Está en la página 1de 68

NIETZSCHE, LA GENEALOGÍA, LA HISTORIA

La genealogía es gris, es meticulosa y pacientemente documentalista.

Se deriva para la genealogía una tarea indispensable: percibir la singularidad de los sucesos;
encontrarlos allí donde menos se espera y en aquello que pasa desapercibido por no tener nada de
historia; pero en absoluto para trazar la curva lenta de una evolución.
La genealogía exige, por tanto, el saber minucioso, gran cantidad de materiales apilados,
paciencia.
En resumen: la genealogía no se opone a la historia como la visión de águila y profunda del
filósofo en relación a la mirada escrutadora del sabio; se opone por el contrario al despliegue
metahistórico de las significaciones ideales y de los indefinidos teleológicos. Se opone a la búsqueda
del “origen”.
Se encuentra en Nietzsche dos empleos de la palabra Ursprung (origen).
¿Por qué Nietzsche rechaza, al menos en ciertas ocasiones, la búsqueda del origen? Porque, en
primer lugar, se esfuerza allí por recoger la esencia exacta de la cosa, su más pura posibilidad, su
identidad cuidadosamente replegada sobre sí misma, etc. Lo que se encuentra al comienzo histórico de
las cosas, no es la identidad aún preservada de su origen -es la discordia de las otras cosas, es el disparate.
El alto origen retorna en la concepción según la cual al comienzo de todas las cosas se encuentra
aquello que es lo más precioso y esencial; se desea creer que en sus comienzos las cosas estaban en su
perfección.
En fin, último postulado del origen ligado a los dos primeros: el origen como lugar de la verdad.
Hacer la genealogía de los valores, de la moral, del ascetismo, del conocimiento, no será por
tanto partir a la búsqueda de su origen; será por el contrario ocuparse en las meticulosidades y en los
azares de los comienzos.
Se traduce el objeto de la genealogía como el origen, pero es preciso intentar restituirle su
utilización apropiada.
Herkunft es la fuente, la procedencia, es la vieja pertenencia a un grupo. Se trata de percibir
todas las marcas sutiles singulares, subindividuales que pueden entrecruzarse en él y formar una raíz
difícil de desenredar. Un tal origen permite desembrollar para ponerlas aparte, todas las marcas
diferentes. El análisis de la procedencia permite disociar al Yo y hacer pulular, en los lugares y plazas
de su síntesis vacía, mil sucesos perdidos hasta ahora.

La procedencia permite también encontrar bajo el aspecto único de un carácter, o de un


concepto, la proliferación de sucesos a través de las cuales se han formado. Su objetivo no es mostrar
que el pasado está todavía ahí bien vivo en el presente. Seguir la filial de la procedencia es percibir los
accidentes, las desviaciones ínfimas —o al contrario los retornos completos—, los errores, los fallos de
apreciación, los malos cálculos que han producido aquello que existe y es válido para nosotros; es
descubrir que en la raíz de lo que conocemos y de lo que somos no están en absoluto la verdad ni el ser,
sino la exterioridad del accidente.
Esta herencia no es en absoluto una adquisición, un saber que se acumula y se solidifica; es más
bien un conjunto de pliegues, de fisuras, de capas heterogéneas que lo hacen inestable.
La búsqueda de la procedencia no funda, al contrario: remueve aquello que se percibía inmóvil,
fragmenta lo que se pensaba unido; muestra la heterogeneidad de aquello que se imaginaba conforme a
sí mismo.
La genealogía, como el análisis de la procedencia, se encuentra por tanto en la articulación del
cuerpo y de la historia. Debe mostrar al cuerpo impregnado de historia, y a la historia como destructor
del cuerpo.
Entstehung designa más bien la emergencia, el punto de surgimiento. Del mismo modo que
muy frecuentemente uno se inclina a buscar la procedencia en una continuidad sin interrupción sería un
error dar cuenta de la emergencia por el término final.
La emergencia se produce siempre en un determinado estado de fuerzas. El análisis de la
Entstehung debe mostrar el juego, la manera como luchan unas contra otras, o el combate que realizan
contra las circunstancias adversas.
La emergencia es pues, la entrada en escena de las fuerzas; es su irrupción, el movimiento de
golpe por el que saltan de las bambalinas al teatro. Mientras que la procedencia designa la cualidad de
un instinto, su grado o su debilidad, y la marca que éste deja en un cuerpo, la emergencia designa un
lugar de enfrentamiento. Nadie es pues responsable de una emergencia, nadie puede vanagloriarse; ésta
se produce siempre en el intersticio.
La humanidad no progresa lentamente, de combate en combate, hasta una reciprocidad
universal en la que las reglas sustituirán para siempre a la guerra; instala cada una de estas violencias
en un sistema de reglas y va así de dominación en dominación.
Las diferentes emergencias que pueden percibirse no son las figuras sucesivas de una misma
significación; son más bien efectos de sustituciones, emplazamientos y desplazamientos, conquistas
disfrazadas, desvíos sistemáticos. Pero si interpretar es ampararse, por violencia o subrepticiamente, de
un sistema de reglas que no tiene en sí mismo significación esencial, e imponerle una dirección, plegarlo
a una nueva voluntad, hacerlo entrar en otro juego, y someterlo a reglas segundas, entonces el devenir
de la humanidad es una serie de interpretaciones.
La genealogía es designada a veces como «wirkliche Historie»; en numerosas ocasiones, es
caracterizada por el «Sprit» o el «sentido histórico». En realidad, lo que Nietzsche nunca cesó de criticar
después de la segunda de las intempestivas, es esta forma de historia que reintroduce (y supone siempre)
el punto de vista suprahistórico: una historia que tendría por función recoger, en una totalidad bien
cerrada sobre sí misma, la diversidad al fin reducida del tiempo. La historia «efectiva» se distingue de
la de los historiadores en que no se apoya sobre ninguna constancia: nada en el hombre —ni tampoco
su cuerpo— es lo suficientemente fijo para comprender a los otros hombres y reconocerse en ellos.
Saber, incluso en el orden histórico, no significa «encontrar de nuevo» ni sobre todo
«encontrarnos». La historia será «efectiva» en la medida en que introduzca lo discontinuo en nuestro
mismo ser.
Hay toda una tradición de la historia (teológica o racionalista) que tiende a disolver el suceso
singular en una continuidad ideal al movimiento teleológico o encadenamiento natural. La historia
«efectiva» hace resurgir el suceso en lo que puede tener de único, de cortante. Las fuerzas presentes en
la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica, sino el azar de la lucha.
En fin, último rasgo de esta historia efectiva. No teme ser un saber en perspectiva.
En esta genealogía de la historia, que esboza en distintas fases, Nietzsche relaciona el sentido
histórico y la historia de los historiadores.
El historiador está conducido a borrar su propia individualidad para que los otros entren en
escena y puedan tomar la palabra.
El sentido histórico conlleva tres usos que se oponen término a término a las tres modalidades
platónicas de la historia. Uno es el uso de parodia, y destructor de realidad, que se opone al tema de la
historia —reminiscencia o reconocimiento—; otro es el uso disociativo y destructor de identidad que
se opone a la historia —continuidad y tradición—; el tercero es el uso sacrificial y destructor de verdad
que se opone a la historia -conocimiento-.
¿A QUÉ LLAMAMOS HISTORICIDAD?
Althusser había planteado en su momento que era necesario establecer el concepto de historia.
Que la historia no era una evidencia, sino que exigía la producción de un concepto capaz de nombrarla.
Si la historia era una evidencia sin concepto, se trataba de forjar un concepto más allá de la evidencia,
es decir, un instrumento para el pensamiento.
A fines de los años '60, Pierre Vilar entra en polémica con Althusser. Sentencia que
efectivamente es necesario conceptualizar la historia, que es necesario aceptar el reto de Althusser. Pero
eso no implica seguir la conceptualización que el filósofo postulaba.
¿A qué se llama historización? Espontáneamente aparece una primera imagen: historizar es una
relación con el tiempo y la transformación.
Es posible imaginar que historizar algo es inscribirlo en una secuencia. Pero cuando algo se
historiza inscribiéndolo en una secuencia se corre el riesgo de sustancializar ese algo. Si se anotan sólo
las evoluciones que eso va sufriendo a lo largo del tiempo, esa historia se reduce al despliegue
accidentado pero homogéneo de una sustancia sin capacidad de alteración.
También se podrá llamar historizar a la operación que inscribe un término en la dinámica de
una estructura. Pero las temporalidades de la estructura clásica, la diacronía y la sincronía, si bien sitúan
un término en el devenir lo acotan en un devenir homogéneo, reglado, en el que jamás aparece lo nuevo,
lo otro.
Cuando se piensa la historicidad en términos ya no sustanciales ni estructurales sino
situacionales, historizar es inscribir en una situación. Correlativamente, cuando se piensa en términos
de acontecimiento, historizar es suplementar con un acontecimiento la estructura de una situación.
El problema de la transformación también es decisivo porque tampoco constituye una evidencia.
Uno de los aspectos más delicados en nuestro campo es la operación que distingue entre lo mismo y lo
otro. ¿Cuándo algo deviene otro? Tenemos transformación sólo cuando aparece un punto de alteridad.
El tercer aspecto necesario para historizar, además de un concepto preciso de historicidad y de
un concepto preciso de transformación, es el del registro de historicidad.
Es preciso establecer los distintos niveles de historicidad porque cada uno tiene su régimen
histórico propio. Para cada serie, para cada instancia o para cada registro hay un tipo específico de
fenómenos que periodiza, un tipo de fenómenos que produce un corte, un tipo de fenómenos que
produce alteración. Que un registro tenga su tipo de historicidad, significa que tiene un tipo fenómenos
que lo historiza. El advenimiento de un fenómeno que corte las regularidades en una instancia no genera
de por sí los mismos efectos en otra.
Se podrá decir que los efectos son despreciables, y es cierto. Pero lo son despreciables en las
teorías de los sistemas simples. En cambio, los efectos mínimos en los sistemas complejos producen
efectos de alteración global. Los fenómenos ínfimos en un sistema más rico en complejidad lejos de
neutralizarse empiezan a potenciarse, multiplicarse, enrarecerse.
¿Qué es hacer historia? En principio, hacer historia se dice en dos sentidos. Hacer historia en
un primer sentido, en el sentido más regular de mi profesión, consiste en escribir un relato, escribir una
historia ya acontecida: describir, narrar, analizar, conocer es el trabajo propio de los historiadores de
gabinete. Pero hacer historia también es historizar en lo real. Cuando uno hace historia, historiza: no
solo escribe lo que ya ha sucedido, sino que también la acción real y la intervención efectiva produce
una historización de los fenómenos en los que de hecho se está interviniendo. Este es el trabajo de
historiador ya no de gabinete sino de trinchera.
El concepto central para esta vía de historización actual que no quiere escribir los términos en
una secuencia que despliegue sus regularidades, sino que se quiere historia alteradora, es el término de
acontecimiento.
En principio, habría que pensar el acontecimiento en términos de aparición de algo radicalmente
nuevo. El advenimiento de algo radicalmente nuevo es la presencia en acto de lo que nunca fue en
potencia: la irrupción que no es la actualización de lo que ya estaba. La posibilidad aquí depende de
que exista, para esto que no era en potencia, pero adviene, la capacidad de producir un efecto. El efecto
que más me interesa destacar aquí es el efecto de suplementación.
La suplementación es el efecto pertinente de la irrupción de lo radicalmente nuevo en una
situación; no consiste en agregar a un término lo que le falta para constituir un todo, sino en introducir
en un todo un elemento en plus que lo destotaliza.

Que un término tenga antecedentes no significa que haya estado contenido en potencia en sus
antecedentes. Lo nuevo se presenta como consecuencia del antecedente. Pero la operación del
historiador consiste en circunscribir la cualidad nueva, por tenue que sea, en el acto de su emergencia
alteradora en un mar de semejanzas (casi) abrumadoras.

