permitido a Jungkook.
Jeon se rió de lado por esa actitud, le dió el pañuelo.
Namjoon vio caer el pañuelo y aplaudió, con una gran sonrisa. —váyanse
de una vez.— le susurró a su hijo.
Jeon se levantó, ella recogió el pañuelo y fue tras él.
Mientras caminaba ella tras Jungkook para ir a su habitación, la jóven lo
abrazó por detrás, pasando su mano por todo el abdomen del príncipe.
Se sorprendió, a ella no le importaban ni las reglas ni el protocolo, no
estaba permitido tocarlo sin su permiso.
No lo soltó hasta sus aposentos.
—tranquila.— Jungkook apartó su mano de él. —déjame invitarte una
copa.— sirvió dos copas del vino que ya estaba en su habitación.
Ella se sentó en la cama, sonrió. Era bonita, eso no se podía negar, tenía
los ojos gris, piel blanca y cabellos negros.
El príncipe le dió la copa. —¿cuál es tu nombre?—
—Yeeun.— contestó enseguida, después bebió un gran trago de su copa.
Jungkook asintió recargando su lengua contra su mejilla. —no te
importan las reglas, ¿cierto?—
—no, es más divertido no seguirlas.— tenía una mirada cautivadora y
juguetona. —y si no me equivoco, príncipe, usted me eligió por eso.—
Jungkook sonrió de lado. —lo puedo admitir.—
Ella bebió todo lo restante de su copa. —las demás criadas no mentían,
todas hablaban de lo atractivo que usted es, del gran físico que tiene y de lo
ardiente que es tenerlo en persona.— dejó la copa en una mesa, se levantó y
fue a pararse justo delante de él.
Jeon se rió. —también eso lo puedo admitir.— dejó su copa intacta en la
mesa también.
—si me lo permite decir.— mirándolo directamente a los ojos. —ha
tomado una increíble elección al elegirme, puedo darle todo el placer que
puede imaginar.— pasó sus dos manos sobre sus hombros.
—eso lo veremos.— Jungkook la tomo y la aventó con cuidado a la
cama, se subió sobre ella sin aplastarla y comenzó a besarla, sin control.

²²


Detuvieron el beso, ella se sintió mareada, bostezó. —¿estás bien?—
Jungkook fingiendo desconocer lo que sucedía.
—sí, sólo ..— sus ojos se empezaron a entre cerrar, sus manos cayeron a
sus costados enseguida, se quedó dormida.
Jungkook se quitó de encima, se limpió la boca con su camisa. —buenas
noches.— le dijo cuando ella dormía.
Había puesto extracto de una fuerte planta para el insomnio en el vino.
Lo leyó en un libro y hoy cuando viajó al pueblo la compró, se hizo cargo.
El príncipe la acomodó bien sobre la cama, le quitó algunas prendas y el
tocado, la tapó. Sabía que esa acción no estubo bien, pero haría lo que sea
por seguir teniendo a salvo su secreto.
Mientras él se fue a su balcón, a suspirar por Taehyung, por lo tan
enamorado que lo tenía, pensaba sólo en él, en sus ojos brillantes y
atrayentes con esas lindas pestañas largas hacia abajo, dándole un aspecto
único, en su sonrisa cuadrada, ninguna como aquella, tan sincera y llena de
felicidad, en todo lo que lo hacía perfecto.
Decidió hacer una carta, se sentó en su escritorio.
“Descubrí.
Contigo cariño, he descubierto tantas cosas, como que mi felicidad lleva
tu nombre, descubrí que podemos hablar con tan sólo mirarnos, descubrí
cómo decir mentiras piadosas para poder tenerte, oh amor mío ahora sé
cómo se mira al cielo correctamente, conocí tantos tipos de besos que sólo
en vuestros labios saben así de exquisitos, pero lo más importante es que
descubrí lo que es amor y me he hecho adicto a él.
J. Jungkook
♡”
La selló. La guardó bajo llave en su baúl, se la daría mañana, se puso su
ropa para dormir, durmió en el sofá.

Por la mañana del día siguiente. Jungkook se levantó, la jóven aún no se
despertaba.
Fue al balcón, se estiró, recibiendo el sol así como observó entrar una
carroza blanca, sin duda Taehyung venía.
Rápido abrió la puerta de su habitación. —preparen mi ducha rápido por
favor.— le dijo a sus guardias. Enseguida fue uno de ellos a dar la orden.
Jungkook cerró la puerta y se acercó a la cama, la movió y ella se
despertó. —Buenos días.— él.
—Buenos días príncipe, ¿qué pasó? me duele un poco la cabeza.— ella
parándose algo alterada.
—bebiste mucho ayer pero no te preocupes, estubo increíble, retírate.—
Jungkook mintió.
Ella confundida se puso de pie y salió.
Entraron las criadas a sus aposentos.
Prepararon su traje, y trajeron el agua caliente para la bañera.

—buenos días jóvenes Kim.— Tiffany los recibió.
Una criada tenía a Yoongi en brazos tras ella.
Sólo venían Hoseok y Taehyung, Namjoon los mandó a traer para que
Hoseok pintara un cuadro de los futuros novios a mano pero, no los pudo
recibir él porque aún no se despertaba de la fiesta que tuvo con su chica
elegida.
—su majestad.— Hoseok habló, pero ambos hicieron reverencia.
—los estábamos esperando para almorzar.— Tiffany con un intento de
sonrisa, se sentía molesta.
—gracias.— Taehyung sonrió.
Eunha bajó. —hola.— reverenció y tomó a Taehyung del brazo.
Se dirigieron al comedor. Tiffany fue a la cocina un momento.
—¿el rey no desayunará con nosotros?—el mayor de los príncipes le
preguntó en voz baja a Eunha.
—ayer él y Jungkook eligieron favoritas, no se han despertado aún, tuvo
una noche muy larga, seguramente.— Eunha dijo algo molesta, se refería a
su padre pero, todo se podía malinterpretar.
Taehyung hizo una mueca sentándose a un costado de su prometida,
mientras que a su otro lado estaba su hermano menor; Hoseok.
De repente, Jungkook entró a la cocina, con el cabello algo desordenado
y arreglando los últimos detalles de su traje. —buenos días.—
Lo miraron los tres, devolviéndole el saludo.
—así que eligieron favoritas.— Taehyung repitió lo de unos segundos
atrás, mirando a Jungkook. Dejó de verlo y se notaba su molestia.
Jungkook hizo una mueca, lamentándose, él quería decirle para poder
explicarse, pero su hermana se había adelantado.
El mayor de los Jeon se sentó justo en frente del mayor de los príncipes
blancos, quien ni siquiera se molestaba en verlo.
Después, Jisoo entró al comedor, con la fiel criada que asignaron para
ella, hicieron una reverencia para todos.
Caminó hacia Jungkook, lo quería besar, entonces él tomó una copa y
bebió, así que ella sólo besó su mejilla y lo abrazó.
—gracias por tus atenciones, eres tan dulce.— agradeció por haberle
asignado una criada, Jisoo desconocía aún que había elegido favorita.
Jisoo se sentó con él.
Jungkook suspiró y trató de sonreír para Jisoo, pero todo era agobiante y
podía sentir la vibra de su amado tan pesada.
Tiffany entró, tras ella los sirvientes con la comida.
Enseguida sirvieron, todos comenzaron a desayunar en silencio, hasta
que la menor de los Jeon decidió hablar. —Jisoo, el embarazo te luce
precioso.— mirándola, el día de hoy se veía radiante con ese vestido color
durazno y su sencillo tocado.
— gracias.— Jisoo sonrió.
—no lo crees, ¿Jungkook?— Eunha, quien ahora tenía en la cabeza por
lo de ayer que su hermano estaba enamorado de ella y deseaba ver dulces
momentos entre ellos.
—sí, es verdad.— El mayor, sonriéndole, disimulando.
Taehyung miró su plato en ese incómodo momento, dejó salir el aire
atorado en él.
Por fin terminaron de desayunar juntos, con ese tipo de comentarios y
charlas que no hicieron nada ligera la situación.
—¿iniciaremos de una vez?— Hoseok cuando todos estaban en la sala.
—sí, elige el paisaje.— Tiffany amable.
—Majestad, debería elegirlo Eunha ya que ella es la novia.— Hoseok,
muy respetuoso.
—¿lo elegimos juntos?— Eunha a Taehyung, sonando dulce.
—deberéis elegirlo tú ya que también pintas, tienes la mirada artística
de Hoseok, donde sea vuestra voluntad está bien.— respondió muy
educado.
—¿puede ser en mi habitación?— Ella dirigiéndose a Hoseok.
El asintió y se fueron los tres se dirigieron a tal habitación.
Tiffany se fue a sus aposentos del jardín con sus criadas y su bebé en
brazos.
Jungkook se quedó con Jisoo, sujetados de la mano.
—¿tienes tiempo?— Ella con un tono suave.
El príncipe no sabía como negarse, pero llegó un guardia el cuál sería su
perfecta opción. —príncipe, su padre el rey, desea verlo en los aposentos
reales ahora mismo.— hizo reverencia.
Jungkook asintió y el guardia se marchó.
—lo siento Jisoo, será después.— acarició con cariño su mejilla para
después marcharse.
Después de llegar y obtener permiso para entrar a la habitación personal
del rey, lo hizo, acompañado de una reverencia. Al levantar el rostro vio a
su padre en el balcón, mientras que en su cama habían 2 favoritas, que al
parecer ya conocía.
—¡hijo!— se volteó, feliz, fue hacia él.
—buenos días padre.— con respeto.
—la mañana es magnífica, ayer escogí a una nueva criada pero no
estaba complacido, entonces la saqué y llamé a mis dos ya declaradas
favoritas y ah .. espero que tu noche haya estado fabulosa como la mía.—
con una gran sonrisa.
—sí, lo he pasado increíble en la noche.— no le sostuvo la mirada al
decir eso.
—bien, para pedir de inmediato aposentos para tu nueva favorita, bueno
¿llegaron los Kim?—
Jungkook asintió mirándolo fijamente.
—excelente, gran idea mía que Hoseok hiciese el cuadro, así en la boda
ya tendrán un retrato de ellos.— Namjoon sonó orgulloso de aquello.
—a la mediante será precioso.— con cautela y cuidado confesó.
—de eso estoy seguro y como una gran obra toma tiempo en hacerse,
incluso todo el día, los príncipes Kim pasarán la noche en el castillo.—
A Jungkook probablemente le brillaron los ojos un segundo. —¿aquí, con
nosotros?— sonrió.
Sin notarlo respondió. —sí, estarán agotados al final del día y no los
haré viajar en tales condiciones.—
Jungkook se puso contento de tan sólo poder observar a lo lejos aquella
oportunidad de dormir con Taehyung, de abrazarlo y besarlo toda la noche
mientras están rendidos en su cama al rededor de esas suaves telas; fantasía.
—preparé un cuarto para Hoseok mientras que Taehyung se quedará con
Eunha.— feliz.
Jungkook cambió la expresión. —¿con Eunha?— sorprendido e
inconforme.
—sí, porque pronto serán reyes, está bien que vayan acostumbrándose a
estar juntos y a dormir en la misma cama.— Namjoon parecía muy
tranquilo acerca de eso.
—¿no le preocupa que ..?— Jungkook sosteniendo la mirada ni siquiera
pudo terminar.
—en lo absoluto, si tu hermana resultara embarazada no tendría
objeción con aquello, sería increíble tener tan pronto a un príncipe más en
la familia.— Namjoon sonrió.
Jungkook levantó una ceja rápidamente y regresó a la seria expresión. —
si me permite padre, desearía retirarme tengo deberes por cumplir.—
respetuosamente.
—de acuerdo, sólo una cosa más, al final del día tú llevarás a Hoseok a
sus temporales aposentos y serás el que le de la noticia a Taehyung de que
dormirá con Eunha, le diría a tu madre pero ella no está de acuerdo con
que tengan relaciones antes del matrimonio, así que para evitar un drama,
lo harás tú.— Namjoon giró los ojos levemente y golpeó con cuidado la
mejilla de Jungkook dos veces.
El mayor de los príncipes asintió, hizo una reverencia y salió de la
habitación.

Jisoo fue a visitar al Harem con su nueva criada; Lia, la cuál había sido
asignada ayer con las indicaciones de ser totalmente fiel y obedecer a Jisoo
en todo lo que pidiese.
Lia era una joven apenas de 18 años.
Entró y fue a sentarse con Gayoon, quien leía un libro sobre botánica.
—¿cómo estáis?— Jisoo con una sonrisa.
Gayoon cerró su libro no sin antes colocar un separador. —estoy bien, ¿y
tú? ¿cómo lo haz tomado?— con tacto ya que ella sabía sobre la nueva
elección de favoritas.
—bien.— Jisoo confundida, no entendía. —mira ella es Lia, mi criada
personal.— presentó a la chica a su lado.
—oh, que bien.— Gayoon entendió que ella aún no sabía que Jungkook
pasó la noche con otra, decidió no ser la portadora de aquella noticia.
Después, entraron duchadas Solji y Seolhyun, junto a ellas venía otra
chica más, lucía más jóven y era demasiado bella.
Las tres se acercaron a Gayoon y Jisoo.
—la noche fue perfecta.— Solji fue la primera en hablar.
—me alegra.— Gayoon sin separar la vista de su libro.
—ella es Yeeun.— Seolhyun presentó a la chica con la que venían. —
saluda Jisoo.— dijo en un tono algo burlón, con una mirada cómplice a
Solji.
—un gusto.— Jisoo le dió la mano, educada pero algo confundida.
Yeeun se la sujetó sonriendo.
—es la nueva favorita del príncipe Jungkook, pasó la noche con él.—
Solji mientras ellas sujetaban sus manos.
Jisoo la soltó de inmediato, con una cara inexplicable, estaba
sorprendida, molesta, se sentía humillada, fue demasiado abrumador, se
levantó y se marchó con prisa a sus aposentos.
Solji y Seolhyun se rieron, ya le habían comentado algo de la situación a
Yeeun quien sólo sonrió burlonamente.
Gayoon cerró su libro. —¿por qué hicieron eso? saben lo delicado que
es para ella.— algo molesta.
Solji suspiró. —tiene que aceptarlo.—
—así son las cosas, Yeeun ya es una de nosotras.— Seolhyun.
—sí, eso lo entiendo pero no debían ser tan crueles con ella.— Gayoon
se levantó y se marchó de ahí, fue a leer a otro lado.
Mientras, Jisoo estaba en su cama, llorando.
Sentía que se habían burlado de ella, de lo que le dolía, se sentía
traicionada, será la madre de su bebé y no podía digerir eso, no le gustaba
en lo absoluto.
—señorita, no llore más por favor.— Lia acercándose a la cama.
—no puedo evitarlo.— se levantó limpiando sus lágrimas, mientras salían
más. Pensándolo, se enojó. —iré a hablar con el príncipe sobre ésto.—
Se levantó y Lia la siguió hasta los aposentos del príncipe.
En cuanto llegó a su puerta, ni siquiera tocó, pasó sin permiso, un guardia
trataba de detenerla.
Jungkook estaba en su escritorio tratando de escribir una canción de
violín, observó y se puso de pie. —está bien, déjala.—
El guardia hizo una reverencia y salió. La criada de Jisoo esperaba
afuera.
—pedir permiso para pasar no hubiera estado nada mal.— Jungkook
con un tono amable.
Jisoo estaba furiosa. —¿por qué elegiste otra favorita?— se cruzó de
brazos.
—wow, estás hablándome como si fueras mi esposa y no es así.— Jeon
frunció suavemente el rostro.
—no lo entiendo ¿no eres feliz conmigo? Seré la madre de tu bebé, no es
justo que me humillen de tal forma.— Jisoo levantó un poco más la voz.
—no me hables en ese tono, Jisoo.— el príncipe se acercó más a ella.
Jisoo dejó salir aire. —lo siento, se han burlado de mí en el Harem y me
he molestado.— miró al suelo.
Jungkook suspiró pesado y sujetó con cuidado los brazos de Jisoo. —
reprenderé a quienes lo hayan hecho.—
Jisoo no respondió a eso.
—¿no puedes quitarle el lugar de favorita?— ella aún seria.
—sí, pero no lo haré.— Jungkook la soltó, no le gustaba la forma en la
que se quería imponer ante él. —es mi derecho y la quiero tener.—
—pero.— Jisoo pero no pudo terminar.
—ya dije que no.— Jungkook se dió la vuelta y se sentó en su escritorio
de nuevo, dándole la espalda. —ahora por favor retírate querida, estoy
ocupado.—
Jisoo apretó ambas manos y los dientes, salió de sus aposentos molesta,
se marchó a los suyos con Lia.
Al cerrar la puerta la tomó de la mano. —escúchame bien, Eunha dijo
que tienes que obedecer todo lo que yo diga.—
Lia asintió, escuchando la orden que le acababa de dar sobre la situación.

En el cuarto de Eunha.
—¡no!— Hoseok a Taehyung, sonaba irritado.
—¡maldición! entonces dime cómo.— Taehyung ya que al parecer no
sabía sostener correctamente la corona en sus manos.
—no sé si en tu pequeño cerebro de ardilla cabe la información
suficiente para diferenciar el lado frontal de una corona.— Hoseok quien
hacia el boceto de ambos cuerpos.
Taehyung frustrado le aventó la corona que sostendría en el cuadro.
Hoseok la esquivó.
Eunha hizo una pequeña risita por la situación.
Hoseok la levantó y fue acomodarla en la mano de Taehyung de la forma
en la que tenía que estar. —así.—
Regresó al caballete y siguió dibujándolos.
Al estar en la misma posición durante un rato, el mayor de los príncipes
estaba aburrido. —¿podemos charlar?—
—no.— Hoseok respondió, aunque no había problema con aquello, sólo
quería molestarlo.
—¿por qué no? ¿estás pintando mi rostro?—
—sólo que no quiero oírte.— su hermano menor junto con una risa.
Eunha se rió también.
Taehyung se giró a Eunha. —no te rías, de quién serás esposa.—
Eunha se rió un poco más, cubriendo su rostro con una mano.
Hubo silencio pues ni Eunha ni Hoseok charlaban con Taehyung por más
que el lo quisiera.
Pasó un largo rato, un par de horas. —me aburro y seguramente Eunha
también.—
—de hecho no, sí disfruto esto, es parte de hacer arte.— ella cómoda en
su asiento.
—¿lo ves? guarda silencio.— no dejaba de pintar ni un segundo.
—disfruta hablarme en ese tono todo lo que quieras mientras no me
pueda mover porque cuando pueda, lo vas a lamentar.— Taehyung sin
sonar molesto.
—¿siempre son así?— Eunha les preguntó muy divertida de la relación
que llevaban, no lucían realmente molestos, parecían simples bromas
mutuas.
—lo siento princesa.— Taehyung apenado.
—no me mal entiendan, son lindos y divertidos.— ella con más
confianza.
Ambos agradecieron al unisono.
Hoseok llevaba la mitad del cuadro y ya era medio día. Jungkook fue a
visitarlos, se acercó al cuadro, se puso tras él. —que talento.—
—gracias.— Hoseok orgulloso.
Jungkook miró a Taehyung, quien le volteó el rostro sutilmente.
—tengo hambre.— el mayor de los príncipes blancos se quejó.
—cállate.— su hermano menor, dando los últimos toques de color de la
primera capa.
Jungkook se rió suavemente.
La panza de Eunha rugió.
—mi dama tiene hambre, vamos a parar.— Taehyung se movió y le
extendió la mano a Eunha para levantarse, ella la tomó.
Hoseok no replicó eso, también se levantó.
Eunha le dió un vistazo, felicitó a Hoseok y bajaron juntos al comedor
hablando sobre cómo seguiría pintándola.
Taehyung iría tras ellos pero Jungkook puso su mano en su abdomen
haciendo que se quedaran atrás. —no hice nada.— le susurró.
—eso pensé la última vez y estás esperando un bebé.— Taehyung se
cruzó de brazos.
—lo sé pero créeme, confía en mí.— sonrió, entregándole confianza, bajó
su mano del abdomen de Kim a su cintura.
—no lo sé.— Taehyung quitó su mano de encima de él.
—te explicaré más tarde.— Jungkook tomó una rosa del arreglo de flores
de su hermana y se la dio a Taehyung, salió rápido de la habitación.
Taehyung se puso rojo, la olió y la dejó sobre la corona que estaba en la
cama, era la que sostendría en el cuadro.
Bajó al comedor con los demás, comieron con Namjoon también, Jisoo
no fue.

Siguieron hasta caer la noche, sólo esperaban a que la obra secara, era
algo tarde, debían dormir.
Los reyes se habían ido a dormir, temprano, dejando sus órdenes a
Jungkook. —yo los llevaré a sus determinados aposentos.— les dijo
amables a ambos príncipes.
Llevaron a Hoseok a los suyos, sentía la vista algo agotada, así que sin
más se despidió y cayó a dormirse.
Caminaban por el pasillo juntos, sin hablarse.
Pero cuando Taehyung notó que volvían al pasillo donde se encontraban
las habitaciones de Eunha y Jungkook, cuestionó; —¿dónde dormiré yo?—
—mi padre me dió indicaciones de que dormirías con Eunha, pero dejaré
que elijas.— Jungkook se detuvo en el pasillo, frente la puerta de Eunha. —
¿quieres dormir conmigo o con Eunha?—
—pero, tienes órdenes.— Taehyung un poco nervioso.
—sé que mi padre no se dará cuenta, no le preguntaría a Eunha si
dormiste con ella, ni ella hablará con él de eso .... pero si quieres cumplir
las órdenes.— Jungkook tocaría la puerta de Eunha.
Pero Taehyung no lo dejó, sostuvo su mano. —contigo.— sin dudarlo, tal
vez no tendría oportunidades así después de ésto.
Jungkook entrelazó sus dedos y le sonrió, se lo llevó de la mano a su
habitación.

²³


Entraron al cuarto de Jungkook.
Taehyung vio sobre la cama algunas frutas, vino, copas. Habían velas en
algunos puntos de su habitación las cuáles daban el total complaciente
ambiente de amor.
Jungkook cerró con seguro.
Taehyung se rió, nervioso. —estabas preparado.—
—lo sabía desde la mañana.— se acercó a la cama.
—me pude haber quedado con tu hermana, ¿cómo sabías que aceptaría?
— aún parado frente a la puerta lo miró, se cruzó de brazos.
Sirvió la copa de Taehyung. —no lo sabía, simplemente tenía fé.— se la
extendió.
Taehyung se relajó, se acercó y la tomó en su mano.
Se sentaron juntos sobre la cama de Jungkook, pidió que cambiaran las
sábanas de seda por la mañana. Así que eran suaves, Kim pasó su mano por
ellas disfrutando la sensación.
—¿ahora puedo explicar?— el príncipe negro, con un suspiro.
—mejor hazlo antes de que te bese.— mirando por toda la habitación, los
pequeños detalles que hacían la noche aún más especial.
—mi padre me obligó a ir a la fiesta de bienvenida de las favoritas e
insistía en que eligiese una nueva, no me dejaría con Jisoo solamente, así
que elegí a una de ellas, la traje aquí y la hice dormir.— Jungkook le
contó.
—¿la hiciste dormir?— Taehyung sin entender esa parte.
—leí algo en un libro el otro día, se lo puse a su bebida y enseguida
cayó.— él muy tranquilo.
Taehyung miró la copa en sus manos y la dejó a un lado.
Jeon se rió. —a la tuya no le puse nada, más que amor y dedicación.—
se puso rojo de tan sólo decirlo.
Taehyung le sonrió más tranquilo, se acercó a él, le dió un piquito
pequeño y corto. Pero Jungkook no estuvo conforme con eso, trato de
acercarlo para besarlo más pero no se dejó. —nos pueden oír.— susurró.
—no, no pueden, he estado tocando violín a altas horas de la madrugada
y nadie me escucha, estamos alejados de todo.— Jungkook sostuvo el rostro
de aquel bello chico.
—¿estás seguro?— dejándose sujetar.
—completamente.— la mirada en ese par de brillantes y profundos ojos
marrones llenos de confianza fueron lo que lo tranquilizaron.
Taehyung se dejó besar, el suave y cálido beso de el príncipe contrario lo
era todo, lograba erizar su piel, descontrolar su mente, hacer un remolino
dentro de él, mientras que era su lugar seguro. Se separaron y Jeon metió
una frambuesa a su boca, tan repentino que provocó una pequeña risa en
Kim.
Empezaron a comer bocadillos juntos, beber vino mientras se reían o
hablaban de cualquier tema y es que no importaba el tema, era la compañía
que tanto disfrutaban, que los hacía sentir en paz con felicidad incluída, así
era estar juntos.
—pronto es tu cumpleaños.— Taehyung le dijo, dándole una fresa en la
boca.
Jungkook con la boca llena asintió.
Cuando terminó. —también el tuyo.—
—con 32 días de diferencia.— respondió al instante.
—quiero festejar mi cumpleaños contigo.—
—¿de verdad? ¿qué quieres hacer?— juntó sus manos y se acercó más a
él, emocionado al punto en el que se veía adorable.
—aún no lo sé pero tiene que ser especial.— ambos se quedaron
pensando.
Jungkook miraba su copa, hasta que tuvo una gran idea. —hay una
cascada cerca de una de las aldeas de éste reino, está algo abandonada
pero la iré a arreglar, ¿podemos tener una cita ahí? digo, de cumpleaños.—
Taehyung asintió, con una amplia sonrisa, había sido un día largo, los
ligeros bocadillos se terminaron y habían dejado de beber vino hace unos
segundos, después de todo el príncipe blanco bostezó.
Y al verlo hacer eso, dijo; —¿quieres ponerte más cómodo, ropa de
dormir?— Jungkook.
Taehyung asintió. Jungkook se levantó primero y abrió su clóset, le
extendió un par de prendas suyas, las más suaves y cómodas que tenía.
El príncipe blanco las tomó, comenzó a vestirse con ellas, notando que él
es de complexión más pequeña, le quedaban algo grandes y flojas las
prendas de Jungkook, pero no le importó, terminó de vestirse.
Jeon también se cambió, miró a Taehyung y sintió un pequeño ataque de
ternura, tan sólo verlo ahí, del otro lado de la cama, con su ropa de dormir
que claramente era más grande que él, con esa imagen de delicadeza que
tenía, tan dulce.
Taehyung se metió bajo las sábanas mientras las velas eran apagadas,
dejándolos sólo con la luz necesaria de la luna, que entraba por el balcón
que Jungkook dejó abierto.
Fue con él a la cama y se recostó a su lado, no tardo mucho en abrazarlo,
en pegarlo a él. Jungkook respiró sobre la nuca de Taehyung, sintiéndolo
cerca, su delgada figura pegada a él, su pecho contra su espalda, no quería
pensar demasiado en que sentía su redondo trasero contra su miembro pero
ahí estaba y lo sentía, al igual que el otro estaba consciente de eso.
No pudo evitar dejar un beso sobre su cuello, cosa que casi hizo retorcer
a Taehyung.
Se sentía tenso el momento y enseguida Jungkook lo aligeró. —dormir
abrazado a ti debe ser de mis mejores fantasías.— dulce.
La piel de Kim se erizó al oírlo, sonrió y se dió la vuelta para poder
besarlo de la manera en la que lo anhelaba hacer, sujetó los pectorales de
Jungkook, sintiéndolos casi piel con piel pues la seda es tan delgada y
delicada que hace todo mucho mejor.
Jeon pasó su mano directamente a su cadera, dando pequeños apretones
sobre ella, tan pequeña y definida.
Los besos comenzaron a ser demasiado altos, sus lenguas, las mordidas y
los jadeos no se hicieron esperar, todo se superó cuando Jungkook tuvo el
atrevimiento de sostener por la nuca el cabello de Taehyung, con algo de
fuerza.
Empezaban a excitarse, Taehyung acercó sus caderas más a él,
empezando a frotarse contra su entrepierna, sin la luz todo era más sencillo
ya que no había pena en moverse de tal forma.
De pronto era demasiado lento, necesitaban más velocidad y Jungkook
no resistió, se colocó con rapidez encima de él bajo la sabana, sin
aplastarlo, colocando una mano a cada lado de su rostro, sosteniéndose con
ellas. Bajó sus caderas lo necesario, hasta chocar y moverse como si
estuviera embistiéndolo.
Taehyung se abrió de piernas naturalmente, dejándolo moverse así sobre
él, colocó sus manos en la espalda de Jungkook, mientras mordía su labio
para no gemir y poder prestar atención a los gruñidos y jadeos excitantes
que el otro no se retenía.
Aunque no podía guardarlos más, con sus manos atrajo hacia abajo a
Jungkook para besarlo, haciendo que perdiera las fuerzas, casi cayendo en
él de lo retorcido de placer que se encontraba.
Se besaban, se detenían sólo para tomar aire, era una sensación
abrumadora pero sin el mal sentido, totalmente exquisita.
Taehyung quitó a Jungkook de encima de él, acostándolo a su lado, de
nuevo lo besó, pero ésta vez bajó su mano directo a su entrepierna que al
recibir el primer toque de su mano se estremeció.
Después de un poco más de frotación, Jungkook con algo de pena y
valor, empezó a llevar su mano lentamente al miembro de Taehyung,
aunque él se detuvo en la orilla de los pantalones de pijama, los estiró un
poco y metió su mano, nervioso.
También Taehyung lo estaba por recibir el toque directo, pero lo deseaba
tanto que comenzó a besarlo con más fuerza, haciendo ruidos placenteros y
Jungkook la tomó, su erección estaba dura y el pre semen no se hizo
esperar.
Al sentir su mano sujetarlo con la fuerza necesaria y como la empezó a
mover, el príncipe blanco no pudo evitar gemir sobre sus labios.
Taehyung bajó un poco los pantalones del contrario y un poco también
los suyos. Dejándose expuestos a ambos, Jungkook tenía el miembro
palpitante por atención, chocaba contra su estómago, pero Kim no tardó
mucho en tomarla también y repetir el delicioso movimiento de la mano de
él sobre la suya.
Ambos no podían seguir el beso, los jadeos y gemidos se escuchaban,
Taehyung se acostó y ambos lo estaban, mientras se tocaban mutuamente.
Sabían lo que estaban haciendo pero bajo la sabana estaba algo oscuro y
hacía calor, así que sin dudarlo dos veces Jungkook aventó la sabana,
quitándola de encima de ambos, donde la luz de la luna dejó visible todo.
Lo cual los hizo apenar un momento, viendo como tenían sus manos en
el miembro del otro al descubierto, masturbándose, pero la pena se marchó
en segundos, tan segados por el placer, de lo bien que se sentía.
Taehyung tenía los ojos cerrados, disfrutándolo pero los abrió cuando
Jungkook lo soltó un momento, pero antes de que se quejara sobre aquello,
lo observó llevar su mano a su boca, descaradamente la lamió, sintió sus
mejillas arder de lo caliente que se vió y fue mejor porque la dejó húmeda
para bajarla de nuevo.

Cuando por fin la bajó de nuevo, Taehyung movió sus caderas hacia arriba
sólo un poco, de placer, decidió hacer lo mismo para Jungkook.
Taehyung se estiró lo necesario para besarlo, era demasiado, lo
prohibido de estar juntos, el gran amor que sentían y estar tocándose así por
primera vez eran demasiadas emociones, pero demasiado bueno.
Kim no resistiría más, el toque estaba siendo rápido y no logró guardarlo
más, se separó del beso, se retorció un poco y dió un alto gemido, se vino
sobre la mano de Jungkook y su abdomen al descubierto.
Jungkook sintió cómo llenó su mano y fue excitante verlo retorcerse así
de placer por él, así que con la mano de Taehyung aún en él, no tardó en
venirse de la misma forma, manchándose la camisa.
Ninguno se movió durante unos segundos donde sólo sus respiraciones
agitadas se escuchaban, aún tenían sus manos llenas de semen del contrario,
al pasar el caliente momento se sintieron algo apenados, era la primer vez
que hacían algo de esto.
Pero Jungkook rompió el aire cuando levantó su mano y con curiosidad
probó una vez más el sabor de Taehyung, encontrándolo agradable.
Taehyung tenía sus mejillas chapeteadas, sacó un poco de aire sonriendo,
al ver eso y decidió probarlo también, era un sabor extraño pero le gustó.
Jungkook se sentó, quitándose la camisa manchada, la cuál arrugó para
limpiar el abdomen de Taehyung también.
Estaban en silencio mientras ambos guardaron sus miembros, subiendo
sus pantalones y Taehyung abrochó su camisa, Jungkook se quedó sin ella,
sintiéndose acalorado, la dejó de lado.
Regresaron debajo de las sábanas, nada mejor para romper la tensión que
los besos, así que Jungkook abrazó a Taehyung de frente y atrajo con su
mano izquierda su rostro.
Kim abrazó su piel desnuda, con cariño, disfrutando besarlo, sintiéndose
cómodo y con la seguridad de separarse y decirle; —eres todo lo que quiero
hoy y siempre.—
Jungkook le sonrió, lo abrazó fuertemente, recargándolo en su pecho,
después acarició sus cabellos ondulados y metió su mano debajo de la
camisa, por la espalda, donde dejaba pequeñas caricias en ella. Justo ahí fue
donde Taehyung se quedó dormido.
Jungkook dejó sólo un par de besos en su mejilla y también él durmió.

A la mañana siguiente despertó con Taehyung aún en sus brazos, besó su
chapeteada mejilla, la luz de día que entraba por el balcón le sentaba muy
bien, aunque él crecía que en realidad todo le quedaba muy bien al príncipe
blanco.
No quería soltarlo, no quería que éste momento terminara nunca, él entre
sus brazos, sintiéndose feliz, durmiendo con tanta tranquilidad aún,
totalmente seguro, lo miraba con una brillo especial sobre sus ojos, el
príncipe era hermoso.
Sólo bastó un par de momentos más para que Taehyung despertara,
observándolo admirarlo tan dulcemente. Le sonrió.
—buenos días.— Jungkook con una sonrisa en el rostro.
Taehyung se talló los ojos. —buenos días.— Levantó un poco el rostro y
dejó un pequeño beso sobre sus labios.
—desearía poder amanecer contigo cada día.— Jungkook tan encantado
por él.
—tal vez algún día sea posible.— Taehyung se levantó acostando a
Jungkook y recargándose sobre su pecho, mirándolo.
Él se rió con sutileza. —sueñas en grande.—
—estamos juntos ahora, cualquier cosa puede suceder.—
—¿vamos a reinar juntos?— Jungkook acariciando sus cabellos.
Taehyung asintió sin levantarse.
—bueno, construiré nuestro castillo con mis propias manos.— sonrió, de
tan sólo seguirle la fantasía a Taehyung, sonaba increíble pero no lograba
verlo real.
Tocaron su puerta, sólo se escuchó la voz de Sunny la cuál le avisó que
era hora de desayunar como cada día.
Taehyung se asustó, pero Jungkook no.
Sunny sólo avisaba y se iba, al igual que a Eunha, así que se pusieron
ambos de pie, se vistieron, después de que Jungkook se asomó y no vio a
nadie en el pasillo la cerró de nuevo y se giró a Taehyung.
—ve y párate afuera del cuarto de Eunha, dile que la esperabas para ir a
desayunar juntos.— dijo con seguridad.
Taehyung aún nervioso asintió, le dió el último beso del momento, con
tantas ganas y entrega que hizo a Jungkook suspirar.
Le sonrió y salió a hacer lo que le dijo.
Jungkook cerró la puerta. Recargó su cabeza contra ella, sonrió y rió para
sí mismo, fue muy feliz, es muy feliz, sería muy feliz con el ser más
maravilloso del planeta; Kim Taehyung.

Eunha se despertó con el llamado a desayunar, después de unos minutos
más se levantó apenas de la cama, se vistió con tranquilidad, arregló su
cabello y al abrir la puerta de su cuarto, estaba Taehyung recargado en la
pared del pasillo.
—buenos días princesa, la esperaba para ir a desayunar juntos.— le dijo
con una sonrisa, estiró su brazo para que lo tomara.
Eunha hizo una pequeña reverencia, cerró su puerta y lo tomó del brazo,
se sentía adormilada aún.
Caminaron juntos al comedor, donde desayunaron todos juntos.
En fin, Hoseok dió sólo unos detalles más a la obra, terminándola por fin
y así regresaron a su castillo, donde ambos tomaron un baño al llegar.
Hoseok enseguida se reunió con Mariam, mientras que Taehyung se
encontraba en su cuarto recostado.
Llegó Leeteuk con él y pasó. —señor Taehyung, es hora de su práctica
con la espada.—
Taehyung lo siguió, se dirigían al jardín del castillo, en el camino vió a
Hoseok con Mariam, en la entrada del castillo.
—Hoseok, ¿quieres practicar espada conmigo?— amable, dejó que
Leeteuk se adelantara.
—después, ahora estoy con Mariam.— Hoseok sin mirarlo, sonó serio.
—¿seguro? te dejaré usar mi espada.— Taehyung ofreció eso ya que él
tenía la espada de su padre Jin, la tiene él por ser el primogénito.
Hoseok no dejaba de ver a Mariam ni un segundo.
—el príncipe ya dijo que no, ¿acaso no escuchaste?— Mariam,
insolente.
Taehyung se quedó boquiabierto, molestó. —¿cómo te atreves a
hablarme así?— caminó hacia ella.
Ella tomó a Hoseok del brazo y lo puso frente a su hermano mayor. —no
le digas nada.— el menor habló.
Taehyung con la expresión total de enojo.
—no tiene derecho de hablarme así.—
—Taehyung, no quiero practicar espada ahora.— Hoseok se cruzó
brazos.
—irás a practicar espada, ahora es una orden.— Taehyung firme.
—no puedes darme órdenes.— sonaba molesto.
Jin entró leyendo un libro al salón con ellos.
Reverenciaron.
—¿quieres ver que sí?— le susurró. —padre, le he ordenado a Hoseok
que vaya a practicar espada y se ha negado.— en voz alta.
—Hoseok, es tu hermano mayor, ahora ve a practicar.— Jin, con libro en
mano ni siquiera los miró.
—pero, estoy con Mariam.—
—ella puede acompañarte y ver.— Jin, cruzó el salón y se dirigió a su
oficina.
—Taehyung.— Leeteuk fue por él.
Taehyung caminó, detrás de él venía Hoseok con Mariam.
Mariam se sentó a observarlos sobre unos grandes cojines.
Taehyung sacó su espada.
Leeteuk le dió una a Hoseok. —Hoseok ataca, Taehyung defiende,
enseguida vuelvo, iré por una espada más.— los dejó practicando mientras
iba por otra ya que sólo había traído dos, al pensar que sólo Taehyung
practicaría.
Se pusieron en guardia.
Hoseok miró a Mariam rápidamente y regresó la vista, en cuanto sus ojos
volvieron a Taehyung.
Empezó a atacarlo.
Derecha, Taehyung puso su espada.
Izquierda, lo detuvo. Empezaba a atacar por donde podía, cada vez más
rápido, al principio ni siquiera se esforzaba pero empezaba a ponerse más
alerta.
Hoseok no se detenía. Taehyung bajó la guardía y el menor hizo que
soltara la espada.
Debían parar ya que había sido desarmado el mayor.
Hoseok no lo hizo, trató de cortar a Taehyung pero él tomó con su mano
derecha el hombro de Hoseok y detuvo con su mano izquierda la mano
derecha con la que sostenía su espada. —basta.— Taehyung sonó algo
asustado.
Hoseok pateó con su pierna derecha el estómago de Taehyung.
Le dio tan fuerte que lo tiró.
Se subió sobre él con sus brazos debajo de Hoseok, quien levantó la
espada y trató de encajarla en su hermano, pero Taehyung movió su rostro,
estubo a unos centímetros de su cara.
Volvió a tratar de hacerlo pero Taehyung liberó sus manos, agarró los
brazos de Hoseok pero por la posición perdía fuerza.
Hoseok tenía una cara irreconocible, sus ojos estaban más oscuros que de
costumbre.
Leeteuk volvió al patio, viéndolos.
—Leeteuk quítamelo.— Taehyung al verlo, apretando los dientes
ejerciendo más fuerza.
Ahí se dió cuenta que no se detendría.
Enseguida Leeteuk fue sobre Hoseok sujetando sus brazos, evitando que
le encajara la espada a su hermano en el rostro, pero cuando lo iba a
levantar sí alcanzó a cortarle la cara.

²⁴


Leeteuk quitó a Hoseok de encima de Taehyung y también la espada.
Taehyung aún estaba en el suelo, sorprendido, sintió como la sangre
empezaba a escurrir de su mejilla y se levantó y fue a su hermano menor.
Quien estaba pensando en lo que hizo, ¿hasta dónde hubiese llegado si no
lo separaban? no quería ni imaginarlo.
Hoseok miraba al suelo, asimilándolo pero cuando su hermano se paró
delante de él, lo miró a los ojos. —Taehyung y-yo .. — trató de disculparse.
Pero el mayor levantó la palma de su mano derecha, ordenando silencio y
él obedeció.
Taehyung se tocó con la mano derecha el rostro, trayendo sangre a sus
yemas, miró sus dedos con sangre después miró a Hoseok, enfadado y tan
dolido.
Se dió la vuelta y comenzó a caminar al castillo, ni siquiera quería
dirigirle la palabra.
Leeteuk corrió trás él.
Hoseok respiró profundo. Mariam se levantó fue con él, lo abrazó
tomando su espalda y su pecho. —tranquilo, necesitas sentarte.— ella lo
llevó a donde estaba sentada presenciando todo.
Él aún aturdido la siguió y se sentó. —no sé por qué hice eso, yo no
quería dañarlo.— mirando aún al suelo.
—no lo dañaste, sólo fue un pequeño rasguño.— ella con tranquilidad.
—lo quería matar, si no me hubieran detenido ... por Dios, es mi
hermano ..—Hoseok lamentándose.
—Hoseok mírame.— ella firme.
El menor de los Kim la miró un par de segundos que fueron totalmente
silenciosos.
Hasta que ella habló; —no le hiciste nada grave, no sufras por eso.—
ella besó su mejilla.
Y Hoseok no habló más del tema.
—¡Taehyung!— Leeteuk, alcanzándolo en la puerta de su habitación, los
guardias le abrirían la puerta.
Taehyung se detuvo y miró a Leeteuk con los ojos llenos de lágrimas que
estaban listas para salir. —quiero dormir.— dijo a trona dientes.
Leeteuk fue hacia él, atrapó con su pulgar esa primer lágrima que se
escurría por su mejilla. —necesitamos curarte, aunque no es algo profundo.

Los guardias abrieron la puerta, permitiéndoles el paso a ambos. Al
entrar Leeteuk les dió indicaciones a los guardias; —Tú, por favor trae aquí
los materiales necesarios para curar de mi habitación y tú, por favor
ordena que hagan té para el príncipe.—
Los guardias asintieron, dejando la puerta, pues sabían que sí se
encontraba con Leeteuk estaba bien protegido.
Leeteuk se giró y quiso hablar pero Taehyung con la mano volvió a
indicar que no lo hiciera.
Estaban en silencio hasta que ambas cosas que solicitó llegaron.
Taehyung había parado de llorar, estaba furioso aún.
Leeteuk tomó las cosas, puso el té sobre el escritorio, llevó la tela, con un
recipiente con un poco de agua y pomada de hierbas hacia la cama con Tae.
Mojó un poco la orilla de la tela y quitó la sangre seca con cuidado del
rostro del príncipe.
—sé que no tenemos una relación dulce, pero no sabía que me odiaba.—
el príncipe confesó mientas lo limpiaban.
—vuestro hermano no lo odia, señor.— Leeteuk con calma, dejó la tela
por un lado y tomó la pomada.
—¿por qué trató de matarme?— Taehyung mirando cómo la abría.
—Hoseok no trataba de hacer eso.— humedeció sus dedos en el agua y
los secó en la tela para así estar limpio y tomar con dos dedos un poco de
pomada.
Taehyung guardó silencio mientras se la colocó, se sentía fresco, no le
dolía, sólo sentía un poco de comezón.
Leeteuk cerró la pomada, limpió sus manos y llevó ese material a la silla
frente al escritorio.
Empezó a servir té para ambos.
—si no hubieses detenido a Hoseok, me habría matado, ¿lo sabes,
verdad?— Taehyung mirando su espalda.
Leeteuk no supo qué decir, no le mentiría negándolo pero tampoco quería
hablar así de Hoseok.
Tomó ambas tazas, se giró y le llevó la suya a Taehyung. —pero eso no
sucedió.—
—vi en sus ojos ese deseo por hacerme daño, tan oscuro, profundo, era
real .. puedo jurar que no era mi hermano ..— Taehyung dándole unos
toquesitos con sus dedos a la taza, mientras pensaba.
—señor, está alterado por lo que pasó, sólo fue una práctica de espadas
que se salió de nuestras manos, debe calmarse. Hoseok es su hermano.—
Leeteuk se acercó a él.
Taehyung sintió que no lo estaba entendiendo, le dió la taza. —necesito
salir.—
—no debería ..— empezó a replicar con mucho tacto.
—corrección, voy a salir.— haciendo la aclaración de que no le pediría
permiso.
Leeteuk se quedó sorprendido de que le hablase así. Asintió y tomó las
cosas, pidió que le abrieran, hizo reverencia y se fue.
Taehyung se colocó su traje para montar, el más cómodo que tenía, le
pidió a uno de sus guardias que preparase su caballo.
Salió de su cuarto. Topándose a Hoseok en el pasillo, le giró el rostro y
bajó por las escaleras.
Hoseok fue corriendo tras él. —Taehyung.—
Taehyung ni siquiera se detuvo. Al notar eso Hoseok sostuvo su muñeca
al final de las escaleras, para detenerlo.
Taehyung se giró y quiso quitar su mano de la de él, sujetando la muñeca
de la mano con la que lo sostenía pero se picó.
—ah.— en quejido.
—disculpa, es el brazalete que me regaló Mariam.— levantó un poco la
manga de su traje dejando ver el brazalete de color hueso con algunos picos
indistinguibles al rededor.
—¿dónde la dejaste?— dijo a trona dientes, refiriéndose a Mariam.
—les pedí a los guardias llevarla a su casa de regreso, con lo que pasó
yo no me siento bien .. —
Taehyung miró su brazalete y luego a él.
—déjame.— jaló su brazo, quitándole el agarre, se dió la vuelta y salió por
la puerta rápido.
Hoseok lo siguió.
Al salir Taehyung se subió a su caballo y se alejó rápidamente, se dirigía
al pueblo.
—¡hermano!— Hoseok dijo en voz alta mientras lo veía marcharse.
Taehyung no miró atrás, llegó al pueblo sin tardar pues el pueblo del
reino blanco estaba cerca del castillo. Mientras que en el negro el pueblo
quedaba a una distancia considerable.
Taehyung se dirigió directo al mercado, donde sabía que encontraría a
Baek.
Dejó el caballo con uno de los pueblerinos, lo cuidarían por él mientras
deambulaba por el mercado.
Llegó al puesto de los padres de Baek. Éste día ambos se encontraban
ahí, atendiendo.
—príncipe Taehyung.— la madre de Baekhyun dijo con sorpresa e
hicieron reverencia, menos su ya antes mencionado amigo quien sólo le
sonrió.
—hola, no es necesario.— les dió una cálida sonrisa.
—¿en qué podemos servirle, jóven príncipe?— su madre.
—sólo necesitaba hablar con Baekhyun.— Dijo con algo de pena.
Ella asintió y ambos se alejaron un poco del puesto. Ya estando más
cerca de él, Baek se percató de la herida de su rostro, era pequeña pero
estando cerca la notaba.
—¿qué te pasó?— Él enseguida acercando su mano al rostro de su amigo.
—larga historia, necesito un favor.— Taehyung, alejándose para que no
lo tocara.
—por fin me dirás, sólo habla, por ti haré lo que sea.— Baek, colocando
sus manos en las caderas.
Taehyung volvió a desconcentrarse mirando tras de él, a la misma tienda
de la anterior vez.
—Taehyung.— le habló en un tono considerable para atrapar su atención
nuevamente.
—¿lo que sea?— el príncipe levantó una ceja, pero vio a su amigo decir
que sí, sin dudarlo.
Aunque Baekhyun no entendía por qué pidió tal cosa, no lo cuestionó,
sólo le haría el favor.
Quedaron en verse de nuevo en unos días.

Habían pasado dos semanas.
Durante aquellos días, hubo noche de favoritas en el reino negro,
Jungkook pasó la noche con la nueva; Yeeun. Cosa que enfurecía y
carcomía a Jisoo por dentro.
Aunque ella no sabía que no hicieron nada, más que conversar y
conocerse más, Jungkook había evitado cualquier acercamiento, cualquier
beso, etcétera. Pero Jisoo no lo sabía y las burlas de las demás favoritas
cada vez eran más y más.
Éste noche, de nuevo era de favoritas.
Jisoo lloró, ya que al ir al Harem, Yeeun se rió, diciéndole que de nuevo
estará con el príncipe mientras ella deja de importar poco a poco.
Y Yeeun se había convertido en una alzada, por así decirlo, disfrutaba
como ninguna otra los privilegios que ser favorita ofrecía, el dinero, las
joyas, sus propios aposentos de éste inmenso castillo, era grosera con las
criadas y era tan hermosa como vanidosa, aunque el príncipe no estaba
percatado de eso ya que nadie le decía y frente a él era tan agradable, como
espontánea y cómica.
Jungkook se encontraba en su sofá, con Yeeun entre brazos, no hacían
nada, más que platicar mientras su favorita lo hacía reír con ocurrencias y
sus preguntas al azar.
—entonces príncipe, responda ¿qué es lo que más le gusta en una
persona?— ella se quitó se sus brazos, sentándose del otro lado del sofá,
viéndolo.
—déjame pensarlo.— Jungkook miró al techo, pensando en Taehyung y
en lo que más le gustaba de él, pero habían tantas cosas, desde la punta de
sus pies hasta aquellos cabellos ondulados, pero ésta vez decidió ir por algo
pequeño; —sus manos, son delgadas, largas, tan delicadas y suaves,
acompañadas de la joyería justa para lucir tan bien aquel lindo color de
piel.— suspiró.
—¿las manos de quién?— ella con un toque de diversión porque al
parecer hablaba de alguien en especial, pero con risa levantó su mano hacia
Jungkook. —espero que las mías.—
Jungkook se rió y sujetó sus manos. —claro, son lindas, ¿y a ti? ¿qué es
lo que más te gusta?— siguiendo la conversación.
—los ojos sin dudarlo.— contestó enseguida. —porque siempre halagan
el color de los míos.— sonrió.
—tus ojos son preciosos, nunca había visto unos iguales.— dulce,
refiriéndose a que son de color gris y nunca había visto unos así.
—gracias.— se acercó más a Jungkook, quedando cerca, frente a frente.
—aunque no son nada lindos si los comparamos a los suyos príncipe, tan
profundos y brillantes, es totalmente hermoso.— ella tocando con su mano
el contorno de su rostro.
—a veces me pregunto si tal belleza en mí es real o sólo lo dicen porque
soy un príncipe.— Jungkook con una sonrisa de lado.
—tal vez de algunas criadas sea así, pero no de mí, seré sincera con
usted siempre y es divino, ardiente como el mismo infierno y aunque no he
estado ahí, sé que es así de caliente.— ella con una sonrisa pícara.
Jungkook se rió, ella era tan atrevida en el mejor de los sentidos, sin tener
que involucrar sentimientos, disfrutaba su compañía y de su conversación.
Siguieron conversando un gran rato, antes de proponer dormir lo cuál
hicieron separados en la cama.

Jungkook conforme los días avanzaban había estado yendo a la cascada
que le había mencionado a su amado, por medio de cartas que Leeteuk
llevaba y traía se habían puesto de acuerdo para verse.
Limpiaba la tierra, cortaba ramas, cortaba el pasto, poco a poco
preparaba el lugar, aparte de asegurarse de que estuviera completamente
abandonado y así era.
Parecía un hermoso lugar a punto de ser olvidado, los aldeanos del pueblo
más cerca ni siquiera sabían que existía.
Jeon lo dejó perfectamente listo para su cita en un par de días, ya que en
5 días Jungkook cumpliría 21 años. Estaba emocionado por pasarlo con
Taehyung.
Miraba su plato con un corte delicioso de carne de cerdo, mientras con su
mano derecha con el tenedor en mano revolvía aún más el puré, sólo
pensando en cómo se escaparía.
—Jungkook, come.— su padre enseguida, no había empezado a comer
nada de su cena.
Jungkook salió de sus pensamientos, mirando a su hermana quien lo
miraba confundida.
Jisoo sujetó su mano. —¿estáis bien?—
El príncipe asintió, empezó a comer y todo en la cena siguió normal.
Tiffany hablaba con Namjoon acerca de la boda. —Hice las cartas a
vuestros familiares para que asistan a la boda de Eunha.— algo
emocionada, dándole de comer a Yoongi mientras éste se encontraba en su
regazo.
—excelente .— él, serio. —sirvan más comida para Jisoo, rápido.— dió
la orden en voz alta.
—gracias majestad, pero ya he comido lo suficiente, mi apetito se ha
acabado.— Dijo con respeto.
—Jisoo, alimenta bien a ese pequeño príncipe de la familia Jeon que
llevas dentro.— Respondió con una sonrisa, pues la idea de tener nieto le
gustaba mucho.
Ella asintió con timidez, no quería llevarle la contraria. Comió poco a
poco de su nuevo plato aunque sin hambre.
—cuatro meses ya, ¿cómo ha sido? ¿qué sientes?— Eunha con
curiosidad.
Jisoo limpió sus labios. —verá princesa, es extraño sentir movimiento
dentro de mi vientre pero también es hermoso, no suele patear mucho.—
—Jungkook supongo que mueres por ser papá de un precioso príncipe.—
Eunha juntando sus manos con felicidad.
—aunque no lo sabemos, puede ser una princesa.— Miró a Eunha
mientras lo dijo y metió carne a su boca después de eso.
Aunque él ya sabía que es varón, quería molestar un poco a su padre,
quien no quería una princesa.
—es un fuerte príncipe, no una débil niña.— Namjoon enseguida habló.
Jungkook seguiría hablando mientras miraba a su padre pero sintió como
Jisoo puso una mano en su hombro. La miró y ella habló; —está pateando,
puede ser porque escucha tu voz.— con ternura, tomó la mano de Jungkook
y la condujo a su panza, donde el bebé pateaba.
—Owww, quiero sentirlo.— Eunha se levantó rápidamente y rodeó la
mesa, puso su mano donde Jungkook la acababa de quitar.
Jungkook bebió de su copa mientras veía la sonrisa de su padre de
satisfacción mientras el mismo le decía; —ese bebé es un varón y Eunha
regresa a tu asiento, tengo una noticia que dar.— Namjoon.
Ella obedeció. Todos lo miraron callados, esperando lo que tenía que
decir.
—en 5 días es el cumpleaños de nuestro gran príncipe Jungkook y yo
deseo darte el primer regalo de cumpleaños.— Con una sonrisa.
El principe lo miró esperando lo que le daría, pero no veía nada en sus
manos o ningún criado estaba entrando con algún tipo de presente.
—viajarás por la mañana de tu cumpleaños a la aldea más lejana, a la
que siempre haz querido ir, harás el inventario para mí aparte de otra
sorpresa que haya te espera, pasarás la noche ahí y al día siguiente
regresarás, te haremos un gran baile.—
Todos aplaudieron.
Jungkook sabía perfectamente a qué aldea se refería, quedaba totalmente
lejos de la cascada. No lo quería, trabajó tanto para preparar aquella
sorpresa que ahora parecía tan lejos, lo molestaba y ésta vez no se quedaría
callado.
—¿por qué no estás agradeciéndome?— Namjoon al ver la cara perpleja
de su hijo.
—porque no lo quiero.— con osadía respondió.
Todos se quedaron sorprendidos, ¿Jungkook reaccionando así? una
locura, Namjoon no esperaba eso, ya que siempre le pidió dejarlo hacer tal
tarea. Aunque nadie sabía que las prioridades de éste Jeon habían cambiado.
—¿disculpa?— Namjoon aún aturdido, apunto de ofenderse.
—no quiero hacer eso en mi cumpleaños, no lo haré.— Jungkook
imponente.
— Jungkook.— Tiffany, tratando de que esto no se saliera de control
cuando vió a Nam apretar con ambos puños sus cubiertos.
—lo harás, yo decido eso no tú.— Namjoon subiendo el tono.
—me niego.— el príncipe dejó sus cubiertos en la mesa.
—¡Jungkook!— Namjoon levantó demasiado la voz, golpeó ambos puños
en la mesa.
Yoongi se asustó por el ruido y la agresividad, comenzó a llorar.
—váyanse todos a sus aposentos.— Namjoon al desesperarse por el
llanto del bebé.
Todos se levantaron, incluído Jungkook. —tú te quedas.— el rey a su
hijo.
Jungkook se quedó parado tras su silla, vió como todos salieron,
dejándolos solos.
Namjoon dejó los cubiertos sobre la mesa y se levantó con él. —no sé
por qué me habéis respondido así pero sé que no lo volverás a hacer. Irás a
ese viaje el día que yo indiqué, es la última palabra.— se marchó.
Jungkook no pudo responder más, recargó la lengua sobre su mejilla.
Salió enojado, tronando los pies sobre el suelo de camino a su habitación, se
topó a Jisoo.
—príncipe..— ella con cautela, preocupada por su enojo.
—ahora no, Jisoo.— él rudo, sin detenerse un momento.
—nunca, Jisoo.— ella se dijo a sí misma mientras lo vió irse.

²⁵


Jungkook no le había cancelado a Taehyung, de alguna manera sus planes
tenían que seguir.
Mañana sería el cumpleaños de Jungkook.
Se dirigió a la oficina en la que se encontraba el rey después de haber
cenado.
Los guardias entraron para anunciarlo y después dejarlo entrar.
—¿qué pasó Jungkook?— Namjoon serio, sin mirarlo ya que seguía
resentido con él.
—vengo a disculparme, estoy agradecido de la oportunidad que me ha
brindado, estoy listo para ir a la aldea y corresponder con mis obligaciones
como príncipe.— poniendo una rodilla en el suelo y la otra doblegada, con
el rostro hacia abajo, simbolizando respeto.
Namjoon lo observó complacido, veía arrepentimiento en su rostro y lo
escuchaba en sus palabras. Confió en él; —me da gusto que haya vuelto el
Jungkook que yo conozco, levántate, ven aquí.—
El príncipe se levantó y fue con él al escritorio, donde se abrazaron.
Después de todo Namjoon quiere a Jungkook, es su primogénito, es un
excelente hombre lleno de talentos, está orgulloso de él y sabía que a la
mediante se disculparía por tal actitud.
—ve a dormir, mañana nos espera un viaje algo largo.— dió un par de
palmadas a sus hombros. Y sí, pues después de aquella discusión decidió
que lo acompañaría.
Jungkook tenía que intentarlo. —Padre, en realidad quería pedirle algo
más.—
Namjoon esperó que siguiese hablando.
—sé que yo falté a su palabra pero estoy listo y de verdad quiero hacer
este viaje sólo.— el rey se quedó serio, dudándolo. Jungkook lo sabía así
que siguió; —déjeme demostrarle que soy el mismo Jungkook responsable y
capaz de siempre.—
Namjoon después de considerarlo unos segundos más suspiró. —está
bien, da la orden para que desempaquen mis cosas, irás sólo, sé que no me
fallarás.—
Jungkook le sonrió. Reverenció y por fin salió, para después ver que
estaban deshaciendo el equipaje de su padre, se fue a su cuarto casi
brincando de felicidad, a dormir.

En la mañana siguiente despertó incluso antes de que el sol se pusiera.
Se puso su uniforme oficial, había empacado él mismo todo lo suyo al
igual que todo lo que necesitaba para su cita con Taehyung.
Bajó por las escaleras principales.
Los dos guardias que lo escoltarían lo estaban esperando, cada uno en su
caballo, con su armadura negra.
Jungkook subió a su caballo.
Al momento de partir Jeon giró su caballo hacia ellos. —antes de irnos
necesito que pasen ambos al mercado por un par de cosas, compren 10
cobijas de una tela común, aparte de 2 kilos de manzana y 2 de naranja.—
—Príncipe, aún falta una hora para que los puestos del mercado se
empiecen a poner.— espetó uno de ellos.
—quédense a esperar entonces, me alcanzarán en cuánto tengan las
cosas.—
—señor, el rey dijo que debemos protegerlo en el camino, tal vez uno de
nosotros haga las compras y el otro vaya con usted.—
—sería cruel dejar que sólo un caballo cargue todo ese peso de más,
suficiente tienen con soportarnos a nosotros, ambos esperaran, trataré de ir
despacio no avanzaré mucho.— Jungkook.
Entre ambos se miraron. —Señor, podría esperar con nosotros sólo es
una hora.— el de la derecha habló.
—Ó podríamos llamar a otro guardia que le haga compañía.— el otro
también habló.
—¿Ustedes quieren dar las órdenes? harán lo que les dije, puedo
emprender el viaje sólo de una vez, soy mejor con la espada que vosotros y
necesito cumplir con mis tareas lo antes posible en dicha aldea.—
mirándolos en un tono fuerte y firme.
Ninguno de los dos guardias respondió aquello.
—es mi cumpleaños.— le aventó una bolsa con dinero a cada uno. —
podrán alcanzarme.— se giró y empezó a cabalgar con un ritmo normal.

Perdiéndose entre los caminos, llegó al lugar donde se reunía con
Taehyung, viendo como le daba fresas a su caballo y al verlo esbozó una
gran sonrisa cuadrada.
Bajó y fue hacia él. Lo abrazó por la cadera y lo levantó cargándolo.
—feliz cumpleaños.— Taehyung en sus brazos.
—gracias.— lo bajó y le dió un beso. —disculpa la tardanza, tuve que
deshacerme de un par de guardias.—
—no hay problema, igual acabo de llegar.— Kim se limpió las manos en
tela ya que tenía fresa en las manos.
—entonces vámonos, mi amor.— Jungkook dijo girándose, subiendo
nuevamente al caballo.
Fue rápido pero Taehyung puso atención a la manera en la que lo nombró
“mi amor”. Ruborizándose pero salió de su trance y subió a su caballo.
Siguiendo a Jungkook por dónde lo llevara.

