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De Peter Berger (comp.

) en esta biblioteca
La construcción social
Marxismo y sociología. Perspectivas desde Europa Oriental de la realidad
Peter L. Berger
Thomas Luckmann

Amorrortu editores
nifestación de los procesos subjetivos de otro que, en conse­
III. La sociedad como realidad cuencia, Se vuelven subjetivamente significativos para mí.
subjetiva Eso no sigfllfica que yo comprenda adecuadamente al otro;
hasta puedo comprenderlo erróneamente. Puede estar
riéndose en un ataque de histeria, mientras yo creo que esa
risa expresa regocijo. Sin embargo, su subjetividad me re­
sulta objetivamente accesible y llega a serme significativa
haya o no congruencia entro smo procesos subjetivos y l� s
mío� congruencia total entre los dos significados subJe­
fivOS, y el conocimiento recíproco de esa congruencia presu­
pone la significación, como ya se ha dicho. Sin embargo, la
internalización en el sentido general que aquí le damos
l. INTERNALIZACIÓN DKLA REALIDAD
subyace tanto a la significación como a. sus propias formas
más complejas. Más exactamente, la in tematización en es­
a) Soáalización vri11U1ria. te sentido general, constituye la base, primero, para la com­
prensión de los propios semejantes y, segundo, para la apre­
Ya que la sociedad existe como realidad tanto objetiva hensión del mundo en cu.unto reafidad significativa y so-­
como subjetiva, cualquier comprensión teórica adecuada de cial1
ella debe abarcar ambos aspectos. Como ya sostuvimos an­ Esta aprehensión no resulta de las creaciones autónomas
teriormente, estos aspectos reciben su justo reconocimiento de significado por individuos aislados, sino que comi�z.a
si la sociedad se entiende en términos de un continuo proce­ cuando el individuo "asume" el mundo en el que ya vi.veo
so dialéctico compuesto de tres momentos: externalización, otros. Por cierto que el "'asumir" es de por sí, en cierto senti­
obietivación e internalización. En lo que. se refiere a lo& fe­ do, un proceso original para todo organismo humano, Y �l
nómenos de la sociedad, estos momentos no deben concebir­ mundo, una vez "asumido"', puede ser creativamente modi­
.se como si ocurrieran en una secuencia temporal: más bien ficado o (menos prebablement.e) hasta re-creado. Sea como
los tres caracterizan s1multáneamentc a la sociedad y a ca­ fuere, en la forma. compleja de la internafizaeión, yo no solo
da sector de ella, de manera que cualqmer ánalisis que se "comprendo" los procesos subjetivos momentáneos del otro
acupe solo de uno o dos de ellos no llena su finalidad. Lo '·comprendo" el mundo en que él vive, y ese mundo se vuel­
mismo puede afirmarse del miembro individual de la socie· ve mío. Esto presupone que él y yo compartimos el tiemJ>:ü
dad, que extemaliza simultáneamente s11 propio ser y eI en fo rma más que efimera y una perspectiva "comprohenSI­
mundo social y lo internaliza como real:idad objetiva. En va", que vincula subjetivamente series de situaciones e1:1�
otras palabras, estar en la sociedad es participar en su dia· sí. Ahora no solo comprendemos nuestras mutuas defimcm­
léctica. nes de las situaciones compartidas: también las definimos
Sin embargo, el individuo no nace miembro de una socio­ recíprocamente. Se establece entre nosotros un nexo de mo­
dad nace con una predisposición hacía la socialidad, y lue­ tivaciones que se extiende hasta el futuro; y, lo que es de su­
go llega a ser miembro de una sociedad. En la vida de todo ma importancia, existe ahora una continua identificación
individuo, por lo tanto, existe verdaderamente un& secuen­ mutua entre nosotros. No solo vivimos en el mismo mundo,
cia temporal en cuyo curso el individuo es inducido a parti· sino que participamos cada uno en el ser del otro.
cipar en la dialéctica de la :wciedad. El punto de partida de
este proceso lo constituye la internalizaci6n: la aprehensión
o interpretación inmediata de un .acontecimiento objetivo 1 Nuestra concepción de �comprender" deriva tanto de Weber como de
en cuanto expresa significado, o sea� en cuanto es una ma- Schutz.

