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PERIÓDICO CRISTIANO.

AÑO III. SABADO 1 5 DF ABRIL DE 1871 NÚM. 7 5 .

ADVERTENCIA. y una am eoaza. Se desea apresurar el porjenlr;


E.sclavitud, feudalismo, derecho divino, teo­
se ansia cojer las nubes negras del horizonte,
cracias tiránicas y orguUosas, todo ha caido
soplar sobre ellas el espíritu de la vida, y to r­
_ Com o v e rá n n u estro s lecto res, no h a d is­ barrido por la poderosa palabra del Cristo. Las
m inuido la le ctu ra de n u estro periódico, au n ­ narlas dedemonio.=í de la torm enta y de la r e -
cadenas todas del alm a han ido desliéndose
que red iicitcos i la cu a rta p a r t e e l p re c io de volueioD, en ánareles paz y de consuelo. Se
lentam ente merced al filtro m ilagroso de la
tu sc ric io n , p a ra que puedan ab onarse Jos m as quiere á toda pri«a el reinado de la fraternidad,
idea del Bvangelio. Puedeu creerlo todos loa
pobres de n u estro s correligion arios. del am or y del bien.
desespera-los, todos los pueblos m ártires, todos
Hoy F ran cia caida y pisoteada por un ven­
N u ev as co n d icio n e s. los condénalos de este mundo; el cristianismo
cedor sin corazoti; despues devorada y despe­
es elgran disolvente de todas las iniquidades so­
dazada por el hervor nunca apagado de sus
L a L uz se p u blica el I.° y 15 de ca d a m es. ciales, Será lenta su acción, tar.ia, todo lo que
propias y tormentosas pasiones; nuevad clases
E l precio de su scricio n es u n r e a l m en­ queráis; pero al fin la victoria es suya. E l aceite
llegando á la vida pública con lu espum a en el
su al e n Madrid j cinco rea les trim e stre en no deja ni una sola vez de su b irá la superficie del
p ro v in cias. lábio, el ódio eu el cor^zon, la am enaza en los
ag u a, ni el ag u a fuerte de ejercer su acción co r­
F u e ra de Madrid solo se adm iten s u s c ri- ojos y una m ontaña de negaciooes en el alm a;
rosiva. H ay cierto fatalism o asi eu lo bueno
ciones por trim e stre . la Internacional lanzándose á la lucha arm ada
como en lo maio. Y el fatalismo del bien es tre­
No so s e rv irá n inffuna su scricio n cq-vo en nombre del trabajador esclavo, y escribien­
mendo. Suba á la superficie por cualquier parte,
im p o rte no se h aya'recib id o én la A dm inis­ do la p rim era píg-lDi ^le Idh deífastres’ futuros
por laescalerá de los corazones corrompidos, por
tra ció n . llevados 4 cabo en nombre de los principios so­
entre las hendiduras de las civilizaciones des­
ciales; el cap ital y el trabajo mas divorciados
S e r v ic io g ra tis . honradas, por en tre el humo de los cañones y
cada dia; la paz universal cada dia menos s e -
el iocieuso de la san gre derram ada p or esos gé-
! g'ura; fuera, por las ambiciones, las rencillas,
H asta h o y hem os servid o con el m ay o r nios malos de la historia que se llam an con­
los sueños de los gobernantes, y dentro, por las quistadores.

g
u sto g r a n n ú iü ero de ejem p lares g ra tis ,
eseosos de que todos lo s am an tes del E v a n ­ miserias de los uuos y las utopias de los otros;
No hay por qué desesperar ni desesperarse,
g elio co n trib u y an a l so sten im ien to de n u e s­ en olvido completo las leyes naturales y las le­ repito. E l diluvio h a venido una vez para no
tro periódico, hem os resu elto co b rar á todos yes cristianas; Dios negado, y levantado sobre
volver. Mas cu ra una g o ta de am or que esas
ta n pequeña su scricio n , sin escep tu arn o s á el pavés ese Dios panteista llam ado el D ios-na­
ca ta ra ta s torrenciales del ódio que dejan honda
n o so tro s m ism os, fundadores y red acto res turaleza; corrupcioQ profunda, intim a en los
huella por mucho tiempo por donde pasan. No
del periódico; a s í, p u es, sin (íistincion de pueblos todos; el lamento intirm inable de las
impidáis que la corola de la flor v a y a en tre­
p erso n as, no se se rv irá n in g ú n ejem p la r de víctim as de todos los linajes, y el cru g ir de dien­
La. Luz g r a t is desde e s ta fecha. E l re p a rti­ abriéndose lentam ente; dejad h acer a l E v an ­
tes de los condenados sociales; los ricos tem ien­ gelio.
d or p re s e a ta rá los recib os, y los que no de­ do y los pobres odiando; el mundo esperando
seen su scrib irse, se se rv irá n m an ifestárselo. Evangelio y libertad. No conozco otras di­
siempre desgracias en vez de felicidades-, hé
visas p ara los pueblos que quieren ser grandes
P u n ta s de s u s c ric io n . aquí el cuadro.
y p ara los hombres que quieren ser felices.
¿Dónde hay remedio p ara esto? ¿Los que llo­
E n Madrid...........} 1 9 -te r c io . ran s**guirán llorando? ¿?ío concluirá nunca la
f Madera B aja, 8.
trajedia humana? ¿No habrá herencia p ara los
En Zara'>'oza i Jorge, cochera Aseo-
° \ bareta. desheredados? ¿Será una loca quimera la au­
En Valencia.... Calle d é la Muela, 20, tercero. g u sta idea de la fraternidad lanzada á la histo­
PARALELO.
En Valladolld. Pkzu elad el Duque, 11, principal. ria por el cristianismo?
En Cartajena.. Plaza del Rey, 18. Espetemos, esperemos por Dios; y esperemos Cuantos tienen algún conocimiento de la
como hacen los caractéres verdaderamente historia del cristianismo saben que entre los
fuertes y varoniles, trabajando para am inorar enemigos de esta religión divina figura en p ri­
el mal. L a sem illa está echada. E l cristianism o m era línea el filósofo Celso E ste enemigo de
LA LUZ. la ha sembrado y el progreso la h a recojido. Cristo agotó todos los recursos de su saber in ­
Este y aquel han escrito en sus libros los nom ­ menso para com batir la nueva doctrina, cuyos
bres de los que sufren y luchan y trabajan para rápidos progresos ponia espanto en su co ra -
E l mundo se a ? lta en continua y dolorosa que á ellos les llegue tamhien la hora de su re ­ zoa. Amante apasionado de la belleza clásica,
horizonte p re­ dención terrestre. Los redimidos son y a mu­ despreciaba las sublimes m áxim as del E van g e­
ñada de negras tempestades. Las sociedades chos; pero aun fa lta n muchos m as. Amor en lio, porque no estaban escritas con toda la ele­
europeas se estremecen, como si bajo ellas a r­ los de arrib a para los' de ahajo: tolerancia en
diera el infiePDo de un volcan próxim o á esta­ g an cia que caracterizab a la pluma de Platón;
los de abajo para los de arrib a. Sim patía entre defensor acérrim o de la religión existente, del
llar. En el crecim iento de v i l a por que suspiran
todos: paz entre los hombres de Dueña vo­ paganism o, odiaba con toda su alm a á los atre­
las alma-í generosas de hoy, hay una esperanza luntad.
vidos innovadores que se presentaban anun-

Ayuntamiento de Madrid
ciaodo una religión diferente de la que sus p a ­ gente perdida, sin instrucción, sin moralidad; con inmenso estruendo p ara llam ar á los cris­
dres seguían. Asi es que su ataque no respira son la hez del pueblo, los que salen de la Igle­ tianos cuando hay que decir mi.sa á un muerto
m as que ódio y desprecio; sus argum entos son sia católica cu y » santidad es incom patible con rico, pero su clam oreo es insignificante ó nulo
á la vez grandes y mezquinos; los hechos que sus vicios. Esto decia Celso, esto dicen los r o ­ cuando el m uerto es pobre. Entonces no hay
presenta tanto tieoea de Terdad como de men­ m anistas. Celso no comprendió nunca el am or m isa, ni responsos, ni toque de CHmpanas.
tira, Celso creia que todos los medios eran bue­ divino del Cristo, que se sacrificó por a rro ja r al En verdad, dice un escritor, podemos ase­
nos y licitos p ara com batir la religión que los hijo pródigo en los brazos de su Padre celestial; g u ra r que jam ás la E scritu ra h a sido alegada
cristianos profesaban. su corazon mezquino no podia concebir esa con m ayor destreza; y sus aplicaciones hechas
Otro tanto hacen los católicos romanos co a predilección de los cristianos por los crim ina­ tan á propósito tieoen tanta g ra cia , como el di­
los cristianos evangélicos en España. Los p ri­ les, esa sublime caridad que am a tanto m as cho de Casiano y de los monjes de su tiempo,
m eros no descuidan medio, ni olvidan un solo cuanto m as despreciable es el objeto amado; cuando aeeguraban que sus hs bitos se parecían
argum ento, ni desprecian una m entira con tal los católicos romanos, que solo aspiran á ver á á los trages de lo.s niñcs, porque estaba escrito;
que los segundos aparezcan an te los ojos del su Pontífice rodeado de una aureola de gloria «Si no sois vosotros como niños, no entrareis en
pueblo como mónstruos de iniquidad de los m undana y ¿ co n tar entre sus secuaces á los el reino de los cielos,» ó como aquella otra frase
cuales es menester apartarse con horror. Un grandes de la tierra; los católicos romanos que de aquel que decia antes de Sócrates: C¿v, cr su -
paralelo entre Celso y los rom anistas no deja nunca se han preocupado del pobre pueblo pra, nos n ih il ad nos, (lo que está encim a de
de ser curioso: establezcámoslo detenidamente. p ara levantarle, y sí solo p ara eaplotarle, no nosotros no nos pertenece) porque el sombrero
E l plan de ataque de Celso es m uy sencillo; comprenden la m arcada predilección de los que llevaba era prestado.