Iban rápido, Jeon quería alejarse antes de que notaran que se había huido.
Ya cuando estaban a una distancia considerable, Jungkook bajó el ritmo y
Taehyung se emparejó a él, a su derecha. —¿estás muy emocionado o es
idea mía?— Kim.
—lo estoy, te va a encantar el lugar.— respondió sin mirarlo.
—me encanta todo lugar en el que pueda amarte libremente.— Taehyung
sí lo miró mientras dijo eso.
Jungkook sonrió. —nunca había sido tan sido tan feliz.—
—lo supuse, no creo que ser el príncipe más correcto de todos los reinos
fuera divertido.— se rió.
Jungkook también lo hizo. —era el único tipo de vida que conocía.—
—te doy mi pésame.— Taehyung hizo un pequeño puchero.
—¿por qué?— Jungkook lo miró, confundido.
—por tu infancia.— después de decir aquella cruel broma, ambos no
pudieron evitar las risas.
—gracias.— le respondió con sarcasmo.
—¿falta mucho?— Taehyung curioso.
— ¿por qué? ¿necesitas algo?—
—necesito besarte.— Taehyung era demasiado descarado con Jungkook y
eso le encantaba.
Sintiéndose ruborizado habló. —yo también.— lentamente se detuvieron.
Primero se bajó Jeon para ayudar a bajarlo, aunque no fuese necesario, él
era un caballero en todo momento y moría por atenderlo.
Una vez abajo del caballo Taehyung empezó a besarlo, poniendo sus
brazos al rededor de su cuello. Mientras Jungkook sostuvo sus caderas y les
dió un pequeño apretón pues el inquieto Kim había metido una pierna entre
las suyas rozando su miembro.
Se separaron.
—también necesito orinar.— Taehyung dijo con una pequeña risa.
Jungkook se rió de una forma sexy pues el beso de Taehyung lo había
dejado encantado. —ésto es un bosque, por ahí o donde sea.—
Taehyung asintió y fue a hacerlo detrás de unos arbustos.
Jungkook cuidó ambos caballos. —Taehyung.—
Kim salió de entre los altos arbustos. —¿sí?— Tomó una botella y mojó
sus manos, limpiándose.
—¿cómo hiciste tú para escaparte?— le dió su caballo y lo ayudó a
subir.
Subió al propio mientras seguían y lo escuchaba. —sólo convencí a
Leeteuk de decir que me llevó de campamento como parte de mi
entrenamiento de príncipe.— muy tranquilo.
—¿y qué le dijiste a él que harías?— curioso.
—que iría a una cita romántica con el hermano mayor de mi prometida.
— Taehyung respondió sin siquiera mirarlo.
Jungkook se sorprendió. —¡¿de verdad?!—
—es muy claro que no.— se rió. —dije que estaría con Baekhyun, mi
amigo.—
Jeon respiró con normalidad. —Leeteuk es un gran criado, siempre me
da y recibe las cartas sin preguntar nada.—
—Leeteuk no es un criado.— dijo algo ofendido y al instante. —es mi
niñero, desde bebé papá lo asignó para que me formara como príncipe,
aunque en realidad me consciente mucho y deja que haga lo que yo quiera
la mayoría de las veces.—
Jungkook sólo asintió, aceptando la respuesta.
Siguieron el camino juntos.
Después de ese silencio, Taehyung pensó en Leeteuk, preguntándose a sí
mismo ¿qué diría? ¿acaso le diría a su padre? O lo volvería a cubrir, no lo
sabía.
Taehyung habló —Jungkook, ¿confías en alguien tanto como para
admitir lo que tenemos?—
Jeon se quedó callado, pensando en Hwasa, era el momento perfecto para
decirle. —hay alguien que lo sabe.—
—¿quién?— Taehyung un poco preocupado, no era la respuesta que
esperaba oír.
—Hwasa.— apenas y se animó a mirarlo.
—¿le contaste? ¿de verdad, a la princesa más siniestra de los reinos?—
parecía irritado, frunció el ceño.
—tranquilo, yo no necesité decirlo, ella lo sabía.— sutil.
—¿cómo lo sabía?— aún no quitaba la expresión.
Jungkook lo miró y no le gustó para nada esa mirada. Tardó en responder
así que Taehyung fue más insistente.
—¿le dijiste tú? ¿a quién escuchó, a nosotros? dime algo.— perdió la
paciencia, sonaba molesto.
Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer del nublado cielo.
—yo no le dije nada, ella me dijo que tenía un don y que podía sentir que
nos queríamos.— le dijo también a trona dientes.
Taehyung se rió irónicamente. —¿y tú le creíste? ella mintió, sólo trataba
de sacarte la verdad y al parecer, lo logro.— rudo.
Jungkook observó que estaban a unos cuántos metros del lugar, ya había
comenzado a llover, aunque no fuerte.
Jeon se detuvo debajo de un gran árbol con sombra a la entrada del lugar,
amarró a su caballo. No le respondió más, no discutiría con él, hoy no.
Taehyung hizo lo mismo con su caballo, pero a diferencia, él insistió; —
dime, ¿le dijiste que era verdad?— siguiéndolo pues Jungkook ya había
entrado al lugar escondido de la cascada donde la lluvia era cada vez más
fuerte.
—sí, le dije que sí.— Jungkook le dijo enojado, fue a quitar los cojines
que dejó ahí porque se mojaban, lo puso debajo de la sombra otros los
árboles.
—¿por qué hiciste eso?— siguiéndolo pues ahora traería las velas a
dejarlas en un lugar seco, desinteresado en al menos notar todo lo que
Jungkook había acomodado y se arruinaba con la lluvia.
Jungkook se detuvo y se giró hacia Taehyung perdiendo la calma. —
porque ella dijo que nos apoyaba, ella dijo que nunca había visto un amor
como el que nos tenemos nosotros, tan fuerte y real pero tal vez sí
Taehyung, ella me mentía.— fue de nuevo a la superficie donde se cubrirían
de mojarse.
Taehyung se quedó unos segundos parado ahí, volviendo a pensarlo,
entendiendo que lo había estropeado.
Aún así fue tras él.
Jungkook se quitó su saco mirando al suelo pues estaba algo mojado.
Taehyung empezó a hacer la misma acción.
El mayor comenzó a quejarse. —no debí decirte nada, pude haber
guardado el secreto, ahora estamos molestos, mojados.— se movió el
cabello para quitar toda el agua que podía.
Taehyung se sentía mal, pero ni siquiera sabía que decir.
—la lluvia arruinó todo.— Jungkook sacó telas de su equipaje y las puso
sobre aquel cojín que estaba largo, ancho y algo grueso, lo había mandado
hacer para que ambos pudiesen acostarse ahí, juntos.
Se sentó mirando cómo la lluvia y la cascada se hacían una misma.
Taehyung se sentó con suavidad a su lado.
—se suponía que todo sería perfecto hoy.— no dejó de ver hacia
enfrente, con las cejas rectas aún.
Taehyung suspiró.
Tomó el mentón de Jungkook, lo giró hacia él y le dió un beso de pico, pero
él no lo correspondió, sólo se dejó besar.
Cuando Taehyung lo soltó regresó a ver a la cascada, estubieron en
silencio un rato, la lluvia no cesaba, parecía ser más fuerte.
Jungkook se rindió ante el silencio con la necesidad de explicarse. —no
hablaría de lo nuestro con quién sea, conozco a mi padre y si se llega a
enterar no quiero ni imaginar qué haría, créeme.— lo miró por fin.
—sé que lo arruiné, no debí hablarte así en un principio, sólo que me da
miedo perderte, me moriría si te alejaran de mi lado y hablarlo sólo se
asemeja a eso, no debí dudar de ti.— había arrepentimiento en esa frágil
voz.
—no hay poder en esta tierra que logre alejarme de ti.— Jungkook le
sonrió sin mostrar los dientes.
—Jeon.— dijo con ternura. —abandonaría mi apellido y la corona por
vivir eternamente contigo.— se acercó y lo besó.
Ésta vez Jungkook lo correspondió. Sostuvo con su mano el rostro de
Taehyung sintió algo nuevo sobre sus yemas.
Abrió los ojos y miró el rostro de Kim. —¿qué te sucedió?—
refieriéndose a la cicatriz pequeña de su mejilla.
—Hoseok cortó mi rostro.— se separaron completamente.
Jungkook no supo responderle, quedándose en boca abierta y los ojos
demasiado abiertos, sin creer lo que estaba escuchando.
—practicamos espadas, no se detuvo, estubo apunto de matarme.—
Taehyung se sentó más cerca de él.
—Hoseok no podría hacer algo así, es tu hermano.— Incrédulo.
—sé que no es él, es su novia porque él cambia cuando está con ella,
pero no te preocupes mi lindo Baek se está encargando de eso.—
“mi lindo Baek”
—¿tu lindo Baek?— Jungkook repitió levantando una ceja.
Taehyung se rió. —mi amigo.—
Jungkook levantó las cejas y miró a otro lado. —¿quieres desayunar?—
se puso de pie y fue por las cosas a su caballo que estaba a unos metros de
ellos. Desayunaron juntos, conversaban de todo un poco. Taehyung se
quedó pensativo mientras pasaba el bocado.
—¿qué sucede?— Jungkook al notar el prolongado silencio del contrario.
Taehyung se levantó y fue corriendo a su caballo, sacó la gran caja
rectangular que traía al costado.
Jeon estaba curioso, Taehyung se sentó frente a él y lo dejó entre ambos.
Con algo de nervios le estiró la caja; —feliz cumpleaños.—
Jungkook se puso rojo, tomó la caja y la abrió; Un violín tallado a mano
con la mejor madera que existía en éstos tiempos. Totalmente precioso. Él
se quedó sin palabras, vió que venía una nota al lado de él:
“ por el que te rompí.
Con amor, Taehyung♡ ”.
Después de leerla, Jungkook lo miró, muerto en amor.
Dejó el violín a un lado, se lo comió a dulces besos, le agradeció muchas
veces y por fin la lluvia empezaba a ceder, cuando la tarde y el sol llegaban,
aunque el sol brillaba fuerte aún no hacía calor, el clima era perfecto.
—dejó de llover.— Jungkook se levantó y le extendió la mano a
Taehyung.
Él la tomó y lo levantó. —ven.— lo llevó hasta la orilla del costado de la
cascada.
Ambos se agacharon, donde caía el agua miraron el agua que era
transparente.
Empezaron a salir peces pequeños.
Taehyung hizo un ruido de sorpresa al verlos. Jungkook lo escuchó y se
puso contento, en realidad quería que disfrutara ésto que es maravilloso,
eligió éste lugar por las bellezas que tenía en él.
Taehyung se levantó y siguió por la orilla la dirección en la que los peces
nadaban.
Se agachó en un lado donde el agua colindaba con la roca, metió la mano
y los peces se dispersaron. —oh.— desanimado.
—no se dejan tocar.— Jungkook le dijo con ternura al ver lo que hizo.
—¿por qué el agua no está fría? acaba de llover.— Taehyung le dijo con
algo de sorpresa y confundido.
—el agua de esta cascada siempre es caliente ya que entre más se acerca
al gradiente térmico de la tierra, más se calienta. Después, el agua sube
nuevamente a la hacia la superficie y sale a presión como lo es ésta
cascada.— Jungkook le respondió tocando también el agua.
Taehyung lo miró sorprendido.
—lo leí en un libro.— Jungkook le sonrió. —no está hirviendo ya que no
está lo suficientemente cerca, pero está al punto para que los peces naden,
aunque ellos no duran mucho aquí, ya se van.— Jeon lo tomó de la mano y
lo llevó hacia otra orilla donde el lago de la cascada se conectaba con un
largo río por el cuál los peces se iban.
—ésto es increíble.— Taehyung mirándolos, sus ojos brillaban de
fascinación. —¿podemos nadar?—
—claro, podemos traer la ropa de una vez y armar el picnic para comer
un poco más tarde.— Jungkook empezó a explicar, miró a Taehyung quien
se estaba quitando la camisa, botas, medias y pantalón sin esperarlo.
—ó no.—Jungkook divertido empezó a quitarse la camisa también.
Terminaron ambos en ropa interior.
Se aventaron juntos.
Ambos salieron debajo del agua rápido pues no era tan profundo. Se
hicieron el cabello hacia atrás y quitaron el agua de sus rostros.
—nademos.— Taehyung se sumergió y empezó a nadar de orilla a orilla,
no era muy ancho.
Jungkook lo siguió.
Después de un rato, Taehyung se detuvo y se sentó en la orilla con las
piernas dentro del agua; —nadas muy bien, ¿hay algo que no sepas hacer?
— le dijo en broma, halagándolo.
Jungkook flotaba, se rió, fue con él sin salir del agua, se sostenía de las
rodillas de Taehyung.
—¿quién te enseñó a nadar?— curioso, mirando como Jungkook
recargaba el rostro entre sus piernas.
—mi abuelo, el padre de mi rey era muy estricto, me enseñó a nadar
cuando tenía 8 y no me dejó salir del agua hasta que fuese totalmente
bueno.— Jungkook trató de mirarlo pero con el sol sólo pudo abrir un ojo.
—aunque cuando me dejó salir no fue mejor, porque después tuve que
aprender a dar clavados.—
—¿sabes hacer clavados?— Taehyung estaba asombrado.
Jeon asintió.
—¿me enseñas?— con emoción.
Jungkook aceptó y salió, le explicó teóricamente varias veces y sólo un
par físicas.
Mientras Taehyung practicaba, Jungkook lo admiraba, lucía precioso, el
lugar y sus colores vivos acompañaban bien, no se arrepentía.
Taehyung salió de nuevo del agua para volver a intentarlo pero lo
interrumpió; —¿y a ti? ¿quién te enseñó a nadar?—
—Leeteuk, tuvo mucha paciencia porque aprendo lento.— Taehyung dijo
eso y sin esperar respuesta se lanzó, haciendo correctamente el clavado.
Al salir debajo del agua, Jungkook le aplaudió, Taehyung se acercó
nadando a la orilla y el contrario le extendió su mano para sacarlo. —
modesto, aprendiste rápido.—
Lo sacó del agua. —¿quieres comer?—
Taehyung asintió, se agotaron en nadar.
Entre los dos colocaron el cojín, acercaron las cosas, prepararon
sandwiches, con jugo de fresas y uvas como aperitivo, se colocaron camisa
ambos.
Empezaban a comer. —¿y tu abuelo dónde está?— Taehyung antes de
morder su sandwich.
Jungkook se pasó la mordida que anteriormente dió. —falleció cuando
tenía 12.—
—lo siento.— apenado de haberlo preguntado.
—no hay problema, hizo mi vida difícil todos esos años.— Jungkook
mordiendo de nuevo.
—me imagino.— se rió. —¿y tu abuela?— Taehyung habló con un poco
de comida en la boca, pero se tapó con la mano.
—ella falleció antes de que yo naciera, nunca la conocí, ¿Y los tuyos?—
—los mataron a ambos el día que nací.— mientras Jeon se atragantó con
el bocado, Taehyung pareció decirlo con demasiada tranquilidad.
—¿cómo?— dijo casi sin voz, tosiendo.
—mientras mi madre estaba pariendo, mi padre Jin y Leeteuk estaban en
el castillo de los padres de ella, cuando yo naciera mi padre me llevaría al
castillo enseguida a que me conocieran los reyes que ya me estaban
esperando, ser el primogénito es muy fuerte.— hizo una pausa y bebió jugo.
Jungkook no dijo nada, estaba muy interesado en la historia.
—entonces mis abuelos y mi tia estaban en las puertas principales del
castillo, desarmados pues recibirían a un bebé, no esperaban el ataque que
sucedió, los tres murieron enseguida, el castillo pudo defenderse y mi papá
fue el único sobreviviente de la realeza original así reinó desde ese
entonces.—
Jungkook estaba sorprendido y no tenía palabras de aliento por decir,
sólo respondió lo que vino a su mente. —así que también tenías una tia.—
—sí, papá dice que era hermosa y muy jóven, sólo tenía 7 años cuando
todo pasó.—
Jungkook sólo pensó en que decir eso fue peor, con un tono más bajo
habló; —lo lamento mucho, tu cumpleaños es su aniversario de muerte.—
—no podemos controlar algunas cosas, pero de todo esto me alegra que
papá y Leeteuk no estaban en el castillo, prefirió que se quedaran con mi
mamá y eso fue lo que les salvó la vida.— Taehyung le sonrió.
—eso es bueno.— Jungkook ya se había terminado su sandwich, bebió
más jugo, miró hacia el cielo y veía como empezaba a nublar de nuevo, lo
ignoró.
—¿tú tienes familia o antecesores como nosotros?— Taehyung preguntó
curioso, metiendo a su boca lo último de su sandwich.
—¿como nosotros?— Jungkook dejó su copa a un lado.
—dos hombres que se aman.— con la boca llena, nuevamente se cubrió.
—no, papá me dijo desde jóven que eso estaba prohibido, ¿y tú?—
Jungkook respondió enseguida.
—tampoco, aunque a mí papá nunca me mencionó que estuviera mal.—
Terminó, miró a Jungkook con una sonrisa. —estamos cambiando la
historia.—
Jungkook sintió las gotas, empezaba a llover de nuevo. Se levantó y le
extendió la mano; —no creo que aparezcamos en los libros, Taehyung.—
Se pusieron de pie y llevaron primero las canastas, el jugo, las copas y
platos al lugar seco con los caballos a quienes Jungkook había alimentado
en el desayuno y antes de comer.
—tal vez sí.— Taehyung le dijo cuando ambos fueron por el cojín.
Lo cargaron y rápido lo movieron a otro lugar debajo de un gran árbol
que no dejaría que se mojara.
Jungkook se rió, pensando que era imposible, fue de nuevo con los
caballos porque oscurecía.
Taehyung lo siguió cubriéndolos con una tela, pues la distancia de los
caballos y de donde habían dejado el cojín era considerable, tomó las velas.
Mientras Jungkook tapó con otra tela a cada caballo, por si sentían las
corrientes de aire por la noche, dijo; —probablemente sí, como una trágica
historia de amor.— broma.
Taehyung lo miró divertido, sujetó su mano y se lo llevó dando
cuidadosas vueltas al cojín. —una trágica historia de amor con un final
feliz.—
Jungkook se rió, él estaba de rodillas en el cojín mientras que Taehyung
se había dejado caer con las velas abrazadas con un brazo. —no existen los
finales felices en las historias trágicas, Taehyung.—
—podemos inventarlo.— Taehyung se recargó sobre sus codos.
Jungkook tomó las velas y las empezó a prender, colocándolas al rededor
de ellos sin estar demasiado cerca ni expuestas a la corriente del aire.
Kim lo veía ponerlas, admirándolo, tan cuidadoso, precioso perfil y bella
silueta marcada, el fondo detrás dé el; la cascada y la lluvia, era una imagen
que quería conservar siempre en su memoria.
Estaba profundamente enamorado de él, tal deseo y necesidad de estar
juntos eran completamente mutuas. Eso sin duda era lo mejor.
Ruborizado ante la idea que llegó a él, habló; —Jungkook, ¿podemos
hacerlo?—
Él se agachó a prender la última vela. —¿tener un final feliz en nuestra
historia? claro.— siguiendo el tema.
—no hablaba de eso.— Taehyung se puso más rojo, sensibilizó el tono.
Jungkook dejó la última vela. —¿entonces?—; se giró hacia él, con una
pizca de confusión.
—quiero que lo hagamos.— le dijo con valor, mirándolo a los ojos,
poniendo su mano a su costado en el cojín, señalándole que viniese a él,
para hacer el amor.
²⁶ ⋆


Taehyung sentía que Jungkook se estaba tardando en reaccionar. —si no
quieres, está bien.— le sonrió, con una adorable risa.
—claro que quiero, ¿tú estás seguro?— Jungkook nervioso.
Taehyung fue hacia él, lo acercó para empezar a besarlo rudo, se separó y
sentó a Jeon sobre el cojín.
Kim se empezó a desabrochar la camisa, con cuidado, Jungkook seguía
con la vista sus manos, el suave movimiento de desabrochar botón por
botón, dejando que admirara la piel que poco a poco descubría.
Cuando por fin se la quitó y la dejó caer tras él. Se sentó sobre él de
frente, colocando una pierna por cada lado. Tomó su rostro y lo siguió
besando.
Jungkook sentía el precioso trasero de Taehyung sobre su entrepierna, su
sangre ardía, estaba dejándose llevar. Él lo sabía seducir, desde la mirada
hasta los pequeños movimientos de cadera que daba sobre él.
Taehyung puso sus manos sobre el pecho del contrario, sin romper el
beso buscó los botones de Jungkook y los desabrochó, también le quitó la
camisa. —estoy muy enamorado de ti.— se separó mirándolo para decirle
eso mientras pasaba sus manos desde el pecho de Jeon hasta los músculos
de sus brazos. Hacía circulos con sus dedos sobre esa área, miraba sus
propios dedos hacerlos. —quiero ser tuyo.— dijo regresando la vista a sus
ojos.
Jungkook suspiró, no resistía más, estaba tan excitado, pero sabía que era
más que sólo deseo. —tú ya eres mío.— Cambió las posiciones, colocando
a Taehyung bajo él, se sostenía sobre él con las manos a los costados de su
rostro.
Se agachó a besarlo, Taehyung levantó un poco el rostro para
corresponder el beso.
Jungkook abandonó sus labios para empezar a dar piquitos sobre su
barbilla, Taehyung había echado el rostro hacia atrás siendo sostenido por el
mayor, quien llenaba su cuello de besos hacia sus clavículas y bajando
sobre su pecho y de ahí a su estómago totalmente liso, no estaba marcado
por eso es tan suave y delicado.
Empezó a besar su piel por la orilla de su ropa interior, era claro hacia
dónde iba, Taehyung se recargó sobre sus codos, para observarlo. Re lamió
sus labios.
Jungkook ya había bajado lo suficiente, tocó por encima de la tela, lo
sentía duro. Se puso de rodillas y le quitó la única prenda que le quedaba, la
dejó a un lado y se miraron a los ojos.
Taehyung ahí semi - acostado, con las piernas abiertas alrededor de
Jungkook, con el miembro totalmente erecto, casi palpitante de ser liberado
de una vez.
Ambos ojos estaban llenos de deseo, Jungkook lo admiró, completo, de
arriba hasta abajo, no pudo evitar ponerse una mano en su propio miembro
al observarlo.
Taehyung sentía esa mirada hambrienta que él dió, jamás se sintió tan
deseado como ahora y se sentía bien.
Observó vió como el mayor se lamió los labios al ver su miembro y bajó
hacia él sin quitarle la vista de encima.
Jungkook lo tomó con su mano derecha. Taehyung quería verlo pero ese
toque lo hizo dejarse caer sobre el cojín, jadeando y colocando sus manos
sobre su rostro, abrumado.
Jungkook sonrió al escucharlo jadear, con apetito y desconociendo la
sensación, lamió la punta que estaba llena de líquido preseminal,
encontrándose atrapado por el sabor extraño y esa textura, comenzó a
metérsela a la boca.
Poco a poco, quería saborearlo, complacerlo y lo estaba haciendo.
Taehyung jadeaba en un tono apenas audible. Jungkook se acostumbraba a
recibir más en su boca, empezó a ser más rápido, su cabeza bajaba y subía
con el pene erecto de su amado en su boca. Le gustaba el sabor, pudo
metérselo todo, a fondo entre sus labios.
A esas alturas Taehyung enloquecía a lo fuerte y el miembro de Jungkook
se sentía palpitante.
Jungkook lo sacó de su boca, con la lengua recorrió todo el largo y bajó
hasta sus testículos los lamió también. Con sus manos tomó las piernas de
Taehyung y las abrió un poco más, dejando todo su trasero expuesto.
Mordió su labio inferior, la excitación lo cegó y sin pena alguna bajó el
rostro aún más, colocando su lengua en su entrada.
—ah.— Taehyung se arqueó momentáneamente.
Jungkook siguió ahí, en esa entrada rosada que comenzaba a dilatarse,
Taehyung se tomó el miembro y empezó a jalarlo mientras él hacía lo suyo
con la lengua en su zona íntima.
Jungkook relevó la mano de Taehyung por la suya, masturbándolo
también, su propia erección exigía atención así que él mismo se bajó la ropa
interior y la sacó, tocándola con su única mano libre.
Taehyung mantenía las piernas arriba pero sentía como una corriente
recorría todo su cuerpo. Se estremeció.
Al verlo así, Jungkook sabía que se sentía bien, lo veía retorcerse
suavemente de placer, así que aumentó el ritmo de su mano y lengua.
No pudo soportar más, Taehyung se corrió, sobre su propio pecho el cuál
estaba arriba y abajo con su respiración.
Complacido, Jungkook se levantó lo necesario y fue a lamer todo sobre el
pecho de Taehyung, quien sujetó su cabello mientras lo hizo.
Taehyung se levantó de nuevo recargándose sobre sus codos y lo besó,
bajó la mirada y vio el miembro duro de su amado. Kim lo tomó del cuello,
ejerciendo un poco de fuerza y tan caliente aún, le dijo; —métemela.—
mirándolo directo a los ojos.
Jungkook le dió una mirada ardiente, acompañada de una pícara sonrisa.
Después de besarlo, se acomodó de nuevo arrodillado entre las piernas ya
abiertas del menor, quien aún temblaba por la sensación que acababa de
recibir.
Jungkook sujetó su propio miembro y lo condujo hasta la dilatada y lista
entrada de Taehyung, comenzó metiendo la punta y avanzó un poco más
adelante, sintiendo como se le ajustaba a la perfección, dejó su rostro ir
levemente hacia atrás de lo rico que se sintió.
Regresó el rostro sólo para ver a Taehyung, quien apretó los ojos
cerrados mientras mordía su labio, ahora lo metía con una considerable
lentitud ya que parecía dolerle y no quería dañarlo. En cuanto entró todo,
unos segundos bastaron para que se acostumbrara.
Cuando Taehyung hizo un rostro de placer, supo que ese era el suficiente
permiso para moverse, lo necesitaba tanto. Tomó sus suaves piernas y
empezó a moverse, metiéndolo y sacándolo.
El de abajo gemía, era estrecho justo lo necesario, estar dentro de él era
extasiante.
Después de unos minutos de estarle dando así, se puso más sobre el,
poniendo sus manos al rededor de su rostro agachándose para ser besado sin
detener el movimiento de caderas. Quería besar esos apetitosos labios, que
gemían en su nombre de esa manera.
Taehyung se abrazó a su cuello, mientras se besaban.
Jungkook le dió más fuerte, tan rápido que Kim no pudo seguir el beso,
le gemía sobre los labios y dejó caer sus manos hacia los lados de su rostro.
Se miraron a los ojos, profundos y llenos de deseo. Jeon vió esos ojos
brillantes, lo miraban provocando, mientras que de sus algo hinchados
labios salían gemidos.
Jungkook juntó ambas muñecas de Taehyung sobre su cabeza y las sujetó
con su mano, con su brazo lleno de venas. Y siguió moviéndose sin
compasión, también gemía pues el placer era increíble.
—maldición Jungkook, así.— Taehyung sujetado gritó de placer.
—no maldigas.— Jungkook gruño sexy, bajando su rostro, quedando
cerca de él.
El miembro de Taehyung se puso erecto nuevamente, la excitación lo
sobrepasó. —bésame.— enseguida le ordenó aúnque él le estubiera
sujetando las manos.
Jungkook comenzó besarlo y lo soltó, para pasar su mano al rededor de
su cuello, sin lastimarlo.
Dejaron de besarse por la falta de aire, Taehyung habló; —quiero
subirme en ti.—
Jungkook algo cansado y sudado se quitó. Se recostó y Taehyung
enseguida se subió en él, dejó que tomara las riendas ahora.
El menor con sus suaves manos tomó el pene aún duro y lleno de
presemen, lo condujo a su entrada, se subió en el, colocándose hasta abajo,
con una pierna a cada lado, gimió y se quedó quieto al tenerlo dentro,
disfrutándolo.
Jungkook lo miró, esa expresión de dejar ir los ojos un segundo en
blanco mientras estaba sobre él haría que se corriera ya.
Puso sus manos en el pecho de Jungkook y empezó a moverse. Mientras
él le tomó las piernas y las apretó para resistir esa sensación de
profundidad.
Taehyung se movía rápido sobre él, gemía a lo alto, después puso las
manos en su nuca mientras cerró los ojos y se daba placer con el miembro
de Jungkook.
Jungkook sentía que era una total estimulación visual verlo así. Puso una
mano sobre el pene nuevamente erecto de Taehyung, quien abrió los ojos y
lo miró tocarlo otra vez.
A medida que lo masturbaba, él subía de ritmo el movimiento de sus
caderas.
Jungkook no resistió más, sus venas se saltaron un poco en sus brazos y
cuello, mientras dejó el rostro ir atrás levantó sus caderas con Taehyung
encima, se vino dentro de él.
Lo llenó completo y mientras lo hizo, Taehyung gimió a lo extasiante,
sintió cómo había tocado ese punto dulce, segundos después de aún tenerlo
adentro y estar tan lleno, se vino por segunda vez sobre el pecho del
contrario mientras respiraba fuertemente.
Taehyung se levantó con cuidado, sacando el miembro de Jungkook de
él, que los conectaba un ligero hilo de semen.
Bajó una mano en medio de sus piernas, tomó un poco del semen que
quedaba en el miembro de Jungkook y lo llevó a su boca, diciéndole con un
toque divertido; —rico.— rió coquetamente.
Jungkook también lo hizo pero con el de Taehyung en su pecho; —lo sé.

Se quitó de encima suyo, sus piernas aún temblaban. El mayor se levantó,
tomó su camisa y limpió a Taehyung, después se limpió a él.
Kim tomó su ropa interior y se la colocó de nuevo, agotado se acostó
sobre el cojín, mirando a Jungkook aún parado, colocándose la suya, fué
por una sábana y la acercó para ambos.
Se acostó a su lado, lo abrazó, Taehyung recostó el rostro al lado de su
cuello. —Jungkook.—
—dime.— acariciando dulcemente la espalda de Kim.
—deseo quedarme siempre contigo.— Taehyung lo miró.
Jungkook lo miró también. —sabes que para mí todos tus deseos son
órdenes.— le sonrió.
Dejó de mirarlo y lo abrazó. —te amo tanto.— dijo en voz baja.
—también te amo, Tae.— acarició ahora su cabello.
—me dejaste exhausto, ahora quiero dormir.— Taehyung le dijo
sujetando su brazo, dándose la vuelta.
Jungkook lo abrazó riéndose y así durmieron, con el menor acurrucado
en él.
La noche pasó, la mañana llegó, aún era muy temprano pero ya había luz
natural, las velas se habían terminado y la lluvia se acabó.
Jungkook se levantó primero, se paró, tapó bien a Taehyung, aún tenía
sueño pero tenía que ir a aquella aldea y hacer rápido el inventario, antes de
que su padre se diera cuenta.
Se desnudó, para meterse a la cascada donde el agua estaba tibia, se
limpió y salió, se secó con su traje de ayer, se vistió con otro traje del reino
negro.
Mientras se ponía botas, Taehyung se levantó, sentándose en el cojín
mirándolo.
—buenos días precioso ángel.— Jungkook dijo dulcemente mientras lo
miraba aún adormecido.
—buenos días.— apenas dijo, bostezó.
Jeon fue hacia él, se agachó y lo besó, después se puso de pie para
acomodarse las muñecas del traje. —¿sabes regresar a tu reino o quieres ir
conmigo al lugar que iré?—
—no es necesario, puse atención al camino, sé regresar a mi castillo.—
al responder se puso de pie y se acercó a él, lo abrazó por debajo de los
hombros abrazado a su espalda, recargando su rostro en su pecho.
—me preocupa, de todos modos te encaminaré lo más que pueda, ángel.
— Jeon sin mirarlo.
—¿por qué ángel?— Taehyung levantó el rostro y lo miró con una
sonrisa.
—porque ayer me llevaste al cielo.— Jungkook lo abrazó fuertemente.
Taehyung rió, estiró un poco el rostro y lo besó, Jungkook puso una
mano en el trasero del contrario y lo apretó suavemente.
—voy a querer que lo hagamos de nuevo.— Taehyung se separó de él
entre risas.
Taehyung se metió al agua a limpiarse también.
Mientras lo hacía Jungkook recogió, dejó ahí el cojín con un par de
mantas, levantó las velas consumidas y las metió a una canasta, dónde
también iban los residuos de lo que comieron en todo el día, metió la
camisa con la que se limpiaron ayer en la canasta también.
Preparó las cosas de Taehyung en su caballo y las suyas en el propio,
antes le dió un último vistazo al violín que le dió, era hermoso y lo subió a
su caballo, cubriéndolo con una ligera sábana.
Taehyung salió del agua y se cambió, no se secó así que la ropa se pegaba
a su cuerpo.
Jungkook le movió el cabello, con una risita. —vámonos.—
Kim asintió, se acercó y lo besó con pasión una última vez en éste lugar.
Cada uno subió a sus caballos.
Iban de regreso juntos. —¿ya pensaste en el nombre para tu hijo?—
Taehyung curioso.
—ni siquiera me importa.— Jungkook incómodo, mirando enfrente.
—ese no es el Jungkook que yo conozco, no me molesta que lo quieras,
después de todo es tu hijo.— Taehyung le dijo en un lindo tono.
Otorgándole paz, le daba miedo que Taehyung se molestara sobre el tema
o sobre verlo interesado en su hijo, cuando era todo lo contrario.
—¿alguna sugerencia?— Jungkook aligerando el humor, mirándolo.
—no lo sé, pero tiene que tener un buen nombre, uno respetable, ¿te
imaginas? Tal vez sea tan talentoso y apuesto como tú.— Taehyung sonó un
poco emocionado al imaginarlo.
—sería lindo.— Jungkook sonrió.
Hubo un poco de silencio.
—Young Soo.— Taehyung dijo de repente.
—¿Jeon Young Soo?—
—suena bien, leí que ese nombre significa prosperidad y excelencia, será
hijo tuyo y representará eso muy bien ¿te gusta?— Taehyung lo miró.
—me gusta, así se llamará.— Le sonrió de vuelta.
—desde aquí no me pierdo, necesitas darte prisa.— Taehyung le dijo
mirando al rededor.
Jungkook se detuvo.
Ambos bajaron de los caballos. Se abrazaron fuertemente. —gracias.—
Jungkook.
—a ti por hacerme tan feliz, ve con mucho cuidado, te amo.— Taehyung
le dijo, acomodándole las insignias del traje.
Jungkook sonrió al escucharlo hablar, lo besó con detenimiento. —
también cuídate, te amo.—
Kim se subió al caballo y se fue a toda marcha.
Jungkook suspiró y subió a su caballo, tomando otro camino a toda
velocidad.
Mientras recorría el solitario camino, dejó la canasta en un lugar
abandonado, dejando las cosas ahí, se marchó.
Tardó un poco pero apenas se colocaba correctamente el sol cuando llegó
a la aldea.
Vió el lugar al que tenía que llegar desde un principio.
Al acercarse, bajó del caballo con una sonrisa, feliz.
Pero al abrir la puerta, se topó a su padre, el rey, adentro de pie con más
guardias al rededor de él, parecían discutir sobre algo.
En cuanto su padre lo vió, apretó los puños, se acercó a él y lo tomó de
los brazos. En silencio lo observó de pies a cabeza, para después ver a su
caballo detrás de él, estaba bien.
Y después de cerciorarse sobre eso, lo abofeteo tan fuerte como pudo.

²⁷


—¿dónde estabas?— Namjoon realmente furioso.
Jungkook regresó el rostro hacia él, apretó la mandíbula, no tuvo tiempo
de pensar en alguna excusa.
Namjoon suspiró, se tocó el puente de la nariz. —sube al carruaje, tu
madre debe estar preocupada.—
Jungkook subió detrás de él, los guardias se encargaron de llevar su
caballo.
Enseguida tomaron camino de regreso al castillo.
Jungkook miraba sus manos, pensando en algún tipo de excusa, sin
remordimientos pero su estómago era un nudo, se sentía la tensión.
Durante todo el camino no hablaron, era bastante largo.
Al acercarse al castillo, Namjoon apenas y pudo hablar del coraje que
tenía en la garganta; —nunca habías hecho algo así.— decepcionado.
Jungkook no respondió.
—¿dónde estabas? ¿por qué lo hiciste?— se molestaba cada vez más,
ante el silencio de su hijo.
Con osadía, Jungkook lo miró. —dije que no quería hacer ésto en mi
cumpleaños, usted no quiso escucharme, acampé al contrario del camino
en soledad.— excusó.
—mírate, crees que tu palabra tiene más peso que la mía.— el rey, se
sintió retado al escuchar el “dije que no” por parte de su hijo.
—creo en que estoy suficientemente grande para elegir lo que quiero o
no quiero hacer.— no bajó el rostro, ni la mirada.
Namjoon apretó la mandíbula, asombrado fue lo que necesitó para
enfurecer completamente y su vista se nublo en enojo.
Se detuvo la carroza, habían llegado, bajó Namjoon y después Jungkook.
Al bajar, el rey lo sostuvo del hombro, apretándolo con fuerza. —tal vez
no recuerdas cómo son las cosas en mi reino, pero yo te haré recordarlas.
— lo aventó hacia delante.
—guardias sométanlo.— ordenó.
Jungkook trató de alejarlos de él, pero fue inútil, lo sujetaron bien y lo
llevaban jalándolo detrás del rey.
Entraron al castillo, Eunha estaba en la sala principal conversando con su
madre. Los observaron entrar de tal forma, se alarmaron, corrieron detrás de
ellos.
Namjoon no se detuvo a saludar, fue directamente al patio principal,
señaló el poste de madera donde se castigaba a todo aquel que cometía una
equivocación. —quítenle la camisa y traed mi látigo.—
A la fuerza los guardias se la quitaron y lo arrodillaron frente al poste,
amarrando sus manos al rededor, mientras otro guardia traía su látigo de
cuero, bastante largo.
Namjoon se quitó el saco e hizo hacia atrás, sus mangas doblándolas. —
serás el mejor príncipe pero yo sigo siendo el rey y por eso que no voy a
permitir que me faltes al respeto.—
Sujetó el látigo y no tomó tiempo en que dejara la primera línea de
sangre sobre su espalda, provocando un grito de dolor apenas audible.
Eunha quiso ir a interponerse pero Tiffany la agarró de los hombros y no
la dejó, sentía que sus ojos se humedecían en silencio mientras veía como el
segundo abrió de nuevo su espalda y sangraba.
NamJoon era excelente con el látigo, era su forma favorita de castigar.
Jungkook apretó los dientes y los puños, resistiendo, mientras sus
inevitables lágrimas de coraje salían. Llevaba al rededor de 7 golpes.
Namjoon le dió el látigo a uno de sus guardias y se acercó a su hijo,
agachándose a su costado. —¿aprendiste la lección?—
Jungkook no lo miró, hizo una mueca de indiferencia.
El rey sujetó el cabello del príncipe, obligándolo a mirarlo. —¿aprendiste
la maldita lección?— repitió con agresividad.
—si pegarme le hace feliz, hágalo.— Jungkook con valor, resistiendo
todo el dolor que sentía sobre su piel.
Namjoon se puso de pie, soltándolo. —aún no.— regresó a donde
anteriormente estaba y tomó el látigo de nuevo, dispuesto a golpearlo hasta
cansarse.
Y nuevamente comenzó a lastimarlo.
A ese punto el rumor por el castillo corrió sobre lo que estaba
sucediendo. Jisoo y Yeeun corrieron preocupadas cada quien por su lado a
ver cómo se encontraba Jungkook.
Quedando sorprendidas.
Después de unos minutos de sufrimiento, Jungkook ya no podía más, los
latigazos sobre los anteriores eran peor, su piel se sentía hinchada y le
quemaba cada vez más. —¡por favor, basta!— con agonía.
Namjoon se detuvo, con satisfacción dentro de él, dejó el látigo en manos
de su guardia.
—ya pueden ayudarlo.— dijo al aire, ya que había varios espectadores.

Eunha fue la primera en correr a él, sus manos temblaron antes de tocarlo,
sangraba. Yeeun y Jisoo también corrieron.
Yeeun deshizo el nudo que sostenía fuertemente sus manos, Jisoo sostuvo
su rostro. —príncipe.— preocupada.
Namjoon se marchó con Tiffany a su lado, quien quería saber lo que
sucedió para que su hijo sufriera tal castigo.
Cuando lo liberaron casi se cae desvanecido al suelo, Eunha trató de
sujetarlo y miró furiosa a los guardias. —¡ayúdenme!—
Ellos lo levantaron y lo llevaron a la habitación de la doctora,
recostándolo boca abajo sobre una tabla.
La doctora lo mojó e hizo un menjurje suave con un par de dientes de
ajo, la cuál puso sobre todas las heridas de Jungkook haciéndolo gritar y
apretar la madera bajo de él.
Con él en la habitación estaba Eunha, Yeeun y Jisoo.
Después pusieron tela sobre la mezcla para cubrirla y la doctora dijo que
tenía que dejárselo un rato.
Jungkook ya estaba más tranquilo el dolor se convirtió en algo
soportable.
Yeeun se acercó primero pues fue la más rápida, arrodillándose frente a
él. —me duele verte así, daría lo que fuera para que no sintieras más dolor.
— dulce, acarició el cabello del príncipe.
Jungkook sonrió, en realidad tenían una gran amistad, según él, era una
buena amiga y disfrutaba conversar con ella, era agradable.
Jisoo sintió celos y enseguida habló sin considerarlo más. —no debéis
hablarle de tú al príncipe, es una falta de respeto.—
Eunha miró a Jisoo, al igual que Yeeun. —Jungkook me ha dado el
permiso de hablarle así, no tenéis que decir algo al respecto, eres mi igual.
— fue ruda.
—tú y yo no somos iguales, yo seré la madre de su hijo.— Jisoo enojada.
—soy una favorita al igual que tú, tenga un hijo con él o no.—
Jungkook agachó la cara, enfadado, no quería oír drama, no se sentía
bien. No consideraba que fuese el momento indicado.
Eunha intervino. —silencio.— enfadada. —fuera de aquí las dos, mi
hermano necesita recuperarse, no escucharlas discutir.—
Yeeun se levantó y sin pelear, hizo una reverencia para después salir.
Jisoo miró a Eunha boquiabierta.
Eunha asintió, mirando la puerta, Jisoo también salió.
Se quedaron solos.
—gracias.— Jungkook suspiró.
—¿dónde estabas?— fue lo primero que cuestionó ya que tenía el tema
que la carcomía por dentro.
—me escapé.— admitió a su hermana.
—nuestros padres, pensaron que te había sucedido algo, como una
emboscada y que te habían matado algunos bandidos, te buscaban con
desesperación y ante la idea, el rey enfureció con los guardias que te
descuidaron y los mató, uno de ellos tenía hijos.—
Jungkook se sintió mal al escuchar eso. —al menos el destino es justo,
mira cómo me dejó nuestro padre.—
—¿por qué te escapaste? no logro entenderlo, siempre habías querido
hacer esa tarea.— se colocó de rodillas frente a él, para mirarlo a los ojos.
—quería disfrutar mi cumpleaños como yo deseara, tomar mis propias
decisiones.— Jungkook dijo con un tono de melancolía.
—¿de dónde sacaste ese pensamiento? siempre seguías las reglas,
ganabas insignias, tú siempre obedecías felizmente a papá.— confundida
de la repentina actitud.
Jungkook la miró, no sabía cómo explicar lo que sucedía en su vida
ahora, la razón por la que piensa así tiene nombre y apellido, no podía
confesarlo, aún no tenía el valor.
Ante su silencio, Eunha sabía que no le diría la verdad, sintiéndose
ofendida por el hecho de que su hermano no confiase en ella, se levantó. —
espero que no te cueste mucho. — salió de la habitación dejándolo sólo.
Después de un rato llegó la doctora, levantó la tela y limpió con
abundante agua. —¿puede sentarse?—
Él asintió, sorpresivamente se sentía mejor, se sentó sobre la tabla.
Yeeun entró a escondidas, al parecer. Fue a la tabla con Jungkook y se
sentó a su lado. —sé que la princesa Eunha me dijo que no podía estar
aquí, pero muero por saber cómo te encuentras.—
Jungkook le sonrió. —mejor, aunque duele todavía.—
La doctora preparó una mezcla de manzanilla y remojó un algodón el
cuál le pasó a Jungkook por la herida. Él sujetó la mano de Yeeun con
fuerza mientras la doctora lo hacía.
—es para el dolor y para que sientas fresco, ven en un par de horas para
repetirlo y no te recuestes de espalda.— la doctora habló.
Jungkook asintió, se levantó. Le dolió estar de pie, Yeeun lo sujetó y lo
llevó hasta su cuarto.
Era plena tarde.
El príncipe se sentó en su sofá, sin recargarse.
Yeeun se sentó a su lado. —¿quieres algo de comer? ¿algo de beber?—
desesperada de verlo así.
—así estoy bien.— Jungkook le dijo con una sonrisa, apreciando su
preocupación.
—bueno, lo que necesites, estoy para ti.— amable.
—gracias pero- se detuvo, pensando en su equipaje, aún estaba en su
caballo, su violín. —hay algo que podrías hacer por mí.—
—te escucho.— ella.
El principe le dió indicaciones claras para ir y traerle todas sus cosas a
escondidas, no quería que alguien las revisara. Incluyendo y sobre todo, su
violín. Y Yeeun obedeció, salió de su habitación.
Caminó por los pasillos simulando no tener dirección, observó el caballo
de Jungkook siendo llevado a su establo, por un guardia.
Sin que se diera cuenta, lo siguió.
El guardia comenzó a desempacar las cosas, ya que el caballo estaba
cargándolas y era pesado.
Yeeun lo observó, pensando la forma de intervenir.
El guardia tocó la caja del violín, la destapó y la sujetó, ella sabía que eso
era de lo que el príncipe hablaba.
El hombre, con curiosidad, empezó a abrir la caja y ella tuvo una idea,
corrió a él. —¿no la revisarías, cierto?—
Se asustó, cerrándola de nuevo. —¿eh? no.—
—que bien, acabo de estar con el príncipe hace unos momentos y él dijo
que ha traído un regalo para mí, en una caja, así que dámela.— ella
extendió las manos, mintiendo un poco para obtenerla.
—me mientes, ¿por qué el príncipe no ha venido por ella?— él la abrazó
más.
—creo que es rebuscado que me cuestiones eso, el príncipe se encuentra
herido y por eso me ha mandado a mí por la caja.— se acercó a él, pero se
negó a dársela, ella suspiró. —aunque si no me crees, podemos ir juntos a
dársela, así podré decirle que te vi abriéndola sin su autorización.—
El guardia se asustó de aquello, sabía que ella era la favorita del príncipe
y con el miedo de que ella le dijera y lo castigaran, prefirió darle la caja. —
no le dirás al príncipe, ¿verdad?—
Ella la sujetó. —no lo sé.— se dió la vuelta y se fue rápidamente al cuarto
del príncipe ocultando la caja entre sus vestido y su capa de terciopelo.
Entró a sus aposentos, trayendo para él aquella caja en especial. —espero
haber traído la indicada.— la extendió para él.
—gracias.— Jungkook sintió paz al tenerlo en sus manos, lo dejó en su
escritorio y de giró, fue a abrazarla, fuertemente.
Ella apenas y correspondió el abrazo por miedo a lastimarlo, pero él no la
soltó.
De repente se abrió la puerta y entró Jisoo, sin permiso y encontrándolos
así, abrazados. Como era de esperarse se molestó, ella tenía las manos atrás.
Jungkook se separó de Yeeun. La misma que rompió el silencio; —te
veré después, Jungkook.— hizo una reverencia.
Jisoo la quemó cuando pasó por su lado con la mirada, ella salió y cerró
la puerta detrás de ella.
Al estar solos, Jisoo pasó lo que escondía detrás de ella, tenía una tarta en
sus manos, con un tenedor. —sólo venía a decir feliz cumpleaños.—
sintiéndose incómoda.
Jungkook no se sentía extraño en lo absoluto, se acercó y tomó la tarta
que olía delicioso. —que dulce Jisoo, gracias.—
Jisoo le extendió el tenedor. —me iré ahora.—
—espera, puedes quedarte a comerla conmigo.— el príncipe estaba de
mejor humor y quería ser amable con ella.
—no quiero estar aquí ahora, estoy cansada de compartirlo con otra.—
con dolor dijo, hizo una reverencia y salió de su habitación.
Dejándolo sólo.
Jungkook giró levemente los ojos cuando se fue, no pensaba soportar la
situación, al no haber desayunado, tenía hambre así que sólo comió la tarta.
La dejó un momento de lado, para abrir la caja y ver su precioso violín,
con la nota de su amado por un costado, la separó, guardándola en un cajón
bajo llave y el violín lo dejó sobre su escritorio.
Su cuerpo estaba agotado, decidió dormir un rato, para después bajar y
continuar con el proceso de sanación.

²⁸


Taehyung había seguido con sus tareas diarias durante el día. Era de
noche, él se había encerrado en su habitación desde temprano, se preparaba
ya que había acordado verse con Baekhyun en unos momentos más.
Estaba listo para escaparse cuando tocaron la puerta de sus aposentos y el
corrió a su cama, se quitó las botas, se cubrió con la sábana y permitió el
paso.
Entró Leeteuk con la cena sobre una bandeja. —no acompañó a su
familia a cenar y debe estar hambriento.— la llevó hasta su cama.
—gracias por la preocupación, aunque ya muero de sueño.— Taehyung
fingió bostezar.
Leeteuk levantó las cejas. —sí, pero antes cene y cuénteme, ¿cómo
estubo su día ayer?—
—bien.— para evitar decir más comenzó a comer.
Él lo miró levantando una ceja, cuestionándose el comportamiento del
príncipe, el cuál parecía ocultar algo. —¿sólo bien? ¿no hay nada más?—
indagando un poco más.
Taehyung con comida en la boca asintió primero y después negó con el
rostro.
Leeteuk rió suavemente. —estás comiendo demasiado rápido, tranquilo.

Kim pasó el bocado y le regresó la bandeja. —estoy satisfecho, gracias
por haberme traído la cena. Ahora necesito dormir.—
Él levantó la bandeja y decidió dejarlo sólo en sus aposentos, sabía que le
diría la verdad en algún momento. Confiaba en Taehyung.
En cuanto se marchó, Kim se puso de pie y se colocó nuevamente las
botas y se colgó la espada, había perdido tiempo entonces ya iba tarde.
Bajó por su balcón y se escabulló, corriendo todavía tenía que llegar al
lugar secreto donde siempre se reunían ambos.
Agitado llegó.
Se paró delante de su amigo, el cuál lo esperaba sentado mientras
abrazaba su morral con algo de temor. —¿por qué tardaste tanto? estar sólo
aquí es algo escalofriante.— de levantó.
Respiró profundo. —lo siento, Leeteuk me distrajo.— aún empezaba a
tratar de estabilizar su respiración.
—bueno, ¿cómo te fue? ¿le gustó a tu prometida el violín que me
encargaste?— Baekhyun cambió el tema.
—le encantó, ahora dime qué sabes de lo otro que te pedí.— recuperando
el aliento, parándose recto con las manos en la cadera.
—no sabes lo mucho que me costó pero logré entrar a la casa de la
abuela de Mariam y lo encontré.— Baek dijo en voz baja.
—muéstrame.— Taehyung serio.
Baekhyun de su morral sacó un libro. —es de magia negra, fui con el
maestro del pueblo y él me dijo que está en Tamil y que lo que dice es total
hechicería.— se lo entregó.
Taehyung lo miró, con duda sobre el tema lo abrió en una página al azar,
los símbolos eran extraños.
Baekhyun volvió a meter la mano a su morral y le dió una insignia del
reino blanco que traía con él.
—¿de dónde sacaste ésto?— confundido.
—estaba en ésta página, el maestro la tradujo para mí, sin duda es un
hechizo de amor.— Baekhyun tomó el libro y lo abrió en una página que él
anteriormente dobló, para mostrárselo.
—maldición, es de Hoseok, mi padre se la dió cuando cumplió 15 años.
— Miró a Baekhyun sorprendido y cerró el libro de nuevo.
—Taehyung el tema me aterra.— su amigo confesó.
—pronto ésto será nada, ven conmigo.— Taehyung se lo devolvió para
que lo guardara y al hacerlo, sujetó su mano y ambos regresaron al castillo.
Entraron por la puerta principal, topándose a Hoseok con Leeteuk.
—¿no estabas dormido?— Hoseok levantando una ceja.
—se suponía.— Leeteuk serio, puso una mano en su cadera. Después
observó a Baekhyun. —¿Baek? Podrían explicarse.—
Se miraron entre ellos, su amigo guardó silencio, prefería que el príncipe
fuera el que hablara primero.
—¿Papá está dormido?— Taehyung lo ignoro y cuestionó.
Hoseok asintió.
—no podemos esperar toda la noche.— subió las escaleras corriendo.
Leeteuk fue tras él. —Principe.— preocupado.
Hoseok se quedó confundido con Baekhyun en la sala principal.
—¿te sientes bien?— Baek le dijo con temor.
Confundió aún más al menor de los príncipes. —amm... ¿si?— no tenía
idea de lo que sucedía.
Baekhyun asintió, mirando al suelo con los ojos bien abiertos.
—¡Papá!— Taehyung corriendo a los aposentos de los reyes.
—Taehyung no puedes hacer esto, podrían molestarse.— Leeteuk tras él,
alcanzó a sujetar su brazo y pararlo.
—es mi padre, quiero verlo.— tratándose de safar.
—el rey duerme, retírese ahora, por favor príncipe.— Leeteuk bajó la
voz.
—Leeteuk.— Taehyung lloriqueo de forma malcriada. —necesito hablar
con él.—
—¿es de vida o muerte?— Leeteuk, quien no esperaba que el menor
dijera que sí tan rápido.
Lo soltó. Miro a los guardias y asintió, los guardias que custodiaban su
puerta se giraron y tocaron fuertemente, asegurándose de despertarlos.
A la brevedad la puerta se abrió, Jin se levantó, abriendo con dificultad
los ojos ya que se sentía cansado. —¿qué sucede?—
—Papá, necesitas bajar conmigo, ésto es urgente.— se acercó
diciéndole.
—Taehyung, ya estaba descansando, ve a dormir juro que mañana a
primera hora me contarás.— Jin pensaba cerrar la puerta.
Taehyung no dejó que lo hiciera. —es sobre mi hermano.—
Jin abrió bien los ojos, miró a Leeteuk quien asintió. —me vestiré, quiero
que me esperen en mis aposentos de negocios.—
Taehyung asintió se fue corriendo a la sala principal.
—Leeteuk espera, tú bajarás conmigo.— Jin lo detuvo.
Él asintió y esperó a que se vistiese.
Al salir Jin llevaba su traje oficial, fueron juntos y al bajar las escaleras le
preguntó a Leeteuk; —¿debería estar preocupado?—
—Señor, no tengo la más mínima idea.— Contestó con la verdad.
Entraron a la oficina, inclusive Hoseok estaba ahí, Taehyung lo trajo
también sentándolo a su lado.
Baekhyun hizo reverencia al ver a Jin.
Jin caminó a su escritorio y se sentó. —explícame.—
Tae respiró profundo, dejó el libro sobre la mesa y empezó a explicar
todo. Desde lo que él dedujo, sobre lo que pasaba con Hoseok cuando ella
estaba, sobre la escencia de su hermano, la traducción, hasta lo del brazalete
en su muñeca idéntico al dibujo del libro, dijo todo.
Hoseok se rió. —¿de verdad, para eso levantaste a mi padre? entiendo si
estás molesto conmigo por nuestro percance, pero haz cruzado la línea con
ésta broma.—
—no tengo por qué hacerlo, no jugaría con cosas delicadas, Baekhyun es
testigo, entró a casa de Mariam a escondidas y lo vió todo.— Taehyung
muy seguro.
—allanamiento, eso es ilegal Baekhyun.— Hoseok se dirigió a él.
—Hoseok silencio.— Jin leyendo, pensándolo, miró a Leeteuk quien
también estaba atónito.
—ésto es ..— Jin sin encontrar una palabra correcta para todo ésto, era
increíble, aterrador, preocupante, pero a la vez sonaba difícil de creer.
—podemos ir a su casa, si no me crees, ahora mismo.— Taehyung.
Hoseok se enojo, se acercó a Taehyung a querer golpearlo tratando de
posar sus manos al rededor de su cuello. Por suerte Leeteuk fue rápido
sujetando sus brazos con mayor presión.
—ahí está.— Taehyung se puso de pie, alejándose.
Jin observó a su hijo menor, incrédulo, se levantó y fue a Hoseok, sujetó
su brazo, levantó la camisa de su muñeca y vió el brazalete.
Jin enseguida llamó los que cuidaban aquella puerta. —quiten esa cosa
de mi hijo, sin herirlo.—
—Papá, no.— trato de safarse, pero los guardias pudieron inmovilizarlo,
sin causarle ningún daño, lo sujetaron bien.
—¿dónde vive?— Jin a Taehyung.
Taehyung miró a Baekhyun, quien con respeto empezó a hablar, los llevó
con hombres del ejército oficial del reino.
—Leeteuk, no dejes que Taehyung ni su amigo se acerquen.— Jin le dijo
antes de bajar del caballo.
Leeteuk reverenció en respuesta, sujetando con cuidado a ambos jóvenes
de los brazos.
Jin ordenó que entraran a la fuerza, ambas dormían, las sujetaron para
que no huyeran, empezaron a revisar el lugar, encontrando órganos de
animales, más libros similares y el gabinete lleno de frascos con líquidos
extraños.
Tomó uno de esos frascos y lo abrió, olía realmente mal, Jin se cubrió la
nariz con un trozo de tela fina.
Después llamo a uno de sus guardias y le dió el libro que Baekhyun robó
de la casa, lo sostuvo en su mano y las miró. —¿ésto les pertenece?—
Ambas comenzaron a negarlo, como era de esperarse.
Jin estiró la mano y el guardia le dió con cuidado el brazalete ya roto,
también se los mostró. —intentaron hacer daño a un miembro de la realeza
y eso se paga con muerte.—
Al escuchar tal veredicto Mariam entró en pánico hablando; —yo no
quería herir al príncipe, perdóneme la vida que mi abuela fue la que hizo el
amarre y me obligó a darle el brazalete.— confesando con temor.
—¡cállate, traidora, todo era por tu bien!— La vieja habló.
—quiero que prepares la hoguera.— Le dijo a uno de sus guardias,
ambas comenzaron a quejarse pero Jin habló en un tono más fuerte al de
ellas. —serán quemadas por crímenes de hechicería en contra de la
corona.— aclaró.
Jin salió ya que no quería escuchar sus gritos de queja sobre su condena.
Se acercó a un guardia y le dijo en voz baja; —al sacarlas quemen la casa
con todo y lo que tiene adentro.—
Taehyung miró a Baekhyun y Leeteuk al ver como las sacaban de la casa
arrestadas; —les dije que todo se resolvería.— con algo de gusto.
La gente del pueblo comenzaba a darse cuenta e iban a presenciar lo que
sucedía. Incluyendo la familia de Baekhyun, quienes al salir enseguida
fueron a él.
—¿por qué estás fuera de la cama jovencito?— su madre furiosa.
Jin escuchó y se acercó a ellos, enseguida hicieron reverencia.
—Señora, el jóven Baekhyun fue un noble caballero el cual ayudó a
salvar a mi príncipe, estamos agradecidos y pronto serán recompensados.
— Jin habló.
Baekhyun le sonrió a su madre y a su padre parado detrás de ella.
La hoguera estaba lista en la plaza principal del pueblo. A ambas las
amarraron antes de prender fuego, Marian lloraba sin detenerse.
Jin hizo que se le leyeran las razones por la cuál se le estaba condenando
a la hoguera en voz alta frente al pueblo, para así demostrar que es un rey
justo.
Cuando acabaron de leer, la vieja empezó a reírse. Buscó al príncipe con
su mirada y al encontrar a Taehyung, directamente a los ojos. —¿tienes
algo que juzgar, príncipe? Sabemos tu verdad, lo que pasa por tu mente o
mejor dicho quién pasa por tu mente .. y todos los que me están escuchando
lo sabrán.— le dijo con burla.
Taehyung no bajó la mirada, levantó el rostro sin temor aunque en
realidad lo tenía, sabía que las miradas cuestionantes se clavaban sobre él,
incluso la de su padre.
—te veré en el infierno.— la anciana terminó diciendo.
—es suficiente, cubran sus bocas, no quiero escucharlas más.— Jin
furioso de oírla hablar de esa forma.
Las amordazaron con trozos de telas blancas, para no escuchar sus gritos
y maldiciones.
—¡prendan fuego!— Jin.
Las quemaron y entre el mismo fuego, aventaron el libro, deshaciéndose
de todo de una vez.
Taehyung se quedó pensando en lo que le dijo, en esa declaración tan
preocupante.
Aún era plena madrugada, seguían quemándose, era bizarro y Jin no
quería que su hijo mayor observara ésto, pidiéndole a Leeteuk llevarlo al
castillo, aparte dió indicaciones a un guardia de escoltar a Baekhyun y a su
familia a su casa.
Antes de que se marcharan al castillo, Jin detuvo a su hijo y en secreto
cuestionó. —¿de qué hablaba?—
—no tengo idea.— Taehyung tocó su nuca y miró al suelo, tenso.
Jin no era despistado pero decidió dejarlo ir por ahora.
Regresaron al castillo.
Taehyung no mencionó palabra, subió las escaleras corriendo, entró a sus
aposentos. Veía entrar la aún luz de luna por su balcón, se sentó en su cama
y poco a poco lloraba en silencio con una mano sobre su boca.
Tenía miedo. “Todos los que me están escuchando lo sabrán” esas serían
las nuevas palabras que no lo dejarían dormir, ahora que lo tiene y se aman
tanto, no imaginaba la vida sin él, no podía verse soltando su mano.
Y era creyente, sabía que pecaba pero no quería irse al infierno, le aterraba,
¿tenía que ser así?, injusto sería aquel ser divino si por amar tan
sinceramente estaba condenado al castigo eterno.
Entró Leeteuk a los aposentos, Taehyung se secó las lágrimas rápido y
agachó el rostro, apenado de estar llorando.
Fue hasta él. Se sentó a su lado, sin decir nada más, abrió sus brazos y lo
abrazó, dejándolo llorar en su hombro.

El acto había terminado, los guardias se encargaron de alejar a los aldeanos


y deshacerse de todo lo demás.
Jin por fin volvió al castillo, con tranquilidad en una parte, mientras que
seguía preocupado por su hijo.
Cuando le quitaron la pulsera a Hoseok y lo retuvieron en su cuarto a la
fuerza, él lloró mucho hasta dormir de agotamiento en su cama.
El rey fue a su cuarto y se acercó a la cama, se sentó a su lado, movió los
cabellos de su hijo.
Hoseok abrió los ojos poco a poco, miró a su padre, se levantó y sobre la
cama se arrodilló frente a él; —¿por qué me hicieron ésto? ¿acaso no me
quieres?— dolido.
Jin sonrió de lado. —sólo hice ésto por tu bienestar, daría mi vida por
salvar la de cualquiera de mis tres hijos.—
—pero más por Taehyung, aquí todo es por él y para él.— seguía con el
mismo sentimiento, miro hacia abajo.
—te equivocas y es cruel de tu parte decir eso, cuando Taehyung nació
yo comencé a ser rey, no tuve tiempo de cargarlo, jugar con él o enseñarlo
a hablar, todo lo hizo Leeteuk.— Jin tomó su barbilla y lo hizo mirarlo. —
en cambio, cuando tú naciste ya estaba acostumbrado a gobernar, te
cargué hasta que te enseñé a caminar, jugaba contigo cada tarde sin faltar.

Hoseok sonrió con melancolía al oírlo.
—aparte él tendrá que casarse por el bien del reino, sin elección y tú
eres libre de decidir con quien casarte y yo cuidaré con quien lo harás.—
El príncipe se sentía mejor escuchándolo, se dió cuenta de que es cierto,
su padre siempre ha compartido más tiempo con él y no lo estaba viendo.
Lo abrazó.
Jin sostuvo su rostro en su pecho y se recargó en la gran cabecera tallada
a mano. —cuidaré de mis tres príncipes por igual.— declaró.
Hoseok se recostó, sin soltar a su padre, quedándose con más
tranquilidad en él, a la mediante, el cansancio pudo con ambos y ahí
quedaron dormidos.
Y la verdad era que Jin sentía una conexión especial con Hoseok, en
personalidad se asemeja más a él y pasan mucho tiempo de calidad,
mientras Taehyung se va con Leeteuk. Podría tener cierta preferencia a su
segundo hijo, pero jamás lo dirá porque ama a sus tres hijos y no le parece
correcto admitirlo.

Después de que Taehyung lloró unos momentos, Leeteuk se separó de él,
atrapó las lágrimas que escurrían y habló; —¿por fin vas a contarme?—
—lo de Hoseok, es lo que me hace sentir mal.— habló entre débiles
sollozos, mirando abajo.
—te conozco tan bien que sé que no estás llorando por ese motivo, haz
estado ocultándome algo y te estás ahogando, dime lo que es.— levantó el
rostro de Taehyung.
—soy incapaz de decirte aunque quisiera hacerlo, hice algo prohibido.—
Taehyung tembló.
—te he guardado tantas cosas que si el rey se llega a enterar, me mataría
por tenerte eterna fidelidad a ti y no a él.— sujetó sus manos.
Preguntándose nuevamente si debería decirle, Leeteuk le ha guardado
infinidad de travesuras pero ésto no era una travesura, temía a su reacción,
podía no parecerle y correr a decirle a su padre en el peor de los casos, le
dolía el estómago sólo de imaginar tal escenario.
Pero al menos tenía que arriesgarse, Taehyung lo miró. —estoy
enamorado.—
—lo suponía y seguramente ayer estuviste con esa persona.— Leeteuk
parecía tranquilo al decir eso.
—¿cómo lo sabes?— asustado de haber sido visto o escuchado.
—porque Baekhyun vino en la tarde a preguntar por ti, supuse que me
mentiste, pero para que tú me mientas a mí tiene que ser muy importante, la
pregunta es quién.— con un rostro ilegible, no podía ni siquiera suponer si
estaba tomándoselo con calma o estaba enojándose, no lo sabía.
Antes de darle más vueltas, decidió tomar su valor, sujetarlo fuerte y
declarar en un tono audible para Leeteuk; —estoy enamorado del príncipe
Jeon Jungkook.—

²⁹ | parte ¹


Leeteuk estaba sorprendido, aunque no era algo que le resultara
imposible, conoce bien a Taehyung y sus ojos brillaban de distinta manera
cuando miraban a ese Jeon. Él para Leeteuk es como un hijo, lo quiere
demasiado para no apoyarlo en lo que es su felicidad aunque era demasiado
arriesgado.
Pero mientras pensaba en todo, el príncipe sintió demasiado silencio y
habló nuevamente. —no le digas a mi padre, te lo ruego.— entre sollozos.
Leeteuk regresó a sí mismo y lo observó, ahí tan vulnerable, confesando
su amor con el corazón en la palma de la mano, incluso temblaba. —está
bien, Taehyung.— lo abrazó.
—juro que lo amo con locura, con desesperación, con demasiada
necesidad, cuando él está conmigo siento que lo tengo todo y más, cuando
sujeta mi mano me da la seguridad que nunca había sentido, él es mi lugar
seguro.— Taehyung confesó, cubriendo su rostro con sus manos, apenado.
—si es así, deben estar juntos.— Leeteuk convencido, lo apoyaría sin
dudarlo.
—no podríamos estarlo libremente.— con más calma.
—podrían estarlo, como lo han estado todo éste tiempo, yo los cuidaré,
te lo prometo.— Leeteuk sostuvo su barbilla. —como todas las promesas
que te hago, con mi vida aseguro lo haré y que la muerte me alcance si
llego a romper mi palabra.— puso la mano derecha en su corazón,
jurándoselo a Taehyung.
Taehyung lo abrazó fuertemente. Él amaba mucho a Taehyung, como una
genuina relación padre - hijo, protector - protegido, estaba dispuesto a morir
por toda la familia Kim y sobre todo por su príncipe.
Sin soltarlo. —¿nos iremos al infierno? no quiero condenar a Jungkook
al castigo eterno.—
—nuestro Dios es bueno y justo, si vuestros corazones son sinceros sería
una injusticia lanzarlos a las llamas por amar, entonces eso no sucedería.—
Taehyung no respondió más, trayendo calma a su mente.
—tantas cartas no eran normales.— Leeteuk los separó bromeando.
Taehyung se rió, secando sus lágrimas.
—ahora necesito que duermas, en unas horas será el baile de
cumpleaños del jóven Jeon y quiero que descanses ¿entendido?— se
levantó, dejando que Taehyung se acomodara bien sobre su cama, lo cobijó
y esperó a que se durmiera para dejarlo descansar.

Pasaron las horas necesarias después de eso.
Toda la familia Kim se había despertado tarde ya que fue una noche larga
para todos, comieron todos juntos y se prepararon para el baile de
cumpleaños de Jungkook.
Ya estaba anocheciendo.
Se irían en dos carrozas como comúnmente lo hacían.
Hoseok tenía que irse con Taehyung, Jimin y Leeteuk, en la otra carroza
irían los reyes.
En la carroza de los príncipes, durante el camino no hablaron. Era
extraño, se podría decir que algo incómodo para ambos hacerlo, no habían
resuelto nada entre ellos aún y Leeteuk prefería no meterse porque
desconocía la reacción de ambos.
Hoseok estaba más tranquilo, pero las cosas no se superan en una noche
y él no lo había superado aún, dentro de él aún sentía algo de coraje y
sentimiento por Marian.
Taehyung miraba por la ventana, tratando de hacer como si fuese muy
concentrado en el paisaje, cuando la tensión dentro de la carroza era en lo
que pensaba.
Pasaron por un tipo de bache / pozo y el movimiento fue tan brusco que
inconscientemente Taehyung buscó la mano de su hermano y en reacción la
sujetó.
Al pasar eso se soltaron de las manos, siguiendo así el viaje.
Ambos agradecieron llegar, había mucha gente de la alta sociedad.
Bajaron y sin tardarse más entraron al salón principal después de ser
presentados por el guardia principal en la puerta.
NamJoon vestido con un traje de rey extravagante y totalmente obscuro,
los recibió. —Kim, siempre es un honor recibirlos aquí.—
—para mí familia y para mí es un honor estar aquí.— Jin respondió
amable.
La gente les estaba poniendo atención, la noticia sobre la unión era tan
reciente que verlos convivir en armonía los hacía voltear a ver.
—el querido prometido de mi hija.— Namjoon dijo extendiendo sus
brazos a Taehyung, quien lo abrazó muy corto.
No era una mentira decir que el rey Jeon lo intimidaba y más por lo que
sucedía a sus espaldas.
—¿dónde está Jungkook? Deseamos felicitarlo por su cumpleaños.—
Taehyung dijo cuando se separó.
—en unos momentos más llegará, está preparándose.— le respondió
serio. —pero Eunha está en los bocadillos por si queréis ir.—
Taehyung reverenció a su padre y al rey Jeon, se dió la vuelta y fue a
buscar a Eunha, porque sería normal hacerlo.
Leeteuk se quedó con Jin y Dara quien cargaba a Jimin y le daba mimos
porque estaba de mal humor, tenía sueño ya.
Hoseok hizo reverencia también y salió al jardín, donde no había más
invitados, se sentó en una banca alejado.
Eunha conversaba con Jisoo, sobre bocadillos, a ambas les gustaba
comerlos juntas y comentar sobre su sabores.
Llegó Taehyung, hizo una reverencia; —querida.— se dirigió a Eunha,
después sólo miró a Jisoo.
Jisoo movió el rostro en forma de saludo para Taehyung, pero él no
respondió ante el saludo.
—Taehyung, ¿cómo estás?— Eunha enseguida.
—estoy bien, tenía varios días sin verte, te extrañé.— Taehyung dijo con
respeto.
Eunha se puso roja y sonrió.
—Ow.— Jisoo. —enamorados se ven preciosos.—
Eunha agradeció pero Kim no quitó la mirada de su prometida; —
hablando del príncipe, ¿por qué no está por aquí?—
Para responder, Eunha hizo una reverencia sin agachar el rostro para
Jisoo, sujetó a Taehyung del brazo y se lo llevó; —sigue en sus aposentos,
ponerse ropa le resulta doloroso aún.— le dijo en secreto.
—¿doloroso?— Confundido.
—sí, Jungkook se escapó de los guardias en su cumpleaños, el rey
enfureció y le dió latigazos hasta sangrar toda su espalda, apenas está
recuperándose.— Eunha confesó.
Mientras Kim la escuchaba miraba directo a NamJoon, con coraje.
—es una verdadera lástima, se ha convertido en un rebelde que quiere
mandarse a sí mismo y eso no le traerá nada bueno.— Eunha miró a los
demás invitados, sin notar a dónde miraba su prometido.
Namjoon sintió la mirada pesada y cuando se giró a observar quién lo
veía, el príncipe le quitó los ojos de encima, regresando a Eunha.
—creo que diferimos en nuestras definiciones de rebeldía.— Taehyung
contradijo, aunque seguía siendo un caballero.
La menor de los Jeon se quedó confundida pero no respondió a eso,
prefería no tener esa conversación con él ahora mismo, en medio de una
fiesta.
El guardia principal, pidió la atención de los presentes para así nombrar a
Jungkook
Presentaron a Jungkook, bajó y se veía precioso, su cabello negro
perfectamente peinado, su traje tan oscuro, pegado marcando su figura
musculosa y bien trabajada, sus piernas firmes lucían bien, al igual que su
bello y masculino rostro y conforme se acercaba notaba los pequeños
detalles blancos en su traje junto con el brillo de sus insignias resaltando.
Taehyung sintió que se enamoró por segunda, tercera, cuarta vez, quedó
anonadado en tan abundante belleza.
Todos le aplaudieron la presencia del principe, cuando se mezcló entre la
gente comenzaban a felicitarlo con reverencias y apretones de mano.
Taehyung no se dió cuenta en qué momento dejó a Eunha, mientras fue
rápido a Jungkook. —felicidades.— dijo mientras hizo una reverencia con
el rostro.
Jungkook se rió suavemente e hizo lo mismo. —gracias.— sus ojos
brillaron al verlo.
Taehyung se paró a su lado con cierta distancia, aunque él quería
abrazarlo fuertemente y dejar besos por todo su rostro. Pero sólo caminaban
juntos por la fiesta, mientras Jungkook saludaba y recibía aún más
felicitaciones de todo el que se lo encontraba.
Llegaron al jardín. Estaban en la entrada de los caminos escondidos del
jardín, donde fue la declaración de amor de Taehyung.
—¿huímos un momento? necesito besarte.— Jungkook dijo en un tono
tan bajo que apenas y lo escuchó.
Taehyung pasando saliva asintió.
—yo iré primero y tú después, con discreción.— dijo aquello de la misma
forma, desapareció mientras caminaba entrando ahí.
Taehyung esperaba ahí parado viendo a todos los invitados, que
estuviesen lo suficientemente distraídos.
Se dió la vuelta y se disponía a entrar.
Jin lo vió y fue hacia él. —Taehyung.—
Él se detuvo y se giró, nervioso.
—¿a dónde vas?— Jin curioso.
—señor, Taehyung me pidió que fuésemos ahí a hablar lo del tema de su
hermano, pues el príncipe quería un consejo mío para reparar la relación
con su hermano.— Leeteuk se paró al lado de él.
Con esa buena excusa, Jin miró a todos lados. —no tarden tanto.—
permitiéndoles ya que no quería que la situación entre sus dos hijos
príncipes siguiera así.
Ambos entraron.
Leeteuk se quedó un poco atrás, Taehyung aceleró el paso.
Se perdieron por ahí de los ojos de todos los invitados.
En cuanto Jungkook tuvo a la vista a Taehyung sin pensarlo fue a él, lo
tomó de la cadera y mejilla atrayéndolo, lo besó cerrando sus ojos.
Taehyung quiso separarlo ya que a unos pasos más, Leeteuk estaba
viendo y le daba pena.
Jungkook se separó confundido, no lo soltó incluso al ver que no
correspondió
Pero Kim no supo qué decir, señaló a Leeteuk, que se encontraba a un par
de pasos detrás de él.
Jungkook lo soltó, dió un paso atrás, sintiendo como se ponía helado y
miró al suelo.
Leeteuk se rió con ternura, de la escena tan adorable que acababa de
presenciar. Dió media vuelta y dijo; —voy a cuidar que nadie venga.—
caminó unos pasos más, una distancia considerable para dejarlos hablar
pero no la suficiente para estar a los ojos de los invitados.
Ambos lo miraron caminar, alejándose de ellos.
Cuando se alejó lo suficiente, Taehyung se giró y abrazó por el cuello con
cuidado a Jeon, queriendo besarlo por fin, pero ésta vez Jungkook lo
esquivó; —¿qué fue eso?— asustado.
—le conté todo.— Taehyung con una sonrisa.
—¿todo? Por Dios, te recuerdo que fuiste tú el que hizo un drama
porque le conté a Hwasa.— Jungkook aún no lo procesaba, fue una
situación rápida y extraña.
—mira.— Taehyung se cruzó de brazos, algo ofendido. —Leeteuk me
conoce de toda la vida, es claro que puedo confiar en él, en cambio tú a
Hwasa en tan sólo semanas, no sabías si ella nos iba a delatar.—
Jungkook lo consideró tierno. Sonrió. —bien, si tú confías en él, yo
también lo haré.— buscó las manos del príncipe Kim y las entrelazó con las
suyas. —¿ahora puedo decirte lo precioso que te ves ésta noche?— las
levantó y dejó un suave beso sobre sus delicadas manos.
Taehyung sonrió. —mejor hablemos de ti y de lo espectacular que luces
cada día, el negro te sienta perfecto, eres tan atractivo.— sentía su rostro
caliente sólo de apreciar esa belleza tan cerca de él.
Jungkook lo besó, moviendo sus labios en perfecta sincronía, no entendía
como podía besarlo una y otra vez y jamás obtener suficiente de Kim
Taehyung.
Taehyung pasó sus manos por debajo de los brazos de él, abrazándolo
pero, en cuanto tocó su espalda Jungkook se retorció haciendo un ruido de
dolor, cortando el beso. —perdóname, lo olvidé.—
—así que ya sabes.— Jungkook moviéndose recuperando la postura, pero
su gesto de dolor seguía ahí.
—Eunha me lo dijo, es totalmente injusto y fue mi culpa, lo siento tanto.
— Taehyung sujetando su rostro, algo triste. —no te mereces ésto.—
—no, no. Valió la pena y si tuviese la oportunidad de elegir escaparme
de nuevo, lo haría, sólo por estar a tu lado otra vez.— Jungkook dijo eso y
después le dió un beso momentáneo.
Taehyung le sonrió con melancolía. —no quiero ser el culpable de tu
dolor.—
—sólo eres el culpable de que sea tan feliz, también de que le tengo un
amor inmenso al mundo y a la vida porque la comparto contigo.—
Jungkook perdido en ese bello rostro y ojos que guardaban las brillantes
estrellas del cielo en ellos.
—te amo tanto.— Taehyung sostuvo su rostro entre sus dos manos y lo
atrajo a besarlo una última vez. —vámonos ya.—
Jungkook giró a Taehyung sujetándolo de la mano y lo abrazó por la
espalda, pasando sus manos al rededor del estómago de Kim y recargó su
cabeza en su hombro. —disfruta la fiesta amor mío.— dijo, le dió un beso
en la mejilla y deshizo la posición.
Salió Taehyung con Leeteuk. Después de un rato Jungkook salió y se
reunió con Jisoo, se acercó a los reyes blancos para ser felicitado y por
suerte nadie notó nada más.
Eunha notó el humor de Hoseok, se acercó y trató de levantarle un poco
el ánimo, aunque lo que obtuvo fue una actitud hostil y fría de su parte.

