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Daniel Wilhelm - El artículo pertenece a una publicación en forma de cuadernillo, que circuló

por Buenos Aires a fines de 1993.


El 29 de noviembre, Buenos Aires, al igual que otras ciudades de América del Sur, será testigo de
un acontecimiento extraordinario y espectacular que sólo se repetirá dentro de unos 590 años. Se
trata de un eclipse total de luna, cuyo punto máximo ocurrirá a las 3:27 (6:27 GMT) y que tendrá
lugar en los 7 grados de Géminis.

Pero, ¿qué es exactamente un eclipse? La palabra "eclipse" proviene del latín "eclipsis", y éste del
griego "écleipsis", que significa faltar, desaparecer. Y esto es precisamente un eclipse: una
desaparición parcial o total de un astro ante los ojos de un observador, por el avance de un segundo
astro que se interpone entre el primero y el observador. Este fenómeno también se conoce con el
nombre de ocultación, utilizándose el término eclipse preferentemente para la ocultación del Sol o
la Luna.
Pocas veces nos detenemos a pensar de dónde proviene el nombre de nuestra conocida eclíptica.
Precisamente, el plano que describe la Tierra en su movimiento alrededor del Sol, es el plano sobre
el cual se producen los eclipses del Sol y de Luna. De ahí el nombre: "eclíptica".
Recordemos, además, que los nodos de la Luna recibieron en la antigüedad un nombre que
prácticamente ha quedado en desuso en nuestros días: cabeza del dragón, el nodo norte, y cola de
dragón el nodo sur. Si bien estos nombres tienen un significado trascendente para una profunda y
real comprensión de los nodos lunares, ellos derivan - al menos exotéricamente - de una antiquísima
creencia oriental vinculada a los eclipses: la de la existencia de un enorme dragón que habitaba los
cielos, capaz de devorarse al Sol y a la Luna.
Era costumbre, por ejemplo, en algunos pueblos la práctica de un ensordecedor golpear de tambores
desde el comienzo al final del eclipse, con la única finalidad de espantar al dragón y evitar así que
nuestro astro rey le sirviera de banquete para saciar su hambre. Se documentaron casos de
astrólogos - astrónomos que fueron sentenciados a muerte por no haber predicho un eclipse, por no
alertar a su pueblo de la llegada del dragón.
Si bien cualquier cuerpo celeste puede ser eclipsado, hay dos tipos de eclipses que nunca suelen
pasar desapercibidos: los de Sol y de Luna.
Un eclipse de Sol ocurre cuando la Luna se interpone exactamente entre la Tierra y el Sol,
impidiendo así que éste sea visto desde algunos lugares de la Tierra, con la consecuente proyección
de sombra lunar sobre la superficie terráquea. Un eclipse de este tipo puede ser parcial, anular o
total, dependiendo esto del grado de ocultación. Un eclipse de Sol sólo puede ocurrir durante la
Luna Nueva.
El eclipse de Luna se origina por la interposición de la Tierra entre el Sol y la Luna, desapareciendo
la Luna por la proyección de la sombra de la Tierra sobre la superficie de la misma. Este eclipse
puede ser parcial o total, y sólo puede ocurrir durante la Luna Llena. Tanto el eclipse de Sol como
el de Luna, siempre ocurre en conjunción con uno de los nodos, y, por ende, en oposición al otro.
Como vemos no hay un eclipse del cual se pueda hablar en forma generalizada. La interpretación de
los eclipses es algo bastante más complejo, ya que entra en juego un gran número de variables que
normalmente no se tienen en cuenta.
Entonces ¿cómo se interpreta un eclipse en una carta natal?
A lo largo de la historia astrológica occidental ha habido todo tipo de posiciones al respecto, y el
resultado es, en la actualidad, el desconocimiento y la confusión sobre el tema. Sin embargo
(dejando de lado las interpretaciones más catastróficas que vaticinaban guerras, pestes, hambre y
hasta el fin del mundo), todas parecen coincidir en algo que podría describirse con la palabra crisis.
Durante los eclipses entran en juego tres factores claves para el universo espiritual - psicológico del
ser humano: la Luna, la Tierra y el Sol, ligados a través de ese "punto túnel" espacio temporal que
es el eje nodal (nodo norte y sur). Debemos tener presente que durante un eclipse no se produce
un evento, sino que al igual que en cualquier otro ciclo se desencadena un proceso, cuyo desarrollo
