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Universidad autónoma Gabriel rené moreno

FACULTAD DE Ciencias jurídicas políticas sociales y


relaciones internacionales

Carrera: Relaciones internacionales

grupo #6
DIMENSIÓN INSTITUCIONAL

Nombre: Oliva Gonzales Deisy - 221034781


Garcia Gutierrez Paula Juliana - 221032754
Robles Arteaga Maryneth - 221035982
Docente: Dr. Jorge Bonilla
Asignatura: Bloques Económicos

Santa Cruz, Bolivia


ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………………………...1
2. Organismos internacionales…………...………………………………………. 2
3. Órganos intergubernamentales y Órganos Comunitarios……………..…..3

3.1 Instituciones de tipo intergubernamental………………………….……..3

3.2 Instituciones de tipo comunitario…………………………………………..3

4. La delegación de competencias…………………………………………...……4
5. La supranacionalidad institucional……………………………………………..5
6. Funcionalidad Comunitaria y Democracia…………………………………….6
7. Sistemas Institucionales…………………………….......................................9
8. Conclusión…………………………………………………………………………10
9. Preguntas…………………………………………………………………………..11
1.- INTRODUCCIÓN

Los organismos internacionales son asociaciones de países o entidades


supranacionales que se crean con el objetivo de promover la cooperación y el
entendimiento entre las naciones. Pueden tener un ámbito global, regional o
subregional, y su función puede ser muy diversa, abarcando áreas como la política,
la economía, la cultura, el medio ambiente, la salud, etc.

Los primeros organismos internacionales surgieron en el siglo XIX, como respuesta


a la necesidad de los países de cooperar para resolver problemas comunes. La
primera organización internacional de ámbito global fue la Unión Postal Universal,
fundada en 1874. A lo largo del siglo XX, el número de organismos internacionales
creció de forma exponencial, como consecuencia de la creciente interdependencia
entre los países y de la necesidad de abordar problemas globales como la guerra, la
pobreza, el cambio climático, etc.
2.- ORGANISMOS INTERNACIONALES

En el aspecto institucional, es ineludible mencionar a las organizaciones


internaciones como representativas de la evolución operada en las relaciones
internacionales desde mediados del siglo XX, cuando se produjo un fuerte
movimiento de creación de organismos e instituciones para coordinar la economía
internacional y así evitar que se reprodujeran las tensiones que a lo largo de la
primera mitad del siglo habían conducido a dos guerras mundiales.

A finales de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, se dieron los acuerdos de Bretton


Woods, que institucionalizaron el nuevo orden internacional mediante el
establecimiento de organizaciones de carácter multilateral para regular la economía
y el comercio internacional. Así, mediante convenios multilaterales, fueron instituidos
el Fondo Monetario Internacional (FMI), encargado de promover y preservar la
convertibilidad y estabilidad monetaria, y el Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento (BIRF), posteriormente denominado Banco Mundial (BM), como
mecanismo de financiamiento para la rehabilitación de las economías occidentales.

No obstante, el logro mayor de todo este proceso, se concretó con la suscripción de


la Carta de San Francisco (1945) mediante la cual se crea la Organización de
Naciones Unidas (ONU), entre cuyos objetivos primordiales, además de la
preservación de la paz y la seguridad internacional, destaca el trabajar por el
desarrollo y la cooperación entre sus miembros. En el marco de la ONU, se crean
progresivamente una serie de organizaciones y agencias especializadas, que han
universalizado la cooperación económica internacional y logrado su alto grado de
institucionalización actual.

Más de sesenta años después, se puede evaluar muy positivamente todo aquel
proceso de institucionalización de la economía y sistema internacionales. No sólo se
redujo de forma

notable la intensidad y amplitud de los conflictos internacionales, sino que se


consiguió construir un sistema de cooperación internacional altamente
institucionalizado.

