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FABIO OSPITIA GARZÓN

Magistrado Ponente

AP1129-2023
Casación No. 59364
Acta No. 075

Bogotá, D.C., veintiséis (26) de abril de dos mil


veintitrés (2023).

La Sala se pronuncia sobre los requisitos de


admisibilidad de la demanda de casación presentada por la
apoderada de MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS,
contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá el 7 de septiembre de 2020,
mediante la cual confirmó con modificaciones la emitida por
el Juzgado 50 Penal del Circuito de la misma ciudad el 6 de
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Casación 59364
MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

diciembre de 2018, que condenó al acusado como autor del


delito de acceso carnal violento agravado en concurso
homogéneo y sucesivo.

HECHOS

Los hechos consignados en las sentencias de instancia,


ocurridos en la ciudad de Bogotá desde el año 2000 hasta el
2004, son los siguientes:

BJM sostuvo que MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS,


compañero sentimental de su mamá Brigitt Marín, desde que
alcanzó los 10 años de edad, se dedicó a hacerle tocamientos
íntimos y en una ocasión que llegó borracho la accedió por primera
vez en forma violenta, vía vaginal.

Los ataques sexuales eran recurrentes, los presenciaron sus


hermanos D y AK y, se generaban en la noche cuando su mamá
se encontraba en el trabajo.

BJM agregó que no denunció en forma oportuna por el temor que


le generaban las agresiones físicas y amenazantes que recibía por
parte del violador.

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

1. El 13 de noviembre de 2009, la Fiscalía 179 delegada


ante los jueces penales del circuito profirió resolución de
apertura de instrucción por el punible de acceso carnal
abusivo con menor de catorce años, vinculando a MARCO

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Casación 59364
MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

ANTONIO AMAYA LANCHEROS mediante diligencia de


indagatoria.

2. El 22 de agosto de 2013, se calificó el mérito del


sumario con resolución de preclusión. El 30 de septiembre
siguiente, la Fiscalía 71 Delegada ante el Tribunal Superior
de Bogotá, revocó la decisión y profirió resolución de
acusación por acceso carnal abusivo con menor de catorce
años en concurso homogéneo y sucesivo.

3. El conocimiento del asunto correspondió al Juzgado


51 Penal del Circuito de Bogotá, que el 28 de octubre de 2013
ordenó los traslados del artículo 400 de la Ley 600.

El 13 y 14 de diciembre de 2013, se llevó a cabo la


audiencia preparatoria. El 14 de febrero de 2014 se inició la
audiencia de juzgamiento que concluyó el siguiente 22 de
abril.

4. El 15 de mayo de 2014 se profirió sentencia


condenatoria en contra del acusado, por el punible de acceso
carnal abusivo con menor de catorce años agravado, en
concurso homogéneo y sucesivo.

5. El 10 de junio de 2014, el Tribunal Superior de


Bogotá declaró la nulidad de lo actuado desde la clausura de
la fase probatoria, para que se agotara el trámite establecido
en el ordinal 2º del artículo 404 de la Ley 600 de 2000.

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Previa recusación de la defensa a la Juez 51 Penal del


Circuito, el 4 de septiembre de 2014 el Tribunal Superior de
Bogotá declaró fundada la recusación y ordenó la
reasignación del proceso.

6. El 28 de enero de 2015, ante el Juzgado 55 Penal del


Circuito, se reanudó la audiencia pública. La Fiscalía
modificó la calificación jurídica provisional al punible de
acceso carnal violento agravado, de conformidad con los
artículos 205 y 211 numeral 4º del Código Penal.

El 27 de mayo siguiente, los sujetos procesales


presentaron alegatos de conclusión y se declaró terminada la
audiencia pública.

7. El 6 de diciembre de 2018, el Juzgado 50 Penal del


Circuito de Bogotá1 profirió sentencia de carácter
condenatorio por el delito de acceso carnal violento agravado,
en concurso homogéneo y sucesivo.

Contra esta decisión la defensa interpuso el recurso


ordinario de apelación.

1
En virtud del acuerdo CSBTA 15-423 del 20 de agosto de 2015, el expediente fue
adjudicado al Juzgado 50 Penal del Circuito. Avocó conocimiento el 7 de septiembre
de 2015.

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8. El 7 de septiembre de 2020, la Sala Penal del


Tribunal Superior de Bogotá confirmó la sentencia
impugnada, con modificaciones de la pena impuesta.

