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Un discurso es una especie de vínculo social que, en lo que llamaremos el ser hablante, en

tanto hablante, es ser. Ya que no hay ser más que en el lenguaje.


Todo lo que se construye entre los animales llamados humanos se idea y se basa sobre el
lenguaje.
Eso no quiere decir que los otros animales (hormigas, abejas) no tengan lenguaje. Tienen
algo que en realidad no lo sabemos, nos vemos obligados a decir que existen, alguna cosa
que los mantiene juntos. Parece difícil no darse cuenta que es lo que hace que los seres
humanos se mantengan juntos, es esa relación con el lenguaje: el discurso se fija y se
cristaliza a través del lenguaje. Hacen uso de eso para que el vínculo social entre los seres
hablantes funcione.

La muerte entra dentro del dominio de la fe. Hacen bien en creer que van a morir, por
supuesto. Eso les da fuerza! Si no lo creyeran así, ¿podrían soportar la vida que llevan? Si
no estuvieran sólidamente apoyados en la certeza de que hay un fin ¿acaso podrían
soportar esta historia? Sin embargo, no es más que un acto de fe. El colmo de los colmos
es que ni siquiera están seguros. ¿Por qué no podría pensar que viviré hasta los 150 años?
De hecho, la fe toma su poder justamente de ahí.
La vida, eso es lo sólido sobre lo que nos basamos.

Durante algún tiempo se creyó que los psicoanalistas sabían algo… el colmo de los colmos
es que ellos mismos se lo crean. ¡Y se equivocan! Justamente, no saben nada.
Exactamente como para el inconsciente cuya verdadera definición ni siquiera sabe que la
saben.
La transferencia es el amor. Pura y simplemente. ¿Y por qué amamos a un ser así?
De lo que se trata el inconsciente. El lenguaje no sirve y nunca ha servido. Solo nos permite
formular cosas que tienen tres, cuatro, cinco, diez, veinticinco sentidos. El sujeto se supone
que sabe.

La experiencia analítica. El análisis es una práctica del lenguaje.


El sujeto recibió transmisión de ese lenguaje.
El inconsciente tiene estructura de lenguaje: una lengua particular.

El retorno a Freud: no se trata de dirigir al paciente, sino de dejar hablar al deseo, sea cual
fuere.

Rol del analista: “yo no te lo hago decir”: “tu lo has dicho” y “no soy yo quien te lo ha hecho
decir”. La intervención analítica hará siempre uso de este equívoco.

Si el análisis ha demostrado algo tutelar es el profundo y estrecho enlace entre el amor y el


odio.
¿Cuál es la relación de un sentimiento como el amor con una fórmula del orden del sujeto
se supone que sabe (SSS)? Imposible de explicar.
Ningún analista debería permitirse hablar de lo normal, tampoco de lo anormal.

- Bajo la protección del psicoanálisis ¿no hay una represión de “la libertad”?
- Esos términos me hacen reir. Yo no hablo jamás de la libertad.

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