Sin embargo, estas organizaciones revisten una naturaleza esencialmente


intergubernamental, su estructura se asienta en líneas de acción y decisión de tipo
horizontal y están orientadas a realizar una cooperación institucionalizada. Según
Francisco Orrego Vicuña (16), la organización internacional intergubernamental, que
en su época significó lo más avanzado en el concepto de las relaciones
internacionales, está hoy día ya atrasada respecto de las nuevas fórmulas en vigor,
no obstante lo cual aún conserva ciertos elementos de dinámica y efectividad.
Nacen de un tratado multilateral que busca la cooperación y la coordinación de las
partes en determinadas áreas, pero sin producir una integración, representan la
etapa inferior a la integración.
En cambio, la integración funda un nuevo tipo de estructura institucional, de línea
vertical, con un nuevo concepto de representatividad que rebasa el nivel de un
simple intergubernamentalismo, o sea de una simple asociación de soberanías. El
significado esencial del término supranacional, es dar la idea de una institución u
organización que está sobre o por encima de los estados que participan en dicha
organización, pero esto sólo no aportaría a la interpretación clara del problema. Una
primera interpretación que se ha dado al término, desde el punto de vista
institucional, es la referencia a una organización internacional que tiene poderes
suficientes para poder adoptar decisiones de carácter obligatorio para sus
miembros, prescindiendo del consentimiento o ratificación de estas decisiones.

3.- ÓRGANOS INTERGUBERNAMENTALES Y ÓRGANOS COMUNITARIOS

En un esfuerzo para esquematizar las diferencias que se dan entre las


organizaciones internacionales, que como ya se dijo son generalmente de carácter
intergubernamental, respecto a las de tipo comunitario, se pueden mencionar las
siguientes:

3.1 Instituciones de tipo intergubernamental:

a) Nacen de un tratado internacional que específica detalladamente las obligaciones


y compromisos que asumen las partes contratantes.

b) No representan ninguna delegación de soberanía ni atribuyen competencias o


poderes autónomos a órganos que se crean con base en el tratado.

c) Las decisiones o normas que se adoptan deben contar con el consenso unánime
de los Estados miembros.

d) Los órganos responden al principio de representación de los respectivos


gobiernos nacionales.

3.2 Instituciones de tipo comunitario

a) Nacen de un tratado marco o constitución, que paralelamente a los principios


fundamentales que formula, crea mecanismos institucionales que son los
encargados de concretar esas finalidades.

b) A estos órganos se atribuyen determinadas competencias cuyo ejercicio es


autónomo, lo que significa que en las competencias delegadas los Estados
Miembros dejan de tener la facultad de adoptar decisiones unilaterales.

c) Se les otorga no solo un poder de ejecución, sino un verdadero poder normativo y


jurisdiccional.
d) Las resoluciones pueden ser adoptadas en base a la mayoría, prescindiendo del
consenso y aún contra la voluntad de la minoría, conservándose la regla de la
unanimidad sólo para casos excepcionales.

4. LA DELEGACIÓN DE COMPETENCIAS

La experiencia histórica de la integración muestra que los Estados participantes


ceden competencias a organismos comunitarios, siendo esto el núcleo del Derecho
de Integración. Las instituciones comunitarias reciben atribuciones que limitan las
funciones soberanas de los estados, por lo que es necesario definir las esferas de
competencias y coordinarlas.

El Prof. Pierre Pescatore (17) establece una diferencia entre las competencias
“materiales” y las competencias “funcionales” o poderes.

Pierre Pescatore diferencia entre competencias "materiales" y "funcionales" o


poderes. Las competencias materiales están definidas por los objetivos
fundamentales del proceso, delimitadas por el Acuerdo constitutivo, especialmente
en áreas económicas y sociales. Las competencias funcionales se refieren a la
naturaleza e intensidad de los poderes del órgano comunitario en los campos
designados para su intervención, estableciendo un equilibrio entre los poderes
comunitarios y los de los Estados.

Aunque los tratados definen las atribuciones funcionales, persisten objeciones a la


delegación de competencias, argumentando que afecta la soberanía, considerada
un atributo inalienable de los Estados. Se percibe la transferencia de competencias
a entidades internacionales como una abdicación de soberanía y una violación al
orden constitucional.