La fiesta concluyó, la familia Kim al igual que toda la demás clase alta se
marcharon a sus hogares, mientras el cuerpo de Jungkook pedía descanso,
aún se sentía débil.
Subió casi sujetándose de las paredes y de los barandales de las escaleras.
Llegó a su habitación y se quitó el traje casi arrancándolo, le ardía la
espalda.
Quedó en simple pantalón, se recostó sobre su cama dejándose caer en
ella, pero no podía conciliar el sueño, no podía descansar.
Trató de levantarse pero sus brazos estirándose hacían que su espalda
hiciese lo mismo y sus costras se agrietaban lastimándolo.
Como un milagro, llegó Yeeun a su habitación y pasó sin permiso alguno,
comentando; —el rey me mandó, ¿para seguir festejando tu cumpleaños?—
confundida de verlo así.
—trae a la doctora.— Jungkook le dijo.
Ella asintió y fué a despertar a la doctora, lo que sucedió fue una reacción
negativa de la piel expuesta de Jungkook al Lino, material del cuál estaba
hecha su camisa negra.
Enseguida lo limpió, purificando su piel y colocándole más remedio para
recuperarse.
Jungkook se sentó, sintiendo que los músculos de su espalda se dormían.
Yeeun se acercó a la doctora. —¿puede sentarse? ¿ésto le volverá a
suceder? ¿tengo que quedarme y cuidarlo?— preocupada.
—el príncipe puede pasar el resto de la noche descansando, eso tendrá
que bastar, claro que si sucede algo tendrán que llamarme de nuevo.—
respondió amable.
—gracias de verdad.— Yeeun hizo una pequeña reverencia a la doctora y
ella se marchó.
—no es necesario que le hagas reverencia.— Jungkook desde la cama.
—hizo un bien, te ayudó y eso es suficiente para merecer mi respeto.—
Yeeun se sentó a su lado.
Jungkook sonrió con ternura. —gracias por ayudarme.—
—no hay problema, me agradas.— Yeeun le sonrió.
—¿sólo te agrado, no estás locamente enamorada de mí como todas las
demás criadas?— Jungkook bromeó.
Pero jamás esperaba escuchar tal respuesta de los labios de la segunda
favorita; —al principio pensaba que eras ardiente y que tenerte sería
increíble, pero no recuerdo cuando lo hicimos entonces debes ser malo en
aquello.— estiró sus manos hacia atrás y se recargó.
Jungkook no pudo evitar reír, irreverente, descarada y tan divertida,
aparte de recordar el hecho de que eso nunca sucedió. —¿entonces por qué
me sigues haciendo el honor de ser mi favorita?— sarcástico.
—eres alguien bueno, me gusta convivir contigo, podría decir que eres la
única persona del castillo que me deja ser como realmente soy.— ella dijo
muy sincera.
—gracias.— Jungkook se sintió conmovido de poder transmitir eso.
—además las joyas están increíbles y cualquiera mataría por privilegios
que tengo.— sonrió.
Jungkook rió de nuevo, sin una pisca de vergüenza. —tienes razón, nadie
más aquí te dejaría decir tantas barbaridades.—
Ella asintió, regresando adelante, poniéndose justo al lado de Jungkook.
—entonces ¿somos amigos?— él dijo.
Yeeun lo pensó. —aliados, porque los amigos no se compran y tú me
compraste.—
—aliados también suena bien.— Jungkook estiró su mano y le dió un
apretón.
—entonces fue un placer ayudarte ésta noche, pero me iré a descansar.—
Ella se levantó, se colocó frente a Jungkook hizo una reverencia.
—quédate, sólo necesito que alguien esté aquí por si me vuelve a pasar
además, yo te compré.— bromeó.
—está bien, pero no pasará nada entre nosotros.— respondió con risas y
una broma también.
Jungkook se levantó y destendió la sábana. —oh créeme que eso es
seguro.— entre risas también.
Se acostó boca abajo, abrazando su almohada.
Mientras que Yeeun se recostó a su lado y acarició sus cabellos, para
distraer el dolor y que su mente estuviese fijada en el movimiento de su
mano.
Así Jungkook logró descansar.
Y entre más tiempo pasó, Yeeun también quedó dormida, dándose vuelta
en la cama, alejada de él.

Sobre la visita de la doctora al cuarto del príncipe se hizo un rumor por el
castillo, llegando a oídos de Jisoo, quien sin saber que Yeeun se encontraba
ahí, fue inmediatamente.
Los guardias no se quedaban fuera de su cuarto por las noches, hacían
rondas por los pasillos y las entradas principales.
Al no tener vigilancia en su puerta, Jisoo abrió la puerta, encontrándose a
Jungkook y Yeeun sobre la misma cama, dormidos.
Apretó la mandíbula y salió de ahí, furiosa. Estaba cegada en sus celos,
ahogada en coraje y no se quedaría así. No lo permitiría más.

²⁹ | parte ²


Pasó un par de semanas, Jungkook siguió viéndose con Taehyung a
escondidas y en el castillo sin darse cuenta se la pasaba con Yeeun,
conversando sobre cualquier tema que se le ocurriera.
El día de hoy, los Kim visitaban el reino negro nuevamente. Parecía
haberse hecho costumbre éste tipo de reuniones entre ambas familias; sobre
todo porque los reyes se encerraban en los aposentos de NamJoon para
debatir y elegir las nuevas leyes para la unificación del reino, lo que los
llevaba a prolongadas charlas y discusiones ya que era más que claro que no
pensaban de la misma forma.
Mientras sus esposas cuidaban juntas de sus terceros hijos, los dientes de
ambos comenzaban a salir y eran sumamente llorones, necesitaban estar
prestándoles su atención la mayor parte del tiempo.
Cuando ellos llegaron Eunha no se encontraba en el castillo, salió a
comprar más pinturas para pintar, acompañada de varios guardias. Así que
al presentarse la oportunidad, Jungkook se llevó a Taehyung a sus
aposentos.
Dejaron a Hoseok sólo en la sala principal y no fue algo que le extrañó,
aún no se hablaba con su hermano mayor y no tenerlo cerca era mejor. El
llevaba su libreta y su lápiz, se sentó frente a un cuadro de la familia Jeon y
decidió retratar a uno de sus integrantes mientras el tiempo transcurría.

En la habitación de Jungkook, sobre su sofá se encontraban ambos.
El príncipe Jeon estaba recargado, mientras recostado en su pecho se
encontraba Taehyung, leyendo aquella carta que le escribió y no había
encontrado momento perfecto para dársela, así que decidió hacerlo ahora.
Después de leerla, se giró y lo vió directo a los ojos, sin decir nada, sólo
movió un poco las cejas.
—¿qué?— Jungkook confundido.
—“podemos hablar con tan sólo mirarnos” acabo de decirte lo tan
enamorado que estoy de ti.— Taehyung dijo con una sonrisa.
Ante la broma Jungkook miró abajo, se sintió apenado, sus mejillas
enrojecieron al verlo recitar sus románticos versos que ahora mismo eran la
causa de su vergüenza.
El príncipe Kim lo notó, rió con ternura y puso sus manos en el pecho del
contrario, acercándose a abrazarlo. —gracias.— sensibilizando su tono.
Jungkook lo abrazó y dejó un beso en sus lindos cabellos.
Taehyung levantó el rostro y buscó besarlo, estirándose, para después
separarse y poder volver a recitar; —besos exquisitos.— sonrió.
Jungkook se rió apenado completamente. —no volveré a escribirte.—
Boquiabierto. —entonces no volveré a besarte.— Taehyung se sentó recto
en su lugar, cruzándose de brazos.
El mayor levantó las cejas. —me matarías.—
—a ambos, besarte es tocar el cielo por un momento.— Taehyung fue
dulce.
Jungkook se mordió el labio y atrajo de un cuidadoso jalón al príncipe
Kim a su regazo, donde lo besó con ternura, disfrutando el sabor y la
suavidad que le ofrecía.
Al separarse, Taehyung se quedó cerca de su rostro y habló; —tus
palabras derriten mi corazón, atesoro tus cartas más que a mis baúles
llenos de joyas.— suave.
Jungkook buscó su mano y la atrajo a él para darle un beso; —por favor
sé mi amor una vida entera.—
—todo un honor.— Taehyung le sonrió, abrazándolo, se levantó de él. —
tócame un poco.— le extendió la mano para que la tomara.
El mayor sujetó su mano y se puso de pie, ambos se acercaron al
escritorio, donde Jeon tomó el violín que Taehyung le regaló.
Y le tocó una dulce canción, la cual el menor disfrutó oír, era bellísima y
su amado lucía tan bien interpretándola. Era su admirador principal, ver sus
manos sujetar el arco de esa delicada forma y la concentración en su
profunda mirada cuando veía las cuerdas mientras movía sus dedos de una a
la otra, era fascinante.
Cuando terminó de tocar, Taehyung fue a él y lo besó, enseguida
Jungkook se abrazó a su cintura. —talento puro.— aún abrazado al cuello
del mayor.
—gracias.— sonrió.
Disfrutaban estar juntos en cada oportunidad que tenían y ésta tarde sería
una de ellas.

Al castillo llegó Eunha, con todas sus compras en mano.
Justo al entrar por la puerta principal se cruzó con Hoseok; quien al verla
corrió hacia ella. —princesa.—
—hola.— ella sonrió e hizo una reverencia pequeña.
Él lucía nervioso y algo incómodo. Apenado habló; —quería charlar
contigo, el otro día no me comporté bien.— abrazó su libreta. —quería
disculparme, no merecías eso.—
Eunha se conmovió, la realidad era que nadie se preocupaba demasiado
por la manera en la que se comportaban con ella. No recordaba la última
vez que escuchó una disculpa.
Tardó en reaccionar y Hoseok no esperó más para seguir hablando. —y te
hice un dibujo, es algo insignificante, pero es para ti.— le mostró su libreta,
era un dibujo de ella donde estaba con toda su demás familia, pero en la
hoja sólo estaba ella retratada.
Ella la tomó, lo admiró unos segundos, después lo miró a él y le regaló
una gran sonrisa acompañada de un poco de rubor. —gracias, es precioso y
no te atormentes, todos tenemos días malos.— linda.
Hoseok pudo respirar con normalidad de nuevo, sonrió también.
Por las escaleras venían bajando sus dos hermanos mayores, a los cuales
saludaron y mientras trataban de tener una conversación agradable los
cuatro; llegaron los reyes, interrumpiendo la situación.
—después discutiremos eso.— Jin caminando unos pasos adelante de
NamJoon.
—seguiré firme.— Namjoon respondió serio.
Al parecer discutían, Jin hizo que llamaran a la reina para poder irse a su
reino lo antes posible y nuevamente, tras una corta e incomoda despedida se
marcharon.

La noche caía en el reino negro.
Jisoo tenía un par de cosas pendientes, pero eso lo dejaría en manos de
Lia, su fiel criada. La cual apreciaba y respetaba lo que la primer favorita
ordenara.
Ya que habían creado una gran amistad, después de estar un tiempo
sirviéndole, Jisoo era bondadosa con ella y se compadecía, después de todo
ella era la que consolaba a la embarazada en sus noches de llanto y soledad.
Ambas iban por el Harem, teniendo pláticas cortas con las criadas y
demás favoritas.
Después de un tiempo acordaron ir a los aposentos del príncipe y eso
hicieron.
Jungkook estaba en su habitación, escribiendo un par de notas,
comparando melodías, perdido en eso. Regresó en sí cuando tocaron su
puerta. —adelante.—
Jisoo abrió la puerta, miró a Lia y habló en un tono audible para el
príncipe; —espera aquí.—
Lia asintió, sabiendo que tenía otras órdenes simplemente seguía la
corriente.
La puerta se cerró, Jisoo fue al escritorio donde Jungkook seguía
concentrado y lo abrazó por la espalda, siendo cálida. —¿qué escribes?—
curiosa.
—partituras, nada en especial.— volteó la hoja donde escribía y se
recargó en la silla sin separarla de él.
—si no es nada en especial, ¿podríamos pasar tiempo juntos?— ella hizo
un tono dulce.
—no lo sé.— Jungkook estaba aún pensando en notas y sonidos.
—por favor, nos tienes abandonados.— Jisoo lo soltó y se colocó al lado
de él, sujetando su estómago.
Jungkook la miró y lo consideró, había sido distante con ella, por más
que eso no le preocupaba, no es lo que un caballero haría. Así que asintió y
se levantó, la abrazó. Y sólo pensaba hacer eso, abrazarla y escuchar lo que
quisiera hablar, pasar tiempo con ella.
Mientras, afuera de su habitación estaba Lia, sin moverse de ahí, sola.
Los guardias estaban haciendo el transcurso de vigilar entradas a comenzar
las rondas nocturnas.
Con movimiento en el reino, ella se alejó con cautela de la puerta,
dirigiéndose a los cuartos de las favoritas, los cuales se encontraban por la
misma zona del castillo.
Pasaba desapercibida, pareciendo ser otra simple criada caminando por
ahí. Llegó a la puerta de Yeeun, sacó de su vestido una nota, miró a ambos
lados del pasillo y al encontrarse sola se agachó y la deslizó por debajo de
la puerta.
Cuando la carta cruzó, ella se levantó y corrió ocultándose en los
aposentos de Jisoo, los cuales no estaban tan alejados.
Yeeun se colocó la pijama, cuando terminó de hacerlo se disponía a
dormir cuando notó que en su puerta había una carta, de la cuál no había
percatado el momento en el que llegó.
Fue por ella, la levantó y la leyó;
“ disfruto tu compañía y deseo tener un encuentro especial contigo, te
espero en la salida trasera del castillo por donde comienza el bosque y se
discreta, que nadie te vea porque vamos a escapar una noche.
Jeon Jungkook. ”
Ella frunció el ceño, abrió la puerta y observó por el pasillo; un guardia
caminaba por ahí dándole la espalda a la puerta yendo a cubrir su turno por
la entrada principal, pero la coincidencia favorecía. Yeeun pensó que había
sido él, quien la trajo, entonces creyó que Jungkook la envío.
Cerró la puerta, comenzó a vestirse de nuevo, antes de salir tomó la carta
y la guardó en su vestido; planeando burlarse del príncipe por tan romántico
e inusual plan.
Caminó por los pasillos ocultándose, llegó a la puerta trasera, los
guardias apenas se colocaban en sus puestos para cubrir la principal la cuál
era más importante y al todavía no llegar ella corrió y salió sin que nadie lo
notara.
Entro sin miedo por el bosque, con la luz de la luna buscaba al príncipe.
—¿Jungkook?— habló en un tono algo bajo.
Llegó a un punto donde los arbustos eran altos y había demasiada
oscuridad, miró ahí y sentía la presencia. Sin temor habló cruzándose de
brazos; —sal de ahí, no me asustas, aparte no creo que éste sea tu mejor
plan, hace frío y los insectos no dejarán de molestar.—
Ante el silencio, frunció el ceño. Observó Un destelló y sabía que se
trataba de un gran y afilado cuchillo, dió unos pasos atrás confundida.
Sus gritos no fueron escuchados y no logro escapar, sufrió hasta dar el
último aliento que la dejó sin vida.

Jisoo llevaba dos horas con Jungkook, abrazada a él. Y para sorpresa del
príncipe la conversación fluía así que estaba cómodo y con tranquilidad
seguía hablando.
Sin previo aviso entraron a su puerta de un golpe.
Un guardia quien parecía asustado miró al príncipe y agachó el rostro
enseguida. —le pido que disculpe mi intervención en vuestros aposentos
príncipe, pero ésto es urgente.—
Jungkook se levantó del sofá, soltando a Jisoo. —entonces no te detengas
y habla ya.— preocupado.
Jisoo observó al guardia y después a Lia quien se encontraba parada en la
puerta.
—vuestra favorita, fue encontrada muerta a las afueras del castillo por
el bosque.— el guardia dijo sin más.
Jeon quedó aturdido, con un golpe en su estómago interno. Ni siquiera
pudo pasar saliva, caminó detrás del guardia quien lo llevó hasta la salida
trasera del castillo donde su padre se encontraba, ya tenían el cuerpo
tendido y cubierto con una delgada manta de la mujer.
—¿qué sucedió?— Jungkook miró a su padre, sintiendo que su pecho
dolía.
Namjoon conversaba con su general de guardias, miró a Jungkook y
habló en un tono serio. —no lo sabemos con certeza pero todo indica que
ella caminaba por el bosque y fue encontrada por algunos bandidos
quienes la asesinaron por sus joyas ya que no tenía ninguna con ella.— le
comentó la conclusión a la que había llegado con sus guardias, ya que
habían revisado la escena y el cuerpo de ella.
—eso no es posible, ella no estaría caminando por el bosque de noche y
menos en soledad.— Jungkook estaba desesperado.
—eso es lo que no entendemos, pero no hay nada más, no dejaron rastro,
fue encontrada por un guardia que hacía ronda, apuñalada y saqueada. No
había más.— Namjoon sujetó el hombro de su hijo a quien veía llenarse de
lágrimas sin salir.
Jungkook lloró, le dolía porque consideraba a Yeeun su amiga, lo hacía
sonreír con todas las cosas que decía y le parecía un destino demasiado
cruel para alguien tan buena.
Namjoon lo abrazó con firmeza, dándole confort. Después de abrazarlo
unos minutos y dejarlo llorar, lo separó de él y habló a los guardias; —
quiero que le den santa sepultura y quiero que dupliquen la seguridad de
las entradas no queremos que eso le pueda suceder a un miembro de la
realeza, eso es lo primordial.—
Los guardias asintieron, Namjoon no estaba preocupado en realidad
porque era bien sabido que los bandidos atacaban por el bosque y la chica al
salir sola y de noche, no pudo esperar otro destino. Mientras su familia
estuviese bien, no le importaba pero consoló el dolor de Jungkook, lo llevó
adentro.
La noticia había corrido por el Harem, en poco tiempo todas sabían y
Seolhyun lloraba, había creado una amistad con Yeeun, no lo podía digerir
aún.
Seolhyun estaba siendo consolada por Solji y Gayoon, cuando levantó el
rostro vió a Jisoo entrar con Lia al Harem y hablaban con Sunny. Algo
dentro de ella la enfureció y se levantó hacia ella, sin pensarlo dijo; —¡tú,
seguramente tienes algo que ver con ésto!—
Seolhyun fue detenida por un guardia, quien la sujetó para no permitir
que tocara a Jisoo.
—¿yo? ¿por qué dices eso?— Jisoo luciendo dolida, dió un paso atrás.
—¡la odiabas!— Seolhyun gritó y esos gritos atrajeron la atención del
rey y el príncipe quienes caminaban por ahí, mientras el rey daba consuelo
a Jungkook y lo había tranquilizado para que dejase de llorar.
—¿qué está sucediendo?— Namjoon con un tono firme.
El guardia soltó a Seolhyun, quien se quedó callada.
—Seolhyun me está culpando sobre la muerte de Yeeun y soy inocente.—
Jisoo respondió al rey.
Seolhyun enojada, sin pensarlo mucho corrió a Jisoo quien estaba a un
par de pasos y la tomó aventándola atrás, haciendo que se cayera al suelo.
—¡mentirosa!—
No pudo hacer más aunque quería hacerlo, Sunny la alejó
inmediatamente.
Todos se asustaron de tal acción, Jisoo está embarazada y eso es
peligroso, enseguida Jungkook la levantó.
Namjoon se acercó a Jisoo también. —¿estás bien?— su nieto le
preocupaba.
Jisoo asintió, asustada puso una mano en su vientre.
Namjoon se giró con Seolhyun y habló enojado; —no puedes
comportarte así, ella lleva un miembro de la realeza y no puedes tocarla.—
—ella odiaba a Yeeun, se lo juro por Dios que no hay nadie más en éste
mundo que quisiera dañarla más que Jisoo.— Seolhyun lloró con coraje.
—¿cómo pude haber hecho algo? He estado con el príncipe toda la
noche.— Jisoo comenzó a llenarse de lágrimas mirando a Jungkook.
Jungkook se compadeció al verla llorar y en su cabeza todo era
demasiado por una noche así que no consideró la posibilidad, Jisoo estuvo
con él. —Jisoo dice la verdad, nosotros estábamos juntos cuando sucedió.
— dijo a su padre.
El rey respiró profundo.— llévate a Jisoo de aquí.— le dijo en tono bajo
a Jungkook.
Él asintió, llevó a Jisoo a otra sala.
Después, Namjoon miró a Seolhyun y habló; —Jisoo es inocente, no
quiero que sigas hablando sobre falsas conspiraciones, la asesinaron los
bandidos y eso es una lección para todas aquí sobre no querer salir del
castillo de noche, no podremos protegerlas si deciden andar por ahí solas.
— fuerte.
Seolhyun lo miró con enojo y al rey no le importó. —y éste tema terminó
aquí.— fueron sus últimas palabras antes de salir del Harem y marcharse a
sus aposentos a descansar.
Jisoo abrazó a Jungkook. —yo-, sería incapaz de hacer algo así.— lloró
en su pecho.
Jungkook estaba sobrepasado, distraído y no podía pensar claro, sólo la
abrazó y quería soledad, se alejó de Jisoo; —lleva a Jisoo a sus aposentos a
descansar.— se dirigió a Lia, quien estaba a un par de pasos.
El príncipe se dió la vuelta, se dirigió a sus aposentos donde se encerró y
lloro, perdió una amiga.
Lia llevó a Jisoo a sus aposentos.
Estando solas, Jisoo habló; — cuéntame.— mientras se sentó frente a su
tocador secando sus lágrimas.
—usé el cuchillo que me dió, después quité todas sus joyas y las guardé
junto el cuchillo en un morral el cual enterré alejado del lugar tal como me
ordenó.— Lia le contó mientras estaba parada.
—¿y la ropa?— Jisoo la observó seria.
—el vestido que usé, está quemado al igual que la carta, ahora son sólo
cenizas las cuales ya me encargué de tirar.— bajó la voz.
—no te vieron ¿cierto?— Jisoo se miró de nuevo.
—nadie notó que salí y entré, todos creyeron que estaba afuera de los
aposentos del príncipe, tal como me lo pidió.—
—que bien, ese será el destino para toda mujer que intente interponerse
entre el príncipe y yo, seremos felices y tendremos a un bello bebé.— Jisoo
miró a Lia, sonrió.
El amor podría ser todo, menos enfermizo. Ella se proclamaba
enamorada del príncipe, porque él fue atento con ella, endulzó su oído y la
embarazó creyendo en el amor, sus acciones fueron lo que la hicieron creer
que él la ama también y cegada con una falsa ilusión, todo se convirtió en
una obsesión posesiva. Perdía la cordura en su necesidad de tenerlo.
Pero Jungkook estaba demasiado enfocado en Taehyung como para
notarlo o al menos recordar siquiera lo que Hwasa advirtió.
“ Si el amor puede todo. ¿hablamos de capacidad o destrucción? ”

³


Pasaban los días, con la muerte de Yeeun, toda la atención en el castillo
de Jungkook comenzaba a ser de Jisoo. Estaba contenta porque eso era lo
que esperaba.
La panza de los 5 meses de Jisoo comenzó a ser muy notoria.
Éste día los Kim estaban de visita en el castillo de los Jeon. Los reyes
decidieron volver a encerrarse juntos, discutiendo sobre las leyes que
vendrían en el nuevo reglamento.
Las reinas estaban en el jardín, merendando y cuidando a ambos bebés que
ya aprendían a caminar. Eso tuvo a los reyes lo suficientemente distraídos
para darse cuenta de que Eunha invitó a Hoseok a sus aposentos a pintar,
así permitiendo que Taehyung estuviese con Jungkook.
Los príncipes mayores de ambas familias conversaban y reían en la
escalera del castillo, subirían al cuarto de Jungkook.
—Príncipe.— escucharon detrás de ellos.
Ambos giraron, era Jisoo que le hablaba a Jungkook. —¿sí?— él.
—los aposentos para el bebé están listos para que los decoremos juntos,
¿vendrá?— ella dijo con emoción, juntando sus manos.
Jungkook bajo las escaleras hasta ir con ella.
—Jisoo, podéis hacerlo tú, dile a Sunny que tiene ordenes mías de darte
todo lo que desees para su habitación.— dijo con sensibilidad, le sonrió y
subió sin esperar respuesta.
Taehyung le sonrió complacido a Jisoo y se dió la vuelta, siguiendo a
Jungkook arriba.
Ella se quedó triste.
Al llegar a la puerta de su cuarto no había nadie, los mandó a lavar a sus
caballos, lo cuál les tomaba todo el día.
Jungkook fue quien abrió la puerta y dejó pasar primero a Taehyung.
Él entró y esperó a que Jeon cerrara la puerta para abrazarlo y darle un
beso muy largo.
Jungkook correspondió a ese beso, llevándolo sin despegarse a la cama,
quedó sobre él, besándolo mientras él abría las piernas.
Se quitó de encima con una risa. —en serio amor, ¿no tienes hambre?
podemos comer aquí.— caminó hacia su escritorio y dijo por la
conversación que tenían en las escaleras, en la que hablaban de comer.
Taehyung se levantó y fue hasta él, lo tomó de la mano y lo llevó a la
cama mientras le respondía; —te dije que no, quiero aprovechar que
podemos estar solos.— sentó a Jungkook sobre la cama y se subió a su
regazo.
Se empezaron a besar, Jungkook cortó el beso de nuevo. —bueno, pero
en un par de días es tu cumpleaños y no me haz dicho qué quieres hacer,
necesito una respuesta porque voy a prepararlo.— muy tierno.
Taehyung se mordió el labio inferior. —lo que sea está bien.— dijo y
empezó a besar el cuello de Jungkook, abriendo su camisa para tener a la
vista más piel donde dejar besos.
Jungkook entrecerró los ojos de lo bien que se sentían sus besos pero
necesitaba saber qué harían, tenía un plan. —Taehyung, acaso ¿Quieres que
hagamos otro viaje?—
Kim se separó recto y cruzó los brazos. —después de cómo te castigaron,
no.— firme.
—soportaría más castigos por pasar otra noche contigo.— con su mano
llevó los lindos rulos de Taehyung detrás de su oreja.
—no, podemos pasarla en nuestro escondite de siempre.— iba a pasar
sus brazos por arriba de los hombros de Jungkook, para abrazarlo mientras
se acercaba a darle un beso.
Jungkook sostuvo sus manos deteniéndolo. —pero, tiene que ser
especial.—
—Jungkook.— Taehyung giró los ojos de forma divertida y se rió. —en
donde sea que estemos juntos es especial, porque estaría contigo y tú eres
especial para mí.— adorable.
Él le sonrió. —¿estás seguro de que eso es lo que quieres hacer?— tomó
las manos de Taehyung y por fin las pasó por sus hombros, haciendo que lo
abrazara.
Taehyung asintió con una linda sonrisita y se acercó lentamente, sentía su
respiración sobre la propia, la emoción estaba nuevamente ahí, siempre
estaba ahí cuando se besaban. Lo besó con tantas ganas que incluso un
suspiro iba dentro de él, el cual se podría nombrar caricia, tan suave, tan
delicado, lleno de todo, alegría, deseo, dolor, amor, todo.
Se separaron, ambos sintieron que fue especial, inclusive Taehyung
sostenía en sus dos puños la camisa de Jungkook, sin notarlo lo hizo.
Jeon miró el rostro del contrario con detenimiento, primero sus deliciosos
labios, ese bonito lunar sobre ellos después levantar un poco la vista y ver
ese lunar en su preciosa nariz para después ver el que está abajo de su ojo
sobre su mejilla canela y justo sobre la linea de esos ojos filosos que sólo
éste Kim poseía, entre las pestañas había otro pequeño lunar que se lograba
perder entre sus numerosas pestañas, “todo un ángel” pensó mientras le
sonreía.
Mientras lo analizaba, Taehyung hacía lo mismo con él. La mirada
profunda, con ese café que sin duda le quitaba el sueño, ese lunar apenas
visible sobre la punta de su nariz que era similar al de él y bajó a sus lindos
labios, delicados y con esas curvas rosadas, bajo ellos su lunar
perfectamente centrado. De repente sonrió, con esa perfecta sonrisa
coronada por unas líneas de expresión en cada una de sus mejillas, bésalo,
bésalo, bésalo, se escuchó a sí mismo y lo besó de nuevo.
Ser románticos era tan sencillo para ellos y es que bueno, cuando te
enamoras las palabras y los sentimientos fluyen como un río.

Mientras tanto, en los aposentos de Eunha. Ella y Hoseok pasaban un
ameno momento pintando, ambos disfrutaban hacerlo.
—Eunha.— él rompió el silencio que había de tanta concentración.
—¿sí?— ella sólo movió los labios, no despegó la vista ni su mano del
pincel sobre el lienzo.
—¿de verdad estáis enamorada de mi hermano?— Hoseok la miró al
preguntar.
Eunha perdió su concentración, no esperaba una pregunta como esa, no
sabía como negarlo, sin ofender a su familia. Estaba tensa.
Pero Hoseok lo interpretó con ese silencio. —perdonad mi atrevimiento,
pero no lo aparentan.— siguió mirando su lienzo.
—¿se nota tanto?— Eunha lo miró curiosa.
—podrán decir que lo están pero no se siente, el amor se siente y entre
ustedes aún no se logra sentir.— Hoseok la miró de vuelta. —aunque
podría estar equivocado.— sonrió.
—no lo estáis, siento un cariño muy profundo hacia el príncipe
Taehyung, pero no es amor, sonará desatinado pero siento cariño de
hermano con él.— Eunha dejó de ver a Hoseok y se concentró de nuevo en
lo que pintaba.
Hoseok sintió que no tenía nada qué decir al respecto, sin duda era una
lástima que fuera así, ellos se casarían. Regresaron al silencio.
—¿qué cosa estáis pintando, Hoseok?— ella se acercó a mirar,
colocando una mano sobre el hombro del príncipe Kim.
La pintaba a ella, era un cuadro de Eunha sosteniendo el pincel y su barra
de pintura, con la mirada fija en el cuadro delante de ella.
Enseguida se ruborizó.
—te vi tan concentrada en el óleo que parecía una buena idea retratarlo,
lo siento si te sientes invadida pero tu perfil es proporcionalmente bueno.—
Hoseok la miró con una sonrisa, relajado. Hablaba desde la voz de un
artista.
Quedaron con los rostros cerca, mirándose.
Eunha sintió que su pulso empezó a acelerar, Hoseok es increíblemente
guapo, con una sonrisa bella, esos ojos inspiradores y brillantes que
combinaban con lo café de su cabello y sus labios lucían lindos.
Hoseok pensó que ella era preciosa, sus proporciones faciales eran
estéticas y muy finas, las admiraba más a ésta distancia, con su piel color
blanco con un rojo natural en sus mejillas y labios rosados, se veía tan
suave.
Regresó a sí mismo, recordó que es la prometida de su hermano mayor y
tenerla tan cerca de él no se vería nada bien, giró el rostro antes de que algo
más sucediera. —¿y qué pintaste tú?— dejó salir un suspiro pesado.
Eunha regresó a su pintura, se la mostró. Un hermosa ave color azúl con
verde, tan realista y preciosa.
—tienes talento.— Hoseok amable.
—gracias, tú también.— ella apenada.
—¿hacemos otro?— él sonrió.
Ella asintió y sacó otros lienzos, los colocaron en las bases, mientras
dejaban secar aquellos pintaron algo más.

La luz radiante que entraba por el balcón de Jungkook empezó a
desvanecerse, el día empezaba a ser nublado y los rayos se escuchaban a lo
lejos.
Ambos le prestaron atención al que se escuchó más cerca.
Taehyung se levantó para ir al balcón, salió y en extendió su mano,
algunas gotas cayeron en ella. —éstas son mis temporadas favoritas.— dijo
para Jungkook que estaba sentado mirándolo.
Él se levantó y lo tomó del brazo moviéndolo hacia donde hubiese techo.
—es lindo, pero no te mojes.— lo abrazó por detrás.
Ambos miraban la lluvia llegar, junto con un par de rayos.
Jungkook tomó la mano de Taehyung y le dió una vuelta de baile. El
menor se rió. —el día del baile, tenía muchas ganas de sacarte a bailar,
así que ..—
Se separó, se inclinó y estiró las manos. —¿me permites ésta pieza?—
—ésta canción y todas las demás.— Taehyung reverenció, con una
sonrisa.
Estaban apunto de tomarse de las manos cuando la puerta sonó.
—me debes un baile.— Jungkook le dijo en el volumen más bajo que
pudo.
Taehyung aún así entendió y le guiñó. El mayor abrió la puerta, era su
hermana Eunha con Hoseok.
Ella reverenció ante ambos con una sonrisa.

los reyes nos han llamado para reunirnos en la sala principal.—
—vamos.— Jungkook le dijo a Taehyung y lo dejó salir primero, los
cuatro fueron a reunirse con los reyes, quienes ya los esperaban en aquella
sala.

Tiffany, Dara y Eunha en un sofá, tomando té mientras conversaban,


mientras en otro estaba Namjoon con Jin y Taehyung tomando café.
Jungkook sujetaba al más pequeño de su familia de las manos mientras
éste daba más pasos, no lo dejaría caer.
Hoseok hacía lo mismo con Jimin.
—hijo, tenemos una buena noticia para ti.— Jin a Taehyung. —tu traje
para la boda está listo, en un mes definitivamente tu boda con Eunha se
efectuará.—
Taehyung sonrió como pudo, ocultando su incomodidad y falta de
alegría, sólo bebió de su taza.
—y ya que estamos hablando de bodas, también quería anunciarles.—
NamJoon habló. —Jungkook también por fin se casará con Jisoo, antes de
que esa panza crezca más.— sonrió.
Todos aplaudieron, por compromiso.
Jungkook cargó a Yoongi e hizo como si no escuchó nada, pensó que su
padre lo había olvidado por el tiempo que pasó pero al no ser así le causó
disgusto.
Namjoon creyó que esa actitud fue grosera así que para evitar regañarlo
frente a todos mejor cambió el tema y habló individualmente con Jin.
Taehyung se levantó y despistadamente fue con Jungkook. —¿cómo va,
no se ha caído mucho?— refieriéndose a Yoongi.
—no, es un buen Jeon, está aprendiendo rápido.— le respondió con una
sonrisa mientras bajaba a su hermano quien caminó hacia Taehyung.
Taehyung lo recibió tomándolo de las manos, le sonrió ampliamente. —
lindo bebé.— acarició el rostro del pequeño Yoongi.
Yoongi se rió tiernamente, apenas terminaba de crecer su pequeña sonrisa
con dientes de leche al igual que la de Jimin.
Jimin gateó hasta donde estaban ellos. Se puso de pie y sujetó al pequeño
Jeon, quien se giró y le dió la mano, empezaron a caminar juntos, tomados
de la mano.
Todos pensaron que era adorable, menos al rey
Jeon. Namjoon pensó que era peligroso que dos bebés que recién aprendían
a caminar estuviesen sosteniéndose uno al otro ya que sí se caían se podrían
lastimar un diente y si veía a Yoongi llorando y sangrando, se molestaría
mucho. —Jungkook dame a Yoongi.— le dijo enseguida.
Jin frunció el ceño y lo miró. —¿algún problema?—
—son bebés, pueden caerse y tirarse los dientes, sólo quiero evitar el
riesgo de que mi príncipe y el vuestro se lastimen.—Namjoon contestó
explicando su preocupación.
Jungkook se quedó observando a su padre, desencajado, pensó que era
una tontería.
—Jungkook, ¿escuchaste?— Namjoon lo miró serio.
El príncipe obedeció a su padre, separó las manos de ambos bebés, cargó
a Yoongi y tomó de la mano a Jimin para que no se cayera.
Condujo a Jimin con Taehyung, después llevó a su hermanito menor a los
brazos de su padre. Quien lo abrazó.
El aire se volvió algo incómodo, Jin no compartía su preocupa y se sintió
ofendido en cierto punto. —la lluvia bajó un poco, es mejor que
aprovechemos para irnos a nuestro reino.— Jin dijo poniéndose de pie.
—es lo mejor.— Namjoon también se levantó, con su bebé en brazos y
sin arrepentirse de protegerlo. —no queremos que se haga de noche.—
Los acompañaron hasta la entrada, con sus abrigos, los despidieron y se
marcharon.
Volvieron adentro, los reyes se marcharon con el bebé a sus aposentos.
Mientras Jungkook iba a ir a su habitación pero prefirió detenerse en la
puerta del cuarto de Eunha.
Ella llegó. —¿sí?— lo miró confundida.
—¿te divertiste con Hoseok por la tarde?— preguntó con una sonrisa.
Ella sintió que él suponía algo aunque no fuese así. Su hermano sólo
estaba siendo amable. —estáis equivocado, sólo pintamos.— abrió su
puerta, pasó y la cerró sin detenerse a oír respuesta.
Jungkook se quedó confundido en la puerta, confundido de esa reacción.
—¿eso no era divertido para ti?— pero en fin, se dió la vuelta y fue a sus
aposentos.
Por fin la noche cayó, después de que los Kim se fueron la lluvia se
agravó. Jungkook tenía una vela, con la que veía mientras escribía
partituras.
Tocaron a su puerta. —adelante.— sin levantarse.
Abrieron la puerta y pasaron, Jungkook ni siquiera se tomó el tiempo de
mirar, hasta que escuchó. —príncipe.— era la voz de Jisoo.
Él volteó la hoja y se giró, poniéndose de pie. —dime.—
—los aposentos del bebé están listo, ¿sería tan amable de darme su
opinión?— ella preguntó sensible.
—vamos.— Jungkook se colocó un abrigo pues el castillo era algo frío.
Fue detrás de ella, entró y vió el tapizado de la pared azul marino de
terciopelo, había pedido que fuese un profesional a pintar unas cuántas
nubes sobre su techo, la cuna era de madera, se acercó y colocó su mano
sobre ella, tan suave, parecía puro algodón, miró y ya había un pequeño
gabinete, Jungkook se acercó a abrirlo no había nada dentro de él.
—aún no pedí ropa, me quedé pensando en que no sé si será niña o niño.
— Jisoo, sujetando su panza con cariño.
—manda a pedir trajes preciosos, es varón, te lo aseguro.— Jungkook
recargó los brazos sobre la cuna, mirándola, sintiendo un pequeño cariño y
emoción nacer en su estómago.
—¿cómo lo sabéis?— Jisoo se paró a su lado, colocó una mano sobre el
hombro de Jungkook.
—sólo sé que es así.— sujetó su mano sobre su hombro y le sonrió.
—príncipe.— ella viendo cómo sujetaba su mano.
—dime.— él se giró, soltándola se puso frente a frente con ella.
—el rey fue a mis aposentos esta mañana a hablarme sobre nuestra
boda.— sonrió, realmente estaba feliz por convertirse oficialmente en su
concubina.
Jungkook se sintió un poco molesto, su padre no le había dicho nada en
privado, al parecer seguía algo enojado con él. —no he tenido la
oportunidad de hablar con él sobre los detalles.— suspiró pesado.
—¿de verdad? que extraño.— Jisoo frunció el ceño. —me llevo el
vestido.—
Jungkook levantó las cejas sorprendido. —¿tan rápido? ¿podría verlo?—
Jisoo asintió, apagaron las velas y salieron a los aposentos de ella.
Ella entró y él detrás. Se pararon ambos en el closet, Jisoo abrió la puerta
y el vestido se cayó al suelo.
Jisoo se estaba agachando a levantarlo.
Jungkook la detuvo. —no te agaches, yo lo levanto.— levantó el vestido
con una mano, mientras con la otra sujetaba y levantaba a Jisoo.
Quedaron demasiado cerca, Jisoo observó lo atractivo de su masculino
rostro, ella está enamorada de él y lo deseaba. Sujetó con cuidado el rostro
de Jungkook, buscaba besarlo.

Quería aprovechar para comentarles que hay un grupo de WhatsApp
hecho por una lectora mía; Pame_DiazDha, es para teorías y comentar
sobre la novela. También estoy ahí, así que las leeré, el link está en mi
tablero.
Lxs amo mucho , att;
@ Rapmonsterxxxz
³¹


Jungkook giró el rostro antes de que sucediera, no quería hacerlo por eso
se concentró en colgar de nuevo el vestido.
Ella se sintió ofendida, le molestó aquella acción se supone que son
pareja y pronto estarían casados. —¿por qué no me besa?— con algo de
enojo y confusión.
Jungkook no tenía una respuesta que no fuese a ofenderla, para evitar
discusiones innecesarias con Jisoo, se acercó y la besó, sin alternativa
alguna, es su responsabilidad después de todo.
Se separaron.
—¿usted, aún me quiere?— Jisoo fue la primera que habló, sintiendo su
lejanía.
El príncipe tenía que seguir aparentando. —por supuesto, eres la madre
de mi hijo.—
Jisoo cegada en su amor, abrazó a Jungkook con fuerzas. —lo amo con
todo mi corazón.—
Esperaba una respuesta, porque sabía que era así, Jungkook correspondió
el abrazo y después de pedirle perdón a Dios en su mente habló. —también
te amo, Jisoo.—
Ella se sintió querida, Jungkook le dijo que la amaba por primera vez.
Eso hacía que ella creyera cada vez más que hizo lo correcto al deshacerse
de Yeeun, el príncipe es para ella y nada se interpondrá en su amor.
Jungkook la soltó y miró el vestido. —es precioso, ¿sabéis la fecha de la
boda?—
—en 3 días será.— feliz juntó sus manos.
Él se quedó callado mirándola, lo pensó y en el calendario la boda sería
justamente un día después del cumpleaños de Taehyung.
—creo que iré a dormir ya.— Jungkook cerró el armario, se dispondría a
salir de la habitación pero la voz de las últimas palabras de Jisoo lo hicieron
mirarla.
—estoy muy feliz de casarme con usted.— ella sonrió.
—yo también lo estoy, buenas noches.— sonrió sin mostrar los dientes y
salió sin esperar respuesta de ella.

Como tanto esperaban, hoy es el cumpleaños de Taehyung, sus 21
primaveras habían llegado y el rey Kim no iba a escatimar con la
celebración de su primogénito.
Organizó una fiesta en todo el reino con música, bebidas y bocadillos,
cada pueblerino estaba invitado justo frente a las puertas del castillo, ahí
sería la celebración.
Como era de esperarse, los Jeon estaban invitados a la celebración,
aunque por la noche Jungkook y él festejarían en privado, lo cuál les
emocionaba aún más.
Taehyung despertó con los ruidos del canto de los pájaros de ésta fría
mañana, se puso de pie y fue a darse una ducha con agua caliente para
ponerse ropa casual.
Salió de sus aposentos y sus guardias lo felicitaron, él agradeció con una
gran sonrisa y cuando se dispuso a bajar por las escaleras escuchó a su
hermano menor Hoseok, detrás de él hablarle por primera vez después de
todos los días que se ignoraron. —Tae.— suave.
Se giró y lo dejó hablar. —feliz cumpleaños.— estiró una hoja doblada
hacia él.
El mayor se acercó a él y la tomó sin esperar para abrirla, encontrándose
con un dibujo de ambos abrazados. Incluso había colocado una corona
sobre Taehyung y sobre la parte de arriba decía ; “ te quiero con toda el
alma, aunque discutamos no te cambiaría por nada. Soy afortunado de ser
tu hermano y el reino será afortunado de que seas el rey. ”
Sonrió al terminar de leerlo.
—aunque no le digas a papá que escribí eso último, podría sentirse mal
y es un buen rey.— Hoseok dijo sonriendo de lado, aligerando el humor.
Taehyung dobló de nuevo la hoja, sujetó a Hoseok de los hombros para
atraerlo a sus brazos, lo abrazó con firmeza y una lágrima de melancolía
cayó por su mejilla al cerrar sus ojos. Ama a su hermano y Hoseok también
lo ama.
Se separaron y sintieron como todo estaba bien ahora. —vayamos a
desayunar, muero de hambre.— Taehyung.
Ambos hermanos bajaron corriendo de las manos.
—no corran dentro del castillo.— Leeteuk al verlos bajar a la sala
principal.
Se detuvieron, Taehyung lo miró y sonrió ampliamente. Leeteuk siempre
festejaba sus cumpleaños con él y siempre esperaba más qué regalo le daría
él, que su mismo padre.
Pero ésta vez no vió nada en sus manos y Leeteuk parecía tranquilo,
como cualquier otro día. —vayan al comedor, vuestro padre debe estarlos
esperando.—
Taehyung confundido, siguió caminando al comedor con Hoseok,
Leeteuk iba detrás de ellos y entraron, Jin y la reina junto al pequeño Jimin
ya los esperaban.
Después de hacer reverencia, cada uno tomo su lugar en la mesa, Leeteuk
por su parte tomó a Jimin y lo llevó a cambiar, el menor de todos desayunó
antes y se manchó la ropa.
Taehyung miró Leeteuk irse con Jimin en brazos sin decirle nada más, no
creía que Leeteuk lo olvidó, era imposible. Miró a su madre quien le
hablaba. —felicidades Taehyung.—
—felices 21 hijo, estoy orgulloso de ti y te adoramos.— Jin dijo con una
sonrisa, mirando a su hijo mayor.
—gracias.— sonrió para sus dos padres.
El desayuno ya estaba servido, empezaron a comer, mientras tenían
pláticas vagas, risas. Tenían un buen momento familiar, pero cuando el
tema se terminó y fue el momento justo, Jin señaló a una de sus criadas y se
acercó a Taehyung con una caja pequeña que sacó detrás de ella, color
blanco de gamusa, se la extendió.
Taehyung la miró y luego miró a Jin.
—es un regalo, de tu madre y mío.— el rey dijo, sujetando la mano de
Dara.
Taehyung limpió sus manos y la tomó, agradeciéndole a la criada, la
abrió. Una pulsera de cadena con una placa delgada, la cuál tenía grabado
sus iniciales K.T. brillaba y estaba preciosa pues era de oro puro y el tallado
era fino.
—¡Maldición! es preciosa.— dijo de sorpresa, realmente era bella.
—Kim Taehyung.— Dara molesta por el lenguaje.
Jin evitó sonreír y miró al plato, dejando que su reina fuese la que lo
corrija.
—lo siento, me encantó.— Taehyung la guardó de nuevo.
—me alegra que te gustara tu regalo, pronto iniciará tu celebración,
quiero que uses tu traje blanco oficial, colócate boina.— Jin después de
beber de su copa.
—Hoseok, tú también.— Dara miró a su segundo hijo.
—¿boina?— Hoseok levantó una ceja dejando recta la otra.
—sí, ambos.— Dara seria a ambos.
Los dos hermanos se miraron y rieron, llevaban años sin vestirse igual,
desde que eran más pequeños pero sin alternativa a obedecer a su madre,
asintieron.
—Leeteuk, cuidará de Jimin mientras está la celebración, no confío en
nadie más, está en una etapa en la que no le gusta estar quieto.— Jin se
dirigió a Dara y ella asintió aceptándolo.
Terminaron de desayunar. —entonces iremos a vestirnos.— dijo
Taehyung levantándose junto con Hoseok.
Salieron los dos de la cocina después de haber hecho reverencia a ambos
reyes.
Hoseok se adelantó ya que tenía que bañarse, subió rápido las escaleras.
Taehyung observó a Leeteuk bajar con Jimin en brazos mientras lo hacía
reír haciendo gestos.
—Leeteuk ¿podréis acomodar mi cabello para la boina?— lo detuvo,
juntó sus manos, sintiéndose raro de que aún no lo felicitara.
—claro Taehyung, sólo iré dejar a Jimin con los reyes de nuevo e iré a
vuestros aposentos.— Leeteuk dijo tranquilo y se siguió su camino.
Taehyung fue a su habitación, al entrar observó algo sobre su cama y se
acercó a observar lo que era, se sentó en ella y miró;
Una caja no tan ancha pero muy larga. Con una nota sobre ella; “Feliz
cumpleaños número 21 Taehyung.
—Leeteuk.
Taehyung sonrió, subió a dejarla mientras él desayunaba, con emoción
abrió la caja. Venía una espada, no lucía nueva pero brillaba, el príncipe se
podía reflejar en ella, tenía un diseño fino que parecía hecho a mano y el
color de su base era rojo tinto, totalmente preciosa.
Se puso de pie y la sujetó, hizo un par de movimientos con ella. Después
la sostuvo en sus manos y la admiraba, cuando entraron a su habitación.
Taehyung miró y Leeteuk entró, cerrando la puerta detrás de él. —no
creíste que lo había olvidado, ¿cierto?—
El príncipe la dejó en la caja con cuidado y se giró a correr a los brazos
de Leeteuk, lo abrazó por encima de los hombros, hundiendo su cabeza en
él.
—felicidades.— Leeteuk mientras devolvió el abrazo, sosteniendo su
espalda y con otra mano su nuca.
Después de un par de segundos se separaron.
—cuídala muy bien, fue de mis mejores espadas y aún con el tiempo es
afilada como ninguna, llévala siempre contigo y estarás seguro.—
Taehyung asintió. —gracias, lo haré.—
—bien ahora vístete.—
Se vistió, Taehyung tenía un traje con pantalones blancos de vestir de tiro
alto, algo ajustados, donde fajaba su camisa blanca de vestir la cuál era
delgada y un poco transparente, sobre ella se colocó su saco blanco el cuál
tenía orillas brillantes pues el hilo con el que bordaron los detalles era de
oro, cerró su saco, hasta el botón más alto de su cuello. Por el lado de su
corazón había unas insignias preciosas y lo demás era sólo blanco liso y
limpio.
Terminó de abrochar las muñecas de su traje, mientras se miraba a sí
mismo al espejo, observando su imagen.
—luces increíblemente bien.— Leeteuk le dijo desde un costado.
—gracias.— se giró y se sentó en la cama.
Leeteuk tomó el cepillo y fue a él. —entonces, ¿festejarán?— le dijo en
voz baja.
Empezó a acomodar su cabello.
Taehyung se rió nervioso. —por la noche para que nadie se de cuenta.—
En voz baja igual. —estoy algo nervioso.—
—¿por qué estarlo? hay confianza entre ustedes.— Leeteuk sostuvo su
cabello con un broche.
—creo que use la palabra equivocada, estoy asustado.— miró hacia
abajo.
—en el lenguaje del amor, la palabra temor no existe.— Leeteuk sostuvo
la boina y la colocaba en él, así sosteniendo el cabello bajo ella, dejando
justo lo necesario de cada lado.
—pero lo siento, estoy asustado de que salga a la luz, temor de que nos
reprendan, de perderlo, sobre todo.— Taehyung lo miró siendo sincero,
teniendo en mente lo que le sucedió a Jungkook cuando festejaron su
cumpleaños. No quería que sucediera lo mismo.
—tienes que estar consciente de la realidad, si caen será muy duro,
tendrán un par de huesos rotos, momentos que no podrán olvidar y
corazones que probablemente no sanen.— Leeteuk le dijo, sin rodeos.
Taehyung tenía mirada triste, esperaba una mejor respuesta pero Leeteuk
le diría la verdad, no lo que quería oír. Era sincero.
—por eso tienen que disfrutar toda la trayectoria que tengan, no puedes
arruinar o dejar ir un gran amor porque pensaste en lo mal que terminaría.
El amor te da una felicidad momentánea a cambio de lastimarte un poco el
corazón, lo vale, es un buen precio a pagar, haz ésto sin remordimiento, haz
que valga, no sabemos el futuro aún.— Leeteuk le dijo sosteniendo su
barbilla.
Taehyung sonrió, sabiendo que tenía razón. No tenía tiempo para
lamentarse, tenía que aprovechar cada momento al lado de Jungkook y
llegar hasta donde tuviesen que hacerlo, si es una eternidad o un día más,
así será.
Él se puso de pie y abrazó a Leeteuk.
—¡Taehyung es hora!— Hoseok dijo golpeando su puerta.
El príncipe le sonrió a Leeteuk y salieron, Hoseok ya había bajado.
Estaban en la entrada principal.
Taehyung miró a Hoseok y se rieron de verse ambos con boinas, el menor
le pegó con la rodilla en la pierna con suavidad mientras también reía.
—basta, es hora de salir, el pueblo está esperando.— Jin les dijo,
levantándose recto.
Leeteuk tomó la mano de Jimin quien aprendía a caminar y se colocó
detrás de los reyes.
Dara acomodó el cuello del traje de Jin, se acercó un guardia a ellos. —la
familia Jeon ya está aquí.—
Taehyung escuchó eso y se paró recto, Hoseok lo miró confundido, su
hermano no deja de jugar con él por nada.
Abrieron las puertas del castillo y caminaron a la gran entrada donde el
pueblo ya esperaba.
Habían colocado un tipo de tienda donde habían sofás y demás lugares
para reposar, específicamente para ambas familias reales.
Justo enfrente de donde harían sus bailes los demás.
El pueblo empezó a gritar y aplaudir, festejando.
Taehyung enseguida busco con la mirada a la familia Jeon, los encontró y
Jungkook le sonrió mientras le aplaudió.
Taehyung sintió calma al verlo ahí, después miró al demás reino,
saludaron y llegaron a la zona para ellos donde la familia Jeon ya los
esperaba.
Trajeron una tarta algo alta para el príncipe, él enseguida la partió y la
celebración comenzó, la música sonaba, la gente bailaba y disfrutaba de los
bocadillos que el reino ofrecía.
—felicidades Taehyung.— Namjoon fue el primero en decirlo cuando las
familias se encontraron.
Taehyung reverenció, los demás lo empezaron a felicitar, incluído
Jungkook.
—deseo que cumplas muchísimos años más.— El príncipe mayor de los
Jeon le dijo, parándose frente a él, la demás familia estaba a sus espaldas,
así que sólo con los labios y sin ruido completó. —a mí lado.—
Taehyung se rió girando la vista a otro lado, apenado. —gracias, espero
que así sea.— en voz alta.
Los reyes empezaron a conversar, Eunha enseguida fue con Hoseok. —
¿Taehyung y tú están vestidos iguales?—
—nuestros padres insistieron.— Hoseok dijo mirando a Taehyung.
—se ven bien ambos, lindas boinas.— Eunha dijo nerviosa.
Dara y Tiffany hablaban acerca de enseñar a ambos bebés a hablar.
Leeteuk terminó cuidando a ambos bebés, lo cuál no era complicado,
ambos estaban sentados juntos jugando, sólo riendo, compartiendo sus
caballos.
—¡Taehyung!— Escucharon a lo lejos.
Taehyung se giró a mirar quién le hablaba, en cuanto lo hizo se abrazaron
a él por encima de los hombros, era Baekhyun. —felicidades.— sin romper
el abrazo, con una gran sonrisa.
Jungkook sólo lo observó hacerlo.
Se separaron. —gracias Baek.— le sonrió.
Baekhyun enseguida le extendió el libro que tenía en la mano, no decía
nada la pasta por enfrente, era un azul rey liso.
Taehyung lo tomó en sus manos y lo abrió, estaba totalmente en blanco.
—sé que tienes talento para escribir versos, también sé que tienes
muchos de éstos, pero ninguno como éste.— Baek movió las páginas
llevándolo hasta la última página entre la pasta y la hoja, donde había una
descripción.
“poesía escrita por Kim Taehyung, el mejor escritor de la época”.
Aparte de tener un separador de su flor favorita pero marchita. —y sé
que esa flor te gusta, para que no pierdas la página en la que vas.—
Taehyung lo miró con ternura y cariño. —Baek, muchísimas gracias.— lo
volvió a abrazar.
Se separaron y miró a Jungkook quien estaba demasiado serio.
—Oh, tu eres el príncipe del reino negro de la anterior vez ¿verdad? un
placer, soy Baekhyun.— Baekhyun le dijo con una sonrisa, estiró su mano,
para saludarlo.
Jungkook miró su mano y la tomó, fuerte, la apretó un poco. —Jeon
Jungkook, soy un Jeon.—
Baekhyun le quitó la mano después de sentir esa fuerza. —bueno,
Taehyung.— se giró a mirar al príncipe; —tu padre le regaló al mío una
casa cerca de tu castillo por haberte ayudado, estaremos más cerca,
podremos vernos más.— emocionado.
—¡Increíble! Podrás venir a mi casa a merendar cuando quieras, mi
padre ya te ha tomado confianza.— Taehyung le respondió también feliz.
Jungkook sin decir más, fue a sentarse con Leeteuk en las almohadas más
bajas.
Taehyung lo miró, pero regresó la vista a Baekhyun rápido pues él le
seguía hablando acerca de cómo el rey Jin había ayudado a su familia y a su
negocio.
Eunha y Hoseok estaban mirando los puestos juntos, mientras
conversaban.
Ambas parejas de reyes no estaban, habían entrado al castillo.
Dara estaba mostrándole el castillo a Tiffany.
Mientras Jin le mostraba su oficina a Nam, cada insignia y hablaban sobre
temas que aún les faltaba tocar.
Jungkook miraba fijamente a Baekhyun, mientras enmarcaba las cejas y
recargaba su lengua sobre su mejilla, celoso.
Leeteuk lo notó. —no tienes razones.— le susurró mientras limpiaba la
boca de Jimin quien había comido fruta.
—¿disculpa?— Jungkook serio.
—no tienes razones para sentirte así en cuestión de Baekhyun, son
amigos solamente.— Él le respondió mirándolo.
—pero lo quiere tanto, se hablan con un cariño inmenso.— Jungkook en
desacuerdo.
—si odiarás a cada persona que tenga un cariño inmenso por Taehyung,
odiarías a cada persona de éste reino.— Leeteuk dijo para después reírse
suavemente. —no es un amor igual, créame, conozco a Taehyung y no mira
a nadie como lo hace contigo, sólo mira como no puede concentrar su
mirada en él porque le preocupa que no estás parado a su lado.— Leeteuk
ahora miraba a ambos bebés.
Jungkook miró a Taehyung quien veía a Baek, le asentía pero en
segundos giraba la vista a él y repetía la acción.
Miró a Leeteuk. —no debo molestarme, ¿cierto?— más tranquilo.
Leeteuk negó con el rostro. —deberías sentirte orgulloso de tener a un
gran chico como lo es él, un chico al que su reino ama y ve el brillo en él.
No quieras hacer que apague su brillo para que lo dejen de mirar o hacer
que esté sólo, los chicos que brillan como él no están hechos para estar
solos.—
Jungkook lo entendió. No tenía que ponerse celoso de todo aquel que
quisiera a Taehyung, tenía que sentirse orgulloso de tener a su lado a un
chico digno de querer.
—ahora, si me permite príncipe, llevaré a los bebés a caminar, parece
que ya no quieren estar sentados.— dijo pues Yoongi ya se estaba parando
y Jimin lo seguía.
Se levantó y los llevó a los jardines dentro de las puertas principales.
Taehyung se despidió de Baekhyun y fue a sentarse a su lado. —¿todo
bien? Baek es ..— juntaba sus manos nervioso.
—lo sé.— Jungkook le dijo en buen modo, mirando a la demás gente.
—no, enserio, él es ..— Taehyung lo miró preocupado pero aún así Jeon
no lo dejó terminar.
—está bien, no hay problema con eso, sólo quería dejarlos charlar
cómodos.— le dijo acompañado de una sonrisa.
Taehyung miró su expresión tranquila y esa resplandeciente sonrisa y se
tranquilizó, respirando profundamente.
Jungkook lo miraba fijamente, admiraba su rostro, la boina le lucía
perfecta, se veía increíblemente atractivo y elegante. Tenía que decírselo,
estaban prácticamente solos en la zona real. —la boina te luce preciosa.—
le dijo en voz baja.

Taehyung sonrió, sintiéndose apenado. —gracias.— sostuvieron la


mirada unos segundos en silencio, deseando besarse, deseándolo mucho, las
ganas se sentían.
Taehyung decidió girar el rostro, al pueblo, donde habían un par de
mujeres hablando mientras cubrían sus bocas y los miraban.

³²


Aunque no era lo que Taehyung imaginaba. Ellas sólo conversaban
acerca de lo guapos que les parecían ambos, no pensaron mal en ningún
momento, pero su paranoia no lo dejó en paz.
—no me mires así.— Taehyung le quitó la vista de encima y dijo serio,
inclusive se podría decir que sonó rudo.
Jungkook sorprendido giró el rostro. —lo siento.—
Taehyung no quiso sonar así, ni incomodar su charla como lo hizo, subió
discretamente una mano a sus labios y susurró; —odio no poder gritarte
que te amo, pero lo sabes ¿no?— sin mirarlo aún.
Jungkook sonrió, mirando al cielo y aligerando el humor, está totalmente
enamorado. —que ya llegue la noche.—
El príncipe Kim le devolvió la sonrisa, continuaron observando al pueblo
y observó entre pueblerinos a Eunha con su hermano menor; Hoseok.
Prestó atención a su comportamiento, la sonrisa nerviosa de Eunha, los
ojos brillantes, el pararse así de cerca de él. Levantó las cejas y tocó el
brazo del príncipe a su costado; —Jungkook.—
—dime.— lo miró.
—creo que tu hermana está interesada en mi hermano.— dijo
conteniendo la risa de la inusual situación si es que tenía la razón.
—no hagas bromas así, Taehyung.— Jungkook frunciendo el ceño de lo
rebuscado que sonó eso.
—mira tu mismo.— Taehyung lo dirigió con la mirada, hasta llegar a
ellos y así ambos pudieron observar a sus hermanos menores.
Eunha se reía, no podía evitar sonreír así para Hoseok y caer ante él, él es
precioso, tiene un rostro precioso, su nariz es linda y hace que tenga el
mejor perfil que alguna vez Eunha haya visto, compartían la pasión por
pintar, deseaba que la hubiesen comprometido con el segundo príncipe
blanco, pero ella no es lo suficientemente valiente para decirlo. Su mirada
lo decía todo, pues Jungkook sabía que él miraba de esa forma a Taehyung.
Ante la idea de su hermana menor atraída por alguien por primera vez,
era extraño. —sólo están conviviendo.— decidió negar lo obvio.
Taehyung no tenía problema con ello, negó con el rostro y describió la
situación; —se ríe de sus bromas, esa mirada alegre está ahí, la sonrisa de
felicidad natural, el rubor sobre su rostro ... ahora, buscará alguna excusa
para tocarlo.—
El príncipe Jeon se encontró ofendido ante ese comentario. —ella no
hará eso, es muy tímida y respetuosa.— frunció el ceño.
Regresaron a mirarlos y Hoseok se giró, al parecer dijo algo, ella se rió y
pasó su mano desde el hombro del jóven hasta recorrer todo el brazo, casi
tomando su mano.
Taehyung se rió con ternura. —te lo dije.—
—oh Dios.— Jungkook sorprendido.
—eso me da una idea.— Taehyung le sonrió cómplice, levantó las cejas,
pareció insinuar algo.
Que claramente el contrario no entendió. —¿qué idea?— confundido.
—luego te explico.— el cumpleañero se levantó dejándolo ahí sin decir
más.
Se dirigió con ambos jóvenes, los cuales estaban pasando un agradable
momento juntos. —¿se divierten?— amable.
Eunha se apartó de Hoseok, guardando la compostura. —por supuesto.—
Hoseok asintió.
—lamento interrumpir pero quería invitarte a bailar.— Taehyung se
inclinó frente a ella y le ofreció la palma de su mano.
Ella miró a Hoseok, en realidad no quería apartarse de él, le gustaba su
compañía, pero el segundo hijo de los Kim extendió sus manos señalando a
su hermano, indicando que ella aceptara, pues por él no había ningún
problema.
Después tomó la mano. —vamos.— hizo una pequeña reverencia a
Hoseok y se dirigieron juntos a donde las demás personas bailaban.
Comenzaron a bailar juntos, se sujetaban el uno del otro pero no estaban
pegados, sólo cerca.
—en poco tiempo nuestro matrimonio se realizará, en tan sólo en un mes
serás mi esposa.— Taehyung comenzó la conversación después de que
ambos guardaban silencio.
Eunha parecía algo forzada a sonreír y mostrarse alegre, no tenía otra
respuesta.
—sé que no se llena de emoción tu corazón con la noticia, no quieres
casarte conmigo.— Taehyung siguió a pesar del silencio.
—no, no, claro que quiero, no querría ofenderlo.— Ella se acercó un
poco a él.
—la verdad nunca será ofensa para oídos comprensivos.— Taehyung
respondió con tranquilidad.
Eunha suspiró, dejando salir esa pesadez. Temía hacerlo enfadar u
ofenderlo, pero el príncipe le transmitía confianza, así que habló; —lo
siento príncipe, pero no me he logrado enamorar.— confesó.
Taehyung le sonrió. —tampoco lo estoy de ti.— se acercó al oído de ella
y en una voz apenas audible le dijo: —mi corazón le pertenece a alguien
más.—
Eunha a reacción se separó y le respondió sin pensar. —el mío también.
— en una voz alta, después de un par de segundos comprendió lo que hizo y
se ruborizó mirando al suelo.
Taehyung se rió de una dulce manera. —estamos en un gran problema,
¿no lo crees?—
Ella entró en confianza con él. —lo estamos.— sonrió. —¿qué haremos?
no podemos sentirnos así.—
Taehyung detuvo su baile, sujetó su mano y la llevó de la mano al
castillo, a sus jardines.
Jungkook los observaba con la vista, viéndolos bailar y hablar, Hoseok
llegó y se paró delante de él, cubriendo su vista. —¿estás nervioso?—
—¿por qué?— Jungkook sin entender su pregunta.
—por tu boda, es mañana.— Hoseok se sentó a su lado.
—eres afortunado y yo te admiro, ya tienes concubina, pronto tendrás un
hijo, tienes tantos talentos como .... — comenzó a hablar sin detenerse,
elogiaba con sinceridad.
Mientras lo escuchaba, Jungkook observaba como Taehyung tomó la
mano de Eunha y se la llevó adentro, giró el rostro a Hoseok y trató de
ponerle atención.
Llegaron al jardín favorito de Taehyung, enseguida él se sentó sobre los
grandes cojines que tenían para descansar.
Eunha se sentó con delicadeza a su lado. —¿me responderás?—
—no decidimos a quién amar, la vida no es tan sencilla como eso.—
Taehyung observaba el paisaje a su alrededor mientras le respondía.
—tenemos que casarnos, por el bien de los reinos.— Eunha entro en
confianza, recargando sus manos sobre el cojín, inclinándose atrás.
Taehyung la miró por fin. —y lo haremos, pero eso no significa que
debamos estar enamorados, sé que me pediste fidelidad cuando fuésemos
esposos pero si tú no me amas, ni yo a ti pued ...—
—Taehyung.— Eunha interrumpió sorprendida, claramente hablaba de
infidelidad, no sabía cómo reaccionar. Iba en contra de las reglas, en contra
de lo que ella predicaba.
Taehyung se arrodilló frente a ella y sujetó su rostro con cuidado. —
Eunha quiero ser feliz, cumpliré mis responsabilidades como rey y esposo
por el reino, pero quiero estar con la persona que amo, también tú puedes
estar con él, no será infidelidad, no me estarías traicionando, porque ni
siquiera eres mía.— dijo con tanta sinceridad.
Eunha movió su rostro, quitándole su agarre, sujetó sus manos con las
suyas. —lo que propones es una locura, si nuestros padres se enteran nos
matarían a ambos y a nuestros amantes porque eso es lo que serían,
amantes.—
—¿y eso importa? Si no está a mi lado habré muerto de toda manera,
por amor estoy dispuesto a arriesgar la corona e incluso la vida.—
Taehyung se dejó caer con suavidad, recostándose al lado de ella.
—¿tanto es tu amor, que estarías dispuesto a morir?— Eunha se giró y lo
miró hacia abajo, sorprendida.
—aunque la vida dé, creo que me faltaría para pagar éste amor, porque
desde que vi esos ojos lo vi todo, ese todo que me hace soñar sin cerrar los
ojos, convierte mis días en largas noches de amanecer y esos labios revelan
todos mis secretos, caminaría kilómetros hasta desvanecer sólo a su lado y
si se va de mí, así pasen mil personas nadie será remplazo, ni me harán
temblar de la misma forma, así el tiempo siga pasando mi corazón nunca
pensará en otra persona.— Taehyung dijo mirando esas preciosas nubes en
el cielo, sosteniendo un suspiro en sus pulmones que contenían todo el
nombre de Jeon Jungkook.
Eunha quedó conmovida, mirándolo y escuchándolo con tanto
detenimiento, claramente estaba enamorado y ella no se sentía capaz de
interponerse a aquello que él tenía.
Pero por otro lado su educación marcaba algo, las reglas, su deber como
princesa no era éste. Aunque, ella deseaba con toda su alma llegar a sentirse
así, de Hoseok por supuesto y no sabía lo que iba a pasar si no se
arriesgaba.
Taehyung sintió tanto silencio que se sentó y la miró, ella giró su rostro
hacia otro lado, mirando el pasto, pensaba y pensaba.
—¿entonces?— Taehyung sujetó su mano.
Ella lo miró a los ojos, veía desesperación, valor, amor y un delgado hilo
en esa mirada dónde lo sostendría en la felicidad o lo dejaría caer al abismo
de la tristeza, todo estaba en sus manos, ella no podía hacerle tal cosa a un
corazón palpitante. En su cabeza se escuchó una oración al cielo:
“Señor,
que ser valientes no nos salga caro y que ser cobarde no valga la pena.”
—acepto.—
Taehyung le sonrió, abrazó a Eunha, con fuerza pero también con tacto
para no herirla. —gracias.— se separó.
—pero tendremos que seguir guardando las apariencias.— ella dijo con
una sonrisa también.
—estoy de acuerdo.— Taehyung estaba feliz y radiante.
—regresemos a la fiesta, tienen que verte ahí.— Eunha se levantó, la
siguió Taehyung y salieron juntos a la fiesta, se unieron a la demás familia.
Jungkook sólo estaba confundido de aquello, pero caía la tarde y así el
anochecer llegaba, podría preguntar más tarde el por qué Taehyung toda la
demás fiesta se la pasó con Eunha diciéndose cosas en el oído, bromeando,
riendo y conversando pero sobre todo; sin prestarle atención a él.
Sobra decir que Jin y Namjoon estaban complacidos de verlos unidos de
esa forma.
Por fin, pasó el día.
Apenas salía la luna cuando Namjoon decidió que era hora de irse, así
que tomaron marcha a su castillo de vuelta, en cuanto subieron a la carroza
Jungkook se quedó dormido recargando la cabeza hacia atrás y cruzando los
brazos.
Eunha pensó que era extraño, aún era temprano, pero sólo Jungkook y
ella iban en la carroza así que no lo molestó, excepto cuando llegaron, lo
despertó y él aún adormecido bajó.
Su padre lo miró pero seguía sin hablarle, así que miró a Tiffany y lo
señaló.
—¿venías dormido?— al ver su rostro aún adormecido su madre le dijo
mientras bajaba a Yoongi a caminar.
—sí, fue un día largo, deseo irme a dormir lo antes posible.— él talló sus
ojos.
—aún no puedes dormir, tienes un deber, sigue a tu padre.— Tiffany dijo,
mientras Namjoon entraba al castillo.
Jungkook lo siguió con algo de enfado, teniéndose a un par de pasos no
era capaz de dirigirle la palabra.
Namjoon los condujo a la oficina a ambos. Estando ahí, sólo estaban
parados, sin hablar.
El príncipe observaba la ventana, viendo como la noche caía en
oscuridad, preocupado porque ya tenía que irse.
Enseguida entraron un montón de criadas, con material de costura y una
de ellas con un traje, quien se lo extendió a Jungkook.
Jungkook lo observó, parecía algo viejo, con insignias de años, una
banda oficial de la realeza Jeon, y orillas con hombreras doradas, miró a su
padre después de ver aquel traje.
Namjoon le señaló el traje y después lo señaló a él.
—¿es vuestro traje de boda, padre?— Jungkook le preguntó
sosteniéndolo.
El rey le tronó los dedos indicándole que se lo pusiera.
Jungkook quiso resoplar, molesto se lo colocó sin reclamar más, le
quedaba algo largo pues su padre es más alto y sí, era su traje de bodas. Que
siempre estuvo destinado a que el mayor de los Jeon lo usara cuando
contrajera matrimonio y ésta era la ocasión.
Enseguida las criadas empezaron a colocar alfileres doblando la ropa,
haciéndole los ajustes, en cuanto lo ajustaron Jungkook se lo quitó y lo
entregó a la costurera, colocó el suyo de nuevo y miró a su padre. —¿me
puedo ir a dormir?—
Namjoon con la mano le indicó que se fuera.
Jungkook le hizo una reverencia, al darse vuelta, desesperado se giró a su
padre quien llevaba días sin dirigirle correctamente la palabra. —¿me
casaré mañana?— harto de esa actitud.
Namjoon lo miró. —¿de verdad aún no lo sabías?— con una sonrisa
irónica.
—lo sabía, sólo quería escucharlo de vuestros labios, buenas noches.—
Jungkook le dijo serio y girándose, saliendo de la habitación.
Éstos últimos dos días el rey había mandado a decorar, flores y todo, a
pesar de ser Jeon Namjoon, era algo bastante sencillo sin tantos invitados,
Jungkook observó una puerta que daba directo al jardín y observó el
supuesto altar donde serían casados, giró los ojos y empezó a subir por las
escaleras.
Escuchó pasos detrás de él, pensó que era su hermana hasta que sujetaron
su brazo y observó que era Jisoo; —príncipe.— con felicidad.
—¿sí?— Jungkook no se giró, solo volteó el rostro, pues ya estaba
desesperado por la hora.
—ya quiero prometerle amor eterno en el altar.— ella con un tono dulce.
—entonces ve a dormir, mañana será un día largo y necesitas estar
descansada.— Jungkook se quitó de su agarre y siguió caminando a su
habitación.
Jisoo se dio la vuelta hacia el otro lado y se marchó a su habitación,
triste.
Y Eunha observó todo y fue tras Jungkook, le pareció mal educado, no
tenía por qué tratarla así. —¡Jungkook!— molesta.
Su hermano mayor ni siquiera la miró. —ahora no.— dijo en forma
agresiva, entró a sus aposentos, tomando todo lo necesario para irse. Ya
estaba frustrado porque no quería tardar y que Taehyung pensara que lo
estaba dejando plantado, menos en su cumpleaños.
Eunha odió tal actitud, le recordó a la de su padre, quien solía hacer lo
mismo cuando ella o Tiffany hablaban con él. Se marchó a sus aposentos.

