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LA TORRE DE AGAETE 1481

EL NACIMIENTO DE UN PUEBLO
José Ramón Santana Suárez https://agaetemipasion.blogspot.com/

Recreación de la bahía de Agaete, hoy de las Nieves 1481, dibujo del autor.

Corría el año 1481, el avance y la ocupación por las huestes castellanas de la zona norte de la isla se les
resistía, por un lado, la complicada orografía, por otro los canarios de Doramas en el barranco de Moya
y los del Guanarteme de Agaldar en el de Silva les impedían avanzar.

El gobernador Pedro de Vera decide abrir un segundo frente por la retaguardia de Galdar, desde un
lugar llamado Agaete.

Al amanecer de una mañana del mes de agosto de 1481, (posiblemente el 5 de agosto, era costumbre
dar el nombre del santoral del día de desembarco a los lugares donde lo hacían) zarpan del Real de Las
Palmas y bordeando la Gran Canaria, en el horizonte del Gayerte aparecieron las siluetas de dos
carabelas, la "Buenaventura" y el "Buen Jesús" (cuentas de la conquista), abordo unos ciento cincuenta
hombres y unos treinta caballos. Tras saltar a tierra en una resguardada bahía, probablemente en el
lugar conocido como "el atracadero", en las proximidades del "roque partido o dedo de dios", según la
tradición oral, las fotografías y planos más antiguos, la orilla estaba bastante más adentro de la actual
y una enorme playa de arena negra llegaba hasta cerca de Guayedra.
Vieron que era sitio acomodado, con abundante agua, higuerales, bosques y ganado, el General Pedro
de Vera decide construir una fortificación con el fin de establecer una guarnición permanente con la
que hostigar Galdar y dividir en dos frentes a los hombres del Guanarteme.

Fotografía de principios del siglo XX, una enorme playa de arena cubre la orilla hasta cerca de Guayedra.

Los hasta entonces tranquilos canarios, asentados a lo largo de las laderas que bordean desde el mar
todo el Valle de Agaete, ofrecieron seria resistencia, muchos mueren ante las potentes y
desconocidas armas de los invasores, (desconocían el hierro) a lomos de unas grandes bestias llamadas
caballos, que nunca habían visto antes y que les causaban pánico. Muchos huyen y se refugian en los
riscos de Guayedra y Tamadaba.

"Pasó el gobernador a reconocer un lugar que decían El Gayete, a donde hasta entonces no había
entrado cristiano ninguno; y entróles por fuerza de combate un gran risco que tenían y hubo entre
ellos tal pelea que murieron muchos canarios y salieron heridos algunos de los nuestros. (Jerónimo
de Zurita 1562)"

Durante dos meses estuvieron los cristianos construyendo una fortaleza, al parecer sobre los restos
de algún antiguo asentamiento de portugueses o mallorquines traficantes de esclavos, cerca de la
playa donde habían desembarcado.

Eran hostigados permanentemente por los canarios, por lo que el Gobernador Vera mando talar todos
los árboles e higuerales y arrasar las huertas que los canarios tenían en los alrededores de la
fortaleza, para despejar el terreno y evitar ser sorprendidos.

Estando ya espigadas las mieses, después de haber muerto algunos cristianos, se alzaron en las
sierras; y el gobernador con toda su gente se fue al Gayete, y allí hizo una muy buena fortaleza; y
entre tanto mandó talar todas las huertas y higuerales y panes; y en las peleas que hubo fueron
siempre los canarios vencidos. (Jerónimo de Zurita 1562, Biblioteca Nacional.)
Hasta primeros de octubre de 1481, la guarnición estuvo haciendo entradas hacia el fondo del valle y
hacia Guayedra, ocasionando mucho daño a los naturales, saqueando sus huertas y ganados.

Transcurridos dos meses desde su llegada la torre se encontraba terminada. A principios de octubre,
Vera regresa al Real de Las Palmas con las dos naves y deja treinta hombres y diez caballos en la
fortaleza.

Nombra Alcaide de la guarnición al joven Capitán Alonso Fernández de Lugo, de solo 25 años de edad.

El primer alcaide de la fortaleza de Agaete, Alonso Fernández de Lugo, 1456-1525.

