Está en la página 1de 39

CONTEXTO ECONÓMICO INTERNACIONAL,

ECONOMÍA ARGENTINA
Y SU RELACIÓN CON EL FMI.

PROFESOR: Gerardo Della Paolera


ALUMNO: Axel Adriel Peluso Nieto

Primera parte: Contexto económico internacional primera mitad del siglo XX.

Segunda parte: Fondo Monetario Internacional. Institución y funcionamiento.

Tercera parte: El rol de la Argentina en las guerras mundiales.

Cuarta parte: La relación entre Argentina y el FMI 1956-2006.

Quinta parte: Contexto actual (2016-2018)


CONTEXTO ECONÓMICO INTERNACIONAL
PRIMERA MITAD SIGLO XX.

Históricamente, la vigencia del Patrón Oro tuvo su apogeo entre 1872 y 1914 e imperó durante el
siglo XIX como base del sistema financiero internacional. La adopción internacional del sistema
aportó una gran estabilidad al sistema financiero mundial, debido a que proporcionaba una
inflación insignificante y un tipo de cambio fijo que era una bendición para el comercio
internacional. Dada esa estabilidad, fue una época de inevitable prosperidad, y así se mantuvo
durante el siglo XIX, desde las Guerras Napoleónicas hasta la Primera Guerra Mundial.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) los países beligerantes mantuvieron oficialmente
el Patrón Oro, pero en la práctica se apartaron de él .Los gobiernos necesitaron imprimir mucho
dinero fiduciario para financiar el esfuerzo bélico, sin tener la capacidad de respaldar ese dinero en
metálico.

Una vez terminado el conflicto, muchos países abogaron por volver al Patrón Oro. Se había vuelto
una necesidad para restaurar el equilibrio perdido, recordando la estabilidad que había permitido
el gran crecimiento durante la belle époque.

Durante la Conferencia de Bruselas en 1920 y la de Génova en 1922 se discutieron los problemas


de la economía internacional para tratar de conseguir una solución basada en la cooperación
internacional. Sin embargo, volver al Patrón Oro no era particularmente fácil. La inflación bélica
había provocado una disminución del poder de compra de las monedas, además, cada país tenía
distintos tipos de cambio. Por ende, volver al Patrón Oro significaría una devaluación coordinada de
todas las monedas. Entonces, no tardaron en surgir voces críticas en toda Europa, que llamaron a
un rediseño del sistema monetario.

En la Conferencia de Génova se termina de consagrar un sistema diferente, que se había empezado


a implementar al final de la guerra: “el Patrón Cambio Oro”. Bajo este sistema, la moneda de cada
país ya no estaba vinculada directamente al oro, sino a una moneda central definida y convertible
en dicho metal. Ahora las monedas de cada país no tendrían la necesidad de estar respaldadas
100% en oro, sino a una combinación de oro y estas monedas convertibles al oro. Solamente dos
monedas en ese entonces tenían el semejante respaldo en oro: la libra esterlina y el dólar. Ambas
monedas permitieron ampliar la base de los intercambios internacionales. Sin embargo, este
sistema encubría una distinción clave entre “divisas centrales” y “divisas periféricas”, en función de
su convertibilidad directa o indirecta en oro. Esta situación proporcionaba una posición privilegiada
y hegemónica al emisor de divisas centrales del sistema. Por dicha razón, el Reino Unido y Estados
Unidos fueron los mayores defensores de este sistema, en contra del Patrón Oro Clásico.

Al terminar de imponerse la libra esterlina y el dólar norteamericano como divisas centrales,


aparecía un sistema bicéfalo, con centros en Londres y Nueva York que competirían duramente por
el liderazgo financiero internacional.
El fin de la Primera Guerra Mundial había terminado con la hegemonía inglesa y los Estados Unidos
aparecía como un fuerte sucesor. Estados Unidos era el principal país acreedor del mundo, para
1922, se había establecido una cadena de pagos entre Europa y USA por una suma de 9000
millones de dólares.

De esta manera, UK veía crecer la competencia financiera norteamericana, que estaba sólidamente
asentada sobre reservas de oro que eran cinco veces superiores a las británicas. Por ello, en un
intento de la city de Londres por seguir siendo un gran centro, firmó la Gold Standard Act. el 13 de
mayo de 1925, que restablecía la convertibilidad de la libra en oro, a la antigua paridad de
preguerra: 3 libras y 17 chelines por onza de oro.

Este período se caracterizó por la falta de un liderazgo hegemónico. USA y UK contaban con
suficiente poder económico para serlo, no obstante ello, ninguno de los dos países se encontraba
en su momento de mayor esplendor económico. Gran Bretaña iniciaba su decadencia, mientras
Estados Unidos empezaba su ascensión como primera potencia mundial. Este hecho, junto con la
configuración de la estructura económica mundial a principios de siglo XX, implicaba que no había
un director de orquesta del sistema internacional.

La implementación de este nuevo sistema económico, de Patrón de Cambio Oro, nos conduciría a
otro problema. La debilidad de este sistema radicaba en que la transmisión internacional de una
crisis, podría hacerse de manera más rápida, fulminante y peligrosa que con el Patrón Oro Puro.

Por entonces, 34 países cubrían su emisión con oro y 25 habían adoptado el Patrón Cambio Oro,
aunque solamente 3 países eran centros de oro: Nueva York, Londres y Paris. Sin embargo, el
sistema no iba a durar mucho. Desde finales de 1929 se extiende la sombra de la Gran Depresión
por la economía norteamericana, y el mundo se vería azotado por una crisis sin precedentes por su
duración y gravedad.

El Crash Bursátil de 1929, fue permitido por la ineficiencia de la recién creada Reserva Federal
norteamericana (1913), transmitiendo sus errores al resto del mundo. Entre 1929 y 1933, la
cantidad de dinero nominal caería un 33%. Mientras, la recesión avanzaba por el mundo y se
traduciría en una cadena de quiebra de muchos países. Cientos de bancos alrededor de todo el
mundo se vieron afectados. Contexto de contracción económica, pesimismo generalizado,
estancamiento industrial y agrario, desempleo masivo, fuerte proteccionismo que restringió el
comercio internacional y auge de extremismos políticos con el inicio de la Segunda Guerra
Mundial.

El Reino Unido se vería prontamente afectado y experimentaría graves problemas en la Hacienda y


en las cuentas exteriores británicas. La desconfianza cundió sobre la libra, y empezaron retiradas
masivas de capitales. Finalmente, el 21 de Septiembre de 1931, el Reino Unido abandonaría el
Patrón Oro, produciéndose en los meses siguientes una depreciación de la libra en cerca del 40%
de su valor frente al dólar. Fue un momento particularmente problemático, cuando UK como
detentador de una moneda central abdica de sus obligaciones.

Estados Unidos también abandonaría el Patrón Oro el 20 de Abril de 1933, dejando caer el dólar.
Solamente Francia mantendría su apoyo al Patrón Oro y a la cooperación internacional. Sin
embargo, los especuladores entendieron que el franco quedaba sobrevalorado y se inició una
salida de capital (oro y divisas) que terminaría con la salida del franco del Patrón Oro en un tardío
1 de octubre de 1936. Entre tanto, muchos países del bloque oro tuvieron que abandonarlo.
Todos ellos, habían sido empujados por la depresión, agravada por la ortodoxia monetaria
impuesta a sus políticas económicas.

Durante la crisis, la implementación de tipos de cambio flotante, resultó ser lo más adecuado, para
cuando las economías son alcanzadas por shocks externos. Choudri y Kochin (1980) demostraron
que pequeños países, como España o Argentina, que mantuvieron la flotación entre 1929 y 1932
fueron relativamente poco afectados por la crisis internacional. Sin embargo, Bélgica, Italia,
Polonia, Holanda, etc., que establecieron una relación con el oro se vieron arrastrados por las
fluctuaciones de las grandes economías, que se apoyaban en ese sistema. Desde un punto de vista
neo keynesiano, se señala que la única respuesta a la crisis era liquidar el Patrón Oro y embarcarse
en políticas monetarias y fiscales expansivas.

Durante la crisis, hubo una falta de coordinación entre los centros de oro, justamente por lo que
habíamos comentado antes, la falta de un director de orquesta del sistema económico
internacional.

Entre 1931 y 1936 se experimenta una guerra de divisas a partir de una serie de devaluaciones
competitivas en busca de aumentar las exportaciones y reducir las importaciones. Aun así, la
estabilidad de los tipos de cambio siguió siendo un objetivo deseado. Con ese fin Francia, Reino
Unido y Estados Unidos firmaron un acuerdo, con el fin de estabilizar las monedas de sus naciones,
limitando la posibilidad de nuevas devaluaciones competitivas. Este acuerdo Tripartito, sería un
gran antecedente a lo que sería al acuerdo de Bretton Woods. En cualquier caso, a finales de la
década de 1930, la mayor parte de las monedas operaron en una flotación sucia, creándose fondos
de estabilización por doquier.

En 1939 con la invasión de Alemania a Polonia explota la Segunda Guerra Mundial. Para principios
de 1940, la estructura productiva de Europa se había visto seriamente dañada, por lo que
empezaron a aumentar las importaciones en todo el continente. Al mismo tiempo, con la capacidad
productiva desbastada, las exportaciones no pudieron aumentar y por ende estas nuevas
importaciones se tuvieron que empezar a pagar con reservas de oro o con algún tipo de préstamo.
Estados Unidos al estar en otro continente, distante de los conflictos armados de Europa y el
Pacífico contaba con un aparato productivo intacto. De este modo, USA se convierte en el principal
proveedor de bienes para los países europeos. Por lo tanto, todas las reservas europeas
terminaban en manos de USA. A medida que avanza el conflicto, Europa queda cada vez más
endeudada, mientras Estados Unidos seguía siendo su principal acreedor. Hacia el final del
conflicto USA contaba con el 72% de las reservas mundiales de oro.

Hacia 1944, el fin de la guerra estaba próximo y los países aliados se empezaban a preguntar cuál
sería el orden económico de posguerra. Ante esto, los países del mundo se juntaron en Bretton
Woods para responder esa pregunta.

Existía un consenso de necesidad de un nuevo sistema monetario internacional, que prevalecería


una vez terminada la guerra. No se quería repetir un nuevo Tratado de Versalles, que había
fracasado en el intento de solucionar la tensión política y económica tras la Primera Guerra
Mundial. Nadie quería repetir los mismos errores del pasado. El sistema de Bretton Woods se
diseñaría bajo la experiencia de toda la base política internacional compartida de las dos guerras
mundiales. Muchos de los mismos expertos que observaron el periodo de entreguerras, con el
deseo de evitar aquellos problemas económicos que germinaron la Gran Depresión y las sucesivas
consecuencias que llevó al mundo al mayor conflicto bélico de toda la historia, se convirtieron en
los arquitectos de un nuevo sistema unificado de posguerra en Bretton Woods.

Reparaciones de guerra:

En un principio al igual que en Versalles, los alemanes deberían pagar una cantidad enormemente
alta por reparaciones de guerra. Más adelante, hacia el final de la guerra, los aliados notaron lo
destruida que quedó Alemania. Los años siguientes serian de una dureza extrema, para una
economía completamente desbastada, con una enorme deuda casi imposible de pagar. Los aliados
terminaron cambiando sus políticas, y perdonaron al país germano una parte considerable de todo
aquel dinero. Por 2 razones: Al término de la guerra, los Estados Unidos comenzó un vigoroso
programa de recolección de los conocimientos tecnológicos y científicos alemanes así como todas
las patentes en Alemania. Por otro lado, buscaban contar con un país que les ayudara a combatir el
comunismo de la creciente U.R.S.S. e hiciera de «retén» ante su expansión.

Pacto de olvido:

Para que el mundo pudiera avanzar, y no recaer nuevamente en las memorias que llevaron a la
segunda guerra, había que olvidar el pasado. Para presentar el dilema de forma más cruda: “la
conmemoración puede ser aliada de la justicia, pero no es una amiga fiable de la paz, y el olvido sí
puede serlo”. Si bien nunca se formalizó, resultó esencial para el acuerdo político que unió
nuevamente a toda Europa después de la guerra.