procura en prim er lu g ar desacreditar á los cris­ protestantes por esa hasta hoy desheredada
E l sacerdote se viste de distintos colores,
tianos, y no discute sus doctrinas sino despues clase de la sociedad, y le arrojan á la ca ra sus según los días. Hoy h ay cinco colores nada
de haber insultado las personas. vicios, cuando ellos han sido sus directores es­
menos: el verde, el blanco, el n egro, el violeta,
Todos los escritos publicados contra el p ro­ pirituales; su ignorancia, cuando ellos, y solo
el rojo. Ayer eran cuatro solamente. L a Iglesia
testantism o en España, principian como el de ellos, han sido sus preceptores, y no ven ¡cie­
inm utable no lo es ni siquiera en los colores de
Celso, por llam ar criminales á loa protestantes, gos! que la ignominia con que quieren cubrir
las casullas. Cuando los apóstoles estuvieran
gente v il, sin mas pretensiones que la de espe­ 6 los pequeños, á los pobres, á los séres que J e ­
de buen humor, escribe graciosam ente un cris­
cular con la ignorancia del pobre pueblo, dig­ sús am aba, recae sobre ellos mismos, que te ­
tiano evangélico, es de presumir que can taran
nos secuaces de esos miserables que se llam a­ niendo tantos elemento? p ara m oralizar, han
misas solemnes vestidos de verde, de rojo ó
ron Lutero y Calvino. preferido dejar a l pueblo sumido en los vicios violeta. «En la p rim ítivalglesia, añade un an­
Celso dice que los cristianos son unos inno­ y la ignorancia, porque esos vicios y esa ig n o ­ tiguo escritor católico, el sacrificio se hacia en
vadores peligrosos, porque rompen la unidad ran cia les proporcionaba oro con que alim entar vasos de madera y con vestidos comunes. En
del imperio y el principio monárquico que sus vicios. Los rom anistas üo conocen ó no aquel tiempo los cálices eran de m adera y los
constituye su g lo ria. Por eso el cielo aflige á quieren conocer que los protestantes en Espa­ sacerdotes de oro; pero hoy sucede todo lo con­
las naciones; por eso tantos m ales han caido ñ a se ocupan en anunciar a l Dios am or que no trario.» Hoy podemos decir nosotros: los cáli­
sobre la patria. quiere la m uerte del pecador, sino su conver­ ces serán de oro y podrán estar recam ados de
jNo es verdad que al escuchar á Celso diria- sión y su vida; ea decir á ios españoles que piedras preciosas, pero los sacerdotes son segu­
se que se escucha un sermón de un cu ra rom a­ Dios es Espíritu y que es nscesario adorarle en ram ente, no y a de m adera, sino de barro.
no? Los protestantes, dicen estos, han venido á Espíritu y en Verdad; en predicar que no h ay
destruir la unidad religiosa, esta sublime uni­ mas Medianero que Jesucristo, y que los santos III,
dad que el mundo *»ntero nos envidiaba. Asi no que Rom a venera como ilediaueros, sola sirven
es estraño que la Providencia castigu e á nues­ p ara aum entar las'TÍquezas del cle rs ; en espo- ■ J í l cura p a ra d ecir m isa ha d e estar revestido
tra patria por haber renunciado á seguir la no­ y en ayunas. ' ~
ner una m oral mas santa, mas pura que la de
ble conducta de nuestros antepasados que le los romanos, toda satu rad a de un espíritu je ­ E l sacerdote debe decir la m isa revestido.
dieran tantos dias de g lo ria, no es estraño que suítico; en unir en saato m atrimonio á los que Sería un crim en y un pecado que Dios no per­
el ham bre, la peste, la falta de lluvia v e n g a n , por no disponer de dinero con que p a g a r al donaría nunca, el que un clérigo cualquiera se
como otras tan tas plagas enviadas de Dios para cu ra, vivían m ala y crim inalm ente; en abrir atreviese á decir misa sin los correspondientes
afligir k los hijos de esta desgraciada nación escuelas g ratu itas para que el niñ:> que solo hábitos sacerdotales. Estos han de estar bendi­
que tan torpemente ha renegado de sus glorio­ tenia en perspectiva el em brutecim iento, ae tos, se entiende, y consagrados por el obispo.
sas tradiciones. instruya y sea capaz de cum plir con sus debe­ E l cu ra se pone el am ito, porque el apóstol
Celso acusa k los cristianos de haber despe­ res de ciudadano; en difundir con toda profu­ P ablo escribió á los Efeáios:_«Poneos el casco de
dazado las costum bres nacionales, y repudiado sión la Santa Biblia, p ara que todos sepan que salvación:» el alba, porque se lee en el Ecle.ssias-
las mas santas prácticas religiosas. «No tienen la religión de Cristo no es la que enseñan Roma tés: «Que tus vestidos sean blancos:* e lciu g u lo ,
tem plos, ni sacriñcios, ni sagradas estátuas.* y sus sicarios. porque significa la castidad; como h a dicho
L o mismo dicen los católicos, porque como fS e cm lin n arí.) Inocencio III, la lujuria está en los riñones y
Celso, no saben que el tem plo m as bello del está escrito; «la ju sticia será el ceñidor de tus ri­
mundo no puede com pararse con el corazon ñones:» la estola, porquesegun Mateo, significa
del hombre regenerado por el Espíritu de Dios, el y u g o del Señor: el manípulo, porque está es­
que no h ay sacrificio mas santo que el d e la c ria - LA. MISA. crito en un salm o: «Volverán con trasportes de
tura que se inm ola á si misma en el a lta r del a legría llevando los hacecillos de m ieses:» y la
Dios tres veces Santo, que no h ay mas Dios que casulla, en fin, que cubre todas las otras partes
el Dios verdadero, y ese Dios cu y a presencia ( Q o n t i n - a a c i o n .)
del tra g e , sím bolo de la caridad, porque Pedro
llena los cielos y la tierra, no quiere que se le H asta la cam pana que llam a a l fiel á la m i­ h a escrito estas palabras: «L a caridad cubrirá
represente por medio de im ágenes, ni que los sa, tiene uua profunda significación. E l badajo una multitud de pecados.»
hombres busquen intercesores y medianeros: de la cam pana cu yo sonido se escucha á ilarga Pero no es este el requisito solo que necesi­
para ab ogar por los pecadores basta con Jesu ­ distancia, si^ülfit^a nada menos que la lengua ta un cu ra para decir m isa. H a de estar cubier­
cristo. del predicador. E s una lengua de brouce pues­ to por fuera y vacío por dentro, ó p ara decirlo
E n sentir de Celso, los cristianos eran unos ta en lo alto que llam a ¿ toda la co m arca á en lengu aje mas comprensible, h a de estar en
charlatanes de profesion, que solo am biciona­ presenciar en horas determinadas el sacrificio ayunas a l sacrificar á Cristo. E l cu ra no puede
ban el favor de los niños, de los esclavos é ig ­ de Cristo. Cuando el monaguillo la pone en com er nada desde las doce de la noche en ade­
norantes. «¿Qué religión es esta que m uestra movimiento, en el acto de su elevación, repre­ lante si ha de decir misa al otro dia. P or su­
tan m areada predilección por los viciosos y cri­ senta la vida contem plativa del cristiano, y en puesto que g ra n nám ero de cu ra s, y conocemos
minales? jQué hombres son esos que se callan su descenso, la vida a ctiv a . Cuando se consa­ muchos que lo hacen, cenan y alm uerzan con
delante de los hombres inteligentes y solo h a ­ g ra n las cam panas, el obispo las concede el estraordiuario apetito antes de ir á comerse á
blan delante de mujeres?» privilegio de deshacer las tempestades con su Cristo. L a oblea m ilagrosa no tiene eficacia si­
Los protestantes, dicen los católicos, reali­ sonido y de arro jar á los diablos de sus a lred e- quiera p ara llenar un estóm ago vacío. E l sacer­
zan sus conquistas entre lo mas ruin y m isera­ aores, lo cual no impide que el ray o se burle de dote que com ulga en la m isa habiendo comido
ble de la SKwiedad. Sus secuaces son como ellos, ellas y las hiera con harta frecuencia. Se tocan aquel dia la cosa m as mínima, com ete un pe­

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cado m ortal y coodena á Cristo. Y sin em bar­ adorar la hóstia, y el cu ra, sin em bargo, no la Iglesia de Cristo que acabamos de describir, lle­
g o , puede suoe 1e r que h ay a un cu ra que pa­ puede haberla consagrado. E l pueblo ha ado­ ga el siglo X V I y con él la corrupción del clero y
dezca uQa eoftírmedad cualquiera del estóm ago, rado un poco de harina, porque al cu ra no le los abusos á su mayor apogeo.
que tenffa estrem ada debilidad, y le sea preciso h a dado la g a n a de tener intención de consa­ Entonces llegó tam bién al m as escandaloso es-
com er de cuando en cuando; ¿cómo se vá á g ra rla . ¡Medrada religión es aquella en la que trem o la venta de la remisión de todos los pecados
componer? jVá. á dejar de decir misa? ¿Vá á y todos los crímenes por diners, bajo el nombre de
Dios está á merced de un cu ra , y el pueblo pue­
indulgencias., siendo uno de los m as infatigables
com eter diariam ente un pecado m ortal de ese de verse en el ridiculo caso de adorar á un p e­
traftcantea Tetzol, enviado dei Papa León X .
calibre? dazo de harina tomándole por Dios!
Lutero, monje agustino, hombre piadoso é ins­
Jesucristo ¿qué hizo? ¿Tomó y dió á sus dis­
truido, levantó su voz de trueno en Alemania
cípulos el p aa y el vino sagrados antes de la co n tra tan inicuos abusos, y bien pronto se inau­
com ida pascual ódespues? ¿Tuvo escrúpulo a l­ guró la Reforma, fuerte y poderosa por todas par­
gun o en hacerlo despues de la comida? Los R E F U T A C IO N D E L C A T E C IS M O tes. De este modo se vale Dios de lo que es humil­
evangelistas no hablan una palabra de nimie­ p a r a uso del pueblo, a c e r c a del p ro te sta n tism o , de para confuadir lo fuerte.
dad sem ejante. p o r el c a rd e n a l Q. C uesta, arzob isp o de S a n tia g o . L a Providencia en sus inescrutables designios,
E n las p l i c a s primeras del m isal, hay un se ha valido siempre de hombres de fe y abnegación
tratado de las cosas que deben hacerse en*la para sus justos fines; muchas veces consiente por
(Continwxcion.) un espacio de siglos los estravios de los hombres
misa. E l cu ra está en ayunas, se dice en él, si no
h a comido desde media noche en adelante; si Guillermo, obispo de París, dice del clero de su de la hum anidad, mas llega su hora señalada
tiempo «que no tenia ni piedad ni doctrina, que era en el reloj de la eternidad y entonces el castigo ó
h a comido y bebido antes|de media noche, aun­
un cenagal monstruoso de todos los t í c í o s , que la la salvación desciende de su mano omnipotente
que no h aya dormido ni hecho la digestión, sobre la tierra.
