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CONSULTA / Sentencia sancionatoria abogado

FALTA A LA LEALTAD DEL ABOGADO- b) Garantizar que de ser encargado de la gestión,


habrá de obtener un resultado favorable

FALTA A LA HONRADEZ DEL ABOGADO- 1.Acordar, exigir u obtener del cliente o de


tercero remuneración o beneficio desproporcionado a su trabajo, con aprovechamiento de la
necesidad, la ignorancia o la inexperiencia de aquellos.

FALTA A LA DEBIDA DILIGENCIA PROFESIONAL- No actuó diligentemente


Los profesionales del derecho al aceptar la designación como apoderados judiciales deben
iniciar oportunamente las gestiones a las cuales se comprometen con los clientes, lo
contrario atenta contra las obligaciones y deberes por los que deben velar.

REPÚBLICA DE COLOMBIA
RAMA JUDICIAL

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA


SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA

Bogotá D.C., primero (1º) de octubre de dos mil dieciocho (2018)

Magistrada Ponente: Doctora JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ


Radicado No. 410011102000201500159 01 (16036-36)
Aprobado según Acta de Sala No. 87

ASUNTO
Procede la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura a resolver lo que en derecho corresponda en grado
jurisdiccional de CONSULTA, la decisión del 30 de abril de 2018 proferida
por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la
Judicatura del Huila1, mediante la cual sancionó al abogado WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL con UN (1) AÑO DE SUSPENSIÓN EN
EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, al hallarlo responsable de infringir
los artículos 34 literal b), 35 numeral 1° y 37 numeral 1°, de la Ley 1123 de
2007, a título de dolo los dos primeros y de culpa el último.

HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL

1.- Se originó la presente actuación en virtud de la denuncia presentada


por el señor SEGUNDO JOSÉ BENAVIDES SOLARTE, el 8 de abril de
2015, en la cual señaló que su padre el señor CARMELO ISRAEL
CÓRDOBA contrató los servicios profesionales del togado para que obrara
como su defensor dentro de proceso penal seguido en su contra por
narcotráfico. Aseveró el quejoso que el doctor WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL, le prometió conseguirle la domiciliaria cobrando como
honorarios la suma total de $5.000.000, entregándole $ 4.000.000 el 19 de
octubre de 2013, cuando se firmó el contrato de prestación de servicios
profesionales. Pese a lo anterior, indicó el querellante que a su padre
CARMELO ISRAEL CÓRDOBA, lo condenaron a 12 años y lo trasladaron
a Florencia, Caquetá, concluyendo que el togado se desapareció y no hizo
la gestión encomendada como profesional del derecho. Por último, informó
1
Sala integrada por las Magistradas FLORALBA POVEDA VILLALBA (ponente) y TERESA ELENA
MUÑOZ DE CASTRO.
el denunciante que el proceso se adelantó en la Fiscalía Segunda
Especializada de Neiva, bajo el radicado No. 41001-6000-716-2013-
00386, el 16 de diciembre de 2013 sin que el doctor WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL realizara lo que se había comprometido.

Ante dicha situación el querellante solicitó investigar al denunciado con el


fin de que sea sancionado. Como prueba de su dicho, allegó:

 Copia del contrato de prestación de servicio profesionales suscrito


entre el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA y la abogado WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL. (fls. 2 – 6 c.o.).

DE LA CONDICIÓN DE ABOGADO

El Seccional de Instancia acreditó la calidad de abogado de WILMER


MONTENEGRO VILLARREAL, mediante certificado No. 03354-2015
expedido por la Unidad de Registro Nacional de Abogados y Auxiliares de
Justicia el 13 de abril de 2015, quien se identifica con la Cédula de
Ciudadanía No. 7.725.468 y tarjeta profesional No. 175.030 vigente. (fl.7
c.o.).

ACTUACIONES PROCESALES

1.- La Magistrada FLORALBA POVEDA VILLALBA ordenó la apertura de


investigación disciplinaria mediante auto del 5 de mayo de 2015 y
programó como fecha para llevar a cabo la Audiencia de Pruebas y
Calificación Provisional el día 13 de julio de 2015. (fl. 8 c.o.)

2.- Ante la inasistencia del disciplinado a la sesión programada, el 13 de


julio de 2015 la Instructora de Instancia mediante auto del 21 de agosto de
2015, declaró persona ausente al investigado y le designó al abogado
HUMBERTO OSPINA ANDRADE, como su defensor de oficio. (fl. 17 c.o.)

Pese a lo anterior, el 30 de octubre de 2015 el togado designado informó


que se desempeñaba como servidor público de la Procuraduría General
de la Nación, por lo cual se encontraba impedido para asumir el encargo
(fl. 25 c.o.). Por ende, mediante auto del 4 de noviembre de 2015, la
Magistrada de Instancia designó a la doctora ROCÍO DEL PILAR
GUTIÉRREZ ANDRADE como defensora de oficio del investigado. (fl. 27
c.o.).

3.- El 13 de julio de 2016 el a quo inició la Audiencia de Pruebas y


Calificación Provisional contando con la asistencia de la defensora de
oficio doctora ROCÍO DEL PILAR GUTIÉRREZ ANDRADE, a quien se le
reconoció personería para actuar, oportunidad en la cual se surtieron las
siguientes actuaciones:

3.1.- La Magistrada Instructora procedió a dar lectura de la queja y


concedió el uso de la palabra a la defensora de oficio, quien solicitó las
siguientes pruebas:
 Insistir en la comparecencia del investigado para que expusiera su
versión libre.
 Citar al quejoso para la ampliación de la denuncia.

3.2.- La Juez Disciplinaria decretó como pruebas:

 Lo allegado junto con la queja por parte del señor SEGUNDO JOSÉ
BENAVIDES SOLARTE.
 Por Secretaria allegar el Certificado de Antecedentes Disciplinarios.
 Oficiar al Centro de Servicios de los Juzgados de Ejecución de
Penas de Florencia, Caquetá para que informara si el doctor
WILMER MONTENEGRO VILLARREAL, elevó solicitud de prisión
domiciliaria para el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA y
remitiera copia de lo actuado dentro del radicado No. 41001-6000-
716-2013-00386.

3.3.- Suspendió la diligencia la Operadora Disciplinaria, fijando su


continuación para el día 3 de noviembre de 2016. (fls. 47 c.o., CD No. 1).

4.- El 21 de octubre de 2016, allegó el Juzgado Primero de Ejecución de


Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo, oficio informando
que dentro del proceso No. 2016-0345 que cursaba en ese despacho
contra el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA, se concedió a favor del
sentenciado el mecanismo sustitutivo de prisión domiciliaria el 13 de junio
de 2016 mediante auto interlocutorio No 520. Además indicó que no se
encontraron dentro del proceso evidencias respecto a que el abogado
WILMER MONTENEGRO VILLARREAL haya elevado petición de prisión
domiciliaria a favor del señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA, pues en las
tres ocasiones en las que se solicitó tal mecanismo quien actuaba de
manera directa era el condenado en comento. (fls. 54 c.o.)

