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El comercio a larga distancia experimentó un notable aumento en el siglo XIX, con el volumen
de comercio exterior per cápita en 1913 siendo veinticinco veces mayor que en 1800. Europa
fue el epicentro del comercio, con el 60% o más del total de importaciones y exportaciones.
El crecimiento más rápido ocurrió entre 1840 y 1873, superando el 6% anual, cinco veces
más rápido que el crecimiento poblacional y tres veces más rápido que el aumento de la
producción. La migración y la inversión extranjera también se aceleraron, estableciendo una
economía mundial donde Europa era dominante. A principios del siglo XX, los obstáculos
naturales y artificiales al comercio internacional disminuyeron significativamente debido al
avance del transporte, como el ferrocarril y los barcos de vapor, así como la reducción de
aranceles y prohibiciones en la importación de ciertos productos. Sin embargo, hacia finales
del siglo, algunos países reintrodujeron aranceles proteccionistas.
6.1 África
La colonia del Cabo, establecida por los holandeses en el siglo XVII, fue conquistada
por los británicos durante las guerras napoleónicas. Esto desencadenó la Gran
Migración de los bóers hacia el norte para escapar de la influencia británica,
fundando nuevas colonias. Los conflictos entre británicos, bóers y tribus africanas
marcaron el siglo XIX en Sudáfrica. El descubrimiento de diamantes y oro transformó
la economía y la política de la región, con figuras como Cecil Rhodes desempeñando
un papel importante. Mientras tanto, Francia consolidaba su imperio en el norte de
África, y el control del canal de Suez se volvía crucial para Gran Bretaña. En África
central, la carrera colonial se intensificaba, culminando en la Conferencia de Berlín
de 1884, que dividió el continente entre las potencias europeas. África fue colonizada
en su mayoría antes de la Primera Guerra Mundial, excepto Etiopía y Liberia, que
mantuvieron su independencia.
6.2 Asia
La dinastía Manchú, debilitada internamente, permitió la intervención occidental en
China. La guerra del Opio (1839-1842) comenzó por la prohibición del opio,
culminando en el Tratado de Nankín, que concedió concesiones comerciales a Gran
Bretaña. La debilidad del gobierno chino alentó más intervenciones extranjeras y
rebeliones internas. La rebelión Taiping y la rebelión de los boxers reflejaron la
agitación contra los extranjeros. China se debilitó mientras las potencias
occidentales y Japón se aseguraban tratados favorables. En Corea, la rivalidad entre
China y Japón resultó en la anexión japonesa en 1910. En el sudeste asiático, Francia
estableció su control en Indochina, mientras Tailandia permanecía independiente
gracias a políticas astutas de sus gobernantes.