puede celebrar la m isa. Si ha pasado las horas Iglesia estaba coaTertida en una verdadera Sodoma
y Babilonia y que los prelados manchan el cuerpo L utero fue, pues, un instrum ento de la Provi­
anteriores á la media noche bebiendo y em­ dencia Divina para obrar la gran restauración re­
de Jesucristo.» (De Coll. Benes.) íía th . Paris nos
briagándose en asquerosa orgía, puede sin em­ ligiosa del siglo XVI.
traza el siguiente cuadro de vuestra Iglesia bajo el
bargo al día siguiente can tar m isa , porque pontificado de Gregorio IX é Inocencio IV : «En es­ L u tero no vino á enseñar una nueva religión
aunque tenga todavía lleno el estóm ago de te tiempo, dice, la fé comenzó á entibiarse de tal como nuestros enemigos pretenden.
m anjares y vino, el hecho es que no habia co ­ modo, que apenas quedaba de ella la menor chispa L a fé de la Iglesia prim itiva, aquella verdadera
mido despues de media noche. Nada importa reducida á cenizas: la simonia se ejercía pública­ fé de los discípulos de Jesu cristo, de los m ártires
que sea cosa demostrada, que si un hombre mente y sin rubor lo mismo que la usura, la cari­ de los primeros siglos, del Evangelio en toda su
cualquiera en su estado norm al necesita ocho dad completamente estinguida, ¡a religión pisotea­ pureza é integridad, es loque vino ¿ resucitar el
da vilmente j la hija de Sion prostituida, afren­ inspirado monje agustino.
horas para hacer la digestión, uno que h a p a ­
tada y sacada á la vergüenza.» (Par. in hem .3.) A la m anera que Dios en los antiguos tiempos
sado la noche entre el vino y las viandas de to ­
]Quó cuadro tan negro, desgarrador y sombrío ha suscitado en ul pueblo judío especialmente hom­
das clases, necesite doíje. E l asunto es que la bres de la masa común del pueblo, llenos de sus
de la córte y el clero romano! E s imposible mayor
hora de reglam ento son las doce de la noche, y dones y sus gracias para arran car al pueblo de la
degradación; el espíritu de las tinieblas parece ha­
antes el cu ra puede com er y beber á b u placer. idolatría y la corrupción, a s íe a el pueblo cristiano
berse encarnado e a su aeno, y Babilonia y Sodoma
y el infierno no presentan una abominación m a­ se h a valido de un humilde monje para volver á la
IV. fé á la humanidad descarriada por los crímenes de
y o r! ¿Ctímo el espíritu de Dios pudiera morar en el
fondo de tan ta iniquidad? ¡Desgraciada, ciertam en­ la Iglesia romana.
Cautelas qwe in s p ira e l m isterio d e la
te, seria la sagrada causa de la verdad si no exis­ Que el tráfico odioso de las indulgencias que
traasubstanciacion.
tieran en el mundo otros propagadores y defenso­ Lutero condenó tan ardientem ente no reconocía
res que estos apóstoles del m al y de la mentira! por causa la construcción del templo de San Pedro,
E l alm a del sacerdote católico verdadera­
No podrán, ciertam ente, ser sospechosos los tes­ como el arzobispo de Santiago pretende, está bien
mente creyen te, está y no puede menoa de es­ claro.
timonios aducidos tomados de Santos Padre» y de
ta r llena de toda clase de dudas, de escrúpulos autores católicos romanos. No hemos querido cita r á Casi todos los historiadores hacen mención de
y de tem ores, cu y a causa esese tenebroso miste­ p rotestantes porque no se nos diga que somos par­ las fastuosas prodigalidades de León X ; cuántas
rio de la transubstanciacion. ¡Tantas cosas pue­ ciales en la cuestión. Roma y el romanismo en­ riquezas procuró acum ular sobre todo p ara la rica
den suceder! Que el cuerpo de Jesucristo, en la cuentra, pues, su propia condenación por boca de dote que regaló á su hermana, nuevam ente casada
hóstia, ca ig a a l suelo; que sea robado por los sus mismos apóstoles y defensores. con el príncipe Cibo, hijo n atu ral del Papa Clemen­
ladrones; que la hóstia se enmohezca; que ¡os Vea, pues, el cardenal arzobispo de Santiago, te VIII, especialmente con las sam as reunidas des­
ratones la roan, y otros m il accidentes fortui­ que llama pesie al protestantism o, cuál es el ma­ de la Baja Sajonia hasta el m ar B áltico: «E sta cir­
n antial de la verdadera que a^ipe á la Cristian- cunstancia, dice M. C h. Villers, del In stitu to de
tos semejantes á los que tenían lu g a r en tiem ­
iai, la prim era causa de todos losm ales, q v iéa ea man­ F ra n cia, era sabida de todo el mundo; y el domini­
pos pasados, hoy por fortuna imposibles, como
chan e l everpo de Cristo, como dice el obispo de Pa­ co Tetzel tuvo la osadía de venir á las cercanías de
el de que el cáliz y la hóstia estén euvenena- ría, la caverna horrible de maltados. ■Wítemberg [donde vivia L u tero) á inaugurar su
dos. P a ra todos estos casos se toman p recau ­ ¿Qué ha hecho Roma para en contrar salvación tráfico de indulgencias, fijar públicamente su ve­
ciones y cautelas, que ni evitan el m al ni le en ta n inminente naufragio? ¿Qué ha becho? Sa­ nal misión y apoyarse en sus predicaciones con
curan despues de tenido lu g ar. crificar en aras de su venganza dos inocentes vícti­ una estravagancia y una grosería que apenas ha
Si el pan no es de trigo; si el viao está ágrio, m as, dos m ártires cristianos por el solo delito de podido creerse h asta hoy. {Bssai sur Vespritetl'in-
ó tiene demasiada a g u a ; si tiene el cura delante querer resu citar los tiempos apostólicos como única Jtaence de la ref. de Luter.» Ovorage couronne' p ar l ’
de 8Í doce ó cato rce hóstias y no quiere consa­ salvación en medio de la degradación universal. In slii»t de F ra n ee,3 edil, 61.) P ara formarse
g ra r, por ejemplo, mas queochoó diez sin desig­ Despues de haber quebrantado el juram ento solem­ una idea del tráfico que estableció el charlatan
n ar cuáles; si no tiene intención de consagrar ne de seguridad que les hiciera, los quemd en nom­ Tetzel, ved algunos rasgos de sus mas famosos dis­
bre de Jesu cristo y en medio de una bacanal hor­ cursos.
en todos estos casos, se ordena que la consagra­
rorosa de odio y de fanatismo el mas cruel. (1 ) «Las indulgencias son el don mas sublime y
ción no se h ag a, y Dios se está m uy quietecito
Y que la Iglesia rom ana era impotente para re­ mas precioso de Dios. E s ta cruz (señalando una
en el cielo porque aquel picaro cu ra que cele­ formar las costum bres, lo dem uestra bien el Con­ cruz roja] tiene ta a ta eficacia y virtud como la
bra la m isa no le dá la g an a de llam arle por cilio de Pisa en 1511, obligado á disolverse decla­ cruz de Cristo.» ¿Risunt íenealis amici? «Venid yo
medio de las palabras m ágicas del conjuro de rando «la necesidad bien evidente de reform ar la os daré cartas provistas de sellos, por tas cuales
la coBsagracion. ’ Iglesia en su cabezd j en sus miembros.» b a sta loa pecados que habéis de comete en lo por­
H ay que advertir, que la m ayoría de las dis­ Llegam os al punto m as im portante de nuestra venir, os serán todos completamente perdonados.
posiciones y reglam entos p ara todas estas ni­ refutación, á la enérgica y solemne p rotesta del si­ Yo no quisiera cambiar mis privilegios por los de
n fas futilidades, son de tiempos m uy moder­ glo X V I. San Pedro en el cielo, porque yo salvaré m asalm as
nos, con lo cual se hace m uy poco honor á la Aqui es donde el cardenal Cuesta desplega toda por mis indulgencias, que San Pedro por sus dis­
iglesia an tig u a y fil mismo Jesucristo, á quie­ su elocuencia, toda su habilidad para trazarn os un cursos. Las indulgenciasnosolo salvan á los vivos,
cuadro lo mas sombrío y denigrante que pudo dic­ sino tam bién á los m uertas.
nes no se les ocurrieron, y en verdad que era
ta r su pluma. Por lo tan to , el arrepentimiento no es necesa­
diacil que esto sucediera, porque ni el uno ni
L a esposicion clara, sencilla y verídica de los rio. En el mismo instante en que la moneda resue­
la otra sabían una p alab ra de la transubstan- hechos nos servirá de refutación.
ciacion. na en el fondo del cofre, el alma sale del purgatorio,
E n medio del deplorable y lastimoso estado de vuela al cielo ¡Oh, gentes imbéciles y casi se­
De todas suertes, se vé la diferencia entre la
mejantes á las bestias que no comprendéis la g ra­
religión falsa y la verdadera. E l pueblo puede
(1] JuanHiusfQeróaimodsPrsga. cia que os es rica y prádig&mente ofrecida.