Contra esta decisión la defensa interpuso y sustentó


oportunamente el recurso extraordinario de casación.

LA DEMANDA

Contiene dos cargos que se concretan de la siguiente


manera:

(i) Cargo Primero: «Cuando la sentencia se haya


dictado en un juicio viciado de nulidad».

Con invocación del artículo 207 de la Ley 600 de 2000,


se acusa la sentencia del Tribunal Superior de Bogotá de
haberse proferido en un juicio viciado de nulidad, por
violación al debido proceso y el derecho a la defensa.

En relación con el debido proceso, manifiesta que el


juez de ofició ordenó las declaraciones de los menores BJM
y DCM, pero nunca comparecieron al juzgado y tampoco se
utilizaron las facultades para conducirlos policialmente con
el fin de practicar la prueba que traería luces al proceso y
garantizaría el derecho del procesado a contrainterrogar a
los declarantes, para así despejar las dudas que ofrecen las
versiones contradictorias entregadas al investigador.

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Asegura que en las entrevistas rendidas por la menor


BJM ante el investigador, se mencionó que había perdido la
virginidad con el acusado, pero existe prueba dentro del
proceso de que ello «fue motivo de otra denuncia y examen
médico legal en donde afirmó haber sido violada por un
taxista vecino de nombre Edgar».

La recurrente sostiene que la menor declaró


inicialmente que era amenazada por el acusado, pero luego
declaró en una nueva entrevista que esas relaciones
sexuales fueron consentidas y buscadas por ella, porque lo
buscaba para tomar, bailar y terminar en residencias.

Considera, entonces, que era fundamental debatir esos


aspectos en juicio como garantía del debido proceso, no
como adujo el juzgador en la sentencia, que para no demorar
más el proceso y definirle la situación al procesado se
clausuraba la etapa probatoria.

Además, sostiene que en la entrevista rendida por el


menor DCM ante el ente investigador, se presentan
contradicciones sobre la época en que presuntamente
ocurrieron los hechos denunciados por su hermana, su
permanencia y la múltiple vulneración de su integridad
sexual. Imprecisiones que se pudieron debatir en la etapa de
juicio para determinar la veracidad y credibilidad de su
dicho.

Reprocha también que el examen psiquiátrico a la


menor y al acusado nunca se practicó, a pesar de que el

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juzgador la ordenó de oficio. Considera que esto era


necesario porque la menor BJM presentaba un diagnóstico
de manejo por psiquiatría desde el año 2002, cuando adujo
haber sido abusada por su vecino taxista.

En relación con el derecho a la defensa, afirma que su


antecesor no solicitó pruebas, simplemente esperó las que se
dispusieron de oficio en la audiencia preparatoria y no se
preocupó porque las decretadas se practicaran.

Asegura que después de la variación de la calificación


jurídica no se solicitaron pruebas, lo que demuestra torpeza
en el encargo concedido por el acusado. Concluye que el afán
de su antecesor fue obtener la libertad provisional, «pero
nunca su objetivo fue llegar a un feliz término con este proceso
buscando mecanismos alternativos o el ejercicio contundente
de una defensa técnica».

En consecuencia, solicita casar el injusto fallo


impugnado para que en su lugar se decrete la nulidad y se
legitime la validez del trámite.

(ii) Cargo Segundo: «Como cargo subsidiario o


excluyente cuando la sentencia sea violatoria de una norma
de derecho sustancial, según causal 1 del artículo 207 de la
Ley 600 de 2000».

La recurrente acusa la sentencia condenatoria del


Tribunal Superior de Bogotá, por violación indirecta de la ley
sustancial, derivada de error de derecho por falso juicio de

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MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

convicción, por desconocimiento de la tarifa legal negativa


que impide condenar con base en solo pruebas de referencia.

En el desarrollo del cargo se limita a señalar que «las


declaraciones de BJM y DM, fueron recepcionadas por un
investigador, jamás fueron recibidas por la fiscalía ni el juez,
por lo tanto, las mismas han de tenerse como prueba de
referencia, practicadas fuera del juicio».

Concluye que estas pruebas no fueron confrontadas,


debatidas, ni controvertidas por los sujetos procesales, ni
por la defensa del acusado. Solicita, entonces, casar el fallo
impugnado.