Cooperación internacional:

Se deseaba evitar nuevamente este proceso de devaluaciones competitivas, por ende, era
necesario abordar la falta de cooperación entre países. La lección aprendida, según una frase de
Harry Dexter White: “la ausencia de un alto grado de colaboración entre las naciones lideres…
resultará inevitablemente en una guerra económica que será el preludio e instigador de una guerra
militar en una escala aún más vasta”.

Nuevo régimen monetario internacional: Tipo de Cambio Fijo contra el dólar.

Estados Unidos hacia el final de la guerra, contaba con grandes reservas de oro producto de los
saldos comerciales positivos de la guerra y el pago de deuda con oro de muchas naciones
involucrada durante el conflicto. Por lo tanto, toda esta entrada de oro contribuyó a la supremacía
de los Estados Unidos. Por lo tanto, el dólar estadounidense fue muy apreciado en el resto del
mundo y, por lo tanto, se convirtió en la moneda clave del sistema de Bretton Woods.

Para reforzar la confianza en el dólar, EE.UU acordó vincular el dólar con el oro. Fija la paridad de
u$s35 por onza de oro. De este modo, los gobiernos y bancos centrales podrían cambiar dólares
por oro. Al ser el dólar tan bueno como el oro, en Bretton Woods se establece un sistema de pagos
basado en el dólar. El nuevo sistema requería una moneda aceptada para la inversión, el comercio
y los pagos. Así, la moneda estadounidense se vuelve efectivamente la moneda mundial, con la que
se realizaría la mayoría de las transacciones internacionales. Por lo tanto, el dólar asumiría el papel
que el oro había jugado hasta la Gran Depresión.

Se sugirió un régimen de tipo de cambio fijo de todas las monedas respecto al dólar. Los miembros
debían establecer una paridad de sus monedas nacionales al dólar estadounidense. Una vez
establecida la convertibilidad, se debería mantener la paridad con una banda de más o menos el
1%, interviniendo en sus mercados de divisas (comprando y vendiendo dólares).

Los negociadores de Bretton Woods, recién salidos de la experiencia desastrosa de tipo de cambios
flotantes en la década de 1930 concluyeron que, las grandes fluctuaciones monetarias podrían
detener el libre flujo del comercio. Por ende, el libre comercio dependería de la libre
convertibilidad de las monedas. Los países se comprometieron a mantener tipo de cambio fijo
entre países para facilitar el comercio internacional.

Regreso del libre comercio mundial de posguerra:

La Conferencia de Bretton Woods recomendó que los gobiernos participantes lleguen a un


acuerdo, para reducir los obstáculos al comercio internacional. La recomendación se incorporaría
más tarde en el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio). En 1995, el GATT fue
reemplazado por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los principales acuerdos del GATT
fueron adoptados por OMC.

Creación de nuevas instituciones:

Durante la conferencia, se consideró que el problema de divisas en los años de entreguerras se


había exacerbado en gran medida, por la ausencia de un procedimiento o mecanismo para la
consulta intergubernamental.

La Conferencia de Bretton Woods llevó al establecimiento del Banco Internacional de


Reconstrucción y Desarrollo (BIRF) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), como instituciones
para la cooperación internacional en asuntos monetarios.
Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRF)

Cuando se creó, el BIRF iba ser un organismo especializado de la ONU, encargado de otorgar
préstamos para fines de desarrollo económico. Comenzó a funcionar en 1946. Se estableció con la
misión original de financiar los esfuerzos de reconstrucción de naciones europeas desgarradas por
las consecuencias de la guerra. Luego de la reconstrucción de Europa, el mandato del banco se
amplió para promover el desarrollo económico mundial y erradicar la pobreza.

Actualmente, El BIRF es una de las cinco agencias que conforma el Banco Mundial. Es una
institución financiera internacional que ofrece préstamos a países en desarrollo de ingresos
medios. El banco ofrece financiamiento a estados soberanos, para financiar proyectos que buscan
mejorar el transporte, la infraestructura, educación, conciencia ambiental, inversiones en energía,
atención médica, acceso a alimentos, agua potable y acceso a saneamiento mejorado.

Plan Marshall:

Los acuerdos de Bretton Woods fueron ampliamente respetados y ratificados por los gobiernos
participantes, pero esto no resultó suficiente para sacar a Europa de su enigma.

El mundo sufrió una gran escasez de dólares. Los Estados Unidos tenían enormes superávits en la
balanza comercial, y sus reservas no paraban de crecer. Era necesario revertir este flujo. A pesar de
que todas las naciones querían comprar exportaciones de USA, los dólares tenían que abandonar el
país y estar disponibles para uso internacional para que pudieran hacerlo. En otras palabras, los
Estados Unidos tendrían que generar un déficit en la balanza comercial, financiando así a otras
naciones a partir de una salida de reseras ya sea importando, construyendo plantas o donaciones.
De esta manera, Estados Unidos establece el programa de recuperación europea, para
proporcionar ayuda financiera y económica a gran escala para reconstruir Europa en gran parte a
partir de subvenciones en lugar de préstamos.

Así Estados Unidos, desde 1947 hasta 1958 alentó la salida de dólares y, a partir de 1950,
experimenta un déficit en la balanza de pagos para proporcionar liquidez a la economía
internacional.
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
INSTITUCIÓN Y FUNCIONAMIENTO.

El FMI, originalmente conformado por 44 países, hoy en día está compuesto por 189.

La principal misión del FMI consiste en asegurar la estabilidad del sistema monetario internacional,
es decir, el sistema de pagos internacionales y tipo de cambio que permite a los países realizar
transacciones.

El FMI en este plan por mantener la estabilidad y prevenir las crisis en el sistema monetario
internacional, provee de:

 Supervisión, asesoramiento a los países miembros con el fin de fomentar la estabilidad


económica.
 Proporciona ayuda financiera a aquellos países con problemas de balanza de pagos.
 Trabaja con los países para modernizar sus políticas e instituciones económicas.
 Emisión de activo de reserva internacional DEG (Derechos especiales de giro) para
complementar reservas de los países miembros. Estas pueden intercambiarse
voluntariamente entre sí, DEG por monedas.
 Proporciona respaldo financiero a los países afectados por las crisis, con el fin de darle
margen para implementar políticas de ajuste orientadas a establecer la estabilidad y el
crecimiento económico. También ofrecen financiamiento precautorio a fin de prevenir una
crisis.

Durante su historia, se fueron creando nuevos instrumentos de préstamos, algunos otros se fueron
modificando, con el fin de satisfacer las necesidades cambiantes de los países.

¿Cuál es el origen de los fondos del FMI?

En cuanto a cómo obtiene dinero al FMI, no dista mucho del sistema original.

La mayoría de los recursos para financiar los préstamos que otorga el FMI, proceden de los países
miembros, principalmente del pago de cuotas. Como habíamos comentado, a cada país miembro
se le asigna una cuota, basado en el tamaño de la economía, en relación con la economía mundial.
Cuando un país ingresa al organismo, suele pagar hasta la cuarta parte de su cuota en divisas
ampliamente aceptados o en DEG. Las ¾ partes se pagan en la moneda del país.
Las cuotas se suelen revisar cada 5 años. Además, el FMI es uno de los mayores tenedores de oro
del mundo.

En el caso que el FMI considerara que sus recursos en forma de cuotas pudieran llegar a ser
insuficientes para satisfacer las necesidades de los países miembros, puede activar acuerdos que
tiene con el NAP (Nuevo acuerdo para la obtención de préstamos) y AGP (Acuerdo general para la
obtención de préstamos).
¿Porque se producen las crisis?

Las causas de las crisis son variadas y complejas y pueden obedecer a factores tanto internos como
externos.

Entre los factores internos cabe señalar, la aplicación de políticas fiscales y monetarias
inadecuadas, que puede conducir a grandes desequilibrios económicos (entre ellos, grandes
déficits fiscales o en cuenta corriente y altos niveles de deuda externa o pública); tipos de cambio
fijos a niveles inadecuados, que pueden erosionar la competitividad y dar lugar a persistentes
déficits en cuenta corriente y a la pérdida de reservas oficiales, y un sistema financiero débil, que
puede crear auges y caídas económicas. Asimismo, la inestabilidad política y la debilidad de las
instituciones pueden desencadenar crisis.

Entre los factores externos, cabe mencionar los shocks por desastres naturales, hasta fuertes
vaivenes de los precios de las materias primas. Estos factores son una causa común de crisis,
especialmente en países de bajo ingreso con limitadas capacidades para prepararse y hacer frente
a estos shocks y que dependen de un número limitado de productos de exportación. Además, en
una economía cada vez más globalizada, los cambios bruscos en el sentimiento de los mercados
pueden originar volatilidad en los flujos de capital. Incluso los países con fundamentos económicos
sólidos, pueden verse gravemente afectados por los efectos de las crisis y políticas económicas en
otros países.

Independientemente de que tengan un origen interno o externo, las crisis pueden adoptar muchas
formas: la balanza de pagos se resiente cuando un país no puede pagar sus importaciones
esenciales o hacer frente a los rembolsos de su deuda externa; las crisis financieras estallan debido
a la iliquidez o la insolvencia de las instituciones financieras; y las crisis fiscales ocurren a raíz de
déficits fiscales y niveles de deuda excesivos. A menudo, los países que recurren al FMI enfrentan
más de un tipo de crisis, ya que los problemas de un sector se extienden al resto de la economía.
Por lo general, las crisis provocan una fuerte desaceleración del crecimiento, un aumento del
desempleo, una reducción de los ingresos y una agudización de la incertidumbre, lo cual
desencadena una profunda recesión. En los casos de crisis graves, es posible que no pueda evitarse
el incumplimiento o reestructuración de la deuda soberana.

Préstamos del FMI

Los préstamos del FMI tienen por objeto dar a los países un respiro, para que puedan implementar
políticas de ajuste de manera ordenada, lo que restablecerá las condiciones necesarias para
mantener una economía estable y promover un crecimiento sostenible. Estas políticas variarán
según las circunstancias de cada país. Por ejemplo, un país que enfrenta una caída súbita de los
precios de productos clave de exportación, quizás necesite asistencia financiera mientras
implementa medidas para fortalecer la economía y ampliar su base de exportación. Un país que
registra una grave fuga de capitales, posiblemente tenga que hacer frente a los problemas que
provocaron la pérdida de confianza de los inversionistas: quizás las tasas de interés sean
demasiado bajas, o el país registre un abultado déficit presupuestario y un volumen de deuda que
crece demasiado rápido, o el sistema bancario sea ineficiente y no esté suficientemente regulado.
De no contarse con el financiamiento del FMI, el proceso de ajuste para el país podría ser más
brusco y difícil. Por ejemplo, si los inversionistas no estuvieran dispuestos a suministrar nuevos
fondos, el país no tendría más remedio que realizar un ajuste, a menudo mediante una penosa
compresión del gasto público, las importaciones y la actividad económica. El financiamiento del
FMI facilita un ajuste más gradual y examinado cuidadosamente. Como los préstamos del FMI
suelen ir acompañados de una serie de medidas correctivas, transmiten también la seguridad de
que se están aplicando las políticas adecuadas.

Instrumentos

Los diversos instrumentos de préstamo del FMI se adaptan tanto a los diferentes tipos de
necesidades de balanza de pagos, como a las circunstancias específicas de los diferentes países
miembros.

Los países de bajo ingreso pueden obtener préstamos en condiciones concesionarias, a través de
los servicios disponibles en el marco del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la
Pobreza (FFCLP), que actualmente tienen tasas de interés iguales a cero.

Históricamente, la mayor parte de la asistencia del FMI a economías emergentes y avanzadas en


crisis, se ha proporcionado mediante Acuerdos de Derecho de Giro (acuerdos Stand-By) con el fin
de resolver los problemas de balanza de pagos potenciales o a corto plazo. El Servicio de Crédito
Stand-By (SCS) tiene un objetivo similar para los países de bajo ingreso. El Servicio Ampliado del
FMI (SAF) y el correspondiente Servicio de Crédito Ampliado (SCA) para países de bajo ingreso, son
los principales instrumentos para proporcionar apoyo a mediano plazo a países con problemas
prolongados de balanza de pagos. El uso de estos servicios ha aumentado considerablemente
desde la reciente crisis, debido a la naturaleza estructural de los problemas de balanza de pagos de
algunos países miembros.

Para ayudar a prevenir o mitigar las crisis y apuntalar la confianza de los mercados durante
períodos de mayor riesgo, los países miembros que ya aplican políticas sólidas pueden utilizar la
Línea de Crédito Flexible (LCF) o la Línea de Precaución y Liquidez (LPL).

El Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR) y el correspondiente Servicio de Crédito Rápido


(SCR) dirigidos a países de bajo ingreso brindan asistencia rápida a los países miembros que
enfrentan una urgente necesidad de balanza de pagos, como la planteada por shocks de precios de
las materias primas, catástrofes naturales y situaciones de fragilidad interna.

¿Cómo actúan los préstamos del FMI?

El FMI proporciona respaldo financiero para atender necesidades de balanza de pagos a los países
miembros que lo solicitan. A diferencia de los bancos de desarrollo, el FMI no financia proyectos
específicos. En respuesta a esta solicitud, un equipo de funcionarios técnicos del FMI evalúa con el
gobierno la situación económica y financiera del país, y acuerda la respuesta de política adecuada.
Normalmente, antes de que el FMI pueda conceder un préstamo a un país, el gobierno de este país
y el FMI han de ponerse de acuerdo con respecto a un programa de políticas económicas. Los
compromisos asumidos por un país de adoptar determinadas medidas de política —conocidos
como condicionalidad de política económica— son, en la mayoría de los casos, un elemento
esencial de los préstamos del FMI

Este programa de política económica que sirve de base para el acuerdo, en la mayoría de los casos,
se presenta en una “carta de intención” al Directorio Ejecutivo del FMI, con una explicación más
detallada en un “Memorando de Entendimiento”.

Los avances suelen ser examinados supervisando la implementación de las medidas de política.
Sin embargo, en el marco de determinados acuerdos, los países pueden utilizar los recursos del FMI
sin que se imponga dicha condicionalidad o con una condicionalidad limitada, por haber
demostrado que están comprometidos a implementar políticas sólidas (LCF y LPL); así como en el
caso de acuerdos diseñados para necesidades urgentes e inmediatas, por ejemplo, dado el carácter
transitorio y limitado del shock, o cuando la capacidad de ejecutar las políticas sea limitada, debido,
entre otras causas, a fragilidades (IFR, SCR). En general, el saneamiento de la situación económica y
financiera de un país garantiza el reembolso de los fondos al FMI, permitiendo que otros países
miembros puedan utilizarlos.

Una vez que se llega a un entendimiento sobre las políticas y un plan de financiamiento, se
presenta una recomendación al Directorio Ejecutivo del FMI para que avale las intenciones de
política del país y conceda el acceso a los recursos del FMI. Este proceso puede agilizarse activando
el Mecanismo de Financiamiento de Emergencia del FMI.
EL ROL DE LA ARGENTINA EN LAS
GUERRAS MUNDIALES

Si hay algo que caracterizó a la Argentina durante la primera mitad del Siglo XX -además de ser el
granero del mundo- fue su neutralidad durante los dos conflictos más importantes del siglo: la
Primera y Segunda Guerra Mundial.

En el ámbito local, fueron años marcados por conflictos internos, inestabilidad política y crisis
económicas que acabarían para siempre con aquel sueño de ser una potencia mundial. Esto luego
definiría directa o indirectamente el posicionamiento de nuestro país frente a estos conflictos.

La cuestión de las razones de la neutralidad adoptada por los gobiernos argentinos durante las
Guerras mundiales constituye, sin lugar a dudas, una de las más polémicas de la historia argentina.
La actitud neutral de las autoridades argentinas pronto provocó roces en las relaciones con Estados
Unidos.

Durante las dos guerras mundiales, Argentina había optado la postura de ser un país neutral.
Se sostuvo que el país debía mantenerse al margen de los conflictos que involucraba a las potencias
mundiales. Mientras, Argentina aprovecharía la posibilidad de suministrar de alimentos y materias
primas a ambos bandos.

Durante la primera guerra mundial, hubo grandes presiones para que Argentina abandonara la
neutralidad por parte de los Estados Unidos y, también, de los alemanes. Sin embargo, existía un
choque de intereses británicos y norteamericanos.

USA, quería que Argentina entrara en la guerra para obligarlo a modificar su economía,
permitiendo un aumento de la injerencia estadounidense en el mercado argentino a través de
créditos, armamentos, barcos, empréstitos, etc. Una vez ablandado el terreno, tras finalizar la
guerra, el capital yanqui podría desplazar al británico.

En cambio, UK estaba en el lado opuesto. Los británicos habían logrado crear un aparato de
dominio en el mercado argentino: casas comerciales, bancos, inversiones, ferrocarriles, frigoríficos,
etc. Si la Argentina entraba en guerra, la estabilidad del aparato británico podría venirse abajo.

Si bien los países aliados atacaron a la Argentina de palabra y de hecho durante la guerra, lo
hicieron de manera encubierta, pues empujar a ésta a romper la neutralidad implicaba para
Alemania y Austria-Hungría crearse un enemigo adicional, con las consiguientes dificultades para
abastecerse de materias primas en el mercado argentino.

Por su parte, Roger Gravil en su texto: “The Anglo-Argentine Connection”, enumera cuatro razones
por las que los gobiernos de los países latinoamericanos optaron por la neutralidad y que se aplican
perfectamente al caso argentino:

1. La enorme dependencia de la economía del comercio exterior, factor que obligaba a las
autoridades a percibir como desaconsejable la alternativa de descartar cualquier socio
comercial, y menos en un contexto de guerra en la había un panorama de escasez de
productos.
2. Preservar Alemania como socio comercial constituía un medio para evitar la completa
dependencia de Gran Bretaña o USA.
3. El gran peso que tenía Alemania en el mercado de granos, lo cual hacía difícil la inmediata
eliminación sin afectar otros mercados.
4. Mayor simpatía hacia Alemania que hacia USA como producto de causas económicas,
políticas y culturales donde la elite agro ganadera argentina mantenía una fuerte
desconfianza hacia Estados Unidos.

Durante los 30´s, al profundizarse la decadencia del imperialismo inglés y al comenzar a florecer
nuevamente la economía norteamericana a fines de la década, la rivalidad entre ambos países se
trasladó a un primer plano en la Argentina, históricamente asociada al primero. Esta situación
provocó divisiones en la burguesía entre un sector necesitado de maquinarias, mercados y
capitales, representado por los industriales y sectores cerealeros, que pretendían dar un vuelco
hacia Estados Unidos, y otro sector vinculado a los intereses de los terratenientes y ganaderos, que
buscará sostener la relación con el imperialismo británico. Estos procesos se agudizaron con el
estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el caso de la Segunda Guerra Mundial resulta el más asombroso y curioso de todos,
ya que si bien el país se mantuvo neutral durante la mayor parte del conflicto, Argentina le declaró
la guerra al Eje un mes antes de la rendición de Alemania, un 27 de marzo de 1945.

La declaración de neutralidad que dictó el presidente Roberto Ortiz en 1939 fue acompañada por
intentos de acercamiento con el gobierno norteamericano, de acuerdo a los planes económicos
diseñados por el ministro de hacienda, Federico Pinedo, que buscaban lograr una mayor
cooperación con Estados Unidos. Sin embargo, la política de cooperación con Estados Unidos no
podría ser posible bajo la condición de neutralidad, esta contradicción no permitió prosperar el
Plan Pinedo.

Si no estuviera bastante complicada la situación política internacional del gobierno, también se


vería sometido a presiones de los intereses en buena medida contradictorios de las clases
dominantes argentinas y de las potencias beligerantes. La intervención abierta de Estados Unidos
en la guerra, en 1941, agudizaría aún más estas contradicciones.

Entretanto, la enfermedad del presidente Ortiz había obligado a su reemplazo por el


vicepresidente, el conservador Ramón Castillo. Mientras, Estados Unidos aumentaba su presión
sobre los países latinoamericanos. En los ámbitos diplomáticos internacionales, los representantes
argentinos, plantearon sus reticencias a admitir el condicionamiento de la ayuda económica y
militar a la cooperación con la política norteamericana en la guerra.

En la Conferencia Panamericana realizada en Río de Janeiro, en enero de 1942, la diplomacia


argentina obstaculizó la ofensiva norteamericana por alcanzar la cooperación de los países
latinoamericanos luego del ataque japonés de Pearl Harbor que desatara la intervención abierta de
este país en la guerra. Como respuesta, EEUU impuso a la Argentina un embargo total de armas, la
suspensión de los créditos y la reducción en el suministro de petróleo y maquinaria.
Sin embargo, el gobierno de Castillo recibió el apoyo de los ingleses a quienes la neutralidad
argentina ofrecía mayores posibilidades para garantizar el suministro de carnes al mercado
británico y evitaba además una completa alineación argentina con Estados Unidos.

Castillo quien había sido vicepresidente de la Argentina bajo la presidencia de Roberto Ortiz y luego
presidente entre 1938 y 1940 tras la enfermedad de este último, mantuvo la neutralidad de la
Argentina durante el conflicto. Fue derrocado en la Revolución del golpe militar de 1943
encabezado por militares nacionalistas pro-Eje. El ejército argentino durante esa época se había
formado y continuaba entrenándose bajo el modelo y la colaboración del ejército alemán, hecho
que llevaba a muchos oficiales argentinos a tener una simpatía por el sistema fascista preguerra.
Juan Domingo Perón fue un oficial subalterno en el golpe. Tras la renuncia de Castillo, asume
Edelmiro Farrell.

Los Estados Unidos, que esperaba la declaración de guerra, no reconoció al gobierno de Farrell por
considerarlo neutralista , rompió relaciones diplomáticas con nuestro país. Incluso se llegó a pensar
en una intervención militar por parte de Brasil, aliado norteamericano.

La presión dio sus frutos el 26 de enero de 1944, cuando el país rompió relaciones con las potencias
del Eje. Meses más tarde, la liberación de París trajo nuevas perspectivas al gobierno. Perón, uno
de los miembros más influyentes del gabinete, pensaba que ante la derrota del Eje, la neutralidad
argentina iba a derivar en aislacionismo en un mundo gobernado por los Aliados. Así, la Argentina
terminó cediendo ante la presión y el 27 de marzo de 1945 le declaró la guerra al Eje.

Antes de la guerra, Argentina ya era un albergue nazi fuerte y muy bien organizado que estuvo
controlado por el embajador alemán de ese momento. Entre 1945 y 1946, bajo el gobierno de Juan
Domingo Perón, el gobierno permitió la entrada de dirigentes nazis que huían de Europa después
del derrumbamiento de Alemania. El número de fugitivos nazis de alta jerarquía que huyeron a
Argentina superó los 300. El caso más conocido es el de Adolf Eichmann que en Mayo de 1960 fue
secuestrado en Argentina por la agencia de seguridad israelí Mossad, llevado a juicio, y ejecutado,
en Israel

Si bien durante la primera mitad del siglo XX Argentina demostró ser uno de los países más
importantes del mundo, no fue invitado a la Conferencia de Bretton Woods. Hecho que a mi
criterio marcó un quiebre en nuestra historia, a partir de ahí la Argentina experimentaría la Gran
Divergencia de crecimiento respecto a otros países. Las experiencias de la guerra habían
erosionado la relación diplomática entre Argentina y los países aliados. Argentina a los ojos de todo
el mundo se había vuelto un albergue nazi y a Perón lo tenían de ser un pleno simpatizante pro-Eje.

No obstante hacia el final de la guerra, cuando Alemania y Japón estaban perdiendo, gracias a que
Argentina hacia el final de la guerra decide abandonar la neutralidad, fue invitada a participar en la
Conferencia de San Francisco en la que se crearía las Naciones Unidas. A diferencia de Bretton
Woods, la Argentina fue uno de los 51 miembros fundadores de la ONU. Sin embargo, la tardía
declaración de guerra no fue suficiente como para reparar las cosas entre ambos países.

Durante su primer mandato, Perón gobernó sin oposición para implementar sus políticas. Durante
los próximos diez años, mantendría un control casi indiscutible no solo del Poder Ejecutivo sino
también de los poderes Legislativo y Judicial.
Sus políticas intervencionistas y aislacionistas tuvieron un efecto muy negativo sobre la inversión y
la productividad. Una vez concluida la guerra e incluso cuando los mercados internacionales ya se
habían normalizado y la demanda de productos estaba aumentando, Perón decidió profundizar la
estrategia de sustitución de importaciones, para lo cual tuvo que distorsionar los precios relativos
para desviar recursos de los sectores más productivos de la economía. Optó por el proteccionismo
y el mercado internismo, restringió los avances tecnológicos en aquellos sectores beneficiados por
el mercado internacional. El desprecio por la hegemonía estadounidense y la autoexclusión de la
Argentina en los tratados multilaterales de comercio y crédito, hizo que el país perdiera la
oportunidad de participar del Plan Marshall, plan que facilitó la reconstrucción y recuperación de
Europa tras las II Guerra Mundial. Por ende, el crecimiento quedó acotado al crecimiento de los
mercados internos.

