Está en la página 1de 2

Foto tomada en mayo 2021

Foto tomada hacia octubre 2021

La pandemia marco un hito importante en la escuela y la forma de pensar la escuela. Muchos


colegas con los que hablábamos nos hacían ver que la escuela como la conocíamos no iba a
volver. Que la tecnología iba a cambiar la forma en la que se enseña, que los docentes iban a
no ser necesarios, entre otras cosas. Lo que en otro momento implicaba pasar una mirada por
el aula, pasear por los banco viendo como resolvían las actividades, se convirtió en un
seguimiento a través de un mail, un meet o zoom, una llamada telefónica o un mensaje de
whatsapp. Se tuvieron que crear nuevos puentes con las familias a fin de que ellos pudieran
comunicarse y conocer como estaban del otro lado de la pantalla, quienes acompañaban la
tarea, si comprendían o no, si tenían conexión etc. En la época de pandemia tuvimos que
deconstruir y reconstruir las formas de vincularnos de acompañar y de enseñar, tanto desde
las escuelas como las familias.

Se extrañaba ese espacio-tiempo, en donde cada uno tenía su lugar, su rutina, su espacio para
ser escuchado; creo que la pandemia nos enseñó que la escuela sigue siendo un lugar
importante, no solo como trasmisor de conocimientos, sino como un lugar donde los/as
chicos/as son escuchados, tiene un espacio para expresarse, para ser; cosa que en las casa no
sucedía. “La escuela y el profesor permiten a los jóvenes reflexionar sobre sí mismos,
desvinculados del contexto (antecedentes, inteligencia, talentos, etc.) que los ata a un lugar
particular (un itinerario de aprendizaje especial, una clase para estudiantes con dificultades,
etc.)”. En otras palabras, dar forma a la escuela -hacer la escuela- tiene que ver con una
especie de suspensión del peso de todas esas reglas. Queremos resaltar que por medio de esta
suspensión los niños aparecen como estudiantes, los adultos como profesores y los
conocimientos y las destrezas socialmente importantes como materias escolares. Es esta
suspensión y esta producción de tiempo libre la que liga lo escolar con la igualdad del
comienzo”.1

Cuando volvimos a las aulas, volvimos a tener los mismos dispositivos de enseñanza que
venimos teniendo desde las escuelas de Sarmiento. Creo que si bien, algunas cosas cambiaron,

1
Jan Masschelein y Marteen Simons, DEFENSA DE LA ESCUELA
otras siguen igual. El uso del celular comenzó a ser más parte del aula, reemplazando a los
manuales de antaño, los/as docentes dejan que los/as alumnos/as, busquen información, o la
docente puede enviar trabajos, video, audios por el teléfono; tiene como todo objeto
tecnológico una doble partida, por el lado de facilitar que la información entre de afuera hacia
adentro de las escuelas convirtiéndose en una buena herramienta, pero también al tener tanta
información los/as estudiantes no saben discernir cual es la mejor.

Con respecto a lo expresado en las clases, podemos observar en ambas fotos que no han
cambiado mucho; seguimos con la ventana a una cierta altura para que los/as estudiantes no
se entretengan con el afuera, un pizarrón y la misma distribución de los bancos. “El aula y las
estrategias de enseñanza son formas de gobierno de las almas y los cuerpos, que reconocen
una larga historia que aún está presente en los modos en que organizamos nuestras prácticas,
en el hecho de que los alumnos se sienten de determinada manera, en que levanten la mano
para intervenir”.2 Seguimos fijando viejos patrones, con viejos objetivos de lo que se pensaba
en épocas de antaño, que se quería de la escuela y cuál era su función, como menciona
Foucault sobre el proceso de “moldeamiento” (compuesto por toda esa multitud de prácticas)
que experimentan los individuos internados en las instituciones sociales mediadas por el poder
y configuradas por la modernidad, como la escuela.

Las escuelas se han convertido en cárceles, ya que las ventanas se han llenado de rejas tal
como se menciona en la clase “en las escuelas, hay otros movimientos que han contribuido a
ese declive: problemas de inseguridad que obligan a poner barrotes o rejas (el mundo exterior
como amenaza) y una presión creciente por el rendimiento académico (el mundo exterior
como distracción por evitarse)”.

Que idea de escuela hacen alusión las fotos o cual creo que queremos ir, me lo pregunto, al
momento no tengo la respuesta. Creo que la escuela si tuvo cambios en el formato, referido a
lo que tiene que ver con la inclusión de derechos, igualdad e equidad para todos/as, pero en
cuanto a la estructura, seguimos con las mismas escuelas de hace más de 100 años atrás, no
hemos avanzado, seguimos con la misma ubicación de los bancos, el mismo pizarrón, las
mismas ventanas, la misma dinámica de clases; creo que debería darse esos cambios ya que la
sociedad y los chicos/as que nos tocan en el aula ahora, así lo requieren, chicos que están en la
inmediatez, que no pueden quedarse quietos y sentados mucho tiempo, que necesitan de otra
metodología o pedagogía de enseñanza, esos cambios todavía no se han dado.

2
Dussel, Inés y Caruso, Marcelo. La invención del aula.

También podría gustarte