³³ ⋆


Taehyung esperaba en su lugar secreto, donde sus dulces encuentros
florecían, sus cabellos aún no se secaban ya que antes de salir se bañó, trajo
con él algunas sábanas para sentarse, bocadillos, algunas velas largas,
Jungkook no tenía que preparar todo siempre.
Estaba ahí con paciencia, tendió las sábanas, colocó los bocadillos en
posición, prendió las velas y las dejó en un lugar seguro, sin duda hacía frío
por el pequeño lago, traía traje pero aún así tenía algo de frío.
Jungkook aún no llegaba pero él no desesperaba, observaba las flores del
lugar con la luz brillante de la luna y las velas, viendo lo hermosas que son,
arrancó la más bonita de ellas.
Escuchó un caballo, puso la flor detrás de él y se giró, vió a Jungkook
llegar con el cabello desarreglado, mojado y abrochándose los botones del
traje. —¡feliz cumpleaños! lo siento tanto, mi padre me distrajo, yo no
quería llegar tarde, sé que es tu cumpleaños, de verdad perdóname.—
Taehyung caminó hacia él y mientras seguía lamentándose, tomó su nuca
con su mano libre y lo acercó a besarlo, cerrando sus ojos, entregándole
calma.
Jungkook cerró los ojos y sostuvo el rostro del contrario, Kim se separó y
le extendió la flor que tenía detrás de él. —amor mío, ya estás aquí.—
romántico.
Jeon sostuvo la flor, respirando tranquilo, mirándolo, pensando
únicamente en el ángel que es Taehyung y admirando su magnificencia,
para después regresar a darse cuenta de su al rededor, todo perfectamente
arreglado.
—debería dar las sorpresas yo, es tu cumpleaños no el mío.—
Taehyung se rió con ternura, haciéndose hacia atrás, sujetó la mano de
Jungkook y pensaba llevarlo a sentarse pero éste se soltó de su mano.
—espera.— corrió afuera.
Taehyung no fue tras él, se quedó parado ahí, esperando.
Jungkook entró de nuevo con cosas sobre sus manos, tenía una canasta,
dos cobijas algo gruesas y una caja más, lo que parecía ser su violín, pasó
por su lado con las cosas en mano.
El cumpleañero no habló, sólo observaba, dejó el violín sobre la banca al
igual que la canasta, Taehyung había tendido justo a un costado así que él
colocó una de las cobijas encima de las sábanas y dejó la otra aparte, sacó
las velas que él traía y también las colocó.
Cuando terminó de complementar el lugar con lo que él trajo, estiró la
mano para Taehyung y dijo; —ven.—
Taehyung tomó ambas manos, quedando frente a él, se observan con
amor porque no hay mejor palabra que los describa.
—Príncipe Kim.— Jungkook dijo serio, lucía nervioso.
—Príncipe Jeon.— Taehyung respondió con una risa acompañada,
quitándole seriedad.
Ambos rieron por el momento, pero Jungkook lo observó sonreír y no
pudo evitar besarlo, se separó deseando regresar a esos labios lo más pronto
posible. —amo besarte como si fuera a terminar, como si el día de mañana
no hubiese más besos, es una promesa de tenernos, que incluso siento que
yo no soy, no existo sin ti.—
Taehyung le sonrió conmovido, se acercó y sobre sus labios dijo; —
entonces dame otro.— lo besó nuevamente.
Jungkook se separó con una sonrisa. —¿te casas conmigo?— habló aún
perdido en el sabor de besarlo.
El príncipe blanco se rió, pensando que era una broma, pero le expresión
de su pareja era seria. —pero no podemos.—
—te propongo algo más que un matrimonio terrenal porque ese termina
con la muerte, quiero que a pesar de la muerte estemos juntos en la
eternidad y nuestras almas son eternas, casemos a tu alma con la mía,
estoy dispuesto a dártela.— Jungkook tenía las estrellas en sus ojos,
brillaban.
—Jungk ..— Taehyung se quedó conmovido con lo que acaba de
mencionar, tanto que no sabía qué decirle.
—Oh, discúlpame, lo tengo que hacer bien.— Jungkook no lo dejó ni
hablar, lo soltó y se separó un único paso, metió sus manos a sus bolsas.
—antes de conocerte sentía que lo sabía todo, pero al tenerte entendí
que eres todo lo que me faltaba entender, vivir, aprender y en eso a lo que le
llamaba vida una tarde te encontré y tú me besaste, enamorando mi pasado
y mi memoria, convirtiéndome en éste hombre para el que la felicidad tiene
otro nombre y es Kim Taehyung, ¿hay algo que pueda decirte que mis ojos
no te hayan dicho antes? ¿algo que contarte que mis manos no te hayan
contado antes? ¿cómo te puedo explicar lo que siento?— se agachó, una
rodilla en el suelo y la otra doblada, sacó una caja pequeña de su pantalón.
—con algo que ya te dije antes, ¿te casas conmigo?— abrió la pequeña
caja para Taehyung.
Un anillo de zafiro azul, precioso y hecho por las propias manos del
príncipe Jeon.
Taehyung estaba sorprendido. —¡sí, maldición!— dijo con una brillante
sonrisa y una emoción que lo hacía vibrar.
—Taehyung, no maldigas.— Jungkook enseguida levantándole las cejas.
Él lo tomó de la muñeca riéndose, lo levantó sólo para abrazarlo y darle
un cálido beso.
Jungkook los separó y sacó el anillo de la caja, tomó la mano derecha de
su pareja y antes de colocarlo, dijo; —tenemos que decir nuestros
juramentos.—
Taehyung asintió. —¿dónde está el tuyo?—
—sé que tenemos que ser discretos, no podemos andar por ahí con
anillos de pareja aunque eso es lo que más deseo.— Jungkook abrió un
poco el cuello de su camisa y sacó un collar donde en la cadena venía un
dije con una piedra idéntica a la del anillo de zafiro azúl, se lo quitó y se lo
entregó.
Taehyung sonrió sujetando el collar, era tan especial, tan único, tan de
ellos y sobre todo tan discreto.
—Kim Taehyung, juro amarte y protegerte, con mi vida si la situación lo
amerita. Lo bonito de estar enamorados en silencio son nuestras miradas
porque no importa que lo digamos de la manera más espectacular, jamás
nada podrá acercarse a explicar cómo nos sentimos más que el dulce
testimonio de nuestras miradas, siempre te veré así, sólo a ti, que no
importa lo que suceda al rededor de éste bello mundo y reino cruel, seré
tuyo para siempre, lo juro.— Jungkook colocó el anillo en la mano derecha
de Taehyung, justo en su dedo anular, después subió su mano y dejó un
beso sobre esa preciosa piel canela.
—Jeon Jungkook, juro amarte y protegerte, porque para fortuna mía,
existes y no solo existes, también te colocas aquí en nuestro lugar, justo
frente de quien estás lejos de estar cerca y me haces digno de merecerte. Si
no podemos ser nada, hay que serlo todo y aunque no le tengo miedo a
nada aún no me he explicado cómo es que tiemblo así cuando estás delante
de mí, desde que te vi comenzó todo, las sonrisas son más brillantes, el
tiempo ganó intensidad y éste corazón del cuál eres dueño late más rápido,
los besos ganaron profundidad y las miradas esconden secretos que sólo
nuestras manos al tocarnos conocen, pero no hay más verdad que muero y
enloquezco por ti, que deseo verte feliz y que nada me vendrá a prohibir
que te ame con toda mi alma, mi vida es garantía de mi juramento.—
Taehyung abrió el collar y se lo colocó al rededor del cuello a Jungkook.
—estamos casados, ¿puedo besarte?— el príncipe Jeon con una sonrisa
resplandeciente.
—amor, no me pidas permiso, toma lo que quieras, abrázame, bésame,
muérdeme, cómeme, rómpeme y cuando acabes conmigo no me pidas
disculpas.— Taehyung se abrazó al cuello de su amado.
Jungkook se inclinó un poco, sujetó sus piernas, abriéndolas lo cargó,
como ambas de sus manos estaban ocupadas, Taehyung fue quien le sujetó
el rostro y lo besó, con amor, necesidad, amaba poder rozar sus labios
contra los del contrario, era un exquisito sabor a peligro.
Jungkook se alejó de esos labios sólo para pasarse al cuello de Taehyung
y dejar besos sobre él, aparte de empezar a usar un poco su lengua,
saboreando. —mmmmm.— sin despegar sus labios de su piel, lo
consideraba delicioso.
Taehyung se rió con pena, Jungkook lo bajó y se sentaron juntos sobre el
tendido, estaban colocados frente a frente, con las piernas en forma de
mariposa.
—no hay nada mejor que ésto, estás tú, están las estrellas, está la luna y
son nuestras ésta noche.— Taehyung dijo observando cada cosa
mencionada.
—mi amor, la luna es tuya todos los días y las mejores estrellas están
dentro de tus ojos.— Jungkook le respondió sin observar nada más al
rededor, sólo lo veía a él, estaba tan enamorado que era así.
Taehyung le sonrió, sujetando sus manos. —te juro que casarme contigo
fue el mejor regalo de cumpleaños.—
Cuando la palabra “cumpleaños” fue mencionada, Jungkook recordó que
había hecho que cocinaran una tarta de manzana y se la trajo a Taehyung.
—es sólo una parte de tu regalo, por cierto, también traje ésto.— le
sonrió.
Soltó su mano y de la canasta que estaba sobre la banca la sacó, junto con
una pequeña vela.
Taehyung sólo observó cómo con ayuda de una vela que ya estaba
prendida, pasó el fuego y colocó la pequeña prendida sobre la tarta.
—pide un deseo.— Jungkook se la puso enfrente.
Taehyung le sonrió, sin duda tenía a su deseo sosteniendo aquella tarta,
sopló mirando a la vela apagarse.
—¿qué pediste?— Jungkook quitó la vela y le extendió su tarta.
—si te digo no se hará realidad.— Taehyung la sujetó y tomó una
rebanada.
El príncipe no contradijo aquello.
—gracias Jungkook, está deliciosa.— al terminar de dar el primer
mordisco.
—toma.— acercó una probada a la boca de Jungkook, quien aún no abría
bien sus labios y se llenó de compota de manzana. —Oh, lo siento.— entre
risas.
Jungkook también se rió, no alcanzó a limpiarse por sí mismo, Taehyung
se inclinó hacia él y quitó la compota de boca a boca. —mmm, mi sabor
favorito.— dijo y regresó hacia atrás.
Jungkook se rió con algo de pena, le había encantado, se sentó con las
piernas estiradas y con los brazos se sostenía por atrás.
Ambos comieron de la tarta, mientras tenían pláticas vagas, Taehyung
comenzó a temblar muy levemente, hacía frío.
Jungkook lo notó y se levantó, tomó la cobija y regresó pero ahora se
recargó en la banca, atrajo a Taehyung a sus brazos. —ven aquí.— los
cubrió a ambos con la cobija.
Taehyung lo abrazó, lo miró con tanta ternura y admiración. Siempre que
veía a Jungkook era confuso porque es adorable y delicado como una linda
flor en primavera, la cual recibe el cálido sol y luce bella pero al mismo
tiempo era firme y varonil en toda su expresión, la forma marcada de su
cara y cuerpo lo hacían rudo y feroz, era una combinación que no entendía
pero lo amaba.
El cumpleañero agarró la cobija y la levantó, se acomodó encima de
Jungkook, de frente con cada una de sus piernas a sus costados y puso la
cobija sobre su espalda ésta vez.
—te gusta subirte en mí ¿cierto?— Jungkook cuestionó sonriendo,
Taehyung siempre que podía se subía de ésta manera en él la posición le
gustaba.
—me gusta más que tú te subas en mí.— Taehyung sin pena alguna, con
una sonrisa descarada, se recorrió encima de él para pegarse más.
Jungkook se rió sexy, sabía que Taehyung era así de directo, a él le
encantaba que lo fuera. Se hizo hacia adelante y lo besó, con pasión,
poniendo sus manos en la cadera de Kim.
Taehyung puso sus manos en el cuello de Jeon sin ejercer presión.
El príncipe Jeon fue él buscó meter sus manos debajo de la camisa de
Taehyung y acarició su espalda, su piel se erizó, mordió el labio de
Jungkook con tacto.
Taehyung detuvo el beso, aún tenía sus manos en el cuello de Jungkook,
movió su mandíbula hacia arriba, empezó a besar su cuello y movía sus
caderas, creando fricción entre sus partes.
Jungkook cerró los ojos y pasó saliva, concentrado en la sensación en su
entrepierna chocando con la de Taehyung de esa forma, sujetó con fuerza
sus piernas hasta sin pena alguna sostener su trasero y ayudarlo a moverse.
Taehyung había comenzado a sentirse excitado, con los labios en el
cuello de Jeon ahogaba jadeos, roncos y extasiantes, sus manos bajaron,
desabrochando los primeros botones de su camisa, dejando así su clavícula
descubierta donde también colocaba besos.
Ambos miembros estaban duros, ambos jadeaban y el frío se había
marchado hace varios besos atrás así que Taehyung por voluntad se quitó el
saco, que lo ahogaba, haciendo de igual forma la cobija hacia atrás y
enseguida regresó a su boca a darle un beso lleno de deseo.
Pero no se quedó mucho ahí, después de besarlo se alejó de él y dando
pequeños pasos atrás se agachó, se dirigió directo a la entrepierna de
Jungkook. La liberó de esa ropa interior y pantalón que la atormentaban.
La observó con hambre unos segundos, para después tomarla con su
delicada mano creando una reacción de jadeo por parte de Jungkook, quien
sujetó su cabello cuando se la llevó de una vez a la boca, arriba y abajo, con
esas ganas, pasión y gozo con el que lo hacía. Su miembro empapado de la
saliva de Taehyung, junto con su propio líquido preseminal el cuál el de
abajo saboreaba con su lengua, era totalmente embriagante.
Taehyung miraba a los ojos a Jungkook mientras lo hacía, seductor, tenía
poder en su filosa mirada, coqueteaba, con tan sólo mirarlo a los ojos sabía
que lo quería. Y él no se resistía ante tal talento, después de unos momentos
levantó a Taehyung para atraparlo en un beso y así poder cambiar las
posiciones, dejándolo recostado bajo él.
Kim se recargó sobre sus codos, no quedándose totalmente recostado,
estaba algo inquieto. Jungkook estaba de rodillas en medio de sus piernas,
aunque ya estaban abajo, se quitó completamente el pantalón y la ropa
interior, después se quitó el saco y la camisa, ni siquiera vió dónde los
aventó, sólo quería despojarse de ellos.
Mientras lo observaba desvestirse completamente no rompieron el
contacto en las miradas y Taehyung no desaprovecharía esa oportunidad
para lanzar una mirada pícara y lamerse los labios bajando la vista hasta el
miembro de Jungkook.
Jungkook se sentía retado, el autocontrol parecía no existir y toda la
sangre de su cuerpo desobedeció sintiéndose caliente. Sujetó la camisa de
Taehyung y la abrió, bajó el rostro, empezó a besar su pecho y estómago,
aparte de dejar lamidas sobre él, puso las manos sobre la orilla de su
pantalón y con su mano recorrió sobre él hasta abajo, tocándole la erección
aún con ropa, lo cuál era una tortura.
Jungkook lo desabrochó con sutileza, observando la cara suplicante de
Taehyung por hacerlo. Se levantó de rodillas otra vez y él le quitó el
pantalón y la ropa interior de una, ya no eran necesarias. Se acercó,
agachando su dura erección desnuda a la contraria, la cuál ya se encontraba
en el mismo estado, gimió apretando los labios. Entre roces, Jeon lamió su
mano y la bajo a tocar el miembro de Taehyung, dándole placer.
Después de dejar ir el rostro hacia atrás, disfrutando el toque, Kim bajó
su mano, hasta topar con el pene de Jungkook el cuál condujo hasta su
entrada, lo necesitaba ya. Y Jungkook no lo haría esperar más cuando ni el
mismo podía hacerlo, ayudó moviendo sus caderas hacia enfrente,
metiéndolo de una sola embestida. Taehyung que se sostenía con un brazo,
perdió la fuerza dejándose caer atrás en éxtasis, acompañado de un audible
gemido doloroso porque aunque estaba excitado no había suficiente
preparación aún.
Jungkook se detuvo un momento para dejarlo acostumbrarse, sujetó las
caderas de Taehyung y bajó a besar su cuello, mientras su pecho bajaba y
subía con la sensación caliente de estar dentro de él.
Taehyung soltó el cuerpo, abrió lo más que pudo las piernas, Jeon sabía
lo que significaba, se levantó más y sujetó con fuerza sus piernas, para
empezar a moverse, primero lento, con cuidado, pero la sensación lo
enloquecía y así aumentaba la velocidad de sus embestidas.
Taehyung gemía, de repente se mordía los labios para retener sus sonidos
y le apretaba las piernas a Jungkook por placer, quería besarlo, estaba lejos
de él, pero quería besarlo, no se podía sostener para atraerlo, la sensación lo
tenía doblegado y el deseo sesaba sus fuerzas.
Jungkook miró el rostro de Taehyung y lo encontró adictivo, esa mirada
suplicante pero a la misma vez se sentía dominado, sus labios comenzaban
a hincharse de las veces que se mordió a sí mismo y lo rojo de sus mejillas
agotadas. Se agachó y lo comenzó a besar, Taehyung enseguida se abrazó a
él, Jungkook sin detener sus caderas, empezó a hacerlo lo más rápido que
pudo, sudando.
Taehyung comenzó a gemir en sus labios, no podía seguir el beso, el
placer era abrumador. Así que decidió bajar justo debajo de su clavícula,
sobre el pecho de Jeon y pegar sus labios, succionaba.
Jungkook tenía sus manos a los costados del rostro de Taehyung, no se
detuvo, no quería dejar de hacerlo y más cuando se acercaba a ese punto en
el que todo se siente mejor, gruñía y gemía con fuerza, sintió llegar eso que
recorría todo su cuerpo como una corriente eléctrica y se vino, dentro de él,
se detuvo poco a poco.
Suspirando fuerte se separó de Taehyung y él también suspiraba así
aunque, él aún seguía duro. Entonces aún no había terminado el acto, sin
dudar se agachó y metió el pene de Taehyung a su boca.
Taehyung dejó ir su rostro hacia atrás y sujetó el cabello de Jungkook con
algo de rudeza, llegaba hasta abajo, con rapidez, no pudo resistir más entre
la corrida que recibió y lo cálido de su boca en él, se vino sin avisar,
llenando los labios de Jungkook, quien lo tragó todo a placer y agotado por
fin se dejó caer a su lado, recuperando la respiración al igual que su amado.
Cuando por fin respiraron bien, Jungkook se levantó y le sonrió a
Taehyung, quien se rió tímidamente, estaba algo apenado después de que
ambos perdieron el control de tal manera, cubrió su rostro con sus manos.
Jungkook se levantó y de la canasta sacó un pañuelo de tela, se lo
extendió. —para que .. —
Taehyung no lo dejó terminar de explicar, se puso rojo sólo de saber que
estaba preparado para la situación y le dijo; —así que suponías que ésto
pasaría.—
Jungkook se mordió el labio, sin mirarlo mientras se ponía la ropa
interior y el pantalón de vuelta, respondió. —¿tú no?— fue por el pantalón
y ropa interior de Taehyung para dársela.
Taehyung se rió. —moría de ganas.— se limpió.
Jungkook sonrió, le dió su ropa y se la colocó, el príncipe Kim tenía la
camisa puesta pero abierta, así que la abrochó.
Jungkook fue a sentarse con él, no se había colocado camisa, aún tenía
calor, sirvió agua para ambos de la que Taehyung había traído.
Taehyung tomó del vaso en el que le sirvió y observó a Jungkook, su
clavícula, abrió los ojos de par en par.
—¿pasa algo?— Jungkook al ver esa expresión de sorpresa y
preocupación, al parecer.
Taehyung dejó el vaso sobre la banca y se acercó a Jungkook, tocando
justo en el lugar donde le había hecho esa marca, sobre el pecho justo abajo
de la clavícula. —Oh Dios, Jungkook, lo siento.—
Jungkook agachó el rostro y observó la marca sobre su piel, le
preocupaba pero vio a Taehyung casi pálido de miedo, no quería hacerlo
sentir peor así que con una risa calmó la situación y dijo; —tranquilo, no
importa porque nunca estoy sin camisa frente a nadie más, sólo contigo.—
—pero mañana es tu boda y aunque lo deteste decir también significa
que es tu noche de bodas.— Taehyung algo alterado.
—mi boda fue hoy al igual que mi noche de bodas, mañana sólo es un
compromiso con el reino, no pasaré la noche con ella, por favor cálmate.—
Jungkook sujetó el rostro de Taehyung y con su mirada le transmitió paz.
Él suspiró, con un pequeño puchero en sus labios. —igual lo siento.—
regresó a sentarse a su lugar.
—bueno ..— Jungkook volvió a mirarse la marca y a tocarla. —me gusta,
significa que soy tuyo y eso es así.— sonrió.
Taehyung se acercó y lo besó, es demasiado lindo con él, pudo haberlo
follado sin piedad y como un demonio, sus piernas temblaban al estar de
rodillas pero cuando se acomodaron juntos, acostados, se sostenían como
ángeles.
El príncipe Kim abrazaba a Jungkook ésta vez, recorría su espalda
marcada con la yema de sus dedos de arriba a abajo una y otra vez.
Mientras que Jeon disfrutaba con su rostro acostado del sube y baja de la
respiración de Kim, junto con el latido de su corazón.
Taehyung miraba las estrellas. —Jungkook, éste es el mejor cumpleaños
que he tenido.— le dió un beso en la cabeza.
—te amo.— Jungkook levantó el rostro diciéndoselo, mirándolo. —como
no tienes una idea.—
Taehyung le sonrió. —y yo te amo a ti, con locura.— acarició su cabello
nuevamente.
—me encanta estar enamorado.— Jungkook se puso de pie hablando. —
siento que la poesía sobre amor ya se ha escrito y ya la hemos recitado.—
tomó la caja de su violín y la abrió, preparaba la barbada en la posición que
debía estar y revisó las clavijas.
Taehyung se sentó observando lo que hacía con curiosidad.
—y cuando las palabras no son suficientes para expresarnos, la música
lo es.— Jungkook sujetó el violín que le había regalado, tomo el arco y fue
a pararse a una distancia considerable delante de su chico. —tocaré una
canción que lleva de título tu nombre, la compuse.—
Taehyung se puso las manos en la boca, totalmente sorprendido en una
positiva manera, jamás se sintió tan honrado.
(vayan hasta arriba y reproduzcan el video.)
Jungkook colocó el violín en la posición correcta sobre su hombro y
barbilla, sujetó de la manera debida el arco y comenzó a tocar, sin despegar
la vista de las cuerdas.
Kim estaba totalmente fascinado con la melodía desde su comienzo.
Sumando esa imagen perfecta de Jungkook, ahí parado, con un porte
increíble, sin camisa, tan varonil pero sosteniendo con delicadeza su violín
mientras lo tocaba como un experto.
Él miraba sus cuerdas, recordando cada partitura, pero ya la había
aprendido de memoria, cerró los ojos y dejó que la melodía llevara ese
sentimiento, que cada suave nota llevara un beso y que cada segundo de
canción le llevara un agudo te amo al oído.
La piel de Taehyung se erizó, sentía que su corazón latía al ritmo de la
canción y no necesitaba algún tipo de voz, era suficiente aquel bello sonido
para expresarlo todo. Kim jamás se sintió tan amado y la música jamás
había significado tanto como ahora.
Quería escuchar a Jungkook tocar violín hasta el final de sus días.
Como un largo suspiro, Jungkook terminó la canción, bajó el violín y
caminó hacia él, mirándolo.
Taehyung estaba cautivado, cuando Jungkook dejó el violín en su caja
con cuidado, se sentó frente a él. —me dejaste sin palabras, sin poder
respirar, jamás pensé que una canción tan preciosa llevaría mi nombre.—
—todas las bellas tonadas y los mejores suspiros que alguna vez se han
dado, llevan tu nombre en ellos.— Jungkook acarició el marco de su rostro.
Él se acercó a darle un fuerte abrazo, Jeon lo recibió muy bien. Pasaron
toda la noche juntos, comiendo fresas juntos, conversando, dándose besitos
sabor a fresa, abrazándose, de todo lo que los enamorados hacen. Hasta que
veían el cielo aclararse, amanecía.
Sabían que tenían que regresar a sus castillos antes que notaran que no
estaban.
Jungkook fue el que decidió ponerse de pie primero, se vistió con la
camisa y el saco de vuelta, ocultó el collar bajo su ropa.
Recogieron todo, dejándolo como antes estaba.
Despedirse era muy difícil siempre, se volverían a ver pero jamás sabrían
si ese sería el último beso que se darían, así que siempre lo hacían como si
no hubiese un mañana.
Jungkook sujetó su espalda atrayéndolo a él, con la otra mano sujetó su
rostro, por la mejilla, mientras que Taehyung se aferraba a los brazos y
hombros de Jeon, se besaron, profundo y sincero.
Al separarse Taehyung habló; —te veré hoy en la tarde.—
—sí, te veré ahí por auntos del reino.— Jungkook se separó y tomó sus
cosas, comenzó a caminar para salir de ahí.
Pero sabiendo que hoy sería su boda, no quería irse sin recordarle una
última cosa a Taehyung, así que se giró a mirarlo directo a los ojos.
Taehyung levantó las cejas, con una expresión adorable, esperando que
hablara.
—eres el amor de mi vida, de mi eternidad y jamás olvides que no amo a
nadie como te amo a ti.— Jungkook dijo y se marchó sin esperar respuesta.
Taehyung sonrió para sí mismo, sintiéndose pleno, feliz y enamorado,
también tomó sus cosas y fue a su castillo. Generalmente volvía a escalar
por donde bajaba para entrar por su balcón y eso hizo.
Ambos llegaron a sus camas a dormir al menos un par de horas, la boda
de Jungkook se ejecutaría por la tarde y aunque no lo querían, era
totalmente inevitable.

Espero que lo disfrutaran las 4000 mil palabras y la multimedia.


Lxs ama @ Rapmonsterxxxz .
³⁴


Taehyung despertó por la tarde, fue a tomar un baño de agua fría, sabía
que sería difícil para él asistir a esa boda.
Ver al amor de su vida parado frente un altar jurándose amor eterno con
otra persona, mientras él observa, no es fácil de digerir aunque sea falso el
acto.
Se arregló con sus manos temblando, observó su anillo y pensó en lo que
sucedió ayer, dejó de temblar y sintió paz en él, de tan sólo pensar en
Jungkook sonriendo y diciéndole que lo ama.
Se distrajo de sus pensamientos porque tocaron la puerta. —llegó la
hora, vámonos.— Leeteuk dijo desde afuera.
Él bajó y se subió a la carroza con Hoseok y Leeteuk quien tenía a Jimin
bajo sus cuidados.
Tomó lugar al lado del primero de sus hermanos.
Mientras viajaban, Taehyung miraba el anillo en su mano, tratando de
prepararse mentalmente, trataba de calmarse, tenía un nudo en el estómago
y su miedo a romper en llanto frente a todos no se iba.
En serio no sabía si lo toleraría.
—Jimin.— Leeteuk habló, atrajo la mirada de los tres príncipes. —
¿recuerdas que te dije cómo se llama él?— señaló a Hoseok.
Jimin asintió, miró a su hermano antes señalado y con alguna dificultad
habló; —Hoseok.—
Hoseok sonrió y dió dos pellizcos suaves sobre las mejillas de su
hermanito. —bien bebé.—
—¿y él?— señaló al mayor, Jimin lo miró y después a Leeteuk de vuelta.
—Tae.— Jimin con un poco más de fluidez, pero no era perfecta la
pronunciación, su vocecita era dulce, tierna.
Taehyung y Hoseok se vieron mutuamente con una sonrisa, era bastante
adorable.
—Taehyung.— Leeteuk con un tono el cuál le indicaba a Jimin repetir.
—Taehyun.— Jimin mirando al mayor de sus hermanos, juntando las
manos.
El mayor de los príncipes Kim acarició sus cabellos y le sonrió, se notaba
que hacía un esfuerzo por levantar ese humor.
—eres brillante.— Hoseok a Jimin.
—parece que todos los príncipes Kim son brillantes, aprendieron a
hablar muy rápido, yo los enseñé a los tres.— Leeteuk dió dos toques en el
hombro de Jimin y miró a los otros dos.
—¿a qué edad aprendí yo? ¿cuál fue mi primer palabra?— Hoseok
emocionado.
—igual que Jimin lo está haciendo, a los dos años.— le respondió
enseguida. —y la primera fue Papá, de pequeño pasabas todo el día con el
rey, en su oficina y jugabas ahí, aún recuerdo lo feliz que estaba tu padre
cuando empezaste a decirle papá.—
Hoseok quedó satisfecho por la respuesta, sin duda no lo recordaba con
claridad pero sabe bien que tiene una conexión preciosa con su padre y eso
lo hacía feliz.
Taehyung miraba por la ventana al igual que su hermano menor; Jimin.
—¿tú no vas a preguntar?— Leeteuk dió un pequeño golpe a su rodilla,
llamando la atención del príncipe.
—no creo haber dicho papá, nunca estaba conmigo.— Taehyung sonó
algo dolido.
Leeteuk levantó una ceja y tras el silencio el príncipe volvió a hablar; —
¿cuál fue?—
—tu primer palabra fue mi nombre, cuando tú naciste pasó todo lo del
cambio de reino tu padre acababa de subir al trono, todavía no se acoplaba
al poder así que pasabas todo el tiempo conmigo y la reina, escuchabas mi
nombre una y otra vez de parte de ambos reyes así que fue lo primero que
dijiste a los dos años y medio.— Leeteuk fue dulce y agradable al decirlo.
—claro, tú me criaste.— Taehyung, sonrió sin mostrar los dientes.
—y agradezco haberlo hecho, nunca tuve hijos y los cuido como si lo
fuesen.— Leeteuk.
—perdonad si es mucho mi atrevimiento pero, ¿por qué no se casó
nunca, ni tuvo hijos?— Hoseok con respeto.
—porque decidí entregar mi vida al reino, desde jóven trabajé para tu
abuelo, conocí a tu padre cuando era un adolescente como tú.— se refirió a
Hoseok.
—me volví su mejor sirviente, aunque tuviésemos la misma edad yo le
servía, fuimos algo como mejores amigos, después él se enamoró de vuestra
bella madre, con el debido tiempo decidieron casarse y al año de
matrimonio ella salió embarazada del príncipe.— se refirió a Taehyung.
—éramos tan unidos que me pidió acompañarlo al parto de su primer
príncipe, él estaba nervioso, sucedió lo que sucedió, perdimos a los reyes y
cuando Jin subió al poder le juré fidelidad eterna a la corona Kim, jamás
me alejé de la familia real y del castillo, así fue todo.—
—gracias.— Hoseok al escucharlo, conmovido.
—¿y no te arrepientes de haber entregado tu felicidad por la corona?—
Taehyung tenía los brazos cruzados.
—¿acaso mencioné que eso no me hizo feliz?— Leeteuk acompañó la
pregunta con una pequeña risa. —soy muy feliz sirviendo a tu familia, no
me arrepiento de nada.—
—eres parte de nuestra familia.— Hoseok le sonrió.
Taehyung asintió.
Leeteuk les agradeció mientras regresaba a Jimin a su asiento porque se
estaba asomando mucho por la ventana, podría caerse.
Por fin, iban llegando al precioso castillo negro.
La familia del reino blanco, bajó de sus carruajes, la servidumbre
adecuada fue la que les dió la bienvenida. Ingresaron directamente a la
fiesta pues ya había comenzado la reunión, enseguida la familia completa
fue a saludar a los reyes negros, felicitarlos por la bella decoración y por la
ceremonia.
Cuando su familia se mezcló en los demás invitados; Hoseok a la mesa
de aperitivos, sus padres con los reyes Jeon y Leeteuk cuidaba de Yoongi y
Jimin, llevándolos a jugar. Taehyung se separó, en una banca dentro de la
casa, donde no había tanta gente transitando.
Agitada, Eunha venía bajando las escaleras. Se topó con Taehyung, hizo
una reverencia y hablo; —Taehyung, ¿cómo te encuentras el día de hoy?—
con ese tono faltante de aire.
El principe se levantó y sujetó sus hombros; —bien, ¿y tú? luces
exhausta.—
—lo estoy.— suspiró. —he estado ayudando con la preparación de Jisoo,
su vestido es sencillo pero en ella luce bien, arreglé su cabello yo misma,
será una novia preciosa.— sonrió con emoción.
Taehyung no quería escucharlo, sonrió a la fuerza, sin mostrar sus
dientes, soltó sus hombros. —seguro debe ser así, pero por ahora vamos a
beber algo.— extendió su brazo para que ella lo tomara y fuesen juntos.
Ella los entrelazó. Con calma fueron juntos, aparte de tener servidumbre
a la cuál pedirle una bebida, también se encontraban en la mesa de
aperitivos y decidieron ir por una, topándose a Hoseok.
Eunha enseguida soltó a Taehyung con cuidado y lo saludó, con una
pequeña reverencia y algo nerviosa pues el jóven la ponía así.
El príncipe la saludó respetuosamente y comenzaron a conversar.
Taehyung se hizo a un lado, tomó una copa y no hizo problema de ello,
no tenía problema, observaba la fiesta, los invitados, las decoraciones y veía
si encontraba a Jungkook entre la gente, pero no era así, no lo veía.
Después de que Hoseok y Eunha cruzaron algunas palabras, él observó la
cara de seriedad de su hermano, creyó que estaba molesto porque le quitaba
la atención de su prometida así que cortó la plática y se dirigió a otro punto
de la fiesta.
Eunha regresó con Taehyung, algo decepcionada de no poder charlar más
con Hoseok, sujetó el brazo del mayor de los príncipes Kim, ahora
observaban juntos toda la fiesta.
Vieron a Jungkook salir de la puerta del castillo, con un traje negro
precioso y con clase, parecía ser viejo por el estilo que portaba pero lucía
perfecto en él, la tela que se ajustaba justo lo necesario a sus marcadas
piernas, acentuaba un poco su cintura pero ni un momento perdía ese toque
de rudeza que él inspiraba. Y más por el hecho de tener esa expresión seria
y de molestia sobre su rostro, cejas rectas, los labios en berrinche, con una
mueca de discreto disgusto, miraba de lado a lado con ese rostro.
Eunha se quejó con un suspiro molesto al ver la expresión de su hermano
mayor.
Taehyung admiraba a Jungkook, pero escucho a la chica a su lado y
habló; —¿pasó algo?— sin quitar la vista del hombre.
—Jungkook, sigue molesto.— Eunha parecía enfadada. —desde que salió
el sol el día de hoy, no hay nada que le apetezca, esta indispuesto a todo
bajo aferrarse a no querer contraer matrimonio.— Eunha observó a
Taehyung.
Jungkook por fin encontró con la mirada al Kim que estaba buscando,
conectaron miradas y por fin tal Jeon aligeró la expresión de su rostro,
sonrió con suavidad y se dirigía a ellos, tardando pues cada invitado que le
veía lo detenía a felicitarlo.
Taehyung miró a Eunha. En voz baja habló. —no es justo que lo
condenemos así, nosotros también somos obligados a casarnos, sólo que no
tenemos tal valentía que él posee para pelear por nuestro derecho a elegir.

Eunha se quedó callada, pensándolo así. Lo comprendía más aunque ella
estaba resentida con su hermano, no lo apoyaría cuando él no lo hace con
ella.
Llegó Jungkook con ellos, hizo una pequeña reverencia.
Ambos hicieron lo mismo.
—¿cóm-?— Jungkook iba a hablar pero fue interrumpido por un guardia
de su padre.
—príncipe, es hora de la ceremonia.—
Él lo miró serio, asintió rendido, hizo otra pequeña reverencia y se
marchó rumbo al altar.
Taehyung suspiró, Eunha movió su brazo con suavidad; —vamos a
tomar nuestros lugares.— ella llevándoselo.
Taehyung la siguió, en la primera fila de lugares estarían los padres de
Jungkook, junto los reyes blancos, en la segunda fila es donde colocaron a
Hoseok al lado Eunha, después Taehyung y al lado de él, por petición de
Jin, colocaron a Leeteuk.
Los más pequeños de ambas familias se encontraban sobre las piernas de
sus respectivas madres.
Taehyung miró a Leeteuk con el rostro desanimado, el mayor lo observó
y dió una pequeña palmada sobre la pierna del príncipe. Entendía lo que
sucedía, pero en este momento no había nada que pudiese decirle.
No usó palabras pero así Taehyung sabía que le transmitió todo su apoyo
y resignación, se sintió un poco mejor sabiendo que tenía el apoyo de
Leeteuk a su derecha. Regresó la vista hacia enfrente.
Por fin, Jisoo llegó al altar, donde se encontraba Jungkook y el sacerdote
del pueblo, que sería el que los casaría.
Tenía un tocado sobre su cabello de hojas al parecer plateadas y
brillantes, su vestido blanco era discreto, pero en Jisoo es espectacular y esa
panza de embarazo lucía bien.
Sujetó las manos del principe Jeon al llegar, mientras escuchaban al padre
tenían que estar sujetados.
Jungkook miraba sólo al padre y en su cabeza sólo pedía terminar, miró a
Jisoo y ella tenía esa mirada pura de amor e ilusión con la que siempre lo
miraba, parecía ser increíble cómo Jisoo tenía un amor completo e intacto
aún por él. Cómo lo miraba, de esa forma en la que parecía que él es el que
pone las estrellas en el cielo cada noche, el único, con ese amor totalmente
blanco y real.
Jungkook sentía que no lo merecía, no quería ese amor en absoluto. Por
ella, porque no le corresponde, ni lo haría y sentía tristeza por hacerle ésto,
ningún corazón merece sufrir así, aún así tenía piedad de esos sinceros
sentimientos, la miró con dulzura y le sonrió con sinceridad.
Taehyung tragó saliva al ver eso, miró abajo, pero no podía resistir tanto
sin verlo de nuevo, sus ojos lo traicionaban y su mirada pedía atormentarse
así.
—es momento de hacer sus juramentos, hija Jisoo, tienes que hablar
primero.— el padre habló bajando la copa.
—príncipe Jeon Jungkook, estoy aquí para prometer que lo amaré por la
eternidad y que lo que soy ahora le pertenece a usted, jamás lo
abandonaré, ni lo traicionaré, porque para mi corazón sólo existe un
hombre y ese lugar le corresponde. Me siento dichosa de poder sostener
vuestra mano y juro que este amor permanecerá así.— los ojos de Jisoo
brillaron cuando ella habló, lo hacía de corazón y durmió hasta tarde
escribiendo sus votos.
Taehyung la miró y era tan doloroso verla, quería estar en su lugar, quería
que desaparezca y que no se interpusiera más, pero sentir tanto odio dentro
de él lo hacía sentir miserable. Y pensaba demasiado alto, comenzó a sentir
vergüenza de que alguien pudiese estar escuchando sus malos
pensamientos, aunque nadie se había percatado.
—seguís jóven príncipe.— el padre habló.
Jungkook miró por un segundo a su padre, el cual no necesitó mas que
una mirada intimidante para que su hijo regresara a ver a Jisoo y dijera sus
votos, los cuales Namjoon escribió y lo obligó a memorizar.
—mi amada Jisoo, este día es una fortuna porque he decidido unir mi
corazón al vuestro.— Jungkook comenzó a hablar.
Taehyung quería dejar de oír, quería correr pero su cuerpo no le
respondió. Mordió su labio el cual comenzaba a temblar.
—Prometo amarte y cuidarte por toda mi vida, llenar tus días de
felicidad, no te abandonaré y cumpliré mis deberes contigo, porque tu
corazón será lo más valioso para mí y nuestra familia será mi razón para
luchar contra lo que sea en la adversidad y así permanecerá.— Jungkook
colocó el anillo en su mano.
El mayor de los príncipes Kim quería llorar, gritarle a Jungkook que eso
no era cierto, que no cumplirá su promesa con ella, ni la ama, no quería
escuchar todas esas mentiras que partían su corazón sin querer.
Pero en la ceremonia nadie lo sabía, no se detendrían. Excepto Jungkook,
quien se sentía sometido por su padre, sentía que le estaba fallando a
Taehyung, ni siquiera tenía el valor de voltear a verlo porque no quería ver
los ojos decepcionados de su amor.
Porque Taehyung no le quitaba la vista de encima, no podía dejar de
verlo, parecía que le gustaba torturarse a él mismo.
—que lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.— cerró la
biblia. —podéis besarla.— indicó.
Jungkook no quería hacerlo, pero tenía que suceder, cerró los ojos con
coraje pidiendo que ésto sucediera rápido y la besó.
Taehyung no lo resistió más, ahogó un sollozo, giró el rostro a la
dirección de Leeteuk pero observando el suelo, sus ojos comenzaban a
verse débiles y las lágrimas venían involuntariamente. Sabía y era
consciente de que la ha besado y ha hecho más cosas con ella, pero verlo es
una historia diferente, es horrible y más porque no puede decir nada al
respecto.
Leeteuk miró a Taehyung, sabía que no podía decirle nada, ni abrazarlo
cuando se estaba destrozando frente a sus ojos tenía que ser fuerte y resistir
por sí mismo.
Terminaron la ceremonia cuando terminaron su corto beso, se pudieron
levantar, enseguida Leeteuk tomó el brazo del príncipe con suavidad y
discreción, se lo llevó al otro lado del jardín.
Jungkook no quiso buscarlo con la vista, no podía ir tras él, se sentía un
cobarde el cual estaba siendo felicitado por los reyes de ambos reinos.
Eunha prestó atención a que Taehyung se había ido así, sin entender qué
sucedió, pero Hoseok le habló y perdió la concentración en su prometido.
Leeteuk susurró mientras caminaban alejándose de todos; —sabías que
pasaría, no debéis llorar aquí.— sin perder la postura.
Taehyung retenía todo lo que estaba sintiendo, se maldecía a sí mismo
por no ser tan fuerte, por doblegarse ante su corazón el que no se quedaba
tranquilo, el que quería pelear y gritar por Jungkook, esa batalla estaba
perdida, su cabeza lo sabía, era eso lo que lo detenía, pero el llanto jamás es
fácil de detener.
Llegaron a los caminos de arbustos, aquellos que están escondidos.
Leeteuk se encargó de no ser vistos, una vez adentro y estando solos,
abrazó a Taehyung con fuerza.
Taehyung enseguida se abrazó a él dejando las lágrimas caer. —no
debería dolerme.— habló con la voz sensible.
—debe doler, pero deberías saber manejarlo, es distinto.— Leeteuk
sosteniéndolo. —sabes que te apoyo y estoy contigo, pero tengo que
ayudarte a ser fuerte. No puedes ponerte mal frente a todos, así lo suyo no
estará seguro.— dijo un poco más serio, se separó de Taehyung, secó sus
lágrimas antes de que fueran incontrolables.
El príncipe respiró profundo, tratando de conseguir calma. Leeteuk le
daba las indicaciones para respirar y relajarse.
—¿estás bien?— Leeteuk sujetando el rostro de Tae.
Taehyung asintió, tranquilo.
—te prometo que llegando al castillo podrás llorar y gritar, yo te
consolaré lo juro, pero aquí tiene que estar todo bien.— le dijo con una
sonrisa.
Taehyung sonrió naturalmente, se sintió apoyado y sabía que Leeteuk lo
haría, él siempre lo ayudaba y le daba paz, así que asintió y salieron del
lugar.
Se reincorporaron a la fiesta.
Taehyung se paró al lado de Hoseok quien tenía el rostro totalmente
perplejo, mirando hacia adelante. El mayor de los principes siguió la mirada
de su hermano menor hasta toparse con que observaba a su padre, bebía
vino como si fuese agua con el rey Namjoon. —wow.—
—nunca había visto a papá beber así.— Hoseok dijo.
—porque él no bebe.— Taehyung confundido.
Sintió una mirada sobre él, enseguida encontró los ojos preocupados que
lo veían. Era Jungkook, quien estaba preocupado por cómo se sentía, pero
no podía correr a él pues Jisoo jamás soltó su brazo.
Taehyung no pudo sonreírle pero tampoco quitarle la mirada de manera
indiferente, así que sólo agradeció el cielo que llegara Eunha y se parara
delante de él, atrayendo su atención, pidiéndole que lo acompañara el resto
de la fiesta y aceptó.
Entrelazados de brazos estuvieron conversando y riéndose juntos el resto
de la celebración.
Jungkook y Taehyung no pudieron hablar más durante el día, siempre
había alguien más ahí, atormentaba a Jeon ésta situación, pues no sabía en
qué estaba pensando su chico pero claramente no era nada bueno.
La noche caía, todos los invitados se iban, excepto los reyes Kim.
Los dos reyes estaban bebiendo demasiado, poniéndose un poco ebrios,
disfrutaban y reían. Tenían a sus dos familias confundidas pues si bien se
sabe, beben una copa o dos para guardar la postura, pero ahora era una tras
otra y otra más.
Se encontraban los Kim y los Jeon en el comedor real, donde les
sirvieron la cena.
Taehyung no le quitaba su atención a Eunha, no era intencionalmente, en
serio estaba atrapado en sus charlas, riéndose, disfrutaba su compañía como
si de una amiga se tratase, lo mismo para ella. Lo ayudaba a ignorar y
olvidarse de la situación.
Hoseok conversaba con Leeteuk, acerca de cosas sin importancia.
Jisoo aún parecía adherida al brazo del mayor de los príncipes Jeon,
estaba feliz de ser su esposa oficialmente, eso sin dudarlo.
Mientras ambas reinas cuidaban y convivían con sus dos príncipes más
pequeños.
Aunque estaban cómodos, las horas avanzaban, los más pequeños caían
dormidos en brazos. Tiffany y Dara comenzaban a preocuparse por los
horarios, por el estado de ambos reyes y la reina blanca decidió expresarlo;
—Jin, creo que es hora de irnos.— amable.
Namjoon frunció el ceño, su reina jamás se entrometía así, pero lo que
más le sorprendió de toda la situación fue la respuesta de Jin; —lo sé cielo,
pero aún no me quiero ir, la estamos pasando increíble.— dijo con la tonada
de ebriedad.
—no, Jimin tiene sueño, aparte Hoseok y Taehyung lucen cansados.—
Dara insistió, tenía al menor en sus brazos.
—es que no me quiero ir.— Jin como en berrinche, sin ponerle un tono
firme a Dara.
Todos los presentes estaban poniéndole atención a aquella conversación.
Namjoon estaba algo ofendido por la forma en la que se atrevía a
responderle y replicarle a Jin, en su cultura; la reina no podía darle órdenes
al rey u opinar a menos que él mismo lo pida.
Sintió que tocaron su manga con sutileza, era Tiffany; —podríamos
ofrecerles aposentos para que los príncipes descansen mientras ustedes
continúan.— susurró.
Decidió no tomárselo a mal, podía hacerlo como Jin lo estaba haciendo,
escuchó a Tiffany. Dijo en voz alta; —quédense aquí, podemos preparar
aposentos para los príncipes y para vosotros, así podéis quedarte hasta la
hora que más te apetezca.— se dirigió a Jin.
—¡perfecto!— Jin con una sonrisa miró a Dara.
Namjoon se giró con Tiffany; —hazte cargo, por favor, amor.— dijo
sujetando con cariño su rostro.
Ella sorprendida sonrió asintiendo, llamó a una de sus criadas y le
entregó a Yoongi para que lo cargara. Se puso de pie; —síganme.— les dijo
a todos, se levantaron e hicieron reverencia a ambos reyes y continuaron
saliendo del comedor.
Ya en la sala principal, Tiffany se dirigió a sus hijos y nuera. —vosotros a
sus habitaciones.—
Eunha reverenció suavemente y se marchó a sus aposentos.
Jisoo abrazó a Jungkook y él besó su mejilla, se despidieron y cada uno
de marchó a su respectivo aposento.
Dara se quedó confundida al ver eso, habló; —¿acaso no duermen
juntos? están casados ya.—
—el rey ha pedido que cada quién tenga sus aposentos por separado.—
respondió sin mencionar las varias discusiones que pasaron para llegar a ese
punto.
Namjoon sólo aceptó cuando Jungkook le dijo que quería su cuarto libre
por si una noche decidía llamar a su favorita, aparte de que Jisoo estaba
embarazada y si tenía algún tipo de inconveniente o necesitara algo a
mediados de la noche, él no quería ser molestado. Era algo despiadado pero
fue la única manera en la que lo logró.
—puedo mandar a preparar los aposentos para cada uno de sus
príncipes.— Tiffany dijo, llamando con su mano a las criadas, quienes se
acercaron rápido y reverenciaron.
—en realidad me gustaría que sólo fuesen dos, una para los príncipes y
Leeteuk, la otra para el rey Jin y para mí.— Dara dijo con amabilidad.
Tiffany asintió. —preparen, rápido.— se dirigió a las criadas, quienes
enseguida aplicaron ordenes.
En cuanto tuvieron las habitaciones los llevaron a ellas.
La cama de Hoseok estaba en medio de la de Taehyung y Leeteuk,
decidieron colocar un cunero al lado de la de Leeteuk para Jimin y ahí
recostaron al menor que ya estaba dormido en sus brazos.
Dara estaba en la que le dieron a ella, esperaría a Jin.
Taehyung estaba sentado en su cama, mirando a Hoseok, mientras él
acomodaba su almohada, se quitaba el calzado y algunas prendas.
—¿no vas a prepararte para dormir?— Hoseok al verlo intacto aún.
Taehyung perdido asintió lentamente, miró a Leeteuk quien lo miró
rápidamente y después desvío la mirada pues cubría a Jimin con su manta.
Tocaron la puerta.
Leeteuk fue y abrió, se apartó de la puerta.
—buenas noches.— sin dudas, aquella voz pertenecía a Jungkook. Hizo
una reverencia con respeto y pasó.
Taehyung lo miró confundido al igual que Hoseok.
—Taehyung, mi hermana te ha mandado a llamar.— Jungkook dijo con
un tono neutro.
Hoseok miró a Taehyung con una ceja levantada.
El mayor de los príncipes se puso de pie, Jungkook salió suponiendo que
lo seguiría y eso haría pero Hoseok lo detuvo un momento; —dormirás
aquí, no tardes o iré yo mismo por ti.— dijo algo serio.
Tanto Taehyung como Leeteuk se sorprendieron por aquello. —está bien.
— el mayor respondió, siguiéndolo, cerrando la puerta tras él.
Hoseok miró a Leeteuk; —con razón no quería desvestirse ... si mi
madre se da cuenta de que durmió con ella antes del matrimonio nos va a
regañar a nosotros por permitirlo y yo no quiero ser regañado por culpa de
Taehyung.— se recostó sin cerrar los ojos.
Leeteuk se contuvo en decir algo.
Mientras tanto, ambos príncipes caminaron con discreción a la habitación
de Jungkook.
En cuanto cerraron la puerta con seguro, Jungkook trató de besar a
Taehyung sujetando su rostro suave, pero en la cabeza de Kim sólo se
reproducía una y otra vez la imagen de él besando a Jisoo, giró el rostro,
pero no quería ser rudo así que habló; —¿no me llamaba Eunha?—
Jungkook frunció el ceño. —suponía que sabías que estaba mintiendo.—
Taehyung tomó sus manos haciendo que lo soltara. —mientes bien.— su
humor se cayó de nuevo.
Jungkook entendió bien lo que quiso suponer. —desearía no haberlo
hecho.— dió un paso atrás y pasó la mano por su cabello. —lo siento.—
—tenía que suceder, supongo.— Taehyung no lo miró a los ojos, se sentía
incómodo.
—Taehyung yo te amo, de verdad.— Jungkook buscó su mirada, quería
decírselo a los ojos.
Pero Taehyung no lo pudo mirar y no quería hacerle ésto, no es su culpa.
—lo sé y yo a ti, pero debería irme ahora, no quiero que Hoseok vaya a
buscarme al cuarto de Eunha y no me encuentre ahí.— se trató de dar la
vuelta y pensaba salir, pero Jungkook lo detuvo y lo giró a él.
Jungkook trató de besarlo nuevamente, pero lo esquivó y besó su mejilla,
después dijo; —descansa.— dió unas palmadas a su pecho, sonrió
falsamente y se dió la vuelta.
Jungkook notaba esa distancia y no la toleraba, no la toleró un segundo
más. Estaba volviéndose loco por saber que todo estaba bien entre ellos y
Taehyung no ayudaba, con algo de desesperación sujetó su muñeca,
girándolo con algo de rudeza, lo pegó a su cuerpo y mientras con esa misma
mano lo atrapó en un abrazo, hizo que la otra mano lo sujetara entre el
mentón y el cuello pero sin apretar y sobre sus labios dijo; —bésame
Taehyung, bésame que lo necesito.— una verdadera súplica con tono de
amenaza.
Él sólo pasó saliva, era difícil para él. Ama a Jungkook con su alma y
escencia, eso jamás quedará en duda, sólo que hoy dolía hacerlo. Acababa
de verlo besarla, estaba consciente de que lo había hecho antes, pero verlo
con sus propios ojos era lo que lo hacía real.
Pero tampoco podía hacerle eso a ese corazón rogante de sinceridad.
Lo besó, cerrando sus ojos con fuerza, tratando de pensar en ellos, en sus
momentos, en su fuerte amor que es más grande que cualquier dolor en el
mundo, dejando de lado todo lo demás.
Cuando se separaron, Jungkook pudo respirar por fin, teniéndolo en sus
brazos, besándolo así como siempre lo hace; con entrega y amor. —ah,
quédate aquí mi amor.— en suspiro con calma.
Taehyung lo olvidó por un momento, teniendo a Jungkook abrazado a él,
mirándolo así como no la mira a ella, sintiéndose real. Los hizo caminar
hacia atrás, chocando con la cama, terminando sobre ella con Jungkook
debajo de él y con una sesión de besos bastante prolongada, la noche
silenciosa ahora estaba llena de sonidos de besos apasionados, dulces y
románticos.
Ésta noche sólo se trataba de degustar los labios del otro a placer, lo cuál
amaban hacer. Probarse una y otra vez, los besos jamás serían demasiados o
suficientes para todo lo que había en sus corazones latiendo de esa manera
por el otro. No había mejor manera de jurarse amor, porque no sería con
nadie más.
Taehyung mordía los labios de Jungkook con cuidado de no hacerle daño,
mientras que él prefería usar su lengua para recorrer la preciosa boca que
sólo su chico poseía.
Jungkook quien sujetaba la espalda de su amado, decidió ir más abajo,
por la orilla de su abrigo, lo levantó, al igual que desfajó su camisa para
meter su mano dentro de ella y sentir piel a piel su suave espalda.
Taehyung arqueó su espalda y se erizó su piel, es el poder que Jungkook
tiene al tocarlo. Se levantó sobre sus labios, ambos estaban rosas
naturalmente, las mordidas eran perfectas. —todo un caos.— agregó.
—me encanta.— Jungkook sonrió, bajó el rostro de Taehyung, para poder
besarlo de nuevo con tanta pasión en un suspiro de amor.
Pero tocaron la puerta, algo fuerte.
Taehyung se levantó sin pensarlo dos veces, se acomodó la camisa de
nuevo.
Ni siquiera podían respirar, pensaban rápido pero se notaba que trataban
de forzar la puerta.
El príncipe blanco, sólo cruzó la cama y sin encontrar más solución se
agachó, ocultándose debajo.
Jungkook observó y no se veía, quitó el seguro que anteriormente colocó
y abrió.
Su padre Namjoon pasó, aventándolo hacia atrás enojado.

La edición acaba aquí, más no la novela. Ahora todo lo que vendrá será
una sorpresa y me emociona mucho todo lo que viene.
¿listas? >.< <3
³⁵


Jungkook cayó sentado sobre su cama, se asustó porque Taehyung estaba
ahí y podían ser descubiertos, nada le asustaba más.
Comenzaba a latir rápido su corazon y sus manos estaban frías. Mientras
tanto Taehyung cerró los ojos y cubrió su rostro, con la misma sensación.
—¿por qué tu puerta tenía seguro?— Namjoon sonaba ebrio y molesto.
—quería descansar sin ser molestado.— justificó al instante con lo
primero que vino a su cabeza.
—¿te molesto?— Namjoon se acercó a él con el ceño fruncido.
—en lo absoluto rey, pero no pensé que me fuese a necesitar durante la
noche.— Jungkook agachó el rostro, no lo retaría en ésta posición.
—un príncipe necesita estar disponible para su rey todo el tiempo.—
Namjoon movió un poco la copa de su mano izquierda.
—lo siento.— Jungkook fue suave, se colocó de pie.
El rey suspiró. —no sé qué sucede contigo últimamente, no me obedeces,
no me sigues y no me respetas.— sonaba cansado de la situación
mencionada.
El príncipe mayor de los Jeon no respondió nada, no quería empeorar las
cosas.
—no entiendo por qué, hablé con mis sastres y me han dicho que por la
mañana te negabas a vestirte de traje, me dejas mal visto a mí, si no me
respetan mis propios hijos ¿quién lo hará?— Namjoon se paró delante de
él.
Con ganas de decir la verdad y con valentía, su hijo respondió; —no
quería casarme.—
Namjoon estaba ebrio, sólo quería una disculpa por aquella actitud ésta
mañana pero al escuchar eso se desesperó, estaba perdiendo autoridad en
Jungkook, en su fiel hijo que era todo un prodigio, su mayor orgullo se
estaba alejando de él y no le importaban más sus órdenes.
Esa desesperación y miedo a perderlo, se reflejó en coraje, quería
mantener a su hijo con él, en línea y lo obligaría a estarlo. Aventó la copa al
suelo con fuerzas y se voló en pedazos. —¡no me importa lo que tú quieras!

Taehyung se sobresaltó un poco, ahogó su grito y por suerte ningún
cristal le llegó a rozar.
Jungkook cerró los ojos un momento y se apartó un paso de su padre,
pensó en Taehyung y se sentía avergonzado por ésto, porque lo estaba
escuchando en tal estado.
—tienes que obedecerme en todo, siempre lo haz hecho y juro por Dios
que no dejaré que eso cambie.—
El mayor de sus hijos levantó la mirada a él y reflejó la impotencia de su
coraje.
—volverás a ser el Jungkook que eras, mañana a primera hora te quiero
entrenando cuerpo a cuerpo en el jardín principal, no me hagas castigarte
de nuevo.— Namjoon dió un par de palmadas en su mejilla y se dió la
vuelta, yéndose de sus aposentos después de cerrar la puerta.
Jungkook recargó la lengua en su mejilla y apretó los puños fuertemente.
Reteniendo todo el coraje en ellos.
Tras el silencio Taehyung con calma salió, se puso de pie, se sacudió las
manos y el traje, miró a Jungkook; él sólo seguía ahí parado, firme y tan
tenso.
Se acercó a él pero no lo miró a los ojos, el príncipe Jeon se sentía
avergonzado por lo que su chico tuvo que escuchar.
Taehyung sostuvo su rostro y trató de hacer que lo mirara a los ojos, pero
Jungkook sujetó sus manos, apartándolas de él. —Jungk.- no pudo
mencionar palabra antes de ser interrumpido.
—no tenemos que hablar de ésto, es mejor que vayas a dormir.—
Jungkook bajó sus manos, soltándolas.
Tocaron la puerta de nuevo pero de una manera más suave y se escuchó
de forma tenue la voz de Leeteuk; —príncipe Taehyung.—
Taehyung volteó a ver la puerta y regresó la vista a Jungkook, acercó
únicamente su rostro al de él y dejó un cálido beso sobre sus labios. —lo
siento.— se separó y salió de la habitación.
Caminó por el pasillo sin detenerse, Leeteuk iba detrás de él. —¿qué
sucede?—
—sucede que el padre de Jungkook es un maldito bastardo.— Taehyung
susurró enojado mientras caminaba con prisa a sus aposentos designados.
—Taehyung, cuida tu lenguaje.— Leeteuk, sostuvo su brazo y lo llevó
con más calma.
Mientras tanto Jungkook seguía molesto, golpeó su cama con los puños
un par de veces y ahogó un grito de desesperación en su almohada, él sólo
quería ser feliz al lado de Taehyung ¿por qué era tan difícil? ¿por qué su
padre lo trataba así?
A la mediante logró calmarse, mañana tendría que entrenar, sin
mencionar que por la tarde tiene aún sus clases, que aunque ha estado
concentrado en Taehyung y en su amor, por fortuna no las había dejado de
impartir, pero para eso necesitaba descansar así que se recostó y decidió
conciliar el sueño.

Por la mañana siguiente, a primera hora los Kim se marcharon. Dara
estaba molesta con Jin, por el estado en el que se puso con el rey Namjoon
así que al salir el sol, lo despertó y le exigió marcharse.
A lo cual Jin la escuchó, con dolor de cabeza se puso de pie y se fue toda
la familia a su reino.
—Jeon Jungkook, quiero que estés abajo en un par de minutos.— la voz
de su padre fue lo que despertó al príncipe.
Apenas y abrió los ojos lo vió parado en la puerta, mirándolo acostado
aún. Bajo esa feroz mirada se levantó, estirándose y tallando sus ojos que
aún exigían descanso.
Namjoon lo dejó cambiarse cómodamente, salió de sus aposentos y bajó
a esperarlo en el jardín principal donde desde la noche, antes de dormir dió
la orden de preparar lo necesario para el entrenamiento del príncipe.
El mayor de sus hijos no tardó en bajar, con su espada en funda colgada
de su cadera, el cabello alborotado aún y sin saco.
Se paró delante de él en posición de soldado, como siempre lo hacía cada
vez que entrenaba con él, recto pero las piernas algo separadas y sus manos
detrás, con el rostro firme, estaba preparado.
—decidí que lo primero que vas a practicar será fuerza y para eso
necesito que prepares tus músculos, no quiero que te lastimes así que
comienza a correr.— Namjoon estiró la mano a Jungkook.
Jungkook se quitó el cinturón con el que cargaba su espada y se lo dió,
Namjoon se los entregó a un guardia.
El príncipe se separó de su padre, estiró bien sus piernas y brazos,
comenzó a trotar al rededor de los jardines del castillo, los cuales conocía
bien, desde jóven ha hecho aquella rutina que el rey hizo para él.
Poco a poco aumentaba la velocidad, el frío matutino desaparecía y el
calor invadía su cuerpo. Después de un par de vueltas, algo cansado se
detuvo donde su padre estaba esperándolo.
Agitado trató de volver a respirar bien, cuando el rey fue hacia él y habló;
—tendrás que luchar cuerpo a cuerpo con cinco de mis guardias hasta
derribarlos uno por uno espalda al suelo y si alguno de ellos te derriba
primero volverán a levantarse todos.— Namjoon viéndolo directo a los
ojos.
—¿derribarlos de la forma que sea?— Jungkook puso las manos en su
cintura y respiró profundo.
Namjoon asintió, sus guardias personales llevaban armadura y eran
hombres grandes y fuertes, no sería sencillo pero confiaba en Jungkook. Se
alejó, tomando asiento a unos pasos, donde observaría todo el espectáculo
que su hijo estaba a punto de dar.
Los cinco rodearon al príncipe, él respiró profundamente por última vez,
colocó los puños, movió la cabeza hacia un lado y esperó a ser atacado.
No esperó mucho, el primero trató de estirar su mano al príncipe por la
derecha pero él se hizo un poco al lado y sujetó su brazo con la izquierda,
jalándolo con todas sus fuerzas hacia a él y para abajo, aunque no lo tiró
pues el segundo se acercó al mismo tiempo por su espalda posando su brazo
al rededor del cuello de Jungkook. No perdería tan rápido, tomó aire, con su
derecha se sujetó a su brazo y con fuerza se inclinó hacia enfrente cargando
al guardia sobre su espalda y aventándolo adelante de él. Cayó de espalda y
ese fue el primero en caer.
Namjoon sonrió complacido, sabía de lo que su primogénito era capaz.
Observó cuando lo atacaron entre los cuatro restantes y como Jungkook
golpeaba y pateaba a tres de ellos, alejándolos mientras luchaba en turno
con otro.
Derribó al siguiente, tomó a otro de ellos y comenzó a luchar con el,
ambos se sujetaban tratando de derribarse, pero Jungkook parecía agotarse,
el rey levantó las cejas ante eso.
Apenas llevaba dos derribos y ya batallaba en respirar, había perdido
condición. No sabía en qué momento exacto sucedió pero había dejado de
entrenar tanto, antes lo hacía hasta cuatro veces por semana y ahora se
agotaba en la primer práctica.
El príncipe apretó los ojos y se obligó a ejercer más fuerza, tiró al
tercero. Suspiró y pensó en que sólo faltaban dos para terminar, ambos se
alejaron de él para prepararse y atacarlo en algún momento de distracción.
El rey les había pedido que tuviesen cuidado más no compasión, tenían
que derribar al príncipe.
Uno de ellos corrió primero hacia el príncipe y con su mismo impulso
Jungkook lo sujetó de los hombros, pasó su pierna rápidamente detrás de él
derribándolo desde su pie y aventó sus hombros hacia atrás para asegurarse
que cayera.
Uno más, el único que quedaba se acercó despacio para que el príncipe
no tuviese impulso que usar en su contra, se sujetaron mutuamente y
ejercían fuerza ambos. La diferencia era que Jungkook acababa de derribar
cuatro grandes y fuertes hombres, mientras el guardia tenía menos
agotamiento.
Pero eso no fue razón para que le ganara, el príncipe resistía aún,
agarrándose fuerte de él.
Gruñó mientras puso sus manos en el pecho del contrario y lo aventó
hacia atrás, alejándolo, para poder recuperarse un poco. Respiró fuerte,
apretó la mandíbula y con sus manos le pidió venir de nuevo a él, mientras
lo miraba retante.
El guardia se rió de lado por la expresión del príncipe, se acercó a él
pensando en sujetarlo de las piernas para que cayera de una vez. Pero
Jungkook dió un golpe en ambas manos, alejándolo de sus piernas, mientras
él las retiró el príncipe hizo lo que el planeaba hacer, lo cargó de las piernas
y lo dejó caer hacia atrás, aventándose también, aunque Jungkook terminó
de rodillas mientras el guardia acabó de espaldas.
Se puso de pie cansado, miró a su padre y él le aplaudió mientras lo
miraba directamente a los ojos. —tardaste más tiempo del que te toma
comúnmente hacerlo, no permitiré que pierdas condición mañana lo harás
de nuevo, toma el arco y coloquen los objetivos.— dió la orden mientras se
ponía de pie.
Jungkook miró abajo, suspiró y fue a tomar su arco y flechas.
Colocaron los objetivos de madera con puntos considerablemente grande
en ellos al rededor de él, a un par de metros. Namjoon se paró al lado de su
primogénito, lo observó de cerca colocarse en posición y comenzó a
apuntar. —quiero que des en el centro de cada objetivo consecutivamente, si
fallas comienzas desde el principio.—
Jungkook asintió, concentrado colocó una flecha y estiró, cerró un ojo,
tomó su tiempo en enfocar, al lanzar dió en el centro del primero.
Se giro al segundo, tomó otra flecha, estiró más y volvió a cerrar un ojo,
enfocó el objetivo y tiró, dió al centro de nuevo.
—más rápido, Jeon.— Namjoon detrás de él.
El príncipe colocó la flecha con rapidez, estiró sin detenerse, cerró un ojo
y enfocó, pero sentía tanta presión que la mano con la que sostenía el arco
tembló y Namjoon lo notó, sujetó su brazo. —firme.—
Jungkook suspiró y miró de nuevo el objetivo, cuando su padre soltó su
brazo él soltó la flecha y desafortunadamente no dió en el objetivo del
centro, ni siquiera algo cerca.
—dame el arco.— Namjoon se quitó el saco y se lo lanzó a un guardia,
su hijo obedeció dándole el arco. Agarró cinco flechas y las dejó en las
manos de Jungkook, donde él las sostuvo.
El rey tomó la primer flecha de la mano de su hijo, la colocó en el arco y
sin pensarlo, en unos segundos la lanzó al objetivo, dando justo en el
centro, sin detenerse tomó la siguiente flecha y al estirarla la lanzó, dió en
el punto de la siguiente y así con cada una de las flechas que se encontraban
en la mano de Jungkook, dejándolo sorprendido pues no tardó en hacerlo.
—tu abuelo me hizo hacer ésto cada día de mi vida, no me permitía
detenerme porque sabía que un enemigo no me daría tiempo de analizar mi
tiro y quiero que tú lo hagas incluso mejor que yo.— Namjoon le devolvió
el arco.
El príncipe asintió admirando a su padre, sabía que nadie se comparaba a
él a la hora de pelear y matar, siempre sintió admiración por él. Inspirado en
lo que acababa de presenciar lo intentó, aunque falló un par de veces, cada
vez que lo intentaba daba a un centro más, comenzaba a mejorar y recordó
por qué obedecía a su padre, por qué lo escuchaba siempre.
Al finalizar el entrenamiento, Jungkook lo hacía mejor, daba en el centro
o al menos lo dejaba a un par de centímetros de diferencia, miró a su padre
con una amplia sonrisa, orgulloso de él mismo, buscando la aprobación del
rey por su logro.
Namjoon tomó su hombro. —estuvo bien, aunque deberías hacerlo con
los ojos cerrados.— serio.
Jungkook mordió su labio, su padre lo acercó a él y lo abrazó fuerte. —
fue suficiente, vamos a almorzar juntos.—
Él correspondió su abrazo, se separaron pero Nam no lo soltó, lo abrazó
por encima del hombro y así se lo llevó al comedor, donde pidió que
preparasen la comida preferida del príncipe y la disfrutaron juntos.