Ante este tipo de objeciones, se pueden oponer otras consideraciones que


respaldan la posibilidad y licitud de esta delegación, veamos algunas

a) La transferencia de competencias nacionales a una entidad supranacional


no implica una pérdida o renuncia de la soberanía nacional, sino
simplemente una delegación de poderes realizada por un Estado
soberano. Este proceso se lleva a cabo como ejercicio de la capacidad
soberana del Estado, mediante su voluntad y consentimiento libremente
expresados.

b) La entidad supranacional representa a la comunidad en su conjunto, de la


cual el Estado delegante forma parte. Su acción se orienta hacia el interés
comunitario, que no debe entrar en conflicto con el interés nacional de los
Estados participantes en el proceso de integración.

c) Violación de la soberanía nacional solo ocurriría si la delegación de


competencias se hiciera a favor de otro país o de un interés
completamente ajeno, situación que no se presenta en un proceso de
integración.

d) La delegación de competencias no es inusual en la realidad internacional


contemporánea y ocurre frecuentemente en organizaciones
internacionales. La mayoría de los países que participan en estas
organizaciones atribuyen competencias a ellas sin que se cuestione la
validez constitucional de esta conducta. Por ejemplo, las atribuciones
otorgadas al Consejo de Seguridad de la ONU en el mantenimiento de la
paz no han sido impugnadas constitucionalmente.

e) En cuanto a la soberanía, en el contexto de países en desarrollo, la


evolución internacional contemporánea no permite considerarla como
absoluta, indivisible e intangible. La participación en la comunidad
internacional impone limitaciones evidentes a la soberanía, derivadas de
la observancia de normas jurídicas y el respeto a compromisos
resultantes de la interdependencia entre los Estados.

Además, la noción de soberanía se ve afectada por el subdesarrollo, especialmente


en países menos desarrollados. La integración, en este sentido, se concibe como un
medio para superar este estado, representando una implicación funcional del
concepto de soberanía. La integración se percibe como un instrumento para ejercer
la soberanía de manera efectiva y eficaz, en una nueva dimensión de soberanía
abierta, ampliada, conjunta y solidaria. La colaboración en intereses comunes y en
un espacio económico y político amplio debe ir de la mano con una soberanía
conjunta y ampliada para reclamar una posición más equitativa y digna en el
sistema internacional.

5. LA SUPRANACIONALIDAD INSTITUCIONAL

La integración institucional plantea la cuestión clave de la supranacionalidad frente


al intergubernamentalismo. Según Magariños, esta dinámica se puede expresar
como un binomio: supranacionalidad e intergubernamentalismo, con la profundidad
de la delegación de competencias autónomas representada como "mayor" y la
sumatoria de las voluntades nacionales, regidas por la unanimidad y preservación
de sus soberanías absolutas, como "menor".

Dado que es poco probable que los estados renuncien completamente a sus
poderes a favor de entidades supranacionales, y dejar todos los asuntos del proceso
a acuerdos intergubernamentales no es práctico para lograr una integración real, se
busca un equilibrio entre ambas concepciones. Este equilibrio implica encontrar
fórmulas intermedias acordes con la naturaleza y objetivos del proceso en cada
etapa de su desarrollo, buscando equilibrar la independencia y la solidaridad, así
como la diversidad y la unidad.
La presencia de comunitarismo define la profundidad o superficialidad de la
integración. El nivel de evolución de cada proceso también influye, siendo común
elegir mecanismos intergubernamentales simples al inicio. Un alto grado de
supranacionalidad indica un proceso más avanzado. La unión económica, por
ejemplo, marca la culminación de la integración económica, y la integración total
implica la transferencia de poderes políticos esenciales a órganos supranacionales,
dejando a los países miembros actividades residuales, subsidiarias o locales.

La estructura institucional y el orden jurídico deben ser compatibles con el grado de


avance del proceso. La naturaleza, potestades y funciones de los órganos del
sistema deben evolucionar en sucesivas etapas de acuerdo con el progreso del
proceso.

6. FUNCIONALIDAD COMUNITARIA Y DEMOCRACIA


En la experiencia de los procesos de integración la tendencia institucional se ha
orientado a la asimilación conceptual de la democracia, actualmente esta
asimilación se ha convertido en un verdadero paradigma de la integración. Se
plantea así una relación dialéctica entre la integración y la democracia, es decir que
la integración sólo puede ser concebida entre Estados en los rija un régimen de
derecho, la representación de la voluntad popular en los órganos de gobierno y el
respeto de los derechos y garantías individuales.