Los pocos canarios que quedaron vivos después de las trágicas acometidas y saqueos de las tropas
castellanas someten a un asedio permanente la fortaleza, atacándola sin descanso, obligando a la
guarnición a permanecer encerrada en ella, llegando a quemar la puerta de entrada en varias ocasiones,
obligando a salir a los moradores para no perecer de hambre y combatir, resultando muchos heridos
de pedradas, incluido el propio Capitán Alonso Fernández de Lugo.

Pasaron hambre y se tuvieron que alimentar de hierbas, lapas y burgaos de la cercana playa, así consta
en las declaraciones de varios testigos presenciales transcritas en el juicio y autos de residencia que
fue sometido Fernández de Lugo en 1508, y que estuvieron entre dos y cuatro años en la guarnición de
la fortaleza.
Manuscrito donde se hace referencia a la construcción dela fortaleza la Gete (Agaete).
Las cuentas de la conquista, archivo general de Simancas.

La víspera de la Candelaria, 1 de febrero de 1482, arriba a la bahía de Agaete una carabela con 150
hombres, de los cuales 80 son aborígenes gomeros y doce caballos, al mando de Hernán Peraza,
procedentes de la isla de la Gomera, donde había recibido la orden de los reyes de servir en la
conquista de Gran Canaria. Al amanecer desembarcan y se dirigen a la fortaleza "que está cerca",
donde son bien recibidos por el alcaide Lugo que no esperaba los refuerzos.

Una vez el Gobernador Vera tiene conocimiento de la llegada de Peraza y sus gomeros, le ordena
seguir en Agaete y hacer entradas al interior de la isla junto con los hombres de Fernández de Lugo,
asimismo le comunica al alcaide que de buen trato a Hernán Peraza y sus gentes.

La fortaleza de Agaete ya cuenta con una guarnición de 180 hombres armados de ballestas, espadas,
lanzas y una veintena de caballos, inician correrías que ya se acercan a la corte del Guanarteme.

Pasado unos días, una noche el capitán Lugo, con casi todos los hombres disponibles salen rumbo a
Galdar y en un episodio no suficientemente aclarado por los historiadores, hacen prisionero al
Guanarteme Tenesor Semidan, capturan numeroso ganado y grano, trasladándolo a la fortaleza de
Agaete.
Enterado el gobernador Pedro de Vera de la importante captura, mandó llevarlo al real de Las Palmas,
encontrándose en Bañaderos con las fuerzas de Vera, donde se repartieron el botín, llevándose este el
prisionero. A partir de ese momento la resistencia a los conquistadores cae drásticamente, dominando
Vera toda la isla en poco tiempo. El guanarteme, para unos un traidor y para otros un gran estratega
que evitó el sufrimiento inútil de su pueblo ante un enemigo muy superior, fue llevado a la península,
donde fue bautizado por los reyes con el nombre de Fernando Guanarteme, firmó la paz y la sumisión a
los conquistadores, a cambio recibió para él y los suyos el rico y fértil valle de Guayedra, y participó
en la conquista de Tenerife donde murió.

Y más o menos esta es la historia de cómo aquellos primitivos asentamientos aborígenes de los
primeros tiempos, diseminados por el valle de Agaete, desde la costa hasta los Berrazales, y los
hombres de una fortaleza a la orilla del mar, junto con los esclavos moriscos que llegan poco después
para trabajar en las plantaciones e ingenios azucareros, dan origen al actual pueblo de Agaete.

Agaete, años setenta del siglo XX

¿Y dónde estaba o está esa importante fortificación?

Esa es la pregunta que los historiadores y arqueólogos no han resuelto de momento. No tenemos
ningún dato científico y contundente de donde se encontraba la torre o fortaleza, pero sí muchos
indicios.

En el pueblo existen tres lugares con topónimo de "Casa fuerte", "La torre", y sobre el barranco del
Puerto del Juncal, en la parte de Agaete hay un risco que le llaman "La Fortaleza". Podemos descartar
el risco del barranco del Juncal, pudiendo ser perfectamente el origen del topónimo por ser lugar de
refugio y resistencia de los aborígenes en algunas de las salidas de los castellanos, ya que en los
alrededores había un importante asentamiento indígena y túmulos funerarios.

El risco de "la fortaleza" en la actualidad, sobre el barranco del Puerto de Juncal.