Pasó una semana, Namjoon no dejó descansar ni un día a Jungkook, lo
obligó a repetir el entrenamiento cuerpo a cuerpo, flechas, equitación y
espada. Terminaba los días cansado, con un sueño increíblemente grande
producido por el agotamiento del día.
Taehyung quería verlo, toda esa semana no lo vió, quería saber de él,
besarlo, necesitaba abrazarlo y sentir que estaba a su lado. Decidió ir a su
castillo y personalmente pedirle un encuentro por la noche.
Avisó en su reino que iría a ver a su prometida lo cual su padre no objetó
y con la misma excusa llegó al castillo negro, donde un guardia lo recibió.
—enseguida llamaré a la princesa Eunha para decirle que usted se
encuentra aquí.—
—gracias.— Taehyung sonrió sin mostrar los dientes.
El guardia subió por las escaleras, el príncipe Kim se quedó sólo en la
sala principal con el silencio, pudo escuchar un tipo de gruñido tenue
proveniente del cuarto de al lado, conocía ese tipo de gruñido agitado.
Sin duda era Jungkook, con curiosidad fue allá, abrió la puerta y
cruzando la biblioteca, en el jardín principal veía al príncipe Jeon, agitado
bajo el fuerte sol, sus cabellos totalmente empapados en sudor, sus labios
entreabiertos respirando fuerte, con los puños levantados.
Taehyung caminó lentamente a él. Pero un grito detrás de él llamó su
atención; —¡Taehyung!— Eunha, entrando a la biblioteca con él y
acercándose. —hola.—
—Eunha.— Taehyung le sonrió y regresó a ver a su amor.
Jungkook escuchó también aquel llamado, al oír el nombre de su chico
giró el rostro adentro, cruzaron miradas pero eso no duró demasiado pues
un guardia derribó al príncipe fuertemente, tirándolo al pasto de espalda.
Taehyung dió un paso, estirando su mano a él, preocupado. —Jung.-
Eunha lo detuvo. —está bien, practica con los guardias de cuerpo a cuerpo.

Jungkook sintió dolor en su espalda, aparte de que golpeó su cabeza
también, estaba distraído y no puso firme el cuerpo.
—¡levántate!— Namjoon desde su asiento, observándolo.
Se puso de pie y miró de nuevo adentro por un segundo, pero Taehyung
se iba con Eunha entrelazados del brazo, se giró a los guardias y siguió el
entrenamiento.
El príncipe blanco quería hablar con Jungkook pero no podría
interrumpir, decidió irse con Eunha a sus aposentos, conversar un poco con
ella, ya estaba aquí y después de todo ella es agradable y dulce.
Éste día tampoco se pudieron ver, Eunha y Taehyung estuvieron casi todo
el día juntos. Y aunque Jungkook terminó sus entrenamientos físicos, su
padre no se separó de él, llevándolo a sus aposentos de trabajo con él.
El anochecer llegaba y Taehyung regresó a su castillo con algo de
desilusión porque no pudo hablar con él.

³⁶


Pasaron dos días más, con la misma situación pero Taehyung no pensaba
seguir así, decidió escribir una carta y con Leeteuk se la mandaría;
" Amor mío, las noches han caído y
mi corazón sediento ansía poder besar tus labios otra vez.
Te escribo en agonía y sin orgullo que perder, confesando que anhelo verte,
vuestra ausencia me mata. Estaré esperándote por la noche, donde siempre
la luna es testigo de nosotros.
sólo tuyo, Kim Taehyung."
Por fortuna, esta tarde Jungkook no se encontraba con su padre ya que el
rey decidió salir con sus favoritas a merendar.
El fiel cómplice de ambos jóvenes llegó al castillo negro, al entrar
encontró al príncipe leyendo mientras caminaba por la sala principal.
-que dicha ser recibido por usted.- Leeteuk, hizo una suave reverencia.
Jungkook cerró el libro dejando el separador en él, le sonrió. -por favor.-
se hizo a un lado y señaló que pasara, irían a sus aposentos.
Al entrar ahí cerraron la puerta. -¿qué es lo que me hace digno de vuestra
visita?- Jungkook dejó aquel libro en su cama.
-un mensaje.- Leeteuk sacó de su traje la carta, sin ningún maltrato,
intacta la entregó.
El príncipe ya tomó con una gran sonrisa, sabía que Taehyung le enviaba
y para él no había mejor correspondencia que esa.
-tengo labores con los cuales debo cumplir en el reino blanco pero no
podía negarme con Taehyung, cumplida mi tarea ¿puedo retirarme?-
Leeteuk fue amable.
-lo agradezco, por supuesto.- el príncipe estaba ansioso por abrirla, pero
no fue hasta que se retiró que se sentó en su cama y abrió aquel sobre con
cuidado.
La leyó, sintiendo emoción y suspiró, se dejó caer hacia atrás, mirando al
techo mientras estaba acostado se sintió afortunado de ser el motivo de tales
palabras llenas de amor. -sólo mío.- dijo para sí mismo.
Se levantó, fue al cajón en el que siempre guardaba sus cartas bajo llave
y con seguridad la dejó ahí.
El día pasaba, de pronto el atardecer se asomaba por el horizonte. Su
padre llegó y enseguida fue a los aposentos del príncipe. -Jungkook.-
El mayor de sus hijos reverenció ante su presencia.
-entrenaremos ahora, estoy libre.- Namjoon se recargó en su puerta.
Jungkook levantó las cejas sorprendido. -pensé que hoy no habría
entrenamiento.- ya que siempre es por las mañanas.
-lo harás cada día, sin descansos, ahora bajemos.- Namjoon se dió la
vuelta y se marchó, esperando que su primogénito lo siguiese.
Y así sucedió, Jungkook sólo tomó el cinturón con su espada y fue detrás
de él, despreocupado por la hora ya que aún era temprano, sus encuentros
con Taehyung solían ser más tarde.
Se encontraban en el jardín principal de nuevo, el príncipe no vio a los
guardias con los que luchaba generalmente, ni objetivos a su al rededor para
el arco, así que cuestionó. -¿cuál será mi entrenamiento de hoy?-
Namjoon fue hasta su asiento y se comenzó a quitar el saco. -lucharás
contra mí.-
Jungkook estaba sorprendido y atónito, nunca había entrenado con su
padre directamente. Se sentía nervioso, conoce las virtudes de su padre y no
sería un adversario sencillo de vencer.
El rey tenía su cinturón y su espada con él siempre, no se la quitaba a
menos de que fuese a dormir pero incluso así la dejaba a su costado. Sacó
su larga espada y la sujetó fuertemente, miró a Jungkook y con tranquilidad
le dijo; -desenfunda tu arma.- se acercó a él.
Jungkook sacó la suya, su espada había sido un regaló de cumpleaños por
parte de su padre el cuál la hizo y le talló a mano propia el nombre de su
príncipe. Era larga, filosa y preciosa, color plata tan reluciente que se podía
reflejar sobre ella.
-házme perder la espada, si puedes.- Namjoon, se paró a cuatro pasos de
él.
El príncipe pasó la lengua por sus labios, se colocó en guardia y nervioso
comenzó, lanzó el primer ataque a su padre, el cuál lo detuvo con su propia
espada y giró su mano, alejándolo de él.
Comenzaron una serie de movimientos mutuos, Jungkook atacaba y
Namjoon detenía, para el rey ésto no era difícil durante toda su vida
practicó espada, no hubo un día en el que no lo hiciera, conocía cada tipo de
ataque que su hijo pudiese aplicarle.
Jungkook trató de hacer que la espada de su padre saliese volando pero
no lo pudo conseguir, por el contrario su padre fue el que lo desarmó en el
mismo ataque.
-de nuevo.- Namjoon fue el que se agachó por su espada y se la devolvió
en la mano.
No se podía negar que Jungkook estaba emocionado, admirado de las
destrezas de su padre. El enfrentarlo era un privilegio para él, ansiaba
ganarle, poder desarmarlo al menos una vez para sentirse satisfecho.
Hoy estaba disfrutando su entrenamiento, le sonrió a su padre y
comenzaron a pelear de nuevo.
Jungkook seguía atacando, ejerciendo fuerza en cada movimiento que
daba, trató de atacar a su padre por la derecha, pero el rey lo sujetó del
pecho y lo aventó hacia atrás con gran fuerza haciéndolo caer al suelo pero
no sin antes arrebatar su espada con la izquierda.
Namjoon se rió suave, hizo que las espadas en ambas manos dieran un
giro. -házlo difícil.-
El príncipe estaba en el suelo sin molestia, sonrió y con ánimos se puso
de pie, su padre le devolvió la espada.
Ésta vez tomó su tiempo, intentó dejar que su padre fuese el primero en
atacar y así el podría defender probando suerte. Y así sucedió, el rey fue el
que lanzó un ataque, después era uno tras otro.
Hacía que el corazón de Jungkook se acelerara, emocionado pero con
presión, la adrenalina corría por sus venas mientras se cuidaba de cada
fuerte y ágil movimiento.
De pronto Namjoon pudo sujetar con firmeza el puño derecho con el que
su hijo sostenía la espada, inmovilizandolo, después de eso con sus piernas
hizo que Jungkook perdiese el soporte de las suyas, tirándolo de espalda y
su espada regresó a manos del rey.
Jungkook estaba en el suelo, se sentó y miró a su padre; con admiración.
Namjoon mirándolo hacia abajo le sonrió, también se divertía entrenando
con él. -vamos Jungkook, sé que puedes hacerlo mejor.-
El rey sostuvo suavemente ambas espadas en una sola mano, mientras le
ofrecía la mano a su hijo para levantarlo, él tomó su mano y se colocó de
pie para que su padre le diese su arma nuevamente.
Inspirado, comenzó a pelear con su padre. De verdad que comenzó a ser
difícil para Namjoon, su hijo lo atacaba y se defendía con inteligencia, él
tampoco bajaría la guardía así que era una verdadera pelea. Ambos
comenzaron a cansarse y a sudar un poco.
Namjoon trató de golpear a Jungkook en el pecho de nuevo pero él se
inclinó a su derecha y con impulso usó su pierna izquierda para patear con
sus gruesas botas la espada de su padre, la cuál golpeó de costado al mismo
en el pecho y se hizo hacia atrás, alejándose.
El rey levantó las cejas, sorprendido de haber recibido tal golpe tan
efectivo por parte de su hijo.
Jungkook tembló por un momento, no sabía cómo iba a reaccionar
aquello, no quería molestarlo, pero fue una completa cuando vió a su padre
sonreír mientras gritaba; -¡bien!-
El príncipe le sonrió, Namjoon estaba feliz pero siguió, giró su espada y
se acercó de nuevo a su hijo, donde siguieron peleando fuertemente, con un
par de golpes y bloqueos por parte de ambos.
El rey buscaba desarmarlo, pero Jungkook resistía a eso, estaban
cansados ya pero ninguno bajó la intensidad por orgullo querían seguir.
Hasta que el rey, apretó sus puños y con impulso golpeó sus espadas, de
tanta la fuerza aplicada la espada de Jungkook voló de sus manos y no pudo
retenerla, sin detenerse Nam colocó la punta de su espada apuntando el
cuello de su hijo el cual se quedó quieto con las manos arriba.
Namjoon sonrió bajando la espada y tomando aire. -suficiente por hoy.-
el sol apenas se había ocultado, la noche acababa de comenzar.
Jungkook también respiró mejor, sintiéndose cansado por el esfuerzo y
sus músculos tensos dolían. -gracias, realmente disfruté mucho el
entrenamiento de hoy.- fue a levantar su espada y a enfundarla.
-estoy orgulloso de ti, a la mediante serás mejor que yo.- Namjoon
guardó su espada, después llamó a un guardia para que le llevara su saco.
El príncipe tomó valor y después de que su padre se colocara el saco, se
acercó y lo abrazó siendo suave. El rey correspondió ese abrazo, con
firmeza y dió un par de palmadas en su espalda.
Cuando se separaron caminaron hacia adentro juntos; -mañana saldré de
viaje, dentro de mis territorios a una aldea lejana, tendré que usar nave
para llegar allá, me ausentaré dos días.- Namjoon le comentaba mientras
se dirigían a las escaleras. -irás conmigo, tengo que avisarle personalmente
a cada dirigente de aldea que asigné lo de mi acuerdo con el reino blanco y
quiero que estés ahí conmigo.- se detuvieron.
Jungkook asintió, no tenía ningún inconveniente con acompañarlo, aparte
de que viajar le gustaba mucho. Hizo una reverencia para retirarse y se
dirigió a la ducha, tomó un baño prolongado de agua caliente, relajante para
sus músculos adoloridos de todos éstos días entrenando, se sentía agotado y
sólo quería dormir.
Recién salía de la ducha, se vistió con el plan de verse con Taehyung. Se
colocó sus pantalones de vestir negros, junto con su camisa negra de vestir
para poder perderse en la obscuridad de la noche, justo después se colocó
sus zapatos negros y mientras acomodaba sus cabellos húmedos aún,
tocaron su puerta.
Él dió el permiso de que pasaran, un guardia entró. -príncipe, su padre lo
llama a sus aposentos de trabajo.-
-enseguida iré.- Jungkook le respondió mientras doblaba sus mangas y el
guardia salió, sin colocarse el saco decidió ir a ver lo que su padre
necesitaba de él.
Tocó, después de recibir permiso para entrar, lo hizo. Su padre también
había tomado un baño, pero había terminado antes que él, estaba en su
escritorio, con sus anteojos mientras tenía varias cartas sobre su mesa y
manos.
Cuando la mirada de NamJoon se posó en Jungkook, el príncipe
reverenció.
-acércate aquí.- Namjoon se quitó los anteojos, señaló su costado y su
primogénito obedeció, acercándose a ver lo que había en el escritorio.
Al parecer eran cartas de aldeanos, era muy común que llegasen cartas
así, con peticiones, quejas o cualquier tipo de necesidad que se les pudiese
presentar y recurrían a la corona para eso.
-quiero que te hagas cargo de ésto, tienes que leer, escribir un tipo de
solución, la cual me presentarás y yo decidiré si es adecuada.- Namjoon se
levantó del escritorio y tomó el saco que dejó colgado en el respaldo, se lo
comenzó a poner.
-¿ahora mismo? es de noche y mi rey, con el respeto que le debo, me
siento agotado deseo descansar.- Jungkook miró hacia abajo, luciendo
respetuoso.
-un príncipe tiene que estar disponible para su rey y mañana saldremos
de viaje podrás descansar todo el camino, ésto no puede esperar. Cuando
seas la mano derecha de Taehyung en la unión del reino seguramente te
encargarás de ésto, quiero que estés preparado para responder ante la
demanda del pueblo.- Namjoon fue serio abrochó su saco y revisó que sus
insignias estuviesen bien colocadas.
Jungkook suspiró, contó a grandes rasgos el número de cartas y no
superaban las 40. No quería enfurecer a su padre y si se daba prisa podría
acabar pronto para poder huir. -entendido rey.-
-cenaré en privado con vuestra madre, vendré a terminar la tarea
contigo cuando termine.- Namjoon dijo mientras caminaba a la salida de los
aposentos, complacido. Sentía que su hijo había regresado, la mala actitud
se había ido y de nuevo estaba obedeciendo sus órdenes, no podía sentirse
más aliviado por aquello.
Jungkook se sentó recto, acercó la silla un poco más de lo común,
comenzó a leer lo que había y al parecer su padre ya había comenzado con
algunas de ellas, leyó las respuestas de su padre y de ahí tomaría un ejemplo
de lo que él tenía que hacer con los demás.
Tomó una hoja en blanco, tinta y comenzó a escribir respuesta para cada
carta que leía. En algunos momentos se detenía a pensar en lo que diría, no
era algo que podía tomarse a la ligera.
Se perdió en su concentración de la tarea que estaba ejerciendo, aunque
el cansancio empezó a tomar factura, con el silencio y él leyendo, comenzó
a bostezar mientras sus ojos lagrimeaban, agotado.
El tiempo corría y sólo faltaban diez de esas para terminar, movió
rápidamente su rostro, tratando de despertarse a sí mismo. Pero el cerebro
es más fuerte que la propia voluntad, su cuerpo exigía dormir, exigía
descanso y su cerebro escuchaba.
Terminó tres más, se recargó en la silla y leía mientras sujetaba en el aire
la siguiente carta. Encontró la respuesta y la escribió, ya se encontraba a la
mitad de las últimas golpeó con suavidad su rostro para mantenerse en sí
pero nada en ésta situación lo ayudaba.
Por fin sólo faltaba una, la leyó concentrado pero sus ojos comenzaban a
entrecerrarse y su voluntad no cedía, involuntariamente se quedaba dormido
mientras leía.
Agradecía al cielo que la respuesta a esa última petición era sencilla, la
escribió en una hoja en blanco. Cada vez que escribía respuestas las dejaba
secar, la tinta podía correrse y sería un inconveniente así que cada 5 cartas
las sellaba.
Ahora sólo faltaba que se secara, tenía ordenadas las respuestas en un
lado del escritorio mientras que en el otro estaban las últimas cinco
respuestas extendidas esperando secarse.
Puso un brazo en el escritorio, mientras que con la otra mano trataba de
hacer que se secaran más rápido. Pero no resistió más, al no tener algo en lo
cual enfocarse simplemente se durmió.
Sobre sus propio brazos en el escritorio.
A la mediante, Namjoon terminó su cena con Tiffany, es necesario decir
que fue una buena noche para la pareja, aún la reina ama a su esposo y
disfruta estar con él, aparte de que en la privacidad él es dulce con ella y eso
la hace tan feliz.
La pareja de reyes se dirigieron de la mano a los aposentos donde
Jungkook se encontraba, abrieron la puerta y lo observaron dormido, se
miraron mutuamente, sin decir nada entraron los dos.
Namjoon fue directo al escritorio, observando hasta dónde había llegado
y para su buena sorpresa, él acabó. Se acercó a Tiffany y la sujetó de la
cadera; -llévalo a sus aposentos, yo me quedaré a evaluar y corregir sus
respuestas, cuando termine iré a la cama contigo.- se acercó suavemente y
dejó un tierno beso sobre sus labios.
Ella asintió con dulzura. Se separaron y ella comenzó a mover al príncipe
con tacto. -Jungkook.-
Él apenas hizo un ruido.
-te llevaré a descansar.- Tiffany movió su brazo, levantándolo.
Jungkook se puso de pie adormecido aún, pero tenía a su madre
sujetándolo y lo dirigía, talló sus ojos un momento y vió a su padre, quien le
dió una palmada en el hombro. -bien hecho.-
El príncipe hizo una pequeña reverencia con el rostro y siguió a pasos
torpes a su madre, quien lo llevó hasta su cama, donde lo recostó y lo cobijó
con cariño.
Durmió.

Taehyung estaba justo a la hora e incluso desde antes en el lugar
acordado, tenía tantas ganas de ver a su príncipe Jeon.
Pero el tiempo pasaba, la noche parecía no durar mucho. Y Jungkook no
llegaba, después de la primer hora Kim comenzó a dudar si él vendría pero
quiso confiar en él, esperarlo tan sólo un poco más.
Aunque después de un par de horas, estaba claro que no vendría y
Taehyung consideraba inútil esperarlo más. Se marchó a su castillo con
desilusión en su mirada.

³⁷


El miedo de Taehyung por ser plantado era una realidad, tristemente fue
así.
Mientras regresó a su cama y se recostó, estómago se revolvió de tan sólo
recordar lo que escuchó del rey Jeon aquella noche; “volverás a ser el
Jungkook que eras”. Y por Dios que no quería ni pensar en esa posibilidad.
No quería volver a ver a ese Jungkook sin brillo en sus ojos al terminar
sus acciones, sin valor de luchar por su felicidad, ese que fue.
No quería perderlo, le aterraba.

Cuando el amanecer se posó en el horizonte, la mañana tenía niebla y era
helada, Namjoon se colocó su traje oficial.
Comenzó a despedirse de su reina, la cuál quedaría a cargo durante esos
dos días. El rey le dió indicaciones sobre lo que tenía que hacer, después la
llenó de besos y la abrazó fuertemente.
Mientras tanto, con el frío que entraba por su balcón y el fino cantar de
las aves matutinas, Jungkook abrió los ojos.
Se sentó en su cama adormilado aún, se tapó y su mente se refrescó,
pensando en la noche anterior.
Y recordó a Taehyung, su cita con él. Golpeó su cabeza con su palma. —
me va a detestar.— miró al suelo.
No pudo lamentarse más, su padre entraba a sus aposentos. —perfecto
despertaste, ahora abrígate y vámonos.— tenía una sonrisa sobre sus labios,
después de hablar salió para dejarlo vestir cómodamente.
Jungkook se levantó y se colocó un gran abrigo, el frío era abundante,
sobre todo cuando sabe que irían en barco y el agua hace que la fría niebla
se duplique.
Se colocó el cinturón con su espada y salió de sus aposentos, bajando con
rapidez pues su padre ya lo esperaba en la entrada del castillo, junto la reina
y su ahora esposa; Jisoo.
La carroza que los llevaría al muelle estaba lista, tenía la puerta abierta y
los esperaba.
Namjoon sujetó a Tiffany de la cintura, se acercó a susurrar algo en su
oído, después le dió un suave beso.
Jisoo acomodó el cuello del abrigo de Jungkook, él pensó que era
adorable que estuviese aquí tomándose el tiempo de despedirlo.
—deberías estar recostada, hace mucho frío y no le haría bien al bebé.—
Jungkook sujetó sus manos, dándole calor.
—tan sólo queríamos desearle un buen viaje su príncipe y yo.— Jisoo
habló con dulzura, sin pedir permiso, colocó sus pies en punta y dejó un
beso sobre sus labios. —vuelva pronto.— sonrió.
El príncipe Jeon no se consideró capaz de hacerle un desplante después
de ser tan amable con él, le devolvió la sonrisa y la abrazó. —a la mediante.

Namjoon se acercó al guardia que sostenía la puerta abierta de la carroza.
—cuiden bien de mi reina y castillo.— miró a su príncipe. —¡Jungkook!—
subió primero a la carroza.
Jungkook abrazó a su madre rápidamente y corrió a subirse a la carroza
detrás de su padre, sentándose justo a su costado.
Durante el camino, el príncipe tenía una mano en su rodilla, Namjoon dió
una palma en la pierna de Jungkook y dejó su mano sobre la de su hijo,
sujetándolo.
El mayor de los príncipes Jeon le sonrió sin mostrar los dientes a su
padre y éste le devolvió la sonrisa del mismo modo.
Mientras lo tenía sujetado se preguntó por qué su padre era tan duro con
él. Aunque después de cuestionarlo se dió cuenta de que jamás fue así,
siempre era complaciente con Jungkook, dándole lo que él creía que su hijo
quería, cuando entrenaban nunca le pegó, siempre fue estricto pero jamás lo
trató mal, se puede decir que él era el favorito del rey.
Todo su mal humor y sus malos tratos comenzaron cuando él dejó de
escucharlo por Taehyung, cuando se convirtió rebelde y no seguía las
reglas; ahí comenzaron sus problemas con él.
Miraba al suelo de la carroza pensando en eso.
No tardaron en llegar al muelle, eso lo distrajo de su mente y bajó justo
detrás del rey, lo seguía hacia donde él fuera. Sin esperar más, subieron al
gran barco.
NamJoon sólo eligió 20 guardias para ir con él y cuando la carga de
provisiones para el pueblo estaba lista, pudieron partir.
Jungkook estaba caminando a unos cuantos pasos detrás de su padre
mientras él tenía una conversación privada con un encargado de la corte del
pueblo al que se dirigían.
—con la escasez que pasamos en la temporada pasada incremento el
número de bandidos.— el sujeto de aspecto viejo le comentaba al rey en voz
baja.
—¿escasez? pero si había mandado provisiones desde que el trato con el
reino vecino se aceptó.— Namjoon en el mismo tono, se detuvo de caminar
a lo largo del barco.
—lo sé mi rey, pero cuando llegó la carga al puerto los bandidos
asaltaron una parte así que no nos recuperamos enseguida.— se acercó a
susurrar.
Namjoon se molestó, cerró los ojos y tocó el puente de su nariz. —¿por
qué no me avisaste de inmediato?— lo miró de nuevo.
—lo siento.— agachó el rostro.
—¿es seguro llegar?— Namjoon cuestionó, frustrándose más.
El viejo sólo negó con el rostro, avergonzado de su error.
Namjoon movió el rostro desaprobando, miró al príncipe a unos pasos
detrás de él, el que curioso observaba las increíblemente grandes velas que
dirigían el barco. Regresó la vista al sujeto y habló; —debiste haberme
dicho antes, traje a mi príncipe conmigo.— reprochó.
No permitió respuesta, caminó a Jungkook y lo sujetó del brazo mientras
lo llevaba al único cuarto del barco. —el viaje será algo lento, ve a
descansar.—
Jungkook no reprochó, aún sentía que le faltaba por dormir. Lo siguió, el
rey sólo lo dejó dentro y se marchó, tenía cosas que preparar afuera con sus
guardias.
El príncipe observó todo lo que había en aquel lugar, había una mesa de
madera adherida al suelo del mismo material al igual que los asientos, un
par de cofres, una vitrina con diferentes armas y habían algunas cajas con
fruta.
Después observó a su derecha la cama, lo cuál era un tablón de madera
sujeto a la pared y algo amplio, con cobijas sobre él. Fue hasta una de las
cajas, tomó un durazno y fue a recostarse, mientras lo comía pensaba en
Taehyung.
Se fue sin poder explicarle, sin poder despedirse y se sentía mal por eso,
aunque tenía que cumplir con sus deberes de príncipe.
Terminó su durazno y con cansancio, pudo dormir unos momentos más.

Jungkook despertó unos momentos antes de llegar, se quitó el abrigo
pues el frío los había dejado un pequeño tiempo atrás.
Talló sus ojos y salió del cuarto, observó a dónde llegarían; un sitio
donde la flora abundaba en verde brillante y la tierra parecía estar algo
clara.
Detrás de tal enjambre verde, habían edificaciones preciosas, aparte del
clima cómodo, sin frío ni calor. Quedó asombrado y curioso por el lugar al
que llegarían.
Después de su larga espera, llegaron a tal pueblo perteneciente al reino de
NamJoon.
Detuvieron el barco y lo sujetaron bien. El rey le ordenó a Jungkook
quedarse detrás de él todo el tiempo y él obedeció.
Una carroza estaba lista para ellos, sin detenerse a observar el paisaje,
subieron a ella y enseguida los llevaron a la corte del pueblo donde los
dirigentes se encontraban.
Éste día no resultó agradable para Jungkook pues su padre pasó todo el
día ahí adentro mientras él esperaba afuera con cinco guardias custodiando
su seguridad.

Taehyung desayunó con su familia completa. Estaba desanimado y una
pequeña preocupación en su estómago no lo dejaba en paz.
Regresó a sus aposentos, tan sólo quería recostarse.
Leeteuk había notado desde que salió el sol la actitud del príncipe, no lo
entendía pero conocía su desánimo.
Pidió permiso para entrar a sus aposentos y después de obtenerlo entró.
—¿sí?— Taehyung desde su cama, lo observaba venir a él.
Se sentó a su lado en la cama. —¿qué sucedió?— en voz baja cuestionó.
Suspiró, sobre su cama de rodillas se acercó a Leeteuk y lo abrazó,
contándole todo lo que sucedió sin omitir el temor que habitaba su mente.
—suena ilógico que digas eso.— Leeteuk los separó hablando.
—no lo sabemos, él pasa más tiempo con su padre y puede convencerlo
de regresar a lo que era antes de mí.— Taehyung dijo con desánimo.
—ser pareja no significa estar todo el tiempo juntos, sé que no te dejará
porque los he visto cuando estan juntos y está enamorado de ti, pero los
enamorados como ustedes son silenciosos.— movió sus rizados cabellos.
—¿eso crees?— lo miró con una pequeña luz en su mirada.
—estoy seguro de eso.— Leeteuk le sonrió.
Taehyung se quedó unos segundos pensando, después cuestionó; —
entonces, ¿por qué no vino ayer?—
—desconozco el motivo, deberás preguntarle al príncipe mismo sin
temor.—
—lo haré, aunque no puedo esperar mucho, quisiera hablar con él en
este momento.— giró el anillo sobre su dedo anular izquierdo.
—¿y qué lo detiene? vaya a buscarlo.— dió una suave palmada en la
pierna del príncipe.
—¿en serio?— Taehyung levantó las cejas.
Leeteuk asintió. —podría mover sus clases a un par de horas más tarde.
— guiñó.
El príncipe lo abrazó feliz. —¡gracias!— Se levantó y cuando Leeteuk lo
dejó sólo en su habitación comenzó a cambiarse para visitar al reino negro.
Con Leeteuk cubriéndolo y con la esperanza de encontrar tranquilidad en
la visita, llegó a las puertas Jeon, pero su emoción no podía ganarle a su
inteligencia.
Las apariencias aún importaban, preguntó por Eunha y la princesa estaba
en la biblioteca leyendo, no tardó en ir a la sala principal con él.
—Taehyung, tus visitas frecuentes son un deleite.— le sonrió.
—es un placer venir a vuestro reino en cada oportunidad que se
presente.— regresó la sonrisa.
—justo haría un día de campo en el jardín para comer bocadillos y leer
¿me harías el honor de acompañarme?— educada.
Taehyung asintió y mientras caminaban juntos al jardín Eunha siguió
hablando; —durante varios días el castillo estaba repleto de gritos de mi
padre cuando entrenaba con Jungkook, ambos se han marchado de viaje,
por fin hay silencio y tranquilidad en el reino.—
Se sentaron bajo los rayos del sol y todo un manjar de frutas y postres
estaba delante de ellos. Pero Taehyung no les prestó atención, pues le
importaba el tema; —¿no está Jungkook?—
Eunha sin tomarle importancia negó con el rostro, tomó un panecito con
relleno de cereza y lo comió. —volverán mañana por la tarde, sólo se
ausentarán dos días por asuntos del reino.— habló cuando terminó su
bocado.
—entiendo.— Taehyung se desanimó un poco, pero eso no le impediría
pasar un rato agradable con Eunha, que es amable y dulce con él.
—prueba éstos, son deliciosos.— Eunha tomó un bocadillo y se lo dió
directo en los labios al príncipe.
En realidad se la pasó mejor de lo que imaginó, las horas se le pasaron
volando pues entre risas y conversaciones interesantes el tiempo corre.
Disfrutaba mucho de la amistad que se volvía cada vez más fuerte con la
princesa así que no regresó triste a casa.

A la mediante, cuando el atardecer cayó, el rey salió y no lucía contento.
Sin decirle nada de lo sucedido a su hijo se marcharon a una casa,
designada para la familia Jeon.
Comieron juntos, estaban callados mientras lo hacían pero el príncipe no
resistía más el silencio y con valor se atrevió a preguntar; —¿cómo están las
cosas?—
Namjoon se limpió la boca. —los dirigentes que elegí para éste pueblo
están siendo una vergüenza para el reino, he considerado mandarlos a la
horca a cada uno y asignar nuevos.— dijo serio.
Jungkook levantó las cejas sorprendido. —si es lo que considera
necesario, que así sea.— relajó la expresión, levantó su copa y bebió.
—lo es, tú serás el primero al que mandaré con buena seguridad, no
confío en nadie como lo hago en ti y sé que podrás levantar al pueblo.—
Namjoon miró al plato cuando habló.
Al príncipe se le atoró la bebida, se recuperaba cuando su padre continúo
hablando; —Jisoo podrá venir contigo.—
—padre, yo-. — Jungkook ni siquiera podía hablar, era demasiado y su
voz para gritarle que no quería hacerlo no podía salir.
—me agradeces después, ahora me siento muy cansado, iré a dormir.—
Namjoon se levantó de su asiento, no terminó de comer, su dolor de cabeza
era superior a su apetito.
Al quedarse sólo en el comedor, el príncipe se recargó en su asiento y
aventó los cubiertos al plato.

Al día siguiente, Namjoon y Jungkook se encargaban de visitar los
mercados, supervisar que las provisiones se entregaran correctamente a las
personas que deberían.
Terminaron sus tareas por el medio día y sin más que hacer en el pueblo
empezaron a preparar todo para irse de nuevo.
Estaban en el muelle por donde llegaron, el barco tenía su puente abajo
donde subirían para partir.
Namjoon tenía camisa blanca con las mangas dobladas, su pantalón
negro de vestir con tiro alto, su espada colgando a su costado y botas altas.
Mientras que Jungkook tenía su saco negro colocado pero con la misma
vestimenta.
—por fin nos iremos, al volver al castillo hay muchas cosas que hacer.—
el rey le dijo a su príncipe, quien se encontraba a su lado.
Un hombre de la corte llegó, pidió hablar con Namjoon antes de que se
marcharan pues quería convencerlo de remover su decisión. —no te apartes
del barco, la zona es peligrosa, yo ahora vuelvo.—
Jungkook asintió.
Su padre caminó un par de metros delante de él, dándole la espalda
conversaba privadamente con el sujeto.
El príncipe observaba a su al rededor, observó a unos pasos, por la
entrada al bosque una flor preciosa, sin duda era una“ Hoya Carnosa ”, la
favorita de Taehyung.
Lo sabe porque el día de su cumpleaños Baekhyun le dió una igual pero
seca, sabía algo de botánica y pudo identificarla, consideró que sería un
lindo detalle llevarle un par.
Observó a su padre, después dejó que los guardias estuviesen un poco
más despistados pues cargaban al barco las cajas vacías donde venían los
souvenir.
Vió un morral vacío a su alcance, lo tomó y fue hacia allá, después de
todo sólo iría por una flor.
Al acercarse, la iba a tomar cuando su vista se adentró al bosque, observó
todo un lugar lleno de ellas. Entró, buscando la más linda y cuidada para
llevársela a Taehyung, se merecía la más espectacular porque él lo es.
Encontró la indicada, estaba algo alta, sacó el cuchillo pequeño que
cargaba siempre junto su espada, se estiró, la cortó y con cuidado la guardó
en el morral.
Siguió observando más, eran tan bellas y quería llevarle más de una,
eligió otra y la cortó, teniéndola en sus manos, se arrodilló, abrió el morral
y la guardaba también pero no pudo terminar de cerrarlo pues una patada en
su rostro de imprevisto lo tiró.
Bandidos. Querían asaltar al rey pero lo vieron a él entrar en el bosque y
fue mejor, pensaron en que debía cargar muchas joyas con él.
Jungkook tocó su labio y tenía sangre, se lo abrió, eran varios y su
desventaja fue su perdición, lo sujetaron fuerte antes de que se levantara.
El príncipe los contó, eran cinco. Pensó en sus entrenamientos, con valor
comenzó a dar pelea, aventándolos, todos lo atacaban al mismo tiempo pero
no se rindió, pateaba y los jalaba.
Cuando logró estar de pie, sacó su espada y los miró con coraje,
poniendo en línea las cejas y apretando el mentón.
Los bandidos también desenfundaron las suyas, la pelea comenzó. El
primero quiso atacarlo de frente pero Jungkook bloqueó y lo pateó en el
estómago sofocándolo pues el siguiente se aproximaba a él.
El príncipe se agachó evitando su espada y sujetó su mano por donde la
sostenía, pateó sus piernas tirándolo y arrebatándole el arma. Justo como su
padre le enseñó, a diferencia de que Jungkook le encajó su propia espada en
el pecho. Matándolo.
El próximo corrió a él, tirándolo al suelo y Jungkook hizo fuerza sin
soltar su espada, cambió las posiciones dejando al bandido debajo de él,
levantó su espada y la encajó en su cuello.
Apenas y pudo separar su espada del bandido muerto cuando dos de ellos
sujetaron cada uno de sus brazos, aventando su espada lejos de él.
El príncipe trato de safarse pero fue inútil, lo arrodillaron, le doblaban los
brazos y pisaban sus piernas en el sóleo. Dejándolo inmóvil.
El último de ellos rápidamente tomó el cuchillo pequeño y afilado con el
que Jungkook cortó las flores porque era el que tenía a su alcance. Utilizaría
el mismo para arrebatarle la vida al príncipe.
—levanten su rostro.— dió la orden pues su objetivo es encajarlo en su
cuello, cortar sus tubos de respiración y que muera ahogado en sangre.

³⁸


[ Maratón 1/3 ]
Namjoon discutía con el hombre de la corte, pero desvío la mirada unos
momentos más hacia atrás, buscando a Jungkook pero su vista no lo
encontró.
Sin escuchar más de lo que aquel individuo le comentaba, se giró
completamente, buscándolo. Caminó hacia los guardias que se encontraban
por ahí. —¿y mi príncipe?—
Algunos respondieron confundidos pues no habían prestado atención de a
dónde se fue.
Sólo uno de ellos se acercó y dijo; —entró por ahí al bosque.—
Al escucharlo, siguió con la mirada el punto que señaló y no dudó en
correr hacia allá, los guardias corrieron unos cuantos pasos detrás de él.
Encontrándose con un bandido a punto de atravesar la garganta de su hijo
con un cuchillo. El corazón se le detuvo un segundo, sus manos se enfriaron
pero al segundo siguiente su corazón latió rápido, la furia en forma de fuego
invadió su sistema, sin pensarlo corrió y se colocó delante de él.
El cuchillo atravesó de frente el brazo izquierdo de NamJoon justo en su
bícep braquial, un poco más al costado y lo clavaba en su corazón, pero la
adrenalina no lo dejó sentir con claridad el dolor.
En cuestión de un pestañear estiró sus manos a sujetar el rostro del
hombre delante de él y sin dudarlo con tanta fuerza ejercida; rompió su
cuello. Matándolo enseguida.
En cuanto el hombre cayó hacia atrás, Namjoon se giró y pateó el pecho
del bandido que soltaba a Jungkook para atacarlo a él.
Pero los guardias llegaron y sometieron a los dos bandidos restantes. —
¡Rey!—
A Namjoon no le interesaban los bandidos y la herida en su brazo, él sólo
quería ver a Jungkook, se arrodilló yendo a su hijo, el cual lo miraba
anonadado, sujetó su rostro fijándose en su labio reventado; —¿te hicieron
más daño?—
Jungkook miró el cuchillo aún en el brazo de su padre, sangrando con
abundancia, manchando toda su blanca camisa por el brazo, pero lo más
impresionante es que parecía no importarle. —padre, vuestro brazo.— dijo
con temor.
Namjoon miró su brazo, quitó el cuchillo aventándolo al suelo y colocó
su mano donde la sangre salía. Se puso de pie y se dirigió a donde estaban
los bandidos. —han arremetido en contra de la corona.— después dirigió la
vista a uno de los guardias. —quiero que los torturen hasta que sus cuerpos
no resistan el dolor y simplemente desvanezcan.— ordenó.
Ellos se comenzaron a quejar y suplicar perdón, claramente no lo
tendrían, fueron llevados por los guardias.
—vámonos ya, Jungkook.— Namjoon caminó hacia el barco de nuevo,
donde lo atenderían.
Jungkook aún sorprendido tomó el morral, su espada y el cuchillo;
guardándolos para después correr detrás de su padre.
Después de que atendieran su labio reventado, observaba como curaban a
Namjoon y cómo hacía gestos de resistir el dolor, no podía evitar sentirse
mal por aquello. Claramente fue su culpa y estaba avergonzado.
Se dirigían de regreso al reino por fin, habían pasado unas cuantas horas
y estaban por llegar al muelle de su reino.
El rey descansaba en el cuarto, mientras que Jungkook era el que
custodiaba que los guardias hicieran su trabajo en el barco de mantener el
orden.
Después el ambiente se tranquilizó, Jungkook pudo ir a ver a su padre al
cuarto, tocó y después de obtener el permiso entró; su padre estaba leyendo
un libro mientras estaba sentado en la cama.
—¿cómo se encuentra?— se acercó con timidez.
—mejor, me he puesto a leer para distraer mi mente del dolor del brazo y
funciona.— respondió con mucha seriedad, podría decirse que estaba
molesto.
Y Jungkook no quería sentirse peor. —lo siento.— tenía que decirlo, pero
no pudo retener sus lágrimas.
Namjoon suspiró, cerró el libro y lo dejó de lado. —¿sabes por qué soy
tan duro contigo?— tranquilo.
Él negó con el rostro.
El rey sujetó la mano del príncipe. —porque quiero que seas el mejor
príncipe de todos, el mejor hombre, que seas invencible como lo soy yo. Así
correrás menos peligro, el que se atreva a meterse contigo no podría ganar,
mi más cruel pesadilla es que mueras.— hubo silencio.
Jungkook limpiaba sus lágrimas, Namjoon miró al suelo unos segundos
pensando. —hoy estuviste a punto de morir enfrente de mis ojos.— regresó
su vista a su hijo y siguió hablando pues el príncipe no sabía que decirle.
—cuando te escapaste en tu cumpleaños, pensé que te había pasado lo
de hoy y que no pudiste salvarte, fue el peor día de la vida de tu madre y la
mía, la incertidumbre nos carcomía, llegaste creyendo que puedes
sobrepasarme cuando ni siquiera puedes cuidarte sólo, por una rabieta te
expusiste, nos hiciste sufrir y por mucho que te amo, no te dejaré hacernos
algo así.—
Jungkook pensó en aquel día, se llenaba de impotencia porque no se
arrepintió escuchando lo que su padre le decía. En un suspiro de valentía se
atrevió a decir; —no puedo hablar con sinceridad sobre lo que siento,
porque sé que no lo entendería.—
Namjoon sonrió irónicamente. —sé cómo te sientes, también fui príncipe
y quería hacer todo lo que yo deseara, pero tu abuelo jamás me lo permitió.
Ahora como rey y como padre lo entiendo, seré estricto contigo y nadie te
amará como lo hago yo, pero necesitas escucharme, obedecerme, bajo mis
órdenes estarás siempre a salvo.— sujetó su hombro con su mano derecha.
El príncipe estaba en gratitud con él porque le salvó la vida, le demostró
que es privilegiado en el corazón de su padre, que realmente lo quiere y
sólo lo cuida, aunque no sabía hacerlo sin ser agresivo. Lo miró a los ojos,
vió en él la sinceridad de su padre. —lo haré, lo obedeceré siempre.—
El rey se sintió complacido al escucharlo. —eso necesitaba escuchar, sé
que no me decepcionarás.— le sonrió ampliamente.
—ahora sigue supervisando, dormiré un momento porque el dolor es
fuerte.— Namjoon dejó el libro a un costado.
Jungkook se levantó, hizo una reverencia y salió del lugar, yendo a
continuar con su tarea. Mientras Namjoon descansaba entre sueños.

Aunque el viaje fue largo, a la mediante llegaron al puerto, después de
descargar las cajas vacías regresaron al castillo.
Al entrar por la puerta, el rey sin esperar más fue a ducharse y a recibir
atención médica, no se sentía nada bien.
Por su parte, Jungkook le pidió a uno de sus guardias agua en un pequeño
tazón, donde colocó las flores que trajo. Seguían bien, aún lucían lindas,
procuró que no se aplastaran.
Después sacó el cuchillo con el que los crueles cortes al brazo de su
padre fueron hechos, aún había algo de sangre en él, lo limpió y se quedó
observándolo, mientras venía de nuevo a su mente lo vivido.
Aquel momento en el que lo encajaron en su padre, el miedo y como su
corazón se llenó de alegría al verlo salvarle la vida. Muchas emociones y
todo seguía siendo un nudo en su mente, lo único que estaba claro para él
fueron aquellas palabras; "nadie te amará como lo hago yo, pero necesitas
escucharme, obedecerme, bajo mis órdenes estarás siempre a salvo."
provenientes de los labios de su rey.
Tocaron a su puerta.
Él lo guardó en su funda de nuevo y autorizó el paso. —verlo volver
llena nuestros corazones con alegría.— Jisoo entró, sosteniendo su panza.
Jungkook le sonrió de lado, abrió sus brazos para recibirla en un suave
abrazo.
Ella caminó con felicidad hacia él, al acercarse se percató de su labio
herido y preocupada sujetó su rostro. —por Dios, ¿qué sucedió?—
—el rey y yo nos enfrentamos a unos bandidos.— Jungkook explicó.
—oh, lamento escuchar eso, espero que todas vuestras heridas y las del
rey a la mediante mejoren.— Jisoo soltó su rostro y lo abrazó.
El príncipe recibió el abrazo, después ella se separó de él. —¡príncipe!—
dijo con emoción.
—¿sí?— Jungkook mientras veía como ella sujetaba su panza.
—el bebé, justo ahora está moviéndose.— sonrió. —mire.— tomó la
mano del príncipe y la colocó por en medio donde se sentía.
Al principio trató de quitarla como impulso al desconocer tal sensación,
pero después tomó su panza con más tranquilidad, sintiendo esos pequeños
y delicados movimientos en su palma. —es tan lindo.—
—lo es, por cierto príncipe, yo quería saber si ya ha decidido cómo es
que se llamará nuestro bebé ..— Jisoo con curiosidad.
Jungkook asintió sin dudarlo. —Jeon Young Soo, significa prosperidad y
excelencia.—
—el nombre es precioso, será perfecto para nuestro hijo, ya deseo con
todo mi corazón que esté con nosotros y seamos una familia bastante feliz.
— se podría jurar que los ojos de Jisoo brillaron al hablar.
El príncipe no hizo más que asentir mientras agachaba el rostro, apenado
de no poder cumplir su mayor deseo, observó el anillo de bodas que
compartía con ella en su mano y se sentía cruel, ningún corazón debería ser
tratado así, con mentiras.
—Jisoo, lamento cortar el momento tan pronto pero tengo que ir a ver
cómo sigue mi padre.— habló algo incómodo.
—claro mi príncipe, igual he acordado merendar con la princesa Eunha
por la tarde, así que debe estar esperándome, lo veré después.— ella hizo
una sutil reverencia y salió de sus aposentos.
Al quedarse sólo en su habitación, se giró al escritorio y se quitó el
anillo, dejándolo ahí. Y como había mencionado, fue a preguntar sobre la
situación del rey, el cual ya estaba bajo el cuidado de la doctora y de su
reina; Tiffany.
El día continúo tranquilo y simple.

Un día más pasó, el príncipe Taehyung estaba desanimado, no había
tenido aún noticia de su amado.
La distancia no estaba hecha para él, no había peor tortura que se le
pudiese aplicar. La incertidumbre pasaba por cada parte de él, de su amor
no dudaba pero de las circunstancias sí.
Ahí radica el problema, sus problemas, porque las circunstancias no los
dejan amar, porque el amor es un sentimiento sin límites, pero a ellos no les
da la libertad para gritarse que se pertenecen. El suyo debe ser debajo de la
noche y en silencio.
Miraba el papel delante de él, en blanco. Había decidido escribir un poco
de poesía, para distraer su mente, pero no había versos llenos de suspiros
hoy, su cabeza estaba llena de preguntas sin respuesta y se negaba
rotundamente a escribir tal sentimiento de desesperación.
Aventó su pluma con tinta lista para escribir, recargó su rostro en el
escritorio, suspirando.
Tocaron su puerta, no respondió. Pero aún sin permiso entraron, al girarse
observó al confiable Leeteuk, ir hacia él con un rostro tranquilo caminando
hacia él. —¿por qué la expresión?—
—Leeteuk, justo ahora estoy frustrado porque no puedo escribir.—
Taehyung volviendo a mirar hacia enfrente a sus hojas.
Él hombre se paró a su lado, recargándose con cuidado en el escritorio y
se cruzó de brazos. —¿y por qué no puede?—
—no lo sé, las palabras no fluyen en mí como normalmente suelen
hacerlo.— Taehyung con el rostro rígido.
—bueno, hace un rato estuve fuera del castillo ... — Leeteuk sonrió
cómplice.
El príncipe lo miró confundido.
Sin mencionar más, Leeteuk metió su mano dentro de su saco, trayendo
con él una carta en su mano. —es del príncipe Jungkook.—
Un reflejo de luz corrió momentáneamente por los ojos de Taehyung y se
puso de pie estirando sus temblorosas manos, pero Leeteuk se apartó de él a
unos pasos.
—antes de entregarla, quiero ver una sonrisa, llevo días sin verte sonreír
como siempre lo haces.— dijo alejando la carta.
Taehyung lo miró y naturalmente sonrió, amplio y brillante, con una gran
felicidad. Aún tenía las manos extendidas, Leeteuk complacido se la
entregó, sin calma la abrió;
"Amor mío.
Mi soledad es amarga, mis días son
grises por la falta de tu amor en ellos,
han sucedido demasiados
inconvenientes en mi camino
y de rodillas deseo que me regales de tu piedad, para poder hablarte de
ello.
Así mi débil corazón
ruega por un poco de
tu dulce compañía.
Te espero por la noche,
donde se juntan nuestros reinos
a la mitad del camino, entre las ramas que esconden nuestro amor.
por siempre tuyo,
te ama J. Jungkook."
Miró a Leeteuk después de leerlo, mordió inconscientemente su labio de
abajo reteniendo un grito de emoción.
—¿y bien?— Leeteuk levantó las cejas.
—hoy lo veré.— dijo bajando la voz todo lo que su inmensa alegría le
permitió hacerlo.
El mayor sonrió, alegrándose por ver tan contento a Taehyung por
aquello, pero no podía quedarse más con él. —me llena de paz ver esa
sonrisa regresar a usted, pero tengo tareas por cumplir.— reverenció y
salió del cuarto.
Al quedarse sólo, guardó la carta y con su corazón tranquilo comenzó a
escribir.

Cada uno se preparó y cuando por fin la noche cayó, se escabulleron por
la oscuridad para ir a encontrarse.
Taehyung no entendía por qué sus manos estaban tan temblorosas cuando
se sostenía del caballo, cuando llegó observó que el caballo de Jungkook ya
se encontraba ahí.
Bajó y caminó adentro, quedando totalmente sorprendido con lo que
encontró.
Jungkook estaba ahí, con un traje perfectamente hecho a la medida, lucía
hermoso con un gran porte y sus brazos detrás de él, había preparado una
gran sorpresa y a su lado sorprendentemente estaba Leeteuk, también con
las manos detrás de él.
Las velas alumbraban todo el ambiente, haciendo que el entorno luciera
precioso en color amarillo tenue reflejado en el lago, había traído una mesa
con bastante esfuerzo, a la cuál le colocó platos que estaban cubiertos por
una elegante bandeja, para la cena fría que preparó y una linda cesta donde
se observaba el vino junto dos copas.
El príncipe Jeon no esperó, caminó hacia él con una sonrisa, se detuvo
sólo a un paso de él, se inclinó un poco y extendió su mano para que la
tomara.
Taehyung estaba atónito, seguía observando todo cual pequeño niño
fascinado y con sus mejillas rojas de la emoción tan fuerte que recorría todo
su cuerpo, miró a Jungkook y sujetó su mano con delicadeza.
Jungkook aún inclinado dejó un beso sobre su mano y dijo; —Taehyung,
me debes un baile.— se levantó recto. —y hoy lo voy a cobrar.—

³⁹


[ Maratón 2/3 ]
Taehyung levantó las cejas sorprendido de manera dulce, mirando cómo
Jungkook lo tomaba de la cadera y sujetaba bien su mano.
Mientras que detrás de él, Leeteuk sacó una flauta transversal la cuál
lleva años sabiendo tocar, cuando Taehyung era un bebé solía tocar para él
pero tal vez no lo recuerda pues llevaba un tiempo sin hacerlo, en fin,
relamió sus labios y comenzó a tocar.
[ reproduzcan el vídeo de arriba ]
Jungkook no esperó y comenzaron a bailar, en lo amplio del pequeño
lugar, mirándose el uno al otro, fijamente mientras sonreían, disfrutando de
la música, sintiéndola y sintiéndose.
Hay telepatía entre sus corazones, la complicidad que esconden en sus
pestañas ni un diccionario podría definirlo. Consiste de amarse en secreto,
extrañarse en silencio y cuando lo necesitan se abrazan a sus recuerdos.
Leeteuk tocaba mientras los miraba deslumbrado, cuando están juntos
irradian brillo natural, esas sonrisas lucían sinceras y sus miradas parecían
perdidas el uno en el otro.
Son sólo dos enamorados, los cuales se buscan como locos porque
quieren entregarse, les preocupa el amor y lloran porque no lo pueden
salvar. Enamorados que viven al día, porque no saben si habrá un mañana
para ellos y que al estar juntos son un manjar de sentimientos de felicidad
que sólo un afortunado podría presenciar.
Al menos así lo describe Leeteuk.
Terminó la canción, al igual que sus pasos, teniéndose tan cerca sería
imposible no darse un beso.
Durante toda la canción desearon hacerlo, Taehyung tomó la iniciativa de
la situación, sujetando el mentón de Jungkook con delicadeza, dejando un
ligero beso sobre sus labios curados mientras cerró los ojos.
El príncipe Jeon correspondió, cerrando los suyos también y a los
segundos de escuchar la risa adorable de Leeteuk se separaron, recordando
que él estaba ahí.
Taehyung se sintió avergonzado porque presenció su beso, miró al suelo
y habló; —lo siento.—
Jungkook le sonrió. —la música fue preciosa, gracias, Leeteuk.—
entrelazó su mano con la de Taehyung mientras él asintió por lo
mencionado acerca de la canción.
—para mí es un placer, ahora he cumplido con mi tarea, los dejaré cenar
cómodos.— hizo una pequeña reverencia, y al colocarse recto;
—espera, puedes quedarte con nosotros.— Taehyung dió un paso hacia
adelante.
—te contemplé para la cena.— Jungkook amable.
—lamento negarme, pero tengo que ir a descansar no estoy tan jóven
como ustedes y éste tipo de desvelo no me hace bien.— Leeteuk con
tranquilidad habló guardando su instrumento, se despidió de ambos chicos y
se marchó.
Quería descansar, pero también quería dejarlos solos, después de tantos
días separados necesitaban conversar sobre todo, más cuando al ser llamado
por Jungkook, Leeteuk le hablo de cómo se sentía el príncipe Kim respecto
a él.
Al quedarse sólo los dos, Jungkook lo abrazó por la cintura levantándolo
del suelo, mientras le sonreía. —te extrañé.—
Taehyung se sujetó de sus hombros y devolviéndole la inmensa sonrisa
habló. —y yo a ti, no sé lo que sucedió.— poco a poco se le borró la sonrisa.
Jeon lo bajó, abrazándolo. —te explicaré mientras cenamos.— lo llevó a
la mesa, se sentaron, dejando la silla sobrante ahí a su lado.
El ambiente cambió un poco, parecían haberse puesto tensos y eso era
desagradable para Taehyung, estar juntos siempre fue su lugar seguro. No
les gustaba el silencio mientras Jungkook servía la cena y las copas.
Por su parte, en la cabeza de Jungkook no sabía cómo iniciar, estaba
avergonzado por no haberse presentado aquel día y la mirada de Taehyung
serio sobre él lo hacía sentirse nervioso.
Terminó de servir, tomó su copa y dió un gran trago al vino, empezó a
comer y Taehyung hizo lo mismo. Tratando de dejar atrás el momento
incómodo, aunque no funcionaba del todo, el silencio era abrumador.
—¿qué quisieras saber?— fue lo único que se le vino a la mente a Jeon
para decir, mentiría si dijera que Taehyung no lo hace tambalear con su
mirada.
Kim levantó una ceja. —amm .. todo.— tampoco se animó a iniciar la
conversación que al parecer era incómoda.
Jungkook se quedó observándolo unos segundos, pensando en que no
debería sentir pena o éste mal ambiente con él, es su chico, es el amor de su
vida.
Hay tanta confianza como amor en la relación, eso lo relajó y le dió
seguridad para tomar su mano sobre la mesa y hablarle con la verdad; —han
sido días sumamente cansados para mí, he trabajado tanto con mi padre
que físicamente me siento agotado y esa fue la razón por la que no pude
venir aquel día, lo lamento.—
Con su mano libre, Taehyung bebió de su copa y después apretó los
labios, mirándolo sin decir nada, quería dejarlo hablar.
—también he conversado con él y nos hemos vuelto cercanos, ha hecho
que me de cuenta de cosas que yo no notaba sobre él, sobre el reino y mis
grandes responsabilidades.—
El principe Kim pasó saliva, escuchando atentamente lo que estaba por
decir.
—a pesar de todo eso, en tu ausencia me di cuenta que no quiero vivirlo
así nunca más, alejarme sólo me hace desear estar más cerca de ti. Me han
enseñado un amor con límites, sin verdadero compromiso y no lo quiero,
quiero partirme la vida en un beso contigo porque lo vale todo, estamos tan
cerca y tan lejos como el día y la noche en el amanecer pero no podemos
cambiarlo, que la lejanía de nuestros labios no haga tambalear nuestros
cimientos del corazón, porque no debes dudar de mi amor profundo hacia
ti.— Jungkook soltó su mano, buscó de nuevo en la cesta, junto a la botella
de vino sacó un pequeño ramo de la flor favorita de Taehyung, la cuál le
costó conseguir y se la entregó en las manos. —moriré por ti.—
—Jungkook.— Taehyung miró las flores en su mano, una lágrima de
nostalgia cayó por su mejilla, la cuál estaba mezclada con paz, felicidad y
amor.
Y Jungkook la detuvo, quitándola de su mejilla con un suave toque.
Taehyung vulnerable ante las palabras tan dulces de su príncipe, lleno de
impotencia. —maldición, detesto no poder amarte libremente.— agachó la
mirada y sin soltar las flores cubrió su rostro, avergonzado de estar así de
frágil ante él pero realmente deseaba estar junto a él a pesar de todo, frente
a quien sea, pero no era posible.
Jungkook se levantó de su silla, tomó a Taehyung de la muñeca y con
suavidad lo levantó para envolverlo en un abrazo, dejándolo desaparecer
por al menos un minuto entre sus brazos y sollozar por éste prohibido amor,
el cual los hace pasar sus mejores y peores días.
Después de un rato, Jeon habló; —Taehyung.— el mencionado se separó
y dejó que su amado secara sus lágrimas, escuchándolo decir; —no
maldigas.—
—¡Jungkook!— trató de separarse del abrazo.
Pero se aferró más a él, hablando y calmándolo; —si el amor fuese tan
fácil, no arrancaría suspiros en mí o no me dejaría sin aire cada vez que te
observo, si el amor fuese fácil, no valdría la pena sufrir y lo vale, tú vales
todo.— se separó de él, sujetando sus manos. —no necesitamos que los
demás lo sepan, teniendo de nuestros testigos a la luna, al sol y a las
estrellas.—
Jungkook tocó la barbilla de Taehyung y lo hizo observar el cielo, la luna
llena estaba reluciente, el cielo tan repleto de estrellas como ninguna otra
noche.
Provocó una sonrisa en el príncipe Kim, quien por un momento sintió
que el cielo lucía precioso ésta noche, sólo para ellos dos. Mientras las
admiraba, Jungkook hacía lo mismo con él.
Admirando la belleza en él, su belleza en todo esplendor. También sonrió,
sintiéndose afortunado de estar sujetando sus manos en éste momento. —te
amo.— dijo mirándolo a los ojos.
Taehyung bajó la vista a él, sin lágrimas en sus ojos y esa paz en su
pecho; sonrió. —también te amo.—
Jungkook lo besó cerrando sus ojos, abrazándose a su cadera mientras el
príncipe Kim se adhería a sus hombros encajando suavemente las uñas y
cerrando sus ojos, necesitaban tanto volver besarse. Era una realidad, una
dulce adicción, el placer que creaban al hacerlo le corresponde el nombre de
libertad.
Tras conversaciones aleatorias continuas, terminaron en la banca juntos,
cada uno había bebido bastante del vino que compartían, estaban bien.
Taehyung estaba de lado sobre el regazo de Jungkook, admirando su flor
mientras su chico acariciaba con ternura el contorno de su curveada cadera.
—es tan preciosa.— dijo admirándola.
—tú eres precioso.— Jungkook jamás dejó de mirarlo a los ojos, estaba
tan enamorado de él que no se cansaba de mirar la magnificencia que le
pertenecía a su príncipe.
Taehyung mordió su labio inferior suavemente y después dejó un beso
sabor a vino sobre sus labios el cuál se prolongó entre mordidas y algo de
lengua.
Se separaron por falta de aire, pero con una gran sonrisa, se abrazaron
fuertemente. Esta es su verdadera felicidad, siempre lo será, estar en los
brazos del otro siendo sujetado con amor.
Pasaron la noche juntos, bebiéndose toda la botella y dándose dulces
besos de vino con sabor a uva. Cuando el amanecer se asomaba, no
queriendo se despidieron y cada uno se marchó a su castillo, pasando
desapercibidos como siempre lo hacen.
Fue una gran velada para la pareja, pese a todo, las dudas jamás volverían
a surgir.

Por la tarde, Jungkook no había sido molestado, lo habían dejado dormir
hasta la hora que él deseara y cuando por fin se despertó, fue a tomar un
baño de agua fría para quitarse el sueño restante.
Se vistió con una camisa azul marino, pantalones de vestir blancos de tiro
alto y zapatos color café oscuro, arregló su cabello y bajó al comedor.
Había perdido el desayuno por dormir, así que en cocina ordenó un
platillo delicioso y de provecho para él; con verduras cocidas, un poco de
arroz y un corte de carne a punto medio.
Disfrutaba de su platillo cuando llegó Eunha al comedor y se sentó a su
lado después de haber hecho una reverencia por respeto a su hermano
mayor. —buenas tardes, Jungkook.— de buen humor.
—buenas tardes, Eunha.— contestó antes de beber de su copa.
Sirvieron un plato para la princesa también, ella comenzó a comer
también, observó un momento las manos de su hermano y se detuvo a
preguntar; —¿y tu anillo de bodas?—
—en mi habitación.— Jungkook respondió sin mirarla.
—no deberías quitártelo, ¿haz pensado en cómo se sentiría Jisoo con
eso?— la princesa dijo en una tranquila forma.
Pero a Jungkook le molestó tanto su comentario que ni siquiera terminó
su bocado cuando respondió cubriendo su boca llena; —deja de meterte en
mi relación con Jisoo, eso no te importa.— rudo.
Eunha levantó las cejas, ella sólo trataba de conversar más con él sobre lo
que creía que le hacía feliz; como su relación con Jisoo ya que oía de ella
que él era dulce y que la amaba. La princesa quería que él confiara en ella y
tomara sus consejos como Jisoo lo hacía, pero el mayor no se prestaba a ser
cercanos. Se molestó por la nefasta actitud de su hermano, dejó su plato y
se levantó de la mesa, marchándose molesta del comedor.
Jungkook la ignoró, siguió comiendo hasta terminar, se marchó a su
cuarto.
Donde se sentó a organizar sus partituras, mientras re leía las que aún no
terminaba, pensando en lo que podía cambiarles. Decidió practicarlo un
rato, sacó su bello violín y comenzó a practicar, agregándole y quitándole a
la canción.

La noche llegó.
Llamaron a la puerta de Jungkook, quien le dijo que su padre lo mandó a
llamar a la entrada principal del castillo.
El príncipe se colocó un saco y bajó, luciendo presentable y
encontrándose con que toda su familia se encontraba ahí, su padre tenía el
brazo vendado aún pero su madre le ayudaba a colocarse un abrigo encima
para disimular.
Eunha estaba conversando con Jisoo, mientras que sostenía a Yoongi de
la mano pues ya podía caminar.
Al acercarse a ellos, Jisoo enseguida se acercó a él y acomodó el cuello
de su camisa, con dos pequeños toques. Él le sonrió.
Después sintió como tomaba su mano su hermano menor; Yoongi, ya que
estaba justo a si lado y al mirarlo vió que le estiró su otra manita, pidiendo
que lo abrazara.
Jungkook no se negó, lo cargó con un brazo y el nene enseguida se
recargó en él, tenía sueño. El mayor lo arrullaba, moviéndose levemente de
lado a lado mientras que con su otra mano daba suaves palmadas en su
espalda.
Los ojos de Jisoo brillaban al verlo, con tanta ilusión de tan sólo imaginar
el gran padre que sería para el suyo.
El mayor de los príncipes Jeon puso atención a lo que su padre le decía a
su madre; —¿las habitaciones están listas?—
Tiffany asintió.
—espléndido.— Namjoon sonrió. —abran las puertas.— se dirigió a sus
guardias.
Los cuales obedecieron abriendo la puerta principal, donde toda la
familia salió, observando como una carroza llegaba hasta detenerse justo
frente a ellos.
Donde la primer persona en bajar fue el rey de China, junto su esposa y
detrás de ellos la princesa Hwasa, quien le sonrió a Jungkook cuando
conectaron miradas.

⁴⁰


[ Maratón 3/3 ]
La familia Ahn estaba aquí porque el compromiso de Taehyung con
Eunha sería efectuado en un par de días y fueron invitados por los reyes
negros a venir.
Enseguida los llevaron a sus aposentos individuales y Jungkook no tuvo
oportunidad de conversar individualmente con ella.
Sería hasta el siguiente día, pues ésta noche descansarían de su largo y
pesado viaje.

Por la tarde del día siguiente, Jungkook se estaba arreglando, su padre
había preparado un gran banquete en el jardín principal para darles la
bienvenida oficialmente a los reyes de China y había invitado a los Kim a
tal evento.
Se colocaba sus insignias mientras se observaba a sí mismo al espejo,
revisando que cada cosa de su elegante traje estuviese en su lugar.
De pronto la puerta se abrió, Hwasa entró y cerró la puerta detrás de ella;
—lo siento, no estoy acostumbrada a pedir permiso para entrar.— sonrió.
Jungkook se rió y se giró a ella; —¿cómo haz estado?—
—excelente, ser princesa jamás fue tan divertido como lo es ahora.— ella
se sentó en el sofá del príncipe y él la siguió, sentándose al lado.
—¿por qué dices eso?— él, curioso.
—mi madre está embarazada, sé por mucho que será varón y según
nuestras leyes, él será el heredero de la corona y mis responsabilidades de
preparación para ser reina han disminuido.— ella comentó con
tranquilidad.
—lo siento.— Jungkook compadeciéndola, aunque la reacción de la
princesa le dió a entender que no la hacía sentir mal.
—en realidad no importa, soy feliz así .. prefiero que me cuentes cómo
han ido las cosas con tu príncipe Kim.— Hwasa se acercó un poco más, a
escucharlo.
Jungkook sintió un poco de pena. —de maravilla, estamos
profundamente enamorados el uno del otro y la felicidad abunda en
nuestras vidas.—
—me alegra escuchar eso, son una pareja preciosa y tan destinada a ser
que es bello de presenciar.— Hwasa le sonrió, movió su cabello con el
guante en su mano.
—¿y tú? ¿el amor ronda por tus días?— Jungkook preguntó.
—no es algo en lo que tengo interés por ahora, disfruto de lo que el
universo decide cruzar para mí, es todo.— ella miró por el balcón.
—a la mediante y encontrarás un buen amor.— dijo sincero, deseándole
tantas cosas buenas a la increíble chica con él.
Tocaron la puerta y los guardias dijeron que debían presentarse en el
jardín principal, donde sus demás familias esperaban.
Ellos bajaron conversando sobre cualquier cosa en realidad, compartían
una buena amistad.
A la mediante llegaron los reyes Kim, quienes fueron recibidos por la
servidumbre los cuales los llevaron al jardín.
Se saludaban entre sí los reyes y príncipes.
Hwasa saludó a Taehyung con una sonrisa cómplice. —me da tanta
alegría volver a verte.—
El mayor de los príncipes Kim estaba avergonzado, no había tenido
oportunidad de charlar con ella después de que sucedió lo de Jungkook,
para evitar el rubor sonrió y se hizo hacia atrás, permitiendo que Hoseok
saludara a Hwasa después.
Jungkook hizo una reverencia hacia Taehyung, se paró a su lado y le
sonrió momentáneamente para después girar su rostro a los demás.
Entre saludos, conversaciones sin importancia y comentarios amables
entre todos, decidieron sentarse sin tardar más a comer, tomando el orden
de la anterior vez pues había sido cómodo;
NamJoon
Jin Sying
Dara Tessa
Hoseok Tiffany
Eunha Hwasa
Taehyung Jungkook
Leeteuk Jisoo
yg & jm
La comida fue servida, el rey Jeon había mandado a preparar un gran y
delicioso banquete sin escatimar en recursos.
Todos comenzaron a comer, teniendo pláticas amenas entre reyes, las
reinas también conversaban al igual que los demás.
Cada uno mantenía conversaciones distintas, pero la pasaban agradable.
Al terminar de comer, los reyes se quedaron en la mesa, mientras seguían
conversando.
Las reinas decidieron irse a descansar a los grandes colchones techados
del jardín con sus príncipes más pequeños.
Taehyung conversaba con Eunha, concentrado en lo que la menor le
comentaba.
Jungkook mantenía una buena charla sobre enseñanza y métodos con
Leeteuk puesto que ambos ejercen como maestros y compartían puntos de
vista, Jisoo estaba escuchándolos hablar.
Hwasa se aburría estando en la mesa sin conversar con nadie, al igual que
Hoseok, así que amablemente le comentó; —te invito a dar un paseo por
las flores.— amable.
Hoseok la miró y asintió, ambos se levantaron y caminaron juntos a unos
cuántos metros alejados de la mesa, donde los arbustos llenos de flores se
encontraban.
Se sentaron en el pasto, observando flores, decidiendo cuál era la que les
parecía más bonita.
—ésta me parece linda, el violeta es uno de mis colores preferidos.—
Hoseok dijo, señalando una que recién florecía.
—es preciosa, aunque todavía falta que se abra un poco más.— Hwasa
la miró pero después con su vista buscaba otro tipo de flor.
Observó más allá por el jardín, alejándose aún más había un arbusto con
flores blancas con degradado rosa en sus pétalos. Sujetó la mano de
Hoseok y lo llevó con ella hacia allá.
El arbusto tenía espinas, dentro del arbusto, estaba una flor escondida, en
el perfecto punto de vida, abierta y tan viva que sus colores eran preciosos.
—oh, esa es perfecta.— Hwasa metió la mano porque la quería tomar pero
su guante se atoró en una espina, lastimándola y por reacción jaló hacia
atrás su mano, dejando el guante ahí dentro. —ah.— se quejó.
Ella metería su mano para tomar su guante pero; —permíteme, yo lo saco
por ti.— Hoseok tomó su mano piel con piel, no quería que se lastimara la
princesa.
Hwasa vió el futuro de Hoseok y el tiempo corrió lento, ya que sus
visiones son rápidas.
Lo veía junto a ella, en un lugar con arbustos algo altos, con clara luz de
día, parecían mantener un tipo de conversación y después observó con
claridad como Hoseok y ella, se dieron un beso.
Ella se cayó hacia atrás, soltando la mano del joven príncipe quien la
miraba confundido.
Él le extendió su guante. —¿estáis bien?—
Hwasa pasó saliva. —sí, gracias.— tomó su guante con la otra mano y se
lo colocó.
—¿quieres que saque esa flor para ti?— él dijo amable.
—no, en realidad quiero beber agua hay que regresar a la mesa.— ella
se puso de pie y caminó sin esperarlo.
Hoseok no entendió su actitud, pero sin molestia se levantó y fue detrás
de ella a la mesa.
Eunha los observó llegar, dejó de ponerle atención a Taehyung por seguir
con su mirada a Hoseok quien se sentó a su lado. —¿les gustaron las flores?
— les dijo a ambos.
—sí, son bellísimas.— Hoseok respondió mientras que Hwasa bebía agua
y miraba a otro lado.
—gracias, me gusta cuidarlas.— Eunha sonrió.
Después recordó que no había puesto en agua las que llevó a su cuarto
ésta mañana y se morirían más rápido, miró a Taehyung; —tengo que ir a
ponerle agua a las flores de mis aposentos.—
—¿puedo acompañarte?— respondió.
Ella asintió y se colocaron de pie, marchándose juntos a la habitación de
Eunha.
Jungkook los siguió con la mirada pero la regresó al frente cuando sintió
que Jisoo entrelazó sus manos.
Hwasa fue a sentarse con su madre y las demás reinas, distrayéndose
jugando con los bebés.
Hoseok conversó con Leeteuk.
Estando en los aposentos de Eunha, retomaron la conversación que
anteriormente tenían.
—en tan sólo cuatro días estaremos casados.— la princesa dijo mientras
sacaba un jarrón precioso de su cómoda, observó que no tuviese polvo
mientras decía. —y no estamos enamorados.— se rió de la situación tan
irónica.
Al no escuchar una risa por parte de Taehyung lo miró, estaba con los
brazos cruzados, mirando al suelo pensando. —¿pasa algo?— sostuvo el
jarrón entre sus dos manos, esperando respuesta.
El príncipe Kim levantó la vista a ella, con osadía y valor habló; —tengo
que hacerte una confesión, en unos días estaremos casados y no sé que
pueda ofrecer el futuro para nosotros porque ... —
Ella lo escuchó atenta.
— ... estoy enamorado de tu hermano y el también lo está de mí,
llevamos un tiempo siendo pareja.— confesó.