Ayuntamiento de Madrid
Hombre duro y ligero, tú puedes librar á tu mentos como Kste, y pronto tendreís que renun­
creído 6 porque en ellos creen los hombres á quie­
padre del purgatorio, y eres demasiado ingrato ciar á vuestra obra. Lo siento por tí, Cárlos, por­
nes conocemos, no es creer como el Evangelio orde­
para no librarle Yo te digo que aun cuando d o que á pesar de tu s estravíos, y digan lo que quie­ na. E sa fé no puede agradar á Dios. Dios no nos b&
t u T i e n s mas que un solo Testido, estabas obligado ran algunos sacerdotes quizás demasiado celosos creado seres libres, ni ñas ha enriqueciJo con do­
á Tenderle, á ñn de obtener e s ta gracia. El Señor por la Iglesia nuestra S an ta Madre, la verdad es nes preciosos como la inteligencia, el corazon y la
nuestro lUos ya no es Dios. Ha relegado todo su que te aprecio y no puedo ver sin dolor que hayas voluntad para que los pongamos en manos de un
poder en e! Papa. No ex iste pecado alguno tan abandonado la religión de tu s padres para escuchar hombre cualquiera, sino para que nos EÍrvamos de
grande que la indulgencia no pueda perdonar; las máximas anticristianas de esos señores mal lla­ ellos en honor y gloria de nuestro Creador. «Como
como también si alguno, lo que es imposible sin mados ministros del Evangelio. ¿Qué alimento es­ á sabios os hablo, juzgad vosotros lo que digo,> es­
duda, hubiere hecho violencia á la Santísima Vir­ piritual puede encontrar un homb.e como tú en
cribía San Pablo á los Corintios; y nosotros como
gen, Madre de Dios, que pague bien y todo le s e r á esa capilla de la Madera Baja, á donde te llevó tu los fieles de los primeros tiempos del cristianismo
perdonado.* (L. opp. (W .) x i n , p. 1 393, PosUionit maldita curiosidad, y de donde no sales ahora por tenemos el derecho de ju zgarlas doctrioas que se
fr a t r is 3 Tezelii: 56, 99, 100, 101, etc.) Ved aquí el desgracia? ¿Qué doctrina es esa que esponen los nos enseñan, aun cuando nuestro director hubiese
comercio infame que sublevó el alm a de Lutero, pastores protestantes? ¿Poseen á lo menos una doc- llegado á la altu ra del apóstol Pablo.
nutrida por tan to tiempo e a la Palabra de Dios, y tñ n a concreta y dejlnida? (l)M al has hecho en afiliar­ No, para que nuestra fé en una religión sea ver­
nocom o atribuye calumniosamente el cardenal a r ­ te en esa secta, y se conoce que te preocupa poco el dadera, preciso es estudiarla antes que nuestra
zobispo de Santiago, haciendo eco á los disfamado- forve%ÍT de !uí hijos; porprn, dígase lo que te diga, y
conciencia pronuncio su fallo soberano. Cuando
res del iasigae reformador, á una cuestión de en­ hágate lo q te se haga, aqv.1, ea España, aun prescin­
esto se ha verificado, cuando nuestra conciencia
v i d i a en tre agustinos y dominicos por haber sido diendo de altas comideraciones, la vida o/icial y el con­ nos ha obligado á repetir las palabras de San Pe­
estos eocargadoa con preferencia á aquellos de tan cepto p ib lic o estarín siempre por e l catolicismo y los
odioso tráfico. Es no saber, como vulgarm ente se dro; «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios» podemos
católicos. ¡Y ahora que las instit-aciones protestantes
dice, á qué santo encomendarse, atribuir á una mi­ obedecer; porque nuestra obediencia es un verda­
sienten ya en todas partes e ljin de la muerte, es cuan­ dero acto de libertad. E ntonces y solo entonces
serable querella en tre monjes, la graude, la inmen­ do tú te haces protestante! Tú estás loco, Cárlos.
sa y trascendental Reforma del siglo XVI, que ha creem os; entonces creer es confiarse en la fidelidad
Vuelve al seno de la Iglesia, restaña la sangre que de Dios y considerar cada una de sus palabras
operado cambios tan estraordinarioa y prodigiosos brota de su amoroso pecho por tí desgarrado, que
en el mundo. ' como U realidad que sobrepuja á todas las realida­
todos te recibiremps con los brazos abiertos, deseo­ des; creer es tener la firme persuacion de que si
E ra imposible, absolutamente hablando, si no sos como estam os de ejercer la caridad dentro de la
fuera obra de Dios, haberse verificado esa regenera­ necesario fuera para salvar nuestras almas tra s­
■eerdad católica. tornar el úrdea del mundo, Dios lo trastorn aría;
ción ta n estupenda por unacausa tan ruin y mise­ —No sé qué admirar m as.—repuso Cárlos,— si tu
rablemente insignificante. Los inescrutables desig­ creer es estar seguro de que todos los aconteci­
huenu memoria ó la ciega credulidad con que asien­ mientos del mundo, favorables 6 adversos, van en­
nios de la Providencia estaban allí, L a mano de te s á todas las afirmaciones de tu s correligionarios.
Dios señalaba á esejigan tey á ese siglo para la re ­ caminados por la mano de Dios para que contribu­
—¿Qué quieres docir con eso de buena memoria yan á nuestro bien; creer es vivir en coniunion ín­
dención de la humanidad degradada, para la salva­ y ciega credulidad?
ción de su Iglesia, para la conversión de Europa á tim a con Jesú s, el Cordero de Dios inmolado por
—Digo que cita s de memoria muchos trozos de nosotros para salvarnos y alcanzarnos una eterna
la verdadera fó, para el restablecimiento sobre la
esa hoja que acabas de leer, y que crees todo lo que felicidad; creer en la práctica de la vida, es cu m ­
lierra de los primeros tiempos de pureza é integri­ contiene.
dad evangélica. plir fiel y escrupulosamente con nuestro deber,
—¿Pues no he de creerlo, si todo lo que dice es la porque asi lo ordena Dios; creer es am ar’á nuestros
(Se eortlinmrá.) pura verdad?—anadió Pedro. semejantes como á nosotros mismos y á Dios sobre
— |La verdad!— repuso Cárlos.— Si pudieras con­ todas las cosas.
sagrarm e algún tiempo te p rob arlaq u etod alah oja E s ta es la fé por la que nosotros, cristianos,
es un tejido de falsedades, de afirmaciones sin prue­ marchamos, según dice el apóstol Pablo.
DISCUSIONES AMISTOSAS CON US CATOLICO. bas, de pérfidas insinuaciones indignas de quien se Y a sabemos lo que es la fé; pero ¡ay! que los dis­
se llama y se cree discípulo de Jesucristo. cípulos de Cristo están lejos de ponerlaen práctica-
—Me partes el corazon con tu atrevido lenguaje, Hay en ellos momentos de lucha durante los cuales
I.
Cárlos; pero sufriré cuanto sufrir pueda con tal de anhelan marchar pur la v iíta , y e ato o cessed iríjea
L a tarde estaba serena. Una brisa dulce y apa­ atraerte al camino de la verdad, de que has deser­ preguntas dolorosas que lea debilitan. ¿Por qué la
cible agitaba mansamente las verdes hojas de los tado. AEí veo un asiento de piedra, vamos allá y fé y no la vísta? ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué
árboles, bajo los cuales nos paseábamos mí amigo discutamos, que á un buen católico se le encuentra la m uerte? Cuestiones inútiles que á nada condu­
Cárlos y yo. Alguna que o tra vez nos deteníamos siempre en el terreno de la discusión. cen. Tanto vallria preguntar por qué nuestro pla­
para ver cdmo jugueteaban alrededor de las flores Los tre s nos dirigimos háoiael lugar designado neta gira alrededor del sol, ó por qué el aveno
las pintadas mariposas, 6 para admirar en sus tr a ­ por Pedro. E l banco estaba situado en frente de puede volar en el vacío. E a vez de atorm en tar nues­
bajos á las incansables hormigas que á duras penas una bonita fuente, cuyas aguas cristalinas al caer tros espíritus con esas cuestiones, aprovechémo­
iban acumulando víveres para el tiempo de la es­ en el pilón producían un mürmullo monótono, pero nos de las magníficas promesas concedidas al que
casez. agradable. A un lado y otro las lilas en flor exhala­ m archa por la fé. Jesucristo ha dicho delante del
Así pasábamos el tiempo contemplando, admi­ ban su agradable perfume; nuestros plés pisaban sepulcro que encerraba los restos mortales de su.
rando las bellezas de la creación, cuandojde pronto un tapiz de verdeyerba; en frente, háeia la izquier­ amigo Lázaro: «¿No te he dicho que si creyeres ve­
Timos que hacia nosotros marchaba nuestro buen da, el Manzanares serpenteaba juguetón y capri­ rás la gloria de Dios?»
Pedro, el católico mas amable que en mi vida he choso, y allá á lo lejos cerraban el horizonte las ne­ Mucho puede la fé. ¿Qué sostuvo al patriarca
conocido. No vé la luz una hoja cualquiera que Pe­ vadas cumbres del Guadarrama. Yo me senté en un Abraham en aquel viaje que hizo al m onte Moriah
dro no lea, ni se pronuncia un sermón que Pedro estremo del banco, y gracias á unos apuntes que á donde iba para ofrecer en holocausto i su hijo
no escuche. Todo su afán es encontrar nuevos a r­ tomé m ientras ambos hablaban, y á la marcada único? L a fé. ¿Quién dió á Mois.'s el valor necesario
gum entos co n tra el protestantism o, y cuando cree atención con que escuclw sus palabras puedo re ­ para que se alejara de la familia real de Egipto es­
haber descubierto uno, viene inmediatamente en producirlas ahora, si no literalm ente, con bastante cogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios
busca de Carlos, protestante por convicción y cris­ fidelidad á lo menos para que ninguno de los dos que gozar de las comodidades tem porales del peca­
tiano por la gracia de Dios, para probarle que su pueda acusarm e de haber desfigurado el fondo de do? L a fó. ¿Quién puso en el corazon del apóstol
religión no es la verdadera. Las discusiones suelen su argumentación. El primero que usó de la pala­ Pablo el deseo de conquistar almas para Cristo, y
»er ruidosas; pero siempre se separan ta n buenos bra fue Cárlos. quién le dió brios para llevar’el Evangelio desde la
amigos como antes. Por fortuna Cárlos conoce bien (Se coHlinnará.) Arabia hasta Roma después de haber dejado tras sí
la Biblia, y no es enteram ente profano á la historia, un número tan considerable de im portantísim as
dos arm as poderosas que sabe m anejar hábilmente iglesias? L a fé. ¿Quién sostiene'á los misioneros en
con tra Roma.
sus penosos viajes; quién á los m ártires delante de
Pedro no nos habia*divisado tod avía, absorto M E D IT A C IO N . la muerte? La fé; siempre la fé. Los héroes del ju ­
como estaba en la lectura de un papeí azulado que daismo y del cristianismo, ¿han visto mas que nos­
en su roano llevaba, cuando Cárlos le distrajo d i- otros? No; pero han creído mas que nosotros.
ciéndole:
«Porque por féandamOB, nopor A l salir el hombre de las manos del Creador, su
— Apuesto á que lees algún manifiesto católico ó vista.» (8.* k los Corintio*,¡V, 1.)
cosa por el estilo. frente, adornada con la pura corona de la inocen­
L a fé no es la adhesión ciega y sin inteligencia cia, estaba llamado á m archar "por la vista porque
;Ah! sois vosotros,—dijo Pedro levantando la
á lo que e a la niñez nos han enseñado. Creer en un el pecado no habia interpuesto aun su negro velo
cabeza.— En efecto, no te has engañado. Leia el ma­
conjunto de dogmas porque nuestros padres han en tre los cielos y la tierra. Pero ahora que el peca­
nifiesto que acaba de publicaría «Asociación de ca­
do reina tenemos que m archar por la fé. Un abuso
tólicos de la j unta parroquial de San José, > y te ase­
de libertad ha sido la causa de nuestra desgracia;
guro que no será muy del agrado de los herejes, (1) Laspalabras sabrsyadas estSntomad»» de U hoja de la
AíoclMioa de eítólico» de Sao Jo«é. un sábio uso de nuestra libertad nos pondrá de
vuestros hermanos. Publiquen los católicos docu­
/.fota de la Redeecian.) naevo en el camino del bien.