INTRODUCCIÓN. En Historia de la Psicología


La historia de la psicología ha perdido peso en los planes de estudio de psicología en favor de
materias más orientadas a la aplicación de técnicas para la resolución de cualquier demanda individual
y social que pueda llegar a surgir. Conviene tener un mapa de las diferentes escuelas y teorías que han
ido desarrollándose en el tiempo. Muchas de ellas conviven de una u otra forma en el presente de la
disciplina, y conocer su historia nos permite manejarnos con más herramientas en esa complejidad y
posicionarnos ante ella con cierta conciencia crítica.
Esta obra está concebida para reflexionar, para estimular la capacidad crítica o para poner en
suspenso lo que se da por evidente en otras áreas, orientaciones y ramas de la psicología. No narramos
una historia de superación disciplinar y victorias científicas apoteósicas, sino de permanentes tensiones
teóricas y prácticas, pactos de no agresión entre corrientes y, como mucho, alguna que otra victoria
pírrica.
Situar los inicios de la psicología en uno u otro momento dependerá de los criterios que
utilicemos para definir qué entendemos por psicología, pero también qué entendemos por ciencia. Todo
ello, además, dependerá de cuáles sean nuestros propósitos a la hora de contar esta historia, que pueden
ir desde la legitimación de su estado actual hasta la apertura de un espacio para la crítica y la reflexión.
¿Cuándo y dónde nace la psicología?
La historiografía convencional sitúa el origen de la psicología como disciplina científica a
finales del siglo xix, en Alemania, con el establecimiento del primer laboratorio de psicología en Leipzig,
en 1879, por parte de Wilhelm Wundt. Se trata de un mito fundacional que deposita en el empleo del
método experimental, el rasgo definitorio de una psicología científica.
Ahora bien, la investigación historiográfica de los últimos años ha defendido la existencia de
una psicología empírica e incluso experimental mucho antes de esta institucionalización.
A este respecto, el siglo XVIII, según el historiador de la psicología Fernando Vidal (2006),
parece haber sido el escenario de un desarrollo sin igual de trabajos de carácter psicológico, visible
especialmente en la explosión de publicaciones tanto académicas como populares (revistas y novelas).
Vidal plantea la existencia ya entonces de todo un debate metodológico en torno a las posibilidades de
una psicología empírica (matemática y experimental), en el que habría venido a intervenir Kant a la
hora de juzgar la posibilidad de que ésta fuera una ciencia.
En todo caso, otros investigadores se remontan mucho más atrás en el tiempo y defienden la
existencia de una psicología empírica, natural, ligada a las primeras apariciones del término
«psicología», en el contexto de la reforma protestante, en un momento de inquietud religiosa, de crisis
de la espiritualidad, que conlleva nuevas reflexiones sobre la naturaleza humana. El término, en efecto,
había empezado a utilizarse con cierta sistematicidad a finales del siglo xvi, en pleno auge del
Humanismo, de reforma de las universidades y de nuevas lecturas del tratado De Anima de Aristóteles.
Implicaría la emergencia de un nuevo campo disciplinar: una psicología como ciencia natural, en
estrecha relación con los desarrollos antropológicos y anatómicos de la época, que habría contribuido a
instaurar el dualismo mente-cuerpo que encontraremos poco después en Descartes.
La irrupción y difusión del vocablo «psicología» a finales del siglo XVI no parece haber ido
acompañada de una reorganización del conocimiento sobre el alma o la mente en torno a una ciencia
unitaria, que pudiera considerarse antecedente más o menos directo de la psicología moderna. Para
Gantet, en línea con Vidal (2006), no será hasta el siglo XVIII cuando algo así empiece a dibujarse,
como parte de un proceso de psicologización del ser humano que se desarrollaría sobre todo a partir de
la influencia del Ensayo sobre el entendimiento humano de John Locke (1690).
Multiplicidad de saberes y prácticas: ¿unidad disciplinar?
El auge de este tipo de discusiones (de carácter teológico) desde finales del XVI y durante todo
el siglo XVII no tiene que ver sólo con una dimensión teórica del conocimiento; antes bien, se encuentra
ligado a una serie de cuestiones prácticas, que tienen que ver con el gobierno (especialmente con el
control social) y con el autogobierno, en un momento en que el hombre empieza a dejar de ser un
súbdito para tantear la senda del individualismo moderno. Todas estas prácticas, contribuirán
precisamente al acervo de las llamadas «tecnologías del yo», es decir, procedimientos técnicos
utilizados para regular el propio comportamiento o los propios pensamientos y emociones (como la
confesión o la oración, por ejemplo; Foucault, 1990).
Encontramos ahí la historia de las aplicaciones o dimensiones prácticas de la psicología,
especialmente relacionadas con el gobierno de los otros y de sí mismo.
Más allá de Occidente y la ciencia moderna
Conviene en todo caso no olvidar que restringir nuestro punto de partida al contexto alemán de
los siglos xviii y xix supone ya una elección que deja fuera otras muchas posibilidades, y no sólo otras
tradiciones nacionales europeas.
¿Para qué sirve la historia de la psicología (y este libro)?
Hasta hace relativamente poco tiempo, la historia de la psicología —como la de otras
disciplinas— se venía construyendo sobre el supuesto de un desarrollo acumulativo y de progreso. Este
tipo de reconstrucciones históricas se acompañaba habitualmente de un punto de vista según el cual el
mérito personal de los grandes genios científicos, sus anhelos y motivos, era lo que impulsaba los logros
y desarrollos alcanzados. Era ésta una historia testimonial, aunque cumplía un papel muy importante a
la hora de reforzar la memoria colectiva y, con ella, la identidad profesional del psicólogo. El psicólogo,
en efecto, quedaba así inscrito en una historia de progreso y superación científica.
Sin embargo, desde aproximadamente la década de los años setenta del pasado siglo, la
historiografía empezó a atender a los aspectos más contextuales o externos de la empresa psicológica.
Cuestiones culturales, socio-institucionales, técnicas, políticas o morales de todo tipo empezaron a verse
como decisivas en los derroteros que seguían las teorías y las prácticas de la disciplina.
Uno de esos derroteros es la historia compensatoria, como la que procede de la crítica feminista
y su reivindicación de la contribución realizada por las mujeres a la historia de la ciencia y la cultura.
Junto a esta mirada crítica se ha promovido la necesidad de dar visibilidad a otro tipo de cuestiones, de
tal manera que actualmente su denominador común sería la sospecha ante las narraciones históricas
tradicionales y asentadas.
Una segunda aproximación que consideramos relevante señalar es la genealógica. Según esta,
el campo psicológico sólo sería un dominio de prácticas y teorías más entre los dispuestos
históricamente por la cultura occidental para construir tipos de sujetos (o subjetividades). De esta
perspectiva se derivan algunas posiciones especialmente críticas que señalan el carácter de la psicología
científica como instrumento de control y sometimiento del sujeto moderno.
Podríamos considerar este último planteamiento como una tercera perspectiva. En ella la
psicología se reconoce a sí misma como una tecnología de construcción de subjetividades, lo cual
convierte la mirada al pasado de la disciplina en algo imprescindible o sustantivo de la misma. No
hablaríamos ya de una historia legitimadora de la identidad del psicólogo, sino de mirar al pasado como
algo necesario para entender en toda su complejidad lo que denominamos «sujeto psicológico».
Conviene en todo caso advertir que, como siempre que hablamos de la identidad disciplinar de
la psicología, las cosas no son tan simples y claras: no es tan fácil distinguir entre una vieja historia
triunfalista y obsoleta y una nueva historia crítica y suspicaz. Igualmente, resulta difícil hacer una
historia contextual, compensatoria, crítica o genealógica de la psicología sin tratar de reconstruir algo
de lo que sucedió en el pasado, identificar agentes relevantes y suponer una proyección, sea la que sea,
hacia el futuro.
HACIA UN MARCO CONCEPTUAL PARA UNA HISTORIZACIÓN CRÍTICA DE
LA PSICOLOGÍA
Al debilitarse el antiguo mandato, según el cual la historia debe justificar las perspectivas
disciplinarias actuales, se amplió el panorama para la reflexión sobre las tareas del historiador. Los
debates recientes sobre este tema parecen haber dado por resultado un acuerdo relativamente amplio
sobre el hecho de que una historiografía no justificacionista debería de alguna manera ser “crítica”.
Parece factible distinguir al menos entre dos sentidos amplios en los que puede emplearse esta
noción. Los denominaré sentido débil y sentido fuerte: el primero constituye en cierta forma un grado
de acuerdo mínimo sin el cual no tiene sentido hablar de una historiografía crítica, mientras que el
segundo implica compromisos teóricos que van mucho más allá de ese nivel mínimo.
Cuando se habla de “historia crítica” no es el nivel táctico el que se tiene en mente, sino la
estrategia general de la investigación histórica.
Como mínimo, el compromiso con una historiografía crítica, supone adoptar una postura frente
a por lo menos tres coordenadas que conforman el marco inmediato de la actividad del historiador. La
primera de las tres está constituida por las autoridades y las fuentes históricas tradicionales. Si bien ha
habido progresos significativos al respecto una historiografía crítica, por supuesto, debe ir más allá y
adoptar una actitud crítica y autorreflexiva también dirigida a sus propios esfuerzos. Por último, es
imposible hablar de una historia crítica a menos que la actitud crítica se extienda no sólo a las
autoridades tradicionales y a los puntos de vista del historiador sino también a la disciplina misma. Esto
significa que no se presupone que el desarrollo histórico de la disciplina deba haber sido necesariamente
progresivo.
Resulta básico reconocer con claridad una divergencia fundamental entre la historia crítica y el
naturalismo ingenuo. De acuerdo con este último, la psicología simplemente encuentra sus objetos en
el mundo natural. De esta manera, su historia se convierte en la crónica de cómo una serie de
descubridores hallaron una serie de objetos. Por el contrario, un enfoque crítico debe considerar que es
un problema precisamente lo que se aceptaba sin reparos desde el punto de vista tradicional, esto es, el
surgimiento histórico de los objetos psicológicos mismos. Los objetos como “la inteligencia”, las
“actitudes” o la “personalidad”, no se dan en la naturaleza como materias dadas, sino que son el
producto de una construcción humana. Lo mismo se aplica a los sujetos psicológicos tales como “sujetos
experimentales” o “clientes”. Si se toma con seriedad la idea de que todos los objetos psicológicos son
objetos creados por el hombre, se desprende que su historia es en último análisis la historia de su
construcción.
Existe una versión subjetivista del naturalismo que considera que los objetos psicológicos no
se encuentran en la naturaleza objetiva sino en la mente de figuras históricas específicas. En la medida
en que se sostiene que los conceptos se les ocurren a los individuos, aquellos parecen surgir sin
actividad humana, como otros hechos naturales. Sólo cuando las ideas se analizan desde el principio
como construcciones humanas producidas por agentes sociales en condiciones históricas especificas
contamos con un marco aplicable a una historia crítica.
En consecuencia, los objetos de psicología históricamente constituidos deben analizarse en
relación con la actividad constructiva de la que son producto. Estas actividades constituyentes de
objetos son de diversos tipos. Lo que resulta importante desde el punto de vista de la historia crítica es
el estudio de la relación entre tales actividades constructivas y la naturaleza de los objetos que ellas
producen. Los orígenes de los cambios significativos en los objetos deben buscarse en los cambios en
las actividades que los produjeron.
También debemos desarrollar herramientas conceptuales adecuadas para intentar un análisis
histórico en estas condiciones. Necesitamos hacernos preguntas distintas en relación con nuestro
material histórico.
Probablemente no hallaremos respuesta a estas preguntas a menos que adoptemos un enfoque
que, según creo, caracteriza la historia crítica en sentido fuerte. Este enfoque implica rechazar la idea
de que las respuestas a los problemas históricos pueden encontrarse en acciones e intenciones
específicas de individuos históricos concretos. Esto no quiere decir que tales acciones e intenciones no
sean de interés para el historiador critico; lo son, pero sólo como puntos de partida, no como enunciados
finales de su investigación. Las actividades constructivas ya mencionadas no deben identificarse con la
manera en que las representan los actores históricos individuales. Tal identificación solo restablecería
la perspectiva naturalista en otro nivel, resultado que solo puede evitarse profundizando más allá de la
autorrepresentación de los actores históricos individuales. Estas autorrepresentaciones son producto de
la reflexión [reflection] de los actores sobre sus propios actos.
En su análisis de las actividades constituyentes de objetos, el historiador crítico nunca debe
reemplazar la práctica no reflexionada [unreflected] de los actores por sus autorrepresentaciones. Por
lo común, la primera se revela en las características incidentales, que se dan por descontadas y pasan
desapercibidas.
El compromiso del historiador crítico con un tipo de análisis que profundiza más allá del nivel
de autorrepresentación de los actores históricos individuales tiene implicaciones importantes para el
análisis de la estructura de las actividades que generan conocimiento. Tales actividades suelen tener
lugar en un contexto de resolución de problemas. Los objetos psicológicos se construyen en el curso de
actividades que se emprenden con ciertos objetivos en mente. En general, los cambios históricos en
estas actividades están asociados con cambios en sus metas. Por lo tanto, es muy cierto que comprender
dichas actividades exige comprender su estructura intencional. Resulta muy sensato, al examinar las
actividades que generan objetos, buscar las situaciones-problema que generaron las actividades mismas.
Por consiguiente, es necesario hacer una distinción entre los problemas que se plantea un actor
histórico y la problemática dentro de la que opera. Una problemática define los esquemas, las imágenes,
las metáforas en términos de las que se formulan los problemas específicos, y por lo tanto limita la gama
de preguntas posibles dentro de su ámbito. El análisis de la constitución de tales objetos debe
continuarse hasta llegar a la problemática dentro de la que surgen.
Si bien es posible que los problemas específicos sean formulados por actores históricos
individuales, una problemática no es nunca propiedad de un único individuo, sino que solo surge en el
curso de la interacción social; implica las formas en que los individuos se comunican sobre problemas
compartidos. Una problemática no funciona como una forma inerte, sino como un proceso generador;
configura problemas específicos y actividades constituyentes de objetos. Por consiguiente, en última
instancia, no son los actores individuales los que funcionan como sujetos históricos, sino los grupos que
comparten una misma problemática.
Para operar la historia critica en sentido fuerte tiene que concebir, de alguna manera, a los
“sujetos colectivos”.
La historia crítica en sentido fuerte supone reconocer que la actividad constructiva intencional
de los individuos implica una estructura de problemas que existe en un nivel transindividual, y que debe
analizarse en este nivel.
En especial, debe destacarse que se considera el nivel transindividual como una fuente de
actividad, y no sólo como una fuente de influencia. Esta es la razón por la cual el término “sujeto
colectivo” representa a esta posición con mayor exactitud que la palabra “contexto”. El modelo del
actor individual sujeto a las “influencias” sociales constituye todavía un modelo naturalista basado en
el prototipo de un organismo biológico que reacciona ante un medio exterior a él.
La participación del individuo en el sujeto colectivo puede adoptar formas diversas, como por
ejemplo la participación activa en una tradición intelectual o un grupo social. La problemática que
proporciona la base de la actividad del individuo es una estructura abierta que define un área-problema
y prescribe la naturaleza general de las soluciones aceptables. No es simplemente un conjunto de
categorías cognitivas, sino siempre una expresión de intereses sociales. La existencia de una situación-
problema implica interés por algún tipo de solución. Sólo en la medida en que una problemática implica
interés en una solución, puede servir como fuente de nuevos productos intelectuales o técnicos.
Por lo tanto, la historia crítica en sentido fuerte involucra rechazar la idea de “cognición pura”,
y, además, reconocer el papel fundamental que desempeñan los “intereses constituyentes de
conocimiento”.
Las actividades constituyentes de objetos psicológicos también presentan un aspecto
socialmente reproductivo. Si aceptamos el papel fundamental que desempeñan los intereses en toda
actividad generadora de conocimiento, no podemos considerar que los aspectos socialmente
reproductivos de esta actividad son una excepción. En otras palabras, debe reconocerse que la
reproducción de clases específicas de conceptos y prácticas implica intereses sociales, aunque los
actores históricos puedan no haber entendido este aspecto de su actividad.
El objeto de estudio de una historia crítica no está compuesto por cuerpos inertes sino por
actividades humanas en las que los aspectos sociales y los individuales son inseparables. Las actividades
constituyentes de objetos psicológicos son sociales tanto como son intelectuales.
El hecho de que el aspecto psicológico y el social no son independientes uno del otro, no
significa que uno sea la causa del otro. Más bien, al abordar una problemática en particular, los sujetos
históricos abordan simultáneamente aspectos psicológicos y sociales.
Pero para la historia crítica el desafío radica en desarrollar modos de análisis que no perpetúen
la separación artificial entre el “contenido” intelectual y las “condiciones” sociales, sino que busquen
hacer justicia al entretejido de los aspectos sociales e intelectuales en la actividad humana en el mundo
real.
La historia crítica en sentido fuerte no puede comprometerse con un tipo de limitación teórica
que implicaría sustituir una actitud crítica por otra dogmática.
UNA HISTORIA CRÍTICA DE LA PSICOLOGÍA
¿De qué manera debería hacerse la historia de la psicología? Una historia crítica de la relación
entre lo psicológico, lo gubernamental y lo subjetivo. Una historia crítica es la que nos llama a
reflexionar sobre nuestra naturaleza y nuestros límites, sobre las condiciones en las que se estableció lo
que entendemos por verdad y por realidad. El objetivo de una historia crítica no es imponer un juicio,
sino hacerlo posible.
La psicología y sus historias
Casi todos los libros de texto de psiquiatría o de psicología parecen obligados a incluir un
capítulo histórico o una reseña, por poco relacionada que esté con los temas que tratan. Esos textos nos
cuentan en términos similares una y otra vez el desarrollo de las ciencias psicológicas: que tienen un
pasado extenso pero una historia corta. Un pasado extenso, en el sentido de una tradición ininterrumpida
de especulación acerca de la naturaleza, las vicisitudes y las patologías del alma humana, prácticamente
coextensiva con el propio intelecto humano. Pero, una historia corta, en el sentido del abandono de la
metafísica, la especulación o el reduccionismo médico o fisiológico, que sólo se produjo con el
despliegue del "método experimental” en el siglo XIX.
Georges Canguilhem utiliza el término “historia recurrente” para describir (no necesariamente
de manera despectiva) la forma en que las disciplinas científicas suelen identificarse, en parte, con una
determinada concepción de su pasado. Esas narraciones establecen la unidad de la ciencia construyendo
una tradición ininterrumpida de pensadores que buscaban aprehender los fenómenos que componen su
contenido. Los trabajos de esos pensadores se pueden ordenar en un relato organizado cronológicamente,
que corresponde a un avance hacia el objeto.
Las “historias recurrentes” consideran que el presente es la culminación del pasado y el lugar
desde el cual se pone de manifiesto su historicidad. Sin embargo, esas “historias recurrentes” son más
que una “ideología”: desempeñan un papel constitutivo en la mayoría de los discursos científicos porque
usan el pasado para deslindar el régimen de verdad contemporáneo de una disciplina y, al hacerlo, no
solamente usan la historia para vigilar el presente, sino también para moldear el futuro.
Estas “historias recurrentes” de la ciencia son programáticas. Al narrar el pasado de la disciplina
en cuestión buscan no sólo deslindar el presente, sino también escribir el futuro. También quiero
exhortarlos a hacer historia “en torno del presente”. Pero esa “historia del presente” debe tomar la
imagen actual de la disciplina como una reivindicación y como un problema a la vez: como una
reivindicación en el sentido de que es necesario analizar esa imagen, no verla como mito ni reflejo del
pasado, sino observar cómo opera y cuáles son las funciones que actualmente tiene dentro de la
disciplina; y debe tomarla como problema, en el sentido de que no se la puede utilizar como principio
para nuestra investigación del pasado.
Hasta la década de 1960, casi todas las historias de la psicología pertenecían al género de lo
“recurrente”. Sin embargo, en el período posterior, esa “historia recurrente” de las ciencias psicológicas
fue cuestionada en varios frentes. Los sociólogos del control social y los críticos de la cultura incluyeron
a la psicología en sus críticas.
Las críticas sociológicas que tocaron el tema de las ciencias psicológicas buscaron revisar y
oponerse a los temas del progreso, la ilustración y la neutralidad que inspiran a la historia autorizada,
calificando esos trabajos de hagiografías interesadas cuyo objetivo no es ilustrarnos sobre el pasado,
sino legitimar el presente. Analizan el desarrollo de las disciplinas, no tanto en términos del poder
innovador del genio o del poder correctivo de la experimentación científica sino, más bien, en términos
de transformaciones externas al conocimiento científico. Se da importancia a cinco tipos de factores
externos: económicos, profesionales, políticos, culturales y patriarcales. Los temas económicos
vinculan el desarrollo de las ciencias psicológicas en el siglo XIX con las exigencias de la producción
capitalista, la construcción y la regulación del mercado del trabajo, y la preservación de la propiedad y
la autoridad de los ricos, y más recientemente, con las aventuras de dominio y saqueo colonial con las
que estuvo intrínsecamente relacionado el capitalismo metropolitano desde sus comienzos. Los temas
profesionales vinculan la formulación y la adopción de diferentes teorías, explicaciones y técnicas con
el choque de intereses cognitivos y profesionales, a veces analizados en términos de clase, y con la
extensión del poder profesional mediante la autoridad que proviene de reivindicar la disciplina como
parte de la ciencia. Los temas políticos vinculan el desarrollo de las ciencias psicológicas con las
transformaciones en el aparato del estado y en las instituciones de control social, tales como el hospicio
y la prisión. Los temas culturales suelen ver el surgimiento de la psicología como un ejemplo de un
malestar social más amplio: la decadencia de los valores espirituales y comunitarios, las relaciones
modificadas de lo público y lo privado y la tiranía de la intimidad, el auge del narcisismo en los
individuos y en las culturas. Los temas patriarcales vincularon el surgimiento de las psicociencias con
la domesticación femenina y el aislamiento de esposas e hijas en los confines claustrofóbicos y
patógenos de la familia nuclear.
Ese uso de la historia es, a menudo, tan problemático como las versiones prestigiosas a las
cuales se opone. Considero necesario que una historia crítica eficaz invierta la dirección de nuestra
investigación con respecto a cada uno de esos temas.
Factores económicos
Considero que podríamos arrojar más luz sobre la relación entre las vicisitudes del capitalismo
y el surgimiento de las disciplinas psicológicas analizando las condiciones políticas, institucionales y
conceptuales que dieron lugar a la formulación de diversas nociones de la economía, el mercado, las
clases trabajadoras y el sujeto colonial. Deberíamos prestar atención a la manera en que esas
condiciones problematizaron los diferentes aspectos de la existencia desde la perspectiva de “la
economía”. Deberíamos analizar la forma en que esas problematizaciones plantearon cuestiones a las
cuales las psicociencias pudieron brindar respuesta. También deberíamos investigar la forma en las que
las psicociencias, a su vez, transformaron la naturaleza y el significado mismo de la vida económica y
las concepciones de las exigencias económicas adoptadas en la actividad y en la política económica.
Factores profesionales
Los sociólogos consideraron como una cuestión simple el atribuir intereses a los individuos u
agrupaciones (clases, géneros, razas) y utilizarlos como explicación de las posiciones adoptadas en las
disputas cognitivas o profesionales. Habitualmente, el interés por el tema proviene de la postura que se
adopta y que luego se pretende explicar. En cambio, yo creo necesario explicar la formación de los
intereses mismos. Debemos abocarnos a las diversas maneras en que individuos y grupos específicos
se movilizaron en torno de objetivos particulares, debemos abocarnos a las técnicas de construcción de
identidades y aspiraciones colectivas. Por lo tanto, debemos estudiar la manera en que se forman las
alianzas entre aquellos que terminan convenciéndose, de diversas maneras, de que tienen ciertos
intereses y de que esos intereses son los mismos que los de los otros individuos. A los intereses se llega,
no se parte de ellos como explicación.
Factores políticos
Las historias sociológicas de las ciencias psicológicas suelen ver al “estado” como el origen, el
orquestador o el beneficiario de muchas de las prácticas sociales que se llevan a cabo en nombre de la
psicología o la psiquiatría. Es precisamente el nacimiento de esa concepción del estado la que debería
ser investigada. En lugar de analizar el aumento del control del estado en el siglo XIX y las ciencias
psicológicas que fueron útiles para lograrlo, deberíamos investigar la formación de una nueva forma de
movilización de la autoridad política en ese período. La disciplinarización de la psicología está
constitutivamente vinculada a una transformación fundamental que viene sucediendo en la racionalidad
y las tecnologías del poder político desde las últimas décadas del siglo XIX, cuando la responsabilidad
de los gobernantes se plantea en términos de asegurar el bienestar y la normalidad física y mental de
los ciudadanos y en términos de moldear y regular las maneras en que llevan adelante su existencia
“privada”—como trabajadores, ciudadanos, padres y madres— de modo que ejerzan su privacidad y
libertad de acuerdo con esas pautas de normalidad maximizada.
Factores culturales
Los críticos culturales solían ver el inicio de la psicología en el siglo XX como un mero síntoma
de la mentalidad de una era que vio el nacimiento del individuo introspectivo. La dirección de la
investigación podría invertirse para hacer menos hincapié en las “mentalidades” que originaron la ética,
y más hincapié en las condiciones específicas de emergencia, articulación y transformación de los
valores éticos y técnicas que hacen que ciertas prácticas culturales sean posibles.
Factores patriarcales
la crítica histórica reciente más importante de las psicociencias haya sido escrita por feministas
que buscaban dejar constancia del papel desempeñado por la psicología y la psiquiatría en la divulgación
de un mito de la mujer que apoyaba un orden patriarcal y legitimaba la infantilización femenina, la
reproducción de la dependencia y la subordinación de las mujeres en las relaciones domésticas, el
mundo privado del hogar y la carga de la maternidad en nombre de su fragilidad, su vulnerabilidad
psicológica y su naturaleza maternal. La tarea de una historia crítica es invertir las líneas de
investigación para analizar precisamente cómo ese proceso se llevó a cabo y a través de cuáles prácticas
se conformó y se diferenció el género. Es necesario encontrar la lógica explicativa de la patología que
problematizó tanto la sexualidad de los hombres como la de las mujeres, pero con relación a aspectos
diferentes.
Sería aconsejable, pues, emprender una historia crítica de la psicología y la psiquiatría y de sus
tecnologías afines tratando la existencia misma de esos campos del conocimiento y de la práctica como
un problema que debe ser explicado, y estableciendo su funcionamiento respecto de un campo más
amplio de sistemas de regulación social, dominio político y juicio ético. Abordar las relaciones entre
subjetividad, psicología y sociedad desde esa perspectiva significa analizar los campos en los que la
conducción del yo y de sus poderes estuvieron relacionados con la ética y la moral, con la política y la
administración, y con la verdad y el conocimiento. La psicología —y, de hecho, toda disciplina
vinculada con lo psicológico— desempeñó un papel muy significativo en la reorganización y
ampliación de esas prácticas y técnicas que vincularon la autoridad con la subjetividad durante el siglo
pasado.
La construcción de lo psicológico:
A veces, esas historias cuestionaron las relaciones entre la psicología y la sociedad. A veces,
también cuestionaron de qué manera las teorías y los profesionales de la psicología habían afectado a
la sociedad: cómo y cuándo, a qué fenómenos y con qué resultado habían sido “aplicadas”. Pero rara
vez, por no decir nunca, cuestionaron las relaciones entre el objeto de conocimiento psicológico —la
vida mental del individuo humano, la subjetividad— y el conocimiento psicológico mismo.
No hace mucho, una serie de autores puso en duda esas divisiones. Según ellos, la psicología
no puede ser considerada como un dominio dado, separado de algo llamado “sociedad”: los procesos
por los cuales se producen sus verdades son constitutivamente “sociales”. El objeto de la psicología no
puede ser considerado como algo dado, independiente, que preexiste al conocimiento y que es
meramente “descubierto”. Una versión de esta línea argumentativa se conoció como “construccionismo
social”. El conocimiento está “subdeterminado” por la experiencia, de manera que el mundo debe ser
entendido en términos que son producto de la cultura. Por lo tanto, esa comprensión no depende de la
naturaleza de la realidad o de la validez empírica de las proposiciones, sino de los procesos sociales.
Esos procesos son variables social e históricamente y, por consiguiente, también lo es lo que se
considera como conocimiento.
Sin duda, la psicología no puede alcanzar la universalidad en sus leyes por muchos motivos,
pero fundamentalmente, porque su objeto —la psicología humana— cambia con la cultura y es
cambiado a su vez por la psicología misma. En parte porque los lenguajes mediante los cuales los
humanos se entienden entre sí y con los que, de ese modo, se construyen a sí mismos están sujetos al
cambio histórico e influidos por la psicología misma.
La fuerza retórica del argumento de que “el niño”, “la madre”, “el yo”, “la agresión” y entidades
similares se construyen, depende de un antagonista que haya afirmado que ellos son “descubrimientos”,
que están ahí, en la realidad, aguardando que la ciencia los saque a la luz y los revele. Quizá repetir que
“x no es algo dado en la realidad, sino construido socialmente” e invocar al enemigo imaginario
positivista, de hecho, puede ser ahora un obstáculo para la indagación crítica. Entonces, ¿cuál es la
diferencia —de haber alguna—entre las “construcciones” en las que participó la psicología y aquellas
que fueron constitutivas de otros campos del conocimiento científico?
Fenomenotécnica:
Permítanme empezar con una reflexión acerca de lo que significa argumentar que el objeto de
conocimiento “se construye”. para Bachelard “todo lo que es decisivo no nace sino ‘a pesar de’. [...]
Toda verdad nueva nace a pesar de la evidencia; toda experiencia nueva se adquiere a pesar de la
experiencia inmediata”. Para Bachelard, eso significa que la actividad de la ciencia se ocupa de la
“construcción” de nuevos campos de objetividad científica.
Bachelard argumenta que la razón científica es necesariamente una ruptura con lo empírico.
Según él, la ciencia no debe ser entendida como una fenomenología, sino como “fenomenotecnología”.
Es decir que la ciencia no es un mero reflejo o racionalización de la experiencia. La experimentación
es esencialmente un proceso por el cual las teorías se materializan a través de medios técnicos.
La realidad científica contemporánea —y esto se aplica a una ciencia como la psicología tanto
como a cualquier otra— es el resultado ineludible de las categorías que usamos para pensarla, de las
técnicas y procedimientos que usamos para ponerla de manifiesto y de las herramientas estadísticas y
modos de prueba que usamos para justificarla.
La construcción no es una cuestión de “discurso” o de lenguaje, es una cuestión técnica y
práctica.
Los análisis insisten en que la psicología no debe entenderse como un sistema de significación
ni como un “discurso”, sino como algo tecnológico. con tecnología quiero decir un conjunto de artes y
destrezas que implica la vinculación de pensamientos, afectos, fuerzas, artefactos y técnicas que no
solamente fabrican y manipulan al ser, sino que, fundamentalmente, lo ordenan, lo enmarcan, lo
producen, lo hacen pensable como un cierto modo de existencia que debe abordarse de una manera
específica. La psicología es tecnológica en varios sentidos. Primero, creo útil considerar el lenguaje
mismo como constitutivo de ciertas “técnicas intelectuales”.
Regímenes de verdad:
El modelo de Bachelard es poco riguroso cuando se trata de explicar el proceso de construcción
de la objetividad psicológica. La verdad no es tan solo el resultado de la construcción, sino también del
cuestionamiento. La verdad, siempre se instala por medio de actos de violencia. Estas batallas acerca
de la verdad no son abstractas ya que la verdad se encarna en las formas materiales. Para ser parte de lo
verdadero, los hechos y los argumentos deben ser admitidos en complejos aparatos de verdad (por
ejemplo, publicaciones académicas, conferencias, etcétera) que imponen sus propias normas y
estándares a la retórica de la verdad.
Desde esta perspectiva, podemos explorar las condiciones particulares que permitieron el
ingreso de los argumentos psicológicos en el campo de “lo verdadero”.
Comprender la “construcción de lo psicológico”, por cierto, requiere una investigación de las
maneras en que se formaron las redes que operaban dentro de cierto régimen “psicológico” de verdad.
Disciplinarización:
Lo que se observa en el proceso de disciplinarización de la psicología es, en realidad, bastante
específico: las condiciones para lograr una estabilización disciplinaria de este tipo se basaron en la
elaboración de una gran variedad de técnicas y prácticas para disciplinar, vigilar y formar a las
poblaciones y a los seres humanos que las conforman.
Primero, quizás, podríamos precisar cómo ciertas normas y valores de naturaleza técnica
llegaron a definir la topografía de la verdad psicológica. En este sentido, las técnicas más significativas
fueron la estadística y la experimentación. Las formas técnicas e instrumentales que la psicología adoptó
para demostrar y justificar las proposiciones teóricas llegaron a delimitar el propio espacio del
pensamiento psicológico y a darle forma.
Las dos principales técnicas de verdad fueron la “estadística” y la “experimentación”. Ambas
técnicas no sólo ilustran las alianzas entre la psicología y otras disciplinas científicas, sino también la
interacción recíproca entre lo teórico y lo técnico. La estadística, por supuesto, se originó como “ciencia
del Estado”, como un intento por reunir información cuantitativa concerniente a hechos y sucesos que
tenían lugar en un campo determinado con el objeto de conocerlos y gobernarlos.
Desde la década de 1870 hasta los primeros años del siglo veinte, los programas para estabilizar
las verdades psicológicas fueron de la mano de la construcción de las herramientas técnicas necesarias
para demostrarlas. La estadística era, al mismo tiempo, el instrumento que materializaba la teoría y el
que generaba los fenómenos que la teoría debía explicar.
La psicología también habría de adoptar la “experimentación” como medio para disciplinarse,
para reunir a los diferentes grupos de profesionales, editores de revistas científicas, organismos de
financiación, colegas universitarios y autoridades universitarias a fin de formar las alianzas necesarias
para forzar el ingreso de la disciplina en el aparato de la verdad.
La disciplinarización de la psicología como ciencia positiva implicó la incorporación de las
formas técnicas de la positividad al objeto mismo de la psicología: el sujeto psicológico.
Psicologización:
La “disciplinarización” de la psicología estuvo intrínsecamente ligada a la “psicologización”
de una serie de espacios y prácticas diferentes en las que la psicología llegó a impregnar, e incluso a
dominar. La realidad social de la psicología no es una especie de “paradigma” incorpóreo, aunque
coherente, sino una red compleja y heterogénea de agentes, espacios, prácticas y técnicas para la
producción, diseminación, legitimación y utilización de verdades psicológicas.
La producción de los “efectos de verdad” psicológicos está intrínsecamente relacionada con el
proceso mediante el cual una serie de campos, espacios, problemas, prácticas y actividades “se
volvieron psicológicos”. “Se vuelven psicológicos” en el sentido de que se problematizan, es decir, se
vuelven perturbadores e inteligibles a la vez en términos impregnados de psicología.
Epistemología institucional:
Bachelard sostiene que el pensamiento científico no opera sobre el mundo tal cual lo encuentra:
la producción de la verdad es un proceso activo de intervención en el mundo. Pero hay algo
característico sobre las condiciones que hicieron posible la producción de las verdades psicológicas. La
epistemología psicológica es, en muchos sentidos, una epistemología institucional: las reglas mismas
que determinan lo que puede considerarse conocimiento están estructuradas por las relaciones
institucionales en las cuales cobraron forma.
Por lo tanto, el poder de la psicología provino inicialmente de su capacidad para organizar,
simplificar y racionalizar terrenos de la individualidad y de la diferencia humana que surgieron en el
transcurso de proyectos institucionales de cura, reforma, castigo, administración, pedagogía, etcétera;
pero, al simplificarlos, los transforma en aspectos fundamentales.
La tekné de la psicología:
Me gustaría destacar sólo tres aspectos de esta tekné, tres dimensiones de las relaciones entre
la psicología, el poder y la subjetividad: primero, una transformación de la lógica y los programas de
gobierno; segundo, una transformación de la legitimidad de la autoridad; y, tercero, una transformación
de la ética.
Gobierno:
Cuando hablo de gobierno no me refiero a un conjunto concreto de instituciones políticas, sino
a cierto modo de pensar acerca del poder político y de intentar ejercerlo: el territorio delimitado por el
sinnúmero de esquemas, sueños, cálculos y estrategias para la “conducción de la conducta” que
proliferaron durante los dos últimos siglos. Se incorporaron objetivos construidos en términos
psicológicos (normalidad, adaptación, realización) a los programas, sueños y esquemas para regular la
conducta humana. La administración de las personas tomó un tinte psicológico desde lo “macro” hasta
lo “micro”. La psicología quedó incorporada a las técnicas y a los dispositivos creados para gobernar la
conducta. Es decir que las estrategias, los programas, las técnicas y los dispositivos, así como las
reflexiones sobre la administración de la conducta que Michel Foucault denomina gubernamentalidad
o, simplemente gobierno, se “psicologizaron” cada vez más.
Autoridad:
La psicología estuvo estrechamente ligada a una transformación de la naturaleza de la autoridad
social que tiene una importancia fundamental para los tipos de sociedad en las que vivimos. La misma
psicología generó una serie de nuevas autoridades sociales cuyo campo de operación es la conducción
de la conducta, la administración de la subjetividad. En segundo lugar, y tal vez más importante, la
psicología estuvo estrechamente ligada a la constitución de una serie de objetos y problemas nuevos
sobre los que se puede ejercer legítimamente la autoridad social.
La impregnación de los sistemas de autoridad preexistentes por parte de la psicología los
transformó. Estas formas de autoridad adquieren una especie de fundamento ético al impregnarse de la
terminología y las técnicas atribuibles a la psicología. Se transforma la naturaleza del ejercicio de la
autoridad, que ya no es tanto una cuestión de ordenar, controlar y exigir obediencia y lealtad, sino de
mejorar la capacidad de los individuos para ejercer autoridad sobre ellos mismos. La forma más
poderosa de actuar sobre las acciones de los otros es cambiar la forma en que se gobernarán a sí mismos.
Ética:
Yo abordo este tema desde una perspectiva algo diferente: los discursos, las técnicas y las
normas cambiantes que intentaron actuar sobre los detalles de la conducta, el comportamiento y la
subjetividad humanas (no sólo los modales sino también los deseos y los valores) se ubican en el campo
de la ética.
Un estudio de la tekné de la psicología según esta dimensión ética investiga las formas en que
la psicología quedó vinculada estrechamente con las prácticas y los criterios para la “conducción de la
conducta”.
Distintos fragmentos y componentes de las disciplinas "psi" se incorporaron al repertorio “ético”
de los individuos, al lenguaje que los individuos utilizan para hablar de ellos mismos y de su propia
conducta, para juzgar y evaluar su existencia, para dar significado a su vida.

La construcción de lo psicológico:
La psicología alteró la manera en la que es posible pensar acerca de las personas, las leyes y los
valores que gobiernan las acciones y la conducta de los demás y, de hecho, las de nosotros mismos.
Aún más, la psicología revistió de una mayor credibilidad a algunas formas de pensar acerca de las
personas debido a que aparentemente se funda en el conocimiento positivo.
La meta de una historia crítica de la psicología sería hacer visibles las relaciones profundamente
ambiguas entre la ética de la subjetividad, las verdades de la psicología y el ejercicio del poder.
SEGURIDAD, TERRITORIO Y POBLACIÓN
El problema del gobierno en el siglo XVI:
Tanto en la Edad Media como en la Antigüedad grecorromana, nunca faltaron esos tratados que
se presentaban como consejos al príncipe en cuanto a la manera de conducirse, de ejercer el poder, de
conquistar la aceptación o el respeto de los súbditos.
A partir del siglo XVI hasta fines del siglo XVIII, vemos el florecimiento y desarrollo de una
serie considerable de tratados que ya no se muestran exactamente como consejos al príncipe y tampoco,
aún, como ciencia de la política, sino que se presentan como artes de gobernar.
Multiplicidad de las prácticas de gobierno:
En términos generales, el problema del “gobierno” estalla en el siglo XVI, abarcando muchas
cuestiones diferentes como por ejemplo el problema del gobierno de sí mismo.
El retorno al estoicismo gira, en el siglo XVI, alrededor de esta reactualización del problema:
cómo gobernarse a sí mismo. El gobierno de las almas y las conductas, fue el problema de la pastoral
católica y protestante. Por otro lado, el problema del gobierno de los niños. Y, por último, tal vez, el
gobierno de los Estados por los príncipes.
¿Cómo gobernarse, cómo ser gobernado, cómo gobernar a los otros, etc.?
Estos problemas se dan en el marco de un entrecruzamiento de dos procesos. Por un lado, el
proceso que, al deshacer las estructuras feudales, introduce los grandes Estados territoriales,
administrativos y coloniales; por otro, una puesta en cuestión de la manera de ser espiritualmente
dirigida en esta Tierra hacia la salvación. Es decir, movimiento de concentración estatal por un lado y
disidencia religiosa, por otro.
El problema específico del gobierno del Estado:
La problemática global del gobierno en general es el rasgo dominante de esta cuestión del
gobierno en el siglo XVI.
Durante este período se desarrolla una gran cantidad de literatura sobre el gobierno, de los
cuales destaca [Foucault] aquellos que identifican los puntos concernientes a la definición misma de lo
que se entiende por gobierno del Estado, es decir, el gobierno en su forma política.
Opone esa masa de literatura sobre el gobierno con El príncipe de Maquiavelo, que del siglo
XVI al siglo XVIII implicó un punto de repulsión para esa literatura.
El príncipe de Maquiavelo:
Esa literatura anti-Maquiavelo es una representación por contraste del pensamiento del propio
Maquiavelo.
Para Maquiavelo, el príncipe mantiene una relación de singularidad y exterioridad, de
trascendencia con su principado. El príncipe de Maquiavelo recibe su principado, es exterior a él. El
lazo que lo une a su principado es un lazo de violencia o de tradición. Al ser de exterioridad, la relación
es frágil y no va a dejar de estar amenazada. El ejercicio del poder va a tener como objetivo mantener,
fortalecer y proteger el principado. Se tratará de proteger en tanto la relación del príncipe con su
posesión, lo que debe protegerse es ese principado como relación de ese príncipe con sus súbditos y su
territorio.
El arte de gobernar de Maquiavelo tiene como objetivo ese lazo frágil del príncipe con su
principado.
A grandes rasgos, El príncipe de Maquiavelo, es en esencia un tratado de la habilidad del
príncipe para conservar su principado.
El arte de gobernar, distinto de la mera habilidad del príncipe:
La literatura antimaquiaveliana quiere sustituir ese tratado de la habilidad del príncipe, por algo
distinto y novedoso, que es un arte de gobernar. Ser hábil para conservar su principado no es en absoluto
poseer el arte de gobernar.
Ejemplo de ese nuevo arte de gobernar: Le Miroir Politique de La Perrière:
Foucault toma un texto anti-maquiavelo para ejemplificar, este texto surgió en 1555.
En primer lugar, La Perrière define por “gobernar” y “gobernante” lo siguiente “Puede llamarse
gobernante a todo monarca, emperador, rey, príncipe, señor, magistrado, juez y similares”.
Lo que se plantea aquí, a diferencia de con Maquiavelo en donde se tenía un único gobernante,
es la multiplicidad del gobierno.
Se ve que las prácticas del gobierno son múltiples: el padre de familia, el superior de un
convento, el pedagogo, etc. Hay en consecuencia muchos gobiernos, entre los cuales el del príncipe es
una modalidad entre otras. Por otra parte, todos esos gobiernos son interiores a la sociedad misma o al
Estado.
Un gobierno que encuentra su fin en las “cosas” por dirigir:
La Mothe Le Vayer dirá que hay tres tipos de gobierno: el gobierno de sí mismo, que depende
de la moral; el arte de gobernar una familia, que depende de la economía; y, por último, la “ciencia de
gobernar bien” el Estado, que depende de la política.
Esto marca una continuidad esencial de una a otra entre la segunda y la tercera. En las artes de
gobernar es preciso señalar la continuidad ascendente y descendente. Ascendente en el sentido de que
quien pretende ser capaz de gobernar el estado debe saber ante todo gobernarse a sí mismo, en otro
nivel a su familia, sus bienes y propiedades, y por último llegará a gobernar al Estado. La continuidad
descendente en el sentido de que, cuando un Estado está bien gobernado, los padres de familia saben
gobernar bien sus hogares y los individuos también se dirigen como corresponde. Esta línea descendente
es lo que comienza a en esa época denominarse como “policía”.
La introducción de la economía dentro del ejercicio político será la apuesta esencial del
gobierno.
Gobernar un Estado será, poner en acción la economía; ejercer una forma de vigilancia, de
control, análoga al del padre de familia sobre la gente de la casa.
En el texto de La Perrière encontramos la siguiente frase: “Gobierno es la recta disposición de
las cosas, de las cuales es menester hacerse cargo para conducirlos hasta el fin oportuno”. Para el
Príncipe de Maquiavelo, el blanco del poder es el territorio y, por otra parte, la gente que lo habita.
En el texto de La Perrière se gobiernan cosas. Se trata de mostrar que el gobierno no se relaciona
con el territorio, sino con el entramado de las personas y las cosas. Se debe encargar no solo de los
hombres, sino también de sus relaciones. Lo esencial entonces, es el complejo de hombres y cosas,
mientras que el territorio y la propiedad son variables de la misma.
El gobierno, por lo tanto, tiene una finalidad, dispone las cosas, y las dispone para un fin.
Regresión de la ley en beneficio de tácticas diversas:
Un soberano no debe tener nada por ventajoso para sí mismo, si no lo es también para el Estado.
El bien público es en esencia la obediencia a la ley, la ley del soberano en esta tierra o la ley del soberano
absoluto, Dios.
Lo que caracteriza el fin de la soberanía es la sumisión a esa ley. El bien que se propone la
soberanía es que la gente obedezca a la soberanía misma (fin circular).
La Perrière redefine esta postura. No se refiere el autor a un “bien común”, sino a un “fin
oportuno”, fin oportuno para cada una de esas cosas que deben gobernarse. Tenemos ahí una pluralidad
de fines. Ahora, no se tratará de imponer una ley a los hombres, sino de disponer cosas, es decir, utilizar
tácticas y no leyes, o utilizar al máximo las leyes como tácticas.
De esta forma, el fin del gobierno está en las cosas que dirige. La ley no es en verdad el principal
instrumento.
Los obstáculos históricos e institucionales a la puesta en acción de ese arte de gobernar hasta el
siglo XVIII:
La teoría del arte de gobernar, estuvo ligada desde el siglo XVI, a todas las transformaciones
del aparato administrativo de las monarquías territoriales; pero también estaba ligada a un conjunto de
análisis y saberes que se desarrollaron desde fines de este siglo, cobrando toda su amplitud en el siglo
XVII. Esencialmente, el conocimiento del estado en sus diferentes datos, es decir, la estadística.
Esa búsqueda del arte de gobernar está correlacionada con el mercantilismo y el camerismo,
que son esfuerzos para racionalizar el ejercicio de gobierno, a través de los conocimientos adquiridos
gracias a la estadística.
El arte de gobernar no pudo asumir su amplitud y consistencia antes del siglo XVIII, debido a
que quedó encasillada en las formas de la monarquía administrativa.
Uno de los obstáculos, fueron las razones históricas. El arte de gobernar, solo podía desplegarse
en un marco de expansión, al margen de las grandes urgencias militares, económicas y políticas que
azotaron ese siglo de principio a fin. También, la preponderancia del problema del ejercicio de la
soberanía, a la vez como cuestión teórica y como principio de organización política, fue un factor
fundamental en el bloqueo del arte de gobernar.
Por un lado, el modelo demasiado rígido de la soberanía, por otro, el modelo débil e
inconsciente de la familia. Había un bloqueo por parte de la economía, que en esa época solo se refería
al modelo de la familia. El arte de gobernar no podía encontrar su propia dimensión.
El problema de la población, factor esencial del desbloqueo del arte de gobernar:
El desbloqueo del arte de gobernar, estuvo ligado al surgimiento del problema de la población.
Gracias a la percepción de los problemas de la población y el discernimiento de ese nivel de
realidad, que recibe el nombre de economía, el problema de gobierno pudo por fin pensarse. Y la
estadística fue el factor técnico principal para el desbloqueo.
La perspectiva de población, deshecha el modelo de familia y sitúa la economía en otra cosa.
La estadística muestra las regularidades de la población. También muestra los efectos económicos
específicos que de ella surgen.
Se pone en relieve la especificad de la población, irreductible al marco de la familia. Esta
desaparece como modelo de gobierno, pasando a ser un elemento interno de la población. La familia,
tras dejar de ser modelo, se convertirá en instrumento.
La población aparecerá como meta última del gobierno, esta se manifiesta ya no como el
poderío del soberano, sino como el fin y el instrumento de gobierno. Será el objeto que el gobierno
deberá tener en cuenta en sus observaciones y su saber para lograr gobernar de manera racional y
meditada.
El triángulo gobierno-economía-política:
La relación entre población, territorio y riqueza, constituirá la denominada ciencia política.
La idea de un gobierno como gobierno de la población, agudiza el problema de la fundación de
la soberanía y la necesidad de desarrollar disciplinas.
Estamos ante un triángulo; soberanía-disciplina-gestión gubernamental, cuyo blanco es la
población y su principal herramienta, los dispositivos de seguridad.
APOGEO Y CRISIS DEL URUGUAY PASTORIL Y CAUDILLESCO
La crisis en las formas políticas tradicionales y en la economía 1868 – 1875.

