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2ª ACTIVIDAD GRUPAL:

INFORME JURÍDICO:

TRATADO DE TORDESILLAS,

PAZ DE WESTFALIA Y CONGRESO DE VIENA.

M31-P617 M31-P981 M31-PAHI

ALUMNOS GRUPO 3:

GRADO: DERECHO ONLINE

14 DE FEBRERO DE 2023

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ÍNDICE:

1. ENUNCIADO ……..…………………………………….. 3

2. DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD ……….……….. 4-8

3. BIBLIOGRAFÍA …………………………………………. 9

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ENUNCIADO DE LA ACTIVIDAD:

Título Informe Jurídico.


Unidad Unidad 1 y 2.
Entrega Subir un archivo al campus virtual.

1. ENUNCIADO.
Objetivos.

Los objetivos de aprendizaje a alcanzar en esta actividad son analizar los primeros y más
relevantes tratados internacionales de la historia del Derecho Internacional.

Enunciado.

Investigar y analizar dos de estos tratados internacionales y su relevancia histórica:


1.Tratado de Tordesillas.
2.Paz de Westfalia.
3.El Congreso de Viena.
4.Acuerdo de Cotonú.
5.Convenio de Ginebra.
6.Tratado europeo de Lisboa.

Posteriormente, se realizará un informe, que no debe superar las cinco hojas de un archivo
Word, en el que queden plasmadas las conclusiones del grupo. Se valorarán los siguientes
puntos:
- Claridad en la explicación.
- Referencia a las fuentes consultadas.
- Presentación.

DETALLES DE LA ENTREGA.
Importante.
Ten en cuenta que las respuestas a las cuestiones deben estar
fundamentadas única y exclusivamente en argumentos jurídicos
relacionados con la asignatura. Además, debes hacer constar siempre las
fuentes de las que extraigas la información utilizada.
2.- DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD.

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Las relaciones internacionales y la diplomacia son uno de los temas que más han sido
trabajados en la historia política desde sus mismos orígenes y han alcanzado un gran apogeo en
el positivismo al coincidir con la aparición de un gran número de fuentes.

Existen dos momentos de nuestra historia en los que, después de violentas confrontaciones, se
establecen nuevas reglas de convivencia internacional: la Paz de Westfalia de 1648, suscrita tras
la Guerra de los Treinta años y el Congreso de Viena de 1815, una vez finalizadas las guerras
napoleónicas.

El Tratado de Westfalia (1648) fue el más influyente de la modernidad. El sistema interestatal


contemporáneo tiene su nacimiento en los tratados de Westfalia llegando sus repercusiones
hasta el presente. Tras una guerra de 30 años (1618-1648) se derrumbó el proyecto medieval
europeo de un imperio universal, que basaba su legitimación en las tradiciones del imperio
romano y las bendiciones de la Iglesia Católica.

El sistema westfaliano surgido a partir de ese momento, estaba sustentado en la completa


soberanía e independencia de unos Estados que en su conjunto eran superiores en poder al
imperio. Los tratados de Westfalia inauguraron la construcción de un nuevo orden internacional
basado en la interacción de Estados nacionales. Se argumenta que estos tratados, a la vez que,
efectivamente, descartan la idea de una Europa unitaria y monolítica, inauguran los principios de
igualdad jurídica, soberanía y equilibrio de poder, a la larga, el equilibrio de poder acabó
concibiéndose como la forma natural de las relaciones internacionales, imperante en toda
circunstancia y contingencia, el principio rector del orden mundial.
La ruptura de un principio de universalidad y su sustitución por las peculiaridades de los Estados
modernos llevó consigo también la sustitución del concepto medieval de moral universal por el
del interés nacional sustentado en la razón de Estado. Para conseguir el desarrollo armónico de
estos Estados, sin ninguna otra superioridad arbitral mediadora, resultó necesario levantar la
doctrina del mencionado equilibrio de poder.
Como consecuencia, se consagra un sistema laico de Estados independientes, en el que es
indiferente el régimen político y la orientación religiosa de sus integrantes, generando una nueva
estructura internacional en base a Estados nacionales que conviven en el sistema internacional
sin un poder coactivo central, existiendo un equilibrio de poder.

