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“La Justicia Penal no puede ser el principal obstáculo para el reencuentro del delincuente y la
víctima, en aquellos supuestos donde éste sea viable y positivo” (García Pablos De Molina, 2003, p.183).
Este comienzo resulta un tanto agresivo y provocador puesto que pone en tela de juicio al
modelo penal, esto debido a que el derecho penal en palabras de Cuarezma Terám (1996), se encuentra
unilateralmente orientada al autor del delito mas no así en la victima que corre con una suerte de
posición marginal.
Pues “Esta neutralización de la víctima no es casual; el Derecho Penal surge precisamente con la
neutralización de la misma” (Cuarezma Terám, 1996, p.298). Es decir, la intervención de la justicia penal
genera una despersonalización del conflicto en la cual inicialmente confluyen el delincuente y la víctima,
pero esta última es neutralizada; dando lugar a una nueva relación simbólica entre infractor y estado.
Teniendo en cuenta lo mencionado, es que, a partir de las obras de Von Hentig “El criminal y su
víctima” 1948 y de B. Mendelsohn, surge la victimología, ahora ciencia, la cual observa más activamente
a la víctima y la concibe con capacidad de ayudar en la génesis y dinámica de la conducta delictiva.
Más específicamente, como explica García Pablos De Molina (2003), la idea de la victimología es
aceptar que la víctima no se trata, pues, de una entelequia jurídica, sujeto pasivo, sino del mero
protagonista del drama criminal. Además, el hecho de aceptar a la víctima como tal, implica realizar un
análisis de prevención y tratamiento; examinando las conductas, factores y circunstancias que dieron
lugar a que se convirtieran en víctimas (Cervantes Lugo & Caba Flores, 2019).
Asimismo, Explica Maier “que por mucho tiempo la víctima pasó a ser el convidado de piedra del
sistema penal” (Maier, 1992, p. 186-187 citado por Márquez Cárdenas, 2011, p.36). Dando a entender
que la justicia penal no se orienta primordialmente a reparar el daño del delito en la victima sino se
fundamenta en satisfacer la pretensión punitiva del Estado castigando al culpable. Es pues ante esto,
que se pretende lograr un enfoque más analítico en el cual el delito se enfrente a partir de tres partes:
delincuente, víctima y comunidad (García Pablos De Molina, 2003).
García Pablos De Molina, A. (2003). Tratado de criminología (Tercera ed.). (T. l. Blanch, Ed.) Valencia,
Valencia, España. Obtenido de
https://fundacion-rama.com/wp-content/uploads/2022/06/2695.-Tratado-de-criminologia-
%E2%80%93-Garcia.pdf