• La regionalización del caudillismo:


El poder regional alcanzó su mayor autonomía bajo la presidencia de Lorenzo Batlle. Ante la
ausencia de un jefe nacional de prestigio, desapareció el único factor aglutinante de los partidos políticos
tradicionales. El partido Colorado se fragmentó según los caudillos locales.
Los caudillos siempre habían sido un factor de poder con el cual los presidentes debieron contar.
Esto era un hecho que tenía su fuente en la debilidad del poder central. Se da una desestimación del
poder del gobierno.
Entre 1868 y 1869 se pronunciaron los caudillos colorados, poniendo en jaque la autoridad
presidencial montevideana.
Los sucesos que se debatían en ese momento, ponían en evidencia la falta de autoridad del
gobierno central.
Los jóvenes cultos colorados ni siquiera eran afines al presidente. Lo atacaban por su debilidad
para con los caudillos.

• La política de partido y la revolución de las lanzas:


Batlle fue electo en una caldeada atmósfera política en que el odio a los blancos constituyó el
factor aglutinante del Partido Colorado.
Los blancos tenían serias dudas sobre el propósito de Batlle de gobernar con equidad y justicia
para todos. El partido de Oribe se consideraba expulsado del poder por la revolución de Flores y no
reconocía la legitimidad de las elecciones por fraudulentas.
La política de partido engendró una respuesta violenta: la llamada “Revolución de las lanzas”,
conducida por el caudillo blanco Timoteo Aparicio. El enfrentamiento duró dos años, considerándose
junto a la Guerra Grande, el mayor conflicto civil del siglo XIX uruguayo.
Fue en esta revolución que por vez primera el partido opositor generó la opinión pública un
esbozo de programa político.
Ante la revolución blanca el Partido Colorado se unificó, pero la larga guerra provocó un
cambio en el ambiente político, ya visible en 1871 y 1872.
Estancieros, agricultores y comerciantes se quejaban de los destrozos causados por los ejércitos.
Los extranjeros pedían a sus gobiernos que nuestro Estado fuese pacificado.
Al no haberse podido efectuar las elecciones previstas debido al desorden reinante, en marzo
de 1872, quedó como presidente Tomás Gomensoro, quien inauguró la denominada política de
coparticipación. El 6 de abril de 1872 el gobierno firmó la paz con los revolucionarios.
En la Paz de Abril, se estipuló que los blancos obtendrían cuatro jefaturas políticas. Esto les
permitió a los blancos el acceso a las Cámaras. También les otorgó injerencia en el Poder Ejecutivo,
porque limitaron la autoridad del presidente.
Se partía de un hecho: la imposibilidad de purificar el acto electoral ante la injerencia de los
jefes políticos. Estos, al serlo también de policía, tenían la facultad de calificar a los ciudadanos, y, por
tanto, de atribuirles hábitos de vagancia, analfabetismo, etc., todas causales que impedían el voto de
acuerdo con la Constitución de 1830.
La lucha entre principistas y candomberos.

• El principismo bajo Gomensoro (1872-1873) y Ellauri (1873-1870):


a) Consecuencias de la Guerra Civil.
Al finalizar la Revolución de las Lanzas en abril de 1872, la nación se encontró en una situación
parecida a la vivida al concluir la Guerra Grande.
El país atravesó una dramática situación económica y financiera. Las clases altas urbana y rural
exigían el orden.
Fueron los jóvenes cultos montevideanos, la mayoría estudiantes o recién egresados de nuestra
Universidad, blancos y colorados por igual, los que protagonizaron un movimiento político -el
principismo- de repulsa a las facciones tradicionales y los caudillos. Acusaban a los caudillos de ser los
causantes de los sangrientos conflictos, así como también lo hacían los comerciantes reunidos en la
Bolsa de Comercio, y los ricos hacendados en la Asociación Rural del Uruguay. Principistas y clases
altas diferían radicalmente acerca de los medios a utilizarse para obtener el tan ansiado orden.
Para los universitarios, el orden sería el fruto del respeto a la Constitución, los garantes
individuales y el sufragio libre. Para las clases altas, el orden solo podía brindarlo un gobierno fuerte.
El principismo no conformó a los sectores de riqueza.
b) La ideología y la acción principista.
José Pedro Ramírez definió en pocas palabras la idea central del principismo: “La libertad como
principio, la libertad como medio, la libertad como fin”.
Por un lado, los jóvenes extremistas formaron un nuevo partido, que erradicara todo sentido de
tradición. En mayo de 1872, se formó el Partido Radical. Entre sus más notables figuras, se encontraba
José Pedro Varela.
Otros jóvenes creyeron que fuera del partido correspondiente, no se podría imponer el programa
liberal; fue así como se formó el “Club Nacional” en el Partido Blanco y el “Club Libertad” en los
Colorados (con José Pedro Ramírez y Julio Herrera y Obes a la cabeza).
En el año 1872 (año electivo), los caudillos colorados adquirieron el nombre de candomberos.
Diputados y Senadores colorados caudillistas dieron su voto a Ellauri, quien irónicamente era
más cercano a los principistas en materia ideológica.
Era un presidente débil que dejó (o intentó dejar) el poder dos veces.
El principismo reinó frente a los críticos circunstancias, más tuvieron dos errores
fundamentales: 1) la sistemática desconfianza frente al Estado; 2) El descuido consciente los problemas
materiales. La desconfianza frente al Estado no tenía razón de ser en un país como el nuestro, donde
aún no estaba formado el concepto de poder político.
Para los principistas se trataba de transformar primero al hombre, por medio de la razón y la
ley, para luego cambiar, mediante este hombre, a la sociedad.

• La lucha entre principistas y “candomberos”: Caída de Ellauri y gobierno de Pedro Varela:


1875.
En 1875 seguía la lucha entre los dos bandos. Durante el gobierno de Ellauri, principistas
blancos y colorados trabajaron juntos. Para ellos, los caudillos representaban la barbarie, y por encima
de eso, se rodeaban de un populacho rural o suburbano que los convertía en agentes peligrosos de
perturbación. La lucha contra los caudillos era más que nada social.
La lucha entre estos dos grupos tuvo su primer acto en enero de 1875 y culminó con la caída
del gobierno de Ellauri. Todos los principistas se unieron por la candidatura de José Pedro Varela.
El nuevo gobierno fue “Candombero” porque el ejército así lo decidió. Ocupó la presidencia
Pedro Varela con quien el caudillismo retornó al poder para vengarse.
El “Candombe” en el poder se fue desgastando, teniendo que recurrir al ejército para imponer
orden, dejando clara su dependencia de este.
En 1876, Latorre se erigió en dictador.
La crisis económico-social:
Varios aspectos de la crisis económica tienen su origen en el desorden que vivió el país desde
1886 y 1875. Existía, como principal problemática, una inestabilidad monetaria y dificultades
financieras en el Estado.
El oro nos abandonaba, y sobre él habíamos basado nuestra circulación monetaria. Además, el
país existía por encima de su capacidad productiva.

• Causas del aumento de las importaciones


Comprábamos más por a) el aumento de población y b) porque nuestras clases altas, en especial
los montevideanos, adquirieron hábitos que la nación no estaba en condiciones de pagar.
Tanto José Pedro Varela como la asociación rural estaban indignados; producíamos a la
uruguaya, pero consumíamos a la francesa.

• Causas de la disminución de las exportaciones


a) Descenso de los precios internacionales:
La evolución de la economía mundial se tornó desfavorable para los orientales. Cuando finalizó
la Guerra de Sucesión en 1865, el sur volvió a producir algodón, haciéndole competencia a la lana,
descendiendo así la cotización de la lana “de Montevideo”. Además, el gobierno de los Estados Unidos
se volcó a la protección de las industrias, mediante trabas aduaneras a la importación de tejidos europeos.
Europa ya no contó más con ese inmenso mercado, pues la industria estadounidense lo satisfizo. Esto
restringió las compras francesas, alemanas y belgas de materia prima uruguaya.
Los cueros también siguieron esa tendencia, aunque la baja fue menos pronunciada.
b) El descenso de los volúmenes exportados:
La crisis tuvo como motivaciones fundamentales el descenso de precios y, sobre todo, la baja
en la producción.
La baja en la producción se dio por la caída de la existencia de vacunos y ovinos. Esto se debió
al consumo excesivo de los ejércitos, durante la Revolución de las Lanzas.
El gobierno era incapaz de mantener el orden, por este motivo, Gran Bretaña rompió relaciones
con Uruguay en 1871.
La crisis de producción tiene otra explicación que complementa la anterior, referida a la falta
de experiencia de los hacendados en el manejo de los dos ganados.
La crisis monetaria-financiera y las tensiones en la sociedad oriental:

• La crisis monetaria de 1868-1871 y el endeudamiento externo


a) El auge bancario durante la Guerra del Paraguay: 1865-1868
La prosperidad que vivió Montevideo durante los años en que fue centro de aprovisionamiento
de los ejércitos aliados, sirvió de base, como hemos ya visto, para el enriquecimiento de los
comerciantes, y para que otros capitalistas se lanzaran a la fundación de nuevas instituciones bancarias.
Las necesidades de dinero aumentaron y por ello se instalaron las casas de crédito.
En 1865 se dictó un decreto que se convirtió en el principio de la libertad bancaria.
Se crearon bancos además de los tres ya existentes (Mauá, Comercial, de Londres), estos eran
Bancos Navia, el Italiano, el Oriental y el Banco Montevideano.
Este sistema funcionaría bien mientras se cumplieran las condiciones que a continuación se
exponen: A) Que el gobierno no ligara la suerte de sus finanzas con la de los bancos. B) Que la confianza
del público en los billetes de papel fuese firme.
Ninguna de las dos condiciones se mantuvo por mucho tiempo.
En junio de 1866 el gobierno debió dictar un decreto de inconversión ante una “corrida” que
sufrieron las principales instituciones. En ese mes ocurrió en Londres el llamado “viernes negro”, día
en que una de las importantes casas bancarias inglesas quebró, afectando así las casas bancarias de
Montevideo.
b) La lucha entre “cursistas” y “oristas”
A mediados de 1867 comenzaron a sentirse los primeros síntomas de la crisis económica.
Debido a la situación que se vivía, los embarques de oro hacia el exterior para pagar la deficitoria
balanza comercial se hacían más y más frecuentes. El metal huía y escaseaba, y el metal era la base de
las emisiones de papel moneda de los bancos.
El banco Mauá, por ejemplo, había emitido más papel moneda del permitido por la ley, lo había
hecho para seguirle prestando al gobierno. Se perdió la confianza de los poseedores de billete.
Se siguieron procesos de inconversión y conversión del papel moneda. Esto llevó a la quiebra
de los bancos recientemente creados.
El país se dividió en dos grupos con distintos intereses políticos.
Los “cursistas” sostenían que debía decretarse por cinco años el curso forzoso del papel moneda,
eliminando la conversión a oro. En este grupo se encontraban los bancos quebrados, puesto a que dicha
medida les permitiría sobrevivir. También era sostenida por los deudores del país, estos eran
agricultores, estancieros de clase media y alta, propietarios de campos, pero con insuficiente capital de
dinero, industriales, políticos a quienes los bancos habían prestado dinero.
Los “oristas” se conformaban por los bancos serios y querían que el gobierno reestableciera la
conversión de billetes para que estos volvieran a ser canjeados por oro. Estos bancos serios eran el
Comercial y el de Londres. También fueron oristas los principales comerciantes de Montevideo y
algunos grandes hacendados. Esos comerciantes habían sido fundadores y eran los accionistas del
Banco Comercial; tenían en sus manos el monopolio del oro. También tenían apoyo político.
Latorre tomó el poder el 10 de marzo de 1876, volviendo a coincidir la política, la economía y
la sociedad oriental representada por sus clases altas. Estaban frente a un gobierno fuerte que imponía
el orden.
OBRAS PEDAGÓGICAS. LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO
Capítulo I: Consideraciones Preliminares:
“La catástrofe ha venido anunciándose desde largo tiempo”.
Se creería que un cambio de gobierno, o, mejor dicho, un cambio de personal en el gobierno,
transformaría las condiciones esenciales de la vida de un pueblo. Se creería, por otra parte, que las
naciones viven menos que los individuos, y que uno, dos o diez años que no bastan para destruir las
características geniales de un hombre, bastan para transformar los rasgos geniales de un pueblo.
No es eso, sin embargo, lo que natural y lógicamente puede deducirse de las leyes que presiden
el desenvolvimiento de las sociedades. Las transformaciones
sociales son lentas y se producen regularmente. Los cambios en el gobierno influyen de manera
secundaria, sea en el sentido del bien o del mal. Esto sucede porque los gobiernos no son causa del
estado social, sino efecto de ese mismo estado.
Evidente prueba de esta verdad nos ofrece la Francia, la España y las Repúblicas sudamericanas,
por una parte; y la Inglaterra, los Estados Unidos y la misma Alemania, por otra. Los primeros como
ejemplos de países sumidos en crisis, los segundos como aquellos países que supieron sublevarla,
teniendo como herramienta principal la educación.
Sobre Estados Unidos dice: “sus escuelas explican su tranquilidad, su libertad y su grandeza”.
Respecto a las escuelas sudamericanas, afirma Varela que el estado de las mismas explica la situación
de anarquía en la que viven. “Se reconoce su relativa ignorancia, su atraso, su falta de hábitos laboriosos
e industriales”.
No son, pues, los malos gobiernos los que hacen la desgracia permanente de las naciones: es el
estado social de esas mismas naciones el que marca el tipo que deben tener sus gobiernos.
Es erróneo, sin embargo, establecer esa regla de una manera absoluta e invariable, en el sentido
de que todos los gobiernos de un pueblo son iguales, y de que es indiferente quien esté a cargo de dirigir
el estado.
Es relativamente secundaria la acción de los gobiernos, y es tan erróneo atribuirles
exclusivamente la felicidad o la desgracia de las naciones, como lo es atribuir la desgracia propia a los
malos consejos y no a uno mismo que los pide.
“¿No debiéramos reconocer que la desaparición de los malos gobiernos es imposible, mientras
no desaparezcan los pueblos ignorantes, atrasados y pobres, que los hacen posibles y los explican?”.
Es indudable que los gobiernos pueden concurrir en el sentido del bien o en el del mal; pero su
acción es siempre secundaria, transitoria e inestable. Es en la sociedad misma, en su constitución en sus
hábitos, en su educación y en sus costumbres, donde deben buscarse las causas permanentes y eficientes
de la felicidad o la desgracia de los pueblos.
Capítulo III: Causas de la crisis económica:
La intensidad de la crisis económica reconoce causas transitorias y complejas. Sin embargo, se
hará foco sobre lo que constituye habitualmente los rasgos geniales de nuestra fisonomía económica.
Las crisis no desaparecerán, aunque desaparezcan dichas causas transitorias.
La causa más poderosa y constante es la siguiente: la desproporción entre las aspiraciones y los
medios.
El deseo de expansión de las naciones europeas ha impulsado una fuerte corriente de emigración
hacia estas tierras. La emigración italiana, francesa y española se ha dirigido principalmente a la
América del Sur, y en esta, por razones fáciles de comprender, a los Estados del Plata.
Con esa corriente de inmigración, con el comercio a que ha dado origen, han llegado “ráfagas
impregnadas del espíritu de esa civilización lujosa y fastuosa”. De esta forma se fue desarrollando la
actividad consumidora, por la adquisición de gustos que son posibles a la sociedad europea por su
capacidad industrial superior.
Varela hace mención al estado de “atraso” de las sociedad italianas y españolas, haciendo
referencia a lo siguiente: “los malos hábitos y las costumbres torpes, que fluyen lógicamente de la
ignorancia, sentíase regrabadas en ellos por la acción enérgica de deformidades sociales, que hallaban
su extravío de las creencias religiosas”.
En vea de encausarles, para aminorar los males de esa población ignorante, se continuó en la
República con la capa de ignorancia, debido a un núcleo débilmente educado.
En cantidades mucho menos, también llegó inmigración inteligente, trayendo al país fuertes
capitales que sirven al comercio y a las grandes empresas, y que llega para dirigirlos.
Al estar en contacto con Europa y Estados Unidos, hemos querido ser como ellos, y hemos
copiado sus consumos excesivos, su lujo faustuoso, etc.; sin copiar a su vez, sus hábitos de trabajo, la
industria, ni la capacidad productora que los hace posibles sin que sean causas de ruina.
Nuestros gustos, nuestros placeres y nuestros gastos, no están en relación ni con nuestro trabajo,
ni con nuestra producción. La producción ha caminado a paso lento, ya que le falta la gran fuerza motriz:
la inteligencia cultivada.
Han aumentado las necesidades ficticias, derivadas no de las exigencias de la naturaleza, sino
de la sociedad. Los hábitos de trabajo, en cambio, no han seguido una progresión correlativa con ese
desarrollo de las necesidades ficticias.
Se produjo un exceso de especulación, que se encuentra en la fiebre de asaltar puestos públicos
y de vivir a costa del Estado. Se pusieron en práctica los mil medios posibles para vivir a la sombra del
Estado, vivir bien sin tener hábitos de trabajo.
Capítulo IV: Causas de la crisis política:
La crisis política como la crisis económica, ha llegado a un grado de extraordinaria intensidad
en los momentos actuales, por causas transitorias que han contribuido y contribuyen a agravarla, pero
cuya desaparición no haría desaparecer la crisis misma.
Las formas de gobierno van haciéndose más complicadas en su mecanismo a medida que se
perfeccionan, exigiendo a la vez más conocimientos y mayor desarrollo en todos los miembros de la
comunidad.
Por una parte, la esfera de acción legítima del individuo se extiende cada vez más limitándose
la acción de la sociedad; por la otra la representación del poder público se divide más y más, y más va
haciéndose responsable al funcionario.
La autoridad, que primitivamente hallábase concentrada en un individuo y que sucesivamente
ha ido extendiéndose a una familia, después a unos pocos y por último a todos, la autoridad se complica
en su ejercicio, en sus atribuciones, y en sus formas.
Se necesitan de conocimientos para usar de la parte que llega a cada uno en esa autoridad que
se delega.
Capítulo V: Causas de la crisis financiera:
Somos un Estado pequeño y pobre que, además de las exigencias peculiares de la
administración pública, se impone la obligación de satisfacer pretensiones exageradas y de alimentar
parásitos.
La situación financiera se reagrava frente a las doctrinas erróneas que se aceptan con respecto
a la manera en como debe proceder el gobierno.
Los individuos cuando proceden bien, arreglan sus gastos según los recursos de qué disponen;
la base es no lo que necesitarían sino lo que tienen. Sin embargo, el Estado calcula lo que necesita, sin
preocuparse de averiguar si tiene o no medios de pagarlo. Así sus necesidades son mayores que sus
recursos, de manera que, el déficit que debiera ser anormal, presentándose solo excepcionalmente y por
causas eventuales, se encuentra siempre como parte integrante e indispensable de nuestros presupuestos.
Tomando el ejemplo de los sueldos altos en los cargos públicos, Varela afirma que “se contraen
compromisos sabiendo de antemano que no habrá como pagarlos después”.
Además, se le agrega el error de crear privilegios en favor del empleado público.
Otro punto es la atribución que se toma el gobierno respecto a las jubilaciones y a las viudedades.
El Estado usurpa atribuciones que no son suyas, suponiendo que él conoce mejor que el individuo lo
que a este le conviene, o lo que es peor, desconoce la eficacia del criterio individual para regular la
conducta de los hombres. En estos casos el médico no considera amenazada la vida del paciente y hasta
supone muy probable una completa curación.
CURSO EXPOSITIVO DE PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL
Prologo:
Este curso expositivo busca penetrarse constantemente de la más sincera imparcialidad y de la
más amplia tolerancia.
Las ciencias filosóficas tienen, en efecto, un carácter especial y propio, debido al cual esta
tolerancia y esa imparcialidad se imponen, en su enseñanza, mucho más imperiosamente aún que en la
de todas las otras ciencias.
No es, sin embargo, ese espíritu de imparcialidad el que predomina en las cátedras, y menos
aún en las obras de enseñanza. La filosofía se presenta, en esta clase de obras como un conjunto de
verdades definitivas y de axiomas irrefutables.
Al escribir la parte de Psicología del texto de Filosofía de nuestra Universidad, me he propuesto
evitar esos males. Sin embargo, el método que he seguido, método principalmente expositivo,
estrictamente imparcial, que concede un lugar a todas las teorías importantes, aún a riesgo de dejar gran
número de cuestiones sin solución definitiva, podría prestarse a una objeción: ese método, se dirá, quizá,
debe conducir forzosamente a la duda y al escepticismo.
Debe responderse, primero, que las ciencias filosóficas y la psicología, no se componen
exclusivamente de hipótesis, y discusiones; que hay en ellas hechos y leyes, aunque en menor número
que en otras ciencias, y que, en ese terreno sólido, puede apoyarse la creencia sobre el acuerdo de todos
o casi todos los autores.
Y debe responderse, que en cuanto a lo demás, en cuanto a las hipótesis y discusiones restantes,
esa duda que se tema es precisamente un bien, no un mal, porque es el estado de espíritu más natural,
más legítimo, y también más fecundo.
Introducción:
Definición provisoria de la psicología – La psicología es la ciencia de los fenómenos del
espíritu. Estos fenómenos son los sentimientos, las sensaciones, las ideas, etc.
Algunas escuelas admiten que no hay en el espíritu más que fenómenos, por lo tanto, el espíritu
no es más que un compuesto. Para otros, se necesita un lazo que una los fenómenos, lo que obliga
admitir la existencia de una sustancia que les sirva de sostén (alma). Esto es estudiado por la metafísica.
La introspección como método fundamental – Si la Psicología, como las otras ciencias,
estudia hechos o fenómenos, debe empezar por observarlos, este es, en efecto, su método fundamental;
pero, la observación que nos hace conocer los fenómenos psicológicos o estados de conciencia es
distinta de la que nos hace conocer el resto de los fenómenos.
No conozco los fenómenos de la misma manera que conozco los fenómenos exteriores, los
conozco de una manera más directa, más inmediata, esto se debe a que los fenómenos no están fuera de
mí sino en mi mismo. La función por medio de la cual conoce el yo sus propios fenómenos, se denomina
conciencia. Su ejercicio, practicado como método científico, se llama observación interna o
introspección.
Para conocer los fenómenos psicológicos, es necesario empezar a estudiarlos en la conciencia.
Pero, si bien este método es indispensable, no puede bastar por sí solo a las necesidades de la ciencia.
A continuación, se señalan las principales deficiencias de la introspección empleada como
método exclusivo.
En principio, es muy difícil analizar un fenómeno en el mismo momento en que se produce. Lo
que analizaré, vendrá a ser entonces el recuerdo que conservo del fenómeno; pero la memoria no es
siempre fiel, se engaña a menudo, y constituye así un método de observación que deja mucho que desear.
Además, la introspección no nos permite sospechar lo que pasa en los otros espíritus. Lo que es
más peligroso aún, es que, si no recurro a procedimientos de control, estoy expuesto a generalizar lo
que pasa en mi conciencia y a suponer erróneamente que lo que es verdad de mi espíritu, es verdad del
resto de los espíritus.
Para observarse a sí mismo se necesita un grado de inteligencia y de competencia, solo los
filósofos y en general los hombres ilustrados podrán entregarse a ese trabajo; así los psicólogos nada
podrán saber de los salvajes, ni de los niños, ni de los alienados, mucho menos de los animales, pues
ninguno de ellos son capaces de observar metódicamente su propio espíritu y de darnos cuenta después
del resultado de sus observaciones.
Otro de los inconvenientes de la introspección aislada tiene que ver con la relación existente
entre los fenómenos fisiológicos y los fenómenos de la conciencia. La conciencia nada nos dice acerca
de los primeros.
El último de los problemas, es que no todos los estados de conciencia son claros y nítidos y
fácilmente observables; estos son los hechos de baja conciencia o de conciencia oscura.
Psicología fisiológica – Los inconvenientes de la observación interna pueden ser corregidos
por la observación exterior, que constituye en psicología un método complementario de una importancia
incalculable. La primera aplicación de este método la encontramos en la psicología fisiológica, que
estudia las relaciones de los fenómenos conscientes y los fenómenos orgánicos.
La utilidad de la psicología fisiológica reside en que ella nos permite sustituir en muchos casos
los fenómenos conscientes por sus concomitantes fisiológicos y estudiar y explicar los primeros en
función de los segundos, que son accesibles a la observación externa y a la experimentación.
Psicología infantil – El espíritu del niño es alcanzado por la observación externa en la
psicología infantil. Como el espíritu del niño es menos complejo que el del adulto, su estudio es,
naturalmente, mucho más fácil. Esta rama de la ciencia nos suministra datos sobre la época en que
aparecen loas diversas facultades del espíritu haciéndonos seguir metódicamente su desarrollo.
Psicología etnológica – Estudia la psicología de diversas razas y nos salva así de los errores a
los que podría exponernos la introspección, haciéndonos aplicar al hombre en general lo que solo es
verdad del hombre civilizado y culto. Esta psicología presenta servicios análogos a los de la psicología
infantil.
No solo se estudia el espíritu como método directo, sino que también de forma indirecta saca
sus conclusiones del estudio metódico de la historia, de las instituciones, de los sentimientos y creencias
religiosas, etc.
Psicología mórbida – Estudia las enfermedades, las aberraciones y demás estados anormales
del espíritu. Según Ribot este método tiene dos ventajas: 1) es un instrumento de aumento que amplifica
el fenómeno normal; 2) es un instrumento precioso de análisis.
Psicología comparada – Estudia y compara los fenómenos psicológicos en las diversas
especies de animales; solo puede emplear un procedimiento indirecto, que consiste en estudiar sus actos
y costumbres. Facilita ella el estudio de algunos fenómenos comunes al hombre y al animal, como ser
los instintos.
La experimentación en psicología – La psicología moderna no se satisface con la simple
observación de los hechos, trata a veces de intervenir en su producción, e incluso a veces tratará de
producirlos artificialmente para estudiarlos en condiciones adecuadas.
La experimentación consiste esencialmente en la intervención del observador en la producción
de los fenómenos.
La aplicación de este método es de fecha relativamente reciente y responde a dos grandes
movimientos nacidos en Alemania y en Francia, con Weber, Fechner y Wundt.
Conclusión – El método de la psicología es la introspección completada por la observación
externa y por la experimentación en todas sus formas.
LA PSICOPEDAGOGÍA EXPERIMENTAL