El compromiso democrático, traducido en la democracia pluralista y representativa,


ha sido consagrado en casi todos los procesos vigentes especialmente de Europa y
América Latina, mediante solemnes declaraciones y específicos acuerdos. Pero no
se trata solamente que los estados participantes deban cumplir con esta condición
esencial, sino que deberán hacerlo también las propias instituciones comunitarias, lo
que se debe reflejar en la estructura y la funcionalidad que adoptan los procesos
integradores.

A semejanza de cualquier sistema democrático de nivel nacional y en el marco de la


misma filosofía, la funcionalidad comunitaria ha adoptado el concepto de equilibrio
entre los tres clásicos poderes del estado o ramas de la gestión pública: el ejecutivo,
el legislativo y el judicial.

En relación a la función ejecutiva, se destacan dos tipos de actores, por un lado


los gobiernos, que conservan el poder de decisión respecto a los asuntos de interés
nacional; y por el otro los órganos comunitarios que actúan en función de los
intereses generales del sistema.

La distinción cualitativa de un órgano ejecutivo comunitario frente a uno de carácter


gubernamental, surge cuando se dota al primero, generalmente mediante tratados,
de atribuciones y competencias precisas con la responsabilidad de representar,
promover y salvaguardar, en el marco de estas competencias, los intereses
generales del conjunto de países miembros.

En este contexto, un rasgo pleno de supranacionalidad consiste en adoptar un


procedimiento de decisiones por mayoría calificada o no. En el otro extremo, el
método institucional más laxo es un tipo de mecanismo institucional que actúe
paralelamente con las autoridades nacionales en la administración del proceso,
donde todavía se halle vigente el dogma de los “gobiernos deciden” que en su
máxima expresión consagra el derecho al veto a través de un régimen obligatorio de
aprobación por unanimidad. En este caso, la expresión más embrionaria de un
mecanismo institucional será el establecimiento de una secretaría meramente
administrativa, sin capacidad de representación externa o personalidad jurídica.

En relación a la función parlamentaria, se destacan también dos tipos de actores,


por un lado los parlamentos nacionales y, por el otro, los mecanismos comunitarios
creados para ejercer esta función.

En cuanto a los mecanismos parlamentarios de orden comunitario, su


institucionalización en la experiencia concreta de los procesos ha sido compleja y ha
enfrentado una cierta resistencia por los gobiernos, reflejada en la frecuente omisión
en los tratados constitutivos de cláusulas precisas respecto a la función
parlamentaria, la que generalmente se genera con posterioridad. En todo caso la
creación de cuerpos legislativos similares a los existentes en las naciones
democráticas, es un objetivo que gradualmente se va dando en los procesos de
integración más avanzados.

La propensión de los gobiernos a concentrar el poder de decisión y el de legislar en


los órganos políticos del sistema que ellos integran, es otro dato de la realidad. A
ello favorece que los gobiernos son los negociadores y signatarios de los tratados
fundacionales y, en tal condición, se orientan casi siempre a fortalecer sus
prerrogativas de conducción del proceso. Como consecuencia, el ejercicio de la
función parlamentaria comunitaria que se asemeje al modelo democrático de la
división de poderes, es todavía una meta que se da en el largo plazo, soslayando
una serie de complejidades políticas y prácticas entre las cuales se halla implícita la
resistencia de los gobiernos a ceder competencias y aceptar el principio de la
supranacionalidad legislativa. La tendencia más generalizada en los esquemas de
integración, ha sido la de crear órganos parlamentarios de carácter consultivo, con
poderes limitados de naturaleza propositiva y de seguimiento, escasa participación
en los procesos decisorios y compuestos por miembros delegados por cada uno de
los congresos nacionales, en proporciones diferentes o semejantes.

Sin embargo, esta composición, ha evolucionado en los procesos más avanzados a


una evidente comunitarización mediante la elección directa y por sufragio universal
de los parlamentarios comunitarios, donde el electorado no esta dividido por
nacionalidades, sino que está constituido por la totalidad de ciudadanos de los
países integrados. Actualmente el Parlamento Europeo, en la medida de la
evolución de su proceso, ha adquirido gradualmente competencias normativas,
como la de formular directivas obligatorias sobre algunos aspectos de la integración.