Ayuntamiento de Madrid
Cuando un soldado, faltando á las seyeras leyes Y me danj*queca; Dice así la comunicación á que alndimoa:
del honor m ilitar, huye delante del enemigo, hay A otras regiones S t. P resiieiítt de la Asociación de la doctrina erit-
dos modos de castigarle: 6 se le degrada y se le fu­ Volar yo quisiera, (iana ca'.equifla: ,
sila, ó en el primer com bátese le eoloca en expues­ Me voy, pues, am iga, Habiendo abjurado de la religión católica apos­
to de m as peligro. E sta prueba lia d aio á veces Ko esperes q u' vuelva, tólica rom ana, jí abrazado la evangélica universal,
magníflcos resultados. Los cobardes se han con­ Adiós para siempre, que creo es la verdadera de Jesucristo, basada en las
* Adiós compañera.» Santas Eíscrituras, no debo en conciencia seguir en-
vertido en héroes. señTndo v n a doctrina que no profeso.
Sobre una base semejante descansa todo el plan , y el rápido vuelo Dimito por lo tanto el honroso cargo que se me
de Dios. Faltam os en las pequeñas cosas, y para Levanta, se eleva ha confiado, y remito á Vd. el título que me autori­
reparar nuestra falta . Dios nos ¡lama á darle testi­ Y sube mas alto zaba para ejercerlo. De Vd. afectísima,
monio en los grandes acontecimientos de nuestra Y al cielo se acerca, J u l ia H sr n x n d ez .

TÍda. Abrid la Biblia y aprended. Y en tanto su amiga,


Dios promete á Abraham un hijo. E l p atriarca Que todo lo observa,
se impacienta y pide uno á un? de sus esclavas. Al ver como sube
Dios le concede el hijo prometido; mas p ara pedír­ Asi se lamenta: ÜN OBISPO PINTADO POR EL PADRE JACINTO.
selo despues en sacrificio. Has sido débil un mo* «Inocente baja,
m eato, dice Dios; yo te probaré e a unfi gran cosa No subas tontuela,
de la que saldrás vencedor por la fé. El sol quema mucho, E l padre Jacinto ha dirigido á la Ila lia de Flo­
Moisés ae im pacienta j hiere tres veces la roca Tus alaa son tiernas. rencia la ca rta siguiente, en la cu al pinta á gran ­
dudando que el agua brote; Dios le dice: m archa­ Muy caro tu ascenso des rasgos, y sin pararse en pormenores, el carác­
rá s por la f¿ cuarenta años en un desierto. Costarte pudiera, ter de un prelado romano, monseñor Nardi:
San Pedro tiembla y niega á Cristo delante de Mas ah, que mis voces «Conozco personalmente á ifg r. Nardi, y no lo
una mujer: Jesús le llama para que confiese su nom­ A ti ya no llegan, estimo lo bastante para contestarle. E sta vez ha
puesto su firma al pié de las injurias que me dirije;
bre delante de todo el pueblo de Jerusalem. Y a en vano consejos mas es fácil reconocer la misma pluma anónima que
L a humanidad flaqueó cuando tenia que m ar­ Te dá la esperiencia.» en 1868, cuando predicaba la Cuaresm a en San
ch ar por la vista: Dios la llama ahora á que marche «¿Me oiste? [Ya baja! Luis de los Franceses, me calumniaba en el Osser-
por la fó. ¿Acusaremos á Dios por haber tenido Desciende lijera, eatore eatíolico de -Milnn, mienfrns que en Roma, el
mismo Mgr. Nardi, me convidaba á su mesa y me
confianza en su criatu ra libre? No; démosle gracias Ven amiga mia. concedía el titulo de amigo, que nunca le he de­
m as bien por el llamamiento que ha hecho á nues­ Baja pronto, llega, vuelto.
tr a dignidad al hacernos m archar por la fé. Mas cae rodando, íTodo lo que tengo gue decir i Mgr. Nardi es
Qué veo, no vuela, que aun cuando yo hubiera atacado la santidad del
celibato, lo que á Dios gracias no he hecho, no es á
Voy á recibirla, él á quien corresponde tom ar su defensa. L a repu­
Voy á socorrerla.» tación que se ha hecho ó le ban hecho bajo el pun­
to de vista de la moral, le quita toda autoridad en
LAS DOS MARIPOSAS Asi por su amiga
Pasando gran pena, estos asuntos.
«París 23 de marzo do 1871.
Aí*í sollozando. s J a c i n t o .»
Clamaba la vieja.
FÁBULA. Duro, en verdad, es el correctivo que el padre
Do estaba su amiga
Jacinto aplica á ese señor m itrado. Pero ¿qué me­
Volé con presteza,
Ju n tas habitaban nos puede decirse de un hombre que convida á co­
Y hallóla muriendo,
En una arboleda, mer á otro y le llama amigo, al mismo tiempo que
Mejor dicho, muerta.
Dos mariposillas le calumnia bajo el velo del anónimo. ¿Qué menos
|ICl sol abrasóla!
Fieles compañeras. puede decirse del hombre que se asusta por las pa­
lOh suerte funesta!
L a una era jóven labras que acerca del celibato, y que ya conocen
Y ante la desgracia
y la otra vieja, los lectores de L\ Luz, escribiera el padre Jacinto,
De su compañera,
Jjaa dos se-querian mientras que su vida es una vida de desórdenes?
Dijo la prudente
Pero muy de veras; Verdaderamente se necesita ser obispo romano
Mariposa vieja:
Mas la joveneita para conducirse así.
lE tto es lo gae paga
Que era muy traviesa,
Con mucka frecuen cia s>a<B
Nunca sosej'aba,
A l que es ambicioto
Siempre estaba inquieta,
S i no ¡ í modera.»
Deseaba algo
Y feliz no era, J a im e M a r t í M iq u b l . ANTONIO PEREZ.
Pues no puede serlo
Quien algo desea. Una de las víctimas mas atormentadas por la
Dn día de estío intolerancia del siglo X V I, fue el antiguo secretario
Y á la hora aquella
E n que con sus rayos EL DEBER ANTE TODO, de Felipe I I , su ministro y privado, Antonio Perez.
Quince años nada menos sufrió, desde 1578 en que
E l sol nos calienta. murió el célebre ITscobedo , secreíario del hijo bas­
Digo nos abrasa. tardo de Carlos V , D. Ju an de A u stria. hasta abril
Dirigid la vieja En estos tiempos en que el nivel de las fuertes de 1590 en que logró huir á Aragón. Cuando logró
A su am iga joven convicciones religiosas ha bajado de una manera huir todavía no había convalecido de la descompo­
Las palabras estas: tan sensible; en estos tiempos en que por un poco sición de miembros que habia producido en él el
«Dime, buena amiga, de dinero, por una posición social por modesta que tormento segundo del torno que le habia sido apli­
Dime, compañera, sea, se sacrifica lo que el hombre posee de mas cado.
¿Qué tienes? ¿Qué tienes? precio, la conciencia, es bueno citar hechos que de­ Referiremos, tomándole desde este mismo mo­
DíLo con franqueza, muestren que aun no se ha estinguido la raza de mento, el proceso contra el ant'guo privado.
Te veo muy triste, los que buscan en primer lugar el reino de Dios y su Una vez Antonio Perez en Aragón, Felipe II des­
Saber yo quisiera ju sticia, sin preocuparse de las consecuencias que pachó agentes i>ara prenderle. E l antiguo secretario
Tu aflicción tan solo puedan tener la consumación de los hechos dicta­ espuso que se ponía al amparo de los fueros de
Por calm ar tus penas.» dos por el deber. La comunicación que á continua­ aquellas Ubres provincias, y que quería ser condu­
A lo que la joven ción insertamos honra sobremanera á la jóven cris­ cido , en vez de á la cárcel pública, á la cárcel del
De aquesta manera tiana, que no ha temido manifestar cuáles sean sus reino ó de los manifestados, que asi se llamaba
Contesttí: «Mi am iga, creencias religiosas, por m asque su noble confe­ también. Este nombre provenís de que entrando
¿Lo quieres? Pues sea. sión la prive del bienestar que su silencio la hubie­ solo en ella los que lo querían voluntariam ente, s«
De vivir me canso ra proporcionado. No ha hecho m as que cumplir manifestaban ; es decir, este era el térm ino; ellos
En esta arboleda, con su deber despues de todo; pero son tan raros los mismos se sometían á la potestad Je l reino , implo­
También me fastidian que hoy colocan el deber en prim era línea, que no rando la protección de los fueros. Los beneficios que
L os montes, las selvas. titubeamos en darle nuestra mas sincera enhora­ alcanzaban los manifestanles eran varios; el prime­
Los cerros, los llanos. buena, y en asegurarla que su acción no quedará ro, estar exento de todo torm ento; ei segundo, el de
Los prados, las huertas; sin recompensa, porque todo aquel que confiesa á poder salir déla cárcel con caución despues de haber
L as fiores y fuentes Cristo delante de los hombres, obtendrá que Cristo respondido á la acusación, y el últim o, de que, aun
Que á ti te embelesan, le confiese a su vez delante de nuestro Padre ce­ condenado el reo á m uerte, podía apelar al Justicia
Me causan hastío lestial. Mayor del reino para que tiste viera sí en la ejecu»

Ayuntamiento de Madrid
cion <5 en el proceso habia algo que yiolaae los de le mandase. Que sobre este asunto trataba Perez
faeros.
E l rey intentó traer el preso á Madrid, pero no
con Mayorini por billetes, preso en cuarto distinto. PARA E L PUEBLO.
