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El Nihilismo dentro de la obra de Nietzsche.

Moré, Dante Nicolás


Correa Rey, Agustín

Introducción

En este informe nos proponemos investigar acerca de uno de los puntos centrales dentro de la
filosofía de Friedrich Nietzsche, el Nihilismo, buscando diferenciar sus especies y
fundamentar porque podemos considerar al autor dentro de esta corriente de pensamiento y
especificar qué papel juega la misma en el pensamiento del autor alemán. Para iniciar este
recorrido conviene hacer una descripción del concepto de nihilismo en sentido general,
partiendo de la etimología qué viene del latin “nihil” qué significa nada y el sufijo “ismo” qué
indica doctrina creencia o postura ante la vida, de lo cual podemos inferir qué el nihilismo
consiste en una doctrina qué profesa qué todo carece de sentido, qué sobre el todo de la
realidad reina la nada.

Desarrollo

Este término, aunque no fue acuñado por Nietzsche, obtiene en el filósofo una estructuración
conceptual la cual se manifiesta en las diferentes críticas que este autor lanza hacia la
tradición filosófica y al cristianismo, en cuanto a la primera los que más perjudicados se ven
ante la postura de Nietzsche son Socrates y Platón porque ataca sus nociones de verdad
absoluta, y en tanto al cristianismo sostiene una crítica a la moral religiosa basada en valores
trascendentales. Como bien sabemos Socrates y Platón planteaban una división de la realidad
en dos planos, un mundo sensible, constituido por materia, y un mundo trascendental,
constituido por ideas, esta división establece además una jerarquía ontológica de la cual el
mundo sensible o corpóreo ocupa el escalafón más bajo por no ser más que una emanación o
reflejo del mundo trascendental, el cual vendría a oficiar como fuente, origen y fundamento,
además lo corpóreo tiene la característica fundamental de estar en movimiento, impidiendole
ser el soporte de algo, y por otra parte lo eidético se mantiene inmovil, permitiendo y
evidenciando a las ideas o verdades como sostén absoluto de la realidad. A estas ideas
Nietzsche las critica porque considera qué no hay tal cosa como un mundo trascendente y a
raíz de eso que la verdad no es algo fijo y eterno, sino que está sujeta a interpretaciones,
perspectivas y cambios, estas “verdades” están sujetas a los hombres que las formulan y a sus
intereses, por lo tanto no pueden ser caracterizadas de absolutas. En cuanto al cristianismo, el
foco de las críticas será la moral religiosa, a saber, las concepciones de bien y mal, las cuales
nos fueron dadas ex profeso por Dios, es decir, son valores trascendentes, y consisten en una
clara división entre el pecado y la virtud, considerando como virtuoso valores tales como la
humildad, la obediencia, la sumisión, en otras palabras, en dar la otra mejilla, en cambio el
pecado sería lo opuesto a las virtudes, el egoísmo, el orgullo, la rebeldía, etc. Ahora bien,
según Nietzsche, esto no hace más que promover la culpa mediante la introyección del
pecado, lo cual deviene en despreciar los impulsos e instintos primarios de los individuos,
sometiendo la propia voluntad a lo qué el autor llama moral de esclavo y negando el valor
intrínseco del mundo terrenal.
Ahora bien como dijimos de estas críticas logra desprenderse una de las formas del nihilismo
tal como lo pensó Nietzsche, a saber, el nihilismo como herramienta crítica, no como una
mera negación de la verdad trascendente, sino como una etapa transitoria para la posterior
creación de sentido; desgraciadamente la forma del nihilismo que más ha trascendido de la
obra de Nietzsche es la de este como un fin en sí mismo, es decir, ya no como paso previo,
sino como pura crítica exenta de creación, lo cual nos conduce a la desesperación y
desorientación, esta es la forma de nihilismo de la cual Nietzsche nos previene y claramente
no comparte. Teniendo en cuenta esto podemos decir que el nihilismo tiene dos facetas, una
positiva y una negativa, la primera se caracteriza por no agotarse en sí mismo, sino que se
sabe transitoria, transformadora y creadora, y la segunda se caracteriza por solo reconocer la
falta de los fundamentos absolutos, volviéndose esteril y no produciendo nada.
La forma positiva antes mencionada se hace manifiesta en el camino diagramado por
Nietzsche con las metáforas “del camello, el león y el niño”, las cuales constituyen las
diversas transformaciones por las cuales debe pasar el ser humano para desarrollarse
plenamente. ¿Pero qué significan estas metáforas? Según el autor en el primer estadío somos
como camellos, esto quiere decir que como camellos cargamos las creencias, ideas, posturas,
etc, heredadas de nuestros antepasados, sin otorgar posibilidad a la crítica de las mismas y
adquiriendo meramente una postura pasiva ante dichas ideas, en un segundo estadío del
desarrollo humano, dejando atrás la sumisión ante la tradición, tornamos nuestro ser en un
león, esto quiere decir que como leones desechamos y destruimos todo lo que cargamos como
camellos, en esta etapa y dependiendo de cómo la veamos terminaremos en un nihilismo
positivo o negativo, a saber, si lo vemos como un fin en sí mismo, como pura destrucción
desembocamos en un nihilismo negativo, por otra parte si solo lo vemos como una
herramienta para la posterior instancia estaremos en un nihilismo positivo, y en última
instancia, en la cúspide del desarrollo humano está el niño, que vendría a simbolizar la
creación, el dotar de sentido a la realidad, es decir que como niños a partir del suelo yermo
dejado por el león podamos crear nuevos valores, estableciendo nuevos significados propios,
pero sin que estos se vuelvan absolutos o trascendentes.
La implementación del nihilismo en el desarrollo conceptual de Nietzsche, nos hace notar qué
hay algo más en el fondo, qué su pensamiento no se agota en el nihilismo, sino qué este es
simplemente un paso previo para una revalorización de la vida en sus términos concretos, en
otras palabras, es el paso previo a un vitalismo.

