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La subjetividad al momento de definir.

Martín Escobar Hernández

12/10/2021

Páginas: 3

Palabras: 1310

“Un objeto que tiene la apariencia de una obra de arte solo la tiene según el contexto en que
aparece.”(1), de esta forma Arthur C. Danto (1923-2013) expresa su idea fundamental en el
artículo “The Artwork”. Dando a entender que según esta línea de pensamiento una obra de arte
solo sería concebida como tal si las condiciones externas a su exposición fuesen previamente
diseñadas para dar a entender a la población espectadora que están en presencia de una obra de
arte. Las pinturas, por ejemplo, fueron entonces tan solo objetos de un valor despreciable durante
toda su vida material hasta el momento en que se tomó la decisión de colgarlas en un amplio y
limpio muro, dentro de un salón estratégicamente iluminado que está acompañado de otros
salones y espacios que componen un museo. Entonces ocurre un cambio de perspectiva en las
personas con respecto a cómo se concebía la idea de cualquier pintura, desde ahora en adelante
no es tan solo un lienzo con manchas y trazos que pretenden representar lo que nosotros creemos
entender por la figura humana o un paisaje natural, si no que es además una obra de arte en su
totalidad.

De ser esto realmente la manera en cómo funcionan las obras artísticas (no tan solo obras
visuales) para que algunas personas puedan decir lo que es y lo que no es arte sería
increíblemente limitante y restringido para la comunidad artística y creativa. Sin embargo, aún si
esto fuese realmente así, de ninguna manera debiese representar un impedimento creativo para
aquellas personas que viven su cotidianidad con el entusiasmo de crear y construir obras a partir
de su imaginario, pues a la larga solo son palabras e ideas que toman peso y poder cuando las
personas deciden dárselo. Ya que lo verdaderamente importante al hacer cualquier obra de arte
es lo que él o la artista vive y experimenta en su vida personal desde antes de comenzar el proceso
de creación material. Pueden ser las ganas de decir algo, no precisamente con palabras, el
detonante para esculpir o componer. O al revés, quizás no hay un mensaje ni algo importante que
expresar y tan solo se crea una obra por el gusto de vivir la propia experiencia de creación y lo que
esto conlleva.

Estos trasfondos tan personales y distintos en que absolutamente todos nos vemos envueltos, en
los cuales debemos lidiar con problemáticas y dilemas que muchas veces después vemos hacia el
pasado y consideramos que pudimos haberlo hecho mejor o definitivamente tomamos una mala
decisión. Inevitablemente producirá en la persona sentimientos y emociones genuinamente
trascendentes en su vida, los cuales de no ser debidamente expresados ya sea en una simple
conversación podrían decantar en problemas de relacionarse con los demás. En este punto si
alguien toma partido consigo mismo con el objetivo de plasmar sus ideas y pensamientos sobre
cualquier lienzo o formato ya estaría frente a un acto de valentía pura pues está demostrando con
esto que acepta, reconoce e intenta confrontarse a sí mismo. Y si luego de eso el artista decide
exponer esto a otras personas esta valentía se multiplica mucho más, porque entonces el nivel de
exposición es mucho más grande, lo que conlleva a que surjan más opiniones de todo tipo, tanto
positivas y negativas, que pueden apuntar y criticar desde el punto de vista técnico hasta el
conceptual. Aun así, habiendo distintas formas de pensar y concebir lo que es o no una buena obra
de arte sea el criterio que sea, me parece que es lo más correcto que las personas convengan a la
idea de que si una obra no está precisamente en un museo o galería de cualquier tipo entonces no
puede hablarse de ella como obra de arte, sino que es solo un objeto que parece ser una obra de
arte.