Que un dia dijo el mismo al declarante escribiese á
lo logrtí. Dió poderes para acusarle en Aragón como Mayorini que acabase con sus trazas y mostrase lo
divulgador de secretos de E sta d o , por haber falsiñ- que sabia, dimqite s í aijudast d el diablo. Pero el tes­ Escucha, pueblo; tú tienes necesidad de una re­
cado cartas de oficio, y por haber espuesto al rey tigo añadid, que él habia conocido que aquella pro- ligión: no de una religión cualquiera; sino de una
caui^as falsas ó inciert»s para que decretase, como lo posicion de au amo era dicha en tono de burla.» religión que te in struya y te moralice.
h iio , la muerte de Escobedo. Al cabo de algún Otros testigos declararon próxiniament% las mis­ Tú tienes necesidad de la. religión de Cristo, y
tiempo el rey tuvo que apartarse de su querella mas inocentadas, graves crímenes una vez puesto el no de la que se ha fabricado ea Rom a. L a religión
para evitarse la vergüenza de ver absuelto á su per­ asunto en manos de la Inquisición. de C risto ha hecho libres á los individuos y g ran ­
seguido. Pero para evitar que Antonio Perez fuese (Se eoniiftiurá.J des á las naciones: la de Roma ha tiranizado á los
paesto en libertad, hizo que se le comenzase el pro* hombres y empequeñecido á los pueblos.
ceso conocido con el nombre de enyaesla. En la le­ No te dejes alucinar por las palabras gloría y
gislación foral, eáte proceso se forma tan solamente honor con que los curas acarician tu s oídos; no te
a aquellos que han cometido abusos ó delitos en el dejes deslumbrar por las grandezas del catolicism o
ejercicio de empleos ó m agistraturas públicas. Se EL ALMA Y LA MATERIA en la Edad Medía. Entonces se ensayaba el sistema
dijo en este nuevo proceso, que Antonio Perez, eu que tan fatales consecuencias ha producido en
el ejercicio de su ca rg o , no habia sido mas que un nuestros días.
Nace el hombre allá en la calma
criado del re y ; que éste tenia sobre ellos libre y Tú tienes necesidad de una religión que te trate
De su tranquilo no ser,
deapático poder para castigar sus faltas é infldeli- como á hombre, y no de una religión que te mane­
Y en la unión de cuerpo y alma
dadea; que Antonio Perez habia cometido muchas, je como á niño.
Cobra vida el padecer.
y que por tan to debi» castigársele. Antonio Perez L a Iglesia rom ana te considera como á niño
destruyó completamente estos cargos con buenas ra ­ Huye la humana miseria á quien es necesario mantener en perpetua tu tela.
zones, y manifestó á mas que, á pesar de la sustrac­ El alm a tras lo ideal, Por eso Roma habla mucho á tu s sentidos, y
ción de papeles hecha á su esposa D."* Ju an a Coello Y se arrastra la materia nada á tu razón y á tu conciencia.
en 1 5 ^ , todavia tenia ea su poder los bastantes para En inmundo cenagal. Por eso te divierte con santos, reliquias, incien­
descargarse y m ostrarlam aldaddeicruel Felipe II. so, luces, vidrios de colores y procesiones.
En efecto , enseñó copias de estos papeles á varios En dos diferentes puntos
A los niños es menester entretenerlos para que
personajes alectos al re y , noticiándole al propio Traen su atención embebida......
estén contentos.
tiempo por su conducto, que sabía que había senti­ ¿Pues cómo pueden ir juntos
Y tam bién saber lo que piensan.
do la presentación de aquellos doeumentos, pero Cuerpo y alma en una vida?
Por eso Roma procura conocer tu s secretos; por
que presentarla otros todavia mas graves referentes De iguales fuerzas los dos, eso el cura indaga lo que haces, lo que piensas, lo
á terceras personas si la persecución s e g a ia , porque ¿Cuál puede vencer aquí? que quieres. E l cura conoce los secretos de tu ho­
ni éi ni sus hijos estaban en el caso de sufrir nue­ E lla á él le arrastra en pos, gar, y gobierna en tu casa, y te dirige en todo y
vos y dolorosos dias de dolor y encarcelamiento. Y él La arrastra en pos de sí. por todo.
Esto bastó para que el r e y , cobarde como todos Y si tú , incrédulo ó indiferente, no acudes al
los tíranos ds conciencia manchada, hiciese suspen­ Lucha enorme y desigual confesonario para decir al cu ra lo que piensas ó lo
der la causa de enfuffía. Perez entonces quiso salir Origina ese vaivén que sientes, este procura saberlo por medio de tu
de la prisión bajo fianza, pero no lo logró, y dió oí­ Del cuerpo, yéndose al mal, mujer ó de ta hija. El resultado es el mismo, y una
dos á proyectos de fuga de que le habló D. Ju a a Del alma yéndose al bien sola es la tendencia de Rom a; gobernarte á au ca­
Francisco M ayorini, compañero suyo de prisión. Se pricho.
Lucha en que está establecido
condujo tan torpemente el negocio, que el proyecto Cuando ya es dueño de tu casa, poco le impor­
P ara aumentar su fragor.
de fuga se descubrió; bien que Antonio se condujo ta n tu s acciones con ta l que su autoridad sobre tí
Que siempre quede el vencido
en él de suerte que nada pudo probársele, recayen­ s e a incontestable.
A merced del vencedor.
do en él, cuando m as, indicios roas ó menos graves E l te aconsejará siempre que te som etas á lo que
de sospecha. Se examinaron testigos, y de este exá< ¡Ay de aquel triste en la tierra él te ordena, comprendas ó no lo qu« te dice. Groo
men surgió el proceso del Santo OÜcio, de que vamos Que y a perdida la calma, sin exam en, porque si no pecas. Cree aunque deca­
á hablar. Lleva en su ser esa guerra pites tu inteligencia.
E l 19 de febrero de 1591 escribid el regente de la De la m ateria y del almal Obedece al cura aun cuando lo que manda re­
Real Audiencia de Aragón al inquisidor Molina las pugne á tu conciencia; obedece, aun cuando tu
siguientes p alab ras; Guerra audaz como ningana conciencia muera.
«En la residencia que tomó Antonio Perez se ha Y cual ninguna espantosa, ¿Y qué puede dar de si una nación cuyos hijos
descubierto que la huida de la cárcel que Ju an Que principia en nuestra cuna abdican su inteligencia y su conciencia en manos
Francisco Mayorini y él procuraban, era para irse al Y nos sigue hasta la fosa.
de un cura romano? L a ignorancia y la inmora­
Bearné y á otras partes de Francia donde hay he­ lidad.
Fantasm a que en su despecho.
rejes, para los fines que de la probanza que sobre L a religión de Cristo te se presenta revestida
Con una intención aviesa,
ellos he hecho m andire Vd. ver. Y por ser cosa de la de otros caracteres. Habla poco á tu s sentidos, j
Se acomoda en nuestro lecho
cual podria resultar muy grande deservicio del rey mucho á tu conciencia y á tu razón.
Y se pone á nuestra mesa.
nuestro señor, me ha parecido advertirlo á V d ., y No creas, dice, sin haber juzgado.
enviar copia de ella para que Vd y esos señores ten ­ ¿Quién puede arrancar de sí Exam ínalo todo; reten lo bueno.
gan noticia y lo manden ver y considerar como Ese tormento maldito, Pésalo todo en la balanza de tu conciencia.
acostumbran y á mí en su servicio, e tc., etc.> Que llena de frenesí Porque la religión de Cristo qifiere formar hom­
L os testigos dijeron buenas cosas ; bien que los Y ensordece eon su grito? bres y no apariencias de hombres.
escribanos del proceso estaban interesados en com­ y como la razón y la conciencia son todo el hom­
placer al rey. Se suponia que Perez y Mayorini ha­ Mas ¡ayl que en la oscura tierra
Lanzando fulgente luz, ' bre, por eso el Evangelio tiende á desarrollar esas
blan dicho un dia, meditando sus proyectbs de fuga, dos nobles facultades. Lo contrarío es degradarte.
«que se irian al Bearné y buscarían á Enrique IV y Pusieron coto á esta guerra
ü n calvario y una cruz. y el Evangelio no te quiere degradado.
i su hermano, y á otras partes de los reinos de E l Evangelio sabrá hum illarte cuando lo nece­
Francia dondf. habia muchos herejes enemigos en Allí, víctim a sagrada, sites; pero será siempre con la idea de ensalzarte,
quienes confiaban les acojerian y les apreciarían Templado justos enojos, con la idea de h acerte hombre, hombre completo,
mucho por los secretos que el dicho Peres sabia de E n pago de una lanzada hombre como Dios te quiere.
los asuntos de Felipe II y de sus reinos que oftecia A l hombro le abrió los ojos. Ahí tienes por qué necesitas del Evangelio; de
descubrir allí, diciendo palabras muy duras y de ahí el que tu religión debe ser la evangélica.
mucho desacato contra la magestad dol rey, y que Allí le cerró un infierno,
habian de hacer todo el daño que pudieran en tales Diciéndole, paternal.
cosas.» Que el bien del alma es eterno,
Ju an de L u n a , noble aragonés, manifestó que Que el bien del cuerpo es mortal.
habia oido decir á Mayorini que solo no se escapa­
TEXTO S
Y ¡ay! del hombre que no calm a PARA. LOS DIAS DE LAS PRÓXIMAS SEMANAS.
ría, pero sí con Perez, al que llevaría al Bearné y la
Su afan de m ortal miseria!
valdría mucho diaero. Diego de Bustam ante, criado
¡Ay de aquel que arroja el alma
que habia sido de Perpz, declaró «haber oido á su
A lus pies de la material Domingo 16 de abril. Salmo c , 2.— Servid á Jeho-
señor, que caso de salir mal de su recurso, se iria á
vá con alegría: venid ante su acatam iento con re­
Francia y pediría á Mme, de Bearné que le diese un P a sc u a l d e l a Ca l l e .
gocijo.
