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PROCESO PENAL

I. LA REFORMA PROCESAL PENAL Y EL CAMBIO DE PARADIGMA

El 16 de septiembre de 1997 se publicó la Ley de Reforma Constitucional N°


19.519, que estableció la institución del Ministerio Público e inició la saga de cuerpos
legales que transformaron el sistema de justicia criminal. La Reforma Procesal Penal
fue un cambio sustantivo al proceso penal chileno, introduciendo un nuevo Código
Procesal Penal, modificando el funcionamiento de tribunales, instaurando nuevas
instituciones y destinando recursos económicos nunca antes vistos en una reforma de
este tipo.
Uno de sus objetivos centrales fue la adecuación del sistema penal a las
exigencias de un Estado democrático, en particular, por la inconsistencia existente entre
el sistema procesal penal, de corte inquisitivo (que aun rige en ciertos casos), y las
garantías individuales reconocidas en los tratados internacionales ratificados por Chile y
que se encuentren vigentes.
El punto de partida del procedimiento penal inquisitivo se encuentra en la
legislación española introducida en nuestro país durante la colonia y mantenida durante
dos siglos de vida republicana. Este proceso penal, síntesis del modelo judicial de la
monarquía absoluta, reproduce las ideas del procedimiento penal previo a la Ilustración.
Se caracteriza por la concentración de poder en un juez individual, público y técnico,
que posee diversas facultades para iniciar el proceso, investigar, acusar y descubrir la
verdad. Su antítesis es el sistema acusatorio, que se asocia con los regímenes
democráticos y republicanos de Grecia, Roma y de algunos países de Europa, y se basa
en el principio que el poder soberano reside en la ciudadanía y que el juicio penal es
contradictorio y de debate entre las partes, que se consideran en un plano de igualdad.
El juez debe resolver de manera soberana e inapelable en un proceso que sólo puede
iniciarse previa acusación de un ciudadano, en donde operan las pruebas rendidas y
aportadas por las partes.
El Código de Procedimiento Penal de 1906 fue el cuerpo legislativo que,
conservando en lo sustancial la estructura del procedimiento penal inquisitivo, rigió en
nuestro país, hasta la fecha de su derogación por el nuevo Código en el año 20001.
En este proceso inquisitivo existían dos etapas diferenciadas, el sumario y el
plenario. El sumario era la etapa de investigación judicial, donde el tribunal dirigía el
procedimiento en forma unilateral, secreta y escrita, con el fin de reunir antecedentes
para comprobar la existencia del hecho que reviste caracteres de delito y establecer la
participación de quienes resulten responsables. Era el mismo juez quien recogía las
pruebas y dirigía la investigación. Cuando decidía que la investigación estaba concluida
y existía un hecho delictivo con la participación de una o más personas, formulaba el
auto acusatorio, previo procesamiento de esa persona.
Con la acusación se abría la etapa de plenario, produciéndose el juicio
propiamente tal, otorgando al acusado la oportunidad de contestar y presentar sus
pruebas. Finalmente, el mismo juez que había dictado el auto acusatorio decidía sobre
su culpabilidad o absolución y, en caso de ser pertinente, determinaba la pena que debía
aplicársele.
El sistema se caracterizaba por ser eminentemente escrito. Las pruebas se
registraban en actas y el imputado generalmente no tenía acceso al expediente, siendo
todas las peticiones presentadas y resueltas por escrito. Además, como resultado de la
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Derogación que rige para los hechos ocurridos antes de la entrada en vigencia del Código Procesal
Penal.

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concentración de funciones en el juez y el amplio número de casos que se ventilaban, se
adoptaron ciertas prácticas para el funcionamiento de los tribunales, algunas contrarias a
la ley, pero tan extendidas que fueron toleradas por el sistema judicial. Una de estas era
la delegación de funciones judiciales en empleados subalternos: los llamados actuarios.
La situación del imputado era bastante precaria. El juez podía detenerlo si tenía
sospechas fundadas de su participación en un delito, la que se podía extender por cinco
días, y después debía decidir si lo dejaba en libertad, por falta de méritos, o declaraba la
existencia de presunciones fundadas de su participación, quedando formalmente
sometido a proceso, lo que importaba la imposición de la prisión preventiva. Si liberaba
al imputado luego de haberlo sometido a proceso, no podía salir del país sin
autorización y tenía la obligación de comparecer periódicamente al tribunal.
Aproximadamente la mitad de la población encarcelada estaba en calidad de procesada.
No era inusual que la prisión preventiva se prolongara varios meses e incluso años.
Este planteamiento comenzó a resultar insostenible a medida que los textos
constitucionales y los instrumentos internacionales de derechos humanos suscritos por
Chile y vigentes en el ordenamiento jurídico nacional consagraron principios y garantías
como estándares del debido proceso. En efecto, el artículo 19 N° 3 inciso 5° de la
Constitución Política de la República imponía el deber al legislador de "establecer
siempre las garantías de un racional y justo procedimiento", cláusula que fue
interpretada como una garantía general de respeto a los principios del debido proceso.
Chile es parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y de la
Convención Americana de Derechos Humanos (CADH), que contemplan un completo
catálogo de garantías que componen el debido proceso.
Las garantías procesales aseguran la intervención de todos los participantes del
conflicto en la decisión. En este contexto, emergen como principios legitimantes de la
decisión judicial todas las garantías del juicio contradictorio, la oralidad, la inmediación,
la publicidad. En un proceso inquisitivo como el que establecía el Código de
Procedimiento Penal de 1906, las pruebas se practicaban en secreto y por escrito, en
muchos casos delegándose tal función en los actuarios, quienes realizan una
transcripción de las declaraciones en su lenguaje personal y subjetivo. No existía la
posibilidad de contradecir oralmente las pruebas al momento de ser producidas y sólo
cabía hacer observaciones o refutaciones por escrito una vez que se tenía acceso a las
actas del sumario. El plenario carecía de relevancia en tanto era renunciable la práctica
de pruebas y las pruebas del sumario eran válidas sin necesidad de ratificación de
testigos y peritos.

II. BREVE EXPLICACIÓN ESQUEMÁTICA DEL PROCESO PENAL DEL


CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL

Al igual que en materia civil, para el conocimiento de los asuntos penales o


criminales existen varios procedimientos judiciales. Los procedimientos de aplicación
general que existen son:

1.- Procedimiento por crimen o delito de acción penal pública;


2.- Procedimiento por crimen o delito de acción penal privada;
3.- Procedimiento sobre faltas.

La regla general es el primero de estos procedimientos y sólo se aplica el de


acción penal privada a los casos que estipula el artículo 18 del CPP.

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1.- Procedimiento de acción penal pública:

La acción penal pública es aquella que se ejercita en nombre de la sociedad para


obtener el castigo de los delitos que deben perseguirse de oficio.
Etapas de este procedimiento:
A.- SUMARIO
B.- PLENARIO

A.- SUMARIO:
Maneras de iniciar el sumario criminal (art. 81 y sgtes. CPP)
1.- Por Denuncia: Es un acto procesal por el cual una persona pone en
conocimiento del tribunal la noticia de un hecho que reviste caracteres de delito a fin de
que se proceda a la instrucción del respectivo proceso penal.
Quien denuncia no es parte en el proceso.
Todo ciudadano que tenga conocimiento de un hecho punible PUEDE
denunciarlo; no obstante lo anterior, existen personas que, por la naturaleza de su
empleo, están OBLIGADAS a denunciar los hechos que revistan caracteres de delito
que lleguen a su conocimiento (art. 84 CPP)
El tribunal puede darle tramitación y, en ese caso, ordenar instruir sumario o
puede no darle tramitación (Ej.: Art. 91 y 92 CPP)
2.- Por Querella (art.: 94 y sgtes.) Es un acto jurídico procesal por el cual el
ofendido con un delito o un tercero ejercita la acción penal pública, con la intención de
iniciar el proceso penal o hacerse parte de un proceso en tramitación.
Se puede deducir desde el inicio del sumario (de hecho es una forma de
iniciarlo) hasta que se encuentre firme la resolución que lo cierra.
También a su respecto puede el tribunal tener una actitud positiva, que va a
consistir en darle curso y tener como parte durante el proceso al querellante, por lo
tanto, se le deberán notificar todas las resoluciones que en él se libren, o una actitud
negativa, vale decir, no admitirla a tramitación (Ej.: Art. 102 CPP).
3.- Por pesquisa judicial o de oficio: El proceso criminal comienza de oficio
cuando el juez del crimen, por propia iniciativa, pone en movimiento la acción penal
pública sin esperar denuncia ni querella alguna. Lo hace cuando por conocimiento
personal, por avisos confidenciales, por notoriedad o cualquier otro medio llegue a su
noticia la perpetración de un crimen o simple delito de acción penal pública. En tal caso,
expedirá una resolución que se conoce como AUTO CABEZA DE PROCESO. Art. 105
CPP.
OBJETIVOS DEL SUMARIO: (art. 76 CPP)
1.- ESENCIALES:
A.- Comprobar la existencia del delito (debió decir hecho que revistiere los
caracteres de delito o hecho punible):
B.- Establecer la o las personas responsables de ese hecho, en calidad de autor,
cómplice o encubridor.
2.- DE LA NATURALEZA:
A.- Asegurar la persona de los presuntos culpables (acá aparecen las medidas
cautelares personales: citación, detención, prisión preventiva y arraigo. El fundamento
de ellas es que las personas estén disponibles para las diligencias del proceso, vale decir,
para evitar el peligro de fuga)
3.- ACCIDENTALES:
A.- Asegurar las eventuales responsabilidades pecuniarias.

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Como se adelantó, el sumario criminal es la primera etapa del antiguo proceso
penal, siendo sus principales características el ser secreto, inquisitivo y preparatorio de
la segunda etapa del proceso: el plenario.
En esta etapa el juez dirige la investigación sin un orden preestablecido,
decretando las diligencias que sean pertinentes, según la naturaleza del delito
investigado y las características de éste.
La resolución más relevante que se puede dictar en esta etapa es el auto de
procesamiento en contra del inculpado del hecho investigado, quien, por el mérito de
esa resolución, adquiere el status jurídico de procesado y pasa a ser parte en la causa.
Además, de pleno derecho, el procesado queda sometido a prisión preventiva y se debe
proceder a su filiación.
Practicadas todas las diligencias tendientes a cumplir con los fines del sumario,
el tribunal dictará una resolución que declara cerrado el sumario.
Una vez cerrado el sumario y ejecutoriada que sea esa resolución (art. 401 CPP),
el juez tiene dos caminos a seguir: sobreseer o acusar al o los procesados (leer art. 424
CPP).
El Sobreseimiento:
Es una resolución judicial en cuya virtud se termina o se suspende el proceso
penal (art. 406 CPP)
De lo anterior se deduce que el sobreseimiento puede ser definitivo o temporal.
1.- Sobreseimiento Definitivo: Es aquel que termina con el proceso penal y se
dicta en los casos contemplados en el artículo 408 del CPP.
2.- Sobreseimiento Temporal: Es aquel que suspende el proceso, o sea, no le
pone fin en forma definitiva sino sólo lo paraliza por tiempo indefinido y se dicta en los
casos contemplados en el art. 409 del CPP.

B.- PLENARIO:
Es la segunda etapa del proceso penal, ella tiende a darle oportunidad,
fundamentalmente al acusado para que se defienda, o sea, para desvirtuar los
antecedentes acumulados en su contra en la etapa del sumario y poder de esta forma
controvertir la acusación que se le ha formulado por el juez y, en su caso, por el
querellante (art. 425 CPP).
Requisito indispensable para elevar la causa al estado de plenario es que se haya
deducido acusación.
Sólo puede acusarse a quien en la etapa de sumario haya sido sometido a
proceso.
En esta etapa se pueden distinguir los momentos jurisdiccionales que tiene todo
proceso:
1.- Discusión: Es obligatoria, siempre va a existir, en algunos casos más simple y en
otros más compleja (por la existencia de querellantes, actores civiles, terceros
civilmente responsables, etc.);
2.- Prueba: Esta es una etapa eventual, puesto que va a depender de la voluntad de
las partes en orden a rendir pruebas o no.
3.- Decisión: En principio siempre debe existir este momento, pero puede no haberlo
en caso de dictarse sobreseimiento en el plenario.
Luego de dictada la acusación de oficio, se le da traslado al querellante, si lo
hay, para que se adhiera a la acusación o acuse particularmente (art. 425). En el mismo
escrito deberá ofrecer la prueba que desee rendir (art. 429). También puede deducir
demanda civil (art. 431).
Luego el juez dará traslado al acusado.

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Después de la acusación y contestación, se debe recibir la causa a prueba
siempre que las partes hayan ofrecido rendirla (art.453).
Luego el juez –el mismo que dedujo acusación y que anteriormente había
dirigido la investigación- dicta sentencia que puede ser condenatoria o absolutoria.
En contra de la sentencia definitiva que se dicte procederán los recursos que la
ley franquea al efecto, como por ejemplo el recurso de apelación y los recursos de
casación.

III. PRINCIPIOS BÁSICOS DEL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL2:

Como dijimos, a contar del año 2.000, en Chile se comenzó a aplicar el nuevo
proceso penal, regulado en el Código Procesal Penal, que vino a reemplazar al antiguo
proceso, de corte inquisitivo.
Este nuevo proceso, conocido como la Reforma Procesal Penal, se encuentra
cimentado en algunos principios a los que es necesario pasar revista.

1.- Principios de la persecución penal

1.1.- Principio de oficialidad


Este principio expresa la idea de persecución penal pública de los delitos, vale
decir, la noción de que éstos pueden y deben ser perseguidos por el Estado de oficio, sin
consideración a la voluntad del ofendido ni de ninguna otra persona. Lo contrario está
constituido por el principio dispositivo. Este principio está asociado a la idea de
monopolio estatal en el ejercicio de la acción penal.
Implicancias del principio
i) Respecto al inicio del procedimiento
En este sentido expresa la idea de que la investigación de los delitos puede ser
iniciada y seguida de oficio por el Estado. Ello porque el delito es la forma de
comportamiento desviado más intolerable socialmente, por lo que existe en su
persecución un interés público que se superpone y excluye al eventual interés privado
involucrado en la misma. El Estado no sólo tiene el derecho a iniciar la persecución
penal de oficio sino también el deber de hacerlo.
Este principio, en la faceta que revisamos, está fuertemente vinculado al
concepto procesal de acción y, en particular, a la clasificación que distingue entre
acción penal pública, acción penal privada y acción penal pública previa instancia
particular o mixta. Mientras la oficialidad se expresa con toda su fuerza en la idea de
acción penal pública, el establecimiento de delitos de acción penal privada o mixta
constituye una especie de declaración del Estado acerca de la existencia de delitos en
que el compromiso del interés público es menor y, por lo tanto, la persecución penal
pasa a depender de un acto voluntario del ofendido. (Ej. Delitos de acción penal mixta:
lesiones del artículo 399 y 494 n° 5 del CP, violación de domicilio, violación de
secretos del artículo 231 y 247 del CP; de acción penal privada: las calumnias y las
injurias, la falta del N° 11 del artículo 496 del CP, la provocación al duelo y el denuesto
o descrédito público por no aceptarlo, etc.).
En resumen, estamos ante un sistema en que, con respecto al inicio del
procedimiento, rige por regla general el principio de oficialidad y en el cual se

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Resumen del capítulo del mismo nombre, del autor Julián López Masle, en su Derecho Procesal
Chileno, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Primera Edición, 2002 (en co-autoría con María Inés
Horvitz Lennon).

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reconocen, excepcionalmente, aplicaciones del principio dispositivo en los casos de
acción penal privada y de acción penal pública previa instancia particular.
ii) Respecto a la disponibilidad de la pretensión penal
En esta fase, el principio expresa que la pretensión penal no es disponible por las
partes, ya que existe un interés público comprometido en la persecución penal. Ahora,
igualmente existen manifestaciones de disponibilidad de ésta, tales como la renuncia, el
desistimiento, el abandono de la acción penal privada y ahora, más fuertemente, con la
inclusión en nuestra legislación de los acuerdos reparatorios.

1.2.- Principio de investigación oficial y aportación de parte


El principio de investigación oficial supone que el tribunal investiga por sí
mismo los hechos de la causa y en ello no está vinculado a los requerimientos y
declaraciones de las partes en el proceso. Ello lleva, por ejemplo, a que el tribunal no
quede vinculado por las posiciones de las partes acerca de la verdad de un hecho (la
confesión no obliga a condenar) y que el tribunal pueda y deba producir prueba de
oficio.
En la otra vereda se encuentra el principio de aportación de parte, conforme al
cual la carga de la prueba y la iniciativa de los actos de producción de prueba recaen en
las partes, sin que se reconozca al tribunal facultades para intervenir en ella. En nuestro
nuevo proceso penal, el principio de la investigación oficial sería aplicable sólo si
entendemos que éste le impone cargas y derechos al Estado. En esta hipótesis, el
ministerio público, como representante del Estado en materias de persecución penal,
lleva adelante la investigación y la producción de pruebas. Pero si entendemos que el
principio dice relación con la actividad del tribunal, forzoso sería concluir que el
aplicable es el principio de aportación de parte, desde que el órgano jurisdiccional tiene
una actitud pasiva en la investigación.

1.3.- Principio acusatorio


Este principio impone la distribución de los poderes de persecución penal y, por
ello, de las funciones asociadas a su ejercicio, implicando una triple separación entre las
funciones de investigación, acusación y juzgamiento.
i) Distribución de las funciones de acusación y decisión
En su esencia, el principio impide que quien acusa y juzga sean una misma
persona (característica del principio inquisitivo). Para ello, exige la presencia de un
acusador, que sostiene la acusación, y de un juez que decide sobre ella.
Modernamente se han debido conciliar el principio de oficialidad con el
principio acusatorio, para lo cual el Estado ha asumido tanto la tarea del acusador como
la del juez, pero separando estas funciones en dos autoridades estatales distintas, es
decir, una autoridad de acusación y un tribunal. Ello se conoce como principio
acusatorio formal.
ii) Distribución de las funciones de investigación y decisión
Esta distribución es considerada actualmente una garantía individual implícita en
el derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial.
Podemos señalar que la incorporación del principio acusatorio a nuestro sistema
procesal penal es la nota más distintiva de la reciente reforma. Las funciones de
investigación y acusación están entregadas al ministerio público mientras que la de
decidir es entregada a un órgano jurisdiccional colegiado, llamado tribunal de juicio oral
en lo penal y la de controlar el respeto a las garantías individuales durante la etapa de
investigación fue encomendada al juez de garantía.

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1.4.- Principios de legalidad y oportunidad
i) Principio de legalidad
Señala este principio que el ministerio público está obligado a iniciar y sostener
la persecución penal de todo delito que llegue a su conocimiento, sin que pueda
suspenderla, interrumpirla o hacerla cesar a su mero arbitrio. El principio de legalidad
impone así, al Estado, la obligación de perseguir por igual todos los delitos que se
cometen en una sociedad determinada, sin permitirle seleccionar entre ellos de manera
alguna.
ii) Principio de oportunidad
Enuncia este principio que el Ministerio Público, ante la noticia de un hecho
punible o, inclusive, ante la existencia de prueba completa de la perpetración de un
delito, está autorizado para no iniciar, suspender, interrumpir o hacer cesar el curso de la
persecución penal, cuando así lo aconsejan motivos de utilidad social o razones político-
criminales. La aplicación de este criterio tiene dos objetivos fundamentales: la
descriminalización de hechos punibles y la eficiencia del sistema. Dentro del primer
objetivo se encuentran matices como los delitos bagatelarios o la culpabilidad mínima
del autor; mientras que dentro del segundo objetivo aparecen la suspensión de la
persecución penal para el sometimiento a prueba del imputado (probation), criterios de
privatización del derecho penal con mecanismos autocompositivos en que participa la
víctima y en donde no hay interés público real, etc.
En el Código, aplicación del principio de oportunidad genéricamente entendido,
son el principio de oportunidad del artículo 170, la suspensión condicional del
procedimiento y los acuerdos reparatorios.