• Psicopedagogía experimental como auxiliar de la labor docente:


Primer cursillo de psicopedagogía experimental se dictó en el Museo pedagógico entre enero y
febrero de 1925. Se inscribieron un total de 83 maestros y estudiantes.
Constó de dos cursos: uno teórico en forma de conferencia; y otro práctico, que consistió en la
realización de sencillos experimentos y apreciación de sus resultados.
La Comisión de Reforma de los Estudios Normales (teniendo entre sus filas a José Pedro
Varela), introdujo en el ciclo profesional de los estudios normales la Psicología Experimental. El primer
curso se realizó en 1926 en el Instituto Normal de Señoritas.
Los nuevos maestros, en oposición a los viejos maestros que “concebían el estudio de los
fenómenos psíquicos como ejercicios de memorización, un recitado de formalismos verbales, un trabajo
mental sin proyecciones prácticas en la labor profesional”.
La realidad frente a la cual actúan los maestros, exige por su complejidad y por las múltiples
inquietudes de sus dinamismos, verdaderas capacidades hondamente científicas.
La nueva orientación de la psicología en los actuales planes de preparación normal, vaya a
realizar por su sola acción este cambio. Es solo un aporte.
«La psicopedagogía experimental», según el doctor Simón, es el estudio metódico de las
reacciones de los escolares a los procedimientos de la enseñanza.
El maestro debe observar y ratificar su acción docente a medida que surgen los resultados de
su observación.
En nuestras investigaciones no solo tratamos del niño en general, esto es, de los fenómenos
generales y medios de la vida infantil, sino también hemos de completar la investigación pedagógica
general del niño, con la investigación de las diferencias individuales del mismo, de las que son más
importantes, para los propios fines de la enseñanza, las diferencias intelectuales o de talentos, y para los
fines educativos en sentido estricto, las diferencias de sentimiento y de la voluntad.
La observación, principalmente en todo proceso psíquico, tiene que distinguir la sugestión de
la reacción.
No es necesario que cada maestro se convierta en investigador, solo se pide que conozcan la
nueva orientación y que realicen las experiencias fundamentales.
La psicopedagogía experimental ha permitido la agrupación del alumnado de forma más lógica
y eficaz. Reformó los métodos de enseñanza, modificando las prácticas corrientes de la disciplina
escolar, encendiendo un nuevo motivo de vocación y consagración profesional.
El maestro tiene que establecer conversaciones después de la clase, asistir a los recreos, ser un
entrenador, un organizador de juegos. Su carácter y simpatía deberían hacer que se lo tomase como
árbitro. Debía inspirar confianza.
El maestro debía instruirse sobre psicología individual, aprender los métodos de interrogar sin
provocar sugestiones e imprimir en su espíritu los tipos de mentalidad infantil más conocidos, a fin de
poder referir a algunos de estos. Aplicar algunos de los tests mentales.
LA CLÍNICA INMOVIL

• LA CLÍNICA NO ES RECLINARSE
El método clínico tuvo su origen en la práctica médica.
Una de las cuestiones centrales en el análisis clínico, como elemento que construye un campo
de análisis, es dilucidar la demanda. Las personas y los grupos efectúan un pedido explícito, consciente,
racional.
El trabajo del psicólogo, en síntesis, es analizar la demanda. El trabajo del psicólogo sería el
desarrollo y despliegue de la demanda que está incluida de manera inconsciente en el pedido manifiesto
realizado.
En este sentido, la demanda es siempre social. Desde aquí, el autor toma los planteos sobre la
demanda social como propulsora del “surgimiento” de la psicología. Diferencia la demanda de su
concepción de formulación explícita de necesidades de una sociedad, para asumirla como prácticas que
producen necesidades.
• EL EXPERTO NECESARIO Y EL CRÍTICO IMPRESCINDIBLE
El desarrollo de la psicología en el Uruguay, muestra cómo a medida que se empiezan a
desarrollar ciertas prácticas de enseñanza o en el ámbito de la salud, se plantean “demandas sociales” y
se comienzan a delimitar territorios de práctica. Desde las primeras prácticas de las que tenemos noticias
en Uruguay, se percibe un esfuerzo por normativizar las conductas en base a un ideal moral o médico
moralizante.

• EL NIÑO COMO PUREZA, EL NIÑO DIABOLIZADO


El niño es una figura central en las prácticas educativas y sanitarias en la historia de la psicología
de nuestro país.
Algunos autores sostienen que no ha existido una concepción genuina sobre niñez hasta el siglo
XVII. Los niños eran considerados como personas en miniatura.
Producto de las prácticas humanas, ha habido modificaciones sobre la concepción de niñez. En
la actualidad comienza a generarse una comprensión de las necesidades, capacidades y sentimientos del
niño, donde los adultos deberíamos funcionar como facilitadores del desarrollo.
En la época “civilizada” el niño se convertirá en sujeto de derechos y deberes.
Se comienzan a tomar distintas posturas desde el gobierno; en 1848 se prohíbe el castigo
corporal en las escuelas, aunque recién a partir de 1877 comenzó a respetarse dicha prohibición. En otro
aspecto, Varela aconseja cambiar el método de enseñanza, buscaba una escuela primaria más educadora
que instructora.
En 1868, por ejemplo, se ordena detener a aquellos niños transformados en adolescentes “vagos
y en el más completo abandono. De no aparecer sus padres, se los ubicaba en el “taller de artes y oficios”.
El niño debía ser culpabilizado porque era un bárbaro en estado puro. La escuela Vareliana
quería reprimir sus sentimientos inferiores, mientras el discurso eclesiástico deseaba controlar la parte
mala de sus instintos.
La conversión del niño “bárbaro” al niño “civilizado” se realizó mediante la vigilancia externa
y la culpabilidad interna. El juego de miradas propuesto por Foucault, mirada de autoridad y mirarse en
falta, imponiéndose la autocorrección.

• EL TRANSITO DE LA HISTORIA, LA HISTORIA DEL TRANSITO


Tres aspectos que atraviesan las diferentes fases y campos en las que se despliega la historia de
la psicología:
1. Personas de otras disciplinas, preocupados por los conocimientos psicológicos
y su divulgación.
2. Estudiosos no psicólogos aplican tecnologías psicológicas, como por ejemplo
distintos tests.
3. Desde 1950 en adelante, nos encontraremos con la formación sistemática de un
nuevo profesional, el psicólogo.

• ENSEÑANZA DE PSICOLOGÍA; FILOSOFÍA Y EXPERIMENTACIÓN


Desde fines del siglo XIX encontramos experiencias de divulgación de conocimientos
psicológicos, en las modificaciones de programas de filosofía. Carlos Vaz Ferreira fue el encargado de
definir los capítulos específicos de psicología. También fue el fundador del primer laboratorio de
psicología, con fines exclusivamente educativos, que habría funcionado entre 1897 y 1906. Esta
experiencia respondía a una tendencia mundial de creación de laboratorios psicológicos.
• LA EDUCACIÓN DEL CUERPO Y LA PSICOPEDAGOGÍA
Carlos Pérez señala que no se registran producciones psicológicas hasta la segunda década del
siglo XX.
Los efectos de la revolución industrial general la exigencia de elevar el nivel educativo del
sujeto colecto: “la población”. Gracias a esto, el desarrollo del sistema educativo es intenso. Surgen
nuevos problemas vinculados a los niños que quedan fuera del sistema educativo y de los que fallan en
él.
La corriente pedagógica denominada Escuela Tradicional centrada en el saber del maestro/a da
paso a una Escuela Nueva que indaga en el aprendizaje, centrándose en el niño.
Las fallas del sistema educativo, el encargo estatal, las investigaciones y los maestros inquietos
construyen el “surgimiento” de la psicopedagogía.
Enriqueta Compte y Riqué propone en 1918 la creación de una Facultad de Pedagogía.
En los Anales de Instrucción Primaria aparecen trabajos publicados con temas de Psicología y
se constatan las becas de intercambio y formación que reiteran el interés en la disciplina.
En la formación magisterial se incluye la psicología como materia de estudio.
En 1929 se funda la Asociación Alfred Binet, con objetivos de divulgación, investigación,
formación e intercambio.
De las propuestas de creacions de laboratorios e institutos vinculados a la psicopedagogía
surgidos en la década del 20, recién se aprueba uno de ellos en 1933.
Diferentes documentos indican la necesidad de la creación de escuelas especiales para el
abordaje del denominado “retardo pedagógico”. Se plantea la preocupación existente en la tención a
“alumnos que no se adecuaban, en su rendimiento, a la ‘normalidad’”.
¿Cuál era la preocupación por la problemática de la niñez? Para buscar una respuesta, se citan
algunos puntos mencionados según un estudio de Emilio Verdesio: “clases superpobladas; alto
porcentaje de inasistencias; programas de estudio inadecuados; las condiciones de higiene de los
edificios escolares; el ambiente familiar y social del niño; la metodología aplica; la carga horaria de las
clases”. Las soluciones propuestas incluyen creación de clases diferenciales, tecnificación de la
formación magisterial y formas científicas de evaluación.
A solicitud de Verdesio, el Consejo de primaria aprueba en mayo de 1933 un Censo Escolar de
las condiciones físico-psíquicas de los alumnos. Se buscaba conocer a los que necesitaban ayuda
especial.
La problemática de la niñez para ser una problemática de los adultos que aplican planes
educativos y mediadas socioeconómicas. La problemática de la niñez es un problema de los adultos y
un serio problema político.
En este contexto se instala el laboratorio de Psicopedagogía en el Instituto Normal Joaquín R.
Sánchez, en 1933. Y en 1939 se denominará Morey Otero, en homenaje a su primer director. Fue el
primer centro organizado que permaneció en el tiempo y que realizó una producción en psicología.
También estableció la formación de profesionales en psicopedagogía, aunque no otorgaba título de
psicólogo.
En 1953 se funda la Sociedad de Psicología del Uruguay y Clemente Estable es su primer
presidente.
En 1937 comienza a funcionar el Servicio Médico Pedagógico en la Dirección de la Enseñanza
Industrial.
En este período continúa predominando un enfoque experimental. Se realizan adaptaciones de
tests a las características de nuestro país.
El emprendimiento de una escolarización para todos a mediados del siglo XIX en nuestro país,
obligó a un enorme esfuerzo político, intelectual y a un gran ejercicio de violencia y de poder. La escuela
pública será postulada como la herramienta que permitiría asimilar por igual al indómito habitante de
la campaña y al inmigrante urbano extranjero.

• LA HIGIENE DEL CUERPO Y LA PSICOHIGIENE


La higiene, igualada popularmente a la “limpieza” busca:
1. Prever la enfermedad y la muerte. La prevención parece estar asociada a las epidemias
de fines del siglo XIX en el país.
2. Por otro lado, la Higiene busca, por medio de caridad, construir hospitales para atener
a los pobres. Las muertes de los más pobres se producían en el centro de la ciudad, lo
que las hacía visibles.
3. La Higiene pública promueve a través de la familia, la iglesia, la prensa, la educación
y los consejos médicos, el cuerpo ideal.
La higiene también fomenta comportamientos: el trabajo, como valor moral y sanitario;
la conformación de una familia; la alimentación y el descanso. Comienza a producir un
tipo específico de subjetividad.
4. Por último, la salud, la fortaleza, la higiene, producen la mano de obra que permite
aumentar y desplegar las fuerzas productivas de la naciente modernidad uruguaya.

• UN POLACO EN URUGUAY: WACLAW RADECKI


A partir de 1933, Radecki dicta algunos cursos en la Facultad de Medicina.
Según Juan Carlos Carrasco: “La psicología de Radecki es una psicología funcionalista,
descriptiva, pero que incorpora nociones y técnicas de aplicación y una psicopatología.” Destaca
Carrasco que Radecki genera influencia en un núcleo de discípulos y de colaboradores con los
cuales crea una escuela en Montevideo a fines del 30.
En 1945 se crea el Centro de Estudios Psicológicos que tenía como fines la formación,
aunque no otorgaba título profesional de psicólogo.
Radecki incorpora entonces un abordaje más integral y profesionalista.

• LA HIGIENE MENTAL
Es considerada como prevención y en menor medida como promoción de la salud. En un
contexto de crisis social en el país y comienzo de la segunda guerra mundial, se inicia esta promoción
de salud integral, bienestar humano, atención a la niñez y aparecen instituciones que se encargan de
trabajar los problemas que presenta la marginalidad.
Se organizan servicios que incorporan aspectos psicológicos en el Consejo del Niño y en el
Instituto de Criminología. Se intenta aplicar técnicas psicológicas a niños sin atención familiar.
Sigue predominando una psicología experimental y psicométrica.
El laboratorio de los institutos normales amplía sus servicios.

• EN EL CAMPO DE LA MEDICINA
Es después de 1940 que la psicología comienza a estar presente en el plan de estudios de
Facultad de Medicina. Comienza a generarse un espacio para la psicología a partir del ’42 en la Cátedra
de Psiquiatría.
En el Hospital Vilardebó se abre el Laboratorio de Psicología de la Clínica Psiquiátrica a fines
del ’40.
Alfredo Cáceres fue un psiquiatra que jugó un papel importante en el desarrollo de la psicología
de nuestro país. Fue un impulsor de los estudios de Psicología.
Otro de los lugares donde comienza a desarrollarse la psicología, en el campo de la medicina,
es en el Hospital Pedro Visca, en la Clínica Médico Psicológica, a impulso del Dr. Julio Marcos. Fue la
primera organización en el tratamiento de problemas psicosomáticos en niños. Comienza a funcionar
en 1947. Allí se dictaban los cursos de psicología aplicada a la infancia, a partir de 1950.
A partir de la década de 1940 comienza la difusión del Psicoanálisis. Formándose la Asociación
Psicoanalítica del Uruguay en 1956.
Se buscará transformar, pero también crear nuevas formas de producción de subjetividades, por
lo cual se incorporará un nuevo actor profesional: el psicólogo. Este aparecerá en nuestro país en la
segunda mitad del siglo XX.
HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA EN EL URUGUAY
Capítulo 5: Algunas consideraciones para comprender esta etapa
La psicología como rama de la Filosofía puede ser pensada de dos maneras:
1. Corresponde a una etapa cronológica o período en que se dio esa determinada
forma de considerarla.
2. Corresponde a una posibilidad de considerar a la Psicología, en cuanto a su
ubicación como cuerpo de conocimiento.
Algunos autores son partidarios de la independencia total de la Psicología como ciencia. Su
inclusión dentro de la gran matriz de la Filosofía se dio en un prolongado momento histórico, pero
cumpliendo un proceso semejante al de otras ciencias.
Para otros, fue una rama de la Psicología, la experimental, la que se independizó a fines del
siglo XIX, pero determinados aspectos puramente especulativos de la Psicología pertenecen al campo
de la Filosofía.
En la segunda mitad del siglo XIX, se encaró la psicología distinguiéndola como un cuerpo
definido, a su vez, dentro de la Filosofía. La psicología fue alcanzando un lugar cada vez más destacado
dentro de los programas de Filosofía. Si bien la Psicología en Uruguay recogió lo que era el estado de
la psicología a nivel mundial, esa recepción se registró con cierto atraso.
Son destacables:
a) la confección de los primeros programas nacionales, sin limitarse a copiar los índices de
libros de textos extranjeros.
b) la obra de Vaz Ferreira en materia de Psicología (primer texto sobre la materia escrito en el
país, creación de un laboratorio experimental, difusión de la disciplina y alguna de sus
posibilidades de aplicación).
De todas maneras, la concepción de Vaz Ferreira seguía siendo la de la psicología como una
rama de la filosofía. Uruguay no tenía un desarrollo socioeconómico que generara intereses de
instituciones públicas o privadas, ni demandas sociales hacia el desarrollo autónomo de la psicología.
Capítulo 6: La psicopedagogía
El campo en que más rápidamente se aplicó y desarrolló la Psicología nacional fue el
psicopedagógico.
Respecto al medio internacional, hubo en la época (fines del siglo XIX, comienzos del XX) un
interés creciente por los temas relacionados con la infancia, y un enfoque diferente de los mismos. La
infancia comenzaba a considerarse como una etapa diferente de la vida humana.
Fue notorio a su vez, el incremento del sistema educativo, concomitante con el crecimiento del
interés oficial y la demanda social por estos temas. Surgen de este proceso, nuevos problemas para la
sociedad humana, como ser los de los niños que quedaban fuera del sistema y los de los que fracasaban
en él.
Las terribles consecuencias de las guerras aumentaron el desánimo sobre la forma en que se
habían realizado las cosas hasta entonces, y promovieron la necesidad de fortalecer la enseñanza,
depositado en ella la esperanza de rescatar a las generaciones nuevas.
En esta época, se dieron cambios profundos en los sistemas de enseñanza, y en especial en la
pedagogía.
La considerada Escuela Tradicional se basaba en una teoría sensual-empirista, una psicología
que encuentra el origen de todas las ideas en la experiencia sensible. En la práctica manejaba criterios
que apuntaban a priorizar la importancia de los conocimientos adquiridos por los alumnos.
Puede considerarse que la llamada Escuela Nueva fue la que operó un desplazamiento del
interés por la enseñanza hacia el interés por el aprendizaje. Representó con ella un nuevo interés por el
alumno y sus características individuales.
Las investigaciones realizadas sobre los temas de aprendizaje e inteligencia, por ejemplo, y en
general la búsqueda por parte de maestros inquietos de respuestas a sus preguntas, hizo crecer la
psicopedagogía como disciplina de cruce de intereses y aportes de la psicología y pedagogía.
En la exposición de Claparède realizada en el Congreso de Higiene Mental de 1922, se destaca
lo siguiente:

• Se debe tomar a los niños como el centro de los programas


• Escuela como laboratorio más que como un auditorio
• Para los nuevos métodos, son necesarios nuevos maestros
• La nueva formación de dichos maestros será sobre todo psicológica
• Además, es necesario habituar al maestro a realizar sobre sus alumnos diagnósticos
intelectuales
• Todo esto conforma la “escuela a la medida”
A partir del auge de la psicología experimental en el siglo XIX, se dio también el desarrollo de
la psicometría como campo específico de medición de los fenómenos psíquicos.
El desarrollo de la pedagogía operó como un estímulo a las investigaciones y la producción de
conocimientos en psicología.
También se hace referencia a la pronta receptividad a las ideas que se generaban en los centros
más desarrollados.
La intensa actividad continuó, aunque la prosperidad del país no marchaba en línea ascendente.
Las consecuencias de la crisis económica y social propiciaron la dedicación más intensa hacia los temas
de la enseñanza especial.
EN EL ÁMBITO DE PRIMARIA Y LOS INSTITUTOS NORMALES
Primaria y los institutos normales fueron el ambiente en que se gestó la preocupación inicial
por los temas psicológicos.
«Numerosos maestros viajaron comisionados a Europa y EE.UU. para estudiar las
experiencias educativas, y apostaron sus inquietudes. Por otra parte, llegaban muchas publicaciones
especializadas en temas pedagógicos.»
Situación Institucional de Primaria y los Institutos de formación docente
El proceso de cambios comenzó con la sanción de la Ley de Educación General de 1877.
Con esa ley se creó la Dirección General de Instrucción Primaria. Poco tiempo después se
organizaron los institutos de formación docente. En 1882, se fundó el Internado Normal para Señoritas
(según Julio Castro, fue la primera cátedra oficial de pedagogía). En 1891 se fundó a su vez el Internado
Normal para Varones. Estos centros sufrieron cambios en su organización y pasaron a denominarse
Institutos en lugar de internados, en 1990.
En 1918, en el marco del nuevo ordenamiento constitucional del país esa Dirección se convirtió
en Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal.
En 1935 se produjo la unión de los institutos normales.
Los Anales de Instrucción Primaria
Se trata de una publicación mensual de la Dirección de Instrucción Primaria, que comenzó en
1903.
Encontramos en ellos innumerables trabajos relacionados con temas de psicología. Hay allí
traducciones de obras de autores extranjeros, comentarios de libros o reseñas de conferencias dictadas
por personalidades que visitaban Montevideo, así como trabajos originales de profesores uruguayos
interesados en Psicología, Psicopedagogía y temas conexos.
Becas de perfeccionamiento en el exterior y de intercambio
No solo existía el apoyo de las autoridades para la formación de maestros y el intercambio que
permitiera la incorporación de los métodos nuevos, también se recibía en Uruguay a técnicas extranjeros
destacados por su conocimiento de las nuevas técnicas.
Los anales registran también menciones a la existencia y funcionamiento de laboratorios de
psicología experimental en otros países.
Inclusión de la Psicología en programas de estudio
Se puede apreciar una inclusión cada vez mayor de temas psicológicos en los programas de
formación de maestros.
También en 1925 Sebastián Morey Otero, dictó un primer cursillo sobre psicopedagogía
experimental en el Museo Pedagógico. Al año siguiente se introdujo la asignatura «psicología
experimental» a cargo del mismo docente, en el ciclo profesional de estudios del Instituto Normal para
Señoritas María Stagnero de Munar.
La Asociación Alfred Binet
Con un grupo de egresados de los primeros cursos de la cátedra de psicopedagogía experimental que
tenía a su cargo, Morey Otero creó en 1929 la Asociación Alfredo Binet, con los siguientes fines:
a) Investigación psicológica con fines pedagógicos.
b) Divulgación de esta ciencia y sus aplicaciones por todos los medios posibles.
Para realizar estos fines se propone:
a) Cooperación material, intelectual y moral de todos los asociados en los trabajos de
investigación.
b) Asambleas científicas con el objeto de comunicar resultados obtenidos.
c) Sostener una revista psicopedagógica.
d) Mantener correspondencia con instituciones análogas en el extranjero.
Es la primera institución de carácter científico formada por uruguayos para promover el estudio
y la investigación en psicología.
La preocupación por la problemática de la niñez
Los proyectos para crear laboratorios y/o institutos de psicopedagogía se sucedieron desde la
segunda década del siglo, pero recién en 1933 se aprobaría uno de ellos.
Dichos proyectos están vinculados a las dificultades en el aprendizaje, del rendimiento escolar
y de la situación de la niñez en general.
Emilio Verdesio mostró permanente preocupación por la forma en que se atendieran aquellos
alumnos que no se adecuaban en su rendimiento a la normalidad.
El impulso surge de la preocupación por la alta tasa de repetición que se registraba en la escuela.
A partir de esos hechos constatados se procuró encontrar sus causas. En el estudio se citaban
como posibles causas de repetición, las siguientes:

