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DCHO. CONCURSAL – 4/6 – 18 HS.

Instructivo para rendir examen del día:

Se precisa que el horario para rendir examen sea de 1hora y 30


minutos, no prorrogable; que se permite consultar el texto de la ley
24.522 que no tenga comentarios. No se aceptan citas textuales que no
demuestren elaboración personal del alumno.

Temario:

Caducidad de plazos. Las obligaciones de plazo vencido y a vencer en


los procesos concursales: quiebra, concurso preventivo, acuerdo
preventivo extrajudicial. Interacción con el Código Civil y Comercial.

En principio podemos decir que las obligaciones pueden clasificarse en


puras o simples, y en obligaciones modales. Las primeras son las que
no están sujetas a modalidad alguna, mientras que las otras pueden
verse afectados sus efectos a plazos, condición o cargo. En el supuesto
que solicita la consigna ut supra, intentaremos analizar las obligaciones
sometidas a plazo, y sus efectos en los procesos concursales. El art 350
del CCyCN establece que los efectos propios de los actos jurídicos en
cuanto a su exigibilidad o extinción pueden quedar diferidas al
vencimiento de un plazo. Entendemos por plazo al lapso que existe
entre la celebración del acto y el acaecimiento de un hecho futuro y
necesario, al cual está subordinado el ejercicio o la extinción de un
derecho. Son caracteres propios del mismo 1_ es un acontecimiento
futuro 2_ dicho acontecimiento es cierto o necesario 3_ sus efectos no
son retroactivos.
Por el art 351 del CCyCN entendemos que dicho plazo se presume
establecido en beneficio del obligado, salvo que por las circunstancias
del caso se estipule a favor del acreedor o de ambas partes.
El nuevo texto del código distingue con acierto los efectos entre los
plazos en la quiebra, y los mismos en el concurso preventivo. El mismo
dispone que el obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del
plazo si de ha declarado su quiebra. La apertura del concurso del
obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del
acreedor a verificar su crédito y a todas las demás consecuencias
surgidas de la legislación.
Lo propio hace la LCQ en su art 128 primera parte, estableciendo que
las obligaciones del fallido pendientes en el plazo se consideran
vencidas de pleno derecho a la fecha de la sentencia de la quiebra. Vale
decir que la quiebra trae como efecto el decaimiento de los plazos a los
que el fallido se encuentra sujeto. Cabe aclarar que en este caso solo
resultan alcanzadas las obligaciones a plazos del fallido cuanto este es
deudor en el plexo obligacional, no así en las que este es acreedor, ya
que en este caso es el sindico el responsable de hacerse del cobro de
dichos créditos pendientes. Vale decir, además, que solo alcanza dicha
disposición a aquellas obligaciones no vencidas al tiempo de la quiebra,
pero sometidas a dicha modalidad.
Siguiendo al mencionado art 128 de la LCQ podemos afirmar que el
decaimiento de los plazos opera de pleno derecho a la fecha de la
sentencia de la quiebra. Ahora, de ocurrir que se revoque la misma
sentencia, los plazos mantendrán su validez en los términos convenidos
originalmente. Misma solución operan en el caso de conversión de la
sentencia de quiebra a la apertura del concurso preventivo.
En el caso del concurso preventivo, la cuestión es mas difusa, ya que la
ley solo aguarda detalladamente los efectos propios de los plazos en
caso de la sentencia de la quiebra, pero no hace lo mismo en el caso del
concurso preventivo, y es allí donde se genera una ardua disputa en la
doctrina influyente. Una considerable corriente doctrinal pretende dar
la misma solución para ambos institutos en cuestión, sin embargo, no
parece del todo acertada, ya que de declarar la caducidad de los plazos
en los concursos preventivos seria desconocer la finalidad de este
proceso, atentando contra una eficaz reestructuración patrimonial del
fallido. Por lo contrario, calificada doctrina sostiene que el concurso
preventivo no produce la caducidad de los plazos. El legislador
concursal ha previsto ese efecto solo para la quiebra, siendo cierto que
hoy la cuestión está regida por la ley de concursos, la que no dispone
que el concurso preventivo cause la extinción de todos los plazos. En
efecto práctico, podríamos decir que la caducidad del plazo causaría un
grave perjuicio tanto al concursado como al acreedor. Al primero,
porque la no secuencia de los plazos podría provocarle una grave
afectación que frustraría la solución preventiva, dado que podría ver
ejecutados ciertos bienes que pueden ser vitales para la conservación de
su actividad productiva. Al segundo, lo obligaría a verificar y luego
llevar a cabo la ejecución de las garantías, cuando en realidad le podría
serle más provechoso seguir cobrando su crédito en los plazos
establecidos
En consecuencia, podemos decir que los vencimientos anticipados de
las obligaciones no resultan aplicable analógicamente al concurso
preventivo.
En el acuerdo preventivo extrajudicial (entendido este como un instituto
que permite al deudor, mediante acuerdos suscripto con sus
acreedores, remover la insolvencia o las dificultades económicas que
afectan a su patrimonio) existe una primera instancia privada, de
negociación, en donde el deudor procura acordar con sus acreedores la
forma de cancelar sus obligaciones, esperando superar su debilidad
financiera. Luego, al solicitarse la homologación, se convierte en un
mecanismo concursal. A posterior, quedara comprendida dentro del
marco de la LC tendiendo una finalidad concursal, ya que se concurre a
un órgano jurisdiccional para su homologación, para que se produzcan
efectos propiamente concursales. De esta forma, podemos decir que no
existe caducidad de los plazos. No puede aplicarse analógicamente la
solución prevista en el art 128 LC, que rige exclusivamente para la
quiebra. Por lo tanto, no puede verificarse nunca la caducidad de los
plazos en aquellas obligaciones que no están comprendidas en el
acuerdo preventivo extrajudicial.

RICARDO EDUARDO GALAZ ALARCON


34333330 UG42, BAHIA BLANCA

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