La mayoría de los historiadores económicos sostienen que las políticas de Perón fueron en contra
de la corriente, porque no advirtió el cambio en el orden económico mundial luego de la
Conferencia de Bretton Woods. Está claro que anticipaba una tercera guerra mundial, debido a la
división Este-Oeste tras la Conferencia de Yalta, en este momento, su mentalidad como militar le
ganó a la mentalidad como estratega político. Su escepticismo con respecto al nuevo proceso de
globalización explica porque adopta una estrategia de desarrollo orientada hacia el interior del
país.

En 1949, termina ese mundo feliz en el que vivía la Argentina. La Argentina sufriría, después de
medio siglo, una crisis de balanza de pagos. En 1952, tras su reelección, la situación ya no era tal
cual sus primeros años de mandato, aparecieron nuevos conflictos en varios frentes. En conjunto,
toda esta situación creó un clima de mucha violencia entre 1954 y 1955 a la que Perón no puedo
manejar con esa calma y habilidad que había demostrado años anteriores. Finalmente, el 17
Septiembre de 1955 se le forzó la renuncia.

La Argentina entre 1955 y 1958 vive una transición. Tras la renuncia de Perón asume un nuevo
gobierno militar que, aconsejado por los políticos opositores, invita a Raúl Prebisch, a preparar un
diagnóstico de la situación económica y proponer políticas futuras.

En 1958, año que Frondizi asume el poder, la CEPAL publica el siguiente diagnóstico:

Argentina está sufriendo la crisis más profunda de su desarrollo económico; peor que las
enfrentadas por Avellaneda en 1876 y Carlos Pellegrini en 1890 y aun peor que la crisis
originada por la Gran Depresión de los 30´s. La diferencia es que en esas circunstancias el
país tenía sus fuerzas productivas intactas. Este no es el caso en 1955: los factores
dinámicos de la economía están seriamente comprometidos y un intenso y persistente
esfuerzo será necesario para restaurar su vigoroso ritmo de desarrollo.

¿Por qué sucedió? Por tres razones:

1. La eficiencia de la producción agrícola ha disminuido

2. El gobierno no ha sugerido una política de sustitución de importaciones apropiada y con


visión de futuro

3. No ha habido un fuerte estímulo para la producción local de petróleo.


La intervención excesiva y desordenada del estado ha perturbado gravemente el sistema
económico a expensas de su eficiencia y, junto con la inflación, ha generado beneficios
extraordinarios para los buscadores de rentas, pero no para los empresarios creativos o
productores eficientes. Solo un pequeño número de buenos técnicos siguen trabajando. El
número de horas necesarias para construir un metro cuadrado es el doble de lo que era
necesario en el pasado. Hay 25 años de retraso en la renovación de ferrocarriles. El
desarrollo del sistema vial se ha estancado. Los puertos están en condiciones precarias.

Sobre la base de este crudo análisis, Prebisch propuso una serie de recomendaciones, algunas
de las cuales se implementaron de inmediato, otras se retrasaron y algunas otras nunca se
aplicaron.

Entre esas recomendaciones que propuso Prebisch una se relacionaba con la deuda externa
argentina y su autoexclusión de las instituciones financieras y comerciales de Bretton Woods.
En su informe Prebisch afirmó:

Si Argentina va a superar rápidamente la actual crisis de desarrollo, necesitará préstamos e


inversiones privadas del exterior, así como el retorno de la gran cantidad de fondos
argentinos que fluyeron al exterior. En estos días hay un alejamiento de los acuerdos
bilaterales. El Brasil ha trabajado con el Reino Unido y Holanda en arreglos que le permiten
pasar de un régimen bilateral a otro multilateral. De este modo, América Latina empieza a
beneficiarse de algunas ventajas de la Unión Europea de Pagos. Argentina debe ingresar al
Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial para evitar la exclusión de dos
fuentes muy convenientes de financiamiento internacional que promueven el desarrollo
económico y la estabilidad monetaria.

En 1955, la deuda externa de la Argentina originada en acuerdos bilaterales con once


países ascendía a $757 millones de dólares, de los cuales $260 millones vencían en 1956.
El país no tenía reservas ni generaba superávits comerciales para hacer estos pagos a
tiempo, El gobierno decidió evitar el default y negoció la reestructuración de la deuda para
llegar a un acuerdo que la Argentina pudiera honrar. En mayo de 1956, la Argentina firma
acuerdo con once países de Europa Occidental, este acuerdo multilateral pasó a llamarse
“Club de Paris”, convertido desde entonces en una de las instituciones financieras
internacionales que las economías emergentes utilizan para arreglar sus deudas con
acreedores oficiales.

En Septiembre de 1956, la Argentina se unió al Fondo Monetario Internacional y al Banco


Mundial. El FMI solicitó la eliminación de los controles de cambios y el sistema de cambios
múltiples, un proceso de consolidación fiscal, la organización del comercio exterior bajo las
reglas del GATT, la reforma del BCRA y el sistema financiero, así como la compilación de
estadísticas confiables. Por su parte, el Banco Mundial solicitó propuestas de proyectos de
inversión bien pensadas y evaluó una política que permitieras al capital privado participar
en el desarrollo del sector energético. Durante 1956 y 1957, el país obtuvo cerca de 500
millones de dólares en financiamiento.
LA RELACIÓN ENTRE ARGENTINA Y EL FMI
1956-2006.

Argentina desde su adhesión al organismo en 1956 hasta la suspensión del último acuerdo stand-by
en 2004, suscribió 21 acuerdos de condicionalidad fuerte con el FMI. Argentina vivió 38 años de
vigencia de políticas ligadas a estos programas de ajuste. En particular, desde fines de 1982 hasta
diciembre de 2001, la Argentina estuvo continuamente bajo programas del organismo. En el 2002,
tras una larga negociación, el Directorio del FMI aprobó un acuerdo sin desembolso de fondos
frescos. Tras el triunfo de Néstor Kirchner en las elecciones presidenciales, la nueva administración
renegoció dicho acuerdo, pero decidió suspenderlo a mediados de 2004, cancelando
anticipadamente la deuda con el FMI en enero de 2006.

Vamos a revisar algunos aspectos generales sobre los programas de ajuste propuestos por el Fondo
Monetario. Luego, vamos a analizar los acuerdos de la Argentina con el organismo, sus
condicionalidades y su cumplimiento: sus efectos sobre el crecimiento, la inflación y el empleo; y se
compara su evolución en épocas de permanencia prolongada, media y nula bajo dichos acuerdos.

Aspectos generales de los programas de ajuste del FMI

Los programas de ajuste son los principales instrumentos de garantía que exige el Fondo, para que
el desembolso de recursos destinados a financiar las dificultades del balance de pagos procure
restablecer el equilibrio externo.

Un plan de ajuste del organismo se define como un programa económico detallado, basándose en
un análisis de los problemas económicos del país miembro. Además, especifica las políticas que el
país deberá llevar a cabo en las áreas monetarias, externa, fiscal y estructural, necesarias para
lograr la estabilización económica y sentar las bases para el crecimiento económico auto sostenido.

El Fondo afirma, que el objetivo de los programas de ajuste es lograr la viabilidad del balance de
pagos y la estabilidad macroeconómica. Algo a destacar, es que los modelos macroeconómicos del
FMI asumen el crecimiento como exógeno, y este no constituye una variable relevante en los
programas de ajuste.

En cuanto al destino de los recursos del FMI, el art. VI del Convenio Constitutivo prohíbe a los
países miembros aplicarlos para hacer frente a una salida considerable o continua de capitales.
Desde mediados de los 90´s esto no ha sido así, despertando fuertes polémicas. Tras la crisis del
2008, el FMI se centró en diseñar nuevas líneas de financiamiento más orientadas a las dificultades
de la cuenta capital que a la cuenta corriente y también multiplicó su capacidad prestable.

La literatura especializada, en líneas generales, afirma que cuando un país recurre al Fondo, su
economía esta maltrecha, exhibe desequilibrios de balance de pagos, y dicho organismo
diagnostica que esta situación se debe al exceso de la expansión monetaria y al déficit fiscal.
También coinciden en que para empezar a negociar un programa, el Fondo requiere medidas que a
veces empeoran la situación del solicitante.

La evaluación de los resultados de los programas de ajuste del FMI no es unánime.

La presencia de grupos que no favorecen el desarrollo del país y la falta de cohesión política
empeoran la probabilidad de éxito del plan. La existencia de regímenes autoritarios no afecta la
implementación de programas del Fondo, sino que facilita la adopción de medidas duras en el
corto plazo.

En general, los programas pronostican correctamente la dirección del cambio en las variables, pero
no su magnitud: las reservas se comportan mejor que lo pronosticado y el crecimiento real siempre
es más bajo que el proyectado. Los errores en la proyección de la inflación son significativos.

Es difícil evaluar con precisión los resultados de los programas del Fondo porque hay otros factores
que influyen en la economía durante la vigencia de los acuerdos. Existen distintos métodos para
evaluar la performance de los programas: antes y después del programa; estimación y simulación;
grupo de control; estimador generalizado de evaluación.

La aplicación reiterada de programas del FMI tiene consecuencias adversas para los países
miembros, dado que el proceso de formulación de políticas económicas gira entorno a las
negociaciones con el FMI. La experiencia argentina entre 1982-2003 es un claro ejemplo, las
instrucciones que portan las misiones del organismo, con escaso margen para discutir políticas
alternativas y medidas diferentes a las propuestas por el staff, dificulta a los países desarrollar
políticas propias. Cada iniciativa en las áreas abarcadas por los programas se debe consultar
primero. El diseño de las políticas económicas domésticas es sesgado por las opciones
contempladas en los modelos del FMI. Por otra parte, como las negociaciones involucran a las
autoridades económicas y monetarias, estas cobran excesiva injerencia en los asuntos públicos y
sociales.

Asimismo, algunos gobiernos justifican sus decisiones de política económica más impopulares
invocando exigencias del FMI y firman sucesivos acuerdos con el organismo incluyendo dichas
medidas en las Cartas de Intención para mantener sus programas en vigencia, aun si el balance de
pagos es saludable y el gobierno no requiere utilizar los recursos del FMI.

Finalmente, la larga permanencia bajo programas del FMI no evita las crisis endógenas de los
países miembros. En el caso argentino, todas las crisis de deuda soberana ocurrieron en vigencia de
programas del FMI – en 1962, 1983-1993 y 2011 – como así también numerosas crisis cambiarias,
periodos de alta inflación y de sobreendeudamiento (en 1958-1962, 1976-1983 y 1991-2001).

Argentina y el FMI: los acuerdos de condicionalidad fuerte entre 1956 y 2006.

Revisaremos a continuación cuales fueron los acuerdos de condicionalidad fuerte de la Argentina


con el FMI y sus implicaciones sobre la política económica doméstica.

Entre 1956 y 2006 la Argentina suscribió 21 acuerdos de condicionalidad fuerte con el FMI: 18 de
derechos de giro, 2 de facilidades extendidas (1992 y 1998) y 1 de servicio de complementación de
reservas en 2001. La Argentina también firmó acuerdos de condicionalidad menor: 7
compensatorios por fluctuaciones de exportaciones en las décadas de 70´s y 80´s y 1
correspondiente al servicio financiero del petróleo en 1975.

La condicionalidad fuerte consiste en el conjunto de medidas obligatorias de política


macroeconómica y estructural que los gobiernos de los países miembros se comprometen a
adoptar en el marco de un programa de ajuste, incluyendo las medidas previas que el FMI solicita
como requisito para aprobar un programa o desembolsar un tramo del préstamo ligado a él.
Incumplir las condicionalidades obligatorias obliga al país respectivo a solicitar una dispensa
(waiver), compensando el incumplimiento de una condición por otra, negociada a satisfacción del
FMI. Si se tratara de cuestiones fundamentales, a juicio del organismo, puede provocar la
suspensión de un acuerdo o de los desembolsos dentro de un acuerdo, como ocurrió a la Argentina
en noviembre de 2001, y en otras ocasiones (1983, 1985, 1988 y 1990).