2.- Garantías individuales ante la persecución penal

2.1.- Garantías de la organización judicial


Componen estas garantías algunas obtenidas de textos internacionales ratificados
por Chile, a saber, el derecho al juez independiente, el derecho al juez imparcial y el
derecho al juez natural.
i) Derecho al juez independiente
Dentro de este concepto encontramos la independencia del poder judicial frente
a los demás poderes del Estado, que podría denominarse como independencia
institucional. Pero lo verdaderamente relevante dentro de esta garantía es la
independencia del juez en cuanto persona. Esta independencia personal del juez tiene
dos dimensiones: la externa, que exige que el juez no dependa de ninguna otra autoridad
del Estado, y la interna, es decir, la independencia respecto de todo organismo superior
dentro del poder judicial.
ii) Derecho al juez imparcial
Esta garantía puede ser observada desde 2 ópticas:
Respecto a la concentración de las facultades de investigar y decidir, en este
sentido, y contrariamente a lo que ocurría en el antiguo procedimiento penal, la reforma
separó esas funciones que antes recaían en la misma persona del juez del crimen; ahora
quien investiga es el Ministerio Público y quienes deciden son los tribunales de justicia,
ya el juez de garantía, ya el tribunal de juicio oral en lo penal. Esa acumulación de
funciones sin duda afectaba la imparcialidad del juzgador desde que antes de decidir ya
se había formado una impresión de los hechos.
Respecto a la concentración de las funciones de acusar y decidir, esta
característica la tuvo el antiguo sistema desde que en 1927 de suprimieron los
promotores fiscales. Con las facultades de acusar y decidir reunidas en un solo actor

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(juez del crimen) se hace evidente la vulneración al juez imparcial, desde que éste ya no
sólo subjetivamente ha adoptado una posición (como ocurría en la hipótesis anterior)
sino que derechamente y ahora objetivamente, ha tomado parte por una de las tesis que
deberá discutirse en el plenario. La reforma nuevamente zanja este problema
entregándole la facultad de acusar el mismo órgano encargado de la instrucción.
iii) Derecho al juez natural
El concepto de juez natural dice relación con la predeterminación legal del juez,
que tiene por objeto asegurar, como garantía para el justiciable, la imposibilidad de
influir indebidamente en la designación del tribunal competente para el enjuiciamiento.
En este sentido, y como consecuencias lógicas de lo que acaba de decirse, esta garantía
impone la prohibición de juzgar a una persona a través de comisiones especiales y la
exigencia de que el tribunal competente deba encontrarse establecido por la ley con
anterioridad al hecho objeto del proceso.

2.2.- Garantías generales del procedimiento


i) Derecho al juicio previo
El juicio oral es el actor principal en el nuevo procedimiento y ello es
reconocido por el artículo 1 del CPP. Una manifestación de este derecho al juicio previo
es la exigencia de una sentencia judicial de condena firme como requisito para la
imposición de una pena. En este sentido juicio sería sinónimo de sentencia y juicio se
vincula fuertemente, en esta noción, con la fundamentación de la sentencia, exigencia
recogida por la CPR en el artículo 19 nº 3 inc. 5º, en el mismo artículo 1 del CPP, en el
36 y 342 del mismo código.
Otra manifestación de esta garantía es que toda sentencia de un órgano que
ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo, legalmente tramitado. Este
proceso previo, sin lugar a dudas, debe cumplir con las exigencias que impone el debido
proceso.
ii) Derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable
También llamado derecho a un proceso sin dilaciones indebidas. Varias son las
manifestaciones que el CPP contiene sobre el particular, entre ellas, que desde la
formalización de la investigación nace un plazo para culminar con la investigación que
no puede ser superior a 2 años; cualquier persona que se sienta afectada por una
investigación no formalizada puede solicitar al juez de garantía que le fije un plazo al
fiscal para que la formalice, la audiencia de preparación de juicio oral y la de juicio oral
tiene plazos breves para su realización, etc.
iii) Derecho de defensa
Pilar fundamental en el nuevo proceso penal es la defensa técnica con que gozan
los imputados desde los primeros actos del procedimiento dirigido en su contra.
Relacionado con el principio de igualdad de armas, hace del proceso un juego jurídico
justo, que viene a subsanar los graves problemas del antiguo proceso en esta materia, ya
que recordemos, incluso el juez del crimen debía asumir labores de defensor.
iv) Derecho a la presunción de inocencia
Esta garantía tiene en nuestro país rango constitucional desde que se encuentra
incorporada en tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentran
vigentes (CADH Y PIDCP). No se encuentra explicitado en la CPR pero el CPP lo tiene
como una de las ideas matrices y fundantes del sistema (art. 4).
El reconocimiento de este derecho tiene dos consecuencias:
La carga de la prueba le corresponde al Estado, vale decir, si el Estado no logra
satisfacer el estándar probatorio impuesto por la ley procesal penal, la consecuencia de

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ello es la absolución del acusado. Se relaciona en este sentido con el principio del in
dubio pro reo.
El imputado debe ser tratado como inocente, o sea, si el imputado no puede ser
considerado culpable mientras no sea condenado por sentencia firme, de ninguna podría
ser tratado como culpable, esto es, imponérsele por anticipado las consecuencias propias
de la sentencia condenatoria y, entre ellas, la privación de libertad. Ahora, este principio
no excluye, de plano, la posibilidad de decretar medidas cautelares de carácter personal
durante el procedimiento. En este sentido, instituciones como la detención o la prisión
preventiva resultan legitimadas, en principio, siempre que no tengan por consecuencia
anticipar los efectos de la sentencia condenatoria sino asegurar los fines del
procedimiento (art. 122 CPP).
v) Inadmisibilidad de la persecución penal múltiple
O también llamado non bis in idem, que pretende proteger al imputado del
riesgo de una nueva persecución penal, simultánea o sucesiva, por la misma realidad
histórica atribuida en una persecución penal anterior dirigida en su contra. Nuestro CPP
lo trata en su art. 1 inc.2º.

2.3.- Garantías del juicio


El Código habla de juicio oral y público, características que lo hacen garantista y
que llevan consigo una serie de consecuencias.
i) Derecho a juicio público
La garantía de la publicidad se encuentra consagrada en tratados internacionales
vinculantes para Chile pero no existe una referencia explícita a esta característica en la
CPR. En el CPP, por su parte, la publicidad es consagrada como uno de los principios
básicos del procedimiento y una de las garantías fundamentales del juicio. Ya el artículo
1 habla de ello, concretándose esta garantía en el artículo 376 letra d), como motivo de
nulidad la infracción a la misma. Esta garantía se satisface con el acceso público a la
Sala de Audiencias. Hay hipótesis, eso sí, en que el principio cede a favor de la
protección del honor, intimidad o seguridad de cualquier persona.
ii) Derecho a un juicio oral
También consagrado en el art. 1 del CPP. El derecho a un juicio oral impone la
exigencia de que el fundamento de una sentencia sólo puede provenir de un debate
público e inmediato. Lo anterior significa que el nivel donde la oralidad funciona como
garantía, por excelencia es la etapa del juicio oral (art. 291, 329, 228 inc. final, 334, etc.
CPP). Este principio, sin embargo, no es absoluto y reconoce excepciones (art. 291 inc.
3º, 331, 332, 333, etc. CPP).
Este derecho es renunciable, cuando se acepta por el imputado el procedimiento
abreviado y también en las hipótesis de salidas alternativas al juicio oral.
La oralidad se asocia a tres principios sin los cuales la idea de juicio quedaría
desnaturalizada: los principios de inmediación, continuidad y concentración.
El principio de inmediación señala que el sentenciador sólo puede fallar de
acuerdo con las impresiones personales que obtenga del acusado y de los medios de
prueba. Tiene una fase formal (el tribunal que dicta la sentencia debe haber observado
por sí mismo la recepción de la prueba, sin poder ésta a cargo de otras personas) y una
material (el tribunal debe extraer los hechos de la fuente por sí mismo, sin que pueda
utilizar equivalentes probatorios).
En relación a este principio, debe observarse que la Ley 21.394 ha permitido,
entre otros, a los Juzgados de Garantía y a los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal,
poder desarrollar las audiencias que deban conocer de manera remota o semipresencial,
siempre cuidando no afectar el adecuado ejercicio de los derechos y garantías de los

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intervinientes, en especial, del imputado. Todo ello está motivado por la contingencia
sanitaria pero tiene evidentemente un sentido de permanencia en el tiempo.
El principio de concentración aplicado al juicio oral exige que todos los actos
necesarios para concluir el juicio se realicen en la misma audiencia.
El principio de continuidad, por su parte, alude a la exigencia de que el debate
no sea interrumpido. Estos dos últimos aseguran la unidad del juicio (art. 282 y 283
CPP).

2.4.- Límites formales al establecimiento de la verdad


Son garantías impuestas por el ordenamiento jurídico como límites a la
persecución penal del Estado y, más precisamente, a la actividad probatoria desplegada
por éste en el establecimiento de la verdad. Entre estas garantías se encuentran, por
ejemplo, el derecho a la privacidad, a la inviolabilidad del hogar y de toda forma de
comunicación privada y las garantías vinculadas a la consideración del imputado como
órgano de prueba.
Sabemos que de nada sirven las garantías antes enunciadas si ellas no tienen
mecanismos que las hagan efectiva. En este sentido, el CPP instauró algunos medios de
protección que revisaremos brevemente.
a) Mecanismos generales preventivos para la protección de las garantías.
a.1.- Autorización judicial previa: se contempla en el art. 8 del código y la
forma en que opera este mecanismo da lugar a las denominadas medidas intrusivas.
a.2.- Cautela de garantías: se contempla en el art. 10, constituyendo ésta una
herramienta poderosa de protección consistente con otras facultades entregadas el juez
(ej. Art. 235 inc. 2º y 286)
b) Mecanismos generales correctivos para la protección de las garantías.
b.1.- Nulidad procesal: opera de esta manera cuando la infracción que la motiva
ha impedido el pleno ejercicio de las garantías y de los derechos reconocidos en la
Constitución, o en las demás leyes de la República, presumiéndose de derecho, en este
caso, le existencia del perjuicio que exige la ley como requisito para declararla (art. 160
CPP)
b.2.- Exclusión de prueba ilícita: Permite al juez excluir, para el juicio oral, las
pruebas que provinieren de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas
y aquellas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales.
b.3.- Recurso de nulidad: Opera de esta forma cuando la causal invocada en la
letra a) del artículo 373 del CPP, o sea, por haberse infringido sustancialmente, en la
tramitación del juicio o en el pronunciamiento de la sentencia, derechos o garantías
asegurados por la Constitución o por tratados internacionales ratificados por Chile que
se encuentren vigentes.

IV. SUJETOS PROCESALES E INTERVINIENTES EN EL PROCESO


PENAL

Son intervinientes en el proceso penal, según el Código, el fiscal, el imputado, el


defensor, la víctima y el querellante, desde que realicen cualquier actuación procesal o
desde el momento en que la ley les permitiere ejercer facultades determinadas.
Por su parte, son sujetos que toman parte del proceso penal, además de los
anteriores, los tribunales con competencia en lo penal y la policía.

1. MINISTERIO PÚBLICO
Creado e introducido por la Ley de Reforma Constitucional 19.519 de 1997.

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El Ministerio Público es un organismo autónomo y jerarquizado, cuya función es
dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que
determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado y, en
su caso, ejercer la acción penal pública en la forma prevista por la ley. De igual manera,
le corresponderá la adopción de medidas para proteger a las víctimas y a los testigos
(art. 80 A CPR y el art. 1 de la LOC del Ministerio Público).
Es concebido como un órgano colaborador de la jurisdicción que debe ceñir sus
actuaciones a los principios de legalidad, imparcialidad y objetividad, con pleno respeto
a las garantías del debido proceso.
Funciones:
1. La dirección exclusiva de la investigación de los delitos, los que determinan la
participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado;
2. Ejercer, en su caso, la acción penal pública en la forma prevista por la ley, se
trata de la facultad de formular acusación en contra de determinada persona,
dependiendo de los antecedentes reunidos durante la investigación preparatoria.
Puede ocurrir que los antecedentes sean insuficientes y decida no perseverar en
el procedimiento
3. Dar protección a víctimas y testigos. El art. 6 del CPP lo declara como uno de
los principios básicos del proceso penal y se manifiesta de diversas formas (art.
78 y 78 bis CPP):
a. Deber de adoptar o solicitar al tribunal medidas concretas para su
protección o la de su familia frente a probables amenazas,
hostigamientos o atentados;
b. Entregar información sobre sus derechos y sobre el curso del
procedimiento;
c. Facilitar su intervención en el procedimiento a modo de evitar o
disminuir las molestias de este.
Principios orientadores de su actividad:
 Principio de unidad: se debe propender a la unidad y coordinación de las
acciones, evitando la duplicación o interferencia de funciones.
 Principio de oficialidad: el Estado tiene la atribución privativa del ejercicio de la
acción penal pública para el esclarecimiento y sanción de los delitos, sin
necesidad de esperar la actuación de la víctima o de un tercero. El fundamento
de este principio es la existencia de un interés público por que los hechos
punibles sean siempre perseguidos penalmente, incluso en ausencia o contra la
voluntad de la víctima.
 Principio de legalidad: una vez promovida la persecución penal de un hecho que
reviste caracteres de delito, el Ministerio Público está obligado a investigarlo y,
si existe fundamento suficiente, debe formular la acusación contra la o las
personas que aparezcan como responsables de este sin que pueda suspender,
interrumpir o hacer cesar su curso salvo en los casos previstos en la ley (art. 166
CPP).
 Principio de objetividad: el artículo 3 de la LOC del Ministerio Público establece
que los fiscales deberán, en el ejercicio de su función, adecuar sus actos a un
criterio objetivo, velando únicamente por la correcta aplicación de la ley. Se
precisa que, en conformidad a este criterio, deberán investigar con igual celo no
sólo los hechos y circunstancias que funden o agraven la responsabilidad penal
del imputado, sino también los que le eximan de ella, la extingan o la atenúen.

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 Principio de eficiencia: el artículo 6 de la LOC del Ministerio Público impone a
los fiscales y funcionarios del ministerio público la obligación de eficiencia en
dos ámbitos:
o En la administración de los recursos y bienes públicos, y
o En el cumplimiento o desempeño de las funciones,
 Principios de transparencia y probidad: el principio de transparencia es
presupuesto indispensable para el control ciudadano de la actividad del
Ministerio Público que, no sólo permite verificar el modo en que se ejerce la
persecución penal pública y sus criterios político-criminales de actuación sino
que, además, se constituye en elemento central para la protección de la probidad
administrativa. En efecto, el artículo 8 de la LOC del Ministerio Público
establece que "los fiscales y los funcionarios del ministerio público deberán
observar el principio de probidad administrativa".
 Principio de responsabilidad: íntimamente relacionado con la idea de control. La
responsabilidad de los fiscales se establece en el artículo de la LOC del
Ministerio Público se regula en el artículo 45, que señala "los fiscales del
ministerio público tendrán responsabilidad civil, disciplinaria y penal por los
actos realizados en el ejercicio de sus funciones, de conformidad a la ley".

Estructura general:
El Ministerio Público se organiza, por su estructura jerárquica, en forma
piramidal. En su cúspide está el Fiscal Nacional y en su base los fiscales adjuntos.
Fiscalía Nacional: integrada por el Fiscal Nacional, por las unidades
especializadas para colaborar con los fiscales en la investigación de determinados
delitos, y por unidades administrativas a cargo de un jefe administrativo cada una de
ellas. El Fiscal Nacional es el jefe superior del Ministerio Público y ejerce sus
atribuciones personalmente o a través de los órganos de la institución.
Los requisitos para ser nombrado Fiscal Nacional están consignados en el art. 14
de la LOC del Ministerio Público:
a) Ser ciudadano con derecho a sufragio;
b) Tener a lo menos diez años el título de abogado;
c) Haber cumplido cuarenta años de edad, y
d) No encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en la LOC del Ministerio Público.
Durará 8 años en su cargo, sin poder ser designado para el periodo siguiente. Su
elección se realiza de una quina confeccionada por el pleno de la Corte Suprema, de
donde el Presidente de la República selecciona a un candidato que debe ser aprobado
por dos tercios del Senado en ejercicio.
El Fiscal Nacional tiene la superintendencia directiva, correccional y económica
del Ministerio Público (art. 80 I Constitución). Las atribuciones que le confiere la ley
son de carácter funcional, disciplinario y administrativo. Las primeras están
estrechamente vinculadas a la persecución penal pública, y en virtud de ellas le
corresponde:
a) Fijar, oyendo previamente al Consejo General, los criterios de actuación del
Ministerio Público para el cumplimiento de los objetivos establecidos en la
Constitución y en las leyes.
b) Crear, previo informe del Consejo General, unidades especializadas para
colaborar con los fiscales a cargo de la investigación de determinados delitos;
c) Dictar los reglamentos que correspondan en virtud de la superintendencia
directiva, correccional y económica que la Constitución le confiere.

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d) Resolver las dificultades que se susciten entre fiscales regionales acerca de la
dirección de la investigación, el ejercicio de la acción penal pública o la
protección de víctimas o testigos.
e) Asumir de oficio y excepcionalmente la persecución penal de determinados
hechos en atención a la investidura de las personas involucradas como
imputados o víctimas;
f) Disponer de un fiscal regional particular para determinados delitos, en atención a
su gravedad o complejidad.
Fiscalías regionales: responden a una estructura descentralizada y
desconcentrada de la persecución penal pública, con importantes niveles de autonomía
respecto de la Fiscalía Nacional. A la cabeza se encuentran los fiscales regionales,
quienes cuentan con un aparato administrativo que opera en términos análogos al
existente en la Fiscalía Nacional.
La Constitución establece que existirá un Fiscal Regional en cada una de las
regiones en que se divida administrativamente el país, a menos que la población o la
extensión geográfica de la región hagan necesario nombrar a más de uno, como ocurre
con la Región Metropolitana, que cuenta con cuatro fiscales regionales
Los requisitos para ser nombrado Fiscal Regional están en el art. 31 de la LOC
del Ministerio Público:
a) Ser ciudadano con derecho a sufragio;
b) Tener a lo menos cinco años el título de abogado;
c) Haber cumplido treinta años de edad, y
d) No encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en la LOC del Ministerio Público.
Son nombrados por el Fiscal Nacional a propuesta en terna por la Corte de
Apelaciones de la respectiva región. El procedimiento está establecido en el art. 29 de la
LOC del Ministerio Público.
A los fiscales regionales les corresponde el ejercicio de las funciones y
atribuciones del ministerio público en la región o extensión geográfica de la región que
corresponda a la fiscalía regional a su cargo.
También corresponden a los fiscales regionales atribuciones disciplinarias,
administrativas y las referidas directamente a la persecución penal pública de los delitos
(art. 32 de la LOC del Ministerio Público). Entre las más relevantes están las siguientes:
a) Dictar, conforme a las instrucciones generales del Fiscal Nacional, las normas e
instrucciones necesarias para la organización y funcionamiento de la fiscalía
regional y para el adecuado desempeño de los fiscales adjuntos;
b) Conocer y resolver, en los casos previstos por la ley procesal penal, las
reclamaciones que cualquier interviniente en un procedimiento formule respecto
de la actuación de un fiscal adjunto que se desempeñe en la fiscalía regional a su
cargo;
c) Proponer al Fiscal Nacional la ubicación de las fiscalías locales y la distribución
en cada una de ellas de los. fiscales adjuntos y los funcionarios;
d) Disponer las medidas que faciliten y aseguren el acceso expedito a la fiscalía
regional y fiscalías locales, así como la debida atención a las víctimas y demás
intervinientes, y
e) Ejercer las demás atribuciones que le confiere la ley.
Las fiscalías locales: Son las unidades operativas de las fiscalías regionales para
el cumplimiento de las funciones del Ministerio Público a nivel local. Cada fiscalía local
contará con un fiscal jefe, designado de entre los fiscales adjuntos por el Fiscal Nacional
a propuesta del Fiscal Regional, con un número variable de fiscales adjuntos,

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profesionales y personal de apoyo. También contará con los medios materiales que
determine el Fiscal Nacional, a propuesta del respectivo fiscal regional (art. 38
LOCMP). La ubicación de las fiscalías locales en el territorio de cada fiscalía regional
será determinada por el Fiscal Nacional, a propuesta del respectivo fiscal regional.
Los requisitos para ser nombrado Fiscal Adjunto son:
 Ser ciudadano con derecho a sufragio;
 Tener título de abogado;
 Reunir la experiencia y formación especializada adecuada para el cargo;
 No encontrarse sujeto a alguna de las incapacidades e incompatibilidades
previstas en la LOC del Ministerio Público.
Son nombrados por el Fiscal Nacional a propuesta en terna del Fiscal Regional
que corresponda, la que se formará previo concurso público.
Los fiscales adjuntos son quienes ejercen directamente las funciones del
Ministerio Público en los casos que el fiscal jefe les asigne. Con dicho fin dirigirán la
investigación de los hechos constitutivos de delitos y, cuando proceda, ejercerán las
demás atribuciones que la ley les confiere, de conformidad a la misma y a las
instrucciones generales que, dentro del ámbito de sus facultades, respectivamente
impartan el Fiscal Nacional y el Fiscal Regional.