“Pasó el gobernador a reconocer un lugar que decían El Gayete, a donde hasta entonces no había
entrado cristiano ninguno; y entróles por fuerza de combate un gran risco que tenían y hubo entre
ellos tal pelea que murieron muchos canarios y salieron heridos algunos de los nuestros” (Jerónimo
de Zurita 1562)

Lugar conocido como "Casa Fuerte".


El nombre de "Casa Fuerte", dado a una finca con una construcción relativamente reciente,
posiblemente sobre otras anteriores, sita en las proximidades del barranco de Agaete, desde la óptica
militar para ser el primer asentamiento tiene en su contra; que la zona, como todo el centro del
barranco de Agaete, en la época de la conquista era "tierra quemada", un mar de lava, que servía de
cementerio a los aborígenes, por lo que hasta su desempedrado y relleno de tierras de las laderas,
debió ser complicado transitar y menos con caballos, está algo alejada de la costa de desembarco y de
la seguridad de tener los barcos a la vista para recibir avituallamientos, refuerzos o una salida o
repliegue que los combatientes siempre tienen previsto.

Era norma hacer las fortalezas cerca de las playas, para poder rechazar una posible llegada por mar
de elementos hostiles.

En todo caso en las construcciones actuales de la "Casa Fuerte", se observa en lo que parece una
torre, la utilización de abundante cantería de Galdar y canto blanco, cuyas canteras están en la zona
denominada "cueva blanca", Troya, bastante alejada del lugar y su uso es muy posterior. Consta como
obra nueva en escritura de 4 de junio de 1870.

Lugar denominado "la Torre".

La edificación conocida como "la Torre", sitio próximo al anterior, en la margen izquierda de la
carretera de las Nieves, tiene los inconvenientes de estar también lejos y fuera de la vista de donde
fondeaban los navíos, dominada por las alturas por la parte posterior, bajo una ladera próxima, a
ningún estratega, Vera y Lugo lo eran y de los mejores, curtidos en las batallas y construcción de
fortalezas en la reconquista del reino de Granada, se les ocurriría construirla en dicho lugar, donde el
enemigo puede dominar las alturas adyacentes.

Es de significar que ambas edificaciones toman el nombre de las fincas colindantes con la misma
denominación, ambas dentro de las tierras que le correspondieron a Alonso Fernández de Lugo tras la
conquista y a su vez aledañas a las tierras de los alrededores de la ermita de Las Nieves, donde Lugo
plantó y montó el primer ingenio azucarero de la villa.
No se ha encontrado ningún documento o croquis que señale el lugar exacto donde se encontraba la
histórica construcción, pero si tenemos muchos testimonios e indicios claros que apuntan en una
determinada dirección.

En la transcripción documental del deslinde de Guayedra de 1512, se dice:

"E despues de lo susodicho en el dicho dia mes é año susodicho en presencia de mi dicho Escribano é
de los testigos despues escritos que estando en termino de Aguaete en el lomo que sube dende un
camino que está ensima de risco alto que está junto frontero de la torre del dicho Pueblo de
Aguaete estando presentes los dichos Michel é Salbador é Juan Benito amoxonadores é
deslindadores puestos por el mismo Gobernador los cuales dijeron que so cargo de juraniento que el
dicho Gobernador les había tomado que era la linde con mojones antiguos del Valle de Guajayeda en
el termino redondo que Dn. Fernando Guadarteme é su yerno el dicho Miguel de Trexo tenia é poseia
antiguamente que le fue dado desde el lomo que al presente estabamos é teniendo los pies que había
nombre Antigafo.... amoxonadores pusieron é amoxonaron desde abajo en el canto del risco de la
mar un moxón, é luego hacia arriba en otro lomillo, otro moxon é mas al encima.......".

Es algo complicado interpretar esto, pero habla de que los "amojonadores" están en un lomo sobre el
camino que está en frente de la torre de Agaete, a los pies del roque Antigafo. Puesto que el camino
viejo a Las Nieves comenzaba donde hoy se encuentra el restaurante "Dedo de Dios", y el deslinde es
desde el mar, el documento apunta inequívocamente a que la Torre está en las cercanías de la playa.

El antiguo camino viejo a las Nieves, según el deslinde de Guayedra, comenzaba en el frontis de la Torre de Agaete,
y según testamento de Antón Cerezo de 1535, uno de sus terrenos que dona a los frailes, para un monasterio junto a
la ermita, estaba bajo el camino que va de la Torre a Lugarejo. En la foto en antiguo camino viejo a Las Nieves.
Foto FEDAC finales siglo XIX.