Los memorándums técnicos detallan conceptualmente, cuantifican y fechan las condicionalidades


para evaluar su cumplimiento.
Condicionalidades de los acuerdos entre Argentina y el FMI en 1956-2006

Ahora analizaremos las condicionalidades obligatorias de los acuerdos entre la Argentina y el FMI.

El número de criterios de ejecución y de desempeño estructural en los acuerdos se incrementó a


partir de la década del 60´s y fue máximo en los años de crisis de la deuda durante los 80´s y luego
del default soberano del 2001.

Entre 1958 y 1963, los 4 stand-by que firmó el gobierno de Arturo Frondizi más los 2 suscriptos por
el gobierno de transición contuvieron un promedio de 2,3 condicionalidades obligatorias. Este
número ascendió a 9,5 en los 2 stand-by vigentes entre 1967 a 1969 en el gobierno de la
Revolución Argentina. En los 2 stand-by firmados en 1976 y 1977 por el gobierno de la Junta
Militar, el número de condicionalidades bajó a 5,5; pero ascendió a 13,2 en los acuerdos vinculados
con la deuda externa entre 1983 y 1992. La cantidad de condicionalidades disminuyó a 7,3 en la
etapa de la convertibilidad entre 1991 y 2001. En el acuerdo de 2003, suspendido en 2004, las
condicionalidades obligatorias fueron 19, más numerosas que nunca.

Seguiremos analizando los criterios de ejecución cuantitativos y cualitativos, incluyendo los


criterios estructurales, que constituyeron los compromisos obligatorios de los acuerdos de
condicionalidad fuerte suscriptos entre la Argentina y el FMI, desde la adhesión del país al
organismo hasta el 2004.
Criterios cuantitativos de ejecución

Los criterios de ejecución son condiciones específicas y mensurables que el país debe cumplir al
completar una revisión en el marco de un acuerdo. Los acuerdos entre la Argentina y el FMI fijaron
este tipo de condicionalidades en relación a tres áreas macroeconómicas: fiscal, monetaria y deuda
externa pública. No es posible comparar los criterios de los diferentes acuerdos, ya que las
variables se definieron de manera muy heterogéneas en cada uno de ellos.

Todos los acuerdos desde 1967 a 2001 fijaron límites al déficit fiscal. En el acuerdo del 2003, el FMI
no exigió una meta de déficit fiscal, sino que directamente exigió un superávit fiscal.

Todos los acuerdos desde 1958 a 2003, puso un piso a los activos domésticos del BCRA, esto es, un
límite a la creación de base monetaria. Los acuerdos que prohibieron los préstamos del BCRA al
Tesoro acotaron la magnitud de la monetización del déficit fiscal (1962, 1963, 1967 y 1968). Hasta
1996, los acuerdos estipulaban un piso para las reservas internacionales, requisito que reapareció
en 2003. En los acuerdos de 1998 y 2000, no existió tal piso a las reservas internacionales, e incluso
si las reservas llegaban a caer más allá de cierto umbral, se llegó a proponer la dolarización de la
economía.

Todos los acuerdos firmados con el objetivo principal de mantener la vigencia de un programa
económico y sin cláusula de limitación al endeudamiento externo público, fueron seguidos por
fuertes expansiones de la deuda soberana, que desembocaron en tres ocasiones en crisis de pagos
internacionales: 1962, 1982 y 2001. La Argentina estuvo bajo acuerdos stand-by con el FMI desde
diciembre de 1958 hasta junio de 1963, pero este nunca objetó el endeudamiento soberano hasta
que la acumulación de vencimientos se tornó insostenible en 1962. También el gobierno de la Junta
Militar suscribió dos acuerdos de giro en 1976 y 1977, sin límites para el endeudamiento externo,
sextuplicándolo, hasta su retirada a fines de 1983. Finalmente, entre 1996 y 2000, bajo la
supervisión reforzada del FMI y acuerdos de condicionalidad fuerte sin cláusulas de límite al
crecimiento de la deuda externa, la deuda había crecido un 38%, pasando de u$s90 mil millones a
u$s124 mil millones a fines de 2001. Argentina declaró el mayor default soberano de la historia,
hasta ese momento.

Las crisis cambiarias y de sobreendeudamiento soberano al cabo de 4 a 7 años posteriores a la


firma de acuerdos con el FMI ligados al Plan Brady sobrevinieron no solamente en la Argentina sino
también en los otros países, que utilizaron ese mecanismo de regularización de la deuda. Las
políticas basadas en el enfoque monetario del balance de pagos, combinada con la apreciación de
la moneda doméstica sobreviniente a la apertura de la cuenta capital comprometida en los
acuerdos del Plan Brady, y al consiguiente ingreso de fondos especulativos vía emisiones de bonos
y otros títulos de deuda pública y privada, conformaron una mezcla explosiva de déficits de cuenta
corriente, burbujas en los mercados de activos de especulación y crecimiento de las deudas
públicas y privadas. En un contexto mundial de finanzas desreguladas, condujo a crisis reiteradas,
como la de la Argentina en 2001, a la de México en 1995, Brasil en 1999, Venezuela en 1994-1996,
Ecuador 1998-1999, por mencionar solo algunos casos latinoamericanos.

Dado el enfoque monetario del balance de pagos del FMI relaciona el resultado fiscal, los
agregados monetarios y la deuda pública externa, aconseja que, para limitar la expansión de los
activos monetarios domésticos y evitar el desplazamiento del crédito al sector privado (crowding
out), los déficits fiscales deben financiarse en los mercados de capitales externos, pero ello
aumenta la deuda pública en moneda extranjera. Al mismo tiempo, los servicios de la deuda
incrementan el gasto público.

No obstante, volviendo al caso de la Argentina, las proyecciones del FMI hasta el default de 2001,
asumían que la deuda se refinanciaría permanentemente, y pronosticaban una tasa de crecimiento
excesivamente optimista definida de manera exógena, subestimando los riesgos de impago de la
deuda soberana.
Criterios cualitativos

Hasta 1977, inclusive, los acuerdos estipulaban pocas condicionalidades cualitativas, generalmente
asociadas a la estabilidad externa.

El acuerdo stand-by de 1958 exigía estabilizar el mercado cambiario y asegurar financiamiento


externo adicional al del FMI, condición imprescindible para el programa desarrollista, que
procuraba atraer capital extranjero para completar la estructura productiva.

Los 4 acuerdos stand-by entre 1959 y 1962 solo fijaron criterios de ejecución; y el de 1963 exigió
crear un registro centralizado de deuda externa pública, la cual había crecido aceleradamente
entre 1959-62, llevando al país al borde del default.

Los acuerdos de 1967 y 1968 establecieron criterios cualitativos generales: conservar un mercado
cambiario único, no restringir los pagos y transferencias internacionales, permanecer en el sistema
multilateral sin discriminación y no celebrar acuerdos bilaterales de pagos.

El acuerdo stand-by de 1976, por primera y única vez, estableció la condicionalidad de limitar los
aumentos salariales y mantener la liberación de precios. Estas son medidas usuales de los
programas del FMI para disminuir la demanda agregada a través de la caída del salario real y
mejorar así la balanza comercial, disminuir la participación del ingreso asalariado fue uno de los
objetivos del Proceso de Reorganización Nacional y los acuerdos con el FMI contribuyeron a
lograrlo.

En el stand-by de 1977, el gobierno se comprometió a mantener la liberación de precios y reducir


las tarifas de importación, sin establecer un periodo de transición que permitiera a la industria
manufacturera adaptarse a las nuevas reglas de juego.

Desde la crisis de la deuda externa en 1982 y hasta 1987 inclusive, dichos acuerdos incluyeron
entre 9 y 12 condicionalidades cualitativas, en las que se refleja el rol del organismo como
intermediario entre los gobiernos endeudados y los bancos acreedores.

Los acuerdos firmados entre 1983 y 1987 se comprometían a:

 Unificar el mercado cambiario y eliminar la mayor parte de los controles a la venta de


divisas.
 Liberar los pagos internacionales y permanecer en el sistema multilateral.
 Numerosas clausulas relacionadas con la gran deuda externa soberana contraída entre
1976 y 1983, básicamente, eliminar los atrasos y negociar con los acreedores.
 Por primera vez, los acuerdo de 1985 y 1987 incluyeron establecer una tasa de interés real
positiva, superior a la inflación.

El acuerdo stand-by de 1984, reanudado en 1985, obligaba también a asegurar financiamiento


externo adicional al del FMI. El plan de ajuste de junio 1985, previo al anuncio del Plan Austral,
prohibía al BCRA financiar al Tesoro y obligaba a cubrir el déficit fiscal en el mercado externo.
Como ya dijimos, el enfoque monetario del balance de pagos proveía la justificación teórica de esta
política, pero para un Estado sobre endeudado como la Argentina en aquel momento, dicho
mecanismo solo podía conducir a aumentar todavía más la deuda externa, como efectivamente
ocurrió.

La elevada deuda externa argentina obligaba a generar saldos comerciales positivos importantes.
Todos los acuerdos entre la Argentina y el FMI entre 1983 y 1989 establecían condicionalidades
cualitativas de cumplimiento obligatorio y capaces de provocar la suspensión de los desembolsos
del FMI. La debilidad de los países endeudados fue aprovechada para obligarlos a ampliar la
apertura de sus mercados a la competencia externa. El Congreso norteamericano aprobó en 1983
una ley que instruía al director estadounidense para que lograra que los países firmantes
eliminaran las restricciones al comercio y a las inversiones extranjeras. Esto explica la inclusión de
la apertura comercial entre las condicionalidades obligatorias de los acuerdos del FMI.

El acuerdo de 1992, ligado a la adhesión de la Argentina al Plan Brady de reestructuración de la


deuda soberna, dispuso como condicionalidad cualitativa, la eliminación de atrasos en los pagos
externos, la privatización del sistema de seguridad social, la eliminación del impuesto a las
transacciones financieras, a las ganancias y de las contribuciones patronales a la seguridad social.
La privatización del Banco Nación constituyó una condicionalidad del tipo de base de comparación
estructural, de exigibilidad blanda.

Entre 1995 y 2001, los acuerdos la Argentina con el FMI no contuvieron condicionalidades
estructurales explicitas. Estas retornaron en el acuerdo de 2003, dirigidas a asegurar el superávit
fiscal primario para servir la deuda soberana y liberar los pagos internacionales, restringidos desde
el default.
Cabe a destacar que los distintos gobiernos que recurrieron al FMI señalan que las autoridades
nacionales a menudo incorporaron en los acuerdos medidas de su interés, con la anuencia del FMI
pero no exigidas por este, como un modo de forzar su cumplimiento y de enfrentar la resistencia
de la población a las cuestiones de mayor costo político.

Argentina cumplimiento e incumplimiento de los acuerdos con el FMI

Analizaremos ahora el grado de cumplimiento de la Argentina de los compromisos obligatorios


contraídos en los acuerdos firmados con el FMI. Las medidas detalladas en los memorándums de
política económica anexos a los acuerdos, no constituyen formalmente condicionalidades si bien se
tienen en cuenta durante las revisiones. Las condicionalidades de cumplimiento obligatorio son las
que se consignan en el texto de los acuerdos con el FMI.

Si en vigencia de un acuerdo con el FMI, el país prestatario incumple las metas comprometidas,
puede solicitar un waiver. Generalmente, el organismo exige medidas correctivas o compensatorias
del incumplimiento, y si no recibe satisfacción, suspende los desembolsos o da por terminado el
acuerdo.

Del total de 21 acuerdos de condicionalidad fuerte celebrados con el FMI, la Argentina incumplió
seriamente una o varias metas comprometidas en 6 ocasiones, en 1962, 1983, 1984, 1988, 1990 y
2001.

En síntesis, contando que el acuerdo caído de 1984 se reanudó en 1985, 16 de los 21 acuerdos de
la Argentina con el FMI se desarrollaron aceptablemente, según las evaluaciones del organismo.
Prueba de ello es que no los discontinuó ni suspendió los desembolsos, y 4 de los 6 acuerdos mal
cumplidos se concentraron en la década del 80´s, primeros años de crisis de deuda externa y de la
década perdida para el crecimiento de América Latina.

