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Universidad del Valle-Sede Melendez

Curso: Psicología Clinica III


Profesores: Robinzon Caicedo y Rita Patricia Ocampo
Nombre y codigo: Nicolas Norato Mesa 1930634- Oscar Arismendi 1924369
6. Análisis de la propuesta A Courtil, elementos que la sustentan, y
reformulación de la propuesta adaptada al contexto colombiano.

La propuesta elaborada en el texto, teniendo en cuenta el contexto social en el que se


ubica, presenta una pertinente adecuación de intervención psicoanalítica/psicodinámica
beneficiosa para la población intervenida. Creemos que el uso que se le ha dado a la teoría
psicoanalítica Lacaniana en Courtil, es de los primeros intentos exitosos de usar el
conocimiento psicoanalítico en función de los elementos que aparecen en la institución,
elaborando desde el lenguaje un trabajo que consiste en tomar en consideración la manera en
que cada sujeto trata de lidiar con el mundo, desde lo imaginario, lo simbólico y lo real,
descentralizando el foco de que hay que curar a las personas permitiendo un uso más práctico
del psicoanálisis (Otero y Brémond 2014).

De esta manera, es acorde a las propuestas elaboradas por la Política Nacional de


Salud mental en Colombia, en la cual se expresa que en 2005 el Ministerio de protección
social junto con otras entidades gubernamentales, se generaron unos lineamientos de
seguridad y protección social que acogen las necesidades de los Colombianos para establecer
posibles abordajes que sean acordes a los elementos presentados.

Lo anterior, responde de esta manera al enfoque de desarrollo basado en derechos


humanos, en el cual se expresa que las personas, familias o comunidades son agentes activos
en elegir una vida plena de sentido que les permita tener libertad, bienestar y dignidad, según
tres características importantes (Política Nacional de Salud mental, 2018):

1. El momento de curso de vida en el que se encuentran.


2. Las características y condiciones poblacionales que los identifican.
3. Los territorios específicos que habita y construyen subjetivamente.

Esto quiere decir, que tratan la salud mental desde las dimensiones de lo cotidiano de
la población Colombiana expresado de manera similar en Courtil. En ambas casos, la salud
mental está pensada desde lo práctico que es ir más allá de la interpretación clínica
tradicional, en la que se encuentra el sentido de lo sintomatológico a través del encuadre
terapéutico, y como contrapuesta observar el sentido del síntoma en la interacción del sujeto
con el mundo junto con sus formas de acceder a él.

Lo anterior refiere entonces, que la práctica clínica deberá estar fundamentada en un


primer momento en la escucha activa y atenta de las necesidades/padeceres del sujeto. Con el
fin de garantizar, la no centralización del conocimiento y el poder, sesgando o invisibilizando
al otro desde lo que la institución normativa cree que es mejor para él, permitiendo conocer
desde el discurso y la palabra lo que cada individuo considera mejor para sí mismo en cuanto
a sus formas de relacionarse con los otros. Desde Courtil esto es muy claro cuando se expresa
(Otero y Brémond, 2018):

“Esto no quiere decir que descuidemos los ideales, sino que debemos más bien buscar
la correspondencia, el mejor acuerdo posible entre los ideales que puede encontrar en el
mundo, y su particularidad” (Pp. 21).

No obstante, aunque Courtil y la Política Nacional de Salud mental trabajen bajo


consideraciones similares, la propuesta presentada en Courtil adaptada al contexto
Colombiano implicaría entre otras muchas cosas una inversión de una suma de dinero muy
grande, debido a que se debe:

a) Promover una serie exhaustiva de capacitaciones a los profesionales de la


salud mental, desde el enfoque psicoanalítico de Lacan para poder comprender
a los sujetos a través de sus palabras y prácticas singulares.
b) Fomentar la creación o la reestructuración de instituciones, en los que de
manera similar se puedan acoger sujetos que presentan patologías o
características sintomatológicas complicadas para otro grupos, y se les brinde
una intervención psicoanalítica enfocada en la comprensión de su situación, y
elaboración de herramientas para enfrentar las dificultades del mundo social.
c) Establecer alianzas entre las instituciones clínicas, centro de orientación
psicológica, instituciones educativas y los diferentes servicios de atención
psicológica, para generar espacios adecuados de atención, seguimiento e
intervención similar a Courtil.