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Solamente cuando el individuo ha llegado a este grado de manera el niño de clase baja no solo absorbe el mundo so-
internalización puede consíderérselo miembro de la socie- cial en una perspectiva de clase baja, sino que lo absorbe
dad. El proceso ontogenético por el cual esto se realiza se con la coloración idiosincrásica que le han dado sus padres
denomina socialización, y, por lo tanto. puede definirse co- (o cualquier otro individuo encargado de su socialización
mo la inducción amplia y coherente de un individuo en el primaria). La misma perspectiva de clase baja puede pro-
mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él. La so- ducir un estado de ánimo satisfecho, resignado, amarga-
cialiaación primaria es la primera por la que el individuo mente resentido o ardientemente rebelde. Consiguiente-
atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en mente, el niño de clase baja no solo llegará a habitar en un
miembro de la sociedad. La socialización secundaria es mundo sumamente distinto del de un niño de clase alta,
cualquier proceso posterior que induce al individuo ya so- sino que tal vez lo haga de una manera completamente dis-
cializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su socie- tinta que su mismo vecino de clase bajas.
dad. Podemos aquí dejar a un lado la cuestión especial que Resulte innecesario agregar que la socialización primaria
se refiere a la adquisición del conocimiento acerca del mun- comporta algo más que un aprendizaje puramente cognos-
do objetivo de otras sociedades distintas de aquella prime- citivo. Se efectúa en circunstancias de enorme carga emo-
ra de la que llegamos a ser miembros, así como al proceso cional. Existen ciertamente buenos motivos para creer que..
de internalizar ese mundo como realidad, proceso que de- sin esa adhesión emocional a los otros significantes, el proce-
muestra, al menos superficialmente, ciertas similitudes con so de aprendizaje sería dificil, cuando no imposible". El ni-
la socialización primaria y la secundaria pero que, no obs- ño se identifica con los otros significantes en una variedad
tante, es estructuralmente distinto de las dos-, de formas emocionales; pero sean éstas cuales fueren, la in-
Se advierte a primera vista que la socialización primaria ternalización se produce solo cuando se produce la identifi-
suele ser la más importante para el individuo, y que la es- cación. El niño acepta los "roles" y actitudes de los otros sig-
tructura básica de toda socialización secundaria debe seme- nificantes, o sea que los internaliza y se apropia de ellos. Y
jarse a la de la primaria. Todo individuo nace dentro de una por esta identificación con los otros signiücautee el niño se
estructura social objetiva en la cual encuentra a los otros vuelve capaz de identificarse él mismo. de adquirir una iden-
significantes que están encargados de su socialízacioné y tidad subjetivamente coherente y plausible. En otras pala-
que le son impuestos. Las definiciones que los otros signifi- bras, el yo es una entidad reflejada, porque refleja las acti-
cantes hacen de la situación del individuo le son presenta- tudes que primeramente adoptaron para con él los otros
das a éste como realidad objetiva. De este modo, él nace no sígníficantes''; el individuo llega a ser lo que los otros signi-
solo dentro de una estructura social objetiva, sino también ficantes lo consideran. Éste no es un proceso mecánico y
dentro de un mundo social objetivo. Los otros significantes, unilateral: entraña una dialéctica entre la auto-identifica-
que mediatizan el mundo para él, lo modifican en el curso ción y la identificación que hacen los otros, entre la identi-
de esa mediatización. Seleccionan aspectos del mundo se- dad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente
gún la situación que ocupan dentro de la estructura social 4 El concepto de "mediación" deriva de Sartre, el que, no obstante, ca-
y también en virtud de sus idiosincrasias individuales, bio- rece de una teoría adecuada para la socialización.
gráficamente arraigadas. El mundo social aparece "filtra- :; La dimensión afectiva del primer aprendizaje ha sido puesta espe-
do" para el individuo mediante esta doble selección. De esa cialmente de relieve por la psicología infantil de Freud, aunque existen
diversos descubrimientos de la teoría conductista sobre el aprendizaje
que tenderían a confirmar este punto. Pero aquí no implicamos ningu-
2 Nuestras definiciones de la socialización y sus dos subtipos siguen na aceptación de los presupuestos teóricos de una u otra escuela psico-
de cerca el uso corriente en las ciencias sociales; solo hemos adaptado lógica.
las palabras de conformidad con nuestra armazón teórica general. 6 Nuestra concepción del carácter reflejo del yo deriva tanto de Cooley
3 Nuestra descripción en este punto se apoya, por supuesto, en gran ecrnc de Mead. Sus raíces pueden hallarse en el análisis del "yu social"
medida sobre la teoría de la socialización de Mead. hecho por Wi\liam James (Principies of P"jlchology).