• clases superpobladas;
• alto porcentaje de inasistencias;
• programas de estudio inadecuados;
• las condiciones de higiene de los edificios;
• el ambiente familiar y social del niño;
• la metodología docente aplicada;
• la carga horaria de las clases.
Las soluciones pensadas pueden ser agrupadas en tres cuerpos:
1. Las institucionales.
2. La tecnificación de la formación del maestro.
3. La organización de formas científicas de evaluación.
Las herramientas por las que considera posible tecnificar la formación del maestro son:
adaptación de tests mentales; enseñanza de psicología experimental; creación del laboratorio
psicopedagógico.
Aproximadamente en 1932, se inician los intentos por adaptar a nuestro medio escolar los tests
de Binet y Simon, Terman y otros.
El 14 de julio de 1933, el presidente de la República designó una comisión para redactar un
plan de organización de la enseñanza especial de aquellos niños en edad escolar.
Es probable que las consecuencias de la crisis económica de comienzos de la década de 1930,
al incrementar los niveles de pobreza, contribuyeran a aumentar la problemática de la niñez en los
estratos de población menos favorecidos.
Ante el avance de esta problemática, la escuela debía prepararse para atender mejor a los que
se integraban a ella mientras que otros organismos del Estado, debían ocuparse de aquellos que no
llegaban al sistema escolar, o desertaban de él. La creación del Consejo del Niño en 1934 obedeció a
estos propósitos.
El laboratorio Morey Otero
El 13 de setiembre de 1933, el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal decidió la
creación de un Laboratorio de Psicopedagogía Experimental, adscripto al Instituto Normal Joaquín R.
Sánchez, nombrando director del mismo al profesor Sebastián Morey Otero.
Entre sus fines iniciales se encontraban, dedicarse a la investigación psicopedagógica, preparar
las fichas psicológicas de los alumnos normalistas, preparar normas de apreciación del rendimiento
escolar, etc.
En 1942, María Angélica Carbonell de Grompone, se convirtió en titular de la cátedra como
también en encargada de la dirección, una vez que Morey Otero falleció en 1939. Cumplió una extensa
tarea al frente del Laboratorio, ampliando y organizando sus funciones.
En 1942 se aprobó el reglamento del laboratorio, convertido ya en un instituto estable bajo la
égida de su nueva directora.
El artículo 1° del reglamento establecía como fines del laboratorio:
1) Psicometría y psicotécnica de la Enseñanza Normal
2) Estudio profesiográfico de la carrera del maestro
3) Investigación desinteresada
4) Clínica psicopedagógica para alumnos de Institutos Normales
A partir de 1947 el Laboratorio se organizó en secciones especializadas de acuerdo con el
siguiente esquema:
✓ Psicometría
✓ Pedagogía
✓ Educación especial
✓ Clasificación escolar
✓ Clínica psicológica
El laboratorio fue el primer centro organizado en nuestro medio, que perduró en el tiempo, y en
el que se empezó a producir, en el terreno psicológico con nivel de difusión interna y vinculaciones con
centros especializados del exterior. Allí se adaptaban las técnicas de mayor aceptación para la realidad
de nuestro medio.
A su vez, cumplió una tarea formadora de profesionales en psicopedagogía. En el laboratorio
no se otorgaba título de psicólogo porque no estaba en sus objetivos la formación integral en la
disciplina, pero sí se especializaron en el terreno psicopedagógico muchos maestros, que conseguían
allí una capacitación que para nuestro medio no se brindaba en otros lugares.
Clemente Estable
Clemente estable alcanzó sus mayores logros en la investigación biológica y en la docencia y
el trabajo pedagógico, pero también incursionó en terrenos vinculados a la psicología.
Estable aportó particularmente a la renovación pedagógica. Publicó varias obras dedicadas a la
orientación vocacional. Para él, la orientación vocacional debía ser una gran preocupación de la
enseñanza en todos sus niveles.
En 1930-31 trazó un plan educativo que se conoció como «Plan Estable», una de las más
importantes propuestas de reforma educativa llevadas adelante en la época. Su método principal era la
investigación y sus fundamentos los buscaba en los intereses psicológicos del niño.
Cuando en 1953 se organizó la Sociedad de Psicología del Uruguay, sus promotores buscaron
el apoyo de Estable, en reconocimiento de lo que significaba contar con su enorme prestigio. Fue
presidente de dicha sociedad en sus primeros tiempos.
En el ámbito de la enseñanza industrial
La intensa actividad que observamos en Enseñanza Primaria y en los Institutos normales
dependientes de ella también fue visible en la Enseñanza Industrial, en la medida que se fue
reorganizando. Surgida en la segunda mitad del siglo XIX, impartida en cuarteles del ejército y
destinada en esos comienzos a muchachos descarriados, vagos, de dudosos antecedentes, se organizó
como Escuela Nacional de Artes y Oficios.
Capítulo 7: Aplicaciones de la Psicología Experimental
El laboratorio de psicología experimental de la fuerza aérea
La tendencia hacia la colaboración interdisciplinaria en materia científica dentro de la fuerza
aérea fue en aumento. Nos interesa destacar la forma en que se buscó el aporte que la nueva ciencia
psicológica podía ofrecer.
Vale destacar un trabajo realizado en la década del 30 por José Delucchi, en el que se
fundamenta la importancia del aporte que el psicólogo hace en la selección de aviadores.
En Uruguay se dispuso la creación de un laboratorio de Psicología en la Fuerza Área. Se
inauguró en julio de 1927.
El psicólogo polaco Waclaw Radecki fue contratado en 1942 para reorganizar el gabinete.
Asesoró en la confección de aparatos e incluso alguno de ellos fue inventado por el propio Radecki.
«…tiene por finalidad primordial, efectuar la selección del personal de futuros pilotos
aviadores militares y además ejercer sobre ellos el contralor periódico de su aptitud, con el propósito
de mantener a la pieza humana en el mejor y mayor grado de rendimiento durante el desarrollo de la
actividad aérea.»
A través de esta vinculación creada, Radecki pudo a su vez utilizar el laboratorio como lugar
de práctica para sus grupos de estudiantes.
Varios puntos son destacables:
• El laboratorio fue el primero fundado en el país con fines de aplicación de la práctica
psicológica. (El que fundó Vaz Ferreira en la Sección Secundaria de la Universidad
tenía por finalidad demostraciones al servicio de la enseñanza).
• Se aprecia en su organización la influencia clara de la psicología experimental, de la
concepción funcionalista de Radecki, así como la orientación de la Psicología, aplicada
al campo ocupacional.
Capítulo 8: La Psicología en el ámbito de la salud
El plan de estudios 1929
Dentro del plan ’29 existía la posibilidad de incluir temas de Psicología en los cursos prácticos
de la facultad de medicina.
El plan de estudios 1945
Este plan de estudios seguía incluyendo el curso de psiquiatría en sexto año.
La clínica psiquiátrica
La clínica psiquiátrica comenzó a funcionar en la Facultad de Medicina en 1908. El consejo de
instrucción Secundaria y Superior había resuelto: «inclúyase a la clínica psiquiátrica entra las
asignaturas que forman parte del plan de estudios de medicina».
Barrán destaca la influencia y el conocimiento de la obra de Freud que tenían los médicos
uruguayos. Señala que encontró la mención en las primeras décadas del siglo a tratamientos basados en
hipnotismo, sugestión y persuasión.
Con el paso del tiempo creció el conocimiento de esas y otras corrientes psicológicos. En los
trabajos publicados en la Revista de la Sociedad Psiquiátrica se encuentran testimonios al respecto.
En cuanto a otros testimonios de la influencia de un encare psicológico, se verá en especial el
tema de la Higiene Mental.
El impulso más vigoroso para la apertura de un espacio que contemplara específicamente los
temas de Psicología Médica, aparecerá con Antonio Sicco. Desde su calidad de Profesor Interino de la
Cátedra de Psiquiatría, elevó al Decano de la Facultad de Medicina el informe anual. Inicia planteando
la mala formación psiquiátrica que recibían los médicos en general, y que repercutía en la inadecuada
asistencia a los enfermos en ese aspecto. Realiza entonces un estudio diagnóstico para encontrar las
fallas en la implementación de los cursos de psiquiatría en la universidad.
Concluía presentando una serie de propuestas, la tercera de ellas decía: «Instituir la cátedra de
psicología médica. Hasta tanto esta cátedra no entre en funciones, la facultad organizará, por medio
de la clínica psiquiátrica, cursos sobre psicología y psicoterapia».
Con relación a la puesta en práctica de sus ideas, el curso de psicoterapia fue inaugurado el 17
de septiembre de 1943.
El laboratorio de psicología de la clínica psiquiátrica
Su organización se enmarca en los intereses de Antonio Sicco, con su inquietud por mejorar la
formación en psiquiatría para los médicos en general y para los especialistas en esa rama. Como parte
de esa inquietud, la inclusión del estudio de la psicología y las técnicas psicológicas fue especialmente
destacada.
Posteriormente, esta clínica se constituyó en el primer servicio psicológico en la Universidad
de la República.
Estaba adscripto a la Cátedra de Psiquiatría en el Hospital Vilardebó y su cometido básico fue
el estudio psicológico de los pacientes.
La promoción de la salud mental: Higiene Mental
Forma parte del momento de la higiene en general, como integrada a la promoción de salud. En
Uruguay existía desde mediados del siglo XIX, una Junta de Higiene Pública.
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, se pensó insistentemente cómo la educación
podía constituirse en una herramienta importante para prevenir la concentración de enfermedades
mentales.
La Psicagogia, desarrollada a partir de las ideas de la Psicología funcionalista (introducida en
Uruguay con clara influencia de Radecki), era entendida como una psicología moral cuya técnica
terapéutica se basaba en conceptos vinculados a la Higiene Mental y la influencia ejercida desde la
educación con criterios psicológicos.
Artículos y trabajos sobre Salud Mental
Alfredo Cáceres definió claramente la concepción de Higiene Mental que sostenía, así como la
filiación de la misma: «Es bien sabido que la diferencia que existe entre la higiene mental y el
tratamiento de las enfermedades mentales reside en que la concepción de Higiene no hace referencia a
lo mórbido ya existente sino a la lucha contra la aparición de la patológico».
Alfredo Cáceres
Alfredo Cáceres fue un destacado psiquiatra y tuvo un significativo papel en los comienzos de
la psicología en el Uruguay.
Fueron famosas y fermentales las peñas que se realizaban en su casa, que reunían artistas e
intelectuales de primera línea en el Uruguay de las décadas de 1940 y 1950.
Siendo admirador de las concepciones del psicólogo Radecki, contribuyó a difundirlas. Parece
justo decir que se convirtió en un impulsor en el país de los estudios de Psicología en general.
Las clases de psicología que brindaba en su propia casa parecen haber sido las que dejaron una
impronta muy marcada entre sus participantes. Promovía el interés en la psicología y encaminaba a sus
auditores en su estudio y profundización, pero respetando las características e inclinaciones personales
de cada uno.
La clínica médico psicológica del hospital Pedro Visca
Julio Marcos fue en sus orígenes su impulsor y figura fundamental. Sintió la necesidad de
atender otros aspectos no contemplados en la atención médica hasta ese momento, que se vinculaban
con lo que sería la incidencia de los factores psíquicos, tanto provocados por la enfermedad orgánica,
y/o su tratamiento, como elementos componentes del cuadro clínico original. La Clínica Médico
psicológica que fundó se convirtió en la organización pionera en el tratamiento de los problemas
psicosomáticos de la infancia.
«Esta decisión del Dr. Marcos, fue tomada al constatar a través de su trabajo clínico que en
los niños se daban situaciones y conductas cuyo nivel de análisis estaba más allá del campo específico
de la medicina, y que era necesario el aporte de otras disciplinas para lograr una mejor comprensión
del niño.
La función de esta psicología pasó, de ser en un principio una labor diagnóstica, a actuar en
algunos casos con técnicas de abordaje y esclarecimiento de cada situación.»
La Clínica se destacaría por una nutrida actividad, que abarcaría la asistencia, la docencia y la
investigación.
En su funcionamiento, la clínica “recibe y atiende niños sin ninguna limitación, provenientes
de hospitales, instituciones o enviados por médicos de Montevideo o del interior con fines de
diagnóstico, orientación o tratamiento”.
Se señala que comenzaron a dictarse cursos de psicología en 1948.
La Clínica Médico Psicológica tuvo un desarrollo importantísimo, destacándose en tareas de
asistencia, docencia, investigación y divulgación de la Higiene Mental.
Vinculación Ministerio de Salud Pública – Facultad de Medicina
Los cursos de psicología aplicada a la infancia empezaron en 1950. Fue el primer espacio
universitario de formación de psicólogos y el que tuvo mayor continuidad en el tiempo. Siguió en la
órbita de la Sección Auxiliares del Médico de la Facultad de Medicina hasta la creación del Instituto de
Psicología de la Universidad de la República en 1988, al que se integraron.
En cuanto a los curos de auxiliares del Médico, fueron surgiendo como respuesta a demandas
registradas en el propio ámbito médico. Desde 1947 existían cursos o proyectos de cursos. En 1950, se
sumaron los cursos de auxiliares transfusionistas y de psicología aplicada a la infancia.
Capítulo 9: Radecki y el Centro de Estudios Psicológicos de Montevideo
Waclaw Radecki
Radecki fue una figura gravitante en los primeros tiempos de la psicología en varios países de
América Latina, entre ellos Uruguay.
La situación política europea lo llevó a trasladarse a América. Su primer país de estadía fue
Brasil. Allí organizó y dirigió el laboratorio de psicología en la Colonia de Alienados de Engenho de
Dentro. Trabajó también en la selección de candidatos para la Aviación Militar brasileña en base a un
examen psicológico, y produjo una abundante obra escrita.
A partir de 1933 su ejercicio profesional se repartió entre Montevideo y Buenos Aires. Realizó
investigaciones en ambos países y reunió a su alrededor un grupo muy numeroso de discípulos y
seguidores.
Quienes asistieron a sus clases lo recuerdan por la rigurosidad de sus planteos.
La obra de Radecki en Uruguay
Su primera vinculación oficial con el país se dio en 1933, cuando fue contratado por la
Universidad de la República. Inició su actuación con una conferencia que tituló «Nueva psicología».
En abril inició un curso sobre «Psicología general, individual y colectiva».
Ese mismo año, la Facultad de Medicina lo nombró Profesor Ad Honorem. Además, la
Sociedad de Psiquiatría del Uruguay lo nombró miembro honorario. A partir de entonces y por veinte
años, fue el centro de una intensa actividad en el campo psicológico.
Se formó en su entorno un grupo de entusiastas discípulos. Asesoró en la organización el
Laboratorio de Psicología de la Fuerza Aérea y mantuvo una vinculación con el mismo, que le permitió
utilizarlo como lugar de desarrollo de las prácticas psicológicas de sus cursos.
El centro de estudios psicológicos de Montevideo
Después de diez años de prestigiosas actividades en el medio, el grupo de discípulos de Radecki
ya era lo suficientemente importante como para organizar una institución: el Centro de Estudios
Psicológicos.
Así nació el Centro de Estudios Psicológicos ya con el propósito de encarar el estudio de la
psicología, no solo como complemento de estudios profesionales para medicina, abogacía, ingeniería,
comercio, industria y pedagogía, sino también preocupándose de las aplicaciones prácticas adaptadas
a las condiciones del país, con una organización de estudios didácticos para la formación de psicólogos
profesionales.
El acta de fundación se firmó en 1945.
El centro de estudios psicológicos tiene por objeto y fines la intensificación, organización y
realización del estudio profesional de Psicología Sistematizada, teórica y aplicada.
En el año 1950 el Centro de Estudios Psicológicos tomó la iniciativa de organizar el I Congreso
Latinoamericano de Psicología, que tuvo lugar en Montevideo, del 20 al 27 de julio de ese año.
Participaron activamente en este congreso la mayor parte de los países americanos.
El programa de estudios, abarca cuatro años regulares, cada uno de los cuales debe ser
aprobado en exámenes que complementan y atestiguarla adquisición de los conocimientos asimilados.
Antes de considerar como terminado el aprendizaje regular de estudios cada alumno debe contribuir
con una tesis, aporte científico profesional a la Ciencia Psicológica.
Las clases del Dr. Radecki se desarrollaron en la Facultad de Medicina, en la Facultad de
Derecho, en el Museo Pedagógico, algunos cursos se desarrollaron en la sede.
Destacamos que los informes del centro no nombran como psicólogos a las personas
mencionadas, aunque sean egresadas de ese centro.
Con la colaboración de sus ex discípulos t otros docentes de materias anexas, formó en 1951 la
Facultad Libre de Psicología. Fue una institución privada y gratuita.
La hoja de psicología
Fue una publicación semestral del Centro de Estudios Psicológicos, que no solo incluyó
información sobre las actividades del Centro y datos sobre la preparación del congreso. Fue también un
espacio de publicación de trabajos teóricos de sus miembros.
El I Congreso Latinoamericano de Psicología
Sus preparativos comenzaron en el Centro desde un tiempo antes. En la “Hoja de psicología”
correspondiente al primer semestre de 1948 aparece la convocatoria al mismo.
Su sesión inaugural se cumplió en el Palacio Legislativo y el congreso en sí tuvo lugar en el
Salón de Actos del Ministerio de Salud Pública.
Se realizaron treinta y tres comunicaciones sobre distintos aspectos de l temática psicológica.
El congreso no se abocó exclusivamente a la exposición y debate sobre ponencias. Las dos
últimas sesiones plenarias fueron consagradas a la discusión del árido problema de profesión de
psicólogo, problema que tiene particular importancia para los psicólogos sudamericanos.
Las resoluciones formuladas por el Congreso relativas a la profesión de psicólogo fueron las
siguientes:
I. Formación del psicólogo
A) El congreso señala la necesidad social de contar con los servicios de psicólogos
profesionales especializadas.
B) En consecuencia, el congreso aconseja la creación de Escuelas Superiores
profesionales, tipo facultad, destinadas a la formación y capacitación profesional
del psicólogo, en todos aquellos países en que no existan tales organismos.
II. Responsabilidad del psicólogo
A) El congreso destaca la necesidad de buscar una clara delimitación de la esfera de
acción del psicólogo.
B) El congreso señala la importancia de ser formulada la responsabilidad del psicólogo
en los casos de colaboración con otros profesionales o ejercida autónomamente.
III. Ética profesional del psicólogo.
El congreso confirma la necesidad de trazar normas referentes a la ética profesional del
psicólogo.
IV. El congreso designará una Comisión Permanente encargada de estudiar los problemas
que quedaron planteados precedentemente y de proponer medidas que fueran
necesarias.
Capítulo 10: La participación de la Psicología en la atención de la «desviación» social
En el ex consejo del niño
Sabemos que poco tiempo después de fundado el Consejo del Niño, se creó la llamada Clínica
de Conducta.
La Clínica de la Conducta se inscribía en la línea de la promoción de la Higiene Mental. Danrée.
Su director, lo precisa en su artículo: “La finalidad de este organismo es la profilaxia: profilaxia de las
enfermedades mentales y de la delincuencia.
Esta clínica está destinada a enfermos de la conducta, o, en otras palabras, a los que tienen
conducta anormal.
…Las anomalías de conducta corresponden a un desequilibrio bio-social, desequilibrio que, si
no se intenta corregir a tiempo, muchas veces se acentuará, pudiendo conducir a la inadaptación por
reacciones antisociales”.
Reina Reyes
Sí existe información sobre la actuación como psicóloga en el Hogar Femenino N°1 de Reina
Reyes.
Dedicada a los temas de educación y reeducación, escribió varias obras que alcanzaron premios
y reconocimientos. Uno de sus libros, psicología y reeducación, se trata originalmente de un informe
que elevara el 1 de junio de 1946 a las autoridades del Consejo del Niño, resumiendo las observaciones
realizadas durante dicha actuación.
En uno de sus informes afirma: “las actuales instituciones del Consejo del Niño para
reeducación de los adolescentes carecen de orientación técnico-pedagógica”. Enfatiza la importancia
de las funciones del psicólogo en un albergue de adolescentes.
Reina Reyes se manifiesta contraria a que la labor psicológica se limite a la obtención de
medidas e interpretación estadística de ellas.
Proponía la creación de clínicas de conducta para adolescentes, integradas con un psicólogo, un
médico y uno o dos visitadores sociales.
También menciona la realización de trabajos de investigación psicoanalítica y sesiones de
interpretación de sueños y consideraba la utilidad de los tratamientos psicoanalíticos.
LA CLÍNICA MÉDICO-PSICOLÓGICA DEL HOSPITAL PEDRO VISCA
El hospital nació como una derivación lógica de una necesidad real de pediatría, que es el
estudio integral del niño en sus dos sectores fundamentales, el somático y el psíquico. Desde un
principio, la Clínica Psicológica ha podido colaborar con la cátedra de Pediatría.
Otra finalidad que la anima es la formación de psicotécnicos.
Los problemas de los enfermos tienen, en general, raíces familiares o sociales que, por su propia
naturaleza, desbordan la sola acción médica.
I) Creación:
La clínica fue creada en septiembre de 1947, siendo la primera en su género en Uruguay,
organizada con la finalidad de resolver los problemas psicosomáticos de la infancia.
Todo su personal trabajaba de forma honoraria, financiando en forma privada la mayor parte
del material requerido para su funcionamiento.
II) Finalidades:
OBJETIVO FUNDAMENTAL
Su creación trató de satisfacer una necesidad imperiosa de la pediatría: el estudio integral
psicosomático de los niños enfermos, encauzándolos en una adecuada orientación psicoterápica.
Además, afronta la supervisión del desarrollo psicológico normal de la infancia, resolviendo los
problemas que entorpecían dicho desarrollo.
La patología mental integral del niño es de reciente historia. La psiquiatría clásica se dirigía
casi exclusivamente al tema de la adolescencia. Por su parte, la pediatría se desentendía de todos
aquellos problemas que no tuvieran una base neurológica o somática firme.
Se destaca que la preocupación por los problemas psíquicos del niño y la evolución de los
conocimientos al respecto se había comenzado a fomentar en los últimos treinta años.
En los recientes años, la evolución de los conocimientos y la profusión de obras importantes
sobre psiquiatría y psicoanálisis infantil, ponen de manifiesto la necesidad de incorporar al estudio
integral del niño al campo de la pediatría.
Se conciben importantes momentos psicológicos alrededor de los tres años del niño, debido al
uso que comienza a darle al lenguaje, que genera, a través de él, una idea fiel de su desarrollo. El niño
a esta edad deja reconocer con más claridad su carácter y prever en parte su patrón reaccional futuro.
El manejo del niño en este período de la vida se hace harto difícil y de gran delicadeza en lo
que atañe a su futura normalidad.
En la segunda infancia (edad prescolar y escolar) pueden revelarse frecuentes alteraciones de
la conducta y del carácter, que se inician entonces o se mantenían latentes desde la primera infancia.
El tema de la adolescencia ha sido uno de los de mayor atracción de la psicología clásica; tiene
su justificación por la riqueza de sus manifestaciones.
Sin embargo, los psicoanalistas no se han ocupado mayormente de este período y lo explican
diciendo que en realidad la adolescencia no es más que un momento en el que se expresan con mayor
viveza las instancias psíquicas que se fueron integrando en los años anteriores.
La patología psiquiátrica de este período se caracteriza por la aparición y consolidación de todo
tipo de neurosis, fundamentalmente por el comienzo de una psicosis: la esquizofrenia.
OBJETIVOS DERIVADOS

a) Colaboración con la cátedra de pediatría:


La clínica psicológica colaboró ampliamente con la cátedra. Intervino activamente en la
enseñanza en forma de clases a estudiantes del curso de la clínica de niños.
b) Colaboración con el diagnóstico:

En gran cantidad de casos de niños enviados a la clínica o pertenecientes al servicio interno de


los hospitales, el objetivo inmediato se limita al diagnóstico neuropsíquico; cometido que se llevó a
cabo mediante la realización de los tests adecuados y el estudio diagnóstico sintético posterior.

c) Colaboración para la reorientación


Se dirige a servicios clínicos e instituciones que estudian y tratan específicamente determinados
casos presentados. Las oligofrenias de primer, segundo y mismo tercer grado son enviadas a la Obra
Morquio para el tratamiento adecuado. Los niños lisiados son enviados a la escuela de Reeducación
Roosevelt para que se instituya el tratamiento motriz correspondiente.
Los niños sin taras importantes, pero con trastornos de conducta, deben cambiar de ambiente y
recibir instrucción en determinadas escuelas de orientación especializada pertenecientes al Consejo de
Enseñanza Primaria.
ESTRUCTURA
Para cumplir con los cometidos antedichos es imprescindible tener presente dos conceptos:
a) El niño enfermo es una unidad psicosomática.
b) La infancia representa un período especial de la formación del ser humano, en nada comparable
a la del adulto.
Con este criterio se estructuró la Clínica Médico Psicológica, que consta de tres secciones:
1) Estudio somático, realizado por el médico que envía al enfermo.
2) Estudio neurológico, realizado o controlado por el director de la clínica.
3) Estudio psicológico, en donde pasa por una primera etapa de psicotecnia y luego interviene un
psiquiatra.
FUNCIONAMIENTO
La Clínica funciona en la planta alta del Hospital Dr. Pedro Visca. Recibe y atiende niños sin
ninguna limitación, provenientes de hospitales, instituciones o enviados por médicos de Montevideo o
del interior con dines de diagnóstico, orientación o tratamiento.
ACTUACIÓN TÉCNICA Y DOCENTE

A) Estudio de enfermos

La labor de la Clínica Médico Psicológica Infantil comprende el estudio del niño desde el
nacimiento hasta la edad de la adolescencia inclusive.
B) Docencia
Los integrantes de la clínica han participado desde su fundación en las clases que se dictan en
el Hospital Pedro Visca durante los cursos dependientes de facultad de medicina; siendo esta la primera
vez que se incorpora a la enseñanza de la pediatría nacional, las nuevas orientaciones psicopatológicas.
C) Ateneos
La clínica ha participado también en los ateneos que se realizan semanalmente en los Hospitales Pereira
Rosell y Dr. Pedro Visca, organizados por el Instituto de Pediatría, contribuyendo con diversos temas.
D) Conferencias
También ha participado la Clínica Médico Psicológica en los Cursos de Perfeccionamiento que se dictan
en el Instituto de Pediatría.
E) Trabajos de investigación
Actualmente la clínica organiza el material para la realización de estudios de investigación sobre asma
y epilepsia infantil.
F) Plan de futuro
La Dirección les presta la mayor atención a los siguientes problemas:

• Realización de un estudio sistemático de las características biotipológicas infantiles.


• Creemos imprescindible la formación de psicotécnicas especializadas para que puedan
realizarse prácticamente fuera de la clínica las investigaciones necesarias en los problemas de
la neuropsiquiatría infantil.
• Esas enseñanzas completadas y llevadas al nivel necesario, contribuirán a la formación de
visitadoras sociales para cuyo cometido deben ser cuidadosamente preparadas. La visitadora
social proporcionará datos importantes sobre la evolución del enfermo.
• Siendo la escuela el lugar donde, quizás pueda discriminarse con mayor precocidad cualquier
conducta anómala del niño, es importante facilitar la creación de lo que en Estados Unidos se
ha dado en llamar “maestras de enlace”. Son ellas las encargadas de establecer la comunicación
entre la clínica y los centros de enseñanza. Eso permitirá un trabajo más efectivo.
EL INTRUSISMO EN PSIQUIATRÍA

Intrusismo y profesiones liberales


El intrusismo es frecuente en las profesiones liberales, en especial debido a los distintos
incentivos, siendo uno de ellos el económico. El intrusismo en la actividad médica es de los más
difundidos y por lo mismo, de los más peligrosos.
La clandestinidad vulgar choca de lleno con las acciones policial y penal respectivamente; pero
estas soluciones son más difíciles cuando el intrusismo adquiere formas más refinadas y se escuda tras
títulos académicos.
Intrusismo médico psiquiátrico
El intrusismo médico tiene una distribución desigual entre sus distintas ramas. Por ejemplo, el
curanderismo es bien conocido en ginecología y obstetricia, en el tratamiento de fracturas y esguinces,
en medicina interna.
Curandero es, simplemente quien ejerce el arte de curar sin estar habilitado legalmente.
En psiquiatría es necesario hacer distingos: como en cualquier otra especialidad, su ejercicio
ilegal se configura cuando concurren la tenencia de un local, la prestación continuada de asistencia y la
percepción de honorarios. Se destacan distintas formas de intrusismo, la primera caracterizada por
procedimientos mágicos, otra por autodidactas pseudotécnicos, aunque también hay un tipo de
intrusismo mucho más transcendente, científico, en le que lo discutible no es el método, sino el alcance
que se le pretende dar. Esta última se da en un plano trascendente, científico.
Lo que interesa más en esta ocasión es el intrusismo científico, es decir, el conjunto de prácticas
médico-terapéuticas realizadas por quienes no son médicos. En este grupo están comprendidos los
psicólogos “clínicos” y psicoterapeutas, y los psicoanalistas no médicos, profanos o legos en medicina.
El problema tiene distintas vertientes a considerar, una de orden legal, otra de orden profesional
y gremial, y otra, finalmente, de orden técnico y científico. Antes de analizarlas es necesario puntualizar
que no se trata aquí de desconocer ni discutir la importancia de la psicología, sino que solo se busca
delimitar las atribuciones de que se pueden sentir investidos aquellos que, sin ser médicos, tratan
enfermos.
Aspecto legal
El ejercicio de las profesiones ilegales está en nuestro país, codificado, legislado y
reglamentado.
El Código Penal castiga a quienes se cargaren títulos académicos o ejercieren profesiones para
cuyo desempeño se requiere una habilitación especial.
En el artículo N°16 establece que ejerce ilegalmente quien se atribuye condiciones para curar
enfermedades por cualquier medio, aún cuando no sean los habitualmente empleados por la ciencia.
Las reglamentaciones en el área de la salud, distinguen entre técnico profesional, técnico
especializado y auxiliar especializado. Los psicólogos entran en la categoría de técnicos especializados.
Los técnicos especializados son aquellos que tienen preparación científica adecuada. Mientras que los
técnicos profesionales deben ser universitarios titulados.
En la nueva reglamentación de 1956 se especifica más claramente qué se entiendo por técnico
especializado, aseverando la necesidad de acreditar la preparación científica.
Aspecto profesional y gremial
La medicina es algo más que el arte de curar, pero es también y sobre todo el arte de curar, por
lo menos en su más explícita proyección social.
Para aplicarse el arte de curar, se necesita pues, una capacitación y ella la da la Facultad de
Medicina, que otorga un título universitario.
El médico se encuentra con la competencia desleal, no sometida a régimen tributario alguno,
por parte de psicólogo clínicos, psicoterapeutas y analistas no médicos.
Aspecto técnico
La enseñanza superior de Psicología se imparte en la Facultad de Humanidades, cuya ley de
creación estableció la formación no de profesionales, sino de investigadores.
Por otro lado, el psiquiatra no puede dejar de ser psicólogo, es más, debe serlo.
El técnico psicológico no médico, tiene que tener vedado el arte de curar, primero por la ley,
pero, sobre todo, por la distinta orientación de su formación técnica. Es un técnico insustituible,
necesario, en la manualidad de determinados métodos de investigación y de diagnóstico, pero no puedo
desbordar esa actitud de pesquisa.
Puede trabajar con el psiquiatra, pero a su servicio y bajo sus órdenes; los asesorará, pero no
resolverá por sí, sino que solo aportará elementos a tener en cuenta para el diagnóstico y el tratamiento.
El Psicoanálisis en su aplicación terapéutica
El psicoanalista, según la Asociación Médica Británica, es una persona que usa la técnica de
Freud, y todo aquel que no use esta técnica, cualquiera sea el método que pueda emplear, no debe esta
definición, y con el propósito de evitar confusiones, el término psicoanalista debe reservarse
apropiadamente para los miembros de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
El psicoanálisis desborda el campo de la medicina, pero es medicina en cuanto es aplicable a
sus propósitos, investigar y curar trastornos.
Según Lagache: “la cura psicoanalítica es un tratamiento médico y su aplicación debe estar
subordinada a un examen clínico practicado por un médico competente”.
Según Baranger: “…es deseable que el que investiga cuestiones psicosomáticas, sea al mismo
tiempo médico”.
La terapia analítica por no médicos
En un principio, no se ha ´planteado ningún problema en el uso del psicoanálisis con propósitos
de investigar por parte de científicos no médicos.
Los primeros analistas procedieron no solo de entre los enfermos que consultaron por sus males,
sino de muchos campos de actividad cultural, filosófica y humanista, además de psiquiatras.
Había pues, un impulso hacia la nueva doctrina, o una necesidad de curación o una curiosidad
ante nueva corriente científica.
Ey dice que para ser psicoanalista se debe ser médico y médico psiquiatra, en oposición a Freud
que afirma: “El que sean (los psicoanalistas) o no médicos, me parece secundario”. Freud también
afirma la contrariedad entre la formación del médico y la del psicoanalista. Sin embargo, hoy en día la
psiquiatría ha perdido su orientación organicista, que justificaría su distanciamiento de las corrientes
psicológicas, para buscar integrarlos a sus métodos y contenidos.
La conducta seguida o aconsejada ante los terapeutas legos
La tendencia actual es a hacer que el terapeuta analista sea médico.
La intromisión del profano en la terapéutica ha motivado una importante declaración del
Congreso Latinoamericano de Salud Mental (1954), en la cual se consideran infractores legales a los
que no siendo diplomados realicen entre otras cosas, psicoterapia analítica, por entender que esta
corresponde a la medicina.
Conclusiones
1) Tanto el Curanderismo como las intromisiones de psicoterapeutas y psicoanalistas legos en el
arte de curar, caen en el ámbito penal.
2) El arte de curar los trastornos mentales está limitado y es privativo de los médicos psiquiatras
cualquiera sea la orientación técnica y doctrina que hayan elegido.
3) La formación de técnicos auxiliares y con más razón la de investigadores puros, puede
pertenecer a otros institutos docentes que la Facultad de Medicina.
4) La formación de médicos psicológicos y psicoanalistas debe competir a la Facultad de Medicina,
que está obligada a capacitarse para proporcionar la especialización adecuada.
5) Si bien el psicotécnico no médico puede ser considerado como un auxiliar técnico especializado,
y por lo tanto actuar junto al médico; esto no cabe en lo referente al analista profano, que carece
de formación médica y médico-psiquiátrica, teórica y clínica.
6) Si la escasez de médicos-psicólogos y médicos psicoanalistas responde a la insuficiencia o a
defectos de planes de la Facultad de Medicina, es necesario proveer a esta de lo necesario para
que las correspondientes enseñanzas sean proporcionadas.
La sociedad de psiquiatría podría proponerse los siguientes fines:
✓ Difundir entre quienes corresponda, esta forma de intrusismo médico en defensa de sus
asociados, de los psiquiatras en general y de la psiquiatría.
✓ Provocar el celo de la Universidad para que delimite el cometido de cada una de sus
facultades.
✓ Provocar idéntico celo de las autoridades sanitarias para vedar el ejercicio del arte de curar
a profanos o legos.
✓ Enterar a las entidades gremiales para que colaboren en la lucha contra el ejercicio ilegal.
✓ Promover la habilitación de la Facultad de Medicina para proporcionar a sus graduados la
formación que se requiere para ser Médico Psicólogo y Médico Psicoanalista.
60 AÑOS DE PSICOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
La historia de la psicología dentro de la Universidad- como bien sostiene Gabriel Picosno es
lineal, continua y muchos menos lisa.
Cuando comenzamos a investigar sobre las estrategias de formación de los psicólogos durante
la intervención a la Universidad comenzamos a conceptualizar lo que hoy denominamos como proceso
de institucionalización de la Psicología en la Universidad de la República.
Es necesario diferenciar algunas etapas:
• Psicología preuniversitaria (principios de siglo XX hasta 1950). Caracterizado por
algunos cursos de psicología, dentro y fuera de la Universidad, dictados por figuras
extranjeras y del medio local.
• Psicología universitaria (1950 a 1973). Comienza la consolidación de la psicología
como disciplina autónoma, así como la legitimidad de la misma debido a su inclusión
dentro de la Universidad. Aparecen las primeras críticas al modelo de atención y
formación clínico-médica. Surge una psicología afín a la concepción latinoamericana,
la enseñanza es acompañada por la investigación. De ahí surge lo que hoy conocemos
como psicología crítica alternativa.
• Psicología en Dictadura. De 1973 a 1984. Condicionada por el golpe de Estado y por
la intervención militar a la Universidad. Se clausura uno de los espacios de formación,
la Licenciatura de Psicología en la Facultad de Humanidades. Dicha clausura, sin
embargo, promovió el desarrollo de múltiples estrategias que permitieron que la
disciplina siguiera desarrollándose. Se conformaron espacios “privados” de formación
(organizaciones legales, grupos clandestinos y semiclandestinos).
• Psicología universitaria actual. De 1984 al 2010. Caracterizada en primera instancia
por lo que la Universidad de la República denominó proceso de reinstitucionalización.
Con ello se alude a la reconstrucción necesaria del daño ocasionado por la intervención
militar. Significará la decisión en torno a aunar esfuerzos en pro de la “unificación y
fortalecimiento de la psicología” como disciplina autónoma en nuestro país. En este
período se consolida la psicología como profesión, a través de la Ley 17.514.