En el contexto actual de Colombia, hablar de salud mental tal como se presenta en


Courtil es hablar de una gran inversión económica por parte del gobierno Colombiano.
Colombia sufre de pocos profesionales formados en salud mental; por cada 100000 habitantes
colombianos hay 2 psiquiatras, y por cada 10000 personas hay 5,1 profesionales especialistas
en salud mental distribuidos entre Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico y Santander
(Política Nacional de Salud Mental, 2018).

Lo cual sugiere, que es inviable tener instituciones especializadas en temas de salud


mental con enfoque psicoanalítico Lacaniano, en el que se pueda realizar un seguimiento
especializado que garantice en el trabajo terapéutico la inversión realizada por los pacientes,
que les permite incorporarse activamente en el mundo social. En Colombia, existen más que
nada instituciones esquizofrénicas, que a través de medicamentos y entendimientos vagos de
las patologías, se intenta llegar a una cura o lo que se estima que es mejor para el sujeto.

Sin embargo, no implica que no se haya podido abordar los fenómenos sociales y
psicológicos desde otros campos, conservando en parte la metodología de Courtil. Desde la
perspectiva cultural construccionista, Jaramillo (2005) en su artículo La resiliencia de las
familias afectadas por el desplazamiento forzado en Colombia, ha trabajado con familias
desplazadas por el conflicto armado en la zona del Peñol, enfocándose no en exclusivamente
en el sufrimiento generado por el fenómeno social, sino en las fortalezas y competencias que
poseen los grupos familiares para generar una serie de estrategias orientativas que les permite
posicionarse nuevamente en la adversidad.

Para la autora, el trabajo está enfocado en la resiliencia de las familias; sus


capacidades regeneradoras en el cual se desarrollan recursos para minimizar el impacto
disociativo como el sistema de creencias, patrones de organización familiar y procesos de
comunicación. En otras palabras, los elementos que poseen los grupos familiares en las
dimensiones de lo cotidiano les permite desde lo simbólico, lo imaginario y lo real,
re-posicionarse frente a tal evento traumático.

Al igual que en Courtil, Jaramillo (2005) a través de varias entidades gubernamentales


y no gubernamentales y la articulación de varios profesionales, se creó un trabajo
denominado “reconstruyendo nuestra comunidad”, en el cual se les ayudó a las familias
desplazadas a través del discurso, a definir el contexto social en el que habían encontrado
antes del desplazamiento, reconociendo lo que habían tenido y el lugar al que habían
pertenecido para identificar sus formas de vida y sus relaciones en comunidad. Con el
objetivo de lograr según la autora:
“(...) la reconstrucción simbólica de sus respectivas comunidades lo que dio
inicio a relatos de la historia particular del desplazamiento forzado. En la
mayoría de casos las familias consideraron haber podido satisfacer sus
necesidades básicas en su comunidad de origen” (Jaramillo, 2005. Pp, 19).

Los resultados de la intervención realizada por la autora, develaron que la mitad de las
familias se quedaron en la cabecera municipal del Peñol (50%), teniendo una recuperación
socioeconómica a través de pequeños negocios como graneros, tiendas, cafeterías, artesanías
etc. El 20% de las familias retornaron parcialmente a sus fincas, y el 30% retornó de forma
definitiva. Ejemplificando lo mencionado por Otero y Brémond (2014), la consideración de
los elementos propios y el trabajo de invención con esos elementos frente a la realidad,
permite que para las familias, los niños, o pacientes armar una solución más adecuada a las
necesidades particulares que facilitan la reinserción social.

