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POLÍTICA INTERIOR

La política interior del reinado de la reina Victoria está dirigida por esa filosofía peculiar del
Reino Unido, que consiste en avanzar de manera lenta, aceptando reformas, para que los
radicales no tomen el poder. Por esta conocida “moderación inglesa”, la monarquía inglesa
mantuvo su prestigio durante el siglo XIX, y el Reino Unido supo mantenerse como primera
potencia, sin verse afectado por las revoluciones que afectaron a otros países europeos.
Así que la palabra clave para entender esta época de relativa paz interna es moderación,
por parte de la reina, que no ocultó su preferencia por el partido conservador (tories), y sus
discrepancias con los whigs, los liberales. Esto es claramente un signo de que la
democracia inglesa no era plena, ni mucho menos, pero los pasos que se fueron dando,
permitieron que la democracia parlamentaria se fuera asentando en Inglaterra como la única
forma de gobierno posible y útil.
De hecho, podemos decir que la época victoriana comienza incluso antes de su mandato
(1837): cinco años antes, en 1832, se había hecho la primera reforma del sistema electoral,
dando sufragio a los distritos urbanos, reconociendo así que Inglaterra ya no era un país
rural, sino que el poder económico, estaba en la ciudad, con el afianzamiento de Revolución
Industrial.
Durante todo su reinado, los whigs (liberales), y los tories (conservadores) se mantuvieron
en el poder, como en un “tira y afloja”, manteniéndose la cuerda firme, y como hemos dicho,
sin los grandes sobresaltos que afectaron a otras potencias europeas.
Gobiernos liberales hasta 1848.
Liderados por Palmerston y Gladstone, los gobiernos liberales consiguieron favorecer a la
burguesía urbana, y al sector industrial, eliminando por ejemplo, los aranceles
proteccionistas sobre el trigo. Esto favoreció que se pudiera importar trigo a bajo coste,
haciendo que el coste de la vida fuera menos caro.
Gobiernos conservadores de Peel y Disraeli.
Los conservadores también se vieron forzados a aumentar el sufragio universal, porque era
el único modo posible de mantener la afección del pueblo por la monarquía, y en 1867,
consiguió otra reforma electoral que ya era considerada democrática.
Gobierno liberal de Gladstone.
Gladstone, rival del conservador Disraeli, se dedicó a afianzar las reformas de la ley de
1867, y una nueva reforma electoral en 1884, consiguió que cinco millones de británicos
pudieran ir a las urnas. También presentó la Home Rule, que le daba autonomía a Irlanda, y
que fue la principal causa de su derrota política. La cuestión irlandesa, de hecho, fue la que
propició la escisión del partido de los whigs, y el nacimiento del partido laborista, que ya no
defendía los intereses burgueses, sino los intereses de los trabajadores. Gladstone, de
hecho, es conocido por su oposición al socialismo.
Pero Gladstone también es conocido por su oposición a la iglesia, la anglicana, en el caso
del Reino Unido, y en 1869 consiguió la separación del Estado de la Iglesia Anglicana. Esto
favoreció la educación, porque los maestros ya no tenían que pertenecer a la Iglesia,
creándose una escuela aconfesional, y dando al Reino Unido el liderato mundial en tasas de
alfabetización.
Gobiernos conservadores de la última etapa victoriana.
Los últimos años del reina de Victoria se caracterizan por el predominio de los
Conservadores en la Cámara de los Comunes, y por la crisis económica. El Reino Unido
finalmente, aunque nunca abandonó su liderato mundial, se vio alcanzado por potencias
como Estados Unidos o Alemania.
1832 Reforma electoral