TRASLADO A LOS NO RECURRENTES

Los sujetos procesales no recurrentes no se


pronunciaron frente a la demanda de casación dentro de los
términos establecidos para hacerlo.

CONSIDERACIONES

1. Demanda de casación. Juicio de admisibilidad

El recurso extraordinario de casación es un instrumento


excepcional de control de las sentencias proferidas en segunda
instancia, que procura la efectividad del derecho material y de

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las garantías debidas a las personas que intervienen en la


actuación penal, la unificación de la jurisprudencia nacional y
la reparación de los agravios inferidos a las partes con la
sentencia demandada.

El recurso se rige por el principio de crítica vinculada.


Esto significa que solo procede por unos motivos específicos,
definidos expresamente en la ley, los cuales deben ser
demostrados por quien lo propone, con observancia de las
exigencias mínimas de fundamentación que exige la estructura
conceptual de la censura propuesta. Esto contrasta con el
principio de crítica libre, que rige las impugnaciones de
instancia, donde es posible presentar todo tipo de propuestas
sin el rigor argumentativo que exige la casación.

Consecuente con estos lineamientos, el artículo 212.3 de


la Ley 600 de 2000 exige al recurrente cumplir unos
presupuestos mínimos de fundamentación, entre los que se
cuenta presentar la demanda señalando de manera precisa
y concisa las causales invocadas y los fundamentos que las
sustentan. Y el artículo 213 ejusdem, ordena declarar su
inadmisión cuando la demanda incumple los requerimientos
mínimos para su estudio de fondo.

La Sala, en el presente caso, inadmitirá la demanda


presentada, por no reunir estas exigencias de orden formal,
ni satisfacer los presupuestos básicos de índole sustancial
requeridos para la realización de los fines del recurso
extraordinario. Tampoco se advierte la necesidad de acceder
a una sentencia de casación para cumplir alguna de sus

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finalidades.

2. Estudio de los cargos formulados

La recurrente formula dos cargos contra la sentencia


del Tribunal Superior. El primero, de nulidad por vulneración
del debido proceso y el derecho de defensa, y el segundo, por
violación indirecta de la ley sustancial, por un error de
derecho por falso juicio de convicción.

2.1 Primer cargo. Nulidad por vulneración del


debido proceso y el derecho de defensa.

Aunque la jurisprudencia de la Sala ha flexibilizado los


requerimientos de tipo formal y sustancial cuando lo
planteado es un motivo de nulidad, esto no significa que el
recurrente pueda abandonar por completo su rigor técnico,
tanto en la determinación de la causal propuesta, como en
su desarrollo y sustentación metodológica, necesarios para
la consistencia y suficiencia del reparo (CSJ AP1602-2021).

Además, debe justificarse su procedencia frente a los


principios que orientan la invalidación de la actuación
procesal, exigencia que implica evidenciar la necesidad de
acudir a ella frente a los principios de taxatividad,
instrumentalidad, trascendencia, protección, convalidación y
residualidad, que orientan su declaración (CSJ AP2590-2020).

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Lo propuesto en el libelo que se estudia no satisface


estos requisitos mínimos de debida sustentación, en cuanto
no se acredita la ocurrencia de ningún yerro de estructura o
de garantía atribuible a los falladores, que torne ineficaz la
actuación cumplida.

En relación con el debido proceso, la recurrente


asegura que las pruebas decretadas de oficio por el juzgador
no fueron practicadas porque los testigos no comparecieron
al juzgado y tampoco se utilizaron las facultades coercitivas
para conducirlos, con el fin de practicar la prueba que
garantizara el contrainterrogatorio a los declarantes.

Revisada la actuación, se encuentra que las


afirmaciones referidas a que los testigos que declararon en
la etapa de instrucción no comparecieron a declarar en la
audiencia pública de juzgamiento, son ciertas. Pero se
desconoce el principio de corrección material cuando se
afirma que el juzgador no utilizó las facultades para
conducirlos policialmente.

El 14 de febrero de 2014, instalada la audiencia


pública, ante la inasistencia de los testigos llamados a
declarar de oficio, la fiscalía solicitó su conducción.2 El
juzgador requirió al Instituto Nacional de Medicina Legal
para que programara una valoración de la víctima, ordenó
oficiar a varios entes del sistema nacional de salud y a
operadores de telefonía para que suministraran datos que

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Folio 65 del cuaderno causa número 1.

