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LA PRESCRIPCION EXTINTIVA O LIBERATORIA

Régimen legal:
Las disposiciones concernientes a la prescripción se encuentra consagradas en los
artículos 2219 al 2280 del Código Civil Dominicano.

Definición:

La prescripción es un medio de adquirir o de extinguir una obligación por el transcurso de


cierto tiempo y bajo las condiciones que determina la ley.
Es un medio de liberación que puede invocarse en cualquier estado de causa y aun ante la
Suprema Corte de Justicia, y por todo aquel que tenga interés en ello.

La prescripción extintiva o liberatoria, es otro modo de extinción de las obligaciones, y


resulta del no uso durante cierto tiempo, de derechos o acciones. Solo el derecho real de
propiedad, perpetuo, no desaparece por el no uso. Los derechos personales u
obligaciones se extinguen por prescripción.

Los Mazeaud, definen la prescripción extintiva o liberatoria de la forma siguiente: “Es


un modo legal de extinción, no de la obligación misma, sino de la acción que sanciona
la obligación; por lo tanto, deja subsistir una obligación natural con cargo al deudor.

La prescripción aniquila la acción judicial en relación a la deuda. Todos los derechos y


acciones son en principio susceptibles de prescripción, salvo las excepciones previstas
en la ley.

Fundamento:
La prescripción puede fundarse sobre motivos de orden público; sería contrario al orden
público permitir que los deudores y sus descendientes pudieran ser demandados durante
demasiado tiempo, porque se encontrarían en la imposibilidad de saber si el pago se
había efectuado ya; resultaría de ello una inseguridad intolerable; por otra parte la
inacción prolongada del acreedor debe ser sancionada por causa del interés general.

Cabe fundar igualmente la prescripción sobre una presunción de pago: se presume que
si el acreedor no ha reclamado nada durante cierto plazo, es que ha sido satisfecho.
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Las prescripciones se fundan casi siempre sobre estas dos ideas, citadas anteriormente,
al mismo tiempo; pero en algunas predomina la idea de orden público; en otras,
denominadas prescripciones abreviadas, prevalece la presunción de pago.

Diferencia con otras figuras jurídicas:


El Plazo perentorio: El plazo perentorio, el cual es un plazo de rigor, fundado en el
orden público, que obedece a reglas diferentes de las de la prescripción: ese plazo queda
enteramente fuera de la voluntad de las partes; y, en principio, corre contra el acreedor,
incluso cuando se ha encontrado en la imposibilidad de demandar.

La caducidad: Es la pérdida de un derecho o acción por no ejercerlas dentro del plazo


y en las condiciones fijadas por el juez, la ley o las convenciones. Es la pérdida de un
derecho o función sufrida a título de sanción. El estado del acto jurídico que un
acontecimiento posterior torna ineficaz.

La caducidad tiene lugar cuando la ley o los particulares señalan un término fijo para la
duración de un derecho, de modo tal que una vez transcurrido ese término, el derecho
no puede ser ejercitado.

Se distingue de la prescripción liberatoria, en que esta puede ser interrumpida por actos
del acreedor o del deudor, pudiéndose decir que si la pérdida del derecho en la
prescripción se produce por el transcurso del tiempo, más el no ejercicio del mismo, que
la interrumpe para reiniciarse cada vez, en la caducidad el no ejercicio del derecho o la
realización del hecho pone fin al derecho sin que pueda iniciarse un nuevo término.

Mientras que todos los derechos son susceptibles de perderse por prescripción, la
caducidad solo se establece para ciertos casos y efectos, como por ejemplo:
1. El contrato de matrimonio caduca si no se celebra el matrimonio.
2. El legado caduca si le legatario muere antes que el testado.

Requisitos de la Prescripción Extintiva:


La prescripción se aplica a todas las obligaciones. En principio, las acciones
relativas a los derechos de la persona son imprescriptibles. Se admite igualmente que la
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acción reinvindicatoria, que sanciona el derecho de propiedad, no puede extinguirse por


prescripción. En el ámbito de las obligaciones, la prescripción extingue todas las
acciones, sin excepción, ya sea que sancionen obligaciones contractuales o
cuasicontractuales.