Conclusión

A modo de cierre podríamos decir, a partir de los conceptos desarrollados en el cuerpo del
texto que dentro de la filosofía de Nietzsche, el nihilismo ocupa un lugar central, pero no de
la manera que popularmente queda asociada esta corriente o concepto al autor alemán; ya que
como bien sabemos se tiene a Nietzsche por un acérrimo nihilista que afirma que nada tiene
sentido y está dispuesto a criticarlo todo, por el simple hecho de criticarlo, en cambio la
postura real de este autor es un vitalismo, a saber, una afirmación de la vida por sobre todo,
en la cual el nihilismo juega un papel secundario simplemente para deshacernos de las
falsedades que atestan nuestra realidad circundante, es decir una vez apartadas del camino las
corrientes que se esfuerzan por negar la vida inmediata (y la única realidad para Nietzsche),
habrá lugar para una afirmación plena de la vida concreta. Según Gonçal Mayos, un
especialista en Nietzsche:

Pues para Nietzsche, el nihilismo es siempre, en todo momento y en última instancia


un decir y un hacer en contra de la vida. Pero no una vida elevada a un nuevo ídolo,
constituida en un nuevo mito, convertida en una nueva trampa (como en la tradición
metafísica). (Mayos, 1998, p.7)
Esta es la única razón de Nietzsche para las críticas que lanza hacia el platonismo y la moral
religiosa, puesto que la primera como bien afirmamos anteriormente, se ocupó de inventar,
según Nietzsche, una realidad más allá del mundo concreto, la cual a su vez era considerada
más valiosa que la realidad material y sensible, lo que originó un desperdicio de la vida
(concreta) a partir de la consagración de la misma hacia un plano trascendente, y la segunda
es una continuación de ese tipo de ideas sobre lo trascendental, reduciendo el valor de lo real
y concreto de la vida, produciendo una disociación de los impulsos naturales considerándolos
negativos para la humanidad y así controlarlos, reduciendo la voluntad de poder de los
individuos, utilizando como señuelo la promesa de la vida eterna en el paraíso. Ahora
dejamos claro, a partir de lo mencionado, qué las críticas Nietzscheanas tienen un fin más allá
de las mismas, el cual es la afirmación, en una posterior instancia, de la vida, la única qué
tenemos.

Bibliografía:

–Nietzsche, Friedrich (2008). La genealogía de la moral. Buenos Aires, Alianza.

–Nietzsche, Friedrich (1998). Nihilismo: Escritos póstumos. Península. Presentación de G.


Mayos.

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