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La deficiencia de hierro es uno de los trastornos más comunes en el mundo y se produce cuando la
cantidad de hierro disponible es insuficiente para cubrir las demandas. Si esta situación se prolonga,
conduce a la anemia. Se estima que 130 millones de individuos en el mundo sufren de anemia, cuya
causa principal es la deficiencia de hierro. Un grupo de alta vulnerabilidad son las mujeres durante
el embarazo y la lactancia. En áreas en donde la deficiencia de hierro es altamente prevalente, se
recomienda una suplementación general con hierro
La deficiencia de hierro es uno de los trastornos más comunes en el mundo y se produce cuando la
cantidad de hierro disponible es insuficiente para cubrir las demandas. Si esta situación se prolonga,
conduce a la anemia. Se estima que 130 millones de individuos en el mundo sufren de anemia, cuya
causa principal es la deficiencia de hierro. Un grupo de alta vulnerabilidad son las mujeres durante
el embarazo y la lactancia. En áreas en donde la deficiencia de hierro es altamente prevalente, se
recomienda una suplementación general con hierro (1). Mantener el valor adecuado de hemoglobina
en la mujer gestante nos ayudará controlar las posibles alteraciones y patologías obstétricas así como
peri natales que se pueden presentar durante el embarazo, parto y post parto; como son, el parto
pretérmino y el recién nacido pequeño, adecuado y grande para la edad gestacional que podrían
tener graves consecuencias en la salud del recién nacido.
JUSTIFICACION
OBJETVOS
· Identificar las diferentes asociaciones entre el nivel de hemoglobina baja, normal y alta
· Identificar las diferentes asociaciones entre el nivel de hemoglobina baja, normal y alta, y
el peso
ANEMIAS
DEFINICION
Es una afección por la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos le
suministran el oxígeno a los tejidos corporales.
Anemia perniciosa
Anemia drepanocítica
Talasemia
La anemia por deficiencia de hierro es el tipo más común de anemia.
Causas
Aunque muchas partes del cuerpo ayudan a producir glóbulos rojos, la mayor parte del trabajo se hace
en la médula ósea. Esta es el tejido blando en el centro de los huesos que ayuda a la formación de las
células sanguíneas.
Los glóbulos rojos sanos duran entre 90 y 120 días. Partes del cuerpo eliminan luego las células
sanguíneas viejas. Una hormona, llamada eritropoyetina, producida en los riñones, le da la señal a la
médula ósea para producir más glóbulos rojos.
La hemoglobina es la proteína que transporta el oxígeno dentro de los glóbulos rojos. Esta les da su
color. Las personas con anemia no tienen suficiente hemoglobina.
El cuerpo necesita ciertas vitaminas, minerales y nutrientes para producir suficientes glóbulos rojos.
El hierro, la vitamina B12 y el ácido fólico son tres de los más importantes. Es posible que el cuerpo
no tenga suficiente de estos nutrientes debido a:
Cambios en el revestimiento del estómago o los intestinos que afectan la forma como se absorben los
nutrientes (por ejemplo, la celiaquía)
Alimentación deficiente
Deficiencia de hierro
Deficiencia de folato
Ciertos medicamentos
Destrucción de los glóbulos rojos antes de lo normal (lo cual puede ser causado por problemas con el
sistema inmunitario)
Enfermedades prolongadas (crónicas), como enfermedad renal crónica, cáncer, colitis ulcerativa o
artritis reumatoidea
Algunas formas de anemia, como la talasemia o anemia drepanocítica, que pueden ser hereditarias
Embarazo
Problemas con la médula ósea, como linfoma, leucemia, mielodisplasia, mieloma múltiple o anemia
aplásica
Pérdida lenta de sangre (por ejemplo, por períodos menstruales intensos o úlceras estomacales)
Pérdida súbita de mucha sangre
FICIOPATOLOGIA
Eritropoyesis deficiente
Hemólisis excesiva (destrucción de los eritrocitos)
La hemorragia puede .ai aguda o crónica. La anemia no aparece sino hasta varias horas después de
la hemorragia aguda intensa, cuando el líquido intersticial difunde hacia el espacio intravascular y
diluye la masa eritrocítica restante. Sin embargo, durante las primeras horas, pueden aumentar los
niveles de granulocitos polimorfonucleares, plaquetas, y en la hemorragia profusa, pueden aparecer
leucocitos inmaduros y normoblastos. La hemorragia crónica provoca anemia si la pérdida es más
rápida que la reposición o, con mayor frecuencia, si la eritropoyesis acelerada agota los depósitos
de hierro del cuerpo (véase Anemia ferropénica grave).