Supone el transcurso de cierto plazo. Para que desaparezca una acción por
prescripción, se precisa que transcurra cierto plazo sin que el acreedor haya ejercitado
esa acción.

Duración del plazo de prescripción:


Según el artículo 2262 del CC, el plazo máximo para prescribir es de 20 años, para
todas las acciones personales y reales; es la prescripción de derecho común, se aplica
salvo disposición en contrario que fije un plazo más corto.

Pero nuestro Código Civil, como excepción a esa regla de 20 años, contempla
prescripciones más breves, como son:
1. Diez años cuando las acciones se apliquen a terrenos comuneros objeto de
saneamiento catastral.
2. Cinco años para las obligaciones entre comerciantes, si ellas no son sometidas a
prescripciones especiales más cortas (Art. 189 Cod. Comercio).
3. Dos años para las acciones en responsabilidad civil contractual y tres por lo que
se llevan con motivo de litis sobre rentas o pensiones.
4. Un año para las acciones de los alguaciles en cobro de honorarios.
5. Seis meses para las acreencias de hoteleros y restaurantes respectos a sus
clientes.
6. Las acciones en reparación de daños extracontractuales prescriben por el
transcurso de un plazo máximo de un año, dependiendo de su naturaleza.
Cuando los daños derivan del incumplimiento de un contrato el plazo de
prescripción es de dos años.
7. Las deudas causadas por gastos médicos prescriben al transcurso de un año.
8. Los alquileres de casa prescriben a los tres años.
9. Las actuaciones del Estado, de los ayuntamientos y de la administración
tributaria para exigir declaraciones, requerir el pago de impuestos,
contribuciones o tasas y practicar estimaciones de oficio, prescriben a los 3 años.
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Las convenciones que pretenden una renuncia por anticipado a la invocación de la


prescripción son nulas por disposición expresa de la ley. Tampoco es posible extender
convencionalmente los plazos para prescribir. En cambio, es posible en principio
reducir los plazos convencionalmente e incluso renunciar a la prescripción obtenida.

La prescripción interviene de modo automático, por el solo transcurso del plazo


previsto. Sin embargo, en caso de demanda el juez no la puede aplicar de oficio, sino
que se requiere que sea invocada por el interesado quien además puede renunciar a ella
en todo momento.

La prescripción hace desaparecer el derecho para perseguir el cobro, pero la deuda


subsiste como obligación natural por lo que cuando se salda una deuda prescrita no se
configura el pago de lo indebido.

Cálculo del plazo de prescripción.


Punto de partida. La prescripción extingue la acción. De ello resulta que el punto de
partida del plazo no es el día del nacimiento del derecho, sino el día a partir del cual
puede ser ejercitada la acción por el acreedor. Inicia a partir del día en que la obligación
es exigible. No obstante, la ley prescribe diversas circunstancias en las cuales se exige
que el acreedor esté en condiciones de demandar para que pueda alegarse la
prescripción en su perjuicio.

En materia de obligaciones, la prescripción empieza a contarse desde el día en que la


obligación se haga exigible. Por consiguiente no opera antes del vencimiento del plazo o del
cumplimiento de la condición, como tampoco se aplica a los derechos eventuales, pero la
prescripción puede suspenderse o interrumpirse.

Modo de cálculo. El plazo se calcula por días, y no por horas. La prescripción se


adquiere al finalizar el último día del plazo previsto. El día en que comienza el plazo no
se cuenta. El último día del plazo debe transcurrir enteramente para que haya expirado
el plazo.
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Situaciones que entorpecen la prescripción: El curso normal del plazo de


prescripción se ve entorpecido por algunos incidentes que interrumpen, o que tan sólo
suspenden la prescripción. Es preciso no confundir la una con la otra. La interrupción
destruye la prescripción, por borrar retroactivamente todo el plazo transcurrido; de
modo que si, tras la interrupción, se inicia de nuevo la prescripción, el plazo anterior no
cuenta ya. Por el contrario, la suspensión de la prescripción es un simple compás de
espera en el transcurso del plazo; no anula el tiempo cumplido; mientras que actúa la
causa de suspensión, el plazo no corre; pero, apenas cesa esa causa, la prescripción se
reanuda desde el punto en que se había quedado: el plazo adquirido con anterioridad a la
suspensión prosigue de nuevo.