1833 Abolición de la esclavitud

1834 Protección a los pobres

1838 Nace el cartismo, movimiento social por el que se reivindican los derechos de
los trabajadores.

1846 Abolición del proteccionismo al trigo

1867 Reforma electoral por la que los trabajadores especializados pueden votar

1871 Se legalizan los sindicatos (defensores de los obreros)

1884 Home Rule

1891 Educación gratuita para todos los menores de 10 años

POLÍTICA EXTERIOR
La política exterior británica se basaba en un principio muy sencillo, mantener la idea del
equilibrio propuesto por el Congreso de Viena de 1815. Mientras ninguna potencia en el
continente se expandiera, Inglaterra conservaría su posición de dominio.
Por eso, su primera intervención en Europa fue junto a Francia y el Imperio Otomano, para
intervenir el expansionismo ruso en Crimea.
Exceptuando este asunto, Inglaterra comenzó entonces lo que se conoce como su
espléndido aislamiento, que consistía en ceder a Francia todos los líos territoriales del
continente, mientras Inglaterra se ocupaba de su propio y poderoso Imperio colonial. Por
tanto, sus enfrentamientos con las potencias europeas, se producirían a partir de entonces
en territorios coloniales lejanos.
El Imperio Británico fue el elemento que cohesionó al país con su monarquía. El Imperio
no solo era parte de la expansión de su raza, sino el motor económico de su industria. La
joya de la corona fue la India, y el título de emperatriz de la India que se le dio a la reina
Victoria, es el símbolo de todo este poderío.
El dominio sobre la India no fue fácil, ya que en 1858, tuvieron que sofocar la rebelión de los
cipayos, en contra del predominio de la Compañía de las Indias Orientales. Como
respuesta a la rebelión, Inglaterra suprimió la compañía, y la India pasó a formar parte del
gobierno británico, conocido como el raj.
Otra zona clave para entender el dominio colonial inglés fue Egipto. En 1875, los ingleses
compraron acciones del canal de Suez, aprovechando las dificultades del país africano para
liquidar deudas; luego ocuparon las tierras adyacentes al canal de Suez, hasta que en 1882,
Egipto pasó a convertirse en un protectorado inglés.
La doble moral victoriana, que consiste en que de cara a los demás uno lleva una vida
familiar, recatada, y por otra parte, de manera escondida, proliferaban la prostitución, las
orgías, y el consumo de opio, llevó a Inglaterra a luchar contra China, ya que aunque el opio
estuviera mal visto (la propia reina lo consumía), el opio era una fuente de enriquecimiento
económico, y ya se sabe, business is business; así que cuando el Imperio Chino se dirigió a
los ingleses, pidiendo que dejaran de comercializar con esta sustancia, Inglaterra comenzó
su Primera Guerra del Opio, con la que no solo consiguieron mantener el comercio de
opio, sino que también se quedaron con la isla de Hong-Kong. Hubo una Segunda Guerra
del Opio, con la que los ingleses consiguieron que China tuvieran que indemnizar a los
comerciantes ingleses, y con la que también consiguieron que la ciudad de Pekín, hasta
entonces cerrada, se abriera al comercio británico.
Al mismo tiempo, Reino Unido receló de Francia, que empezaba a expandirse por el sureste
asiático, así que se hizo con Birmania en 1886, y con el centro y sur de Malasia entre 1870
y 1885.
En Sudáfrica, los intereses británicos chocaron con los boer, colonos neerlandeses
asentados el sur de África que se negaron a aceptar el dominio británico. Y es que el sueño
británico era conectar Ciudad del Cabo con El Cairo, es decir, crear un eje norte-sur, que
chocaba claramente con los intereses franceses de crear un eje oeste-este.
Pero los últimos años del Imperio Británico se vieron ensombrecidos por la crisis
económica, y por la ruptura del equilibrio europeo con el que hemos empezado. Había
nacido una nación: Alemania, que poco a poco rompía ese equilibrio que tanto favoreció al
Reino Unido. Se impuso la Realpolitik, realismo político, con el que se abandonaban
principios morales por intereses. Otto Von Bismarck impuso su política de aislamiento a
Francia, derrotada en Sedán (1870), y todos los países comenzaron un rearme.
La reina Victoria moriría en 1901, recién empezado el siglo XX. La época victoriana ya era
historia, y el dominio británico en el mundo, había terminado.

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