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El desarrollismo o estructuralismo es una teoría económica referida al desarrollo surgida en

América Latina a mediados del siglo XX, que sostiene que el orden económico mundial sigue un
esquema centro industrial-periferia agrícola, razón por la cual se produce un deterioro estructural
de los términos de intercambio en el comercio internacional en perjuicio de los países periféricos,
que reproduce el subdesarrollo y amplía la brecha entre países desarrollados y países en vía de
desarrollo. Como consecuencia de ese diagnóstico, el desarrollismo sostiene que los países no
desarrollados deberían tener Estados activos, con políticas económicas que impulsen la
industrialización, para alcanzar una situación de desarrollo autónomo.

El desarrollismo económico (estructuralismo) cuestiona la teoría clásica del comercio


internacional, apoyada en el principio de las ventajas comparativas, para destacar el fenómeno del
deterioro de los términos de intercambio y las transferencias de valor entre países que ello
implica, a favor de los países industrializados y en perjuicio de los países con economías primario-
exportadoras (centro-periferia y Tesis de Prebisch-Singer).

La industrialización de materias primas (por ejemplo, trigo, soja, madera, petróleo, etc.) da valor
agregado a los bienes exportables, y sustituye importaciones (Industrialización por sustitución de
importaciones), mejorando así los términos de intercambio y disminuyendo la brecha entre los
países.

 Teoría de la dependencia:

El estructuralismo se relaciona estrechamente con la Teoría de la Dependencia. En la década de los


años 1960 algunos estructuralistas comenzaron a percibir las limitaciones de la teoría en su
formulación original, como modelo de sustitución de importaciones, fundamentalmente debido a
la necesidad de financiar importaciones industriales utilizando divisas de exportaciones primarias,
inversiones de capital extranjero, radicaciones de empresas multinacionales, y endeudamiento
externo. Estos desarrollos llevaron a algunos economistas de esta orientación a complementar sus
desarrollos teóricos con los trabajos sociológicos sobre la dependencia que veían desarrollándose
desde los años 1930. Se conformó así la llamada Teoría de la Dependencia.

La teoría de la dependencia o enfoque de la dependencia es una teoría elaborada entre los años
1960 y 70 por científicos sociales a la situación de estancamiento socioeconómico latinoamericano
en el siglo XX como una respuesta a la teoría de la industrialización de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) y a la teoría del desarrollo. La Teoría de la Dependencia utiliza la
dualidad metrópoli-satélite para exponer que la economía mundial posee un diseño desigual y
perjudicial para los países no desarrollados, a los que se les ha asignado un rol de subordinación
de producción de materias primas con bajo valor agregado, en tanto que las decisiones
fundamentales y los mayores beneficios se realizan en los países centrales, a los que se ha
asignado la producción industrial de alto valor agregado.

Los ejes principales sobre los que se rige esta propuesta son:

La existencia de relaciones desiguales de poder —en donde la subordinación no sólo está en la


dimensión económica sino también el plano político y cultural—determinan las relaciones
comerciales y el desarrollo ampliado de la dependencia.
Las naciones pobres del sur proveen a las naciones ricas de sus recursos naturales, su mano de
obra barata y un destino ideal para la tecnología obsoleta, situaciones sin las cuales estas últimas
naciones no podrían mantener el nivel de vida al que están acostumbrados.

Las naciones ricas buscan perpetuar el estado de dependencia por múltiples razones y por motivos
por demás obvios. Esta influencia no se limita a lo económico, sino que va más allá, llegando a los
político, mediático, educativo, cultural, deportivo y prácticamente cualquier aspecto que sea
necesario para el desarrollo humano.

Las naciones ricas buscan eliminar cualquier intento de las naciones dependientes de resistir su
influencia, mediante sanciones económicas o el uso de fuerza militar.

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