Existe una tradición oral además de escrita, que sitúan los restos de la fortaleza en los alrededores
del "muelle viejo" y que se pierden a finales del siglo XIX, tras la construcción del viejo puerto y
edificios aledaños.
El testamento de Antón Cerezo, dueño del ingenio y hacienda de Agaete desde 1494, conocido por
traernos el tríptico de la virgen de Las Nieves, fechado 1535, describe lo que dona a una orden de
frailes para la construcción de un monasterio junto a la ermita de Las Nieves, página 94 entre otras:

“Antonio Cerezo e su mujer, vos damos e señalamos para un parral anexo e perpetuo para el dicho
monesterio para siempre jamás, e que tengan fruta e vino los frayles d'él de que se mantener; un
pedazo de tierra qu' es en el dicho eredamiento que está entre dos cercados, el uno que va a la mar,
el otro de la vanda de arriba, abaxo del camino que va de la torre al Lugarejo,....”

Se desprende que dichos terrenos deben de estar próximos o anexos a la ermita, "uno en la parte de
arriba de la iglesia, debajo del camino que va de la Torre a Lugarejo", nos está indicando que la Torre
es el comienzo del camino por el que se accede a la ermita y al mar. (foto anterior).

D. Pedro Agustín del Castillo, en su libro publicado en 1739, "descripción Histórica y geográfica de las
islas Canarias", página 203:

Dice Del Castillo; "mantienese, que los restos de la torre de Lugo, fue el primer cuerpo de la primitiva
ermita de las Nieves, hoy sirve de granero o bodegas a unos familiares," está hablando sobre el año
1730. La familia del Castillo es propietaria hasta el siglo XX, que comienza la partición y venta, de
todos los terrenos que van desde el cruce de la Aldea al mar, de las fincas situadas en los alrededores
de la actual ermita de las Nieves, el almacén y vivienda que hoy conforman el actual restaurante "dedo
de Dios", antes huertas y primer ingenio azucarero de Lugo.
Detalle de fotografía de las Nieves de finales del siglo XIX, obsérvese la construcción de dos pisos a la izquierda de
la foto, ¿Se refiere del Castillo a esa?

Doña Pura, viuda Del Castillo, dona a la iglesia unos solares a mediados del siglo pasado, contiguos a la
ermita de las Nieves, donde hoy en día se están realizando excavaciones arqueológicas, apareciendo
restos de vasijas usadas en los ingenios azucareros, vestigios aborígenes y de los primeros
asentamientos castellanos. No hay duda de que Pedro del Castillo está situando el antiguo fuerte en
las Nieves, en las proximidades de la ermita.

Ermita y excavaciones arqueológicas en sus alrededores.

Por otro lado, la escritora de viajes inglesa Olivia Stone, en su libro "Tenerife y sus seis satélites"
relata en el capítulo III, la visita que, en el otoño de 1883, realiza a Agaete, hospedándose en la casa
de la familia de D. Antonio de Armas, actual ayuntamiento. Describe el pueblo con todo lujo de
detalles. En su visita a las Nieves, acompañado de D. Antonio de Armas y su hija va describiendo lo que
va viendo, en las páginas 56 y 57 de la primera edición, versión inglesa dice: (mi agradecimiento a
Laura Armas Montesdeoca, autora de la traducción del texto original inglés a castellano)

"Después del almuerzo D. Antonio y su hija (D. Antonio no tiene hijas, probablemente se trate de
su sobrina Ana María de Armas) nos lleva a dar un agradable paseo al mar. Cruzamos a la izquierda
del valle, vamos por un buen camino al puerto, cuando nos acercábamos al mar vimos un inmenso
campo negro de alrededor de media milla de largo. Esto a distancia parecía una erupción de lava, y
así es, pero es también un cementerio Guanche, o para estar absolutamente acertado, un cementerio
de antiguos canarios. Cuando nos acercamos también vinimos por detrás del refugio del acantilado al
final del valle, y vimos a nuestra izquierda los restos del castillo de Alonso de Lugo, un edificio
moderno - solo 400 años - en comparación con el enterramiento de los canarios. Junto a ello hay un
pequeño muelle, dando un buen lugar de anclaje para pequeños barcos. La fortaleza es muy pequeña,
pero sin duda era suficiente para dar refugio a los 35 guerreros de Lugo. Los conflictos entre
invasores y nativos fueron más notables por su feroz..."