2. IMPUTADO
Es a quien se le atribuye participación en un hecho punible.
Esa aquel interviniente contra quien se dirige la pretensión punitiva del Estado.
Según el art. 7 CPP, adquiere dicha calidad desde “la primera actuación del
procedimiento dirigido en su contra y hasta la completa ejecución de la sentencia”.
Desde aquel momento goza plenamente de los derechos que la ley otorga al imputado
(derecho a juicio oral, presunción de inocencia, derecho a defensa, derecho a acceder y
a rendir prueba, derecho a recurrir contra sentencia en su contra, entre otros).
Derechos del imputado (arts. 93 y 94):
El art. 93 consagra los derechos del imputado en libertad, mientras que el art. 94
los derechos del imputado privado de libertad.
Algunos derechos del imputado son:
 Derecho a un justo y debido proceso.
 Derecho a un juicio oral y público (art. 1 CPP).
 Derecho a una defensa técnica (art. 8 CPP).
 Presunción de inocencia (art. 4 CPP).
 Derecho a la igualdad entre las partes.
 Derecho a un juez imparcial y determinado por la ley con anterioridad a la
comisión del delito (art. 2 CPP).
 Derecho a ser informado (art. 85 CPP).
 Derecho a no ser sometido a tortura ni a otros tratos crueles, inhumanos o
degradantes (art. 93 letra h) CPP).
 Derecho a guardar silencio, o en caso de consentir en la declaración, en no
hacerlo bajo juramento (art .93 letra g) CPP).

3. DEFENSOR
La Defensoría Penal Pública, regulada por la Ley 19.718, es un organismo
técnico especializado cuya finalidad es proporcionar defensa penal a los imputados o
acusados por un crimen, simple delito o falta que sea de competencia de un Juzgado de
Garantía, de un Tribunal de Juicio Oral en lo Penal o de las respectivas Cortes y que

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carezcan de abogado y requieran de un defensor. Defiende los derechos del imputado y
lo representa judicialmente.
La defensa penal pública será siempre gratuita. Excepcionalmente, la Defensoría
podrá cobrar, total o parcialmente, la defensa que preste a los beneficiarios que
dispongan de recursos para financiarla privadamente (art. 36 de la LOC del Ministerio
Público).
Su orgánica es similar a la del Ministerio Público, pero bastante más reducida.
En Chile se establece un sistema mixto, que combina la existencia de una oficina
pública jerarquizada de abogados funcionarios con un sistema de prestación temporal
del servicio de defensa penal pública, basado en procesos de licitación y adjudicación de
fondos públicos (tanto para personas naturales y personas jurídicas públicas y privadas).
Está compuesto por defensores penales públicos, un Defensor Nacional (jefe de
servicio), Defensores Regionales (jefes regionales) y Defensores Locales, que actúan en
ciertos territorios. Como son reducidos en número, la ley otorga la posibilidad de hacer
licitaciones de defensa en ciertos territorios, apareciendo la figura de los defensores
penales licitados, que cumplen la misma función y también pertenecen a la institución
de los públicos.
Designación del defensor:
Al ser el derecho a defensa establecido en el proceso penal esencialmente en
beneficio del imputado, la regla general será que este opte libremente a designar uno o
más defensores de su confianza, y si no lo tuviere, será el juez quien procederá a
hacerlo. La designación deberá tener lugar antes de la primera audiencia a la que se cite
al imputado. El derecho a tener un defensor se le otorga desde que el procedimiento
comienza hasta que termina con la ejecución de la sentencia (Art. 102).
Derechos y facultades del defensor:
El defensor podrá ejercer todos los derechos y facultades que la ley reconoce al
imputado, a menos que expresamente se reservare su ejercicio a este último en forma
personal (art. 104).

4. VÍCTIMA
Se considera víctima al ofendido por el delito. De acuerdo con el Código, la
víctima es un interviniente, pero con un papel más secundario que el imputado.
En los delitos cuya consecuencia fuere la muerte del ofendido y en los casos en
que éste no pudiere ejercer los derechos que en este Código se le otorgan, se considerará
víctima:
a) Al cónyuge o al conviviente civil y a los hijos;
b) A los ascendientes;
c) Al conviviente;
d) A los hermanos, y
e) Al adoptado o adoptante.
Para los efectos de su intervención en el procedimiento, la enumeración
precedente constituye un orden de prelación, de manera que la intervención de una o
más personas pertenecientes a una categoría excluye a las comprendidas en las
categorías siguientes (art. 108).
Derechos de la víctima (art. 109):
a) Solicitar medidas de protección frente a probables hostigamientos, amenazas o
atentados en contra suya o de su familia;
b) Presentar querella (recomendable para la víctima que desea intervenir
activamente en el proceso, porque el querellante puede presentar una acusación

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particular cuando no esté de acuerdo con la que ha deducido el Ministerio
Público);
c) Ejercer contra el imputado acciones tendientes a perseguir las responsabilidades
civiles provenientes del hecho punible;
d) Ser oída, si lo solicitare, por el fiscal antes de que éste pidiere o se resolviere la
suspensión del procedimiento o su terminación anticipada;
e) Ser oída, si lo solicitare, por el tribunal antes de pronunciarse acerca del
sobreseimiento temporal o definitivo u otra resolución que pusiere término a la
causa, y
f) Impugnar el sobreseimiento temporal o definitivo o la sentencia absolutoria, aun
cuando no hubiere intervenido en el procedimiento.

5. QUERELLANTE
Es un interviniente, según el art. 12 del Código. Se trata de la víctima que quiere
actuar, con mayores facultades, dentro del proceso.
El Código se decantó por una concepción amplia respecto de quienes pueden
presentar una querella. La víctima u otra persona pueden pasar de querellante a acusador
junto al Ministerio Público o solos, cuando este último se niegue a seguir con la causa.
El art. 111 expresa que tienen facultad para interponer la querella la víctima, su
representante legal o su heredero testamentario, y también cualquier persona capaz de
parecer en juicio domiciliada en la provincia, respecto de hechos punibles cometidos en
la misma que constituyeren delitos terroristas o delitos cometidos por un funcionario
público que afectaren derechos de las personas garantizados por la Constitución o contra
la probidad pública.
Los órganos y servicios públicos sólo podrán interponer querella cuando sus
respectivas leyes orgánicas les otorguen expresamente las potestades correspondientes.
Oportunidad para presentar la querella (art. 112):
La querella podrá presentarse en cualquier momento, mientras el fiscal no
declarare cerrada la investigación.
Admitida a tramitación, el juez la remitirá al Ministerio Público y el querellante
podrá hacer uso de los derechos que le confiere el artículo 261, que establece las
actuaciones del querellante con anterioridad a la audiencia de preparación del juicio
oral.

6. TRIBUNALES CON COMPETENCIA EN LO PENAL

Juzgado de Garantía
Órgano jurisdiccional unipersonal y letrado con competencia para ejercer las
atribuciones que la ley le reconoce desde el inicio de la investigación preparatoria hasta
la dictación del auto de apertura de juicio oral. Conoce del procedimiento de acción
penal pública y controla la actividad investigativa del Ministerio Público. Además, vela
para que la investigación no vulnere derechos y garantías del imputado y demás
intervinientes del proceso penal. Conoce y falla los procedimientos monitorios,
simplificados y abreviados, así como el procedimiento de acción penal privada.
Los juzgados de garantía son unipersonales y, en general, de composición
múltiple. Se conforman por uno o más jueces con competencia en un mismo territorio
jurisdiccional, que actúan y resuelven unipersonalmente los asuntos sometidos a su
conocimiento.
Competencia: corresponderá a los jueces de garantía (art. 17 COT).

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a) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal,
de acuerdo a la ley procesal penal (vela preferentemente por los derechos del
imputado, controlando el actuar del Ministerio Público);
b) Dirigir personalmente las audiencias que procedan, de conformidad a la ley
procesal penal;
c) Dictar sentencia, cuando corresponda, en el procedimiento abreviado que
contemple la ley procesal penal;
d) Conocer y fallar las faltas penales de conformidad con el procedimiento
contenido en la ley procesal penal (se conocen por procedimiento monitorio o
simplificado, dependiendo de la pena asignada);
e) Conocer y fallar, conforme a los procedimientos regulados en el Título I del
Libro IV del Código Procesal Penal, las faltas e infracciones contempladas en la
Ley de Alcoholes, cualquiera sea la pena que ella les asigne;
f) Hacer ejecutar las condenas criminales y las medidas de seguridad, y resolver las
solicitudes y reclamos relativos a dicha ejecución, de conformidad a la ley
procesal penal (es quien interviene en la fase de ejecución y conoce del
incumplimiento de las sentencias y haciéndolas ejecutar);
g) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad
penal juvenil les encomiende, y
h) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que este Código, la ley
procesal penal y la ley que establece disposiciones especiales sobre el Sistema
de Justicia Militar les encomienden”.

Tribunal de Juicio Oral en lo Penal


Órgano jurisdiccional, colegiado y letrado, que tiene competencia para ejercer
las atribuciones que le confiere la ley desde el momento de la dictación del auto de
apertura del juicio oral hasta el pronunciamiento de la sentencia definitiva.
Según el art. 17 COT, La regla general es que funcionen en salas integradas por
tres o más de miembros, uno de los cuales dirigirá la audiencia en calidad de juez
presidente, que tendrá las atribuciones del art. 92 COT y las demás que la ley procesal
penal indique (las misma que los presidentes de las Cortes de Apelaciones).
Excepcionalmente podrán integrar dichas salas otros jueces en calidad de alternos, con
el solo propósito de subrogar, si es que fuere necesario, a los miembros que pudieren
verse impedidos de continuar participando en el desarrollo del juicio oral, en los
términos de los artículos 76 y 281 del CPP (generalmente se aplica en caso de juicios de
larga duración). Esto se aplica para evitar la nulidad del juicio, si falta algunos de los
jueces que conforman la sala. La integración de las salas, incluyendo a los jueces
alternos de cada una, se determinará mediante sorteo anual que se efectuará en el mes de
enero de cada año. La cantidad de jueces se basa en la duración de los juicios.
En cuanto a la toma de decisiones, solo podrán concurrir a ellas los jueces que
hubieren asistido a la totalidad de la audiencia del juicio oral. La decisión deberá ser
adoptada por la mayoría de los miembros de la sala y cuando existiere dispersión de
votos, el juez que sostuviere la opinión más desfavorable al condenado, deberá optar por
alguna de las otras. Si se produjere desacuerdo sobre la opinión más favorable al
imputado, prevalecerá la que cuente con el voto del juez presidente de la sala.
Ahora bien, hay ciertas resoluciones para las que basta la firma de un solo juez,
como son la fijación de un día y hora para audiencias y las de mero trámite en general.
La lógica es totalmente distinta a la del Juzgado de Garantía, pues este conoce de
los antecedentes y el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal conoce de las pruebas rendidas
en juicio.

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Competencia: corresponderá a los tribunales de juicio oral en lo penal (art. 18
COT)
a) Conocer y juzgar las causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a
simples delitos cuyo conocimiento y fallo corresponda a un juez de garantía
(pena superior a 5 años, queda en conocimiento del Tribunal de Juicio Oral y los
casos en que se solicita la aplicación del procedimiento abreviado, simplificado
o monitorio corresponden al juez de garantía);
b) Resolver, en su caso, sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados
puestos a su disposición (el inc. 2 del art. 281 del CPP establece el deber del juez
de garantía de poner a disposición del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal a las
personas sometidas a prisión preventiva o a otras medidas cautelares dentro de
las 48 horas siguientes a la notificación del auto de apertura del juicio oral);
c) Resolver todos los incidentes que se promuevan durante el juicio oral;
d) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad
penal juvenil les encomiende, y
e) Conocer y resolver los demás asuntos que la ley procesal penal y la ley que
establece disposiciones especiales sobre el Sistema de Justicia Militar les
encomiende.

7. POLICÍA
Sujeto procesal que tiene el carácter de auxiliar y colabora en las tareas de
investigación criminal con el Ministerio Público. La conforman la Policía de
Investigaciones y Carabineros de Chile. En caso de hechos ilícitos cometidos al interior
de recintos penitenciarios, también cumple ese tipo de labores Gendarmería de Chile.
La Policía de Investigaciones es auxiliar del Ministerio Público en las tareas de
investigación de los delitos, debiendo llevar a cabo las diligencias necesarias para dar
cumplimiento a los fines del proceso penal. Carabineros de Chile, con el mismo carácter
auxiliar, deberá desempeñar las tareas de investigación cuando el fiscal a cargo así lo
disponga (art. 79 CPP).
Los órganos policiales deben cumplir las órdenes del fiscal, y en el caso de que
estos se afectaren derechos fundamentales, será necesario solicitar autorización judicial
previa. Si se trata de casos urgentes, esta autorización se puede dar con posterioridad.
Subordinación funcional al Ministerio Público (art. 80):
Los funcionarios señalados ejecutarán sus tareas bajo la dirección y
responsabilidad de los fiscales y de acuerdo a las instrucciones que éstos les impartieren
para los efectos de la investigación, sin perjuicio de su dependencia de las autoridades
de la institución a la que pertenecieren.
También deberán cumplir las órdenes que les dirigieren los jueces para la
tramitación del procedimiento.
Los funcionarios deberán cumplir de inmediato y sin más trámite las órdenes
que les impartieren los fiscales y los jueces, cuya procedencia, conveniencia y
oportunidad no podrán calificar, sin perjuicio de requerir la exhibición de la
autorización judicial previa, cuando correspondiere.
Actuación autónoma de la policía (arts. 83 a 90)
La regla general es que los funcionarios policiales actúen siempre previa orden o
autorización de la fiscalía, incluso del juez. Sin embargo, hay determinados actos en los
cuales pueden proceder de inmediato y sin solicitud previa.
Una de las cuestiones más debatidas por la doctrina dice relación con la
delimitación del ámbito razonable de actuación autónoma de la policía. El Código opta
por una solución restrictiva.

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El art. 83 del CPP señala gran parte de las actuaciones que la policía podrá
autónomamente. En resumidas cuentas, estas son:
a) Prestar auxilio a la víctima;
b) Practicar la detención en los casos de flagrancia, conforme a la ley;
c) Resguardar el sitio del suceso;
d) Identificar a los testigos y consignar las declaraciones que éstos prestaren
voluntariamente;
e) Recibir las denuncias del público,
f) Controlar la identidad, y
g) Efectuar las demás actuaciones que dispusieren otros cuerpos legales.
Respecto de toda denuncia o actuación, incluso de las que pueden realizar con
autonomía, la policía informará inmediatamente y por el medio más expedito al
Ministerio Público. La comunicación debe ser fluida y realizarse por los medios más
expeditos.

V. PROCEDIMIENTOS QUE CONTEMPLA EL CÓDIGO PROCESAL


PENAL:

Para el juzgamiento penal, el Código Procesal Penal contempla el procedimiento


ordinario de acción penal pública y los procedimientos especiales, entre los que se
cuentan el procedimiento simplificado, el procedimiento abreviado, el procedimiento
monitorio y el procedimiento por acción penal privada, que son los de mayor aplicación
práctica.

VI. ESTRUCTURA BÁSICA DEL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE


ACCIÓN PENAL PÚBLICA: FASES E INSTITUCIONES.

El procedimiento ordinario por crimen o simple delito de acción penal pública se


regula en el Libro II del CPP y se divide en tres grandes etapas: de investigación (Título
I del Libro II), de preparación del juicio oral o intermedia (Título II del Libro II) y de
juicio oral (Título III del libro II). A ellas se añade la etapa de ejecución de las
sentencias condenatorias y de las medidas de seguridad (Libro IV).

1. ETAPA DE INVESTIGACIÓN
Consiste en la indagación preliminar, por parte del Ministerio Público asistido
por la policía, de hechos denunciados que revistan caracteres de delito. Tiene tres
objetivos básicos: producir los antecedentes necesarios que fundamentan la
interposición de una acusación en contra de una persona por un delito determinado y
asegurarlos hasta su presentación en el juicio; impedir que pasen a etapa de preparación
del juicio oral casos de sospechas infundadas de comisión de un delito y promover,
cuando corresponda, la terminación anticipada del procedimiento en los casos en que
proceda una solución alternativa del conflicto.
Concluye esta fase con el cierre de la investigación. Luego de ello el fiscal
tendrá tres opciones: acusar, solicitar sobreseimiento (definitivo o temporal) o no
perseverar en el procedimiento.
Los fiscales del Ministerio Público son controlados en el ejercicio de la
investigación por el juez de garantía, quien previamente debe aprobar cualquier
diligencia o medida que pueda afectar derechos constitucionales del imputado o de
terceros. Los fiscales disponen de una serie de mecanismos legales para llevar a cabo

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una investigación dinámica, desformalizada y selectiva, conforme a criterios públicos y
objetivos.
Esta etapa puede iniciarse de oficio por el Ministerio Público, cada vez que
presencie o tome conocimiento de la comisión de un delito; por denuncia, forma más
habitual, que puede realizarse por cualquier persona ante funcionarios de policía, de
gendarmería (tratándose de delitos cometidos dentro de recintos penitenciarios),
cualquier tribunal con competencia en lo criminal o ante el ministerio público; o por
querella, que puede ser interpuesta por la víctima, su representante legal o heredero
testamentario. Otra situación habitual de inicio es la detención en casos de flagrancia.
Dentro de las 24 horas siguientes desde que un fiscal tome conocimiento de un
hecho que reviste caracteres de delito, deberá practicar aquellas diligencias pertinentes y
útiles al esclarecimiento del delito, investigar las circunstancias relevantes para la
aplicación de la pena, de los partícipes y de circunstancias que sirvan para verificar o
atenuar su responsabilidad e impedir que el hecho denunciado produzca consecuencias
ulteriores.
Los fiscales poseen la dirección de la investigación y pueden realizar por sí
mismos las diligencias que consideren conducentes al esclarecimiento de los hechos o
encomendarlas a la policía (art. 180). Estas actuaciones son tomar declaración a los
testigos que se allanen voluntariamente a declarar, consignar, recoger y asegurar todo
cuanto conduzca a la comprobación del hecho y a la identificación de los partícipes (art.
181). El Código contempla la posibilidad que el imputado y los demás intervinientes
puedan proponer al fiscal todas aquellas diligencias que consideren pertinentes y útiles
para el esclarecimiento de los hechos.
Puede que los hechos relatados en la denuncia no sean constitutivos de delito o
que los antecedentes permitan establecer que la responsabilidad penal se encuentra
extinguida. En estos casos, el fiscal podrá abstenerse de toda investigación (art. 167
CPP), decisión que será fundada y se someterá a la aprobación del juez de garantía.
Además, si el fiscal carece de antecedentes o datos que le permitan continuar con la
investigación, podrá disponer el archivo provisional del caso, siempre que no haya
intervenido el juez de garantía o se formalice la investigación. La finalidad es ahorrar
recursos al sistema cuando no existe expectativa razonable de éxito para la persecución
penal de un hecho.
Los fiscales cuentan, asimismo, con la posibilidad de aplicar el principio de
oportunidad, que dice relación con la facultad de no iniciar la persecución penal o
abandonar la iniciada cuando se trate de un hecho que reviste caracteres de delito, pero
no compromete gravemente el interés público, a menos que la pena asignada al delito
exceda la prisión o reclusión menor en su grado mínimo o se trate de un delito cometido
por funcionario público en el ejercicio de sus funciones.