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asumida. La dialéctica, que se presenta en todo momento ta "Mamá se enoja conmigo cada vez que derramo la sopa".
en que el individuo se identifica: con sus otros significantes, A medida que otros significantes adicionales (padre, abue-
resulta, por así decir, la particularización en la vida indivi- la, hermana mayor, etc.) apoyan la actitud negativa de la
dual de la dialéctica general de la sociedad, que ya analiza- madre con respecto a derramar la sopa, la generalidad de la
mos antes. norma se extiende subjetivamente. El paso decisivo viene
Aunque los detalles de esta dialéctica tienen, por supues- cuando el niño reconoce que todos se oponen a que derrame
to, gran importancia para la psicología social, excederíamos la sopa y la norma se generaliza como "Uno no debe derra-
nuestras actuales consideraciones si rastreáramos sus im- mar la sopa", en la que "uno" es él mismo como parte de la
plicaciones con respecto a la teoría socio-psicológica". Lo generalidad que incluye, en principio, todo aquello de la so-
que más importa para nuestra argumentación presente es ciedad que resulta significante para el niño. Esta abstrac-
el hecho de que el individuo no solo acepta los "roles" y las ción de los "roles" y actitudes de otros significantes concre-
actitudes de otros, sino que en el mismo proceso acepta el tos se denomina el otro generalizado''. Su formación dentro
mundo de ellos. En realidad, la identidad se define objetiva- de la conciencia significa que ahora el individuo se identifi-
mente canto ubicación en un mundo determinado y puede ca no solo con otros concretos, sino con una generalidad de
asumtrsela subjetivamente solo junto con ese mundo. Dicho otros o sea con una sociedad. Solamente en virtud de esta
de otra manera, todas las identificaciones se realizan den- ídentíflcactón generalizada logra estabilidad y continuidad
tro de horizontes que implican un mundo social especifico. su propia auto-identificación. Ahora no solo tiene una iden-
El niño aprende que él es lo que lo llaman. Cada nombre tidad vis-u-vis de este o aquel otro significantes, sino tam-
implica una nomenclatura, que a su vez implica una ubica- bién una identidad en general, que se aprehende subjetiva-
ción social determinada'[. Recibir una identidad comporta mente en cuanto sigue siendo la misma, no importa qué
adjudicarnos un 1ugar específico en el mundo. Así como esta otros -significantes o n(}- se le presenten. Esta identidad
identidad es subjetivamente asumida por el niño ("Yo soy con nueva coherencia incorpora dentro de sí todos los diver-
John Smith"), también lo es el mundo al que apunta esta sos "roles" y actitudes interrial izados, incluyendo, entre
identidad. Las apropiaciones subjetivas de la identidad y muchas otras cosas, la auto-identificación como no derra-
del mundo social son nada más que aspectos diferentes del mador de sopa.
mismo proceso de ínternalizacíon, mediatizados por los La formación; dentro de la conciencia, del otro generali-
mismos otros significantes. zado señala una fase decisiva en la socialización. Implica la
La socialización primaria crea en la conciencia del niño intemalizacién de la sociedad en cuanto tal y de la realidad
una abstracción progresiva que va de los "roles" y actitudes objetiva en ella establecida, y, al mismo tiempo, el estableci-
de otros específicos, a los "roles" y actitudes en general. Por miento subjetivo de una identidad coherente y continua. La
ejemplo, en la internalízacíón de normas existe una progre- sociedad, la identidad)' la realidad se cristalizan subjetiva-
sión que va desde "Mamá está enojada conmigo ahora" has- mente-en el mismo proceso de internalización. Esta cristali-
7 Aunque este punto no podría detallarse aquí. ya se ha dicho bastan- zación se corresponde con la internalización del lenguaje.
te para señalar la posibilidad de una psicología social genuinamente Por razones evidentes, según nuestro análisis previo del len-
dialéctica. Esta última tendría igual importancia para la antropología guaje, éste constituye, por cierto, el contenido más impor-
filosófica y la sociología. En lo que respecta a la segunda, una psicología tante y el instrumento más importante de la socialización
social semejante (fundamentalmente orientada según Mead, pero con el Cuando el otro generalizado se ha cristalizado en fa con-
agregado de importantes elementos provenientes de otras corrientes
del pensamiento científico-social) haría innecesaria la búsqueda de
ciencia. se establece una relación simétrica entre la reali-
alianzas teóricamente insostenibles con el freudianisrno o con el paico- dad objetiva y la subjetiva. Lo que es real "por fuera" se ea-
logismo conductista.
s Sobre la nomenclatura. cf Claude Lévi-Strauss, La pensée sauoage, 9 El concepto del "otro generalizado" se usa aquí totalmente en el
pp. 253 Y sigs. sentido de Mead.

