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La etapa huayra
- “de aquí se colixe también que los que menos plata sacan son los españoles, y
de lo que sacan, lo mas de ellos vuelve a los indios por los jornales que les
dan, y por el carbón y las candelas y otras cosas que de ellos compran…”
La etapa azogue
De 1580 a 1584, la producción de plata del Potosí tiene un valor más que
quintuplicado respecto al último quinquenio del huayra, además el uso de la nueva
técnica causo un fuerte crecimiento absoluto de la población española y de su
consumo significante socialmente; asimismo, los indígenas perdieron el control
tecnológico (y la propiedad) de todo el proceso de refinamiento, y con ello
retrocedieron en la participación porcentual sobre la mercancía-dinero producida.
A pesar de que con el azogue solo sea un 10 por ciento de la población indígena,
siguen constituyendo una amplia y potente parte del mercado interno.
FUERZA DE TRABAJO Y ENERGIA CAMPESINA EN LA PRODUCCION DE
MERCANCIA-DINERO
D. Brading sostiene que la minería peruana estaría sustentada bajo el trabajo forzado,
mientras que la mexicana “los dueños del grueso de las minas novohispanas estaban
obligados a contratar trabajadores indígenas libres. En contraposición Carmagnani se
opone a inscribirla como libre.
En la etapa huayra del Potosí, uno de los grupos dominante de los primeros años
fueron los indios yanaconas (indios de carácter más libre), Benino y Capoche escriben
sobre estos indios con libertad de movimiento y elección económica: “como la fama de
la riqueza de este cerro fue divulgada por el reino, acudieron muchos indios
yanaconas…a la labor de sus minas”, indígenas que según Matienzo compondrían un
grupo de expertos mineros independientes de muy alto ingreso, pero para 1582, solo
quedarían unos 980 de ellos.
Este grupo es un fenómeno que brilla cuando los metales son ricos de ley y que
declina y desaparece cuando se imponen otros medios de producción, aun así
constituirían un grupo de verdaderos mineros profesionales con alta participación en
los beneficios de la plata.
En la huayra para 1553, los indios lupaqa se le impuso el pago de 2,000 pesos en oro
y plata, 500 vestidos cumbi y 500 de avasca 1,200 fanegas de chuño, el sembrado de
100 fanegas de papa... para 1559, se mantendrá igual el tributo textil, pero eleva a
18,000 pesos ensayados, representando un aumento del 75 por ciento, ¿Qué significa
ello?, que esta comunidad debe de mandar 500 productores campesinos a Potosí,
dando una menor producción agrícola.
En su turno minero, los mitayos consumen valores de uso, producción aldeana que no
pasa por el mercado, pero en esta etapa representan solo un 10 por ciento de todo
Potosí.
¿Y el resto?, ya vimos la existencia de los yanaconas y mitayos, Garci Diez escribe “se
mueren muchos de los indios que van cada año…otros se quedan allá amancebados o
se vuelven a casar otra vez”. Potosí tiene su población fija a la que se le suma la
elección de algunos indios de quedarse allí, quizás por la presión global del nuevo
sistema, quizás por la atracción del asiento minero por la participación que les brinda
la huayra.
Los varas y punkus “…a su propia costa llevan sus barretas…y cuando se sacaban los
metales ricos, por serlos se les vendía el metal y lo demás de lampos y tierras se lo
llevaban gracioso en recompensa de la dicha su costa de trabajo….si no había
metales ricos, lo que sacaban se lo quedaban para ellos”, nos permite dar cuenta de la
existencia de equipos mineros indígenas.
Hay además unos 3,000 indígenas que son productores y vendedores del soroche,
mineral plomizo que se funde en las huayras, por último los indígenas también
componen uno de los sectores más importantes de la economía minera, la producción
de combustible.
- El estado se apodera del 21.2 por ciento del total de la plata refinada a través
del quinto (impuesto directo a la producción)
- Los señores de las minas captan cierto valor del porcentaje productivo al
vender a los indígenas por plata la parte de su metal que se les es extraído.
- Los mitayos retiran una porción de plata, que sin entrar al sistema dinero-
mercancía pasa al grupo español en forma de tributo o renta de la encomienda
Esta etapa la podemos colocar como la fase de tránsito en la constitución orgánica del
sistema de la economía colonial peruana:
Aun así, la huayra no desaparece del todo, si bien llegarían a encontrarse según
Capoche unos 6,497 hornillos, el padre Acosta escribe en la etapa azogue “…si llegan
a mil o dos mil, será mucho…”, su desaparición habría sido del orden del 70 por
ciento, para 1573 producían 145,149 pesos ensayados, en 1584, produjeron 63, 385
pesos ensayados.
Con la llegada del azogue y el jornal, este nuevo sistema salarial manifiesta dos
categorías de trabajo, el compulsivo y el voluntario
Debemos tener en cuenta que la suma de los jornales anuales de los trabajadores
mineros voluntarios, no sobrepasa en modo alguno los valores de uso que produce la
familia campesina en una tercera o cuarta parte del tiempo anual, por tanto ha de
necesitarse una coacción exterior, por ende, seria Toledo quien incrementaría el
tributo de 20 mil pesos ensayados (cubierto por solo 500 hombres), a 35,200 pesos
ensayados, lo que requiere 2,200 hombres en la mita anualmente.