5.- El 6 de abril de 2017, la Directora del Proceso prosiguió con la


Audiencia de Pruebas y Calificación Provisional, contando con la
asistencia de la defensora de oficio del encartado, diligencia en la cual se
llevó a cabo en el siguiente orden:

5.1.- Analizadas las pruebas allegadas al plenario la Magistrada de


Instancia culminó la primera etapa procesal y procedió a realizar la
calificación jurídica de la actuación y formulación de cargos, identificando
según el análisis fáctico, que las presuntas conductas desplegadas por el
investigado podrían estar tipificadas en los artículos 34 literal b), 35
numeral 1° y 37 numeral 1°, de la Ley 1123 de 2007, a título de dolo los
dos primeros y culpa el último.

Evidenció la Directora del Proceso, sobre los cargos que el abogado


WILMER MONTENEGRO VILLARREAL se comprometió a tramitar la
prisión domiciliaria del señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA recibiendo
en contraprestación la suma de $4.000.000, hechos que se prueban
mediante el contrato de prestación de servicios de abogado aportado por
el quejoso, donde claramente se estipula tal obligación del abogado y el
pago efectuado, sin embargo de acuerdo con el informe suministrado por
el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de
Mocoa, Putumayo, el encartado nunca realizó alguna gestión tendiente a
solicitar la prisión domiciliaria para su prohijado. De esta manera evidencia
la Magistrada de Instancia que el togado dejó de hacer las diligencias
propias del encargo profesional, pese a haber suscrito un contrato de
prestación de servicios donde se obligaba a tramitar el mecanismo
sustitutivo de prisión domiciliaria, incurriendo al parecer en la falta
estipulada en el artículo 37 numeral 1 de la Ley 1123 de 2007 a título de
culpa, transgrediendo el deber del artículo 28 numeral 10 de la misma Ley
que impone a los togados atender con celosa diligencia sus encargos
profesionales.

Por otra parte, observó la Operadora Disciplinaria que en la cláusula


primera del contrato de prestación de servicios como abogado, el doctor
WILMER MONTENEGRO VILLARREAL se comprometió no solo a
tramitar la prisión domiciliaria, sino a que ésta fuera concedida, es decir,
estipuló como obligación un resultado favorable para con su mandante,
vulnerando presuntamente el deber que como profesional del derecho
tiene de actuar con lealtad y honradez en sus relaciones profesionales,
tipificado en el artículo 28 numeral 8 de la Ley 1123 de 2007, incurriendo
al parecer en falta contra la lealtad consagrada en el artículo 34 literal b)
de la misma Ley, por cuanto aseguró que de asumir el proceso penal
obtendría en favor del señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA el
mecanismo sustitutivo de prisión, conducta que se le formuló a título de
dolo, toda vez que se desplegó de forma consciente y voluntaria.
Finalmente, analizó el a quo que el investigado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL recibió la suma de $4.000.000 como honorarios sin haber
realizado diligencia alguna tendiente a cumplir con su obligación de
obtener la prisión domiciliaria para el señor CARMELO ISRAEL
CÓRDOBA, pese a saber que su compromiso laboral incluía tal gestión,
encuadrándose su actuar en la falta consagrada en el artículo 35 numeral
1, de la Ley 1123 de 2007, a título de dolo, por cuanto su voluntad fue
apoderarse de un dinero para un trabajo que no realizó, cobrando
desproporcionadamente sus estipendios al no cumplir con lo estipulado en
el contrato de prestación de servicios profesionales, aprovechándose de la
necesidad y estado de vulnerabilidad del cliente, transgrediendo el deber
que tenía de actuar con honradez fijando unos honorarios equitativos a la
labor que se realizara efectivamente, actuar obligatorio consagrado en el
artículo 28 numeral 8 de la Ley 1123 de 2007.

5.2.- La Operadora Disciplinaria interrogó a la defensora de oficio sobre la


solicitud de pruebas, requiriéndose únicamente la versión libre del
abogado WILMER MONTENEGRO VILLARREAL. De esta manera la
Magistrada de Instancia después de decretar dicha prueba de oficio
ordenó:

 Actualizar el certificado de antecedentes disciplinarios.


 Escuchar en declaración al señor SEGUNDO JOSÉ BENAVIDES
SOLARTE.
 Solicitar al quejoso para que remitiera nuevamente copia del
contrato de prestación de servicios profesionales.
 Escuchar en declaración al señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA.
 Obtener de la página web de la Rama Judicial las actuaciones del
proceso penal No. 2016-0345.
5.3.- La Instructora de Instancia terminó la audiencia y fijó como fecha
para iniciar la etapa de juzgamiento el día 21 de junio de 2017. (fl. 64
c.o., CD No. 2).

6.- El 21 de junio de 2017 el a quo inició la Audiencia de Juzgamiento con


la comparecencia de la defensora de oficio doctora ROCÍO DEL PILAR
GUTIÉRREZ ANDRADE, adelantándose las siguientes diligencias:

6.1.- Informó la Directora del Proceso que según información remitida por
el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de
Mocoa, Putumayo, el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA reside en la
Vereda Los Remolinos de Puerto Asís, Putumayo y como quiera que los
testigos no comparecieron ordenó comisionar a la Personería Municipal de
Puerto Asís, Putumayo para que citara a los señores SEGUNDO JOSÉ
BENAVIDES SOLARTE y CARMELO ISRAEL CÓRDOBA y rindiera
testimonio de lo que sabían respecto a la investigación disciplinaria.

6.2.- La Instructora dispuso la terminación de la diligencia, indicando que


la fecha para continuación de la Audiencia de Juzgamiento se fijara una
vez sea allegada la prueba solicitada. (fl. 77 c.o. CD No.3).

7.- Arribó al expediente disciplinario informe de la Personería Municipal de


Puerto Asís, Putumayo, el 29 de septiembre de 2017, informando de la
imposibilidad para surtir el interrogatorio solicitado en despacho comisorio
No. 176, al encontrar que los número telefónicos suministrados se
encontraban sin servicio por lo cual se carecía de los medios para poderes
comunicar con los testigos. (fl. 83 – 84 c.o.)