Dejando en evidencia que, la externalización del discurso como eje fundamental en la


reconstrucción simbólica ayuda al replanteamiento emocional y psicológico de las personas.
Quizás no se pueda replicar Courtil en Colombia, no ahora con los elementos actuales, sin
embargo, se puede usar en otros contextos y perspectivas en los que el habla y la escucha
permite un posicionamiento más humano, libre en cada individuo según sus características y
necesidades, con el objetivo que cada uno construya una forma que le permita estar más
conectado con el mundo.

Lo anterior, es coherente con el enfoque de curso de vida planteado en la Política


Nacional de Salud Mental(2018), en el cual se expresa la importancia de considerar como
importante el reconocimiento de la trayectoria, los sucesos y transiciones de vida de cada
individuo, con el fin de identificar las oportunidades emergentes del vivir cotidiano de las
personas en el marco de sus relaciones interpersonales, la toma de decisiones y su proyecto
de vida.

Un ejemplo de estas consideraciones en latinoamérica, es lo propuesto en Argentina


en el seno de Cooperanza en cabeza de Alfredo Olivera; la Radio la Colifata. En el cual, se le
permitió a los internos del hospital psiquiátrico, expresar de manera particular lo que cada
persona vive en su sintomatología, como se las arregla, y sobre otros temas en el cual se
expresan diferentes puntos de vista. Generando en los oyentes de la radio diferentes
preguntas, estableciendo una interacción activa con los internos del hospital, que según
Ospina (2021):
“Se producía en los colifatos un fenómeno interesante, dice: sentirse
escuchados por alguien que les respondía. Si se parte del hecho de que el
encierro es la exclusión, la Colifata se posiciona como una alternativa para
salir del hospital y conseguir, utilizando el espacio comunicacional, inserción
social a la comunidad.” (Pp, 22).

No obstante, como es de esperarse, este tipo de innovaciones en latinoamérica son


exclusivamente iniciativas particulares, ya que en este caso la Colifata en un comienzo no
contó con ningún tipo de apoyo político, ni recursos económicos, ni recursos técnicos. El
apoyo vino por parte de los oyentes luego de dialogar activamente con los internos.

Por lo mismo, este tipo de iniciativas tipo Courtil son excesivamente duras y
exigentes en recursos, formación, tiempo, y espacios adecuados, para países subdesarrollados
como latinoamérica. Aunque no sea replicable, los aspectos básicos pueden ser de mucha
utilidad para pensar intervenciones enfocadas en la salud mental.

En definitiva, la Política Nacional de Salud Mental (2018), Courtil y la colifata, a


través del discurso, la escucha, la interacción, y el reposicionamiento teniendo en cuenta la
trayectoria de vida y el contexto individual, social y comunitario, puede beneficiar/ayudar la
salud mental en las personas. Ya que se deja en evidencia que, dar voz es permitir dar
visibilidad a los individuos que normalmente por su condición psicológica son excluidos de
los espacios sociales, siendo la comunicación una herramienta terapéutica y de inclusión
social. En cuanto a Colombia, trabajos como el de Jaramillo (2005) dejan en evidencia la
practicidad de estas consideraciones y la viabilidad de replicar este tipo de intervenciones
desde la salud mental de lo individual a lo comunitario.

Conclusiones

Referencias

Ospina Ospina, CY (2021). Cultura y locura: resistencia frente a la normalización. Caso


Radio La Colifata, Buenos Aires, Argentina.

Jaramillo, O. L. L. (2005). La resiliencia de las familias afectadas por el desplazamiento


forzado en Colombia. Perspectivas sociales= Social Perspectives, 7(2), 2.

Ministerio de Salud y Protección Social. (2018). Política Nacional de Salud Mental.


Otero, M. O., & Brémond, M. B. (2014). A CIELO ABIERTO ENTREVISTAS, Courtil, la
invencion en lo cotidiano. BUDDY MOVIES.

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