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Temario:
Caducidad de plazos. Las obligaciones de plazo vencido y a vencer en
los procesos concursales: quiebra, concurso preventivo, acuerdo preventivo extrajudicial. Interacción con el Código Civil y Comercial.
En principio podemos decir que las obligaciones pueden clasificarse en
puras o simples, y en obligaciones modales. Las primeras son las que no están sujetas a modalidad alguna, mientras que las otras pueden verse afectados sus efectos a plazos, condición o cargo. En el supuesto que solicita la consigna ut supra, intentaremos analizar las obligaciones sometidas a plazo, y sus efectos en los procesos concursales. El art 350 del CCyCN establece que los efectos propios de los actos jurídicos en cuanto a su exigibilidad o extinción pueden quedar diferidas al vencimiento de un plazo. Entendemos por plazo al lapso que existe entre la celebración del acto y el acaecimiento de un hecho futuro y necesario, al cual está subordinado el ejercicio o la extinción de un derecho. Son caracteres propios del mismo 1_ es un acontecimiento futuro 2_ dicho acontecimiento es cierto o necesario 3_ sus efectos no son retroactivos. Por el art 351 del CCyCN entendemos que dicho plazo se presume establecido en beneficio del obligado, salvo que por las circunstancias del caso se estipule a favor del acreedor o de ambas partes. El nuevo texto del código distingue con acierto los efectos entre los plazos en la quiebra, y los mismos en el concurso preventivo. El mismo dispone que el obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si de ha declarado su quiebra. La apertura del concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito y a todas las demás consecuencias surgidas de la legislación. Lo propio hace la LCQ en su art 128 primera parte, estableciendo que las obligaciones del fallido pendientes en el plazo se consideran vencidas de pleno derecho a la fecha de la sentencia de la quiebra. Vale decir que la quiebra trae como efecto el decaimiento de los plazos a los que el fallido se encuentra sujeto. Cabe aclarar que en este caso solo resultan alcanzadas las obligaciones a plazos del fallido cuanto este es deudor en el plexo obligacional, no así en las que este es acreedor, ya que en este caso es el sindico el responsable de hacerse del cobro de dichos créditos pendientes. Vale decir, además, que solo alcanza dicha disposición a aquellas obligaciones no vencidas al tiempo de la quiebra, pero sometidas a dicha modalidad. Siguiendo al mencionado art 128 de la LCQ podemos afirmar que el decaimiento de los plazos opera de pleno derecho a la fecha de la sentencia de la quiebra. Ahora, de ocurrir que se revoque la misma sentencia, los plazos mantendrán su validez en los términos convenidos originalmente. Misma solución operan en el caso de conversión de la sentencia de quiebra a la apertura del concurso preventivo. En el caso del concurso preventivo, la cuestión es mas difusa, ya que la ley solo aguarda detalladamente los efectos propios de los plazos en caso de la sentencia de la quiebra, pero no hace lo mismo en el caso del concurso preventivo, y es allí donde se genera una ardua disputa en la doctrina influyente. Una considerable corriente doctrinal pretende dar la misma solución para ambos institutos en cuestión, sin embargo, no parece del todo acertada, ya que de declarar la caducidad de los plazos en los concursos preventivos seria desconocer la finalidad de este proceso, atentando contra una eficaz reestructuración patrimonial del fallido. Por lo contrario, calificada doctrina sostiene que el concurso preventivo no produce la caducidad de los plazos. El legislador concursal ha previsto ese efecto solo para la quiebra, siendo cierto que hoy la cuestión está regida por la ley de concursos, la que no dispone que el concurso preventivo cause la extinción de todos los plazos. En efecto práctico, podríamos decir que la caducidad del plazo causaría un grave perjuicio tanto al concursado como al acreedor. Al primero, porque la no secuencia de los plazos podría provocarle una grave afectación que frustraría la solución preventiva, dado que podría ver ejecutados ciertos bienes que pueden ser vitales para la conservación de su actividad productiva. Al segundo, lo obligaría a verificar y luego llevar a cabo la ejecución de las garantías, cuando en realidad le podría serle más provechoso seguir cobrando su crédito en los plazos establecidos En consecuencia, podemos decir que los vencimientos anticipados de las obligaciones no resultan aplicable analógicamente al concurso preventivo. En el acuerdo preventivo extrajudicial (entendido este como un instituto que permite al deudor, mediante acuerdos suscripto con sus acreedores, remover la insolvencia o las dificultades económicas que afectan a su patrimonio) existe una primera instancia privada, de negociación, en donde el deudor procura acordar con sus acreedores la forma de cancelar sus obligaciones, esperando superar su debilidad financiera. Luego, al solicitarse la homologación, se convierte en un mecanismo concursal. A posterior, quedara comprendida dentro del marco de la LC tendiendo una finalidad concursal, ya que se concurre a un órgano jurisdiccional para su homologación, para que se produzcan efectos propiamente concursales. De esta forma, podemos decir que no existe caducidad de los plazos. No puede aplicarse analógicamente la solución prevista en el art 128 LC, que rige exclusivamente para la quiebra. Por lo tanto, no puede verificarse nunca la caducidad de los plazos en aquellas obligaciones que no están comprendidas en el acuerdo preventivo extrajudicial.