8.- El 25 de abril de 2018 continuó la Directora del Proceso con la


Audiencia de Juzgamiento contando con la asistencia de la doctora
ROCÍO DEL PILAR GUTIÉRREZ ANDRADE, defensora de oficio del
investigado.
8.1.- Otorgó la Magistrada de Instancia la palabra a la letrada ROCÍO DEL
PILAR GUTIÉRREZ ANDRADE para que rindiera los alegatos de
conclusión, realizando un recuento fáctico de todo lo actuado y
concluyendo que el proceso disciplinario se encontraba huérfano de
material probatorio al no contar con la versión libre del encartado pese a
los múltiples intentos para comunicarse con este a través de los números
de teléfono, correo electrónico y dirección suministrados, los cuales fueron
eminentemente fallidos, argumentando que de esta manera aunque
existen pruebas en su contra están no brindan la certeza absoluta de la
incursión en las faltas endilgadas solicitando se diera aplicación al
principio de in dubio pro disciplinado.

8.2.- La Instructora Disciplinaria dispuso la terminación de la diligencia,


ordenando remitir el expediente a su despacho para proferir el fallo
correspondiente (fl. 128 c.o. CD No.4).
9.- Remitió la Secretaria Judicial de esta Corporación certificado de
antecedentes No. 317133 del 25 de abril de 2018 donde constan las
siguientes sanciones impuestas al togado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL:

Tipo de Término Falta Fecha de


Sanción Disciplinaria Sentencia
Censura Art. 37 numeral 1 19 de febrero de
2014
Suspensión 3 meses Art. 35 numeral 4 17 de septiembre
Art. 37 numeral 1 de 2014
Suspensión 2 meses Art. 35 numeral 4 5 de agosto de
Art. 37 numeral 1 2015
Censura Art. 37 numeral 1 14 de enero de
2016
Suspensión 4 meses Art. 30 numeral 4 4 de mayo de 2016
Art. 33 numeral 2
Art. 34 literal a)
Suspensión 3 meses Art. 35 numeral 4 25 de mayo de
Art. 37 numeral 1 2016
Suspensión 2 meses Art. 37 numeral 1 24 de agosto de
2016
Suspensión 2 meses Art. 37 numeral 1 26 de octubre de
2016
Suspensión 4 meses Art. 37 numeral 1 7 de junio de 2017
Suspensión 6 meses Art. 37 numeral 1 20 de septiembre
de 2017
Suspensión 4 meses Art. 35 numeral 4 15 noviembre de
Art. 37 numeral 1 2017
DE LA SENTENCIA CONSULTADA

Mediante decisión del 30 de abril de 2018, la Sala Jurisdiccional


Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del Huila, sancionó al
abogado WILMER MONTENEGRO VILLARREAL, con UN (1) AÑO DE
SUSPENSIÓN EN EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, al hallarlo
responsable de infringir los artículos 34 literal b), 35 numeral 1° y 37
numeral 1°, de la Ley 1123 de 2007, a título de dolo los dos primeros y
culpa el último.

En primera medida, el a quo analizó la falta consagrada en el artículo 37


numeral 1 de la Ley 1123 de 2007, indicando que de acuerdo a la queja
formulada por el señor SEGUNDO JOSÉ BENAVIDES SOLARTE y el
contrato de prestación de servicios profesionales suscrito el 19 de octubre
de 2013, se encontraba probado que el profesional del derecho adquirió
un compromiso para con su cliente que se transcribió así: “el abogado se
compromete a representar en las distintas audiencias del proceso seguido
por estupefacientes y a solicitar que la misma sea concedida ante el Juez
de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, prisión domiciliaria de
acuerdo con los requisitos exigidos o subrogado electrónico con beneficio
administrativo a favor de CARMELO ISRAEL CÓRDOBA”. No obstante,
evidenció la Sala, que dicha obligación no fue realizada por el togado
según lo informado por el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo, toda vez que no elevó
petición alguna referente al mecanismo sustitutivo de prisión domiciliaria
en favor del padre del quejoso, siendo prueba suficiente para endilgar la
falta disciplinaria antes descrita al haber vulnerado el deber que como
profesional del derecho tenía de diligencia profesional, para así cumplir
con el mandato proferido por su mandante, pero por el contrario, no lo hizo
de esta manera y dejó de hacer las diligencias propias del encargo
profesional dentro el proceso penal, deber previsto en el numeral 10 del
artículo 28 de la Ley 1123 de 2007. Calificó el a quo a título de culpa la
conducta reprochada disciplinariamente, toda vez que es un actuar
descuidado y negligente.

De otra parte, afirmó esa instancia que con referencia a la falta estipulada
en el artículo 34 literal b) de la Ley 1123 de 2007, se encontró que en el
contrato de prestación de servicios profesionales en su cláusula primera el
disciplinable asumió un mandato comprometiéndose a un resultado
favorable, es decir, a que fuera concedida la prisión domiciliaria, omitiendo
realizar cualquier tipo de solicitud ante el Juzgado Primero de Ejecución
de Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo para que tal
obligación fuera cumplida, probándose la incursión por parte del letrado en
la falta de lealtad con el cliente al hacer promesas sin la seguridad de
poderlas cumplir, resaltando esa Corporación que la actuación de los
profesionales del derecho es de medios no de resultados y por ende no se
debe comprometer a que la gestión encomendada salga avante, actuación
que no desplegó sin lugar a dudas el encartado, siendo merecedor de
reproche disciplinario; conducta efectuada a título de dolo.
Finalmente manifestó el a quo, que el denunciado cobró como honorarios
la suma de $5.000.000, de los cuales se tiene como evidencia que a la
firma del contrato de prestación de servicios profesionales se entregó
$4.000.000, según lo plasmado en el artículo 4 de dicho documento,
siendo totalmente excesivo, por cuanto el denunciado nunca solicitó el
mecanismo sustitutivo de prisión, no siendo equiparable lo pagado con lo
gestionado por el profesional del derecho, quien tenía una obligación que
no ejecutó y a cambio, sí se le pagaron unos honorarios, aprovechándose
así de la necesidad de su cliente, falta consagrada en el artículo 35
numeral 1 de la Ley 1123 de 2007 atribuible a título de dolo, por cuanto su
voluntad fue orientada a apoderarse de un dinero para un trabajo que no
realizó. Transgrediendo de esta manera al deber de obrar con lealtad y
honradez en sus relaciones profesionales, previsto en el numeral 8 del
artículo 28 de la Ley 1123 de 2007.

En cuanto a la sanción a imponer de UN (1) AÑO DE SUSPENSIÓN EN


EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, señaló el fallador, que en razón a la
naturaleza dolosa de dos de las conductas endilgadas, la trascendencia
de su actuación en el conglomerado social y el perjuicio causado a su
poderdante además de su indefensión, así como el incumplimiento a los
deberes profesionales, y que el profesional de derecho cuenta con
antecedentes disciplinarios, resultaban suficientes razones para afectarla
con una sanción de suspensión (fls. 131 - 137 c.o.).

TRÁMITE EN SEGUNDA INSTANCIA


1.- Mediante auto del 26 de julio de 2018, la Magistrada Ponente de
Segunda Instancia avocó conocimiento de la actuación, ordenando
comunicar a los intervinientes del conocimiento de la presente actuación,
allegar los antecedentes disciplinarios del encartado e informar si en su
contra cursaban otras investigaciones en esta Superioridad (fl. 5 c.o. 2ª
instancia).

