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PRAXIS FILOSÓFICA:
demandas y necesidades sociales del
ejercicio filosófico en la actualidad
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La filosofía como praxis y la praxis de la filosofía
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
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La filosofía como praxis y la praxis de la filosofía
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
Ontología de la pluralidad
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
Es casi una convicción general que el mundo actual nos presenta im-
portantes desafíos éticos, es decir, relevantes cuestiones vitales humanas
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
La técnica
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La lucha social
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
La libertad comunicativa
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La filosofía como praxis y la praxis de la filosofía
La especialización científica
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
El gran reto para la filosofía en este campo es tomar parte en los diá-
logos interdisciplinarios desde su propia especificidad. El diálogo entre las
ciencias y la filosofía es hoy sumamente fecundo. La filosofía no puede
pretender estar aislada en su discurso, sino que tiene que exponerse a
la confrontación con los otros saberes y al enriquecimiento mutuo dialó-
gico. “Un filosofar dialógico o ‘multilógico’ es necesario para asegurar la
pluralidad de perspectivas; la discusión multilateral, para la confrontación y
para corrección recíproca entre los científicos especializados, los filósofos
y los prácticos” (Lenh, 1982, p. 20). A su vez, la filosofía puede aportar
base conceptual al desarrollo de las diversas ciencias, e incluso una mayor
democratización de la filosofía puede conducirnos de una filosofía de la
ciencia a una ciencia filosófica, entendida esta como una forma específica
de racionalidad científica con motivos altamente filosóficos.
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
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Primera parte: La praxis filosófica y su contexto actual
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La filosofía como praxis y la praxis de la filosofía
Tenemos que distanciarnos del tipo de papel que los filósofos han com-
partido con los sacerdotes y los sabios, para adquirir un papel social que
tiene mucho más en común con el ingeniero o con el abogado. Mientras
que los sacerdotes y los sabios pueden determinar de antemano lo que
tienen que hacer, los filósofos contemporáneos, como los ingenieros o los
abogados, tienen que averiguar lo que necesitan sus clientes… podemos
añadir que la filosofía no puede de ningún modo terminar hasta que los
fines sociales y culturales cambien. Tales cambios hacen que, gradualmen-
te, las descripciones de nosotros mismos y de nuestra sociedad se vuelvan
obsoletas. Crean la necesidad de un nuevo lenguaje en el que formular
nuevas descripciones. (Como se citó en Rorty, 2005, p. 25)
Junto a ello, Rorty identifica más la filosofía con la praxis del narrador
o del poeta que pueden acercarse creativa y libremente a temas referi-
dos a la realidad, al hombre o al lenguaje sin recurrir necesariamente a
estipulaciones lógico racionales o a discursos con pretensiones de verdad
universal, sino más bien al lenguaje provocativo, aproximativo y siempre
contingente. En últimas, el filósofo de la contemporaneidad, que en
realidad es un post-filósofo, es aquel cuyo pensamiento es circunstancial
y auto refutable en el sentido en que siempre se está rebatiendo a sí
mismo y superándose permanentemente desde la propia instancia del
pensador y luego en la conversación social en la que entra en el juego
de la refutación, la contradicción y la impugnación, con lo cual se logra el
rechazo de toda teoría, de un conocimiento estable o de una verdad cons-
truida o adquirida. El pensar vive así radicalmente la pura contingencia
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Referencias
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