Se conoce que cada mitayo debe entregar, al cabo del turno de cuatro meses, 18
pesos ensayados, la relación entre la renta monetizada de la encomienda y trabajo
compulsivo en la materia resulta transparente: el 88 por ciento del salario monetario
que fija la ordenanza para el mitayo (orden de 2 pesos por semana), es pura
apariencia para el trabajador, puesto que asume la forma de renta en la encomienda.
De dicho salario, el encomendero percibe 65.09 por ciento, doctrineros 17.72 por
ciento, corregidores, defensores de naturales y justicias 12.48 por ciento, caciques y
hospitales indios 4.7 por ciento.
La importancia de la corpa
La corpa consiste en una costumbre de hurto de los mineros indígenas como plus de
su jornal, dándose en la época de Toledo, un gran debate sobre su legalidad o
ilegalidad, ya que, representaba nada menos que un cuarto o 25 por ciento de todo el
mineral extraído de Potosí.
La primera etapa que dura hasta 1575, se encuentra dividida en dos fases, la primera
que va hasta 1550, hay un tipo de encomienda donde el volumen del excedente
campesino carece de cuotas normativas, la búsqueda de oro y plata se reduce al
pillaje de lo atesorado o bien a la práctica de una minería superficial, que solo araña la
tierra y cuyos requerimientos de medios de producción no rebasa el nivel de recursos
obtenidos de la propia encomienda, los efectos graves de dislocación indígena en esta
etapa, pareciera estar dados por la ininterrumpida serie de campañas militares, pero
sus efectos, tanto minería como campañas militares, parece estar circunscripto
geográficamente a aquellos lugares cercanos al camino real.
Las condiciones técnicas, el ritmo y la distribución del tiempo entre el trabajo necesario
y el excedentes, son calcos del calendario agrícola y del modo de organización
indígena, aunque se impone un sistema económico que transforma los excedentes del
valor de uso de las comunidades en mercancías, la nueva circulación mercantil no
desintegra todavía la antigua cohesión de las aldeas campesinas, las modificaciones
son solo de grado.
La mayoría de los indios se encuentran trabajando en las minas, tambos, villas y han
ido perdiendo las tierras para sus chacras y sementeras además de que “de ordinario
siembran poco por ser haraganes”.
La demanda agrícola del principal mercado (Potosí) se halla cubierta por las cosechas
de las “empresas” españolas, la monetización directa que Toledo introdujo en la renta
de la encomienda, fue una de las medidas que ayudaría a la alteración radical de la
forma general de la producción agraria.
A nivel de PN, las escalas de producción aldeana están dadas por la capacidad de los
productores adultos del grupo para obtener los medios de subsistencia que equivalga
al total de individuos y su nivel de consumo, la crisis demográfica que se da en la
etapa colonial, señala la caída tendencial del PN.
Cuando la minería basada en el azogue crea una gran necesidad de trabajo excedente
y cuando el impulso que suscita el auge de la producción de plata, aparece otra
necesidad insaciable de trabajo excedente en el sector agrario, el estado impondrá a
los campesinos el sistema general de trabajo forzado.
A poco de ascender al virreinato, Toledo diseña los elementos y problemas principales
que están presentes en la crisis económica general:
l)El estado comienza a ejercer control directo sobre la fuerza de trabajo de las aldeas a
partir de la instalación de la autoridad del corregidor que está por encima del aparato
de poder comunal y de la presión y control de los grupos españoles, privados o
religiosos. Controlando el reparto estacional de trabajo campesino a las empresas
españolas, el estado se atribuye un mecanismo para ejercer la coacción sobre las
aldeas y sobre el bloque social dominante.
ll) La transferencia de fuerza de trabajo a las empresas agrarias españolas, con la mita
agraria, el trabajo necesario y el excedente quedan por completo des-identificados, en
el sentido de los territorios, de los tiempos y de las condiciones de producción. La
comunidad pierde el control que ejercía sobre el trabajo sobrante, ya que toda la
dirección y control del proceso de producción del excedente se trasfiere a los
empresarios españoles. Esta nueva área de empresas agrarias es la que desarrolla
fundamentalmente la reproducción ampliada mercantil y condiciona la expansión del
mercado interno.
lV) el estado determina la medida del salario el cual puede tener dos destinos: formar
parte de la encomienda o puede significar un ingreso familiar, ya sea en alimentos,
tejidos o un medio de pago dentro el comercio coactivo que introduce el corregidor,
cosa lógica en lo textil, si pensamos que se desliga a la familia campesina de la
producción de autoabastecimiento textil para extender el tiempo de trabajo excedente.
Con la generalización del sistema de la mita el ciclo anual de trabajo campesino es un
integral compuesto de tres formas: