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Corporación Universitaria Minuto de Dios


Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Filosofía
Metafísica
Relatoría

Presentado por: Daniel José Álvarez Mojica

Dentro de la siguiente relatoría se presentará la crítica elaborada por F. Nietzsche a la


metafísica. Para ello, se han considerado los textos Crepúsculo de los ídolos, Fragmentos
póstumos (Vol. IV), Nietzsche (de M. Heidegger) y Mas allá del bien y del mal.
Antes de comenzar, quisiera exponer brevemente algunos aspectos de la visión y
comprensión metafísica de este autor. Para él, la metafísica es un gran error y es digna de
superación, porque se ha encargado de desvitalizar la existencia y ha sido una elaboración
compuesta de un mundo imaginario no necesario; es gracias a la metafísica que se llega al
nihilismo, del cual será, en “esencia”, un defensor en forma, puesto que, reconoce que gran parte
de los conocimientos acerca de la realidad y la vida misma están mal por considerar elementos,
ideas o nociones metafísicas, la cual históricamente ha influido en el pensamiento de muchos
hombres y/o filósofos, y el problema es: la falta de sentido, pero ya profundizaremos en ello más
adelante. Por el momento daré paso al trabajo de Heidegger acerca de Nietzsche.

En el texto de Heidegger, se puede ver un profundo estudio y comprensión del autor sin
dejar de lado la perspectiva propia del autor que considera un punto de vista parecido, pero desde
el cual, esta vez, se hace una crítica al olvido del ser por un enfoque en los diversos entes. Lo que
intenta hacer Heidegger es mostrar cómo Nietzsche se convierte en la noche de la metafísica de
Occidente al llevar a cabo una crítica radical de la metafísica tradicional y plantear una nueva
interpretación del ser como voluntad de poder1. El autor del Nietzsche parte de la tesis de que la
metafísica occidental se ha caracterizado por una concepción dualista del ser, de la realidad, que
distingue entre el ser verdadero, eterno e inmutable, y el ser aparente, temporal y cambiante
(comparación que caracteriza y reduce al ser y a la realidad en desechables dentro del mundo en
el que vivimos).

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Concepto que describe la fuerza interna que impulsa a todo ser vivo a afirmarse, a superarse, a crear y a dominar.
Se trata de no solo de una instancia de supervivencia, por el contrario, se trata de un deseo de expresar
individualidad y sentido de la vida.
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Esta concepción se remonta hasta los filósofos de la antigua Grecia, con especial enfoque
sobre Platón, quién estableció la diferencia entre el mundo inteligible de las ideas y el mundo
sensible de las cosas. Heidegger sostiene dentro de su escrito que esta diferencia se ha mantenido
a lo largo de la historia de la filosofía, bajo distintas formas y nombres y que ha determinado la
comprensión del ser humano, de la verdad, de la moral, de la religión y de la historia; esto es
preocupante porque demuestra un gran vacío que se genera sobre la auténtica y necesaria
comprensión del mundo, lo que repercute en cómo se asume el mismo y como se adopta una
postura dentro de éste.

Nietzsche, según Heidegger, lleva a la metafísica de occidente a su fin al cuestionar sus


presupuestos y consecuencias. Este primero denuncia que la metafísica ha sido una forma de
negar la vida, de escapar de la realidad, de imponer valores ficticios y de someter al hombre a
una moral esclavizante; no solo hace eso, sino que también propone una inversión de todos los
valores establecidos por la metafísica, y una afirmación de la vida como voluntad de poder, como
un signo del superhombre que ha dejado atrás las falsas concepciones y las falacias. Este
concepto de voluntad de poder es también el modo de conocer la realidad, que no se basa en la
correspondencia con un ser fijo e inaccesible, sino en la interpretación y la perspectiva. La
voluntad de poder es, finalmente, ese criterio necesario para establecer nuevos valores, que no se
fundan en una moral universal y abstracta, sino en una ética individual y concreta.