Formalización de la investigación
Es la comunicación que el fiscal efectúa al imputado, en presencia del juez de
garantía, de que desarrolla actualmente una investigación en su contra respecto de uno o
más delitos determinados (art. 229 CPP). Esta actuación cumple una función
esencialmente garantista de informar al imputado de manera específica y clara acerca de
los hechos atribuidos y su calificación jurídica. Ello le permite al imputado construir
una actividad defensiva específica, referida precisamente a los hechos que se le han
comunicado y a la calificación jurídica que de ellos ha efectuado el ministerio público.
La formalización de la investigación produce los siguientes efectos de pleno
derecho (art. 233): suspende el curso de la prescripción de la acción penal; comienza a

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correr el plazo de dos años para declarar el cierre de la investigación; y el Ministerio
Público pierde la facultad de archivar provisionalmente el procedimiento.
Para formalizar la investigación, el fiscal debe solicitar al juez de garantía la
realización de una audiencia en fecha próxima o dentro de los plazos que señala el
artículo 131 CPP, mencionando la individualización del imputado, el delito atribuido, la
fecha y lugar de su comisión y el grado de participación del imputado. Deberá citarse al
imputado, a su defensor y a los demás intervinientes en el procedimiento.
Si la persona del imputado se encuentra detenido y el fiscal no cuenta con los
antecedentes necesarios para formalizar la investigación y solicitar medidas cautelares,
o no se encuentra el defensor del imputado, podrá el persecutor solicitar una ampliación
del plazo de detención hasta por tres días. El juez de garantía sólo dará lugar a la
ampliación cuando estime que los antecedentes presentados por el fiscal justifican esta
medida.
Audiencia de formalización de la investigación
En la audiencia, el juez ofrecerá la palabra al fiscal para que exponga
verbalmente los cargos que presentare en contra del imputado y las solicitudes que
desee efectuar al tribunal. En seguida, el imputado podrá manifestar lo que estime
conveniente.
Una vez formalizada la investigación, el juez abrirá debate sobre las demás
peticiones que los intervinientes deseen efectuar:
a) Medidas cautelares personales y reales;
b) Diligencias de investigación que afectan derechos fundamentales, con
conocimiento del afectado;
c) Plazo judicial para el cierre de la investigación;
d) Juicio inmediato; el fiscal podrá solicitar al juez que la causa pase directamente a
juicio oral (art. 235 CPP);
e) Prueba anticipada o posibilidad que un testigo o un perito que no puede
concurrir al juicio oral por tener que ausentarse a larga distancia, por existir
motivo que hiciere temer la sobreviniencia de su muerte, su incapacidad física o
mental, o algún otro obstáculo semejante, sea interrogado y contrainterrogado en
una audiencia citada al efecto y ante el juez de garantía, con las garantías y
formalidades previstas para la audiencia principal (art. 191 CPP)
f) Resolución del caso en procedimiento simplificado;
g) Suspensión condicional del procedimiento;
h) Acuerdos reparatorios;
i) Declaración judicial del imputado.

Medidas Cautelares
Dado que en todo proceso penal existe un período de tiempo que transcurre entre
la investigación y la dictación de la sentencia definitiva, que podría ocasionar ciertos
perjuicios para los intervinientes o incluso, llevar al fracaso del sistema, es que el
Código Procesal Penal establece una serie de medidas cautelares, que sirven para
aminorar esos posibles efectos negativos.
Estas medidas pueden ser de dos tipos:
- Medidas cautelares personales: son aquellas medidas restrictivas o privativas de
la libertad personal que puede adoptar el tribunal en contra del imputado, con el
objeto de asegurar a su persona en el curso del procedimiento penal.
- Medidas cautelares reales: son medidas restrictivas o privativas de la libertad de
administración patrimonial, con el objeto de asegurar la realización de los fines

21
civiles del procedimiento, y eventualmente de los fines penales, cuando la pena
asignada al delito tenga un contenido patrimonial.
La procedencia de estas medidas es excepcional y la solicitud será siempre
posterior a la formalización de la investigación.
Características:
a) Provisionalidad: las medidas cautelares no tienen el objetivo de perdurar
indefinidamente en el tiempo, por ello, no pueden ser de carácter definitivo.
b) Instrumentalidad: las medidas cautelares no constituyen un fin por sí mismas,
sino que están preordenadas a la emanación de una decisión definitiva posterior.
Presupuestos de aplicación
a) Apariencia de buen derecho (fumus boni iuris): para conceder una medida
cautelar, el tribunal deberá analizar las posibilidades de obtener una sentencia
favorable para el solicitante, pero, en el sistema penal, debe además contar con
antecedentes suficientes que permitan presumir la existencia del hecho punible y
que el sujeto contra quien se realiza la investigación ha tenido participación en
él.
b) Peligro en la demora (periculum in mora): la medida cautelar deberá tener como
fundamento la amenaza de que durante el proceso el imputado intente su fuga o
intente destruir alguna pieza u objeto de la investigación que pueda usarse como
prueba durante la etapa del juicio oral. Estas situaciones pueden dificultar o
impedir la efectividad de la sentencia definitiva.

Medidas cautelares personales


Principios generales (art. 122 CPP).
a) Principio de necesidad: el tribunal sólo puede decretar una de estas medidas
cuando considere que fueren absolutamente indispensables para el cumplimiento
de los fines del procedimiento. Se consagra dentro de este principio la cláusula
“rebus sic stantibus”, lo que significa que las medidas sólo durarán mientras
subsista la necesidad de su aplicación.
b) Principio de juridicidad: la resolución judicial que decretare estas medidas,
deberá ser siempre fundada, es decir, no es posible que se adopten sin justificar
su procedencia.

Estudio particular de las medidas cautelares personales


a) La citación
Medida que se decreta en contra del imputado o un tercero, por la cual queda a
disposición de los órganos de persecución penal y a las diligencias para las cuales sea
requerido. Se encuentra regulada en los artículos 123 y 124 del CPP.
b) La detención
Tiene por objetivo la privación de libertad de un sujeto por un tiempo breve y
determinado, con la finalidad de ponerlo a disposición del juez de garantía.
Se encuentra regulada en los artículos 125 y siguientes del CPP y, debido a su
importancia, ya que atenta directamente contra el derecho a la libertad personal, se
encuentra regulada también a nivel constitucional en el artículo 19 N° 7 de la CPR.
Casos en que procede: el artículo 125 señala que la detención puede tener como
fuente un delito flagrante o una resolución de un funcionario público expresamente
facultado por la ley.
Plazo: tratándose de una detención en caso de delito flagrante, si la realiza un
particular, éste debe entregar al detenido inmediatamente a la policía, al Ministerio
Público o a la autoridad judicial más próxima; si esa detención la practica un agente

22
policial, éste deberá informar de ella al Ministerio Público dentro de un plazo máximo
de 12 horas. El fiscal podrá dejar sin efecto la detención u ordenar que el detenido sea
conducido ante el juez dentro de un plazo máximo de 24 horas desde que la detención se
hubiere practicado. Si nada señala el fiscal, la policía deberá presentar al detenido ante
el tribunal en el plazo ya señalado.
En el caso de la detención por orden judicial, el agente policial que la realizó o el
encargado del recinto de detención conducirá inmediatamente al detenido a presencia
del juez que hubiere expedido la orden. Si lo anterior no fuere posible por no ser hora de
despacho, el detenido podrá permanecer en el recinto policial hasta el momento de la
primera audiencia judicial, por un periodo que en caso alguno excederá de las 24 horas.
De lo dicho, se desprende que el plazo máximo que puede durar esta medida es de
24 horas, sin perjuicio de la posibilidad que tiene el ministerio público para solicitar la
ampliación de la misma hasta por tres días en ciertos casos que define la ley.
c) La prisión preventiva
Es la medida cautelar personal más gravosa que contempla el sistema procesal penal
chileno. Tiene por objeto la privación de libertad por un tiempo indefinido de una
persona a la que se le imputa la comisión de un delito, dirigida a asegurar, en última
instancia, la efectividad de la eventual sentencia condenatoria. Es una institución de
última ratio, que opera cuando las demás medidas cautelares son insuficientes para
asegurar los fines del proceso.
La doctrina ha señalado que los fines de esta medida cautelar son únicamente de
carácter procesal: por un lado, asegurar la presencia del imputado a la audiencia del
juicio oral y a la ejecución de la pena; y por otro evitar la alteración, destrucción o
modificación de alguno de los medios de prueba que puedan usarse como prueba de
cargo en el juicio oral.
También es regulada en el art. 19 N° 7 de la Carta Fundamental, acentuada con lo
dispuesto en las letras d) y e) del mismo numeral.
A su vez, el CPP la regula en los artículos 139 y siguientes.
Requisitos de procedencia: señalados por el artículo 140 CPP. Una vez formalizada
la investigación, el tribunal, a petición del Ministerio Público o del querellante, podrá
decretar la prisión preventiva del imputado siempre que el solicitante acreditare que se
cumplen los siguientes requisitos:
a) Que existen antecedentes que justificaren la existencia del delito que se
investigare;
b) Que existen antecedentes que permitieren presumir fundadamente que el
imputado ha tenido participación en el delito como autor, cómplice o encubridor,
y
c) Que existen antecedentes calificados que permitieren al tribunal considerar que
la prisión preventiva es indispensable para el éxito de diligencias precisas y
determinadas de la investigación, o que la libertad del imputado es peligrosa
para la seguridad de la sociedad o del ofendido, o que existe peligro de que el
imputado se dé a la fuga.
Duración: no tiene un plazo definido expresamente, pero existen ciertas
disposiciones de las que se pueden inferir limitantes, como el art. 122, “sólo durarán
mientras subsistiere la necesidad de su aplicación” y el art. 152, “el tribunal, de oficio
o a petición de cualquiera de los intervinientes, decretará la terminación de la prisión
preventiva cuando no subsistieren los motivos que la hubieren justificado”.
Efectos: la medida causa la internación de la persona afectada en un establecimiento
penal, separado de la población condenada, con pérdida de su libertad personal. Ha de
tenerse presente que, en el caso de que el imputado fuere condenado a pena privativa o

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restrictiva de libertad, el tiempo durante el cual estuvo en prisión preventiva deberá
abonársele al cumplimiento de la condena.
Término: dispone el artículo 153 que el tribunal deberá poner término a la prisión
preventiva cuando dictare sentencia absolutoria y decretare sobreseimiento definitivo o
temporal, aunque dichas resoluciones no se encontraren ejecutoriadas. Por su parte, el
artículo 347 prescribe que comunicada a las partes la decisión absolutoria, el tribunal
dispondrá en forma inmediata, el alzamiento de las medidas cautelares personales que
se hubieren decretado contra el acusado.
d) Otras medidas cautelares personales (art. 155 CPP)
El Código Procesal Penal contempla la posibilidad de que se decreten otras medidas
cautelares restrictivas de la libertad personal diferentes a la prisión preventiva. Se debe
preferir la aplicación de estas medidas antes de llegar a la prisión preventiva. Estas
medidas son:
a) La privación de libertad, total o parcial, en su caso o en la que el propio
imputado señalare;
b) La sujeción a la vigilancia de una persona o institución determinada;
c) La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o ante la autoridad
que él designare;
d) La prohibición de salir del país, de la localidad en la que reside o del ámbito
territorial que fijare el tribunal;
e) La prohibición de asistir a determinadas reuniones, recintos o espectáculos
públicos, o de visitar determinados lugares;
f) La prohibición de comunicarse con personas determinadas, siempre que no se
afectare el derecho a defensa, y
g) La prohibición de aproximarse al ofendido o su familia y, en su caso, la
obligación de abandonar el hogar que compartiere con aquél.
h) La prohibición de poseer, tener o portar armas de fuego, municiones o
cartuchos, y
i) La obligación del imputado de abandonar un inmueble determinado.

Se decretan con posterioridad a la formalización de la investigación por el juez de


garantía, a petición del fiscal, del querellante o la víctima, y podrá ser una o varias,
según resulte adecuado al caso. Su procedencia, duración, impugnación y ejecución se
regirá por las disposiciones aplicables a la prisión preventiva, en cuanto no se opusieren
a lo previsto en el párrafo que regula estas medidas.

Medidas cautelares reales (arts. 157 y 158):


Se trata de las medidas precautorias que establece el artículo 290 del Código de
Procedimiento Civil, esto es:
- El secuestro de algún objeto
- Nombramiento de uno o más interventores
- La retención de bienes determinados
- Prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.
Pueden solicitarse al juez de garantía durante la etapa de investigación por el
ministerio público o la víctima, respecto de los bienes del imputado. Las solicitudes se
substanciarán y regirán de acuerdo al Título IV del Libro II del CPC. Una vez concedida
la medida, el plazo para presentar la demanda se extenderá hasta la oportunidad prevista
para interponer la demanda civil por el artículo 60. Del mismo modo, si se deduce
primero demanda civil, la víctima podrá solicitar que se decrete una o varias de estas
medidas.

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Las resoluciones que negaren o dieren lugar a las medidas cautelares reales serán
apelables.

Salidas alternativas al juicio oral:


En general, toda causa que se inicia en el proceso penal debería terminar a través
de un juicio oral. Sin embargo, ello llevaría al colapso del sistema, pues los tribunales
no cuentan con los medios para absorber tal número de causas. Es por esa razón que el
legislador instauró una serie de mecanismos que permiten terminar causas sin necesidad
de llegar al juicio oral. Ejemplos de esos mecanismos son las facultades del Ministerio
Público para no iniciar la investigación, el archivo provisional, el principio de
oportunidad del artículo 170 CPP, el procedimiento abreviado y las salidas alternativas.
Estas últimas, las salidas alternativas, están conformada por la suspensión
condicional del procedimiento y los acuerdos reparatorios.

Suspensión condicional del procedimiento


Permite a los fiscales del Ministerio Público, con acuerdo del imputado y
aprobación del juez de garantía, dar término anticipado al procedimiento, resolviendo en
forma alternativa casos que, en general, consisten en la imputación de delitos que no
representan un atentado grave o relevante para el interés público, respecto de imputados
sin condenas previas. Esta salida alternativa puede plantearse durante toda la fase de
investigación. Después de concluida la investigación, sólo podrá solicitarse en la
audiencia de preparación del juicio oral (art. 245 CPP), sin perjuicio de lo que señala el
artículo 280 bis en relación a la audiencia intermedia. Una vez solicitada, el juez de
garantía debe pronunciarse sobre ella en una audiencia oral.
Los requisitos exigidos para la concesión de esta salida alternativa son: que la
pena que pudiere imponerse al imputado, en el evento de dictarse sentencia
condenatoria, no exceda de tres años de privación de libertad, que el imputado no haya
sido condenado anteriormente por crimen o simple delito y que no tenga vigente una
suspensión condicional del procedimiento.
Una vez que el juez de garantía ha verificado que se cumplen los requisitos, debe
fijar las condiciones que el imputado deberá cumplir dentro de un plazo de observación
que no podrá ser inferior a un año ni superior a tres años (art. 237 inciso 5 CPP).
Cumplidas satisfactoriamente esas condiciones, se produce la extinción de la acción
penal de pleno derecho, debiendo el tribunal dictar el sobreseimiento definitivo. Por
consiguiente, no podrá iniciarse un procedimiento penal en contra del imputado por los
mismos hechos.
La ley contempla dos causales de revocación de esta salida alternativa:
a) Cuando el imputado fuere objeto de una nueva formalización de la investigación
por hechos distintos a los que fueron materia del acuerdo, o
b) Cuando el imputado incumpliere grave, reiterada e injustificadamente las
condiciones impuestas por el juez de garantía.

Acuerdos reparatorios
Consiste en un acuerdo entre imputado y víctima, en que el primero repara de
algún modo que resulte satisfactorio para la segunda las consecuencias dañosas del
hecho que se persigue penalmente y, aprobado por el juez de garantía, produce como
consecuencia la extinción de la acción penal. El objeto del acuerdo puede consistir, por
ejemplo, en una suma de dinero fijada consensualmente, que constituya una forma de
reparación por las consecuencias dañosas.

25
Se plantean restricciones legales en relación al ámbito de delitos que pueden ser
objeto de acuerdos reparatorios: se exige que el hecho afecte bienes jurídicos
disponibles de carácter patrimonial, consista en lesiones graves, o constituya un delito
culposo. Ahora bien, la Ley N° 21.394 amplió el espectro de delitos que pueden ser
objeto de esta salida alternativa, incluyendo en ellos, por ejemplo, a la violación de
morada, violación de correspondencia, violación de secreto profesional, amenazas,
lesiones leves, infracciones a la ley de propiedad intelectual, etc.
Se trata, como puede verse, fundamentalmente de delitos en que el interés
afectado es predominantemente de carácter privado.

Plazo para declarar el cierre de la investigación (art. 247 CPP)


Con la formalización de la investigación se inicia el cómputo del plazo de dos
años que tiene el ministerio público para cerrar la etapa de investigación. Si,
transcurrido este plazo, el fiscal no la declara cerrada, el querellante o el imputado
pueden solicitar al juez de garantía que lo aperciba para que proceda al cierre, so pena
de declarar el sobreseimiento definitivo de la causa.
En tal caso, el juez debe citar a una audiencia para resolver esta petición, cuyos
resultados dependerán de la actitud que adopte el fiscal. Si no comparece a la audiencia
o compareciendo, se negase a declarar cerrada la investigación, el juez debe decretar el
sobreseimiento definitivo de la causa, resolución que es apelable (art. 370 b) CPP). Si se
allana a la solicitud de cierre, tendrá el plazo de diez días para solicitar el
sobreseimiento definitivo o temporal de la causa, comunicar su decisión de no
perseverar en el procedimiento o formular acusación.

Solicitud de sobreseimiento:
Una vez declarado el cierre de la investigación, el fiscal podrá solicitar el
sobreseimiento de la causa (art. 248 a) CPP). Este sobreseimiento será definitivo o
temporal y, en ambos casos, podrá ser total cuando se refiera a todos los delitos y a
todos los imputados; o parcial cuando se refiera a algún delito o a algún imputado, de
los varios a que se hubiere extendido la investigación y que hubieren sido objeto de
formalización (art. 255 inciso 1 CPP).
El juez de garantía decretará el sobreseimiento definitivo cuando:
a) Cuando el hecho investigado no sea constitutivo de delito;
b) Cuando aparezca claramente establecida la inocencia del imputado;
c) Cuando el imputado se encuentre exento de responsabilidad criminal en
conformidad al artículo 10 del Código Penal o en virtud de otra disposición
legal;
d) Cuando se haya extinguido la responsabilidad penal del imputado por algunos de
los motivos establecidos en la ley;
e) Cuando sobrevenga un hecho que, con arreglo a la ley, ponga fin a dicha
responsabilidad, y
f) Cuando el hecho de que se trate haya sido materia de un procedimiento penal en
el que haya recaído sentencia firme respecto del imputado.
El juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo respecto de los delitos que,
conforme a los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, sean imprescriptibles o no puedan ser amnistiados, salvo en los casos de los
números 1 y 2 del artículo 93 del Código Penal.
El sobreseimiento definitivo produce como efecto el término del procedimiento
con autoridad de cosa juzgada (art. 251 CPP).

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A su turno, el juez de garantía decretará el sobreseimiento temporal en los
siguientes casos (art. 252 CPP):
a) Cuando para el juzgamiento criminal se requiera la resolución previa de una
cuestión civil, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 171;
b) Cuando el imputado no comparezca al procedimiento y sea declarado rebelde, de
acuerdo con lo dispuesto en los artículos 99 y siguientes, y
c) Cuando, después de cometido el delito, el imputado caiga en enajenación
mental, de acuerdo con lo dispuesto en el Título VI1 del Libro Cuarto.
El sobreseimiento temporal suspende la tramitación de la causa.