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rreeponde con lo que es real "por dentro". La realidad obje- disponen las reglas deljuega. El niño puede intervenir en el
ti:8 puede "traducirse" fácilmente en realidad subjetiva, y juego con entusiasmo o con hosca resistencia, pero por des-
VIceversa. El lenguaie es por supuesto, el vehículo princi- gracia no existe ningún otro juego a mano. Esto tiene un co-
pal de este proceso continuo de traducción en ambas direc- rolario importante. Como el niño no interviene en la elec-
ciones. Hay que hacer notar sin embargo, que la simetría ción de sus otros significantes, se identifica con ellos casi
entre la realidad objetiva y la subjetiva no puede ser total. automáticamente. El niño no intemaliza el mundo de sus
Las dos realidades se corresponden mutuamente, pero no otros significantes cerno uno de los tantos mundos posibles:
SOn coextensrvas Siempre hay más realidad objetiva "dis- lo internaliza como el mundo., el único que exi.ste y que se
ponible" que la que se actualiza realmente en cualquier puede concebir, el mundo tour caurt Por esta razón, el mun-
conciencia individual, sencillamente porque el contenido de do interna1izado en la socialización primaria se implanta
la socialización está determinado por la distribución social en la conciencia con mucho más firmeza que los mundos in-
del conocimiento. Ningún individuo internaliza la totalidad ternalizados en socializaciones secundarias. Por mucho que
de lo que se objetiva como realidad en su sociedad, ni aun el sentido de inevitabilidad original pueda debilitarse en
cuando esa sociedad y su mundo sean relativamente sim- desencantos posteriores, el recuerdo de una certeza ya nun-
ples. Por otra parte, siempre existen elementos de la reali- ca repetida ~la certeza de los primeros albores de la reali-
dad subjetiva que no se han originado en la socialización dad- sigue adherido al mundo primero de la niñez. De esa
tales como la conciencia del propio cuerpo anterior a cual- manera, la socialización primaria logra 10 que (retrospecti-
quier aprehensión socialmente entendida de aquél y aparte vamente, por supuesto) puede considerarse como el más
de ésta. La biografía subjetiva no es totalmente social. El importante truco para inspirar confianza que la sociedad le
individuo se aprehende a sí mismo como estando fuera y juega al individuo con el fin de dar apariencias de necesi-
dentro de la sociedad 10. Esto implica que la simetría que dad a lo que, de hecho, es un hato de contingencias y así
existe entre la realidad objetiva y la subjetiva nunca consti- volver significativo el accidente de su nacimiento.
tuye un estado de cosas estático y deñnítívo: siempre tiene Los COntenidos específicos que se internalízan en la socia-
que producirse y reproducirse in actu (;';n otras palabras la lización primaria varían, claro está, de una sociedad a otra.
relación entre el individuo y el mundo social objetivo es ~_ Algunos se encuentran en todas partes. Es, por sobre todo,
mo un acto de equilibrio continuo. Las raíces antropológí- el lenguaje lo que debe intemalizarse. Con el lenguaje, y
cas de esto son, por supuesto, las mismas que las ya exami- por su intermedio, diversos esquemas motivacionales e in-
nadas en conexión con la posición peculiar del hombre en el terpretativos se intemalizan como definidos institucional-
reino animal. mente, por ejemplo, el querer actuar como un muchachito
En la socialización primaria no existe ningún problema valiente y el suponer que los muchachitos se dividen natu-
de ide~tificación, ninguna erección de otros stgmflcantes. ralmente en valientes y cobardes. Estos esquemas propor-
La sociedad presenta al candidato a la socialización ante un cionan al niño programas institucionalizados para la vida
grupo predefinido de otros significantes a los que debe cotidiana; algunos que le resultan de aplicación inmediata
aceptar en cuanto tales, sin posibilidades de optar por otro y otros que le anticipan el comportamiento socialmente de-
arreglo. Hic.Rhodus, hic salta. Hay que aceptar a los padres fmido para etapas biográficas posteriores: la Valentía que le
9-ue el destino nos ha deparado. Esta desventaja injusta permitirá sobrellevar un día plagado de pruebas de volun-
inherente a la situación de hijo tiene la consecuencia obvia tad por parte de sus iguales y de muchos otros, y también la
de que, aunque el niño no sea un simple espectador pasivo valentía que se requerirá más adelante, al iniciarse como
en el proceso de su socialización, son los adultos quienes guerrero, (J cuando haya que comparecer ante el dios. Estos
10 Compárese Georg Simmcl sobre la auto-aprehensión del hombre programas, tanto el inmediatamente aplicable como el en-
como situado dentro y fuera de la sociedad. También atañe a este punto tícípetorío, establecen la diferencia entre la identidad pro-
el concepto de "cxcentricidad~ de Plessner. pia y la de otros: niñas, niños esclavos, o niños de otro clan.