Testimonio clave, que debe su origen a las explicaciones que su acompañante, el erudito D. Antonio de
Armas le iba dando sobre lo que iban encontrando. Tenemos que lo que pudiera ser la fortaleza se
encontraba a la izquierda, tras girar el refugio del acantilado (el roque Antigafo) del camino a las
Nieves, junto al pequeño muelle.

El escritor y viajero inglés George Glas, en su obra, "The History of the Discovery and Conquest of
the Canary Islands", escrita en 1764, dice:

"Gaete, o Agaete, en el noroeste de la isla, es un puerto con una fortaleza para su defensa. Solo lo
frecuentan barcos que transportan provisiones, etc., de aquí a Santa Cruz de Tenerife. La zona en
los alrededores tiene bastante agua y abundantes frutales, desde Agaete hay un camino a Las
Palmas."
Esta fotografía datada más o menos a finales o principios de los siglos XIX y XX, está hecha la primera fase del
muelle, hasta la segunda planada 1877, y aún no se ha iniciado la ampliación de 1902, describe lo que Olivia Stone ve
al llegar al final del valle.

Por tanto, tenemos, no solo la tradición oral, los escritos de los visitantes, historiadores y la lógica
militar, sino los testimonios de los propios conquistadores que la sitúan próxima a la orilla del mar,
recordemos que en tiempos de asedio y hambre comían burgaos y lapas, cerca del actual "muelle viejo".

La descripción más amplia que se conoce de la torre de Agaete nos la da el médico e historiador
teldense Tomas Marín de Cubas, en su libro "Historia de las siete islas Canarias", del siglo XVII:

"...es cuadrada de a 25 pasos quadra, por de fuera tiene muchos paredones, y casillas llenas de
huesos de gentiles; es toda de piedra sola igualmente puestas las piedras que parecen de una sola,
tal es su igualdad, y ajuste sin mezcla de barro ni tierra de grueso de dos varas o siete palmos muí
largos, de ella al mar se sigue un paredón con saeteras a modo de muralla la puerta angosta a la
parte del sur en ella se fabricó el fuerte subiéndola de tapias, y maderos tablas de palma, y en dos
meses se acabó. Puso en ella Pedro de Vera veinte hombres, y por alcaide a el capitán Alonso
Fernández de Lugo dejándole la orden más conveniente dio la vuelta a el Real de Las Palmas."

Otra vez nos habla de un paredón al mar con saeteras, por lo que no debe de estar muy lejos de este,
se puede interpretar que el paredón que parte de la fortaleza al mar, con saeteras, es con vistas a su
defensa de ataques desde el mar, no olvidemos que los portugueses están al acecho y meses antes
habían intentado desembarcar en Agaete. (Abreu y Galindo, Historia de la conquista de las siete islas
de Canarias, capítulo XI).

Dice Marín de Cubas, que en sus alrededores hay casillas llenas de huesos de gentiles, refiriéndose
seguramente a los túmulos funerarios de los aborígenes, abundantes en los alrededores de la ermita
de Las Nieves hasta las primeras décadas del siglo pasado, que fueron arrasados para la expansión
urbanístico y de los terrenos de cultivo próximos a Las Nieves.

La traducción de Cairasco de Figueroa de la “Gierusalemme liberata” de Torcuato Tasso, que


permaneció inédita hasta que el profesor Alejandro Cioranescu la presentó en 1967 bajo el título,
"Jerusalén libertada", que hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. Se nombra al final de
la octava 61 del Canto XV (que es un largo excurso sobre Canarias que insertó Cairasco en la obra del
italiano). Dice así la octava, haciendo referencia a la torre de Agaete:

Una alta torre en sitio acomodado,


al occidente de Canaria veo,
obra del generoso Adelantado
que a los ilustres Lugo da trofeo.
No lejos de ella, junto al mar, fundado
se verá el soberano mausoleo
de aquellos caballeros militares,
que el nombre han de ilustrar de Palomares.
(Antonio Henríquez Jiménez, Vegueta: Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, ISSN 1133-
598X, nº 14/2014, págs. 289-302)

Documentos encontrados en archivos de la Cancillería de Granada, pleitos relativos al ingenio


azucarero de Agaete de la época y las recientes excavaciones en las proximidades del restaurante
"dedo de Dios", aportan nuevos testimonios, indicios y datos, que demuestran que "el pequeño primer
ingenio azucarero se construyó cerca del mar, al lado de la primera fortaleza que habían construido, a
la derecha de un arroyo mirando desde el mar."