Espero les haya gustado su maratón, las amo muchísimo, ¡! gracias por
los 100k ¡!
Jamás me cansaré de darles las gracias, de amarlas mucho y siento que no
me las merezco, sus mensajes y lindos comentarios es lo que me inspira a
escribir lo que me hace fuerte en mi día a día, gracias por todo y por
hacerme tan feliz.
Y me esforzaré para seguir dándoles el buen contenido que se merecen. (。
•́‿•̀。)❤
⁴¹


Siempre que Eunha y Taehyung conversaban, eran pláticas sinceras,
llevaban tiempo fortaleciendo su amistad y el príncipe creía que podía
confiar en ella.
Tenía que decírselo, porque se ahogaba en amor y no podía seguir
ocultándolo cuando se casaría con ella en tan sólo un par de días más.
Por ende tendrían que comenzar a tener príncipes y no podía acostarse ni
por compromiso con la hermana del amor de su vida, no vió más opción
que confesarse.
Ella tenía un rostro indescriptible sobre lo que escuchó, estaba
completamente perpleja. Mientras que en su mente comenzaba a analizarlo
a tratar de comprenderlo.
Había mucho silencio, Taehyung no sabía que más decirle porque no
tenía ni la remota idea de lo que estaba sucediendo por su mente.
Eunha dejó el florero en su tocador, se olvidó de las flores por un
segundo y se sentó en su cama, pensando pero en un par de momentos más
miró a Taehyung y confundida dijo; —¿es de mi hermano de quien
hablabas el día de tu cumpleaños?—
Taehyung suspiró, asintió. —las palabras se quedarían cortas para
explicarte lo que tenemos.— se acercó a ella. —es mi vida entera, mi
corazón le pertenece y desvanezco de amor por él.— miró a un costado,
pensando en Jungkook.
La princesa lo observó, sus ojos brillaban en tan sólo pensar en su
hermano mayor sus palabras eran tan naturales. Cuando por un momento
pensó en Jisoo, supo reconocer que ella no vibraba tanto de amor como lo
está haciendo él justo ahora, frente a sus ojos.
Pero no podía quedarse sin cuestionarlo, después de todo ellas tienen una
buena relación. —pero, Jisoo .. —
Taehyung mordió suavemente su labio. —no podría explicarte lo que
sucede con ella, tendría que hacerlo Jungkook mismo.— dijo con
sinceridad.
Eunha recordó lo que su hermano le dijo la última vez que hablaron sobre
eso, molesta se levantó. —Jungkook no me cuenta nada, podría apostar
que si tú no me lo hubieses dicho de su boca jamás saldría confíar en mí.—
dolida se cruzó de brazos.
— ... no puedo defenderlo, desconozco lo que diría sobre ésto, sólo
puedo implorarte que guardes el secreto por mí.— fue hasta ella y sujetó
sus manos. —por favor, sólo ten piedad de éste desafortunado enamorado.

Ella no sería cruel, no podía serlo cuando tenía un corazón frente a ella,
confesándose como un verdadero valiente. Luchando contra la adversidad,
por tan sólo imaginar tener a su hermano mayor.
Los actos así de osados con el amor como único motivo, era digno de
admirar y respetarse; Eunha lo tenía claro y mirándolo a los ojos respondió;
—guardaré su secreto.—
Taehyung sonrió con verdadera alegría y la abrazó. —mi corazón ha
logrado tener más tranquilidad gracias a ti.—
La princesa le devolvió la sonrisa y el abrazo, sólo pudo pensar en lo
puro que es Kim Taehyung, en lo angelical de sus acciones.
—debo poner las flores en agua.— ella se separó, recordando su tarea
con un ligero y gran humor.
Él sonrió cómodo y se apartó.
Ella comenzó a colocarlas en el florero tan bello, las acomodaba cuando
de repente se giró a Taehyung y cuestionó; —¿sólo te gustan los varones?—
curiosa.
Taehyung levantó las cejas y se sintió apenado, balbuceó un poco pero
ella volvió a hablar; —no me malinterpretes, es genuina curiosidad.— tomó
la jarra de agua y comenzó a rellenar el florero.
—ah-yo, en realidad no lo sé, sólo estoy enamorado de Jungkook, no he
tomado el tiempo de percatarme sobre alguien más sin importar su género.
— habló con la verdad.
Ya que en serio no deseaba besar a nadie más, tocar a nadie más, ni
siquiera habían prospectos para él, no lo necesitaba teniendo a Jungkook.
—eso es adorable.— Eunha terminó, se giró a él, juntos regresaron al
jardín, con la confianza y su amistad completamente intacta.
Pero eso no significaba que su hermano mayor no le debía una
explicación.
El resto del evento convivieron todos cordialmente, a excepción de
Hwasa quien trataba de evitar conversar o interactuar con el príncipe
Hoseok.
Porque ella no sabía reaccionar a una situación así, nunca había besado a
nadie, nunca había tenido un romance y no sabía si Hoseok podría serlo, ni
siquiera lo conoce y es menor que ella, le aterraba eso.
Pero aquella situación pasó por desapercibida, las tres familias
disfrutaron hasta el atardecer que fue cuando los Kim decidieron marcharse
a su castillo.

Por la noche, los Jeon habían cenado junto la familia Ahn y al terminar
decidieron ir a descansar desde temprano.
Namjoon fue el primero en retirarse, no había descansado ni un momento
en el día y se sentía agotado.
Jungkook por último se despidió respetuosamente de Jisoo y se dirigía a
sus aposentos a descansar.
Mientras que su hermana menor, quien conversaba con Hwasa, se
despidió también y fue detrás de él, alcanzándolo en el pasillo de sus
habitaciones. —Jungkook.—
Él se detuvo y se giró a mirarla. —dime.—
—necesito charlar contigo.— ella se acercó más a él, para poder bajar la
voz.
—¿podrías esperar a que sea de mañana? quiero dormir.— se giró y dió
un par de pasos más, deteniéndose al escuchar lo que dijo su hermana en un
tono más alto.
—podríamos hablar sobre Taehyung justo ahora a solas o lo haremos
frente a mi padre, mañana.— Eunha dijo de forma ruda.
Jungkook se dió la vuelta y la miró frunciendo el ceño, se acercó a ella.
—¿me estás amenazando?— bajó el tono.
—hablemos con el rey de una vez, si así lo prefieres.— ella lo miró hacia
arriba levantando una ceja.
El mayor de los príncipes Jeon, se sentía acorralado, con frustración miró
al suelo. —vamos a mis aposentos.— se hizo hacia un costado, dejándola
pasar primero.
Ella pasó, entrando a su cuarto se paró frente al sofá con los brazos
cruzados.
Jungkook se paró delante de ella, nervioso. —¿qué quieres hablar sobre
Taehyung?— fingió demencia acerca del tema.
—¿cuándo me dirías que mi prometido y tú son pareja?— ella seria y
directa.
El mayor entre abrió los labios, pero no se le venía ninguna respuesta a la
mente, no podía negarlo, no podía evitarlo, sentía que en éste momento, con
su hermana las tendría de perder. Así que tendría que hablar con sinceridad,
suspiró enfadado y se sentó en el sofá.
—estoy sorprendida de ti Jungkook, quien jamás le falla a nuestro padre,
quien sigue las reglas en línea, el orgullo de nuestro apellido,
¿comportándose así?— ella sonreía con ironía mientras le reprochaba.
Jungkook miró al suelo mientras la escuchaba, después levantó el rostro
con valor. —¿qué quieres conseguir de ésto? ¿quieres burlarte sobre mis
sentimientos? ¿quieres humillarme? ¿contarle a mi padre? ¿qué Eunha,
qué es lo que quieres conseguir de mí?— se puso de pie, diciéndoselo en el
rostro de forma desesperada.
—¡quiero una disculpa!— Eunha gritó más fuerte de lo que alguna vez la
escuchó hacerlo y en cuanto terminó de pedirlo, su voz se quebró, la
expresión molesta se había marchado y las lágrimas comenzaron a salir
recorriendo sus mejillas.
Se apartó de su hermano mayor y fue a sentarse al sofá, cubriendo su
rostro y habló; —toda mi vida haz sido tan cruel conmigo, jamás me haz
apoyado, jamás quieres escucharme, me ves como tu enemiga y no lo soy.—
limpió sus lágrimas.
Jungkook se giró a ella, tenía un nudo en la garganta mientras la oía
continuar.
—yo sólo quisiera tener una buena relación contigo, pero tú no me lo
permites, me ocultas cosas, te alejas de mí, ni siquiera me ves como tu igual
y eso me lastima, te reprocho como tú lo haces conmigo pero no quiero
seguir así, yo te quiero.— sus lágrimas llenaban sus ojos y ella las limpiaba
una tras otra.
El principe lo consideró, la verdad era que Eunha tenía razón aunque no
lo quisiera aceptar, era así. Él nunca la apoyaba, ella siempre buscaba su
confianza pero él nunca se la otorgó, incluso cuando su padre lo hirió en su
cumpleaños Eunha lloraba por él y fue quien lo ayudó pero él la decepcionó
al mostrar que desconfiaba de ella, cuando no le había dado motivos. La
había lastimado tanto y aún así ella estaba aquí, esforzándose por su
relación de hermanos una vez más.
Cuando si hubiese sido él en su lugar, habría ido al instante de saberlo
con su padre y confesarlo todo sin darle oportunidad.
Se acercó y lentamente se arrodilló frente a ella, sujetando sus manos. —
Eun, de verdad lo lamento.— con sinceridad.
—¿por qué no me lo dijiste tú? ¿por qué no confiaste en mí para
hablarme de tus sentimientos?— ella mirándolo a los ojos.
—no creí que fueses a darme tu apoyo, aparte de que no lo merezco, te
veías tan emocionada por Jisoo.— Jungkook se sentó a su lado.
—no es por Jisoo por quien me alegré, era por ti, no insistía por Jisoo,
lo hacía por ti, porque creí no me decías que la amabas porque no
confiabas en expresarme tus sentimientos, no me decías nada y ella venía a
mí, diciéndome que le dijiste que la amabas, que la besabas, yo quería
demostrarte que te apoyaba y podías confiar en mí.— Eunha se calmó
porque estaba sacando todo de su pecho.
Ahora el mayor lo entendía y su culpa era más pesada puesto que él la
trató muy mal debido a su mala comunicación. —perdóname, prometo que
me esforzaré en ser el hermano que te mereces y no te decepcionaré más.—
apenado, algunas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
Ella lo abrazó fuertemente, hundiéndose en su pecho. —eso quería
Jungkook.— sonrió mientras respiraba recuperando la tranquilidad.
Él correspondió su abrazo, sintiéndose un poco más en paz, pero tenía
que preguntarle; —¿no le dirás al rey, cierto?— se separaron.
Eunha se rió suavemente, mientras quitó la última lágrima de su mejilla.
—no lo pensaba hacer, se lo prometí a Taehyung y sería incapaz de hacerte
eso cuando conocemos bien a papá.— dijo aligerando el humor.
—así que Taehyung fue quien te lo dijo.— Jungkook sorprendido de eso,
suponía que había sido Hwasa.
—sí, él de verdad irradia luz cuando habla de ti, está tan enamorado.—
Eunha se recargó en el respaldo del sofá, mirándolo.
Jungkook sonrió al escuchar eso, miró al suelo apenado. — yo también
estoy enamorado de él, desde que me besó mi alma está encadenada a la
suya por una eternidad.—
—wow, ambos son tan dulces expresándose del otro, es precioso.—
Eunha también miró al suelo. —¿y, sobre Jisoo ...? —
El mayor la miró y colocó una mano en su propia nuca, incómodo de
explicarle pero lo haría. —yo tenía miedo de estar sintiendo lo que siento
por Taehyung, así que una noche tomé una mala decisión y me acosté con
Jisoo creyendo que eso sería el remedio para mi enfermo corazón, pero me
equivoqué, cuando me enteré de su embarazo yo tenía algunos días
viéndome con Taehyung, yo ... no pude dejarlo, él es mi alma gemela. Hago
lo que hago con Jisoo por compromiso y por mi hijo, pero es todo, yo no la
amo ni un poco.—
Era difícil de escuchar para Eunha, Jisoo es tan dulce, linda y eso era
triste, sentía pena por ella. —lo siento por ella, es una buena mujer y
merece saber la verdad pero entiendo que no es para ti, tú tomarás tus
decisiones y yo no se lo contaré a nadie te lo prometo.—
Jungkook sonrió. —eso significa mucho para mí.—
—no es la sangre, es el amor, el respeto, la confianza, el sacrificio y la
lealtad lo que nos hace hermanos, te quiero.— ella le devolvió la sonrisa.
—también te quiero, Eun.— abrió sus brazos para recibir a su hermana
menor en un lindo abrazo.

Pasaron dos días, estubieron muy ocupados en el reino de los Jeon donde
se efectuaría la boda. Preparando el jardín lateral el cuál es el más amplio
de todo el castillo para el evento, trajeron arreglos de flores tan altos como
físicamente fue posible.
El vestido había sido terminando, quedando bajo el cuidado de Tiffany
quien cedería su joyería para Eunha tal día.
Todo quedaba perfectamente organizado, sólo quedaba un asunto por
terminar.
El acuerdo entre ambos reinos, la boda se retrasaba siempre porque Jin y
Namjoon no podían ponerse de acuerdo al momento de elegir las normas,
las nuevas leyes, entre otros detalles de derechos para ambas familias, esas
eran las razones de sus largas discusiones en privado.
Pero hoy por fin, estaba terminado. Lo que se había acordado fue;
• Cuando alguno de los reyes en turno muriera, el otro renunciaría al poder
para que la pareja del acuerdo reinara desde entonces.
• Taehyung se mudaría al castillo Jeon desde el matrimonio, ya que tras
discusiones por parte de ambos, Jin terminó cediendo por el argumento de
NamJoon de que su castillo era más grande en proporción y lo cedería.
• El tema de las favoritas sería algo que Taehyung decidiría cuando llegara
al poder, Jin no quería y Namjoon sí, decidieron dejarlo en manos del
príncipe.
• Jungkook sería nombrado consejero con honores del rey y Hoseok a
determinada edad formaría parte de su corte.
• Los acuerdos sobre territorios serían mutuos, pasando a ser sólo un reino,
eliminando el blanco y negro del título, sobre las leyes del pueblo y demás,
estubieron mejor entendidos. Ya que cuando Taehyung llegara al poder, él
junto a Eunha, tomarían esas decisiones y si quisieran cambiar alguna de
ellas, ambas partes tendrían que estar de acuerdo.
Y el día de hoy, Jin se encontraba en el castillo negro para firmarlo, junto
a su hijo mayor; Taehyung y su fiel compañero Leeteuk.
En los aposentos de trabajo del rey, Namjoon, Jungkook y Eunha los
esperaban entrar.
Pero no esperaron mucho; —Familia Jeon, siempre será una dicha
verlos.— Jin comentó al entrar, observando a Eunha y Jungkook firmes de
pie a la orilla del escritorio donde su padre estaba sentado.
Los príncipes hicieron reverencia para el rey contrario, cerraron la puerta.
—Kim, la dicha es para nosotros tenerlos aquí para algo tan importante.
— Namjoon respondió poniéndose de pie.
Taehyung le sonrió a Eunha y rápidamente miró a Jungkook, sonriendo
también y ellos le regresaron el lindo gesto.
Jin sonrió educadamente, miró a Leeteuk y asintió.
El hombre tenía en sus manos el documento oficial del trato, lo
desenrolló y comenzó a leerlo; —Por medio de la presente carta, los reyes
Kim SeokJin y Jeon NamJoon, han declarado la paz con la promesa del
matrimonio entre los dos jóvenes miembros de la realeza Kim Taehyung y
Jeon Eunha ... — siguió leyendo.
Siendo así la primer vez que la princesa y los dos príncipes, escuchaban
algo acerca del acuerdo formal. Y después de escuchar todo, los reyes
firmaron sobre el escritorio ambos documentos ya que se creó uno para
cada cual.
Sin más motivos de presencia, los Kim se despidieron marchándose al
reino blanco, teniendo cosas que hacer.
Ambos jóvenes Jeon pensaban irse también a seguir con sus actividades
del día, pero la voz de NamJoon los detuvo; —Jungkook, tú quédate, tengo
que hablar contigo.—
Él miró a su hermana, ella reverenció y se marchó. El mayor de los
príncipes se giró y atendió a su padre quien se recuperaba y lucía mejor. —a
su servicio, mi rey.— dijo serio.
—¿escuchaste bien cada parte del acuerdo?— se recargó en su asiento.
—tu hermana tendrá poder, podrá dar órdenes junto el príncipe Taehyung,
mover leyes, tendrá que opinar sobre cada asunto del nuevo reino.— abrió
un cajón de su escritorio y sacó una daga.
Jungkook asintió y con respeto habló; —lo escuché y estoy contento
porque ha luchado por darle más poder a Eunha, creo que es una mujer
capaz.—
Namjoon giró en sus manos la daga. —Jin no estaba tan complacido con
aquello, sé que se usa comúnmente que el rey sea el que toma control en
todo y la reina no, pero si yo permito eso mi apellido desaparecerá y eso es
inaceptable, acércate aquí.—
El príncipe Jeon se acercó al escritorio, escuchando atento lo que su
padre le decía.
—dudo que los Kim cumplan con su palabra, Jin podría convencer a su
hijo para que no permita que mi princesa ejerza su derecho y si eso llega a
suceder y yo no estoy con vida, necesitas jurarme que matarás a Taehyung
tú mismo por no cumplir.— dejó la daga en la mesa y se la extendió.

⁴²


Jungkook sintió los labios secos, no podía ni imaginarlo, le estaba
pidiendo algo imposible.
Pero su padre no dejó de hablar; —estarás en el castillo con ellos
siempre, tienes un excelente entrenamiento y matar a Taehyung debería ser
sencillo debido a su evidente poca condición física ... —
Lleno de osadía interrumpió. —padre, no deberíamos subestimar al
príncipe Taehyung.— puso ambas manos en el escritorio.
—no lo subestimo, pe-.— Namjoon volvió a ser interrumpido, levantó las
cejas de la impresión.
—además en todo el tiempo en el que he convivido con él, sé que sería
incapaz de hacer algo como eso, respeta a Eunha, es amable, cálido y
considerado, puedo defender con mi vida mi postura sobre él.— bastante
firme.
Namjoon se puso de pie, pasó sus brazos por detrás. —cuida la forma y
el tono en el que te diriges a mí.— amenazante.
Jungkook se hizo un paso atrás y recuperó la postura.
—me sorprende la manera en la que te lo haz tomado personal, no te
ordené que salgas de éstos aposentos y vayas a matarlo, he pedido que te
encargues de proteger tu linaje el cuál debería perdurar hasta el fin de los
tiempos.— Namjoon sujetó la daga, caminó alrededor del escritorio
quedando frente a su hijo y se la otorgó en la mano.
Jungkook bajó la mirada, apretando el mentón asintió.
—y ahora lárgate antes de que te reprenda por tu osadía al dirigirte a
mí.— Namjoon dijo acercándose a su rostro.
Su primogénito se apartó, hizo una reverencia y salió de los aposentos
sosteniendo la daga fuertemente entre su puño. Prácticamente corrió a su
habitación, donde al entrar con un gruñido la aventó al suelo, después de
dar un par de vueltas se clavó en el mismo.
Podía obtener la tranquilidad de saber que tal necesidad jamás llegaría,
conoce a Taehyung, sabía que es un príncipe justo, amable y no trataría así a
su hermana menor. Así que después de meditarlo pudo quitarse lo tenso y
reconoció que haber expuesto sus sentimientos no fue lo más inteligente,
tendría que tener más cuidado, mucho más cuidado.

Un día previo a la boda, los Ahn se encontraban de visita en el reino de
los Kim.
Jin los había invitado, los reyes y reinas se encontraban en la sala
principal conversaban sobre los frutos que los tratos que formaron en la
primer visita habían dado, aparte de una bella y cómoda convivencia.
Por otro lado, Leeteuk había llevado a los aún jóvenes a dar un paseo por
el mercado.
Mientras Taehyung y Hwasa estaban en un puesto de libros, conversando
y debatiendo cuál era mejor, Hoseok estaba de brazos cruzados al lado de
Leeteuk, con una mueca formándose en sus labios.
—¿sucede algo, jóven Hoseok?— Leeteuk susurró.
—¿crees que le he hecho algo malo a la princesa Hwasa?— lo miró y
cambió esa expresión por una preocupada.
Leeteuk frunció el ceño. —¿por qué cuestionarías algo como eso?—
—ha estado evitándome, ni siquiera me mira cuando le hablo y no se
diga de responderme la palabra.— bajó más la voz.
El mayor no tenía idea de lo que pudiese estar sucediendo, ni siquiera lo
había notado pues Hwasa era amable y conversaba mucho con los demás
así que la tensión de la cual el jóven hablaba, para él era desconocida.
Salvando a Leeteuk de responder, Taehyung se giró a ellos. —¿podrías
pasarme monedas de oro?— se dirigió al mayor quien cargaba con la plata
de los príncipes.
Él se la dió y pagaron.
Al girarse Hwasa cruzó miradas con Hoseok, pero se puso incómoda y
miró a otro lado. El menor no lo entendía.
—¡Baekhyun!— Taehyung gritó felizmente al observar en un par de
puestos adelante a su amigo trabajando sólo y fue hacia él.
Leeteuk lo siguió, dejando a los jóvenes atrás.
—¿y qué libro compraste?— Hoseok con una sonrisa tomó con cuidado
el brazo de Hwasa y trató de conversar con ella.
Ella se hizo hacia atrás, quitándose de su suave agarre. —sobre botánica,
vamos con ellos.— y caminó sin dejar espacio a que él dijera algo más.
Hoseok resopló y fue tras de ellos, escuchando a su hermano hablar. —
¿por qué no Baekhyun?— quejándose.
—no debo ir, soy un pueblerino y no puedo mezclarme con tanta realeza.
— él le respondió.
Taehyung frunció el ceño. —maldición Baek, es lo más horroroso que te
he escuchado decir.— se cruzó de brazos. —será mi boda y tú eres mi
amigo, quiero que estés ahí.—
—Tae.— Baekhyun inclinó el rostro a la derecha.
—Leeteuk, por favor encárgate de todo, Baekhyun vendrá con nosotros
en las carrozas mañana.— Taehyung dijo amablemente.
Leeteuk asintió con gusto, también apreciaba a Baekhyun.
—debo irme, tenemos que regresar al castillo, mañana vendré por ti
cuando salga el sol.— Taehyung sonrió.
Baek sonrió sin mostrar los dientes, mientras los observaba marcharse y
se despedía con su mano. Los perdió de vista cuando un cliente llegó y le
habló.

Jungkook se encontraba en los aposentos de Eunha, conversaba con ella
y compartían buen tiempo de calidad.
La puerta sonó, el rey Namjoon interrumpió en el cuarto, ambos se
levantaron e hicieron reverencia.
—vengo a entregarte los votos que tenéis que decir al momento de estar
en el altar.— se acercó a su hija y le entregó el papel.
Ella asintió, al tenerla entre sus manos la observó por encima.
Jungkook se volvió a sentar en la cama, donde anteriormente estaba.
—y una cosa más.— Namjoon serio atrajo la atención de sus dos hijos.
—quería saber tu opinión sobre la presencia de Taehyung en el castillo,
sabéis que vivirá con nosotros. Ahora dime si estás de acuerdo con que
duerma en tu habitación o preferís que les de una más amplia a ambos en
la siguiente torre.— Namjoon dijo en el mismo tono.
Eunha se quedó perdida cuando escuchó salir el “quería saber tu opinión
..” de la boca de su padre. Sonrió, ya que nunca se le había dado aquel
poder de tomar una decisión y ésta por más mínima que sea, la hacía feliz.
Jungkook observó a su hermana sonreír. Entendió por qué lo hacía y la
adoró, adoró la felicidad en los ojos de su hermana menor.
Namjoon esperando respuesta levantó una ceja.
La princesa por fin salió de su trance. Balbuceó un poco, miró a
Jungkook y regresó la vista a su padre. —me encantaría compartir mis
aposentos actuales con mi futuro esposo.— contenta.
—entonces así será.— el rey dijo sin objetar.
Ambos hijos hicieron reverencia y lo vieron salir de la habitación.
Al marcharse, Eunha se giró con Jungkook y dió un par de brincos
mientras retuvo un grito de felicidad.
Jungkook le sonrió de vuelta, compartiendo la felicidad que abundaba en
su hermana menor.
—tomé una decisión importante y lo hice bien porque quedándonos aquí
podrás estar más cerca de tu amado.— ella dijo sentándose a su lado.
El mayor levantó las cejas. —¿decidiste eso para mí?— conmovido en
cierta forma.
—sí, también porque mis aposentos son lindos y no quisiera cambiarlo
por un cuarto más grande donde me sentiré sola.—
—¿sentirte sola?— él cuestionó.
—vamos, sé que Taehyung no dormirá a mi lado.— ella dijo con una
sonrisa cómplice.
Jungkook sintió el rubor subir a sus mejillas pero no pudo evitar reír ante
la verdad y confesó. —bueno, al menos no todas las noches.—
Eunha también rió con ternura. El amor es algo digno de disfrutar ver, no
todos los corazones laten y son tan sinceros como el de ambos príncipes que
derrochan amor por el otro de esa forma tan natural.
—gracias por ser una buena hermana conmigo.— Jungkook sonrió,
realmente estaba agradecido y ahora lo podía ver.
—sólo compensa la clase de arcos que no me diste.— Eunha bromeó.
Jungkook se recargó en la pared, ya que la cama de Eunha estaba en un
cubículo de la habitación, de pared a pared. —te la daré cuando la pidas.—
amable.
Siguieron hablando de cualquier cosa en realidad y después de un rato,
Jungkook la dejó pues tenía que darle su espacio para que supiera de
memoria sus votos para contraer matrimonio con Taehyung pues la noche
caía cada vez más rápido.

El día llegó. Aquel evento el cuál los reyes planificaron con tanto
cuidado.
Todos en el castillo negro estaban listos, se caracterizaban por su buena
organización, orden y buen servicio. El rey se encargaba de tenerlos
siempre en línea, es la forma en la que funciona.
Eunha fue despertada desde temprano, tomó un baño de agua fría porque
disfruta esa temperatura para después ser llevada a colocarse el vestido, el
tocado y las zapatillas.
Quedó divina, la jóven en sí se destaca por su belleza natural y aunque no
necesitaba demasiado, lucía como una muñeca de porcelana, bellísima, su
vestido blanco resaltaba sus cabellos negros y ojos profundos y grandes.
Se miraba a sí misma en el espejo mientras Jisoo y Tiffany daban
pequeños toques a su cabello y vestido con emoción.
Y después de tocar la puerta, Jungkook entró con un ramo de rosas de un
color rojo vivo en las manos. —el rey dijo que llevarías esto ... — miró a su
hermana menor, ella le sonrió y sintió un golpe en su pecho.
Era tan bella, lucía mayor, por un momento recordó cuando él tenía diez
y ella apenas cinco, lo pequeñita que era y cómo lo miraba hacia arriba en
ese entonces, con sus grandes ojos, era tan callada pero aún así tan curiosa
sobre las cosas a su al rededor. Y ahora la observaba vestida de blanco, con
inocencia aún, sin quedarse callada, pronto sería toda una reina.
—¿no va a decirle lo hermosa que se ve?— Jisoo bromeó entrelazando el
brazo de Jungkook con el de ella.
Jungkook sonrió sin apartar la mirada de su hermana. —eres la princesa
más bella de todos los reinos.—
—gracias.— Eunha sonrió y levantó la parte delantera de su vestido para
caminar hacia él, sujetó las rosas.
—vámonos, tenemos que tomar lugares antes de que Eunha baje.—
Tiffany habló para todos.
Obedecieron, Jungkook y Jisoo bajaron entrelazados aún, ella sostenía el
brazo del príncipe con amor.
Tiffany bajó a la sala principal al lado de NamJoon, quien estaba con la
criada que sostenía a Yoongi en brazos.
Jungkook saludaba a la demás realeza y presentaba a Jisoo como su
concubina porque era su deber.
Hwasa estaba en la mesa de bocadillos, aún no se podían comenzar a
tomar pero ella no respetó eso. Había olvidado desayunar y como el medio
día llegaba, su estómago lo sentía.
—deberías comer despacio.— Hoseok se acercó a ella con un divertido
comentario ya que ella tomaba rápido las cosas y se las metía a la boca con
la misma velocidad para pasar desapercibida.
Hwasa terminó el bocado y lo miró. —lo haré, gracias.— caminó
alejándose con prisa de la mesa.
Hoseok la siguió. —¿princesa?—
Ella bajó la velocidad pero no se detuvo. —¿sí?— sin girarse a ver.
—¿estáis bien?— Hoseok siguiéndola un paso atrás.
Hwasa se detuvo en seco, tomó una copa de la bandeja. —¿por qué dices
eso?—
Él se puso a su lado, rechazó tomar una copa y buscando su mirada
habló. —sinceramente creo que me estás evitando, no me parece correcto
porq.-—
Ella le dió su copa. —¿podrías detener ésto por mí mientras yo voy a ...
— caminó un par de pasos de espaldas mientras lo veía por fin a los ojos. —
... por allá?— nerviosa se giró y caminó con prisa camino a los pasillos de
los jardines en el castillo.
Al entrar ella caminaba mientras respiraba profundo y pensaba, en que el
tema de Hoseok la lograba poner nerviosa, incómoda y confundida. No
entendía por qué tuvo una visión así.
Hoseok dejó la copa y decidió ir tras ella, decidido a no quedarse más
con la duda.
Ella escuchó cómo la llamó a un par de pasos de nuevo, en pánico de
estar a solas con él corrió un poco más y se detuvo. Empezó a mirar todo y
estaban en un lugar con arbustos algo altos, con clara luz de día. Donde fue
su visión.
Él llegó unos segundos después. —no corras más por favor, ¿podemos
hablar?—
Hwasa mordió su labio. —¿por qué está pasando ésto?—
—¿te he hecho algo? Si fue así, discúlpame por favor, no haría nada
para herirte ni faltarte al respeto.— él dulce, fue respetuoso.
La princesa de China suspiró, se acercó a Hoseok rápidamente y sin
dejarlo decir algo más, robándole el suspiro juntó sus labios, con sus manos
sostenía su mentón marcado y cerró sus ojos.
Hoseok estaba sorprendido pero no se negó, conforme ella lo besaba, el
correspondía, cerrando sus ojos y sus manos sujetaban a una altura
respetuosa su espalda baja pegándola a él.

⁴³


Al separarse, Hwasa respiró profundamente, su ansiedad por lo que se
aproximaba había terminado. Pero, aún tenía al príncipe delante de ella, con
un rostro ruborizado y confundido.
Hoseok puso la mano sobre su nuca, miró al suelo y aún rojo, habló. —
ah- ¿eso fue? ...—
Hwasa lo miró con una ceja levantada, extrañamente pensó que lucía
adorable y sonrió para ella misma. Pero no podía permitir que ésto se
prolongara más. —tenemos que volver, la ceremonia pronto comenzará.—
se giró mientras comenzaba a sonrojarse al igual que él.
Él la siguió a la salida sin decir más, al salir a donde la demás realeza se
encontraba Hwasa se perdió entre los invitados y ya no tuvo oportunidad de
hablar con ella, aunque lo deseaba.

Por fin, los puestos fueron tomados como correspondían. Taehyung
estaba en el altar esperando la llegada de Eunha, miraba sus manos las
cuales temblaban un poco y sus hombros se sentían tensos.
Ni siquiera quería mirar a los invitados, con temor de toparse a Jungkook y
que su mirada delatara su gran amor cuando todos los demás ojos en el
lugar se dirigían a él.
Incluyendo la mirada de Jungkook, sus ojos estaban clavados en el bello
príncipe de traje blanco, el cuál se notaba claramente nervioso, con su
cabello acomodado hace un par de segundos por Leeteuk, sus ojos inquietos
y cómo relamía continuamente sus labios para humectarlos. Tan perdido en
él que no se había percatado de la mirada de Jisoo.
Ella lo veía curiosa, jamás lo había visto mirar de tal forma, no lo
entendía.
Eunha apareció interrumpiendo los pensamientos de todos, atrayendo la
atención con su gran porte e innegable belleza, caminando del brazo del rey
NamJoon.
Cuando Eunha llegó frente a Taehyung y sujetó sus manos, logró
transmitir paz al príncipe, después de todo ellos eran amigos. Había
confianza y seguridad en esa sonrisa que ella otorgó.
El padre no se hizo esperar, comenzó con la prédica y pasó a los votos,
los cuales fueron dichos correctamente, sobra mencionar que ambos padres
los escribieron para sus respectivos hijos. Al momento de terminar, tenía
que besarla y por todos los cielos que no había pensado en eso.
Y cuando empezó a considerarlo el padre habló. —hijo, puedes besar a
tu esposa.—
Taehyung tenía que reaccionar pero se quedó en blanco, se hizo para
adelante y para atrás en un momento. Cada segundo era un poco más
incómodo que el anterior pero Eunha sonrió y con calma se acercó a él,
sostuvo su barbilla y girando un poco su rostro besó su mejilla.
Todos estaban tan confundidos como Taehyung mismo por la acción.
¿Eso se permitía? se lo cuestionó, pero sintiéndose aliviado sonrió y
también besó la mejilla de ella.
NamJoon miró boquiabierto y molesto a Jin por lo que acababan de
presenciar, pero el otro rey le devolvió la mirada relajada y levantó
sutilmente los hombros, comenzando a aplaudir.
Todos los demás siguieron la secuencia de aplauzos que el rey Kim había
comenzado, principalmente Jungkook con una gran sonrisa.
La celebración continuó, todo convirtiéndose en felicidad, vino, banquete
y bailes.
Los novios estaban muy ocupados mientras recibían felicitaciones,
abrazos y muchos regalos.
Ambos príncipes anhelaban estar juntos y poder charlar privadamente
pero serían pacientes pues sabían que les restaba una vida para seguir
juntos. Mientras tanto, Hwasa sostenía una copa en su mano mientras
charlaba con una prima lejana que es duquesa de los Jeon, bastante
agradable. Caminaban por la entrada del reino juntas.
De pronto se cruzaron con Hoseok quien se puso de pie delante de ambas
y tras una educada reverencia habló. —lamento interrumpir, si no es
atrevido de mi parte ¿podría hablar con usted, princesa Hwasa?—
Hwasa se sintió nerviosa y apenada, miró a su familiar, la cual asintió
haciendo una ligera reverencia y se marchó dejándolos sólos.
—¿necesitabas algo?— ella habló primero, tratando de lucir neutral ante
la situación.
Hoseok junto sus manos. —no en realidad.— respondió nervioso, él sólo
quería hablar con ella.
—entonces sólo interrumpiste porque tienes mala educación.— se cruzó
de brazos, algo seria.
Él se sintió mal por eso, desanimado hizo un gesto de tristeza.
Hwasa observó su labio inferior de esa forma haciéndolo lucir adorable y
ella se sintió vulnerable. Suspiró y con un humor más ligero habló. —pero
agradezco que lo hayas hecho, le estoy tomando gusto a conversar contigo
¿quieres ir por una bebida?— sonrió.
Hoseok asintió, llevándola a las mesas, por un par de copas con simple
jugo de frutas para los dos. Y estuvieron juntos el resto de la fiesta,
conversando entre ellos, con los demás invitados, riendo sin parar y
disfrutando la compañía.
Después de todo, la noche caía y todo el evento terminaba cada invitado
se había marchado por fin.
Con lo del embarazo Jisoo se sintió agotada y temprano Jungkook la
llevó a sus aposentos a descansar, dejándola a los cuidados de Lia y bajó a
la sala principal donde los demás miembros de la realeza se encontraban.
—la boda ha sido un éxito, los acuerdos están firmados y la unión es una
realidad.— Namjoon habló con una sonrisa.
—es un gran momento para ambos reinos, días de prosperidad se
acercan.— Jin respondió de la misma forma.
Conversaban entre los reyes y reinas con los padres de Hwasa, ahí fue
cuando Jungkook conectó miradas con Taehyung y discretamente sonrió.
El príncipe Kim devolvió la sonrisa y sentía el rubor en sus mejillas, el
cual desapareció al sentir que el rey Nam tocaba su hombro. —a la
mediante, ¿qué tal se encuentran los novios después de la ceremonia?—
dirigiéndose a él.
Sintiéndose tenso, Taehyung tardó en respinder a lo que Eunha respondió
primero. —bastante bien, ahora si me lo permites, no soporto más el
pesado vestido y el calzado, iré a descansar.— ella hizo una reverencia,
levantó sutilmente su vestido y se disponía a irse.
La voz de su padre la hizo detenerse. —esperad, Taehyung ve con ella a
descansar, éste es tu nuevo hogar desde el día de hoy.—
—iré en un momento, quisiera despedirme en la puerta personalmente de
mi familia.— Taehyung fue amable.
Eunha se despidió de los demás y se marchó a su habitación.
Jin comenzó a despedirse de los reyes, estaban cansados después del
largo día y su familia Kim siguió dando el adiós.
Hoseok se despidió de Hwasa con un ligero abrazo y una sonrisa
reluciente. —el día de hoy con vuestra compañía ha sido lindo, espero
tener más oportunidades de verte.—
Ella no supo que decir, sólo sonrió fuertemente y sus mejillas tomaban
color al rojo vivo.
—vámonos.— Jin, caminando a la puerta con su familia.
Los Jeon y los Ahn se marcharon a sus aposentos para dejar que
Taehyung se despidiese correctamente.
Ahora los Kim se encontraban en las puertas del castillo con ambas
carrozas listas para partir, necesitaban subir.
—por favor Kim Taehyung, no vayas a hacer algo que deje mal visto
nuestro apellido, comportate siempre a la altura, sigue tus deberes en éste
reino y tus pertenencias llegarán aquí el día de mañana.— Jin comenzó a
hablar serio.
Taehyung asintió.
Jin abrió sus brazos y lo abrazó sosteniendo su nuca con suavidad, al
oído habló bajo. —te amo, hijo. Estoy orgulloso de ti.— se separó y le
sonrió.
El príncipe también sonrió, apartándose.
Dara se despidió de él con un abrazo y un beso en la frente, después
ambos reyes subieron a la carroza pues el pequeño Jimin en brazos de la
reina ya estaba dormido y el viento de la noche no le hacía bien.
Hoseok apretó su mano fuertemente y lo atrapó en un abrazo. —
probablemente me quedaré vuestros aposentos, siempre quise el balcón de
tu lado.— rió.
Taehyung lo aventó con cuidado. —no permitas eso Leeteuk.— se giró al
antes mencionado.
El cuál se rió mirando a Baek.
Baekhyun abrazó también a Taehyung, prometiendose verse de nuevo y
que su amistad perdurara. Después subió a la carroza junto el hermano
menor de su amigo.
Leeteuk era el único que faltaba por subir, miró a Taehyung y de tan sólo
decir “—te extrañaré.—” se había quebrado su voz.
Los ojos de Taehyung se rozaron. —no sé qué será de mí sin estar a tu
cuidado.—
—aquí no habrá más lecciones saltadas.— ambos rieron.
Leeteuk abrazó al príncipe con fuerza pero inseguro pues temblaba y las
lágrimas salían de sus ojos. —sé que te volveré a ver, pero es tan difícil,
eres como un hijo para mí y siempre que me necesites no dudes en escribir.

—lo haré.— Taehyung regresando el abrazo con firmeza.
Se separaron y limpió sus lágrimas antes de subirse a la carroza,
marchansose por fin.

Taehyung subió las escaleras hacia los aposentos de Eunha,
desabrochandose el traje algo agotado.
Justo al entrar al pasillo de las habitaciones observó a Jungkook,
recargado en la pared. —buenas noches.—
El príncipe Kim sonrió de lado. —buenas noches.— respondió de la
misma forma.
Jungkook se acercó a él y en el oído habló de forma seductora. —
¿podemos ir a mis aposentos? quiero darte mis felicitaciones en privado.—
La piel de Taehyung se erizo, sin resirtirse ni pensarlo mucho sujeto la
camisa de Jungkook por el cuello y se dejó ir a besarlo, había deseado tanto
hacerlo todo el día.
Y Jungkook también moría de ganas por besarlo, sujetando su rostro
correspondió el beso, lo hacían con desesperación, como dos amantes que
necesitaban sentir al otro.
Con sus manos torpes, Jungkook las bajó a su cintura pegándolo más,
abrazándolo.
Taehyung lo recargo con sutileza a la pared y algo dominante metió su
pierna entre las del contrario sin lastimarlo, pero moviendola con cautela
para estimularlo.
El silencio era aturdidor, la adrenalina en sus pechos estaba por las nubes
y los besos eran lo único que se podía escuchar.
—interesante.— se detuvieron en ese preciso momento para observar que
era Hwasa quien les hablaba.
Taehyung se apartó poniéndose un poco atrás de Jungkook , estaba
completamente apenado. Mientras que el Jeon se reía, mirando al suelo.
—no es el lugar más adecuado y tienen suerte de que sea yo.— Hwasa
dijo con un humor ligero.
—realmente lo agradezco, ¿qué haceís por acá, princesa?— Jungkook
habló, pues su habitación designada no estaba hacia ésta dirección.
Hwasa recordó a lo que venía, poniendose nerviosa, toco su cabello de
manera inusual y de repente su seguridad parecía tambalear.
Balbuceo. —yo-, bueno, necesitaba algo como un consejo o hablar con
alguien, pero simplemente esperare a la mañana, ni siquiera es importante.
— no permitió respuesta a eso, se dio la vuelta y desapareció tan rápido
como llegó.
Confundió a ambos, quienes se miraron entre sí tratando de descifrar si
alguno había captado algo pero no.
Jungkook sujetó la mano de Taehyung. —deberíamos entrar, podríamos
no tener tanta suerte la próxima vez.— susurró.
Taehyung asintió, dejándose llevar de la mano a los aposentos de su
príncipe.

⁴⁴


Entraron a los aposentos del mayor de los príncipes Jeon, cerraron bien la
puerta y continuaron besándose.
Taehyung recargo a Jungkook sobre la puerta y tomando todo el control
lo beso, sosteniendo su cuello con una mano mientras que la otra la bajaba
juguetonamente a su miembro.
Empezó a estimularlo por encima del pantalón. Jungkook no estaba
disgustado, estaba demasiado excitado y no hacia más que sujetar la camisa
del contrario.
Kim siempre le hacía lo mismo, provocarlo, juguetear con él, ser
descarado y ahora Jeon lo quería ser.
Perdió la poca vergüenza que quedaba y sujetó ambas manos de
Taehyung, quien al sentirse separado de sorpresa abrió los ojos, topandose
con la mirada oscura y llena de deseo por parte de Jungkook.
Éste le sonrió y fue llevándolo a la cama a pasos cortos, dejándolo caer
sentado en ella.
El príncipe blanco estaba sorprendido, con una mirada brillante en sus
ojos, con una expresión casi angelical. Jungkook desabrochó los últimos
botones de su camisa, de forma agresiva y la hizo atrás, quitándosela.
Jungkook no había sido así de agresivo con él en momentos así pero
sorpresivamente le agradaba e incluso sentía que se ponía más caliente su
entrepierna. Taehyung se dejó llevar a los besos que le dio, teniendo
completo control con su lengua y sus manos lo tocaban en todo el pecho.
Llegando a sus pezones.
Jungkook apretó sus pezones con cuidado y un pequeño gemido de los
labios del contrario fluyó, complacido siguió estimulando mientras bajaba
entre besos desde los labios hasta su pecho, sustituyendo sus dedos por su
lengua.
Kim estaba ruborizado, al ser una zona que no habían tratado pero su
lengua se sentía tan bien y lograba erizarlo completamente.
Jungkook lamia uno de ellos, tocaba el otro y con la otra mano libre,
seguía estimulando su miembro al punto que Taehyung era un nudo de
jadeos impresionantes porque eran suaves y salían con algo de pena, se
podía decir.
Le excitaba ver a Taehyung así, disfrutando su toque mientras lucia tan
sumiso, regresó a besarlo sin detener sus manos.
Estaba completamente erecto y tan mojado que podía traspasar un poco
el pantalón que llevaba, el príncipe negro no dudó en liberarlo y bajar su
bragueta, que desafortunadamente el pantalón era demasiado alto.
Dejó de besarlo y quitó sus manos de encima que Kim salió del trance de
placer en el que estaba. —levántate un poco.— sonó a una orden.
Taehyung obedeció levantándose suavemente pues sus piernas temblaban
por la sensación, quedando frente a él, cerca y volvió a besarlo no pudo
resistirse pues los besos jamás serían demasiados.
Jungkook correspondió el beso, pegándolo a él mientras metía sus manos
al pantalón de Taehyung por detrás, tomando su trasero. Su firme trasero,
ese del cuál era adicto y un completo fanático, lo sacaba de sí mismo, sus
instintos enloquecían al tocarlo. Sin dudarlo lo giró, pegándole su miembro
justo en medio del culo.
Kim gimió al sentirlo tan duro de sorpresa, aparte de los besos que
recibía en la nuca, pequeños gruñidos y como los restregaba fuertemente.
La situación le parecía excitante, parte de lo que le atrajo de Jungkook fue
esa rudeza, ese control y toda la escencia varonil que ahora mismo reflejaba
al tratarlo así.
Jungkook metió sus manos con sutileza en el pantalón de Taehyung y los
bajó, al igual que la ropa interior.
El príncipe blanco se sentía algo apenado por ser el único que estuviese
desnudo en el momento pero no diría nada, dentro de él deseaba
ansiosamente que le hiciera todo lo que quisiera.
Jungkook estaba respirando en un tono audible, tan embriagado en deseo,
Taehyung lo hacía perder completamente la razón, lo excitaba de una forma
tan sencilla, era débil ante sus múltiples encantos, miradas y labios
coquetos. Cuando los bajó volvió a pegarse a él, pasando su mano adelante
para masturbarlo, mientras dejaba besos nuevamente.
El príncipe Taehyung pasó su mano atrás para tocar el cuello y gemir a lo
alto. Dejándose llevar, tocar y disfrutándolo, tanto que sus piernas
temblaron, se retorcio agachándose, resbalando un momento de placer
Jeon se detuvo, sostuvo sus piernas y abriéndolas suavemente lo cargó
para ponerlo en 4 sobre la cama.
Taehyung se sentía algo avergonzado por estar en tal posición,
sintiéndose tan expuesto porque Jungkook se detuvo unos segundos porque
mientras admiraba el bello culo de su amado, se quitaba la camisa la cual lo
ahogaba y dio un toque a su miembro el cual estaba muy firme bajo los
pantalones.
Sin aviso alguno puso su rostro ahí, lamio la zona de Taehyung,
descaradamente, también pasó su mano por en medio de sus piernas y lo
masturbó. Kim gimió, apretó las sábanas y arqueo su espalda poco a poco
recostando su pecho en la cama, gozando lo que la maravillosa lengua de su
príncipe podía hacer.
Apretó los ojos, sintiendo que vendría a él el clímax mordió la sabana
para ahogar el gemido que sonó en grito mientras manchaba la cama con un
fuerte disparo de semen.
Y Jungkook se detuvo. Mientras él recuperaba el aliento de la descarga
eléctrica que sentía que acababa de recibir, de pronto sintió una nalgada y
como el miembro de Jungkook entraba.
Volvió a apretar la sabana, se sentía tan caliente aún, entró fácil pero
tenerlo en toda su extensión dentro seguía siendo algo doloroso. Aunque
ésta vez no esperó, comenzó a embestirlo con fuerza apretando sus caderas.
Eso no permitió que la erección de Taehyung bajara por completo, se
ponía más dura porque Jungkook estaba tocando ese punto que tanto le
gusta.
El príncipe Jeon empezó a dar estocadas rudas, lentas y profundas, tan
profundas que Taehyung pasó una mano atrás para detenerlo sujetando su
pierna. Aunque Jungkook estaba tan concentrado que tomó la mano que lo
detenía y la puso en su espalda, sosteniéndolo para así regresar a darle
rápido y duro.
Ambos gemían, estaban en el borde del extasis, Taehyung no resistió
más, se vino por segunda vez aunque menos. Jungkook no tardó en
alcanzarlo, sacándolo y viniéndose sobre su espalda.
Kim se dejó caer de frente en la cama, respirando con dificultad y
momentos después Jeon se recostó a su lado boca arriba con la respiración
del pecho arriba - abajo, sus mejillas rojas y el sudor hacía que su cabello se
pegara a su frente.
Después de que recuperaron el aire se miraron uno al otro, con un
silencio nuevo entre ellos. Fue una experiencia inolvidable y Taehyung fue
el primero en reaccionar con una sonrisa, arrugó suave su nariz: —Rawr.—
por el comportamiento de Jungkook.
El príncipe Jeon rió mirando a otro lado, avergonzado de su actitud tan
descontrolada.
Se levantaron, limpiaron la cama; pues Jungkook tiene otras en sus
aposentos y colocaron un juego nuevo sobre la cama.
Cambiaron su ropa por atuendos de dormir del príncipe Jeon y se
recostaron.
No mencionaron palabra mientras lo hicieron, no sabían qué decir,
Jungkook porque se sentía avergonzado y Taehyung porque no sabía qué
sería lo correcto.
Aunque estando recostados uno junto el otro, Taehyung buscó los brazos
de su amor y lo hizo abrazarlo.
Jungkook lo abrazó. —sabes, no eres sólo deseo, cuando te toco siento
amor por ti pero a la vez mi cuerpo se calienta de forma incontrolable eso
me dominó hoy, lo siento si fue demasiado.— sin mirarlo.
—siento lo mismo y no tienes que disculparte, realmente lo disfruté.—
Taehyung con un humor ligero, tomó su rostro y lo hizo mirarlo.
—perderé la razón por ti.— Jungkook tan enamorado de esos ojos que
con la única luz de luna destacaban tan preciosamente.
Kim lo besó dulcemente, correspondiendo al suave sentimiento,
amándolo, amándose pudieron caer dormidos juntos, abrazados y tan felices
de iniciar una vida donde estarán más juntos. El destino les sonreía cada vez
más.

A la mañana siguiente. Taehyung despertó, se sentó estirándose,
Jungkook ya no estaba a su lado, miró la luz por el balcón y parecía que la
tarde iba cayendo, algo así por el medio día.
Se levantó de un brinco, era tarde, probablemente perdió la hora del
desyuno en su primer día en el reino Jeon, no sonaba nada bien.
Pasó a los aposentos de Eunha donde no había nadie tampoco, pero un
cambio de traje lo esperaba.
Se arregló lo antes posible y bajó casi corriendo al comedor donde sólo
Eunha se encontraba comiendo.
Ella se detuvo e hizo una pequeña reverencia. —disculpa por no
esperarte pero moría de hambre y aún no despertabas.—
Taehyung se sentó a su lado. —¿por qué no desayunaste antes?—
—porque la ley es que yo no puedo probar bocado hasta que mi marido
lo haga, pero se hizo tarde y no resistí.— Ella metió otra cucharada a su
boca.
—discúlpame por tardar, no tienes que desayunar después de mí,
olvídalo.— dijo mientras las criadas le servían a él también.
Comían juntos, hablando de varios temas, de pronto Taehyung volteó a
un lado y al otro, revisando que nadie los escuchara para hablar; —¿y ..
Jungkook?—
—¿Oh, Romeo?— rió. —salió desde temprano, a correr, calentar,
practicar, montar, dar clases y otras cosas que no me quiso decir.— ella en
voz baja.
Él no respondió nada al respecto, siguió bebiendo jugo de naranja.

Al terminar el desayuno, decidieron dar un paseo por el castillo juntos
para que Taehyung se familiarizara un poco mejor.
Aunque ya habían recorrido todo, terminaron en el jardín trasero, donde
Jungkook se encontraba practicando.
Aventando consecutivamente cuchillos a diferentes árboles con
señalamientos, después giró y sacó su espada pues los guardias empezaron
a atacarlo como parte del procedimiento, comenzando a pelear con rudeza.
Taehyung lo veía sorprendido, tenía tantas destrezas, afinidad para
aventar los cuchillos tan delicada pero acertivamente y la forma en la que
sostenía la espada cuando también se movía con agilidad era impresionante.
Eunha se acercó a decirle; —Romeo.—
Kim se rió y esa risa fue lo que los desconcentró a todos.
Namjoon se dio cuenta que el príncipe Taehyung estaba ahí y decidió
acercarse. —despertaste tarde, aunque no hay problema, servirán comida
para ti a la hora que sea.—
—gracias.— Tae averginzado por no haber sido puntual.
—estamos entrenando, ¿por qué no te unes? — el rey sonrió
amablemente.
Taehyung miró a Jungkook y se emocionó al pensar en aprender técnicas
de combate tan maravillosas, asintió con emoción.
Aunque nadie esperaba que el rey tomara una espada y al entregársela
dijera: —combatirás contra Jungkook, quiero ver tus habilidades, por favor
no te contengas en lo absoluto, mi principe está preparado para lo que sea.
— se apartó de ambos.
Ellos se miraron el uno al otro, con las espadas en mano.

⁴⁵


Jungkook no se movió, no quería iniciar eso sin duda, aunque fuese una
práctica su corazón le impedía dirigir la punta de su espada a su amado.
Taehyung miró la espada, después a Namjoon quien alzó la ceja al verlos
quietos. En pánico, se puso en guardia.
El príncipe Jeon reaccionó ante eso dando un paso atrás. Mentirían si
dijeran que la tensión no estaba en el aire, podían escuchar el aturdidor
sonido del viento.
—Jungkook.— escuchó su nombre y miró a su padre y rey; Namjoon,
quien le acentía señalando a Taehyung.
Con un respiro, decidido a no ser fuerte lanzó el primer movimiento por
la derecha del contrario, intentando chocarlo. Kim se asustó, quitándose y
colocando la espada en su lugar, no esperaba ser atacado y al ver esa
reacción Jungkook se detuvo.
Namjoon confundido tomó la espada que sostenía uno de sus tantos
guardias. —¿por qué el miedo, necesitan un tercer jugador?—
Jungkook lo consideró y no quería poner en esa situación a su príncipe
Kim, habló con firmeza. —no. Sólo que nunca he entrenado con él, estoy
probando, lo haré con más prisa.—
El rey devolvió la espada a su dueño.
Taehyung comprendió, comenzó a atacar a Jungkook, sin fuerza porque
no quería y sin técnica porque no la tenía. Él fue entrenado sin violencia,
donde el aprender a defenderse era necesario pero saber violentar no. Al
contrario de Jungkook quien era un experto en batalla, fuese defensa o no.
No estaban al mismo nivel.
Y era obvio para Namjoon quien sólo se quería comprobar a sí mismo
que Jungkook era mejor.
Sin imaginarse que su grandioso príncipe Jeon tenía sólo una debilidad y
es justo con quien está peleando. Su corazón palpitaba rápido mientras los
movimientos de ataque y defensa con la espada de ambos aceleraban, su
mano sujetaba menos fuerte la espada y se doblegó.
Jungkook intentó tomarlo con su mano derecha la cuál estaba libre pero
Taehyung sujetó su mano jalandolo mientras lo giraba, colocándolo de
espaldas, golpeando sus piernas haciendo que callera arrodillado y con su
pie patear la espada mal sujetada de su otra mano, pasó su mano del brazo
al cuello de su camisa mientras con su espalda rodeaba su cuello. En
cuestión de segundos, desarmandolo, teniéndolo de rodillas, levantando el
rostro mirando a Taehyung detrás de él, mientras su garganta rozaba la
espada.
Para todo el que estaba presente la imagen era inaceptable. Cada guardia
conocía el potencial de Jungkook, podía con 4 de ellos al mismo tiempo, era
imposible de ver.
Y más para Namjoon quien levantó las cejas, miró la mano de Taehyung
sosteniendo y desabrochando con firmeza la camisa de su hijo. Relucia un
collar que no sabía que el mayor de sus hijos portaba y casualmente, hacía
perfecto juego con el anillo de esa mano del príncipe Kim.
Se distrajo de pensar en eso cuando Taehyung rompió la posición y tiró la
espada al pasto. —ésto ha sido divertido pero no es mi estilo, me retiraré.—
hizo una reverencia para Nam y se marchó del jardín.
Cuando se fue, Jungkook se levantó y sujetó la espada.
—tuviste un error con un novato, ¿te estás enfriando?— trono los dedos
y señaló abajo, indicándole hacer lagartijas.
El príncipe soltó de nuevo su espada, se agachó y comenzó a hacerlas,
sabía que le iba a costar.

Mientras tanto. Hwasa caminaba a prisas, mirando por cada pasillo.
Eunha la encontró. —¿buscabas a alguien?—
—sí, he tratado de charlar con Jungkook pero no logro alcanzarlo,
primero desayunar, luego sus clases, fue a la biblioteca, no sé dónde se
encuentra ahora tu hermano multiusos.— ella dijo rendida.
La menor rió suavemente. —está entrenando con mi padre, a la mediante
están por terminar, en el jardín principal.—
Hwasa hizo una reverencia y caminó hacia allá, encontrándose con
Taehyung quien caminaba saliendo del lugar.
—Princesa Hwasa.— dijo e hizo una reverencia con el rostro.
Ella hizo una de cuerpo completo, sonrió, miró por la puerta y Jungkook
hacía lagartijas, parecía no terminar.
Suspiró. Tenía que hablar con alguien sobre lo de Hoseok, por primera
vez en su vida estaba confundida, besarlo no le pareció desagradable,
incluso le había gustado probar lo dulce de su beso, eso era lo que la tenía
confundida.
Taehyung notó su rostro de preocupación. —¿está todo bien?— él con
sutileza.
Hwasa lo miró, pensando en comentarle, Taehyung podía entenderla él es
un enamorado, pero se trataba de su hermano y sólo confiaba en Jungkook
para hablarlo abiertamente. —sí, con permiso príncipe.— se retiró y
esperaría a la noche para hablar con él.
Taehyung no le tomó importancia, decidió dar una vuelta por el castillo
con calma pero al pasar por la entrada, las puertas se abrieron.
Leeteuk entraba con todas las cosas del príncipe Kim, se acercó y lo
saludó con un gran abrazo.
—príncipe, he traído tus cosas y verás, las más importantes vienen aquí,
las guardé personalmente.— le entregó un sobre, algo abultado con varias
cartas dentro.
Taehyung las tomó y agradeció, lastimosamente Leeteuk se tuvo que
marchar y el príncipe fue a los aposentos con Eunha a darle lugar a sus
pertenencias, ocultando bien sus cartas.

Jungkook terminó de entrenar y fue justo a darse un baño, el atardecer los
alcanzaba.
De dirigía a sus aposentos en toalla, secandose el cabello con la mano, se
sentía cansado. Entró sin fijarse y cerró la puerta, dejó caer la toalla al suelo
y escuchó un grito en la habitación.
—¡por Dios!— Hwasa quien venía entrando del balcón se giró.
—¡oh, disculpa!— subió la toalla —espera, son mis aposentos.—
ofendido.
—igual toqué tu mano, no es la primer vez que te veo sin ropa, al igual
que a Taehyung.— Hwasa sin mirar.
El príncipe Jeon sintió como sus mejillas enrojecían fuertemente.
—sólo comienza a vestirte, no miraré, realmente necesito charlar
contigo.— ella recargandose en el marco de la puerta hacia el balcón.
Él comenzó a hacerlo y ella a hablar. —conozco los futuros de todos, sé
quiénes están destinados a estar juntos, el amor es algo que veo a través de
la piel día a día, conozco el sentimiento aunque no es algo que me pasa a
mí ... — pasó saliva y se calló.
—ya puedes mirar.— Jungkook, quien ya traía pantalones y se colocaba
la camisa.
Ella se giró y con valentía confesó. —besé al príncipe Hoseok.—
Jeon se quedó impactado ante eso. Sólo se preguntaba ¿en qué momento?
No esperaba oír eso de su voz.
—y necesito un consejo, crees que deba ... — ella se acercó y fue
interrumpida.
—¿qué tú qué? ¿cómo ? ¿qué sentiste? — él curioso, dejó de abotonar su
camisa y tomó sus manos con guantes, se sentaron en la cama.
—tenía que hacerlo, por accidente mi mano chocó con su mano sin
guantes y nos vi besarnos, no entiendo por qué, ayer, cuando nos
encontramos solos lo besé porque así el destino lo quería pero ahora no sé
lo que siento, no estoy segura de nada, ¿Hoseok está destinado a mí?
¿crees que debería tocar su mano para saberlo?— ella confundida.
Jungkook suspiró mirando al suelo, procesándolo. Pues tenía también en
mente a su hermana la cuál no se borraba de su mente aquel cumpleaños de
Taehyung, cómo veía al hermano del antes mencionado, con esos ojos de
amor. Miró a Hwasa, quien lo miraba esperando una respuesta, tan
vulnerable y susceptible. Podía ayudar a su hermana o ser justo con quien
había ayudado a su relación con Taehyung.
Ante el silencio Hwasa habló nuevamente. —porque es algo injusto que
tome su mano y sólo esté con él porque el destino dicte eso, pero si no
estamos destinados y me acerco demasiado el destino de igual forma nos
separará y eso dolerá aún más.—
Jungkook sería justo con ella, porque si Hoseok no era para su hermana,
no podían hacer nada al respecto. —no tomes su mano, sólo deja que fluya,
si no se concreta no pierdes nada pero si no lo intentas podrías perder a
quien probablemente es el amor de tu vida, inténtalo sin tocar su mano.—
Hwasa suspiró. —para mí quien siempre sabe lo que sucederá y tiene el
control de las cosas, será difícil pero a la mediante tendremos respuesta.—
sonrió más tranquila.
Tocaron a su puerta.
—adelante.— Jungkook.
Jisoo entró, mirando cómo el príncipe sostenía las manos de Hwasa,
cambiando su expresión en un segundo.
Al sentir esa mirada, Jeon la soltó, incómodo. —¿qué sucede Jisoo?—
—es la hora de la cena de despedida para la familia Ahn.— dijo más
seria.
—bien, en un momento bajaré, necesito terminar de colocarme el traje.
— Jungkook dijo levantándose y frente al espejo terminar de cerrar su
camisa.
Hwasa no se movió pero miró a Jisoo cuando le habló.
—después de usted, princesa.— estaba señalando la puerta, con una falsa
sonrisa.
Hwasa levantó las cejas, la estaba sacando sutilmente de la habitación.
Jungkook se giró y parecía que le diría algo pero la princesa de China le
levantó la mano, dejándola hacer eso, se puso de pie y salió.
Jisoo se fue tras ella y cerró la puerta del príncipe.
Al dar un par de pasos, Hwasa se giró y muy seria habló. —conmigo
cuida tu comportamiento y no me trates como tu igual que podrás haberte
casado con la realeza pero en tus venas siempre correrá sangre de
proletariado y por las mías linaje real.— se dio la vuelta y siguió
caminando.
Jisoo la miró con odio, celosa.

Estaban todos en el comedor, donde un gran festín se encontraba en la
mesa.
La familia Jeon y la Ahn convivían cordialmente, Taehyung extrañaba un
poco a la suya y vaya que sería difícil apenas llevaba un día fuera de casa
pero en éste reino las cosas son tan diferentes. Aún así decidió acoplarse a
la conversación y disfrutar la cena.
Se despidieron cuando estaban por subirse a las carrozas para marcharse,
Hwasa abrazo a Taehyung y después a Jungkook. —volveré pronto, con eso
del bebé en mi castillo tendré tiempo libre para unas vacaciones en éste
reino. — les dijo a ambos.
—o en el de mi padre. — Taehyung respondió amablemente.
Ella asintió y se acercó a Jungkook para susurrarle. —por cierto, estaré
aquí en cuanto el bebé nazca quisiera ver si porta tanta belleza natural
como la de mi visión.— y Jungkook sonrió, asintiendo.
Hwasa se despidió de Eunha con un cálido abrazo y subió a la carroza.
Vieron a la princesa y a su familia marcharse.

Después de eso los días pasaban, la familia se acoplaba a la presencia de
Taehyung en el reino y por supuesto Jungkook quien no desaprovechaba ni
un momento para besarlo, abrazarlo, dormir con él, demostrarse amor
siempre con mucho cuidado.
La vida mejoraba, se amaban, eran muy felices, cada vez más sus
corazones se hacían uno mismo. Podían acostumbrarse a éste tipo de vida
llena de felicidad.
Aunque Jisoo comenzaba a sentirse aún más alejada de Jungkook quien
solo se la pasaba con su cuñado Taehyung, leyendo, yendo a clases, tocando
violín, sentía cada vez más el rechazo del príncipe y no entendía por qué si
sus ocho meses de embarazo estaban aquí. No estaba contenta.

Hola
Las extrañé unu, no me odien. Que las amo y gracias por los 259k
⁴⁶


Noviembre había terminado, el frío de Diciembre comenzaba a cubrir la
linda mañana de éste día.
Terminó la clase que Jungkook le impartió a los niños del pueblo,
Taehyung lo acompañó hoy a darla.
Venían caminando juntos de la mano con sus abrigos, nadie los
observaba pues estaba aislado. Jungkook tenía su morral en la espalda y
miraba a Taehyung quien comentaba sobre lo que les instruyó a los niños.
—han aprendido tan rápido que es sorprendente, comenzaste con
múltiplos.—
—son chicos brillantes, a la mediante serán grandes comerciantes.—
Jungkook respondió con una sonrisa, hablando directo desde sus
esperanzas.
Taehyung asintió, acercándose más a su brazo, recagarando su rostro en
su hombro. —tu grandeza es de lo que más me enamoró de ti, tienes un don
natural para todos los talentos ¿cómo puedes ser real?— levantó el rostro y
lo miró, esperando respuesta.
El príncipe Jeon estaba ruborizado. —¿cómo puede ser que llevemos
tanto tiempo juntos y aún sigas provocando pena y nervios en mí? —
Kim se detuvo, tomó la mejilla de Jungkook y lo atrajo para besarlo.
Besarlo siempre se sentiría como la primer vez, toda esa chispa y felicidad
escondida en un segundo que hacía parecer el tiempo relativo.
Terminaron de besarse y siguieron caminando de la mano, Jungkook sólo
lo disfrutó.
El viento soplaba fuertemente y tiraba una que otra hoja, el frío hacía que
su nariz se pusiera tenuemente rosa y la mano de Taehyung era tan tibia.
Pensando en cuánto tiempo más tendrían juntos, cuánto más podría mirarlo
y poder sostener su mano, porque no hay nada seguro en la vida, no hay
nada concreto, podía asegurar era su propio corazón el cuál él sabía que
latía sólo para Kim y siempre sería sólo para él. Es lo único que podía saber
que sería así; amaría a éste chico hasta el final de sus días.
Soltaron sus manos al acercarse al castillo negro y entraron juntos,
dejando sus abrigos en el perchero junto a la gran puerta. —¿tienes
hambre?— Jungkook.
—sí, debimos desayunar antes de irnos.—
—¿te parece si llevas dos libros a mi habitación y yo la merienda? así
podemos leer y desayunar juntos sobre mi cama.—
Taehyung sonrió ampliamente y asintió, se dirigió rápidamente para la
biblioteca.
Jungkook camino al Harem, donde también se encontraba la cocina, se
metió directamente ahí y ordenó unos deliciosos bocadillos y aperitivos, en
cuanto se los entregaron fue a sus aposentos donde Taehyung ya lo esperaba
sobre la cama con dos libros.
Le entregó el suyo y comían mientras cada uno leía individualmente en
silencio.
El tiempo se pasaba volando, habían terminado de comer, Jungkook
estaba acostado estirando uno de sus brazos donde Taehyung recargo su
cabeza pero no dejaban de leer.
Pasaban un buen momento en compañía del otro.