Considerando que entre 1973 y fines de los 90´s el FMI solo desembolsó totalmente el 35% de
todos los acuerdos suscriptos por los países miembros, e interrumpió el 65% de ellos, el
comportamiento de la Argentina puede calificarse como muy bueno.
Desempeño económico de la Argentina bajo acuerdos de condicionalidad fuerte con el FMI, sin
ellos y de permanencia prolongada.

Es difícil evaluar con precisión los resultados de los efectos de los programas de ajuste acordados
con el FMI, porque hay otros factores que influyen en la economía durante su vigencia, pero aún no
se han desarrollado técnicas satisfactorias para aislar sus efectos. Analizaremos los resultados
comparando las variables macroeconómicas antes y después de los programas.

Para realizar esta evaluacion, el periodo 1956-2011 fue dividido en tres subperiodos:

 Los acuerdos con una duración de cuatro meses o menos con el FMI (1956-58; 1964-66;
1969-75; 1979-81 y 2005-11);
 Los acuerdos que involucran una duración de dos a cinco años con el FMI (1959-63; 1967-
68; 1976-78; 2003-4);
 El periodo de larga duración que va desde 1982 hasta 2001.

En este último periodo cabe destacar que existen ciertos años que no cuentan con acuerdos con el
Fondo por demoras y controversias en las negociaciones. Para eliminar la distorsión que introducen
los valores extremos este último periodo se vuelve a subdividir en dos: 1982-88 y 1991-2001,
excluyendo el periodo de hiperinflaciones (1989 y 1990).

Comparando los acuerdos de corta duración con los de mediana duración; el crecimiento resultó
ser inferior en el periodo de mediana duración, la inflación resultó más elevada y el desempleo en
general disminuyó.

Ahora en la etapa de larga duración; el crecimiento, la inflación y el empleo experimentaron su


peor comportamiento. Al analizar por sub períodos, antes y después de las hiperinflaciones, se
revela que el lapso de 1982 a 1988: el crecimiento fue menor, la inflación extremadamente alta y
bajos niveles de desempleo. En el periodo posterior a la hiperinflación, 1991-2001: se experimentó
un crecimiento comparable con los de principio de siglo, la inflación anclada por el tipo de cambio
fijo y el desempleo creció 13%.

El modelo básico del FMI supone que la variación del producto es endógena y depende
positivamente de la variación del crédito doméstico, de las exportaciones netas y del ingreso de
capitales, e inversamente, de la velocidad de circulación monetaria. Como ya hemos hablado, los
acuerdos del FMI restringen el crédito doméstico y favorece el ingreso de capitales, de modo que el
crecimiento del producto depende de esta última variable. El ingreso de capitales expande el nivel
de actividad, su salida lo reduce, por eso, el saldo final de los planes de ajuste es pobre en términos
de crecimiento económico. El enfoque del FMI no brinda elementos para predecir el empleo,
asume la plena ocupación. Bajo este supuesto, la oferta agregada de la producción doméstica es
inelástica al nivel general de precios. El público destinará excedentes de liquidez a adquirir bienes y
servicios, esta presión de demanda sobre una oferta agregada rígida, aumentará los precios, a
menos que las importaciones concurran a ampliar la oferta. Por eso, el FMI recomienda reducir el
salario real y el crédito doméstico como medidas antiinflacionarias estabilizadoras del tipo de
cambio y facilitar las importaciones, pero esto es factible en tanto ingresen capitales. El modelo del
FMI también considera que el multiplicador de las importaciones resta dinamismo al crecimiento
del producto bruto, porque disminuye el crecimiento de las reservas internacionales y, por ende, la
expansión monetaria.

La evidencia empírica sugiere que los programas del FMI no cumplieron un rol antiinflacionario
estructural y sustentable en la Argentina. En los periodos de vigencia de acuerdos con el FMI la
inflación promedio fue más elevada que en aquellos periodos sin acuerdos porque los planes de
ajuste siempre incluyen la devaluación de la moneda doméstica, aumento de impuestos y tarifas
públicas, medidas que aceleran la inflación. La inflación se eleva nuevamente hacia el final de los
programas por la represión de dos variables claves: tipo de cambio y salario real; que provoca la
acumulación de desequilibrios que luego de años conducen a la ruptura de los planes en un
contexto inflacionario y de crisis cambiaria.

En la etapa de permanencia prolongada, bajo los acuerdos con el FMI, 1982-1988, los efectos
negativos sobre el crecimiento y la inflación se agudizaron. Durante ese periodo, el crecimiento fue
negativo y la inflación muy elevada, derivando en los procesos hiperinflacionarios de 1989-1990.
Para concluir, los programas del FMI no son apropiados para promover el crecimiento, ese no es su
propósito, ni tampoco controlar la inflación. El objetivo de los préstamos del FMI es proveer
financiamiento de corto plazo para enfrentar problemas transitorios de balance de pagos. La
recesión, la devaluación de la moneda doméstica y la caída del salario real que provocan los
programas del FMI suelen eliminar o mejorar los déficits de balanza comercial, exclusivamente.

Acordar con el FMI en busca de soluciones económicas de largo plazo es completamente inútil y
contraproducente, como lo demuestra nuestra historia de la 2da mitad del siglo XX y, en particular,
la etapa de permanencia prolongada bajo acuerdos con el FMI.

El dia que Nestor Kirchner echa al FMI de la Argentina 2006

El expresidente Néstor Kirchner canceló en enero de 2006 la deuda de la Argentina con el FMI.
Esa historia, tiene cuatro protagonistas: Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, Alberto Fernández y
Alfonso Prat-Gay. Ellos fueron testigos y partícipes de esos hechos que cambiaron la historia
económica de nuestro país.

La Argentina pasaba todavía por días difíciles en agosto de 2004, tras la crisis de fines de 2001 y
principios de 2002. Néstor Kirchner ya había anunciado la reestructuración de la deuda pública en
Dubái con una quita de casi el 70% para los acreedores y no quería renovar el acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional que había firmado un año antes el expresidente Eduardo Duhalde. En
tanto, Alfonso Prat-Gay -titular del BCRA- era partidario de renovar ese acuerdo con un nuevo
stand-by, o crédito contingente, porque era muy barato, un 3% anual.

Pero el FMI presionaba al Gobierno para que encarara un plan de ajuste de las finanzas públicas y
saliera del estado del default. Mientras que los acreedores del resto del mundo no aceptaban la
quita de la deuda, el ministro de economía Roberto Lavagna, había amenazado con renunciar si el
Fondo continuaba con sus pedidos y recomendaciones de privatizar el Banco Nación.
Lavagna comenta en su libro: "La tercera revisión del acuerdo se tenía que hacer en junio de 2004,
pero ellos con distintas excusas nos fueron corriendo el arco y se fueron convirtiendo en una
especie de garante de los bancos y de los acreedores y nos obligaban a ajustar el gasto, para
generar excedentes que permitieran mejorar la propuesta de quita de la deuda realizada en Dubái,
en septiembre de 2003”.

La negociación había entrado en punto muerto. El 31 de agosto de 2004 el director gerente del
FMI, Rodrigo Rato, llegó a la Argentina para obligar al gobierno a firmar un nuevo acuerdo. La
intención del directivo era prorrogar el stand-by que vencía en septiembre por otro año más, pero
imponiendo condiciones más rígidas a la Argentina que no eran aceptadas ni por Néstor Kirchner ni
por Roberto Lavagna, y su equipo económico encabezado por el viceministro Guillermo Nielsen.

"Ese mismo día le dije en persona a Rato que a Kirchner no le interesaba firmar la tercera revisión
de septiembre con el FMI antes de hacer la oferta definitiva a los acreedores, pero Rato no aceptó
y se fue", cuenta Lavagna. Todo se sucedió muy rápido. Néstor Kirchner había comenzado a
madurar la idea de pagarle al FMI en efectivo la deuda de unos USD 9.500 millones.
"Había una idea de que lo haríamos en abril del 2006 para no afectar las reservas internacionales,
pero la decisión ya estaba casi tomada", recuerda Lavagna.

Finalmente, el 17 de septiembre de 2004 Kirchner y Lavagna deciden no firmar un nuevo acuerdo y


la Argentina a partir de ese momento suspendió su relación con el FMI. Pero habría otro hecho que
solo esos cuatro protagonistas conocen. Ese mismo día Roberto Lavagna acudió a la Cámara de
Diputados para explicar los lineamientos del Proyecto de Presupuesto 2005 y llevaba además el
pliego para la aprobación de un mandato de seis años para Alfonso Prat-Gay, ya que su mandato en
comisión vencía el 24 de ese mes.

Mientras disertaba con los diputados, el ministro Lavagna recibe un llamado del entonces jefe de
Gabinete, Alberto Fernández, que estaba reunido en la Casa Rosada con Néstor Kirchner: "Roberto,
el Presidente te quiere hablar", le dijo Alberto Fernández. El diálogo fue más o menos el siguiente,
de acuerdo con el testimonio del ex ministro de Economía.

–NK: ¿Roberto, se lo dijiste a los diputados?

–RL: Sí, Néstor. Les manifesté que querés que el Presupuesto se apruebe como lo enviamos
y sin correcciones.

–NK: No, Roberto, eso no me importa, ¿les hablaste de lo que te pedí de aprobar el
mandato de Alfonso (Prat-Gay) por 6 años?

–RL: Todavía no Néstor, pero ahora se los comento.

–NK: No. No les digas nada, lo eché recién porque no quiere hacer lo que le pedimos.

Alfonso Prat-Gay acababa de salir del despacho de Néstor Kirchner, luego de haberle dicho que si
no se modificaban los términos de la oferta del canje de deuda a los bonistas él iba a renunciar.
"Está bien, te podes ir y te tomo la renuncia", le dijo Kirchner.

Luego de esa reunión, el Presidente se contactó con Martín Redrado, quien a partir del 24 de
septiembre sería el nuevo presidente del BCRA y el que anunciaría a principios de enero del 2006,
junto a la entonces ministra de Economía Felisa Miceli, que la Argentina cancelaba definitivamente
su deuda de USD 9.500 millones con el FMI.

Pero fue recién en marzo de 2012 que el FMI, bajo la presidencia de su actual directora gerente, la
francesa Christine Lagarde, decidió abandonar su sede en la Argentina y destinar sólo un
economista a tiempo completo, establecido en Perú.

En marzo de 2012 la actual directora gerente, Christine Lagarde, decidió abandonar la sede del FMI
en la Argentina. María González Miranda, economista mexicana, quien era la representante en el
país, volvió a la sede central en Washington.

El vínculo entre el FMI y la Argentina tuvo desde los 90´s distintos niveles de tensión, cooperación y
de dependencia financiera. Pero a partir del gobierno de Néstor Kirchner se produjo un
distanciamiento que se extendió por más de 10 años.
CONTEXTO ACTUAL (2016-2018)
A pesar de las malas noticias que vemos día a día en los medios de comunicación, hoy para quienes
somos estudiantes de economía tenemos la oportunidad de ver como las políticas monetarias
impulsadas por el BCRA en conjunto con el FMI logran o no contener la situación

Si miramos un poco más en detalle las noticias de estos últimos días: cuál es el valor del dólar, que
hace el BCRA con las tasas de interés y como es que no logra bajar la inflación. Son cosas que
requieren un cierto grado de entendimiento macroeconómico que no es el que por lo general
encontramos en una charla de café o en un programa televisión.

Cuando hablemos de política monetaria podemos pensar en 3 ecuaciones:

1. Demanda de Dinero
(Mt/Pt) = yt . f(it)
2. Ec. Fisher
It = rt + πte
3. Tipo de Cambio
Pt . Qt = Pt*. St
Estas 3 ecuaciones surgen de construir modelos que contienen ingredientes que nos parecen
razonables, consumidores que maximizan su utilidad, firmas que maximizan beneficios y mercados
en equilibrio. Estas 3 ecuaciones si bien se consiguen a partir de modelos distintos, en el fondo
cuentan con un montón de supuestos que las hacen aplicables a un modelo de equilibrio general.
Supongamos que a hechos prácticos estas ecuaciones funcionan bien, es más, existe evidencia
empírica que demuestra que son ciertas. Si bien son ecuaciones muy sencillas, nos sirven para
explicar de manera simplificada no solo la Argentina hoy, sino que también nos permite repasar la
historia economía argentina de los últimos setenta años. No nos interesara agregar detalles en
estos modelos porque no obtendremos muchas más conclusiones de lo que obtenemos con esto.