La mayoría de los analistas coinciden en señalar el nacimiento de las relaciones internacionales


o de la constitución de una sociedad internacional con la Paz de Westfalia en 1648, en tanto

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espacio de negociación política entre potencias y otras unidades con cierto grado de autonomía
de Europa, donde se instala el concepto de Estado nacional.
Las dos grandes potencias de la época, Francia y Suecia revelaron sus intereses políticos y
materiales, y obtuvieron en las negociaciones importantes dominios territoriales. Asimismo, se
materializan asignaciones menores para Baviera y Brandemburgo, y no solo se consagra la
separación de la Confederación Helvética y de los Países Bajos del Sacro Imperio Romano
Germánico, sino que se garantiza por todos los Estados su estatuto de neutralidad. Como
contrapartida, el Sacro Imperio quedó dividido en trescientas unidades entre principados,
obispados y ciudades libres, heterogéneas del punto de vista confesional y material,
considerando sus capacidades económicas.

Las consecuencias de estas disposiciones pueden atenderse en dos planos. En el religioso, se


inicia la era de la secularización del Estado bajo el macro principio de la libertad religiosa. En el
plano político, desaparece la hegemonía de los Habsburgos con el debilitamiento de Sacro
Imperio Romano Germánico. El debilitamiento queda marcado por su fraccionamiento y la
separación de Austria. También concluye la hegemonía española, mientras se consolidan como
potencias Francia, Suecia y los Países Bajos, desde el principio de equilibrio y el compromiso
mencionado en materia de neutralidad.
Más allá de las disposiciones específicas de los tratados de Westfalia, cabe reflexionar sobre
tres principios sustanciales y fundamentales en las relaciones internacionales. Dos desde la
intersección del Derecho Internacional y la política internacional: el principio de la soberanía y el
principio de la igualdad. El tercero, de corte politológico, conocido como principio de equilibrio o,
en una denominación contemporánea, simplemente como equilibrio de poder.

Cualquier lectura de los tratados de Westfalia muestra que los negociadores, lejos de atribuir
significados utópicos ni imaginar un sistema internacional cooperativo, reconocieron que la
consagración de la igualdad jurídica no disimularía diferencias de poderío real, medido por
capacidades territoriales, demográficas, económico-comerciales y, por supuesto, militares.
Según señalan algunos autores1, parte del presupuesto que en Westfalia se pusieron en juego
dos clases de intereses: los políticos, patentados en evitar el predominio del Sacro Imperio
Romano-Germánico, y los religiosos, impulsados por el deseo de los protestantes de sustraerse
del imperio espiritual del papa.
Los grandes principios de soberanía e igualdad, que se consideran fundamentales en la
moderna doctrina del Derecho y las Relaciones Internacionales, no fueron consignados
expresamente, pero se revelan como presupuestos ideológicos.

1
Dominguez Cámpora, Alberto, Derecho Internacional Público. Montevideo: Organización Taquigráfica Medina. 1947.

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En definitiva, el aval para la creación de una comunidad de Estados iguales y soberanos es el
signo distintivo de la Paz de Westfalia. Asimismo, queda claro que se establece una paz de
alcance continental con un régimen basado en el principio del equilibrio de poder entre potencias
que evitase el predominio de una de ellas. Las asignaciones territoriales premiaron ganadores y
sancionaron perdedores, pero desde una previsión de equilibrio entre Estados poderosos y el
fortalecimiento garantista de ciertos Estados de capacidades medias, como freno a pretensiones
expansionistas.