Comunicación de la decisión de no perseverar:


Cuando el fiscal comunica esta decisión (al no tener antecedentes suficientes
para acusar), se producen varios efectos, entre ellos, queda sin efecto la formalización
de la investigación, se deben revocar las medidas cautelares que se hubieren decretado y
la acción penal continuará su curso, como si nunca se hubiere interrumpido.

Acusar:
Si el fiscal estima que ha reunido durante la investigación los antecedentes
suficientes para fundar una acusación, deberá formularla por escrito dentro de los diez
días siguientes a la declaración de cierre de la investigación. La presentación de la
acusación marca el inicio de la etapa intermedia o de preparación del juicio oral (Título
11 del Libro 11 del CPP).

2. ETAPA INTERMEDIA O DE PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL


Tiene una fase escrita y una fase oral.
Comienza con la formulación de la acusación contra el imputado y culmina con
la resolución de apertura del juicio oral.
En esta etapa se delimita precisamente el objeto del juicio respecto de los hechos
que serán debatidos y las pruebas que se presentarán para acreditarlos. Los
intervinientes toman conocimiento recíproco de las pretensiones jurídicas que harán
valer en el juicio oral y de su sustento probatorio, que servirán de fundamento para la
sentencia, permitiéndoles preparar con la debida antelación la estrategia de acusación o
defensa. Es indispensable para este objetivo la formulación de la acusación: los hechos
que serán materia del juicio son los contenidos en el escrito de acusación.
Se garantiza al acusado el derecho a ser oído, al influir sobre la decisión de
apertura de juicio a través del planteamiento de incidencias y objeciones, incluso
solicitando nuevas diligencias de investigación. Además, esta etapa constituye la última
oportunidad procesal para terminar anticipadamente el proceso a través de una salida
alternativa o procedimiento especial.
El tribunal competente para conocer y resolver en esta etapa es el que ha estado
a cargo del control de la investigación: el juez de garantía.
Las pruebas que se rendirán en el juicio sólo podrán ser las ofrecidas por los
intervinientes en la fase escrita de la etapa intermedia o por el acusado al inicio de la
audiencia de preparación del juicio oral. Ningún interviniente podrá presentar pruebas
en el juicio oral que no hubieran sido previamente ofrecidas y admitidas por el tribunal,
salvo la situación excepcional del art. 336 (prueba no solicitada oportunamente).
Asimismo, el tribunal resolverá sobre las solicitudes encaminadas a excluir del debate la
evidencia reunida en el curso de la investigación en cuya obtención se haya incurrido en
algún defecto de forma que acarree su nulidad, sea ilícita por violación de garantías
constitucionales, se ofrezca para probar hechos impertinentes, o para acreditar hechos

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públicos o notorios, o se haya ofrecido con fines puramente dilatorios. La finalidad es
liberar al juicio oral de eventuales incidencias que pudieran entorpecer su normal
desenvolvimiento.
El Ministerio Público puede solicitar, en su escrito de acusación, que el caso se
resuelva conforme a las reglas del procedimiento abreviado. Si el acusado acepta, dicho
procedimiento debe ser tramitado y fallado en la audiencia de preparación del juicio
oral.
Fase escrita
Describe el conjunto de presentaciones escritas que deben realizar los
intervinientes del procedimiento para ser notificados, en los plazos que la ley establece,
de la fecha de la audiencia de preparación del juicio oral. Se extiende desde la
presentación de la acusación por el fiscal ante el juez de garantía hasta la apertura de la
audiencia de preparación del juicio oral.
Presupuesto indispensable para ingresar a esta etapa es la formulación de la
acusación por el Ministerio Público o el querellante. La acusación debe contener la
individualización de el o los acusados y su defensor; la relación circunstanciada de el o
los hechos atribuidos y su calificación jurídica, la relación de las circunstancias
modificatorias de la responsabilidad penal concurrentes en el caso, la participación
atribuida al acusado, los preceptos legales aplicables, los medios de prueba de que el
Ministerio Público piensa valerse en el juicio; la pena cuya aplicación se solicita y la
solicitud de que se proceda conforme al procedimiento abreviado, en su caso.
Una vez presentada la acusación, el tribunal procederá a ordenar la notificación
de la acusación a todos los intervinientes (art. 260) y dentro de las 24 horas siguientes
citará a la audiencia de preparación del juicio oral. La audiencia de preparación del
juicio oral deberá tener lugar en un plazo no inferior a 25 ni superior a 35 días desde la
presentación de la acusación (art. 260).
Hasta la víspera del inicio de la audiencia de preparación del juicio oral, por
escrito, o al inicio de dicha audiencia, en forma verbal, el acusado podrá señalar los
vicios formales de que adoleciere el escrito de acusación, requiriendo su corrección,
deducir excepciones de previo y especial pronunciamiento y exponer los argumentos de
defensa que considere necesarios y señalar los medios de prueba cuyo examen en el
juicio oral solicitare, en los mismos términos del artículo 259.
El querellante podrá adherirse a la acusación del Ministerio Público o acusar
particularmente en caso de no estar de acuerdo con la acusación que dedujo el
persecutor fiscal.
Fase oral
Conformada por la audiencia de preparación del juicio oral. Esta audiencia es el
hito central en esta etapa, pues en ella se fijan de modo definitivo, en forma oral y
contradictoria, los hechos y las pruebas sobre los que versará el juicio y recaerá la
sentencia. Por regla general, las solicitudes e incidencias deberán ser resueltas por el
juez en base a los antecedentes disponibles previamente allegados por los intervinientes,
pero nada impide que, en casos justificados, el tribunal permita allegar algún
antecedente nuevo que no hubiera estado a disposición del interviniente y fuera
indispensable para resolver la incidencia.
La ley N° 21.394 estableció una norma de protección de los derechos del
imputado al disponer que, si en la audiencia de preparación de juicio oral se ventila la
aprobación de convenciones probatorias, procedimiento abreviado, suspensión
condicional del procedimiento, acuerdos reparatorios o cualquier otra actuación en que
la ley exigiere expresamente la participación del imputado, su presencia constituirá un
requisito de validez de la referida audiencia.

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Al inicio de la audiencia, el juez de garantía hará una exposición sintética de las
presentaciones que hubieren realizado los intervinientes (art. 267). Si el imputado no
hubiere ejercido por escrito las facultades previstas en el artículo 263, el juez le otorgará
la oportunidad de efectuarlas verbalmente.
Luego el juez abre debate sobre las solicitudes o incidencias planteadas por las
partes en sus escritos, las que pueden versar, entre otras, sobre las siguientes cuestiones:
- La solicitud de corrección de vicios formales en el escrito de acusación, de
acusación particular o la demanda civil;
- La oposición de excepciones de previo y especial pronunciamiento;
- La solicitud para que se decrete la suspensión condicional del procedimiento o
un acuerdo reparatorio;
- La solicitud de que se proceda conforme al procedimiento abreviado;
- La conciliación de responsabilidad civil y la solicitud de medidas cautelares
reales;
- La solicitud para que se rinda prueba anticipada,
- La solicitud de aprobación de convenciones probatorias;
- La solicitud de exclusión de pruebas ofrecidas por los intervinientes;
- La solicitud para que se decrete la prisión preventiva u otras medidas cautelares
personales o para su sustitución, revisión o revocación.

Durante la audiencia de preparación del juicio oral cada parte podrá formular las
solicitudes, observaciones y planteamientos que estimare relevantes con relación a las
pruebas ofrecidas por las demás (art. 272). Se trata fundamentalmente de la posibilidad
de excluir la prueba, fundándose en alguna de las causales del art. 276: la
manifiestamente impertinente; la que tiene por objeto acreditar hechos públicos y
notorios; la testimonial y documental ofrecida con fines puramente dilatorios, la
proveniente de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas y las que
hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales.
Si al término de la audiencia el juez comprueba que el acusado no ha ofrecido
oportunamente prueba por causas que no le fueren imputables, podrá suspender la
audiencia hasta por un plazo de diez días, postergando la dictación del auto de apertura
del juicio oral (art. 278).
Finalmente, se dictará el auto de apertura del juicio oral, que fija los hechos y
circunstancias sobre los cuales debe recaer el juicio oral, así como los medios de prueba
ofrecidos para acreditarlos, delimitando el objeto del mismo. Deberá contener:
a) El tribunal competente para conocer el juicio oral;
b) La o las acusaciones que deberán ser objeto del juicio y las correcciones
formales que se hubieren realizado en ellas;
c) La demanda civil;
d) Las convenciones probatorias, esto es, los hechos que las partes dieren por
acreditados en conformidad con lo dispuesto en el artículo 306 CPP;
e) Las pruebas que deberán rendirse en el juicio oral, y
f) La individualización de quienes debieren ser citados a la audiencia del juicio
oral, con mención de los testigos a los que debiere pagarse anticipadamente sus
gastos de traslado y habitación y los montos respectivos.

Solo el Ministerio Público pude recurrir en contra de esta resolución y por una
causal: exclusión de prueba por ilicitud.
Una vez firme el auto de apertura, el juez de garantía deberá remitirlo al tribunal
competente dentro de las 48 horas siguientes a su notificación (art. 281). El tribunal

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competente será el tribunal de juicio oral en lo penal con jurisdicción en el territorio
donde se hubiere cometido el hecho que dio lugar al procedimiento penal.
El tribunal devolverá a los intervinientes los documentos que hubieren
acompañado durante el procedimiento (art. 279). El juez de garantía sólo puede remitir
al tribunal del juicio el auto de apertura del juicio oral, cautelándose así la imparcialidad
del juzgador.
Se incorporó por la Ley N° 21.392 un nuevo artículo 280 bis al Código Procesal
Pernal que entrega la posibilidad de llevar a cabo una “audiencia intermedia” para
efectos de ventilar solicitudes de procedimiento abreviado, convenciones probatorias o
salidas alternativas. Esta audiencia se deberá solicitar de común acuerdo entre los
intervinientes que correspondan.

3. ETAPA DE JUICIO ORAL


El juicio oral es la etapa central del proceso penal, regida por la inmediación,
oralidad, continuidad, publicidad, contradictoriedad, libre convicción del tribunal en
relación a las pruebas producidas y motivación de la sentencia, que representan las
reglas básicas de procedimiento a las que ha de ajustarse la adopción de decisiones en
todo sistema democrático. Es garantía fundamental de todo imputado el derecho a un
juicio previo, oral y público ante un tribunal imparcial que decidirá acerca de su
culpabilidad o inocencia respecto de los cargos formulados en base a la prueba
producida en la audiencia de juicio oral. Este derecho deriva de la calidad de inocente
que debe presumirse de cualquier persona a quien se le atribuye la comisión de un
delito, que le favorece mientras no se establezca legalmente su responsabilidad penal en
una sentencia definitiva condenatoria ejecutoriada.
El tribunal de juicio oral se encuentra integrado por tres jueces letrados e
imparciales, quienes deciden sobre la acusación formulada en base a las pruebas
rendidas durante el juicio y a las alegaciones de las partes, debiendo emitir su decisión
de absolución o condena al término de la audiencia y fundamentar razonadamente su
sentencia con arreglo a las reglas de la sana crítica.
Actuaciones previas a la audiencia de juicio oral
Dictado el auto de apertura del juicio oral el juez de garantía debe remitir dicha
resolución al tribunal de juicio oral en lo penal competente no antes de las veinticuatro
horas ni después de las setenta y dos horas siguientes a que quede firme. Asimismo, el
tribunal de juicio oral en lo penal deberá pronunciarse, en lo sucesivo y hasta la
realización del juicio, acerca de las solicitudes de medidas cautelares respecto de los
acusados (art 281).
Una vez distribuida la causa conforme a los procedimientos de gestión interna
del tribunal, el juez presidente de la sala deberá realizar las siguientes actuaciones:
a) Proceder de inmediato a decretar fecha para la celebración del juicio, que deberá
tener lugar no antes de 15 días ni después de 60 días desde la notificación del
auto de apertura del juicio oral. Este plazo, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley
N° 21.394, será entre 15 y 90 días hasta el 30 de noviembre de 2022, pero regirá
el plazo original si hay acusados privados de libertad.
b) En su caso, señalar la localidad en la que se desarrollará el juicio si se tratare de
un tribunal de juicio oral en lo penal que, por concurrir alguna de las causas a
que se refiere el art. 21 A del COT, deba constituirse y funcionar fuera de su
lugar de asiento (tribunales itinerantes).
c) Indicar el nombre de los jueces que integrarán la sala.

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d) Ordenar que se cite a la audiencia a todos quienes deban concurrir a ella, con, a
lo menos, siete días de anticipación, bajo los apercibimientos previstos en los
artículos 33 y 141.

Audiencia de juicio oral


Son facultades del juez presidente de la sala en la audiencia del juicio oral (art.
292):
a) Dirigir y moderar el debate, pudiendo impedir que las alegaciones se desvíen
hacia aspectos no pertinentes o inadmisibles, sin coartar el ejercicio de la
acusación ni el derecho a la defensa: la pertinencia de las alegaciones estará dada
en general, por los escritos de acusación y contestación o el alegato de apertura
de la defensa.
b) Exigir el cumplimiento de las solemnidades que correspondan.
c) Ordenar la rendición de las pruebas ofrecidas por las partes.
d) Ejercer las facultades disciplinarias destinadas a mantener el orden y el decoro
durante el debate, y, en general, garantizar su eficaz realización de este.
Quienes asistieren a la audiencia deberán guardar respeto y silencio mientras no
estuvieren autorizados para exponer o debieren responder a las preguntas que se les
formularen. No podrán llevar armas ni ningún elemento que pudiere perturbar el orden
de la audiencia. No podrán adoptar un comportamiento intimidatorio, provocativo o
contrario al decoro (art. 293).
El tribunal deberá constituirse el día y la hora fijados para la realización del
juicio. El juez verificará la asistencia del fiscal, acusado, defensor y demás
intervinientes. Asimismo, comprobará la disponibilidad de testigos, peritos, intérpretes
y demás personas que hubieren sido citadas a la audiencia y declarará iniciado el juicio
(art. 325). La ley exige disponibilidad, lo que significa que el interviniente debe
asegurar su comparecencia al momento en que sea solicitada la declaración. Si algún
testigo o perito no estuviera disponible por causa injustificada, debe solicitarse su
comparecencia forzada según el art. 33.
Una vez iniciado el juicio, el presidente de la sala deberá señalar la o las
acusaciones contenidas en el auto de apertura del juicio oral. La importancia radica en
principio de congruencia: el tribunal está obligado a circunscribirse en su fallo a los
hechos indicados en la acusación, so pena de nulidad del juicio y la sentencia. Efectuada
esta actuación, advertirá al acusado que deberá estar atento a lo que presenciará durante
el debate, al mismo tiempo que dispondrá que testigos y peritos presentes se retiren,
pues “antes de declarar no pueden comunicarse entre sí, ni ver, oír ni ser informados de
lo que ocurriere en el juicio” (art. 329).
El tribunal dispondrá que las partes inicien con los alegatos de apertura,
concediendo primero la palabra al fiscal para que sostenga su acusación, luego al
querellante, para fundar su acusación particular y la demanda civil, si la hubiere
interpuesto (art. 325) y finalmente al abogado defensor, para que exponga los
argumentos de la defensa. La finalidad de estas alegaciones es introducir al tribunal y al
público en los objetivos fundamentales que perseguirá el interviniente respetivo durante
el juicio. También sirve para hacerse cargo de las alegaciones de la contraparte y
esbozar cuestiones jurídicas relevantes para la resolución del caso (prescripción, causal
de justificación o exculpación, etc.).
Concluidos los alegatos de apertura, el tribunal deberá advertir al acusado que
tiene la posibilidad de ejercer su defensa según lo dispuesto por el art. 8 (art. 326). En
tal caso el juez presidente de la sala le permitirá que manifieste libremente lo que crea
conveniente sobre las acusaciones formuladas. Terminada su declaración, podrá ser

31
interrogado por el fiscal, el querellante y el defensor. Finalmente, el o los jueces podrán
formularle preguntas destinadas a aclarar sus dichos. El acusado podrá solicitar ser oído
en cualquier estado del juicio para aclarar o complementar sus dichos.
Tras las actuaciones de los intervinientes, corresponde que se rinda la prueba
ofrecida y previamente declarada admisible en la audiencia de preparación del juicio
oral. La prueba que hubiere de servir de base a la sentencia deberá rendirse durante la
audiencia del juicio oral, salvas las excepciones expresamente previstas en la ley (art.
296). En efecto, el tribunal debe formar su convicción sobre la base de la prueba
percibida por sí mismo originaria e inmediatamente.
En el juicio oral no cabe actividad probatoria de oficio, pues contradicen las
nociones de un modelo democrático y garantista de justica criminal, y solo las partes
aportan y producen prueba. Sin embargo, los miembros del tribunal del juicio tienen una
importante facultad: formular preguntas a los testigos, peritos o al propio imputado para
que aclaren sus dichos (arts. 326 y 329).
El art. 328 establece que cada parte determinará el orden en que rendirá su
prueba, correspondiendo que se reciba primero la ofrecida para acreditar los hechos y
peticiones de la acusación y de la demanda civil, si se hubiere interpuesto, y luego la
ofrecida por el acusado respecto de todas las acciones que se hubieren deducido en su
contra.
La forma en que deba rendirse la prueba dependerá de la naturaleza del medio de
prueba:
Testigos: toda persona que ha tenido conocimiento de hechos anteriores,
coetáneos o subsiguientes al acontecimiento delictivo. Según el inc. 2° del art. 308, los
testigos pueden ser presenciales o de referencia, según hubieren presenciado los hechos
sobre los cuales declaran o saben de los mismos de forma mediata o indirecta, pues
pueden haberlos deducido de antecedentes que les son conocidos o por haber tenido
noticia de ellos por otras personas o medios. La importancia radica en el grado de
credibilidad que pueda atribuirse a la declaración y a la mayor o menor necesidad de
corroborar los dichos con otros medios de prueba. En principio, toda persona que no se
encuentre legalmente exceptuada está obligada a comparecer ante el tribunal
competente para prestar declaración y, en caso de renuencia, a su conducción
compulsiva (art. 298).
Peritos: El Ministerio Público y los demás intervinientes podrán presentar
informes elaborados por peritos de su confianza y solicitar en la audiencia de
preparación del juicio oral que éstos sean citados a declarar en el juicio, acompañando
los comprobantes que acreditaren la idoneidad profesional del perito (artículo 314). Se
trata de una persona con conocimientos especializados en determinadas materias; de allí
que declara sobre los principios y reglas que rigen determinados fenómenos o
actividades, cuya comprensión resulta inaccesible al no especialista. A pesar de que el
Código hace referencia al "informe de peritos" para aludir a la prueba pericial, en rigor
ella está constituida por la declaración personal del perito en el juicio sobre el contenido
del informe previamente elaborado por él. Al tenor del inciso 1° del artículo 314 y del
inciso 1° del art. 315, el Ministerio Público y los demás intervinientes podrán requerir la
elaboración de informes periciales desde el inicio del procedimiento penal, los que
deberán ser presentados por escrito al tribunal. Junto con su presentación, se debe
solicitar que los peritos sean citados a declarar al juicio oral, acompañando los
comprobantes que acrediten la idoneidad del experto. Por excepción, la ley permite que
algunos informes periciales (ADN, alcoholemia o de drogas) puedan ser incorporados al
juicio mediante la sola presentación del informe escrito aunque, si alguna de las partes