Ahora, si bien Heidegger no se limita solo a exponer la filosofía de Nietzsche, también la


somete a una crítica desde su propia perspectiva. Él afirma que Nietzsche, a pesar de su
radicalidad, no logra superar la metafísica, sino que la repite bajo una nueva forma: Nietzsche
sigue pensando el ser como un ente, como una sustancia, como una cosa, y lo reduce a la
voluntad de poder. Heidegger sostiene que Nietzsche no se pregunta por el sentido del ser, por el
origen y el destino del ser, por la diferencia entre el ser y el ente y debido a esto, propone una
ontología fundamental, que se ocupe de la cuestión del ser, que no lo identifique con ningún ente,
que lo piense como el acontecimiento que da lugar a la manifestación de los entes, que lo
interprete como el tiempo y el espacio. En síntesis, de este primer fragmento abordado, es claro
señalar que Heidegger considera que Nietzsche como el último paso moderno en el campo de la
metafísica pero a su vez, también como el puente hacia un nuevo pensar, que se abra
al ser como tal.
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Hasta este punto, se puede ir esbozando la figura que toma Nietzsche como filosofo que
se pregunta por la metafísica en pleno siglo XX, y de hecho, una de las frases que más ayuda a
comprender la radicalidad de su pensamiento es: “Dios ha muerto”, pero ahora quiero entonces,
dar paso a la comprensión de otro de sus textos para seguir dando forma a su trabajo en torno a la
metafísica, la búsqueda de sentido después de la superación de esta y la reelaboración del mundo
como búsqueda de verdad y necesidad existencial para dar sentido a la vida.

En los fragmentos póstumos podemos encontrar varios elementos que el Diego Sánchez
(autor) rescata acerca de la postura crítica de Nietzsche; estos fragmentos son escritos entre
1886-1887, años de grandes cambios en territorio europeo. El escrito que elabora Sánchez busca
brindar una mejor comprensión de la concepción de Nietzsche sobre la relación entre el
conocimiento y la vida, y su crítica a la metafísica y a la ciencia.

Nietzsche parte de la idea de que el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino un


medio para la conservación y el aumento de la vida. Por ello, el conocimiento es una forma de
expresión de la voluntad de poder, que es el impulso fundamental que anima a todo ser vivo a
crecer, dominar y crear. El conocimiento, entonces, no es una representación fiel de la realidad,
sino una interpretación que se adapta a las necesidades y los intereses de cada individuo o
especie y por eso, no hay una verdad única y objetiva, sino múltiples perspectivas que varían
según el punto de vista y el grado de poder; es decir, no hay de por sí, una sola información útil a
una sola población sino que con el paso del tiempo y elementos preexistentes o preelaborados ya
hay contenido que se crea, información que se percibe y recibe con el fin de tener utilidad para la
existencia en la realidad.

Nietzsche, más adelante en su postura, critica a la metafísica y a la ciencia por pretender


alcanzar una verdad absoluta y trascendente, que se basa en conceptos abstractos y universales,
como el ser, la causa, la sustancia, la ley, etc. Estos conceptos son ficciones que simplifican y
falsean la realidad, que es dinámica y compleja. Con esto, es claro entender que la metafísica y la
ciencia son formas de negar la vida y la voluntad de poder, pues suponen una renuncia a la
creatividad y a la diversidad, y una sumisión a un orden fijo e inmutable.

Nietzsche propondrá una nueva forma de conocimiento que sea consciente de su carácter
relativo y perspectivo, y que se oriente a la afirmación de la vida y la voluntad de poder: este
nuevo tipo de conocimiento no busca la certeza ni la seguridad, sino el riesgo y la aventura pero
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no como una experiencia no con una actitud insensata, sino por el contrario, centrada y enfocada
en la existencia y el rol que se asume con ella, dentro de ella, desde ese ser que se había
olvidado. Nietzsche no se basa en conceptos rígidos y generales, sino en intuiciones singulares y
concretas; no se somete ni pretende someter a ninguna autoridad ni dogma, sino que se atreve a
cuestionar todo lo establecido; el nuevo conocimiento, es propio también de la figura del
superhombre; este conocimiento es el que practica el auténtico filósofo, que es un espíritu libre,
un creador de valores, un artista de la palabra.

Por último, quiero hablar acerca de la postura de Nietzsche en su obra Más allá del bien y
del mal, considerando en especial el prólogo, pero también un acercamiento al libro en general
que da ideas buenas que se relacionan con su objetivo con su trabajo.

Nietzsche, en la introducción de su libro, en sus inicios, habla acerca de provocación:


supone que la verdad es una mujer y que los filósofos han sido incapaces de seducirla y, al hacer
tal afirmación, lo que quiere es criticar la actitud dogmática y pretenciosa de los filósofos que
han afirmado poseer la verdad absoluta y universal lo cual, con lo explicado con anterioridad en
este texto, queda claro el porqué de la falla en ello. Nietzsche sostiene que la verdad es relativa y
perspectiva, y que depende del contexto histórico, cultural y psicológico de cada individuo lo que
pueda hacer con esta. En consecuencia, los filósofos debieran ser más humildes y honestos, y
reconocer sus propios prejuicios y limitaciones.