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Por último, existe ínternalízacíon de, por lo menos, los rudi- Así pues, en cualquier sociedad todo programa debe recono-
mentos del aparato legitimador: el niño aprende "por qué" cer que no es posible pretender que el niño de un año
los programas son 10 que son. Hay que ser valiente, porque aprenda lo que un niño de tres. Asimismo, la mayoría de los
hay que hacerse un hombre de verdad; hay que realizar los programas tienen probablemente que definir las cuestiones
rituales, porque de otro modo los dioses se encolerizarán' en forma diferente, según se trate de niños o niñas. Ese re-
hay que ser leal al jefe, porque solo así los dioses nos ayuda- conocimiento mínimo lo imponen, por supuesto, a la socie-
rán en momentos de peligro, etcétera. dad los hechos biológicos. No obstante, existe más allá de
En la soci~li~a~ión primaria, pues¡ se construye el primer esto una gran variabilidad histórico-social en la definición
mundo del individuo. Su peculiar calidad de firmeza debe de las etapas del aprendizaje. Lo que todavía se define co-
atribUirse, al menos en parte, a la inevitabilidad de la rela- mo niñez en una sociedad puede muy bien definirse como
ción del individuo con sus otros significantes del comienzo. edad adulta en otra, y las implicaciones sociales de la niñez
El mundo de la infancia, con su luminosa realidad, condu- pueden variar mucho de una sociedad a otr~ por ejemplo,
ce, por tanto, a la confianza, no solo en las personas de los en términos de cualidades emocionales, responsabilidad
otros significantes, sino también en sus definiciones de la moral o capacidades intelectuales. La civilización occiden-
situación, El mundo de la infancia es masivo e indudable tal contemporánea (al menos la anterior al movimiento
mente real U Probablemente no podría menos de Ser así en freudiano) tendía a considerar a los niños como natural-
esta etapa del desarrollo de la conciencia. Solo más adelan- mente "inocentes" y "dulces"; otras los consideraban "peca-
te el indivi?uo puede permitirse el lujo de tener, por lo me- dores e impuros por naturaleza", diferentes de los adultos
nos, una pizca de duda. Y, probablemente, esta necesidad solo en fuerza y comprensión. Han existido variaciones si-
de un protorrealísmo en la aprehensión del mundo resulte milares en cuanto a la capacidad del niño para la actividad
pertinente tanto fílogenétíca, como ontogenéticamentel-'. sexual, la responsabilidad criminal, la inspiración divina,
[De cualquier forma, el mundo de la niñez está constituido etc. Esas variaciones en la definición social de la niñez y
como para inculcar en el individuo una estructura nómica sus etapas repercutirán evidentemente en el programa de
tlue le infunda confianza en que "todo está muy bien", rcpi- aprendizajel-'.
tiendo la frase que posiblemente las madres repiten con El carácter de la socialización primaria también resulta
m~ frecuencia a sus hijos llorosos. El descubrimiento pos- afectado por las exigencias del acopio de conocimiento que
terior de que al~unas cosas distan de estar "muy bien" debe transmitirse. Ciertas legitimaciones pueden requerir
puede resultar mas o menos chocante según las circunstan- un grado más alto de complejidad lingüística que otras pa-
cias biográficas, pero en cualquiera de los casos es probable ra ser comprendidas. Podríamos calcular, por ejemplo, que
que el mundo de la niñez retenga su realidad peculiar en la un niño necesitaría menos palabras para comprender que
rotrospeccién, y sigasiendo el "mundo del hogar" por mu- no debe masturbarse, porque eso causa enojo a su ángel
c~o qu~ podamos alejarnos de él en épocas posteriores, ha- guardián, que para comprender el argumento de que la
CIaregiones que no tengan nada de familiar para nosotros. masturbación interferirá su ajuste sexual posterior. Los re-
.La. socia~zaeión primaria comporta secuencias de apren- querimientos del orden institucional general afectarán ade-
dizaje SOCIalmente definidas. A la edad A el niño debe más la socialización primaria. Se requieren diferentes habi-
aprender X, y a la edad B debe aprender Y, y así sucesiva- lidades en diferentes edades en una sociedad por oposición
mente. Todo programa de esa clase entraña cierto reconoci- a otra, o aun en diversos sectores de la misma sociedad. La
miento social del crecimiento y la diferenciación biológicos. edad en la que en una sociedad puede considerarse ecnve-
niente que un niño aprenda a conducir un automóvil puede
11 Compárese la realidad masiva del mundo infantil de Piaget.
12Compárese Lévy-Bruhl sobre lo filogenético análogo al "realismo" 13Cf. Philippe Aries, Centuriee o{ Childhood (Nueva York, Knopf,
infantil de Piaget. 1962).