rincón donde pudiese estar seguro y que iría don­
lu n ea 17. Deuteronomío, i, 30.—Jehová, vues­

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tro Dios, el cual vá delante de vosotros, É l peleará quisiera nunca que llegase á sorprenderme mi ú lti­ cerradas previamente, ge depositaban en una caja
por vosotros. ma hora en medio de tan fútiles preocupaciones. en forma de corazon, que adornada de precioso me­
,Var/eí K . Deuteronom io, v , 33.— Andad en Nuestro paso en el mundo «es un tiempo de tal colocábase en el altar de la Virgen, y al cabo de
todo camino, que Jeliová vuestro Dios os lia man­ combate,» y si nada acaba, «no olvidemos que la veinte y cu atro horas quemábase juntamente con
dado para que viváis v os vsyabien', y tengáis lar­ eternidad empieza aquí en la tierra.» ¡Si, bendito sea el incienso para hacer subir aquellas peticiones ai
gos dias en la tierra que habéis de poseer. Dios por haber puesto en mi alma el deseo de la fe­ trono de la madre de Dios, desde donde luego des­
M iércoles J9. Samuel, ii, 9.—Jehová guarda los licidad eternal cenderían á la tierra convertidas en gracias espiri­
piés de sus sa n to s ; mas los impíos perecen en ti­ Aunque sea por demas estensa en la descripción tuales. Menester era la irrefiexion propia de la ju ­
nieblas, porque nadie será fuerte por su fuerza. de esa lucha interior que mi espíritu venia sufrien­ ventud para creer tam aña tontería, pero entonces
Ju etes 20. Salmo L v , 16.—Yo á Dios clam ará, y do, no quisiera dejar lugar á creer que durante los no se me ocurría ni la mas ligera duda acerca de su
Jehová me salvará. años que se han pasado desde que abandoné el con­ verdad. No quisiera avanzar hoy un juicio falso,
Viernes 21. Lúeas, x i x , 10.— El Hijodel Hombre vento, he podido olvidarme de aquellas impresio­ pero no seria estraño el que aquellos billetes fueran
vino á buscar y á salvar lo que se habia perdido. nes. No, porque allí nuestras maestras solo querían á las manos de nuestras /lirectoras antes de que­
Sábado 22. Efesios, r , 7 ,— En el cual (Jesús) te ­ vernos alegres y dichosas, y nosotras gozábamos marse, siendo esto un medio hábil para leer en
nemos redención por su sangre, la remisión de pe­ entonces de todos los privilegios de la juventud. nuestros corazones, pues ningún secreto guardába­
cados por las riquezas de su g racia. E l estudio y el recreo alternados, ocupaban mos nosotras para aquella que era nuestra divina
nuestra vida en aquel convento de la manera mas protectora. Si esto es una suposición tem eraria, cúl-
agradable del mundo, pues n oi levantábamos á las pese á las que nos inspiraron ese culto tan ridiculo.
‘DomiHgo 23 de abril. Salmo x c v , 6. — Venid,
cinco de la m añana, bastando media hora para ¡Se continvari.)
adoremos y postrém onos; arrodillémonos delante
nuestro tocado, que haciaraossiempre sin espejo al­
de Jehová nuestro Hacedor.
guno, porque estaba prohibido en el claustro; y á la
Í« » ? í2 4 . Isaías, L X iv , 8.— .4.]iora, pues, Jehová,
salida, pasábamos delante de dos religiosas encar­
tú eres nuestro Padre : nosotros lodo, y tú el que
gadas de examinarnos de piés á c&beza para ver si
nos form aste: así que obra ds tu s manos somos to ­
dos nosotros.
íbamos bien arregladas. Desde alH bajábamos á A UN N IÑ O .
nuestra preciosa cap illa, verdadero retrete donde
Martes 2S. Salmo cx ix , 13.—Tus manos rae hi­
penetraba la luz al través de cristales de color que
cieron y me formaron : hazme en tender, y apren­ Niño d e o jo s a z u l e s ,
enviaban sus rayos sobre un fondo azul de cielo
deré tu s mandamientos. Niño del alma,
cuajado de estrellas de oro, así como también sobre
M iércoles 20. Oseas, sil, 1. —Tú, pues, conviér­ Esperanza risuelia
el altar de la Virgen patrona del convento. Allí se
tete á tu D ios; guarda misericordia y juicio , y en Para la patria.
nos leia una pequeña nreditacion, rezábamos luego
tu Dios espera siempre. Oyeme atento;
la Confesion, el Padre Nuestro, el Ave María, y en­
Jueves 27. Hechos, nr, 19.-—Así que arrepentios Pueden servirte mucho
tonces pasábamos á la sala de estudio. Los dias de
y convertios, para que sean borrados vuestros pe­ E stos consejos.
fiesta, una nube de incienso perfumaba nuestra ca­
cados.
pilla, y entonces cantábamos también embriagadas
Viernes 28. 1.* Ju a n ,r, 7 .— La sangre de Jesu ­
de placer y de contento. Cuando vayas creciendo
cristo nos limpia de todo pecado.
L a Iglosia romana tiende siempre á cautivar el Sé bueno y dulce;
S&haio 29. Tesalonicenses, v , 15.—Mirad que
espíritu y la imaginación de la juventud; ¿cómo, L a cólera, hijq m ío ,
ninguno dé á otro m al por m al; antes seguid lo
pues, resistir á esa atracción encantadora? ¿Cémo E s siempre inútil.
bueno siempre los unos para con los otros, y para
DO creerque se está en vías de ir al cielo, cuando se Cuando ao daña.
con todos.
siente el corazon tan conmovido? Dificulta á lo menos.
De sets á siete de la mañana tenían lugar nues­ ¡E s m ala, mala!
tros ejercieios de m em oria; luego se nos servia el
desayuno, concluido el cual, Íbamos á misa á la ca­ Tiende la mano á todos,
BIO GRAFIA. pilla sombría de las religiosas. De ocho á doce se­ Perdona siempre,
guíanse las lecciones, a cuya hora pasábamos al Y en las querellas, ponte
(C<»iti*vaeio'ñt.) refectorio, y durante la comida leianseuos las histo­ Ju n to al mas débil.
rias de Rollin. Hasta las dos de la tarde lo pasába­ A m a, hijo mío.
C O S V B B S IO N D B U NA C X T (5 U C A C O S T A D A P O R E L L A .
mos en la sala de juegos <5 en el jardin, donde cada E l amor es la vida;
M IS M A .
una tenia señalada una porcioncita de tierra que cul­ Ama muchísimo.
a B z a m i i i s d lo t o d o ; r e t e n e d tivaba según sus gustos, y quo regularmente pro­
lo b u e n o .» ( 2 .* E p í s t o l a del ducían flores que luego se consagraban al altar de Niño de ojos azules,
a p ó s to l S s n P a b lo á lo s T e e a -
la Virgen. Niño del alma,
lo n ic e a a e s , c a p . v , .)21 No vendas la conciencia
Por la tarde ocupaban nuestro tiempo las obras
Llegamos por fia al teatro, y ocupanaos nuestro de labor y el estudio de las lecciones para el día si­ Nunca por nada.
palco en ocasion que hallábase levantado el telón, y guiente. Do hora en hora, al sonar el reldj, alzábase E lla es un templo;
de una rápida ojeada v i una escena encantadora. una voz de entre las alumnas para recordarnos la E l que la vende, vende
Inmediatamente iaclinéme hacia mi buen padre, y brevedad del tiempo. ¡Ahora y siempre sea Jesús en A l Ser Supremo.
sácame de aquí, le dije. Tal vez la ansiedad que se nuestros corazonesi ¡El tiempo pasa, y la eternidad
hallaba pintada en m i rostro, ó el tem or de que se acerca! ¡Vivamos como quisie'ramoa haber vivido Hallarás en la vida
de repente me hubiese puesto m ala, le impresio­ en la hora de nuestra muertel Ave María, ele., etc.: Muchas miserias;
nó; ello es que salimos sin la mas mínima es- es decir, que el nombre de Jesús apenas sé pronun­ Suspiros de ios unos.
plicaoion, y una vez ya fuera, le confesé que pare­ ciaba, y si algnna vez se hacia era solo por la forma, L lan to do quiera.
cíame cometer un gran pecado quedándome en aquel mientras que la verdadera ple¡;aria, el verdardero Dalos á todos;
sitio, y enton'íes le supliqué que me volviera á lle­ homenaje no se rendía al Criador sino á la criatu ­ El pan á los m as pobres.
var á casa. Aun estoy sorprendida de cuán fácil­ ra; no á Aquel que sufrió la muerte por salvarnos, Tu alma á l o s o t r o s .
mente aceed!<5 á mi súplica, y «hubieras debido ha­ sino á la que como nosotros tuvo necesidad de ser
blar antea, me dijo, pero no quiero violentarte.» libertada del pecado; y á las nueve nos acostába­ Esparce el bien en torno.
Volví á m i casa, habiendo puesto por vez primera mos despues de haber rezado el rosario de la Virgen, Sé siempre justo,
y últim a mis piés en un teatro. las letanías y otras plegarias por el estilo. No avasalles á nadie
E sta victoria didme ua poco de' valor, pues vi Como se vé, el culto de la Virgen empezaba por Hijo, y sé puro.
que Dios me había sostenido; pero ¡ayl esta fuerza la m añana, y concluía por la noche. 101 catecismo de Sí, tu conciencia
de que estuve animada en esta ocasion, no siempre perseverancia, ¿no dice por ventura que María in­ Puede estar como e! cíelo
acudía yo i implorarla de la misma fuente. tercede y ruega por nosotros, dispensándonos las L lena de estrellas.
Pero habrá quien diga: ¿tan gran mal es ir al gracias de Dios, como tesorera que es del cielo?
teatro por una vez? No ea este precisamente el lu­ «¡Para nuestra ayuda no le falla ni el poder ni la A h o ra d u erm e tr a n q u ilo
gar de debatir esta cuestión, y p o r otra parte, yo no voluntadi» Menester es, pues, granjearnos á todo N iñ o d e l a l m a .
estoy llamada á juzgar á nadie, pues que cada uno trance el fevor de ese poder incomparable. Tu miidre está sentada
es responsable de sus actos ante Dios y su concien­ Dna de las prácticas de ese culto, que ta l vez Ju n to á tu cam a.
cia, pero por loque á mí hace, hubiera sentido m u­ exista también eo otras partes, pero que sí no es Duerme buen suefio.
cho que la atracción hácia ese espectáculo hubiese así, al menos estaba admitido en el convento de la Y al despertar, no olvides
sido en mí bastante poderosa, y que una vez en la Visitación, consiatia en escribir á la Virgen un bi­ Darla m il besos.
pendiente de esas frivolidades, no m e hubiera podi­ llete en la fiesta de su Sagrado Corazon, en el que A n d &é s S á n c h e z d e l E bal.
do contener: menester, pues, era h u ir de aquel sitio, le espresábamos todos nuestros sentimientos y de­
y entonces como hoy, creu que hice bien; porque no seos, nuestros temores y esperanzas. E stas cartas,

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N O T IC IA S V A R I A S . romanos. A la armonía de las voces acudieron estos
señores y unos albañiles que trabajaban en una Dios siga bendiciendo la obra evangélica de Za­
quinta inmediata: pero tan luego como los hom­ ragoza.