A partir del Congreso de Westfalia y desde su impronta, se generaliza la idea de celebración de


tratados multilaterales en un contexto de congresos integrados por un importante número de
Estados. Asimismo, se consagra el respeto a los tratados (pacta sunt servanda) como principio
basado en la viabilidad del instrumento y en la certeza de lo acordado, y no en una concepción
religiosa, desde el momento que las partes signatarias pueden provenir de distintas creencias y,
aun así, operar el reconocimiento recíproco.
También apuntar que, el desarrollo del sistema westfaliano no fue el producto de decisiones
meditadas de los principales agentes internacionales de la época, sino que en realidad fue
consecuencia de la pretensión de poder por parte de unos Estados europeos bajo monarquías
absolutistas. Igualdad jurídica, soberanía y equilibrio de poder parecen cerrar una ecuación que
se constituirá en la explicación de la Paz de Westfalia.

Con el Congreso de Viena (1814/1815) se estabilizó el nuevo régimen europeo que permaneció
válido durante un siglo y tres decenios, hasta entonces las guerras revolucionarias (1972-1815)
profundizaron la idea de la libertad soberana en las actuaciones internacionales. El Congreso de
Viena fue una conferencia entre las potencias vencedoras contra el imperio napoleónico, cuyo
objetivo fue rediseñar el mapa europeo y alcanzar un equilibrio para garantizar la paz en toda
Europa.
Cuando Napoleón es derrocado, renace entonces el antiguo Ius gentium o derecho de gentes.
Gracias al Congreso de Viena y de los sucesivos convenios suscritos entre los aliados, se
dinamizó la creación de un nuevo sistema internacional a partir de unas relaciones más activas
basadas y defendidas en el respeto a la paz y al derecho fundamental de los Estados. Se
consideró como principal objetivo el restablecimiento del antiguo orden jurídico internacional,
sustentándose en los principios de legitimidad y de equilibrio. Con esos principios directivos
tendrían que armonizarse los legítimos intereses de cada una de las potencias. Todos los
adversarios de Napoleón convirtieron en programa suyo esa exigencia de restauración del
derecho internacional.

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Las nuevas políticas y regulaciones jurídicas producto de las deliberaciones que se dieron en el
marco del Congreso de Viena demostraron en el futuro toda la importancia que tuvo este
acontecimiento, a pesar del surgimiento de otras fuerzas en el contexto internacional, fue
significativo porque fue la primera vez que un tipo de evento de tanta envergadura reuniera a
Jefes de Estado, Gobierno, reyes y representantes diplomáticos. Además, de que culminó con
la propuesta de una organización internacional, que fue la Santa Alianza, cuyo nombre se debió
a la exaltación religiosa de su mentor el zar Alejandro I. Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra
firmaron su acta fundacional como un tratado político que pretendía lograr un pacto de seguridad
contra Francia tras las guerras napoleónicas, y que al final fue ampliado para evitar una nueva
guerra en dicho continente.
Los principios presentados, argumentados y defendidos en Viena fueron varios, pero
particularmente el de legitimidad e intervención como mencionamos más arriba, tuvieron más
incidencia debido a que el nuevo sistema tenía que descansar sobre el fundamento inconmovible
de la legitimidad, el equilibrio de las potencias y sobre la conservadora solidaridad de los
príncipes2.

El origen de los principios en el derecho internacional público, tienen su base en la costumbre


(praxis), o derecho consuetudinario, de donde emana un conjunto de derechos y obligaciones
que recaen sobre los Estados, y que hoy constituyen, junto a los principios generales de
derecho, importantes fuentes para el Derecho Internacional Público3.
En Viena, los principios y aspecto moral más importante que trataron los plenipotenciarios de las
potencias en las declaraciones suscritas y en la Convención de 1815, fue el de humanidad y
moral universal, fijándose un orden moral y humano a seguir en las relaciones interestatales,
sentándose un precedente para comenzar a ver el individuo como sujeto de Derecho
Internacional Público al cuestionarse el tráfico y comercio de esclavos en la Comisión creada
para tales fines.