La eritropoyesis deficiente reconoce innumerables causas. La suspensión completa de la
eritropoyesis determina una declinación de eritrocitos de alrededor del 7-10%/semana (1%/día). La
alteración de la eritropoyesis, aunque no sea suficiente para reducir la cantidad de eritrocitos, suele
causar alteraciones de su tamaño y forma.
La hemólisis excesiva puede .ai causada por anomalías intrínsecas de los eritrocitos o por factores
extrínsecos, como la presencia de anticuerpos o complemento en su superficie, que determinan su
destrucción prematura. Un bazo agrandado secuestra y destruye eritrocitos con mayor rapidez que
la normal. Algunas causas de hemólisis deforman y destruyen los eritrocitos. En condiciones
normales, la hemólisis aumenta la producción de reticulocitos, a menos que haya depleción de hierro
o de otros nutrientes esenciales o exista deficiencia de eritropoyetina.
SINTOMAS Y SIGNOS
Si la anemia es leve o si el problema se desarrolla lentamente, es posible que usted no tenga ningún
síntoma. Los síntomas que pueden producirse primero incluyen:
Dolores de cabeza
Problemas para concentrarse o pensar
Irritabilidad
Pérdida de apetito
Uñas quebradizas
Úlceras bucales
Pruebas y exámenes
Soplo cardíaco
Fiebre leve
Piel pálida
Los exámenes de sangre utilizados para diagnosticar algunos tipos comunes de anemia pueden incluir:
Niveles sanguíneos de hierro, vitamina B12, ácido fólico y otras vitaminas y minerales
Conteo de reticulocitos
Se pueden hacer otros exámenes para identificar problemas de salud que pueden causar anemia.
DIAGNOSTICO
El diagnóstico inicial es aparentemente sencillo, ya que en un análisis rutinario o por otros motivos se
detecta una disminución de los niveles de hemoglobina o del número de glóbulos rojos.
Sin embargo, los análisis no sólo permiten el diagnóstico de anemia, sino que, a través del examen de
una serie de características de esos hematíes, tales como su tamaño o la concentración de hemoglobina
que contienen, se pueden conocer muchos datos que permiten iniciar el proceso diagnóstico del tipo
de anemia de que se trate.
El estudio completo, una vez detectada la anemia, requerirá ampliar el estudio analítico, examinar una
extensión de sangre periférica y, en algunos casos, realizar un aspirado o una biopsia de la médula
ósea.
La anemia es una disminución de la cantidad de eritrocitos (medidos a través del hematocrito o del
contenido de hemoglobina). En los hombres, la anemia se define como hemoglobina < 14 g/dL (140
g/L), hematocrito < 42% (< 0,42), o recuento de eritrocitos < 4,5 millones/mcL (< 4,5 × 1012/L). En
las mujeres, una hemoglobina < 12 g/dL (120 g/L), un hematocrito < 37% (< 0,37) o un recuento de
eritrocitos < 4 millones/mcL (< 4 × 1012/L) indica anemia. En los lactantes, los valores normales
varían según la edad, lo que exige utilizar tablas relacionadas con ésta (véase tabla Valores de
hemoglobina y hematocrito según la edad).