2.- El 1 de agosto de 2018, la Secretaria de la Sala notificó al Ministerio


Público (fl. 6 c.o. 2ª Instancia) sin que éste emitiera concepto alguno.

3.- La Secretaria de esta Colegiatura allegó el certificado de antecedentes


disciplinarios del abogado encartado No. 617891, en el cual da cuenta que
el disciplinado además de registrar las anotaciones disciplinarias antes
mencionadas se adicionó: suspensión en el ejercicio de la profesión por el
término de un año, por haber incurrido en la falta consagrada en el artículo
35 numeral 4 de la Ley 1123 de 2007 fecha de sentencia 11 de abril de
2018. De otra parte informó también que contra la inculpada no cursan
otras investigaciones por los mismos hechos en esta Superioridad. (fls. 11-
12 c.o. 2ª Instancia).

CONSIDERACIONES

1.- Competencia

Conforme a las atribuciones conferidas en los artículos 256 numeral 3° de


la Constitución Política; 112 numeral 4° de la Ley 270 de 1996, 256
numeral 3 de la Constitución Política de Colombia, esta Superioridad es
competente para revisar, en grado jurisdiccional de consulta, las
providencias proferidas por las Salas Jurisdiccionales Disciplinarias de los
Consejos Seccionales de la Judicatura existentes en el país.

Y si bien, en razón a la entrada en vigencia del Acto Legislativo No. 02 de


2015, se adoptó una reforma a la Rama Judicial, denominada “equilibrio de
poderes”, en lo atinente al Consejo Superior de la Judicatura, literalmente
en el parágrafo transitorio primero del artículo 19 de la referida reforma
constitucional, enunció: “(…) Los actuales Magistrados de las Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura,
ejercerán sus funciones hasta el día que se posesionen los miembros
de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial”.

En el mismo sentido, la Sala Plena de la Corte Constitucional en Autos 278


del 9 de julio y 372 del 26 de agosto de 2015, al pronunciarse respecto a la
competencia para conocer conflictos de jurisdicciones, decantó el alcance e
interpretación de la entrada en vigencia del referido Acto Legislativo No. 02
de 2015, concluyendo que en relación a las funciones que se encontraban
a cargo de esta Sala, las modificaciones introducidas quedaron distribuidas
de la siguiente manera: (i) la relacionada con el ejercicio de la jurisdicción
disciplinaria, pasó a la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y a las
Comisiones Seccionales de Disciplina Judicial, órganos creados en dicha
reforma (artículo 19), y (ii) la relacionada con dirimir los conflictos de
competencia que surjan entre las distintas jurisdicciones, fue asignada a la
Corte Constitucional (artículo 14). En cuanto hace al conocimiento de las
acciones de tutela, como ya se mencionó, el parágrafo del artículo 19
dispuso expresamente que “la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y
las 5 Comisiones Seccionales de Disciplina Judiciales no serán
competentes para conocer de acciones de tutela”.

Reiteró la Corte Constitucional que en relación a las funciones


jurisdiccionales del Consejo Superior de la Judicatura, lo decidido en el Acto
legislativo 02 de 2015, así: “los actuales Magistrados de la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, ejercerán
sus funciones hasta el día que se posesionen los miembros de la Comisión
Nacional de Disciplina Judicial”, en consecuencia, conforme las medidas
transitorias previstas en el Acto Legislativo 002 de 2015, estimó la
Guardiana de la Constitución que hasta tanto los miembros de la Comisión
Nacional de Disciplina Judicial no se posesionen, los Magistrados de la
Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura
deben continuar en el ejercicio de sus funciones, lo cual significa que
actualmente esta Colegiatura conserva sus competencias, es decir, se
encuentra plenamente habilitada para ejercer, no sólo la función
jurisdiccional disciplinaria, sino también, para dirimir los conflictos de
competencia que surjan entre las distintas jurisdicciones y para conocer de
acciones de tutela.

Es sabido que, el ejercicio de la abogacía conlleva al cumplimiento estricto


de una serie de deberes y obligaciones las cuales estructuran en términos
generales el Código Ético al cual se encuentran sometidos los abogados
en el litigio, donde el incumplimiento o vulneración de sus normas coloca
al profesional del derecho que las infringe en el ámbito de las faltas
reprimidas por el Legislador como disciplinarias, según el quebrantamiento
o la transgresión del deber impuesto, susceptible de reproche y de la
sanción atribuible de acuerdo con las pruebas recaudadas en el respectivo
proceso disciplinario.

2.- De la condición de la Abogado

Acreditó la Magistrada de Primera Instancia la calidad de abogado de


WILMER MONTENEGRO VILLARREAL, mediante certificado No. 03354-
2015 expedido por la Unidad de Registro Nacional de Abogados y
Auxiliares de Justicia el 13 de abril de 2015, quien se identifica con la
Cédula de Ciudadanía No. 7.725.468 y tarjeta profesional No. 175.030
vigente. (fl.7 c.o.).

3.- Requisitos para sancionar

Al tenor de lo previsto en el artículo 97 de la Ley 1123 de 2007, para


proferir fallo sancionatorio se requiere de prueba que conduzca a la
certeza de la existencia de la falta atribuida y de la responsabilidad del
disciplinable.

4.- De las faltas endilgadas

Las faltas por las cuales la primera instancia sancionó a la abogado


WILMER MONTENEGRO VILLARREAL, se encuentra descritas en los
artículos 34 literal b), 35 numeral 1° y 37 numeral 1°, de la Ley 1123 de
2007, cuya literalidad es la siguiente:

“Artículo 34. Constituyen faltas de lealtad con el cliente:

b) Garantizar que de ser encargado de la gestión, habrá de


obtener un resultado favorable;

Artículo 35. Constituyen faltas a la honradez del abogado:

1. Acordar, exigir u obtener del cliente o de tercero remuneración


o beneficio desproporcionado a su trabajo, con
aprovechamiento de la necesidad, la ignorancia o la
inexperiencia de aquellos.

Artículo 37. Constituyen faltas a la debida diligencia profesional:

1. Demorar la iniciación o prosecución de las gestiones


encomendadas o dejar de hacer oportunamente las diligencias
propias de la actuación profesional, descuidarlas o abandonarlas.”

4.1.- De la Tipicidad.