Lo que puede la preocupación. Un mozo de hor­ bres negros comprendieron que los niños no eran
de los suyos porque no acudían á besarles las m a­
no que surte de p í i n á lasm oojas de la E ncarcaeioa nos, los interrumpieron co a voces y ademanes des­
ea Zarsgozft dejó eu el locutorio del convento uno compuestos que demostraban su cólera. Los niños
Tenemos buenas noticias sobre el niovimiento
de nuestros libros de liimnos. Las monjas se apo­ interrumpir su canto; y como los
albaniles los aplaudían, los pobres curas se retira­ abolicionista que se despierta de nuevo en España.
deraron de él, 7 despues de haberle leído le encon­
ron cubiertos de ridiculo.» Se prepara un nueva campaña contra la esclavitud
traren tan cristiano, que á porfía procuraban apren-
Siempre les pasa igual. RI ridículo, y ellos se tan odiosa y tan odiada. Se organizan comités en
derie de memoria. Pero llega el cu ra, lee el libro, aman con indecible amor. las provincias; las listas de sdcios se llenan, y nu­
vé que es p ro teitan te, lo dice á lasm onjas, y estas
merosos meetings se preparan. E n Madrid también
pobrecitas se ponen malas solo con pensar que ha­
I tendrá lugar otro cuando los acontecim ientos lo
bían leído un libro tan malo. ¡E s decir, que el con­
: exijan y antes que en lasGórtes se aborde esta cues­
tenido del libro era busno cuando no se sabia que
E l eminente teólogo cattílico de la Universidad tión, que pone tan to espanto en el corazon de los go­
era protestante, y se convierte en malo en cuanto
de Munich, canónigo Doellinger, ha dirigido una bernantes. Periódicos de todos los matices políticos
8e sabe que hí» sido publicado por los cristianos
c a rta al arzobispo de esta capital, rehusando so­ se ocupan diariamente de ella y piden su pronta
evangélicos! ¡Pobres monjas!
m eterse al decreto del Concilio só b rela infalibili­ aolucion, si no se quiere que sigamos deshonra­
Pero no es esto todo. Las madres cuentan á un
dad del Pontífice. El sabio aleman discute amplia­ dos ante los ojos de Europa. L as señoras se aso­
caballero que hacia mucho por ellas, sus cuitas y
mente la cuestión y hace cinco puntos principales cian y protestan también con tra semejante ini­
dolores, y el caballero, al despedirse, les dice: quidad.
(le oposicion, probando que el dogma está en con­
«Pues sepan, hermanas, que esa religión es lo úni­
tradicción co a varios capítulos de los Evangelios E n £ a Propa^aitda, órgano de la sociedad aboli­
co bueno que ha venido á Zaragoza; esa religión es cionista, hallamos el siguiente párrafo:
de San Lúeas, San Mateo y S aa Ju an , y con las de­
la positiva, la legítima ley de Jesucristo. Mucho «En el Parlam ento habrá de iniciarse muy en
claraciones que se hicieron en los primeros siglos
aprecio al señor vicario; peto mas aprecio á Je su ­ del catolicismo. orcve la cuestión de abolición de la esclalvitud re­
cristo, y la ley de Cristo es la que observan los pro­ clamando el cumplimiento de la solemne promesa
E ste acto del canónigo DoeUinger ha concitado que ,nizo ante las Constituyentes, el entonces mi­
testan tes; por eso voy á escuchar sus predica­
con tra él las iras del partido ultram ontano de B a- nistro de U ltram ar Sr. Moret-
ciones.»
viera, que pretendía imponerle á todo trance una L a nueva campaña cuenta en tre otros, con los
Buena despedida. bres. Castelar, Figueras, Rodríguez (D. Gabriel), y
retractación y un forzado silencio. Cuáles habrán
toda la minoría republicana, á cuyos esfuersos vie-
sido los medios empleadas y la conducta del par­ incansable afiolicionista señor
tido ultram ontano bávaro, que el Gobierno se ha don Rafael Labra.
visto obligado á intervenir en el asunto, ponién­ Se acerca, pues, la hora de las soluciones.» n
E l dia 1.° del actual verificóse el enlace del pas­
dose de parte del sabio teólogo co n tra el episcopa­ Tenemos entendido tam bién que para secundar
to r S r. Orejón con una señorita evangélica de esta
do: una real órd en , precedida de un razonado en cuanto sea posible esta agitación antí-eselavis-
corte. A pesar de no haberse invitado á persona al­ ta , los Sres. Carrasco y Sánchez del Real, piensan
preámbulo, prohíbe al arzobispo de Bamberg pu­
guna por tener lugar la boda en medio del luto na­
blicar y poner en práctica las decisiones del Con­ comenzar una série de conferencias en favor de la
tu ral por haber acaecido la m uerte del padre de la
cilio, particularm ente las que se relacionan con el abolicion en la capilla d éla Madera Baja, tan pron­
esposa hacia poco, hubo una numerosa concurren­
dogma de la infalibilidad. to como aquel regrese de Sevilla. Hagamos todos
cia, la cual en su m ayoría, al final del a c to , se todo lo posible por esos millares de hombres con­
apresuró á felicitar á los esposos por su nuevo es­
vertidos en bestias por el capricho de los negrero*
tado. Nosotros les enviamos también nuestros plá­ y la complicidad ó la debilidad de los Gobiernos.
cem es, y les deseamos larga vida de paz y prospe­
ridades. Trabaje hoy que ha mudado de estado el El domingo de Resurrección, ó sea el domingo
Sr. Orejón, co a la misma fé y_ celo que hasta aquí próxim o pasado, tuvo lugar en la iglesia de la Ma­
en la obra evangélica, y haga comprender á su jd - dera Baja la celebración de la S an ta Cena. En el
En Benispa, el vecindario ha pedido la supresión
ven señ o ra, que la esposa de un pastor debe llevar tiempo que lleva establecida nuestra iglesia, no
de la escuela. Con este motivo un colega dirije á
sobre sus hombros 3a mitad de la carga de éste; que hemos visto acercarse á la mesa del Señor un nú­
los benispanos los siguientes graciosos v erso s:
ella debe con solar, socorrer y enseñar, tan to ó mero ta n considerable de personas. Cerca de cua­
«De Benispa el vecindario
mas q u eaq yel, y q u e, en fin, ella tiene su minis­ trocientas personas comieron y bebieron el pan y
En acuerdo singular
terio dentro del m inisterio de su esposo. La obra el vino consagrados; ciento veinte hom bres, y las
Ha venido en declarar
es grande , y el trabajo muclio, y hay ocupacion restantes señoras. Damos gracias infinitas á Dios
Bl estudioinnecesario;
para todos, especialmente aquí, donde por todas porque de esta suerte premia nuestros pobres es­
Y en instancia que revela
partes e stá a sembradas la superstición y el fana­ fuerzos, j el número de los convertidos se agranda
El vacío de su frente,
tismo. cada día. E n la semana anterior al día de la Cena,
SoUcita reverente
hubo cultos preparatorios, loa que estuvieron con­
L a suspensión de la escuela.
curridísimos, hasta el puntode haber noche en que
muchas personas tuvieron que retirarse por no ser
Dénle á su criterio enjuto
E l m artes por la noche salieron de Madrid con y a posible la entrada. Hubiéramos querido ver en
Merecida ejecutoria
dirección á Sevilla, el pastor de la iglesia de la nuestra iglesia á uno de esos neos procaces que no Para tirar de una noria
Madera Baja Sr. Carrasco y el Presidente del Co­ encuentran santo mas que lo suyo. Les rogamos
Y permanecer ea bruto.»
mité de la Union Evangélica. T rátase de cele­ que vengan á nuestras iglesias en dias e a que tie­
nen lugar solemnidades de esa naturaleza, á ver ei Decididamente todos los vecinos de este pueblo
brar en dicha ciudad un sínodo con objeto de tr a ­
nos encuentran ta n perversos, ta n herejes y tan in­ deben ser neos. Es lástim a que el pueblo no sea
ta r asuntos de interés general para todas las igle­
fames como están diciendo á todas horas que so­ mayor para pedir la construcción de una plaza de
sias evangélicas españolas. Tenemos entendido que
las igle^iias de Camuñas y Zaragoza envían también mos. Allí verán la humildad sin la hipocresía, y el toros. Estam os segu ros, s i n haberlo v isto , que en
arrepentimiento sin el fariseísmo y la ficción. Pero Benispa hay lo menos una docena de c u ra s, seis
delegados. Dios ilumine á cuantos asistan al sínodo
no vendrán, que ellos solos acuden á donde hay capellanes y la correspondiente dotacion de sacris­
de Sevilla. Form am os sinceros votos por la unión
sombras y tinieblas. Dios los perdone y los con­ tan es, monaguillos, amas de cura, sobrinos de ídem
de todas las iglesias evangélicas españolas que tie­
vierta. y viejas beatas. Nosotros también pedimos la su­
nen una misma fé, un solo Señor y un mismo bau­
presión de la escuela, y en cambio la erección de
tismo. [Ojalá el sínodo, dejando á un lado cuestio­
un seminario; la de media docena de conventos, si
nes inútiles y estériles, tra te este asunto con pre­
puede ser de Geróni m os,y que á cada vecino de Be-
ferencia y le realice! Be todas su ertes, estamos
D i s p a se le dé medio durodiario por s u aílcion á las
seguros que los acuerdos del sínodo harán adelan­ A doscientos ou aren tay tres asciendeel núme­
ro de los que despues de haber sufrido el exámen antigüedades. Esperam os que el Gobierno aten­
ta r la obra da la evangelizacion en nuestra patria,
y darán solidez á lo ya hecho. derá nuestros ju stos ruegos y dará á los benispa­
correspondiente se han inscrito como miembros en
nos lo que les hace falta.
la Iglesia evangélica de Zaragoza. El de los que
asisten con regularidad á las predicacíoaeses gran­
de. B aste saber que los domingos, el vasto local
De Zaragoza escriben lo siguiente: destinado al culto es insuficiente para contener á
todos los que acuden á escuchar la predicación del E l miércoles próxim o se reunirán en oracion
«Un «lia de viento frío, veníamos de dar sepultu­
ra á una niña de siete años. Delante de nosotros Evangelio. los cristianos de las iglesias evangélicas de Madrid,
marchaban ctijidos de la mano, de dos en dos. vein­ en la capilla de la Libertad, á las ocho y media de
E l Jueves Santo pasaron de cuatrocientas las
tisiete niños lie nuestras escuelas, é iban entonan­ la noche.
do los himnos de nuestra Iglesia. El camino estaba personas que se quedaron en la calle por serles im­
al abrigo del viento, y quizás por esto se pasesban posible penetrar en el interior del edificio en donde M A D R ID : 1871.
por él tres de ios muy desocupados señores curas se anunciaba la Palabra de Dios. Im p . d a J . M . P é r e z , c a l l e d e l a M is e r ic o r d ia , 2 .

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