Interrupción de la prescripción: La interrupción de la prescripción consiste en un


acontecimiento que hace inútil el tiempo transcurrido para la prescripción, resulta de
actos que implican la voluntad del acreedor de exigir el pago, o el reconocimiento
inequívoco del deudor.

La interrupción borra el plazo cumplido, que vuelve a iniciarse desde cero. En


principio, la misma prescripción vuelve a comenzar, salvo en las prescripciones breves
fundadas sobre la idea de presunción de pago; en ese caso, la prescripción abreviada
cede el lugar a la prescripción de derecho común.

La interrupción de la prescripción puede ser:


1. Natural, resulta del abandono voluntario de la posesión o de la privación de la
misma por un tercero durante más de un año.
2. Civil, la cual resulta de una citación judicial.

En los casos de prescripción extintiva, solo existe interrupción civil y no natural.

Algunos casos en los que se interrumpe la prescripción:


1. La citación en conciliación ante el alcalde cuando es seguida de los
emplazamientos en los plazos de derecho. (Art. 2245)
2. La citación judicial, aunque se haga ante un juez incompetente (Art. 2246)
3. El reconocimiento de deuda hecho por el deudor (Art. 2248)
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4. La interpelación hecha a uno de los deudores solidarios, la interrumpe para los


demás (2249)
5. La interpelación hecha al deudor principal, o su reconocimiento, interrumpe solo
contra el fiador (2250)

La interrupción se considerara como no ocurrida:


1. Si la citación fuese nula por vicio de forma y el demandante desiste de la
demanda, dejase extinguir la instancia o desechase la demanda.
2. La interpelación hecha a los herederos de uno de los deudores solidarios o el
reconocimiento de este heredero, no interrumpe respecto a los demás
coherederos si no es indivisible la obligación.

Suspensión de la prescripción. La suspensión de la prescripción es un acontecimiento


que detiene la prescripción por determinado tiempo, pero con la posibilidad de que al
terminar este, comience nuevamente a correr la prescripción, tomándose en cuenta, para
su cumplimiento, el periodo anteriormente transcurrido.

Los redactores del CC quisieron limitar estrictamente las causas de suspensión, a fin de
privar a los tribunales de todo poder de apreciación. No admitieron la suspensión de la
prescripción sino a favor de:
1. Contra los menores y los sujetos a interdicción (2252)
2. Entre esposos
3. Contra la mujer casada, durante el matrimonio, en el caso de que:
4. La acción de la mujer no pudiera ejercerse sino después de haber optado entre la
aceptación o la renuncia a la comunidad;
5. El marido, habiendo vendido los bienes propios de la mujer sin su
consentimiento, garantice la venta
6. En los demás casos en que la acción de la mujer resulte en perjuicio del marido
7. Con relación a un crédito que dependa de una condición, hasta que esta se
realice.
8. Relativamente a una acción en garantía, hasta que tenga lugar la evicción y
respecto a un crédito al día, hasta que éste llegue.

Cabe precisar algunos aspectos particulares:


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1. La prescripción extintiva no corre contra el heredero que acepto la herencia bajo


el beneficio del inventario, respecto de los créditos que tengan en contra de la
sucesión.
2. Las prescripciones de cinco años y las de menos tiempo, corren contra los
menores y los sujetos de interdicción salvo la acción de estas personas en contra
de sus tutores.

Efectos de la prescripción extintiva.


La prescripción surte efectos diferentes según el fundamento que se le asigna. Cuando
responde a una consideración de orden público, produce un efecto más completo que
cuando se considera como presunción de pago. Sin embargo, casi todas las
prescripciones se basan, en cierta medida, sobre ambos fundamentos a la vez, las
diferencias en sus efectos no son absolutamente radicales.
La prescripción surte efectos diferentes según el fundamento que se le asigna.
Prescribe la acción, pero no la obligación.
El deudor debe invocar la prescripción y puede renunciar a ella.
Efectos comunes:
Prescribe la acción, pero no la obligación. La prescripción tan sólo le prohíbe al
acreedor exigir el cumplimiento, le priva de su derecho a demandar; pero, por continuar
obligado en conciencia del deudor, la obligación subsiste como una obligación natural.
El pago de una obligación prescrita es válido, porque posee una causa, como el pago de
toda obligación natural; el deudor que haya cumplido con una obligación prescrita
carece, pues, de la acción para repetición del pago de lo indebido.