La tipicidad de la conducta representa un corolario del principio de


legalidad, aplicable a las distintas modalidades del derecho sancionador del
Estado. El mismo establece la necesidad de fijar de antemano y de forma
clara y expresa, las conductas susceptibles de reproche judicial y las
consecuencias negativas que generan, con el fin de reducir la
discrecionalidad de las autoridades públicas al momento de ejercer sus
facultades punitivas.
En la sentencia C-030 de 2012 la Corte Constitucional recordó que la
tipicidad en el derecho disciplinario hace parte de las garantías propias del
derecho fundamental al debido proceso, y abarca tanto la descripción de
los elementos objetivos de la falta, como la precisión de la modalidad
subjetiva en la cual se verifica, su entidad o gravedad y la clase de sanción
de la cual se hace acreedor el individuo responsable:

“[E]n el derecho disciplinario resulta exigible el principio de


tipicidad, el cual hace parte igualmente de la garantía del debido
proceso disciplinario. De acuerdo con este principio, ‘la norma
creadora de las infracciones y de las sanciones, debe describir
clara, expresa e inequívocamente las conductas que pueden ser
sancionadas y el contenido material de las infracciones, así como
la correlación entre unas y otras’. 2

(…) De otra parte, la jurisprudencia de esta Corte ha sostenido que


el principio de tipicidad se compone de dos aspectos, (i) que
‘exista una ley previa que determine la conducta objeto de sanción’
y (ii) ‘la precisión que se emplee en ésta para determinar la
conducta o hecho objeto de reproche y la sanción que ha de
imponerse’. 3 Este último aspecto, se encuentra orientado a reducir
al máximo la facultad discrecional de la administración en el
ejercicio del poder sancionatorio que le es propio. 4

De conformidad con la doctrina y la jurisprudencia constitucional, el


concepto de precisión mencionado, ligado analíticamente al
principio de tipicidad, implica que son varios los aspectos
normativos que debe regular de manera clara y expresa la norma
sancionatoria: (i) el grado de culpabilidad del agente (si actuó con
dolo o culpa); (ii) la gravedad o levedad de su conducta (si por su
naturaleza debe ser calificada como leve, grave o gravísima); y (iii)
la graduación de la respectiva sanción (mínima, media o máxima
según la intensidad del comportamiento) (…) 5.

2
Ibídem.
3
Sentencia C-564 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
4
Ver Sentencia C-564 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
5
Ver Sentencia C-796 de 2004, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
Con todo, el mismo Alto Tribunal advierte que en materia disciplinaria la
tipicidad de la conducta admite un grado mayor de flexibilidad por su ámbito
de aplicación, la teleología de la sanción y la amplitud de las funciones o los
deberes asignados a sus destinatarios:

“[S]i bien el principio de tipicidad es plenamente exigible en el


derecho disciplinario, éste se aplica con una mayor flexibilidad y
menor rigurosidad en este ámbito. Lo anterior, por cuanto ‘la
naturaleza de las conductas reprimidas, los bienes jurídicos
involucrados, la teleología de las facultades sancionatorias, los
sujetos disciplinables y los efectos jurídicos que se producen frente
a la comunidad, hacen que la tipicidad en materia disciplinaria
admita -en principio- cierta flexibilidad’ 6.
(…) En consecuencia, la jurisprudencia constitucional ha
encontrado que las principales diferencias existentes entre la
tipicidad en el derecho penal y en el derecho disciplinario se
refieren a (i) la precisión con la cual deben estar definidas las
conductas en las normas disciplinarias, y (ii) la amplitud de que
goza el fallador disciplinario para adelantar el proceso de
adecuación típica de las conductas disciplinarias en los
procedimientos sancionatorios7”.
DE LA FALTA A LA LEALTAD PROFESIONAL ARTÍCULO 34
LITERAL B) DE LA LEY 1123 DE 2007

Para esta Colegiatura, se encuentra acreditado dentro del presente


diligenciamiento, la gestión encomendada por señor SEGUNDO JOSÉ
BENAVIDES SOLARTE al profesional del derecho WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL, por medio del contrato de prestación de
servicios profesionales (fl. 3 c.o.), en el cual se puede observar las firmas
de aceptación de las partes, además de la presentación personal hecha (fl.
4 c.o.) por el quejoso y el investigado ante la Notaria Segunda del Circuito

6
Sentencia C-404 de 2001, reiterado en sentencia C-818 de 2005.
7
Ver sentencias C-404 de 2001 y T-1093 de 2004, entre otras.
de Neiva, Huila. Ahora bien, en dicho documento tal como lo analizó la
Primera Instancia, en la cláusula primera se estipuló el objeto del contrato
manifestándose:

“El Abogado se compromete a representar en las distintas


audiencias del proceso seguido por estupefacientes y a solicitar y
que la misma sea concedida ante el JUEZ DE EJECUCIÓN DE
PENAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD, PRISIÓN DOMICILIARIA
de acuerdo a los requisitos exigidos Y/O SUBROGADO
ELECTRÓNICO como beneficio administrativo a favor de
CARMELO ISRAEL CÓRDOBA”

Así es como para esta Corporación la sola suscripción de ese documento


es prueba suficiente para afirmar que el investigado incurrió en falta
disciplinaria, al garantizar un resultado favorable respecto a la imposición
de un mecanismo sustitutivo de prisión, cuando no tenía certeza sobre el
logro de tal compromiso, situación que se empeora al conocer que los
esfuerzos desplegados para la obtención del resultado que se estaba
garantizando fueron nulos, como lo informó el Juzgado Primero de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo en oficio
del 21 de octubre de 2016 (fl. 54 c.o.) aseverando que al señor CARMELO
ISRAEL CÓRDOBA se le concedió el mecanismo sustitutivo de prisión
domiciliaria el 13 de junio de 2016, pero por solicitudes hechas por el
mismo condenado, sin encontrar evidencia de que el abogado WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL hubiese elevado petición de prisión
domiciliaria.
Sobre la citada falta el doctor MIGUEL ÁNGEL BARRERA NÚÑEZ en su
libro Código Disciplinario del Abogado, Comentado por uno de sus
redactores, señaló:

“Puesto que la presentación personal de servicios del abogado es


una gestión de medios y no de resultados, que tampoco depende
de la voluntad o la convicción exclusiva suyas; jamás podrá este
prometer a su cliente una resolución favorable del asunto.”

De lo anterior se puede inferir por esta Sala que el abogado aseguró que
representaría en las diferentes diligencias al señor CARMELO ISRAEL
CÓRDOBA, necesarias para solicitar y que fuera concedida por el Juzgado
de Ejecución de Penas y Medidas la medida de prisión domiciliaria, encargo
profesional al cual no se podía comprometer de esa manera, mucho menos
si ni siquiera iba a cumplir con elevar tal solicitud, por lo cual está
demostrado que el abogado WILMER MONTENEGRO VILLARREAL actuó
de manera desleal para con su cliente, pues garantizó resultados
imposibles de prever, ocasionando falsas expectativas a su mandante, lo
que sin lugar a dudas configuró la falta imputada en sede de instancia,
máxime cuando la actividad profesional es considerada como de medios y
no de resultados.