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lo solicitare fundadamente, la comparecencia del perito no podrá ser substituida por la
presentación del informe.
Documentos y objetos: los objetos son todas aquellas cosas o elementos de
carácter material relevantes para la determinación de los hechos. Se encuadran en esta
definición los instrumentos y los efectos del delito, pero también aquellos objetos que
contribuyen a acreditar algún hecho relevante del caso. Según el artículo 333, los
documentos serán leídos y exhibidos en el debate, con indicación de su origen, esto es,
su procedencia o la identificación de su subscriptor. El autor del instrumento debe
comparecer al juicio para efectuar su reconocimiento y ser interrogado acerca del
contenido. Por su parte, los objetos deberán ser exhibidos y podrán ser examinados por
las partes. Ambos podrán ser exhibidos al acusado, a los testigos o a los peritos, a fin de
que sean reconocidos o se refieran a su conocimiento sobre los mismos (art. 333).
Otros medios de prueba: podrán admitirse películas cinematográficas,
fotografías, fonografías, videograbaciones y otros sistemas de reproducción de la
imagen o del sonido, versiones taquigráficas y, en general, cualquier medio apto para
producir fe (art. 323). Se trata de manifestaciones cuyo soporte material está constituido
por sistemas de reproducción de la imagen o del sonido o para el archivo y
conocimiento de datos. Es el tribunal quien debe determinar la forma de incorporación
de tales instrumentos, adecuándola, en lo posible, al medio de prueba más análogo. De
allí que el artículo 323 señale que se reproducirán en la audiencia por cualquier medio
idóneo para su percepción.
El artículo 336 regula dos supuestos de prueba no ofrecida oportunamente en la
etapa de preparación del juicio oral, pero cuya rendición en el juicio oral puede llevarse
a cabo. El inciso primero contiene el supuesto de prueba cuyo conocimiento se hubiere
obtenido con posterioridad a la oportunidad para ofrecerla, y siempre que tal
circunstancia se justifique, el tribunal ordenará su recepción a petición de alguna de las
partes. El propósito fue minimizar las posibilidades de que un imputado se quedase sin
prueba por una defensa negligente y se hizo extensiva a las demás partes para mantener
la igualdad ante la ley. El segundo se refiere al supuesto en que con ocasión de la
rendición de una prueba surgiere una controversia relacionada exclusivamente con su
veracidad, autenticidad o integridad. El tribunal podrá autorizar la presentación de
nuevas pruebas destinadas a esclarecer estos puntos, siempre que no hubiere sido
posible prever su necesidad.
Concluida la recepción de las pruebas, el juez presidente de la sala otorgará
sucesivamente la palabra al fiscal, al acusador particular, al actor civil y al defensor,
para que expongan sus conclusiones, denominadas alegatos de clausura.
Seguidamente, se otorgará al fiscal, al acusador particular, al actor civil y al defensor la
posibilidad de replicar. Las réplicas sólo podrán referirse a las conclusiones planteadas
por las demás partes. Por último, se otorgará al acusado la palabra, para que
manifestare lo que estimare conveniente. A continuación, se declarará cerrado el debate
(artículo 338).
Cerrado el debate, los miembros del tribunal que presenciaron el juicio deben
retirarse a deliberar a fin de debatir si alcanzaron la convicción que requiere la ley sobre
la comisión del hecho punible y la participación culpable atribuida al acusado en base a
la prueba producida en el juicio o, por el contrario, si esa misma prueba los conduce a
absolver al acusado de los cargos efectuados en la acusación.
La reforma procesal penal implicó un cambio radical en el sistema de valoración
probatoria. De la prueba legal o tasada del antiguo sistema se pasó al sistema de libre
apreciación de la prueba, que implica que la eficacia de cada prueba para la
determinación de los hechos será establecida caso a caso siguiendo criterios no

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predeterminados, basados esencialmente en la razón: los tribunales apreciarán la prueba
con libertad, pero no podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de la
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados. El tribunal debe hacerse
cargo en su fundamentación de toda la prueba producida, incluso de aquélla que hubiere
desestimado, indicando las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo. La
valoración de la prueba requerirá el señalamiento del o de los medios de prueba
mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los hechos y circunstancias
que se tengan por probados. Esta fundamentación deberá permitir la reproducción del
razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia. (art.
297).
Como se dijo, inmediatamente clausurado el debate, los miembros del tribunal
que hubieren asistido a él pasarán a deliberar en privado. Concluida la deliberación,
deberá comunicarse la decisión relativa a la absolución o condena. La sentencia
definitiva deberá ser pronunciada en la audiencia respectiva, que se fijará al momento
de la comunicación del veredicto.
Excepcionalmente el Código autoriza prolongar la deliberación hasta por 24
horas cuando la audiencia del juicio se hubiere prolongado por más de 2 días y la
complejidad del caso no permita pronunciar la decisión inmediatamente. En tal caso, se
dará a conocer la prolongación a los intervinientes en la misma audiencia, fijándose de
inmediato la oportunidad en que la decisión les será comunicada (arts. 343).
La omisión del pronunciamiento de la decisión de absolución o condena
(veredicto) en conformidad a estas normas producirá la nulidad del juicio, el que deberá
repetirse en el más breve plazo (art. 343).
No debe confundirse la comunicación de la decisión de absolución o condena
(veredicto), cuya omisión dentro de los plazos legales acarreará siempre la nulidad del
juicio, con la lectura de la sentencia definitiva, cuya omisión en los plazos que señala la
ley sólo conllevará la nulidad del juicio si la decisión del tribunal hubiere sido de
condena.
El artículo 340 establece un exigente estándar de convicción para destruir la
presunción de inocencia y poder condenar a una persona por el delito en virtud del cual
ha sido enjuiciado: nadie podrá ser condenado por delito sino cuando el tribunal que lo
juzgare adquiriere, más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente se
hubiere cometido el hecho punible objeto de la acusación y que en él hubiere
correspondido al acusado una participación culpable y penada por la ley. De allí que no
basta con la convicción, sino que debe haberse desarrollado una mínima actividad
probatoria, la que jamás podrá consistir en la mera declaración del acusado, y no es
necesaria la plena convicción, basta la convicción exenta de dudas razonables. Así, la
duda razonable excluye la posibilidad de condena.
Si se decide la absolución, comunicada a las partes la decisión, el tribunal
dispondrá, en forma inmediata, el alzamiento de las medidas cautelares personales y
ordenará se tome nota de este alzamiento en todo índice o registro público y policial en
el que figuraren (art. 347). También se ordenará la cancelación de las garantías de
comparecencia (art 327).
En el caso de una decisión de condena, el tribunal deberá resolver sobre las
circunstancias modificatorias de responsabilidad penal en la misma oportunidad que la
emite. Si son ajenas al hecho punible, abrirá debate sobre tales circunstancias y factores
inmediatamente después de pronunciada la decisión y en la misma audiencia. Para
dichos efectos, el tribunal recibirá los antecedentes que hagan valer los intervinientes
para fundamentar sus peticiones, dejando su resolución para la audiencia de lectura de
sentencia (art. 343 inciso final CPP).

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La sentencia definitiva es la resolución jurisdiccional a través de la cual el
tribunal efectúa una motivación pública de su decisión mediante la explicación de todas
las inferencias inductivas que justifican y apoyan su conclusión a partir de las pruebas y
elementos probatorios producidos durante la audiencia del juicio oral.
La sentencia definitiva deberá contener:
a) La mención del tribunal y la fecha de su dictación; la identificación del acusado
y la de el o los acusadores;
b) La enunciación breve de los hechos y circunstancias objeto de la acusación; en
su caso, los daños cuya reparación fue reclamada en la demanda civil y su
pretensión reparatoria, y las defensas del acusado;
c) La exposición clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias que se dan por probados, fueren ellos favorables o desfavorables
al acusado, y de la valoración de los medios de prueba que fundamenten dichas
conclusiones, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 297 CPP;
d) Las razones legales o doctrinales que sirvan para calificar jurídicamente cada
uno de los hechos y sus circunstancias y para fundar el fallo;
e) La resolución que condena o absuelve a cada uno de los acusados por cada uno
de los delitos que la acusación les haya atribuido; la que se pronuncie sobre la
responsabilidad civil de los mismos y fije el monto de las indemnizaciones a que
haya lugar;
f) El pronunciamiento sobre las costas de la causa, y
g) La firma de los jueces que la dictaron.

El art. 342 CPP regula el deber de motivación de la sentencia que corresponde al


tribunal que juzga, que permitirá un control a posteriori. La importancia de los
requisitos c), d) y e) del artículo 342, que contienen el núcleo central de dicho deber, se
manifiesta en la circunstancia que su omisión da lugar a un motivo absoluto de nulidad
del juicio y de la sentencia.
La sentencia condenatoria fijará las penas y se pronunciará sobre la eventual
aplicación de alguna de las penas sustitutivas de la Ley 18.216. Asimismo, deberá
disponer el comiso de los instrumentos o efectos del delito o su restitución, cuando
fuere procedente. Por último, deberá pronunciarse acerca de la demanda civil
válidamente interpuesta.
Una vez redactada la sentencia, se procederá a darla a conocer en la audiencia
fijada al efecto, oportunidad a contar de la cual se entenderá notificada a todas las
partes, aun cuando no asistan a la misma (art. 346 CPP).
Al pronunciarse sobre la absolución o condena del acusado, es decir, al entregar
el veredicto una vez concluida la audiencia de juicio oral, el tribunal podrá diferir la
redacción del fallo y, en su caso, la determinación de la pena hasta por un plazo de
cinco días, fijando la fecha de la audiencia en la que tendrá lugar (hasta diez días, de
acuerdo a la modificación transitoria de la Ley N° 21.394, cuya vigencia se extiende
hasta el 30 de noviembre de 2022). Sin embargo, el transcurso de este plazo sin dar
cumplimiento da lugar a una sanción disciplinaria. Se deberá, pues, citar a una nueva
audiencia, la que en caso alguno podrá tener lugar después del séptimo día desde la
comunicación de la decisión sobre absolución o condena. Si en esta ocasión no se da
lectura a la sentencia, se producirá la nulidad del juicio, a menos que la decisión hubiese
sido de absolución (art. 344 CPP).

VII. ESTRUCTURA BÁSICA DE LOS PROCEDIMIENTOS ESPECIALES


DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL

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Regulados en el Libro Cuarto del Código Procesal Penal, los de mayor
aplicación práctica son el procedimiento simplificado, el procedimiento monitorio, el
procedimiento abreviado y el procedimiento sobre delito de acción penal privada. La
implementación de estos procedimientos se reserva para los delitos de menor cuantía
que, en la práctica, representan la mayor carga de trabajo de la justicia criminal actual.
Solo un número reducido de causas deben concluir en juicio oral, aquellas que
contemplan delitos de mayor gravedad, so pena del colapso del sistema.

1. Procedimiento simplificado (arts. 388 a 399 CPP)


Aplicable a las faltas y a los hechos constitutivos de simples delitos para los
cuales el Ministerio Público requiera la imposición de una pena que no exceda de
presidio o reclusión menores en su grado mínimo, esto es, hasta 540 días de privación
de libertad.
Tratándose de una persona sorprendida in fraganti cometiendo una falta o un
simple delito de los que da lugar este procedimiento, el fiscal podrá disponer que el
imputado sea puesto a disposición del juez de garantía y proceder conforme al
procedimiento simplificado (artículo 393).
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 14, letras d) y e) del Código Orgánico
de Tribunales (COT), corresponde a los jueces de garantía conocer y fallar las faltas o
simples delitos de conformidad con este procedimiento.
El requerimiento es una actuación del Ministerio Público por el que se pone en
conocimiento del imputado el hecho punible que se le atribuye. Hace las veces de
acusación.
Recibida la denuncia por el Ministerio Público, cuando los antecedentes lo
ameriten y hasta la deducción de la acusación, podrá el fiscal efectuar el requerimiento
respectivo. Asimismo, si el fiscal formula acusación y la pena requerida no excediere de
presidio o reclusión menores en su grado mínimo, la acusación se tendrá como
requerimiento.
Una vez recibido el requerimiento, el tribunal ordenará su notificación al
imputado y citará a todos los intervinientes a la audiencia que señala el art. 394, que
debe verificarse no antes de veinte ni después de cuarenta días desde la resolución. El
imputado debe ser citado con, a lo menos, diez días de anticipación a la audiencia. La
resolución que dispusiere la citación ordenará que las partes comparezcan a la audiencia
con todos sus medios de prueba.
Al iniciar la audiencia el tribunal efectuará una breve relación del requerimiento
y de la querella, en su caso. Si se encuentra presente la víctima, el juez la instruirá
conjuntamente con el imputado de la posibilidad de arribar a un acuerdo reparatorio, si
procediere. Asimismo, el fiscal podría proponer la suspensión condicional del
procedimiento.
Si el procedimiento continúa, el tribunal preguntará al imputado si admite
responsabilidad en los hechos contenidos en el requerimiento o, por el contrario, si
solicita la realización del juicio. Para intentar la admisión de responsabilidad del
imputado, el fiscal podrá modificar la pena requerida. Si admite responsabilidad en los
hechos, el tribunal dictará sentencia inmediatamente, en cuyo caso no podrá imponer
una pena superior a la solicitada en el requerimiento o a la pena modificada. Si no
admite responsabilidad, el juez procederá, en la misma audiencia e inmediatamente, a la
preparación del juicio simplificado, salvo que esta audiencia coincida con la de control
de detención, pues en ese caso la preparación del juicio podrá realizarse a más tardar
dentro de quinto día (hasta 30 días de acuerdo a la modificación transitoria incorporada
por la Ley N° 21.394, cuya vigencia se entiende hasta el 30 de noviembre de 2022) (art.

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395 bis). La posibilidad de modificar la pena con que cuenta el fiscal solo es aplicable
en la primera audiencia a la que es citado el imputado o en la nueva audiencia cuando su
inasistencia estuvo justificada.
El juicio simplificado deberá tener lugar en la misma audiencia en que se
prepare, si ello fuere posible, o a más tardar dentro de trigésimo día. Comenzará
dándose lectura al requerimiento del fiscal y a la querella, si la hubiere. Luego, se oirá a
los intervinientes y se recibirá la prueba, tras lo cual se le preguntará al imputado si
tuviere algo que decir. Con esa declaración o sin ella, el tribunal pronunciará su decisión
de absolución o condena y fijará una nueva audiencia para dar a conocer el texto de la
sentencia, dentro de los 5 días siguientes (dentro de los diez días siguientes, de acuerdo
a la modificación transitoria incorporada por la Ley N° 21.394, cuya vigencia se
entiende hasta el 30 de noviembre de 2022). La audiencia no se suspenderá por la falta
de comparecencia de alguna de las partes ni por no haberse rendido prueba en la misma.
Cuando exista mérito para condenar por la falta al imputado, pero concurrieren
antecedentes favorables que no hicieren aconsejable la imposición de la pena, el juez
podrá dictar la sentencia y disponer la suspensión de la pena y sus efectos por un plazo
de seis meses (art. 398).
En contra de la sentencia que se dicte, sólo procede recurso de nulidad. El fiscal
requirente y el querellante, en su caso, sólo podrán recurrir si hubieren concurrido al
juicio.
El procedimiento simplificado se regirá por sus normas específicas y
supletoriamente por las normas del procedimiento ordinario, en cuanto se adecuen a su
brevedad y simpleza (art. 389).

2. Procedimiento monitorio (art. 392)


Derivación del procedimiento simplificado, que resulta procedente cuando se
trata de la persecución penal de faltas en la que el fiscal requiera únicamente la
imposición de una pena de multa.
Presentado el requerimiento y la multa propuesta por el fiscal ante el juez de
garantía, si el tribunal lo estima suficientemente fundado, debe acogerlo
inmediatamente, dictando una resolución que así lo declare, la que contendrá además: la
instrucción acerca del derecho del imputado de reclamar contra el requerimiento y la
imposición de la sanción dentro de los quince días siguientes a su notificación, así como
de los efectos de la interposición del reclamo, la instrucción acerca de la posibilidad de
aceptar el requerimiento y la multa impuesta, el señalamiento del monto y de la forma
en que la misma debiere enterarse en arcas fiscales, y el hecho que, si la multa fuere
pagada dentro de los quince días siguientes a la notificación, ella será rebajada en un
25%.
Si el tribunal no estima el requerimiento como suficientemente fundado, se
procederá de acuerdo a las reglas del procedimiento simplificado.
Si dentro del plazo de quince días el imputado manifiesta su falta de
conformidad con la imposición de la multa o su monto, se proseguirá con el
procedimiento de conformidad al juicio simplificado. Si el imputado paga la multa o
transcurre el plazo sin que reclame sobre su procedencia o monto, se entenderá que la
acepta. En ese caso, la resolución se tendrá, para todos los efectos legales, como
sentencia ejecutoriada.

3. Procedimiento abreviado (arts. 406 a 415)


Se incorpora con este procedimiento la negociación de la pena entre la parte
acusadora y el imputado.

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Según lo dispuesto en el artículo 14 letra c) del COT, el juez competente para
conocer de él es el juez de garantía.
Solo el fiscal puede solicitar su aplicación (art. 407). No obstante, el artículo 410
alude a “la solicitud del fiscal y del imputado”, por lo que tratándose de un
procedimiento que no puede aplicarse sin el consentimiento del imputado, su voluntad
debe ser considerada.
Una vez formalizada la investigación, es posible acordar la tramitación de la
causa conforme al procedimiento abreviado en cualquier etapa del procedimiento y
hasta la audiencia de preparación del juicio oral (art. 407). Debe agregarse la posibilidad
de solicitud aun cuando haya finalizado la audiencia de preparación de juicio oral y
hasta antes del envío del auto de apertura al Tribunal de Juicio Oral en lo penal, de
acuerdo al artículo 280 bis del Código.
El tribunal convocará a audiencia para resolver la solicitud de procedimiento
abreviado a la que deberá citar a todos los intervinientes, procediéndose en lo demás
conforme las reglas de este título. Si no se hubiere deducido aún acusación, el fiscal y el
querellante, en su caso, la formularán verbalmente en la audiencia. Si se dedujo
acusación, el fiscal y el acusador particular podrán modificarla según las reglas
generales, así como la pena requerida, para permitir la tramitación del asunto bajo las
normas del procedimiento abreviado.
Presupuestos de procedencia:
a) Que la pena privativa de libertad requerida por el fiscal no supere los cinco años
de presidio o reclusión menores en su grado máximo; no superior a diez años de
presidio o reclusión mayores en su grado mínimo tratándose de los ilícitos
comprendidos en los párrafos 1 a 4 bis del título IX del Libro Segundo del Código
Penal y en el artículo 456 bis A del mismo Código, con excepción de las figuras
sancionadas en los artículos 448 inciso primero y 448 quinquies de ese cuerpo
legal o bien se trate de cualesquiera otras penas de distinta naturaleza, cualquiera
fuere su entidad o monto, ya fueren ellas únicas, conjuntas o alternativas;
b) El imputado, en conocimiento de los hechos materia de la acusación y de los
antecedentes de la investigación que la fundaren, debe aceptarlos expresamente y
manifestar su conformidad con la aplicación de este procedimiento. Lo anterior no
significa un reconocimiento de culpabilidad, puesto que ello es un problema
jurídico que toca resolverlo al juez. Como se trata de la renuncia del imputado a la
realización del juicio oral, el juez de garantía debe comprobar que presta su
consentimiento de manera libre y voluntaria, que conoce su derecho a exigir un
juicio oral, que entiende los términos del acuerdo y las consecuencias que éste
puede significarle y, especialmente, que no ha sido objeto de coacciones ni
presiones indebidas por parte del fiscal o de terceros (art. 409);
c) Que el querellante, si lo hubiere, no se oponga al procedimiento abreviado o, si lo
hace, su oposición no se considere fundada.
El procedimiento abreviado se aplicará sólo respecto de aquellos acusados en
quienes concurrieren los presupuestos legales, o respecto de los delitos susceptibles de
ser resueltos, si fueren varios. Los excluidos continuarán bajo las normas del
procedimiento ordinario.
El juez rechazará el procedimiento cuando estimare que no se cumplen con los
requisitos para aceptar la procedencia del abreviado o considerare fundada la oposición
del querellante. En dicho caso se tendrán por no formuladas la aceptación de los hechos
por parte del acusado, como tampoco las modificaciones, asimismo, dispondrá que
todos los antecedentes relativos a la solicitud de proceder de conformidad con el

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procedimiento abreviado sean eliminados del registro y dictará el auto de apertura de
juicio oral.
Acordado el procedimiento abreviado, el juez abrirá el debate, otorgará la palabra
al fiscal, quien expondrá resumidamente la acusación y las actuaciones y diligencias de
la investigación que la fundamentaren. Luego se les dará la palabra a los demás
intervinientes, correspondiendo la exposición final al acusado. Concluido el debate, el
juez dictará sentencia condenatoria o absolutoria. Si es condenatoria, no podrá imponer
una pena superior ni más desfavorable a la requerida por el fiscal o el querellante y no
podrá emitirse exclusivamente sobre la base de la aceptación de los hechos por parte del
imputado, debiendo guardar correspondencia con algún antecedente de la investigación.
Esta limitación tiene una dimensión garantista: evitar los abusos que históricamente
tenía la confesión como medio de prueba.
En ningún caso el procedimiento abreviado obstará a la concesión de alguna de
las medidas alternativas consideradas en la ley, cuando correspondiere.
Contra la sentencia solo procederá el recurso de apelación, que se concederá en
ambos efectos.