Los distintos espacios de formación en Psicología dentro de los períodos


mencionados
Los espacios de formación en psicología dentro de la Universidad de la República desde 1950
en adelante han sido cinco:
• Curso de Técnico en Psicología Infantil
• Licenciatura de Psicología en Facultad de Humanidades
• Escuela Universitaria de Psicología (EUP)
• Instituto de Psicología de la Universidad de la República asimilado a Facultad (IPUR)
• Facultad de Psicología
Psicología preuniversitaria. Desde principios del siglo XX y hasta 1950
No existían espacios de formación en este período, aunque si pueden encontrarse algunos cursos
que contenían estudios y conocimientos psicológicos como los dictados por Vaz Ferreira, fundador a
su vez, del primer laboratorio de psicología.
Es a partir de la década del 30 que se comienzan a organizar cursos y exposiciones de docentes
invitados, o exiliados, extranjeros. Por ejemplo, los cursos de Psicología General dictados por Waclaw
Radecki en la Universidad.
En 1945 y en la órbita de lo privado se crea el Centro de Estudios Psicológicos de Montevideo
y posteriormente la Facultad Libre de Psicología. Radecki será uno de los principales impulsores del
1er Congreso Latinoamericano de Psicología en 1950.
Psicología universitaria. Desde 1950 a 1973
Dos espacios de formación dentro de la Universidad: el curso de Técnico en Psicología Infantil
y la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias.
➢ El curso de técnico en psicología infantil
En 1948 se crea el Laboratorio de Psicología de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de
Medicina. También se normaliza el funcionamiento de la Clínica Médico-Psicológica Infantil fundada
en 1947 por el Dr. Julio Marcos. A partir de 1950 comienzan a dictarse los Cursos de Psicología
Aplicada a la Infancia. Estos estaban organizados con la finalidad de resolver los problemas
psicosomáticos de la infancia. Elidia Tuana relate que: “paralelamente al estudio y tratamiento de
pacientes, la Clínica se vio en la necesidad de realizar docencia y encarar la formación de Técnicos en
Psicología Infantil”.
Siempre dependiendo de la Facultad de Medicina estos Cursos estuvieron bajo la órbita de la
Sección Auxiliares del Médico denominada a partir de 1965 como Escuela de Colaboradores del
Médico y en 1978 pasará a hacerlo como la Escuela de Tecnología Médica. “Por razones organizativas
la actividad docente en relación al Curso se había trasladado, en 1965, al Hospital de Clínicas”. Ya
estaba presente la preocupación por la certificación y legitimación de la formación que se acelera, en
este caso, por la presencia dentro de la misma Universidad de la Licenciatura de Psicología de la
Facultad de Humanidades.
Es así que “en 1966 se plantea la modificación del Artículo 12 de la Ordenanza de la Escuela
de Colaboradores del Médico, solicitando el otorgamiento del Título Universitario para los egresados
del Curso de Psicología Infantil, aprobándose dicha modificación el 8 de agosto de 1967.”
Durante la intervención a la Universidad los Cursos cerraron por dos años reabriendo en 1975.
La Dirección de la ETM eleva una carta que a su vez nos habla de las características de la
formación del Curso de Técnico en Psicología Infantil. Este documento aporta que “El curso tiene una
duración de 3 años y al egresar otorga un título que reconoce su calidad de Técnico universitario”.
En 1984 las organizaciones gremiales que agrupaban a estudiantes, docentes y egresados de los
Cursos de Técnico en Psicología Infantil se unieron a la idea de la creación de un Centro Único en
Psicología. En 1987 los docentes se incorporaron a la nueva estructura dejando de depender de la ETM.
Hasta 1992 el plan de estudios del Curso de Técnico de Psicología Infantil funcionó paralelamente al
plan de estudios del Instituto de Psicología de la Universidad de la República (IPUR) creado en 1987.
➢ La Licenciatura de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias
En 1951 comienza a funcionar el Instituto de Psicología en la Facultad de Humanidades y
Ciencias. Se encargaba en primer lugar de la investigación psicológica pura y en segundo lugar de la
enseñanza de la disciplina. Recién en 1956 se concreta la aprobación de una de las dos propuestas, así
como el comienzo de los cursos de la Licenciatura.
Por otro lado, en el marco de la creación de Facultad de Humanidades (1945), el énfasis estuvo
puesto en la investigación y por lo tanto en el desarrollo académico, no tanto en el desarrollo de la
psicología como profesión liberal.
A partir de 1968 parte de esas nuevas “metodologías educativas” consistieron en la realización
de prácticas en centros barriales donde docentes y estudiantes dialogaban y se acercaban
permanentemente a la realidad nacional y al contexto que se vivía en la época. Eso determinó comenzar
a pensar en el diseño de un nuevo plan de estudios para la Licenciatura y a conceptualizar qué tipo de
psicología y de psicólogos se iban a formar a partir de comenzar a visualizar fuertemente un psicólogo
trabajando “en situación”.
Estos movimientos generaron un nuevo diseño de plan. El plan 71 proponía estructurar la
Licenciatura “con una duración de 4 años y una formación única con acento predominantemente
teórico y participación en trabajos de investigación”.
Al intervenirse la Universidad en 1973, la Licenciatura de Psicología de la Universidad de la
República fue cerrada y clausurada no volviendo a reabrir sus puertas. Advenida la democracia, en 1984,
docentes, estudiantes y egresados de la “vieja licenciatura” participaron en el diseño del Plan y de la
Estructura del IPUR.
Psicología en Dictadura. De 1973 a 1984
La intervención a la Universidad, así como la dictadura en nuestro país, tuvo varias etapas. El
27 de octubre de 1973 la Universidad fue intervenida y hubo un período de casi dos años en los que las
autoridades interventoras modificaron planes de estudio, “pusieron” funcionarios en los cargos de los
docentes destituidos, limitaron el ingreso (dada la categorización ciudadana A, B y C), los cupos, etc.
El Curso de Psicología Aplicada a la Infancia retomó sus actividades en 1975, siendo uno de los
espacios paradójicos de formación en dicho contexto.
➢ La Escuela Universitaria de Psicología (EUP)

A partir de la clausura de la Licenciatura, en 1975 el Ministerio de Educación y Cultura


(MEC) resolvió, por Decreto, la creación de una Escuela Universitaria de Psicología. Esto levantó una
serie de polémicas que retrasó la implementación de la misma hasta 1978.
La propuesta incluía una modificación en las condiciones de ingreso instalándose una prueba
de admisión y una inclinación explícita a que “las funciones del psicólogo deben quedar limitadas, en
sus aplicaciones, al psicodiagnóstico. El psicólogo recibido (4 años de formación básica) no tiene
preparación específica para ejercer la psicoterapia, por ejemplo, aún dentro de un equipo
interdisciplinario”.
Seguir pensando que un psicólogo solamente podía realizar su labor supeditado al permiso de
un médico y únicamente relacionado a la elaboración de psicodiagnósticos tiraba por la borda todo lo
avanzado en la década del 60 en el marco de las prácticas llevadas adelante en la Licenciatura.
El Plan de estudios de la EUP proponía la creación de seis áreas temáticas: Psicología General,
Psicometría, Psicofisiología, Psicología Antropológica, Psicología Aplicada y Biología.
En el escalafón docente, los grados 3 eran las máximas jerarquías y se proponía que dichos
cargos fueron llevados adelante por médicos-psiquiatras.
Al culminar la dictadura y la intervención a la Universidad, la EUP comenzó una etapa
de transición siendo uno de los primeros servicios, dentro de la Universidad, que llamó a
concurso a todo su plantel docente. Paralelamente, se inició un proceso de revisión de los
programas existentes.
Psicología universitaria actual. De 1984 al 2010
Se plantean tres etapas para la consolidación del Instituto de Psicología de la Universidad de la
República Asimilado a Facultad (IPUR) y la Facultad de Psicología.
➢ 1984-1988

El panorama de la psicología a nivel de la Universidad a la caída de la dictadura no solamente


nos habla de la diversidad epistemológica y metodológica acerca de la psicología en general sino
también de concepciones de trabajo y desarrollo para la misma.
En 1984 se propone la unificación de los espacios de formación en Psicología dentro de la
Universidad, como señal para avanzar en el fortalecimiento académico de la disciplina y retomar y
mejorar el nivel de la formación.
Desde las distintas organizaciones que nucleaban a los distintos docentes, estudiantes y
egresados de la Licenciatura en Humanidades, el curso de Técnico en Psicología Infantil, la EUP y la
flamante Coordinadora de Psicólogos, surge la propuesta de trabajar hacía la concreción de un “Centro
Único de Formación en Psicología”.
➢ 1988-1998

En 1988 se crea, fruto de ese proceso, el IPUR, cuyo Plan de Estudios y Estructura fueron
diseñados tomando en cuenta los planes, las experiencias y las estructuras existentes hasta el momento.
También se integraron las vivencias y experiencias que traían los docentes que estuvieron exiliados
durante la dictadura restituidos en sus cargos. Los planes de estudios respectivos siguieron funcionando
paralelamente al Plan 88 hasta 1992. estas circunstancias, sumado al creciente número de inscripciones
en psicología, hicieron que fuera posible concretar la implementación tanto del Plan como de la
Estructura recién en 1996. Fecha en la cual el IPUR ya se había transformado en la actual Facultad de
Psicología.
En este período también se reglamenta, finalmente, el ejercicio de la Profesión.
➢ 1998- 2010
La Facultad en la actualidad ha consolidado su carácter profesionalista en la formación teniendo
una presencia y una legitimidad cada vez mayor tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo,
se han recibido críticas en torno a la falta de investigación y de producciones originales en el medio.
Es en este contexto que a partir del 2005 comienza a desarrollarse la formación de postgrado
por medio de la implementación de Maestrías comenzando a fortalecerse el carácter academicista de la
formación.
Actualmente la Facultad se encuentra en pleno proceso de reforma debatiéndose una nueva
organización y el diseño de una nueva estructura académica basada en el desarrollo de Institutos. Por
otra parte, se conformó, durante el 2009, una Comisión de Diseño del nuevo Plan de Estudios.
Se podría pensar, sería lógico hacerlo, que por haber sido estos espacios de formación parte de
la Universidad, coincidentes o no en algunos períodos históricos, los mismos han tenido una relación
entre sí y por lo tanto una cierta continuidad entre los mismo. También que con el tiempo hemos
mejorado el status de la psicología a nivel universitario ya que “empezamos siendo un Curso y ahora
somos Facultad”. Parecen ser afirmaciones que nos devuelven ese lugar de héroes de la historia… de
una historia épica para contar. Veremos que en algunos casos fue así y que, en otros, esos espacios han
funcionado como meros antecedentes para fundamentar, entre otras cosas, la larga tradición y
trayectoria de la Psicología dentro de la Universidad.
Espacios de Plan/es de
Institución Período Título Duración
formación Estudio
1949- 1967
Facultad de (Proceso
Adecuaba sus
Medicina fundacional y
contenidos
(Hospital Pedro puesta en
Curso de flexiblemente. Técnico en
Visca, Clínica marcha
Psicología Contaba con Psicología 4 años
Médicopsicológica/ del
Infantil práctica desde Infantil
ECM reconocimiento
los inicios de
Hospital de de la
la formación
Clínicas-ETM) formación)
1968-1987
1951- 1956-
(Proceso
Plan 1956
fundacional)
Plan 1971
1956 a 1973
Tres ciclos
(Puesta en
Instituto y Facultad de curriculares: Licenciado
marcha y
Licenciatura Humanidades y Ciclo básico en 4 años
clausura por las
de Psicología Ciencias Ciclo de Psicología
autoridades de
especialización
la
Ciclo de
intervención a
doctorado
la
Universidad)

1975-1978
(Proceso
fundacional)
Rectorado de la
EUP 1978 a 1988 Plan 1978 Psicólogo 4 años
universidad
(Puesta en
marcha y
cierre)