Siguiendo este derrotero, se observa por la Sala que se encuentra


demostrada la falta de lealtad del investigado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL con el quejoso y su padre, dentro del proceso penal, al
garantizar un resultado favorable sin tener la certeza de que se lograra tal
objetivo, conducta descrita dentro de lo normado en el literal b) del artículo
34 de la Ley 1123 de 2007.

DE LA FALTA A LA HONRADEZ PROFESIONAL ARTÍCULO 35


NUMERAL 1 DE LA LEY 1123 DE 2007

Respecto a la falta descrita en el artículo 35 numeral 1 de la Ley 1123 de


2007 endilgada por la Sala Dual, se afirmó que el encartado obtuvo la suma
de $4.000.000, de su cliente sin efectuar en lo absoluto el encargo
asignado, al nunca haber elevado petición para obtener la prisión
domiciliaria en favor del señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA ante el
Juzgado Primero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de
Mocoa, Putumayo, tal como se informó por ese despacho judicial, debiendo
por el contrario mover el aparato judicial en pro de su representado tal
como había quedado estipulado en el contrato de prestación de servicios
profesionales y por lo cual en contraprestación cobró unos honorarios
entregados el día de la suscripción de dicho documento tal como quedó
estipulado en la cláusula tercera, sin embargo el obrar del denunciado no
se ajusta a la configuración de la falta disciplinaria, toda vez que el pago
obtenido por el togado por un valor de $4.000.000 de pesos, proviene de un
acuerdo de voluntades celebrado entre querellante y querellado el cual
reposa en el plenario del cuaderno original, sin que se generara una
circunstancia de aprovechamiento o desconocimiento toda vez que como
se evidenció el mismo condenado tuvo la capacidad por cuenta propia de
obtener la prisión domiciliaria, con lo cual se puede observar que de
manera voluntaria aceptó el contrato suscrito y que además conocía la
posibilidad de que el togado incumpliera ya que esto también se encuentra
estipulado en ese documento, circunstancia en la cual el letrado se
comprometía a devolver el dinero.

Para reafirmar esta postura esta Colegiatura trae a colación lo dicho por el
doctor MIGUEL ÁNGEL BARRERA NÚÑEZ en su libro Código Disciplinario
del Abogado comentado por uno de sus redactores, donde analiza esta
falta de la siguiente forma:

“En síntesis, para la demostración de la ocurrencia de esta falta,


es muy poco lo que puede aportar el monto de dinero o el
porcentaje que obtuvo o exige el abogado, y sí resulta
determinante verificar las condiciones pactadas en el contrato
para establecer especialmente la forma como el contratante
concurrió al compromiso, en términos de si lo hizo de manera libre
y con pleno conocimiento de causa, o por el contrario, con su
consentimiento viciado, dada su ignorancia sobre el tema, su
estado de necesidad, su absoluta inexperiencia o si, en cualquier
caso fue desinformado o insuficientemente ilustrado por el
abogado.”

De esta manera para sancionar por esta falta prima la forma en que aceptó
el quejoso el pago de lo estipulado en el contrato y por ende del material
probatorio allegado al plenario, es claro advertir que dicho acuerdo no fue
suscrito en un estado de necesidad y de absoluta inexperiencia, al conocer
el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA el tipo de diligencia al cual se
estaba comprometiendo el investigado y de que el pago iba a ser
supuestamente devuelto en caso de negligencia por parte del togado.

Quedando claro para esta Sala que la falta consagrada en el artículo 35


numeral 1 de la Ley 1123 de 2007 no se configuró de acuerdo a la
conducta desplegada por el abogado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL, por lo cual no se estructura el tipo disciplinario descrito,
siendo necesario ABSOLVERLO por este cargo por de atipicidad de la
conducta, al tenerse que el denunciado recibió dicha suma como pago de
una gestión a realizar y con lo cual estaba de acuerdo el quejoso.

FRENTE A LA FALTA DE DILIGENCIA ARTÍCULO 37 NUMERAL 1 DE


LA LEY 1123 DE 2007

Para esta Colegiatura, se encuentra acreditado dentro del presente


diligenciamiento, la gestión encomendada por el señor SEGUNDO JOSÉ
BENAVIDES SOLARTE al implicado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL por medio del contrato de servicios profesionales suscrito
entre estos.

Ahora bien, si nos remitimos al plenario, es evidente que con respecto a la


solicitud elevada ante el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo, para la obtención de la
medida de prisión domiciliaria, no se realizó actuación alguna con este fin,
pues el togado según fue certificado por esa autoridad judicial, teniendo
que el mismo sentenciado fue quien después de tres solicitudes logro tal
mecanismo sustitutivo de prisión, por ende el doctor WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL, dejó de hacer las diligencias propias del
encargo profesional, configurándose claramente para la Sala la
indiligencia endilgada, por parte del investigado, conducta descrita dentro
de lo normado en el numeral 1 del artículo 37 de la Ley 1123 de 2007,
máxime cuando ese fue el compromiso al cual se obligó con la suscripción
del contrato dejando de hacer la solicitud ante el Juzgado de Ejecución de
Penas y Medidas de Seguridad tendiente a obtener la medida de prisión
domiciliaria. (fls. 3 c.o.)

4.2. Antijuridicidad

De acuerdo con el artículo 4º de la Ley 1123 de 2007, para que una


conducta típica merezca reproche, es preciso que vulnere alguno de los
deberes funcionales de los abogados:

“Artículo 4°. Antijuridicidad. Un abogado incurrirá en una falta


antijurídica cuando con su conducta afecte, sin justificación, alguno de
los deberes consagrados en el presente código”.

Con respecto a la antijuridicidad como presupuesto de la sanción


disciplinaria, la Corte Constitucional señaló en la sentencia C-181 de 2002
que “la infracción disciplinaria siempre supone la existencia de un deber
cuyo olvido, incumplimiento o desconocimiento genera la respuesta
represiva del Estado”.

De forma semejante, en la sentencia C-948 de 2002 el mismo Alto Tribunal


indicó que el derecho disciplinario busca asegurar el cumplimiento de los
deberes legales atribuidos a los funcionarios públicos o a los particulares
que desarrollan actividades de interés general:

“La Corte ha precisado igualmente que en materia disciplinaria, la ley


debe orientarse a asegurar el cumplimiento de los deberes
funcionales que le asisten al servidor público o al particular que
cumple funciones públicas pues las faltas le interesan al derecho
disciplinario en cuanto interfieran tales funciones 8. De allí que el
derecho disciplinario valore la inobservancia de normas positivas en
cuanto ella implique el quebrantamiento del deber funcional, esto es,
el desconocimiento de la función social que le incumbe al servidor
público o al particular que cumple funciones públicas 9”.

Preceptúa la Ley 1123 de 2007 en su el artículo 4, que los profesionales del


derecho incurren en falta antijurídica cuando con su conducta afecten, sin
justificación, alguno de los deberes allí consagrados.