En el proceso andino, también se adoptó el sistema de sufragio universal, sin una


aplicación todavía efectiva por el incumplimiento de algunos países miembros. En
todo caso, aún la instauración del sistema del sufragio universal y directo no
garantiza, en el caso andino, una actuación parlametaria efectiva, sus competencias
son de carácter limitado como las de efectuar seguimientos al proceso a la luz de
los informes de los órganos ejecutivos, cooperar con los Congresos de los países
miembros en promover los intereses de la integración y proponer medidas y
sugerencias para aproximar las legislaciones. Sus poderes de decisión son
prácticamente nulos y sus pronunciamientos tienen el carácter de simples
recomendaciones.

En cuanto a la función jurisdiccional, también siguiendo a Gustavo Magariños, se


puede afirmar que todo sistema de integración debe sustentarse en un régimen de
derecho que garantice el cumplimiento de los compromisos pactados, de no ser así
su funcionamiento estaría expuesto a la discrecionalidad y a las conveniencias
particulares de los países países miembros, de los gobiernos y de sus empresas. El
tema de los incumplimientos es un tema recurrente en la experiencia de todos los
procesos de integración, que ha llevado al establecimiento de órganos o
mecanismos especialmente dedicados a velar por el cumplimiento del ordenamiento
jurídico común, a interpretar y declarar el derecho comunitario y a resolver las
controvercias que puedan suscitarse en el desarrollo del proceso.

En lo relativo a la solución de controversias entre Estados, la integración requiere un


sistema jurídico más avanzado que el previsto por el Derecho Internacional, más
orientado a resolver las diferencias mediante la negociación diplomática. En el
marco de un proceso integrador, se trata que las soluciones que se logren por
negociación, por vía arbitral o por la intervención de un órgano jurisdiccional, sean
resultado de la aplicación de normas y procedimientos precisos enmarcados en un
ordenamiento legal propio y autónomo.

La seguridad jurídica, por tanto, es requisito fundamental para el buen


funcionamiento de un proyecto integrador, cualidad que solo puede ser lograda
mediante el establecimiento de un mecanismo jurisdiccional para el control de la
legalidad, con facultad soberana para interpretar el sentido y el alcance de las
normas contenidas en los tratados, protocolos, acuerdos y resoluciones, así como
los actos de los gobiernos y de las instituciones comunitarias, dirimiendo los
conflictos que pudieran suscitarse entre estos actores. Para ello, será necesario
contar con normas de derecho procesal estipuladas en instrumentos internacionales
convencionales (tratados, protocolos), para evitar que las acciones destinadas a
hacer cumplir las reglas acordadas queden libradas a las distintas legislaciones
nacionales.

Desde ya, la naturaleza y complejidad del órgano jurisdiccional, dependerá del nivel
o grado de integración del proceso. A un grado superior de integración jurídica le
corresponderá la creación de una entidad supranacional (corte o tribunal de justicia)
a cuyas resoluciones o fallos se les atribuya el valor de cosa juzgada, siendo por lo
tanto vinculantes e inapelables. La aplicación de este modelo exige el
establecimiento de una estrecha colaboración de los sistemas judiciales nacionales
cuya competencia no sería en nada afectada, salvo en las esferas propias de la
integración. En el proceso europeo y posteriormente en el andino, se han generado
modelos de jurisdicción mixta. La interpretación de la norma corresponde al juez
comunitario en tanto que su aplicación está a cargo del juez nacional. En el mismo
sentido, un mecanismo de interpretación prejudicial habilita a los jueces nacionales,
en los casos que involucren normas comunitarias, a consultar al órgano
jurisdiccional comunitario para absolver sus dudas y los obliga a atenerse a las
interpretaciones de éste.

En un grado inferior de integración, puede resolverse el tema del control de


legalidad estableciendo un sistema arbitral para la solución de controversias entre
los estado miembros o también prever el funcionamiento “ad hoc” de paneles o
grupos de expertos.

Sin embargo este método no asegura la conformación de un sistema jurisdiccional


integrado, debido a la posible dispersión interpretativa de las normas comunitarias,
por la posible intervención sucesiva de numerosos árbitros o expertos con ópticas
diferentes frente a la diversidad y complejidad de situaciones posibles.

