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Tomás Vidal Vera Introducción al Pensamiento Científico I

Comentario de texto Bloque II: Los Problemas de la Filosofía (1912) [fragmento],


Bertrand Russell.
El texto a comentar consiste en un fragmento de Los Problemas de la Filosofía, libro
que Bertrand Russell escribe en 1921 con el propósito de, tal y como su nombre indica,
acometer los principales problemas racionales a los que se ha enfrentado la humanidad
en la historia de la filosofía. En este extracto, Russell habla sobre el problema cognitivo
básico de la imposibilidad de alcanzar inferencias científicas verdaderamente objetivas
mediante la inducción.
Dicho problema se basa en la incapacidad de afirmar racionalmente lo que se ha
denominado como la “uniformidad de la naturaleza”. Russell dice que “debemos
distinguir el hecho de que las uniformidades pasadas sean causa en nosotros de esperanzas
para lo futuro, del problema de saber si hay algún fundamento razonable para conferir un
valor a estas esperanzas”, y es que, efectivamente, carecemos de un fundamento que nos
asegure sucesos tan universalmente aceptados como, por ejemplo, que el sol saldrá
mañana. Además, pese a que la ciencia, apoyada en las generalizaciones proporcionadas
por este tipo de razonamientos inductivos, ha tenido casi siempre éxito, Russell señala la
circularidad implícita en el empleo de este argumento para justificar el uso de la inducción
en ciencia, al decir que “tenemos la experiencia de futuros pasados” (es decir, tiempos
que anteriormente eran futuros y han seguido, efectivamente, una uniformidad con el
pasado), pero que “el problema es este: ¿los futuros futuros se asemejarán a los futuros
pasados? No se puede responder a esta pregunta con argumentos que se apoyen sólo en
los futuros pasados”. Tal y como expone el autor, decir que las generalizaciones seguirán
siendo fuentes fiables de conocimiento en el futuro es en sí mismo un argumento basado
en lo que pretende defender: la inducción.
En cualquier caso, la ciencia necesita ignorar este problema para acometer el desarrollo
tecnológico de la raza humana. Pese a que la correlación entre dos hechos no implique su
causación, Russell establece una relación necesaria entre la frecuencia con que dos cosas
se han hallado unidas y la probabilidad de que se hallen unidas en otra ocasión. Esta
relación, para él directamente proporcional (“cuanta mayor sea la frecuencia con que se
hayan hallado unidas, más probable será que se hallen unidas en otra ocasión”), le sirve
para diferenciarse de escépticos radicales como Hume, que estableció que no hay
justificación racional ni siquiera para incrementar nuestra confianza en una hipótesis
general respaldada por numerosas observaciones, puesto que es únicamente por el hábito
psicológico de la costumbre (no una justificación racional) que presuponemos que existirá
uniformidad y regularidad en el universo. Sin embargo, pese a mostrar algo de optimismo
en cuanto al uso de la gradación probabilística en ciencia, admite que la generalización
inductiva no puede llegar nunca a la certeza: “la probabilidad es todo lo que podemos
pretender”.
En conclusión, Russell no niega radicalmente la posibilidad de un conocimiento
científico útil y basado en la probabilidad y la aproximación, pero admite que el objetivo
final de la ciencia (buscar uniformidades) es en última instancia imposible de alcanzar
totalmente, puesto que el progreso científico, que debe ser inductivo, conlleva
necesariamente una incertidumbre implícita.

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