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Casación 59364
MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

permitieran ubicar a los testigos, y ordenó a las autoridades


de policía su conducción a la audiencia. Por secretaría se
libraron los oficios respectivos.3

El 7 de marzo de 2014, reanudada la audiencia, por


solicitud de la defensa, el juzgado accedió a reiterar las
órdenes para conducir policialmente a los testigos4. Además,
con la información disponible, se obtuvo respuesta de la
Nueva E.P.S., el Ministerio de Protección Social, varias
empresas de telefonía, el Departamento Nacional de
Planeación y el SISBEN.

El 2 de abril de 2014, el juzgado aplazó la audiencia


pública de juzgamiento por inasistencia de los testigos, se
reiteraron las órdenes respectivas para lograr su
comparecencia. El 10 de abril de 2014, nuevamente fue
aplazada y se reiteró entonces la conducción policial de los
testigos que fueran ubicados.

El 21 de abril siguiente, el comandante de la Décimo


Novena Estación de Policía de Ciudad Bolívar, informó al
juzgado sobre las infructuosas tareas de búsqueda de los
testigos. Sin embargo, indicó que DCM se había presentado
en un CAI para informar que su tío Javier Marín estaba fuera
del país y desconocía el paradero de su mamá desde que
capturaron a su pareja sentimental.

3
Folios 71 a 80 del cuaderno causa número1.
4
Folio 88 del cuaderno causa número 1.

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MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

El 22 de abril de 2014, ante la imposibilidad de ubicar


a los testigos decretados de oficio, incluyendo a la víctima, el
juzgador declaró la clausura del debate probatorio sin que se
interpusiera recurso alguno.

Entonces, contrario a lo afirmado por la recurrente, el


juzgador sí utilizó sus facultades legales para ordenar la
conducción policial de los testigos y obtener su
comparecencia. Asunto diferente es que, a pesar de todos los
esfuerzos realizados, no hubiera sido posible determinar su
ubicación y lograr su conducción a la audiencia.

Además, pasa por alto la demandante que las normas


que regulan el proceso seguido contra MARCO ANTONIO
AMAYA LANCHEROS son las consagradas en la Ley 600 DE
2000, donde en virtud del principio de permanencia de la
prueba, la presencia de los declarantes en la etapa de
juzgamiento para que ratifiquen sus relatos precedentes no
resulta necesaria.

El trámite impartido por el juez penal del circuito se


advierte respetuoso de las reglas probatorias establecidas en
el código de procedimiento penal aplicable al caso. La Sala
no encuentra incorrección alguna que afectase el debido
proceso, pues, a diferencia de lo que ocurre frente a la Ley
906 de 2004, los medios probatorios pueden ser
incorporados desde la fase de instrucción, con pleno valor
suasorio.

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Casación 59364
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En este caso, se reitera, a pesar de los repetidos


esfuerzos del juzgador para lograr la comparecencia de los
testigos convocados de oficio -no a instancia de los sujetos
procesales-, no fue posible determinar su ubicación y lograr su

conducción, circunstancia que no se erige en motivo de


nulidad de lo actuado.

En relación con el derecho a la defensa, la recurrente


se limita a afirmar que su antecesor no solicitó pruebas y no
se preocupó porque las pruebas decretadas de oficio se
practicaran. Agrega que la omisión de solicitudes
probatorias, después de la variación de la calificación
jurídica, demuestra torpeza en el encargo concedido por el
acusado.

Dicha alegación, sin embargo, no supera los límites de la


simple enunciación. La Sala ha reiterado que cuando se
invoca la vulneración del derecho de defensa, el libelista debe
exponer argumentos encaminados a demostrar alguna
falencia capaz de resquebrajar la garantía de la persona
sometida a juzgamiento, al margen de criterios subjetivos,
relativos a cuál hubiera sido la mejor y más acertada
estrategia exculpatoria5.

Por ende, para una adecuada sustentación, se exige que


el demandante acredite:

«que (i) el comportamiento procesal asumido por el defensor


obedeció a su actitud negligente para agenciar los derechos que

5CSJ SP, 13 de junio de 2002, rad. 11324; CSJ AP, 28 sep. 2006, rad. 25.247. En el mismo
sentido, CSJ AP-3163-2015, 25 de mayo de 2016, rad. 46.698.