Licenciado
IPUR 1988-1994 Plan 1988 en 5 años
Psicología
Licenciado
Facultad de
1994-2010 Plan 1988 en 5 años
Psicología
Psicología
LA SALUD MENTAL, LA PSICOLOGÍA Y LOS PSICÓLOGOS DURANTE LA
DICTADURA. (UN ENFOQUE INSTITUCIONAL)
Podemos recurrir a la definición de salud de la OMS como parámetro para medir las
consecuencias sociopatológicas luego de doce años de dictadura. Este concepto implica que salud no es
solo la ausencia de enfermedad, sino el total bienestar físico, psíquico, social y económico.
La disminución al tercio del ya paupérrimo presupuesto para la salud pública, junto con el exilio
de los principales científicos que contaba el país, más la arbitraria administración de los servicios
asistenciales por parte de personajes corruptos, llevaron los niveles de salud al nivel más crítico del
siglo.
Si a esto le sumamos la incidencia psicológica de la disolución y separación de las familias, de
las secuelas producidas por una cruel represión, de la arbitrariedad policial, de la delincuencia amparado
en los aparatos represivos, de una enseñanza memorista, inhibidora del pensamiento y denigrante del
individuo, la salud mental aparee como francamente agredida.
De esta manera, en cuanto la seguridad social fue sustituida por el concepto de seguridad
nacional, la salud dejó de ser un derecho de las personas, para pasar a ser un artículo de lujo por el cual
había que pagar impuesto al valor agregado.
El pensamiento psicológico fue subversivo, porque delataba lo que la represión encubría.
La clausura de la licenciatura fue sostenida por cinco años. En su reemplazo se otorgó facultades
omnímodas a un psiquiatra de triste figura.
Este personaje tardó tres años entre su nombramiento y la inauguración de la Escuela
Universitaria, con que rebajó el grado académico, y comenzó una formación negadora de la historia, en
que pretendió hacer de los psicólogos un hato de profesionales mecanicistas, inferiorizados y
dependientes.
La población estudiantil, que no había aceptado su exclusión ni su degradación, integró una
cadena de grupos de formación, eligiendo sus docentes, con lo que constituyó la Universidad de la
Resistencia. Allí, en esa universidad paralela, se generaron las bases para el reencuentro de la psicología
en la universidad. Psicología que había permanecido heroicamente, aunque reducida, en el curso de
Psicología Infantil de la Escuela de Tecnología Médica.
La investigación también se clandestinizó. Hubo profesionales que continuaron investigando,
pero con la inseguridad constante y la repetida interrupción.
La clínica fue por donde se infiltró el pensamiento progresivo, apoyada incluso desde los
consultorios privados.
Lo sociogrupal, lo institucional y lo comunitario, prácticamente desaparecieron por un largo
período.
Hubo psicólogos que, junto a los sectores más esclarecidos del pueblo, en la clandestinidad
gremial y política, fueron participes de la resistencia durante todo el período.
Los que aún permanecimos en la Universidad, a mediados del 74 rechazábamos la ilegal
declaración de “fe democrática” y presentábamos una fórmula sustitutiva de profesión
constitucionalista. Fuimos sumariados, pero provocamos la masiva renuncia de docentes en toda la
universidad.
En el verano del 75, se desencadenó una de las más crueles persecuciones ideológicas. Luego
fuimos prohibidos. No se nos permitió ni hablar ni presentar trabajos en congresos.
En 1978 apareció la Revista Uruguaya de psicología.
El instituto de Filosofía, Ciencias y Letras acercó docentes de valía y allí se constituyó un
posible lugar de diálogo.
Una nueva ráfaga represiva, hizo que muchos colegas se retrajeran aún más. Las asociaciones
se volvieron hacia mecanismos individualistas, a menudo también autoritarios.
Comenzaron a darse conflictos internos. Surgieron acusaciones acerca de asociaciones elitistas.
Algunos sectores se sintieron excluidos y terminaron por confundir al enemigo.
Berta (el designado) renunció por su fracaso.
El instituto privado comenzó a reordenar sus contradicciones y a preparar su oficialización;
pero los psicólogos seguían divididos.
El proceso de unidad recomenzó. La propuesta de reunir a las Asociaciones, se entremezcló con
la de organizar una Semana de la Salud. Proyecto que, junto a otros, comenzaba a restarle espacio de
maniobra a la dictadura. La semana fue prohibida, pero de todas formas el 6 de diciembre de 1983, la
Coordinadora de delegados de las Asociaciones de Psicólogos, realizó su primer informe de evaluación,
crítica y proyecto.
Así, comenzábamos a salir de la dictadura. Unidos al movimiento popular, cursamos el año 84
en esa vertiginosa vuelta a la democracia.
RECONOCIMIENTO LEGAL DEL CAMPO PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO
La psicología en nuestro país nace tardíamente si la comparamos con Argentina y Brasil. En
efecto, la psicología científica comienza en Latinoamérica en el año 1898, año en que Horacio Piñero
funda el primer laboratorio de psicología experimental en Buenos Aires.
En Brasil, encontramos la influencia de Radecki, un psicólogo polaco que llega allí en 1923,
desarrolla el estudio de la psicología general y experimental y funda el primer laboratorio del país.
En el nuestro, el primer laboratorio fue creado en 1933, como Laboratorio de Psicopedagogía
de los Institutos Normales, a iniciativa de Sebastián Morey Otero. La psicología nace en nuestro país
en el ámbito pedagógico. Había existido con anterioridad una iniciativa de Vaz Ferreira, pero tuvo corta
vida.
En los años 1944-45 se incrementa la actividad del laboratorio con la contratación del Dr.
Emilio Mira y López.
Paralelamente, en 1947, la Clínica Médico Psicológica del Hospital Pedro Vizca, empieza a
desarrollar sus actividades; para concretarse en 1948 un curso que se regulariza a partir de 1950 con la
denominación de Cursos de Psicología Aplicados a la Infancia. Son fundados por el Dr. Julio Marcos,
quien dedicaba su atención al “estudio integral psicosomático de los niños enfermos”. Este centro pasa
luego a integrar la Escuela de Colaboradores del Médico y el título a otorgar se denominaba Técnico
en Psicología Infantil. Desde 1967 ese título es universitario.
En la década del ’50 se crea la Licenciatura de Psicología en la Facultad de Humanidades y
Ciencias.
En 1972 se pone en marcha el plan 1971 con la diversificación de ciclos: básico que otorgaría
el título académico de Licenciado en psicología y el título universitario de psicólogo; de especialización
con la diversificación en psicología educacional, social, clínica, psicofisiología y la posibilidad de
incluir otras, y el doctorado con prestación de los demás requisitos de los otros doctorados de la facultad.
Se interrumpe la formación en 1973.
En 1975 se crea la Escuela Universitaria de Psicología. El 23 de marzo de 1977 se aprueba el
pan de estudios con un Ciclo básico de cuatro años, uno de Especialización de dos y uno de Doctorado.
Inicia su funcionamiento en 1978.
En marzo de 1977, el Decano de la Facultad de Medicina aprueba el nuevo plan de estudios
para el post-grado en psiquiatría. “La práctica en psicoterapia tendrá lugar en el 2° año del curso de
post-grado, debiéndose cumplir tres fases que podrán ser concomitantes: seminario, práctica
psicoterápica y aplicación psicoterápica.”
Por decreto del Poder Ejecutivo en 1979, se resuelve “habilitar los cursos de psicología que se
dictan en el Instituto de Filosofía, Ciencia y Letras” y se comete a la Universidad de la República la
supervisión de los mismos.
Hasta aquí, la historia de las instituciones de formación de Psicología. Nacidas en el ámbito
educacional, habiendo formado sus primeros psicólogos con la formación básica de maestros, se van
diversificando para abarcar otros sectores, aunque esta diversificación es más teórica que real.
Según Aldo Solari, conviene tener claro que en toda actividad es necesario distinguir tres
aspectos:
1. La capacitación científica que la actividad implica;
2. La existencia de un título académico;
3. La existencia de un monopolio legal del ejercicio de la profesión.
La capacitación científica es evidente que la puede adquirir cualquiera y dentro de ella lograr
un nivel más o menos elevado.
El segundo aspecto es la existencia de un título académico. Esta competencia era privativa de
la Universidad de la República quien lo otorgaba de acuerdo a la ley 12.549 y de las ordenanzas
universitarias.
En la actualidad, por el decreto del Poder Ejecutivo en 1973, se confiere al Ministerio de
Educación y Cultura. El que tiene el título tiene cierta preeminencia sobre el que no lo posee, sin que
esto sea un impedimento para el último de ejercer su función.
Ahora bien, las instituciones oficiales, las privadas, etc., pueden reglamentar la admisión de sus
funcionarios, docentes, etc., exigiéndoles la posesión del título académico, aunque no existe
reconocimiento legal del mismo.
El tercer punto es la posesión legal del título, o, dicho de otra manera, el monopolio legal del
ejercicio de la profesión, o como dice la Resolución Ministerial que crea la Escuela de Psicología, el
ejercicio profesional del psicólogo.
En 1953, en el XI° Congreso de la Asociación Internacional de Psicotécnica, se discutió el
problema en una jornada de trabajo con la participación de psicólogos y psiquiatras.
En nuestro país la lucha se remonta a 1958, año en que la Sociedad de Psiquiatría produjo y
difundió un documento:
La Sociedad de Psiquiatría del Uruguay en su sesión del 27 de mayo de 1958, previo un estudio
detallado del “intrusismo” en psiquiatría; basado en una serie de informes solicitados y hechos
conocer a sus miembros, y en una discusión a la que dedicó dos sesiones, resolvió por amplia
mayoría interesar a las autoridades pertinentes sobre la necesidad de tomar intervención en el
problema de la psicoterapia ejercida por no médicos, comprendiendo en dicho término no solo
las actividades que en ese sentido realizan curanderos vulgares, idóneos y autodidactas, sino que
también y fundamentalmente, los de los llamados psicólogos clínicos y de los psicoanalistas
profanos. En ese sentido, la Sociedad de Psiquiatría en mayoría entiende que la psicoterapia,
cualquiera sea su forma de aplicación, es una actividad estrictamente médica, es decir que debe
ejercerse solo por el médico, el cual para serlo a) debe de graduarse en la Facultad de Medicina,
b) inscribir su título en el Ministerio de Salud Pública, que vigilará en adelante su actuación
profesional y c) luego someterse al régimen tributario vigente.
Sin el cumplimiento de estos requisitos, nadie en el territorio de la República, puede ejercer el
arte de curar y si lo hiciere incurre en “curanderismo”.
Con esto se daría el máximo de garantía a la actividad curativa sin necesidad de salirse de las
normales legales vigentes.
La Sociedad de Psicología del Uruguay asumió la defensa de la profesión y su ejercicio integral
en un doble sentido:
1) Realizando consultas profesionales para la elaboración de un proyecto de protección legal
del ejercicio profesional.
2) Estableciendo los principios en qué basar esa defensa.
El reconocimiento legal de la profesión en el Brasil infundió nuevos ánimos y se iniciaron una
serie de reuniones conjuntos con todos los grupos que trabajaban en psicología a fin de elaborar un
proyecto que se elevó a la Universidad de la República y a las Cámaras en 1967, pero que no tuvo
andamiento.
En 1969, Elvira Frank de Ruske y Jorge Poggi hacen un resumen del problema diciendo: “que
sería retrógrado negarle (a la psicología) su independencia como ciencia, por eso se le niega o se
limita la praxis”.
El Proyecto de Salud Pública sobre Normas para el Ejercicio de las Profesiones de Psicólogo y
de Técnico en Psicología Infantil, replanteó el problema. Por un lado, determinaba: “Es libre en todo
el territorio nacional el ejercicio de la profesión de Psicólogo” y por otro se delimitaban sus funciones
incluyendo el “diagnóstico psicológico, la orientación y selección profesional y psicopedagógica,
dirección de servicios, enseñanza de la disciplina, supervisión, asesoramiento, realización de pericias
y solución de problemas de conducta. La terapia debe hacerse bajo control del médico especialista
habilitado y dentro de los límites de su autorización.”
En cuanto al Técnico de Psicología Infantil “la obtención y evaluación de tests exclusivamente;
y la recopilación de antecedentes y datos ambientales de los pacientes.”
La Sociedad de Psicología inició nuevamente consultas y se elevó un proyecto en 1973 que
nuevamente no cuajó.
En él se establecía como fundamental:
Art. 1° - “Créase en el país la carrera profesional de psicólogo.”
Art. 5° - “Son funciones privativas del psicólogo la utilización de métodos y técnicas
psicológicas con fines de diagnóstico, orientación y asistencia en los campos comunitarios, institucional,
educacional, laboral, familiar e individual”.
Art. 7° - “La psicoterapia en cuanto a ámbito y técnica cuya aplicación obliga a un enfoque
interdisciplinario de los conceptos de salud y enfermedad, podrá ser realizada por los psicólogos en la
medida que su labor surja del resultado de la interconsulta médico-psicológica”.
Existe también, de la misma época un Proyecto de Normas para el Ejercicio de la Profesión de
Psicólogo presentado por l Instituto de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias, que
ampliaba los campos de trabajo.
En el Diario Oficial del 20 de mayo de 1976 aparece el Reglamento de Técnico en Psicología
Infantil. Se adelanta que “las funciones del psicólogo deben quedar limitadas en sus apreciaciones al
psicodiagnóstico.”
De esto se desprende:
➢ Que si comparamos esta situación con aquella a que hace referencia la nota de la Sociedad de
Psiquiatría del Uruguay, hay una formación universitaria en Psicología, y para los Técnicos en
Psicología Infantil un registro del título en el Ministerio de Salud Pública.
➢ Como estableció Carrasco: No se plantean problemas ni conflictos en la actividad del psicólogo
en los campos de actividad no clínica;
➢ El problema se centra entonces en la práctica de la psicoterapia por los psicólogos.
Las reglamentaciones de Técnico en Psicología Infantil establecen:
Art. 4° - Los Técnicos en Psicología Infantil podrán ejercer su actividad:
a) En Hospitales, Sanatorios, Clínicas o Consultorios públicos o privados;
b) En el domicilio de los enfermos cuando así lo indique expresamente el médico.
Art. 5° - Las Clínicas de Psicología Infantil, para obtener autorización de funcionamiento del
Ministerio de Salud Pública tendrán que acreditar que actúan bajo la dirección de un Médico
Especialista en esa disciplina.
La anticipación el Reglamento de la Escuela de Psicología:
“Las funciones del psicólogo deben quedar limitadas al psicodiagnóstico.
“El psicólogo recibido, 4 años del Ciclo Básico, no tienen preparación específica para ejercer
psicoterapia, por ejemplo, aún dentro del equipo multidisciplinario. El Psicólogo especializado y el
Doctor en Psicología, podrán asumir otras responsabilidades para las cuales el psicólogo dentro de este
Plan, no está preparado.”
Se destaca:
1) Que la lucha debe concentrarse en la creación del título profesional, o más concretamente
de la carrera profesional.
2) Que es necesario realizar mucho trabajo preparatorio acerca de la definición de los
conceptos de salud y enfermedad, así como los de clínico, psicólogo, psiquiatra, etc.
3) Que resulta conveniente usar, para designar campos de actividad del psicólogo, los términos
de ajuste que se manejan en la reglamentación brasileña u otros semejantes.
4) Que el psicodiagnóstico no es aplicación de tests para el esclarecimiento de un diagnóstico
que realiza otra persona.
5) Que las reglamentaciones que establecen las funciones del médico responden a conceptos
de otras épocas; en la actualidad las fronteras de las ciencias se van esfumando y la
delimitación se hace cada vez más difícil.
6) Que no se debe limitar el campo aduciendo el hecho de que no se está preparado pues nos
movemos en un círculo vicioso: por una parte, no se prepara y por otra no se deja trabajar
a fuer de que no se está preparado. Es evidente que, como dice el anticipo de reglamentación,
es necesaria una preparación, pero es también evidente que las instituciones tienen la
obligación de preparar a sus profesionales al máximo nivel.
7) Que no se puede admitir la preparación del psicólogo como un profesional de segundo
orden, subordinado a uno de jerarquía superior. Esta situación denigra a ambos. El
psicólogo debe estar preparado con las máximas garantías para asumir la responsabilidad
plena de su labor y asumir el papel que el momento reclama de él.
SALUD MENTAL Y CIUDADANÍA: UNA APROXIMACIÓN GENEALÓGICA
¿Qué es la salud mental? En ocasiones se presenta como una condición de equilibrio de salud
y bienestar de los individuos, a veces como un conjunto de saberes y disciplinas abocadas al estudio de
dicho equilibrio y bienestar, y en otras ocasiones, como un campo de actuación que se ocupa de esos
mismos asuntos. Nos interesará abordar su actuación como una tecnología de subjetivación de la
contemporaneidad, para poder esbozar algunas de sus características.
Si bien por lo general se la ha considerado como una puesta al día de la psiquiatría moderna al
asociar su campo de acción y preocupaciones principalmente con el abordaje y tratamiento de los
trastornos mentales, queremos desarrollar una lectura diferente que piensa la salud mental como un
problema nuevo que si bien se nutre de conocimientos, prácticas y experiencias del poder psiquiátrico
y otras formas alternativas como la antipsiquiatría, introduce una discontinuidad respecto del
dispositivo psiquiátrico y la enfermedad mental, la alienación o la desviación como ejes organizadores.
De esta manera, argumentamos que la salud mental es una composición original cuyo objeto ya no se
centra en la enfermedad, sino en la producción y reproducción de un ideal de salud ligado a la
experiencia cotidiana, que elabora y despliega un tipo particular de ciudadanía y que sirve como
organizador de la subjetividad contemporánea.
En este artículo nos interesa dar un paso más allá del derecho y mostrar cómo la emergencia de
la salud mental es parte inmanente del proceso de constitución de un proyecto de ciudadanía específico,
fenómeno que supera ampliamente la cuestión jurídico-legal de esa compleja relación.
Para llevar a cabo esta tarea, asumimos como propio el enfoque genealógico inspirado en
Friedrich Nietzsche y formulado por Michel Foucault. Incorporando esta perspectiva nos proponemos
poner en suspenso la identidad de la salud mental y hacer visibles algunas tramas que conforman su
actualidad y que la vinculan directamente con una nueva forma de gobernanza mundial surgida en la
postguerra.
El Nacimiento de la Salud Mental
Si el problema de la psiquiatría es qué hacer con la desviación, el problema que concierne a la
salud mental es cómo producir integración, articulación y armonía a partir de las conductas y
comportamientos del conjunto de los individuos. En lugar de basarse en la exclusión-inclusión propia
de las sociedades disciplinarias, la salud mental apunta a la integración del conjunto modulando sus
existencias. De ahí también que la salud mental no se reduzca a las afecciones y malestares psíquicos,
sino también al funcionamiento normal en el trabajo, la educación y la familia. A continuación,
revisaremos algunos eventos que posibilitaron la emergencia conceptual e institucional de la salud
mental, y dan cuenta del carácter diferenciador respecto de la enfermedad mental.
De la Enfermedad Mental a la Higiene Mental
Uno de los focos que marca esta diferencia o desgarro en relación a la psiquiatría es la
emergencia de la higiene mental. Se trata de un movimiento impulsado desde Estados Unidos y que
rápidamente se expandió a Europa vía el Reino Unido.
El movimiento de higiene mental surge con Clifford W. Beers, un psiquiatra estadounidense
que luego de algunas internaciones psiquiátricas, publica un libro detallando su experiencia como
paciente dentro de ese tipo de instituciones. A partir de su trabajo y denuncia, consiguió que se
implementaran diversas acciones para modificar la atención de las personas con diagnóstico psiquiátrico
y mejorar las condiciones laborales del personal de salud, creando organismos dedicados a reflexionar
y actuar en torno al problema de la patología mental y su lugar en la sociedad. En 1919 la Comisión
Nacional de Higiene Mental de EEUU, exporta algunas de sus actividades a Europa, comenzando así
la internacionalización del movimiento.
En 1913, el gobierno del Reino Unido solicita a la Asociación Central para el Bienestar Mental
que determine la población considerada ‘deficiente mental’ y que provea de ayuda institucional y
supervisión a la comunidad. Esta ‘deficiencia’ fue prontamente asociada a ‘ineficiencia social’,
vinculándola a otros problemas sociales, ampliando con esto su ámbito de intervención. En términos
generales, la higiene mental en Reino Unido buscó prevenir, detectar y tratar los trastornos mentales en
la población, considerando la influencia de la sociedad en la manifestación de éstos, y la función de las
relaciones humanas en el desarrollo de ciudadanos mentalmente ajustados o desajustados.
A partir del cambio de enfoque, donde lo social adquiere relevancia, se elaboraron nuevas
explicaciones para los trastornos llamados mentales y los problemas que se derivan de ellos, haciendo
necesario y promoviendo un diálogo entre la psiquiatría y las ciencias sociales. Esto produjo un nuevo
objeto de intervención donde ya no se trataba simplemente de la locura o el padecimiento mental, sino
más bien de la relación entre el individuo y la sociedad, y cómo las interacciones constitutivas de este
vínculo podían favorecer o prevenir dichas manifestaciones.
No podemos dejar de mencionar como un acontecimiento relevante para esta reconfiguración
el Plan Beveridge que, en 1942 y en plena II Guerra Mundial, surge en el Reino Unido como primera
planificación de seguridad social y que servirá luego, de modelo para una nueva forma de relación
entre el Estado y la salud de su población. Con esta reconfiguración, emerge una nueva función estatal.
Años después, más precisamente en 1946, la recién fundada Organización Mundial de la Salud (OMS)
propone entender a la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente (como) la ausencia de afecciones o enfermedades”, conceptualización que aparece como un
antecedente significativo para la posterior conformación de la salud mental como nuevo ámbito técnico
y conceptual.
De la Higiene Mental a la Salud Mental
En 1948 se celebrará en Londres el I Congreso Internacional en Salud Mental que, impulsado
por el movimiento de higiene mental, propone trabajar en un concepto que traduzca y articule, de
manera consensuada, los conocimientos de múltiples disciplinas sobre el desarrollo de los individuos y
las sociedades, y que permita, a partir de allí, establecer acciones y ámbitos de aplicación para promover
el bienestar humano.
El Congreso se dividió en tres ejes: psiquiatría infantil, psicoterapia médica e higiene mental,
siendo esta última la que tuvo mayor cantidad de conferencias dentro del programa, lo que da cuenta
del énfasis y la impronta del encuentro. Aquí advertimos, por momentos, la indiferenciación, pero sobre
todo el reemplazo gradual del término de higiene por el de salud mental, reemplazo que agudiza aún
más la distancia con lo patológico y que ilumina la relación individuo-sociedad como su objeto actual
de preocupación.
En los meses previos al congreso, una comisión de profesionales de disciplinas, experiencias y
países diferentes se encargó de elaborar un documento con denominadores comunes y principios
básicos para una delimitación de la salud mental como nuevo concepto y campo. Qué es salud mental,
qué constituye una buena sociedad, y qué es la ciudadanía mundial fueron las preguntas que se
propusieron para guiar el proceso de producción de dicho documento, y a partir de las cuales se llegó a
ciertas conclusiones a partir de las cuales se determinó que la comunión de conocimientos de diversas
disciplinas permitía sostener algunas ‘verdades’ sobre el comportamiento humano.
De esta manera, se establece una ‘naturaleza’ social y maleable, que permitiría intervenir y así
cambiar el curso de ciertas circunstancias según se planifiquen determinados fines para el ser humano:
Las exploraciones sistemáticas de la mente humana tanto sana como enferma, (...) han
develado las inmensas posibilidades que existen para realizar esfuerzos constructivos dentro
de las sociedades humanas, así como la buena voluntad latente en los individuos.

La salud mental va apareciendo entonces como un modo de infundir un espíritu científico a los
movimientos de reforma y reconstrucción de posguerra, funcional en la medida que permitirá dar
inteligibilidad a lo que en ese momento histórico se consideraban influencias en el comportamiento
humano, para realizar a partir de ahí una serie de cambios:
El problema de la salud mental es el de reeducar a la gente en todas las áreas de las relaciones
interpersonales de tal manera que les dé una idea de su propio comportamiento y el de otros.

Los principios de la salud mental no pueden prosperar en ninguna sociedad a menos que
haya una aceptación progresiva del concepto de ciudadanía mundial. La ciudadanía mundial
puede extenderse ampliamente entre todos los pueblos a través de la aplicación de los
principios de la salud mental.

La operación propuesta se resume en el reconocimiento de la construcción occidental de la idea


de salud mental como la mejor manera de entender y actuar sobre la naturaleza humana, por encima de
otras formas de comprenderla. No se trata sólo de modificar conductas y determinar acciones para la
promoción de ‘mejores’ prácticas individuales y colectivas; implica también la producción de modos
para significar y dar sentido a aquel naciente orden mundial que se buscó instituir, y así elaborar y
sostener una nueva semiótica de la experiencia.
La salud mental, a partir de este documento que se plantea como declaración de principios para
el primer encuentro, emerge como el resultado del ensamblaje de prácticas sociales y políticas,
conocimientos y cálculos, que permiten instituirla como una estrategia para convertir en objeto de
intervención a la población en su totalidad.
La Definición de Salud Mental
El primer Congreso Internacional de Salud Mental establece las condiciones para la
consolidación del nuevo ámbito específico, aquel desde el que distintas disciplinas y saberes pensarían
el bienestar humano. Durante su realización, el primer Director General de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) propone la creación de la Federación Mundial de la Salud Mental en relevo del existente
Comité Internacional en Higiene Mental.
Es finalmente en 1950 que la OMS entrega su primera definición, estableciendo qué entenderá
por salud mental:
...una condición, sometida a fluctuaciones (por) factores biológicos y sociales, que permite
al individuo alcanzar una síntesis satisfactoria de sus propios instintos, potencialmente
conflictivos; formar y mantener relaciones armónicas (...) y participar en cambios
constructivos en su entorno social y físico.

Hoy en día se usa, por lo general, la noción de salud mental para referirse a las actividades y
estrategias vinculadas al componente de bienestar mental comprendido en la definición de salud de la
OMS, y también para precisar el estado de bienestar que se espera tenga un individuo.
Lo que queremos resaltar es la manera en que esta nueva formación asoma como un modo de
subjetivación de alcance global que transporta en su efectuación una idea de ser humano muy específica.
Actualizando la Salud Mental: Una Tecnología de Subjetivación para la Ciudadanía Mundial
Trabajaremos en este apartado, de manera breve y concisa, tres situaciones que muestran la
actualidad de la salud mental en tanto tecnología de subjetivación que persigue la constitución de una
ciudadanía mundial. Las tres comparten que sus acciones superan ampliamente el ámbito sanitario y
que tienden a globalizar criterios que definen qué es salud mental.
La Salud Mental como una Cuestión de Economía Global
En abril del 2016, el Banco Mundial (BM) y la OMS se reunieron para discutir sobre salud
mental luego que Naciones Unidas la incluyera, por primera vez, como una de sus metas para el
desarrollo sostenible del período 2016-2030. El encuentro instaló la salud mental dentro del programa
mundial de desarrollo, ya no sólo como un asunto de salud pública, sino como expuso el presidente del
BM, Jim Yong Kim, como un problema de desarrollo implicado en las economías nacionales y global.
El argumento inicial plantea que los problemas de salud mental tienen profundas consecuencias
económicas, las cuales se agravan debido a las bajas inversión y cobertura sanitaria. Frente a esta
situación, el texto expone la incapacidad de los gobiernos locales de asumir estos problemas,
proponiendo el pasaje de una estrategia exclusivamente institucional a una intersectorial que busca
llevar a la salud mental de la periferia al centro de la salud global. Este ejemplo da cuenta de cómo la
salud mental opera como una dimensión de gobierno intrínsecamente ligada a un modo de economía
global.
Fitbit del Alma: La Salud Mental como Mediación y Externalización de la Conducta Moral
El centro Cambridge Cognition presentó un dispositivo portátil diseñado para monitorear el
estado de salud mental de las personas, definido por la prensa internacional como un “fitbit del alma”.
El aparato lee patrones de signos vitales y, a través de éstos, realiza el seguimiento de estados de ánimo,
memoria e incluso felicidad del usuario. Entre las utilidades que se le augura está su eventual aplicación
para prevenir bajas laborales por depresión, mediante el control permanente del estado psicológico de
los trabajadores y las trabajadoras, o el monitoreo de tratamientos psiquiátricos.
De esta forma, el monitor articula la doble dimensión del gobierno: el gobierno de sí y el
gobierno de otros, todo esto posibilitado por una tecnología en la que se delega una forma particular de
entender la salud mental.
El Resfriado del Alma: La Traducción Tecno-Cultural de la Salud Mental
En 1999 una compañía farmacéutica introdujo el primer inhibidor selectivo de la recaptación
de serotonina en el mercado nipón, medicamento comúnmente usado como antidepresivo en diferentes
cuadros de variable intensidad.
Hasta ese momento, en Japón, la palabra depresión —utsubyou— se reservaba para designar
trastornos graves en circuitos psiquiátricos por lo que se necesitó de una fuerte campaña de marketing
para ampliar esta etiqueta e incluir las nociones de depresión leve y moderada para las que estaba
destinado aquel medicamento. Así, acuñaron un nuevo concepto, ‘kokoro no kaze’, que literalmente
significa “resfriado del alma”. De esta manera, a partir de la necesidad de introducir un nuevo fármaco,
se reconfiguró un modo de enfrentar la experiencia de tristeza o melancolía en el Japón contemporáneo.
Economía, Intersectorialidad y Gestión Global: Componiendo la Salud Mental
Estas tres noticias poseen cosas en común. Una de ellas es que las acciones que proponen no se
dirigen directamente a individuos sino a grupos de personas que van desde poblaciones, pasando por
trabajadores, hasta nuevos consumidores. Este carácter biopolítico es un signo particular de la salud
mental que lo diferencia del campo de actuación disciplinar de la psiquiatría.
En los tres ejemplos subsiste una racionalidad de orden económico que no sólo lo vemos en el
interés del Banco Mundial, sino también en la necesidad de la industria farmacéutica de ampliar el rango
de consumidores hasta la oportunidad para ciertos empresarios locales de adquirir un dispositivo de
monitoreo del desempeño emocional y productivo de sus trabajadores.
Desde esta perspectiva, la salud mental no es algo negativo sino algo que hay que promover
mediante el uso de ciertas estrategias (políticas coordinadas, pastillas, fitbit). Así, la salud mental se
presenta como una cuestión positiva en el doble sentido del término; por un lado, porque su existencia
y sus consecuencias se exhiben como datos reales, y, por otro lado, porque su connotación desde el
sentido común la revela como algo beneficioso y deseable.
La Salud mental y ciudadanía: Una aproximación genealógica 45 salud mental es algo que debe
ser gestionado por actores colectivos e individuales en simultáneo. Ya sea por empresas, gobiernos o
agencias, la dimensión colectiva de la gestión aparece como un elemento inmanente de la constitución
de este campo. Pero esta dimensión sólo cobra sentido si es acompañada por una gestión individual.
Finalmente, ilustran cómo a menos de un siglo de su aparición en la agenda pública, la salud
mental ha conseguido ubicarse con propiedad dentro de la institucionalidad sanitaria proyectada por la
OMS, desbordando al mismo tiempo dicho espacio de salud, para filtrarse en innumerables ámbitos de
nuestra vida cotidiana.
Desde esta perspectiva, la salud mental se refiere a una serie de estrategias individuales y
colectivas que buscan gestionar diversos aspectos de la vida, y que permiten aproximarse mediante
estos esfuerzos a un ideal que apunta a un estado de bienestar y desempeño óptimos. Para esto, se ha
tomado y convertido la vida cotidiana en objeto de examen. A partir de éste, se han generado saberes
específicos y desarrollado ciertas estrategias de acción, consiguiendo formalizar y estabilizar una
relación entre salud y vida cotidiana que resulta novedosa y potente.
De lo anterior podemos concluir algunos puntos: 1) la salud mental es un fenómeno poblacional
que tiene la particularidad de producir sus grupos de acción; 2) emerge como un régimen de
productividad muy específico que logra articular biología con política, y tiempo libre con trabajo,
armonizando las tensiones inmanentes de estas dimensiones; 3) adquiere positividad, en tanto existencia
por sí misma, a través de todo un orden de disposición ontológico que requiere la movilización de
múltiples actores; ; 4) la salud mental se basa en una gestión constante que supone un grado de
compromiso activo por parte de los actores involucrados en su gestión; 5) supera ampliamente el campo
de la salud y los límites de los estado-nación presentándose como una entidad intersectorial y global; y
6) se trata de la sanitarización de la vida cotidiana, en un movimiento que despolitiza el significado del
bienestar (y por supuesto el de malestar) ampliando el concepto de la salud hasta el extremo de situarla
como la sustancia ética del sujeto.
Conclusiones
Con la salud mental el gobierno de sí es traducido como una cuestión de salud, despolitizando
el carácter controvertido de lo que significa gobernarse y gobernar a otros.
La noción de salud mental emerge como un proyecto, no sólo sanitario sino también político
que se desvincula de la enfermedad mental y del simple alcance de la psiquiatría, aportando al concepto
de salud un componente de integralidad y una mayor incidencia en la vida cotidiana de las personas.
Estas nociones propias de Occidente alcanzan su auge global a través de la configuración de un nuevo
orden mundial que supone el acuerdo tácito de ciertos valores y principios localizables en la cultura
europea y de rápida extensión en gran parte de la superficie terrestre.
La emergencia de la noción de salud mental está ligada a la idea de ciudadanía mundial. Esta
operación implica la formulación de ciertos rasgos universales en la humanidad a pesar de las
diferencias culturales, ideológicas, anatómicas, religiosas, entre otras; a la vez que liga a la especie a un
estado de derecho global que regula esta igualdad inmanente.
EL CAPITALISMO MUNDIAL INTEGRADO Y LA REVOLUCIÓN MOLECULAR
El capitalismo contemporáneo puede ser definido como Capitalismo Mundial integrado:
1. Porque sus interacciones son constantes con países que, históricamente, parecían habérsele
escapado.
2. Porque tiende a que ninguna actividad humana, en todo el planeta, escape su control.
El capitalismo ya ha colonizado todas las superficies del planeta y que lo esencial de su
expresión reside actualmente en las nuevas actividades que pretende sobre-codificar y controlar.
Este doble movimiento, es correlativo con un proceso general de desterritorialización. El
Capitalismo Mundial Integrado (CMI) no respeta las territorialidades existentes; tampoco respeta los
modos de vida tradicionales. Recompone tanto los sistemas de producción como los sistemas sociales.
No hay un programa definido de una vez por todas. Esta desterritorialización/recomposición
permanente concierne tanto a formaciones de poder como a los modos de producción.
Se abordará el problema del Capitalismo Mundial Integrado desde los siguientes ángulos:
1. De sus sistemas de producción, de expresión económica y de axiomatización del
socius.
2. De las nuevas segmentaridades que este desarrolla:
a) A nivel transnacional,
b) En el marco europeo y
c) A nivel molecular;
3. De lo que yo llamo: las máquinas de guerra revolucionaria, los agenciamientos de
deseo y las luchas de clase, desde el punto de vista de sus objetivos, de sus referencias
y de sus modos de acción.

1. Los sistemas de producción, de expresión económica y de axiomatización del CMI

a) Hoy en día ya no solo no existe una división internacional del trabajo, sino una mundialización
de la división del trabajo, una capacitación general de todos los modos de actividad, incluidos aquellos
que escapan formalmente a la definición económica del trabajo.
El CMI integra el conjunto de sus sistemas maquínicos al trabajo humano, de modo que se hace
cada vez más difícil pretender dar cuenta de los valores económicos únicamente a través de una noción
cuantitativa.
Esta integración maquínico-semíotica del trabajo humano implica, en consecuencia, que se
tome en cuenta dentro del proceso productivo, la modelización de cada trabajador no sino a nivel de su
saber, sino también en el conjunto de sus sistemas de interacción con la sociedad y con el entorno
maquínico.
b) El CMI se inscribe primeramente en el marco de las sociedades divididas en clases sociales, en
clases raciales, burocráticas, sexuales, clases de edad, etc., y, en segundo lugar, en el seno del tejido
maquínico proliferante.
c) El tercer punto se refiere a la axiomatización del socius por el CMI. Esta se caracteriza en el
contexto actual por tres tipos de transformación: de clausura, de desterritorialización y de segmentación.
La clausura. A partir del momento en que el capitalismo ha invadido el conjunto de las
superficies económicamente explotables, deja de poder mantener el impulso expansionista que lo
caracterizaba durante sus fases coloniales e imperialistas. De este modo su campo de acción queda
clausurado y esto lo obliga a recomponerse constantemente sobre sí mismo, profundizando sus modos
de control de sujeción sobre las sociedades humanas. Su mundialización corresponde a una
reformulación radical de sus bases anteriores.
La desterritorialización del capitalismo sobre sí mismo es aquello que Marx había llamado “la
expropiación de la burguesía por la burguesía”, pero en una escala muy diferente. El CMI no es
universalista, no pretende generalizar la democracia burguesa sobre el planeta, ni tampoco, un sistema
dictatorial. Requiere, sin embargo, una homogeneización de los modos de producción, de los modos de
circulación y de los modos de control social.
El CMI no posee un centro único de poder. En cierto modo, el CMI instaura su propia
democracia interna. No impone necesariamente decisiones que vayan en el sentido de sus intereses
inmediatos. Mediante mecanismos extremadamente complejos mantiene ‘interconsulta’ con los otros
centros de interés. Esta ‘negociación’ ya no es política a la manera antigua. Pone en juego sistemas de
información y de manipulación psicológica a gran escala, utilizando los medios de comunicación de
masa.
El poder del CMI está siempre en otra parte, al interior de mecanismos desterritorializados. Esto
lo hace aparecer como algo imposible de aprehender, de localizar y de atacar.
El sistema general de segmentaridad. Hemos visto que el capitalismo, al no estar ya en una fase
expansiva a nivel geopolítico, debe reinventarse sobre los mismos espacios. Tampoco puede
desarrollarse según un tema de centro y periferia a transformar sincrónicamente. Actualmente su
problema consiste en descubrir nuevos métodos de consolidación de sus sistemas de jerarquía social.
Para mantener la consistencia de la fuerza colectiva de trabajo a escala planetaria, el CMI tiene que
hacer coexistir zonas de super desarrollo, de super enriquecimiento en beneficio de las aristocracias
capitalistas y zonas de subdesarrollo relativo; e incluso verdaderas zonas de pauperización absoluta.
Así, el CMI puede hacer coexistir una perspectiva de ‘progreso social’ en las zonas ricas y una verdadera
política de exterminación de la fuerza colectiva de trabajo en otras regiones.
Si el CMI logra cohesionar todos estos segmentos, atravesar las disparidades por él instituidas
y ser rey y señor de los más variados sistemas, es gracias a la desterritorialización y a su multi-centraje.
Esta redefinición no solo afecta las cuestiones económicas. Es el conjunto de la vida social el que se
encuentra remodelado.
El CMI no solamente interviene a escala mundial, sino también en los niveles más personales.
Inversamente, las determinaciones moleculares inconscientes no cesan de interactuar sobre
componentes fundamentales del CMI.
2. Las nuevas segmentaridades del CMI
a) La segmentaridad transnacional
Lo esencial de las contradicciones ya no se sitúa en el eje este-oeste, sino más bien en el eje
norte-sur; estando claro que para el CMI se trata siempre, a fin de cuentas, de asegurarse el control de
todas las zonas que tienden a escapársele y que existen nortes y sures al interior de cada país. En
principio, bastaría con decir que la nueva segmentaridad descansa en el cruce entre un fenómeno
esencial, que sería una guerra permanente y escondida entre norte y sur, y un fenómeno secundario, el
de las rivalidades este-oeste. Sin embargo, esto es insuficiente. Es necesario considerar otros factores.
b) La segmentaridad europea
La oposición entre Este y Oeste dentro de Europa también está llamada a evolucionar
considerablemente en los próximos años. Los métodos de represión y control social de los regímenes
del este y del oeste, tienden a aproximarse mutuamente. Durante un tiempo ha podido pensarse que la
desaparición relativa de la oposición este-oeste en Europa, se vería acompañado por una intensificación
de la oposición entre la Europa del norte y la Europa del sur. Tampoco es probable que lleguemos hasta
una nueva guerra de Secesión. El CMI nuevamente acomoda su segmentaridad económica y social, en
referencia a una estrategia mundial.
c) La segmentaridad molecular
En los espacios capitalísticos encontramos constantemente dos tipos de problemas fundamentales:
✓ Las luchas de interés; las luchas económicas. Las luchas sociales, las luchas sindicales en el
sentido clásico.
✓ Las luchas relativas a las libertades asociadas con las luchas de deseos, los cuestionamientos
de la vida cotidiana, del medio ambiente, etc.
Si abordamos este problema a nivel de las luchas moleculares, entonces el panorama es distinto.
Lo que aparece en los espacios sociales, aparentemente encasillados y aseptizados, es una especia de
guerra social bacteriológica, algo que ya no se afirma según frentes de lucha claramente delimitados,
sino bajo la forma de trastornos moleculares difíciles de aprehender.
3. Nuevas máquinas de guerra revolucionaria, agenciamiento de deseo y lucha de clases

¿Hasta dónde podrá llegar esta revolución molecular? Los recursos del CMI son quizás más infinitos
en el orden de la producción y de la manipulación de las instituciones y de las leyes. Pero se enfrentaron
y se enfrentarán de un modo cada vez más violento. Esto proviene del hecho de que la evolución
molecular no solo tiene que ver con las relaciones cotidianas entre hombres y mujeres, homo y
heterosexuales, niños, adultos, etc. Interviene también y, ante todo, en las mutaciones productivas como
tales.
LA RESTAURACIÓN DEMOCRÁTICA 1985-2005
Capítulo 1. Primera Presidencia de Julio María Sanguinetti, 1985-1990
1. Las elecciones de 1984: transición, restauración y cambios en la política partidaria.
En noviembre de 1894 fue elegido presidente de la República el Dr. Julio María Sanguinetti,
después de doce años de dictadura.
Estas elecciones y su configuración política, tienen ciertas características distintivas,
relacionadas con la transición del gobierno dictatorial al democrático.
No pudieron participar todos los candidatos de los partidos; por ejemplo, Wilson Ferreira
Aldunate, principal candidato del partido blanco, ni tampoco el Gral. Liber Seregni, líder del Frente
Amplio.
En segundo lugar, el régimen democrático estaría condicionado, ya que la Asamblea General
elegida tendría poderes de Constituyente, debiendo expedirse sobre algunas normas de carácter
transitorio, producto de los acuerdos realizados con las Fuerzas Armadas. Estas normas transitorias que
se agregaban a la Constitución serían plebiscitadas. Si eran confirmadas, se adjuntarían al texto
Constitucional.
Algunos historiadores sostienen que las elecciones de 1984 marcaron continuidades en relación
a las elecciones de 1971. Lo que sería uno de los indicios del signo restaurador del nuevo período.
En relación a las configuraciones internas de los partidos, existieron diferencias con respecto a
la distribución de los votos. Si bien los datos traducían una continuidad del bipartidismo fragmentario,
el Frente Amplio fue afirmando su presencia en el juego electoral.
El Partido Nacional disminuyó sus votos; este resultado se relacionó con la proscripción de su
líder y los enfrentamientos de algunos nacionalistas con los militares por esta razón, resultando en que
algunos “votos blancos” más conservadores, terminaran fuera del partido.
La reorganización del panorama político afectó posteriormente al Partido Nacional; el sector
Wilsonista se fue reposicionando para ir en contra de los dirigentes de izquierda, lugar que antes había
sido ocupado por el Partido Colorado. Por lo tanto, el Partido Nacional fue optando por un nuevo rumbo,
alineándose en un compromiso creciente con el nuevo gobierno.
PRIMERAS MEDIDAS DEL GOBIERNO

…se eliminó el Ministerio de Justicia creado por la Dictadura; se devolvió la legalidad a


numerosas instituciones, entre las cuales estuvieron la Federación de Estudiantes
Universitarios del Uruguay (FEUU), partidos políticos (socialista, comunista), etc.