Analizado este elemento, se colige en este caso que el abogado WILMER


MONTENEGRO VILLARREAL vulneró los deberes de obrar con lealtad al
garantizar un resultado favorable pese a conocer que lo obtenido dentro de
un proceso judicial no solo depende del actuar del abogado, sino que por el
contrario, los factores que influyen son múltiples no pudiéndose
comprometer con unas resultas que no dependen del profesional del
derecho; pues la profesión es considerada de medios no de resultados,
para finalmente faltar al deber de atender con celosa diligencia los
encargos proferidos, toda vez que pese a saber que debía realizar todas las
actuaciones tendientes a obtener la prisión domiciliaria en favor del señor
CARMELO ISRAEL CÓRDOBA descuidó el encargo profesional y dejó de
8
En reiterados pronunciamientos esta Corporación ha resaltado que la órbita de injerencia del derecho
disciplinario se circunscribe al comportamiento de los servidores públicos en ejercicio de sus cargos.
Por ello se ha expuesto que “El derecho disciplinario comprende el conjunto de normas, sustanciales y
procesales, en virtud de las cuales el Estado asegura la obediencia, la disciplina y el comportamiento
ético, la moralidad y la eficiencia de los servidores públicos, con miras a asegurar el buen
funcionamiento de los diferentes servicios a su cargo”. Corte Constitucional. Sentencia C-341-96. M.
P. Antonio Barrera Carbonell. En el mismo sentido, se ha indicado que “El Código Disciplinario Único
comprende el conjunto de normas sustanciales y procesales, con las que el legislador pretende
asegurar la obediencia, la disciplina, la eficiencia y el adecuado comportamiento de los servidores
públicos en el ejercicio de sus cargos”. Corte Constitucional. Sentencia C-712.01. M. P. Jaime
Córdoba Triviño.
9
Ver Sentencia C-373/02 M.P. Jaime Córdoba Triviño. S.P.V. de los Magistrados Rodrigo Escobar Gil
y Eduardo Montealegre Lynett.
hacer la diligencias encaminadas a obtener la prisión domiciliaria en favor
del condenado.

Ahora bien, al limitarse el togado a suscribir un contrato de prestación de


servicios profesionales con un compromiso imposible de garantizar y unos
honorarios pagados con miras a la efectividad en el servicio y no realizar
ninguna actuación adicional, lleva a esta Sala a indicar la inminente
transgresión a los deberes profesionales que como abogado tenía el doctor
WILMER MONTENEGRO VILLARREAL de lealtad y diligencia, pese a que
su cliente cumplió con su obligación de entregar los honorarios pactados en
el contrato de prestación de servicios profesionales, con lo cual el letrado
quebrantó lo allí estipulado además de comprometerse a resultados
favorables a sabiendas de que el oficio de la abogacía es de medios y no
de resultados.

En suma, observa la Sala que en punto de la antijuricidad el encartado falto


a sus deberes profesionales descritos en los artículos 28 numerales 8 y 10
de la Ley 1123 de 2007.

4.3. Culpabilidad

En el derecho disciplinario se encuentra proscrita cualquier forma de


responsabilidad objetiva. Ello implica que la imposición de una sanción de
esta naturaleza siempre supone la evidencia de un actuar culposo o doloso
por parte del investigado.
Lo anterior en razón a que el legislador en desarrollo de su facultad de
configuración adoptó un sistema genérico de incriminación denominado
numerus apertus, por considerar que el cumplimiento de los fines y
funciones del Estado -que es por lo que propende la ley disciplinaria (art. 17
CDU)-, puede verse afectado por conductas de naturaleza culposa, lo cual
significa que las descripciones típicas admiten en principio ambas
modalidades de culpabilidad, salvo en los casos en que no sea posible
estructurar la modalidad culposa. De ahí que corresponda al intérprete, a
partir del sentido general de la prohibición y del valor que busca ser
protegido, deducir qué tipos disciplinarios permiten ser vulnerados con
cualquiera de los factores generadores de la culpa.

Entonces, respecto a la culpabilidad, debe decirse que la falta de diligencia,


contemplada en el artículo 37 numeral 1 de la Ley 1123 de 2007, es una
conducta eminentemente culposa, por cuanto se incurre en ella por
descuido o negligencia, al no observar el deber de cuidado que impone el
ejercicio de la profesión del derecho, y su comisión es disciplinariamente
reprochable porque ocasiona perjuicios al cliente y afecta la imagen de los
profesionales del derecho y la confianza del público en los mismos, como
ocurre en este evento donde la profesional del derecho investigada, fue
negligente para atender el compromiso adquirido con el quejoso pues pese
a haberse comprometido en la defensa de los derechos de su mandante de
forma descuidada omitió elevar petición ante el Juzgado Primero de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo con el
fin de obtener la prisión domiciliaria en favor del señor CARMELO ISRAEL
CÓRDOBA.
Ahora, para la Sala el doctor WILMER MONTENEGRO VILLARREAL
debió ejecutar el encargo para el cual había sido contratado; no obstante,
nunca movió el aparato judicial con miras al cumplimiento de sus
obligaciones consagradas en el contrato de prestación de servicios
profesionales, aseveración que se confirma con el oficio del Juzgado
Primero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa,
Putumayo, allegado al plenario sobre la inexistencia de algún memorial
elaborado por el investigado con el fin de que el despacho judicial
concediera el mecanismo sustitutivo de prisión al padre del señor
SEGUNDO JOSÉ BENAVIDES SOLARTE, con lo cual se encuentra
identificado el quebrantamiento del deber que se le impone a los abogados
a efectos de atender con celosa diligencia sus encargos profesionales,
actuar que se desplegó por negligencia y descuido del togado dentro del
proceso penal, viéndose obligado el señor CARMELO ISRAEL CÓRDOBA,
a que el mismo velara por su bienestar y el elevara a motu propio la
solicitud de prisión domiciliaria, la cual le fue concedida el 13 de junio de
2016.

No debe olvidarse adicionalmente, que el encartado plasmó en el contrato


de prestación de servicios profesionales unas resultas imposibles de prever
además de recibir la suma de $4.000.000 suministrados por el señor
SEGUNDO JOSÉ BENAVIDES SOLARTE como parte de sus honorarios a
efectos de adelantar las diligencias tendientes a obtener la prisión
domiciliaria, obligación que nunca se ejecutó, incurriendo de esta manera
en la transgresión también del deber de obrar con lealtad y honradez en
sus relaciones profesionales pese a ser conocedor de que el oficio de la
abogacía es de medios y no de resultados, por ende al no cumplir con lo
establecido y sin embargo obtener una ventaja respecto al poderdante
perjudicado, son razones suficientes para endilgar esta falta a título de dolo,
toda vez que se incurre en ella con el pleno conocimiento del deber de ser
leal y honesto con su cliente, debiendo primero adquirir únicamente el
compromiso de enfocar todos sus esfuerzos en pro de las pretensiones del
mandante y luego conforme al deber profesional de actuar con celosa
diligencia elevar la petición de prisión domiciliaria ante el Juzgado Primero
de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Mocoa, Putumayo,
existiendo de esta manera un cumplimiento al encargo proferido, pero por
el contrario optó de forma voluntaria por desconocer el proceder correcto y
dirigió su conducta al perfeccionamiento de una acción reprochable
disciplinariamente como fue en el caso de marras.