Entrando en materia de lo que compete mencionar, la primera sección del prólogo de su


obra es para exponer su método filosófico, que consiste en desenmascarar las falsedades y
contradicciones de las ideas tradicionales. Para ello, se vale de la ironía, el sarcasmo y el
aforismo, que son formas de expresión breves y agudas que buscan impactar al lector y provocar
su reflexión; Nietzsche se considera a sí mismo como un espíritu libre, es decir, alguien que no
se somete a ninguna autoridad ni dogma, y que se atreve a cuestionar todo lo establecido. Su
objetivo es liberar al hombre de las ilusiones y supersticiones que lo esclavizan, y estimular su
voluntad de poder, que es el impulso vital que lo lleva a crear y afirmar sus propios valores.

Luego de dar este primer gran paso, da paso a la segunda sección, en la que se propone
elaborar una crítica a la filosofía platónica, que ha influido en gran medida en la cultura
occidental. Para él, Platón cometió el error fatal al separar el mundo en dos esferas: la de las
ideas, que sería el ámbito de lo verdadero, lo bueno y lo bello; y la de los fenómenos, que sería el
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ámbito de lo falso, lo malo y lo feo. Para Nietzsche, esta distinción es artificial y perjudicial,
pues niega la realidad y la vida, que son dinámicas, complejas y contradictorias. Además, Platón
instauró una moral basada en el bien y el mal, que supone una negación de la voluntad de poder
y una subordinación a un orden trascendente, a un probable dios que con el paso del tiempo,
desde la visión de Nietzsche, se consolida en especial con la religión judeo-cristiana, pero
también en otros sistemas de creencias y símbolos opresores; para él, es crucial superar esta
moral y buscar una más allá del bien y del mal, que sea acorde con la naturaleza humana y sus
múltiples posibilidades.

En mi opinión, el trabajo elaborado por Nietzsche tiene todo el sentido del mundo pero,
tiene un punto de quiebre y es que se enfoca solamente en el sujeto, tal y como lo decía
Heidegger (llegándose a convertir en una visión muy egoísta del sentido y propósito de la
existencia), lo cual limita y condiciona a mi parecer, absolutamente, el sentido completo de la
metafísica, que no solamente se ha enfocado o trabajado en el aspecto religioso y simbólico sino
que también busca, en cierta manera, darle un sentido al hombre que está en estrecha relación
con el ser. El nihilismo al que conduce su pensamiento tiene elementos buenos e importantes
para construir conocimiento en la actualidad pero tampoco se puede prescindir absolutamente de
la importancia del ser en relación con el ente puesto que no se trata de superar a partir de la
eliminación de conceptos sino de la reestructuración de los mismos para una correcta
comprensión de las dinámicas del mundo en la actualidad, y es por eso que desde mi punto de
vista Nietzsche tiene mucho que rescatar pero a la vez también mucho que evaluar puesto que
fue un hombre complicado resentido y loco en cierta medida; ya habrá autores posteriores que
harán una corrección pequeña de los detalles modificables de su teoría como Heidegger o
Gadamer. Definitivamente sí tenía razón en que hay que volver al hombre para poder
comprender y asumir una actitud frente a la metafísica actual, que requiere ciertamente superar
las nociones contaminadas del medioevo, y que necesita replantearse muchos conceptos para
poder efectivamente hacer una comprensión de la realidad que no solo medite acerca de los
intereses particulares sino que puede hablar con apropiación acerca de la existencia y el rol que
asumimos dentro de ella, vinculados con un ser que no se expresa solo en figuras
trascendentemente desechables.
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Bibliografía
Nietzsche, F. (2005). Más allá del bien y del mal. Prólogo (p. 22-75). Trad. A. Sánchez Pascual.

Madrid. Editorial Alianza.

Nietzsche, F. (1989). Crepúsculo de los ídolos (p. 45-52; p. 61-70; p. 77-84). Trad. A. Sánchez

Pascual. Madrid. Editorial Alianza.

Sánchez, D. (1885-1889). Fragmentos Póstumos Vol. IV (p. 181; 227-238). Trad. J. L. Vermal y

Juan B. Llinares, Madrid. Editorial Tecnos.

Heidegger, M. (2013). Nietzsche. Trad. J. L. Vernal. Barcelona. Editorial Ariel.

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