Y uno podría pensar en 3 estrategias:

1. Tipo de Cambio Fijo o Controlado

Fijas el tipo de cambio nominal (St) en la ec.(3) y endógenamente en el modelo se


determina el Mt en la ec.(1) y la it en la ec.(2).
Nuestra última experiencia de tipo de cambio fijo, fue la convertibilidad.
2. Inflation targetting

Controlas la tasa de interés en la ec. (2) y endógenamente en el modelo se


determina el Mt en la ec. (1) y la St en la ec. (3).
Nuestra última experiencia fue entre 2016-2017 bajo la presidencia de Federico
Sturzenegger en el BCRA. Actualmente, es la estrategia preferida por los Bancos
Centrales del mundo para controlar la inflación, por ejemplo: USA, Chile, México,
Brasil, Europa, UK.

3. Regla de Agregados Monetarios

Fijas la base monetaria (Mt) en la ec. (1) y endógenamente en el modelo se


determinar el it en la ec. (2) y la St en la ec. (3).
Es la estrategia que actualmente aplica Sandleris en el BCRA. Actualmente, nadie
la usa, excepto, Uruguay que la empezó aplicar hace poco. Sin embargo, fue una
estrategia utilizada por varios países, por ejemplo: México en el ´95 post crisis
Efecto Tequila; Suiza en los 70´s; Corea en los 80´s; la FED entre ´79-´82 bajo la
presidencia de Paul Volcker.

Una pregunta interesante seria que instrumento elegir y con qué meta. Dependiendo el fin, uno
podría usar una u otra política para combatir la inflación, esto te lleva a preguntar cuando prefiero
usar una y no otra. Y sería muy interesante preguntarse si actualmente con el nuevo plan
solamente se está aplicando una política de agregados monetarios o algo más…

Actualmente con el diario del lunes, dado que el plan económico falló, podríamos preguntarnos
porque se eligió el camino que se eligió. Rebobinando un poco hacia principios de 2016, cuando
recién asumía este gobierno, uno podría preguntarse si no era mejor adoptar una política
monetaria de tipo de cambio fijo. Bueno, la respuesta es que esa política monetaria sonaba mucho
a “Convertibilidad” y acá en Argentina esa política tras la crisis del 2001 no tiene buena percepción
social. En muchos países, incluso en el nuestro, se utilizó la política de tipo de cambio fijo para
frenar hiperinflaciones. Sin embargo, más allá de esto, no estoy tan seguro de que sea la política
correcta para bajar la inflación cuando esta se encuentra en el orden de la que experimenta la
Argentina. Si se quisiera aplicar una política de este tipo, el BCRA tendría que estar dispuesto a
comprar y vender dólares al tipo de cambio nominal, cosa que no era tan fácil, con tan pocas
reservas y más sin una fuerte devaluación primero. Además, usar acá una política de tipo de
cambio fijo es una medida sumamente peligrosa a mano de los políticos que, con el fin de hacer
populismo, lo terminarían atrasando. Siempre que se atrasa el tipo de cambio se suele demandar
más dólares de los que se ofrecen, esta es la pata débil, cuando vienen todos a comprar dólares de
golpe y no los tenés, terminas devaluando y entrando en una crisis de balanza de pagos. Por lo
tanto, descartamos la posibilidad de que pudieran haber optado por una política de cambio fijo.
Entonces, nos queda por debatir porque no eligieron la política de agregados monetarios en vez de
la política de inflation targetting. Bueno, lo iremos charlando en este última parte del trabajo
LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA GOBIERNO

En la RP del gobierno encontramos una relación entre política monetaria, la política fiscal y la
política de endeudamiento. Algo importante a entender es que en una economía, el total de la
torta se divide entre sector público y privado. La RP del gobierno es la proporción de la torta que se
lleva el sector público y lo que resta es la RP de los privados. Una primera consideración es que a
mayor proporción de la torta se lleve el sector público, menos quedará para el sector privado. A
menor proporción de la torta para el sector privado, entonces, habrá menos consumo, menos
ahorro, menos inversión…

Al ver la RP del gobierno podremos resumir la historia macroeconomía de la Argentina de los


últimos 70 años. Además, podremos entender todos los aspectos del acuerdo que la Argentina
firmó con el Fondo hace 4 meses y porque se ajustó recientemente.

RP GOB

DEFICIT FISCAL TOTAL

(Mt – Mt–1) + (Bt – Bt-1) =< Bt-1 . it + Pt . (gt-zt)

Emisión Aumento Pago de DEFICIT


Monetaria o intereses PRIMARIO
reducción de la
de la deuda
deuda
pública

Este gobierno arranca su gestión con un país en default y con una deuda bastante alta, alrededor
del 45 % del PBI. En el 2001, Argentina hace default y en el 2004-5 se renegoció la deuda, se hizo
una oferta a aquellas personas que no le habíamos pagado. Un 80% de los tenedores de bonos
aceptó el canje e intercambió un bono en default por otro nuevo bono. A los 2 años, se hizo una
nueva oferta y otro tanto de personas entró al canje. Sin embargo, un 5%-6% nunca entró y fueron
directamente a juicio, esos que se quedaron afuera, fueron los Holdouts. Como la Argentina había
tomado deuda bajo las leyes internacionales, estos Holdouts hicieron juicio en New York y una vez
más la Argentina se quedó sin financiación. Entonces, como ese juicio no se arreglaba la Argentina
no tenía acceso a los mercados internacionales de crédito, no podíamos ir y emitir más bonos en
New York, solamente podríamos seguir emitiendo bonos localmente, sin embargo, eso limitó
bastante la capacidad de captar nuevos fondos.

Al principio de 2016 el déficit era del 5,5%-6%. Al llegar la nueva administración tiene que decidir si
seguir financiando o no ese déficit con emisión monetaria como lo venía haciendo el kirchnerismo.
Una opción era reducir ese déficit del 5% a 0%, decir se dice fácil, hacerlo es más difícil. Hacer esa
reducción del déficit hubiera conllevado hace un ajuste, subiendo impuestos o bajando el gasto o
una mezcla de ambas. Otra opción era ir y arreglar con los Holdouts para volver a tener acceso a los
mercados internacionales. Finalmente, se opta por esta última opción, se opta por el gradualismo.
Si el gobierno quería bajar el déficit de manera gradual y bajar la inflación al mismo tiempo,
requería dejar financiar el déficit con emisión y empezar a financiarlo con deuda.

El plan por el cual se optó no funcionó, en este último año pasaron 3 presidentes por el BCRA.
Se necesitaba un plan distinto. A medida que el plan del BCRA se iba colapsando, los mercados
dejaron de mirarnos con los mismos ojos. En el mismo momento, los mercados empezaron a
cobrar tasas de interés más altas en la mitad del gradualismo, el déficit ya rondaba entre el 3% y
4%. De repente la financiación externa se cerró por la suba de tasas y esto no solamente pasó en la
Argentina, sino que pasó en todo el mundo. Si bien no es toda nuestra culpa, el porque las tasas
aumentaron más para Argentina que para otros países como Chile y Brasil, si lo es.

En este contexto quedaron 2 opciones: convertir el déficit en 0 ya o llamar al Fondo. Se opta por
recurrir al Fondo para que nos pueda facilitar el financiamiento que la Argentina no podía
conseguir en los mercados. El Fondo, lo que en un principio te facilita es que puedan pagarse todos
aquellos vencimientos que la Argentina tenga el año que viene, es decir, que pueda hacer el
rollover de la deuda. El acuerdo con el Fondo te cubre los intereses de la deuda por un año y la tasa
que se le paga al Fondo es mucho más baja que la de los mercados, no es un mal negocio.
Sin embargo, para que el acuerdo con el Fondo sea creíble, implica alcanzar déficit 0, no nos van a
permitir que sigamos gastando más allá de lo que recaudamos.

El nuevo plan del BCRA:

1. Crecimiento de la base monetaria = 0% de acá a junio de 2019.

2. Bandas Cambiarias. Inicialmente entre, $34-$44, que van a ir corriéndose un 3% mes a


mes. Es una política de bandas cambiarias distinta a la que el BCRA venía aplicando previo
al último acuerdo de octubre y al que también otros Banco Centrales (BC) aplicaron o
actualmente aplican. Por lo general, uno defiende esas bandas a toda costa, cuando el
precio del activo supera o perfora los limites, el BC interviene comprando y vendiendo la
cantidad de reservas que sean necesarias con tal de cumplir tal banda. La política que se
aplica actualmente es un poco diferente. En el caso que el dólar supere el límite superior,
el BCRA intervendrá y en el caso que lo haga solo lo va a hacer con la licitación de u$s150
millones de reservas. Acá encontramos la primera diferencia, el BCRA no va a cubrir toda la
demanda de dólares y tampoco va a defender el precio del dólar a costa de perder
reservas. En el otro caso, que el dólar perfore la banda inferior, el BCRA no tiene el
compromiso de compra (podría dejar atrasar el tipo de cambio). Si interviniera, solo lo
haría para la compra de u$s150 millones, es decir, el BCRA solo tiene permiso de expandir
su base monetaria para realizar la compra de divisas.

3. Colocación de unos nuevos bonos, LELIQ, para los bancos a tasa altas para la desactivación
de la bola de LEBACS.
La lógica es que todas las medidas que se pactaron en este último acuerdo sean suficientes para el
año que viene el país pueda volver a bajar la inflación y lograr cierta estabilidad de la balanza de
pagos que le permita en el 2020 volver acceder a los mercados internacionales y seguir haciendo el
rollover de la deuda.

¿Fue un error el gradualismo?

Bajar el déficit fiscal de un 3% a 0% no es nada grave, si se cuenta con tiempo para hacerlo.
Inicialmente, la idea con la que se impulsó el gradualismo, se fijó el gasto y se esperaba que, con la
ayuda del crecimiento del PBI y una reforma fiscal, empezara a aumentar la recaudación y no
requiriera hacer un ajuste sobre una sociedad como lo es la Argentina, sumamente dependiente
del gasto público. Lo importante era que la tasa a la que creciera la economía permitiera cubrir la
totalidad del gasto. Esta alternativa si se hubiera podido completar hubiera permitido el gobierno
lograr un ajuste razonable en 4 años.

La idea del gradualismo siempre involucró endeudarse. Si uno no quiere ajustar inmediatamente,
entonces, se tiene que buscar alguien que te financie mientras todo se acomoda. Las preguntas
son: cuanto uno se endeuda y a que tasa. Tras salir del default, a la Argentina se le cobró una tasa
de interés del 7%, si bien suena alto, pasó que un día a USA le empezaron a prestar al 4% y a
nosotros al 11%. Si bien uno podía tener una idea de que tras la recuperación de la economía
norteamericana tras la crisis del 2008 la economía de USA ya empezaba a recalentarse y en
cualquier momento la FED iba a subir la tasa de interés, no se sabía exactamente cuándo y a cuánto
subiría la tasa, es algo difícil de predecir con precisión. Entonces, decir si el gradualismo fue o no un
error no se puede decir, lo que sí sabemos es que es una alternativa siempre que la ventana del
financiamiento este siempre abierta. En su momento, cuando se adoptó, sonaba razonable porque
bajar el déficit fiscal es algo muy difícil en nuestra sociedad.

Por los medios de comunicación, muchas veces escuchamos a los políticos que proponen la
atractiva idea de no pagar la deuda y defaultear. Actualmente, no creo que sea la idea y existe toda
una literatura sobre la Deuda Soberana que explica los costos de dicha medida. Cuando uno
defaultea si bien no paga la deuda le siguen contando los intereses, se queda sin acceso a los
mercados y no sale nada bueno de eso.