5. Dosimetría de la sanción a imponer

Al tenor de lo previsto en el artículo 13 de la Ley 1123 de 2007, para la


graduación de la sanción debe tenerse en cuenta los límites y
parámetros allí señalados, los cuales deben consultar los principios de
razonabilidad, necesidad y proporcionalidad.

Sobre este último, la Corte Constitucional señaló en la sentencia C-591


de 1993 que alude al propósito de coherencia entre la conducta
realizada y la intensidad del castigo atribuido, tomando en
consideración el grado de culpabilidad del autor y los daños
ocasionados con su obrar. Al respecto, manifestó lo siguiente el Alto
Tribunal:

“La relación que debe existir entre la falta cometida y la sanción a


imponer es una cuestión que debe resolver en cada caso el
juzgador. En esa tarea resulta obligado aplicar la pena
consagrada en la ley de acuerdo con el grado de culpabilidad del
sujeto. El juicio de proporcionalidad - que debe ceñirse
estrictamente a lo establecido en la ley (CP art. 230) - es
necesariamente individual. A la luz de sus criterios podrá
estimarse si el castigo impuesto guarda simetría con el
comportamiento y la culpabilidad del sujeto al cual se imputa”.

Así las cosas, para la falta endilgada al inculpado, consagra el artículo


40 del Código Disciplinario del Abogado cuatro tipos de sanción, siendo
la más leve la censura, de menor gravedad la suspensión y la máxima
aplicable la de exclusión, las cuales podrán imponerse de manera
autónoma o concurrente con la multa.

Ahora, teniendo en cuenta la modalidad de las conductas


disciplinariamente reprochables cometidas por el abogado WILMER
MONTENEGRO VILLARREAL, a quien se le exigía un actuar diligente
además de leal y honrado, la sanción de UN (1) AÑO DE SUSPENSIÓN
EN EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, al hallarlo responsable de
infringir las faltas descritas en los artículos 34 literal b) y 37 numeral 1°, de
la Ley 1123 de 2007, a título de dolo y culpa respectivamente, la cual fue
impuesta teniéndose a consideración, los perjuicios causados a su
mandante, la modalidad dolosa y culposa de su actuar y la existencia de
antecedentes disciplinarios, circunstancias por las cuales la sanción
misma cumple con los criterios legales y constitucionales exigidos para tal
efecto, pues como profesional del derecho estaba obligado a atender con
celosa diligencia el encargo proferido, sin garantizar resultados favorables
sin tener la certeza de conseguirlos.

Asimismo, se cumple también con el principio de razonabilidad entendido


como la idoneidad o adecuación al fin de la pena, justifica la sanción
disciplinaria impuesta al abogado WILMER MONTENEGRO
VILLARREAL, pues acorde con lo expresado por la Corte Constitucional
en la sentencia C-530 del 11 de noviembre de 1993:

“(…) La razonabilidad hace relación a que un juicio, raciocinio o


idea esté conforme con la prudencia, la justicia o la equidad que
rigen para el caso concreto. Es decir, cuando se justifica una
acción o expresión de una idea, juicio o raciocinio por su
conveniencia o necesidad”.
Por lo anterior, la Sala REVOCARÁ PARCIALMENTE la sentencia
consultada proferida el 30 de abril de 2018 por la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del Huila, mediante la
cual sancionó al abogado WILMER MONTENEGRO VILLARREAL con UN
(1) AÑO DE SUSPENSIÓN EN EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, al
hallarlo responsable de infringir los artículos 34 literal b), 35 numeral 1° y 37
numeral 1°, de la Ley 1123 de 2007, a título de dolo los dos primeros y
culpa el último, para en su lugar ABSOLVERLO de la falta consagrada en
el artículo 35 numeral 1° de la Ley 1123 y CONFIRMAR en lo demás.

En mérito de lo expuesto, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del


Consejo Superior de la Judicatura, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de ley,
RESUELVE

PRIMERO: REVOCAR PARCIALMENTE la sentencia consultada


proferida por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de
la Judicatura del Huila, del 30 de abril de 2018, para en su lugar:

• ABSOLVER al doctor WILMER MONTENEGRO VILLARREAL de la


falta descrita en el artículo 35 numeral 1 de la Ley 1123 de 2007, de
conformidad con lo expuesto en precedencia.

• CONFIRMAR la responsabilidad del abogado WILMER


MONTENEGRO VILLARREAL, como autor de las faltas previstas en
los artículos 34 literal b) y 37 numeral 1°, de la Ley 1123 de 2007, a
título de dolo y culpa respectivamente, por las razones expuestas en
la parte motiva de este proveído.

• CONFIRMAR la sanción impuesta por la Sala Jurisdiccional


Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del Huila al
doctor WILMER MONTENEGRO VILLARREAL con UN (1) AÑO DE
SUSPENSIÓN EN EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN, según lo
establecido en el parágrafo del artículo 43 de la Ley 1123 de 2007.

SEGUNDO: ANÓTESE la sanción en el Registro Nacional de Abogados,


fecha a partir de la cual la sanción empezará a regir, para cuyo efecto se
comunicará lo aquí resuelto a la Oficina encargada de dicho registro,
enviándole copia de esta sentencia con constancia de su ejecutoria.

TERCERO: DEVUÉLVASE al Seccional de origen, para que notifique a


los intervinientes de la presente decisión de conformidad a lo
establecido en los artículos 70 y siguientes de la ley 1123 de 2007,
asimismo el Magistrado Sustanciador tendrá las facultades de
comisionar cuando sea requerido para dar cumplimiento a la presente
decisión; y en segundo lugar, cumpla con lo dispuesto por la Sala y los
demás fines pertinentes.

NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE

PEDRO ALONSO SANABRIA BUITRAGO


Presidente

FIDALGO JAVIER ESTUPIÑAN CARVAJAL MAGDA VICTORIA ACOSTA WALTEROS


Vicepresidente Magistrada
JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ MARÍA LOURDES HERNÁNDEZ MINDIOLA
Magistrada Magistrada

ALEJANDRO MEZA CARDALES CAMILO MONTOYA REYES


Magistrado Magistrado

YIRA LUCIA OLARTE ÁVILA


Secretaria Judicial

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