El contexto no tiene ese poder absoluto sobre las obras, sin embargo, tampoco merece ser
despreciado y bajar de perfil su relevancia a la hora de elegir donde exponer una obra. Además, no
siempre las obras han sido tratadas como tal solo por estar en un museo, en 2015 en el Museo
Bolzano de Milán una limpiadora del aseo limpió por error una obra de arte creada por un dúo de
artistas de vanguardia: Sara Goldschmied y Eleonora Chiari. La obra en cuestión se denominaba
“¿Dónde vamos a bailar esta noche?”, consistía en una habitación repleta de una serie de botellas
de champán, confetis y desperdicios de una supuesta fiesta finalizada, para los creadores de la
obra esta pretendía representar el hedonismo y la corrupción política de los años 80. Aún así para
la limpiadora del museo esto no represento otra cosa más que una habitación desordenada y sucia
por lo que hizo lo que ella encontró más pertinente, dejar todo en bolsas de basura. Sobre este
curioso hecho el crítico de arte italiano Vittorio Sgarbi opinó que la limpiadora estaba en lo
correcto al botar la obra a la basura, pues si ella consideró que era basura entonces efectivamente
significa que es basura. Ya que el arte debe ser entendido por cualquiera.

Da para pensar entonces que quizás los artistas creadores de la obra que terminó por accidente en
la basura subestimaron el rol que jugaba exponer en un museo y supusieron que cualquier
persona entendería el mensaje que ellos querían transmitir o al menos comprenderían que
aquello era una obra de arte y no tan solo desperdicios y basuras arrojadas en el piso. Entonces
me parece que el rol que juega el contexto dentro de cualquier exposición es relevante hasta
cierto grado, es lo suficientemente importante como para que el público entienda que esta frente
a una exposición de obras de arte, pero no es tan importante como para decir que si una obra no
ha pasado por una exposición de arte significa entonces que no es una obra de arte.

Ahora bien, igualmente existe otro factor que sin lugar a dudas es fundamental a la hora de juzgar
una obra: el criterio personal. Una cosa es el contexto, puede ser que dentro de un museo muy
elegante y sofisticado se exponga una serie de grabados hechos por antiguos artistas del siglo
pasado, objetos que contienen una carga histórica y cultural muy potente. Pero si quien está
presenciando la exposición considera que en lugar de exhibir estos antiguos trabajos que se han
visto cientos de veces debiese el museo admitir a otros artistas más contemporáneos que están
desarrollando una propuesta mucho mas atrevida que aportará nuevas miradas en aquella
exposición es completamente válido. Y a su vez, probablemente existan quienes opinen que aquel
nuevo arte no está a la “altura” de las circunstancias y si fuese a exponerse dentro de un museo
sería cuando menos una acción imprudente y de mal gusto.

Criterios y contexto, debemos apelar siempre a un equilibrio de estos dos factores. Puede haber
predominancia de uno de estos factores más que de otro en alguna circunstancia cualquiera, pero
jamás esto debiese traducirse en invalidar la creación artística de alguna persona y decir que lo
suyo no es una obra de arte. Ya lo dijo dicho Marcel Duchamp en su texto “El acto creativo”(2)
donde expone su propio entendimiento sobre qué es el arte diciendo que “el arte puede ser malo,
bueno o indiferente, pero, cualquiera sea el adjetivo que se use, debemos llamarlo arte”.

Porque con ese absurdo final todos perdemos, y perdemos tanto como creadores como
espectadores, el arte nos hace lo que somos y lo que somos es un reflejo del arte. Como es
mencionado en el libro “El Poder del Arte” de Markus Gabriel(3), “Aquello que tiene poder sobre
nuestra imaginación tiene poder absoluto sobre nosotros.” Para muchos entonces el arte es como
un puente de comunicación que nos vincula con el entorno, con las demás personas y con
nosotros mismos.

Saber diferenciar entonces estos dos factores (criterios y contextos) al momento de juzgar
cualquier obra nos ayudará a crear un ambiente mucho más sano para el mundo artístico, un
ambiente donde simplemente se reflejará la tolerancia a muestras de distintos tipos y en distintos
lugares o formatos y nos dará mejores recursos emocionales que nos permitan entender que si
existe un o una artista cuya obra nos provoca emociones y sentimientos que no son de nuestro
agrado podemos simplemente elegir no exponernos a su arte, sin la necesidad de denunciarlo,
buscar censurarlo o directamente destruirlo.

Bibliografía

1.- Arthur C. Danto. “The Artwork”, en The Journal of Philosophy, Vol. 61, No. 19, American
Philosophical Association Eastern Division Sixty-First Annual Meeting. (Oct. 15, 1964), pp. 571-584.

2.- Duchamp, M. “El acto creativo”, en Art News, Vol. 56 N°4, 1957.

3.- Markus Gabriel. “El poder del arte”, 2018.

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