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Casación 59364
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le fueron encomendados, sin apego a los lineamientos que el


ejercicio de la profesión de abogado le exigen, (ii) reseñar la
omisión o la actuación desplegada que se tacha de inapropiada,
y (iii) mostrar, en consecuencia, la actividad objetiva que debió
desarrollar, para finalmente (iv) precisar y demostrar su objetiva
incidencia de cara a las conclusiones del fallo cuestionado.

En este sentido, no basta que el demandante en casación


simplemente oponga su inconformidad con la estrategia
planteada por quien le precedió en la representación judicial de
los intereses de su defendido, o se dedique a repudiar
genéricamente la actividad o pasividad procesal que rigió su
desempeño para tachar su gestión y atribuirle la responsabilidad
de haber desencadenado un fallo adverso6.

En este caso, la demandante se limita a reprobar y


descalificar la gestión de su predecesor porque no solicitó las
pruebas que posteriormente fueron decretadas de oficio por
el juzgador, lo que, per se, se erige en un ataque
intrascendente, (i) porque los testimonios que se echan de
menos no dejaron de practicarse por omisión de la defensa,
sino por la imposibilidad de localización, y (ii) porque el
defensor estuvo pendiente de su práctica, como se establece
de las solicitudes que presentó para que se reiteración las
órdenes de conducción.

Confrontada la actuación, no se evidencia además que el


acusado haya estado desprovisto de la asesoría idónea de un
profesional del derecho, ni que se haya quebrantado la
defensa técnica por abandono del encargo, o cualquier otra
circunstancia, en condiciones tales que se afecte la legalidad
del fallo impugnado. Veamos:

6 CSJ AP4250-2018, Rad. 48098.

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Ante el Juzgado 51 Penal del Circuito, durante el


traslado del artículo 400 de la Ley 600 de 2000, la defensa
solicitó la nulidad parcial de la actuación. En la respectiva
audiencia preparatoria,7 celebrada el 4 de febrero de 2014,
se despachó desfavorablemente la nulidad. La defensa
interpuso y sustentó el recurso de apelación.

El juez decretó oficiosamente los testimonios de Javier


Alfonso Marín (tío de la víctima), Brigitt Marín (madre de la
víctima), DCM (hermano de la víctima), y la realización de un
dictamen psiquiátrico al acusado y la víctima.

En la sesión de audiencia pública del 14 de febrero de


2014, durante el interrogatorio al acusado, la defensa
formuló objeciones a las preguntas de la fiscalía, realizó sus
propias preguntas y coadyuvó la solicitud del fiscal de
conducir policialmente a los testigos8.

En la sesión de audiencia pública del 7 de marzo de


2014, el juez declaró clausurada la etapa probatoria, debido
a la no comparecencia de los testigos. Contrario a lo sugerido
por la recurrente, la defensa manifestó su inconformidad con
la decisión e interpuso los recursos de reposición y apelación.

7
Folio 26 cuaderno causa número 1.
8
Folio 65 cuaderno causa número 1.

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El despacho repuso lo resuelto y reiteró las órdenes de


conducción policial de los testigos.9

En la sesión de audiencia pública del 22 de abril de 2014,


luego de varios aplazamientos, el juez declaró la clausura del
debate probatorio, sin que los sujetos procesales presentaran
recursos, lo que, teniendo en cuenta el contexto antedicho,
resultaba razonable.

La defensa técnica presentó igualmente alegatos de


conclusión, solicitando la absolución del acusado. Anexó un
escrito de 10 folios en el que confrontó jurídica y
probatoriamente la acusación. Luego, el 10 de junio de 2014,
mediante un extenso escrito, sustentó el recurso de
apelación interpuesto contra el fallo de primera instancia.10

Dictado el fallo del Tribunal que anuló la audiencia


pública a partir de la clausura del debate probatorio, la
defensa recusó al Juez 51 Penal del Circuito por considerar
que tenía comprometido su criterio para resolver el asunto.
El mismo Tribunal declaró fundada la recusación en los
términos propuestos por la defensa.11

Posteriormente, el 13 de agosto de 2014, la defensa


recusó a la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá que

9
Folio 88 cuaderno causa número 1.
10
Folio 25 cuaderno causa número 2.
11
Folios 52 a 55 cuaderno causa número 2.

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decretó la nulidad en segunda instancia. Los magistrados


aceptaron la recusación y se apartaron del caso.