Namjoon estaba en su oficina. Haciendo su pasatiempo favorito, tallando
joyas.
Le daba forma a un zafiro azul, el cuál haría anillo para sí mismo, pensó
en el anillo que le había visto a Taehyung, conocía esa técnica de lijado, esa
forma particularmente.
Cuando Jungkook tenía 13 años lo había enseñado a crear formas.
[ Flashback de los recuerdos de Namjoon ]
“—no tan fuerte Jungkook, puedes romper la piedra preciosa en dos.—
Namjoon tomó con delicadeza las manos de su hijo y las colocó en la
posición correcta. —muevelo sin ejercer presión, es un suave roce.—
El menor de ojos grandes y brillantes lo miró y asintió, hizo lo que su
padre pidió, dejando esa forma particular, ni redondo, ni alargado. Por más
que practicó siempre salía en esa forma pero no se veía mal en realidad.
—bien, algún día harás joyas para tu amada, como las que yo hago para
tu madre.— Namjoon dio dos palmadas en su hombro.”
El rey dejó de tallar su piedra y pensó en la posibilidad de que Jungkook
haya creado ese anillo para él, ¿por qué lo haría? ¿Y por qué tendría juego
con su propio collar?, comenzó a cuestionarse, recordó el rostro de su hijo
cuando estaban en esa posición cómo miró de rodillas a Taehyung. De una
forma en la cuál nunca lo había visto mirar.
Mientras pensaba más a fondo en ello, tocaron su puerta con mucha
insistencia y pasaron a la brevedad.
—¡señor! — un guardia con el rostro indescriptible.
Namjoon dejó de pensar en eso y se puso de pie.

Jungkook terminó de leer y conversaba con Taehyung de cualquier cosa
en realidad mientras estaban abrazados en la cama y dándose besitos de vez
en cuando.
Aunque ambos se levantaron de golpe cuando Eunha interrumpió así en
la habitación, sin tocar, la abrió de una vez porque no tenía seguro la puerta.
Su hermano miró su rostro, con las cejas arriba y sorprendida habló. —
Jungkook, Jisoo está en labor de parto.—
El príncipe Jeon miró a Taehyung, quien habló. —vamos.—
Los tres corrieron a la habitación donde ella estaba dando a luz, sólo
entró Jungkook.
Taehyung se quedó nervioso afuera con Eunha, algo estaba raro en su
estómago, no sabía qué sentir al respecto.
El príncipe Jeon vio a Jisoo llorando y gritando con las piernas abiertas y
la sábana en su regazo, se acercó con ella y sujetó su mano.
Namjoon y Tiffany estaban con la doctora, viendo que recibiera al bebé
correctamente.
Jisoo miró a Jungkook y pujo, él estaba algo asustado por la situación, los
gritos de dolor de ella eran asombrantes y su estómago dolía por alguna
razón.
—necesito que pujes más.— la doctora.
Jisoo estaba agotada, respiraba fuertemente, se cansó y sus ojos
comenzaban a entrecerrarse, parecía que se iba a desmayar.
La doctora la miró así. —mujer por favor, esfuérzate, el bebé se va a
ahogar ahí adentro.—
Namjoon miró a Jungkook, quien agarró la mano de Jisoo con sus dos
manos. —Jisoo por favor, más fuerte, sólo un momento más.— rogando,
asustado.
Ella lo miró y apretó los dientes, pujando, comenzó a gritar y las venas
de su rostro se saltaron suavemente.
Afuera, al escuchar los gritos tan desesperantes Eunha miró a Taehyung y
habló. —nunca quiero tener hijos.—
Él asintió, de acuerdo.
De pronto escucharon un llanto con voz muy aguda.
Namjoon tomó al bebé, lo limpió enseguida y Tiffany lo cubrió con una
suave y cálida manta.
Jungkook enseguida soltó la mano de Jisoo y fue con sus padres,
nervioso. Y lo vio, a ese pequeño ser humano en sus brazos, su padre se lo
extendió y lo cargó.
Y se enamoró por segunda vez en la vida, era tan pequeño, indefenso y
precioso, era su hijo, la conexión nació al instante entre ellos.
Sonrió ampliamente y acarició la barbilla del pequeño el cuál no se había
calmado aún, lloraba sin detenerse.
La doctora limpió a Jisoo, quien se quedó dormida enseguida,
recuperándose.
Namjoon. —felicidades, es varón y seguramente será nuestro orgullo un
grandioso Jeon.—
Tiffany tocó su hombro.
Jungkook asintió, meciendo al bebé. —calma bebé, por favor.—
La doctora interrumpió. —Reyes, príncipe, necesito revisar al bebé que
esté en buenas condiciones ya que esos segundos que respiró dentro de
Jisoo respiró líquido que no debió haber respirado.—
Jungkook se lo pasó.
Ella lo colocó en la cesta donde había cojínes y telas suaves, comenzó a
checharlo. Y no estaba respirando bien, lo hacía lento y sólo por uno de sus
orificios de la nariz se estaba ahogando por eso lloraba con desesperación.
Y se los explicó a los Reyes y al príncipe.
Pidió que trajeran sus materiales de auxilio, tenía como una bomba de
plástico con un conducto largo y delgado, el cual metió por el orificio
tapado de la nariz del bebé el que gritó enseguida.
Jungkook se acercó. —le está doliendo.— enojado, sus ojos se
empezaron a llenar de lágrimas.
—tenemos que intentar drenar lo que ingresó por su nariz.— la doctora,
empezó a succionar y el bebé lloraba y gritaba de dolor, lo sostuvieron para
que no se moviera.
—por favor no lo lastime.— Jungkook comenzó a llorar también,
tratando se acercarse pero Namjoon lo tomó de los brazos. —es mejor que
salgas de aquí, él estará bien.—
Sacaron a Jungkook de la habitación, quedándose los Reyes adentro.
Taehyung y Eunha lo vieron llorando, se asustaron, sólo lo abrazaron
entre los dos, imaginando lo peor y Jungkook no se podía calmar, tenía
miedo, estaba desesperado y el llanto de su hijo en la habitación lo hacía
trizas.
Después de unos momentos el llanto del bebé cesó.
Jungkook se levantó preocupado, queriendo entrar a la habitación pero
los guardias no se lo permitían por la condición en la que lo veían el rey dio
la orden.
No tardó en salir Namjoon, miró a Jungkook. —el bebé está delicado,
drenaron lo que pudieron de su nariz pero sigue sin respirar bien, la
doctora dice que si sobrevive la noche él estará bien pero que si su cuerpo
no resiste la noche él ... —
El príncipe Jungkook sujetó los brazos de su padre, pidiéndole con la
mirada que ni siquiera lo diga, llorando. —quiero estar con él.— suplicó.
Namjoon pidió que llevaran al bebé a sus aposentos y sobre la cuna lo
dejaran resposar, Jungkook estaba al lado de la cuna, observándolo dormir
con mucho miedo y las lágrimas seguían rondando por sus mejillas.
Todos se habían ido ya a dormir, Jisoo seguía recuperándose, la
hidrataban.
De pronto llegó Taehyung a los aposentos del bebé con él, tocó su
espalda y se recargó en su hombro.
Jungkook limpió sus lágrimas con la mano derecha. —no tengo sueño, no
puedo irme, no puedo dejarlo.—
—no venía a pedirte eso, venía a hacerte compañía.— Taehyung miró en
la cuna, al lindo bebé dormido, pequeño.
Se tomaron de las manos y en silencio continuaron ahí.
Al pasar de las horas, el bebé iba bien, tan tranquilo que los ojos de
Jungkook de tanto llorar comenzaban a entrecerrarse del cansancio.
Pero el bebé de pronto sacó un líquido extraño de su boca, enseguida
Taehyung lo puso de lado para que no se ahogara.
—¡Doctora!— Jungkook grito con todas sus fuerzas.

⁴⁷


El bebé había expulsado lo que restaba por la boca, la doctora lo limpió.
—el bebé está estable, al parecer respira correctamente.— confirmó.
Jungkook sintió que de nuevo podía respirar. Y preguntó. —¿entonces no
hay más riesgo?—
—no.— ella cubrió al bebé hasta el pecho con una suave manta. —si en
los siguuentes días no muestra ninguna otra consecuencia, él estará bien.—
—gracias.— Jungkook sonrió brillante y ampliamente.
La doctora se dirigió a Taehyung antes de irse. —príncipe, buen
movimiento al girarlo, evitó que se ahogara.— sin esperar respuesta se
marchó, dejándolos solos.
El príncipe Jeon miró a Taehyung y lo abrazó con fuerza, beso su mejilla
y sin necesidad de una sola palabra sabía que estaba agradeciéndole. Se
separó pero no soltó su mano y regresó a mirar a su pequeño hijo en la
cuna.
Ahora la vida sería un poco diferente.

Jisoo desperto, sin noción del día o la hora. Tenía un dolor por el vientre
muy ligero, estaba en sus aposentos, vestida de blanco y con sudor
recorriendo su frente.
Desorientada tocó su panza y ya no estaba abultada, enseguida se sentó.
—¿y mi bebé?— gritó pues estaba sola.
Entró Lia al cuarto, hizo una sutil reverencia. —llamé al príncipe
Jungkook, que bueno que despertó ¿cómo se encuentra?—
—¿dónde está mi esposo y mi bebé?— ella no quería saber nada más.
Un sonido del pequeño entró por la puerta, Jungkook pasó con una
sonrisa sosteniendo al recién nacido entre sus brazos, el bebé llevaba un
pequeño traje azul cielo y una manta sobre sus pequeñas manos. —aquí
estamos.—
Jisoo estiró las manos hacia el bebé y Jungkook se lo extendió, dándoselo
a cargar.
Ella miró al bebé, tan pálido como hermoso, ligero cabello negro tan
oscuro como la noche, su nariz tan pequeña y respingada, sus manos eran
tan suaves. —es hermoso.—
—lo es, logramos mantenerlo bien alimentado pues estuviste dormida
durante tres días, el parto fue agotador y nosotros encontramos la forma de
darle leche común pero bajo método para que sea apta y benéfica para él,
necesitaba de tu leche pero no respondías.— Jungkook explicó tranquilo.
—pero ahora estoy bien y no me separaré de él ni de ti, seremos la más
bella y feliz familia, estoy ansiosa por mudarme por fin a sus aposentos,
príncipe.— ella mirándolo con ilusión.
La cuál Jungkook no tardó en matar, se acercó. —las cosas se quedarán así,
funciona bien y no estás en las mejores condiciones aún, no pienso que sea
lo correcto.— acercó las manos para quitarle al bebé.
Pero ella lo giro, negándose con su lenguaje corporal a dárselo.
—es hora del baño para Young Soo.—Jungkook lo tomó con cuidado y
se lo quitó. —cuando te recuperes mejor, el bebé podrá estar a tu cuidado,
antes no.— sin esperar respuesta salió de los aposentos, llevándose al
menor.
Jisoo mordió suavemente sus temblorosos labios y soltó el llanto cuando
él salió. Lia se acercó a ella enseguida.
—pensé que con el bebé aquí él sería distinto conmigo, no seremos una
familia si ni siquiera dormimos en los mismos aposentos.— Jisoo sollozó.
—es porque aún no mejora, yo misma me encargaré de cuidar de usted y
a la mediante su salud será buena y podrán estar juntos como tanto desea.
— Lia dijo acariciando su hombro.
Y Jisoo se calmó, aceptando lo que ella decía.

Unos momentos después, en el baño las cosas estaban listas para el bebé.
El agua tibia supervisada por Jungkook, el jabón de olor dulce y la
esponja con suave textura.
El príncipe desvistió con cuidado al pequeño, lo metió al agua.
El bebé sonreía pues Jungkook le hablaba con un tono lindo, tenía
cuidado al sostenerlo y era suave con él.
Taehyung pasó por ahí. Mentiría si se dice que no estaba huraño a la
situación, aún no le agradaba del todo la idea del hijo. Aparte de que esos
tres días desde que el bebé estaba aquí que Jungkook no estaba tanto con él,
sólo cuidaba al niño dejándolo en segundo plano.
Se sintió celoso, pero a la vez tan culpable de sentirse así por un bebé tan
pequeño e indefenso.
No supo cuánto tiempo se quedó recargado en la orilla de la puerta
observándolos que Jungkook se dio cuenta de su presencia.
—amor, hola.— Jungkook con una sonrisa. —¿quieres ayudar?—
Taehyung se acercó con lentitud, el bebé apenas tenía los ojos abiertos.
Jungkook le extendió la esponja. —con cuidado.— dijo.
El príncipe Kim con temor comenzó a tallar la piel del menor con
detenimiento y sin querer lastimarlo en lo absoluto.
El bebé movió su mano, tallaban su estomago y pecho, buscó el dedo del
príncipe y no lo soltó. Kim se sorprendió pero se dejó sujetar por él y el
niño con una tierna sonrisa cerrada acercó su mano al propio rostro.
Taehyung acariciaba su mejilla, ese gesto sonriente y su pequeña mano
abrazando su dedo, era totalmente adorable, se cautivó sintiendo inmediato
aprecio por él.
Relajó su expresión y siguió dándole un baño con Jungkook,
conversando, siendo dulces ambos con él.
Terminaron, vistieron precisamente a Young Soo y bajaron juntos a
cenar.
El rey estaba encantado con su nieto, tenía listo todo, sillas especiales
para la hora de comer, criadas para su atención durante la cena, su comida
preparada y tibia.
Namjoon
Tiffany Eunha
Jungkook Taehyung
Young Soo
Yoongi
Así eran las posiciones en el comedor, sin mencionar claro a las criadas
al servicio de cada menor. La criada encargada de Young Soo lo cargaba y
le daba biberón y la de Yoongi le daba sopa tibia.
Comenzó la cena.
—Jungkook, me comentaron que Jisoo despertó al atardecer, ¿la haz
visitado ya? — Namjoon con tranquilidad.
—sí y llevé a Young Soo, aún está débil necesitará unos días más de
reposo.— Jungkook metió una cucharada a su boca.
—que se recupere pronto, los niños necesitan cuidado de su madre, no
puedes estar haciéndolo todo tú, eres hombre.— el rey respondió.
Esas palabras indignaron a más de alguno de los presentes ahí que
claramente no compartían su ideología pero Jungkook tuvo el temple para
responder con tranquilidad. —en lo absoluto me molesta padre, disfruto
estar con mi hijo y me gustaría pedirle otra cuna, la cuál sea colocada en
mis aposentos por si alguna vez el bebé tiene que quedarse conmigo.—
Eso sorprendió a Namjoon y a Taehyung también.
Pero aceptó. —si así lo deseas, está bien, criaremos a ese príncipe como
un verdadero Jeon, tendrá el fuerte linaje.— Namjoon sonrió.
Taehyung miraba a su plato mientras comía, sin interferir en esa
conversación, hasta que Namjoon lo incluyó. —¿y tú, príncipe Kim?—
—¿sí?— miró al rey.
—¿cuándo tendremos linaje de su parte?— Namjoon sin vergüenza
alguna.
Eunha y él se miraron, ella alejó el plato frente a ella. —no tengo más
hambre.— dijo.
Y con valor, el príncipe respondió. —cuando subamos al poder
tendremos que preocuparnos por eso, ahora es precipitado.— sonrió
forzadamente y bebió de su copa.
—sería útil que su primogénito se llevara poco con el hijo de Jungkook y
con el príncipe Yoongi, podrían ser mis tres guerreros, una línea de defensa
magnífica.— Namjoon imaginándolo.
—no hay prisa para nosotros.— Taehyung dijo con más firmeza.
Namjoon levantó las cejas y continuaron la cena, fingiendo que eso no
fue incómodo.
Cada uno regresaba a sus aposentos para la hora de dormir, Jungkook
tenía recostado a Young Soo sobre su pecho con el rostro en su hombro,
daba palmadas suaves en su espalda, tratando de hacerlo repetir para que
durmiera.
Taehyung lo siguió y habló justo antes de entrar. —Jungkook, ¿hoy
puedo dormir contigo?— con pena. Una pena que no entendía por qué
estaba presente.
Jeon lo miró y sonrió. —por supuesto, pasa.— se quitó de la entrada y lo
dejó pasar primero.
El príncipe Kim se sentó en la cama y Jungkook cerró la puerta con
seguro.
—¿podrías sostenerlo mientras busco su ropa de descanso? — Jungkook
preguntó con confianza.
Taehyung asintió y lo sujetó entre sus brazos. Young Soo estiró su mano
hacia su rostro y dio una inocente risa de bebé. El príncipe regresó la
sonrisa y habló con un lindo tono. —hola pequeño.—
Jungkook tomó la ropa y se giró a verlos en esa forma. Cautivado, si se
podía; aún más enamorado.
Se acercó y Taehyung lo ayudo a cambiarlo, sin dejar de cargarlo, el
príncipe Kim lo volvió a abrazar, arrullándolo el bebé se quedaba dormido.
Jeon abrazó a su amado, pegando a ambos con él. —mi vida entera está
entre mis brazos en éste momento, tal vez te parezca extraño lo que te
confesaré pero deseo con todas mis fuerzas ser una familia nosotros tres.—
Taehyung se quedó sin habla, dejando a Jungkook seguir hablando. —te
amo con todo lo que soy y quiero permanecer a tu lado toda mi vida, al
mismo tiempo que quiero cuidar y educar a mi pequeño.—
Se conmovió, era la decisión más comprensiva que tenía que tomar.
Amaba a Jungkook, quería estar con él y con todo lo que representa, el bebé
es parte de él ahora y aunque sonaba a fantasía ser una familia, le agradaba
esa idea. —a partir de hoy somos los tres, es tan tuyo que lo siento como
nuestro. — miró con ternura al bebé entre sus brazos.
Jungkook sostuvo su rostro y le dió un beso, tan dulce cómo sincero. Se
amaban con una intensidad magnífica, con una entrega inquebrantable, no
había nada que pudiese destrozar sus corazones los cuales eran uno mismo.
Cuando el amor es tan sincero, fuerte y unido nada más que sí mismos
podrían separarse y no lo harían, sus ganas de ser felices uno junto al otro
superarían todo.
El bebé yacía dormido entre los brazos de Taehyung mientras ellos se
regalaban inocentes besos donde apenas rozaban sus labios por un segundo,
compartían una amena plática en voz baja, y se disfrutaban, apenas unos
días y se extrañaban.
Se recostaron juntos con el pequeño Young Soo entre ellos, abrazándolo
y abrazándose por fin cayeron dormidos.

10
⁴⁸


El tiempo pasaba volando, entre los copos de nieve cayendo, la chimenea
ardiendo durante el día y los besos acogedores por la noche.
El bebé cumplió dos meses.
Taehyung y Jungkook seguían felices, eran toda una pareja tras la puerta
de sus aposentos, son unidos, amorosos, respetuosos uno con el otro, se
habían vuelto una familia pues disfrutaban cuidar del nuevo bebé juntos y
aunque era así, la llama de su pasión no había terminado, cuando estaban
solos por la noche se entregaban con besos, mordidas y gemidos.
A pesar de llevar once meses juntos, el amor era más fuerte que nunca.
Nadie en el castillo se preocupaba por eso, sabían ocultarse bien, después
de tanto tiempo habían aprendido a mentir bien, Eunha los ayudaba a
ocultarse, Leetuk visitaba con frecuencia y cumplia la misma labor. No
había sospecha del reino alguna.
Pero, Jisoo.
Había algo en su mente en cada momento, su necesidad de estar con
Jungkook podría hacerla ver cosas que nadie más veía. Cuestionandose por
qué el príncipe Taehyung estaba con Jungkok todo el tiempo, el por qué su
amado prefería pasar los días con su cuñado en vez de con ella mientras
ponía excusas que no creía, por qué Taehyung cargaba más a su propio hijo
de lo que ella lo hacía. Las dudas surgían en su mente, se trataba de calmar
a sí misma, pero no tenía la respuesta para esa mirada de Jungkook sobre el
príncipe Taehyung ...
Aunque la voz de Jungkook la distrajo de sus pensamientos en la mesa
donde estaban sólo los príncipes, los reyes desayunaron en sus aposentos.
—nosotros terminamos el desayuno.— dijo mientras limpiaba la boca del
bebé quien había terminado de beber su leche tibia.

—yo igual.— Taehyung toco suavemente la mano de Eunha y le sonrío.


Ella devolvió la sonrisa mientras comía más fruta.
—es una hermosa mañana, ¿podemos continuar con mis clases de arco?
— Kim se dirigió a Jungkook, llevaban 3 semanas practicando y se había
vuelto realmente bueno.
—claro, es hora de que Young Soo tome una siesta, Jisoo, ¿podrías
llevarlo a recostar?— él le entregó al bebé.
Ella asintió solamente.
Taehyung salió del comedor primero y antes de alcanzarlo Jungkook se
detuvo a decirle a Jisoo, quien mecía al bebé ; —recuerda darle palmadas
suaves en la espalda y colocarlo de lado porq-.
—Príncipe lo sé, soy su madre, sé hacerlo.— interrumpió algo seria.
—bien.— Jungkook acarició su mejilla suavemente y salió enseguida tras
Taehyung.
Ella suspiró y cambió su mal humor.

Llevaban una hora practicando.
Taehyung de nuevo tomó con firmeza el arco, colocó la flecha en la
correcta posición, suspiró calentando el frío aire delante de él y sin cambiar
su postura tiró.
Fallando el objetivo del centro por un par de centímetros solamente.
—maldición.— bajando el arco.
—por favor cariño, no maldigas.— Jungkook acercándose cálido a
quitarle el arco.
Apuntó, tan rápido como lo hizo colocó una flecha, tirando enseguida,
dio en el blanco. —tienes que tener confianza, no dudes de tu tiro, noto que
tiemblas un poco y el frío no es tan intolerable.—
Taehyung relajó los hombros. —déjame intentarlo una vez más.—
Le pasó el arco, colocándose tras él.
El príncipe de nuevo se colocó en posición correcta, apuntó con la afilada
flecha el centro, cerrando un ojo para direccionarla bien.
Jungkook habló. —sé que puedes, confío en ti.—
Taehyung jaló un poco más la flecha hacia atrás y tiró, dando en el
centro. Haciendo un gesto de asombro, tiraba pero nunca había dado en el
punto, lo hizo muy feliz.
Enseguida recibió un fuerte abrazo de Jungkook. —muy bien.—
—gracias por estar aquí.— Taehyung devolvió el abrazo y se separó
brevemente. —siempre podré tirar tranquilo sabiendo que estás tras de mí.

Jungkook lo soltó. —nunca te dejaré sólo.— sonrío.
Debajo de la niebla fría, el sol apenas asomándose por el cielo, Jungkook
con esa nariz rosa por el frío, mirándolo brillantemente era un panorama
precioso.
Mientras Jungkook veía a Taehyung con su gran abrigo, con mejillas rosas,
ojos cigilosos pero enamorados y ese cabello desordenado que adoraba,
ambos desearon que ese momento durara para siempre.
Estar juntos, mirándose uno al otro, sabiendo que nada en la vida les
faltaba y que su amor jamás terminaría, era un amor joven, fugaz pero
eterno.
—sabes, me gustaría ir a nuestros aposentos, beber algo de café y
abrazarnos para quitar el frío de tu lindas mejillas.— Jungkook tocó la
mejilla de su novio.
Taehyung asintió, dejando el arco y ambos entraron.
Jungkok calentó el café, lo llevó a la habitación de Jungkook y Taehyung
llevó las dos tazas.
Cerraron la puerta sin seguro, se sentaron en el sofá, colocando las tazas
en la mesita de enfrente, sirvieron su café y se sentaron acurrucados.
Entre risas, besos sabor café y temas sin importancia, Taehyung se quedó
pensando, ante el silencio y esa expresión Jungkook se confundió. —pasa
algo?— se sentó en una correcta postura.
Estaba rodeando a Taehyung con su brazo y él se recargaba en su pecho.
—nada, sólo me preguntaba cómo sería el futuro... ¿lo haz pensado?
Cuando seamos muy mayores.— Kim también se sentó recto.
—no había pensado en ello, desde hace mucho no planeo nada, hace un
año nunca hubiese imaginado estar contigo o tener un hijo, la vida da
vueltas y cada momento es diferente al anterior.— Jungkook respondió
tranquilo.
—pero ¿eso no te asusta? que tal vez un día despertemos sin querer estar
juntos, qué pasaría cuando seamos mayores y dejes de amarme, quién de
nosotros morirá primero, qué pasaría si nos descubren antes de tiempo
Jungkook.— con rostro de preocupación.
—wow, Taehyung.— Jungkook dejó su taza en la mesa, quitó la taza de
las manos de su amado e hizo lo mismo, después entrelazó sus manos.
—no sé qué sucederá al envejecer, no sé qué haremos si nos descubren,
huir tal vez, pero no sé siquiera lo que habrá mañana y eso no me asusta en
lo absoluto porque sé que puedo asegurar que te amaré por siempre, cada
día hasta que me muera, ni un segundo dejaré de hacerlo porque nadie
hará brillar mi corazón como lo haces tú, dudo de todo menos de nosotros.
— dejó un beso en sus delicadas manos.
Los ojos de Taehyung se rozaron, se balanceo adelante y besó a
Jungkook, él continuó el beso.
Terminaron besándose por largos minutos, hasta que Taehyung
desesperado se colocó sobre el con una pierna de cada lado, empezó a
desabrocharse la camisa.
—no sabes cuánto adoro que cada vez que digo algo romántico para ti,
quieras desnudarte para mí.— sonrió burlonamente mientras sostenía las
piernas de Taehyung y se levantaba, cargandolo a la cama.
Taehyung rió apenado.
Recostados en la cama siguieron besándose y tocandose de la forma en la
que podía, con Jungkook encima de él era mejor.
Jeon abandonó sus labios para empezar a besar su cuello, los botones
habían sido desabrochados así que su pecho quedaba expuesto y el contrario
empezó a besarlo hasta llegar a su ombligo y de ahí bajó.
Sus manos ya lo esperaban ahí, lo estimuló arriba de la ropa, desabrochó
los botones del pantalón pero, tocaron la puerta. —¿chicos?— Eunha.
Taehyung empujó a Jungkook haciéndolo caer de trasero al suelo,
abrochó sus botones. —maldición.— susurró.
Jungkook hizo un gesto de dolor. —auch, no maldigas.— en susurro
también.
—¿qué sucede hermana?— subió el tono poniéndose de pie.
—necesito que bajen a la sala principal, los veré abajo en unos minutos,
no tarden.— se escucharon los pasos de que enseguida se fue.
—¿ni un perdón por empujarte mi cielo?— Jungkook juguetón le dio
otro beso.
—lo siento, tenemos que bajar.— Taehyung rojo de lo nervioso que se
sentía pues su miembro estaba aún evidentemente erecto.
Jungkook con ternura habló. —al parecer mi plan de quitarte lo rojo de
tus lindas mejillas no funcionó.— acarició su rostro. —sólo coloca tu largo
abrigo y bajemos.— dio un beso se puso también su abrigo.
Taehyung le hizo caso y bajaron enseguida.
Encontrándose con Eunha conversando con alguien, quien al escucharlos
bajar se movió al costado. —¡Chicos, que gusto verlos! ¿dónde está el
bebé?— Hwasa feliz con un regalo en las manos.

8
⁴⁹


Ambos corrieron a ella, feliz de verla la abrazaron entre los dos.
Ella se separó. —no tan fuerte caballeros, aplastaran el presente que
traje para vuestro pequeño.— sonrió.
—el bebé por ahora duerme, por qué no te llevamos a dar un paseo el
reino es más agradable en plena nevada.—Jungkook habló, miro a
Taehyung y él asintió.
—bien, dejemos que descanse.— entregó los obsequios a la criada que la
acompañaba. —demos un paseo.—
Eunha junto las manos y dio un pequeño brinco de felicidad. —excelente,
traeré mi abrigo y ordenare la carroza.— se fue sin obtener respuesta.
—¿cómo haz estado tú, Taehyung? ¿qué tal la vida en el castillo negro?
— Hwasa.
Sonrió. —nunca había sido tan feliz, los días pasan volando y admito
que me he acostumbrado con rapidez.—miró a Jungkook al responder.
Su novio le sonrió de vuelta.
—saber eso me llena de felicidad, es un honor poder presenciarlos,
ahora iré a saludar a los reyes, no seré descortés, enseguida regreso para
irnos a pasear.— hizo una reverencia sin agachar el rostro y se marchó.
Ellos se quedaron solos en la sala principal y Jungkook aprovechó para
acercarse al oído de Taehyung para decir con suavidad. —Amor, al regresar
a los aposentos terminaremos lo que hemos empezado.—
Cosa que a Taehyung estremeció, pero se hizo un paso atrás para evitar
besarlo, rojo y asustado de ser vistos, no respondió.
Terminaron por reunirse, salieron a pasear teniendo un rato agradable
entre los cuatro.
Llegando a cenar juntos cuando la noche cayó. En la mesa se encontraba
el rey, acompañado a su derecha por Tiffany quien le daba por fin comida
solida al no tan pequeño príncipe Yoongi.
Jisoo no los acompañaba pues le daba de cenar a Young Soo en sus
aposentos, a un costado de su cuna.
Conversaban entre todos, teniendo un humor ligero y con la visita de
Hwasa todo estaba de un buen humor.
Pero eso no cambiaría el hecho de que el rey tenía que darle una noticia a
su primogénito. —Jungkook.— interrumpió la anterior charla.
El nombrado lo observó. —¿sí, su majestad?—
—en unos días harás un viaje, no será nada difícil, sólo serán pequeños
recorridos a las aldeas del reino, te tomará tres días a lo mucho.— bebió de
su copa, comentó tranquilo.
—entendido rey, estaré listo.— Jungkook con respeto, pensó que la
charla terminó ahí.
Pero, Namjoon volvio a hablar y lo hizo para alegrar los oídos del
príncipe. —no irás sólo, Taehyung irá contigo, será el rey y quiero que
reconozca sus futuras tierras, tú se las mostrarás.— después miró al
príncipe Kim. —llevarás un mapa en vuestras manos, nombra y reconoce
la ubicación de cada una de ellas, tendrías que saber llegar a ellas hasta
con los ojos cerrados.—
Jungkook y Taehyung se miraron cómplices, con una discreta sonrisa.
—se lo agradezco, me prepararé para salir cuando lo indique.—
Taehyung respondió.
Namjoon sólo lo miró, no respondió a eso, siguieron cenando como
anteriormente lo hacían.
Y terminaron, al ser noche los reyes se marcharon a sus aposentos.
Hwasa les habló a los príncipes ya que estaban solos. —¿puedo ver al
pequeño ahora?—
—iré por él, si está despierto lo traeré.— Eunha emocionada fue por él.
Sí estaba despierto, durmió por la tarde, aunque Jisoo no estaba feliz de
que se lo llevara, no podía oponerse.
Hwasa y los príncipes la esperaban en el cuarto de ella, donde estaban los
presentes que le llevó al bebé.
Eunha lo llevaba con su rostro cubierto por una ligera manta blanca, tan
delgada que casi era transparente.
Al llegar, destapó su cara.
Hwasa acercó el rostro al bebé y sujetó su mano con los guantes. —es tan
pequeño.— con ternura susurró. —acerté en su talla, se verá precioso con
los trajes de seda.— dijo en un tono más fuerte sacó uno y se los mostró.
Young Soo tenía los ojos cerrados pero cuando escuchó a Hwasa hablar
los abrió e hizo ruido.
Ella se acercó y lo cargó. Le dio pequeños besitos en su mejilla y el bebé
reía.
Jungkook amaba su risa como nada en la vida, después miró a Taehyung
quien también sonrió de ternura por el bebé y la felicidad que sentía, no se
podía medir.

Los Kim habían ido a visitar a Taehyung y el rey Nam preparó una cena
junto a la chimenea por el frío.
Todos disfrutaban del banquete, de la convivencia con Hwasa y el bebé
aquí.
En cuanto Hoseok observó a Hwasa se alegró, mentiría si dice que había
olvidado lo que sucedió aquel día, pero hasta el momento no habían tenido
oportunidad de hablar.
Hoseok la observaba cargar al bebé junto a Jungkook. Admirando su
belleza.
—¿quieres ir a pintar?— la voz de Eunha desvió su atención.
—no soy tan bueno pintando en época fría, mis dedos fríos se entumen.
— la miró y respondió amable.
Ella se sentó a su lado en la mesa. —te entiendo, cuesta un poco más
¿quieres más café?— linda.
—sí, gracias.— Hoseok sonrió.
Eunha le sirvió del tazón caliente y sirvió uno para ella también.
—las galletas de mermelada del reino son deliciosas.— Hoseok mientras
tomaba otra de la bandeja, mientras masticó observó a Hwasa dirigirse a él,
nublando su atención sólo a ella.
Eunha notó que la dejó de escuchar.
—hola Hoseok, no te había saludado aún.— Hwasa tocó su hombro pero
caminó a una silla más, tomando su abrigo del respaldo.
Enseguida él se levantó. —princesa Hwasa, me llena de alegría verte.—
sonriendo.
—igual a mí.— ella también le sonrió. —a la mediante volveré a charlar
contigo, iré a dar un paseo por los jardines del reino, aunque está muy frío,
me encantaría verlo cubierto de pequeños copos de nieve.—
—¿puedo acompañarte?— Hoseok con entusiasmo.
—claro, Jungkook nos espera.— ella caminó hacia la puerta que daba al
jardín donde el príncipe Jeon la esperaba.
Hoseok miró a Eunha. —no te importa que yo .... — señaló a esa
dirección.
—en lo absoluto, diviértanse.— Eunha forzó la sonrisa.
El fue tras Hwasa y Eunha sólo miró la taza llena que le sirvió, triste.
Iban a salir, pero Young Soo empezó a llorar y Jungkook decidió no salir,
por abrazar a su bebé.
Así que Hwasa y Hoseok salieron juntos. Pasando un increíble momento,
uno romántico, el príncipe corrió a contarle a su padre sobre sus
sentimientos por la chica y el rey se alegró, invitó a Hwasa a pasar unos
días en el reino Kim. Y fue así como ella salió del castillo negro en poco
tiempo.

Hwasa llevaba una semana con los Kim, el príncipe le encantaba y no lo
podía negar. Aceptar sus sentimientos por él fue lo mejor que pudo hacer, él
es tan inteligente, bondadoso, amoroso y tan apuesto que era demasiado
para ser realidad.
Hoy era un día soleado.
Pensaron ir a dar un paseo por el rio más cercano del pueblo, llevaban
una canasta con fresas, uvas y jugo de manzana para pasar un atardecer
agradable juntos.
Caminaban hacia allá, Hwasa llevaba un vestido rosa demasiado casual,
corte tres cuartos con mangas que cubrían sus brazos pero sólo un poco
abajo del hombro y un estampado de flores blancas preciosas. Había
recogido dos mechones de su cabello frontal hacia atrás y lo demás suelto,
se veía preciosa sin olvidar sus guantes pequeños blancos.
Hoseok tenía pantalones de tiro alto los cuales dobló de la parte de abajo
para no ensuciarlos, tenia una camisa de pana beige con cuello v floja, tenía
tirantes desde la parte frontal del pantalón hasta atrás, tan atractivo con ese
capello suavemente separado y cepillado, lucían como simples campesinos
pasando un buen rato.
Llegaron al río, se sentaron a la orilla. Seguían conversando del tema que
anteriormente tenían, Hwasa se colocó a un costado de Hoseok, pero aún
más cerca, al punto en que sus piernas estaban chocando.
Eso puso nervioso al príncipe, quien parecía incapaz de sostener el
equilibrio para sostener aquellas copas donde servía el jugo de ambos.
Pero pudo acabar y le dio su copa.
—gracias.— ella respondió. —sabes Hoseok, siento mucha paz estando
aquí.— miró por donde el rio desembocaba.
—es un lugar muy tranquilo, me gusta venir aquí cuando estoy frustrado.
— Hoseok después de beber, bajó su copa.
—¿eso es seguido?— ella mirándolo.
—sé llegar con los ojos cerrados, sólo imagínalo.— dijo con un tono
bromista.
Ella se rió.
El admiró su sonrisa, armándose de valor al verla reír.
—y éstos días me he frustrado mucho por un tema en específico ... — él
más serio.
Ella cambió rápido la expresión. —¿por qué?—
El suspiró. —estoy enamorado de ti, desde que te vi pensé en ti como una
mujer maravillosa y conociéndote confirmaste todo, eres mágica, tus ojos
son preciosos y tan aterrorizantes para mis sentimientos, mi corazón te
observa y quisiera salir de mí para pertenecerte a ti, mi alma ruega por
saber si ... tengo una oportunidad contigo ... — dejó de hablar.
Ella tocó la orilla de su guante derecho, pensando en quitárselo y tocar a
Hoseok. Quería saber el futuro, sabía perfectamente que también lo quería
pero la incertidumbre del futuro golpeaba por primer vez a su puerta.
La pausa que él hizo era para sí mismo pues siguió hablando. —cuando
me besaste sentí que respiré por primera vez, no creo ser digno de tocar tus
labios, ni siquiera tus manos pero fue lo más placentero de mi vida,
cautivaste mi corazón y se siente bien confesarte todo este amor, no estás
obligada a corresponder, no quiero incomodarte. — él respetuoso.
Ella decidió. Por una vez no sabría lo que viene, sabía que para los
enamorados era así; vivir en una asegurada duda del futuro, si el día
siguiente seguirían juntos. Pero ella quería vivir esto, quería ser una
enamorada también y sólo quería serlo de la mano de Hoseok. Ella se
acercó al príncipe, sujetó su rostro y lo besó de nuevo.
El correspondió al beso pero no tardó en separarse para decirle justo
frente a ella. —¿me darías el honor de ser tu novio?—
Ella asintió y siguieron besándose, recostados en el pasto, continuaron
comiendo sus aperitivos y conversando cómodos.
Regresaron al castillo, de la mano, listos para anunciar que son novios.
<3


Por la madrugada Jungkook y Taehyung saldrían en su viaje, llevaban sus
caballos con algunos víveres necesarios pero no de más. Son realeza, donde
llegaran serían atendidos.
El príncipe Jeon tomó de los brazos de su madre al pequeño Young Soo,
lo abrazó con delicadeza pero quería sostenerlo fuertemente, no se quería
apartar de él tanto tiempo, beso sus rosadas mejillas y lo devolvió.
Eunha despidió con un abrazo a Taehyung quien también tuvo un gesto
cariñoso con el bebé.
Namjoon les pidió a las mujeres retirarse para poder despedirse de
ambos. En cuanto ellas se marcharon, el rey sujetó los hombros de los
príncipes y les dijo en voz baja. —tómense un día más como descanso,
piérdanse con mujeres bellas o lo que gusten hacer.— de buena actitud.
Taehyung lo observó mal, indignado, él es el esposo de su propia hija y le
sugirió engañarla, repugnante.
Pero Jungkook sonrió, pensando sólo en ellos. —es muy bondadoso, se lo
agradecemos.— y antes de que el rey mirara a Kim a los ojos, lo subió a su
caballo.
Comenzaron su viaje. Falta mencionar que Jungkook persuasivo logró
que su padre les permitiera viajar sin escolta, quería que todo saliera a la
perfección.
Alejados del reino, el sol comenzaba a salir entre las montañas.
—aquí mí príncipe es el paso entre el reino principal y el pueblo kurel.—
Jungkook dijo, señalando el punto entre el camino de su mapa.
Taehyung lo anotó, observando la bella imagen del paisaje ante sus ojos
pero sin detenerse pues Jeon había avanzado.
—¿cuál es la prisa?— lo alcanzó. —mi corazón se llena de alegría de
poder estar a tu lado.— le sonrió.
Jungkook devolvió la sonrisa. —el mío late de la misma forma, sólo me
gustaría acabar nuestros deberes lo antes posible y así tendremos más
tiempo para estar juntos en privado.—
Taehyung asintió. Siguieron a un paso veloz, llegando al primer pueblo,
saludar, presentarse y hacer protocolo no duraban mucho ahí, seguían en
constante movimiento.
Jungkook iba muy concentrado en la tarea y Taehyung batallaba con
seguirle el ritmo, su mapa estaba llenándose y ellos no habían disfrutado ni
un momento en privado.
Y aunque se dijo que durarían tres días en deber y un descanso para
ambos, sus deberes los terminaron en tan sólo dos días, procediendo a tener
dos para ellos.
Taehyung no podía sentirse más feliz y entusiasmado al despertar el
tercer día en el último pueblo del mapa. Temprano se levantó, se duchó y se
vistió elegante, no podía dejar pasar el día de hoy.
Jungkook por su parte apenas y se despertó, aún adormecido saludo
brevemente a Taehyung sin mucha emoción y fue a ducharse igual.
Kim suspiró y no sabía si era de decepción o confusión. Tal vez eran
ambas, al parecer Jeon ni siquiera lo miró en un día tan especial.
Al terminar de ducharse Jungkook se colocó su traje real, acomodó su
cabello con la mano.
Estaban en silencio en los aposentos destinados sólo para ellos, pasaron
la noche ahí juntos, en camas diferentes, Jungkook insistió en que fuese así
por seguridad de su relación pero para Taehyung era completamente
extraño, ni siquiera estaba charlando con él o haciéndole caso. Todo el viaje
se había comportado así.
Así que decidió hablar. —Jungkook tú... — Taehyung no pudo terminar,
tocaron la puerta y enseguida Jeon atendió al llamado, sin dejarlo terminar.
—dime.— Jungkook se dirigió al guardia, salió y cerró la puerta tras él.
Taehyung se dejó caer en su cama, sin acercarse a averiguar lo que
sucedía. Después de varios minutos el príncipe entró de nuevo.
—saldré un momento y necesito que esperes aquí.— Jungkook abrió su
morral y empezó a guardar sus notas y tintas.
—¿a dónde irás? ¿todo está bien?— Taehyung se paró enseguida.
—necesito arreglar unos asuntos de la corte y probablemente me demore
un poco, después de que no llegué la última vez, no tienen mucha fe en mí.
— terminó de guardar sus cosas y se lo colgó.
—iré, seré rey, quiero estar al tanto.— Taehyung no quería dejarlo ir hoy.
—Taehyung, cuando seas rey yo seré el encargado de la corte, debo ir
solo, porque será tedioso, necesito imponerme y no por tu poder, tiene que
ser el mío el que se presente.— sin mirarlo.
Kim tocó su muñeca. —Jungkook.— su tono era suplicante.
Jeon lo miró y suspiró, se liberó del agarre y mientras sujetaba su rostro
dijo. —cariño, prometo que no tardaré.— dulce.
Taehyung sólo apretó los labios, resignado asintió. No se podía resistir a
él.
Jungkook lo besó.
Después de tanto sin haberle dado un beso y sí, dos días eran una
eternidad. Así que besarlo de nuevo era el paraíso, tocar el cielo por un
momento. Pero no duró mucho, enseguida se separó y se marchó.
Taehyung fue a su cama, de su morral sacó una rosa y una carta, que él
preparó para Jungkook por el día de hoy. Pero eso tendría que esperar.

Habían pasado cuatro horas. Jungkook tocó la puerta de los aposentos


pero al no obtener respuesta entró.
Cerró la puerta tras él.
Taehyung estaba dormido, parecía llevar rato así.
Se acercó cuidando no hacer ruido y se sentó a su costado, puso una
mano en su cintura apreciandolo. Podría observarlo toda la eternidad
dormir, tan tranquilo, sus cabellos suavemente caídos por su frente, sus
pestañas tan agachadas y largas. Era completamente hermoso.
Y en sus pensamientos hubiese deseado tener el don de su hermana para
poder pintarlo sobre un óleo y conservar ese momento para siempre.
Pero tenían que irse, movió su mano, tratándolo de despertar. —
Taehyung.—
Apenas abrió sus ojos observando a su príncipe Jungkook, con una cálida
sonrisa y su mirada cautivada.
Se sentó en la cama y notó que aún sostenía la carta en su mano, sin decir
una palabra la extendió a su destinatario.
—¿Qué es?— Jungkook curioso.
—tal vez no lo recuerdes pero hoy cumplimos un año de enamorados.—
Taehyung sonrió.
Los ojos de Jungkook se iluminaron un momento.
—deseaba hacer un baile en celebración de eso, pero ... ya sabes.—
bromeó.
Jungkook rió y abrió la carta.
“ Amado mío.
Tengo trecientos sesenta y cinco días amándote y cada día es mejor que
el anterior, no cambiaría ni un pequeño detalle de nuestra historia, los
altibajos que tenemos forjan lo que hoy somos.
Mi libro siempre fue en páginas grises y al encontrarte encontré los cálidos
colores que necesitaba, llenandome de estrellas la noche y de nubes el día,
lograste florecer mi alma y con todo mi deseo de estar contigo, sería capaz
de matar o morir en nombre del amor, del amor que te tengo, el cuál supera
la infinidad de los números. Porque de nadie seré, sólo de ti y si mis huesos
se vuelven ceniza, en otra vida te buscaré para amarte como en ésta vida lo
hice.
Seremos un eterno atardecer
Siempre tuyo
y con amor, Taehyung .”
Jungkook aclaró la garganta, Taehyung tenía un tiempo sin escribirle y
por Dios que le fascinaba. La poesía y las dulces palabras provenientes de
tan bella mano eran su mayor regalo.
Abrazó a Taehyung con fuerza, jamás soltaría este corazón que sólo entre
ellos latía. Lo que tienen es especial, es mágico y poderoso.
Dos corazones que se aman así, son poderosos.
—eres mi adoración.— Jungkook dijo, sin soltarlo.
—y tú la mía.— correspondió lo fuerte que fue el abrazo.
Sintieron un poco de melancolía ambos, el hecho de no poder ser
enamorados frente a todos, siempre lo hace un poco triste. Cuánto darían
por gritar su amor, sueñan solamente. Pero ellos saben que son la mejor
historia de amor jamás contada.
Se soltaron y Jungkook se puso de pie. —tenemos que irnos querido.—
extendió su mano para que él la tomara.
Taehyung lo hizo, para después soltarlo y tomar sus cosas, no podían salir
entrelazados.
Subieron sus pertenencias a los caballos y emprendieron su viaje de
regreso.
Aunque la charla de regreso era entretenida Kim estaba algo confundido
pues parecía que iban a regresar antes de lo esperado y él aún no quería
volver, quería estar con Jungkook un poco más de tiempo.
—Príncipe Jungkook.— Taehyung en un tono alegre.
—dígame, su majestad.— Jungkook de la misma forma.
Taehyung sonrió y habló. —¿podemos detenernos? siento que no hemos
disfrutado juntos como se debería.—
Jungkook asintió, pararon los caballos y bajaron. El príncipe Jeon amarró
a ambos corceles juntos, decidió caminar un poco con Taehyung de la mano
mientras que con la otra conducía a los animales.
Siguieron conversando a un paso tranquilo, se detuvieron para que los
caballos bebieran agua de un pequeño río por ahí.
Jungkook cortó una flor y se la dio a Taehyung, miró a ambos lados en el
lugar y al observar que no había nadie ahí, lo beso fugazmente. Colorando
sus mejillas.
Distraído entre los besos, las flores y la charla, Taehyung disfrutó
caminar, sin darse cuenta de la dirección en la que iban.
—estoy sorprendido Jungkook, el trabajo que hiciste al recorrer las
aldeas fue excepcional.— Taehyung.
Jungkook sonrió. —de lo que yo estoy sorprendido es de lo hermoso que
luces bajo la tenue luz del bosque.— romántico.
Era la verdad, entre las ramas de los altísimos arboles se filtraban
pequeños rayos de luz que daban la perfecta iluminación para admirar toda
la belleza que el príncipe Kim posee.
—Jungkook.— rojo de sus mejillas. —yo estoy sorprendido de lo
romántico que eres.—
Jungkook amarró los caballos a un árbol. Sujetó la mano de Taehyung y
lo llevó a unas hojas, al moverlas y dejar ver lo que es la cascada del
anterior viaje mencionó: —Taehyung, lo que realmente me sorprende es que
creíste que no sabía que tenemos un año siendo enamorados.—
Justo para eso salió temprano hoy, compró comida, bebida, cobijas y todo
lo necesario para pasar ahí sus días libres y lo tenía preparado.
Jungkook creó un gran ramo de rosas, rojas blancas y amarillas. —para
ti, mi amor.— dijo al entregárselo.
Sostuvo su ramo. —maldición Jungkook, esto es precioso.— con
emoción creo una amplia sonrisa.
—no maldigas Taehyung, un simple gracias estaría de maravilla.—
Jungkook sostuvo su mano.

holaaaa ¿ cómo han estado? LAS AMO, gracias por el apoyo, trato de
leer siempre lo que escriben en la novela, las adoro.,
⁵¹


Taehyung sonrió. —te amo.— admirando sus flores.
Era plena tarde, el sol era reluciente, el agua reflejaba de manera
preciosa, lo verde estaba igual de vivo que la anterior vez.
—¿tienes hambre? he de suponer que no haz probado bocado en todo el
día.— Jungkook llevándolo de la mano a donde estaba el picnic que
preparó.
Taehyung asintió con la cabeza, observando todo. Emparedados, uvas,
manzanas, jugo de toronja, etc. Una delicia sobre sábanas blancas creando
un ambiente totalmente romántico.
Merendaron juntos, disfrutaron de su charla, a pesar de tener un año
juntos jamás terminaban sus temas de conversación, cada día aprendían más
uno del otro, se enamoraban mutuamente todos los días. De lo que tenían
jamás sería suficiente.
Al poco rato de terminar de comer, Jungkook le propuso ir a caminar un
rato, tomó una cesta, su espada y salieron del lugar.
Entre su charla, el tiempo no perdonaba y corría cada vez más rápido,
casualmente cuando estamos acompañados de personas que amamos no
sentimos el cansancio en nuestros pies, el camino que llevamos ni el tiempo
transcurrido. Nos concentramos en estar.
Así que llegaron a una montaña de rocas pequeñas, lo suficientemente
alta y cubierta ya de flora.
—¿dónde estamos?— Taehyung sin preocupación.
—enseguida lo verás.— Jungkook aventó su espada y cesta, sujetándose
fuerte de los bordes subió estirando su mano abajo para Taehyung.
El la tomó y Jungkook sosteniéndose de otra roca arriba lo ayudó a subir.
Encontrándose con un paisaje precioso, apenas y se veía sobre los
árboles, un atardecer tenue, él sol apenas comenzaba a meterse. Un —wow.
— es lo primero que salió de los labios de Kim, estaba deslumbrado.
Jungkook rápidamente sacó una sabana de la cesta y la tendió sobre el
suave pasto, tomó la mano de Taehyung y lo llevó a sentarse, sacando un
par de copas de vino y sirviéndolo.
—esto es divino, Jungkook.— Taehyung suspiró tomando la copa que le
otorgó.
Después de hacer un pequeño "clink" al chocar sus copas, Jungkook pasó
su mano sobre el hombro de su amado, abrazándolo, observaron el
atardecer juntos.
—la puesta de sol es mi parte favorita del día, la paleta de colores en el
inmenso cielo es divina y tiene sus brillos y oscuros perfectamente
distribuidos. — Taehyung escuchaba a Jungkook con atención. —Cada
nube es un recuerdo sobre el cielo que se dispersa, es el equilibrio, donde
se junta el día y la noche, haciendo parecer que la luna trata de besar por
un momento al sol, ya que, entre esas nubes se aprecia a la luna asomarse.
— señaló a la tenue luna, a punto de aparecer por completo.
Taehyung lo miró sorprendido con la mirada deslumbrada.
—y si no lo notas es tan fugaz éste momento, pero, sí le pones atención
al movimiento del sol, es eterno.— Jungkook dejó al lado su copa de vino.
—y como tú lo mencionaste ... — Jungkook no pudo acabar pues fue
interrumpido.
—¿somos un eterno atardecer?— dijo con brillo en sus ojos.
—lo somos, tan fugaces pero en nuestra privacidad tan eternos, llenos de
matices, siempre persiguiéndonos uno al otro, creando recuerdos que
guardamos día a día.— Jungkook observándolo directo a los ojos.
Taehyung sintió sus ojos rozar. —Jungkook.— dijo conmovido.
El amor de su vida lo abrazó y disfrutaron juntos la bella vista del
atardecer entre esos árboles, con el sonido del viento moviendo un poco sus
cabellos.
Y antes de que la noche dejara caer su obscuridad por completo,
decidieron volver. Entre las hierbas y árboles el frío no esperó mucho,
apenas salían de enero y febrero es templado.
Taehyung comenzó a temblar y sus finas y preciosas manos estaban
heladas.
Jungkook previno eso, con suficientes colchas y cojines preparó donde
dormirían. Se acostaron juntos y se abrazaron, viéndose fijamente a los
ojos.
De repente el frío se evaporó con el calor de sus cuerpos, chocando
rodillas, pasando sus brazos suavemente encima del contrario, con sus
respiraciones chocando.
Viendo mutuamemte sus lunares, la forma de sus labios, de sus ojos, sus
narices. Jamás es suficiente cuando aprecias lo que consideras lo más bello
del universo.
Jungkook veía como el sol a Taehyung.
Y Taehyung veía como la luna a Jungkook.
Se dieron un pequeño beso y se abrazaron, mientras las estrellas los
cobijaban se quedaban dormidos poco a poco.
Porque hacer el amor es físico, lleno de lujuria, deseo y sudor. Pero,
también es el roce de la piel, es chocar mejilla con mejilla mientras
desvaneces en sueño, es paz y calidez, es tener el olor de su cabello y su
piel en ti durante toda una noche.
Lo físico y carnal es realmente bueno, pero, no se compara a dormir entre
los brazos del amor de tu vida.
El primero en despertar fue Taehyung.
Observó la mañana brillante y los pajaros sonando suavemente, opacados
por la cascada. Miró a Jungkook, quien fruncía el ceño tiernamente al
dormir, movió sus cabellos y dejó un beso en su frente.
Se levantó y caminó por las rocas al rededor de la cascada, disfrutaba el
sonido de la naturaleza, el sol en su piel, sentir el pasto, ver las flores, todo
eso.
Miró hacia donde Jungkook estaba y él se giró boca abajo, aún dormido.
Sonrió al ver su perfecta espalda, pero a su costado un pequeño rayo de luz
salió de la funda de Jungkook.
Fue allá, sacó la espada de Jungkook, era un poco más pesada que la
suya, tenía una longitud más extensa que la suya y el filo podía cortar el
viento.
La apreció.
Jungkook gruñó aún dormido y lo asustó, pero no se levantó.
Así que Taehyung levantó la espada y comenzó a hacer movimientos de
pelea jugando como si de un pequeño niño se tratase. El filo es magnífico,
claro que un guerrero como Jungkook tendría una espada así.
Se acercó a un arbol, el que estaba al costado de la cascada, un árbol
inmenso, ancho y firme.
Miró la espada y decidió hacer un corazón en el tronco, después puso la
inicial de su amado + su propia inicial. Este lugar era de ellos, les
pertenecía y a su amor, así que sobre el viejo y grandisimo árbol
perdurarían sus huellas.
Regresó a su lugar la espada, volvió a envolverse entre los brazos de
Jungkook y lo levantó con el movimiento.
—la felicidad es aquí, Taehyung.— fueron las primeras palabras que
salieron de Jungkook, mientras lo estrujaba suave en su pecho.
Taehyung besó su barbilla, devolviendo el abrazo.
Todo el demás día lo pasaron de cita, disfritándose entre besos, caricias,
palabras de amor y risas.
“Y que la felicidad sea eterna para los enamorados, que el universo los
llene de estrellas y lunas, que duren para amarse durante un par de
eternidades más..”

El viaje terminó, ellos regresaron al castillo negro.
Siendo recibidos por el rey Namjoon y la reina Tiffany.
—Nuestras almas se llenan de felicidad por su regreso.— El rey habló.
Ambos bajaron de sus corseles. Y saludaron con una reverencia y unos
sutiles abrazos.
Conversaban de cualquier cosa en realidad, se ordenó desempacar todo y
así se hizo.
Jungkook enseguida fue con su hijo a saludarlo, llenarlo de besos y
abrazos, lo había echado de menos.
Taehyung por su parte, fue a su habitación, cansado del viaje.
Encontró a Eunha, quien estaba sentada en el suelo sobre la alfombra del
centro de los aposentos. —Eunha, ¿qué haces ahí?— enseguida dijo
cerrando la puerta tras él.
Ella sorbio lo que al parecer escurría de su nariz y era evidente que
secaba sus lágrimas con una mano rápidamente.
Él se acercó a ella pero ella se paró de inmediato, estrujando el papel en
sus manos.
—¿qué pasa?— Taehyung se acercó preocupado a ella.
Eunha no levantó la vista del suelo. —me da vergüenza que me
encontraras así.— apenada.
—no deberías sentir vergüenza conmigo, eres como mi Hoseok, una
hermana para mí.— Taehyung suave sujetó sus hombros.
Ella soltó nuevamente el llanto y confundió al principe. —¿dije algo
malo?—
—no, sólo... — suspiró. —recuerdas cuando hablamos sobre amor, dijiste
todas esas cosas bellas que sentías por mi hermano y yo te confesé que me
sentía igual por otra persona .. — se calmó un poco.
—claro.—
—yo, yo hablaba de Hoseok.—cubrió su rostro con las manos,
avergonzada y el llanto salió nuevamente, la calma que lograba conseguir
en segundos se desvanecía.
Taehyung lo veía venir, sabía que tenía sentimientos por su hermano,
pero no entendía el llanto tan desconsolado. Y la abrazó.
—está bien, no tienes que llorar por el amor que le tienes, sólo díselo, a
mí me funcionó con Jungkook.— la soltó y sujetó sus muñecas. —pero no lo
beses antes de hablar las cosas, eso podría resultar en otro bebé.—
bromeó.
Ella negó con el rostro.
El insistió. —vamos Eunha, escribamos una carta.—
—él está en una relación ahora.— dijo dolida.
—¿qué?— escuchó perfectamente pero no cabía la posibilidad en su
cabeza.
—ayer, los reyes blancos llegaron a merendar y con ellos venía Hwasa
con Hoseok, anunciando su noviazgo.— ella soltó una lágrima.
—pensé que él estaba interesado en mí.. — le mostró a Taehyung el dibujo
que Hoseok había hecho de ella, el cuál le dio con cariño.
Taehyung no sabía qué decir, porque en realidad no hay cosa apropiada
para decir en una situación así. Más que. —lo siento Eun.—
Ella asintió y se abrazaron, él la dejó llorar en su pecho, necesitaba
sacarlo de su corazón, necesitaba llorarlo, dejarla vivir su duelo amoroso,
no había opción.
No podía decirle que luchara por él, no es lo correcto si un corazón no te
corresponde y le pertenece a alguien más, es mejor apartarse.
Aunque sea doloroso, el amor a veces es correspondido y a veces no lo es.

Hola preciosxs.
Espero que noten que este fic tiene consejos sobre la vida real y las
situaciones reales. Espero que aparte de tener una lectura entretenida,
saquen algo de ésto y aprendan de. Las quiero mucho.
Felix Navidad
y
Año Nuevo .
⁵²


Jungkook por la noche del mismo día visitó a su hermana mientras
Taehyung se duchaba.
—buenas noches Jungkook.— Eunha tranquila acomodando su librero,
saludó al mayor.
—buenas noches.— él cerró la puerta tras él. —ya nos saludamos hoy,
pero, no te pregunté cómo estuviste en nuestra ausencia.—
–bien, un poco aburrida al decir verdad pero Young Soo me alegró los
días.— le sonrió.
—me da gusto.... — Jungkook dijo.
Se quedaron callados unos momentos más. Hasta que Jungkook no
resistió el silencio. —Taehyung me contó lo de Hoseok.—
Eunha miró a otro lado enfadada. —no quiero hablar de eso, apenas
logré conciliar la calma.—
—no vengo a decirte que llores más.— se acercó a ella, tocó sus
hombros. —vengo a decirte lo que siempre he pensado de ti, para que tú no
lo olvides.— tierno. —eres una mujer fuerte, con una inteligencia tan
grande como la belleza en tu rostro, siempre eres justa y guerrera,
bondadosa y dulce.—
Eunha sonrió sin mostrar los dientes.
—encontrarás un caballero que lo vea, que te admire y ame como a
nadie, Hoseok tal vez no es el hombre para ti, pero lo hay porque si algo he
aprendido es que quien menos esperas será tu amor y no hay que buscar,
llegará y jamás se irá de ti.— Jungkook hablando con el corazón.
Eunha lo abrazó y encontró confort en sus brazos y en sus palabras, no se
sentía tan mal como ayer. Respiró y tomó la seguridad que le brindaban. —
gracias.—

Días después, las cosas tornaban nuevamente su curso. Sus actividades
de costumbre, sus citas, salidas, encuentros sexuales en los aposentos de
Jungkook, meriendas, etc.
Excepto que, por alguna razón Taehyung cuidaba mucho más del bebé,
incluso más que Jungkook.
En él había ese instinto de cuidarlo, abrazarlo, jugar con él, bañarlo, darle
de comer y siempre quería llevarlo con él.
Jungkook amaba verlos así, era tierno.
Sin mencionar que Young Soo se quedaba profundamente dormido
cuando Taehyung lo mecía. Su relación comenzaba a ser estrecha, padre e
hijo, como tal.
Cosa que, no emocionaba a Jisoo. No entendía por qué Taehyung querría
cuidar tanto del menor, no era su hijo y según las tradiciones del castillo que
un varón cuidara de un bebé no era lo correcto, ni siquiera entendía por qué
el rey permitía tanto acercamiento. Y de Jungkook ni se diga, ella empezaba
a tener celos de él.
Celos de que su esposo pasara más tiempo con su cuñado que con ella,
que deseara tenerlo más cerca a él que a ella, que lo dejaba sostener más al
bebé de lo que a ella se le permitía.
Empezaba a cuestionarse todo.
Todo.
Y no encontraba la razón a muchas cosas, aparte de que enloquecia al ver
que por lo visto, ella era la única que notaba lo extraño en todo ésto.
Hoy, Jungkook salió a dar clases de equitación, como normalmente lo
hacía.
Taehyung estaba en el comedor, sólo con Young Soo. Había ordenado
manzana en puré tibia para darle al menor.
Estaba sentado, tenía al bebé en su pierna, mientras lo sujetaba y le daba
alimento.
Jisoo los observó por la puerta abierta del comedor. Entró sin dudar. —
buenos días.— dijo seria.
—buen día.— Taehyung tranquilo, no la miró, siguió en lo suyo.
—hoy desperté y mi bebé no estaba a mi lado, me pregunté dónde
estaría.— su tono era raro, serio, enojado, discreto.
—es algo tarde, considero que el bebé no debe perder el desayuno,
siendo la comida más importante del día.— Taehyung serio, la observó
acercarse a él, con un rostro neutro.
—con el debido respeto alteza, no tiene derecho a llevárselo sin mi
autorización o la del príncipe Jungkook.— Jisoo puso las manos en los
brazos del pequeño para cargarlo.
Taehyung lo sujetó del estómago y la espalda. —no lo sujetes así, puedes
lastimarlo.— molesto.
Ella lo sujetó bien y lo cargó. El bebé enseguida lloró y estiró sus brazos
a Taehyung.
Taehyung se levantó. —no terminó de desayunar.— irritado.
—le daré pecho.— ella lo mecía, tratando de calmarlo pero fue inútil.
—devuélveme al bebé, es una orden.— Taehyung levantó la voz,
enojado.
—disculpe, es mí hijo. Usted no vendrá a darme órdenes sobre él,
recuerde que todavía no es el rey.— Jisoo levantó el rostro y salió del
comedor con el bebé en brazos, llevándoselo a sus aposentos.
Taehyung apretó la mandíbula y se fue a sus aposentos, lleno de rabia.
Consideraba que era una mujer ignorante, necia y muy grosera. No estaba
haciendo ningún mal, su propósito sólo era alimentarlo y cuidarlo.
Aún no había logrado calmarse cuando Jungkook llegó.

Jisoo estaba en sus aposentos con Young Soo aún llorando.
No lograba calmarlo, desesperada del fuerte llanto lo dejó en brazos de
Lia, meciéndolo.
Ella estaba enojada también, habló con su criada. —podrá ser un
príncipe pero aún no es rey, él no vendrá a decirme cómo debo cuidar a mi
propio hijo, lo parí yo, es mío y de Jungkook solamente, es la más clara
prueba de nuestro amor, porque eso soy, el amor de Jungkook, madre de su
primogénito.—
Lia había calmado al pequeño.
—espera a que Jungkook sepa de ésto, no le va a gustar lo que Taehyung
me dijo, yo soy su esposa y esto lo debe enfurecer.— dijo muy segura.
Enseguida abrieron la puerta de sus aposentos. —atención, el príncipe
Jungkook está aquí.— un guardia dijo y salió al momento.
El príncipe entró, con un rostro inexpresivo.
Ambas reverenciaron.
—Príncipe, me llena de alegría el corazón verlo aunque estoy pasando
un mal momento debido a Taehyung ... — comentaba abiertamente.
—Príncipe, Príncipe Taehyung.— interrumpió secamente Jeon para
corregirla.
—sí, el príncipe, no sabe lo que me hizo ... — Jisoo de nuevo fue
interrumpida.
Aunque Jungkook no necesitó hablar, levantó la mano mostrándole su
palma, exigiendo silencio.
—Lia llevad a mi príncipe Young Soo con su tia Eunha de inmediato y
cierra la puerta tras de ti.— dijo en un tono controlado.
La criada obedeció y en cuanto ella cerró la puerta tras de si, Jungkook
continuó hablando. —tu comportamiento fue deplorable, no tienes ningún
derecho a dirigirte así al príncipe Kim.— cambiando el tono a molesto.
Ella se indignó. —¿disculpe? Él no tiene derecho a llevarse a mi hijo sin
autorización mía, yo lo di a luz, no él.— altanera.
—es mí primogénito y yo le he otorgado el derecho al futuro rey
Taehyung de cuidar al bebé, no tendría porque discutir ésto contigo.—
tratando de encontrar calma.
Jisoo apretó los labios. —¿por qué tendría más derecho de cuidar al niño
más que yo?—
Jungkook se quedó callado mirándola, con firmeza y seriedad, cruzó los
brazos.
Ella suspiró. —no lo entiendo, la distancia que ha creado contra mí es
abismal, ya no quiere pasar ratos conmigo, no me toma de la mano, pensé
que Young Soo nos conectaría más como una familia y ahora defiende el
derecho de otra persona a estar con el bebé más que su propia madre.. —
se iba acercando a él.
Jungkook ni siquiera se movió.
—sé que no ha dejado sus sentimientos por mí.— ella segura, sujetó el
rostro de Jungkook con sus dos manos.
El deshizo el cruzado de sus brazos, mirándola serio aún.
Jisoo pasó sus manos detrás de ella, deshaciendo el amarre de su vestido
y dejándolo caer al suelo, quedando desnuda.
Jungkook levantó el rostro, sin observarla, incómodo, molesto, era una
mezcla de emociones confusas pero seguramente nada buenas.
Ella tomó las manos de Jungkook y lo quería llevar a la cama.
Jungkook quitó sus manos. —vístete por favor, no es momento de hacer
ésto.— mirando a un lado, enojándose.
—¿por qué no?— ella se pegó a él, besando su cuello.
El se hizo un paso atrás, alejandola con sus manos en sus hombros. —no
quiero.—su voz débil, su estómago se revolvió enojado, asustado.
—príncipe, tomeme.— ella sujetó la mano de Jungkook y la llevó para
que sujetara su pecho mientras con su otra mano le sujetó el miembro.
Haciendo enfurecer a Jungkook, estaba incómodo, tenía miedo de gritar y
no entendía por qué, no quería verla, tocarla, le disgustaba, a cierto punto
toleraba la situación y quería resolverla sin problemas pero en el momento
que ella tocó su miembro y lo hizo tocarla se sintió invadido, furioso y
desesperado. Gritó.
—¡dije que no!— la hizo hacia atrás con una fuerza considerable. —no te
amo Jisoo, jamás lo hice y no me provocas deseo, no quiero tocarte, no
quiero acostarme contigo, ni compartir contigo, no te considero mi esposa,
eres quien trajo a mi hijo a la vida pero sólo eso, no me importas, quiero
que te alejes de mí.— sin expresión, él se agachó y recogió el vestido de
Jisoo, se lo puso en las manos. —vístete.—
Se marchó sin dejarla responder.

Hasta yo estoy en shock con tremendo capitulo que hice pero, así van las
cositas, ¿qué opinan?
¿qué tal las ha tratado el año? Cuéntenme, lxs amo. Att:
Rapmonsterxxxz.☀
⁵³


Para Jisoo fue más de lo que pudo soportar.
En su interior tenía una mezcla de coraje con tristeza y desilusión, fue
amargo, cruel, insensible. Pero, su tristeza dominaba la rabia que sentía.
Se vistió nuevamente, avergonzada con ella misma. Y comenzó a llorar,
no podía detenerse de llorar. Tenía el corazón roto, no tardaría en caer en un
hoyo de depresión. Todo lo que ella creía se desvanecía en sus manos, no
podía con tanto.

Jungkook no quiso hablar de lo sucedido con nadie, ni siquiera con
Taehyung. Sólo le comentó sobre dejarle en claro que no podía meterse con
el príncipe Kim y sobre que le confesó que no la amaba pero es todo lo que
salió de su boca.
No omitió la parte de la desnudez y que lo tocó para evitar una molestia
de Taehyung, no. Lo omitió porque estaba avergonzado de cómo se sintió,
sucio, acosado, incómodo, quería llorar y le apenaba sentirse tan pequeño e
indefenso, tenía coraje de no haber reaccionado al momento y detenerla.
Dejó a Young Soo con Taehyung y Eunha y simplemente fue a tomar un
baño.
Se tallaba el cuello y las manos fuertemente, se sentía sensible y sucio
aún. Lavó su miembro pero cuando lo hizo no sabía por qué brotaron un par
de lágrimas por sus ojos, no es la primer vez que una mano toca su pene,
pero lo incomodó a un nivel que no entendía. Pero tal sentir le avergonzaba
tanto que prefirió callarlo y guardarlo para sí mismo.
El no sabía reaccionar a un abuso y acoso sexual como el que recibió.

Taehyung sintió raro a Jungkook, después de todo lo conoce como la
palma de su mano.
Por la noche, estaban ambos en el cuarto de Jungkook, durmiendo a
Young Soo juntos, aunque el padre del bebé no tenía su inmensa sonrisa
mientras está con él como otros días.
Eso era suficiente para saber que algo andaba mal. —¿hay algo que
quieras contarme?— Kim sentado en la cama.
Jungkook sólo negó con el rostro.
—amor.— Taehyung se paró frente a él.—estoy aquí, para ti ... ustedes,
quise decir ustedes.— miró a Young Soo quien ya tenía los ojos cerrados.
—sólo quiero dormir, ¿podrías abrazarme esta noche? — Jungkook
susurró mientras seguía meciendo a Young Soo.
Taehyung asintió.
El bebé estaba dormido ya, lo dejó con cuidado en la cuna, Jungkook
enseguida se recostó en su cama, Taehyung fue a bajar las cortinas del
balcón y cerró la puerta con seguro, dejo una tenue vela encendida por si el
bebé necesitaba algo por la noche o si despertaba que no fuese en lo oscuro
y acompañó a Jungkook en la cama.
Estiró sus manos y dejó que ésta noche Jungkook fuese el que se
recargara en su pecho, acarició sus negros cabellos y apretó fuertemente en
un abrazo.
Jeon lo sintió reconfortante, seguro, amoroso, en los brazos de su amado
por fin entre tranquilidad pudo dormir.
Ambos pudieron dormir.