4. Procedimiento de acción penal privada (arts. 400 a 405)


En este procedimiento no interviene el Ministerio Público, atribuyéndose el
poder exclusivo de la persecución penal al querellante.
El tribunal competente es el juez de garantía.
Los delitos que deben ser perseguidos conforme a este procedimiento son:
a) La calumnia y la injuria;
b) La falta descrita en el número 11 del artículo 496 del Código Penal;
c) La provocación a duelo y el denuesto o descrédito público por no haberlo
aceptado, y
d) El matrimonio del menor llevado a efecto sin el consentimiento de las personas
designadas por la ley y celebrado de acuerdo con el funcionario llamado a
autorizarlo.
Se trata de una numeración no es taxativa, pues existen otros casos en leyes
especiales (Giro doloso de cheques por algunas causales, por ejemplo).
Según el artículo 400, el procedimiento sólo podrá comenzar con la
interposición de la querella por quien estuviere habilitado para promover la acción
penal, esto es, por la víctima, su representante legal o su heredero testamentario. Si
fuera necesaria la realización de determinadas diligencias destinadas a precisar los
hechos que configuran el delito, ellas se podrán solicitar en dicho libelo.
Si el querellante se desiste, se decretará el sobreseimiento definitivo en la causa
y será condenado al pago de las costas, salvo que aquello obedeciere a un acuerdo con
el querellado. Con todo, una vez iniciado el juicio no se dará lugar al desistimiento si el
querellado se opone.
La inasistencia del querellante a la audiencia del juicio, así como su inactividad
en el procedimiento por más de 30 días, entendiendo por tal la falta de realización de
diligencias útiles para dar curso al proceso, producirán el abandono de la acción
privada. Ocurrido ello, el tribunal, de oficio o a petición de parte, decretará el
sobreseimiento definitivo de la causa (art. 402). Lo mismo se observará si, habiendo
muerto o caído en incapacidad el querellante, sus herederos o representante legal, no
concurrieren a sostener la acción dentro del término de 90 días.
En la audiencia de juicio se aplican supletoriamente las normas del
procedimiento simplificado por expresa remisión del art. 405 del CPP.

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Contra la sentencia definitiva sólo podrá interponerse el recurso de nulidad. El
querellante podrá impugnar únicamente si hubiere concurrido al juicio.

VIII. LOS RECURSOS EN EL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL

En el sistema procesal penal chileno anterior a la reforma, la existencia de un


intenso régimen de recursos parecía justificada. La sentencia definitiva y las
resoluciones adoptadas por el juez del crimen durante la etapa de investigación
(sumario) eran esencialmente apelables. El recurso aparecía concebido como una
instancia de control de las decisiones de dicho juez más que como un derecho de los
imputados o condenados. Así, la revisión de las resoluciones de los tribunales inferiores
procedía no sólo a solicitud de cualquiera de las partes, sino también de oficio a través
del mecanismo de la consulta, que permitía la revisión de ciertas resoluciones judiciales
aun en el caso en que las partes no hubieren interpuesto recursos contra ellas. El alcance
de la revisión era sumamente amplio, incluyendo todas las cuestiones de hecho y de
derecho pertinentes a la causa, aunque no haya recaído discusión sobre ellas ni las
comprenda la sentencia de primera instancia. La posibilidad de la reformatio in peius se
encontraba establecida expresamente por la ley.
Con la reforma procesal penal surge el establecimiento de un régimen de
recursos que restringe las posibilidades de impugnación de las resoluciones de los
tribunales inferiores y limita el ámbito del control superior para asegurar el principio de
inmediación. El alcance va a quedar entregado no ya a las necesidades del control
burocrático, sino a la concepción del recurso como un derecho del imputado.
Son características del nuevo régimen de recursos:
- Disminuye la frecuencia e importancia de su utilización como vía de
impugnación. Desaparece el mecanismo de la consulta y se limita la facultad de
recurrir. Los recursos, en general, se conceden en el solo efecto devolutivo, esto
es, su interposición no suspende la ejecución de la resolución recurrida.
- Desaparece la doble instancia como mecanismo de control de la sentencia
definitiva El recurso de apelación se restringe severamente al declararse
improcedente respecto de las sentencias definitivas dictadas tras un juicio oral y
de todo tipo de resoluciones dictadas por un tribunal de juicio oral en lo penal.
- Se exige doble conformidad. Esa garantía supone que la condena debe ser capaz
de subsistir el reexamen en un nuevo juicio. Se consagra como vía de
impugnación de la sentencia dictada en un juicio oral el recurso de nulidad.
- El carácter bilateral de la facultad de recurrir, esto es, la posibilidad de que la
parte acusadora recurra en contra de la sentencia definitiva, incluyendo la
absolutoria.
- La prohibición de la reformatio in peius, que consiste en la prohibición que pesa
sobre el tribunal que revisa una resolución jurisdiccional por la interposición de
un recurso, de modificarla en perjuicio del imputado, cuando ella sólo hubiese
sido recurrida por él o por otra persona autorizada por él, en su favor.
- Los recursos ya no se conciben como un mecanismo de control jerárquico sino
más bien apuntan a poner término al agravio que sufre el interviniente que los
interpone. Traspaso desde el control vertical hasta el control horizontal.

Los recursos en materia penal están regidos por reglas especiales relativas a cada
uno de ellos, que están contenidas en el Libro Tercero. Se aplican supletoriamente, a
todos ellos, las disposiciones generales sobre recursos en materia penal, contenidas en el
Título I (arts. 352 a 361). Supletoriamente a las anteriores, se le aplican también, por

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remisión del art. 361 CPP, las reglas sobre el juicio oral contenidas en el Título III del
Libro Segundo CPP (arts. 281 a 351).

1. Normas Generales

Podrán recurrir en contra de las resoluciones judiciales el Ministerio Público y


los demás intervinientes agraviados por ellas, sólo por los medios y en los casos
expresamente establecidos en la ley.
Por regla general, la interposición de un recurso no suspenderá la ejecución de la
decisión.
Excepcionalmente la suspenderá cuando se impugnare una sentencia definitiva
condenatoria o cuando la ley dispusiere expresamente lo contrario.
La vista de la causa se efectuará en una audiencia pública.
La falta de comparecencia de uno o más de los recurrentes a la audiencia dará
lugar a que se declare el abandono del recurso respecto de los ausentes. La
incomparecencia de uno o más de los recurridos permitirá proceder en su ausencia
La audiencia se iniciará con el anuncio, tras el cual, sin mediar relación, se
otorgará la palabra a él o los recurrentes para que expongan los fundamentos del
recurso, así como las peticiones concretas que formularen. Luego se permitirá intervenir
a los recurridos y finalmente se volverá a ofrecer la palabra a todas las partes con el fin
de que formulen aclaraciones respecto de los hechos o argumentos vertidos en el debate.
En cualquier momento del debate, cualquier miembro del tribunal podrá
formular preguntas a los representantes de las partes o pedirles que profundicen su
argumentación o la refieran a algún aspecto específico de la cuestión debatida.
Concluido el debate, el tribunal pronunciará sentencia de inmediato o, si no
fuere posible, en un día y hora que dará a conocer a los intervinientes en la misma
audiencia. La sentencia será redactada por el miembro del tribunal colegiado que éste
designare y el voto disidente o la prevención, por su autor.
En el recurso de nulidad podrá producirse pruebas sobre las circunstancias que
constituyeren la causal invocada, siempre que se hubiere ofrecido en el escrito de
interposición del recurso. Para su recepción, se aplicarán las normas que a ese respecto
se usan en el juicio oral.
La circunstancia de no poder rendirse la prueba no dará lugar a la suspensión de
la audiencia.
Por último, se prohíbe la reformatio in peius al disponer que si la resolución
judicial hubiere sido objeto de recurso por un solo interviniente, la Corte no podrá
reformarla en perjuicio del recurrente.

2. Recurso de reposición (arts. 362 y 363)


Busca que el mismo tribunal que dictó una resolución la modifique o enmiende,
poniendo fin al agravio que produjo. La característica fundamental es que se interpone
por la parte agraviada ante el mismo tribunal que dictó la resolución, con el objeto de
que este mismo la revise y resuelva su revocación o modificación. En el procedimiento
penal, procede en contra de las sentencias interlocutorias, autos y decretos.
Se establece una diferencia en el plazo, forma de interposición, tramitación y
fallo del recurso de reposición, según se dirija en contra de una resolución dictada en
una audiencia oral o fuera de ella:
El recurso de reposición en contra de las resoluciones dictadas fuera de
audiencias debe interponerse en el plazo de tres días, por escrito y deberá ser fundado,
es decir, expresar sus fundamentos de hecho y de derecho y contener peticiones

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concretas. El tribunal debe pronunciarse, por regla general, de plano, pero
facultativamente puede oír a los demás intervinientes, si estima que la complejidad del
asunto lo hace aconsejable (art. 362).
Si la reposición se interpone respecto de una resolución que también es
susceptible de apelación, el agraviado debe interponer subsidiariamente ese recurso,
para el caso de que la reposición fuere denegada, y si así no lo hace, se entiende que ha
renunciado al recurso de apelación (art. 362 inc. 3).
La situación de las resoluciones dictadas en audiencias orales está regulada por
el art. 363 CPP, conforme al cual la reposición deberá promoverse verbalmente, tan
pronto se dictaren, y sólo serán admisibles cuando no hubieren sido precedidas de
debate. La tramitación se efectúa en este caso verbalmente, de inmediato, y de la misma
manera se pronuncia el fallo. En la impugnación de resoluciones dictadas en audiencias
orales no cabe la apelación subsidiaria, ya que la interposición del recurso de apelación
debe hacerse siempre por escrito (art. 367 CPP).

3. Recurso de apelación (art. 364 a 371)


Es definido como un recurso ordinario que puede interponer la parte agraviada
por una resolución judicial, ante el tribunal que dictó una resolución, con el objeto de
que su superior jerárquico, tras un nuevo examen de sus fundamentos de hecho y de
derecho, la enmiende con arreglo a derecho. Se interpone ante el mismo tribunal que
dictó la resolución (tribunal a quo), quien lo debe elevar, para su conocimiento y fallo,
al tribunal jerárquicamente superior (tribunal ad quem) y da lugar a una amplia revisión,
generando la segunda instancia, lo que implica que el tribunal superior puede revisar
todas las cuestiones de hecho y de derecho impugnadas en el recurso.
En el nuevo sistema se trata de un recurso extraordinario, con aplicación
restringida y sujeto a formalidades: procede sólo contra las resoluciones dictadas por los
jueces de garantía y sólo en los casos previstos por la ley (art. 370 CPP). Son
inapelables todas las resoluciones dictadas por el tribunal de juicio oral en lo penal (art.
364 CPP).
4. Recurso de nulidad (arts. 372 a 387 CPP)
Es el medio que el legislador estableció para recurrir en contra de la sentencia
definitiva dictada como producto de la celebración de un juicio oral.
Es una de las vías que la ley establece para obtener la declaración de la nulidad
procesal. Es un acto jurídico procesal de parte agraviada, de carácter extraordinario, que
se interpone en contra de una sentencia definitiva dictada en un procedimiento
ordinario, simplificado o de acción penal privada, ante el tribunal que la dictó, con el
objeto que el superior jerárquico competente invalide el juicio oral y la sentencia, , total
o parcialmente, o solamente esta última, cuando en la tramitación del juicio o en el
pronunciamiento mismo de la sentencia se hubieren infringido sustancialmente derechos
o garantías asegurados por la Constitución o por los tratados internacionales ratificados
por Chile que se encuentren vigentes o cuando, en el pronunciamiento de la sentencia,
se hubiere hecho una errónea aplicación del derecho que hubiere influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Se caracteriza por ser un recurso extraordinario, porque procede respecto de
determinadas resoluciones judiciales y requiere de una causal expresamente establecida
por la ley, y por ser un recurso de enmienda, por interponerse ante el tribunal que dictó
la resolución recurrida para ante el tribunal superior jerárquico que corresponda.
Sólo procede en contra de la sentencia definitiva dictada por el tribunal de juicio
oral en lo penal en el procedimiento ordinario (art. 372 y 277 inciso final), por el juez de

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garantía en el procedimiento simplificado (art. 399) o en el procedimiento por acción
penal privada (art. 405).
La legitimación activa para recurrir de nulidad la tienen todos los intervinientes
(art. 352), aun cuando se discute sobre la posibilidad que tiene el Ministerio Público
para deducir este recurso fundado en algunas causales. La víctima puede recurrir de
nulidad incluso si no hubiere intervenido en el procedimiento (letra f) art. 109).
En virtud del principio de trascendencia no todo vicio o error hace procedente
este recurso. En efecto, no causan nulidad los errores de la sentencia que no influyeren
en su parte dispositiva (art. 375).
Causales genéricas
a) Cuando, en cualquier etapa del procedimiento o en el pronunciamiento de la
sentencia, se hubieren infringido sustancialmente derechos o garantías
aseguradas por la Constitución o por los tratados internacionales ratificados por
Chile que se encuentren vigentes:
b) Cuando, en el pronunciamiento de la sentencia, se hubiere hecho una errónea
aplicación del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del
fallo:
Motivos absolutos (art. 374): establecidos por el legislador con la intención de
crear formas objetivas de la causal genérica del artículo 373 a) donde determina que,
por la gravedad de los hechos en que se sustentan, ha existido infracción sustancial de
garantías.
a) Cuando la sentencia hubiere sido pronunciada por un tribunal incompetente, o
no integrado por los jueces designados por la ley; por un juez de garantía o con
la concurrencia de un juez de tribunal de juicio oral en lo penal legalmente
implicado, o cuya recusación estuviere pendiente o hubiere sido declarada por
tribunal competente; y cuando hubiere sido acordada por un menor número de
votos o pronunciada por menor número de jueces que el requerido por la ley, o
con concurrencia de jueces que no hubieren asistido al juicio.
b) Cuando la audiencia del juicio oral hubiere tenido lugar en ausencia de alguna de
las personas cuya presencia continuada exigen, bajo sanción de nulidad, los
artículos 284 y 286. Estas personas son los jueces que integran el tribunal de
juicio oral en lo penal, el fiscal y el defensor.
c) Cuando al defensor se le hubiere impedido ejercer las facultades que la ley le
otorga.
d) Cuando en el juicio oral hubieren sido violadas las disposiciones establecidas
por la ley sobre publicidad y continuidad del juicio:
e) Cuando, en la sentencia, se hubiere omitido alguno de los requisitos previstos en
el artículo 342, letras c), d) o e):
f) Cuando la sentencia se hubiere dictado con infracción de lo prescrito en el
artículo 341 (nadie puede ser condenado por un hecho distinto del que ha sido
materia de la acusación).
g) Cuando la sentencia hubiere sido dictada en oposición a otra sentencia criminal
pasada en autoridad de cosa juzgada:
El tribunal competente para conocer y fallar este recurso puede ser la Corte de
Apelaciones respectiva o la Corte Suprema, dependiendo de las causales que
fundamenten el recurso.
Si la infracción invocada como motivo del recurso se refiriere a una ley que
regula el procedimiento, el recurso sólo será admisible cuando quien lo entablare
hubiere reclamado oportunamente del vicio o defecto. Esta exigencia de preparación se
aplica a los recursos de nulidad fundados en la causal del art. 373 a). La finalidad es

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asegurar que el tribunal haya tenido posibilidad de corregir oportunamente el vicio,
evitando la nulidad del acto, garantizando la buena fe de los litigantes en cuanto a no
reservar sus objeciones para hacerlas valer sólo en el evento de una sentencia
desfavorable.
Tramitación ante el tribunal a quo:
El recurso de nulidad se debe interponer ante el tribunal que dictó la sentencia,
dentro de los 10 días siguientes a su notificación, por escrito y fundadamente,
consignando los fundamentos de hecho y de derecho y las peticiones concretas que se
sometan al fallo del tribunal.
Se señalarán las causales en las que se funda el recurso. El recurrente no podrá
invocar después causales distintas. Si se funda varias causales, se debe señalar si se
invocan de manera conjunta o una en subsidio de la otra.
Cuando el recurso se funda en la causal del artículo 373 b) y el recurrente
sostuviere que su conocimiento corresponde a la Corte Suprema, debe no sólo señalar
esa circunstancia, sino que, además, indicar en forma precisa los fallos en que se
hubieren sostenido las distintas interpretaciones que invocare y acompañar copia de las
sentencias o de las publicaciones que se hubieren efectuado del texto íntegro de las
mismas. En todo caso, la sanción al incumplimiento de este requisito no es la
inadmisibilidad, sino su remisión a la Corte de Apelaciones respectiva.
Si la sentencia impugnada es condenatoria, con la interposición del recurso se
suspenden sus efectos. Si es absolutoria, la interposición del recurso no tiene efecto
suspensivo (art. 379).
En el control de admisibilidad del recurso se examinará si el recurso fue
deducido en tiempo y contra de una resolución impugnable por esa vía. Si se cumplen
los requisitos, se declarará admisible y el tribunal remitirá al superior jerárquico copia a
de la sentencia definitiva, del registro de la audiencia del juicio oral o de las actuaciones
determinadas de ella que se impugnaren y del escrito en que se hubiere interpuesto el
recurso. Si se declarará inadmisible, la resolución que puede ser objeto de recurso de
reposición, que debe ser interpuesto dentro de tercero día.
Tramitación ante el tribunal ad quem:
Desde la fecha del ingreso del recurso, se abre un plazo de cinco días para que
los recurridos puedan solicitar que el recurso se declare inadmisible, formular
observaciones por escrito, o adherirse, en su caso (art. 382).
El tribunal debe pronunciarse sobre la admisibilidad del recurso. Examinará que
el escrito de interposición exprese los fundamentos de hecho y de derecho en que se
funda, contenga peticiones concretas y haya sido preparado oportunamente. Si el
tribunal estima que no se cumple con alguno de estos requisitos, lo declarará
inadmisible, resolución susceptible de recurso de reposición.
La vista del recurso se rige por las reglas generales. La diferencia importante es
que en la nulidad puede producirse prueba, la que deberá recaer sobre las circunstancias
que constituyen la causal invocada y debe haber sido ofrecida en el escrito de
interposición. Su recepción se rige por las reglas establecidas para el juicio oral. No se
excluye la posibilidad que la parte recurrida también rinda prueba, pero se encuentra
liberada de la carga de ofrecerla. La circunstancia de no poder rendirse la prueba, en
caso alguno dará lugar a la suspensión de la audiencia.
El tribunal ad quem debe fallar el recurso dentro del plazo de veinte días
siguientes (este plazo se aumentó a 40 días de acuerdo a la modificación transitoria
incorporada por la Ley N° 21.394, cuya vigencia se entiende hasta el 30 de noviembre
de 2022). Debe pronunciar la sentencia en un día y hora que dará a conocer a los
intervinientes en la misma audiencia. La sentencia debe exponer los fundamentos que

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sirven de base a la decisión y pronunciarse sobre las cuestiones controvertidas, o sea, a
cada una de las causales que invocó el recurrente. Sin embargo, si se acoge el recurso, el
tribunal puede limitarse a la causal o causales que le hubieren sido suficientes. La
sentencia debe incluir, la decisión de si son nulos o no, total o parcialmente, el juicio
oral y la sentencia definitiva impugnada o si solamente lo es esta última.
La Corte está facultada, actuando de oficio, para acoger el recurso que hubiere
sido deducido a favor del imputado, cuando observare la existencia de cualquiera de los
motivos absolutos del artículo 374, aunque no hubiere sido invocado por el recurrente al
interponer el recurso.
La Corte tiene dos posibilidades: invalidar total o parcialmente solamente la
sentencia, dictando la correspondiente sentencia de reemplazo, o invalidar total o
parcialmente tanto el juicio como la sentencia, disponiendo la realización de un nuevo
juicio oral. La primera opción se presenta si la causal de nulidad no se refiere a
formalidades del juicio ni a los hechos y circunstancias que se hubieren dado por
probados, sino a que el fallo hubiere calificado de delito un hecho que la ley no
considere tal, aplicado una pena cuando no procediere o impuesto una superior a la que
legalmente corresponde. En este caso, la misma Corte debe dictar, sin nueva audiencia,
pero separadamente, la sentencia de reemplazo que se conformare a la ley. La segunda
hipótesis se dará en todos los casos no previstos por el artículo 385, se determinará el
estado en que hubiere de quedar el procedimiento y ordenará la remisión de los autos al
tribunal no inhabilitado que correspondiere, para que éste disponga la realización de un
nuevo juicio oral.
Cuando la declaración de nulidad del juicio oral y de la sentencia sea parcial,
existiendo pluralidad de delitos o de imputados, la Corte deberá precisar a qué prueba,
a qué hechos y a qué imputados afecta la declaración de nulidad parcial.
La resolución que fallare un recurso de nulidad no es susceptible de recurso
alguno, sin perjuicio de la revisión de la sentencia condenatoria firme. Tampoco será
susceptible de recurso alguno la sentencia que se dictare en el nuevo juicio que se
realice como consecuencia de la resolución que hubiere acogido el recurso de nulidad,
pero si fuere condenatoria y la que se hubiere anulado hubiere sido absolutoria,
procederá el recurso de nulidad a favor del acusado, conforme a las reglas generales.