La anemia no es un diagnóstico; es una manifestación de un trastorno subyacente (véase Etiología
de la anemia). Por lo tanto, debe investigarse incluso la anemia leve, asintomática, de manera de
poder diagnosticar y tratar el problema primario.
La anemia se suele sospechar sobre la base de los antecedentes y el examen físico. Los signos y
síntomas comunes de la anemia incluyen
Fatiga general
Debilidad
Disnea de esfuerzo
Palidez
Tras la anamnesis y el examen físico se realizan pruebas de laboratorio con un hemograma completo
y un frotis periférico. El diagnóstico diferencial (y la causa de la anemia) puede refinarse luego
según los resultados de las pruebas
TRATAMIENTO
Transfusiones de sangre.
Eritropoyetina, un medicamento que ayuda a que la médula ósea produzca más células sanguíneas.
Los procedimientos de transfusión y los hemoderivados, se analizan en otro apartado, al igual que
la evaluación de la anemia.
Anemia ferropénica
El aumento de la ingesta de alimentos ricos en hierro es necesario y beneficioso en casos de
anemia ferropénica, pero en general no es suficiente para corregir el problema. Aunque pueden
recomendarse los complejos de vitaminas y minerales, el tratamiento más apropiado son los
suplementos de hierro por vía oral, en particular a base de sulfato ferroso. La presencia de
vitamina C en la alimentación o en forma de suplementos aumenta la absorción de hierro. El
tratamiento suele prolongarse varios meses --durante todo el embarazo por ejemplo--, no sólo
hasta corregir los valores del hemograma, sino hasta rellenar de nuevo los depósitos del
organismo.
Por otra parte, en los casos de hemorragia interna, será preciso un tratamiento específico de la
causa: anticonceptivos hormonales orales para reducir la pérdida menstrual, tratamiento
antiulceroso (precaución con los IBP), cirugía antitumoral, etc.
La principal medida preventiva de la anemia ferropénica es una alimentación rica en alimentos
que contengan hierro: carnes, pescados y mariscos, pollo y huevos; cereales, pan y pasta
italiana integrales; legumbres, verduras de hoja verde (espinacas, acelgas) y frutos secos. La
absorción de hierro aumenta gracias a la vitamina C, de manera que también hay que aumentar
el consumo de cítricos y zumos de cítricos.
Anemia aplásica
El tratamiento de esta anemia grave puede incluir las transfusiones de sangre para elevar el
número de hematíes. Puede ser necesario el trasplante de medula ósea si no hay producción de
células sanguíneas, así como el empleo de medicación inmunosupresora.
Anemia hemolítica
El tratamiento de las anemias hemolíticas incluye la retirada de los fármacos, el tratamiento
de las infecciones relacionadas y la administración de inmunosupresores, cursos cortos de
corticoides o gammaglobulinas. Si la enfermedad está producida por una esplenomegalia,
puede ser necesaria la esplenectomía.
Anemia falciforme
El tratamiento de esta anemia incurable puede incluir la administración de oxígeno, fármacos
analgésicos y líquidos por vía oral e intravenosa para reducir el dolor y prevenir las
complicaciones. Con frecuencia se emplean también transfusiones de sangre, suplementos de
ácido fólico y antibióticos. En algunos casos puede ser útil el trasplante de medula ósea, así
como el empleo de hidroxiurea, un agente quimioterápico anticanceroso.
Con el tratamiento se pueden eliminar algunos tipos de anemia, como la anemia ferropénica y
la anemia por deficiencia vitamínica. En las anemias de las enfermedades crónicas, la anemia
aplásica y las anemias hemolíticas, el tratamiento las controla si no las corrige. En la anemia
de células falciformes y otras anemias hereditarias incurables como la talasemia, el tratamiento
permite aliviar los síntomas.
PREVENCIÓN
Algunos tipos de anemia no pueden prevenirse, pero otros sí, en particular la anemia
ferropénica y la anemia por deficiencia de vitaminas. Una alimentación rica en hierro, folato,
vitamina C y vitamina B12 es la garantía.