Al siguiente día las cosas pintaban diferente pues Hwasa y Hoseok dieron
una visita al castillo.
Tenían planeado un bello día de campo para todos, saludaron y tomaron
el desayuno con el Rey Namjoon y la Reina con el pequeño Yoongi, para no
ser descortés con los Jeon.
Pero al caer la tarde, todos se fueron a las praderas del reino negro.
Amplios terrenos de pasto verde vivo, con pequeños ríos por ahí, perfecto
para merendar.
Hwasa tenía un vestido tipo ¾ azul marino, con un gran moño blanco
sujetando su cabello y guantes del mismo tono. Eunha llevaba un vestido
largo sin vuelo rosa con detalles de encaje sutiles.
Hwasa tenía entre sus brazos al pequeño Soo, lo hacía reír y hacía tonos y
gestos cariñosos para él al igual que Eunha.
Y detrás de ambas con todas las cosas venían Taehyung, Jungkook y
Hoseok.
Hoseok cargaba sábanas gruesas acolchonadas donde reposarían y la
canasta de bebidas.
Jungkook cargaba una mesa de madera de estatura muy baja donde
pondrían la merienda y su morral con cosas que podría necesitar el bebé.
Y Taehyung cargaba las dos canastas de la merienda.
—ya estoy cansado.— Taehyung se quejó.
Jungkook enseguida cambio la posición en la que cargaba la mesa,
poniéndola al revés y frente a él. —pon las canastas aquí, yo las cargo por
ti.— con un tono tierno.
Taehyung sonrió forzosamente y se puso rojo enseguida.
Hoseok los miró a ambos con una ceja arriba y una abajo.
—no gracias Jungkook, estaba bromeando.— Taehyung miró a otro lado.
Jungkook había olvidado que Hoseok no sabía de lo suyo y había creado
un momento incómodo. Pero lo dejaron pasar.
Encontraron un buen lugar, bajo la luz del sol y a unos cuantos metros del
rio colocaron las sábanas acolchonadas.
Montaron la mesa entre los caballeros, colocando los bocadillos en sus
platos.
Descansaron ahí un rato, entre conversaciones sin importancia y risas el
día corría.
Estaban sentados así
Jungkook
Hwasa Taehyung
Eunha Hoseok
Jungkook tenía a Young Soo en sus brazos.
—extraño a mi familia pero con ustedes me siento nuevamente en una.—
Hwasa con una sonrisa.
—disfrutamos de tu compañía, somos una al final de todo.— Eunha
amable.
—todo gracias a la unión entre reinos.— Hoseok.
Las chicas siguieron hablando entre ellas.
Hoseok prestó atención cuando dijo eso enseguida Jungkook y Taehyung
se miraron mutuamente.
Observó que Taehyung tenía su mano recargada en la sábana y Jungkook
su mano libre la colocó sobre la de su hermano.
Taehyung se percató de la mirada de Hoseok y movió la mano, nervioso,
dijo. —iré al río un momento.— se levantó y fue.
Hoseok estaba curioso, también se levantó. —iré con él.— serio, con el
ceño fruncido.
Jungkook observó sus intenciones y se levantaría también pero Hwasa lo
tocó del hombro y le negó con el rostro. Diciéndole en señas que los dejara
estar solos un momento.
Taehyung se sentó en el pasto a la orilla, quitándose los zapatos cuando
llegó su hermano menor con él, sentándose y haciendo lo mismo.
Había silencio.
Ambos doblaron su pantalon, levantandolo lo suficiente para meterse al
río.
Habían rocas y no era alto así que podían caminar por ahí, el agua era
cristalina.
Caminaron un poco por el río, en silencio.
Taehyung tenía las manos en sus bolsas, nervioso, mirando al suelo sin
saber que decir.
Hoseok miraba el paisaje a su alrededor, siguiendo a su hermano.
Pasaron pecesitos pequeños por ahí y se detuvieron a mirarlos. —mira
Hoseok.— Taehyung los señaló emocionado. —son preciosos.—
—lo son.— respondió tranquilamente el menor.
Los peces se fueron y el silencio volvió.
Hasta que Hoseok lo rompió. —¿no piensas decir algo?— serio.
Taehyung lo miró por fin. —¿algo como qué?— su estómago se revolvía.
—no sé Taehyung, te conozco de toda la vida y siempre haz tenido algo
qué decir.— cruzó los brazos.
—no es que yo tenga qué decir algo, mejor dicho tú quieres preguntarme
algo.— Taehyung también se cruzó de brazos. —hazlo.—
—¿por qué Jungkook es tan cariñoso contigo?— Hoseok directo.
—tenemos una buena amistad, nos agradamos.— Taehyung se limitó a
decir.
—¿sólo eso?— se quedó confundido un momento y siguió hablando. —
porque parece algo más.—
Taehyung lo miró a los ojos y apretó suavemente los labios. No sabía si
podía confiar en él, lo quería mucho pero tendía a ser muy explosivo y
temía que con cualquier molestia de su parte, contara todo.
—es eso, no pienses mal de mí, amo a mi esposa y mi cuñado es mi
aliado.— Taehyung no le dio el privilegio de la confianza.
Hoseok sentía la mentira pasar por sus oídos, pero no podía obligarlo a
hablar. Después de todo eran cercanos al momento de jugar, bromear, etc.
Sobre temas privados era complicada su relación.
Decidió dejarlo ahí, secó sus pies y fue a donde los demás se
encontraban.
Taehyung hizo lo mismo unos minutos después, tomando su anterior
asiento al lado de Jungkook.
Continuaron con normalidad, sólo que ahora Taehyung se alejaba más de
Jungkook, no quería acercamientos con su hermano menor al rededor de
ellos.
El día terminó y por fin regresaron al castillo negro.
Este día sería el último del viaje de Hwasa, tenía que regresar a su
castillo, planeaba regresar con la gran noticia de su noviazgo con el menor
de los príncipes Kim.
La noche cayó.
Antes de marcharse al reino blanco, Hoseok se despidió de Hwasa. Ella
se marcharía por la madrugada.
Estaban parados frente a la carroza del joven Kim, lo esperaban.
—te extrañaré.— Hoseok dijo mientras dejaba un beso sobre los guantes
en su mano.
—y yo a ti, regresaré lo antes posible.— Hwasa sonriendo.
Lo atrajo para darle un abrazo.
—no me hagas sufrir con una larga ausencia, mi corazón no lo tolerará.
— él dijo susurrando en su oreja.
Ella dejó un dulce beso sobre sus labios.
El correspondió.
Se separaron por fin, el subió a la carroza y dijo. —sabrás de mí,
escribiré.—
—eso espero.— Hwasa despidiéndose.
Se marchó. Ella ingresó al castillo, viendo a Jungkook entrando en la
biblioteca así que lo siguió.
Estaban solos en la sala de leer. —¿donde dejaste al buen Taehyung y al
principito?— Hwasa dijo de buen humor al verlo sólo, lo cual no es común
siempre va con él el antes ya mencionado príncipe y el bebé.
—hoy quería leer en privado antes de dormir, Taehyung con Eunha y el
bebé duerme con su madre hoy.— dijo Jungkook fingiendo la sonrisa
mientras abría un libro y se sentaba, cambiando su rostro.
Ella enseguida recordó esa mirada. —no, Jungkook.— ella triste.
El no entendió.
—ven conmigo, hablemos en privado.— Ella lo llevo de la mano hasta el
jardín del castillo, lo llevó por los pasos secretos. Y se sentaron donde
Jungkook y Taehyung habían tenido su primer beso.
Ella empezó la conversación pero le era difícil pues se le rozaron los
ojos. —me siento culpable.— tocó su nariz.
—¿por qué dices eso?— confundido.
—el día que me pediste ver tu futuro, vi hasta un momento en especifico,
fue incómodo, me sentí identificada con tu sentimiento en ese momento al
verte, sentirte así de mal me pareció horroroso, no pude ver más.— ella
respiró profundo. —y me hiciste esa misma expresión al mencionar a Jisoo
hoy, la visión que tuve fue con Jisoo, cuando te .. —
El miró al suelo, sabía de qué momento hablaba, de aquel día en el que se
sintió de esa manera al ser tocado.
—¿si pasó?— ella con los ojos preocupados tocó su brazo.
El asintió avergonzado.
—perdóname, debí ser más clara con mi advertencia.— Hwasa agachó la
vista, sintiendo pena por él, una lágrima se escapó de su rostro. —pude
sentir tu incomodidad, tu dolor, tu miedo cuando toqué tu mano y la odie,
no pude seguir.— ella tocó su brazo.
—no es tu culpa, yo no te escuché, nunca me percaté de ella y de nuestra
relación a la que nunca puse freno.— Jungkook juntó fuerzas y la miró a
los ojos.
—estoy contigo, siento tu dolor y en mi puedes confiar.— ella le dio la
mano con guante, dando confort.
El se sintió bien de tener ese apoyo, de sentir la empatia y que no tenía
que cargar eso él mismo.
Le dio un cálido abrazo y regresaron al castillo.
Hwasa se marchó casi al amanecer a su reino en China.

H
OLAASSS, chicxs.
Subí una novela nueva, KookTae situada en los años 80's es una historia
corta pero con capítulos de 3000 palabritas y honestamente me encanta,
siento que les gustara mucho, le puse empeño y me encantaría que le dieran
una oportunidad a pasarse por allá (se llama Run After Me)
Lxs amo, lo saben chulxs y mil besos.
Att: Rapmonsterxxxz.

Por cierto casi se acaba PROHIBIDO, ¿están nerviosas?


PARTE I

Había pasado un meses después de la partida de la princesa China.
Las cosas parecían retomar nuevamente su curso, los malos ratos habían
sido olvidados, el amor entre príncipes continuó fuerte como siempre, las
apariencias en el castillo seguían guardandose.
La paz acompañaba ambos reinos. A excepción de Jisoo.
Ella caía cada vez más profundo en depresión, la cordura que quedaba en
esa mujer tendía de un hilo delgado, desgastado y a punto de reventar. Su
tristeza la consumía dentro de sus 4 muros pues no salía de sus aposentos
para nada y era deprimente que a nadie le importase eso, más que a Lia
quien cuidaba de ella y se encargaba de que mínimo probara bocado.
Jungkook mandaba a Young Soo de repente con ella, pero quien lo cuidaba
era Lia, Jisoo no estaba nada bien.

Esta mañana, toda la familia estaba en el comedor.
Los reyes disfrutaban del desayuno con sus hijos.
Namjoon
Jungkook Tiffany
Eunha Yoongi
Taehyung
Namjoon incluso tenía a Young Soo en sus piernas, él ayudando a darle
el desayuno.
Últimamente el rey había estado tranquilo, relajado. Pues Jungkook no
había vuelto a desobedecerlo y verlo con ese inmenso cariño por el bebé lo
dejaba feliz así que no intervenía en sus asuntos en lo absoluto. Se habían
adaptado a su nuevo estilo de vida con Taehyung en el castillo. Se podría
decir que Nam comenzó a confiar en él.
Al finalizar el gran desayuno, cada uno regresó a sus tareas de siempre.
A excepción de que el rey pidió hablar con Jungkook en privado, dejaron
a Young Soo con Eunha y se marcharon a la oficina del rey.
—adelante.— Jungkook abrió la puerta para su rey y cedió el paso.
El rey entró y Jungkook detrás, cerró la puerta a sus espaldas.
—quería tener un momento a solas contigo, hace tiempo ya que no lo
tomamos.— Namjoon dijo de buen humor, sentándose en la esquina de su
escritorio.
—hemos estado ocupados.— Jungkook sentándose en la silla frente a él.
—los asuntos del reino jamás terminan.— dijo por su propio trabajo. —
sabes Jungkook ...— Namjoon suavizó el tono. —.. verte convertirte en
padre es de las cosas que más esperaba.—
Jungkook sonrió.
—me alegra que sea un varón, no puedo esperar a comenzar su
entrenamiento, tener a un príncipe prodigio es grandioso, tener dos sería
perfecto, estoy seguro que sacará la magnifica fuerza de los Jeon, de eso
nos caracterizamos.— Namjoon orgulloso.
Y al príncipe le agradó la idea de entrenar a su hijo, claro que pensó de
inmediato que sería un poco más sensible con él que como el rey lo fue con
Jungkook. —por supuesto, será un príncipe excelente teniendonos a
nosotros para entrenarlo.—
Ambos sonrieron. Y Namjoon sintió esa sensación de felicidad y de
honestidad así que habló. —Jungkook, sabía que no me volverías a fallar y
a desobedecer, eres el príncipe que tanto luche por crear, no hay persona en
el reino en quien confíe más que en ti.—
Jungkook se levantó e hizo una reverencia para su rey, sintiéndose
contento. —para servirle al rey y a mi reino siempre señor.—
—estoy orgulloso de ti.— Namjoon dijo firme. —y creo que estás listo
para tener la espada familiar de los guerreros Jeon, mi abuelo se la heredó
a mi padre y mi padre a mí...— dijo mientras la sacaba del baúl de cristal
que tenía exhibido bajo la ventana.
—y es momento de que sea tuya, tienes que disfrutarla en lo que Young Soo
crece y será para él.— se la entregó.
Jungkook sintió un nudo en su garganta, eso deseó siempre, la completa
aprobación del rey junto la espada familiar, sonrió y se tomó la libertad de
abrazarlo poniendo de lado un momento la espada.
Namjoon correspondió el abrazo y dio un par de palmadas en su espalda.
—ahora necesito trabajar, ve a hacer lo tuyo.— dijo tranquilo.
El mayor de sus hijos sonrió con fuerza, asintió, reverenció y salió de la
oficina, dejándolo sólo.
Enseguida corrió a donde Taehyung para contarle lo sucedido con
emoción. Y su pareja se alegró por él, la vida parecía sonreírles con fuerza.

Los esposos se encontraban en su lugar secreto donde podían darse amor
sin freno ni vergüenza. Ha pasado un año ya desde que estan juntos y serán
eternamente esos novios que juntan sus manos y besan sus mejillas.
Eunha cuidaba de Young Soo en el castillo mientras ellos nadaban juntos
en el pequeño lago.
Salió empapado Taehyung, el sol hacía relucir bellamente su piel morena
y las gotas que recorrían su abdomen al sentarse en la orilla. —es un día
perfecto.— dijo.
Jungkook salió también y se sentó a su lado con su gran figura marcada
de linda piel pálida. —cualquier día a tu lado lo es.—
Se besaron, continuaron haciéndolo mientras regresaban juntos al agua
lentamente y pegando sus cuerpos.
El beso tomó otro rumbo, comenzó a ser fuerte y ruidoso. Repegaban sus
partes algo despiertas ambas.
—¿quieres hacerlo?— Taehyung se detuvo a preguntar pues tenían ya
varios días sin tocarse de esa forma.
Sin saberlo él pero desde aquel día para Jungkook era diferente cuando
tocaban su miembro.
Pero todo sana, pudo dejar atrás la guerra con su parte íntima lo sabía
porque Taehyung fue comprensivo, amoroso y le otorgaba esa seguridad.
Así que ahora se sentía excitado, listo para volver a tener a su marido
cuerpo a cuerpo.
Asintió, bajandose la unica prenda inferior que portaba bajo el agua.
—Jungkook, ¿entonces no saldremos del agua? — dijo sorprendido pero
en su parte emocionado mirando hacia abajo en la cristalina agua el cuerpo
de su amado.
—si no te molesta.. — Jungkook tomando la ropa interior de él y
bajandola también al obtener permiso.
Taehyung se dejó recargar a la orilla mientras lo besaba y pegaban sus
miembros.
Jungkook abrió las piernas de su chico colocándose en medio de éstas
mientras jadeaba y besaba su cuello.
Taehyung levantó un poco el rostro dejándose saborear y apretaba el
cabello de Jeon, aferrado a su cuello.
Jungkook tocaba su culo y lo estimulaba con sus dedos, preparándolo
para entrar así que tomó su pene y lo llevó a su amado.
Quien al recibir la nueva y dura sensación gimió alto. —ah-maldición.—
Jungkook no se movió, lo movió a él arriba y abajo cargando sus piernas
bajo el agua. —mi amor, no maldigas.—
—Jungkook.— Taehyung gemía encajando sus uñas levemente en la
espalda de Jeon.
—OH-Taehyung.— Jungkook gimió también sin detener el movimiento
recargando su rostro en el pecho del contrario.
Después de un par de momentos más de penetracion Jungkook acabó
dentro de él, claro que al sacar su miembro el agua se encargó de limpiar.
Pero aún Taehyung seguía erecto y eso le hacía saber al príncipe negro
que aún no había acabado. Lo masturbo y lo subió a sentarse en la orilla
bajo el sol.
Sin detenerse llevó su boca al miebro de Taehyung y le dio más placer,
chupando.
Sin previo aviso, Kim se vino con gritos de gemidos, llenándole el rostro
a su esposo, quien lo había sacado en ese preciso momento.
Comió lo que pudo de lo que salió y el resto en su cara se agachó
sumergiéndose y lo limpió.
Taehyung respiraba con su pecho de arriba abajo. —te amo.—
—y yo a ti, para siempre.— Jungkook con ojos de amor.
Ambos se vistieron con la ropa seca que trajeron y se sentaron a comer
manzanas juntos y un dulce jugo de toronja.
Reían y compartían alegremente.
—Taehyung, soy muy feliz a tu lado.—
—y yo al tuyo, Jungkook.—
Se miraron un segundo para después besarse.

Dos días después, por la noche le correspondía a Jisoo cuidar del bebé.
01:02am.
Lia lo mecía en sus brazos. —a dormir pequeño.— cantaba suavemente.
Pues era tarde y no lograba dormirlo.
—¿por qué no puedo disfrutar de ésto?— Jisoo señaló al bebé, sonaba
nostálgica.
—¿desea abrazarlo usted misma?— Lia lo ofreció.
—no.— levantó las manos. —está tranquilo contigo, no quiero tocarlo.
— dijo con algo de resentimiento.
—el pequeño no es culpable de nada, es precioso y tan adorable.— Lia
tranquila mirando con ternura al bebé.
—es el fruto de una mentira, Jungkook me utilizó solamente, todos sus
votos eran falsos, él juró amarme y estar conmigo.— Jisoo dijo llorando en
voz alta. —este anillo significaba eso.— le mostró su mano.
Lia abrazo un poco más fuerte al pequeño, queriendo evitar que el grito
de Jisoo lo asustara.
—y se lo voy a devolver.— Jisoo se quitó el anillo y caminó a la salida.
—señora, es tarde, el bebé está aquí y apenas está logrando dormir.—Lia
tratando de calmarla.
—no te metas.— Jisoo limpió sus lágrimas y salió de la habitación
yéndose directo a la de Jungkook.
No llevaba zapatillas, empuñaba fuertemente su anillo en mano, no se
detenía al caminar. Y qué si el hombre ya estaba dormido, no le importaba
molestar su paz, estaba furiosa con él.
Al fin de cuentas no había cosa peor y más peligrosa que un ser humano
con el corazón roto.
Subió las escaleras, pasó por enfrente de los aposentos de Eunha y
Taehyung hasta llegar a los de su "esposo.
La puerta estaba emparejada, creía escuchar gemidos tenues pero no
sabía si su mente la traicionaba, guardó silencio, se acercó sin hacer ni un
solo sonido, tanto así que podía escuchar su agitado y enojado corazón.
Movió tan suave la puerta que nadie se percató de ello y no demasiado,
sólo lo suficiente para ver lo que sucedía dentro.
El anillo se le cayó al suelo, por la alfombra no sonó. Subió una mano a
su boca para retraer el sonido de sorpresa y sus ojos lagrimearon en un
instante.
Pues lo que sus ojos observaban era imposible de aceptar.
Sobre la cama vio recostado a su "esposo" el padre de su hijo desnudo
lleno de sudor y jadeando, mientras que arriba suyo estaba el príncipe
Taehyung, desnudo y meneando sus caderas mientras gemía despacio.
Los encontró haciendo el amor.

AMIGUEEES, PERDÓN. Sé que quedé en subirlo un día wn específico


pero quería tener el primer capitulo de la segunda temporada listo pero no
se me ajustó el tiempo.
Aparte han sucedido muchas cosas éstos días, renuncié a mi trabajo, me
pidieron matrimonio (así es, me les caso) y me mudaré a otro estado.
Pero estoy aquí. Espero estén listas.
Las amo mucho att: rapmonsterxxxz.❤

PARTE II

Jisoo levantó el anillo y caminaba hacia atrás, en blanco.
Y el mundo pareció rodar en cámara lenta, pensaba en la primera vez que
vio a Jungkook sentado junto a su padre mientras juntaba sus nerviosas
manos.
Cuando la besó por primera vez, cuando recorrió su cuerpo entre besos y
caricias aquella noche.
Sus numerosas citas, montando a caballo, picnics en el jardín real, lo
recordó besando su mano con suavidad, cuando se casó con ella y dijo todas
esas dulces palabras mientras la besó.
Las lágrimas rodaban de su rostro sin detenerse, estaba aturdida, su pecho le
quemaba, se movía sin sentir su peso.
Llegó a sus aposentos de vuelta la puerta estaba abierta y entró sin
cerrarla.
Se quedó parada, llorando con una expresión extraña, pensando en lo que
acababa de ver, pensando en lo mucho que se burló Jungkook de ella, la
utilizó y la trató como si ella fuera nada después de haberle jurado amor.
Estaba destrozada.
De sus pensamientos la distrajo el comienzo del llanto de Young Soo en
la cuna.
Llena de rabia lo miró, no lo quería pues era fruto del engaño de
Jungkook. En el tocador estaba un cuchillo afilado con una manzana de la
merienda que preparó Lia.
Lo tomó, lo empuño fuerte y se paró frente a la cuna, vio a Young Soo
idéntico a Jungkook, lágrimas amargas cayeron, levantó la mano lista para
encajarselo y matarlo.
Entró Lia con un par de mantas para el bebé y observó la acción, corrió
enseguida hacia ella y la derribó al suelo. —señora.— dijo alarmada.
El cuchillo quedó encajado en la orilla de madera de la cuna.
Jisoo gritó fuertemente mientras lloraba y maldecía tirada en el suelo.
Lia se levantó y quedó sin palabras por lo sucedido.

A la mañana siguiente.
El sol había salido por completo, Lia envolvió al pequeño en frazadas
tibias y en silencio lo sacó de los aposentos sin despertar a Jisoo, había
velado toda la noche al bebé por temor a su madre.
Observó a Jungkook entrando al comedor, doblando las mangas de su
camisa blanca.
Entró al comedor y sólo se encontraba él sentado, con una taza de café.
—buen día, señor.— hizo reverencia.
Jungkook no la miró, meneaba su café. —buenos días Lia.—
—traje a Young Soo.— Lia se acercó.
Jungkook enseguida la miró y se levantó, extendiendo los brazos a su
hijo aún dormido. Lo cargó.
—disculpe mi atrevimiento príncipe pero Jisoo no está teniendo buenos
momentos y considero que lo ideal es que el bebé no esté con ella por un
par de días.— agachó el rostro mientras habló.
Jungkook comprensivo asintió con la cabeza. —está bien Lia, te
agradezco.— se giró y se sentó, acomodo al bebé en sus brazos.
Ella reverenció y caminó para salir del comedor encontrándose con el
rey, reverenció nuevamente. —buen día su majestad.—
—buen día, tenía días sin verte ¿dónde está Jisoo? También hace días
que no la veo.— Namjoon amable.
—en sus aposentos descansando, señor.—
—llámala, quiero que nos acompañé en el desayuno.— El rey caminó
hasta su asiento.
Jungkook saludo y reverenció a su padre, juntos despertaban con cuidado
al menor para el desayuno.
Lia fue por Jisoo.
—señora, es de día ya.—
Jisoo abrió los ojos, su descanso era ligero con todo lo sucedido, bostezo
y miró a Lia seria.
—¿está bien?— ella con temor.
Jisoo miró al suelo. —¿sucede algo?—
—el rey la ha llamado para desayunar, ayudaré con su cabello..— Lia
comenzó a peinarla recogiendo dos mechones de los costados para unirlos
atrás.
—¿y Young Soo?— Jisoo sin expresión.
—el príncipe Jungkook pasó temprano por él.— respondió algo nerviosa
y la soltó.
Jisoo se colocó vestido y fue al comedor con Lia detrás, entró y
reverenció a los que se encontraban ahí. Los Reyes con Yoongi y Jungkook
con el bebé.
Lia movió la silla al lado de Jungkook donde es su lugar de esposa, ella
se sentó.
El príncipe ni siquiera la miró, estaba sentando al menor y destapandolo
con delicadeza.
Mantuvieron un poco de charla con el rey, sirvieron la mesa y Jisoo
miraba su plato fijamente, sopa de caldo.
Comió un par de cucharadas lento, cuando entró Eunha de la mano de
Taehyung.
Se sentaron al otro lado de la mesa después de reverenciar, comenzaron a
conversar.
Jisoo miraba sólo su plato.
—¿descansaste Taehyung?— Namjoon dijo en un buen tono.
—por supuesto.— respondió colocando la servilleta en sus piernas.
Jisoo miró a Taehyung.
—por un momento pensé que los aposentos de mi Eunha serían pequeños
para ambos.— Namjoon comiendo.
—por lo contrario, es perfecto para nosotros.— Taehyung dijo mientras
tocaba con dulzura la mejilla de Eunha.
Jisoo sintió náuseas. Miró a Jungkook y él sostenía a Young Soo mientras
le daba besos por el rostro.
No lo soportó, se giró al otro lado y vomitó.
Todos se quedaron sorprendidos.
Nam se limpió la boca. —trae al personal de limpieza y llama a un
doctor.— le dijo a su asistente personal.
—Lia llévate a Jisoo a descansar. — Namjoon dijo compasivo, notaba
algo en ella. Jisoo lucía pálida, con las cuencas de los ojos oscuros, mirada
cansada.
Lia obedeció.
Taehyung miró a Jungkook, él observó la acción pero regresó su vista al
bebé, queriendo ignorar lo sucedido.
Namjoon también se quedó observando a Jungkook, sin entender esa
reacción pero lo dejó por la paz.
Siguieron su desayuno todos juntos.

Jisoo estaba en la tina, Lia enjuagaba su cabello con jabón de rosas.
Ella no mencionaba palabra, sólo salían lágrimas de sus ojos.
Lia no se animo a preguntar, por qué desde ayer en la noche que regresó
de con el príncipe Jungkook había estado así.
Jisoo se limpió las lágrimas, miro a Lia y dijo. —Jungkook me las va a
pagar.—

Taehyung estaba en el jardín real con Eunha, conversando sobre
cualquier cosa.
Llegó Jungkook con el bebé. —iré al pueblo con los niños a los que les
imparto clases, quiero que conozcan a mi hijo, ¿quieren ir?— sonrió.
Ambos asintieron, se alistaron y se marcharon.
Jisoo los observó salir del castillo, subió al cuarto de Jungkook fijándose
en no ser vista, le pidió a Lia vigilar.
Entró y empezó a buscar, cualquier cosa que pudiese comprobar lo que
vio anoche. Usmeo el escritorio, bajo la cama, sus muebles pero no
encontraba nada.
Dio un golpe al escritorio desesperada, se quedó quieta y miro al buró al
costado de la cama de Jungkook, trató de abrir los cajones pero tenían llave.
No se detuvo, movió el buró y por la parte de atrás, a la altura del cajón
lo golpeó con su propia mano repetidas veces hasta que se rompió, ella se
encajó astillas en la mano pero no le importó, aún estaba la madera trasera
del cajón, la tomó y la jaló fuertemente hasta traerla consigo misma.
Enseguida se cayeron dos cartas, las abrió y leyó que eran cartas de amor
de Taehyung hacia Jungkook, incluso estaban firmadas, tomó todas las que
pudo guardar en su vestido. Limpió todo y lo regresó a su lugar, no se
notaba.
Salió y fue a sus aposentos con Lia.
—su mano, la limpiaré.—Lia sujetó su mano con sangre y la limpió.
—mira.— Jisoo sonrió, mostrando las cartas.
Lia se quedó callada mientras leyó una de ellas, miró sorprendida a Jisoo.
—¿los príncipes?—
Jisoo asintió con un rostro de satisfacción, limpiando su mano de las
astillas.

Habían regresado al castillo.
Eunha estaba con Jungkook en la sala principal, el bebé dormía en los
aposentos de su padre y Taehyung tomaba un baño.
Namjoon venía bajando las escaleras de la mano de Yoongi quien ya
caminaba mejor. —hijos, observen a Yoon.— orgulloso les dijo.
Ambos lo felicitaron.
Namjoon llegó a la sala y estuvo con ellos un momento, tenía en sus
piernas a Yoongi, mientras hablaba con ambos.
Llegó un hombre con uniforme blanco, le entregó una carta a Namjoon,
reverenció y se marchó.
Enseguida el rey pasó a Yoongi con Eunha. —es del reino blanco.— leyó
lo de afuera.
—¿de mi familia?— Taehyung venía bajando las escaleras corriendo con
emoción, tanta que se tropezó y cayó de rodillas.
Jungkook se paró de brinco y fue a levantarlo, preocupado. —¿estás
bien?— tomando su mano y sujetando su espalda.
Namjoon los observó sin decir nada.
Taehyung asintió y camino al rey, reverenció. —¿es para mí?—
El rey negó. —es para la familia Jeon en general.—
Taehyung se sintió triste un momento, su padre no le había escrito
durante todo éste tiempo, sólo recibía cartas semanales de Leeteuk. Y
alguna que otra visita del mismo, de su padre no.
La abrió. —Un cordial saludo colegas del reino negro, es un honor para
nosotros invitarles al festejo por el compromiso de nuestro príncipe Hoseok
con Hwasa princesa de china, se celebrará en dos días en nuestro reino.—
leyó para todos.
Taehyung habló. —yo me iré desde mañana, extraño a mi familia, si a
usted le parece bien.— con respeto.
Namjoon asintió. —nosotros los acompañaremos en dos días como está
estipulado, ahora Eunha por favor regresa a Yoongi con tu madre, necesito
ir a mi oficina.— camino directo al lugar antes mencionado.
Ellos se quedaron ahí conversando, después de unos momentos
levantaron al bebé, convivieron un rato más, cenaron juntos y por fin el día
concluyó.
La noche cayó.
Ambos estaban en los aposentos de Jungkook.
Taehyung mecía al pequeño en sus brazos. —es increíble como después
de una larga siesta vespertina aún tenga sueño.— susurró con ternura a su
amado.
—ser el príncipe más precioso del reino negro debe ser agotador para él.
— Jungkook dijo acercándose a besar la cabeza del menor.
Taehyung sonrió al verlo.
Cuando el niño durmió completamente lo dejaron en la cuna y lo
cubrieron con el velo blanco para que descansara mejor.
Jungkook tomó a Taehyung de la mano y lo llevó al balcón. —observa mi
amor, hay lluvia de estrellas.— lo abrazó por la espalda.
Taehyung las admiraba. —¿crees en los astrónomos y su teoría del
deseo?—lo miró.
—¿tú crees en eso?— Jungkook devolvió la pregunta enseguida.
—me gustaría decirte que no, pero lo hago, soy un soñador nato.—
Taehyung tocó la barda del balcón.
—tan grandioso como delicado príncipe, estoy enamorado de cada
chispa que brota de tus ojos cada que hablas de tus sueños, porque tu sueño
es lo que nos trajo aquí a estar juntos. Toda mi vida me creí valiente pero
era un cobarde al que llenaste de fuerza para amarte y me convertí en
soñador también, porque lo veo.— miró al cielo. — veo el sueño de que al
llegar tú a la corona las cosas cambiaran y al ser tu voluntad la única de
ellas serás mi rey y mi amor eterno frente al mundo, ya no me parece una
locura, los sueños sí se hacen realidad.— junto su mano con la de
Taehyung en la barda.
Taehyung cerró sus ojos fuertemente por un segundo. —pide tu deseo.—
“Deseo estar con Jungkook para siempre, en cualquier vida, en cualquier
universo, deseo coincidir siempre con su alma.”
en su mente.
Jungkook también observó su estrella y cerro fuertemente sus ojos.
“Deseo vivir la eternidad
con Taehyung y seguir adorándonos
sin miedo, donde sea que estemos.”
también en su mente.
Taehyung lo miró, se dieron un detenido beso bajo las estrellas, con
magia a su alrededor, el brillo fugaz y momentáneo pero ellos eran tan
eternos. Jungkook podría redactar libros completos sobre los ojos de
Taehyung, su chico.
Y Taehyung podría recitar por siempre todos los versos de cada poema al
cual Jungkook inspiraba, perdido en ese amor. Perdido en su corazón, besos
y detalles lo cuál lo hacía sentir que flotaba en el cielo.
Felices fueron a la cama, donde se abrazaron y acurrucaron juntos,
sosteniéndose uno al otro con firmeza.
Al día siguiente, al salir el sol prepararon la carroza de Taehyung y sus
cosas para pasar los dos días allá.
Jungkook lo despertó y abrigó el mismo, dándole un beso de despedida
privado. —te extrañaré.—
—sólo es un día mi amor, esperaré tu llegada.— Taehyung lo besó
nuevamente y lo abrazó.
Jungkook lo apreto fuerte. Él y Eunha lo llevaron hasta la entrada donde
lo despidieron.
Ambos regresaron a sus aposentos personales donde continuaron con un
perfil bajo su día.
Taehyung al llegar disfrutó y saludo a su familia con amor, tenía ganas de
verlos de disfrutar del reino donde creció, estuvo con Leeteuk todo el día y
también con Baek.

A la hora de la merienda Namjoon estaba con sus tres hijos y reina en el
jardín real.
Tenían rato que no compartían así y lo disfrutaban.
Yoongi decía. —pequeyo bebe.— mientras se acercaba a Jungkook para
abrazar a Young Soo.
Todos se derretían de ternura.
—¿y cuando pensaís tener descendencia?— miró a Eunha.
—tal vez pronto padre.— Eunha respondió astuta, mintió pero no quería
romper el ambiente de paz y felicidad que tenía la familia en ese momento.
Namjoon se alegró de oír eso. Continuaron felices todos.
Cuando llegó un soldado negro, reverenció. —señor, las cartas de sus
comandantes llegaron al reino.—
Namjoon se levantó y al ser un asunto real, se retiró a su oficina a leer las
cartas en cuestión.
Jisoo estaba en la biblioteca junto al jardín, vio pasar al rey y lo siguió.
El rey entró a su oficina y empezó a leer las cartas de informe de sus
comandantes en las aldeas del reino.
Tocaron, dio autorización y entró Jisoo, reverenció.
—¿cómo te encuentras Jisoo, mejor?— Namjoon dijo sin despegar los
ojos de la carta.
—a la mediante estaré mejor, necesito contarle algo sobre Jungkook.—
ella se acercó y se sentó enfrente del escritorio.
—te escucho.— Namjoon la miró, dejó las cartas a un lado.
—él me engañó de una forma horrorosa y no sólo a mí, también a la
princesa Eunha pero sobre todo a usted... — empezó crudamente a hablar.
—Jisoo ten cuidado con lo que saldrá de tu boca te recuerdo que estás
hablando de un miembro de la realeza y por una difamación te cortaré la
cabeza.— Namjoon molesto por la forma en la que habló se levantó.
—encontré a Jungkook teniendo sexo con el príncipe Taehyung ayer en
la noche.— Jisoo dijo fuerte.
Namjoon fue rápido a ella y la apretó del cuello. —¡¿cómo te atreves?!—
con fuerza la levantó del asiento.
Jisoo no podía respirar, metió rápidamente la mano a su bolso del vestido
y sacó las cartas, levantandolas al rey.
Él la soltó mientras tomó las cartas.
Ella cayó al suelo respirando fuerte. —llevan tiempo, tan - solo - léalo.—
tocó su cuello.
Se recargo en el escritorio, abrió una sola de las cartas.
“ Amor mío, las noches han caído y
mi corazón sediento ansía poder besar tus labios otra vez.
Te escribo en agonía y sin orgullo que perder, confesando que anhelo verte,
vuestra ausencia me mata. Estaré esperándote por la noche, donde siempre
la luna es testigo de nosotros.
sólo tuyo, Kim Taehyung.” (cap36.)
Lo leyó en su mente y pensó en aquel día de su conversión privada con
Jungkook.
—padre, no deberíamos subestimar al príncipe Taehyung.—
—además en todo el tiempo en el que he convivido con él, sé que sería
incapaz de hacer algo como eso, respeta a Eunha, es amable, cálido y
considerado, puedo defender con mi vida mi postura sobre él—
(cap42.)
No podía creerlo, tenía que ser mentira, hablaba de su Jungkook, de su
príncipe prodigioso, del más leal a él. Todo se venía abajo pero las pruebas
estaban en sus manos y aquel día de entrenamiento estaba frecuentemente
en sus recuerdos.
“Taehyung sosteniendo y desabrochando con firmeza la camisa de su
hijo. Relucia un collar que no sabía que el mayor de sus hijos portaba y
casualmente, hacía perfecto juego con el anillo de esa mano del príncipe
Kim.” (cap45.)
Observó ese día el rostro de Jungkook, tan vulnerable ante Taehyung y
como las joyas brillaban en ellos.
Pero lo invadió la ira del engaño, de la burla hacia él al hacerlo creer otra
cosa. Sentía desprecio por Taehyung pues tenía una relación con su hijo
mientras mantenía matrimonio y relación con su hija, "degenerado" pensó.
Dejó la carta en el escritorio y encajó su cuchillo de bolsillo en ella. —
mataré a Taehyung.— dijo mientras se ponía de pie, tocando la espada en su
funda.
Jisoo lo detuvo colocándose en la puerta —disculpe mi atrevimiento,
pero ahora él está en su reino y tiene protección pero, tengo una idea.—
firme.
—habla ahora.— Namjoon con rabia.
—mande a traer al letrista del reino.— sonrió vengativa.

El día siguiente llegó, el día del evento.
En el comedor real del castillo blanco se encontraba la familia reunida.
Hwasa había llegado hace una semana y se le había hecho la propuesta.
—estoy contento por tu compromiso hermano.— Taehyung dijo
levantando su copa.
—gracias, también lo estoy, Hwasa es la mujer de mi vida.— Hoseok
romántico, levantó su copa pero la miró a ella.
Ella le sonrió.
—a la mediante se casarán y formaran una bella familia.— Jin contento.
Brindaron.
Había toda una celebración en el reino blanco, con bailarinas que
bailaban por todo el reino danzas tradicionales, músicos al aire libre,
comida y bebida ilimitada otorgada por la corona.
Todo el pueblo estaba de fiesta.
Colocaron carpas altas a los costados de la entrada del castillo para que la
familia disfrutara el espectáculo.
Leeteuk ( ) Jin
Taehyung ( ) Dara
Hoseok ( ) Jimin
Hwasa ( )
En un costado para los reyes y del otro los príncipes, en medio de ellos
danzaban y tocaban, ofreciendo el espectáculo.
Habían comido y bebido ya, el día pintaba bien. Sólo que aún la familia
Jeon no había llegado.
—¡eh! - ¡eh! - ¡eh!— se acercó una chica con un vestido de colores pastel
y una máscara blanca de la mitad de la cara a Hwasa. —princesa, ¿haría el
honor? — invitándola a bailar.
Hwasa se paró con una sonrisa y empezó a bailar, le extendió la mano a
Hoseok y éste se paró con ella a bailar.
Se reían, tenían sonrisas brillantes en sus labios y les ponían lazos de
decoración encima. Lo disfrutaban.
Taehyung conversaba sentado con Leeteuk. —toda la felicidad que hay
aquí es bellísima.— dijo señalando a su hermano con su prometida.
Los observaron y después a los reyes, enfocados ambos en el baile de los
jóvenes. —incluso los reyes están pasando un agradable momento.— dijo
el mayor.
Taehyung asintió, por detrás de él sintió una mano tocarle. Miró y parecía
un civil, vestido de blanco como cualquier otro, extendió su mano a
Taehyung. —del príncipe Jungkook.— dijo dándole una carta y se retiró
enseguida para perderse en la multitud.
El príncipe blanco la abrió.
“Amor mío,
es urgente encontrarnos en nuestro lugar secreto entre los reinos en éste
momento.
Ven sólo, te necesito ver.
Siempre tuyo, Jungkook.”
Taehyung se lo mostró a Leeteuk. —necesito ir.— tranquilo dijo.
—Príncipe es el festejo de matrimonio de su hermano, él debería estar
aquí.— Leeteuk dijo desconfiado.
—no tardaré mucho, él sabía eso y si me está pidiendo verme debe ser
algo importante.— Taehyung guardó la carta en su traje. Hoy portaba el
original traje real de príncipe blanco.
—iré con usted.— Leeteuk se iba a levantar pero el príncipe lo detuvo.
—tranquilo, es Jungkook, vigila y si te preguntan por mí di que estoy por
ahí con Baek.— Taehyung salió agachado y rápido, aprovechó que la
atención estaba en los festejados para huir caminando, no tuvo tiempo de
tomar un caballo, tardaría en llegar.

Mientras tanto los príncipes Jeon estaban listos para salir, pero sus padres
aún no bajaban, estaban algo desesperados.
—sostén a Soo un momento Eunha, iré por ellos.— Jungkook se lo dio y
empezó a subir las escaleras.
Topandose con Namjoon quien las venía bajando, sin arreglar.
—padre.— reverenció. —es hora de irnos al evento del reino blanco ya
he pedido la carroza.— dijo con respeto.
Namjoon sonrió de lado. —no iremos.— tenia una botella en su mano.
—¿por qué?— Jungkook sorprendido, Eunha también se puso de pie,
sorprendida.
—porque no quiero.— el rey dijo serio.
—padre, nosotros deberíamos de ir, Taehyung es mi esposo y creo que
debería estar a su la....— Eunha dijo con valor aunque su voz temblaba.
Namjoon aventó al final de las escaleras la botella, casi pegándole a
Jungkook. Todos se asustaron, Young Soo comenzó a llorar. —no iremos.—
Eunha empezó a calmar al nene.
El rey miró a Jungkook, lo estaba mirando con coraje así que bajó un par
de escaleras y se puso un escalón arriba de él.
Namjoon sólo lo provocó. —lárgate a tus aposentos.— dijo despacio
sobre el rostro de Jungkook.
Él bajó por su hijo y lo tomó entre sus brazos.
—tú también Eunha.— el rey enfadado, después miró al encargado del
establo. —devuelve los caballos a su lugar.—
Ambos hermanos subieron las escaleras juntos, resignados. Su padre
tenía tiempo sin comportarse así, no lo entendían.
Jisoo estaba a la vuelta de las escaleras, viendo subir a Namjoon. Al
chocar miradas lo reverenció.
Jisoo lo vio irse a sus aposentos.
Y ella se dirigió a los aposentos de Eunha. Tocó y entró.
—hola Jisoo.— Eunha quitándose las joyas que traía puestas.
—Eunha.— Jisoo fue hasta el tocador donde ella estaba y acarició su
cabello. —tengo que contarte algo, es un secreto pero ... — suspiró. —
tienes derecho a saberlo al fin y al cabo es tu esposo de quien hablaremos.

Eunha no la miró. —dime.— se recogió el cabello, esperando que ella
hablase.
—verás, él ahora mismo esta yendo hacia su inminente muerte.— Jisoo
se sentó sobre la cama.
Eunha se levantó de golpe. —¿Taehyung? ¿Por qué dirías algo así?—
asustada.
—porque es lo que se merece por lo que te hizo, él mantenía una relación
con mi esposo, con tú hermano Jungkook, nos mintieron, nos engañaron, se
burlaron de nosotras.— Jisoo dijo enojada.
Eunha abrió de más los ojos. —¿cómo sabes eso?—
—los encontré teniendo sexo la otra noche, no dejaría que se quedara
así, besándote con la misma boca que besa a tu hermano, es un enfermo y
merece morir.— Jisoo con rostro de ira.
Eunha apretó los puños, se empezó a llenar de coraje —¿mandaste a
matar a Taehyung?— enojada.
Jisoo no notó que el enojo era con ella y con confianza se giró y le
confesó todo. —yo no, el rey sí. Encontré las cartas de amor que Taehyung
le dio a Jungkook, se las mostré a tu padre, él estaba furioso y trajo al
mejor letrista del pueblo a hacer una carta que se suponía que Jungkook le
mandaría a Taehyung, pidiendo verse entre los dos reinos en un lugar
secreto, después mandó por la noche a un grupo de soldados los cuales
encontraron el lugar y ahora mismo están esperándolo ahí para matarlo.—
Eunha se quedó sin respirar escuchando todo, la miró con miedo.
—ahí donde tantas veces se reunieron para engañarnos, dónde él espera
que llegue su amor imposible.. — miró por la ventana juntando sus manos,
burlándose de los sentimientos ingenuos de Taehyung.
Eunha silenciosamente tomó uno de sus floreros de cristal.
—ahí es donde morirá por su amor.— sin despegar la vista de la ventana.
Eunha golpeó tan fuerte como pudo la cabeza de Jisoo con el cristal,
partiéndolo en mil. Enseguida cayó al suelo desmayada y su nuca
sangrando.
—no si lo puedo impedir.— Eunha dijo y salió corriendo mientras cerró
la puerta, entró sin permiso al cuarto de Jungkook.
Jungkook se quitó el saco, tenía a Young Soo en la cama sentado
mientras él guardaba la ropa de gala del menor de vuelta. —¿pasó algo
Eun?—
—van a matar a Taehyung.— Ella dijo crudamente.
Jungkook la miró sorprendido. —¿qué?— sentía como sus latidos
aumentaban la velocidad por segundo.
—Jisoo los descubrió, le dijo al rey y él lo engañó para que fuese al
lugar donde se reúnen siempre en medio de los reinos para matarlo,
necesitas irte, sálvalo, huyan a las afueras del reino, escondanse.— Eunha
quería llorar.
—nos iremos del reino, pero no puedo llevarme a Young Soo.— miró a su
bebé con dolor.
—yo recogeré todas las cosas del bebé y los esperaré en el oeste del
reino por el puente, ve por Taehyung y te veré ahí para que te lleves a
Young Soo.— ella se empezó a mover a cargar al niño.
Jungkook enfundó su espada e iba a salir corriendo pero se detuvo un
segundo. —eres la mejor hermana del mundo.— caminó a ella y al bebé.
Besó la frente del bebé y después la de su hermana. —adió...—
—no, no te despidas porque los adiós son cuando no volverás y yo los
veré a ambos en un rato.— Eunha se le llenaron de lágrimas los ojos.
Sabía el riesgo, era peligroso.
Jungkook salió corriendo, bajó las escaleras rápidamente salió del castillo
y se dirigió a los establos, entró y empezó a sacar a su corsel negro y más
veloz.
El cuidador del establo trató de deternerlo. —señor, el rey dijo....—
Jungkook lo empujó del pecho y subió al corsel, se marchó a toda
velocidad.
Los guardias rápidamente comenzaron a correr el rumor y mientras todos
se distrajeron con la huida de Jungkook, Eunha pudo escaparse con Young
Soo en brazos por la entrada trasera del castillo. Miró atrás. —que Dios se
apiade de nosotros.— y corrió.

Mientras tanto Taehyung, venía llegando al lugar. Suspiró. —caminé
demasiado, espero sea de vida o muerte.— entró y observó a puros soldados
negros ahí se asombró.
—lo es.— uno de ellos respondió mientras todos sacaban sus espadas.
Taehyung desenfundó la suya. —soy Kim Taehyung hijo de Kim Jin rey
de toda Corea blanca, están cometiendo un gran error.— dando pasos atrás,
asustado.
Nunca había matado a alguien y sus entrenamientos jamás fueron fuertes.
El primero de ellos lo atacó, Taehyung bloqueó con la espada pero el
soldado negro le pateó el estómago dejándolo sin aire, el príncipe tocó su
panza respirando fuerte mientras agachó el pecho.
Todos los soldados se rieron.
—chicos sólo dejenmelo a mí.— dijo el mismo que le dio la patada,
agarró el cabello de Taehyung mientras pisaba su espada. —no es suficiente
para todos.—
Taehyung sintió coraje recorrer todas sus venas y recordó a Leeteuk.
“—si alguna vez peleas con un soldado de otro reino o alguien con más
experiencia en espada, tienes que ser feroz, tienes que llenarte de coraje y
no dudar en arrancar la vida del otro porque esa persona no dudará en
quitarte la tuya.—
—quiero que tomes todo el coraje que tienes, pelea con el corazón y con
furia, quiero ver eso en ti, es la única forma en la que podrás cuidar de ti.
—”(cap15.)
Taehyung levantó su pierna y lo pateó, no lo dejó muy lejos pero estaba
lo suficientemente atrás para sacar su espada, ponerse en posición y no
dudó en encajarla en el cuello del soldado, arrebatándole la vida en
segundos.
Se sorprendieron.
Se llenó de sangre y eso lo asustó un momento pero no había tiempo para
temores, su vida dependía de ello. Se puso en guardia.
Lo atacaron entre dos soldados, Taehyung bloqueó la espada del de su
derecha mientras se agachó y arrebató el arma del hombre a su izquierda. Y
el arma de su compañero la encajó en el corazón del siguiente soldado.
Avanzó mientras luchaba entre bloqueos y ataque de espada con dos de
ellos.
Se acercó al lago y al tener la oportunidad de lanzar a uno de ellos al lago
lo hizo de una patada en las partes bajas lo cual le daría una ventaja.
Aún habían cuatro soldados de pie frente a él, estaban a unos cuántos
pasos. Taehyung dio un respiro largo y profundo. —en fila por favor.— dijo
algo agotado.
Ellos lo tomaron como un reto a su hombría así que lo atacaron
individualmente.
El primero luchaba con Taehyung. Con espada, puños y patadas.
Y escucharon un grito ahogado detrás de ellos.
Jungkook había llegado por la espalda de un soldado y le cortó la
garganta sin dudarlo.
Taehyung siguió peleando.
Y ahora los otros dos dirigieron su atención al príncipe Jeon.
Taehyung soltó su espada y sostenía el mástil de la espada del contrario
para evitar que se la encajara, estaban en el suelo.
Jungkook observó y rodó en el suelo, levantándose tras él, lo pateó hacia
enfrente haciéndolo caer en la tierra y la espada al costado de él.
Taehyung respiró. —¡Jungkook!— pudo hablar por fin, aliviado de verlo.
Jungkook defendía con su espada y con rapidez sacó un cuchillo de bolso
y se lo extendió a Taehyung.
Kim enseguida entendió, lo tomó y se giró a encajarlo en la nuca del
soldado detrás de él en el suelo que se movía hacia su espada.
Se levantó tomando su espada y le quitó uno de encima al príncipe Jeon.
Desarmaron a Jungkook, su espada cayó al lago y al ser el mástil de oro
puro, empezó a hundirse.
Jungkook ni siquiera miró, enseguida se puso en guardia y de una precisa
y fuerte patada le quitó la suya de la mano a su contrincante.
Se miraron fijamente. Jungkook tenía ojos de demonio, furioso, sus venas
saltadas y sólo giró su cuello, lo tronó y empezó a darle golpes, puñetazos
fuertes en el rostro mientras lo tiro y pisó sus manos con sus rodillas, le
estaba desfigurando el rostro. Miró por un momento a Taehyung luchando
cuerpo a cuerpo con el último soldado en pie dándole la espalda al lago y
bajó sus manos a la cabeza de su contrincante y le quebró el cuello,
matándolo.
Se puso de pie y tomó del cuello de la camisa al contrincante de
Taehyung por la espalda, poniéndolo frente a él, lucharon a puño unos
cuántos golpes.
Taehyung estaba respirando con dificultad, se recargaba en sus rodillas,
pensando en que todo había acabado.
Jungkook alcanzó una de las espadas del suelo y lo apuñaló en el
estómago tres veces hasta dejarlo caer en la entrada del lugar.
El príncipe Jungkook se giró, mirando a Taehyung volver a su
compostura.
Cuando de pronto por detrás una espada atravesó a Taehyung en la boca
del estómago. Kim miró la espada atravesándolo y después a su amor, cayó
de rodillas, mientras la espada nuevamente salía de él.
El príncipe Jeon vio todo en cámara lenta.
Detrás de él con una sonrisa burlona estaba un soldado negro, empapado.
Era el que había caído al agua esperó el momento indicado, atrapó la espada
del mismo Jungkook y con ella atravesó a Taehyung.
Jungkook soltó un rugido en forma de grito y con la espada en sus manos
corrió a aquel soldado, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Pateó su mano esquivando la espada y con la que tenía en su poder le
partió en dos la cabeza dejándola encajada ahí en él, lo pateó de vuelta al
agua.
Se giró a Taehyung quien estaba en el suelo se giró boca arriba, Jungkook
arrancó un pedazo de tela del saco del propio príncipe blanco y lo puso en
su herida para detener el brote de sangre al menos unos momentos. Lo tomó
de las piernas y los hombros para levantarlo entre sus brazos pero obtuvo un
grito desgarrador por parte de su chico. —¡AHHHGH! No me muevas por
favor.—
—Amor necesito llevarte con un médico.— Jungkook volvió a tratar de
levantarlo, habló con la voz quebrada.
Taehyung le encajó las uñas en el hombro mientras gritó y lloró. —¡NO
ME MUEVAS, TE LO SUPLICO!— lo miró directamente a los ojos.
Jungkook empezó a llorar quedándose de rodillas sosteniéndolo. —
Taehyung perdóname, no pude salvarte.— tocó la camisa llena de sangre de
su amado.
—me salvaste mucho tiempo atrás.— Taehyung sacaba lágrimas porque
le ardía el pecho. —y aquí estás, no podría pedirle más al mundo antes de
irme.— acarició el rostro de Jungkook.
—déjame llevarte, tenemos que huir y vivir eternamente juntos.—
Jungkook lo agarró nuevamente para cargarlo desesperado en llanto.
—maldición, me quema el pecho.— Taehyung se quejó.
Jungkook lloró viéndolo.
—¿no dirás que no maldiga?— Taehyung lagrimeo más.
—te dije que nada me parecía tan malo como para maldecir y ésto.. —
miró su herida. —hoy puedes hacerlo.—
—maldición, maldición, maldición.— Taehyung sonrió. —no habrá otra
ocasión para decírtelo pero, no me arrepiento de nada, si me dieran a
elegir vivir esta vida nuevamente lo haría sólo para poder volver a
enamorarme una vez más de ti.— dijo cada vez hablando más lento,
entrecerrando sus ojos.
Jungkook lo notó. —no, no, no, no, no cierres los ojos.— desesperado
sujetó su rostro. —Te amo Taehyung, no me abandones.— lloró pegando su
frente a la de él.
—dame un beso.— dijo Taehyung quien ya tenía sus ojos cerrados.
Jungkook se lo dio y Taehyung alcanzó a responderlo con su último soplo
de vida.
El príncipe Jeon se separó y tocó su rostro pero éste se cayó hacia un
lado. —¡MALDICIÓOON!— Jungkook le gritó al cielo con todas sus
fuerzas.
Kim Taehyung había fallecido.
Jungkook limpió sus lágrimas pero de nada servía pues seguían saliendo,
tomó su espada donde aún había sangre de Taehyung y la guardó en su
funda.
Se puso de pie cargando a Taehyung, lo llevó hasta su caballo y subió en
él difícilmente con su amado en brazos.
Se dirigió rápidamente al reino blanco. A unos metros de la entrada bajó,
sostuvo nuevamente a Kim en sus brazos y caminó al castillo.
Un grito de una joven distrajo a todos los que estaban ahí.
Empezaron a abrir paso hacia la familia real.
Jin estaba parado con las manos en la cintura con Leeteuk y Hoseok,
preguntando por Taehyung, enojado pues ninguno le daba razón.
Cuando la gente se esparció, vio a Jungkook con una expresión
destrozada llorando, miro su camisa lleno de sangre y bajo su vista a sus
brazos, en sus brazos yacía Taehyung, con el traje repleto de sangre,
muerto.
Jin enseguida corrió a él, sujetando el rostro de Taehyung. —¡mi hijo!—
gritó con dolor y lo arrebató de los brazos de Jungkook. —¿qué le hiciste
maldito bastardo?— le dijo a Jungkook.
Los guardias blancos enseguida sacaron sus espadas y apuntaron al joven
Jeon.
Leeteuk se acercó a Taehyung y lo abrazó.
Hwasa tomó del brazo a Hoseok, sin creer lo que estaban viendo.
Él habló con valor. —sería incapaz de hacerle daño señor, Taehyung era
el amor de mi vida ... — miró directo a los ojos a Jin.
Todos se sorprendieron.
Jin hizo una cara de disgusto. —guardias matenlo.— sin dejarlo hablar,
sostuvo a Taehyung.
Hoseok, Hwasa y Leeteuk se pararon frente a Jungkook. —¡no!— los
tres.
Hoseok con lágrimas. Él desconocía sobre eso pero las acciones de
ambos eran de amor, veía la mirada de su hermano y la de Jungkook
mismo, no dudó de él.
Jin sólo frunció el ceño y Jungkook siguió hablando. —me enamoré de
Taehyung desde hace un año y él de mí, compartimos nuestro amor en
privado todo el tiempo y le juro por todo lo que me es valioso que no hay
amor como el que nosotros teníamos.— lloró y limpió sus lágrimas pues no
podía ni ver. —mi padre se enteró y le tendió una trampa a Taehyung, yo
llegué y asesiné a mis propios soldados para salvar la vida de mi amado
pero no lo logré, lo apuñaló un soldado por la espalda.— cayó de rodillas,
gritó de desesperación de nuevo mientras apretó sus puños.
—es verdad.— dijo Hoseok sin ninguna prueba evidente pero sin alguna
duda.
Jin sintió compasión por él, pero rabia con el reino negro. —bajen las
armas.— los guardias las bajaron, veía a Taehyung y sentía como su piel se
ponía fría.
Jungkook se levantó y movió a Hoseok, Hwasa y Leeteuk de enfrente
suyo y caminó hacia Jin, atreviendose a tocarlo del hombro. —espere.—
Jin lo miró con repele.
—mi padre mandó a matar a Taehyung y el soldado usó esta espada
para hacerlo.— sacó la espada familiar de los Jeon. —le ruego arrebatarme
la vida usted a mí con ella.— se la extendió.
Todos se sorprendieron.
Jin negó con el rostro.
—se lo suplico.— Jungkook sollozo.
Jin pasó el cuerpo de Taehyung a Leeteuk, Dara lloró recargándose en el
cuerpo sin vida de su primogénito.
El rey tomó la espada y Jungkook se arrodilló frente a él, mirando el
rostro de lo que fue su otra mitad.
—¡nooo!— Hwasa lloró a gritos y trató de correr a detenerlos pero
Hoseok la abrazó reteniendola, él entendía que esa era la voluntad de
Jungkook.
Jin la levantó y lo apuñaló directamente en el corazón.
—¡Jungkoooook!— Hwasa deshecha cayó al suelo en brazos de Hoseok.
El joven no tardó en desvanecer.
Jeon Jungkook había fallecido.
Jin soltó lágrimas, sacó la espada de Jungkook, los guardias se llevaron
su cuerpo sin vida al igual que el de Taehyung.
—vayan a sus casas y mis tropas a la orilla del reino, declararé la
guerra.— Jin dijo guardando como pudo la postura.
Todos corrieron y huyeron a esconderse.
La reina se marchó con sus hijos y Hwasa al refugio del reino.
Leeteuk tomó su espada y se puso al costado del rey.

A la frontera de ambos reinos, se encontraban las dos tropas.
Reino Negro
NJ
JIN
Reino Blanco

—¿dónde está mi príncipe Jungkook?— Namjoon dijo con su armadura


negra, arriba de su corsel protegido y listo para la guerra.
Jin sacó la espada de la familia Jeon llena de sangre y la aventó a medio
campo. —está muerto, al igual que mi hijo Taehyung.— Jin reteniendo sus
lágrimas.
Namjoon vio la espada caer, con furia le dio con el fuete a su caballo y
recogió la espada. —¡JUNGKOOK!— gritó al cielo.
Y ese fue el inicio de la guerra.

Hasta yo lloré escribiendo todo ésto, son 6300 palabras, perdonen la


tardanza.
Gracias por leerme, por estar aquí siempre, ser pacientes conmigo.
Siempre leo sus comentarios y ha sido un gran viaje a su lado, no quería
que la novela acabara pero siempre llevo un orden de sucesos, las amo.
Espero hayan amado la historia y hayan reído, suspirando y llorado con
ella.
Sí habrá temporada DOOOS, estén pendientes.
(siento feo escribir de guerra por todo lo de UK y RS)
Att: @ Rapmonsterxxxz
Q&&''A

Holaaaa, vamos a hacer un preguntas y respuestas, ustedes pongan todas sus


dudas aquí en los comentarios, yo responderé todo.
Dudas que les quedó de la historia y etc.
Pueden preguntar acerca de;
• sobre algún personaje en específico // preguntas dirigidas a un
personaje.
• sobre alguna duda en del hilo o de la continuidad, inclusive razones de
alguna novela.
• acerca de epílogos, segundas temporadas.
• tengo nuevos fanfics en borradores, también si quisieran saber sobre
ellos.
• portadas // material audio - visual.
• incluso preguntas sobre mí, su autora @Rapmonsterxxxz .
Pueden ser preguntas no sólo de ésta historia, pueden ser de cualquiera de
mis historias así que déjenlas aquí ♡

PD1; En lo personal me encanta Prohibido, es mi novela favorita, pero ¿qué


opinan ustedes sobre ella?
PD2; gracias, jamás me cansaré de agradecerles todo el apoyo, cada
lectura, cada comentario, gracias por todo, lxs amo con todo mi ser.
Les dejo la portada de la tempII
¿ESTÁN LISTAS?
PROHIBIDO II
____
❝ Te besaré tan fuerte que probarás el sabor de mis pecados . ❞
Después de 20 años de silencio, el pasado podría comenzar a ser muy
ruidoso.
Tras aquella trágica noche, ambos reyes intentaron borrar el doloroso
recuerdo. Prohibieron hablar sobre lo sucedido, incluso mencionar sus
nombres lo estaba y sus obedientes reinos lo respetaron. Y fue así como los
más pequeños ; Jimin y Yoongi crecieron, desconociendo la existencia de
sus difuntos hermanos y por supuesto su pasado.
Aunque un día, el destino reclamaría. Porque las coincidencias no existen
y los Kim están conectados con los Jeon.
___
❝ Y te abrazaré tan firme que jamás querrás ser soltado . ❞
Almas Gemelas

18/02/2010.
En el tren que viajamos las luces entraban y salían rápidamente, sentía
que el tiempo transcurría lentamente.
Aún faltaba una hora para llegar y pronto el sol haría su puesta. Cerré los
ojos y ahí estaban nuevamente esos sueños, del atardecer sobre la colina,
sobre una cascada con naturaleza a su alrededor, parece tan real que podía
sentir lo tibio del agua en mi piel. Abrí mis ojos tratando de encontrarles
sentido pues nunca había estado en esos lugares o visto algo similar.
Lentamente el tren se detenía y habíamos llegado a la estación, bajé y
tomé mis maletas. La mudanza había llegado ya al apartamento y estaban
esperándome, tomé un taxi.
San Francisco es tan grande, comparado al pueblo en Texas del que
provengo. Tenía que aprovechar la oportunidad de venir a trabajar en la
editorial de Graint Francisco aunque eso significaría dejar a mi familia un
tiempo.
Por fin llegamos a un edificio, la mudanza estaba ahí, les di el número de
apartamento, cuatro piso, puerta 15.
Era algo pequeño pero perfecto para mí, igual no traje mucho conmigo.
Tenía hambre, pensé en salir a conseguir algo de comer y vagar un poco por
las calles, conocer un poco.
Salí de mi apartamento y al mirar a mi izquierda había una gran ventana
al final del pasillo, donde se veía el atardecer a la mitad de su camino. Me
quedé apreciándolo, sé que fue algo de tiempo porque veía como avanzaba
pero era precioso.
Lo contemplaba hasta que una voz distrajo mis pensamientos. —el
pasillo tiene mejor vista que los apartamentos ¿cierto?—
Lo miré y era un chico alto, con cabellos rubios oscuros, con mirada
afilada y rostro definido, piel morena. Estaba delante de la puerta frente a
mi apartamento.
Simplemente asentí.
—debes ser el nuevo vecino, bienvenido.— Dijo amable extendiéndome
su mano para un apretón.
—Jeon Jungkook, un placer.— me presenté tomando su mano.
—Kim Taehyung.— sonrió. Y su sonrisa fue agradable de mirar, tenía
algo que me llamaba a él, tal vez era su increíble carisma. O algo chispeante
en su piel porque para ser honestos tocar la piel de su mano se sintió cálido
y tan familiar como su mirada en mí.
Solté su mano antes de que fuese demasiado largo el apretón.
Él seguía viéndome fijamente sin decir nada, pensaba en algo y lo notaba
porque esos ojos me daban vueltas aunque no podía descifrarlo.
— ¿y ya conoces la ciudad?— él dijo.
— aún no, justo iría por algo para cenar y a vagar un poco, ¿quieres
acompañarme?— pregunté sin pensarlo.
Los segundos de silencio parecían eternos. Pero creo que al seguir
hablando empeoró. —bueno, me vi muy imprudente, no me conoces yo lo
entiendo, no sabes si soy alguna clase de desquiciado o alguna clase de
rar-.
—sí, vamos a cenar, sólo dejaré mis cosas en mi apartamento y
enseguida salgo.— sonrió relajado, abrió su puerta y entró.
Yo relajé los hombros y di un suspiro.
Él salió de vuelta y movió su rostro, indicándome seguirlo.
La noche había empezado y la ciudad se iluminaba de manera agradable.
Él sugirió algo de comida italiana, venía contándome de la ciudad, de los
lugares que había por visitar y a lo que se dedicaba.
Tomaron nuestra orden y trajeron un poco de vino.
—las mejores conversaciones son con una copa en la mano.— él dijo y
bebió.
Menee un poco mi copa mientras lo observaba, sus manos tan finas y
delicadas, su piel canela se veía tan suave y honestamente no sé
exactamente lo que estoy sintiendo al mirarlo. Algo me dice que no es la
primer vez que observo sus ojos, tal vez lo vi en algún sueño o en otra vida,
pero este chico es demasiado familiar.
—¿ya nos conocíamos? Te veo y creo haberte visto en alguna parte.— él
habló. Sobre mis pensamientos, por un momento creí que los escuchó.
—probablemente, aunque no encuentro razón. Viví todos los años en
Texas y mencionaste que tú los viviste aquí, entonces no hay posibilidad.—
—o quizá el destino era conocernos, quién sabe.— él respondió y se
cortó la conversación pues trajeron la cena.
Comimos y realmente fue delicioso, el platillo y la velada, él es divertido
y muy cálido. El vino no paró y tampoco nuestra conversación.
Terminamos y él se ofreció a invitar la cena, salimos y al parecer ya era
algo tarde, caminamos hacia nuestros departamentos.
—¿piensas quedarte mucho en San Francisco o crees que sea algo
pasajero?— él mientras metía sus manos a su chaqueta, el viento era algo
fuerte.
—aún no lo sé, dejaré que las oportunidades me sorprendan.—
Él asintió y hubo un pequeño silencio él cuál rompí de una forma muy
extraña.
—¿y tienes pareja?— pregunté. No pensé cuando eso salió de mi boca y
provoqué que me mirara, se rió y puedo jurar que fue bello aquel sonido. —
no tengo pareja y quiero suponer que tu tampoco pues nadie en su sano
juicio dejaría al amor de su vida por trabajar en una editorial en San
Francisco.—
Asentí. Mientras llegamos a la puerta de los departamentos, el la abrió
mientras me dijo —pero quién sabe, tal vez el amor de tu vida está por aquí
en la gran ciudad.—
Lo seguí adentro. No sabía porqué estaba tan nervioso mientras
esperábamos el elevador pero pude notar que él también, pues golpeaba
algo ansioso el suelo con sus zapatos.
Por fin entramos y subía lento, su mano quedó al lado de la mía porque
se paró a mi costado. Debe ser el vino el traidor que hace que yo deseé
sujetar su mano. Miraba al suelo tratando de aclarar mi mente, él me miró
fijamente, yo no quería mirarlo porque empecé a temblar.
Llegó al cuarto piso. Bajamos, él me miraba y yo quería ahogar lo rojo de
mis mejillas en el suelo. Nos detuvimos frente a nuestras puertas y él dijo.
—¿acaso inspiré tu rechazo?— dio un paso más hacia mí.
Yo no pude responder pero sabía que la llama estaba ahí, lo sabía.
Aunque no lo conozco, Taehyung es como un sueño, un sueño color canela,
con ojos juguetones, labios naturalmente carmín, ya se veían apetitosos por
sí mismos, toda la dulzura en su rostro de ángel, increíble, sí in- creíble,
pero por suerte existe y está tan cerca de mí que sentía su respiración.
Me armé de valor. Sujete su nuca y su cadera trayéndolo a mí, trayéndolo
a besarme porque lo quería hacer desde que lo vi.
Él aceptó mi beso pasando sus manos por mi hombro y su toque era tan
conocido, mis hombros reconocían sus manos, se pegó a mí con suavidad y
me besó con la dulzura de un ángel y de un ángel se trata pues me está
llevando al cielo en segundos.
Nos separamos un segundo y él soltó un suspiro diciendo —maldición.—
mientras sus ojos brillaban.
—no maldigas.— dije con voz suave y lo atraje nuevamente a mí. Por
alguna razón su beso me sabía a "te necesité", todo mi cuerpo reaccionaba y
mis cinco sentidos comenzaban a cobrar vida.
El olfato, como al acercarse demasiado podía percibir el delicioso aroma
que llevaba, ese aroma a vainilla dulce que noté desde que llegué. La vista
se apagaba porque la comodidad era tanta que no necesitaba ver, era como
un sueño y soñamos con los ojos cerrados. El oído, era fascinante el sonido
que hacía al besarme tan desprolijo, tan indescriptible y tan suave a la vez.
El tacto, poder colocar mis manos sobre su pequeña cintura me enloquecía
o cuando sujetaba con suavidad su rostro me sentía como en las nubes y el
gusto, Dios esta es la mejor parte, el saborear sus dulces y esponjosos labios
sabor a vino, poder lamer su inquieta lengua y probar en él lo dulce del
momento es el éxtasis.
El pasó su mano por mi espalda y me apretó un poco más a él sin romper
el beso, sentí como nuestros miembros chocaron un poco y al parecer los
dos estábamos igual de excitados en éste momento.
Pero sonó su celular y nos detuvimos un segundo, él lo sacó y alcancé a
leer que el contacto era "Leeteuk" contestó agitado.
—Papá estoy algo ocupado, ¿podría llamarte después?— acomodó su
cabello.
—sí, también te amo, hasta luego.— Colgó.
Yo me mordí el labio algo nervioso mientras lo veía, él sujetó mi mano y
sacó sus llaves. —vamos adentro.— me sonrió.
Lo seguí. Porque lo deseaba, porque desde que lo vi quería estar cerca de
él, porque había algo que me hacía sentir conectado a él, ya ni siquiera
quería hacerme entenderlo simplemente así lo sentía, una conexión
inexplicable. Tal vez una conexión de otra vida.

Les hice este pequeño one shot, espero que entiendan y reconozcan todas
las referencias de los primeros capítulos.
"Siempre estaremos con nuestras almas gemelas de una u otra forma,
en esta o en otra vida pero las conexiones así de fuertes nunca se rompen,
sólo se transforman. "❤
Att: @ Rapmonsterxxxz

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