El deudor debe invocar la prescripción y puede renunciar a ella. SI la prescripción


estuviera fundada únicamente sobre el orden público, obraría con independencia de la
voluntad de las partes, y los tribunales tendrían el deber de suscitar de oficio este
fundamento. Sin embargo, esa no es la solución dada por el legislador; quiere éste dejar
que el deudor aprecie en conciencia la oportunidad de un alegato, necesario sobre el
plano social, pero que no siempre es equitativo. Por lo tanto, cede aquí el paso a los
intereses particulares sobre el interés público.

a) El deudor debe invocar la prescripción. El juez no puede declarar de oficio


prescrita la acción del acreedor, aunque compruebe que se han reunido todos
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los requisitos. Desde luego, la actitud puramente pasiva del demandado, que
no invoca la prescripción ante los tribunales, no debe interpretarse como
manifestación necesaria de intención de renunciar a ella.. Por eso, el
demandado que no haya planteado in limini Litis el argumento derivado de la
prescripción, puede efectuarlo en cualquier estado de causa, incluso en la
apelación. Pero no podrá hacerlo en Casación, lo cual prueba desde luego
que el argumento no es de orden público.

b) El deudor puede renunciar a alegar la prescripción ganada. Le está prohibido


al deudor renunciar por anticipado a la prescripción; tal renuncia estaría
viciada de una nulidad de orden público; en efecto, si resultara posible
renunciar por adelantado a la prescripción, el acreedor exigiría siempre y sin
dificultad esta renuncia, que se convertiría en una cláusula de estilo, que
socavaría las disposiciones legislativas que reglamentan esta materia; por
consiguiente, aquí prevalece el carácter de orden público sobre la voluntad
de las partes. Por el contrario, el orden público no está comprometido
seriamente por la renuncia a la prescripción ganada.

La prescripción y la prueba de la falta de pago.


Con referencia a la prueba de la obligación, las prescripciones fundadas sobre el orden
público surten un efecto más radical que las prescripciones breves, que se basan sobre
una presunción de pago.

En principio, la prescripción ganada prohíbe, dentro de un interés social, toda prueba del
derecho, puesto que la acción se ha extinguido; incluso si el acreedor presentara la
prueba de la falta de liberación, aquel seguiría estando privado de su acción, por estar la
prescripción definitiva ganada por el deudor.

El principio de la prohibición de probar la falta de pago existe igualmente con respecto


a las prescripciones breves. Pero presenta un aspecto diferente, porque el fundamento
de esas prescripciones es particular; si el acreedor no puede ya demandar, se debe
esencialmente a que la tardanza en su reclamación lleva a presumir que ya ha obtenido
el cumplimiento. Si se tratara de una presunción simple, que se destruyera ante la
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prueba en contrario, la prescripción no llevaría consigo una prohibición de prueba. Es


sabido que, cuando una presunción irrefragable no descansa sobre motivos de orden
público, sigue siendo posible la prueba en contrario por dos procedimientos
excepcionales: la confesión y el juramento.

La prescripción y el derecho fiscal.


Cuando el crédito está representado por un valor mobiliario, o cuando resulta del saldo
de una cuenta bancaria, o de un depósito de títulos en un banco, los efectos de la
prescripción se encuentran modificados por una disposición del derecho fiscal que
rebasa el derecho común: la prescripción extingue el derecho del acreedor, sin extinguir
no obstante el derecho del deudor, que sigue obligado con respecto al Estado. El Estado
sustituye, pues, al acreedor por una confiscación, que constituye una concesión legal de
crédito. La regla concierne lo mismo al capital que a los intereses o dividendos.

Bibliografía

 Código Civil de la República Dominicana, 9na. edición, Editora Corripio, C. por A.,
Santo Domingo, 2010.

 Mazeaud, Henry, León y Jean. (1974). "Lecciones de Derecho Civil". Parte


2, Volumen III. Buenos Aires: Argetina.

 Josserand, Louis. (1976). "Derecho Civil". Tomo II, volumen II. Buenos Aires:
Argentina.

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