Las fuentes más ricas en hierro son las carnes de ternera, cerdo y cordero. Otros alimentos
ricos en hierro son las legumbres y los cereales, el pan y la pasta italiana integrales, las verduras
de hoja verde, las frutas secas y los frutos secos. Los alimentos que contienen vitamina C, en
particular los cítricos y algunas hortalizas como tomates y patatas, aumentan la absorción de
hierro.
El folato, y su fuente sintética, el ácido fólico, pueden encontrarse en los zumos de cítricos,
las frutas y las verduras frescas, la carne, los lácteos, los cereales y las legumbres.
La vitamina B12 se encuentra en la carne, los huevos y los productos lácteos.
Una alimentación rica en hierro es particularmente importante para los niños y los
adolescentes, las mujeres jóvenes y durante el embarazo, así como para los vegetarianos
estrictos y los corredores de fondo. *
COMPLICACIONES
Cuando la anemia es suficientemente grave, puede interferir con la capacidad para realizar las
actividades diarias. Se está demasiado cansado para trabajar o jugar. Aunque con frecuencia la anemia
es una enfermedad tratable, pueden pasar varias semanas o meses hasta que el número de hematíes
vuelve a sus valores normales tras el tratamiento.
Sin tratamiento, la anemia puede producir una arritmia, con latidos cardíacos rápidos e irregulares, ya
que el corazón debe bombear más sangre para compensar la falta de oxígeno en ella. Esto puede
conducir incluso a un infarto cardíaco o cerebral. Sin tratamiento, la anemia perniciosa puede producir
lesión nerviosa y alteración de la función cerebral, ya que la vitamina B12 es importante no sólo para
la buena salud de los hematíes, sino también para la correcta función de los nervios y el cerebro.
Algunas anemias hereditarias, como la anemia de células falciformes y la talasemia, pueden ser graves
y tener complicaciones muy importantes. Una pérdida rápida y grande de sangre puede conducir a una
anemia aguda y severa que puede ser fatal.
Complicaciones cardiacas
Complicaciones neurológicas
Complicaciones pulmonares
Complicaciones hepatobiliares
Complicaciones renales
Complicaciones óseas
Ulceraciones en piernas
Complicaciones oftálmicas
Crecimiento y desarrollo
PREVENCION
No realizar dietas muy bajas en calorías, salvo que sea necesario, ya que suelen aportar poco hierro.
Aumentar la ingesta de alimentos ricos en hierro, sin olvidar que se absorbe mejor el hierro de
origen animal que el de origen vegetal. En el caso del hierro de origen animal, lo podemos encontrar
en altas cantidades en las carnes rojas, morcilla, hígado, mejillones y berberechos.
Al ingerir hierro de origen vegetal, combinar su ingesta con componentes de la dieta que aumentan
su absorción. Por ejemplo, las legumbres, que son ricas en hierro, con un kiwi que es rico en
vitamina C y aumenta su absorción.
Separar al menos dos horas la ingesta de alimentos ricos en hierro de origen vegetal de alimentos
que contengan compuestos que disminuyan su absorción como el té, el café y la leche
Cabe mencionar que la dieta puede ayudar a prevenir la anemia ferropénica, pero en caso de que ya
esté establecida siempre debe ir acompañada del tratamiento farmacológico, que normalmente
consiste en la administración de hierro vía oral.
BIBLIOGRAFIA
1. Kato GJ, Piel FB, Reid CD, Gaston MH, Ohene-Frempong K, Krishnamurti L, et al. Sickle cell
disease. Nature Reviews Disease Primers. 2018;4:18010. [ Links ]
2. Chakravorty S, Williams TN. Sickle cell disease: a neglected chronic disease of increasing global
health importance. Arch Dis Child. 2015;100:48-53. Disponible en:
https://doi.org/10.1136/archdischild-2013-303773 [ Links ]