Reanudada la audiencia pública ante el Juzgado 55


Penal del Circuito y efectuada la variación de la calificación
jurídica provisional, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 404 de la Ley 600 de 2000, la defensa solicitó la
suspensión de la audiencia para estudiar la nueva
calificación y determinar la necesidad de práctica probatoria
adicional.12

El juzgado accedió a lo solicitado y decretó la suspensión


de la audiencia por 10 días. Después de su estudio, la
defensa se abstuvo de solicitar la práctica de pruebas
adicionales.

En el alegato de conclusión, solicitó la absolución del


acusado. Insistió en la práctica de las pruebas decretadas de
oficio por el Juzgado 51 Penal del Circuito, analizó los
dictámenes de medicina legal, cuestionó las declaraciones de
la víctima, planteó la atipicidad de la conducta por
consentimiento de la víctima, acusó la falta de prueba para
condenar y anexó un escrito en el que presentó su valoración
probatoria.13

12
Folio 99 cuaderno causa número 3.
13
Folio 113 cuaderno causa número 3.

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Posteriormente, interpuso y sustentó el recurso de


apelación en contra de la sentencia condenatoria de primera
instancia. El Tribunal Superior de Bogotá la confirmó, pero
acogió uno de los argumentos planteados por la defensa y
redosificó la pena impuesta.

Además, la Sala encuentra que la defensa técnica


participó en todas las actuaciones procesales, presentó
solicitudes pertinentes tanto en la etapa de instrucción como
en la etapa de juzgamiento, interpuso los recursos
legalmente procedentes, y solicitó en varias oportunidades la
libertad provisional del acusado, además de otras
actuaciones, actividad que evidencia la absoluta falta de
sustento del reparo planteado.

Finalmente, dentro del mismo cargo de nulidad, sin


desarrollo alguno, la recurrente afirma la existencia de
contradicciones o inconsistencias en lo declarado por los
testigos, planteamiento que escapa a los contenidos de la
causal seleccionada, que solo permite la invocación de
errores in procedendo, con vulneración del principio de
autonomía de las causales de casación.

Por adolecer de inadecuada fundamentación formal y


sustancial, se impone la inadmisión de este reproche.

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Casación 59364
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2.2 Segundo cargo: violación indirecta de la ley


sustancial, derivada de error de derecho por falso juicio
de convicción.

La recurrente argumenta que existe una tarifa legal


negativa que impide condenar con base en pruebas de
referencia, pero no identifica las normas procesales que la
establecen, ni sus contenidos y alcances.

En la labor de acreditar el cargo, se limita a señalar que


«las declaraciones de BJM y DM, fueron recepcionadas por un
investigador, jamás fueron recibidas por la fiscalía ni el juez,
por lo tanto, las mismas han de tenerse como prueba de
referencia, practicadas fuera del juicio».

Como puede claramente advertirse, la censura carece


por completo de sustentación y demostración. No cumple los
lineamientos mínimos fijados por la jurisprudencia de la Sala
para la acreditación de un error de derecho por falso juicio
de convicción.

Adicionalmente a esto, es manifiesta la impertinencia


del ataque. Basta recordar, para advertir lo equivocado del
planteamiento, que la Ley 600 de 2000, estatuto bajo el cual
se rituó este proceso, no prevé la categoría de la “prueba de
referencia” como modalidad probatoria, ni por obvias
razones, regulaciones que limiten su admisión o eficacia
demostrativa.

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CUI 11001310405120130029701
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MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

Luego, el error, en los términos denunciados, no pudo


haber existido. Por tanto, también se impone la inadmisión
de este reproche.

3. Conclusión.

Ante la manifiesta ineptitud de la demanda, la Sala la


inadmitirá a trámite y ordenará devolver el proceso a la
oficina de origen, pues tampoco se advierte que el recurso
esté convocado a cumplir alguna de sus finalidades, o que se
hayan vulnerado garantías de orden fundamental que
impongan su protección oficiosa.

En mérito de lo expuesto, LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL,

RESUELVE

INADMITIR la demanda de casación presentada por la


defensa de MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS.

Contra esta decisión no proceden recursos.

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CUI 11001310405120130029701
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MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

Comuníquese y cúmplase.

Presidente

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

CON PERMISO

FERNANDO BOLAÑOS PALACIOS

CON PERMISO

22
CUI 11001310405120130029701
Casación 59364
MARCO ANTONIO AMAYA LANCHEROS

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA

Secretaria

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