está sujeto al correr del tiempo. Los factores afectados son: en primer lugar, la casa natal en la que
el eclipse tiene lugar. Luego debemos considerar aquellos planetas y puntos sensibles de la carta
natal que se encuentran en aspecto (dentro de un orbe no mayor de 4 - 5 grados), con el punto de
eclipse, como así también las casas regidas por dichos planetas.
Resumidamente, la crisis en cuestión tiene que ver con un "reordenamiento" y "reinstalación" del
individuo en su "presente". La Luna simboliza el pasado consciente e inconsciente, la Tierra, el
presente consciente e inconsciente y el Sol, el futuro potencial consciente e inconsciente. Los nodos
son una puerta, desde nuestro presente, hacia el pasado y el futuro.
Ahora bien, cada uno de nosotros habita en estos tres tiempos de modos muy diferentes. Hay
quienes habitan su presente de forma centrada y consciente, hay quienes nunca han podido salir de
su pasado y hay quienes habitan un tiempo que aún no ha llegado (y que tal vez nunca llegue en la
forma imaginada), disociados de su presente y de su pasado. Para comprender mejor este proceso
que se desencadena, tenemos que analizarlo desde la "ocultación" o "desaparición de uno de los
tiempos en el esquema psicológico humano.
Un eclipse de Sol simboliza la desaparición momentánea de nuestro potencial interior, de nuestro
futuro, de nuestro "llegar a ser". Recordemos que los antiguos temían que el eclipsamiento del Sol
anunciara el fin de los tiempos. La Luna (nuestro pasado) se interpone entre el presente (la Tierra) y
el futuro (el Sol). Esto trae al menos dos consecuencias: o quedamos atrapados en una red de
asuntos inconclusos (nuestro pasado invade nuestro presente) reforzando la identidad lunar, o
aprovechamos la oportunidad que se nos ofrece para percibir con mayor claridad
esta sombrareconociendo nuestros condicionamientos y ataduras para poder elaborarlos y liberarnos
de ellos, reorientando de esta manera nuestro destino (recordar la casa y planetas que entran en
cuestión). Cuán fácil o difícil resulte, dependerá del grado de conciencia y de cuál de los nodos
lunares participe del eclipse.
Si bien es cierto que el eclipse de Luna puede ser altamente benéfico, muchas veces las crisis que
desencadena son mayores a las del eclipse solar. ¿Por qué ocurre esto?
Durante este eclipse la sombra de la Tierra hace "desaparecer" momentáneamente a la Luna.
Nuestro presente, fuertemente inducido por nuestro devenir, corta los lazos con el pasado,
incrementando nuestra libertad interior. Si lo entendemos así, descubriremos la fuerza de nuestro
Sol, nuestra conciencia, el verdadero ser interior. Pero un eclipse de Luna, siempre ocurre en Luna
llena, la que simboliza todas las fuerzas primitivas reflejándose en el cielo. La Luna ofrece
seguridad y luz a aquellos que aún habitan la noche, a aquellos para quienes el camino a seguir no
es más que una borrosa línea que se pierde en las sombras. Su pérdida, durante el eclipse, puede
también vivenciarse como el fin de los tiempos y sumergirnos en un estado de profunda angustia.
Se intensifica el deseo de reencontrar su luz. Por algún tiempo, algo que estuvo ahí
acompañándonos - el pasado - parece haberse ido para siempre. Es en esos momentos cuando
podemos llegar a tomar decisiones equivocadas, ya que el contenido subyacente apunta a recuperar
la seguridad perdida, en vez de explorar nuevos caminos y posibilidades.
Su reaparición, después del eclipse, produce un profundo alivio y seguridad emocional, pero al
mismo tiempo incrementa el apego a nuestros condicionamientos más inconscientes.
Los eclipses de Sol y de Luna no se ven desde todos los puntos de la Tierra. Sólo en determinada
latitud y longitud, el sector diurno será testigo de un eclipse de Sol, y sólo en determinada latitud y
longitud, el sector terrestre nocturno podrá ver un eclipse de Luna. Siempre se ha dicho que el
efecto de un eclipse es mayor en aquellos lugares de la Tierra desde los cuales es más visible. Por
nuestra ubicación geográfica, el eclipse de Luna de Luna del 29 de noviembre nos toca de lleno. Es
una buena oportunidad para profundizar e investigar en este aún poco conocido tema. ¿Quién
resistirá la tentación de mirar cómo "cae" en su carta?

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