IX. ASPECTOS SUSTANCIALES DE LA LEY N° 18.216, SOBRE PENAS


SUSTITUTIVAS A LAS PRIVATIVAS O RESTRICTIVAS DE
LIBERTAD.
El año 1983, con la Ley Nº 18.216 sobre “Medidas alternativas a las penas
privativas o restrictivas de libertad”, se gestó la modificación normativa más importante
sobre las penas alternativas a la privación de libertad. El proyecto se sustentó en las
críticas a las penas privativas y restrictivas de libertad de corta duración,
particularmente la imposibilidad de satisfacer la función de la pena de procurar la
rehabilitación del condenado y evitar el contagio criminógeno.
Se contemplaron en esta Ley la remisión condicional de la pena, la reclusión
nocturna y la libertad vigilada.

1. Remisión condicional de la pena


Consiste en la suspensión del cumplimiento de la pena privativa de libertad y la
discreta observación y asistencia del condenado por la autoridad administrativa durante
cierto tiempo de observación (art. 3). Para acceder a este beneficio, se deberá cumplir
con los siguientes requisitos:

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a) Que la pena privativa o restrictiva de libertad que se imponga por la sentencia
condenatoria no exceda los tres años.
b) Que el reo no haya sido condenado anteriormente por crimen o simple delito.
c) Que, por lo antecedentes personales del condenado, su conducta anterior y
posterior al hecho punible, y la naturaleza, modalidades y móviles determinantes
del delito, se permita presumir que no volverá a delinquir.
d) Si los dos requisitos anteriores hacen innecesario un tratamiento o la ejecución
efectiva de la pena.
Al concederse el beneficio, el tribunal debe establecer un plazo de observación
que no será inferior al de la duración de la pena, con un mínimo de un año y un
máximo de tres, además imponiéndose una serie de condiciones o reglas de
conducta que el reo debe cumplir:
a) Residencia en un lugar determinado, la que podrá ser propuesta por el
condenado. Podrá ser cambiada en casos especiales.
b) Sujeción al control administrativo y asistencia a la sección correspondiente de
Gendarmería de Chile (sección de tratamiento en el medio libre), en la forma
que precisará el reglamento.
c) Ejercer, dentro de plazo y bajo las modalidades que determinará la sección de
tratamiento en el medio libre de Gendarmería, una profesión, oficio, empleo,
arte, industria o comercio, si el condenado carece de medios honestos o
conocidos de subsistencia y no posee calidad de estudiante, y
d) Satisfacción de la indemnización civil, costas y multas impuestas por la
sentencia.
No obstante, el tribunal, en caso de impedimento justificado, podrá prescindir de
esta exigencia sin perjuicio de que persigan estas obligaciones en conformidad a las
reglas generales.
El quebrantamiento de las condiciones dentro del periodo de observación
provocará que Gendarmería pida la revocación de la suspensión de la pena, lo que podrá
decretar el tribunal, disponiendo el cumplimiento de la pena inicialmente impuesta o su
conversión en reclusión nocturna, según fuere aconsejable. En el caso de la comisión de
un nuevo crimen o simple delito, la revocación opera por el solo ministerio de la ley y
obliga al cumplimiento efectivo del total de la pena inicialmente impuesta o, si
procediere, de una medida alternativa equivalente a toda su duración.

2. Reclusión nocturna
Forma de cumplimiento parcial de la pena privativa de libertad, que se ejecutaba
mediante el encierro en establecimientos especiales de Gendarmería de Chile, desde las
22 horas de cada día hasta las 6 horas del día siguiente (art. 7).
La reclusión nocturna podrá decretarse:
a) Si la pena privativa o restrictiva de libertad que imponga la sentencia
condenatoria no excediera los tres años.
b) Si el reo no ha sido condenado anteriormente por un crimen o simple delito o
lo ha sido a una pena privativa o restrictiva de libertad que no exceda de dos
años o a más de una, siempre que, en total, no exceda ese límite, y
c) Si los antecedentes del condenado, conducta anterior y posterior al hecho
punible y a la naturaleza, modalidades y móviles determinantes del delito
permiten presumir que la medida de reclusión nocturna lo disuadirá de cometer
nuevos delitos.
La sentencia decretada por el tribunal deberá dictaminar que el beneficiado se
presente en el centro de reinserción social correspondiente a las 22 horas del

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día siguiente al que se notifique la sentencia, y que continúe presentándose en
el establecimiento especial asignado todos los días, a la misma hora señalada,
permaneciendo hasta las 6 horas del día siguiente. Para los efectos de la
conversión de la pena que inicialmente fue impuesta, se computará una noche
por cada día de privación o restricción de libertad (art. 9).
En caso de quebrantamiento grave o reiterado de la medida, sin causa
justificada, el tribunal, de oficio o a petición de Gendarmería, procederá a revocarla,
disponiendo la ejecución de la pena privativa o restrictiva por el lapso de tiempo no
cumplido (art. 11).
Los condenados deberán satisfacer la indemnización civil, costas y multas
impuestas por la sentencia, en los mismos términos regulados a propósito de la remisión
condicional de la pena.

3. La libertad vigilada
Consiste en someter al reo a un régimen de libertad a prueba que tenderá a su
tratamiento intensivo e individualizado, bajo la vigilancia y orientación permanente de
un delegado (art. 14). Es la única medida que considera acceso a tratamiento para
abordar la conducta delictiva, que mantiene al usuario en un régimen de libertad,
quedando permanentemente vinculado al delegado habilitado con el cual debe pactar, de
común acuerdo, un programa de acciones destinado a su reinserción social, ello sin
perjuicio del deber de cumplir las condiciones impuestas por el tribunal en la sentencia.
Según el reglamento de la ley respectiva, los delegados de la libertad vigilada son
oficiales penitenciarios o profesionales del área jurídica, social, educacional o de salud
que presten servicios en Gendarmería de Chile, encargados de vigilar, controlar, orientar
y asistir a los condenados que hubieren obtenido este beneficio, a fin de evitar su
reincidencia, protegerlos y lograr su readaptación e integración a la sociedad.
Los presupuestos de la libertad vigilada son (art. 15):
a) Si la pena privativa o restrictiva de libertad es superior a dos años, pero inferior a
cinco.
b) Si el procesado no ha sido condenado anteriormente por crimen o simple delito.
c) Si los informes sobre antecedentes sociales y características de personalidad del
condenado, su conducta anterior y posterior al hecho punible y la naturaleza,
modalidades y móviles determinantes del delito permiten concluir que un
tratamiento en libertad aparece necesario y eficaz en el caso específico, para una
efectiva readaptación y resocialización del beneficiado.
Al concederse el beneficio, el tribunal determinará un plazo de tratamiento y
observación que no será inferior al de la duración de la pena, con un mínimo de tres
años, y un máximo de seis. El delegado podrá proponer al juez, por única vez, la
prórroga del periodo de observación por un plazo de seis meses más, siempre y cuando,
no se sobrepase el límite de años; podrá también solicitar que se reduzca, respetando el
límite establecido, o que se egrese al condenado del sistema, cuando este haya cumplido
el periodo mínimo de observación.
Las condiciones para la obtención del beneficio se encuentran en el artículo 17:
a) Residencia en un lugar determinado, la que podrá ser propuesta por el condenado,
pero que, en todo caso, deberá corresponder a un cuidad en que preste servicios el
delegado de libertad vigilada. Ella podrá ser cambiada, debiendo ser este hecho
calificado por el tribunal y con informe previo del delegado.
b) Sujeción a la vigilancia y orientación permanentes de un delegado por el término
del período fijado, debiendo el condenado cumplir todas las normas de conducta e
instrucciones que aquel imparta respecto a educación, trabajo, morada, cuidado

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del núcleo familiar, empleo del tiempo libre y cualquiera otra que sea pertinente
para un eficaz tratamiento en libertad.
c) Ejercer, dentro del plazo y bajo las modalidades que determine el delegado de
libertad vigilada, una profesión, oficio, empleo, arte, industria o comercio, si el
condenado carece de medio conocidos y honestos de subsistencia y no posee
calidad de estudiante;
d) Satisfacción de la indemnización civil, costas y multas impuestas por la sentencia,
de acuerdo con lo establecido en la letra b) del artículo 5.
e) Reparación, si procediere, en proporción racional a los daños causados por el
delito por el delito.
Durante el periodo que dure la libertad vigilada, el juez podrá ordenar que el
beneficiado sea sometido a los exámenes médicos, psicológicos o de otra naturaleza que
aparezcan necesarios.
El quebrantamiento de alguna de las condiciones impuestas por el tribunal, o la
desobediencia grave o reiterada y sin causa justa de las normas de conducta impartidas
por el delegado, facultarán al tribunal para revocar el beneficio, en resolución que
exprese circunstanciadamente sus fundamentos. En tal caso, el tribunal dispondrá el
cumplimiento de las penas inicialmente impuestas o su conversión, si procediere, en
reclusión nocturna.

Ley N° 20.603 que reemplaza las medidas alternativas por las penas
sustitutivas
El 27 de junio de 2012 se publicó la Ley N° 20.603, que modificó la Ley Nº
18.216, que establece medidas alternativas a las penas privativas o restrictivas de
libertad.
Los objetivos tenidos en cuenta en esta modificación legal dicen relación con
favorecer la reinserción social de las personas condenadas a través de un control
efectivo del cumplimiento de las nuevas penas sustitutivas; tender a la protección de las
víctimas en ciertos delitos y al uso racional de la privación de libertad.
Dentro de los principales cambios se modificó la denominación de medidas
alternativas a penas sustitutivas, para precisar que no se está frente a un beneficio
otorgado al condenado, sino frente a una sanción que se impone en forma sustitutiva a la
pena privativa de la libertad originalmente impuesta. En segundo lugar, se propuso la
regulación de un catálogo de exclusión de aquellos delitos respecto de los cuales no
serían procedentes las penas sustitutivas, atendida la gravedad del reproche penal,
debiendo cumplirse la pena privativa de libertad. En tercer lugar, diversificó el catálogo
de penas sustitutivas, siendo la de mayor innovación la implementación de la libertad
vigilada intensiva y la reclusión parcial. La reclusión parcial vino a reemplazar a la
reclusión nocturna que adolecía de grandes falencias. Además, en caso de revocación de
cualquiera de esas penas sustitutivas, se contempla el cumplimiento del saldo de la pena
inicial, abonándose a favor del condenado el tiempo de ejecución de forma
proporcional, sujeto a las reglas de conversión establecidas en la ley.

1. La remisión condicional
La reforma mantiene su concepción original, sufriendo solo modificaciones
menores.

2. La reclusión parcial
Elimina la reclusión nocturna intentando salvar las problemáticas de esa medida
toda vez que no se cumplía el objetivo de evitar el contagio criminógeno. Cambia su

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forma de ejecución: pasa de cumplirse exclusivamente de manera nocturna, a tratarse
del encierro en el domicilio del condenado o en establecimientos especiales, durante 56
horas semanales (art. 7). Señala además tres modalidades: la diurna (encierro del
condenado durante ocho horas diarias y continuas que se fijaran entre las 08:00 de la
mañana y las 22:00); nocturna (desde las 22:00 hasta las 06 del día siguiente); reclusión
de fin de semana (22:00 del día viernes hasta las 06 del día lunes siguiente).
El juez preferirá ordenar su cumplimiento en el domicilio del condenado y
estableciendo como control el sistema del monitoreo telemático.
La regulación también buscó restringir su aplicación en el caso de reincidentes,
limitando su procedencia hasta dos veces.

3. Libertad vigilada y la libertad vigilada intensiva


La libertad vigilada consiste en someter al penado a un régimen de libertad a
prueba que tenderá a su reinserción social a través de una intervención individualizada,
bajo la vigilancia y orientación permanentes de un delegado.
La libertad vigilada intensiva, a su turno, consiste en la sujeción del condenado
al cumplimiento de un programa de actividades orientado a su reinserción social en el
ámbito personal, comunitario y laboral, a través de una intervención individualizada y
bajo la aplicación de ciertas condiciones especiales.
La reforma restringió la aplicación de la libertad vigilada a casos de condena de
penas privativas de libertad de dos a tres años y casos en que la condena fuere superior a
541 días y no excediere de tres años, tratándose de delitos de microtráfico y conducción
en estado de ebriedad causando lesiones o la muerte. Se requiere, además, que el penado
no haya sido condenado anteriormente por crimen o simple delito y que los
antecedentes sociales y características de personalidad del condenado, su conducta
anterior y posterior al hecho punible y la naturaleza, modalidades y móviles
determinantes del delito permitieren concluir que una intervención de este tipo parece
eficaz en el caso específico, para su efectiva reinserción social.
La idea detrás de esta pena fue una intervención de la conducta infractora a
través de la posibilidad de derivar al infractor a un tratamiento especializado.
Similar solución se entrega en el caso de la libertad vigilada intensiva, la cual se
contempló para condenados a penas privativas de tres o más años hasta cinco años o a
condenados a penas superiores a 541 días hasta tres años, que hubieren cometido ciertos
delitos en el contexto de violencia intrafamiliar y sexual. Se requiere, además, que el
penado no haya sido condenado anteriormente por crimen o simple delito y que los
antecedentes sociales y características de personalidad del condenado, su conducta
anterior y posterior al hecho punible y la naturaleza, modalidades y móviles
determinantes del delito permitieren concluir que una intervención de este tipo parece
eficaz en el caso específico, para su efectiva reinserción social.
Se brinda al juez la posibilidad de imponer, en la misma sentencia, la obligación
de asistir a programas de tratamiento de rehabilitación de carácter ambulatorios,
residenciales o una combinación de ambos, cuando el penado padeciere un consumo
problemático de drogas o alcohol, confirmado por una evaluación diagnóstica que
hubiere evaluado dicha situación.
Se mantiene la obligación del tribunal de imponer condiciones indicadas en la ley.
Sin embargo, en el caso de la libertad vigilada intensiva, además se estableció la
obligación de imponer ciertas “reglas de conducta” adicionales, junto con la posibilidad
de controlar su cumplimiento a través de monitoreo telemático específicamente para el
caso de condenados por la comisión de determinados delitos.

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4. Pena Mixta
En estricto rigor no constituye una pena sustitutiva sino más bien es un
mecanismo para llegar a imponer la libertad vigilada intensiva, por consistir en una
forma adicional de poner término al cumplimiento de penas privativas de libertad, junto
a las ya existentes, tales como el cumplimiento efectivo de la pena, la obtención de la
libertad condicional o de la rebaja de condena, o la aplicación de indultos generales o
particulares.
Es una institución innovadora en el sistema de ejecución penal chileno pues
permite, por primera vez, que penas privativas de libertad superiores a los cinco años
accedan a un sistema alternativo.
Para su procedencia se requiere que la pena privativa de libertad impuesta al
condenado sea de cinco años y un día de presidio o reclusión mayor en su grado mínimo
u otra pena inferior; que al momento de discutirse la interrupción de la pena privativa de
libertad, el penado no registre otra condena por crimen o simple delito; que se hubiere
cumplido un tercio de la pena privativa de libertad de manera efectiva; que el
condenado hubiere observado un comportamiento “muy bueno” o “bueno” en los tres
bimestres anteriores a su solicitud y que se cuente con un informe favorable de
Gendarmería.

5. Servicio en beneficio de la comunidad


La pena de prestación de servicios en beneficio de la comunidad consiste en la
realización de actividades no remuneradas a favor de la colectividad o en beneficio de
personas en situación de precariedad, coordinadas por un delegado de Gendarmería de
Chile. En virtud de su regulación, se faculta al tribunal para sustituir la pena privativa de
la libertad igual o inferior a 300 días, previo consentimiento del condenado, cuando
existen antecedentes laborales, educacionales, o de otra naturaleza que justificaren la
pena o si los antecedentes personales del condenado, su conducta anterior y posterior al
hecho punible y la naturaleza, modalidades y móviles determinantes del delito
permitieren presumir que la pena de prestación de servicios en beneficio de la
comunidad lo disuadirá de cometer nuevos ilícitos.
En esta pena sustitutiva se propuso como fórmula de conversión “cuarenta horas
de trabajo comunitario por cada treinta días de privación de libertad”, no pudiendo
extenderse por más de 8 horas diarias. Asimismo, procede por una sola vez, en subsidio
del resto de las penas sustitutivas. En el caso que el condenado certificare que estudia o
trabaja, el juez podrá compatibilizar las reglas anteriores con el régimen de estudio o
trabajo antes mencionado.

6. La expulsión de extranjeros
Los requisitos para proceder a la aplicación de esta pena sustitutiva son: que el
condenado sea un extranjero que no residiere legalmente en el país; que la condena que
se le haya aplicado sea igual o inferior a cinco años de presidio o reclusión menor en su
grado máximo y que se cite al Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
La misma sustitución se aplicará respecto del extranjero que resida legalmente
en el país, a menos que el juez, fundadamente, establezca que su arraigo en el país
aconseje no aplicar esta medida, debiendo recabar para estos efectos un informe técnico
al Servicio Nacional de Migraciones, el que deberá ser evacuado al tenor del artículo
129 de la Ley de Migración y Extranjería. No procederá esta sustitución respecto de los
delitos cometidos con infracción de la ley Nº 20.000 y de los incisos segundo, tercero,
cuarto y quinto del artículo 168 de la Ordenanza de Aduanas, ni de los condenados por

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los delitos contemplados en el párrafo V bis, de los delitos de tráfico ilícito de migrantes
y trata de personas, del Título octavo del Libro Segundo del Código Penal.
Sin perjuicio de lo anterior, no se impide la posibilidad de aplicar al condenado
extranjero las otras penas sustitutivas contenidas en la ley.
Si se ordenare la expulsión, deberá oficiarse a la Policía de Investigaciones de
Chile para efectos de que lleve a cabo la implementación de esta pena y se ordenará la
internación del condenado hasta la ejecución de la misma, debiendo informarse de ello
al Servicio Nacional de Migraciones.
Una vez materializada la expulsión (que lleva a cabo el Departamento de
Extranjería del Ministerio del Interior), pesa sobre el condenado una prohibición de
ingreso al territorio nacional por un plazo de diez años. Si se incumple la prohibición, se
revoca la pena sustitutiva y debe cumplirse con el saldo de condena.

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