También se estableció la Comisión Nacional de Repatriación, que pudo hacer volver al


país a varios miles de exiliados, con el apoyo de sus gobiernos anfitriones.

2. Los desafíos y problemas del nuevo gobierno: la herencia dictatorial.


El nuevo gobierno recibió una dura herencia de la prolongada dictadura. Varias fueron las tareas
urgentes a resolver. Así lo señalaba el sociólogo Cesar Aguiar:
“[…] el nuevo gobierno encontrará todos los problemas estructurales clásicos agravados en
su importancia. La producción se encuentra en una fase agudamente recesiva, donde se presencian
agudos síntomas de desinversión y fuga de capitales. EL nivel de desempleo se sitúa en los picos más
altos registrados. El valor del trabajo alcanza su menos nivel en los últimos cincuenta años. A todo
ello hay que agregar, además, el generalizado nivel de endeudamiento interno y falta de rentabilidad
de una proporción significativa de empresas urbanas y agropecuarias, particularmente en el segmento
de empresas familiares”.
A los problemas de carácter económico y social se agregaban otros, como las violaciones a los
derechos humanos cometidas por el gobierno dictatorial, los presos políticos, la redemocratización de
la sociedad uruguaya y la restitución o compensación de los funcionarios públicos destituidos.
A nivel demográfico el gobierno dictatorial no solo había provocado sino también estimulado
una emigración de características inéditas. Los exiliados también eran una cuenta pendiente.
3. Algunas respuestas: la “gobernabilidad” y los acuerdos limitados.
En este trámite difícil, algunos actores políticos buscaron y ofrecieron acuerdos. Wilson
Ferreira Aldunate, anunció esta idea de apoyar al gobierno para asegurar la “gobernabilidad” del país.
Expresó el apoyo parlamentario por parte de su partido, como forma de darle estabilidad a la reciente
democracia.
Sanguinetti, por su parte, intentó formar un gobierno de “unidad nacional” compuesto por
integrantes de distintos partidos políticos en los diferentes ministerios. No lo logró completamente y se
configuró un gobierno de “entonación nacional” con el “acuerdo limitado (pero operativo) con el
Partido Nacional, liderado por Wilson Ferreira Aldunate”.
También el Frente Amplio participó directamente en el gobierno con seis cargos de dirección
en el Estado. Esto significó el reconocimiento de la fuerza política de izquierda y su ingreso a las tareas
de gobierno.
El período se caracterizó por frecuentes reuniones entre los dirigentes de los partidos políticos
y los parlamentarios. Esto se debió a la necesidad de concretar la transición y consolidación de la
democracia, tema pendiente que afectaba a todos los partidos políticos.
4. Un camino inconcluso: los derechos humanos.
El pacto entre las Fuerzas Armadas y los diferentes partidos políticos, produjo efectos sobre los
gobiernos democráticos posteriores. Uno de los más destacados fue el trámite hacia delante de muchos
asuntos sin resolver del período dictatorial.
Como señala Sarlo: “[…] el gran dilema que se le plantaba a Sanguinetti en lo institucional
era cómo reconstruir una democracia creíble (que suponía asignarle un papel digno al sistema judicial)
sin renunciar a su propuesta de cambio de paz (que suponía amnistiar a también a los violadores de
los derechos humanos)”.
Las primeras medidas del gobierno intentaron solucionar las situaciones más urgentes.
Principalmente la de los presos políticos y los funcionarios destituidos por razones políticas e
ideológicas.
El Frente Amplio, la mayoría del Partido Nacional, algunos sectores minoritarios del Partido
Colorado y diferentes organizaciones civiles de derechos humanos proponían “la amnistía general e
irrestricta de los precios políticos”.
Pero tanto el presidente de la República como la mayoría del Partido Colorado no aceptaron
incluir en esta amnistía a los presos políticos que hubieran cometido delitos de sangre.
Además, el nuevo gobierno eliminó el Ministerio de Justicia creado por la dictadura. La
Asamblea General eligió nuevos miembros para la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal de lo
Contencioso-Administrativo y en junio se estableció nuevamente la plena independencia del Poder
Judicial.
El tema en materia judicial también fue álgido. La restitución plena de la autonomía del poder
judicial resultó primordial. Uno de los puntos de desencuentro con respecto al Poder Judicial fue en lo
relativo a los cargos.
Asimismo, la ley contemplaba la restitución de todos los funcionarios destituidos por razones
políticas, ideológicas o gremiales.
Otro tema fundamental en relación a los derechos humanos era la situación de los ciudadanos
secuestrados y desaparecidos durante la Dictadura, entre los cuales había niños. También los asesinatos
de los legisladores opositores a la dictadura, Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini, perpetrados en
Buenos Aires en 1976. Para dar respuesta a esto se crearon dos comisiones dependientes del Poder
Legislativo con el objetivo de indagar sobre lo sucedido.
Al mismo tiempo se presentaron varias denuncias sobre violaciones a los derechos humanos,
que involucraban tanto a autoridades como a funcionarios de la dictadura.
A medida que los reclamos crecían, los principales dirigentes militares comenzaron a
manifestar públicamente su malestar por estas movilizaciones y advirtieron que no comparecerían ante
la justicia. Esto constituyó una amenaza para el Poder Civil recientemente restaurado, ya que parecía
que el peligro de un desacato por parte de los militares era inminente.
En noviembre, la Comisión investigadora del Parlamento creada el año anterior, presentó un
informe donde se reconocía la existencia de “presuntos” ciudadanos adultos y niños desaparecidos.
En simultaneidad, los Jefes Militares enviaron una carta al presidente afirmando que en algunos
momentos habían perdidos los “puntos de referencia” (o sea, que se habían extralimitado en sus
funciones específicas).
Finalmente primó la “solución política”. El 22 de diciembre el Parlamento aprobó la
“caducidad de la pretensión punitiva del Estado”, por la cual se canceló en buena medida la posibilidad
de juzgar a los funcionarios militares y policiales que había violado los Derechos Humanos.
Popularmente se la llamó “ley de impunidad”.
Esta ley no contempló a los civiles que violaron derechos humanos durante la dictadura, así
como tampoco impedía la investigación de lo ocurrido con los detenidos desaparecidos.
El 22 de febrero de 1987 comenzó la recolección de firmas para pedir que un referéndum
revocara la “ley de caducidad”. El 16 de abril de 1989 se realizó la votación, en medio de una campaña
muy intensa de ambas posiciones. Los que querían mantener la ley (papeleta amarilla) argumentaron el
temor de volver a la dictadura si el problema no se saldaba, por lo que era “necesario dar vuelta la
página”.
Finalmente ganó la oposición de la papeleta amarilla que ratificaba la ley. De esta manera
parecía que el tema de la violación a los derechos humanos quedaba saldado, pero años más tarde, el
tema volvería a plantearse.
5. El escenario económico: problemas heredados y medidas tomadas.
Los graves problemas económicos que recibió el nuevo gobierno como “herencia dictatorial”
no solo fueron efectos de la profunda crisis que comenzó en el año 1982, sino que también eran producto
del desempeño económico del país en el largo plazo. Este se caracterizó por la incapacidad para sostener
un crecimiento duradero, la inestabilidad manifiesta en ciclos cortos de crecimiento y crisis recurrentes
y la vulnerabilidad frente a las fluctuaciones comerciales y financieras del mercado regional y mundial.
“el insuficiente desempeño uruguayo se debe a características propias de su estructura
productiva, al modo en que la sociedad uruguaya organiza la producción de bienes y servicios, se
especializa y se inserta en la economía mundial. Son esas características fundamentales las que han
ambientado las crisis recurrentes”.
La crisis agudizó los problemas estructurales que se manifestaron en el primer gobierno
democrático. Algunos de ellos fueron: la inflación y la disminución del salario real de los trabajadores,
el estancamiento productivo, altos niveles de desocupación y un enorme endeudamiento externo e
interno.
Si bien el gobierno intentó recuperar algunos equilibrios macroeconómicos y mejorar los
noveles salariales, hubo ciertas continuidades con las tendencias del período anterior al adoptarse una
política aperturista tanto en lo comercial como en lo financiero.
Se intentó canalizar la gran expectativa de la población en relación a la recuperación de los
salarios reales, convocando nuevamente a los Consejos de Salarios en los que participaron el gobierno,
trabajadores y empresarios y se negociaron los sueldos de la actividad privada.
En el quinquenio se pueden distinguir dos etapas del proceso económico.
La primera fue entre 1985 y 1987, cuando se produjo crecimiento y recuperación de la actividad
económica. El contexto internacional favoreció este crecimiento, aumentó la demanda de productos por
parte de los países vecinos. El aumento de exportaciones permitió financiar el pago de la deuda externa.
También hubo una importante recuperación del salario real, que había caído abruptamente
durante la dictadura.
A fines de 1987, el gobierno aplicó una serie de medidas de ajuste para frenar las importaciones.
Aumentó el tipo de cambio real, se elevaron las tasas de interés y se restringió el crédito. De esta manera
comenzó la segunda etapa, 1988-1989, donde el plazo de pago de la deuda externo obligó a aumentar
las exportaciones.
Esto desaceleró el crecimiento en esta segunda etapa y frenó la generación del empleo.
6. La integración regional y la construcción del Mercosur
En 1985 se produjo el primer acercamiento entre Brasil y Argentina. Uno de los motivos de tal
acercamiento fue la “coincidencia de ambos gobiernos en materia de objetivos e instrumentos de
política económica y el impulso a la cooperación política y económica bilateral resultante de la
problemática de la deuda externa regional”.
En 1988 se firmó el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo, que pretendía consolidar
una Zona de Libre Comercio a partir de 1999 y un Mercado Común.
Paralelamente, el gobierno uruguayo renovó y amplió los acuerdos comerciales bilaterales que
se habían formado en los setenta con Brasil y Argentina.
Este proceso finalmente se consolidó con la firma del Tratado de Asunción en 1991 que dio
origen al MERCOSUR.
Capítulo 2. La presidencia de Luis Alberto Lacalle, 1990-1995
1. Elecciones.
Las elecciones del 26 de noviembre de 1989 dieron como resultado una nueva rotación de los
partidos Nacional y Colorado en el Poder. La fórmula ganadora fue la del Dr. Luis Alberto Lacalle,
líder del Herrerismo, y el Dr. Gonzalo Aguirre.
A pesar del triunfo, el apoyo electoral obtenido por el Partido Nacional no le proporcionó las
mayorías parlamentarias, por lo que tuvo que recurrir al acercamiento con otros partidos políticos que
le aseguraran la gobernabilidad.
De los diecinueve gobiernos departamentales, dieciséis correspondieron al Partido Nacional,
dos al Partido Colorado y uno al Frente Amplio. Esto último traía una novedad al sistema político
uruguayo: el acceso por primera vez al poder departamental de una coalición de partidos de izquierda.
A lo largo del mandato presidencial del Dr. Lacalle, se tomaron una serie de medidas tanto a
nivel nacional, como a nivel regional. Se destaca la firma del Tratado de Asunción en 1991, por el cual
se creó el MERCOSUR.
Desde el punto de vista institucional se impulsó una reforma del Estado. Si bien en el plano de
la economía real se alcanzaron cifras positivas, la política de privatizaciones y el ajuste fiscal, que
implicaba restricción del gasto publico y aumento de impuestos, determinaron crecientes rechazos por
parte de la población.
2. Apoyos políticos.
La formación de coaliciones gubernativas había sido uno de los pilares de la campaña electoral
del Dr. Lacalle. Su estrategia se basaba primero en conversaciones con otros sectores dentro de su
partido y luego en iniciar negociaciones con el Partido Colorado, el Frente Amplio y el Nuevo Espacio.
Lacalle recibió un apoyo inmediato de su propio partido, y con compromiso de cooperación el Partido
Colorado. Así nació la Coincidencia Nacional. Además de permitirle al gobierno la aprobación de
algunos de sus proyectos, se trató de un nuevo ensayo de cohabitación de partidos en el poder, una
experiencia inédita y no exenta de dificultades en la historia política del país.
3. Medidas de gobierno.
3.1. La reforma jubilatoria.
Desde el punto de vista político, un aspecto importante a destacar de este período, fue la
aprobación de la reforma jubilatoria. Se buscaba vincular la suba de las pasividades en forma automática
al Índice Medio de Salarios.
El plebiscito fue ampliamente favorable a la reforma jubilatoria.
La reforma estableció que los ajustes de los montos jubilatorios debían ser iguales a los de los
salarios medios y se realizarían con la misma frecuencia que las modificaciones salariales de los
trabajadores del Gobierno Central.
Su puesta en práctica determinó el aumento del déficit fiscal, que fue compensado con la
aplicación del llamado “ajuste fiscal”.
3.2. El ajuste fiscal.
Durante este período se profundizaron en el Uruguay las tendencias económicas sustentadas en
el neoliberalismo, en consonancia con políticas similares en el continente.
El 31 de marzo de 1990 el Parlamento Nacional votó una de las primeras leyes fundamentales
de las propuestas de gobierno del Dr. Lacalle, la Ley de Ajuste Fiscal, Tributario y de Aportaciones.
Uno de los motivos aducidos por el gobierno para implementar esta ley fue la herencia recibida
del gobierno del Dr. Sanguinetti. En este sentido se afirmaba que “el déficit del sector público
sobrepasaba el 7% del Producto Bruto Interno (PBI), y la recién aprobada reforma jubilatoria
amenazaba con agregarlo todavía dos puntos más al tal déficit […]”.
Para algunos sectores de la ciudadanía este ajuste fiscal fue interpretado como un “impuestazo2
que recaía fundamentalmente en los sectores de ingreso fijo, trabajadores y jubilados. También provocó
la caída del salario real de los trabajadores.
No obstante, en los sectores productivos, la mayor demanda regional y extranjera hizo crecer
la producción.
3.3. La reforma del Estado y las privatizaciones.
Otro de los asuntos considerados prioritarios por el presidente se relacionaba con la reforma del
Estado. En 1990, el gobierno envió al Parlamento un proyecto llamado “Ley de Empresas públicas”.
Este proyecto significaba un paso importante en el camino hacia la reducción del dominio del Estado
en materia industrial y comercial, así como el inicio de las privatizaciones.
La Ley de Empresas Públicas posibilitaba la transferencia parcial o total al sector privado de
los servicios y actividades públicas.
El rechazo generado por esta ley en algunos sectores sociales y políticos, determinó la creación
de la “Comisión de Defensa del Patrimonio y Reforma del Estado”, que impugnaba algunos artículos
de la ley y llamaba a la recolección de firmas para impulsar el referéndum. Este se realizó en diciembre
de 1992 y como resultado se obtuvo la derogación de la ley.
La derogación de la ley congeló la privatización de ANTEL, pero no detuvo el impulso del
Gobierno para efectivizarla en otras empresas.
Tampoco la derogación de aquella ley impidió el retorno a la esfera privada de los bancos
intervenidos, ni la sanción de la ley N°16.426 que permitió el ingreso de compañías privadas de seguros
para competir con el Banco Estatal.
La Ley de Puertos, aprobada en 1992, implementó la participación de empresas privadas en los
servicios portuarios, restringiendo la labor de la Administración Nacional de Puertos a la regulación de
las actividades y funciones de comunicación e información.
3.4. El gobierno y los sindicatos.
Varios fueron los asuntos que enfrentaron a ambos centros de poder, por lo que como era de
esperarse, en general las relaciones no fueron cordiales.
Dos de las medidas del gobierno del Dr. Lacalle que más rechazo provocaron dentro del
movimiento sindical fueron la disolución de los Consejos de Salarios y el intento de regular el derecho
de huelga.
La disputa ante los derechos sindicales y la reglamentación de los conflictos generó una
importante movilización por parte de los trabajadores.
La creciente agitación sindical determinó la apertura de una instancia de negociación entre el
gobierno y el PIT-CNT, denominada diálogo social, del que participó en calidad de nexo entre el Poder
Ejecutivo y la central obrera el entonces diputado Rafael Michelini. El dialogo social permitió cierta
tranquilidad, aunque momentánea y frágil, ya que el conflicto volvió a instalarse a partir de 1991.
4. El MERCOSUR.
A nivel regional la reforma más significativa se operó a partir de la apertura económica. En
marzo de 1991 se aprobó el Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur, espacio integrado por
Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay.
Por este tratado se creaba un Mercado Común que debía quedar consolidado al 31 de diciembre
de 1994. Su principal objetivo era la integración de los cuatro Estados Partes a través de la libre
circulación de bienes, servicios y factores productivos, el establecimiento de un arancel externo común
y la adopción de una política comercial común. También se aplicaron políticas comunes en relación a
educación, salud y empleo.
La implementación del MERCOSUR ha pasado por diferentes momentos y por supuesto se ha
visto influenciada especialmente por las crisis económicas.
Romeo Pérez dice sobre el rol cumplido por nuestro país: “…La participación uruguaya en el
proceso, durante la primera etapa, fue adecuada a los papeles que puede desempeñar un socio pequeño.
Puso capacidad negociadora e iniciativas válidas para la construcción del conjunto donde no podía
poner gravitación económica o demográfica”.
5. Otros aspectos económicos.
La Deuda Externa fue uno de los temas prioritarios de la campaña electoral del sector de Lacalle.
Una vez en el gobierno, acordó con el comité de bancos acreedores la renegociación de la deuda en el
marco del “Plan Brady”. El objetivo propuesto sobre la deuda en cuanto a que “se procurará su
eliminación por todos los medios posibles”, no pudo cumplirse.
En relación al comercio exterior, durante este período se manifestó una tendencia al déficit
comercial. El crecimiento de las importaciones se sumó a la caída de las exportaciones registrada en
1991. Sin embargo, estas empezaron a crecer hacia 1994.
La inflación fue importante, aunque registró un descenso continuo durante todo el período.
En general, la década del 90, que se inició con el gobierno de Luis Alberto Lacalle, ha sido
definida como un período de crecimiento fuerte desde el punto de vista económico, en el que se destaca
la baja de la inflación y el crecimiento de la producción de bienes y servicios. Ese período de empuje
se quebró a partir del año 1999 cuando el país volvió a sufrir una nueva crisis económica.
6. El acceso del Frente Amplio a la Intendencia Municipal de Montevideo.
En las elecciones de 1989, el Dr. Tabaré Vázquez, candidato del FA a la Intendencia Municipal
de Montevideo, triunfó con el 34% de los votos emitidos. Ello determinó por primera vez que una
coalición de izquierda en el Uruguay llegara a ocupar la dirección de un gobierno departamental.
Una de las innovaciones del nuevo gobierno municipal fue la implementación de un sistema de
descentralización. Se dividió el departamento en 18 zonas, cada una de ellas regida por un Gobierno
Local. Además, se constituyeron los Centros Comunales Zonales como órganos administrativos y
ejecutores de los servicios descentralizados.
Durante este período se llevaron a cabo una serie de obras sociales, como la creación de
guarderías, policlínicos, merenderos; asimismo se implementó un plan de vialidad, alumbrado público,
acondicionamiento y limpieza de playas.
Capítulo 3. Segunda presidencia de Julio María Sanguinetti, 1995-2000
1. Cambios electorales y la consolidación de la coalición.
El tercer gobierno de la restauración democrática tuvo nuevamente como presidente al Dr. Julio
María Sanguinetti. El Partido Colorado recuperó la presidencia mediante una alianza con un sector
escindido del FA, el Partido por el Gobierno del Pueblo, que terminó ingresando al Partido Colorado.
El escenario de este nuevo gobierno de Sanguinetti fue distinto del primero. Se consolidó, en la
distribución de las preferencias ciudadanas, el llamado “país de los tercios”. Esto significó una práctica
paridad en los votos obtenidos por las tres fuerzas políticas mayoritarias.
Para poder gobernar con una mínima eficacia y obtener mayorías parlamentarias, el partido
triunfante debió buscar alianzas. Se concretó una “coalición de gobierno”.
La coalición se conformó con los sectores colorados y la mayoría del Partido Nacional. Esta
alianza aseguró la continuidad de las reformas iniciadas en el período anterior.
Los resultados obtenidos por la izquierda, que retuvo el gobierno departamental de Montevideo,
mostraban una mayor captación del electorado de centro y un aumento importante y sostenido de sus
votantes.
Según Jaime Yaffé, esto se debió a una serie de cambios que procesó el FA como competidor
político. Distingue tres factores básicos: la consolidación como sector opositor, captando la
disconformidad creciente de la ciudadanía hacia los partidos tradicionales; la ampliación de alianzas y
la moderación ideológica y programática.
“La izquierda progresista pasó a promover reformas graduales, el acuerdo social, la
democracia política, el desarrollo científico y tecnológico, las políticas sociales, para, con un renovado
protagonismo del estado, orientas la economía del mercado hacia el desarrollo capitalista con equidad.”
2. La continuidad de las reformas de la década del noventa.
La gestión de este gobierno fue prácticamente una continuidad en relación a la serie de reformas
iniciadas en la década por el gobierno anterior del Dr. Lacalle.
Se crearon comisiones de integración multipartidaria para llevar a cabo el programa de reformas
del nuevo gobierno. El mismo incluía entre otras: la reforma de la seguridad pública, de la política
económica, la seguridad social, la educación y la Constitución.
Estos factores, sumados a una mayoría parlamentaria, aseguró los cambios planificados por el
gobierno.
Las reformas perfilaron las características de la “coalición” y los cambios, pero a la vez fueron
escenarios de polémicas.
2.1. La reforma de la seguridad social.
Los gastos en seguridad social constituían un gran peso para las finanzas públicas. Entre 1985
y 1994 el gasto en seguridad social (jubilaciones y pensiones) pasó de 9,4% a 15% del PBI.
Además, el sistema de seguridad social estaba desfinanciado. Los aportes de los afiliados no
lograban sustentarlo. El gobierno se vio obligado a realizar transferencias de otros sectores para
mantener el sistema.
2.2. La reforma constitucional.
El resultado de las elecciones de 1994 había demostrado la paridad electoral de los grandes
partidos políticos. Es así que este nuevo escenario hacía posible un acceso de la izquierda al gobierno
en las elecciones de 1999.
Una de las finalidades de la propuesta de reforma de la Constitución por parte de los partidos
tradicionales fue impedir el acceso de la izquierda al gobierno. No fue explicitado por dichos partidos,
que justificaron los cambios que proponían esgrimiendo razones de eficacia, de gobernabilidad y de
operatividad de las mayorías.
Si bien el Frente Amplio se opuso en su mayoría al proyecto, su líder histórico Liber Seregni y
algunos colectivos manifestaron acuerdo con él.
Las principales modificaciones que introdujo la reforma fueron:
A) En relación al régimen electoral:
➢ Para elegir al presiente y al vicepresidente era necesaria la mayoría absoluta (más del
50% de los votos). Si no se obtenía este porcentaje, se pasaba a una segunda vuelta o balotaje. De esta
manera se sustituyó el principio de mayoría simple en un solo acto electoral.
➢ Se exigió un solo candidato a presidente por partido. Dos como máximo para los
gobiernos departamentales.
➢ Se eliminó la acumulación por sublemas para la elección de diputados.
➢ El período de elecciones se dividió: octubre y noviembre para las elecciones nacionales
y mayo para las elecciones departamentales.
➢ Se establecieron elecciones internas en los partidos para elegir a los candidatos; siendo
el voto no obligatorio.
B) En relación al régimen de gobierno y la relación entre poderes, no fueron tan profundas
las modificaciones:
➢ Se habilitó al presidente a remover a los directores de los Entes Autónomos y solicitar
voto de confianza a la Asamblea General para formar su Gabinete de Ministros.
➢ Aumentó los poderes efectivos del Ejecutivo al restringirse los plazos para el
tratamiento de las leyes de urgente consideración y al modificarse la modalidad de consideración de
vetos interpuestos.
La Reforma Constitucional fue sancionada por el Parlamento y después plebiscitada favorablemente en
diciembre de 1996.
Esta reforma transformó el sistema electoral, el sistema de partidos y la formación del gobierno.
3. Evolución económica.
El país continuó con el crecimiento de la administración anterior. Sin embargo, algunos
indicadores sociales desde 1994 comenzaron am mostrar un aumento de la precariedad laboral, el
desempleo y la pobreza. De esta manera el crecimiento económico comenzó a convivir con signos de
deterioro social.
Bajó la inflación hasta situarse en un dígito y aumentó la producción en 2,3% anual. Pero a la
vez hubo altos niveles de desempeño y un déficit fiscal elevado.
La economía uruguaya recibió fuertes impactos de crisis regionales e internacionales; esto
resultó en un PBI negativo en 1999.
A esto se le sumó la disminución del consumo interno por el ajuste fiscal del año inicial del
período (aumento de impuestos a los sueldos e IVA).

También podría gustarte