Continuando por la misma línea, el hecho de que, en pleno siglo XXI se le siga atañendo
el rol de cuidado a la mujer y no al hombre, fortalece a la realidad patriarcal, por lo
tanto, es que resulta menester modificar o a su vez cambiar algunos componentes, a fin de instituir con mayor fuerza la noción de que la mujer no es naturalmente mejor cuidadora y el hombre podría también ejercer este rol, ya que el conservar la norma tratada significaría mantener el statu quo, mientras que declararla inconstitucional da paso a la transformación, incluso ayuda a promover que hombres y mujeres puedan tomar decisiones sin limitaciones provenientes de estereotipos y prejuicios sociales, es por lo anterior que alcanzar una sociedad igualitaria y sin discriminación es un asunto de todas y todos.