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La educación y la búsqueda del gusto estético

Paloma Lucas

Seminario de Literatura y otros lenguajes artísticos

Prof. Luz San Marco

El objetivo de la materia de Literatura es el de construir y fomentar experiencias


estéticas para los alumnos; es decir, fomentar una cierta sensibilidad, pudiendo
aportarle un sentido emocional a las lecturas que realizan, y comprendiendo el
carácter transformador de la estética.

Leer un texto literario es más que seguir a un grupo de personajes y comprender


los sucesos de una historia. Leer literatura es acercase a un mundo repleto de
emociones y sensibilidades, es ir más allá de los signos lingüísticos y descubrir
“un nuevo lenguaje”: un lenguaje con intenciones distintas al simple hecho
comunicacional, con intenciones artísticas, sensibles, que buscan transportarnos a
realidades distintas a las que nos rodean.

En el ámbito de la educación la lectura literaria se encuentra siempre en pos de la


construcción y el desarrollo del gusto estético. Esto no se debe únicamente a que
el sentido estético es, en sí, la función de todo arte, sino que, además, es gracias
al desarrollo de este placer que uno enriquece su espiritualidad, ese mundo
interior de imaginación y creatividad tan importante para la vida del hombre.

En La literatura y su enseñanza centrada en el desarrollo del gusto estético l gusto


estético es definido por los autores M. E. Infante, R. C. Hernández y Y. Pupo
(2015) como “un sistema de preferencias sensitivo emocionales e intelectuales
racionales que median entre el conocimiento sensorial y racional” (p. 96). En el
texto Infante, Hernández y Pupo (2015) explican que este sistema de preferencias
constituye una categoría individual, subjetiva, ya que no todos los sujetos perciben
de la misma manera, ni sienten las mismas emociones (p.96). De igual manera,
los autores explican que está presente la posibilidad de cambio en estas
preferencias y percepciones que uno tiene 1. Al tener esta posibilidad de cambio,
siendo susceptible al entorno que lo rodea a uno, es, de igual manera, educable;
es decir, que existe la “posibilidad de ejercer un sistema de influencias para lograr
su desarrollo” (M. E. Infante, R. C. Hernández y Y. Pupo, 2015, p.97).

“El individuo conforma su gusto a partir de su interacción con el mundo, con la


vida; el estudio de obras literarias contribuye a fomentarlo” (M. E. Infante, R. C.
Hernández y Y. Pupo, 2015, p.97). Nuestro trabajo como docentes de Literatura va
más allá de presentarles obras literarias que se considera (por el ministerio, por la
institución, por el docente, etcétera) ellos deben conocer, y saber. Significa
también armar un cierto camino, y guiarlos a través de él, de un amplio abanico de
obras literarias (así como también no literarias), autores, géneros y formatos,
presentando un abanico de posibilidades para que cada estudiante tenga las
mejores oportunidades posibles de desarrollar un gusto estético propio, y darle la
oportunidad de experimentar una experiencia estética. Para lograr que esto
ocurra, es importante presentar también distintos modelos de análisis literarios, y
darles la posibilidad de que desarrollen sus propias interpretaciones y análisis
(siempre guiados por el docente). Se pueden presentar distintos análisis ya
hechos obre las obras, pero estos deben ser usados como guías o ejemplos, no
como “verdades únicas”.

Un punto que me parece interesante tener en cuanta es la opinión y los gustos de


los alumnos a la hora de armar el corpus de lecturas. Preguntarles sobre los libros
que les gusta leer, o el contenido en general que les gusta consumir (ya sean
series, películas o videojuegos), puede abrir las puertas a otro tipo de material que
uno como docente puede, de alguna forma u otra, incluir en las clases. Sin
embargo, es importante tener en consideración que no siempre se cuentan con las
posibilidades y/o recursos necesarios para llevarlo a cabo.

1
La mayoría de los lectores no leen, o no disfrutan, en sus vidas adultas los mismos tipos de libros e historias
que lo hacían en sus infancias y/o adolescencias. Incluso hay muchos casos de personas que de pequeñas no
disfrutaban de la lectura, mientras que en la adultez sí lo hacen. Escuché casos de gente que no les gustaba,
o les aburría, la lectura literaria, pero que desde la pandemia se han convertido en ávidos lectores.
En definitiva, para que el alumno pueda desarrollar su propio gusto estético es
necesario brindarle un abanico de opciones para que pueda ir buscando y
explorando lo que cada libro, autor y género tiene para ofrecer. De igual manera,
necesita tener un cierto grado de libertad la hora de reflexionar, interpretar y
analizar las obras ante las que se presenta, definitivamente guiado por el docente,
y leyendo distintos análisis ya realizados, pero estos como ejemplos o modelos de
lo que él mismo debe realizar por su cuenta.

Hay que comprender, no solamente los docentes sino también los estudiantes,
que la literatura, si bien no tiene un propósito que entendemos como “utilitario”, sí
tiene un propósito intelectual y espiritual. Gracias a la literatura, uno puede
descubrir y comprender distintas formas de relacionarse con las personas que nos
rodean, con la historia del mundo que habitamos, con realidades tanto ajenas y
distantes como cercanas y familiares, así como también comprenderse a uno
mismo, su identidad, su lugar en el mundo. Infante, Hernández y Pupo (2015) explican
que

La literatura es fuente no solo de saberes, sino de placer estético. Cuando


se lee una obra de reconocidos valores, es innegable que en el lector se
manifiestan su sensibilidad, sus emociones; de esa forma se enriquece su
mundo interior, su espiritualidad.

BIBLIOGRAFÍA

Infante, M. E., Hernández, R. C. y Pupo Y. (2015). La literatura y su enseñanza

centrada en el desarrollo del gusto estético. AnMal Electrónica 39

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