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ser, en otra sociedad, aquella en la que se supone ya habrá
matado a su primer enemigo. Un niño de clase alta puede
enterarse de "los hechos de la vida" a la edad en que un ni­
ño de clase baja domina los rudimentos de la técnica del
aborto. O también, un niño de clase alta puede sentir sus
primeros estremecimientos de emoción patriótica más o
menos a la edad en que su contemporáneo de clase baja ex­
perimenta por primera vez el odio a la policía y a todo lo
que ésta representa.
La socialización primaria finaliza cuando el concepto d8l
otro generalizado (y todo lo que esto comporta) se ha esta­
blecido en la conciencia del individuo. A esta altura ya es
miembro efectivo de la sociedad y está en posesión subjeti­
va de un yo y un mundo. Pero esta internalización de la so­
ciedad, la identidad y la realidad no se resuelven así como
así. La socialización nunca es total, y nunca termina. Esto
nos presenta otros dos problemas para resolver: primero,
cómo se mantiene en la conciencia la realidad internalizada
en la socialización primaria, y, segundo, cómo se efectúan
otras socializaciones -las secundarias� en la biografia
posterior del individuo. Examinaremos estos problemas en
orden inverso.

172
Indice 133 b. Mecanismos conceptuales para el manteni-
miento de los universos simbólicos
146 c. Organización social para el mantenimiento
de los universos simbólicos

162 In. La sociedad como realidad subjetiva.

162 1. Intemelizacíon de la realidad

162 a. Socialización primaria


172 b. Socialización secundaria
183 c. Mantenimiento y transformación de la reali-
dad subjetiva
7 Prefacio
202 2. Internalización y estructura social
11 Introducción. El problema de la sociología del conocí- 214 3. Teorías de la identidad
miento 221 4. Organismo e identidad

226 Conclusión. La sociología del conocimiento y la teoría


34 1. Los fundamentos del conocimiento en la vida coti- sociológica
diana

34 1. La realidad de la vida cotidiana


44 2. Interacción social en la vida cotidiana
50 3. El lenguaje y el conocimiento en la vida coti-
diana

64 n. La sociedad como realidad objetiva


64 1. Institucionalización

64 a. Organismo y actividad
72 b. Orígenes de la institucionalización
89 c. Sedimentación y tradición
93 d. "Roles"
102 e. Alcance y modos de la institucionalización

118 2. Legitimación

118 a. Orígenes de los universos simbólicos

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