Por lo que hoy es la actual carretera de las Nieves, corría un barranco o arroyo que recogía las aguas
del "barranquillo del moro, y la palmita", según los planos ingleses de principios del siglo XIX, que
desembocaba en el mar, en las proximidades de la ermita de Las Nieves, siendo el camino real a la
playa por la parte de arriba del actual parque de la "Palmita", hasta finales del siglo XIX que se hace
la actual carretera sobre el lecho de aquel antiguo arroyo.

En este mapa de la marina inglesa de 1834, podemos ver los dos ramales en que se dividía el actual barranco, a la
izquierda el arroyo que transcurre por la actual carretera de las Nieves y que desemboca donde se encuentra el
actual muelle viejo.
En las excavaciones que se llevaron a cabo hace unos años para colocar los depósitos subterráneos de
recogida de basura, que se encuentran en las proximidades del restaurante "dedo de Dios",
aparecieron varios moldes de cerámica de los utilizados para hacer las balas de azúcar, prueba de que
el primer ingenio azucarero, se encontraba en las proximidades de la actual ermita de las Nieves.

Vasijas para hacer las piedras o balas de azúcar.


Foto tal como aparecieron en las proximidades del restaurante "Dedo de Dios".

Aunque la última palabra la deberán tener los arqueólogos o la aparición de documentos en algún
archivo perdido, que nos confirme el lugar donde estaba, a la vista de los datos expuestos, se puede
establecer una hipótesis bastante verosímil sobre la posible ubicación de la primitiva fortaleza:

La pequeña torre o fuerte debió estar a cubierto de cualquier sorpresa, ya que pasó mucho tiempo
sitiada y aguantaron. Se encontraba muy cerca de la orilla del mar, resistieron el asedio según los
propios testimonios de la época, comiendo "lapas y burgaos", a la vez debería servir de defensa de los
desembarcos y embarques de botines y provisiones para los barcos y las tropas. Según Antón Cerezo
el camino de las Nieves iba de la Torre a Lugarejo, a finales del siglo XIX, durante la visita de Olivia
Stone aún estaban sus restos a la vista, cerca del muelle viejo y de la actual ermita de las Nieves,
según el escritor George Glas, en 1764, la fortaleza servía para defender el puerto natural.

Por lo que siguiendo el principio de la navaja de Ockham, método según el cual la explicación más
sencilla suele ser la más probable, repito como hipótesis, podemos situar la fortaleza del capitán
Alonso Fernández de Lugo, en un círculo muy cercano al mar, que incluye el actual restaurante "Dedo
de Dios" y los alrededores de la ermita, pudiendo ser la edificación que relata Olivia Stone, la esquina
que da al muelle del restaurante "Dedo de Dios" o la actual oficina de turismo, su trasera o la antigua
edificación que había enfrente ya desaparecida y que se muestra en la foto de la época anteriormente
expuesta. Si damos como válida la descripción que hace Olivia Stone, "a la izquierda después de doblar
el acantilado", llegando a las Nieves, junto con otros testimonios que lo sitúan junto al muelle, hay
muchas probabilidades que se encontrara en el solar que ocupa el actual restaurante "Dedo de Dios" o
cercanías, que fueron durante muchos años propiedad de la familia del Castillo Olivares.

Era una práctica antigua usar las construcciones en ruinas como cantera de las nuevas edificaciones y
probablemente eso se hizo con los restos de la Torre de Agaete.

Tendrán que ser los arqueólogos los que tengan la última palabra. Esperemos que algún día nos den una
sorpresa como el reciente hallazgo de uno de los primeros ingenios azucareros del siglo XVI, en las
Candelarias.
No obstante la presencia de unidades de milicias es constante en Agaete por su situación estratégica,
desde la conquista hasta mediados del siglo XX, y debieron de tener sus cuarteles, torres y fuertes
donde alojarse.

Recreación de cómo podía ser la bahía hace 500 años y lugar probable de construcción de la primera torre fortaleza.

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