Por todo ello, la adopción de un sistema jurisdiccional debe ser considerado como
un componente esencial de la integración y una condición sine qua non para que se
pueda ejercer un efectivo control de la legalidad. La existencia de un tribunal de
justicia hace a la misma esencia de un proceso que aspire a llegar a las etapas
superiores de la integración.

7. SISTEMAS INSTITUCIONALES
En los proyectos avanzados de integración, además de los órganos centrales del
proceso, es frecuente la necesidad del establecimiento de órganos especíales para
la atención de aspectos específicos o importantes en función de los objetivos del
programa integrador. Generalmente, los primeros en generarse son los de carácter
financiero destinados a la captación de recursos destinados al financiamiento de
proyectos con contenido integrador, así como instituciones que coordinan la
estabilidad monetaria y el equilibrio de las balanzas de pagos de los países
involucrados. Otro tipo de órganos, generalmete 90 intergubernamentales, son los
de naturaleza sectorial en campos de interés común como la educación, salud,
temas laborales, de infreestructura u cualquier otro sector considerado de interés
comunitario.

Esta variedad de órganismos, que podemos llamarlos accesorios al proceso de


integración, son resultado generalmente de tratados constitutivos propios, paralelos
al tratado marco, que definen la personalidad jurídica internacional y las
competencias con las que contribuyen al desarrollo del proceso. Cuando este
conjunto institucional adquiere una dimensión importante se hace necesaria la
articulación orgánica y la coordinación de sus actividades, mediante la constitución,
generalmente, de verdaderos sistemas institucionales de integración, con
mecanismos de coordinación y control recíproco.

Por último, en materia institucional, es corriente instituir consejos o reuniones


periódicas (cumbres) conformadas por los propios jefes de estado de los países
participantes o sus ministros, que asumen la conducción suprema del proceso y dan
los principales lineamientos de política comunitaria tanto interna como externa.

8.- CONCLUSIÓN
Presenta una visión general de la evolución y características de los organismos
internacionales y los órganos de integración. Señala que los organismos
internacionales surgieron en el siglo XIX ante la necesidad de cooperación entre
países, siendo al inicio del ámbito económico y comercial.
Explica las diferencias entre las organizaciones intergubernamentales tradicionales
y los órganos supranacionales que se crean en los procesos de integración, en los
cuales se transfieren soberanía y competencias.
Destaca que la integración adopta el paradigma democrático de división de poderes,
con órganos ejecutivos, legislativos y judiciales tanto nacionales como comunitarios.
Asimismo, señala que en los procesos avanzados se generan sistemas
institucionales complejos con múltiples órganos de coordinación.
En síntesis, el documento brinda un panorama integral de la evolución institucional
de la integración económica y sus principios de funcionamiento democrático y
supranacional.
9.- PREGUNTAS
1: ¿Cuándo surgieron los primeros organismos internacionales y cuál fue el
objetivo?
Los primeros organismos internacionales surgieron en el siglo XIX, con el objetivo de
promover la cooperación y el entendimiento entre las naciones.

2:¿Qué diferencia hay entre las organizaciones internacionales


intergubernamentales y los órganos de integración supranacionales?
Las organizaciones intergubernamentales se basan en la coordinación horizontal
entre estados soberanos. Los órganos de integración supranacional implican una
delegación de soberanía a entidades comunitarias con poderes normativos y
jurisdiccionales.

3: ¿Qué importancia tiene la adopción del paradigma democrático en los procesos


de integración?
La integración adopta el paradigma de división de poderes ejecutivo, legislativo y
judicial entre órganos nacionales y comunitarios, lo cual es fundamental para su
funcionamiento democrático.

4: ¿Qué tipo de actores se destacan en la función parlamentaria?


En relación a la función parlamentaria, se destacan también dos tipos de actores,
por un lado los parlamentos nacionales y, por el otro, los mecanismos comunitarios
creados para ejercer esta función.

5: ¿Cómo nacen las instituciones de tipo comunitaria?


Nacen de un tratado marco o constitución, que paralelamente a los principios
fundamentales que formula, crea mecanismos institucionales que son los
encargados de concretar esas finalidades.

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