La Convención fortaleció el nacimiento de otras ramas del Derecho Internacional Público, como
fue el Derecho Diplomático y Consular, que además de establecer la precedencia entre los
distintos diplomáticos, así como cuestiones protocolares, estableció el principio de reciprocidad
que debe imperar en las relaciones diplomáticas.

Se consagraron los derechos fundamentales de los Estados, tales como: la neutralidad, la


soberanía y la independencia. Se estableció la cooperación en materia de extradición,
particularmente en el caso de la ciudad de Cracovia, tal como se trata a partir del artículo IX de
2
De Clément, Zlata (2003) La Dimensión Ética de la Enseñanza del Derecho Internacional. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Universidad Nacional de Córdoba-Argentina, 7, (1 y 2), 89-110
3
De Souza Del’ Olmo, Florisbal (2009). Curso de Direito Internacional Público. (4ta. ed.) Rio de Janeiro, Brasil: Editora Forense.

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dicha Convención, que señala: “se deberá atender las demandas de extradición que hicieren las
autoridades competentes, en caso de refugio de algún delincuente”.
La Convención de Viena de 1815 también aportó al Derecho de Mar y Marítimo, ramas jurídicas
del Derecho Internacional Público, pues, al tenerse que delimitar el uso de las aguas y de los
ríos compartidos entre Estados, se crearon principios y normas de derecho de mar, que las
potencias adoptaron y se comprometieron respectar a favor de la de navegación y del comercio
de todas las naciones.
Se recoge el principio de la solución pacífica de las controversias, al plantear la mediación, que
hoy se encuentra en la Carta de las Naciones Unidas y de la Organización de los Estados
Americanos, como uno de los siete principios básicos del derecho internacional y de la vida de
relación de los Estado, consagrándose el principio de igualdad entre los Estados, se rechaza el
uso de la fuerza y de las armas, mencionado en su artículo 53 “Los estados se obligan a no
declararse la guerra bajo ningún pretexto, y a no ventilar sus diferencias por el uso de la fuerza,
sino que intentarán la mediación por medio de una Comisión…”.

Y para finalizar, a modo de resumen decir, que los principios de derecho de gentes, planteados y
reafirmados en este Congreso, sentaron las bases para el moderno Derecho Internacional y las
relaciones entre los Estados. Un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad y en la
evolución de las disciplinas que se ocupan del quehacer internacional. El legado de la
Convención de Viena de 1815 es aún un reto por alcanzar en materia de Derecho Internacional
Público, pues estamos alejados de su finalidad esencial que es asegurar la paz y seguridad
internacionales, así como el principio de igualdad jurídica de los Estados, cuya falta de aplicación
determina en los hechos situaciones de injusticia que todavía no se han podido superar.

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3.- BIBLIOGRAFÍA.

- WILSON FERNÁNDEZ y OLMEDO GONZÁLEZ, H., “conflictividad y órdenes mundiales:


la Paz de Westfalia y la inauguración del sistema internacional contemporáneo”. Crónica
Contemporánea-Revista de teoría política Nº 8,Dic 2018, pags. 48-75.

- ARRAYA, LUCY, “los principios del Derecho internacional público en el Congreso de


Viena 1814-1815”. Revista Direito e Justiça. Refleoes Sociojuridicas Nº28, 2017. Págs.
157-170.

- MARQUART, BERND, “200 años del Congreso de Viena (1814/1815) y 100 años de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918): dos transformaciones del Derecho Internacional
Público y de la Política Internacional”. Pensamiento Jurídico Nº 40, 2015. Bogotá. Págs
15-68.

- Dominguez Cámpora, Alberto, Derecho Internacional Público. Montevideo: Organización


Taquigráfica Medina. 1947.

- De Clément, Zlata (2003) La Dimensión Ética de la Enseñanza del Derecho Internacional.


Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de
Córdoba-Argentina, 7, (1 y 2), 89-110.

- De Souza Del’ Olmo, Florisbal (2009). Curso de Direito Internacional Público. (4ta. ed.)
Rio de Janeiro, Brasil: Editora Forense.

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