No cabe duda que la Argentina es una sociedad adicta al déficit, bajar el déficit es algo que no
sabemos hacer. Nuestros gobiernos no saben financiar su gasto con su propia recaudación. Otros
países de la región, incluyendo Venezuela en el pasado supieron manejar mejor la política fiscal

En una primera aproximación me animo a decir a que si la Argentina hubiera tenido superávit
sistemático desde los 60´s hasta la actualidad, hoy seriamos un país infinitamente más normal y
mucho más rico. Todo lo que nos sucede hoy no es sorpresa, es consecuencia de una inconsistencia
de política fiscal, monetaria y de endeudamiento de los últimos cincuenta años.
INFLACIÓN

Frase célebre de Friedman: “Inflation is always and everywhere a monetary phenomenon”

La pregunta más fácil que uno le podría hacer una economista es como bajar la inflación,
técnicamente es fácil, políticamente no tanto. Todo se resume a una política de “Stop printing
money”

El argumento es que si ven un país como la Argentina que durante 6 años tiene inflación por arriba
del 25% es porque en el fondo la tasa de creación de dinero estuvo por alrededor del 25% durante
6 años. En los datos, durante esta época la Argentina tuvo una inflación promedio de entre 25%-
30%, oscilando entre 20 y 40%. Entonces, si alguien nos dice que la tasa de crecimiento del dinero
fue del 5%, es mentira. Todo el tiempo que nuestro país tuvo inflación es porque imprimimos
dinero, contrastemos la tasa de inflación durante las hiperinflaciones de 1989-90 con la inflación
experimentada durante los 90´s. La Convertibilidad fue claramente una política de tipo de cambio
que consiguió que la cantidad de dinero dejara de crecer y la inflación desapareció.
Partamos que la Argentina vivió casi medio siglo XX con alta inflación culminando con las
hiperinflaciones de 1989-90. A partir de la convertibilidad, la Argentina experimenta una década de
baja inflación, de repente la inflación se detiene y empieza acompañar la inflación internacional de
1,5% aprox. e incluso, hacia fines de los 90´s Argentina llega a tener menos inflación que USA.
Con el estallido de la crisis en 2001, la Argentina experimenta una inflación del 60% por efecto
devaluación. Efecto de la gran recesión, los precios se desaceleran y entre 2003-2008,
experimentamos una tasa inflación anual de un solo digito. Durante este mismo periodo, otros
países del mundo (incluyendo países vecinos: Chile, Brasil y Uruguay) han experimentado una muy
baja tasa de inflación anual del orden del 3%. Argentina durante este periodo si bien tenía una
inflación baja (menor al 10%) era más alta que la de sus vecinos. Las cosas empiezan a cambiar a
partir del 2008 en adelante que la Argentina empieza a sufrir una inflación crónica en el orden del
25-30% (en realidad, debería haber sido mayor sino hubiera sido por la política de subsidios y
tarifas congeladas). Básicamente, desde hace 10 años que la Argentina sufre una tasa de inflación
baja (comparada a otras experimentadas durante nuestra historia) pero crónica, cuando el resto
del mundo casi todos los países tienen inflaciones de un digito.

Un buen ejercicio podría ser: ver como otros países bajaron la inflación y en base a eso explicar
porque el plan del BCRA no funcionó y ahora predecir si es que la Argentina va a tener éxito o no
con este nuevo plan armado en conjunto con el FMI. Siendo una situación ya bastante compleja
por sí sola, además, se suma la política la cual distorsiona todo tipo de modelo que uno aprende en
la facultad.

Los esfuerzos del BCRA en un primer paso apuntan a volver a una inflación de un solo digito desde
que asumió el nuevo gobierno en enero de 2016. Si las metas de inflación se hubieran cumplido,
hoy deberíamos estar cerca de una inflación de un 10%, sin embargo, esto no fue posible.

Las ganancias del BCRA año a año se trasfieren al Tesoro. El problema de inflación surge cuando el
Tesoro viene y te dice “quiero más”, la única manera de darle más es emitiendo a costa de mayor
inflación. Entonces, la manera de hacer creíble que no se va a financiar más al Tesoro es ajustando
el déficit, es impensable un arreglo con el Fondo sin una discusión sobre la baja del déficit.

Actualmente, tras los trágicos sucesos de este año, y dado el nuevo plan económico, el primer paso
es bajar la inflación para el año que viene, tras el 50% de inflación aprox. con la que Argentina
cerrará este 2018. Se supone, que la baja de la inflación se debería notar para principios del 2019 y,
eventualmente, si el destino quiere y si no hacemos nada mal en el camino, volver a valores de
inflación que la Argentina vivió durante 2003-2008.

Más allá de la base monetaria, otra pata del plan es la suba de la tasa de interés para bajar la
inflación, pero esto en si se contradice con la Ec. Fisher: it = rt + πte. Si uno despeja la tasa de
inflación: πte = it – rt. Uno deduce que a mayor tasa interés, mayor tasa de inflación.

¿Por qué esto sucede?

Esto en parte sucede porque las políticas monetarias tienen efectos contradictorios cuando las
compara en el corto y largo plazo. Una política de suba de it en el largo plazo puede resultar muy
distinta a una política de suba de it en el corto plazo. Para entender la lógica del BC es importante
concentrarnos en el efecto de las políticas monetaria en el mediano/largo plazo y no en los ruidos
que uno pueda observar en los datos día a día.

La idea es entender un poco la política de inflation targetting que el BCRA venía aplicando hasta
hace 4 meses, en el que solo usaba la tasa de interés para manejar la inflación. Actualmente, todos
los Bancos Centrales usan esta política, se hizo muy popular en el mundo porque países con tasas
de inflación bajas pudieron mantenerlas así durante mucho tiempo manejando solamente la tasa
de interés.

Esto marca la gran diferencia entre la estrategia del BCRA y la FED. La diferencia está en que la FED
usa la tasa de interés para mantener la tasa inflación donde la tiene, mientras que el BCRA buscaba
manejar las tasas de interés para bajar la inflación del 30% al 5%. ¿Queda claro que ambos BC usan
la tasa de interés con fines distintos? La FED usa inflation targetting para mantener en 2-3% la tasa
inflación, en cambio, el BCRA tenía la intención de bajar la inflación en el largo plazo.

Entre 2016 y 2018, durante el periodo que presidió Federico Sturzenegger, el BCRA eligió manejar
la tasa de interés para bajar la inflación. Preguntémonos como fue la secuencia de tasas nominal de
interés para alcanzar las metas de inflación inicialmente propuestas.

30%

5%

t
2019

En 2016, se había anunciado una serie de metas de inflación que proponían una tasa de inflación
de un digito para 2019. Sin embargo, la meta de ese mismo año fue imposible de alcanzar por el
efecto de la unificación del tipo de cambio. No se cumplió tampoco en el 2017. El desgaste y las
críticas que sufría el gobierno por las metas de inflación propuestas hicieron que el 28 de diciembre
de 2017 se realizará la fatídica conferencia de prensa en el que participó el BCRA y la jefatura de
gabinete. Sturzenegger no quería modificar las metas de inflación porque de hacerlo, ya no habría
meta. Entre idas y vueltas, la batalla la ganó el gobierno, en esa conferencia de prensa se anunciaba
el cambio de metas y una baja de las tasas de interés. Este suceso desanclaría el poco modelo
económico que tenía el gobierno, al desanclar las expectativas de los inversores, alarmaron y
asustaron a los mercados.
El plan de inflation targetting nunca funcionó adecuadamente en Argentina. ¿Por qué?
La respuesta gira en torno a que la relación entre tasa de interés y tasa de inflación es una relación
bastante esquizofrénica. A veces, cuando se baja la tasa de interés, sentís un fuerte rebote de la
inflación o al desalentar el atractivo por las LEBACS mucha gente se pasaba a dólares. Un poco el
culpable de todo esto también ronda en cuanto a la comunicación, el plan económico en general,
se basaba en una estrategia muy complicada de explicar a la gente. Los agentes al no tener pleno
conocimiento de la estrategia del gobierno, hacia este plan bastante complicado. Empíricamente,
ningún país bajó la inflación del 30% al 5% usando inflation targetting. Habría que preguntarnos si
era el instrumento correcto para un país como la Argentina. Una primera aproximación a la que
podemos llegar es que la estrategia de inflation targetting es más una política para corregir bajos
grados de fiebre y no servía para curar un paciente como la Argentina. Exactamente no sabemos
porque eligieron esta estrategia, pero para mí deberían haber usado agregados monetarios. Bajar
la inflación no es gratis, no podemos garantizar que no duela, pero sabes cómo hacerlo. Sabemos
que con una política de “Stop printing money” no había posibilidad de fallar.

Conclusión final

Antes que todo esto ocurriera, la Argentina se encontraba en un contexto de tipo de cambio
atrasado que se venía perpetuando desde 2011, combinado con un creciente déficit comercial, que
cada vez que se intentó corregir, se impulsó la inflación y se incrementó el déficit.

Cuando se genera un creciente déficit comercial en un marco de profundo deterioro de los


términos de intercambio (baja de los precios de nuestras principales exportaciones e incremento
de los precios de nuestras principales importaciones) desde el año 2012, que se agravó con la
política de atrasar sistemáticamente el tipo de cambio. Pero a la vez cuando se quiso corregir, al
menos parcialmente el atraso cambiario, se impulsó la inflación y se incrementó el déficit fiscal.

Durante la gestión Macri, se eliminaron los límites de compra, entrada y salida de divisas. Ingreso
de divisas patrocinado por deuda que se quedaría hasta que los grandes colocadores de título de
deuda pública como JP Morgan, Merril Lynch, Deutsche Bank, HSBC, Morgan Stanley, decidieran
que era hora de irse de la Argentina. Estas instituciones que obtuvieron ganancias extraordinarias
por la tasa que pagaban las LEBACS y por la temprana compra de dólares a $20,20, hace que estalle
la burbuja creada por este gobierno que les dio trato preferencial.

El FMI viene como garante de los bancos y acreedores de la Argentina, con el desembolso de
u$s57.000 millones se busca protegerlos y no generar un efecto contagio sobre otras economías.

Entonces la combinación del creciente déficit comercial, la fuga de capitales y la monstruosidad de


las LEBAC, exponían al gobierno de Cambiemos a nuevas y mayores corridas cambiarias, de allí que
acuerdan con el FMI un desembolso inicial de u$s 50.000 millones por 36 meses, en línea con las
condiciones generales de los acuerdos stand-by, la devolución de cada desembolso.

El problema está en que el Estado recauda pesos y la deuda se paga en dólares, por ende, esta
sujeto a la estabilidad del mercado cambiario. El ajuste del tipo de cambio también incrementa el
déficit fiscal, dado que se deben pagar más pesos para la compra de divisas para el pago de los
intereses de la deuda. El gobierno de Macri va al FMI para garantizar el pago de la deuda que su
gestión acrecentó.

Considero que, en el escenario actual, a menos de nueve meses de elecciones internas y de un año
de las elecciones presidenciales, el único objeto que puede alcanzar el actual gobierno es el de
estabilizar el mercado cambiario, ir gradualmente bajando la tasa de interés, la inflación, y alcanzar
un equilibrio de las tarifas de servicios públicos. Estos objetivos se pueden alcanzar, al estar
asegurado el financiamiento de pago de los servicios de la deuda, por contar el acuerdo firmado
por el FMI.

Creo, que, a partir del año 2020, el gobierno elegido por el voto deberá afrontar la gran
responsabilidad de realizar una reforma estructural profunda, que garantice la seguridad jurídica,
que realice una verdadera reforma del sistema burocrático estatal, tributario, previsional y laboral,
como así también del sector financiero para expandir el crédito a los sectores productivos y
consumidores.

De esa forma, se podrá salir del circulo vicioso, generado a partir del déficit fiscal, emisión
monetaria, devaluaciones, incremento la deuda externa y finalmente defaultear.

Para ello, es necesario un acuerdo político, económico y social de todos los sectores involucrados,
que permita la sanción de todas las leyes que resulten necesarias para refundar nuestra Nación y
encaminarla definitivamente al crecimiento de su producto bruto interno y mejorar así el bienestar
de sus habitantes.

Bibliografía

o Patrón Oro, banca y crisis (1875-1936) Una revisión desde la historia económica. José Luís
García Ruiz
o Página web FMI.
o Argentina y el FMI: efectos económicos de los programas de ajuste de larga duración.
Noemí Brenta
o Historia económica de la Argentina. Domingo Felipe Cavallo, Sonia Cavallo Runde.
o Interest Rate Policy and Liquidity Effects. Juan Pablo Nicolini
o Monetary Policy and the Quantity Theory of Money. Juan Pablo Nicolini
o The government budget constraint. Juan Pablo Nicolini
o Long Runnig Money Demand. Juan Pablo Nicolini

También podría gustarte